apertura y felicidad

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Explicar como la apertura nos hace más humanos y qué se debe hacer para alcanzar la felicidad. El ser humano es un ser destinado a la apertura, su naturaleza misma lo destina a dicha apertura, está estructurado incluso fisiológicamente para darse, para entregarse, se puede decir que al abrirse se perfecciona porque siendo creado para la apertura, al hacerlo perfecciona su naturaleza, y cumple su fin. Al buscar un sentido de su vida el ser humano está buscando su propio sentido, está buscando el origen y el fin mismo de su ser, y cuando lo ha encontrado, ha encontrado el camino para su autorrealización. Al salir de sí mismo y proyectarse más allá, a los otros, cada ser humano gana su propia libertad de espíritu, porque ya no depende de sí mismo, de sus propios egoísmos y estados de ánimo para realizarse sino que su fin, su transcendencia la busca fuera de sí por otro, o mejor aún para otro u otros. Citando al propio Frankl en otro escrito: "La última de las libertades humanas: -La elección d la ACTITUD PERSONAL que debe adoptar frente al destino- para decidir su PROPIO CAMINO". Así la vida no se encierra en la persona misma, en sus propios deseos personales egoístas que limitan e incluso anulan a los otros en pro de únicamente del bienestar personal individual, sino que empieza a tener un sentido más fundamental que sale de sí, de los propios caprichos y arbitrariedades y busca a los otros, empieza a vivir de amor para el AMOR. Y encaja perfectamente con el concepto cristiano de que “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”, el amor es entrega y porque no decirlo también sacrificio. Al replegarse el ser humano en sí mismo, se hace infeliz porque uno cuando se busca a sí mismo, solo encuentra miseria y finitud, encuentra vacío porque de sí mismo para sí mismo no puede encontrar nada, ni enriquecerse de ninguna manera, y puede caer irremediablemente en victimismos y autocompasiones que no le traen ningún bien, el darse las vueltas en torno a sí mismo es perjudicial, ignorando las realidades externas de sus semejantes (su prójimo) sin ver más allá de sus propias narices y desconociendo que se pudiera contribuir a cambiar muchas realidades y vidas con tan solo darse y salir de sí, así encontrar su misión contribuyendo a que todos vivamos en unidad, fraternidad y amor. El darse es un acto propio de la persona, que se conoce y se dona, entre mayor y mejor sea el

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Breve comentario antropológico, de como la apertura de la persona lleva a la felicidad. De como la renuncia de uno mismo da la verdadera vida.

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Page 1: Apertura y Felicidad

Explicar como la apertura nos hace más humanos y qué se debe hacer para alcanzar la felicidad.

El ser humano es un ser destinado a la apertura, su naturaleza misma lo destina a dicha apertura, está estructurado incluso fisiológicamente para darse, para entregarse, se puede decir que al abrirse se perfecciona porque siendo creado para la apertura, al hacerlo perfecciona su naturaleza, y cumple su fin. Al buscar un sentido de su vida el ser humano está buscando su propio sentido, está buscando el origen y el fin mismo de su ser, y cuando lo ha encontrado, ha encontrado el camino para su autorrealización.

Al salir de sí mismo y proyectarse más allá, a los otros, cada ser humano gana su propia libertad de espíritu, porque ya no depende de sí mismo, de sus propios egoísmos y estados de ánimo para realizarse sino que su fin, su transcendencia la busca fuera de sí por otro, o mejor aún para otro u otros. Citando al propio Frankl en otro escrito: "La última de las libertades humanas: -La elección d la ACTITUD PERSONAL que debe adoptar frente al destino- para decidir su PROPIO CAMINO". Así la vida no se encierra en la persona misma, en sus propios deseos personales egoístas que limitan e incluso anulan a los otros en pro de únicamente del bienestar personal individual, sino que empieza a tener un sentido más fundamental que sale de sí, de los propios caprichos y arbitrariedades y busca a los otros, empieza a vivir de amor para el AMOR. Y encaja perfectamente con el concepto cristiano de que “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”, el amor es entrega y porque no decirlo también sacrificio.

Al replegarse el ser humano en sí mismo, se hace infeliz porque uno cuando se busca a sí mismo, solo encuentra miseria y finitud, encuentra vacío porque de sí mismo para sí mismo no puede encontrar nada, ni enriquecerse de ninguna manera, y puede caer irremediablemente en victimismos y autocompasiones que no le traen ningún bien, el darse las vueltas en torno a sí mismo es perjudicial, ignorando las realidades externas de sus semejantes (su prójimo) sin ver más allá de sus propias narices y desconociendo que se pudiera contribuir a cambiar muchas realidades y vidas con tan solo darse y salir de sí, así encontrar su misión contribuyendo a que todos vivamos en unidad, fraternidad y amor. El darse es un acto propio de la persona, que se conoce y se dona, entre mayor y mejor sea el conocimiento personal y desinteresado, mayor y mejor será la entrega y donación a los demás, porque ya no va a ser un darse por sí, sino un darse olvidándose de sí para otros. Al dar y recibir de otros, se perfecciona y ayuda a otros a perfeccionarse porque se conoce a sí mismo y conoce a otros, no queda absorto en sí en sus problemas y dificultades sino que adquiere una visión más amplia y objetiva de la realidad, puede ayudar, comprender y amar a otros porque acepta a sí mismo sus virtudes y sus defectos, su vida tal como viene y la de los otros, trasciende no se ve únicamente a sí mismo, sino a los demás y en los demás encuentra el porqué de su existencia. Y todo esto tiene lógica ya que cuando únicamente nos fijamos en nosotros mismos no podemos tener una captación objetiva de la realidad, y más aún cuando pasamos por dolores y sufrimientos, nos volvemos ciegos de los demás

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y nos céntranos en nosotros mismos, eso nos despersonaliza porque nos hace perder la perspectiva de la realidad en sí y de la propia realidad y no actuar con nuestras facultades superiores: inteligencia y voluntad, sino dejarnos llevar por las pasiones del momento.

El abrirse no quiere decir dejar que todos entren en nuestra intimidad, sino no cerrar el corazón para amar para dar, pese a toda situación o dificultad, ver más allá ver que la felicidad esta en cada instante, cada momento, cada acto hecho con entereza y amor. Debemos comprender que la felicidad no es un fin, personalmente lo veo como un camino, un camino que lo construimos con nuestras decisiones a lo largo de nuestra vida. Lo que nos hace felices en la vida, es amar y ser amados, la verdadera felicidad solo la podemos encontrar en el amor verdadero por ello la encontramos definitivamente en entregarnos al Bien y la Verdad que es el Ser en acto puro: DIOS y por Él a los otros.

María Cristina Bastidas