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EL MUNDO DEL ADOSLESCENTE COMO PERIODO DE CAMBIO CONSTANTE PROGRAMA INTEGRAL DE FORMACIÓN A LA FAMILIA Área formativa

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EL MUNDO DEL

ADOSLESCENTE

COMO

PERIODO DE

CAMBIO

CONSTANTE P R O G R A M A I N T E G R A L D E F O R M A C I Ó N A L A F A M I L I A

Área formativa

“No sé cómo puedo ayudar a mi hijo, no le entiendo, no

sé dónde pedir ayuda”.

Obje t i vo genera l y

ap l i c a c ió n

DIRIGIDO A:

Familias normalizadas, tanto a padres como a madres con hijos. Si

bien esta actuación está orientada a preadolescentes o adolescentes,

constituye materia formativa para padres y/o madres con hijos de

cualquier edad, interesados en el desarrollo del menor en la sociedad

actual.

OBJETIVOS:

Por una parte dar una visión global de la problemática que vive el

adolescente en los aspectos psicosociales y su influencia en sus

entornos, y por otra, ofrecer un Programa Integral de Formación a

las familias orientado e impartido a padres e hijos. Este aspecto

formativo tiene un formato grupal, donde se intenta normalizar las

conductas y actitudes del menor compartiendo las experiencias entre

padres, y otro individual donde se personaliza el problema concreto y se

indaga en el caso, con el objetivo de emitir un posible diagnóstico del

problema.

T.: 915 14 94 13 M.: 645 260 666 / 649 130 709. C/ Orense, 8, 1º Oficinas - 28020 Madrid

www.gabinetepsicosalud.com

¿ P o r q u é u n a e x p o s i c i ó n s o b r e

l a a d o l e s c e n c i a a l o s p a d r e s ?

En los momentos actuales y en nuestra sociedad, se está hablando de pérdida de valores sociales, morales, y de un desinterés generalizado de los jóvenes y adolescentes por los compromisos sociales, acompañado de desmotivación por casi todo y una falta de perspectiva de futuro. Sobre este tipo de pensamiento y situaciones es a lo que intento dar un razonamiento. Antes quisiera aclarar qué, este sentir social no es lo que realmente prevalece en los adolescentes, sino más bien una reacción a la información negativa que nos llega en el día a día desde los diferentes canales de comunicación sociales. Vemos constantes informaciones de situaciones de vandalismo, de consumos de alcohol en las calles, falta de respeto por lo público o ajeno, libertinajes sin límites…, esta clase de información es siempre más prominente y le prestamos más atención que al resto de información que recibimos. En segundo lugar, decir que los adolescentes no serían los únicos culpables de este sentir popular, sino que se acompaña de cambios sociales, culturales y económicos de la propia sociedad donde se desenvuelven y desarrolla el adolescente. Benedict, sugirió que cada sociedad selecciona una serie de comportamientos que le son valiosos, y socializa a sus miembros para que actúen según los mismos; los individuos que no manifiestan dichos comportamientos, son considerados como desviados por la sociedad. Estamos en una sociedad donde lo único constante es el propio cambio, cambio que acontece a una velocidad de vértigo y está haciendo mover los cimientos de nuestra sociedad tradicional. Conocer estos aspectos sociales, culturales y económicos, que nos afectan a todos, y las propias familias de una forma muy directa, nos puede ayudar a no estar desorientados en nuestras propias conductas y pensamientos, y ayudar a nuestros hijos a dar una cierta estabilidad dentro de este mundo actual y cambiante que nos toca vivir. En ningún momento pienso que estos cambios sociales son negativos, sí que son cambios que hay que entender y afrontar con información, como desarrollo inherente de cualquier sociedad postindustrial y moderna, como es la nuestra. Más adelante intento exponer estos cambios y en qué medida pueden afectar en el desarrollo del adolescente de forma directa o indirecta, y de los cuales somos responsables todos. Así como una propuesta de trabajo para abordar la formación e información a los padres para afrontar de forma eficaz y realista la problemática, tanto patente como potencial, del comportamiento del adolescente: Programa Integral de Formación a la Familia. Se lanza la pregunta, ¿Qué influencia tiene la sociedad en toda esta serie de conductas disociales que mantienen nuestros hijos?

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I N D I C E d e e x p o s i c ió n

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1 . ¿ Q u é e s l a a d o l e s c e n c i a ?

2 . ¿ C u á n d o t e r m i n a l a a d o l e s c e n c i a ?

3 . L o s a g e n t e s d e s o c i a l i z a c i ó n e n n u e s t r a s o c i e d a d .

4 . L a s o c i a l i z a c i ó n d e l a d o l e s c e n t e a c t u a l , v i s i ó n

e c o l ó g i c a .

5 . L a a d o l e s c e n c i a e n n u e s t r a s o c i e d a d m o d e r n a a c t u a l .

6 . L a a d q u i s i c i ó n d e l a i d e n t i d a d p e r s o n a l d e l a d o l e s c e n t e .

7 . I n f l u e n c i a s d e l e s t i l o e d u c a t i v o f a m i l i a r y

e x t r a f a m i l i a r .

8 . L a a d o l e s c e n c i a ¿ P e r i o d o p r o b l e m á t i c o y t o r m e n t o s o ?

M i t o s .

9 . L a c o g n i c i ó n s o c i a l y e t a p a s d e d e s a r r o l l o .

1 0 . E l d e s a r r o l l o m o r a l d e l a d o l e s c e n t e .

1 1 . C u e r p o e i m a g e n c o r p o r a l .

1 2 . C o n d u c t a s d e r i e s g o .

1 3 . I n t e r é s d e l a P s i c o l o g í a p o r l a a d o l e s c e n c i a y

p r e v e n c i o n e s p s i c o p a t o l ó g i c a s .

1 4 . P s i c o p a t o l o g í a s m á s h a b i t u a l e s e n l a s o c i e d a d a c t u a l .

1 5 . C o r o l a r i o .

1 6 . P r o g r a m a I n t e g r a l F o r m a t i v o a l a F a m i l i a .

1 7 . S e s i o n e s p s i c o e d u c a t i v a s .

1. ¿Qué es la adolescencia?

La adolescencia es una etapa de transición entre le infancia y la edad adulta de la persona. Empieza en la pubertad con el inicio de los cambios sexuales secundarios, pero su finalización está marcada por el contexto histórico, cultural y social en donde se desarrolle. En nuestra sociedad actual, en la adolescencia se pasa de una dependencia total de los padres, a una autonomía como persona dentro de una sociedad. La adolescencia es un concepto dinámico e interactivo, entre el propio adolescente y la sociedad y cultura en donde se desarrolla, es decir los adolescentes son influidos por la sociedad y al mismo tiempo la sociedad va cambiando al adolescente.

¿Qué significa esto? Que el concepto de adolescente está determinado cultural y socialmente, por lo que no existe un determinismo del concepto adolescencia.

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2. ¿Cuándo termina la adolescencia?

Podemos pensar que la adolescencia acaba cuando finaliza los cambios puberales, pero esto no siempre es así. En los últimos siglos de nuestra sociedad, la adolescencia se suele prolongar en función de las necesidades de formación y del periodo de preparación para la vida adulta y la asunción de responsabilidades definitivas como adulto independiente. Estos cambios tienen unas connotaciones culturales e

históricas.

¿Qué significa esto? Que la adolescencia es un proceso dinámico y su finalización no

está determinada biológicamente.

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3. Los agentes de socialización del adolescente

Los agentes de socialización podemos definirlos como grupos que nos enseñan a ser sociales. Desde nuestro nacimiento, determinados grupos nos van enseñando aquellos comportamientos que son propios de nuestra cultura y son aceptados por ella. Dos de estos grupos son esenciales: uno es la familia y el otro es la escuela. Ambos constituyen los agentes tradicionales básicos de la socialización y en estos casos también de educación. Tenemos que mencionar que la familia y la escuela no son los únicos agentes que nos socializan, también tiene un importante papel los grupos de amigos y coetáneos. Los medios de comunicación social se pueden considerar como el tercer agente básico de socialización. Se puede decir que la sociedad en total es el agente de socialización y que cada persona con quien se entra en contacto, es en cierto modo, un agente de socialización. Los procesos de socialización tendrían que tener un objeto en sí mismo, y es adaptar al individuo en la sociedad; sin embargo nos encontramos con que a veces hay una ausencia de normas claras en la propia sociedad que dificulta el proceso, así como una asignación también poco clara del papel del adolescente en la sociedad actual en la que vivimos. En estos procesos, pueden que no sean favorables para una adecuada socialización del adolescente, cuando: • Los agentes socializadores no son suficientemente fuertes o sancionadores, existe demasiada permisividad.

• Algunas normas no son claras y entran en contradicciones entre ellas.

• Se incurren en mensajes dobles comunicando verbalmente una norma y en la práctica se actúa de forma diferente.

• O cuando los propios agentes dan normas ambiguas y expectativas poco reales.

Hasta cierto punto, la cultura y la personalidad son meramente formas distintas de ver la misma realidad; los pensamientos, sentimientos y acciones, en cierta forma se estructuran bajo la influencia de valores y costumbres prevalentes en una sociedad determinada.

¿Qué significa esto? Que puede estar habiendo una falta clara de valores sociales que marque positiva y adaptativamente la personalidad del adolescente actual.

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4. La socialización del adolescente actual, visión ecológica

No hace tantos años las familias solían ser más numerosas que hoy en día, y no solo eso, sino que la unidad familiar no tiene la misma connotación que tiene en la actualidad, donde cada vez hay un mayor número de familias monoparentales, hijos únicos, está habiendo un alejamiento físico y afectivo de familiares de primer y segundo grado: tíos, sobrinos, primos…., y destacar el aumento de la participación de la mujer en la actividad laboral; estos factores suponen un cambio en la familia como agente socializador del menor.

Una connotación a tener también en cuenta es que los hijos en la sociedad tradicional tenían una contribución mayor en la fuerza laboral familiar y esto determina una considerable diferencia con lo que sucede hoy en día, ahora los padres se sienten en la obligación de preocuparse por la formación de sus hijos pensando en un futuro profesional autónomo de estos, alargando por estos motivos la escolarización obligatoria del menor.

Actualmente los progresos de la sociedad moderna exigen mayor formación académica y profesional, más compleja y más prolongada. Esto hace que cada vez se dedique más tiempo a la preparación individual y que se alargue el proceso de adolescente, hasta que el adolescente se pueda independizar y ser autónomo socialmente. El mensaje es que vivimos en una sociedad muy competitiva en todos los sentidos y esto hace que, o estamos preparados para afrontar el reto o fracasaremos.

Estos procesos familiares, fuerza laboral, formativos y otros distintos procesos de socialización, están en constante cambios, son cada vez más dinámicos, e influyen en los procesos actuales de adolescencia. Por otra parte también hay un proceso de homogenización: El proceso actual llamado globalización, ayudado por las nuevas tecnología de la información y las redes sociales, han hecho que este proceso de adolescencia, sea cada vez más uniforme y se esté homogenizando culturalmente en sociedades de desarrollo similares.

Visión ecológica sobre la adolescencia: Los adolescentes no se desarrollan en el vacío. Se desarrollan dentro de los múltiples contextos de sus familias, comunidades, países… Están influidos por sus compañeros, familiares y por otros adultos con los que entran en contacto, por las organizaciones religiosas, las escuelas y los grupos a los que pertenecen. También están influidos por los medios de comunicación y las culturas en las que crecen. Son en parte un producto del entorno y de las influencias sociales.

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4. La socialización del adolescente actual, visión ecológica (2)

Modelo ecológico de Urie Bronfenbrenner:

Urie Bronfenbrenner, desarrolló un modelo ecológico para la comprensión de las influencias sociales; pueden ser agrupadas en una serie de sistemas que se extienden más allá del adolescente.

El adolescente es el centro de los sistemas.

El microsistema: Son los sistemas con influencias más inmediatas sobre el adolescente. Éste se relaciona y forma parte de los sistemas e incluyen aquellos con los que tienen un contacto inmediato. Para la mayoría de los adolescentes, la familia inmediata es el microsistema principal, seguido de los amigos y la escuela.

El mesosistema: Implica las relaciones recíprocas entre los diferentes contextos del microsistema. Por ejemplo, lo que ocurre en la escuela, influye sobre el hogar y viceversa. Un análisis del mesosistema estudiaría la frecuencia, la calidad y la influencia de las interacciones, tales como de qué forma las características de la familia, están relacionadas con las presiones de los compañeros.

Un microsistema y un mesosistema pueden reforzarse mutuamente o ejercer influencias opuestas. Los problemas surgen si los valores básicos del mesosistema y del microsistema divergen; el adolescente puede sentirse muy estresado cuando tiene que ordenar diferentes conjuntos de valores.

El exosistema: Está compuesto de aquellos contextos en los que el adolescente no juega un papel activo pero que sin embargo influyen sobre él. Por ejemplo, lo que les ocurre a los padres en el trabajo; influye en los padres, y ellos a su vez influyen en el desarrollo del adolescente. Los jefes de los padres, determinan el salario, el trabajo, las fechas de vacaciones y el lugar donde se realiza el trabajo. Si una empresa decide trasladar a un empleado, esto afecta a toda la familia. Todos esos factores influyen en las relaciones de los padres con sus hijos adolescentes.

El macrosistema: Incluye las ideologías, las actitudes, la moralidad, las costumbres, las leyes de una cultura en particular. Incluye un cuerpo de valores educativos, económicos, religiosos, políticos y sociales. El macrosistema determina quién es un adulto y quién un adolescente. Establece estándares para el atractivo físico y la conducta en relación a la función de género, e influye en prácticas relacionadas con la salud, como fumar. También influye sobre los estándares educativos y las relaciones entre las razas.

¿Qué significa esto? Que los agentes socializadores han cambiado, y han

cambiado de forma brusca, interfiriendo en el desarrollo del menor y la adolescencia a

la forma tradicional.

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5. La adolescencia una sociedad moderna actual

En la sociedad en que actualmente vivimos, se pude etiquetar de una sociedad moderna, donde la comunicación (TIC/NTIC) ha tomado el timón, llevándonos a cambios continuos y cada vez más acelerados en casi todos los ámbitos sociales: hábitos, costumbres, normas, valores…, con la connotación del envejecimiento apresurado de lo nuevo.

Todo esto está afectando a lo que se determina como diferencias generacionales, donde los estilos de paternidad aprendidos de los padres, se quedan obsoletos e ineficaces en su aplicación actual.

La mayor permisividad sexual, las actitudes positivas hacia el divorcio, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la universalización de la educación y la transición política (que ha configurado un sistema democrático basado en los principios de la igualdad de derechos) son aspectos que afectan profundamente a la institución familiar y su dinámica interna, lo que está posibilitando la aparición de diferentes formas de agrupación familiar. Dentro de estos cambios se encuentra que la responsabilidad de mantenimiento económico de la familia y la casa, no recae exclusivamente en el padre de familia, sino que en la mayoría de las situaciones es compartido por la mujer o pareja. La mujer ha perdido el papel exclusivo de ama de casa como rol principal, si bien, junto a formar parte de la fuerza de trabajo de la sociedad, viene manteniendo en gran medida las tareas propias de la casa: comida, limpieza, cuidado de hijos…, estos hechos han creado que al menor se le dedique menos tiempo en su atención personal y educación, lo que implica que el menor pasa más tiempo solo o en actividades extraescolares.

¿Qué significa esto? Que los cambios están siendo acelerados y drásticos, no solo

para la adolescencia, sino para cada integrante de la sociedad.

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6. La adquisición de la identidad personal del adolescente

La adolescencia requiere de una serie de experiencias, procesos y vivencias que suponen un periodo de aprendizaje en la que aciertos y errores van a definir su persona con identidad propia. Para que este aprendizaje se lleve a cabo tiene que experimentar cambios, los cuales afrontará con cierto grado de incertidumbre e inseguridad, hasta que dichos cambios sean aceptados con normalidad.

Los cambios a resaltar podrían ser:

• Búsqueda activa del desarrollo de identidad propia.

• Aceptación de su cuerpo y desarrollo.

• Ser aceptado en un grupo de coetáneos.

• Satisfacer las necesidades de placer (hedonistas).

• Iniciarse en la sexualidad.

• Asumir nuevas responsabilidades y experimentar vivencias de éxito y fracaso, tolerar la frustración.

Es por todo ello que los padres deben saber que en este periodo de cambio permanente, es habitual que el adolescente viva situaciones de inestabilidad, cambios de humor, conductas aparentemente sin sentido…, sin embargo estas situaciones que crean momentos de enfrentamiento y tensión, se deben ver como lo que son, momentos de inseguridad, incomprensión y de búsqueda de respuestas que está viviendo el adolescente. La normalidad de estas conductas, serán evaluadas dependiendo de la frecuencia, persistencia e intensidad.

Es habitual que las normas y valores que en la niñez eran aceptadas, dejen de serlo y comience un periodo de búsqueda de criterio propio y el deseo de tomar sus propias decisiones, reclamando más autonomía y confianza en él. Nos pedirán poder elegir a los amigos, horarios de salida más amplios, respeto a sus decisiones, intimidad; todos ellos privilegios como si fuese un adulto. En este proceso de querer ser adulto, nos encontraremos, que por su falta de experiencia e intensa emotividad, sus juicios no son siempre objetivos, pero es un periodo de aprendizaje por el que tienen que pasar. Tienen varias formas de afrontar esta falta de experiencia y realismo.

¿Cómo suplen la experiencia?:

o Pensamiento de inmunidad: utilizan frases como “Aunque conduzca rápido no tendré un accidente”, “aunque beba alcohol no me pasará nada”.

o Pensamiento mágico: “Si pienso que una cosa no me va a pasar, entonces no me pasará nada”.

o Pensamiento dicotómico: o es blanco o es negro, no hay grises; suspenden un examen y dicen “Yo no valgo para estudiar”.

o Falta de demora de las gratificaciones: el resultado lo quieren ya, “Es que no vale de nada estudiar”.

¿Qué significa esto? Que para decidir hay que conocer y ese conocimiento está

basado en la experiencia.

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7. Influencias del estilo educativo familiar y extrafamiliar

Los patrones educativos de los padres producirán determinadas consecuencias evolutivas para el ajuste socio-emocional de sus hijos. Crecer en un ambiente con un estilo educativo u otro tiene consecuencias importantes.

Una de las cosas que más nos ayudarían como padres, sería tener la posibilidad de mirarnos desde fuera durante un tiempo, vernos como en una película de nuestra vida familiar. De esa manera nos sería muy fácil descubrir qué comportamientos, qué hábitos, qué conductas son los que más repetimos y cuáles son los más ausentes. El mensaje más potente que enviamos a nuestros hijos está en nuestros actos.

Detectar cuál es nuestro estilo educativo es una de las mejores herramientas para conocer cómo educamos realmente a nuestros hijos. En qué áreas funcionamos mejor y en cuáles necesitamos mejorar, todo dependiendo de nuestros objetivos y de las necesidades de nuestros hijos.

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7. Influencias del estilo educativo familiar y extrafamiliar (2)

Podemos clasificar los estilos educativos teniendo en cuenta dos ejes dimensionales: exigencia-permisividad y frialdad-calidez.

Así dependiendo de estas dos dimensiones obtenemos cuatro polos que combinados tendríamos los siguientes estilos:

Estilo educativo autoritario: exigente-frialdad.

Los padres autoritarios fomentan relaciones de sumisión y obediencia, aunque consigan ser aparentemente eficaces, algunas consecuencias pueden ser carencias en el desarrollo del adolescente como: baja autoestima, inseguridad, impulsividad, baja tolerancia a la frustración…

Estilo educativo negligente: permisivos-fríos.

Son padres con escasa implicación en la tarea de crianza y educación, son fríos y distantes con sus hijos y tienen escasa sensibilidad a las necesidades de los niños. Se caracteriza por una ausencia de normas, pero en ocasiones la actuación que ejercen es excesiva, sometiendo al niño a un fuerte castigo, sin mediar ninguna explicación o razonamiento de la conducta supuestamente indebida del menor. Algunas consecuencias pueden ser carencias en el desarrollo del adolescente como: baja autoestima, falta de respeto a las normas, inestabilidad emocional…

Estilo educativo permisivo: permisivos-cálidos.

Altos grados de afecto y comunicación pero unido a una ausencia de control y exigencias de madurez.

Son los intereses y deseos del niño los que dirigen la interacción entre el adulto y el menor. Los padres tratan de adaptarse a las necesidades de los hijos, interviniendo lo menos posible para que el niño acepte el esfuerzo y las exigencias. Exigen poco a sus hijos tanto en el cumplimiento de normas como en madurez. Los niños han de aprender en la vida el valor de las normas por sí mismos. Son padres afectuosos, pero no limitan. Algunas consecuencias pueden ser carencias en el desarrollo del adolescente como: dificultad para controlar impulsos, inmadurez, poca motivación…

Estilo educativo responsable: exigentes-cálidos

Niveles altos de afecto, de exigencias y de control. Son padres muy cálidos, pero al mismo tiempo, exigentes y firmes; estimulan la madurez de sus hijos, les ponen límites y hacen respetar las normas, son comprensivos, afectuosos y fomentan la comunicación. Son sensibles a las necesidades de sus hijos, estimulan la expresión de sus necesidades y les dejan un espacio para que empiecen a ser responsables y autónomos. La relación entre padres e hijos se caracteriza por el diálogo, el consenso como forma para que los niños comprendan las situaciones, son sensibles a las posibilidades de cada niño, las normas son coherentes pero no rígidas y prefieren el razonamiento y la explicación más que la imposición. Estimulan que el niño se esfuerce en conseguir una meta, pero conocen el ámbito de las posibilidades de sus hijos. No les presionan con aquello para lo que no están aún preparados. Fomentan la iniciativa de sus hijos asumiendo que van a cometer errores por su inexperiencia.

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7. Influencias del estilo educativo familiar y extrafamiliar (3)

Es evidente que es este tipo de educación es la que parece más adecuada, consiguiendo ser más felices consigo mismos y más generosos con los demás, más competentes socialmente, mayor autoestima, autonomía y responsabilidad, mayor autorregulación y desarrollo moral. Son persistentes en las tareas que emprenden y tienen un buen autocontrol.

“¿Pero quién nos ha enseñado cómo tenemos que comportarnos y educar a nuestros hijos? Todos dentro de nuestras posibilidades hacemos lo que podemos, es por ello que desde aquí queremos poner un granito de arena para informar y formar a padres que tengan un interés en mejorar su relación con sus hijos o hijas.”

¿Qué significa esto? Se Cambia la pregunta, ¿Quién nos enseña a educar?

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8. La adolescencia ¿Periodo problemático y tormentoso?

La idea de que la adolescencia es una época tormentosa y de constante estrés, está siendo sustituido por una concepción más equilibrada, presentándose como un periodo de desarrollo caracterizado por una reorganización biológica, cognitiva, emocional y social, dirigida a la adaptación de las expectativas y exigencias culturales implicadas en convertirse en adulto. Añadiendo, que en la sociedad actual tiene como connotación los grandes cambios que se están viviendo, ya comentados anteriormente.

Mitos a evaluar:

Mito 1: El desarrollo normal del adolescente es rebelde.

El 20% no presenta problemas importantes, se relacionan correctamente con la familia y compañeros, se sienten cómodos con los valores sociales y culturales en los que se han educado.

Mito 2: La pubertad es negativa para los adolescentes.

Con frecuencia se confunden los efectos de la pubertad con las influencias sociales que determinan la forma de percibir y valorar tales cambios.

Mito 3: El adolescente tiene un pensamiento infantil.

Es durante la adolescencia cuando se desarrolla la capacidad intelectual, el pensamiento abstracto, evaluar alternativas… Es aquí cuando se desarrolla la cognición social, el proceso por el cual se aprende a interpretar el mundo social y entender cómo piensan y actúan los otros. Es aquí también donde se llega a las metacogniciones: el pensar sobre el pensar.

¿Qué significa esto? Que los adolescentes no son tan negativos como se cree y que su comportamiento forma parte de su desarrollo dentro de la sociedad.

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9. La cognición social y etapas de desarrollo

En primer lugar vamos a exponer que es la cognición social, es decir la capacidad de pensar sobre otras personas, sus ideas, su conducta y su relación con las normas sociales, entre ellas la justicia.

La Cognición Social es la capacidad para comprender y regular las relaciones sociales. Esta capacidad promueve la comprensión de los otros: sus emociones, pensamientos, intenciones, conducta social y puntos de vista generales. La cognición social es común a todas las relaciones humanas. Conocer lo que otras personas piensan y sienten es necesario para tratar con ellas y comprenderlas. Esta capacidad se desarrolla lentamente, se consigue por medio de la observación, el ensayo y el error, la exploración, las experiencias directas de primera mano y el descubrimiento.

Añadir que las personas que tienen habilidades intelectuales superiores, para la resolución de problemas, no tienen necesariamente habilidades superiores para la resolución de los problemas sociales, que es lo que se denominaría habilidades sociales. Dentro de las habilidades sociales enmarco el manejo de las emociones, dicho manejo es primordial en cualquier relación social positiva y es lo que se llamaría Inteligencia Emocional.

Las habilidades de resolución de problemas sociales, pueden aprenderse o enseñarse separadas de los conocimientos intelectuales, y se basa en situarse en la perspectiva social de los demás.

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9. La cognición social y etapas de desarrollo (2)

Uno de los modelos más útiles sobre la cognición social es el de Robert Selman, quien anticipó una teoría sobre la habilidad para situarse en la perspectiva social de los demás. Para Selman asumir la perspectiva social de los demás es la capacidad para comprender a uno mismo y a los demás como sujetos, a reaccionar ante la propia conducta desde el punto de vista de otros (desarrollo de la empatía).

Las cincos etapas de desarrollo de Selman:

Etapa 0: Etapa egocéntrica o indiferenciada (de 3 a 6 años). Hasta cerca de los 6 años, los niños no pueden hacer una distinción clara entre su propia interpretación de una situación social y el punto de vista del otro, ni pueden comprender que su propia concepción pueda no ser correcta.

Etapa 1: Etapa subjetiva o etapa informativo-social (de 6 años a 8 años). Los niños de esta edad desarrollan el conocimiento de que los otros puedan tener una perspectiva diferente, pero tiene una escasa comprensión sobre las razones de los puntos de vista de los otros.

Etapa 2: Etapa de perspectiva recíproca (8 a 10 años). Los preadolescentes toman la perspectiva de otro individuo y ya son capaces de hacer diferencias sobre las perspectivas de otros, pueden reflexionar sobre su propia conducta motivada desde la perspectiva de otra persona.

Etapa 3: Etapa de la toma de perspectiva mutua o de una tercera persona (10 a los 12 años). Los niños pueden ver sus propias perspectivas, las de sus compañeros, así como las de una tercera persona neutra.

Etapa 4: Etapa de toma de perspectiva individual profunda y dentro del sistema social (adolescencia y edad adulta). Hay dos características que distinguen las concepciones de los adolescentes de otras personas:

- Primera, se hace consciente de que los motivos, las acciones, los pensamientos y los sentimientos están conformados por los factores psicológicos.

- Segundo, comienzan a apreciar el hecho de que una personalidad es un sistema de rasgos, creencias, valores y actitudes con su propia historia evolutiva.

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¿Qué significa esto? Que la educación no solo se realiza sobre aspectos

académicos, sino también en aspecto de desarrollo psicosociales.

10. El desarrollo moral en el adolescente

El desarrollo moral comprende el respeto por lo ajeno y las normas de prohibición: no robar, no hacer daño, no mentir… Ambos aspectos se desarrollan principalmente en el seno de la familia y son los que van a marcar el resto del desarrollo en la vida del adolescente. Estas normas crean un sentido de responsabilidad positiva por los demás, que tendrá como resultado la conciencia de colectivo, opuesto al individualismo.

Cuando el pensamiento egocéntrico se va sustituyendo por el pensamiento colectivo, se tendrá la capacidad de mejorar las relaciones interpersonales, lo que irá unido al desarrollo moral y a las conductas prosociales, entendiendo éstas como conductas voluntarias en beneficio de los demás.

En el proceso de conciencia moral que se crea en la adolescencia, se produce dentro de las normas vigentes y en la cultura vigente, a través de la posibilidad de poder reducir el pensamiento egocéntrico, es decir, el contexto debe ser propicio para que se desarrolle la conciencia social.

Hay que comentar un factor muy importante que influye de forma directa en este desarrollo moral y es las influencias socioeconómicas ajenas al propio individuo: la pobreza es un determinante muy importante en la aparición de disfunciones físico-mentales, produciendo tanto trastornos interiorizados (emocionalidad negativa), como exteriorizados (conductas problema), ambos negativos para el desarrollo moral y social positivo.

Tenemos que tener en cuenta también que en el inicio de las relaciones sociales con coetáneos, se incrementa la probabilidad de iniciar violaciones de las normas sociales: beber, fumar…, con el consiguiente riesgo para su vida futura, y utilizará el engaño como recurso de escapada de sus conductas ante los progenitores. Por lo que aunque la obtención de un adecuado desarrollo moral y buen juicio, no garantiza que los comportamientos sean siempre los más consecuentes, sí que ayudará a tener una mayor probabilidad de mitigar el riesgo.

¿Qué significa esto? Que es importante que el adolescente viva en un entorno de desarrollo

moral positivo.

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11. Cuerpo e imagen corporal

La visión del cuerpo nunca es objetiva. La imagen objetiva viene determinada por el estilo de biotipo del cuerpo.

Los tres biotipos básicos son: ectomorfo, mesomorfo y endomorfo.

Biotipo ectomorfo: Es delgado, con una delicada estructura y al que le resulta trabajoso ganar peso.

Biotipo mesomorfo: Es musculoso, con una estructura dura y rectangular, y gana o pierde peso con facilidad.

Biotipo endomorfo: Es de aspecto grueso, con una estructura blanda y redonda, que puede tener dificultades para perder peso.

La mayoría de la gente no encaja exactamente en ninguna de estas categorías. Aunque usualmente predomina uno de los tres, la mayoría de nosotros somos una combinación de biotipos.

Otro dato objetivo es el índice de masa corporal (IMC), que está determinado por la relación entre peso y talla (IMC=masa/estatura2).

Sin embargo todos tendemos a percibir nuestro cuerpo con cierto grado de distorsión. Cuando la valoración de nuestro cuerpo es negativa pueden aparecer síntomas depresivos y posibles conductas de evitación que pueden desencadenar en un trastorno de la conducta alimenticia. En los adolescentes se es más propenso a la distorsión de su cuerpo, entre otros motivos están los cambios que va a experimentar entre la fase prepuberal y la imagen que ya se había formado, modificaciones que va a tener que experimentar y que le van a obligar a cambiarla, por ejemplo: crecimiento de vello, acné, incremento de tejido adiposo en chicas y crecimiento muscular en chicos. Lo traumático de la situación va a depender de su imagen corporal percibida y el modelo de cuerpo ideal que haya interiorizado.

En la sociedad actual, el modelo vigente o modelo ideal socialmente determinado, y que se nos ofrece a través de los medios de comunicación masivos, es de delgado o muy delgado en chicas y el de desarrollo muscular y cuerpo atlético en chicos. Cuando en el adolescente se de ese tipo de cuerpo modélico, facilitará un estado de ánimo positivo, si no, se creará un estado de ánimo negativo que pueden acompañar o empeorar estados o sentimientos depresivos. Esta situación de valoración estética del cuerpo tiene una relación directa con la autoestima y autoimagen; la autoimagen es la imagen creada y autopercibida por el adolescente, la cual va a influir en gran medida en su autoestima, esta influencia es mutua: a peor autoestima, peor autoimagen y viceversa; pudiéndose entrar en un círculo vicioso muy perjudicial.

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11. Cuerpo e imagen corporal. (2)

Tenemos que tener también en cuenta lo que se llama imagen social percibida, que es la imagen que el adolescente cree que tienen los demás de él mismo. Este concepto es muy importante y está influido por la imagen que refleja su grupo de coetáneos. Es importante porque si el adolescente se valora negativamente con referencia al grupo, este pensará que los demás lo valoran también negativamente, por lo cual tendrá una peor autoimagen y empeorará su autoestima. Es decir la imagen social percibida influye en la imagen corporal percibida, y esta situación se empeora si el adolescente carece de ciertas habilidades sociales y comunicativas ante el grupo, y más aún si padece un estado de ánimo depresivo o disfórico propio de esta etapa adolescente. Un dato a tener en cuenta es que la sobreprotección familiar se asocia a una peor satisfacción corporal.

Para el adolescente su cuerpo es la representación de su yo. Por ello la mayoría de adolescentes invierten una gran parte de su tiempo y dinero en que su apariencia sea lo más parecida a la imagen ideal del grupo de coetáneos, para ello rinden un culto a su imagen a través de la ropa de vestir y forma de llevarlas, estilos de peinado, tatuajes, piercing, modos de moverse…

¿Qué significa esto? Que la imagen corporal también es un factor cultural y que

afecta al desarrollo psicosocial del adolescente.

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12. Conductas de riesgo

Las conductas de riesgo se definen como comportamientos que obtienen una gratificación a corto plazo y potenciales perjuicios a largo plazo. Constituyen un conjunto de comportamientos cuyas consecuencias pueden y suelen ser nocivas para la salud física o mental. Muchas de estas conductas son percibidas por el adolescente como un privilegio del adulto, los cuales fuman, beben, practicar sexo…, por lo que genera en el adolescente una tentación e inicio precoz aumentando el riesgo del mantenimiento de dichas conductas.

En estudios de adolescentes entre 14 y 15 años se han identificado cuatro patrones conductuales de riesgo:

1. Adolescentes que no presentan conducta de riesgo: 27 %

2. Adolescentes que consumen alcohol sin incurrir en ninguna otra conducta de riesgo: 24 %

3. Adolescentes que consumen alcohol e incurren en conductas violentas: 13 %

4. Adolescentes que consumen alcohol, incurren en conductas violentas y consumen drogas: 10 %

Como se ve, las conductas de riesgo son mayoritarias, son normativas en la población adolescente.

Un dato a tener en cuenta es que entre las conductas de riesgo existen unas conexiones mutuas entre ellas, con frecuencia se fuma, se bebe, se practica sexo sin protección, se consumen porros; el motivo puede ser que con estas actividades se ganan la aceptación y respeto de sus coetáneos, potencian su autonomía respecto a sus padres, se muestran rebeldes respecto a normas y valores frente a la autoridad, compensan estados de ansiedad, mitigan sentimientos de fracaso y se reafirman en su propia madurez e independencia.

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12. Conductas de riesgo. (2)

La edad de inicio de la pubertad puede ser un factor que influye en la probabilidad de prácticas de riesgo, ya que cuanto antes se produzcan los cambios en la apariencia física, dando al adolescente una imagen más adulta, antes se iniciarán las relaciones con el sexo opuesto, en un intento de búsqueda de novedad y nuevas sensaciones, aumentando el riesgo de consumo de alcohol y tabaco, añadiendo el riesgo de practicar el sexo sin protección y la posibilidad de desarrollar enfermedades de contagio sexual. A tener en cuenta también es que a menor edad en que se inicie la práctica de conductas de riesgo, peor es su pronóstico.

Como factor de personalidad está el grado de impulsividad del adolescente que le lleva a:

Actuar ante el estímulo del momento.

No prestar atención a lo que se está haciendo.

Respuestas rápidas sin pensar y predispuestas.

Actuar sin atender a las consecuencias.

Otro rasgo de personalidad es la agresividad y bajo control de impulsos, correlacionándose con consumos de alcohol y drogas. Los sentimientos de invulnerabilidad, tan propios del adolescente, se asocian también a las prácticas de conductas de riesgo.

Sin embargo contrariamente a lo que se piensa la baja autoestima se correlaciona poco con las conductas de riesgo, sí se tiende a interiorizar los sentimientos y puede aumentar estados depresivos.

Las vinculaciones positivas con las figuras de autoridad adulta, suponen una influencia positiva en la interiorización de los límites de las conductas realizadas y en una mejor toma de decisiones que les afecten a ellos o a los demás. De hecho los adolescentes con vínculos débiles o inexistentes con adultos, mantienen un alto porcentaje de conductas de riesgo; la ausencia de vínculos convencionales de apego, supone un bajo compromiso con la sociedad, sus valores y sus instituciones.

¿Qué significa esto? Que es bastante complejo manejar todas estas variables personales y

sociales del adolescente para minimizar las conductas de riesgo, casi inherentes a su edad.

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13. Interés de la Psicología por la adolescencia y prevenciones

psicopatológicas

En la relación del individuo con un mundo en constante cambio, se pueden producir y se producen conductas desadaptativas que al mismo tiempo afectan a la sociedad en la que se vive, entrando en una espiral de mutua influencia entre ambos, individuo y sociedad. Estas conductas desadaptativas se dan actualmente con mayor prevalencia, por el motivo de que nos tenemos que estar adaptando a las nuevas situaciones sociales constantemente, las cuales al mismo tiempo nos piden con cada vez más presión esa adaptación, con la amenaza encubierta de quedarnos fuera de esta relación individuo-sociedad, si no es así.

Toda esta presión social se da en todos los individuos que conformamos esta sociedad, pero es en la adolescencia donde tiene mayor incidencia, por el periodo de cambio intrínseco que el adolescente está viviendo, y es donde mayores desadaptaciones pueden darse. Puede darse el consiguiente peligro de, o desmarcarse socialmente y de sus normas, produciéndose un aislamiento social y el consiguiente peligro de agravar dichas conductas, o hacer frente a las exigencias sociales de su entorno, con el peligro de verse sometido a dichas exigencias y que desborde su personalidad, personalidad aún en periodo de formación y donde su identidad no está consolidada. En ambos casos se producirían conductas desadaptadas que a la larga, si no se corrigen, se pueden traducir en futuras psicopatologías. Es evidente que no todas las conductas que se realizan son desadaptadas y que parece que no hay salida al problema, no es así, pero hay que incidir en este grave problema que se está dando, entendiéndolo y previniéndolo.

El interés es discernir las conductas, comportamientos, pensamientos, que se atienen a la normalidad siendo inocuos y por tanto deben ser admitidos socialmente, aunque no sean del agrado del adulto, y los que aún siendo normales son perjudiciales para su desarrollo, a los cuales hay que controlar y tratar para corregir o minimizar daños posteriores.

Como hemos comentado los adolescentes se encuentran en un proceso de constante cambio y evolución, afectando a su funcionamiento físico, emocional y social, al mismo tiempo este funcionamiento va a condicionar su forma de pensar y de comportarse. Lo cual, para poder evaluar los comportamientos normales o no, tendremos que tener en cuenta este proceso de desarrollo del adolescente, así como ver si la conducta que se utiliza es adaptativa o desadaptativa en interacción con el entorno social que le toque vivir.

¿Qué significa esto? Que vivimos en una constante presión y cambio social que nos obliga a

adaptarnos constantemente al entorno donde vivimos, con el consiguiente peligro de

equivocarnos en la adaptación.

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual

Aunque se van a exponer categorías separadas de frecuentes psicopatologías, lo cierto es que éstas no suelen darse de forma única y separada entre ellas, sino más bien suelen existir simultáneamente dos o más trastornos diferentes al mismo tiempo, es lo que se denomina comorbilidad.

Vamos a separar trastornos de interiorización de los de exteriorización. En los de interiorización, los problemas que se presentan tienden a dirigirse más hacia uno mismo que hacia otras personas. En los trastornos de exteriorización, los problemas que se presentan tienden a dirigirse más hacia otras personas que hacia uno mismo.

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual. (2)

TRASTORNOS DE INTERIORIZACIÓN:

Trastornos de ansiedad: La ansiedad puede ser adaptativa o desadaptativa dependiendo del grado con que se dé y ante qué circunstancias. La ansiedad se puede definir como miedo ante una amenaza, real o percibida, con un patrón de respuesta triple: respuestas motoras (correr, temblar…), respuestas fisiológicas (frecuencia cardiaca, tensión muscular, dolor de estómago…) y respuestas cognitivas (pensamientos de peligro, de daño, de muerte…). La manifestación de la ansiedad se da por medios directos, es decir los aspecto motores y fisiológicos medibles, o por medio subjetivos, basándose estos en la angustia emocional. Por este respecto a un adulto le puede ser difícil detectar con fiabilidad la existencia de ansiedad en un niño, al serle difícil su verbalización y saber comunicar su estado subjetivo.

Las principales clasificaciones son:

Trastorno de ansiedad generalizada: La característica esencial del trastorno de ansiedad generalizada es la ansiedad y la preocupación excesivas que se observan durante un período superior a 6 meses y que se centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones, es decir no es específica. El individuo tiene dificultades para controlar este estado de constante preocupación. La ansiedad y la preocupación se acompañan de al menos otros tres síntomas de los siguientes: inquietud, fatiga, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del sueño (en los niños basta con la presencia de uno de estos síntomas adicionales). La intensidad, duración o frecuencia de aparición de la ansiedad y de las preocupaciones son claramente desproporcionadas con las posibles consecuencias que puedan derivarse de la situación o el acontecimiento temido. Los niños con trastorno de ansiedad generalizada tienden a preocuparse por su rendimiento o la calidad de sus actuaciones.

Fobias y miedos específica: La característica esencial de la fobia específica es un miedo intenso y persistente a objetos o situaciones claramente discernibles y circunscritos. La exposición al estímulo fóbico provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Esta respuesta puede adquirir la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación determinada. Aunque los adolescentes y adultos con este trastorno reconocen que este temor es excesivo e irracional, esto no sucede a veces en el caso de los niños.

Fobia social: se caracteriza por la presencia de ansiedad clínicamente significativa como respuesta a ciertas situaciones sociales o actuaciones en público del propio individuo, lo que suele dar lugar a comportamientos de evitación y ser incapacitante para las relaciones sociales. En los fóbicos sociales normalmente se observan una serie de problemas asociados, como hipersensibilidad a la crítica, evaluación negativa a uno mismo, dificultad para mostrarse asertivo, baja autoestima y/o sentimientos de inferioridad o autoeficacia. Los síntomas psicofisiológicos más habituales son sudoración, temblores, taquicardia, tartamudeo y rubor.

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual. (3)

Trastorno de pánico o crisis de angustia: se caracteriza por la aparición súbita de síntomas de aprensión, miedo pavoroso o terror, acompañados habitualmente de sensación de muerte inminente. Durante estas crisis también aparecen síntomas como falta de aliento, palpitaciones, opresión o malestar torácico, sensación de atragantamiento o asfixia y miedo a volverse loco o perder el control. La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en 10 min o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar. Este trastorno se puede dar con agorafobia o sin agorafobia. La agorafobia se caracteriza por la aparición de ansiedad o comportamiento de evitación en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil o embarazoso, o bien donde sea imposible encontrar ayuda en el caso de que aparezca en ese momento una crisis de angustia o síntomas similares a la angustia.

Trastorno obsesivo-compulsivo: La característica esencial del trastorno obsesivo-compulsivo, es la presencia de obsesiones o compulsiones de carácter recurrente lo suficientemente graves, como para provocar pérdidas de tiempo significativas (p. ej., el individuo dedica a estas actividades más de 1 hora al día) o un acusado deterioro de la actividad general o un malestar clínicamente significativo. En algún momento del curso del trastorno, el individuo reconoce que estas obsesiones o compulsiones son exageradas o irracionales. Las obsesiones se definen como ideas, pensamientos, impulsos o imágenes de carácter persistente que el individuo considera intrusas e inapropiadas y que provocan una ansiedad o malestar significativos. Las compulsiones se definen como comportamientos (p. ej., lavado de manos, puesta en orden de objetos, comprobaciones) o actos mentales (p. ej., rezar, contar o repetir palabras en silencio) de carácter recurrente, cuyo propósito es prevenir o aliviar la ansiedad o el malestar, pero no proporcionar placer o gratificación. En la mayoría de los casos la persona se siente impulsada a realizar la compulsión para reducir el malestar que lleva consigo una obsesión determinada o bien para prevenir algún acontecimiento o situación negativos.

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual. (4)

Trastorno del estado del ánimo: La sección de los trastornos del estado de ánimo incluye los trastornos que tienen como característica principal una alteración del humor, tanto por defecto como por exceso.

Las principales clasificaciones son:

El trastorno depresivo mayor (unipolar): se caracteriza por la presencia de la mayor parte del día y casi todos los días durante al menos 2 semanas consecutivas, de un estado del ánimo triste o irritable, perdida de interés, y de la capacidad de disfrutar de actividades que antes eran placenteras (anhedonia): menos juegos con compañeros, aburrimiento, pasotismo…

El trastorno distímico o distimia: se caracteriza por al menos 1 año (2 en adultos) en los que ha habido más días con estado de ánimo depresivo que sin él. Los síntomas de tristeza en los niños o adolescentes, pueden ser a veces poco evidentes, dándose sentimientos de irritabilidad o enfados con genio por situaciones sin importancia, insultos, peleas y derrumbarse por temas triviales. Es un tipo de depresión menos grave, donde los síntomas son menos incapacitantes, pero son más prolongados e interfieren también en el funcionamiento y bienestar del niño o adolescente. Se pueden dar síntomas de: baja autoestima, pesimismo, modificación del apetito, cambios en el sueño, fatiga y dificultad para concentrarse. El patrón se suele manifestar en los niños más pequeños con síntomas psicológicos y motores, en los más mayores y adolescentes con síntomas cognitivos.

El trastorno bipolar: se caracteriza por episodios maníacos, acompañados por episodios depresivos mayores. Un episodio maníaco se define por un período concreto durante el cual, el estado de ánimo es anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable. El estado de ánimo elevado de un episodio maníaco puede describirse como eufórico, anormalmente bueno, alegre o alto. Si bien el estado de ánimo del sujeto puede inicialmente tener una cualidad contagiosa para el observador externo, los que conocen bien a la persona lo reconocen como excesivo.

El trastorno depresivo no especificado: se incluye para codificar los trastornos con características depresivas que no cumplen los criterios para un trastorno depresivo mayor, trastorno distímico, trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o trastorno adaptativo con estado de ánimo mixto ansioso y depresivo (o síntomas depresivos sobre los que hay una información inadecuada o contradictoria).

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual. (5)

Trastornos de la conducta alimentaria: Los trastornos alimentarios se caracterizan por alteraciones graves de la conducta alimentaria llegando a afectar a la ganancia normal de peso. Una característica esencial de la anorexia nerviosa y de la bulimia nerviosa es la alteración de la percepción de la forma y el peso corporal.

Anorexia: Las características esenciales de la anorexia nerviosa consisten en el rechazo a mantener un peso corporal mínimo normal, en un miedo intenso a ganar peso y en una alteración significativa de la percepción de la forma o tamaño del cuerpo. Además, las mujeres afectadas de este trastorno, aunque hayan pasado la menarquía, sufren amenorrea. La persona con este trastorno mantiene un peso corporal por debajo del nivel normal mínimo para su edad y su talla. Si la anorexia nerviosa se inicia en la niñez o en las primeras etapas de la adolescencia, en lugar de pérdida puede haber falta de aumento de peso. Generalmente, la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la ingesta total. A pesar de que los individuos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría de ellos acaban con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Existen otras formas de perder peso como la utilización de purgas (p. ej., vómitos provocados y uso inadecuado de laxantes y diuréticos) o el ejercicio excesivo.

Bulimia: Las características esenciales de la bulimia nerviosa consisten en atracones y en métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso, entre ellos el vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos, ayuno y ejercicio excesivo. Además, la autoevaluación de los individuos con esta enfermedad se encuentra excesivamente influida por la silueta y el peso corporal. Un factor es la sensación de pérdida de control sobre la ingesta del alimento. Para poder realizar el diagnóstico, los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas deben producirse al menos un promedio de dos veces a la semana durante un período de 3 meses. Se define atracón como el consumo a lo largo de un período corto de tiempo de una cantidad de comida muy superior a la que la mayoría de los individuos comerían. Los individuos con este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de su conducta e intentan ocultar los síntomas. Los atracones se realizan por lo normal a escondidas o lo más disimuladamente posible.

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14. Psicopatologías más habituales en la sociedad actual. (6)

TRASTORNOS EXTERIORIZACIÓN:

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: La característica esencial del trastorno por déficit de atención con hiperactividad es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, que es más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar. Algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o de desatención causantes de problemas pueden haber aparecido antes de los 7 años de edad. Sin embargo, bastantes sujetos son diagnosticados habiendo estado presentes los síntomas durante varios años. Algún problema relacionado con los síntomas debe producirse en dos entornos distintos menos (p. ej., en casa y en la escuela). Debe haber pruebas claras de interferencia en la actividad social, familiar, académica o laboral propia del nivel de desarrollo. Los sujetos diagnosticados con este trastorno pueden iniciar una tarea, pasar a otra, entonces dedicarse a una tercera, sin llegar a completar ninguna de ellas. A menudo no siguen instrucciones ni órdenes, y no llegan a completar tareas escolares, encargos u otros deberes.

Trastorno disocial: La característica esencial del trastorno disocial es un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto. Estos comportamientos se dividen en cuatro grupos: comportamiento agresivo que causa daño físico o amenaza a otras personas o animales; comportamiento no agresivo que causa pérdidas o daños a la propiedad; fraudes o robos; y violaciones graves de las normas. Tres (o más) comportamientos característicos deben haber aparecido durante los últimos 12 meses y por lo menos un comportamiento se habrá dado durante los últimos 6 meses. El trastorno del comportamiento provoca deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral. Los niños o adolescentes con este trastorno suelen iniciar comportamientos agresivos y reaccionar agresivamente ante otros.

Trastorno negativista desafiante: La característica esencial del trastorno negativista desafiante es un patrón recurrente de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigido a las figuras de autoridad, que persiste por lo menos durante 6 meses y se caracteriza por la frecuente aparición de por lo menos 4 de los siguientes comportamientos: accesos de cólera, discusiones con adultos, desafiar activamente o negarse a cumplir las demandas o normas de los adultos, llevar a cabo deliberadamente actos que molestarán a otras personas, acusar a otros de sus propios errores o problemas de comportamiento, ser quisquilloso o sentirse fácilmente molestado por otros, mostrarse iracundo y resentido o ser rencoroso o vengativo . Para calificar el trastorno negativista desafiante, los comportamientos deben aparecer con más frecuencia de la típicamente observada en sujetos de edad y nivel de desarrollo comparables, y deben producir deterioro significativo de la actividad social, académica o laboral. Los comportamientos negativistas y desafiantes se expresan por terquedad persistente, resistencia a las órdenes y renuencia a comprometerse, ceder o negociar con adultos o compañeros.

Las consecuencias negativas de cualquier trastorno psicopatológico pueden afectar más que en la vida del adulto, ya que pueden estar interfiriendo en el proceso inherente de desarrollo, crecimiento y maduración en la que se encuentra el niño o adolescente.

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15. Corolario

Los resultados de las conductas en general de nuestros adolescentes están mediados por factores contextuales, tanto familiares, como extrafamiliares, sociales, económicos…, sin dejar a un lado los factores biológicos inherentes a una época de crecimiento y evolución. Dependiendo de la naturaleza y severidad de los problemas y alteraciones que configuren e intervengan en este desarrollo, estos van a actuar como factores de riesgo respecto a la aparición y desarrollo de comportamientos disruptivos o problemáticos, así como la aparición de disfunciones psicosociales.

En la fase final del desarrollo adolescente cuentan con las mismas condiciones potenciales que los adultos, sus capacidades son parecidas, pero sus comportamientos y sentimientos son distintos. Esta diferencia esta mediada por la falta de experiencia, influencia del grupo de coetáneos, estrés y ansiedad por los cambios constantes que sufre y la búsqueda de su propia identidad en su desarrollo.

Founstain ya en 1961, describió las características que diferencian un adolescente de un adulto, y aún hoy en día se pueden dar como válidos:

1. Los adolescentes se manifiestan con una intensidad y una volatilidad especiales y buscan experiencias emocionales.

2. Los adolescentes necesitan gratificaciones frecuentes e inmediatas. A menudo el adolescente no es consciente de las consecuencias de sus actos, y malinterpreta los sentimientos y conducta de otros.

3. El adolescente incurre en fallos de autocrítica, no encontrando en sí mismo contradicciones, incongruencias o absurdos.

4. La conciencia que el adolescente tiene acerca del mundo que le rodea suele ser completamente diferente a la que tiene el adulto.

5. El adolescente es menos capaz de preocuparse por personas o hechos que no le impliquen personalmente.

Pero ¿cómo aprender a mejorar nuestro entendimiento ante estos procesos inherentes del desarrollo evolutivo físico, psíquico y social del adolescente?, y así poder ayudarle a su desarrollo adaptado al mundo social cambiante que nos toca vivir y al desarrollo de su propia personalidad positiva.

Una propuesta, donde se da tanto una acción informativa, como formativa es el Programa Integral de Formación a la familia, dirigido a padres y menores en distintas etapas de desarrollo. Comparte un formato grupal, en primera instancia, con padres y un formato individual a través de entrevistas personales con profesionales dedicados al manejo de conductas en menores. En la intervención grupal se adquieren los conocimientos base para el desarrollo de la actividad educativa de los padres y, a través de una actuación individual, se estudia el caso único, reforzando los criterios de actuación de forma personalizada. Dicha orientación se da tanto a nivel preventivo como a nivel en fase de intervención.

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Área formativa

PROGRAMA INTEGRAL

FORMATIVO A LA

FAMILIA: acción para

padres concienciados

en el cambio

16. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA ¿Qué es?

El Programa Integral de Formación a la Familia, es un proyecto preventivo y formativo dirigido tanto a padres, madres, como a los menores. El objetivo fundamental de este proyecto es ayudar a estos padres y madres a comprender la etapa evolutiva por la que están pasando sus hijos, y ofrecer herramientas para los posibles problemas que estén sufriendo o que puedan sufrir en el seno familiar. Se trata de una actuación para la información, formación y reflexión dirigido a padres y madres, para abordar aquellas cuestiones que tienen que ver con las funciones parentales. Se pretende ayudarles a desarrollar adecuadamente sus funciones educativas, emocionales y socializadoras, a que puedan superar situaciones difíciles que no saben cómo manejar, mediante la modificación de conductas y a la adquisición de pautas saludables de dinámica familiar. El formato individual se realizará como refuerzo a la intervención grupal, si se estima conveniente y bajo el criterio del profesional para cumplir los objetivos del programa integral de intervención a la familia.

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16. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA Objetivos Actuación Grupal

Propiciar un entorno agradable donde compartir y comentar experiencias cotidianas con otros padres, intercambiar opiniones y aprender de los demás. De esta forma, el aprendizaje se enriquece en el grupo, se observan distintos modelos de conducta, se generan sentimientos positivos de comprensión y solidaridad.

Analizar las diferentes etapas que recorre una familia en su ciclo vital. Cada familia tiene las suyas, por tanto, se recomienda conocerlas para saber qué es lo que puede suceder en cada una de ellas y prepararse para esos cambios, que de otro modo podrían producir una crisis en el funcionamiento familiar general o un conflicto para alguno de los miembros de la familia.

Promover el conocimiento de las características evolutivas y necesidades del menor. Si los padres son conscientes de las capacidades y necesidades que sus hijos tienen en cada momento, será más sencillo que comprendan el porqué de determinados comportamientos, disminuyendo así la tensión, frustración y conflictos en el entorno familiar y mejorando por tanto, la relación entre los miembros.

Crear espacios de reflexión sobre criterios básicos de funcionamiento del grupo familiar: roles de cada miembro de la familia, establecimiento de relaciones, etc. En este caso, se pretende que aprendan de qué forma se están relacionando en el entorno familiar, los roles positivos o negativos que asignan a los distintos miembros y cómo esto repercute en esa relación y en los comportamientos que emiten los menores.

Dotar de herramientas y habilidades a los padres y madres, que posibiliten un crecimiento integral del menor. Los hábitos que se adquieren en la infancia son imprescindibles para la adaptación saludable y equilibrada en la vida adulta. Las costumbres, siempre llevan consigo una serie de actitudes, normas y valores ante la vida y ante los demás. A través de ellas el niño interioriza esos valores y actitudes con mayor facilidad y convencimiento, que a través de los distintos tipos de castigos.

Promover la participación consciente y activa de los miembros del grupo en el proceso de enseñanza y aprendizaje desde los distintos roles. En muchas ocasiones, los distintos progenitores no tienen el mismo estilo a la hora de educar al menor, lo que propicia el conflicto y la inseguridad entre ellos.

Dotar a los padres y madres de herramientas para poner límites y modificar los comportamientos del menor. Se pretende enseñar a los padres y madres las nociones básicas de modificación de conducta con el fin de que puedan premiar las conductas de sus hijos que quieren que se repitan, y disminuir o eliminar aquellas que no son deseables. Además, se intenta hacer ver el beneficio que tienen los límites para los niños/adolescentes, ya que les aportan seguridad y orden, a la vez que, les ayuda a vivir en una sociedad con normas que todos deben respetar, es decir, a la socialización y las relaciones con los demás.

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16. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA Objetivos Actuación Grupal (2)

Detectar, si es que existen, las problemáticas del grupo familiar o de alguno de sus miembros; en cuyo caso, se podría realizar una intervención individual como asesoramiento. Muchas veces se cree que los problemas de conducta se dan solo en la adolescencia, pero cada vez se ve más que estos problemas se presentan a una edad más temprana.

Concienciar y ayudar a identificar problemas cuanto antes, evitando así, un peor funcionamiento familiar e individual del menor y proporcionar las pautas adecuadas para la solución del conflicto. También, se pueden presentar otra serie de problemáticas como podrían ser: desmotivación por los estudios, aislamiento, tristeza, ansiedad, consumo de drogas, problemas alimentarios, etc…

Favorecer la comunicación en el grupo familiar y con el entorno comunitario, facilitando la creación de mejores relaciones sociales, lo que implica que aumenta el apoyo social, además de mejorar las relaciones entre los miembros creando un clima adecuado para la convivencia.

T.: 915 14 94 13 M.: 645 260 666 / 649 130 709. C/ Orense, 8, 1º Oficinas - 28020 Madrid

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16. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA Objetivos Actuación Individual

Promover el conocimiento de los cambios evolutivos en el niño/adolescente, que están experimentando o que van a experimentar, con el fin de que comprendan lo que les ocurre y se enfrenten a ello con seguridad.

Informar y prevenir sobre las distintas conductas de riesgo (consumos de alcohol y otras sustancias, conductas sexuales, etc.) que pueden ir surgiendo en la vida del niño/adolescente, ajustadas a su nivel evolutivo y sus necesidades.

Empatizar con el menor, entender sus sentimientos y sus deseos y, que así lo sienta él, con el fin de establecer una relación de confianza, para poder asesorarle adecuadamente.

Normalizar con el menor todos esos sentimientos y conductas que son frecuentes en su etapa evolutiva pero que no comprenden bien (frustración, dificultad para posponer la gratificación, etc.), abordarlas y discutirlas con el objetivo de que el niño/adolescente las comprenda.

Detectar posibles indicadores de problemas de desarrollo y/o actitudes desadaptativas, para poder hacer un diagnóstico precoz de las necesidades del niño/adolescente e intervenir en ellas posteriormente, si así se considera necesario.

Favorecer una mejor comunicación dentro del seno familiar dotando al niño/adolescente de algunas estrategias para expresar sus sentimientos, deseos o necesidades de forma adecuada

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16. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA Metodología y programación

Formato Grupal:

El Programa Integral de Formación a la Familia se desarrollarán entre 3 y 4 meses, con una programación semanal de una hora y media de duración. Los grupos están constituidos por un máximo de 18 personas.

La metodología está diseñada para poder ser adaptada y aplicada al perfil de los miembros del grupo. Se considerará el nivel cultural, el grado de interés, motivación, así como el estilo de aprendizaje de cada uno de sus miembros para la adaptación. Se trata de promover estrategias de cambio cognitivo–conductual, con una metodología grupal, dinámica, global, abierta y creativa, que hace uso de las diversas técnicas de “Dinámica de Grupo” según el tema a tratar, la composición del grupo, etc., para conseguir un clima adecuado que favorezca la comunicación e interacción entre los miembros. Además, están probados los beneficios del trabajo en grupo ya que: compartir la propia experiencia con otros aumenta el nivel de motivación individual, ayuda a producir una mayor variedad de soluciones y/o alternativas, cuando un miembro del grupo experimenta un cambio es más fácil que éste se generalice al resto, vivir situaciones similares disminuye los sentimientos de soledad y culpabilidad y fomenta la comprensión, la escucha activa y la empatía.

Se pretende aplicar en cada sesión la flexibilidad que el grupo necesite para su mejor funcionamiento, comprensión de los temas a tratar y por último, conseguir el objetivo fundamental; producir en los participantes un cambio cognitivo y conductual en la relación familiar.

Formato individual:

La metodología en este formato se basa principalmente en la entrevista como método de obtención de información y de acercamiento al menor. Se hace imprescindible establecer una buena relación terapéutica, para ello se utilizará un formato de entrevista abierta. Así mismo, será tenido en cuenta el proceso continuo de cambio y evolución que afecta al funcionamiento físico, cognitivo, conductual, emocional y social del menor, también llamado normalización evolutiva.

El comportamiento infanto-juvenil está caracterizado por una gran especificidad situacional y determinación ambiental. Es sabido que la conducta de los menores suele variar según la situación específica en la que se encuentran, de modo que, estos se comportan de manera diferente con diferentes personas y en situaciones distintas.

En muchas ocasiones el menor ignora y carece de percepción del problema y, observa sorprendido los efectos que suele originar su forma de comportarse en casa y en el colegio. Por ello, se tratará de empatizar con el menor de forma que se sienta comprendido y aceptado y que así pueda comprender las consecuencias de su comportamiento.

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17. PROGRAMA INTEGRAL FORMATIVO A AL FAMILIA Sesiones Psicoeducativas

NUTRICION Y ALIMENTACIÓN

MANEJO DE CONDUCTAS PROBLEMA

CONDUCTAS DE RIESGO

HIGIENE DEL SUEÑO

ENFERMEDADES CRÓNICAS

EDUCACIÓN EMOCIONAL

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“No sé cómo puedo ayudar a mi hijo, no le entiendo, no

sé dónde pedir ayuda”.

¿Somos responsables de los

comportamientos de nuestros hijos?

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