aquellos hombres grises - christopher r. browning

1975

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En los últimos años, labibliografía acerca de la

segunda guerra mundial y elHolocausto no ha dejado de

crecer, probablemente porqueal hacer balance del siglo XX han

cobrado un relieve y unaimportancia crucial.

Sin embargo, si la presente

obra de Browning ha

sorprendido a propios y

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extraños, y ha provocado una

encendida polémica, es por elpeculiar enfoque con que

aborda los asesinatos masivosde judíos que asolaron Polonia

entre julio de 1942 y noviembrede 1943, cuando 39.000 judíos

fueron ejecutados y otros44.000 fueron deportados a

Treblinka.E n Aquellos hombres grises,

Browning se enfrenta a unapregunta tan estremecedora

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como interesante: ¿Cómo fue

posible que una unidad formadapor profesionales alemanes de

clase media, el Batallón 101, seconvirtiera en un grupo de

asesinos despiadados capaz desemejante atrocidad?

Browning, a partir de lasinvestigaciones efectuadas por 

los Fiscales de Hamburgo y delas declaraciones que ante ellos

prestaron los miembros delbatallón en los años 60, trata de

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reconstruir los funestos hechos

en que estuvieron implicadosdurante su estancia en Polonia

entre 1941 y 1943, participandode forma directa o indirecta en

el asesinato de decenas demiles de judíos.

Los objetivos de Browning sondos: reconstruir los asesinatos y

deportaciones en los que elBatallón de Reserva Policial 101

se vio implicado, su papel en laSolución Final, y tratar de

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explicar por qué hombres

corrientes, de diferentesprofesiones y de muy variada

extracción social, todos ellos deHamburgo, fueron capaces de

ejecutar esos terribles hechos.Hay, además, un tercer objetivo:

dar la réplica a la tesis expuestapor Daniel Jonah Goldhagen en

su libro Los verdugosvoluntarios de Hitler.

La reconstrucción de los hechos

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es espeluznante, narrada con un

estilo muy directo y limpio; nosobran palabras. Es preciso en

las descripciones y ahorra todocalificativo gratuito. Esta

reconstrucción va de menos amás, aunque ya desde el

principio es terrible: el librocomienza con la matanza de

Józefów, que supuso el

bautismo de fuego para casi

todos los miembros del Batallón,

y termina con la matanza de la

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Fiesta de la Cosecha.

En la segunda parte del libro,Browning lleva a cabo un

profundo estudio sociológico conel que trata de buscar 

explicaciones racionales sobrecómo y por qué «hombres

corrientes» llegaron acomportarse de esta manera.

Un libro imprescindible, en

suma, en la bibliografía del

Holocausto.

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Christopher R. BrowningAquellos hombres

grises

El batallón 101 y la SoluciónFinal en Polonia

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ePub r1.0

Bacha15 06.04.14

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Título original: Ordinary Men: Reserve

 Police Battalion 101 and the Final 

Solution in Poland Christopher R. Browning, 1992Traducción: Montse Batista

Editor digital: Bacha15ePub base r1.0

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 A

 Raul Hilberg 

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BA

BDC

BZIH

Abreviaturas empleadas

en las notas

Bundesarchiv, Coblenza.

Centro de documentación deBerlín.

 Biuletyn Zdyowskiego

 Instytutu Historycznego

(Boletín del InstitutoHistórico Judío).

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G

HW

IMT

Investigación de G. y otros,Oficina del Fiscal delEstado, Hamburgo, 141 Js

128/65.

Investigación y juicio deHoffmann, Wohlauf y otros,Oficina del Fiscal delEstado, Hamburgo,141Js1957/62.

Trials of the Major War 

C i i l b f th

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JNSV

O

Criminals before the

 International Military

Tribunal , 42 vols.

 Justiz und NS-Verbrechen.

Sammlung Strafurteilewegen

 NationalsozialistischeTötungsverbrechen  1945-

1966, 20 vols.

Documento Núrembergrelativo a organizaciones de

partidos

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OKW

YVA

ZStL

 partidos.

Documento Núremberg

relativo a lo militar.

Archivos Yad Vashem,Jerusalén.

 Zentrale Stelle der  Landesjustizverwaltungen;

 Ludwigsburg.

P ól

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Prólogo

A mediados de marzo de 1942,alrededor del 75 o del 80 por ciento de todas las víctimas delHolocausto seguían aún con vida,mientras que del 20 al 25 por cientohabían muerto. Apenas once mesesdespués, a mediados de febrero de1943, los porcentajes se invirtieron.En el corazón del Holocausto hubo

una breve e intensa oleada de

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una breve e intensa oleada deasesinatos en masa. El centro degravedad de estas matanzas fuePolonia, donde en marzo de 1942todas las principales comunidadesudías todavía permanecían intactas

a pesar de dos años y medio deterribles dificultades, privaciones y persecuciones, y donde once mesesmás tarde tan sólo lo que quedabade los judíos polacos sobrevivía eunos pocos guetos y campos detrabajos forzados. En resumen, el

ataque de los alemanes contra los

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ataque de los alemanes contra losudíos de Polonia no fue un pla

gradual o progresivo que se prolongara durante un largo períodode tiempo, sino que fue unaauténtica guerra relámpago, unaenorme ofensiva que requirió lamovilización de un gran número detropas de asalto. Además, estaofensiva llegó justo cuando lacampaña alemana en Rusia estabaen un momento crítico, un períodode tiempo que se inició con los

renovados ataques alemanes e

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renovados ataques alemanes eCrimea y el Cáucaso y terminó cola catastrófica derrota eStalingrado.

Si bien la ofensiva militar alemana de 1942 en últimainstancia fue un fracaso, no ocurrióasí con el ataque contra los judíos,especialmente en Polonia. Hacetiempo que sabemos cómo fueroasesinados los judíos en los principales guetos, especialmenteen Varsovia y Lódz. Pero la

mayoría de los judíos polacos vivía

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mayoría de los judíos polacos vivíaen ciudades y pueblos más pequeños, donde constituían amenudo más del 30 por ciento y ealgunos casos incluso el 80 o 90 por ciento de la población. ¿Cómohabían organizado y llevado a cabolos alemanes la destrucción de estaamplia población judía? ¿Y dedónde habían sacado, durante eseaño fundamental de la guerra, losrecursos humanos necesarios parallevar a cabo tal increíble hazaña

logística de asesinatos en masa? El

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logística de asesinatos en masa? El personal en los campos deexterminio era mínimo, pero no loera el que se necesitaba paradesalojar los guetos más pequeños, para reunir y deportar o fusilar atodo el contingente de judíos polacos.[1]

Mi búsqueda de las respuestas aestas preguntas me llevó a la ciudadde Ludwigsburg, cerca de Stuttgart.Allí se encuentra la Sede Central delas Administraciones de Justicia del

Estado (Zentrale Stelle der

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Estado ( Zentrale Stelle der 

andesjustizverwaltungen), laoficina de la República Federal deAlemania que coordina lainvestigación de los crímenes nazis.Estaba trabajando en su extensarecopilación de acusaciones ysentencias de prácticamente todoslos juicios alemanes de crímenesnazis cometidos contra los judíosde Polonia cuando encontré eldocumento de la acusación quehacía referencia al Batallón de

Reserva Policial 101, una unidad

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Reserva Policial 101, una unidadde la Policía del Orden alemana.

Aunque llevaba casi veinte añosestudiando documentos de archivo yactas de los tribunales sobre elHolocausto, el impacto que mecausó esa acusación fueextrañamente fuerte y perturbador.

unca antes me había encontradocon que el tema elegido estuvieramodelado de una manera tadramática por el curso de losacontecimientos y que fuera

discutido tan abiertamente, al

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d scut do ta ab e ta e te, amenos por parte de algunos de los perpetradores. Nunca antes habíavisto los monstruosos actos delHolocausto tan crudamenteyuxtapuestos a los rostros humanosde los asesinos.

A partir de la acusación, quecontenía citas literales bastanteextensas de los interrogatoriosanteriores al juicio hechos a losmiembros del batallón, quedaba

claro inmediatamente que el caso

estaba basado en una recopilació

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pde declaraciones insólitamente profusa. Por otra parte, muchas deesas declaraciones tenían un «aire»de franqueza y sinceridadnotoriamente ausente en lasdeclaraciones exculpatorias falsas yrepletas de coartadas que tan amenudo se encontraban en ese tipode actas de los tribunales. El proceso de investigación yacusación legal del Batallón de

Reserva Policial 101 duró una

década (de 1962 a 1972) y fue

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( ) ydirigido por la Oficina de laFiscalía del Estado(Staatsanwaltschaft ) de Hamburgo.Esta delegación, sin duda uno delos acusadores más diligentes ycomprometidos de los crímenesnazis de toda la República Federal,todavía tenía bajo custodia las actasde los tribunales relativas al caso, yyo solicité y obtuve el permiso paraverlas.

A diferencia de muchas de las

unidades asesinas de los nazis, de

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,las que sólo se conocen algunos desus miembros, la lista de losintegrantes del Batallón de ReservaPolicial 101 estaba a disposicióde los investigadores.

Como la mayoría provenía deHamburgo y muchos de ellostodavía vivían allí cuando tuvolugar la investigación, pude estudiar los interrogatorios de 210 soldadosde una unidad que estaba formada

 por poco menos de 500 cuando fue

enviada a Polonia con todos sus

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efectivos en junio de 1942. Estarecopilación de interrogatorios proporcionó una muestrarepresentativa de respuestasestadísticas a cuestiones como laedad, la pertenencia al partido y alas SS y el contexto social.Además, unas 125 de lasdeclaraciones eran suficientementesustanciales como para permitir unadetallada reconstrucción narrativa

así como un análisis de la dinámica

interna de esta unidad asesina.

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Fundamentalmente elHolocausto tuvo lugar porque en elnivel más básico unos sereshumanos individuales mataron aotros seres humanos en gran númeroy durante un largo período detiempo. Los ejecutores de base seconvirtieron en «asesinos profesionales». Un historiador se

encuentra con numerosasdificultades al intentar escribir 

sobre una unidad de soldados como

aquéllos, entre ellas el problema de

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las fuentes. En el caso del Batallóde Reserva Policial 101, adiferencia de muchas de lasunidades asesinas que operaban ela Unión Soviética, hay pocosdocumentos de la época y ningunohace referencia explícita a susactividades criminales.[2]  Lasdeclaraciones de un puñado desupervivientes judíos puedeestablecer la fecha y la magnitud devarias acciones llevadas a cabo e

algunas de las ciudades donde

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operaba el batallón. Pero adiferencia de los testimonios sobrelos principales ejecutores en losguetos y los campos de exterminio,donde era posible un contacto prolongado, los supervivientes poco nos pueden decir acerca deuna unidad itinerante como elBatallón de Reserva Policial 101.

Llegaban unas tropas desconocidas,realizaban sus tareas asesinas y se

iban. En realidad, los

supervivientes casi nunca puede

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acordarse siquiera de los peculiares uniformes verdes de laPolicía del Orden para identificar la clase de unidad de que se trataba.

Por consiguiente, al escribir sobre el Batallón de ReservaPolicial 101, me he basado en gra parte en los interrogatorios

udiciales de algunos de los 125

soldados que tuvieron lugar en ladécada de los sesenta. Para u

historiador que busca certidumbres

es desconcertante leer sobre los

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mismos acontecimientosexperimentados por una sola unidady filtrados por los recuerdos de 125soldados diferentes más de veinteaños después. Cada uno de esoshombres desempeñó un papeldiferente. Vio e hizo una cosa

distinta. Por consiguiente, cada unode ellos reprimió u olvidó ciertos

aspectos de las experiencias del batallón, o modificó el recuerdo

que tenía de ellas. Así, los

interrogatorios presentan de manera

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inevitable una confusa serie de perspectivas y rememoraciones.Paradójicamente, a mí me habríadado la impresión de tener máscerteza de lo que le ocurrió al batallón con un solo recuerdodetallado que no con 125.

Aparte de los diferentes puntosde vista y recordaciones, tambié

existen las interferencias causadas por las circunstancias bajo las

cuales se hizo la declaración.

Sencillamente, hubo algunos

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soldados que mintierodeliberadamente porque temían lasconsecuencias judiciales de decir laverdad tal como ellos larecordaban. No tan sólo larepresión y la distorsión, sinotambién la falsedad consciente,

determinaron las versiones de lostestigos. Es más, los interrogadores

hicieron las preguntas pertinentes asu tarea de reunir evidencias de

determinados crímenes tipificados

como delito y cometidos por 

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 personas concretas, pero noinvestigaron de manera sistemáticalas facetas más amplias y a menudomás personales y subjetivas de laexperiencia de los policías, lascuales, si no son importantes paraun abogado, sí lo son para u

historiador.Como siempre que se hace uso

de múltiples fuentes, tenían quecribarse y ponderarse las diversas

versiones y perspectivas. Se tenía

que evaluar la fiabilidad de cada

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testigo. Muchas de lasdeclaraciones tuvieron que ser descartadas total o parcialmente efavor de otras declaracionesdiscrepantes que fueron aceptadas.Muchas de las decisiones que setomaron fueron sencillas y lógicas,

 pero otras fueron bastante difíciles.Por muy autorreflexivo que

intentara ser, sin duda en ocasionesestablecía juicios puramente

instintivos sin ni siquiera ser 

consciente de ello. Otroshi i d i l

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historiadores que examinaran elmismo material volverían a relatar estos acontecimientos de manerasun tanto diferentes.

En las últimas décadas la

 profesión histórica en general se hainteresado cada vez más en escribir 

la historia «de arriba abajo»,reconstruyendo las experiencias de

esa gran parte de la població pasada por alto en la crónica de las

altas esferas de la política y la

cultura que dominaba hastaE Al i

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entonces. En Alemania,concretamente, esta tendencia haculminado con la práctica de la

lltagsgeschichte  (la historia de lavida diaria), lograda mediante una

«densa descripción» de lasexperiencias habituales de las

 personas corrientes. Sin embargo,cuando se ha aplicado ese enfoque

a la era del Tercer Reich, algunas personas lo han criticado tildándolo

de estratagema, una forma de

desviar la atención de los horroresi d t d l líti

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sin precedentes de la políticagenocida del régimen nazi haciaesos aspectos mundanos de la vidaque continuaban relativamentetranquilos. Por lo tanto, el mero

intento de escribir el estudio de ucaso o la microhistoria de u

sencillo batallón a algunos puede parecerles algo poco deseable.

Sin embargo, comometodología, «la historia de la vida

diaria» es neutral. Sólo se convierte

en una estratagema, en un intento deli l T R i h i

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«normalizar» el Tercer Reich, si nose consigue afrontar el grado hastael cual la política criminal delrégimen impregnabainevitablemente la existencia

cotidiana bajo el nazismo. En elcaso concreto de las fuerzas de

ocupación alemanas emplazadas elos territorios conquistados de la

Europa del Este (literalmentedecenas de miles de hombres de

todas las profesiones y condiciones

sociales), la política de matanzasll ó b l é i f

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que llevó a cabo el régimen no fueun hecho atípico o excepcional queapenas alteró superficialmente la

vida diaria. Tal como demuestra lahistoria del Batallón de Reserva

Policial 101, los asesinatos en masay la rutina se habían convertido e

una misma cosa. La normalidadmisma se había vuelto

excesivamente anormal.Otra posible objeción a este

tipo de estudio tiene que ver con el

grado de empatía hacia losejecutores que es inherente al

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ejecutores que es inherente alintento de comprenderlos. Es obvioque escribir una historia así

requiere el rechazo de lademonización. Los policías del

 batallón que llevaron a cabo lasmasacres y las deportaciones, al

igual que aquellos mucho menosnumerosos que las rechazaron o las

eludieron, eran seres humanos.Debo reconocer que, en la misma

situación, yo podría haber sido

tanto un asesino como un objetor (ambos eran humanos) si quiero

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(ambos eran humanos) si quierocomprender y explicar elcomportamiento de ambos lo mejor 

 posible. Este reconocimiento sí quesupone un intento de establecer 

lazos de empatía. Sin embargo, loque no admito son los viejos

tópicos de que explicar es disculpar y comprender es perdonar. Explicar 

no significa disculpar nicomprender quiere decir perdonar.

o intentar entender a los

ejecutores en términos humanosharía imposible no sólo este

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haría imposible no sólo esteestudio, sino cualquier historiasobre los causantes del Holocausto

que intentara ir más allá de unacaricatura superficial. Poco antes

de su muerte a manos de los nazis,el historiador judío francés Marc

Bloch escribió: «Cuando ya estátodo dicho y hecho, una simple

 palabra, “comprensión”, es el faroque guía nuestros estudios».[3]  Co

ese mismo espíritu he intentado

escribir este libro.Debe quedar clara una

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Debe quedar clara una

condición que se me impuso paraacceder a los interrogatorios

udiciales. Los reglamentos y lasleyes para la protección de la

intimidad se han vuelto cada vezmás restrictivos en Alemania, sobre

todo en la última década. El estadode Hamburgo y sus actas de los

tribunales no son una excepción aesta tendencia. Por lo tanto, antes

de recibir el permiso para ver las

actas del Batallón de ReservaPolicial 101 tuve que prometer que

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Policial 101, tuve que prometer que

no utilizaría los nombresverdaderos de sus soldados. Los

nombres del comandante del batallón, el comandante Wilhelm

Trapp, y de los tres comandantes decompañía, el capitán Wolfgang

Hoffmann, el capitán JuliusWohlauf y el teniente Hartwig

Gnade, aparecen en otradocumentación en archivos fuera de

Alemania. He utilizado sus

verdaderos nombres porque en scaso no se viola la

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caso no se viola la

confidencialidad. Sin embargo, hehecho uso de seudónimos (que se

indican con un asterisco la primeravez que aparecen) para todos los

demás miembros del batallón quese mencionan en el texto de este

libro. Las notas hacen referencia aaquellos que prestaron declaració

indicando sencillamente el nombrey la primera inicial del apellido.

Aunque esta promesa de

confidencialidad y de uso deseudónimos es en mi opinión una

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seudónimos es, en mi opinión, una

desafortunada limitación para laestricta exactitud histórica, no creo

que merme la integridad o lautilidad principal de este estudio.

Hubo una serie de personas einstituciones que me brindaron u

apoyo indispensable durante lainvestigación y redacción de este

trabajo. El Oberstaatsanwalt 

(Fiscal General) Alfred Streim me

facilitó la incomparable

recopilación de las actas judicialesalemanas en Ludwigsburg La

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alemanas en Ludwigsburg. LaOberstaatsanwaltin  Helge Grabitzme animó a trabajar con las actas

udiciales de Hamburgo, respaldómi petición para tener acceso a

ellas y me ayudó generosamente etodos los sentidos durante el tiempo

que duró mi estancia allí. LaUniversidad Pacific Lutheran  me

 proporcionó becas económicas paralos dos viajes hacia los archivos

alemanes que iniciaron y

concluyeron mi investigación eeste proyecto. Asimismo, la

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este proyecto. Asimismo, la

Fundación Alexander von Humboldcontribuyó a una visita de

investigación en Alemania. Lamayor parte de la investigación y la

redacción se completó durante u permiso sabático de la Universidad

acific Lutheran y con el apoyo delos fondos de la beca de

investigación Fulbright  para Israel.Daniel Krauskopf, secretario

ejecutivo de la Fundación Docente

de Estados Unidos e Israel, semerece un agradecimiento especial

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merece un agradecimiento especial

 por facilitar mi investigación tantoen Alemania como en Israel.

Peter Hayes, de la Universidadorthwestern, y Saul Friedlander 

de la Universidad de California eLos Angeles, me ofrecieron la

oportunidad de presentar lasconclusiones de las investigaciones

iniciales en conferencias queorganizaron en sus respectivas

instituciones. Muchos amigos y

colegas escucharon pacientemente,aportaron sugerencias y me

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p g y

 brindaron ánimos durante el proceso. Philip Nordquist, Dennis

Martin, Audrey Euyler, RobertHoyer, Ian Kershaw, Robert

Gellately, Yehuda Bauer, DinahPorat, Michael Marrus, Bettina

Birn, George Mosse, ElizabetDomansky, Gitta Sereny, Carlo

Ginzburg y el fallecido Uwe Adammerecen una mención especial. Co

Raul Hilberg tengo una deuda e

 particular. En 1982 él llamó laatención sobre lo indispensable que

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p q

fue la Policía del Orden para laSolución Final, y continuó

 preparando la agenda para seguir con la investigación sobre el

Holocausto como tan a menudo hizoen el pasado.[4]  Luego se interesó

 personalmente en la publicación deeste trabajo. Por toda esa ayuda,

tanto ahora como en anterioresocasiones durante mi carrera,

dedicarle este libro es una

expresión insuficiente de miaprecio y gratitud. Estoy

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p y g y

especialmente agradecido por scontinuo apoyo y comprensión a mi

familia, que ha soportado co paciencia el período de gestació

de otro libro.

Tacoma, noviembre de 1991.

Capítulo 1

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Una mañana en Józefów

A primerísima hora del 13 de juliode 1942, los soldados del Batalló

de Reserva Policial 101 selevantaron de sus literas en el gra

edificio de ladrillo de la escuelaque les servía de barracón en la

ciudad polaca de Bilgoraj. Era padres de familia de mediana edad

de clase trabajadora y de clasemedia baja de la ciudad de

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Hamburgo. Como se lesconsideraba demasiado mayores

 para ser útiles en el Ejércitoalemán, en lugar de eso habían sido

destinados a la Policía del Orden.[1]

Muchos eran reclutas novatos si

experiencia previa en el territorioocupado por Alemania. Habían

llegado a Polonia apenas tressemanas antes.

Todavía era de noche cuando

los soldados subieron a loscamiones que esperaban. A cada

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uno de los policías se le había dadomunición suplementaria y tambié

se habían cargado unas cajasadicionales en los vehículos.[2]  Se

dirigían a su primera accióimportante, aunque todavía no se

les había dicho qué se iban aencontrar.

La caravana de camiones delejército salió de Bilgoraj antes de

amanecer con rumbo hacia el este

 por una desigual carretera de gravallena de baches. Iban a un ritmo

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lento y tardaron de una hora ymedia a dos horas en llegar a s

destino, el pueblo de Józefów, queestaba sólo a treinta kilómetros de

distancia. Se trataba de una típica población polaca de modestas

casas blancas con los tejados de paja. Entre sus habitantes había

1.800 judíos.El pueblo estaba totalmente e

calma.[3] Los soldados del Batalló

de Reserva Policial 101descendieron de los camiones y se

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reunieron formando un semicírculoalrededor de su comandante,

Wilhelm Trapp, un policía profesional de cincuenta y tres años

que entre sus hombres era conocidode forma cariñosa como «Papá

Trapp». Había llegado el momentode que Trapp se dirigiera a la tropa

y les informara de la misión que el batallón había recibido.

Pálido y nervioso, con la voz

entrecortada y lágrimas en los ojos,era evidente que a Trapp le costaba

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controlarse mientras hablaba. El batallón, dijo de forma lastimera,

tenía que ejecutar una tareaterriblemente desagradable. Esa

misión no era de su gusto, de hechoera sumamente lamentable, pero las

órdenes provenían de las más altasautoridades. Por si eso les

facilitaba de algún modo la tarea,los soldados tenían que recordar 

que en Alemania las bombas caían

sobre mujeres y niños.Entonces volvió al asunto que

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les ocupaba. Un policía recordabaque Trapp dijo que los judíos

habían sido los instigadores del boicot norteamericano que había

 perjudicado a Alemania. Segúnotros dos, explicó que en el pueblo

de Józefów había judíos que serelacionaban con los partisanos.

Ahora al batallón se le habíaordenado reunir a esos judíos. A

los hombres judíos en edad de

trabajar tenían que separarlos delos demás y llevarlos a un campo

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de trabajos forzados. A los otros(mujeres, niños y personas

mayores) tenían que matarlos de udisparo ahí mismo. Una vez hubo

explicado a sus hombres lo que lesesperaba, Trapp hizo una oferta

extraordinaria: si alguno de lossoldados con más edad no se veía

con ánimos para realizar esa tarea podía dar un paso al frente.[4]

Capítulo 2

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La Policía del Orden

Para saber cómo un batallón de policías de reserva de mediana

edad se encontró frente a la tarea dematar a tiros a unos 1.500 judíos e

la población polaca de Józefów senecesitan algunos antecedentes,

tanto sobre la institución de laPolicía del Orde

(Ordnungspolizei  u OrPo) comosobre el papel que desempeñó

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dentro de la política nazi deasesinato de los judíos de Europa.

La Policía del Orden fue elresultado del tercer intento de la

Alemania de entreguerras de crear grandes formaciones de policías

con entrenamiento y equipomilitar.[1]  Tras la derrota de los

alemanes en la primera guerramundial estalló la revolución e

Alemania. Al tiempo que el

Ejército se disolvía, los oficialesmilitares y los funcionarios del

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gobierno, temerosos de que lasfuerzas revolucionarias los

eliminaran, organizaron unasunidades paramilitares

contrarrevolucionarias conocidascomo las Freikorps. Cuando la

situación interna se estabilizó e1919, a muchos de los soldados de

las  Freikorps  los unieron con la policía profesional en largas

formaciones apostadas e

 barracones y preparadas paracombatir cualquier nuevo

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resurgimiento de la amenazarevolucionaria. Sin embargo, e

1920 los aliados exigieron ladisolución de esos cuerpos

 policiales porque constituían una posible violación de la cláusula del

tratado de Versalles que limitaba a100.000 el número de soldados del

ejército permanente de Alemania.Después de que en 1933 se

estableciera el régimen nazi, se

creó un «ejército de la policía»( Armee der Landespolizei) de

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56.000 hombres. Estas unidadesestaban emplazadas en barracones y

recibían un completo entrenamientomilitar como parte del rearme

encubierto de Alemania. CuandoHitler desafió abiertamente las

disposiciones sobre desarme deltratado de Versalles y restableció el

servicio militar obligatorio e1935, el «ejército de la policía» se

fusionó con el ejército profesional,

que aumentaba con rapidez, para proporcionar cuadros de oficiales y

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suboficiales. El «ejército de la policía» no desempeñó un papel

menor como campo deentrenamiento de futuros oficiales

del ejército. Desde 1942, nadamenos que 97 generales del

Ejército alemán habían servido coanterioridad en el «ejército de la

 policía» de 1933-1935.[2]

El mantenimiento de grandes

formaciones militares dentro de la

 policía tuvo que esperar alnombramiento en 1936 de Heinric

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Himmler, que ya estaba a la cabezade las SS, como jefe de la policía

alemana con jurisdicción sobretodas las unidades de policía del

Tercer  Reich. Himmler dividió ladiversa policía alemana en dos

ramas que dependían cada una deuna oficina principal en Berlín. A

las órdenes de la Oficina Central dela Policía de Seguridad

(Sicherheitspolizei o SiPo) de

Reinhard Heydrich se encontrabala conocida Policía Secreta del

d (G h i St t li i

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Estado (Geheime Staatspolizei  oGestapo), para combatir a los

enemigos políticos del régimen, y laPolicía Criminal ( Kriminalpolizei

o Kripo) que consistía básicamenteen un cuerpo de detectives para

delitos no políticos. La segundarama de la policía estaba formada

 por la Oficina Central de la Policíadel Orden bajo las órdenes de Kur 

Daluege. Daluege tenía a su cargo

la policía urbana o municipal(Schutzpolizei  o Schupo), la

li í l i l i á

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 policía rural, equivalente quizás aagentes del condado

(Gendarmerie), y la policía de las pequeñas ciudades o comunitaria

(Gemeindepolizei).Hacia 1938 Daluege tenía más

de 62.000 policías bajo surisdicción. Entre ellos, casi 9.000

fueron organizados en compañías policiales llamadas Polizei-

undertschaften, con 108 hombres

cada una. En diez ciudadesalemanas tres compañías de policía

i id d d

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se unieron en «unidades deentrenamiento de la policía»

( Polizei-Ausbildungsabteilungen)aún mayores.

Durante 1938 y 1939, la Policíadel Orden se expandió con rapidez

al tiempo que la creciente amenazade la guerra daba un mayor 

aliciente a los futuros reclutas. Si sealistaban en la Policía del Orden,

los nuevos jóvenes policías

quedaban exentos del serviciomilitar obligatorio.

P t t l

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Por otra parte, como los batallones de policía (igual que las

unidades de la Guardia Nacional eEstados Unidos) estaba

organizados por regiones, parecíaofrecer la garantía de completar la

alternativa que uno tenía al serviciomilitar normal no sólo de una forma

más segura, sino más cerca de casa.Cuando estalló la guerra e

septiembre de 1939, la Policía del

Orden había alcanzado ucontingente de 131.000 miembros.

P d f i

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Para sus grandes formacionesmilitares la gran amenaza era, por 

supuesto, la asimilación al Ejércitoalemán, una medida evitada

mediante un compromiso por elcual la Policía del Orden pagó u

 precio muy alto. Con muchas de susmejores unidades se formó una

división policial de casi 16.000hombres que se puso a disposició

del ejército. (Posteriormente esa

división luchó en las Ardenas en1940 y tomó parte en el ataque a

L i d 1941 t d

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Leningrado en 1941, antes de queHimmler la recuperara en 1942

como la Cuarta División deGranaderos de la Policía de las

SS.) Dos regimientos de policíasreclutados en la recién tomada

Danzig también fueron transferidosal Ejército en octubre de 1939. Por 

último, la Policía del Orde proporcionó más de 8.000 soldados

a la policía militar del Ejército o

eldgendarmerie. A cambio, losdemás miembros de la Policía del

Orden que estaban en edad de ser

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Orden que estaban en edad de ser llamados a filas quedaron exentos

del servicio militar obligatorio.Para reponer sus tropas, a la

Policía del Orden se le permitióreclutar a 26.000 jóvenes alemanes

(9.000 voluntarios nacidos entre1918 y 1920, y 17.000 nacidos

entre 1909 y 1912) así como a6.000 de los llamados «alemanes

de etnia germánica» o

Volksdeutsche, que habían vividofuera de Alemania antes de 1939.

Además la Policía del Orde

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Además, la Policía del Orderecibió autorización para

incorporar a 91.500 reservistasnacidos entre 1901 y 1909, u

grupo de edad que hasta entoncesno estaba sometido al servicio

militar obligatorio. El serviciomilitar en la Policía del Orden se

fue extendiendo a soldados todavíamayores y hacia mediados de 1940

el contingente de esas fuerzas

 policiales había ascendido a244.500 hombres.[3]

A la Policía del Orden apenas

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A la Policía del Orden apenasse la había tenido en cuenta en los

 planes de movilización de antes dela guerra y poco se había pensado

sobre su posible utilidad en tiemposde conflicto, pero el éxito militar de

Alemania y su rápida expansiócrearon rápidamente la necesidad

de más fuerzas de ocupación detrásdel frente. Al estallar la guerra, de

las distintas compañías policiales y

unidades de entrenamiento eAlemania se formaron 21 batallones

de policía de aproximadamente 500

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de policía de aproximadamente 500hombres cada uno; 13 de ellos se

unieron a los ejércitos que invadíaPolonia. Posteriormente tomaro

 parte en las redadas de soldados polacos atrapados detrás de las

líneas de avance, recogieron lasarmas y demás equipo militar 

abandonado por los polacos que seretiraban y participaron en otros

servicios para asegurar las zonas de

la retaguardia.A mediados de 1940, el número

de batallones policiales se amplió

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de batallones policiales se ampliócon rapidez a 101 cuando los

26.000 nuevos jóvenes reclutas ymuchos de los reservistas mayores

llamados a filas fueron tambiédivididos en batallones. Trece de

ellos fueron destinados a la partecentral de Polonia ocupada por 

Alemania, conocida como elGobierno General,[4]  y otros siete

se ubicaron en los territorios

 polacos del oeste anexionados alT e r c e r  Reich, los «territorios

incorporados» Otros diez fuero

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incorporados». Otros diez fueroapostados en las tierras checas

ocupadas de Bohemia y Moravia, elllamado Protectorado. Además,

hubo seis batallones destinados aoruega y cuatro a los Países

Bajos.[5]  La Policía del Orden seestaba convirtiendo rápidamente e

una fuente esencial de recursoshumanos para controlar la Europa

conquistada por los alemanes.

Los nuevos batallones secrearon con dos propósitos. E

primer lugar para proveer los

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 primer lugar, para proveer loscuadros de suboficiales necesarios,

los policías profesionales y losvoluntarios de antes de la guerra

que formaban parte de los batallones que al principio entraro

en Polonia en 1939 fueroascendidos y distribuidos entre las

unidades recién formadas, cuyastropas se integraron con los

reservistas de más edad. Estos

 batallones fueron designados como«batallones de reserva policial».

En segundo lugar se formaron

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En segundo lugar, se formaronunidades concretas (con unos

contingentes conocidos de 251 a256, y de 301 a 325 hombres) de

entre los 26.000 jóvenesvoluntarios asignados a la Policía

del Orden en otoño de 1939. Dehecho, ellos se convertirían en los

nuevos cuerpos de élite de laPolicía del Orden.[6]

La presencia de la Policía del

Orden en el Gobierno General sehizo patente de dos maneras.

Primero en cada uno de los cuatro

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Primero, en cada uno de los cuatrodistritos en los que se había

dividido el Gobierno General — Cracovia, Lublin, Radom y

Varsovia (un quinto, Galitzia, fueanexionado en 1941)— se

estableció un comandante deregimiento ( Kommandeur der 

Ordnungspolizei  o KdO) y uestado mayor permanentes. El

regimiento de cada distrito estaba

compuesto de tres batallones quecambiaban constantemente ya que

se les turnaba para ir fuera de

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se les turnaba para ir fuera deAlemania en períodos de servicio.

Segundo, había una pequeña red deunidades más pequeñas de la

Policía del Orden repartidas por todo el Gobierno General. En todas

las ciudades polacas importantes seestableció un puesto de

Schutzpolizei. Su misión principalera la de supervisar a la policía

municipal polaca. Además, había

de treinta a cuarenta pequeños puestos de Gendarmerie  en las

ciudades medianas de cada distrito.

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ciudades medianas de cada distrito.Tanto las unidades de la

Schutzpolizei  como las de laGendarmerie, al igual que los tres

comandantes de batallón, estaba bajo las órdenes del jefe de distrito

de la Policía del Orden, el KdO. Afinales de 1942, el número total de

efectivos de la Policía del Orden eel Gobierno General había llegado

a ser de 15.186. El número de

 policías polacos que estaban bajola supervisión de la Policía del

Orden era de 14.297.[7]

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O de e a de . 97.Había una cadena de mando que

iba desde los batallones de laPolicía del Orden, así como desde

la red de unidades más pequeñas, através del KdO del distrito, pasaba

 por el comandante general de laPolicía del Orden en el Gobierno

General ( Befehlshaber der Ordnungspolizei o BdO) e

Cracovia, la capital, y finalmente

llegaba hasta la oficina central deDaluege en Berlín. Esta era la

cadena de mando habitual para

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pasuntos que concernía

exclusivamente a las unidadeslocales de la Policía del Orden. No

obstante, había una segunda cadenade mando para todo tipo de asuntos

 políticos y operaciones quesuponían la acción conjunta de la

Policía del Orden con la Policía deSeguridad y otras unidades de las

SS. En el Gobierno General,

Heinrich Himmler había nombradocomo su representante personal al

SS-Obergruppenführer   Friedrich-

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Wilhelm Krüger, un alto mando de

las SS y la policía ( HSSPF )[8], coespecial responsabilidad para

coordinar cualquier acción queinvolucrara a más de un organismo

del imperio en expansión de las SSy la policía de Himmler. En todos

los distritos del Gobierno Generalhabía un jefe de las SS y de la

 policía (SSPF ) que en el ámbito del

distrito tenía las mismasresponsabilidades y poderes que

Krüger en el del Gobierno General.

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gEn el distrito de Lublin, donde

estuvo destinado el Batallón deReserva Policial 101 en 1942-

1943, el SSPF   era el cruel yd e s a g r a d a b l e SS-

Obergruppenführer   OdiloGlobocnik, un compinche de

Himmler a quien habían destituidode su puesto como jefe del partido

en Austria por corrupción. De este

modo, las unidades de la Policíadel Orden en el distrito de Lubli

 podían recibir órdenes tanto de

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 95/1971

pDaluege y la oficina central de

Berlín a través del BdO  deCracovia y el KdO  del distrito,

como de Himmler mediante elSSPF , Krüger, y el SSPF del

distrito, Globocnik. Como elasesinato de los judíos polacos fue

un programa en el que estuvieroinvolucradas todas las ramas de las

SS y de la policía, fue la última

cadena de mando la que devinocrucial para la participación de la

Policía del Orden en la Solució

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Final.

Capítulo 3

La Policía del Orden y la

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ySolución Final:

Rusia, 1941

La primera participación de laPolicía del Orden en la Solució

Final (el asesinato en masa de losudíos europeos a manos de los

nazis) no tuvo lugar en Polonia,

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los servicios de espionaje(Servicio de Seguridad o SD).

Tenían como complementoñ id d d W ff S

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 pequeñas unidades de Waffen-S 

(la rama militar de las SS deHimmler). Pero, además, las tres

compañías del batallón número 9de la Policía del Orden fuero

distribuidas entre tres de las cuatroinsatzgruppen.[1]  De esa manera,

los miembros de la Policía delOrden constituían unos 500

soldados del total de 3.000 que

fueron asignados a las cuatroinsatzgruppen.

Las Einsatzgruppen sólo fuerol di d l id d

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la vanguardia de las unidades

alemanas que se vieroinvolucradas en matanzas políticas

y raciales en Rusia. A primeros deulio, una quinta Einsatzgruppe

formada para la ocasión co personal de la Policía de Seguridad

del Gobierno General fue enviada aRusia. Muchos de esos hombres se

convirtieron en el contingente

 permanente de la Policía deSeguridad en los territorios de la

zona de ocupación soviética de1939 1941 l ti P l i

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1939 a 1941 en la antigua Polonia

oriental, mientras que las cuatroinsatzgruppen  iniciales se

adentraron en lo más profundo deRusia tras los ejércitos alemanes

que avanzaban.Para la ocupación de Rusia,

Himmler había nombrado tres altosmandos de las SS y la policía para

las regiones del norte, central y del

sur. Esos hombres se encargaban decoordinar todas las operaciones de

las SS en la Rusia ocupada. En losdías eufóricos de mediados de julio

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días eufóricos de mediados de julio

de 1941, cuando la victoria final parecía ya atisbarse tras los

 primeros formidables éxitosmilitares de Alemania, Hitler 

ordenó que se intensificara el programa de pacificación tras las

líneas de avance alemán. El 16 deulio anunció que Alemania nunca

se retiraría de sus recié

conquistados territorios del este; elugar de eso iba a crear «un Jardí

del Edén» y tomaría todas lasmedidas necesarias para llevarlo a

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medidas necesarias para llevarlo a

cabo. Hitler dijo que era una suerteque Stalin hubiera dado la orde

 para la guerra partisana porque«nos da la oportunidad de

exterminar a cualquiera que nos seahostil. Naturalmente, la vasta zona

debe pacificarse lo más pronto posible; esto se conseguirá mejor si

disparamos a cualquiera que nos

mire con recelo».[2]

Himmler no tardó en responder 

a tales exhortaciones por parte deñ E h bí

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su señor. En una semana ya había

mandado refuerzos al HSSP 

central, el SS-Obergruppenführer 

Erich von dem Bach-Zelewski, y alSSPF   del sur, el SS-

Obergruppenführer   FriedricJeckeln: dotó a cada uno con una

 brigada adicional de las SS, con loque sumó de esta manera más de

11.000 hombres a la campaña

asesina de las SS.[3]  Además, sedistribuyeron al menos 11

 batallones policiales (nueve deellos tenían alrededor de 300

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ellos tenían alrededor de 300

hombres y estaban formados por nuevos voluntarios jóvenes) entre

los tres HSSPF   de Rusia, lo queañadió así otros 5.500 hombres de

la Policía del Orden a los 500 queya estaban destinados a las

insatzgruppen.[4]  Entre finales deulio y mediados de agosto,

Himmler recorrió el frente del este,

instando personalmente a sushombres a que llevaran a cabo el

asesinato en masa de los judíosrusos

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rusos.

Pero, en realidad, la Policía delOrden inauguró su carrera asesina

en Rusia antes de esa concentracióde tropas de finales del mes de

ulio. El escenario fue la ciudadcasi medio judía de Bialystok. La

víspera de la invasión alemana deRusia, apodada «Operació

Barbarroja», el mayor Weis, del

Batallón Policial 309, se reunió colos jefes de su compañía. Como e

cualquier otra unidad del ejército yde la policía alemanes que se

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de la policía alemanes que se

adentraran en Rusia, reveló variasórdenes que tenían que comunicarse

a los hombres verbalmente. La primera era la conocida

ommissarbefehl   u orden «delcomisario político», según la cual a

todos los denominados comisarios políticos (todos los funcionarios

comunistas del ejército así como

aquellos miembros de laadministración civil que fuera

sospechosos de ser anti-alemanesde alguna manera) se les tenía que

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de alguna manera) se les tenía, que

negar la condición de prisionerosde guerra y debían ser ejecutados.[5]

La segunda orden fue el «decretoBarbarroja» según el cual las

acciones de los soldados alemanescontra los civiles rusos se excluía

de la jurisdicción de los tribunalesmilitares y se aprobaban de manera

explícita las represalias colectivas

contra pueblos enteros.[6]  Erealidad, era una «licencia para

matar» contra los civiles rusos.Entonces el comandante Weis fue

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Entonces, el comandante Weis fue

más lejos. La guerra, dijo, era unaguerra contra los judíos y los

 bolcheviques, y quería que quedaraclaro que el batallón debía

 proceder de manera implacablecontra los judíos. Según su punto de

vista, el significado de las órdenesdel Führer  era que los judíos tenía

que ser destruidos sin importar s

edad o sexo.[7]

El 27 de junio, después de

entrar en la ciudad de Bialystok, elcomandante Weis ordenó a su

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comandante Weis ordenó a su

 batallón que peinara el barrio delos judíos en busca de varones,

 pero no especificó qué era lo quetenían que hacer con ellos. Por lo

visto, eso se dejaba a la iniciativade los capitanes de compañía, que

habían sido orientados en su manerade pensar en la reunión previa a la

invasión. La acción empezó como

un pogromo: golpes, humillaciones, barbas quemadas y disparos a

discreción mientras los policíasconducían a los judíos hacia el

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conducían a los judíos hacia el

mercado o la sinagoga. Cuandovarios líderes judíos aparecieron e

el cuartel general de la División deSeguridad 221 del general Pflugbeil

y se arrodillaron a sus piessuplicando la protección del

ejército, un miembro del BatallóPolicial 309 se bajó la bragueta y

orinó encima de ellos al tiempo que

el general se volvía de espaldas.Lo que empezó como u

 pogromo creció rápidamente hastaconvertirse en un asesinato en masa

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más sistemático. A los judíos quereunieron en el mercado los

llevaron a un parque, los alinearocontra una pared y los fusilaron. La

matanza duró hasta el anochecer. Enla sinagoga, donde habían agrupado

al menos a 700 judíos, vertierogasolina en la entrada. Lanzaron una

granada al edificio y se prendió

fuego. La policía disparaba acualquiera que intentara escapar. El

fuego se extendió hacia las casascercanas donde estaban los judíos

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j

que se escondían, y ellos tambiéfueron quemados vivos. Al día

siguiente se llevaron 30 carretadasde cadáveres a una fosa común. Se

calcula que habían sido asesinadosde 2.000 a 2.200 judíos

aproximadamente. Cuando elgeneral Pflugbeil mandó u

mensajero al comandante Weis para

informarse sobre el incendio, elcomandante estaba borracho.

Afirmó no saber nada de lo queestaba ocurriendo. Posteriormente,

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,

Weis y sus oficiales presentaron unfalso informe de los

acontecimientos a Pflugbeil.[8]Si la primera masacre de judíos

en Bialystok el 27 de junio a manosde la Policía del Orden fue el

trabajo de un solo comandante quede forma correcta intuyó y anticipó

los deseos de su Führer , la

segunda, a mediados de julio,implicó una instigación clara y

sistemática por parte de los jefessuperiores de las SS, concretamente

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p ,

Erich von dem Bach-Zelewski, Kur Daluege y Heinrich Himmler. El

Batallón Policial 309 se trasladóhacia el este y los batallones 316 y

322 entraron en Bialystok tras él. Elregistro oficial del día o diario de

guerra ( Kriegstagebuch) y variosinformes y órdenes del Batalló

Policial 322 se encuentran entre los

escasos documentos conservadosde la Policía del Orden que

llegaron al oeste desde los archivossoviéticos. Ellos nos permite

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p

trazar los acontecimientos posteriores en Bialystok.

La orientación que antes de lainvasión tenía el Batallón Policial

322 al parecer no era tasanguinaria como la del Batalló

309, pero no hay duda de que habíarecibido una exhortació

ideológica. El general de divisió

Retzlaff pronunció un discurso dedespedida al batallón el 10 de junio

en Varsovia. Aconsejó a cada unode sus miembros que procurara

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«aparecer ante las gentes eslavascomo amo y mostrarles que él era

alemán».[9]  Antes de partir haciaRusia el 2 de julio, a los soldados

se les informó de que «tenían quedisparar a cualquier comisario

 político» y de que debían ser «duros, resueltos e

implacables».[10]

El batallón llegó a Bialystok el5 de julio y dos días después; se le

ordenó llevar a cabo un «minuciosoregistro de la ciudad en busca de

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g

comisarios bolcheviques ycomunistas». La entrada del día

siguiente en el diario de guerra dejaclaro lo que eso significaba: «u

registro del barrio judío»,supuestamente en busca de objetos

robados de los que se habíaapropiado los judíos antes de la

llegada de los alemanes. E

realidad, la policía alemana sellevó 20 carretadas de botín durante

el registro. Hacia el 8 de julio el batallón había matado a personas.

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«Era un asunto casi exclusivamentecon los judíos».[11]

Esa misma tarde del 8 dé julio,el batallón recibió una visita

sorpresa del Reichsführer   de lasSS y jefe de la policía alemana,

Heinrich Himmler, y delcomandante de la Policía del

Orden, Kurt Daluege. El

comandante del batallón, el mayor agel, fue invitado a la cena que

daba esa noche el HSSPF   delcentro, Bach-Zelewski, en honor de

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Himmler. A la mañana siguiente,Daluege pasó revista a los

 batallones policiales de Bialystoen presencia de Himmler. En su

discurso Daluege puso énfasis eque la Policía del Orden «podía

estar orgullosa de haber participadoen la derrota del enemigo del

mundo, el bolchevismo. Ninguna

otra campaña había tenido tantatrascendencia como la presente. El

 bolchevismo sería al fin destruido a beneficio de Alemania, de Europa y

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sí, del mundo entero».[12]Dos días después, el 11 de

ulio, el coronel Montua, delRegimiento de Policía del Centro

(que incluía los batallones policiales 316 y 322) dictó la

siguiente orden:

¡Confidencial!

1. Por orden del alto mando delas SS y la policía […] todoslos judíos varones de edadescomprendidas entre los

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comprendidas entre los

diecisiete y cuarenta y cincoaños que fueron condenados por 

saqueadores tienen que ser fusilados según la ley marcial.

Los fusilamientos deberealizarse lejos de las ciudades,

 pueblos y vías públicas.Las tumbas deben ser 

allanadas de tal manera que no

se conviertan en un lugar de peregrinación. Prohíbo las

fotografías y que se permitaespectadores en las

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ejecuciones. Las ejecuciones yel emplazamiento de las tumbas

deben mantenerse en secreto.2. Los comandantes de

 batallón y compañía tienen queofrecer especialmente

asistencia espiritual a lossoldados que participen en esta

acción. Las impresiones del día

tienen que borrarse mediante lacelebración de acontecimientos

sociales por las tardes.Además, los soldados tiene

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que ser informadoscontinuamente de la necesidad

 política de estas medidas.[13]

El diario de guerra mantiene uextraño silencio sobre lo que

ocurrió en Bialystok tras la ordede las ejecuciones por parte de

Montua, pero procedimientos

udiciales posteriores en Alemaniarevelaron el curso de los

acontecimientos.[14]  Por supuesto,no hubo ninguna investigación, ni

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uicio, ni condena de los supuestossaqueadores para ser fusilados

según la ley marcial. A los judíosvarones que aparentaban estar entre

los diecisiete y los cuarenta y cincoaños simplemente se les reunió y se

les llevó al estadio de Bialystok el12 de julio. Cuando el estadio

estuvo casi lleno, Back-Zelewski

visitó el lugar y se recogieron losobjetos de valor de los judíos. Era

un día muy caluroso, durante el cuala los judíos ni se les dio agua ni se

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les permitió ir al servicio.El mismo día o a la mañana

siguiente, los camiones de la flotaautomovilística de ambos

 batallones policiales empezaron atransportar a los judíos a las zanjas

antitanque que había en una zonaarbolada en las afueras de la

ciudad. Casi todo el Batallón 316 y

una compañía del Batallón 322vigilaban el lugar de las

ejecuciones y fueron formados e pelotones de fusilamiento. Bach-

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Zelewski apareció de nuevo eescena e hizo un discurso de

ustificación. Los disparos durarohasta la caída de la noche y

entonces los policías intentarollevar a cabo las ejecuciones bajo

la luz de los faros de sus camiones.Al no resultar satisfactorio, la

acción se detuvo y se completó al

día siguiente. Los tribunalesalemanes concluyeron que al menos

3.000 judíos habían muertofusilados (aunque debe tenerse

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 presente que, por convenienciaudicial, esas cifras siempre

representan una estimación mínimano rebatida del número de víctimas

y no la cantidad más probable, paraasí excluir ese asunto de la

discusión judicial).La campaña de asesinatos

contra los judíos rusos se aceleró a

finales de verano y en el otoño de1941, y el diario de guerra del

Batallón Policial 322 pone demanifiesto que continuaba

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 participando en ella. El 23 de julio,se rompió la subordinación formal

del batallón al comandante de laretaguardia. «Para desarrollar las

tareas inminentes, el batallón sesitúa directamente bajo las órdenes

d e l  HSSPF Gruppenführer vondem  Bach.»[15]  Mientras las tres

compañías del Batallón Policial

322 se trasladaban de Bialystok aMinsk durante el mes de agosto, la

tercera compañía del tenienteRiebel se distinguió especialmente

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 por seguir ejecutando a los judíosque encontraba a su paso. Sobre sus

redadas posteriores a través de laszonas boscosas de los alrededores

de Bialowieza el 2 de agosto, en eldiario de guerra se anotaba: «Antes

de partir, la tercera compañía debellevar a cabo la aniquilación de los

udíos».[16]

  Posteriormente, Riebel

informó de que «a primera hora dela mañana del 10 de agosto, la

tercera compañía llevó a cabo laeliminación de los judíos alojados

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en el campo de concentración de prisioneros de Bialowieza. 77

varones judíos de entre dieciséis ycuarenta y cinco años fuero

fusilados. La acción se realizó siel menor incidente. No hubo ni u

solo caso de resistencia».[17]Esa no fue una acción aislada,

ya que cinco días después, Riebel

informaba de que «la acción judíaen Narevka-Mala la llevó a cabo la

tercera compañía el 15 de agosto de1941. En esa acción se trasladaro

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a Kobrin 259 mujeres y 162 niños.Todos los varones de entre

dieciséis y sesenta y cinco años deedad fueron fusilados. El 15 de

agosto de 1941 se fusiló a un totalde 232 judíos y a un polaco por 

saqueo. La ejecución de los judíosse realizó sin complicaciones ni

contratiempos».[18]

A finales de agosto el batallónestaba en Minsk, donde Bach-

Zelewski y Daluege se encontraroel día 29.[19]  Al igual que

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anteriormente en Bialystok, sreunión fue el preludio de la

 participación de la Policía delOrden en otra importante matanza

de judíos. El 30 de agosto, elcomandante del batallón, el mayor 

agel, fue citado para discutir «unaacción judía esencial» que estaba

 prevista para el 31 de agosto y el 1

de septiembre. El batallón tenía quefacilitar dos compañías.[20]

El 31 de agosto, las compañías primera y tercera del Batalló

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Policial 322 (que habían cambiadosu nombre por el de compañías

séptima y novena del Regimiento dePolicía del Centro) se desplazaro

al gueto de Minsk, dondedetuvieron a unos 700 judíos, entre

ellos 74 mujeres. Al día siguiente,la novena compañía de Riebel tomó

 parte en la ejecución de más de 900

udíos, incluyendo todos losarrestados el día anterior. El autor 

del diario de guerra sintió lanecesidad de proporcionar una

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ustificación para este primer fusilamiento de gran número de

mujeres judías. Fueron ejecutadas,explicó, «porque se las había

encontrado sin la estrella judíadurante la redada […] En Mins

también se descubrió que lasmujeres judías en particular se

quitaban las marcas de su ropa».[21]

Muy ansioso por que se reconocierael recuento de cuerpos de s

compañía, Riebel informó codiligencia: «En la acción judía del

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1 de septiembre fueron ejecutadoslos judíos detenidos el 31 de

agosto. La novena compañía fusilóa 290 hombres y 40 mujeres. Las

ejecuciones se desarrollaron si problemas. Nadie se resistió».[22]

En una acción posterior eMogilev, a principios de octubre,

ya no se tuvo la necesidad de

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conjuntamente con el personal delalto mando de las SS y la policía e

Rusia central: ejecución de un totalde 2.208 hombres y mujeres judíos

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en las afueras de Mogilev, no muylejos del campamento del bosque

(séptima compañía, 378 fusilados;novena compañía, 545)».[23]

La participación de los batallones policiales en la zona de

Rusia central no fue algoexcepcional. La escasa

documentación que se conserva

 pone de manifiesto la existencia deuna participación similar tanto en el

sur como en el norte. El HSSPF  delsur de Rusia, Friedrich Jeckeln, que

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estaba al mando de un total de cinco batallones policiales (el 304 y el

320 además del Regimiento dePolicía del Sur, compuesto por los

 batallones 45, 303 y 314; de ellos,todos menos uno estaban integrados

 por nuevos voluntarios jóvenes), esus informes diarios tenía cuidado

de reconocerle el mérito a quien se

lo merecía. Las anotaciones quesiguen proceden de una

recopilación incompleta de esosinformes:[24]

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1 9 DE AGOSTO: El Batalló

314 mató a 25 judíos. ElBatallón 45 en Slavuta mató a

522 judíos.2 2 DE AGOSTO: El Batalló

45 mató a 66 y 471 judíos edos acciones.

2 3 DE AGOSTO: El Batalló

314 mató a 367 judíos en una«acción de limpieza».

2 4 DE AGOSTO: El Batalló314 mató a 294 judíos, el

B lló 45 ó 61 j dí

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Batallón 45 mató a 61 judíos yel «escuadrón policial» (policía

montada) a 113 judíos.2 5 DE AGOSTO: El

Regimiento de Policía del Sur mató a 1.324 judíos.

2 7 DE AGOSTO: De acuerdocon el primero de dos informes,

el Regimiento de Policía del

Sur mató a 549 judíos y elBatallón 314 a 69 judíos. El

segundo informe atribuía alRegimiento de Policía del Sur 

l f il i d 914 j dí

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el fusilamiento de 914 judíos.2 8 DE AGOSTO: El

Regimiento de Policía del Sur mató a 369 judíos.

2 9 DE AGOSTO: El Batalló320 efectuó el «cordón»

mientras los miembros de lacompañía del HSSPF  mataban a

15.000 judíos en Kamenets

Podolsky los días 26 y 27 deagosto y a otros 7.000 el 28 de

agosto.3 1 DE AGOSTO: El Batalló

320 tó 2 200 j dí

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320 mató a 2.200 judíos eMinkovtsy.

1 DE SEPTIEMBRE: ElRegimiento de Policía del Sur 

mató a 88 judíos; el Batalló320 mató a 380.

2 DE SEPTIEMBRE: ElRegimiento de Policía del Sur 

mató a 45 judíos.

4 DE SEPTIEMBRE: ElRegimiento de Policía del Sur 

mató a 4.144 judíos.6 DE SEPTIEMBRE: El

R i i t d P li í d l S

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Regimiento de Policía del Sur mató a 144 judíos.

1 1 DE SEPTIEMBRE: ElRegimiento de Policía del Sur 

mató a 1.548 judíos.1 2 DE SEPTIEMBRE: El

Regimiento de Policía del. Sur mató a 1.255 judíos.

5 DE OCTUBRE: El Batalló

Policial 304 mató a 305 judíos.

Los interrogatorios judicialesque tuvieron lugar después de la

l R úbli F d l d

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guerra en la República Federal deAlemania, producto de esa escasa

documentación, revelaron másinformación sobre cómo la guadaña

criminal de los batallones policiales 45 y 314 segó la Unió

Soviética en otoño de 1941.Cuando el Batallón Policial 45

llegó a la ciudad ucraniana de

Shepetovka el 24 de julio, scomandante, el mayor Besser, fue

requerido por el jefe delRegimiento Policial del Sur, el

coronel Fran Fran le dijo a

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coronel Franz. Franz le dijo aBesser que, por orden de Himmler,

los judíos de Rusia tenían que ser destruidos y que su Batalló

Policial 45 tenía que participar eesa labor. En pocos días el batallón

había aniquilado a los varioscentenares de judíos que quedaba

en Shepetovka, mujeres y niños

incluidos. En agosto, siguieron lasmasacres de tres cifras en varias

ciudades ucranianas. En septiembreel batallón facilitó cordón, escolta y

tiradores para la ejecución de miles

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tiradores para la ejecución de milesde judíos en Berdichev y Vinnitsa.

Las brutales actividades del batallón alcanzaron su punto

culminante en Kiev los días 29 y 30de septiembre, cuando los policías

 proporcionaron de nuevo cordón,escolta y tiradores para asesinar a

más de 33.000 judíos en la

quebrada de Babi Yar. El batallónsiguió llevando a cabo ejecuciones

menores (Jorol, Krementschug,Poltava) hasta finales de año.[25] El

Batallón 314 también empezó co

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Batallón 314 también empezó comatanzas de tres cifras

relativamente pequeñas, quecomenzaron el 22 de julio. Luego se

unió al Batallón Policial 45 en laejecución de varios miles de judíos

en Vinnitsa en septiembre de 1941,y asesinó entre 7.000 y 8.000 e

Dnepropetrovsk del 10 al 14 de

octubre. El último fusilamientodescubierto en la investigación está

fechado a finales de enero de 1942en Jarkov.[26]

La documentación del sur de

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La documentación del sur deRusia brinda una vaga perspectiva

general de la extensa y continua participación de las unidades de la

Policía del Orden en el fusilamientomasivo de judíos, pero carece de

detalles; la información del norte deRusia es todo lo contrario. En ella

no tenemos una visión general, sino

una descripcióextraordinariamente vivida de una

operación llevada a cabo por elBatallón 11, que había sido

destinado a la región de Kovno

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destinado a la región de Kovnodesde principios de julio de 1941,

con su tercera compañía encargadade vigilar el gueto de Kovno.[27] A

mediados de octubre, elcomandante del batallón fue

enviado a Minsk con doscompañías del Batallón 11 y dos de

la policía auxiliar lituana. El oficial

de operaciones de la División deSeguridad 707 les asignó s

 primera tarea a los policías (loscuales afirmaron luego que fue la

primera de dos únicas acciones

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 primera de dos únicas accionessimilares): la ejecución de todos

los judíos del pueblo deSmolevichi, al este de Minsk, como

una pretendida medida de disuasióy advertencia a la población civil

 para que no ayudara a los partisanos. El comandante del

 batallón afirmó que él protestó,

 pero el oficial de operaciones selimitó a decirle que la policía

alemana podía efectuar el cordón ydejar las ejecuciones a los lituanos.

La masacre de los judíos de

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La masacre de los judíos deSmolevichi se llevó a cabo tal

como había sido ordenada.A finales de octubre, el ejército

ordenó a las dos compañías de laPolicía del Orden y a sus auxiliares

lituanos que eliminaran a todos losudíos de Slutsk, al sur de Minsk,

una ciudad de unos 12.000

habitantes de los que un tercio eraudíos. De nuevo la acción se

ustificó como medida disuasoria para proteger a las tropas alemanas.

Lo que ocurrió en Slutsk el 27 deb f l d i f

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Lo que ocurrió en Slutsk el 27 deoctubre fue el tema de un informe

del jefe de la administración civilalemana de la ciudad a su superior 

en Minsk, Wilhelm Kube.

Slutsk, 30 de octubre de 1941Inspector regional en Slutsk 

Para: Inspector general e

Minsk Asunto: Acción judía.

Con relación a mi informetelefónico del 27 de octubre de1941 le presento por escrito lo

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1941, le presento por escrito losiguiente: Cerca de las ocho dela mañana del 27 de octubre,apareció un teniente primero delBatallón Policial 11 de Kovno(Lituania). Se presentó como elayudante del comandante del batallón de la Policía de

Seguridad [sic]. El teniente primero declaró que al batalló

 policial se le había asignado latarea de llevar a cabo la

eliminación de todos los judíosd l i d d d Sl k d

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eliminación de todos los judíosde la ciudad de Slutsk en dos

días. El comandante del batallón se estaba aproximando

con un contingente de cuatrocompañías, dos de ellas

formadas por auxiliareslituanos, y la acción tenía que

iniciarse inmediatamente. Acto

seguido, le contesté al teniente primero que, en cualquier caso,

yo primero debía discutir laacción con el comandante. Al

cabo de media hora llegó aSl t k l b t lló li i l T l

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cabo de media hora llegó aSlutsk el batallón policial. Tal

como solicité, la conversaciócon el comandante del batalló

tuvo lugar inmediatamentedespués de su llegada. Antes

que nada, expliqué alcomandante que difícilmente se

 podría llevar a cabo la acció

sin una preparación previa porque a todos [los judíos] los

habían mandado a trabajar yhabría una horrible confusión.

Como mínimo, estaba obligadoi dí d

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Como mínimo, estaba obligadoa avisar con un día de

antelación. Entonces le pedí que pospusiera un día la acción. Él,

sin embargo, no aceptó,aduciendo que tenía que realizar 

acciones en todas las ciudadesde los alrededores y sólo

disponía de dos días en Slutsk.

Al final de esos dos días, Slutstenía que estar totalmente libre

de judíos. Yo enseguidainterpuse la más enérgica

 protesta contra eso, en la querecalq é q e la aniq ilación de

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p , qrecalqué que la aniquilación de

 judíos no era algo que pudierahacerse de forma arbitraria. La

mayor parte de los judíos quetodavía estaban presentes en la

ciudad eran artesanos y susfamilias. Uno simplemente no

 podía pasar sin los artesanos

 judíos porque eraindispensables para el

mantenimiento de la economía.Además, hice referencia al

hecho de que los rusos blancoseran por así decirlo

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qeran, por así decirlo,

completamente imposibles deconseguir, que por lo tanto

todas las empresas esencialesse paralizarían de golpe si se

eliminaba a todos los judíos. Alfinal de nuestra discusió

mencioné que los artesanos y

especialistas, en la medida eque eran indispensables, tenía

identificación a mano, y queesos judíos no debían sacarse

fuera de los talleres. Se acordóademás que todos los judíos que

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además que todos los judíos que

estaban todavía en la ciudad,especialmente las familias de

los artesanos, a quienes yotampoco quería que liquidaran,

tenían que ser traídos al guetoantes que nada para

organizarlos. Dos de mis

funcionarios iban a ser autorizados para llevar a cabo

la clasificación. El comandanteno se opuso de ninguna manera

a mi posición, así que creí debuena fe que la acción se

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p , q buena fe que la acción se

realizaría de acuerdo con ella.Varias horas después de que

empezara la acción, ya seevidenciaban unas dificultades

asombrosas. Descubrí que elcomandante no estaba

respetando en absoluto nuestro

acuerdo. En contra de lo que sehabía estipulado, estaba

sacando de las fábricas ytalleres a todos los judíos si

excepción y se los llevaban. Ecualquier caso a algunos de

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p ycualquier caso, a algunos de

ellos los llevaron por el gueto,donde yo agarré y seleccioné a

algunos, pero a la mayoría loscargaron directamente e

camiones y sin más preámbulosacabaron con ellos en las

afueras de la ciudad. Poco

después del mediodía yallegaban quejas de todas partes

de que los talleres ya no podíafuncionar porque se había

llevado a todos los artesanosjudíos Como el comandante ya

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 judíos. Como el comandante ya

había salido hacia Baranovichi,tras una larga búsqueda contacté

con el segundo comandante, ucapitán, y exigí que la acción se

detuviera inmediatamente porque no estaba teniendo lugar 

de acuerdo con mis

instrucciones y el dañoeconómico ya ocasionado no

tenía remedio. El capitá pareció muy asombrado por mi

 punto de vista y explicó que élhabía recibido instrucciones del

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había recibido instrucciones del

comandante para librar a laciudad de todos los judíos si

excepción, tal como ya habíahecho en otras ciudades. La

limpieza tenía que realizarseaduciendo motivos políticos y

en ningún sitio habían tenido

nada que ver los factoreseconómicos. No obstante,

haciendo caso de mi enérgica protesta, detuvo entonces la

acción, hacia el atardecer.En lo que concierne a esta

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En lo que concierne a esta

acción debo enfatizar, con mimás profundo pesar, que a lo

último rayó en el sadismo.Durante la operación la ciudad

en sí ofrecía un panoramahorrible. Con una brutalidad

indescriptible tanto por parte de

los policías alemanes como e particular por parte de los

lituanos, los judíos y los rusos blancos fueron sacados de sus

casas y reunidos. Habíadisparos en todas partes de la

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disparos en todas partes de la

ciudad y en cada una de lascalles se apilaban los cuerpos

de los judíos a los que habíamatado de un disparo. Los rusos

 blancos tuvieron muchísimos problemas para escaparse de la

redada. Aparte del hecho de que

los judíos, entre ellos tambiélos artesanos, fueron cruelmente

maltratados de una maneraterriblemente brutal ante los

ojos de los rusos blancos, éstosfueron igualmente golpeados

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fueron igualmente golpeados

con porras y garrotes. Uno ya no puede hablar de una acció

 judía, se parecía mucho más auna revolución. Tanto yo como

todos mis funcionariosestuvimos en medio de eso todo

el día sin descanso, a fin de

salvar lo que todavía podíasalvarse. En repetidas

ocasiones tuve, literalmente,que hacer salir de los talleres a

oficiales alemanes y lituanoscon el revólver desenfundado.

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co e evó ve dese u dado.

A mis propios gendarmes leshabían asignado la misma tarea,

 pero a causa de los disparosdesenfrenados a menudo tenía

que salir de las calles para queno los mataran a ellos también.

Toda la escena en conjunto era

más que espantosa. Por la tarde,una gran cantidad de carretas

tiradas por caballos y siconductor andaban dando

vueltas por las calles, por loque tuve que ordenar a la

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q q

administración de la ciudad quese hiciera cargo de ellas

inmediatamente. Despuésresultó que eran carros judíos

que habían sido destinados por el ejército al transporte de

munición. A los judíos

sencillamente los habían hecho bajar y se los habían llevado,

sin que nadie se ocupara de lascarretas.

Yo no estuve presente en losfusilamientos que tuvieron lugar 

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q g

en las afueras de la ciudad. Por tanto, no puedo decir nada

acerca de su brutalidad. Pero basta con resaltar que, mucho

después de haber sido arrojadosa la tumba, algunos de los que

habían sido disparados

consiguieron salir otra vez. Elo que se refiere al daño

económico, hago constar que lacurtiduría fue el sector más

terriblemente afectado. En ellatrabajaban 26 expertos. De

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j p

golpe, 15 de los mejoresespecialistas que había entre

ellos fueron asesinados. Otroscuatro saltaron de las carretas

cuando iban en marcha yescaparon, mientras que otros

siete huyeron y evitaron que los

atraparan. Había cinco hombrestrabajando en la tienda del

carretero, cuatro de los cualesfueron fusilados y ahora la

tienda debe seguir funcionandocon sólo un carretero. Otros

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artesanos han desaparecido,como ebanistas, herreros,

etcétera. Hasta ahora no me hasido posible hacerme una idea

general precisa. Como ya hemencionado al principio, se

suponía que las familias de los

artesanos tenían que salvarse.Sin embargo, hoy parece que e

casi todas las familias hayalgunas personas

desaparecidas. Llegan noticiasde todas partes, a partir de las

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cuales se puede concluir que ealgunas de esas familias ha

desaparecido el propioartesano, en otras la mujer y e

otras los niños. Por consiguiente, casi todas las

familias han sido destrozadas.

En estas circunstancias se debealbergar bastantes dudas de que

los artesanos que quedan seaentusiastas con su trabajo y

 produzcan en consecuencia, ymás cuando en estos momentos

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todavía andan con el rostroensangrentado a causa de la

 brutalidad de los golpes. Losrusos blancos, cuya confianza

habíamos ganado por completo,se quedaron allí aterrados.

Aunque están intimidados y no

se atreven a expresar su opiniócon libertad, no obstante uno

oye decir que este día nosupone una página de gloria

 para Alemania y que nunca va aolvidarse. Soy de la opinió

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que mediante esta acción se hadestruido muchas de las cosas

que habíamos logrado en losúltimos meses, y de que va a

 pasar mucho tiempo antes deque volvamos a obtener la

confianza de la población.

Como conclusión, me veoobligado a señalar que durante

la operación el batallón saqueóde una manera escandalosa, y,

de hecho, no solamente en lascasas judías, sino que hizo otro

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tanto en las casas de los rusos blancos. Se llevaron cualquier 

cosa de utilidad, como botas,cuero, telas, oro y otros objetos

de valor. Según explicanalgunos miembros del ejército,

a los judíos se les sacaban los

relojes de las manos públicamente en las calles y se

les quitaban los anillos de losdedos de la manera más brutal.

Un oficial pagador informó deque a una chica judía la policía

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le ordenó que fuera a buscar inmediatamente 5.000 rublos y

que entonces soltarían a s padre. Se dice que la chica fue

corriendo por todas partesintentando conseguir el dinero.

También, dentro del gueto, la

 policía entró y robó en los barracones individuales que

habían sido cerrados con clavos por la administración civil, y

 provistos con pertenencias delos judíos. Hasta de los

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 barracones donde se alojaba launidad arrancaron las puertas y

los marcos de las ventanas paraecharlos a la hoguera del

campamento. Aunque el martes por la mañana tuve una charla

con el segundo comandante e

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se difundió por la ciudad, la población se alegró de forma

manifiesta.Hasta aquí el informe. Iré a

Minsk en un futuro próximo para discutir de nuevo el asunto

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de palabra. De momento no puedo continuar con la acció

 judía. Primero deberestablecerse la paz. Espero

 poder restaurar la calma lo más pronto posible y, a pesar de

todas las dificultades, reactivar 

la economía. Ahora sólo pidoque se me conceda una petición:

“En un futuro manténgamealejado sin falta de ese batalló

 policial”.

Carl [28]

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Carl [28]

Aunque la documentación sobrela participación del batalló policial en las matanzas de los

udíos rusos no es muy extensa, basta para desmentir más allá de

cualquier duda razonable la principal coartada de los líderes de

la Policía del Orden tras la guerra:concretamente, que Daluege había

llegado a un acuerdo con Himmler  por el cual la Policía del Orde

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ayudaría a la Policía de Seguridadrealizando turnos de guardia y

cualquier otro servicio antes de losfusilamientos, pero que se les

 prohibió ser los ejecutores. Este pretexto similar a lo que afirmarolas Waffen-SS  después de la guerra

acerca de que ellos eran soldadoscomo los demás y no participaro

en los programas fundamentadosideológicamente del resto de las

SS, fue alegado con éxito ante almenos un tribunal alemán en el

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uicio del Batallón Policial 11. Ladefensa convenció al tribunal de

que, tras sólo dos ejecuciones (bajolas órdenes del ejército en la regió

de Minsk), pudieron acogerse alacuerdo de Daluege para conseguir 

su retirada a Kovno.

[29]

Tal como muestra ladocumentación, la participació

directa de la Policía del Orden elas ejecuciones colectivas de judíos

rusos durante el verano y otoño de1941 fue generalizada y se dio e

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las jurisdicciones de los HSSPF  delnorte, del centro y del sur, así como

en Bialystok. Además, la masacrede mediados de julio en Bialysto

tuvo lugar justo después de queDaluege y Himmler se reuniera

allí con Bach-Zelewski, y la

matanza de Minsk del 1 deseptiembre sucedió inmediatamente

después de la visita que Daluegehizo con Bach-Zelewski a esa

ciudad. Está claro que Daluege no prohibía, sino que más bie

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 promovía la participación de laPolicía del Orden en los asesinatos

colectivos.La participación de la Policía

del Orden en los fusilamientosmasivos que tuvieron lugar en Rusia pasado el otoño de 1941 no está

 bien documentada y con todaseguridad fue mucho menos

frecuente. La gran excepción fue samplia intervención en la ejecució

de judíos en la región de Pinsk en elotoño de 1942.[30] Durante la crisis

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militar que tuvo lugar en el inviernoentre los años 1941 y 1942, a

muchos batallones policiales se les presionó para que actuaran en la

línea de frente. Otros tuvieron queenfrentarse a una resistencia

 partisana cada vez mayor. Por otra

 parte, el número de soldados de las poblaciones autóctonas reclutados

en unidades auxiliares bajo lasórdenes de la Policía del Orde

casi se multiplicó por diez en 1942, pasando de 33.000 a 300.000.[31]

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Existía una tendencia constante aasignar a estas unidades los

verdaderos servicios defusilamiento para trasladar la carga

 psicológica de la policía alemana asus colaboradores. Este peso

 psicológico era importante y

alcanzó al mismísimo Bach-Zelewski. El médico de las SS de

Himmler, en su informe para eleichsführer   sobre la enfermedad

que incapacitaba a Back-Zelewskien la primavera de 1942, señalaba

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que el líder de las SS sufría «sobretodo de visiones relacionadas co

los fusilamientos de judíos que élmismo había dirigido y con otrasexperiencias difíciles que tuvo en eleste».[32]

Capítulo 4

La Policía del Orden y laSolución Final:

deportación

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Justo cuando la participación de laPolicía del Orden en la masacre delos judíos rusos empezaba adisminuir en otoño de 1941,Daluege se hizo cargo de una nueva

misión vital que contribuía a laSolución Final: custodiar los trenes

de deportados que se dirigía«hacia el este». A finales de

septiembre de 1941, Hitler dio laaprobación para que se iniciara la

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expulsión de los judíos del Tercer Reich, que iba a ser organizada por 

Reinhard Heydrich a través de sexperto en asuntos judíos en Berlín,Adolf Eichmann, y las oficinas dela Policía de Seguridad regional detoda Alemania.[1]  Las únicas

excepciones en el ámbito localfueron Viena y Praga, donde las

deportaciones iban a dirigirsedesde el Departamento de

Emigración Judía, que fue creado por Eichmann antes de la guerra y

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cuyo personal estaba formado por gente que él había escogidocuidadosamente, Casiinmediatamente, Heydrich llegó aun acuerdo con Daluege para ladivisión del trabajo. La Policía delOrden de Daluege custodiaría los

transportes que organizara laPolicía de Seguridad de Heydrich.

Antes de cada una de las oleadas dedeportaciones, a la Policía del

Orden local se le ordenabasatisfacer las demandas de la

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Policía de Seguridad en cuanto a laescolta convenida. Por reglageneral, la Policía del Orde proporcionaba un oficial y quince

soldados para cada transporte.

[2]

¿Cuál fue la magnitud de estasoperaciones? Entre el otoño de

1941 y la primavera de 1945, másde 260 trenes de deportació

llevaron a judíos alemanes,austríacos y checos directamente a

los guetos y campos de exterminio«del este» (esto es, a Polonia y

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Rusia) o al gueto de tránsito deTheresienstadt al norte de Praga, y

desde allí «al este».

[3]

 Los guardiasalemanes tomaron el control e

algún punto de su recorrido de,como mínimo, 147 trenes provenientes de Hungría, 87 de

Holanda, 76 de Francia, 63 deEslovaquia, 27 de Bélgica, 23 de

Grecia, 11 de Italia, 7 de Bulgaria y6 de Croacia (es decir, cerca de

450 trenes del sur y oeste deEuropa).[4]  Nunca se ha hecho u

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cálculo del número de trenes deudíos deportados que viajaro

desde las ciudades polacas hacialos campos de exterminio cercanos, pero está claro que fueron muchoscentenares. Prácticamente todosesos trenes fueron custodiados por 

la Policía del Orden.¿Qué significó esto en lo que a

las experiencias de la Policía delOrden se refiere? Un vivido

informe del teniente Paul Salitter sobre el servicio de escolta de utren de deportados que fue de

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tren de deportados que fue deDüsseldorf a Riga el 11 dediciembre de 1941 ya ha sido publicado tanto en inglés como ealemán.[5]  Hay otros dos informes(sobre trenes de deportación deViena a Sobibor y de Kolomyja, en

Galitzia, a Belzec) que soimportantes para comprender lo que

numerosas unidades de la Policíadel Orden hicieron más de 1.000

veces durante la guerra. Primero, eltransporte de Viena.

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Comisaría 152, Viena,

20 de junio de 1942Informe de las experiencias

Asunto: Comando de transporte

 para el traslado de judíos deViena-Aspangbahnhof a

Sobibor el 14 de junio de 1942.El comando de transporte

estaba formado por el tenientede reserva Fischmann al mando,

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dos sargentos y 13 policías dereserva de la 1ª compañía

Policial de Reserva del Este. Elservicio del comando de

transporte empezó a las 11:30el 14 de junio de 1942 en el

 Aspangbahnhof,  según lasolicitud hecha en la llamada

telefónica previa del Hauptsturmführer   de las SS

Brunner.1.- La carga de los judíos:

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Bajo la dirección ysupervisión del Hauptsturmführer   de las SSBruner y el Hauptscharführer 

de las SS Girzik delDepartamento de Emigració

Judía, la carga de los judíos eel tren especial que aguardaba

en el Aspangbahnhof empezó almediodía y se desarrolló sicontratiempos. El servicio deescolta del comando detransporte empezó a esa hora.

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p pSe deportaron un total de 1.000 judíos. El traslado de los judíosque se especifica tuvo lugar alas cuatro de la tarde, Debido ala escasez de vagones, elcomando de transporte tuvo que

arreglárselas con un vagón detercera clase en lugar de uno de

segunda.2.- Viaje de Viena a Sobibor:

El tren Da 38 salió de Vienael 14 de junio de 1942 a las

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19:08 y se dirigió a Sobibor, yno a Izbica como estaba

 programado, pasando por Lundenburg [Breclar], Brün

[Brno], Neisse [Nysa], Oppel[Opole], Czestochowa, Kielce,

Radom, Deblin, Lublin y Chelm.Llegada a Sobibor el 17 de

 junio de 1942 a las 08:05. Alllegar a Lublin el 16 de junio alas 21:00, el Obersturmführer 

de las SS Pohl estaba esperandoen la estación a que llegara el

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tren, sacó de él a 51 judíos deentre 15 a 50 años que pudieratrabajar y se los llevó a ucampo de trabajos forzados. Almismo tiempo, dio la orden deque se llevaran a los 949 judíos

restantes al campo de trabajosforzados de Sobibor. Las dos

listas con los nombres, tresvagones de equipaje (co provisiones), así como 100.000zlotys le fueron entregados alObersturmführer   de las SS

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Pohl en Lublin. A las once de lanoche, el tren salió de Lublin edirección a Sobibor. En elcampo de judíos de Trawniki, aunos 30 kilómetros pasadoLublin, los tres vagones de

equipaje y las provisiones seentregaron al Scharführer   de

las SS Mayerhofer.3.- Entrega de los judíos e

Sobibor:A las 08:15 del 17 de junio,

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el tren entró en el campo detrabajos forzados que hay junto

a la estación del tren, donde elcomandante del campo, el

teniente primero Stangl, recibiólos 949 judíos. La descarga de

los vagones empezó deinmediato y se completó hacialas 09:15.

4.- Viaje de Sobibor a Viena:

El viaje de vuelta en el treespecial se inició a las diez de

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la mañana, inmediatamentedespués de que se terminara de

descargar a los judíos, deSobibor a Lublin, donde

llegamos a las 02:30 del 18 de junio. No se pagaron gastos de

desplazamiento para ese tren. Elviaje continuó desde Lublin alas 08:13 del 18 de junio en utren expreso de servicio regular hacia Cracovia, donde llegamosa las 17:30 del mismo día. ECracovia nos alojamos con la

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tercera compañía del Batallóde Reserva Policial 74. El 19de junio, esta compañíadistribuyó la ración de un día acada uno de los 16 soldados. Elviaje de vuelta desde Cracovia

continuó de nuevo en un treexpreso regular a las 20:08 del19 de junio. Llegada a Viena ala estación de trenes del este alas 06:30 del 20 de junio.

5.- Parada en Cracovia del

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comando de transporte:La parada del comando de

transporte en Cracovia duróveintiséis horas y media.

6.- Cruce de la frontera:

El tren especial cruzó la

frontera entre el Reich y elGobierno General en el viaje deida el 15 de junio a las 13:45 yel expreso regular en el viaje devuelta a las 00:15 del 20 de junio.

i i

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7.- Provisiones:Los soldados del comando

de transporte iban provistos deraciones frías para cuatro días.

Estas consistían en embutido, pan, mermelada y mantequilla,

 pero no fueron suficientes. ECracovia, la ración diaria de latercera compañía del Batallóde Reserva 74 fue buena ysuficiente.

8.- Sugerencias:

E l f á i

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En el futuro será necesarioabastecer a los soldados del

comando de transporte coraciones de marcha, porque las

raciones frías no se mantieneen los meses de verano. El

embutido, que era suave, yaestaba abierto y cortado cuandose repartió el 15 de junio, ytuvo que consumirse antes deltercer día por miedo a que seestropeara. El cuarto día lossoldados tuvieron que

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conformarse con la mermelada porque la mantequilla ya estabarancia debido al tremendo calor que hacía en el vagón del tren.La ración también era bastanteescasa.

9.- Incidentes: No hubo incidentes ni en el

viaje de ida, ni en las paradasen las estaciones, ni en el viaje

de vuelta.

(firmado) Fischmann,T i d i í d l

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Teniente de comisaría de laSchutzpolizei. [6]

La deportación de los judíosvieneses, que en general no

sospechaban nada y que en s

mayoría eran personas mayores y/omujeres, se llevó a cabo con ta pocos incidentes que el tenienteFischmann pudo concentrarse en losinconvenientes de tener un vagón detercera clase en vez de uno desegunda, en las racionesi fi i l l d l

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insuficientes y en el calor delverano que estropeaba smantequilla. Por supuesto, no sehizo mención alguna de lo quedebían de estar sufriendo los prisioneros judíos, encerrados si

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contrariamente a la mayoría demiembros de la Policía del Ordeque lo niegan, parece ser queFischmann y su comando entraroen el campo y observaron ladescarga.

La Policía del Orden queltó l t d d t d d d

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escoltó el tren de deportados desdeKolomyja, en Galitzia, consideró laexperiencia más agotadora que eltranquilo viaje desde Viena. Dehecho, en Galitzia, donde los judíoshabían sido sometidos a masacres

al aire libre en el verano y otoño de1941 y a una primera oleada dedeportaciones en la primavera de1942, la reanudación de éstas eagosto de 1942 evidentemente ya nosuponía una desventuradesconocida para muchas de lasí ti A di d d

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víctimas. A mediados deseptiembre de 1942, un capitán dela Policía del Orden del Batallóde Reserva Policial 133 en elRegimiento de Policía 24 informósobre las experiencias de una

semana de operaciones dedeportación.

7./Pol.24. Lemberg [Lwów],

14 de septiembre de 1942Para: Comandante de la Policía

del Orden del distrito deG li i L b

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del Orden del distrito deGalitzia, Lemberg.

Asunto: Reasentamiento judío.Después de llevar a cabo

durante los días 3 y 5 deseptiembre las acciones e

Skole, Stryj y Jodorov para elreasentamiento de los judíos, eel que participó la Policía delOrden al mando del capitán dela Schutzpolizei Kröpelin, y delque ya se había informado codetalle, la séptima compañíadel Regimiento de Policía 24

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del Regimiento de Policía 24llegó a Kolomyja, tal comohabía sido ordenado, el día 6 deseptiembre por la tarde.Inmediatamente contacté con el Kriminal Kommisar   y

Obersturmführer   de las SSLeitmaritz, jefe de la delegacióde la Policía de Seguridad eKolomyja, y con el teniente primero Hertel de la comisaríade la Schutzpolizei de la mismaciudad.

Al contrario de la

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Al contrario de laexperiencia en Stryj, la acció programada para el 7 deseptiembre en Kolomyja estaba bien preparada y eso facilitó lascosas a todas las unidades que

 participaban. Los organismosmencionados anteriormente y laOficina de Trabajo habíaninformado a los judíos de quedebían presentarse en el puntode reunión de la Oficina deTrabajo para registrarse el 7 deseptiembre a las 05:30 Unos

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septiembre a las 05:30. Unos5.300 judíos se congregaron allía la hora señalada. Con todoslos hombres de mi compañía,sellé el barrio judío y loregistré de arriba abajo, lo cual

 permitió dar caza a unos 600 judíos más.

La carga del tren detransporte se completó sobre lassiete de la tarde. Después deque la Policía de Seguridadsoltara a unos 1.000 del total dejudíos reunidos 4 769 fuero

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 judíos reunidos, 4.769 fueroreasentados. En cada vagón deltransporte se cargaron 100 judíos. El calor extremo que predominaba ese día hizo quetoda la operación fuera muy

complicada y dificultó eltransporte enormemente.Después del procedimientohabitual de cerrar con clavos y precintar todos los vagones, eltren de transporte se puso emarcha hacia Belzec sobre lasnueve de la noche con una

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nueve de la noche con unaescolta de un oficial y nuevesoldados. Con la llegada de la profunda oscuridad de la noche,muchos de los judíos escaparometiéndose por los agujeros de

ventilación después de sacar elalambre de espino. Como laescolta pudo dispararles amuchos de ellos de inmediato,gran parte de los judíos que sedieron a la fuga fueroeliminados esa misma noche oal día siguiente por la guardia

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al día siguiente por la guardiadel ferrocarril u otras unidades policiales. Se entregó eltransporte en Belzec siincidentes notables, aunquedada la longitud del tren y la

intensa oscuridad, la escoltahabía resultado ser demasiadodébil, tal como pudoinformarme personalmente el 11de septiembre el comandante dela guardia del transporte de lasexta compañía del Regimientode Policía 24 que volvió

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de Policía 24, que volviódirectamente a Stanislawów.

El 8 de septiembre fueroejecutados unos 300 judíos (losviejos y los débiles, enfermos,endebles y que ya no podían ser 

deportados). Según la orden del4 de septiembre, de la que fuiinformado por primera vez eldía 6, sobre el uso de munición,el 90 por ciento de ellos fueroejecutados con carabinas yrifles. Sólo se utilizaron laspistolas en casos excepcionales.

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 pistolas en casos excepcionales.Los días 8 y 10 de

septiembre se llevaron a cabolas acciones en Kuty, Kosov,Horodenka, Zaplatov y Sniatyn.Unos 1.500 judíos tuvieron que

ser conducidos marchando a piea unos 50 kilómetros de Kuty oa 35 kilómetros de Kosov hastaKolomyja, donde se les retuvo para que pasaran la noche en el patio de la prisión de la Policíade Seguridad junto con losdemás judíos traídos de toda la

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demás judíos traídos de toda laregión. Aparte de los judíosreunidos en Horodenka ySniatyn, que ya habían sidocargados por la Policía deSeguridad en diez vagones e

cada localidad, se cargarootros 30 vagones en Kolomyja.El número total que se envió aBelzec en el tren dereasentamiento del 10 deseptiembre fue de 8.205.

Durante las acciones quetuvieron lugar en la zona de los

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galrededores de Kolomyja losdías 8 y 10 de septiembre,algunos judíos tuvieron que ser eliminados a tiros por lasrazones que ya se conocen. E

la gran redada de judíos para elreasentamiento del 10 deseptiembre en Kolomyja, laPolicía de Seguridad los cargóa todos en los 30 vagonesdisponibles a pesar de lasobjeciones que expresé. Dadoel enorme calor dominante esos

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días y la presión a la que sesometió a los judíos con laslargas marchas a pie y los díasde espera sin que se les diera provisiones dignas de mención,

la excesiva gran sobrecarga demuchos de los vagones con 180o 200 judíos fue catastrófica deuna manera que tuvo unosefectos terriblemente adversossobre el transporte.

 No puedo saber cuántos judíos cargó la Policía de

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j gSeguridad en los diez vagonesde Horodenka y los diez deSniatyn. En cualquier caso, losdos transportes llegaron aKolomyja con una escolta

totalmente inadecuada, de modoque el alambre de espino quecerraba los agujeros deventilación estaba casi sacadodel todo. En cuanto fue posiblehice que sacaran el tren de laestación en Kolomyja y que loengancharan a los 30 vagones

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g gque estaban en una víasecundaria lejos de la estación.La policía judía(Ordnungsdienst)  y miembrosdel personal de Kolomyja para

la construcción de la estacióde tren estuvieron ocupadoshasta caer la noche en cerrar todos los vagones que noestaban suficientementesellados de la manerareglamentaria habitual. Sedesignó un comando formado

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g por un oficial y 50 soldadosliderados por el capitáZitzmann para vigilar hasta que

 partiera el tren de deportacióde 50 vagones que estaba

estacionado y de evitar cualquier intento de huida. Dadala presión sobre los judíos yadescrita, el efecto negativo delcalor, y la gran sobrecarga de lamayoría de los vagones, los judíos intentaron escapar una yotra vez de los vagones del tre

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estacionado, cuando ya habíaempezado a hacerse de nochealrededor de las 19:30. A las

19:50, el comando de guardiadel tren, con nueve hombres

 bajo las órdenes del caboJäcklein, llegó a la víasecundaria. Debido a laoscuridad no se pudieron evitar los intentos de huida del treestacionado ni se pudo disparar a los judíos que escapaban. Etodos los vagones, los judíos se

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habían desnudado por completoa causa del calor.

Cuando el tren salió de

Kolomyja a las 20:50, tal comoestaba previsto, los miembros

de la escolta volvieron a sus puestos. El comando de guardia,tal como he estipulado al principio, estaba dividido edos grupos de cinco hombres,uno en un vagón de pasajeros ela parte delantera y otro en uvagón de pasajeros al final del

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tren. Debido a la longitud del

tren y a su carga total de 8.205 judíos, esta distribución resultó

inadecuada. La próxima vez, elcabo J. dispondrá a los guardias

a lo largo de todo el tren.Durante todo el viaje los policías tenían que permanecer en los furgones de cola para poder neutralizar los intentos defuga de los judíos. Al cabo de poco tiempo de viaje, éstosintentaron escaparse por los

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lados e incluso por el techo de

determinados vagones. Casituvieron éxito con la

estratagema, porque ya cincoestaciones antes de

Stanislawów, el cabo J. tuvoque pedirle por teléfono al jefede estación de Stanislawów que preparara tablas y clavos parasellar los vagones dañados talcomo requerían las órdenes ytuvo que solicitar a la guardiade la estación que vigilara el

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tren. Cuando el tren llegó a

Stanislawów, los trabajadores yla guardia de la estació

estaban presentes para llevar acabo las reparaciones

necesarias además de tomar elrelevo en la vigilancia del tren.

El trabajo duró una hora ymedia. Cuando posteriormenteel tren reanudó su viaje sedescubrió, en la siguiente parada algunas estacionesdespués, que los judíos había

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hecho otra vez grandes agujeros

en algunos de los vagones y queel alambre de espino atado en la

 parte exterior de las ventanillasde ventilación estaba arrancado

en su mayor parte. En uno de losvagones del tren, los judíosincluso habían estadotrabajando con martillo y sierra.Cuando se les interrogó,explicaron que la Policía deSeguridad les había dejado

quedarse con esas herramientas

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 porque podrían hacer un bue

uso de ellas en su próximo lugar de trabajo. El cabo J. hizo que

los judíos entregaran lasherramientas. Durante el resto

del viaje, en cada una de las paradas en las estaciones senecesitó ayuda para cerrar coclavos el tren porque, si no, elresto del viaje no hubiera sido posible. A las 11:15 el trenllegó a Lemberg. Como no se

había presentado ningún relevo

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 para el comando, el comando de

escolta de J. tuvo que seguir vigilando el tren hasta Belzec.

Tras una breve parada en laestación de Lemberg, el tre

continuó hasta la estación decercanías de Klaporov, dondeocho vagones marcados con laletra «L» y que iban destinadosa los campos de trabajo lefueron entregados alObersturmführer   de las SS

Schulze y descargados.l Ob f h

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Entonces, el Obersturmführer 

Schulze cargó unos 1.000 judíosmás. Alrededor de las 13:30, el

transporte salió rumbo a Belzec.Al cambiar la locomotora

en Lemberg, se enganchó unatan vieja que sólo fue posibleseguir desplazándose cocontinuas interrupciones. Los judíos mas fuertesaprovechaban una y otra vez ellento viaje para meterse por los

agujeros que habían abierto yh í d

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huían para tratar de ponerse a

salvo, porque al saltar del tren,que iba a poca velocidad,

apenas se hacían daño. A pesar de que al maquinista se le pidió

repetidas veces que fuera másdeprisa, esto no era posible, demanera que las frecuentes paradas en tramos abiertos sehicieron cada vez másdesagradables.

Poco después de haber 

 pasado Lemberg, los miembrosd l d h bí

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del comando ya había

disparado toda la munición quellevaban con ellos y había

agotado también unas 200 balasmás que habían recibido de los

soldados del ejército, así que,durante el resto del viaje,tuvieron que recurrir a piedrascuando el tren estaba en marchay a las bayonetas caladas

cuando estaba parado.El pánico creciente que

cundía entre los judíos debidol l l b

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al enorme calor, la sobrecarga

de los vagones y el hedor de loscadáveres (al descargar los

vagones se encontraron unos2.000 judíos muertos en el tren),

hicieron que el transporte fueracasi impracticable. A las 18:45el tren llegó a Belzec y hacialas 19:30 el cabo J. lo entregóal Obersturmführer  de las SS y

 jefe del campo que había allí.Hasta que se descargó el

transporte sobre las diez de lah J t

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noche, J. tuvo que permanecer 

en el campo, mientras que elcomando de escolta se utilizó

 para vigilar los vagonesestacionados fuera. A causa de

las circunstancias especiales yadescritas, no se puedeespecificar el número de judíosque escaparon de estetransporte. No obstante, se

supone que al menos dos terciosde los judíos que se dieron a la

fuga murieron por los disparoso fueron devueltos ilesos de

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o fueron devueltos ilesos de

alguna otra manera.Durante las propias

acciones del período entre losdías 7 y 10 de septiembre de

1942 no ocurrieron incidentesespeciales. La cooperacióentre las unidades de la Policíade Seguridad y las de la Policíadel Orden involucradas fue

 buena y sin roces.

(firmado) Westermann,Teniente de la reserva de la

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Teniente de la reserva de la

Schutzpolizei  y comandante dela compañía. [7]

Este documento demuestra

muchas cosas: los intentosdesesperados por parte de losudíos deportados de escapar del

tren de la muerte; el escaso personal empleado por los

alemanes (tan sólo 10 soldados para vigilar a 8.000 judíos); las

inconcebiblemente espantosascondiciones (las marchas forzosas

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condiciones (las marchas forzosas

durante muchos kilómetros, elterrible calor, días enteros sin

comida ni bebida, 200 judíosapiñados en cada vagón, etcétera)

que condujeron a que por lo menosel 25 por ciento de los judíosdeportados murieran en el tren por 

asfixia, el abatimiento a causa delcalor y el agotamiento (por no decir 

nada de los que fueron asesinadosen los tiroteos, que eran ta

constantes que los soldadosgastaron tanto su suministro de

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gastaron tanto su suministro de

municiones como el dereabastecimiento); la menció

casual de que, incluso antes de lasdeportaciones, cientos de judíos

considerados demasiado viejos,débiles o enfermos para poder llegar hasta el tren fuero

asesinados de forma rutinaria ecada una de las acciones. Además,

el documento deja claro que estaacción sólo era una de entre muchas

más en las cuales participaron losmiembros del Batallón de Reserva

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miembros del Batallón de Reserva

Policial 133 junto a la Policía deSeguridad de Galitzia a finales del

verano de 1942.Sin embargo, documentos así no

nos cuentan mucho de lo que nosgustaría saber acerca de losejecutores «grises» de la Solució

Final. Esos hombres no eraasesinos de oficina que pudiera

refugiarse en la distancia, la rutinay los eufemismos burocráticos que

velaban la realidad de losasesinatos en masa Esos hombres

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asesinatos en masa. Esos hombres

vieron a sus víctimas cara a cara.Sus compañeros ya habían matado a

todos los judíos consideradosdemasiado débiles para ser 

deportados y a continuació

trabajaron ferozmente para evitar que sus víctimas se escaparan del

tren y, por consiguiente, de lascámaras de gas que les esperaba

en Belzec. Ninguno de los participantes en los acontecimientos

descritos en este informe pudohaber tenido la más ligera duda

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haber tenido la más ligera duda

sobre en qué estaba involucrado,concretamente en un programa de

exterminio de los judíos deGalitzia.

Pero, ¿cómo se convirtieroestos hombres en asesinos demasas? ¿Qué ocurrió en la unidadcuando mataron por primera vez?¿Qué opciones tenían, si es quetenían alguna, y cómoreaccionaron? ¿Qué les ocurrió alos soldados mientras las matanzasse prolongaban semana tras semana

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se prolongaban semana tras semana,

mes tras mes? Los documentoscomo éste sobre el transporte de

Kolomyja nos proporcionan unavivida instantánea de un solo

incidente, pero no revelan la

dinámica personal de cómo ugrupo de alemanes corrientes de

mediana edad se convirtieron easesinos de masas. Para eso

debemos volver a la historia delBatallón de Reserva Policial 101.

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Capítulo 5El batallón de Reserva

Policial 101

Cuando Alemania invadió Poloniaen septiembre de 1939, el Batalló

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de Reserva Policial 101, con baseen Hamburgo, fue uno de los

 primeros batallones que se unieroa un grupo del ejército alemán y

fueron enviados a Polonia Al

cruzar la frontera desde Oppeln eSilesia, el batallón pasó por Czestochowa de camino a la ciudad polaca de Kielce. Allí se dedicarona reunir a los soldados polacos y elequipo militar tras las líneasalemanas y a hacer guardia en ucampo de prisioneros de guerra. El17 de diciembre de 1939 el

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17 de diciembre de 1939, el batallón regresó a Hamburgo,donde cerca de un centenar de sus policías profesionales fuetrasladado para formar unidades

adicionales. Los reemplazaro

reservistas de mediana edadllamados a filas en otoño de

1939.[1]

En mayo de 1940, tras u

 período de entrenamiento, el batallón fue enviado de Hamburgo a

Warthegau, una de las cuatroregiones del oeste de Polonia que

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g q

estaban anexionadas al Tercer Reich al igual que los territorios

incorporados. Primero se instalaroen Poznan (Posen) hasta finales de

unio y luego en Lódz (al que los

victoriosos alemanes pusieron elnuevo nombre de Litzmannstadt), y

llevaron a cabo «acciones dereasentamiento» durante un período

de cinco meses. Como parte del plan demográfico de Hitler y

Himmler para «germanizar» esasregiones recién anexionadas, es

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g ,

decir, poblarlas con alemanes «de pura raza», todos los polacos y

otros de los llamados indeseables(judíos y gitanos) tenían que ser 

expulsados de los territorios

incorporados y enviados al centrode Polonia. Según las disposiciones

de un acuerdo entre Alemania y laUnión Soviética, las personas de

etnia germánica que vivían eterritorio soviético tenían que ser 

repatriadas y reasentadas en lasrecientemente evacuadas granjas y

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g j y

 pisos de los polacos expulsados. La«purificación racial» de los

territorios incorporados que Hitler y Himmler deseaban nunca se logró,

 pero con su búsqueda de una

Europa del Este reorganizada desdeun punto de vista racial, empujaro

de un lado a otro a cientos de milesde personas como piezas sobre u

tablero de ajedrez.En el breve informe del batalló

se hace alarde de su entusiasta participación en el

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p p

“reasentamiento”:

En las acciones llevadas a cabodía y noche sin descanso, el

ciento por ciento de las fuerzas

del batallón se emplearon etodas las zonas del Warthegau.

Como media, cada día fueroevacuadas unas 350 familias de

campesinos polacos […] En el punto culminante de la fase de

evacuación no pudieron [losmiembros del batallón] regresar 

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al cuartel durante ocho días yocho noches. Los hombres sólo

tenían ocasión de dormir cuando viajaban en camión por 

la noche […] Durante la acció

más grande, el batallón evacuóa 900 familias […] en un día

sólo con sus propias fuerzas y10 traductores.

En total, el batallón evacuó a36.972 personas de las 58.628 previstas. Cerca de 22.000

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p personas huyeron y escaparon delas evacuaciones».[2]

Un reservista llamado a filas,Bruno Probst*, recordaba el papel

del batallón en esas acciones:

Durante el reasentamiento de la población nativa, sobre todo elos pueblos pequeños, fuecuando viví los primerosexcesos y asesinatos. Siempreocurría que, cuando llegábamosa los pueblos, la comisión de

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p ,asentamiento ya estaba allí […]La llamada comisión de

asentamiento estaba formada por miembros de los

[uniformes] negros de las SS y

de la SD, así como de civiles.De ellos recibíamos unas

tarjetas con unos números. Lascasas del pueblo tambié

estaban señaladas con losmismos números. Las tarjetas

que nos daban designaban lascasas que teníamos que

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desalojar. Al principio de ese período nos esmeramos e

sacar a todo el mundo de lascasas, sin tener en cuenta si era

viejos, enfermos o niños

 pequeños. La comisión prontoencontró defectos en nuestro

 procedimiento. Objetaron queteníamos que esforzarnos mucho

con la carga de los viejos yenfermos. Para ser precisos, al

 principio no nos dieron la ordede matarlos allí mismo, más

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 bien se contentaron codejarnos claro que no se podía

hacer nada con gente como ésa.Recuerdo dos ocasiones en las

que personas así fuero

asesinadas en el punto dereunión. El primer caso era u

hombre mayor y el segundo unaanciana […] a ninguno de los

dos les dispararon soldados,sino suboficiales».[3]

Otros miembros del batalló

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también se acordaban de lasacciones de reasentamiento, peronadie más recordó o admitió esaviolencia.[4]  Un policía sí que se

acordaba de que el batallón había

 proporcionado pelotones defusilamiento a la Policía de

Seguridad para la ejecución de 100a 120 polacos durante su estancia

en Poznan.[5]

Después de su campaña de

reasentamiento de cinco meses, el batallón llevó a cabo «acciones de

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 pacificación». Peinaron pueblos y bosques y cogieron a 750 polacos

que habían escapado a lasevacuaciones anteriores.

Su labor se les hizo más difícil

 porque hasta los recién llegadosmiembros de etnia germánica no

siempre informaban de la presenciano autorizada de los polacos a los

que habían desplazado, puesesperaban con esto aprovecharse de

la mano de obra barata.[6]

El 28 de noviembre de 1940, el

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 batallón se hizo cargo del serviciode guardia alrededor del gueto de

Lódz, que había sido sellado sietemeses antes, a finales de abril de

1940, cuando a los 160.000 judíos

de Lódz se les aisló del resto de laciudad con una alambrada de

espino. Hacer guardia en el gueto seconvirtió entonces en la principal

obligación del Batallón Policial101, que tenía la orden permanente

de disparar «sin más preámbulos» acualquier judío que hiciera caso

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omiso de los carteles deadvertencia y se acercara

demasiado a la alambrada. Estaorden se obedeció.[7]

Sin embargo, ninguno de los

hombres del Batallón 101recordaba excesos como los

ocurridos cuando la primeracompañía del Batallón 61 vigilaba

el gueto de Varsovia. Allí, elcapitán de la compañía alentó

abiertamente los fusilamientos elos muros del gueto. A los tiradores

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más conocidos no les hacíaalternar con otros servicios, sino

que los mantuviero permanentemente en el cometido de

guardia del gueto. La sala de recreo

de la compañía estaba decoradacon consignas racistas y había una

estrella de David colgando sobre el bar. Se hacía una marca en la puerta

del bar por cada judío fusilado y,según se informa, se llevaban a

cabo «celebraciones de la victoria»los días en que se alcanzaban los

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mejores resultados.[8]

Los miembros del batallón,

ubicados fuera de la alambrada delgueto, tenían más contacto con la

 población no judía que con los

udíos encarcelados. Bruno Probsrecordaba que los guardias que

estaban en la calle que dividía edos el gueto de Lódz, de vez e

cuando se divertían adelantando susrelojes como pretexto para detener 

y golpear a los polacos quesupuestamente violaban el toque de

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queda. También que los guardias, borrachos, al intentar matar a u

 polaco la víspera de Año Nuevo,dispararon a una persona de etnia

germánica por error y encubriero

el asunto cambiando la tarjeta deidentificación de las víctimas.[9]

En el mes de mayo de 1941 el batallón regresó a Hamburgo y

«prácticamente se disolvió». Todoslos reclutas que quedaban de antes

de la guerra con rango inferior asuboficial fueron distribuidos entre

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otras unidades y esos puestos seocuparon con reservistas llamados

a filas. El batallón se habíaconvertido, según las palabras de

un policía, en un «puro batallón de

reserva».[10]

El año siguiente, de mayo de

1941 a junio de 1942, el batallón sereformó y fue sometido a u

entrenamiento exhaustivo. De ese período, sólo unos pocos incidentes

quedaron en la memoria de lossoldados. Uno fue el bombardeo de

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Lübeck en mayo de 1942 porque aalgunas unidades del batallón las

mandaron hacia la ciudaddestrozada inmediatamente

después.[11]  Otro estaba

relacionado con la deportación deudíos de Hamburgo.

Desde mediados de octubre de1941 a finales de febrero de 1942,

59 transportes llevaron más de53.000 judíos y 5.000 gitanos del

Tercer Reich «hacia el este», eneste caso hacia Lódz, Riga, Kovno

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(Kaunas) y Minsk. Toda la gente delos cinco transportes hacia Kovno y

la del primero hacia Riga fueaniquilada al llegar.[12]  A la del

resto de transportes no la

«liquidaron» inmediatamente, sinoque al principio los deportados

fueron encarcelados en los guetosde Lódz (donde fueron enviados los

5.000 gitanos austríacos), Minsk yRiga.

Cuatro de esos convoyes que sesalvaron de la muerte inmediata

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venían de Hamburgo. El primero,con 1.034 judíos a bordo, partió el

25 de octubre de 1941 hacia Lódz.El segundo, con 990 judíos, salió e

dirección a Minsk el 8 de

noviembre. El tercero, con 408udíos provenientes de Hamburgo y

500 de Bremen, partió hacia Minsel 18 de noviembre. El cuarto salió

de Hamburgo en dirección a Rigacon 808 judíos a bordo el 4 de

diciembre.[13]

Los soldados del Batallón de

li i l 101 i i

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Reserva Policial 101 participaroen varias fases de las deportaciones

de Hamburgo. El punto de recogida para las deportaciones era la casa

de la logia masónica en el

Moorweide, que había sidoconfiscada por la Policía de

Seguridad. Flanqueada por la biblioteca de la universidad y u

 bloque de pisos, a varios cientos demetros de la muy utilizada estació

de ferrocarril de Dammtor, el puntode recogida era un lugar que apenas

ll b l ió f d l

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llamaba la atención, fuera de lavista de los ciudadanos de

Hamburgo. Algunos miembros delBatallón 101 de la Policía del

Orden realizaron el servicio de

guardia en el edificio de la logiamasónica donde los judíos era

reunidos, registrados y cargados ecamiones hacia la estación de

ferrocarril de Sternschanze.[14]

Otros hombres del Batallón 101

vigilaban la estación, donde losudíos eran cargados en los

t [15] Y últi l B t lló

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trenes.[15] Y, por último, el Batallón101 proporcionó la escolta de al

menos tres de los cuatrotransportes: el primero, el 15 de

octubre, hacia Lódz; el segundo, el

8 de noviembre, hacia Minsk, y elúltimo, el 4 de diciembre, hacia

Riga.[16]  Según Hans Keller*, elservicio de vigilancia en los

transportes de los judíos era «muycodiciado» porque daba la

oportunidad de viajar y sólo se leasignaba a unos pocos

i il i d [17]

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«privilegiados».[17]

Bruno Probst, que acompañó al

convoy que se dirigió hacia Minsel 8 de noviembre, recordaba:

En Hamburgo, a los judíos se

les dijo entonces que se lesasignaría todo un nuevo

territorio para establecerse eel este. Se les hizo subir e

vagones de pasajeros normales[…] acompañados por dos

vagones con herramientas, palas, hachas, etcétera, así

tid d d

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como con gran cantidad deutensilios de cocina. Se unió

otro vagón de segunda clase para el comando de escolta. No

había guardias en los vagones

donde iban los judíos. El tretenía que ser vigilado por 

ambos lados sólo en las paradas. Después de unos

cuatro días de viaje llegamos aMinsk a última hora de la tarde.

 Nos enteramos por primera vezdurante el viaje de que éste era

l d ti t h b d

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el destino, tras haber pasado yaVarsovia. En Minsk, un

comando de las SS estabaesperando nuestro transporte.

Entonces, de nuevo sin guardia,

los judíos fueron cargados eunos camiones que esperaban.

Sólo que su equipaje, que se leshabía permitido traer desde

Hamburgo, tenían que dejarloen el tren. Les dijeron que lo

mandarían después. Entoncesnuestro comando fue conducido

finalmente a unos barracones

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finalmente a unos barraconesrusos, en los cuales se alojaba

un batallón policial alemáactivo [esto es, no de reserva].

Había un campo de

concentración de judíos cerca[…] Conversando co

miembros del batallón policialantes citado, nos enteramos de

que, unas semanas antes, esaunidad ya había disparado a los

 judíos en Minsk. A partir deeste hecho, llegamos a la

conclusión de que a nuestros

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conclusión de que a nuestros judíos de Hamburgo también los

iban a matar a tiros allí.

Como no quería verse

involucrado, el comandante de laescolta, el teniente Hartwig Gnade,

no se quedó en los barracones. Elugar de eso, él y sus hombres

regresaron a la estación, tomaron utren a última hora de la noche y

salieron de Minsk.[18]

 No tenemos una descripción del

servicio de escolta desde

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servicio de escolta desdeHamburgo a Riga, pero el informe

Salitter sobre la escolta de laPolicía del Orden del transporte de

udíos del 11 de diciembre de

Düsseldorf a Riga nos brinda unaevidencia gráfica de que allí los

 policías sabían tanto como los policías de Hamburgo en Minsk.

Tal como observó Salitter:

Riga tenía unos 360.000habitantes, que incluían unos

35 000 judíos Los judíos

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35.000 judíos. Los judíosdominaban en todas partes

dentro del mundo de losnegocios. No obstante, tras la

entrada de las tropas alemanas,

se les cerraron y confiscarolos negocios de forma

inmediata. Los judíos fueroalojados en un gueto del Düna

[Dvina] que se rodeó coalambre de espino. Se dice que

en estos momentos en el guetosólo hay 2.500 varones judíos

que se utilizan para trabajar A

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que se utilizan para trabajar. Alos demás, o los han enviado a

otros lugares con un empleosimilar o los han matado los

letones […] Ellos [los letones]

odian a los judíos en especial.Desde los tiempos de la

liberación hasta hoy en día, ha participado de manera muy

amplia en el exterminio de estos parásitos. Sin embargo, lo que

no pueden comprender, como pude saber especialmente a

través del personal letón del

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través del personal letón delferrocarril, es por qué los

alemanes traen a sus judíos aLetonia en lugar de acabar co

ellos en su propio país».[19]

En junio de 1942, al Batallón deReserva Policial 101 se le asignóotro período de servicio ePolonia. Por aquel entonces, sóloquedaban unos pocos suboficialesque hubieran estado en la primeraacción polaca, y menos del 20 por 

ciento de los soldados había estado

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ciento de los soldados había estadoen la segunda en el Warthegau.

Unos cuantos de ellos habían sidotestigos de lo que ellos llamaba

«excesos» en Poznan y Lódz. Unos

cuantos más habían acompañado auno de los transportes de judíos de

Hamburgo hasta Lódz, Minsk oRiga. En estos dos últimos destinos,

como hemos visto, fue difícil noenterarse de algo sobre el asesinato

en masa de los judíos en Rusia.Pero, en su mayor parte, el Batalló

de Reserva Policial 101 estaba

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de Reserva Policial 101 estabaformado entonces por soldados si

ninguna experiencia en los métodosde ocupación alemana en Europa

del Este ni, en realidad, a

excepción de los mayores, que eraveteranos de la primera guerra

mundial, en ninguna clase deservicio militar.

El batallón estaba formado por 11 oficiales, 5 funcionarios

administrativos (que se encargabade los asuntos financieros

relacionados con las pagas el

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relacionados con las pagas, elaprovisionamiento, el alojamiento,

etcétera) y 486 suboficiales ysoldados.[20]  Para alcanzar el

número total de efectivos, en el

último minuto se le añadieroalgunos contingentes que no eran de

Hamburgo, sino de las poblacionescercanas de Wilhelmshaven y

Rendsburg (en Schleswig-Holstein)y del lejano Luxemburgo. Aun así,

la gran mayoría de los miembros dela tropa había nacido y se había

criado en Hamburgo y sus

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criado en Hamburgo y susalrededores. El grupo hamburgués

era tan dominante y los valores yactitudes del batallón ta

 provincianos, que no sólo los

luxemburgueses, sino también loscontingentes de Wilhelmshaven y

Rendsburg se sentían comointrusos.[21]

El batallón estaba dividido etres compañías, cada una de

aproximadamente unos 140hombres con los efectivos al

completo. Dos de las compañías

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completo. Dos de las compañíasestaban al mando de capitanes de

 policía y la tercera la comandaba elteniente de reserva con más

antigüedad en el batallón. Cada

compañía se dividía en tressecciones, dos de ellas a las

órdenes de tenientes de reserva y latercera bajo mando del sargento

más antiguo de la sección. Cadasección estaba dividida en cuatro

 pelotones, dirigidos por un sargentoo un cabo. Los soldados iba

equipados con carabinas y los

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equ pados co ca ab as y ossuboficiales con metralletas. Cada

compañía tenía también udestacamento de ametralladoras

 pesadas. Aparte de las tres

compañías, estaba el personal delestado mayor del batallón, que

incluía, además de los cincofuncionarios administrativos, u

médico y su ayudante así comovarios conductores, oficinistas y

especialistas en comunicaciones.El batallón estaba al mando del

mayor Wilhelm Trapp, de cincuenta

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y pp,y tres años, un veterano de la

 primera guerra mundial que recibióla Cruz de Hierro de primera clase.

Después de la guerra se convirtió

en un policía profesional y fueescalando grados. Hacía poco que

lo habían ascendido de capitán dela segunda compañía y ésa era la

 primera vez que comandaba u batallón. Aunque Trapp se afilió al

Partido Nazi en diciembre de 1932y de esta manera técnicamente se le

 podía considerar un «antiguo

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p gluchador del Partido» o Alter 

ämpfer,  nunca se lo habíallevado a las SS y ni siquiera le

habían dado un rango equivalente

allí a pesar de que Heydrich yHimmler intentaba

deliberadamente unir y entrelazar los componentes del Estado y del

 partido de su imperio policial y desus SS. Evidentemente, Trapp no

era considerado material para lasSS. Pronto iba a entrar en conflicto

con sus dos capitanes, ambosld d d l i

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p ,óvenes soldados de las SS que, ni

siquiera en su declaración más deveinte años después, hiciero

intento alguno de disimular s

desprecio por su comandante, aquien consideraban débil, poco

militar y alguien que interferíademasiado en las responsabilidades

de sus oficiales.[22]

Los dos capitanes de policía,

que también poseían el rangoequivalente en las SS de

auptsturmführer,  eran unosd i i

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óvenes de casi treinta años.

Wolfgang Hoffmann, nacido en1914, se había afiliado a la

Asociación Nacional Socialista de

Estudiantes (NS-Schülerbund ) e1930, cuando tenía dieciséis años, a

las Juventudes Hitlerianas en 1932,cuando tenía dieciocho, y a las SS

al año siguiente, todo ello antes degraduarse en el Gymnasium  (u

instituto de preparación para launiversidad) en 1934. En 1936 se

unió a las fuerzas policiales deB l ó l P id N i

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pBreslau y entró en el Partido Nazi

en 1937, el mismo año en queterminó el entrenamiento de oficial

y fue nombrado teniente de la

Schutzpolizei.  En la primavera de1942 se unió al Batallón de

Reserva Policial 101. En el mes deunio siguiente, a la edad de

veintiocho años, fue ascendido acapitán.[23]  Estaba al mando de la

tercera compañía.Julius Wohlauf, nacido en 1913,

se graduó en el Gymnasium  e1932 E b il d 1933 ió l

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1932. En abril de 1933 se unió al

Partido Nazi y a las SA. En 1936entró en las SS y ese mismo año

empezó el entrenamiento para

convertirse en oficial de policía.Fue nombrado teniente de la

Schutzpolizei  en 1938. A éltambién lo asignaron al Batallón de

Reserva Policial 101 a principiosde 1942 y lo ascendieron a capitá

en junio del mismo año, justo antesde salir hacia Polonia.[24]

Comandaba la primera compañía yl d d t d

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era el segundo comandante de

 batallón de Trapp. A diferencia deTrapp, que ya era mayor, Hoffmann

y Wohlauf representaban

exactamente la combinación deoficial de policía profesional bie

educado, entusiasta precoz delnacionalsocialismo y jove

miembro de las SS que constituía elideal de Himmler y Heydrich para

las SS y la policía.El ayudante de Trapp era el

teniente primero Hagen*, del cualse sabe poco e cepto q e lo

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se sabe poco excepto que lo

mataron en la primavera de 1943.El batallón tenía además siete

tenientes de reserva, es decir,

hombres que no eran policías profesionales como Hoffmann y

Wohlauf, pero que fueronseleccionados para recibir 

entrenamiento de oficiales tras ser reclutados en la Policía del Orde

 por su posición social de clasemedia, su educación y su éxito en la

vida civil.Estos eran del mayor al más

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Estos eran, del mayor al más

oven, los siguientes:

HARTWIG GNADE, nacido e

1894, un agente aduanero ymiembro del Partido Nazi desde

1937, comandante de la segundacompañía;PAUL BRAND*, nacido en 1902;HEINZ BUCHMANN*, nacido e

1904, propietario de un negociomaderero familiar, miembro del

 partido desde 1937;

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OSCAR PETERS*, nacido en 1905;

WALTER HOPPNER *, nacido e1908, importador de té,

miembro del partido en 1930

 por poco tiempo, aunque sevolvió a unir a él en la

 primavera de 1933;HANS SCHEER *, nacido en 1908 y

miembro del partido desdemayo de 1933;

KURT DRUCKER *, nacido e1909, vendedor y miembro del

 partido desde 1939.[25]

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Por tanto, sus edades estabacomprendidas entre los treinta y

tres y los cuarenta y ocho años.

Cinco de ellos eran miembros delPartido, pero ninguno pertenecía a

las SS:De los 32 suboficiales de los

que tenemos información, 22 eramiembros del partido y siete

estaban en las SS. Sus edades ibade los veintisiete a los cuarenta

años; la media de edad era detreinta y tres años No era

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treinta y tres años. No era

reservistas, sino más bien reclutasde la policía de antes de la guerra.

La inmensa mayoría de la tropa

 provenía de la zona de Hamburgo.Cerca del 63 por ciento era de

clase trabajadora, pero había unos pocos trabajadores cualificados.

Muchos de ellos tenían los empleostípicos de la clase trabajadora de

Hamburgo: los más numerosos eralos trabajadores de los muelles y

los conductores de camión, perotambién había muchos obreros de

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también había muchos obreros de

almacenes y de la construcción,operarios de máquinas, marineros y

camareros. Alrededor del 35 por 

ciento era de clase media baja, prácticamente todos trabajadores de

oficina. Unas tres cuartas partes deellos se dedicaban a algún tipo de

venta, y el resto realizaba variostrabajos de oficina, tanto en el

gobierno como en el sector privado.El número de artesanos

independientes y pequeñosempresarios era muy pequeño Sólo

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empresarios era muy pequeño. Sólo

unos pocos (el 2 por ciento) era profesionales de clase media, muy

modestos además, tales como

farmacéuticos y profesores. Lamedia de edad de los hombres era

de treinta y nueve años; más de lamitad estaba entre los treinta y siete

y los cuarenta y dos años, un grupoconsiderado demasiado mayor para

el ejército pero que fue reclutadaampliamente para el servicio de

reserva policial a partir deseptiembre de 1939 [26]

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septiembre de 1939.

Entre la tropa, alrededor del 25 por ciento (43 de una muestra de

174) eran miembros del partido e

1942. Seis de ellos eran Alteämpfer   que se habían afiliado al

 partido antes de que Hitler subieraal poder; otros seis se unieron a él

en 1933. A pesar de la prohibicióninterna entre 1933 y 1937 de

admitir a nuevos miembros del partido, otros seis hombres que

trabajaban a bordo de barcos fueroaceptados por la sección para

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aceptados por la sección para

miembros que vivían en elextranjero. 16 personas se afiliaro

en 1937, cuando se levantó la

 prohibición de admisión de nuevosmiembros. Los nueve restantes se

unieron en 1939 o después. Loshombres de clase media baja era

miembros del partido en una proporción ligeramente más alta

(30 por ciento) que los de lasclases trabajadoras (25 por 

ciento).[27]Los agentes del Batallón de

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Los agentes del Batallón de

Reserva Policial 101 provenían delas clases bajas de la sociedad

alemana. No habían experimentado

ninguna movilidad social ogeográfica. Había muy pocos

independientes económicamente.Aparte del aprendizaje o

entrenamiento vocacional, casininguno de ellos había recibido

ninguna educación tras dejar laVolksschule  (escuela secundaria

final) a la edad de catorce o quinceaños. En 1942, se había

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años. En 1942, se había

convertido en miembros del Partidoen un porcentaje sorprendentemente

alto. Sin embargo, como los

funcionarios de los interrogatoriosno dejaron constancia de tal

información, no sabemos cuántoshabían sido comunistas, socialistas

y/o sindicalistas con anterioridad a1933. Es de suponer que no debió

de ser una cantidad insignificante,dados sus orígenes sociales. E

virtud de su edad, por supuesto,todos tuvieron su período formativo

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p

en la época anterior al nazismo.Eran unos hombres que había

conocido principios políticos y

normas morales diferentes de las delos nazis. Muchos de ellos

 provenían de Hamburgo, que teníala reputación de ser una de las

ciudades menos nazificadas deAlemania, y la mayoría pertenecía a

una clase social cuya cultura política había sido antinazi. No

 parecían formar estos hombres ugrupo muy prometedor del cual

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g p y p

reclutar asesinos de masas enombre de la visión nazi de una

utopía racial libre de judíos.

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Capítulo 6

Llegada a Polonia

Un día del verano de 1941, cuandola ofensiva contra los judíos rusosya estaba en marcha, Himmler leconfió al jefe de las SS y la policíaen Lublin, Odilo Globocnik, lai t ió d Hitl d t

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intención de Hitler de matar también a los judíos de Europa.Además, Himmler puso a

Globocnik a cargo del único

elemento primordial de esta«Solución Final a la Cuestión de

los Judíos en Europa»: ladestrucción de los judíos del

Gobierno General, que constituíael grueso de los judíos polacos. Si

embargo, para asesinar a los judíoseuropeos se juzgó esencial utilizar 

un método distinto del de lasoperaciones con pelotones de

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fusilamiento empleado contra losudíos rusos, uno que fuera más

eficiente, menos público y que

conllevara una carga psicológicamenor para los asesinos.

La respuesta tecnológica yorganizativa a estas necesidades fue

el campo de exterminio. Lasvíctimas serían deportadas hacia

campos especiales donde, en virtudde los procedimientos en cadena

que requerían un personal muylimitado, en su mayoría mano de

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obra forzada, a ser asfixiadas cogas en relativo secreto. Los

 preparativos para los asesinatos

con gas empezaron en tresemplazamientos distintos en otoño

de 1941: en los territoriosincorporados (Warthegau),

“Auschwitz/Birkenau” cerca deKatowice, en Silesia, y “Chelmno”

cerca de Lódz; el tercero eraBelzec, en el distrito de Lublin de

Globocnik. Los asesinatos con gas agran escala empezaron en Chelmno

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a principios de diciembre de 1941y en Birkenau a mediados de

febrero de 1942.[1] En el campo de

exterminio de Globocnik, eBelzec, no empezaron hasta

mediados de marzo de 1942.La tarea que Globocnik tenía

que afrontar era enorme, pero casino se le dio la mano de obra para

llevarla a cabo. Para conseguir expertos y ayudantes que

construyeran y manejaran el centrode exterminio de Belzec, Globocni

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 pudo recurrir a personal del«programa de eutanasia» de

Alemania, pero con eso obtuvo u

 puñado de hombres que comomáximo no pasaban de cien. Esa

cantidad por sí sola era insuficiente para dotar de personal a un solo

campo de exterminio y Globocnitodavía iba a construir dos más e

Sobibor y Treblinka. No obstante,los campos de exterminio no eran el

mayor problema que teníaGlobocnik. Era mucho más

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apremiante el problema de la manode obra requerida para desalojar 

los guetos, reunir a las víctimas y

forzarlas a subir a los trenes de lamuerte. Solamente en la zona de

Lublin había casi 300.000 judíos.¡En todo el territorio del Gobierno

General había unos 2.000.000!¿Dónde estaban los hombres

necesarios para realizar una labor logística tan escalofriante cuando el

destino militar de Alemaniaalcanzaba un momento crítico en el

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año crucial de 1942? En realidad,aparte de la misión en sí, Himmler 

no le dio prácticamente nada más a

Globocnik y éste tuvo queimprovisar. Tuvo que crear 

ejércitos «privados» con sus propios recursos e ingenio para

cumplir la tarea que Himmler lehabía confiado.

Para coordinar la campaña deasesinatos en masa contra los judíos

 polacos (apodada OperacióReinhard después de que a

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Reinhard Heydrich lo mataran eChecoslovaquia en junio de 1942),

Globocnik formó un personal

especial bajo las órdenes de ssegundo en el mando y compatriota

austríaco Hermann Höfle. Las personas clave de este grupo

incluían a Christian Wirth y a suayudante, Josef Oberhauser, que

estaban a cargo de los centros deexterminio; Helmut Pohl, otro

austríaco, se encargaba de lostransportes que llegaban; Geor 

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Michalsen, Kurt Claasen y otroaustríaco más, Ernst Lerch,

supervisaban y a menudo realizaba

 personalmente operaciones sobre elterreno; finalmente, Georg Wippern

se ocupaba de reunir, clasificar yutilizar las propiedades de los

udíos acumuladas en los camposde exterminio y en los guetos

desalojados.Como jefe de las SS y la policía

en el distrito de Lublin, Globocniera el responsable de coordinar 

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todas las operaciones en la regióque requerían la acción conjunta de

distintas unidades de las SS. De

esta manera, toda la red de las SS yde la policía en el distrito de

Lublin, aunque ya se habíareducido, estaba a su disposición.

Y lo más importante, eso incluía lasdos ramas de la Policía de

Seguridad (Gestapo y Kripo) por ulado y varias unidades de la Policía

del Orden por el otro. Además desu cuartel general principal en la

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ciudad de Lublin, la Policía deSeguridad disponía de cuatro

dependencias en el distrito. Todas

ellas poseían una sección de laGestapo para «asuntos judíos».

La presencia de la Policía delOrden se percibió de tres maneras

distintas. Primero, las ciudades principales del distrito de Lubli

tenían una oficina de laSchutzpolizei.  Una de sus

responsabilidades era lasupervisión de la policía municipal

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 polaca. Segundo, había pequeñosdestacamentos de Gendarmerie

diseminados por todas las ciudades

del campo. Por último, había tres batallones de la Policía del Orde

ubicados en el distrito de Lublin.Las secciones de la Policía de

Seguridad junto con las unidades del a Schutzpolizei  y la Gendarmerie

 proporcionaban unos pocos policías que conocían las

condiciones locales. Pero los tres batallones de la Policía del Orden,

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con un total de 1.500 soldados,constituían la única y mayor reserva

de personal policial del que

Globocnik pudo hacer uso.Obviamente eran indispensables,

 pero no suficientes para satisfacer sus necesidades.

Globocnik también utilizó otrasdos fuentes de recursos humanos.

La primera era el Sonderdienst (Servicio Especial), compuesto por 

 pequeñas unidades de hombres deetnia germánica que habían sido

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movilizados y entrenados tras laconquista alemana y asignados al

efe de la administración civil de

cada condado del distrito en elverano de 1940.[2]  La segunda, y

mucho más importante, laconstituían los llamados Trawnikis.

Incapaz de completar el cupo de personal requerido con los recursos

de la zona, Globocnik convenció aHimmler para reclutar tropas

auxiliares no polacas de las zonasde la frontera soviética. La persona

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clave del equipo de la OperacióReinhard de Globocnik para esa

labor fue Karl Streibel. l y sus

hombres visitaron los campos de prisioneros de guerra y reclutaron a

«voluntarios» ucranianos, letones ylituanos ( Hilfswillige  o «Hiwis») a

los que eligieron por sussentimientos anticomunistas (y por 

lo tanto casi siempre antisemíticos),les ofrecieron escapar de la

 probable hambruna y les prometieron que no los emplearía

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en el combate contra el ejércitosoviético. A esos «voluntarios» los

llevaron al campamento de las SS

en Trawniki para entrenarlos. Bajolas órdenes de oficiales de las SS

alemanes y suboficiales de etniagermánica, fueron distribuidos e

unidades según su nacionalidad.Junto a la Policía del Orden,

constituían el segundo contingentemás numeroso con el que Globocni

iba a formar sus ejércitos privados para la campaña de desalojo de los

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guetos.La primera ofensiva mortífera

contra los judíos de Lublin empezó

a mediados de marzo de 1942 ycontinuó hasta mediados de abril.

Cerca del 90 por ciento de loshabitantes del gueto de Lublin fue

asesinado, ya mediante ladeportación al campo de exterminio

de Belzec, ya por medio de laejecución allí mismo, y de 11.000 a

12.000 judíos más fueron enviadosa Belzec desde las ciudades

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cercanas de Izbica, Piaski,Lubartów, Zamosc y Krasnik.

Durante el mismo período tambié

fueron deportados a Belzec unos36.000 judíos de la región vecina

de Galitzia, al este de Lublin.Desde mediados de abril a

finales de mayo, las operaciones deexterminio en Belzec se

interrumpieron temporalmentemientras se derribaba el pequeño

edificio de madera con tres cámarasde gas y se construía un gra

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edificio de piedra con seis cámarasmás grandes. Cuando se reanudaro

las operaciones asesinas en Belzec

a finales de mayo, el campo recibió principalmente judíos deportados

del distrito vecino de Cracovia, aloeste, y no del mismo distrito de

Lublin. No obstante, Sobibor, el

segundo campo de exterminio deGlobocnik en el distrito de Lublin,

empezó a funcionar a principios demayo. Durante las seis semanas

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siguientes llegaron personasdeportadas de los condados

lublineses de Zamosc, Pulawy,

Krasnystaw y Chelm. El 18 deunio, apenas tres meses después de

las primeras deportaciones delgueto de Lublin, unos 100.000

udíos del distrito de Lublin habíasido asesinados junto con otros de

Cracovia y Galitzia, la gramayoría en las cámaras de gas de

Belzec y Sobibor.[3]

Las deportaciones hacia los

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campos de exterminio sólo eran una parte de un amplio reasentamiento

de los judíos de Europa central. Al

mismo tiempo que los judíos polacos eran trasladados desde sus

hogares hacia los campos deexterminio, trenes cargados de

udíos de Alemania, Austria, elProtectorado y el estado títere de

Eslovaquia se dirigían al distrito deLublin. Algunos de estos

transportes, como el tren de Vienadel 14 de junio escoltado por el

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teniente Fischmann, también eraenviados directamente a Sobibor.

Otros, sin embargo, se descargaro

en varios guetos en los que losudíos extranjeros ocupaba

temporalmente el lugar de aquellosque habían sido asesinados

recientemente.Esa vasta reorganización de

udíos, así como los asesinatos emasa en Belzec y Sobibor, se

detuvieron temporalmente el 19 deunio, cuando la escasez de

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transporte rodante llevó asuspender todos los convoyes de

udíos del Gobierno General

durante un período de veinte días.[4]El 9 de julio se reanudó la salida de

dos trenes de la muerte a la semanadesde el distrito de Cracovia hacia

Belzec y el 22 de julio empezó lacirculación continua de transportes

desde Varsovia al centro deexterminio que se había abierto

recientemente en Treblinka. Sinembargo, la línea ferroviaria

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 principal hacia Sobibor estaba ereparación y eso hizo que ese

campo fuera casi inaccesible hasta

el otoño. Por lo tanto, en el propiodistrito de Lublin las deportaciones

a los campos de exterminio no sereanudaron hasta principios de

ulio.Fue durante ese período forzoso

de calma del Gobierno Generaldurante la Solución Final cuando el

Batallón de Reserva Policial 101llegó al distrito de Lublin. El 20 de

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unio de 1942 el batallón recibióórdenes para una «operació

especial» en Polonia.[5]  La

naturaleza de esa «operacióespecial» no se especificaba en las

órdenes escritas, pero a los agentesse les hizo creer que iban a llevar a

cabo un servicio de guardia. Noexiste absolutamente ningún indicio

de que ni siquiera los oficialessospecharan la verdadera

naturaleza de las funciones que lesesperaban.

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El batallón tomó el tren en laestación de Sternschanze[6], el

mismo punto desde el cual algunos

de sus hombres habían deportado audíos hamburgueses hacia el este

la primavera anterior. El 25 deunio llegó a la ciudad polaca de

Zamosc, en la zona sur del distritode Lublin. Cinco días después, el

cuartel general del batallón setrasladó a Bilgoraj y varias de sus

unidades se instalaron rápidamenteen las ciudades cercanas de

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Frampol, Tarnogród, Ulanów,Turobin y Wysokie, así como en la

más distante de Zakrzów.[7]

A pesar de la tregua temporalen las matanzas, el jefe de las SS y

la policía Odilo Globocnik y sequipo de la Operación Reinhard

no estaban dispuestos a permitir que el recién llegado batallón de

 policía permaneciera totalmenteinactivo en lo concerniente a los

udíos de Lublin. Si no se podíareanudar el exterminio, sí se podía

i l d

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seguir con el proceso deconsolidación de las víctimas e

guetos de tránsito y en campos de

concentración. Para la mayoría delos policías del Batallón de

Reserva Policial 101, el vivorecuerdo de la acción posterior e

Józefów borró los acontecimientosmenores que habían ocurrido

durante su estancia de cuatrosemanas en el sur de Lublin. No

obstante, unos cuantos sí querecordaban haber tomado parte e

d lid ió

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ese proceso de consolidación:concentrar a los judíos e

asentamientos más pequeños y

trasladarlos a guetos o campos másgrandes. En algunos casos sólo se

detenía a los llamados judíos detrabajo, se los metía en camiones y

se los enviaba a campos deconcentración alrededor de Lublin.

En otras ocasiones, se reunía a todala población judía y la hacían subir 

a los camiones o caminar hasta loscampos. A veces los judíos de las

bl i á ñ d l

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 poblaciones más pequeñas de losalrededores eran reunidos entonces

y reasentados en el lugar que había

quedado libre. Ninguna de esasacciones implicó ejecuciones e

masa, aunque a los judíos que erademasiado viejos, débiles o

enfermos para ser trasladados selos mató a tiros, al menos e

algunos casos. Entre los agentesnadie estaba seguro de cuáles era

las ciudades desde las que habíadeportado a los judíos y los lugares

d d h bí id t l d d

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adonde habían sido trasladados.adie se acordaba de los nombres

de Izbica y Piaski, aunque eran los

dos principales guetos de «tránsito»al sur de Lublin utilizados para

reunir a los judíos.[8]Según parece, Globocnik se

cansó de este proceso deconsolidación y decidió

experimentar con nuevas matanzas.Como en esos momentos no era

 posible la deportación hacia loscampos de exterminio, la

lt ti di ibl l

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alternativa disponible era laejecución masiva mediante

 pelotones de fusilamiento. El

Batallón de Reserva Policial 101era la unidad a la que se probaría.

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Capítulo 7

El comienzo de las

matanzas:la masacre de Józefów

Probablemente fuera el 11 de julio

cuando Globocnik o alguien bajo smando contactó con el comandante

Trapp le informó de q e el

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Trapp y le informó de que elBatallón de Reserva Policial 101

tenía la tarea de reunir a los 1.800

udíos de Józefów, un pueblo a unos30 kilómetros ligeramente al

sudeste de Bilgoraj. Sin embargo,en esa ocasión a la mayoría de los

udíos no se les iba a reasentar.Sólo los varones en edad de

trabajar iban a ser enviados a unode los campos de Globocnik e

Lublin. A las mujeres, los niños ylos ancianos simplemente los iban a

matar de un tiro allí mismo

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matar de un tiro allí mismo.Trapp llamó a las unidades

emplazadas en las ciudades

cercanas. El batallón se volvió areunir en Bilgoraj el 12 de julio de

1942 con dos excepciones: lasección tercera de la tercera

compañía, que incluía al capitáHoffmann, situada en Zakrzów, así

como unos pocos agentes de la primera compañía que ya estaba

instalados en Józefów. Trapp sereunió con los comandantes de las

compañías primera y segunda el

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compañías primera y segunda, elcapitán Wohlauf y el teniente

Gnade, y les informó de la tarea del

día siguiente[1]. El ayudante deTrapp, el teniente primero Hagen*

debió de avisar a otros oficiales del batallón, ya que el teniente Heinz

Buchmann se enteró esa mismatarde a través de él de los detalles

 precisos de la acción que estaba prevista.

Buchmann, que en aquelentonces tenía treinta y ocho años,

era el jefe de un negocio maderero

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era el jefe de un negocio madererofamiliar en Hamburgo. Se había

unido al Partido Nazi en mayo de

1937. Reclutado por la Policía delOrden en 1939, había servido como

conductor en Polonia. El verano de1940 solicitó la baja. En lugar de

eso fue enviado a losentrenamientos para oficial y fue

nombrado teniente de reserva enoviembre de 1941. En 1942 se le

 puso al mando de la secció primera de la primera compañía.

En cuanto se enteró de la

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En cuanto se enteró de lainminente masacre, Buchmann le

dejó claro a Hagen que como

hombre de negocios hamburgués yteniente de reserva, «de ninguna

manera participaría en una acciócomo ésa en la que se asesina

mujeres y niños indefensos». Pidióque le dieran otra misión. Hage

dispuso que Buchmann se hicieracargo de la escolta de los judíos

«de trabajo» varones que iban a ser seleccionados y llevados a

Lublin[2]

Al capitán de su

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Lublin.   Al capitán de sucompañía, Wohlauf, se le informó

de la misión de Buchmann, pero no

de la razón.[3]

A los hombres no se les dijo

nada oficialmente, aparte de que seles iba a despertar muy pronto para

llevar a cabo una acción en la que participaría todo el batallón. Pero

había algunos que como mínimotenían una pista de lo que iba a

suceder. El capitán Wohlauf lecontó a un grupo de sus soldados

que al día siguiente les esperabad

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que al día siguiente les esperabauna tarea «extremadamente

interesante».[4]  A otro soldado que

se quejaba de que lo iban a dejar allí para vigilar los barracones, el

ayudante de su compañía le dijo:«Deberías alegrarte por no tener 

que venir. Ya verás qué es lo queocurre».[5]  El sargento Heinric

Steinmetz* advirtió a sus hombresde la sección tercera, segunda

compañía, que «no quería ver aningún cobarde».[6]  Se repartió

munición adicional [7] Un policía

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munición adicional.[ ]  Un policíainformó de que a su unidad le

habían dado látigos, lo cual

ocasionó rumores acerca de unaudenaktion.[8]  Sin embargo, nadie

más recordaba los látigos.El convoy de camiones salió de

Bilgoraj sobre las dos de lamadrugada y llegó a Józefów justo

cuando el cielo empezaba a clarear.Trapp hizo que sus hombres

formaran un semicírculo y sedirigió a ellos. Tras explicarles la

misión asesina del batallón hizo st di i f t l i d

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misión asesina del batallón, hizo sextraordinaria oferta: cualquiera de

los agentes de más edad que no se

sintiera con ánimo de llevar a cabola tarea que tenían por delante

 podía dar un paso al frente. Trapphizo una pausa y, tras unos

instantes, un soldado de la terceracompañía, Otto-Julius Schimke*, se

adelantó. El capitán Hoffmann, quehabía llegado a Józefów

directamente de Zakrzów con lasección tercera de la tercera

compañía y no había tomado partel ió d fi i l d l dí

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compañía y no había tomado parteen la reunión de oficiales del día

anterior en Bilgorak, se enfureció

 porque uno de sus hombres habíasido el primero en romper filas.

Hoffmann empezó a reprender aSchimke, pero Trapp lo

interrumpió. Después de quehubiera tomado a Schimke bajo s

 protección, otros diez o docesoldados también dieron un paso al

frente. Entregaron sus rifles y se lesdijo que esperaran a que el mayor 

les encargara otra tarea.[9]

L T dó ll

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les encargara otra tarea.Luego Trapp mandó llamar a

los comandantes de compañía y les

dio sus misiones respectivas. Lasórdenes fueron transmitidas por el

sargento primero, Kammer*, a la primera compañía, y por Gnade y

Hoffmann a la segunda y tercera.Dos secciones de la tercera

compañía tenían que rodear el pueblo.[10]  Los hombres tenía

órdenes explícitas de disparar acualquiera que intentara escapar. El

resto debía reunir a los judíos yllevarlos al mercado A todos

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resto debía reunir a los judíos yllevarlos al mercado. A todos

aquellos demasiado enfermos o

débiles para andar hasta elmercado, así como a los niños y a

cualquiera que opusiera resistenciao tratara de esconderse tenían que

dispararles en el acto. A partir deese momento, unos cuantos

soldados de la primera compañíahabían de escoltar a los «judíos de

trabajo» que habían sidoseleccionados en el mercado,

mientras que el resto de la primeracompañía debía dirigirse al bosque

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q pcompañía debía dirigirse al bosque

 para formar los pelotones de

ejecución. La segunda compañía yla sección tercera de la tercera

compañía tenían que hacer subir losudíos a los camiones del batallón y

llevarlos del mercado al bosque.[11]

Tras haber asignado las

misiones, Trapp pasó la mayor  parte del día en la ciudad, en u

aula de la escuela transformada esu cuartel general, en las casas del

alcalde polaco y el cura local, en elmercado o en el camino del

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p y ,mercado, o en el camino del

 bosque.[12] Pero él no fue al bosque

ni presenció las ejecuciones; sausencia allí llamó la atención. Tal

como observó con amargura u policía, «el comandante Trapp

nunca estaba allí. En lugar de eso sequedaba en Józefów porque segú

se decía no podía soportar verlo.Los hombres nos enfadamos por eso

y dijimos que nosotros tampoco podíamos aguantarlo».[13]

En efecto, la angustia de Trappno era n secreto para nadie En el

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 360/1971

, g ppno era un secreto para nadie. En el

mercado, un policía recordaba

haber oído decir a Trapp al tiempoque se llevaba la mano al corazón:

«¡Oh, Dios, por qué tenían quedarme estas órdenes!»[14]  Otro

 policía lo vio en la escuela.«Todavía hoy puedo ver 

exactamente ante mis ojos alcomandante Trapp allí en el aula,

andando de un lado a otro con lasmanos a la espalda. Daba impresió

de estar abatido y se dirigió a mí.Dijo algo como: “Chico los

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y gDijo algo como: Chico…, los

trabajos así no son para mí. Pero

órdenes son órdenes”».[15]

  Otroagente recordaba vívidamente

«cómo Trapp, al fin solo en nuestrahabitación, se sentó en un taburete y

lloró amargamente. Le saltaban laslágrimas de verdad».[16]  Otro

también vio a Trapp en su cuartelgeneral. «El comandante Trapp

daba vueltas de un lado a otro demanera nerviosa y entonces se

detuvo en seco ante mí, me mirófijamente y me preguntó si yo estaba

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fijamente y me preguntó si yo estaba

de acuerdo con eso. Yo le miré

directamente a los ojos y respondí:“¡No, mayor!”. Entonces empezó a

dar vueltas otra vez y lloró como uniño».[17] El ayudante del médico se

encontró a Trapp llorando en elcamino que iba del mercado al

 bosque y preguntó si podíaayudarle. «Él sólo me respondió

algo así como que todo era muyespantoso».[18] En lo que respecta a

lo ocurrido en Józefów, másadelante Trapp le confió a su

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adelante Trapp le confió a su

conductor: «Si algún día este asunto

de los judíos es vengado en latierra, entonces que Dios se apiade

de nosotros los alemanes».[19]

Mientras que Trapp se quejaba

de sus órdenes y sollozaba, sushombres procedieron a llevar a

cabo la tarea del batallón. Lossuboficiales dividieron a algunos

de sus subordinados en equipos de búsqueda de dos, tres o cuatro

 personas y los envió al sector judíode Józefów A otros se les

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de Józefów. A otros se les

encomendó la vigilancia en las

calles que conducían al mercado oen el mercado propiamente dicho.

Al tiempo que los judíos eraexpulsados de sus casas y se

mataba a tiros a los que no podíamoverse, se oían gritos y disparos

 por todas partes. Tal como observóun policía, era una ciudad pequeña

y lo oyeron todo.[20]

  Muchos policías admitieron haber visto los

cadáveres de los que habían sidotiroteados durante el registro, pero

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tiroteados durante el registro, pero

solamente dos reconocieron haber 

disparado.[21]

  De nuevo, variosagentes admitieron haber oído que

todos los pacientes del «hospital»udío o «los ancianos de las casas»

habían sido asesinados en el acto,aunque nadie reconoció haber 

 presenciado el tiroteo o haber  participado en él.[22]

Al menos los testigos estuvierode acuerdo en la cuestión de cómo

reaccionaron los hombres alprincipio ante el problema de matar

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 principio ante el problema de matar 

niños. Algunos afirmaban que, junto

a los ancianos y los enfermos, habíaniños entre los muertos que se

dejaron tendidos en las casas, elas entradas y las calles de la

ciudad.[23]

 Sin embargo, había otrosque insistían de manera muy

explícita en que durante esa accióinicial, los agentes todavía se

negaban a disparar a los niñosdurante el registro y la operación de

desalojo. Un policía fue categóricoal decir que «entre los judíos

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q j

muertos en nuestro sector de la

ciudad no había bebés ni niños pequeños. Me gustaría decir que

casi de una manera tácita todo elmundo se abstuvo de disparar a los

 bebés y los niños pequeños». EJózefów y también después,

observó, «incluso a punto de morir,las madres judías no se separaba

de sus hijos. Así que toleramos quelas madres se llevaran a sus hijos al

mercado de Józefów».[24]

Asimismo, otro policía especificó

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, p p

«que prácticamente todos los

soldados implicados evitaron deforma tácita dispararles a los bebés

y niños pequeños. Durante toda lamañana pude observar que, cuando

se las llevaban, algunas mujerestenían bebés en los brazos y

llevaban de la mano a niños pequeños».[25]  Según ambos

testigos, ninguno de los oficialesintervino cuando se llevaron los

niños al mercado. Sin embargo,otro policía recordaba que, tras la

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p q ,

operación de desalojo, el capitá

Hoffmann les hizo reproches a sunidad (sección tercera, tercera

compañía). «No hemos procedidode una forma suficientemente

enérgica».[26]

Cuando faltaba poco para

finalizar la redada, a los soldadosde la primera compañía se les

retiró de la búsqueda y se les diouna lección rápida sobre la

horripilante tarea que les esperaba.Recibieron instrucciones del

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médico del batallón y del primer 

sargento de la compañía. Un policíacon inclinaciones musicales que

con frecuencia tocaba el violídurante las tardes en sociedad junto

con el médico, que tocaba u«maravilloso acordeón»,

recordaba:

Creo que en ese momentoestaban presentes todos los

oficiales del batallón, e particular el médico de nuestro

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p

 batallón, el doctor 

Schoenfelder*. En ese momentotenía que explicarnos co

 precisión cómo debíamosdisparar para causar la muerte

instantánea de la víctima.Recuerdo exactamente que para

esa demostración dibujó o perfiló el contorno de un cuerpo

humano, al menos de loshombros hacia arriba, y

entonces señaló el punto exactoen el que se tenía que colocar la

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 bayoneta como una guía para

apuntar.[27]

Después de que la primeracompañía hubiera recibido las

instrucciones y salido hacia el bosque, el ayudante de Trapp,

Hagen, presidió la selección de los«judíos de trabajo». El jefe de u

aserradero cercano ya se habíaacercado a Trapp con una lista de

25 judíos que trabajaban para él yTrapp había permitido su puesta en

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pp p p

libertad.[28]  En aquel momento, a

través de un intérprete, Hagen pidióartesanos y trabajadores varones

sanos. Hubo intranquilidad cuandoa unos 300 trabajadores los

separaron de sus familias.[29]

 Antesde que los hubieran hecho salir de

Józefów a pie, se oyeron los primeros disparos que provenía

del bosque. «Tras las primerasdescargas cundió una gran angustia

entre esos artesanos y algunos seecharon al suelo llorando. En este

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 punto tenía que haberles quedado

claro que a las familias que habíadejado atrás las estaba

matando».[30]

El teniente Buchmann y los

luxemburgueses de la primeracompañía hicieron marchar a los

trabajadores unos pocos kilómetroshacia una estación de carga

ferroviaria que estaba en el campo.Varios vagones de tren, incluido un

vagón de pasajeros, estabaesperando. Entonces los

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trabajadores judíos y sus guardias

fueron en tren hasta Lublin, dondeBuchmann los dejó en un campo.

Según Buchmann, no los condujo alconocido campo de concentració

que había en Majdanek sino a otro.A los judíos no los esperaban, dijo,

 pero la administración del campoestuvo encantada de aceptarlos.

Buchmann y sus hombres regresaroa Bilgoraj ese mismo día.[31]

Mientras tanto, el sargento primero Kammer se había llevado

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al primer contingente de tiradores

de la primera compañía a un bosquesituado a varios kilómetros de

Józefów. Los camiones sedetuvieron en un camino de tierra

que recorría la linde del bosque, eun punto donde un sendero se

adentraba en el boscaje. Lossoldados bajaron de los camiones y

esperaron.Cuando llegó el primer camió

con 35 o 40 judíos, se presentó unúmero igual de policías y, cara a

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cara, formaron parejas con sus

víctimas. Dirigidos por Kammer,los policías y los judíos bajaron a

 pie por el sendero. Se adentraron eel bosque hasta un punto señalado

 por el capitán Wohlauf, quiendurante el día se ponía a

seleccionar los emplazamientos para las ejecuciones. Entonces

Kammer ordenó a los judíos que setumbaran en el suelo en fila. Los

 policías se colocaron detrás deellos, pusieron las bayonetas en la

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espina dorsal sobre los omóplatos,

tal como les habían enseñado y,cuando Kammer dio la orden,

dispararon al unísono.Mientras tanto, más policías de

la primera compañía habían llegadoal límite del bosque para formar u

segundo pelotón de ejecución.Mientras el primer pelotón salía del

 bosque hacia el lugar de descarga,el segundo grupo se llevaba a sus

víctimas por el mismo sendero y seadentraban en el boscaje. Wohlau

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escogió un lugar unos pocos metros

más adelante para que la siguientetanda de víctimas no viera los

cadáveres de la ejecución anterior.A estos judíos también se les obligó

a tumbarse boca abajo y en fila, yse repitió el procedimiento.

A partir de ese momento, el«tránsito pendular» de los dos

 pelotones de fusilamiento entrandoy saliendo del bosque se prolongó

durante todo el día. Aparte de undescanso al mediodía, las

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ejecuciones continuaron hasta la

caída de la noche. En algúmomento de la tarde, alguie

«organizó» un suministro de alcohol para los tiradores. Al final de un

día de disparar casi continuamente,los agentes habían perdido por 

completo la noción de cuántosudíos había matado cada uno. E

cualquier caso, según palabras deun policía, fueron «muchos».[32]

La primera vez que Trapp hizosu oferta a primera hora de la

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mañana, la verdadera naturaleza de

la acción acababa de anunciarse yhabía habido muy poco tiempo para

 pensar y reaccionar. Sólo unadocena de hombres había

aprovechado el momento de manerainstintiva para dar un paso al frente,

entregar sus rifles y de esa maneraeximirse de la matanza posterior.

Es probable que muchos de losdemás no hubieran asumido larealidad de lo que estaban a puntode hacer y en concreto el hecho de

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que ellos mismos podían ser 

elegidos para formar parte del pelotón de ejecución. Pero cuando

los hombres de la primeracompañía fueron convocados en el

mercado, se les enseñó a dar u«tiro en la nuca» y los enviaron al

 bosque a matar judíos, algunos deellos intentaron recuperar la

oportunidad que habían perdidoanteriormente. Un policía se acercóal sargento primero Kammer, al queconocía bien. Le confesó que la

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tarea le «repugnaba» y pidió que le

asignaran otra misión. Kammer accedió y le concedió un servicio

de guardia en la linde del bosque,donde permaneció durante todo el

día.[33]

  A varios policías más queconocían bien a Kammer se les

encargaron servicios de vigilanciaa lo largo del recorrido de los

camiones.[34]

  Cuando llevaban urato disparando, otros policías se

acercaron a Kammer y le dijeroque no podían continuar. El los

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relevó del pelotón de ejecución y

les mandó acompañar a loscamiones.[35] Hubo dos policías que

cometieron el error de dirigirse alcapitán (y Hauptsturmführer  de las

SS) Wohlauf en vez de a Kammer.Alegaron que ellos también era

 padres de familia y que no podíaseguir adelante. De manera

cortante, Wohlauf se negó acomplacerlos y señaló que podía

tumbarse junto a las víctimas. Noobstante, durante la pausa del

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mediodía, Kammer no sólo

dispensó a estos dos soldados, sinotambién a unos cuantos más de los

mayores. Los mandaron de vuelta almercado acompañados por u

suboficial que informó a Trapp.Trapp los eximió del servicio y les

 permitió volver pronto a los barracones en Bilgoraj.[36]

Algunos policías que nosolicitaron ser relevados de los

 pelotones de ejecución buscarootras maneras de eludir la tarea. Se

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tuvieron que asignar algunos

oficiales armados con metralletas para dar los llamados tiros de

gracia «porque tanto por lae x c i t a c i ó n como por la

intencionalidad   [la cursiva esmía]» algunos policías «fallaban el

disparo» y no le daban a lavíctima.[37]  Otros ya había

realizado maniobras evasivas antes.Durante la operación de desalojo

hubo algunos miembros de la primera compañía que se

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escondieron en el jardín del cura

católico hasta que tuvieron miedode que se percataran de su ausencia.

Al volver al mercado, subieron a ucamión que iba a recoger judíos a

un pueblo cercano para así tener una excusa para su ausencia.[38]

Hubo otros que se quedarorondando por el mercado porque no

quisieron ir a reunir a los judíosdurante los registros.[39]  Otros

 pasaron el mayor tiempo que pudieron buscando en las casas

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 para no estar presentes en el

mercado, donde temían ser destinados a un pelotón de

fusilamiento.[40]

  Un conductor quetenía la misión de llevar a los

udíos al bosque sólo hizo un viajeantes de pedir que lo relevaran.

«Supongo que sus nervios no eralo bastante fuertes como para

conducir a más judíos hacia el lugar de las ejecuciones», comentó elagente que tomó el volante de scamión y lo reemplazó como

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conductor de los judíos hacia la

muerte.[41]

Después de que los miembros

de la primera compañía salierohacia el bosque, la segunda

compañía se quedó para terminar de reunir y cargar a los judíos e

los camiones. Cuando se oyó la primera descarga proveniente del

 bosque, unos gritos espantosos seextendieron por todo el mercado eel momento en que los judíos allíreunidos se dieron cuenta de cuál

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era su destino.[42]  Sin embargo, a

 partir de entonces, a los judíos losinvadió una calma silenciosa; de

hecho, en palabras de los testigosalemanes, una «increíble» y

«asombrosa» serenidad.[43]

Si las víctimas estaba

tranquilas, en cambio los oficialesalemanes se pusieron cada vez más

nerviosos cuando se hizo claro queel ritmo de las ejecuciones era

demasiado lento como paraterminar el trabajo en un día.

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«Repetidamente se hacía

comentarios como: “¡Esto noavanza!” y “¡No va lo bastante

rápido!”.»[44]

  Trapp tomó unadecisión y dio nuevas órdenes.

Llamaron a la tercera compañía para que dejara sus puestos de

avanzada en los alrededores del pueblo y se hiciera cargo de vigilar 

el mercado de cerca. A los hombresde la segunda compañía del tenienteGnade les informaron de quetambién debían dirigirse al bosque

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 para unirse a los tiradores. El

sargento Steinmetz, de la secciótercera, dio de nuevo a sus hombres

la oportunidad de decir si no sesentían con ánimo. Nadie lo

hizo.

[45]

El teniente Gnade dividió a s

compañía en dos grupos, que fuerodestinados a distintas zonas del

 bosque. Luego visitó la primeracompañía de Wohlauf para presenciar una demostración de lasejecuciones.[46]  Mientras tanto, el

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teniente Scheer y el sargento

Hergert* llevaron a la primerasección de la segunda compañía y a

algunos soldados de la tercerasección a un lugar concreto del

 bosque. Scheer dividió a sushombres en cuatro grupos, a los queasignó una zona de tiro distinta, ylos mandó de vuelta a buscar a losudíos que tenían que matar. El

teniente Gnade llegó y discutióacaloradamente con Scheer sobre elhecho de que los soldados no se

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adentraban lo suficiente en el

 bosque.[47]

  Cuando cada grupohabía hecho dos o tres viajes al

 punto de recogida y había efectuadosus ejecuciones, Scheer se dio

cuenta de que el proceso erademasiado lento. Le pidió consejo a

Hergert. «Entonces yo propuse — recordaba Hergert— que bastaríacon que sólo dos agentes trajeran alos judíos desde el punto derecogida hasta el lugar de laejecución, y que, mientras tanto, los

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otros tiradores del comando se

trasladarían ya al emplazamiento dela siguiente ejecución. Además, ese

emplazamiento se iba moviendo deejecución en ejecución, y así cadavez estaba más cerca del punto derecogida del sendero del bosque.Entonces procedimos econsecuencia.»[48] La sugerencia deHergert aceleró considerablementeel proceso de la matanza.

A diferencia de la primeracompañía, a los hombres de la

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segunda no les enseñaron cómo

debían realizar los disparos. Al principio no se colocaban las

 bayonetas como guía para apuntar y,tal como observó Hergert, «se fallóun número considerable de tiros»que «causaron heridas innecesariasa las víctimas». Uno de los policíasde la unidad de Hergert notóigualmente la dificultad que teníalos tiradores para apuntar correctamente. «Al principiodisparábamos a pulso. Si uno

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apuntaba demasiado alto explotaba

todo el cráneo. Como consecuencia,salían sesos y huesos disparados

 por todas partes. Así que nos dieroinstrucciones para colocar la punta

de la bayoneta en la nuca.»

[49]

  Noobstante, según Hergert, utilizar las bayonetas como guía para apuntar no era una solución. «A causa deldisparo a quemarropa que de estamanera se requería, la balagolpeaba la cabeza de la víctima euna trayectoria tal que a menudo

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todo el cráneo o como mínimo la

 parte trasera quedaba destrozada yla sangre, las astillas de los huesosy los sesos se esparcían por todas partes y ensuciaban a los

tiradores.»

[50]

Hergert fue categórico al decir que a ningún miembro del Primer Batallón se le dio la opción deretirarse de antemano. Pero una vezhubieron empezado las ejecucionesy sus subordinados se dirigieron aél o a Scheer porque no podía

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matar a mujeres y niños, se les

asignaron otros servicios.

[51]

  Estolo confirmó uno de sus hombres.

«Durante la ejecución corrió la vozde que cualquiera que no pudiera

soportarlo más podía decirlo».Siguió para observar: «Yo mismotomé parte en unas diez ejecucionesen las que tuve que disparar ahombres y mujeres. Sencillamente,ya no pude disparar más a nadie, loque se hizo evidente para misargento, Hergert, porque al final

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fallé el tiro repetidas veces. Por 

este motivo me relevó. Otroscompañeros también fuerorelevados antes o después porqueya no podían continuar.»[52]

La sección segunda del tenienteDrucker y la tercera del sargentoSteinmetz fueron destinadas a otra parte distinta del bosque. Igual quea los hombres de Scheer, se lesdividió en pequeños grupos decinco a ocho soldados cada uno yno en grupos más grandes de 35 o

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40 hombres como en la primera

compañía de Wohlauf. A lossoldados se les dijo que colocarala punta de su carabina sobre lasvértebras cervicales en la base delcuello, pero al principio aquítambién se efectuaron los disparossin las bayonetas caladas comoguía.[53]  Los resultados fuerohorripilantes. «Los tiradores seensuciaron de sangre, sesos yastillas de hueso de una manerahorrible. Se les pegaba a la

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ropa.»[54]

Al dividir a sus agentes e pequeños grupos de tiradores,

Drucker mantuvo más o menos utercio de los hombres de reserva.

Al final, todos tenían que disparar, pero la idea era facilitar descansos

frecuentes y «pausas para elcigarrillo».[55]  Con las constantes

idas y venidas a los camiones, elagreste terreno y la frecuente

rotación de los turnos, los soldadosno se quedaban en grupos fijos.[56]

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La confusión posibilitó laralentización del trabajo y losescabullimientos. Algunos soldadosque se apresuraron en realizar starea dispararon a muchos másudíos que otros que se demoraro

cuanto pudieron.[57]  Hubo u policía que después de dos rondassencillamente «se escabulló» y sequedó entre los camiones en lalinde del bosque.[58] Hubo otro queconsiguió evitar del todo su turnocon los tiradores:

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De ninguna manera se dio el

caso de que aquellos que noquerían o no podían llevar a

cabo la ejecución de sereshumanos con sus propias manos

no pudieran rehuir esa tarea. Eese sentido no se llevaba ningú

control. Por lo tanto, permanecí junto a los camiones que iballegando y me mantuve ocupadoen el punto de llegada. Ecualquier caso, hice que mismovimientos lo aparentaran. No

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 pude evitar que uno u otro demis compañeros se diera cuentade que no iba a las ejecucionesa disparar a las víctimas. Mecolmaron de comentarios como“acojonado” o “pelele” paraexpresar su indignación. Perono sufrí ninguna consecuencia por mi comportamiento. Aquí síque debo mencionar que no fuiel único que evitó participar elas ejecuciones.[59]

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La inmensa mayoría de los

tiradores de Józefów que fuerointerrogados después de la guerra

 provenían de la sección tercera dela segunda compañía. Es de ellos

de quienes quizá podemos obtener la mejor impresión sobre el efectoque las ejecuciones produjeron elos hombres y el índice deabandonos entre ellos en el cursode la operación.

A Hans Dettelmann*, un barbero de cuarenta años, Drucker 

l d i l d

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lo destinó a un pelotón deejecución. «Ni tan sólo pudedisparar a la primera víctima en la primera ejecución, y me alejé y le pedí […] al teniente Drucker queme relevara.» Dettlemann leexplicó a su teniente que era «denaturaleza débil» y Drucker lo dejómarchar.[60]

A Walter Niehaus*, un antiguorepresentante de ventas de loscigarrillos Reemtsma, le tocóformar pareja con una mujer mayor 

l i d C d h b

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en la primera ronda. «Cuando hubedisparado a la anciana, me fui adonde estaba Toni [Anton]Bentheim* [su sargento] y le dijeque no era capaz de hacer másejecuciones. Ya no tuve que participar más en los fusilamientos[…] ese primer disparo acabó comis nervios.»[61]

A August Zorn* le tocó unhombre muy mayor como primeravíctima. Zorn recordaba que sanciana víctima

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… no podía o no quería seguir 

el ritmo de sus compatriotas, porque se caía repetidamente y

se quedaba tendido allí sin más.Con frecuencia tuve quelevantarlo y llevarlo a rastrashacia delante. Por lo tanto,llegué al lugar de la ejecuciócuando mis compañeros yahabían disparado a sus judíos.Cuando vio a sus compatriotasasesinados, el que iba conmigose echó al suelo y se quedó allí

t b d E t é i

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tumbado. Entonces preparé micarabina y le disparé detrás dela cabeza. Como yo ya estabamuy alterado por el crueltratamiento dado a los judíosdurante el desalojo de laciudad, y totalmente confuso,disparé demasiado alto. Toda la parte posterior del cráneo de mi judío se arrancó y los sesosquedaron expuestos. Algunostrozos del cráneo salierodisparados y fueron a parar a la

d l t St i t E

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cara del sargento Steinmetz. Esofue motivo para que, después devolver al camión, me presentaraante el sargento primero para pedirle que me eximiera. Me puse tan enfermo que no pudemás, sencillamente. Entonces elsargento primero merelevó».[62]

Georg Kageler*, un sastre de

treinta y siete años, pasó por la primera ronda sin mucha dificultad.

Desp és de haber lle ado a cabo

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«Después de haber llevado a cabola primera ejecución y de que en el punto de descarga me asignaran unamadre con su hija como próximasvíctimas, entablé conversación coellas y me enteré de que eraalemanas, de Kassel, y tomé ladecisión de no participar más en lasejecuciones. Todo el asunto se mehizo tan repugnante entonces quevolví a donde estaba el jefe de misección y le dije que aún no meencontraba bien y le pedí que me

dejara marchar » A Kaleger lo

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dejara marchar.» A Kaleger lomandaron a hacer guardia en elmercado.[63] Ni la conversación cosu víctima antes de la ejecución nisu descubrimiento de que habíaudíos alemanes en Józefów

constituyeron hechos únicos.Schimke, el primero que había dadoun paso al frente, se encontró a uudío de Hamburgo en el mercado,

y lo mismo le ocurrió a otro policía.[64] Y otro más se acordabade que el primer judío al que mató

era un veterano de la primera

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era un veterano de la primeraguerra mundial condecorado, deBremen, que suplicó clemencia evano.[65]

Franz Kastenbaum*, que durantesu interrogatorio oficial habíanegado recordar nada sobre lamatanza de judíos en Polonia, de pronto apareció sin haber sidoinvitado en la oficina del Fiscal delestado de Hamburgo queinvestigaba al Batallón de ReservaPolicial 101. Explicó que había

sido miembro de un pelotón de

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sido miembro de un pelotón deejecución formado por siete u ochosoldados que se habían adentradoen el bosque con sus víctimas y leshabían disparado a bocajarro en lanuca. Habían seguido con este procedimiento hasta la cuartavíctima.

La ejecución de esos hombresme resultó tan repugnante quecon el cuarto erré el tiro.Simplemente ya no podía

apuntar bien De pronto sentí

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apuntar bien. De pronto sentínáuseas y me fui corriendo dellugar de la ejecución. Me heexpresado de forma equivocadaahora mismo. No se trataba deque ya no pudiera apuntar co precisión, sino de que más biela cuarta vez falléintencionadamente. Entonces meadentré corriendo en el bosque,vomité y me senté apoyadocontra un árbol. Di voces paraasegurarme que no había nadie

cerca porque quería estar solo

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cerca, porque quería estar solo.Hoy puedo decir que tenía losnervios completamentedestrozados. Creo que me quedésolo en el bosque unas dos otres horas.

Luego, Kastenbaum regresó a lalinde del bosque y llevó un camióvacío de vuelta al mercado. Sacción no tuvo consecuencias; sausencia pasó inadvertida porquelos pelotones de ejecución había

estado todos mezclados y había

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estado todos mezclados y habíasido designados al azar. Le explicóal Fiscal investigador que habíavenido a hacer esa declaració porque no había podido tener pazdesde que intentó ocultar lo que pasó.[66]

La mayoría de aquellos a losque les fue imposible soportar losfusilamientos abandonóenseguida.[67]  Pero no siempre.Hubo un pelotón de agentes que yahabían disparado a unos diez o

doce judíos cada uno cuando al

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doce judíos cada uno cuando alfinal pidieron el relevo. Tal comoexplicó uno de ellos: «Más quenada pedí que me relevaran por lamanera de disparar tan increíble delhombre que tenía a mi lado. Por lovisto siempre apuntaba su armademasiado alto, y causaba heridasterribles a sus víctimas. En muchoscasos les saltaba toda la parte deatrás de la cabeza y el cerebro sedesparramaba por todas partes. Yosimplemente no pude soportar ver 

eso mucho tiempo más» [68] En el

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eso mucho tiempo más».[ ]  En el

 punto de descarga, el sargentoBentheim veía que los hombres

salían del bosque cubiertos desangre y sesos, con la moral por lossuelos y los nervios destrozados. Alos que pidieron el relevo él lesaconsejó que se «escabulleran»hacia el mercado.[69] A raíz de eso,el número de los policías reunidosen el mercado iba aumentandoconstantemente.[70]

Igual que con la primera

compañía, el alcohol se puso a

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compañía, el alcohol se puso adisposición de los policías queestaban bajo las órdenes deDrucker y Steinmetz, y que sequedaron en el bosque ycontinuaron disparando.[71]  Cuandose aproximaba la noche al final deun largo día de verano y todavía nose había terminado la tarea asesina,las ejecuciones se volvierotodavía menos organizadas y másagitadas.[72]  El bosque estaba talleno de cadáveres que era difícil

encontrar sitios donde hacer que se

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e co t a s t os do de ace que setumbaran los judíos.[73]  Cuando alfin cayó la noche alrededor de lasnueve, unas diecisiete horasdespués de que el Batallón deReserva Policial 101 llegara a lasafueras de Józefów, y hubieronasesinado a los últimos judíos, loshombres regresaron al mercado y se prepararon para salir haciaBilgoraj.[74]  No se habían hecho planes para el entierro de loscadáveres, y los judíos muertos

fueron abandonados sin más en el

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 bosque. Oficialmente, no se recogióni la ropa ni los objetos de valor,aunque al menos algunos policías sehabían enriquecido con relojes,oyas y dinero que les había

quitado a las víctimas.[75]  Elmontón de equipaje que a los judíosse les había obligado a dejar en elmercado fue simplemente echado alfuego.[76] Antes de que los policíassubieran a sus camiones yabandonaran Józefów, apareció una

niña de diez años que sangraba por 

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q g pla cabeza. La llevaron ante Trapp,que la tomó en sus brazos y dijo:«Tú permanecerás con vida».[77]

Cuando los soldados llegaron alos barracones en Bilgoraj, estabadeprimidos, enfadados,desconcertados y llenos deamargura.[78]  Comieron poco pero bebieron en exceso. Se lessuministraron generosas cantidadesde alcohol y muchos de los policíasse pusieron bastante borrachos. El

comandante Trapp hizo la ronda e

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ppintentó consolarlos ytranquilizarlos, y de nuevo hizoresponsable de todo al altomando.[79]  Pero ni la bebida ni elconsuelo de Trapp pudieronerradicar la sensación de vergüenzay horror que dominaba en los barracones. Trapp les pidió a sushombres que no hablaran de ello,[80]

 pero ellos no necesitaban que losanimara en ese sentido. Los que nohabían estado en el bosque no

querían saber nada más.[81]

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qAsimismo, los que habían estadoallí no tenían ningún deseo dehablar, ni entonces ni después. Por un pacto de silencio entre losmiembros del Batallón de ReservaPolicial 101, la masacre deJózefów sencillamente no sediscutió. «Todo el asunto era untabú.»[82]  Pero su negación duranteel día no pudo detener las pesadillas. La primera nochedespués de volver de Józefów, un

 policía se despertó disparando s

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arma al techo de los barracones.[83]

Varios días después de lo deJózefów, parece ser que el batallónse salvó por poco de participar euna nueva matanza. Algunasunidades de la primera y segundacompañías bajo las órdenes deTrapp y Wohlauf entraron enAlekzandrów, un pueblo de unasola calle formado por casasapostadas a lo largo de la carreteraa unos doce kilómetros al oeste de

Józefów. Se reunió a un pequeño

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grupo de judíos y tanto éstos comolos policías temieron que se produjera otra masacre. Siembargo, tras algunas vacilaciones,la acción se canceló y Trapp dejóque los judíos volvieran a suscasas. Un policía recordabavivamente «cómo uno a uno, losudíos se arrodillaron ante Trapp e

intentaron besarle las manos y los pies. No obstante, Trapp no lo

 permitió y se apartó». Los policías

regresaron a Bilgoraj sin ninguna

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explicación del extraño giro de losacontecimientos.[84] Entonces, el 20de julio, justo un mes después de ssalida de Hamburgo y una semanadespués de las ejecuciones deJózefów, el Batallón de ReservaPolicial 101 abandonó Bilgorajhacia un nuevo destino en la zonanorte del distrito de Lublin.

Capítulo 8

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Capítulo 8

Reflexiones sobre una

masacre

En Józefów, sólo una docena de

hombres de entre casi 500 habíarespondido de manera instintiva a

la oferta del comandante Trapp dedar un paso al frente y evitar 

 participar en la inminente masacre.¿Por qué fueron tan pocos los

agentes que desde el principio

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declararon que no querían disparar?En parte fue por lo inesperado delasunto. No hubo ningún aviso previo ni tiempo para pensar, yaque los soldados se«sorprendieron» muchísimo con laacción de Józefów.[1] A menos quefueran capaces de reaccionar a laoferta de Trapp sin pensarlo, esa primera oportunidad la había perdido.[2]

Igual de importante que la falta

de tiempo para reflexionar fue la

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 presión para conformarse: laidentificación básica de loshombres de uniforme con suscompañeros y el fuerte impulso deno separarse del grupo al dar el paso adelante. Hacía muy poco queel batallón contaba con todos los

efectivos y muchos de los soldadostodavía no se conocían bien; aún no

se habían creado del todo losvínculos de la camaradería militar.

Aun así, el acto dar un paso al

frente esa mañana en Józefów

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significaba dejar a los compañerosy admitir que uno era «demasiadodébil» o «cobarde». «¿Quién sehubiera “atrevido” a “humillarse”ante el grupo allí reunido?»,[3]

declaró enérgicamente un policía.«Si se me plantea la cuestión de por qué disparé con los demás al principio —dijo otro que después pidió que lo relevaran tras variasrondas de asesinatos—, debo

contestar que nadie quiere pasar 

 por cobarde.» Añadió que una cosa

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era negarse desde el principio yotra muy diferente intentar disparar  pero no poder continuar.[4]  Otro policía, más consciente de qué eralo que en realidad requería coraje,dijo simplemente: «Fui cobarde».[5]

Muchos de los policías quefueron interrogados negaron quehubieran tenido otra opción.Cuando se vieron ante ladeclaración de otros, muchos norefutaron que Trapp hiciera la

oferta, sino que afirmaron no haber 

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oído esa parte de su charla o que nose acordaban. Unos cuantos policías hicieron la tentativa deenfrentarse a la cuestión de laelección pero no encontraron las palabras. Todo pasó en un lugar yen una época distintos, como si

hubieran estado en otro planeta político, y los valores y el

vocabulario político de los añossesenta fueran inútiles para explicar 

la situación en la que se había

encontrado en 1942. Bastanteí i l h d d ibi

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atípico a la hora de describir sestado mental esa mañana del 13 deulio fue un policía que admitió

haber matado nada más y nadamenos que a veinte judíos antes de

dejarlo. «Pensé que podía dominar la situación y que, de todas formas,

aunque yo no estuviera allí, losudíos no iban a escapar a s

destino […] Para ser sincero debodecir que en ese momento no

reflexionamos sobre ello e

absoluto. Sólo años despuésl d f i

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algunos de nosotros fuimosverdaderamente conscientes de loque allí había ocurrido entonces[…] Sólo después se me ocurrió pensar que no había estado bien».[6]

Además de la fácilracionalización de que el hecho deno tomar parte en las ejecuciones eningún caso iba a alterar el destino

de los judíos, los policíasdesarrollaron otras justificaciones

 para su conducta. Quizá la

deformación más asombrosa det d f l d b

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todas fue la de un obrerometalúrgico de treinta y cinco añosde Bremerhaven:

Hice el esfuerzo, y me fue posible, de disparar sólo aniños. Ocurría que las madresllevaban a los niños de la mano.Entonces el que estaba a milado disparaba a la madre y yoal niño que era suyo, porque para mí pensé que al fin y al

cabo el niño no iba a sobrevivir i d S í

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sin su madre. Se suponía que, por así decirlo, liberar a niñosincapaces de vivir sin susmadres iba a tranquilizar miconciencia.[7]

Todo el peso de esta afirmacióny la importancia de las palabrasescogidas por el policía anterior nose pueden apreciar en su totalidad amenos que uno sepa que la palabraalemana para «liberar» (erlösen)

también significa «redimir» ol d tid

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«salvar» cuando se usa en sentidoreligioso. ¡El que «libera» es elErlöser, el Salvador o Redentor!

En cuanto a la motivación y laconciencia, la omisión que más

salta a la vista en losinterrogatorios es cualquier 

discusión del antisemitismo. En smayoría los interrogadores no

 persiguieron ese tema. Y losantiguos agentes, por motivos

comprensibles como acusados e

 potencia que eran, tampoco estabaimpacientes por ofrecer algú

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impacientes por ofrecer algúcomentario esclarecedor por s propia voluntad.

Con pocas excepciones, toda lacuestión del antisemitismo se

caracteriza por el silencio. Lo queestá claro es que la preocupació

de los hombres por su prestigio aojos de sus compañeros no fue

igualada por ningún tipo de lazos dehumanidad con sus víctimas. Los

udíos se encontraban fuera del

círculo de la obligación y laresponsabilidad humanas de los

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responsabilidad humanas de los policías. Por supuesto, una polarización así entre «nosotros» y

«ellos», entre los compañeros deuno y el enemigo, es habitual en la

guerra.Parecía que, incluso aunque los

soldados del Batallón de ReservaPolicial 101 no hubieran adoptado

las doctrinas antisemíticas delrégimen de manera consciente,

como mínimo habían aceptado la

asimilación de los judíos dentro dela imagen del enemigo El

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la imagen del enemigo. Elcomandante Trapp apeló a esanoción generalizada de los judíos

como parte del enemigo en la charlaque dio a primera hora de la

mañana. Cuando estuvieradisparando a las mujeres y niños

udíos, los soldados debíarecordar que el enemigo mataba a

mujeres y niños alemanes al bombardear Alemania.

Si sólo fueron unos 12 policías

los que dieron un paso al frentepara librarse de la inminente

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 para librarse de la inminente

matanza, fueron muchos más los queintentaron eludir los fusilamientos

mediante métodos menos evidenteso que pidieron que los relevaran de

los pelotones de fusilamiento unavez hubieron empezado. No se

 puede determinar con seguridadcuántos policías actuaron de tal

forma, pero no parece excesivocalcular del 10 al 20 por ciento de

los que fueron destinados a los

 pelotones de fusilamiento. Elsargento Hergert por ejemplo

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sargento Hergert, por ejemplo,

admitió haber dispensado de starea a cinco agentes de su pelotó

de 40 o 50 hombres. En el grupo deDrucker-Steinmetz, que fue del que

más tiradores se interrogaron, podemos identificar a seis policías

que lo dejaron después de cuatrorondas y todo un pelotón de cinco a

ocho guardias que fueron relevados bastante después. Aunque el número

de policías que eludieron la tarea o

la abandonaron no era por lo tantoinsignificante este hecho no debe

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insignificante, este hecho no debe

minimizar el corolario de que almenos el 80 por ciento de los que

fueron exhortados a disparar locontinuaron haciendo hasta matar a

1.500 judíos de Józefów.Incluso veinte o veinticinco

años después, aquellos que sídejaron las ejecuciones cuando ya

habían empezado, en su inmensamayoría alegaron pura repugnancia

física ante lo que estaban haciendo

como el motivo principal de sabandono pero no manifestaran que

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abandono, pero no manifestaran que

detrás de esa repugnancia hubieraningún tipo de principio ético o

 político. Dado el nivel educativo deesos policías de reserva, uno no

 podía esperar una expresiósofisticada de valores abstractos.

La ausencia de tales principios nosignifica que su asco no tuviera s

origen en los instintos humanos alos que el nazismo se oponía

radicalmente y que intentaba

dominar. Pero los mismos agentesno parecían ser conscientes de la

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no parecían ser conscientes de la

contradicción entre sus sentimientosy la esencia del régimen al que

servían. Por supuesto, el hecho deser demasiado débil para seguir 

disparando planteaba un problema para la «productividad» y la moral

del batallón, pero no entraba econflicto con la disciplina policial

 básica ni con la autoridad delrégimen en general. De hecho, el

mismo Heinrich Himmler aprobó la

tolerancia de esa clase de debilidaden su conocido discurso del 4 de

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en su conocido discurso del 4 de

octubre de 1943 en Posen ante losefes de las SS. Aparte de exaltar la

obediencia como una de lasvirtudes clave de todos los

miembros de las SS, observó demanera explícita una excepción, a

saber, «alguien que tenga losnervios destrozados es alguie

débil. Entonces uno puede decir:Bien, ve y cobra tu pensión».[8]

La oposición motivada política

y éticamente, identificada demanera explícita como tal por parte

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manera explícita como tal por parte

de los policías, era relativamente poco común. Un soldado dijo que

rechazaba con contundencia lasmedidas de los nazis contra los

udíos porque era un miembro eactivo del Partido Comunista y por 

lo tanto rechazaba elnacionalsocialismo en s

totalidad.[9] Otro dijo que se oponíaa la ejecución de los judíos porque

había sido un socialdemócrata

durante muchos años.[10] Un terceroexplicó que los nazis lo

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explicó que los nazis loconsideraban «políticamenteinestable» y un «gruñón», pero nose adjudicó ninguna otra identidad política.[11]  Varios más basaron suactitud en la oposición alantisemitismo del régimen econcreto. «Yo ya tenía la mismaactitud antes en Hamburgo porque,debido a las medidas contra losudíos que ya se habían llevado a

cabo allí, había perdido la mayor 

 parte de los clientes de minegocio», decía un jardinero

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g , j

 paisajista.[12]  Otro policíasimplemente se definió a sí mismo

como «un gran amigo de los judíos»sin aclarar nada más.[13]

Los dos soldados queexplicaron con mayor detalle s

negativa a tomar parte en lasejecuciones insistieron ambos en el

hecho de que fueron más libres deactuar como lo hicieron porque no

tenían ambiciones de mejorar s

 posición. Un agente aceptó los posibles inconvenientes de s

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p

 proceder «porque yo no era u policía profesional y tampoco

quería convertirme en uno, sino queera un artesano cualificado

independiente y tenía mi negocio ecasa […] así que no tenía

importancia que mi carrera como policía no prosperara».[14]

El teniente Buchmann habíaalegado una cuestión de ética como

razón de su negativa; como oficial

de reserva y hombre de negocioshamburgués, no podía disparar a

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g p p

mujeres y niños indefensos. Perotambién hizo hincapié en la

importancia de la independenciaeconómica al explicar por qué s

situación no era análoga a la de suscompañeros oficiales. «Yo era algo

mayor entonces y además era uoficial de reserva, así que no era

especialmente importante para míque me ascendieran ni mejorar de

alguna otra forma, porque ya tenía

un próspero negocio en casa. Losefes de la compañía […] por otra

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 parte, eran soldados jóvenes y policías profesionales que quería

llegar a ser alguien.» PeroBuchmann también reconoció una

actitud que los nazis sin dudahubieran condenado como

«cosmopolita» y projudía. «Graciasa la experiencia con mi empresa,

sobre todo porque se extendió alextranjero, había adquirido una

mejor perspectiva general de las

cosas. Además, ya había conocido amuchos judíos durante mis

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actividades económicasanteriores».[15]

El resentimiento y la amarguradel batallón por lo que les había

 pedido que hicieran en Józefóweran compartidos por casi todo el

mundo, incluso por aquellos quehabían estado disparando el día

entero. La exclamación de u policía al sargento primero

Kammer, de la primera compañía,

diciendo que «me voy a volver locosi tengo que hacerlo otra vez»,

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expresaba los sentimientos demuchos.[16]  Pero sólo unos pocos

fueron más allá de las quejas paraevitar tal posibilidad. Varios de los

soldados de más edad y que teníafamilias muy numerosas se

aprovecharon de una regulación querequería su firma para acceder a

estar de servicio en zona decombate. Uno de ellos que todavía

no había firmado se negó a hacerlo;

otro anuló su firma. Ambos fuerontrasladados provisionalmente de

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vuelta a Alemania.[17]  La respuestamás dramática fue de nuevo la del

teniente Buchmann, que le pidió aTrapp que lo trasladara de vuelta a

Hamburgo y declaró que, a menosque recibiera una orden directa y

 personal de Trapp, no iba a tomar  parte en las acciones contra los

udíos. Al final escribió aHamburgo solicitando

explícitamente su retirada porque

no «servía» para ciertas tareas«ajenas a la policía» que su unidad

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estaba llevando a cabo ePolonia.[18]  Buchmann tuvo que

esperar hasta noviembre, pero alfinal sus esfuerzos para ser 

trasladado tuvieron éxito.Por lo tanto, el problema que

Trapp y sus superiores tuvieron queafrontar en Lublin no era la

oposición con fundamento ético y político de unos pocos, sino la

amplia desmoralización compartida

tanto por los que estuvierodisparando hasta el final como por 

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aquéllos que no habían sidocapaces de seguir adelante. Por 

encima de todo, se trataba de unareacción contra el puro horror del

mismo proceso de las ejecuciones.Si el Batallón de Reserva Policial

101 tenía que seguir suministrandoel personal fundamental para la

 puesta en práctica de la SolucióFinal en el distrito de Lublin, la

carga psicológica de los hombres

debía ser tomada en consideracióy aliviada.

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En acciones posteriores seintrodujeron dos cambios

 primordiales que se cumplieron a partir de entonces, aunque co

algunas excepciones notables. E primer lugar, la mayor parte de las

operaciones futuras del Batallón deReserva Policial 101 implicaron el

desalojo y la deportación, pero noel completo ajusticiamiento en el

acto. De esta manera, los policías

se libraban del horror inmediato del proceso de ejecución que (en el

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caso de los deportados del distritonorte de Lublin) se llevaba a cabo

en el campo de exterminio deTreblinka. En segundo lugar, como

la deportación era un procesohorroroso que se caracterizaba

tanto por la espantosa violenciacoercitiva que se necesitaba para

hacer que la gente subiera a lostrenes de la muerte como por el

asesinato sistemático de aquéllos

que no podían ser conducidos aellos, por regla general esas

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acciones fueron asumidasconjuntamente por unidades del

Batallón de Reserva Policial 101 yl o s Trawnikis,  auxiliares

 provenientes de territoriossoviéticos y entrenados por las SS,

que eran reclutados en los camposde prisioneros de guerra y a quienes

se les asignaba normalmente la peor  parte del desalojo de los guetos y la

deportación.

La preocupación por ladesmoralización psicológica que

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resultó de Józefów es en realidad laexplicación más probable del

misterioso incidente que ocurrió eAlekzandrów varios días después.

Probablemente a Trapp le habíanasegurado que en esa ocasión las

ejecuciones las llevarían a cabo lossoldados Trawniki  y, como no

aparecieron, soltó a los judíos quesus hombres habían reunido. E

resumen, el alivio psicológico

necesario para integrar al Batallóde Reserva Policial 101 en el

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 proceso de las ejecuciones teníaque lograrse mediante una divisió

del trabajo en dos aspectos. Todoel grueso de las matanzas se

trasladaría al campo de exterminioy lo peor del «trabajo sucio» que se

hacía sobre el terreno se iba aasignar a los Trawnikis.  Este

cambio demostró ser suficiente para permitir que los agentes del

Batallón de Reserva Policial 101 se

volvieran a acostumbrar a participar en la Solución Final.

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Cuando llegó la hora de matar denuevo, los policías no se

«volvieron locos». En lugar de eso,se convirtieron en unos ejecutores

cada vez más eficientes y crueles.

Capítulo 9

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Lomazy: el declive de la

segunda compañía

Incluso antes de la masacre de

Józefów el 13 de julio, ya se habíadado órdenes para cambiar la

disposición de los batallones de policía en el distrito de Lublin.[1] El

distrito se dividió en los «sectores

de seguridad» del norte, central ydel sur. Al Batallón de Reserva

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Policial 101 lo asignaron al sector del norte que abarcaba, de oeste a

este, los condados (Kreise)  dePulawy, Radzyn y Biala Podlaska.

La segunda compañía del tenienteGnade fue destinada a Biala

Podlaska, y Gnade emplazó elestado mayor de su compañía e

Biala, la capital del condado. La primera sección se dividió entre

Piszczac y Tuczna, al sudeste,

mientras que la segunda sección sesituó en Wisznice, justo al sur. La

ió bl ió

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tercera sección se estableció eParczew, al sudoeste, en el condado

vecino de Radzyn.La Solución Final en el condado

de Biala Podlaska había empezadoel 10 de junio de 1942, cuando

3.000 judíos fueron deportados deBiala a Sobibor. Cientos de judíos

 provenientes de pequeñascomunidades fueron concentrados

en el pueblo de Lomazy, a medio

camino entre Biala y Wisznice.[2]

Entonces la campaña de exterminio

i ió h ll ó l

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se interrumpió hasta que llegó lasegunda compañía del teniente

Gnade. Los judíos de Lomazy ibaa ser el objetivo de la primera

acción conjunta del Batallón deReserva Policial 101 y una unidadTrawniki. La segunda compañía ibaa destinar la mayor parte de sus

efectivos a reunir a los judíos. Lafunción principal de la unidad

Trawniki era proporcionar los

tiradores, con lo que se aliviaba la principal carga psicológica que los

li í l h bí

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 policías alemanes habíaexperimentado en Józefów.

A principios de agosto, un pelotón de la tercera sección, de

unos 15 a 18 hombres, fueemplazado directamente en Lomazy

 bajo las órdenes del sargentoHeinrich Bekemeier*. El Gruppe

Bekemeier, como así era conocido, pasó varias semanas, sin que

ocurrieran acontecimientos

notables, en una ciudad que eramedio polaca y medio judía.

A l bl ió j dí i í

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Aunque la población judía vivíaseparada de la polaca, el barrio

udío de la ciudad no estabavallado ni vigilado.[3] Los policías

alemanes se alojaron en la escueladel barrio judío.

El 16 de agosto, sólo un díaantes de la inminente acción,

Heinrich Bakemeier recibió unallamada telefónica del teniente

Gnade para informarle de que se

iba a realizar un «reasentamiento»udío a la mañana siguiente y de que

h b t í t li t

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sus hombres tenían que estar listosa las cuatro de la madrugada. A

Bekemeier le quedó «claro» lo queesto significaba.[4]  El mismo día,

Gnade convocó a los tenientesDrucker y Scheer en Biala. Segú

se dice, ante la presencia de uoficial del SD les dio a conocer de

la operación del día siguiente quedebía realizarse en cooperación co

las SS. Iban a ejecutar a toda la

 población judía.[5]  A la segundasección, ubicada en la cercana

Wi i l i

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Wisznice, se le proporcionaroncamiones para que hiciera el

recorrido, de una media hora, por lamañana temprano.[6]  Ya que no

había camiones disponibles para la primera sección, se requisaro

carretas de granja polacas tiradas por caballos y los policías fuero

en ellas toda la noche para llegar aLomazy a primera hora de la

mañana.[7]

En Lomazy, Gnade celebró unareunión con sus suboficiales, que

recibieron instrucciones para

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recibieron instrucciones paradesalojar el barrio judío y reunir a

todos sus habitantes en el patio dela escuela. A los suboficiales les

dijeron que los Hiwis  de Trawnikise encargarían de las ejecuciones,

 por lo que la mayor parte de los policías se las ahorrarían. No

obstante, la redada tenía quellevarse a cabo «tal como se había

hecho antes», lo cual quería decir 

que los niños y los ancianos, losenfermos y los débiles que no

pudieran ser trasladados co

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 pudieran ser trasladados cofacilidad al punto de reunión tenía

que ser ejecutados allí mismo. Siembargo, según el jefe de u

 pelotón, a la mayoría de los niñoslos trajeron otra vez al punto de

reunión. Al igual que en Józefów,durante el desalojo los agentes se

encontraron no sólo con judíosalemanes, sino concretamente co

udíos de Hamburgo. Los judíos

 pronto llenaron el patio de laescuela y a los que no cupieron los

pusieron en el campo de deportes

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 pusieron en el campo de deportesde al lado. La redada de judíos se

terminó en un corto espacio de doshoras, con algunas ejecuciones.[8]

Entonces, a los 1.700 judíos deLomazy los obligaron a sentarse y

esperar. Se seleccionó a un grupode 60 o 70 jóvenes, les diero

 picos y palas, los hicieron subir aunos camiones y los condujero

hacia el bosque. Muchos de los

óvenes judíos saltaron de loscamiones en marcha y pudiero

escapar Otro atacó a un cabo

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escapar. Otro atacó a un caboalemán, el campeón de boxeo del

 batallón, quien rápidamente dejósin sentido a su desesperado

asaltante. En el bosque, a los judíoslos pusieron a cavar una fosa

común.[9]

En Lomazy, la espera de los

sentenciados judíos y de su guardia policial se prolongó durante horas.

De pronto, entró en la ciudad u

contingente de 50 Hiwis  deTrawniki con un oficial alemán de

las SS al frente Un policía declaró:

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las SS al frente. Un policía declaró:«Todavía recuerdo exactamente

que, justo después de llegar, esosTrawnikis hicieron un descanso. Vi

que, además de comida, tambiésacaron de sus mochilas botellas de

vodka y bebieron de ellas». Eloficial de las SS y Gnade

empezaron asimismo a beber másde la cuenta. Había otros

suboficiales que igualmente olían a

alcohol pero que, a diferencia delos dos comandantes, no estaba

visiblemente bebidos [10] Se

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visiblemente bebidos.[10]  Se preparó pan untado con mantequilla

 para los policías.[11]

Cuando ya faltaba poco para

que la fosa estuviera terminada, ydespués de que los Hiwis  y los

 policías acabaran de comer,empezó la «marcha de la muerte»

de un kilómetro hacia el bosque.[12]

Algunos policías condujeron hasta

allí las carretas de los granjeros y

montaron un nuevo cordón.[13] Otrosempezaron a llevarse a los judíos

en grupos de 200 o 300 a la vez A

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en grupos de 200 o 300 a la vez. Alos que se desplomaban por el

camino sencillamente les pegabaun tiro.[14]  El proceso resultó ser 

demasiado lento y se tomó ladecisión de trasladar a los judíos

que quedaban en un solo grupo másnumeroso. Reunieron trozos de

cuerda de los habitantes polacosdel pueblo, los ataron uno con otro

y los dejaron en el suelo alrededor 

de los judíos. Entonces se lesordenó que se pusieran de pie,

levantaran la cuerda que los

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levantaran la cuerda que losrodeaba y caminaran hacia el

 bosque.El sargento Toni Bentheim

describió lo siguiente:

La marcha avanzaba de formasumamente lenta. Es de suponer 

que los de delante ibademasiado deprisa y tiraban de

la cuerda, con lo cual en la

 parte de atrás se amontonabatodos en un grupo gigantesco y

apenas ninguno de los judíos

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apenas ninguno de los judíos podía poner un pie delante de

otro. Inevitablemente la gente secaía, y el grupo ni siquiera

había salido o acababa de salir del campo de deportes cuando

los primeros en caer a menudose quedaban colgando de la

cuerda y eran arrastrados.Dentro del grupo había gente a

la que incluso pisotearon. A los

 judíos que se caían de estaforma y se quedaban tumbados

en el suelo detrás de la columna

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en el suelo detrás de la columnade gente se los llevaban si

 piedad hacia delante o losmataban de un tiro. Pero incluso

estas primeras muertes noalteraron la situación y el grupo

de gente que estaba amontonadaal final no podía desenredarse y

seguir avanzando. Dado que eese momento no teníamos

ninguna misión asignada, yo

solo o con varios de miscompañeros seguimos a los

judíos, porque yo ya había

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 judíos, porque yo ya habíallegado a la conclusión de que

de esa manera no avanzaríamosnunca. Cuando después de las

 primeras muertes no pareciócambiar nada, yo grité

fuertemente algo así como:«¿Qué sentido tiene esta

tontería? ¡Quitemos la cuerda!».Debido a mi grito se detuvo

toda la formación, incluyendo

l o s Hiwis  que, tal comorecuerdo, se volvieron hacia mí

 bastante perplejos. Les grité de

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basta te pe p ejos. es g té denuevo para decirles (iban todos

armados) que el asunto de lacuerda era una tontería. Que

quitáramos la cuerda. Despuésde mi segundo grito los judíos

dejaron caer la cuerda y todo elgrupo pudo avanzar en una

columna normal. Entonces yovolví al patio de la escuela.

Estaba nervioso y enfadado e

inmediatamente entré en laescuela y me bebí u

 schnapps.[15]

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A medida que las columnas deudíos iban llegando al bosque los

separaban por sexos y losmandaban a una de las tres zonas de

recogida. Allí se les ordenaba quese quitaran la ropa. A las mujeres

las dejaban quedarse ecombinación. En algunas áreas los

hombres estaban completamente

desnudos; en otras les dejabaquedarse en calzoncillos. En cada

área había policías designados para

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p g precoger la ropa y los objetos de

valor. Les advertían que despuésiban a registrarlos. Los judíos se

acercaban con su hato de ropa, quedejaban en un montón para que la

registraran. Tras depositar susobjetos de valor en un gra

recipiente o de arrojarlos a unasábana desplegada, a los judíos les

hacían tumbarse boca abajo y

esperar una vez más, a menudodurante horas, mientras su piel al

descubierto ardía bajo el tórrido

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jsol de agosto.[16]

Predominan las declaracionesque indican que el teniente Gnade

era «un nazi por convicción» y uantisemita. También era

impredecible, unas veces era afabley accesible y otras cruel y

despiadado. Los peores rasgos desu personalidad se hacían más

acusados bajo la influencia del

alcohol y, por lo que dicen todos,esa tarde en Lomazy Gnade bebió

hasta perder el sentido. En realidad,

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p ,en Polonia degeneró hasta

convertirse en un «borracho».[17] Lacreciente dependencia del alcohol

 por parte de Gnade no era algo poco habitual en el batallón. Tal

como decía un policía que no bebía: «Si la mayoría de los demás

compañeros bebían tanto,únicamente era a causa de las

muchas ejecuciones de judíos,

 porque una vida así no se podíasoportar si estabas sobrio».[18]

Si el hecho de que Gnade

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q bebiera era algo corriente, no lo era

la vena sádica que empezó amanifestar en Lomazy. El otoño

anterior, Gnade había subido a sushombres en el último tren de Mins

 para evitar verse involucrado en laejecución de los judíos que había

traído allí desde Hamburgo. EJózefów no se había destacado de

sus compañeros oficiales por u

comportamiento particularmentesádico. Todo eso cambió en el

 bosque a las afueras de Lomazy,d d G d b b l

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donde Gnade buscaba algo con que

entretenerse mientras esperaba quelos judíos terminaran de cavar la

fosa.

Incluso antes de que empezarala ejecución, el teniente primero

Gnade había escogido personalmente a unos 20 o 25

 judíos de edad. Era

únicamente hombres cograndes barbas. Gnade hizo que

los hombres se arrastraran por l l d l d l f

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el suelo delante de la fosa.

Antes de que les diera la ordede arrastrarse tenían que

quitarse la ropa. Cuando los judíos, completamente

desnudos, se arrastraban, elteniente primero Gnade gritó a

los que tenía alrededor:«¿Dónde están mis

suboficiales? ¿Todavía no

tenéis ninguna porra?». Lossuboficiales se dirigieron al

linde del bosque, cogieron susl

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 porras y golpearo

enérgicamente a los judíos coellas.[19]

Cuando se completaron los

 preparativos para las ejecuciones,Gnade empezó a ir en busca de

udíos a las zonas donde sedesnudaban y a llevarlos hacia la

fosa.[20]

Los judíos eran forzados acorrer en pequeños grupos entre u

estrecho cordón de guardias los 3050 h bí d d l

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o 50 metros que había desde la zona

donde dejaban la ropa hasta lafosa.[21]  En la fosa había altos

montones de tierra en tres de loslados; el cuarto lado era una

 pendiente hacia la que condujeron alos judíos. En su estado de

excitación alcohólica, al principiolos  Hiwis  empezaron a disparar a

los judíos en la entrada de la fosa.

«Como resultado, los primerosmuertos bloquearon la pendiente.

Por consiguiente, algunos judíos seti l f ti d l

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metieron en la fosa y tiraron de los

cadáveres para sacarlos de laentrada. Inmediatamente, llevaron a

grandes cantidades de judíos haciala fosa y los Hiwis  tomaro

 posiciones en los muros que sehabían levantado. Desde allí

dispararon a sus víctimas».[22]  Amedida que se producían las

ejecuciones, la fosa empezó a

llenarse. «Los judíos que ibaviniendo tuvieron que subirse, y

más adelante incluso trepar, encimade aquellos que ya habían sido

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de aquellos que ya habían sido

ejecutados, porque la fosa estaballena de cadáveres casi hasta el

 borde».[23]

Los  Hiwis,  a menudo con la

 botella en la mano, lo mismo queGnade y el oficial de las SS,

estaban cada vez más bebidos.[24]

«Mientras el teniente primero

Gnade disparaba con su pistola

desde el muro de tierra, con lo cualestaba en constante peligro de

caerse a la fosa, el oficial del SD[sic] se metió en la fosa igual que

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[sic] se metió en la fosa igual que

los  Hiwis  y disparaba desde allí, porque estaba tan borracho que ya

no se aguantaba de pie en el muro.»La fosa empezó a llenarse de agua

subterránea mezclada con sangre,que a los Hiwis  pronto les llegó

hasta las rodillas. El número detiradores disminuía a un ritmo

constante ya que, uno por uno, los

iwis  iban cayendo en comaetílico. Entonces, Gnade y el oficial

de las SS empezaron a gritarsereproches el uno al otro tan alto que

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reproches el uno al otro tan alto que

cualquiera que estuviera a menos detreinta metros de la fosa los pudo

oír. El oficial de las SS aulló: «Tumierda de policía no dispara

nunca». Gnade replicó: «Bien,entonces mis hombres tambié

tendrán que disparar».[25]Los tenientes Drucker y Scheer 

convocaron a sus suboficiales y

dieron la orden de que se formara pelotones de fusilamiento que

efectuaran las ejecuciones de igualmanera que los Hiwis Según el

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manera que los Hiwis.  Según el

sargento Hergert, los suboficialesrechazaron los métodos de los

iwis  «porque el agua subterráneaya había subido más de medio

metro. Es más, los cadáveresyacían, o para ser más precisos

flotaban, por toda la fosa. Recuerdoque me horrorizó especialmente que

un montón de judíos a los que

habían disparado no murierodurante la ejecución y sin embargo

se quedaron bajo las víctimassiguientes sin que les hubieran dado

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siguientes sin que les hubieran dado

el tiro de gracia».[26]

Los suboficiales decidieron que

la ejecución debía seguir con dos pelotones colocados en dos lados

opuestos de la fosa. A los judíoslos obligaban a tumbarse boca

abajo en fila a lo largo de toda lafosa y los policías que estaban al

otro lado del muro les disparaban.

Formaron a los soldados de las tressecciones en pelotones de ocho a

diez hombres que eran relevadospor otros mediante turnos después

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 por otros mediante turnos después

de disparar cinco o seis veces. Alcabo de dos horas los Hiwis

salieron de su aletargamiento yvolvieron a las ejecuciones

sustituyendo a los policíasalemanes. Los fusilamientos se

terminaron alrededor de las siete dela tarde y los «judíos de trabajo»,

que habían sido dejados a un lado,

cubrieron la fosa. Entonces tambiélos mataron.[27]  La delgada capa

que cubría la fosa siguiómoviéndose [28]

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moviéndose.[ ]

Las secciones primera ysegunda volvieron a sus

emplazamientos esa misma tarde, pero el Gruppe  Bekemeier se

quedó en Lomazy. Pocos díasdespués hizo un rastreo del barrio

udío. Al registrar los sótanos buscando búnkeres excavados bajo

los tablones de madera de las

casas, los policías atraparon a otros20 o 30 judíos. Bekemeier 

telefoneó a Gnade, que ordenó quelos ejecutaran Acompañado por

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los ejecutaran. Acompañado por 

tres o cuatro policías polacos,Bekemeier y sus hombres llevaron a

los judíos hasta la linde del bosquejos obligaron a tenderse e

el suelo boca abajo y les dispararoen la nuca, utilizando de nuevo la

 bayoneta como guía para apuntar.Cada uno de los soldados disparó

 por lo menos una vez, algunos lo

hicieron dos veces. Le ordenaron alalcalde polaco que enterrara los

cuerpos.[29]

La masacre de Lomazy la

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La masacre de Lomazy, la

segunda ejecución de cuatro cifrasque llevaron a cabo los hombres

del Batallón de Reserva Policial101, se diferenció de la masacre de

Józefów de forma importante. Por  parte de las víctimas, parece ser 

que hubo muchos más intentos dehuida en Lomazy,[30] probablemente

 porque no reservaron a los «judíos

de trabajo» jóvenes y sanos y lasvíctimas fueron más conscientes de

su destino inminente desde elprincipio. A pesar de los grandes

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 principio. A pesar de los grandes

esfuerzos que hicieron los judíos para esconderse o escapar, en

términos de eficacia el proceso deexterminio supuso un avance

considerable comparado con losmétodos improvisados y de

aficionados que se emplearon eJózefów. Aproximadamente un

terció más de hombres asesinaron a

más judíos (1.700) en la mitad detiempo. Además, se recogieron los

objetos de valor y la ropa y sedeshicieron de los cadáveres co

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una fosa común.Desde el punto de vista

 psicológico, la carga de losasesinos se redujo mucho. Los

iwis,  que no tan sólo se llenarode alcohol después del

acontecimiento para que lesayudara a olvidar, sino que ya

estaban ebrios desde el principio,

fueron los que realizaron la mayoríade los fusilamientos. Según el

sargento Bentheim, sus hombresestaban «encantados» de no tener 

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que disparar en esa ocasión.[31]

Aquéllos que se ahorraron una

 participación directa parecen haber tenido poca o ninguna consciencia

de haber participado en la matanza.Después de Józefów, la recogida y

vigilancia de judíos para que losmataran otros parecía algo

relativamente inofensivo.

Incluso los policías que bieentrada la tarde tuvieron que

reemplazar a los Hiwis  y disparar durante varias horas no recuerda

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la experiencia con nada que se parezca al horror que predominaba

en sus explicaciones sobre loocurrido en Józefów. Esta vez, los

soldados no tuvieron queemparejarse con sus víctimas cara a

cara. El vínculo personal entrevíctima y asesino se cortó. E

 profundo contraste con lo sucedido

en Józefów, sólo un policíarecordaba la identidad de un judío

concreto que había matado.[32]

Además de la despersonalizació

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p

del proceso de ejecución, mediantelos rápidos cambios de turno los

 policías evitaron la sensación dematanza interminable y sin tregua

que había sido tan notable eJózefów. Su participación directa

en la ejecución no sólo fue menos personal, sino también más

limitada. La habituación tambié

tuvo algo que ver. Al haber matadoya en una ocasión, la segunda vez

los soldados no experimentaron unaimpresión tan traumática. Como

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p

muchas otras cosas, matar era algoa lo que uno podía acostumbrarse.

Otro factor distinguióclaramente Lomazy de Józefów y

 bien pudo constituir otra clase másde «alivio» psicológico para los

agentes: concretamente, esta vez notuvieron que soportar la «carga de

la elección» que Trapp les había

ofrecido de manera tan absoluta eel caso de la primera masacre. A

los que no se sentían con ánimos para disparar no se les dio ninguna

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oportunidad de excluirse; no hubonadie que relevara de forma

sistemática a aquellos que estabavisiblemente demasiado afectados

 para poder continuar. Todos losasignados a los pelotones de

ejecución cumplieron su turno comose había ordenado.[33] Por lo tanto,

los que dispararon no tuvieron que

vivir con la clara conciencia de quelo que habían hecho se hubiera

 podido evitar.Esto no quiere decir que los

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hombres no tuvieran elección,solamente que no se les ofreció de

una manera tan abierta y explícitacomo en Józefów. Tenían que

esforzarse para eludir la orden deejecución. Incluso el sargento

Hergert, que fue el más categóricoen cuanto a que no se pidiera

voluntarios para los fusilamientos y

que prácticamente todos loshombres de la compañía tuvieran s

turno, admitió que algunos agentes podían haberse «esfumado» en el

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 bosque.[34]  Parece ser que lacantidad de guardias que huyero

fue bastante pequeña; sin embargo,a diferencia de Józefów, sólo dos

hombres declararon haber evitadodisparar deliberadamente de una

otra forma. Georg Kageler afirmóhaber formado parte de un grupo

que había escoltado dos veces a

udíos desde Lomazy hacia el bosque y después «más o menos se

“escabulló” para evitar que levolvieran a dar otra misión».[35] A

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Paul Metzger* lo destinaron a ucordón exterior en el linde del

 bosque que bloqueara el paso deaquellos judíos que saliera

corriendo de las zonas donde sedesvestían para salvar su vida. E

Józefów, Metzger se había«esfumado» entre los camiones

después de disparar dos veces.

Entonces, en Lomazy, cuando de pronto un judío que escapaba corrió

hacia él, Metzger lo dejó pasar.Según recordaba, «el teniente

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 primero Gnade, que entonces yaestaba […] borracho, quería saber 

qué centinela era el que habíadejado escapar al judío. No me

descubrí y ninguno de miscompañeros me denunció. Debido a

su estado de embriaguez, el teniente primero Gnade fue incapaz de

investigar el asunto y así no tuve

que rendir cuentas por él».[36]

Las acciones de Kageler y

Metzger comportaban al menos u poco de riesgo, pero ninguno sufrió

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consecuencias por su inhibición.Sin embargo, la mayor parte de los

 policías parece que no hizo ningúesfuerzo para evitar tener que

disparar. En Lomazy, el hecho decumplir las órdenes reforzó la

tendencia natural a ajustarse alcomportamiento de los compañeros.

Fue mucho más fácil de soportar 

que la situación vivida en Józefów,donde a los agentes se les permitió

tomar decisiones personales sobresu participación, pero con el

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«precio» de que no disparar suponía separarlos de sus

compañeros y mostrarse como«débiles».

Trapp no solamente había dadoelección, sino que había marcado la

 pauta. «Nuestra tarea era matar udíos, pero no golpearlos ni

torturarlos», declaró.[37]  Su propia

angustia personal había sidoevidente para todos en Józefów. No

obstante, a partir de entonces, lamayoría de «acciones judías» se

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llevaron a cabo con los efectivos deuna compañía y una sección, no co

todo el batallón. Los comandantesde compañía (como Gnade e

Lomazy), y no Trapp, eran los queestaban en posición de ofrecer el

modelo de comportamiento que se promovía y se esperaba de los

hombres. El sadismo espantoso y

gratuito de Gnade en el borde de lafosa era sólo un ejemplo de la

manera que él eligió de ejercer sautoridad en ese aspecto, pero tales

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ejemplos pronto se multiplicaron.Cuando Gnade y el comandante de

las SS de los Trawnikis, ambos aú bebidos, se encontraron con Toni

Bentheim en el patio del colegio deLomazy después de la masacre,

Gnade preguntó: «Bueno, ¿y tú acuántos mataste?». Cuando el

sargento contestó que ninguno,

Gnade respondió con desprecio:«Era de esperar, al fin y al cabo

eres católico».[38]  Con un mandocomo aquél y la ayuda de los

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Trawnikis  en Lomazy, los policíasde la segunda compañía dieron u

 paso importante para convertirse easesinos curtidos.

Capítulo 10

Las deportaciones de agostoa Treblinka

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Apartada de toda estación de tren,

Lomazy era una ciudad en la quehabían concentrado a los judíos e

unio de 1942, pero desde la que noera fácil deportarlos. De ahí la

masacre del 17 de agosto. Lamayoría de los judíos del distrito

norte de Lublin, sin embargo,residía en las ciudades de Radzyn,

Luków, Parczew y Miedzyrzec,todas ellas próximas a enlaces

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ferroviarios. Desde ese momento,la principal contribución del

Batallón de Reserva Policial a laSolución Final ya no fue la

aniquilación de los habitantes de lazona, sino el desalojo de los guetos

y la deportación hacia el campo deexterminio de Treblinka, situado a

unos 110 kilómetros al norte del

cuartel central del batallón eRadzyn.

El primer tren de deportadoshacia Treblinka salió de Varsovia a

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última hora del 22 de julio de 1942y llegó al campo de exterminio a la

mañana siguiente. A partir deentonces, los transportes judíos

 provenientes de Varsovia y de sudistrito llegaron cada día. Entre el 5

y el 24 de agosto, unos 30.000udíos de Radom y Kielce tambié

fueron enviados a Treblinka.

Aunque la capacidad asesina delcampo estaba al máximo,

Globocnik, impaciente, decidióempezar también con las

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deportaciones desde el norte deLublin. Los judíos de Parzcew y

Miedzyrzec, en el condado deRadzyn, en el centro de la zona de

seguridad del Batallón de ReservaPolicial 101, fueron los primeros

objetivos.La tercera sección de la

segunda compañía de Steinmetz,

menos el Gruppe  Bekemeier, quehabía sido destacado a Lomazy, se

estableció en Parczew. Más de5.000 judíos vivían en el barrio

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udío, que no estaba separado delresto de la ciudad ni por 

alambradas ni por muros. Pero queel gueto no estuviera cerrado no

quería decir que la comunidad judíano hubiera sufrido toda la habitual

discriminación y humillación de laocupación alemana. Tal como

recordaba Steinmetz, cuando sus

 policías llegaron, la calle principalya estaba enlosada con lápidas

udías.[1]  A primeros de agosto,unos judíos de Parczew, entre 300 y

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500, habían sido cargados ecarretas tiradas por caballos y

llevados a unos cinco o seiskilómetros bosque adentro,

escoltados por los policías. Allíentregaron a los judíos a una unidad

de miembros de las SS. Los policías se fueron antes de oír 

ningún disparo y no supieron cuál

fue el destino de los judíos.[2]

En Parczew corrían rumores

sobre una deportación mucho mayor y muchos judíos huyeron al

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 bosque.[3]  No obstante, la mayoríaaún se encontraba en la ciudad

cuando los policías de la primera ysegunda compañías del Batallón de

Reserva Policial 101, junto a unaunidad de Hiwis,  cayeron sobre

Parczew a primera hora del 19 deagosto, justo dos días después de la

masacre de Lomazy. Trapp dio otra

charla e informó a los hombres deque tenían que llevar a los judíos a

la estación de tren que había a doso tres kilómetros de la ciudad.

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Indicó de manera «indirecta», perosin ambigüedad, que, una vez más,

los ancianos y los débiles que no pudieran aguantar la marcha debía

ser ejecutados en el acto.[4]La segunda compañía montó el

cordón y la primera realizó laoperación de registro en el barrio

udío.[5]  Por la tarde, una larga

columna de judíos se prolongabadesde el mercado hasta la estació

de tren. Ese día fueron deportadosaproximadamente unos 3.000 judíos

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de Parczew. Varios días después, yen esa ocasión sin la ayuda de los

iwis,  se repitió toda la operacióy a los 2.000 judíos que quedaba

en Parczew los mandaron también aTreblinka.[6]

Según el recuerdo de los policías, las deportaciones de

Parczew se realizaron si

incidentes. No hubo contratiempos,no se realizaron muchos disparos, y

la participación de los Hiwis  en la primera deportación no pareció

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caracterizarse por su embriaguez y brutalidad habituales. Es de

suponer que, como había tan poco«trabajo sucio» que hacer, los

iwis  ni siquiera se consideraronecesarios para la segunda

deportación. Aunque los policías nosupieran exactamente dónde

mandaban a los judíos o qué se iba

a hacer con ellos, «estaba claro ytodos sabíamos —admitió Heinric

Steinmetz— que para los judíosafectados esas deportaciones

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significaban el camino hacia lamuerte. Sospechábamos que los

iban a matar en alguna especie decampo».[7]  Excluidos de la

 participación directa en la matanza,tener conciencia de eso apenas

 pareció afectar al Batallón deReserva Policial 101, incluso

aunque hubo más víctimas en las

deportaciones de Parczew que elas masacres de Józefów y Lomazy

untas. Verdaderamente pasabaaquello de «ojos que no ven,

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corazón que no siente». Erealidad, para algunos de los

hombres de la sección de Steinmetz,el recuerdo más vivido que les

quedaba de aquella acción era queles asignaron un servicio de guardia

en una pradera pantanosa al nortede Parczew, donde tuvieron que

 permanecer todo el día con los pies

mojados.[8]

Mucho más memorable para el

Batallón de Reserva Policial 101fue la deportación de 11.000 judíos

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de Miedzyrzec a Treblinka los días25 y 26 de agosto.[9]  En agosto de

1942, Miedzyrzec era el gueto másgrande del condado de Radzyn, co

una población judía de más de12.000 personas, en comparació

con las 10.000 de Luków y las6.000 de la ciudad de Radzyn. E

unio de 1942, la administración de

los guetos del distrito de Lubli pasó de manos de las autoridades

civiles a las de las SS y, a partir deentonces, esos tres guetos los

i b h b i d

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supervisaban hombres enviadosdesde la dependencia de la Policía

de Seguridad en Radzyn.[10]Al igual que Izbica y Piaski, al

sur del distrito de Lublin,Miedzyrzec estaba destinada a

convertirse en un «gueto detránsito» en el cual se reunía a los

udíos de los alrededores para

llevarlos después a Treblinka. A finde poder recibir a más judíos de

otras partes, el gueto de Miedzyrzectenía que vaciarse periódicamente

d h bi El i

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de sus habitantes. El primer ymayor desalojo de ese tipo tuvo

lugar los días 25 y 26 de agostomediante una acción conjunta entre

la primera compañía, la tercerasección de la segunda compañía y

la primera sección de la terceracompañía del Batallón de Reserva

Policial 101, una unidad de Hiwis y

la Policía de Seguridad deRadzyn.[11]

Cuando el cuartel general del batallón se trasladó de Bilgoraj a

R d fi l d j li l

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Radzyn a finales de julio, losagentes de la primera compañía se

emplazaron allí, así como en Kock,Luków y Komarówka. La primera

sección de la tercera compañíatambién se estableció en el condado

de Razdyn, en la ciudad deCzemierniki, mientras que la tercera

sección de la segunda compañía lo

hizo en Parczew. Entonces, esascinco secciones fueron movilizadas

 para la acción de Miedzyrzec.Algunos de los policías llegaron a

Mi d l h d l 24 d

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Miedzyrzec la noche del 24 deagosto, una unidad que acompañaba

a un convoy de camiones que traía amás judíos.[12]  Sin embargo, la

mayoría de los policías se reunió eRadzyn a primera hora del 25 de

agosto bajo la supervisión delsargento primero Kammer. La

ausencia inicial del capitá

Wohlauf quedó explicada cuando elconvoy de camiones se detuvo

delante de su residencia privada decamino a las afueras de la ciudad.

W hl f j

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Wohlauf y su joven esposa,embarazada de cuatro meses, con u

abrigo militar por encima de loshombros y una gorra militar de

visera en la cabeza, salieron de lacasa y se subieron a uno de los

camiones. Un policía recordaba:«El capitán Wohlauf se sentó

delante junto al conductor, y

entonces yo tuve que dejar miasiento para hacer sitio a s

esposa».[13]Antes de unirse al Batallón de

R P li i l 101 l itá

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Reserva Policial 101, el capitáWohlauf había experimentado

varias dificultades en su carrera. Eabril de 1940 lo habían mandado a

oruega con el Batallón Policial105, pero su comandante allí exigió

al final su regreso a Alemania.Wohlauf era activo y brillante,

observaba, pero carecía de toda

disciplina y tenía demasiada buenaimpresión de sí mismo.[14]  Lo

mandaron de vuelta a Hamburgo ysu siguiente comandante consideró

q e tenía poco interés en el ser icio

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que tenía poco interés en el servicioen el frente nacional y que requería

una estricta supervisión.[15]  En esemomento, en la primavera de 1941,

a Wohlauf lo asignaron al BatallónPolicial 101, que acababa de

volver de Lódz, y su trayectoria profesional cambió. A los pocos

meses, el nuevo comandante del

 batallón, Trapp, lo recomendó paraun ascenso y el mando de una

compañía. Trapp escribió queWohlauf era marcial, activo, lleno

de vida y poseía dotes de mando

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de vida y poseía dotes de mando.Además, intentaba actuar según los

 preceptos del nacionalsocialismo einstruía a sus hombres e

consecuencia. Estaba «dispuesto ecualquier momento y sin reservas a

llegar al límite por el Estadonacionalsocialista».[16] Wohlauf fue

ascendido a capitán, asumió el

mando de la primera compañía y seconvirtió en el lugarteniente de

Trapp.A los agentes, Wohlauf les

parecía una persona muy

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 parecía una persona muy pretenciosa. Un policía recordaba

que Wohlauf conducía su cochecomo si fuera un general. Otro

comentó que lo llamaban «el pequeño Rommel» en tono

desdeñoso.[17]

  El jefeadministrativo de la primera

compañía recordaba su energía, s

determinación al hacerse cargo detodos los aspectos de su mando y s

capacidad para conseguir que lascosas se hicieran.[18]  Su renuente

comandante de sección el teniente

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comandante de sección, el tenienteBuchmann, lo consideraba una

 persona mucho más «recta yhonesta» que el teniente Gnade (hay

que reconocer que no es unacomparación de mucho nivel) y no

un destacado antisemita. Era uoficial que se tomaba en serio sus

responsabilidades, pero por encima

de todo, era un joven recién casadoy sumido en su romance.[19]

En efecto, la repentina marchadel Batallón de Reserva Policial

101 hacia Polonia había cogido a

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101 hacia Polonia había cogido aWohlauf por sorpresa, y

desbaratado los planes de una boda prevista para el 22 de junio. E

cuanto llegó a Bilgoraj a finales deunio le suplicó a Trapp que le

dejara volver a Hamburgo por unosdías para casarse con su novia, que

ya estaba embarazada. Al principio

Trapp se negó, pero luego leconcedió un permiso especial.

Wohlauf se casó el 29 de junio yvolvió a Polonia justo a tiempo

para el episodio de Józefów Una

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 para el episodio de Józefów. Unavez que su compañía se instaló e

Radzyn, Wohlauf hizo que su nuevaesposa lo visitara allí para celebrar 

su luna de miel.[20]

Puede ser que Wohlauf se

llevara consigo a su mujer para que presenciara las deportaciones

 porque no soportaba estar separado

de ella en plena luna de miel, talcomo sugirió Buchmann. Por otro

lado, el pretencioso y engreídocapitán quizás intentara impresionar 

a su nueva esposa mostrándole que

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a su nueva esposa mostrándole queera dueño y señor de la vida y la

muerte de los judíos polacos. Estáclaro que los agentes pensaban eso

último y su reacción fue, de modounánime, de enfado e indignació

 por tener que llevar a una mujer aque presenciara las cosas

espantosas que hacían.[21]

  Los

guardias de la primera compañía, sino su capitán, todavía sentía

vergüenza.Cuando el convoy que llevaba a

Wohlauf a su mujer y a la mayord l i ll

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Wohlauf, a su mujer y a la mayor  parte de la primera compañía llegó

a Miedzyrzec, a menos de 30kilómetros al norte dé Radzyn, la

operación ya estaba en marcha. Losagentes oyeron disparos y gritos, ya

que los Hiwis  y la Policía deSeguridad habían empezado los

registros. Esperaron mientras

Wohlauf iba a por instrucciones.Volvió al cabo de 20 o 30 minutos

y dio las órdenes a la compañía.Algunos hombres tenían que hacer 

el servicio de guardia exterior perol í l h bí i d l

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el servicio de guardia exterior, peroa la mayoría les habían asignado la

acción del desalojo junto con losiwis. Se dio la orden habitual de

disparar a cualquiera que intentaraescapar así como a los enfermos,

ancianos y débiles que no pudieracaminar hasta la estación de tre

que estaba justo en las afueras de la

ciudad.[22]Mientras los hombres esperaba

a que volviera Wohlauf, seencontraron a un oficial de la

Policía de Seguridad que ya estaba

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Policía de Seguridad que ya estaba bastante ebrio a pesar de lo pronto

que era.[23]  Enseguida se hizo patente que los Hiwis  tambié

estaban bebidos.[24] Disparaban cotanta frecuencia y tan a lo loco que

los policías a menudo tenían que ponerse a cubierto para que no les

dieran.[25]  Los agentes «vieron los

cadáveres de los judíos a los quehabían matado a tiros por todas

 partes, en las calles y en lascasas».[26]

Conducidos por los Hiwis y losli í il d j dí b

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Conducidos por los  y los policías, miles de judíos entraba

en tropel al mercado. Allí teníanque sentarse o agacharse si

moverse ni ponerse de pie. Con el paso de las horas de ese

calurosísimo día de agosto, con laola de calor de finales de verano,

muchos judíos se desmayaron y se

desplomaron. Además, los golpes ydisparos continuaron en el

mercado.[27]

 Como se había quitadosu abrigo militar al subir la

temperatura, la señora Wohlauf contid i ibl l

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temperatura, la señora Wohlauf consu vestido era muy visible en el

mercado y observaba losacontecimientos de cerca.[28]

Cerca de las dos de la tardellamaron a la guardia exterior al

mercado y una o dos horas despuésempezó la marcha hacia la estació

de ferrocarril. Todo el contingente

de Hiwis y policías se empleó paraconducir a los miles de judíos por 

el camino. Una vez más, losdisparos fueron frecuentes. A los

«enfermos de los pies» que nodí l b ti

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p q podían avanzar les pegaban un tiro

y los dejaban tumbados junto alcamino. Los cadáveres se alineaba

a lo largo de la calle que conducíaa la estación.[29]

Un último horror se reservaba para el final, puesto que los

vagones del tren tenían que

cargarse. Mientras los Hiwis  y laPolicía de Seguridad apiñaban de

120 a 140 judíos en cada vagón, los policías de reserva hacían guardia y

observaban. Según recordaba unode ellos:

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gde ellos:

Cuando la cosa no iba bie

usaban fustas y pistolas. Lacarga fue sencillamente

espantosa. Se oía un gritosobrenatural de toda esa pobre

gente, porque se estaba

cargando 10 o 12 vagones a lavez. El tren de carga era

terriblemente largo. Uno noalcanzaba a verlo todo. Debía

de tener de 50 o 60 vagones, sino más En cuanto se cargaba u

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g ,no más. En cuanto se cargaba u

vagón, se cerraban las puertas yse aseguraban con clavos.[30]

Cuando todos los vagones

estuvieron bien cerrados, lossoldados del Batallón de Reserva

Policial 101 partieron rápidamente

sin esperar a que el tren arrancara.El desalojo del gueto de

Miedzyrzec fue la operación dedeportación más grande que iba a

realizar el batallón durante toda sparticipación en la Solución Final

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 participación en la Solución Final.

Sólo a 1.000 judíos de Miedzyrzecles habían concedido permisos de

trabajo temporales para permanecer en el gueto hasta que pudiera

reemplazarlos por polacos.[31]

  Deesta manera, unos 11.000 judíos

fueron víctimas de la deportación.

Los policías sabían que se asesinóa «muchos cientos» de judíos en el

curso de la operación, pero, por supuesto, no sabían cuántos

exactamente.[32]

  Sin embargo, losudíos supervivientes que recogía

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gudíos supervivientes que recogía

y enterraban los cadáveres sí que losabían, y su recuento ascendió a

960.[33]

Es necesario poner esta cifra

dentro de una perspectiva másamplia para mostrar la ferocidad de

la deportación de Miedzyrzec

incluso para los nazis de 1942.Unos 300.000 judíos,

aproximadamente, fuerodeportados desde Varsovia entre el

22 de julio y el 21 de septiembre de1942 El número total de judíos

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j y1942. El número total de judíos

asesinados por armas de fuego a lolargo de ese período de dos meses

fue, según los registros, de6.687.[34] Por lo tanto, en Varsovia,

la proporción entre los que fueroasesinados en el acto y los que

fueron deportados fue de

aproximadamente el 2 por ciento.La proporción en Miedzyrzec fue de

casi el 9 por ciento. Los judíos deMiedzyrzec no marcharon «como

ovejas al matadero». Fueroconducidos con una violencia y

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conducidos con una violencia y

 brutalidad casi inimaginables quedejaron una particular huella

incluso en los recuerdos de los participantes del Batallón de

Reserva Policial 101, cada vez másinsensibilizados y endurecidos. E

este caso no sucedió lo de «ojos

que no ven, corazón que no siente».¿Por qué existe ese contraste

entre las deportaciones desdeParczew, relativamente tranquilas y

 por lo tanto poco memorables, y elhorror de Miedzyrzec sólo una

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horror de Miedzyrzec sólo una

semana después? Por parte de losalemanes, el factor clave fue la

 proporción entre ejecutores yvíctimas. Para los más de 5.000

udíos de Parczew, los alemanestenían dos compañías de la Policía

del Orden y una unidad de Hiwis, o

lo que es lo mismo, de 300 a 350agentes. En Miedzyrzec, donde

había el doble de judíos quedeportar, los alemanes contaban

con cinco secciones de la Policíadel Orden, con la Policía de

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del Orden, con la Policía de

Seguridad local y con una unidad deiwis, es decir, con entre 350 y 400

hombres. Cuanta mayor era la proporción de personas que los

alemanes debían desalojar delgueto, mayor era su violencia y

 brutalidad al hacer el trabajo.

El impaciente intento deGlobocnik de empezar las

deportaciones hacia Treblinkadesde el norte de Lublin al mismo

tiempo que las efectuadas desde losdistritos de Varsovia y Radom

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distritos de Varsovia y Radom

demostró ser excesivo para lacapacidad del campo de exterminio.

A finales de agosto se acumularontanto los judíos que esperaban ser 

asesinados como los cadáveres delos que no se podían deshacer co

suficiente rapidez. La sobrecargada

maquinaria de matar se averió. Lasdeportaciones a lo largo y ancho de

los distritos de Varsovia, Radom yLublin cesaron temporalmente,

incluyendo un tren que ya estaba previsto que hiciera dos viajes de

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p ev sto que c e a dos v ajes de

Luków a Treblinka a partir del 28de agosto.[35]  Globocnik y s

supervisor del campo deexterminio, Christian Wirth, se

dirigieron a toda prisa haciaTreblinka para reorganizar el

campo. A Franz Stangl lo llamaron

de Sobibor, que estabarelativamente inactivo porque las

reparaciones en las líneas delferrocarril lo hacían prácticamente

inaccesible desde todas partesmenos los alrededores, y lo

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, y

nombraron comandante. Tras unasemana de reorganización, las

deportaciones de Varsovia aTreblinka se reanudaron el 3 de

septiembre, seguidas por lasdeportaciones desde el distrito de

Radom a mediados del mismo mes.

Mientras tanto, los soldados delBatallón de Reserva Policial 101

disfrutaban de un breve respiro, puesto que no se reanudaron las

matanzas en el norte de Lublin hastafinales de septiembre.

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p

Capítulo 11

Las ejecuciones de finalesde septiembre

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Poco antes de que se reanudara el programa de deportaciones en lazona de seguridad septentrional deldistrito de Lublin, el Batallón deReserva Policial 101 participó evarias ejecuciones colectivas más.

La primera de ellas ocurrió en la

localidad de Serokomla, situada aunos nueve kilómetros al noroeste

de Kock. Serokomla ya habíasufrido una masacre en mayo de

1940 a manos de los alemanes deetnia germánica organizados e

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etnia germánica organizados e

unidades de vigilancia conocidascomo las Selbstschutz 

(autodefensa). Esas unidades habíasido creadas en la Polonia ocupada

en el otoño de 1939 y la primaverade 1940 bajo la dirección del

compinche de Heinrich Himmler, el

SS-Gruppenführer   Ludolf voAlvensleben. Después de realizar 

toda una serie de matanzas,incluyendo una en Serokomla, las

Selbstschutz   fueron reorganizadasen unidades de «servicios

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especiales» contadas como lasSonderdienst   y puestas a las

órdenes de los jefes de laadministración civil del condado.[1]

Los alemanes visitaron de nuevoSerokomla en septiembre de 1942.

La sección del teniente Brand de la

 primera compañía se estableció ela cercana Kock. Brand ordenó al

sargento Hans Keller y a diezsoldados de la sección que

reunieran a los judíos de las zonasde la periferia de Serokomla y los

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trajeran a la ciudad.[2]

  Así que, a primera hora de la mañana del 22

de septiembre, la sección de Brandsalió de Kock y esperó en un cruce

al noroeste de la ciudad. Allí se lesunieron otras unidades de la

 primera compañía, al mando del

capitán Wohlauf, que llegaron deRadzyn, a unos 20 kilómetros al

noroeste, así como también la primera sección de la tercera

compañía, a las órdenes delteniente Peters, que estaba

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destinada en Czemierniki, a unos 15kilómetros al este. Al mando del

capitán Wohlauf, los policías dereserva se dirigieron a Serokomla.

Poco antes de llegar al pueblo,Wohlauf detuvo el convoy y dio las

órdenes. Se montaro

ametralladoras en dos colinassituadas justo a la salida de la

 población, en unas posicionesestratégicas desde las que se

dominaba toda la zona. A algunoshombres de la sección de Brand les

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ordenaron acordonar el barrio judíodel pueblo y al resto de la primera

compañía se le encomendó reunir ala población judía.[3]

Wohlauf todavía no había dichonada sobre disparar, aparte de que

los soldados tenían que proceder 

como era habitual, una referenciaindirecta para dar a entender que

aquéllos que intentaran esconderseo huir, así como los que no

 pudieran caminar, tenían que ser asesinados en el acto. Sin embargo,

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a la sección del teniente Peters, quehabía permanecido en reserva, la

mandaron a una zona de graveras ymontículos de material de desecho,

situada a menos de un kilómetrofuera del pueblo. Para el sargento

Keller, que observaba el despliegue

desde sus nidos de ametralladora ela cima de las dos colinas cercanas,

era evidente que iban a matar a losudíos, aunque Wohlauf sólo había

hablado de «reasentamiento».Se terminó de reunir al conjunto

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de judíos de Serokomla, unos 200 o300, sobre las once de la mañana

del que estaba resultando ser un díacálido y soleado. Entonces Wohlau

declaró «de pronto» que tenían quematar a todos los judíos.[4]

Mandaron a las graveras a unos

agentes adicionales de la primeracompañía al mando del sargento

Jurich* para que se unieran a lostiradores de la sección del teniente

Peters. Cerca del mediodía, el restode policías de la primera compañía

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empezó a conducir a los judíosfuera de la ciudad en grupos de 20

o 30.La sección del teniente Peters

había estado en el cordón deJózefów, y de esa manera se evitó

el servicio en los pelotones de

fusilamiento. Había estadoigualmente ausente en las

ejecuciones llevadas a cabo por lasegunda compañía en Lomazy. Sin

embargo, en Serokomla llegaba sturno.

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Sin la experimentada ayuda delos Hiwis  que tuvieron en Lomazy,

Wohlauf organizó las ejecucionessiguiendo el mismo método que e

Józefów. Los grupos de 20 o 30udíos, a quienes habían hecho

marchar uno tras otro fuera de la

ciudad hacia las graveras, seentregaban a un número igual de

efectivos de Peters y Jurich. De estamanera, cada uno de los policías se

veía de nuevo frente a frente con eludío al que iba a matar. A los

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udíos no les obligaron adesnudarse ni se recogieron los

objetos de valor. Tampoco se hizouna selección de gente apta para

trabajar. Todos los judíos teníanque ser ejecutados fuera cuál fuera

su edad y sexo.

Los policías de los comandosde tiradores dirigieron a los judíos

hacia la cima de los montículos dematerial de desecho que había en la

zona de las graveras. Se alineó alas víctimas frente a una caída de

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casi dos metros. Desde una cortadistancia por detrás, los policías

dispararon por orden al cuello delos judíos. Los cuerpos caían hacia

abajo. Después de cada tanda dedisparos, se llevaba a un nuevo

grupo de judíos al mismo sitio, por 

lo que tenían que mirar hacia abajoy ver el montón de cadáveres, cada

vez mayor, de sus familias y amigosantes de que también los mataran.

Los tiradores sólo cambiaron deemplazamiento después de haber 

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disparado varias veces.Mientras avanzaban las

ejecuciones, el sargento Keller bajó paseando de sus nidos de

ametralladora para hablar con elsargento Jurich. Mientrasobservaban de cerca las

ejecuciones, Jurich se quejó deWohlauf. El capitán, después de

haber ordenado esa «mierda», sehabía «escabullido» a Serokomla y

estaba sentado en la comisaría polaca.[5] Como no podía presumir 

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ante su nueva esposa, que en esaocasión no viajó con él, parece ser 

que Wohlauf no tenía ningún deseode estar presente en las

ejecuciones. Posteriormente,Wohlauf afirmó que no tenía ni el

más ligero recuerdo de la acción e

Serokomla. Quizá ya tenía el pensamiento en su inminente viaje a

Alemania para llevar a su esposa acasa.

Las ejecuciones se prolongarohasta las tres de la tarde. No se hizo

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nada para enterrar los cadáveres;los cuerpos de los judíos muertos

simplemente se dejaron tendidos elas graveras. Los policías se

detuvieron en Kock, donde tomaroun almuerzo tardío. Cuandovolvieron a sus alojamientos esa

misma noche, les dieron unasraciones especiales de alcohol.[6]

Tres días después de la masacreen Serokomla, el sargento Jobst* de

la primera compañía, vestido decivil y acompañado por un solo

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traductor polaco, salió de paraasistir a un encuentro que se había

concertado para atrapar a umiembro de la resistencia polaca

que estaba escondido entre los pueblos de Serokomla y Talcyn. La

trampa resultó y Jobst capturó a s

hombre. Sin embargo, mientrasJobst volvía a Kock pasando por 

Talcyn, le tendieron una emboscaday lo mataron. El intérprete polaco

 pudo escapar y llegó a Kock muchodespués de caer la noche con la[7]

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noticia de la muerte del sargento.[7]

Cerca de medianoche, el

sargento Jurich telefoneó al cuartelgeneral del batallón en Radzyn para

informar del asesinato de Jobst.[8]

Cuando Keller habló con Juric

después de la llamada, tuvo la

impresión de que en el cuartelgeneral del batallón no tenía

intención de castigar al pueblo. Noobstante, el comandante Trapp

volvió a llamar enseguida desdeRadzyn y dijo que Lublin había

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ordenado tomar represaliasmediante la ejecución de 200

 personas.

[9]

  Las mismas unidadesque habían entrado en Serokomla

cuatro días antes se encontraroentonces en el mismo cruce a la

salida de Kock a primera hora de la

mañana del 26 de septiembre. Eesa ocasión no tenía el mando el

capitán Wohlauf porque ya estabade camino a Alemania. En su lugar 

estaba el comandante Trapp en persona, acompañado de s

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ayudante, el teniente Hagen y delestado mayor del batallón.

A su llegada a Talcyn, a toda la primera compañía se le mostró elcuerpo del sargento Jobst, quehabían dejado tendido en la calle eun extremo de la población.[10]  Se

rodeó la ciudad, fueron a buscar alos residentes polacos a sus casas y

los llevaron a la escuela. Algunosde los hombres ya habían huido del

 pueblo,[11]

  pero a los varones quequedaban los condujeron al

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gimnasio de la escuela, dondeTrapp procedió a realizar una

selección.Con la clara voluntad de

enemistarse lo menos posible con la población local, Trapp y el tenienteHagen hicieron la selecció

consultando con el alcalde polaco.Sólo fueron contempladas dos

categorías de polacos: por un lado,los extranjeros y residentes

temporales de Talcyn, y, por elotro, aquéllos «sin recursos[12]

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suficientes para vivir».

[ ]

  Trappmandó por lo menos a un policía

 para que fuera a calmar a lasmujeres retenidas en las aulas

cercanas, que lloraban y gritaban dedesesperación.[13]  Mediante este

 proceso se seleccionaron 78

hombres polacos. Los condujerofuera de la ciudad y los mataron.

Tal como recordaba un policía,sólo mataron «a los más pobres

entre los pobres».[14]

El teniente Buchmann se llevó a

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algunos de los hombresdirectamente de vuelta a Radzyn,

 pero otros se detuvieron en Koc para comer. Estaban en medio de su

comida cuando se enteraron de quela matanza no había terminado aú por ese día. Como todavía estaba

lejos de alcanzar su cupo derepresalia de 200 personas, por lo

visto a Trapp se le había ocurridouna manera ingeniosa de cumplirlo

sin agravar más las relaciones cola población local. En lugar de

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matar a más polacos de Talcyn, sus policías ejecutarían a judíos del

gueto de Kock.

[15]

Un policía alemán, un conductor 

que iba de camino a Radzyn, afirmóque se detuvo en el gueto delextremo de la ciudad para advertir 

de la acción inminente.[16]

  Por supuesto, tales advertencias no le

servían de nada a una poblacióatrapada. Unos pelotones de

registro de la policía alemanaentraron en el gueto y procedieron a

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detener a cualquiera que pudieraencontrar, sin tener en cuenta ni su

edad ni su sexo. A los judíosancianos que no podían ir a pie

hasta el lugar de la ejecución losmataron a tiros allí mismo. Más

adelante, un policía declaró:

«Aunque se suponía que debíatomar parte en el registro, en esta

ocasión también pude quedarmedando vueltas por las calles. Yo no

aprobaba las acciones judías deningún tipo y por lo tanto noentregué a ningún judío para que lo

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entregué a ningún judío para que lomataran».[17]

Pero, como era habitual, los pocos que rehuyeron o eludieron s participación no obstaculizaron aaquéllos que estaban concentradosen su tarea. A los judíos que

atraparon en la operación lossacaron del gueto y los llevaron a

una gran casa cuya parte traseradaba a un patio rodeado por u

muro. Los hicieron entrar en el patio en grupos de 30 y losobligaron a tumbarse en el suelo

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obligaron a tumbarse en el suelounto a la pared. Cuando el teniente

Brand dio la orden, los judíosfueron tiroteados por suboficialesequipados con metralletas. Dejarolos cuerpos allí tendidos hasta eldía siguiente, en que fueron a

 buscar a unos «judíos de trabajo»del gueto para que enterraran a sus

muertos en una fosa común.[18]

  Elcomandante Trapp informó

inmediatamente a Lublin de que 3«bandidos», 78 «cómplices»

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 polacos y 180 judíos habían sidoejecutados como represalia por la

emboscada tendida a Jobst eTalcyn.[19] Según parece, el hombre

que había llorado durante losfusilamientos de Józefów y al quetodavía asustaba el asesinato

indiscriminado de polacos ya notenía ningún reparo en matar a tiros

a más judíos de los que eranecesarios para llegar a su cuota.

Si el comandante Trapp seestaba resignando a su papel en elexterminio de judíos polacos, el

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j p ,teniente Buchmann no. Después deJózefów había informado a Trappde que sin una orden directa y personal no iba a tomar parte en lasacciones judías. También había pedido un traslado. Cuando

 presentó estas peticiones,Buchmann tenía una ventaja

importante. Antes de que loenviaran al entrenamiento paraoficial y de convertirse en uteniente de reserva, Buchmanhabía sido el chófer de Trapp

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ppdurante la primera temporada que el batallón pasó en Polonia en 1939.Por lo tanto, conocía a Trapp personalmente. Tenía la sensaciónde que Trapp lo «entendía» y noestaba «indignado» por la posició

que tomaba.[20]

Trapp no obtuvo un traslado

inmediato de vuelta a Alemania para Buchmann, pero lo protegió y

tuvo en cuenta su petición de no participar en acciones judías.

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Buchmann estaba destinado eRadzyn, en el mismo edificio que el

estado mayor del batallón, por loque no era difícil idear u

 procedimiento que evitara cualquier  problema por «negarse a cumplir 

órdenes». Cuando se planeaba una

acción judía, las órdenes pasabadirectamente del cuartel general al

lugarteniente de Buchmann, elsargento Grund*. Cuando Grund le preguntaba a Buchmann si deseabaacompañar a la sección en s próxima acción, Buchmann sabía

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que se trataba de una acción judía ydeclinaba la oferta. Así, no habíaido con la primera compañía ni aMiedzyrzec ni a Serokomla. Siembargo, Talcyn no empezó comouna acción judía y Buchmann estaba

en la escuela cuando Trapp hizo laselección de los polacos, aunque no

fue una casualidad que éste lomandara directamente de vuelta aRadzyn antes de que empezara lamatanza de los judíos del gueto deKock.

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En Radzyn, Buchmann no habíahecho ningún esfuerzo de ocultar sus sentimientos. Por el contrario,«estaba indignado por cómo setrataba a los judíos y expresabaestas opiniones abiertamente

siempre que tenía laoportunidad».[21] Era evidente para

quienes lo rodeaban que Buchmanera un hombre muy «reservado» y

«refinado», un «típico civil» que notenía ningún deseo de ser u[22]

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soldado.Para Buchmann, Talcyn ya fue

el colmo. La tarde que volvió, elrecepcionista intentó darle el parte pero él «se fue inmediatamente a shabitación y se encerró dentro.Buchmann estuvo unos días si

hablarme, aunque nos conocíamos bien. Estaba muy enfadado y sequejaba con amargura, diciendoalgo así como: «No voy a hacer esta mierda nunca más. Estoy hastalas narices».[23]  Buchmann no sólose quejaba. A finales de septiembre

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también escribió directamente aHamburgo solicitando un trasladocon carácter de urgencia. No podíallevar a cabo esas tareas «ajenas ala policía» que le habían asignado asu unidad en Polonia.[24]

Aunque la conducta deBuchmann era tolerada y protegida

 por Trapp, produjo reaccionesdiversas entre sus hombres. «De

entre mis subordinados, muchosentendían mi postura, pero otros

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hacían comentarios desdeñosossobre mí y me miraban por encima

del hombro».

[25]

  No obstante,algunos miembros de la tropa

siguieron su ejemplo y le dijeron alsargento primero de la compañía,Kammer, «que ni podían ni querían

tomar parte en ese tipo de accionesnunca más». Kammer no informósobre ellos. En lugar de eso, lesgritó que eran unos «mierdas» que«no servían para nada». Pero a lamayoría los libró de participar emás acciones contra judíos.[26]  Al

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hacer eso, Kammer seguía elejemplo que Trapp había dadodesde el principio. Como no habíaescasez de hombres que quisierarealizar el trabajo asesino que se presentaba en ocasiones, era mucho

más fácil complacer a Buchmann ya los agentes que lo emularon quecrearles problemas.

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Capítulo 12

Reanudación de lasdeportaciones

A fi l d i b d 1942 l

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A finales de septiembre de 1942, elBatallón de Reserva Policial 101

había participado en la ejecucióde aproximadamente 4.600 judíos y

78 polacos, y había ayudado adeportar a unos 15.000 judíos al

campo de exterminio de Treblinka.

Esas actividades asesinas serealizaron mediante ocho acciones

separadas que se prolongarodurante tres meses. Los policías

habían trabajado conjuntamente counidades Hiwi  de Trawniki en tres

i l i d ió

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ocasiones: la primera deportaciódesde Parczew, las ejecuciones en

Lomazy y la deportación desdeMiedzyrzec. En los otros cinco

casos —Józefów, la segundadeportación desde Parczew,

Serokomla,Talcyn y Kock— los

agentes trabajaron solos.Ellos fueron capaces de guardar 

estas acciones en su memoria demanera bien diferenciada;describieron cada una de ellas coalgunos detalles y las fecharon co bastante precisión. No obstante,

i i i d b

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entre principios de octubre y primeros de noviembre, lasactividades del Batallón deReserva Policial 101 seintensificaron en gran medida. Unaacción siguió a otra en una sucesió

sin tregua y decenas de miles deudíos fueron deportados desde el

condado de Radzyn en repetidasoperaciones de desalojo de losguetos. Por tanto, es muy difícilreconstruir los acontecimientos deesas seis semanas mortíferas. Los

d d l li í h í

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recuerdos de los policías se hacía borrosos ya que una acción ibaseguida de otra. Todavíarecordaban algunos incidentesconcretos, pero ya no los podíaubicar en la secuencia cronológica

de las distintas operaciones. Mireconstrucción de esta rápida seriede sucesos, los cuales debecorresponder a los confusosrecuerdos de los policías, se basasobre todo en la investigaciórealizada inmediatamente despuésd l l hi t i d

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de la guerra por la historiadoraudeo-polaca Tatiana Brustin-

Berenstein y el Instituto HistóricoJudío de Varsovia.[1]

A primeros de septiembre semodificó la disposición de la

Policía del Orden en el distrito deLublin. Se creó una cuarta zona deseguridad que incluía los trescondados situados a lo largo dellímite este del distrito: BialaPodlaska, Hrubieszów y Chelm.Esto permitió el traslado de las

i i d d l

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secciones primera y segunda de lasegunda compañía de Gnade desdeel condado de Biala Podlaska a lasciudades de Miedzyrzec yKomarówka al norte del condadode Radzyn.[2]

Durante la segunda semana deseptiembre, la mayoría de los

udíos que quedaban en BialaPodlaska siguieron a la segundacompañía; los reunieron a todos ylos trasladaron al gueto deMiedzyrzec, que entonces estaba

i í [3] El d á i

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casi vacío.[3] El «gueto de tránsito»de Miedzyrzec también se«repobló» durante los meses deseptiembre y octubre con gente delas ciudades del condado deRadzyn o que provenía

directamente de Komarówka, asícomo de Wohyn y Czemierniki através de Parczew.[4]  De todosestos traslados, los policíasrecordaban solamente el deKomarówka, donde la segundasección de la segunda compañía

t b l d h bit l t [5]

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estaba emplazada habitualmente.[5]

Entre los judíos de Komarówkahabía una mujer de Hamburgo queanteriormente había regentado unasala de cine, el Millertor-Kino, queuno de los policías había

frecuentado.[6]

  El gueto de Lukówsirvió como un segundo «gueto de

tránsito» y recibía judíos de otras pequeñas localidades del condado

de Radzyn.[7]

  Por supuesto, este proceso de concentración era u

ominoso preludio de los renovadost t d l t h i

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ominoso preludio de los renovadostransportes de la muerte hacia

Treblinka y de la campañasistemática para hacer del norte deldistrito de Lublin un lugar udenfrei, es decir, «libre deudíos».

El centro de coordinación parala «ofensiva» del mes de octubre

contra los guetos del condado deRazdyn se hallaba en lasdependencias de la Policía deSeguridad al mando del SS-

Untersturmführer  Fritz Fischer. Enunio de 1942 los oficiales de la

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unio de 1942 los oficiales de laPolicía de Seguridad se hicierocargo de la administración de losdistritos de Radzyn, Luków yMiedzyrzec,[8]  pero el personal ela zona era muy limitado. La

dependencia de Radzyn y su puestoavanzado en Luków contaban entrelos dos quizá con un total de 40miembros de la Policía deSeguridad alemana y «ayudantes»de etnia germánica. Fischer tambiétenía a su disposición una unidadpermanente de 20 Hiwis E

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 permanente de 20 Hiwis. EMiedzyrzec, Luków y Radzyn habíaun total de 40 o 50 miembros de laGendarmerie.[9]  Obviamente, estafuerza limitada de Policía deSeguridad y Gendarmerie, incluso

con la unidad Hiwi  de Fischer,dependía totalmente de la ayudaexterior para deportar a los judíosde esos guetos. Una vez más, elBatallón de Reserva Policial 101 proporcionó él grueso del personal,sin el cual nunca se hubiera podidollevar a cabo el desalojo del gueto

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llevar a cabo el desalojo del gueto.Las deportaciones a Treblinka

se reanudaron el 1 de octubrecuando se enviaron 2.000 judíosdesde el gueto de Radzyn. El 5 deoctubre, 5.000 judíos fuero

deportados a Treblinka desdeLuków y el 8 de octubre 2.000 más.En una acción paralela se deportó amiles de judíos de Miedzyrzec losdías 6 y 9 de octubre. Es de suponer que los trenes de Luków yMiedzyrzec se unieron una vezcargados aunque ningún testigo

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cargados, aunque ningún testigodeclaró sobre ese aspecto. Entre losdías 14 y 16 de octubre, secompletó el desalojo del gueto deRadzyn al trasladar a Miedzyrzec alos 2.000 o 3.000 judíos que había.

Su estancia allí fue breve, porquefueron deportados nuevamente deMiedzyrzec el 27 de octubre y el 7de noviembre. El 6 de noviembre, alos 700 judíos que quedaban eKock se los llevaron a Luków. Aldía siguiente fueron deportados3 000 judíos de Luków a

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3.000 judíos de Luków aTreblinka.[10]  Durante lasdeportaciones se intercaló algunaejecución de vez en cuando paraliquidar a los judíos que se habíaescapado del desalojo del gueto

escondiéndose o a los que dejabaatrás de forma deliberada, ya fuera por falta de espacio en los trenes o para trabajar en las cuadrillas delimpieza. Cuando cesó esa ofensivade seis semanas, los agentes delBatallón de Reserva Policial 101habían ayudado a deportar a más de

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habían ayudado a deportar a más de27.000 judíos a Treblinka, en ochoacciones, y habían matado a quizáunos 1.000 más durante losdesalojos y las, como mínimo,cuatro ejecuciones «de limpieza».

Los recuerdos que los policíastenían de cada una de estasacciones diferían muchísimo. Laoperación inicial, la deportación de2.000 judíos de Radzyn el 1 deoctubre, fue llevada a caboconjuntamente con los hombres dela primera compañía y 20 Hiwis

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la primera compañía y 20 Hiwis

 bajo las órdenes del SS-

Untersturmführer   Fischer. Al parecer, hubo pocos muertos en elacto, aunque los Hiwis  realizarofrecuentes disparos de advertencia

 para conducir a los judíos hacia laestación de tren.[11]  Al díasiguiente, el 2 de octubre, la tercerasección de la segunda compañía delsargento Steinmetz consumó laaniquilación del gueto de Parczewmatando a tiros (fueron órdenes deGnade) a más de un centenar de

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Gnade) a más de un centenar deudíos a los que por lo visto había

traído allí demasiado tarde para ser trasladados a Miedzyrzec.[12]

A partir de entonces la primeray segunda compañías llevaron a

cabo la deportación simultánea delos dos guetos de tránsito en Lukówy Miedzyrzec, respectivamente.Desde principios de septiembre, elteniente Gnade había instalado elnuevo cuartel general de scompañía en Miedzyrzec. Paraevitar la difícil pronunciació

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p polaca, los soldados de la segundacompañía se referían a esa ciudadcon el apropiado sobrenombrealemán de Menschenschreck  «horror humano». El chófer de

Gnade, Alfred Heilmann*,recordaba haber llevado al tenienteuna tarde a una reunión de cincohoras en un edificio de la plaza principal de Miedzyrzec que servíade cuartel general de la Policía deSeguridad y de prisión. Durante lareunión, se oían unos terribles

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,gritos que provenían del sótano.Dos o tres oficiales de las SSsalieron del edificio y vaciaron loscargadores de sus metralletas através de las ventanas del sótano.

«Así ahora estaremos tranquilos»,comentó uno de ellos mientrasvolvían a entrar en el edificio.Heilmann se acercó con cautela a laventana del sótano, pero el hedor era horrible y retrocedió. El ruidoen el piso de arriba se fueincrementando hasta que a

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qmedianoche apareció Gnade bastante bebido y le dijo aHeilmann que iban a desalojar elgueto a la mañana siguiente.[13]

A los soldados de la segunda

compañía que estaban emplazadosen Miedzyrzec los despertaron aalrededor de las cinco de lamañana. A ellos se unió la segundasección de Drucker desdeKomarówka y un considerablecontingente de Hiwis. Al parecer los soldados de Drucker 

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acordonaron el gueto mientras quelos Hiwis  y el resto de la Policíadel Orden conducían a los judíos a

la plaza principal. Gnade y otrosusaron sus látigos con los judíos

allí reunidos para imponer silencio.Algunos murieron a causa de losgolpes antes incluso de queempezara la marcha hacia laestación.[14]  Heilmann observómientras sacaban fuera a los judíosque estaban encarcelados en la prisión del sótano del cuartel

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pgeneral de la Policía de Seguridady se los llevaban. Estaban cubiertosde excrementos y era evidente quehacía días que no les daban decomer. En cuanto se reunió al

número de judíos requerido, loscondujeron caminando hacia laestación de ferrocarril. A los queno podían andar los mataban allímismo y los guardias disparabasin piedad hacia la columna deudíos siempre que aflojaban la

marcha.[15]

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Un pequeño contingente de policías se encontraba ya en laestación para alejar a losespectadores polacos. Gnadesupervisaba la carga en el tren, de

los judíos que llegaban. Seempleaban los golpes y losdisparos sin limitación paraaumentar al máximo el número deudíos que se apiñaba en cada

vagón de ganado. Veintidós añosdespués, el sargento primero deGnade hizo una confesión muy poco

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común dada la marcada reticenciade los testigos a criticar a susantiguos compañeros. «Debo decir,

a mi pesar, que me dio la impresiónde que el teniente primero Gnade

disfrutaba mucho con todo elasunto».[16]

Pero ni la violencia extrema pudo solucionar el problema de laescasez de vagones y, cuando alfinal se cerraron las puertas,todavía quedaban unos 150 judíos,la mayoría mujeres y niños pero

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también algunos hombres. Gnademandó llamar a Drucker y le dijoque se llevara a esos judíos alcementerio. En la entrada delcementerio, los policías echaron a

los «ansiosos espectadores»[17]  yesperaron hasta que el sargento primero Ostmann* llegó en ucamión con suministros de vodka para los tiradores. Ostmann sedirigió a uno de sus hombres quehasta entonces había evitadodisparar, y lo reprendió. «Ahora

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 bebe, Pfeiffer*. Esta vez estásmetido en esto porque los judíostienen que ser aniquilados. Hasta elmomento te has mantenido almargen, pero ahora debes hacerlo.»

Se mandó al cementerio a u pelotón de ejecución formado por unos 20 agentes. A los judíos lostrajeron en grupos de 20, primerolos hombres y después las mujeresy los niños. Los obligaron atumbarse boca abajo cerca de la pared del cementerio y entonces les

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dieron un tiro en la nuca desde

detrás. Cada uno de los policíasdisparó siete u ocho veces.[18] En la puerta del cementerio, un judío seechó encima de Drucker con una

eringuilla pero lo sometieroenseguida. Los demás judíos sequedaron sentados en silencioesperando su destino inclusodespués de haber empezado lasejecuciones. «Estaban bastanteconsumidos y parecían mediomuertos de hambre», recordaba u

[ ]

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guardia.[19]

 No se puede determinar cuál fueel número de víctimas de esa

deportación de Miedzyrzec del 6 deoctubre, y de una posterior al cabo

de tres días. Las versiones de lostestigos difiereconsiderablemente.[20] En cualquier casó, el gueto se volvió a llenar otra vez a mediados de octubre,cuando trajeron a unos 2.000 o3.000 judíos de Radzyn.A esosudíos los reunieron a primera hora

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de la mañana del 14 de octubre ylos cargaron en una caravanacompuesta de más de 100 carros

tirados por caballos. Custodiada por la policía polaca, alemanes de

etnia germánica de lasSonderdienst   y unos cuantos policías de la primera compañía, lacaravana recorrió lentamente elcamino hacia Miedzyrzec, 20kilómetros al norte, y llegó despuésde anochecer. Entonces los carros

vacíos regresaron a Radzyn.[21]

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En acciones posterioresrealizadas el 27 de octubre y el 7de noviembre, sacaron a todos los

habitantes del gueto de Miedzyrzecexcepto a unos 1.000 «judíos de

trabajo». Puede que esas accionesfueran más pequeñas que las de principios de octubre, puesto queno se emplearon ni unidades Hiwi

ni Policía de Seguridad de Radzy para que ayudaran a los agentes.Entonces Gnade estaba totalmente

al mando. Por lo visto introdujo uá l di i d

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 paso más en el procedimiento de

deportación, el «cacheo sin ropa».Después de reunidos en el mercado,

a los deportados los llevaban a dos barracones, donde les obligaban a

desnudarse y los registraba buscando objetos de valor. Luegosólo se les permitía volver a ponerse la ropa interior a pesar delfrío clima de otoño. Apenasvestidos los hacían marchar hasta laestación de tren y los embutían e

vagones de ganado con destino abli k [22] Al é i d l

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Treblinka.[22]  Al término de laacción del 7 de noviembre y desdefinales de agosto, las unidades del

Batallón de Reserva Policial 101habían enviado al menos a 25.000

udíos desde la ciudad del «horror humano» hasta Treblinka.

Mientras Gnade deportaba a losudíos de Miedzyrzec, la primera

compañía llevaba a cabo acciones paralelas en Luków. No obstante, elcapitán Wohlauf ya no estaba al

mando. Sus relaciones con Trapp seh bí d t i d d á

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habían deteriorado cada vez más y

el comandante habló claramente desu consternación por el episodio de

Miedzyrzec, en el que Wohlauhabía llevado a su nueva esposa

 para que presenciara el desalojodel gueto.[23]  Después de lamasacre de Serokomla, Wohlauhabía acompañado a su mujer aHamburgo, donde permanecióvarios días antes de volver. Devuelta a Radzyn a mediados deoctubre, se puso enfermo dei t i i A i i i d

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ictericia. A principios de

noviembre mataron a su únicohermano, un piloto de la Luftwaffe,

y varios días después su padremurió en Dresde. Wohlauf volvió a

Dresde para el funeral, informó deque estaba enfermo y volvió denuevo a Hamburgo para recibir eltratamiento para la ictericia siingresar en el hospital. Mientras se

recuperaba se enteró de que habíaaprobado su petición para que lo

retiraran del servicio en primeralí l ú i hij

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línea por ser el único hijo

superviviente. Volvió a Radzynsólo por poco tiempo en enero de

1943, para recoger sus objetos personales.[24]

Mientras que Wohlauf se habíaescapado del Batallón de ReservaPolicial 101, sus hombres nodisfrutaron de un alivio similar.Junto a los soldados de Steinmetzde Lomazy y Parczew (tercerasección, segunda compañía) y a unaunidad de Hiwis, llevaron a cabod d t i d d L kó d

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dos deportaciones desde Luków de5.000 y 2.000 personas el 5 y el 8de octubre. Los recuerdos de estas

acciones diferían de maneradrástica. Algunos afirmaban que

sólo se habían realizado disparosesporádicos y que prácticamente nose habían producido muertes.[25]

Otros recuerdan muchosdisparos.[26]  De hecho, hubo u policía al que le faltó muy poco para que le diera una bala perdida.[27]  Al jefe del consejo

dí l t l t d

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udío lo mataron en el punto dereunión (el Schweinemarkt   o«mercado de cerdos») junto cootros destacados judíos durante la primera deportación. Muchos de los

que se escondieron con éxitoentonces fueron descubiertos yenviados tres días después.[28]  Laconclusión de un policía de que laacción de Luków fue«decididamente más ordenada yhumana» que la de agosto de

Miedzyrzec nos dice poca cosa,dada la inigualable brutalidad de

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dada la inigualable brutalidad de

esta última.[29]

Tras las primeras

deportaciones, la sección deSteinmetz volvió a Parczew y el

cuartel general del batallón setrasladó de Radzyn a Luków. El 6de noviembre, el teniente Brand y el

sargento Jurich supervisaron eltraslado a Luków de los últimos

700 judíos que había en Kock.Cuando Jurich descubrió que

faltaban muchos, le pegó un tiro ela cabeza al jefe del consejo judío

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la cabeza al jefe del consejo judío

allí mismo. Igual que en el trasladode Radzyn a Miedzyrzec, se

utilizaron carros tirados por caballos y llegaron a Luków a

última hora de la noche.[30]

La deportación final de los3.000 o 4.000 judíos de Lukówempezó a la mañana siguiente (7 denoviembre), una operación que se prolongó durante varios días.[31]

Los judíos, ya sin ninguna dudarespecto a su destino, cantabaVi j T bli k mientras se

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Viajamos a Treblinka   mientras selos llevaban marchando. Comorepresalia por el hecho de que la policía del gueto no diera parte delos judíos escondidos, la Policía

del Orden llevó a cabo unaejecución de 40 o 50 de ellos.[32]

Al parecer, durante esta últimadeportación muchos judíos habíaestado ocultándose tenazmente.

Cuando partieron los trenes, laPolicía de Seguridad hizo uso de

una estratagema para hacer salir desu escondite a los judíos

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su escondite a los judíos

supervivientes. Se anunció por todoel gueto que se expedirían nuevos

carnets de identidad. A cualquieraque fuera a solicitar su carnet le

 perdonarían la vida; a cualquiera

que encontraran sin él lo mataríade inmediato. Con la esperanza de

conseguir al menos un respiro entrelas deportaciones, los desesperados

udíos salieron de sus escondites yse presentaron. Una vez se hubiero

concentrado por lo menos 200udíos los hicieron marchar fuera

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udíos, los hicieron marchar fuera

de Luków y fueron ejecutados el 11de noviembre. El 14 de noviembre

reunieron y mataron a otrogrupo.[33]

A los miembros del Batallón deReserva Policial 101 les tocó participar al menos en una de estasúltimas ejecuciones, si no eambas. Como por lo visto Trapp yla mayor parte de la primeracompañía estaban en alguna otra parte, Buchmann se encontrabatemporalmente sin su protector Él y

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temporalmente sin su protector. Él y

 prácticamente todos los hombresdisponibles del estado mayor del

 batallón (administrativos, soldadosde comunicaciones y conductores,

que hasta el momento había

evitado una participación directa elos fusilamientos colectivos) se

encontraron de pronto con que laPolicía de Seguridad local los

forzaba a realizar el servicio. Adiferencia de los borrosos

recuerdos de aquéllos que en otoñoeran hastiados veteranos de muchas

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eran hastiados veteranos de muchas

acciones judías, la matanza deudíos en Luków permaneció muy

viva en la memoria de esos principiantes.[34]  Un policía

recordaba que la noche anterior ya

había corrido la voz de que iba allevarse a cabo una ejecución:

Esa noche teníamos comoinvitados a una unidad deentretenimiento de la policía deBerlín, la llamada asistenciapara el frente Esa unidad de

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 para el frente. Esa unidad deentretenimiento la formabamúsicos y artistas. Ellostambién oyeron lo de lainminente ejecución de judíos.

Pidieron e incluso suplicaro

enérgicamente que les permitieran participar en dicha

ejecución. El batallón accedió asu petición.[35]

A la mañana siguiente,Buchmann regresó de una reunión ycondujo a sus hombres al edificio

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condujo a sus hombres al edificiode la Policía de Seguridad, queestaba cerca de la entrada al gueto.Los policías tomaron posiciones deguardia a lo largo de los dos lados

de la calle. Abrieron la puerta de

hierro del gueto e hicieron salir avarios centenares de judíos. Los

hicieron caminar fuera de laciudad.[36]

Se necesitaban más guardias para otra columna más de judíos.

Inmediatamente, los miembros delEstado Mayor del batalló

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y

recibieron la orden de presentarseen el cuartel general de la Policía

de Seguridad. Pocos días anteshabían observado desde las

ventanas de la escuela, que se había

convertido en su alojamiento, cómolos judíos de Luków iban de camino

a la estación. Ahora les tocaba aellos participar. A la Policía de

Seguridad se le asignó ucontingente de 50 o 100 judíos y

siguieron la misma ruta para salir de la ciudad.[37]

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Mientras tanto, la primeracolumna dejó el camino y siguió

 por un sendero hacia un pradoabierto de suelo arenoso. Un oficial

de las SS anunció una parada y le

dijo al lugarteniente de Buchmann,Hans Prutzmann*, que empezara a

disparar a los judíos. Prutzmanformó un pelotón de ejecución de

entre 15 y 20 hombres, principalmente voluntarios de la

unidad de entretenimiento a los quehabían proporcionado pistolas del

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p p p

 batallón. Los judíos tuvieron quedesnudarse, los hombres del todo y

las mujeres hasta quedarse en ropainterior. Pusieron los zapatos y la

ropa en un montón y fuero

conducidos en grupos hacia el lugar de la ejecución, a unos 50 metros

de distancia. Una vez allí tuvieroque tumbarse boca abajo y, tal

como era habitual, los policías lesdispararon desde detrás utilizando

las bayonetas caladas como guía para apuntar. Buchmann se quedó

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p p q

allí cerca con varios oficiales delas SS.[38]

Cuando los miembros delestado mayor del batallón llegaro

al prado arenoso, la ejecución ya

había empezado. Buchmann se lesacercó y les dijo que tenían que

formar un pelotón de fusilamiento para matar a los judíos que había

traído con ellos. Un oficinista delestado mayor que estaba a cargo de

los uniformes pidió que loexcluyeran. «Como había niños

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entre los judíos que habíamostraído y por aquel entonces yo

mismo era un padre de familia cotres hijos, le dije al teniente algo

 parecido a que no era capaz de

disparar y le pregunté si no podíaasignarme otra cosa.» Acto seguido

otros más hicieron la misma petición.[39]

De este modo, Buchmann seencontró en la misma posición que

Trapp y básicamente reaccionó dela misma forma. A pesar de las

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órdenes directas de oficialessuperiores de las SS de la Policía

de Seguridad de llevar a cabo unaejecución colectiva de los judíos

con la Policía del Orden a s

mando, Buchmann accedió a la petición. Al encontrarse frente a

subordinados que solicitabaexplícitamente una misión diferente,

igual que él había hecho eJózefów, Buchmann dio su

consentimiento y eximió a cuatrosoldados. Mientras los disparos

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continuaban, Buchmann se retiró.En compañía del miembro más

antiguo de todo el contingente delestado mayor, un hombre al que

conocía bien y al que había

excluido del pelotón defusilamiento cuando se lo pidió, se

alejó andando a una distanciaconsiderable del lugar de la

ejecución.Al cabo de un tiempo, a los

agentes de comunicaciones y a losconductores del estado mayor del

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 batallón se les ordenó tomar parteen otra ejecución de judíos reunidos

en Lúkow por la Policía deSeguridad. En esa ocasió

Buchmann no estuvo presente.[40]

Sus numerosas peticiones para quelo destinaran a Hamburgofinalmente habían sido aceptadas.Después de su regreso, primeroocupó el puesto de oficial dedefensa aérea. Entre los meses de

enero y agosto de 1943 sirvió comoayudante del director de la policía

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de Hamburgo. Luego se le permitióvolver a su empresa maderera y los

negocios le llevaron a Francia,Austria y Checoslovaquia durante

los últimos años de la guerra. Justo

antes de su relevo de la Policía delOrden, lo habían ascendido al rango

de teniente primero de reserva.[41]

Estaba claro que Trapp no sólo lo

había protegido de las accionesudías en Polonia (a excepción de

la ejecución de Luków), sino queademás se había asegurado de que

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en su expediente personal figurarauna evaluación muy positiva que e

forma alguna dañara su carrera.

Capítulo 13La extraña salud del capitán

Hoffmann

Hasta el otoño de 1942, la terceracompañía del Batallón de Reserva

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Policial al mando del capitán y SS-auptsturmführer   Wolfgang

Hoffmann, había tenido muchasuerte, pues se había librado e

gran parte de las matanzas que se

estaban convirtiendo en la principalactividad de las demás unidades del batallón. En Józefów, dos seccionesde la tercera compañía habían sidoasignadas en un principio al cordóexterior y a ninguno de susmiembros lo habían mandado al bosque con los pelotones deejecución. Cuando al batallón lo

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trasladaron a la zona de seguridaddel norte del distrito de Lublin, las

secciones segunda y tercera de latercera compañía fueron instaladas

en el condado de Pulawy. La

sección tercera se ubicó en la propia ciudad de Pulawy, a las

órdenes directas de Hoffmann, y lasegunda sección del teniente

Hoppner lo hizo cerca, primero eKurów y después en Wandolin. En

el condado de Pulawy, la mayor  parte de la población judía ya había

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sido deportada a Sobibor en mayode 1942 (fueron los primeros judíos

que mataron en ese campo), y a losque quedaban en la región los

habían concentrado en un «gueto de

recogida» en la pequeña ciudad deKonskowola, a unos seis kilómetros

al este de Pulawy. Por consiguiente,sólo la primera sección del teniente

Peters, que estaba acantonada en elvecino condado de Radzyn, había

 participado en las deportacionesdel mes de agosto y las ejecuciones

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de finales de septiembre. Al principio, ni la resistencia polaca

había perturbado la estancia de latercera compañía en Pulawy. Más

adelante, Hoffmann informó de que

habían encontrado el condado«relativamente tranquilo» y que

hasta el mes de octubre no habíatenido lugar ningún encuentro co

«bandidos armados».[1]

Sin embargo, a principios de

octubre, a la tercera compañía se leacabó la suerte. Se programó que el

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«gueto de recogida» deKonskowola, en el que había de

1.500 a 2.000 judíos,[2]  fueradesalojado, al igual que los guetos

en la vecina Radzyn. El norte de

Lublin tenía que ser judenfrei. Sereunió a un considerable número de

tropas para la tarea: las tressecciones de la tercera compañía,

incluyendo la de Peters eCzemierniki; el puesto de la

Gendarmerie  local, unos 12hombres bajo las órdenes del

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teniente primero Jammer* (cuya principal tarea era supervisar el

trabajo de la policía polaca de lazona); una compañía motorizada

itinerante de la Gendarmerie  al

mando del teniente primeroMessmann*; cerca de 100 Hiwis  y

tres soldados de las SS de Lublin.[3]

La tercera compañía se reunió e

Pulawy, donde Hoffmann leyó lasinstrucciones escritas en un pedazo

de papel. Tenían que peinar elgueto y reunir a los judíos en el

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mercado; a aquéllos que no pudieran moverse (los ancianos,

débiles y enfermos, así como losniños) tenían que matarlos allí

mismo. Añadió que desde hacía

 bastante tiempo ése había sido el procedimiento habitual.[4]

Los policías se dirigieron aKonskowola. Hoffmann, el oficial

más antiguo de los que allí seencontraban, consultó con Jammer y

Messmann y distribuyó a loshombres. A diferencia de lo que se

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solía hacer normalmente, a losiwis los mandaron al cordón junto

con algunos hombres más de la policía. Los comandos de registro

que al principio entraron en el gueto

estaban formados por agentes de latercera compañía y de laGendarmerie  motorizada deMessmann. A cada uno de los

comandos se le asignó una manzanade casas determinada.[5]

El gueto había sufrido unaepidemia de disentería y muchos de

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los judíos no podían ir andando almercado o tan siquiera levantarse

de la cama. Por lo tanto, se oyerodisparos por todas partes mientras

los comandos realizaban los

 primeros rastreos por el gueto. U policía recordaba: «Yo mismo

disparé a seis ancianos en lasviviendas; eran personas que

estaban postradas en la cama y queme pidieron explícitamente que lo

hiciera».[6]

Cuando terminó el primer 

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rastreo y la mayoría de los judíossupervivientes estaba congregada

en el mercado, llamaron a lasunidades que formaban el cordó

 para que realizaran un registro del

gueto. Ellos ya habían oído loscontinuos disparos. Mientras

efectuaban el registro seencontraron cadáveres esparcidos

 por todas partes.[7]

Muchos de los soldados se

acordaban en particular del edificioque había servido de hospital del

lid d á

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gueto y que en realidad no era másque una gran estancia con trasto

cuatro niveles de literas de la queemanaba un hedor espantoso. Se

asignó a un grupo de cinco o seis

 policías para que entrara en lahabitación y liquidara a los 40 o 50

 pacientes que había, la mayoría delos cuales estaban aquejados de

disentería. «En cualquier caso, casitodos estaban sumamente

consumidos y desnutridos por completo. Se podría decir que no

á i l h [8] L

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eran más que piel y huesos».[8] Los policías abrieron fuego a lo loco e

cuanto entraron en la habitación, siduda esperando escapar de ese olor 

lo más pronto posible. Bajo la

lluvia de balas los cuerpos secayeron de las literas superiores.

«Esta forma de proceder medisgustó tanto y estaba ta

avergonzado que inmediatamenteme di la vuelta y salí de la

estancia», informó un policía.[9]

Otro recordaba: «Al ver a los

f f ibl

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enfermos no me fue posibledisparar a ninguno de los judíos y

desvié todos mis disparosintencionadamente». Su sargento,

que se había unido a la ejecución,

se dio cuenta de su falta de puntería, ya que «cuando terminó la

operación me llevó a un lado y meinsultó llamándome “traidor” y

“cobarde” y me amenazó con dar  parte del incidente al capitá

Hoffmann. Sin embargo, no lohizo».[10]

E l d l

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En el mercado separaron a losudíos, los hombres a un lado y las

mujeres y los niños al otro. Se hizouna selección de hombres entre

dieciocho y cuarenta y cinco años,

en particular trabajadoresespecializados. Es posible que se

seleccionara también a algunamujer para trabajar. A esos judíos

los hicieron salir del gueto ydirigirse a pie hacia la estación de

tren a la salida de Pulawy, para sutraslado a los campos de trabajo de

L bli E t b t débil

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Lublin. Estaban tan débiles quemuchos no pudieron hacer la

marcha de cinco kilómetros hasta laestación. Los testigos calcularo

que se seleccionaron de 500 a

1.000 judíos para trabajar, pero aunos 100 los mataron por el camino

después de que se derrumbaran deagotamiento.[11]

Mientras que a los judíosconsiderados aptos para trabajar 

los conducían fuera de la ciudad, alos restantes (de 800 a 1.000

j iñ í

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mujeres y niños así como un granúmero de ancianos varones) los

llevaron simultáneamente a un lugar de ejecución en el bosque, más allá

del límite de la ciudad. La primera

sección de Peters y algunosguardias de la Gendarmerie  de

Messmann proporcionaron los pelotones de fusilamiento. Primero

llevaron al bosque a los hombres,los obligaron a tenderse boca abajo

y les dispararon. Les siguieron lasmujeres y los niños.[12] Uno de los

policías estuvo hablando con el jefe

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 policías estuvo hablando con el jefedel consejo judío, un alemán de

Múnich, hasta que al final tambiése lo llevaron.[13]  Cuando los

 policías que habían escoltado hasta

la estación de tren a los «judíos detrabajo» volvieron al mercado de

Konskowola, lo encontraron vacío, pero oyeron los disparos que

 provenían del bosque. Se lesordenó realizar otra batida más por 

el gueto, tras la cual pudieroromper filas y relajarse. Por 

entonces ya era última hora de la

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entonces ya era última hora de latarde y algunos de los soldados

encontraron una granja agradable yugaron a cartas.[14]

Veinticinco años después,

Wolfgang Hoffmann afirmó norecordar absolutamente nada de la

acción en Konskowola, durante lacual de 1.100 a 1.600 judíos había

sido asesinados en un solo día por los policías que estaban a s

mando. Puede que su amnesia nosólo se fundamentara en la

conveniencia judicial sino tambié

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conveniencia judicial, sino tambiéen los problemas de salud que

 presentaba durante su misión ePulawy. Por aquel entonces,

Hoffmann achacaba su enfermedad

a una vacuna para la disentería quese había puesto a finales de agosto.

En la década de 1960 creyó másconveniente atribuir su dolencia a

la tensión psicológica de lamasacre de Józefów.[15]  Fuera cual

fuera la causa, Hoffmann empezó a padecer de diarrea y fuertes

retortijones de estómago e

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retortijones de estómago eseptiembre y octubre de 1942.

Según su propia versión, su estado,diagnosticado como colitis

vegetativa, se veía enormemente

agravado por el movimiento agitadode una bicicleta o un coche y, por 

consiguiente, en esa época dirigió personalmente pocas acciones de s

compañía. No obstante, debido al«entusiasmo militar» y a la

esperanza de una mejora, no quisodar parte de su enfermedad hasta

finales de octubre Hasta el 2 de

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finales de octubre. Hasta el 2 denoviembre no ingresó en el hospital

 por orden del médico.De un modo unánime, los

hombres de Hoffmann ofreciero

una perspectiva diferente. Segúobservaron, sus «supuestos»

accesos de dolor de estómago quelo dejaban postrado a salvo en la

cama coincidían todos de formademasiado sistemática con acciones

de la compañía que podían ser desagradables o peligrosas. Se

convirtió en algo habitual entre los

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convirtió en algo habitual entre losagentes predecir, cuando la noche

anterior se enteraban de una accióinminente, si a la mañana siguiente

el jefe de la compañía tendría o no

que guardar cama.Los soldados estaban aún más

resentidos por el comportamientode Hoffmann a causa de dos

agravantes. En primer lugar, élsiempre había sido estricto y poco

accesible, un típico «oficialinferior» a quien le gustaban el

cuello blanco y los guantes llevaba

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cuello blanco y los guantes, llevabasu insignia de las SS en el uniforme

y exigía ser tratado con sumadeferencia. Su manifiesta timidez

frente a la acción parecía entonces

el colmo de la hipocresía, y se burlaban de él llamándolo Pimpf ,

un término utilizado para designar aun miembro del grupo de diez a

catorce años de las JuventudesHitlerianas, es decir, «un niño

explorador de Hitler».En segundo lugar, Hoffmann

intentaba compensar su inmovilidad

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intentaba compensar su inmovilidadintensificando la supervisión de sus

subordinados. Se empeñaba en dar órdenes para todo desde la cama,

haciendo no sólo de comandante de

compañía, sino también decomandante de sección. Antes de

toda acción o patrulla, lossuboficiales se presentaban en el

dormitorio de Hoffmann pararecibir instrucciones detalladas y

luego volvían a informarle personalmente otra vez. La tercera

sección emplazada en Pulawy no

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sección, emplazada en Pulawy, notenía teniente y era dirigida por el

sargento de más antigüedad,Justmann*. A él en concreto no se le

 permitía dar ninguna orden a los

hombres sin el consentimiento deHoffmann. Justmann y los demás

sargentos tenían la sensación de quehabían sido degradados al rango de

cabo.[16]

Hoffmann estuvo hospitalizado

en Pulawy del 2 al 25 denoviembre. Luego volvió a

Alemania con un permiso de

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Alemania con un permiso deconvalecencia hasta después de

Año Nuevo. Volvió a dirigir otravez su compañía por un breve

 período de tiempo, un mes, antes de

volver a Alemania para reanudar eltratamiento. Durante ese segundo

 permiso en Alemania, Hoffmann seenteró de que Trapp lo había

relevado del mando de scompañía.

Las relaciones de Hoffmann coTrapp ya se habían agriado en

enero, cuando el comandante del

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enero, cuando el comandante del batallón ordenó a todos sus

oficiales, suboficiales y agentes quefirmaran una declaración especial

 prometiendo no robar, saquear ni

llevarse mercancías sin pagar por ellas. Hoffmann le escribió a Trapp

una réplica virulenta en la que senegaba explícitamente a obedecer 

esa orden porque violaba profundamente su «sentido del

honor».[17]  Trapp también habíaoído informes poco halagüeños

sobre la inactividad de Hoffman

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sob e a ac v dad de o aen Pulawy de boca de su sustituto

temporal, el teniente primeroMessmann, comandante de la

compañía motorizada de la

Gendarmerie  que había tomado parte en la masacre de

Konskowola. Trapp lo consultó conel sargento primero de la tercera

compañía, quien confirmó las pautas de la enfermedad de

Hoffmann. El 23 de febrero de 1943Trapp presentó una petición para

que destituyeran a Hoffmann como

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q ycomandante de compañía porque

siempre informaba de que estabaenfermo antes de acciones

importantes y ese «insuficiente

sentido del servicio» no era bueno para la moral de sus soldados.[18]

El orgulloso y susceptibleHoffmann reaccionó amarga y

enérgicamente a su destitución,afirmando una y otra vez que

«habían herido profundamente shonor como oficial y soldado».

Acusó a Trapp de actuar por [19]

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pp presentimiento personal.[19]  Trapp

respondió con todo detalle y seaceptó su demanda. El comandante

de la Policía del Orden del distrito

de Lublin concluyó que elcomportamiento de Hoffmann no

había sido «en absolutosatisfactorio», que si de verdad

estaba enfermo había sido uirresponsable al no dar parte tal

como ordenaba el reglamento y quese le daría una oportunidad para

que probara su valía con otra[20]

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q punidad.[20]

De hecho, Hoffmann fuetrasladado a un batallón policial

que en otoño de 1943 realizó

acciones en primera línea en Rusia,donde ganó la Cruz de Hierro de

Segunda Clase. Más adelante se leconfió el mando de un batallón de

tropas auxiliares de rusos blancoscerca de Minsk y después el de u

 batallón de «voluntarios»caucasianos.

Acabó la guerra como primer fi i l d l d d l

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g poficial del estado mayor de la

comandancia general de la policíaen Poznan.[21] Resumiendo, a juzgar 

 por su carrera posterior, sería

difícil llegar a la conclusión de queel comportamiento de Hoffman

durante el otoño de 1942 fuera ucaso de cobardía tal como

sospechaban sus soldados y Trapp.Enfermo sí estaba. No se puede

asegurar si al principio senfermedad fue a causa de las

actividades asesinas del Batallód R P li i l 101

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de Reserva Policial 101, pero sus

síntomas eran los de un «coloirritable» o una «colitis de

adaptación» psicológicamente

inducidos. Sin duda las tareas deHoffmann agravaban su estado.

Además, está claro que más queutilizar su enfermedad para evitar 

una misión relacionada con elasesinato de los judíos de Polonia,

Hoffmann intentó por todos losmedios ocultarla a sus superiores y

evitar que lo hospitalizaran. Si eli t l ti H ff l

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asesinato colectivo a Hoffmann le

daba dolor de estómago, el hechoera que eso le avergonzaba e

intentaba dominarlo lo mejor que

 podía.

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Capítulo 14

La «cacería de judíos»

Hacia mediados de noviembre de

1942, después de las masacres eJózefów, Lomazy, Serokomla,

Konskowola y otros lugares, y deldesalojo de los guetos de

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j gMiedzyrzec, Luków, Parczew,Radzyn y Kock, los hombres delBatallón de Reserva Policial 101

habían participado en la ejecució

directa de al menos 6.500 judíos polacos y en la deportación de al

menos 42.000 más hacia lascámaras de gas de Treblinka. Pero

su papel en la campaña deasesinatos en masa todavía no había

terminado. Una vez que hubovaciado de judíos las ciudades y

los guetos del norte del distrito deLublin al Batallón de Reserva

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Lublin, al Batallón de Reserva

Policial se le asignó la misión delocalizar y eliminar de forma

sistemática a todos aquéllos que

hubieran escapado a los registros previos y que entonces estaba

escondidos. En resumen, fueron losencargados de hacer que su regió

quedara completamente judenfrei.Un año antes, el 15 de octubre

de 1941, el jefe del GobiernoGeneral, Hans Frank, había

decretado que cualquier judío alque encontraran fuera de los límites

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que encontraran fuera de los límites

del gueto sería llevado ante utribunal especial y sentenciado a

muerte. Este decreto se hizo, al

menos en parte, como respuesta alas súplicas por parte de los

funcionarios de la salud públicaalemanes en Polonia, que se diero

cuenta de que sólo el másdraconiano de los castigos podía

impedir que los hambrientos judíossalieran de los guetos para entrar 

comida a escondidas y propagar asíla epidemia de tifus que estaba

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la epidemia de tifus que estaba

haciendo estragos en ellos. Por ejemplo, el jefe de salud pública

del distrito de Varsovia, el doctor 

Lambrecht, abogó por una ley queamenazara a los judíos que se

encontraran fuera del gueto con el«miedo a morir ahorcados», que era

«mayor que el miedo a morir dehambre».[1] Sin embargo, pronto se

 presentaron quejas en cuanto a la puesta en práctica del decreto de

Frank. El personal disponible paraescoltar a los judíos capturados era

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escoltar a los judíos capturados era

demasiado limitado, las distanciasque se debían cubrir demasiado

grandes, los procedimientos

udiciales de los tribunalesespeciales eran demasiado

engorrosos y llevaban muchotiempo. El remedio fue sencillo: se

 prescindiría de todos los procedimientos judiciales y a los

udíos que encontraran fuera de losguetos los matarían en el acto. E

una reunión entre los gobernadoresde distrito y Frank el 16 de

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de distrito y Frank, el 16 de

diciembre de 1941, el lugartenientedel gobernador del distrito de

Varsovia comentó «la gratitud con

la que se había recibido la orden dedisparar del comandante de la

Policía del Orden, mediante la cual podían matar a tiros a cualquier 

udío que se encontraran por elcampo».[2]

Resumiendo, antes incluso deser deportados sistemáticamente

hacia los campos de exterminio, losudíos de Polonia estaban expuestos

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udíos de Polonia estaban expuestos

a la ejecución inmediata fuera delos guetos. No obstante, esa «orde

de disparar» se aplicó sin excesivo

rigor en el distrito de Lublin porqueallí, a diferencia del resto del

Gobierno General, la reclusión elos guetos era sólo parcial. A los

udíos que vivían en las pequeñasciudades y pueblos del norte de

Lublin no los concentraron en losguetos de tránsito de Miedzyrzec y

Luków hasta septiembre y octubrede 1942 Los predecesores de la

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de 1942. Los predecesores de la

unidad de Trapp en el distrito nortede Lublin, el Batallón Policial 306,

sí que abatieron a tiros en alguna

ocasión a los judíos queencontraron fuera de la ciudad.[3]

Pero la localización sistemática deudíos no empezó hasta que se

completó la concentración en losguetos. Sólo se intensificó

realmente cuando se terminó colos guetos.

A finales de agosto, Parczew seconvirtió en el primer gueto que se

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convirtió en el primer gueto que se

desalojó del todo en la zona deseguridad del batallón. Según el

sargento Steinmetz, cuya tercera

sección de la segunda compañíaestaba allí emplazada, se seguía

encontrando judíos en la zona. Losencarcelaban en la prisión local.

Gnade ordenó a Steinmetz quematara a los judíos prisioneros.

«Esta orden del teniente Gnade sehacía también extensiva de manera

explícita a todos los casos futuros[…] A mí me asignaron la tarea de

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[…] A mí me asignaron la tarea de

mantener mi territorio libre deudíos».[4]El teniente Drucker 

también recordaba haber recibido

órdenes del cuartel general del batallón a finales de agosto por las

que «los judíos que deambularalibremente por el campo debían ser 

ejecutados en el acto en cuantofueran encontrados». Pero la orde

no se puso del todo en prácticahasta que tuvieron lugar las últimas

deportaciones de judíos de los pequeños pueblos hacia los guetos

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peque os pueb os ac a os guetos

de tránsito. En octubre la orden fueen serio.[5]  Había carteles que

anunciaban que todos los judíos que

no se dirigieran a los guetos seríaejecutados.[6]  La «orden de

disparar» pasó a ser una instruccióhabitual para los soldados de la

compañía, y se les dio repetidasveces, sobre todo antes de que los

mandaran a patrullar.[7]  A nadiedebía quedarle la menor duda de

que en la zona de seguridad delbatallón no debía quedar ni un solo

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 batallón no debía quedar ni un solo

udío con vida. En la jerga oficial,el batallón realizaba «patrullas por 

el bosque» buscando

«sospechosos».[8]  Sin embargo,como los judíos debían ser 

localizados y abatidos a tiros comoanimales, a esta fase de la Solució

Final los soldados del Batallón deReserva Policial 101 la apodaro

l a Judenjagd   o «cacería deudíos».[9]

La «cacería de judíos» tuvomuchas formas. Fueron de lo más

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muchas formas. Fueron de lo más

espectacular dos rastreos querealizó el batallón por el bosque de

Parczew en el otoño de 1942 y la

 primavera de 1943, este últimounto con unidades del ejército. No

eran sólo los judíos el objetivo deestas batidas, sino también los

 partisanos y los prisioneros deguerra rusos fugitivos, aunque

 parece ser que los judíos fueron las principales víctimas del primero e

octubre de 1942. Georg Leffler*, dela tercera compañía, recordaba:

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p ,

 Nos dijeron que había muchos

 judíos escondidos en el bosque.

Por lo tanto, registramos laespesura en una línea de

escaramuza pero no pudimosencontrar nada porque

obviamente los judíos estaba bien escondidos. Peinamos el

 bosque una segunda vez. Sóloentonces descubrimos unos

tubos que hacían de chimeneas yque salían del suelo.

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q

Descubrimos que los judíos sehabían escondido en búnkeres

que habían hecho bajo tierra.

Los sacamos fuera y sólo en unode los búnkeres encontramos

resistencia. Algunos de loscompañeros se metieron dentro

y los hicieron salir. Los judíosfueron ejecutados allí mismo

[…] tenían que tumbarse en elsuelo boca abajo y los mataro

de un disparo en la nuca. No meacuerdo quién estaba en el

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 pelotón de ejecución. Creo quesimplemente fue un caso en el

que se ordenó disparar a los

agentes que estaban cerca. Seejecutó a unos 50 judíos,

incluyendo hombres y mujeresde todas las edades porque

había familias enteras allíescondidas […] la ejecució

tuvo lugar de forma bastante pública. No se formó ningú

cordón puesto que había todauna serie de polacos que

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estaban justo en el lugar de laejecución. Se les ordenó que

enterraran a los judíos en u

 búnker que había a medioconstruir; probablemente fue

Hoffmann quien dio la orden.[10]

Otras unidades del batallótambién recordaban haber 

descubierto búnkeres y haber matado a los judíos en grupos de 20

a 50.[11]  Un policía calculó que eltotal de víctimas del rastreo de

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octubre fue de 500.[12]

En primavera, la situación había

cambiado un poco. Los judíos que

todavía estaban con vida en smayor parte habían podido unirse a

 bandas de partisanos y prisionerosde guerra que habían escapado. El

rastreo de primavera reveló laexistencia de un «campamento

forestal» de rusos y judíos fugitivosque presentaron resistencia armada.

Unos 100 o 120 judíos fueroasesinados. En el batallón hubo al

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menos una víctima mortal, ya que alayudante de Trapp, el teniente

Hagen, lo mataron sus propios

hombres de manera accidental.[13]

Hubo cierta cantidad de judíos

que fue enviada a trabajar a unaserie de grandes fincas agrícolas

que las fuerzas de ocupacióalemanas habían confiscado y que

entonces administraban. En GuJablon, cerca de Parczew, una

unidad de la sección de Steinmetzhizo subir a un camión a los 30

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trabajadores judíos, los condujeroal bosque y los mataron con el

entonces ya rutinario tiro en la nuca.

El administrador alemán, al que nohabían informado de la inminente

ejecución de sus trabajadores, sequejó en vano.[14] El administrador 

alemán de Gut Pannwitz, cerca dePulawy, se encontró con el

 problema opuesto de tener demasiados trabajadores judíos. S

finca se convirtió en un refugio paraudíos que habían huido de los

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guetos hacia el bosque cercano yque entonces trataron de encontrar 

refugio y comida entre sus «judíos

de trabajo». Cada vez que la población de «judíos de trabajo»

aumentaba de manera evidente, laadministración de la finca

telefoneaba al capitán Hoffmann,que les mandaba un comando de la

 policía alemana para liquidar a losudíos que sobraban.[15]  Tras la

hospitalización de Hoffmann, ssucesor, el teniente Messmann,

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formó un escuadrón itinerante queeliminaba de forma sistemática a

los grupos de «judíos de trabajo»

en un radio de unos 50 o 60kilómetros de Pulawy. El conductor 

de Messmann, Alfred Sperlich*,recordaba el procedimiento:

En los casos en los que se podía

acceder rápidamente al patio dela granja y a los alojamientos de

los judíos, yo entraba en el patio a gran velocidad y los

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 policías saltaban fuera delvehículo e inmediatamente

corrían hacia los alojamientos.

Entonces, a todos los judíos presentes en esos momentos los

hacían salir y les disparaban eel patio junto a un almiar, un

foso para las patatas o umontón de estiércol. Las

víctimas casi siempre estabadesnudas y les daban un tiro e

la nuca mientras estabatendidas en el suelo.

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Sin embargo, si el camino que

conducía a la granja era demasiado

visible, la policía se acercaba a piesigilosamente para evitar que sus

víctimas escaparan. De formarutinaria, en los lugares de trabajo

cercanos al bosque encontrabamuchos más judíos de los

esperados.[16]Algunos judíos había

sobrevivido escondiéndose en laciudad más que en el bosque, pero a

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ellos también los localizaron.[17] Elcaso más memorable fue en Kock,

donde un traductor polaco que

trabajaba para los alemanesinformó de un escondite en u

sótano. Se capturaron cuatro judíos.Cuando fueron «interrogados»,

revelaron la existencia de otroescondite en el sótano de una gra

casa que había en el extremo de laciudad. Sólo un policía alemán y el

traductor polaco se dirigieron haciaese segundo escondite creyendo que

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no habría dificultades. Pero era unode esos raros casos en que los

udíos tenían armas y dispararon al

 policía que se acercaba. Sesolicitaron refuerzos y se produjo

un tiroteo. Al final, cuatro o cincoudíos murieron al intentar huir y

otros ocho o diez fueroencontrados muertos o gravemente

heridos en el sótano. Sólocapturaron ilesos a cuatro o cinco

de ellos; fueron igualmente«interrogados» y ejecutados esa

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misma tarde.[18] Entonces la policíaalemana fue en busca del

 propietario de la casa, una mujer 

 polaca que había conseguidoescapar a tiempo. Le siguieron la

 pista hasta la casa de su padre en u pueblo cercano. El teniente Brand

le planteó al padre una duraelección: su vida o la de su hija. El

hombre entregó a su hija, a la queejecutaron en el acto.[19]

Una de las formas más comunesen que se produjo la «cacería de

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udíos» fue la de una pequeña patrulla que se adentraba en el

 bosque para aniquilar un solo

 búnker del que se había dado parte.El batallón creó una red de

informantes y «mensajerosforestales» o rastreadores que iba

en busca de escondites judíos y losdescubrían. Otros muchos polacos

ofrecieron información de formavoluntaria sobre judíos que estaba

en el bosque y que habían robadocomida de los campos, granjas y

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 pueblos cercanos en su desesperadointento de permanecer con vida. Al

recibir ese tipo de información, los

comandantes de la policía localmandaban pequeñas patrullas para

localizar a los judíos que permanecían ocultos. Una y otra vez

se repetían las mismas escenas co pequeñas variaciones. Los policías

seguían a sus guías polacosdirectamente a los escondites de los

 búnkeres y tiraban granadas por lasaberturas. A los judíos que

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sobrevivían al primer ataque cogranadas y salían de los búnkeres

los obligaban a tenderse boca abajo

 para recibir el tiro en la nuca. Loscuerpos se dejaban allí de manera

rutinaria para que los enterraran losaldeanos polacos más próximos.[20]

Esas patrullas eran «demasiadofrecuentes» como para que los

 policías recordaran en cuántashabían participado. «Más o menos

era nuestro pan de cada día», dijouno de ellos.[21]  Otro policía

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también utilizó la expresión «el pade cada día» para referirse a las

«cacerías de judíos».[22] Según cuál

fuera el comportamiento de losefes de las patrullas, los hombres

sabían enseguida si se enfrentaban auna posible acción partisana o si

simplemente iban en busca deudíos que habían sido denunciados

y que se suponía estabadesarmados.[23] Según la versión de

al menos un policía, las patrullas de«cacería de judíos» eran lo que

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 predominaba. «Esas accionesconstituían nuestra tarea principal y,

en comparación con las verdaderas

acciones partisanas, fueron muchomás numerosas».[24]

Con estas pequeñas patrullasque iban a la caza y captura de

udíos, los agentes del Batallón deReserva Policial 101 dieron un giro

completo de vuelta a la experienciade Józefów. Durante las grandes

operaciones de deportación, prácticamente todos los policías

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tuvieron que realizar, como mínimo,el servicio de acordonamiento.

Apiñaban a las masas de gente e

los trenes pero podían distanciarsede las ejecuciones que se producía

al final del viaje. El sentimientoque tenían de estar al margen del

destino de los judíos quedeportaban era inquebrantable.

Pero la «cacería de judíos» eradiferente. De nuevo se encontraba

con sus víctimas cara a cara y elasesinato era personal. Y aún más

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importante, cada uno de los policíastenía otra vez un grado de elecció

considerable. La forma en que

hicieron uso de esa posibilidadevidenció hasta qué punto el

 batallón se había dividido e«fuertes» y «débiles». En los meses

transcurridos desde Józefówmuchos se habían vuelto

insensibles, indiferentes y, enalgunos casos, ávidos asesinos;

otros limitaron su contribución al proceso de las matanzas,

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absteniéndose de participar cuando podían hacerlo sin que les causara

mucho sacrificio o inconveniencia.

Sólo una minoría de inconformistaslograron conservar una esfera de

atribulada autonomía moral que lesdio valor para emplear pautas de

conducta y estratagemas de elusióque les evitaron convertirse e

asesinos.Con respecto a los ávidos

ejecutores, la esposa del tenienteBrand recordaba vivamente lo

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sucedido durante una visita que lehizo a su marido en Polonia:

Una mañana estaba sentada

desayunando con mi marido eel jardín de nuestro alojamiento

cuando un policía corriente dela sección de mi marido se nos

acercó, se quedó rígido e posición de firmes y dijo: “Mi

teniente, yo todavía no hedesayunado”. Cuando mi

marido lo miró de manera burlona él añadió: “Todavía no

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he matado a ningún judío”. Sonótodo tan cínico que yo,

indignada, reprendí a ese

hombre con duras palabras y sino recuerdo mal le llamé

sinvergüenza. Mi marido le dijoal policía que se marchara y

entonces me regañó y me dijoque me iba a meter en grandes

 problemas si hablaba de esamanera.[25]

También se evidencia una

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creciente insensibilidad en elcomportamiento de los policías tras

las ejecuciones. Después de

Józefów y los primerosfusilamientos, los agentes había

vuelto a los cuarteles afectados yllenos de amargura, sin hambre ni

deseos de hablar sobre lo queacababan de hacer. Con las

incesantes matanzas, esassusceptibilidades se amortiguaron.

Un policía recordaba: «Cuandoestábamos a la mesa comiendo,

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había algunos compañeros que bromeaban sobre sus experiencias

durante una acción. Por lo que

contaban, deduje que acababan determinar una ejecución. Recuerdo

como algo de especial mal gustoque uno de los hombres dijera que

lo que entonces comían eran “lossesos de los judíos

asesinados”».[26]

  Sólo el testigoencontró esa «broma» menos que

divertidísima.En medio de una atmósfera así,

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a los oficiales y suboficiales les era bastante fácil formar una patrulla de

«cacería de judíos» o un pelotón de

ejecución; les bastaba con pedir voluntarios. Adolf Bittner* fue muy

rotundo en ese sentido: «Por encimade todo, debo decir de forma

categórica que, en esencia, para loscomandos de ejecución había

suficientes voluntarios queaceptaban la petición del

comandante al mando […]. Deboañadir también que a menudo había

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tantos que a algunos tenían querechazarlos».[27]  Otros fuero

menos categóricos y apuntaron que

a veces, además de pedir voluntarios, los oficiales o

suboficiales elegían entre loshombres que estaban cerca,

normalmente a aquéllos que ellosya reconocían como tiradores

dispuestos. Tal como dijo elsargento Bekemeier: «En resumen,

quizá se podría decir que en las pequeñas acciones, cuando no se

i b i d

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necesitaban tantos tiradores,siempre había suficientes

voluntarios disponibles. E

acciones de más envergadura, paralas que era necesaria una gra

cantidad de tiradores, tambiéhabía muchos voluntarios, pero, si

no eran suficientes, igualmente seasignaban otros».[28]

Al igual que Bekemeier, Walter Zimmermann* también hizo una

distinción entre las ejecucionesgrandes y pequeñas. En cuanto a

úl i b ó

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estas últimas, observó:

En ningún caso recuerdo que a

nadie se le obligara a seguir  participando en las ejecuciones

cuando declaraba que ya no podía continuar. En lo que se

refiere a las acciones de grupoy sección, honestamente debo

admitir que en esas ejecucionesmás pequeñas siempre había

compañeros a los que matar  judíos les era más fácil que a

l l i

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otros, por lo que los respectivos jefes de comando nunca tenía

dificultades para encontrar a

tiradores apropiados.[29]

Aquéllos que no querían ir a las«cacerías de judíos» o participar e

los pelotones de fusilamientosiguieron tres líneas de acción. No

escondían su aversión por lasmatanzas, nunca se presentaba

voluntarios y se mantenían adistancia de los oficiales y

b fi i l d f b l

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suboficiales cuando se formaban las patrullas para la «cacería» o los

 pelotones de ejecución. A algunos

no los eligieron nunca simplemente porque su postura era bie

conocida. A Otto-Julius Schimke, el primer hombre que dio un paso al

frente en Józefów, lo destinaron confrecuencia a acciones partisanas,

 pero nunca a una «cacería deudíos». «No debe olvidarse —dijo

  que a raíz de ese incidente melibré de otras acciones judías».[30]

D i l f Ad lf Bitt í

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De igual forma, Adolf Bittner creíaque fue su pronta y abierta

oposición a las acciones judías del

 batallón lo que le evitó tener que participar más:

Debo recalcar que desde el

 primer día no dejé ninguna dudaentre mis compañeros de que yo

no aprobaba esas medidas ynunca me presentaría

voluntario. Así, en uno de los primeros registros en busca de

j dí d i ñ

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 judíos, uno de mis compañerosaporreó a una mujer judía en mi

 presencia y le golpeé en la cara.

Se hizo un informe y de esamanera mis superiores se

enteraron de cuál era mi actitud. Nunca me castigaro

oficialmente. Pero cualquieraque sepa cómo funciona el

sistema sabe que, aparte delcastigo oficial, es posible que

surjan argucias que suplan elcastigo. Así que me asignaron

ser icios los domingos

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servicios los domingos yguardias especiales.[31]

Pero a Bittner nunca lo

destinaron a un pelotón deejecución.

Gustav Michaelson*, que sequedó entre los camiones e

Józefów a pesar de los insultos desus compañeros, también obtuvo

cierta inmunidad a causa de sreputación. Sobre las frecuentes

«cacerías de judíos», Michaelsorecordaba: «Nunca nadie se me

dirigió para decirme nada

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dirigió para decirme nadarelacionado con esas operaciones.

Para esas acciones los oficiales se

llevaban a “hombres”, y para ellosyo no era un “hombre”. Otros

compañeros que demostraron mimisma actitud y comportamiento

también se libraron de esasacciones».[32]

Heinrich Feucht* invocó latáctica de mantenerse a distancia

 para explicar cómo evitó tener quedisparar en todas las ocasiones

menos en una «Uno siempre tenía

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menos en una. «Uno siempre teníacierta libertad de movimiento de

unos pocos metros, y con la

experiencia me di cuenta muy pronto de que el jefe de la secció

casi siempre escogía a los queestaban más cerca de él. Por lo

tanto, yo siempre intentaba tomar una posición lo más alejada posible

del centro de losacontecimientos».[33]  Había otros

que también buscaban librarse detener que disparar quedándose e

segundo plano[34]

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segundo plano.A veces, la distancia y la

reputación no bastaban y era

necesaria una negativa directa paraevitar la participación en la

matanza. En la segunda sección dela tercera compañía, el teniente

Hoppner se convirtió en uno de los practicantes más entusiastas de la

«cacería de judíos» y al final tratóde imponer la política de que todo

el mundo tenía que disparar. Fueentonces cuando algunos agentes

que nunca habían disparado[35]

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que nunca habían disparadomataron a sus primeros judíos.[35]

Pero Arthur Rohrbaugh* no pudo

tirotear a personas indefensas. «Elteniente Hoppner también sabía que

yo no podía hacerlo. Ya me habíadicho en ocasiones anteriores que

tenía que endurecerme más. Corespecto a eso, una vez dijo que

también yo aprendería todavía adisparar el tiro en la nuca.» Estando

de patrulla en el bosque con el caboHeiden* y otros cinco policías,

Rohrbaugh encontró a tres mujeresdí i id d ó

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Rohrbaugh encontró a tres mujeresudías y un niño. Heiden ordenó a

sus hombres que los mataran, pero

Rohrbaugh sencillamente se alejó.Heiden agarró el arma y disparó él

mismo. Rohrbaugh atribuía a Trappel hecho de que no hubiera sufrido

castigo alguno. «Creo que fuedebido al anciano por lo que no

tuve ningún problema».[36]

Otros eran más cautos y se

abstenían de disparar sólo cuandono había ningún oficial presente y

se hallaban entre compañeros defi í

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se hallaban entre compañeros deconfianza que compartían su punto

de vista. Tal como recordaba

Martin Detmold*, «en las acciones pequeñas ocurría a menudo que

volvíamos a dejar irse a los judíosque habíamos atrapado. Eso ocurría

cuando se estaba seguro de que noiba a enterarse ningún superior. Co

el tiempo uno aprendía a juzgar asus compañeros y a saber si podía

arriesgase a no disparar a losudíos yendo en contra de las

órdenes establecidas y a dejarlos[37] El l d

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órdenes establecidas, y a dejarlosescapar».[37]  El personal de

comunicaciones del Estado Mayor 

del batallón también afirmó haber hecho caso omiso de los judíos que

se encontraban en el campo cuandoestaban solos instalando las

líneas.[38]

  Cuando disparaban adistancia en lugar de hacer uso del

tiro en la nuca, al menos uno de los policías se limitaba a disparar «al

aire».[39]

¿A cuántos centenares de judíos

(en realidad es probable que fuerail ) l i b d l

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(en realidad, es probable que fueramiles) mataron los miembros del

Batallón de Reserva Policial 101

en el transcurso de la «cacería»?Sobre esas cifras no se conserva

ningún informe de esta unidad. Noobstante, gracias a los informes que

quedan de otras tres unidades queoperaban en Polonia, podemos

hacernos a la idea de lo importanteque fue la «cacería de judíos» como

 parte de la Solución Final.Desde mayo a octubre de 1943,

mucho después de que la inmensaí d l j dí h bí

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mucho después de que la inmensamayoría de los judíos que había

huido de las redadas en los guetos e

intentaban esconderse hubiera sidoya localizada y asesinada, el

comandante de la Policía del Ordeen el distrito de Lublin ( KdO) —las

cifras, por lo tanto, incluirían lascontribuciones del Batallón de

Reserva Policial 101— informó asu superior en Cracovia ( BdO) del

número de víctimas judíasmensuales ejecutadas por sus

soldados. En esos seis meses,mucho después del período de

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soldados. En esos seis meses,mucho después del período de

mayores matanzas en el distrito de

Lublin, el total fue de 1.695, esdecir, una media de casi 283 al

mes. Hubo dos meses particularmente destacados: agosto,

que fue cuando se realizó otro grarastreo en el bosque, y octubre,

cuando localizaron a los fugitivosdel campo de exterminio de

Sobibor.[40]

Los informes de la sección de la

Gendarmerie de Varsoviaconstituyen una muestra mejor de la

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  de Varsoviaconstituyen una muestra mejor de la

media de asesinatos llevados a

cabo en la «cacería de judíos»durante el período de más matanzas.

Esa unidad de sólo 80 soldados,responsable de patrullar por las

ciudades cercanas y los campos quelas rodeaban, estaba dirigida por el

teniente Liebscher, que tenía famade ser un activo y entusiasta

 participante en la Solución Final.Desde el 26 de marzo al 21 de

septiembre de 1943, sus informesdiarios reflejan un total de 1 094

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p ,diarios reflejan un total de 1.094

udíos ejecutados por su unidad,

con una media de casi 14 por cada policía. No es sorprendente que los

meses de máxima actividad fueseabril y mayo, aquéllos en que los

udíos trataron desesperadamentede escapar a la aniquilación final

del gueto de Varsovia y tenían quecruzar el territorio de Liebscher.

Los informes de éste conteníadescripciones detalladas de varios

incidentes cotidianos. Concluíacon la fórmula «Se procedió de

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con la fórmula «Se procedió de

acuerdo con las directrices

existentes», seguida simplemente deuna fecha, un lugar y el número de

udíos, varones y mujeres. Al final,hasta esa fórmula se suprimió por 

considerarse innecesaria y sólo sehacía constar la fecha, el lugar y el

número de judíos varones ymujeres, sin más explicaciones.[41]

Quizá la situación más relevantey más análoga a la del Batallón de

Reserva Policial 101 fue la de unacompañía del Batallón de Reserva

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compañía del Batallón de Reserva

Policial 133 que estaba emplazada

en Rawa Ruska, en el vecinodistrito de Galitzia, al este de

Lublin. Según seis informessemanales del período

comprendido entre el 1 denoviembre y el 12 de diciembre de

1942, esa compañía ejecutó a 481udíos que habían evitado la

deportación escondiéndose osaltando de los trenes cuando se

dirigían a Belzec. Por lo tanto,durante ese breve espacio de seis

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g ,durante ese breve espacio de seis

semanas, la compañía mató como

media a tres judíos por cada policíaen una zona que ya habían vaciado

con la deportación y que manteníaudenfrei  mediante la «cacería de

udíos».[42]

Aunque se le ha prestado poca

atención, la «cacería de judíos» fueuna importante y estadísticamente

significativa fase de la SolucióFinal. Un porcentaje nada

desdeñable de víctimas judías delGobierno General perdió la vida de

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jGobierno General perdió la vida de

esta forma. Dejando a un lado las

estadísticas, la «cacería de judíos»constituye una clave

 psicológicamente importante paraentender la mentalidad de los

ejecutores. Puede que muchos delos alemanes que ocuparon Polonia

hubieran presenciado o participadoen las redadas de los guetos e

varias ocasiones que, a lo largo detoda una vida, sólo representaba

 breves momentos que podíareprimirse con facilidad Pero la

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reprimirse con facilidad. Pero la

«cacería de judíos» no fue u

episodio breve. Fue una campañacontinua, tenaz y despiadada en la

que los «cazadores» localizaban ymataban a su «presa» en una

confrontación directa y personal.o fue una etapa pasajera sino u

estado existencial de disposicióconstante e intención de matar hasta

el último judío que se pudieraencontrar.

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Capítulo 15

Las últimas masacres:

la Fiesta de la Cosecha

EL 28 de octubre de 1942, elSSPF   del Gobierno General,

Wilhelm Krüger, decretó que en eldistrito de Lublin podían quedar ocho guetos judíos.[1]  Cuatro deesos ocho lugares estaban dentro de

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la zona de seguridad del Batalló

de Reserva Policial 101: Luków,Miedzyrzec, Parczew y

Konskowola. En realidad, sólo losdos primeros seguían siendo guetos

udíos tras las deportaciones deotoño, junto a Piaski, Izbica y

Wlodawa en otra zona del distritode Lublin. Enfrentados a la

constante amenaza de morir dehambre y de frío por un lado, o de

ser traicionados y ejecutados por elotro, muchos judíos que había

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, j q

huido al bosque durante las

deportaciones de octubre ynoviembre regresaro

 posteriormente a los restituidosguetos de Luków y Miedzyrzec. El

clima invernal hacía que la vida elos bosques fuera difícil y precaria;

cualquier movimiento en la nievedejaba rastro y, por lo menos en una

ocasión, las heces congeladasdelataron un escondite judío hecho

en un almiar.[2]

 Así, cuando parecíaque las deportaciones había

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q p

llegado a su fin, muchos judíos

calcularon que contaban con más probabilidades de sobrevivir e

uno de los guetos permitidos quecomo presas acosadas en el bosque.

En realidad, las deportacionesdesde el condado de Radzyn había

terminado por el momento, pero lavida en los guetos de Luków y

Miedzyrzec no dejaba de estar econstante peligro. En Luków, el

administrador de las SS del gueto,Josef Bürger, hizo ejecutar de 500 a

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g , j

600 judíos en diciembre para

reducir la población.[3]

  EMiedzyrzec, a 500 trabajadores

udíos de la fábrica de cepillos quese habían librado de la deportació

anterior los mandaron al campo detrabajo de Trawniki el 30 de

diciembre de 1942.[4]

  La nochesiguiente, la víspera de Año Nuevo

a eso de las once, los miembros dela Policía de Seguridad de la

vecina Biala Podlaska se presentaron en el gueto de

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p g

Miedzyrzec en estado de

embriaguez y empezaron a disparar «por diversión» a los judíos que

quedaban hasta que llegó la Policíade Seguridad de Radzyn y los

echó.[5]

Tras cuatro meses de relativa

calma, llegó el final. La noche del 1de mayo, los soldados de la

segunda compañía rodearon elgueto de Miedzyrzec, donde el

otoño anterior habían llevado acabo tantas deportaciones. De

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p

nuevo se les unió una unidad venida

de Trawniki y por la mañana seacercaron al gueto y congregaron a

los judíos en la plaza del mercado.Los policías calcularon que el

número de deportados en esaacción fue de 700 a 1.000, aunque

hubo uno que admitió que se decíaque había llegado a 3.000.[6]  U

testigo judío calculaba que fuerode 4.000 a 5.000.[7]  De nuevo, los

udíos fueron registrados aconciencia y despojados de sus

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y p j

 bienes en los barracones para

desnudarse de Gnade, y luego losmetieron en vagones de tren, ta

apiñados que las puertas casi no se podían cerrar. A algunos los

mandaron al campo de trabajo deMajdanek en Lublin, pero a la

mayoría los llevaron a las cámarasde gas de Treblinka, para así

concluir la denominada quintaacción en Miedzyrzec.[8]  La «sexta

acción» tuvo lugar el 26 de mayo,cuando otros 1.000 judíos fuero

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enviados al campo de Majdanek.[9]

En esos momentos sólo quedaba200 judíos. Algunos escaparon,

 pero los últimos 170 fueroejecutados por la Policía de

Seguridad el 17 de julio de 1943durante la «séptima» y última

acción, tras la cual Miedzyrzec fue proclamada judenfrei. El día 2 de

mayo, a la vez que la segundacompañía de Gnade reanudaba las

deportaciones desde Miedzyrzec,unidades de las SS de Lublin junto

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j

con auxiliares ucranianos venidos

de Trawinki terminaron con elgueto de Luków, mediante el envío

de otros 3.000 o 4.000 judíos más aTreblinka.[10]

Muchos de los agentes quehabían llegado a Polonia con el

Batallón de Reserva Policial 101en junio de 1942 fueron asignados

 paulatinamente a otras tareas.Durante el invierno de 1942-1943,

a los hombres de más edad,aquellos nacidos antes de 1898, los

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mandaron de vuelta a Alemania.[11]

Al mismo tiempo, se seleccionaro policías de cada una de las

secciones del batallón y con ellosse formó una unidad especial al

mando del teniente Brand. Loshicieron volver a Zamosc, en la

zona sur del distrito, para quetomaran parte en la expulsión de los

 polacos de los pueblos como partedel plan de Himmler y Globocni

de crear un área de asentamiento puramente alemana en el interior de

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Polonia.[12]  A principios de 1943,

un grupo de jóvenes suboficialesdel batallón fue destinado a las

Waffen-SS   y los mandaron arealizar un entrenamiento

especial.[13]

  Un tiempo después,trasladaron al teniente Gnade a

Lublin para que formara unacompañía de guardia especial.

Tomó al sargento Steinmetz comosu lugarteniente.[14]  No obstante,

Gnade volvió por poco tiempo aMiedzyrzec para llevar a cabo las

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deportaciones del mes de mayo. Por 

último, al teniente Scheer tambiélo destinaron a Lublin para que

asumiera el mando de una de lasdos «secciones de persecución»

( Jagdzüge) formadas especialmente para intensificar la búsqueda de

 bandas de partisanos. Llegaroalgunos refuerzos para llenar el

vacío, particularmente un grupo de berlineses para ayudar a completar 

la reducida segunda compañía.[15]

Pero, en general, el Batallón de

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Reserva Policial 101 se quedó

corto de efectivos.A causa del elevado índice de

renovaciones y nuevos destinos,sólo algunos de los policías que

habían participado en la primeramasacre en Józefów estaba

todavía con el batallón enoviembre de 1943, cuando s

 participación en la Solución Finalculminó con la gran masacre de la

«Fiesta de la Cosecha» ( Erntefest ),la operación de exterminio

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efectuada por los alemanes contra

los judíos más grande de toda laguerra. Con un total de 42.000

víctimas judías en el distrito deLublin, la Erntefest   sobrepasó

incluso a la famosa masacre deBabi-Yar, de más de 33.000 judíos,

en las afueras de Kiev. Sólo lasuperó la matanza rumana de más

de 50.000 judíos de Odesa eoctubre de 1941.

La Erntefest   fue la culminacióde la cruzada de Himmler para

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destruir el judaísmo polaco.

Mientras la campaña asesina ibaadquiriendo más velocidad e

1942, las autoridades industriales ymilitares asediaban a Himmler co

quejas sobre la eliminación de lostrabajadores judíos que era

esenciales para la campaña de laguerra. En respuesta a tales quejas

que él consideraba totalmentefingidas, accedió a ceder algunos

trabajadores judíos con lacondición de que se alojaran e

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campos y guetos que estuviera

totalmente controlados por las SS.Esto permitió a Himmler eludir los

argumentos pragmáticos basados elas necesidades de la economía de

guerra mientras aseguraba smáximo control sobre el destino de

todos los judíos. Porque, edefinitiva, el santuario de los

campos y los guetos de trabajo erasólo temporal. Como dijo Himmler:

«Los judíos también desapareceráde allí algún día tal como desea el

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ührer ».[16]

En el distrito de Lublin, a losguetos de trabajo de Miedzyrzec,

Luków, Piaski, Izbica y Wlodawase les había permitido continuar 

existiendo durante el invierno de1942-1943. Los últimos tres guetos

fueron eliminados en marzo y abrilde 1943; como ya hemos visto,

Miedzyrzec y Luków sufrieron udestino similar en el mes de

mayo.[17]

  A partir de entonces, losúnicos judíos que quedaron co

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vida en el distrito de Lublin con el

consentimiento de los alemanesfueron unos 45.000 trabajadores del

imperio de campos de trabajo deOdilo Globocnik. Entre ellos había

unos pocos supervivientes de losguetos de Lublin así como

trabajadores trasladados desde losaniquilados guetos de Varsovia y

Bialystok.En otoño de 1943 había doscosas que para Himmler eraevidentes. Primero, que los judíos

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que trabajaban en los campos

tendrían que ser asesinados siquería completar su misión.

Segundo, que durante los últimosseis meses había surgido resistencia

udía en Varsovia (abril), Treblinka(julio), Bialystok (agosto) y

Sobibor (octubre), cuando losudíos de esos lugares descartaro

toda esperanza de supervivencia.Hasta la primavera de 1943, losudíos de Polonia se había

aferrado a la muy comprensible

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 pero equivocada suposición de que

incluso los nazis no podían ser tairracionales desde el punto de vista

utilitarista como para matar atrabajadores judíos que

representaban una contribucióesencial para la economía alemana.

Por lo tanto, habían perseverado ela desesperada estrategia de la

«salvación mediante el trabajo»como única posibilidad de quealgunos judíos permanecieran covida. Esa estrategia y posibilidad

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eran las condiciones previas

cruciales para que continuara lasumisión de los judíos. Pero poco a

 poco a éstos los iban despojando desus ilusiones. Los alemanes se

encontraron resistencia cuandointentaron llevar a cabo la

aniquilación final de los guetos deVarsovia y Bialystok, y estallaronrevueltas en los campos deexterminio de Treblinka y Sobibor cuando los trabajadores judíos quehabía allí se dieron cuenta de que

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se iban a cerrar los campos.

Himmler no esperaba poder liquidar los campos de trabajo

gradualmente o uno a uno siencontrarse más resistencia judía

nacida de la desesperación. Por lotanto, los prisioneros de los campos

de trabajo de Lublin tendrían queser aniquilados en una solaoperación masiva que los cogiera por sorpresa. Ese fue el origen de

la Erntefest .

[18]

El asesinato en masa a esa

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escala requería planificación y

 preparación. El reciente sucesor deGlobocnik como SSPF , Jakob

Sporrenberg, se desplazó aCracovia, donde se entrevistó co

su superior, Wilhelm Krüger.Regresó con una carpeta especial y

empezó a dar instrucciones.

[19]

  Afinales de octubre, a los prisioneros

udíos los pusieron a cavar zanjasusto en el exterior de los campos

de Majdanek, Trawniki yPoniatowa. Aunque las zanjas

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tenían tres metros de profundidad y

de medio metro a tres metros deancho, el hecho de que las cavara

en zigzag hacía verosímil la versióde que estaban destinadas a la

 protección contra los ataquesaéreos.[20]  Entonces empezó la

movilización de las SS y lasunidades policiales de todo el

Gobierno General. La noche del 2de noviembre, Sporrenberg sereunió con los comandantes de losdiversos destacamentos, que

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abarcaban las unidades de las

Waffen-SS   de los distritos deCracovia y Varsovia, el Regimiento

de Policía núm. 22 de Cracovia, el propio Regimiento de Policía núm.

25 de Lublin (que incluía elBatallón de Reserva Policial 101) y

la Policía de Seguridad de Lublin,así como con los comandantes delos campos de Majdanek, Trawnikiy Poniatowa, y con el Estado Mayor del SSPF   de Sporrenberg. La saladonde se celebró la reunión estaba

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llena. Sporrenberg transmitió las

instrucciones de la carpeta especialque había traído consigo al regresar 

a Cracovia.[21]

  La operación deaniquilación masiva empezó a la

mañana siguiente.Los miembros del Batallón de

Reserva Policial 101 participaroen prácticamente todas las fases de

la masacre de la Emtefest   deLublin. Llegaron a la capital deldistrito el 2 de noviembre (por loque es de suponer que Trapp asistió

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al encuentro con Sporrenberg) y se

alojaron allí para pasar la noche. A primera hora de la mañana del 3 de

noviembre tomaron sus puestos. Ugrupo del batallón ayudó a conducir 

a los judíos de los pequeñoscampos de trabajo de losalrededores de Lublin hacia elcampo de concentración deMajdanek, a varios kilómetros delcentro de la ciudad por la carretera principal en dirección sudoeste.[22]

La mayor parte del contingente del

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Batallón de Reserva Policial 101

fue tomando posiciones a cincometros de distancia unos de otros a

ambos lados de la callezigzagueante que iba desde la

carretera principal a la entrada delcampo de concentración, pasando por delante de la casa delcomandante. Desde allí observabacómo desfilaba una oleadainacabable de judíos provenientesde varios centros de trabajo deLublin.[23]  Guardias femeninas

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montadas en bicicletas escoltaron a

unas 5.000 o 6.000 prisioneras del«campo del antiguo aeropuerto»,

donde las habían empleado en losalmacenes en los que se clasificaba

la ropa que se había recogido en loscampos de exterminio. Otros 8.000udíos varones también pasaron por 

allí en el transcurso de ese día.Junto a los 3.500 o 4.000 judíos queya había en el campo, elevaron elnúmero de víctimas hasta los de16.500 o 18.000.[24]  Mientras los

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udíos pasaban entre la cadena de

 policías de reserva y entraban en elcampo, una música atronadora salía

de los altavoces que había en doscamiones. A pesar del intento deahogar cualquier otro ruido, se podía oír el sonido de losconstantes disparos que procedíadel campo.[25]

Dirigían a los judíos hacia laúltima hilera de barracones y allílos hacían desnudarse. Con los brazos levantados y las manos

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sujetas por detrás de la cabeza,

completamente desnudos, losllevaban en grupos desde los

 barracones atravesando un agujerohecho en la valla hacia las zanjasque se habían cavado junto alcampo. Esa ruta también estabacustodiada por agentes del Batallóde Reserva Policial 101.[26]

Heinrich Bocholt*, un miembrode la primera compañía que estabasituado a sólo unos diez metros delas fosas, fue testigo del proceso de

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ejecución

Desde mi posición pude

observar entonces cómo otrosmiembros de nuestro batallón se

llevaban de los barracones a los judíos desnudos […] los

tiradores de los comandos deejecución, que estaban situados

en el borde de las fosas justodelante de mí, eran miembros

del SD […]. A cierta distancia por detrás de cada tirador se

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colocaron varios soldados más

del SD que no hacían más quellenar los cargadores de las

metralletas y dárselos altirador. Se asignaron unoscuantos de esos tiradores a cadauna de las fosas. En estosmomentos ya no puedo dar másdetalles sobre el número defosas que había. Es posible quehubiera muchas de esas fosas yse llevaran a cabo lasejecuciones de forma

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simultánea. Lo que sí recuerdo

es que a los judíos los metíadesnudos directamente en lafosa y los obligaban a tumbarse justo encima de los que habíasido asesinados antes que ellos.Entonces el tirador lanzaba todauna ráfaga de disparos sobre lasvíctimas tumbadas boca abajo[…]. No puedo asegurar cuántotiempo duró esa acción.Seguramente se prolongódurante todo el día porque

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recuerdo que fui relevado de mi

 puesto una vez. No puedo dar detalles sobre el número devíctimas, pero fueromuchísimas.[27]

Observando las matanzas a más

distancia se encontraba el SSP Sporrenberg, que volaba en círculo

sobre el campo en un avióieseler Storch. Los polacos

miraban desde los tejados.[28]

El mismo día y de la misma

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forma, hubo otras unidades

alemanas que masacraron a los prisioneros judíos en el campo detrabajo deTrawniki, a unos 40kilómetros al este de Lublin (elcálculo aproximado oscila entre6.000 y 10.000 víctimas) y en otroscampos más pequeños. EPoniatowa, a 50 kilómetros al oestede Lublin, todavía quedaban covida 14.000 judíos y 3.000 más elos campos de Budzyn y Krasnik.Estos dos últimos se iban a dejar 

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aparte; en Budzyn se producía para

la compañía aeronáutica Heinkel   yen Krasnik para las necesidades personales del SSPF   de Lublin.Pero el gran campo de trabajo ePoniatowa no había sido aniquiladoel 3 de noviembre sencillamente porque los alemanes iban faltos de personal. No obstante, el campo sehabía precintado y se habíacortado las líneas telefónicas paraque los acontecimientos deMajdanek y Trawniki no pudieran

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representar una advertencia de lo

que iba a suceder al día siguiente,el 4 de noviembre. En este casotambién había la clara intención deque la sorpresa fuera total.

En la memoria de muchos de lossoldados del Batallón de ReservaPolicial 101, los recuerdos de lasdos matanzas en los dos campos sefunden en una sencilla operación dedos o tres días en un solo campo, eMajdanek o en Poniatowa. Peroalgunos testigos (como mínimo uno

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de cada una de las compañías) síque recordaban las operaciones deejecución en los dos campos.[29]

Por lo tanto, parece quedar claroque a primera hora de la mañanadel 4 de noviembre los soldadosdel Batallón de Reserva Policial101 recorrieron los 50 kilómetrosque hay entre Lublin y Poniatowa.

En esa ocasión el batallón no sedispersó. Se envió a agentes o biea los barracones donde las víctimasse desnudaban o a las fosas e

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forma de zigzag del lugar deejecución, o bien al mismo lugar dela ejecución.[30]  Ellos formaron el

cordón humano entre el cual los14.000 «judíos de trabajo» dePoniatowa, completamentedesnudos y con las manos en lanuca, caminaban hacia su muertemientras en los altavoces sonaba denuevo una música atronadora en uvano intento de tapar el ruido de losdisparos. El testigo que estaba máscerca era Martin Detmold.

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Mi grupo y yo mismo teníamos

asignado el servicio de guardiadelante de la fosa. La fosa

consistía en una serie de zanjasen forma de zigzag de unos tres

metros de ancho y unos tres ocuatro metros de profundidad.Desde mi puesto pude observar cómo los judíos eran obligadosa desnudarse en los últimos barracones y a entregar todassus pertenencias y cómoentonces los conducían a través

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de nuestro cordón y los hacía bajar por unas aberturas quedescendían a las zanjas. Lossoldados del SD situados en el borde de las zanjas hacíaavanzar a los judíos hacia loslugares de las ejecuciones,donde otros soldados del SDcon metralletas disparabadesde el borde de la zanja.Como yo era jefe de grupo ytenía más libertad demovimiento, en una ocasión me

di i di l l d

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dirigí directamente al lugar dela ejecución y vi cómo los judíos que acababan de llegar tenían que tenderse sobre losque ya estaban muertos.Entonces también los matabacon ráfagas de metralleta. Lossoldados del SD procurabadisparar a los judíos de talmanera que los montones decadáveres formaran una pendiente que permitiera a losque iban viniendo tumbarse

b l il d

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sobre los cuerpos apiladoshasta una altura de tres metros.

[…] Todo el asunto era lomás horripilante que había vistoen toda mi vida, porque amenudo pude ver que tras la primera ráfaga de disparosalgunos judíos sólo estabaheridos y quedaban más omenos enterrados vivos entrelos cadáveres de aquellos a losque disparaban después, sin quea los heridos se les diera el

ll d i d i

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llamado tiro de gracia.Recuerdo que, entre el montóde cadáveres, los heridosmaldecían a los hombres de lasSS [sic]».[31]

Los demás policías hacía

tiempo que se habían habituado alos asesinatos en masa de judíos y

 pocos se impresionaron tanto comoDetmold por las matanzas de la

rntefest . Sin embargo, lo que síles pareció nuevo e impresionante

f l bl h t l

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fue el problema —que hasta lafecha había permanecido bajo elrelativo secreto de los campos deexterminio— que representabadeshacerse de tantos cadáveres.Wilhelm Gebhardt*, que fue uno delos hombres de la compañía deguardia especial de Gnade que permaneció en Lublin tras lamatanza, recordaba: «El mismoLublin apestó terriblemente durantedías. Era el típico olor de cuerposquemados. Cualquiera podía

i i t b i i d

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imaginarse que estaban incinerandoa una gran cantidad de judíos en elcampo de Majdanek».[32]

Si los habitantes de Lublin sólotenían que oler los cadáveresquemados a distancia, muchosmiembros de la tercera compañíatuvieron una experiencia mucho másdirecta con la destrucción de loscuerpos en Poniatowa. Como estabasituada a sólo unos 35 kilómetros alsur de Pulawy, los soldados de lacompañía a veces tenían la

oport nidad de ir allí en realidad

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oportunidad de ir allí, y en realidada algunos de ellos los asignaron alservicio de vigilancia de los«judíos de trabajo» que tenían lahorripilante tarea de desenterrar eincinerar los cadáveres. Los policías pudieron observar cotodo detalle cómo se sacaban loscuerpos de las zanjas, los llevabatirados por caballos hacia el lugar donde tenían lugar lasincineraciones y cómo los «judíosde trabajo» los colocaban sobre una

parrilla de barras de hierro y los

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 parrilla de barras de hierro y losquemaban. Un «salvaje hedor»invadió la zona.[33]  En una ocasióun camión cargado de policías sedetuvo en el campo mientras serealizaban las incineraciones.«Algunos de nuestros compañerosse marearon a causa del olor y lavisión de los cadáveres mediodescompuestos y tuvieron quevomitar por todo el camión».[34]

Cuando el nuevo comandante de latercera compañía, el capitá

Haslach* escuchó los informes de

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Haslach*, escuchó los informes desus hombres al regresar, le parecieron «increíbles» y le dijo alsargento primero Karlsen: «Venga,vayamos allí y echemos un vistazonosotros mismos». Cuandollegaron, el trabajo ya casi estabahecho, pero un atento oficial de lasSS les mostró las tumbas y la«parrilla de incineración», hechacon barras de hierro y con unasdimensiones de unos ocho por cuatro metros.[35]

Cuando concluyeron las

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Cuando concluyeron las

masacres de la Erntefest , el distritode Lublin quedó, a efectos prácticos, judenfrei. La mortífera participación del Batallón deReserva Policial 101 en la SolucióFinal llegó a su fin. Calculando por lo bajo, unos 6.500 judíos muertosdurante las acciones anteriores,como las de Józefów y Lomazy,unos 1.000 asesinados durante la«cacería de judíos» y un mínimo de30.500 ejecutados en Majdanek y

Poniatowa el batallón había

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Poniatowa, el batallón había participado de forma directa en lamuerte a tiros de, como mínimo,38.000 judíos. Con la deportacióhacia el campo de exterminio de almenos 3.000 judíos de Miedzyrzeca principios de mayo de 1943, elnúmero de judíos que colocaron elos trenes que iban hacia Treblinkaascendía a 45.000. Para un batallóde menos de 500 soldados, elrecuento definitivo de víctimas fuede al menos 83.000 judíos.

C ít l 16

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Capítulo 16

Consecuencias

Al terminar la contribución del batallón a la Solución Final y con el

cambio que se dio en la guerra econtra de Alemania, los agentes del

Batallón de Reserva Policial 101 seencontraron participando cada vez

más a menudo en acciones contra partisanos armados y soldados

enemigos En la primavera de 1943

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enemigos. En la primavera de 1943el batallón sufrió una baja pococomún cuando el teniente primeroHagen murió accidentalmentevíctima de los disparos de la policía. Durante el último año deguerra, el número de oficialesmuertos aumentó de maneraespectacular; los tenientes Gnade,Hoppner y Peters cayeron en accióy el teniente Drucker regresó heridoa Alemania.[1] El comandante Trapptambién volvió a Alemania a

principios de 1944 [2] Algunos de

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 principios de 1944.[ ]  Algunos de

los hombres fueron capturados por el ejército ruso que avanzaba, pero

la mayoría consiguió regresar aAlemania mientras el Tercer Reich

se venía abajo derrotado.Muchos de ellos volvieron a las

mismas ocupaciones que teníaantes de la guerra. Para los dos

auptsturmführer   de las SS,Hoffmann y Wohlauf, así como para12 del conjunto de 32 suboficiales,eso significaba seguir con la

carrera policial. Otros 12 policías

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carrera policial. Otros 12 policíasde una muestra de 174 miembros dela tropa consiguieron sacar  provecho de su servicio en lareserva y tras la guerra se forjarouna carrera en la policía. Como eslógico, los interrogatorios contenía poca información sobre la facilidadcon la cual esos 26 soldadoscontinuaron en la policía. Mientrasque sólo dos de los reservistashabían sido miembros del Partido,nueve de los suboficiales sí que

habían pertenecido a él y tres

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habían pertenecido a él y treshabían estado también en las SS.Por supuesto, Hoffmann y Wohlautambién habían pertenecido tanto alPartido como a las SS. Hoffmanmencionó que los británicos lehicieron pasar un breve período deinternamiento debido a que habíasido miembro de las SS. Aunquefue interrogado por las autoridades polacas, lo dejaron en libertad y sereincorporó inmediatamente a la policía de Hamburgo.[3]

Irónicamente no fue el núcleo

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Irónicamente, no fue el núcleode oficiales de las SS los quesufrieron dificultades tras la guerraa causa de las acciones en Poloniadel Batallón de Reserva Policial101, sino el comandante Trapp y elteniente Buchmann. Un policía quehabía estado en el pelotón deejecución en Talcyn fue denunciado por su esposa, de la que estabaseparado. Cuando lo interrogaronombró al comandante de s batallón, Trapp; al comandante de

su compañía, Buchmann, y a s

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p , , ysargento primero, Kammer. A todosellos los extraditaron a Polonia eoctubre de 1947. El 6 de julio de1948, tuvieron un juicio de un díaen la ciudad de Siedlce. El procesose centró únicamente en laejecución de 78 polacos que tuvolugar como represalia en Talcyn yno en alguna de las mortíferasacciones mucho más numerosas quese llevaron a cabo contra los judíos

 polacos. Trapp y el policía fueron

condenados a muerte y ejecutados

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y jen diciembre de 1948. Buchmanfue sentenciado a ocho años de prisión y Kammer a tres.[4]

El Batallón de Reserva Policial101 no fue sometido a másinvestigaciones judiciales hasta ladécada de 1960. En 1958, se formól a Zentrale Stelle der 

andesjustizverwaltungen  (SedeCentral de las Administraciones deJusticia del Estado), situada en laciudad de Ludwigsburg, al norte de

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a la Oficina de la Fiscalía del

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Estado del estado federal dondevivían el principal sospechoso osospechosos. Fue durante eltranscurso de la investigación devarias series de delitos en eldistrito de Lublin que losinvestigadores de Ludwigsbur encontraron por primera vez avarios testigos del Batallón deReserva Policial 101. En 1962, elcaso fue entregado a la policía y a

las autoridades judiciales de

Hamburgo, donde todavía vivía la

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mayor parte de los miembrossupervivientes del batallón.

Desde finales de 1962 hasta principios de 1967 se interrogó a210 antiguos miembros del batallón, a muchos de ellos en másde una ocasión. 14 soldados fueroacusados: los capitanes Hoffmann yWohlauf; el teniente Drucker; los

sargentos Steinmetz, Bentheim,Bekemeier y Grund; los cabos

Grafmann* y Mehler*; y cinco

 policías reservistas. El juicio

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empezó en octubre de 1967 y elveredicto se pronunció el mes deabril siguiente. Hoffmann, Wohlauy Drucker fueron condenados aocho años de prisión, Bentheim aseis, Bekemeier a cinco. Grafmany los cinco policías de reservafueron declarados culpables pero, por voluntad de los jueces (segú

una disposición del código penalque regulaba el proceso, así como

 para evitar las críticas dirigidas a

los juicios de Núremberg por 

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aplicar la ley ex post facto), no lesdictaron sentencia. A Grund,Steinmetz y Mehler no losincluyeron en el veredicto porquesus casos habían sido separadosdurante el proceso debido a sus problemas de salud. Un largo proceso de apelación concluyófinalmente en 1972. Las condenas

de Bentheim y Bekemeier seconfirmaron, pero tampoco

recibieron sentencia. A Hoffmann le

redujeron la suya a cuatro años y a

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Drucker a tres y medio. La Fiscalíaabandonó el caso pendiente contraotros miembros del batallón a la luzde su imposibilidad de conseguir sentencias contra nadie más apartede tres de los acusados en el primer uicio.

Por inadecuado que pueda parecer a primera vista el resultado

udicial de después de la guerra,debe tenerse en cuenta que la

investigación del Batallón de

Reserva Policial 101 fue una de las

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 pocas que condujeron al juicio dealgunos antiguos miembros de laPolicía del Orden. La mayor partede las investigaciones de lasactividades de los batallones de policía ni siquiera terminaron eacusación. En los pocos casos e

que sí se llegó al juicio, sólo seconsiguieron unas pocas condenas.

En comparación, la investigación yuicio del Batallón de Reserva

Policial 101 fue un éxito poco

común para las autoridades

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udiciales alemanas que intentabaocuparse de los batallones policiales.

Los interrogatorios de 210soldados del Batallón de ReservaPolicial 101 permanecen en losarchivos de la Oficina de la

Fiscalía del Estado de Hamburgo.Constituyen la fuente ya no

 principal, sino indispensable paraeste estudio. Esperemos que los

admirables esfuerzos de la Fiscalía

al preparar el caso sirvan a la

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historia mejor de lo que han servidoa la justicia.

Capítulo 17

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p

Alemanes, polacos y judíos

Las declaraciones de los hombresdel Batallón de Reserva Policial

101 antes y durante el juicio debíautilizarse, por supuesto, con mucha

cautela. Había problemas decálculo judicial relativos tanto a la

 propia inculpación como a la de loscompañeros y que afectaban mucho

a los testigos. Los efectos de

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veinticinco años de pérdida dememoria y distorsión, inclusocuando no eran fingidos por conveniencia judicial, tambiéfueron igualmente importantes. Losmecanismos de defensa psicológicos, en particular la

represión y la proyección, tambiédeterminaron de manera crucial las

declaraciones. Todos estosaspectos sobre la fiabilidad de los

testimonios en ningún caso fuero

tan problemáticos como en relaciól f ídi iá l d

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con el fatídico triángulo derelaciones entre alemanes, judíos y polacos. Para expresarlo de unamanera sencilla, la descripción delas relaciones entre alemanes y

 polacos y entre alemanes y judíoshecha en esas declaraciones es

extraordinariamente exculpatoria; por el contrario, la exposición de

las relaciones entre polacos yudíos es asombrosamente

condenatoria. Si empezamos

examinando las dos primerasl i l f d i

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relaciones tal como fueron descritas por los antiguos policías, podemosobservar mejor la asimetría ydistorsión que existen en su versióde la tercera.

Con respecto a la relación entrealemanes y polacos, la

característica más destacable es laescasez de comentarios. Los

soldados aluden en general a los partisanos, bandidos y ladrones,

 pero la idea clave de sus

comentarios no es concretamente elá t ti l á d t l

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carácter antialemán de talesfenómenos. Por el contrario, ellosdescriben el bandidaje como u problema endémico anterior a laocupación alemana de Polonia. Así,

invocaron la presencia de partisanos y bandidos en dos

sentidos: por un lado, para indicar que los alemanes estaba

 protegiendo a los polacos de u problema autóctono de anarquía y,

 por otra parte, para minimizar la

frecuencia e intensidad de lasti id d tij dí d l b t lló

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actividades antijudías del batallón,al alegar que los partisanos y los bandidos, no los judíos, eran la principal preocupación de los policías.

Algunos de los testigos hacereferencia a intentos concretos de

mantener unas buenas relacionesentre alemanes y polacos. El

capitán Hoffmann se jactaba demanera explícita de las relaciones

amistosas existentes entre s

compañía y la población autóctonad P l Afi ó h bí

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de Pulawy. Afirmó que había presentado cargos contra el tenienteMessmann porque la táctica de

«disparar en cuanto se divisa algo»de la última Gendarmerie

motorizada ambulante estabaenfureciendo a los polacos.[1]  El

teniente Buchmann observó que elcomandante Trapp llevó a cabo la

selección de las víctimas de lasejecuciones de represalia de Talcyn

consultando con el alcalde de la

ciudad polaca. Se procuró matar sólo a los forasteros y a los

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sólo a los forasteros y a losindigentes, no a ciudadanos de buena posición.[2]

Esta impresión de unaocupación alemana en Polonia más bien benévola sólo la contradecíados declaraciones. Bruno Probs

recordó las primeras actividadesdel batallón en Poznan y Lódz e

1940-1941, cuando los policíasrealizaron brutales expulsiones y se

divirtieron con el cruel

hostigamiento de la poblaciólocal Fue incluso más crítico co

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local. Fue incluso más crítico coel tratamiento que los alemanesdieron a los polacos en 1942.

«Incluso en esa época, lasdenuncias o comentarios de vecinos

envidiosos bastaban para que los polacos fueran ejecutados junto a

toda su familia sólo por la merasospecha de poseer armas o de

esconder a judíos o bandidos. Por lo que yo sé, a los polacos nunca

los arrestaban ni los entregaban a

las autoridades policialescompetentes por ese motivo Por lo

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competentes por ese motivo. Por loque yo vi y por lo que explicabamis compañeros, recuerdo que

cuando se disponía de los motivosde sospecha antes mencionados,

siempre matábamos a los polacosen el acto».[3]

El segundo testigo que puso eentredicho la «halagüeña» visión de

las relaciones entre alemanes y polacos no fue un policía

superviviente, sino la esposa del

teniente Brand, que había estadocon él en Radzyn durante una breve

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con él en Radzyn durante una breve

temporada. Dijo que por aquelentonces era bastante habitual

incluso para los civiles alemanes, por no hablar de los policías

uniformados, comportarse con los polacos como una «raza superior».

Por ejemplo, cuando los alemanescaminaban por la acera de la

ciudad, los polacos tenían quehacerse a un lado; cuando los

alemanes entraban en una tienda, se

suponía que los polacos debíamarcharse Un día en Radzyn unas

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marcharse. Un día, en Radzyn, unas

mujeres polacas hostiles leimpidieron seguir su camino; ella y

su compañera escaparon sólodespués de amenazarlas con llamar 

a la policía. Cuando el comandanteTrapp se enteró del incidente se

indignó. Declaró que esas mujeresdebían ser ejecutadas en el mercado

 público. Según la señora Brand, eseincidente demostraba la actitud de

los alemanes hacia los polacos.[4]

En cuanto a las relacionessexuales entre policías alemanes y

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sexuales entre policías alemanes ymujeres polacas, sólo semencionaban en dos ocasiones.Hoffmann afirmó haber protegido auno de sus hombres al no dar partede un caso de enfermedad venéreaque el agente contrajo a través de

las prohibidas relaciones sexualescon una polaca.[5]  Otro policía notuvo tanta suerte. Se pasó un año eun «campo de castigo» por violar la

 prohibición de mantener relaciones

sexuales con mujeres polacas.[6]

Por supuesto la propia existencia

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Por supuesto, la propia existenciade tal prohibición ya dice muchosobre la realidad de las relacionesentre alemanes y polacos que deforma tan conveniente se habíaomitido en el grueso de lasdeclaraciones.

¿Podía ser que los policíasalemanes les hubieran hecho a los polacos lo mismo que les hicieron alos judíos? Aunque a una escala

mucho menor, parece ser que se

había iniciado el mismo proceso decreciente crueldad e indiferencia

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creciente crueldad e indiferencia

hacia la vida de los polacos. Eseptiembre de 1942 en Talcyn, el

 batallón todavía fue prudente sobrelas consecuencias que tendría la

ejecución de un gran número de polacos como represalia. Después

de asesinar a 78 polacos«prescindibles», Trapp cumplió

con el cupo requerido matando audíos en su lugar. Bruno Probst

recordaba que en enero de 1943

 prevalecía una actitud distinta. Udía en que la segunda sección de la

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día en que la segunda sección de la

tercera compañía de Hoppner estaban a punto de ir al cine e

Opole, recibieron noticias de queun policía alemán había sido

abatido a tiros por unos asaltantes polacos. Hoppner llevó a sus

hombres al pueblo de Niezdów para efectuar un acto de represalia

y descubrió que, aparte de los másancianos, todos los habitantes

habían huido. Aunque en mitad de

la acción se supo que el policíasólo había resultado herido y no

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sólo había resultado herido y no

muerto, Hoppner ejecutó a los 12 o15 ancianos que había, en s

mayoría mujeres, e incendió el pueblo. Entonces los hombres

regresaron a la sala de cine deOpole.[7]

La declaración se caracteriza por omisiones similares en cuanto a

la actitud de los alemanes hacia losudíos. Un motivo para ello es una

 pura consideración legal. Según la

ley alemana, uno de los criterios para que un homicidio se considere

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p q

asesinato es la existencia de u«motivo innoble», como el odio

racial. Cualquier miembro del batallón que confesara abiertamente

su antisemitismo vería seriamentecomprometida su situación legal;

cualquiera que hablara sobre lasactitudes antisemíticas de otros

soldados se arriesgaba aencontrarse en la incómoda

 posición de testigo contra sus

antiguos compañeros.Pero esa reticencia a hablar del

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antisemitismo también formaba parte de una renuencia mucho más

general y omnipresente hacia todoel fenómeno del nacionalsocialismo

y las propias posturas políticas delos policías o las de sus

compañeros durante ese período.Admitir una dimensió

explícitamente política o ideológicade su conducta, reconocer que el

mundo moralmente invertido del

nacionalsocialismo, tan enfrentadocon la cultura política y las normas

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p y

aceptadas en la década de 1960,había tenido un perfecto sentido e

esa época, significaría admitir quedesde el punto de vista político y

moral eran unos eunucos quesencillamente se adaptaban a los

regímenes sucesivos. Esa era unaverdad que pocos querían o podía

asumir.El capitán Hoffmann, que

ingresó en la organización nazi del

instituto a la edad de dieciséisaños, en las Juventudes Hitlerianas

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a los dieciocho y en el Partido y lasSS a los diecinueve, ofreció la

habitual negación de la dimensió política e ideológica. «Mi ingreso

en las Allgemeine-SS   en mayo de1933 se explica por el hecho de que

en esa época las SS se considerabauna formación puramente defensiva.

o había ninguna actitud ideológica por mi parte que motivara mi

afiliación».[8]  Bastante menos

deshonesta, aunque todavía evasiva,fue la explicación del teniente

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Drucker, el único acusado que deverdad trató de enfrentarse al

 problema de su actitud en el pasado.

«Recibí instrucción ideológicanacionalsocialista solamente dentro

del marco de entrenamiento de lasSA y también existía una cierta

influencia de la propaganda de laépoca. Como era jefe de sección e

las SA navales y entonces era

conveniente que los jefes desección fueran también miembros

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del Partido, ingresé en él pocoantes de que estallara la guerra.

Bajo la influencia de los tiempos,mi actitud hacia los judíos se

caracterizaba por una ciertaaversión. Pero no puedo decir que

odiara especialmente a los judíos[…] en cualquier caso, ésa es la

impresión que tengo ahora sobre miactitud de entonces».[9]

Los pocos casos en los que los

 policías declararon contra la brutalidad y el antisemitismo de

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otros normalmente consistían ecomentarios de agentes si

graduación acerca de algunosoficiales en particular. Por ejemplo,

hubo testigos que admitieron, co bastante reticencia, que Gnade era

un borracho cruel y sádico, nazi yantisemita «por convicción». Hubo

dos sargentos que también fueroobjeto de críticas bastante negativas

en varias de las declaraciones. A

Rudolf Grund, que desempeñaba lasfunciones de Buchmann cuando a

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éste lo excusaban de participar elas acciones judías, lo apodaron el

«enano venenoso», porquecompensaba su baja estatura

gritándoles a los hombres. Fuecalificado de «particularmente duro

y escandaloso», de «los queconsiguen lo que se proponen» y de

ser un «nazi al ciento diez por cien»que mostraba «un gran afan por 

cumplir con su deber».[10]  A

Heinrich Bekemeier lo describierocomo un «hombre muy

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desagradable» que llevaba coorgullo su insignia nazi en todo

momento. No les caía bien a sussubordinados y era especialmente

temido por los polacos y los judíos,con los que era «brutal y cruel».

Uno de sus hombres contó queBekemeier obligó a un grupo de

udíos cerca de Lomazy a cruzar agatas un charco de barro al tiempo

que cantaban. Cuando un anciano

exhausto se derrumbó y alzó lasmanos en dirección a Bekemeier 

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suplicándole que tuviera piedad, elsargento le pegó un tiro en la boca.

El testigo terminó diciendo queHeinrich Bekemeier era un «tipo

ordinario».[11]  Pero esas denuncias por parte de los policías, incluso de

aquellos superiores que no caía bien, eran muy poco habituales.

En declaraciones menosdirectas y menos cautelosas que se

hicieron durante los interrogatorios

se pone de manifiesto toda unavariedad de actitudes hacia los

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udíos. Por ejemplo, cuando se les preguntó cómo distinguían entre

 polacos y judíos en el campo,algunos de los interrogados

alegaron que por la ropa, el pelo yel aspecto general. Sin embargo,

hubo algunos que eligieron uvocabulario que todavía reflejaba

el estereotipo nazi de veinticincoaños antes: los judíos era

«sucios», «descuidados» y «menos

limpios» en comparación con los polacos.[12]  Los comentarios de

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otros policías indicaban unasensibilidad distinta que reconocía

a los judíos como seres humanostratados injustamente: iban vestidos

con harapos y estaban mediomuertos de hambre.[13]

Una dicotomía similar se reflejaen las descripciones del

comportamiento de los judíos en loslugares de las ejecuciones. Algunos

recalcaron la pasividad de los

udíos, en ocasiones de una maneramuy exculpatoria que parecía

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implicar que eran cómplices de s propia muerte. No hubo resistencia

ni ningún intento de escapar. Losudíos aceptaron su destino;

 prácticamente se tumbaban para quelos mataran sin esperar a que se lo

dijeran.[14]  En otras descripcionesel énfasis se puso claramente en la

dignidad de las víctimas; lacompostura de los judíos era

«asombrosa» e «increíble».[15]

Las pocas referencias que sehacen a las relaciones sexuales

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entre alemanes y judíos dan unavisión muy distinta del romance

 prohibido o incluso de la rápidagratificación sexual entre policías

alemanes y mujeres polacas. Ealgunos casos que involucraban a

agentes alemanes y mujeres polacasera una cuestión de dominació

sobre el impotente, de violación yvoyeurismo. El único policía al que

se vio intentando violar a una mujer 

udía en realidad fue el mismohombre denunciado después por s

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esposa a las autoridades deocupación aliada, extraditado a

Polonia y juzgado con Trapp,Buchmann y Kammer. El suboficial

que fue testigo no denunció alviolador.[16]  En el segundo caso

estaba involucrado el tenientePeters, que se emborrachaba co

vodka por la tarde y realizaba patrullas nocturnas en el gueto.

Entraba en las viviendas judías

«con botas y espuelas», arrancabade un tirón la ropa de la cama de

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las mujeres, miraba y luego se iba.Por la mañana volvía a estar 

sobrio.[17]

La mayor parte de los judíos

 permanecieron como un colectivoanónimo en las versiones de los

alemanes. Con dos excepciones. La primera: los policías

frecuentemente mencionaron sencuentro con judíos alemanes y

casi siempre recordaba

exactamente la ciudad de la que provenía el judío en cuestión: el

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condecorado veterano de laPrimera Guerra Mundial de

Bremen, la madre y la hija deKassel, la propietaria de la sala de

cine de Hamburgo, el jefe delconsejo judío de Múnich. La

experiencia debió de haber sido bastante inesperada y chocante si

 permaneció tan vivida en susmemorias, en claro contraste con s

habitual visión de los judíos como

 parte de un enemigo extranjero.Las otras víctimas judías que

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adquirieron una identidad personala ojos de los policías alemanes

fueron aquellos que trabajaban paraellos, concretamente en la cocina.

Un policía recordaba haber conseguido raciones extra para la

cuadrilla de trabajadores quesupervisaba en Luków porque «a

los judíos no se les daba prácticamente nada de comer,

incluso a aquéllos que tenían que

trabajar para nosotros». El mismoagente afirmó haber dejado escapar 

l j d l j f d l li í

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a la mujer del jefe de la policíaudía del gueto cuando lo estaba

desalojando.[18] En Miedzyrzec, unatrabajadora de la cocina le suplicó

a otro guardia que salvara a smadre y hermana durante una

redada en el gueto y éste dejó quelas trajera también a la cocina.[19]

En Kock, un policía se encontró auna mujer judía que lloraba durante

las ejecuciones de finales de

septiembre y la mandó a lacocina.[20]

P l débil l i

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Pero las débiles relaciones quese desarrollaron entre la policía y

sus ayudantes de cocina judías raravez salvaron sus vidas al final.

Cuando sus dos ayudantes de cocinano fueron a trabajar durante una

deportación desde Luków, un policía se dirigió al punto de

recogida. Las encontró a ambas, pero el soldado de las SS que

estaba al mando sólo permitió que

se fuera una de ellas. Poco despuéstambién se la llevaron.[21]

L l t d b

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Lo que los agentes recordabacon más claridad eran esas

ocasiones en las que no solamenteno salvaron a sus trabajadores

udíos, sino que en realidad sesuponía que eran ellos mismos los

que tenían que llevar a cabo lasejecuciones. En Pulawy, el capitán

Hoffmann mandó llamar al caboehring* a su dormitorio, le regaló

un buen vino y le dijo que se

dirigiera a la finca agrícola en laque había hecho guardia co

t i id d t l

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anterioridad y matara a lostrabajadores judíos. Nehrin

 protestó por esa orden porque«conocía personalmente» a muchos

de esos trabajadores, pero no lesirvió de nada. Él y su unidad

compartieron la misión con uoficial de la Gendarmerie y cuatro

o cinco hombres destinados tambiéen Pulawy. Nehring le contó al

oficial que conocía bien a muchos

de los judíos y que no podía tomar  parte en la ejecución. El oficial,

á t t H ff hi

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más atento que Hoffmann, hizo quefueran sus subordinados los que

dispararan a los 15 o 20 judíos paraque Nehring no tuviera que

 presenciarlo.[22]

En Kock, dos trabajadoras

udías de la cocina, Bluma y Ruth, pidieron ayuda para escapar. Un

 policía les advirtió de que era«inútil», pero hubo otros que las

ayudaron a huir.[23]  Dos semanas

después, algunos de los policíasencontraron a Bluma y a Rut

did bú k j t

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escondidas en un búnker junto couna docena de judíos más. Uno de

los soldados que las reconoció tratóde irse porque sabía lo que se

avecinaba. En lugar de eso, leordenaron disparar. Se negó y se

marchó de todas formas, pero todoslos judíos del búnker, incluidas las

antiguas ayudantes de cocina,fueron asesinados.[24]

En Komarówka, la segunda

sección de la segunda compañía almando de Drucker tenía dos

trabajadores judíos en la cocina

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trabajadores judíos en la cocinaconocidos como Jutta y Harry. Un

día, Drucker dijo que ya no se podían quedar más tiempo y que no

se podía hacer otra cosa más quematarlos. Unos cuantos policías se

llevaron a Jutta al bosque yentablaron conversación con ella

antes de dispararle por detrás. Pocodespués, a Harry le pegaron un tiro

en la parte de atrás de la cabeza

mientras recogía bayas.[25]  Estabaclaro que los policías se había

tomado molestias añadidas para

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tomado molestias añadidas paramatar a las víctimas desprevenidas

que les habían preparado la comidadurante los últimos meses y a

quienes conocían por su nombre.¡Según los parámetros de 1942

en cuanto a las relaciones entrealemanes y judíos, ofrecer una

muerte rápida sin la agonía quesuponía la anticipación era

considerado como un ejemplo de

compasión humana!Mientras que las declaraciones

de los policías ofrecen escasa

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de los policías ofrecen escasainformación sobre las actitudes

alemanas hacia los polacos yudíos, sí que contiene

comentarios frecuentes y bastantecondenatorios sobre el trato de los

 polacos a los judíos. Al evaluar este testimonio se deben tener e

cuenta al menos dos factores.Primero, que como es natural, la

 policía alemana mantenía u

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conducta de los polacos con los quelos policías alemanes tenía

contacto directo

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 874/1971

contacto directo.En mi opinión, esta falta de

objetividad inherente todavía setergiversa más debido a un segundo

factor. Es justo especular que loscomentarios de los alemanes sobre

el antisemitismo de los polacosimplicaban un alto grado de

 proyección. Esos agentes, cofrecuencia poco dispuestos a

realizar afirmaciones acusatorias

acerca de sus compañeros o a decir la verdad sobre ellos mismos,

debieron de encontrar un alivio

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debieron de encontrar un alivio psicológico considerable e

compartir la culpa con los polacos.Se podía hablar de las fechorías de

los polacos con bastante franqueza,mientras que al hacerlo sobre los

alemanes se mostraba muchacautela. En realidad, cuanto mayor 

era la parte de culpa de los polacosmenos de ésta les quedaba a los

alemanes. Al sopesar el siguiente

testimonio deben tenerse en cuentaestas reservas.

La letanía de acusaciones

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La letanía de acusacionesalemanas contra los polacos

empezó, igual que las matanzas esí, con los acontecimientos de

Józefów. Según uno de los policías,el alcalde polaco distribuyó

 botellas de schnapps  entre losalemanes en el mercado.[26]  Segú

otros, los polacos ayudaron a sacar a los judíos de sus viviendas y

revelaron sus escondites e

 búnkeres construidos en el jardín otras paredes dobles. Incluso

después de que los alemanes

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después de que los alemanesterminaran el registro, los polacos

siguieron llevando judíos almercado de uno en uno durante toda

la tarde. Entraban en las casasudías y empezaban a saquearlas e

cuanto se llevaban a sus habitantes;cuando se terminaban las

ejecuciones desvalijaban loscadáveres de los judíos.[27]

La acusación clásica la hizo el

capitán Hoffmann, un hombre queafirmaba no recordar absolutamente

nada sobre la masacre que s

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nada sobre la masacre que scompañía había realizado e

Konskowola. Sin embargo, seacordaba con exquisito detalle de

lo que sigue. Después de habersedisuelto el cordón exterior y de que

su compañía se hubiera dirigido alcentro de la ciudad de Józefów, dos

estudiantes polacos lo invitaron asu casa para tomar un vodka. Los

óvenes polacos intercambiaron co

Hoffmann versos en latín y griego, pero no ocultaron sus ideas

políticas. «Los dos era

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 políticas. «Los dos eranacionalistas polacos que se

expresaban con enojo sobre lamanera en que se los trataba y

 pensaban que Hitler sólo tenía u punto a su favor, que los estaba

liberando de los judíos».[28]

Prácticamente en ninguna

versión de las «cacerías de judíos»se omitía el hecho de que la mayor 

 parte de las guaridas y búnkeres

eran revelados por «agentes»,«informantes», «mensajeros

forestales» y enojados campesinos

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forestales» y enojados campesinos polacos. Pero la manera de decirlo

de los policías desvelaba algo másque una mera información sobre la

conducta de los polacos. Una y otravez utilizaron la palabra

«traicionados» con sincuestionable connotación de

fuerte condena moral.[29]  En estesentido, Gustav Michaelson fue muy

explícito. «Por aquel entonces me

 pareció muy perturbador que la población polaca delatara a esos

udíos que se habían escondido. Los

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ud os que se ab a esco d do. osudíos se habían camuflado muy

 bien en el bosque, en búnkeres bajotierra o en otros escondites y nunca

los hubiesen encontrado si la población civil polaca no los

hubiera traicionado».[30]

Michaelson pertenecía a la minoría

de policías «débiles» que nuncadispararon y que, por lo tanto,

 podía expresar su crítica moral co

algo menos de absoluta hipocresía.o se puede decir lo mismo de

muchos otros que acusaron a los

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q polacos de «traición» si

mencionar nunca que reclutar a esas personas y premiar esa conducta

era parte de la política alemana.Otra vez fue el

despiadadamente honesto BrunoProbst, quien puso el asunto en una

 perspectiva más equilibrada.Observó que las «cacerías de

udíos» con frecuencia venía

 provocadas por chivatazos de losinformantes polacos. Pero añadió:

«También recuerdo que por esa

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q pépoca también empezamos

 paulatinamente a ejecutar a los polacos que proporcionaba

alojamiento a los judíos, de unamanera más sistemática que antes.

Casi siempre incendiábamos susgranjas al mismo tiempo».[31]

Aparte del policía que declarósobre la mujer polaca que fue

entregada por su padre y ejecutada

 por esconder a judíos en su sótanoen Kock, Probst fue el único entre

210 testigos que reconoció la

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g qexistencia de la política alemana de

ejecutar de forma metódica a los polacos que escondían judíos.

Probst también contó otrahistoria. En una ocasión, el teniente

Hoppner dirigía una patrulla quedescubrió un búnker con diez judíos

dentro. Un joven dio un paso alfrente y dijo que él era polaco y que

se había escondido allí para poder 

estar con su esposa. Hoppner le dioa elegir entre marcharse o ser 

ejecutado junto a su esposa judía.

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j j p jEl polaco se quedó y lo mataron.

Probst concluyó diciendo queHoppner no le hizo esa oferta e

serio. Si el polaco hubiera decididoirse, «sin duda» le hubiera

disparado «al intentar escapar».[32]

Los policías alemanes

describieron otros ejemplos de lacomplicidad polaca. E

Konskowola, a un policía asignado

al cordón se le acercó una mujer que iba vestida como una

campesina polaca. Los polacos que

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p p p qhabía cerca dijeron que era una

mujer judía disfrazada, pero el policía la dejó pasar de todas

formas.[33]  Unos cuantos policíascontaron que los polacos arrestaba

y retenían a los judíos hasta que losalemanes podían acudir y

ejecutarlos.[34] En varias ocasioneslos judíos habían sido golpeados

cuando llegaron los alemanes.[35]

Sin embargo, sólo hubo un testigoque explicó que los policías

 polacos acompañaron a lasll l i i

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 patrullas alemanas y participaron e

la ejecución en dos ocasiones.[36]

En cambio, Toni Bentheim relató lo

sucedido cuando la policía deKomarówka informó de que había

capturado a cuatro judíos. Drucker le ordenó a Bentheim que los

matara. Después de llevárselos alcementerio, donde tenía intenció

de dispararles él solo, su metralleta

se encasquilló. Entonces le preguntó al policía polaco que lo

había acompañado «si queríah él Si b

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hacerse cargo él. Sin embargo, para

mi sorpresa, dijo que no». Bentheiutilizó su pistola.[37]

Las descripciones de lacomplicidad polaca por parte de

los alemanes no son falsas.Desgraciadamente, el tipo de

conducta atribuida a los polacos seconfirma en otras versiones y

ocurría con mucha frecuencia. Al

fin y al cabo, el Holocausto es unahistoria con muy pocos héroes y co

demasiados ejecutores y víctimas.L l d l d i i

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Lo malo de las descripciones

alemanas es la distorsió polifacética en la perspectiva. Los

 policías no dijeron mucho sobre laayuda que los polacos prestaban a

los judíos y del castigo que lesinfligían los alemanes por tal ayuda.

Casi no se dijo nada acerca del papel de los alemanes a la hora de

incitar las «traiciones» de los

 polacos que ellos condenaban cotanta hipocresía. Tampoco se

apuntó nada sobre el hecho de quel id d á d d

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las unidades más grandes de

auxiliares asesinos, los famososiwis, no estaban compuestas de

nativos, en marcado contraste cootras nacionalidades de la Europa

del Este dominada por elantisemitismo. Por lo tanto, e

algunos aspectos, los comentariosde los agentes alemanes sobre los

 polacos revelan tantas cosas de

unos como de otros.

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Capítulo 18

Hombres grises

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g

¿Por qué la mayor parte de losagentes del Batallón de Reserva

Policial 101 se convirtieron easesinos mientras que sólo una

minoría de quizás un 10 por ciento(sin duda no más del 20 por ciento)no lo hizo? Anteriormente se buscaron varias explicaciones para

entender tal comportamiento: lainsensibilidad en tiempo de guerra,

el racismo, la segmentación y rutinade la tarea la selección especial de

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de la tarea, la selección especial de

los ejecutores, la ambición por ascender, el acatamiento de las

órdenes, la deferencia hacia laautoridad, el adoctrinamiento

ideológico y la conformidad. Estosfactores se pueden aplicar e

distinto grado, pero a todos se les pueden hacer salvedades.

Las guerras han estado siempre

acompañadas de atrocidades. Talcomo dijo John Dower en s

extraordinario libro War without ercy: Race and Power in the

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ercy: Race and Power in the

acific War , los «odios de guerra» provocan los «crímenes de

guerra».[1]  Por encima de todo,cuando unos estereotipos raciales

negativos profundamente arraigadosse suman al endurecimiento que

conlleva el hecho de mandar hombres armados a que se mate

unos a otros en masa, la frágil trama

de los convencionalismos bélicos ylas reglas de combate se rompe aú

con más frecuencia y ferocidad por todos lados De ahí la diferencia

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todos lados. De ahí la diferencia

que hay entre una guerra másconvencional —entre Alemania y

los Aliados, por ejemplo—, y las«guerras raciales» del pasado

reciente. Desde la «guerra de ladestrucción» nazi en la Europa del

Este y la «guerra contra los judíos»hasta la «guerra sin piedad» en el

Pacífico y más recientemente e

Vietnam, todos los soldados hantorturado y matado salvajemente a

civiles y prisioneros indefensos comucha frecuencia y han cometido

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mucha frecuencia, y han cometido

otras muchas atrocidades. Elestudio de Dower sobre unidades

norteamericanas enteras destinadasen el Pacífico, que alardeaba

abiertamente de su política de «nohacer prisioneros» y que de forma

rutinaria recogían partes del cuerpode soldados japoneses como

recuerdo del campo de batalla, es

una lectura escalofriante paracualquiera que suponga co

 petulancia que las atrocidades de laguerra fueron monopolio del

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guerra fueron monopolio del

régimen nazi.La guerra, y sobre todo la

guerra racial, conduce alsalvajismo y éste a la atrocidad. Se

 puede alegar que esta característicacomún va desde Bromberg[2]  y

Babi-Yar, pasando por NuevaGuinea y Manila, hasta My Lai.

Pero si la guerra, y especialmente

la guerra racial, era un contextofundamental en el que operaba el

Batallón de Reserva Policial 101(como de hecho debo suponer)

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(como de hecho debo suponer),

¿hasta qué punto la noción deinsensibilidad en tiempo de guerra

explica la conducta específica delos policías en Józefów y e

acciones posteriores? ¿Quédistinciones deben hacerse e

 particular entre los diferentes tiposde crímenes de guerra y las formas

de pensar de los hombres que los

cometieron?Muchas de las atrocidades más

conocidas cometidas en tiempo deguerra —Oradour y Malmédy los

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guerra Oradour y Malmédy, los

aponeses arrasando Manila, losasesinatos salvajes de prisioneros

 por parte de los norteamericanos yla mutilación de los cadáveres e

muchas islas del Pacífico y lamasacre de My Lai— implicaro

una especie de «exaltación delcampo de batalla». Los soldados

que se habituaron a la violencia,

que se habían vuelto insensiblesante el hecho de acabar con vidas

humanas, que estaban amargadospor sus propias bajas y frustrados

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 por sus propias bajas y frustrados

 por la tenacidad de un enemigoinsidioso y aparentemente

inhumano, en algunas ocasionesexplotaban y en otras decidían de

forma inexorable vengarse a la primera oportunidad. Aunque las

atrocidades de este tipo muy amenudo eran toleradas, aprobadas o

animadas tácitamente (a veces

incluso de forma explícita) por elementos de la estructura de

mando, no representaban la políticaoficial del gobierno.[3] A pesar de

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oficial del gobierno.   A pesar de

la propaganda henchida de odio decada nación y la retórica

exterminadora de muchos jefes ycomandantes, tales atrocidades

todavía suponían un fracaso de ladisciplina y de la cadena de mando.

o se trataba de un «procedimientonormalizado».

Otro tipo de atrocidades,

carentes de la inmediatez delfrenesí del campo de batalla y que

suponían una completa expresión dela política gubernamental, sí era

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p g ,

decididamente «procedimientosnormalizados». Los bombardeos

con bombas incendiarias deciudades alemanas y japonesas, la

esclavización y los malos tratoscriminales de peones extranjeros e

los campos de trabajo y fabricasalemanes o a lo largo de la línea de

ferrocarril Siam-Burma, las

ejecuciones como represalia decientos de civiles por cada soldado

alemán muerto en un ataque partisano en Yugoslavia o en

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p g

cualquier otro lugar del este deEuropa; ésos no fueron casos de

explosiones espontáneas o devenganza cruel de hombres

envilecidos, sino de políticasgubernamentales ejecutadas

metódicamente.Las dos clases de atrocidades

se dan en el contexto degradante de

la guerra, pero los soldados quellevan a cabo las «atrocidades por 

cuestiones políticas» tienen uestado de ánimo distinto. No actúa

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a causa de la exaltación, amargura ofrustración, sino de manera

calculadora. Está claro que losagentes del Batallón de Reserva

Policial 101, por el hecho de haber implementado la sistemática

 política nazi de exterminar aludaísmo europeo, pertenecen a la

segunda categoría. Aparte de unos

cuantos de los hombres de másedad que eran veteranos de la

Primera Guerra Mundial y de unos pocos suboficiales que habían sido

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p q

trasladados a Polonia desde Rusia,los policías del batallón no había

entrado en combate ni se habíaencontrado con un enemigo

mortífero. La mayoría no habíadisparado ni una vez con furia, ni

les habían disparado nunca a ellos yni mucho menos habían perdido a

compañeros que lucharan a su lado.

Por lo tanto, el envilecimiento detiempo de guerra causado por el

combate previo no era unaexperiencia inmediata que

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p q

influenciara de forma directa elcomportamiento de los policías e

Józefów. Sin embargo, una vezempezaron las matanzas, los agentes

se volvieron cada vez más crueles.Igual que en el combate, el horror 

del encuentro inicial al final seconvirtió en rutina y matar empezó

a ser cada vez más fácil. En ese

sentido, la insensibilidad no fue lacausa, sino el efecto de la conducta

de esos hombres. No obstante, no hay duda de que

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el contexto de la guerra debetomarse en cuenta de una manera

más general que como una causa decrueldad y exaltación inducidas por 

el combate. La guerra, una luchaentre «los nuestros» y «el

enemigo», crea un mundo polarizado en el que «el enemigo»

se convierte en un objeto y se saca

del conjunto de obligacioneshumanas. La guerra es el medio más

 propicio en el que los gobiernos pueden adoptar la «atrocidad como

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 política» y encontrar pocasdificultades para llevarla a cabo.

Tal como ha observado JohnDower, «la Deshumanización del

Otro contribuyó en enorme medidaal distanciamiento psicológico que

facilitaba el hecho de matar».[4]  Eldistanciamiento, y no la exaltació

y la crueldad, es una de las claves

de la conducta del Batallón deReserva Policial 101. La guerra y

la creación de estereotipos racialesnegativos fueron dos factores de

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este alejamiento que se reforzabamutuamente.

Muchos estudiosos delHolocausto, en especial Raul

Hilberg, han enfatizado los aspectosadministrativos y burocráticos del

 proceso de destrucción.[5]  Esteenfoque pone de relieve el grado e

que la vida burocrática moderna

fomenta un distanciamientofuncional y físico de la misma

manera que la guerra y losestereotipos raciales negativos

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 promueven un distanciamiento psicológico entre el autor del

crimen y la víctima. En realidad,muchos de los que perpetraron el

Holocausto fueron los llamados«asesinos de oficina», cuyo papel

en el exterminio masivo se viofacilitado en gran medida por la

naturaleza burocrática de s

 participación. A menudo su trabajoera un paso minúsculo dentro del

 proceso total de aniquilación y lorealizaban de manera rutinaria, si

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ver nunca a las víctimas a las queafectaban sus acciones. Dividido,

rutinario y despersonalizado, eltrabajo del burócrata o especialista,

tanto si se trataba de confiscar  propiedades, programar trenes,

redactar el borrador de las leyes,mandar telegramas o compilar 

listas, se podía realizar si

enfrentarse a la realidad de losasesinatos en masa. Por supuesto,

un lujo así no lo disfrutaron losmiembros del Batallón de Reserva

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Policial 101, que estabaliteralmente empapados en la

sangre de las víctimas a las quedisparaban a quemarropa. Nadie se

enfrentó a la realidad del asesinatocolectivo de una manera más

directa que los policías en los bosques de Józefów. La

segmentación y la rutina, los

aspectos despersonalizadores delasesinato burocratizado, no puede

explicar la conducta inicial que el batallón tuvo allí.

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 No obstante, el efecto psicológico de facilitación que

tenía la división del trabajo en el proceso de las matanzas no fue

totalmente desdeñable. Mientrasque algunos miembros del batalló

sí que, en efecto, llevaron a caboejecuciones sin la ayuda de nadie

en Serokomla, Talcyn, Kock y, más

adelante, durante el curso de lasinnumerables «cacerías de judíos»,

las acciones de más envergadurasupusieron operaciones conjuntas y

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reparto de los cometidos. Los policías siempre formaban el

cordón y muchos de ellos participaron directamente

conduciendo a los judíos desde suscasas al punto de reunión y luego a

los trenes de la muerte. Pero en lasejecuciones en masa de más

magnitud se trajero

«especialistas» para que lasllevaran a cabo. En Lomazy, los

iwis  habrían efectuado losfusilamientos ellos solos si no

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hubiesen estado demasiado borrachos para terminar el trabajo.

En Majdanek y Poniatowa, durantel a Erntefest , la Policía de

Seguridad de Lublin proporcionólos tiradores. Las deportaciones

hacia Treblinka tuvieron unaventaja añadida desde el punto de

vista psicológico. No sólo fuero

otros los que realizaron lasejecuciones, sino que además se

llevaron a cabo fuera de la vista delos agentes que desalojaban los

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guetos y que obligaban a los judíosa subir a los trenes de la muerte.

Tras el horror auténtico deJózefów, la indiferencia de los

 policías, su sensación de no participar realmente ni de ser 

responsables de sus acciones posteriores en el desalojo de los

guetos y el servicio en el cordón, es

un crudo testimonio de los efectosinsensibilizadores de la divisió

del trabajo. ¿Hasta qué punto, si esque hay alguno, los hombres del

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Batallón de Reserva Policial 101representaron un proceso de

selección especial para la tareaconcreta de llevar a cabo la

Solución Final? Según unainvestigación reciente del

historiador alemán Hans-HeinricWilhelm, el departamento de

 personal de la Oficina Central de

Seguridad del Reich  de ReinhardHeydrich dedicó un tiempo y

esfuerzo considerables aseleccionar y asignar a los oficiales

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 para los Einsatzgruppen.[6]Himmler, ansioso por conseguir el

hombre adecuado para el trabajoadecuado, también fue prudente al

seleccionar a los altos mandos delas SS y la Policía y a otros jefes e

 puestos clave. De ahí su insistenciaen mantener al desagradable

Globocnik en Lublin a pesar de sus

antecedentes de corrupción y de lasobjeciones a su nombramiento

incluso dentro del partido nazi.[7]En su libro In That Darkness, u

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estudio clásico sobre Franz Stangl,el comandante de Treblinka, Gitta

Sereny terminaba diciendo que sedebió de haber tenido un cuidado

especial para escoger a sólo 96 personas de entre unas 400 para que

fueran trasladadas desde el programa de eutanasia en Alemania

hacia los campos de exterminio de

Polonia.[8]  ¿Hubo alguna otra política de selección similar, una

cuidadosa elección del personalespecíficamente adecuado para el

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asesinato colectivo, quedeterminara la creación del

Batallón de Reserva Policial 101?Por lo que hace referencia a las

tropas, la respuesta es un no coreservas. En realidad, según la

mayoría de criterios, ocurrió justolo contrario. Si se tienen en cuenta

la edad, la procedencia geográfica

y el origen social, los hombres delBatallón de Reserva Policial 101

eran los que menos posibilidadestenían de ser considerados u

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material adecuado para formar futuros ejecutores de matanzas. Si

nos basamos en estos criterios, latropa (de mediana edad, la mayoría

de extracción obrera, de Hamburgo)no comportaba una selecció

especial o siquiera aleatoria, sinoque a efectos prácticos supuso una

elección negativa para la tarea que

estaba por venir. No obstante, en un sentido sí

que pudo haberse realizado un tipode selección anterior y más general.

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El alto porcentaje de miembros del partido entre las tropas del

 batallón, un 25 por ciento, que era particularmente desproporcionado

entre los que pertenecían a la clasetrabajadora, sugiere que el

reclutamiento inicial de reservistas,realizado mucho antes de que se

 previera utilizarlos como asesinos

en la Solución Final, no fue hechototalmente al azar. Si al principio

Himmler consideraba a losreservistas como una posible fuerza

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de seguridad interna mientrashubiera gran cantidad de policías e

activo emplazados en el extranjero,es lógico pensar que se habría

cuidado mucho de reclutar ahombres de dudosa fiabilidad

 política. Una solución hubiera sidodestinar al servicio de reserva u

mayor porcentaje de miembros del

Partido de mediana edad que de la población en general. Pero la

existencia de una política así no esmás que una sospecha, puesto que

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no se han encontrado documentosque prueben que los miembros del

 partido eran enviados a lasunidades de reserva de la Policía

del Orden de forma deliberada.Aún es más difícil exponer los

argumentos a favor de la seleccióespecial de los oficiales. De

acuerdo con los criterios de las SS,

el comandante Trapp era un alemán patriótico pero tradicional y

demasiado sentimental, lo que en laAlemania nazi estaba considerado

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con desdén como algo «débil» y«reaccionario». Lo que sin duda es

significativo es que, a pesar delconsciente esfuerzo de Himmler y

Heydrich para fusionar las SS y la policía, y del hecho de que Trapp

era un veterano condecorado de laPrimera Guerra Mundial, un policía

 profesional y Alter Kämpfer   que

ingresó en el partido en 1932, a élnunca lo introdujeron en las SS. No

hay duda de que no le asignaron elmando del Batallón de Reserva

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Policial 101 ni lo destinaroconcretamente a Lublin por s

supuesta idoneidad como asesinode masas.

El resto de oficiales del batallón ni mucho menos so

tampoco muestra de una política decuidadosa selección. A pesar de sus

impecables referencias en el

 partido, tanto a Hoffmann como aWohlauf los relegaron a lentas

trayectorias profesionales según loscriterios de las SS. La carrera de

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Wohlauf en la Policía del Orden enconcreto se caracterizó por 

evaluaciones mediocres y hastanegativas. Irónicamente, fue el

relativamente mayor (cuarenta yocho años) teniente de reserva

Gnade, y no los dos jóvenescapitanes de las SS, quien resultó

ser uno de los asesinos más

despiadados y sádicos, un hombreque disfrutaba con su trabajo. Por 

último, la designación del tenientede reserva Buchmann ni mucho

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menos pudo haber venido dealguien que estuviera seleccionando

a conciencia a futuros asesinos.Resumiendo, al Batallón de

Reserva Policial 101 no lomandaron a Lublin a matar a los

udíos porque estuviera formado por agentes especialmente elegidos

o que fueran considerados

 particularmente idóneos para esalabor. Por el contrario, el batallón

estaba constituido por los «restos»del contingente de hombres

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disponible en esa etapa de laguerra. Lo emplearon para matar a

los judíos porque era el único tipode unidad al que se podía recurrir 

 para esos servicios tras las líneasdel frente. Lo más probable es que

Globocnik sencillamente asumieracomo norma que cualquier batalló

que se cruzara en su camino, fuera

cual fuera su composición, seríacapaz de realizar esa tarea asesina.

Si fue así, debió de llevarse unadecepción después de lo de

f l l l

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Józefów, pero a la larga losacontecimientos le dieron la razón.

Hay muchos estudios sobreasesinos nazis que han sugerido u

tipo de selección distinto,concretamente la autoselección para

el partido y las SS de personas couna disposición para la violencia

 poco habitual. Poco después de la

guerra, Theodor Adorno y otrosdesarrollaron el concepto de

«personalidad autoritaria». Comocreían que las influencias de la

i ió l h bí

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situación y el entorno ya habíasido estudiadas, decidiero

centrarse en factores psicológicosdesatendidos hasta la fecha.

Empezaron con la hipótesis de queciertos rasgos profundamente

arraigados de la personalidadhacían que los «individuos

 potencialmente fascistoides» fuera

especialmente influenciables por la propaganda antidemocrática.[9]  Sus

investigaciones les llevaron acompilar una lista con los rasgos

á i ( did di

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más importantes (medidos mediantela denominada escala F) de la

«personalidad autoritaria»: rígidaadhesión a los valores

tradicionales; sumisión a las figurasde autoridad; agresividad contra los

que no pertenecen a su grupo;oposición a la introspección, a la

reflexión y a la creatividad;

tendencia a la superstición y aforjar estereotipos; preocupació

 por el poder y la «dureza»; carácter destructivo y cinismo; capacidad de

ió ( l di i ió

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 proyección («la disposición a creer que en el mundo están pasando

cosas salvajes y peligrosas» y «laexteriorización de impulsos

emocionales inconscientes»); y una preocupación excesiva por la

sexualidad. Concluyeron que elindividuo antidemocrático «alberga

unos fuertes impulsos agresivos

subyacentes» y los movimientosfascistas le permiten dirigir esta

agresividad mediante la violenciatolerada contra grupos identificados

id ló i t di ti t [10]

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ideológicamente como distintos.[10]Zygmunt Bauman ha sintetizado ese

enfoque de la siguiente forma: «Elnazismo fue cruel porque los nazis

eran crueles; y los nazis eracrueles porque la gente cruel tendía

a convertirse en nazi».[11]

  Es muycrítico con la metodología de

Adorno y sus colegas, que omitía

las influencias sociales, y con lainsinuación de que la gente

corriente no cometía atrocidadesfascistas.

L t i d f d

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Los posteriores defensores deuna explicación psicológica ha

modificado el enfoque de Adornofusionando de una manera más

explícita los factores psicológicos ysituacionales (sociales, culturales e

institucionales). Tras estudiar a ungrupo de hombres que se había

 presentado voluntarios para las SS,

John Steiner llegó a la conclusióde que «parece existir un proceso

de autoselección para la brutalidad».[12]  Él propuso el

concepto del d rmiente : ciertas

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concepto del «durmiente»: ciertascaracterísticas de la personalidad

de individuos con tendenciasviolentas que normalmente

 permanecen latentes pero que pueden activarse bajo ciertas

condiciones. En la caóticaAlemania de después de la Primera

Guerra Mundial, las personas que

 puntuaban alto en la escala F sesintieron atraídas en número

desmesurado por elnacionalsocialismo como una

«subcultura de la violencia» y e

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«subcultura de la violencia», y e particular por las SS, que les

 proporcionaban los incentivos y elapoyo necesarios para la completa

realización de su potencialviolento. Después de la Segunda

Guerra Mundial, esos hombresvolvieron a un comportamiento

respetuoso con la ley. Con ello,

Steiner concluye que «la situaciótendía a ser el factor determinante

más inmediato del comportamientode las SS», pues despertaba al

«durmiente»

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«durmiente».Ervin Staub acepta el concepto

de que «algunas personas seconvierten en autores de un crime

como resultado de su personalidad;son objeto de una “autoselección”».

Pero concluye que el «durmiente»de Steiner es un rasgo muy común, y

que en unas circunstancias

concretas mucha gente tienecapacidad para la violencia

extrema y la destrucción de la vidahumana.[13]  De hecho, Staub pone

mucho énfasis en que «los procesos

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mucho énfasis en que «los procesos psicológicos habituales, las

motivaciones humanas normales ycorrientes y ciertas tendencias

 básicas pero no inevitables del pensamiento y sentimiento

humanos» son las «fuentes principales» de la capacidad

humana para la destrucción en masa

de la vida de sus semejantes. «Lamaldad que surge del pensamiento

normal y es cometida por personascorrientes es la norma, no la

excepción»[14]

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excepción».Si Staub hace que el

«durmiente» de Steiner no sea algoexcepcional, Zygmunt Bauman llega

al punto de descartarlo por tratarsede una «base metafísica». Para

Bauman, «el origen de la crueldades mucho más social que

caracterológico».[15]

  Bauma

sostiene que la mayoría de las personas se «meten» dentro del

 papel que la sociedad les proporciona y es muy crítico co

cualquier implicación de que las

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cualquier implicación de que las«personalidades incorrectas» son la

causa de la crueldad humana. Paraél, la excepción, el verdadero

«durmiente», es ese individuo pococomún que tiene la capacidad de

resistirse a la autoridad y de hacer valer una autonomía moral, pero

que raras veces es consciente de

esa fuerza escondida hasta que se pone a prueba.

Aquéllos que hacen hincapié ela importancia relativa o absoluta

de los factores ambientales sobre

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de los factores ambientales sobrelas características psicológicas del

individuo siempre apuntan alexperimento que Philip Zimbardo

realizó en la prisión de Stanford.[16]

Zimbardo eliminó de la

investigación a todo aquel cuya puntuación se alejaba del límite de

lo normal en una batería de tests

 psicológicos que incluía uno queevaluaba la «rígida adhesión a los

valores tradicionales y una actitudde sumisión y aceptación ante la

autoridad» (esto es la escala F del lid d i i )

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autoridad» (esto es, la escala F dela «personalidad autoritaria»),

dividió aleatoriamente eguardianes y prisioneros s

homogéneo grupo de personasevaluadas como «normales» y los

 puso en una prisión simulada.Aunque la violencia física

declarada estaba prohibida, al cabo

de seis días, la estructura inherentea la vida en prisión (en la que los

guardias, que actuaban por turnosde tres hombres, tenían que idear 

maneras de controlar a la poblaciód i i h á

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maneras de controlar a la poblacióde prisioneros, que era mucho más

numerosa) había causado unarápida escalada de brutalidad,

humillación y deshumanización.«Lo más dramático y angustioso

 para nosotros fue observar lafacilidad con la que se suscitaba u

comportamiento sádico e

individuos que no eran el“prototipo de sádico”.» Zimbardo

concluía que sólo la situación de la prisión era «condición suficiente

para provocar una conductab i i l

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 para provocar una conductaaberrante y antisocial».

Quizá lo más relevante paraeste estudio sobre el Batallón de

Reserva Policial 101 sea elespectro de comportamiento que

Zimbardo descubrió en su muestrade 11 guardianes. Cerca de un

tercio de los carceleros se

mostraron «crueles y agresivos».Constantemente inventaban nuevas

formas de acoso y disfrutaban de s poder recién descubierto para

comportarse de manera insensible ybit i H b d

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comportarse de manera insensible yarbitraria. Hubo un segundo grupo

de guardias que fueron «duros peroustos». «Siguieron las reglas del

uego» y no se desviaron de scamino para maltratar a los presos.

Sólo dos (esto es, menos del 20 por ciento) resultaron ser «guardias

 buenos» que no castigaron a los

 prisioneros e incluso les hiciero pequeños favores.[17]

El espectro del comportamientode los guardias de Zimbardo posee

un asombroso parecido con losi d t d l

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un asombroso parecido con losgrupos que surgieron dentro del

Batallón de Reserva Policial 101:un núcleo de asesinos cada vez más

entusiastas que se ofrecíavoluntarios para los pelotones de

ejecución y las «cacerías deudíos»; un grupo más numeroso de

 policías que disparaban y

desalojaban los guetos cuando asíse les ordenaba, pero que no

 buscaban oportunidades para matar (y que en algunos casos se

abstenían de hacerlo,t i i d l ó d d

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,contraviniendo las órdenes, cuando

nadie controlaba sus acciones); y u pequeño grupo (menos del 20 por 

ciento) que se negaban y lo rehuían.Además de esta sorprendente

semejanza entre los guardianes deZimbardo y los policías del

Batallón de Reserva Policial 101,

debe tenerse en cuenta otro factor más al considerar la relevancia de

la autoselección basándose en la predisposición psicológica. El

 batallón estaba formado por tenientes de reserva y agentes que

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ptenientes de reserva y agentes que,

sencillamente, habían sidoreclutados en cuanto estalló la

guerra. Los suboficiales habíaingresado en la Policía del Orde

antes de la guerra porque, o bieesperaban ejercer profesionalmente

de policías (en este caso en la

 policía metropolitana de Hamburgo,no en la policía política o

Gestapo), o bien querían evitar quelos reclutaran en el ejército. E

esas circunstancias es difícilpercibir cualquier mecanismo de

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 percibir cualquier mecanismo de

autoselección mediante el cual los batallones de reserva de la Policía

del Orden pudieran haber atraídouna concentración poco común de

hombres propensos a la violencia.En realidad, aunque la Alemania

nazi ofreciera unas rutas

 profesionales excepcionalmentenumerosas que aprobaban y

 premiaban el comportamientoviolento, el reclutamiento aleatorio

del resto de la población, de la queya se habían filtrado los individuos

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p , qya se habían filtrado los individuos

más proclives al uso de la fuerza, posiblemente producía un número

incluso menor a la media de«personalidades autoritarias».

Resumiendo, la autoselecció basada en los rasgos de la

 personalidad ayuda muy poco a

explicar la conducta de los agentesdel Batallón de Reserva Policial

101.Si la selección especial

desempeñó un papel pequeño y laautoselección aparentemente

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p p p p q yautoselección aparentemente

ninguno, ¿qué hay del interés personal y el arribismo? Aquellos

que admitieron haber estado entrelos tiradores no justificaron s

comportamiento coconsideraciones sobre su carrera

 profesional. Sin embargo, contrasta

el hecho de que el tema de laambición personal fue mucho más

claramente articulado por varios delos hombres que no dispararon. Al

explicar su conducta excepcional,el teniente Buchmann y Gustav

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el teniente Buchmann y Gustav

Michaelson observaron que, adiferencia de sus compañeros

oficiales o camaradas, ellos teníauna profesión bien establecida en la

vida civil a la cual regresar y notenían ninguna necesidad de

considerar las posibles

repercusiones negativas en unafutura carrera profesional en la

 policía.[18]

  Buchmann eraclaramente reacio a que la Fiscalía

utilizara su comportamiento econtra de los acusados y por eso

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contra de los acusados y por eso

 pudo destacar el hecho de que elfactor profesional debía

considerarse un criterio moral aluzgar a unos hombres que actuaba

de forma distinta. Pero ladeclaración de Michaelson no

estaba influenciada por semejantes

reflexiones o reticencias.Además del testimonio de los

que no se sentían sujetos a ningunaconsideración profesional, está el

comportamiento de aquéllos que deforma clara sí lo estaban El capitá

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forma clara sí lo estaban. El capitá

Hoffmann es un típico ejemplo deun hombre impulsado por s

arribismo. Paralizado por losdolores de estómago —inducidos

de forma psicosomática (en parte,si no del todo) por las acciones

asesinas del batallón—, intentó

obstinadamente ocultar senfermedad a sus superiores e

lugar de utilizarla para escapar desu situación. Se expuso a la

manifiesta sospecha de cobardíapor parte de sus subordinados en u

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 por parte de sus subordinados en u

vano intento de mantener el mandode su compañía. Y cuando al final

lo relevaron, también protestó esadecisión que amenazaba su carrera

 profesional. Dado el número deagentes del Batallón de Reserva

Policial 101 que se quedaron en la

 policía después de la guerra, paramuchos otros las ambiciones

 profesionales debieron dedesempeñar también un papel

importante.Entre los autores de las

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Entre los autores de las

matanzas, la explicación para s propio comportamiento que

tradicionalmente se ha citado comás frecuencia ha sido, claro está,

las órdenes. La cultura políticaautoritaria de la dictadura nazi,

salvajemente intolerante con el

desacuerdo manifiesto, junto con latípica necesidad militar de acatar 

las órdenes y la inflexibleimposición de la disciplina, crearo

una situación en la cual losindividuos no tenían elección.

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individuos no tenían elección.

Insistieron en que órdenes eraórdenes y en semejante clima

 político no se podía esperar quenadie las desobedeciera. La

desobediencia suponía coseguridad el campo de

concentración si no la ejecució

inmediata, posiblemente tambié para sus familias. Los autores se

habían encontrado metidos en unasituación de tremenda «coacción»,

y por lo tanto no se les podíaconsiderar responsables de las

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p

acciones que cometieron. Al menos,eso es lo que los acusados dijero

uicio tras juicio en la Alemania dedespués de la guerra.

 No obstante, hay un problemageneral en esta explicación.

Sencillamente, en los últimos

cuarenta y cinco años ningúabogado de la defensa o acusado e

ninguno de los cientos de juicioscelebrados tras la guerra ha sido

capaz de documentar ni un solocaso en el cual la negativa a

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g

obedecer una orden de matar aciviles desarmados tuviera como

resultado el supuestamenteinevitable castigo nefasto.[19]  El

castigo o censura que en ocasionesresultó de esa desobediencia nunca

estuvo acorde con la gravedad de

los crímenes que se les habíamandado cometer a los

subordinados.Una variante de la explicació

de las órdenes ineludibles es la«supuesta coacción». Incluso

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p

aunque las consecuencias de ladesobediencia no hubieran sido ta

horribles, los hombres que síobedecían no podían haberlo

sabido en ese momento. Pensabasinceramente que no habían tenido

otra opción cuando se les dieron las

órdenes de matar. Es indudable queen muchas unidades los fervientes

oficiales intimidaban a sussubalternos con inquietantes

amenazas. En el Batallón deReserva Policial 101, tal como

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hemos visto, hubo ciertos oficialesy suboficiales, como Drucker y

Hergert, que al principio trataron dehacer que todos dispararan, aunque

a continuación relevaran a aquellosque no se veían con ánimos de

continuar. Y otros oficiales y

suboficiales, como Hoppner yOstmann, escogieron a los que se

sabía que no disparaban y les presionaron para que mataran, a

veces con éxito.Pero, por regla general, incluso

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la supuesta coacción no es válida para el Batallón de Reserva

Policial 101. Desde el momento eque el mayor Trapp, con la voz

entrecortada y las lágrimas que lecorrían por las mejillas, ofreció e

Józefów disculpar a aquéllos que

«no se vieran con ánimos» y protegió de la ira del capitá

Hoffinann al primer soldado queaceptó su oferta, en el batallón no

existió una situación de supuestacoacción. La posterior conducta de

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Trapp, no sólo al excusar alteniente Buchmann de participar e

las acciones judías, sino al proteger claramente a un policía que no

mantuvo en secreto sdesaprobación, no hizo más que

aclarar las cosas. Un conjunto de

directrices no escritas surgió en elseno del batallón. Para las

ejecuciones de poca importancia se pedían voluntarios o se escogía a

los tiradores de entre aquéllos quese sabía que estaban deseosos de

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matar o que simplemente no hacíael esfuerzo de mantenerse a

distancia cuando se formaban los pelotones de ejecución. Para las

acciones de mayor envergadura, alos que no quisieron disparar no los

obligaron. Incluso los intentos de

los oficiales de forzar a los que nohabían disparado a que lo hiciera

 podían rechazarse, puesto que loshombres sabían que los oficiales no

recurrirían ante el mayor Trapp.Todos menos los críticos más

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manifiestos, como Buchmann,tuvieron que participar en el

servicio de acordonamiento y en lasredadas, pero en tales

circunstancias todos pudieron tomar sus propias decisiones en cuanto a

los fusilamientos. Las

declaraciones están llenas dehistorias de agentes que

desobedecieron las órdenes durantelas operaciones de limpieza de los

guetos y que no mataron a niños ni aaquéllos que intentaban esconderse

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o huir. Incluso algunos queadmitieron haber tomado parte e

las ejecuciones afirmaron no haber disparado en la confusión y el

tumulto de los desalojos de losguetos, o cuando estaban de patrulla

y su comportamiento no podía

observarse de cerca.Si el acatamiento de las órdenes

a causa del miedo a un castigoterrible no es una explicació

válida, veamos qué ocurre con la«obediencia a la autoridad» en el

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sentido más general que utilizaStanley Milgram: la deferencia que

simplemente es producto de lasocialización y la evolución, una

«tendencia de comportamiento profundamente arraigada» que lleva

a cumplir con las directrices de

aquéllos que están situadoserárquicamente por encima,

incluso hasta el punto de realizar acciones repugnantes que violan las

normas morales «universalmenteaceptadas».[20]  En una serie de

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experimentos que hoy en día sofamosos, Milgram puso a prueba la

capacidad del individuo pararesistir a una autoridad que no

estaba respaldada por ningunaamenaza coercitiva externa. Una

«autoridad científica» en u

supuesto experimento deaprendizaje ordenó a unos sujetos

no informados y voluntarios queinfligieran una serie cada vez mayor 

de descargas eléctricas falsas a uactor/víctima que respondía co

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unas «reacciones verbales»cuidadosamente programadas, una

sucesión cada vez mayor de quejas,gritos de dolor, llamadas de

socorro y finalmente el fatídicosilencio. En el experimento normal

con las reacciones verbales, dos

tercios de los sujetos de Milgra«obedecieron» hasta el punto de

llegar a infligir un dolor extremo.[21]

Distintas variaciones delexperimento produjeron unos

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resultados significativamentediferentes. Si el actor/víctima

estaba protegido de manera que elsujeto no pudiera ni oír ni ver s

respuesta, la obediencia era muchomayor. Si él sujeto veía y oía sus

reacciones, la conformidad hasta

llegar al límite descendía al 40 por ciento. Si el sujeto tenía que tocar 

físicamente al actor/víctimaobligándolo a poner la mano en la

 placa eléctrica que asestaba lasdescargas, el porcentaje de

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obediencia bajaba hasta el 30 por ciento. Si las órdenes las daba una

figura no autoritaria la obedienciaera nula. Si el sujeto realizaba una

tarea secundaria o auxiliar pero notenía que infligir personalmente lasdescargas eléctricas, la obediencia

era casi total. Por el contrario, si elsujeto formaba parte de un grupo de

actores/iguales que representabade forma cuidadosamente preparada

su negativa a seguir cumpliendo lasórdenes de la figura autoritaria, la

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inmensa mayoría de los sujetos (el90 por ciento) se unieron a ese

grupo de iguales y también seabstuvieron. Si el nivel de las

descargas que se administraban sedejaba al arbitrio del sujeto,sistemáticamente todos menos unos

 pocos sádicos infligieron unadescarga mínima. Cuando no

estaban bajo la directa vigilanciadel científico, muchos de los

sujetos «hicieron trampas» yadministraron unas descargas más

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 bajas de lo que estaba permitidoaunque no fueran capaces de

enfrentarse a la autoridad yabandonar el experimento.[22]

Milgram aducía una serie defactores para explicar ese

inesperado nivel tan alto de

obediencia potencialmente asesinaa una autoridad no coercitiva. U

sesgo evolutivo favorece lasupervivencia de las personas que

se adaptan a las situacioneserárquicas y a la actividad social

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organizada. La socialización através de la familia, la escuela y el

servicio militar, así como toda unaserie de recompensas y castigos e

el seno de la sociedad en generalreafirman e interiorizan unatendencia hacia la obediencia. El

ingreso aparentemente voluntariodentro de un sistema de autoridad

que se «percibe» como legítimocrea un fuerte sentido de la

obligación. Aquéllos que estándentro de la jerarquía adoptan la

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 perspectiva o la «definición de lasituación» de la autoridad (en este

caso, como un importanteexperimento científico más quecomo la aplicación de una torturafísica). Los conceptos de «lealtad,deber, disciplina», al requerir un

desempeño competente ante laautoridad, se convierten e

imperativos morales que anulacualquier identificación con la

víctima. Los individuos normalesentran en un «estado de agente» e

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el que son el instrumento de losdeseos de otro. En tal estado ya no

se sienten personalmenteresponsables del contenido de susacciones, sino sólo de lo bien quelo hacen.[23]

Una vez involucradas, las

 personas se encuentran con unaserie de «factores vinculantes» o

«mecanismos de consolidación»que hacen que la desobediencia o la

negativa sean todavía más difíciles.La velocidad del proceso no

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fomenta ninguna iniciativa nueva ocontraria. La «obligació

situacional» o protocolo hace queel negarse sea algo impropio, demala educación o incluso unatransgresión inmoral de lasobligaciones. Y una preocupación

socializada en torno al posiblecastigo por desobediencia actúa

también como elementodisuasorio.[24]

Milgram hacía una referenciadirecta a las similitudes entre la

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conducta humana en susexperimentos y bajo el régime

nazi. Llegó a la conclusión de que«cuesta muy poco inducir a los

hombres a cometer uasesinato».[25]  No obstante,

Milgram era consciente de las

diferencias significativas que habíaentre las dos situaciones.

Reconoció de manera muy explícitaque a los sujetos de sus

experimentos se les aseguró que susacciones no iban a causar ningú

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daño físico permanente. Ellos no seencontraban bajo amenaza o

coacción. Y, por último, losactores/víctimas no eran objeto deuna «intensa degradación»conseguida mediante eladoctrinamiento de los sujetos. Por 

el contrario, los asesinos del Tercer eich  vivían en un Estado policial

donde las consecuencias de ladesobediencia podían ser drásticas,

y estaban sometidos a un intensoaleccionamiento; pero tambié

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sabían que no estaban infligiendodolor, sino destruyendo vidas

humanas.

[26]

¿Fue la masacre de Józefów una

especie de experimento Milgraradical que tuvo lugar en un bosquede Polonia con asesinos y víctimas

de verdad en vez de suceder en ulaboratorio de psicología social

con sujetos no informados yactores/víctimas? ¿Las acciones del

Batallón de Reserva Policial 101 pueden explicarse con las

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observaciones y conclusiones deMilgram? Surgen algunasdificultades al tratar de describir loocurrido en Józefów como un casode deferencia a la autoridad, puestoque ninguna de las variantesexperimentales de Milgram era

completamente análoga a lasituación histórica en ese lugar, y

las diferencias relevantesconstituyen demasiadas variables

como para que se puedan sacar conclusiones firmes en algú

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sentido científico. No obstante,muchos de los hallazgos deMilgram encuentran unaconfirmación gráfica en la conductay el testimonio de los hombres delBatallón de Reserva Policial 101.

En Józefów, a diferencia de la

situación en el laboratorio, elsistema de autoridad al que

respondían los agentes era bastantecomplejo. El mayor Trapp no

representaba una figura deautoridad fuerte, sino muy débil.

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Admitió casi llorando la espantosanaturaleza de la inminente tarea einvitó a los policías de reserva demás edad a que se dispensaran deella. Aunque Trapp era una figurade autoridad inmediata débil,invocaba sin embargo a un sistema

de autoridad más distante que lo eratodo menos eso. Él dijo que las

órdenes de la masacre se habíarecibido desde las más altas

instancias. El mismo Trapp y el batallón como unidad estabasometidos a los mandatos de esa

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sometidos a los mandatos de esaautoridad distante, incluso cuandola preocupación de Trapp por sushombres eximió a algunos policíasen concreto.

¿A qué estaban obedeciendocasi todos los agentes cuando no

dieron un paso al frente? ¿A laautoridad representada por Trapp o

sus superiores? ¿Obedecían aTrapp no porque fuera una figura de

autoridad, sino por su condicióindividual de querido y apreciadooficial al que no iban a dejar en la

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oficial al que no iban a dejar en laestacada? ¿Existieron otrosfactores? El mismo Milgraobserva que las personas invocan ala autoridad con mucha másfrecuencia que a la conformidad para explicar su comportamiento,

 puesto que sólo la primera pareceabsolverlos de la responsabilidad

 personal. «Los sujetos niegan laconformidad y adoptan  la

obediencia como explicación de susacciones».[27]  Aun así, muchos

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 policías admitieron haber cedido alas presiones de la conformidad — 

¿qué iban a pensar de ellos suscompañeros?— y no de laautoridad. Según la propia opinióde Milgram, un reconocimiento asíera la punta del iceberg y debió de

haber sido un factor más importanteincluso de lo que los agentes

admitieron en sus declaraciones. Sies así, la conformidad adquiere u

 papel más importante que laautoridad en los sucesos deJózefów.

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Milgram comprobó los efectosde la presión de los iguales en lareafirmación de la capacidadindividual para resistirse a laautoridad. Cuando losactores/colaboradores saliero

corriendo, a los sujetos noinformados les fue mucho más fácil

seguirles. Milgram también intentó probar lo contrario, es decir, el papel de la conformidad a la horade intensificar la capacidad para

[28]

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infligir dolor.   Elcientífico/figura autoritaria les dioinstrucciones a tres sujetos, doscolaboradores y uno no informado, para que causaran dolor al nivelmás bajo que propusiera cualquierade ellos. Cuando a un sujeto no

informado que actuaba solo se lehabía dejado que estableciera el

nivel de la descarga según s propio criterio, el sujeto casisiempre había infligido el dolor mínimo. Pero cuando los doscolaboradores, que siempre iba

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q p primero, propusieron ir aumentandola descarga paso a paso, el sujetono informado se vio influenciado demanera significativa. Aunque huboamplias diferencias entre losindividuos, el resultado medio fue

la selección de un nivel de descargaeléctrica a medio camino entre no

aumentarlo e irlo aumentando pocoa poco de manera continuada. Estono es suficiente para probar que la presión de los iguales puedecompensar las deficiencias de una

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autoridad débil. No hubo llanto,sino un querido científico queinvitaba a los sujetos a que dejarael panel de descarga eléctrica paraque otros hombres (con los cualesel sujeto tenía relaciones de

compañerismo y ante los cuales sesentiría obligado a mantener una

apariencia dura y varonil) sequedaran y continuaran dandodolorosas descargas. En realidad,sería casi imposible elaborar uexperimento para probar u

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escenario así, que requirieraverdaderas relaciones decompañerismo entre un sujeto noinformado y losactores/colaboradores. No obstante,el mutuo refuerzo de la autoridad y

la conformidad parece haber sidoclaramente demostrado por 

Milgram.Aunque la naturaleza polifacética de la autoridad eJózefów y el papel clave de laconformidad entre los policías no

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sean muy equivalentes a losexperimentos de Milgram, sí que prestan, no obstante, uconsiderable apoyo a susconclusiones, y algunas de susobservaciones se ven claramente

confirmadas. La proximidad directaal horror de la matanza hizoaumentar significativamente elnúmero de agentes que ya noobedecerían más. Por otro lado, cola división del trabajo y el trasladodel proceso de ejecución a los

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campos de exterminio, los policíasapenas se sentían responsables desus acciones. Igual que en elexperimento de Milgram en el queno había supervisión directa,muchos policías no acataron las

órdenes cuando no los vigilaban decerca; atenuaban su comportamientocuando podían hacerlo sin riesgo personal, pero eran incapaces denegarse abiertamente a participar elas operaciones asesinas del batallón.

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Un factor que, eso hay quereconocerlo, no fue el núcleo de losexperimentos de Milgram, eladoctrinamiento, y otro quesolamente se tocó en parte, laconformidad, requieren más

investigación. Milgram sí queestableció la «definición de lasituación» o ideología, aquello queda significado y coherencia a laocasión social, como uantecedente crucial de la deferenciaa la autoridad. Milgram sostiene

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que controlar la manera en que las personas interpretan su mundo esuna forma de controlar elcomportamiento. Si aceptan laideología de la autoridad, la accióviene después de manera lógica y

 por voluntad propia. Por tanto, la«justificación ideológica es vital para obtener la obedienciavoluntaria, ya que permite alindividuo considerar que scomportamiento sirve a un fideseable».[29]

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En los experimentos deMilgram, la «justificacióideológica que los abarcaba»estaba presente en forma de una fetácita y no cuestionada en la bondadde la ciencia y su contribución al

 progreso. Pero no se intentó deforma sistemática «degradar» alactor/victima ni inculcarle al sujetouna ideología determinada.Milgram planteó como hipótesisque el comportamiento másdestructivo de la gente en la

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Alemania nazi, estando bajo unavigilancia directa mucho menor, eraconsecuencia de una interiorizacióde la autoridad a la que se habíallegada «mediante un procesorelativamente largo de un tipo de

adoctrinamiento que no era posiblerealizar en el transcurso de una hora

de laboratorio».

[30]

Entonces, ¿hasta qué punto lainculcación deliberada de lasdoctrinas nazis determinó elcomportamiento de los hombres del

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Batallón de Reserva Policial 101?¿Estaban sometidos a tal bombardeo de propagandainsidiosa e inteligente que perdieron la capacidad deraciocinio independiente y acció

responsable? ¿La degradación delos judíos y las exhortaciones paramatarlos fueron fundamentales eese adoctrinamiento? El término popular para definir elaleccionamiento intenso y lamanipulación psicológica, y que

d l i i d l

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surge de la experiencia de algunossoldados norteamericanoscapturados en la guerra de Corea,es «lavado de cerebro». ¿A esosasesinos les «lavaron el cerebro»en un sentido general?

Sin lugar a dudas, Himmler daba muchísima importancia al

adoctrinamiento ideológico de losmiembros de las SS y la policía. No

sólo tenían que ser unos soldados y policías eficientes, sino tambiéunos guerreros ideológicamente

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motivados, unos cruzados contra losenemigos políticos y raciales delTercer  Reich.[31]  Los esfuerzos dealeccionamiento no comprendíasolamente a las organizaciones deélite de las SS, sino también a la

Policía del Orden, y llegabaincluso hasta la humilde policía dereserva, aunque los reservistasapenas se ajustaban al concepto queHimmler tenía de la nuevaaristocracia racial nazi. Por limpio, para ingresar en las SS se requeríad t d i i

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demostrar una ascendencia simancha de sangre judía a lo largode cinco generaciones. Siembargo, incluso a los « Mischlinge

de primer grado» (personas con dosabuelos judíos) y sus cónyuges no

se les prohibió prestar servicio ela policía de reserva hasta octubrede 1942; a los « Mischlinge  desegundo grado» (uno de los abuelosudío) y sus cónyuges no se les

 prohibió hasta abril de 1943.[32]

En sus directrices para elt i t bá i d l 23 d

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entrenamiento básico del 23 deenero de 1940,1a Oficina Centralde la Policía del Orden decretó queademás de la forma física, el uso dearmas y las técnicas policiales,había que fortalecer el carácter y la

ideología de todos los batallones dela Policía del Orden.[33]  Elentrenamiento básico incluía umódulo de un mes de «educacióideológica». Uno de los temas parala primera semana era «La razacomo base de nuestra visión del

d id l d

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mundo», seguido en la segundasemana por el titulado «Mantener la pureza de sangre».[34]  Aparte delentrenamiento básico, los batallones policiales, tanto los queestaban en activo como los de

reserva, iban a recibir un continuoentrenamiento militar e ideológico por parte de sus oficiales.[35] Éstostenían que acudir a unos talleres unasemana que incluían una hora deinstrucción ideológica para ellosmismos y una hora de práctica en lai t ió id ló i d t

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instrucción ideológica de otras personas.[36]  Un plan de estudioscon cinco partes del mes de enerode 1941 incluía las subdivisiones:«Entendimiento de la raza como la base de nuestra visión del mundo»,

«La cuestión judía en Alemania» y«Mantener la pureza de la sangrealemana».[37]

Se dieron instruccionesexplícitas sobre el espíritu yfrecuencia de esa capacitacióideológica continua para la que lavisión del mundo del

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visión del mundo delnacionalsocialismo tenía que ser la«guía». Cada día, o como muchocada dos días, los hombres debíaser informados sobreacontecimientos recientes y sobre

su adecuada comprensión bajo una perspectiva ideológica. Cadasemana los oficiales tenían quellevar a cabo unas sesiones detreinta a cuarenta y cinco minutos elas que se daría una breveconferencia o se leería un edificantepasaje de libros propuestos o de

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 pasaje de libros propuestos o de panfletos de las SS especialmente preparados. Los oficiales teníaque elegir algún tema (lealtad,camaradería, espíritu ofensivo) através del cual las metas

educacionales delnacionalsocialismo pudieran ser claramente expresadas. Se debíacelebrar sesiones mensuales sobrelos temas más importantes delmomento y en las que podrían estar  presentes los oficiales y el personaldocente de las SS y del partido [38]

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docente de las SS y del partido.[38]

Obviamente, los oficiales delBatallón de Reserva Policial 101 seajustaron a esas directrices sobreeducación ideológica. En diciembrede 1942, a los capitanes Hoffman

y Wohlauf y al teniente Gnade seles reconocieron sus actividades«en el área de la capacitacióideológica y el cuidado de lastropas». Cada uno de ellos fue premiado con un libro del que lesiba a hacer entrega su oficial almando [39] Sin embargo dejando a

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mando.[ ]  Sin embargo, dejando aun lado las indudables intencionesde Himmler, una mirada alverdadero material utilizado paraadoctrinar al Batallón de ReservaPolicial 101 plantea serias dudas

sobre si el aleccionamiento de lasSS es adecuado para explicar por qué los policías se convirtieron easesinos.

En los Archivos FederalesAlemanes ( Bundesarchiv) deCoblenza se conservan dos tipos dematerial educativo de la Policía del

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material educativo de la Policía delOrden. El primero consta de dosseries de Circulares semanales publicadas por el departamento de«educación ideológica» de laPolicía del Orden entre 1940 y

1944.

[40]

  Algunos de los artículos principales los escribiero

lumbreras nazis y notablesactivistas ideológicos tales como

Joseph Goebbels, Alfred Rosenber (ministro de Hitler para la Rusiaocupada) y Walter Gross (jefe de laOficina de Política Racial del

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Oficina de Política Racial delPartido). La perspectiva racistageneral era, por supuesto,dominante. Sin embargo, en un totalde unos 200 artículos habíarelativamente poco espacio

d e s t i n a d o explícitamente  alantisemitismo y a la cuestión judía.Había uno, «Judaismo ycriminalidad», excepcionalmenteaburrido hasta para los casiindistinguibles patrones de las dosseries, que concluía diciendo quelas presuntas características judías

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las presuntas características judíastales como «la desmesura», «lavanidad», «la curiosidad», «lanegación de la realidad», «lamaldad», «la estupidez», «lamalicia» y «la brutalidad» era

exactamente las mismas que las del«criminal perfecto».[41]  Quizás una prosa como esa provocara sueño elos lectores, pero sin duda no hizoque se volvieran unos asesinos.

El otro artículo dedicado en stotalidad a la cuestión judía, queaparecía en la contraportada del

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aparecía en la contraportada delejemplar de diciembre de 1941, setitulaba «Un objetivo de estaguerra: Europa libre de judíos».Apuntaba en tono alarmante que «la promesa del Führer   de que una

nueva guerra instigada por losudíos no ocasionaría el fracaso de

la Alemania antisemítica sino, por el contrario, el fin de los judíos, seestaba cumpliendo entonces». «Lasolución definitiva al problemaudío, es decir, no sólo privarlos

del poder sino suprimir esa raza de

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del poder sino suprimir esa raza de parásitos de la familia de los pueblos de Europa», era inminente.«Lo que parecía imposible hacíados años se estaba convirtiendoentonces en realidad paso a paso: al

final de la guerra existiría unaEuropa libre de judíos».[42]

Recordar la profecía de Hitler einvocar su autoridad en relaciócon el objetivo final de una«Europa libre de judíos» no era, por supuesto, nada extraño en losmateriales de adoctrinamiento de

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materiales de adoctrinamiento delas SS. Por el contrario, se hacíacircular mucho ese mismo mensajeentre el público en general.Además, por otro artículo del 20 deseptiembre de 1942 se puede ver lo

 poco que estos materiales estabadirigidos a «lavarles el cerebro» alos policías de reserva para que seconvirtieran en asesinos, ya que fueel único de las dos series completasdedicado a ellos. Lejos de armarlosde valor para que fueran inhumanosde manera sobrehumana y

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yrealizaran grandes tareas, elartículo daba por supuesto que la policía de reserva no estabahaciendo nada de notableimportancia. Para levantarles la

moral, presumiblemente amenazadamás que nada por el aburrimiento, alos «reservistas de más edad» seles aseguraba que no importaba loinofensivo que pudiera parecer strabajo, en la guerra total «todo elmundo es importante».[43]  Paraentonces, los «reservistas de más

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,edad» del Batallón de ReservaPolicial 101 habían llevado a cabolas ejecuciones colectivas eJózefów y Lomazy, y las primerasdeportaciones desde Parczew y

Miedzyrzec. Estuvieron en lavíspera de un importante ymortífero ataque de seis semanas alos guetos del norte de Lublin. Es poco probable que cualquiera deellos hubiera encontrado eseartículo muy relevante y muchomenos inspirador.

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pUn segundo grupo de material

de adoctrinamiento lo constituyeuna serie de panfletos especiales

(entre cuatro y seis al año) «para laeducación ideológica de la Policía

del Orden». En 1941 uno de losejemplares trataba de «Lacomunidad de sangre de los pueblosalemanes» y «El gran imperioalemán».[44]  En 1942 salió uartículo titulado «Alemaniareorganiza Europa» y un «artículoespecial» llamado «El soldado de

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plas SS y la cuestión de lasangre».[45]  Un gran ejemplar combinado de 1943 estabadedicado a «La política de laraza».[46]  Empezando con él

artículo especial de 1942 sobre lacuestión de la sangre, pero sobretodo con el de 1943 «La política dela raza», el tratamiento de ladoctrina racial y la cuestión judíase volvió muy concienzudo ysistemático. El «pueblo» alemá(Volk ) o «comunidad de sangre»

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( Blutsgemeinschaft ) estabaformado por una mezcla de seisrazas europeas estrechamente

emparentadas, siendo la razanórdica la más numerosa (del 50 al

60 por ciento). Bajo la influenciadel severo clima del norte queeliminaba sin piedad a loselementos débiles, la raza nórdicaera superior a cualquier otra en elmundo, tal como se podíacomprobar viendo los logrosculturales y militares de Alemania.

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El Volk  alemán se enfrentaba a unalucha constante por lasupervivencia decretada por la

naturaleza, cuyas leyes dictan que«todos los débiles e inferiores

desaparecen» y «sólo los fuertes y poderosos siguen adelante para propagarse». Para ganar esa lucha,el Volk  necesitaba hacer dos cosas:conquistar más espacio donde vivir  para prever un aumento de la población y conservar la pureza dela sangre alemana. El destino de los

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 pueblos que no aumentaran s

 población o no mantuvieran la pureza de su raza podía verse en los

ejemplos de Esparta y Roma.La mayor amenaza para una

conciencia abierta y sin trabas de lanecesidad de la expansióterritorial y la pureza racial provenía de las doctrinas que promulgaban la igualdadfundamental de todo el génerohumano. La primera de esasdoctrinas era el cristianismo,

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divulgado por el judío Pablo. La

segunda era el liberalismo, quesurgió de la Revolución Francesa

(el levantamiento de las razasinferiores), instigada por los

francmasones dirigidos por losudíos. La tercera y mayor amenaza

era el marxismo/bolchevismo cuyocreador era el judío Karl Marx.

«Los judíos son una mezcla derazas que, a diferencia de todos losdemás pueblos y razas, conservasu carácter esencial sobre todo a

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través de su instinto parasitario.»

Sin hacer caso de la consistencia ola lógica, el panfleto afirmaba a

continuación que los judíosmantenían pura su propia raza

atacando la existencia de su razahuésped mediante la mezcla de lasdos. No era posible la coexistenciaentre un pueblo consciente de sraza y los judíos, sólo una lucha quese ganaría cuando «el último de losudíos se hubiera marchado de

nuestra parte del mundo». La guerra

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que había entonces era una lucha

así, una lucha que decidiría eldestino de Europa. «Con la

destrucción de los judíos» seeliminaría la última amenaza para

el mantenimiento de Europa.¿Con qué propósito explícito se

escribieron esos panfletos? ¿Quéconclusiones destacaba a loslectores esa revisión de los principios básicos del pensamientonacionalsocialista sobre la raza? Ni

«La cuestión de la sangre» ni «La

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 política de la raza» terminaban co

un llamamiento a eliminar alenemigo racial. Más bien acababa

con la exhortación a que nacieramás alemanes. La batalla racial era

en parte una batalla demográficadeterminada por las leyes de la«fertilidad» y la «selección». Laguerra era una «contraselección eforma pura», puesto que no sólo losmejores caían en el campo de batalla, sino que además lo hacía

antes de tener hijos. «La victoria de

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las armas» requería una «victoria

de los hijos». Como las SSrepresentaba una selección de

elementos predominantementenórdicos entre los pueblos

alemanes, los miembros de las SStenían la obligación de casarse pronto, elegir a una novia joven, pura de raza y fértil, y tener un granúmero de hijos.

Por consiguiente, deben tenerseen cuenta algunos factores al

evaluar el adoctrinamiento de lali í d di f ll

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 policía de reserva mediante folletos

como éstos. Primero, el panfletomás detallado y meticuloso no se

 publicó hasta 1943, después de quela zona de seguridad del norte de

Lublin del Batallón de ReservaPolicial 101 ya estaba prácticamente «libre de judíos».Apareció demasiado tarde como para haber tenido algo que ver en lainstrucción como ejecutores demasas de los hombres del batallón.

Segundo, el panfleto de 1942 estabal di i id l

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claramente dirigido a las

obligaciones familiares de losóvenes miembros de las SS y era

 particularmente irrelevante para losreservistas de mediana edad que

hacía mucho tiempo que ya habíatomado sus decisiones sobre s pareja en el matrimonio y elvolumen de su familia. Por eso,aunque estaba disponible, hubiera parecido algo extrañamenteinapropiado como base para una de

las sesiones de adoctrinamientol l d l b t lló

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semanales o mensuales del batallón.

Tercero, la edad de los agentestambién afectaba su facilidad de

aleccionamiento de otra manera.Muchos de los autores de crímenes

nazis eran hombres muy jóvenes.Habían sido educados en un mundoen el que los valores del nazismoeran las únicas «normas morales»que conocían. Se podría argumentar 

que esos jóvenes, instruidos yformados únicamente bajo las

condiciones de la dictadura nazi,ill t í t

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sencillamente no conocían otra

cosa. El hecho de matar judíos noentraba en conflicto con el sistema

de valores con el que habíacrecido, y de ahí que el

adoctrinamiento fuera mucho mássencillo. Sean cuales sean losméritos de un argumento así, no hayduda de que no es válido paraaplicarlo a los agentes de mediana

edad del Batallón de ReservaPolicial 101. Ellos fueron educados

y tuvieron sus años de formación el í d t i 1933 M h

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el período anterior a 1933. Muchos

 provenían de un entorno social queera relativamente poco receptivo al

nacionalsocialismo. Conocía perfectamente bien las normas

morales de la sociedad alemana que precedió a los nazis. Tenían unos parámetros anteriores mediante losque juzgar la política nazi que seles pedía que llevaran a cabo.

Cuarto, los folletos ideológicoscomo los que se prepararon para la

Policía del Orden sin dudareflejaban la atmósfera más amplia

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reflejaban la atmósfera más amplia

en la que habían sido entrenados einstruidos los policías así como la

cultura política en la que habíavivido durante la década anterior.

Tal como dijo el teniente Drucker con extraordinario comedimiento:«Bajo la influencia de los tiempos,mi actitud hacia los judíos secaracterizaba por una cierta

aversión». La denigración de losudíos y la proclamación de la

superioridad de la raza germánicaeran tan constantes ta

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eran tan constantes, ta

generalizadas y tan implacables quedebieron de forjar las actitudes

generales de muchísimas personasen Alemania, incluyendo al policía

de reserva medio.Quinto y último, los panfletos y

materiales que trataban el tema de

los judíos justificaban la necesidadde una Europa judenfrei  e

intentaban encontrar apoyo yrespaldo para lograr tal objetivo,

 pero no insistían de una maneraexplícita en la participació

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explícita en la participació

 personal para conseguirlo medianteel asesinato de los judíos. Conviene

mencionar este punto porquealgunas de las pautas de instrucció

de la Policía del Orden que atañíaa la guerra partisana estipulabaclaramente que cada individuo

debía ser lo suficientemente durocomo para matar partisanos y, aún

más importante, «sospechosos».«La lucha partisana es una lucha

en favor del bolchevismo, no es umovimiento del pueblo [ ] El

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movimiento del pueblo […]. El

enemigo debe ser totalmente

destruido. La constante decisió

sobre la vida y la muerte que plantean los partisanos y los

sospechosos es difícil incluso parael más duro de los soldados. Perodebe hacerse. Se comporta de

forma correcta aquél que, dejando aun lado todos los posibles impulsos

del sentimiento personal, actúa si piedad ni clemencia».[47]

En todos los materiales deadoctrinamiento de la Policía del

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adoctrinamiento de la Policía del

Orden no hay ningún conjunto dedirectrices paralelas que trate de

 preparar a los policías para matar amujeres y niños judíos desarmados.

Es cierto que en Rusia una gracantidad de judíos fueroasesinados dentro del marco de la

matanza de «sospechosos» durantelos rastreos antipartisanos. No

obstante, en los territorios polacosen los que se acuarteló el Batalló

de Reserva Policial 101 en 1942,sencillamente no había ninguna

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sencillamente no había ninguna

coincidencia importante a la horade matar a sospechosos partisanos

o a judíos. Al menos por lo que serefiere a esa unidad, no puede

decirse que las matanzas de judíos

fueran a consecuencia deexhortaciones brutales para matar a

 partisanos y «sospechosos».Hay otra comparació

 pertinente. Antes de que losinsatzgruppen  entraran e

territorio soviético, fuerosometidos a un período de

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sometidos a un período de

entrenamiento de dos meses. En s preparación estaban incluidas las

visitas y conferencias de variaseminencias de las SS que les daba

«charlas animadas» sobre la

inminente «guerra de destrucción».Cuatro días antes de la invasión, los

oficiales fueron llamados a Berlí para una reunión privada con el

mismísimo Reinhard Heydrich.Resumiendo, se hizo un esfuerzo

considerable para preparar a esoshombres para el asesinato colectivo

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hombres para el asesinato colectivo

que iban a perpetrar. Incluso losagentes de los batallones policiales

que fueron a Rusia después de losinsatzgruppen  en el verano de

1941 estaban en parte listos para lo

que les esperaba. Se les habíainformado de la directriz secreta

sobre la ejecución de loscomunistas (la «orden del

comisario político») y de las pautas para tratar a la población civil.

Algunos comandantes de batallótambién intentaron inspirar a sus

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también intentaron inspirar a sus

tropas por medio de discursos, talcomo hacían Daluege y Himmler 

cuando iban de visita. Por elcontrario, tanto a los oficiales como

a los agentes del Batallón de

Reserva Policial 101, la mortíferatarea que les esperaba los

sorprendió y los cogiósingularmente desprevenidos.

En resumen, los guardias delBatallón de Reserva Policial 101,

al igual que el resto de la sociedadalemana, estaban inmersos en u

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alemana, estaban inmersos en u

diluvio de propaganda racista yantisemítica. Además, la Policía del

Orden proporcionaba instrucciótanto en el entrenamiento básico

como en la práctica diaria dentro de

cada unidad. Una propaganda asídebió de haber tenido un efecto

importante a la hora de reafirmar las nociones generales de la

superioridad racial de los alemanesy esa «cierta aversión» hacia los

udíos. Sin embargo, no cabe dudade que una gran cantidad del

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q g

material de adoctrinamiento no ibadirigido a los reservistas de más

edad y en algunos casos erasumamente inapropiado e

irrelevante para ellos. Y entre la

documentación que se conserva esevidente la ausencia de material

diseñado expresamente paraendurecer a los policías en vistas a

la tarea personal de matar judíos.Se tendría que estar muy

convencido del poder manipulador del adoctrinamiento para creer que

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p q

cualquiera de esos materiales pudohaber privado a los agentes del

Batallón de Reserva Policial 101de la capacidad de pensamiento

independiente. No hay duda de que

muchos de ellos fueroinfluenciados y condicionados en u

sentido general, e imbuidos e particular de un sentido de s

 propia superioridad y parentescoracial así como de la inferioridad

de los judíos y de todos aquellosque eran diferentes; pero también es

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q ; p

muy cierto que no estabaexplícitamente preparados para la

tarea de matar judíos.Junto al aleccionamiento

ideológico, un factor esencial

mencionado pero no completamenteexplorado en los experimentos de

Milgram era la conformidad con elgrupo. El batallón tenía órdenes de

matar judíos, pero no así cada unode los individuos. Aun así, del 80

al 90 por ciento de los policíassiguieron matando a pesar de que

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g p q

casi todos, al menos en u principió, estaban horrorizados y

asqueados por lo que estabahaciendo. Sencillamente, romper 

filas y dar un paso al frente o

adoptar abiertamente una conductainconformista era algo que superaba

a la mayoría de los hombres. Lesera más fácil limitarse a disparar.

¿Por qué? Ante todo, al romper filas, los que no disparaban les

estaban dejando todo el «trabajosucio» a sus compañeros. Aunque

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p q

fuera el batallón el que tenía quedisparar y no los individuos,

negarse a hacerlo suponía rechazar la parte que a uno le correspondía

en una desagradable obligació

colectiva. De hecho, era un actoasocial con respecto a los

compañeros. Aquéllos que nodisparaban se arriesgaban al

aislamiento, al rechazo y alostracismo, una perspectiva muy

desagradable en el ámbito de unaunidad hermanada y destinada en el

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extranjero, en medio de una población hostil, por lo que el

individuo no tenía prácticamenteningún otro sitio donde encontrar 

apoyo y contacto social.

Esta amenaza de aislamiento seintensificaba por el hecho de que

apartarse de los demás tambié podría considerarse como una

forma de reproche moral dirigido alos compañeros: era como si el que

no disparaba estuviera señalandoque él era «demasiado bueno» para

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hacer esas cosas. Muchos de losque no disparaban, aunque no todos,

intentaban de manera intuitivadisipar la crítica hacia sus

compañeros que era inherente a s

forma de actuar. Alegaban que noes que fueran «demasiado buenos»,

sino más bien «demasiado débiles» para matar.

Una postura así no constituíaningún reto a la estima de los

compañeros; por el contrario,legitimaba y confirmaba la

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«dureza» como una cualidadsuperior. Para el ansioso individuo,

tenía la ventaja añadida de norepresentar ningún desafío moral a

la política asesina del régimen,

aunque sí que planteaba otro problema, ya que la diferencia entre

ser «débil» y ser «cobarde» no eramuy grande. De ahí la distinció

que hizo un policía que en Józefówno se atrevió a quedarse al marge

 por miedo de que lo consideraraun cobarde, pero que

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 posteriormente abandonó su pelotóde ejecución. Una cosa era ser 

demasiado cobarde incluso paraintentar matar y otra diferente era

ser demasiado débil para continuar 

después de que uno hubieraintentado cumplir con su parte co

firmeza.[48]

Por consiguiente, y de manera

insidiosa, muchos de los que nodispararon no hicieron más que

reafirmar los valores de «macho»de la mayoría —según los cuales el

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ser lo bastante «duro» como paramatar a hombres, mujeres y niños

desarmados y no combatientes seconsideraba una cualidad positiva

 e intentaron no romper los lazos

de compañerismo que constituían smundo social. Tener que enfrentarse

a las contradicciones impuestas por el dictado de la conciencia por una

 parte y las normas del batallón por otra condujo a muchos intentos de

compromiso: no matar a los niñosen el acto, sino llevarlos al punto

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de reunión, no disparar durante las patrullas si no había ningú

«ambicioso» cerca que pudiera dar  parte de tales escrúpulos, llevar a

los judíos al lugar de la ejecución y

disparar pero fallar a propósito.Sólo los casos excepcionales

 permanecieron indiferentes a losinsultos de sus compañeros, que los

llamaban «peleles», y pudierovivir con el hecho de que los demás

consideraran que «no erahombres».[49]

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Aquí volvemos de nuevo a losefectos mutuamente intensificadores

de la guerra y el racismo queobservaba John Dower, en

conjunción con los efectos

insidiosos de la propaganda y eladoctrinamiento constantes. El

racismo omnipresente y laresultante exclusión de las víctimas

udías de cualquier aspecto que pudieran tener en común con sus

ejecutores hicieron que a lamayoría de los policías le resultara

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mucho más fácil avenirse a lasnormas de su comunidad más

directa (el batallón) y de ssociedad en general (la Alemania

nazi). En este punto, los años de

 propaganda antisemítica (y antes dela dictadura nazi, décadas de

frenético nacionalismo alemán)encajaron con los efectos

 polarizadores de la guerra. Ladicotomía de los alemanes como

raza superior y los judíos comoraza inferior, que era algo

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fundamental en la ideología nazi, podía fundirse fácilmente con la

imagen de una Alemania asediada,rodeada de enemigos en guerra. Si

no es seguro que muchos de los

 policías comprendieran o aceptaralos aspectos teóricos de la

ideología nazi, como esoscontenidos en los panfletos de

adoctrinamiento de las SS, tampocolo es que fueran inmunes a «la

influencia de los tiempos» (parausar una vez más la frase del

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teniente Drucker), a la proclamación incesante de la

superioridad alemana y a laincitación al desprecio y al odio

hacia el enemigo judío. No hubo

nada que ayudara tanto a los nazis ahacer la guerra de razas como la

guerra misma. En tiempo de guerra,cuando lo más normal era excluir al

enemigo de la comunidad de laobligación humana, también era

muy fácil subsumir a los judíos e«la imagen del enemigo» o

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eindbild .En su último libro, The

rowned and the Saved , PrimoLevi incluye un ensayo titulado «La

zona gris», quizá su más profunda y

sumamente perturbadora reflexiósobre el Holocausto.[50] Él mantenía

que a pesar de nuestro deseo naturalde mantener las diferencias bie

claras, la historia de los campos«no puede reducirse a los dos

 bloques de víctimas y perseguidores». Argumentaba

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apasionadamente: «Es ingenuo,absurdo e históricamente falso

creer que un sistema infernal comoel del nacionalsocialismo santifica

a sus víctimas; al contrario, las

degrada, hace que se parezcan aél». Había llegado la hora de

examinar a los habitantes de la«zona gris» que se hallaba entre las

simplificadas imágenes maniqueasde autor y víctima de un crimen.

Levi se concentró en la «zona grisde la protekcya  [corrupción] y el

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colaboracionismo» que floreció elos campos entre todo tipo de

víctimas: desde la «fauna pintoresca» de funcionarios de baja

graduación que administraban las

minúsculas ventajas que teníasobre otros prisioneros, pasando

 por la verdaderamente privilegiadared de Kapos, que tenían libertad

«para cometer las peoresatrocidades» a su antojo, hasta

llegar al terrible destino de losSonderkommandos, que

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 prolongaban sus vidas a base deencargarse de las cámaras de gas y

los crematorios. (Concebir yorganizar los Sonderkommandos

fue, en opinión de Levi, el «crime

más demoníaco» delnacionalsocialismo.)

Mientras que Levi seconcentraba en el espectro de

comportamiento de las víctimasdentro de la zona gris, se atrevió a

sugerir que esa zona también incluíaa los ejecutores. Hasta Muhsfeld, el

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soldado de las SS de loscrematorios de Birkenau, cuya

«ración diaria de matanzas estabasalpicada de actos caprichosos y

arbitrarios caracterizados por s

inventiva en crueldad», no era u«monolito». Al verse frente a la

milagrosa supervivencia de unachica de dieciséis años a la que

descubrieron cuando vaciaban lascámaras de gas, el desconcertado

Muhsfeld dudó un momento. Alfinal ordenó que mataran a la chica,

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 pero se fue rápidamente antes deque se llevaran a cabo sus órdenes.

Un «instante de compasión» no erasuficiente para «absolver» a

Muhsfeld, a quien ahorcaro

merecidamente en 1947. Siembargo, eso lo «colocaba también,

aunque en su límite extremo, dentrode la banda gris, esa zona de

ambigüedad irradiada por losregímenes basados en el terror y el

servilismo».El concepto de Levi de que la

i b b

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zona gris abarcaba tanto aejecutores como a víctimas debe

enfocarse con prudente reserva. Losejecutores y las víctimas de la zona

gris no eran unos reflejo de los

otros. Los ejecutores no seconvirtieron en compañeros de las

víctimas (como después afirmaroser muchos de ellos) de la forma e

que algunas víctimas se convierteen cómplices de los ejecutores. La

relación entre ejecutor y víctima noera simétrica. Las posibilidades de

l ió l f b

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elección a las que se enfrentabacada uno eran totalmente distintas.

 No obstante, el espectro de lazona gris de Levi parece ser 

 bastante aplicable al Batallón de

Reserva Policial 101. No hay dudade que el batallón tenía su cupo de

soldados que estaban cerca del«límite extremo» de la zona gris.

Eso hace pensar en el tenienteGnade, que al principio hizo salir a

sus hombres de Minsk a toda prisa para evitar que se viera

i l d l t

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involucrados en las matanzas peroque más adelante aprendió a

disfrutar de ellas. Y también en losmuchos policías de reserva que se

horrorizaron en el bosque a las

afueras de Józefów, pero que posteriormente se convirtieron e

voluntarios ocasionales denumerosos pelotones de ejecución y

«cacerías de judíos». Ellos, al igualque Muhsfeld, parece que

experimentaron ese breve «instantede compasión», pero no se les

d b l E l t

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 puede absolver por eso. En el otrolímite de la zona gris, incluso el

teniente Buchmann, el másmanifiesto y sincero crítico de las

acciones asesinas del batallón,

también flaqueó al menos en unaocasión. Ausente su protector, el

mayor Trapp, y enfrentado aórdenes de la Policía de Seguridad

local de Luków, también él condujoa sus hombres a los campos de

ejecución poco antes de que lotrasladaran a Hamburgo. Y en el

t d l i d l

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centro de la zona gris de losejecutores se encontraban la

 patética figura de Trapp, que envióa sus hombres a asesinar judíos

«llorando como un niño», y el

capitán Hoffmann, postrado ecama con su cuerpo rebelándose

contra las terribles acciones que smente deseaba.

El comportamiento de todo ser humano es, por supuesto, u

fenómeno muy complejo, y elhistoriador que trata de

li l tá iti d

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«explicarlo» se está permitiendo ucierto grado de arrogancia. Cuando

casi 500 soldados están implicados,asumir cualquier explicació

general de su comportamiento

colectivo es todavía másarriesgado. ¿Qué se debe concluir 

entonces? Más que nada, uno salede la historia del Batallón de

Reserva Policial 101 con una gradesazón. Esta historia de hombres

grises no es la historia de todos loshombres. Los policías de reserva

tuvieron opciones y la mayoría

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tuvieron opciones, y la mayoríacometió actos terribles. Pero

aquéllos que mataron no pueden ser absueltos por la idea de que

cualquiera en la misma situació

hubiera hecho lo mismo. Porque,incluso entre ellos, algunos se

negaron a matar y otros dejaron dehacerlo. La responsabilidad humana

es, en última instancia, una cuestióindividual.

Sin embargo, al mismo tiempo,el comportamiento colectivo del

Batallón de Reserva Policial 101

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Batallón de Reserva Policial 101tiene unas implicaciones muy

 perturbadoras. Existen muchassociedades aquejadas de

tradiciones de racismo y que está

atrapadas en la mentalidad deasedio de la guerra o de s

amenaza. En todas partes lasociedad condiciona a las personas

a tener respeto y deferencia por laautoridad y en realidad apenas sí

 podría funcionar de otra manera. Etodas partes las personas buscan u

ascenso en su carrera profesional

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ascenso en su carrera profesional.En toda sociedad moderna, la

complejidad de la vida y la burocratización y especializació

resultantes atenúan el sentido de la

responsabilidad personal deaquéllos que ejecutan la política

oficial. Dentro de prácticamentecualquier colectivo social, el grupo

de iguales ejerce una presióenorme sobre el comportamiento e

impone normas morales. Si losmiembros del Batallón de Reserva

Policial 101 pudieron convertirse

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Policial 101 pudieron convertirseen asesinos bajo esas

circunstancias, ¿qué grupo dehombres no lo haría?

Epílogo

Desde que Ordinary Men  (este es

el título original en inglés del presente libro) salió publicado hace

seis años, ha sido escudriñado deforma implacable y criticado por 

otro autor Daniel Jonah Goldhagen

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otro autor, Daniel Jonah Goldhagen,que no sólo escribió sobre el

mismo tema —la motivación dealemanes «corrientes» que se

convirtieron en ejecutores del

Holocausto—, sino que tambiéeligió desarrollar su propio trabajo

investigando en parte los mismosdocumentos sobre la misma unidad

de asesinos del Holocausto,concretamente los interrogatorios

udiciales de los miembros delBatallón de Reserva Policial 101

posteriores a la guerra [1] Por

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 posteriores a la guerra.[1]  Por supuesto, no es nada fuera de lo

común que diferentes estudiosos se planteen preguntas distintas,

apliquen metodologías diferentes y

extraigan diversas interpretacionesde las mismas fuentes. Pero las

diferencias rara vez soargumentadas con tanta estridencia

y formuladas en un marco taadverso como en este caso. Y,

dentro de las controversiasacadémicas, pocas veces el trabajo

de uno de los adversarios se ha

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de uno de los adversarios se haconvertido tanto en un best-seller 

internacional como en el objeto deincontables críticas que van desde

las eufóricamente positivas hasta

las duramente negativas.[2]  El profesor Goldhagen, tan crítico co

mi trabajo, se ha convertido a svez en un blanco. Resumiendo, la

crítica que Goldhagen hace de estelibro y la subsiguiente controversia

que rodea su propio trabajomerecen un «epílogo» retrospectivo

en las ediciones posteriores de mi

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en las ediciones posteriores de miestudio.

Hay varios temas sobre loscuales Goldhagen y yo no

discrepamos: primero, la

 participación de numerososalemanes «corrientes» en los

asesinatos colectivos de judíos y,segundo, el alto nivel de

voluntarismo que mostraron. Lamayor parte de los asesinos no

fueron seleccionadosespecialmente, sino que se

obtuvieron de forma aleatoria de

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obtuvieron de forma aleatoria delos distintos estratos de la sociedad

alemana, y no mataron al versecoaccionados con la amenaza del

grave castigo que suponía negarse a

ello. No obstante, ninguna de estasconclusiones representa un nuevo

descubrimiento en el campo deestudios sobre el Holocausto. Ésta

fue una de las conclusionesfundamentales del magistral y

rompedor estudio The Destructionof the European Jews, de Raul

Hilberg, que apareció por primera

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Hilberg, que apareció por primeravez en 1961: que los ejecutores «no

tenían un carácter moral distinto aldel resto de la población. El

ejecutor no era un tipo especial de

alemán». Los ejecutoresrepresentaban «una extraordinaria

muestra de los distintos estratos dela población alemana» y el

engranaje de la destrucción «no eraestructuralmente distinto de todo el

conjunto de la organizada sociedadalemana».[3]  Y fue el estudioso

alemán Herbert Jäger[4] y los

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alemán Herbert Jäger    y losFiscales alemanes de la década de

1960 quienes demostraron cofirmeza que nadie podía documentar 

ni un solo caso en el que los

alemanes que se negaron a llevar acabo las matanzas de civiles

desarmados sufrieraconsecuencias graves. Goldhagen sí

que da crédito a Jäger y a losfiscales alemanes en este sentido,

 pero es completamente desdeñosocon Hilberg.

Aparte de las diferencias de

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pa te de as d e e c as detono que empleamos al escribir 

sobre el Holocausto y de la actitudque mostramos hacia otros

estudiosos que han trabajado e

este campo, Goldhagen y yoestamos en considerable

desacuerdo por lo que se refiere ados áreas principales de

interpretación histórica. En primer lugar, están nuestras distintas

valoraciones del papel quedesempeñó el antisemitismo en la

historia de Alemania, incluyendo la

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, yera nacionalsocialista. En segundo

lugar, nuestras distintasvaloraciones sobre la motivación (o

motivaciones) de los alemanes

«corrientes» que se convirtieron easesinos del Holocausto. Estos so

los dos temas que me gustaría tratar con un poco de detenimiento.

En su libro Los verdugosvoluntarios de Hitler , Goldhage

afirma que el antisemitismo «más omenos dominaba la vida ideológica

de la sociedad civil» en la[5]

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Alemania prenazi,[5]  y cuando los

alemanes «eligieron» [sic] a Hitler  para que ocupara el poder, la

«importancia del antisemitismo e

la visión del mundo, el programa yla retórica del partido […]

reflejaba los sentimientos de lacultura alemana».[6]  Puesto que

Hitler y los alemanes tenían «lamisma opinión» sobre los judíos,

éste sólo tuvo que limitarse a«liberar» o «desatar» s

antisemitismo «preexistente,

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p ,reprimido» para perpetrar el

Holocausto.[7]

A fin de respaldar su visión de

que debía considerarse que el

régimen nazi no hizo más que permitir o animar a los alemanes a

hacer lo que querían hacer desde el primer momento y no determinar 

fundamentalmente las actitudes y elcomportamiento alemán después de

1933, Goldhagen formula una tesisque él declara que es «nueva» en el

estudio del antisemitismo. Eli i i

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antisemitismo «no aparece,

desaparece y luego reaparece euna sociedad determinada. Siempre

 presente, el antisemitismo se vuelve

más o menos manifiesto». No es elantisemitismo en sí, sino solamente

su «expresión» la que «aumenta odisminuye» según las condiciones

cambiantes.[8]

Según Goldhagen, esta visió

de permanencia subyacente y defluctuación superficial cambia de

forma brusca a partir de 1945. Eld i

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pdominante y permanente

antisemitismo de eliminacióalemán que era la única y suficiente

motivación para los asesinos del

Holocausto, desapareció de pronto.Con la reeducación, un cambio e

la conversación pública, una ley prohibiendo la expresión del

antisemitismo y la ausencia dereafirmación por parte de las

instituciones, una cultura alemanaque había estado dominada durante

siglos por el antisemitismo def ó [9] N di

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 pronto se transformó.[9]  Nos dice

que ahora los alemanes son comonosotros.

Que el antisemitismo fue u

aspecto muy significativo de lacultura política de Alemania antes

de 1945 y que la cultura política deese país hoy en día es

 profundamente diferente yradicalmente menos antisemítica

son dos argumentos que puedoconfirmar fácilmente. Pero si, tal

como sugiere Goldhagen, la culturalí i l l l

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 política alemana en general y el

antisemitismo en particular  pudieron transformarse después de

1945 debido a cambios en la

educación, en la conversació pública, en la ley y en la

reafirmación de las instituciones,entonces me parece igualmente

verosímil que pudieran habersetransformado de la misma manera

durante las tres o cuatro décadasanteriores a 1945 y especialmente

durante los doce años de gobiernoi

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nazi.

En su capítulo de introducción,Goldhagen proporciona un modelo

útil para un análisis del

antisemitismo en tres dimensiones,aunque no emplea su propio modelo

en los capítulos siguientes. Él aduceque el antisemitismo varía según la

supuesta fuente o causa (por ejemplo, la raza, la religión, la

cultura o el entorno) del supuestocarácter negativo de los judíos.

Varía en cuanto al grado depreocupación o de prioridad o de lo

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 preocupación o de prioridad o de lo

importante que sea el antisemitismo para el antisemita. Y también varía

en su grado de amenaza, segú

como se sienta de amenazado elantisemita.[10]  El hecho de que el

antisemitismo pueda cambiar en sdiagnosis de la supuesta amenaza

udía, y también en las dimensionesde la prioridad y la intensidad,

sugeriría no solamente que elantisemitismo cambia con el tiempo

igual que cambian cualquiera deesas dimensiones o todas ellas sino

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esas dimensiones o todas ellas, sino

que puede existir en una variedadinfinita. Incluso para un solo país

como Alemania, creo que

deberíamos hablar y pensar, en plural, sobre los antisemitismos e

vez de sobre el antisemitismo.Sin embargo, el concepto

mismo que emplea Goldhage produce el efecto contrario; borra

toda diferenciación e incluye todaslas manifestaciones del

antisemitismo en Alemania bajo unsolo título Todos los alemanes que

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solo título. Todos los alemanes que

consideraban distintos a los judíosy veían esa diferencia como algo

negativo que debía desaparecer (ya

sea mediante la conversión, laasimilación, la emigración o el

exterminio) son catalogados comoantisemitas «eliminacionistas»,

aunque según el modelo previo deGoldhagen difieran en cuanto a la

causa, la prioridad y la intensidad.En cualquier caso, esas diferencias

que existen son insignificantesdesde un punto de vista analítico

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desde un punto de vista analítico

 puesto que, según, Goldhagen, lasvariaciones de las soluciones

eliminacionistas «tienden a la

metástasis» del exterminio.[11]  Alenfocarlo de esta forma, Goldhage

 pasa perfectamente de una variedadde manifestaciones antisemíticas e

Alemania a un único «antisemitismoeliminacionista» alemán que,

asumiendo las propiedades de lamalignidad orgánica, aparece como

metástasis con el exterminio. Por lotanto toda Alemania era de «la

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tanto, toda Alemania era de «la

misma opinión» que Hitler en loque respecta a la justicia y la

necesidad de una Solución Final.

Si se adopta el modelo analíticoque propone Goldhagen en lugar del

concepto que en realidad utiliza,¿qué se puede decir entonces sobre

la variedad cambiante deantisemitismos en la cultura política

alemana y el papel que tuvieron eel Holocausto? ¿Y por dónde

empezar?Empecemos con la historia

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Empecemos con la historia

alemana del siglo XIX, o, de formamás precisa, con varias

interpretaciones de la supuesta

«trayectoria especial» de Alemania,o Sonderweg . Según el enfoque

tradicional social/estructural, lafallida revolución liberal de 1848

en Alemania desbarató lamodernización simultánea de la

 política y la economía. A partir deese momento, las élites

 precapitalistas alemanasmantuvieron sus privilegios en u

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mantuvieron sus privilegios en u

sistema político autocráticomientras que se compraba a la

nerviosa clase media con la

 prosperidad de la rápidamodernización económica, se la

gratificaba con una unificaciónacional que había sido incapaz de

conseguir mediante sus propiosesfuerzos revolucionarios y, por 

último, se la manipulaba por mediode un «imperialismo social» cada

vez mayor.[12]  Según el enfoquecultural/ideológico la

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cultural/ideológico, la

distorsionada e incompletaadopción de la Ilustración por parte

de algunos intelectuales alemanes,

seguida de su desesperación porqueel mundo tradicional cada vez

estaba más amenazado y tendía adesaparecer, llevó a un continuo

rechazo de los valores y tradicionesliberal-democráticos por un lado y

a una selectiva reconciliación coaspectos de la modernidad (tales

como la tecnología moderna y laracionalidad de fines y medios) por

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racionalidad de fines y medios) por 

el otro, lo cual produjo lo queJeffrey Herf denominó u

«modernismo reaccionario»

típicamente alemán.[13]  Una terceraorientación, ejemplificada por Joh

Weiss y Daniel Goldhagen, afirmaque existe un Sonderweg  alemán e

términos de la singular amplitud yvirulencia del antisemitismo e

Alemania, aunque el primero lo pinta con un pincel más fino que el

último y se cuida de identificar loscentros de este antisemitismo de

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centros de este antisemitismo de

finales del siglo XIX en movimientos políticos populistas y entre las

élites políticas y académicas.[14]

A mí me parece que lainterpretación que hace Shulami

Volkov del antisemitismo alemánde finales del siglo XIX  como

«código cultural» constituye unasíntesis admirable de los

 principales elementos de esasdistintas, aunque no del todo

mutuamente exclusivas, nociones deu n Sonderweg alemán [15] Los

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u n Sonderweg   alemán.[ ]  Los

conservadores alemanes, quedominaban un sistema político

intolerante pero que sentían peligrar 

su liderazgo cada vez más a causade los cambios desencadenados a

raíz de la modernización, asociabael antisemitismo con todo aquello

 por lo que se sentían amenazados:el liberalismo, la democracia, el

socialismo, el internacionalismo, elcapitalismo y la experimentació

cultural. Autoproclamarseantisemita significaba también ser 

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1101/1971

g

autoritario, nacionalista,imperialista, proteccionista,

corporativista y culturalmente

tradicional. Volkov concluyediciendo que «en aquel momento el

antisemitismo estaba estrechamenterelacionado con todo lo que

representaban los conservadores.Se volvió cada vez más inseparable

de su antimodernismo…». Pero ela medida en que los conservadores

tomaban la cuestión delantisemitismo de los partidos

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p

 políticos populistas monotemáticosy conseguían el apoyo del

 pensamiento racial seudocientífíco

y del darwinismo social, estabaaceptando una cuestión que

defendía una reacción dándole utinte típicamente moderno (no

distinto de la adopción simultáneade la construcción naval).

Hacia finales de siglo, uantisemitismo alemán de naturaleza

cada vez más racial se habíaconvertido en una parte esencial de

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1103/1971

p

la plataforma política conservadoray penetró con fuerza en las

universidades. Se había vuelto más

 politizado e institucionalizado queen las democracias occidentales de

Francia, Gran Bretaña y EstadosUnidos. Pero eso no significa que el

antisemitismo alemán de finales delsiglo XIX  dominara la política o la

vida de las ideas. Losconservadores y los partidos

antisemíticos monotemáticos econjunto constituían una minoría.

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j

Mientras que a las mayorías se las podía encontrar en el Landstag   de

Prusia aprobando leyes

discriminatorias contra loscatólicos en la década de 1870 y e

e l Reichstag   contra los socialistasen la década de 1880, la

emancipación de los judíosalemanes, que constituían menos del

1 por ciento de la población yapenas podían defenderse de una

Alemania unida en una hostilobsesión contra ellos, no se revocó.

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Si la izquierda no mostraba ufilosemitismo comparable al

antisemitismo de la derecha era

debido principalmente a que para laizquierda el antisemitismo era una

no cuestión que no encajaba en s propio análisis de clase, y no a

causa de su propio antisemitismo.Incluso para los conservadores

abiertamente antisemitas, lacuestión judía no era más que una

entre muchas. Y sería una gravedistorsión el sugerir que se

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sintieran más amenazados por losudíos que, por ejemplo, por la

Triple Entente en el extranjero o la

socialdemocracia en casa. Si ni tasólo para los conservadores el

antisemitismo era la cuestió prioritaria o los judíos la mayor 

amenaza, mucho menor era laimportancia que el resto de la

sociedad alemana le concedía alasunto. Tal como observó Richard

Levi: «Se pueden exponer argumentos convincentes en cuanto

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a que [los judíos] suscitaban muy poco interés en la mayoría de los

alemanes la mayor parte del tiempo.

Colocarlos en el centro de lahistoria de Alemania de los siglos

XIX  y XX  es una estrategiasumamente improductiva».[16]

Por supuesto, para muchosalemanes, los judíos eran la máxima

 prioridad y el origen de losmayores miedos. El antisemitismo

de los conservadores alemanes definales de siglo encaja bien con el

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concepto de Gavin Langmuir delantisemitismo «xenófobo»: u

estereotipo negativo compuesto de

varias afirmaciones que nodescriben a la verdadera minoría

udía, sino que más bien simbolizadistintas amenazas y peligros que

los antisemitas no podían y noquerían comprender.[17]  Langmuir 

observa también que elantisemitismo xenófobo

 proporciona el suelo fértil para quecrezca el antisemitismo fantástico o

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«quimérico», o lo que SaulFriedländer ha calificado

recientemente como antisemitismo

«redentor».[18]  Si el antisemitismoxenófobo de Alemania era una

 pieza importante de la plataforma política de un sector primordial del

espectro político, los antisemitasredentores, con sus acusaciones

quiméricas —desde elenvenenamiento de la sangre aria

 por parte de los judíos hasta laexistencia de una secreta

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conspiración mundial judía tras lasamenazas gemelas de la revolució

marxista y la democracia plutócrata

, todavía eran un fenómenomarginal.

La sucesión de experienciastraumáticas en Alemania entre los

años 1912 y 1929 —pérdida decontrol del Reichstag   por parte de

la derecha, derrota militar,revolución, inflación desenfrenada

y colapso económico— transformaron la política alemana.

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La derecha creció a expensas delcentro y, entre los primeros, los

radicales, o Nueva Derecha,

crecieron a expensas de lostradicionalistas, o Vieja Derecha.

El antisemitismo quimérico crecióenormemente y pasó de ser u

fenómeno marginal a ser la ideacentral de un movimiento que se

convirtió en el partido político másgrande de Alemania en el verano de

1932 y en el partido en el poder seis meses después.

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Ese hecho por sí solo ya haceque la historia de Alemania y del

antisemitismo alemán sea distinta

de la de cualquier otro país deEuropa. Pero incluso esto debe

mantenerse en perspectiva. Losnazis nunca obtuvieron más del 37

 por ciento de los votos en unaselecciones libres, menos que la

suma de los votos socialistas ycomunistas. Daniel Goldhagen está

en lo cierto cuando nos recuerda«que las actitudes de los individuos

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sobre un único tema no se puedededucir de sus votos».[19]  Pero es

muy poco probable que tenga razó

en su afirmación relacionada de quegran cantidad de alemanes que

votaron por el PartidoSocialdemócrata por razones

económicas estaban no obstante deacuerdo con Hitler y los nazis e

cuanto a los judíos. Aunque no puedo demostrarlo, tengo la firme

sospecha de que fueron muchos máslos alemanes que votaron a los

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nazis por razones distintas alantisemitismo que los que

consideraban el antisemitismo

como una cuestión prioritaria perovotaron por otro partido distinto al

de los nazis. Ni los resultados delas elecciones ni cualquier giro

 posible que se les diera sugiereque en 1932 la vasta mayoría de

alemanes fuera de «la mismaopinión» que Hitler respecto a los

udíos o que «la importancia delantisemitismo en la visión del

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mundo, el programa y la retóricadel Partido […] reflejaban los

sentimientos de la cultura

alemana».[20]Desde 1933, todos los factores

a los que Goldhagen atribuye eldesmantelamiento del antisemitismo

alemán en 1945 —la educación, laconversación pública, la ley y la

reafirmación de las instituciones— actuaron en sentido contrario para

intensificar el antisemitismo entrelos alemanes y, en realidad, de una

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manera mucho más coordinada queen el período de posguerra. ¿E

serio se puede dudar que eso

tuviera un impacto significativo,sobre todo dada la creciente

 popularidad de Hitler y del régime por sus éxitos en política

económica y exterior? Tal comoconcluye William Sheridan de

forma sucinta, incluso en una ciudadaltamente nazificada como

ortheim, la mayoría de las personas «fueron atraídas hacia el

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antisemitismo porque primero lofueron hacia el nazismo y no al

revés».[21]  Es más, el informe

clandestino “Sopade” de 1936, alque Goldhagen hace referencia

repetidas veces —«elantisemitismo sin duda ha echado

raíces en amplios círculos de la población […] La psicosis general

antisemítica afecta incluso a personas reflexivas, a nuestros

compañeros también»—,[22]  es unaevidencia del cambio en las

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actitudes alemanas que siguió a latoma del poder por parte de los

nazis en 1933, no de la situació

 previa.Sin embargo, hasta en el

 período posterior a 1933 es mejor hablar en plural de los

antisemitismos alemanes. En elseno del partido sí que había u

gran núcleo de alemanes paraquienes los judíos suponían una

extrema amenaza racial y una prioridad fundamental. No obstante,

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los incondicionales antisemitasquiméricos o redentores del

movimiento nazi diferían en cuanto

al estilo y a la respuesta que preferían. En un extremo del

espectro se situaba la gente del tipode las SA y Streicher, que deseaban

los pogromos; en el otro extremoestaban los antisemitas

intelectuales, fríos y calculadoresdescritos por Ulrich Herbert en s

nueva biografía de Werner Best,quien abogaba por una persecució

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más sistemática pero menosacalorada.[23]

Los aliados conservadores de

Hitler favorecieron la noemancipación y la segregación de

los judíos como parte de lacontrarrevolución y el movimiento

de renovación nacional. Lucharo para terminar con la supuestamente

«desmesurada» influencia judía ela vida de los alemanes, aunque

ésta era una prioridad apenas iguala la de desmantelar los sindicatos,

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los partidos marxistas y lademocracia parlamentaria o a la del

rearme y restablecimiento de la

condición de gran potencia paraAlemania. En ocasiones hablaba

en el lenguaje del antisemitismoracial, pero no de una manera

coherente. Había algunos, como el presidente Hindenburg, que quería

que se eximiera a los judíos quehabían demostrado ser dignos de

ello por su leal servicio a la patria,y las iglesias, por supuesto, quería

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lo mismo para los judíos conversos.En mi opinión, es poco probable

que los conservadores por sí solos

hubieran ido más allá de lasmedidas discriminatorias iniciales

de 1933-1934 que dejaron a losudíos fuera del servicio civil y

militar, las profesiones y la vidacultural.

Lo que los conservadoresconcebían como medidas

suficientes coincidía en parte con loque para los nazis sólo eran los

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 primeros pasos. Los naziscomprendían mucho mejor que los

conservadores la gran distancia que

les separaba. No obstante, tacómplices en las primeras medidas

contra los judíos como lo fueron eel derrumbe de la democracia, los

conservadores no podían oponersea la radicalización de la

 persecución de los judíos de igualmanera que no podían bajo la

dictadura exigir para ellos unosderechos que habían negado a otros.

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Y mientras que quizá lamentaran su propia y creciente pérdida de

 privilegios y poder a manos de los

nazis, a los que ellos habían aupadoal gobierno, con muy pocas

excepciones, no tenían ningúremordimiento ni arrepentimiento

 por el destino de los judíos.Afirmar que los aliados

conservadores de los nazis no pensaban igual que Hitler no niega

que su conducta fuera despreciabley su responsabilidad considerable.

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Igual que antes, el antisemitismoxenófobo proporcionó una tierra

fértil para los antisemitismos

quiméricos.¿Qué puede decirse de la

 población alemana en general en ladécada de 1930? ¿El grueso de la

 población alemana fue arrastrado por la marea antisemítica de los

nazis? Sólo en parte, según ladetallada investigación de

historiadores como Ian Kershaw,Otto Dov Kulka y David Bankier,

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que han alcanzado un sorprendentegrado de consenso sobre este

tema.[24] Para el período que va de

1933 a 1939, estos treshistoriadores distinguen entre una

minoría de activistas de partidos para los cuales el antisemitismo era

una prioridad urgente, y losrestantes integrantes de la

 población alemana, para los cualesno lo era. Aparte de los activistas,

la inmensa mayoría de la poblacióno pidió a gritos ni ejerció presió

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 para que se tomaran medidas contralos judíos. Pero muchos de los

«alemanes corrientes» —a quienes

Saul Friedländer describe como«espectadores» en contraposició

con los «activistas»— [25] aceptarode todas maneras las medidas

legales del régimen que terminarocon la emancipación y excluyero

de los puestos públicos a los judíosen 1933, los condenaron al

ostracismo en 1935 y terminaron deexpropiar sus propiedades en 1938-

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1939. Aun así, esa mayoría eracrítica con respecto a la violencia

encarnizada de los radicales del

 partido hacia los mismos judíosalemanes cuya persecución legal

aprobaron. El boicot de 1933, los brotes vandálicos de 1935 y, sobre

todo, el pogromo Kristallnacht   denoviembre de 1938 ocasionaron una

reacción negativa entre la población alemana.

Sin embargo, lo más importantefue que se había abierto un abismo

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entre la minoría judía y la población en general. Esta última,

aunque no movilizada alrededor del

antisemitismo estridente y violento,estaba cada vez más «apática»,

«pasiva» e «indiferente» en loreferente al destino de la primera.

Las medidas antisemíticas —si sellevaban a cabo de forma ordenada

y legal— fueron ampliamenteaceptadas por dos razones

 principales: tales medidasmantenían la esperanza de frenar la

i l i h l

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violencia que muchos alemanesconsideraban tan desagradable, y

muchos de ellos aceptaban entonces

el objetivo de limitar, e incluso determinar con el papel de los judíos

en la sociedad alemana. Esto fue ulogro de enorme importancia para

el régimen, pero todavía no sugeríala posibilidad de que a la mayoría

de los «alemanes corrientes» lesfuera a parecer bien el asesinato e

masa de la judería europea, ymucho menos de que fueran a

i i él d l

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 participar en él, de que los«espectadores» de 1938 se fueran a

convertir en los asesinos genocidas

de 1941-1942.Por lo que hace referencia a los

años de la guerra, Kershaw, Kulkay Bankier no están de acuerdo sobre

algunos temas, pero en generalcoinciden en que el antisemitismo

de los «verdaderos creyentes» noera idéntico a las actitudes

antisemíticas del conjunto de la población, y en que las prioridades

i í i l i

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antisemíticas y el compromiso coel genocidio del régimen todavía no

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como dijo Kulka, «una indiferencia

sorprendentemente abismal hacia eldestino de los judíos como seres

humanos» le dio «al régimen lalibertad de acción necesaria para

forzar una “Solución Final”radical».[27] Kershaw hizo hincapié

en el mismo punto con smemorable frase que dice que «el

camino que va a Auschwitz seconstruyó con odio, pero se

i tó i dif i[28]

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 pavimentó con indiferencia».A Kulka y Rodrigue les inquieta

el término «indiferencia» que, al

igual que Kershaw, tambiénutilizan, porque les parece que no

reproduce lo suficiente lainteriorización del antisemitismo

nazi entre la población en general,sobre todo en lo que concierne a la

aceptación de una solución a lacuestión judía mediante algún tipo

inconcreto de «eliminación». Ellossugieren un término con más carga

l li id d i

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moral como «complicidad pasiva»o «complicidad objetiva».[29]

Goldhagen es más enfático y

declara que el concepto mismo de«indiferencia» —al que iguala co

no tener «ninguna opinión» y coser «del todo neutral moralmente e

cuanto a las matanzas»— estáviciado conceptualmente y es

imposible desde el punto de vista psicológico. Para Goldhagen, los

alemanes no fueron apáticos eindiferentes, sino «despiadados»,

«poco comprensi os» e

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«poco comprensivos» e«insensibles», y su silencio debe

ser interpretado como

aprobación.[30]  No me supone u problema el deseo de Kulka,

Rodrigue y Goldhagen de emplear un lenguaje más impactante, más

condenatorio desde el punto devista moral para describir el

comportamiento de los alemanes.Pero no creo que en este caso la

elección del lenguaje altere lacuestión básica que plantea

Kershaw Kulka y Bankier

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Kershaw, Kulka y Bankier,concretamente, que en términos de

la prioridad del antisemitismo y del

compromiso en la matanza deudíos, puede hacerse una distinció

útil e importante entre el núcleonazi y la población en general. E

mi opinión, con su definición de laindiferencia Goldhagen está

creando un testaferro ymalinterpreta el significado del

silencio bajo una dictadura.También parece ajeno al hecho de

que el concepto de indiferencia de

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que el concepto de indiferencia deKershaw anticipa las dimensiones

del propio modelo analítico de

Goldhagen cuando observa que,durante los años de la guerra, los

alemanes bien pudieron tener másaversión a los judíos a la vez que

cada vez se preocupaban menos deellos.

Existen dos puntos adicionalessobre los que Goldhagen y yo

estamos de acuerdo. Primero, quese deben observar las actitudes y

comportamientos de los alemanes

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comportamientos de los alemanescorrientes no sólo en el frente

nacional, sino también en los

territorios ocupados de la Europadel Este, y segundo, que cuando se

enfrentaron a la tarea de matar udíos, la mayor parte de los

alemanes corrientes que había allíse convirtieron en verdugos

«voluntarios». Si los alemanescorrientes eran indiferentes y

apáticos, insensibles y cómplicesen su país, en el este eran asesinos.

Sin embargo diferimos sobre el

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Sin embargo, diferimos sobre elcontexto y la causa de ese

comportamiento asesino. Para

Goldhagen, esos alemanescorrientes, «provistos con poco más

que las nociones culturales vigentesen Alemania» antes de 1933, y a los

que entonces finalmente se les diola oportunidad, simplemente

«querían ser verdugos de ugenocidio».[31]  En mi opinión, los

alemanes corrientes en la Europadel Este trajeron consigo u

conjunto de actitudes que incluía

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conjunto de actitudes que incluíano sólo las diferentes corrientes del

antisemitismo que había en la

sociedad alemana, avivadas por elrégimen desde 1933, sino tambié

mucho más. Tal como el tratado deBrest-Litovsk, las campañas de los

reikorps  y el rechazo casiuniversal del tratado de Versalles

demuestran, la negativa a aceptar elveredicto de la Primera Guerra

Mundial, las aspiracionesimperiales en la Europa del Este

respaldadas por unas nociones de lai id d i l d l l

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respaldadas por unas nociones de lasuperioridad racial de los alemanes

y el virulento anticomunismo era

sentimientos que, en líneasgenerales, toda la sociedad alemana

albergaba. Yo sugeriría que proporcionaron más puntos de

coincidencia entre el grueso de la población alemana y los nazis que

el antisemitismo.Y en el este de Europa los

alemanes corrientes setransformaron todavía más a causa

de los acontecimientos y lait ió t 1939 1941 d l

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de los acontecimientos y lasituación entre 1939 y 1941 de lo

que lo habían hecho con s

experiencia bajo la dictaduranacional de 1933 a 1939. En esos

momentos Alemania estaba enguerra; es más, ésa era una «guerra

racial» de conquista imperial. Aesos alemanes ordinarios los

 pusieron en un territorio donde las poblaciones autóctonas fuero

declaradas inferiores y a las fuerzasde ocupación alemanas se las

exhortaba constantemente a que set l i

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exhortaba constantemente a que secomportaran como la raza superior.

Y los judíos a los que encontraron

en esos territorios eran los raros yextraños Ostjuden, judíos alemanes

no asimilados de clase media. E1941 se añadieron dos importantes

factores: la cruzada ideológicacontra el bolchevismo y la «guerra

de destrucción». ¿Es posiblesugerir acaso que ese cambio de

situación y contexto en tiempos deguerra no alteró las actitudes y el

comportamiento de los alemanesi t l E d l E t

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comportamiento de los alemanescorrientes en la Europa del Este y

que la explicación de su buena

disposición, y para algunos hastaentusiasmo, a la hora de matar 

udíos sólo resida en una imagecognitiva común, anterior a 1933,

que de ellos tenían prácticamentetodos los alemanes?

En este sentido, es importanteobservar que, antes de que se

 pusiera en práctica la SolucióFinal (que empezó en territorio

soviético en la segunda mitad delaño 1941 y en Polonia y el resto de

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soviético en la segunda mitad delaño 1941 y en Polonia y el resto de

Europa en la primavera de 1942),

el régimen nazi ya había encontradoa los verdugos voluntarios para

unos 70.000 u 80.000 alemanesdisminuidos mentales y físicos,

decenas de miles de miembros de laintelectualidad polaca, cientos de

miles de víctimas no combatientesde ejecuciones de represalia y más

de dos millones de prisioneros deguerra rusos. Está claro que, a

partir de septiembre de 1939, elrégimen fue cada vez más capaz de

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 partir de septiembre de 1939, elrégimen fue cada vez más capaz de

legitimar y organizar el asesinato

colectivo a una escala sorprendenteque no dependía de la motivació

antisemítica de los ejecutores y dela identidad judía de las víctimas.

Daniel Goldhagen ha escritorecientemente que aunque él «no

esté del todo en lo cierto en cuantoal alcance y el carácter del

antisemitismo alemán, eso noimplicaría que sean inválidas» sus

«conclusiones sobre los […]ejecutores y sus motivos» [32] Lo

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[ ]ejecutores y sus motivos».[32]  Lo

fundamental en la interpretación de

Goldhagen es que esos hombres nosolamente eran «verdugos

voluntarios», sino que en realidad«querían  ser verdugos de u

genocidio» de judíos (la cursiva esmía).[33] Ellos «saciaron sus ansias

de sangre judía» con «entusiasmo»;se «divirtieron»; mataron «por 

 placer».[34]

 Además, «la cantidad ycalidad de la brutalidad

 personalizada y de la crueldad de laque fueron objeto los judíos por

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p yque fueron objeto los judíos por 

 parte de los alemanes también era

distintiva» y «sin precedentes»; dehecho, «destacan» en los «largos

anales de la barbarie humana».[35]

Goldhagen concluye enérgicamente

que «con respecto a la causa quemotivó el Holocausto, para la

amplia mayoría de los ejecutores, basta con una explicació

monocausal»: concretamente, el«antisemitismo demonológico» que

«era la estructura común de lacognición de los ejecutores y de la

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cognición de los ejecutores y de la

sociedad alemana en general».[36]

Para apoyar esta interpretación,Goldhagen hace referencia

constante al uso consciente de unarigurosa metodología de ciencia

social como uno de los factores quecoloca a su libro por encima del

trabajo y más allá del reproche deotros estudiosos del mismo

campo.[37]

 Me gustaría centrarme edos aspectos del argumento que

Goldhagen utiliza para estainterpretación y enfrentarlos con el

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1151/1971

g pinterpretación y enfrentarlos con el

mismo modelo de rigurosa ciencia

social que él mismo establece: primero, el planteamiento y

estructura de su argumento ysegundo, su metodología por lo que

se refiere a la utilización de las pruebas.

Aunque la mayor parte del librode Goldhagen se centra en el

antisemitismo en la historia deAlemania y en el trato que los

alemanes dieron a los judíosdurante el Holocausto hay dos

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jdurante el Holocausto, hay dos

comparaciones que son cruciales

 para el planteamiento de sargumento.[38]  Primero, los

alemanes se comparan con los noalemanes en su respectivo trato

hacia los judíos. Segundo, el tratode los alemanes hacia las víctimas

udías se compara con su trato hacialas víctimas no judías. El propósito

es establecer que sólo uantisemitismo dominante y

eliminacionista propio de lasociedad alemana puede explicar

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sociedad alemana puede explicar 

las marcadas diferencias que

supuestamente se desprenden deestas comparaciones.

Existen múltiples problemas de planteamiento. Para que la segunda

comparación confirme su argumentode forma adecuada, Goldhagen no

tan sólo debe demostrar que losalemanes trataron de manera

distinta a los judíos y a los noudíos (en lo que casi todos los

historiadores están de acuerdo),sino también que el trato diferente

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sino también que el trato diferente

se explica fundamentalmente por la

motivación antisemítica de laamplia mayoría de los ejecutores y

no por otros posibles motivos, talescomo la conformidad con tas

 políticas gubernamentales paragrupos de víctimas diferentes. El

segundo y tercer estudio de Losverdugos voluntarios de Hitler 

tienen como objetivo satisfacer el peso de la prueba en estos dos

 puntos. Goldhagen afirma que elcaso de los campos de trabajo

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caso de los campos de trabajo

udíos de Lipowa y Flughafen e

Lublin demuestra que, a diferenciade otras víctimas, sólo el trabajo de

los judíos recibía un trato asesino por parte de los alemanes sin tener 

en cuenta la racionalidadeconómica, y en realidad yendo e

contra de ella. Y sostiene que elcaso de la marcha de la muerte de

Helmbrechts demuestra quemataban a los judíos incluso cuando

se habían dado órdenes demantenerlos con vida y que, por lo

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y q , p

tanto, el motivo que los impulsó a

asesinarlos no era la conformidadcon la política del gobierno o el

acatamiento de las órdenes, sino el profundo odio personal que sentía

los ejecutores hacia sus víctimasudías, el cual les había sido

inculcado por la cultura alemana. Ya partir de todos sus argumentos,

Goldhagen sostiene que la continuay omnipresente crueldad si

 precedentes con que los ejecutoresalemanes trataron a sus víctimas

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udías sólo se explica por esa

misma razón.Uno de los méritos positivos

del libro de Goldhagen es que presta más atención a las marchas

de la muerte, pero su intento degeneralizar a partir del único caso

de la marcha de la muerte deHelmbrechts no es convincente. S

impactante descripción de esteespantoso acontecimiento no debe

quitarle importancia al hecho deque, en lo que respecta a la

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q , q p

demostración de que existía u

deseo generalizado de matar a losudíos, incluso contraviniendo las

órdenes, él no establece que fuerarepresentativo de otras marchas de

la muerte ni que no ocurriera elmismo fenómeno en el trato de los

alemanes hacia otras víctimas.Incluso en su propia argumentació

Goldhagen admite que losguardianes tuvieron que impedir 

que la población alemana localofreciera comida y alojamiento a

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y j

los judíos y que los soldados

alemanes les suministraracuidados médicos, sin considerar 

siquiera si esos otros alemanes pertenecían a la sociedad alemana

en general de igual forma que laguardia criminal de las marchas de

la muerte. En realidad, la marcadadiferencia en el comportamiento de

esos distintos grupos de alemanessugeriría la importancia de los

factores situacionales einstitucionales que él descarta.[39]

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q

Asimismo, se puede encontrar 

un ejemplo contrario en relaciócon los asesinatos de víctimas no

udías, que seguían produciéndose a pesar de un cambio de alto nivel e

la política, y con el irracionalabuso de la mano de obra no judía.

Habiendo acabado de decidir elasesinato de todos los judíos de

Europa en octubre de 1941, elrégimen nazi modificó por completo

su anterior postura en lo referente alos prisioneros de guerra soviéticos

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p g

y ordenó que a partir de ese

momento tenían que utilizarse comomano de obra en lugar de dejarlos

morir por hambre, frío oenfermedades. A Rudolf Höss en

Auschwitz se le comunicó que iba arecibir un gran contingente de

 prisioneros de guerra soviéticos para la construcción de un nuevo

campo en Birkenau, un proyecto delos más importantes en la lista de

 prioridades de Himmler. Enresumen, tanto las razones

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económicas como las órdenes

superiores exigieron que los prisioneros de guerra rusos fuera

mantenidos con vida y destinados arealizar un trabajo útil.

Casi 10.000 prisioneros deguerra soviéticos llegaron a

Auschwitz en octubre de 1941 yfueron enviados a Birkenau. Hacia

finales de febrero, cuatro mesesdespués, sólo 945 permanecían co

vida, un índice de supervivenciadel 9,5 por ciento.[40]  La orden de

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Himmler de utilizar a los

 prisioneros de guerra rusos para u proyecto de construcción prioritario

no invirtió inmediatamente ni elcomportamiento habitual y

arraigado en el personal del campode concentración de utilizar el

trabajo para la tortura y elexterminio ni tampoco las nefastas

condiciones en Birkenau.En realidad, tal como ha

señalado Michael Thad Allen en sureciente tesis doctoral sobre la

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Oficina Central de Economía y

Administración(Wirtschaftsverwaltungshauptamt )

de las SS,[41]

 dentro del sistema delcampo de concentración, el uso del

trabajo para castigar y torturar a los presos más que para la producció

formaba parte de la culturainstitucional desde mucho antes de

que los judíos representaran una parte significativa del número de

 presos. Además, los intentos deaprovechar de manera productiva la

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mano de obra de los campos de

concentración siguieron zozobrandodurante el transcurso de toda la

guerra debido a la resistencia del personal de los campos, que era

testarudamente hostil a laracionalidad económica. La cultura

de los campos de concentracióresultó ser difícil de alterar en este

sentido fuera cual fuera la identidadétnica de los prisioneros

implicados.¿Y qué hay del trato dado a la

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mano de obra judía en Birkenau e

esa época? Si comparamos, 7.000mujeres jóvenes judeo-eslovacas

fueron enviadas al campo principalo Stammlager   de Auschwitz en la

 primavera de 1942 también comomano de obra. A mediados de

agosto, las 6.000 que todavíaseguían con vida fueron trasladadas

a Birkenau. A finales de diciembre, poco más de cuatro meses después,

sólo quedaban 650 aún con vida, uíndice de supervivencia parecido

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del 10,8 por ciento.[42] Resumiendo,

los factores institucionales ysituacionales y una ideología cuyo

 potencial asesino no proveníaúnicamente del antisemitismo

 produjeron unos porcentajes devíctimas casi idénticos entre los

 prisioneros de guerra soviéticos ylas mujeres judías eslovacas

durante el mismo período de tiempoen el mismo campo, y eso a pesar 

de un cambio en la política delgobierno con respecto al destino de

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los prisioneros soviéticos y de la

urgencia de la labor económica quetenían que realizar.

Goldhagen sí que está en locierto al decir que, a la larga, el

trato criminal hacia los prisionerosde guerra soviéticos varió, mientras

que el trato asesino hacia la manode obra judía no lo hizo, excepto de

una manera muy poco importante.Pero esto sólo indica que, a pesar 

de la inercia institucional y la persistencia inicial de patrones de

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conducta asesinos hacia los

 prisioneros de guerra soviéticos, alfinal prevaleció en ambos casos la

conformidad con la política delgobierno. No demuestra, como

sugiere Goldhagen,[43]

  que eldestino de los eslavos —como por 

ejemplo el de los prisionerossoviéticos— y el de los judíos

fuera distinto principalmente acausa de distintas actitudes

inducidas culturalmente hacia losdos grupos de víctimas. Los

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alemanes fueron responsables de la

muerte de unos dos millones de prisioneros de guerra soviéticos e

los primeros nueve meses de laguerra, una cantidad mucho mayor 

que la de víctimas judías hasta esemomento. El índice de muertes e

esos campos para prisioneros deguerra excedió con mucho el de los

guetos polacos antes de la SolucióFinal. El hecho de que el régime

nazi cambiara su política paraasesinar a todos los judíos y para

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no matar de hambre a todos los

 prisioneros de guerra es más uindicador de la ideología, las

 prioridades y las obsesiones deHitler y los dirigentes nazis que de

las actitudes de la sociedadalemana. El asombroso porcentaje

de víctimas mortales entre los prisioneros de guerra soviéticos

durante los primeros meses sugiere por encima de todo la capacidadque tenía el régimen de utilizar alos alemanes corrientes para

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asesinar a cantidades ilimitadas de

 prisioneros soviéticos en caso deque ése hubiera seguido siendo s

objetivo. Las continuas muertes emasa de prisioneros de guerra

soviéticos durante la primavera de1942 demuestran que no se cierra

las instituciones asesinas y que lasactitudes y comportamiento de s

 personal no cambiainstantáneamente, incluso cuando la política se revisa.

En resumen, hay unas cuantas

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variables concebibles —la política

del gobierno y las pautas deconducta anteriores así como las

imágenes cognitivas inducidasculturalmente— que so

importantes. Sin embargo, alexplicar la conducta diferenciada

de los alemanes hacia las víctimasudías y las no judías, el argumento

de Goldhagen no distingue de formaadecuada la variedad de posiblesfactores causales. Con su énfasis ela crueldad de los ejecutores,

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reafirma por encima de todo s

insistencia en que la imagecognitiva que los alemanes tenía

de los judíos es el «único» marcoadecuado.

 No obstante, el argumento afavor de la crueldad singular y si

 precedentes de los alemanes contralos judíos es problemático por dos

motivos. Primero, la afirmación desingularidad de Goldhagen se basaen el impacto emocional de snarrativa más que en la

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comparación real. Ofrece

numerosas descripciones vividas yescalofriantes de la crueldad

humana hacia los judíos y luegosimplemente afirma ante el

 petrificado y horrorizado lector quetal comportamiento carece a todas

luces de precedentes. Como si sólose tratara de eso. Por desgracia, lasdescripciones de las matanzasrealizadas por rumanos y croatasdemostrarían fácilmente que esoscolaboradores no tan sólo igualaba

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en crueldad a los alemanes, sino

que los superaron habitualmente. Yeso deja totalmente de lado a miles

de posibles ejemplos aparte delHolocausto, desde Camboya a

Ruanda.De forma inversa, resta

importancia a la crueldad con quelos nazis asesinaron a otrasvíctimas, en particular a losalemanes disminuidos, unas muertesen las que supuestamente losalemanes estaban «fríamente

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implicados», pues las infligiero

«sin dolor» y sin celebrarlo.[44]

 Siembargo, al principio, los

disminuidos psíquicos erafusilados por los pelotones de

ejecución del comando Eimanantes de la creación de las cámaras

y las furgonetas de gas, y a muchosniños sencillamente no se les

alimentaba y se los dejaba morir dehambre. A los pacientes que

gritaban y huían les daban caza, lossacaban a rastras del psiquiátrico y

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los metían en los autobuses que

esperaban. ¡Y en Hadamar losasesinos hicieron una fiesta para

celebrar la cifra de 10.000víctimas![45]

En segundo lugar, Goldhagensencillamente afirma que es

evidente por intuición quesolamente una imagen cognitiva de

los judíos propia de la culturaalemana explica toda esa

crueldad.

[46]

  Goldhagen tiene bastante razón en cuanto a que la

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crueldad durante el Holocausto, ta

viva en el recuerdo de lossupervivientes, es un tema que los

estudiosos no han tratado codetenimiento, pero eso no significa

que su infundada afirmación ecuanto a los motivos sea correcta.

Curiosamente, el elocuentesuperviviente Primo Levi estaba deacuerdo en parte con Franz Stangl,el conocido comandante deTreblinka, en una explicacióndistinta y bastante funcional de la

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crueldad de los ejecutores,

concretamente, que la absolutadegradación y humillación de la

víctima facilitaba sdeshumanización, lo cual era

esencial para las acciones delejecutor «para condicionar aaquéllos que de verdad tenían quecumplir con la política. Para queles fuera posible hacer lo quehicieron». Pero compartimos lafrustración de Levi en lo querespecta a que una explicació

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como ésa, en sí misma, aunque no

del todo incorrecta, es, no obstante,inadecuada. «No es una explicació

falta de lógica —continúa diciendo, pero clama al cielo; ésta es la

única utilidad de la violenciainútil».[47]

En efecto, hay demasiadosejemplos de crueldad que

trascienden una explicació puramente funcional. Fred E. Katzadopta otro enfoque y sostiene que,en un entorno de matanzas, la

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creación de una «cultura de la

crueldad» es un «fenómeno poderoso» que proporciona muchas

satisfacciones —una reputacióindividualizada y una posició

mejorada entre los compañeros, ualivio del aburrimiento y unasensación de júbilo y celebración ode arte y creatividad— a aquéllosque alardean de sus crueldadesgratuitas y llenas de inventiva.[48]

Pero todavía nos quedamos con unacuestión pendiente que no puede

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resolverse con la simple

afirmación: ¿Es una cultura de odiola condición previa necesaria para

una cultura de la crueldad comoésa? Goldhagen ha planteado una

cuestión importante. No creo quehayamos encontrado todavía unarespuesta satisfactoria.

Pasemos a la otra comparación,esto es, la del trato dado a losudíos por parte de los alemanes y

los no alemanes. Para que seaválido según los criterios de la

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ciencia social aceptados, el

comportamiento de los alemanestendría que compararse con el

comportamiento de todo el conjuntoo, al menos, de una muestraaleatoria objetiva, de los países que participaron en la Solución Final.En lugar de eso, Goldhagen sugiereel comportamiento de los daneses eitalianos como modelo para lacomparación, lo cual ni es aleatorioni objetivo.[49]  En realidad, steoría no hace más que resaltar la

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cuestión de lo poco común que fue

el comportamiento de los daneses eitalianos en relación con la

capacidad de los alemanes paraencontrar colaboradores asesinos prácticamente en todo el resto deEuropa. No demuestra lasingularidad del trato de losalemanes hacia los judíos y muchomenos que éste fuera debido a uantisemitismo cultural propio de losalemanes. En otra parte del libro,Goldhagen reconoce la

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 participación de europeos del este

en los pelotones de ejecución y pide un estudio sobre la

«combinación de factorescognitivos y situacionales» quellevó a los ejecutores alHolocausto.[50]  No aclara por qué

de pronto una explicaciómulticausal es aceptable para losejecutores del este de Europa perono para los alemanes.

Además, tal como observé en elsimposio del mes de abril de 1996

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en el Museo Conmemorativo del

Holocausto de EEUU,[51]

  elejemplo de los luxemburgueses que

había en el Batallón de ReservaPolicial 101 ofrece la extraña

oportunidad de comparar a personas en la misma situación perode distinto entorno cultural. Aunquelas declaraciones son sugerentesmás que concluyentes, observé quelos 14 luxemburgueses parecíahaberse comportado de una maneramuy parecida a sus compañeros

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alemanes, lo cual implicaba que los

factores situacionales eran en efectomuy contundentes. Goldhagereplicó que los 14 luxemburguesesrepresentaban sólo a un pequeñogrupo del cual uno no podía sacar conclusiones generalizadas, aunqueél no había sido nada reacio a sacar conclusiones generalizadas de los pequeños grupos de guardianes elos campos de trabajo de Lipowa yFlughafen o en la marcha de lamuerte de Helmbrechts.

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Mis objeciones al

 planteamiento del argumento deGoldhagen no desaprueban s

interpretación como tal.Simplemente demuestran que él no

ha satisfecho el nivel de prueba dela ciencia social rigurosa que no

sólo se había impuesto a sí mismosino que, tal como afirmó

repetidamente, otros habían sidoincluso tan ignominiosamenteincapaces de entender. Parademostrar no sólo la falta de

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 pruebas concluyentes en defensa de

su interpretación, sino también loserrores que hacen que no resulteconvincente, debemos examinar eluso que hace de las pruebas.

Goldhagen admite que partió dela hipótesis «de que los ejecutoresestaban motivados para tomar parteen la letal persecución de los judíosa causa de sus creencias sobre lasvíctimas».[52] La principal fuente de pruebas del comportamiento y lamotivación de los agentes del

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Batallón de Reserva Policial 101

según la cual considerar esahipótesis la constituyen lasdeclaraciones hechas después de laguerra y reunidas a través de lainvestigación judicial. No es por una cuestión de discusión entreestudiosos que el testimonio de losejecutores después de la guerra essumamente problemático; estáformado tanto por las preguntas planteadas por los investigadorescomo por la mala memoria, la,

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represión, la tergiversación, la

evasiva y la mendacidad de lostestigos.Sin embargo, mi postura es que

los testimonios judiciales delBatallón de Reserva Policial 101son cualitativamente distintos a laamplia mayoría de esasdeclaraciones. La lista de la unidadse conservó y más del 40 por cientode los miembros del batallón (lamayor parte de ellos reservistas dela tropa más que oficiales) fuero

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interrogados por Fiscalesinvestigadores hábiles y persistentes. La gran cantidad detestimonios excepcionalmentevividos y detallados contrastamarcadamente con lasdeclaraciones formularias yclaramente deshonestas que tan amenudo se encontraban. Conscientede la naturaleza subjetiva y faliblede las opiniones que voy a dar, sinembargo siento que, utilizado cocautela, ese volumen de testimonios

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ofrece al historiador unaoportunidad única de investigar temas de una manera que no esfactible con los archivos de otroscasos. Después de todo, no fue por accidente que, entre los cientos deuicios alemanes realizados

después de la guerra, Goldhagen yyo llegáramos a los mismosarchivos judiciales de formaindependiente.

Para tratar el problema delvalor probatorio de las

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declaraciones de los ejecutores,Goldhagen mantiene, por elcontrario, que «la única posiciómetodológica que tiene sentido esla de descartar todos  lostestimonios autoexculpatorios queno encuentran corroboración eotras fuentes».[53]  Goldhagetambién es consciente de que «deberesistirse la tentación deseleccionar y escoger el material propicio de entre un gran número decasos para evitar la parcialidad e

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las conclusiones».[54] Y afirma que

en su metodología «esa parcialidades insignificante».[55]

¿Pero la metodología deGoldhagen evita la parcialidad?

¿Cuál es, en la práctica, el criterioque sigue Goldhagen para

considerar que una declaración esautoexculpatoria y que por lo tanto

tiene que excluirse a menos que se pueda corroborar? Porque «lo más

 probable» es que los testimonios deGoldhagen sean autoexculpatoíios

i l i i h b

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si los testigos niegan haberseentregado a la matanza con «salma, su voluntad íntima y sconsentimiento moral».[56]  Eresumen, el testimonio sobrecualquier estado mental omotivación que no concuerde con shipótesis inicial es descartado amenos que se corrobore y, dada laausencia de cartas y diarios de laépoca, es casi imposible encontrar  pruebas que confirmen algoconcerniente al estado mental. A

G ldh ól l d id

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Goldhagen sólo le queda un residuode los testimonios compatible cosu hipótesis y a efectos prácticoslas conclusiones está predeterminadas. Una metodologíaque apenas hace otra cosa queconfirmar la hipótesis que se pretendía demostrar no es unaciencia social válida.

El problema de unametodología determinista se agravaa causa de otro fallo en lautilización de las pruebas por parte

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de Goldhagen, concretamente udoble criterio según el cual noaplica los mismos principios deevidencia y límites excluyentescuando las víctimas son polacas ycuando son judías. El efectoacumulativo de estos problemas ela utilización de las pruebas quehace Goldhagen se puede ilustrar demanera espectacular si comparamosnuestras respectivas versiones delas matanzas iniciales de judíos y polacos que llevó a cabo el

B t lló d R P li i l 101

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Batallón de Reserva Policial 101en Józefów y Talcyn.

Según Goldhagen, en Józefówel comandante Wilhelm Trapp diouna «charla para levantar la moral»de sus subordinados y les incitó amatar activando la visiódemoníaca de los judíos que casitodos ellos albergaban. AunqueTrapp estaba «preocupado» y «enconflicto», su parlamento delató «sconcepción nazificada de losudíos». Goldhagen reconoce que

h d l h b d

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«muchos de los hombres quedaroafectados y momentáneamentedeprimidos a causa de lasmatanzas», pero advierte en contrade «la tentación» de buscar en lasdeclaraciones sobre la reacciónegativa de los agentes algo másque una debilidad visceral alenfrentarse a demasiada sangrederramada.[57]

¿Qué se omite en estaexposición? Goldhagen admite euna nota a pie, si bien no en el texto

principal q e no de los testigos

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 principal, que uno de los testigosdijo que Trapp «lloraba». No sehace ninguna mención de los otrossiete testigos que afirmaron queTrapp lloraba o que demostraba deotro modo una consternación físicavisible.[58]  No se recoge eltestimonio de dos policías querecordaban que Trapp dijo deforma explícita que las órdenes no provenían de él mismo,[59]  nitampoco el de cuatro de los cincoque observaron que Trapp se

distanció claramente de las órdenes

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distanció claramente de las órdenescuando las transmitía a sushombres.[60]  No menciona ladeclaración del chófer de Trapp:«En relación con losacontecimientos ocurridos eJózefów, después él me dijo más omenos: “Si algún día este asunto delos judíos es vengado en la tierra,entonces que Dios se apiade denosotros los alemanes”».[61]  La«charla para levantar la moral» quesupuestamente activó la visió

demoníaca resultó ser al

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demoníaca resultó ser, alexaminarla, un intento más bie patético de racionalizar lainminente masacre de los judíoscomo una acción de guerra contralos enemigos de Alemania, similar a ese que argumentaba que las bombas caían sobre mujeres y niñosen el país. Las repetidasdeclaraciones por parte de los policías de que se sintieroafectados, deprimidos, amargados,descorazonados, abatidos,

afligidos enojados y responsables

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afligidos, enojados y responsablesson rechazadas directamente por Goldhagen por ser autoexculpatorias o reflejar unadebilidad visceral «momentánea».

Al describir el primer fusilamiento de polacos en unaejecución de represalia en Talcyn,Goldhagen expone: «Esteilustrativo episodio yuxtapone lasactitudes de los alemanes hacia polacos y judíos». Como prueba,cita sólo a dos testigos, uno para

demostrar que Trapp «lloró» en

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demostrar que Trapp «lloró» enTalcyn y otro que declaraba que«algunos de los hombresexpresaron después su deseo de norealizar más misiones de esetipo».[62]  Resumiendo, Goldhagede pronto acepta precisamente esaclase de declaraciones reiteradasque excluye o descarta al tratar elasesinato de judíos por parte del batallón en Józefów —inclusocuando sólo están en boca de dosindividuos— para demostrar lo

distintos que eran los sentimientos

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distintos que eran los sentimientosdel batallón cuando se trataba deasesinar a polacos.

Además, ese doble criterio ela selección de pruebas también seevidencia en el análisis que haceGoldhagen sobre los motivos de losagentes. El hecho de que los policías no abandonaran en Talcynno se interpreta como muestra de udeseo de matar polacos, mientrasque el no abandonar en Józefów síse cita como prueba de que ellos

«querían ser verdugos del

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«querían ser verdugos delgenocidio» de los judíos. De todoel montón de declaraciones sobre laangustia de los guardias en Józefówno se extrae nada más que ladebilidad visceral «momentánea»,mientras que la afirmación de usolo testigo en Talcyn se mencionacomo una prueba válida del«evidente disgusto y renuencia» quelos hombres tenían a matar  polacos.[63]

El doble criterio con relación a

las víctimas judías y polacas

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las víctimas judías y polacastodavía puede percibirse de otromodo. Goldhagen cita numerososejemplos de la matanza gratuita yvoluntaria de judíos como algorelevante para evaluar las actitudesde los asesinos. Pero omite un casosimilar de asesinato gratuito yvoluntario por parte del Batallón deReserva Policial 101 cuando lasvíctimas eran polacas. Se dio partede que un oficial de policía alemáhabía sido asesinado en el pueblo

de Niezdów, adonde fueron

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de Niezdów, adonde fueronenviados los policías que estaban a punto de ir al cine en Opole paraque llevaran a cabo una acción derepresalia. En el pueblo solamentequedaban los polacos ancianos, esu mayoría mujeres, porque losóvenes habían huido. Por otra

 parte, llegó la noticia de que el policía alemán emboscado sólohabía resultado herido, no lo habíamatado. No obstante, los agentesdel Batallón de Reserva Policial

101 asesinaron a tiros a todos los

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101 asesinaron a tiros a todos losancianos polacos e incendiaron el pueblo antes de volver al cine para pasar una tarde de entretenimientoinformal y relajante.[64]  En esteepisodio no se pueden ver muchasmuestras del «evidente disgusto yrenuencia» a la hora de matar  polacos. ¿Hubiera Goldhageomitido este incidente si lasvíctimas hubieran sido judías y deello se hubiera podido deducir fácilmente una motivació

antisemítica?

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a t se t ca?También se puede observar un

 patrón de tendenciosa selección delas pruebas[65]  en la manera quetiene Goldhagen de retratar unahomogeneidad; casi absoluta entrelos agentes. El teniente HeinzBuchmann fue el único miembro del batallón que expresó su oposició por principios al asesinatocolectivo y se negó a tomar parte ecualquier aspecto de las accionesen contra de los judíos. Por lo que

se refiere a la diferencia de

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comportamiento entre él mismo ylos capitanes de las SSJuliusWohlauf y WolfgangHoffmann, Buchmann declaró demala gana que para él un ascenso notenía ninguna importancia porqueera dueño de un próspero negocio,mientras que Wohlauf y Hoffmanneran unos ambiciosos policías profesionales «que querían llegar aser alguien». Además añadió:

«Gracias a la experiencia con mi

empresa, sobre todo porque se

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p , p qextendió al extranjero, habíaadquirido una mejor perspectivageneral de las cosas».[66]

Goldhagen no tarda en minimizar laimportancia que el mismoBuchmann da a los motivos deambición profesional e interpreta lasegunda parte de la declaraciócomo una prueba de que, de todo el batallón, sólo Buchmann no estabaatrapado por el alucinógenoantisemitismo alemán[67].

Pero si se tiene que citar a

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qBuchmann como el principal testigoque proporciona pruebas de uantisemitismo homogéneo dentrodel batallón, ¿no deberían incluirsetambién las siguientesdeclaraciones? Por lo que hacereferencia a las distintas reaccionesde los agentes frente a la negativadel propio Buchmann de participar en las operaciones en contra de losudíos, éste dijo: «Entre mis

subordinados hubo muchos que

entendieron mi postura, pero hubo

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p potros que hicieron comentariosdespectivos sobre mí y me miraba por encima del hombro».[68]  Erelación con la actitud que tuvierohacia la matanza en sí, manifestóque «los soldados no llevaron acabo las acciones judías coentusiasmo […]. Estaban todos muydeprimidos».[69]

Un último ejemplo deltendencioso criterio selectivo delas pruebas: Goldhagen destaca

constantemente que los ejecutores

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«se divirtieron» matando judíos yque «los relatos de esos hombressobre conversaciones que habíamantenido mientras estaban en elcampo de ejecución sugieren […]que en principio a esos hombres les parecía bien tanto el genocidiocomo sus propios actos».[70]  Uejemplo típico de esto es la versióque él da del pelotón del sargentoHeinrich Bekemeier que llevó acabo la «cacería de judíos» e

Lomazy tras la masacre. Goldhage

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escribe:«Cuando los hombres de

Bekemeier encontraban judíos, nosolamente los mataban sino que, euna ocasión que ha sido descrita,ellos, o al menos Bekemeier, sedivirtieron con ellos de antemano».

Y entonces cita directamente dela declaración del policía:

«Hay un episodio que ha permanecido en mi memoria hasta

hoy. Al mando del sargento

Bekemeier, tuvimos que conducir 

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un transporte de judíos a algúlugar. Hizo que los judíos cruzarangateando un charco y que cantaramientras lo hacían. Cuando uanciano no pudo seguir andando,que fue cuando ya había terminadoel episodio del gateo, le pegó utiro desde muy cerca en la boca…»

En este punto de la cita,

Goldhagen se detiene y reanuda ladescripción de ese mismo incidente

 proveniente de una declaració

hecha en un interrogatorio

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 posterior:«Después de que Bekemeier 

hubiera disparado al judío, éstealzó las manos como para apelar aDios y entonces se derrumbó. Elcadáver del judío sencillamente sedejó ahí tendido. No nos preocupamos por él».

Qué distinta suena esta

declaración si no se interrumpe laversión del testigo puesto que,

después de describir el disparo de

Bekemeier en la boca del judío,

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continúa diciendo: «Le dije a HeinzRichter, que iba andando junto a mí:“Me gustaría liquidar a esa basura”». En realidad, según elmismo testigo, dentro del «círculode compañeros» Bekemeier estabaconsiderado como una «vil basura»

y un «tipo asqueroso». Tenía famade ser «violento y cruel» tanto co

los «polacos como con los judíos»e incluso de dar puntapiés a sus

 propios subordinados.[71]  E

resumen, mediante el tendencioso

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criterio selectivo, Goldhagedescribe este acontecimiento como parte de un patrón de crueldad yaprobación generalizadas yhomogéneas, cuando la declaracióentera ofrece sin embargo una ideade la crueldad de un oficial de las

SS especialmente despiadado ynada querido cuyo comportamiento

 provocaba desaprobación entre sushombres.

A diferencia de Goldhagen, yo

ofrecí una descripción del batalló

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que tenía varias lecturas. Habíadistintos grupos dentro de la unidadque se comportaron de maneradistinta. Los «asesinos entusiastas»

que aumentaron su número con eltiempo— buscaban la oportunidadde matar y celebraban sus actos

criminales. El grupo más pequeñodentro del batallón era el de los que

no dispararon. A excepción delteniente Buchmann, ellos no

hicieron objeciones por principios

contra el régimen y sus políticas

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asesinas; no censuraron a suscompañeros. Se aprovecharon de la política de Trapp dentro del batallón de eximir a aquéllos queno se sintieran «con ánimos parahacerlo» y dijeron que seconsideraban débiles o que tenía

hijos.El grupo de agentes más

numeroso del batallón hizo lo quese le pedía sin ni siquiera aceptar la

responsabilidad de enfrentarse a la

autoridad o de parecer débiles,

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 pero no se ofrecieron voluntarios para la matanza ni la festejaron.Cada vez más insensibles yendurecidos, sentían más lástima deellos mismos por el «desagradable»trabajo que les habían asignado quela que sentían por las

deshumanizadas víctimas. En smayor parte, no pensaron si lo que

hacían estaba mal o era inmoral, porque la matanza estaba

sancionada por la autoridad

legítima. En realidad, la mayoría dell i b

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ellos intentaba no pensar y punto.Tal como expuso un policía:«Sinceramente, debo decir que eese momento no reflexionamossobre ello en absoluto. Fue sólo

años después cuando algunos denosotros fuimos verdaderamente

conscientes de lo que allí habíaocurrido entonces».[72]  Beber 

mucho ayudaba: «La mayoría de losdemás hombres bebía tanto

únicamente a causa de las

numerosas ejecuciones de judíos,id í dí

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 porque una vida así no se podíasoportar si estabas sobrio».[73]

El hecho de que esos policíasfueran unos «verdugos voluntarios»no significa que «quisieran ser verdugos del genocidio». En miopinión, ésta es una distincióimportante que Goldhagedesdibuja de manera sistemática.

También plantea repetidas veces ladisputa, sobre la interpretación e

forma de una falsa dicotomía: o los

asesinos alemanes debían de tener l i i ió Hitl

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«la misma opinión» que Hitler sobre la naturaleza demoníaca delos judíos y por tanto creían en lanecesidad y justicia de losasesinatos colectivos, o debían de

creer que estaban cometiendo elmayor crimen de la historia. En mi

opinión, la mayoría de los asesinosno pueden ser definidos mediante

ninguna de esas dos perspectivasdiametralmente opuestas.

Además de una descripción del

 batallón con varias lecturas, yof í li ió lti l

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ofrecí una explicación multicausalde la motivación. Observé laimportancia de la conformidad, la presión de los iguales y ladeferencia a la autoridad, y debí

haber enfatizado de manera másexplícita las capacidades de

legitimación del gobierno. Tambiéninsistí en los «efectos mutuamente

intensificadores de la guerra y elracismo» mientras que «los años de

 propaganda antisemítica […]

encajaban con los efectosl i d d l Afi é

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 polarizadores de la guerra». Afirméque «nada ayudó tanto a los nazis ahacer una guerra racial como la

guerra en sí misma», ya que la«dicotomía de la raza superior de

los alemanes y la raza inferior delos judíos, que era algo fundamental

en la ideología nazi, podía fundirsefácilmente con la imagen de una

Alemania asediada, rodeada deenemigos». Los alemanes corrientes

no tenían «la misma visión»

demoníaca de los judíos que teníaHitler y que les llevaría al

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Hitler y que les llevaría algenocidio. Una combinación defactores situacionales y de

coincidencia ideológica queconcurrían en la condición del

enemigo y la deshumanización delas víctimas fue suficiente para

convertir a «hombres corrientes» e«verdugos voluntarios».

Goldhagen asegura que «notenemos más elección que adoptar»

su propia explicación porque él ha

rebatido de manera «irrefutable» y«rotunda» las «explicaciones

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«rotunda» las «explicacionesconvencionales» (coacción,obediencia, observaciones socio-

 psicológicas sobre elcomportamiento humano, interés

 personal y disminución ofragmentación de la

responsabilidad). Surgen varios problemas. Primero, los estudiosos

no invocan esas «explicacionesconvencionales» como causas

únicas y suficientes para entender el

comportamiento de los ejecutores,sino que normalmente aquéllas

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sino que normalmente aquéllasforman parte de un enfoquemulticausal, que Goldhage

ridiculiza llamándolo la «lista de lalavandería».[74]  Por lo tanto, ellos

no tienen que cumplir con la gra prueba de la supuesta justificació

 para todo que Goldhagen establece para su propia explicación.

Segundo, afirmar que uno harebatido algo de manera irrefutable

fija un gran reto que Goldhagen no

supera. Y tercero, incluso larefutación exhaustiva de las

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refutación exhaustiva de las

«explicaciones convencionales» noharía necesario aceptar la tesis de

Goldhagen.Observemos más de cerca la

 presunta refutación de Goldhagede dos de las llamadas

explicaciones convencionales: la propensión de los alemanes a acatar 

las órdenes y los atributosgenerales del comportamiento

humano estudiados por psicólogos

sociales (la deferencia hacia laautoridad la adaptación al papel

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autoridad, la adaptación al papel

asignado, la conformidad con la presión de los iguales). Goldhage

descarta bruscamente la idea de queuna propensión al cumplimiento de

las órdenes y una obedienciairreflexiva a la autoridad fuera

elementos importantes de la cultura política alemana. Después de todo,

él observa que los alemanesluchaban en las calles de Weimar y

despreciaban abiertamente la

República.[75]  Pero un soloincidente no construye la historia de

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incidente no construye la historia deun país ni caracteriza su cultura política. Fundamentar en laoposición a Weimar la afirmaciónde que la cultura política alemanano manifestaba ninguna tendencia ala obediencia no es más válido quedecir que el antisemitismo noformaba parte de la cultura políticaalemana sacando a colación laemancipación de los judíos en la

Alemania del siglo XIX; una idea a

la que Goldhagen se resisteenérgicamente

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enérgicamente.

Es más importante el contextohistórico de la desobediencia

durante la República de Weimar.Goldhagen observa que los

alemanes obedecían solamente algobierno y a la autoridad que ellos

consideraban «legítimos». Erealidad esto es básico en el tema

en cuestión puesto que fue precisamente el carácter 

democrático y no autoritario de

Weimar aquello que no la legitimóa ojos de los que la desdeñaban y la

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a ojos de los que la desdeñaban y la

atacaban. Fue precisamente ladestrucción de la democracia por 

 parte de los nazis y la restauracióde un sistema político autoritario

que hacía hincapié en lasobligaciones comunes por encima

de los derechos individuales lo queles dio la legitimación y

 popularidad en sectores importantesde la población alemana. De hecho,

muchos historiadores ha

argumentado que las incompletas ypoco entusiastas revoluciones

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 poco entusiastas revoluciones

democráticas de 1848 y 1918 eAlemania abrieron la puerta a las

autoritarias contrarrevolución yrestauración, que sí tuvieron éxito,

y que la fallida democratización — no el antisemitismo— 

decididamente diferenció la cultura política de Alemania de las de

Francia, Inglaterra y EstadosUnidos.

Los mismos tipos de evidencias

y argumentos que Goldhagen citacomo prueba de que la ubicuidad

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como prueba de que la ubicuidad

del antisemitismo inculcó el odio alos judíos en Alemania se pueden

utilizar para confirmar la idea deque Alemania tenía una fuerte

tradición de autoritarismo queimponía hábitos de obediencia y

actitudes antidemocráticas. Todoslos elementos que el propio

Goldhagen cita como decisivos a lahora de formar una cultura política

la educación, la conversació

 pública, la ley y el refuerzoinstitucional—[76] interviniero

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institucional     interviniero para imbuir unos valoresautoritarios en Alemania mucho

antes de que los nazis los utilizaratambién para difundir sin cesar el

antisemitismo.Además, los antisemitas más

categóricos de Alemania tambiéneran antidemocráticos y

autoritarios. Negar la importanciade las tradiciones y valores

autoritarios de la cultura política de

Alemania al tiempo que se discutesobre la omnipresencia del

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1242/1971

p

antisemitismo es como insistir eque el vaso está medio lleno a la

vez que se niega que está mediovacío. En la medida en que los

argumentos de Goldhagen sobre lacultura política alemana y el

antisemitismo son válidos, todavíalo son más en lo que respecta a esa

misma cultura y la obediencia a laautoridad.

Goldhagen afirma que la

interpretación socio-psicológicaestá «fuera de la historia» y que sus

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y q

 partidarios «dan a entender que si acualquier grupo de personas, fuera

cuales fueran su socialización ycreencias, se las colocara en medio

de las mismas circunstancias,actuarían exactamente de la misma

manera con cualquier grupo devíctimas seleccionadas de forma

arbitraria».[77]  Esto es unaexposición muy equivocada que

confunde el marco de investigació

con la aplicación subsiguiente, por  parte de los estudiosos, de los

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p

conceptos que de él derivan. Por ejemplo, en los experimentos de

Milgram y Zimbardo se trataba deaislar las variables de deferencia a

la autoridad y de adaptación al papel asignado precisamente de una

forma en que la dinámica de esosfactores en el comportamiento

humano pudiera ser examinada ycomprendida mejor. Haber llevado

a cabo cualquiera de esos

experimentos enfrentando a serbiosy musulmanes bosnios o a hutus y

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tutsis hubiera sido absurdo por lasencilla razón de que las

animosidades étnicashistóricamente específicas hubiera

introducido una segunda variableimportante, que habría

distorsionado completamente losresultados.

Fue precisamente porque losexperimentos se mantuvieron fuera

de la historia que las conclusiones

obtenidas tienen validez y losestudiosos ahora saben que la

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deferencia a la autoridad y laadaptación al papel asignado so

factores importantes que determinael comportamiento humano. Para

los estudiosos que investigan sobrela motivación en situaciones

históricas concretas, en las cualeslas variables no se pueden aislar y

en las que los actores históricos noson plenamente conscientes de la

compleja interacción de factores

que determina su conducta, esosresultados pueden, en mi opinión,

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no tener valor para examinar lasevidencias problemáticas.

Goldhagen ha afirmadorepetidas veces que sólo s

interpretación supone correctamenteque los ejecutores creían que la

matanza de judíos era necesaria yusta, mientras que las

«explicaciones convencionales» seven afectadas por el falso supuesto

de que los asesinos creían que lo

que estaban haciendo estaba mal ytuvieron que ser inducidos a matar 

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en contra de su voluntad. Ambasinterpretaciones ofrecen una

descripción equivocada de la postura de otros y plantea la

cuestión como una falsa dicotomía.Kelman y Hamilton, empleando u

enfoque socio-psicológico alinvestigar el ejemplo

históricamente específico de los«crímenes por obediencia» e

Vietnam, han observado un espectro

de respuesta a la autoridad. Entreaquellos que actuaron por 

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convicción porque compartían losvalores del régimen y su política

 por un lado, y los llamadoscumplidores, que actuaban e

contra de su voluntad cuando losvigilaban pero que no obedecían las

órdenes cuando no estaban siendoobservados, había otras

 posibilidades. Muchos aceptaban yasimilaban las expectativas del

 papel de soldados, por las que

debían ser duros y obedientes yllevar a cabo las políticas del

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Estado fuera cual fuera el contenidode las órdenes concretas.[78]  Los

soldados y los policías puedehacer de buen grado lo que se les

manda y ejecutar una política queno identifiquen como acorde co

sus propios valores personales,incluso no estando vigilados, de la

misma manera en que los soldadosy los policías a menudo obedece

de buen grado las órdenes y muere

en acto de servicio, aunque noquieran morir. Pueden cometer 

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actos en su calidad de soldados y policías que considerarían malos si

fueran hechos por propia voluntad, pero que no consideran malos si el

Estado los aprueba.[79]  Y las personas pueden cambiar de

valores, adoptando unos nuevos queno entren en conflicto con sus

acciones, convirtiéndose de esaforma en asesinos por convicció

cuando el asesinato se convierte e

rutina. La relación entre autoridad,creencia y acción no sólo es

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compleja, sino también inestable y puede cambiar con el tiempo.[80]

El enfoque socio-psicológicono asume, como afirma Goldhagen,

que no tengan importancia laideología de los ejecutores, sus

valores morales o la concepcióque tuvieran de las víctimas.[81]

Pero lo que sí es cierto es que eseenfoque no es compatible con el

hecho simplista de reducir a un solo

factor, como es el delantisemitismo, la ideología, los

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valores morales y la concepción delas víctimas que tenían los

ejecutores. Estoy de acuerdo coGoldhagen cuando plantea que los

«“crímenes de obediencia” […]dependen de la existencia de u

contexto social y político propicio».[82]  Pero el contexto

social y político siempre presentauna pluralidad de factores más allá

de la cognición de los ejecutores y

la identidad de las víctimas, y produce un complejo y cambiante

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espectro de variedad de reacción.Para resumir, Goldhagen ni

siquiera se ha acercado a explicar de forma precisa, y por lo tanto a

rebatir de manera «irrefutable»,varias de las «explicaciones

convencionales» fundamentales,[83]

ninguna de las cuales se presenta

como explicación absoluta en símisma. Incluso aunque las cinco

explicaciones convencionales que

observa Goldhagen hubieran sidorebatidas de manera «irrefutable»,

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no es cierto que no nos quede «máselección que adoptar» su propia

explicación. La indagación paracomprender las motivaciones de los

ejecutores del Holocausto no estárestringida a un conjunto limitado.

La búsqueda de los estudiosos noes un examen de opción A o B.

Como mínimo siempre debe haber otra alternativa: «Ninguna de las

anteriores».

Durante toda la controversia,Goldhagen ha asegurado que s

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enfoque ha recuperado unadimensión moral que faltaba en los

estudios de los historiadoresanteriores. Por ejemplo, en s

reciente réplica a sus críticos eThe New Republic, Goldhage

afirma que él ha reconocido «lahumanidad» de los ejecutores. S

análisis está «basado en elreconocimiento de que cada

individuo tomó decisiones sobre

cómo tratar a los judíos», lo cual«recupera el concepto de

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responsabilidad individual». Por otro lado, afirma que los estudiosos

como yo hemos «guardado unacómoda distancia con los

ejecutores» y los hemosconsiderado «autómatas o

marionetas».[84]

Estas afirmaciones por parte de

Goldhagen son insostenibles.Primero, las conclusiones socio-

 psicológicas que él rechaza co

displicencia no tratan a losindividuos como si fueran partes

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que se pudieran intercambiar deforma mecánica ni tampoco

descartan los factores culturales eideológicos.[85]  Tal como he

observado anteriormente, laafirmación de Goldhagen de que el

enfoque socio-psicológico es deuna «falsedad demostrable»[86]  se

 basa en una burda caricatura.Segundo, por lo que se refiere a la

«humanidad» de los ejecutores y a

no guardar con ellos «una cómodadistancia», es el mismo Goldhage

i d

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quien reprende a otros expertos para que se libren de las ideas de

que los alemanes del Tercer Reich

eran «más o menos como nosotros»

y de que su «sensibilidad seaproximaba remotamente a la

nuestra».[87] Y su reivindicación deque se considere a los ejecutores

como «agentes responsables quetomaban decisiones» es difícil de

conciliar con su conclusió

determinista: «Durante el períodonazi, e incluso mucho antes, muchos

l dí d l

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alemanes no podían poseer modeloscognitivos ajenos a su sociedad

[…] más de lo que podían hablar urumano fluido sin haber estado

nunca expuestos a él.[88]

Por el contrario, mi posición es

que las teorías psico-sociológicasque se basan en el supuesto de

que las inclinaciones y tendenciasson comunes a la naturaleza

humana, pero sin excluir las

influencias culturales—  proporcionan una importante

t id d d l

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oportunidad para comprender elcomportamiento de los ejecutores.

Yo creo que éstos no sólo tuvieronla capacidad de elegir, sino que

hicieron uso de esa elección devarias maneras que abarcaban todo

el espectro, desde la participacióentusiasta, pasando por la

conformidad obediente, aparente o pesarosa, hasta distintos grados de

elusión. Y yo preguntaría: ¿Cuál de

nuestros dos enfoques se basa en lahumanidad e individualidad de los

j t ti t

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ejecutores y tiene en cuenta unadimensión moral en el análisis de

sus decisiones?Goldhagen y yo estamos de

acuerdo en que el Batallón deReserva Policial 101 era

representativo de los «alemanescorrientes», y en que los «alemanes

corrientes» reclutadosaleatoriamente desde todas las

 profesiones y condiciones sociales

se convirtieron en «verdugosvoluntarios». Pero yo no creo que

d i ió d l b t lló

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su descripción del batallón searepresentativa. Sin duda está en lo

cierto cuando dice que habíanumerosos asesinos entusiastas que

 buscaban la oportunidad de matar,obtenían satisfacción infligiendo

terribles crueldades y celebrabasus hazañas. Tanto en su libro como

en éste se pueden encontrar demasiados ejemplos espantosos de

tal comportamiento: pero

Goldhagen minimiza o niega otrasinterpretaciones de la conducta que

i t t d l

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son importantes para comprender ladinámica de las unidades asesinas

del genocidio y que ponen en dudasu afirmación de que el batalló

estaba uniformemente dominado por el «orgullo» y la «aprobación por 

 principios» de los asesinatoscolectivos que perpetró. S

exposición es tendenciosa porque élconfunde la parte con el todo.

Este es un error que aparece

repetidas veces en el libro. Por ejemplo, yo estoy de acuerdo e

que el antisemitismo era una firme

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que el antisemitismo era una firmecorriente ideológica en la Alemania

del siglo XIX, pero no acepto laafirmación de Goldhagen de que el

antisemitismo «más o menosdominaba la vida ideológica de la

sociedad civil» en la Alemania prenazi.[89] Estoy de acuerdo en que

hacia 1933 el antisemitismo sehabía convertido en parte del

«sentido común» de la derecha

alemana sin por eso concluir quetoda la sociedad alemana tenía «la

misma opinión» que Hitler sobre

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1266/1971

misma opinión» que Hitler sobrelos judíos y que «la importancia del

antisemitismo en la visión delmundo, el programa y la retórica

del Partido […] reflejaba lossentimientos de la cultura

alemana».[90]  Estoy de acuerdo eque el antisemitismo —creador de

estereotipos negativos,deshumanizador y promotor del

odio a los judíos— era

generalizado entre los asesinos de1942, pero no coincido con que ese

antisemitismo tenga que

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1267/1971

antisemitismo tenga queconsiderarse más que nada como u

antisemitismo «preexistente,reprimido» que Hitler sólo tuvo que

«desatar» y «liberar».[91]

En síntesis, el problema

fundamental no reside en explicar  por qué los alemanes corrientes,

como miembros de un pueblototalmente distinto a nosotros y

formado por una cultura que no les

 permitía pensar y actuar de otramanera que no fuera queriendo ser 

asesinos de masas mataron a judíos

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1268/1971

asesinos de masas, mataron a judíoscon entusiasmo cuando se les

 presentó la oportunidad. El problema fundamental es explicar 

 por qué unos hombres corrientes — formados en una cultura que tenía

sus propias particularidades peroque sin embargo estaba dentro de

las establecidas tradicionesoccidentales, cristianas y de la

Ilustración—, bajo circunstancias

concretas, llevaron a cabo por voluntad propia el mayor genocidio

de la historia de la humanidad

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1269/1971

de la historia de la humanidad.¿Qué importa cuál de nuestras

descripciones y conclusiones sobreel Batallón de Reserva Policial 101

se acerque más a la verdad? Seríaun consuelo si Goldhagen acertara

en lo de que muy pocas sociedades poseen los requisitos previos a

largo plazo y cognitivo-culturales para cometer un genocidio, y en lo

de que los regímenes sólo puede

 perpetrarlo cuando la población, esu inmensa mayoría, tiene la misma

opinión sobre su prioridad justicia

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opinión sobre su prioridad, justiciay necesidad. Viviríamos en un

mundo más seguro si él tuvierarazón, pero yo no soy tan optimista.

Me temo que vivimos en un mundoen el cual la guerra y el racismo so

omnipresentes, en el cual los poderes de movilización y

legitimación gubernamentales so poderosos y crecientes, en el cual

el sentido de responsabilidad

 personal se ve cada vez másatenuado a causa de la

especialización y la

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1271/1971

especialización y la burocratización, y en el cual el

grupo de iguales ejerce unatremenda presión sobre el

comportamiento y establece normasmorales. Me temo que, en un mundo

así, los gobiernos modernos quedeseen cometer un asesinato e

masa rara vez fallarán en su intento por no ser capaces de hacer que

unos «hombres corrientes» se

conviertan en sus «verdugosvoluntarios».

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1272/1971

Agradecimientos

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1273/1971

Estoy sumamente agradecido aTheodore Raphael, Michael

Marrus, Saul Friedländer,Lawrence Langer, Aaron Asher,

E.Wayne Carp y Markjensen por sus abundantes y reflexivas

sugerencias para mejorar elmanuscrito. Los defectos que

quedan son, por supuesto,

responsabilidad mía.

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Apéndice

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CHRISTOPHER R. BROWNING

(22 de mayo de 1944), es profesor de Historia en la Pacific Luthera

University de Tacoma(Washington). Se ha convertido en

uno de los más célebres y reputadosespecialistas en el antisemitismo

nazi merced a obras como:The

inal Solution and the German

oreign Office( 1 9 7 8 ) ,  Fateful 

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1279/1971

( ) ,onths: Essays on the Emergence

of the Final Solution  (1985), The

ath of Genocide (1992), Ordinary

en [Aquellos hombres grises]

( 1 9 9 2 ) ,  Nazi Policy, Jewish

Workers, German Killers   (2000) oemembering Survival: Inside a

azi Slave-Labor Camp  (2010),entre otras.

Actualmente colabora en la

monumental historia del Holocaustode Yad Vashem y trabaja en el

estudio de las condiciones de vida

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1280/1971

en los campos de concentració

 polacos.

 Notas

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

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 Notas al prólogo

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1282/1971

[1] Raul Hilberg calcula que más del

25 por ciento de las víctimas del

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1283/1971

Holocausto murieron fusiladas. Más

del 50 por ciento perecieron en losseis principales campos de

exterminio que estaban equipadoscon instalaciones para gasear, y el

resto bajo las terribles condicionesde los guetos, los campos de

concentración y de trabajosforzados, las marchas de la muerte,

etcétera. The Destruction of the

uropean Jews  (Nueva York,1985), p. 1.219. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1284/1971

[2] El único otro estudio importante

sobre una unidad asesina e

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1285/1971

 particular es el de Hans-Heinric

Wilhelm, « Die Einsatzgruppe A

der Sicherheitspolizei und des SD

1941-1942: Eine exemplärische

Studie», segunda parte de Die

Truppe des

Weltanschauungskrieges: Die

insatzgruppen der 

Sicherheitspolizei und des SD

1938-1942, de Helmut Krausnick y

Hans-Heinrich Wilhelm (Stuttgart,1981). El trabajo de Wilhelm está

 basado en una documentación de laé h á b d t l

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1286/1971

época mucho más abundante que la

que existe sobre el Batallón deReserva Policial 101. Sin embargo,

Wilhelm no disponía de una lista deesta unidad. Por consiguiente, el

estudio que hace de sus miembrosse limita a los oficiales. <<

[3]  Marc Bloch, The Historian’s

Craft   (NuevaYork, 1964), p. 143.

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1287/1971

<<

[4] Raul Hilberg, «The Bureaucracy

of Annihilation», en Unanswere

Q N G d h

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1288/1971

Questions: Nazi Germany and the

Genocide of the Jews, FrançoisFuret, ed. (NuevaYork, 1989), pp.

124-126. <<

 Notas al Capítulo 1

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1289/1971

[1]  A partir de 1936, la

Administración policial del Tercer R i h f di idid d d

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1290/1971

Reich fue dividida en dos grandes

ramas: la Policía del Orde(Ordnungspolizei, abreviadamenteOrPo) y la Policía de Seguridad(Sicherheitspolizei o SiPo).

Los agentes de la Policía del Ordevestían un uniforme verde y se

encargaban de la vigilancia tanto elas zonas urbanas como en las

rurales. Al final de la guerra, la

OrPo  acabó absorbiendo loscuerpos de bomberos, guardacostas,

 protección civil y vigilantesnocturnos

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1291/1971

nocturnos.

Por su parte, la Sicherheitspolizei,encargada de la investigación de

los delitos, se dividió en dosramas: la Kriminalpolizei  o KriPo

 para los delitos comunes, y laGestapo  (acrónimo de Geheime

Staatspolizei  o Policía Secreta delEstado) para los delitos políticos.

<<

[2] Adolf B., HW, p. 440. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1292/1971

[3] Erwin G., HW, pp. 2.502-2.503;

Johannes R., HW, p. 1.808; Karl E,HW p 1 868 <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1293/1971

HW, p. 1.868. <<

[4]  Sobre la conducta de Trapp

durante su discurso: Georg A., HW,p 421; Alfred L HW p 1 351;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1294/1971

 p. 421; Alfred L., HW, p. 1.351;

Bruno P., HW, p. 1.915; Walter N.,HW, p. 3.927; Heinz B., HW, p.

4.415; August Z., G, p. 275. Sobreel contenido de su discurso: Geor 

A., HW, p. 421; Adolf B., HW, p.439; Martin D., HW, p. 1.596;

Walter N., HW, p. 1.685; Bruno D„HW; p. 1.874; Otto-Julius S., HW,

 p. 1.952; Bruno G., HW, p. 2.019;

August W., HW, pp. 2.039-2.040;Wilhelm Gb., HW, p. 2.146; Franz

K., HW, p. 2.482; Anton B., HW,pp. 2.655,4.346; Ernst Hn., G, p.

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1295/1971

 pp. 2.655,4.346; Ernst Hn., G, p.

505. Para la oferta extraordinaria:Otto-Julius S., HW, pp. 1.953,

4.577; August W., HW, pp. 2.041-2.042, 3.298, 4.589. <<

 Notas al Capítulo 2

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1296/1971

[1]  La única historia institucional

sobre la Policía del Orden es Zur 

Geschichte der Ordnungspolizei

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1297/1971

Geschichte der Ordnungspolizei

1936-1945  (Coblenza, 1957): primera parte de Hans-Joachi

eusfeldt, « Entstenhung un

Organisation des Hauptamtes

Ordnungspolizei», y segunda partede Georg Tessin, « Die Stäbe un

Truppeneinheiten der Ordnungspolizei». Himmlers grüne

elfer: Die Schutzpolizei un

Ordnungspolizei in «Dritteneich», de Heiner Lichtenstei

(Colonia, 1990) apareciódemasiado tarde para poder 

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1298/1971

p p

consultarlo. <<

[2] Tessin, pp. 7-8. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1299/1971

[3]  Tessin, ob. cit., pp. 13-15, 24,

27, 49. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1300/1971

[4] Tras la ocupación de Polonia por 

los nazis y los soviéticos en 1939,todo su territorio quedó dividido e

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1301/1971

todo su territorio quedó dividido e

dos partes: la zona más oriental fueanexionada por la URSS, en tanto

que la parte occidental fue ocupada por Alemania. Esta última zona, a

su vez, fue dividida en otras dos: eleichsgau Wartheland 

(inicialmente denominadoeichsgau Posen, y, en ocasiones,

Warthegau) fue totalmente

anexionado y convertido en udistrito de Alemania, y comprendía

una extensa zona, una parte de lacual —concretamente la antigua

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1302/1971

 provincia prusiana de Posen—,había pertenecido a Alemania hasta

la firma del Tratado de Versalles.El nombre derivaba de la capital,

Posen, y, posteriormente, de su principal río, el Warthe.

El resto del territorio polacoocupado por los alemanes,

denominado Generalgouvernement 

(Gobierno General) fueconsiderado una mera zona bajo

ocupación militar del Tercer Reich, pero no integrada en éste. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1303/1971

[5] Tessin, pp. 32-34. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1304/1971

[6] Tessin, pp. 15, 34. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1305/1971

[7]  NO-2861 (el informe anual de

Daluege del año 1942 presentado alos oficiales de alto rango de la

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1306/1971

g

Policía del Orden en enero de1943). Se dan unas cifras

ligeramente distintas en Dasiensttagebuch des deutschen

Generalgouverneurs in Polen1939-1945, Werner Präg y

Wolfgang Jacobmeyer, eds.(Stuttgart, 1975), p. 574. El 21 de

noviembre de 1942, el comandante

de la Policía del Orden en elGobierno General informó de u

ejército compuesto por 12.000 policías alemanes, 12.000 policías

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1307/1971

 polacos y de 1.500 a 1.800 policíasucranianos (es de suponer que e

Galitzia). El comandante de laPolicía de Seguridad informó de

unas fuerzas de 2.000 empleadosalemanes y 3.000 polacos. <<

[8]  Los mandos de las SS estaba

integrados en tres categorías: S 

und Polizeiführer   (SSPF ), para

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1308/1971

designar a los Oficiales y Jefes;öhere SS und Polizeiführer 

( HSSPF, HSS-PF, HSSuPF ), paradesignar a los Generales; Höchste

SS-und Polizeiführer   ( HöSSPF ), para designar a los Generales co

mando supremo en un territorio. <<

 Notas al Capítulo 3

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1309/1971

[1] Krausnick y Wilhelm, ob. cit., p.

146; Tessin, ob. cit., p. 96. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1310/1971

[2]  IMT 38: 86-94 (221-L:

conferencia de Hitler del 16 deulio de 1941 con Göring, Lammers,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1311/1971

Rosenberg y Keitel). <<

[3]  Yehoshüa Büchler,

« Kommandostab Reichsführer-SS:

immler’s Personal Murder 

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1312/1971

rigades in 1941», Holocaust anGenocide Studies 1, num. 1 (1986),

 pp. 13-17. <<

[4]  Por ejemplo, la subordinació

directa del Batallón Policial 322 alSSPF   von dem Bach-Zelewski

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1313/1971

«para desarrollar las tareasinminentes del batallón» tuvo lugar 

el 23 de julio de 1941. YVA, 0-53/127/53 (diario de guerra del

Batallón Policial 322, entrada del23 de julio de 1941; en lo sucesivo:

diario de guerra). <<

[5]  NOKW-1076

( Kommissarbefehl , 6 de junio de1941). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1314/1971

[6]  Gerichtsbarkeiterlass

arbarossa, firmado por Keitel, 13de mayo de 1941 e

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1315/1971

« Kommissarbefehl unassenexekutionen sowjetischer 

riegsgefangener » de Hans-AdolJacobsen, Anatomie des SS-States

(Friburgo, 1965), 2: 216-218 (doc.8). <<

[7]  YVA, TR-10/823

( LandgerichtWuppertal , juicio 12Ks 1/67), pp. 29-30. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1316/1971

[8]  YVA, TR-10/823 ( Landgericht 

Wuppertal , juicio 12 Ks 1/67), pp.40-65. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1317/1971

[9]  Diario de guerra, p. 15, entrada

del 10 de junio de 1941. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1318/1971

[10] Diario de guerra, p. 28, entrada

del 2 de julio de 1941. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1319/1971

[11]  Diario de guerra, pp. 35-41,

entradas del 5, 7 y 8 de julio de1941. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1320/1971

[12]  Diario de guerra, pp. 40-42,

entradas del 8 y 9 de julio de 1941.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1321/1971

[13]  YVA, 0-53/128/219 (orden

confidencial del coronel Montua,11 de julio de 1941). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1322/1971

[14]  Para el Batallón Policial 322,

véase JNSV 19, núm. 555( Laridgericht Freiburg , juicio 1

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1323/1971

AK 1/63), pp. 437-438. Para elBatallón Policial 316, véase YVA,

TR-10/721 ( Landgericht Bochum,uicio 15 Ks 1/66), pp. 142-177. <<

[15] Diario de guerra, p. 53, entrada

del 23 de julio de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1324/1971

[16] Diario de guerra, p. 64, entrada

del 2 de agosto de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1325/1971

[17]  YVA, 0-53/128/80 (Riebel,

tercera compañía, al BatallóPolicial 322, 10 de agosto de

1941)

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1326/1971

1941). <<

[18]  YVA, 0-53/128/81 (Riebel,

tercera compañía, al BatallóPolicial 322, 15 de agosto de

1941)

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1327/1971

1941). <<

[19] Diario de guerra, p. 79, entrada

del 29 de agosto de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1328/1971

[20] Diario de guerra, p. 82, entrada

del 30 de agosto de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1329/1971

[21]  Diario de guerra, pp. 83-85,

entradas del 31 de agosto y del 1 deseptiembre de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1330/1971

[22]  YVA, 0-53/128/87 (Riebel,

novena compañía,al Tercer Bat.Pol. Reg. « Mitte», 1 de septiembre

de 1941) <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1331/1971

de 1941). <<

[23] Diario de guerra, pp. 116, 118,

entradas del 2 y 3 de octubre de1941. El informe de Riebel e

realidad alega 555 para s

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1332/1971

realidad alega 555 para scompañía. YVA, 0-53/86/150

(Riebel «Informe sobre la accióudía de los días 2 y 3 de octubre

de 1941», al Tercer Bat. Pol. Reg.«Mitte»). <<

[24]  YVA, 0-53/128/242-75,0-

53/86/14-62 (recopilacióincompleta de informes diarios del

SSPF del sur Friedrich Jeckeln

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1333/1971

SSPF   del sur, Friedrich Jeckeln, para el RF-SS   Himmler, del 19 de

agosto al 5 de octubre de 1941).<<

[25]  ZStL, II 204 AR-Z 1251-65

( Landgericht Regensburg , juicioKs 6/70), pp. 9-35; y 204 AR-Z

1251/65 2: 370 377 (informe de la

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1334/1971

1251/65, 2: 370-377 (informe de laOficina Criminal del Estado

Bávaro, Múnich, 10 de septiembrede 1968). <<

[26] ZStL, 204 AR-Z 1251/65, 1: 53-

54, 58-60, 94-96 (interrogatoriosde Johann L., Franz P. y Karl G.); 3:

591 595 (notas del diario de

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1335/1971

591-595 (notas del diario deBalek). <<

[27]  Para un juicio legal más

imperfecto que contiene datos útilessobre las actividades del Batalló

Policial 11 véase JNSV 18 núm

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1336/1971

Policial 11, véase JNSV 18, núm.546a ( Landgericht Kassel , juicio

3a Ks 1/61), pp. 786-835. <<

[28]  IMT 27: 4-8 (1104-PS: del

Gebietskommissar  Carl en Slutsk alGeneralkommissar  Kube en Minsk,

30 de octubre de 1941) <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1337/1971

30 de octubre de 1941).<<

[29]  JNSV 18, núm. 546a

( Landgericht Kassel , juicio 3a Ks1/61), pp. 786-787, 835. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1338/1971

[30]  El único documento que he

encontrado sobre la participacióde la Policía del Orden en la

ejecución de judíos rusos en el año

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1339/1971

ejecución de judíos rusos en el año1942 es un informe de una

compañía de la Policía del Ordesobre el papel que desempeñaro

dos batallones en la aniquilaciófinal de 15.000 judíos en el gueto

de Pinsk entre el 29 de octubre y el1 de noviembre (YVA, 0-

53/129/257-58, USSR 199A). La

investigación judicial alemana quese originó a raíz de este documento

 puso de manifiesto unas pautas deejecuciones más amplias. El

Batallón Policial 306 junto con unañí d l B lló 310

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1340/1971

Batallón Policial 306, junto con unacompañía del Batallón 310 y otra

del 320 y un escuadrón de policíamontada, participó en Pinsk.

Durante el mes de septiembre de1942, unidades de los batallones

 policiales 69 y 306, así como elescuadrón de la policía montada

 participaron también en la

eliminación de los guetos eLachwa (200-500), Luninets

(1.000-1.500), Stolin (5.000),Janow (2.000) y Drohotschi

(1.500). Véase Staatsanwaltschaft kf t 4 J 90/62 ió d

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1341/1971

(1.500). Véase frankfurt , 4 Js 90/62, acusación de

Kuhr, Petsch, y otros, pp. 66-107.<<

[31]  NO-2861 (Informe de Daluege

sobre las actividades de la Policíadel Orden en 1942). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1342/1971

[32]  NO-600 (de Grawitz a

Himmler, 4 de marzo de 1942). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1343/1971

 Notas al Capítulo 4

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1344/1971

[1]  Para el análisis más reciente

sobre las deportaciones desdeAlemania, véase Henry

Friedlander, «The Deportations oh G J P W T i l

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1345/1971

, pthe German Jews: Post-War Trials

of Nazi Criminals», Leo Baecnstitute Yearbook 1984,   pp. 201-

226. <<

[2]  IMT 22:534-536 (3921-PS De

Daluege a los inspectores de laPolicía del Orden, 27 de octubre de

1941); YVA, 0-51/63/4, p. 6 (DeB t KdS h Wi 24 d

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1346/1971

); , , p (Butenop, KdSchupo Wien, 24 de

octubre de 1941, a las unidadeslocales de la Policía del Orden;

memorándum de Bomhard sobre laevacuación de los judíos, 4 de

octubre de 1941). <<

[3]   Esta cifra no incluye los

transportes más pequeños demenos de 100 judíos a la vez, de

los cuales hubo muchos. Todavíah il d li t

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1347/1971

no se ha recopilado una lista

completa de los trenes dedeportación del Reich. <<

[4]  YVA, TR-10/835

(Staatsanwaltschaft Düsseldorf, 8Js 430/67, acusación de

Ganzenmüller), pp. 177-178. Sobrel d i i ió t d l

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1348/1971

) ppla adquisición por parte de la

Policía del Orden de Viena de lostransportes de Bulgaria a Treblinka,

véase YVA, 0-51/63/109 (nota deButenop, KdSchupo, 26 de marzo

de 1943. Este archivo contiene lacorrespondencia de la Policía del

Orden en Viena sobre la escolta de

los transportes de judíos a distintoslugares de Polonia, Minsk (Maly-

Trostinez) y Therensienstadt desdela primavera de 1942 al verano de

1943. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1349/1971

[5]  Gertrude Schneider, Journey

into Terror: Story of the RigaGhetto  ( NuevaYork, 1979), pp.

195-211; Krausnick y Wilhelm, ob.cit pp 591 595 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1350/1971

cit., pp. 591-595. <<

[6] YVA, 0-51/63/42-43 (informe de

Fischmann, 20 de junio de 1942).<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1351/1971

[7]  Este documento ha sido

 publicado en alemán en Adalbert ückerl, NS-Vernichtungslager im

Spiegel deutscher Strafprozesse(Múnich 1977) pp 56 60 Una

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1352/1971

(Múnich, 1977), pp. 56-60. Una

copia del informe, de los archivossoviéticos, se encuentra en ZStL,

USSR Ord. núm. 116, Bild 508-510. <<

 Notas al Capítulo 5

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1353/1971

[1] ZStL, 3 AR-Z 52/61, en HW, pp.

1-6; Kurt A., HW, p. 11; Ernst Hr.,HW, p. 2.712. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1354/1971

[2] BA, R 20/51/3-7 (informe sobre

las actividades del Batallón deReserva Policial 101, 5 de mayo de

1940-7 de abril de 1941). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1355/1971

[3]  Bruno P., HW, pp. 1.912-1.913

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1356/1971

[4] Alfred H., HW, pp. 43-44; Geor 

L., HW, p. 1.425; Heinrich S., HW, p. 1.561; Walter Z., HW, p. 2.683;

Ernst Hr., HW, p. 2.712; Ernst R.,G, p. 607. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1357/1971

G, p. 607.

[5] Paul H., HW, p. 1.647. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1358/1971

[6]  BA, R 20/51/3-7 (informe de

actividades del batallón). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1359/1971

[7] Bruno G., HW, p. 2.017. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1360/1971

[8]  YVA, TR-10/462 ( Landgericht 

Dortmund, juicio 10 Ks 1/53), pp.3-4. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1361/1971

[9] Bruno P., HW, pp. 1.913-1.914.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1362/1971

[10]  Hans K., HW, p. 2.246; Ernst

Hr., HW , p. 2.713. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1363/1971

[11]  Anton B., HW, p. 2.684;

Wolfgang Hoffmann, HW, p. 4.319.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1364/1971

[12]  YVA, 0-53/141/4378-86

(informe Jäger de EK 3, Kovno, 1de diciembre de 1941); Schneider,

 pp. 23-30. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1365/1971

[13]  Véase YVA, BD 23/4

( International Tracing Serviceists), y Dokumenty i Materialy

o Dziejów Okupacji W Polsce,vol. 3, Ghetto Lódzkie  (Varsovia,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1366/1971

1946): pp. 203-205( Erfahrungsbericht , 13 de

noviembre de 1941), para lostransportes de Lódz; JSNV 19, núm.

552 ( Landgericht  Koblenz, juicio 9Ks 2/61), p. 190, para los

transportes de Minsk; y Schneider,

 p. 155, para el transporte de Riga.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1367/1971

[14]  Heinrich Ht., HW, p. 1.173;

Wilhelm J., HW, p. 1.320; Hans K.,HW, p. 2.246; Franz K., HW, p.

2.475; Anton B., HW, p. 2.689. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1368/1971

[15] Otto G., HW, p. 955. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1369/1971

[16]  Para Lódz, Arthur K., HW, p.

1.180; para Minsk, Bruno P., HW, pp. 1.930-1.932; para Riga, Hans

K., HW, p. 2.246, y Max F., HW, p.1.529. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1370/1971

[17] Hans K., HW, p. 2.246. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1371/1971

[18] Bruno P., HW, pp. 1.930-1.931.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1372/1971

[19]  Informe Salitter, 26 de

diciembre de 1941, citado eKrausnick y Wilhelm, ob. cit., p.

594. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1373/1971

[20]  Staatsanwaltschaft   Hamburg,

141 Js 1957/62 (acusación deHoffmann y Wohlauf), p. 206 (en lo

sucesivo, acusacióHoffmann/Wohlauf). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1374/1971

[21] Ernst G., HW, p. 1.835. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1375/1971

[22]  BDC, carnet del Partido de

Wilhelm Trapp. Julius Wohlauf,HW, pp. 2.882, 4.326; Wolfgang

Hoffmann, HW, pp. 2.930, 4.318-4.319, 4.322. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1376/1971

[23]  Acusación Hoffmann/Wohlauf,

 pp. 47-49. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1377/1971

[24]  Acusación Hoffmann/Wohlauf,

 pp. 49-51. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1378/1971

[25]  Staatsanwaltschaft   Hamburg,

141 Js 1457/62, Sonderband : DC-Unterlagen. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1379/1971

[26]  Este análisis estadístico del

Batallón de Reserva Policial 101está basado en la información de

210 interrogatorios realizados por el fiscal de Hamburgo durante la

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1380/1971

década de los sesenta. Losinterrogatorios proporcionaron una

 base de muestra de 174 agentesordinarios que no incluía a los

oficiales, a los funcionariosadministrativos ni a los

suboficiales. Mientras que todos los

interrogatorios incorporaban datosacerca de la edad, no en todos se

hacía constar la informaciólaboral. Algunos sólo dijeron cuál

era su empleo de después de laguerra y muchos, dada la edad delgrupo, constaban simplemente como

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1381/1971

grupo, constaban simplemente como pensionistas. Por lo tanto, lamuestra sobre la situación laboralestá compuesta por 155 hombres.<<

[27]  Estas estadísticas de los

miembros del Partido se basan elos carnets de afiliación al Partido

que se conservan en el BDC. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1382/1971

 Notas al Capítulo 6

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[1] Los gaseados experimentales co

Zyklon-B empezaron en el campo principal de Auschwitz

(Stammlager   o Auschwitz I) enseptiembre y octubre de 1941. La

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1384/1971

utilización sistemática de la nuevacámara de gas (una alquería

reformada) en la cercana Birkena(Auschwitz II) se inició el 15 de

febrero de 1942. Danuta Czech,alendarium der Ereignisse im

onzentrationslager Auschwitz-

irkenau 1939-1945  (Reinbeck eHamburgo, 1989), pp. 116, 174-

175. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1385/1971

[2] Había un total de 3.000 soldados

en el Sonderdienst para todo elGobierno General. Del hecho de

que sólo el 25 por ciento de elloshablara alemán se puede deducir 

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1386/1971

que muchos eran colaboradores polacos que afirmaban de forma

engañosa pertenecer a la etniagermánica. Diensttagebuch,  p. 574

<<

[3] Para las fechas y la cantidad de

udíos asesinados en el distrito deLublin, me he basado en Yitzhak 

Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka:The Operation Reinhard Death

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Camps  (Bloomington, Indiana,1987), pp. 383-387, 390-391 ;

Tatiana Brustin-Berenstein,« Martyrologia, Opór I Zaglada

udnósci Zydowskiej W Distrykcieubelskim»,  BZIH 21 (1957), pp.

56-83; y varios casos de los

tribunales alemanes. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1388/1971

[4]   Diensttagebuch,  p. 511

(Polizeisitzung, 16 de junio de1942). <<

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[5]  Acusación Hoffmann/Wohlauf,

 pp. 205-206 <<

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[6] Johannes, R., HW p. 1.807. <<

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[7]  Para los emplazamientos de las

diversas unidades del Batallón deReserva Policial 101 a lo largo de

1942, véase la AcusaciónHoffmann/Wohlauf, pp. 208-212.

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1392/1971

<<

[8]  Alfred S., HW, pp. 294-295;

Albert D., HW, p. 471; Arthur S.,HW, p. 1.161; Friedrich B., HW,

 pp. 1.581-1.582; Martin D., HW,pp.1.598-1.599; Wilhelm K., HW, p.

1 770 H b R HW 2 109

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1.770; Herbert R., HW, p. 2.109;Heinrich E., HW, p. 2.169; Walter 

Z., HW, p. 2.622; Bruno G. HW, p.3.300; Ernst N., HW, p. 1.648;

August W., HW, p. 2.039 <<

 Notas al Capítulo 7

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[1]  Como ni Trapp, ni su segundo

comandante Hagen ni el tenienteGnade estaban vivos para ser 

interrogados en los años sesenta, elúnico testigo directo de esa reunió

f l itá W hl f S

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1395/1971

fue el capitán Wohlauf. Susversiones fueron tan numerosas e

interesadas y los aspectos crucialesdel resto de su declaración ta

abrumadoramente contradictorioscon los aportados por otros testigos

que, sencillamente, no se puede

confiar en él. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1396/1971

[2]  Heinz B., HW, pp. 819-820,

2.437, 3.355, 4.414. <<

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[3]  Julius Wohlauf, HW, pp. 4.329-

4.330. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1398/1971

[4] Friedrich Bm„ HW, p. 2.091 <<

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[5] Hans S., G, p. 328. <<

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[6] Bruno D., HW, p. 1.874. <<

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[7] Alfred B., HW, p. 440. <<

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[8] Rudolf B., HW, p. 3.692. <<

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[9]  Otto-Julius S., pp. 1.953-1.954,

4.576-4.579; August W., HW, pp.2.041-2.042, 3.298, 4.589. S. y

fueron los únicos dos testigos querecordaron la oferta de Trapp de

esa manera precisa En lugar dei á i

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esa manera precisa. En lugar deeso, varios más en un primer 

momento recordaron una peticióde voluntarios para el pelotón de

ejecución (Alfred B., HW, pp. 439-440; Franz G., HW, pp. 1.189-1.190; Bruno G., HW, p. 2.020).

Hubo otros que, cuando les preguntaron por el incidente, oadmitieron la posibilidad de queTrapp hubiera hecho la oferta(Anton B. HWW, p. 2.693; Heinz B.HW, pp. 3.356-3.357, 4.415), o almenos ni confirmaron ni negaroque hubiera tenido lugar La

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que hubiera tenido lugar. Lacondición de Trapp sobre lossoldados «de más edad» aparece ela declaración de S. (HW, pp.1.953, 4.578).W, que fue el que másexplícitamente confirmó la

declaración de S. en otros aspectos,no mencionó este requisito y afirmóque hubo soldados jóvenes quetambién salieron del grupo. Siembargo, sí que parecía haber entendido que Trapp hacía la ofertaa los reservistas de más edad.Cuando se le preguntó por qué no

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Cuando se le preguntó por qué nohabía salido él también, indicó queera un voluntario relativamenteoven, un policía activo, es decir,

no un reservista reclutado (HW, pp.2.041-2.042,4.592). La gra

 precisión y los vividos detalles delas declaraciones de S. y W., y elcomportamiento posterior de losoficiales y suboficiales del batallóconforme a la oferta de Trapp (por ejemplo, aquéllos que lo pidierocon retraso fueron relevados delservicio en el pelotón de ejecución

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servicio en el pelotón de ejecución,algo que los oficiales y suboficialesnunca hubieran hecho de manera tasistemática sin el consentimientodel oficial al mando), me ha persuadido de que es mucho más

 probable su versión que cualquier otra. <<

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[10]  Podría muy bien ser que las

secciones primera y segunda de latercera compañía ya hubieran sido

apostadas en un cordón que rodearael pueblo antes de las palabras de

Trapp. Ninguno de los soldados deesas dos secciones recuerda esas

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Trapp. Ninguno de los soldados deesas dos secciones recuerda esas

 palabras y un testigo (Bruno G.,HW p. 2.020) declaró que esas dossecciones no estaban presentes. <<

[11]  Heinrich S., HW , p. 1.563;

Martin D., HW, p. 1.596; Paul H.,HW, p. 1.648; Ernst N., HW, p.

1.685; Wilhelm K., HW, pp. 1.767,2.300; Bruno G., HW, p. 2.019;

August W, HW, p. 2.039; WilhelmGb HW p 2 147; Heinrich B

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g , , p ;Gb., HW, p. 2.147; Heinrich B.,

HW, p. 2.596; Walter Z., HW, p.2.618; Anton B., HW, p. 2.656;Ernst Hr., HW, p. 2.716, Joseph P.,HW, p. 2.742; Kurt D., HW, p.2.888; Otto I., HW, p.

3.521;Wolfgang H., HW, p. 3.565;August Z., G, p. 275; Eduard S., G, p. 639; Hellmut S., G, p. 646; KarlS., G, p. 657. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1411/1971

[12] Georg G., HW, p. 2.182. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1412/1971

[13] Hellmut S., G, p. 647. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1413/1971

[14] Friedrich E., HW, p. 1.356. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1414/1971

[15] Bruno R., HW, p. 1.852. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1415/1971

[16] Harry L., G, p. 223. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1416/1971

[17] Ernst G., G, p. 383. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1417/1971

[18] Hans Kl., G, p. 363. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1418/1971

[19] Oskar P., HW, p. 1.743. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1419/1971

[20] Erwin G., HW, p. 2.503. <<

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[21]  Georg K., HW, p. 2.633; Karl

S., G, p. 657. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1421/1971

[22]  Wilhelm K., HW, p. 1.769;

Friedrich Bm. HW, p. 2.091; ErnstHn., G, p. 506. Para otras versionessobre los registros, véase Max D.,HW, pp. 1.345-1.346; Alfred L.,HW, p. 1.351; FriederickV., HW, p.1.539; Friedrich B., HW, p. 1.579;

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Bruno D., HW, p. 1.875; HermannW., HW, pp. 1.947-1.948; Otto-Julius S., HW, p. 1.954; Bruno G.,HW, p. 2.019; August W., HW, p.2.040; Bruno R., HW, p. 2.084;

Hans Kl., HW, p. 2.270; Walter Z.,HW, p. 2.168-2.169; Anton B. HW, p. 2.687; Ernst Hr., HW, p. 2.716;Joseph P., HW, p. 2.742; August Z.,G, p. 275; Karl Z., G, p. 318;Eduard S., G, p. 640. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1423/1971

[23]  Friedrich B., HW, p. 1.579;

Bruno G., HW, p. 2.019; August W.,HW, p. 2.041. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1424/1971

[24] Ernst Hr., HW, pp. 2.716-2.717.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1425/1971

[25]  Walter Z., HW, p. 2.618. Parala declaración que lo confirma,véase Anton B., HW, p. 2.688;Joseph P., HW, p. 2.742. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1426/1971

[26] Hermann W., HW, p. 1.948. <<

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[27]  Ernst Hn., G, p. 507. Dostestigos (Eduard S., G, p. 642;Hellmut S., G, p. 647) se acordabadel sargento primero pero no delmédico. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1428/1971

[28] August W, HW, p. 2.042. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1429/1971

[29] Martin D., HW, p. 1.597. <<

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[30] Anton B„ HW, pp. 2.658-2.659.<<

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[31] Heinz B., HW, pp. 821-822. Niuno solo de los policíasinterrogados en Hamburgo habíaformado parte de la escolta, así quela declaración de Buchmann es laúnica versión sobre el destino delos «judíos de trabajo». Sobre losl b f b l

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luxemburgueses que formaban laescolta, véase Heinrich E., HW, p.2.167. Para otras versiones sobre laelección de los trabajadores y smarcha fuera de Józefów co

Buchmann, véase Wilhelm K., HW, p. 1.768; Hermann W., HW, p.1.948; Friedrich Bm., HW, pp.

2.092-2.093; Ernst Hn., G, p. 507.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1433/1971

[32]  Para la declaración de lostiradores de la primera compañía,véase sobre todo Friedrich B.,HW,pp. 1.580-1581; Friedrich Bm.,HW, pp. 2.091-2.093; Ernst Hn., G, pp. 507-508; Heinrich R., G, p.623; Hellmut S., G, pp. 646-647;Karl S G pp 658 659 <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1434/1971

Karl S., G, pp. 658-659. <<

[33]  Paul H., HW, pp. 1.648-1.649.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1435/1971

[34] Heinrich H., G, p. 453. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1436/1971

[35] Wilhelm I., HW, p. 2.237. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1437/1971

[36]  Friedrich Bm., HW, p. 2.092.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1438/1971

[37] Hellmut S., G, p. 647. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1439/1971

[38] Heinrich Bl, HW, p. 462. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1440/1971

[39] Hermann W., HW, p. 1.948. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1441/1971

[40] Alfred L., HW, p. 1.351. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1442/1971

[41] Bruno R., HW, p. 1.852. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1443/1971

[42] Erwin N., HW, p. 1.686. <<

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[43] Bruno D., HW, p. 1.870; AntonB., HW, p. 4.347; Wilhelm Gb.,HW, p. 4.363; Paul M., G, p. 202.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1445/1971

[44] Ernst Hr., HW, p. 2.717. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1446/1971

[45]  Erwin G., HW, pp. 1.640,2.505. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1447/1971

[46]  Friedrich Bm., HW, p. 2.092.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1448/1971

[47] Wilhelm G., HW, p. 2.149. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1449/1971

[48] Ernst Hr„ HW.p. 2.718. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1450/1971

[49] Wilhelm Gb., HW, p. 2.538. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1451/1971

[50] Ernst Hr., HW,p. 2.719. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1452/1971

[51] Ernst Hr., HW, p. 2.720. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1453/1971

[52]  Wilhelm Gb., HW, pp.2.539,2.149. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1454/1971

[53] Erwin G., HW, pp. 1.639-1.640,2.504; Alfred B., HW. p. 2.518. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1455/1971

[54]  Anton B., HW, p. 4.348.Véasetambién Max D., HW,p. 2.536. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1456/1971

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1457/1971

[56]  Heinrich S., HW,pp.1.567,4.364; Georg K., HW, p.2.634. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1458/1971

[57]  Joseph P., HW, pp. 2.743-2.745. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1459/1971

[58] Paul M., G, pp. 206-207. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1460/1971

[59] Gustav M., G, p. 168. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1461/1971

[60] Hans D., HW, pp. 1.336, 3.542.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1462/1971

[61] Walter N., HW, p. 3.926, G, p.230. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1463/1971

[62] August Z., G, p. 277. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1464/1971

[63] Georg K., HW, p. 2.634. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1465/1971

[64]  Otto-Julius S., HW, p. 4.579;Friederick V., HW., p. 1.540. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1466/1971

[65]  Rudolf B., HW, pp. 2.434,2.951, 4.357. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1467/1971

[66] Franz K., HW, pp. 2.483-2.486.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1468/1971

[67] Además de los casos anteriores,otro policía que pidió ser relevado

cuando acabó con los nerviosdestrozados tras unas cuantas

rondas fue Bruno D., HW, pp.1.876, 2.535, 4.361. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1469/1971

[68]  Erwin G., HW, p. 2.505;confirmado por Rudolf K., HW, pp.

2.646-2.647. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1470/1971

[69] Anton B., HW, pp. 2.691-2.693,4.348. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1471/1971

[70] Willy R., HW, p. 2.085. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1472/1971

[71] Alfred B., HW, p. 440; Walter Z., HW, p. 2.621; Georg K., HW, p.

2.635; August Z., G, p. 278. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1473/1971

[72] Friedrich B., HW, p. 1.581. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1474/1971

[73] Julius Wohlauf, HW, p. 758. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1475/1971

[74] Heinrich B., HW p. 2.984. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1476/1971

[75] Alfred B., HW P-441. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1477/1971

[76] August W, HW, p. 2.042. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1478/1971

[77] Otto-Julius S., HW, p. 1.955. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1479/1971

[78]  Testigo tras testigo usaron lostérminos erschüttert, deprimiert,

verbittert, niedergeschlagen,

bedrückt, verstört, empört   ybelastet   para describir lossentimientos de los soldados esa

noche. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1480/1971

[79]  Friedrich Bm., HW, p. 2.093;Hellmut S., G, p. 647. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1481/1971

[80] Heinrich Br., HW, p. 3.050. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1482/1971

[81] Wilhelm J., HW, p. 1.322. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1483/1971

[82]  Willy S., HW, p. 2.053. Véasetambién Wolfgang Hoffmann, HW,

 pp. 774-775; Johannes R., HW, p.1.809; Bruno R., HW, p. 2.086. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1484/1971

[83] Karl M., HW, pp. 2.546, 2.657.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1485/1971

[84] Friedrich Bm., HW, pp. 2.093-2.094. Véase también Karl G., HW,

 p. 2.194. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1486/1971

 Notas al Capítulo 8

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1487/1971

[1] Heinz B., HW, p. 4.413; Kurt D.,HW, p. 4.339. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1488/1971

[2]  En su análisis sobre lossalvadores polacos, Nechama Tec

observa también que la decisióinicial de ayudar a los judíos fue

impulsiva e instintiva, no elresultado de una reflexión y

meditación prolongadas. When

ight Pierced the Darkness:

Christian Rescue of Jews in Nazi-

O i d P l d (N Y k

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1489/1971

Occupied Poland   (NuevaYork,

1986), p. 188. <<

[3] Anton B., HW, p. 2.693. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1490/1971

[4] Bruno D., HW, pp. 2.535, 2.992.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1491/1971

[5] August W., HW, p. 4.592. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1492/1971

[6] Erwin G., HW, pp. 1.640, 2.505,4.344. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1493/1971

[7] Friedrich M., HW, p. 1.708. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1494/1971

[8] IMT 29: 151 (1919-PS). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1495/1971

[9] Karl G., HW, p. 2.194. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1496/1971

[10] Hans Pz., HW, p. 3.938. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1497/1971

[11] Hero B., HW, p. 890. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1498/1971

[12] Arthur S., HW,p. 890. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1499/1971

[13] Hermann W., HW, p. 1.947. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1500/1971

[14] Gustav M., G, pp. 169-170.< <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1501/1971

[15] Heinz B., HW, pp. 2.439-2.340.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1502/1971

[16] Heinrich Br., HW, p. 3.050. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1503/1971

[17]  Heinrich R., G, p. 624; AugustW., HW, p. 3.303. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1504/1971

[18]  Heinz B., HW, pp. 647, 822,2.438, 3.940-3.941. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1505/1971

 Notas al Capítulo 9

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1506/1971

[1] YVA, 0-53/121/27-31 (orden deKintrupp, KdO de Lublin, 9 de julio

de 1942). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1507/1971

[2] Brustin-Berenstein, tabla 2. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1508/1971

[3]  Kurt D., HW, pp. 1.230, 4.368;Anton B., HW, p. 4.371. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1509/1971

[4]  Heinrich B., HW, pp. 2.600,2.985. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1510/1971

[5]  Kurt D., HW, pp. 1.230, 1.232,2.892, 4.368; Ernst Hr., HW, p.

2.732. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1511/1971

[6] Paul M., G, p. 207. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1512/1971

[7] Max E, HW, p. 1.387;Ernst Hr.,HW, p. 2.722;Walter L., G, p. 184;

Fritz S., G, p. 303. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1513/1971

[8] Anton B., HW, pp. 2.698-2.699,4.371; Ernst HR., HW, p. 2.722;

Wolfgang H., HW, p. 2.211; KurtD., HW, p. 4.368; August Z., G, p.

273. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1514/1971

[9]  Fritz S., G, pp. 303-304. Véasetambién Bernhard S., HW, p. 1.717;

Ernst Hr., HW, p. 2.723; HeinrichB., HW, p. 2.985; Friedrich P., G,

 p. 240. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1515/1971

[10] Ernst Hr., HW, p. 2.723; JosephP., HW, pp. 2.749-2.750; Walter L.,

G, p. 185; Paul M., G, p. 208. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1516/1971

[11] Gustav M., HW, p. 1.709. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1517/1971

[12]  Para la frase, Max F., HW, p.1.386; para el distanciamiento,

Heinrich B., HW, p. 2.601; Walter L., G, p. 185. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1518/1971

[13] Max E., HW, p. 1.386; Paul M.,G, p. 207. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1519/1971

[14] Walter Z., HW, p. 2.624; GeorgK., HW, p. 2.638; Anton B., HW, p.

4.372. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1520/1971

[15] Anton B., HW, pp. 2.700-2.701.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1521/1971

[16]  Wilhelm Gb., HW, p. 2.150;Karl G., HW, p. 2.197; Heinrich B.,

HW, p. 2.600; Georg K., HW, p.2.638; Joseph P., HW, p. 2.750;

Hermann Bg., G, p. 98; Walter L.,G, p. 185; Paul M., G, p. 207;

August Z., G, p. 282; Fritz S., G, p.313. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1522/1971

[17] Kurt D., HW, pp. 4.335, 4.368-4.370; Anton B., HW, pp. 2.703,

3.960, 4.348; Joseph P., HW; p.2.750; Henry D., HW, p. 3.071;

Walter N., HW, p. 3.927; Ernst Hr.,HW, p. 3.928; Heinz B., HW, p.

3.943; Walter Z., HW, p. 3.954. Laúnica declaración en sentido

contrario sobre Gnade es la deErnst Hr., HW, p. 3.929; Walter Z.,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1523/1971

HW, p. 3.954; y WolfgangHoffmann, HW, p. 4.318. <<

[18] Wilhelm I., HW, p. 2.239. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1524/1971

[19]  Friedrich P., G, pp. 241-242.Esta versión está completamente

confirmada por August Z., HW, p.3.519. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1525/1971

[20]  Hermann Bg., G, p. 98; JosepP., HW, p. 2.750. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1526/1971

[21] Walter Z., HW, p. 2.625; GeorgK., HW, p. 2.638. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1527/1971

[22]  Friedrich P., G, pp. 241-242.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1528/1971

[23] Ernst H., HW, p. 2.725. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1529/1971

[24]  Johannes R., HW, p. 1.810;Rudolf K., HW, p. 2.650; Joseph R,

HW, pp. 2.750-2.751; Kurt D., HW, p. 4.368; Paul M., G, p. 209. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1530/1971

[25] Ernst Hr., HW, pp. 2.725-2.726.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1531/1971

[26] Ernst Hr., HW, p. 2.256. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1532/1971

[27] Ernst Hr., HW, pp. 2.256-2.257;Kurt D., HW, p. 4.368; August Z.,

G, p. 282; Joseph P., HW, pp.2.750-2.751; Walter L., G, pp. 186-

187; Max F., HW, p. 1.388. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1533/1971

[28] Bernhard S., HW, p. 1.717. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1534/1971

[29]  Rudolf B., HW, p. 405; BrunoD., HW, p. 2.535; Heinrich B., HW,

 pp. 2.613-2.614; August Z., HW, pp. 3.365-3.366, G, p. 284. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1535/1971

[30]  Fritz S., G, pp. 303-304; PaulM., G, p. 209; Bernhard S., HW, p.

1.717. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1536/1971

[31] Anton B., HW, p. 4.374. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1537/1971

[32] August Z., G, p. 282. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1538/1971

[33] Ernst Hr., HW, pp. 2.727-2.728;August Z., G, p. 284. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1539/1971

[34] Ernst Hr., HW, p. 2.727. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1540/1971

[35] Georg K., HW, p. 2.638. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1541/1971

[36] Paul M., G, pp. 206, 209. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1542/1971

[37] Adolf B., HW, p. 441. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1543/1971

[38] Anton B., HW, pp. 2.703-2.704.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1544/1971

 Notas al Capítulo 10

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1545/1971

[1] Heinrich S., HWp. 1.569. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1546/1971

[2] Georg K., HW, p. 2.637; JosephP., HW, p. 2.747. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1547/1971

[3] Erwin G., HW, pp. 1.642, 2.507.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1548/1971

[4]  Hans K., HW, p. 2.251; GeorgK., HW, p. 2.636. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1549/1971

[5]  Sobre el papel de la primeracompañía como «tropas de

registro», véase Paul H., HW, p.1.652; Hans K., HW, p. 2.251. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1550/1971

[6]  Para las deportaciones deParczew en general, véase Heinric

S., HW, pp. 1.569-1.573, 4.383;Erwin G., HW, pp. 1.641-1.642,

2.507; Paul H., HW, p. 1.652;Bruno D., HW, pp. 1.876-1.877;

Heinrich E., HW, p. 2.170; Otto H.,HW, p. 2.220; Hans K., HW, pp.

2.251-2.252; Max D., HW, p.2.536; Heinrich B., HW, p. 2.608;

Georg K., HW p. 2.636; August Z.,HW p 3 366 G pp 278-279;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1551/1971

HW p. 3.366, G, pp. 278-279;

Alfred K., G, pp. 575-576. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1552/1971

[7]  Heinrich S., HW, p. 1.572. Laadmisión por parte de Steinmetz fue

la excepción. Era mucho máshabitual, por supuesto, que al ser 

interrogados los policías negaratener ninguna noción sobre el

inminente destino de los judíosdeportados. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1553/1971

[8]  Heinrich B., HW, p. 2.608;August Z., G, p. 279. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1554/1971

[9]  Según lo recordado por casitodos los policías, la deportació

de Miedzyrzec del mes de agosto seconcentró en un solo día. No

obstante, uno de los policías(Heinrich R., G, p. 626) y todos los

testigos judíos (Tauba T., HW, pp.1.066-1.067; Berl C., HW, p.

1.092; Rywka G., HW, p. 1.112;ZStL, 8 AR-Z 236/60 [investigació

del KdS Aussenstelle  de Radzyn],1:3-4 [pasaje de Feigenbaum])

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1555/1971

1:3 4 [pasaje de Feigenbaum])

recuerdan una operación de dos

días. Dado el número de judíosdeportados, es casi seguro que se

necesitaron dos días. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1556/1971

[10] YVA, TR-10/710 ( Landgericht Dormunt, 8 Ks 1/70 juicio contra

Josef Bürger), p. 16. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1557/1971

[11]  Hubo policías tanto de la primera como de la tercera

compañía que declararon que lasegunda compañía tambié

 participó. Sin embargo, aparte de latercera sección, ni un solo miembro

de la segunda compañía, ni tan sólolos que declararon casi con toda

sinceridad sobre Lomazy yJózefów, recordaban la deportación

de Miedzyrzec del mes de agosto.Por lo tanto, yo considero más

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1558/1971

, y

 probable que las secciones primera

y segunda de la segunda compañíano estuvieran presentes en esa

ocasión. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1559/1971

[12]  Ernst Hn., G, p. 512; HeinricR., G, p. 625. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1560/1971

[13]  Heinrich H., HW, pp. 976,3.219.Véase también Friedrich B.,

HW, pp. 1.582, 3.529; Hans K., pp.2.252, 3.220. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1561/1971

[14]  Valoraciones de H. del 6 dediciembre de 1940 y del 31 de

marzo de 1941, en HW, pp. 565-567. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1562/1971

[15] Valoración de R. del 10 de abrilde 1941, en HW, p. 569. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1563/1971

[16]  Valoración de Trapp el 21 deulio de 1941, en HW, pp. 574-580.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1564/1971

[17]  Hans Pg., HW, p. 1.945; ErnstHr., HW, p. 2.713. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1565/1971

[18]

  Heinrich E., HW, pp. 3.351,3.354. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1566/1971

[19]

 Heinz B., HW, p. 4.414. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1567/1971

[20]

  Julius Wohlauf, HW, pp. 750-751, 760. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1568/1971

[21]

  Friedrich B., HW, p. 1.582;Friedrich Bm., HW, p. 2.099; Heinz

B. y Arthur K., HW, p. 3.357; ErnstR., G, p. 610; Heinrich R., G, p.

627. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1569/1971

[22]

  Las versiones más detalladassobre las deportaciones de

Miedzyrzec son las de Heinrich H.,HW, pp. 976-978; Friedrich B.,

HW, pp. 1.582-1.583; Hans K.,HW, pp. 2.253-2.254; Ernst Hn., G,

 pp. 512-513; Ernst R., G, pp. 610-612; Karl S., G, pp. 659-660. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1570/1971

[23]

 Hans K., HW, p. 2.253. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1571/1971

[24]

 Karl S., G, p. 659. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1572/1971

[25]

 Heinrich R., G, p. 610. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1573/1971

[26]

 Friedrich B., HW, p. 3.529. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1574/1971

[27]

  Friedrich B., HW, p. 1.583;Ernst Hn., G, p. 512. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1575/1971

[28]

  Heinrich H., HW, pp. 978,3.219; Hans K., HW, p. 3.220;

Ernst R., G, p. 611. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1576/1971

[29]

  Heinrich H., HW, p. 977;Friedrich B., HW. p. 584; Hans K.,

HW, p. 2.254; Ernst Hn., G, p. 513;Ernst R., G, p. 612. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1577/1971

[30]

 Heinrich H„ HW, pp. 977-978.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1578/1971

[31]

 L., HW, p. 1.293. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1579/1971

[32]

 Heinrich H., HW, p. 978; HansK., HW, p. 2.254. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1580/1971

[33]

 Berl C., HW, p. 1.091. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1581/1971

[34]

  YVA 0-53/105/111 (informesde la Judenrat  de Varsovia). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1582/1971

[35]

  ZStL, 8 AR-Z 236/60(investigación del KdS Aussenstelle

Radzyn) 3: 464 (plan de viaje aOstbahn del 25 de agosto de 1942).

Para más detalles sobre la avería eTreblinka, véase Gitta Sereny,  Into

That Darkness (Londres, 1974), pp.156-164; Arad, pp. 89-96,119-123.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1583/1971

 Notas al Capítulo 11

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1584/1971

[1]

  Ferdinand H., HW, pp. 3.257-3.258. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1585/1971

[2]

 Hans K., HW, p. 2.256. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1586/1971

[3]

  El testimonio más importantesobre las ejecuciones de Serokomla

es el de Friedrich B., HW, pp.1.586-1.589, 3.534; Hans K., HW,

 pp. 2.256-2.260; Ernst R., G, p. 612a-b; Karl S., G, pp. 661-662. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1587/1971

[4]

 Friedrich P., HW, p. 3.534. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1588/1971

[5]

 Hans K., HW, p. 2.258. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1589/1971

[6]

 Albert D., HW, p. 3.539; Arthur S., HW, p. 3.540. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1590/1971

[7]

 Heinrich Bl., HW, p. 464; HansK., HW p. 2.255; Friedrich Bm.,

HW, p. 2.096. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1591/1971

[8]

 Heinrich E., HW, p. 2.173. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1592/1971

[9]

 Hans K., HW, p. 2.256. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1593/1971

[10]

 Ernst Hn., G, p. 509. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1594/1971

[11]

 Ernst Hn., G, p. 509; FriedricB., HW, p. 1.590. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1595/1971

[12]

 Heinz B., HW, p. 826. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1596/1971

[13]

 Georg W., HW, p. 1.733. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1597/1971

[14]

 Gerhard H., G, p. 541. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1598/1971

[15]

  Hans K., HW, p. 2.255;Friedrich Bm., HW, p. 2.097;

Hellmut S., G, p. 648. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1599/1971

[16]

 Alfred H., HW, p. 286. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1600/1971

[17]

  Heinrich Bl., HW, p. 464-465.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1601/1971

[18]

 Friedrich Bm., HW, pp. 2.097-2.098; Hans K., HW, pp. 2.255-

2.256; Hellmut S., G, pp. 648-649;Karl S., G, p. 662. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1602/1971

[19]

  Informe de Trapp para elRegimiento de Policía 25 del 26 de

septiembre de 1942, HW, pp.2.548-2.550. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1603/1971

[20]

  Heinz B., HW, pp. 648, 822,824, 2.438, 2.440-2.441, 3.941,

4.415. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1604/1971

[21]

 Heinrich E., HW, p. 2.172. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1605/1971

[22]

 Hans K., HW, p. 2.242; Kurt D.,HW, p. 2.678; Arthur S., HW, p.

3.539; Alfred K., G, p. 582; ErnstR., G, p. 612 d. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1606/1971

[23]

 Heinrich E., HW, p. 2.174. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1607/1971

[24]

  Heinz B., HW , pp. 648, 2.438.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1608/1971

[25]

 Heinz B., HW, p. 2.441. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1609/1971

[26]

 Heinrich E., HW, p. 2.174. <<

Notas al Capítulo 12

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1610/1971

 Notas al Capítulo 12

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1611/1971

[1]

  Brustin-Berenstein, pp. 21-92.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1612/1971

[2]

  YVA, 0-53/121W 1/124-25(orden de Kintrupp, del 27 de

agosto de 1942, efectiva el 2 deseptiembre de 1942). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1613/1971

[3]

  Declaraciones de lossupervivientes Jozef B., HW, p.

1.122, y Sara K., HW, p. 3.250.Según Brustin-Berenstein, tabla 2,

unos 6.000 judíos de las poblaciones más pequeñas delcondado de Biala Podlaska fuerodeportados a Miedzyrzec los días23 y 24 de septiembre. Ella incluyelas deportaciones desde la propiaciudad de Biala Podlaska (4.800udíos), del 26 de septiembre y 6 de

octubre, como dirigidas

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1614/1971

directamente a Treblinka, pero eltestimonio de los supervivientesindica que al menos la deportacióde septiembre desde Biala pasó primero por Miedzyrzec. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1615/1971

[4]

  Brustin-Berenstein, tabla 1, dauna cifra de 610 judíos de

Komarówka, 800 de Wohyn y 1.019de Czemierniki. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1616/1971

[5]

  Johannes R., HW, pp. 1.810-1.811; Kurt D., HW, p. 1.621;

Anton B., HW, pp. 2.705-2.706. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1617/1971

[6]

 Paul M., HW, p. 2.659. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

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[7]

  Según Brustin-Berenstein, tabla10: 1.724 de Adamów, 460 de

Stanin gmina, 446 de Ulan gmina, y213 de Wojcieszków. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1619/1971

[8]

  YVA, TR-10/710 ( Landgericht Dortmund, 8Ks 1/70, juicio contra

Josef Bürger), pp. 10, 16 (a partir de ahora juicio Bürger). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1620/1971

[9]

  Para un cálculo aproximado delos efectivos de la Policía de

Seguridad y la Gendarmerie  en elcondado de Razdyn, véase ZStL, 8AR-Z 236/60 (investigación del

dS Aussenstelle  Radzyn), 1: 28(Braumüller), 113 (Bürger), 120(Käser); 2: 176-179 (Reimer), 209-210 (Brämer), 408 (Behrens), 420(Kambach); 4: 550 (Schmeer), 715(Avriham); y Sonderband(declaración de Rumminger,

Schoeja y Waldner), sin paginación.

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1621/1971

<<

[10]

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1622/1971

[10]

 Brustin-Berenstein, tabla 10. <<

[11]

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1623/1971

[11]

  Helmut H., HW, pp. 317-320,991; Heinz B., HW, p. 823;Heinrich E., HW, p. 2.176; RichardG., G, p. 389. <<

[12]

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1624/1971

[12]

  Heinrich S., HW, pp. 1.573-1.574; Max D., HW, p. 2.536. <<

[13]

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1625/1971

[13]  Alfred H., HW, pp. 45, 279-280. <<

[14] 1 266 2 966

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1626/1971

[14] Kurt D., HW, pp. 1.266,2 .966-2.967, 4.391; Paul , M., HW, p.2.663. <<

[15] Alf d H HW 45 280

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1627/1971

[15]  Alfred H., HW, pp. 45, 280-282. <<

[16] P t Ö HW 1 790 W lt

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1628/1971

[16] Peter Ö., HW, p. 1.790; Walter L., G, pp. 189-190; Friedrich P, G, p. 244. <<

[17] K t D HW 1 268 2 968

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1629/1971

[17] Kurt D., HW, pp. 1.268, 2.968,4.390. <<

[18] F i d i h P G 244 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1630/1971

[18] Friedrich P, G, p. 244. <<

[19] August Z HW pp 3 367

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1631/1971

[19]  August Z., HW, pp. 3.367-3.368, G, p. 288. <<

[20] Alfred H (HW pp 45 282) al

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1632/1971

[20] Alfred H. (HW, pp. 45, 282) al principio declaró la deportación de6.000 a 10.000 judíos, pero luego bajó su cálculo a unos 1.000. Kur D. (HW, p. 1.621) dio igualmenteuna cifra de 1.000. Sin embargo,todos los testigos coinciden en quese mandó a una unidad Hiwi  paraayudar a la Policía del Orden allevar a cabo la acción de principios de octubre. Es muy poco probable que un contingente

importante de Hiwis  se hubieramandado allí para una operació

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1633/1971

mandado allí para una operació

tan pequeña, dada la disponibilidadde toda una compañía de la Policía

del Orden. Una cifra tan reducidade deportados también es insólitas

a la vista de los muchos miles deudíos que habían sido

concentrados en Miedzyrzecdurante las semanas anteriores. <<

[21] Helmuth H HW p 991;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1634/1971

[ ]  Helmuth H., HW, p. 991;Stephan J., HW, pp. 1.041-1.043;Tauba T., HW, p. 1.069; FriedrichB., HW, p. 1.585. <<

[22] Kurt D HW pp 1 270-1 271

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1635/1971

[ ]  Kurt D., HW, pp. 1.270-1.271,2.790, 4.391; Max F., HW, pp.1.389-1.390; Johannes R., HW, p.1.012; Franz K., HW, p. 2.479. <<

[23] Lucia B G pp 595-596; carta

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1636/1971

[ ] Lucia B., G, pp. 595-596; cartade Hoffmann del 5 de mayo de1943, HW, p. 512. <<

[24] Julius Wohlauf HW pp 752

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1637/1971

  Julius Wohlauf, HW, pp. 752,762-764. <<

[25] Heinrich H HW p 972;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1638/1971

  Heinrich H., HW, p. 972;Rudolf B., HW, p. 406-407; MaxD., HW, p. 1347. <<

[26] August Z., G, p. 286; Konrad H.,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1639/1971

 August Z., G, p. 286; Konrad H.,G, pp. 404-405; Wilhelm K., G, p.568. <<

[27] Wilhelm Gs., HW, p. 2.466. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1640/1971

 Wilhelm Gs., HW, p. 2.466.

[28] Juicio Bürger, p. 18. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1641/1971

g , p

[29] Alfred K., G, p. 579. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1642/1971

, , p

[30] Juicio Bürger, p. 20; Aviram J.,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1643/1971

g , p ; ,HW, pp. 1.059-1.060; Gedali G.,HW, p. 1.080; Friedrich Bm., HW, p. 2.100; Hans K., HW, pp. 2.262-2.263. Según Hans K., Juricdisparó al jefe del consejo judío por una disputa acerca de unamáquina de coser. <<

[31] Juicio Bürger, p. 20. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1644/1971

g , p

[32]  Georg W., HW, pp. 1.731-

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1645/1971

g pp1.732. <<

[33]  Brustin-Berenstein, tabla 10,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1646/1971

incluye sólo una ejecución de 200udíos en el mes de noviembre e

Luków. El testimonio de los policías indica que hubo dos. El

uicio Bürger, pp. 20-21, confirmados ejecuciones en Luków, los días11 y 14 de noviembre, cada una deellas con 500 víctimas; un caso poco común en el que un tribunalalemán calcula un número más alto

de víctimas que el aportado por 

otras fuentes. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1647/1971

[34] La única excepción fundamental

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1648/1971

fue Buchmann, que en la década de1960 afirmó (Heinz B., HW, pp.822, 824, 3.942, 4.417) que ningunaunidad bajo su mando habíaejecutado a judíos, que después deJózefów él no había presenciadoninguna otra acción judía aexcepción del desalojo del gueto deRadzyn, donde él estaba destinado pero sin ninguna misión asignada, y

que de hecho había vuelto a

Hamburgo el 4 de noviembre, unasemana antes de la primera

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1649/1971

ejecución en Luków. De acuerdocon el claro recuerdo y la explícita

declaración de varios miembros delestado mayor, algunos de los cuales

habían estado con él en Radzyn yLuków durante un tiempo y lo

conocían bien, parece ser queBuchmann no reprimió de manera

inconsciente el incidente ni se loocultó de forma intencionada a los

interrogadores. <<

[35] Heinrich H., G, p. 456. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1650/1971

[36]  Heinrich H., G, pp. 455-456;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1651/1971

Hans Pz., HW, p. 3.525. <<

[37] Hans S., G, p. 328; Ernst S., G,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1652/1971

 p. 330; Paul F., HW, p. 2.242. <<

[38]  Heinrich H., G, pp. 456-457;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1653/1971

Hans Pz., HW, p. 3.525; Henry J.,G, pp. 411-412. <<

[39] Hans S., G, p. 330; Ernst S., G,l

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1654/1971

 pp. 334-335; Paul F., HW, p. 2.243.<<

[40] Henry J., G, pp. 413-414. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1655/1971

[41]  Heinz B., HW, pp. 648, 824-825 2 438 2 441 4 417

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1656/1971

825, 2.438, 2.441, 4.417. <<

 Notas al Capítulo 13

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1657/1971

[1]  «Queja» de Hoffmann del 3 ded 1943 HW 509 <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1658/1971

mayo de 1943, HW, p. 509. <<

[2] Bruno G., HW, p. 2.026. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1659/1971

[3] Erwin H., HW, p. 1.168; MartinD HW p 1 602; August W HW

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1660/1971

D., HW, p. 1.602; August W., HW, p. 2.043. <<

[4] Alfred S., HW, p. 298; Erwin H.,HW p 1 169; Martin D HW p

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1661/1971

HW, p. 1.169; Martin D., HW, p.1.602; Peter C., HW, p. 1.865;August W., HW, pp. 2.043-2.044.<<

[5] Martin D., HW, p. 1.602; AugustW HW pp 2 043 2 044 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1662/1971

W., HW, pp. 2.043-2.044. <<

[6] August W, HW, p. 2.045. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1663/1971

[7] Erwin H., HW,p. 1.169; WilhelmJ HW p 1 323; Georg L HW p

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1664/1971

J., HW, p. 1.323; Georg L., HW, p.1.427; Friederick V., HW, p. 1.542;

Martin D., HW, p. 1.603; Peter C.,HW, p. 1.865; Bruno G., HW, p.

2.025; August W., HW, pp. 2.044-2.045. <<

[8] Martin D., HW, p. 1.605. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1665/1971

[9] Friederick V., HW, p. 1.542. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1666/1971

[10]  Martin D., HW, pp. 1.605-

1 606 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1667/1971

1.606. <<

[11] Alfred S., HW p. 299; Georg L.,

HW p 1 428; Martin D HW p

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1668/1971

HW p. 1.428; Martin D., HW, p.1.603; Bruno G., HW, pp. 2.025-

2.026; August W., HW, pp. 2.045,3.305-3.306. <<

[12]  Amandus M., HW, pp. 1.631-

1.632. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1669/1971

1.632.

[13] Friederick V., HW, p. 1.592. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1670/1971

[14] August W., HW, p. 2.045. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1671/1971

[15]  «Queja» de Hoffmann del 3 de

mayo de 1.943, HW, p. 513:

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1672/1971

y , , pWolfgang Hoffmann, HW, pp.

2.304, 2.925. <<

[16]  Friederick V., HW, p. 1.541;

Martin D., HW, pp. 1.605-1.606,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1673/1971

, , pp ,3.212-3.213, 3.319; Erwin N., HW,

 pp. 1.693-1.694, 3.319-3.320;Wilhelm K., HW, pp. 1.776, 3.345-

3.349; Bruno G., HW pp. 2.030-2.031, 3.301, 3.347; Bruno R., HW,

 p. 2.086; Erwin H., HW, p. 1.167.<<

[17]  Carta de Hoffmann del 30 de

enero de 1943, HW, pp. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1674/1971

, , pp

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1675/1971

[19]  «Queja» de Hoffmann del 3 de

mayo de 1943, HW, pp. 509-515.

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1676/1971

y pp<<

[20]  De Rheindorf al presidente de

la policía de Hamburgo, 2 de julio

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1677/1971

de 1943, HW, pp. 538-539. <<

[21]  Wolfgang Hoffmann, HW, pp.

788-789. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1678/1971

 Notas al Capítulo 14

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1679/1971

[1]  YVA,TR-10/970

(Staatsanwaltschaft   Hamburg, 147

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1680/1971

Js 8/75, acusación de Arpad

Wigand), pp. 81-92.Véase tambiénChristopher R. Browning,

«Genocide and Public Health:

German Doctors and Polishjews,

1939-41» , Holocaust an

Genocide Studies 3, núm. 1 (1988),

 pp. 21-36. <<

[2]  YVA,TR-10/970

(Staatsanwaltschaft   Hamburg, 147

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1681/1971

Js 8/75, acusación de Arpad

Wigand), pp. 92-99; Ferdinand H.,HW, pp. 3.257-3.258;

iensttagebuch, p. 456. <<

[3]  YVA, TR-10/542

(Staatsanwaltschaft  Augsburg, 7 Js/ i d h

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1682/1971

653/53, acusación de Günther 

Waltz). <<

[4] Heinrich S., HW, p. 1.573. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1683/1971

[5] Kurt D., HW, p 1.623. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1684/1971

[6] Arthur S., HW, p. 1.164. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1685/1971

[7]  Georg L., HW, p. 1.429;

Friedrich B., HW, p. 1.552; PaulH HW 1 653 J h R

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1686/1971

H., HW, p. 1.653; Johannes R.,

HW, p. 1.812; Bruno G., HW, p.2.030; August W., HW, p. 2.048;

Heinrich E., HW, p. 2.177;Heinrich B., HW, p. 2.206; Hans

K., HW, pp. 2.261-2.262; WilhelmK., HW, p. 2.379; Anton B.,  HW , p.

2.708; Ernst Hr., HW; p. 2.731;Martin D., HW, p. 3.213; Walter L.,

G, p. 192; Friedrich P., G, p. 247;

Hugo S., G, p. 474; Alfred K., G., p.580. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1687/1971

[8] Erwin G., HW, p. 4.400. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1688/1971

[9] Paul H., HW, p. 1.653. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1689/1971

[10] Georg L., HW, pp. 1.428-1.430.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1690/1971

[11] Peter Ö., HW, p. 1.794; Otto H.,

HW, p. 2.227; Hans K., HW, p.2 261 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1691/1971

2.261. <<

[12] Alfred S., HW, p. 302. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1692/1971

[13] Heinrich H., HW, pp. 975-976;

Rudolf B., HW, p. 408; Heinrich E.,HW p 2 178; Hans K HW p

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1693/1971

HW, p. 2.178; Hans K., HW, p.

2.261; Karl S., G, p. 664. <<

[14]  Rudolf B., HW, p. 403; Franz

G., HW, p. 1.192. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1694/1971

[15]  Wilhelm K., HW, pp. 1.774,

2.379; Bruno G., HW pp. 2.033-2.034. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1695/1971

2.034.

[16] Alfred S., HW, pp. 300-301. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1696/1971

[17] Martin D., HW p. 1.600; Erwi

., HW, pp. 3.321-3.322. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1697/1971

[18]  Friedrich Bm., HW, p. 2.101;

Hans K., HW, pp. 2.263-2.264. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1698/1971

[19]  Friedrich Bm., HW, p. 2.102.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1699/1971

[20]  Para la primera compañía,

véase Arthur S., HW, p. 1.164; MaxF., HW, p. 1.531 ; Friedrich Bm.,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1700/1971

, , p ; ,

HW, p. 2.101 ; Heinrich E., HW, p.2.175; Hans K., HW, pp. 2.262-

2.266; Hans Pz., HW, p. 3.256;Friedrich B., HW, p. 3.531; Alfred

K., G, p. 580; Ernst R., G., p. 612;Karl S., G, p. 663. Para la segunda

compañía, véase Rudolf B., HW, pp. 403, 407-408; Adolf B., HW,

 pp. 442-443; Max D., HW, p.

1.346; Heinrich S., HW, p. 1.573;Erwin G., HW, pp. 1.641-1.642;

Peter Ö., HW, pp. 1.743-1.744;Wilhelm G., HW, pp. 2.153-2.156;

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1701/1971

Helmuth H., HW, p. 2.207; Otto H.,HW, pp. 2.206-2.207; Walter Z.,

HW, pp. 2.267-2.268; Georg K.,HW, pp. 2.639-2.640,3.344-3.345;

Anton B., HW pp. 2.708-2.711;Ernst Hr., HW, p. 2.731; August Z.,

HW, pp. 3.066-3.067, G., p. 286;Richard Gm., HW, p. 3.545; Walter 

., HW, P-3.553; Wolfgang H.,

HW, pp. 3.563-3.564; Paul M.,HW, p. 3.935; Hermann Bg., G, pp.

100-111; Gustav M., G., p. 169;Walter L., G., p. 192; Friedrich P.,

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1702/1971

G., p. 248. Para la terceracompañía, véase Karl E., HW, p.

897; Walter F., HW, p. 903; MartinD. ,  HW , pp. 1.600-1.601, 1.609,

3.321; Erwin N., HW, pp. 1.689,1.693-1.695; Richard M., HW, p.

1.890; Bruno P, HW, pp. 1.916,1.924-1.925; Arthur R., HW, pp.

1.938-1.939; Bruno G., HW, pp.

2.030-2.034; August W., HW, pp.2.046-2.048, 3.304; Alfred S., HW,

 p. 2.067; Friedrich S., HW , pp.2.072-2.073; Herbert R., HW, pp.

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1703/1971

2.111-2.112. <<

[21] Erwin N., HW; p. 1.693. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1704/1971

[22] Bruno P, HW, p. 1.917. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1705/1971

[23] Hans Kl., HW, p. 3.565. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1706/1971

[24] Wolfgang H., HW, p. 3.564. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1707/1971

[25] Lucia B., G, p. 598. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1708/1971

[26] Ernst Hn., G, p. 511. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1709/1971

[27] Adolf B., HW, p. 2.532. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1710/1971

[28] Heinrich B., HW, p 3.615. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1711/1971

[29] Walter Z., HW, p. 2.629. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1712/1971

[30]  Otto-Julius S., HW, pp. 4.577-

4.578. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1713/1971

[31] Adolf B., HW, pp. 442-443. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1714/1971

[32]  Gustav M., G, p. 169. Otro

 policía (Hero B., HW, p. 890)también atribuía el hecho de que lo

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1715/1971

hubieran escogido sólo una vez para una acción judía a su fama de

 pendenciero y de ser poco fiable políticamente. <<

[33] Heinrich F., G, pp. 445-446. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1716/1971

[34] Hugo S., G, p. 474. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1717/1971

[35] Bruno P., HW, p. 1.925. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1718/1971

[36]  Arthur R., HW, pp. 1.938-

1.939. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1719/1971

[37] Martin D., HW, p. 3.213. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1720/1971

[38] Henry J., G, p. 415. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1721/1971

[39] Friedrich P., G, p. 248. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1722/1971

[40]  YVA, 0-53/121 II w (mayo de

1943); 0-53/122 X I (junio de1943); 0-53/122 X II (julio y agosto

d 1943) 0 53/123 Y I ( ti b

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1723/1971

de 1943); 0-53/123 Y I (septiembrey octubre de 1943). <<

[41] YVA, 0-53/115/2-170, pp. 673-

725. Véase también YVA,TR-10/970 (Staatsanwaltschaft 

H b 147 J 8/75 ió d

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1724/1971

Hamburg, 147 Js 8/75, acusación deArpad Wigand), pp. 103-107. <<

[42]  ZStL., Ord. 410, pp. 994-996,

498, 500-501 (informes semanalesdel Batallón de Reserva Policial

133 d l i t ñí

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1725/1971

133 de la quinta compañía,Regimiento Policial 24, 7 de

noviembre-12 de diciembre de1942). <<

 Notas al Capítulo 15

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1726/1971

[1]  Decreto de Krüger del 28 de

octubre de 1942, en Faschismus-Ghetto-Massenmord   (Berlin,

1960) pp 342 344 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1727/1971

1960), pp. 342-344. <<

[2] Karl E., HW, p. 896. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1728/1971

[3] Jakob A., HW, p. 1.064. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1729/1971

[4]  Pasajes de las memorias de

Feiga Cytryn y J. Stein en ZStL, 8AR-Z 236/60 (en lo sucesivo: caso

KdS Radzyn) 1:6 7 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1730/1971

KdS Radzyn), 1:6-7. <<

[5]  Declaración de Lea Charuzi,

caso KdS Radzyn, volumen devarias declaraciones, p. 30. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1731/1971

[6] Johannes R., HW, p. 1.811; Karl

M., HW, p. 2.660; Wilhelm K., G, pp. 106-108. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1732/1971

[7]  Declaración de Rywka Katz,

caso KdS Radzyn, volumen devarias declaraciones, p. 18. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1733/1971

[8] Para otras versiones por parte de

los alemanes, véase Herbert F.,HW, p. 1.389; August Z., G., pp.

287-289 Para las versiones de los

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1734/1971

287 289. Para las versiones de losudíos, véase Berl C., HW p 1.094;

Rywka G., HW, pp. 1.113-1.114; yel caso KdS Radzyn, Moshe

Feigenbaum, 1: 4-5; LiowaFriedmann, 1: 10; volumen de

varias declaraciones, Feigenbaum,6: Rywka G., 24; Moshe Brezniak,

18; Mortka Lazar, 28. Sobre la

 participación del personal deTrawniki, véase ZStL, II 208 AR 

643/71 (Staatsanwaltschaft Hamburg, 147 Js 43/69, acusació

de Karl Streibel; en lo sucesivoió T iki) 104

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1735/1971

de Karl Streibel; en lo sucesivo,acusación Trawniki), p. 104. <<

[9] Hay confusión en la declaració

en cuanto al destino de lasdeportaciones de primeros y

últimos de mayo. Yo he seguido la

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1736/1971

últimos de mayo. Yo he seguido lade Brustin-Berenstein, tabla 10. <<

[10]  Acusación Trawniki, p. 104;

Jakob A., HW, p. 1.063. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1737/1971

[11]  Memorándum del 21 de mayo

de 1963, HW, p. 1.348; Arthur S.,HW, p. 1.165; Otto-Julius S., HW,

 p. 1.955; Friedrich Bm., HW, p.

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1738/1971

p ; , , p2.105; Heinrich E., HW, p. 2.161;

Joseph P., HW, p. 2.756; Otto I.,HW, p. 3.522; Ernst Hn., G, p. 505.

<<

[12] Herbert R., HW, p. 2.112; Karl

G., HW, p. 2.201; Ernst Hr., HW, p.2.715. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1739/1971

[13] Georg L., HW, p. 1.430; Erwin

G., HW, p. 1.644; Friedrich B.,HW, p. 3.143. Archivos BDC de

Friedrich B., Hermann F., ErwinG E H E i N E R

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1740/1971

, ,G., Ernst Hr., Erwin N., Ernst R. y

Walter Z. <<

[14] Heinrich H., HW, p. 973; Bruno

D., HW, p. 1.880. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1741/1971

[15] Rudolf B., HW, p. 409. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1742/1971

[16]  Himmler Aktenvermerk , 2 de

octubre de 1942, acusacióHoffmann/Wohlauf, pp. 320-322.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1743/1971

[17]  Acusación Trawniki, pp. 104-

106. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1744/1971

[18] Sobre la Erntefest , véase Helge

Grabitz y Wolfgang Scheffler,etzte Spuren: Ghetto Warschau-

SS-Arbeitslager Trawniki-Aktionrntefest (Berlin 1988) pp 262

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1745/1971

rntefest   (Berlin, 1988), pp. 262-

272, 328-334; Jozef Marszalek,ajdanek: The Concentration

Camp in Lublin  (Varsovia, 1986), pp. 130-134; ZStL, 208 AR-Z

268/59 (Staatsanwaltschaft Wiesbaden, 8 Js 1145/60,

acusación de Lothar Hoffmann y

Hermann Worthoff, caso KdSLublin), pp. 316-331, 617-635,

645-651; acusación Trawniki, pp.159-197; YVA, TR-10/1172

( Landgericht   Düsseldorf, juiciocontra Hachmann y otros; en lo

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1746/1971

contra Hachmann y otros; en lo

sucesivo, juicio Majdanek), pp.456-487. <<

[19] Werner W. ( KdO de enlace co

el SSPF   de Lublin), HW, pp. 600-601. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1747/1971

[20]  Juicio Majdanek, p. 459;

Marszalek, p. 130; Grabitz yScheffler, pp. 328-329. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1748/1971

[21]  Juicio Majdanek, p. 459;

Werner W., HW, pp. 601-602. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1749/1971

[22] Helmuth H., HW, p. 2.206. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1750/1971

[23]  Rudolph B., HW, pp. 409-410;

Herbert F., HW, p. 1.392; MartinD., HW, p. 1.610. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1751/1971

[24]  Sobre el número de judíos

ejecutados en Majdanek el 3 denoviembre de 1943, véase ZStL, II

208 AR-Z 74/60(Staatsanwaltschaft Hamburg, 141

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1752/1971

(Staatsanwaltschaft   Hamburg, 141

Js 573, acusación de AugustBirmes), pp. 126-129; juicio

Majdanek, pp. 456-457, 471. <<

[25] Rudolf B., HW, p. 410; Herbert

F., HW, p. 1.392; Martin D., HW, p. 1.610; Paul H., HW, p. 1.655;

Bruno R., HW, p. 1.856; Bruno P.,HW, p. 1.928; Otto H., HW, p.

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1753/1971

HW, p. 1.928; Otto H., HW, p.

2.229; Wilhelm Kl., G, p. 109. <<

[26] Fritz B., HW pp. 804-805; Otto

H., HW; pp. 2.228-2.229. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1754/1971

[27]  Heinrich Bl., HW, p. 467-468.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1755/1971

[28]  ZStL, 208 AR-Z 268/59

(Staatsanwaltschaft   Wiesbaden, 8Js 1145/60, acusación de Lothar 

Hoffmann y Hermann Worthoff,caso del KdS de Lublin), pp. 633-

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1756/1971

), pp

635. <<

[29]  Heinrich Bl., HW, p. 468;

Alfred L., HW, p. 1.354; Martin D.,HW, p. 1.610; Bruno R., HW, p.

1.856; Wilhelm Kl., G, p. 109. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1757/1971

[30]  Alfred L., HW, p. 1.354;

Johannes L., HW, p. 1.444; BrunoR., HW, p. 1.856; Bruno P., HW, p.

1.928. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1758/1971

[31]  Martin D., HW, pp. 1.611-

1.613. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1759/1971

[32] Wilhelm Gb., HW, p. 2.155. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1760/1971

[33] Karl E., HW, p. 900. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1761/1971

[34]  Johannes L., HW, p. 1.445;

Eduard D., HW, pp 433-434. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1762/1971

[35]  Wilhelm K., HW, pp. 1.777-

1.778. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1763/1971

 Notas al Capítulo 16

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1764/1971

[1]  Wolfgang Hoffmann, HW, p.

768; Kurt D., HW, p. 1.224. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1765/1971

[2] Heinrich Bl., HW, p. 469. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1766/1971

[3]  Wolfgang Hoffmann, HW, pp.

790, 2.922-2.924. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1767/1971

[4]  Heinz B., HW, pp. 649, 825;

Arthur K., HW, p. 61. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1768/1971

 Notas al Capítulo 17

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1769/1971

[1]  Wolfgang Hoffmann, HW, p.

780. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1770/1971

[2] Heinz B., HW, p. 826. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1771/1971

[3] Bruno P., HW , p. 1.919. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1772/1971

[4] Lucia B., G, p. 597. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1773/1971

[5]  Wolfgang Hoffmann, HW, p.

2.299. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1774/1971

[6] Walter H., G, p. 602. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1775/1971

[7] Bruno P., HW, pp. 1.925-1.926.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1776/1971

[8]  Wolfgang Hoffmann, HW, p.

2.921. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1777/1971

[9]  Kurt D., HW, pp. 2.886-2.887.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1778/1971

[10] Alfred K., G, p. 582; Ernst R.,

G, pp. 608, 612 d; Georg S., G, p.635. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1779/1971

[11]  Hermann Bn., HW, pp. 3.067,

3.214-3.215, 3.512; Rudolf B. yAlfred B., HW, p. 3.514. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1780/1971

[12] Erwin G., HW p. 2.503; Alfred

B., HW p. 2.520. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1781/1971

[13] August Z., HW, p. 3.368. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1782/1971

[14] Erwin G., HW, pp 1.640, 2.504;

Conrad M., HW, p. 2.682; AntonB., HW, p. 2.710; Kurt D., HW p.

4.338; Hermann Bg., G., p. 101. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1783/1971

[15] Bruno D., HW, p. 1.876; Anton

B., HW, p. 4.347; Kurt D., HW, p.4.337; Wilhelm Gb., HW, p. 2.149.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1784/1971

[16] Rudolph G., HW, p. 2.491. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1785/1971

[17]  Ernst Hd., HW, pp. 3.088-

3.089. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1786/1971

[18] Georg W, HW p. 1.733. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1787/1971

[19] Gerhard K., HW, p. 3.083. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1788/1971

[20]  Friedrich Bm., HW, p. 2.097.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1789/1971

[21] Karl G., HW, p. 2.200. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1790/1971

[22] Erwin N., HW, p. 1.690. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1791/1971

[23]  Friedrich Bm., HW, p. 2.103;

Hellmut S., G, p. 652. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1792/1971

[24] Hans K., HW, p. 2.265. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1793/1971

[25] Friedrich P., G, p. 247; Wilhel

K., G, pp. 517-518; Walter N., HW, p. 3.354. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1794/1971

[26] Oskar P., HW, p. 1.742. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1795/1971

[27]  Wilhelm J., HW, p. 1.322;

Friederik V., HW, p. 1.540; EmilS., HW, p. 1.737; Ernst Hr., HW, p.

2.717. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1796/1971

[28]  Wolfgang Hoffmann, HW, p.

2.294. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1797/1971

[29]  Rudolf B., HW, p. 407;

Friedrich B., HW, p. 1.592; MartinD., HW, p. 1.609; Heinrich E., HW,

 p. 2.171; Georg K., HW, p. 2.640;August Z., G., p. 285; Karl S., G., p.

663 <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1798/1971

663. <<

[30] Gustav M., G., p. 169. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1799/1971

[31] Bruno P., HW, p. 1.924. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1800/1971

[32] Bruno P., HW, pp. 1.918-1.919.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1801/1971

[33] Wilhelm J., HW, p. 1.324. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1802/1971

[34]  Friedrich Bm., HW, p. 2.104;

Anton B., HW, pp. 2.709-2.710;August Z., HW, p. 3.367, G., p. 286.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1803/1971

[35]  Bruno G., HW, p. 3.301; Hans

K., HW, p. 2.265. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1804/1971

[36]  August Z., HW, pp. 3.365,

3.367. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1805/1971

[37] Anton B., HW, pp. 2.710-2.711.

<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1806/1971

 Notas al Capítulo 18

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1807/1971

[1]  John W. Dower, War without 

ercy: Race and Power in deacific War   (Nueva York, 1986),

especialmente pp. 3-15 (« Patternsof a Race War ») y pp. 33-73 («War 

ates and War Crimes»). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1808/1971

)

[2]  El nombre polaco de la ciudad

es Bydgoszcz. A los alemanes deetnia germánica que vivían allí los

mataron los primeros días de laguerra y en el transcurso del mes

siguiente las fuerzas de ocupacióalemanas llevaron a cabo

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1809/1971

g palemanas llevaron a caboejecuciones y expulsionesespecialmente numerosas. VéaseKrausnick y Wilhelm, ob. cit., pp.55-65; Tadeuz Esman yWlodjimierz Jastrzebski, Pierwsje

iesiac Okupagi Hitlerowkiej w

 ydgoszcz  (Bydgoszcz, 1967). <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1810/1971

[3]  Por lo que hace referencia al

estímulo manifiesto, después deametrallar a soldados japoneses

dentro del agua durante más de unahora, al comandante del submarino

Wahoo se le concedió tanto la Cruzde la Marina como la Cruz de

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1811/1971

Servicios Distinguidos del Ejército.Dower, ob. cit. p. 330, n.94. <<

[4] Dower, ob. cit., p. 11. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1812/1971

[5]  Tanto Richard Rubenstein, The

Cunning of History  (NuevaYork,1978), como Zygmunt Bauman,

odernity and the Holocaust (Ithaca, 1989), han entrado edetalles sobre las implicaciones deltrabajo de Hilberg en este sentido.

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1813/1971

j gE n Eichmann in Jerusalem: A

eport on the Banality of Evil 

(NuevaYork, 1965), Hannah presentaba a Eichmann como el«burócrata banal», una pequeña

 pieza más dentro del engranaje dela burocracia. Aunque Eichmann noes en realidad el mejor ejemplo del«burócrata banal», el conceptosigue siendo válido paracomprender a muchos de losejecutores del Holocausto. Escierto que Hilberg y otros ha

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documentado hasta qué punto los

 burócratas comunes hiciero posible el Holocausto al realizar 

funciones que eran vitales para el programa de asesinatos en masa de

la misma manera rutinaria con laque ejecutaban todo el resto de susobligaciones profesionales. Lamaldad no era banal; no hay dudade que los ejecutores sí lo eran. Fue precisamente esta distancia «entreel incalificable horror de loshechos y la innegable absurdidad de

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los hombres que los perpetraron»

(p. 54) la que Arendt intentó salvar con su concepto de la «banalidad

del mal». <<

[6]  Hans-Heinrich Wilhelm,

manuscrito inédito. <<

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[7]  Bettina Birn, Die Höheren SS 

und Polizeiführer   (Düsseldorf,1986), pp. 363-364; ZStL., II 208AR-Z 74/60 (Staatsanwaltschaft 

Hamburg, 141 Js 573/60, acusacióde Birmes), pp. 62-65. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1817/1971

[8] Sereny, pp. 83-88. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1818/1971

[9]  T. W. Adorno y otros, The

uthoritarian Personality  (NuevaYork, 1950), pp. 1-10. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1819/1971

[10]  Adorno y otros, ob. cit., pp.

222-279. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1820/1971

[11] Bauman, p. 153. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1821/1971

[12]  John M. Steiner, «The S 

Yesterday and Today: A

Sociopsychological View», eSurvivors, Victims, and 

erpetrators: Essays on the Nazi

olocaust , Joel E. Dimsdale, ed.(Washington, 1980), pp. 431-

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1822/1971

434,443. <<

[13]  Ervin Staub, The Roots of Evil;

The Origins of Genocide an

Other Group Violence

(Cambridge, 1989), pp. 18, 128-

141. <<

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[14]  Staub, ob. cit., pp. 26,126.Staub incluye la historia de uveterano del Vietnam que esanáloga a la experiencia de los policías del Batallón de Reserva101, que sintieron una gran angustiainicial pero que pronto se

b l

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acostumbraron a las matanzas:«Mientras volaban en helicópterosobre un grupo de civiles, leordenaron que disparara contraellos, orden que él no obedeció. El

helicóptero voló en círculos sobrela zona y de nuevo le ordenaron quedisparara, lo que de nuevo no hizo.

Entonces el oficial al mando loamenazó con llevarlo ante u

consejo de guerra, lo cual le llevó adisparar en la siguiente ocasión e

que pasaron por encima. Vomitó yse sintió profundamente angustiado

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se sintió profundamente angustiado.

El veterano dijo que, en muy pocotiempo, disparar a civiles se

convirtió en una experienciasemejante a la de disparar en un tiro

al blanco, y que empezó a disfrutar con ello» (p. 134). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1826/1971

[15] Bauman, pp. 166-168. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1827/1971

[16]  Craig Haney, Curtis Banks yPhilip Zimbardo, « Interpersonal 

 ynamics in Simulated Prison»,nternational Journal o

Criminology and Penology, 1(1983), pp. 69-97. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1828/1971

[17] Haney, Banks y Zimbardo, «The

Stanford Prison Experiment: Slide

 show and audio casette». <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1829/1971

[18] Gustav M., pp. 169-170; HeinzB., HW, pp. 2.439-2.440. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1830/1971

[19]  Herbert Jäger, Verbrechen

unter totalitärer Herrschaft 

(Frankfurt, 1982), pp. 81-82, 95-122, 158-160. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1831/1971

[20]  Stanley Milgram, Obedience to

uthority. An Experimental View

(NuevaYork, 1974), 1. Sobre lasreacciones a los experimentos deMilgram, véase Arthur G. Miller,The Obedience Experiments: A

Case Study of Controversy in the

Social Sciences (Nueva York

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1832/1971

Social Sciences  ( Nueva York,

1986). <<

[21] Milgram, ob. cit., pp. 13-26. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1833/1971

[22] Milgram, ob. cit., pp. 32-43, 55-72, 93-97, 113-122. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1834/1971

[23] Milgram, ob. cit., pp. 135-147.<<

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[24] Milgram, ob. cit., pp. 148-152.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1836/1971

[25] Milgram, ob. cit., pp. 7, 177. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1837/1971

[26]  Milgram, ob. cit., pp. 9,176-177. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1838/1971

[27] Milgram, ob. cit., pp. 113-115.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1839/1971

[28]  Stanley Milgram, «Group

ressure and Action Against a

erson», Journal of Abnormal an

Social Psychology, 9  (1964), pp.137-143. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1840/1971

[29]   Milgram, Obedience to

uthority, p. 142. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1841/1971

[30]   Milgram, Obedience to

uthority, p. 177 . <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1842/1971

[31]  Bernd Wegner,  Hitlers

olitische Soldaten: Die Waffen-

SS 1939-1945  (Paderborn, 1982),Krausnick y Wilhelm, ob. cit. <<

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[32]  BA, R 19/467 (directivas del FSS   y jefe de la policía alemana

del 27 de octubre de 1942 y del 6de abril de 1943, firmadas por Winkelmann). <<

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[33] BA, R 19/308 (directrices parael entrenamiento de los batallones policiales, 23 de enero de 1940).<<

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[34] BA, R 19/308 (directrices parael entrenamiento de los reservistasde la policía empleados en laSchutzpolizei  del Reich  y lascomunidades, 6 de marzo de 1940).<<

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[35] BA, R 19/308 (entrenamiento delas formaciones de la Policía delOrden y la Policía de Reserva en elservicio del distrito, 20 dediciembre de 1940). <<

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[36]  BA, R 19/308 (plan educativo para oficiales). <<

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[37] BA, R 19/308 (plan del EstadoMayor para la instrucciónacionalsocialista, 14 de enero de1941). <<

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[38] BA, R 19/308 (directrices parallevar a cabo la capacitacióideológica de la Policía del Ordeen tiempo de guerra, 2 de junio de1940). <<

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[39]  YVA, 0-53/121 W I (KdO,Regimiento Policial 25, 17 dediciembre de 1942, felicitaciones yreconocimientos de Navidad y Año

uevo, firmado por Peter). <<

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[40]  BA, RD 18/15-1, Gruppe A y 2,

Gruppe B: Politscher 

nformationsdients,

itteilungsblätter für die

weltanschauliche Schulung der 

Orpo. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1852/1971

[41]  BA, RD 18/15-1, Gruppe A,

olge 16, 10 de junio de 1941. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1853/1971

[42]  BA, RD 18/15-1, Gruppe  A,olge TI , 1 de diciembre de 1941.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1854/1971

[43]  BA, RD 18/15-2, Gruppe  B,olge  22, 20 de septiembre de

1942. <<

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[44]  BA, RD 18/42, Schriftenreihe

ür die weltanschauliche Schulung 

der Ordnungspolizei, 1941, Heft  5,« Die Blutsgemeinschaft der 

ermanischen Völker » y « Das

rossgermanische Reich». <<

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[45]  BA, RD 18/16, 1942, Heft 4,« Deutschland ordnet Europa

neu!»; RD 18/19,1942, Sonderheft ,«SS Mann und Blutsfrage». <<

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[46] BA, RD 19/41, 1943, Heft  4-6,« Rassenpolitik ». <<

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[47]  BA, R 19/305 (directrices delefe de la Policía del Orden para

combatir a los partisanos, 17 denoviembre de 1941). <<

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[48] Bruno, D., HW, pp. 2.992. <<

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[49] Gustav, M., G, p. 169. <<

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[50]  Primo Levi, The Drowned and 

the Saved   (edición clásica: NuevaYork, 1989 [ Los hundidos y los

 salvados, Barcelona, Muchnik,

1998]), pp. 36-69. <<

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 Notas al Epílogo

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[1]  Daniel Jonah Goldhagen, «The

vil of Banality» , New Republic

(13 y 20-07-1992), pp. 49-52;Daniel Jonah Goldhagen, Hitler’s

Willing Executioners: Ordinary

Germans and the Holocaust 

(Nueva York, 1996) [Los verdugos

voluntarios de Hitler , Madrid,

Taurus 1998] con más de 30 notas

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1864/1971

Taurus, 1998], con más de 30 notasa pie que discuten mi trabajo;

Daniel Jonah Goldhagen, « A Reply

to My Critics: Motives, Causes,

and Alibis», New Republic  (23-12-

1996), pp. 37-45; « Letter to the

ditor » , New Republic  (10-02-

1997), pp. 4-5.Goldhagen empezó su investigació

en los archivos de laStaatsanwaltschaft   (Fiscalía) de

Hamburgo varios meses después deque yo terminara mi trabajo allí e

mayo de 1989 Como muy tarde fue

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mayo de 1989. Como muy tarde, fueconsciente de mi trabajo sobre el

Batallón de Reserva Policial 101en otoño de 1989.

A mi vez yo he criticado el trabajo

de Goldhagen: Christopher R.Browning, « Daniel Goldhagen’s

Willing Executioners» , History &

emory  8/núm. 1 (1996), pp. 88-

108; y « Human Nature, Culture,

and the Holocaust » , Chronicle o

higher Education  (18-10-1996),A72. También tuvimos un

intercambio de opiniones en el

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1866/1971

intercambio de opiniones en elsimposio académico de apertura del

Museo Conmemorativo delHolocausto de EE UU en diciembre

de 1993, aunque esos artículos

todavía no se han publicado. <<

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[2]  Ya han aparecido al menos dosantologías de réplicas a Hitler’s

Willing Executioners: Julius H.Schoeps, ed., Ein Volk von

ördern? (Hamburgo, 1996) yFranklin H. Littel, ed., Hyping the

olocaust: Scholars Answer the

olocaust   ( Merion Station,

Pensilvania 1997) Parece ser que

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Pensilvania, 1997). Parece ser quehay más en camino. Las dos críticas

más detalladas y respaldadas deitler’s Willing Executioners   son:

Ruth Bettina Birn, « Revising the

olocaust » , Historical Journal 

40/núm. 1 (1997), pp. 195-215; y

orman Finkelstein, « Daniel Goldhagen’s “Crazy” Thesis: A

Critique of Hitler’s Willing  xecutioners», New Left Review

224 (1997), pp. 39-87. Otravaloración muy detallada es: Dieter 

Pohl, « Die Holocaust-Forschung 

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1869/1971

Pohl, « gund Goldhagen’s Thesen »,

Vierteljahrshefte für  Zeitgeschichte  45/1 (1997), pp. 1-

48. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1870/1971

[3]  Raul Hilberg, The Destruction

of the European Jews, citado de la

edición revisada y ampliada(Nueva York, 1985), pp. 1.011,994.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1871/1971

[4] Herbert Jäger, Verbrechen unter 

totalitärer Herrschaft 

(Frankfurt/M., 1982), pp. 81-82,95-122, 158-160. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1872/1971

[5]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, p. 106. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1873/1971

[6]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, p. 85. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1874/1971

[7]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 399, 443. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1875/1971

[8]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 39, 43. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1876/1971

[9]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, p. 582, nota a pie 38;

 pp. 593-594, nota a pie 53. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1877/1971

[10]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 35-36. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1878/1971

[11]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, p. 444. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1879/1971

[12]  Hans-Ulrich Wehler, The

German Empire  (Leamington Spa,

1985); James Retallack, «Social 

istory with a Vengeance? Some

eactions to H-U Wehler’s “Das

aiserreich”» , German Studies

eview, 7/núm. 3 (1984), pp. 423-450; Roger Fletcher, « Recent 

evelopments in West German

h Th B l f l

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istoriography: The Bielefel 

School and Its Critics» , German

Studies Review  7/núm. 3 (1984),

 pp. 451-480. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1881/1971

[13]  George Mosse, The Crisis o

German Ideology  (Nueva York,

1964); Fritz Stern, The Politics o

Cultural Despair  (Berkeley, 1961);

Jeffrey Herf, Reactionary

odernism technology, Culture

and Politics in Weimar and the

Third Reich  (Cambridge, 1984), y

« Reactionary Modernism

id d M d i h W

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econsidered: Modernity, the West 

and the Nazis», de próximaaparición. <<

[14]  John Weiss, Ideology of Death:

Why the Holocaust Happened in

Germany (Chicago, 1996). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1883/1971

[15]  Shulamit Volkov, « Anti-

Semitism as a Cultural Code», Leo

aeck Institute Yearbook , 23(1978), pp. 25-46. Véase también:

Peter Pulzer, The Rise of Political 

nti-Semitism in Germany an

ustria (Londres, 1964). <<

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[16]  History of Antisemitism List , 5-15-1996. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1885/1971

[17] Gavin Langmuir, « Prolegomena

to Any Present Analysis o

ostility Against the Jews»,reimpreso en The Nazi Holocaust ,

vol. 2, en Michael Marrus, ed.(Westport, Connecticut, 1989), pp.

133-171 y sobre todo pp. ISO-154;y « From Anti-Judaism to Anti-

Semitism» , History, Religion, and 

ntisemitism (Berkeley 1990) pp

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1886/1971

ntisemitism  (Berkeley, 1990), pp.

275-305 y sobre todo pp. 289-97.<<

[18]  Saul Friedländer, Nazi

Germany and the Jews  (Nueva

York, 1997), pp. 73-112. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1887/1971

[19]  Goldhagen, « Reply to My

Critics», p. 41. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1888/1971

[20]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 399, 85. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1889/1971

[21]  William Sheridan Allen, The

azi Seizure of Power   (edició

revisada: Nueva York, 1984), p.84. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1890/1971

[22]  Goldhagen, « Reply to My

Critics», p. 41. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1891/1971

[23]  Ulrich Herbert, Best:

iographische Studien über 

adikalismus, Weltanschauung 

und Vernunft 1903-1989   ( Bonn,

1996). <<

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[24] Ian Kershaw, «The Persecution

of the Jews and German Public

Opinion in the Third Reich» , Leo

aeck Institute Yearbook , 26

(1981), pp. 261-289; Popular 

Opinion and Political Dissent in

the Third Reich: Bavaria 1933-

1945  (Oxford, 1983); The Hitler 

«Myth»: Image and Reality in theThird Reich (Oxford, 1987);

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Third Reich  (Oxford, 1987);

«German Popular Opinion and the“Jewish Question”, 1933-1943:

Some Further Reflections» , Die

uden im Nationalsozialistischeneutschland: 1933-1943  (Tubinga,

1986), pp. 365-385. Otto DovKulka, «“Public Opinion” in Nazi

Germany and the “JewishQuestion”» , Jerusalem Quarterly,

25 (1982), pp. 121-144, y 26(invierno de 1982), pp. 34-45; y

Otto Dov Kulka y Aaron Rodrigue,«The German Population and the

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ews in the Third Reich: Recent ublications and Trends in

esearch on German Society and 

the “Jewish Question”» , YaVashem Studies , 16 (1984), pp.

421-435. David Bankier, «TheGermans and the Holocaust: What 

id They Know» , Yad VashemStudies, 20 (1990), pp. 69-98; y

The Germans and the Final Solution: Public Opinion Under 

azism  (Oxford, 1992). Véasetambién: Mariis Steinert, Hitler’s

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War and the Germans   (Athens,Ohio, 1977); Walter Laqueur, « The

German People and the

estruction of the Europeanews» , Central European History

6, num. 2 (1973), pp. 167-191;Sarah Gordon, Hitler, Germans,

and the «Jewish Question»(Princeton, 1984); Robert Gellately,

The Gestapo and German Society:nforcing Racial Policy; 1933-

1945  (Oxford, 1990). Comocontraste, véase: Michael Kater,

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« Everyday Anti-Semitism inrewar Nazi Germany» , Ya

Vashem Studies   (1984), pp. 129-

159. <<

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[25] Friedländer, Nazi Germany an

the Jews, pp. 298, 327-328. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1898/1971

[26]   Bankier, Germans and the

inal Solution, pp. 151-120. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1899/1971

[27]  Kulka y Rodrigue, «German

opulation and the Jews», p. 435.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1900/1971

[28]  Kershaw, « Persecution of the

ews», p. 288. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1901/1971

[29]  Kulka y Rodrigue, «German

opulation and the Jews», pp. 430-

435. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1902/1971

[30]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 439-440, 592. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1903/1971

[31]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 279, 185. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1904/1971

[32]  Goldhagen, « Reply to My

Critics», p. 40. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1905/1971

[33]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, p. 279. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1906/1971

[34]  Goldhagen, Hitler’s Willing 

 xecutioners, pp. 241, 231, 451.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1907/1971

[35]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 386, 414. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1908/1971

[36]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 416, 392. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1909/1971

[37]  Además de su « Reply to MyCritics» y « Letter to the Editors»

en New Republic, véase también s« Letter to the Editors» , NewYor 

eview of Books (6-2-1997), p. 40.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1910/1971

[38]  Tal como han observadomuchos críticos, una comparació

que Goldhagen no hace es entre elantisemitismo alemán y el no

alemán. Eso no le impide afirmar que «en ningún otro país el

antisemitismo fue a la vez tageneralizado como para haber sido

un axioma cultural […] elantisemitismo alemán era sui

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1911/1971

eneris» ( Hitler’s Willing  xecutioners, p. 419). <<

[39]  Goldhagen, Los verdugosvoluntarios, pp. 348-351. En la

mayor parte de la exposición,Goldhagen habla de los guardias

como de un grupo monolítico sidistinción, al que a menudo

denomina simplemente «losalemanes». Sin embargo, él mismo

 proporciona detalles reveladoresque indican unas importantes

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1912/1971

diferencias situacionales,institucionales y generacionales. A

diferencia de los ocho o diez

óvenes agentes de etnia germánica,los 18 o 20 guardias masculinos de

más edad (según un superviviente)«eran en su mayoría de natural

 bondadoso y no nos pegaron ni nosatormentaron de ninguna otra

forma». El reclutamiento dealemanes étnicos de fuera del Reich

corría, por supuesto, a cargo de lasSS. Las jóvenes guardias femeninas

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1913/1971

igualmente crueles (aunque seisde ellas abandonaron enseguida)— 

tenían todas esa profesión porque la

habían querido ( Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 335, 360). <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1914/1971

[40]  Las estadísticas están sacadasde Danuta Czech, Kalendarium der 

reignisse imonzentrationslagerAuschwitz-

irkenau 1939-1945  (Hamburgo,1989), sobre todo pp. 126-132,

179; Steven Paskuly, ed., Deathealer: The Memoirs of the S 

ommandant at Auschwitz Rudol öss (Nueva York, 1996), pp. 132-

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1915/1971

134. <<

[41]  Michael Thad Allen,« Engineers and Modern Managers

in the SS: The Businessdministration Main Office

(Wirtschaftsverwaltungshauptamt)tesis doctoral, Universidad de

Pensilvania, 1995. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1916/1971

[42] Yehoshua Büchler, « First in theVale of Affliction: Slovakian

ewish Women in Auschwitz,1942» , Holocaust and Genocide

Studies  10, núm. 3 (1996), p. 309.<<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1917/1971

[43]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 410-411. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1918/1971

[44]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 398, 410. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1919/1971

[45]  Henry Friedlander, en TheOrigins of Nazi Genocide: From

uthanasia to the Final Solution(Chapel Hill, 1995), p. 110, dice:

«El personal de Hadamar organizóuna celebración cuando el número

de pacientes allí asesinados alcanzólos 10.000. Por orden de los

médicos, todo el personal se reunió,en el crematorio del sótano para

i i l i i i d l

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1920/1971

 participar en la incineración de lavíctima que hacía 10.000. U

cadáver desnudo yacía en una

camilla, cubierto de flores. Elsupervisor Bünger hizo un discurso

y un miembro del personaldisfrazado de cura llevó a cabo una

ceremonia. Cada uno de losmiembros del personal recibió una

 botella de cerveza». <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1921/1971

[46]  Friedlander, Origins of NaziGenocide, p. 389. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1922/1971

[47]  Primo Levi, The Drowned and the Saved   (edición clásica: Nueva

York, 1989), pp. 125-126; GitaS e r e n y ,  Into that Darkness

(Londres, 1974), p. 101. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1923/1971

[48  Fred E. Katz, Ordinary Peopleand Extraordinary Evil: A Report 

on the Beguilings of Evil   ( Albany,1993), pp. 29-31,83-98. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1924/1971

[49]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 408. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1925/1971

[50]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 409. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1926/1971

[51] Publicado posteriormente como:Browning, « Daniel Goldhagen’s

Willing Executioners», sobre todo, páginas 94-96. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1927/1971

[52]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 463. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1928/1971

[53]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 467. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1929/1971

[54]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 464. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1930/1971

[55]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 601, nota a pie 11.

<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1931/1971

[56]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 467. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1932/1971

[57]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 221. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1933/1971

[58]  En una nota a pie en la página537 observa la declaración de Erns

G., G, p. 383. No comenta ladeclaración en este sentido de:

George A., HW, p. 421; Alfred L.,HW, p. 1.351; Bruno P., HW, p.

1.915; Heinz B., HW, p. 4.415;Henry L., G, p. 225; August Z., G,

 p. 275; y Hans K., G, p. 363. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1934/1971

[59] George A., HW, p. 439; y Erwi, HW, p. 1.685. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1935/1971

[60] Friedrich B., HW, p. 439; BrunoR., HW, p. 1.852; Bruno D., HW, p.

1.874; Bruno P., HW, p. 1.915; yBruno G., HW, p. 2.019. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1936/1971

[61] Oskar P, HW, p. 1.743. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1937/1971

[62]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 240. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1938/1971

[63]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 241. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1939/1971

[64] Bruno P, HW, pp. 1.925-1.926.Debe observarse también que el

testigo de este incidente ofreciólibremente una gran cantidad de

testimonios incriminatorios y amenudo Goldhagen lo cita por estas

otras razones, por lo que no secuestiona su fiabilidad general. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1940/1971

[65]  No es necesario decir queGoldhagen también ha considerado

tendenciosa y engañosa miselección y utilización de las

 pruebas. A menudo me parece quesus observaciones tratan de

 buscarle tres pies al gato, pero aveces están bien hechas. Por 

ejemplo, observa sin equivocarseque yo debería haber ofrecido toda

la cita y la atribución concreta de laad ertencia de Trapp desp és de

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1941/1971

yadvertencia de Trapp, después de

que observara «el maltrato de los

udíos», y que los hombres «teníala tarea de disparar a los judíos,

 pero no de golpearlos ni detorturarlos». Goldhagen, « Evil o

anality», p. 52. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1942/1971

[66]  Heinz Buchmann, HW, pp.2.439-2.440. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1943/1971

[67]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 249-250. <<

8/12/2019 Aquellos Hombres Grises - Christopher R. Browning

http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1944/1971

[68] Heinz Buchmann, HW, p. 2.441.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1945/1971

[69] Heinz Buchmann, HW, p. 4.416.<<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1946/1971

[70]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 248. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1947/1971

[71]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 235-236;

Hermann B., HW pp. 3.066-3.067,3.214, 3.515. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1948/1971

[72] Bruno D., HW p-1-874. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1949/1971

[73] Wilhelm E., HW, p. 2.239. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1950/1971

[74]  Goldhagen, « Reply to MyCritics», p. 38. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1951/1971

[75]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 381-382. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1952/1971

[76]  Estos son los factores a loscuales Goldhagen atribuía el

declive del antisemitismo en lacultura alemana de después de la

guerra. Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 582, 593-594. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1953/1971

[77]  Goldhagen, Reply to MyCritics, p. 40. <<

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[78]  Herbert C. Kelman y V. Leeamilton, Crimes of Obedience:

Toward a Social Psychology outhority and Responsibility  ( New

aven, 1989). <<

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[79]  De vez en cuando los naziscomprendían que mantener una

distinción como ésa era algonecesario para el modo de pensar 

de la mayoría de los ejecutores.Aunque no hubo juicios para los

hombres que se negaron a matar udíos, sí que se realizaro

investigaciones (y en un caso uuicio por asesinato) sobre el

asesinato «no autorizado» de judíosincluso en el año más sangriento del

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Holocausto, 1942. Por ejemplo:

ilitary Archiv Prague,Varia SS,124: Feldurteil in der Strafsache

egen Johann Meisslein, Gericht der kdtr. des Bereiches Proskurow

(FK 183), 12 de marzo de 1943. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1957/1971

[80] James Waller, « Perpetrators othe Holocaust: Divided an

Unitary Self-Conceptions ovildoing » , Holocaust an

Genocide Studies  10, núm. 1(primavera de 1996), pp. 11-33. <<

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[81]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 13. <<

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[82]  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 383. <<

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[83]

  La técnica de supuestarefutación más reciente de

Goldhagen (« Letter to the Editor », p. 5) es muy original y poco

corriente. Inventa o forja en sfantasía una declaración literal

hipotética o no objetiva en relaciócon la presión de los iguales y

declara que la ausencia de esadeclaración literal en particular 

demuestra totalmente la ausencia de presión de los iguales como uno de

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los factores. <<

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[84]

  Goldhagen, A Reply to MyCritics, pp. 38-40. En su libro,

Goldhagen hizo la mismaafirmación: «Las explicaciones

convencionales […] niegan lahumanidad de los ejecutores,

concretamente el hecho de quefueran agentes morales, seres

morales capaces de tomar decisiones morales» ( Hitler’s

Willing Executioners, pp. 389-392). <<

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[85]

  Stanley Milgram, más quesuponer, lo que hizo fue comprobar 

que la «deferencia a la autoridad»era un fenómeno transcultural, y

reconoció explícitamente que los prejuicios hacia la víctima y el

adoctrinamiento contra ella siduda intensificarían la buena

disposición del sujeto parainfligirle daño. Zimbardo eliminó

intencionadamente a los sujetos co prejuicios precisamente porque

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estaba claro que su participació

hubiera distorsionado losresultados. Kelman y Hamilto

afirman que los factores culturalestales como una actitud negativa

hacia las víctimas— facilitarán laconformidad de las personas con la

 política de asesinato colectivosancionado por la autoridad

legítima. <<

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[86]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 389. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1966/1971

[87]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 27, 269. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1967/1971

[88]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 34. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1968/1971

[89]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 106. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1969/1971

[90]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, pp. 399, 85. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1970/1971

[91]

  Goldhagen, Hitler’s Willing  xecutioners, p. 443. <<

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http://slidepdf.com/reader/full/aquellos-hombres-grises-christopher-r-browning 1971/1971