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IDEAS PARA LA COMPOSICIÓN: Sustituciones de Acordes

En esta unidad vamos a analizar el tipo de sustitución armónica que está basado en las funciones tonales a las que pertenecen los acordes. Este tipo de sustitución es muy útil para la composición, sobre todo cuando tenemos una progresión armónica sencilla que nos sirve como punta de partida, pero a la cual le queremos agregar variedad, ya sea para evitar la monotonía, o simplemente para lograr mayor riqueza armónica o melódica. Cada uno de los acordes de cualquier tonalidad pertenece a una de las tres funciones tonales que rigen a la armonía diatónica; las funciones son: 1) Tónica, 2) Subdominante 3) Dominante Estas funciones tonales están basadas en el grado de tensión o estabilidad que cada acorde tiene con respecto a la tonalidad a la que pertenece, siendo los acordes de tónica estables , los de subdominantes inestables , y los de dominante aun más inestables . Cada una de las funciones tonales tiene un acorde principal y uno o dos acordes sustitutos. En el Ej. 1 tenemos a los tres acordes principales que representan a cada función tonal: el acorde I de tónica (Cmaj7), el acorde IV de subdominante (Fmaj7), y el acorde V de dominante (G7). Debido a que estos tres acordes representan el total de funciones tonales existentes, ellas son suficientes para armonizar cualquier melodía que esté escrita en la tonalidad correspondiente, pues cualquier nota de dicha tonalidad puede ser armonizada por al menos uno de estos acordes.

Para comprobar esto, basta con escuchar cualquiera de las miles de composiciones que utilizan estos tres acordes casi exclusivamente. Por supuesto que limitarnos a ellos resultaría muy monótono (aunque todo depende del contexto), de ahí la conveniencia de saber qué otras alternativas tenemos, sin alterar el esqueleto armónico básico del cual partamos.

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En el Ej. 2 tenemos a los acordes de tónica, empezando por el I (Cmaj7), y sus dos sustitutos posibles, el vi (Am7) y el iii (Em7).

Observemos que ambos sustitutos se encuentran a distancia de tercera con respecto al acorde principal: el vi una tercera menor hacia abajo, y el iii una tercera mayor hacia arriba. Es importante memorizar esto, pues esta relación es la misma en cualquier tonalidad. En el Ej. 3 tenemos a los acordes de subdominante, el principal IV (Fmaj7) y su sustituto el ii (Dm7). Además, en este caso el acorde sustituto se encuentra a distancia de tercera menor hacia abajo, con respecto al acorde principal.

En el Ej. 4 tenemos a los acordes de dominante, empezando por el principal V (G7) y su sustituto el vii (Bm7b5). Al igual que en los ejemplos anteriores, el acorde sustituto se encuentra a distancia de tercera, en este caso a una tercera mayor arriba del acorde principal.

Como vemos, los acordes sustitutos están siempre a distancia de tercera del acorde principal, sólo basta memorizar qué tipo de tercera y en qué dirección para cada caso. Es muy recomendable practicar estas sustituciones en varias tonalidades, pensando primero en los acordes principales de cada función tonal y luego en los sustitutos de cada uno; el ejercicio se puede hacer mentalmente y aprovechar así el tiempo que se está sin el instrumento. Pasemos ahora a unos ejemplos para poner en práctica este concepto.

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En el Ej. 5 tenemos una progresión simple de cuatro compases, utilizando únicamente los acordes principales de cada función.

En el Ej. 6 sustituimos en el segundo compás al acorde 1(Cmaj7) por el acorde vi (Am7).

En el Ej. 7 cambiamos ahora el acorde 1(Cmaj7) por el acorde iii (Em7).

En el Ej. 8 sustituimos ahora en el tercer compás al acorde IV (Finaj7) por el acorde ii (Dm7). Esta es la única sustitución del acorde de subdominante.

En el Ej. 9 tenemos ahora la única sustitución que nos queda, la de dominante; en el compás cuatro cambiamos el acorde V (G7) por el acorde vii (Bm7b5)

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Tanto en el ejemplo 8 como en el 9, los acordes que ocupan los primeros dos compases derivan de los ejemplos anteriores. Es importante observar que en todos los casos, los cambios no afectan la estructura armónica básica, ya que las funciones tonales se conservan: siempre tenemos dos compases de tónica, uno de subdominante, y uno de dominante. Por último, en el Ej. 10 tenemos una combinación variada de todas las sustituciones que hemos utilizado hasta este punto, siguiendo con el esquema de dos acordes de tónica, uno de subdominante, y uno de dominante; las posibilidades son muchas y las elecciones que hagamos estarán determinadas tanto por el contexto de la composición, como por el gusto particular.

Una cosa que debemos tener siempre en cuenta es la melodía que la progresión está acompañando, pues aun cuando en teoría las sustituciones basadas en función tonal son siempre compatibles, en la práctica su utilidad dependerá de lo que nos parezca más adecuado para la composición en la cual estemos trabajando. Como ejercicio posterior, sugiero hacer lo siguiente: componer una progresión armónica breve (ocho compases es una buena medida), y marcar luego la función tonal a la que pertenece cada acorde; enseguida, componemos una melodía basada en esa secuencia de acordes y la grabamos; esta grabación será nuestro modelo inicial. Enseguida hacemos las sustituciones que hemos estudiado en esta unidad, siguiendo el esquema de funciones tonales de nuestro modelo inicial (dos o tres variantes de la progresión armónica deben ser suficientes). Finalmente grabamos una versión de la melodía, acompañada por cada una de nuestras variantes armónicas. Tendremos así varias versiones de nuestra composición, y por lo tanto más opciones para elegir, qué nos suena mejor en cada compás.