antropología religión y símbolos

Upload: carlos-humberto-illera-montoya

Post on 20-Feb-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    1/10

    Antropologa, religin y smbolosen el fenmeno prehistrico delmegalitismo(Anthropology, religion and symbols in the prehistoricphenomenon of megalithism)

    Vlaz Ciaurriz, DavidUniv. de Navarra

    Dpto. de Historia. Area Prehistoria y Arqueologa

    Edificio de Bibliotecas

    31080 Iruea

    E-mail: [email protected]

    BIBLID [1137-439X (1999), 18; 285-294]

    Con el presente trabajo se pretende una breve reflexin de lo que supone el fenmeno prehistrico delmegalitismo desde una perspectiva antropolgica, religiosa y simblica. Se exponen unos comentarios que, deacuerdo con los parmetros mencionados, intentan evidenciar la necesidad de estos planteamientos tericos paradiscernir la globalidad del megalitismo, siendo consciente en todo momento que stos no han de ser excluidos.

    Palabras Clave: Megalitismo. Nueva Arqueologa. Ritual. Simblico.

    Historiaurreko megalitismoaren fenomenoari buruzko gogoeta laburra egin nahi izan da lan honetan, ikuspegiantropologiko, erlijioso eta sinbolikotik. Ondoren, aipaturiko parametroei jarraiki, megalitismoaren osotasuna ulertukobadugu, planteamendu teoriko horien premia agerian jartzea helburu duten iruzkin batzuk egiten ditugu, une orotanplanteamendu horiek baztertu behar ez direlako jakitun izanik.

    Giltz-Hitzak: Megalitismoa. Arkeologia berria. Errituala. Sinbolikoa.

    On prtend, par ce travail, analyser le phnomne prhistorique du mgalithisme d'un point de vueanthropologique, religieux et symbolique. On expose certains commentaires qui, en accord avec les paramtres

    mentionns, tentent de mettre en vidence la ncessit de ces propositions thoriques afin de cerner la globalit dumgalithisme, en tant conscient tout moment que ceux-ci ne doivent pas tre exclus.

    Mots Cls: Mgalithisme. Nouvelle Archologie. Rituel. Symbolique.

    Zainak. 18, 1999, 285-294 285

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    2/10

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    3/10

    Antropologa, religin y smbolos en el fenmeno prehistrico del megalitismo

    gar frente a los estadios anteriores. Es decir, el megalitismo cabra encuadrarlo dentrode un cambio mental mucho ms amplio y complejo que se encontrara inserto dentrode estas sociedades.

    c) Finalmente, cabra diferenciar el ajuar que acompaa a los inhumados en el monumento.Se trata de elementos depositados dentro de las cmaras y que acompaan a los difuntos.Aqu puede plantearse la polmica existente a la hora de discernir entre lo que es intencio-nal y lo que no, lo que es simblico y lo que es funcional.

    He querido realizar esta divisin para ilustrar como las corrientes de investigacin les hanido otorgando un inters preferencial a los niveles que acabo de caracterizar. En los primerosestadios de la investigacin megaltica, momentos en los que la metodologa de excavacin deeste tipo de construcciones todava no se encontraba excesivamente elaborada, se prestabauna especial inters al ajuar, caracterizando los diferentes objetos que acompaaban a los inhu-

    mados, con una pretensin ms clasificadora que interpretativa. Los objetos eran encuadradosdentro de las diferentes tipologas que iban surgiendo en el marco del devenir de la disciplinaprehistrica. Posteriormente, y como consecuencia de la irrupcin de la Nueva Arqueologa y dela Arqueologa de la muerte, de las que hablar ms adelante, comenz a gestarse el inters porlos restos antropolgicos. No se debe pensar que los elementos de ajuar pasaran al olvido, sinoque aun estando stos presentes, se ve la posibilidad del estudio de otras variables. El prehisto-riador entiende la necesidad de una interdisciplinaridad a la hora de hacer sus interpretaciones,y es entonces cuando comienzan los estudios de antropologa fsica, paleopatologas... Msadelante, fruto de trabajos de carcter funcionalista-ecolgico como los de C. Renfrew, comen-zara el inters por el estudio de los monumentos en el paisaje, establecindose las relaciones

    entre las propias construcciones y el medio en el que stas se encontraban insertas. Finalmente,la investigacin megaltica no slo tiene en cuenta estos tres niveles, sino que indaga en el cam-po conceptual y de las mentalidades, entendiendo el megalitismo como un fenmeno complejoen el que interactuan diferentes variables. Evidentemente, esta evolucin no es tan rgida ni sim-ple como ha quedado puesta de manifiesto, sino que sera ms matizada.

    ANTROPOLOGA

    La investigacin del fenmeno megaltico tiene su gnesis a mediados del siglo pasado,

    cuando los planteamientos e intereses por esta materia comienzan a cobrar cuerpo y base. Enestos primeros estadios de la investigacin, sta se da cuenta de la tremenda similitud formalque se encuentra inserta en las manifestaciones megalticas existentes en diferentes regiones.No se tardar mucho en proceder a poner en relacin esta similitud con una supuesta uniformi-dad gentica. Apenas sorprende entonces, que la interpretacin que en estos primeros mo-mentos se dar al posible origen del megalitismo se haga a partir de las bases del difusionis-mo, estando el primer estadio del fenmeno en Oriente, donde se encontrara la gnesis delmegalitismo europeo, entendido ste como un todo3. Esta idea fue matizada por Gordon Chil-de, quien cree que esta difusin debe de ser concebida bajo la perspectiva de difusin culturalen lugar de una colonizacin de carcter oriental.

    Paralelamente al desarrollo de estos presupuestos, surgen otros de carcter bien diferente.Me refiero a aquellas posturas que apuestan por un origen occidental del fenmeno en contrapo-sicin con las tesis orientalistas. Entre stos, cabra destacar la figura de Bosch Gimpera. Esta

    Zainak. 18, 1999, 285-294 287

    3 En estos primeros estadios, todas las construcciones megalticas que jalonaban Europa y el Mediterrneo eranvistas desde una misma perspectiva, no identificndose la posibilidad de que unas fueran muy anteriores a las otras.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    4/10

    Vlaz Ciaurriz, David

    idea del origen autnomo y occidental del megalitismo se ver confirmada mediante el desarrollode la datacin radiocarbnica y trabajos como los del propio Renfrew, que irn desmoronando to-das la ideas de carcter orientalista, demostrando la mayor antigedad de los monumentos me-

    galticos de la Europa Atlntica en contraposicin con otros monumentos mediterrneos u orienta-les, como las propias pirmides o las mastabas, y olvidndose, en definitiva, de la vieja idea deex oriente lux.

    Desde una perspectiva ms amplia, la propia prehistoria y la arqueologa comenzaban asentar sus bases en momentos similares. Este primer estadio que abarcara hasta mediados dela dcada de los aos sesenta de nuestro siglo es lo que podramos denominar como etapatradicional de la arqueologa. Los parmentos esenciales a partir de los cuales se iba articulan-do la investigacin dentro de la disciplina tenan un carcter tipolgico y descriptivo. Era unmomento en el que se prestaba una mayor atencin a la clasificacin del objeto que al estable-

    cimiento de aproximaciones interpretativas al mismo.

    Como ya he mencionado anteriormente, la dcada de los aos sesenta supone la prefigu-racin del cambio, la prdida de la inocencia en la arqueologa4. Es el momento del surgi-miento de la llamada Nueva Arqueologa, por contraposicin a la arqueologa tradicional. statiene un campo ya abonado con descubrimientos como el llevado a cabo por Libby a finales delos aos cuarenta con la datacin por C14 y que se generalizara aos ms tarde. Con el descu-brimiento de este mtodo de datacin absoluta los arquelogos ya no tienen que dedicar bue-na parte de su tiempo a la construccin de cronologas comparadas5. Se haba gestado un m-todo de datacin absoluta que permita ganar tiempo y esfuerzos al investigador en arqueolo-

    ga, que poda profundizar en otras cuestiones. No quiero dar a entender que el desarrollo delC14 ha sido la base de la Nueva Arqueologa, sino presentarlo como un hecho significativo enlos momentos gestativos de sta. En estos momentos, hay un gran inters en ciertos investiga-dores por aplicar tcnicas cientficas a la arqueologa, siendo un exponente de esto la publica-cin del trabajo de Brothwell y Higgs6 en 1963. Una revisin a las cuestiones que son aborda-das en la obra pone de manifiesto el inters por temas como la datacin, el desarrollo de tcni-cas para el estudio del Medio Ambiente, las paleopatologas, los anlisis estadsticos o las tc-nicas de prospeccin por citar algunos ejemplos7.

    Esta nueva forma de entender la arqueologa surge en mbitos americanos, donde los ar-

    quelogos y los antroplogos haban mantenido una mayor relacin. Surge en torno al crculode L. Binford8, pudindose resumir su planteamiento en la siguiente mxima: La Arqueologa oes Antropologa o no es nada. Bajo los parmetros de la Antropologa social, la Nueva Arqueo-loga pondr un mayor nfasis en los aspectos sociales y en las interpretaciones procesuales,haciendo suyos razonamientos de carcter hipottico-deductivo en contraposicin con losplanteamientos de ndole inductiva que hasta entonces venan usndose. La disciplina arqueo-lgica incorpora la Teora de Sistemas, entendiendo de este modo la cultura como un sistemasusceptible de ser dividido en otros subsistemas: el ideolgico, el tecnolgico, el social...

    288 Zainak. 18, 1999, 285-294

    4 CLARKE, D. (1973): Archaeology: the loss of innocence, Antiquity, 57, pp. 6-18.

    5 Un buen trabajo sobre la problemtica inherente a las cronologas comparadas puede encontrarse en JAMES,P. (1993): Siglos de oscuridad: Desafo a la cronologa tradicional del mundo antiguo, Edit. Crtica, Barcelona, pp. 414.

    6 BROTHWELL, D. & HIGGS, E. (1963): Science in Archaeology. A Survey of Progress and Research, Thamesand Hudson. Traduccin en castellano en 1980 bajo el ttulo de Ciencia en Arqueologa, Fondo de Cultura Econmica.

    7 El prlogo de la obra, de G. Clark, es una llamada a la interdisciplinaridad en la arqueologa que debe de ha-cer uso de otras ciencias a la hora de establecer sus investigaciones: Uno de los objetivos de este libro es ofreceruna visin sistemtica de la importancia de las ciencias naturales en la investigacin arqueolgica.

    8 BINFORD, L. R. (1962): Archaeology as Anthropology, American Antiquity, Vol. 28 (2), pp. 217-225.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    5/10

    Antropologa, religin y smbolos en el fenmeno prehistrico del megalitismo

    Uno de estos subsistemas ser el estudio de las prcticas funerarias, que se presentanmuy interesantes a los ojos de la Nueva Arqueologa por ser unos conjuntos de carcter cerra-do en los que quedaran puestos de relieve la estructura social de los grupos que los dispusie-

    ron: Las estructuras implcitas dentro de las prcticas funerarias expresan una realidad socialo sus principios simblicos y, por tanto, constituyen una base potencial de estudio para obte-ner informacin9.

    Con estos planteamientos como principios bsicos, surge la Arqueologa de la Muertedentro del contexto de la Nueva Arqueologa . He mencionado el papel tan importante que laantropologa haba jugado en el seno de sta y como muchos de sus principios haban sido he-chos suyos. La antropologa, desde el siglo pasado, haba comenzado el estudio del fenmenode la muerte con el objeto de poder establecer comparaciones entre las diversas culturas. Laarqueologa de la muerte crear una metodologa de estudio de acuerdo con las bases empri-

    cas de la antropologa, siendo los responsables ms directos de la elaboracin de estos presu-puestos de trabajo el propio Binford, adems de otros como Saxe o Trainter10.

    En 1981 se publica el trabajo de R. Chapman, I. Kinnes y K. Randsborg11 que presentauna revisin de lo que la arqueologa de la muerte haba supuesto hasta la fecha. Una revisinal ndice del trabajo muestra artculos que incluyen aspectos como la organizacin espacial,aspectos paleodemogrficos, etc.

    Ms recientemente, y por no aburrir con comentarios bibliogrficos, cabra mencionar eltrabajo de R. Fbregas, F. Prez y C. Fernndez12: Adems de trabajos en los que siguen pre-sentes la paleodemografa y la paleopatologa, se hace una revisin del fenmeno de la muerte

    en la Pennsula Ibrica, que transciende la cronologa prehistrica para llegar hasta la EdadMedia. El trabajo comienza con un artculo de J. M. Vicent en el que se ponen de relieve losproblemas tericos inherentes a la arqueologa de la muerte.

    Como conclusin a este primer apartado, diremos que la crtica ms enrgica a la Arqueolo-ga de la Muerte vino de la mano de postprocesualistas , entre los que cabe destacar a I. Hodder.La crtica no va dirigida tanto a la metodologa de la misma o a si existe un isomorfismo entre elhecho social y el funerario, sino a cmo a inferir de los restos funerarios los aspectos sociales.

    RELIGIN

    Parece correcto plantear el megalitismo dentro de la esfera de lo ritual, de lo religioso y delpensamiento supranatural de las comunidades que los construyeron. As, detrs de este tipode construcciones se encuentra inserta una dialctica de pensamiento y un modo de entendere interpretar la muerte. sta, no puede ser concebida como un ente de carcter aislado queopera de un modo independiente, sino que obedece a una serie de parmetros sociales y, co-

    Zainak. 18, 1999, 285-294 289

    9 LULL, V. & PICAZO, M. (1989): Arqueologa de la muerte y estructura social, Archivo Espaol de Arqueologa,N. 62, pp. 5-20.

    10 La posicin hegemnica del paradigma postprocesualista no implic en modo alguno la aniquilacin del pa-

    radigma tradicional, que sigue determinando las caractersticas de la investigacin normal, VICENT, J. M. (1995):Problemas tericos de la Arqueologa de la muerte. Una introduccin, en FABREGAS, R.; PREZ, F. & FERNNDEZ,C. (1995): Arqueoloxa da morte na Pennsula Ibrica desde as Orixes ata o Medievo, Excmo. Concello de Xinzo deLimia, pp. 347.

    11 CHAPMAN, R.; KINNES, I. & RANDSBORG, K (1981): The Archaeology of death, New Directions in Archaeo-logy, Cambridge University.

    12 FABREGAS, R.; PREZ, F. & FERNNDEZ, C. (1995): Arqueoloxa da morte na Pennsula Ibrica desde asOrixes ata o Medievo, Excmo. Concello de Xinzo de Limia, pp. 347.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    6/10

    Vlaz Ciaurriz, David

    mo tal, es la manifestacin del significado y del tratamiento que se est dando a la muerte enun grupo social. En otras palabras, la muerte es un acontecimiento de carcter social y se arti-cula de acuerdo con unos parmetros establecidos. As mismo, la propia construccin ptrea

    ha adquirido toda una simbologa inserta en si misma: En muchas culturas la piedra toma unsignificado de fertilidad. Sirva a modo de ilustracin el pasaje de Jeremas que dice ...los quedicen al madero: Mi padre eres t, y a la piedra: T me diste la luz13.

    He comentado lneas atrs como en los momentos de gestacin de la investigacin del fe-nmeno megaltico se comenz a pensar en trminos de una autntica Religin Megaltica,haciendo mo el trmino empleado por Gordon Childe. Este investigador, fcilmente criticableen nuestro momento pero forjador de la disciplina prehistrica, entenda que la profusin de lasmanifestaciones megalticas por Europa era debida a la expansin de una religin megalticaque desde Oriente habra llegado al Mediterrneo y a la Fachada Atlntica. Precisamente estecarcter costero era uno de los puntos que sostenan las proposiciones de Gordon Childe. Enesta misma lnea de pensamiento, cabra caracterizar a G. Daniel 14, quien dice que se trata deuna potente religiosidad de inspiracin egea que les obligaba a construir sus tumbas (o sustumbas-templos?) con tamao esfuerzo y a conservar la imagen de la diosa tutelar y funeraria.Es decir, esta expansin era perfectamente paralelizable, en cuanto al modo, a la expansindel Islam y la profusin de las mezquitas en el seno del mismo. Unos misioneros megalticosestaban llevando consigo una nueva religin que se manifestaba mediante la ejecucin deconstrucciones a base de grandes piedras. Se ha visto cmo todo esta teora cae con la apli-cacin del mtodo radiocarbnico, que demostrar cmo los megalitos atlnticos cuentan con

    una antigedad mayor que otras construcciones mediterrneas y la idea de unos magos veni-dos de oriente15 caer por su propio peso.

    Dejando a un lado estos planteamientos que se insertan ya dentro de la historia de la in-vestigacin, quiero centrarme por un momento en la importancia que entraa el surgimiento dela cuestin que estamos tratando, y que parece ser algo aceptado a la hora de plantearse loorgenes del mismo. Hemos visto cmo los dlmenes, parte del segmento tipolgico admitidodentro del megalitismo, son unos enterramientos de carcter colectivo donde los individuos soninhumados y dispuestos dentro de la cmara del monumento. Sin embargo, el modo de conce-bir el tratamiento de la muerte en estadios previos toma un carcter completamente diferente.

    Frente al binomio monumental y colectivo se advierte un enterramiento de carcter individual,en la mayor parte de sus casos, y en simples fosas sin que queden rasgos aparentes de es-tructuras complementarias a stas16. Es evidente que nos encontramos ante un cambio radicalen la estructura social e ideolgica de las sociedades que hacen suyo el enterramiento dolm-nico: en stas, la muerte es compartida y se hace visible en el paisaje construyendo un monu-mento en el que se han invertido muchas horas de trabajo y han intervenido varios individuosen un trabajo de carcter colectivo.

    290 Zainak. 18, 1999, 285-294

    13 Jeremas, 2:27.

    14 Cita de G. Daniel tomada de ELIADE, M. (1976): Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Vol. I, Edi-ciones Cristiandad, Madrid, pp. 137-138.

    15 RENFREW, C. (1986): El enigma de los megalitos, en RENFREW, C.: El alba de la civilizacin. La revolucindel radiocarbono y la Europa prehistrica, Ediciones Istmo, Madrid, pp. 132-139.

    16 Para una revisin de las formas de enterramiento mesoltico en Europa, puede consultarse el trabajo de RA-DOVANOVIC, I. (1992-1993): A Review of Formal Disposal Areas in the Mesolithic of Europe, STANITAR, Vol. XLIII-XLIV, pp. 93-102.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    7/10

    Antropologa, religin y smbolos en el fenmeno prehistrico del megalitismo

    Intentar inferir cual es la causa de este cambio no es una tarea fcil, pero parece evidenteque queda demostrado que ste ha existido en el seno de las mentalidades de aquellas pobla-ciones europeas que se encontraban ms prximas al Atlntico en un momento entre el Mesolti-

    co y el Neoltico. Sherrat17 apunta hacia una posible causa: La adopcin de lo que se puede de-nominar como paquete neoltico: agricultura y formacin de poblados estables principalmente,es ms fcilmente aplicable en las reas centroeuropeas, donde la composicin de loess en lossuelos hacen a stos muy apropiados para la prctica de la agricultura. Es en estas zonas dondese adoptar la aldea o poblado de carcter estable como forma de asentamiento, quedando laganadera en estos primeros estadios en un segundo plano. Sin embargo, en todas las zonas pe-rifricas al cinturn de loess, la Europa occidental, el establecimiento de este paquete resultams complicado en cuanto la potencialidad de los suelos para su uso agrcola es menor y laexistencia de recursos susceptibles de ser cazados y recolectados es mayor. Aqu la adopcinde un patrn de asentamiento plenamente estable se hace ms complicado por las caractersti-cas del medio. Ser en estas zonas donde surjan estas construcciones monumentales que cum-plirn el papel de la conversinde estas comunidades a los modos neolticos de las zonas inte-riores. Harn las veces de demarcacin territorial potenciando el sentido de comunidad y apro-piacin simblica del territorio. As, los dlmenes sern construcciones pensadas ms para losvivos que para los propios muertos. A partir del 3500 a. C, y debido a una intensificacin agrcolade estas zonas se producira un doble fenmeno dentro del megalitismo: de un lado las cons-trucciones ganarn en complejidad y, de otro lado, habr una expansin de las mismas haciaotras zonas. No obstante, y a pesar de tener presente la teora de Sherrat, hay que apuntar quela complejidad del fenmeno hace plantearse diversas soluciones de carcter local dependiendode los focos que se estudien, siendo la aplicacin de una teora tan general difcilmente acepta-ble en algunos casos.

    Llegados a ste punto, podramos hacer una nueva reflexin que no es otra que la bidi-mensionalidad inherente al megalitismo, como la denomina Felipe Criado18: En el fenmenomegaltico se encuentran imbricadas dos mentalidades diferenciadas:

    a) De un lado se encuentra la mentalidad y el pensamiento de las sociedades que losconstruyeron.

    b) De otro lado se encuentra presente nuestro propio pensamiento.

    La primera reflexin que puede extraerse de este planteamiento es hasta donde estamos ca-pacitados mediante el registro material a inferir en la dimensin del pensamiento de las socieda-des primitivas. Es cierto que hay quien recurre a la analoga etnoarqueolgica de comunidadesindonesias y melanesias, quienes a comienzos de siglo todava realizaban construccines de ca-rcter megaltico. Pero, Hasta qu punto su mentalidad es paralelizable a la de los primerosconstructores del megalitismo en la Europa occidental?; Hasta qu punto intervienen los mismosmotivos?...

    Es cierto que nuestro pensamiento tambin se encuentra presente a la hora de interpretarstas cuestiones que venimos tratando a lo largo de esta comunicacin. Somos hijos de un mo-

    do de ver las cosas y transgredir ste para incorporarnos en la mentalidad prehistrica es una

    Zainak. 18, 1999, 285-294 291

    17 SHERRAT, A. (1990): The genesis of megaliths: monumentality, ethnicity and social complexity in Neolithicnorth-west Europe, World Archaeology, Vol. 22(2), pp. 147-167.

    SHERRAT, A. (1995): Instruments of Conversion ?: The role of megaliths in the Mesolithic/Neolithic transition innorth-west Europe, Oxford Journal of Archaeology, Vol 14(3), pp. 245-260.

    18 CRIADO, F. (1989): Megalitos, espacio y pensamiento, Trabajos de Prehistoria, N. 46, C:S:I:C., Madrid, pp.75-98.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    8/10

    Vlaz Ciaurriz, David

    tarea harto complicada. Adems , el megalitismo, a diferencia de otras manifestaciones prehis-tricas, ha sido conocido desde hace tiempo ya que sus manifestaciones eran visibles en elentorno y susceptibles, por lo tanto, de ser interpretadas19.

    SMBOLOS

    Terminar este ltimo captulo de la presente comunicacin realizando una serie de reflexio-nes que se relacionan con las diferentes propuestas de carcter simblico admitidas en mayor omenor grado dentro del fenmeno megaltico. Para caracterizar el apartado desde una perspecti-va general, comenzar definiendo lo que se entiende por smbolo: Imagen, figura o divisa conque materialmente o de palabra se representa un concepto moral o intelectual, por alguna seme-janza o correspondencia que el entendimiento percibe entre este concepto y aquella imagen20.

    Dentro del fenmeno que venimos caracterizando, se pueden inferir diferentes niveles simbli-cos que la bibliografa ha ido tratando a lo largo de la investigacin. Bsicamente podemos presen-tar cuatro, si bien alguno de stos son as mismo susceptibles de ser desglosados en ms niveles:

    a) Dentro del ajuar, que se encuentra presente en la mayor parte de las cmaras de losdlmenes, hay una serie de elementos de carcter simblico. Es lo que algunos autoresvienen denominando como monumentalidad interior21 en contraposicin a la que se en-cuentra en la construccin externa.

    b) Los megalitos tambin pueden ser entendidos como smbolos territoriales socialmente activos.

    c) Se presentan como un smbolo de un pensamiento especfico y, que no es otro, que elde las comunidades que los realizaron.

    d) As mismo son un smbolo desde nuestro propio pensamiento que los interpreta.

    Entrando en una explicacin ms pormenorizada de cada uno de estos niveles, podemoscomenzar hablando del ajuar. En ste se presentan una serie de elementos que, en principio,iran ms all de la mera caracterizacin funcional de los mismos encontrndose insertos en lacategora de lo simblico. Evidentemente, el problema reside a la hora de poder caracterizar lacategora en la que stos se encuentran insertos. Una idea admitida es que estos objetos sepresentan como adornos de los difuntos, siendo su funcin bsica la de smbolos de diferen-

    ciacin social, situando al individuo que los posee dentro de una determinada categora o gru-po social. No obstante, y como as lo considera I. Rubio22, existen, adems de esta funcin so-cial, otras que son susceptibles de ser relacionadas con el adorno: una de estas funciones po-da ponerse en relacin con lo econmico, entendiendo al adorno como un objeto que puedeser intercambiado entre diferentes grupos a modo de bien de prestigio. As mismo, puede pen-sarse en el cumplimento de otras funciones, siendo los adornos smbolos que se relacionarancon lo religioso, con el mundo ritual o incluso con lo mgico.

    292 Zainak. 18, 1999, 285-294

    19 Las leyendas son un claro exponente del significado que el megalitismo ha tenido en diferentes momentosdel devenir histrico. De entre todas las que han sido recogidas, cito , a modo de ejemplo, la recogida por Don Jos

    Miguel de Barandiaran: Una de las formas de rendir culto a Mari por parte de los pastores consista en echar piedrasdentro de los dlmenes a modo de oracin. Esto parece atestiguarse en los dlmenes de Obieneta y Ziekogurutze(Aralar, Navarra). BARANDIARAN, J. M. (1979): Mitologa Vasca, Editorial Txertoa, San Sebastin.

    20 VV.AA. (1984): Diccionario bsico espasa, Tomo 14, Espasa- Calpe, Madrid, Pg. 4411.

    21 Vase nota 18.

    22 RUBIO, I. (1993): La funcin social del adorno personal en el Neoltico de la Pennsula Ibrica, Cuadernos dePrehistoria y Arqueologa de la Universidad Autnoma de Madrid, N. 20, pp. 27-58.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    9/10

    Antropologa, religin y smbolos en el fenmeno prehistrico del megalitismo

    Otra idea que se viene manteniendo a lo largo del tiempo es que los monumentos megalti-cos son smbolos territoriales socialmente activos. Uno de los padres de esta idea es el tantasveces citado C. Renfrew23. ste autor britnico entiende que los monumentos hacen las veces

    de marcadores territoriales dentro del paisaje en el que se encuentran insertos las sociedadessegmentarias que los llevaron a cabo. Caracteriza a stas como comunidades de entre 50 y500 individuos y autnomas econmica y polticamente. La idea clave es que se tratara deconstrucciones llevadas a cabo por la sociedad con el objeto de caracterizar un rea de in-fluencia en el espacio donde sta quedara inserta, actuando el monumento como referente pa-ra el grupo, que se identificara con el mismo. Es decir, ...los grandes monumentos funerariosson levantados a menudo en atencin a los vivos ms que en recuerdo de los muertos24.

    Esta idea de la demarcacin territorial tuvo su primer estudio por parte del propio Renfrewen las Isla de Arran (Escocia) y Rousay (Islas Orcadas): el autor establece un territorio domi-

    nante para cada monumento que se concentran, en su mayor parte, en los suelos de mayor po-tencial agrcola. Reconoce que para la construccin de los monumentos era necesaria la coo-peracin entre los distintos grupos, sin que se pueda constatar en ninguna de ambas islas queuno de los territorios haya gozado de un lugar preeminente dentro del paisaje. Desde este tra-bajo de claro enfoque funcionalista hasta nuestros das, se han sucedido numerosos trabajosque centran su estudio en este campo, con distinto xito y valoracin en cuanto a sus conclu-siones. Evidentemente, una visin tan generalizadora es difcilmente aplicable a todas las re-giones, presentando stas unas caractersticas propias y diferenciadas entre si. De este modo,esa demarcacin territorial puede ser paralelizable a sociedades que practican el pastoreo oincluso a grupos todava cazadores recolectores.

    Otro de los aspectos que hemos sealado es como estas construcciones son el smbolode un pensamiento especfico, y que no es otro que el de las sociedades que los llevaron a ca-bo. Este pensamiento hace que la propia construccin y los elementos que se encuentran enella cobren un significado original por las que fueron creadas y depositados. Como vemos, nosmovemos ya en un parmetro marcadamente conceptual. Parece lgico, como as lo seala F.Criado, que el concepto de muerte, tiempo, espacio y mito tendran un significado muy diferen-te que el que damos nosotros a stos trminos.. El problema surge a la hora de plantearse elpropio investigador como inferir en estas concepciones. As mismo, ste es hijo de su propiopensamiento, y el fenmeno megaltico es el smbolo concebido desde un pensamiento dife-

    rente, radicalmente diferente me atrevo a decir, del que originariamente se encontraba presentea la hora de la ejecucin de los monumentos.

    A modo de conclusin, me parece oportuno realizar las siguientes reflexiones: hemos vistocomo a diferentes acepciones del megalitismo se les aplica el significado de simblicas. Nocreo que sea el momento de entrar a reflexionar sobre si stas son o no son vlidas, sino queestimo ms interesante reflexionar brevemente sobre el concepto de smbolo. He presentado alcomienzo de este apartado una definicin del concepto. Bsicamente, se infiere de la mismaque por smbolo entendemos algo que representa a algo ms. Pero mi pregunta es: Cmo po-demos discernir si algo es un smbolo?. Graves-Brown25 expone en su trabajo como hay unatendencia social de dar categora de smbolo a unos determinados objetos o conceptos que re-

    almente no lo son. Para que algo represente a otro algo, es decir, acte como un smbolo, es

    Zainak. 18, 1999, 285-294 293

    23 RENFREW, C. (1976): Megaliths, territories and populations, Dissertationes Archaeologicae Gandenses, Vol.XVI, pp. 198-220.

    24 Vase nota 11.

    25 CRAVES-BROWN, P. M. (1995): Fearfull symmetry, World Archaeology, Vol. 27 (1), pp. 88-99.

  • 7/24/2019 Antropologa Religin y Smbolos

    10/10

    Vlaz Ciaurriz, David

    necesario la existencia y el conocimiento de un sistema de convencionalismos aceptados so-cialmente. Entonces: Podremos llegar a conocer realmente el significado de un smbolo sin te-ner ese sistema de convencionalismos?.

    En cualquier caso parece que, como seala R. Lucas26, existe en la investigacin relacio-nada con lo religioso y el pensamiento de las sociedades prehistrica una doble tendencia:

    a) Una postura de carcter pesimista que entiende que para el conocimiento de estos fe-nmenos se hace necesario hacer nuestro el pensamiento de la cultura que los integra.

    b) Una postura ms optimista que indaga la posibilidad de acercarse a estos temas e infe-rir en la metodologa que se puede usar para llegar a ellos.

    Personalmente, y antes que caer en el escepticismo, prefiero escoger el camino ms difcily posicionarme en la ltima de estas tendencias.

    294 Zainak. 18, 1999, 285-294

    26 LUCAS PELLICER, R. (1990): Mundo ritual y religioso,. Problemtica, en VV. AA. (1990): El Calcoltico a deba-te. Reunin del Calcoltico de la Pennsula Ibrica, Sevilla, pp. 117-121.