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Queridos amigos: Un mes antes de la apertura del Concilio Vaticano II dijo el Papa Juan XXIII, en una alocución radiofónica, que la Iglesia debe entenderse a sí misma como “la Iglesia de los pobres”. Se trata de los pobres en el sen- tido del Evangelio y no sencillamente de los pobres en sentido sociológico. Esta idea nos remite a una profunda ver- dad sobre Dios mismo, cuyo cuerpo es la Iglesia. Cristo, ver- dadero Dios y verdadero hom- bre, se despojó de sí mismo y tomó la figura de siervo. Con ello nos reveló Jesús que la po- breza pertenece al misterio de Dios y sig- nifica el corazón de la Iglesia. La esencia del amor consiste en darlo todo para enri- quecer a los otros. No sólo con una cosa o un poco de tiempo, sino con uno mismo por amor a Dios. A esta luz debemos compren- der lo que es el matrimonio cristiano, la castidad celibataria de los sacerdotes y los religiosos, así como la entrega total de mu- chos laicos, hombres y mujeres, al servicio del Evangelio. La verdad sobre la Iglesia, que no excluye a nadie y acoge a todos los pobres y sus necesidades, marcó también la vida del P. Werenfried van Straaten. Él consideró el servicio a los pobres como una “acción sacramental”. De hecho, la Eucaristía se sigue celebrando como un servicio al pró- jimo. El “altar de los pobres” no está cons- truido con piedras sino con almas en las que está presente el mismo Señor sufriente. El amor a Dios y el amor al prójimo son las dos caras de una medalla. El brillo de los oficios litúrgicos presupone el brillo del amor. Con sus predicaciones, el P. Weren- fried perturbó la falsa tranquilidad espiri- tual de quienes creían poder salvarse sin preocuparse de los demás. Consideraba como tarea de Ayuda a la Iglesia que Sufre dar a conocer en toda su fuerza la ley del amor al prójimo. En este sentido, debemos ser “más pobres”, desinteresados y fiables en nuestras palabras, pensamientos y senti- mientos, así como en nuestras acciones, para que Dios halle en nosotros un lugar y 1 pueda realizar sus obras a través de no- sotros. En este año recordamos los cien años del nacimiento y los diez del fallecimiento del P. Werenfried. Él quiso realizar el gran plan del amor propuesto por el siervo de Dios Pio XII, quien, como padre de todos los hombres, tras la guerra, ante la crueldad del nuevo daño ideológico y en vista del sufri- miento de tantos seres huma- nos, se sintió profundamente conmovido. El P. Werenfried quería consolar a los que sufren y curar sus heridas. Su agrade- cimiento es el agradecimiento del mismo Cristo y la única ga- rantía de que Dios bendiga su Obra, la que nosotros queremos continuar y realizar en su nombre. Los bendigo de todo corazón y les deseo un buen Año Nuevo. Que, bajo la protección de la Santísima Madre del Salvador, pue- dan sentir la felicidad de ver la alegría que irradian los ojos del prójimo. Card. Mauro Piacenza Presidente Internacional de AIS “Todos las riquezas eclesiales, todos los triunfos de la civiliza- ción cristiana, e incluso la ciencia, la fe, el don de profecía y el martirio son completamente inútiles, si le negamos a Dios el amor que, como habitante de los más humildes de los Suyos... espera de nosotros”. Werenfried van Straaten (1913-2003) Cien años P. Werenfried van Straaten Enseñar el amor, promover la reconciliación, siempre respaldados por el Papa. “La esencia del amor con- siste en darlo todo para enriquecer a los otros”. Nº 1. Enero 2013 Aparece ocho veces al año ED/6/2/27 www.aischile.cl

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Page 1: “Laesenciadelamorcon - sisteendarlotodopara ......4 EnelnombredelaIglesiadeChina La bondad y la humanidad del P. We - renfried ha impulsado seguramente a muchas personas a mostrar

Queridos amigos:

Un mes antes de la apertura del ConcilioVaticano II dijo el Papa Juan XXIII, en unaalocución radiofónica, que la Iglesia debeentenderse a sí misma como “la Iglesia delos pobres”. Se trata de los pobres en el sen-tido del Evangelio y no sencillamente delos pobres en sentido sociológico. Esta ideanos remite a una profunda ver-dad sobre Dios mismo, cuyocuerpo es la Iglesia. Cristo, ver-dadero Dios y verdadero hom-bre, se despojó de sí mismo ytomó la figura de siervo. Conello nos reveló Jesús que la po-breza pertenece al misterio de Dios y sig-nifica el corazón de la Iglesia. La esenciadel amor consiste en darlo todo para enri-quecer a los otros. No sólo con una cosa oun poco de tiempo, sino con uno mismo poramor a Dios. A esta luz debemos compren-der lo que es el matrimonio cristiano, lacastidad celibataria de los sacerdotes y losreligiosos, así como la entrega total de mu-chos laicos, hombres y mujeres, al serviciodel Evangelio.La verdad sobre la Iglesia, que no excluyea nadie y acoge a todos los pobres y sus

necesidades, marcó también la vida delP. Werenfried van Straaten. Él consideró elservicio a los pobres como una “acciónsacramental”. De hecho, la Eucaristía sesigue celebrando como un servicio al pró-jimo. El “altar de los pobres” no está cons-truido con piedras sino con almas en lasque está presente el mismo Señor sufriente.El amor a Dios y el amor al prójimo son las

dos caras de una medalla. El brillo de losoficios litúrgicos presupone el brillo delamor. Con sus predicaciones, el P. Weren-fried perturbó la falsa tranquilidad espiri-tual de quienes creían poder salvarse sinpreocuparse de los demás. Considerabacomo tarea de Ayuda a la Iglesia que Sufredar a conocer en toda su fuerza la ley delamor al prójimo. En este sentido, debemosser “más pobres”, desinteresados y fiablesen nuestras palabras, pensamientos y senti-mientos, así como en nuestras acciones,para que Dios halle en nosotros un lugar y

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pueda realizar sus obras a través de no-sotros.En este año recordamos los cien años delnacimiento y los diez del fallecimiento delP. Werenfried. Él quiso realizar el gran plandel amor propuesto por el siervo de DiosPio XII, quien, como padre de todos loshombres, tras la guerra, ante la crueldad delnuevo daño ideológico y en vista del sufri-

miento de tantos seres huma-nos, se sintió profundamenteconmovido. El P. Werenfriedquería consolar a los que sufreny curar sus heridas. Su agrade-cimiento es el agradecimientodel mismo Cristo y la única ga-

rantía de que Dios bendiga su Obra, la quenosotros queremos continuar y realizar ensu nombre.Los bendigo de todo corazón y les deseo unbuen Año Nuevo. Que, bajo la protecciónde la Santísima Madre del Salvador, pue-dan sentir la felicidad de ver la alegría queirradian los ojos del prójimo.

Card. Mauro PiacenzaPresidente Internacional de AIS

“Todos las riquezaseclesiales, todos lostriunfos de la civiliza-ción cristiana, e inclusola ciencia, la fe, el donde profecía y el martirioson completamenteinútiles, si le negamosa Dios el amor que,

como habitante de losmás humildes de losSuyos... espera de

nosotros”.Werenfried van Straaten (1913-2003)

Cien años

P. Werenfried van Straaten

Enseñar el amor, promover la reconciliación, siempre respaldados por el Papa.

“La esencia del amor con-siste en darlo todo paraenriquecer a los otros”.

Nº 1. Enero 2013

Aparece ocho veces al año

ED/6/2/27www.aischile.cl

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Los proyectos del Padre Tocino

Un milagro de amor sin fintemplativas y colaborando en la construc-ción de capillas, iglesias y catedrales: ám-bitos de oración y de alabanza divina.

El primer impulso vino de Pio XII. Pre-guntó al Superior de los premonstratensessi conocía alguna vía para ayudar a losexiliados y expulsados alemanes, y el abadpensó en el joven P. Werenfried y recordósu comentario en el número de Navidad dela revista monacal: “No había sitio en laposada”. En nombre del Santo Padre, leencomendó la tarea de ayudar a los refu-giados. Más adelante, los Papas se dirigie-ron directamente a Werenfried. JuanXXIII le hizo notar la difícil situación deIberoamérica y la India. Pablo VI dialogócon él acerca de las posibilidades de re-conciliación en Palestina, Líbano e Israel,y sobre la ayuda a los cristianos oprimidosen esos lugares. Juan Pablo II le pidió queayudara a África y a China, y luego tam-bién a Rusia. Estas indicaciones de losPapas fueron como semillas depositadasen la tierra dura pero profunda delpremonstratense. Brotaron rápidamente ycrecieron, consiguiendo aliviar las necesida-des de la Iglesia. Con la muerte del fun-dador, hace diez años, comenzó unanecesaria fase de reconstrucción y remo-delación. La Obra se convirtió en unaFundación pontificia, nuevamente por in-dicación de Roma, esta vez del PapaBenedicto XVI. Nuevos tiempos exigennuevas formas de caridad. El impulsobásico es el mismo: ayudar a la Iglesia

Muchos sacerdotes viven gracias a lasintenciones de Misa de AIS.

Llevar a Dios alos hombres:la misión de loscoches-capilla,1951.

Muros de reconci-liación: reparariglesias en Bosniay construir semi-narios en Ucraniapara la “civiliza-ción del amor”(Pablo VI).

Fue como la multiplicación de lospanes: al principio sólo hubo algu-nas docenas de proyectos, perocientos de miles quedaron saciados.

Nuestra Obra ha estado muy unida al Papaen los 65 años en que la institución fundadapor el P. Werenfried ha repartido la BuenaNueva a manos llenas gracias a la genero-sidad de ustedes. Lo ha hecho facilitandomás de 50 millones de Biblias del Niño ydecenas de miles de programas de forma-ción para catequistas y seminaristas; rega-lando incontables bicicletas y autos asacerdotes y religiosas para propagar elEvangelio en los cinco continentes; ofre-ciendo ayuda al sustento a órdenes con-

Foto: Andrzej Polec

Los 100 años del

Padre Werenfried

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia que Sufre.

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Más de 50millones deBiblias delNiño –Dioshabla a sushijos– en 172lenguas.

“Los pulmones de la Iglesia”: 50 añosde ayuda al sustento de religiosascontemplativas.

Nueva evangelización: el P.Werenfrieden la JMJ, en Denver, 1993.

El P.Werenfrieden Palestina yrefugiados siriosde Homs:guerra, huída,exilio, entoncesigual que hoy.

sufriente y perseguida, predicar el perdóny promover la reconciliación.

A la ayuda a los seminaristas siguió la cons-trucción de seminarios, por ejemplo el deLemberg para la Iglesia greco-católica, per-seguida durante decenios. Los primeros ma-teriales de formación se convirtieron luegoen Biblias del Niño, el Pequeño Catecismoy el apoyo a los programas radiofónicos dela Iglesia en África y Asia. De los primerostrabajos de reparación de iglesias deteriora-das y destruidas se pasó a nuevas edifica-ciones en países en los cuales los muros ylas torres muestran la presencia del Diosamoroso, como por ejemplo en la musul-mana Kosovo, en la cual gracias a la ayuda

de ustedes se alza hoy la catedral en honorde la Beata Madre Teresa. Del tocino paralos refugiados alemanes de la post-guerra sepasó a ayudar a cristianos exiliados de todoel mundo, hoy, por ejemplo, los cristianosde Aleppo (Siria) y de Irak. El P.Werenfriedabordó también los problemas de la socie-dad actual. Desde los años 90 ustedes apo-yan las “Haciendas de la Esperanza”, casasrurales en las que jóvenes drogadictos des-cubren un nuevo sentido para su vida me-diante un trabajo duro y el esfuerzo de vivirel Evangelio. Como sólo hay un porcentajede recaídas increíblemente pequeño (un15%), ya existen filiales en más de una do-cena de países en el mundo.

Las necesidades no han disminuido. Comoafirmó ya hace años Benedicto XVI, los cris-

tianos son la comunidad religiosa más per-seguida en todo el mundo. Nunca fue la Obrapontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre másnecesaria que hoy. Los evangelistas cuentanque, cuando el Señor vio a la muchedumbre,tuvo compasión de ellos y dijo: “Dadles decomer”. Ellos recogieron lo que tenían. ElP.Werenfried oyó esa llamada, pero no teníanada. Lo recogió entre ustedes. Y el Señorbendijo esa actividad. Este milagro del amortiene que continuar. •

“No tengo ningún otro capital másque vuestros buenos corazones”.“No tengo ningún otro capital másque vuestros buenos corazones”.

Werenfried van Straaten

Llevar a Dios a los hombres: misiónfluvial en la región del Amazonas, 2012.

Foto:EvilazioBezerra

Todo donativo recibido se destinará a éste o a proyectos similares, con el fin de hacer posible la labor pastoral de Ayuda a la Iglesia que Sufre.

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En el nombre de la Iglesia de ChinaLa bondad y la humanidad del P. We-renfried ha impulsado seguramente amuchas personas a mostrar su compa-sión con los pobres. AIS, la Obra que élfundó, nació del empeño de ayudar a losnecesitados, sobre todo a los que que-rían vivir su fe, incluidas las personasde China. Precisamente en nombre de laIglesia de China, quiero agradecerlessus oraciones y su apoyo a la formaciónde sacerdotes, religiosas y religiosos deChina.

Card. John Tong, Hongkong

Un regalo de DiosLa vida es un regalo de Dios. Algunaspersonas, que son conscientes de ello,se convierten ellas mismas en un regalopara otros. Unas para su familia, yotras para un círculo más amplio, o in-cluso para todo el mundo. Los que pa-decen necesidad experimentan a travésde ellas la misericordia de Dios, y nossirven como ejemplo de colaboración

en la viña del Señor. Una persona deéstas fue el P. Werenfried. Fue un en-viado de Dios, que vio el mundo “conlos ojos de Dios”. Cumplamos hoy elmandamiento divino del amor al pró-jimo, continuando la obra de miseri-cordia que el P. Werenfried comenzópara nosotros.

Svyatoslav Shevchuk,Gran arzobispo de la Iglesia

greco-católica ucraniana, Kiev

Él sigue fortaleciéndonosSe lo agradecemos de todo corazón. Amenudo nos preguntamos cuánto duraráel sufrimiento. Pero entonces recorda-mos lo que el P. Werenfried nos escribióen 1996, hace 16 años: Al diablo no de-bemos temerle por ser tan fuerte en suodio, sino porque nuestro amor al pró-jimo es tan débil; no porque mata a loscristianos, sino porque no vivimos comocristianos.

Hna. Georgina, de las Hijas de laResurrección, Bukavu

Necesidades, amor y agradecimiento. Sus cartas

El P. Ragheed Aziz Ganni estabamuy unido a nosotros. AIS le habíafinanciado sus estudios de teologíaen Roma. En 2003 volvió a su patriaIrak, pero mantuvo la relación. El 30de mayo de 2007 mandó un correoa Königstein, con esta vieja foto deun encuentro en Roma: “Pido siem-pre por ustedes, y ruego al Señorque los proteja de todo mal”. Tresdías después fue asesinado porislamistas cerca de su iglesia enMosul. Su martirio nos obliga a ayu-dar todavía más a la Iglesia quesufre, pues, como decía el P.Weren-fried, es “la verdadera élite de laIglesia”.

BarónJohannesHeereman,Presidente Ejecutivo

Desde que estoy al servicio de AIS,casi no hay un día en que no meencuentre con el P. Werenfried.Lo encuentro constantemente enKönigstein, pero, aparte de esto,surge su recuerdo a menudo en mimente.

Yo no soy historiador; al contra-rio, me ocupo del futuro de AIS.Pero ¿cómo se puede promover elcrecimiento de un árbol si no seconocen sus raíces? Éstas son laObra del P. Werenfried. Sus Di-rectrices Espirituales nos marcany seguirán marcando la orienta-ción. No se trata de copiarle oquedarnos estancados en esetiempo. Esto no respondería a suintención, porque tampoco él sequedó en el pasado, sino que mi-raba constantemente al futuropara servir a la Iglesia allí dondemás sufre. Se trata de una fideli-dad creativa. Yo admiro la deci-sión con que trazaba grandesplanes y hacía promesas que pare-cían sencillamente imposibles. Ensu confianza en Dios sin límites,queridos bienhechores, nunca seencomendó en vano a su genero-sidad.

Llenos de agradecimiento, segui-remos fieles a este ejemplo.

Redacción: Jürgen LiminskiEditor Responsable: Kirche in Not –Director Ejecutivo AIS-Chile:Gabriel García Brahm – Los bienhecho-res reciben la revista gratis por un año –De licentia competentis auctoritatisecclesiasticae – Printed in Chile

www.acn-intl.org

Los donativos pueden enviarse a: Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS)Román Díaz 97, Providencia, Santiago, Chile.Teléfono: (2) 2246 9060; Fax: (2) 2246 9061;E-mail: [email protected]; www.aischile.cl

Banco Santander, cta. 11175-9 a nombre deAyuda a la Iglesia que Sufre, RUT 73.537.400-1En el sobre adjunto puede enviarnos su aporte,

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