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Texto de Historia Argentina para la Carrera de Ciencias de la Comunicación con el programa 2012

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Texto n 4: Rasgueros de tinta

Texto N 1:

Tercera carta.LEER LAS PAGINAS 139, 140 Y 141 ANTES DE ESTO.

Pues bien; Ud. Que ataco a Rosas de palabra sin bajarle del poder, usted ha olvidado en un instante la gloria del que le derroco, no de palabra, sino de obra, y hollando con el mayor menosprecio esa gloria real y positiva como la verdad material, usted mismo ha creado la regla para que se estime en nada su combate decenio de palabras, que tomo a Rosas sin un soldado y le dejo con 30000.

Si la prensa hubiese derrocado al enemigo por una revolucin popular nica victoria que la prensa puede llamar suya-, la gloria del triunfo no habra sido de usted solo sino de 20 escritores iguales a usted en servicios.

Por haber escrito 10 volmenes seria usted mito poltico en su pas?

Qu son sus servicios de 10 aos en la prensa? Voy a estimarlos, no con el fin de negar su merito,

Sino con el de estimarlo tal cual es, para sacar una conclusin de justicia y de paz, a saber, que sus escritos no lo hacen a usted Presidente de la Rep. Argentina por derecho natural.

De los 10 aos hay que deducir los que ha viajado usted en Europa. Tenemos segn esto que los 10 aos de trabajos periodsticos de usted, sobre la Rep. Argentina, largamente computados, se reducen a 2 y como esos 2 aos han sido remunerados por los editores y empresarios con sueldos que por toda la redaccin pagaban, se reduce que ya estn pagados por los editores chilenos y que la Rep. Argentina no debe empleos a cuenta de ellos, sino un corts y sincero agradecimiento.

No negare su patriotismo, pero no me negara Ud. tampoco que siempre ha escrito peridicos por su sueldo, como medio honesto de ganar el sustento de su vida.

Sus trabajos de 10 aos contra Rosas, son hoy documentos que obran contra usted cuanto mas revelan ellos la iniquidad del tirano destruido por el Gral. Urquiza, mas prueban la ingrata inconsecuencia con que usted trata al libertador, con peores colores que al tirano derrocado por el.

Muy lejos estoy de reprocharle que adoptara en Chiles ese partido, aunque hubiese querido verle determinado a el por motivos mas elevados, que los que usted mismo asigna a su conducta en sus Recuerdos de Provincia; pero lamento que esos motivos que le hicieron gubernamental en Chile no le hayan hecho serlo tambin en el Plata, despus de cado Rosas, para impedir que Chile y la Amrica nos llamasen perturbadores nos llamaran sediciosos y anarquistas, vindonos en oposicin siempre a los gobiernos.

El Facundo es mas oportuno hoy, que en la poca de su publicacin. Usted lo escribi contra Rosas, y viene a servir hoy contra usted por no haberse puesto en oposicin con su libro.

Facundo es no solamente la historia de la barbarie y el proceso de los caudillos argentinos, sino tambin la historia y el proceso de los errores de la civilizacin Argentina representada por el partido unitario.

La primera edicin de Facundo tenia una introduccin en la que se daba teora del caudillaje presentndolo como expresin normal de la vida Argentina; y dos captulos finales sobre el gobierno unitario y el presente y por venir Argentino en que hacia usted justa acusacin al liberalismo destituido de sentido practico, que hoy reaparece en la lucha.

En Quiroga no ve un caudillo simplemente sino una manifestacin de la vida Argentina tal como la han hecho la colonizacin -300 aos- y las peculiaridades del terreno,- el Seor Sarmiento llama peculiaridad al desierto, que es accidente del terreno Argentino. Facundo, expresin fiel de una manera de ser de un pueblo de sus preocupaciones e instintos es el personaje mas singular que pueda presentarse a la contemplacin de los que comprenden que un caudillo que encabeza un gran movimiento social no es mas que el espejo en que se reflejan en dimensiones colosales las creencias, las necesidades, preocupaciones y hbitos de una nacin en una poca dada de su historia.

Presentar a Facundo Quiroga- unos de los mayores malvados que presenta la historia del mundo-, como la personificacin, como el ideal, como el espejo fiel de la Rep. Argentina, es el mayor insulto que se puede inferir a ese pas, honesto y bueno que tiene la desgracia de perseguir la realizacin de la republica representativa sin tener para ello sino elementos imperfectsimos. Pero el insulto esta solamente en la exageracin de un hecho que tiene algo de verdadero en el fondo. Qutese la exageracin del autor de Facundo, y quedara una verdad histrica que otros antes que l haban sealado ya, ha saber, que el caudillaje y su sistema son frutos naturales del rbol del desierto y del pasado colonial.

La sociedad que ha desaparecido completamente; queda solo la familia feudal, aislada, reconcentrada; y no habiendo sociedad reunida, toda clase de gobierno se hace imposible; la municipalidad no existe, la poltica no puede ejercerse y la justicia civil no tiene medios de alcanzar a los delincuentes. Ignoro si el mundo moderno presenta un genero de asociacin monstruoso como este

El progreso moral, la cultura de la inteligencia en la tribu rabe o trtara, es aqu no solo descuidada sino imposible. Dnde colocar la escuela para que asistan a tomar lecciones los nios diseminados a 10 leguas de distancia en todas direcciones? As, pues, la civilizaciones del todo irrealizable la barbarie es normal la religin sufre las consecuencias de la disolucin de la sociedad.

Con esta sociedad en que la cultura del espritu es intil e imposible, donde los negocios municipales no existen, donde el bien publico es una palabra sin sentido, el hombre dotado eminentemente se esfuerza por reproducirse y adopta para ello los medios y los caminos que encuentra. El gaucho ser un malhechor o un caudillo

La vida de los campos argentinos tal como la he mostrado, no es un accidente vulgar; es un orden de cosas, un sistema de asociacin, caracterstico, normal, nico a mi juicio en el mundo, y l solo basta para explicar toda nuestra revolucin.

He ah la pintura que el seor Sarmiento hace del suelo, del hombre, de la vida, de la sociedad normal de la Rep. Argentina.

El seor Sarmiento no trata esos hechos para absolver ni justificar el caudillaje, sino para demostrar por la filosofa la raz normal del poder arbitrario en la Rep. Argentina, y establecer con medio nico de extirparlo la supresin gradual y lenta de las causas naturales que lo hacan existir.

De esa doctrina resultaba que el caudillaje es un mal, pero que ese mal es un hecho y un hecho arraigado, profundo y normal; que era necesario combatirlo gradualmente, combatirlo en sus causas, no en un resultado aislado.

Combatir el caudillo y el caudillaje, quiere decir acabar con el poder discrecional, o lo que es igualmente el derecho y la libertad. Pero si el caudillo es una expresin necesaria y til de la vida pastora tal cual hoy existe, no hay mas medio de acabarlo segn el sistema de Facundo- que concluir con el desierto, con las distancias, con el aislamiento material, con la nulidad industrial, que hacen existir al caudillo como su resultado lgico y normal. He ah la poltica de la razn, la poltica sensata que parte de donde debe partir, del estudio imparcial del suelo, del hombre, de la sociedad peculiares de su aplicacin.

Enfrente de ese mal que nos dejo la colonia y que nos conserva y nos conservar el desierto, hemos tenido otro mal que tambin estudi el autor de Facundo en 1845, y que hoy ha olvidado enteramente: es la poltica del partido liberal exaltado, que, desconociendo lo que haba de normal en el hecho del caudillaje, quiso suprimirlo de un golpe, ya sancionando bruscamente las instituciones mas adelantadas de la Europa del siglo XIX, ya fusilando o suprimiendo a los caudillos.

En la Rep. Argentina se ven a un tiempo dos civilizaciones distintas en un mismo suelo deca el seor Sarmiento-: una naciente que, sin conocimiento de lo que tiene sobre su cabeza, esta remedando los esfuerzos ingenuos y populares de la edad media: otra que sin cuidarse de lo que tiene a sus pies, intenta realizar los ltimos resultados de la civilizacin Europa: el siglo XIX bien juntos; el uno dentro de las ciudades, el otro en las campaas.

Es imposible imaginarse una generacin ms razonadora, ms deductiva y que haya carecido en mas alto grado de sentido prctico. Llega la noticia de un triunfo de sus enemigos; todos lo repiten; el parte oficial lo detalla; los dispersos vienen heridos. U unitario no cree en el triunfo y se funda en razones tan concluyentes, que vuestros ojos no creen aunque estn viendo.

Se ve, pues, que como nosotros los jvenes de Buenos Aires, en 1838, usted vio en 1845, dos polticas erradas en las que seguan los dos antiguos partidos argentinos; la de la edad media en el federal u la del sigo XIX de Europa en el unitario que no sabe lo que tiene a sus pies en Sud Amrica.

Cado Rosas y llegada la oportunidad de fundar la autoridad, de crear el gobierno regular de la Republica, Qu ha hecho usted olvidar sus mximas de 1845, para ir mas lejos en atraso poltico que los unitarios de 1829, condenados por usted en ese tiempo?

La autoridad argentina surgi de los hechos en febrero de 1852, su fuente ordinaria y normal. Mereca su existencia puesto que emanaba de un hecho de libertad. Usted mismo haba contribuido a crearla. Pero, despus de nacida, Qu hizo usted? Se enrolo en las filas del doctor Alsina, unitario de 1829, y lo ayudo a combatir esa autoridad naciente.

Se reinstalo la prensa, el sistema electoral; y todo el gobierno inexperto ensayado por Rivadavia despus del ao 20, que haba sido origen de la inundacin democrtica, que engendro a Rosas; y al hombre que suspendi esas instituciones en presencia de la tempestad que naca de ellas por segunda vez, se le ataco como tirano, en defensa de esas herramientas perpetuas de inquietud. Y usted que haba calificado de inadecuados ese gobierno y esas instituciones de Rivadavia, se convirti en su ms caluroso defensor, para estorbar el establecimiento de la autoridad, que es imposible, segn usted, donde hay deliberacin y voluntad.

De los campos es nacida la existencia nueva de esta Amrica; de ellos sali el poder que echo a la Espaa, refugiada al fin del coloniaje en las ciudades, y de ellos saldr la autoridad americana, que remplace la suya, porque ellos son la Amrica del Sud, que se define: -Un desierto por regla, poblado por excepcin.

La poltica que no sepa apoyarse en nuestros campos para resolver el problema de nuestra organizacin y progreso, ser ciega, porque desconocer la nica palanca que hace mover este mundo despoblado. Dominar el desierto sin el hombre del desierto, es cosa que tenga sentido comn?

He ah su publicacin mas celebre de cuantas he dado a luz contra Rosas.- Facundo es Rosas con otro nombre.

El Facundo no es un libro de poltica, ni de historia. Es una biografa como usted mismo lo llama; casi es un romance por lo que tiene de ideal, a pesar de su dosis de filosofa que no falta hoy ni a los dramas. Es la vida de un caudillo con pretensiones de ser explicacin terica del caudillaje argentino, -teora incompleta, pues deja en blanco los caudillos de la prensa y de la tribuna que tan bien califico el padre Castaeda con el nombre de gauchi-polticos.

Sus escritos ajenos a la poltica, sus escritos sobre la instruccin, que son los ms serios y ms dignos, le daran la competencia de hombre de estado? Lo que es ajeno a la poltica no puede hacer hombres polticos. Esos trabajos le hacen merecedor de su asiento en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chiles, pero la pedagoga no es la ciencia del publicista, ni las humanidades hacen ministros de estado.

Su libro es la obra de un hombre de bien, pero no el trabajo de un hombre de estado. Costeado por el Gobierno de Chiles. Nada le debe por l la Rep. Argentina; y hasta hoy no ha producido una institucin practica ni all ni aqu.

Texto N 2.La Tribuna Nacional y Sud-Amrica: tensiones ideolgicas en la construccin de la Argentina moderna en la dcada de 1880.Paula Alonso.

La dcada de 1880 estuvo enmarcada entre dos revoluciones. La de junio de 1880 fue liderada por el partido perdedor en las elecciones presidenciales, bajo el argumento de que aquellas haban sido ilegitimas, se haba impedido el verdadero ejercicio de la expresin popular. La continuidad en el poder de la misma liga y las transformaciones llevadas a cabo a lo largo de la dcada fue el argumento en julio de 1890 por el mismo grupo, aliado ahora a otros opositores, para justificar el alzamiento. Ambas han sido mayormente abordadas como el choque de fuerzas polticas, sociales y/o ideolgicas rivales, y ambas por lo general han sido signadas como el comienzo de una nueva etapa, ha sido vista como el comienzo de la Argentina moderna marcada por la consolidacin del partido oficial, el Partido Autonomista Nacional (PAN), por el fortalecimiento del Estado nacional, por el rpido crecimiento econmico que caracterizo esos aos y por un marcado consenso ideolgico. Por su parte, la revolucin del 1890 ha sido sealada como el momento germinal del sistema partidario en la Argentina, el inicio de la lenta formacin de los partidos modernos.

Trabajos puntuales sobre el mundo poltico de esos aos han mostrado las fricciones existentes en el partido de gobierno y las dificultades encontradas por sus dirigentes para mantenerlo unido. El sistema hegemnico, lejos de ser compacto y sistemtico, mostro importantes grietas a lo largo de su historia, quienes han estudiado en detalle la dcada de 1880 y han fructuosamente ahondado en las rivalidades polticas existentes dentro del PAN en esos aos han concentrado su anlisis en las luchas por los espacios de poder dentro del partido. La dcada de 1880 es aun percibida con una marcada homogeneidad apenas perturbada por los debates religiosos. Hay al menos 3 razones de peso por las que esta imagen ha persistido:

La principal es que la Argentina ya haba alcanzado un grado de acuerdo comparativamente alto alrededor de la Constitucin de 1853, las discrepancias se focalizaban, en cambio, en las distintas formas de interpretar y aplicar los principios constitucionales dentro de un credo liberal.

La segunda razn tiene que ver con la primera, luego de la derrota electoral y militar de 1880 el mitrismo declaro abstencin electoral y se atrinchero detrs de LA NACION, junto con LA PRENSA, los diarios de mayor tirada. Una franja del autonomismo porteo no logro organizarse para disputarle las elecciones y la franja catlica tampoco lo hizo pero creo sus propios diarios para expresar su oposicin. Estos hilos opositores mas otros que se desprendieron de las filas mismas del PAN organizaron una alianza contra la candidatura presidencial de Jurez Celman en 1886 pero luego de las elecciones se disolvieron, hasta protagonizar todos ellos la revolucin de 1890 cuando optaron por armas para la lucha en lugar del voto. La desarticulacin de los opositores en la dcada de 1880 han fundamentado la visin de homogeneidad ideolgica.

La tercera razn por la que la homogeneidad ha perdurado en esta dcada radica en que durante ella se consolido el poder nico partido activo, el PAN manteniendo el principal rol en la poltica Argentina hasta 1916 donde el gobierno fue ejercido dentro de un clima de ideas compartida.

Sin embargo, si analizamos los discursos sobre poltica e instituciones de LA TRIBUNA NACIONAL (roquista) y SUD-AMERICA (juarista) veremos que se presentan fuertes tensiones, discrepancias ideolgicas, exista una fuerte competencia intrapartidaria entre roquistas y juaristas que fue causa de la competencia que a finales de la dcada llevaron a que sus discursos sean antagnicos. La prensa partidaria consista en una forma esencial de hacer poltica, ya que, como es sabido, el esfuerzo por imponer una representacin determinada de la sociedad y de su gobierno, compitiendo en esto con representaciones rivales, forman parte fundamental de los mecanismos de lucha entre los distintos grupos. Estos diarios partidarios conforman una esfera particular de debate, ya que el dialogo que se entabla entre ellos y sus columnas evidencian que ellos mismos constituan la audiencia a quienes se dirigan, independientemente de que pudieran ser ledos por un publico mas amplio.

La importancia de la prensa partidaria de la LA TRIBUNA NACIONAL y SUD-AMERICA formaron parte esencial por ser los diarios del partido en el gobierno. Estos peridicos fueron el principal medio para difundir las ideologas y competir, codo a codo, en la lucha por la jerarquizacin de valores, la creacin de identidades y la distribucin de roles. Fueron los principales instrumentos de las administraciones de Julio A. Roca (188-1886) y de Miguel Jurez Celman (1886-1890) para construir la legitimidad de sus gobiernos, ya que las elecciones por entonces, si bien era requisito imprescindible para alcanzar el poder, no bastaban para otorgarle legitimidad; esta deba ser construida por otros medios.

LA TRIBUNA NACIONAL y la construccin de la legitimidad del gobierno de Roca: LA TRIBUNA NACIONAL apareci en las calles el domingo 2 de octubre de 1880, unos das antes de la asuncin presidencial de Roca. Dicho diario insista en que no era la voz oficial del gobierno nacional, que este tenia otros medios formales para hacer conocer su labor. Durante 1880 hasta 1886 la lnea demarcatoria que LA TRIBUNA NACIONAL intentaba establecer entre ella y el gobierno era borrosa; el diario perteneca al presidente, era el mismo Roca quien imparta las directivas sobre su contenido, y eran las suscripciones del gobierno y los crditos de un banco nacional los principales sostenedores de su financiamiento. Tanto durante su presidencia como al trmino de ella, LA TRIBUNA NACIONAL fue conocida como el diario de Roca. El gobierno construyo un imagen para si mismo, explicito sus objetivos y se defendi de sus adversarios. La imagen a construir fue principalmente de ruptura con el pasado, de cambio y de iniciacin: la Argentina haba definitivamente entrado en una nueva era, anunciaban sin prembulos que los signos de la llegada del progreso eran irrebatibles, palpables en la construccin de vas frreas, puentes y caminos, en el volumen de las cosechas, la vitalidad de las colonias y el envi de expediciones por todo el territorio. Sbitamente, el diario anunciaba: el pas despierta a la vida, al trabajo, a la esperanza.

El gobierno deca que el hombre se encuentra construido por pasiones habra pasiones domadoras y pasiones salvajes, y el buen gobierno, la libertad y el crecimiento econmico dependan de que las primeras supieran controlas a las segundas. Con el tiempo, las pasiones domadoras fueron conocidas como intereses que se decan, eran promovidos por actividades relacionadas con la industria y el comercio, y desarrollaban en el hombre hbitos de planeamiento ordenado y predecible, contrarrestando (o domado) las pasiones desenfrenadas. La aceptacin cada vez mas generalizada de estos intereses como aspectos positivos de a naturaleza humana, as como el gradual reconocimiento de su impacto benfico en la sociedad, permiti construir el sustento terico del desarrollo del capitalismo moderno.

LA TRIBUNA NACIONAL repeta una y otra vez que el gobierno haba logrado comenzar una nueva etapa en 1880era, justamente, porque haba encontrado la formula a travs de la cual las pasiones destructivas de la poltica podan ser domadas por el desarrollo de los intereses conservadores asociados con la industria y el progreso material. El progreso material lleva al progreso moral, y a travs del desarrollo econmico se construye la civilizacin.

La paz era levantada por LA TRIBUNA NACIONAL como el estandarte de la administracin de Roca, su fruto mas preciado, el valor que el presidente mas estimaba, la hazaa por la que se senta ms orgulloso. La paz alcanzada, segn el peridico, era tambin el resultado natural del desarrollo material. El desarrollo material, segn el diario, no solo haba trado paz al pas, sino que adems era el responsable de la libertad civil y poltica que se respiraba durante el gobierno de Roca. La TRIBUNA NACIONAL por lo tanto, difunda una concepcin amplia de progreso, cuyos efectos, deca, tenan un amplio alcance. Segn el peridico el progreso contribuye al desarrollo de los intereses conservadores de la persona, al perfeccionamiento moral individual y social, conlleva al buen gobierno y al orden, fomenta la libertad, promueve la consolidacin de la paz y mejoras en el orden poltico.

El gobierno no construyo un andamiaje ideolgico que defina una jerarqua de valore sobre los cuales fundamento su accin y construyo su identidad. La avidez con la que dicho discurso fue difundido desde el primer da de su administracin evidencia la urgencia de Roca por construir rpidamente legitimidad para su gobierno. Esta se baso en gran medida en la difusin de una versin particular de la historia argentina, en un corte dramtico con el ayer por medio del cual Roca de adjudicaba a si mismo la mentara exclusiva de la llegada del progreso al pas gracias al descubrimiento de una formula del progreso material, que venia a resolver el cortejo de males que haba aquejado al pas hasta la fecha. Adems la TRIBUNA NACIONAL abri un segundo frente discursivo que aun cuando se relacionaba con el primero, contena su propia lgica. Dicho frente fue la campaa que lanzo el peridico para difundir que el Presidente ejerca su gobierno con un recto apego a la Constitucin de 1853, un ejercicio que, por su fidelidad al credo constitucional, lo diferenciaba de las tres presidencias que lo antecedieron.

Si LATRIBUNA NACIONAL construyo la legitimidad del presidente sobre la base del progreso y del recto ejercicio del poder, fue porque el peridico no poda apelar a una legitimidad de origen. Dicha imposibilidad no era el resultado de que Roca no hubiera asumido la presidencia siguiendo las pautas institucionales establecidas por la Constitucin y las leyes, sino que estas pautas, en 1880 no eran suficientes.

Aun con su visin, el acto electoral se convirti en un elemento fundamental del sistema representativo, ya que torno inconcebible que los gobernantes llegaran a sus puestos por otras vas que no fueran a travs de una eleccin en la que participara alguna porcin del pueblo, y en la cual se cumplieran las formalidades del sistema representativo. Si bien la eleccin se convirti entonces en condicin necesaria de la legitimidad de los gobernantes, por un largo tiempo no fue condicin suficiente. La eleccin de 1886 fue celebrada por el PAN como la primera en la historia de la Republica que no fue seguida por un alzamiento. Esta celebracin, sin embargo, distaba de reflejar una transformacin en la cultura poltica; simplemente sealaba la incapacidad momentnea de la oposicin para poner en marcha una revolucin. El hecho de no haber sido ejecutado el habitual acto revolucionario disto mucho de significas que para los grupos opositores Jurez gozaba de una legitimidad de origen que sus predecesores no tuvieron. Por el contrario, la debilidad de la oposicin solo retraso la revolucin para julio de 1890, cuando los opositores estuvieron listos para llevarlo a cabo. En 1880 la victoria de Roca en las elecciones de abril fue seguida por la revolucin ms sangrienta del periodo constitucional, en la que 20 mil hombres se alzaron en armas en el mes de junio.

Desde el primer momento Roca propulso una poltica de conciliacin con los opositores, y nombro en su gabinete hombres de otras tradiciones polticas. Desde el principio hasta el fin del gobierno de Roca, el diario de Mitre se ocupo de construir una versin de la historia argentina en la que los aos dorados en libertades civiles y polticas contrastaban positivamente con el momento actual, en el cual un grupo de improvisados se haba impuesto para acaparar del gobierno. Mientras que LA TRIBUNA NACIONAL haca de 1880 la fecha de inicio de la Argentina moderna, para LA NACION 1880 esa fecha marcaba el fin de la vida republicana.

Para LA TRIBUNA NACIONAL, la conclusin era evidente: la Argentina no posea una tradicin de sufragio libre y la mayor responsabilidad de esto recaa, segn ella, no en el gobierno (como insista LA NACION) sino en aquellos hombres que ahora denunciaban a Roca y que no haban tomado medida alguna para garantizar el voto efectivo. Para LA TRIBUNA NACIONAL no era razonable responsabilizar al gobierno del fraude electoral, y tampoco lo era demandar de l su solucin. La solucin no estaba en modificar leyes ni era cuestin de ingeniera institucional, que los fraudes no nacen jams de la ley, sino de los medios ingeniosos o prfidos de que se use para burlarla. Y, siguiendo este argumento, LA TRIBUNA NACIONAL se opuso vehementemente a los pedidos de la oposicin de restringir el sufragio universal. La solucin, segn el diario, se encontraba en erradicar la causa del fraude, que se hallaba en la falta de educacin de los ciudadanos, que solo poda remediarse por el accionar del progreso econmico. Asimismo, los excesos de los partidos durante la fecha electoral solo podan solucionarse a travs de la difusin de una cultura de tolerancia.

Da tras da LA TRIBUNA NACIONAL se encargo de sostener que en la Republica Argentina, todas las libertades sostenidas por la Constitucin Nacional eran ampliamente respetadas y los derechos constitucionales se hallaban en pleno ejercicio. El diario sentaba las bases de su doctrina en largas reflexiones sobre los elementos clave del sistema institucional: la prensa, los partidos polticos y el sistema federal. La estrategia de LA TRIBUNA NACIONAL sobre el tema de la prensa fue doble. Por un lado, se dedico a remarcar en forma regular que la libertad de expresin era un derecho cuyo ejercicio era plenamente respetado por el gobierno. Por otro lado enuncio sus propias ideas sobre el tema de la prensa y su rol en el sistema republicano. En la republica que el diario deca visionar, la prensa aborda las cuestiones generales, econmicas o financieras, polticas o sociales, mientras que sobre el particular rol de la prensa opositora afirmaba que se encontraba muy lejos de cumplir su rol contributivo en la discusin general de los asuntos pblicos. La prensa, en cambio, ha sido entre nosotros instrumento de acusacin mas que de enseanza, arma de combate brutal mas que de contradiccin y de luz. Hacia el final de la presidencia de Roca, LA TRIBUNA NACIONAL predicaba que mientras la mayora del pas tiene opiniones templadas, la prensa de la oposicin continuaba agitando las pasiones con una predica revolucionaria injustificada. El gobierno encontraba la solucin para la extincin de ese tipo de prensa, una vez mas, en la accin civilizadora del progreso, en el desarrollo que este promova en la razn publica. El remplazo de una prensa facciosa por una constructiva prensa opositora estaba, otra vez, comprendido dentro de los muchos vicios que la accin benfica del progreso se encargaba de erradicar en la republica.

Una estrategia discursiva similar fue desplegada en las pginas de LA TRIBUNA NACIONAL sobre el tema de los partidos polticos. Como hemos sealado, la jerarqua de valores construida por el roquismo colocaba a la poltica y a los partidos polticos en un escaln muy por debajo de la paz y del crecimiento econmico. A pesar de las caractersticas beliciosas e intolerantes que le adjudicaba a los partidos opositores, LA TRIBUNA NACIONAL se ocupo de resaltar algunos puntos centrales: en primer lugar, que a pesar de la naturaleza de la oposicin, el gobierno nacional llevaba a cabo una poltica de libertad y tolerancia que constrataba marcadamente con las experiencias pasadas. En segundo lugar, e insistir mas firmemente sobre esto a partir de 1885, que el gobierno de Roca, si bien llamaba a calmar las pasiones partidarias, le asignaba a los partidos un rol mas modesto que en la historia pasada, no deba concluirse por ello que ansiaba la desaparicin de los partidos polticos. Lo que LA TRIBUNA ANCIONAL reclamaba desde 1880 era que los partidos polticos, lejos de desaparecer, deban adaptarse a los nuevos tiempos. La experiencia de pases como Inglaterra enseaban, segn ella, que los partidos opositores tenan un rol institucional fundamental como controladores y fiscalizadores del gobierno y como promotores de ideas y proyectos para el pas.

Otro de los temas institucionales centrales en las paginas de LA TRIBUNA NACIONAL fue el del sistema federal. EL NACIONAL y LA NACION denunciaban constantemente lo que definan como la violacin del sistema federal y la concomitante ausencia de autonomas provinciales, debido al montaje de una liga de gobernadores que controlaba las 14 provincias y a un Poder Ejecutivo que haba centralizado una inusitada cuota de poder. Contrarrestando dichas acusaciones, LA TRIBUNA ANCIONAL una y otra vez sostuvo que el principio que regia la relacin de Roca con las provincias era de SELFGOVERNMENT. La mejor prueba de ello, deca, era la abstencin del Presidente de utilizar la intervencin federal para revertir situaciones adversas en las provincias. La abstencin de utilizar la intervencin federal no significaba, segn LA TRIBUNA NACIONAL, que el Presidente no interfiriera en los asuntos provinciales; significaba que optaba por hacerlo por otros medios que el consideraba legtimos. La doctrina que LA TRIBUNA NACIONAL definia en materia federal se sustentaba en un doble frente. El primero era constitucional: ante las quejas de la oposicin por la centralizacin de poder operada durante la dcada, el diario subrayaba que el vigor del gobierno nacional estaba contemplado en la Constitucin de 1853. Una de las principales diferencias con el modelo estadounidense, insitia, era el haber definido un Poder Ejecutivo fuerte, y la poltica llevada a cabo por el gobierno de Roca estaba dentro de los limites fijados por la carta constitucional. El segundo frente consistio en la defensa del uso de influencia personal del Presidente como un sano sustituo de las viejas formas de intervencin federal o la agitacin revolucionaria orquestada desde, o apaada por el gobierno nacional. En este sentido LA TRIBUNA NACIONAL, por lo tanto, construyo para el gobierno de Roca una legitimdad basada tanto en el progreso como en la recta aplicacin de las Constitucion. Es el ejercicio del gobierno, sostenia LA TRIBUNA NACIONAL, donde se expresa la soberana del pueblo. Paz y administracin, isisntia el diario, es la sntesis que comprende la armona de los intereses sociales y polticos, el respeto a la libertad y la limitacin del Poder Publico. La Constitucion de la Republica Argentina garantiza la libertad de pensamiento, la libertad de la prensa, la libertad de asociacin, la libertad de la palabra o dela tribuna, la libertad de industria, de comercio, etc.

SUD-AMRICA: ms de lo mismo?:

Jurez, tenia sus propios planes y, en gran parte, estos fueron elaborados, expresados y contruidos a travs de su propio emprendimiento grafico: Sud-America.

Sud-Amrica fue fundado para derrotar a Dardo Rocha, el principal rival de Roca durante su administracin y el principal contendiente de Jurez para las elecciones presidenciales. Desde entonces y hasta 1890, Sud-Amrica fue el rgano oficial del juarismo.

Cada palabra publica del Presidente, cada gesto y cada poltica llevada a cabo era reproducida, explicada, explayada, justificada y reelaborada con cotidiana insistencia por el diario, al tiempo que tambin se encargaba de defender a su lder de las embestidas cotidianas de la prensa opositora. En su accionar de reproduccin, reelaboracion, definicin y justificacin de Jurez Celman, el personaje, sus palabras y sus gestos eran (re)creados por Sud-Amrica. Este rol del diario estaba ntimamente ligado a la concepcin de Jurez sobre la prensa y la opinin publica. A diferencia de La Nacion, que se asumia a si misma como representante de la opnion publica, Sud-Amrica, voceando al Presidente, sostenia una visin distinta sobre el verdadero papel que desempean los diarios: discuten, ilustran las cuestiones, las examinan de su punto de vista y de acuerdo con sus pasiones, para formar opinin, no para representarla.

Una de las manifestaciones mas contundentes del extremo del juarismo fue la forma en que algunos conceptos de la administracin anterior fueron recogidos por Sud-Amrica y empujados a sus limites. Para 1888, en la cspide del poder poltico del Presidente, Sud-Amrica no retaceaba en declarar que nuestro pas es hoy dia una especialidad en el universo: es el pedazo del planeta en que mas vivamente se agita el progreso moderno.

En los contrastes entre Roca y Jurez o mas especficamente, entre La Tribuna Nacional y Sud-Amrica-, en la forma en que ambos interpretaron algunos conceptos clave dentro de las practicas polticas de la poca, principalmente el rol de la prensa, de los partidos polticos y del sistema federal. Dichos contrastes hicieron que Jurez no solo quedara aislado durante su administracin de los miembros de la oposicin, sino que tambin resultara irreparablemente distanciado del sector roquista del PAN.

Los contrastes entre ambos pueden registrarse no solo en forma diversa en que fueron abordados aspectos institucionales fundamentales de la dcada, sino taqmbien del hecho de que temas centrales en La Tribuna Nacional se encontraban notoriamente ausentes de las paginas de Sud-Amrica.

Tampoco el tema de la prensa fue objeto de reflexin en el diario de Jurez. Como hemos visto, La Tribuna Nacional se ocupo de dejar sentada su postura subrayando las garantas de libertad de prensa sostenidas por el gobierno de Roza y contrastando la prensa infundadamente belicosa contempornea del presente con su deber ser fiscalizador y de critica constructiva dentro de un gobierno republicano. Mientras que La Tribuna Nacional dejaba en manos del progreso la transformacin que deba operarse en la prensa opositora, Sud-Amrica defendia su limitacin por la ley. En 1886, unos meses antes de que Jurez asumiera la presidencia, el diario se dedico a defender un proyecto de ley de imprenta presentado a la Legislatura de Cordoba por el ministro de Gobierno Ramn J. Crcano que tenia como fin terminar con las exageraciones de la prensa facciosa a travs del establecimiento de tribunales populares.

Sin embargo, las principales tensiones entre Sud-Amrica y La Tribuna Nacional se encuentran en sus respectivos tratamientos hacia los opositores y derivan de concepciones disimiles sobre el rol destinado a los partidos polticos y a la poltica.

Sud-Amrica se limito a ridiculizar a sus oponentes. En sus primeros dos aos de vida, su principal blanco fue Dardo Rocha, hasta que lo dio por Cuestion concluida, como titulo la columna que festejaba el anuncio de su retiro de la vida publica. No le faltaron nuevos objetivos para sus dardos. La Iglesia Catlica fue uno de sus predilectos, cuando la discusin sobre la ley de matrimonio civil en el Congreso, durante el segundo semestre de 1888, reabri heridas provocadas por la administracin anterior. En lugar de debates de tono contitucional sobre los alcances institucionales de la Iglesia Catolica, Sud-Amrica redujo sus apreciaciones a frases como: El clero es, por regla general, ignorante y de un nivel intelectual mas que mediocre, al tiempo que se referia a sus colegas en la prensa catlica como los maricones de La Union. Tampoco intent Sud-Amrica cicatrizar la vieja divisin entre Buenos Aires y el interior, reanimada durante la campaa presidencial de 1886 por la distribucin geogrfica de las fuerzas en pugna.

Los contrastes entre La Tribuna Nacional y Sud-Amrica en cuanto al trato dispensado a los opositores no se reduce a una cuestin de estilos diferentes sobre como lidiar con los adversarios. La Tribuna Nacional, como hemos visto, reclamaba abiertamente por un redimensionamiento del protagonismo de los partidos en la nueva etapa; Sud-Amrica, en cambio, exigia su desaparicin. La estrategia del juarismode borrar la existencia de los opositores fue temprana. En sus discursos oficiales, el Presidente utilizo constantemente el tiempo verbal pasado para referirse a la oposicin, adjetivndolos como los viejos partidos opositores. Cuando estos ltimos daban seales de intentar reorganizarse para la lucha abandonando la abstencin electoral.

Resignarse a mirar el silencio era el rol que el juarismo le destinaba a la oposicin. Jurez sostuvo que la verdadera y sana poltica, consiste sencillamente en la administracin, sin dedicarle mayor reflexin a la vida poltica e institucional del pas.

El Presidente le recomendaba a los legisladores: poco tenis, pues que preocuparos de leyes polticas que el pas no reclama, ni por el momento exige la opinin publica. Finalmente, terminaba as: El pueblo argentino empieza a convencerse que se hace mas por la patria en el trabajo que la engrandece, que en la constante agitacin electoral, que aleja a los hombres de la faena.

La ausencia de oposicin organizada, insista el diario, hacindose eco de las palabras del Presidente, era la labor reproductiva la satisfaccin de sus necesidades.

Mas que celebrar la ausencia de partidos polticos en la Argentina, seria mas exacto decir que el Presidente y su diario celebraban la existencia de uno solo, el propio, el Partido Nacional. La idea de unicato, si bien insistente al final de la presidencia, se insertaba dentro de una doctrina ms general sobre los partidos y la poltica que estuvo presente en el gobierno desde el primer da de su administracin. Dicha doctrina de partido nico, si bien relevante en la definicin de la relacin entre el gobierno y sus opositores, fue mucho ms crucial en la definicin de las relaciones dentro del PAN. Despus de todo, era dentro del partido nico que el Presidente insista en definir lealtades, ya que los lmites a su poder, algo inadmisible en su concepcin de la poltica, tenan su base potencial dentro del partido mismo. Una oposicin desarticulada y atrincherada en un par de peridicos escasamente podan representar amenaza alguna. Sin embargo, dentro del PAN y su dinmica de competencia interna, el roquismo era la nica fuerza poltica que poda imponer ciertos lmites al poder nico del Presidente. Eliminar al roquismo significaba eliminar el nico lmite al ejercicio del poder.

La relacin entre Roca y Jurez se remonta a aos anteriores, pero 1880 fue un ao crucial en ellos, ya que represento la cristalizacin de tensiones entre ambos lderes desde sus respectivos roles institucionales: Roca desde la presidencia y Jurez desde la gobernacin de Crdoba. La dinmica de fuerte competitividad interna que se configuro dentro del PAN en esos aos tambin ocasiono frecuentes roces entre ambos lderes, tensiones que aumentaron en las cercanas de las elecciones presidenciales de 1886, ya que Roca evito darle a Jurez el temprano, publico y decidido apoyo a su candidatura que ste deseaba gozar.

Una vez que Jurez lleg a la presidencia, las tensiones entre ambos se agudizaron como resultado de la puesta en marcha de la doctrina del unicato. Dicha doctrina demandaba la lealtad explcita al Presidente de parte de los miembros de su partido, dentro del cual los gobernadores de provincia eran los principales miembros. La pena por no hacerlo era la remocin de sus cargos, como pronto comprobaron los gobernadores de Tucumn, Crdoba y Mendoza. La doctrina de jefe nico del partido nico, aunque sostenida desde el inicio, fue afianzndose a lo largo de los aos. En diciembre de 1887, Sud-Amrica public, para despejar cualquier duda, que el candidato presidencial de un partido era su jefe y cuando ste llegaba a la presidencia continuaba sindolo. El tema de la jefatura del partido se reaviv cuando Roca, luego de una estada de ms de un ao en Europa, retorn al pas a fines de 1888. En ese momento, los editoriales de Sud-Amrica se mostraron mas agresivos, y bajo el ttulo Ya lleg el general, el peridico declaraba: El Partido Autonomista que reconoci como jefe al general Roca, ya no existe. Lo remplaz el Partido Nacional, -nombre con que por primera vez le design el Dr. Jurez Celman al aceptar su candidatura en Buenos Aires, -y por lo tanto es perfectamente lgico le reconozca a ste como jefe. La columna finalizaba asegurando que sobre este tema no exista disidencia alguna dentro del partido ya que incluso el general Roca reconoca a Jurez como el jefe del Partido Nacional.

Jurez en 1882: es necesario conservar la unidad del partido en todas partes para conservar la paz y tranquilidad de la repblica. El PAN era para l el principal instrumento para implementar su politica de orden y, por lo tanto, era de total prioridad mantener su unidad. Llegado el momento del traspaso de la presidencia, su principal recomendacin de Jurez fue la de desempear con ventaja para el progreso del pas la consolidacin del principio de autoridad, y la conservacin del gran partido que lo lleva a usted al gobierno.

Inicialmente, por lo tanto, las tensiones entre roquistas y juaristas no se reflejaron. La Tribuna Nacional defendi pblicamente la politica presidencial. Pero el tema de la jefatura del partido provoc una primera fisura en este frente comn. Su postura sobre los partidos polticos: Los pueblos ms libres y ms adelantados son aquellos en que han tomado mayores proporciones las luchas polticas, as como los ms retardatarios se distinguen por la ciega uniformidad que centraliza la vida politica en el Estado. Dado que la existencia y la competencia partidaria eran elementos centrales de la vida republicana, insista La Tribuna Nacional, al Presidente le caba un rol fundamental en ella como el poder colocado fuera de los partidos o sobre ellos, alejado de sus contiendas, dispuesto a hacerles justicia y a acordarles una proteccin igual.

Sud-Amrica no cedi. Record que en la tradicin del pas siempre el presidente haba sido jefe de su partido e insisti en que no poda esperarse que el jefe de una agrupacin partidaria convertido en presidente se transforme en una especie de ente, ajeno a las palpitaciones de la vida. En realidad, Roca tambin haba sido proclamado formalmente jefe del PAN en 1881. Dada por vencida en la batalla por la jefatura del partido, La Tribuna Nacional hizo las razones que llevaban a aceptar la derrota definiendo el rol que Roca se reservaba para s mismo.

Roca haba permitido que se desarrollara dentro de sus filas una dinmica interna de dura competencia entre lneas rivales, optando por utilizar su influencia personal por sobre otros medios para lograr sus objetivos, y resignndose a que varias provincias se mantuvieran en manos rivales o conservaran cierta autonoma politica. Jurez tena otras ideas sobre la relacin que deba existir entre el presidente y los gobernadores, las cuales, naturalmente, estaban ntimamente ligadas a su doctrina del unicato. Dicha doctrina, como hemos dicho, demandaba la total y publica adhesin de los gobernadores provinciales al presidente, era intolerante con quienes se resistan a su mando y no tema recurrir a la intervencin federal o la revolucin para derrocar a los reticentes a proclamar pblicamente su adhesin al jefe nico.

A diferencia de otros diarios, incluso de La Tribuna Nacional, Sud-Amrica destin largas columnas a un exagerado inventario del crecimiento y las transformaciones que se producan en lugares distantes para los lectores porteos. Naturalmente, las adulaciones correspondan a las provincias amigas, mientras que aquellas cutos gobernadores no eran incondicionales al Presidente fueron hostigadas desde las paginas del diario hasta que dichas oposiciones dejaron de existir. Pero si Sud-Amrica era generosa con las situaciones provinciales, a cambio esperaba una retribucin tanto simblica como real. El diario reproduca regularmente innumerables telegramas de apoyo al Presidente, al igual que transcripciones detalladas de los incesantes banquetes que en todos los rincones de la Republica se deca que tenan lugar para brindar por su salud.

Junto con estas manifestaciones /que continuaron ininterrumpidamente durante los cuatro aos de gobern), Sud-Amrica comenz a ofrecer, a partir de 1888, su particular definicin sobre el sistema federal. Para ese entonces, el gobernador de Tucumn (antijuarista) haba sido removido de su puesto por una revolucin amparada por Jurez, y en marzo de ese ao el gobernador de Crdoba, amigo personal de Roca, fue expedido de su puesto por un juicio politica organizado por el crculo del Presidente.

La Tribuna nacional continu defendiendo a Jurez de los ataques de la prensa opositora y, aunque intermitentemente dej escapar alguna discrepancia, no rompi abiertamente con el gobierno sino hasta en enero de 1889, cuando un conflicto en la provincia de Mendoza enfrent irrevocable y pblicamente a las dos facciones del partido. Un grupo de hombres, vitoreando al jefe nico y liderado por un oficial del ejrcito, derrumb al gobernador (aliado de Roca) porque ste se negaba a declarar pblicamente su adhesin a Jurez.

Sud-Amrica sostuvo que El Poder Nacional es un poder tutelar, completamente indispensable del poder local de las provincias. La constitucin lo ha entendido as y as lo manifiesta implcitamente en muchas de sus disposiciones. Su argumento, afirmaba el diario, estaba basado en la ciencia politica, que tiene sus principios y reglas fundamentales inmutables. Un ao mas tarde, Jurez estableci que los grandes progresos realizados en todo el pas y el enorme desarrollo de su riqueza haban sido posibles gracias a que en su labor haba sido decididamente secundado por los gobernadores de provincia como agentes del gobierno nacional, para los fines de la administracin y para la ejecucin de las leyes y resoluciones de los poderes federales. La uniformidad partidaria obtenida en las catorce provincias haba hecho posible los grandes adelantos materiales, ya que ahora basta una simple palabra pronunciada por el representante de la autoridad nacional, cada da mas acatada y respetada, para sofocar todo disturbio, para estableces el imperio de las leyes olvidadas en un momento de extravo.

La divisin de poderes impresa en el federalismo constitucional quedaba pblicamente trocada por el principio de sumisin de los gobiernos provinciales al Poder Ejecutivo. Una y otra vez el diario se refera a los gobernadores de provincia como los infatigables soldados y decididos colaboradores de la poltica nacional. La gran ventaja resida en que ahora todos los gobernadores pertenecan al Partido Nacional, lo que garantizaba el orden en el ejrcito de gobierno y renovaciones tranquilas de los poderes provinciales; la riqueza y el crecimiento alcanzados se ofrecan como evidencia del beneficio de haber desdibujado el sistema federal. Las crticas de los opositores se acentuaron an ms con motivo del derrocamiento del gobernador de Mendoza por una revolucin amparada por el Presidente. Los acontecimientos de Mendoza tambin provocaron el definitivo y publico rompimiento de La Tribuna Nacional con el gobierno. Jurez respondi cortndole las suscripciones al peridico roquista, obligndolo a cerrar. La Tribuna Nacional, sin embargo, alcanz a publicar sus objeciones contra un gobierno que amparaba el desorden en una provincia para derribar a un gobernador. Para La Tribuna Nacional, Jurez haba cado as en el peor peligro: el que nace del extravo de los propios amigos. Sud-Amrica responda aferrndose a la doctrina de adhesin incondicional al jefe nico, sosteniendo: No creemos en la imparcialidad de los amigos cuando olvidando sus deberes de tales, se convierten en los jueces de su propio partido.Conclusiones:

La reconstruccin de las estrategias discursivas del roquismo y del juarismo testimonia que la revolucin de 1890 no fue nicamente resultado del antagonismo entre el gobierno y la oposicin, sino tambin de fuertes tensiones ideolgicas entre las dos lneas internas del PAN. Dicho antagonismo, como hemos visto, contena una idea distinta sobre el progreso, tanto en su definicin como en su rol en la construccin de la Republica. Para el roquismo, el progreso era un medio para alcanzar una serie de beneficios, un blsamo que gradualmente erradicara los males sociales, institucionales y polticos; principal propulsor de la transformacin de la Republica Posible en la Republica Verdadera. Sin embargo, mientras La Tribuna Nacional dedicaba largas columnas a expandir la idea de que el progreso para el gobierno era fundamentalmente moral, Sud-Amrica lo reduca a la materialidad, a lo contabilizable. Para el juarismo, el progreso era un fin en si mismo, cuya consecucin requera el remplazo de la politica por la administracin y la concentracin de un poder absoluto, centralizado e ilustrado que garantizara no solo su arribo, sino tambin su permanencia.

La Tribuna Nacional, como hemos visto, despleg con fuerza un discurso destinado a legitimar a Roca sobre la constitucionalidad del ejercicio del poder, una particularidad, insista el diario, que lo diferenciaba de sus antecesores. Una y otra vez, La Tribuna Nacional sostuvo que el poder de Roca era ejercido dentro de los limites fijados por la Constitucin, que durante su administracin se respetaba la liberad de prensa, se llamaba a los partidos opositores a ejercer su rol dentro del sistema republicano, se mejoraba la democracia a travs del progreso en la educacin y el bienestar del ciudadano y se protegan las autonomas provinciales, minimizando el uso de la intervencin federal y remplazndolo por formas mas efectivas y pacificas en la resolucin de los conflictos provinciales. Segn el peridico, la soberana del pueblo se manifestaba, justamente, en el ejercicio de un poder limitado por la Constitucin. Sud-Amrica, en cambio, ignoro el tema de la representacin y del fraude, defendi el principio de limitar la libertad de prensa, sostuvo las bondades del partido nico, reclam el poder absoluto para el jefe nico de la Nacin y redefini el sistema federal, vacindolo de contenido y resinificndolo como un sistema unitario de administradores provinciales. El roquismo, fiel a la formula alberdiana, no pretenda la erradicacin de la politica sino su eclipse, y deca encontrar en el progreso una forma de administrarla, de rencauzarla, de matizar su rol. El juarismo demandaba su erradicacin; reducir la politica a la administracin era a la vez requisito y efecto positivo del progreso. Y mientras que Roca intento legitimarse a travs del consenso, Jurez lo hizo a travs del antagonismo. El camino de Jurez de obtener la unanimidad del poder eliminando el disenso a travs del conflicto y del antagonismo prob tener corta vida, as como tambin la tuvo la estrategia de atar la legitimidad el gobierno a la contabilidad.

A medida que nos acercamos al final de la dcada, las diferencias entre el roquismo y el juarismo, siempre presentes, emergieron a la superficie en sus respectivos peridicos en el momento en que se percibieron como irreconciliables, cuando su convivencia dentro del mismo partido se torn imposible. La objecin del roquismo no se redujo a la forma en que el juarismo antepona desde el gobierno la lealtad partidaria por sobre el orden de la nacin. Para La Tribuna Nacional, dicho accionar era consecuencia de una concepcin unanimista del poder, el efecto ineludible del principio del jefe nico del partido nico.

En La Tribuna Nacional pueden rastrearse los rasgos del liberalismo clsico o constitucional en el acento sobre el gobierno limitado; los del conservadurismo en la defensa del poder central y de la desmovilizacin ciudadana; los democrticos en la defensa del sufragio universal aun con sus imperfecciones; los republicanos en la defensa de la libertad de prensa y de los partidos polticos en la vida cvica; los positivistas en la defensa del orden. Sud-Amrica por su parte, evidencia un mayor autoritarismo, acentuado en su planteo de politica como administracin; en la defensa de la centralizacin del poder; en el desdn hacia un discurso de derechos y libertades (ya sea de representacin o expresin); en la defensa del poder absolutista del presidente; en el acento en la juventud; en su lenguaje cientificista, rasgos todos ellos que apuntaran a subrayar el impacto del positivismo.

El objetivo de esta prensa no era el de la reflexin pausada sobre los destinos de la nacin sino el del de combate en la vida politica. La Tribuna Nacional y Sud-Amrica no eran el vehculo de reflexiones abstractas de varios intelectuales, eran herramientas de gobierno, medios para legitimar su accin, y en dicha tarea sus preocupaciones mas inmediatas se encontraban en ese mbito tan ambivalente y escurridizo como es el espacio entre algunos principios generales, muchos de ellos definidos en la Constitucin, y su aplicacin prctica.

La crisis de 1890, entre otros factores, result no slo de una estrategia ideolgica errada por parte del gobierno para construir su legitimidad, sino, fundamentalmente del escaso consenso de dicha ideologa, incluso dentro del PAN. Cuando las tensiones entre el roquismo y el juarismo se tornaron irreconciliables, La Tribuna Nacional contribuy a arrinconar politica e ideolgicamente al Presidente.Texto n 4: Rasgueros de tinta. El diario Crtica en la dcada de 1920. Saitta, Sylvia

Cap.7. La intervencin poltica

En abril de 1922, durante el escrutinio de las elecciones presidenciales, Critica lanza su 5 edicin y descubre que la opinin independiente es la que, decide la victoria electoral. As da por clausurado un periodo caracterizado por la activa militancia contraria al crecimiento de los nuevos partidos y comienza a intervenir a favor de los dos partidos que representan una alternativa al proyecto radical: El socialismo, y la democracia progresista.

Critica se muestra como la voz de el enorme partido sin partido, que no se embandera en los comits polticos.

Desde las elecciones presidenciales del 2 de Abril de 1922, Critica disea una estrategia electoral: diferenciar l electorado de Buenos Aires llamndolo a votar por aquella formula que garantice el fracaso del radicalismo, as llama a votar por el Partido Socialista ya que es la nica fuerza capaz de funcionar como barrera ante el crecimiento del yrigoyenismo.Esta postura se reitera en las elecciones legislativas del 23 de marzo de 1924, aunque reconoce su preferencia por la Democracia Progresista (pero esta no puede disputarle el espacio al yrigoyenismo)

Con esta campaa a favor del Partido Socialista, campaa que el partido no estimula pero tampoco rechaza, se inicia una tensa relacin entre los socialistas y critica ene el marco de un gobierno nacional con el cual el diario esta de acuerdo. Alvear garantiza segn Crtica un gobierno de ley a lo lardo de esta presidencia el diario se centra en la indecisin de Alvear de cortar relaciones con el yrigoyenismo y en promover la divisin entre personalistas y antipersonalistas. En este marco, el diario presenta mayor atencin a lo que sucede en el interior de los partidos, influyendo en sus decisiones internas y presionando a los sectores enfrentados. El seguimiento que Critica hace del socialismo permite analizar las intricadas relaciones entre un peridico que se define independiente y los partidos polticos.Crtica y el Partido Socialista: la historia de un desencuentro

En los comicios legislativos del 7 de Marzo de 1926, Critica reitera su aval al Partido Socialista pero las razones han variado: ya no se trata de una maniobra electoral sino de una preferencia poltica.

El mismo se define como un diario que tiene un fuerte vinculo ideolgico con el socialismo por haber sido difundido en el alma popular y en las vanguardias juveniles, por su evidente izquierdismo y su poltica de verdad, pero que al mismo tiempo no se encuadra en ningn partido poltico.Critica se define por el socialismo porque es el nico partido que muestra una organizacin eficiente y disciplinada, y sita a los candidatos socialista en una tradicin histrica de carcter revolucionario.

Los resultados no son los esperados por y el socialismo no obtiene la mayora auspiciada por Critica. Das despus, el diario analiza las causas del triunfo personalista diciendo que la explicacin hay que buscarla en la violenta polmica interna producida en vsperas electorales en el seno del Partido Socialista.

Esta elecciones encuentra a los socialistas divididos en dos sectores: el de Nicols Repetto y el de Antonio de Tomaso, Critica no toma partido por las partes enfrentadas y mira favorablemente la contienda sealando que: el partido socialista no se ha detenido por el fracaso sino que ha abierto a la discusin publica sus internas. Esta lucha interna se intensifica en junio de 1926, el conflicto pone en evidencia las disidencias internas y el 22 de agosto se efecta la eleccin del Comit Ejecutivo y la Comisin de Prensa, en la cual los detomistas quedan en minora.Por su parte Crtica desde julio de 1926 omite toda mencin al respecto ya que estalla una huelga en los talleres del diario en junio de 1926 por el sindicato la Federacin Grafica Bonaerense, liderado por la Agrupacin Grafica Socialista.

Esta huelga exhibe que las relaciones hasta entonces armnicas de Crtica con el socialismo han variado.

El boicot a Crtica:

Ante los violentos comunicados del gremio (Federacin Grfica Bonaerense), Critica sita el conflicto dentro de la lgica poltica y seala como responsables al sector liderado por Repetto. La federacin responde cuestionando su carcter de diario de izquierda y acusa a Botana (Director del diario) de realizar falso obrerismo al promover la divisin del movimiento sindical organizado.El conflicto se intensifica y el s de julio la Federacin declara el boicot a Crtica. Los militantes grficos organizados en el Comit Pro boicot a Critica, realizan una violenta campaa en festivales populares donde se explican los motivos del boicot y exponen a la opinin publica su posicin por medio de afiches, volantas, etc.En mayo de 1927 se constituye el Comit Nacional de Boicots. El partido socialista pone las pginas de La Vanguardia a servicio de todo comunicado o declaracin que emite la Federacin y reproduce en sus pginas los volantes y afiches callejeros, enva al diputado Agustn Muzio como representante del partido en el Comit.

Critica y La Retaguardia Tanto La Vanguardia como Crtica, compiten por ganarse la representacin de lo popular en el campo del periodismo. Con un perfil ideolgico diferente, ambos diarios se definen como populares y justifican su existencia en trminos de un determinado tipo de representacin de lo popular: La Vanguardia: responde al modelo socialista clsico de representacin popular.

Critica. Encuentra la validacin de su accionar poltico en el mercado periodstico y legitima un tipo de representacin que lo diferencia del modelo de prensa partidaria.Los momentos preelectorales son los momentos en que los dos diarios ingresan en la lucha poltica definiendo sus posturas y delimitando zonas de acuerdos y rechazo.

La militancia activa de un diario partidario como La Vanguardia forma parte de una organizacin mayor que decide desde afuera del aparato periodstico las lneas polticas y los posicionamientos a seguir. En cambio, Crtica como diario de informacin Gral. le brinda una libertad de movimiento impensable en un diario partidario, es esta libertad y la ausencia de todo compromiso ideolgico lo que exaspera a sus contrincantes polticos y lo que torna sumamente difcil encuadra a Critica en una lnea poltica determinada.Crtica explicita y fundamenta su posicin ante todo acontecer poltico e interviene en las discusiones polticas como participante activo del conflicto. El conflicto gremial desatado en los talleres grficos contamina las relaciones entre Crtica y el diario socialista al que Botana bautiza con el nombre de La Retaguardia. Si La vanguardia elige ser vocero de un gremio que tiene mayora socialista, Critica descalifica y desautoriza su intervencin tanto periodstica como poltica.Los resultados del escrutinio de las elecciones comunales del 21 de nov de 1926 no son favorables para el Partido Socialista y Nicols Repetto reconoce la importancia que tuvo en el resultado electoral la falta de apoyo de Crtica.

A partir de este momento la interna del Partido Socialista es ms cada vez mas preocupante, comienzan a surgir controversias entre los mismos diputados socialistas, hasta que el 6 de julio comienzan a funcionar en bloques separados.

El 7 de agosto de 1927 en el Congreso Constituyente, se funda un nuevo partido: el Partido Socialista Independiente, Crtica transcribe las actas del Congreso y dedica al nuevo partido varias paginas ilustradas y el Partido Socialista Independiente da por sobreentendido que no declarara el boicot a Critica.Los gestos de reconocimiento a Critica que proporciona los talleres grficos para la impresin de un rgano partidario: Libertad! son innumerables. As, con motivo de la inauguracin del edificio de Critica en la Avenida de Mayo, los socialista independientes le dedican el editorial de Libertad! y los diputados y concejales visitan los talleres.

Las criticas desde el sector socialista, segn el cual los socialistas independientes han perdido todo resto de pudor son lapidarias. Libertad! expone entonces los limites de su relacin con Critica: no somos cortesanos de Critica, como de ningn otro diario. Tenemos opiniones polticas y sociales propias, no nos creemos quienes para insultar cada maana a los colegas. Y deseamos que ellos reflejen leal e imparcialmente la accin que desarrollan los socialistas independientes. Nuestra modestia comprende que necesitamos de toda la prensa

Critica tambin de explicar a los lectores su independencia poltica: del mismo modo con que apoyramos al Parido Socialista en mejores horas, con igual desinters e idntica simpata apoyamos hoy la disidencia socialista

Elecciones de 1928: La verdadera formula de la victoria

Las elecciones generales del 1 de abril de 1928 son el marco poltico en el cual los socialistas confrontan entre ellos mismos. La plataforma electoral del Partido Socialista Independiente es igual a la del Partido Socialista; la diferencia radica: en el periodo de nacionalizacin de las reservas petroleras del pas y su explotacin por parte del Estado.

El eje de campaa es diferente:

-El socialismo esta focalizado en descalificar al yrigoyenismo.-Los independientes prefieren no abrir juicio sobre la figura del viejo lder y centrar su artillera contra los dictatoriales.

Por su parte, Crtica encuentra un partido poltico acorde a sus intereses y dedica los meses previos a preparar una campaa poltica que tiene 2 ejes:

Promover la votacin del Partido Socialista Independiente para ganar en Capital la primera minora en diputados.

Combatir al antipersonalismo y proponer a Yrigoyen como presidente de la Republica.

Crtica da en estas elecciones su apoyo al yrigoyenismo, es el resultado de una oposicin sistemtica a los sectores antipersonalistas que proponen la formula del Frente nico: Leopoldo de Melo-Vicente Gallo.Si bien ante la divisin del radicalismo en 1924 Critica aplaude al antipersonalismo, luego de la renuncia de Gallo al Ministerio del Interior y del rechazo de Alvear por liderar dicha agrupacin, Critica se convierte en su mas grande enemigo.

Despus del triunfo del personalismo en los comicios legislativos de marzo, el diario denuncia la existencia de una alianza antiyrigoyenista sealando que el Sr. Yrigoyen impera en el espritu nacional y lo que le da al pas no se lo vamos a quitar nosotros disfrazando mentiras. Ser diputado para ser antiyrigoyenista es haber pervertido la dignidad del cargo.La alianza contubernista (antipersonalistas y conservadores) se afianza en 1927 y centra su accionar en el pedido de intervencin de la provincia de Bs. As., nica manera de evitar el regreso de Yrigoyen a la presidencia, ante la negativa de Alvear de intervenir en el proceso electoral, la alianza contubernista intenta un ultimo recurso: el llamado al ejercito. A principios del 28 se hace mas fuerte el rumor de que el Gral. Agustn P. Justo conspiraba desde el interior del gobierno para instaurar una dictadura militar que terminara con el temible retorno de Yrigoyen. El ministro de guerra pblica en La Nacin un desmentido, la respuesta de Critica es lapidaria y en la defensa del estado realiza un acto de fe democrtica en la que retoma los tpicos clsicos del liberalismo poltico.El 24 de Marzo (a 9 das del comicio) el radicalismo personalista elige la formula: Yrigoyen-Beiro, Critica aplaude su proclamacin y apoya a sus candidatos por la sola razn de que esta es la decisin del pueblo. Este apoyo de Crtica a Yrigoyen pone de manifiesto la convivencia en el diario de varias lneas polticas que sostiene discursos contradictorios:

-en Capital Federal promueve partidos que responden a modelos mas modernos de organizacin partidaria,

-en el resto del pas favorece polticas mas ligadas a caudillos que a partidos.

La mejor lista

Critica se convierte para el PSI en un instrumento eficaz para realizar una campaa polticas difciles de realizar de otra manera: le ofrece un pblico que le es inasequible por otros medios, le asegura con ese pblico relaciones de credibilidad y confianza ya establecidos por el diario. Tmb. Pone sus pginas a disposicin de los independientes con una campaa periodstica que se caracteriza por un estilo combativo y sensacionalista. El eje de la campaa es un excelente eslogan acuado por Crtica que se reitera en notas, titulares y fotos: la lista de los independientes es la mejor lista.

La alianza entre partido y diario se refuerza despus del comicio, cuando el diario informa que una manifestacin de los socialistas independientes rindi ayer un elocuente homenaje a Crtica y publica una foto que muestra la masividad de la concentracin.Aqu pueden leerse las diferencias centrales entre el vnculo que el PSI establece con Crtica y el establecido unos aos antes por el viejo Partido Socialista:

-Socialistas: el apoyo de Crtica no era manifiesto y menos utilizado como parte de una campaa poltica.-Socialistas Independientes: estos deben enfrentar la visin que la izquierda y el socialismo tienen del sensacionalismo (es un recurso burgus destinado a aumentar la circulacin de una diario cuyo efecto principal es desviar la atencin de los sectores populares, de los problemas fundamentales de la sociedad).

Uno de los cuestionamientos ms duros que el Partido Socialista hace a los independientes es sobre el carcter dudoso de esta unin.Los independientes reconocen quela opinin publica debe ser interpelada a travs de sus propios medios, adems de la propaganda partidaria interpela al electorado de la Capital por 2 instrumentos Las columnas de Libertad! (se dirige a los militantes) La masividad de Crtica para interpelar a un mayor sector de pblico.Lo que el PSI vislumbra en este uso poltico-partidario de un diario sensacionalista como Crtica es que en la imagen que este diario ha sabido construir se ha identificado a la izquierda con lo popular, para Critica defender los interese populares es equivalente a mantener una posicin de izquierda.Los socialistas independientes encuentran un publico predispuesto a escuchar sus propuestas: un publico que funcionara como punto de apoyo para consolidar una nueva corriente de opinin y al que intentan convertir en una fuerza electoral propia.

La conspiracin

Diario y partido sostienen los mismos lineamientos polticos. El PSI en el Congreso, promoviendo las leyes que el diario de Botana reclama

Critica difundiendo las posturas de los independientes en el Congreso y requiriendo el voto de sus lectores para las elecciones del 2 de Nov de 1928.

En el marco de esta alianza, comienza la reprobacin de Critica a los actos de gobierno institucional amenazado por una dictadura yrigoyenista que derribara los fueros parlamentarios y los derechos del Congreso, el tono con el que reflexiona sobre la poltica nacional se torna da a da mas agresivo: El pas en la miseria a partir del cual concentra su accionar en el desprestigio del gobierno de Yrigoyen. En el primer aniversario del gobierno: el 11 de octubre, bajo el titulo Un ao sin gobierno Critica realiza un balance de una ao de gestin sencillamente penoso por la interminable serie de irregularidades y transgresiones institucionales.El nfasis con el que Critica participa en la campaa en contra de la dictadura yrigoyenista modifica el diseo de su imagen pblica: Critica lee sus progresos periodsticos como respuesta a la responsabilidad enorme de ser un rgano de una democracia en marcha.

Desde este lugar de enunciacin patritico y nacional, Critica ubica su discurso en una serie histrica que presenta al yrigoyenismo como el resurgimiento de las bandas del malevaje, como de un periodismo servil, adulador y cretino.

Las elecciones en la provincia de Bs. As. Del 1 de dic de 1929 el mandato del diario es votar en contra del yrigoyenismo para salvar la patria, como en la campaa para las elecciones de diputados del 2 de marzo de 1930 en la que promueve al PSI. A comienzos de ese ao los socialistas independientes publican en Critica un manifiesto donde solicitan al electorado porteo la suma de cien mil pesos para realizar la campaa poltica, a partir de este llamado, circulan por las paginas del diario las breves historias de los lectores que responden a la convocatoria.La campaa de los independientes en Bs. As es realmente intensa: a las quince conferencias diarias se suma un camin cinematogrfico que recorre las calles de la ciudad cubierto de llamativos afiches.

Conocidos los resultados finales, con el triunfo del socialismo independiente, Critica agradece a sus lectores el voto emitido y analiza su campaa poltica adjudicando a su difusin tenaz el esclarecimiento de la conciencia del electorado y el despertar de sus sentimientos cvicos y patriticos.Con el paso de los meses, la campaa contra el gobierno radical adquiere un grado de agresividad indito, tanto por los trminos agraviantes con que se habla del presidente como las crueles caricaturas distribuidas en todas las paginas, que desemboca en la participacin de Critica en la preparacin del golpe del 6 de sep de 1930, los periodistas llevan a cabo la violenta campaa exigiendo la renuncia de Yrigoyen a la presidencia del pas.Y efectivamente, Yrigoyen renuncia a la presidencia de la Nacin el 5 de sep y asume el vicepresidente Enrique Martnez, quien decreta el estado de sitio y encarga al jefe de polica dirigir un comunicado a los diarios indicndoles la abstencin de publicar noticias que pudieran afectar los intereses nacionales. Botana resiste la intimacin y anuncia que la 6 edicin saldra a la calle, el diario es lanzado desde los balcones de la Av. De Mayo, la 6 edicin del diario es confiscada y quemada en grandes hogueras hechas en el centro de la calle.A pesar del estado de sitio, se realiza la reunin plenaria para concertar la fecha del golpe de estado y la participacin de los civiles en las maniobras. Estn presentes los lderes de los partidos polticos de la oposicin y en representacin del Gral. Uriburu el teniente Descalzo quien despus de anunciar que el movimiento estallara a las 7 de la maana del da siguiente, pide la presencia de los civiles en los cuarteles a fin de convencer a las tropas ya que estas sin el pueblo no saldran a la calle.

Ese da toda la tapa de Critica esta atravesada por la palabra: Revolucin! en letras catstrofe, presenta una gran ilustracin donde aparece el pueblo saludando el paso de las tropas militares sobre la cual se recorta el rostro del Gral. Uriburu, a pie de pagina se informa: esta maana a las 8.5 ele Ejercito Nacional, al mando del Gral. Uriburu, se levanto contra el Gobierno Inconstitucional del Sr. Yrigoyen.La activa participacin en el golpe de estado constituye para Crtica un logro informativo y el cumplimiento de un deber patritico, al da siguiente se narran los entretelones de la gloriosa jornada y la heroica intervencin de la muchachada en puestos de guardia y cuarteles.El da 15, el diario celebra su aniversario afirmando ser: una inconfundible entidad del alma argentina que ha agregado a la informacin, el comentario y la celeridad mecnica un poderoso temperamento nacionalista. Modernidad y nacionalismo: el diario reconfigura su imagen publica redefiniendo los alcances del periodismo moderno y presenta su heroica intervencin en la revolucin como la prueba de ser el nico diario que se juega entero en defensa del pueblo. El 6 de septiembre Critica demostr ser el pueblo mismo ya que desde ah se centralizo la direccin civil de la revolucin, desde critica partieron los contingentes civiles hacia los cuarteles y desde Critica fue propalado al pas con el grito de la revolucin triunfante.Si a esta posicin se le sima el aumento de su circulacin diaria durante el mes de septiembre en relacin con los meses anteriores, Critica se encuentra en inmejorables condiciones para conquistar espacios reales del poder dentro del escenario poltico que se abre con el arribo del Gral. Uriburu al gobierno.

Critica, actor polticoA poco de iniciado el mandato, las relaciones entre el grupo revolucionario civil y el gobierno distan de ser favorables: la conformacin del gabinete del Gobierno Provisional, en su mayora conservadora, seguido por el manifiesto de Uriburu del 30 de septiembre (reformas a la Constitucin Nacional y a la Ley Senz Pea), lleva a Critica a reformular los alcances de su acuerdo poltico afirmando que el camino que trazo la revolucin se abre en dos sendas diferentes. Pese a todo no plantea confrontaciones directas: al discurso en el que Uriburu seala la inexistencia de compromisos contrados con determinadas agrupaciones polticas Crtica aclare que prefiere creer que fue un malentendido.Pese al malentendido Critica inicia una campaa en la que exige elecciones generales con el fin de restablecer la normalidad constitucional y organiza una encuesta. A dos meses del golpe Critica reafirma su intervencin en los sucesos de septiembre por considerar que fue un hecho necesario que respondi a las mas imperativas exigencias del sentimiento y de los intereses de la republica, sea cual sea el rumbo que tome la Nacin.

Este leve tono de critica hacia la gestin de Uriburu desaparece cuando el gobierno provisional inicia una ronda de negociaciones polticas con los partidos pertenecientes a al Federacin Nacional Democrtica y se compromete a no modificar el articulo 37 de la Constitucin y los partido aceptan el programa mnimo.Sin embargo, el intento por establecer pautas de convivencia poltica pronto fracasa: el quiebre de la Federacin Nacional Democrtica por el retiro del partido conservador en la provincia de Bs As. Da por finalizada la existencia de cualquier pacto poltico entre los socialistas independientes y Critica, tanto con el gobierno como con el Partido Conservador. Por primera vez desde el golpe, la nota sobre poltica nacional ocupa la tapa: el PSI no puede aprobar el mantenimiento indefinido del estado de sitio.

Las primeras elecciones convocadas por el gobierno son las de la provincia de Buenos Aires que se realizan el 5 de abril de 1931, el da anterior al sufragio Critica llama al pblico a votar, aunque no define cuales son sus candidatos, las primeras cifras del escrutinio que sealan el triunfo radical son anunciadas por sus altoparlantes. El 27 de abril saluda a la formula triunfante anunciando afirmando que este acontecimiento repercutir en el futuro poltico argentino con grandes proyecciones. Derrotado en Bs. As. El gabinete de Uriburu presenta su renuncia; el ultimo decreto que firma el ministro del interior Sanchez Sorondo, es la clausura por 48 horas de Critica el 16 de abril, el factor decisivo es la amplia cobertura que el diario dedica a la resolucin del Partido Socialista Independiente de no presentarse a las elecciones a realizarse en Santa Fe el 19 de abril. As, el diario uriburista La fronda celebra la clausura.

A pesar de las prohibiciones Crtica dedica sus primeras pginas del 5 de mayo a informar lo acontecido en la Convencin Demcrata de Crdoba (protesta contra la ley marcial y el estado de sitio). Esta es su ltima noticia poltica: el 6 de mayo de 1931, los talleres son clausurados, Botana es detenido y su esposa la escritora Salvadora Medina Onrubia es encerrada en la crcel de mujeres.

Critica extrema el conflicto porque confa en la repercusin publica tanto de de la clausura del diario mas popular de la Argentina como del ataque a la libertad de prensa. La repercusin real en la prensa portea es casi inexistente salvo el diario Libertad! Que el 7 de mayo le dedica su editorial y La Nacin que transcribe el comunicado oficial, por su parte La Fronda celebra la clausura: con la clausura definitiva de Critica se pone fina un proceso de progresivo encallamiento de la conciencia publica.

El impacto de la clausura de Critica en los medios extranjeros es significativa, das despus de la clausura intelectuales y escritores argentinos solicitan al Gral. Uriburu la libertad de Salvador Median Onrubia o su destierro, la moderacin con la cual sus colegas solicitan su libertad irritan a Medina Onrubia.La Fronda informa que se ha presentado al presidente una solicitud firmada por periodistas de todos los diarios de Bs As en la cual se solicita la libertad de Alberto Cordone (ex secretario de Critica), alegando su condicin de simple periodista asalariado.Para evitar el regreso de Critica bajo otro nombre, el gobierno provisional inicia la persecucin de los accionistas para confiscar la propiedad, como contraofensiva se toman varias medidas: las acciones pasan a manos de Federico Pinedo que se presenta a los tribunales pidiendo convocatoria de acreedores con el fin de continuarla cuando se levantaran las medidas de fuerza y pudiera presentarse el balance. En 2 lugar eligen como miembros del directorio de la Sociedad Poligrfica Argentina al Gral. Justo, a Federico Pinedo y a Antonio de Tomaso que se convierten en directores de una sociedad que no edita ningn libro hasta la salida de Jornada.Mientras tanto, Botana y su esposa permanecen en prisin durante cien das, se entabla un recurso de habeas corpus por el cual el Poder Ejecutivo acede a que el matrimonio abandone el pas el 15 de agosto de 1931, Botana y familia se trasladan a Montevideo y de all a Espaa, donde es recibido con gran entusiasmo por la prensa espaola.

El diario Jornada

El 8 de agosto de 1931 un nuevo aparece en la tarde portea. En explicita alusin a los sucesos del 6 de sep de 1930 se titula: Jornada diario de Bs As para toda la Republica. Su director Alberto Cordone, viejo redactor de Crtica contina con la lnea del rgano desaparecido. Para eludir cualquier tipo de censura el diario opta por no referirse a hechos polticos, aumentando la cantidad de noticias de carcter sensacionalista y las paginas de deportes.Con la convocatoria a elecciones generales para el 8 de nov, en las cuales el Partido Socialista Independiente proclama al Gral. Justo como candidato a al presidencia, que la Poligrfica este en manos de los principales candidatos repercute fuertemente en el diario. As Cordone presenta su renuncia por negligencias poltica.

La salida de Cordone de la redaccin del diario provoca la renuncia de 30 periodistas que pasan a formar parte del recin surgido Noticias Graficas que Jorge Mitre haba lanzado a la calle intentando captar el publico que la desaparicin de Critica haba dejado vacante. Este vespertino pasa a manos de Cordone el cual modifica su tamao y le imprime caractersticas muy similares a las de Crtica.Si bien la direccin de Jornada es asumida por Enrique Noriega (comprometido con los socialistas independientes), la presencia de nuevos periodistas en la redaccin modifica el contenido del diario: desaparecen varias secciones, predominan la crnica sensacionalista y las notas deportivas y se modifica la tapa. Jornada se rearma rpidamente y el 1 de oct inicia la edicin de Radio Jornada la cual realiza la 1 transmisin radiotelefnica de Madrid a Bs As.Jornada se incorpora a la exhaustiva campaa que Justo y los socialistas independientes estn llevando a cabo en Capital Federal, ofrecindoles un pblico con el cual el diario ya ha establecido relaciones de credibilidad y confianza. Jornada solo instala en el dialogo poltico debates y personajes que expresan sus interese, se transcriben los discursos del Gral. Justo y se pone acento en el carcter civil y democrtico que representa su figura. Su campaa poltica se basa en la descalificacin de los candidatos de la lista opositora, formada por Lisandro de le Torre- Nicols Repetto, por considerar que la Alianza Civil es un maridaje inslito formalizado nada menos que por el partido que pretende monopolizar la representacin de la clase trabajadora.

La campaa poltica contra De la Torre-Repetto repercute en el mbito periodstico pues Noticias Graficas defiende y promociona a los candidatos de la Alianza Civil. La victoria del 8 de Nov de la formula Justo-Roca implica para Jornada un triunfo tanto poltico como periodstico.El regreso de Critica: relecturas y nuevos posicionamientos.

El 20 de Feb de 1932 con la llegada del Gral. Agustn P. Justo a la presidencia del pas se levanta la proscripcin y el destierro de polticos y periodistas impuesto por el Gral. Uriburu, y Natalio Botana regresa a la Argentina luego de 6 meses de exilio. Ese da sale Jornada en su 5 y ultima edicin con su tapa dividida en 2 partes: al lado del titulo Jornada aparece el titulo Crtica junto con un recuadro que anuncia con esta 5 edicin le damos un hasta luego a Jornada, en la 6 edicin reaparecer Crtica, el diario que siempre supo jugarse entero en defensa de los intereses del pueblo. Esa misma noche reaparece Crtica 2 poca, da a conocer sus aspiraciones polticas: el proceso a todos los responsables de la tirana, la investigacin sobre la aplicacin de torturas, el castigo a los responsables y la disolucin de la Legin Cvica.Desde este 1 numero de su segunda poca, Critica asume el lugar del fiscal y del juez al proponerse acusar a los responsables y declararlos culpables, inscribiendo esta campaa en una tradicin de denuncia y castigo. El diario debe encontrar una forma que le permita relatar el horror y lograr que este relato funcione como una denuncia eficaz, as desarrolla como principal estrategia el uso de los rasgos sensacionalistas que siempre lo han caracterizado, pero con una funcin poltica. Critica sienta las bases del sensacionalismo poltico puesto que le permite poner en escena lo que la denominada prensa seria calla: las denuncias de las torturas realizadas bajo el gobierno de Uriburu.

Crtica demuestra que lo acontecido durante el gobierno de Uriburu no es solo un hecho poltico, sino que es un hecho criminal que hay que penalizar. El diario apela a la crnica policial pero tb a los recursos de la ficcin realista, la creacin de un narrador, el uso de la descripcin o la creacin de personajes y dilogos. El deslizamiento de las marcas de la crnica policial a la denuncia poltica se pone en evidencia al comparar las denuncias que el diario efecta en los primeros meses de 1932 con los casos policiales anteriores.La crnica policial y los usos de la ficcinA comienzos de 1932, las marcas con las cuales el lector acostumbraba a reconocer las noticias policiales se desplazan al mundo de la poltica y curiosamente no aparecen casos policiales. Con solo hojear el diario, el elector sabe cuales son las noticias ms sensacionalistas del da, ya que no solo un cabezal eleva el tema a seccin especial sino que utilizan llamativos ttulos. Junto a estos ttulos, los dibujantes realizan las reconstrucciones graficas de lo narrado en los extensos reportajes a los presos que pasaron por la Penitenciaria Nacional. El mayor impacto lo logran con fotografas que reproducen las secuencias de los sucesivos pasos de la tortura a los que fueron sometidos.

Crtica da los nombres de los ejecutores materiales de las torturas y describe minuciosamente cada uno de los mtodos usados en un discurso realista que hace da la hiprbole el recurso central.

El caso Lugones (hijo)

Si una figura interesa a Critica esta es la de Leopoldo Lugones (h), jefe de Orden Poltico durante la dictadura de Uriburu, acusado de cometer torturas, de haber sustrado documentos de la caja fuerte del diario durante su clausura, de robo y destruccin de prontuarios policiales.El ataque a Lugones (h) se inicia en el 1 numero de la segunda poca: en el centro de la tapa se publica una foto y en ella se seala con flechas los rasgos fsicos correspondientes al perverso instintivo, la idea que prevalece en todo el articulo es declarar su culpabilidad mediante un dictamen medico. A partir de este articulo, se suceden numerosos estudios clnico-psiquitricos que avalan con un dictamen cientfico una denuncia periodstica y poltica. Critica reconstruye la biografa de Lugones y enumera sus antecedentes criminales refirindose a el por antonomasia, es decir, sustituyendo su nombre propio con adjetivos que funcionan agresivamente y enfatizan el tono de la denuncia: en lugar de usar su apellido se alude a Lugones diciendo: el torturador, el monstruo, etc.

La narracin de la historia

Otra estrategia que el diario usa es la construccin de la imagen pblica que funciona como la ratificacin del programa: configura un lugar de enunciacin desde el cual interpela tanto a sus lectores como a la clase poltica, Crtica se ubica en ele centro del debate pblico, ya que sus pginas funcionan como mbito de discusin poltica.La estrategia es adecuada a partir de este momento se publica una carta del Gral. Dellepiane donde ste puntualiza lo sucedido cuando era Ministro de Guerra de Yrigoyen.

Crtica recuerda su intervencin en la revolucin, las relaciones con Uriburu, las clausura y sus consecuencias, para acentuar los riesgos de la violenta campaa mas poltica que periodstica contra los personeros de la dictadura Critica diversifica su discurso: refuerza las reglas de solidaridad establecidas con sus lectores mediante interpelaciones directas, crea dispositivos de reconocimiento a partir de los cuales el lector se identifica con las denuncias del diario y lo reconoce como su mediador.

Critica establece una relacin de necesidad poltica con su publico, convirtindolo en aval poltico de su actuacin, en su masividad demostrada por las cifras de su tiraje.

Critica informa que en una reunin de legionarios de la casa del torturador Gimenez se decidi el incendio del local del diario, para certificar la informacin, publica las chapas de los autos particulares y la copia de una tarjeta donde se invita a los legionarios a presenciar el incendio. A esta invitacin Crtica responde con otra invitando a sus lectores a presenciar el incendio, en este caso se los convoca con una finalidad poltica: defender su diario de las agresiones de los denunciados. La convocatoria es exitosa, al da siguiente bajo el titulo El pueblo de todos los lectores se congrego para defender a Critica, publica las fotos en las cuales se observa a polticos y lectores que concurrieron a defender el local y las respuestas de los legionarios puede leerse tanto en actos pblicos y denuncias, como en las paginas de La Fronda.El tono de la contienda crece da a da y alcanza uno de sus puntos ms lgidos con motivo de la enfermedad y muerte del Gral. Uriburu el 29 de abril de 1932, los titulares sensacionalistas con los que Crtica va informando el estado de salud del ex presidente y el modo en que da a conocer la noticia de su muerte en la 6 edicin con tapas color verde producen indagacin entre los grupos uriburistas que responden desde las paginas de La Fronda. Para La Fronda Botana es un fuera de ley y un extranjero que debe ser excluido de la sociedad por medio de la crcel o la ley de la residencia.

Si bien Critica asume durante varios meses los roles de fiscal y del juez al sealar los responsables y juzgarlos culpables, carece de competencia real para penalizar los delitos denunciados. Por lo tanto, mientras reclama o denuncia la pasividad de los jueces celebra como victoria propia aquellos casos en que la justicia se expide y resulte la prisin preventiva de alguno de los acusados.

A pesar de la alegra inicial, las respuestas efectivas de la Justicia distan de ser favorables y durante meses y mese Botana enfrenta querellas por injurias y calumnias. Pese a ellas, Critica logra exitosamente cumplir su programa poltico al instalarlo como centro del debate poltico.

Conclusiones e hiptesis

La indagacin con que Bandera Argentina registra la estrecha relacin entre el Gral. Justo y el diario oficialista no hace sino reafirmar que la posicin de Critica ene el mbito de la prensa es diferente: ya no se trata del antro del hampa sino de la tribuna que el presidente utiliza para dirigirse al pas. Esta posicin modifica la relacin de un diario que se autodefine independiente con su pblico y los sectores polticos.En los 30, Crtica es un actor poltico que tiene relaciones personales con los miembros del gobierno e incide en su toma de decisin, esta estrecha relacin le permite alcanzar grandes logros periodsticos: el presidente habla desde sus columnas y obtiene de manera privilegiada las fuentes de informacin oficial para sus noticias. Critica conmemora el 1 aniversario del gobierno con 7 nmeros especiales dedicadas a un minucioso balance de las acciones del gobierno, cuenta con la informacin necesaria ya que cada ministro ha sido inducido por la presidencia a otorgar al diario la documentacin requerida por medio de una carta enviada a los subsecretarios de los ministros.

En los 30, otro es el perfil del diario: la voz del pueblo es tb participe del po