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“IVÁN ILLICH, LA ASPIRACIÓN DE LA
TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA”
"IVÁN ILLICH, THE ASPIRATION OF EDUCATIONAL TRANSFORMATION"
Resumen
Se hizo una investigación documental acerca de la sociedad desescolarizada de Iván Illich, donde
considera que las escuelas solo sirven para transmitir la ideología de la élite en el poder y
consideran a la educación como una mercancía de consumo para los estudiantes, quienes entre
más años pasen en las instituciones, más posibilidades tienen de obtener oportunidades laborales,
de tal manera que la certificación que reciben es la que les da valor ante la sociedad; quienes más
recursos económicos tienen son los más favorecidos, quienes no pueden pagar quedan aislados
de los servicios educativos. Illich propone una sociedad sin escuelas, donde los aprendizajes se
adquieran y se ofrezcan libremente y haya oportunidades para ricos y pobres y se pueda formar
la población a cualquier edad, pues la educación se puede adquirir en cualquier etapa de la vida,
además de formar una nueva sociedad “convivial
Abstract
Documentary research about Deschooling Society Ivan Illich, which believes that schools serve
only to convey the ideology of the ruling elite and consider education as a commodity
consumer for students was, who the more years pass in institutions most likely to get job
opportunities, so that the certification they receive is what gives value to society; who have
more economic resources are the most favored, who can not pay are isolated from educational
services. Illich proposes a society without schools, where learning is acquired and offered
freely and there are opportunities for rich and poor and allow formation of the population at any
age, since education can be acquired at any stage of life, in addition to forming a new
“convivial” society.
Introducción
Este trabajo comienza describiendo datos
biográficos sobre Iván Illich, los cuales
puedan dar información sobre su formación
y el interés que lo llevó a proponer la
desescolarización de la sociedad.
Se continúa con la proposición de Illich de
que los gobiernos deben dejar de invertir en
las escuelas, ya que su único objetivo es
transmitir la ideología del sistema político
económico y escolarizar a los alumnos,
certificarlos y estratificarlos,
convirtiéndolos en consumistas y artículos
de consumo a la vez, y solo los ricos se ven
favorecidos con los servicios educativos,
aislando a quienes menos tienen. Se habla
del currículum oculto en que se esconden las
ideologías y las verdaderas intenciones de la
educación. Se hace hincapié en que los
aprendizajes generalmente se adquieren
fuera de la escuela, no en el salón de clases.
Se pasa enseguida a considerar las funciones
que desempeña la escuela institucionalizada
en la sociedad actual, la mayoría ajenas a la
educación. La instrucción es rígida, apegada
a lo que se establece en la malla curricular y
los que la transmiten son los maestros,
quienes también se convierten en artículos
de consumo. Se presentan además los
modelos de escuelas, uno en el que son
parecidos a cárceles, por estar los alumnos
encerrados en el salón de clases, y las
escuelas experimentales, donde tienen
libertad de salir a la comunidad, pero los
conocimientos que deben adquirir
finalmente resultan igual. Illich expresa la
necesidad de desescolarizar la educación y
cambiar por una forma más activa en la
enseñanza y atender a las preferencias de los
alumnos, no a lo que se les quiera imponer.
Posteriormente se mencionan los mitos de
tipos de valores que se difunden en la
sociedad escolarizada. Son valores
empaquetados en un currículum: mito de
valores institucionalizados, mito de
medición de valores, mito de valores
envasados y mito de progreso eterno.
Luego se ve la necesidad del cambio radical
de la desescolarización, que busca formar a
los individuos en libertad atendiendo a sus
deseos e intereses y que adquieran una
conciencia crítica, que no sea manipulada ni
alienada por el régimen actual, para lograr
una sociedad más justa y equitativa, una
sociedad “convivial”. Se contraponen las
características de una y otra.
Finalmente se exponen las razones por la
que Illich propone la sociedad
desescolarizada y las condiciones que deben
cumplirse para alcanzarla, las tramas que
deben incluir las mayas curriculares y las
fuentes de recursos con que deben ser
abastecidas
El objetivo de este trabajo es considerar las
propuestas de Illich y ponderar hasta qué
punto está sucediendo lo que él vaticinó en
el ámbito de la educación y afectación al
ambiente, por el indiscriminado avance
tecnológico e industrial y la pauperización
cada vez más evidente de las clases más
vulnerables de nuestra sociedad. ¿Con el
avance de las tecnologías de la información
y la comunicación se acabará con las
instituciones educativas?
¿Quién fue Iván Illich?
Freire Trigo (2010) proporciona la siguiente
información sobre la vida de Illich.
Nació en Viena, Austria, en el año de 1926,
donde estudió en las Escuelas Pías de 1931
a 1941; por ser de origen judío fue expulsado
por la aplicación de las leyes antisemitas y
se fue a estudiar a Italia a la Universidad de
Florencia para terminar sus estudios
secundarios, de ahí pasó a la Universidad
Georgiana de Roma a estudiar teología y
filosofía. Posteriormente se fue a estudiar el
doctorado en historia en la Universidad de
Salzburgo. Ordenado sacerdote por la iglesia
católica, se le consideró para ejercer
actividades diplomáticas por la Santa Sede,
pero prefirió desempeñar sus funciones
ministeriales en las capas populares de la
población y se fue a Nueva York, donde
trabajó en los barrios latinos, principalmente
donde habitaba la comunidad puertorriqueña
y se empezó a interesar por los problemas
que ésta afrontaba y a desarrollar una
ideología socialista que le produjo
diferencias con el obispo del lugar. Esta
razón lo condujo a abandonar Nueva York
en el año de 1956 y se fue a Puerto Rico
donde ejerció el cargo de vicerrector de la
Universidad Católica de Ponce. En este país,
su interés por lo que él llamaba “sensibilidad
intercultural” lo llevó a fundar el Instituto de
Comunicación Intercultural. Sus
experiencias pastorales en Estados Unidos y
Puerto Rico, así como su contacto con
misioneros latinoamericanos le revelaron el
peligro escondido en la acción
evangelizadora aprovechado por las
sociedades desarrolladas para imbuir sus
ideales dependentistas a través de la religión
en Latinoamérica y llevarlos al desarrollo
industrial desenfrenado, con el engaño de
llevarlos al progreso y a un mejor nivel de
vida. Se dirigió a México en 1961, donde
fundó el Centro Intercultural de
Documentación (CIDOC) con Valentina
Borremans en la ciudad de Cuernavaca, al
cual asistieron personajes muy reconocidos
mundialmente como Erich Fromm, Paul
Goodman, Paulo Freire, etc., y se realizaron
seminarios donde se analizaban los riesgos
del desarrollo tecnológico e industrial
ilimitados para los países del tercer mundo.
En 1969 abandonó su ministerio sacerdotal
secularizando el centro, el cual cerró sus
puertas en 1976 una vez que Illich consideró
que había cumplido su cometido de
despertar conciencias y por los peligros que
entrañaba para los asistentes, pues ya no eran
bien vistos por los gobiernos y la élite en el
poder por la diseminación de sus ideas
radicales que ponían en entredicho el
sistema capitalista establecido, es decir,
ponía en riesgo la paz social. Además que ya
había ideas de institucionalizarlo, siendo
esta iniciativa totalmente contraria a la
posición de este personaje. En 1980 se
traslada a Europa donde se dedica a dar
conferencias y organizar seminarios. Muere
el 2 de diciembre de 2001 en la Universidad
de Bremen, Alemania.
Algunas de sus obras son:
La escuela, esa vieja y gorda vaca
sagrada (1968).
Una sociedad sin escuela (1971).
Herramientas para la
convivencialidad (1973).
La sociedad desescolarizada (1978).
La escuela y la represión de nuestros
hijos (1979).
Ecofilosofías (1984).
Su reconocido talento para el estudio y su portentosa memoria le permitieron adquirir una excelente formación en filosofía, teología e historia, lo que indudablemente le dotó de una capacidad inusual para analizar el presente desde una revisión histórica de las circunstancias, alcanzando conclusiones desprovistas de prejuicios y, por tanto, revolucionarias y certeras.1
Un visionario que anticipó la realidad
actual
Si se valorara la esencia y la dignidad del ser
humano en nuestros días, seguramente Iván
Illich sería uno de los personajes más
estimados en la actualidad por la veracidad
de sus afirmaciones en cuanto a la
pauperización de la cultura que hoy vivimos,
alienados por una tecnologización que nos
despersonaliza y nos tiene inmersos en un
consumismo voraz de productos que a diario
aparecen en el mercado y no son necesarios,
menos aún indispensables para vivir, y lo
peor de esta realidad es que es el tipo de
educación que se aplica en nuestras
instituciones del ramo el que nos tiene
sumidos en esta situación.
Este paradigma actual de la educación los
previó proféticamente Illich a mediados del
siglo XX, identificado dentro de los
pensadores que formaron la pedagogía
crítica, como Freire, Summerhill, entre
otros, que analizaron la forma en que la
educación era usada como fuente de control,
dominio y explotación de las masas por el
capitalismo o el sistema neoliberal, aunque
Illich tenía algunas diferencias de
pensamiento con ellos que lo caracterizan.
Una de estas diferencias es la promoción de
la desescolarización de la sociedad, es decir,
quitar las escuelas o instituciones educativas
porque atentan contra la libertad del ser
humano, acaban con su capacidad creativa y
lo convierten solamente en un ente
consumista y artículo de consumo a la vez,
perfectamente estratificado y jerarquizado
de acuerdo a los años de educación escolar
que logre alcanzar; entonces, si las escuelas
no forma en la libertad al ser humano, si lo
orienta hacia la esclavitud del consumismo,
si éstas no son capaces de transformar su
realidad creativamente, no tienen razón de
ser, por lo que es necesario cambiar el
modelo de educación que lo emancipe;
según él, para educar no se necesita estar
encerrado entre cuatro paredes, ya que como
dice Igelmo Saldívar “los individuos que
participan de una cultura aprenden de esa
cultura y de los imaginarios sociales que se
articulan al aplicar herramientas de
interacción con el medio”.2 Visto desde esta
perspectiva, no podemos encerrar la realidad
que nos rodea en un salón de clase como si
ésta se pudiera encerrar en un laboratorio, no
se pueden controlar todas las variables que
inciden en las relaciones humanas que se
viven en la sociedad, por más que las
ciencias de la conducta así pretendan
hacerlo.
¿Por qué invertir en escuelas que no
educan?
Illich propone que los gobiernos deben dejar
de invertir recursos en las escuelas porque su
único fin es escolarizar a los alumnos,
cuantos más años pasen en las escuelas es
mejor y la certificación que se hace de sus
estudios es la que les va a dar un mejor nivel
de vida y los va a estratificar en mejor
posición de los que puedan haber estudiado
menos; claro que esta posición desemboca
en una desigualdad social terrible, donde los
más beneficiados son los que más tienen, por
un lado, y por otro, sucede que los recursos
que se invierten, gran parte de ellos no se
aplican a programas educativos, sino que se
gastan en la administración de los planteles,
pues así lo cita el autor (Illich, 1974)
respecto a una aportación que se hizo en los
Estados Unidos de Norteamérica en una
escuela para favorecer la atención de niños
pobres diciendo que el dinero se gastó
incompetentemente, pues no hubo la
investigación necesaria para administrarlo
de manera más eficaz. Esto sucede en todos
lados y más donde la corrupción es
corriente; además, donde se invierte en
programas de mejora para las clases
vulnerables regularmente quienes más las
aprovechan son quienes más recursos tienen,
los más pobres por su misma condición no
pueden acceder a ellos, porque siempre hay
condiciones que cumplir y no tienen para
solventarlas, de manera que las escuelas
lejos de favorecer la movilidad social la
obstaculizan, abriendo aún más la brecha
entre ricos y pobres. “Debería ser obvio el
que incluso con escuelas de igual calidad un
niño pobre rara vez se pondrá a la par de uno
rico. Incluso si asisten a las mismas escuelas
y comienzan a la misma edad, los niños
pobres carecen de la mayoría de las
oportunidades educativas de que dispone al
parecer el niño de clase media”3.
La malla curricular de las escuelas está
dispuesta para perpetuar el dominio
ideológico de la élite en el poder, es
fragmentaria no unitaria, alejada de la
realidad que viven los ciudadanos; está
destinada a fomentar el consumo de la
misma educación, pues ésta está convertida
en una mercancía, la cual fomenta que entre
más certificaciones alcances, más
oportunidades de tener un mejor nivel de
vida obtienes y en consecuencia estarás
ubicado en una clase social de privilegio;
desde luego que quienes tienen posibilidades
de pagar escuelas caras son los que están en
este rango.
Por otro lado se fomenta que sin educación
institucionalizada estás destinado al fracaso,
y también, si vas a escuelas públicas
sostenidas por los gobiernos, que son a las
que pueden acceder las clases bajas,
quedarás en el nivel social correspondiente.
No importa cuánto sepas o que
conocimientos hayas logrado, lo que
importa es cuánto puedas pagar, de tal
manera que en la sociedad pobre es una
verdadera angustia para los padres de familia
que sus hijos no alcancen lugares en las
escuelas, de ahí que diga Illich que a los
alumnos en cuanto a la educación
LOS ADIESTRAN A
CONFUNDIR PROCESO Y
SUSTANCIA. UNA VEZ
QUE ESTOS DOS
TÉRMINOS SE HACEN
INDISTINTOS, SE ADOPTA
UNA NUEVA LÓGICA:
CUANTO MÁS
TRATAMIENTO HAYA,
TANTO MEJOR SERÁN
LOS RESULTADOS. AL
ALUMNO SE LE
“ESCOLARIZA” DE ESE
MODO PARA CONFUNDIR
ENSEÑANZA CON SABER,
PROMOCIÓN AL CURSO
SIGUIENTE CON
EDUCACIÓN, DIPLOMA
CON COMPETENCIA, Y
FLUIDEZ CON
CAPACIDAD PARA DECIR
ALGO NUEVO. 4 Pero está otro tipo de currículum más
preocupante detrás del currículum abierto en
la educación, y es precisamente el
currículum oscuro, su nombre muestra
claramente las intenciones que esconde.
Zúñiga Chaves (2003), lo presenta como
fetiches introducidos en el sistema educativo
institucional, cuyo objetivo es esconder las
trampas ideologizantes que utiliza la clase
hegemónica para mantenerse en poder. En
este currículum están encerradas las formas
de manipulación y alienación que los dueños
del poder aplican en todas las escuelas sean
del nivel que sean, y es donde se esconden
las formas de propiciar la formación de
nuevos consumidores de las diferentes
carreras que se imparten y de los productos
que los profesionales de ellas generan.
Generalmente necesidades inventadas que
no son indispensables para vivir, pero que
esclavizan a la población, a la cual se le hace
pensar que entre más consumas productos de
nueva generación, más feliz, saludable,
informado, etc., etc., puedes ser o estar, no
se necesita hacer nada más que lo que ellos
digan y hagan, tú sólo preocúpate por
consumir, el sistema te satisface tus
necesidades.
Para este autor esta debería ser una razón
suficiente para quitar el apoyo financiero a
las escuelas, para desescolarizar a la
sociedad. El currículum oculto es una
evidencia más que clara de la dependencia
que crean y la vulnerabilidad que provocan
en la población, incapaz de ver la ignorancia
en que es sumida por este tipo de educación
y la destrucción a la que lleva a la sociedad
misma, por la incapacidad de organizar su
propia forma de vivir, conforme a sus
experiencias y los recursos con que se cuenta
en sus comunidades.
Pero es tanto el valor que se ha dado a la
educación institucionalizada que en todos
los países ésta es obligatoria. Las leyes
fundamentales y los derechos humanos así
lo establecen, razón por la que se destina
gran parte de su producto interno bruto, gran
parte de la riqueza de los países se invierte
en este rubro, pero como se vio
anteriormente, la razón es la ideologización
de la población, la cual expresa que es la
única forma de movilidad social en el
desarrollo de las personas, por eso, de
acuerdo a la experiencia vivida por Illich en
América Latina le permite afirmar que en
estos países las burocracias del bienestar
social pretenden un monopolio profesional,
político y financiero sobre la imaginación
social, fijando normas sobre qué es valedero
y qué es factible. Este monopolio está en las
raíces de la modernización de la pobreza.
Cada necesidad simple para la cual se halla
una respuesta institucional permite la
invención de una nueva clase de pobres y
una nueva definición de la pobreza. Los
pobres siempre han sido socialmente
impotentes. El apoyarse cada vez más en la
atención y el cuidado institucionales agrega
una nueva dimensión a su indefensión: la
impotencia psicológica, la incapacidad de
valerse por sí mismos.5
Ahora bien, el currículum educativo está
diseñado para asignar fuentes de trabajo
específicas dentro del mercado laboral, no
está dirigido a fuentes generales, por lo tanto
es discriminativa, ya que la asignación de
funciones sociales están mezcladas en la
escolarización. Al hacer una sola cosa los
educadores, la instrucción y la certificación
solo promueven el desdén por el
compromiso social de los estudiantes y la
injusticia, ya que sabemos perfectamente
que un papel no hace a un profesionista, no
refleja sus conocimientos, puesto que
aprender es adquirir nuevas habilidades,
aspecto que se puede lograr en mucho o poco
tiempo, pero si no llevas a cuestas muchos
años de escuela no se te considera apto y en
ese caso la designación depende de la
opinión ajena no de los conocimientos o
habilidades que se tengan. Se puede tener
capacidad para aprender cosas nuevas en
poco tiempo sin necesidad de tanta
escolarización, entonces por qué invertir
tanto en las instituciones, que para nada
promueven la justicia social. Razón de más
es que los aprendizajes que realmente nos
ayudan a enfrentar los problemas de la vida
real no se aprenden en la escuela, es una
ilusión pensar que el saber se adquiere en el
aula, o como resultado de la enseñanza
programada.
La enseñanza puede, en verdad, contribuir a
ciertos tipos de aprendizaje en ciertas
circunstancias. Pero la mayoría de las
personas adquieren la mayor parte de su
conocimiento fuera de la escuela, y cuando
este conocimiento se da en ella, sólo es en la
medida en que, en unos cuantos países ricos,
la escuela se ha convertido en su lugar de
confinamiento durante una parte cada vez
mayor de sus vidas. […]Lo principal del
aprendizaje sobreviene casualmente, e
incluso el aprendizaje más intencional no es
el resultado de una instrucción
programada,6
puede ayudar, pero no es lo que define el
aprendizaje. Alguna persona que está
interesada y motivada por algún
conocimiento en particular, puede por sí
misma lograrlo, sin necesidad de una guía
especializada, es el caso de los autodidactas.
Esto nos lleva a afirmar que lo que el sistema
educativo crea son profesionistas que
guardan celosamente sus saberes por lo
costoso que les resultó adquirirlos y van a ser
su medio para vivir en un mundo
profundamente competitivo, muy
difícilmente los van compartir con sus
congéneres, el sistema nos hace egoístas, no
solidarios, todos protegemos nuestros
intereses y nos alejamos más y más del
prójimo, más bien se forman asociaciones,
cámaras, clubes, sindicatos, etc., para
proteger lo que suponemos es nuestro
derecho por habernos preparado para ello y
no dejamos que quienes no pertenecen a
nuestro círculo ejerzan sus habilidades,
destrezas o conocimientos en la sociedad
porque no fueron a una escuela y no tienen
el título para ejercerlo, de hecho es un delito
grave llamado usurpación de funciones. Sin
embargo, “Las oportunidades para el
aprendizaje de habilidades pueden
multiplicarse enormemente si abrimos el
“mercado”. Esto depende de reunir al
maestro correcto con el alumno correcto
cuando éste está altamente motivado dentro
de un programa inteligente, sin la restricción
del currículum.”7 Claro que esta afirmación
es impensable en el mercado de la
educación, no tiene sustento científico, dado
que está contra las reglas establecidas,
¿Quién supervisa a los educadores
independientes?
La escuela nos hace rutinarios porque solo
aplicamos fórmulas ya establecidas, acaba
con la creatividad característica del ser
humano, finalmente el profesor solo
transmite conocimientos establecidos y bien
delineados, pero la educación es creatividad,
es exploración, es asombrarse ante
fenómenos imprevistos o no descubiertos
que animan a desentrañarlos, pero cuando se
consigue un certificado de algún
conocimiento en particular se piensa que ya
es todo lo que hay que aprender y solo hay
que aplicar eso para vivir, se nos enseña que
hay una sola forma de apreciar las cosas,
cerrándonos a reconocer que cada quien las
ve de diferente manera, y entre todas éstas
pueden salir nuevas formas de apreciar la
realidad.
Los profesores de habilidades se hacen
escasos por la creencia en el valor de los
títulos. La certificación es una manera de
manipular el mercado y es concebible sólo
para una mente escolarizada. […]Unos
experimentos llevados a cabo por Ángel
Quintero en Puerto Rico sugieren que
muchos adolescentes, si se les dan los
adecuados incentivos, programas y acceso a
las herramientas, son mejores que la mayoría
de los maestros de escuela para iniciar a los
de su edad en la exploración científica de las
plantas, las estrellas y la materia, y en el
descubrimiento de cómo y por qué funciona
un motor o un radio.8
Tenemos que aprender a valorar los
conocimientos del pueblo, los adquiridos
por la experiencia, adquiridos en el contacto
diario con la realidad, en la calle, en el
esfuerzo diario, en el trabajo diario,
esfuerzos que no reconocen de una
certificación oficial para desarrollarlos en
las actividades que realizamos. Hay de todos
tipos por cuantas necesidades necesitamos
satisfacer, referentes a la misma educación,
a la salud, al vestido, a la vivienda, a todo, lo
importante es acudir a quien lo sabe hacer y
reconocerlo como tal. “Es incuestionable
que el proceso educativo ganará con la
desescolarización de la sociedad aun cuando
esta exigencia les suene a muchos escolares
como una traición a la cultura. Pero es la
cultura misma la que está siendo apagada
hoy a las escuelas.”9
Podríamos concluir este apartado con lo
expresado por Gajardo, Marcela (1999),
acerca de la condena que hace Illich sobre el
sistema escolar y las escuelas, a las cuales
juzga como instituciones públicas
desactualizadas que no van con las
exigencias de los nuevos tiempos por la
velocidad vertiginosa de los cambios a que
se ven sometidos y sólo se dedican a
mantener estables y dar protección a las
estructuras de poder que las produjeron.
La escuela institucionalizada.
La escuela institucionalizada en la sociedad
actual adquiere una importancia
fundamental en la transmisión de la
ideología del sistema dominante y
desempeña funciones muy diversas, casi
todas ajenas a la educación: custodia,
selecciona, adoctrina y propicia aprendizajes
previamente seleccionados conforme a una
malla curricular rígida, en la que no hay
libertad de elección, lo que ella se establece
es lo que hay que aprender. También hay
instituciones escalonadas por edades y
niveles en los que hay que avanzar y hay que
certificarse en cada uno de ellos y entre más
niveles avances más vales, no como persona,
sino como una mercancía; entre más niveles
avances más posibilidades tienes también de
adquirir bienes materiales que te
proporcionan un mejor nivel de vida.
“Generalmente pensamos que las personas
valen por lo que poseen (bienes) y no por lo
que son (seres humanos)”.10 Es obvio que
hay profesiones más lucrativas que otras, de
acuerdo a la demanda que exista en el
mercado, sea de productos o servicios que
produzcan, y generalmente se encauza a los
estudiantes, no hacia lo que ellos desean,
sino hacia donde las necesidades del
mercado de consumo requiere. “Desde esa
respectiva se educa para la vida y no en la
vida, se estudia lo que se impone y prioriza
y no lo que se desea estudiar realmente; se
adhiere la escuela a conceptos pragmatistas.
Es decir, que la educación es válida en tanto
que produzca utilidades mercantiles.”11
¿Quiénes hacen esta labor en el sistema? Los
maestros, personas que van a preparar seres
humanos que ingresen al mercado del
consumo de conocimientos y obtención de
títulos en un círculo vicioso donde toda la
sociedad se encuentra atrapada, si se quiere
progresar hay que ingresar en él. Lo único
que produce es crear nuevas necesidades que
hay que satisfacer con nuevos productos.
Illich (1974), señala diferentes modelos de
escuelas describiendo al primero de ellos
como escuelas cárceles, el cual es el clásico
salón de clases, lugar encerrado donde la
autoridad única es el profesor y no requiere
mayor infraestructura para llevar a cabo la
escolarización. Es el más usado en nuestros
países dependientes. En este tipo de escuelas
lo que más se practica es la educación tipo
bancaria, según el concepto de Freire, en el
cual el alumno es un objeto pasivo en el que
se depositan los conocimientos, no como
sujetos creativos capaces de contribuir a su
propia formación (Zúñiga Chaves, 2003). El
axioma que se aplica es que el aprendizaje es
simplemente resultado de la enseñanza; sin
embargo esta afirmación queda desmentida
por nuestra propia experiencia, pues
sabemos que la mayor parte de nuestros
conocimientos los adquirimos fuera de la
escuela, se adquiere en la interacción diaria
con la realidad, con el medio en el que nos
desarrollamos, pero es tanta la ideología que
se nos ha inculcado que pensamos que si no
es en la escuela no se aprende nada y aunque
se tuvieran muchos conocimientos, si no
están avalados por un certificado, de nada
valen, pues sin él no se obtendrán los
beneficios económicos que éste otorga en la
sociedad, por eso “a los padres pobres que
quieren que sus hijos vayan a la escuela no
les preocupa tanto lo que aprendan como el
certificado y el dinero que obtendrán. Y los
padres de clase media confían sus hijos a un
profesor que evita que aprendan aquello que
los pobres aprenden en la calle”. 12
En este tipo de escuelas los países
subdesarrollados invierten gran parte de sus
presupuestos sin obtener realmente mayores
beneficios, engañados por el espejismo de
los países industrializados de que con estas
acciones alcanzarán el progreso.
Otro tipo de escuelas es la experimental, en
la cual se sale del salón “cárcel” y se traslada
la adquisición del aprendizaje a la calle, la
comunidad u otro lugar seleccionado por el
profesor. Tiene la ventaja de que el alumno
pueda estar en contacto con la realidad y
ejercite las sensaciones que en ella se
producen y por lo menos no sean tan pasivos
y resulten más competentes que los que se
quedan en el aula. La desventaja es que el
currículum que se aplica es el mismo, el
tradicional y las habilidades adquiridas son
las que ya están determinadas por el sistema.
El autor de la sociedad desescolarizada
menciona que para sacudirse de esta
ideología tradicional es necesario
transformar la política de las estructuras de
la educación institucionalizada, transformar
nuestras propias actitudes ante los procesos
educativos y responsabilizarnos de lo que
aprendemos y lo que enseñamos. El profesor
debe tomar los riesgos de investigar los
intereses de los estudiantes, incidir en ellos
y motivarlos instándolos a obtener
aprendizajes significativos acerca de lo que
ellos desean aprender, no lo que se les quiere
imponer.
Se hace necesario, nos dice Illich (1974),
desescolarizar la sociedad y renunciar al
status profesional de la enseñanza. Lo que se
requiere es que la escuela enseñe a las
personas a partir de lo que les agrada y de las
aptitudes propias de cada ser humano y que
fomente el intercambio de conocimientos y
experiencias entre los que participan en una
dinámica educativa; la cual debe ser abierta
a todos los que componemos una sociedad
determinada.13
Illich sostenía que la escuela no ejercía
ninguna renovación pedagógica, creaba
alumnos estáticos, por lo que era necesario
cambiar radicalmente sus estructuras
institucionalizadas, en las cuales se difunde
una enseñanza totalmente formal, en
instituciones tales como las escuelas,
colegios, institutos o universidades,
totalmente opuestas a la educación natural y
fortuita que solamente proporcionan la vida
y la experiencia (Wikispaces, sf).
Ahora bien, ¿Cuáles son los papeles que le
asigna la sociedad al profesor en la escuela
tradicional?
El profesor funda su autoridad a través de
tres papeles que desempeña frente a los
alumnos en el salón de clases: papel de
custodio, de moralista y de terapeuta.
El profesor-como-custodio actúa
como maestro de ceremonias que
guía a sus alumnos a lo largo de un
ritual dilatado y laberíntico.
El profesor-como-moralista
reemplaza a los padres, a Dios, al
Estado. Adoctrina al alumno acerca
de lo bueno y lo malo, no sólo en la
escuela, sino en la sociedad en
general.
El profesor-como-terapeuta se siente
autorizado a inmiscuirse en la vida
privada de su alumno a fin de
ayudarle a desarrollarse como
persona.14
Este desempeño contradice a los principios
liberales, puesto que las libertades
individuales en este caso quedan totalmente
restringidas y se le otorga al profesor como
un salvo conducto para que las pueda aplicar
libremente y a los alumnos no se les educa
en la libertad. Así pues, el currículum oculto
que culpa a algunos de los miembros de la
sociedad por alterar el orden que en él se
propone, a otros les da plena libertad para
que violen principios fundamentales del
paradigma que pregona.
Valores mitificados que se difunden en la
sociedad escolarizada
Quien se gradúa en una universidad ha sido
preparado para cumplir un servicio
específico para una capa social determinada,
y en su mayor parte, para los
económicamente más solventes, y en ellos el
Estado ha invertido una fuerte cantidad de
recursos, los cuales deben de aplicarse a
través de la institución; en ningún país se le
otorgan recursos a los estudiantes para que
ellos libremente busquen una forma libre de
educarse en lo que le plazca, deben sujetarse
al currículum establecido y certificarse en el
mismo habiéndolo cumplido.
Hoy la universidad moderna ofrece el
conocimiento estandarizado en paquetes
curriculares, no hay aprendizaje autónomo,
menos aún anárquico. Por medio de su
currículum oculto esclaviza profunda y
sistemáticamente ofreciendo supuestos
valores educativos, cuyo único fin es
propiciar la sociedad de consumo, donde el
conocimiento solo es una mercancía más.
Contreras Salinas (2012) menciona como
está segmentado y alejado de la realidad el
conocimiento en las mallas curriculares que
se aplican el salón de clases, a raíz de una
entrevista que tuvo con un campesino
chileno, cuyas respuestas le mostraron la
verdad de las pretensiones del currículum
oculto:
“Pareciera que, desde está metáfora
arraigada en la cultura moderna, se ha
llegado a definir una educación que se aleja
de lo cotidiano, en especial en aquellos
contextos subvalorados por la cultura
hegemónica. Las percepciones holísticas
que trae el/a niño/a de campo dentro de una
cosmovisión en que todo es vivo, tienden a
ser amputadas y reemplazadas en la escuela
por la imagen de un mundo mecánico y
manipulable, aprendiendo a segmentar y
jugar con la realidad construida como si ésta
fuera un objeto o un mecanismo cuyas
piezas se pueden separar y juntar.”15
Gajardo, Marcela (1993) enumera los mitos
de valores ritualizados descritos por Illich en
la sociedad desescolarizada y que se
promueven en las instituciones escolares:
El mito de los valores institucionalizados.
En este mito se sostiene que el proceso de
escolarización produce algo de valor y por lo
tanto genera una demanda. Entonces, la
escuela produce aprendizajes y la existencia
de escuelas produce una demanda de
escolaridad, la cual es sustentada en
diplomas y certificados. Illich, en cambio
sostiene que lo que produce aprendizajes es
la participación de los estudiantes en un
ambiente significativo; sin embargo la
escuela les hace identificar su desarrollo
cognitivo personal con una programación y
manipulación complicadas.
El mito de la medición de valores.
Los valores institucionalizados son
valores cuantificables y clasifican
jerárquicamente a las personas, sin
embargo, el desarrollo personal no
es mesurable por medio de patrones
de escolaridad. Un número no puede
indicar el conocimiento adquirido.
El mito de los valores envasados.
Valores envasados en un currículum
que son semejantes a cualquier
artículo de consumo, entregados por
el profesor al alumno consumidor.
El aprovechamiento o no
determinará si se puede graduar o
no.
El mito del progreso eterno. Hablar
de consumo, es hablar de producción
y crecimiento, entonces estos
valores están relacionados con el
escalamiento de buenas
calificaciones, diplomas y
certificados, y entre mejores sean las
calificaciones, mejores serán las
oportunidades laborales que se
consigan. Para la sociedad actual
romper esta cadena sería una
catástrofe, según Illich, pues se
pondría en riesgo el orden
económico construido sobre la
coproducción de bienes y demandas
y el orden político construido sobre
la nación-Estado, según el cual,
entre mejor educación tengan sus
ciudadanos mejor nivel de vida
tienen.
En esta ritualización que se inculca a los
individuos “La escuela sirve como una
eficaz creadora y preservadora del mito
social debido a su estructura como juego
ritual de las promociones graduadas. La
introducción a este ritual es mucho más
importante que el asunto enseñado o el cómo
se enseña. Es el juego mismo el que
escolariza, el que se mete en la sangre y se
convierte en hábito”16, de tal manera que
quien no accede a la educación
institucionalizada se siente como culpable
de no entrar en el círculo de consumo,
característico de las sociedades actuales, se
sienten como desvalorizadas como personas,
no son mercancías consumibles en el mundo
laboral.
El cambio radical de la desescolarización
Sabiendo que la escuela no cumple con su
función primordial de educar en la vida y en
la libertad que requiere el ser humano, que
no forma una conciencia crítica, sino que
forma una conciencia manipulada y alienada
por la ideología dominante, ésta se ha
convertido en un problema social con una
crisis de credibilidad manifiesta ante la
sociedad y detectada principalmente al
interior de las universidades, de las que se
observa una deserción creciente de alumnos
que están decepcionados y desilusionados al
no encontrar la satisfacción de sus
aspiraciones personales y prefieren buscar
una formación propia en medios informales,
es decir, no institucionalizados. Muchos
estudiantes se han dado cuenta de que las
tendencias actuales que inducen a producir
conocimientos que llevan a la producción de
nuevos artículos de consumo implican la
destrucción del medio ambiente, pero como
son minoría es poco lo que pueden hacer y
prefieren no participar en este círculo
vicioso y buscar alternativas de formación
por cuenta propia. Desgraciadamente la gran
mayoría de la población no se da cuenta de
esta problemática o prefiere tolerar la
situación para no comprometerse con un
desarrollo sustentable y más justo para
todos.
Según Illich la sociedad necesita
desescolarizarse, porque:
La educación universal por medio de
la escolarización no es viable y no lo
sería más si se intentara mediante
instituciones alternativas
construidas según el modelo de las
escuelas actuales.
Ni unas nuevas actitudes de los
maestros hacia sus alumnos, ni la
proliferación de nuevas
herramientas y métodos, ni el intento
por ampliar la responsabilidad de los
maestros hasta que englobe las vidas
completas de sus alumnos dará por
resultado la educación universal.
La búsqueda actual de nuevos
embudos educacionales debe
revertirse hacia la búsqueda de su
antítesis institucional: tramas
educacionales que aumenten las
oportunidades de aprender,
compartir, interesarse.
No sólo hay que desescolarizar las
instituciones del saber, sino también
el ethos de la sociedad.17
Pero, ¿Qué significa el término
desescolarización? El concepto implica una
serie de procesos que llevarían a la
desalienación del hombre y a alcanzar una
sociedad más justa y más humanizada.
Lograr este objetivo significa suprimir la
escuela. Igualmente sería necesario plantear
y satisfacer tres objetivos:
poder acceder a cualquier medio de
aprendizaje a lo largo de la vida.
Transmitir la información de unos a
otros.
Libre elección de poder transmitir el
saber que el individuo tiene.18
Se puede enseñar sin escuela, un alumno que
quiere aprender libremente una habilidad
solo necesita otra persona que lo quiera
enseñar conociendo la solicitud requerida.
Afirmaba, Illich también, que el
conocimiento a impartir no se debe
transmitir como un conjunto de asignaturas
aisladas, sino que se debería clasificar la
información en cosas y hombres.
Otro factor importante en el aprendizaje es
el juego, que en el sistema tradicional casi
no se aplica y cuando se hace se fomenta la
rivalidad entre alumnos.
Asimismo, es necesario que no haya ninguna
distinción entre ricos y pobres, todos deben
tener igualdad de oportunidades para
educarse, porque en la sociedad
institucionalizada los ricos llevan todas las
ventajas sobre los pobres, puesto que tiene
acceso a ella quien puede pagarla y eso es
altamente injusto en una sociedad
supuestamente democrática. Ante este
panorama, se debe elegir libremente entre
una vida de acción y una vida de consumo,
[…] de que engendremos un estilo de vida
que nos permita ser espontáneos,
independientes y sin embargo relacionarnos
uno con otro, en vez de mantener un estilo
de vida que sólo nos permite hacer y
deshacer, producir y consumir -un estilo de
vida que es sólo una estación en el camino
hacia el agotamiento y la contaminación del
entorno. El futuro depende más de nuestra
elección de instituciones que mantengan una
vida de acción y menos de que desarrollen
nuevas ideologías y tecnologías.”19
Podemos vivir en dos tipos de sociedades:
una manipulativa, que vive para el consumo
y la destrucción de entorno y una
“convivial” que se ajusta a una vida humilde,
precaria, que no tiene lujos, pero convive
con sus semejantes y se preocupa por un
desarrollo sustentable, sin tanta tecnología y
el consumo de lo necesario.
Ambas sociedades tienen sus características
propias y son antagónicas entre sí. Illich las
pone en los extremos de un espectro, las que
están en el extremo derecho y las que están
en el izquierdo.
Podemos distinguir las características de
ambas en una tabla.
Tabla No. 1: características distintivas de las
sociedades manipulativas y las conviviales.
Tabla propia
Si observamos las características de ambas
sociedades, nos daremos cuenta que las
instituciones educativas en su mayor parte se
encuentran del lado de las sociedades
manipulativas. Son instituciones pagadas
por todos los ciudadanos mediante sus
impuestos y se aplica una cantidad de
recursos económicos por cada uno de los
estudiantes del país, pero en su mayor parte
son aprovechados por quienes más tienen,
porque los económicamente vulnerables no
tienen los recursos necesarios para solventar
los gastos que las instituciones exigen ´para
sus materiales didácticos o mantenimiento
de las mismas escuelas, y por eso muchos de
ellos ni siquiera pueden acceder a los
servicios educativos.
Illich advierte que una manera de hacer más
justa la repartición de bienes y servicios de
toda clase de institución consiste en producir
[…] una gama limitada de bienes más
durables y en proporcionar acceso a
instituciones que puedan aumentar la
oportunidad y apetencia de las acciones
humanas recíprocas. Una economía de
bienes duraderos es exactamente lo contrario
de una economía fundada en la
obsolescencia programada. Una economía
de bienes duraderos significa una restricción
en la lista de mercancías.20
La tabla 1 muestra que las posturas de la
educación transmitida en las sociedades
escolarizadas son totalmente incompatibles
con las sociedades conviviales que propone
Illich, son antagónicas entre sí, pues
mientras en aquellas se prepara a los
alumnos para alimentar las empresas en el
proceso industrial, olvidando saberes
básicos, pues los estudiantes ya no creen que
necesiten saber ejecutar los algoritmos de
operaciones básicas de matemáticas, si
tienen calculadores que les resuelven ese
problema, por ejemplo, o en el caso de la
comunicación, ya no es necesario convivir
directamente con los semejantes, pues lo
pueden hacer por medio de las nuevas
tecnologías de la comunicación (celulares).
En las conviviales las metas son inmanentes
a la producción en un proceso cooperativo,
donde solo se satisfagan las necesidades
primarias de la comunidad en cuanto a
productos y servicios. En ellas la
comunicación es fundamental para
entenderse, para aprender a valorar el
entorno, para conocer las tradiciones
cosmogónicas que dan identidad a los
pueblos. Los medios tecnológicos, de la
clase que sean, se usan solo para el fin que
fueron hechos, no que los medios usen a las
personas. En palabras de la persona que
entrevistó Sylvia Contreras vemos mucha de
esta razón: “La tecnología ha provocado en
palabras de Juan un no-aprendizaje: “La
gente sabe menos y es responsable la
persona que no tiene interés […] Ya no, ya
no, es tarde (para que los niños aprendan) ya
no queda tiempo, se perdió todo, por la
cuestión de la tele e internet.”21 Pero las
personas que son parte de la sociedad de
consumo se sienten desvalorizadas,
precisamente si no tienen televisión, si no
tienen celular, internet, etc., están
consideradas como marginadas del progreso
actual.
El cambio de valores ha sido catastrófico, los
valores de la sociedad actual han destruido
la identidad de los pueblos, sus formas de
vivir, su cultura, su idiosincrasia; se acabó el
respeto, la solidaridad, el amor por la tierra,
etc., en aras del progreso.
¿Qué propone Illich en la sociedad
desescolarizada?
Este autor afirma que no es inyectando
recursos públicos a las instituciones
educativas para mejorar programas, que
finalmente no cambiarían el sistema de
consumo, como se puede lograr una
transformación hacia una sociedad más justa
y sustentable, tampoco cambiando de
ideología, pues finalmente se ajustaría al
nuevo sistema que se pretendiera imponer,
se volvería a institucionalizar la escuela, lo
que se necesita es cambiar el estilo de la
relación del hombre con el medio. Las
escuelas transmiten esencialmente lo mismo
en todos los países, sean éstos democráticos,
fascistas, socialistas, o capitalistas. “Para
propiciar este estilo será necesaria una
modificación de consumo de las actitudes
hacia el desarrollarse, de los útiles
disponibles para aprender, y de la calidad y
estructura de la vida cotidiana.”22
Este nuevo modelo propone sacar a los
alumnos y los profesores de la escuela,
mejor dicho aún, se deben terminar las
escuelas institucionalizadas. Esta propuesta
inmediatamente nos parece totalmente
irracional y absurda, pero analizada a
profundidad tiene sus razones que deben ser
consideradas, puesto que si una de los
objetivos de la educación es que el hombre
se desarrolle en libertad, el sistema en que
nos encontramos nos tiene muy esclavizados
con la idea del progreso, a través de una
sociedad altamente industrializada, pero que
no considera el daño que se le causa al
ambiente, lo oculta, con único fin de obtener
recursos económicos y mantener el orden
establecido y bien manejado por la clase en
el poder. Bien lo dice Contreras Salinas
(2010, citando a Binimiles, 2000) que la
ciudad se ensancha y cambia todas las
condiciones de vida de quienes se ven
desplazados por la urbanización constante.
Desaparecen las tierras de cultivo y aparecen
conjuntos residenciales o parques
industriales que aparentan desarrollo y
progreso, pero son productos finalmente del
tipo educación formal que se recibe y hacia
esos fines proyecta.
La autora arriba citada expresa que para
aprender, una condición necesaria es vivir
con una apertura sensitiva, emocional y
afectiva hacia el que habla; que hay que
apreciar los olores, los gestos, los
movimientos de los seres que observamos o
con los que nos relacionamos.
Estas condiciones difícilmente las
encontramos al interior de los salones de
clase en la escuela, las encontramos en las
calles, en la comunidad, donde tenemos
relación con las personas, con los animales,
con las cosas, con la naturaleza, entonces un
buen modelo educativo ahí es donde se debe
buscar, y en este contexto no necesita el
gobierno la inversión que hace en las
instituciones. No se necesita tampoco sufrir
por una certificación o diploma que avale los
diferentes niveles establecidos para
alcanzarlos, no se necesita de la aprobación
de autoridad alguna que finalmente no sabe
cuánto sabe o no una persona, para
estratificarla en la sociedad y brindarle o no
una oportunidad laboral. Conocemos un
dicho que dice que “hay profesionistas sin
título y títulos sin profesionista”, creo que
aquí cabe muy bien. Lo que sería necesario
es que la autoridad competente no
condicionara el desempeño de un oficio o
una profesión a la obtención de un papel, que
se garantizara el derecho al trabajo sin
restricción alguna. El temor de los que
trabajamos en escuelas es comprensible
estando inmersos en esta sociedad así
estructurada, pero también sabemos que
cada día es más difícil ejercer el derecho de
cátedra por las imposiciones que se nos
pretenden exigir para transmitir solamente lo
que al sistema político-económico conviene
y la gran deserción estudiantil que hay
actualmente por la decepción del
estudiantado de no encontrar los espacios
para desarrollar sus propias ideas o los
espacios para estudiar lo que ellos quieren.
No se les da la oportunidad de formarse en
libertad, además de que así hemos sido
formados; Santos Gómez (2008, citando a
Fromm, 1976), nos dice que tenemos miedo
a la responsabilidad que tenemos de ejercer
nuestra libertad y preferimos dejarla en
manos de otros, en este caso de quienes
controlan el poder, “así pues, la libertad
puede asustar al hombre, porque teme
hallarse a solas con las riendas del propio
destino, verse como solitario responsable de
sí mismo.”23 Igelmo Saldívar (2009)
advierte esta situación y dice que los
estudiantes que desertan del sistema
educativo prefieren formarse por sí mismos,
individualmente, para lo que buscan asesoría
externa de lo que ellos eligen y desean,
además de que actualmente el internet les
ofrece esta gran oportunidad, cosa que está
preocupando a las instituciones educativas,
porque están perdiendo clientes, ya que éstos
por medio del sistema web ya no necesitan
tener al frente un profesor poseedor del
conocimiento, ellos mismos pueden
investigar lo que necesitan y desean y
alcanzar los objetivos que se planteen, es
decir, se pueden formar como autodidactas.
Este sistema está desplazando a muchas
escuelas, por lo que al estar el sistema
educativo en tal crisis de credibilidad, no
sería extraño que la deserción aumentara, si
a esto se adjunta la grave crisis económica
en que nos encontramos y las clases bajas no
tienen recursos para costear la educación de
las familias.
Entonces Illich, propone, no escuelas, sino
canales o centros de intercambio a los que se
debería dotar de todos los recursos que son
necesarios para un aprendizaje real. Nos dice
que
El niño crece en un mundo de cosas, rodeado
de personas que sirven de modelos para
habilidades y valores. Encuentra seres como
él, sus iguales, que le incitan a discutir, a
competir, a cooperar, a entender; y si el niño
es afortunado, se ve expuesto a la
confrontación o a la crítica de un mayor
experimentado que realmente se
preocupe.24
Las mallas de aprendizaje de lo que se
debería transmitir a los niños deben estar
interconectadas con los acontecimientos de
la vida y deben comprender cuatro fuentes
de recursos: 1) cosas, 2) modelos, 3) Iguales
y 4) mayores, que él prefiere llamar “tramas
de oportunidad”.
Rossi Quiroz (2011) explica estas tramas de
la siguiente manera:
1. Cosas. Se refiere al aspecto material de
nuestra cultura, al cual el hombre de una
sociedad tecnológica siempre tendrá acceso.
2. Modelos. Son los patrones y paradigmas
que encontramos en la gente, las ideas y la
práctica.
3. Iguales. Se refiere a seres que tienen el
mismo nivel que el aprendiz, para discutir,
competir, cooperar y entender.
4. Mayores. Se refieren a seres que tienen la
capacidad de criticar por ser personas
mayores
y experimentadas.25
Por otro lado, en la nueva forma de
educación, las metas no deben ser impuestas
administrativamente por un director, ni por
las metas pedagógicas de un profesor o
dueños de instituciones, es decir, no se debe
imponer que es lo que van a aprender los
alumnos, sino más bien, atenerse a lo que
quieren aprender y con qué cosas cuentan,
con qué información se cuenta. Pero para
montar este tipo de educación se requiere
también contar con las disposiciones legales
que permiten el libre acceso y la libre
asesoría, que especifique la no necesidad de
títulos para ejercer los distintos saberes ante
quien los requiera, que la garantía de la
efectividad de los mismos sea la experiencia
adquirida en la preparación personal y en la
interacción con el aprendiz y el ambiente en
que se desarrolle. Ni que sea necesario
pertenecer a una asociación de determinada
especialidad o profesión, o un sindicato que
cierran círculos de derechos de ejercicio de
profesiones solo para sus miembros o
agremiados.
Illich nos dice de los recursos educacionales
de que se debe disponer en la sociedad
desescolarizada para todas las personas,
ricos y pobres, de cualquier edad, puesto que
la educación no debe terminar al concluir
determinado nivel de estudios, sino que es
para toda la vida. Según él que entiende la
educación como un proceso planificado en
el que interviene un sujeto que enseña, y
enseñando aprende, y de otro que aprende, y
aprendiendo enseña, entonces los recursos
que se requieren son estos cuatro también:
1. Servicios de Referencia respecto de
Objetos Educativos. Que faciliten el acceso
a cosas o procesos usados para el
aprendizaje formal. Algunas cosas de éstas
pueden reservarse para este fin, almacenadas
en bibliotecas, agencias de alquiler,
laboratorios y salas de exposición, tales
como museos y teatros; otras pueden estar en
uso cotidiano en fábricas, aeropuertos, o
puestas en granjas, pero a disposición de
estudiantes como aprendices o en horas de
descanso.
2. Lonjas de Habilidades. Que permitan a
unas personas hacer una lista de sus
habilidades, las condiciones según las cuales
están dispuestas a servir de modelos a otros
que quieran aprender esas habilidades y las
direcciones en que se les puede hallar.
3. Servicio de Búsqueda de Compañero. Una
red de comunicaciones que permita a las
personas describir la actividad de
aprendizaje a la que desean dedicarse, en la
esperanza de hallar un compañero para la
búsqueda.
4. Servicios de Referencia respecto de
Educadores Independientes. Los cuales
pueden figurar en un catálogo que indique
las direcciones y las descripciones -hechas
por ellos mismos- de profesionales,
paraprofesionales e independientes,
conjuntamente con las condiciones de
acceso a sus servicios. Tales educadores
podrían elegirse mediante encuestas o
consultando a sus clientes anteriores.26
Que la sociedad desescolarizada de Illich sea
una utopía no quiere decir que no tenga
razón en las realidades que estamos viviendo
actualmente, además de que los sueños
siempre se han querido hacer realidad y por
ello se ha luchado. Si no se logran en su
totalidad, sí han propiciado avances en el
desarrollo de la historia de la humanidad, en
este caso la utopía de alcanzar una sociedad
más justa.
Desgraciadamente la institucionalización de
los ideales logrados en revoluciones, sean de
ideas o violentas, siempre quedan en manos
de quienes las promueven y las transforman
en poder para ellos y se olvidan de las masas
o del pueblo que los ayudó en el frente de
batalla.
Tanto en las democracias como en el
autoritarismo los beneficiados son los de
arriba, los de abajo siempre quedan igual. La
ideología dice una cosa, pero la realidad
concreta presenta una cara muy diferente.
Sin embargo, la lucha de Illich es
motivadora y esperanzadora sobre todo. Una
sociedad convivial con lo necesario para
vivir armónicamente entre seres humanos y
naturaleza es un ideal que es bueno perseguir
en la vida diaria.
Conclusiones
Si bien la propuesta de Illich de desaparecer
las escuelas de nuestra sociedad nos pueda
parecer absurda o imposible por la forma en
que se nos ha manipulado para pensar, no
podemos negar que esta posición es
precisamente la que fue preconcebida por
quienes diseñan el currículum oculto de los
planes de estudio que deben aplicar y
transmitir en las instituciones educativas.
Hasta el cansancio nos repiten nuestros
padres o familiares que si no asistimos a la
escuela no somos nada: “mira hijo, si no
estudias vas a terminar como yo, matándome
día a día para conseguir el sustento de la
familia”, las personas que desempeñan
trabajos muy pesados y muy mal
remunerados: “todo por no estudiar”. Desde
luego que me refiero a personas pobres, de
bajos recursos. Illich nos dice que ya nos
formaron el hábito en la conciencia de
pensar así. Y es muy cierto, porque los que
tuvimos la oportunidad de alcanzar una
carrera profesional sabemos muy bien que
las habilidades para desempeñar bien las
actividades referentes a nuestra profesión las
adquirimos, precisamente, en el campo de
trabajo. En la experiencia diaria en el
contacto con la realidad laboral que nos toca
desarrollar, sobre todo en el campo de las
ciencias sociales, porque trabajamos con
personas y todas son diferentes. No digo que
las teorías no nos ayuden a explicarnos la
realidad, pero lo que aprendemos lo tenemos
que ajustar a la realidad concreta, no a las
abstracciones. También sabemos muy bien
que cuando iniciamos el recorrido de los
diferentes niveles escolares, lo que nos
alegra es recibir el certificado de estudios de
la etapa que hemos terminado, y si viene con
buenas calificaciones, pensamos que vamos
a encontrar un trabajo bien remunerado y la
gente piensa que sabemos mucho o poco,
conforme al número obtenido;
desgraciadamente, regularmente no es así.
Muchas veces, ni el que tiene buen número
sabe mucho, ni el que tiene número bajo
sabe menos, y al contrario, ni el que tiene
buen número gana mucho en el mercado
laboral, ni el que tiene número bajo gana
poco, tal vez y hasta gane más. Sabemos que
ya en el mercado no es cuestión de números
que reflejen aprovechamientos académicos,
porque un buen número hay “muchas
maneras de conseguirlo”. Pero, eso sí, si no
tienes el papelito, sí se dificulta mucho
acceder al mercado laboral o te resignas a
obtener ingresos muy bajos. Así es que en
este sentido, efectivamente la escuela no
ayuda mucho.
Claro que ahí nos dicen entre más estudies,
mejor nivel de vida tendrás, y entre más
niveles termines, las oportunidades serán
mayores. Triste mentira, al menos hoy en día
no hay oportunidades laborales para los
egresados de carreras profesionales, por lo
menos para egresados de clase media para
abajo, porque los ricos ya tienen sus trabajos
asegurados en las empresas de sus familias,
o en la administración pública si son de
familias que trabajan en el campo de la
política o en puestos de gobierno. Para los
pobres no hay nada.
Por otro lado, cómo negar que se nos
encamina a ser consumidores en las
escuelas, si se busca estar en una “mejor
escuela” porque se supone que ahí “enseñan
mejor”, aunque te cueste más. Gran mentira
también. De sobra conocemos escuelas
particulares que solo se interesan por el
cobro y entregan los certificados sin
interesarles en lo más mínimo el
aprovechamiento de los alumnos. Eso sí, hay
que cumplir a cabalidad con el plan de
estudios, tal y como lo mandan las
autoridades encargadas de ello. Así mismo,
se nos hace consumidores de los últimos
avances de la tecnología de la información o
comunicación, porque ya es necesario llevar
la computadora a la escuela o tener internet
en casa para hacer las tareas, pero eso no nos
sirve para nada porque sabemos que los
alumnos solo usan “el pegar y copiar”, no se
hace investigación. Además conocemos el
aislamiento que están provocando estas
herramientas en las personas, porque cada
quien se encierra en su mundo con su celular
y no hay relación con los demás, que es una
parte importante de lo que nos hace
personas, no hay comunicación. La
calculadora ya hizo obsoleto el aprendizaje
de los algoritmos matemáticos, para que
aprender si con un “teclazo” se resuelve
todo. Considero que esto es muy peligroso,
porque no se desarrolla la capacidad del
pensamiento lógico y en el futuro nos
esclaviza a depender de lo que otros hagan,
porque no lo podemos hacer por nosotros
mismos. ¿Hay algo más claro que nos diga
que nos llevan hacia el esclavismo
empresarial que nos quiere solo para ser sus
maquiladores y obedecer órdenes?, ¿No es
este el fin último de la pretensión del control
social por parte del sistema en que vivimos?,
¿Dónde está la libertad individual tan
pregonada por el liberalismo?,
¿Para eso nos sirve la escuela?
Pero el mismo sistema está cayendo en sus
propios errores, porque hoy, al quedar
muchísimos estudiantes de bajos recursos
marginados del sistema educativo, o muchos
que descubren el engaño del currículum
oculto, unos por necesidad tienen que buscar
alternativas de educación por sí mismos
formándose como autodidactas y empiezan
a desarrollar habilidades que les hace
descubrir que para eso no necesitan ir a la
escuela, simplemente buscan a algún
experto que les enseñe, además de dedicarse
a lo que ellos realmente les gusta y
consiguen obtener un buen nivel de vida.
Muchas veces preguntamos a personas que
no estudiaron cómo hicieron para aprender
tal o cual cosa y vivir tan bien como viven,
y la respuesta es: “aprendí en la escuela de la
vida”. Entonces tiene razón Illich al afirmar
que la mayor parte de nuestro aprendizaje se
realiza en el medio en el que nos
desarrollamos, con las personas que
convivimos. Los estudiantes que desertan
por decepción de las escuelas, porque no
encontraron los aprendizajes que esperaban,
o porque descubrieron la manipulación del
plan de estudios, muestran mucha capacidad
de tener sentido crítico de la realidad y
regularmente son buenos activistas sociales
que buscan despertar conciencia en la
población del engaño a que estamos
sometidos.
En la última afirmación es conveniente
aclarar lo que dice Illich, en cuanto a que sea
el tipo de sistema que sea, autoritario o
democrático, si está institucionalizado, el
resultado es el mismo, porque va a tratar de
ideologizar a la gente conforme a su
paradigma y finalmente se caería en los
mismos errores.
Muy difícil desescolarizar a la sociedad, ni
duda cabe, pero la realidad no se puede
negar, y esa realidad nos muestra una
sociedad muy estratificada, producto del
tipo de la escuela institucionalizada que
tenemos, de los certificados que nos otorgan
y nos designan la clase social a la que
pertenecemos, y que al haber diferencias tan
grandes, también una injusticia manifiesta,
obviamente para los más desprotegidos.
Dice nuestro autor: los pobres siempre son
los más afectados.
La utopía es vivir en una sociedad
“convivial”, como él la llama. Una sociedad
donde el desarrollo tecnológico e industrial
y el progreso no acaben con los recursos
naturales que todos necesitamos para vivir,
una sociedad donde se busque el desarrollo
sustentable. Producir solo para lo que se
necesite, no para lujos. No crear nuevas
necesidades de consumo que no son vitales
para la existencia, apreciar el medio en el
que vivimos y conservarlo, desarrollar
relaciones humanas que nos hagan mejores
personas, es decir, desarrollar valores para la
sana convivencia, no valores para el
consumo. Consumir artículos o productos
que no necesitamos son causa de muchas
enfermedades, entonces cuál es la ventaja de
consumirlos, si además nos hacen consumir
los servicios médicos, por decir algo. Mejor
consumir productos sanos que benefician a
la salud.
Necesitamos construir una sociedad sana,
justa y con iguales oportunidades para todos.
¿Utopía? Debe ser buena si nos da esperanza
de un mundo mejor y la humanidad siempre
ha luchado por eso.
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PEDAGÓGICA. S/p. Obtenido 05/06/2016
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