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8/16/2019 Archivos-5d76e051f1 La CA Da Del Sistema

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LA CAIDA DEL SISTEMA

Ilya Cazés

PERSONAJES:

MANUEL, presidente de la república.

ORALIA, secretaria particular del presidente de la república.

FIDEL, asesor del presidente de la república.

Oficina del señor presidente de la República. Paredes de madera. Enmedio de la pared del fondo, el retrato del señor presidente de la República. Al fondo ala izquierda, una puerta. En el extremo derecho, un perchero del que cuelga la banda

presidencial. Un enorme escritorio ocupa el centro de la escena. Sobre el escritorio, unacomputadora, un teléfono y un interfón.

Al iniciar la acción, no hay nadie en la oficina, pero provienen sonidos

de la puerta del fondo a la izquierda: alguien canturrea pom-po-po-po po po po po po,

pom, con las notas del himno nacional. Se escucha que jalan el agua de un escusado. Se

abre la puerta del fondo a la izquierda, apareciendo el señor presidente de la

República. Se frota las manos, sin dejar de canturrear. Se instala en su escritorio.

Enciende la computadora. Sonidos electrónicos. Inicia un juego contra la máquina.

Mueve el máus con entusiasmo, clava la vista en el monitor, se muerde los labios, se

escuchan bombardeos.

MANUEL: ¡Duro! Te lo dije, te dije que acabaría contigo tarde o temprano... (Siguecanturreando. Otro bombardeo.) Tú también, me la debías desde hace tiempo,¿recuerdas? Y tú, vas a ver lo que hacemos contigo: tan, ajá, no te me escapas, tan, tan,otro más y...

Cierra los ojos apretando los párpados, cierra la boca apretando losdientes, cierra los puños, y se escucha un nuevo bombardeo, al tiempo que expira un

ahhh de satisfacción. Musiquita electrónica que indica el final del juego. Se estira.

Consulta su reloj. Se quita el saco, que coloca en el perchero. Acaricia la banda

presidencial, la besa. Regresa a su escritorio, doblándose las mangas de la camisa.

MANUEL: Ahora sí. A lo que te truje chencha.

Silencio. Observa el monitor. De cuando en cuando, teclea algunos

comandos. Su rostro se va tensando poco a poco, hasta quedar petrificado en una

expresión híbrida entre el furor, el desconcierto y la impotencia, expresión que

contrasta con la serena sonrisa que se observa en el retrato.


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MANUEL: ¿Qué es esto?... ¿Qué está pasando?...

Sin quitar la vista del monitor, oprime un botón del interfón.

VOZ DE ORALIA EN EL INTERFÓN: ¿Sí, señor presidente?

MANUEL: Oralia, Oralia, se llama usted, ¿verdad?

VOZ DE ORALIA: Para servirle, licenciado.

MANUEL: Comuníqueme con Fidel... O no, dígale que se presente de inmediato.

Suelta el botón del interfón, y se concentra en el monitor, tecleando

algunos comandos. Su crispación va en aumento. De pronto golpea el escritorio con el

puño, y se pasa una mano por la frente. Recobra la compostura cuando se escuchan

unas voces que vienen de fuera.

VOZ DE ORALIA: No puede pasar, señor. Permítame un momento.

VOZ DE FIDEL: Oralia, ¿cómo has estado?

VOZ DE ORALIA: Muy bien, Fidelito.

VOZ DE FIDEL: Así que ya trabajas aquí...

VOZ DE ORALIA: Ya lo ves...

VOZ DE FIDEL: ¿Y tu prima Lorena? ¿Cómo sigue?¿Igual de chula? Dile que lemando un besote.

VOZ DE ORALIA: ¿Vas a entrar?

VOZ DE FIDEL: Parece que esta vez, sí. Nunca he traspasado esa puerta.

Manuel oprime el botón del interfón y vuelve a clavar la vista en el

monitor.

MANUEL: Oralia, deje pasar a Fidel.ORALIA: Desde luego, licenciado.

Entra Oralia, seguida de Fidel. Manuel sigue concentrado en la

computadora. Fidel observa la oficina con asombro.

ORALIA: El señor Rebolledo, señor licenciado.

MANUEL: Gracias, Oralia. Déjenos solos.

ORALIA: Sí, señor licenciado. (Sale.)


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MANUEL: Fidel, hay un pedo.

FIDEL: Me lo imaginé. Para que me haya usted citado aquí... Estoy a sus órdenes.

MANUEL: (Haciendo una seña.) Ven. Mira.

Fidel da dos pasos, con timidez.

MANUEL: Que vengas, te digo.

Fidel se acerca hasta el escritorio. Deposita su maletín en el escritorio.

MANUEL: (Indicándole que se acerque a la computadora.) De este lado. (Señalando elmonitor.) Mira. ¿Qué ves?

FIDEL: Bolitas que brincan... Fragmentos de un archivo... Debe ser... Espéreme...

MANUEL: (Parándose, se acomoda los pantalones.) Es el informe. Lo que queda delinforme.

FIDEL: Ah, sí, sí. Es por lo del año dos mil, la máquina ya no entiende... Sólo tresnúmeros... Es... O sea, ya no... Todo está cifrado, en números... Es como... Como si sehubiera caído el sistema. Les pasa a todas las computadoras.

MANUEL: Sí, sí... Ya me sé esos rollos del año dos mil... Necesito que me des la copiade resguardo.

FIDEL: (Voltea a ver a Manuel, atónito.) ¿La copia de resguardo?

MANUEL: El disquette. El disquette de donde imprimieron los ejemplares para prensa,y todo eso. Ahí viene el archivo, con todo y el mensaje a la nación.

FIDEL: (Encogiéndose de vergüenza.) Señor presidente, usted nos dijo... me dijo...Usted dio instrucciones en el sentido de que nos esperáramos a que usted le echara unojo, para darse una idea de lo que iba a decir.

MANUEL: A ver, a ver... ¿Qué me estás diciendo? ¿Que no hay resguardo?

FIDEL: No, no es eso. Trato de decirle que todavía no hay resguardo.

MANUEL: ¿Y los ejemplares?

FIDEL: Pues... ¿Cómo explicarle...? Si no hay disquette, pues no hay copia. Si no haycopia, pues no hay impresión...

MANUEL: Bien. (Señala el monitor.) Conpónme esa chingadera.

Fidel se sienta con gran temor en la silla presidencial. Se acerca a la

computadora. Intenta entender lo que pasa. Suda. Saca de su bolsa un pañuelo y se seca la frente. Manuel da vueltas por la oficina.


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MANUEL: ¿Ya está?

FIDEL: Señor presidente... Es un problema un tanto complejo. Los números... Lasmáquinas sólo saben leer... Es que cuando se inventaron las computadoras, nadie pensó

que...

MANUEL: ¿El informe? ¿El mensaje a la nación?

Del exterior, provienen las notas de instrumentos musicales afinándose.

FIDEL: El informe... El mensaje... Ese es el problema, sí...

MANUEL: Fidel, el país te paga para que me soluciones los problemas, no para que meconfirmes que los hay.

FIDEL: Su secretaria esa, la nueva. ¿No le habrá usted dado una copia?

MANUEL: (Aprieta el botón del interfón.) Oralia.

ORALIA: ¿Sí, señor licen...

MANUEL: Aquí. Venga aquí, de inmediato.

ORALIA: Sí, señor licenciado.

FIDEL: Déjemelo a mí.

Entra Oralia. Se destantea al ver a Fidel en la silla presidencial.

ORALIA: (A Manuel.) ¿Dígame, señor licenciado?

FIDEL: Señorita. Tráigame de urgencia el resguardo del archivo del informe del señor presidente.

MANUEL: (A Fidel.) Pero si acabas de decirme...

FIDEL: Déjemelo a mí. (A Oralia.) ¿Y bien?ORALIA: ¿Qué resguardo, señor?

FIDEL: El del archivo del informe del señor presidente.

ORALIA: Como usted diga, señor. (Sale.)

FIDEL: Si me permite una opinión, señor presidente, su secretaria ejecutiva no sirve para nada.

MANUEL: ¿De dónde sacas eso? Apenas si la conoces.


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Fidel da unas palmaditas en el hombro a Manuel, que se sienta, abatido, en su silla

presidencial.

FIDEL: No se aflija, señor presidente. Todo tiene solución.

ORALIA: (Entrando, sorprendida al ver a Manuel de regreso en la silla presidencial.)Señor... Señor licenciado... Señores. Mi prima Lorena dice haber extraviado eldisquette.

MANUEL: Ya la chingamos.

FIDEL: De ninguna manera. Hoy es primero de septiembre, y el primero de septiembrees el primero de septiembre. (Señalando el teléfono en el escritorio.) Oralia, llame deinmediato a Lorena.

Oralia obedece. Fidel va al perchero, toma el saco, y la banda

presidencial. Se acerca con a Manuel.

FIDEL: Señor presidente, si me quiere hacer favor, vamos a ensayar.

Manuel se deja colocar la banda y el saco.

FIDEL: (A Oralia.) Dígale a Lorena que le vaya diciendo, despacito, lo que recuerde delmensaje a la nación. Con el mamotreto del informe, ya veremos qué hacemos.

MANUEL: (Nervioso.) Permítanme un instante. Debo atender una urgencia. Vuelvoenseguida. (Se dirige a la puerta del fondo. Sale.)

ORALIA: (Tapando la bocina del teléfono, a Fidel, a media voz.) ¡No está!

FIDEL: (A media voz.) ¿Cómo que no está? Si te acaba de decir que extravió eldisquette.

ORALIA: (A media voz.) Era puro cuento. Está de vacaciones, se fue a Cancún con lode la indemnización.

FIDEL: (Llevándose una mano a la frente.) ¡Puta madre! ¿Y con quién se fue?

Se escucha que jalan el agua del escusado.

FIDEL: Inventa, Oralia, inventa algo.

ORALIA: Ay sí, tú. Con lo sangrón que estás. ¿Y si no se me pega la gana?

FIDEL: Pues si no se te pega la gana, en cuanto regrese Lorena de Cancún (señala haciaafuera.) la reubico en tu escritorio, chiquita.

ORALIA: Pues a ver si puedes, Fidelito, porque parece que no regresa. Me han dicho

que la está pasando de maravilla con un galán americano.


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FIDEL: Situación por demás difícil, ya que reconocemos que falta mucho por resolver.Eso dígalo mirando a la izquierda.

MANUEL: ¿Falta mucho por resolver?

ORALIA: Pero las cosas podrían estar peor, mucho peor si no hubiéramos actuadoenérgica y oportunamente.

FIDEL: Aún así, y no obstante los múltiples esfuerzos de mi gobierno, no podemosignorar la crisis económica, política y social en que se encuentra sumida el país.

MANUEL: (Volteando.) ... No podemos ignorar...

FIDEL: No, no, siga hacia la izquierda. Ahorita viene lo de la derecha.

MANUEL: ¿Quién es el sujeto, la crisis, o el país?

FIDEL: Es lo mismo, es lo mismo.

ORALIA: Crisis que hemos superado gracias a la colaboración de ciudadanosconscientes, sin más interés que el bienestar de la nación.

MANUEL: (A Fidel.) ¿Derecha, o izquierda?

FIDEL: Derecha, derecha.

MANUEL: Sin más interés que el de la nación.

FIDEL: No soslayaré por ello las actitudes mezquinas, los afanes corruptos, el predominante interés lucrativo y el abuso de poder de funcionarios públicos, queanteponen sus ambiciones a las necesidades del pueblo mexicano. Eso hacia abajo,mirando fijamente a Gumaro López. Luego puede usted hablar de la sucesión

presidencial, volteando hacia allá (señala el sitio en que le había indicado que seencontraría él.)

MANUEL: Pero si faltan seis años...

Suena el himno nacional, interpretado por la banda de música delestado mayor presidencial. Manuel consulta su reloj. Oralia voltea hacia la ventana.

FIDEL: Voy a decirles que se callen. Que esperen a que usted esté listo, faltaba más.

MANUEL: Pero si es la hora... ¡Dios mío! Fidel, dígales que suspendan. Consígame unconato de golpe de estado, un huracán, una devaluación, cualquier pretexto, perocancelemos este informe.

FIDEL: Usted no se preocupe, señor presidente. Todo saldrá a pedir de boca. Y de quehabrá informe, habrá informe. (Sale.)


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MANUEL: (Agarrándose los cabellos.) Una caída de la bolsa sin precedentes, unterremoto, una invasión insurgente a la capital.

Durante el parlamento anterior, Oralia ha sacado de la bolsa de su saco

el disquette. Lo golpetea contra sus labios, reflexiona. Ve el maletín de Fidel.

Discretamente, desliza el disquette en él.

La banda de música calla.

ORALIA: Señor licenciado. No es que yo me quiera meter en lo que no me importa...Pero el señor Fidel...

MANUEL: ¿Sí?

ORALIA: ¿No se le ha ocurrido a usted que podría estar coludido con ciertos intereses?

MANUEL: ¿Qué quiere usted decir, Oralia?

ORALIA: No sé, su insistencia en detallitos, en ver el lado oscuro de las cosas. Es unelemento negativo. Su prisa por obligarlo a usted a improvisar un informe. ¿Se imagina?¿No será que él tiene en sus manos el documento, y quiere distorsionarlo a su antojo?

MANUEL: ¿Tú crees eso? No, mujer, por dios. No te metas en asuntos de estado. Fidelhace honor a su nombre. Leal, honrado, trabajador.

ORALIA: Eso podría usted decirlo cuando justifique su renuncia al cargo que le haasignado, para enviarlo a la embajada mexicana de Belice, por ejemplo.

MANUEL: ¿Qué estás diciendo, Oralia?

ORALIA: A riesgo de perder mi trabajo, señor presidente, y como muestra de miincondicionalidad hacia su altísima investidura, me atrevería a sugerirle que le eche unojo al maletín de su asesor.

MANUEL: ¿Al maletín? Sí, lo veo. ¿Qué tiene el maletín?

ORALIA: Esa, esa es la pregunta clave.

Manuel abre el maletín y encuentra el disquette. Fidel entra a la oficina.

Oralia vuelve al teléfono. Manuel clava una mirada de odio en Fidel.

MANUEL: Mi querido Fidel, vaya usted a decirle a la banda que estaré listo en unossegundos. El tiempo de imprimir el archivo. (Le muestra el disquette.) Y de ahí, vaya aredactar su renuncia, que le dictará mi secretaria.

FIDEL: (Desconcertado.) Sí, señor presidente. (Sale, azotando la puerta.)

El retrato del presidente cae y se hace trizas. Suena el himno nacional,

volviéndose poco a poco discordante hasta convertirse en una cacofonía. Obscuro final.

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