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APLICACIÓN DE LAS TIC en la escuela:
¿Qué tan real puede ser?
Juan Carlos Buitrago Díaz. TIC en el
diseño, desarrollo y gerencia del
Currículo.UDES.
Resumen. El auge las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC) se ha
extendido casi que en espiral en las distintas
esferas del quehacer cotidiano del hombre.
Algo que pasa en un rincón mundo, puede
saberse casi que en forma sincrónica al otro
rincón del planeta, mediado, eso sí, por una
prominente condición: si se cuenta con la
tecnología. El presente escrito aborda
algunas variables reales que hay que tener en
cuenta en la aplicación cotidiana de las TIC
en un destino fijo, la educación en la escuela.
Las ideas que en el escrito se postulan tienen
en cuenta algunos postulados de autores de
reconocida trayectoria en el círculo
pedagógico latinoamericano, a saber:
Armando Zambrano, Estela Quintar y Shirley
Grundy.
Abstract. The rise of Information
Technologies and Communication
Technologies (ICT) has expanded almost
coiled in various spheres of man's daily
activities. Something that happens in one
corner world can be known almost
synchronously in the side of the world,
mediated, yes, by a prominent condition: if
you have the technology. This paper
addresses some real variables to be taken
into account in the daily application of ICT in
a fixed destination, education in school. The
ideas are suggested in the letter have in mind
some principles of renowned writers in the
Latin American educational circle, namely:
Armando Zambrano, Estela Quintar and
Shirley Grundy.
I. INTRODUCCIÓN
Aplicar las Tecnologías de la Información y
la Comunicación (TIC) implica más cosas de
las que se podrían pensar. En primera
instancia, se tendría que responder a
interrogantes como: ¿Es posible aplicar las
TIC sin necesidad de integrarlas, en primera
instancia, al currículo y, en segunda, al
quehacer escolar? ¿Qué implica términos
como aplicar e integrar? Aunque el término
aplicar denota una praxis, ¿qué tan viable
puede ser ésta? ¿Qué se requiere para que la
aplicación de las TIC sea real en la escuela?
¿De quién depende? ¿De qué depende? ¿Son
verdaderamente útiles en el ámbito escolar,
en términos de eficiencia y efectividad?
Es importante acotar que, para una mejor
comprensión de esta problemática, se debe
tener claro los objetivos que persiguen las
TIC y los que en realidad ha conseguido y, en
adición, un aspecto casi que obvio: ¿existe
claridad sobre los términos información y
comunicación? Pueden haber otros métodos
que sean tan útiles en la escuela en los que la
información y la comunicación sean latentes,
sin recurrir a las mieles que las nuevas
tecnologías nos proponen?
En fin, son muchos los interrogantes e
implicaciones que pueden surgir en el marco
ideal y real de la aplicación de las nuevas
tecnologías y en su búsqueda de que los
contenidos y discursos que construimos como
humanos sean conocidos y tengan aplicación
en la vida cotidiana del hombre, en general, y
en el quehacer educativo, en particular.
El hecho consiste en que no nos podemos
caer en el plano de convertir a las TIC en un
hecho de moda, sino en una herramienta que
en verdad sea útil, aprovechable, latente,
cotidiana y real en el ámbito escolar y que
redunde su pragmatismo en el aula y, en
concreto, en el aprendizaje de los niños, si en
verdad se denota el conocimiento del hombre
como información que requiere ser enseñada
por el docente y aprendida por el discente, lo
que la convierte en comunicación, que como
juego de palabras, no es más que información
comprendida o comunicada. Esto quiere decir
que la información fue efectiva, porque hubo
comprensión de la misma, o comunicación
eficiente de contenidos por parte en la
relación maestro-alumno.
II. INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN
Antes de deliberar sobre qué tan aplicables
son las TIC en nuestro contexto escolar, dicha
aplicabilidad debe tener en cuenta la
comprensión de lo que se concebiría como
información y comunicación.
Con base en esto y dentro del marco en que
se circunscribe este escrito, es decir, el
escolar, el término información se convierte
en el conocimiento del hombre sobre un
aspecto o área en particular que debe ser
impartido por el docente - visto como emisor
- y comprendido por el discente - en este
caso, receptor-; así pues, al existir
entendimiento de dicha información por parte
del alumno - en términos de re-creación,
transformación, aplicación y re-transmisión
de la misma - entonces, sin duda, también
debe existir una habilidad para
retroalimentarla a su emisor, es decir,
comunicarla y, además, utilizarla para su
beneficio a un término corto, mediano o
largo, según lo desee.
Ahora bien, la acción de comunicar o
retransmitir lo que comprendió dependerá de
la eficiencia del medio que la lleva, eficiencia
que puede hacerse bien clara y atractiva a
través del medio tecnológico para llevarla a
cabo, en particular, el electrónico, y
convertirse así en un excelente medio
complementario de enseñanza y, a la vez, en
herramienta útil tanto para el docente como
para el discente, de ahí la importancia,
vigencia y viabilidad real de las TIC.
Esto da pie a lo que refiere Armando
Zambrano en su constructo pedagógico y en
el que hace énfasis particular en la necesidad
de que el docente conozca muy bien su saber
y la forma como lo comunica, lo que al
escoger el plano tecnológico como medio de
información y comunicación de contenidos
escolares, necesariamente requerirá de un
conocimiento apropiado de dicho plano.
De manera que el docente no se puede quedar
“a medias tintas” puesto que la actualidad lo
exige así, debe conocer bien su arte y las
mejores y actuales formas de darlo a conocer,
además de los momentos oportunos, para
impartirlo a sus alumnos, más cuando ellos
están “sometidos” e “inmersos” en ese mar de
tecnología electrónica que los circunda, con
términos como navegar, chatear, bloggear,
mar que también debe navegar o, de lo
contrario, haría que naufrague y se quede solo
en una isla de desinformación, o en el peor de
los casos y en términos escuetos, se ahogue.
Así pues, en el área escolar, el conocimiento
particular de un docente y la forma eficiente y
efectiva de transmitirlo y comunicarlo al
discente siempre irán de la mano, junto a su
compromiso a la hora de verificar si dicho
conocimiento fue transmitido y comunicado
de la mejor forma, hecho que se comprobará
al momento en el que sus alumnos puedan
reconstruir y re-comunicar lo que enseñó.
Esto último se convierte, de manera tácita,
consciente, o inconsciente, en medio de
satisfacción profesional, con la firme idea y
orgullo del “deber cumplido” y de haberlo
hecho con la ayuda de herramientas
cotidianas para sus alumnos: el computador,
los ipods, la internet, entre otros.
III. APLICAR E INTEGRAR: Dos
acciones necesarias.
¿Qué se entiende por aplicación y qué por
integración? ¿Aplicar qué? ¿Integrar qué a
qué? Éstos son algunos de los interrogantes
que circunscriben dos de las acciones
requeridas y pertinentes para que las TIC sean
reales en el contexto escolar.
La palabra aplicar nos invita a la praxis, a
poner en práctica un discurso, a hacerlo real,
útil, beneficioso, significativo, que tiene
razón de ser en la vida diaria, en otras
palabras y bajo nuestro contexto, que lo que
se enseña, sea utilizable en el diario vivir del
alumno; que él pueda palpar que tiene sentido
lo que le enseñan, que tiene una razón de ser
y que dicha razón de ser se remonta y remite
al desarrollo de sus habilidades como
persona, a hacer lo que sueña y como lo
sueña. Y, qué mejor si el docente es
consciente de aplicar las tecnologías que su
alumno maneja, es decir, decide utilizar una
herramienta que él utiliza, lo que a la postre
lo obliga, por decirlo así, a hablar su mismo
idioma y, por ende, a utilizar un canal de
emisión de los contenidos que su alumno
emplea y que puede garantizar en gran
medida el aprendizaje de dichos contenidos.
En resumidas cuentas, el maestro se podrá dar
cuenta de que las Tecnologías de la
Información y la Comunicación son medios
pertinentes para hablar su lenguaje y, en
consecuencia, hacerse entender; y, qué mejor
esto - dentro de la relación maestro-alumno -
para enseñar lo que se “debe” o puede
enseñar y aprender lo que se “debe” o puede
aprender.
De igual forma, el término integrar implica
hacer algo parte de otro algo. En nuestro
caso, ¿qué integrar a qué? Pues se diría que
las TIC al currículo, si y sólo si éstas se
toman como medio o herramientas para hacer
el proceso de enseñanza de los contenidos por
parte del maestro sean más eficientes y que el
proceso de aprendizaje por parte del alumno
sea real.
En este sentido, Estela Quintar (2004) estaría
de acuerdo en que sólo bajo estas
circunstancias, los contenidos tendrían
sentido y significado para el niño y se
situarían dentro de su contexto, lo que
ayudaría a su formación, al desarrollo de sus
habilidades y que, bajo esa condición, el
currículo no parametral y el oculto estarían de
la mano para hacer más amable y real el
aprendizaje a través de un medio de
enseñanza cotidiano para el discente, las TIC.
En realidad no interesa que va primero si
integrar o aplicar, porque a la postre y en el
quehacer pedagógico del maestro, estas
acciones cotidianas y reales se ejecutan de
forma paralela, a la hora de integrar,
reintegrar y de aplicar y re-aplicar los
conocimientos, lo que lo convierte, con algo
de hilaridad, en algo así como un “alquimista
de contenidos”, un “mago” que implementa
saberes académicos, pedagógicos y
disciplinares, enmarcados, guiados o
estipulados en cualquier tipo de currículos,
sean éstos de tipo explícito u oculto, abierto o
cerrado.
IV. LAS TIC EN LA ESCUELA:
OBSTÁCULOS REALES.
¿Qué tan real o viable es la aplicación de las
TIC en la práctica escolar? ¿Qué se requiere
para que la aplicación de las TIC sea real en
la escuela? ¿De quién depende? ¿De qué
depende? ¿Son verdaderamente útiles en el
ámbito escolar, en términos de eficiencia y
efectividad? Estos son algunos de los
múltiples interrogantes que pueden surgir a la
hora de pensar que las TIC sean aplicables e
integrables en la escuela.
La viabilidad de su aplicación e integración
depende de un rango de variables tan
disímiles como lo son la voluntad política, las
políticas educativas, financieras y
administrativas, como del presupuesto real de
inversión, además de factores tan
impredecibles como la reacción de los
maestros a su aplicación, la resistencia al
cambio por parte tanto de docentes como de
alumnos, la administración de los recursos
por parte de las directivas, los espacios físicos
y los períodos para su puesta en marcha, entre
otros.
De aquí se derivan más preguntas: ¿En
verdad el gobierno desea ajustarse a procesos
de globalización? ¿Considera que la
aplicación e integración de las TIC al
currículo es una forma necesaria para entrar
en onda con la mencionada globalización?
¿Existen formas mejores y más baratas para
la integración con el mundo actual? ¿Existe
consciencia de qué tan cerca o lejos está
nuestro sistema escolar del resto de países, en
cuanto al uso de las TIC? ¿Le conviene al
gobierno que alumnos de todos los estratos,
en particular los de estratos bajos estén
inmersos en estas tecnologías? ¿Es justo que
nos centremos en el niño y sus necesidades?
(Grundy, Shirlie, 2007)
En fin, pueden existir multitud de
interrogantes en relación con la voluntad
política y la de los gobernantes, pero en
realidad, las que más interesan, sin dejar de
ser importantes las demás, son las que se
relacionan con la realidad de los personajes
del sistema educativo como tal; los directivos,
los maestros, los alumnos y sus padres, es
decir, lo que se denomina la Comunidad
Educativa.
Para que las TIC se hagan realidad, aun
cuando todo el ente gobernante haga viable el
uso de las tecnologías para el mejor
desempeño y dinámica de la relación
maestro-alumno y de la relación enseñanza
aprendizaje, es que los maestros y los
alumnos la quieran hacer realidad. Factores
como el miedo, la pereza a aprender sobre el
conocimiento y manejo de las tecnologías, los
candados mentales como “yo ya soy muy
viejo para aprender eso”, “mis alumnos
aprender mejor con mis métodos antiguos”,
“mejor es lo malo conocido que lo bueno por
conocer”, “¿para qué sirve eso? porque todo
tiempo pasado fue mejor” o “eso se necesita
mucha plata y yo a duras penas tengo
pa`comer…”, entre otros lujos de formas de
pensar que, aunque parezca mentira, influyen
en la práctica real de las TIC en el quehacer
pedagógico cotidiano de nuestras escuelas.
A esto se le suma un factor de más fondo
como lo es la no existencia de personal
docente capacitado para llevar a cabo las TIC
en el aula. Pueda que todos los docentes
quieran, pero por más motivación que tengan,
el asunto lleva tiempo, tiempo para conocer
los programas, su manejo, los equipos, su
uso, entre otros.
En concordancia, la estructura organizacional
de nuestras escuelas no cuenta con un
personal directivo enfocado al manejo y
administración de las TIC y, tanto en el
ámbito de las escuelas de los sectores público
y privado no se cuenta ni con un muy
necesario orientador escolar, mucho menos
con una persona centrada las nuevas
tecnologías. Ese personal es muy reducido y
puede ser también muy costoso.
Y en términos de costo, implementar las TIC
requiere de infraestructura, la cual es más
costosa que todos los factores y elementos
previamente mencionados. Se necesitan
salones dedicados sólo para su uso, lo que
implicaría la construcción y/o adecuación de
espacios en las escuelas, la consecución de
computadores modernos y actualizados con
tecnología suficientemente propicia para el
asunto.
Ahora bien, para que las TIC sean viables
entrar al juego factores como el
mantenimiento de equipos, la sostenibilidad a
término mediano y largo de los sistemas
tecnológicos y que, créase o no, exista
personal no sólo idóneo sino honesto para
administrar los recursos que se asignen para
la implementación.
V. CONCLUSIÓN
El hacer viable las TIC en nuestro sistema
escolar depende de factores paralelos de
orden humano, administrativo, presupuestal,
logístico y locativo.; junto a estos factores,
aparecen en escena la urgente necesidad de
un verdadero conocimiento y establecimiento
de currículos confiables, viables y pertinentes
en términos de la satisfacción de las
necesidades educativas y formativas de los
educandos a corto, mediano y largo plazo.
Para finalizar, este artículo no pretende
convertirse en una voz negativa y pesimista
sobre la viabilidad de la implementación de
las TIC en nuestro entorno escolar, sino por el
contrario, es menester hablar sobre estos
aspectos porque son reales, pero bajo un
fuerte ánimo de resiliencia, el docente pueda
sobrepasar barreras propias, ajenas y externas
que redunden en beneficio de sus discentes,
su formación, bienestar y buen futuro, en
concordancia con los fines educativos de los
tres especialistas mencionados con
antelación.
BIBLIOGRAFÍA
BUITRAGO D., Juan Carlos (2011).
Integración de las TIC en el Colegio Público
Juan del Vallejo. Bogotá, Colombia. UDES,
Bogotá, Colombia.
GRUNDY, Shirlie (2007). Apuntes por
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RIVAS, Rosa (2008). Ensayo Visión General
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SÁNCHEZ, Jaime H. (2008). Integración
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ZAMBRANO L., Armando (2006). Tres tipos
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