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Tesis Doctoral. Autor/a: Ascensión López Vázquez. Tutor: Manuel Bustos Rodríguez. Director: Manuel Bustos Rodríguez. Área de Historia y Arqueología Marítima. Universidad de Cádiz. 2021. ANTONIO DE ULLOA. UN MARINO-CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y AMÉRICA

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Page 1: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

Tesis Doctoral.

Autor/a: Ascensión López Vázquez.

Tutor: Manuel Bustos Rodríguez.

Director: Manuel Bustos Rodríguez.

Área de Historia y Arqueología Marítima.

Universidad de Cádiz.

2021.

ANTONIO DE ULLOA. UN MARINO-CIENTÍFICO

ENTRE ESPAÑA Y AMÉRICA

Page 2: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

Índice

Agradecimientos…………………………………………………………….. 2

Abreviaturas…………………………………………………………………..5

Capítulo 1. Introducción…………………………………………………….. 6

Interés del tema…………………………………………………….... 8

Objetivos…………………………………………………………….10

Estado de la cuestión…………………………………………………12

Metodología y fuentes………………………………………………. 21

Estructura de la investigación………………………………………. 27

Capítulo 2. Los orígenes de Antonio de Ulloa. De las primeras letras a la

llamada de la Geodésica……………………………………………………. 30

Ascendencia y primeras letras………………………………………. 31

Creación e importancia de la Real Armada y su Academia de

Guardiamarinas……………………………………………………... 34

Un Hidalgo aventurero……………………………………………… 38

Marinero de aventuras en la Flota de Tierra Firme…………………. 45

Por fin Guardiamarina. Bautismo de fuego…………………………. 49

La llamada a la Geodésica y el desarrollo científico español…….…. 56

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Preparativos de una expedición franco-española……………………. 64

Capítulo 3. El ascenso de dos guardiamarinas. La participación de Antonio de

Ulloa en la Expedición Geodésica……………………………………..…… 72

Dos guardiamarinas para la Geodésica……………………………… 73

Motivos de un ascenso meteórico…………………………………… 87

Instrucciones para zarpar……………………………………...……. 89

Viaje y desarrollo de los trabajos…………………………………... 100

Capítulo 4. Los resultados de la Geodésica. Una primera imagen de

América……………………………………………………………...……. 115

Regreso a España………………………………………..………… 116

Publicación de los resultados……………………………………… 118

La Relación Histórica y su importancia como fuente descriptiva e la

América Meridional……...………………………………………... 124

La primera imagen de América: los habitantes de la América

Meridional…………………………...…………………………….. 130

Capítulo 5. Al servicio del Estado. Participación en la política de Ensenada y

Arriaga………………………………………………………………..…… 154

De oficiales a espías para el Estado………………………………... 155

Participación en la política de los últimos años de Ensenada………. 173

La vida personal de un Alférez de la Compañía de Guardiamarinas.. 181

Page 4: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

Capítulo 6. De nuevo en América como gobernador de Huancavelica y

Luisiana, bajo las órdenes de Arriaga. Una nueva visión………………….. 188

Gobernador de Huancavelica y superintendente de minas………… 189

Gobernador de Luisiana...…………………………………………. 202

De nuevo en España. Las Noticias Americanas y una nueva imagen de

los habitantes de América……………………………………...…... 210

Capítulo 7. Los altibajos de un marino. El final de la carrera y la vida de

Antonio de Ulloa…………………………………………………..………. 231

Como oficial en América: la Flota de Nueva España………………. 233

Desarrollo y resultados: marina, ciencia y administración……...…. 246

Desembarco para volver a embarcar. El descrédito de un marino de la

vieja escuela……………………………………………………….. 259

De marino a esposo y padre. Los años finales de un oficial dedicado a

la administración…………………………………………………... 274

Conclusiones…………………………………………………………….... 282

Anexo……………………………………………………………………... 290

Fuentes y bibliografía……………………………………………………... 298

Page 5: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

1

“No lo digas, ESCRÍBELO”

A E.L. por todo lo que nos quedó por hacer

y por enseñarme el valor que tiene cumplir una promesa.

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2

Agradecimientos

A lo largo de todos esto años, que abarcan un tiempo mayor que el de esta última

investigación, me he cruzado con una serie de personas que han hecho posible que un

camino que siempre se presentó sumamente difícil, nunca se quedase a oscuras y fuera,

cuando menos, transitable. Todas esas personas, que tanto me han ayudado cuando lo

necesité merecen, como mínimo ser reconocidas por mi parte y, por tanto, mencionadas

en este apartado.

El lugar principal se lo debo a mi director, el profesor Manuel Bustos, por ponerme

en las manos las herramientas necesarias para cumplir un sueño que, cuando llegué a su

despacho, me parecía totalmente imposible. Le agradezco además que me haya enseñado

a caminar sola, a hacerme consciente de que era capaz de afrontar un trabajo como este y

ser responsable de él. Y por supuesto, le agradezco su apoyo, su cercanía y cada una de

las bondades que ha tenido para conmigo, así como sus palabras de aliento cuando,

aunque estuviese sonriendo, me embargaba la peor de las tristezas.

Pero mi fortuna empezó mucho antes de este trabajo y por eso debo darle las

gracias al profesor Arturo Morgado, el único que supo ver que la joven estudiante que

fui, tenía cosas que ofrecer y que, correctamente instruida podría llegar a convertirse en

doctora. Le agradezco a demás que me abriese las puertas de una forma de escribir la

historia desde perspectivas que jamás imaginé que existieran. Me enseñó que aquellos

que no tienen nombre también forman parte de la historia, que lo marginado es también

atractivo y que lo maravilloso también es parte del discurso histórico. Por todo ello, y a

pesar de los pesares, jamás podré olvidar al rinoceronte de Rodolfo II.

Y, por supuesto, debo darle las gracias al profesor Alberto Gullón, por cada una

de las cosas que ha hecho por mi, por todas las oportunidades que me ha dado, por

considerarme siempre una de “los suyos”, con todo lo que eso conlleva. Además, le

agradezco su infinito apoyo a nivel personal, por haberme mirado con ojos de padre,

especialmente cuando dejé de tener a quien me mirara así. Y por llevarme, de su mano, a

América y enseñarme que aún estando en el paraíso, los problemas no desaparecen nunca.

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3

A Joaquín Ritoré por enseñarme que un profesor puede ser también un amigo, una

persona en la que confiar. Y por demostrarme que la transversalidad es una de las

maravillas de mi oficio. A María del Mar Barrientos, Guadalupe Carrasco y Alicia

Arévalo tres grandísimas profesionales que, aún siendo tan diferentes, me han enseñado

muchas más cosas de las que se pueden aprender en un aula. Por otra parte, a Rosario

Márquez, maestra, compañera y amiga, por hacerme sentir siempre como una verdadera

profesional, por cada risa y por cada abrazo, por cada lección magistral y por todas las

veces que me ha tendido la mano. Y con ella a Nieves y Manuel Andrés, por hacerme

saber que, en Huelva, puedo sentirme como en casa. Y, por supuesto, Rosario Martínez,

mi bibliotecaria decimonónica favorita y adorada, por entenderme, apoyarme y estar

siempre para mi.

No puedo olvidar a mis compañeros, a todos los que he conocido en este tiempo

y que han sido u gran apoyo en los momentos de duda. Pero especialmente debo destacar

a tres, los incondicionales, “el Torreón”, los que no han faltado y espero que nunca falten.

A Alba, por aportarme discreción, seriedad y constancia, esa cosas que a mi me han

faltado y que he podido aprender mirándote. A David, mi gran amigo, el mejor de todos,

gracias por tantos años, apoyo y cariño, por ser ya de esa familia que no se elige, la que

es de por vida. Y por supuesto a Jesús, el mayor de mis descubrimientos, lo mejor que ha

aparecido en mi vida en mucho tiempo, mi contraalmirante. Por haber superado todas las

expectativas (las tuyas y las mías), por no dejarme caer, por prestarme tu hombro cuando

necesité llorar y regalarme tu sonrisa cuando solo quería reír. Has sido el mejor

compañero de aventuras que nadie pudiera soñar, sin importar la edad ni las

circunstancias, hemos recorrido el camino juntos y juntos llegaremos a la meta. Gracias

por estar a mi lado Flanagan.

A mis amigos Mar, Vicky, Víctor, Cristina, Daniel, la doctora María, Irene, los de

ahora, los de siempre, por mantenerse a mi lado a pesar de mis ausencias y por entender

que este es el mayor de mis sueños. Os compensaré.

Por supuesto a mi familia, a toda, por entender lo que no se entiende y aceptar que

siempre fui una persona atípica y que, por tanto, elegiría una vida atípica. A Antonio

Cabrera, ese tío de otra madre que siempre ha estado presente y se ha esforzado en hacer

que mis sueños se cumplan. A mi hermano, por entenderme y apoyarme, por volver para

Page 8: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

4

quedarse y por provocar que esta tesis se haya escrito a ritmo de tres por cuatro y al calor

de las risas de una niña, esas que, a pesar de todo, han valido por dos. Ojalá esto les sirva

para comprobar que nada se consigue sin trabajo y esfuerzo. A mi madre, mi ángel, la

que más me conoce, la que mejor me entiende, la que se hizo fuerte para sostenerme

cuando se rompió uno de mis pilares y me ha ayudado a transitar por el camino de la vida,

aunque esté cojeando siempre. Por cada desvelo, por cada sermón, por cada consejo, por

cada conversación, por todo el tiempo que me has dedicado y me sigues dedicando, por

olvidar tu vida para apoyar mis sueños, buena parte de este trabajo es tuyo. Y finalmente

a mi padre, por enseñarme a amar las letras, por enseñarme que la palabra oral o escrita,

es nuestro mayor bien y nuestra mejor herramienta. Por todos los años que compartió

conmigo y por enseñarme, con su partida, que la única manera posible para vivir es

hacerlo luchando. Por guiar mis manos para escribir cada una de las páginas de este

trabajo, porque te he sentido conmigo, porque nunca te has ido ni te irás, por ayudarme a

cumplir la promesa que te hice, gracias papá.

Page 9: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

5

Abreviaturas

AGMAB Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán

AHPC Archivo Histórico Provincial de Cádiz

AHN Archivo Histórico Nacional

AGP Archivo General de Palacio

AGS Archivo General de Simancas

AMS Archivo Municipal de Sevilla

AMN Archivo del Muso Naval de Madrid

AGI Archivo General de Indias

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6

Capítulo 1. Introducción

Si para dar respuesta a la pregunta de ¿quién fue Antonio de Ulloa? atendemos

exclusivamente a lo que se muestra ante nuestros ojos, nos encontramos con que era un

marino. Hablaríamos pues de un oficial de alta graduación de la Armada española, que

revestido con su uniforme de gala y con la cruz de la Orden de Santiago prendida en su

pecho, se mantiene en su gabinete donde rodeado de libros, incluidos los de su autoría,

cartas náuticas y mapas, a la espera para emprender una nueva aventura naval. Así, al

menos, es como se le representa tanto en el cuadro que se expone en el Museo Naval de

Madrid, como en las litografías que se conservan en su archivo y en el del museo nacional

de ciencias naturales1. De esta manera, la imagen proyectada condiciona nuestro

pensamiento, llevándonos a tomarlo como un gran comandante, con enormes dotes de

mando tras una carrera larga y brillante. Quizás el hecho de que, una de las litografías que

ilustran su fisonomía se conserve en un museo de historia natural, puede llevarnos a

pensar que estamos ante un hombre de ciencia, pero en absoluto, su sola imagen puede

mostrarnos hasta qué punto lo fue. Tampoco puede hablarnos de su enorme curiosidad

intelectual y de su interés por la difusión del conocimiento que lo acompañó toda su vida

Mucho menos, muestra a un hombre de temperamento complejo, cuyo carácter le

jugó alguna mala pasada en más de una ocasión, de las que pudo salir bien librado gracias

a un sistema de relaciones que fue forjando y que le amparó en dichos momentos. O que,

una vez perdidos los vínculos que le unían a estas y debido a su escasa experiencia como

marino se vio sometido a un consejo de guerra, donde se ponía en entredicho su papel

como comandante. Tampoco podemos llegar a vislumbrar a un padre de familia católico

y abnegado, que fue capaz de planificar antes de su muerte el camino que cada uno de sus

hijos deberían seguir, para impedir que pasaran por el trance de las malas gestiones

paternas, como fue su caso.

En definitiva, la respuesta a esta pregunta podría ser que Antonio de Ulloa fue un

marino científico, un hombre de su tiempo que, aún con una vida algo particular, terminó

por encajar en los esquemas establecidos para un hombre de su posición. Así, podemos

observar como ofrecer una respuesta a esta incógnita es un trabajo mucho más complejo

1 Figuras 1, 2 y 3. Anexo.

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7

que mirar un cuadro, incluso más que leerse un libro, pudiendo ser por tanto el objetivo

de una tesis doctoral.

De esta forma, en el contexto de la pugna por conocer la verdadera figura de la

Tierra que no solo traería consigo el posicionamiento desde el punto científico, sino que

terminaría por convertirse en un conflicto entre naciones al enfrentar a Francia e

Inglaterra, cunas de los científicos que, a principios de la edad Moderna, postularon sobre

este particular, España entrará en escena como nación clave para la consecución de los

objetivos franceses en cuanto a su intención de posicionarse a la vanguardia de la carrera

por tener la certeza de que los postulados que defendían a este respecto, eran los que

verdaderamente definían la figura terrestre. Pero la cuestión no se basaba exclusivamente

en la resolución de dicha incógnita, sino que solventado dicho interrogante se solucionaría

un problema que había sido una constante, especialmente, desde los inicios de la

navegación transatlántica, como era la de determinar la situación de las naves en alta mar.

Esto tendría además su reflejo en la cartografía tan necesaria e imprescindible para

naciones con dominios tan amplios y que tenían una importante base de operaciones,

comerciales y bélicas, en el atlántico. De esta manera podrían realizarse cartas náuticas

mucho más precisas, así como mapas costeros que indicasen la situación exacta de los

principales accidentes.

Una serie de mejoras que, en definitiva, conseguirían situar a la nación que

resolviese el enigma como primera potencia naval europea. Un conflicto pues, el de la

situación de Inglaterra y Francia en el panorama naval, que enfrentó a ambas naciones,

tanto en este caso como en otros muchos y que estuvo presente en sus relaciones

diplomáticas hasta finales del siglo XVIII. En la mayoría de las ocasiones, la cuestión de

la carrera por el poderío naval trató de resolverse, a través de la vía bélica (solución muy

alejada de la propuesta presentada en 1734) cuando la base del problema tenía un

importante componente científico. Así, dado que la resolución de la cuestión científica

urgía y se presentaba como problema principal. La Academia de las Ciencias de París

plantea dos expediciones, con destinos diferentes, que con la combinación de sus

resultados pondría fin a la incógnita sobre la figura terrestre. De esta manera, Francia

pretendía demostrar que la tierra era un esferoide achatado por el ecuador con lo que las

medidas de los dos puntos extremos del arco de meridiano conseguirían resolver la

cuestión.

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8

Así, tendrían que desarrollarse los trabajos en dos territorios fuera de los dominios

franceses siendo uno de ellos, el virreinato del Perú. Gracias a los Pactos existentes entre

estas dos naciones, a cuyos monarcas les unían vínculos familiares y al deseo de los

Borbones españoles de vigilar las maniobras francesas en sus dominios, todo ello unido

a la necesidad de conocer mejor dichos territorios con el consiguiente aumento de control

sobre ellos que esto supondría, Felipe V autoriza la entrada de la expedición francesa en

sus territorios poniendo como condición la presencia de españoles en el viaje. Debido a

las aptitudes y conocimientos que imponen, tanto el monarca como el Consejo de Indias,

y la situación privilegiada que los nuevos oficiales de la Real Armada estaban adquiriendo

desde el punto de vista científico; no es de extrañar que, unido a otros factores quizás

menos relevantes, se escogiese a dos guardiamarinas para asistir a los académicos de París

y participar en los trabajos de la expedición. Será precisamente a tenor de dichas premisas,

como Antonio de Ulloa entre en escena formando parte de la expedición que logró medir

los grados del arco de meridiano terrestre, poniendo fin a la incógnita sobre la figura de

la tierra.

Interés del tema.

Son precisamente los resultados que, para Antonio de Ulloa, tuvo dicha

expedición y que condicionaron el desarrollo vital del marino sevillano, los que se

plantean como argumentos que justifican el interés sobre su historia de vida. Así,

partiendo de su elección, que le distingue entre el resto de miembros de las promociones

que cursaban estudios navales en la Academia de Guardiamarinas en 1734; se embarca

en una misión que le llevará hasta américa y que condicionará el desarrollo de su vida y

de su carrera desde todos los puntos de vista. De esta forma, un joven cadete de la

Compañía de Guardiamarinas no iniciará sus estudios en la academia gaditana, en la que

había ingresado a penas un año antes, sino que lo hará partiendo de un viaje transatlántico

en el que sería instruido tanto por comandantes franceses como por sabios de la Academia

de Ciencias de París. Así y unido al desarrollo de las observaciones inherentes a los

trabajos de campo planteados para la medición astronómica objetivo de la expedición,

Antonio de Ulloa comenzó a instruirse en una gran cantidad de ramas de la ciencia. Algo

en lo que también colaboraría el gobierno español que le había encomendado presenciar

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9

y adquirir información no solo de las labores francesas sino de todos los aspectos relativos

a los territorios americanos.

Además, el hecho de tener que convivir desde un principio con personajes de la

talla de los miembros de la academia parisina, generaría que tanto él como su compañero

Jorge Juan, ascendiesen a oficiales antes de terminar o, en el caso de Ulloa, de cursar

estudio alguno en la Academia de Guardiamarinas. Concediéndoseles, incluso, el grado

de tenientes de navío con lo que su cursus honorum sería, a partir de ese momento

completamente irregular, permitiéndole acceder desde edad muy temprana, a los grados

más altos de la Armada española. Dicha condición, unida a los conocimientos adquiridos

y a su buen hacer, generaron no solo que comenzara, de forma también muy temprana,

una importante labor divulgativa de sus saberes, a través de una amplia producción

bibliográfica. Sino también que, a su regreso a España y en el contexto de las reformas

implantadas por el marqués de la Ensenada, se le extrajese nuevamente del camino

tradicional, convirtiéndole en un militar-funcionario al servicio del Estado.

A partir de este momento se iniciaría un nuevo peregrinaje científico por Europa

en el que, en esta ocasión, adquiriría una gran cantidad de conocimientos técnicos que

irían a colación del proceso de renovación naval que pretendía llevarse a cabo. Y, en

suma, le permitiría adquirir una importante red de relaciones que condicionaría sus

acciones a partir de su regreso, en el que le sorprendería la caída del secretario de Marina

e Indias. Un proceso que compartió con Jorge Juan quien, a pesar de compartir

prácticamente su mismo destino, obtuvo por su antigüedad mejores empleos,

especialmente en la Academia de Guardiamarinas, generando que su imagen

ensombreciera a la de Antonio de Ulloa, relegándole al simple puesto de su compañero

de aventuras. Pero, si de lo que se trata es de una cuestión de imagen, el propio Ulloa se

encargó de que, sobre la suya no pesara mancha alguna, adscribiéndose y prestando

fidelidad a los distintos secretarios que sucedieron al que había sido su mentor. Con lo

que fue convocado para ejercer labores gubernativas en los territorios americanos, siendo

en este punto donde su carrera se normalice, al convertirse más en funcionario que en

marino, llevándole no solo a que sus últimos ascensos se produjesen casi de forma

simultánea a los de sus compañeros de promoción, sino a adoptar un estilo de vida propio

de los marinos del XVIII.

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10

Un estilo de vida que permitía observar que la de ser marino, había sido su gran

vocación, que se había visto truncada por el curso de los acontecimientos y que, cuyo

desarrollo, mancharía esa imagen inmaculada que Ulloa intentó conservar a lo largo de

su vida. Pues efectivamente, se trataba de un oficial que una nula experiencia naval, que

había destacado más por méritos científicos que por grandes campañas navales y

comenzaría a enfrentarse a verdaderos problemas al desvanecerse progresivamente su

sistema de relaciones. Así, sus campañas navales estuvieron rodeadas de controversia y

excepcionalidad, al igual que la mayor parte de su vida. Y supusieron, especialmente la

última, sus fracasos más grandes, desacreditando su figura hasta el punto de hacer caer

en el olvido a un marino – científico que se destacó tanto por sus variadas aptitudes como

por su enorme vocación de servicio. Aceleración y lentitud, gloria y olvido, interés y

desconocimiento, son los principales atributos del desarrollo vital de Ulloa. Una vida

controvertida y conocida solo a retazos que bien merece ser conocida y despertar el interés

de futuros investigadores que puedan colaborar a conformar un análisis profundo y global

de su persona y su trayectoria.

Objetivos

Teniendo en cuenta todo lo dicho y que se trata de un estudio global acerca de la

vida de este oficial de la Armada, nos planteamos los siguientes objetivos:

- Analizar cómo el contexto en el que se desenvolvió modifica su vida. De esta

manera, pretendemos insertarlo dentro del proceso de cambios que trajo el

desarrollo científico a España y el proceso de reformas navales que se

implantaron con los distintos gobiernos borbónicos con el fin de exponer

como, los acontecimientos, alteraron una trayectoria que debería haber sido

clara.

- Conocer los años previos a la geodésica y analizar como estos condicionaron

tanto su acceso a la armada y a la geodésica, como su inagotable inquietud

intelectual.

- Estudiar como sus estancias en América son fundamentales para su desarrollo

personal y profesional. Permitiéndole no solo adquirir conocimientos y poner

en práctica los ya adquiridos, sino también ser consciente de una realidad que,

para la mayor parte de los españoles era totalmente desconocida. Desde este

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punto de vista, pretendemos analizar un aspecto que, a penas se ha

desarrollado dentro de sus estudios sobre aquellos territorios, la imagen de sus

habitantes. Analizando las descripciones y opiniones que ofrece sobre ellos.

- Desarrollar su papel dentro de la administración española, exponiendo su

inserción en un proceso que caracterizó a dicha administración a lo largo del

siglo XVIII, la militarización del funcionariado. En el que el Estado se

beneficiaba de la óptima formación con la que contaban los oficiales, navales

especialmente, para poner en marcha el sistema reformista que se pretendía

llevar a cabo en la armada, con la intención de convertir a España en primera

potencia naval.

- Mostrar como, a pesar de lo peculiar de su trayectoria, su vida, personal

especialmente, se ajustó a la propia de un marino del XVIII. Tanto en la

elección de su esposa y la formación de una numerosa familia, como en la

dedicación y planificación con la que cuidó de la educación y posición de sus

hijos. A los que encaminó hacia una vida acomodada y propia de su condición,

proporcionándoles formación, vienes, uniones matrimoniales beneficiosas,

entrada en órdenes militares y puestos dentro de la administración, la Armada

y la Corte.

- Aportar una imagen, lo más real posible, de la figura de Antonio de Ulloa,

dado que, al tratarse de un personaje bastante desconocido o del que se tiene

un conocimiento parcial. Es común la tendencia a la teorización sobre su vida,

su trayectoria y sus logros. Exponiéndose una imagen superficial, en la que

solo se le muestra como un hombre ilustre sobre el que no pesó mácula alguna.

Y que se contradice, completamente, con la falta de conocimiento sobre su

persona.

- Analizar sus problemas como marino, pues a pesar de haber iniciado su carrera

de manera práctica y haber sido instruido por grandes personalidades de la

Armada española y extranjera, no contó con éxitos en este campo. Esto se

debía a su falta de experiencia marinera, que ocultó por su ferviente deseo de

desarrollarse en la profesión en la que se había formado.

- Exponer si Antonio de Ulloa es o no un ejemplo arquetípico de hombre del

XVIII, un hombre ilustrado.

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12

Estado de la cuestión

A pesar de tratarse de una figura con un reconocimiento escaso, especialmente en

el contexto de la Armada, en el que han destacado otros oficiales por el hecho de contar

con grandes hazañas bélicas o con trabajos que, si bien no se dieron en altar mar,

estuvieron íntimamente ligados a las mejoras en la formación de los marinos y las técnicas

constructivas y de navegación, como es el caso de Jorge Juan. Sí que ha despertado, en

ciertos momentos y aspectos, el interés de historiadores, navales o no y de marinos

aficionados o que compaginan las dos facetas. Desde este punto de vista, podemos decir

que se trata de un personaje, a este nivel, controvertido pues en el siglo XIX se incluye

en compilaciones de vidas de grandes personajes de la Armada2, además de contar con

alguna que otra aproximación biográfica, al más puro estilo positivista3. Amén por

supuesto de producciones posteriores, que básicamente incurren en las mismas

características a pesar de fecharse en tiempos más actuales4. A pesar de todo esto, habrá

que esperar hasta finales del siglo XX para que un historiador se centre no solo en estudiar

y desarrollar su vida, sino en analizarla desde diversos puntos de vitas. Este es el caso de

la obra de Francisco de Solano5, el autor de la biografía que ha sido referencia no solo

para este trabajo, sino para todos aquellos que, en algún momento, han tenido la intención

de aproximarse a la trayectoria vital de este marino.

Las características de la misma se pueden considerar, cuando menos, singulares

teniendo en cuenta no solo la amplitud de detalles con las que relata la historia de este

oficial de la armada. Sino por el hecho de tratarse una obra publicada a título póstumo,

cuyo autor no podría realizar las últimas revisiones, teniendo estas que correr a cargo de

otros compañeros y discípulos del historiador. Nos encontramos pues con una obra final,

2PAVIA, F. DE, Galería biográfica de los generales de Marina, jefes y personajes notables que figuraron en

la misma corporación desde 1700 a 1868, imprenta de J. López, Madrid, 1873, tomo III, pp. 639-653;

FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, M, Biblioteca marítima española, imprenta de la viuda de Calera, Madrid,

1851, pp. 189-201 3 HOYOS, F, Biografía del teniente general de la Armada D. Antonio de Ulloa, Madrid, 1848; SEMPERE Y

GUARINO, J, Ensayo de una Biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III, Gredos

Madrid, 1789, Tomo V-VI. 4 PAREDES SALIDO, F, Antonio de Ulloa, un marino ilustrado, Fundación Jorge Juan, Novelda, 2004;

MÉNDEZ BEJARANO, M, Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual

provincia, Sevilla, 1925, tomo III, pp. 34-41; WHITAKER, A. P, “Antonio de Ulloa”, Hispanic American

Historical Review, vol. 15, nº 2, Durham, 1935 (este último caso, contiene algo más de análisis por parte

de su autor claramente influido por el pensamiento anglosajón). 5 SOLANO, F. DE, La pasión de Reformar. Antonio de Ulloa marino y científico 1716-1795, EEHA, UCA,

Cádiz, 1999.

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de esas que se llevan a cabo después de largos años de una investigación que, en sus

inicios, no pretendía, en absoluto, convertirse en lo que se transformó finalmente. De esta

manera nos encontramos con un historiador que, especializado en la historia de México,

decide realizar estudios sobre la ultima flota de la Carrera de Indias, que publicará en una

monografía en 19796. Entendemos pues que, a partir de este momento, dedicará los

siguientes 20 años a estudiar todo lo relativo al que fuera comandante de dicha flota,

dando lugar, al concluir dicho tiempo y la consiguiente investigación, a la biografía a la

que aquí hacemos referencia. Amén de ciertos artículos en revistas especializadas y ciclos

de conferencias7 con los que, si bien terminaría reiterándose en cuanto a los datos

aportados sobre el marino, se completa la visión más amplia que tenemos de su persona

hasta el día de hoy.

Al respecto de la trayectoria vital del marino, cabe desatacar, así mismo, los

trabajos colectivos que componen ciertas publicaciones realizadas, generalmente, a tenor

de los centenarios de la muerte del que fuera teniente general de la Armada. En concreto,

son dos los trabajos que, desde el Instituto de Historia y Cultura Naval8, se realizaron

motivados por dichas efemérides y en los que se aporta o, más bien, se intenta aportar,

una imagen lo más amplia posible acerca de la figura de Antonio de Ulloa y las diversas

facetas que desarrolló a lo largo de su vida. Pero, sin duda alguna, la mas completa de

todas es la dirigida por Losada y Varela9, que, en el II centenario de la muerte del marino,

publican una obra respaldada por la Escuela de estudios Hispano Americanos, el CSIC y

el Archivo general de Indias. En la que, historiadores en su mayoría, constituyen, con sus

aportaciones, lo más parecido a una biografía que se pueda realizar.

6 SOLANO, F DE, Antonio de Ulloa y la Nueva España. Con dos apéndices Descripción geográfico- física

de una parte de la Nueva España de Antonio de Ulloa y su correspondencia privada con el virrey don

Antonio María de Bucareli, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1979. 7 SOLANO, F DE, “Un viaje inédito de Antonio de Ulloa a México al Mando de la Flota de Nueva España

(1776-1778)”, Revista de Historia Naval, Instituto de Historia y Cultura Naval, Año VI, nº 24, Madrid,

1989, pp. 7-28; SOLANO, F DE, “Valor y significado de la "Descripción de la nueva España, 1778": obra

inédita de Antonio de Ulloa”, GARMA PONS, S (coord.), El científico español ante su historia: la ciencia en

España entre 1750-1850 : I Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias, 1980, pp. 223-

228; SOLANO, F DE, “Antonio de Ulloa marino”, LOSADA, M Y VARELA, C, Actas del II centenario de Antonio

de Ulloa, Escuela de Estudios Hispano Americanos, CSIC, Archivo general de Indias, Sevilla, 1995, pp.

219- 241. 8 XII Jornadas de Historia marítima. Antonio de Ulloa marino y científico, ciclo de conferencias, cuadernos

monográficos del Instituto de Historia y Cultura naval, Madrid, 1996; LIII Jornadas de Historia Marítima:

D. Antonio de Ulloa. Ciclo de Conferencias- octubre 2016. Cuaderno monográfico nº74. Instituto de

Historia y Cultura Naval, Madrid, 2016. 9 LOSADA, M Y VARELA, C, Actas del II centenario de Antonio de Ulloa, Escuela de Estudios Hispano

Americanos, CSIC, Archivo general de Indias, Sevilla, 1995.

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La problemática más patente entorno a la figura de Ulloa, es que al combinarse

los trabajos colectivos que buscan ofrecer una imagen generalizada, con otros

monográficos o simples artículos que se centran en facetas concretas de su vida, las

informaciones y los autores comienzan a repetirse. De esta manera, una de las facetas más

estudiadas del marino es la de científico, tomándose como fundamentales los trabajos y

resultados que obtuvo durante la expedición geodésica. A este respecto, debemos destacar

la obra de Julio Guillén Tato10, que se encuentra a caballo entre lo biográfico y lo

monográfico pues combina la sucesión de episodios que se dieron antes y después de la

misma, en períodos relativamente cortos, con una gran profusión de datos acerca de lo

que supuso la participación del, entonces teniente de navío, en la geodésica y de los

consiguientes resultados que publicó. Por otra parte, es fundamental la obra de Lafuente

y Mazuecos11 que, con un sugerente título, analiza todo lo relacionado con la expedición

haciendo particular énfasis en su importancia en el desarrollo científico de las naciones

implicadas. Así, como especialistas en historia de la ciencia aportan datos que, incluso,

pueden escaparse al entendimiento de aquellos que no encuentren en las fórmulas y los

números la base de sus investigaciones. A pesar de esto, podemos considerarla, en cuanto

a datos históricos, a nivel de la de Guillén Tato, pero el hecho de contar con dicha

información científica hace que esta sea bastante más completa en cuanto a contenido

general12.

Al hilo de la expedición geodésica, al margen de los trabajos de Solano13, Guillén

Tato y Lafuente y Mazuecos que, como ya hemos dichos abarcan todos los aspectos

relativos a dicha expedición. Encontramos obras o artículos que se centran en aspectos

10 GUILLEN TATO, J. F, Los tenientes de navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa de la Torre- Guiral

y la medición del meridiano, Caja de Ahorros de Novelda, Madrid, 1936. 11 LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, Los caballeros del punto fijo. Ciencia política y aventura en la expedición

geodésica hispano francesa al Virreinato del Perú en el s.XVIII, Serbal/CSIC, Madrid, 1987. 12 Deben destacarse también los trabajos de Francisco González de Posada, que estudió la expedición en su

tesis doctoral y que ha centrado su atención además en la relación entre Antonio de Ulloa y Jorge Juan.

GONZÁLEZ DE POSADA, F, La expedición geodésica al virreinato del Perú: Jorge Juan y Antonio de Ulloa.

Mediciones y cálculo de un arco de meridiano asociado a un grado en el Ecuador, A. TORRES MIÑO

(director), Universidad da Coruña- Ministerio de Defensa, 2005; GONZÁLEZ DE POSADA, F, “Antonio de

Ulloa y Jorge Juan. Disparidad de vidas y desencuentros” LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio

de Ulloa. Ciclo de Conferencias- octubre 2016. Cuaderno monográfico nº74. Instituto de Historia y Cultura

Naval, Madrid, 2016, pp. 67- 93. 13 Es muy necesario tener en cuenta que, por su naturaleza y contenido, la obra de Solano contendrá todos

los temas que tiene que ver con Ulloa, independientemente de lo que aporte al respecto de cada uno de

ellos. De esta manera, no vamos a volver a mencionarla, dado que se sobre entiende que de ella podemos

extraer prácticamente cualquier información relativa a la vida de Antonio de Ulloa.

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muy concretos de la misma, especialmente en sus resultados, en nuestro caso, los que se

aportaron desde España, partiendo de la labor de Jorge Juan y Antonio de Ulloa. A este

respecto, el primer tema a destacar son los resultados en sí, que se cristalizaron en una

serie de obras, firmadas por ambos marinos, pero cuya autoría, realmente, se dividía en

función de sus especialidades. Así, la que partió de la pluma de Ulloa fue Relación

Histórica del Viaje a la América Meridional14 y se ha utilizado como base para el estudio

de parte de su contenido. Sobre ella también se han realizado estudios, llegándose incluso

a reproducir en ellos su contenido, este es el caso de la edición facsímil, con estudio

preliminar de Merino Navarro y Rodríguez de San Vicente15, en el que se expone un

magnífico análisis tanto de su contenido como de la publicación de la misma, así como

del desarrollo de los trabajos y los preparativos previos de la expedición, incluyendo la

elección de los dos marinos españoles. Lo mismo ocurre con una obra controvertida,

derivaba de la primera y publicada con un título distinto al que fue escrita y que vio la luz

en 182616. Así, aunque no hemos incluido en nuestro estudio de manera directa, por lo

complejo de parte de su contenido y las disputas inherentes a su autoría, sí que ha sido

consultada y tomada en cuenta para desarrollar lo relativo a dicha expedición y, de alguna

u otra manera forma parte de sus resultados. Además, sobre ella se ha realizado un estudio

muy similar al de Merino Navarro y rodríguez de San Vicente que aporta, como este, una

muy completa visión del desarrollo de la expedición, sus prolegómenos y los resultados

de la misma17. Como hemos dicho, en estas obras se hace referencia también a la

publicación de dichas obras y, en este sentido, debemos hacer referencia también al

estudio realizado por Ramón Serrera y Mª Salud Elvás, en relación a los grabados que

contiene dicha obra18.

14 JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viage a la América meridional hecho de orden de S. Mag.

Para medir algunos grados de meridiano terrestre, y venir por ellos en conocimiento de la verdadera figura

y magnitud de la tierra, con otras varias observaciones astronómicas y phisicas. Imprenta Antonio Marín,

Madrid, 1748; Juan, j y Ulloa, a, Observaciones astronómicas y phisicas hechas de orden de S. Mag en los

reinos del Perú de las quales se deduce la figura y, magnitud de la tierra y se aplica a la navegación.

Impresor Juan de Zúñiga, Madrid, 1748. 15 JUAN, J Y ULLOA, A, Relación histórica del viaje a la América meridional, tomo I. Introducción y edición

de MERINO NAVARRO, J. P Y RODRIGUEZ SAN VICENTE, M. M, Fundación Universitaria Española, Madrid,

1978. 16 BARRY, D, Las Noticias Secretas de América, Imprenta de R. Taylor, Londres, 1826. 17 RAMOS GÓMEZ, L. J, Época, génesis y textos de las “Noticias Secretas de América”, de Jorge Juan y

Antonio de Ulloa, Instituto “Gonzalo Fernández de Oviedo”, Madrid, 1985. 18 SERRERA, R. M Y ELVÁS HINIESTA, M. S, “Graba dos y grabadores de la Relación Histórica del viaje a

la América Meridional [1748] de Jorge Juan y Antonio de Ulloa”, pp. 77-87.

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A colación de los datos que se aportan en la obra de referencia, debemos tener en

cuenta que la Relación Histórica es una descripción de los territorios en los que los dos

marinos se asentaron durante los 9 años de trabajos geodésicos. Por este motivo, se han

realizado también trabajos relativos a temas concretos, los que Antonio de Ulloa

desarrolla en sus descripciones. De esta forma, se han analizado especialmente aquellos

por los que el marino destacó posteriormente y que tiene relación con las actividades que

llevaría acabo años después, la historia natural y la minería, en concreto al descubrimiento

y estudio del platino19. No podemos decir lo mismo del tema que hemos escogido para

desarrollar al respecto de dicha publicación, la imagen de los habitantes de América que,

aunque referenciada, no ha sido especialmente analizada historiográficamente. A este

respecto solo podemos destacar un artículo de Antonio Gutiérrez Escudero que al utilizar

como base las Noticias Americanas y al no haberse analizado el contenido de dicha obra,

por las razones ya expuestas, no ha podido utilizarse como referencia, pero que sí ha sido

consultada20.

Al tratarse del estudio de la trayectoria vital de este teniente general de la Armada,

no pueden obviarse el resto de aspectos de carrera. Por lo que, aunque su participación en

la expedición geodésica sea una de las atapas más conocidas de su carrera y, por ende, de

19 Sobre la historia natural: PUIG SAMPER, M.A, “La historia natural en la expedición geodésica al Perú: las

aportaciones de Jorge Juan y Antonio de Ulloa”, Tebeto: Anuario del Archivo Histórico de

Fuerteventura, Nº. 5, 1, 1992 pp. 79-102; PUIG SAMPER, M.A, “Antonio de Ulloa, naturalista”, Op. Cit.

LOSADA, M Y VARELA, C, Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 97-125; SAUNIER,A Y GARCÍA

GIMÉNEZ, R, “Recursos naturales observados y/o descritos en la expedición a Perú (1735-1744) aportados

por los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa de la Torre-Guiral”, Tecnología y desarrollo, nº. 5, 2007,

pp. 1-18. Referente a la minería y el platino: Op. Cit. PUIG-SAMPER, M. A, pp. 97-124; PUIG-SAMPER, M. A,

“Las expediciones científicas a la américa hispana en la primera mitad del siglo XVIII”, en ARBEROLA

ROMÁN, A, MAS GALVAÑ, C Y DIE MACUET, R, Jorge Juan en la España de la Ilustración, 2015, pp. 46-62;

paredes salido, f, Antonio de Ulloa, oficial de la marina, descubridor del platino y protagonista significado

de la ciencia española del siglo XVIII, tesis doctoral, Universidad de Cádiz, 1995; GALAN SAUNIER, A, La

historia natural en la obra de Jorge Juan y Antonio de Ulloa. La platina y sus estudios españoles anteriores

a la primera publicación química en España, tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 1993.

Además de otros trabajos como: PEROZO RONDON, E, CALVINO CASILDA, V, FERRERA, S, BLASCO JIMENEZ,

D, COSTARROSA, L, ÁVILA, M. J, LÓPEZ PEINADO, A. J, MARTÍN ARANDA, R. M, “El platino, metal descubierto

por el español Antonio de Ulloa”, 100cia, UNED, nº 9, 2006, pp. 146-151; moreno, r, “Antonio de Ulloa,

descubridor del platino”, en LOSADA, M Y VARELA, C. Op. Cit. Actas del II centenario de Antonio de Ulloa,

pp. 79-96; VALVEY, L. F, “La reforma de la metalurgia española en el siglo XVIII tras le viaje de don Jorge

Juan y don Antonio de Ulloa a la América Meridional”, 2º Congreso de Historia Militar, Temas de historia

militar, vol. 3, Zaragoza, 1988, pp. 72-84; cid rodríguez, r, “Antonio de Ulloa: un científico ilustrado en el

tercer centenario de su nacimiento”, Andalucía en la historia, nº 53, 2016, pp. 44-47. 20 GUTIÉRREZ ESCUDERO, A, “Antonio de Ulloa: un científico ilustrado y su crítica opinión sobre el indígena

americano”, Araucaria, Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, Año 2, Nº 3, primer

semestre de 2000, pp. 178-188.

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su vida, no podemos dejar al margen las demás que también han sido estudiadas

previamente al desarrollo de nuestro trabajo. En este sentido, y por orden cronológico,

debemos hacer referencia a su participación en la política del marqués de la Ensenada,

como funcionario al servicio del Estado. Así, en primer lugar, destacaremos el proceso

conocido como espionaje industrial, en el tanto Ulloa como Jorge Juan participaron

activamente, a pesar de que la figura de este último ha destacado por encima de la de

nuestro personaje objeto de estudio, algo que ha ocurrido siempre que ambos han

participado en la misma actividad. A pesar de este detalle, su actividad en este sentido ha

sido estudiada tanto en lo referido al proceso en sí, como en las labores que derivaron del

mismo21. No se trata de estudios de gran calado, de hecho, en ocasiones se trata de

referencias en trabajos de temáticas más generales. Pero la realidad es que tampoco

pueden realizarse análisis en mayor profundidad debido a que la diversidad de sus

actividades en un periodo de tiempo relativamente corto, generó que no se centrara

plenamente en ninguna de ellas.

Dentro del mismo contexto, pero con un nivel de estudio y análisis bastante

superior, se encuentra su etapa como gobernador de dos territorios americanos,

Huancavelica y Luisiana. Se trata pues de empleos que tiene que ver con lo mismo que

los anteriores, es decir, el proceso de militarización del funcionariado. Pero, en este caso,

Antonio de Ulloa se asentará por períodos de tiempo continuados en un mismo lugar y

dedicándose, en términos generales, a una sola actividad, la de regir la política

administrativa de un territorio español en América. A este respecto, podemos advertir una

desigualdad historiográfica pues, mientras que su período en Huancavelica se encuentra

bastante estudiado, no puede decirse lo mismo de su gobernación en Luisiana. A tenor de

lo primero los trabajos de Miguel de Molina22 pueden considerarse como la base

fundamental para cualquier estudio, debido a que incluso ha dedicado una monografía al

período de Antonio de Ulloa como superintendente de minas y gobernador de la villa de

Huancavelica. De hecho, fue de suma importancia para la biografía de Solano ya que este,

pudo acceder a dicho trabajo cuando aún se encontraba en galeradas, completando

21 HELGUERA QUIJADA, J, “Antonio de Ulloa en la época del marqués de la Ensenada: del espionaje industrial

al canal de Castilla (1749-1754)”, Op. Cit. Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 197-199; Op.

Cit. PUIG-SAMPER, M.A, p. 116; CALATAYUD ARENALES, M. A, “Antecedentes y creación del Real Gabinete

de Historia Natural de Madrid”, Arbor, nº 482, T. CXXIII, Madrid, febrero 1986, pp. 9-33; PEÑA CAMÚS,

S, “Antonio de Ulloa y la ciencia española”, en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio

de Ulloa, pp. 19-33. 22 MOLINA MARTÍNEZ, M, Antonio de Ulloa en Huancavelica, Universidad de Granada, Granada, 1995.

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sobremanera la información que aporta sobre este tema. Por supuesto, existen otros

estudios, como en el caso anterior, referencias en trabajos de temática más amplia que,

aunque no son tan completos como el de Molina, merecen ser reseñados por aportar datos

que nos han servido para complementar los que expone dicho autor23.

No podemos decir lo mismo de su período como gobernador de Luisiana, de

hecho, no existe ninguna monografía al respecto como en el caso anterior. Solo contamos

con ciertas referencias o artículos relacionados con el tema donde no se realizan grandes

aportaciones, sin ofrecer datos novedosos24. Quizás esta escasez bibliográfica se debe a

la escasa labor que Ulloa pudo realizar en aquellos territorios y al poco tiempo que

permaneció en ellos debido al levantamiento de 1768. Finalmente, como colofón de esta

etapa, encontraremos una nueva obra del marino, Noticias Americanas25, en la que vuelva

describir los territorios americanos en los que se asentó durante sus años como

gobernador. Y que ofrece, así mismo, una imagen un tanto diferente de los mismos,

especialmente de sus habitantes, con los que convive directamente siendo, tanto los

indígenas como las autoridades coloniales su mayor fuente de problemas. Sobre la misma

también se han realizado trabajos, incluso una edición facsímil que destacamos

especialmente, no solo por la información que aporta, sino también por el hecho de

contener un estudio preliminar de Miguel de Molina26.

En otro orden de cosas, nos detendremos en una faceta de Antonio de Ulloa cuyo

papel en la historiografía dificulta su estudio, es el caso de su trayectoria como marino.

23 MOLINA MARTÍNEZ, M, “El gobierno de Antonio de Ulloa en Huancavelica y Luisiana”, Op. Cit. LOSADA,

M Y VARELA C, Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 169-184; RODRÍGUEZ CASADO, V,

“Huancavelica en el siglo XVIII”, Revista de Indias, Vol. 2, nº 5, Madrid, 1941; FISHER, J, Minas y mineros

en el Perú colonial 1776-1824, Instituto de Estudios peruanos, Lima, 1977; LOHMANN VILLENA, G, Las

minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII, Sevilla, 1949; FUENTES BAJO, M. D, “El azogue en las

postrimerías del Perú colonial”, Revista de Indias, vol. XLVI, nº 177, enero-junio, 1986 , Madrid, pp. 75-

105; Op. Cit. rodríguez casado, v, pp. 681-688; POVEA MORENO, I. M, Retrato de una decadencia. Régimen

laboral y sistema de explotación en Huancavelica (1784-1814), tesis doctoral, Universidad de Granada,

2011; NAVARRO ABRINES, M. C, “La mina de mercurio de Huancavelica (Perú): entre los intentos de reforma

de Antonio de Ulloa y el continuismo de Carlos de Beranguer”, Scripta Nova, Revista electrónica de

Geografía y Ciencias Sociales, nº 4, Universidad de Barcelona, 1997. 24 HOFMAN P. E, Luisiana, Fundación Mapfre, Madrid, 1992; Op. Cit. MOLINA MARTÍNEZ, M, pp. 169-184;

RODRÍGUEZ CASADO, V, Primeros años de dominación española en la Luisiana, CSIC, Madrid, 1942;

RODRÍGUEZ CASADO, V, “Don Antonio de Ulloa en la gobernación de Luisiana”, Revista General de Marina,

nº 125, Madrid, 1943, pp. 681-688. 25 DE ULLOA, A, Noticias Americanas. Entretenimientos Phísico-históricos sobre la América Meridional y

la Septentrional Oriental, Imprenta de D. Francisco Manuel de Mena, 1772. 26 DE ULLOA, A, Noticias Americanas. Entretenimientos Phísico-históricos sobre la América Meridional y

la Septentrional Oriental. Edición y estudio preliminar de molina, m, Universidad de Granada, Granada,

1992.

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19

En este sentido, nos encontramos con dos destinos, la comandancia de la última flota de

la Carrera de Indias y la campaña de corso en la costa de las azores, cuya flota también

comandaría. En este sentido, nos encontramos con dos problemas, en primer lugar, la

existencia de dos trabajos que aportan prácticamente todos los datos relativos a la labor

de Ulloa en estos dos destinos. Así, volvemos a hacer referencia aquella obra que

consideramos el pistoletazo de salida para a biografía realizada por Francisco de Solano27

en la que el autor no se conforma con ofrecer los resultados relativos a su investigación

sobre el tema, es decir, todo lo referente al estudio de la flota, los preparativos, el

desarrollo de los trabajos y todas las actividades que realizó en Nueva España. Sino que,

además transcribe y publica su correspondencia con el virrey Bucareli, una de las mayores

fuentes tanto de su período como comandante como de su vida privada. Siendo pues una

fuente fundamental para el estudio de Antonio de Ulloa que, por supuesto, Solano emplea

y analiza.

Y a esto, le suma la trascripción de la Descripción geográfico-física de una parte

de la Nueva España, una obra que, por diferentes circunstancias había permanecido

inédita y que el historiador se dedica a transcribir y sacar a la luz. Una aportación que ha

sido empleada como base, por nuestra parte, para una nueva visión de los habitantes de

América. Todo esto se completa, aún cayendo en ciertas repeticiones con trabajos,

artículos especialmente, del propio Solano y de otros autores donde, aunque se realizan

nuevos análisis no llegan al nivel de la obra principal28. Con respecto a la campaña de las

Azores, encontramos la misma situación, pero con menos artículos para complementar la

obra principal. Esta es la realizada por Pablo Emilio Pérez-Mallaína29 quien, al igual que

Solano, se preocupa no solo de analizar los hechos sino también de transcribir y editar

documentos relativos a la misma, especialmente los relacionados con proceso contra

Antonio de Ulloa por sus supuestos malos manejos. Bien es cierto que, algunos de los

27 Op. Cit. SOLANO, F DE, 1979. 28 Op. Cit. SOLANO, F DE,1989, pp. 7-28; Op. Cit. SOLANO, F DE, 1980, pp. 223-228; Op. Cit. SOLANO, F DE,

Op. Cit. LOSADA, M Y VARELA C, Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 219- 241; JUAN Y

FERRAGUT, M “Antonio de Ulloa: su trayectoria como marino”, en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia

Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 33-45; LÓPEZ MORATALLA, T “Antonio de Ulloa. El eclipse total de sol

del 24 de junio de 1778”, en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 67-93;

ORTE LLEDÓ, A, El jefe de escuadra Antonio de Ulloa y la Flota de Nueva España 1776-1778, Fundación

Alvargonzález, Gijón, 2006. 29 PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, La campaña de las Terceras, Secretariado de publicaciones de la Universidad de

Sevilla, Sevilla, 1995.

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trabajos ya señalados aportan datos sobre la misma, pero en este caso, apenas se trata de

simples referencias.

Por último, cabe destacar las información relativa a la faceta más desconocida de

este oficial de la Armada, su vida personal. Así los trabajos se centran en tres temas

fundamentales: su ascendencia y primera formación30, su matrimonio31 y sus

disposiciones testamentarias32, de las que se extrae parte de su vida familiar. Y todos ellos

presentan características similares siendo referencias en obras, incluso de temática

distinta a la vida de Ulloa o bien, trabajos cortos y con escuetos datos que intentan

acercarnos a esa esfera de lo privado que no se recoge a penas en ningún documento. De

esta manera, amén de los trabajos relativos al contexto histórico, que al tratarse de una

vida tan larga y a la vez convulsa, es muy variado. Unido, por supuesto a toda la

producción bibliográfica referente a la creación de la Real Armada, la Academia de

Guardiamarinas y el Departamento Marítimo de Cádiz. Que han sido, todos bastante

estudiados obligándonos a seleccionar aquella que nos resultaba de mayor utilidad.

Podemos concluir que, se trata de un personaje que, desde el punto de vista historiográfico

se encuentra bastante trabajado, con los desniveles que hemos presentado. Con lo que

nuestro estudio se ha centrado en buscar, todos aquellos datos que pudieran rellenar las

lagunas existentes en los estudios que nos preceden.

30 AGUILAR PIÑAL, F, “Antonio de Ulloa y Sevilla”, en losada, m y varela, c, Actas del II centenario de

Antonio de Ulloa, Escuela de Estudios Hispano Americanos, CSIC, Archivo general de Indias, Sevilla,

1995, pp. 45-57; BEERMAN, E, “Ascendencia de Antonio de Ulloa y su esposa Francisca Ramírez de

Laredo”, Archivo Hispalense, LXV (1982), pp. 35-49 31 ORTEGA DEL CERRO, p, Siluetas de cambio: experiencias de transformación social de la élite naval (siglos

XVIII- XIX), Tesis doctoral, 2017, pp. 326-327; Op. Cit. BEERMAN, E, pp. 38-41. 32 GONZÁLEZ BELTRÁN, J. M, “Ordenando el rumbo de la familia. La disposición testamentaria de D. Antonio

de Ulloa y el destino de los hijos: entre la tradición y la innovación a finales del siglo XVIII”, Tiempos

modernos, nº 38, enero, 2019, pp. 405-432; RAVINA MARTÍN, M, “Los testamento del Almirante Antonio de

Ulloa” en Antonio de Ulloa. Biblioteca de un Ilustrado, secretaría de publicaciones de la Universidad

de Sevilla, Sevilla, 2015, p.87-94; RAVINA MARTÍN, M, 23 Testamentos del Cádiz de la Ilustración,

Consejería de Cultura-Junta de Andalucía, Cádiz, 2013, pp. 92-184; TORREJÓN CHÁVEZ, J, “Los negocios

privados de Antonio de Ulloa y de la Torre” en XII Jornadas de Historia marítima. Antonio de Ulloa marino

y científico, ciclo de conferencias, cuadernos monográficos del Instituto de Historia y Cultura naval,

Madrid, 1996, pp. 65-89; QUINTERO GONZÁLEZ, J, “Antonio de Ulloa: un ilustrado en la villa de la Real Isla

de León” en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 45-66.

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Metodología y fuentes

Dado el creciente interés que ha suscitado el género biográfico en la historiografía

actual33, recuperando una tradición que, en España, no había tenido un peso tan relevante

como en el caso de los países anglosajones, que se destacaron por emplear el estudio de

personajes relevantes y la divulgación de sus logros para fortalecer su importancia en el

escenario internacional. Esto unido a que, se trata de la figura de un oficial de la Armada

y que ha sido precisamente dentro de esta institución donde se prodigó en mayor medida

el género biográfico en nuestro país, amén de ciertas personalidades generalmente

relacionadas con el gobierno. Y que, en el escenario historiográfico actual se toma el

estudio del desarrollo vital de los individuos o miembros de una misma familia, como vía

para entender el contexto en el que se desarrollan demostrando que la biografía es un

método más de la historia y no una mera herramienta para elaborar el estudio de la misma.

Hemos optado por adscribirnos a este método para llevar a cabo un estudio que quizás,

podría pecar de ser algo ambicioso al abarcar o, al menos intentar hacerlo, todos los

aspectos relativos a una vida que se prolongó durante casi un siglo. Pues, efectivamente,

unido a que Antonio de Ulloa se destacó por dedicarse y emplearse en multitud de temas

y facetas, fruto de su curiosidad intelectual, profesión y vocación de servicio. También es

muy destacable el hecho de que se trató de un hombre bastante longevo, mucho más de

lo que se acostumbraba en la época teniendo en cuenta incluso que, era un hombre de mar

y había pasado buena parte de su vida en América, con los riesgos que esto traía consigo.

Desde el punto de vista de lo que, en la actualidad, se estila en los estudios

biográficos, nuestro personaje objeto de estudio se puede considerar como singular o

difícil de encajar en el esquema de trabajo que suele aplicarse. Así, lo habitual en estos

casos es tomar a una persona o grupo de personas que no tengan una excesiva

trascendencia o importancia a nivel público. Algo que tiene que ver con el hecho de

utilizar el estudio biográfico como base para el análisis de un grupo social y por ende de

33 Sobre el particular: GARCÍA NÚÑEZ, V, “La biografía como género historiográfico desde la historia

contemporánea española”, EREBEA. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales, nº3 (2013), pp. 203-

226; MALLIMACI, F Y GIMÉNEZ BÉLIVEAU, V, “Historia de vida y métodos biográficos”, en VASILACHIS DE

GIALDINO (coord.) Estrategias de investigación cualitativa, Gedisa, Barcelona, 2009, pp. 175-210; veras,

e, “Historia de vida: ¿un método para las ciencias sociales?”, Cinta moebio, 39, Universidad de Chile, 2010,

pp. 142-152; SANZ HERNÁNDEZ, A, “El método biográfico en investigación social: potencialidades y

limitaciones de las fuentes orales y los documentos personales”, Asclepio, Vol. LVII, enero, 2005, pp. 99-

115; NÚÑEZ PÉREZ, M. G, “La biografía en la actual historiografía contemporánea española”, Espacio,

Tiempo y Forma, serie 5, t.10, 1997, pp. 407-439.

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22

su contexto. En este caso, estamos hablando de un oficial de la Armada, que bien podría

considerar como prototípico a la hora de abordar el estudio del grupo social al que

pertenece, pero dada su relevancia histórica y la cantidad de actividades en las que tomó

parte y que no tuvieron que ver siempre con lo naval, dificulta que le tomemos como

modelo para su grupo o que con su imagen podamos explicar su contexto. Al hilo de esto

último, debemos tener en cuenta también que no hablamos de un solo contexto, sí que se

puede considerar en torno a una realidad global que fueron los primeros tres reinados

borbónicos en España, pero no podemos ubicarlo en un solo lugar, en una sola tarea, en

una sola dirección. Esto va unido a la convulsión de su vida, con lo que no se trata de un

hombre solo dedicado a la armada, a la ciencia, a la técnica, a la administración, o a la

gobernación, sino que abarca todas estas facetas en diferentes puntos de España, Europa

y América. Esto la aporta interés al estudio, pero también una gran dificultad, la de

sintetizar todos estos aspectos e intentar crear una historia de vida siguiendo un análisis

coherente.

A tenor de las dificultades, la existencia y empleo de las fuentes tanto

bibliográficas como archivísticas no ha estado exento de problemas. Ya hemos

comentado la cantidad de estudios existentes sobre Antonio de Ulloa, en cada una de sus

facetas, contándose incluso con una biografía publicada en los años 90s y que podría

considerarse como el culmen de dichos trabajos haciendo innecesario un nuevo estudio.

Dichos estudios, especialmente los relativos a la biografía del marino, han sido el paso

previo para emprender la investigación. Pues, como en la mayoría de los casos, ningún

trabajo está exento de que sobre él se puedan aplicar nuevas visiones, mediante el estudio

y análisis de la documentación empleada por sus autores intentando que mediante nuestro

punto de vista personal se puedan mostrar los hechos desde otra perspectiva. O por medio

de la localización de las posibles lagunas existente con la intención de cubrir dichos

espacios en blanco para completar lo desarrollado en aquellos trabajos previos.

Por tanto, partiendo de esta doble premisa, procederíamos al estudios de las

fuentes bibliográficas, que fueron relativamente sencillas de localizar, de hecho, el

destino nos llevó a encontrar el trabajo al que nos fue más complicado de acceder, la obra

de Francisco de Solano que se custodia, entre otros ejemplares que han sido objeto de

nuestro interés en la Biblioteca de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias,

Artes y Letras. El resto de trabajos utilizados están repartidos entre la biblioteca de la

Page 27: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

23

Universidad de Cádiz, del Archivo Histórico Provincial también de la capital gaditana, la

biblioteca Municipal de la misma, la de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de

Sevilla y del Museo Naval de San Fernando. Una vez localizadas y consultadas, a lo largo

de un proceso que se prolongó en el tiempo hasta tal punto de abarcar prácticamente todo

el período de investigación, haciéndose simultáneo con la consulta de las fuentes

documentales. Su contenido y los datos que aportaban los diversos autores, nos llevaron

a diferentes archivos y bibliotecas con el objetivo de localizar las fuentes primarias para

el análisis de la trayectoria vital de Antonio de Ulloa. La cantidad de estudios, la

disparidad de facetas y la longitud de su vida, generan una enorme dispersión de la

documentación. Empezando por aquella de temática naval que, aún en la actualidad, a

pesar de que debería conservarse en un solo archivo, no es así. De esta manera, como

primera medida nos empleamos en la localización de su partida de bautismo que se

conserva en el archivo parroquial de la iglesia de San Lorenzo de Sevilla. Este archivo

sería el punto de partida de una investigación que no esperábamos que se diversificara

tanto pues a partir de este momento se iniciarías un peregrinar de casi cinco años por

numerosos archivos de varios puntos de la geografía española.

Para abordar la parte inicial de su vida, amén del lugar donde recibió las aguas

bautismales, recurriríamos a los archivos sevillanos en los que, dejando al margen el

archivo General de Indias, nos hemos topado con grandes dificultades, especialmente en

nuestras primeras visitas, donde nadie supo darnos norte alguno acerca de la

documentación que se conservaba sobre los Ulloa en los mismos. Sólo después de haber

consultado una buena cantidad de bibliografía y después de ponernos en contacto varias

veces con los técnicos del mismo, pudimos dar con la documentación inherente a la

hidalguía familiar. A esto hay que sumar el archivo del Colegio de Santo Tomás de la

capital hispalense, en el que Ulloa cursó parte de sus primeros estudios. Al tratarse de un

archivo eclesiástico, a pesar de la amabilidad de sus rectores, no pudimos acceder a la

documentación, de hecho, no tuvimos la certeza de que apareciese su nombre en los

listados de alumnos debido a que el párroco encargado se encontraba enfermo y

posteriormente no pudimos volver a tener contacto con ellos.

No ocurrió lo miso, en absoluto, con los archivos militares en los que, el mayor

de los problemas fue el cuadro de clasificación que va variando según la política de cada

archivo y que no se estructura como en los nacionales o autonómicos. Una cuestión que

Page 28: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

24

fue inmediatamente resuelta por un magnífico equipo de técnicos y auxiliares que

pusieron todo su empeño en que obtuviésemos la mayor cantidad de información posible.

Desde este punto de vista, quizás la única salvedad es que la información inherente a la

Armada se encuentra dispersa entre archivos navales y militares y archivos nacionales.

Algo, cuando menos, lógico teniendo en cuenta en primer lugar que Ulloa no se dedicó

exclusivamente a ser marino de hecho solo ejerció como tal en dos ocasiones, mientras

que en el resto de su vida se dedicó a tareas dirigidas por la secretaría de Marina e Indias

pero que tenían otra naturaleza. En este sentido la información se encuentra parcelada y

muy diseminada en diversas secciones de varios archivos. En primer lugar, acudimos a

su expediente militar que se encuentra en la sección Cuerpo General, Asuntos Particulares

del Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán, junto con la mayor parte de los

expedientes personales de sus compañeros de promoción y, por supuesto el de Jorge Juan.

Además, en la sección Generalidad, obtuvimos información acerca de los primeros años

de la armada y, especialmente de la academia de Guardiamarinas. Por otra parte, el la

sección oficiales, asuntos particulares, tuvimos acceso a los listados en los que se recogen

los diferentes nombramientos de Antonio de Ulloa, que pudimos comparar con los datos

aportados en su hoja de servicio; teniendo en cuenta que, en el período en el que se

desarrolló la vida y la carrera de dicho oficial no se publicaban Estados Generales de la

Armada, siendo el primero de los años 80 del siglo XVIII. También, el la sección

Indiferente general obtuvimos los datos acerca del traslado del Departamento Marítimo

de Cádiz a la Isla de León y ciertos documentos en los que se recogen sus trabajos como

director en funciones. Finalmente, en la sección escuadras, tuvimos acceso a los datos

aportados por el propio Ulloa sobre su comandancia de la última flota de la Carrera de

Indias.

Todos estos datos, se interrelacionan y mezclan con los adquiridos en el archivo

del Museo Naval de Madrid, donde también encontraremos expedientes militares, como

el de Jorge Juan que fue trasladado allí casi por completo, dejando el del anterior archivo

en algo testimonial. Así, en dichos fondos encontramos información prácticamente de

todos los aspectos que tuvieron que ver con las labores de Ulloa, el único problema, como

ya hemos dicho, fue su cuadro de clasificación pues, a diferencia de otros archivos

navales, este se recoge por colecciones haciendo muy complicado puntualizar la

localización exacta. De esta modo, entre las colecciones Vargas Ponce, Mazarredo y

Guillén Tato, unido a la sección expediciones y planos e imágenes obtuvimos datos acerca

Page 29: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

25

de su presencia en la Academia de Guardiamarinas, a través de su expediente de ingreso,

así como a la expedición geodésica, el espionaje industrial y su posterior labor en las

mejoras técnicas de los arsenales españoles, incluyéndose planos. Unido a la defensa que

realiza de su honor, según él, mancillado en el proceso relativo a la Campaña de las

Terceras, los documentos relativos a sus ascensos y, por supuesto, su acta de defunción

recogida en el libro de enterramientos de la Iglesia de San Francisco de San Fernando,

debido a que todos los fondos de dicha iglesia castrense fueron trasladados, en su

momento, a dicho archivo.

También en Madrid, seguimos obteniendo información diversa inherente, por una

parte, a sus antecesores y sucesores familiares pues, en el Archivo General de Palacio se

recogen tanto el expediente de hidalguía de su padre, debido a su condición de

gentilhombre de la boca del Rey, como el de su esposa y su hija como miembros del

séquito de la Reina honores, estos últimos, que el propio Ulloa se encargó de conseguir

para asegurar su futuro una vez él muriese. También, debimos acudir al Archivo Histórico

Nacional donde en la sección Ordenes Militares, revisamos los expedientes de la orden

de Santiago tanto del propio Antonio de Ulloa, como de su hermano Martín, en el que se

incluye una buena cantidad de información relativa al marino, así como de su cuñado

Buenaventura Remírez de Laredo. Dadas las características de dichos expedientes y el

exhaustivo proceso por el que se debía pasar para tomar el hábito de la orden de Santiago,

dichos expedientes recogen una gran cantidad de información relativa a la familia Ulloa

como genealogía, partidas de bautismos, expedientes de hidalguía, actas matrimoniales e

incluso testamentos, en concreto el de Josefa de la Torre, madre de Antonio de Ulloa.

Finalmente, acudimos a la Biblioteca Nacional de la capital pues, dentro de nuestras

fuentes primarias no solo se encuentras la información archivística, sino también las obras

redactadas por el propio Ulloa, conservadas en parte en los fondos de la misma. Así tanto

en la consulta presencial como en la realizada a través de manera digital, tuvimos acceso

a ellas, así como a mapas, planos e imágenes inherentes a algunas de sus actividades.

Además, en dicha ciudad acudimos tanto al Museo Antropológico como al Museo de

América, en los que obtuvimos las imágenes de los cuadros relacionados con el mestizaje

de los habitantes del Nuevo Mundo, a los que tanto alude Ulloa en sus descripciones.

Por otra parte, la documentación obtenida fue completada con la que se conserva

en el Archivo General de Indias de Sevilla, donde se recogen los documentos relacionados

Page 30: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

26

con los períodos americanos de Antonio de Ulloa y en el que, especialmente, recogimos

datos relacionados con la gobernación de Huancavelica y Luisiana. En este caso, el mayor

problema con el que nos encontramos fue la cantidad de documentación existente al

respecto, al nivel de convertirla en casi inabarcable para un trabajo como el que nos

disponíamos a emprender. Pues, en las Secciones Cuba y Santo Domingo, se recoge una

enorme cantidad de documentos, especialmente correspondencia, entre la que se incluye

la mantenida con el virrey Bucareli, en la que se aportan datos de todos los temas

relacionados con la gobernación. Su consulta fue tremendamente esclarecedora,

especialmente en el caso de Luisiana, cuyo estudio se encontraba bastante más

incompleto. Pero, su gran volumen nos hizo caer en la cuenta que era mucho mejor

emplear, para este trabajo, solo la documentación indispensable para poder desarrollar el

período en cuestión y dejar el resto de documentación para trabajos posteriores a nivel

monográfico. Por supuesto, debemos destacar también la documentación inherente a otras

cuestiones, también relacionadas con sus períodos americanos que pudimos extraer de

dicho archivo, especialmente, la contenida en las secciones Contratación y Lima,

referentes a la expedición geodésica.

Un caso muy similar lo encontramos en el Archivo General de Simancas que, por

su propia naturaleza, ya que se trató del lugar en el que se concentraba toda la

documentación estatal hasta el siglo XVIII, custodia información variopinta acerca de

nuestro personaje. En nuestro caso, accedimos, especialmente a la documentación

relacionada con la comandancia de la Flota de Nueva España que se conserva en la

sección Secretaría de Marina. A este respecto encontramos una problemática similar o,

mejor dicho, idéntica a la que se nos presentó en relación a los documentos de

Huancavelica y Luisiana. Era tal la cantidad de documentación que hayamos acerca de

este tema, que nos ha sido completamente imposible analizarla toda y, mucho menos,

emplearla para este trabajo, quedando en la recámara para estudios posteriores. Al margen

de esta ingente documentación, en la sección Títulos de indias se recogen sus

nombramientos como gobernador y en la sección Marina, en el apartado Dirección

General del Tesoro, encontramos la documentación relativa a las tereas de su gobernación

y a las exenciones fiscales propias de dicho cargo. Finalmente, en la sección planos,

tuvimos acceso a la relación de señales de la flota de nueva España.

Page 31: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

27

Si todo este proceso giró en torno a grandes cantidades de documentación, en el

caso del Archivo Histórico Provincial de Cádiz ocurrió exactamente lo contrario. Pues a

pesar de que en los protocolos notariales de San Fernando se conservan tanto su

testamento como a memoria testamentaria que se ratifica en el mismo, junto con el

testamento de su esposa conservado en los protocolos notariales de Cádiz. Y teniendo en

cuenta que, en esta ciudad pasó otra buena parte de su vida, no existe más documentación

al respecto de su persona y su presencia en la misma. Al consultar con los técnicos,

supimos que en dicho archivo se custodian documentos que aún no han sido catalogados,

entre los que podría haber algún dato más sobre Ulloa. Pero emprender dicha tarea

hubiese sido casi imposible por nuestra parte, teniendo en cuenta, que no contábamos con

el tiempo necesario ni suficiente para invertirlo en la misma. Finalmente, debemos

destacar los fondos de la biblioteca Almirante Lobo de San Fernando, donde pudimos

tener acceso a un ejemplar de la Relación Histórica del que extrajimos algunos de los

grabados que contiene y que se presentan en el anexo, así como a ciertos documentos que

han completado nuestro estudio.

Lo errático de esta recapitulación no es más que una muestra de lo que ha supuesto

la consulta de una documentación tan variada y dispersa, que ha complicado mucho la

tarea de emprender el estudio de la vida de Antonio de Ulloa. A pesar de eso, haber

contado con la ayuda del personal de los diferentes archivos y bibliotecas, así como con

el testigo de los autores anteriores que nos fueron abriendo caminos por los que transitar,

han hecho mucho más llevadera una tarea que, en ciertos momentos, se convirtió en

ardua, costosa e incluso confusa.

Estructura de la investigación

Al establecer como objetivo el análisis de un desarrollo vital, inevitablemente, la

cronología marcará la estructura de nuestro trabajo. De esta manera nuestra investigación

se va a dividir en siete capítulos, siendo solo el primero o introductorio, en el que se

exponen el interés del tema, los objetivos, el estado de la cuestión la metodología aplicada

y las fuentes empleadas, el único que, por obvias razones se sale de dicha línea

cronológica. Así, en el segundo capítulo atendemos a los primeros años de Antonio de

Ulloa, haciendo alusión a sus antecedentes familiares, su primera formación y su proceso

de entrada en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz. Resaltando a tenor de esto

Page 32: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

28

último, tanto la creación y la importancia tanto de la Real Armada como de la Academia

de Guardiamarinas, como la figura del aventurero, a través de la que accede a la

Academia. Para ser luego llamado a tomar parte en la expedición geodésica, de la que

desarrollamos sus preparativos, así como el proceso de desarrollo científico español en

aquel momento. De este modo, el tercer capítulo se centra concretamente en la

participación de Ulloa en la geodésica, aludiendo a al ascenso que trajo consigo su

designación como miembro de la misma, a las instrucciones que se le dieron tanto a él

como a Jorge juan para emprender el viaje. Así como a los pormenores del mismo y al

desarrollo de los trabajos expedicionarios, para culminar con el tornaviaje a España tras

el que debían presentar en la corte para dar informes.

Los resultados de la expedición, son analizados en el capítulo cuarto haciendo

alusión a la España con la que se encontraron a su regreso, tras años de ausencia, con una

corte diferente a la que dejaron al partir y muy distinta a la que habían conocido. Unido

a las publicaciones que surgieron fruto de su tiempo en el virreinato peruano y que eran

la culminación de las órdenes que habían recibido. Así, desarrollamos cómo fue el

proceso de aprobación e impresión de las mismas centrándonos, en este caso, en la obra

cuya autoría se le atribuye a Ulloa. Destacando entre todos los temas que pueden extraerse

de la misma, lo inherente a la imagen de la población americana, refiriéndonos también

a la importancia de esta imagen a nivel historiográfico y poniendo fin a su primera etapa

americana. De esta manera, el capítulo cinco, se centra en la participación de Ulloa en la

política del marqués de la Ensenada, que en ese momento era el secretario de Marina e

Indias tratando el proceso de espionaje industrial en distintos países de Europa a la

vanguardia en técnicas de construcción naval y con potentes arsenales. Y de las labores

que llevará a cabo en España derivadas de los conocimientos adquiridos en dicho viaje.

Para pasar el capítulo sexto, donde también se presenta su labor de servicio al Estado,

pero esta vez a las órdenes del nuevo secretario de Marina e Indias Julián de Arriaga quien

le designa como gobernador de Huancavelica y Luisiana. En este capítulo se hace

referencia además a su vida personal aludiendo a su matrimonio y a las condiciones del

mismo. En este punto se dará una nueva imagen de la población americana basada en una

nueva obra de Antonio de Ulloa fruto de su segunda estancia prolongada en América.

Por último el análisis de Antonio de Ulloa como marino lo abordamos en el

séptimo capítulo, donde se desarrolla su faceta como comandante de la Armada, tanto en

Page 33: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

29

la flota de Nueva España, con la que concluye su tercera y última etapa en América,

ofreciendo una nueva imagen de sus pobladores fruto de una pequeña publicación que,

aún teniendo un objetivo más ambicioso, será muy importante para la historiografía

mexicana. Como a su nombramiento como comandante de una flota destinada a hacer el

corso en la costa de las Azores, en el contexto de la independencia de las Treces Colonias

del dominio inglés. Que derivó en un proceso judicial contra su persona de la que saldría

absuelto, pero con una importante mancha en su historial. Todo culmina con su etapa

final en la que se emplea en la dirección interina del Departamento Marítimo de Cádiz,

que había trasladado su sede a la Isla de León en 1768, donde terminará sus días no sin

antes dejar bien atado el futuro de su familia. Culminamos este trabajo con un apartado

de conclusiones y un anexo de imágenes y planos que completan, en cierto modo, la

información aportada, así como con la bibliografía y las fuentes que hemos utilizado y a

la que hemos acudido para la elaboración del mismo.

Page 34: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

30

Capítulo 2. Los orígenes de Antonio de Ulloa. De las primeras letras a la

llamada a la Geodésica.

En la Sevilla de 1716, la misma que en las dos centurias anteriores fuera el centro

de la actividad comercial con Europa y América, llamada por Lope de Vega “Babilonia

de España” y que, en aquellos momentos, se encontraba próxima a perder su lugar

preeminente como sede del monopolio comercial español en tierras americanas, con el

inminente traslado de la Casa de Contratación y el Consulado de Mercaderes en 1717;

nace, el 12 de enero, Antonio de Ulloa de la Torre y Guiral. Fue el segundo de los diez

hijos del matrimonio Ulloa-de la Torre, que estableció su residencia en la calle del

Clavel34, correspondiente a la collación de San Vicente de Sevilla35. Precisamente en esa

parroquia es donde recibieron las aguas bautismales todos los hijos del matrimonio,

incluido Antonio, tal y como consta en su partida de bautismo que se conserva en los

archivos parroquiales de la Iglesia de San Vicente y en la que se expresa:

“Antonio Eustaquio Arcadio Ramón Benito Simón. En sábado veintidós de febrero de mil

setecientos y diez y seis años yo el Licenciado Don Basilio Antonio de la Peña, cura en esta iglesia

de San Vicente de Sevilla. Bauticé a Antonio Eustaquio Arcadio Ramón Benito Simón hijo

Legítimo de Bernardo de Ulloa, Gentilhombre de la Boca de Su Majestad y Veinticuatro de la

ciudad y de María Josefa de la Torre su mujer. Fue su Padrino Simón de la Torre y Albornoz, su

tío Verº (sic) a Santa María Magdalena a quien advertí el parentesco espiritual y la obligación de

enseñar la doctrina cristiana a esta criatura y certifico la parte a un nacido en doce de enero de

dicho año y lo firmé: Licenciado Basilio Antonio de la Peña, cura.”36

34 La calle del Clavel, se sitúa entre las calles Monsalves y Armas, recibiendo, al parecer, su nombre de una

pintura, presente en una de sus paredes, en la que se representaba la mano de un hombre sujetando un clavel.

Sobre el particular: GONZÁLEZ DE LEÓN, F, Noticia histórica del origen de los nombres de las calles de esta

M.N.M.L.Y.M.H ciudad de Sevilla, en cuyas noticias se reúnen las de las fundaciones de iglesias

parroquiales, conventos, obras pías, casas más conocidas de títulos y mayorazgos: la de los monumentos

de la antigüedades y bellas artes que en ellas se encuentran, la de los sucesos más memorables acaecidos

en las mismas, con oras noticias curiosas, Imprenta de don José Morales, Sevilla, 1839, p.236. 35 Es probable que esta casa fuese una aportación al matrimonio por vía de la esposa ya que, tal y como

consta en el testamento de Josefa de la Torre, ésta aportó además de su dote, una finca en Palomares y unas

casas en la calle de las Armas. El hecho de que, la casa natal de Antonio de Ulloa, se situase justo en la

esquina con dicha calle, hace posible la teoría de que fuese una de las casas aportadas por su madre.

Testamento de Dña. Josefa de la Torre, AHN, OOMM, legajo 687, exp. 8280, ff. 19-45. Francisco de

Solano afirma que efectivamente, la casa es una aportación de la esposa, pero realmente, no aporta mayores

evidencias de las que ya se han apuntado, SOLANO, F. DE, La pasión de Reformar. Antonio de Ulloa marino

y científico 1716-1795, EEHA, UCA, Cádiz, 1999, p. 32. 36 Archivo parroquial de la Iglesia de San Vicente de Sevilla, libro de actas de bautismo, año 1701-1716, f.

351.

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31

Ascendencia37 y primeras letras

Su padre Bernardo de Ulloa, se preocupó en dar a sus hijos una esmerada

educación, tal y como él la había recibido de manos de su padre, Martín de Ulloa y Sosa.

Este interés por ofrecer la mejor educación a la descendencia se debe a diversas razones

y una de ellas es la condición de hijosdalgo de los Ulloa al ser, desde el siglo XVI

miembros de cabildo del ayuntamiento sevillano38. Así, aunque los Ulloa, de ascendencia

castellana al ser oriundos de la ciudad de Toro, radicaban en Sevilla desde finales del

siglo XV, en el contexto de la Guerra por el, entonces, Reino Nazarí de Granada. De esta

manera, en 1567, Esteban de Ulloa se convirtió, por compra, en uno de los veinticuatro

regidores de la ciudad de Sevilla, cargo, el de Caballero Veinticuatro39, que pasó a los

primogénitos de cada generación, por medio de un mayorazgo creado ex profeso. El

proceso se detiene en su padre Bernardo de Ulloa que, aún siendo depositario de la

primogenitura dentro del matrimonio de sus padres (abuelos de nuestro protagonista), no

era el primogénito de Martín de Ulloa pues era el fruto de su tercer matrimonio. En esa

medida, es gracias a María de Sosa, viuda de Martín, a quien debe que el cargo se

37 Árbol genealógico. Anexo 38 Los miembros del ayuntamiento de Sevilla se conocían como caballeros veinticuatro, nombre que se

remota a sus orígenes, cuando el cabildo estaba formado por veinticuatro componentes. Se trata de un grupo

endogámico al que podían acceder hidalgos nacidos en la cuidad o residentes en ella por un período de diez

años y que, demás fueran poseedores de armas, caballo y poder adquisitivo mínimo de 20000 reales. Dado

el nivel económico exigido, era bastante común que, en caso de no heredarse el cargo, accediesen al mismo

personas relacionadas con el comercio con las Indias. Además, dicha condición no reportaba grandes

beneficios económicos, pues contaban con un sueldo de, a penas, ochenta y ocho reales anuales, pero sí

ofrecía otro tipo de beneficios como estar exentos de ser torturados o encarcelados por deudas, así como

asistir a una cárcel para nobles, el derecho de no morir en la horca, en caso de ser condenados a muerte,

recibiendo un ajusticiamiento aristocrático (por decapitación). Así mismo estaban exentos de alojar a tropas

y séquitos en sus casas y, en el momento de su muerte las campanas de la Giralda tañían de forma especial. 39 Sobre el particular: Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 30-33; AGUILAR PIÑAL, F, “Antonio de Ulloa y Sevilla”,

en LOSADA, M Y VARELA, C, Actas del II centenario de Antonio de Ulloa, Escuela de Estudios Hispano

Americanos, CSIC, Archivo general de Indias, Sevilla, 1995, pp. 45-57; BEERMAN, E, “Ascendencia de

Antonio de Ulloa y su esposa Francisca Ramírez de Laredo”, Archivo Hispalense, LXV (1982), pp. 35-49;

GUILLEN TATO, J. F, Los tenientes de navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa de la Torre- Guiral

y la medición del meridiano, Caja de Ahorros de Novelda, Madrid, 1936, pp. 26-29; TRAVIESO, J. M

“Biografía de D. Antonio de Ulloa”, copiada de PAVIA, F. DE, Galería biográfica de los generales de

Marina, jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 1700 a 1868, imprenta

de J. López, Madrid, 1873, tomo III, pp. 639-653; PAREDES SALIDO, F, Antonio de Ulloa, un marino

ilustrado, Fundación Jorge Juan, Novelda, 2004, pp. 9-31; FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, M, Biblioteca

marítima española, imprenta de la viuda de Calera, Madrid, 1851, pp. 189-201; HOYOS, F, Biografía del

teniente general de la Armada D. Antonio de Ulloa, Madrid, 1848; MÉNDEZ BEJARANO, M, Diccionario de

escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia, Sevilla, 1925, tomo III, pp. 34-

41.

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32

mantuviese dentro de su línea familiar garantizando la posición social de sus

descendientes incluyendo por supuesto, a Antonio de Ulloa.

El tesón de esta mujer, por garantizar la buena posición y los mejores beneficios

para su hijo, la llevó a reclamar, a la muerte de su marido una cantidad equivalente a la

dote que proporcionó al matrimonio y a la cuantía de las arras entregadas durante sus

votos nupciales, por lo que la Real Audiencia de Sevilla sacó los bienes a concurso de

acreedores. En el cómputo de todos los bienes que Martín dejó al morir, se incluía el

cargo de Veinticuatro de Sevilla que, valorado en 22.000 reales de vellón se adjudicó, de

manera inusual, a su viuda en parte de pago del caudal que reclamaba. La cuestión, a este

respecto, es que, a pesar de su valor y a pesar de que los cargos pudieran comprarse y

venderse en aquella época, dicho cargo estaba vinculado ya a su hijo (su verdadero

primogénito, fruto de su segundo matrimonio) Fernando de Ulloa Barba, por lo que la

realidad es que solo recibiría el valor del cargo y no sería depositaria del mismo. De esta

forma, alegando que el primogénito se beneficiaría de otros bienes que, dado el valor de

la dote y las arras le pertenecían a ella, solicita que se le entregue en su totalidad para

poder hacer uso libre del mismo, a modo de retribución de la deuda total que reclamaba.

Una vez revisadas las justificaciones que presentó a la Real Audiencia, se aprobó

que se convirtiera en depositaria de dicho cargo, permitiéndosele hacer uso libre de él,

hasta tal punto que, en marzo de 1705, renunció a dicho cargo en favor de su hijo Bernardo

de Ulloa, solicitando que se separase del mayorazgo de su familia paterna y le

perteneciese exclusivamente a él. En este sentido, aún contando con la cesión de su

madre, eran necesarias las comprobaciones de rigor para establecer si se encontraba en

posesión de “las calidades que deberían tener quienes hubiesen de desempeñar los oficios

de veinticuatro de la ciudad de Sevilla”40, algo que se comprobó de acuerdo con el

procedimiento oportuno41. Tras reunirse el cabildo municipal sevillano, donde se dio

lectura a la Real Cédula que otorgaba el cargo a Bernardo de Ulloa, afirmándose que se

cumplían en él todos los requisitos propios de un candidato a veinticuatro de la ciudad,

40 ULLOA, B. DE, Restablecimiento de las fábricas y comercio español. Edición y estudio preliminar de

Gonzalo Anes. Instituto de Cooperación Iberoamericana, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Antonio

Bosh editor, Madrid, 1992, p. 16. 41 Debía demostrarse si el destinatario era hidalgo, por vía sanguínea o por privilegio. Para este caso, se

encarga al asistente de Sevilla, conde de Gerena, que realizase las investigaciones pertinentes tanto en al

cabildo municipal de la ciudad, como con los testigos que se establecieron para aportar la preceptiva

información sobre Bernardo de Ulloa.

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33

se aprueba el otorgamiento de dicho cargo por el que, en septiembre de 1705, paga 50

reales de vellón haciéndose efectiva la entrega42.

A esta condición, debe unirse también la de gentilhombre de la boca del Rey43,

merced que obtuvo como miembro del cabildo sevillano al votar a favor, en las diferentes

ocasiones en las que la ciudad apoyó económicamente a la causa de Felipe V,

concediéndole éste dicha gracia a los regidores de la ciudad. En esta situación, unida a su

matrimonio44 con Josefa de la Torre Guiral, hija de una familia acomodada de la villa de

Palomares (Sevilla)45 situaba a los hijos del matrimonio en una posición tal que hace,

cuando menos lógico, el esmero del padre por ofrecerles la mejor educación.

A este respecto, los biógrafos de Antonio de Ulloa no aportan una gran cantidad

información acerca de su formación, previa a la Academia de Guardiamarinas, incluso,

él mismo tampoco aporta grandes datos sobre este tema. Lo que conocemos al respecto

es que, a pesar de que se hable de la inclinación de Antonio de Ulloa por el estudio de las

matemáticas y la náutica46, la realidad es que, al menos durante las primeras letras, la

educación de todos los hijos del matrimonio Ulloa de la Torre se encaminó de la misma

manera, algo que no quiere decir que sus aptitudes para según qué materias no se tuvieran

en cuenta. Así, motivado por su clase social, su primera formación se dio en la casa

familiar, a cargo de profesores particulares o preceptores47. En el caso de Antonio de

Ulloa, su inclinación por las matemáticas pudo fomentarse aún más en este primer período

formativo, muy probablemente, motivado por su padre, economista dedicado a la

42 Todo este proceso aparece relatado en: Archivo del ayuntamiento de Sevilla, libro capitular de 1705 y

AHMS, papeles importantes, sección 13, tomo 21, ff. 320-326. 43 Nombramiento que según los documentos se produjo en 1710 según el expediente de probanza de nobleza

de Bernardo de Ulloa. AGP, caja 1049, exp. 57, pp. 6-7. 44 Acta de matrimonio de D. Bernardo de Ulloa y Dña. Josefa de la Torre, Iglesia de San Miguel de Sevilla,

4 de octubre de 1713. Copia en el expediente para la concesión del hábito de la Orden de Santiago de

Martín de Ulloa. AHN, OOMM, legajo 687, exp. 8280, ff. 12-15. 45 Goce de nobleza de D. Antonio de la Torre y Albornoz. Copia en el expediente para la concesión del

hábito de la Orden de Santiago de Martín de Ulloa. AHN, OOMM, legajo 687, exp. 8280, ff. 55-64. 46 Tal y como se apunta en la obra que se ha usado como base para este aspecto de su vida. SEMPERE Y

GUARINO, J, Ensayo de una Biblioteca española de los mejores escritores del reynado de Carlos III, Gredos

Madrid, 1789, Tomo V-VI, pp. 158-176. 47 Ni el propio Antonio de Ulloa ni ninguno de sus biógrafos aportan el nombre de los que fueran sus tutores

en aquellos primeros momentos. Para una aproximación acerca de la enseñanza de primeras letras: AGUILAR

PIÑAL, F, “La enseñanza primaria en Sevilla durante el siglo XVIII”. Boletín de la Real Academia Sevillana

de Buenas Letras: Minervae Baeticae, nº1, 1973, pp. 39-83; GARCÍA HURTADO, M, “Un viaje por la

enseñanza de las primeras letras en España en el siglo XVIII” en GARCÍA HURTADO, M Y ROMERO PORTILLA,

P (eds.) De cultura. Lenguas y tradiciones: II simposio de estudios humanísticos, Ferrol, 2007, pp.69-86.

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administración de las fábricas de jabón del duque de Medinaceli, quien debió marcar esta

inclinación en los tutores al cargo de la educación de sus hijos.

En función de esto el único profesor que se menciona, ya en sus estudios

posteriores, es Fray Pedro Vázquez Tinoco, catedrático de derecho, pero experto en

matemáticas, que le aportó los conocimientos tanto en esta materia como en astronomía.

El hecho de que fuera profesor del Colegio de Santo Tomás en Sevilla48 ha llevado a

alguno de sus biógrafos a apuntar que Antonio de Ulloa fue alumno de dicha institución49,

aunque no aportan ningún documento ni relación de alumnos que lo avale50. Así si

tenemos en cuenta la disposición de los centros de enseñanza sevillanos, precisamente el

de Santo Tomás no le correspondería a Antonio de Ulloa si se tiene en cuenta su lugar de

residencia y que, en esa zona, existían otros tres centros de enseñanza. Aunque bien cabría

la posibilidad de que el joven acudiera a dicho centro, pues podía pagar sus estudios,

precisamente para recibir las lecciones de los padres dominicos, entre ellos, de Fray

Pedro51. En cualquier caso, lo destacable no es su presencia o no en las aulas del colegio

de Santo Tomás52, sino que gracias a las enseñanzas recibidas por parte de su profesor y,

como hemos dicho, por los designios de su padre, Antonio de Ulloa recibió una muy

buena formación en matemáticas y astronomía, básica para abordar su próximo destino,

convertirse en oficial de la Armada.

Creación e importancia de la Real Armada y su Academia de Guardiamarinas

Tras el Tratado de Utrecht (que ponía fin a un conflicto sucesorio en el que, de

alguna manera, Bernardo de Ulloa tomó parte a favor de la causa borbónica) se puso en

evidencia la necesidad de proteger y defender la Flota de Indias y mantener la

comunicación con los territorios coloniales y poder competir así con las potencias rivales.

48 DE LA CUADRA Y GIBAJA, E, Historia del Colegio Mayor de Sto. Tomás de Sevilla con un prólogo de Fr.

Zeferino Cardenal González, Imprenta de E, Rasco, Sevilla, 1890. 49 El colegio de Santo Tomás fue fundado en 1515 por Fray Diego de Deza, situado junto a la Catedral de

Sevilla, hasta el 1927 en el que fue derruido. 50 Ya hemos puntualizado que en su hoja de servicios no aporta información alguna de su primera formación

y, por nuestra parte, no se ha encontrado dicha relación de alumnos. 51 Francisco de Solano es el único que no confirma la estancia de Ulloa en dicho centro, apuntando solo

que Fray Pedro Vázquez Tinoco estaba dentro de la plantilla de profesores, sin afirmar que el joven

perteneciese a la nómica de alumnos. Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1999, pp. 42-43. 52 En Op. Cit. PAREDES SALIDO, F, p. 11 se apunta que el autor ha tenido constancia que los hermanos de

Antonio de Ulloa, Martín y Pascual, acudieron a dicho centro de enseñanza pues aparecen en el libro de

matrículas. Pero afirma no haber encontrado documentos alusivos a la colegiatura de Antonio.

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Por ello, era imprescindible crear una sola Armada, con una dotación adecuada a las

exigencias de los nuevos adelantos que, en materia naval, ya se estaban incorporando en

las armadas europeas. Atrás deberían quedar pues, unas armadas diseminadas, en varias

escuadras a lo largo y ancho de todo el Imperio español, cuyas denominaciones iban en

relación al espacio en el que se desenvolvían o, en algunos casos, tomaban el nombre de

quien las gobernaban o mandaban como la Armada de la Guarda de la Carrera de Indias

o la Armada de la Avería y que, sin un organismo rector que las supervisara53, se

encontraban en un estado de precariedad lamentable desde principios de la centuria y

cuya situación se vio empeorada por los efectos de la guerra de Sucesión. De esta forma,

la escasez de naves de calidad unida a los cambios en la estrategia bélica, imponían la

necesidad no solo de introducir estas mejoras en la construcción naval sino también de

contar con dotaciones de oficiales bien formadas54.

Con la Real Cédula del 21 de febrero de 1714, se unificarán, definitivamente, estas

armadas, creándose así la Armada Real. La incapacidad para llevar a cabo el bloqueo

naval del puerto de la ciudad de Barcelona, (último reducto de los partidarios del

Archiduque Carlos55) puso aún más de manifiesto la necesidad de contar con una potencia

naval propia suficiente para tal acción. En dicha Real Cédula, el primer Borbón afirma:

“como para tan gran número de bajeles de que se compondrán todas mis escuadras

no hay bastantes oficiales de Marina en España, ha sido preciso me socorra S.M

Cristianísima con algunos oficiales de distinto grado”56. Unas palabras del Monarca

muestran una situación realmente crítica en la que, también era necesario dotar los nuevos

buques y capacitar a éstos con oficiales capaces de gobernarlos en función de las nuevas

técnicas de navegación por lo que, ante la falta de un cuerpo de oficiales cualificados, fue

53 El mando de las diferentes escuadras, se otorgaba, por voluntad real, a personas de la confianza del

monarca o a quienes podían permitirse acceder al cargo por compra. 54 Sobre el particular: GARCÍA GARRALÓN, M, “Ciencia e ilustración en la Armada española del siglo XVIII.

La educación de la oficialidad” en MARCHENA FERNÁNDEZ, J Y CUÑO BONITO, J, Vientos de guerra. Apogeo

y Crisis de la real Armada, 1750-1823. Ediciones Doce Calles, Madrid, 2018, Vol. 1, pp. 121-123; BAUDOT

MONROY, M, “La política naval española entre 1700 y 1736. La recuperación del poder naval de la

monarquía.” Tempus, Revista en Historia General, (Medellín) Colombia, nº9, enero-junio 2019, pp. 1-22. 55 Sobre el particular: BLANCO NUÑEZ, J.M, “La marina de la Ilustración y Cádiz”, en Estudios

superiores en Cádiz desde 1748. Armada e Ilustración, Servicio de Publicaciones Universidad de

Cádiz-Ministerio de Defensa, Cádiz 2009, pp.56-57; RODRÍGUEZ VILLA, A, Patiño y Campillo. Reseña

histórico-biográfica de estos dos ministros de Felipe V. Formada con documentos y papeles inéditos

y desconocidos en su mayor parte. Madrid, 1882, pp.11-35. 56 BLANCO NUÑEZ, J.M, “La marina de la Ilustración y Cádiz”, en Estudios superiores en Cádiz desde

1748. Armada e Ilustración, Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz-Ministerio de Defensa,

Cádiz 2009, p.63.

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necesario recurrir a la Marina francesa.

La creación en Cádiz de la Real Compañía de Caballeros Guardiamarinas será uno

de los pilares fundamentales para la nueva Armada, como instrumento para recuperar el

poder naval español. De esta institución deberían salir nuevos oficiales57 que, procedentes

de la baja nobleza, iría reemplazando a los antiguos navegantes, salidos de la Marina

mercante o el corso que, aunque con una basta experiencia práctica no estaban a la altura

de los adelantos técnicos-científicos necesarios y, por tanto, se encontraban incapacitados

para asumir el control de lo que la nueva Armada exigía. Una fundación, la de la

Academia, que coincidirá con el traslado a esta misma ciudad, en 1717, de la Casa de

Contratación y el Consulado de Mercaderes, instituciones, todas, que convertirían a Cádiz

en el centro de la actividad comercial y naval de ambas orillas del atlántico58.

Se trata pues, según Guillen Tato, de una “verdadera redención de la Nobleza

misma de aquella época tan calamitosa”. De hecho, el propio almirante, recoge la carta

que José Patiño envía al entonces secretario de Marina, Andrés de Pes, donde afirma que:

“Viendo la Nobleza de España, sin carrera, poco aplicada a seguir ninguna, y en una crianza

que no la distinguía de la plebe, y conociendo que sus genios eran á propósito para cualesquiera

facultades á que se dirigiesen, se pensó á reducirla á términos en que pudiese aprovecharse la

buena disposición de su material, y no se propusieron otros mas apropiados que el recogerla en

una Compañía con nombre Guardias Marinas, siguiendo la máxima de otros países” 59

De lo dicho en este fragmento de la carta se extrae, no solo el papel que jugará la

nobleza a este respecto sino también que, a la hora de su organización, España mirará

hacia las dos grandes Compañías de Guardiamarinas ya creadas en Europa (Inglaterra y

Francia) para buscar en ellas el faro que guiase sus pasos en la creación de este nuevo

57 Sobre el particular: MERINO NAVARRO, J.P, La armada española en el siglo XVIII, Fundación Universitaria

Española, Madrid, 1981, p. 34. 58 Para la consecución de todos estos objetivos se creó una junta formada, entre otros, por Andrés de Pez,

Alberoni y José Patiño, que se incorporó algo más tarde cuando prácticamente todas las decisiones estaban

tomadas. Así, ya en 1716 se tienen datos de estarse formando la primera agrupación de cadetes, ratificado

por una carta del Príncipe de Campoflorido en la que animaba a los jóvenes a unirse a este nuevo cuerpo.

AMN. Ms 850, ff. 141-142. 59Carta de José Patiño a Andrés de Pes, AMN, 440, Ms. 1181. Recogida en: Op. Cit. GUILLEN TATO, J.F,

pp.15-16 y Op. Cit. GARCÍA GARRALÓN, M, p. 124 (cita 4).

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cuerpo60. El problema en este sentido parte de que, ni la una ni la otra, reunían unas

condiciones que pudiesen imitarse en el país; en Francia los guardiamarinas gozaban de

demasiada libertad, llegando incluso a manejar su propia economía, mientras en Inglaterra

tenían una sujeción excesiva hasta tal punto de maltratarles solo con el fin de obtener a

los mejores resultados en las maniobras que requerían de rapidez y capacidad61. En el

caso español el motivo que llevaba a querer formar parte del cuerpo de oficiales de la

Armada no era el económico sino el honor y la honra; además los españoles, por su

temperamento, no podían gozar de una libertad excesiva pero tampoco de una opresión

absoluta y un trato que difiriese del docente. De esta manera, se opta por una combinación

de lo ya existente en las dos Compañías extrajeras, para así adaptarlas al carácter de los

marinos españoles y cultivar “la virtud, las ciencias y la gloria”62.

Así será la condición de noble, de la baja nobleza concretamente63, o la de ser hijo

de capitán, unida a una buena educación inicial propia de su posición social y, por

supuesto, la capacidad de pago de la matrícula los requisitos fundamentales para acceder

al grupo de cadetes Guardiamarinas de la Academia. Como podemos observar, todo gira

en torno a esta posición social, a aquellos de condición hidalga se les permitiría el acceso

a una institución que les aportaría una formación lo más completa posible, marcando así

una fuerte “distinción entre nobles y plebeyos”64. Además, la hidalguía, como requisito

indispensable, generaba que, quienes pudieran acceder a la formación de la Academia de

Guardiamarinas obtendrían un estatus que les distanciaba de los alumnos de los centros

60 En función de esto cabe apuntar también que se tomaron como modelo ciertos aspectos de centros

formativos españoles como la Guardia de Estandarte de Cartagena o el Colegio de San Telmo de Sevilla. 61 Sobre el particular: RAFAELLI, S, “La Compañía de Caballeros Guardiamarinas: requisitos de ingreso,

aventureros y extranjeros en el siglo XVIII”, en Guardiamarinas 1717-2017. 300 años. De la Real

Compañía a la Escuela Naval, Publicaciones del Ministerio de Defensa, Madrid, 2017, pp. 123-126. 62 Las tres premisas fundamentales aplicadas por el también utilizado modelo milanés. Sobre la creación

de la Academia: MORENO DE GUERRA, Relación de los caballeros Cadetes de las Compañías de

Guardias Marinas, Madrid, 1913, p.4; Op. Cit., GUILLEN TATO, J.F, p.16; BLANCO NUÑEZ, J.M, La

Armada en la primera mitad del siglo XVIII, IZAR, Madrid, 2001, p.65; Op. Cit., GARCÍA GARRALÓN,

M, p. 124-133. 63 En su carta, Patiño hace referencia a la nobleza sin carrera, ociosa, sin una preparación que la distinga de

los sectores más bajos de la sociedad. Por ello, como queda confirmado en otros documentos que

referencian este requisito, alude a la baja nobleza, aquella que se situaba en el sector más bajo de su estrato

social y que no ocupaban puestos de responsabilidad en la corte. Nobles que generalmente había adquirido

su condición, a través de la compra de cargos de sus antepasados y que no gozaban de esa educación ni

posición privilegiada de aquellos que se situaban en un puesto superior. 64 En la conocida como Ordenanza de Patiño, Instrucción para el gobierno, educación, enseñanza y servicio

de los Guardias Marinas y obligación de sus oficiales y maestros de facultades fechadas en 15 de abril de

1718, AMN 440, Ms. 1181, ff. 31-57 se recoge este enorme interés del Intendente General de Marina por

crear una oficialidad formada desde todos los puntos de vista, con la que Patiño pretendía crear al marino

perfecto, el equilibrio perfecto entre conocimientos -científico- teóricos y prácticos.

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formativos tradicionales. Algo que provocó que las familias de la baja nobleza española,

incluyendo sobre todo las familias vascas que gozaban de hidalguía universal, se

interesaran por formar a sus hijos en este centro.

Por este motivo y acercándonos de nuevo a la figura de Antonio de Ulloa, las

familias acomodadas de Sevilla, que contaban con un considerable número de vástagos,

encontraron en esta nueva institución una vía de acceso y ascenso social de sus

segundones que, al verse privados de mayorazgo, ya no tendrían que orientar sus vidas

forzosamente a la vida eclesiástica como era lo habitual. En este sentido, no fueron pocos

los caballeros veinticuatro del cabildo de la ciudad de Sevilla que pugnaron por que sus

hijos obtuvieran una plaza como cadetes con el fin de que se convirtieran en oficiales de

la Real Armada65. Pero dadas las fechas que se manejan en torno a estas solicitudes, es

bastante probable que Bernardo de Ulloa fuese uno de los primeros en tomar esta medida

a través de su segundo hijo Antonio.

Un Hidalgo aventurero

En este caso, el interés del padre es, cuando menos, lógico, puesto que contaba con

un mayorazgo que beneficiaba a su primogénito, Martín, que se formó y dedicó a las

leyes, quien acabaría teniendo un prometedor futuro; pero, a partir de 1725, la situación

económica de la familia empezó a mermar, debido a la mala gestión de Bernardo en los

negocios del duque de Medinaceli. Por ello, la mejor manera de asegurar su posición era

colocar a sus hijos dentro de las nuevas instituciones creadas por los Borbones66 y así

darles la oportunidad de que se forjaran su futuro y, llegado el caso, acceder a los puestos

preeminentes de las mismas . En función de esto se desprenden dos cuestiones a tratar,

por un lado, la vocación de Antonio de Ulloa y, por otro, sus problemas relativos a la

documentación a cumplimentar para su acceso a la Academia.

Atendiendo al primero de los temas a tratar, teniendo en cuenta las ventajas que

65 Francisco Aguilar piñal aporta un listado de los hijos de los veinticuatro que accedieron a la Academia

de Guardiamarinas en: Op. Cit. AGUILAR PIÑAL, F, pp. 46-47. 66 De hecho, Antonio no fue el único de los hijos Ulloa que se dedicó a la vida militar. Dos más entraron

llegaron a ser oficiales de la Armada y otros dos del cuerpo de Infantería de Marina. Con lo que, muy

probablemente amparados por los logros de su hermano y debido a los deseos de su padre, muy buena parte

de la familia se situó dentro de este nuevo sector de la nobleza.

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ofrecía para las familias de la baja nobleza utilizar la recién creada institución como

medio de legitimación o ascenso social, como hemos dicho, el interés por conseguir el

acceso a la Academia siempre estuvo muy presente. Aún así, en la mayoría de los casos,

solía tenerse en cuenta la inclinación o el deseo del joven aspirante por pertenecer a la

armada, es decir, si poseía o no vocación de marino. Amén, por supuesto, de que contara

con las aptitudes adecuadas o así las demostrara en el desarrollo de su primera formación

en las materias que se exigían a la hora de presentar el examen de ingreso en la institución.

En función de esto, junto con la hidalguía, el requisito indispensable; las aptitudes y la

posible vocación, eran requisitos igualmente fundamentales, pero en la mayoría de los

casos, es imposible probar si las poseía el propio aspirante o eran fruto de los intereses

familiares. Y, a este respecto, el caso Antonio de Ulloa no es excepcional, de hecho, ya

hemos aludido a los intereses paternos, así como a su inclinación por las matemáticas,

pero eso no prueba que tuviera vocación; tenía las condiciones y los motivos, pero la

vocación no es fácil de contrastar67. Además, su caso se ve aún más acentuado por ciertas

afirmaciones que se realizan acerca de su condición física y por la forma en la que

consigue entrar en la Academia de Guardiamarinas, para lo que utiliza una de las vías de

acceso alternativas, la de aventurero.

Efectivamente, tres eran los requisitos fundamentales que debían cumplirse para

acceder a este nuevo centro formativo: hidalguía probada, tener la edad reglamentaria y

contar con una buena salud, amparada por un buen aspecto. Tres condiciones que

contaban con un grado de inviolabilidad diferente pues, en ciertos casos, estuvieron

sujetas a las circunstancias. En función de esto y para el caso de Antonio de Ulloa,

atenderemos a ellas en función de su complejidad. Empezando por la edad que se trataba

del más laxo de los requisitos, ya que podría variar en función de las necesidades que la

Armada tuviera en casos en el que el número de oficiales no fuera suficiente para dotar

los nuevos buques.

Entre 1716, donde ya hemos dicho que existían planes de creación de la Academia

y empezaron a animarse a los posibles candidatos, y 1730, momento en el que Antonio

67 De hecho, las ocasiones en las que se muestra que, para él, la Armada es algo fundamental en su vida, se

producen cuando ya a alcanzado no solo la oficialidad, sino una importante posición dentro de ella. Prueba

de ello son las cartas o los informes de su hoja de servicio, las afirmaciones que hace en su testamento o su

obra Conversaciones de Antonio de Ulloa con sus tres hijos al servicio de la Armada.

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de Ulloa intenta sentar plaza por primera vez; solo podemos aludir a dos variaciones que,

si bien eran leves, pueden resultar significativas. Así, en el documento en el que

Campoflorido pide a la baja nobleza guipuzcoana que sienten plaza (que ya ha sido

referenciada anteriormente en la cita nº 21) se indica la necesidad de jóvenes entre catorce

y dieciocho años, siendo éste el límite para presentar la solicitud. Sin embargo, en la

Instrucción de José Patiño de 1718, el Intendente reduce este rango de edad, solicitando

hijosdalgos de entre catorce y dieciséis años. No será hasta las Ordenanzas de 1748

cuando se regule este requisito y se establezcan, de manera fija, los límites de edad,

dictando que los aspirantes debían tener entre catorce y dieciocho años. Pero a colación

de esto se indica también que el Capitán de la Compañía tendría plenos poderes de

decisión en caso de encontrar a un aspirante con aptitudes muy óptimas para traspasar

estos límites aceptándose menores, hasta doce años y mayores, hasta veinte68.

Independientemente de todas estas consideraciones, a Antonio de Ulloa se le aplicaba la

Instrucción de 1718 que, aunque acortaba el rango de edad no imposibilitaba presentar su

solicitud de entrada en la Academia pues contaba, en ese momento, con catorce años, tal

y como constaba en fe de bautismo que debía ser adjuntada a tal efecto69.

El siguiente de los requisitos no debería tener ninguna complejidad, teniendo en

cuenta que se trata del buen aspecto y la salud del aspirante, pero en el caso de Antonio

de Ulloa, presentan una salvedad que tiene que ver con la primera de las cuestiones que

pretendemos abordar en este punto. Según la Instrucción de Patiño, todo aquel joven que

quisiera solicitar plaza en la Academia debía estar sano, es decir, no padecer de continuas

enfermedades físicas o mentales y además no contar con ninguna imperfección física.

Con las Ordenanzas de 1748 esta cuestión no se modificó, simplemente se vio ampliada

a la obligación de saber leer y escribir. Atendiendo a estas medidas, el caso de Ulloa

estaría enmarcado en la normativa de 1718, aunque él teóricamente cumplía con los

requisitos que se implantaron posteriormente al haber recibido una esmerada educación.

68 No fueron escasas las dispensas otorgadas especialmente a oficiales de la Armada, como el propio Ulloa,

quien pide que se admita a sus hijos en la academia sin tener la edad reglamentaria. AMN Ms. 2141, doc.

15. 69 Era bastante común la falsificación de dicho documento para evadir el requisito de la edad. De hecho,

existe un documento, fechado en 1771, en el que el Marqués de la Victoria, siendo Director General de la

Armada, considera, entre otros menesteres, que era necesario aumentar el número de cadetes ya que no

había oficiales suficientes en la Armada. A pesar de esto y con el objetivo de que mejorara la situación de

la academia y por ende de la dotación de oficiales, se prohíbe que se admitan menores de catorce años en

la Compañía y, ante las falsificaciones de Fe de Bautismo, faculta al comandante para no admitir a quien

no aparentase la edad que decía tener. AGMAB, Guardiamarinas, Generalidad, 720/L.

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Aún así, en este punto, debemos acudir al hecho de que no accediese a la Academia en

1730, tal y como era su deseo, y optase a la vía alternativa de enrolarse como marinero

de aventuras (aventurero) en la Flota de Tierra Firme.

Sobre esto Julio Guillén Tato70 aporta una explicación que se relaciona

directamente con esta medida y es que el joven Ulloa siempre tuvo una naturaleza débil

y enfermiza, motivo por el que su padre decidió que embarcarse en la flota comandada

de Manuel López Pintado “confiándole el débil niño con la esperanza de que, a pesar del

peligro de las navegaciones, el muchacho ganase en salud con el cambio de aires y de

vida, y aun se aficionase a la Marina, a la que tan inclinado de suyo era el don Bernardo”71.

Con esto el autor, al pretender mostrar la debilidad física de Antonio de Ulloa, manifiesta

también el deseo de su padre por cultivar en el joven el gusto por lo marítimo y conseguir

así que brotase en él la vocación por la Armada. En función de eso podemos deducir, por

un lado, que se trata del único autor que refiere dicha debilidad sin aportar documento

alguno que lo refute pues, en ninguno de los documentos consultados y relativos a la vida

del personaje se alude a tal debilidad, mucho menos en su hoja de servicios donde no se

expresa dificultad física alguna. Y, por otro, la posible falta de vocación de Ulloa, algo

que, aunque ya habíamos dicho, es difícil de comprobar, pero debió estar muy influido

por los deseos paternos. Sea como fuere, esta debilidad, de ser cierta, hubiese impedido

el acceso de nuestro protagonista a la Academia de Guardiamarinas, por tanto, sería,

cuando menos, lógico que su padre intentase solucionar el problema de la mejor manera

posible, en este caso, recurriendo a su amistad con el marqués de Torreblanca.

Pero como acabamos de decir, la naturaleza enfermiza de Ulloa no está probada,

situándonos, de esta forma, en el último de los requisitos, la probanza de nobleza que se

considera que fue lo que originó que Antonio de Ulloa no consiguiera sentar plaza en el

año requerido y tuviera que tomar la “vía práctica” para garantizar su entrada en la

Academia de Guardiamarinas. Así, siguiendo el modelo francés, el ser hidalgo notorio

presentando las pruebas de su nobleza, era un requisito indispensable para convertirse en

cadete de la Compañía de Guardiamarinas. La tan popular expresión de poseer hidalguía

“por los cuatro costados” se basa en la obligación que tenían los aspirantes de presentar

los documentos que demostrasen la hidalguía familiar, es decir, comprobar que, tanto por

70 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J.F, p. 26-27. 71 Idem.

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familia paterna como materna, el solicitante pertenecía a la baja nobleza, uno de los fines

con los que se crea la Compañía72. En función de esta norma y según los datos descritos

sobre su ascendencia familiar, Antonio de Ulloa no debería tener ningún problema para

sentar plaza como guardiamarina, pero la realidad fue muy distinta.

En 1730, con catorce años cumplidos, Antonio de Ulloa presenta las súplicas, es

decir, su solicitud de admisión, con el fin de obtener la carta-orden del Rey que permitiera

que sus documentos fuesen revisados a la hora de presentar su examen de ingreso. En

este primer trámite, debía indicar su nombre, los méritos de sus padres y las distinciones

de su familia, sin adjuntar documento alguno. Una vez obtenido el despacho real, se

presentaría ante el Capitán de la compañía exponiendo su carta-orden y los documentos

justificativos de la nobleza familiar junto a su fe de bautismo. Momento en el que la

solicitud de Ulloa es rechazada al no contar, en ese entonces, con los documentos que

justificaran su hidalguía. Esto, probablemente, se debió a una acción apresurada de su

padre quizás fruto de la necesidad debido a su situación económica o al deseo de prosperar

o mantener su privilegiada posición a través de su hijo. En definitiva, claramente la prisa

fue el motivo de este desliz, teoría que se ve refutada con el hecho de que no esperase a

obtener dicha documentación para poder presentarla y es que, según la normativa, en caso

de dudas sobre el aspirante, el Capitán de la Compañía podía consultar con sus

subalternos y solicitar nuevos informes.

Antes de hacer referencia la solución que Bernardo de Ulloa encontró para que su

hijo, en lugar de esperar a la elaboración y envío de los documentos y poder así

aprovechar el tiempo en adquirir experiencia marítima. Debemos apuntar que, por su

ascendencia familiar y ante la seguridad de una posición que perteneció a su familia desde

el siglo XVII se puede pensar que quizás a la celeridad de los Ulloa se unió cierta

confianza en la no necesidad de refutar dicha posición. Pero la realidad es que “el examen

era asunto de tanta seriedad que era rechazado cualquier aspirante que no justificara lo

exigido”73 por lo que la celeridad sería la razón más factible. De hecho, analizando la

documentación encontramos un detalle que cuesta comprender sin incluir el hándicap de

72 “Hijos de oficiales que hayan servido en la misma Marina o en los oficios de tierra con los grados de

Capitanes inclusive en adelante o de hijos de personas nobles [pare que] se ejercite la nobleza en una

profesión tan propia para ella misma, y en tanto se adelantara a su lustre y conveniencias…”. Carta de

Campoflorido a la nobleza guipuzcoana. AMN. Ms 850, ff. 141-142. 73 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 44.

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la prisa y es que el economista era hidalgo de sangre al ser hijo, nieto y biznieto de

caballero veinticuatro de Sevilla. Según el modo de registrar la ciudad a aquellos con

goce de hidalguía, no se entiende por qué no aportó los documentos que presentó, en su

día, ante el Cabildo sevillano para obtener tanto su certificado de vecino originario de la

ciudad como el de su concesión de la Blanca de la carne. Según esta información, a

diferencia de otros lugares donde existían padrones de hidalgos, la capital sevillana no

contaba con tal registro, pero si debía contar con los documentos de la blanca de la carne.

Se trataba de un impuesto implantado desde época medieval en la ciudad, por el

que cada libra de carne que se despachase en las carnicerías públicas tendría un gravamen

de una blanca74, con el objetivo de obtener liquidez para poder hacer frente al “pago de

pechos y derramas”75 en la ciudad. Tal tributación suponía un agravio para aquellos que

se encontraban exentos del pago de impuestos, entre los que se incluía, por supuesto, la

nobleza. De esta manera en 1515 dejó de tener obligatoriedad para los vecinos y con el

fin de resarcir a esa parte de la población que gozaba de exención de impuestos se

establece la norma de “volver blanca la carne”76, es decir, retribuirles una blanca por cada

libra de carne que adquiriesen en la casa familiar. Exención de tributación que, para poder

solicitarse, requería que la persona en cuestión fuese considerado vecino de la ciudad, por

nacimiento o por domicilio, es decir, que hubiese habitado en ella durante más de diez

años. Dicho certificado de vecindad, debía ser solicitado ante el cabildo municipal

adjuntando fe de bautismo o testimonios que acreditasen la veracidad del testimonio. Una

vez obtenida la vecindad, se solicitaba, también en el cabildo, la concesión de “la blanca”

remitiendo fe de bautismo, título de hidalguía, certificado de vecindad y árbol

genealógico, aunque en el caso de ser hidalgo notorio (dentro de los que se encontraban

los veinticuatro de la ciudad), solo bastaba con presentar las actas sacramentales en las

que se demostrara que, por línea de varón, su ascendencia había cobrado la blanca de la

carne. Posteriormente la adquisición de carne debía ser demostrada, para así obtener una

cédula, otorgada dentro de la parroquia a la que se circunscribía la vivienda, con la que

el contador podía devolver dicho gravamen. Así, dado que Bernardo de Ulloa descendía

de varias generaciones de veinticuatro del cabildo sevillano, en 1715, solicitó su

74 Sobre nombre con el que se conocía al vellón castellano y cuya equivalencia, en maravedíes, fue variando

a lo largo de la edad Moderna. Debía esta denominación al aspecto blanquecino que adquiría tras su

acuñación, que la asemejaba a la plata. 75 Op. Cit. ULLOA, B. DE, p.16. 76 Idem.

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certificado de vecindad para que, posteriormente se le otorgase el cobro de la blanca de

la carne77.

La cuestión aquí desarrollada, podría poner de manifiesto una cierta torpeza por

parte del padre de Antonio de Ulloa, siempre y cuando no pensemos que, en la solicitud

de plaza del joven, primó exclusivamente la celeridad pues, según estos datos, el interés

del caballero veinticuatro en que su hijo obtuviese, cuanto antes, conocimientos y

experiencia marinera primaron por encima de los plazos establecidos, de la buena

organización y de las gestiones para obtener la documentación que necesitaba y que, de

alguna manera, podría haber tenido a su alcance. De este modo, expuestas todas las

razones y los inconvenientes que, voluntariamente o no, surgieron a lo largo del proceso,

la forma de paliar la negativa de su acceso y de convertir en provechoso el tiempo de

espera de la documentación real relativa a la probanza de su hidalguía, fue acudir a su red

de relaciones, a las amistades que Bernardo de Ulloa había forjado a lo largo del tiempo,

y beneficiarse de las mismas. Por este motivo, recurre a Manuel López Pintado78,

caballero veinticuatro79 de la ciudad de Sevilla80, quien comandaba la Flota de Tierra

Firme en 1730 y que admitiría a su hijo como aventurero. Una figura que, el Diccionario

Marítimo Español define como:

“joven que se embarca en los bajeles de guerra como un aspirante o meritorio para optar al primer

grado en el servicio de la Armada. No goza de sueldo ni uniforme, pero sí alguna gratificación para la mesa,

y alterna con los Guardia Marinas”81

Esta figura suponía una vía de acceso al cuerpo de oficiales de la Armada para

aquellos a los que, ante la falta de alguno de los requisitos recogidos en la normativa82,

se les negaba el acceso a la Academia de Guardiamarinas. Se trataba de jóvenes que

77 AMS, Escribanía de Cabildo, tomo 308, secc. V, nº 57. 78 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/51501/manuel-

lopez-pintado-y-almonacid. 79 No es correcto indicar en este punto que fue Marqués de Torre Blanca, pues su nombramiento no se

produjo hasta 1737. 80 Cargo que le fue otorgado en 1717. Sobre el particular: tesis doctoral, TAPIAS HERRERO, E, El teniente

general don Manuel López Pintado (1677-1745): ascenso económico y social de un comerciante y marino

en la Carrera de Indias. Pablo Emilio Pérez-Mallaína (Dir.), Universidad de Sevilla, Sevilla, 2015. 81 O’SCALAN, T, Diccionario Marítimo Español, que además de las definiciones de las voces con sus

equivalentes en francés, inglés e italiano, contiene tres vocabularios de estos idiomas con sus las

correspondencias en castellano. Imprenta Real, Madrid, 1883, p. 68. 82 Generalmente, se trataba de aspirantes que no contaban con la edad adecuada, especialmente por tener

más de la reglamentaria, aunque, en otros casos como el de Antonio de Ulloa, podía deberse a la falta de

alguno de los documentos requeridos.

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prestaban servicio en las naves reales sin derecho a sueldo y a los que se sometía a un

régimen muy similar al de los alumnos universitarios de la época. En realidad, se trataba

de una manera de instruir a aquellos que no pasaban por las aulas de la Academia pero

que, aún así, estaban avocados a ser oficiales navales. Un modelo, algo más práctico de

enseñanza que podía equipararse con la formación naval inglesa pero que, en los tiempos

en tierra, ofrecía a los meritorios los conocimientos teóricos que se enseñaban en la nueva

institución.

En definitiva, era una forma poco ortodoxa de adquirir los conocimientos que de

ofrecían en la Academia, donde los cadetes recibían una estricta instrucción teórica y

práctica organizada en dos períodos, uno dedicado a la teoría83, comprendido en dos

semestres, y otro práctico en el que, embarcados, en el que aplicaban la instrucción

aprendida en el primer año. Un completo programa de estudios en los que no solo primaba

la ciencia, sino también el adiestramiento militar y los buenos modales con el fin de crear

al “marino perfecto”. Bien es cierto que los primeros planes de estudio fueron

modificados a criterio de los directores y no se consolidaron hasta 1734, de la mano de

Diego Bodrick, por lo que, no siempre se impartieron las mismas asignaturas ni con la

misma incidencia, motivo por el que quizás los primeros años fue más sencilla la

equiparación de formación de los aventureros a la de los guardiamarinas. Aún así debe

tenerse en cuenta que, con el paso del tiempo no solo se consolidaron dichos planes de

estudio, sino que la Armada se fue nutriendo de estas nuevas promociones de oficiales y,

por ende, estos contarían con una formación más completa que les permitiría instruir a

los aventureros de las naves que comandaban.

Marinero de aventuras en la Flota de Tierra Firme

Así, por su relación amistosa con Manuel López Pintado84, el padre de Antonio

de Ulloa toma esta opción para, como hemos dicho, aprovechar lo que debería ser un

83 Según la Instrucción de Patiño: matemáticas, geometría, cosmografía, náutica, maniobra, fortificación

militar, teoría de artillería, construcción naval, junto con daza, esgrima y lenguas extranjeras; eran las

asignaturas impartidas en el primero período que se impartían de manos del director de la academia, tres

maestros y un restante número de profesores especializados. 84 Esta relación se demuestra con un intercambio de correspondencia. Cuando en 1728, López Pintado es

nombrado nuevamente comandante de una de las flotas de la Carrera de Indias, envía a su regreso a la

capital gaditana, en cuyo puerto le esperaba Felipe V, con la familia real, la Corte y el Intendente General

de Marina para presenciar la botadura del Hércules (primer navío construido en el astillero de puntales de

Puntales), una carta al cabildo sevillano comunicando su regreso a España. Y para su respuesta, el propio

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tiempo de espera y que su hijo obtuviese experiencia marinera y conocimientos

suficientes para ser oficial de la Armada.85 Así, según la hoja de servicios de Antonio de

Ulloa86, embarcó como aventurero el 27 de enero de 1730, pero, la realidad es que, debido

a problemas con la carga, la salida no se realizó hasta junio de ese mismo año, llegando

a su primer destino, Cartagena de Indias, dos meses después. A partir de ese momento,

se comenzó a poner en práctica todo lo anteriormente descrito, y que estaba estipulado en

la normativa con respecto a los aventureros, es decir, los oficiales servirían como

maestros y se intercalarían la teoría y la práctica con los períodos en tierra y de

navegación. Bien es cierto que, en el primer período, Ulloa recibió básicamente

formación práctica pues, durante la navegación en el galeón “San Luis”, capitana de la

flota, se hizo lo propio al comenzar a ofrecérsele conocimientos sobre el navío y su

manejo y, además, en los cinco meses que permanecieron en tierra hasta zarpar hacia su

nuevo destino, en lugar de ofrecerle conocimientos teóricos lo facultaron para realizar

operaciones de corso.

Así, Manuel López Pintado, recién nombrado Teniente General de la Armada,

facultó a los oficiales de su flota a que colaborasen con las tareas que le había impuesto

José Patiño, entre las que no solo estaba garantizar la defensa de las costas, sino además

bloquear la laxitud de los oficiales reales que, en los últimos tiempos, habían permitido

que se contrabandeara en sus aguas, con la ayuda de los guardacostas. De esta forma,

mientras el nuevo Teniente General, inspeccionaba la labor de los oficiales reales, hizo

zarpar dos balandras guardacostas con sus oficiales para que impidiesen la entrada de

naves dedicadas al comercio ilegal, algo que se multiplicaba, tanto en la costa de

Cartagena de Indias como en la de Santa Marta, con la llegada de las Flotas de la Carrera

de Indias.

Amparado por esta necesidad, López Pintado considera que Ulloa, no debía pasar

el tiempo en su nave, ni debía desperdiciar la oportunidad de adquirir experiencia en una

operación bélica, pues esta completaría mucho su aprendizaje y le forjaría para

cabildo destinó a don Bernardo de Ulloa, por su estrecha relación personal, quien le agradecía la

información de su regreso y se alegraba de su regreso a Cádiz. AMS, Libro de Actas Capitulares, H-1789,

f. 37. En Op. Cit. TAPIAS HERRERO, E, pp. 298-301. 85 No podemos olvidar, en este punto, que el motivo también pudo ser su naturaleza enfermiza, a la que ya

hemos hecho referencia, tal y como apunta Guillén Tato. 86 Expediente Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, exp. 1225, ff. 9-

11.

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convertirse en un oficial con experiencia en cuanto a los peligros del mar. De esta forma,

el joven embarca en una de las balandras guardacostas y permanece en esta labor,

prácticamente durante los cinco meses que se prolonga la estancia en Cartagena de Indias.

Cabe señalar que este período le sirvió también para conocer aquellos nuevos lugares,

para tomar experiencia directa sobre la realidad Cartagenera, algo que, si bien no

menciona en su prolija producción bibliográfica posterior, si se deja entrever en las

descripciones que realiza. Además, no sabemos si, durante ese tiempo pudo adquirir algo

de teoría de la mano de oficiales como Juan José Navarro, quien embarcó como oficial

en la almiranta de la Flota, el galeón “San Fernando”87. Aún así es bastante más

destacable la experiencia adquirida durante el tiempo de corso, que los conocimientos

teóricos que pudiera o no adquirir en ese caso.

Ya en el mes de enero, pondrían rumbo a Portobelo, nuevamente en una corta

travesía de, a penas, diez días, para luego permanecer en el destino por cinco meses más,

debido a una ingente cantidad de cuestiones que tenían que ver con los caudales y

mercancías de la flota, así como con los objetivos de Patiño, expuestos en el punto

anterior.88 Durante este tiempo, y el transcurrido en la Habana, como punto de nueva

unión de las naves mercantes con las de guerra, donde además, en esta ocasión le

esperarían los barcos azogueros de Rodrigo Torres89 para, desde allí, regresar a la

Península90 si es que su llegada no se demoraba demasiado. En este tiempo, los oficiales

de la flota, entre ellos Juan José Navarro y la dirección de López Pintado, fueron

fundamentales para Ulloa, pues se encargaron de instruir al joven de cara a su examen de

ingreso en la Academia. Este detalle es bastante curioso porque, aunque Antonio de Ulloa,

al haber sido aventurero, podría haber pasado directamente a ser alférez de fragata, sin

pasar por las aulas de la Academia de Guardiamarinas, siempre tuvo presente y así lo

cumplió que su objetivo era convertirse en cadete de la compañía. Pero al margen de esto,

87 Cabe apuntar un detalle que, aunque ya está señalado por Solano, Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 47, es

necesario recordar para que no quepa ningún tipo de duda. Y es que Guillén Tato, Op. Cit., GUILLEN TATO,

J.F, p. 28, indica que Ulloa realizó la travesía en el Galeón “San Fernando”, donde iba el futuro marqués

de la Victoria, y no en el San Luis, donde efectivamente embarcó, pudiéndose confirmar no solo en

estudios posteriores a Solano sino en la propia hoja de servicios de Ulloa , AGMAB, Cuerpo General,

Asuntos Personales, Leg. 620, exp. 1225, f. 10. 88 Sobre el particular: Op. Cit. TAPIAS HERRERO, E, pp. 306-327; WALKER, G. J, Política española y comercio

colonial, 1700-1789, Ariel, Barcelona, 1979, pp. 221-282. 89 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea:

http://dbe.rah.es/biografias/72888/rodrigo-de-torres-morales. 90 Carta de José Patiño a Manuel López Pintado: AGS, Secretaría de Marina, Leg. 392, 716, en Op. Cit.

TAPIAS HERRERO, E, pp.

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fueron muchos los meses de instrucción previa que tuvo hasta su salida de La Habana,

donde prácticamente empezó a cursar las mismas materias que se impartían en Cádiz,

teniendo acceso incluso a los manuales que con los que se instruía a los jóvenes cadetes,

entre ellos, por supuesto, los del entonces director de la Academia Pedro Manuel Cedillo

quien se había encargado de diseñar el plan de estudios.

Así, lo que pretendía ser un apacible regreso a España, acabó por convertir la

primera experiencia naval de Antonio de Ulloa en un viaje que aglutinó prácticamente

todas las circunstancias por las que debe pasar un marino. De esta manera, salieron de la

Habana, en el mes de agosto de 1731, una salida demorada que les obligó a adentrarse en

el Canal de las Bahamas en época de huracanes, por tanto, a la entrada del Canal las naves

fueron sorprendidas por una fuerte tempestad que generó daños en muchas de ellas.

Lógicamente no todas corrieron la misma suerte de modo que, mientras la nave capitana

se vio muy mal parada, la almiranta pudo llegar sin apenas daños al puerto más cercano.

Esto implica que Antonio de Ulloa tuvo que pasar, como hemos dicho, por todo tipo de

situaciones, siendo a penas un joven que se estaba formando, teniendo incluso que

presenciar como la nave en la que viajaba era azotada por el temporal que la dejó

desarbolada y desprovista del timón.

A pesar de su lamentable estado, consiguió llegar al puerto del Guárico, en la zona

norte de Santo Domingo, pues llegar hasta Puerto Rico suponía una travesía demasiado

larga como para emprenderla en esas condición. Allí permanecieron mientras que duró la

reparación de las naves, hasta abril de 1732, nuevo tiempo de espera en el que la

formación del joven aspirante no se detuvo, de hecho, Manuel López Pintado se dedicó a

levantar cartas en las que se indicasen las rutas y las profundidades de las zonas donde se

ubicaban las mejores lugares para fondear en aquellas latitudes; actividad de la que

Antonio de Ulloa tomó buena parte de su experiencia en cartografía. En definitiva,

después de ocho meses de puesta a punto de las naves, Antonio de Ulloa volvía a embarcar

en el galeón “San Luis” para poner rumbo a Cádiz, a donde llegaron el 21 de junio de

1732, dos años después de que zarparan del mismo puerto91.

91 Muy conveniente fue este largo tiempo al otro lado del atlántico, si tenemos en cuenta que, de haberse

prolongado menos, Antonio de Ulloa se habría topado con un período de un año perdido. Esto se debe a

que, en 1732 no se convocaron plazas para la Academia, así un tan prolongado período de ausencia,

garantizó que Antonio de Ulloa pudiese aprovechar todo el tiempo de espera que se necesitase, cumpliendo,

de esta forma, con los deseos de su padre.

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Por fin Guardiamarina. Bautismo de fuego

Desconocemos si una vez en la capital gaditana, Antonio de Ulloa se trasladó a su

Sevilla natal o permaneció en la ciudad para preparar todo lo necesario para su entrada

en la Academia de Guardiamarinas. Como ya hemos comentado anteriormente, bien

podía haberse incorporado como oficial a la Armada, pero prefirió consolidar su

formación como marino antes de convertirse en oficial. En función de esto, inicia de

nuevo los trámites establecidos, en primer lugar, la carta-orden del Rey para la que

presenta su nombre, fe de bautismo y los méritos de su familia junto con los propios, si

los hubiere. En este caso, con fecha de 25 de noviembre de 1733, Antonio de Ulloa

presenta toda la información requerida92 su fe de bautismo, las de sus padres y el

reconocimiento de los méritos familiares, firmados tanto por él como por cuatro testigos,

todos ellos caballeros veinticuatro de Sevilla.

A este respecto debemos destacar un par de cuestiones; la primera tiene que ver

con que, como hemos dicho, según la normativa podían presentarse los méritos del propio

aspirante, pero Ulloa no menciona nada de sus dos años como aventurero, probablemente

porque no se necesitaba para acceder a la Academia y, por tanto, sus dos años de

experiencia podrán no considerarse méritos. Al fin y al cabo, el hecho de presentarse

como candidato a guardiamarina y no acceder directamente al primer grado de oficial era

una manera de legitimar su posición, dejar atrás los problemas acaecidos anteriormente y

adoptar la vía oficial de acceso93. La segunda está compuesta por varios detalles, pero

tiene la base y es que toda la documentación presentada proviene de Sevilla, la fe de

bautismo de sus padres, correspondiente a sus respectivas parroquias y que bien hubiesen

podido tener a su disposición en caso de solicitarlo. Lo mismo ocurre con la certificación

de los méritos familiares pues, los primeros documentos no son más que una declaración

del propio Ulloa y los siguientes se encuentran firmados por cuatro testigos que, además

eran caballeros veinticuatro del cabildo sevillano. Incluso, en estos últimos documentos

se contempla la concesión de la “blanca de la carne” que no solo certificaba la hidalguía

92 Informe de Guardiamarina, D. Antonio de Ulloa. AMN. 0886. Exp. 0164, ff. 1-18. 93 Antonio de Ulloa no fue el único en desarrollar una acción similar, Santiago de Liniers también empleó

esta estrategia para convertirse en oficial de la Armada española. PESADO RICARDI, C, De Aventurero a

Capitán. Inicios de D. Santiago de Liniers en la Real Armada Española (1775-1788). Asociación “Mémoire

Jacques de Liniers”, 2013, pp. 33-38.

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familiar, sino que además estaba concedida tiempo atrás, tanto a los ascendientes paternos

como al propio Bernardo de Ulloa que la obtuvo en 171594.

En definitiva, no se entiende por qué no se presentó la documentación en 1730

teniendo en cuenta que se encontraba a su alcance, algo que también han advertido otros

biógrafos, Fernández de Navarrete95, quien considera que Ulloa bien pudo haber accedido

a la Academia en la primera ocasión en la que solicitó sentar plaza, pero que al presentar

su solicitud encontró el cupo completo. Dicho autor no aporta documentación al respecto

y no tenemos forma de saber cuanto cadetes se solicitaron para ese año96, pero sí es una

afirmación que se ha extendido a algunas de las biografías de Ulloa. Se trata de una

posibilidad, pero no es demostrable, siendo bastante más fiable la versión que apunta a la

prisa y la excesiva confianza como motivo de la falta de documentos o incluso a la pobre

condición física del propio Ulloa.

A pesar de todas las versiones, de todas las especulaciones que puedan hacerse al

respecto de su entrada en la Academia, hablándose incluso de que Antonio de Ulloa tenía

tal vocación que prefirió acudir a la Academia en lugar de convertirse directamente en

oficial; la realidad, lo que muestran los documentos es que el 28 de Noviembre de 1733

sentó plaza de guardiamarina, una vez cumplimentada toda la documentación requerida

y después de presentar su examen de ingreso, ante el director de la Academia Pedro

Manuel Cedillo, por el que obtuvo la calificación de sobresaliente97. De manera que entró

a formar parte de una promoción de veintidós cadetes98, todos ellos procedentes de

diferentes puntos de la geografía española, de los que la gran mayoría eran andaluces,

procedentes del Reino de Sevilla, aunque bien es cierto que solo dos eran vecinos de la

capital hispalense.

La dispersión de la documentación, de la que los expedientes de la Armada no se

ven ajenos, sea quizás la causante de que, en el Archivo General de la Marina, solo se

94 AMS, Escribanía de Cabildo, tomo 308, secc. V, nº 57. 95 Op. Cit. FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, M, pp. 190. 96 El número de cadetes que cada año accedían a la Academia obedecía a la cantidad de cargos a la

oficialidad que se necesitaban para cubrir la nómina anual de la Armada. 97 Informe de Guardiamarina, D. Antonio de Ulloa. AMN. 0886. Exp. 0164, ff. 1-18 y hoja de servicios

de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 1225, f. 11. DE VALGOMA, D,

Catálogo de pruebas y Caballeros aspirantes. Real Compañía de Guardiamarinas y colegio naval, Instituto

Histórico de Marina, Tomo I, exp. 586 Madrid, 1954, p.103. 98 Promoción de Guardiamarinas de 1733 en: Ibídem, pp. 101-103.

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conserven diez de las veintidós hojas de servicio de estos, entonces futuros oficiales.

Entre sus fondos, en la sección Cuerpo General, se encuentran además de la hoja de

servicios de Antonio de Ulloa, nueve expedientes más99 que muestran que solo uno de

sus compañeros de promoción llegó tan alto en el escalafón militar como él. Miguel

Gastón de Iriarte, quién sentó plaza con la misma edad que Ulloa y llegó a ser teniente

General de la Armada en la misma fecha que él, 24 de abril de 1779100. Ninguno de sus

compañeros obtuvo un ascenso tan meteórico como el suyo, pero en concreto Miguel

Gastón, sí debió hacer méritos suficientes101 como para que se le acreditase con el mismo

rango que a Ulloa al final de su carrera.

Este nutrido grupo debió tener una formación un tanto particular, pues su entrada

en la Academia se inserta en el contexto de la guerra de Francia contra Austria en la que,

por las disposiciones del Primer Pacto de Familia (1733), España se ve directamente

involucrada defendiendo la causa francesa. Dicho conflicto se inicia con la muerte de

Augusto II, rey de Polonia, cuya monarquía no tenía las mismas condiciones que la

borbónica ya que, en lugar de se hereditaria, obedecía a los dictámenes del parlamento

polaco. En esta medida, los intereses de Felipe V que buscando recuperar los territorios

perdidos en Utrecht con el fin de mantener el testamento de Carlos II102 y asegurar la

herencia de los hijos de su segundo matrimonio colocándoles en tanto en los ducados

italianos como en otras monarquías europeas103 algo que fue objetivo de los deseos y

presiones de su madre, entraron a colación. El primer Borbón, presentó desde Sevilla,

99 Alfonso Alburquerque AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 26; Antonio

Gregorio y de Silva AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 522; Diego de Argote y

Muñóz AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 72; Felix de Larrea y Albarracín

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 605; Ignacio Huarte y de Córdoba AGMAB,

Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 561; Manuel López Bravo AGMAB, Cuerpo General,

Asuntos Personales, leg. 620, exp. 634; Miguel Clarebout AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales,

leg. 620, exp. 273; Pedro de los Ríos AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 1021;

Miguel Gastón de Iriarte AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 474 100 Hoja de servicios de Antonio Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp.

1225, f. 9. Hoja de servicios de Miguel Gastó Iriarte, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales,

leg. 620, exp. 474, f. 2. 101 Dichos méritos pueden deberse a su buen desempeño como jefe de distintas escuadras, pero su

expediente no aporta mayores datos ya que, al margen de la hoja de servicio, solo conserva el permiso

reglamentario para contraer matrimonio. 102 El último de los Habsburgo españoles, antecesor en el trono de Felipe V, deseaba que todos sus dominios

permaneciesen unidos bajo el control de un mismo monarca. Siendo este uno de los motivos por el que

escogió como su sucesor al nieto de Luis XIV, buscando con eso el apoyo de la potencia francesa. 103 Los infantes Felipe y Carlos, hijos de su matrimonio con Isabel de Farnesio, por línea dinástica no

estarían llamados a ser reyes de España, ya que les precedían los hijos del primera matrimonio del monarca

con Gabriela de Saboya, de hecho, su primogénito Luis, había llegado a reinar en España por un período

de menos de un año en 1724, tras la abdicación de su padre.

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donde se encontraba la Corte en aquellos momentos, una misiva para que se tuviera en

cuenta la candidatura de uno de sus hijos al trono polaco. Una petición que a penas se

tuvo en cuenta por lo que el rey, firme en conseguir sus objetivos, optó por apoyar la

causa más conveniente para sus intereses.

En función de esto, España optó por apoyar la causa francesa que, en el conflicto

sucesorio polaco se había posicionado en favor del candidato que finalmente no fue

escogido por preferirse, por parte del Sejm104, al aspirante apoyado por Austria, la gran

enemiga de Francia. Una pugna, la de estas dos potencias, que obedecía a motivos más

elevados que una simple enemistad mantenida en el tiempo. Siendo así necesario unir a

este hecho, por un lado, la posición austríaca que, en su lucha con el reino de Prusia por

obtener la hegemonía en todo el espacio alemán, se insertó en el conflicto polaco para

impedir un posible aprovechamiento prusiano en este sentido. Y por otro, la situación de

Francia que veía, con el avance de Austria, cada vez más encerrados sus dominios,

especialmente después del Tratado de Utrecht105 en la corona austríaca obtuvo, entre otros

territorios, la parte de los Países Bajos que le correspondía a España que cercaba los

territorios franceses cada vez más.

Así, unido al hecho de que Austria tenía intereses en los territorios italianos,

después de haber obtenido Milán, Nápoles y Sicilia en Utrecht, los intereses de España y

Francia comenzaron a tornarse comunes basándose en el deseo de frenar el avance

austríaco y recuperar, los españoles, los territorios perdidos; teniendo en cuenta además

que, el norte de Italia, era un tradicional punto de conflicto entre las dos potencias

enemigas. Por lo que, al calor de sus vínculos familiares, en agosto de 1733, se iniciaron

negociaciones entre Francia y España que darían como resultado la firma del Primer Pacto

de Familia, en noviembre del mismo año. Un acuerdo de compromiso y ayuda mutua en

el que los borbones españoles prestarían su apoyo en los conflictos bélicos que

emprendieran los franceses y esto, por su parte, se comprometían a poyarlos en su lucha

por recuperar los territorios perdidos en Utrecht. Seguros del óptimo resultado que

efectivamente tuvieron sus negociaciones, Francia declara un mes antes de la firma de

104 Nombre que recibía el parlamento de Polonia. 105 Se trata del nombre genérico que reciben un conjunto de tratados firmados entre 1713 y 1715 que, con

intención de devolver la paz a Europa, cambiaron el mapa político hasta entonces conocido con la pérdida

y la anexión de territorios a las diferentes coronas implicadas en el conflicto sucesorio español.

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este primer Pacto la guerra a Austria y España, por supuesto, entra en el conflicto con

ella106.

La aparente solidez de dicho acuerdo, no puede hacernos olvidar que, aún siendo

potencias aliadas, tanto España como Francia lucharían en favor de sus intereses

particulares, por tanto, aunque el objetivo común era una guerra en el norte de Italia,

España tenía puesto sus ojos en recuperar Nápoles. Así, en el momento propicio, cuando

Francia parecía prestar mayor atención a otros territorios que no se encontraban entre los

objetivos españoles, Felipe V ordena a su hijo el infante don Carlos (futuro Carlos III)

que era ya duque de Parma107, se trasladase desde aquellos territorios hacia Nápoles para

ponerse a la cabeza de la contienda. Motivo por el que José Patiño, que había estado

presente en todas las negociaciones y tratados en los que se insertaba dicho conflicto y,

por supuesto, por su condición de secretario de Marina e Indias, envía una escuadra de

diez naves, que zarparían desde Cádiz con destino a Barcelona, para poder poner rumbo

a Italia con el fin de servir de refuerzo la causa del infante don Carlos.

Se trataba pues de una escuadra de veinte navíos que aportarían una dotación que

rondaba los 20.000 soldados a los que había que sumar 2.000 caballos prestos para prestar

apoyo a los efectivos que, por tierra, se trasladaban de Parma a Nápoles encabezados por

el infante. Su proceso de formación fue bastante más complejo de lo que inicialmente

pueda parecer debido a que reunir una dotación de semejante calibre no era tarea fácil por

lo que una vez reunidas las seis naves gallegas con las cinco gaditanas en el puerto de

Cádiz, uno de los barcos debería pasar a Ceuta a recoger al regimiento de Navarra.

Posteriormente todas las naves pasarían a Málaga en la que se unirían a la escuadra de

Justiniani, que dotaba seis embarcaciones más, para detenerse luego en Alicante, un

centro de reunión donde se sumaron más barcos y desde donde, después de pertrecharse,

zarparían con destino a Barcelona con el fin de poner rumbo al Mediterráneo108.

106 En esta ocasión Francia contará también con el apoyo de Saboya que, tras haber luchado contra España

en la Guerra de Sucesión, obtuvo en Utrecht el titulo de reino y los territorios de Sicilia, que serán

cambiados posteriormente con Austria por la Cerdeña. 107 Este ducado fue adquirido con la firma del tratado de Sevilla en 1729, que ponía fin al conflicto entre

España e Inglaterra en el que, tras la declaración de invalidez, por parte de España, del artículo X del tratado

de Utrecht la una pretendió recuperar Gibraltar y la otra, en respuesta, se desplegó en el Mediterráneo y el

Atlántico cercando Portobelo intentando frenar la hegemonía comercial española en las Indias. 108 El proceso es bastante más complejo de lo que aquí se expone, pues era fruto de un importante sistema

estratégico con el que se pretendía no solo conseguir la mejor dotación posible sino, además, distraer al

enemigo. Dicho proceso se recoge en: GONZÁLEZ ENCISO, A, “La Marina a la conquista de Italia”,

Cuadernos de Historia y Cultura Naval, capítulo 1, pp. 15- 35.

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No nos ocupa desarrollar como continuó el proceso ni tampoco como se produjo

la conquista de Nápoles. El haber descrito, al menos parcialmente, el contexto en el que

se inserta la décimo séptima promoción de la Academia de Guardiamarinas de Cádiz, se

justifica por la necesidad de resaltar que, en momentos en los que se necesitaban obtener

dotaciones para determinadas acciones bélicas o de defensa de los territorios, la Secretaría

de Marina optaba por tomar efectivos de las propias aulas de la Academia. De esta

manera, la formación se iniciaba de manera inversa, es decir, comenzaban con la

preparación práctica para, una vez terminada la misión proceder al desarrollo de los

estudios teóricos. Bien es cierto que, como ya hemos apuntado en el caso de los años

previos a la entrada como cadete de Antonio de Ulloa, a veces, las labores prácticas no

impedían que, en ciertos momentos, se instruyese a los cadetes en materia teórica. Quizás

los tiempos de espera para el aglutinamiento de la flota o la parada en Alicante para

preparar los pertrechos y el avituallamiento, fueron momentos propicios para iniciar los

estudios teóricos que debieron ser impartidos en las aulas de la Academia, pero no

podemos saberlo con exactitud.

De esta manera, si analizamos las hojas de servicio de sus compañeros, cotejadas

con las fechas de la contienda y los hechos que describe el propio Antonio de Ulloa,

podemos sacar una serie de conclusiones. En primer lugar, es que sabemos que el joven

cadete sevillano formó parte de la dotación que partió desde Cádiz en 1733 porque así lo

apunta el mismo. Esto, unido a su experiencia anterior, nos puede llevar a pensar que fue

el único de su promoción que tomó parte en ella, pero la realidad se torna bien distinta si

entramos a estudiar las hojas de servicio de sus compañeros de promoción. Así, en

segundo lugar, podemos decir que los datos aportados por los propios oficiales nos

permiten afirmar que Antonio de Ulloa no fue el único escogido para tomar parte en el

conflicto, sino que, en base a lo expuesto anteriormente, otros de sus compañeros también

participaron.

El problema que se nos presenta, a este respecto, es el estado de la documentación,

pues no todos los expedientes de los guardiamarinas se conservan del mismo modo y, por

ello, no todos incluyen los mismos datos, además, teniendo en cuenta que, hasta el siglo

XIX no se implementó un sistema reglado a la hora de presentar los expedientes, cada

oficial era libre de adjuntar la información que estimase oportuna. Por este motivo, solo

Page 59: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

55

hemos podido encontrar a dos de sus compañeros que afirman haber participado en la

misma campaña napolitana: Alfonso Alburquerque quien afirma que “fui embarcado en

el Navío la Europa, al mando del Capitán D. Isidro Altayo, con el cual hice dos campañas

en los años 34 y 35, hallándome en parte en la toma del Reino de Nápoles y toda Sicilia”109

y Félix de Larrea quien “en Noviembre de 1734 se embarcó en el Navío la Guipúzcoa, su

Capitán D. Antonio Marroquín, siendo Guardia Marina y se desembarcó en Marzo de

35”110. Bien es cierto que este último no dice que participara en la campaña contra

Austria, pero por las fechas, debe tratarse de dicho conflicto.

Este estudio nos lleva a la tercera conclusión y es que, según los datos con los que

contamos, Antonio de Ulloa participó desde el principio. No podemos saber si alguno de

sus compañeros lo hizo también, pues solo tenemos constancia del testimonio de Ulloa y

no podríamos achacarlo a la corta edad de los otros pues contaban con 16 y 17 años

cuando sentaron plaza. De esta manera es algo que no podemos explicar, pero lo cierto

es que la participación de Antonio de Ulloa desde el inicio de la campaña en 1733 es un

hecho. Embarcó “ sin intermisión”111, justo después de presentar su examen, en el navío

Santa Teresa bajo las órdenes del capitán de fragata Pedro Mendieta y según él mismo

apunta:

“éste navío y el Galicia ambos de 64 cañones pasaron a Alicante y Barcelona donde se le agregó

el San Felipe el Real de 80 cañones, y un convoy de embarcaciones mercantes con tropas de artillería e

infantería con destino a Nápoles, donde estaba declarado Rey el infante don Carlos (posteriormente Carlos

3º). En esta expedición sostuvo el navío Santa Teresa un combate glorioso con las fuerzas del emperador

de Austria del que salió victorioso; concluida la comisión con la fue a Nápoles, regresó a Cádiz con el navío

de su destino”112

Nos encontramos pues con un joven Antonio de Ulloa que nuevamente

experimenta la realidad de la vida en alta mar. Con este encuentro con las naves austríacas

no solo adquiere cierta experiencia bélica, sino que comprueba la imperiosa necesidad de

que los oficiales navales estuviesen formados en estrategia y táctica y que, por supuesto,

contasen con los recursos suficientes como para saber reaccionar y conseguir resolver

109 Alfonso Alburquerque AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 26, f. 4. 110 Félix de Larrea y Albarracín AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 605, f. 3. 111 Expediente Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 1225, f.

11. 112 Ídem.

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56

este tipo de contratiempos que, en los momentos en los que le tocó vivir, eran de lo más

comunes. Por ello, cuando Antonio de Ulloa regresa a Cádiz lo hace cargado de

conocimientos, no pisó un aula de la Academia, pero no lo necesitó. Había estado en

América, lo que le reportó ciertos conocimientos, algo parciales, acerca de la realidad de

aquellos territorios; conocía además la vida a bordo de los navíos de la Armada donde

pudo adquirir la preparación práctica que se le requería a los oficiales navales, así como

la instrucción teórica destinada a personas de su rango. Unos conocimientos que, si bien

ya eran bastante amplios, terminaron de completarse con la campaña de Nápoles quizás

aquello que le faltaba de su anterior experiencia como aventurero, en la que realmente se

enfrentó solo a los peligros propios del medio en el que estaría obligado a moverse de por

vida, el mar. Así, el joven cadete estaba perfectamente preparado para adquirir su ansiada

formación en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz cuando, a su llegada, fue

reclamado para formar parte de la Expedición Geodésica, que marcaría definitivamente

el transcurso de su vida.

La llamada a la Geodésica y el desarrollo científico español

Efectivamente, el 3 de enero de 1735 puede considerarse una de las fechas clave

en la vida de Antonio de Ulloa. Se trata del punto de partida tanto de su meteórica carrera,

como de su desarrollo personal e intelectual. Se trata del momento en que tanto él como

Jorge Juan ascendieron, de Guardiamarinas a Tenientes de Navío113, en el contexto de la

expedición geodésica. Un ascenso meteórico114, como ya hemos dicho, que tuvo causas

muy concretas. Con este fin, debemos referirnos, de un lado, proceso de desarrollo

científico español y, de otro, a la formación de la empresa y al papel que juega España en

la misma.

En primer lugar, es indispensable aclarar que, nuestro país no se mantuvo aislado

del proceso de desarrollo científico. De hecho, dicho proceso se inició, en España, a la

113 Ambos ascensos se recogen en sus respectivos expedientes, donde se incluyen las Reales ordenes por

las que se les asciende. AGMAB, 620/592, 620/583, 620/586. 114 Cuatro grados en el escalafón, pues al salir de la academia se graduarían como alférez fragata,

posteriormente deberían ascender, tras el tiempo de servicio oportuno a alférez de navío, teniente de fragata

y finalmente a teniente de navío.

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57

vez que en el resto de potencias Europeas, a finales del siglo XVII115 el problema, en el

caso español, radica en el atraso en el que se había mantenido en la época de los Austrias,

quienes no la dotaron de instituciones que permitieran la difusión de las nuevas ideas. A

pesar de ello, comenzaron a surgir tertulias, cuyos miembros, en su mayoría, pertenecían

al grupo de los “novatores”116. De ellas, emanaban las nuevas cuestiones que brotaban de

manos del movimiento ilustrado, pero dichas agrupaciones, se encontraban tan escasas y

dispersas, que lo único que consiguieron fue que la luz de la Ilustración empezara sólo a

titilar en España.

En función de lo expuesto, bien podría afirmarse que “todo conspiraba para que

la ciencia fuera considerada una actividad sin relevancia en la España Ilustrada”117. De

esta manera, haciéndonos eco de esta última aseveración, debe hacerse énfasis en lo

equívoco que resulta plantear la nula participación española en el desarrollo de la ciencia.

Así, puede y debe afirmarse que, dicha participación, sí que se produjo, pero a un ritmo

muy lento118, es decir, la ciencia estaba presente, la carrera científica era una realidad,

pero se encontraba reducida a la esfera de los menos importante. Desde este punto de

vista, el telón de fondo estará conformado por dos asuntos esenciales: por una parte, una

sociedad que, en todos sus ámbitos, estuvo siempre marcada por la doctrina católica, a la

que le incomodaban ciertos cuestionamientos, reduciendo la labor científica a la esfera

de los “viable”. Y, por otra, a la que ya se ha hecho referencia, una total escasez de

instituciones difusoras de las ideas, así como de personas en las que, dichas ideas,

pudieran tener algún calado.

Precisamente a principios del siglo XVIII, de la mano de la nueva dinastía reinante

y su política reformista, será cuando empiecen a generarse las herramientas

imprescindibles para, si no activar, sí acelerar, el proceso de desarrollo científico en

nuestro país. Así, tomando como referencia lo expuesto por Manuel Sellés, Antonio

115 Sumándonos a la teoría de Lafuente y Peset, la primera etapa del proceso de desarrollo científico español

se inicia en 1689 con la publicación de la Carta Philosófica Medico-Chymica de Juan de Cabriada. Op. cit.

LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, pp. 31-32. 116 Sobre el particular: MESTRE A, La aportación cultural de los novatores, en Boletín de la Real Sociedad

Matritense de Amigos del País, nº37, 1998, pp. 99-118 y MESTRE A, Los novatores como etapa histórica,

en Studia Historica. Historia Moderna, nº 14, 1996, pp. 11-14. 117 Op. Cit. LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, p. 30 118 Sobre el particular MARTÍNEZ, E, DE PAZIS PI CORRALES, M, Ilustración, Ciencia y Técnica, en MARTÍNEZ,

E, DE PAZIS PI CORRALES, M, eds. Ilustración, ciencia y técnica en el siglo XVIII español, Universidad de

Valencia, 2008, pp. 13-23.

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Lafuente y José Luis Peset119 quienes establecen, en su obra, las etapas en las que, en el

caso español, se divide el proceso de la denominada “revolución científica”120, puede

apreciarse como, el momento que nos ocupa, tiene mucha relevancia al hilo de la teoría

de los autores señalados.

Según apuntan José Luis Peset y Antonio Lafuente121, no será hasta el periodo

comprendido entre 1689 y 1789122 cuando España se incorpore al panorama científico

europeo en cuatro etapas. Estas se inician con la Carta Philosófica Medico- Chymica de

Juan de Cabriada123 obra que, para José María López Piñero124, se trata de “el auténtico

documento fundacional de la renovación científica española”. En este momento, la

ciencia española comenzó a contar con los medios adecuados para su desarrollo, a pesar

de tener que renunciar a resolver una serie de incógnitas, cuyas respuestas resultaban

molestas para la Corona. Aún así surgieron cuatro importantes instituciones que marcarán

el proceso de desarrollo científico: la Regia Sociedad de Medicina y otras Ciencias de

Sevilla (1700)125, la Academia de Ingenieros Militares de Barcelona (1715), el Real

Seminario de Nobles de Madrid (1726) y la Academia de Guardiamarinas de Cádiz

(1717)126. Instituciones que se vincularán, geográficamente, a las ciudades situadas a la

vanguardia económica y científica; así como a una serie de grupos sociales: el ejército, la

119 LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, (Eds.) Carlos III y la ciencia de la Ilustración, Alianza Editorial,

Madrid, 1988. 120 Concepto acuñado por el filósofo e historiador Thomas Khunt en 1962 y que se aplica definir el “cambio

de paradigma” (KUHT. T, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura Económica,

México, 2005) que se produjo en Europa, de la mano de las ideas Ilustradas y que entra en España entre

finales del siglo XVII e inicios del XVIII. 121 LAFUENTE, A, PESET, J.L “Las actividades e instituciones científicas en la España ilustrada”. En Op.

Cit. LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, (Eds.) pp. 29-80. 122 En este amplio período, de más de un siglo, los gobiernos ilustrados –de Felipe V a Carlos III- se

esforzaron por implantar, entre otras cosas, la nueva política científica en España. 123 Médico Valenciano que con su obra atacó a las grandes autoridades en medicina del momento al

posicionarse en contra del sistema galénico, defendido por la escolástica, denunciando su inviabilidad.

Para iniciar una aproximación a este personaje véase Real Academia de la Historia, Diccionario

Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/15694/juan-de-cabriada. 124 LOPEZ PIÑERO, J.M, La introducción de la ciencia moderna en España, Ariel, Barcelona, 1969, p.146 125 Dicha institución tuvo como principal impulsor a Juan de Cabriada que, de hecho, fue uno de sus

fundadores en 1700. 126 Aún habiéndose fundado años antes que el Real Seminario de Nobles de Madrid, se ha invertido el

orden cronológico de la enumeración de instituciones, dejando la Academia para el final, con el fin de

destacar visualmente el nombre de la institución para resaltar su importancia no solo para la ciencia

española en general, sino para el desarrollo de la presente investigación en particular. Esto se debe a

que de la mano de dos guardiamarinas brotarán las obras que se han utilizado como fuente primaria

para la redacción de este capítulo y de su consecutivo, aunque han aportado datos para algunos más y,

por supuesto, a la condición de miembro de la Armada de Antonio de Ulloa, nuestro protagonista.

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59

marina, los jesuitas y los profesionales liberales, a quienes se considerará los máximos

impulsores del ambicioso proyecto reformista que se tenía entre manos.

Esta etapa inicial se caracteriza, en primer lugar, por la actitud rebelde de los

novatores, que se dedicaban al estudio de las matemáticas, la astronomía y la física127, de

manera que, su principal obstáculo tenía que ver con las prohibiciones que, de manos de

una renovada Inquisición128, se habían establecido con respecto a teorías como el

heliocentrismo que acabó siendo reconocido finalmente, de forma subrepticia, por

aquellos que la condenaron. Así, lo que empezó siendo rebeldía, acabó convertido en

eclecticismo ante la evidencia, no solo de la aceptación de unos sino del tibio desarrollo

científico del resto. Una actitud que se ve refutada por las palabras del propio Cabriada,

uno de los principales exponentes de los novatores, cuando afirma que “es lastimosa y

aún vergonzosa cosa que, como si fuéramos indios, hayamos de ser los últimos en recibir

las noticias y luces propias que ya están esparcidas por Europa”129.

De otra parte, ciertos sectores de la ciencia como la medicina, la biología y la

química, se encontraron con obstáculos de mayor calado. Estos tenían que ver tanto con

el rechazo de una sociedad inmovilista y cerrada, atemorizada y convencida de los

postulados que se habían venido defendiendo hasta el momento, como con la oposición

de muchas de las grandes instituciones, anquilosadas y formadas por personas que, con

la llegada de los nuevos sabios, veían peligrar su notable posición y se mostraban

contrarias al cambio que se sobrevenía. De esta forma, aceptar dicho cambio hubiese

supuesto un profundo ejercicio de asimilación, al igual que de admisión, ante el riesgo de

verse desplazados por ese grupo de sabios que comenzaba a despuntar. Así en este

momento, tal y como señala López Piñero “la lucha entre antiguos y modernos fue, en

gran medida, un encuentro entre generaciones”130.

127 Ramas de la ciencia que, a pesar de contar con grandes opositores, en este momento, contaban con un

nivel de aceptación alto, teniendo en cuenta que, en muchos casos, su problemática giraba en torno a la

refutación de lo que los clásicos se aventuraron a teorizar. 128 Había acudido al reclamo del “primer Borbón” para afianzar su posición de poder frente a su oponente,

el archiduque Carlos 129 Esta rotunda afirmación del médico Valenciano no solo remarca la actitud que tomarán los

novatores en todo este proceso, sino que es significativa para el estudio de la imagen del indio

americano en el siglo XVIII, pues deja claro el concepto que este sector tenía de los naturales de

América. 130 LÓPEZ PIÑERO, J.M, Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Labor, Barcelona,

1979, p. 393.

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60

En todo este proceso la Real Compañía de Caballeros Guardiamarinas tendrá un

papel fundamental pues emerge dentro de un contexto en el que el interés por la

astronomía y la navegación habían crecido, sobre manera, en toda Europa; siendo su más

claro ejemplo la fundación de los observatorios de París, en 1667, y Greenwich, en 1675.

La cuestión es que no todos los países contaban con las condiciones y las instituciones

idóneas para la creación de dichos centros astronómicos, ni tampoco con los profesionales

necesarios para su desarrollo y, entre estos países más atrasados, se encontraba España.

Es aquí donde radica la importancia de la Marina en el ámbito de la ciencia pues los

guardiamarinas, los futuros oficiales, serán los profesionales más y mejor formados en

estas disciplinas así, el objetivo de conocer, de forma más precisa, no solo los territorios

pertenecientes a la Corona, sino también la posición geográfica exacta de los navíos en

alta mar131 originó que, en los planes de estudios de la Academia, se hiciese hincapié en

la formación de los marinos en todas estas disciplinas científicas.

Será gracias a este cuerpo, y fruto del interés por la consecución de los objetivos

de tipo estratégico de los gobiernos ilustrados, por el que España participe o emprenda

las conocidas como expediciones científicas132. Estas, aún encontrado su antecedente en

la época de Felipe II133, tendrán como objetivo, ya no conquistar y poblar sino observar,

estudiar y explotar134. No es de extrañar pues, que no solamente en España, las primeras

131 Algo que se llevaría a la práctica a través de los métodos de las distancias lunares y de la diferencia

horaria. Para un estudio más pormenorizado del desarrollo de las teorías astronómicas para la mejora de las

técnicas de navegación en España véase GONZÁLEZ GONZÁLEZ, F.J , “Del arte de marear a la navegación

astronómica: técnicas e instrumentos de navegación en la España de la Edad Moderna”, en Cuadernos de

Historia Moderna, Anejo V, Madrid, 2006, pp. 135-166. 132 Dichas expediciones han sido objeto de numerosos estudios prácticamente desde finales de los años

ochenta del pasado siglo. Como obra global destacan Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J. L y PUIG SAMPER, M.

A, Las expediciones científicas durante el siglo XVIII, Akal, Madrid, 1991. Así como a nivel específico

LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, Los caballeros del punto fijo. Ciencia política y aventura en la expedición

geodésica hispano francesa al Virreinato del Perú en el s.XVIII, Serbal/CSIC, Madrid, 1987; BERNABEU,

S, “Astronomía en la época de Carlos III. La expedición hispano-francesa a medir el paso de Venus”,

Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, 1988, pp.175-186; PIMENTEL, J. F, “La expedición Malaspina en

el Pacífico Sur (1792-1793): ciencia y política internacional durante la Revolución Francesa”, Actas del V

Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas: Murcia, 1989, coord. por

VARELA CANDEL, M Y LÓPEZ FERNÁNDEZ, C, Vol. 3, 1991 (La Revolución Francesa y su influencia en la

actividad científica; Comunicaciones libres ; Mesa redonda), pp. 1483-1492; CARRASCO GONZÁLEZ, M. G,

GULLÓN ABAO, A. J Y MORGADO GARCÍA, A, Las expediciones científicas en los siglos XVII y XVIII, Síntesis,

Madrid, 2016; entre otros. 133 Con la expedición que envió a México para que su protomédico estudiase la medicina y la naturaleza

del virreinato, en el contexto de la ciencia útil y viable. 134 En este sentido no puede olvidarse que el conocimiento del terreno, de la naturaleza y de las

costumbre y modos de vida de los naturales de América era también una forma de control sobre ellos;

así como una nueva forma de enriquecimiento. Pues no solo se encontrarán nuevos filones de los que

obtener los codiciados metales preciosos, sino que la flora y la fauna americanas serán una nueva

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61

expediciones científicas tuviesen que ver con la astronomía y la mejora en las técnicas de

navegación. Contando, además, como todas las expediciones de tipo científico que se

llevarán a cabo a lo largo de la centuria, el apoyo total del Estado.

En función de esto, es tan posible como necesario referenciar que, en 1735,

España se encuentra inmersa en la segunda etapa de dicho proceso. Una etapa marcada

por una serie de acontecimientos entre los que destacan, tanto la fundación del Real

Colegio de Cirugía de Cádiz, como la publicación de los resultados de la Expedición

Geodésica, ambos en 1748135. Empresa, en la que Antonio de Ulloa embarcará en la fecha

a la que se hace referencia. Así, si la publicación y divulgación de dichos resultados,

supuso la consolidación de esta etapa, el inicio de los trabajos expedicionarios puede,

perfectamente, considerarse su pistoletazo de salida. De este modo, comprobamos cómo,

gracias a un solo momento, pueden desarrollarse tanto los elementos del ámbito general

como los del particular. Se inicia entonces el proceso de recuperación, por un lado,

económica, a causa del incremento del tesoro público debido a la mayor cantidad de metal

precioso procedente de América. Y por otro cultural y científico del país, por la creación

de instituciones que facilitaron la difusión de las nuevas ideas y la formación de personas,

como los propios Jorge Juan y Antonio de Ulloa, capaces de llevarlas a la práctica.

Desde el punto de vista científico, la Armada seguirá jugando un papel

fundamental, pues con la intención de continuar mejorando la capacidad científica y

técnica de los futuros oficiales, se llevó a cabo una reorganización de los planes de estudio

que culmina con las Ordenanzas de S.M para el gobierno militar, político y económico

de su Armada Naval, publicadas ese mismo año en Madrid136. Elaboradas, entre otros

motivos, con la intención de hacer hincapié en la introducción de los avances científicos

que se venían produciendo en Europa y en la creación de instituciones científicas que

fuente de ingresos para la corona española y además un camino para mejorar unas técnicas anticuadas y

poco efectivas en todos los campos relacionados con ellas. 135JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viage a la América meridional hecho de orden de S. Mag.

Para medir algunos grados de meridiano terrestre, y venir por ellos en conocimiento de la verdadera figura

y magnitud de la tierra, con otras varias observaciones astronómicas y phisicas. Imprenta Antonio Marín,

Madrid, 1748; JUAN, J Y ULLOA, A, Observaciones astronómicas y phisicas hechas de orden de S. Mag en

los reinos del Perú de las quales se deduce la figura y, magnitud de la tierra y se aplica a la navegación.

Impresor Juan de Zúñiga, Madrid, 1748. 136 Para profundizar en las mismas véase LAFUENTE, A Y SELLÉS, M, El Observatorio de Cádiz (1753-1831),

Instituto de Historia y Cultura naval, Madrid, 1988, pp. 75-83; GONZÁLEZ, F.J, “El Real Observatorio de la

Armada y su faceta docente: los estudios superiores (siglos XVIII y XIX)”, Revista Gades, nº18, Cádiz,

1988, pp.65-85.

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62

garantizaran una mejor formación de los alumnos. Será uno de los expedicionarios

españoles de la geodésica, Jorge Juan, quien impulse y lleve adelante todo el proceso de

reorganización de la Academia de Guardiamarinas, encargándose de contratar al

profesorado y de aplicar lo propuesto en las Ordenanzas del 48.

Mientras los dos grupos de novatores, de mayor influencia en la etapa anterior,

entran en decadencia, los valencianos fracasan en su intento por vincularse a la reforma

de la Universidad de Valencia y los sevillanos pierden autoridad a favor de la Academia

Médico-Matritense. Resulta, además, un elemento muy esclarecedor, el hecho de que la

Inquisición siga teniendo poder en esta época pues, en buena parte será la que impida que

los avances en el terreno de las ciencias en España se consoliden en este momento, y

tenga que esperar a la etapa siguiente. Felipe V a su llegada como nuevo monarca a

España, necesitaba afianzar su poder frente a los partidarios del Archiduque Carlos y, por

ello, recurre a la Iglesia como única institución fuerte que podía sostener y afianzar su

posición en el trono español; sería pues a través del yugo inquisitorial como “el primer

Borbón” actuaría contra aquellos que se opusiesen a su persona o a sus ideas.

Será en la década de los cincuenta, en el inicio de la tercera etapa, cuando se

consolide plenamente el proceso de militarización de la ciencia en España, siendo este

unos de los rasgos más característicos del panorama ilustrado del país. La física

experimental sustituirá a la geometría como método para el mejor conocimiento y

consiguiente domino de la naturaleza, uno de los principales objetivos y cambios de

pensamiento que se llevan a cabo en todo este proceso. La ciencia ya no tratará

exclusivamente de la utilidad, sino que se ampliará al terreno experimental, tendencia que

surge en paralelo al asentamiento del eclecticismo como forma de pensamiento oficial.

Atrás queda el poder de los radicales y conflictivos novatores dejando, de esta forma, el

camino libre para el desarrollo de una política de equilibrio institucional en el contexto

de la ciencia. Dicha política permitía que las prohibiciones establecidas por la Corona se

pasasen por alto en función de las necesidades, de hecho, a la Sociedad Vascongada de

Amigos del País se le autorizaría tanto a consultar, como a disponer, en su biblioteca, de

un ejemplar de L’Encyclopédie de Diderot, a pesar de encontrarse en el Índice de Libros

Prohibidos.

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63

Este hecho coincide además con la pérdida de poder de la Inquisición debido a la

fuerte presión que, sobre ella, ejercieron los más importantes representantes de la

Ilustración española. De este modo la verdad religiosa se separaría cada vez más de los

saberes científicos. Hablamos pues de una secularización de la ciencia que se consolida

con la expulsión de los jesuitas -orden que había tomado una fuerte posición de poder en

la Corte- que supuso, de un lado, el aporte de un importante patrimonio bibliográfico,

cultural e inmobiliario con el que emprender reformas educativas y, de otro, un vacío en

los proyectos de renovación que se llenó con los profesionales formados en las academias

militares. Con esto la etapa se da por finalizada sin obviar el detalle de que en ella se

identificaron, como es lógico, los intercambios con el exterior, bien a través de becas de

estudio, de la contratación de técnicos y profesionales extranjeros, o bien de las

comisiones de espionaje industrial, en las que participaron por ejemplo Jorge Juan,

enviado a Londres, y Antonio de Ulloa, a París, mientras se ultimaban los detalles de la

publicación de sus obras, pues una vez regresaron de la expedición y con la muerte de

Patiño parece que se había desvanecido el interés por la expedición geodésica137.

Finalmente, a partir de los años setenta, la preocupación de los Ilustrados será la

educación, ampliando el protocolo de reformas a todas las instituciones de enseñanza no

solo a la Universidad, a pesar de ser la más necesitada, por ocuparse en ciertos saberes

más que en otros como se demuestra en el reparto poco equitativo de las cátedras. En el

terreno institucional se generalizan las Sociedades Patrióticas, encabezadas por la

Sociedad Vascongada creada en la etapa anterior (1765). Serán Aranda, Floridablanca y

Campomanes quienes, desde el Consejo de Castilla intenten situar junto a los problemas

propios de cada provincia, una organización que comprometiera a la nobleza de la

periferia y al clero rural, a través de un paquete de reformas educativas y de renovación

de las técnicas agrarias y de extracción de recursos, para mejorar así el aprovechamiento

de los mismos. En este sentido puede observarse que, a lo largo de esta cuarta y última

etapa, se desarrollan dos procesos paralelos. Uno, el ya desarrollado, que pretendía

unificar y resolver todos los problemas desde la Corona basado en el despotismo

ilustrado, y otro centrífugo, descentralizador que intentaba promover el desarrollo social

137 Sobre la política de espionaje industrial y el papel que jugaron Jorge Juan y Antonio de Ulloa,

LAFUENTE, A Y PESET, J. L, “Política científica y espionaje industrial en los viajes de Jorge Juan y

Antonio de Ulloa”, Mélanges de la Casa de Velázquez, Tomo 17, 1981, pp. 233-262.

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64

y económico de un amplio sector de la sociedad, que poblaba tanto las ciudades como la

periferia, demandante de una evolución.

A pesar de esto no se abandonaron tendencias anteriores como la creación de

instituciones científicas, como el Seminario Metálico de Vergara (1783), o la puesta en

marcha de expediciones con objetivos diversos, que basculan entre el impedimento de la

expansión territorial de otras potencias, y la delimitación de los territorios de la corona,

como la de Félix de Azara, o el estudio de la flor americana, con el fin de controlar la

producción para una mejor explotación de los recursos, como la de Celestino Mutis.

Como culmen de todas ellas, la expedición de Alejandro Malaspina, la última de las

empresas ilustradas, combinaba el aspecto científico con el estudio de la historia natural

y el entorno marítimo. Asó como con la tradicional formación de los expedicionarios y

con el político, pues no solo pretendía implantar una nueva política colonial en la que, sin

perder el control del Estado sobre los territorios, se permitiera la existencia de gobiernos

locales, sino que se propuso mejorar el comercio a través de cartas hidrográficas y

derroteros navales, y estudiar la defensa de cada reino y el coste de efectivos ante un

posible ataque138.

Esta será, como ya se ha dicho, la última de las exploraciones ilustradas ya que,

al regreso, Carlos III había muerto y su sucesor, Carlos IV no contaba con el espíritu

necesario para continuar con empresas de este tipo. De hecho, ni siquiera protegió al

propio Malaspina que caído en desagracia por su enemistad con Godoy fue acusado de

revolucionario y condenado a prisión, pena que le fue conmutada por el destierro en Italia.

Preparativos de una expedición franco - española

Una vez trazada la situación general, se puede comprender el interés de la Corona

Española por participar en una expedición como la que nos ocupa. Cuyo origen se

encuentra en el permanente conflicto existente sobre la forma de la Tierra139 que, en la

138 Todo ello ante el avance de una Inglaterra que amenazaba no solo la posición comercial sino también

territorial de España en sus colonias americanas. 139 Sobre el particular: Op. Cit. LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, pp. 300-303; Op. Cit. GUILLÉN-TATO,

J.F, pp.1-11; SOLANO, F. DE, La pasión de Reformar. Antonio de Ulloa marino y científico 1716-1795,

EEHA, UCA, Cádiz, 1999, pp. 57-62; Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, pp. 13-82; LAFUENTE, A Y

DELGADO, A, La geometrización de la Tierra (1735-1744), CSIC, Instituto “Arnau de Vilanova”, Madrid,

1984.

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65

Época Moderna, se engrandece sobremanera si se tiene en cuenta que, el conocimiento

de la figura real del planeta, permitiría una mayor precisión en los cálculos inherentes a

la elaboración de planos y mapas. Esto, desde el punto de vista naval, sería fundamental

para ganar la pugna por la preeminencia en la carrera marítima en la que se encontraban

las principales potencias europeas del momento. De esta manera, el dilema científico

vendría de la mano de las que eran las dos potencias fundamentales en el panorama

científico, técnico y naval: Inglaterra y Francia.

El conflicto de intereses de ambos países, entre newtonianos y cartesianos140, es

el origen de la bien denominada por Antonio Lafuente y Antonio Mazuecos, como

expedición franco-española al virreinato del Perú 141. Para resolver esta incógnita,

teniendo como elemento tácito la pugna de Inglaterra y Francia por alzarse como primera

potencia naval, en 1733, en el seno de la Academia de Ciencias de París, una “academia

dividida”142 precisamente por el posicionamiento ante estas dos teorías, se plantea la

realización de dos expediciones. He ahí un nuevo matiz, serán dos las expediciones que

se destinen a la medición del grado del arco de meridiano terrestre y no solo la que tuvo

como destino el Virreinato del Perú. Todo ello, entronca con la, antes mencionada pugna,

entre newtonianos y cartesianos, que había sido generadora de controversia, incluso en la

propia academia francesa, en la que, por los trabajos y cálculos realizados con

anterioridad, podían encontrarse grupos partidarios de ambas teorías. De esta manera, tras

la lectura de sendas memorias en las cuales se abordaba precisamente la necesidad de

acabar con dicho interrogante, resultan aprobadas dos propuestas. Dos expediciones

dirigidas por científicos de planteamientos opuestos. Maupertius, partidario de los

postulados de Newton143, abogaba por un planeta achatado por los polos y acudiría

precisamente al Círculo Polar Ártico, en concreto a Laponia (Finlandia) para realizar sus

mediciones144. Mientras, Louis Godin, afín a la teoría de los hermanos Cassini, seguidores

140 Los ingleses defendían las teorías de Newton que postulaba, entre otras cosas, que la tierra se encontraba

achatada por los polos (forma de sandía), mientras que Francia, defendía las teorías de los hermanos Cassini

quienes, apoyados en los postulados de Descartes, abogaban por un esferoide achatado por el ecuador

(forma de melón). 141 Op. Cit. LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, p.299. 142 Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p.55. 143 Esta teoría es bastante más compleja y obedece a los postulados sobre la atracción de los cuerpos por la

fuerza gravitacional que, a su vez, influye en la forma de la Tierra. Postulados, totalmente anticartesianos

que se desarrollan en obras como Op. Cit. LAFUENTE, A Y DELGADO, A, pp. 13-31; Op. Cit. LAFUENTE, A Y

MAZUECOS, A, pp. 47-62. 144 Sobre el particular Ibídem, pp.70-81

Page 70: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

66

de Descartes y defensores de un planeta achatado por el Ecuador, realizaría los trabajos

geodésicos en el Virreinato del Perú, en la ciudad de Quito.

En la elección de los destinos se presenta ya un primer inconveniente, puesto que

ambas empresas “debían acontecer en lugares de soberanía extrajera”145 por lo que “hubo

precisión de recurrir a las debidas autorizaciones”146. Realmente, el inconveniente se

plantearía en el caso de la expedición a Ecuador, ya que, la de Maupertius, sería aprobada

por el rey de Suecia quien la aceptó sin prestarle demasiada atención, ni a la temática ni

a las posibles intenciones de los franceses. Amén de estas cuestiones, los franceses

contarían con colaboración sueca para la realización de los trabajos147.

En el caso español, el proceso fue bastante diferente, debido a que lejos de lo que

se podría pensar inicialmente, los inconvenientes no estarían generados por las

dificultades económicas que caracterizaron siempre a la España de la época, aunque bien

podría haberse dado el caso si la Corona española hubiese tenido que sufragar

directamente ciertos gastos. Esto se debe a que las Arcas Reales se encontraban aún muy

afectadas por la Guerra de Sucesión, además, sus remanentes y efectivos estaban siendo

empleados en un nuevo conflicto sucesorio, el polaco, en el que España se vio involucrada

debido al I Pacto de Familia (1733). En este sentido, si Francia era la encargada de

sufragar los costos de la empresa148 y contaba con el aval de dicho Pacto de Familia ¿qué

inconvenientes podía plantear España a la hora de permitir la estancia de los sabios

franceses en sus territorios en América?

La razón es la desconfianza. El hecho de que, por los acuerdos firmados

prácticamente un mes antes de la propuesta de Godin para la puesta en marcha del

proyecto expedicionario, aportaran a sus firmantes la condición de “nación más

favorecida” no era óbice para que, en un momento determinado, sus intereses particulares

pudieran entrar en conflicto. En este sentido, en el panorama presente en el proceso

ilustrado, América “aparecía como objeto de interés en sí mismo”149 de manera que,

145 Op. Cit. GUILLÉN-TATO, J.F, p. 7. 146 Ídem. 147 Para profundizar sobre el desarrollo de esta expedición puede consultarse Op. Cit. LAFUENTE, A Y

MAZUECOS, A, pp. 70-82. 148 Aunque recibió fianzas por parte de la Casa de Contratación. 149 Ibídem, p. 63.

Page 71: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

67

concluida su conquista, debía ser “redescubierta”. Esto se justifica con que, a pesar de

haber sido ocupada y de haberse drenado sus riquezas, aquellos territorios y en especial

su cultura, seguían sin ser realmente conocidos. Un conocimiento que se planteaba como

una necesidad en el escenario europeo150, proyectándose así un nuevo proceso, que

cambiaría “el misal por el cuarto de círculo”151 y que entrañaría unos intereses no

altruistas, basados en la búsqueda del conocimiento per se, sino en base a la búsqueda de

un mayor dominio de sus territorios y sus gentes. Lo que podríamos llamar una “invasión

pacífica”152.

Bien es verdad que, no se ha podido, ni se puede, probar que Francia tuviera un

objetivo tan radical como arrebatarle los territorios a España. Pero sí que es cierto que la

expedición geodésica y los conocimientos que entrañaría sobre América sería

“aseguradores de prestigio”153, no solo para la nación que la promoviese y patrocinase,

sino también para aquella otra, colaboradora, que abriera las puertas de los territorios a

explorar. De esta forma, aún presionada por el conservadurismo que la caracterizaba y

cubierta por un halo de tremenda desconfianza, La Corona española y en especial su

Intendente General, José Patiño, mostraron un enorme interés por los términos de la

propuesta del ministro de Marina francés, el conde de Maurepas. Así nos encontramos

con una nación que se divide entre la desconfianza y el interés propio de los gobiernos

ilustrados154, aspectos que se empequeñecen y engrandecen, respectivamente, con las

justificaciones que, el ministro francés, expone en el memorial en el que pide la

autorización española para la realización de los trabajos en Quito.

Jean-Frédéric Phélypeaux, presenta a través del embajador francés en España un

Memorial155, unido a la solicitud aprobación del paso de los expedicionarios, en el que

hacía bastante hincapié en las buenas intenciones de la Corona francesa con respecto al

objetivo de la expedición. Con ello, por supuesto, pretendían evitar suspicacias y

sospechas ante cualquier acción de espionaje o invasión, que causara la desconfianza de

150 “Europa aparecía incompleta y manca su cultura sin conocer América” puede ser quizás la cita que

mejor exprese la realidad que, sobre América, planeaba en el contexto de la ilustración. Tomada de Ibídem. 151 Op. Cit. Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 63. 152 Ibídem, p. 67. 153 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 63 154 Sobre el particular Op. Cit. MARTÍNEZ RUIZ, E, DE PAZZIS PI CORRALES, M, pp. 14-16 155 Petición y Memorial, AGI, Indiferente General, 333.

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68

sus homónimos españoles. Así “únicamente piden permiso para ir a estos países”156,

poniéndose a las órdenes de los gobernadores españoles en América y solicitan,

igualmente, su protección y ayuda para llevar a cabo su tarea.

Una vez puestas en claro las intenciones y objetivos por parte de los franceses, en

abril de 1734, la propuesta recibe aprobación Real para, posteriormente ser trasladada al

Consejo de Indias con el fin de recibir evaluación. Aún habiéndose dejado claro que las

intenciones eran académicas y no pondrían en peligro los intereses de la Corona, el

análisis por parte del Consejo no estuvo exento de controversia. De este modo, mientras

que inicialmente el cosmógrafo, Carlos de la Reguera157, encontraba el proyecto como

“verdaderamente utilísimo”158, tras las pesquisas correspondientes, si bien no presentó

objeción alguna, introdujo un complemento: convenía que fuesen asistidos por “uno o

dos sujetos inteligentes en la matemática y la astronomía”159, dando noticias de todos sus

trabajos y descubrimientos.

El fiscal, por su parte, consideraba que debían tomarse “extremadas medidas

cautelares con los franceses […] para evitar fraudes y comercios ilegales160; así como un

severo control aduanero con la documentación y los equipajes, instrumentos, alhajas y

armas”161. Aún así, en ningún momento duda de que el Rey, al aceptar la realización de

la empresa ha tenido muy presente esta posibilidad y confía plenamente en el buen juicio

de su monarca. En suma, es víctima de un malentendido ya que, los franceses habían

solicitado la participación de un par de botánicos para la recolección y estudio de plantas

medicinales y, en función de eso, entiende, erróneamente, que los franceses solicitaban a

españoles para esa tarea, cuando realmente no era así. De todas formas, consideró muy

oportuna la participación de españoles, por una parte, amparado en esa solicitud de los

franceses afirmando que “se podrá así informar a su Majestad para que nombre los que

156 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 65 157 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea,

http://dbe.rah.es/biografias/19316/carlos-de-la-reguera. 158 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 66 159 RAMOS GÓMEZ, L. J, Época, génesis y textos de las “Noticias Secretas de América”, de Jorge Juan y

Antonio de Ulloa, Instituto “Gonzalo Fernández de Oviedo”, Madrid, 1985, p.9 160 No en vano cabe destacar aquí que, encargó gestiones ante el gobierno de Madrid, a su embajador

extraordinario para introducir paños de Silesia en las flotas de la Carrera de Indias y, además, antes del

inicio de la expedición envió instrucciones al Gobernador militar para acelerar la llegada de los

expedicionarios con el fin de comerciar con ellos o, al menos, iniciar las negociaciones para conseguir

dicho fin. 161 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 66

Page 73: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

69

fuesen de su real agrado”162 y, por otra, apoyando la petición de Carlos de la Reguera en

cuanto a la elección de aquellos “inteligentes jóvenes” que proponía. En definitiva, lo que

más nos interesa de esta diatriba es, no solo que se terminase aprobando la empresa

francesa, sino, sobre todo, que se solicitase y considerase oportuno el embarque de

españoles en la expedición.

De esta forma, por real Cédula del 14 de agosto de 1734, Felipe V, da permiso de

paso a los académicos franceses, cierto es, por otra parte, que el monarca jamás puso

impedimentos a la empresa, apoyado por las altas miras de su visionario Intendente

General de marina163. Además, Patiño se mantuvo firme en su empeño e interés en la

participación activa de España en la expedición, hasta tal punto que, las “imposiciones”

del Consejo de Indias, fueron un arma fundamental para él, al exigirse, entre otras cosas,

la presencia de españoles. Se establece pues, que irían “uno o dos sujetos españoles,

inteligentes en la matemática y astronomía […] para que asistan con los mencionados

franceses, a todas las observaciones que hicieren y apunten las que fueren ejecutando”164.

Esto último se vería dilatado en el tiempo, a los ojos de una Academia que no

quería que sus trabajos se retrasasen por ningún motivo. De modo que, seis días después

de la anterior, se expedía una nueva Real Cédula que comunicaba las preceptivas

aprobaciones, en especial el permiso de paso para los expedicionarios franceses165 y que

aportaba, además la garantía, solicitada por parte francesa, de contar el apoyo de los

gobernadores americanos. Así mismo se exponía la orden dada a los oficiales de la Real

Hacienda para aportar la cantidad que se solicitasen, tanto de las arcas españolas como

americanas166, para el mantenimiento de los expedicionarios en aquellas latitudes.

162 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 10 163 Sobre el particular: LAFUENTE, A. “Una ciencia para el Estado: la expedición geodésica hispano-francesa

al virreinato del Perú (1734-1743)”. Revista de Indias, nº43 (172), Consejo superior de Investigaciones

Científicas, 1983, Madrid, p. 549-629. 164 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 67 165 Dichos permisos serían personales, para lo que, por parte del Consejo de Indias, se había solicitado el

listado exacto de cada uno de los participantes en la expedición. Sobre el particular: Op. Cit. LAFUENTE, A,

pp. 559-560, Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, pp. 11-16 166 Esto último se encarga al presidente de la Real Audiencia y de la Casa de Contratación don Francisco

de Varas, a través de un despacho de Patiño del 26 de agosto de 1734. El documento original (AGI, Lima,

590) se reproduce tanto en Ibídem, pp. 15-16, así como en LA CONDAMINE, C. M DE, Journal du voyage fait

par ordre du roi à l’Equateur, servant d’ introductio historique a la mesure des trois premiers degrés du

meridien. París, 1751.

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70

Cantidades, en calidad de fianza167 que, bajo responsabilidad del Cónsul francés en Cádiz,

como depositario del compromiso de la Academia de las Ciencias de París, serían

reintegradas en tiempo y forma. Todas estas informaciones, eclipsaron la que, para los

franceses, se consideraba la más importante: la elección de aquellos españoles que

tendrían que colaborar con ellos en los trabajos geodésicos. Muchas son la teorías y

explicaciones que se han aportado sobre este aspecto, casi tantas como estudios existen

sobre el tema, teniendo en cuenta que ha sido “sin duda la más conocida y analizada”168

“de entre los setenta y muchos viajes, comisiones y expediciones promocionadas por

España durante el sigo XVIII”169.

El proceso selectivo de los expedicionarios en cuestión parecía retrasarse, al

menos, lo hacía desde el punto de vista de los franceses y su temor, ante un posible retraso

de su viaje a tierras americanas, se hace patente en la documentación. De hecho, en una

carta de Maurepas al embajador francés en Madrid, fechada el 11 de noviembre de 1734,

se pide la intercesión de Champeaux para que apremie dicha gestión170. Aún así, a este

respecto, Lafuente indica que desde el 4 de octubre el embajador francés había informado

que los españoles ya habían sido designados171. Como quiera que fuese, la cuestión es

que el interés de Francia se debía únicamente a una cuestión logística, pero en el caso

español, sí que existía un enorme interés, en concreto, de José Patiño, como se ha

mencionado. Prácticamente todos los autores, que han dedicado algún tipo de trabajo al

estudio de esta expedición, coinciden en que debió ser él quien se encargó de la elección

de los sujetos. La incertidumbre, que genera la ausencia de documentación que enuncie

el papel que jugó en el proceso, se puede paliar, en cierta manera, ya que afirmaciones de

autores como Antonio Lafuente172, Ramos Gómez173, unidas al conocimiento de la

situación socio-política de la España de 1700 nos lleva a hacer una recreación, acerca de

como debieron sucederse las cosas.

167 Una fianza, en el pleno sentido de la palabra. Pues la Academia entregaría por adelantado los cuatro mil

pesos que, durante el viaje, se les facilitarían a los expedicionarios franceses. La documentación sobre este

particular, se recoge en el legajo 141 de la sección quito del Archivo General de Indias. 168 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 57. 169 Ídem. 170 ANP, Marine, B7-148, p. 515. Reproducida parcialmente por Op. Cit. LAFUENTE, A, pp. 561. 171 Carta de Champeaux a Maurepas, Segovia, 4 de octubre de 1734. ANP, Marine, B7-325. Tomada de

Op. Cit. LAFUENTE, A, p. 561. 172 Ídem. 173 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 18.

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De esta manera, efectivamente Patiño sería el “director de operaciones”, es decir,

se encargaría de la elección, pero no directamente. Así, el propio Patiño encargaría al

Intendente de Marina de Cádiz que se hiciera cargo de la elección. En este sentido,

entendemos que sería el propio Francisco de Varas y Valdés, quien encargase al director

de la Academia de Guardiamarinas174 la selección del personal adecuado para tal fin. Una

selección que debió estar respaldada por el cuerpo docente de la Academia.175 El propio

Antonio de Ulloa, en el primer capítulo de la Relación Histórica alude a que fueron

seleccionados bajo supervisión de los encargados de la enseñanza en la Academia176.

En definitiva, se resuelve escoger a dos jóvenes, de 19 y 21 años, de la clase

Guardiamarina: Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa de la Torre. Respecto a este

último, cabe destacar que se trató de una segunda opción, pues en primer lugar se designó

a Juan García de Postigo, de la promoción de 1731177 quien, al encontrarse embarcado,

en prácticas, no llegaría a tiempo para embarcar en la fecha acordada. En función de eso,

se ha teorizado sobre si la elección de Ulloa, estuvo supeditada a presiones paternas, pero

lejos de poder demostrarlo, lo único que nos interesa es que fue escogido; aunque

entraremos en detalles de ambos guardiamarinas más adelante. Finalmente, cabe que

intentemos dilucidar una de las mayores incógnitas que se plantean, al respecto de los

prolegómenos de la expedición. Como es el hecho de escoger, en primer lugar, a dos

miembros de la Armada y, en segundo lugar, que dichos miembros fueran tan jóvenes y,

por ende, de tan baja graduación. Esto último puede relacionarse con la peculiar elección

de Antonio de Ulloa.

174 Pedro Manuel Cedillo y Rujaque. Director de la academia de Guardiamarinas desde 1728. Real

Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea, http://dbe.rah.es/biografias/73771/pedro-manuel-

cedillo-y-rujaque 175 Los estudios teóricos que recibían los guardiamarinas, en esta época, estaban a cargo tanto del director,

como de tres maestros y un grupo de profesores. Además de los que supervisaban la parte práctica de los

estudios. Los datos correspondientes a la constitución de esta academia, a sus planes de estudio y cuerpo

docente, entre otros menesteres, se recogen en la Instrucción para el gobierno, educación, enseñanza y

servicio de lo guardiamarinas, y obligaciones de sus oficiales y maestros de facultades. AGS, Guerra, leg.

3003/ AMN, Ms, 2243. Citas tomadas de: Op. Cit. PÉREZ FERNÁNDEZ-TUREGANO; MORENO MARTÍN, J.M,

“La enseñanza en la Real Compañía de Caballeros guardiamarinas en los siglos XVIII y XIX: planes de

estudio y manuales”. En Op. Cit. Guardiamarinas 1717-21017, 300 años. De la Real Compañía a la Escuela

Naval, pp. 61-85. 176 Op. Cit, JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viage a la América Meridional, Libro I, Capítulo 1,

párrafo 7. Esta cita se transcribe además en Op. Cit. GUILLÉN-TATO, J.F, pp. 68-69 y PAREDES SALIDO, F,

Antonio de Ulloa, un marino ilustrado, fundación Jorge Juan, Novelda, 2004, p. 18. 177 Op. Cit. DE VALGOMA Y BARÓN DE FINESTRAT, D, exp. 556, p 95. Aparece como Juan García y del Prado.

No se trata de una imprecisión pues García del Postigo son sus apellidos paternos. Aunque es cierto que es

un detalle que lo diferencia de sus hermanos que sí se presentan con los apellidos, exclusivos, del padre.

Francisco de Solano lo considera “un perfecto olvidado en esta historia”, y aporta una pequeña

aproximación biográfica en Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 71-72.

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72

Capítulo 3. El ascenso de dos guardiamarinas. La participación de Antonio de Ulloa

en la Expedición Geodésica

Efectivamente, se ha debatido bastante acerca de los motivos que llevaron a

escoger a Ulloa para la expedición geodésica. Pero, antes de analizar y describir como

fueron los hechos previos y propios de dicha expedición, hemos de resolver algunas

cuestiones más. De esta manera la resolución de incógnitas como ¿por qué se escogieron

a dos guardiamarinas españoles para participar en la Expedición Geodésica? o ¿por qué,

tanto Jorge Juan como Antonio de Ulloa, fueron ascendidos de ese modo? Son

fundamentales para entender, cual sería la posición española con respecto a la francesa,

cómo se produjeron los acontecimientos y exactamente cuál fue el papel que jugó España

durante los trabajos geodésicos. Su posición con respecto a la de los sabios franceses

tendrá mucho que ver con ese inusual ascenso. Unido a esto, la comparación de sus

trayectorias y caracteres puede hacernos entender el por qué de ciertos conflictos y

alanzas que surgieron a lo largo de su estancia.

Además, a colación de la participación española, es importante analizar, con qué

objetivos aceptó España no solo autorizar la expedición sino participar en ella a través de

sus jóvenes expedicionarios. Por ello, a los dos nuevos Tenientes de Navío se les dan

instrucciones precisas de cuáles debían ser sus tareas a lo largo de su estancia en aquellas

latitudes y qué era, exactamente, lo que se esperaba de ellos. Dichas instrucciones, no

solo regularían su situación y les marcaría la vía de acción a seguir durante los trabajos,

sino que, además. serán fundamentales para entender cuáles fueron los resultados y por

qué se desarrollaron de ese modo. Añadiendo nuevas incógnitas al estudio, teniendo en

cuenta que se llevaron acabo medidas que no se les habían asignado en las Instrucciones

previas al viaje. Todo ello en el contexto de la formación de estos jóvenes marinos, que

encontrarían en América un lugar, apenas conocido, que les transformaría desde todos los

puntos de vista.

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73

Dos guardiamarinas para la Geodésica

El Consejo de Indias, en la evaluación antes mencionada, ya había establecido que

“en ninguna clase se hallarán más a propósito que en la de los guardiamarinas…”178.

Según esto, ya quedaban claras las preferencias, no se trataría, entonces, de una cuestión

que emanaba exclusivamente de Patiño, sino de una orden directa del Consejo. Cierto es

que, en este sentido, la afirmación podría hacer innecesaria cualquier explicación, al

tratarse del mandato de una institución de tal envergadura. Unido a ello, se encuentra el

propio objetivo de la expedición, porque al quedar definida la forma exacta de la tierra,

la navegación sería la ciencia más beneficiada. Pero, en este punto cabe tener en cuenta

que aún habiéndose planteado esto a Patiño, desde la academia francesa, la propia

institución era conocedora de que los resultados no se aplicarían de forma inmediata,

teniendo en cuenta el auge que habían tomado las obras con base en datos y viajes

imaginarios. Así, aún encontrándonos con referencias basadas en la experiencia directa,

y por muy certeros que fueran los resultados, la aplicación no sería ni mucho menos,

pronta179.

Al margen de maniobras, de justificaciones, necesarias para conseguir un

propósito tan elevado como el que se planteaba, lo que nos interesa es aquella disposición

del Consejo de Indias. Y aún quedando claro que, su sugerencia, implicaba prácticamente

obligatoriedad, unido a los motivos emitidos por los franceses; quizás las explicaciones

no cabrían. Pero si bien no intentaremos explicar nada, sí que podemos ampliar los

motivos e intentar justificar, en mayor grado, la elección de la Armada y sus

guardiamarinas como escenario del que partirían los sabios españoles. Así, por las

razones emitidas con anterioridad, extraer a los elegidos de la Real Armada resulta cuando

menos lógico, pero a eso hay que añadir que, los seleccionados, deberían tener ciertas

cualidades. Por una parte, que “resistieran las largas intemperies en climas fuertes”180, de

esta manera, entendemos que lo que se requería eran gentes curtidas, tanto en el arte de

navegar como capaces de sobrevivir en las condiciones más adversas, por lo que lo

racional sería que los seleccionados salieran de la Marina181. Pero, por otra, se precisaba

178 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 17 179 Sobre el particular Op. Cit. LAFUENTE, A, pp. 556-557 180 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J. F, p. 10 181 Marina entendida en su sentido más estricto, es decir, las tres Marinas: mercante, pesquera y de

guerra (Armada). El hacer hincapié sobre esto. es útil para puntualizar que éste es un término que suele

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74

que estas personas no solo se caracterizasen por su “buen trato y prendas sociales”182 sino

deberían estar versados en matemáticas y astronomía, tal y como había recalcado Felipe

V, alentado por el Consejo de Indias, cuando aprobó la expedición. Además, hay que

tener en cuenta la condición de la mayoría de expedicionarios franceses, por lo que los

españoles tendrían que estar lo suficientemente preparados como para poder departir con

ellos. De esta forma, la unión de todas las aptitudes no dejaba lugar a duda, los

expedicionarios españoles deberían proceder de un sector concreto de la Marina, la

Armada.

En función de lo expuesto y según las premisas establecidas, sería lógico que los

elegidos perteneciesen al Cuerpo General183, pero el mandato del Consejo establece que

no fuera así. De este modo, los expedicionarios serían dos jóvenes guardiamarinas. Y

analizando lo esencial de la evaluación ofrecida, la designación es totalmente lógica ya

que solo pedían a dos personas

“inteligentes en matemáticas y astronomía que acompañasen a los franceses allí donde fueren,

apuntando las experiencias y mediciones que se realizasen, con lo que los datos, y lo que de ellos

pudieran obtenerse, obrarían también, y de forma inmediata, en poder de la Corona española, que

no quedaría perjudicada aunque se silenciase”184

De esta forma pensar en dos oficiales podría considerarse, incluso, un desperdicio pues

bastaría con dos jóvenes, adelantados y brillantes, que tuvieran buena disposición para

aprender, ayudar y obedecer.

Desde el punto de vista de la necesidad de contar con personas obedientes,

podemos plantear nuevos puntos de análisis. Era preciso pues, escoger a hombres

colaboradores e incluso sumisos, tanto a los mandatos de la Corona española como con

utilizarse de manera errónea. Por lo general, se toma como sinónimo de Armada, siendo esta solo una

parte de la gran institución. 182 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J. F, p. 22. 183 El Cuerpo General comprende a los oficiales de la Armada, es decir, a aquellos que han salido de las

promociones de la Academia de Guardiamarinas. A lo largo del tiempo, desde la creación tanto de la Real

Armada como de la Academia, se han ido produciendo diversas variaciones en este cuerpo. Hoy en día,

pese a dichas variaciones, su esencia, por definición, sigue siendo la mima. Sobre el particular GONZÁLEZ

DE CANALES Y LÓPEZ OBRERO, F, “Tres siglos de empleos y divisas en el Cuerpo General de la Armada

Española (1714-2000) empleos de los oficiales generales de la Armada”. Revista General de Marina, Vol.

256, Mes 4 (abril) 2009, pp. 427-434. 184 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 17.

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lo dispuesto por los franceses. De esta manera puede hablarse de motivos protocolarios

para la elección. Los jóvenes debían ser “capaces de ser buenos y diligentes colaboradores

en la Expedición y adquirir experiencia y conocimiento en tan alta compañía”185. Así

entendemos que, elegir a oficiales, quienes tendrían una posición idéntica o similar a la

de los franceses, podía ser un motivo de conflictos a la hora de establecer y acatar las

órdenes. Según esto, personas con menor edad, graduación y experiencia serían más

útiles, eficaces y condescendientes. Por otro lado, estaba el condicionante de la Guerra de

Sucesión polaca en la que España, de acuerdo con lo establecido en el Pacto de Familia,

tuvo que tomar parte, en apoyo de Francia, con el envío de tropas no solo a Italia sino

también a Flandes. Un conflicto, que se unía a la defensa de los territorios españoles en

el norte de África y los navíos de la Flota de Indias. Esto quiere decir que, en función del

contexto en el que se produjo el proceso de selección, la mayor parte de la oficialidad de

la Armada estaba dedicada a otros menesteres y estos, poco tenían que ver con los

objetivos, mayoritariamente de tipo científico, que movían la expedición al geodésica al

Virreinato del Perú.

A todo esto, se puede añadir el estado en el que aún se encontraba la Academia de

Guardiamarinas en aquel momento pues en 1734, cuando se produjo la elección de los

expedicionarios españoles, la labor y el desarrollo de dicha Academia era, aún muy

reciente. No se cursaban todas las materias que se habían establecido, inicialmente, para

que se impartieran en sus aulas de ahí, que se pueda llegar a concluir que, quizás, la

oficialidad existente no contaba con formación adecuada. No habría pues, una gran

cantidad de oficiales de la Armada que estuviesen bien preparados y, además, en función

de los acontecimientos, disponibles para llevar a cabo las labores que se les

encomendaron. Finalmente, no debe olvidarse un último matiz, el aprendizaje; unido

quizás a esas carencias que aún presentaba la Academia. Una de las intenciones

principales era que los elegidos aprendieran de sus compañeros franceses. Esto, no sería

fácil para oficiales consagrados y con conocimientos bien asentados y llevados a la

práctica.

Al margen de toda esta explicación, la realidad es que historiográficamente, lo

más debatido ha sido siempre el tema de la corta edad de los expedicionarios españoles.

185 Op. Cit. SOLANO, F p. 68

Page 80: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

76

En este aspecto, nos encontramos con un error de concepto, pues por lo general, la

juventud no se considera sinónimo de experiencia. Y, además, en este caso, se ha abusado

del término sabio y de la mayor edad de los académicos franceses como elemento

diferenciador respecto a sus compañeros. Pero la realidad es que, en cuanto a edad, la

diferencia existente, entre el menor de los expedicionarios españoles y el mayor de los

franceses, no llegaba a 20 años. Por otra parte, en relación a la experiencia, un

acercamiento al desarrollo vital de ambos guardiamarinas, comparado con los logros de

sus compañeros franceses, nos permite confirmar que no era tal la diferencia, a pesar de

la edad. De esta manera, cabe analizar, aunque sea brevemente, el elemento humano de

la expedición, comenzando por los franceses. Estos, tras inconvenientes de última hora -

renuncias y enfermedades186- serían veintitrés, tres de ellos académicos Godin, director

de la expedición, La Condamine187 y Bouguer. Junto a ellos, entre otros, un botánico,

Jussieu, un ingeniero naval, Verguin, un cirujano, Seniergues, un relojero, Hugot, un

dibujante, Moraiville y dos asistentes, Godin des Odonais y Couplet; a los que hay que

añadir siete criados. A estos expedicionarios, libres, debemos sumar seis esclavos

adquiridos en la demora del grupo inicial, de diecisiete personas, entre las islas de La

Española y Martinica188.

Tras enumerar el montante de expedicionarios que parten de Francia, en función

del objetivo que se nos plantea, lo que nos interesa es resaltar la figura de los tres

académicos. En primer lugar, el cabeza e impulsor de la expedición, Louis Godin un

astrónomo, nacido en 1704, y miembro de la Real Academia de Ciencias de París desde

1725 quien, a sus 31 años, era un ferviente defensor de la teoría cartesiana y el prototipo

de sabio ilustre, cuyos intereses quedaban al margen de los asuntos mundanos. Este

hecho, traía consigo una ausencia total de la capacidad de liderazgo y, por tanto, una total

carencia del carácter del que debería hacer gala el encargado de una expedición de estas

características. Quizás sea este último aspecto, el que lo distinguía del mayor de todos los

186 Grand-Jean de Fouchy, Pimondan y el abad de la Gribe, desistieron en último momento. Alegaron

motivos personales, pero según Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 95, la razón real, fue su miedo a

los peligros que les esperaban. 187 Resulta, cuando menos, curioso que a la expedición se le conozca, precisamente, con el nombre de este

académico y no con el de su director, Godín. Esta es una cuestión que se relaciona directamente con el

carácter de ambos. Pues, una personalidad fuerte como la de La Condamine, “eclipsó” la de un hombre de

talante algo más débil. Sobre el particular: JUAN, J Y ULLOA, A, Relación histórica del viaje a la América

meridional, tomo I. Introducción y edición de MERINO NAVARRO, J. P Y RODRIGUEZ SAN VICENTE, M. M,

Fundación Universitaria Española, Madrid, 1978, p. 12 188 Op. Cit. SOLANO, F p. 68

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77

expedicionarios, Pierre Bouguer, también astrónomo, hidrógrafo y geómetra de 37 años.

Nacido en Le Croisic en 1698, enseñaba hidrografía en la escuela de El Havre de Gracia

que, además, contaba con conocimientos sobre la construcción naval. Fruto de su

recalcado carácter, él mismo se declaró “poco apto para excursiones, privaciones y

soledades prolongadas”189. Dicha afirmación no coincidía, en absoluto, con las aptitudes

que se requerían para emprender un viaje como el geodésico. En el que la incertidumbre,

las penurias, el aislamiento y las condiciones extremas, estaban prácticamente

asegurados.

Ambos, debían compartir estancia y trabajos con un hombre de temperamento tan

complejo como Charles Maríe de La Condamine, geodesta y naturalista, de 33 años,

conocido por sus “travesuras, inquietudes e ingenio”190. Sus comienzos fueron a través

de la Caballería, desde donde saltó al campo de las ciencias en el que destacó, no solo por

su capacidad intelectual sino por su gusto por la novedad. Una premisa que marcó o debió

marcar el pensamiento de los hombres del Dieciocho. Por tratarse de la persona, cuyo

nombre se relaciona directamente con esta empresa cabe aportar algunos detalles acerca

de su comportamiento durante la expedición. En primer lugar, es probable que esa

personalidad fuerte, inquieta y curiosa, entre otros motivos por supuesto, fuese lo que le

llevara a formar parte de ella. La envergadura del proyecto y lo prometedor de sus

resultados, pudieron alimentar su afán por obtener el éxito y la gloria, dejando de lado las

más que probables penurias a las que también debería enfrentarse. En el devenir de los

acontecimientos, se caracterizó por mantener un trato distante y poco afectuoso con sus

compañeros algo que no sólo ejercería con los españoles, sino que estos “malos gestos”

se extenderían también hacia los franceses de entre cuyos múltiples desencuentros,

destaca su profunda enemistad con Bouguer, con quien protagonizaría graves conflictos

en los que “su ingenio y hasta gracejo, como su capacidad en la intriga, le dieron la

victoria en más de una ocasión”191.

Frente a ellos, los españoles que, a pesar de la diferencia de edad, no contaban con

una menor experiencia. El desarrollo de sus, cortas pero intensas vidas, demuestra que

estaban lo suficientemente preparados para realizar las tareas que se les pedían. Bien es

189 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J. F, p. 10. 190 Ídem. 191 Ídem.

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cierto que su experiencia y sus saberes giraban en torno a la Armada y, por tanto, diferían

de la formación de sus homónimos franceses. Pero esto no quiere decir que estuviesen

menos preparados y no fueran aptos para la realización de los trabajos geodésicos. Esta

realidad implica que su elección no fue, en absoluto accidental, ni tampoco estuvo poco

meditada. Como vamos a comprobar, se terminó escogiendo a dos personas muy

diferentes, pero no por ello menos aptas.

El primero fue la elección indiscutible, el “perfecto candidato de un proyecto sin

medida”192. Esta aseveración se debe a “sus méritos al Servicio del Soberano y su grande

aplicación a las matemáticas”193. Aptitud, esta última, que le llevó a que, entre sus

compañeros, se le conociese con el nombre de Euclides, “El padre de la Geometría”.

Nacido en Novelda194 (Alicante), el 5 de enero de 1713. Hijo de Bernardo Juan y Canicia

y Violante Santacilia y Soler de Cornellá, casados en segundas nupcias pues Bernardo

era viudo de una Pascual del Pobil y Violante lo era, a su vez, de Pedro de Ibarra, cuarto

hijo para su padre y primero para su madre195, quedó huérfano de padre a los tres años de

edad. Por este motivo se traslada a Elche con su madre y sus hermanos. A partir de este

momento, comenzará a tener una vida casi nómada, donde sus diversos rumbos estuvieron

marcados por sus lugares de formación. De este modo, ingresa en el Colegio de la

Compañía de Jesús de Alicante196, ciudad en donde residía con su tío, el Canónigo de

192 Nuria Valverde emplea esta expresión para titular el segundo capítulo de su libro: VALVERDE, N, Un

mundo en equilibrio. Jorge Juan (1713-1773), Marcial Pons, Madrid, 2012. 193 Op. Cit. SOLANO, F p. 71. 194 Se ha debatido bastante acerca de su naturaleza. Pues, pese a haber nacido en la ciudad alicantina

mencionada no se bautizó en la parroquia que le correspondía. Al conservarse con su partida de bautismo

en la localidad de Monforte, se han generado dudas sobre su localidad natal. Hasta tal punto que, en sendos

estudios, se le ha considerado oriundo incluso de lugares como la propia Alicante o Elche. En DIE MACULET,

R Y ARBEROLA ROMÁ, A, Jorge Juan Santacilia, de “pequeño filósofo” a “Newton español”, Edicions

Locals/ Augusto Beltrán, Novelda, 2015, pp. 19-39 se realiza un pormenorizado estudio sobre este

particular. En él, se citan y recogen todos los testimonios anteriores al que exponen ambos autores,

aportando un discurso sólido y justificado. No solo acercándonos a la polémica y sus pormenores, sino

sustentando la afirmación de que Jorge Juan tiene en Novelda su localidad natal. 195 Esta afirmación se refiere al número de hijos vivos, pues CANTÓ GÓMEZ, M. A, en “La vida y la muerte

en Novelda”, cd anexo a la revista Betánia nº61, 2014, pp. 229-235 afirma la existencia de un varón anterior

a su nacimiento. Un dato únicamente informativo, que a nuestro estudio no aporta gran cosa. Solo resaltar

la curiosidad de que, este niño le quitaría la primogenitura a Jorge Juan (respecto a sus otros dos hermanos).

Aunque no cambia en absoluto la imagen que tenemos de este personaje. 196 Los miembros de la Compañía de Jesús pretendían romper con el tipo de instrucción establecida.

Buscaban el desarrollo de los saberes prácticos, con el objetivo de romper con el método de enseñanza

erudito y cortesano, basado en el desarrollo del conocimiento teórico. Esto, no solo respondía a fines

morales sino también estratégicos. Pues, al no poder impartirse disciplinas superiores fuera del ámbito

universitario, la manera que tenía la compañía de trascender al ámbito de las primeras letras, era alejarse

de la forma de instrucción establecida. Por ello, la aplicación práctica del conocimiento se utiliza como un

método para ratificar las ciencias. Todo ello amparado por la corriente de nuevas ideas que fluía desde

Page 83: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

79

dicho colegio Antonio Juan. En dicho centro, destacó por su enorme interés por las

ciencias y las artes aplicadas, al considerar el conocimiento técnico de vital importancia

para el buen gobierno.

Es posible que su desarrollo vital estuviese marcado por la estrategia familiar, en

especial, por los intereses de su tío y tutor Cipriano Juan197 que buscaron siempre que el

joven Juan recibiese una formación adecuada a su rango. Por ello, vuelve a desplazarse,

esta vez a Zaragoza, bajo la supervisión de su tío Cipriano cuya implicación, ya directa,

en la educación de su sobrino podría ser generadora de dudas en cuanto a la elección de

este destino. Pero la realidad es que todo pertenecía a una estrategia bien calculada, con

la que Jorge Juan obtendría la condición de recibido de la Lengua de Aragón. Una vez

cumplió los doce años de edad, será su propio tío198 quien, gracias a sus influencias, lo

envíe a Malta199, estando ya bastante formado en ciencias tanto exacta como sociales.

Esta formación era esencial para que el joven pasara el estricto proceso selectivo marcado

para escoger a los dieciséis miembros de esta academia200.

De este modo, en 1725, será aceptado como paje201 de Antonio Manuel de Villena,

Gran Maestre de la Orden. De esta forma, Jorge Juan desembarca en una Orden que

pasaba por una época de gran dinamismo, con un gran compromiso respecto al

conocimiento, mediante el desarrollo de diversas ramas del saber. Ramas en las que Ulloa

destacó por un significativo desempeño, que ratificaba las aptitudes que, sus tíos,

advirtieron en él. Cabe destacar que, fruto del desempeño mencionado, unido a sus

Europa y en la que España comenzó a verse cada vez más involucrada. Se trataba pues de romper con lo

establecido y abrirse camino en los nuevos tiempos. 197 Caballero de la Orden de Malta, en la que ostentaba el cargo de Bailío de Caspe. 198 Asumía el pago de las seiscientas libras requeridas para el acceso. Que se dividen en una aportación a

la Lengua de origen, el pago de la ropa, y de ciertas clases. 199 Sobre Jorge Juan y la orden de malta: SANZ, M, Breve noticia de la vida del excelentísimo Sr. D. Jorge

Juan, Madrid, 1774; Op. Cit. VALVERDE, N, pp. 30-45; Op. Cit. DIE MACULET, R Y ARBEROLA ROMÁ, A, pp.

39. 200 Un lugar de formación integral, académica, física, personal y moral. Que abarcaba desde la

conversación, el conocimiento de las matemáticas, las artes y la arquitectura; a su higiene, postura y salud.

Pasando, por supuesto, por el cuidado de los enfermos, teniendo en cuenta que la Orden se fundó en el

hospital de Jerusalén. Además, debían dedicarse a la defensa de los territorios de los enemigos. Esto se

hacía, posteriormente, como Muzzis (estudiantes en prácticas) en las fragatas y navíos de la orden.

Componiéndose el 10% de la dotación de dichas naves de jóvenes malteses de entre 14 y 16 años. Así como

a través de la “Caravanas”, donde con 19 años y ya formados, se embarcaban en las galeras y navíos de la

orden que defendían las costas del Mediterráneo de los corsarios turcos. 201 Dicho nombramiento está fechado el 23 de junio de 1725. El expediente se recoge en el AHN, OOMM,

San Juan Aragón, Códice 635.

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circunstancias personales, había sido corsario “contra los cábaros y galeotas moras”202, y

familiares; obtuvo el título de comendador de Aliaga203. De esta manera, podemos

observar como Jorge Juan, con la dirección de sus familiares, se inserta en el nuevo

contexto de la España borbónica. Un joven de buena posición, con un nivel formativo

propio de su rango y que atesoraba además méritos de servicio.

Así, Jorge Juan cumplía a la perfección con lo establecido en la ordenanza para

formar parte del cuerpo de cadetes de la Academia de Guardiamarinas. Quizás por el

rumbo que le habían marcado, por la clara vocación de servicio que demostró desde muy

temprana edad o, incluso, una mayor inclinación por la vida militar que por la religiosa204,

motivaron que, en 1729205 solicitara plaza en dicho centro formativo. De esta forma,

regresa a España, en concreto a Cádiz, con el fin de cumplimentar la documentación

necesaria para el acceso en la Academia de Guardiamarinas206. Teniendo en cuenta los

seis meses de desfase entre la presentación de los documentos y la concesión de plaza,

queda claro que no encontró vacantes en la promoción de 1729. Probablemente por una

cuestión netamente temporal, de plazos. Lo que resulta curioso es que según Guillén

Tato207, se incorpora como oyente, aunque no existe documento alguno en su hoja de

servicio208 que haga alusión a ese tema. Pero, en función de esto, afirma que, dicha

condición, le permite que, al producirse su ingreso, seis meses después, pudiera iniciar su

período de prácticas209 casi de inmediato.

Tras toda esta recapitulación, nos ocupa abordar el tema de su personalidad. En

este sentido, es preciso acometer el tema del carácter de Jorge Juan porque, a pesar de ser

202 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J. F, P. 25 203 AHN, OOMM, leg. 624, expediente 148 204 Esto último es una hipótesis pues, su vida militar y la religiosa estarían siempre unidas. De hecho, jamás

dejó de llevar el estilo de vida de la orden. Hasta el punto de hacerse retratar con la cruz de Malta. Benito

Bails, es el principal artífice de estas teorías. En su “Elogio del jefe de escuadra D. Jorge Juan y Santacilia”

resume todos los motivos en un solo fragmento de texto. Según él, retorna a España porque “tenía una

patria, tenía un soberano, lo sabía; sabía que primero que religioso era vasallo […] Salió de Malta para

España con voluntad resuelta de servir a Su Majestad en la Marina”. Cita tomada de Op. Cit. DIE MACULET,

R Y ARBEROLA ROMÁ, A, p. 40. 205 Con dieciséis años cumplidos. Edad suficiente y reglamentaria para le acceso a la Academia gaditana. 206 Expediente Jorge Juan, AMN, 885, exp. 100. En dicho expediente se recogen los papeles que Jorge Juan

presentó para su ingreso. Lo cierto es que solo se recoge, de entre los documentos reglamentarios, su fe de

bautismo. No es posible saber si por el hecho de pertenecer a la orden de San Juan de Malta era suficiente,

como para no aportar certificado de hidalguía. Incluye, por supuesto, la carta-orden. Fechada el 10 de marzo

de 1730, año en el que se produce el ingreso. 207 Op. Cit. GUILLÉN TATO, J. F, p. 25. 208 Hoja de servicios Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 592. 209 Tres años en las campañas de Nápoles y Orán.

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tan joven, uno de los detalles que se tuvieron en cuenta, para su elección, fue su curtida

personalidad y su fortaleza. No en vano, eran fundamentales para afrontar un reto como

el que se les presentaría, en las tierras peruanas. Esta firmeza de carácter, pudo deberse a

un conjunto de factores, por una parte, sus circunstancias familiares, es decir, el hecho de

haber perdido a su padre y criarse alejado de su madre trasladándose con sus tíos y, por

otra, su formación, que le llevó a pasar por el corso y tener que enfrentarse a los ataques

de los “infieles” a tan tierna edad. Ambas circunstancias, generaron que lo que

caracterizase a este joven, fuese un carácter más similar al de un hombre que al de un

niño, calificativo que, por edad, se le podía seguir aplicando.

En este contexto, también fue determinante la influencia que, sobre él, ejercieron

las personas con las que compartió, tanto su período formativo como los tres años que

duraron sus prácticas210 en la Academia de Guardiamarinas. Cabe destacar a los que

fueron sus comandantes, el Conde de Clavijo o Blas de Lezo, junto a quienes vivió

episodios en los que no sólo se forjó, aún más, su carácter, sino que demostró tener el

arresto y las aptitudes, suficientes para ser un buen miembro de la Armada. En primer

lugar, el incendio que, por la imprudencia de uno de sus marinos, se produjo en el navío

de Clavijo y que, gracias a la actuación de Jorge Juan, se salvó de perecer. Además, el

desastre del navío “León”, de la escuadra de Lezo, en 1733, cuya tripulación pereció, tras

mantenerse cincuenta días en alta mar, sólo por el deseo de sentar batalla con los

argelinos. La causa, fue una epidemia de tabardillo, por la que murieron quinientos

tripulantes y que generó que, otros tantos, estuvieron a punto de perder la vida, como es

el caso del propio Jorge Juan. Con todo este bagaje y aún débil por la convalecencia de

su enfermedad, regresa a Cádiz en 1734 para examinarse en la Academia211. Tras esto, y

dadas sus habilidades, fue designado para ejercer como profesor particular de muchos de

sus compañeros212. Así las cosas, en octubre de 1734, faltándole muy poco para obtener

el empleo de alférez de fragata; el director Pedro Manuel Cedillo, le comunica su

210 Siendo ya subrigadier o alumno distinguido de la Compañía de Caballeros Guardiamarinas 211 Por lo general, cuando se producía un caso como el de Jorge Juan, los exámenes también se configuraban

de forma diferente. Si por, cualquier circunstancia, el período formativo de los cadetes se iniciaba en alta

mar, la enseñanza teórica también se impartía en el navío de destino. Por tanto, lo normal era que el

estudiante se examinase, bien en el propio barco, o bien, que regresase a la Academia, una vez concluida

su travesía, para demostrar los conocimientos adquiridos. 212 Dichos compañeros serán los que le den el sobrenombre de “Euclides”.

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designación para formar parte de la expedición geodésica. En definitiva, se trataba de “el

perfecto candidato para un proyecto sin medida”213.

Pero, como ya hemos dicho, el elegido para ser su compañero no sería,

inicialmente, Antonio de Ulloa pues, el segundo seleccionado, pertenecía a la promoción

del año siguiente a Jorge Juan214 y, al encontrarse en viaje de prácticas, debería ser

rechazado. Debido a este incidente, comenzaría una búsqueda entre los guardiamarinas

de las promociones implicada, 1730 y 1731 respectivamente, en las que se intentó dar con

alguien que, en ese momento se encontrase en Cádiz, la Isla de León o sus proximidades.

Pero ninguno de ellos se encontraba disponible, pues todos se hallaban embarcados, en

período de prácticas215. De este modo, el equipo directivo de la Academia, acude a las

siguientes promociones con el fin de encontrar a alguien, lo suficientemente preparado,

como para tomar parte en la expedición. Es, en este punto, en el que entra en escena

Antonio de Ulloa quien, perteneciente a la promoción de 1733, se consideró el más

capacitado, de entre sus compañeros, para ocupar el puesto de García de Postigo. Se

trataba de un joven de 19 años que, en cuanto a su perfil, difería bastante del que sería el

primer seleccionado ya que, el desarrollo vital de García de Postigo había sido el

“habitual”. Obtuvo plaza en la Academia, de manera directa, ya que no solo cumplía con

todos los requisitos, sino que su documentación acreditativa fue aprobada

automáticamente obteniendo así, la carta orden para que pudiese sentar plaza en el año

que la solicitó. Además, su desempeño en la Academia, también siguió los cauces

establecidos. Durante su primer año, acudió a las aulas y en los dos siguientes, se sucedió

su periodo de prácticas, en el que se encontraba en el momento de su elección.

Lo cierto es, que lo que Ulloa tuviese en común, o no, con Juan García de Postigo,

resulta ser irrelevante en este caso, puesto que, su relación con nuestro protagonista, ni

siquiera tuvo un inicio. Por ello, lo que debemos analizar son las diferencias y similitudes

213 Título del primer epígrafe del segundo capítulo de Op. Cit. VALVERDE, N, p. 54 214 Juan García de Postigo, tenía condiciones diferentes a las del que debería haber sido su compañero. Y

el acceso a la Academia lo obtuvo, no por hidalguía, sino por ser hijo de Capitán. Una salvedad, establecida

en las Ordenanzas fundacionales de la Academia, que daba cabida a todo aquel que tuviese esta condición. 215 Una circunstancia cuando menos lógica. Teniendo en cuanta que, el período formativo se dividía en dos

partes. Una teórica, de un año de duración y otra práctica, que se extendía por dos años. En función de esto,

en circunstancias normales, en 1733, todos habrían superado la parte teórica y se encontraría en los años de

prácticas. Hay que tener en cuenta, además, que la formación podía variar, según las circunstancias. Por lo

tanto, los cadetes podían iniciar su formación directamente en campaña. Además, teniendo en cuenta el

destino y los acontecimientos que rodearan las campañas en cuestión, el período en el mar, podía demorarse

más de dos años.

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de los que resultaron ser los elegidos, Jorge Juan y Antonio de Ulloa. En función de esto,

a lo primero que debemos hacer referencia, es a lo que motivó la elección de Ulloa sobre

lo que Miguel Sanz y Arthur Whitaker216, apuntan a que las presiones paternas217, fueron

las que ocasionaros que se le eligiese. Pero, este es un dato que no podemos confirmar,

debido a la ausencia de documentación al respecto218 siendo lo único posible comentar

que, Bernardo de Ulloa, contaba con una importante red de relaciones de las que podría

haberse servido, para conseguir un objetivo como el que se plantea en aquel momento.

Pero, inicialmente, no contamos con evidencias que indiquen que, Bernardo de Ulloa,

tuviera relación directa con alguno de los implicados en el proceso de selección.

También es una realidad que, todos los cadetes que formaban el alumnado de la

Academia tenían unas características sociales muy similares. Por esta razón, el proceso

selectivo debería depender de otros factores. Así, las calificaciones de cada alumno, sus

aptitudes, serían determinantes para el proceso selectivo. En este sentido, lo lógico sería

aportar las calificaciones de Antonio de Ulloa, pero esta documentación tampoco se

adjunta en su expediente. Algo que resulta lógico, si tenemos en cuenta que Ulloa no pisó

un aula ya que, según su expediente, sentó plaza el 28 de noviembre de 1733 e

inmediatamente, embarcó en el navío Santa Teresa. Una nave que formaba parte de una

escuadra, enviada a proteger una serie de navíos mercantes, con dotación de tropas con

destino Barcelona-Nápoles219. Se trataba de tropas de refuerzo para el infante don Carlos,

quien lideraría esta contienda. En el transcurso de este viaje, se produce uno de los hechos

bélicos más relevantes de la carrera profesional de Ulloa. Así aparece reflejado en su

216 WHITAKER, A. P, “Antonio de Ulloa”, Hispanic American Historical Review, vol. 15, nº 2, Durham, 1935,

p, 159, nota 11. 217 Bernardo de Ulloa y Souza, era una persona muy influyente en la sociedad sevillana de la época.

Caballero veinticuatro del cabildo municipal de Sevilla y gentilhombre de la boca del Rey. Además de ser

un destacado economista, autor de obras relacionadas con la gestión de la política comercial española y fiel

defensor de la teoría del libre comercio. Esta notable posición, le generó una importante red de relaciones

que bien podrían haberle servido para obtener el mejor destino para sus hijos. 218 No podría decirse lo mismo, de su condición previa, como aventurero. Un caso en el que Bernardo de

Ulloa, se sirve abiertamente de su red de relaciones. Consiguiendo, de este modo, que su hijo embarque en

la flota de Tierra Firme, comandada por su amigo, el también veinticuatro de Sevilla, Manuel López

Pintado. 219 Se trata de la segunda guerra contra Italia (1733-1738) que se produjo durante el reinado de Felipe V.

El deseo de recuperar los territorios italianos, perdidos con el tratado de Utrecht, se vio favorecido, en esta

ocasión, por el conflicto sucesorio polaco. Un conflicto en el que España se ve obligada a participar, debido

a lo establecido en el primer Pacto de Familia. Coyuntura aprovechada por España para enfrentarse a

Austria que, precisamente, era la propietaria de Nápoles.

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expediente220, que recoge, en la relación de servicios, como el navío en el que navegaba

Antonio de Ulloa protagonizó un “glorioso combate”221 con una escuadra austríaca.

Un acontecimiento, del que el Santa Teresa salió victorioso, pudiendo, no solo

cumplir con su cometido, sino también, volver a España sin encontrar mayores incidentes

en el tornaviaje. Esto, unido a los conocimientos adquiridos en la Flota de Tierra Firme,

generaron, en el joven Ulloa, un nivel de experiencia, tanto científica como naval, que

suplía, con creces, a todo el periodo formativo en la Academia. En este sentido, coincidía

totalmente, con los cánones establecidos en el nuevo plan de estudios, implantado por

Pedro Manuel Cedillo, a partir de 1732, quien había enfocado las materias con la

intención de formar marinos experimentados en la navegación, la guerra y la construcción

naval222. Aptitudes que, por los motivos ya mencionados, caracterizaban ya al joven

marino. Así, las teorías sobre las presiones paterna, puede parecer que pierden peso,

puesto que, teniendo en cuenta su experiencia y capacidades, ambas demostradas y

demostrables, realmente, Antonio de Ulloa no tendría por qué necesitar una

recomendación.

De hecho, puede llegar a plantearse que, de haber obtenido plaza en la promoción

de 1730, posiblemente, hubiese sido considerado candidato para acompañar a Jorge Juan,

en el destino que ambos acabarían compartiendo. Pero, a pesar de esto, cabe destacar el

deseo de Bernardo de Ulloa por proyectar el destino de su hijo hacia un futuro

prometedor. Y nada era tan prometedor, en aquel momento, como hacer carrera en la

Armada y, en mayor medida, participar en la expedición geodésica. Dicho destino,

beneficiaría tanto al propio joven como a su familia, en función de las prebendas por

honor y rentas que recibiría. De esta manera, Bernardo de Ulloa vio recompensados los

esmeros que había invertido en la educación de su hijo223. En este punto, cabe destacar

también el enorme orgullo que el economista muestra por la trayectoria de sus hijos. Así,

en 1740 afirma tener

220 Expediente Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 586, f. 3. 221 Ídem. 222 Sobre el particular: Op. Cit. SOLANO, F pp. 50-51, Op. Cit. MORENO MARTÍN, J.M, PP. 61-87 223 En este caso, utilizamos exclusivamente el ejemplo de Antonio de Ulloa. Pero la realidad es que todos

los hijos de Bernardo de Ulloa y Josefa de la Torre, recibieron una educación y preparación propia de su

condición. Y encaminada a los deseos de ascenso social y económico de su padre. Sobre el particular: Op.

Cit. SOLANO, F, pp, 21-53.

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85

“en servicio de S.M tres de los seis hijos varones con los que se halla, habiendo merecido el mayor

de ellos, y segundo en orden […] que por su adelantamiento en la matemáticas y astronomía […]

le designase […] a las observaciones astronómicas, que […] fueron a hacer por debajo de la Línea

los Académicos de París”224

Con estas palabras ratifica ese orgullo paterno y demuestra que sus esfuerzos han

dado frutos. Pero, además, confirma la amplia preparación de su hijo en las materias

requeridas por el consejo de Indias para ser seleccionado. Ambas afirmaciones, bien

podrían ser compatibles porque, para recomendar a alguien debe tener las cualidades que

se piden para ser seleccionado, pero como ya se ha dicho, no es posible dilucidar la

intención de estas frases. Pues podrían ser una confirmación de que, Antonio de Ulloa,

no necesitaba ningún tipo de ayuda para que, el director de la Academia, lo seleccionara

o simplemente tratarse de una justificación de sus actos y de un agradecimiento, al

Monarca y a sus adláteres, por haber respondido a su solicitud.

En toda esta recapitulación, tras el acercamiento a los logros navales y académicos

de Antonio de Ulloa, es preciso introducir la comparación con el que no solo sería su

compañero, sino también la figura que le haría sombra, apareciendo como el personaje

preeminente en todo este proceso, Jorge Juan225. Si hacemos un ejercicio de retroceso y

volvemos a atender a los datos que se han facilitado sobre él. Podemos comprobar, que

ambos recibieron una esmerada educación promovida por sus familias. Los dos jóvenes

marinos iniciaron su preparación, prácticamente. de la mano de los jesuitas226 quienes,

como hemos dicho, abogaban por una enseñanza volcada a los estudios prácticos donde

las matemáticas tenían un enorme protagonismo. Posteriormente, entran los años en los

que ambos inician su período de aplicación práctica de los conocimientos adquiridos227.

Pero en este caso, hay que señalar que, en el caso de, la orden de Malta aportaba una

224 Op. Cit. DE ULLOA, B, Dedicatoria. 225 A pesar de tratarse en uno de los períodos más conocidos y estudiados, en lo referente al desarrollo vital

de Antonio de Ulloa, no se muestra como una figura principal. Esta afirmación podría verse ratificada,

atendiendo la bibliografía referente a esta temática. Pero lo más significativo se presenta, al acudir a la

documentación. Pues, aún existiendo una enorme descompensación en cuanto a la aportación de datos (El

expediente de Jorge Juan solo aporta los Reales Despachos). La figura de Antonio de Ulloa solo se destaca,

por los conflictos que tuvo en las tierras americanas. Además, al producirse, posteriormente, una división

de especialidades, en las que, en sus obras, se centraría cada uno de ellos. El hecho de que Jorge Juan, se

dedicase a las “ciencias puras” y Antonio de Ulloa a las humanidades, potencia esa preeminencia de uno

sobre otro. 226 Antonio de Ulloa en el colegio de Santo Tomás y Jorge Juan en colegio de la Compañía de Jesús de

Alicante. 227 Recordemos al respecto que, en 1730, Antonio de Ulloa embarca como aventurero en la Flota de Tierra

Firme, comandada por Manuel López Pintado.

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86

formación completa para sus miembros. En este sentido, previo a sus tiempos como

Muzzi recibió una enorme carga de conocimientos teóricos y aleccionamientos morales,

que marcaron por completo su personalidad. En esa etapa como Muzzi, darían inicio sus

tiempos de embarque. Pero estos, se vieron interrumpidos, en el contexto de la orden de

Malta, cuando decide ingresar en la Academia de guardiamarinas228. En este punto, con

el ingreso en la Academia gaditana, lo lógico sería pensar en una mayor potenciación de

los estudios teóricos229. Pero si se tiene en cuenta su embarque inmediato, podemos

afirmar que, a pesar de sus aptitudes, a pesar de su sobrenombre, creer en que los

conocimientos teóricos eran los únicos que poseía es un error.

De esta forma, tras analizar las dos figuras, podemos dar por sentado que,

prácticamente no existían diferencias entre ellos. Si bien la orden de Malta, le aportó, a

Jorge Juan, mayor entidad a sus conocimientos y fomentó sus aptitudes. Dándole un nivel

formativo, quizás más alto que el de su compañero. Pero, en resumidas cuentas,

probablemente, fuera una cuestión de edad la gran diferencia entre ambos. El hecho de

que uno, hubiese sentado plaza en la Academia antes que el otro, es su diferencia más

significativa. No se trata, por tanto, de alabar la inteligencia de uno, denostando la del

otro, pues eso, sin pruebas sólidas no puede mantenerse. No hubo un brillante

seleccionado y un elegido con suerte. Se trata de dos jóvenes marinos que, si bien diferían

entre ellos, no lo hacían del modo hasta ahora planteado por la historiografía.

Así, aunque por su período maltés, Jorge Juan pueda representar más los

conocimientos teórico y Antonio de Ulloa los prácticos. Los datos obtenidos y, hasta

ahora, analizados nos permiten ver a dos candidatos con aptitudes y formación bastante

similar. Y que cumplían, con creces con los requisitos establecidos y requeridos, para

formar parte de la expedición geodésica. Jóvenes formados en matemáticas y astronomía,

con experiencia en el arte de navegar e, incluso, en las batallas navales. Y que, además,

por su extracción social, “no solo hallasen las luces de una buena educación y política

228 Al producirse este ingreso, Jorge Juan, no solo abandona la isla, sino parte de su actividad como miembro

de la orden. Así, a sus 19 años, debería haber iniciado un período práctico en aquel lugar de formación,

como caravanista. Una actividad que, si bien no realizó, se vio compensada con sus inicios prácticos en la

Academia de Guardiamarinas. 229 En los tiempos de Jorge Juan, el director de la Academia era Antonio de Orbe. Quien asemejó el plan

de estudios al impartido en el Colegio de pilotos del que formaba parte. Un modelo de enseñanza que

cumplía con los métodos más tradicionales. Sobre el particular: Op. Cit. MORENO MARTÍN, J.M, PP. 61-87.

Page 91: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

87

para conservar amistosa y recíproca correspondencia con los Académicos de las Ciencias,

sino igualmente la proporción conducente al asunto”230.

Motivos de un ascenso meteórico

Conocidas sus características, similitudes y diferencias. Volvemos a la cuestión

protocolaria, planteada con anterioridad. De esta manera, una vez puesto en claro, que la

diferencia de edad no era tan elevada; unido a que la experiencia no estaba reñida, en

absoluto, con dicha diferencia. En lo que sí diferían es en el rango, pues “un académico

tenía el trato de excelencia y era criado en la Casa del Rey”231. En función de esto,

teniendo en cuenta que, a pesar de que los españoles tendrían el deber de asistir a los

franceses y aprender de ellos. Por parte de la Corona, tampoco podía permitirse que

fuesen tratados como inferiores. De este modo, la solución planteada es ascenderles a

tenientes de navío, que le otorgaría el trato de señoría, equiparándolos a los académicos

franceses. Concederles este empleo, suponía un ascenso de cuatro grados en el escalafón.

De este modo, los cadetes saltarían los empleos de alférez de fragata, alférez de navío y

teniente de fragata; para ser directamente tenientes de navío. Este adelanto en el

escalafón, no se contemplaba en las Ordenanzas, hasta el momento, en vigor. Bien es

cierto que, al ser una concesión Real, no se planteaba como discutible. Y menos todavía

siendo fruto de una necesidad. Pero también cabe destacar que, era un hecho, sin

precedentes hasta aquella ocasión.

Partiendo de estas últimas premisas, por Real Despacho fechado el 3 de enero de

1735, en El Pardo232, se concede a ambos guardiamarinas el empleo de tenientes de navío.

Este documento233, presenta, entre otros, dos aspectos destacables, el interés mostrado

porque ambos sean reconocidos con su nuevo empleo y el establecimiento de su nuevo

sueldo. Con respecto a este último punto, la gracia concedida, implicaba, además, un

230 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 70. 231 Ídem. 232 Expediente Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 529, ff. 4-6 y carpetilla previa

al expediente de Antonio de Ulloa y Ramírez de Laredo AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, (no aporta

número de expediente) 233 Todos los Reales Despachos referentes a los nombramientos de los dos guardiamarinas para la

expedición, se recogen en el expediente de Jorge Juan. Este hecho puede llevarnos a confusión. Pues, dada

la preeminencia que, en este contexto, tomó, con respecto a Ulloa, puede tomarse como una ratificación de

esta condición de “superioridad”. Pero la realidad es que, la ausencia de dicha documentación, en el

expediente de Ulloa, se debe a una catalogación errónea. Ya que, en lugar de encontrarse, adjunto a su

expediente; está en una carpetilla anexa al de su hijo, que también se llama Antonio de Ulloa.

Page 92: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

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aumento de salario, el correspondiente al grado en el escalafón que se establece. Se trataba

de cuarenta escudos de plata mensuales, para cada uno, en concepto de sueldo y veinte

escudos más, como sobresueldo, mientras formasen parte de la expedición. Esto, se

incluye también en otro Real Despacho, firmado el 4 de enero de 1735 en Cádiz234, en el

que el Rey ordena a las autoridades de la ciudad de Cartagena de Indias y a los oficiales

de su Real Hacienda, en las cajas de dicha ciudad, que sean quienes les faciliten dicha

minuta. Algo que se haría durante el tiempo que permaneciesen en ella, teniendo en

cuenta que sería la primera escala de su viaje.

Se ordena, también, que les faciliten certificados de los pagos que recibiesen

durante ese lapso temporal. Para que, una vez abandonen aquella provincia y pasasen a

los territorios del reino peruano. Sea el Virrey quien, mande a los oficiales de las cajas

reales, que les realicen los pagos establecidos. Todo ello, con los correspondientes

certificados para que pueden presentarlos en Cartagena, al finalizar los trabajos. En este

sentido, el objetivo de los certificados es, abonarles en Cartagena, el “faltante” de salario,

si es que lo hubiera. Finalmente, ordena a quienes se encarguen de dichos pagos, remitan

los certificados, con copia original del Real Despacho, al Intendente General, José Patiño,

para que desde Cádiz se abonen los gastos que se hubiesen generado, en relación a la

subsistencia de los nuevos tenientes de navío.

Dejando al margen la cuestión económica. Lo que más llama la atención del

nombramiento, es el énfasis que se hace en que se reconozca la nueva condición de los

dos marinos. Así lo expresa en su mandato, con las siguientes palabras:

“mando al Capitán General u Oficial General que mandase mi Armada de Mar, le hayan y tengan

por tal teniente de navío graduado de ella, y que lo mismo ejecuten los Oficiales particulares de

todas clases y demás gente de la propia Armada y que unos, y otros le guarden, y hagan guardar

las honras, preeminencias y exenciones que le tocan y deben ser guardadas, sin que le falta cosa

alguna”235

Esta Real disposición, muestra lo inusual del nombramiento. No en vano, los dos

guardiamarinas, ingresan en el Cuerpo general sin haberse graduado en la Academia. En

234 Expediente Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 529, ff. 6-14. 235 Ibídem, f. 5.

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este asunto, el caso de Antonio de Ulloa es, aún, más extremo; al producirse su ascenso

solo meses después de haber sentado plaza como Guardiamarina. Por ello, era cuando

menos lógico que, aunque, de facto, tuviesen el empleo que se les había otorgado, por

parte del resto de oficiales, esta decisión, si bien sería aceptada por ser mandato del Rey,

podría no ser totalmente entendida. De esta manera, recoger, esta disposición en el Real

Despacho, aseguraba el trato respetable que merecían por su condición de tenientes de

navío de la Real Armada. Nombramiento y condición, con la que concluye, no solo el

proceso selectivo de los enviados españoles al Perú, sino también los preparativos de la

expedición geodésica que, a partir de ese momento, pasa de ser un proyecto a una

realidad.

El adelanto en el escalafón de guardiamarinas a tenientes de navío, no solo

catapultaría las carreras, tanto de Jorge Juan como de Antonio de Ulloa, sino que esto,

unido a todo lo que vivieron en la década que pasaron en la América meridional,

cambiaría también el curso de sus vidas. Así, una vez formalizado su nombramiento

como tenientes de navío, debían aprobarse los nuevos derechos y deberes, que tendrían,

en el momento en que adquirieron la condición de miembros del Cuerpo General de la

Armada. No en vano al ascenso, había que unir su condición de acompañantes y

colaboradores de los científicos franceses. De esta manera, sería necesario ultimar todos

los detalles relativos a unos ascensos que no concurrían en la motivación habitual, puesto

que incurrían en detalles que se escapaban de la normalidad. Del mismo modo, eran igual

de precisos los preparativos de un viaje de tal envergadura, que abarcaba, por parte

española, el fletado de los barcos, en los que llegarían a su destino y, por supuesto, cuales

serían las condiciones para realizar la navegación y los trabajos, así como la normativa a

seguir por cada uno de los expedicionarios.

Instrucciones para zarpar

Por todo ello, a partir del 4 de enero de 1735 comienzan a sucederse una serie de

escritos relativos a dichos trámites, tan necesarios para la salida de las naves. Reales

despachos que se conservan tanto en el Archivo General de Indias236 y en el Archivo

236 Registro de partes: América Meridional. AGI, Lima, 590, Libro 1.

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General de la Marina, Álvaro de Bazán237, a través de cuyo análisis obtenemos detalles

pormenorizados de los ascensos de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, así como de las

condiciones de los sueldos y gratificaciones que se les asignan, unido a los pormenores

de su embarque y las instrucciones para llevar a cabo las labores que se les encomendaron,

que aparecen pormenorizadas en varios de los documentos. Bien es cierto que, algunos

de estos datos han sido ya mencionados e incluso desarrollados, por otros historiadores238

y también se ha hecho mención a ellos con anterioridad239, nos encontramos con detalles

significativos que muestran algunas particularidades que se produjeron en el intervalo

temporal comprendido desde el momento en que comienzan a fijarse los detalles de la

salida hasta que, finalmente, las naves pudieron partir hacia las tierras del Virreinato del

Perú.

Así, el primer detalle a tener en cuenta es el tiempo. Un desfase temporal que

marca el inicio de la expedición y que condiciona algunos de los puntos que se marcan

en los primeros reales decretos emitidos. El centro de la cuestión es que, unas naves y,

por tanto, una expedición que debía hacerse a la mar a lo largo del mes de enero de 1735,

no zarpó hasta abril, en el caso francés y mayo, en el caso español. Atendiendo a los

datos ofrecidos en la bibliografía, este detalle podría, en cierta medida pasar

desapercibido, aunque la realidad es que algunos autores240 aluden al retraso en cuestión

desde diferentes ópticas a las que haremos referencia. Pero atendiendo a lo que se aporta

en las fuentes primarias, podemos confirmar que los planes se produjeron de la manera

en la que los hemos presentado, un desfase temporal de entre tres y cuatro meses con

respecto al cronograma establecido.

Si acudimos al libro primero del Registro de Partes referente a la América

Meridional241, podemos encontrar una considerable cantidad de Reales disposiciones

alusivas a la expedición geodésica, de hecho, podríamos incluso afirmar que se trata de

la fuente primaria que más cantidad de datos aportan acerca del tema que vamos a

desarrollar a continuación. De esta manera, el análisis puede comenzar por el Real

237 Carpetilla previa al expediente de Antonio de Ulloa y Ramírez de Laredo. AGMAB, Cuerpo General,

legajo 620, exp, 1224. 238 Op. Cit. WITHAKER, A, 1935 pp. 157. 239 Relativo al nombramiento como tenientes de navío de Jorge Juan y Antonio de Ulloa y a las cantidades

que se les asignaron por grado y sobresueldo, encontramos referencias en el capítulo anterior p. 33 240Op. Cit. WHITAKER, A. P, 1935, p.159 y Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 95. 241 Registro de partes: América Meridional. AGI, Lima, 590, libro 1

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Decreto242 en el que se le comunica a Francisco de Varas y Valdés, tanto el nombramiento

de Jorge Juan y Antonio de Ulloa como tenientes de navío y el salario que les corresponde

al pasar a dicho grado, como la gratificación establecida por su participación en la

expedición, que debería ser comunicado a la contaduría de marina de Cádiz, unido a unas

instrucciones generales de las que debía hacer partícipe a los recién nombrados oficiales

de la Armada. Dicho documento, aporta un par de datos más que son importantes para el

desarrollo de esta teoría: por una parte, informa que ambos oficiales embarcarían en dos

navíos de guerra españoles que les llevarían a Cartagena de Indias243, donde se reunirían

con los franceses para dirigirse a las tierras peruanas244 y, por otra, muestra que está

escrito, con la intención de instar, tanto a las autoridades, asentadas en la capital gaditana,

como a los propios tenientes de navío a que su embarque se produjese con la mayor

celeridad posible “para evitar las perjudiciales dilataciones que de lo contrario podrán

resultar”245.

Así, el Rey ordenaba que el embarque de Jorge Juan y de Antonio de Ulloa se

produjese lo más pronto posible en los navíos Conquistador e Incendio que, con destino

a Portobelo, se encontraban armados ya en el puerto de Cádiz246 y prestos para salir, en

conserva, hacia su primera escala en Cartagena de Indias para llevar al Marqués de Villa

García247, nuevo virrey de Perú a tomar posesión de su nuevo cargo. Este último, junto a

su hijo y el obispo de Popayán, el jesuita fray Diego Fermín de Vergara, irían a bordo del

Conquistador en el que, a pesar de no encontrar evidencia en los documentos que

manejamos pues estos no indican quién de los dos tenientes de navío debería ir en cada

nave, sabemos que también embarcó Jorge Juan, por lo que Antonio de Ulloa lo haría en

el Incendio.

242 Registro de partes: América Meridional. AGI, Lima, 590, libro 1, ff. 32r-36v 243 A este respecto debemos indicar que, no se trata del único documento en el que se plantea este tema, de

hecho, es una cuestión que se repite en la gran mayoría de los documentos consultados, algo que se debe

posiblemente a que se trata de un intercambio de información entre los diversos entre las diferentes

autoridades implicadas en todo lo relativo a los nuevos nombramientos y la salida de España de las naves.

Por tanto, aparece en todos los documentos que recoge el registro de Partes, así como en los contenidos en

los expedientes personales de Antonio de Ulloa y Jorge Juan. 244 La cuestión de los dos navíos en los que embarcan los oficiales españoles se desarrollará más adelante. 245 Registro de partes: América Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, f. 34r. 246 Después de haber sido sometidos a reparaciones y preparaciones de diversa envergadura; carenado, en

el caso del Conquistador y dos años de reparación, en el caso del Incendio. 247 Antonio José de Mendoza Caamaño y Sotomayor, Virrey de Perú desde 1736 hasta 1745. Real Academia

de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/16400/antonio-jose-de-

mendoza-caamano-y-sotomayor.

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Debemos suponer que este embarque, en navíos separados, se produjo por una

cuestión de protección pues, aunque en esos momentos no había un estado de guerra

latente, cruzar el atlántico era lo suficientemente peligroso como para provocar que las

naves perecieran durante la travesía y, por tanto, enviar a los expedicionarios por separado

aseguraba que, al menos uno llegase con vida al destino. Además, podrían producirse

incidentes durante el viaje que retrasaran a una de las dos naves, de modo que, con esta

medida, se conseguiría que, si bien ambos no pudieran llegar al destino a tiempo, uno de

ellos si se encontrara con los franceses en la fecha acordada, para evitar así ese retraso

que, desde España, tanto se temía248. Por otra parte, el hecho de que fuera Juan quien

embarcase en el navío en el que iban aquellos señores de tal importancia249, puede ser un

ingrediente más al desequilibrio existente entre su figura y la de Ulloa. Es decir, este es

un detalle, que puede haber servido para reafirmar esa superioridad que rodea a Jorge

Juan con respecto a su compañero, como si se tratara de una persona más idónea para

departir con estos personajes, de hecho, se ganó la amistad del virrey hasta el punto que

fue uno de los principales benefactores de ambos a lo largo de su estancia en las tierras

peruanas250.

A pesar de estos datos, lo que nos compete en esta ocasión es que, en dicho Real

Decreto, el monarca afirma que las naves están preparadas en Cádiz y los dos tenientes

de navío deberían zarpar cuanto antes para poder llegar a Cartagena a encontrarse con la

comisión francesa que saldría a navegar en el mes de enero con la ruta Francia/Santo

Domingo/Cartagena251. Por ello, teniendo en cuenta las fechas de los documentos

consultados, se demuestra que España era conocedora de esta cuestión y que pretendía

cumplir con el cronograma establecido, pero aún así las instrucciones no se firmaron hasta

el 22 de abril. En función de esto, el autor británico Arthur Whitaker afirma que

“procediendo con la parsimonia habitual, la corte no contempló las instrucciones hasta el

22 de abril de 1735”252. Una afirmación que, solo parece tener fundamento documental

atendiendo a una Real Orden del primero de marzo253 en la que se le manda a las

248 A lo largo de este capítulo volveremos a referirnos a este tema pues, existe una variante más que pudo

condicionar esta decisión por parte de la Corona española que no vamos a desarrollar aún por alejarnos de

la idea que nos ocupa en este momento. 249 Según Antonio de Ulloa, esta decisión la tomaron los comandantes de las dos naves. Op. Cit. JUAN, J Y

ULLOA, A. Tomo I, Libro I, Capítulo I, p. 10. 250 Sobre el particular Op. Cit. WHITAKER, p. 160. 251 Registro de partes: América Meridional. AGI, Lima, 590, libro 1, f. 34r. 252 Op. Cit. WHITAKER, p. 159. 253 AMN, ms. 2917

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autoridades americanas a que realicen los pagos inherentes a su manutención durante su

estancia en aquellos lares, pero también es cierto que esto ya se aporta en los documentos

fechados en enero del mismo año, Por ello, no podemos concluir que la administración

española fuese lenta, en ese sentido, puesto que, además, existen otras evidencias como

los miembros de la expedición, por parte francesa, o el momento en el que deberían ser

entregadas las instrucciones a Juan y Ulloa, que hacen pensar que los motivos del retraso

pudieron ser otros.

En función de esto, en la mayor parte de los documentos que recibieron tanto las

autoridades españolas como los propios tenientes de navío, se mencionan los nombres de

los expedicionarios franceses y puede resultar confuso comprobar que, dichos nombres,

no coinciden con la totalidad de aquellos que embarcaron finalmente rumbo a Quito. Esto

se debe a que, el 2 de abril, estando listos para zarpar, tres de los científicos que,

inicialmente, estaban designados para partir a tierras americanas reusaron su

participación. Sus motivos oscilan entre las circunstancias personales (negocios) y las

enfermedades, aunque, según Lafuente y Mazuecos, se encontraban “temerosos de las

penurias que les aguardasen y menos necesitados de los laureles de la fama” 254, por lo

que, con independencia de las razones, Grandjean de Fouchy, Pimodan y de la Grive,

fueron reemplazados por Bouguer y Verguin255. Esto muestra que, la expedición francesa

no estaría lista para zarpar en enero, como se indicaba en los documentos españoles y,

aún estándolo, la comitiva francesa se habría visto retrasada por estas bajas. De modo

que, aunque los viajes se dieran de forma independiente y no se supeditaran el uno al otro,

de haberse ocasionado los hechos, por parte de España, en función de las fechas

inicialmente aportadas, el retraso se hubiese producido en Cartagena de Indias256.

Aún así, sin pretender excusar en absoluto el proceder español, debemos presentar

un detalle más que, precisamente, se aporta en el mismo artículo en el que Whitaker alude

a la “parsimonia española”. Donde, al hacer referencia a las Instrucciones que, finalmente,

se fecharon en abril, afirma que, en el documento emitido en el Pardo, con fecha del 4 de

254 Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 95 255 Carta de Maurepas a Beauharnois emitida en Versailles el 2 de abril de 1735. ANP, Colonies, B62, ff.

152v-153. Cita tomada de Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 95 256 Algo que también se produjo pues, los marinos españoles tuvieron que esperar bastante tiempo la llegada

de los franceses que realizaron una escala en Santo Domingo más larga de la prevista.

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enero257, Patiño le indica a Francisco de Varas y Valdés que debían serles entregadas a

los tenientes de navío en el momento de su embarque. Aunque, en el contenido de dicho

documento, no se expresa eso literalmente es probable que se refiera a unas instrucciones

adjuntas a las que no hemos tenido acceso, pues habla de una carta en la que se indicaría

esa cuestión. Aunque, si nos centramos en el dato que aporta el autor que citamos, la

validación258 de las instrucciones españolas se produjo de forma prácticamente paralela a

las fechas que se estaban manejando en Francia. Incluso, cuando se mencionan los

sueldos de los oficiales, se decreta que debían hacerse efectivos en el momento del

embarque, apareciendo ratificados en dicha documentación con feche de 29 de abril de

1735. De esta forma, no es posible confirmar que los supuestos retrasos españoles se

hubiesen dado en función de los acontecimientos que se dieron en el país galo y, por tanto,

no tuviesen nada que ver con una falta de eficiencia en la administración española, aunque

también es cierto que pudieron coincidir los dos factores259. A pesar de ello, podemos

considerar bastante osada dicha afirmación sin contar con ninguna evidencia documental

que la sustente.

Al margen de estos detalles, el 22 de abril se emitió el documento, al que habíamos

hecho referencia, que contenía unas instrucciones específicas sobre lo que se esperaba de

la estancia de Jorge Juan y Antonio de Ulloa a lo largo de su estancia en América260. Bien

es verdad que, en los documentos previos a este, que han sido ya mencionados, aparecen

directrices que, podemos considerar la base o el soporte de las que finalmente se les

entregan en el momento de su embarque, pues todas aparecen, de una u otra manera, en

el documento definitivo. Así, podemos partir de la más global de todas, la que se presenta

como la esencia de lo que, los expedicionarios españoles, tendrían que hacer desde el

257 Registro de partes: América Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, ff. 32v-36r. 258 Hablamos de validación porque Patiño encarga a Francisco de Varas que sea él quien redacte dichas

instrucciones y que, posteriormente, se las haga llegar para su aprobación, pero no contamos con ese

documento previo a las instrucciones ratificadas por el Intendente General de Marina. 259 De hecho, al analizar las instrucciones que se emiten en abril y que desarrollaban las diferentes

obligaciones que Antonio de Ulloa y Jorge Juan tendrían desde el momento de su embarque, vemos como

en el punto 1º se indica que las naves francesas ya habrían salido rumbo a Santo Domingo para recalar

después en Cartagena, lo que no se especifica es la fecha de salida. Esto podría llevarnos a pensar que,

desde España pudiera no conocerse el retraso que se habría producido en el viaje de los académicos, aunque

es bastante improbable ya que, en todo momento, se mantuvieron los contactos con mayor o menor

inmediatez, especialmente, a través del cónsul francés en Cádiz. 260 Aunque en Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, pp. 22-26 se recogen literalmente las instrucciones fechas el 22

de abril en El Pardo, también podemos encontrarlas en el Registro de Partes: América Meridional, AGI,

Lima, 590, libro 1, ff. 96v-102r. De hecho, esta es la fuente primaria de la que dice beber Ramos Gómez

para extraerlas, así que no es de extrañar que, a la hora de citar las fuentes aparezcan indistintamente una u

otra o incluso se indiquen ambas.

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momento que zarparan sus naves hasta su regreso a la Península, donde se les insta a

“asistir a las referidas observaciones y hacer mapas concernientes a perfeccionar la

navegación a Indias”261. El hecho de que se les ordene asistir a los franceses no nos llama

la atención pues, al fin y al cabo, esa era la intención inicial con la que serían enviados,

pero por su parte, es muy destacable el fragmento en el que se refieren a perfeccionar la

navegación a Indias. De esta manera, José Patiño deja bastante claro que es uno de los

fines último de la expedición pues, la consecución de la medida del arco de meridiano

supondría una mejora más que notable tanto para la cartografía como para el arte de

navegar.

Yendo incluso más allá, debemos recordar que éste fue uno de los alicientes que

se le presentaron a Patiño, por parte de Francia, para que se aprobara el paso de los

académicos a los dominios españoles en Perú262. En este sentido, podríamos considerar

como magistral la estrategia francesa teniendo en cuenta el enorme interés del Intendente

General por la navegación y la construcción naval, siendo uno de sus principales objetivos

conseguir que España volviera a posicionarse en los primeros puestos de la carrera naval.

Unos intereses que, como hemos dicho, se unen a la confianza que deposita en los logros

que aporte la expedición y que se reflejan en cada documento emitido hasta la elaboración

de las Instrucciones para Juan y Ulloa.

De hecho, en los reales despachos donde se conceden los sueldos correspondientes

al grado que se les asignó con motivo del viaje geodésico, aparece también esa referencia

a las mejoras en la navegación con la salvedad de que en lugar de hablar de la navegación

a Indias, que puede entenderse como algo eminentemente español por ser la Corona

hispana la que dominaba la mayor parte de los territorios americanos, alude al

perfeccionamiento de la “navegación en general y especialmente la de mis vasallos”263.

Con esto ratificamos que Patiño estaba convencido que la expedición, desde este punto

261 Podemos encontrar esta cita en: Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 22; Registro de Partes: América

Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, f. 33r; expediente de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, legajo

620, exp. 529, f. 10; Carpetilla previa al expediente de Antonio de Ulloa y Ramírez de Laredo AGMAB,

Cuerpo General, legajo 620, exp. 1224. 262 Ya se menciona en el capítulo anterior como, por parte francesa, la consecución de los objetivos de la

expedición se presenta como una ventaja también para España por las mejoras que supondría en este

terreno, algo que demuestra que Patiño creyó firmemente, aunque los franceses sí fueran conscientes de

que no se obtendrían beneficios inmediatos. 263 Expediente de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620 exp. 529, f. 5; Carpetilla previa al

expediente de Antonio de Ulloa y Ramírez de Laredo AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 1224, f.

4.

Page 100: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

96

de vista, sería ventajosa para todos, aunque mucho más para los españoles tal y como

enuncia en los documentos, teniendo, por ello, sus esperanzas puestas en los resultados

de la misma.

Centrándonos ya en la Instrucciones propiamente dichas, aunque se vuelve a hacer

hincapié en la cuestión de la navegación, en como se producirían sus pagos y su

manutención así como, por supuesto, en la asistencia a los académicos franceses y el buen

trato que deberían mantener con ellos, que son datos ya mencionados, explicados y

presentes en todos los documentos anteriores; se incluyen otros que evidencian la

situación que se vivía en España con respecto a América, un territorio que a pesar de

haber sido conquistado era aún totalmente desconocido. Este desconocimiento se

encontraba ligado a la falta de control, es decir, al no contar con datos fidedignos acerca

de la realidad americana, la autoridad de la Corona se veía diezmada en cierto sentido.

De ahí que se produjesen este tipo de viajes o expediciones que, aunque en el caso que

nos ocupa contara con el patrocinio de una potencia extranjera, en otros casos fueron

auspiciadas por parte de los monarcas españoles deseosos de obtener la mayor cantidad

posible de datos reales sobre los territorios americanos bajo su domino.

De esta manera, como hemos dicho, las Instrucciones dadas a los dos tenientes

de navío incidían en la obtención de todos los datos posibles acerca de los territorios en

los que se realizasen los trabajos. Por ello se les pide en primer lugar levantar mapas y

planos, no solo de las ciudades sino también de sus puertos264, a lo que hay que unir las

peticiones de información tanto de los accidentes geográficos como costeros, incluyendo,

en estos últimos, los vientos, la navegabilidad e incluso la profundidad (para la que se

mandan a hacer incluso catas) y el estudio de las latitudes. Todo esto, por supuesto, tiene

un importante interés estratégico, pues el conocimiento de todos estos datos no solo

facilitaría la penetración o no de las naves españolas en los puertos y bahías americanos,

sino también aportaría datos que los enemigos no conocían a ese respecto y permitiría, a

su vez, reforzar las defensas de aquellas zonas que fueran más vulnerables.

264 Según Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, pp. 24 y 26, este encargo, que corresponde a la cuarta de las

instrucciones emitidas, tiene que ver no solo con la falta de este tipo de documentos, a nivel general, en

España con respecto a las provincias americanas, sino además con el hecho de que el Real Alcázar de

Madrid se incendió en 1734, aumentando la carencia de estos materiales. Así, en el caso de la expedición

geodésica se unen la necesidad derivada de la falta de información, con la oportunidad que brindaba un

nuevo viaje a américa para paliar, de alguna manera, los daños provocados por aquel incendio.

Page 101: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

97

Unido a esto, se pide una relación y descripción de todos los recursos naturales de

aquellas zonas haciendo hincapié no solo en que los proyecten sobre el papel, para así

poder identificarlos en el futuro, sino también que den cuenta de sus propiedades y de

como los pobladores los utilizan. Este interés se asienta en el contexto en el que se

desarrolla la propia expedición, un momento en el que la medicina y, por tanto, la

farmacia265, no son para nada ajenas a los cambios que se producen a la luz de la

ilustración y, por ese motivo, buscan nuevos métodos e instrumentos para combatir las

enfermedades. Desde este punto de vista, la botánica será la base y, a su vez, una

herramienta fundamental para que se den esos cambios proyectados a principios de siglo,

todo ello, bajo el influjo del modelo francés que se posiciona a la cabeza en todo el

proceso ilustrado y en este campo, de manera especial.

Así, se pone de manifiesto que la riqueza de América comienza a verse desde un

punto de vista global, haciendo referencia a su biodiversidad y como esta podía ser muy

beneficiosa para la sociedad europea. Un importante papel de la botánica que, aunque en

este caso, se cristaliza en su aparición en las instrucciones españolas, se manifiesta desde

el primer momento como uno de los objetivos de la Academia de las Ciencias de París,

demostrando además otro de los motivos que hacía que América fuese un territorio tan

codiciado y que nada tenía que ver con los metales preciosos266. De este modo, dentro de

la nómina de expedicionarios franceses, se incluía un botánico Joseph Jussieu267 quien, a

pesar de no ser miembro de la Academia de Ciencias de Paris, pues su nombramiento no

se produjo hasta 1758, fue capacitado para cumplir precisamente con el objetivo de

reconocer y estudiar las plantas americanas para, con ello, avanzar en la curación de

enfermedades que se daban en Europa. Además, la importancia que, para los franceses,

tenía la botánica en este viaje se hace presente en un dato más, en este caso, relativo a los

dos elegidos españoles pues, si nos retrotraemos al capítulo anterior debemos recordar

265 Sobre el particular, GONZÁLEZ BUENO, A , Y PUERTO SARMIENTO, F . J, “Ciencia y farmacia durante la

ilustración”, en Op. Cit. LAFUENTE, A, PESET, J.L Y SELLES, M, (Eds.) pp. 127-140. 266 La expresión de Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 63, donde afirman que “América aparecía

como un objeto de interés en sí mismo” es tan aplicable a España como a los principales países europeos.

Con el movimiento ilustrado, unido al redescubrimiento del Nuevo Continente, todos los recursos con los

que contaba se convirtieron en objeto de la codicia de todos, así no solo su riqueza, tanto natural como

mineral, sino también su cultura, se presentaron como una necesidad que Europa ansiaba cubrir. 267 Curiosamente, el que tras la expedición conseguiría ser académico de la Academia de Ciencias de París,

permaneció en Sudamérica una vez acabados los trabajos geodésicos, hasta tal punto que su estancia en

aquellas latitudes se prologaría por más de treinta años, de los que obtuvo una gran cantidad de datos que

enriquecieron el herbario del Rey.

Page 102: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

98

que el propio fiscal del Consejo de Indias creyó ante la petición francesa de colaboradores

para esta tarea, que los españoles requeridos para acompañarlos en la expedición debían

estar versados en botánica268.

Como podemos ver, era fundamental el contacto con los naturales y pobladores

de aquellos lugares para poder así conocer sus usos en cuanto a las diversas plantas que

crecían y se cultivaban en los territorios de destino. Dicho contacto debería hacerse

efectivo también motivado por otra instrucción. Pues, en base al interés ya mencionado

que había surgido por conocer en profundidad América, la Corona española pide a sus

dos enviados al virreinato que se acerquen a la población y estudien su cultura y

costumbres e incluso den informe de la “braveza o jovialidad de los indios irreductos, y

facilidad o dificultad de su reducción”269. A este respecto y siguiendo lo apuntado por

Ramos Gómez en su estudio270, puede resultar confuso que se les dé esta orden para un

territorio, en el que se desarrollaría el grueso de los trabajos, que, como veremos distaba

mucho de no estar ya bajo la influencia del sistema colonia.

Pero la realidad es que, en algún punto del tiempo transcurrido entre la emisión

de la instrucción y la llegada de Jorge Juan y Antonio de Ulloa a América, el itinerario se

vio alterado y unas mediciones que se realizarían partiendo del cabo Pasado, una zona

muy poco conocida y poblada en aquel momento, pasaron a iniciarse en las inmediaciones

del río Yaruqui, haciéndoles entrar más en el propio Quito que sí se encontraba

cristianizado, poblado y regido por la autoridad española. Fuera cual fuese el territorio

final en el que se realizarían los trabajos geodésicos, lo que nos interesa, en este caso, es

que se instaba a los españoles a entrar en contacto con indios que podrían tener como

“salvajes”, es decir, aquellos cuyos modos de actuar eran totalmente desconocidos y que

no entraban dentro de la realidad colonial que dominaba mayoritariamente a América en

aquel momento. Así por Real Orden del primero de abril de 1735, se solicita a los

gobernadores de aquellas provincias que les faciliten a los españoles y por extensión a los

268 La realidad a este respecto, es que los franceses solicitaban contar con naturales de los lugares que

visitaran para que colaborasen con ellos en las labores de reconocimiento y estudio de las plantas, ya que

nadie mejor que ellos sabría identificarlas y aportar información sobre sus diferentes usos. 269 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, p. 24 y Registro de Partes: América Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, f.

99v. 270 Ibídem, pp. 25-26.

Page 103: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

99

sabios franceses, la protección necesaria para enfrentar esta tarea271. En este sentido, cabe

también destacar que fue constante la preocupación de los franceses por su bienestar en

el Virreinato, un motivo más de su insistencia, en su momento, ante la designación de los

españoles que debían acompañarles y asistirles en el viaje dado que ellos deberían servir

de mediadores con las autoridades locales y garantizar así su seguridad272. De esta

manera, la Real Orden a la que hacemos referencia resultó ser también una garantía para

el grupo francés que vería garantizada su resguardo durante toda la expedición.

Para finalizar con lo relativo a las Instrucciones, no podemos olvidar dos puntos

fundamentales. El primero, alusivo a las acciones francesas, desde el momento en el que

tomasen contacto con ellos pues, los españoles deberían elaborar informes de

absolutamente todo lo que viesen, descubriesen o estudiasen durante los trabajos; de cada

uno de los detalles que se planteasen en el desarrollo de los trabajos geodésicos, así como,

de los estudios, de otras índoles, que desarrollaran durante su estancia. Dichos informes

deberían ser entregados a los gobernadores locales quienes estarían encargados de hacerlo

llegar a España para que, de esta manera, el rey y sus personas de confianza tuvieran

conocimiento de todo lo ocurrido y estudiado en sus dominios. Como segundo punto y

no muy alejado de la realización de informes, se encontraba la orden de elaborar diarios

de navegación durante toda su singladura, primero hasta Cartagena y después hasta llegar

a su destino.

El mandato consistía en que recogiesen todos los detalles relativos no solo a lo

que ocurriese a bordo de las naves, sino también a las corrientes, los vientos, los

accidentes costeros que divisasen describiéndolos e incluso situando y dibujando cada

punto hasta el que alcanzasen sus ojos. Una tarea que no es, en absoluto, baladí teniendo

en cuenta el enorme interés existente por mejorar las técnicas de navegación españolas.

En este sentido debe recordarse de un lado, la premisa de que, para España, ese viaje

serviría precisamente para el desarrollo de dicha navegación y, además el hecho de

conocer las zonas a transitar facilitaría mucho las futuras singladuras que tuvieran que

emprenderse e incluso, reduciría los posibles accidentes que se pudieran producir. Podría

271 En esta Real Orden se incluye también la puesta a su disposición de todo lo necesario para el transporte

de su equipaje. Expediente de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, exp. 529, ff. 16-19 y

Registro de Partes: América Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, ff. 76r- 78v. 272 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J, pp. 16-17.

Page 104: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

100

añadirse también que sería un beneficio para el aprendizaje español navegar en las naves

de una potencia naval de primer orden como era Francia, pero la realidad es que, aunque

este hecho se terminó produciendo, no entraba dentro de los planes de la Corona hispana

que sus marinos navegasen en barco extranjeros, al menos, en su viaje de ida a Quito.

Viaje y desarrollo de los trabajos.

De esta manera y habida cuenta de las instrucciones los dos expedicionarios se

ponen en camino, el 26 de mayo de 1735, entrando en la Bahía de Cartagena el 9 de Julio

del mismo año. A este respecto y aunque pudiera considerarse un detalle insignificante,

vale la pena apuntar que existe una pequeña disparidad en cuanto a esta fecha ya que, a

pesar de que es la que aparece como día de salida en la obra de Antonio de Ulloa, en su

hoja de servicio, por el contrario, se indica que la partida se produjo dos días después.

Guillén Tato273, aún aportando el motivo que origina dicho desfase de fechas, no se hace

eco de lo recogido en el expediente de Ulloa, simplemente toma la explicación recogida

en la Relación Histórica, reproduciéndola casi de forma literal, y concurriendo, como ya

se ha dicho, en la explicación de por qué existen dos días de diferencia entre las fechas

de un documento y de otro.

Así, efectivamente, zarparon desde el puerto gaditano el mencionado día 26 y,

siguiendo las Instrucciones274, Jorge Juan lo haría a bordo del navío Conquistador de 64

cañones, comandado por el capitán de navío Francisco de Liaño, mientras Antonio de

Ulloa viajaría en el navío Incendio, dotado con 50 cañones y comandado, a su vez, por el

capitán de fragata Agustín de Iturriaga. Es cuando menos, comprensible que en el

resumen de su hoja de servicio Ulloa no repare en el detalle de las fechas pues, aún

haciéndose a la mar en la fecha señalada, un cambio de viento provocó que tuvieran que

recalar en el bajo de las Puercas y permanecer allí hasta el día 28 de mayo, momento en

el que tomaron rumbo definitivo hacia el Nuevo Mundo. De esta manera no se reseñan

273 Op. Cit. GUILLEN TATO, J. F, p. 38. 274 Registro de Partes: América Meridional, AGI, Lima, 590, libro 1, ff. 96v-102r.

Page 105: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

101

hazañas ni incidentes275 hasta su llegada a la bahía de Cartagena de Indias, en la que

entraron el 9 de julio de mismo 1735.276

Allí debían encontrarse con los académicos franceses que habían salido del puerto

de La Rochelle el 16 de mayo en el navío Portefaix, pero se detuvieron en Santo Domingo.

Fue precisamente en aquella zona, entre las islas de Martinica y La Española donde se

detuvieron durante cuatro meses, tiempo en el que adquirieron seis esclavos negros; por

lo que no arribaron a Cartagena hasta el 25 de noviembre del mismo año277. Fecha en la

que, una vez se reunieron con los expedicionarios franceses, toda la comitiva franco-

española zarpó, desde Cartagena de Indias, en una balandra francesa con destino a

Portobelo a donde arribaron el 29 del mismo mes. En la hoja de servicio de Antonio de

Ulloa278, se indica que el inicio de la marcha, ya juntos a los franceses se produjo a

mediados de noviembre. Pero siguiendo la Relación Histórica279, observamos que el 24

de noviembre ya estaba cargados los equipajes y el 25 zarparon hacia su nuevo destino.

De este modo es probable que, aunque se tome como día de llegada de los franceses a

Cartagena el 25 de noviembre, su arribo se produjese algunos días antes y los autores,

hallan tomado la fecha de salida de la comisión franco-española como el día en el que

ambos grupos se reunieron.

Así, el 22 de diciembre se situaron en la desembocadura del río Chagre y al seguir,

río arriba, llegaron al pueblo de Cruce para pasar, dos días después a Panamá, donde se

mantuvieron durante todo el mes de enero. De allí pasarían a Portobelo para hacerse, de

nuevo a la vela se hacen de nuevo a la vela el 22 de febrero de 1736, en un mercante

español, el San Cristobal, para llegar a Puerto Perico con destino a Guayaquil. Decisión

que no estuvo exenta de discrepancias, de hecho, fue la primera de muchas. En primer

lugar, de tipo científico, considerándose si las mediciones debían hacerse en un arco

ecuatorial, uno meridiano o si lo mejor era realizarlas en ambos arcos.

275 En este aspecto, solo cabe mencionar las anotaciones realizadas por Jorge Juan y Antonio de Ulloa,

pertenecientes a sus diarios de navegación que aparecen en la obra. Así como los perfiles topográficos

realizados, a bordo, y también reflejados en sus páginas. Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A. Tomo I, Libro I,

Capítulo I, pp. 11-26. 276 En ese mismo mes, el padre de Antonio de Ulloa, recibió el cargo de Alcalde Mayor del Ayuntamiento

Sevillano. AHMS, Libros de Actas Capitulares, julio, 1735. 277 Lafuente y Mazuecos, apuntan a que la demora se debió a la dificultad de encontrar una nave francesa

capacitada para llevar los equipajes necesarios para la expedición. Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A,

p. 98. 278 Expediente de Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, expediente 1225, p. 10. 279 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro II, Capítulo I, p. 114.

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102

Resolviéndose que el arco meridiano era la mejor opción, surgen nuevas

desavenencias, en este caso, entre los expedicionarios franceses, en concreto entre Godin,

que abogaba por llegar a Guayaquil subiendo la Cordillera, y Bouguer, que tomaba como

mejor opción tomar el camino de la llanura litoral. Finalmente, por su condición de

director de la expedición, se optó por la propuesta de Godin280 por lo que los

expedicionarios tuvieron que enfrentarse por primera vez, desde que se reunieron, a

condiciones adversas. Siguiendo la vía fluvial hacia arriba, el 3 de mayo iniciaron una

navegación que terminaría, siete días después, en el pueblo de Caracol donde se les

adhirieron unos indeseables compañeros de viaje, los mosquitos. Todo el recorrido por

tierra se puede resumir en tres aspectos fundamentales: caminos de mulas281, profusión

de mosquitos y falta de oxigeno. Una vez ascendida la sierra de san Antonio, la Guaranda

y la parte derecha del páramo del Chimborazo que, a grandes rasgos compartían las

mismas peculiaridades que los enclaves anteriores, el 29 de mayo de 1736, alcanzan su

destino, la extensa provincia donde se inician los trabajos científicos, Quito.

Sería a partir de aquella cuidad cuando comenzarían a desarrollarse las

mediciones, en primer lugar, desde el punto de vista topográfico o geodésico para “medir

distancias sobre la superficie de la Tierra”282, una tarea que abarcaría desde su llegada a

la ciudad hasta 1741. Continuando con la fuente primera establecida para este desarrollo,

observamos que la primera de las tareas fue establecer el sitio base, labor que les ocupó

hasta septiembre de ese primer año. Para posteriormente, comenzar a preparar mapas

territoriales “para trazar y medir la base”283, por la que seguirían la cadena de triángulos284

por la parte sur de Quito, siendo necesario cavar una zanja recta, de trece kilómetros de

largo y metro y medio de ancho, con todo el trabajo físico que dicha labor implicaba. De

280 Aún destacándose por la falta de carácter autoritario lo cierto es que, Godin, respaldándose en su

posición de autoridad, se convirtió en un hombre cada vez más intransigente que se negaba a llevar a

cabo cualquier plan que no fuese suyo o que difiriesen en algo de aquellos que se tenían planteados. 281 Estos animales eran fundamentales para el transporte de personas y mercancías en estos caminos

pues, como no estaban preparados para el tránsito y al encontrarse en pendiente hasta tal punto que,

en algunos casos, las personas no podían atravesarlos a pie, solo las mulas podía transitarlos sin

peligro, especialmente, por su capacidad para transportar cargas de unos 60 Kg. No en vano a estas

vías se las llamaba “caminos de mulas”. Los criaderos de estos animales se introdujeron en la época

colonial y fueron fundamentales para la economía de metales preciosos. 282 GONZÁLEZ DE POSADA, F La expedición geodésica al virreinato del Perú: Jorge Juan y Antonio de

Ulloa. Mediciones y cálculo de un arco de meridiano asociado a un grado en el Ecuador , A. Torres

Miño (director), Universidad da Coruña- Ministerio de Defensa, 2005, p.39. 283 Op. Cit. GONZÁLEZ DE POSADA, F, p.40. 284 Figura 4. Anexo

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103

esta forma las mediciones se inician en octubre de ese mismo año, a unos veinte

kilómetros de Quito, en las llanuras de Yaruqui. Trazadas todas estas bases, los

expedicionarios se dividieron en dos grupos, para obtener dos tipos de resultaros y poder

así contrastarlos para mayor fidelidad, estableciéndose uno formado por Ulloa, a

Condamine y Bouguer y otro por Juan y Godín285.

Esta primera fase de los trabajos, con la relación de los lugares en los que se

establecieron cada uno de los grupos, aparecen detallados en la Relación Histórica,

aportándose localizaciones y fechas exactas de los trabajos286. En dicho proceso, ambos

grupos pasaron prácticamente un año en los alrededores de Quito calculando, mediante

trigonometría, las medidas del triángulo que se había tomado como base. Prueba de la

precisión de las informaciones aportadas por Ulloa tanto en su hoja de servicios como en

su obra, podemos decir que se realizó una primera campaña de 26 días para luego, ya en

1737, repetirse el mismo proceso de mediciones, esta vez, hasta llegar a Cuenca, casos

ambos en los que no faltaron los padecimientos por las penalidades propias de realizar

trabajos de campo en aquellas zonas.

Posteriormente, a finales de julio de 1739 regresaron a Quito para la construcción

de nuevos instrumentos de medida “por no ser de toda satisfacción los que llevaban”287 y

se mantuvieron allí hasta el mes de agosto288 para regresar luego a Cuenca, donde la mala

atmósfera retrasó las observaciones hasta finales de septiembre, momento en el que

reciben órdenes del virrey de Perú de pasar a Lima para mejorar la defensa de las costas.

Así se verán inmersos en un nuevo viaje por tierra donde continúan las mediciones hasta

1740, cuando finaliza la primera fase de trabajos científicos, último proceso en el que se

dedicaron a medir la “línea de fondo final para garantizar exactitud al contrastar con los

cálculos previos”289 para poder calcular así la distancia entre los dos puntos extremos del

arco de meridiano, obteniendo sus resultados en el año ya indicado.

285 De esta unión, que podría considerarse forzosa, surgió un buen entendimiento entre los dos que

terminó convertido en una buena amistad, que se demuestra años más tarde cuando Jorge Juan es

nombrado capitán de la Academia de Guardiamarinas de Cádiz y, como parte del proceso de reformas

de la misma, consigue que Godin se trasladase a la ciudad para ostentar el cargo de director de la

Academia. 286 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo III, pp. 324-349. 287 Hoja de servicio de Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, legajo 620, expediente 1225, p. 13. 288 Quizás la salud de Godin tuvo también algo que ver en esta escala, de hecho, se vio obligado a regresar

al punto de partida debido a una enfermedad. 289 Op. Cit. GONZÁLEZ DE POSADA, F, p. 41.

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104

En todo este proceso se procuró que la estancia de los expedicionarios,

especialmente de los franceses que estaban poco acostumbrados a las condiciones

adversas que podían vivirse en los territorios americanos, fuese lo más agradable posible,

intentando que sus labores “no fueran ajenas al confort al que estaban acostumbrados”290

tratándose de “repetir en medio del campo –y frecuentemente con condiciones

ambientales adversas- el modo de vida que mantenían en medios urbanos”291. Se creó así

toda una infraestructura campamental itinerante gracias a la labor del ingeniero naval

Verguin, que se encargó de las tiendas, la comida, el transporte, el aseo, etc. A pesar de

todo, como ya hemos apuntado, las cuidadas infraestructuras no privaron a los

expedicionarios de padecer ciertas penalidades como, el calor, los mosquitos e incluso el

“mal de altura” o soroche292 que los llevó casi a depender del consumo, mediante el

mascado, de hojas de coca para contrarrestar o paliar sus efectos.

Pero no solo se cuidó que la estancia fuera agradable desde el punto de vista más

estricto, sino que también en el cuidado de los modales, manteniendo el comportamiento

cortesano, “una urbanidad ilustrada que no se cuestionaba reducirla, para que no se

confundiera con la rusticidad propia de los aldeanos293”294. Un ejemplo tan ilustrativo en

sí mismo como absurdo, por el hecho de llevarlo a término, es que tanto los

expedicionarios franceses como los españoles mantuvieron la vestimenta propia de los

europeos de su clase, eliminando exclusivamente las pelucas, para el desarrollo de sus

trabajos. Prueba de ello son las ilustraciones que aparecen en sus publicaciones donde se

les representa de esa guisa en todo momento.

Además, a lo largo de los cuatro años que duraron las primeras investigaciones y

fruto de los contactos continuos tanto entre ellos como con los indígenas y autoridades

locales, surgieron rencillas. En primer lugar, los conflictos entre los expedicionarios,

Godín estaba cada vez más crecido en su puesto lo que generó un aumento de su, ya

290 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 74. 291 Ídem. 292 Malestar generado por la falta de oxígeno que provocaba la excesiva altura en aquellos que no

acostumbraban a vivir en aquellas latitudes. 293 Este dato puede ser motivo de confusión al no dejar claro si el término “aldeano” hace referencia a

los habitantes de los pueblos europeos o a los indígenas americanos. Si se tratase de esto último dejaría

claro uno de los juicios que se tenían sobre ellos y su comportamiento, al considerárseles inferiores en

todo con respecto a los europeos, incluso en el terreno de los modales. 294 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 74.

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105

iniciada, intransigencia que no solo se limitó a negarse a cualquier cambio del recorrido

establecido, sino que llegó hasta el punto de negarse a compartir o intercambiar sus

resultados con los compañeros del otro grupo. Por otra parte, se produjeron problemas

entre los miembros de la expedición y las poblaciones de los lugares en los que hicieron

escala para sus mediciones. Como el que se originó durante su estancia en Cuenca, donde

el médico del viaje Séniergues entabló una relación sentimental con Manuela Quesada,

la amante de un rico hacendado del lugar, episodio que concluyó con el médico muerto

en una reyerta con espadas en una corrida de toros.

Asimismo, tanto españoles como franceses tuvieron problemas con las

autoridades locales; en el caso español los conflictos surgen generalmente por causas

económicas, ya que eran dichas autoridades las que se encargaban de hacerles llegar el

sueldo, unos pagos que no siempre llegaban con prontitud provocando que los españoles

pasases por situaciones de mucha necesidad295. A esto hay que sumar el sonado

enfrentamiento, producido en 1737, entre el nuevo Virrey de Quito y Antonio de Ulloa

motivado por el envío de unos instrumentos, procedentes de Francia, para los españoles

para cuyo transporte, de Guayaquil a Quito, era necesario el pago de veinte pesos; una

suma que Ulloa solicita, por medio de una carta, al recién instituido Virrey. En ella, el

teniente de navío se dirige a José de Araujo como “vuestra merced” y no como “vuestra

señoría”, el trato correspondiente a su rango, algo que ofende profundamente al Virrey

que devuelve la carta para su corrección instando a su autor a que “aprendiera maneras”.

A partir de este momento surge un enorme problema, que consiguió incluso

retrasar el desarrollo de la expedición, por el proceso por desacato que se inicia contra

Ulloa que, ante la “recomendación” del Virrey se enfureció hasta el punto de ir al palacio

y, tras arremeter contra los criados, entrar en las estancias privadas de Araujo, que se

encontraba enfermo y en cama, le increpó haciendo hincapié en que no era su superior

debido a que Ulloa, “como marino, gozaba de fuero especial por el que solamente podría

ser juzgado por otro marino”296. Así, mientras llegaba la resolución de su caso, Ulloa se

refugió, junto a Jorge Juan, en el convento de los Jesuitas, “hasta que en 1739 una real

295 En el archivo del Museo Naval de Madrid se encuentra la transcripción de una carta que Antonio

de Ulloa le envía al secretario de Marina, José Patiño, donde le pasa el reporte habitual sobre le

progreso de la expedición y aprovecha para hacerle participe de la situación que viven con algunos de

los gobernadores. AMN O510. Ms 1476/000. 296 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 76.

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106

cédula atendía las razones jurídicas esgrimidas por los marinos, aunque les llegaba una

amonestación del “Real desagrado” por el suceso”.297

Por su parte, los franceses también se vieron inmersos en conflictos tanto con las

autoridades locales como con los españoles, existiendo un ejemplo que engloba ambos

campos como es el “conflicto de las pirámides”, por la construcción de un monumento

homenaje a la Geodésica en la línea que se tomó como base, en la llanura de Yaruqui, por

encargo de La Condamine en 1739. Se trataba de un monolito con “dos obeliscos a modo

de pirámide”298 en el que se incluía una placa con una inscripción en latín, al modo de los

textos epigráficos romanos, que había sido realizada por el director de la Academia de

París, el Cardenal de Polinac. En ella se destacaba la figura del rey francés, Luis XV, así

como la labor de los expedicionarios franceses, mientras que solo se hacía una leve

mención al monarca español y a los tenientes de navío, ya que los franceses, en especial

La Condamine y Bouguer, creían que bastaba con una mención de agradecimiento299.

Pero ni Jorge Juan ni Antonio de Ulloa tenían el mismo pensamiento, por el

contrario, tenían muy claro que las dos naciones debían compartir la gloria teniendo en

cuenta que, a pesar del papel secundario, inicialmente planteado para España, los trabajos

se habían realizado a partes iguales por lo que había sido una obra mutua. Además, la

gloria es una de las motivaciones que alentaron a España a participar en la expedición y

así lo atestigua Antonio de Ulloa en el prólogo de la Relación Histórica

“El estímulo de la gloria vinculada siempre en los arduo de las grandes empresas, ha sido un

poderoso atractivo, que embelesando el ánimo con el hechizo, y esperanza de su logro, infunde

valor para idearlas, y seguirlas; incita a tener en poco las incomodidades, despreciar los riesgos; y

hace concebir como pequeños los obstáculos, que sin esta circunstancia aparecerían

agigantados”300

No podían aceptar, por lo tanto, que a ellos se les diera el apelativo de assistentibus

(colaboradores), un término que seguía lo establecido en la Real Cédula de Felipe V al

297 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 76. 298 Ibídem, pp. 75. 299 Bien es cierto, según Guillén tato, no todos los franceses compartían el mismo pensamiento acerca

de los españoles, ya que consideraban que habían trabajado tanto o más que ellos, por lo que podría

tratarse de una decisión basada en criterios particulares y no generales. 300 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Prólogo.

Page 111: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

107

iniciarse el proyecto, pero que no se ajustaba a la labor que realmente llevaron a cabo. Ni

tampoco podían permitir que a su Rey se le redujese a la calidad de auspiciis; por ello

reclamaban que se modificasen esas palabras de la inscripción original. Problema llegó

primero a la Audiencia de Quito que resolvió, a favor de los franceses, que no se cambiara

nada precisamente por haberse acogido de manera literal a lo establecido en la Real

Cédula de Felipe V, a la que se hacía referencia en las líneas iniciales de la misma. Algo

que causó un enorme descontento en los españoles, por lo que la cuestión no se quedó

solo en la Audiencia, sino que llegó a instancias del Consejo de Indias, que tomó como

una afrenta que tal inscripción se refiriese a los españoles de semejante manera ordenando

que las placas se sustituyesen por otras en las que aparecería un texto aprobado y enviado

desde España. Adjunta se remitía una llamada de atención a la Audiencia por haberse

extralimitado en sus funciones. Finalmente, seis años después, el monumento fue retirado

cayendo en el olvido301.

Tras estos cuatro años de primeras mediciones y penalidades, el 24 de septiembre

de 1739, reciben una carta del marqués de Villagarcía con instrucciones de pasar

urgentemente a Lima con la intención de que los dos tenientes de navío, colaborasen en

la defensa de aquellas costas ante un posible ataque inglés. Lógicamente, dos oficiales de

la Armada no podían hacer menos que obedecer de inmediato, por lo que pusieron

“inmediatamente en marcha”302. Un camino de tres meses que, pudiéndose realizar por

tierra, deciden realizar mediante la navegación fluvial y de cabotaje, especialmente en el

caso de Antonio de Ulloa que debido a una caída no estuvo capacitado para realizar

ningún camino por tierra y de hecho, provocó un pequeño retraso al tener que permanecer

en Piura para curarse. Detenciones que no pretendían tener pero que fueron inevitables y

que no solo fueron productos de problemas de salud sino también de no contar, en

ocasiones, con mulas que les trasladasen por los caminos303. Todo este proceso les sirvió

para continuar las observaciones y también para conocer mucho más de los territorios del

Virreinato.

301 Actualmente, en la ciudad de San Antonio de Pichincha, existe un monumento erigido en 1936 para

conmemorar los logros de la expedición geodésica que, aunque pueda hacernos caer en el error de pensar

que es el mismo al que hemos hecho referencia, no tiene absolutamente nada que ver ni en su estructura, ni

en su localización, ni mucho menos en sus intenciones. 302 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capitulo I, p. 5. 303 Aunque, a este respecto, es cierto que las mulas no eran muy adecuadas para avanzar por los caminos

de Quito a Lima debido a la gran cantidad de vegetación.

Page 112: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

108

Con todo esto, debido a la condición de su traslado, en los trabajos realizados entre

1740304 y 1741 no se contó con la presencia de Antonio de Ulloa y Jorge Juan, por lo que

consideramos necesario aportar algunos detalles más sobre la realidad que los tocó vivir

en esos años. Desde 1724 España emprendió una acción política destinada a acabar con

el comercio ilegal o contrabando en la zona del Caribe, a través de acciones contra los

mercantes de practicaban “honesto comercio” inglés305. Algo que los franceses

consideraban desmedido por lo que reclamaban ser indemnizados mientras que, por su

parte, los españoles amenazaban con revocar el monopolio que, sobre el asiento de

negros, obtuvieran los ingleses en el Tratado de Utrecht. A pesar de que, el 19 de enero

de 1739, con el Tratado del Pardo, se intentaron apaciguar las tensiones, lo cierto es que,

en el trascurso del proceso diplomático, Inglaterra preparaba una acción bélica contra los

españoles. Con la ruptura definitiva de las conversaciones de paz entre ambos países el

30 de octubre de 1739, la acción inglesa se precipitó hasta el punto de, un mes después,

una escuadra comandada por Vernon ataca y ocupa la ciudad de Portobelo con la

intención de extender la ocupación hacia el Istmo de Panamá y Cartagena de Indias. Dicha

ocupación, aún sin causar el efecto que los ingleses esperaban en el ánimo de los

españoles, sí les sirvió de alerta por lo que comenzó a prepararse la defensa de los

territorios.

En este sentido la Armada del Mar del Sur resultaba eficaz para la vigilancia, pero

inútil para la defensa de los territorios ante los ataques ingleses. Dicha mejora de la

defensa de las costas fue la razón por la que el marqués de Villagarcía mandó llamar a

los dos tenientes de navío pues, la zona se equiparía con doce nuevas galeotas, que se

fabricarían en los astilleros de Guayaquil y Callao, cuya construcción estuvo supervisada

directamente por Jorge Juan. Por su parte Antonio de Ulloa se encargaría de levantar el

plano de la ciudad de Callao y de la reparación de los cañones desfogonados306. A

304 Un año fatídico para su padre pues, debido a su lamentable situación económica, se vio obligado a

desprenderse de la veinticuatría sevillana de la misma forma en la que llegó a su familia, por venta. Este

dato, consultando su expediente del Archivo General de Palacio puede considerarse confuso pues, desde

1742, intentó que el cargo de Gentilhombre de la Boca del Rey le fuera concedido a su hijo Martín. Algo

que puede resultar comprensible dada su avanzada edad y la situación en la que se encontraba. Pero,

precisamente en esos documentos afirma que sigue siendo veinticuatro de Sevilla. En definitiva, lo que nos

interesa es que, en este lapso de tiempo, Bernardo de Ulloa cayó en la ruina y tuvo que deshacerse de todos

sus cargos. AGP, Personal, caja 1049, exp. 57. 305 Esta era la impresión que tenían los ingleses acerca del contrabando, no les parecía un acto para

nada cuestionable ni delictivo. 306 Esta es una muestra de que, el marqués de Villagarcía, probablemente por la convivencia con los dos

jóvenes oficiales durante su traslado a Perú, especialmente con Jorge Juan, conocía perfectamente las

Page 113: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

109

mediados de marzo de 1741, la flota de Vernon ataca la ciudad de Cartagena de Indias,

el punto de mayor importancia en los planes ingleses ya que, su ocupación supondría

tener, bajo domino de la Corona británica, buena parte del “corazón del comercio

ultramarino español”307. Pero, gracias a la defensa dirigida por el Virrey Sebastián de

Eslava y el gobernador Blas de Lezo, se pudo evitar la ocupación, una victoria española

que supuso una recompensa por lo perdido en la ocupación de Portobelo, instigada

Vernon dos años antes. De esta forma, los dos tenientes de navío tomarán camino a Callao

para encargarse de supervisar la reparación de la muralla de la ciudad y de allí, al carecer

de cualquier noticia sobre la posible entrada del Vicealmirante Anson en el Pacífico, se

les permitió regresar a Quito a donde, con escala en Paita, llegaron el 5 de septiembre de

ese mismo año308.

Su estancia en la ciudad no se prolongaría por mucho tiempo pues apenas tres

meses después de su marcha, en noviembre, Anson abandona la mayor de las islas de

Juan Fernández para dirigirse hacia Panamá y así ocupar el istmo desde las costas del

Pacífico, mientras Vernon actuaba desde Portobelo, cubriendo así los dos frentes. A mitad

de camino se detiene en Paita, ciudad que saquearon e incendiaron, para después dirigirse

a Panamá, sin penetrar aún en ella, acercándose primero a Acapulco en un intento de

capturar la Nao de la China o Galeón de Manila309. Arribando finalmente a la capital

filipina para, desde allí, poner rumbo de regreso a Europa, siguiendo la ruta comercial

portuguesa. Pero estas noticias no llegaron al virreinato del Perú y, por ello, el Virrey

volvió a requerir de la colaboración de Jorge Juan y Ulloa con el fin de que tomasen parte

en las acciones navales de vigilancia y, dado el caso, de defensa ante los ataques de

Anson.

Esta es la primera ocasión en la que, los dos jóvenes tenientes de navío, participan

en una campaña náutica, fuera de su periodo de prácticas o de sus acciones anteriores a

habilidades de cada uno. Haciendo así que sus tareas, en este caso, fueran aquellas en las que se empleaban

con mayor soltura. 307 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 96. 308 Todo este proceso, unido a las descripciones de los lugares donde realizaron las tareas que se les habían

encomendado son perfectamente descritos en la Relación Histórica. Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo

III, Libro II, Capítulo I, pp. 218- 256/ Ibídem, Tomo III, Libro II, Capítulo II, pp. 257-269. 309 De esta empresa, lo único que los ingleses obtuvieron fue el descubrimiento de la ruta del Galeón

de Manila, que se había mantenido en secreto como una muestra más de la política ocultista -algo que

puede considerarse como uno de los motivos de que el país se quedase a la cola del progreso- que

España llevaba a cabo con respecto a sus descubrimientos, de hecho, fueron los propios ingleses los

que la dieron a conocer.

Page 114: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

110

la Academia310. Lo harían como comandantes de dos embarcaciones, que si bien no eran

navíos de la Armada se trataba de mercantes transformados en barcos de guerra, la

“Belén” y la “Rosa”. Con ellas llevarían a cabo labores de rastreo en los alrededores del

archipiélago de Juan Fernández, Concepción y Valparaíso, para dar cuenta de la presencia

o no de navíos ingleses. Proceso que transcurre con la mayor normalidad hasta que llegan

a Valparaíso donde, el 21 de marzo, Ulloa recibe el encargo de “transportar en la “Rosa”

un “socorro de tropa al presidio de Valdivia”311 hacia donde se dirige siendo víctima de

los azotes del mar chileno durante el invierno que, unido al fuerte viento del norte, hacen

una vía de agua en el casco de la embarcación que genera que se inunde el entrepuente

llegando a enfermar a 31 tripulantes, por la falta de oxígeno.

En semejantes circunstancias Ulloa, temiendo por su seguridad, decide no entrar

en Valdivia y no cumplir con la tarea que se la había encomendado; de manera que

regresa, con la “tropa de socoro”, a Valparaíso y de allí pone rumbo de nuevo a Callao.

Pero el gobernador, Manso de Velasco,312 lejos de quedar satisfecho con los argumentos

aportados por Ulloa para no realizar la tarea que se le había indicado, consideró que su

proceder había sido una acción “por motivos propios y egoísta”313 ya que la entrada en

Valdavia hubiese supuesto pasar el invierno allí, perdiendo así la posibilidad de

reintegrarse a los trabajos de la Expedición Geodésica, representante de prestigio social

y profesional. Por ello se condenó a Ulloa a ser sometido a un consejo de guerra que,

aunque nunca se realizó, sí que provocó que lo establecido por Ulloa fuera, a partir de ese

momento puesto en cuestión. Así el enero de 1744, tras recibir el permiso pertinente, los

dos tenientes de navío regresan a Quito, con la intención de participar en las últimas

mediciones.

Unas mediciones que, momentáneamente han sido aparcadas de esta

recapitulación, pero que no por ello dejaremos de describir. Así, volvemos a retrotraernos

a 1741, año en el que se inicia la fase de observaciones astronómicas para poder calcular,

en función de la altura de las estrellas, “los extremos elegidos del arco de meridiano”314

310 Descripción en Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro II, Capítulo III, pp. 270-282 311 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 100. 312 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea: http://dbe.rah.es/biografias/12819/jose-

antonio-manso-de-velasco-y-sanchez-de-samaniego. 313 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 101. 314 Op. Cit. GONZÁLEZ DE POSADA, F, p. 42.

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111

comenzando su labor en Cuenca, donde finalizó la fase anterior. Tras prácticamente un

año de recorrido y observaciones, en 1742, Bouguer y La Condamine parten de nuevo

hacia Quito con la intención de preparar el último tramo de observaciones y,

paralelamente desde Francia llega la noticia de que la expedición Maupertuis a Laponia

había regresado con éxito. Los expedicionarios habían comprobado que, en contra de los

postulados franceses, la Tierra se encuentra achatada por los polos, tal y como lo afirmó

Newton, una noticia que suponía el inmediato regreso de los geodestas franceses y

españoles. Pero todos decidieron ignorar la petición y continuar con sus trabajos, hasta

obtener un resultado concreto.

Una decisión que se tomó a pesar de todos los conflictos ya iniciados en los años

anteriores y que generaron una situación cada vez más delicada, hasta el punto de

convertirse en insostenible por lo que, en 1743, el grupo estaba completamente deshecho.

No sabemos si la ausencia de Ulloa y Juan fue un motivo más para que se produjese este

hecho, aunque todo parece indicar, una vez conocidos los hechos que se desarrollaron en

los escasos momentos en los que pudieron regresar a ayudar a sus compañeros, que a los

franceses les era bastante indiferente si estaban con ellos o no. La cuestión es que los

académicos La Condamine y Bouguer fueron los primeros en marcharse y mientras este

último lo hacía gracias a la ayuda económica que, según Francisco González de Posada315,

le facilitó Godin, siguiendo el curso del río Magdalena hasta Cartagena de Indias y

haciendo escala en Petit Goave (al oeste de Haití), llega a París cinco meses después. La

Condamine elegía un camino caracterizado por su peligrosidad, por el curso del río

Marañón y, tras este, por el Amazonas hasta Pará (al norte de Brasil) y de allí a la Guayana

holandesa desde cuya capital pasaría a Ámsterdam de donde parte hacia París llegando

en 1745.

Por esta razón, a pesar del regreso a Quito de los dos tenientes de navío que, por

separado, habían puesto rumbo a aquella ciudad, llegando a principios de 1744, dos de

los tres cabezas de la expedición se habían marchado, encontrando solo a Godin que,

como responsable de la expedición, se mantuvo en aquellos territorios hasta que los

trabajos se dieron por finalizados. Fueron pues, momentos de observación astronómica

en su más fiel definición, pues tuvieron incluso la fortuna de observar un cometa que se

315 Op. Cit. GONZÁLEZ DE POSADA, F, p. 44.

Page 116: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

112

vislumbró del 3 al 7 de febrero, teniendo la oportunidad de estudiarlo en profundidad316.

Así el 22 de mayo de 1744 se dieron por concluidos los trabajos, dándoles la opción de

regresar a Europa, pero la guerra entre España e Inglaterra, generó que las

comunicaciones entre la metrópoli y sus colonias quedaron cortadas. Razón por la que,

los expedicionarios, se vieron obligados a permanecer en aquella latitudes un largo

tiempo más sin ningún tipo de ingresos, viéndose obligados a adquirir deudas para hacer

frentes a los gastos de su manutención. Por ello, el director no descansó hasta obtener un

puesto como profesor de matemáticas en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima,

como única fuente de ingresos que le permitiría saldar la elevada suma que se

adeudaba317. En 1745 se le sustituiría de dicho cargo y, por las faltas de apoyo de sus

compañeros franceses, descontentos por la actitud prepotente que había tenido en sus años

como expedicionario, solo le quedaba España donde, gracias a su amistad con Jorge Juan

y Antonio de Ulloa318, “se produciría su nombramiento como director de la Academia de

Cádiz”319.

Este mismo motivo, el de la guerra con Inglaterra y la consiguiente ruptura de las

comunicaciones entre España y América, generó que los españoles regresasen a España

de una manera un tanto peculiar, bajo bandera extranjera. Esto era algo, prácticamente

impensable para los españoles pues ¿qué necesidad tendrían de atravesar sus propios

dominios bajo una bandera diferente a la suya?, además , por regla general a los barcos

extranjeros no se les permitía recalar en los puertos americanos. Pero, las consecuencias

que, para España, tuvo su nuevo enfrentamiento con los ingleses generó la necesidad de

valerse de naves, de bandera neutral, para poder mantener el comercio y la defensa de los

territorios320. Debido a que Francia, hasta 1744, fue neutral en dicho conflicto, españoles,

regresarían a Europa desde puerto del Callao, tal y como llegaron a Quito en navío

316 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro II, Capítulo XI, pp. 375-379. 317 A este respecto, los españoles no solamente se encontraban en unos territorios pertenecientes a la corona,

sino que las arcas americanas, teóricamente, estaban obligados a mantenerles. Un dinero que no siempre

llegó y que les provocó que también pasaran muchas penalidades. 318 Solano afirma erróneamente que en Op. Cit LAFUENTE, A Y SELLÉS, M, p. 148 aparece que fue Antonio

de Ulloa quien impulsó el nombramiento. No se trata de en la Relación Histórica no se diga

exactamente eso, de hecho, no se hace referencia concreta a quien instiga el nombramiento, sino que

lo lógico es pensar que dicho nombramiento fue, más bien, obra de Jorge Juan pues fue él quien estuvo

a cargo de aplicar en la Academia las Ordenanzas de 1748, que implicaban la contratación de un

nuevo profesorado. Además, la mayor parte de la bibliografía relacionada apoya esta teoría. 319 Ibídem, pp. 148-149. 320 Sobre el particular: WHITAKER, A. P, “Antonio de Ulloa, the Deliverance and the Royal Society”,

Hispanic American Historical Review, nº. 46, 1966, pp. 357-370.

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113

diferentes, pero en este caso franceses, la Liz y la Deliverance. Así, el 17 de enero de

1745 zarparon y a pesar de que la Liz tuvo que detenerse para ser reparada321 contó con

mejor fortuna que la Deliverance que, una vez pasado Valparaíso, donde hizo aguada la

primera322, optó por recalar en puertos franceses para luego tomar un camino diferente,

por América del Norte. Decisión que fue desacertada hasta el punto en que se toparon con

naves inglesas que la apresaron a su entrada en Louisbourg, el 13 de agosto de 1745323.

En este ínterin, Antonio de Ulloa arrojó toda la documentación comprometida al

mar y solo quedó en su poder aquella relativa a los trabajos propios de la geodésica. Así

con solo los documentos alusivos a su trabajo, que le fueron requisados antes de embarcar,

fue apresado y enviado en la fragata Sunderland a Porstmououth, el 19 de octubre de

1745. Trayecto y estancia en los que Antonio de Ulloa recibió el mejor trato posible, dado

que los ingleses eran plenamente conscientes del rango del marino, un oficial de la Real

Armada española que había acudido a América como miembro de una expedición de

carácter científico, no podía recibir el trato de un prisionero cualquiera. Unido a esto, la

poca importancia a nivel político y estratégico de la documentación que le fue incautada,

junto con la bondad y buen hacer que mostró hacia el capitán de navío David Cheap,

quien tras comandar una nave durante el conflicto con lord Anson se vio fuera de la

conserva debido a una tormenta y fue recibido y enviado a Europa en la fragata Liz324

jugaron muy a su favor.

Claramente, un suceso que podía haber sido un verdadero desastre a todos los

niveles, terminó por convertirse en una excelente oportunidad para Antonio de Ulloa. Así,

a su llegada el 22 de diciembre del mismo año, se encuentra con la orden del conde de

Harrington de que se presentase ante él. Otra muestra de fortuna para el teniente de navío

que se encontraría con un Secretario de Estado y miembro de la Royal Society que había

sido embajador inglés en España de 1720 a 1729 y tal fue su buena experiencia en la

Península que, por el enorme afecto que le había surgido por los españoles, se ofreció a

ayudarle a conseguir sus documentos para poder, con ellos, presentarse en Madrid. Para

321 Figura 5. Anexo 322 Esto no quiere decir que la Deliverance no requiriese reparaciones, de hecho, según las palabras del

propio Ulloa las vías de agua fueron una constante durante todo su viaje. Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A.

Tomo IV, Libro III, Capítulo I, p. 384. 323 Hubo un encuentro anterior con dos naves inglesas de las que, tras ,mantener combate, pudieron escapar,

a la altura de la isla de Fernando de Noroña. Ibídem, Tomo IV, Libro III, Capítulo IV, p.423-433. 324 Ibídem, Tomo IV, Libro III, Capítulo VII, p.476-48

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poder conseguir estos documentos debía trasladarse a Londres, donde estaban siendo

revisados. Al estallar la segunda rebelión jacobita, un gran sentimiento anticatólico se

había apoderado de Inglaterra y, por tanto, su viaje se vio retrasado durante tres meses,

permaneciendo Ulloa, que era un ferviente católico, en un puerto seguro hasta que la

situación se calmase.

En cuanto le fue posible y obtuvo los permisos oportunos se trasladó a Londres

donde contó con la ayuda del presidente de la Royal Society, Martín Folkes, quien

consiguió los documentos el 6 de mayo de 1746 y que, tras revisarlos, quedó maravillado

de su contenido. En el lapso de tiempo en el que los documentos llegaron a las manos de

Folkes, Antonio de Ulloa comenzó a asistir, con él, a las reuniones de la Academia de

Ciencias, comenzando así a relacionarse con los principales científicos británicos y

consolidando su lugar como figura preeminente dentro del entramado científico europeo.

De hecho, después de la tercera reunión académica Ulloa fue propuesto por seis de sus

miembros de entre los que se encontraba, como no, Harrington y el propio Folkes. De

esta manera, aunque Ulloa embarcó en Plymouth con destino a España, llegando a Madrid

en julio de 1746, Folkes se encargó de leer los extractos pertinentes de los trabajos

aportados por Ulloa con el fin de conseguir su nombramiento, que se hizo efectivo el 11

de diciembre del mismo año. Una condición, la de miembro de la Royal Society, que

desde ese momento Ulloa destacó en todas sus publicaciones, incluidas las de 1748325.

325 Sobre el particular: Op. Cit. WHITAKER, A. P, 1966, pp. 357- 370; Op. Cit. WHITAKER, A. P, 1935, pp.

166-176; Op. Cit. SOLANO, F, pp. 111-114.

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Capítulo 4. Los resultados de la Geodésica. Una primera imagen de América

A su regreso a España en 1746, la labor de Jorge Juan y Antonio de Ulloa estaba

inacabada ya que “no bastaba haber concluido la medición del grado de meridiano

terrestre, era indispensable publicar individualizadas todas las observaciones”326. Algo

que, aunque no se recogía en las instrucciones previas al viaje se presentaba como

necesario pues una correcta política científica, como la que pretendía implantarse por

parte de los gobernantes españoles, debía estar basada en “la promoción de la

investigación y la divulgación de los resultados”327. Se trata de algo nuevo para España

debido a que publicar los resultados arrojados por sus trabajos de tipo científico y

expedicionario, no entraba dentro de la forma de proceder de los gobiernos anteriores,

algo que afectó muchísimo al prestigio del propio país, que había quedado en un segundo

plano con respecto a otros que sí publicaban los resultados de sus trabajos328. De esta

manera

“el prestigio que se pretendía obtener promoviendo ciencia quedaba disminuido, en gran parte, por

la falta de difusión, que evidenciaba el desinterés por financiar las ediciones, por parte de unas

autoridades que, habitualmente, eran distintas de las que impulsaron aquellos viajes”329

La irrupción de las ideas ilustradas y su consolidación en España puede

considerarse uno de los motivos de que la publicación de los trabajos geodésicos se

llevase a buen y apropiado término, pero lo cierto es que no fue ni la única y ni quizás

tampoco la razón principal. Esto se debe a que, aunque España y Francia eran naciones

“hermanas”330 y, además, habían sido compañeras en la aventura científica en ultramar,

España quería adelantarse a la difusión francesa de los resultados, puesto que, en ellos,

326BAILS, B, “Elogio del Jefe de Escuadra D. Jorge Juan y Santacilia”, Madrid, Museo Naval (1972),

en Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción

y edición de ME RI NO NA V A RR O , J . P Y R OD RÍ G UE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, p. 28. 327 Op Cit. SOLANO, F DE p. 115. 328 De hecho, y en el contexto de la expedición geodésica, se produce la guerra con los ingleses en los

territorios del Mar del Sur y en este momento lord Anson dará a conocer la ruta del Galeón de Manila,

completamente oculta por parte de la Corona española. 329 Op Cit. SOLANO, F DE p. 115. 330 Gobernadas por monarcas de la misma familia y cuyas políticas exteriores se sustentaban en el

cumplimiento de los Pactos de Familia.

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116

podía menospreciarse la labor española durante la expedición331. Bien es cierto que

existían algunos antecedentes, tanto de publicaciones francesas como, en otros ámbitos,

de cierto menosprecio a la labor española, pero se trataba de publicaciones que jamás

alcanzarían la magnitud de lo que se pretendía hacer y, de hecho, se hizo en España. Tres

serán las principales: Lettre à Madame…332 realizada por La Condamine y publicada en

1746 sobre el conflicto de las Pirámides, donde el expedicionario no tenía ninguna razón

ya que la labor de los españoles fue impecable desde el punto de vista profesional. De la

misma autoría, pero dado a conocer en Ámsterdam un año antes, es el Extracto del diario

de Observaciones hechas en el viaje de la provincia de Quito al Pará, por el rio de las

Amazonas, y del Pará a Cayana, Surinam y Ámsterdam, que el propio La Condamine

editará luego en París. Así como La figure de la Terre realizada en 1744 por Bouguer y

editada años después, posterior a las obras españolas. Pero, aún conociendo de la

existencia de dichas publicaciones, también se tenía claro que éstas “no habían ni con

mucho colmado las expectativas que en los científicos europeos suscitó tan traído viaje a

la América meridional”333 , por lo que la publicación era, por muchos motivos, algo

necesario.

Regreso a España

Todo ello se produce en un contexto inicialmente confuso para los dos

expedicionarios ya que, una vez se reunieron en Madrid en 1746, Jorge Juan y Antonio

de Ulloa se toparon con que el curso de los acontecimientos les había dejado sin apoyos,

pues no solo había fallecido el secretario de Marina José Patiño - su principal valedor a

quien le debían el haber formado parte de semejante empresa- sino que el propio Felipe

V también había dejado este mundo334 a lo que hay que unir la ausencia de su mentor,

Juan José Navarro, que, siendo ya Marqués de la Victoria, se encontraba absorto en sus

labores en alta mar, sin posibilidad de atenderles. En función de esto existe disparidad de

331 No en vano debemos recordar el conflicto de la Pirámides que, de no ser por los reclamos de Jorge Juan

y Ulloa, se hubiese mantenido en una manifestación de la soberanía francesa y la simple colaboración

española en los trabajos geodésicos. 332 Lettre à Madame... sur l'ameute populaire excitée en la ville de Cuença au Pérou, le 29 d'août 1739

contre les académiciens des sciences envoyés pour la mesure de la terre (par Ch. Marie de La

Condamine), avec les pièces justificatives. 333 JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción y edición

de ME RI N O N A VA R R O , J . P Y R O DRÍ GUE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, Fundación Universitaria

Española, Madrid, 1978, p. 29. 334 A esto hace referencia Antonio de Ulloa en el prólogo de la Relación Histórica. “Del Rey nuestro

señor (que esta en el cielo) Phelipe V”. Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Prólogo.

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117

opiniones; de un lado Guillen Tato afirma que los dos marinos “recorrieron con sus notas

y papeles las covachuelas de la Secretaría de Estado y del despacho de Marina, con

indiferente recibimiento, por no decir hostil”335 una prueba de que a pesar de ser grandes

marinos336, con una extraordinaria formación científica y naval, no contaban con los

medios necesarios y ya tampoco con los contactos, para abrirse camino en la vorágine

burocrática en la que se había convertido la Secretaría de Marina, donde “sólo preocupaba

el emborronar papel con los planes de Ensenada”337.

De esta forma, justo a tiempo para impedir que la labor de Jorge Juan quedase

solo en entregar los documentos y partir hacia Malta con el fin de pedir destino en su

Orden, fue casi providencial la aparición del General de la Armada José Pizarro, a quien

habían conocido en la campaña del Mar del Sur, para abrirles las puertas del despacho

del Secretario de Estado, el marqués de la Ensenada, y de su segundo de abordo Alonso

Pérez Delgado. Por su parte Pérez Goyena338 recalca la inverosimilitud de esta teoría ya

que considera imposible que el “Ministro Universal” no conociese la amplia trayectoria

de los dos tenientes de navío y sus importantes logros académicos cuando, él mismo, era

además el principal valedor de la ciencia española en ese momento. Al margen de la

veracidad de una u otra opción Ensenada encontró en ellos el mejor camino para el

desarrollo de su política naval, “buscaba el hombre, y su fortuna le deparaba dos”339.

De este modo y con el objetivo de dar a conocer la participación española y su

trabajo durante la expedición geodésica, se les autoriza para publicar los resultados de sus

trabajos, que nada tendrían que ver con los informes que enviaban a España a través de

los virreyes y gobernadores, realizando, en palabras de Francisco de Solano “una invulgar

actividad redactora y publicista, desarrollando un ímprobo trabajo que asombra por la

335 OP. CIT. GUILLEN TATO, J.F, P. 164. 336 Aquí cabe destacar un matiz y es que, en contraposición a lo que afirma Guillén Tato, inicialmente Jorge

Juan estuvo solo. Durante el tiempo en el que Ulloa estuvo en manos de los ingleses Jorge Juan llegó solo

a Madrid con buena parte de la información, de hecho, no sabía si su compañero conseguiría llegar para

reunirse con él. De este modo intentó iniciar las conversaciones con el nuevo ministro para poder entregarle

los resultados de su trabajo. Una vez en este punto coincide con Guillén Tato al decir que fue tal su desánimo

que quiso regresar a Malta, pero José Pizarro le disuadió y consiguió que se iniciaran los primeros contactos.

RODRIGUEZ VILLA, A, Zenón de Somodevilla, Marqués de la Ensenada. Ensayo biográfico formado por

documentos en su mayor parte originales, inéditos y desconocidos, librería de M. Murillo, Madrid, 1878,

p. 145. 337 Op. Cit. GUILLEN TATO, J.F, p. 164. 338 PÉREZ GOYENA, A, “En el centenario de Jorge Juan, sabio marino español. Discordancias sobre D. Jorge

Juan”, “Razón y Fe”, nº 148, Madrid, pp. 545-469. 339 Op. Cit. GUILLEN TATO, J.F, p. 164.

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118

escasez de tiempo que dispusieron y la alta categoría científica e, inclusive, literaria de

sus obras”340. En función de esto se escriben cuatro obras, de las que inicialmente solo

tres se llevarán a la imprenta, costeadas por la Corona.

Publicación de los resultados341

Observaciones Astronómicas y Físicas es la primera de ellas que, aunque firmada

por ambos marinos, se atribuye a Jorge Juan debido a que su contenido se centra en los

aspectos incluidos en el ámbito de su especialidad342 recogiendo aspectos puramente

científicos (la geodesia, la física, la náutica, etc.). Por otra parte, Relación Histórica del

viaje a la América meridional, en cuanto a la autoría, presenta la misma característica que

la anterior, estando firmada por los dos oficiales, pero elaborada por Antonio de Ulloa,

donde se abordan los aspectos relacionados con las ciencias sociales (elementos

históricos, geográficos, etnográficos, arqueológicos, de historia natural etc.). Finalmente,

Disertación Histórica y Geográphica sobre el Meridiano de Demarcación entre los

Dominios de España y Portugal que, por su parte, trataba de dilucidar, una vez conocida

la forma real de la Tierra, cuál había sido el meridiano de demarcación, elegido por el

Papa Alejandro VI, de los territorios del Nuevo Mundo entre las Coronas de española y

portuguesa.

Como acabamos de puntualizar, la cuarta de las obras relacionadas con la

expedición no se llevó a imprenta a la vez que la otras, permaneciendo olvidada hasta

1826 momento en el que se publicó, en Londres, bajo el título de Noticias Secretas de

América343. Esta es, de todas, la más controvertida pues, aún hoy, se encuentra cubierta

por la incógnita al tratarse de un escrito en el que Antonio de Ulloa y Jorge Juan narran,

340 Op. Cit. SOLANO, F DE p. 114. 341 Solo pasaremos a describir el proceso de publicación de Observaciones Astronómicas y Relación

Histórica, centrándonos en esta última. Esto se debe a que es la obra que realmente pertenece a Ulloa y,

por tanto, puede ser utilizada como fuente primaria para nuestro estudio. 342 Esta explicación se recoge en los prólogos tanto de la Relación Histórica como de Observaciones

Astrónomicas y Phisicas. 343 Su nombre original es Discurso y reflexiones políticas sobre el estado presente de los reinos del Perú,

pero David Barry decidió otorgarle este nuevo nombre, muy probablemente con el objetivo de incentivar

su lectura y su venta, dándole un título más atrayente para los lectores. Esto puede estar relacionado también

con el momento en el que se publican, un siglo XIX donde el sentimiento nacionalista era muy fuerte en

todos los puntos de Europa y en que Inglaterra inicia un proceso de propaganda antiespañola con el fin de

demostrar sus malos usos en las colonias americanas bajo su dominio, lo que justificaría el proceso

independentista. BARRY, D, Las Noticias Secretas de América, Imprenta de R. Taylor, Londres, 1826.

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119

unido a las descripciones que se realizan en la Relación Histórica344, los pormenores del

gobierno español en América, detallando los abusos llevados a cabo por las autoridades

tanto civiles como eclesiásticas sobra la población indígena y sus riquezas. Todo lo

relativo a esta obra está perfectamente estudiado por Ramos Gómez345 en una monografía

cuyo título la alude directamente y puede combinarse con lo escrito, con anterioridad, por

Whitaker346 en algunos artículos relacionados con la figura de Ulloa y Merino Navarro y

Rodríguez San Vicente347 en el prólogo de edición de 1978 de la Relación Histórica, entre

otros348. Por este motivo, detenerse a analizar los pormenores de dicha publicación es

bastante inútil ya que todos refieren lo mismo y es que, apuntan a la necesidad de realizar

una edición crítica de la obra que, en sí, daría para un monográfico completo.

Antonio de Ulloa será el encargado de supervisar todo lo relativo a la

comprobación y publicación de los resultados, como prueba de sus conocimientos en las

técnicas de impresión y en todo lo relativo a las tareas administrativas que conllevan una

publicación de este calibre. El suyo será un desmedido afán por la pronta puesta en

circulación de los documentos que trajeron de América. Una premura que se explica por

lo ya apuntado, la intención de adelantarse a los franceses y resaltar la participación

española en la empresa ultramarina, “y ello a pesar de que en el 1747 se vería aquejado

de dolencias que quebrantaron su salud”349 . Para esta tarea contó además con la ayuda y

el apoyo del padre jesuita Andrés Marcos Burriel que sabía del deseo de muchos países

europeos incluida la propia Francia -cuyo académicos parece que no se encontraban

demasiado conformes con la demora en la publicación de sus resultados- en que se diesen

a conocer los resultados, que, según él, debían salir, como de hecho ocurrió, todos a la

vez. El jesuita fue el encargado de hacer los informes sobre los contenidos de las obras y

344 Podemos afirmar a este respecto que existen partes exactamente iguales a las que se encuentran en la

Relación Histórica. 345 Op. Cit. RAMOS GÓMEZ, L. J. 346 Op. Cit. WHITAKER, A. P, 1935, pp. 163-165 / 181-182. 347 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación histórica del viaje a la América meridional, tomo I. Introducción

y edición de MERINO NAVARRO, J. P Y RODRIGUEZ SAN VICENTE, M. M, Fundación Universitaria Española,

Madrid, 1978. 348 De entre ellos: HANKE, L. “Dos palabras on Antonio de Ulloa and Noticias Secretas”, Hispanic American

Historical Review, vol. 16, nº 4, 1936, pp. 479-514; Op. Cit. SOLANO, F DE pp. 124-128. 349 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción

y edición de ME RI N O NA V A RR O , J . P Y RO D RÍ G UE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, Fundación

Universitaria Española, Madrid, 1978, p. 30. Se ha descrito también, en el capítulo anterior, que tuvo

que hacer una parada durante el recorrido para curarse. De hecho, en esta página se puede encontrar

una nota al pie que hace referencia al legajo 712 de la sección de Marina del Archivo General de

Simancas, donde el propio Ulloa reconoce encontrarse enfermo.

Page 124: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

120

quedó absolutamente fascinado con el resultado de tan ardua labor, otro de los motivos

por los que se involucró tanto en el desarrollo del proyecto.

Por supuesto y dada la política administrativa española y los recelos que existían

ante la posible presencia de datos que pudieran perjudicar a la Corona, las obras fueron

sometidas a un estricto control de la mano, entre otros, del padre Burriel, quien consideró

que no había nada que objetar al respecto de los datos arrojados de los estudios de los dos

expedicionarios españoles. Así aparte de quedar encantado con el contenido, como ya se

ha dicho consideró, en un informe de veintiséis páginas, que debían realizarse ciertas

correcciones, para la mejora del cuerpo de la obra para facilitar el entendimiento de los

lectores. De entre ellas destaca la ampliación del apartado donde se explicaban los

objetivos de la expedición haciendo público el “un diario de todo lo sucedido en las

Observaciones: nombres de todos los cerros en los que se miraron, días que en cada uno

estuvieron”350. De esta manera, según su opinión, deberían ofrecer a los lectores la mayor

cantidad de datos y noticias afirmando que existía una “política del sigilo, buena para

centurias pasadas, pero exageradamente sostenida”351 En esto estuvo totalmente de

acuerdo Antonio José Álvarez de Abreu, marqués de la Regalía, a quien, en agosto de

1747, se les enviaron las obras junto a los informes de Burriel arrojando los mismos

resultados

“Nada se opone a las regalías de S.M […] no son de naturaleza tal que traigan ningún

inconveniente al Estado, pues aquella superstición política en que a ejemplo de los romanos en las

primeras centurias de la República, ocultábamos a los extranjeros nuestra situación, gobierno y

presidios, el tiempo la ha hecho vana y ridícula en las Indias, especialmente en este siglo, habiendo

nosotros mismos abierto la puerta a su pleno conocimiento por medio de los Asientos de Negros

y Factorías establecidas en los principales puertos franceses e ingleses”352

Se observa pues, en primera contestación que considera totalmente absurdos y obsoletos

los postulados ocultistas españoles, además “evidencia […] un auténtico espíritu ilustrado

350 Op. Cit. SOLANO, F DE p. 117. 351 Ídem. 352 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción

y edición de ME RI NO NA V A RR O , J . P Y R OD RÍ G UE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, Fundación

Universitaria Española, Madrid, 1978, p. 32.

Page 125: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

121

de aprovechar los conocimientos para la utilidad de la Nación”353 llegando incluso a

criticar parte de algunos capítulos o a profundizar en aspectos formales –de la

presentación de los escritos- “a fin de que la presentación sea más hermosa”354 Además,

en octubre de 1747 se le realiza una nueva consulta con el fin de confirmar que todos

aquellos informes novedosos que se ofrecían sobre América no fueran perjudiciales para

la Corona o consideradas inoportunas por la misma “en la medida en que de ellos se

derivare beneficios para las naciones enemigas”355.

Sería el propio Antonio de Ulloa, por un excesivo sentido del deber, por

inexperiencia o por encontrarse muy influenciado por los postulados de la política

española, de ocultar los resultados de sus trabajos, quien más receloso estuvo a publicar

sin someter las obras-en concreto la que se le atribuye- a la mayor cantidad de controles

y revisiones. Comenzando por la consulta al propio Abreu -debido, probablemente, a que

ya había criticado algunos de los capítulos que había escrito e incluso su forma de actuar

obviando su logar de origen- en noviembre de 1747 para confirmar que los territorios de

las Audiencias de Quito y Santa Fe, con la creación del Virreinato de Nueva Granada, se

encontraban bien delimitados. Hizo lo mismo en diciembre del mismo año con respecto

al capítulo de minas que, a pesar de contar con el inicial beneplácito de Abreu, seguía

generando la desconfianza de Ulloa que se lo envía al marqués de la Ensenada afirmando

que, en el caso de considerarse inoportuno para la Corona, le “es indiferente el que se

imprima o que quede reservado”356 ; resolviendo, el secretario de Marina, de la misma

forma que el Marqués de la Regalía. Una vez dilucidado este tema y sin encontrarse aún

satisfecho el teniente de navío, envió las obras al jesuita Pedro Fresneda, Cosmógrafo

Mayor de Indias, que dio un informa rutinario y favorable, como el de los dos anteriores.

A todos ellos Ulloa le pido algo que parece incongruente pues, a pesar de que pretende

una revisión, completa y a fondo, de todos los datos les insiste en que lo hagan con la

mayor rapidez posible para que no tener que detener la labor de impresión.

353 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción

y edición de ME RI N O NA V A RR O , J . P Y RO D RÍ G UE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, Fundación

Universitaria Española, Madrid, 1978, p. 32. 354 Ibídem, pp. 32-33. 355 Ídem. 356 Ibídem, p.33.

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122

La última palabra la tuvo, como no podía ser de otra manera en España, el

Inquisidor General que, al parecer se opuso en cierta manera a los postulados

heliocéntricos que, en Observaciones, se defendía como teoría científica. En función de

esto, la mayor parte de la bibliografía hace referencia a la labor del Padre Burriel como

el gran artífice de la publicación pues gracias a su intervención la publicación se pudo

llevar a buen término. Lo que no se explica claramente es en qué sentido colaboró para la

consecución de este objetivo; según lo que ya se ha dicho probablemente fueran sus

correcciones las que permitieron la publicación de la obra escrita por Jorge Juan. Al

margen de quien fue el artífice de los cambios, el problema inquisitorial se solucionó

enmascarando lo que se planteó como teoría científica con la apariencia de una hipótesis

aunque, leyendo con atención la introducción de Observaciones, no solo se da habida

cuenta de todo este proceso sino que también se atisba perfectamente el tratamiento que,

subrepticiamente, se le da a la teoría heliocéntrica.

Finalmente, en abril 1749357 verán la luz los trabajos de la Expedición

Hispanofrancesa para la medición del meridiano terrestre en el Virreinato del Perú en los

cinco tomos que conformaban dos obras Observaciones Astronómicas y Phísicas -en la

imprenta de Juan de Zúñiga-y Relación Histórica del viage a la América Meridional-en

la de Antonio Marín- perfectamente impresas e ilustradas pues Ensenada, ante la gran

difusión que se preveía que tendrían las obras no escatimó en gastos

“para lograr un publicación de extraordinaria calidad, de modo que la impresión esté a la altura de

los resultados de la expedición, adecuadamente destacados en láminas y grabados de excepción,

encomendados a los mejores artistas de la época”358

Todo en “75.000 pliegos de papel de calidad largo, ancho sin cortar y bien

batido”359 elaborados en la fábrica de Capelladas en Cataluña una labor de gran esfuerzo

y dedicación pues Antonio de Ulloa siempre tuvo la intención de importar papel francés,

357 Aunque en las dos obras se indica que se publicaron en 1748. Bien es cierto que suele existir un

cierto desfase temporal desde el momento en el que concluyen los trabajos de edición e impresión

hasta que las obras se ponen en circulación y sea quizás esta diferencia lo que provoque la disparidad

en cuanto a los años. 358 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Relación Histórica del viaje a la América Meridional, introducción

y edición de ME RI NO NA V A RR O , J . P Y R OD RÍ G UE Z S A N VI CE NT E , M . M , Tomo I, Fundación

Universitaria Española, Madrid, 1978, p.55. 359 Op. Cit. SOLANO, F DE p. 117.

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123

dada la mala calidad del español -de escaso grosos y muy corto-, pensando que no

aguantarían los trabajos de impresión. Una idea que, de hecho, no desapareció de su

mente, especialmente a la hora de reproducir los grabados y láminas viendo la necesidad

de adquirir pliegos de papel procedentes de Génova y París -éste último a través de

negociaciones con su compañero de expedición La Condamine- que eran mucho más

apropiados para la realización de grabados360.

A esto hay que añadir que, por los moldes de fundación que se adquirieron para

tal fin, la letra de imprenta era bastante más hueca que la francesa, en la que se basaron

para hacer los cálculos sobre la cantidad de papel que necesitaban, así se vieron obligados

a adquirir más papel, aprovechando para que fuera el referido papel importado que ofrecía

mayores garantías. Los grabados partían de los borradores de Jorge Juan y Antonio de

Ulloa, que también les habían sido encargados para el mejor entendimiento de las

informaciones y que fueron perfeccionados de la mano de los dibujantes Diego de

Villanueva y Carlos de Vargas, y grabados por Juan Bernabé Palomino y su hijo Juan,

Vicente la Fuente, Juan Moreno, Carlos Casanda, Pablo Miguet y Juan Fernández de la

Peña. Dentro de estos últimos se puede destacar el mapa de la Luna, contenido en

Observaciones, prueba empírica de la calidad no solo de los trabajos de impresión y

grabación sino también de las investigaciones llevadas a cabo durante la expedición.

Estas obras, que costaron 203.561 reales, se vendieron de manera conjunta “al

precio de 240 reales los ejemplares encuadernados en pergamino ya 179 los de cartoné”361

124y fueron editadas y reeditadas en cinco idiomas diferentes, a saber cuatro en español

(en Madrid durante los años 1748, 1773, 1958 y 1978), dos en alemán (en Leipzig en

1751 y 1781), tres en francés (1752 en Ámsterdam y en 1776 y 1787 en País), una en

holandés (en 1772 en La Haya) y nueve en inglés (seis en Londres en 1758, 1760, 1765,

1767, 1777, 1806 y 1867 y dos en Dublín en 1758 y 1770).

360 Esta escasa especialización en la fabricación del papel puede deberse a que la imprenta española

estaba en un período de estancamiento, que había dejado atrás los logros alcanzados en el siglo XVI,

siendo estas dos obras prueba del comienzo de una nueva época de desarrollo en cuanto a los

instrumentos y técnicas de impresión en España que tendrá su cénit en la época de Carlos III. 361 Op. Cit. SOLANO, F DE p. 119.

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124

Ambas son prueba del proceso de desarrollo que estaba viviendo el país desde

muchos puntos de vista; a nivel político España estaba dejando atrás sus ideas ocultistas

para abrirse mediante la publicación de sus logros al resto de Europa entendiendo que, se

trataba de una labor difusora del conocimiento y no una herramienta para que el resto de

países se apropiaran de sus territorios y riquezas. Por otra parte en cuanto a técnicas de

impresión, la labor realizada por Antonio de Ulloa y el apoyo que este tuvo de parte del

Estado -que financió la obra en su totalidad por haber sido la expedición y los informes

un encargo suyo- y, en especial del Marqués de la Ensenada contribuyeron a que fueran

puestas al público dos obras que se convertirían en trampolines para el nuevo proceso de

desarrollo en la imprenta, tras el período de crisis y estancamiento del siglo XVII, y buena

prueba de ello será la profusión de grabados en los cinco tomos que componen las obras362

Y, cómo no, en el desarrollo científico pues nada se acogió tanto a los ideales de la ciencia

ilustrada como las obras de Jorge Juan y Antonio de Ulloa, por la realización de un trabajo

científico a conciencia que incluía tanto labores relacionadas con las ciencias exactas -

que fueron las que motivaron el viaje- como con las ciencias sociales -que en ese

momento, por supuesto, no se consideraban dentro del ámbito de las ciencias- a las que,

curiosamente se le dedican cuatro de los cinco tomos -dejando solo uno para las

Observaciones- y con una labor de difusión del conocimiento hasta entonces impropia,

como ya se ha dicho, de España pero que se ajustaba perfectamente a los objetivos que

debía tener toda expedición científica ilustrada.

La Relación Histórica y su importancia como fuente descriptiva de la América

Meridional

“No puede un marinero pasar por orador, ni aspirar a numerarse en la clase de los

historiadores”363. De entre todas las definiciones o descripciones que se puedan aportar

de la Relación Histórica no hay ninguna que recoja mejor su esencia que esta frase con

la que el propio Antonio de Ulloa finaliza el prólogo de la misma. La obra es pues un

verdadero cuaderno de bitácora y en él, el marino que lo realiza, describe absolutamente

362 Hasta ese momento los libros españoles se habían caracterizado por la ausencia total de imágenes

por las deficiencias en las técnicas de impresión y por la falta de profesionales. De hecho, todos los

libros españoles que, con anterioridad a este momento contaron con láminas entre sus páginas debieron

las mismas a la participación extranjera, bien las copiaban de sus libros o las encargaban fuera de

España. 363 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Prólogo.

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125

todo lo que ve y todo lo que escucha de la forma más pragmática y objetiva, sin entrar en

juicios de valor. Asume todo lo que ve como una realidad dentro de una cultura, sin

magnificencias ni detracciones de ninguna clase.

Al ser esta una obra puramente descriptiva podría esperarse, en su discurso, el

barroquismo propio de los autores que, tanto antes como a la vez que Ulloa, hicieron

descripciones de estas tierras. Pero nada más lejos de la realidad, la tecnología descriptiva

de la publicación de Antonio de Ulloa no tiene semejanzas con la de estos otros viajeros

que, generalmente pertenecientes al clero, como Fray Pedro Murillo Velarde364, y se

basaban no solo en la profusión de datos sino en la de adjetivos a la hora de desarrollar

sus descripciones. Estas formas narrativas correspondían a los modelos retóricos

existentes que se empleaban en el género historiográfico del momento, más

particularmente en la corografía. Recordemos, siguiendo a Kagan, que durante esta época

la corografía aparece como un contrapunto de la historia real, brindando a las ciudades

un papel protagonista que les era negado por los cronistas reales, y el género gozó por

entonces de una auténtica época dorada, no gracias al apoyo de la monarquía, sino al de

ciudades y municipios cuyos gobernantes lo consideraron el medio ideal para mostrar al

mundo sus propias grandezas365.

Así el método descriptivo de Antonio de Ulloa es totalmente diferente pues, en

primer lugar, no utiliza el modelo corográfico ya que, con sus descripciones, no pretende

realzar ninguna ciudad sobre otra, no es su intención hacer una oda de los lugares en los

que se realizaron los trabajos, simplemente ofrece datos sobre ellos no solo porque estuvo

allí sino porque es lo que le encomendaron que hiciese. Por otra parte, es un modelo

basado en la observación directa, en la propia experiencia, de ahí que no necesite justificar

lo que describe ni recurrir a ningún otro autor366, como sí hacen estos otros ya que, por lo

generalmente no han estado en la mayoría de los lugares objeto de sus descripciones.

Según esto, por ejemplo, en el caso de Murillo Velarde, los datos aportados sobre los

364 Pedro Murillo Velarde: jesuita del siglo XVIII que en 1752 publica la Geografía Histórica. Una obra

de diez tomos en los que describe todo el mundo conocido hasta el momento, haciendo gran hincapié

en las descripciones de los pobladores de cada lugar. Real Academia de la Historia, Diccionario

Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/20122/pedro-bernardo-murillo-velarde. 365 KAGAN, R. L “La corografía en la Castilla moderna. Género, Historia, Nación", Studia Historica.

Historia Moderna, XIII, 1995. 366 Bien es cierto que cuando hace referencia a la época prehispánica, sí acude a autores clásicos, que debía

conocer debido a su formación, para dar aquellos datos que, por obvias razones, ya no podía observar.

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126

parajes que visita pretenden siempre realzar lo español o, en dado caso, lo europeo sobre

el resto, tomándolos como culturas superiores y dominantes. De esta manera nos

encontramos con descripciones no solo algo abigarradas o farragosas sino, sobre todo,

muy pretenciosas.

Por ello nos encontramos con que, en el siglo XVIII confluyen dos tipos de

discurso; unos, con referencias a los clásicos y generalmente recogiendo lo que otros

autores habían dicho y escrito, propio de aquellos sabios de la Iglesia que se hicieron a la

mar o se aventuraron a escribir obras sobre los naturales de las tierras allende los mares

para aportar mayores conocimientos sobre ellas y ensalzar a las supuestas culturas

dominantes por encima de aquellas que dominaban. Y otro puramente científico, propio

de los nuevos sabios hijos de las ideas ilustradas y el desarrollo científico, que basa sus

descripciones en la experiencia directa con el fin de buscar visiones reales que permitan

el conocimiento, lo más exacto posible, de esos territorios para poder así no solo

controlarlos sino contribuir con sus productos y sus métodos al desarrollo que tanto

necesitaban sus países de origen.

Así Antonio de Ulloa aporta datos sobre el viaje, la historia natural, la geografía,

la población y sus usos y costumbres, disponiendo toda esa información en cuatro tomos

que, a su vez, se dividen en dos partes el viaje de ida, hasta Quito, y el de vuelta. De esta

forma, el tomo primero describe “desde la salida de Cádiz hasta la conclusión de la

Medida de los Grados de Meridiano Terrestre contiguos al Equador”367 distribuido en

cinco libros; el siguiente tomo se dedica, por entero, a la Provincia de Quito, en el libro

sexto. Mientras, el tomo tercero, por su parte, recoge los viajes y las descripciones de

Lima y el reino de Chile, en dos libros y, por último, en un solo libro, que compone el

tomo cuarto368, aporta los datos sobre el viaje de vuelta, “desde el puerto del Callao hasta

367Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A. Prólogo. 368 La mayor parte de los autores que han estudiado los resultados de la expedición geodésica, apunta que

los libros de Jorge Juan y Antonio de Ulloa no son dos obras independientes, sino que, por su condición,

son una sola. Por ello consideran que la parte escrita por Ulloa se corresponde con los cuatro primeros

volúmenes, mientras el quinto fue el que surgió de la mano de Juan, es decir, Observaciones Astronómicas

y Fisicas…

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127

Europa; a que acompaña un Apendix de la Cronología de los Monarcas369, que el Perú ha

reconocido desde el primer Inca Manco Capac […] hasta […] Fernando VI”370.

En lo referente al modo empleado para mencionar la obra en cuestión, Whitaker371

describe sus características y apunta que él utiliza, para referirse a ella, empleando el

título de su traducción inglesa Viaje a la América del Sur. Este título puede equipararse

al tan utilizado Viaje a la América Meridional al ser estas últimas denominaciones

sinónimas y además acercarse bastante más al título original. El hecho de que se haya

adoptado este título tiene una más que probable y es el enorme impulso que ha tenido y

tiene la historiografía anglosajona. En este sentido, siguiendo al autor citado

anteriormente, así como a Francisco de Solano372, conocemos que la obra, a pesar de tener

el castellano como idioma original, se distribuyó en diferentes países europeos, traducida

a sus lenguas nativas. Entre ellas, por supuesto, se encontraba la lengua inglesa, cuya

traducción, realizada por John Adams en 1758, se editó en seis ocasiones más e incluso

se reeditó en 1813, por John Pinkerton en su Colección General de Viajes. Así, la

profusión bibliográfica anglosajona, unida a la realidad de la española373, causó que la

mayor cantidad de libros editados sobre el viaje geodésico fueran en el idioma anglosajón

y que, por tanto, los ejemplares distribuidos en España, después del siglo XVIII fuesen

traducciones de aquella versión y no de la original374. A pesar de todo esto, teniendo en

cuenta que la obra base de nuestro estudio es la original, empleamos y seguiremos

empleando su título en castellano.

La Relación Histórica recoge además los rasgos más característicos de las dos

producciones de Jorge Juan y Antonio de Ulloa y, especialmente por su longitud, puede

369 Esta cronología se recoge en un magnífico grabado, dentro de la obra, realizado por Juan Palomino.

Figura 6. Anexo 370 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, introducción y edición de MERINO NAVARRO, J. P Y RODRIGUEZ DE SAN

VICENTE, M. M, Tomo I, p.30. 371 Op. Cit. WHITAKER, A. P, 1935, pp. 169-171. 372 Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 118-120. 373 Desde finales del siglo XVIII, la producción bibliográfica de esta obra se detuvo hasta mediados del

siglo XX, cuando se realizaros dos nuevas ediciones, una en 1958 y otra en 1978, en edición facsímil. 374 Un claro ejemplo del predominio inglés en este sentido es el gran conocimiento que se tiene acerca de

Noticias Secretas de América, pues no solo se trata de un libro de jugoso contenido para los investigadores

sino que, además, tenía un enorme contenido estratégico. Esto se debe a que, en el siglo XIXI, debido al

predominio del sentimiento nacionalista y en el marco de la guerra de independencia de las colonias

americanas, era muy conveniente difundir una obra sobre los malos usos españoles en aquellos territorios.

De esta manera, Inglaterra se vale de su fuerza, en este campo, para difundir la obra que nos sirve como

ejemplo, algo que también ocurre con el Viaje a la América Meridional.

Page 132: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

128

aportar muchos más ejemplos de ellos. Al respecto de esto último Patricio Merino y

Miguel Rodríguez hacen referencia-en su prólogo de la edición facsímil de la Relación

Histórica publicada en Madrid, en 1978, por la Federación Universitaria Española- a dos

legajos de las secciones de Marina (712) y Hacienda (47) del Archivo General de

Simancas donde

“se contiene el expediente administrativo-fiscal de la publicación y, […] valiosos datos sobre

papel, grabado encuadernación, etc., que contribuyen a un mejor conocimiento del libro español

en esa época, punto éste insuficientemente estudiado”375

Esta afirmación es totalmente cierta pues, ya que el marqués de la Ensenada -como ya se

ha dicho- no escatimó en gastos y dado el deseo de Antonio de Ulloa de conseguir una

obra perfecta, este último acude al “entonces burilero real y maestro grabador “el mejor

que hay en Madrid”, Juan Palomino”376 para conocer el tiempo que tardaría en realizar

las láminas que debía incluir la obra, aportando Palomino una respuesta tan ambigua

como apropiada en su situación ya que no podía comprometerse en un fecha concreta al

existir la posibilidad de que “se le mandase hacer obra perteneciente a S.M porque en tal

caso como burilero real le sería forzoso abandonar ésta, hasta tener concluida aquella”377

Tan sencillo hubiese sido como, a pesar de ser el mejor de los grabadores españoles,

buscar a alguien que tuviese una mayor disponibilidad, pero no había nadie más en la

Corte de Madrid que pudiera encargarse de tal menester, así Ulloa plantea la posibilidad

de hacerlas en París pues

“dentro de los tres meses podrían estar […] porque allí hay maestros tales que hacen profesión de

este oficio y tienen todo el número de oficiales que necesitan […] parece que allá los

perfeccionarán mejor […] saldrán a menor costo, mucho, porque no habiendo aquí -en España-

más que uno que trabaje en esto no se le puede poner límites”378

Finalmente, y puede que por el hecho de ser el Estado Español el que costeara la

publicación, los grabadores serán españoles y se embolsaron una buena cantidad de

375 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A. Prólogo. 376 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, introducción y edición de MERINO NAVARRO, J. P Y RODRIGUEZ DE SAN

VICENTE, M. M, Tomo I, p. 55. 377 Ídem. 378 Ídem.

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129

dinero en función del número y dificultad de las láminas que realizaron. La cantidad más

alta (23.000 reales) la cobró Palomino ya que accedió “a grabar las más complicadas: la

anteportada, el plano de Quito y los retratos de los emperadores del Perú”379 Este último

se trata de una original composición en la que, sobre un templete barroco, coronado con

las armas reales, se suceden todos los emperadores incas (desde Manco Capac hasta

Atahualpa) seguidos de los monarcas españoles (de Carlos I a Fernando VI380)

escenificando “la idea ilustrada por la que la Monarquía española resulta heredera política

de la incaica”381 . Esta lámina destaca no solo por su magnífica composición sino también

por el modo en el que se realizaron los retratos que, en el caso español se inspiraron en

los originales, como lo muestra el de Fernando VI prácticamente exacto a su fisonomía

original, y que fue copiado por muchos pintores de la época, mientras que los incas eran

aproximaciones según genealogías conservadas en iglesias y colecciones particulares de

Lima. Estas es quizás una de las láminas más espaciales de la obra.

Junto a ella la anteportada382, también con la autoría de Palomino, una impactante

alegoría del desarrollo científico y de las nuevas técnicas de navegación. En ella cuatro

figuras femeninas representan, la Náutica, la Geografía, la Física, y la Astronomía que,

con los atributos característicos de cada una de las disciplinas (el timón, la vela, el

transportador de ángulos, el astrolabio, el péndulo) actúan y trabajan alrededor de una

gran esfera terrestre; para hacer ver que son estas cuatro ciencias las que dominan el

mundo383. Al fondo, como no, el océano con dos navíos que ponen rumbo a Ultramar

para poner en práctica, sobre el terreno, los postulados de estas ciencias y así mejorar y

aprender de ellas y conocer mucho mejor los territorios bajo su dominio.

Mención merecen por supuesto, las láminas dedicadas a la cartografía, al ser esta

una de las tereas fundamentales que se les encomendarían a los expedicionarios, y

379 CARRETE, J, CHECA CREMADES, F Y BOZAL,V, “El grabado en España (siglo XV-XVIII)”, SUMMA ARTIS,

Historia General del Arte, tomo XXXI, Espasa Calpe, Madrid, 1988, p.402 380 El monarca se incorpora más tarde a la composición -a la muerte de su antecesor Felipe V- en el

centro sostenido por una figura femenina con una cruz en su mano, justo encima del retrato Rey. Este

último elemento alegórico puede tener varias explicaciones desde identificarla con la Fe -aunque no

tiene los ojos vendados- o resaltar el hecho de que el poder de Dios está por encima del de los hombre.

De uno u otro modo, dicho elemento probablemente tenga que ver con el hecho de que Fernando VI

era rey por la Gracia de Dios. 381 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 119. 382 Figura 7. Anexo. 383 Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p.

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130

ejemplo de ello es una lámina anónima que recrea el “plano escenográfico de la Ciudad

de los Reyes o Lima384, capital de los Reinos del Perú […] demostrada en la forma que

tenía antes que se arruinase con los últimos terremotos”385. Desde este punto de vista son

también importantes los perfiles topográficos, que abundan en toda la obra, por ser una

muestra no solo de la habilidad técnica de sus realizadores sino del conocimiento

geográfico de los que los estudiaron y elaboraron.

Son muy destacables, además, los grabados con escenas costumbristas como el

realizado por Carlos Casanova

“de un riquísimo contenido paisajístico y etnográfico, en la que se plasman importantes elementos

importantes que identifican la Audiencia de Quito […] y con tipos humanos muy bien identificados

en su indumentaria dentro de la compleja sociedad multiétnica ecuatoriana”386

También lo es la lámina realizada por Juan Bautista Fernández donde se recogen

“varios tipos humanos con distintas indumentarias según su rango social”387 así como

modelos de transporte, animales y plantas. Con respecto a esto último, la flora y la fauna,

esta obra ha sido un referente desde el punto de vista de la historia natural, con amplias

descripciones acerca de sus plantas388 y animales y los usos que se hacía de ellos. Bien es

cierto que aporta una gran cantidad de datos, interesantes y muy útiles para el desarrollo

de una buena cantidad de trabajos, pero al no ser objeto de este y al encontrarse

muchísimo más estudiadas que la imagen del indio y siendo esta mi objeto de estudio, su

importancia no puede, ni creo que deba, pasar, en este proyecto, de una simple mención.

La primera imagen de América: los habitantes de la América Meridional

384 Figura 8. Anexo. 385 SERRERA, R. M Y ELVÁS HINIESTA, M. S, “Grabados y grabadores de la Relación Histórica del viaje a

la América Meridional [1748] de Jorge Juan y Antonio de Ulloa”, en Antonio de Ulloa. Biblioteca de

un Ilustrado, secretaría de publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 2015, p.84. 386 Op. Cit. SERRERA, R. M Y ELVÁS HINIESTA, M. S, p. 81. 387 Ibídem p.82. 388 No debe olvidarse el interés existente, en aquel momento, por los estudios de tipo botánico, pues las

plantas americanas eran muy codiciadas ya que permitirían la mejora en sendos campos de la ciencia, como

la medicina, que tan necesitada estaba de una renovación.

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131

A pesar de que, como se ha dicho, la Relación Histórica es un referente en historia

natural y Botánica389, pero, en este caso, pondremos nuestra atención en las descripciones

que aporta de los pobladores de la América Meridional. Se trata de una faceta que no está

demasiado estudiada, es decir, no existen muchos trabajos en los que se tomen como

referencia las descripciones, de Antonio de Ulloa para elaborar un estudio de imagen. Por

el contrario, sí se han tomado los datos aportados en Noticias Secretas de América pues,

en ella, se aportan todos los datos “comprometidos” que se decidieron esconder y que la

Corona también pidió que se recogieran. Se describe la verdadera relación entre los indios

y las autoridades criollas, principalmente, y los abusos que desde estas se hacían sobre

ellos390. La de Relación Histórica es una descripción de la población en su más pura

esencia, Ulloa trata de centrarse únicamente en los datos empíricos, en lo que ve en ellos,

en sus costumbres, sin pararse a enjuiciar como se desarrollaba su vida dentro del sistema

colonial. Bien es cierto que, debido a su condición de español, a su formación y a su

estatus social, existen elementos que le extrañan y que, quizás de manera subrepticia, trata

con cierto tono de crítica.

Como elementos descriptivos generales puede resaltarse, en primer lugar, un

hecho propio del siglo XVIII como es la diferenciación por el color. En los siglos XVI y

XVII en las crónicas y obras de sabios y eclesiásticos (jesuitas sobre todo pues en ellos

se situaba la antigua élite científica) se hacía referencia a un criterio diferenciador distinto,

la religión, y en función de esta se establecía el grado de civilización de las gentes de

América. De esta manera existía una gran diferencia en las descripciones de los indios

cristianizados, generalmente pobladores de las ciudades principales de las colonias

americanas, dándose así una fuerte distinción entre los indios mexicanos y peruanos,

adaptados a las costumbres europeas por el mayor contacto con esta cultura, los que

vivían aún dentro de su original sistema de tribus. Así el no pertenecer a la comunidad

cristiana se tomará como un símbolo de barbarie, acrecentado con costumbres como la

antropofagia, los sacrificios o la desnudez que les daba un cariz más propio de bestias que

389 Sobre el particular: PUIG SAMPER, M.A, “La historia natural en la expedición geodésica al Perú: las

aportaciones de Jorge Juan y Antonio de Ulloa”, Tebeto: Anuario del Archivo Histórico de

Fuerteventura, Nº. 5, 1, 1992 pp. 79-102; PUIG SAMPER, M.A, “Antonio de Ulloa, naturalista”, Op. Cit.

LOSADA, M Y VARELA, C, Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 97-125; SAUNIER,A Y GARCÍA

GIMÉNEZ, R, “Recursos naturales observados y/o descritos en la expedición a Perú (1735-1744) aportados

por los españoles Jorge Juan y Antonio de Ulloa de la Torre-Guiral”, Tecnología y desarrollo, nº. 5, 2007,

pp. 1-18. 390 Pero como hemos expresado con anterioridad, no vamos a utilizar esta obra como fuente debido a su

carácter controvertido. Por tanto, no se harán más menciones a ella.

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132

de personas. Nunca se tomó el color como un elemento de exclusión o como motivo para

distinguir a una persona de otra. Algo que sí se utiliza no solo en esta obra sino en las que

se fueron publicando en la segunda mitad del siglo XVIII donde la diferencia social vino

de la mano del color de la piel, asociando negritud con esclavitud. De este modo ya no se

hablará de cristianos o no cristianos, sino de blancos, negros, indios, mestizos, mulatos,

etc, surgiendo así el problema de las castas en América, que ha sido muy estudiado tanto

en estas obras como en otras muchas. De hecho, Antonio de Ulloa no menciona la religión

como algo negativo, solo describe la práctica religiosa, generalmente la cristiana.

Por otra parte, en los calificativos no se incluye la palabra salvaje en ninguna de

las descripciones, esto se debe no solo a la intencionalidad con la que se han realizado

que en ningún momento, al menos de forma directa, pretende enjuiciar a los nativos y sus

costumbres, sino también debido a su pensamiento puramente científico que lo aleja de

condicionantes vanos de tipo moral o religioso y le permite aceptar la realidad tal y como

es. No intenta constantemente dar una explicación a sus costumbres, no se plantea por

qué hacen las cosas; simplemente las acepta como hechos consumados y las describe de

la misma forma en que las han visto sus ojos. Además, pertenece a esa nueva corriente

que, fruto del contacto directo con los nativos, comienza a apreciar las costumbres

indígenas y sus virtudes realzando así, en caso necesario todo lo bueno de sus talantes;

una bondad que, en muchos casos, utiliza como medio para justificar el buen trato y la

ayuda que les prestaban. Todo esto entra en el contexto del mestizaje cultural, producido

por el aprecio, ya descrito, de las costumbres indígenas que genera que indios y españoles,

en este caso, adopten rasgos del otro hasta tal punto que esto dificulta la labor de Antonio

de Ulloa que, en su propósito por conocer la cultura en su forma más básica, sin

condicionantes de ningún tipo, llega a confundirse al no poder dilucidar si ciertas formas

culturales o el uso de ciertos objetos en una cultura era un rasgo propio o adoptado de la

otra.

En tercer lugar, las constantes comparaciones fruto probablemente de que solo se

tenía constancia de los habitantes de América por las crónicas del XVI, que no eran

precisamente objetivas y se centraban más en enjuiciar que en describir ya que los clásicos

no hacían referencia a ellos por no ser un territorio conocido en ese momento. A tenor de

esto, el proceso de desarrollo científico español había llegado ya al punto de desterrar la

doctrina de autoridad de los clásicos en el conocimiento para pasar a defenderse la

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133

autosuficiencia del hombre de poder crear, en función de su experiencia, un conocimiento

muevo y propio. En función de esto y como una de las características de la condición

humana, tiende a buscar un elemento conocido y tomarlo como referencia para describir

lo que no se conoce. De esta forma los españoles son uno de esos modelos referenciales

con los que se suele iniciar la sucesión de datos que conforman las descripciones y, a

partir del conocimiento de una buena cantidad de rasgos de grupos indígenas y demás

habitantes de los territorios en cuestión, éstos se tomarán también como base para

describir al resto. Sobre este tema, también es cierto que Cartagena, en buena medida, es

tomada como referencia, debido a que Antonio de Ulloa había estado allí previamente y

por tanto la conocía de antemano.

Según este último elemento descriptivo, al analizar las descripciones, según la

cantidad de datos y la forma de referirse a ellos, en la Relación Histórica se pueden

distinguir tres grupos de habitantes: los de Cartagena, los de Quito y los de Lima, pues

serán esos en los lugares en los que se detengan durante un mayor espacio de tiempo;

teniendo en cuenta, a este respecto, que las investigaciones sobre flora, fauna y población

se realizaban en los momentos en los que no trabajaban en las observaciones. Así serán

claves la demora en Cartagena de Indias que se produjo durante varios meses, mientras

esperaban la llegada de los académicos franceses que se encontraban en Haití rezagados

comprando esclavos. Por su parte el establecimiento en Perú, que es el centro y el objetivo

de la expedición y en ella se detuvieron la mayor parte del tiempo para la realización de

las observaciones pertinente, relativas a la medida del arco de meridiano terrestre. Y

finalmente, su estancia en Lima que viene justificada en palabras del propio Ulloa como

producto de un maravilloso azar

“ Parece que las casualidades a veces pueden regularse merecedoras de mas alto blasón, que las

coloque en el grado de los aciertos; y parece que solícita la Historia de nuestro viage de su mayor

adorno, y hermosa compostura facilitó medios de conseguirlo, proporcionando en las

circunstancias, que sobrevinieron, el que no fuese la Provincia de Quito sola el objetivo de

nuestras observaciones; sino que también se extendiesen estas a la de Lima […] la capital del Perú

y la Reina de las Ciudades de Aquellas partes Meridionales”391

391 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capitulo III, p. 36.

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134

De esta forma, estos serán los habitantes que se tomen como modelo, a partir de los cuales

se realizarán el resto de descripciones. Es pues este mismo criterio el que vamos a seguir

para le desarrollo de este estudio en el que, en el orden establecido por el propio autor se

describirán y analizarán los aspectos más significativos de los tres grupos principales,

completando las descripciones con las de los pueblos siguientes en el recorrido o aledaños

de las ciudades principales.

Dentro del primer grupo se comprenden no solo los habitantes de Cartagena sino

también los de Portobelo, Panamá y Guayaquil; siendo los cartageneros centro de las

descripciones392 y haciendo referencia solo a las diferencias existentes entre ellos y las

otras tres poblaciones. En función de esta premisa, lo que resulta más significativo de la

ciudad de Cartagena es que su “vecindario […] se divide en varias Castas producidas de

la unión de Blancos, Negros, y Indios”393. En función de esto, Antonio de Ulloa entra a

abordar el problema de las castas en América y lo hace en un territorio tan propicio como

el de esta ciudad, parte fundamental en el engranaje del sistema colonial español, con un

excelente puerto de donde salían la mayor parte de las riquezas de las colonias a la

metrópoli394. Dicha situación favorecía que habitasen en ella no solo los indígenas sino

también un gran número de blancos395, dedicados a la actividad comercial o incluso

miembros de la administración, así como de esclavos negros que bien permanecerían en

la ciudad o bien la abandonarían una vez fuesen vendidos. Esta multietnicidad fue

generadora de este gran mestizaje biológico que caracteriza la ciudad de Cartagena de

Indias. De esta manera Antonio de Ulloa tendrá como eje central de la descripción de sus

habitantes esta multitud étnica y su consiguiente mestizaje.

Dicho problema de las castas consistía en que ciertos habitantes, por tener mezcla

de sangre, no eran considerados como ciudadanos de pleno derecho y por tanto, en

función de su color, estarían más cerca de un punto u otro de la pirámide social por ello

392 A este respecto debe tenerse en cuenta que Antonio de Ulloa ya conocía Cartagena de Indias. Su estancia

en la ciudad, durante se época de aventurero, le bahía permitido conocer parte de su realidad, por tanto, es

lógico que, a pesar de las marcadas características de la población cartagenera, que podía aportar un

interesante hijo conductor para las demás. El hecho de utilizar de base los datos de este lugar era

seguramente más sencillo para él puesto que describe una realidad que no le era desconocida. 393 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.40. 394 Contaba además con una inmejorable posición estratégica. Con una orografía que situaba a la ciudad y

su bahía en una inmejorable posición, salvaguardándola de las amenazas exteriores. Una disposición

estratégica que la hizo apta para convertir su plaza en silla episcopal. 395 En palabras del propio Ulloa se la consideraba “emporio de los españoles”. Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA,

A, Tomo I, Libro I, Capitulo II, p.29.

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“es tanto lo que cada uno estima la Gerarquía de su Casta, y se desvanece en ella, que si por

inadvertencia se les trata de algún grado menos, que el que les pertenece, se sonrojan y lo tiene

como cosa injuriosa, aunque la inadvertencia no haya tenido ninguna parte de malicia; y avisan

ellos al que cayó en el defecto, que no son lo que les ha nombrado, y que no les quieran sustraer

lo que les dio su fortuna”396

Esta afirmación podría resultar incongruente teniendo en cuenta que, si la diferenciación

viene desde el punto de vista del color, podría ser bastante fácil distinguirles en un

extremo u otro. En este sentido la forma básica y más conocida de mestizaje estaría en

los mulatos “que se originan de la mezcla de Blancos y Negros”397. A partir de este punto

se origina el primer problema para su diferenciación porque existen distintos grados en

esta forma de mestizaje, fruto de la procreación de estos mestizos con los blancos. Así se

puede hablar de un proceso de “blanqueamiento” de una primera casta caracterizada más

bien por su piel oscura, generándose así los tercerones (mulatos y blancos), cuarterones

(tercerones y blancos) y quinterones (cuarterones y blancos). A este último grupo “se le

llama ya Español, y se considera fuera de toda raza de Negro, aunque sus abuelos, que

suelen vivir, se distinguen muy poco de los mulatos”398 tratándose pues de mulatos en

tercera línea de consanguineidad.

A tenor de esto Ulloa, al referirse a los Blancos advierte que

“otras familias hay también de gente blanca, aunque pobre, que o están en lazadas con las Castas,

o tiene su origen en ellas; y asi participan de mezcla en la Sangre; pero quando no se distingue esta

por el color, les basta le ser blancos, para tenerse por felices, y gozar de esta preferencia”399

Esto es una prueba de lo valioso que era tener la piel blanca, pues era la razón para gozar

de la misma categoría que los españoles, de hecho, en aquellas personas bien relacionadas

se expedían certificados de blancura que permitían obtener el mismo trato que si se tratase

de alguien con la piel clara.

396 Ibídem, Capitulo IV, p.41. 397 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.41. 398 Ídem. 399 Ídem.

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136

Pero esta no es la única dificultad que se plantea pues

“antes de legar al grado, o Gerarquía de Quinterones, se ofrecen muchas intercadencias, que les

embarazan el llegar a ella; porque entre el Mulato, y el Negro hay otra Casta, que llaman Sambo,

originada de la mezcla de alguno de estos dos con Indio, o entre sí; y se distinguen también según

las Castas, de donde fueron los padres: entre Tercerón, y Mulato; Quarterón y Tercerón, y así en

adelante son los hijos Tente en el Ayre, porque ni abanzan a salir, ni retroceden: Los hijos de

Quarterones, o Quinterones, por la junta con Mulatos, o Tercerones, y lo mismo de estos, y Negros

tiene el nombre de Salto atrás, porque en lugar de adelantarse, a ser Blancos, han retrocedido, y se

han acercado a las castas de Negros. También todas las mezclas desde Negro hasta Quinterón con

Indio se denominan Sambos, de Negro, Mulato, Tercerón, etc”400

Según esto se entiende perfectamente la dificultad que supone la enorme diversidad étnica

que puebla las tierras americanas a los ojos de alguien que las desconozca por completo,

de hecho, el propio Ulloa apunta que las que se describen no son las únicas de manera

que “son tantas las especies, y en tan grande abundancia, que ni ellos saben

discernirlas”401

Por otra parte, dentro de los grupos de pobladores, como no, se describe también

a los blancos y a los negros. De entre los primero distingue a los europeos, llamados

Chapetones, quizás por sus mejillas sonrosadas y los criollos, grandes hacendados que

“han procurado mantenerse en el lustre de sus Antepasados casando, o ya con sus iguales

del País, o de los Europeos, que van en las Armadas”402 para no entrar así en el sistema

de castas que, como ya se ha dicho los haría descender de rango. Referente a esto último

en los europeos existe un matiz importante pues estos no solían pasar mucho tiempo en

la ciudad pues regresaban a sus lugares de origen, generalmente España, tras haber

cumplido la labor para la que fueron enviados y haber amasado una considerable fortuna

o bien se retiraban a las zonas interiores para mejorar su economía personal. Es

importante traer esto a colación porque Antonio de Ulloa incluye una advertencia para

los europeos que quieran dirigirse a Cartagena para hacer fortuna

“quasi todos los que van (como ellos dicen) a buscar Fortuna, experimentan allí la última estación

de su Vida con la miseria, y Enfermedades. Y porque este es asunto, que merece ser sabido, […]

400 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.42. 401 Ídem. 402 Ídem.

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no omitiré decir alguna cosa de él, que pueda servir de Desengaño a los que deseosos de poseer

mas riquezas, que las que gozan en sus Patrias, se imaginan, que las tienen conseguidas con

transportarse a las Indias”403

De esta manera, los europeos que no tenían recursos embarcaban en las flotas

como polizones (“pulizones”404) es decir, sin licencia para viajar a las tierras americanas

y sin haber comprado su pasaje, llegando a Cartagena donde no tienen ningún tipo de

contacto405 ni lugar en el que hospedarse, algo que le lleva a recurrir a la caridad de las

Iglesias en las que se les alimenta con Sopa de Cazabe “que no siendo soportable para los

del país, se deja entender que tal será para los pobres, que no están acostumbrados a

ella”406 y vivir en la indigencia hasta que puedan incorporarse a la servidumbre de algún

mercader que les lleve a las provincia interiores, donde sí tendrían más posibilidades de

hacer fortuna. Es importante tener en cuenta que habla de Mercaderes, pues los

Comerciantes no solían requerir de este tipo de servicios. De no ocurrir esto,

“a pocos días la extrañeza, que perciben la Naturaleza en aquel distinto clima, junto al maltrato de

las Comidas, y la continua desazón […] viendo reducidas a miserias […] las vanas esperanzas de

las riquezas que se prometían en su Fantasía, los conduce al infeliz estado de caer enfermos de lo

que allí llamaban Chapetonada407”408

El hecho de vivir en la miseria les impide acudir al hospital para poder aliviarse de su

mal, pues se necesitaba de pago para ello, por tanto, las negras y mulatas libres409 les

llevan a sus casa y les cuidan. Si mueren les hacen enterrar de limosna y si sobreviven,

intentan que entren al servicio de antes que, como los mercaderes, los lleven a las tierras

interiores y, en caso de no conseguirlo, se casan con ellos o les ofrecen a alguna de sus

hijas en matrimonio; entrando estos así en un estilo de vida no menos desdichado.

Independientemente de que se casen o no, los que se quedan en Cartagena “se aplican a

403 Ibídem, p.48. 404 Ídem. 405 Figura fundamental en el desarrollo del sistema colonial, pues no era conveniente viajar a América

sin tener nada ni a nadie que estuviese esperando allá, a no ser que se estuviese huyendo. 406 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.49. 407 Una de las primeras enfermedades que sufrían los europeos al llevar a las Indias, motivada por su

falta de resistencia al clima. 408 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.49. 409 A las que Antonio de Ulloa describe como poseedoras de una gran bondad.

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138

Pulperos, Canoeros, y otros Ejercicios semejantes; en que andan siempre mal vestidos410,

y tan colmados de trabajos, y desdichas, que nunca olvidan la Vida en su tierra por muy

mísera que fuese”411

Como ya se ha dicho, Antonio de Ulloa describe también a la población Negra. El

entonces, Teniente de Navío recalca la tradicional división entre hombre libres y esclavos

y, de entre estos últimos la de criollos y bozales412. Atención especial merecen las mujeres

de este grupo; en el caso de las esclavas, las casadas413, permanecen en las casas donde

sirven mientras otras servían como vendedoras ambulantes en las calles de la ciudad,

dedicadas generalmente a la venta de productos comestibles. En el desarrollo de esta

descripción se observa perfectamente la visión nueva que predomina en el pensamiento

de Ulloa, sin intención alguna de juzgar las prácticas de aquellas personas a las que

describe y acepándolas como una realidad lógica y propia de su cultura

“las que tienen hijos pequeños, y los están criando (que son casi todas) los llevan cargados sobre

las Espaldas para que no les puedan estorvar el manejo de los Brazos; y cuando quieren darles de

mamar les muestran el Pecho por debajo de ellos, o por encima del Hombro, y de estar fuerte sin

moverlos les dan el alimento”414

No incluye aquí nada que haga referencia a que esta es una práctica propia de salvajes ni

por el hecho de que una mujer ande sola por las calles trabajando, algo que supone una

clara diferencia con las mujeres blancas que “viven con algún recogimiento en sus

casas”415 pero que Ulloa asume sin darle mayor importancia. Incluso, la acción de mostrar

un pecho en plena calle y de una manera que podría calificarse de “circense” o imposible

para la anatomía de cualquier mujer, se podría considerar como más propio de animales,

de gentes salvajes y sin embargo el científico la justifica totalmente

410 Véase en esta cita y en el posterior apartado que se dedicará a tal efecto, la gran importancia que, Antonio

de Ulloa, le presta a la vestimenta de las personas; tomándola como una característica de su extracción

social. 411 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p.50. 412 Estos difieren de sus adláteres en que no han nacido en aquellas tierras, por el contrario, se les compra

en sus lugares de origen y se les transporta hacia las Indias donde, en los almacenes de los puertos, aguantan

recluidos hasta que se les lleva con sus amos; tiempo en el que permanecen con una especie de bozal en la

boca, según las autoridades para evitar que se revelen. De hecho, el calificativo Bozal también se les aplica

a los esclavos recién llegados, mucho más rebeldes en sus primeros tiempos como tales que una vez que

asumen su condición. 413 Los matrimonios de negros esclavos siempre se producen con otros esclavos, eso no quiere decir que

los europeos, los criollos o incluso los indios no tuviesen hijos con ellas, pero nunca las desposaban. 414 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, pp. 43-44. 415 Ibídem, p. 42.

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“Sería esto increíble a los que no lo han visto, si no consideraran que el tener los Pechos sin

ninguna sujeción, los hace crecer tanto, que muchas veces les llegan más debajo de la cintura; y

así no es difícil echarlo sobre el Hombro, para que la criatura pueda tomarlo”416

El hecho de que un hombre, de una cultura tan pudorosa como la española, hable

de la anatomía de una mujer de una manera tan natural ya puede considerarse un elemento

significativo de que el pensamiento está cambiando; se limita a hablar de un ser hembra

de una forma totalmente científica. Además, en la actualidad este hecho puede

considerarse natural pues todos tenemos acceso a imágenes de mujeres negras que, en sus

lugares de origen, las tribus que aún persisten en los territorios africanos, tienen una

fisonomía similar a la que Ulloa describe. Pero el hecho de que él, un hombre del siglo

XVIII, lo tome de esta forma, con conocimiento de causa, y además lo justifique

reconociendo que la falta de sujeción en el pecho de una mujer provoca que la gravedad

y el peso actúen haciendo estirar la piel demuestra, totalmente, que Antonio de Ulloa no

pertenece al grupo de cronistas que viajaban a América, sino que realiza sus

observaciones basándose en criterios puramente científicos sin que nada le resulte un tabú

o un signo de degeneración.

Esto se manifiesta también cuando destaca la ya citada bondad de las mujeres

negras y las mulatas. Aunque, en este sentido, cabe puntualizar que se refiere a mujeres

libres, probablemente porque las esclavas no tenían la posibilidad de acoger a nadie en

unas casas que no tenían. Dejando muy claro que estas, las mulatas libres, al acoger a los

europeos, pobre y enfermos, lo hacen exclusivamente por caridad, sin atisbo alguno de

interés por casarse con ellos o desposarlos con sus hijas. Esto se debe, en primer lugar, a

que dichos hombres no podían ofrecerles una vida mejor, aunque sí podían tener con ellos

hijos que, por puro mestizaje estarían sobre ellas en la escala social llegando estos a

formar una nueva estirpe de españoles (quinterones). Y en segundo lugar se demuestra

con el hecho de que antes de plantear la posibilidad de un matrimonio, con ellas o algunas

de sus hijas, intentan que alguien les acoja entre su servidumbre. A este respecto cabe

mencionar también que, aún apreciando la bondad de estas mujeres Ulloa deja claro que,

si buenas son las negras, más lo son las blancas.

416 Ibídem, p. 44.

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140

Siguiendo con detalles relativos a la personalidad o temperamento de los

habitantes del lugar y dejando un poco al margen lo eminentemente físico. Antonio de

Ulloa se detiene en el ingenio de los Cartageneros de ambos sexos, mucho más apropiados

para el cultivo de la Letras, que consiguen aplicar, con gran facilidad y a la perfección,

desde la más tierna infancia; mientras que, en otros lugares, según dice, “no consiguen

sino a fuerza de mucho trabajo y alguna más madurez”417. Pero al no tener oportunidad

de vivir de ellas, abandonan su cultivo rápidamente, “con una pereza natural”418 que les

lleva a aplicarse en actividades de tipo mecánico, mucho más aplicables en aquel lugar.

Además, aclara que esta inclinación tan temprana a la “luz de la razón”419 no generaba

como, solía creerse en una temprana pérdida de la misma; haciendo para ello referencia

a lo que el padre Feijoo comenta en su obra Theatro Crítico Universal y confirmándolo

con datos empíricos al no haber encontrado distinción entre el entendimiento y la

capacidad intelectual de personas jóvenes y ancianas. Según Ulloa esta falta de ocupación

en asuntos intelectuales les llevaba al Ocio y este al Vicio pero afirma que “la aplicación,

o abandono a los Vicios no altera la regular disposición de ellos, y sus progresos”420 . En

este caso sí destaca una actitud vaga, basada en la ley del mínimo esfuerzo.

Otro aspecto negativo que puede observarse en esta descripción deriva de las

fiestas y el excesivo consumo de aguardiente pues, aunque bien es cierto que en las fiestas

en las que intervienen los españoles que desembarcan de Flotas señales la culpabilidad

de estos de los disturbios que llegan a producirse en las mismas; también menciona que

en las fiestas populares, los fandangos, su inclinación a la bebida les genera una actitud

frenética que acompañan con “indecentes, y escandalosos movimientos, de los quales se

componen las Piezas que danzan”421 a los que le sigue el más absoluto desenfreno que,

generalmente acaba en tragedia. Esta actitud, frente a las actividades lúdico-festivas

puede tener una explicación en la educación del propio marino. En primer lugar, se está

refiriendo a personas de baja extracción social el sector al que él pertenece, jamás

menciona la palabra vicio para referirse a personas de un alto nivel social. Así habla no

solo de los defectos de los indios y los negros sino también de los tripulantes de los navíos,

refiriéndose muy probablemente a la marinería. Y, en segundo lugar, Antonio de Ulloa

417 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p. 46. 418 Ídem. 419 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p. 47. 420 Ibídem, p. 48. 421 Ibídem, p. 54.

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estaba educado en la disciplina castrense propia de la Armada que, si bien no creaba

hombres santos, sí conseguía formar a oficiales rectos y honorables. En suma, su

condición de científico podía llevarle a ser una persona alejada de los placeres más

mundanos, dando mucha más importancia al cultivo de la mente que a la diversión del

cuerpo. Por último, al igual que el aguardiente destaca, entre el de otros productos, el

consumo de tabaco refiriéndose, no solo al consumo generalizado de “pequeños

Cigarros”422 en los habitantes de ambos sexos, sino también de una particular forma de

fumar entre las mujeres “que es poniendo dentro de la Boca la parte, o extremos del

Tabaco que está encendido; y así lo mantienen largo rato sin que se les apague, ni ofenda

el Fuego de el”423.

Con respecto a las tres ciudades que, en el orden establecido para las

descripciones, requieren la atención de Antonio de Ulloa; pocos aspectos diferencian,

según él, a sus habitantes con los de Cartagena de modo que pasaremos a aportar los

elementos que, puedan resultar más interesantes. En el caso de Portobelo lo más

significativo es su escasa población “por su corta extensión, quanto por lo penoso de su

Clima […] y la mayor parte lo componen Familias de Negros y Mulatos”424. Es, por tanto,

el clima el eje sobre el que gira prácticamente toda la descripción por ser generador de

malestar en aquellos que no están acostumbrados a él. Hasta el punto de que, en sus

primeros tiempos de estancia en la ciudad, no pueden realizar actividad alguna, generando

además enfermedades de todo tipo que diezman la población, especialmente foránea. En

cuanto a sus costumbres “no se diferencian […] de […] Cartagena a excepción de no

tener los ánimos tan francos, y liberales”425; siendo bastante importante reiterar que esto,

precisamente, es lo único que molesta a Ulloa del temperamento de los cartageneros. De

esta manera, de Portobelo destaca, sobre todo, el mestizaje cultural que la caracteriza

pues, además de apuntar que son “mas económicos; mas reducidos de ánimo, y mucho

mas puntuales, y sutiles para su propia utilidad”426 que los habitantes de Cartagena;

también “su contactos esta con mayor aplicación al interés; en lo qual Europeos, y

Criollos siguen un mismo rumbo: y sería difícil acertar a resolver, quales son los que

422 Ídem. 423 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro I, Capitulo IV, p. 53. 424 Ibídem, Libro II, Capitulo V, p. 132. 425 Ibídem, p. 133. 426 Ibídem Libro III, Capitulo III, p. 162.

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142

empezaron a tomarlos de los otros”427 . Existe además un punto en común entre estas tres

ciudades y es

“el méthodo de prorrumpir las palabras, quando hablan […] cada una de las tres […] llevan

distintos methodos en el desquardenamiento, flaqueza, y acento de las voces, acompañado de

distintas sylabas propias de cada uno; no menos distinguibles entre sí, que todas ellas apartadas

del estilo, con que se habla en España”428

Según Ulloa esta particular flaqueza a la hora de hablar es fruto, como tantas otras cosas,

del Clima, aunque también plantea la posibilidad de que sea una costumbre como otra de

las que los caracterizan.

Finalmente, en el caso de Guayaquil, lo más significativo se refiere al aspecto de

sus habitantes pues, no en vano, referencia a autores que denominan a la ciudad los

“Países Bajos Equinocciales”429 no solo por sus semejanzas en cuanto al terreno sino por

las características físicas de sus habitantes siendo todos “rubios, y de tan perfecta

formación, que logran la prerrogativa de la hermosura no solo en aquella Provincia de

Quito; pero aun en las demás del Perú”430 . Un hecho este que le resulta inexplicable para

Ulloa planteando para su explicación dos posibilidades que, a él mismo, le resultan

absolutamente incongruentes. En primer lugar, según él, no es comprensible que un clima

tan cálido tenga habitantes de tez más pálida que los españoles; y, por otra, plantean la

acción de los efluvios de un río sobre dicho lugar como causa, algo que tampoco se

sostiene dado que existían otros lugares con la misma situación geográfica cuyos

habitantes no contaban con las mencionadas características físicas. En definitiva, es un

problema que Antonio de Ulloa deja sin resolver al menos abiertamente porque, sin

pretenderlo se aprecia la posible explicación que puede deberse al enorme mestizaje

existente con la gran cantidad de europeos y criollos asentados en el lugar431.

Por otra parte, no puede dejar de destacarse el hincapié que Ulloa realiza en la

actividad pesquera de la zona llegando incluso a describir, con todo lujo de detalles una

427 Ídem. 428 Ibídem, Libro III, Capitulo III, p. 163. 429 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro IV, Capitulo IX, p. 272. 430 Ibídem, p. 405. 431 Ibídem, Capítulo V, pp. 226-228.

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balsa indígena432. Así, aún existiendo chatas y canoas, que representan el medio más

común para moverse por las aguas fluviales de la zona, destaca la coexistencia de las

también llamadas fangadas, a las que “los Indios del Darién llaman pucro”433. En este

sentido, no son los materiales con los que se fabrican, ni sus técnicas de navegación las

que nos interesan pues, en realidad, lo más llamativo es que son una prueba de las

referencias constantes a otros autores para ilustrar los detalles históricos realizar

comparaciones con los datos de la historia europea. En este caso, se refiere a Plinio y

Columela comparándolas con embarcaciones griegas y latinas, siendo aún más curiosa su

referencia a Jorge Juan quien, perteneciente a la Orden de Malta, afirmaba que eran

idénticas a la caña beja, es decir, la férula maltesa que, curiosamente, comparte nombre

con la descrita por Columela434.

A partir de estas descripciones, Ulloa seguirá tomando como modelo a los

habitantes de Cartagena, probablemente porque fueron los primeros con los que tuvo

contacto y los utilice como modelo para hablar de los demás.

El segundo grupo lo conforman los habitantes de Quito y sus pueblos aledaños a

los que, a diferencia de las ciudades de Portobelo, Panamá y Guayaquil, no dedica

capítulos individuales, sino que las describe dentro de uno solo. Pero antes de entrar en

los detalles alusivos a sus habitantes, nos permitimos destacar las impresiones que extrae

de su ascenso hacia la que fuera capital del imperio incaico que, si bien no son alusivas a

sus gentes, tienen que ver con lo que denomina temperamento del lugar. El ascenso duró

un año y tanto los materiales como los efectos personales de los expedicionarios tuvieron

que ser transportados en cajas sobre mulas435 y los miembros de la expedición sufrieron

la falta de oxígeno propia de la excesiva altura que les llevó a hacer múltiples paradas

para descansar. En cuanto a la segunda, se dedica a relatar como cada noche sufren el

problema de los mosquitos que se acechaban en enjambre no solo impidiéndoles el

432 Figura 9. Anexo. 433 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro IV, Capítulo IX, p.261. 434 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro IV, Capítulo IX, pp.261-262. 435 Estos animales eran fundamentales para el transporte de personas y mercancías en estos caminos

pues, como no estaban preparados para el tránsito y al encontrarse en pendiente hasta tal punto que,

en algunos casos, las personas no podían atravesarlos a pie, solo las mulas podía transitarlos sin

peligro, especialmente, por su capacidad para transportar cargas de unos 60 Kg. No en vano a estas

vías se las llamaba “caminos de mulas”.

Los criaderos de estos animales se introdujeron en la época colonial y fueron fundamentales para la

economía de metales preciosos.

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144

descanso sino causándoles daños cutáneos mucho mayores que los que genera la picadura

de un mosquito en Europa. Unos insectos que atravesaban toldos y mosquiteras, así como

las ropas de los expedicionarios “porque las pasaba el aguijón causando en la carne el

ardor y escozor, que introducía su picada”436. Situaciones que se repetían de día y, como

hemos dicho especialmente de noche y así lo relata con todo lujo de detalles en cada una

de sus paradas para el descanso nocturno afirmando que era

“tal la abundancia de mosquitos […] que además de no haber sido posible quedarnos ninguno

adormecido, ni aun fue dable el estar parados un solo instante […] el que se hallaba debajo de su

toldo después de la diligencia de que no quedase dentro de él ninguno de estos malignos insectos,

era perseguido de tantos al cabo de un poco rato, que tenía por menos incomodo el dejarlo y

salirse”437.

Según esto, si se trataba de una exageración o no, si los materiales tanto de los

toldos como de los ropajes eran adecuados o no, no podemos saberlo, pero lo que sí es

una certeza, es que fue un inicio de expedición bastante duro para ellos, teniendo en

cuenta que fueron mayores las penalidades por tierra que por mar, y que nos puede hacer

pensar, además, que comenzó a diezmarles psicológicamente, debido especialmente a la

falta de sueño438. Pero, como solía ocurrir, los testimonios de los naturales del país

aclaraban cualquier elemento que fuese perturbador para los científicos que, en este caso,

no entendían tal profusión de insectos a todas horas cuando, a su llegada al pueblo de

Caracol, y avanzar unas leguas por su territorio, llegaron a un lugar conocido por los

indígenas como “puerto de mosquitos”439 haciéndoles ver que lo que a ellos les parecía

una calamidad, no era más que una condición propia del lugar en el que habían hecho

escala.

Regresando a los datos sobre el vecindario, se describe a través del

posicionamiento piramidal, es decir, por clases, iniciándose con los españoles y los

blancos, para continuar con los mestizos o castas, seguidos de los indios (naturales) y los

436 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo I, p.280. 437 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo I, p.280. 438 Según Lafuente y Mazuecos, existían fuertes conflictos entre los expedicionarios franceses, más fuertes

incluso de lo que ya hemos indicado, haciendo referencia a una carta en la que Seniergues, el cirujano de

la expedición, afirma que ni siquiera se dirigían la palabra. Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, p. 99.

Carta del 18 de febrero de 1736, AHN, ms179. 439 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo I, p. 281.

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negros440. Si bien las descripciones, a nivel general, como ocurre en el resto de los

elementos descriptivos, no distan de las anteriores en cuanto a estructura y clasificaciones,

lo significativo son las particularidades existentes en cada una de ellas y también las

proporciones que aporta de cada uno de los grupos sociales dentro del territorio. A

colación de esta clasificación poblacional, debemos tener en cuenta un detalle antes de

empezar con el montante de las descripciones y es que, en este caso, Ulloa hace una

segunda distinción entre personas o familias de distinción, nobles o de elevada posición

económica y “gente pobre y ordinaria”441. Es importante destacar este dato porque dentro

de las personas pobres se incluyen también los españoles, debido a que los únicos de clase

alta son

“descendientes de algunos conquistadores, presidentes, oidores, u otras personas de carácter, que

pasaron de España en varios tiempos, se han conservado su lustre, enlazándose entre si los que

tenían, y no mezclándose con la gente de nacimiento bajo o de inferior jerarquía”442

Esto muestra que, a pesar de encontrarnos con el color como gran elemento diferenciador

y proporcionado, en el caso de la blancura, de un mayor estatus social, la pertenencia a

familias de abolengo, con una importante posición económica443 también eran un

condicionante en las Indias y Ulloa era plenamente consciente de ello.

Una vez puntualizada esta diferenciación, entraremos exclusivamente en el

terreno de las llamadas gentes bajas, en los que el único criterio de distinción es el color

de la piel. Siguiendo el mismo orden que en las poblaciones anteriores, de los blancos o

españoles, que constituyen una sexta parte del monto poblacional, cabe decir que se

denominan como tales exclusivamente a aquellos cuyo primogénitos también lo son, es

decir, españoles puros, sin mezcla de sangre. De esta manera, a pesar de que ciertos

440 Como podemos observar, al igual que en los casos anteriores, es el color de la piel, el que establece el

lugar que ocupan los habitantes dentro de la pirámide poblacional. 441 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo V, p. 363. 442 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capítulo V, p. 363. 443 La economía o la posición económica de una persona o familia es un asunto un poco complejo en este

caso ya que, en función de ella podían darse multitud de circunstancias. Por una parte, encontramos familias

de abolengo que sí contaban con liquidez y propiedades más que suficientes que respaldaran esa posición,

pero también podía darse el caso de familias con un antiguo linaje que solo contaban con un apellido como

respaldo, es decir, no tenían la fortuna que se suponía que deberían tener aunque hiciesen grandes esfuerzos

por aparentar que la tuviesen. Incluso, en estos casos, se daban situaciones de personas o familias que,

amparadas por ese apellido, accedían a puestos de responsabilidad en las Indias con el consiguiente aporte

económico que esto suponía para ellos, lo que quiere decir que recuperaban su fortuna con las riquezas

americanas.

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146

mestizos tienen una tez tan clara que bien podrían confundirse con ellos o considerarse

dentro del grupo de los españoles, en este caso no lo son. Quizás sea lo estricto de su

condición lo que hace que solo constituyan la sexta parte del monto poblacional.

En torno a esto, se centran las particularidades de los mestizos, una tercera parte

de los pobladores de Quito, que alcanzan el nivel de blancura mucho antes que en

Cartagena. Así se les considera españoles “desde la segunda, o tercera generación”444

pues “muchos […] lo parecen en el color más, que aun que los legítimos Españoles, por

ser blancos y rubios; y así se consideran como tales aunque en realidad no lo sea”445 .

Partiendo de esta base puede hablarse de dos categorías de mestizos aquellos, de piel tan

oscura, que solo se diferencia de los indios en el hecho de que les crece la barba, siendo

su rostro lampiño uno de las principales características de los indios; y otros, de piel tan

clara, que podrían pasar por españoles siempre y cuando no mostraran ningún rasgo físico

propio de su casta, a saber:

“ser tan cerrados de Frente, que es muy corto el ámbito, que les queda libre de Pelo; pues le baxa,

haciendo remate desde la medianía superior hasta la de las Cejas, y antes de llegar se aparta algo;

y ocupando las Sienes, va a finalizarse en la Loba inferior de la Oreja: además de esto es áspero

su Cabello, lacio, grueso y muy renegrido. La Nariz pequeña, delgada, y con una ligera eminencia

en el Hueso, desde la qual, aunque sigue puntiaguda, se encorva algo, y queda inclinada la punta

hacia el Labio superior”446

Por su parte, los indios componen también una tercera parte de la población,

mientras que la sexta restante se encuentra representada por las diferentes Castas. Muy

poco es lo que menciona acerca de su aspecto o sus costumbres y, como más destacable,

encontramos nuevamente referencias a la inclinación a la vagancia. De hecho, cuando

distingue las profesiones que desempeña cada grupo social, alude a que los indios realizan

trabajos, generalmente manuales y artesanales en los que, aún siendo tan diestros como

los artesanos europeos, “es tanta la pereza y lentitud en ellos, que muchas veces es preciso

[…] darle los materiales y encerarlo […] contribuyendo poco a este descuido el estilo,

que allí tienen, de percibir adelantado el importe de la obra”447. Por otra parte, es

444 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capitulo V, p. 363. 445 Ídem. 446 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capitulo V, p. 364. 447 Ibídem, p. 366.

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destacable, la ausencia del porcentaje de negros en toda esta clasificación poblacional, ya

que en Quito “no abundan […] porque no es tan fácil su conducción, como porque en

general son los Indios, los que se emplean en el cultivo de la Tierra, y demás exercicios

del Campo”448

Dentro del tema de la densidad poblacional, Antonio de Ulloa llama la atención

sobre la abundancia de las mujeres con respecto a los varones, cuya salud se resiente a

partir de los treinta años. No deja de resultarme sorprendente la explicación que da el

marino sobre este hecho, hasta tal punto que considero oportuno reproducirla en su

totalidad

“entregarse desde una edad muy corta a la Sensualidad; de que proviene, que descaeciendo el vigor

de los Estómagos, no tengan fortaleza para hacer la digestión, y muchos vuelvan la comida a media

hora, o una, después de haverla tomado diariamente, o bien por la costumbre que ha hecho a ello

la Naturaleza, o por medio de algún artificio; y el Dia que no lo hacen, les resulta quebranto de su

salud. No obstante aunque cargados de achaques, viven un tiempo regular, y se ven muchos de

edad crecida”449

Cierto es que la explicación resulta totalmente inverosímil y, es más que probable

que sea fruto de un desmedido afán del autor por encontrar una explicación o una

justificación a todo aquello que se escapaba de su entendimiento. Pero si atendemos a la

descripción que realiza sobre las enfermedades que predominan en el lugar, no podemos

dejar de tener en cuenta su mención a la venérea “tan común, que serán muy raras las

personas que no participen de ella, bien que en unas haga mas efecto que en otras”450.

Bien es cierto que no destaca una alta mortalidad por esta causa diciendo que “les debe

acortar la vida, pero no es tanto, que se haga sensible; y suelen llegar hasta sesenta años,

o pasar algunos de esta edad, sin que les haya saltado el mal heredado, y el contraído

desde sus tiernos años” pero a este respecto se refiere a los niños, que también muestran

signos de dicha enfermedad , dando a entender que la heredan de sus progenitores; pero

no alude, en ningún momento, a aquellos que la contraen a la edad adulta, que sería lo

normal. Por lo que encontramos aquí una explicación bastante más coherente que la que

aporta Antonio de Ulloa.

448 Ibídem, p. 363. 449 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capitulo V, p. 372. 450 Ibídem, p. 386.

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Continuando con la apariencia física, como ya se ha dicho en la descripción de los

naturales de Guayaquil, los habitantes de Quito eran, de natural, hermosos, altos y bien

formados, especialmente los españoles y los mestizos. Mención especial merecen los

indios por ser el grupo que presenta una mayor cantidad de imperfecciones dentro de las

cuales Ulloa no solo destaca la pequeñez excesiva, refiriéndose a ellos como

“monstruosos en lo pequeño”451, o la mudez, la ceguera o la ausencia de alguna

extremidad; sino que dedica especial atención al cabello por el hecho de que los indios

de ambos sexos lo llevasen siempre largo y suelto. Siendo, el cortárselo “la mayor afrenta,

que se les puede hacer”452 hasta tal punto que “no quejándose de ningún castigo corporal,

que en ellos executen sus Amos, no les perdonan este. Así solo está permitido el

imponérselo como pena, en delitos graves”453 . Esta llamada de atención sobre el cabello

puede deberse a su formación militar, pues los marinos no conciben que, sobre todo un

hombre, aprecie los cabellos largos que se consideran, en este ámbito, un síntoma de falta

de pulcritud. Bien es cierto que, a este respecto, Antonio de Ulloa no emite juicio alguno,

pero el hecho de incluirlo en una lista de defectos me lleva a tomar en cuenta dicha

cuestión.

En el terreno del carácter, destaca en primer lugar el de las mujeres distinguidas

que, por su desmedido amor y entrega a los hijos, los crían en la absoluta sobreprotección,

encubriéndoles de sus padres y convirtiéndolos así en personas incorregibles. Por otra

parte, alude nuevamente a la falta de ocupaciones que les lleva a la vagancia que deriva

en el excesivo gusto por el ocio, dándose a las fiestas y los bailes que son “mucho mas

licenciosos”454 por la ingesta desmedida de aguardiente, en hombres y mujeres de toda

clase y condición, especialmente por supuesto en los estratos inferiores de la sociedad, y

el gusto por el juego455. Además, hace referencia a la inclinación de indios y mestizos por

el robo que, en función de sus talantes, más cobardes de los mestizos, tiene unas

determinadas características. Realizando estos últimos sus hurtos en las casa, generando

así la desconfianza de sus señores, o bien en la calle, pero tendiendo al robo de prendas

valiosas como los sombreros. Por su parte los indios se dedican al robo de piezas valiosas

451 Ibídem, p. 370. 452 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capitulo V, p. 370. 453 Ídem. 454 Ibídem, p. 373. 455 Siendo este un punto de vista muy extendido entre los ilustrados españoles.

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149

pero, por sus agudos ingenios, tomarán de entre varias la de menor valor para que pase

inadvertida su falta. De darse el caso de ser vistos en sus fechorías, emplean la palabra

inca “yanga” que se traduce por no tener mala intención y cuyo uso está tan extendido y

se puede aplicar de tantas formas que “no queda delincuente según ellas”456 . A pesar de

todos estos aspectos negativos, Antonio de Ulloa jamás recurre a decir que son

características derivadas de su condición, simplemente las describe, sin emitir juicio

alguno.

Referente a los pueblos aledaños a Quito, el Teniente de Navío expresa la

confusión que siente al establecer contacto con ellos pues sus características y su

comportamiento coincide, casi por completo, con lo que se había dicho anteriormente

sobre ellos -en los relatos de los cronistas de siglos anteriores que Ulloa debía conocer-.

Lo que conoce y lo que observa le hace dudar pues, hasta el punto de plantearse que

“difícil empresa es […] querer descifrar las costumbres, e inclinaciones de los Indios, y definir, o

apurar puntualmente las verdaderas propiedades de sus genios, y natural. Si se miran como

Hombres, parece desdecir la excelencia del Alma la corta comprehension de sus Espíritus tan

sensibles, que apenas se puede concebir de ellos en algunos casos otra idea que la de su semejanza

a las Bestias […] por otra parte ni se hallaran Entendimientos mas comprehensivos, ni malicia

adelantada con tantas advertencias, y prevenciones, como la de aquellas Gentes. Esta desigualdad

puede hacer titubear en el concepto al Hombre más capaz: pues si se quiere formar un juicio sobre

la primera aprehensión no será mucho los acredite de un genio vivo, sutil, y penetrante: pero se

reflexiona hacia su barbarie, su rusticidad, la extravagancia de sus opiniones, y methodos de vivir,

no sería muy extraño, que no encontrando en ellos los accidentes de la racionalidad, los creyese

dignos de ponerse no muy lejos del Paralelo de los Brutos”457

Afirmación esta tan demoledora como esclarecedora pues, confirma la teoría de

que Antonio de Ulloa no pretende seguir los postulados establecidos hasta el momento;

se resiste a creer que lo que se ha escrito sobre los habitantes de América sea cierto, sobre

todo teniendo en cuenta que, mientras él se basa en lo que ven sus ojos, los otros no lo

han hecho. Intenta huir, por tanto, de emitir juicio alguno, pero en su afán por encontrar

una explicación lógica para todo, incluso para aquello a lo que el pensamiento científico

no puede llegar, teniendo en cuenta que las manifestaciones culturales son producto de la

456 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo I, Libro V, Capitulo V, p. 377. 457 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo II, Libro VI, Capitulo VI, pp. 542-543.

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tradición y se dan per se, sin necesidad de nada que las justifique, no cae en la cuenta de

la gran diferencia existente entre el vecindario de las ciudades. En ellas ya están

sobradamente establecidos los europeos y que son además objeto de mestizaje cultural, y

los pueblos del interior que mantienen sus usos y costumbres por no estar imbuidos por

el contexto del sistema colonial. Así lo que, para él, supone un motivo de conflicto, aporta

a este estudio un escalón más, relacionado precisamente con esa gran diferencia que existe

entre las grandes ciudades y los pueblos, desde el punto de vista cultural458.

Finalmente, en cuanto a la Ciudad de los Reyes (Lima) su estancia se evidencia,

en palabras del propio Ulloa, como producto de un maravilloso azar

“ Parece que las casualidades a veces pueden regularse merecedoras de mas alto blasón, que las

coloque en el grado de los aciertos; y parece que solícita la Historia de nuestro viage de su mayor

adorno, y hermosa compostura facilitó medios de conseguirlo, proporcionando en las

circunstancias, que sobrevinieron, el que no fuese la Provincia de Quito sola el objetivo de

nuestras observaciones; sino que también se extendiesen estas a la de Lima […] la capital del Perú

y la Reina de las Ciudades de Aquellas partes Meridionales”459

458 En cuanto a los recursos naturales debemos destacar tres especies (al margen de la llama por supuesto)

una animal (la cochinilla o grana), una vegetal (la cascarilla de loja o quina) y una mineral (el platino). Este

último es el elemento por el que Antonio de Ulloa ha sido y es más destacado y conocido es también aquel

al que ocupa juna descripción más escueta. Conociéndose en aquellas latitudes es presentado como un

mineral precioso de gran dureza, resistente hasta el punto de obligar a los naturales a abandonar las vetas

en las que aparecía por la imposibilidad de romperla. No vamos a entrar en más detalles acerca de este ni

de los otros elementos descritos, teniendo en cuenta que constituyen la faceta más estudiada de Antonio de

Ulloa, pues estos descubrimientos y su condición de naturalista cuenta con una buena cantidad de artículos

que han estudiado a fondo estos elementos. Cabe destacar los trabajos de Miguel Ángel Puig- Samper: Op.

Cit. PUIG-SAMPER, M. A, pp. 97-124; PUIG-SAMPER, M. A, “Las expediciones científicas a la américa hispana

en la primera mitad del siglo XVIII”, en ARBEROLA ROMÁN, A, MAS GALVAÑ, C Y DIE MACUET, R, Jorge

Juan en la España de la Ilustración, 2015, pp. 46-62. Así como dos tesis doctorales dedicadas al tema:

PAREDES SALIDO, F, Antonio de Ulloa, oficial de la marina, descubridor del platino y protagonista

significado de la ciencia española del siglo XVIII, tesis doctoral, Universidad de Cádiz, 1995; GALAN

SAUNIER, A, La historia natural en la obra de Jorge Juan y Antonio de Ulloa. La platina y sus estudios

españoles anteriores a la primera publicación química en España, tesis doctoral, Universidad Complutense

de Madrid, 1993. Además de otros trabajos como: PEROZO RONDON, E, CALVINO CASILDA, V, FERRERA, S,

BLASCO JIMENEZ, D, COSTARROSA, L, ÁVILA, M. J, LÓPEZ PEINADO, A. J, MARTÍN ARANDA, R. M, “El platino,

metal descubierto por el español Antonio de Ulloa”, 100cia, UNED, nº 9, 2006, pp. 146-151; MORENO, R,

“Antonio de Ulloa, descubridor del platino”, en LOSADA, M Y VARELA, C. Op. Cit. Actas del II centenario

de Antonio de Ulloa, pp. 79-96; VALVEY, L. F, “La reforma de la metalurgia española en el siglo XVIII tras

le viaje de don Jorge Juan y don Antonio de Ulloa a la América Meridional”, 2º Congreso de Historia

Militar, Temas de historia militar, vol. 3, Zaragoza, 1988, pp. 72-84; CID RODRÍGUEZ, R, “Antonio de Ulloa:

un científico ilustrado en el tercer centenario de su nacimiento”, Andalucía en la historia, nº 53, 2016, pp.

44-47. Y, por supuesto, Op. Cit. SOLANO, F. de, pp. 128-134. 459 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capitulo III, p. 36.

Page 155: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

151

Así, Antonio de Ulloa escala un peldaño más en cuanto a la descripción del punto

anterior, Quito, donde se mostraba maravillado de todo lo que observaba, pero en este

caso, la Ciudad de los Reyes (Lima) no solo se le presenta como especial en cuanto a su

nivel de desarrollo o parecido a las grandes ciudades europeas, sino que la considera

extraordinariamente bella. No sabemos si esta fascinación puede ser también fruto de la

lástima o la añoranza pues, antes de realizar cualquier tipo de descripción, indica que no

se prodigará en los detalles de la Lima del momento pues después de su estancia, pero

dos años antes de la publicación de la Relación Histórica, había sido prácticamente

destruida por un terremoto (1746)460. Dada la enorme curiosidad e interés que tenía el

joven teniente de navío por el conocimiento y la divulgación cultural, es cuando menos

lógico que el hecho de haber contemplado la grandeza de aquella ciudad y el hecho de

saber que no volvería a ser lo que fue, impidiendo que tanto él como cualquiera que

ansiara el conocimiento pudiera volver a verla en todo su esplendor, es posible que le

llevara a magnificar una imagen que, per se ya era lo suficientemente maravillosa.

En lo que se refiere a la población, repite prácticamente a todo lo apuntado con

anterioridad por lo que, salvando las distancias y particularidades propias de un nuevo

enclave y sociedad, consideramos inadecuado volver a enumerar. Así nos centraremos

especialmente en dos puntos, que marcan ciertas diferencias con los territorios anteriores

y que, por tanto, son objeto de nuestro interés. De un lado, en cuanto al índice de

población, la abundancia de personas poderosas y de nobles, considerados los “más

distinguidos de todo Perú”461, entre su vecindario. Entre una tercera y una cuarta parte de

sus vecinos blancos, que ya eran en extremo abundantes, se encontraban importantes

títulos de la nobleza formada, en el caso limeño por condes, marqueses, caballeros de

órdenes militares y herederos de antiguos mayorazgos462. Esto se debe, por una parte, al

establecimiento de familias distinguidas por comercio o por designación real, desde su

fundación, y por otra, especialmente en el caso de las familias de fortunas y títulos

modernos, al hecho de que Lima es “la silla de todo el Comercio del Perú”463 por lo que

gran cantidad de europeos se establecen en ella por negocios o bien por motivos políticos,

460 Ya en los libros anteriores, se había referido a la propensión del virreinato del Perú a sufrir este tipo de

desastres naturales pero, hasta el momento, no había confirmado la existencia de ninguno y, mucho menos.

Tan reciente como el que describe. 461 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capítulo V, p. 67. 462 De hecho, destaca la existencia del apellido Ampuero, uno de los conquistadores españoles que

emparentó con una descendiente de los emperadores incas. 463 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capítulo V, p. 70.

Page 156: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

152

siendo escogidos por la Corona para ejercer labores de Gobierno. Resulta sumamente

interesante, la estrecha relación que se establece entre las familias pudientes y el empleo

de la calesa, cuyo uso se había hecho tremendamente habitual entre los sectores

adinerados, siendo una muestra de los préstamos culturales que se produjeron entre

España y los territorios americanos.

Además, en relación con la población blanca, se muestran una serie de aspectos

de su modo de vida que constituyen una novedosa diferencia con respecto a las

descripciones ya mencionadas. Uno de ellos es que, en esta ciudad, los europeos no

rehúyen de los trabajos manuales, de hecho, cuando menciona el trabajo de los negros,

mulatos y sus descendientes, quienes además constituían una gran parte de la población,

afirma que a pesar de ser ellos los más dedicados a mantener todo tipo de trabajos y, en

especial, los “Artes Mecánicos”464. Los europeos se dedicaban a dichos empleos del

mismo modo, eliminándose así uno de los rasgos más comunes de la población de su

condición en el resto de lugares, donde todo aquel trabajo que requiriese de esfuerzo físico

era totalmente rechazado por parte de la población blanca. De hecho, asevera que no les

molesta que existan maestros de oficios de piel oscura, algo bastante particular con

respecto tanto a las descripciones anteriores como a la realidad americana y que se debe,

exclusivamente, a que lo único que les interesa a todos es hacer dinero, por tanto, pueden

pasar por alto cualquier circunstancia con tal de conseguir dicho objetivo.

Siguiendo lo establecido y teniendo en cuenta que la población indígena apenas

se describe debido a su número inferior con respecto a las otras, el otro elemento a

destacar será la población femenina, en este caso, mayoritariamente blanca o negra,

haciendo hincapié lógicamente en la blanca. Así, las mujeres se identifican por su carácter

amable, risueño y gentil que les aporta una gran sensibilidad, desde el punto de vista de

las artes, algo que, unido a su alto grado de entendimiento, les lleva al gusto por el cultivo

del intelecto. Este carácter tan agradable también les permite que no solo se oculte la

altivez que les genera ser conscientes de tales cualidades, sino además conseguir situarse

por encima de sus esposos, sin ningún tipo de violencia, para ser ellas así dueñas de sus

destinos. Mujeres de singular belleza, marcada por lo blanco de su tez y la elegancia de

su porte de las que, además es muy interesante, desde el punto de vista del cuidado de su

464 Op. Cit. JUAN, J Y ULLOA, A, Tomo III, Libro I, Capítulo V, p. 71.

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153

estética, el celo que poseen acerca del tamaño de sus pies, como forma de diferenciarse

de las españolas que al parecer los tienen demasiado grandes.

En función de este último elemento, la estética, cabe añadir que en las

descripciones estos grupos de pobladores, Antonio de Ulloa hace especial énfasis en el

vestuario. Esta atención que le presta genera, junto con su interés por aportar la mayor

cantidad de información posible, una profusión de datos tal que hace prácticamente

imposible crear un discurso coherente, en cuanto a contenido y análisis, que no lleve por

un lado, a copiar gran parte de lo que el autor escribe y, por otro, a caer en un exceso de

atención al respecto de dicha temática, llevándonos a realizar prácticamente un trabajo

exclusivo sobre el vestuario limeño, así como de las poblaciones anteriormente descritas.

Lo mismo ocurre con el ritual funerario465, también densamente descrito, y del que solo

diré que se caracteriza por la opulencia y la ostentación fruto, probablemente, del

arraigado culto a la muerte que existía y existe en los territorios americanos. De tal manera

que no podemos más que comentar su existencia y insistir en que, tanto una temática

como otra, dan pie para estudios completos, detallados y muy profundos que bien

podríamos realizar en otra ocasión.

A partir de este punto, aún existiendo algunas descripciones más, lo que nos

interesa es que Antonio de Ulloa narra su regreso a casa. Un retorno que se produce en

1746 cuando, a la Corte de Madrid, llega un hombre que muy poco tenía que ver con el

joven cadete que marchó de Cádiz. Su experiencia naval previa, le había servido en algo

para empezar a modificar su personalidad, pero el elemento fundamental fue su estancia

América. En primer lugar, la visión de una nueva realidad le sirvió para abrir su mente y

para aceptar una imagen que, inicialmente, era extraña para él. Unido a esto, su trato con

los académicos franceses y los trabajos realizados le aportaron un enorme conocimiento

a nivel científico que redondeó su formación, que se vio aún mas reforzada con la

experiencia en la comandancia adquirida en las tereas encomendadas por los virreyes.

Pero estas relaciones le hicieron conocedor de la realidad cortesana y la diplomacia, un

verdadero caballero que ya sabía perfectamente como comportarse en las esferas en las

que se tendría que mover en el futuro.

465 También fue un rasgo destacado en Quito, donde se enfatizaba en el enorme sentimiento demostrado

por las mujeres que, con sus gritos y llantos, demostraban el dolor que les causaba la pérdida del difunto.

Page 158: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

154

En definitiva, a España llegó un verdadero oficial de la Armada. Formado y

completo quien, aún quedándole muchas cosas por aprender, era ya un marino-científico

que resultaría verdaderamente útil para los planes del nuevo ministro, Ensenada. El nuevo

hombre del momento que le convertiría en un funcionario a servicio de la Corona

española, encaminando, según sus designios, sus nuevos destinos y “obligándole” a

abandonar por un tiempo su carrera militar.

Capítulo 5. Al servicio del Estado. Participación en la política de Ensenada y Arriaga

Antonio de Ulloa llega a la Corte de Madrid convertido en un hombre nuevo, en

un oficial dotado de los suficientes conocimientos como para emprender las tareas

inherentes a la finalización de sus trabajos en la geodésica. Coincidiendo con esta llegada,

el 20 de julio de 1746, es ascendido a capitán de fragata466 y es precisamente con dos

capitanes de fragata467 con quien se encuentra el ministro Ensenada468; es más, una vez

466 El desarrollo de los trabajos expedicionarios y las tareas científicas y navales que llevaron a cabo Jorge

Juan y Antonio de Ulloa durante ese proceso están, como hemos visto, tan estudiados que en muchas

ocasiones se hacen afirmaciones que no constan de evidencia documental. Precisamente este ascenso está

sujeto a dicha circunstancia pues, al hacer referencia a su comandancia de naves en la defensa de los

territorios peruanos durante la guerra contra los ingleses, se suele afirmar que bien les ascendieron a

capitanes o iniciaron los trámites de su ascenso y no les fueron concedidos hasta su llegada a España. Al

margen de dichas suposiciones, según la hoja de servicios de Antonio de Ulloa consta su ascenso el 20 de

julio de 1746 y en esas fechas ya se encontraba en España. Hoja de servicios Antonio de Ulloa, AGMAB,

Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, ff. 6-10. 467 El hecho de hacer referencias a ambos oficiales no implica que estemos desviando la atención de nuestro

objetivo, Antonio de Ulloa. Esto se debe a que, aunque sus caminos ya podrían haberse separado, la realidad

es que sus caminos permanecieron unidos durante más tiempo y sus nombramientos y ascensos fueron muy

similares hasta el 25 de febrero de 1749, en que se nombra a Jorge Juan Alférez de la Compañía de

Guardiamarinas. Hoja de servicios de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620,

exp. 592, f. 4. Dicho nombramiento, en el caso de Ulloa, no se producirá hasta el 2 de noviembre de 1750,

Hoja de servicios Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, f.

6. Probablemente se trate de una cuestión de antigüedad pues, a pesar de convertirse en oficiales a la vez,

Jorge Juan sentó plaza tres años antes. Sea como fuere, a partir de ese momento sus caminos comenzaron

a separarse. 468 Los 9 años de estancia en américa de los dos marinos científicos no solo ocasionaron que los dos oficiales

ascendieran sino también que la realidad de la administración española se viese igualmente modificada.

Así tanto Patiño como Felipe V habían fallecido y en sus lugares se encontraban un nuevo rey; Fernando

VI y un nuevo secretario de Marina, Zenón Somodevilla, marqués de la Ensenada.

Page 159: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

155

publicados los resultados de los trabajos, en 1748, serán dos capitanes de navío los que

se pongan a su servicio469.

Pero no solo serán los méritos o el rango militar los que sirvan al ministro para

decidir incluir a los dos oficiales en sus planes, sino que sus conocimientos y trabajos a

nivel científico fueron determinantes para tal fin. Bien es cierto que, cuando ambos

llegaron a la corte, tuvieron que enfrentarse a una nueva realidad, muy diferente a la que

dejaron al partir, diez años atrás. Aunque una vez consiguieron entrevistarse con

Ensenada, “prueba del excelente recibimiento que les hizo […] fue que éste los retuviese

a su lado, mezclándolos de continuo en sus vastos asuntos de estado y gobierno”470. La

cuestión es que el ministro quería hacer cambios a fondo dentro de la administración

española, desde todos los puntos de vista, para intentar conseguir, de esta manera, que

volviera a ser la potencia naval de primera fila que una vez fue. Para ello busca

información de los usos europeos, en especial, de aquellas potencias más avanzadas que

España y utiliza, con este fin, a personas de cierto renombre y versadas en asuntos

científicos y militares que le remitiesen todos los datos requeridos.

De oficiales a espías para el Estado

La situación de España en 1748 tenía visos de mejora, pero no conseguía poner

fin al atraso administrativo, político y científico en la que la tuvieron inmersa los

Habsburgo y que la situaban como potencia de segunda fila. En función de esto la

creación y desarrollo de las nuevas instituciones, los logros de la expedición geodésica,

los cambios que se estaban produciendo no eran suficientes. Todo lo que impulsaron los

primeros ministros borbónicos, especialmente las ideas de Patiño que había sido promotor

de muchos de los cambios, no llegaban a cristalizarse. A medida que avanzaban los

acontecimientos, más ambiciosos se hacían los objetivos y, por tanto, más difíciles eran

de conseguir, teniendo en cuenta los recursos españoles. Un ejemplo de las

modificaciones que se estaban produciendo es que las guerras pasaron de ser una

469 Hoja de servicios Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 1225,

ff. 6-10; Hoja de servicios de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, 592, f.

4. 470 Op. Cit. GUILLEN TATO, F, pp. 199.

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156

demostración de fuerza a un conflicto donde táctica, desarrollo y ciencia se daban la mano

para conseguir la victoria.

A este respecto, España comenzaba a implantar cambios para adaptarse a los

nuevos tiempos; cambios en cuanto a técnicas constructivas, tácticas, obtención de

materiales para las dotaciones y pertrechos de las naves, etc. siendo el sector militar el

que necesitaba y llevaba buena parte de las modificaciones, por razones evidentes. Pero

esos cambios solo ponían de manifiesto las carencias que todavía existían. A nivel

científico, no se contaba con una Academia que aconsejara a la Corona sobre cómo

implantar las modificaciones que encaminasen a España a su ambicioso destino. De esta

manera y al calor, precisamente, de aquellos cambios que ya se habían producido y que,

se consideraban de gran utilidad con atisbos de buena consolidación, serán los militares

los que, por su formación, asuman el papel de nuevos científicos al servicio del Estado.

Bien es cierto que, con la entrada en escena de este nuevo grupo de marino-científicos se

intensifica el conflicto entre “la pluma y la espada”, pues serán los militares aquellos que

ocupen los puestos diplomáticos que, en otro momento, ocuparon cierto grupo de civiles.

Pero, también es verdad que, por la formación recibida, especialmente de aquellos

relacionados con la Marina, eran personas idóneas para llevar acabo las tareas que se

planteaban como más necesarias. Ellos serán precisamente quienes hagan divagarse la

necesidad de crear una Academia de ciencias, ocupando puestos en centros de enseñanza,

gabinetes, arsenales, minas, así como puestos de gobierno en ultramar.

Esta nueva situación se ve apoyada en el desarrollo y los resultados de la

expedición geodésica. El contacto con Francia, abre a España el camino de los usos

científicos en Europa, en donde encontrará las vías para alcanzar sus objetivos. La

intención era incorporar conocimientos y expertos europeos a España para poder así poner

fin a ese atraso, siendo especialmente la Armada el sector que, aún encontrándose más

necesitado, se convertiría en el hilo conductor de tales cambios. Navíos, tácticas,

instrumentos, arsenales, cartografía, maestros y un largo etcétera es lo que se pretendía

importar desde Europa. La cuestión es que desde ciertas potencias europeas no se vería

con buenos ojos la nueva posición que, de conseguirse, tendría España y que muchos de

los asuntos que Ensenada pretendía conocer no eran cuestiones que se dialogasen en

público. Con todo esto el ministro “entiende que muchos de los puntos de sus proyectos

Page 161: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

157

de reforma requieren el asesoramiento de personas con profundos conocimientos

científicos”471.

Así, los resultados que publicó España con respecto a la expedición, a pesar de su

difusión472, no tendrían buena acogida en todos los estados europeos. Francia se veía

avergonzada por dicha publicación, pues no solo los resultados españoles fueron más

precisos473 sino que, además, sus amplias y detalladas publicaciones, dejaban en

evidencia a los sabios franceses que solo habían dado a conocer un puñado de datos que

en nada engrandecían la labor científica francesa. Los detalles sobre este malestar se

recogen en una carta enviada por el secretario de la embajada española en París, Ignacio

de Luzan474, en la que se afirma además que ante tal demostración de conocimientos La

Condamine bien podría acusar a los españoles de atribuirse datos que les pertenecían a

los franceses.475 Un desdén hacia España que no tendría cabida en el contexto de los

Pactos de Familia476 que significaban una sólida alianza entre ambos estados, pero la

realidad era muy diferente.

Dichos Pactos, se habían convertido en simples documentos pues la situación

entre ambas no era precisamente armónica y con el tratado de Aquisgrán (1748) esta falta

de armonía se había visto incluso intensificada. Esto se debe a que la nueva política

española estaba volcada a buscar el beneficio propio, podemos hablar de una política

centrada en lo nacional que no ve ya en la guerra ni en las alianzas con potencias externas

su principal motivo de interés477. La prudencia desde la fortaleza, esa será la línea a seguir

471 Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, p. 234. 472 Con el fin de facilitar los contactos españoles con Europa, se difundieron copias tanto de las

Observaciones Astronómicas como de la Relación Histórica. Algo que se hizo en las principales Academia

Científicas, entendemos que no solo por la sabiduría de sus miembros quienes los interpretarían de la

manera correcta, dando informes a las respectivas Coronas, sino también esperando quizás la acogida de

Mr. Folkes en Inglaterra durante el tiempo que Antonio de Ulloa pasó en Inglaterra. 473 Esto no se reconocerá hasta el siglo XIX. 474 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea:

http://dbe.rah.es/biografias/12494/ignacio-de-luzan-claramunt-de-suelves-y-gurrea. Será un importante

contacto entre Antonio de Ulloa y Ensenada en su misión en Francia. 475 Carta de Ignacio Luzan a Ensenada, AGS, Marina, leg. 720. 476 En este momento, 1748, ya se habían firmado dos pactos entre ambas naciones. El primero en 1733 que,

entre otras cosas, favoreció la realización de los trabajos geodésicos y los segundos en 1743, cuando los

dos oficiales se encontraban aún en tierras americanas. 477 En esta nueva forma de actuar tuvieron la principal responsabilidad las dos grandes cabezas de la

gobernación española del momento, los ministros Ensenada y Carvajal. Quienes, aún teniendo ideas

distintas sobre el camino que España debía tomar para llegar a ser, de nuevo, potencia de primer orden,

consiguieron, no sin dificultad, encaminarla hacia sus propósitos. Carvajal abogaba por agotar la vía

diplomática para solucionar los conflictos exteriores, mientras que Ensenada era partidario de utilizar la

alianza francesa en contra de Inglaterra. Quizás la actitud francesa, enfocada en velar por sus propios

Page 162: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

158

para España, por ello la primera y mayor medida será restructurar y mejorar el ejército y

la armada, esta última especialmente478. La situación internacional así lo requería,

Inglaterra seguía hostigando los territorios españoles allende los mares manteniendo su

intención de romper lo establecido en Utrecht y, además, temía el avance de su enemiga,

Francia. Que, por su parte, como ya hemos comentado, velaba exclusivamente por sus

intereses olvidando, a pesar de la alianza, los de España. En este sentido se enriquecía

con el tráfico comercial en las Indias orientales y occidentales manteniendo, con la corona

española una guerra económica de la que Francia salía muy beneficiada.

En función de esto, España encaminará su política exterior hacia el Atlántico

buscando no solo la protección de los territorios americanos sino también cubrir la

enorme demanda de productos manufacturados que, desde los territorios coloniales, se

demandaban cada vez en mayor cantidad, favoreciendo el contrabando por parte del resto

de potencias europeas. Este interés por el sector manufacturero también se relacionaba

con la necesidad de incrementar la producción de materiales para mejora de las

embarcaciones. En este sentido había que hacer hincapié también en la producción de

textiles, maderas, materiales para las jarcias, etc. así como, por supuesto, de productos

alimenticios como aceites y vino que eran indispensables para el comercio y para la

manutención de las tropas479.

Todas estas necesidades se convirtieron en motivos para que Ensenada escogiese

a quienes consideró con mayor cualificación para acudir a las principales ciudades

europeas con el fin de obtener información acerca de sus procederes en estas materias.

Unido a la necesidad de información también se necesitaba contar con sabios europeos

en los centros españoles para instruir a nuestros técnicos, militares y marinos en todos los

adelantos que provenientes de aquellas ciudades mejorarían la calidad de las naves

españolas, así como procurarían el adelantamiento de su ciencia. Esta nueva política,

intereses, en detrimento a veces de los españoles, como se reflejó en Aquisgrán, fue un punto de unión entre

ambos ministros para poder optar por un enfoque común. Sobre el particular: LINCH, J, La España del siglo

XVIII, Crítica, 2009, pp. 143-175. 478 Ensenada se dedicó a enviar informes al rey con el fin de poner en su conocimiento todos aquellos

aspectos que requerían de modificación, en uno de ellos, recalca esa necesidad de mejorar las dotaciones

militares españolas. Bien es cierto que se trata de un documento de 1751, cuando ya contaba con buena

parte de la información proporcionada por sus enviados a Europa, pero las necesidades son las mismas y

pueden utilizarse sus reclamos perfectamente en este caso. Exposición del marqués de la Ensenada al Rey,

acerca del estado general de la Nación en FERNÁNDEZ DURO, C, Armada española (desde la unión de los

reinos de Castilla y Aragón), tomo 6, Museo Naval, Madrid, 1973, pp. 378-380. 479 Sobre el particular: Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, pp. 236-238.

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159

regida por Ensenada, contó con un equipo de gentes de confianza y especializadas en las

materias requeridas de reforma, entre los que tuvo como comodines480 a Jorge Juan y

Antonio de Ulloa.

Como dos eran los hombres destinados a la nueva aventura europea, dos fueron a

las comisiones que se encargaron para la consecución de los objetivos de Ensenada, una

a Inglaterra y otra a Francia y las ciudades Europa occidental481. La primera, encabezada

por Jorge Juan, partiría con mayor celeridad que la de su compañero quien, aún teniendo

un objetivo más amplio por la cantidad de lugares a los que acudir y de materias a las que

dedicarse, contó quizás con menos dificultades. Así, el objetivo de Jorge Juan se centraría

en la construcción naval, materia en la que Inglaterra encabezaba al resto de potencias y

en la que el capitán de navío se encontraba versado por los conocimientos que había

adquirido junto a la geodésica aleccionado por el ingeniero de la misma, Pierre Bouguer.

Para la correcta realización de esta tarea Jorge Juan recibió instrucciones específicas de

Ensenada, estas tienen fecha de 27 de octubre de 1748482 y son precisas y muy completas

haciendo hincapié en cada punto objetivo de interés. De hecho, es muy curiosa comparar

el contenido de la Instrucción que es, prácticamente, un monográfico respecto a la

construcción naval con el de las cartas que se intercambian Fernando de Silva, duque de

Huéscar483, y el marqués de la Ensenada donde a penas se afirma que la pretensión del

ministro es enviar a Jorge Juan a instruirse, pero nada más484. Aún así, como se puede

observar, la Instrucción contenía objetivos bastante más amplios, por lo que no sería el

Capitán de navío quien acudiese a Londres a adquirir una formación que podía incluso

480 MERINO NAVARRO, J. P, “La misión de Antonio de Ulloa en Europa”, Revista de Historia Naval, Instituto

de Historia y Cultura Naval, nº 4, Madrid, 1984, p. 5. 481 Se Inglaterra se tomarían los datos inherentes a la construcción naval y de Francia el resto de elementos

que servirían a España para reforzar su Armada y su actividad comercial en América, pues según los

postulados planteados por Ensenada, España “vuelve sus ojos a Europa para aprender y a América para

enriquecerse” (cita tomada de Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, p. 235). En definitiva, se trata de algo

parecido a lo que Patiño quiso hacer con la Academia de Guardiamarinas en 1717, tomar lo mejor y más

conveniente de cada una de las dos potencias principales, para que nuestra política naval en este caso se

convirtiese en lo más completa posible. 482 Instrucción reservada de lo que de orden del Rey debe observar el Capitán de Navío D. Jorge Juan en

los encargos del servicio de S. M que se le hacen, y se le explican aquí, cuyo desempeño se fía a su

inteligencia, prudencia y conducta. AMN, Ms. 2162, ff. 2-4. Publicada íntegramente por Op. Cit.

LAFUENTE, A Y PESET, J.L, pp. 249-252. 483 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea:

http://dbe.rah.es/biografias/8926/fernando-de-silva-y-alvarez-de-toledo. 484 Carta de Ensenada al duque de Huéscar, Buen Retiro, 19 de julio de 1748, en OZAM, D Y TÉLLEZ ALARCIA,

D, (eds.), Misión en parís. Correspondencia particular entre el marqués de la Ensenada y el duque de

Huéscar (1746-1749), Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 2010, p. 622.

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160

no necesitar, sino que iría acompañado de dos jóvenes oficiales enviados para su servicio

y para recibir dicha formación científica.

Efectivamente en la Instrucción de Jorge Juan, se le pide que seleccione de entre

los oficiales subalternos de la Armada o los guardiamarinas un par de jóvenes que

tuvieran como características ser “los más sobresalientes en las matemáticas, aplicados,

de entendimiento, viveza, buenos modales, y de distinguido nacimiento, y si pudiere ser,

que estén ya condecorados con la orden de señor Juan y sean en lo general bien

parecidos485”486. Sería entonces el propio marino el encargado de escoger a sus

acompañantes, tal y como se indica en el documento al que hacemos referencia,

basándose en unas características muy parecidas a las que se requirieron para su elección

y la de Antonio de Ulloa en la expedición geodésica. En su caso, dos guardiamarinas de

la promoción de 1742, un andaluz Pedro de Mora y Salazar y un extremeño, José de

Solano y Bote487. Comitiva con la que parten a Londres a emprender una misión que,

como hemos dicho, estaría plagada de dificultades ya que, aunque pudo entablar contacto

con los académicos de la Royal Society, de la que le hicieron miembro (fellow) y llevar a

cabo su cometido con la inestimable ayuda de Ricardo Wall488, tuvo que resguardarse, en

ocasiones, detrás de una identidad falsa. Incluso al conocerse, en agosto de 1749, sus

intenciones de captar y contratar ingenieros navales y maestros para la construcción y las

fábricas de lonas, su actitud fue tan mal vista que tuvieron que debieron cambiar tanto de

identidad como de domicilio. La situación se convirtió en tan tensa que, para paliar el

bloqueo de los ingleses terminaron por huir a Francia “disfrazados de marineros en el

mercante vasco “Santa Ana”, admitidos por su capitán Antonio de Hoyos”489

485 En lo referente al aspecto físico, Guillén Tato (en Op. Cit. GUILLEN TATO, F, p. 217) afirma que debía

poder pasar por ingleses. De hecho, en el caso de José de Solano y Bote, reproduce las palabras del propio

Jorge Juan quien apunta que Solano “ aunque no fuese tan blanco de rostro como se quisiera, excedía tanto

estudio e inteligencia a todos los de su cuerpo que se singularizaba en él”, Resumen histórico de lo más

esencial que produjo la comisión a Inglaterra del Capitán de Fragata D. Jorge Juan, AMN, Ms, 812. 486 Instrucción reservada de lo que de orden del Rey debe observar el Capitán de navío D. Jorge Juan en

los encargos del servicio de S. M que se le hacen, y se le explican aquí, cuyo desempeño se fía a su

inteligencia, prudencia y conducta. AMN, Ms. 2162, f. 2. 487 Op. Cit. DE VALGOMA, D, Tomo 1, Libro 3, p. 174. 488 Durante este tiempo entabla relación con Mr. Rooth, técnico naval del arsenal de Plymouth con quien

colaborará en la elaboración de planos y la construcción de navíos. A partir de estos trabajos descubre

errores en el sistema constructivo inglés que envía en sendos informes a Españas y que se conservan en el

Archivo General de Simancas. AGS, Marina, 316. 489 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 150.

Page 165: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

161

Muy distinta serán las misiones y estancias de Antonio de Ulloa, en cuyas labores

se basaba la segunda de las comisiones enviadas por Ensenada, aunque bien es cierto que

todo giraba en torno a la reforma de la Marina. No fue hasta medias de octubre de 1749

cuando el capitán de navío partió hacia su misión en Europa, algo lógico pues, al ser el

encargado de ultimar los detalles de la impresión de los resultados de la Geodésica, debió

aguardar en España hasta la publicación de los mismos. Así, los encargos de Antonio de

Ulloa guardaron, como hemos dicho, cierta similitud con los de su compañero Jorge Juan,

pero su campo de acción y las materias a tratar serían más extensas. Patricio Merino490 ha

analizado Instrucción491 que recibió Ulloa, firmada en Aranjuez el 28 de junio de 1749,

afirmando que consta de dos partes que se diferencia por su precisión, A media que se

amplia el radio de acción, las directrices se vuelven más imprecisas “ termina pidiéndose

a Ulloa todo sobre todos los países, desde Holanda hasta Rusia, e incluso […] sobre las

minas de azogue de Hungría, de Trieste y del Rhin”492.

La documentación y los informes al respecto es tan amplia y dispar como los

objetivos del mismo. Todo lo relativo a los primeros puntos de estudio pudo ser puesto

por escrito por Ulloa y enviado a la Corte española, de hecho, existe un listado que el

capitán de navío elabora a su regreso acerca de todos los datos que envío durante su

estancia en los principales arsenales y fábricas españolas, así como los que pudo recoger

en Francia, estancia que se prolongó desde enero de 1750 hasta marzo de 1751. Pero,

cuando su camino se dirige a la Europa occidental, desde Ámsterdam, las circunstancias

se precipitan y, como todo lo rodeado por las prisas (algo de lo que el propio Ulloa sabía

bastante si pasamos a recordar que probablemente fueron las prisas paternas las que

retrasaron su entrada en la Academia de Guardiamarinas, aunque las condiciones

finalmente resultaran generadoras de una carrera exitosa) queda, en la mayoría de los

casos, difuso e incompleto. Por ello, lejos de poderse hacer un seguimiento de la segunda

parte del viaje a través de documentos oficiales, lo que se han conservado son cartas

particulares que narran ciertos contactos que mantuvo en el resto de países y parte de sus

averiguaciones. De hecho, según Lafuente y Peset “cuando se le reclama la información

490 Op. Cit. MERINO NAVARRO, J. P, p. 8. 491 Instrucción reservada de lo que de orden del Rey ha de observar el Capitán de Navío D. Antonio de

Ulloa en los encargos del servicio de S.M que se le hacen, y se explicarán aquí, cuyo desempeño se fía a

su inteligencia, prudencia y conducta. AGS, Marina, 712, pp. 1-7. Se han publicado íntegramente por Op.

Cit. MERINO NAVARRO, J. P, pp.11-17 y Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, pp. 252-260. 492 Op. Cit. MERINO NAVARRO, J. P, p. 8.

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162

sobras las minas, Ulloa responde, en cifra, que la dará de viva voz a su llegada a Madrid,

con lo cual nos quedamos sin saber lo que se dijo” 493.

A pesar de todo lo apuntado, en este caso, dada la cantidad de información

existente sobre el tema, no vamos a acudir a las fuentes tradicionales, conservadas en el

Archivo General de Simancas494, sino que acudiremos a documentación contenida en

otros archivos y que pueden dar cuenta de la labor de Ulloa, especialmente en España y

los territorios franceses. Así, tal y como se recoge en la Instrucción el viaje de Ulloa se

iniciaría en la ciudad de Cartagena, con la misión de apoyar a Sebastián Feringán495 en la

cristalización del proyecto de remodelación del arsenal, permitiendo así la correcta

elaboración del plano del mismo496. Esta colaboración entre Ulloa y Feringán se ve

corroborada por un despacho que el Marqués de Ensenada envía al intendente de

Cartagena, Francisco Barroso, en el que le comunica que el Rey ha recibido y aprobado

el nuevo plano de Sebastián Feringán497 y le insta a que las obras respondan a este nuevo

plano, olvidando el anterior, y se realicen tal y como se marcan en el mismo, sin que

exista variación alguna de lo que se plantea en él. Pide, además que se le devuelva el

plano elaborado por Cipriano Autrán498 puesto que, a partir de ese momento, iba a quedar

en desuso499.

Una vez cumplido su cometido, según la Instrucción debía trasladarse, como

efectivamente hizo, a Barcelona donde se incorporaron los acompañantes que se le había

asignado. A este respecto cabe apuntar que, si comparamos las instrucciones de Jorge

493 Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, p. 9. 494 El listado de los documentos se recoge en AGS, Marina, 712 y está reproducido íntegramente por Op.

Cit. MERINO NAVARRO, J. P, pp. 17-22, dicho autor pone de manifiesto su intención de hacer un estudio

sobre las mismas en un futuro, pero hasta hoy, no tenemos conocimiento de que se haya realizado. Además,

Op. Cit. LAFUENTE, A Y PESET, J.L, pp. 260-262 también aporta parte de dicho listado, pero lo combina con

la documentación que Jorge Juan envió a España. Y, cómo no, Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 152-155, que

utiliza el listado para detallar cada paso del recorrido de Ulloa de Cartagena a Francia. 495 Ingeniero militar artífice de la creación del plano del Arsenal de Cartagena. Real Academia de la

Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/36552/sebastian-feringan-cortes. 496 Feringán había elaborado un plano del arsenal y, la misión de Ulloa, consistiría en que una vez

reconocido el terreno elaboraría, junto a él, otro que respondiese a las necesidades del terreno y fuera útil

para los planes de reforma de naval española. 497 Dicho plano se encuentra en AGS, Marina, Leg. 377 y está fechado el 18 de septiembre de 1749, pocos

días antes de la notificación de Ensenada. 498 Dentro de los diversos proyectos de modificación que se plantearon para el arsenal de Cartagena. Entre

1716 y 1782, Cipriano Autrán traza, en 1747 (Figura 10. Anexo) uno de los planteamientos que pueden

considerarse novedosos o, cuando menos, diferentes pretendiendo situar en el arsenal tres puertos

diferenciados, uno para el comercio, otro para los navíos y otro, por supuesto, para las galeras cartageneras. 499 Despacho de Ensenada a Francisco Barroso, Madrid, 27 de septiembre de 1749. AMN 0079, ms 0075

bis, doc. 52, f. 219.

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163

Juan y Ulloa, tienen un punto discordante relativo a los acompañantes pues, mientras,

como ya hemos dicho, a Jorge Juan se le permite escoger a aquellos que considerase más

adecuados para asistirle en su misión europea, parece que Antonio de Ulloa no tiene esa

opción. De hecho, en el propio documento se recogen los nombres de los destinados a

acompañar al capitán de navío por la Europa Occidental. Así se escogieron, de nuevo, a

tres miembros de la Armada; dos marinos500, el sevillano Salvador de Medina Jorge, de

la promoción de 1742501 y el canario Alonso Pacheco Carabeo, de la de 1744502, junto

con un infante de marina503, el sevillano Fernando de Ulloa de la Torre, hermano del

capitán de navío.

Pero, estos dos últimos nombres junto con la fecha de expedición de la

Instrucción, posterior a la de Jorge Juan, pueden llevarnos a pensar que Antonio de Ulloa

sí intervino en su elección. El caso de Fernando de Ulloa es el más claro, su hermano

debió ser quien lo recomendase504 para acompañarlo e instruirse en Europa, siguiendo así

los designios familiares ya comentados, por los que los hijos del matrimonio Ulloa de la

Torre debería recibir la mejor formación para así situarse en puestos de importancia que

les permitieran mantener y incluso acrecentar el status familiar. En lo referente a Alonso

Pacheco, cabe decir que fue sustituido, a ultima hora, por José de Azcárate Ustáriz, oficial

navarro de la promoción de 1741505. Es, por tanto, bastante improbable que Ulloa no

tuviese nada que ver en su elección, siendo esto ratificado por un nuevo elegido, Enrique

Enriqui, a quien conoció en Barcelona y del que si bien no destacaba “ni su presencia ni

su elocuencia […] ponderaba Ulloa su habilidad y aplicación, no solo en bombardería,

sino en minas de metales”506. Todo esto, unido a que la Instrucción se elaboró después

500 En la Instrucción (AGS, Marina, 712, p. 1) se afirma que son guardiamarinas, pero teniendo en cuenta

el año de sus promociones y la fecha de inicio del viaje de Ulloa, ya deberían haberse graduado y, por tanto,

debían ser oficiales. 501 Op. Cit. DE VALGOMA, D, Tomo 1, Libro 3, p. 175. 502 Ibídem, p. 180. 503 Este cuerpo, si bien fue ratificado como perteneciente a la real Armada en 1717, goza de una mayor

antigüedad. Tiene su origen en los Tercios Viejos y en 1753, durante el reinado de Carlos I se asigna de

forma permanente en las galeras del mediterráneo recibiendo el nombre de Compañías Viejas del mar de

Nápoles, una unidad de arcabuceros preparados para combatir tanto en tierra como embarcada.

Posteriormente, en el reinado de Felipe II, al desaparecer la escuadra de galeras del mediterráneo fue

sometida a una serie de reformas teniendo en Cartagena su base principal. Además, en el contexto de la

conquista de Malta, fue dividida en tercios siendo el más importante el Tercio de la Armada del Mar

Océano que tuvo una participación fundamental tanto en la batalla de Lepanto como en la conquista de la

isla de las Terceras. 504 En este aspecto coinciden Op. Cit. GUILLEN TATO, F, p. 201 y Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 149. 505 Op. Cit. DE VALGOMA, D, Tomo 1, Libro 3, p. 170. 506 Op. Cit. GUILLEN TATO, F, p. 202.

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164

que la de Jorge juan, podría indiciar que Antonio de Ulloa participó en la elección de sus

acompañante y esto fueron ya recogidos en el documento en cuestión.

De todo esto, lo que nos interesa, además de su actividad en Barcelona que está

corroborada tanto por los documentos que sabemos que envió y a los que ya se ha hecho

referencia como por los trabajos que realizó posteriormente, es que en el ínterin entre su

estancia en Cartagena y en Barcelona, acudió también a otra ciudad levantina, Valencia

de la que también dejó testimonio escrito. Así, recoge las averiguaciones y estudios que

realizó en su corta estancia en los territorios costeros levantinos, en dos memorias

referentes a la costa de Valencia y el lago de la Albufera y de la playa de Vinaros507.

Ambos documentos se interrelacionan basándose en la necesidad de crear puertos a

resguardo de los vientos y de mejorar la condición de las naves españolas para adecuarlas

a las necesidades de la zona e impedir, por tanto, que otras potencias extranjeras,

especialmente Francia, se beneficie de su comercio.

En este sentido, al respecto de la costa de Valencia explica la riqueza y fertilidad

de dicha tierra, donde abundan, además de una gran cantidad de frutos sobre los que se

asienta el comercio español, haciendo una referencia muy especial a la seda, llamándola

“patria natal de la seda”508. A toda esta abundancia le respalda, según Ulloa. El hecho de

que se trate de un importante almacén de frutos para la monarquía pero,

contradictoriamente, a esta buena condición se le une un escaso comercio del que se

benefician otras naciones planteando, por una parte, la necesidad de crear un puerto

seguro que permite a las naves españolas acceder a ese comercio que, debido a las

condiciones orográficas y propias de sus naves, se les ve prácticamente negado. Por este

primer motivo describe el Puerto del Grau que se describe como totalmente abierto a los

vientos y castigado por los envites del mar, una condición que genera que los barcos

españoles, debido a sus características encallen509 imposibilitando que esto se hagan

cargo del comercio que se deja en manos francesas o genovesas negando, como hemos

dicho, que España se beneficie de su propio comercio. Por este motivo aconseja la

creación de un puerto seguro y protegido de los vientos en el que puedan penetrar naves

españolas de todos los tamaños para favorecer el comercio que facilita su fértil condición.

507 AMN 0201, ms. 344, Doc. 3, ff. 60r- 66v. 508 Costa de Valencia. Reflexión sobre la Albufera. AMN 0201, ms. 344, Doc. 3, f. 61r. 509 En este punto hace referencia a la playa de Vinaros de la que hablaremos posteriormente.

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165

La cuestión es que, según Ulloa, la industria española no está preparada para conseguirlo,

algo que corrobora por medio de sus investigaciones destacando la existencia de dos

puertos anteriores (uno de pierda y otro de madera) que, por su ineficacia, habían quedado

en desuso y destruidos por la acción del mar y el viento.

Así, expone que con el fin solucionar este problema se proyectaron dos

alternativas, de un lado, asentar un puerto en la ensenada que se forma en zona noroeste

del cabo de Cullera, que recibía el mismo nombre que el cabo y se encontraba “cubierta

de los levantes, por la punta o cabo Cullera, pero no de los vientos sureste y sur”510. Por

este motivo se plantea la segunda alternativa, un proyecto de puerto, realizado por un

Capitán General de Valencia511 consistente en construir un canal desde la ensenada

Cullera al lago Albufera con el fin de que las naves españolas, con un mayor calado,

pudiesen entrar aprovechándose de la profundidad de las aguas del lago, ratificada por

los pescadores de la zona. Este último proyecto se vio interrumpido no solo por la muerta

de dicho Capitán sino por la oposición de un vecino rico del lugar a quien pertenecía “la

utilidad de la pesca”512. De todos modos, aunque no aporta ninguna otra explicación

acerca de la supresión de dicho proyecto, Ulloa considera que se trata de la mejor opción

afirmando, además, que podía realizarse sin mayor problema. Pero, a pesar de esto, dada

su corta estancia en el lugar, considera que para emprender una obra de tal magnitud e

importancia debía realizarse un nuevo examen de la zona, por medio de personal

cualificado para ellos. Partiendo de dicha consideración pide, para los futuros exámenes,

que tengan en cuenta que la comunicación existente entre el Grau y la Albufera debía

mantenerse pues, su complicado acceso impedía que las naves extranjeras llegasen al lago

con facilidad.

En el segundo documento, hace referencia a la incomodidad de la playa de

Vinaros513 que impide la entrada de las naves españolas generando que el comercio se

realizase en naves francesas que contaban con un menor tonelaje. En función de esto,

plantea como debía modificarse y dotarse las naves españolas para solucionar este

510 Costa de Valencia. Reflexión sobre la Albufera. AMN 0201, ms. 344, Doc. 3, f. 62r. 511 Antonio de Ulloa no aporta su nombre en este documento, es probable incluso que no lo conociese y

solo hubiese tenido noticias del proyecto. 512 Costa de Valencia. Reflexión sobre la Albufera. AMN 0201, ms. 344, Doc. 3, f. 62r. 513 Reflexiones sobre la playa de Vinaros. Ibídem, ff. 65r-66v.

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166

problema. De esta manera, considera que debían dotarse con una mayor cantidad de

tripulantes que las francesas, para que así se pudiesen manejar más velas y remos (algo

que las francesas no necesitaban pues no contaban con remos y estaban dotadas de una

sola vela) y garantizasen la defensa de las naves. Esta adaptación no supondría cambio

alguno pues, al aumentar la dotación también se aumentaban los costos, por ello, los

comerciantes preferían optar por naves extranjeras para el transportar de productos.

Además, aunque se implantase dicha medida, los costos serían prohibitivos para el

Estado, por tanto, las perdidas serían iguales e incluso mayores. En función de esto Ulloa

plantea como nueva solución que se construyesen naves españolas de mayor tonelaje para

dicha zona, con el fin de que se pudiese garantizar su defensa sin necesidad de tantos

hombres.

En este punto, se encuentra con el mismo problema que en el documento anterior,

motivo por el que podemos afirmar que ambos documentos se interrelacionan, y es que

no existía un puerto con datación suficiente como para construir dichas naves; de nuevo

la industria española era insuficiente. Además, según Ulloa unido a la imposibilidad de

situarlo en las zonas anteriormente descritas, tampoco podía situarse en la playa de

Vinaros, por las razones que ya se han expuesto. Así considera que, si bien un puerto de

tal magnitud no podía construirse en la costa levantina, sí que podía plantearse otro acorde

a las condiciones de las naves en uso en aquel momento, llegando incluso a proponer el

enclave adecuado, la Peña de San Vicente. En definitiva, a pesar de sus consideraciones,

no deja de proponer una nueva revisión, mucho mas exhaustiva. Todo ello, reiterándose

en la intención de frenar el avance del comercio francés, motivo por el que las relaciones

entre ambos países se encontraban en crisis y uno de los objetivos que se le plantean en

la Instrucción.

La llegada a Barcelona se produjo el 28 de agosto de 1749, por su parte los

documentos referentes a su estancia en Valencia (que solo duró unos días) están fechados

en 6 de septiembre de 1749, su estancia en la ciudad condal no se prolongaría por mucho

tiempo más. Algo que se refleja tanto en la Instrucción donde, directamente, se le pide

que no permanezca en ella “más tiempo que el preciso”514 para realizar las tereas que se

514 Instrucción reservada de lo que de orden del Rey ha de observar el Capitán de Navío D. Antonio de

Ulloa en los encargos del servicio de S.M que se le hacen, y se explicarán aquí, cuyo desempeño se fía a

su inteligencia, prudencia y conducta. AGS, Marina, 712, p. 2.

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167

le encomendaban y poner rumbo a su principal destino, París; como en una carta que

Ulloa envía al marqués de la Ensenada fechada en Marsella el 20 de noviembre de

1749515. En ella avisa de su marcha a Toulon para proseguir con las actividades que se le

habían asignado, aunque curiosamente afirma en la carta que lo hace para “satisfacer […]

los deseos de mi curiosidad”516; podemos entender que es una forma de hablar y que, en

cualquier caso, el deber y la curiosidad no son contrarios en absoluto y bien podrían

complementarse. En definitiva, se refiere a una información obtenida en Toulon acerca

de su Arsenal y que podría solucionar cierta problemática planeada en su momento en

Cartagena, motivo por el que afirma enviar un informe detallado de dicha cuestión pero

que lamentablemente no se adjunta con este documento517. Aún así, deja a consideración

de Ensenada lo que deba difundirse respecto a estos estudios que no debieron ser

excesivamente descabellados cuando la propia carta nos ofrece, como último dato, que

su contenido fue remitido a Feringán en Cartagena y a Cosme Álvarez518 en Ferrol.

A este respecto lo que nos interesa es resaltar que en noviembre de 1749 ya se

encontraba en Francia en la que permanecería hasta marzo de 1751. Los documentos

ratifican un recorrido que, en sus inicios mantuvo lo que se indicaba en la Instrucción

bajo la afirmación constante de que su objetivo era un viaje a París, con fines académicos,

se dirigieron a Marsella, desde donde comenzó a instruir a sus jóvenes acompañantes519,

y Toulon para revisar sus puertos. Así como en L’ Orient, Brest, y Rochefort, donde hizo

lo propio, siguiendo el Canal de Languedoc que aprovecharía también para estudiar,

basándose en la importancia que los caminos acuátiles tendrían para España520. Cabe

destacar también su paso a Lyon, desde Brest, donde sus estudios sobre arsenales y

puertos tuvieron que ver especialmente con su actividad comercial, especialmente lo que

515 Carta de Ulloa a Ensenada. Marsella 20 de noviembre de 1749. Cuenta con una nota manuscrita del

almirante Lobo en el margen central izquierdo del verso de la primera hoja “un hombre verdaderamente

sabio”. Biblioteca Lobo, 3750. Colección autógrafos. Biblioteca Luis Berenguer. 516 Carta de Ulloa a Ensenada. Marsella 20 de noviembre de 1749. Biblioteca Lobo 3750. Colección

autógrafos. Biblioteca Luis Berenguer, f. 1v. 517 En el listado que Ulloa aporta (AGS, Marina, 712) a cuyas reproducciones hemos hecho ya referencia.

Se recoge una carta de la misma fecha que trata precisamente de las técnicas constructivas del arsenal de

Toulon, precisamente el complemento que necesita la misiva que se conserva en la Biblioteca Lobo, 3750. 518 Teniente general encargado de las obras del Arsenal de Ferrol en 1750. Datos biográficos en

https://www.diariodeferrol.com/articulo/ferrol/cosme-alvarez-rios/20160911000032165613.html. 519 Sobre esta cuestión se trata en: Op. Cit. GUILLEN TATO, F, pp. 202-203. 520 De hecho, se mejorarán tras este viaje, teniendo como ejemplo más claro el Canal de Castilla.

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168

tenía que ver con el comercio de la seda521; tarea que también realizó en Bordeaux, Nantes

y Bayona. Como vemos los pasos son claros, se reflejan en los documentos, siguen

perfectamente la Instrucción y las tareas a realizar giran a torno a los mismos objetivos,

haciéndose mayor o menor hincapié en las actividades según la importancia que tuvieran

en cada uno de los lugares de destino522.

Finalmente, París será el gran centro de operaciones, desde enero de 1750 y con

algún traslado secundario Ulloa y sus compañeros se mantuvieron más de un año en la

capital francesa. Allí, los objetivos se ampliaban de lo puramente técnico a lo académico

siendo, en este punto, donde se puede considerar que su labor de espionaje se consolidaba,

ya no solo se trataba de averiguar usos constructivos, empleo de fortificaciones,

levantamientos u obtención de planos, la intención era además conocer, de un lado,

entender y absorber todo la información posible acerca de como funcionaba una ciudad

de tal magnitud, para así mejoras la infraestructura de las ciudades españolas desde todos

los puntos de vista523. En este sentido, la tarea de mayor importancia y complicación sería

que sirviéndose de su posición deberían conocer, desde dentro, los planes de la Academia

de las Ciencias de París524 y bloquear aquellos que no resultaban beneficiosos para

España.

Por ello, amparados en su firme intención de proteger los territorios españoles en

ultramar, en el momento en el que Antonio de Ulloa entabló relación con los académicos

de París y se sirvió de sus relaciones antiguas y nuevas525 para acceder a diferentes mapas

y planos que tenían que ver con la política naval francesa. En especial, bloquear la

521 Con respecto a este punto podríamos perfectamente retrotraernos a los documentos alusivos a los puertos

valencianos, donde se trata el tema del comercio especialmente de la seda en barcos franceses debido a la

inoperancia tanto de los puertos como de las naves españolas. 522 No se ha mencionado el interés por conocer su actividad en los territorios americanos, en cuanto a naves,

colonias, defensas, comercio, etc. pero teniendo en cuenta los datos aportados al inicio queda claro que se

trataba de un tema bastante importante y digno también de estudio que se refleja en los objetivos que se le

plantean a Ulloa para esta misión y que, por supuesto, también se cumple a lo largo de su periplo europeo. 523 En este sentido es muy destacable el interés por mejorar la eliminación de aguas residuales en España y

proporcionarles así una mayor limpieza a las ciudades, especialmente de Madrid, donde se situaba la Corte. 524 Al respecto de la Academia deberían conseguir copias de sus estatutos fundacionales y su normativa

interna. Algo que harían extensivo también al resto de academias europeas. No en vano la intención era

recopilar toda la información posible para poder crear una en España algo que, como ya hemos dicho, no

llegó a llevar a cabo. 525 No podemos olvidar que en la Academia de Ciencias de París encontraría a Bouguer, La Condamine y

Godin, sus compañeros franceses en la expedición geodésica.

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publicación de un par de planos, elaborados de Pedro Maldonado526 quien la había

encomendado a La Condamine su publicación, algo que precisamente Ulloa debería parar

pues no convenía a los intereses de España que los datos que referenciaba tanto de la

demarcación del Reino de Quito como de la provincia de Esmeraldas527, se dieran a

conocer.

Pero, al margen de todas sus averiguaciones y de los documentos que dan

testimonio del buen hacer de Ulloa sus compañeros, debemos destacar la parte formativa

de su misión. Así, no solo se trataría de que los jóvenes que le acompañaban y él mismo

adquiriesen la mayor cantidad de conocimientos posibles de los modos de aquellos

territorios, sino que se le requería enviar a España materiales, libros y especialistas que

colaboraran en la formación de los oficiales y técnicos españoles. En el mes de junio,

después de su mala experiencia en Londres, Jorge Juan había llegado a París, se unió a la

comitiva franceses con el objetivo de adquirir libros de temática naval que pudieran

enviarse a España. En este momento parece que las cosas comenzaron a complicarse, la

labor de los españoles comenzaba a estar mal vista en Francia y la presencia de Jorge

Juan no colaboró en que la situación cambiase. Todo lo contrario, verlos juntos creaba

aún más recelos por lo que se le dio la orden de regresar a la Corte528.

Y de todo esto han quedado testimonios en algunas de las misivas envidas por

Ulloa. La primera de ellas se relaciona con el envío de personal especializado a España,

se trata de una carta fechada529 en París el 10 de abril de 1750530. En ella afirma haber

asistido a una sesión pública de la Academia de Ciencias de París, de la que terminaría

526 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea: http://dbe.rah.es/biografias/12720/pedro-

vicente-maldonado-y-sotomayor. 527 Todo esto tiene que ver con la construcción de un camino entre Quito y Esmeraldas que corrió a cargo

de Pedro Vicente Maldonado, a cambio de recibir prebendas por parte de la Corona. Así, partiendo del

deseo de introducir en el sistema de las audiencias a territorios aún ajenos, en parte a la colonización, y

amparados en la necesidad de mejorar el contacto comercial entre Quito y Panamá que se realizaba por una

senda en la zona de Guayaquil, se plantea la creación de un camino por la provincia Esmeraldas, que ofrecía

innumerables beneficios debido a su fertilidad y excelente orografía. Sobre el particular: SÁNCHEZ

ASTUDILLO, M, Prosistas de la colonia, siglos XV-XVIII, Biblioteca ecuatoriana mínima, Quito-Ecuador,

1960, pp. 398-462; Op. Cit. LAFUENTE, A Y MAZUECOS, A, pp. 157-195. 528 Op. Cit. GUILLEN TATO, F, pp. 203-204. 529 Esta carta coincide, en fecha, con una de las que se conservan en AGS, Marina, 712 pero, difiere en su

contenido. A este respecto cabe apuntar que, la correspondiente a la fecha a la que se hace referencia en

este caso, pertenece al grupo que trata de los libros que envía Ulloa desde París y esta alude a una memoria.

Así respecto al montante documental correspondiente a las memorias enviadas, ninguna de las cartas

corresponde con la fecha en cuestión. 530 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, exp. 1225, ff.

74-77.

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170

siendo académico correspondiente, donde se dio lectura a una memoria referente a la

construcción de las agujas de marear o agujas magnéticas. Su autor, Jean-Baptiste du

Hamel proponía la implementación de un nuevo método de fabricación que, a

consideración de Ulloa podría evitar los fallos que presentaban las que se usaban en

España. La cuestión planteada radicaba en que dicho académico había descubierto el

método de fabricación inglés por medio de la experimentación pues, dicho método se

había mantenido en secreto. Se trata pues de algo que Ulloa, ante los ya mencionados

errores que, según él, presentaban las agujas de marear españolas, considera de gran

utilidad para la Marina y, por ello, anuncia que ha pedido que se le facilite una copia de

la memoria.

La única salvedad que platea al respecto es que, se le ha puesto como condición

que sólo se le entregaría cuando se leyese en la Academia. Entendemos, a este respecto,

que se refiere a la lectura en una sesión académica o bien a la lectura por parte del censor

de la misma previo a la publicación. Siendo quizás, esto último a lo que se refiriese Du

Hamel debido a que, además, Ulloa informa que se le ha pedido que España se abstenga

de su impresión hasta que no tenga noticias de su aparición impresa en las memorias de

la Academia de Ciencias de París. Por estas razones, teniendo en cuenta que el capitán

de navío tendría que marcharse antes de que todo esto se produjese, no solo pide al

gobernador Ignacio Luzán531 que se encargue de enviarlo a Ensenada, sino que, además,

comenta que, dado que la impresión se iba a demorar en exceso, la había solicitado

manuscrita para poder proceder a su estudio lo antes posible.

Pero a pesar de que la carta indica la presencia de Ulloa en la Academia de las

Ciencias, así como su relación con los académicos, el acceso a la documentación y su

conocimiento de los adelantos franceses. Lo que nos interesa es un pequeño fragmento

de este documento en el que muestra que Antonio de Ulloa cumple con una de las tareas

recogidas en la Instrucción, en la que se le pide que “alguno o algunos maestros y oficiales

sobresalientes […] que vengan a España, a los cuales se mantendrá religiosamente lo que

531 De hecho, el documento contiene la respuesta de Ensenada (realmente no tiene firma, pero debió salir

de su despecho ya que iba dirigida a él) donde afirma que esperará la copia de manos de Luzán y garantiza

que no va a imprimirse.

Page 175: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

171

contrataren”532. En él, a tenor de la memoria de du Hamel, plantea lo mismo que llevó al

académico francés a descubrir el nuevo método constructivo, la experimentación. Debido

a esto no solo planteaba, como hemos dicho el estudio de dicha memoria, sino que además

proponía que, siempre que a Ensenada le parecía aplicable en España y oportuno,

permitiese que el piloto mayor de la Armada francesa para supervisar su construcción y

uso en los barcos españoles. Esta propuesta se basa en el convencimiento de Ulloa de que

era necesario experimentar con ellas pues, si bien consideraba que el método tenía un

fundamento teórico sólido consideraba que, a la hora de llevarla a la práctica, todo podía

cambiar, generando así tantos o más fallos que las que se utilizaban entonces. Por ello,

pedía que el piloto mayor viajase a Cádiz para supervisar la construcción de las nuevas

agujas de marear y estas se instalaran, una en cada barco, en las naves españolas para así

poder comprobar su efectividad.

El segundo testimonio tiene que ver con la presencia de Jorge Juan en París y

sobre el envío de manuales especializados a España. Podemos encontrarlo en un par de

cartas fechadas en París, en diciembre de 1750, los días tres y veinte respectivamente533,

en las que el contenido de la mayoría de los documentos giraba en torno a la formación

de los pilotos disciplina en la que, según Ulloa, España cuenta con grandes dificultades.

Así el día tres de diciembre notifica el envío, desde el mes de abril del mismo año, de una

serie de paquetes con diferentes libros de entre los que destacan veinte ejemplares de

cartas marítimas alusivas a territorios costeros de territorios franceses, americanos y

africanos, extraídos de diversos atlas marítimos franceses. Inicialmente apunta a que

debían ser distribuidos en la Secretaría de Marina y la Academia gaditana, pero luego

hace alusión a que existen cinco ejemplares de cada uno de los territorios y que serían

estudiados por él, Jorge Juan y los tres jóvenes que le habían acompañado, siempre y

cuando Ensenada no considerase oportuno que se les diese otro uso. Dicha afirmación la

remata diciendo que espera que el rey considere provechoso el contenido de dichos libros,

con lo cual, entendemos que lo que Ulloa está expresando es un doble deseo, satisfacer

532 Instrucción reservada de lo que de orden del Rey ha de observar el Capitán de Navío D. Antonio de

Ulloa en los encargos del servicio de S.M que se le hacen, y se explicarán aquí, cuyo desempeño se fía a

su inteligencia, prudencia y conducta. AGS, Marina, 712, p. 3. 533 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, exp. 1225, ff.

15-21. Estas dos cartas también presentan coincidencia en fecha con las conservadas en Simancas. En este

caso, la correspondiente al 20 de diciembre, coincide totalmente, pero la del día tres, a pesar de coincidir

en fecha y contenido, en Simancas, se conserva separada haciendo alusión a los libros, por un lado, y a los

mapas, por otro.

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172

su curiosidad intelectual estudiando los ejemplares por si mismo pero que, a la vez, sean

tan buenos que se considere más útiles en otras manos.

Notifica además el envío de cartas marítimas contenidas en sus equipajes, tanto

en el suyo como en el de Jorge Juan, correspondientes a sus anteriores estancias. De

hecho, tal era la cantidad de informes que Jorge Juan obtuvo en Inglaterra que, con dichos

documentos, adjunta unos planos que se habían impreso en territorio anglosajón sobre

“las plazas de guerra de Flandes y Holanda”534, destino al que precisamente tendría que

acudir Antonio de Ulloa al salir de París, con lo que lo más probable es que dicha

información le hubiese servido para preparar su estancia. Finalmente, envía una serie de

libros alusivos a la temática militar, así como cartas geográficas y una serie de ordenanzas

emitidas por Luis XIV referentes a la misma temática. De hecho, informa haberse

quedado con parte de documentación relacionada con el territorio y el comercio

americano, afirmando que la enviará en cuanto le sea posible.

Por su parte, en la siguiente misiva, redunda en las alusiones a todo lo referente

con las técnicas de pilotaje que tan necesitadas estaban de mejoras. Por ello, envía un

libro titulado Le Petit Flambeau de la mer, ou le véritable guide des Pilotes còtiers535

para el que no solo, lógicamente, recomienda su traducción sino que, además, apunta a la

necesidad de que se le realicen variaciones, durante la misma, para adaptar su contenido

a las costas españolas. En este sentido, considera necesario que se le haga llegar al Piloto

Mayor de la Armada debiendo, para cumplir con dicha tarea, formar una junta de pilotos.

Así mismo, debían traducirse, de igual manera, unas cartas de marear de las costas de

España, Francia, Inglaterra y Holanda que, Antonio de Ulloa considera que habrían sido

y son de gran utilidad para los pilotos españoles realizando la siguiente afirmación:

“en la ultima guerra les hubiera sido de gran provecho, cuando pasaron a Escocia, a llevar socorros

al pretendiente; uno de los cuales me consta que haberse perdido, ínterin me hallaba en Inglaterra;

por no saber el piloto las horas en que las mareas, eran favorables para aterrar”536

534 Carta de Antonio de Ulloa al marqués de la Ensenada, París 3 de diciembre de 1750. Expediente Antonio

de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, exp. 1225, f. 17. 535 La pequeña antorcha de mar o la verdadera guía para los pilotos costeros. Carta de Antonio de Ulloa

al marqués de la Ensenada, París 20 de diciembre de 1750. Expediente Antonio de Ulloa. Ibídem, f. 20. 536 Carta de Antonio de Ulloa al marqués de la Ensenada, París 20 de diciembre de 1750. Expediente

Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, f. 21. Entendemos, por los

datos a los que hace referencia que alude a la Guerra del Asiento.

Page 177: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

173

Todo esto, lo completa con tratados de maniobras de naves de todos los tamaños,

así como de datos alusivos a dichos navíos según los estudios realizados en los diferentes

arsenales que, por supuesto, también habría que traducir y modificar por parte de los

pilotos537.

En los primeros meses de 1751, un año aproximado de estancia en París, no sin

antes haber tenido problemas con aquel último acompañante que el mismo había elegido.

Por sus capacidades encargó a Enriqui conocer el método francés para la fundición del

cobre con el que cubrían los cascos de los navíos para impedir la acción de la broma. Pero

no aportó absolutamente nada, de manera que “por su incompetencia se le ordenó su

regreso a España”538. Tras esto, ponen rumbo a Holanda donde, continuaron estudiando,

informando y contratando, a tal nivel y rendimiento que Ensenada llegó a pedirle que

regresara a España a lo que Antoni de Ulloa se niega movido por su enorme curiosidad

intelectual. Así prosigue un viaje por Hamburgo, Copenhague y los países del Báltico

donde pudo observar absolutamente todas sus características, desde todos los puntos de

vista, hasta llegar a Estocolmo, donde tuvieron la oportunidad de ser recibidos por un

nuevo monarca, si tenemos en cuenta que ya habían sido recibidos por Federico V de

Dinamarca.

Así, en esta ocasión sería Adolfo Federico II quien le permitiría asistir a los fastos

de su coronación, motivado por la importancia que suponía tener a cuatro sabios

españoles entre sus invitados. Posteriormente nuevos contactos cortesanos se les irán

poniendo por delante, acompañados de sus nuevos destinos en Berlín fueron recibidos

por la reina madre y en Postdam por el propio Federico “El Grande” quien les invitó a

compartir su de su mesa, en un almuerzo en que, por avatares del destino, también estaba

presente Maupertuis, el también académico francés que encabezó la expedición a

Laponia, dentro de la geodésica539. Tras lo que pareció ser una amena conversación, el

537 A todo esto, hay que añadir las averiguaciones realizadas y las informaciones enviadas referentes, por

ejemplo, al sistema de archivos francés pues España quería levantar un archivo seguro para la corona, libre

de incendios como el que asoló el Alcázar de Madrid y por el que los documentos más importantes se

conservaban en Simancas, con las incomodidades que eso generaba a la hora de poseerlos en el momento

preciso. Podemos adicionar también lo referente a la Academia de las Ciencias de París que situaba a

Francia a la cabeza del desarrollo científico, sobre la que se emitieron también informes que, con el tiempo,

fueron la base para la creación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 538 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 151. 539 Op. Cit. GUILLEN TATO, F, p. 207.

Page 178: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

174

monarca intentó que Ulloa permaneciese más tiempo en la Corte, a lo éste terminó por

negarse con el fin de proseguir su camino de vuelta a Francia, que se vería azotado por

los estragos del invierno. Finalmente, compartiendo el deseo de regresar a España con el

de proseguir su viaje por más tiempo, con el fin de conocer muchos más lugares, se

mantuvo durante un período más en territorio francés para, posteriormente regresar a

Madrid.

Participación en la política de los últimos años de Ensenada

A partir de este momento, Antonio de Ulloa, lejos de continuar su labor como

marino, sigue avanzando en su actividad científica participando en los planes de reforma

del Marqués de la Ensenada. Y es que, efectivamente “el viaje de Ulloa por Europa tuvo

una segunda parte en España, tan provechosa como la primera, pero con otro carácter”540.

Así mientras que en su viaje el objetivo era la investigación y el estudio de los avances

científicos y técnicos de las principales ciudades europeas, juntos con la captación de

material y la contratación de expertos amén, por supuesto, de la formación tanto propia

como de sus compañeros. Su misión, o misiones, en España tendrían un fin práctico, de

aplicación de aquellos conocimientos en busca de establecer mejoras que cumplieran con

los fines reformistas del Estado. Así, la labor de Ulloa se diversifica, se hace compleja,

acelerada y diversa, participando en las mayores obras constructivas y reformadoras de

los principales puntos a mejorar.

La situación económica era favorable, solo se necesitaba ciencia y expertos en

ella, por lo que Antonio de Ulloa, de febrero de 1752 a mayo de 1755, estuvo al frente de

muchas de las actividades planteadas por el secretario de Marina e Indias, no en vano

representaba el equilibrio perfecto entre conocimientos y vocación de servicio, entre

ciencia y obediencia. Al aunar en su persona las condiciones de marino y científico era el

sujeto idóneo pues la estructura científico-académica se superponía con la militar y

aunque no desaparecieron los conflictos y recelos entre ellas, un marino-científico, la

fusión de las dos estructuras generaba los rápidos resultados que se requerían siendo,

como hemos dicho, lo que se necesitaba en España en ese momento. Esto, entre otras

cosas, estaba motivado por la situación de la política exterior que, desde la paz de

540 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 156.

Page 179: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

175

Aquisgrán, se había mantenido estable pues no se había iniciado otro conflicto armado en

el que España participase541. Así, con Ulloa a la cabeza y con el trabajo de los expertos

europeos comenzaron a llevarse a cabo una serie de proyectos dispuestos a fortalecer la

situación económica y los recursos del país, de entre los que podemos destacar en primer

lugar la construcción del Canal de Castilla542. Ciertamente esta, como las demás obras de

Ulloa en este período, han sido como afirma Francisco de Solano “estudiadas

monográficamente en muy pocos casos. Existen muchas referencias a sus trabajos, pero

inconexas y vagas; y las más de las veces incorrectas”543 y no pretendemos completarlas

ni estudiarlas a fondo, simplemente resaltar el papel del Capitán de Navío en estos casos.

Como hemos dicho, Antonio de Ulloa vivió, entre 1752 y 1755, a caballo entre

varios proyectos, así en el caso del Canal de Castilla se dedicó a la supervisión y a la

elaboración de proyectos a tenor de la labor de colaboradores como el ingeniero francés

Charles Le Maur, quien se encontraba en España desde el momento en que, el propio

Ulloa, lo contrató en su primera estancia en París en 1750. La creación de dicho canal,

canales en realidad544, puede considerarse “una de las empresas más ambiciosas e

imaginativas acometidas por la Ilustración”545. Pues se trata, dentro de la política

reformista de los Borbones, de un plan que apostaba por la mejora de las comunicaciones

interiores del país. Castilla y León se encontraban aisladas del mar, por el norte debido a

la Cordillera Cantábrica y por el sur por las de Gredos y Guadarrama, algo que

imposibilitaba la entrada y comercio de sus propios productos. De esta manera, se trataba

de crear, por un lado, caminos que atravesasen estos sistemas montañosos y, por otro,

utilizar las vías fluviales como caminos para la apertura de las ciudades castellanas. Así

mientras que las obras destinadas a los caminos de tierra se realizaron en un lapso de

541 Por supuesto todo este proceso es bastante más complejo y puede consultarse en HELGUERA QUIJADA, J,

“Antonio de Ulloa en la época del marqués de la Ensenada: del espionaje industrial al canal de Castilla

(1749-1754)”, Op. Cit. Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 197-199. 542 Formar el proyecto y dirigir los Canales de Castilla, del que dejó hecho un especio de cerca de 6 leguas.

Literalmente así se refiere Antonio de Ulloa en su relación de servicios, no a la que hemos hecho referencia

hasta ahora, sino una redactada en 1787 contenida también en su expediente personal. Relación de servicios

Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, ff. 99-106. 543 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 157. 544 En el Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y León,

elaborado por Ulloa en 1753, se plantea la creación de cuatro canales: el Canal del Norte (por el río Camesa,

en Reinosa, cruzando Palencia, hasta el valle del Carrión donde comenzaba el siguiente) el Canal de

Campos (por Palencia y Valladolid llegando por Medina de Ríoseco hasta Grijota, donde se bifurcaba en

los otros dos canales existentes) el Canal del Sur (por el río Carrión hasta dueñas, desembocando en el

Pisuerga y, desde allí, hasta Valladolid) y el Canal de Segovia (desde Segovia, por el río Eresma, hasta

Villanueva del Duero) 545 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 158.

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176

tiempo relativamente corto, de 1749 a 1753, los caminos acuátiles, aún comenzándose en

fechas muy próximas a los anteriores, se demoraron bastante y más y no estuvieron

exentas de dificultades. Precisamente en estas últimas fue en las que participó Ulloa, fruto

de sus estudios previos en Europa pues en 1749, donde ya realizó una memoria de

caminos acuátiles en Francia546, en donde contrató al ingeniero Le Maur.

Dicho ingeniero inició los estudios previos en 1750, para trasladarse a la zona

norte de Castilla al año siguiente para elaborar los proyectos de los caminos fluviales

guardando en secreto el objetivo hasta la llegada de Ulloa en 1752, cuando Ensenada hizo

oficial la elaboración de dicho proyecto. Así, mientras Le Maur continuaba trabajando,

Ulloa tenía el encargo de supervisarlo todo, a pesar de que el resto de sus encargos le

impidieron cumplir su función de inmediato. Por ello, el ingeniero asumió la

responsabilidad elaborando un proyecto inicial que abogaba por la construcción de dos

canales, tanto para navegación como para regadío547. En ese mismo año el proyecto fue

presentado a Ensenada, quien no dio su aprobación y, coincidiendo con esto, Ulloa se

incorpora poniéndose al frente de todo. De esta manera, en los primeros meses de 1753,

estudia los informes de Le Maur y visita con el los territorios expuestos en su proyecto

para, posteriormente y valiéndose de la información que ya poseía, elaborar su propio

plan, el Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los reinos de

Castilla y León548, donde se establecía la creación de cuatro canales para la zona en

cuestión, recibiendo la aprobación de Ensenada entre abril y mayo de 1753.

Nos encontramos pues con una situación fluctuante entre dos directores, uno

técnico, Charles Le Maur, y uno inspector, Antonio de Ulloa ante unas obras que no

paraban de avanzar. Así Ulloa determinó que empezarían por el Canal de Campo, “la

apuesta más rápida”549, es decir, el de menor extensión y que presentaba menos

dificultades para su construcción basada en la orografía. Pero el resto de sus ocupaciones

546 Caminos acuátiles o canales de tráfico en Francia. París 20 de marzo de 1750. AGS, Marina, Leg. 712,

ff.698 y ss. 547 A este respecto cabe destacar que no solo se trataba de una mejora en las comunicaciones, sino de llevar

agua a Castilla. Así, en palabras del propio Ensenada si España era seca, más lo era Castilla, exponiendo a

sus habitantes “a padecer abres por sus malas cosechas” en Representación que hizo el Marqués de la

Ensenada al Rey sobre el estado General de la Monarquía y remedios para engrandecerla (1751) Op. Cit.

RODRIGUEZ VILLA, A, pp. 112-141. Con esto podemos ver el juicio de Ensenada sobre la situación de la

zona castellana tan necesitada de caminos que permitieran el comercio como de agua para sus cosechas. 548 Francisco de Solano las analiza en Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 162-163. 549 Op. Cit. HELGUERA QUIJADA, J, p. 216.

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177

lo volvieron a alejar del proyecto, por ello, a comienzos de julio de 1753, Ensenada mandó

a Le Maur a que se dedicase a diseñar la primera parte de dicho canal, lo que le llevó, por

obvias razones, a tomar decisiones al respecto. Un hecho este que sería generador de

problemas con Antonio de Ulloa quien en mayo de 1754 regresa a asumir la dirección de

las obras, no sin antes haber prevenido al ingeniero de que, a partir de su llegada, estaría

bajo sus órdenes.

Algo que molestó a Le Maur, no solo porque cambiaba la realidad que había

vivido hasta el momento donde Ulloa era un mero supervisor y Ensenada daba las órdenes

sino porque, además, el capitán de navío detectó errores que, a su juicio, debían corregirse

contando, lógicamente, con la oposición de Le Maur al no querer asumir un papel

secundario. De esta forma el ingeniero cuestionó todas las decisiones tomadas por Ulloa

alegando que aumentaban los costos y el tiempo de ejecución de los trabajos550. Todos

estos conflictos se interrumpieron drásticamente debido a la caída de Ensenada y, por

tanto, las obras se vieron afectadas tanto en la realización como en la pérdida de sus

directores, personas de confianza del ministro. Las obras continuaron hasta concluir el

tramo proyectado por Ulloa, el Canal de Campo, en 1754. De hecho, Ulloa expone en su

relación de servicio que “dejó hecho un espacio de cerca de 6 leguas”551 para

posteriormente continuar en otras manos, de entre las que se incluye su propio hermano,

el también ingeniero Fernando de Ulloa.

Como hemos dicho, de manera simultánea, Ulloa no solo participó, sino que

también dirigió otros proyectos como la creación de una Casa de Geografía y dentro de

ella un Gabinete de Historia Natural. Pues, del mismo modo que se apostaba por la mejora

de las comunicaciones, la política reformista también se orientó hacia la mejora científica

apostando por mejoras académicas y docentes. En dichos proyectos se plantea una

reforma universitaria que buscaba incluir, en sus planes de estudio, materias como la

botánica552, la física experimental o la anatomía, así como, por otra parte, la elaboración

de una nueva cartografía. Precisamente en torno a estas premisas es cuando se plantea la

550 Sobre el particular: ibídem, pp. 216-218 y Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 163-164. 551 Relación de servicios Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp.

586, f. 99. 552De hecho, el Gabinete de Historia Natural “se considera la primera institución científica moderna que no

sea universidad”, cita tomada de NAVAS, A, “Antonio de Ulloa en el contexto de la ciencia española”. En

LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa. Ciclo de Conferencias- octubre 2016. Cuaderno

monográfico nº74. Instituto de Historia y Cultura Naval, Madrid, 2016, pp. 15-16.

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178

creación de la Casa de Geografía, que se proyectó en 1752 y recibió aprobación

inmediata, escogiéndole incluso una localización553. Así podemos decir que este proyecto

y el Gabinete de Historia Natural que contenía, siguiendo la línea marcada por Soraya

Peña Camús554, era una especie de wonderkamer científica, es decir, no se trataba de un

mero depósito de curiosidades, sino que se ampliará al ámbito de instrumentos

especializados y será promovida por el Estado555.

En este sentido, la primera instrucción que Ensenada plantea para esta institución

es que llegaran a ella toda suerte de minerales, instrumentos y productos naturales556,

tanto españoles como americanos557 a través de una carta circular a todos los dominios de

la Corona558. Además, en esta institución se conservarían mapas y cartas de todos los

dominios a través de envíos como al que hemos hecho referencia y convirtiéndose en

editora de los mismos. Esta sería la finalidad principal de la Casa de Geografía, teniendo

en cuenta además que, desde Utrecht, España necesitaba contar con un centro impresor

propio debido a la pérdida de Amberes, que había hecho las veces de institución

impresora de la Corona. De esta manera, además de los objetivos científicos y

económicos, dicha institución tenía que ver con la geoestrategia al ser depositaria no solo

de cartas de todos sus dominios sino permitiéndole la elaboración de cartas propias que

no la hacían depender de potencias navales extranjeras.

Para la consecución de estos objetivos, así como para el optimo funcionamiento

de la institución, en base a las premisas adoptadas por Ensenada se contrataron expertos

tanto españoles como extranjeros. De esta forma, bajo la supervisión de Ulloa trabajarían

553 Se situaría en Madrid, en la Casa de Aposentos situada en la calle Magdalena, esquina con Lavapiés.

Este dato se extrae de un informe elaborado en 1773 donde se recogen los momentos iniciales de la

institución y que se conserva en el Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales (Madrid). Este se

reproduce en parte en Op. Cit. PUIG-SAMPER, M.A, p. 116, existiendo referencia además en Op. Cit. SOLANO,

F DE, p. 167; en CALATAYUD ARENALES, M. A, “Antecedentes y creación del Real Gabinete de Historia

Natural de Madrid”, Arbor, nº 482, T. CXXIII, Madrid, febrero 1986, pp. 9-33. 554PEÑA CAMÚS, S, “Antonio de Ulloa y la ciencia española”. En Op. Cit. LIII Jornadas de Historia

Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 19-33. 555 Claramente se trataba de algo más que un mero lugar de recogida de curiosidades. Esto nos aleja de la

visión que aporta Pilar Corella quien considera que fue una especie de almacén de productor ultramarinos

e instrumentos científicos o, al menos, no solo fue esa su función. Sobre el particular CORELLA SUÁREZ, P,

“La Real Casa de Geografía de la Corte y el comercio ultramarino durante el siglo XVIII”, Anales del

Instituto de Estudios Madrileños, T. XXIV, 1987, pp. 217-236. 556 Por supuesto a estos se incorporaron los que ya se encontraban en las dependencias de la Corona, así

como, los adquiridos por Ulloa y Jorge Juan en sus periplos por Europa. 557 De hecho, este es el germen del actual Museo de Historia Natural. 558 Carta circular Ensenada, Aranjuez, 6 de junio de 1752. AGI, Indiferente General, Leg. 1549.

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179

los marinos José Solano y Salvador Medina, acompañantes de Jorge Juan y Antonio de

Ulloa en sus viajes europeos, así como el denominado asistente del propio Ulloa, Eugenio

Reigosa. Por parte extranjera, La Planche, Keterlin y, por supuesto, Guillermo Bowles.

En lo referente a sus labores, fueron de lo más variopintas y estuvieron en consonancia,

lógicamente, con sus especialidades de forma que, aunque la Casa de Geografía como tal

no llegó a consolidarse, sí lo hizo el Gabinete de Historia Natural en el que, entre otras

cosas se planteó la creación de un laboratorio de química con el fin de investigar uno de

los mayores descubrimientos que hizo Ulloa durante los trabajos de la geodésica, el

platino. En esta tarea se empleó a fondo Bowles pues, fue uno de los motivos de su

contratación, asó como La Planche, que se dedicó al estudio de los minerales traídos del

Perú.

En este sentido, cabe destacar que, dentro de los proyectos reformistas se

encontraba optimizar la actividad minera en España, en especial la de la mina de Almadén

que, en palabras de Ulloa, “se hallaba enteramente perdida e inutilizada”559 debido a un

incendio que se produjo a inicios de 1755. La cuestión era, cuando menos, lógica pues el

azogue o mercurio era fundamental para el proceso de obtención de la plata americana,

por ello, la optimización de las minas españolas en cuanto a la obtención de dicho mineral.

En función de esto, aquel grupo de expertos se dedicaron a viajar por España para

supervisar sus reservas de minerales. Con esto la intención era encontrar la manera de

reparar los daños que generaron la nefasta situación de la mina de Almadén que llegaba

hasta tal punto de paralizar los envíos de mercurio a Nueva España, por lo que hubo que

recurrir al mercurio de Idria (Austria). Desde este punto de vista y debido a los

conocimientos adquiridos en su período americano, éste fue otro de los puntos que Ulloa

debió supervisar y que le mantuvieron a caballo entre varias ocupaciones en el período

de tiempo que nos ocupa.

Finalmente, aún siendo la parte minera su destino más cercano al final de este

período, hay otra participación de Ulloa reseñable, relacionada con la botánica, quizás el

medio en le que más se le reconoce especialmente si tenemos en cuenta las numerosas

descripciones que realiza después de su viaje al virreinato del Perú. Precisamente

derivado de esta especialización y del enorme interés que el Estado presentó por la

559 Relación de servicios Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp.

586, f. 99.

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180

botánica, dentro de las tareas con las que se le enviaron a Europa estaría reconocer y

recompilar especies naturales que se utilizasen y estudiasen en aquellos territorios. Y es

que, aunque ya hemos hecho referencia a este tema anteriormente, debemos reiterar que

el estudio de la botánica fue determinante en este período pues conocer y poseer plantas

a las que se pudiera sacar algún tipo de utilidad desde el punto de vista terapéutico o

farmacológico supondría enormes mejoras para ciencia española desde el punto de vista

de la sanidad.

A este respecto, tan importante fue la experiencia adquirida en botánica, en el caso

de Antonio de Ulloa, como su padecimiento durante el proceso de publicación de las

obras relacionadas con su experiencia en la geodésica, donde pudo ser participe de la

escasez de personal especializado en el grabado, dificultando así que se ilustrasen las

obras. Por este motivo, algunos de los jóvenes españoles enviados al extranjero,

especialmente a Francia, irían precisamente a aprender y especializarse en técnicas de

grabado560. De esta forma el centro cumpliría esa doble función, hacer acopio de plantas

tanto españolas como foráneas, incluyendo las ultramarinas, para su posterior

conservación y estudio y, por otra parte, el fomento de la ilustración de obras tanto

botánicas como de otras temáticas que incluyesen el uso de plantas, a través de los nuevos

grabadores561. Aunque independientemente de todo esto, se puso en marcha un proyecto

que sería la antesala de actual Jardín Botánico madrileño fundado en 1782.

Bien es cierto que, no han quedado grandes vestigios de las actividades de Ulloa

en todas estas instituciones, diferentes a las que acabamos de mencionar. Aunque

tampoco tuvo una presencia permanente en ninguna de ellas, máxime cuando en 1754

toda esta estructura comienza a desmoronarse con la caída del marqués de la Ensenada, a

la que ya hemos hecho referencia, y que generó que Ulloa pidiera ser relevado de sus

funciones al frente de estas instituciones. Dicho relevo se hace efectivo en 1755, en

concreto, Ulloa solicita que se le rescinda del cargo de Director Técnico del Canal de

Castilla, el único que seguía desempeñando tras la caída de Ensenada, manifestando su

560 Ante el propósito de la Secretaría de Indias de enviar a estos jóvenes becarios a Europa para su

aprendizaje en esta materia, Ulloa se pronuncia considerándolo como una excelente opción. Tomado de

Op. Cit. RODRIGUEZ VILLA, A, p. 367. 561 En 1752 Juan de la Cruz Cano, Tomás López, Alonso Cruzado y Manuel Salvador Carmona, este último

llegó a convertirse en uno de los principales grabadores españoles, fueron seleccionados para partir a

Francia a especializarse en el arte del grabado.

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181

intención de proseguir, una vez relevado, con su carrera militar562. Para conseguir este

fin, Antonio de Ulloa manda numerosas instancias, que fueron pasando a los diferentes

ministerios encargados de dar cumplimiento a la solicitud, es decir, los diferentes canales

por los que debía pasar antes de que llegaran al nuevo secretario de Marina e Indias, Julián

de Arriaga563 y al director del Departamento Marítimo de Cádiz564.

Así, Antonio de Ulloa se dirige su instancia a la Corte a través en los días previos

al 17 de mayo de 1755 y, precisamente en esa fecha, el Secretario de Estado y de

Despacho de Hacienda, Juan Francisco de Gaona y Portocarreo, conde de Valparaíso,

notifica a Julián de Arriaga que, por la vía reservada, le había llegado notificación de que

el Rey había aceptado su renuncia. Además, le hacía partícipe que, como retribución a su

desempeño y premio a los servicios prestados, le concedía la Encomienda de Ocaña de la

Orden de Santiago565. Finalmente, Julián de Arriaga se dirige al Marqués de la Victoria

para informarle de la misma decisión real, notificándole además que, el Capitán de Navío,

continuaría su ansiada carrera como marino siendo teniente de la Compañía de

Guardiamarinas566. Dicho destino se refleja además en una cata que el secretario de

Marina e Indias envía al Marqués de la Victoria en 1756, en la que le adjunta los destinos

que el rey ha dado a los diversos capitanes de navío de la Armada567.

La vida personal de un Alférez de la Compañía de Guardiamarinas

Así su vida profesional frena concluyendo ese “ritmo acelerado”568 que se produce

en los tres últimos años de Ensenada como secretario de Marina e Indias previos a su

562 Este es un deseo permanente de Antonio de Ulloa quien, a pesar de cumplir siempre con sus

obligaciones, constantemente hacía hincapié en este tema. 563 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea: http://dbe.rah.es/biografias/10381/julian-

manuel-de-arriaga-rivera-de-san-martin-y-duque-de-estrada. Aunque la Real Academia de la Historia nos

ofrece una breve biografía que bien puede ponernos al tanto de los aspectos más significativos de la vida

de Julián de Arriaga, es sumamente recomendable acudir a las obras de María Baudot para profundizar en

el estudio de este personaje. Amén de sendos artículos o su propia tesis doctoral, debemos destacar BAUDOT

MONROY, M, La defensa del Imperio: Julián de Arriaga (1700-1754), Ministerio de Defensa y Universidad

de Murcia, ediciones de la Universidad de Murcia, Murcia, 2013. 564 Carta de Julián de Arriaga. Madrid 23 de mayo de 1755. Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB,

Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, ff. 22-26. 565 Carta del Conde de Valparaíso a Julián de Arriaga. Aranjuez 17 de mayo de 1755. Ibídem, ff. 25-26. 566 Carta de Julián de Arriaga al Marqués de la Victoria. 23 de mayo de 1755. Expediente Antonio de

Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, ff. 22-24. 567 Carta de Julián de Arriaga al Marqués de la Victoria. Madrid 26 de octubre de 1756. AGMAB,

Oficiales, Asuntos Particulares, leg. 534, ff. 1-4. 568 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 165.

Page 186: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

182

caída, en 1754, provocada por la campaña de desprestigio que hicieron sobre él, entre

otros el duque de Huéscar y Ricardo Wall569. A este respecto, dicha caída afecta del

mismo modo a sus colaboradores más directos, entre los que se encontraba Antonio de

Ulloa, motivando su petición a ser relevado de los cargos que ostentaba. A pesar de esto

su carrera no se vio truncada, todo lo contrario, Julián de Arriaga respetó570 su trayectoria

por lo que fue nombrado Alférez de la Compañía de Guardiamarinas y recibió además la

encomienda de Ocaña de la orden de Santiago por los servicios prestados a la Corona571.

En lo referente a su destino como Alférez de la Compañía cabe decir que la

estructura de la Real Compañía de Caballeros Guardiamarinas respondía a un sistema

jerárquico bicéfalo, en referencia a los dos sectores que la componían, una compañía

donde los cadetes recibían instrucción militar y una academia en la que se les ofrecían

estudios científico-teóricos. De esta manera, el mando de la institución se dividiría entre

el Capitán de la Compañía y el Director de la Academia, una dualidad que lejos de aportar

estabilidad a dicha institución fue generadora de conflictos entre sus componentes, esto

se debió a que mientras el Capitán, en función de su grado de oficial, pertenecía al Cuerpo

General de la Armada, al director debía rendir cuentas al Intendente de Marina, cabeza

del Cuerpo de Ministerio con lo que el hecho de pertenecer a dos cuerpos diferentes, de

antigua rivalidad, intensificó las tensiones572, máxime cuando los maestros consideraban

que, por esta condición, recibían un trato inferior al de los mandos de la compañía y,

también, por parte de dichos mandos quienes se inmiscuían en sus tareas.

Estamos hablando de una estructura que se estableció, prácticamente desde los

momentos iniciales de la compañía, por lo tanto, dichas discrepancias se mantuvieron

durante toda la primera mitad del siglo XVIII. Así, las Ordenanzas de 1748573 suponen

un punto de inflexión en este aspecto, como lo hicieron en tantos otros aspectos y, en

concreto en su Tratado VII es cuando se establece de forma definitiva esta forma de

569 Sobre el particular Op. Cit. BAUDOT MONROY, M, pp. 403-419; Op. Cit. RODRIGUEZ VILLA, A, pp. 183-

201; MOLINA CORTÓN, J, “La conspiración contra Ensenada”, Historia 16, nº23, 1995, pp. 39-46. 570 Esta actitud de respeto hacia su persona se prologará en el tiempo pues, a la muerte de Julián de Arriaga

y su consiguiente sustitución, los secretarios de Marina e Indias, mantendrían el nombramiento que,

previamente, había hecho Arriaga a Antonio de Ulloa como comandante de la Flota de Nueva España. 571 Carta del Conde de Valparaíso a Julián de Arriaga. Aranjuez 17 de mayo de 1755. Expediente Antonio

de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, f. 25. 572 Sobre el particular Op. Cit. GARCÍA GARRALÓN, M, pp. 121-329. 573 Ordenanzas de S.M para el gobierno de militar, político y económico de su Armada Naval, Imprenta de

Juan de Zúñiga, Madrid, 1748.

Page 187: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

183

mando en doble jerarquía. A este respecto, Moreno Marín574 considera que fue con dichas

ordenanzas con las que se puso fin a las disparidades entre ambos organismos pues se

establece que la dirección general de la Academia correría a cargo del Capitán “quien

ostentaría el mando supremo y al que estaba supeditado todo el personal”575, aunque

continuase existiendo la figura del Director de la Academia. Por su parte, Juan y

Ferragut576 considera que el verdadero freno para esta disputa, lo puso la época de

gobernanza de Jorge Juan que fuera nombrado Capitán de la Compañía en 1751577 y con

quien “quedó claro que también tenía la última palabra en lo referente a la enseñanza que

se impartía en la Academia”578.

Dos versiones que podrían incluso no estar lejos la una de la otra teniendo en

cuenta el tiempo de aplicación de las medidas que coincidieron con el destino del Capitán

de Navío en la Academia. A este respecto es importante mencionar que el Capitán de la

Compañía tenía como asistentes a un teniente, puesto al que podían acceder aquellos

marinos que tuviesen el grado, al menos, de capitán de fragata y un Alférez, con

graduación mínima de teniente de navío. Todos estos empleos los comenzó a ostentar

Jorge Juan desde 1749579, de esta manera participó de manera directa la implantación de

las Ordenanzas del 48. Esto unido a su condición de marino-científico y a su amistad con

el director de aquel momento, Louis Godin, bien pudieron posibilitar que las relaciones

entre ambos sectores se hiciesen mucho más fluidas y equilibradas.

Independientemente de esto, lo que nos interesa es que, coincidiendo con el

período de capitanía de Jorge Juan, su compañero Antonio de Ulloa obtiene el empleo de

alférez de la Compañía, en la primavera de 1755. Ostentándolo solamente durante diez

meses, tras los cuales es ascendido al de teniente en el que permanecerá durante más de

cinco años580. No existen muchas evidencias de su actividad, de hecho, esta falta de datos

574 Op. Cit. MORENO MARÍN, J. M, p. 68. 575 Ídem. 576 JUAN Y FERRAGUT, M, “Sedes y cuarteles de la Real Compañía de Guardiamarinas”, Revista General de

Marina, Vol. 27, mes 2 (agosto-septiembre), 2017, pp. 261-285. 577 Real Orden en que se nombra Capitán de la Compañía de Guardiamarinas a Jorge Juan. Buen Retiro, 13

de septiembre de 1751. Relación de servicios de Jorge Juan, AGMAB, Oficiales, asuntos particulares,

legajo 620, exp. 529, ff. 20-21. 578 Op. Cit. JUAN Y FERRAGUT, M, p. 265. 579 Alférez en 1749, teniente en 1750 y capitán en 1751. 580 Hoja de servicios de Jorge Juan, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, leg. 620, f. 9.

Page 188: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

184

ha llevado a González de Posada581 a plantear que quizás su relación amistosa con Jorge

Juan podría haberse roto. Se basa en que, al parecer, se mantuvo al margen en los tres

grandes proyectos que capitaneó Jorge Juan durante su mandato en la Academia, de

hecho, no existen evidencias documentales de su participación en la modificación del

plan de estudios, en la propuesta de creación del observatorio astronómico ni en la

creación de la Asamblea Amistosa Literaria. Quizás sea demasiado venturoso realizar una

afirmación de ese tipo, pues no solo existen autores que apuntan a la presencia de Antonio

de Ulloa en cualquiera de estos tres ámbitos, sino que además, no hemos encontrado,

hasta el momento, evidencias documentales que sustenten la afirmación de González de

Posada582.

A pesar de esto su vida personal no se detiene y sus méritos y curiosidad tampoco.

Como hemos dicho, en 1755 Antonio de Ulloa es nombrado caballero de la Orden de

Santiago y, por su desempeño al servicio de la Corona, se le otorgó la Encomienda de

Ocaña. Dicho nombramiento se ubica en el contexto de la muerte de su padre, en el verano

de 1752, quien arruinado se había trasladado a Madrid, junto a su esposa y sus hijos

menores en 1735. Pero, a pesar de la distancia, Ulloa no desamparó a su padre que había

vendido, a fecha de su muerte, la mayor parte de sus bienes, conservando sólo los que

había aportado por su mujer como dote matrimonial, de entre las que se encontraba la

casa familiar sobre la que pesaba una hipoteca. Una ruina tal que no solo le impidió acudir

a las reuniones del cabildo sevillano debido a que, en los inicios de la decadencia del

economista, la Audiencia de Sevilla embargó sus dichos bienes. Además, en 1742 como

ya se ha apuntado en un capítulo anterior583, renuncia a su condición de gentilhombre del

Rey y pide que, dicho honor, se le trasfiera a su primogénito584. Dicha petición la hace ya

lejos de su Sevilla natal pues, como hemos dicho, en 1735 se trasladó junto a su mujer y

sus hijos menores a Madrid, a una casa en la calle Leganitos, donde permanecieron hasta

que el economista murió víctima de una enfermedad585. Tiempo en el que, efectivamente,

581 GONZÁLEZ DE POSADA, F, “ Antonio de Ulloa y Jorge Juan. Disparidad de vidas y desencuentros”, Op.

Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 67- 93. 582 Es cierto que Rodríguez Villa aporta una carta de Antonio de Ulloa a Ordeñana sobre la creación de un

observatorio astronómico, aunque no coincide en fecha con la labor de Jorge Juan. Op. Cit. RODRÍGUEZ

VILLA, A, pp. 375-358. 583 Véase cita 269. 584 Lo que no se muestra en la documentación consultada al respecto y ya citada, es si dicha petición llegó

a concederse pues la gracia de gentilhombre, en este caso, no era nominativa sino a la ciudad de Sevilla

representada por los miembros de su cabildo municipal. 585 Sobre el particular Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 229-236.

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185

contaron con el apoyo económico de Antonio de Ulloa tal y como se especifica en el

testamento que redactaron sus padres en 1752586, en palabras de su padre “ ha sido preciso

que mi hijo Antonio me haya ayudado” pues solo contaba con su sueldo de Procurador

de Sevilla en la Corte para mantenerse él y su familia. Una ayuda que ya se encargó su

padre de recompensar pues, en el mencionado testamento, no solo pide a sus hijos que

subsanen las deudas que deja pendientes, sino que establece, además, que el contenido de

su vivienda le pertenece a Antonio, pues precisamente él lo había comprado para

acondicionar la vivienda de sus padres587.

Ante esta situación, serán sus hijos los que mantengan el plurito de su linaje, algo

que se muestra con la entrada en la Orden de Santiago de los dos primeros, Martín y

Antonio. Una petición que se produjo el 21 de mayo de 1755 que requería de un proceso

de pesquisas, inherentes a dilucidar la veracidad de los datos aportados por los jóvenes

que acreditaban la hidalguía y limpieza de su linaje, que se dieron dos años después.

Francisco de Solano ha analizado pormenorizadamente dicho proceso588, por tanto,

pasaremos a exponer solamente algunos detalles que nos resultan significativos. Entre

ellos debemos decir que, a pesar de que Antonio de Ulloa cuente con un expediente

propio589, la mayor parte de la información sobre él y su familia, así como todo el proceso

de investigaciones se recogen en el expediente de su hermano, el primogénito de la

familia, Martín de Ulloa590.

Por otra parte, ambos se inscriben con los apellidos Ulloa y García de la Torre,

algo que inicialmente no tiene sentido teniendo en cuenta que, en todos los documentos

consultados, así como en la bibliografía, el apellido de su madre es de la Torre. Pero, si

se revisa con detenimiento el apartado destinado a la genealogía que se incluye en ambos

586 Testamento conjunto de Bernardo de Ulloa y Josefa de la Torre, AHPM, Leg. 16910, ff. 59-100v. 587 En este caso, el dato es algo confuso pues Bernardo de Ulloa hace referencia a la casa en la que vive,

pero no debe ser su residencia en Madrid pues esta no era de su propiedad y al referirse a que su hijo había

adquirido los vienes muebles la define como “su casa”. Por tanto, no es posible que se refiera a la residencia

madrileña sino a la casa familiar en Sevilla dado que, de otro modo, a la muerte de su padre no sería la casa

de Antonio de Ulloa, al no podérsela legar. 588 Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 237-250. 589 Expediente para la concesión del hábito de la Orden de Santiago de Antonio de Ulloa, AHN, OOMM,

leg. 687, exp. 8279, ff. 1-11. 590 Expediente para la concesión del hábito de la Orden de Santiago de Martín de Ulloa, AHN, OOMM,

leg. 687, exp. 8280, ff. 1-65.

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186

expedientes591 y precisamente en ella aparece el apellido García de la Torre refiriéndose

a su abuelo materno. Hay que dejar claro que solo él aparece con este apellido, sus

antepasados no lo hacen y no hay otra explicación que podamos aportar más que el propio

uso de los apellidos en la época que, así como la ortografía de los mismos, era bastante

irregular. Pero lo que nos interesa es que, el hecho de que los hermanos se presenten con

esos apellidos no puede ser más que una forma de legitimación, una manera de resaltar el

peso de sus dos linajes reforzando, con este detalle, el de su madre, por haber aportado

los únicos bienes que le quedaban a la familia y por tratarse también de hidalgos

notorios592.

Si nos detenemos en la figura de su madre, cabe decir que la concesión del hábito

de la Orden de Santiago para los dos hermanos, fue prácticamente coincidente con el

fallecimiento de su madre, Josefa de la Torre Guiral. Quien se radicaba, en aquel

momento en la ciudad de Sevilla y a cuyo funeral acudieron todos sus hijos a excepción

del propio Martín, que se encontraba en la Habana593 y sus dos hijas, monjas de clausura

en diferentes conventos Sevilla. De hecho, su testamento594 se incluye en la relación de

documentos que se aportan para la concesión del hábito de la orden de los dos Ulloa y en

el, su madre se preocupa en reconocer la labor abnegada que sus hijos tuvieron para con

ella y la forma de recompensarles. Así, Josefa de la Torre afirma que, a la muerte de su

esposo, no quedaron bienes para repartir entre sus hijos, ni tampoco para su propio

beneficio, pues su economía se encontraba, como hemos dicho, en un estado tan

lamentable que solo le quedaban los bienes de su esposa. Tanto es así, que la propia Josefa

afirma que fue su hijo Antonio el encargado de costear todo lo inherente al funeral de su

esposo, así como del traslado a Sevilla de su madre y sus hermanos. Detallando, además,

la ayuda económica que su hijo Martín le había prestado, de la que aporta cantidades

591 Expediente para la concesión del hábito de la Orden de Santiago de Antonio de Ulloa, AHN, OOMM,

leg. 687, exp. 8279, f. 5 y Expediente para la concesión del hábito de la Orden de Santiago de Martín de

Ulloa, AHN, OOMM, leg. 687, exp. 8280, ff. 3-5. 592 De manera casi anecdótica, podríamos señalar también que es bastante probable que Antonio de Ulloa

deba su nombre de pila a su abuelo materno, ya que, su hermano, el primogénito, llevaba el nombre de

Martín, abuelo paterno de ambos. Bien es verdad que en ninguno de los dos casos fueron bautizados con

un solo nombre, 593 Martín de Ulloa, jurista de profesión, fue nombrado asesor legal y auditor de guerra del gobernador de

La Habana. 594 Testamento de Josefa de la Torre Guiral. 13 de octubre de 1756. Expediente para la concesión del hábito

de la Orden de Santiago de Martín de Ulloa, AHN, OOMM, leg. 687, exp. 8280, ff. 19-45.

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187

exactas, así como de las aportaciones de sus otros hermanos595, muestra que la

colaboración de Antonio no cesó en 1752, sino que se mantuvo hasta el último día de su

vida pues le asignó una cantidad mensual, de 40 pesos de 15 reales596, que garantizaban

su manutención y la de sus hermanas. Por este motivo, expresa su deseo de que, a su

muerte, en caso de quedar bienes suficientes, una vez cubiertos los costos del funeral y

las deudas, se retribuya a cada uno de sus hijos el montante aportado a su madre en vida.

En caso contrario, dispone que sea Antonio el beneficiario de los bienes que le resten

pues, al fin y al cabo, se trataba del hijo que más había ayudado económicamente a su

madre597.

Finalmente existe un último detalle que tiene que ver exclusivamente con la

solicitud de Antonio de Ulloa pues, dentro de los documentos relativos a la Orden de

Santiago del Archivo Histórico Nacional, existe otro expediente que tiene que ver con el

Capitán de Navío. Como hemos dicho, por su buen hacer en los destinos que se le habían

asignado dentro del entramado político del marqués de la Ensenada, a su muerte, cuando

Ulloa pide que se le releven de dichos trabajos, se le concede la encomienda de la Torre

de Ocaña. Para ello era preciso que antes obtuviese el hábito de la Orden, merced que el

rey le concede en fecha del 30 de junio de 1757, en el mismo momento en el que se emite

la concesión de la Encomienda598. Será precisamente a tenor de este documento donde

Antonio de Ulloa aporte todos los datos referentes a su persona y su familia, esos que

precisamente se recogen en el expediente conjunto y no en el suyo. De hecho, en esta

misma documentación, se recoge el pago que realizó, de la misma manera que lo haría su

hermano, de la cantidad de 200 ducados de plata nueva para pagar el proceso de

investigación que, obligatoriamente, se atribuía a dichas solicitudes y al que ya hemos

hecho referencia. El 27 de enero de 1761, se recoge la cancelación de la fianza entrega en

la contaduría general y, por ende, Antonio de Ulloa es nombrado Comendador de la Torre

de Ocaña599.

595 Testamento de Josefa de la Torre Guiral. 13 de octubre de 1756. Expediente para la concesión del hábito

de la Orden de Santiago de Martín de Ulloa, AHN, OOMM, leg. 687, exp. 8280, f. 29-33 596 Ibídem, f. 32-33. 597 De hecho, Antonio de Ulloa recibirá una hacienda olivarera en Palomares de entre estos bienes heredados

de su madre. Así consta en su testamento 598 AHN, OOMM, expedientillos, nº 7745. 599 A este respecto cabe destacar un detalle alusivo a las ordenes militares. Según Francisco de Solano (en

Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 250-251) en la hoja de servicio de Ulloa aparece que no solo era comendador de

Ocaña sino de la Huerta de Valdecarábanos de la Orden de Calatrava. El mismo autor ya afirma que se trata

de algo imposible, pues no se podía pertenecer a dos órdenes militares, pero aún así, aporta una explicación

posible aludiendo a que, era común otorgar nuevas encomiendas a un encomendero para aumentar así sus

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188

Como podemos ver los nombramientos, labores y cargos se combinan y

entremezclan en el tiempo todo ello, por supuesto, fruto de los trámites administrativos

que, como hemos visto, ralentizaban los procesos y generan cierta confusión a la hora de

exponerlos siguiendo una línea temporal. La cuestión es, que Antonio de Ulloa se

mantuvo como teniente de la compañía durante más de 5 años, hasta 1760, momento en

el que el puesto quedó vacante600. Aunque de nuevo el curso de los acontecimientos hizo

que, para entonces, el capitán de navío ya no se encontrase en la capital gaditana pues

debía emprender un nuevo destino, que le llevaría por tercera vez en su vida a América,

esta vez, como gobernador de la villa de Huancavelica.

Capítulo 6. De nuevo en América, bajo las órdenes de Arriaga como gobernador de

Huancavelica y Luisiana. Una nueva visión.

El momento en el que este nombramiento se hace efectivo se solapa con un nuevo

destino del marino, pues en 1758, es nombrado superintendente de la mina de mercurio

de Huancavelica y gobernador de la villa. Esta es una muestra más del nuevo cariz que

había tomado la administración española, iniciado con Ensenada y que se prolongó y

mantuvo con sus sucesores, donde este nuevo grupo de militares, marinos en su mayoría,

con una elevada formación académica y científica que, con el paso del tiempo,

comenzaron a convertirse en expertos en diferentes ramas de la ciencia. Por esta razón,

como hemos visto, se ocuparían de intervenir y supervisar todo el entramado de mejoras

bienes. No hemos encontrado ninguna explicación más allá de la que aporta Solano, pero debemos

desdecirle en cuanto a su afirmación de que Ulloa no llegó a detentar la encomienda debido a que no aporta

datos sobre ella más allá de la referencia ya mencionada. Esto se debe a que, entre los documentos de su

expediente, adjunto a su hoja de servicios, sí que aporta documentación relacionada con la gracia en

cuestión. De hecho, recoge unas cartas enviadas al Capitán General de la Armada (Luis de Córdova), al

Secretario de Estado y de Despacho de Marina e Indias (Antonio Valdés) y al propio Ulloa, donde se

comunica que por los servicios prestados a lo largo de su carrera se le concede dicha encomienda; a lo que

Ulloa responde expresando su total agradecimiento. Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo

General, Asuntos Personales, leg. 620, exp. 586, ff. 123-126. 600 Hoja de servicio Antonio de Ulloa. Ibídem, ff. 6 y 9.

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189

técnicas que se iniciaron en España pero, además, dada su alta formación unida, por

supuesto, a su enorme sentido del deber y vocación de servicio, propia del estamento al

que pertenecían, contribuyeron a que comenzaran a ocupar puestos políticos y de

gobierno tanto dentro del territorio español como y, especialmente, en los dominios

ultramarinos, tan necesitados de todas estas capacidades.

En este sentido, Antonio de Ulloa no podía quedar fuera de toda esta ecuación,

pues contaba con todas las aptitudes anteriormente reseñadas y, además, ya había servido

durante 20 años al ministro de Marina en numerosos trabajos científicos y técnicos

relacionados con las numerosas especializaciones con las que ya contaba a sus

encontrándose, a penas en su treintena. Pero, en su caso, cabe destacar que su

nombramiento estuvo rodeado de particulares circunstancias que suman relevancia a este

nuevo destino. De un lado, su nombramiento como miembro de la Orden de Santiago y

la merced que recibe de se comendador de la Torre de Ocaña pues, aunque hemos

apuntado que dicha distinción se hizo efectiva en 1761, pero si atendemos a la fecha antes

mencionada en la que se inicia su nuevo destino como gobernador, Antonio de Ulloa

nunca llegaría a asistir a su toma de hábito. Así, designa a su asistente, Eugenio

Reigosa601, ujier del palacio real, otorgándole poderes tanto para tomar posesión, como

para presentar toda la documentación requerida en su nombre602. Unido a esto, su

situación no era, ni por menos, desagradable, dado su empleo de teniente de la Compañía

de Guardiamarinas, lo que reforzaba su posición dentro de la Armada y asentaba su

carrera como marino tal y como fue siempre su deseo. Esto, unido a la lógica

incertidumbre que generaba enfrentarse a un nuevo destino que le llevaba de nuevo a

América que, a pesar de causarle una enorme fascinación, no resultaba tan confortable

como la vida en la capital gaditana que se había convertido en un centro de operaciones

y ciudad de referencia desde todos los puntos de vista. Estos motivos, pudieron generar

que Ulloa viese con cierto recelo este nuevo cambio de situación, de hecho, existe una

carta que el marino envía a Arriaga donde le indica que Jorge Juan le había sugerido que

se mantuviese en la ciudad, renunciando a su nuevo cargo603. A pesar de estos motivos,

601 AHN, OOMM, expedientillos, nº 7745. 602 Poder de Antonio de Ulloa a Eugenio Reigosa, Cádiz 15 de octubre de 1757, AHN, OOMM, leg. 687,

exp. 8279. 603 Carta De Antonio de Ulloa a Julián de Arriaga, Cádiz 27 de julio de 1757, AGI, Lima, 775. Esta carta

es, además, uno de los documentos que desmontan la teoría de González de Posada de que las relaciones

entre Ulloa y Juan se habían roto. Op. Cit. GONZÁLEZ DE POSADA, F, pp. 62-99.

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190

el caso es que Ulloa aceptó su destino y se aventuró hacia una nueva aventura americana

pudiéndose esgrimir, como de hecho se ha hecho, una buena cantidad de motivos que

apoyaron su decisión.

Gobernador de Huancavelica y superintendente de minas

Desde este punto de vista, nos adscribimos al planteamiento de Miguel de

Molina604, quien analiza dichos motivos y aporta, sobre ellos, un punto de vista global

que le lleva a no descartar versiones que han sido un punto de desencuentro entre los

autores implicados. Así, puede considerarse como indudable que “la vertiente científica

fue decisiva para su convencimiento final” 605 debido a que, ser superintendente de la

mina le daba la oportunidad de conocer de primera mano la problemática de la producción

de azogue e intentar darle solución a través de la aplicación de nuevas técnicas

constructivas, de mantenimiento y, por supuesto, de extracción. Esto completaría los

conocimientos que había adquirido en Europa y Almadén, pudiéndose importar, a esta

última durante y después de su labor, basándose en sus propios informes. Por ello, la

curiosidad intelectual y el deseo de adquirir conocimientos científicos serán

absolutamente determinantes. Aún así, se esgrimen motivos de otra naturaleza y que

podrían considerarse incluso algo banales pero, dada su experiencia vital y lo lógico de

la condición humana, indudablemente reseñables como el factor económico. Según

Whitaker606, duplicarían sus ganancias anuales pasando de ganar 4000 pesos como

teniente de la Compañía a 8400 como gobernador en Huancavelica. Bien es cierto que

Rodríguez Casado considera incorrecta dicha afirmación debido a que Ulloa “sin que le

sobrase el dinero […] era un hombre generoso y desprendido”607. Una afirmación que

quizás sea demasiado hipotética pues supondría ahondar sobremanera en su personalidad,

si que fue generoso con su familia y también contamos con testimonios de su hospitalidad,

pero no existen evidencias de que esta actitud fuera generalizada. Sea como fuere lo que

sí era Antonio de Ulloa es un hombre previsor y mucho más desde la ruina de su padre608,

604 MOLINA MARTÍNEZ, M, Antonio de Ulloa en Huancavelica, Universidad de Granada, Granada, 1995, pp.

41-42. 605 Ibídem, p. 42. 606 Op. Cit. WHITAKER, 1935, p. 179. 607 RODRÍGUEZ CASADO, V, “Huancavelica en el siglo XVIII”, Revista de Indias, Vol. 2, nº 5, Madrid, 1941,

p. 84. 608 Esta faceta la desarrollaremos más adelante cuando podemos ilustrarla con ejemplos concretos de su

vida.

Page 195: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

191

con lo que no es descabellado pensar que el dinero, si bien pudo no ser el factor principal,

sí que contribuyó a su decisión.

Unido a esto, Whitaker expone un segundo motivo, la caída de Ensenada pues, en

función de ella, Ulloa no solo perdería a su protector y mayor benefactor, sino que

además, el hecho de mantenerse en España le mantendría al lado y a merced de los

principales instigadores de la conjura quienes podrían ver en Ulloa una prolongación de

su mentor y hacer que corriese un destino semejante al suyo609. En este caso, Rodríguez

Casado vuelve a confrontar dicha teoría basándose, esta vez, en las evidencias

documentales. Pues, el 13 de mayo de 1755, Antonio de Ulloa llegó a la ciudad de

Granada, en la que el marqués cumplía su destierro, uniéndose así a Jorge Juan quien se

encontraba en ella desde el mes de septiembre610. Dicho viaje lo realizó aprovechando su

salida de Madrid con el objetivo de integrarse a su nuevo empleo en la Academia de

Guardiamarinas de Cádiz, un rodeo que, sin duda, debió parecerle necesario para

“homenajear”611 a quien tanto había hecho por él612. A tenor de dicha estancia, tuvo la

posibilidad de visitar y admirar la Alhambra describiéndola en una abro de corta

extensión titulada Observaciones de Palacio de la Alhambra613, que nunca llegó a

publicar, a pesar de sus deseos por hacerlo.

Dicho documento se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid614

y, sobre él, Francisco de Solano elabora un breve análisis615 del que puede destacarse, por

una parte, la gran capacidad descriptiva de Antonio de Ulloa, a la que ya se había hecho

referencia anteriormente y su gusto por la arquitectura y las antigüedades que ya se

609 De hecho, Rodríguez Villa reproduce una seria de composiciones populares alusivas a la caída de

Ensenada y, en una de ellas, se hace referencia a Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Op. Cit. RODRÍGUEZ VILLA,

A, p. 399. 610 Ibídem, p. 204. 611 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 172. 612 Bien es verdad que la relación fue totalmente recíproca, pues Ulloa jamás dejó de servirle, pero esta era

una condición inherente en él. Y, al fin y al cabo, de no ser por las decisiones de Ensenada, el marino jamás

hubiese adquirido tantos conocimientos ni tampoco habría gozado de las oportunidades a las que pudo

optar. 613 Observaciones del Palacio de la Alhambra, RABA (Madrid), ms. 57, 1.bis/1. 614 Algo que resulta lógico pues, en junta ordinaria de 1772, Antonio de Ulloa es nombrado Académico de

honor de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid (el acta de su ingreso se conserva en el archivo de la

propia academia. RABA, ms. 3/38, ff. 143-144). Un nombramiento que viene a colación del envío del

ejempla r al que hacemos referencia. 615 Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 173-175.

Page 196: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

192

manifestaba en la Relación Histórica y en el que nos detendremos más adelante616. Con

esta profusión de datos, nos reafirmamos en que ambas versiones no serían excluyentes

pues, si bien Ulloa no dejó de serle fiel a Ensenada y así lo demostró acudiendo a su

encuentro, también debería ser planamente consciente de la realidad. En este sentido,

aunque Whitaker presenta la marcha como una especie de huida, que no fue el caso, sí

que fue una manera, no solo de alejarse de las conjuras cortesanas sino además de

sustentar su posición ante el nuevo ministro. De manera que, amparado en su vocación

de servicio, Ulloa aceptó un nuevo destino que le consolidad como un hombre fiel al

Estado, independientemente de la persona en quien recayese la toma de decisiones.

En definitiva, Antonio de Ulloa es nombrado Gobernador de Huancavelica y

superintendente de minas el 14 de agosto de 1757617, un cargo en el que debía mantenerse,

según la real disposición durante un periodo de cinco años que empezarían a contar desde

el momento en el que tomase posesión ante el Consejo de Indias. Por este motivo, Ulloa

tendría que trasladarse a Madrid un viaje que, según el marino, le suponía un enorme

perjuicio si tenía que hacerse exclusivamente con este fin, especialmente porque se

encontraba en Cádiz y bien podría jurar ante la Real Audiencia de la Contratación que sí

tenía sede en dicha ciudad. Así, lo expresa en una petición al monarca que le es concedida

en 6 de septiembre de 1747618 y en la que se expresa que dicha concesión se encontraba

sujeta al pago de 50 pesos en el Seminario de San Telmo de Sevilla, tal y como era

costumbre, que debía ser notificado a la Real Audiencia antes de su toma de posesión.

Estas, aún tratándose de concesiones lógicas, que no presentaban ningún problema

para el desarrollo de los acontecimientos, podríamos decir también que son muestra del

interés existente porque fuera, precisamente, Ulloa quien ocupase dicho cargo. Esto se

debe, por una parte, a que el marino contaba con dos de las tres cualidades indispensables

616 Bien es cierto que, tras su retorno a Cádiz, Ulloa vive junto al resto de la población gaditana, los efectos

del maremoto que asoló la ciudad, el 1 de noviembre de 1755. Un hecho que se preocupó no solo de

documentar sino de darle difusión, hasta el punto que sus notas se publicaron en el tomo 49 de Philosophical

Translation en 1756, siendo esta la única vez en que algo escrito por Ulloa carece de carácter descriptivo.

Un dato que, aún mereciendo ser apuntado por le hecho de pertenecer al desarrollo vital del marino, se aleja

del tema que nos ocupa. Razón por la que hemos decidido, a penas, mencionarlo de esta manera. 617 Título de gobernador de Huancavelica a favor de Antonio de Ulloa, AGS, Dirección General del Tesoro,

Inventario 24, leg. 183, doc. 47. 618 Licencia a Antonio de Ulloa para jurar en la Real Audiencia de la Contratación de Cádiz el empleo de

Gobernador de Huancavelica, pedimento y demás actuado sobre su obedecimiento y cumplimiento. AGI,

Contratación, 5500, N.3, R. 26, ff. 1r-8r. / AGS, Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 183, doc.

48.

Page 197: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

193

que la Secretaría de marina e Indias había establecido para escoger al gobernador de

Huancavelica. Y es que, aunque Ulloa no tenía experiencia de mando, sí contaba con

conocimientos científicos suficientes y vocación de servicio demostrada como para

ocupar dicho puesto. De hecho, el propio secretario justifica su elección ante el rey

afirmando no haber “hallado en ninguno más proporción porque […] en metales, minas

y en obras ha hecho su estudio y su desinterés es el mayor”619. Con esto no solo se

demuestra el interés por designar a alguien que pudiera solucionar, desde la técnica, los

problemas de la mina, sino el deseo de que dicha persona se alejara de sus antecesores en

tanto que sus intereses no estuvieran por encima de los de la mina y su villa.

De este modo, cumplidos todos los establecimientos previos, el nombramiento

tuvo lugar, efectivamente, en Cádiz el 22 de septiembre del mismo año tal y como

describe Juan Antonio de Montes, teniente más antiguo de la Cámara de la Real

Audiencia, frente a quien, como se acostumbraba, realizó su juramento620. Con lo que,

dos días después, se le concede licencia de embarque para trasladarse a la villa junto a

tres criados, sus armas y pertenencias621, algo que el propio Ulloa ratifica en un

documento donde garantiza el parentesco con sus acompañantes, a los que denomina

como familiares. Así, expresa que Francisco Espinosa Miranda, Jacobo Paadin, ambos

naturales de Sevilla y Francisco Guerra, natural de Paredes de Nava (Castilla la vieja)

embarcarían en el navío El Prudente para reunirse con él en la villa y prestarle servicio.

En cuanto a esta definición como familiares, solo hemos podido comprobar el vínculo

que tenía con Francisco Espinosa quien no solo era hijo de un Veinticuatro del cabildo

sino que, además, estaba casado con Petronila de Yepes y Ulloa, quien debía tener algún

parentesco con el capitán de navío y que le concede permiso para viajar a Indias en 6 de

septiembre de 1757622.

Antonio de Ulloa, por su parte, navegaría, vía Buenos Aires, en el navío San

Rafael que zarpó, con destino al Callao, en febrero de 1758, en un viaje que no solamente

619 Huancavelica. Año de 1757, AGI, Lima, 775. 620 Licencia a Antonio de Ulloa para jurar en la Real Audiencia de la Contratación de Cádiz el empleo de

Gobernador de Huancavelica, pedimento y demás actuado sobre su obedecimiento y cumplimiento. AGI,

Contratación, 5500, N.3, R. 26, ff. 2v-3r. 621 Ibídem, f. 4r. 622 Licencia a Antonio de Ulloa para jurar en la Real Audiencia de la Contratación de Cádiz el empleo de

Gobernador de Huancavelica, pedimento y demás actuado sobre su obedecimiento y cumplimiento. AGI,

Contratación, 5500, N.3, R. 26, ff. 5r-7r.

Page 198: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

194

destacó por su dilatada extensión, sino que, debido a lo prolongado de la travesía, estuvo

azotado por uno de los mayores peligros que sufría la gente del mar en la época, el

escorbuto. Esta enfermedad diezmó a los pasajeros y tripulantes hasta tal punto que “ no

quedaron treinta que se pudieran poner en pie, y veinte capaces de hacer trabajo alguno:

el escorbuto los tenía postrados […]más parecido a cadáveres que a vivientes”623. Un mal

que no llegó a afectar al capitán de navío pues, con la previsión que tanto le caracterizaba

y probablemente basándose en la experiencia adquirida en sus anteriores viajes al

continente americano tuvo la precaución de tomar ponche caliente por las noches y

desinfectar su camarote con vinagre. Pudiendo así llegar completamente sano al puerto

del Callao el 2 de agosto de 1748, llegando a la villa un mes después para tomar posesión

de su cargo.

No podemos decir que lo que le esperaba en su destino era una calurosa bienvenida

pues, su nombramiento, no fue bien recibido en la propia villa de Huancavelica, pues

teniendo en cuanta que no solo debía supervisar y mejorar las condiciones de la mina sino

que debido a su posición como gobernador debía, entre otras cosas, impartir justicia,

esperaban a alguien del gremio de mineros o que fuese jurista y Antonio de Ulloa era

marino, generando así una situación de malestar y desconfianza entre la población.

Tampoco podría contar con el apoyo de la autoridades limeñas pues, por lo general, sus

antecesores habían sido oidores u otro tipo de funcionarios de la Audiencia de Lima,

personas, como hemos dicho, bastante más interesadas en cubrir sus propios intereses

tanto económicos como personales, en cuanto a sus deseos de poder, que en mantener el

orden y el control de la mina y, por tanto, favorecían las incesantes salidas de plata y

comisiones que, de manera totalmente irregular, eran costumbre en aquel lugar. Por lo

que, un elegido externo, cuyo nombramiento se había fraguado en la propia secretaria de

Marina e Indias y con las aptitudes de rectitud y servicio al Estado que Ulloa presentaba,

resultaba un peligro para sus intereses.

623 DE ULLOA, A, Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos en servicio de la Marina, instructivas y curiosas

sobre las navegaciones, y modo de hacerlas, el pilotage, y la maniobra: noticia de vientos, mares,

corrientes, páxaros, pescados y anfibios; y de los fenómenos que se observan en los mares en la redondez

del Globo. Imprenta de Sancha, Madrid, 1795.

Page 199: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

195

Así, a su llegada, encontró no solo hostilidad sino una mina en ruinas624, con

problemas desde prácticamente todos los puntos de vista. Desde el punto de vista técnico,

arrastraba un enorme atraso debido a que las técnicas de explotación que se empleaban

en ella eran prácticamente las mismas que en el siglo XVI. Unido a esto, con el paso de

los años, el azogue había comenzado a perder calidad y esto suponía un enorme perjuicio

para la otra mina peruana, la de Potosí, de la que se extraía la plata a través del método

de la amalgama de mercurio. Por este motivo era imprescindible aumentar la producción

del mineral, así como controlar su calidad y su distribución. En función de esto, como ya

hemos dicho, Ulloa prometía ser la persona que solucionase todos estos problemas, los

conocimientos con los que ya contaba le servían como un perfecto aval. De esta manera,

su primera medida fue conocer de primera mano la situación de la mina, por lo que el 8

de noviembre de 1758625, se adentra en la misma para poder observar y analizar cuál era

su estado real. Este modo de actuar lo situaba ya a una enorme distancia de sus

predecesores, que no se preocuparon por internarse en la mina y conocer su realidad. En

ese momento Ulloa se adentra en una mina con una estructura casi laberíntica, que se

presentaba como un enorme agujero del que partían multitud de galerías inconexas y, a

veces ciegas, algunos de ellos se utilizaban incluso como vías para entrar en la mina,

llegando Huancavelica a contar con cinco entradas. Una estructura pues, totalmente

incomprensible que denotaba una falta absoluta de control por parte de todos aquellos

encargados de dirigirla previamente. Antonio de Ulloa no podía como nada de lo que

observaba se recogía en los informes de sus predecesores, la mina se encontraba en

peligro de derrumbe y no había ni siquiera un plano de su interior626.

624 Sobre la mina de Huancavelica, no existen una gran cantidad de trabajos pues su estudio siempre estuvo

en detrimento de los realizados sobre la mina de plata de Potosí. Pero aún así podemos acudir a: FISHER, J,

Minas y mineros en el Perú colonial 1776-1824, Instituto de Estudios peruanos, Lima, 1977; LOHMANN

VILLENA, G, Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII, Sevilla, 1949; FUENTES BAJO, M. D, “El

azogue en las postrimerías del Perú colonial”, Revista de Indias, vol. XLVI, nº 177, enero-junio, 1986 ,

Madrid, pp. 75-105; Op. Cit. RODRÍGUEZ CASADO, V, pp. 681-688; POVEA MORENO, I. M, Retrato de una

decadencia. Régimen laboral y sistema de explotación en Huancavelica (1784-1814), tesis doctoral,

Universidad de Granada, 2011. Así como, en este caso, en los trabajos relativos a la gobernación de Antonio

de Ulloa, Op. Cit. MOLINA MARTÍNEZ, M; NAVARRO ABRINES, M. C, “La mina de mercurio de Huancavelica

(Perú): entre los intentos de reforma de Antonio de Ulloa y el continuismo de Carlos de Beranguer”, Scripta

Nova, Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, nº 4, Universidad de Barcelona, 1997; Op. Cit.

SOLANO, F DE, pp. 183-204. 625 Este no sería su único descenso pues, determina que repetiría esta acción mensualmente a lo largo de

todo su mandato. 626 Algo que Ulloa podrá llevar a cabo, por medio de sus visitas mensuales a la mina, elaborándolos en su

primer año de gobierno. Figuras 11- 12. Anexo.

Page 200: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

196

En función de esto, Ulloa pone todo su empeño en cumplir la encomienda

principal que tenía con respecto a la mina, conseguir aumentar la producción. Para ello,

se centra en atajar el problema más urgente, todas aquellas zonas que presentaban peligro

de derrumbe. Además, era necesario someter al mineral a un estricto control de calidad

que garantizase que no volviese a salir rumbo a Potosí un azogue de baja ley. Motivo por

el que, como segunda medida, instala un par de hornos en la bocamina para poder así

verificar la calidad el mercurio. Con respecto a este último problema, las vetas que se

explotaban hasta el momento no estaban aportando los resultados que se consideraban

óptimos, con lo cual era indispensable también buscar nuevos filones. Una medida que le

ofreció a Ulloa su primer éxito, pues en abril de 1759, dieron con una nueva veta, que

decidió nombrar Fernando VI. Este descubrimiento, que se suponía que iba a aportar

grandes beneficios a la mina, solucionando parte de sus problemas, no hizo más que

convertirse en el detonante de uno del mayor de los problemas a los que Antonio de Ulloa

tendrá que enfrentarse, los conflictos con las gentes del lugar.

Y es que efectivamente, Ulloa como superintendente de la mina y gobernador de

la villa tendría que hacer frente a los malos usos627 que se venían haciendo con respecto

a la distribución y el contrabando del mineral, así como a la tarea de impartir justicia, dos

conceptos que irán ligados durante todo su mandato. En el caso de la nueva veta, decidirá

implantar un nuevo método de explotación, que denomina Minería del Rey628. En función

de dicha medida, el gremio de mineros quienes, desde el tiempo del descubrimiento de la

misma se habían encargado de su explotación asumiendo, de manera individual, la

responsabilidad de sus trabajos, tendría, a partir de entonces que trabajar como una

compañía supervisados directamente por el gobernador. La aprobación de un cambio tan

radical fue motivo de diputas entre el gobernador y el gremio pero, a pesar de eso y gracias

a estos mecanismos de control unido, por supuesto, a las mejoras técnicas que se pusieron

en práctica, hicieron posible que, durante los años de gestión de Ulloa, la mina alcanzase

un rendimiento tal que no solo superó al obtenido por sus antecesores, sino que supuso el

mayor producción de mineral de todo el siglo XVIII.

627 Esto ya se les había pedido a los antecesores de Ulloa, aunque estos, habían pasado por alto esta petición,

bien por incapacidad o bien por sus propios deseos, pues era bastante más sencillo abogar por sus propios

intereses y beneficiarse de una situación tan enraizada como esa. 628 Sobre el particular: Op. Cit. MOLINA MARTÍNEZ, M, pp. 113-125.

Page 201: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

197

Todo esto puso de manifiesto que “la mina de Huancavelica debía ser dirigida por

técnicos, antes que por políticos o burócratas”629 una afirmación que, aunque sustentaba

la posición de Ulloa, no hizo que los problemas se detuviesen pues no era la primera vez

que el gobernador de enfrentaba con el gremio. Como ya hemos apuntado, no eran los

técnicos los únicos problemas a los que se enfrentaba la mina, ya que uno de sus mayores

conflictos tenía que ver con la administración y los mineros. De un lado, los capataces

aceptaban sobornos a cambio de permitir que se extrajese el mineral de zonas prohibidas

para después ni siquiera verificar su calidad y, de otro, el gremio defraudaba a la Caja

Real mediante la distribución fraudulenta, entregando una cantidad menor de la que

conseguían extraer. En este sentido Ulloa, como garante de control y administrador de

justicia, se propuso perseguir y acabar con estos malos usos hasta el punto que en 1760,

mandó detener a dos veedores a modo de medida ejemplarizante, iniciándose así una serie

de juicios que solo consiguieron granjearle peor fama al gobernador. Así, en las vistas de

ambos veedores, estos contaron con la defensa de varios curas de la villa, especialmente

de José Aguirre, párroco de San Sebastián quien consiguió darle la vuelta a la situación

esgrimiendo que los actos de los veedores se debían a la mala gestión del gobernador.

Por si esta situación no fuese lo suficientemente grave para Ulloa, se le plantea un

problema mayor, en la propia Audiencia de Lima que, como hemos mencionado no

aceptó de buen grado la llegada del capitán de navío a aquel territorio, se convirtió en su

principal obstáculo al ponerse de parte de los criollos en todo el proceso en su contra. De

esta manera el gobernador se encontrará de frente con José Manso de Velasco, que fue

virrey de Lima hasta 1761, con quien Ulloa había tenido problemas durante la expedición

geodésica, a tenor de la decisión de este de no proveerle de unas tropas de socorro que

Manso de Velasco había solicitado. Un hecho que provocó la denuncia del virrey y el

sobreseimiento de una condena a Antonio de Ulloa.630 Dicho esto y si atendemos a su

actitud durante el tiempo que compartió con Ulloa en su período de gobernación, jamás

llegó a perdonar el incidente y se mantuvo siempre en una posición contraria al marino.

Este, lejos de poder descansar cuando se produjo el relevo del virrey en 1761, se encontró

con un problema aún mayor con la llegada de Manuel Amat, que no solo apoyó

incondicionalmente al gremio de mineros, sino que sometió al gobernador a un asfixiante

control. Así y fruto del conflicto provocado por la detención de los veedores y sus

629 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 195. 630 Sobre el particular consultar página 82.

Page 202: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

198

posteriores juicios e intercambio de denuncias, Amat ordenó dos inspecciones para

evaluar la labor de Ulloa. La primera se centró en los aspectos técnicos, en las mejoras

que el gobernador había introducido dada la ruinosa situación de la mina y, la segunda,

se encargó de la supervisión de posibles ilegalidades cometidas con el mineral,

aportándose, en ambas ocasiones, informes favorables.

Esta situación se hizo aún más insostenible debido a la falta de autoridad que Ulloa

pudo comprobar que, a pesar de su cargo y de lo que este implicaba se encontraba

totalmente desprovisto de autoridad. Y es que, a pesar de haber estado en América con

anterioridad, aún habiendo permanecido nueve años en el virreinato peruano no sabía

nada de sus gentes, especialmente de aquellos que pertenecían a los estratos más bajos de

la sociedad. Estos estaban sometidos a todo tipo de abusos, desde los indios que

trabajaban la mina que sufrían tanto el maltrato de los capataces dentro de la mina, como

la desprotección y los abusos, especialmente de los religiosos en la villa631. Una situación

que, un hombre como Antonio de Ulloa, con la firmeza de sus valores y convicciones no

podía soportar, pues según Ulla “en Perú se vivía […] una atmósfera generalizada de

individualismos agresivo que anteponía cualquier medio con tal de obtener sus fines:

implicando en ellos al propio sistema judicial632. En definitiva, se trataba de una situación

que el gobernador no podía manejar pues no se trataba solo de la tradicional rivalidad

entre peninsulares y criollos, sino que era un ataque directo hacia él, motivado por su

deseo de erradicar la corrupción en el lugar condenando especialmente la actitud de los

eclesiásticos, empeñados en intervenir en cuestiones de gobierno de la villa.

Todos estos motivos, le llevaron a renunciar a su cargo en 1762, solicitando al

Rey que se le relevase de sus funciones, una petición que no le fue concedida hasta dos

años mas tarde. Así en enero de 1764, se acepta su dimisión, pero aún le quedaba su

última revisión, el juicio de residencia, donde todos los cargos de la administración

española debían someterse a un proceso de revisión de sus actuaciones y en el que se

ponían de manifiesto, si los hubiere, todos los cargos en su contra. Una medida que, en la

administración indiana tuvo una enrome importancia y que impedía que los funcionarios

631 Prueba de ello es el padre José de Villalta quien, en época de sequía se dedicó a acumular la harina y no

repartirla entre los vecinos siendo, por supuesto, objetivo de la autoridad de Ulloa que, finalmente, terminó

excomulgado en dos ocasiones. 632 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 201.

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199

fuesen sustituidos previos al proceso. Por lo general, el juicio de residencia impedía que

el depositario del cargo en cuestión abandonase el lugar en el que había permanecido,

pero, en el caso de Ulloa, se le ordena trasladarse a La Habana, para poderse ejecutar

dicho trámite.

Esta orden no debió ser del agrado del virrey Amat, que no tardó en sacar a la luz

todos los cargos que se habían presentado contra Ulloa en los juicios anteriores

informando de las acusaciones tanto del fiscal, quien le culpaba de haber cometido fraude

ante la Caja Real declarando una menor cantidad de azogue de la que se producía en

realidad, como del gremio de mineros, que le hacían responsable de su ruina debido a la

implantación de la minería del rey633. No se trataba más que de una repetición de los

hechos que ya habían sido juzgados con anterioridad y de los que Ulloa siempre salió

exculpado en Huancavelica. Así, la intención clara del virrey era impedir la partida de

Ulloa, por lo que informaba a Julián de Arriaga que, antes de abandonar el virreinato

debería pagar una ingente suma de dinero que se le reclamaba. Además, se requisaron sus

vienes, fue obligado de devolver toda la documentación antes de partir, es decir, se

enfrentó a una enorme cantidad de dificultades para que se pudiera dar cumplimento a la

Real Cédula del 4 de enero de 1764 que confirmaba su relevo y ordenaba su traslado. Así,

considerando que Ulloa bien podría responder en cualquiera de los dominios de la Corona

por los cargos que se le imputaban, acepta la decisión real que implicaba su traslado.

Y de este modo, lo notifica a Julián de Arriaga en una carta del 13 de noviembre

del mismo año634, poniendo como condición que designase a alguna persona o personas

que abalasen su deuda para poder marcharse. Algo que encontró de entre un pequeño

grupo de criollos en los que encontró protección, pues se trataba de hombres que habían

obtenido el hábito de la orden de Santiago en el mismo año que él. El más relevante será

el caballero sanjuanista Francisco Remírez de Laredo, conde de San Javier y Casa Laredo,

de origen chileno, quien había obtenido su alta posición a través de su desempeño dentro

de la administración americana y de su matrimonio que lo entroncaba con otra familia de

la élite criolla de Chile635. El cabeza de una familia que por su vínculo como miembro de

la orden de Santiago proporcionaría a Antonio de Ulloa la ayuda que tanto estaba

633 Carta de Manuel Amat a Julián de Arriaga. 24 de octubre de 1764. AGI, Lima, 651, nº5. 634 Ibídem, nº6. 635 Sobre sus orígenes: Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 252-254; Op. Cit. BEERMAN, E, pp. 38-41.

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200

necesitando, no solo convirtiéndose en su avalista, como ya hemos mencionado, sino

permitiéndole embarcar en una de sus naves, encargadas de llevar trigo chileno a Lima

por la ruta Callao/Valparaíso. Esta nave le llevaría hasta Panamá desde donde, por tierra,

siguiendo el curso del río Chagres, cruzaría el istmo hasta llegar a Portobelo, desde donde

volver a embarcar con destino La Habana.

De este modo, por una parte, se ratifica la estrecha relación del marino con el

conde de San Javier y, por otra, es evidente la enorme deuda moral que Ulloa adquirió

con él, pues gracias a su apoyo consiguió abandonar un virreinato al que jamás volvería.

En este sentido, lo que empezó siendo un favor, terminó por originar un acuerdo mutuo

que entroncaría directamente con la vida personal del capitán de navío. En este sentido

no se puede decir que Antonio de Ulloa fracasase en su labor como gobernador y

superintendente pues, de un lado, obtuvo la mayor producción de la mina por medio de

sus mejoras técnicas y la aplicación de sus estrategias administrativas y, de otro, persiguió

los malos usos y abogó por mejorar las condiciones de los vecinos más desfavorecidos

denunciando las condiciones a las que estaban sometidos636. Pero a nivel personal sí que

supuso un verdadero fracaso debido a que se enfrentó a una realidad desconocida, a una

convivencia estrecha con los habitantes del territorio virreinal que le cambió por completo

por todos los problemas y presiones a las que tuvo que hacer frente. Así, la única

satisfacción personal que llevaría consigo sería la promesa de matrimonio con la hija de

dicho conde de San Javier.

Efectivamente, a los 47 años637 Antonio de Ulloa decide contraer matrimonio

después de varios años de búsqueda de la mujer que se ajustase a sus intereses sociales y

económicos. Prueba de este interés son las joyas que el marino entregó a Francisca

Remírez de Laredo como obsequio por su matrimonio, que fueron encargadas durante su

estancia en París en 1750638. Con este dato puede entenderse que Ulloa intentaría

entroncar con alguna importante familia sevillana o gaditana valiéndose, para ello, de la

mediación de sus hermanos, debido a sus prolongadas ausencias del territorio español, así

como de su atareada situación como colaborador de Ensenada. Pero, claramente ninguna

636 Todas ellas las expresa en su relación de gobierno, un informe que debían realizar todos los gobernadores

una vez concluida su labor. 637 Una edad bastante avanzada para contraer matrimonio en la época. 638 En el testamento de Antonio de Ulloa se aporta un listado de dichas joyas, indicando también su coste

total. Disposiciones Testamentarias del Excmo. Sr. D. Antonio de Ulloa, AHPC, PNSF, leg. 120, f. 222.

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201

de las mujeres que pudieron ser propuestas como candidatas resultó del agrado de Ulloa

quien, en esta ocasión, se encargó personalmente de gestionar los prolegómenos de su

unión. Francisco de Solano considera lógica su unión con una mujer criolla debido a su

dilatada estancia en los territorios del Virreinato del Perú, tanto en la geodésica como en

Huancavelica. Pero, considerando que las relaciones que pudo entablar, en ambos

periodos fueron prácticamente las mismas, debido a las especiales condiciones que se

produjeron en las dos ocasiones639, esta teoría no nos parece viable. Por ello consideramos

más lógico pensar que dicha unión se produce tanto por agradecimiento a la familia

Remírez de Laredo, por la ayuda que le habían prestado en uno de sus peores momentos,

como por el conocimiento de la buena posición económica y dotes personales de la novia.

En definitiva, se trataba de una unión que resultó muy provechosa para ambas

partes. Por parte de la joven Francisca, el hecho de contraer matrimonio con un oficial de

la Armada española, de las características y rango de Antonio de Ulloa, sería siempre un

motivo de prestigio para una familia criolla como la suya, por muy que ya distinguida que

fuese dentro de la sociedad colonial. Y por el lado del propio Antonio de Ulloa, quien

obtendría inicial y teóricamente una unión en condiciones sociales y económicas que

correspondiesen a la suya; de esta forma perpetuaría su casa, pues sus hermanos no

contaban con descendencia. Razón que esgrime640 inicialmente pero que no sería el único

motivo ni el de mayor peso para explicar el interés del marino en contraer nupcias con la

joven criolla. Dicho motivo, tiene que ver con el aporte económico de la dote de su esposa

que engrandecería su patrimonio, tal y como apunta el propio Ulloa, en el documento en

el que solicita permiso para casarse:

“proporcionándome aquí con las sobresalientes calidades de la persona competente dote

que no conseguiré tan fácilmente […] por no tener yo caudal […] Esta señora es hija de

D. Ventura Ramírez de Laredo, del orden de Santiago, y Dña. Francisca Encalada y

Chacón, condes de San Javier, vecinos de Santiago de Chile, y de lo más distinguido de

aquella ciudad, como lo son en Sevilla sus parientes, por cuya razón gozan de mayorazgo

639 Ulloa afirma que el pequeño grupo de criollos que le prestaron apoyo en su salida de Huancavelica eran,

en su mayoría, amistades que había entablado en la estancia anterior. 640 Sobre el particular: ORTEGA DEL CERRO, P, Siluetas de cambio: experiencias de transformación social

de la élite naval (siglos XVIII- XIX), Tesis doctoral, 2017, pp. 326-327.

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202

allí y son de sobresaliente caudal con el cual podrán ayudar a reparar en el dote que le

destina a su hija los atrasos que yo experimento”641

A pesar del enorme interés de Ulloa y aún contando con la aprobación pertinente,

pues tanto en la Armada como en la orden de Santiago se exigía de autorización previa

para que sus miembros contrajesen matrimonio, la boda tendría que esperar. Pero sería

por una cuestión bastante simple, aún contando el marino con una edad avanzada, su

prometida tenía solo 14 años. Así, llegaría a La Habana en posesión de dicha promesa

matrimonial en los primeros días de febrero de 1765642, donde se encontró con el capitán

general su paisano Antonio María de Bucareli y sus hermanos Martín, que hacía las veces

de auditor y teniente de gobernador y Pascual, que había llegado con un regimiento para

fortalecer la defensa de las bases cubanas. Estas tres personas serán fundamentales para

él en aquellos momentos pues, la situación que había vivido en Huancavelica terminó por

quebrantar su salud haciéndole caer enfermo643 de lo que, a todas luces, debió ser

melancolía644. Bien es cierto que Ulloa, que no era muy proclive a narrar sus

padecimientos que los tuvo, aunque solo diese leves pinceladas de los más débiles a

excepción del que adoleció en el tornaviaje de la geodésica645, en algunas cartas de

carácter privado comenta que, de lo que se encontraba enfermo era del espíritu646. De este

modo, al encontrarse en un entorno afable, rodeado de personas tan cercanas como estas

contribuyó a su recuperación.

Gobernador de Luisiana

Después de estos meses, sin encontrarse del todo recuperado, en mayo de 1766 se

le designa para la misión más compleja a la que tendría que enfrentarse, como funcionario

641 Solicitud de Antonio de Ulloa para contraer matrimonio, AGS, Secretaría de Marina, Legajo 26. 642 Todo esto a pesar de los esfuerzos del virrey Amat que viendo que sus empeños por hacerlo permanecer

en Huancavelica hasta haberse realizado su juicio de residencia fracasaban, comenzó a divulgar la noticia

de que su marcha a La Habana era un destierro y que allí tendría que permanecer durante 10 años pagando

las consecuencias de sus actos. 643 Su situación le llevó hasta tal extremo que acaba por hacer testamento ante su secretario, Manuel Félix

Riesch, que le había acompañado en su traslado a La Habana. Testamento que posteriormente anula en su

última disposición testamentaria. Disposiciones Testamentarias del Excmo. Sr. D. Antonio de Ulloa,

AHPC, PNSF, leg. 120, f. 201. 644 Afección bastante habitual en la Edad Moderna, especialmente en los círculos intelectuales, que se

caracterizaba por generar un ánimo deprimido en quienes la padecía, afectando también a las capacidades

motoras del enfermo. 645 Sobre el particular ver p. 91. 646 Carta de Ulloa a Arriaga, Baliza, 18 de diciembre de 1766, AGI, Santo Domingo, 2542A.

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203

del Estado, ser gobernado de Luisiana. Dicho nombramiento llega a sus manos en julio

de 1765647 con lo que parte, hacia su nuevo destino, en febrero del año siguiente

totalmente restablecido. Se trataba pues de “una excelente ocasión para averiguar el grado

de consideración profesional con que era calificado por el gobierno”648, especialmente,

después de su nefasta experiencia en el virreinato del Perú, donde había sido víctima de

una campaña de desprestigio que se mantuvo incluso tras su nuevo nombramiento, hasta

el punto de que Ulloa fue conocedor de las maniobras del virrey Amat estando ya en

Luisiana.

Tendría pues la misión de administrar y dirigir un territorio totalmente diferente a

lo que conocía, una colonia de nueva incorporación que, apenas llevaba tres años bajo el

dominio español649. Dicho territorio había sido objeto del interés de España desde

principios de siglo, pues se encontraba próximo a una de las rutas principales del circuito

de la Carrera de Indias, Veracruz-La Habana. Por ello, dado que se trataba de un dominio

francés y basándose en las relaciones amistosas que, por lo general se habían mantenido

entre los dos países, España intentó, siempre por la vía diplomática, conseguir una cesión

que llegó, tras la Guerra de los Siete Años, teóricamente como compensación por las

pérdidas que había sufrido España debido al Tratado de París. Pero la realidad era distinta

ya que, Luisiana no le reportaba ningún tipo de beneficio a Francia y, menos aún, después

de haber perdido sus posesiones en Canadá. De este modo, lo que se vendió como puente

para afianzar alianzas era en realidad una estrategia francesa para deshacerse de un

territorio que no convenía a sus intereses.

Al tratarse de una nueva incorporación con características muy particulares como

su extensión, una economía basada en la exportación de tabaco, añil, pieles y madres y,

por supuesto, por el peso en su gestión que seguía teniendo en ella la Compañía de las

Indias, de la que partía el llamado Consejo Superior como organismo más influyente, se

requería de alguien con características muy concretas. En este caso, Antonio de Ulloa las

647 Nombramiento de Gobernador de la Luisiana a favor de Antonio de Ulloa. 21de mayo de 1765, AGS,

Dirección General del Tesoro, Inventario 2, leg. 49, doc. 75. 648 Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 204. 649 Sobre el particular: Ibídem, p. 205-209; HOFMAN P. E, Luisiana, Fundación Mapfre, Madrid, 1992;

MOLINA MARTÍNEZ, M, “El gobierno de Antonio de Ulloa en Huancavelica y Luisiana”, Op. Cit. Actas del

II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 169-184; RODRÍGUEZ CASADO, V, Primeros años de dominación

española en la Luisiana, CSIC, Madrid, 1942; RODRÍGUEZ CASADO, V, “Don Antonio de Ulloa en la

gobernación de Luisiana”, Revista General de Marina, nº 125, Madrid, 1943, pp. 681-688.

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204

cumplía todas pues poseía un gran prestigio social y profesional, que estaba más que

demostrado, como su condición de caballero santiaguista, y que le permitiría entablar

lazos con las élites del lugar. Además, hablaba tanto francés como inglés y no solo

contaba con experiencia en gobernación, sino que había manifestado un gran sentido de

la obediencia hacia las directrices marcadas por el Estado. Aptitudes que, aunque le

convertían en la opción más idónea, tal y como afirmaba el marqués de Grimaldi, quien

lo había conocido en Suecia y fue quien le propuso para ocupar dicho cargo650, no le

proporcionaron, por segunda vez, una estancia agradable.

La cuestión se presentaba harto complicada pues el rey francés había decidido

ceder el territorio, pero eso no cambiaría el sentimiento de sus gentes, que veían con

recelo la llegada de un nuevo monarca que impondría sus propias leyes haciendo peligrar

su modo de vida. Además, aunque probablemente fundamentada en sus convicciones en

las que el sentido del deber y la lealtad estaban por encima de cualquier dictamen, Antonio

de Ulloa tuvo una entrada, en nuestra opinión muy desacertada en Luisiana. Esto se debe

a que, en su nombramiento y en las instrucciones inherentes al mismo, se le indica que el

territorio debía mantener sus leyes y modos de gobierno, considerándose una colonia

separada de los dominios españoles651. No se incorporaría y de hecho no lo hizo, al

Consejo de Indias, como el resto de colonias americanas, sino que permanecería a cargo

de la Secretaría de Estado hasta que las circunstancias socio económicas permitieran su

traspaso. Pero Ulloa hizo caso omiso a estas directrices o, mejor dicho, jamás informó

que tenía conocimiento sobre las mismas, con lo cual, se dedicó a mandar cargas

amistosas a las autoridades locales en funciones y jamás se dirigió al Consejo Supremo

que, como hemos dicho, dirigía a efectos prácticos dicho territorio.

De este modo, lo que se presenta como una torpeza manifiesta fue también fruto

de su desconocimiento pues, Ulloa se había empleado, durante su período en La Habana,

de informarse sobre los motivos políticos que habían provocado la cesión y, con la

colaboración de Bucareli, intentó conocer su modo de administración y sus costumbres.

650 Esta es una muestra más de la enrome consideración de la que gozaba Antonio de Ulloa tanto en los

altos círculos españoles como europeos y del reconocimiento del que gozaban sus aptitudes en todos los

ámbitos. 651 Nombramiento de Gobernador de la Luisiana a favor de Antonio de Ulloa. 21de mayo de 1765, AGS,

Dirección General del Tesoro, Inventario 2, leg. 49, doc. 75.

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205

Pero, a pesar de esto, no sabía nada del sentimiento de rechazo y temor que bullía entre

su población, que se agudizaba con la confusión generada por la actitud de Ulloa que

entraba en contradicción con las noticias que les llegaban desde Francia, donde se les

aseguraba que sus leyes se mantendrían, así como los privilegios que gozaban distintos

sectores de su población. Estas preocupaciones eran lógicas ya que, con la llegada del

dominio España, la base económica de Luisiana se vendría abajo teniendo en cuenta toda

su realidad tenía que ver con la exportación de sus productos que, hasta el momento, se

había realizado de manera completamente libre. Algo que, si España imponía sus leyes

desaparecería al incluirla dentro de su red monopolística, en la que solo se autorizaba

comerciar con los puertos establecidos por la Corona. A esto debe sumarse que, todos los

productos que sustentaban esta economía luisiana ya se comerciaban en España652 o no

eran apreciados por los países receptores, presentándose así un panorama absolutamente

desolador.

Pero no menos desoladora será la realidad a la que se enfrente Ulloa, un hombre

que con apenas unas pocas tropas, los conocimientos adquiridos en lugares más prósperos

y menos, potencialmente menos problemáticos, y una voluntad férrea debía conseguir

que unos habitantes que querían seguir siendo franceses, habitasen, sin ningún tipo de

reticencia, en una nueva colonia española. Y todo esto, se encontraba inserto en el

contexto de un territorio en el que la miseria está presente por doquier, de hecho, en una

de las cartas que Ulloa le envía a Bucareli le cuenta que allí “falta todo aún lo más

preciso”653. En este sentido le preocupan la higiene y el saneamiento del territorio que

intenta mejorar con nuevas ordenanzas municipales elaboradas en base a los

conocimientos adquiridos en Francia y en su labor en Huancavelica. Por ahí decide

comenzar, probablemente como medida más práctica pues, según él, ante tal cantidad de

problemas a resolver era necesario tomar una primera vía. Así, en la misma misiva le

solicita el envío de obreros cubanos para poder llevar a cabo todas las obras necesarias,

pidiéndole además que se dote a la colonia de los caudales necesarios para hacer frente al

pago de estos trabajadores.

652 Contaba con el estanco de tabaco, con el añil guatemalteco, las maderas españolas y americanas y, por

si fuera poco, las pieles no eran de su interés. 653 Correspondencia escrita por el gobernador de la Luisiana D. Antonio de Ulloa con el capitán de Cuba,

D. Antonio Bucarelli, nº 1-65, Carta nº 8 de 12 de diciembre de 1766, f. 8.

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206

Pero, el problema más acuciante, lo que más le preocupa es el sustento de la

población. Esto se debe a que, la base de su alimentación estaba en el trigo, un cereal que

resultaba muy difícil de cultivar tanto en las zonas aledañas como en el resto de la colonia

y cuya escasa producción era generadora de carestías de las que se aprovechaban los

comerciantes locales que lo recibían por medio del a exportación desde los territorios de

las Trece Colonias y se lucraban con los enormes beneficios. Para solucionar esto Ulloa

recurre a varias medidas que resultan fallidas, por una parte, establecer contacto con los

ingleses de la Florida, para que fueron ellos quienes abastecieran de la colonia,

provocando el descontento de los comerciantes locales. Por otra, solicitar a la Corona que

les permita comerciar con el resto de colonias americanas pues considera que sería tan

rentable para España como beneficioso para la colonia, al igual que una acción carente

de peligro de contrabando.

Pero el rey no considera suficientes estos motivos y se niega a realizar dicha

concesión, mandando que Luisiana permaneciese como territorio independiente del

sistema colonial hasta estar seguros de los frutos que podía producir por sí misma654. Así,

a instancias de Madrid, se establece una nueva normativa comercial en la que se permitía

el comercio libre con otros puertos europeos (Francia e Inglaterra) pues era de ellos de

quienes dependía la subsistencia pero, solo podrían tocar puerto naves españolas,

quedando las foráneas solo con el permiso de navegar sin tocar tierra. En suma, ordena

que todas las naves llevasen una carga de productos locales para garantizar así el comercio

de los mismos655. Medidas que afectaban directamente a comerciantes, dueños de barcos

e intermediarios locales y que no fueron recibidas con ningún tipo de agrado. Hasta tal

punto que generaron que salieran a la luz todas las protestas que se habían ido

produciendo desde la llegada de Ulloa y que terminaron por materializarse en septiembre

del mismo año cuando, un grupo de afectados, denunció su descontento ante el Consejo

Supremo. Ante esto, la respuesta del gobernador fue solicitar a Madrid autorización para

disolver dicho Consejo, una petición que recibió aprobación, pero cuyo objetivo jamás

llegó a término.

A todo esto, hay que añadir el problema de la defensa del territorio, que debía

llevarse a cabo con la escasa dotación que había llegado a la colonia junto a Antonio de

654 Luisiana y Florida, expedientes e instancias de partes, febrero de 1766, AGI, Santo Domingo, 2585. 655 Ídem.

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Ulloa. Son constantes sus peticiones a La Habana y a Madrid, peticiones que reciben

escasa y tardía respuesta656 y, cuando la obtienen, hacen enfrentarse a Ulloa a un problema

mayor, la falta de capital para pagar a las tropas. Inicialmente se optó por ofrecer un buen

sueldo de los soldados franceses que quedaban en la colonia para que se mantuviesen en

ella, al servicio de España, mientras llegaban las tropas de voluntarios gallegos que le

habían prometido el capitán general de Galicia657. Motivo por el que el situado sería su

única solución, aunque llegaba mal y tarde pues en el año 1766 solo se contaba con 90000

pesos, una cifra que se solicitó aumentar pero, a pesar de concederse, no fue en la cantidad

pedida.

Esta petición se debe a que, además de hacer frente a todos los problemas ya

mencionados, Francia había dejado una enorme deuda en Luisiana y los naturales del

lugar reclamaban que se les abonasen los dineros dejados a deber y así se lo hace saber

Ulloa al marqués de Grimaldi. Este, en carta de febrero de 1767, le insta a no angustiarse

pues España se podría en contacto con la corona francesa para que saldase la deuda, un

pago que nunca llegó658. Por estos motivos y ante la demora del situado, en el año 68, el

gobernador se ve obligado a pedir préstamos a los mismos comerciantes afectados por

sus nuevas medidas. Quienes aceptaron con la promesa de que, con el situado, que ese

año sería aún mas bajo que el anterior, se les cubrirían las cantidades que se les habían

solicitado. Dicho impuesto, además de insuficiente, llegó a finales de julio del mismo

año, creando aún mayor hostilidad de estos hacia Ulloa.

Por si todo lo desarrollado fuese poco, la que tendría que ser su mayor alegría en

medio de aquella tensa situación, se volvería también en su contra pues, en enero de 1767,

es informado del arribo de su esposa a la colonia. Un encuentro que prometía ser muy

provechoso para él pues, se consideraba que una criolla de tan elevada posición le sería

de enorme utilidad para establecer lazos con las damas de la alta sociedad luisiana y, por

ende, con sus esposos. Pero todo esto quedó en meras consideraciones ya que, dichas

damas interpretaron cada uno de sus movimientos como una ofensa y comenzaron a

cargar también contra ella. Quien llegaba ya casada, por poderes, desde el 11 de marzo

656 Carta de Antonio de Ulloa a Antonio Bucareli, nº 1, 2 de diciembre de 1767 y nº 33, 28 de agosto de

1767, AGI, Cuba, 109. 657 Carta del Marqués de la Croix a Antonio de Ulloa. 7 de julio de 1765. AGI, Cuba, 2357. 658 Luisiana y Florida, expedientes e instancias de partes, febrero de 1766, AGI, Santo Domingo, 2585.

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208

de 1766659, en compañía de su hermano, varios criados y una mulata zamba (Manuela) de

entre los regalos que, desde Perú, le habían hecho al matrimonio. Llegando a Luisiana en

junio de 1767, debido a que su padre tuvo que esperar a poder separar una de sus naves

para trasladar a su hija junto a su esposo.

Así, la novia y sus acompañantes llegaron, tras hacer escalas en Panamá y La

Habana, al puerto de Baliza donde les recibiría el propio gobernador. Una vez reunidos y

con escasos días de diferencia tuvo lugar una misa donde se ratificaría su unión que

inauguraría el libro de matrimonios de la primera parroquia de Nueva Orleans660. Ciudad

en la que se instalarían los recién casados661 y que, al parecer, no fue del agrado de la

joven dama y sus acompañantes, quienes veían el ambiente tosco y pueblerino comparado

con el enorme esplendor y las comodidades que ofrecía Lima. Esto ya sería un motivo de

crítica por parte de toda la población, que no vería con buenos ojos este supuesto

“desprecio” a lo que les daba Luisiana. Aún así, las críticas irían más allá de este detalle,

incidiendo directamente en la esposa del gobernador. Pues Francisca, por su condición de

mujer de la alta sociedad limeña y por estar casada con un hombre de la posición de Ulloa,

no solo tenía una actitud sino también una imagen determinada.

De esta manera no era extraño verla ataviada con buenos vestidos, lujosas joyas y

elegantes complementos suponiendo esto una molestia para las damas de la sociedad

luisiana. Pero, por si esto no fueses suficiente, existía el hándicap de que, al contrario que

su marido, la joven no sabía hablar francés, con lo cual se hacía muy difícil su presencia

en reuniones sociales al no poder departir debido a la barrera idiomática. Esto, junto al

hecho de que tanto ella como su marido, eran bastante partidarios de la vida privada y no

se prodigaban demasiado en recepciones662, generaba en este distinguido grupo de

personas un sentimiento de rechazo, que se veía aumentado por el hecho de que Francisca

disfrutaba de la compañía de sus sirvientas, probablemente por el simple hecho de que

659 La boda por poderes se realizó en Perú, haciendo las veces del novio el propio conde de San Javier, en

la parroquia de San Sebastián. Como detalle a destacar, entre los asistentes no estuvo el virrey Amat, algo

que disgustó mucho tanto a la familia de la novia y al resto de asistentes como al propio Ulloa quien así lo

expresa en una carta a Julián de Arriaga de 18 de diciembre de 1766 (AGI, Santo Domingo, 2542A). Esto

se debe a que, a pesar de la mala relación entre ellos, todo hacía esperar que el virrey asistiese, tal y como

lo hizo, a la ceremonia de su toma de hábito de la orden de Santiago, que se reprodujo en Lima en 1762. 660 Es Francisco de Solano quien aporta este dato, aunque no menciona en ningún momento en qué

documentos se basa para realizar tal afirmación. Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 389. 661 Sobre los pormenores de la boda y la casa familiar: Ibídem, pp. 217-218. 662 Algo que podría resultar incluso lógico si se tiene en cuenta la enorme hostilidad a la que estaban

sometidos por parte de la población, incluyendo a la más influyente.

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hablaban español. Esto provocaba que proyectase, o al menos los demás lo percibiesen

así, la imagen de una persona altanera, que se agravó en el momento en el que nació su

primera hija que, por deseo expreso de su madre, fue amamantada por una nodriza negra

que hicieron llevar de cuba y permanecería siempre, al cuidado de la esclava Manuela663.

Dando lugar, por supuesto a un sinfín de críticas por parte de una población que veía

como una ofensa lo que tenía que haber sido uno de los grandes acontecimientos del

momento pues, la pequeña María Josefa, no solo inauguraría el libro de bautizos de la

parroquia de Nueva Orleans664, sino que se convirtió en la primera criolla de la Luisiana

española.

Todos los problemas expuestos y la hostilidad existente hacia el gobernador y los

suyos fueron el caldo de cultivo de una revuelta que en octubre de 1768 instigaron

precisamente, algunos de esos miembros de alta sociedad que con sus afiladas críticas

hostigaron a la señora de Ulloa. Aunque el detonante lo encontrarían finalmente en una

decisión de Carlos III que emite un real decreto para regular la actividad comercial de

Luisiana665 en el que se establece el comercio directo entre España y su colonia

suprimiendo pues su dependencia de las Antillas francesas. Un hecho que hubiese sido

bien recibido de no ser porque, en los artículos de dicho decreto, se establecía no solo que

la actividad comercial debía ser exclusivamente en barcos españoles y cargadas solo en

los puertos peninsulares, sino que el tráfico se realizaría desde el puerto en cuestión hasta

Nueva Orleans, de manera directa, sin hacer arribos en puertos antillanos o de Nueva

España.

De esta manera basándose en el enorme deseo de volver a ser franceses, junto con

la disconformidad con las medidas comerciales y aduaneros impuestas por la corona, así

como el descontento con las acciones del gobernador, llevaron a los vecinos a la rebelión.

Así girando entorno a su autodeterminación, se sirvieron de una fuerte carga de

argumentos filosóficos para sustentar sus exigencias. De esta manera se habían dotado de

lo expuesto, tanto en prensa como en diversos documentos, por importantes intelectuales

663 Estos y muchos más detalles relacionados con el gobierno de Ulloa en Luisiana, se expresan en la

Memoria de los habitantes y negociantes de Luisiana sobre los sucesos de octubre de 1768, AHN, Estado,

leg. 3883. 664 Ver nota 61. 665 Real Decreto que previene las Reglas y Condiciones con que se puede hacer el Comercio desde España

a la provincia de Luisiana. Madrid de 28 de marzo de 1768. Imprenta real, 1768. BPR, ms. 2639.

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de la época en los que se esgrimía que ningún monarca podía ceder un territorio por su

propia voluntad, sin contar con el consentimiento de aquellos que lo habitaban. Con lo

cual, si se tenía en cuenta que el ser súbditos de uno u otro rey era un derecho que solo

pertenecía al pueblo, la cesión que había realizado Luis XV se consideraba nula. Y,

basándose en ese derecho, los vecinos de Nueva Orleans podían escoger libremente que

querían seguir siendo franceses.

Asimismo, los líderes de la revuelta convocan a todos los vecinos para exigir la

marcha de Antonio de Ulloa, por medio de una serie de acciones violentas que se inician

el 28 octubre de 1768 y por los que Ulloa abandona Nueva Orleans para trasladarse a

Baliza para proteger a su familia. Tanta fuerza tuvieron los hechos que, apenas al día

siguiente, el Consejo Supremo ordena la expulsión de Ulloa instándole a marcharse en un

plazo de tres días. Algo que hará el ya exgobernador el 1 de noviembre de 1768, partiendo

hacia La Habana666 con su esposa embarazada y su hija, para escasos meses después ser

sustituido por Alejandro O’Reilly667. Un nuevo gobernador que acudiría con la dotación

y los medios necesarios para un buen gobierno, que ajustició a los cabecillas de la

revuelta, y recibió las quejas de los criollos que hacían responsable a Ulloa del

levantamiento668. Con lo que, en definitiva, la labor de Ulloa en la Luisiana si bien no fue

fructífera, sentó las bases para que los intercambios entre administraciones se hicieran,

no solo de un modo adecuado sino rápido y eficiente.

De nuevo en España. Las Noticias Americanas y una nueva imagen de los habitantes

de América.

El devenir del tiempo, el desarrollo de los acontecimientos e incluso la falta de

ellos, nos obligan a dar un salto cronológico. Una interrupción del tiempo lineal que no

supone un intento por justificar o aproximar lo que vamos a exponer y la fuente primaria

que vamos a emplear en este caso. Todo lo contrario, el motivo de situarnos siete años en

666 Desde allí informa de los hechos acaecidos en 1768 en una carta al marqués de la Croix donde le explica

los hechos violentos que le habían llevado prácticamente a huir de Luisiana, en una descripción que

horroriza al marqués. Correspondencia privada entre el virrey de Nueva España, marqués de Croix con el

gobernador de Luisiana Antonio de Ulloa. 1 de enero de 1769, AGI, Cuba, 149A. 667 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea

http://dbe.rah.es/biografias/13705/alejandro-oreilly-mc-dowel. 668 RECIO MORALES, O, Alejandro O’Reilly, Inspector General. Poder militar, familia, y territorio en el

reinado de Carlos III, Sílex, Madrid, 2020, pp. 154-185.

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adelante se debe a que, durante este tiempo, no ocurrió nada relevante en la vida del

marino669. Desde su salida de Luisiana en 1768, sus meses en la Habana habían sido su

único movimiento pues, a partir de entonces y con la pequeña María de las Mercedes670

como muevo miembro de su familia, se instala en Cádiz, curiosamente el mismo año en

el que esta ciudad dejará de ser capital del Departamento Marítimo (1769).

Probablemente esta decisión estuviese motivada por las ventajas económicas e incluso

sociales que le seguía ofreciendo una ciudad que, al fin y al cabo, continuaba siendo el

centro de la actividad comercial español, a pesar de que su papel como sede de la Armada

empezaba desaparecer671. También se puede pensar que, en definitiva, se trataba del lugar

al que debía regresar pues nada le unía ya a Sevilla después de la ausencia de su madre y

la disgregación de los bienes familiares y, además, en Cádiz era donde vivía antes de su

nuevo traslado a América.

Pero independientemente de los motivos, lo que nos interesa es que, en el número

62 de la calle de las Descalzas672 se instalaría un hombre completamente diferente al que

había marchado a América. Un esposo y padre de familia que no solo contaba con la

madurez propia de la edad y los principios inherentes a su condición de oficial de la

Armada sino que, además, se trataba de alguien que, por primera vez había convivido con

los habitantes de aquellos territorios y su experiencia no había sido precisamente

agradable. De esta forma, en los siete años de inactividad marítima y administrativa que

pasó en aquella casa, a lo que se dedicó fue a escribir, es decir, a dar cuenta de las

experiencias vividas hasta el momento. Todo ello basado en una intención divulgativa

amparada por su convencimiento de que una nación que se considerase ilustrada, debía

ser depositaria de la mayor cantidad de conocimientos posibles tanto desde el punto de

vista de las altas esferas de su sociedad como de sus estratos más populares.

Por esta razón opta por exponer, por una parte, sus conocimientos, teóricos todos,

de las Armadas española y del resto de potencias europeas en una obra titulada La Marina.

669 A excepción de su ascenso al grado de jefe de escuadra, al que haremos referencia más adelante. 670 Como ya hemos dicho, la esposa de Antonio de Ulloa se marcha de Luisiana embarazada y, al poco

tiempo de llegar de La Habana para instalarse en la entonces capital gaditana, da a luz a su segunda hija. 671 Cabe añadir a este respecto que el traslado de la sede del Departamento Marítimo no se produjo de

manera inmediata. Se trató de un proceso gradual del que incluso Antonio de Ulloa podía no ser conocedor

a su regreso a España. 672 Actual calle Montañés. La existencia de dicha vivienda se recoge en el testamento de la esposa del

marino. Testamento de Francisca Remírez de Laredo, viuda de D. Antonio de Ulloa, Cádiz 7 de septiembre

de 1810, AHPC, PNCA, leg. 2618, f. 346.

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Fuerzas navales de la Europa y costas de Berbería. Una obra cuya redacción se prolongó

durante 20 años, prácticamente los mismos en los que Antonio de Ulloa mantuvo la

graduación de capitán de navío, de 1755 a 1773, y que estuvo además sujeta a un proceso

administrativo muy complejo con el objetivo de obtener una publicación, que nunca

llegó673. Desde este punto de vista no queremos decir que no haya sido importante, de

hecho sí lo fue al ratificar, por ejemplo, esa voluntad divulgativa que poseía el marino y

que lo situaba dentro del pensamiento ilustrado. Pero también ha sido ya tan analizada y

se aleja tanto del tema que nos ocupa en este caso que no vamos a detenernos en ella674.

Por otra parte, con el fin de dar a conocer y difundir los aspectos que había podido

percibir de la realidad americana, escribió Noticias Americanas. Entretenimientos

Phisico-históricos sobre la América Meridional y la Septentrional Oriental. Obra cuya

publicación estuvo exenta de problemas administrativos675 y que va a servirnos como

fuente primaria para exponer esa nueva imagen de América que Ulloa se encarga de

difundir y que dista bastante de lo que había publicado hasta el momento. Yendo incluso

más allá, era diferente a cualquier obra escrita relacionada con los territorios americanos

pues, no eran habituales las publicaciones de obras que tuvieran un carácter tan general,

atendiendo prácticamente a todos los aspectos relativos a dicha realidad americana. De

esta forma elabora una obra que buscaba ser original no solo por todo lo que el mundo

americano podía ofrecerle al gran público, sino por la ya mencionada ausencia de

publicaciones de esta naturaleza.

En este sentido es importante hacer énfasis en la expresión gran público pues, en

contraposición a sus anteriores libros cuyo contenido y discurso estaba destinado a un

público muy determinado, poseedores de un determinado nivel formativo e intelectual; el

673 Tuvo que esperar hasta 1995 para salir del Archivo General de Simancas donde fue depositada y ver,

por fin, la luz. DE ULLOA, A, La Marina y fuerzas navales de la Europa y costas de Berbería, edición,

transcripción y estudio preliminar DE HELGUERA, J, Universidad de Cádiz, Cádiz 1995. 674 Sobre el particular, Op. Cit. DE ULLOA, A, pp. ; Op. Cit. SOLANO, F DE, pp. 263-271; LAFUENTE, A Y

PESET, J. L, “Militarización de las actividades científicas en la España ilustrada (1726-1754)”, en PESET, J.

L (Eds.) La Ciencia Moderna y el Nuevo Mundo, CSIC, Madrid, 1985, pp. 127-147. 675 Tras haberla enviado a Julián de Arriaga, este la remitió al Consejo de Indias en abril de 1772, recibiendo

informes favorables hasta el punto de que, tres meses después el fiscal aprobaba la publicación pues

consideraba que la obra defendía los intereses españoles y divulgaba la valía de las Indias. Sobre el

particular, Expediente sobre la publicación de las Noticias Americanas, 1772, AGI, Indiferente General,

1656.

Page 217: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

213

objetivo de Ulloa, en este caso, era “instruir y, a la vez, divertir”676 a toda la población,

es decir, crear una obra divulgativa677. Este objetivo era cuando menos lógico, si se tiene

en cuenta su pensamiento de fomentar la formación de la Nación, así no era cuestión de

ampliar los conocimientos de los intelectuales sino de proporcionarle a la población unos

datos que les eran completamente desconocidos pues estaban influenciados por los vagos

datos que se les aportaban y las polémicas que generaban los mismos. Dichas intenciones

se observan tanto en su estilo didáctico y accesible como en el subtítulo de la propia obra

donde la palabra entretenimiento no solo es predominante, sino que será la que rija todo

el esquema de la misma, siendo la que encabece cada uno de los 22 apartados en los que

se divide y que se desarrollan en sus más de 400 páginas.

De esta manera, si nos detenemos a analizar el contenido de la misma, podremos

darnos perfecta cuenta que la labor de Ulloa en sus años como gobernador americano le

habían servido tanto de experiencia vital como de medio para recopilar todos los datos

posibles para poder elaborar las Noticias Americanas. Debemos puntualizar que, aunque

durante todo este apartado hemos destacado la generalidad de la obra, nos referimos a

una generalidad temática, pues si atendemos al punto de vista zonal el estudio de Ulloa

se refiera exclusivamente a aquellos territorios en los que tuvo presencia. Es decir, los

que recogieron los trabajos de la expedición geodésica, esencialmente el virreinato del

Perú incluyendo Huancavelica, así como Luisiana y Florida, fruto de su período de

gobernación y las expediciones que realizó durante el mismo. A esto hay que añadir, por

supuesto, La Habana, en la que se mantuvo antes y después de su período como

gobernador, excluyendo de esta forma Nueva España y el resto de territorios americanos.

De hecho, en palabras del propio Ulloa

“No ha sido el intento formar una descripción general y completa que lo abrace todo, porque a

tanto empeño sería necesario componer una Obra que correspondiese a lo vasto del objeto, y

676 DE ULLOA, A, Noticias Americanas. Entretenimientos Phísico-históricos sobre la América Meridional y

la Septentrional Oriental. Edición y estudio preliminar de MOLINA, M, Universidad de Granada, Granada,

1992, p. XXVIII. 677 El objetivo se cumplió con creces y prueba de ello son las reediciones que se hicieron de la obra en

diferentes puntos de Europa. Así a partir de los años 80 del siglo XVIII, se publicó en alemán y en francés,

último caso en el que su título fue cambiado por uno más largo e inherente a su contenido. Sobre el

particular: Op. Cit. SOLANO, F DE, p. 262 y Op. Cit. DE ULLOA, A, edición y estudio preliminar de molina,

m, pp. XXXII-XXXIII. Por supuesto, en el ámbito español su acogida fue tal que en ese mismo tiempo se

agotaron, llevando a una reedición en la Imprenta Real en 1792. A pesar de todo esto, no tuvo la misma

difusión que Relación Histórica pues, en este caso, no se envió a las Academias de Ciencias Europeas.

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214

haberlos examinado enteramente con este fin en sus largas distancias, cuyo asunto pide la vida de

varios que se ocupasen en formar memorias de las particularidades que fuesen encontrando”678

Así los diez primeros entretenimientos son alusivos a todo lo que tiene que ver

con el entorno de aquellas regiones: la geografía física, el clima, la botánica, la hidrografía

y las especies vegetales y animales, incluyendo además las enfermedades que, según él,

se deben a las condiciones de dichos territorios, así como los métodos para tratarlas. En

este sentido y desde el punto de vista geográfico realiza un análisis exhaustivo de cada

uno de los lugares presentes en el estudio siendo esto la mejor muestra, junto con la

documentación que había aportado, de que tuvo presencia en todos ellos y que recogió

testimonio de todos los detalles que despertaron su interés. Curiosamente, aunque se trate

de una descripción territorial que bien podría ser similar a las realizadas en la Relación

Histórica679, su discurso y sus opiniones se acercan bastante más a la de los viajeros y

cronistas del siglo XVI.

De esta manera, a pesar de que no se trataba ya del joven que pisó América por

primera vez en aquella ocasión la describe de una manera bastante más neutral, más

científica, desde la distancia. Y en este caso, el capitán de navío, el hombre en el que

América lo había convertido, la describe como algo totalmente nuevo y distante a lo que

se podía observar en Europa, un entorno que causa “tanta extrañeza, como si en realidad

se hubiese pasado de un mundo a otro”680. Aún así, al atenderse a lo relativo a la botánica

y a las especies animales, guarda bastante similitudes con la obra anterior en cuento a las

descripciones. Ocurriendo lo mismo con lo relativo a las enfermedades que,

prácticamente, de la misma forma que en la obra de 1748 atribuye a los rigores del clima,

aunque ya hemos apuntado anteriormente que en ciertas dolencias ofrece explicaciones

algo más complejas e incluso inverosímiles681.

Mención especial merecen las 67 páginas dedicadas a la minería, comprendidas

en cuatro entretenimientos, convirtiéndose prácticamente en la parte más extensa de la

678 DE ULLOA, A, Noticias Americanas. Entretenimientos Phísico-históricos sobre la América Meridional y

la Septentrional Oriental, Imprenta de D. Francisco Manuel de Mena, 1772, Introducción. 679 Es muy importante destacar que Ulloa se sirvió tanto de los conocimientos que ya tenía como de sus

obras anteriores. De ahí que, en ciertas partes de su discurso se encuentren muchas similitudes con los datos

aportados en la Relación Histórica, ejemplo de ello es el amplio apartado dedicado a los estudios botánicos. 680 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento I, punto 3, p. 5. 681 Ver página 119.

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215

obra. Algo que se entiende perfectamente debido a su etapa como superintendente de la

mina de Huancavelica que, le permitió no solo conocerla a fondo con sus ventajas y todos

sus problemas, a los que trató de poner solución, sino también adquirir conocimientos

sobre la mina de plata de Potosí y el resto de yacimientos mineros del Perú. En este

sentido cabe apuntar que, para la realización de esta parte de las Noticias Secretas se

sirvió de la Relación de Gobierno que había redactado al final de su mandato en la mina

y la villa de Huancavelica, así como, para lo relativo a la producción de plata utilizó obras

relacionadas con dicha producción y del yacimiento minero por antonomasia, Potosí.682

Este último aspecto, así como las fuentes utilizadas para desarrollarlo, provocaron las

críticas de Alexander von Humboldt683 quien consideraba que Ulloa aportaba cifras

exageradas al respecto684.

A tenor de este personaje, sus críticas no son más que la muestra de que la obra

de Ulloa se encontraba entre los libros que poblaban su biblioteca personal685 y, aunque

le sirviera para criticarla en ciertos aspectos, queda claro le dedicó tiempo de lectura y

análisis. Además, cabe tener en cuenta que esta obra se publicó en pleno auge de las

expediciones científicas y dados los datos que aportaba que bien podían servir de guía

para los nuevos expedicionarios fue entregada tanto para la expedición botánica al Perú

de 1779 como para la Real expedición alrededor del mundo de Alejandro Malaspina y

José de Bustamante de 1789686. De esta manera, se demuestra no solo su amplia difusión

sino también que fue utilizada como obra de referencia por parte de la administración

española, pues no puede olvidarse que dichas expediciones contaron con su patrocinio.

Algo que es, cuando menos lógico, teniendo en cuenta las consideraciones tan favorables

que había recibido la obra por parte de la administración estatal, pues consideraba que no

solo realizaba una brillante exposición de la realidad americana, sino que defendía los

682 No podemos olvidar que Antonio de Ulloa se preparó mucho antes de acudir a Huancavelica y eso

conllevó el estudio de obras que tuvieran que ver con la actividad minera tanto del yacimiento que tendría

que dirigir como de las zonas aledañas incluyendo, por supuesto, Potosí que dependía directamente de la

producción de azogue de la mina peruana. 683 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea:

http://dbe.rah.es/biografias/16469/alexander-von-humboldt. 684 Sobre el particular, Op. Cit. DE ULLOA, A, edición y estudio preliminar de molina, m, pp. XL-XLIII. 685 Inventario. Codicilo de D. Antonio de Ulloa y de la Torre, 12 de junio de 1789, AHPC, PNC, leg. 2222,

ff. 1220-1223. 686 Esta expedición ha sido ampliamente estudiada y como ejemplos de dichos trabajos podemos mencionar,

PALAU, M Y OROZCO ACUAVIVA, A (aut.) Malaspina’92: I Jornadas Internacionales, Real Academia

Hispanoamericana, Cádiz, 1994 o CANO TRIGO, J.M “El manuscrito sobre la expedición Malaspina”, Revista

General de Marina, Vol. 360, Mes. 3 (abril), 2011, pp. 437-441.

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216

intereses de la Corona a la vez que hacía una excelente propaganda de lo que podían

ofrecer aquellos territorios687.

Efectivamente, todo el entorno se exponía como maravilloso, extremadamente

fértil y dotado de parabienes con los que el resto de Europa solo podía soñar. Ofrecía pues

una excelente imagen de los territorios americanos descritos a excepción de un aspecto,

sus habitantes. Este tema, aún concurriendo en la parte más extensa de la obra, pues se

recoge en seis entretenimientos, es en el que Ulloa presenta una imagen más negativa.

Así se puede llegar a afirmar que el autor redacta 112 páginas repletas de pura decepción,

pues dada la pésima experiencia que Antonio de Ulloa había tenido en sus últimos años

en Huancavelica y Luisiana no podía ser de otro modo. De esta manera su visión dista

mucho de la que ofrecía en la Relación Histórica algo que podría resultar sorprendente si

no se tiene en cuenta no solo su mala experiencia ya reseñada, sino también que realmente

Ulloa, hasta sus años como gobernador no había convivido con los habitantes de América,

especialmente con los indios. En su período como aventurero, no estableció

prácticamente contacto alguno y, en el caso de la geodésica, sus relaciones se redujeron

a los académicos franceses y a las élites coloniales. Todos ellos colonos o criollos cuyo

comportamiento no tenía absolutamente nada que ver con el pueblo americano, de manera

que, los datos que ofrecía, se reducían exclusivamente a lo que podía observar, pero en

absoluto eran fruto de la convivencia directa.

Esta es una obra lleva de primeras veces, así a diferencia de la Relación Histórica

en la que se dedica a hablar de la cantidad de castas en las que se agrupan los pobladores

de los territorios a describir, en esta ocasión, aborda por primera vez la descripción de la

apariencia del indio puro, sin mezcla de sangre. Es, por tanto, la única ocasión en la que

habla de hombres rojos, diferenciándolos totalmente del resto de la población tanto por

el físico como por su modo de actuar. De esta manera y centrándonos en lo físico hace

una primera diferenciación afirmando que

“de lo Blanco a lo Negro hay toda una distancia que permite la oposición de los dos colores más

opuestos, como comparar lo claro del día con las tinieblas de la noche: el colorado es un medio

687 El estudio realizado sobre Miguel de Molina es el más completo que se ha realizado, hasta el momento,

acerca de las Noticias Americanas. Esto se debe a que no solo las transcribe y publica, sino que a que cuenta

con un estudio preliminar donde las analiza ampliamente y nos ha servido de base para la exposición que

hemos realizado. Op. Cit. DE ULLOA, A, edición y estudio preliminar de molina, m, pp. XXVI- L.

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217

entre los dos, distando tanto de uno como de otro: este es el de los Indios; y aunque ellos no paran

la consideración en ello, los de la parte Norte se denominan Hombres colorados para distinguirse

de las otras dos especies”688

De esta manera, Ulloa está dejando muy claro no solo que era conocedor de la cantidad

de castas que poblaban los territorios americanos y que eran más o menos frecuentes en

función de la zona a describir. Sino también destaca la apariencia de los indígenas, de

aquellos descendientes de los pobladores americanos antes de la llegada de los

colonizadores y que se habían mantenido puros, sin entrar en contacto con la población

extrajera, ya fuese blanca o negra. Incluso deja bastante claro el deseo de los propios

indígenas de mantener su identidad, en este caso sus propios rasgos, sin que se les pudiese

confundir con el resto de la población.

Esta característica, el hecho de destacar el color de su piel, acerca de nuevo su

discurso a los cronistas de los siglos XV y XVI, pues desde los textos de Cristóbal Colón

se hablaba de estos hombres rojos. Utilizándose, de esta manera, este rasgo no solo a

modo anecdótico, pues causaba enorme impresión a aquellos que jamás habían visto a

personas con rasgos similares, sino además como modo de diferenciarlos con la población

europea. Pero, en este sentido, desecha las explicaciones de aquellos viajeros del pasado

que consideraban que dicho color rojizo se debía a la alta exposición a los rayos del sol.

Algo que Ulloa considera imposible dado que, todos los indios poseían ese color de piel,

independientemente de lo fría o lo cálida que fuese la zona en la que vivieran. De hecho,

indica que, aunque la piel se les tornase algo más oscura o clara dependiendo de su lugar

de procedencia, “se percibe poco la diferencia de color”689.

A esta particularidad del color de piel se unen otras, también en lo tocante a lo

físico a las que también hace referencia de entre las que destaca unas facciones

determinadas como caras anchas de frente pequeña, ojos pequeños y nariz delgada y

aguileña, orejas grandes y cabello oscuro, grueso y lacio. Algo que, según él los diferencia

notablemente de los negros que contaban con “nariz aplanada, y ojos cargados de carne,

que comúnmente se llaman Getudos, y en lugar de cabello tienen lana” 690. Una

diferenciación que muestra también con los blancos, especialmente en el hecho de que

688 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 1, pp. 305-306. 689 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 2, p. 307. 690 Ídem.

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218

los indios, a pesar de contar con abundante vello por diversas partes de su cuerpo eran,

por lo general, lampiños contando solo con cierta barba cuando cuentan con una edad691

avanzada afirmando que “ solo cuando llegan a viejos tienen alguna barba, pero nunca en

las mejillas; y aunque tengan alguna discrepancia en esta contextura, conservan siempre

el aire de la raza”692. Características y diferencias todas que le llevan a realizar la famosa

afirmación de “visto un indio de cualquier región, se puede decir que se han visto

todos”693. Desde este punto de vista, su afirmación podría considerar generalista si no se

tiene en cuenta que establece una pequeña diferencia entre los indios desde el punto de

vista físico, como es la corpulencia. A pesar de esto es destacable la poca diferencia entre

ellos a la que Ulloa se refiere, algo que bien podría considerarse una similitud con la

Relación Histórica de no atender a la amplitud zonal utilizada en este caso. De esta forma,

en la obra anterior considera que es difícil diferenciar a la población, pero de territorios

bastante más cercanos entre sí.

Así, aunque visto un indio vistos todos, conocer a un indio no significa conocerlos

a todos. Esta es la mayor diferencia que Antonio de Ulloa advierte con respecto a los

indígenas, sus costumbres. Según esto, aunque si existen comportamientos generales que

presentan “tanto igualdad como si los territorios más distantes fuesen uno mismo”694, en

ciertas zonas existen usos tan marcados y prominentes que se convierte casi en

características zonales. De hecho, cada característica, defectos en este caso, lo ejemplifica

o más bien, lo hace más propio de un territorio determinado haciendo especial alusión a

Huancavelica y Luisiana. Esto probablemente se deba a que se trata de los lugares donde

más convivencia y, por lo tanto, más conocimiento tuvo de la población indígena y, en

función de eso, generalice con el resto de la población, de la América Meridional

especialmente, en la que estuvo durante la expedición geodésica.

En este sentido, una de las características que destaca es el gusto por pintarse el

cuerpo algo que, según él, es una costumbre generalizada en una tonalidad curiosamente

691 En lo tocante a la vejez y el paso del tiempo, realiza afirmaciones que atenderemos un poco más adelante

cuando atendamos a sus costumbres y modo de actuar. 692 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 2, p. 307. 693 Ibídem, p. 308. 694 Ídem.

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219

tan rojiza, como su piel695, práctica que no le resulta, para nada extraña, teniendo en

cuenta que “las naciones más cultas de Europa […] siendo blancas usan varios

ingredientes para hacer sobresalir más la blancura”696, de la misma manera que lo hacen

los indios en este caso. Pero que, a pesar de eso, resulta muy sobresaliente su práctica en

los indios del norte, haciendo alusión directa a los de Luisiana, manifestándose en ellos

en mayor medida que en los demás pueblos americanos. De este punto de vista, se

distinguen dos formas de pintar la piel, la de los guerreros y la del resto de la población

pues, en el último caso, se considera un hábito similar al acicalamiento del resto de las

naciones. En este caso, cabe mencionar un detalle que estará presente a lo largo de todas

las descripciones y es una diferenciación entre los indios civilizados y los indios que

subsisten en su libertad o gentiles. Un detalle que resulta de suma importancia teniendo

en cuenta que, lo que considera indios civilizados son aquellos que se encuentran dentro

del sistema colonial y se rigen por las directrices españolas y, por lo tanto, han perdido la

mayoría de las costumbres a las que Ulloa hace referencia. Esta diferenciación no se

produce en el caso de Luisiana puesto que Ulloa no llegó a conocer el territorio dentro

del sistema colonial español.

Por ello, la mayor parte de los indios del norte de América, practicaban lo que

ellos llamaban Mactacbés, el arte de adornar su cuerpo con pinturas en tonalidades,

especialmente rojizas, pero también blancas, negras, azules y verdes. Algo que, a modo

de atavío o embellecimiento, practican tanto hombre como mujeres, de manera constante

y muy paciente, “siendo la única cosa que hacen sin pereza”697. Esto era así hasta el punto

de que el proceso se prolongaba durante varias horas por lo minucioso de su proceso con

el que engalanan cada una de las partes de sus cuerpos, prácticamente sin excepción698.

Y por el que se sientes bellos y orgullosos, hasta el punto de que “la Dama más delicada

y prolija no hace tanto uso del Espejo”699 tanto que no “cesan de mirarse en él,

recreándose en su propia figura” 700 pues no usaban ropa alguna más que, en ocasiones,

un Tapa-Rabo. Extrañamente Ulloa no emite ningún juicio acerca de la desnudez de los

695 En este sentido establece una pequeña diferenciación por zonas aludiendo al elemento que emplean para

decorar sus cuerpos, el cinabrio para los habitantes de Huancavelica y el bermellón para los de Luisiana y

Canadá. 696 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 3, p. 309. 697 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 4, p. 309. 698 Se relata completamente en Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 4, pp. 309-310. 699 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 4, p. 309. 700 Ibídem, p. 310.

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indios, quizás precisamente por considerarles ya incivilizados, condición por lo que no le

causaría impresión alguna el hecho de que no se cubriesen el cuerpo con prenda alguna.

Unido a esto, un detalle interesante es el uso del espejo que, claramente se trató de objeto

que los franceses llevaron a la que, hasta 1768, fuera su colonia y que debió quedar como

un préstamo cultural en Luisiana.

Pero como hemos dicho, en lo tocante a los adornos corporales no solo describe

el Mactacbés, sino también la manera en la que los guerreros solían distinguirse del resto

de los pobladores a través de los adornos de su cuerpo. No es que describa las pinturas de

guerra que se han transmitido en el imaginario colectivo, lo que Ulloa describe tiene más

que ver con los tatuajes actuales pues afirma que pintan “el cuerpo en estampado,

introduciendo los colores por el pellejo que llaman Piqueteado, por hacerse a fuerza de

piquetes, y a proporción de las proezas se extienden este modo de pintura”701. Este último

detalle es muy significativo porque resalta que, el número de tatuajes iba aumentando en

función de la cantidad de batallas en las que había participado, algo similar a las medallas

que se otorgaban en los ejércitos europeos. Con lo que podemos deducir que los tatuajes

no solo suponían una diferenciación sino también un símbolo de respeto recordando

constantemente la grandeza y valentía de los guerreros. Pero esta no sería su única seña

de identidad pues también lo eran los plumajes con los que adornaban tanto su cabeza

como sus brazos y tobillos, teniendo este complemento la misma finalidad que los dibujos

corporales. Con todo esto, Antonio de Ulloa está describiendo al indio americano que se

ha presentado como prototípico a lo largo del tiempo, motivado por la difusión de la

literatura anglosajona y, por supuesto, del cine norteamericano, donde se presentan como

hombres semidesnudos, pintados y coronados y adornados con plumas y cuya principal

actividad era la guerra, a la que acudían de una forma absolutamente cruenta.

Y es esta, precisamente su crueldad la que se toma como otra de sus características

pues Ulloa los considera “temibles […] por su valor, como por sus alevosías y las astucias

que se valen para cometerlas”702. Los define por tanto como seres inhumanos, fríos y

calculadores, pero también cobardes, ya que no dudan en humillarse y pedir perdón

cuando se observan vencidos o acorralados, algo que ya resalta en la Relación Histórica.

De hecho, con respecto a esto último parece que no coinciden los datos que posee con lo

701 Ídem. 702 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 1, p. 322.

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221

que puede observar pues, como hemos dicho, Ulloa contaba con mucha información

acerca de América y su historia. No podemos olvidar su amplia formación, disciplina y

curiosidad intelectual, lo que le lleva a considerar que “o lo que se refieren las Historias

de la Conquista, sobre sus grandes acciones, es en un sentido figurado, o el carácter de

estas gentes no es ahora según era entonces”703. Sin considerar, por otra parte, que el

cambio que observa se deba a su sometimiento ante las leyes españolas pues, “tal sujeción

no es tal como se suele figurar la idea”704. Esto se debe que los indios no habían perdido

su lengua, ni sus costumbres y continuaban regidos por curacas y caciques, por tanto, si

su vida no se había visto modificada, tampoco tendría que haberlo hecho su actitud705.

Una duda que resulta lógica teniendo en cuenta que, en ninguno de los escritos de

épocas anteriores, alusivos a la realidad americana, se menciona que los indios utilicen el

ataque por sorpresa o la estrategia velada, que es precisamente el modus operandi que

observa y describe el marino, en este caso. Con cuya puesta en práctica podían vencer a

la tropa mejor dotada ya que se valían del sigilo, la astucia y, por supuesto, el

conocimiento del terreno para esconderse y esperar pacientemente el mejor momento para

atacar. Pero no solo hace hincapié en la alevosía, la sutileza sino también a la enorme

sangre fría que les llevaba a tener la paciencia para escoger el momento preciso en el que

sorprender al enemigo. En este sentido toma como principal ejemplo, de nuevo, a los

indios de Luisiana706, quienes utilizaban a las indias como punto principal de sus

estrategias ya que serían ellas quienes indicarían el momento preciso en el que atacar.

Para ello alude, además, a su falta de entendimiento, a su condición tosca y analfabeta707,

que no se regían, según él, por ningún tipo de calendario ni por nada que les marcase el

703 Ídem. 704 Ibídem, p. 323. 705 Desde este punto de vista cabe apuntar que Antonio de Ulloa no está exponiendo la realidad americana

como tal, sino la que él percibe. Porque bien es cierto que lo que se producía en los territorios americanos

distaba mucho de las noticias que se tenían en España, donde se presentaba una dominación total del lugar

y sus pobladores, pero tampoco es cierto que la vida de los indios no hubiese cambiado en nada. De hecho,

el mantenimiento de toda su idiosincrasia no era más que una forma de resistencia, algo que les permitía

no perder su identidad dado que la cultura española cada vez los cercaba y los absorbía más. Cierto es que

esto se producía en mayor medida en unos lugares que en otros, pero no estaban, en ningún caso, ajenos al

influjo español. 706 El desarrollo de este ejemplo es una muestra más del amplio conocimiento que el marino tenía acerca

de la historia de la Luisiana, pues esa fue la forma en la que los indios atacaban a los franceses. Op. Cit. DE

ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 4, pp. 324-325. 707 Este elemento es muy recurrente en las descripciones pues tiene que ver tanto con la intención del marino

al elaborar la obra, pretendiendo crear una nación lo más instruida posible, marcando una clara diferencia

con los indígenas como con el choque cultural con el que se topa Antonio de Ulloa en aquellos lugares pues

le cuesta entender su falta de instrucción después de tanto tiempo de presencia española.

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222

paso del tiempo. Así, entregaban a las indias un puñado de varas de madera que irían

desechando a medida que avanzaran las lunas hasta el día de su acometida, siendo esta

una medida un tanto imprecisa teniendo en cuenta que las indias solían tirar, en ocasiones,

más de una vara por día, adelantando, de esta forma el momento del ataque.

Astucia, inhumanidad y cobardía, son las principales características de unos indios

que atacaban tanto a aquellos que pretendía imponer sobre ellos su autoridad como a los

pueblos más apartados. Donde entraban a saquear mientras sus habitantes dormían,

huyendo ante cualquier sensación de movimiento y volviendo al lugar cuando todo

estaba, otra vez en calma, llegando incluso a asesinar a sus moradores. Aunque en el caso

de los ataques a extranjeros vuelve a poner como ejemplo a los indígenas de Luisiana de

los que dicen que usan de llevar el pelo muy corto para que no sirve de medio por el que

les puedan agarrar en batalla. Esto se debe a que, a modo de trofeo, solían conservar las

cabelleras de aquellos a los que vencían en combate describiendo, con todo lujo de

detalles el proceso de esa característica, también tan extendida en el imaginario colectivo

actual, de arrancar las cabelleras. Así, Ulloa cuenta que

“el modo de sacarlas es cruel: los hacen por los cabellos cuando son Europeos, que los

acostumbran largos, y cortándoles el pellejo de la frente alrededor, meten los dedos por entre él y

el hueso, y arrancan de cuajo todo el pellejo de la cabeza, y el cabello que está con él: sin embargo

de ser tan inhumana y dolorosa esta operación, viven algunos que han pasado por ella”708

A colación de esta afirmación cabe hacer alusión también a dos cuestiones, por

una parte, el hecho de que la condición inhumana eran tan propia de los indios del norte

como de los peruanos. Pues, aún estando buena parte de estos últimos sometidos a la

legislación y el dominio español, que no les permitía llevar a cabo este tipo de prácticas,

sí que demostraban una enorme crueldad con los animales. Desde este punto de vista,

considera que su práctica de la tauromaquia es totalmente desproporcionada pues el

animal era alanceado constantemente por entre 6 u 8 hombres, hasta hacer echarse al toro.

Para después córtale, mientras está con vida, el hocico, el rabo y la carne de sus muslos

que comen antes de que muera el animal. Y todo esto “a sangre fría, sin manifestar cólera,

ni tener en que fundarla”709, manifiesto de su crueldad tanto con los animales como con

708 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 8, p. 312. 709 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 8, p. 313.

Page 227: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

223

sus semejantes. Por este motivo, considera que una de las mejores medidas que tomaron

los españoles fue prohibirles el uso de las armas procurando mantenerlos centrados en el

trabajo para evitar sublevaciones. Todo lo contrario a lo que hicieron franceses e ingleses

en los territorios del norte, consiguiendo solo que los indígenas se levantasen contra ellos,

manifestando, de esta manera, la superioridad de los planteamientos y el modo de

dominación española respecto a las demás naciones.

Por otra parte, hace referencia a la enorme resistencia física que mostraban todos

los indios, sin excepción, pues se sobreponen a enfermedades, heridas y fracturas a una

velocidad sorprendente y que los diferenciaba que cualquier persona de otro contienen.

Para ello pone como ejemplo la Operación de la Piedra que Ulloa pudo observar como

se tardaba

“27 minutos en extraerla a un Indio, sin dejar de manipular en él, cuando lo regular es de 3 á 5;

porque estaba adherente […] en cuyo tiempo no se le notaron los grandes estremecimientos y

sensibilidad que regularmente causa el dolor, ni más que un quejido lento […] a modo que cuando

se siente alguna leve incomodidad […] y a los dos días clamaba el paciente, porque le diesen de

comer, dejando la cama antes de los 8 días sin dolerle nada, aunque la abertura no estaba del todo

cerrada”710

Una resistencia física que no solo se manifestaba con las enfermedades sino

también con su modo de soportar la miseria y las condiciones más adversas. Y esta puede

ser precisamente la explicación, los indios no conocían las comodidades ni podían

permitirse estar en cama por ninguna razón, más allá de lo netamente esencial pues de su

trabajo dependía su sustento y el de su familia. A lo que hay que unir, dependiendo de la

zona, el estar sometidos al régimen laboral impuesto por los españoles en los que no solo

debían cumplir con su jornada diaria sino asegurarse de ganar lo suficiente como para

pagar los impuestos. Aunque Ulloa ni siquiera se plantea dicha explicación, aludiendo a

que “mucho puede contribuir el hábito, pero éste no les libertaría del todo, si la

disposición de los poros y el grosor del pellejo no ayudasen”711. Una explicación que dista

mucho de lo que debería pensar un hombre de ciencia como Antonio de Ulloa, que estaba

versado en una gran cantidad de saberes y que no debería caer en un tópico tan

inverosímil. Aunque también es cierto que, dado su total desconocimiento de la naturaleza

710 Ibídem, punto 11, pp. 313-314. 711 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 11, p. 315.

Page 228: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

224

del indígena y al observar un comportamiento que puede considerarse tan dispar, unido a

esa condición bárbara o salvaje, aunque jamás utiliza esta palabra como propia, casi

irracional, puede compararnos con los animales cuya resistencia es mucho mayor al de

los seres humanos, provistos un raciocinio que les hace más consciente del dolor, la

enfermedad y la miseria.

Por otra parte, aún volviendo a manifestar que se trataba de características propias

de todos los pobladores tanto de los indios de los países del norte como de los

meridionales, resalta la tendencia a la vagancia y el gusto por la embriaguez de los

indígenas peruanos. Ya en la Relación Histórica hizo mención a estos dos rasgos que

consideraba, por supuesto, como grandes defectos y propios tanto de indios como de

mestizos. Pero, en este caso muestra como destacable su propensión al ocio, que los hace

inclinarse a dichos aspectos no solo haciendo referencia, como en la obra anterior, al

consumo de aguardiente, que era propio tanto de hombres como de mujeres y a su falta

de actividad más allá de lo esencial. Sino que, a este respecto, describe rasgos muy

concretos que bien merece la pena destacar y que muestran su frustración y falta de

comprensión hacia sus costumbres.

Desde este punto de vista, la primera cuestión a tener en cuenta se basa en una

diferenciación zonal. Así, mientras en lo referente a los de Quito manifiesta la costumbre

de que las mujeres no lo consuman de manera que puedan “acompañar a los maridos para

recogerlos cuando no pudiesen, a fuerza de embriagados, con sus cuerpos”712. En el caso

de los indios peruanos el gusto por el consumo de alcohol no hacía diferencias entre

hombres y mujeres algo que, dada su experiencia ya no le sorprendería de no ser por el

hecho de que estas, cuando son ya madres, dan a lo hijos de lo mismo que ellas toman,

sin importar su corta edad. De esta forma y analizando como se manifiesta el marino al

respecto podemos considerar que, aunque no lo hace de manera directa, sí que

subrepticiamente considera a las mujeres indias las culpables de que la población

desarrolle este gusto por embriagarse. Bien es cierto que, salvo este juicio indirecto, no

emite ninguno más respecto al hecho de que las mujeres beban o no, o por el hecho de

que se entreguen al ocio y a la fiesta del mismo modo que los esposos. Esto puede deberse,

como ya hemos apuntado, a su primera experiencia en los territorios peruanos pues

712 Ibídem, punto 14, p. 317.

Page 229: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

225

lógicamente, un hombre de su época no podría ver, en absoluto, con buenos ojos el hecho

de que las mujeres practicasen actividades que, en la sociedad española eran propias de

varón.

Al margen de esta diferenciación zonal y de los juicios que pudiese emitir o no

sobre ellas, resulta muy interesante como ejemplifica esta tendencia en los indios de

Huancavelica y del resto de zonas mineras donde “se toca más que en otras partes la

fuerza de este exceso”713. En dichos territorios, se pagaba los domingos por la tarde,

entregándoles, a los que estaban sujetos al régimen de la mita, el jornal completo,

mientras que a los mitayos se les daba solo la mitad y ambos se lo gastaban en

aguardiente. Así afirma que “se beben en Aguardiente en el resto de la tarde y noches;

originándose de aquí, que los Lunes hasta la noche es poco lo que se trabaja, a causa de

no estar los indios para ello, y así no les queda dinero para el gasto de la semana”714. De

esta forma presenta este licor como un veneno que debería estar prohibido ya que les

nubla el juicio, les arrastra al a vagancia y les convierte en seres irresponsables. Algo que

manifiesta desde le conocimiento más profundo, al haber permanecido durante amos

como gobernador y superintendente de la mina, siendo este uno de los problemas que

intentó atajar.

En función de esto debemos traer a colación varias cuestiones, siendo la primera

de ellas el hecho de que ni aún estando sujetos al régimen colonial y, por tanto,

familiarizados con la religión católica no respeten la santidad del domingo. A colación de

esto, debemos destacar los datos que aporta en el entretenimiento XIX, en el que cuenta

como los indios mantienen su religión ancestral. Así, aquellos que tenían raíces

imperiales, los descendientes de los incas, mantenían su propio culto, con las variaciones

lógicas que proporciona el paso del tiempo, teniendo como base principal el culto de

diferentes objetos. Este hecho les daba una mayor libertad de actuación pues no contaban

con unos preceptos que dirigiesen sus conductas como sí lo hacía la iglesia. Y esto

representa para Ulloa un enorme peligro dado que a su llegada a aquellos territorios eran

“seducidos con el mal ejemplo”715 con lo que se entregan “al mismo género de vida, no

713 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVII, punto 15, p. 318. 714 Ídem.

715 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XIX, punto 2, p. 336.

Page 230: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

226

solo en lo perteneciente a la Religión, sino también en las otras costumbres”716, algo que

aún hombre de principios tan férreos como los suyos, al parecer, no le ocurrió jamás.

En segundo lugar, destaca el desmesurado aguante que tenían a la hora de beber

una característica que no les impedía beber hasta la inconsciencia, dado su consumo

desmedido. Y desde esta perspectiva lo considera como una de las principales causas de

muerte tanto en el norte como en el sur y no solo de los indios, a tenor de esa especie de

contagio que genera su cultura tanto con los foráneos como con los colonos y los criollos.

Y, a colación de esto, aporta un tercer elemento algo que, de no atender a como el marino

plantea la descripción de todas estas particularidades podría considerarse algo habitual,

propio de cualquier nación. Ya que toma el alcohol como un elemento de sociabilidad

pues los habitantes lo usan para fomentar la conversación y el trato con el prójimo; pero

en este caso, por el gusto excesivo por el alcohol, provocaba dos tipos de consecuencias.

De un lado, su empleo fomentaba su ferocidad pues “cuando se calientan con la bebida”717

se emplean en aquellas emboscadas a las que hemos hecho referencia y atacan a sus

enemigos o a los pueblos aledaños sin verse mermados por su embriaguez.

Los indios civilizados no se emplean en prácticas semejantes, porque las leyes

españolas se lo impiden, pero no lo hacen en el hecho de entregarse a la bebida. A esto

en “palabras mal pronunciadas en Español […]llaman animó, pronunciado largo, que es

lo mismo que decir, tomar valor”718. Una afirmación que no es, en absoluto baladí, ya que

engloba no solo la cobardía que Ulloa observa en los indios, que atacan por sorpresa, por

la espalda y aprovechando la oscuridad y también, la tendencia general al desorden y, por

ende, a la desinhibición. Y esto último, a sus ojos es una afrenta tan grande como la

crueldad de los indios pues manifiesta que gustan de reunirse en fiestas que, sin importa

el día o las horas, terminan en el libertinaje y por lo general concluyen a golpes. De esta

manera la población se alborota y se fomentan las emboscadas, una especie de círculo

vicioso en el que América vive inmersa y que Ulloa no sabe como se podría solucionar

dado que los indios se niegan a aceptar norma alguna. Es evidente que los indios se

resisten a perder su identidad como pueblo, rechazando la imposición de costumbres que

los alejen de las propias, pero eso, a los ojos de un hombre como Antonio Ulloa es

716 Ídem. 717 Ibídem, Entretenimiento XVIII, punto 9, p. 318. 718 Ibídem, p. 319.

Page 231: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

227

completamente inaceptable. Pues rechazar las normas implica, así mismo, rechazar su

gobierno y también a su monarca, una deslealtad por la que un marino no puede pasar, no

cejando en sus empeños, cuando fue gobernador de acabar con dichas prácticas sin

obtener resultado alguno.

A este desorden se une otro que toma como fruto de la “cortedad, falta de

nociones”719 pues los indios no duermen a sus horas, ya que no las cuentan debido a que

no tienen nada que les indique el paso del tiempo, más allá de la salida o la puesta del sol,

o los diferentes ciclos de la luna. Lo mismo ocurre además con las estaciones, marcadas

por los cambios en el clima lo que le lleva a afirmar que los indios no tiene consciencia

del paso de los años, viviendo en el desorden más absoluto. De hecho, ya hemos indicado

como cuentan los días en los que deben producirse las emboscadas y como estas fechas

varían, en ocasiones, dependiendo de deseos o acciones individuales. De este modo, un

hombre educado con disciplina castrense, que tiene el orden mental y vital como principio

para su existencia, no puede entender y toleras los usos indígenas. Esto choca además con

su condición de humanista, ya que Ulloa no puede comprender como los indios que han

permanecido libres y sin un gobierno fuerte720 no conservan los hechos de su pasado, no

cultivan las historia. Y es lógico que esto ocurra cuando no tiene noción del tiempo, ni

forma para atesorar los hechos más relevantes de su pasado. Viven el presenta hasta tal

punto que no son conscientes de su edad, pues al gozar de una vida larga no reparan en

ella por lo que el marino hace hincapié en lo difícil que es

“ averiguar el número de sus años, por la razón que va enunciada; pero hay dos señales, que

manifiestan cuando son de edad muy avanzada; la una las canas, y la otra la barba: aquellas no

empiezan a aparecer hasta que están en 70 años, o cerca de ellos: estas otras hasta que pasan de

60, y siempre son pocas721 : y así cuando se ven del todo encanecidos y que las pocas barbas lo

están igualmente, se juega que pasan de un siglo”722

Una afirmación absolutamente reveladora de esta realidad que percibe Ulloa y que

presenta como un gran problema y signo de barbarie. Esta inconsciencia sobre el paso de

719 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 13, p. 321. 720 Solo los pueblos que estuvieron sujetos al dominio de los incas conservan la memoria de los hechos del

pasado, del mismo modo que hacen con la religión. El resto no se preocupa para nada que no haya ocurrido

después de la salida del sol. 721 Esta es la explicación en la que no entramos en la página 30, nota 40. Las barbas o la ausencia de ellas

eran el mayor indicativo de edad con el que se contaba en las indias. 722 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 15, p. 323.

Page 232: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

228

los años que para el autor es un signo de “rusticidad y barbarie”723 lo ilustra con un

ejemplo que bien merece la pena reproducir por su claridad a la hora de exponer dicha

cuestión.

“Preguntándole a uno, cuyas señales indicaban de ser de mucha vejez, su edad, respondió, que

tendría más de 20 años; y examinándolo por otros medios, decía que su Machú724 le hablaba

cuando era niño de las cosas de los Incas, a cuyos Príncipes había alcanzado; según esta relación,

era preciso que entre los dos hubiesen compuesto 232 años a lo menos: el Machú venía a ser el

Abuelo; y este de quien se trata, en el año 64 aparentaba más de 120 años; porque fuera de tener

blanca toda la cabeza y barba, esta muy agobiado del cuerpo, pero sin indicios de impedimento, o

achaque que le cause la edad”725

De este ejemplo no solo podemos extraer esa falta de conocimiento que afectaba a los

indios sobre el paso del tiempo, sino el hecho de que Antonio de Ulloa no presenta lógica

alguna a la hora de analizar lo que le cuentan los indios. Era totalmente imposible que

pudiese hablar con un hombre que hubiese estado en contacto con los Incas o que contara

con más de un siglo de edad. La esperanza de vida no era tan elevada en Europa y Ulloa

era perfectamente consciente de ello, de manera que, por muy longevos que fuesen los

indios, las condiciones a las que se sometían y su manera de vivir no les facilitaría vivir

tantos años. Así, el discurso del marino vuelve a aproximarse al de los viajeros de

centurias anteriores que no entendían a los indios como hombres, de condiciones iguales

o, al menos parecidas a las suyas. En este sentido cabe destacar que en la Relación

Histórica jamás cayó en errores semejantes por lo que podemos deducir que su estancia

en Huancavelica, el contacto con los indios y su legado popular llegó a confundirle,

dejando de lado su buen juicio y haciéndole caer en afirmaciones como esta.

Bien es cierto que, a este respecto, aporta una explicación que relaciona esta

longevidad con la vagancia. Así considera que viven tanto y se manifiestan siempre tan

sanos porque no tiene preocupaciones ni se dedican a actividad alguna ya que, a penas

trabajan. Se dedican exclusivamente a las actividades que les aportan lo esencial, algo

que hacen especialmente las mujeres, y cuando se aplican en otras labores es porque se

les obliga. Es fácil entonces encontrarles descansando, en las hamacas que ellos mismos

723 Ibídem, punto 13, p. 321. 724 En quechua viejo o anciano. 725 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 15, pp. 323-324.

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229

fabrican o en el suelo, u ociosos y de brazos cruzados. Esto último puede considerarse un

símbolo más de su resistencia ya que, cuando se encontraban sometidos al régimen

español, es decir, eran indios civilizados eran utilizados como fuerza de trabajo, pero

dicha labor no les reportaba prácticamente nada, ya que sus ganancias no eran abundantes.

De esta forma, preferían dedicarse exclusivamente a sus cultivos y no emplearse en nada

más que lo que garantizaba su sustento o el mantenimiento de sus hogares.

En este sentido y teniendo en cuenta que se trata de una característica que destaca

en el temperamento de los indios del Perú, se considera un firme defensor del régimen de

la mita. Así afirma que

“el trabajo que hacen los Indios en las Minas del Perú no tiene cosa alguna de perjudicial a su

subsistencia; y el señalar Mitas para ellas, y que verdaderamente vayan con poca voluntad, es por

repugnancia natural que tienen a todo género de trabajo, pues si se dejase a su arbitrio nunca

hicieran más que los pequeños sembrados, al modo de los que practican los que subsisten sin

sujeción”726

Con esto da prueba de dicha defensa ya que, al fin y al cabo, fue lo que permitió que los

indios con los que encontró en Huancavelica siguieran trabajando, aunque sus mayores

problemas se produjeron con los altos cargos de la zona. Además, completa su opinión

diciendo que, si en toda actividad se encontrasen igual de sujetos a las leyes españolas, la

vida en las indias sería mucho más óptima, pues los indios trabajarían en todo lo que se

les ordenase. Claramente Ulloa ni comprende ni comparte dicho comportamiento, no

concibe como estas personas no atienden a lo que él considera que es su deber. Critica,

por tanto, la figura de unos hombres que no gustan de emplearse en labor algina, más allá

de la precisa a tenor de que, para él, trabajar y servir, son máximas en la vida de cualquier

persona civilizada.

Como último elemento característico de los indios de Perú y que establece una

nueva diferencia entre los indios civilizados y los que no lo están, se basa en su relación

con las mujeres, con sus mujeres. Así, cuando estas envejecen lo habitual es que las

cambien por otras más jóvenes, manteniendo a ambas en sus casas pues cada una estará

encargada del cuidado de sus propios hijos. Sustituyendo entonces la nueva esposa a la

726 Op. Cit. DE ULLOA, A, Entretenimiento XVIII, punto 24, p. 329.

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230

de edad más avanzada en las labores cotidianas, acompañar al marido en los trabajos de

labranza, caza, pesca y, por supuesto, encargándose del cocinado. Además, las jóvenes se

encargarían del cuidado y protección de las casas en ausencia del marido, así las nuevas

mujeres harían las funciones de criadas. Apelando con su presencia al descanso de las

mujeres de edad avanzada, cuyos cuerpos no estarían ya dotados para soportar cargas

semejantes. Una costumbre que afirma que los indios civilizados han dejado de tener

porque no se les permite, no porque se encuentre ajena a sus voluntades. Aún así, comenta

que han encontrado la manera de realizar algo parecido gustando de cambiar de mujeres

cuando lo desean, apartándolas de su lado por alguna soltera más joven. Sobre esto,

afirma que tanto las autoridades eclesiásticas como coloniales se esfuerzan en eliminar

dichos usos, pero que no obtienen fruto alguno. Es evidente que un español católico no

podría tomar por buena una conducta semejante, de esta manera, aunque no emita juicio

alguno al respecto, los comentarios que hace y el conocimiento del pensamiento español

de la época, son suficientes para suponer que no era de su agrado.

En definitiva, falta de conocimiento y decepción serían las dos expresiones que

pueden definir lo que Antonio de Ulloa transmite en este apartado de su obra. Respecto a

lo primera, no se trata de que no se hubiese instruido sobre la realidad americana y, mucho

menos, que su discurso no esté basado en la experiencia directa, pues ambas cosas son un

hecho más que probado. Lo que en realidad ocurre es que Antonio de Ulloa no consiguió

comprender la naturaleza del indio y mucho menos sus costumbres pues, se encontraban

tan alejadas de las suyas que se escapaban a su entendimiento. Además, Ulloa se mantuvo

en aquellas tierras como gobernante y eso generó seguramente cierto distanciamiento que

pudo ser causa de esa falta de comprensión. Jamás se puso a su nivel ni intentó ver su

comportamiento desde un punto de vista neutral, olvidando su propia formación o las

costumbres españolas, ni tampoco el comportamiento que, como súbditos de Fernando

VI debía tener con respecto a las nuevas leyes.

En lo tocante a la decepción, es claro que la visión de Ulloa se encuentra muy

condicionada por la realidad que le tocó vivir. De este modo presenta a unos indios crueles

y beligerantes, especialmente en Luisiana donde prácticamente tuvo que huir con su

familia debido al levantamiento de la población. Así como a una población indígena

desobediente y vaga, que no aceptaba las normas que le llegaban de España y que tenía

que ser obligada a cumplir con lo que, sus nuevos dirigentes, consideraban que era su

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231

deber. Además, destaca la existencia de sectores que continúan viviendo de forma libre,

sin ser siervos de nadie, en los que las características ya apuntadas se hacen todavía más

acusadas. Conflictos todos con los que tuvo que lidiar en Huancavelica. De manera que

Ulloa jamás entendió a los indios y se dedicó exclusivamente a justificar su

comportamiento amparándose en una supuesta falta de formación. Cae, entonces,

entonces en el error de considerar que debían tener una formación a la que jamás habían

recibido pues, aún estando sujetos a las leyes españolas nunca llegarían a tener acceso a

ella, como tampoco lo tenían los estratos más bajos de la sociedad peninsular. Y tampoco

se detuvo a considerar que, a pesar de que sus usos no siempre fuesen adecuados, los

indios solo se estaban resistiendo a perder su identidad, solo pretendían impedir el

sometimiento de su cultura. Aún así, aunque este hecho lo acerque a los postulados de

siglos anteriores, no hace que pierda su carácter ilustrado pues, debemos recordar, que el

fin de esta obra, era intentar que el pueblo fuese conocedor de una realidad que,

probablemente sus ojos no podrían observar nunca.

Capítulo 7. Los altibajos de un marino. El final de la carrera y de la vida de Antonio

de Ulloa.

Aunque hayamos hecho referencia a que, a su regreso de Luisiana en 1769, la

actividad de Antonio de Ulloa se detuvo durante siete años, eso no es del todo cierto. Lo

que se detuvo y de manera casi definitiva fue su labor administrativa o, mejor dicho, su

presencia como enviado estatal en las misiones que se le pudiesen encomendar en el

futuro. A pesar de eso no debemos imaginar a un hombre que permaneció en su casa

encerrado y escribiendo, pues Antonio de Ulloa jamás dejó espacios para permanecer

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232

ocioso dada la cantidad de facetas que abarcaban su conocimiento y sus inquietudes. En

toda la recapitulación anterior, a pesar de haber hecho referencia a los grados a los que

fue accediendo, hemos pasado por alto, dado que físicamente no estaba presente en ella,

que Ulloa pertenecía a la Armada. Era pues un marino, un oficial deseoso de dedicarse

de lleno a su profesión que no consistía precisamente en supervisar construcciones,

estudiar planos de ciudades y puertos o gobernar territorios, sino que la base de sus

ocupaciones pasaba por dirigir naves y formar a la nueva oficialidad de la Armada

española.

Al respecto de su labor como funcionario, solo fueron requeridos sus servicios

como director y supervisor técnico en una ocasión más, en el año 1773, precisamente

cuando concluye su controvertida obra La Marina fuerzas navales de Europa y costas de

Berbería, dando muestras una vez más de que quizás su experiencia como marino no

bastaba para ser un verdadero hombre de mar como deseaba. No podemos saber si esta

última misión administrativa fue una manera de hacerle ver que estaba equivocado en sus

propósitos o fue fruto nuevamente de la necesidad de un hombre capacitado para llevar a

cabo una labor como la que se le encomendaba, dentro de los programas de reformas y

mejoras técnicas de la administración borbónica. Lo que si está claro es que, dada su

experiencia anterior y el hecho de haber nacido en la ciudad en cuestión, no había mejor

candidato que Antonio de Ulloa para dirigir las obras sobre el cauce del río Guadalquivir

cuyas crecidas inundaban la ciudad de Sevilla. De este modo y basándose en los planos

que él mismo había elaborado, el secretario de Marina e Indias Julián de Arriaga informa

al capitán general de Departamento Marítimo de Cádiz y director general de la Armada,

Andrés Regio727 en carta del 2 de marzo de 1773, que Ulloa pasaría a Sevilla para dirigir

las obras728. Se trataba de construir un murallón o malecón, a lo largo del cauce del río

dentro de la ciudad, para evitar que sus crecidas siguiesen afectando al territorio y la

población. Con este fin de ordena a Ulloa que se traslade a la ciudad, para dirigir y

supervisar las obras hasta su finalización.

727 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/26491/andres-

reggio-y-branciforte. 728 Carta de Julián de Arriaga a Andrés Regio, El Pardo 2 de marzo de 1773. Expediente Antonio de Ulloa.

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 28-29.

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233

Probablemente aprovechando este viaje, dado que ya se trataba de un hombre

casado y con familia decidió redactar un nuevo testamento modificando el que ya había

hecho y se ha mencionado, en La Habana cuando cayó enfermo en 1765. Su contenido

no se diferencia en exceso al de cualquier testamento de un marino de la época, lo que sí

puede llamarnos la atención es lo tardía de su decisión de testar. Esto es porque, de no

haber caído enfermo tras su marcha de Huancavelica, el de 1773729 hubiese sido su primer

testamento, cuando ya se había aventurado a surcar el Atlántico en varias ocasiones y se

había mantenido en América durante largos períodos. Teniendo en cuenta los riesgos

reales que había corrido, pues el hecho embarcarse y pasar largas temporadas a bordo de

una nave o que un europeo se asentase en América ya suponían un enorme riesgo, ¿por

qué no hizo testamento antes?

La cuestión es bastante sencilla, en primer lugar, en sus primeros períodos navales

y americanos era demasiado joven, con lo cual no había atesorado ni el capital ni la

posición como para pensar en legar algo. Y, en segundo lugar, Antonio de Ulloa no

contaba con nadie que dependiera de él, no tuvo familia hasta los 47 años y la formó con

una mujer mucho más joven que él, que comenzó a darle hijos cuando el marino ya

contaba con una edad muy avanzada para la época. Por tanto es, cuando menos, lógico

que fuera en ese momento cuando comenzara a ocuparse por el reparto de sus bienes

como forma de asegurar el futuro de su esposa y sus hijos730. Lo más curioso de este

testamento es que, entre los albaceas designados por el marino, se encuentra en capitán

de fragata Gonzalo de Cañas Trelles, uno de los encargados de leer la obra que concluye

en ese mismo año y que presenta un informe desfavorable sobre la misma.

A pesar de todo lo expuesto, lo que nos interesa es que su carrera militar no frena,

de manera que en 1769 asciende a jefe de escuadra731 después de haber tenido el grado

de capitán de navío durante 20 años. Es bastante llamativo el hecho de que durante 20

años no ascendiera y esto se puede deber a varios factores de los cuales el primero puede

729 Testamento de Antonio de Ulloa de la Torre, 730 En esta disposición testamentaria solo aludía al reparto de sus bienes, será posteriormente cuando,

motivado por la corta edad de sus hijos y su esposa, cuando comience a preocuparse también por su

conducta realizando desde 1785 hasta 1792, cuando finalmente se hace efectiva, una memoria testamentaria

en la que fija el camino que sus hijos deberían seguir a lo largo de sus vidas. Además, el testamento de

1773 y un codicilo emitido en 1789 quedan invalidados por su testamento final de 1792. 731 Nombramiento que tiene lugar el 19 de junio de 1769. Relación de servicios de Antonio de Ulloa.

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 6-10.

Page 238: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

234

ser la demanda ya que, en la Armada, los nombramientos y ascensos se producen en

función de lo que cada empleo va demandando, es decir, ascienden un número limitado

de personas en función de los puestos vacantes en los grados superiores pues, cada uno

de los escalafones contaba y cuenta con un número determinado de integrantes. Dicho

motivo es bastante improbable pues, resulta prácticamente imposible que a lo largo de 20

años no quedaran vacantes plazas que le permitieran ascender pero, en función de eso,

podemos apuntar hacia un segundo factor que es su ausencia en lo que a la labores navales

se refiere ya que, en ninguno de los lugares donde permaneció durante ese tiempo, ejerció

como marino. De esta manera, no contaba con experiencia alguna, no había participado

en campañas bélicas, ni tampoco había comandado naves, por tanto, no es de extrañar

que algunos de sus compañeros fueran nombrados antes que él. Así pasados esas dos

décadas, Antonio de Ulloa es nombrado comandante de la Flota de Nueva España, un

nombramiento cargado de particularidades, entre ellas, la de ser la última flota de la

Carrera de Indias.

Como oficial en América: la flota de Nueva España

Efectivamente, en mayo de 1776, la que fuera la última flota de la Carrera de

Indias partió de Cádiz con destino al puerto de Veracruz. Tras su regreso al puerto

gaditano, en junio de 1778, el sistema de flotas será sustituido por el de “navíos sueltos”

iniciándose las medidas de transformación marcadas por el Tratado de Libre Comercio.

Esto se debe a que, a lo largo del siglo XVIII, las guerras internacionales, así como el

desarrollo económico de la burguesía mercantil, fueron deteriorando el sistema

monopolístico español, haciendo cada vez más necesaria una reforma. Esto, unido a la

dependencia que España tenía respecto a los productos industriales extranjeros, hizo que

el sistema de flotas/ferias fuese tan criticado, abogándose por la apertura de puertos, como

alabado, tomándose como el único viable. El hecho de ir espaciando las flotas, amé de

medidas como la implantación de las compañías privilegiadas y los navíos sueltos

desgastaron el sistema hasta tal punto que, en 1748, zarparía la última flota de Tierra

Firme, sustituyéndose por navíos sueltos. Un destino que, aunque de forma más tardía,

compartió la flota de Nueva España, después de designarse que el número de puertos

autorizados para el comercio se ampliaría. Algo que se produjo de manera escalonada, a

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235

partir de 1765732, coincidiendo la apertura del último puerto con el año de regreso de la

flota. Por tanto, como hemos dicho, la eliminación del sistema de flotas de la Carrera de

Indias venía a satisfacer a una parte de los comerciantes españoles y extranjeros,

propietarios y socios de las compañías comerciales en su mayoría, que lo habían estado

esperando desde principios de siglo. Haciendo oídos sordos sobre las manifestaciones que

aquellos detractores, que seguían defendiendo las medidas mercantilistas y

proteccionistas como única vía posible para llevar a cabo la actividad comercial con

América.

En función de esto, es necesario apuntar que no es habitual que existan trabajos

que estudien las flotas de la Carrera de Indias, al menos, de manera individual. Así, por

regla general, dichos estudios se centran en el sistema de flotas a nivel global o en

determinados aspectos concretos y relativos a las mismas. En este sentido, además, hay

que tener en cuenta que, a nivel biográfico, en el caso de Antonio de Ulloa podemos

encontrar dos líneas contrapuestas dado que, por una parte, existen autores que

prácticamente eluden su condición de marino y centran el estudio de su trayectoria vital

destacando su faceta científica. Por otra, podemos encontrar una buena cantidad de

estudios que hacen referencia casi exclusiva a dicha faceta, pudiéndose afirmar que, de

cierta manera, sus campañas marítimas se encuentran sobradamente desarrolladas, lo que

nos va a obligar a centrarnos en ciertos aspectos concretos de sus dos campañas y a obviar

lo que ya se encuentra más que estudiado733. Esto puede relacionarse con la idea anterior

relativa a las flotas de Indias pues, curiosamente, el desarrollo de todo lo que aconteció

732 A partir de 1765, diez serán los puertos autorizados para las labores comerciales con América, además

del puerto de Cádiz. Seis de ellos se liberalizarán en España (Santander, Gijón, La Coruña, Málaga, Alicante

y Barcelona) y los otros cuatro se abrirán en América (La Habana, Santo Domingo, Margarita y Trinidad).

Tres años después, esta nómina se ampliará en seis puertos más (Palma de Mallorca, El Ferrol, Tenerife y

Nueva Orleans). En 1770, se liberalizará el puerto de Campeche y, finalmente, ocho años después, el de

Buenos Aires. 733 Respecto a la comandancia de la flota de Nueva España: SOLANO, F DE, Antonio de Ulloa y la Nueva

España. Con dos apéndices Descripción geográfico- física de una parte de la Nueva España de Antonio de

Ulloa y su correspondencia privada con el virrey don Antonio María de Bucareli, Universidad Nacional

Autónoma de México, México, 1979; Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 275-329; SOLANO, F DE, “Un viaje inédito

de Antonio de Ulloa a México al Mando de la Flota de Nueva España (1776-1778)”, Revista de Historia

Naval, Instituto de Historia y Cultura Naval, Año VI, nº 24, Madrid, 1989, pp. 7-28; SOLANO, F DE, “Valor

y significado de la "Descripción de la nueva España, 1778": obra inédita de Antonio de Ulloa”, GARMA

PONS, S (coord.), El científico español ante su historia: la ciencia en España entre 1750-1850 : I Congreso

de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias, 1980, pp. 223-228; SOLANO, F DE, “Antonio de Ulloa

marino”, Op. Cit. Actas del II Centenario de Antonio de Ulloa, pp. 219- 241; JUAN Y FERRAGUT, M “Antonio

de Ulloa: su trayectoria como marino”, en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de

Ulloa, pp. 33-45; LÓPEZ MORATALLA, T “Antonio de Ulloa. El eclipse total de sol del 24 de junio de 1778”,

en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 67-93; ORTE LLEDÓ, A, El jefe de

escuadra Antonio de Ulloa y la Flota de Nueva España 1776-1778, Fundación Alvargonzález, Gijón, 2006.

Page 240: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

236

durante los dos años que duró el viaje de ida y vuelta de la última flota de indias cuenta

con monografías alusivas al tema, aportándole, a nivel historiográfico un carácter

excepcional.

No podemos dejar de aludir a que Francisco de Solano, ha dedicado parte de su

producción bibliográfica a esta temática, no solo en la biografía de Antonio de Ulloa, tal

y como hemos hecho referencia anteriormente, sino que en una publicación previa,

dedicada exclusivamente a esta etapa de su vida y que puede considerarse la antesala de

la biografía que elaboró años después734. Para el desarrollo del estudio, aporta datos que

permiten tener una idea general de cómo fueron los hechos describiendo tanto el proceso

de elección como el desarrollo de los trabajos que llevó a cabo, relacionados con el

mantenimiento de la flota, el cargamento, la feria de Jalapa y los prolegómenos de los

viajes de ida y vuelta. Así mismo hace referencia a su participación en la política del

Virrey Bucarelli, tomando como fuente735 la correspondencia que ambos mantuvieron736;

así como los trabajos cartográficos y descriptivos del territorio de destino, que hoy día

son utilizados como base para el estudio de México737.

La singularidad a la que nos hemos referido, a todas luces, fue una de las

principales características de la flota de 1776 ya que no solo el hecho de ser la última flota

de la Carrera de Indias le imprime excepcionalidad a la empresa, sino que, si a esto le

unimos la elección de su comandante, este carácter cobra más relevancia. Precisamente

éste va a ser uno de los temas que desarrollemos en este caso y no porque no existan

referencias previas al respecto, sino debido a que las condiciones de su elección y las

características del marino, en comparación con sus antecesores, son importantes a la hora

de continuar con su línea vital. De este modo, nos encontramos con un marino de sesenta

años que, a pesar de tener el grado de jefe de escuadra, destacaba exclusivamente por sus

méritos científicos y de servicio al Estado. Según esto, podemos darnos cuenta de que no

tenía nada que ver con el prototipo de comandante que se había elegido hasta el momento:

hombres con gran experiencia naval y de mando de escuadras. Dos aptitudes que

734 La obra en cuestión se encuentra señalada en la cita anterior y haremos referencia a ella como Op. Cit.

SOLANO, F. DE, 1979. 735 No solo las toma como fuente, sino que las utiliza y edita por primera vez. 736 Correspondencia que se encuentra en el archivo general de Indias y que fue transcrita y publicada, por

primera vez, por Francisco de Solano en la obra a la que hemos hecho referencia: Op. Cit. SOLANO, F. DE,

1979, apéndice 3, pp. 121-393. 737 Ibídem, apéndice 2, pp. 1-116.

Page 241: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

237

demuestran que, comandar dichas flotas, estaba reservado solo a marinos experimentados

que pudiesen mantener agrupadas las embarcaciones y actuar correctamente ante los

posibles ataques que pudieran surgir durante las dos travesías. De este modo, oficiales

como Manuel López Pintado o Luis de Córdoba738 comandaron alguna de las 18 flotas

que salieron hacia Nueva España durante el siglo XVIII.

A pesar de esta gran diferencia, el secretario de Marina e Indias, Julián de Arriaga

en lugar de escoger, como bien podría haber hecho, a otros jefes de escuadra más

experimentados que no escaseaban precisamente739, decide designar a Antonio de Ulloa,

un marino sin experiencia como comandante de la flota. Algo que, dada su amplia y

demostrada vocación de servicio y los méritos científicos y técnicos con los que contaba

que habían supuesto un enorme beneficio para el Estado, puede considerarse como un

premio hacia su trayectoria. De manera que, en lugar de realizar otro tipo de concesión,

Arriaga opta por concederle a Ulloa aquello que tanto ansiaba, dedicarse enteramente a

la Armada y poder demostrar las capacidades que, por su graduación, debía haber

adquirido a lo largo de los años. Así, todo se conjuga dentro de un espacio que podríamos

considerar lógico hasta febrero de 1776, momento en el que fallece el secretario y el

escenario administrativo naval y ultramarino cambia de manera radical siguiendo los

preceptos del nuevo monarca, Carlos III.

A partir de ese momento, una de las modificaciones establecidas por el rey será la

separación de las secretarías de Marina e Indias, asignando a Pedro González de

Castejón740 para ser la cabeza de la primera y a José de Gálvez741 para hacer lo propio en

la segunda. De esta manera, quizás lo más lógico, debido a las cuestiones antes apuntadas

y al hecho de que el nuevo secretario no conocía a Ulloa ni había recibido sus servicios y

obediencia, hubiese sido que Gálvez desestimase la decisión de su antecesor y nombrase

a un nuevo comandante. Pero no fue así, todo lo contrario, aún teniendo las mismas

opciones que su antecesor y motivos más que sobrados para el cambio, decidió mantener

738 El listado de dichos comandantes puede consultarse Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 279 y Op. Cit. SOLANO,

F. DE, 1979, p. 21. 739 Listado de jefes de escuadra de 1766, AGMAB, Oficiales, Asuntos particulares, 534, p. 2. Listado de

jefes de escuadra de 1779, AGMAB, Oficiales, Asuntos particulares, 535, p. 4. 740 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/25268/pedro-

gonzalez-de-castejon-y-salazar. 741 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/10139/jose-

de-galvez-y-gallardo.

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238

la decisión de Arriaga. Con lo que, desde este punto de vista, su nombramiento supuso

un ejercicio de confianza del secretario de Indias quien, en sustitución de Arriaga el

verdadero artífice de dicho nombramiento, mantuvo la decisión de designar al Jefe de

Escuadra para tal fin.

Pero, si prestamos atención a cuáles serían sus tareas como comandante de la flota,

quizás encontramos un motivo para esta extraña elección que vaya más allá de la

reputación de Antonio de Ulloa y de la consiguiente buena imagen que Arriaga tenía de

él. En este sentido, el comandante no solo sería el encargado de dirigir las naves,

mantenerlas en conserva y hacerse responsable de la defensa de los barcos mercantes,

sino que tendría bastantes más funciones. Así, por una parte, debía atender al

mantenimiento de los barcos una vez llegaran a puerto y asegurarse de su óptima situación

para hacerse, de nuevo, a la vela. Al hilo de esta cuestión, sus conocimientos técnicos le

hacían ser un buen candidato pues, a pesar de que no contaba con los conocimientos

constructivos de Jorge Juan, sí que atesoraba la experiencia adquirida en los puertos

europeos y lo tocante a su aplicación en los españoles. De hecho, cuando se produce su

ratificación, en marzo de 1776, Ulloa se encontraba en la Isla de León supervisando el

estado de los navíos España y Dragón, capitana y almiranta de la flota.

Por otra parte, sus deberes no terminaban en puerto, ya que debía supervisar la

descarga de la mercancía, una labor que resultaba tan compleja como la carga pues debía

llevar el control de todos los productos que se exportaban en las embarcaciones mercantes

y de guerra742. En este sentido, la experiencia marinera no era necesario mientras que las

labores de dirección administrativa y técnica sí que lo eran y, en eso, Ulloa estaba más

que versado dada su actividad de Huancavelica. Finalmente, Ulloa llevaría a cabo labores

relativas a la política del virreinato encargándose de estudiar y poner en práctica y en las

que, su experiencia previa, resultaba de enorme utilidad. Unido a esto, no podemos

olvidar que Antonio de Ulloa, amparado por sus ansias de conocimiento, no perdía la

ocasión para realizar estudios sobre todos los lugares de los territorios ultramarinos en

los que se fijaban sus destinos. Por tanto, si a esta práctica le unimos una obligación propia

742 Era bastante habitual que las naves de guerra transportaran parte de la carga, especialmente azogue,

mineral del que siempre estaba necesitado el puerto de Veracruz y que dadas las deficiencias de la mina de

Huancavelica se enviaba desde otros puntos en la ida y se transportaba a España, desde dicha mina a la

vuelta. Sobre los datos alusivos a los navíos de guerra de la flota, AGS, Secretaría de Marina, leg. 428, doc.

0120-0602. Acerca del envío de azogue a Veracruz, AGS, Secretaría de Marina, leg. 418, doc. 0389-0498.

Page 243: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

239

de todos los comandantes de la flota, Antonio de Ulloa estaría encargado de inspeccionar

y dar noticias de las zonas costeras y los puertos mexicanos, enriqueciendo pues el

conocimiento de la corona sobre los territorios bajo su mando.

Así, estas razones bien pudieron tener peso a la hora de dirigir la atención de

Gálvez sobre Ulloa y no sobre otros, facilitando ese ejercicio de respeto y confianza hacia

su antecesor que haría al ratificar el nombramiento del jefe de escuadra. Aunque fuera

como fuese, lo que nos interesa es no solo la realización de dicho nombramiento, sino la

posición de desigualdad y desventaja de Antonio de Ulloa en este caso. Dicha posición

no tendrá que ver solo con esa inexperiencia a la hora de dirigir naves a la que hemos

hechos referencia, ni tampoco al hecho de que sus méritos no tuviesen absolutamente

nada que ver con la misión básica que se le encomendaba, aunque hemos visto que con

el resto de tareas sí. Sino que se ampliaba a su posicionamiento dentro de la

administración pues, desde la muerte de Arriaga y a pesar de que su reputación era real y

no podría obviarse, debido a los cambios que se producen en la Armada, dejaba de ser

una persona privilegiada para la administración. Es decir, su último protector había

fallecido por lo que tenía que volver a dar muestras de su valía en un medio que, a pesar

de sus deseos, no dominaba. Y, para mayor infortunio, partiendo del momento señalado,

la Armada comenzará a cambiar y con ella lo hará el modo de entender el proceder de sus

marinos y, como veremos, Antonio de Ulloa no encajaba en los esquemas que

comenzarían a establecerse.

De nuevo lo particular rodea el contexto de la flota de 1776, de la mano de la

carrera de su comandante. Pues, independientemente de las razones que esgrimieran los

dos ministros para asentar a Ulloa como comandante de la misma, lo cierto es que tenía

la graduación suficiente para serlo y ésta le había sido concedida siete años antes. No

hablamos entonces de un ascenso exprofeso como en el caso de la expedición geodésica,

sino que se situaba dentro de la imparable carrera de la oficialidad naval donde los

ascensos, en circunstancias normales, tienen que ver con la antigüedad,

independientemente del grado de participación que tuviese o tenga su destinatario. Por

esa razón, hemos hecho referencia a que, a pesar de los posibles parones en su vida, su

carrera no se detenía. De este modo, la cuestión estaba en que el jefe de escuadra tenía

que demostrar que contaba con las dotes suficientes como para hacer frente a un

nombramiento de tal envergadura. Dotes de mando y un carácter fuerte para la dirección

Page 244: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

240

de la flota, así como conocimientos marineros y tácticos para mantener la conserva y

garantizar la defensa de las naves. Y precisamente será su carácter, con una tendencia al

autoritarismo a la que ya hemos hecho referencia anteriormente, el generador de uno de

sus problemas quedando constancia de esa situación de inferioridad en la que ya se

encontraba.

Así, el marino comenzó a dar muestras de las supuestas habilidades que tenía y

debía tener manifestándolas, como primera medida, con una demostración de autoridad.

Esto tiene que ver con el hecho de que, como hemos dicho, dentro de sus labores como

comandante estaba la organización de la flota y eso incluía, por supuesto, supervisar la

dotación de la misma. En este caso, la excepcionalidad vuelve a ser la protagonista pues

lo que sí era Antonio de Ulloa, era un hombre tremendamente eficaz. Capacidad que ya

había demostrado con creces y que volvió a demostrar en este caso pues en marzo de

1776, después de la muerte de Arriaga, pero antes de que se ratificase su nombramiento

y se le entregasen las instrucciones para su comandancia743, los preparativos para su salida

estaban muy adelantados. De este modo, la dotación estaba más que escogida y los ánimos

se encontraban prestos a seguir todo aquellos que, en 15 puntos, establecerían las

instrucciones.

Así, la flota estaría presta a salir en primavera, en el mes de mayo, tal y como era

costumbre y se establecía en el documento al que hemos hecho referencia. Será en dicho

momento cuando las circunstancias vuelvan a sacar a la luz la palabra a la que tanto hemos

aludido con respecto a la flota de Nueva España: excepcionalidad. Y es que, aunque la

enfermedad era una constante en la época y mucho más en la mar, en esta ocasión resultó

que un importante miembro de la dotación cayó enfermo antes de partir. A colación de

este conocimiento, debemos destacar que motivó que Ulloa provocase una nueva

situación excepcional al detener el recorrido de la flota en las islas Canarias. Así, por

regla general, las naves contaban con el avituallamiento suficiente como para garantizar

la supervivencia de todos los tripulantes, sin necesidad de hacer aguada en ningún punto

de la travesía. Pero, en el caso de la flota comandada por el marino, los casi tres meses de

743 Dichas instrucciones se emitieron en el Pardo con fecha 15 de marzo de 1776, firmadas por el Rey y

ratificadas por el secretario de Indias. Se conservan en AGI, México, 2986, pero se encuentran transcritas

y publicadas en Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, pp. CXVIII-CXX.

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241

navegación se vieron interrumpidos solo en una ocasión, cuando decide detenerse en

Tenerife para embarcar tanto agua como fruta fresca.

Es, en este punto, donde se hace evidente su conocimiento de las enfermedades

del mar, a las que ya se había enfrentado, en concreto a la más terrible de todas, el

escorbuto. Una enfermedad cuyos efectos pudo presenciar en su, ya mencionado, viaje

de ida a Huancavelica744 y que diezmó enormemente a toda la tripulación del navío en el

que viajaba. En aquella ocasión consiguió salvarse del contagio precisamente por el

consumo de alimentos frescos, unido a otros remedios y, con toda seguridad, intentó

evitar que una masacre de ese calibre ocurriese, esta vez, bajo su mando745. Una muestra

control y organización que aún creyéndolo posible no siempre le aportó los frutos

esperados pues, no todas las enfermedades tenían el mismo remedio, ni todas las

vicisitudes dependían de su autoridad. Y es de este modo, partiendo de una enfermedad

y fruto del ya demostrado carácter autoritario de Antonio de Ulloa, como surge uno de

sus mayores problemas en lo relativo a la flota de Nueva España.

Con todo listo para zarpar en primavera, como era costumbre y se ordenaba en las

instrucciones ya mencionadas, el oficial mayor de la flota, el capitán de fragata Francisco

de Santisteban746 cae gravemente enfermo y se ve obligado a abandonar la nave justo

antes de zarpar, dado que lo harían el ocho de mayo y en la documentación se indica haber

ocurrido en el día anterior, entendemos que Santisteban abandonó la nave el siete de mayo

744 Véase página 166. 745 Resulta muy interesante el análisis realizado por Pablo Emilio Pérez-Mallaína cuando, a colación de los

hecho acaecidos en la campaña de la Terceras, en los que nos detendremos más adelante. Al hablar del

brote de escorbuto que padeció la flota que comandaba y que fue fatal para gran parte de la tripulación,

alude de nuevo a la escasez de agua y alimentos frescos como causa de la misma. Considera pues, el

profesor Pérez-Mallaína que, aunque Antonio de Ulloa no conoce la casusa real de dicha enfermedad, pues

hasta el siglo XX no se establece la falta de vitamina C como generadora de la misma, sí que expresa que

tanto la causa como el remedio tenían que ver con la alimentación. Así, insta a las autoridades a que les

doten de alimentos frescos para poder hacer frente a los estragos del escorbuto. Una solución algo paliativa,

debido a que no todos los alimentos proporcionaban el aporte de vitaminas necesarios para paliar los

efectos, pero igualmente efectiva al evitar el consumo de productos podridos o el racionamiento

alimenticio, permitiendo así que los síntomas se redujeran o que no aparecieran en una tripulación bien

alimentada. Una explicación que, aunque parcial era bastante más acertada que otras que planteaban que el

escorbuto se debía a causas también propias de la vida en las naves pero que hoy podemos considerar de

mayor inverosimilitud. Sobre el partículas PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, La campaña de las Terceras,

Secretariado de publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1995, pp. 31-32. 746 En los documentos consultados se modifica indistintamente el apellido del oficial, utilizándose

independientemente de la ocasión con b o con v. En este caso hemos optado por utilizar Santisteban al ser

el modo gramatical correcto en la actualidad.

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242

de 1776747. Para solventar el problema y, al parecer, con el convencimiento de que el

oficial se restablecería pudiendo volver a tomar su puesto en el momento en que

recuperase la buena salud, se autoriza a Ulloa para buscarle un reemplazo entre los

oficiales a bordo. Así, el comandante escoge al alférez de navío Joaquín Mozo para que

hiciese las veces de oficial mayor, en funciones, a la espera del regreso de Santisteban.

Hasta este punto, la situación se presenta como relativamente normal, a pesar del perjuicio

que suponía tener que desestructurar la dotación por un motivo tan difícil de resolver

como una enfermedad. Pero las cosas empeoraron cuando “horas después”748, el director

del Departamento Marítimo de Cádiz recibe la noticia de que el oficial mayor había

empeorado, hasta el punto de haber recibido los santos óleos.

Partiendo de este hecho, podemos decir que lo que se presenta en la

correspondencia cruzada a la que hacemos referencia es una queja que Andrés Regio

remite al secretario de Marina, González de Castejón, por la desobediencia de Antonio

de Ulloa ante lo que él había dispuesto. Todas las cuestiones presentadas a partir de este

momento tienen que ver con el fuerte carácter que tenía Antonio de Ulloa y su firme

determinación. Podríamos entrar en los diversos conflictos que le produjo a Antonio de

Ulloa su carácter autoritario, una faceta que aún siendo de las menos conocidas y tratadas

de su personalidad, se manifiesta en numerosas ocasiones. Aún así, es algo bastante

curioso pues, precisamente en los momentos en los que el ya jefe de escuadra debió

mostrar mayor fuerza de carácter, autoridad y determinación, fueron en los que bien no

lo hizo o bien no obtuvo resultados. Partiendo de esta premisa, podríamos detenernos en

exponer los motivos que pudieron llevar a este tipo de situaciones, pero es preciso primero

desarrollar y analizar los datos de la queja a la que aludimos para, posteriormente,

ponerlos en realización con la personalidad del marino y las circunstancias en las que se

encontraba en aquello momento y que distaron de otras en las que también dio muestras

de autoritarismo e intolerancia.

747 El 10 de mayo de 1776, Andrés Regio se comunica con el secretario González de Castejón para

comunicarle lo acaecido en la flota con su oficial mayor. En dicha carta, afirma que los hechos se dieron

“el día antecedente” y, dado que el día de la partida fue el ocho de mayo, entendemos que todo ocurrió el

día anterior, justo antes del inicio de la navegación, de otro modo, la flota habría tenido que detenerse antes

de llegar a Tenerife. Carta de Andrés Regio a González de Castejón, 10 de mayo de 1776. Expediente de

Antonio de Ulloa, AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 33-40. 748 Carta de Andrés Regio a González de Castejón, 10 de mayo de 1776. Ibídem, f. 34.

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243

La cuestión es que, en la fecha señalada, se da a conocer el empeoramiento de

Francisco de Santisteban quien ya no podría reincorporarse a sus obligaciones, con el

enorme perjuicio que eso supondría tanto para él, lógicamente, como para su familia. En

base a eso, prácticamente en su lecho de muerte, le ruega a Andrés Reggio que considere

a su hermano, el teniente de fragata Luis de Santisteban como su sustituto. Esta petición

podría haberse considerado una solución para el problema que presentaba la flota ay que,

como hemos dicho, se había escogido para que ejerciese como oficial mayor, en

funciones, a uno de los oficiales de la dotación, el alférez de navío Joaquín Mozo. En este

sentido, aunque a Antonio de Ulloa se le había ordenado escoger a alguien capacitado

para ocupar este puesto, escoge a un oficial que, en absoluto reunía las condiciones

requeridas para asumir el cargo. Bien es cierto que, con toda seguridad de se trataba de

un sucesor pasajero teniendo en cuenta que, por un lado, inicialmente el del oficial mayor

no se trataba de un mal definitivo y podría llegar a recuperarse y, por otro, que ambos

estaban de acuerdo en que era necesario escoger a alguien más capacitado.

Será precisamente esta elección la que se convierta en el punto de conflicto entre

el comandante de la flota y el capitán general de la Armada, pues ambos contaban con

candidatos distintos para ocupar el puesto de oficial mayor. Cierto es que tanto Ulloa

como Regio no consideraban a Joaquín Mozo apto para asentarse en el puesto al no poseer

los méritos necesarios para ello por el hecho de no provenir su formación de la Compañía

de Guardiamarinas y haber accedido a su grado de oficial de la Armada habiendo partido

del Ejército749, algo que a nivel de capitanear una nave era un motivo de enorme peso.

Curiosamente, Antonio de Ulloa esgrimía los mismos motivos que lo hacían quedar en

desventaja ante sus antecesores pues, si bien el comandante se había graduado en la

academia gaditana y su carrera se mantuvo siempre dentro de la Armada, no contaba con

experiencia militar ni de dirección de naves y flotas. A pesar de esto, dado su

nombramiento y posterior ratificación, nunca volvieron a presentarse estos motivos en su

contra, pero él, conocedor de los mismos, no dudaría en emplearlos para conseguir sus

propósitos.

749 Se trataba de una práctica bastante común, dada la alta consideración en la que se encontraba la Armada

en aquel momento, dotando a sus oficiales de un alto posicionamiento social. De hecho, en el siglo XIX,

siguió dándose esta permuta con bastante frecuencia.

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244

Así, Francisco Santisteban prácticamente suplica a Andrés Regio que apruebe que

sea su hermano Luis, teniente de fragata, quien le suceda, aludiendo a “la notoria

inteligencia, talentos y méritos de este oficial” 750. Un motivo que podría considerarse

más que suficiente, en un principio, pero que se refuerza con otro que apela a la

compasión del capitán general pues, el aún oficial mayor de la flota, le expresa el temor

con el que cuenta por el futuro de su familia, así considera que la elección de su hermano

evitaría “los perjuicios de que lo fuese un extraño suman contingente a un descubierto

que aumentase los quebrantos de esta familia”751. De este modo, lo que el oficial

solicitaba una elección exclusivamente justificada en los méritos de su hermano, sino que

lo que pretendía con ella compensar de alguna manera a una familia que probablemente

estaba destinada a perder a su primogénito, algo que la sumiría en la mayor de las ruinas.

Estos motivos convencen a Andrés Regio que le hace saber de su decisión al comandante

de la flota, con el convencimiento de que éste, aceptaría de buen grado todo aquello que

se le ordenase, no en vano, jamás había pecado de desobediencia a sus superiores.

Pero la realidad fue muy distinta, aprovechando que, inicialmente, Ulloa contaba

con el apoyo de Andrés Regio quien también consideraba al sustituto provisional poco

capacitado para asumir el cargo de manera definitiva, se permitió escoger a su propio

candidato. Bien es cierto que se trata de una propuesta que emitió desde el primero

momento, cuando al enfermar Santisteban y con la elección de Mozo, que se permita el

embarque de su cuñado el teniente de navío Pío Ventura Remírez de Laredo752. Desde un

primer momento, Regio no lo considera conveniente, probablemente viendo claras las

intenciones de Antonio de Ulloa de obtener beneficios para su familia política, no en

vano, su cuñado era caballero de la Orden de Santiago desde 1769753. Una vez producida

esta primera negativa, es cuando se sucedieron todos los hechos a los que nos hemos

referido y que llevan a la elección de Luis de Santisteban como oficial mayor de la flota

de Nueva España. Tal era la autoridad y el convencimiento con el que contaba Andrés

750Carta de Andrés Regio a González de Castejón, 10 de mayo de 1776. Expediente de Antonio de Ulloa,

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, f. 34. 751Ibídem, ff. 34-35. 752 Ibídem, f. 33. En esta carta ocurre lo mismo con la gramática del nombre del oficial en cuestión, aparece

escrito como Bentura, pero en otros documentos lo encontramos reflejado como Ventura, forma que

utilizaremos al ser la correcta en la actualidad. 753 Expediente de toma de hábito de la Orden de Santiago de Pío Ventura Remírez de Laredo. AHN,

OOMM, leg. 562, exp. 6903, ff. 1-83.

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245

Regio que se permitió mandar al propio Santisteban a presentarse ante su comandante

con la carta en la que se le daba informe de su elección.

Pero Ulloa lejos de obedecer las órdenes, envió de vuelta otra carta con el que

había sido su mensajero, en la que manifestaba los motivos que le llevaban a no aceptar

al teniente de fragata como sucesor de su hermano. En dicho documento expresa que

había cumplido con las órdenes que se le dieron de escoger a un candidato entre los

oficiales a bordo, por lo que una nueva elección era innecesaria. Un punto en el que ya se

contradice pues, Regio era ya conocedor de que Ulloa compartía con él la opinión sobre

Joaquín Mozo. Pero, para aumentar su incongruencia, manifiesta que Santisteban no

estaba lo suficientemente preparado como para tomar el puesto, presentando como

alternativa a su cuñado quien reunía las mismas características que Joaquín Mozo. Pero

en este caso, no parece tener en cuenta, el comandante, que Pío Ventura no poseía ni los

méritos ni la formación necesarias para capitanear la Generala de la Flota. De este modo,

rechaza tanto al sustituto provisional, que solo cumplía con el requisito de pertenecer ya

a la flota y tenía las mismas características de su cuñado, como al otro, Santisteban,

propuesto por el capitán general de la flota, desobedeciendo deliberadamente lo que

ordenaba su superior y negándose a recibir al teniente.

A pesar de esto, Andrés Regio no le cree y ve como una terrible ofensa la

desobediencia del comandante, afirmando que le dejaría en evidencia ante el resto de

oficiales del Departamento Marítimo y ante el resto de la Armada cuando se supiera que

un oficial de la misma había hecho oídos sordos a su autoridad. Bien es cierto y así se lo

hace saber a González de Castejón que Regio era plenamente consciente de las

limitaciones con las que contaba Luis de Santisteban. Pero afirmaba que contaba con los

méritos suficientes para garantizar su elección ya que si bien no había realizado ningún

viaje a américa había “ejercido de Ayudantía de Mayor General”754. Unas razones que

parecen no ser suficientes para Antonio de Ulloa que, al parecer, consciente de la afrenta

que cometía al desobedecer al capitán general, se excusa diciendo que solo pretendía que

su cuñado embarcase como oficial suelto de la flota. Una facultad que le había dado el

mismo Andrés Regio, así aludía a que éste había malentendido sus intenciones que se

presentaban confusas en las misivas que le había enviado previamente.

754 Carta de Andrés Regio a González de Castejón, 10 de mayo de 1776. Expediente de Antonio de Ulloa,

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, f. 36.

Page 250: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

246

Pero ninguna disculpa podía servir para enmendar o paliar la gravedad del error

que el comandante había cometido. Razón por la que, el 10 de mayo de 1776, Andrés

Regio emite una queja al secretario de Marina con la intención de que tanto él como el

rey conozcan el deplorable comportamiento de Antonio de Ulloa. En dicha carta le

informa además de que no se trataba de la primera ocasión en que un jefe de escuadra

desobedecía las órdenes de su capitán general, relatando un episodio muy similar en los

tiempos en los que ostentó dicho grado el Marqués de la Victoria. Con lo que deja clara

su intención de reformar la Armada desde todos los puntos de vista, reforzando la

autoridad de los mandos y obligando a los oficiales a acatarla, tal y como era su deber.

En este sentido pide un castigo ejemplarizante para Antonio de Ulloa, al no poderse

tolerar una acción semejante, dejando en manos del secretario y del propio rey la decisión

y resolución del mismo.

Así, el 24 de mayo de 1776, González de Castejón contesta a las protestas de

Andrés Regio, informándole de que el Rey había sido informado de su queja755. Le

informa pues que el monarca ordena no solo que se cumplan los designios de Regio,

privando a Ulloa de toda autoridad, sino que para su desagravio se desaprobaría su

conducta declarándole “culpable de inobediencia”756. De esta manera, se mandaría por

orden del Rey que, tal y como había sugerido el propio capitán general757, Luis de

Santisteban debería embarcar en la primera nave que saliese del puerto gaditano con

destino a Veracruz para tomar posesión de su cargo. Es aún mayor el castigo que se le

impone a Ulloa, pues no solo es desautorizado y obligado a aceptar a Santisteban como

oficial mayor, sino que se le ordena recibir al teniente de fragata y hacerle personalmente

entrega de su puesto. El mismo 24 de mayo, Andrés Regio se encarga de informar a Ulloa

de la disposición real758. Con lo que se deja de manifiesto que el comandante no solo

había cometido un grave error, sino que no contaba ya con el favor de los altos cargos de

la Armada y del Estado, que siempre habían velado por sus intereses.

Desarrollo y resultados: marina, ciencia y administración

755 Carta de González de Castejón a Andrés Regio, 24 de mayo de 1776. Ibídem, ff. 30-32. 756 Ibídem, f. 31. 757 Sugerencia que no aparece en la carta a la que hemos tenido acceso enviada por Regio, pero que se

menciona en la contestación de Castejón. 758 Carta de Andrés Regio, 24 de mayo de 1776, AGS, Secretaría de Marina, leg. 0417, doc. 1037.

Page 251: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

247

Solventados los primeros problemas y después de haber llevado acabo una óptima

labor en cuanto a la organización y los preparativos del viaje, la flota inició una travesía

que se desarrolló sin mayores problemas, pudiéndose calificar como un viaje

potencialmente tranquilo y apacible759. De esto modo el 25 de julio de 1776 Antonio de

Ulloa y el resto del convoy desembarcan en el puerto de Veracruz, donde se desarrollaron

todas las labores inherentes a la actividad que la flota debía realizar en los territorios de

nueva España y de las que su comandante estaba encargado de su supervisión760. Pero

todas estas actividades, que requerían de la presencia de Ulloa en Veracruz, concluyeron

el 25 de mayo de 1777, momento en el que sería autorizado para ausentarse del puerto y

trasladarse a la ciudad de México. Allí, trabajaría como asesor del virrey Bucareli en la

creación de un astillero en las costas de Veracruz y en la implantación de la matrícula de

mar en Nueva España. Unas tareas relacionadas con la política marítima del virreinato en

las que podríamos pensar que tomó parte, exclusivamente, por la relación que le unía con

el virrey, que conocía perfectamente de sus aptitudes en estas disciplinas. Pero que,

analizadas detenidamente, pudieron ser la causa de que González de Castejón ratificase

el nombramiento de un comandante sin experiencia para la última flota de la Carrera de

Indias.

Y es que las actividades que desempeñaría en México, no distaban de las que llevó

a cabo en España tras su viaje europeo, la supervisión de trabajos relacionados con

mejoras constructivas y técnicas en los territorios españoles, así como la colaboración en

la implantación de nuevas fórmulas administrativas centradas también en mejorar la

actividad naval de España. Así pues, era absolutamente indiscutible que Ulloa si bien no

contaba con experiencia marinera, si poseía conocimientos técnicos suficientes como para

asesorar a cualquier gobernante en cualquier lugar en el que se le requiriese. Pero dichas

habilidades y el hecho de participar en las reformas administrativas y técnicas del

759 Antonio de Ulloa relata éste y otros detalles a su paisano y amigo Antonio de Bucareli que ejercía de

virrey de Nueva España en aquellos momentos. Se trata de una riquísima fuente para el estudio de esta

etapa de la vida de Antonio de Ulloa que se conserva en el AGI, Indiferente General, leg. 1631 y que, en

su mayoría, ha sido ya transcrita y analizada por Francisco de Solano. Para este caso, carta de Ulloa a

Bucareli, A bordo del “España”, a la vela, en el puerto de Veracruz, 25 de julio de 1776, en Op. Cit.

SOLANO, F. DE, 1979, carta 2 pp. 125-126. 760 Hablamos pues de labores de descarga de los productos españoles, supervisión de las transacciones en

la feria de Jalapa y acondicionamiento de las naves. Sobre el particular: Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 290-

295 y Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, pp. XXV-XXX. En esta última obra se adjuntan las cartas entre el

comandante y el virrey de Nueva España que contienen información sobre estos asuntos.

Page 252: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

248

virreinato suponían falta a su cometido como comandante pues, por lo general, este no

podía abandonar los navíos, desde que zarpaban hasta su atraque en el puerto español,

gaditano en este caso. A pesar de esta directriz, que se había mantenido como norma para

todos los comandantes de flotas, en este caso precisamente, se pasa por alto generando

una nueva excepción.

Toda la cuestión gira en torno a los cambios que, desde la administración de

Carlos III pretendía aplicarse en los dominios españoles tanto peninsulares como

ultramarinos. Por esta razón, el secretario de Indias retoma un proyecto que ya se había

planteado con anterioridad y que no había obtenido resultado alguno. Se trataba de dotar

a la costa atlántica mexicana de un astillero de titularidad estatal, con el objetivo de poner

fin a la relación de dependencia que, en aquella zona y a ese respecto se tenía de los

astilleros privados que generaban carencias navales en el territorio. Desde este punto de

vista, ignoramos si sus antecesores encargaron un proceso investigador tan exhaustivo

como los de Gálvez, que ordenó que se examinasen cada una de las ubicaciones posibles,

haciendo énfasis en aquellas que ya habían sido candidatas anteriormente. Pero la realidad

es que el territorio se encontraba dotado de toda la materia prima necesaria tanto para la

construcción del propio astillero como para su posterior actividad con lo que, desde todos

los puntos de vista, no era lógico que el territorio se mantuviese, por más tiempo, en esa

situación de precariedad naval, especialmente cuando en él se encontraba uno de los

principales puertos comerciales de la costa atlántica americana.

Dichas pesquisas se le encargan al virrey Bucareli en abril de 1776, quien no solo

las cumple con enorme eficacia, sino que nombra o, más bien, propone la formación de

una comisión que estaría supervisada por sí mismo y Antonio de Ulloa. Por supuesto, el

comandante había sido avisado con anterioridad y tanto él como Bucareli envían

peticiones para que se apruebe el traslado del marino de Veracruz a México. Con todos

estos datos podríamos pensar que se trató, como hemos dicho, de una idea exclusiva del

virrey novohispano, que vería en Ulloa un excelente apoyo para la consecución de los

objetivos planteados. Pero, si atendemos a que se trataba de un proyecto planteado desde

antes de que zarpara la flota de Nueva España, no deberíamos descartar que el

nombramiento de Ulloa se considerase como conveniente para llevar a cabo la labor que

se planteaba en el territorio. Aunque también es cierto que, todo pudo ser circunstancial

y que efectivamente, el nombramiento del jefe de escuadra fuera una cuestión de respeto

Page 253: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

249

hacia a Arriaga y que sus aptitudes y amistad con Bucareli, unidas a su nuevo destino lo

situasen en el lugar y momento adecuados.

Independientemente de todo eso, la cuestión es que Antonio de Ulloa se convirtió

en una pieza clave para el desarrollo de los proyectos planteados en Nueva España,

aunque debido a su cargo de comandante de la flota, su llegada se retrasaría, a pesar de la

aprobación del secretario de Indias, pues este no podría arribar hasta no haber concluido

las labores inherentes a su cargo. Por este motivo, los trabajos estaban bastante

adelantados cuando el comandante pudo llegar a México, aunque eso no le impidió estar

al tanto de todos los asuntos relacionados con el proyecto del astillero, empezando por

los otros miembros de la comisión que estaría formada, amén de los miembros ya

mencionados, por un ingeniero seleccionado por Bucareli y un técnico de la flota de

Ulloa, un piloto en este caso761. Así las cosas, en todo este proceso Ulloa tomó aún menor

parte en el trabajo de campo que en los trabajos similares que llevó a cabo en España

pues, por lo general se mantuvo junto a Bucareli y se limitó a tomar parte de las

decisiones. Podría decirse pues que su misión fue la de ser supervisor y consejero, hasta

tal punto que la mayoría de los documentos alusivos a los trabajos de estudio del territorio

para la localización del astillero se dirigen a Bucareli y a los otros dos miembros de la

comisión762.

Una vez realizados los estudios previos pertinentes todos los miembros de la

comisión, incluido Ulloa, se reúnen para acordar cuál sería el lugar indicado para la

localización del astillero. Desde este punto de vista, Ulloa se inclina por Tlacotalpan, de

entre los dos lugares que definitivamente se presentaron como posibles ubicaciones frente

a Coatzalcoalcos. Ambas opciones presentaban características muy similares,

especialmente en lo tocante a la abundancia de maderas y al poco calado de sus aguas,

aunque la primera contaba con mejor situación estratégico-defensiva, mayor densidad de

761 Las cartas que ambos se enviaron acerca de este asunto también se recogen en la obra antes citada. Carta

de Bucareli a Ulloa, México, 4 de septiembre de 1776, en Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, carta 10 pp. 141-

143. Carta de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 10 de septiembre de 1776, en Ibídem, carta 14 pp. 146-149. 762 De hecho, toda la documentación de la secretaría de Indias se dirige a Bucareli y, por parte del virrey,

solo se hace referencia a Ulloa en la documentación epistolar, salvo en el caso de la petición de su traslado.

El resto, se dirigen a los otros dos componentes de la comisión quienes, a todas luces, fueron los principales

encargados de los trabajos de campo, tal y como se puede informar en los diferentes planos e informes que

presentaron. Relación de los reconocimientos practicados en Tlacotalpan y Coatzalcoalcos, AGI, México,

1864. Planos y localización de los mismos en Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, pp. XLI-XLIII y Op. Cit.

SOLANO, F. DE, pp. 309-310.

Page 254: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

250

población y mayor proximidad al puerto de Veracruz. Explicaciones que Ulloa no

esgrime para justificar su decisión y que, en definitiva, tampoco sirvieron de mucho

puesto que, a su llegada a España, el comandante supo que el proyecto no había llegado

a término. Al parecer, repentinamente, Gálvez había perdido el interés por el astillero,

pero no se aportaba explicación alguna sobre su cambio de opinión. La cuestión es que,

realmente no se entiendo como el proyecto de construcción de un astillero no dependía

de la secretaría de Marina, que ya era independiente de la de Indias de la que su ministro

había sido el instigador del proyecto. Así la falta de comunicación entre ambas secretarías

y de entendimiento por parte de sus dos representantes763 debieron ser, junto con los

nuevos cambios en la situación internacional los que dieron al traste con un proyecto tan

ambicioso como necesario.

Una labor similar, en cuanto a que participó como asesor de Bucareli, pero con

mejores resultados, fue la que llevó a cabo con respecto a la implantación de la matrícula

de mar en Nueva España. Y es que el problema de la falta de marinería había sido un

problema constante en los barcos españoles desde los inicios de la navegación

transatlántica. En este sentido siempre se buscó la manera de incentivar a una población

que, sin conocimientos marítimos, se resistía a abandonar sus casa y ocupaciones, en los

campos generalmente, para arriesga la vida en la mar. En este sentido y aún

consiguiéndose, a duras penas, dotar a las naves de la tripulación necesaria, estamos

hablando de hombres poco experimentados en la mar que bien no resistían las condiciones

a bordo o desertaban ante la primera señal de peligro. Los cambios implantados por la

dinastía borbónica, de entre los que se encontraba la creación de la Armada y el ya

mencionado interés por la formación de aquellos que se hacían a la mar, no tuvo que ver

solo con la óptima preparación de los oficiales marítimos, sino también con los marineros.

Así, en 1751, se implanta la matrícula de mar, que establecía levas obligatorias para todos

aquellos hombres que tuvieran relación con la mar, marineros u otros profesionales

marítimos, que previamente se habían presentado voluntarios para formar parte de las

dotaciones de las naves españolas. En este sentido, a cambio de pingües y suculentos

763 Esta circunstancia, a la que no hemos aludido anteriormente, puede dar al traste con la teoría de que la

experiencia de Ulloa y sus óptimas aptitudes para colaborar en los proyectos planteados para el virreinato

fueran el motivo de su elección por parte de Castejón, teniendo en cuenta que las ideas no partieron de él.

Pero también es cierto que, el hecho de que existiese cierta falta de entendimiento entre los dos secretarios

no significa que estuviesen ajenos a los asuntos del otro. A pesar de todo, tampoco son relevantes los

motivos, lo único que, en este caso nos interesa es que, fuera por la razón que fuese, Antonio de Ulloa fue

el comandante de la última flota de la Carrera de Indias.

Page 255: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

251

beneficios, los inscritos en dicha matrícula deberían prestar servicio en los barcos de

guerra españoles.

La misma problemática se plantea en América, más aún con las dificultades que

presentaba su población que, tal y como describe Antonio de Ulloa en sus obras,

aludiendo a todos los extractos de aquella variada sociedad, mostraría un panorama aún

más complejo pues, aún existiendo una mayor cantidad de población que en España, ésta

era tan heterogénea en origen y pensamiento, que hacía más compleja la tarea de dotar

las naves de guerra de la Armada. Así, a pesar de contar con la solución desde los años

50, en aquellos territorios se planteó de manera paulatina hasta el punto de comenzar a

implantarse 20 años después que en el territorio peninsular. Partiendo de la experiencia

de Cartagena de Indias y La Habana, donde dicha medida había sido implantada en 1775

y 1776 respectivamente764, al año siguiente se plantea lo propio para Nueva España

(1777). Todo ello, se sitúa en el contexto de la política de exploraciones iniciada en

aquellos territorios, con el fin de adquirir conocimientos que permitiesen a España

implantar medidas muy parecidas a las que ya aplicaría en los territorios peninsulares.

Medidas que mejorarían la actividad naval no solo en el Atlántico, sino también en el

Pacífico, pues las costas americanas presentaban la ventaja de estar abiertas a ambos

océanos. Por lo que contar con capacidad para dotar las naves de marinería era un asunto

fundamental para garantizar la exploración y defensa de aquellas costas.

En este sentido, en Nueva España entra, de nuevo, en juego el asesoramiento de

Antonio de Ulloa quien hace las veces de consejero de Bucareli en este asunto que no

estaba exento de necesidad ni dificultades. Pues se trataba de implantar dicha norma tanto

en Veracruz como en Acapulco y San Blas. Cada uno de los tres territorios presentaba

problemas que habían de ser solventados y que hacían aún más necesaria dicha

instauración. En el caso de Veracruz, se trataba de un territorio destacado por su puerto

comercial pero que necesitaba del astillero que, en aquellos tiempos, se planteaba

764 Sobre los particulares y la implantación de la matricula de mar en los territorios americanos: ALONSO

MOLA, M Y MARTÍNEZ SHAW, C, “La matrícula de mar en las Indias”, en MARTÍNEZ SHAW, C Y OLIVA

MELGAR, J. M (dirs.) El sistema atlántico español (siglos XVII-XIX), Marcial Pons, Madrid, 2005, pp. 271-

284; SUAREZ SÁNCHEZ, F, “La matrícula de mar en los virreinatos americanos y en Cartagena de Indias. La

disputa de su instauración a finales del siglo XVIII”, Historelo. Revista de Historia Regional y Local, vol.

11, nº21/enero-junio de 2019, pp. 321-348; HOCES-GARCÍA, A, “La matrícula de mar en el Caribe a finales

del siglo XVIII”, en SÁNCHEZ BAENA, J. J (coord.) La política naval en el Caribe español durante el siglo

XVIII. Ordenanzas y realidades, Cátedra de Historia y Patrimonio Naval, Universidad de Murcia, Murcia,

2019, pp. 61-122.

Page 256: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

252

construir y que además contaba con un capitán poco versado y anciano que no estaba

preparado para llevar acabo una reforma semejante. En cuanto a Acapulco, no contaba

con tradición marinera, aún siendo un importante soporte para la defensa de la zona

noroeste del virreinato, por lo que se planteaba su creación también en San Blas, un punto

más cercano pero que presentaba la condición de ser un punto recién incluido en los

dominios españoles. Todos estos asuntos hacían imperiosa, según Ulloa, la necesidad de

que Bucareli tomase dicha iniciativa.

Desde este punto de vista, el comandante tenía clara cuál era la estrategia a seguir

pues, si bien no tenía experiencia al mando de los navíos españoles, sí que contaba con

experiencia a bordo y sabía bien de los peligros que suponía hacerse a la mar y más en un

barco de guerra. Además, sí eran bastante reconocidas sus capacidades e inteligencia

cultivadas en sus amplios destinos y trabajos al servicio de la Corona. Todo ello, le

permitía tener una idea clara de lo que se requería conseguir atraer a la población a que

presentase su voluntariado en la matrícula de mar. Presentado como clave para conseguir

tal fin la generosidad y la propaganda de la misma. De tal modo que aconseja al virrey

anunciar la propuesta y sus beneficios para que se conociesen en cada rincón del

virreinato, así como hacerla oficial a través de un bando que diera fe de sus propósitos y

que toda la población pudiera conocer y haciendo especial hincapié en que serían mayores

los beneficios para aquellos que se trasladasen al Departamento de San Blas765. Unas

recomendaciones que, a diferencia del caso anterior, dieron unos óptimos frutos pues en

febrero de 1777 se hace oficial la implantación de la matrícula de mar tanto en el

departamento de Veracruz como en el de San Blas. Y así como Ulloa expresaba su

sorpresa por la falta de frutos en cuenta a la gestión del astillero de Veracruz, también

expresa su agrado ante la decisión de Bucareli766.

Una vez llevadas acabo todas estas tareas, al comandante aún le quedaría una labor

más antes de regresar a España767, la más significativa y novedosa de todas, aunque partía

765 Todas estas directrices se recogen en la correspondencia entre el comandante y el virrey. Carta de Ulloa

a Bucareli, Veracruz, 11 de diciembre de 1776, Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, carta 45, pp. 193-195; Carta

de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 1 de enero de 1777, Ibídem, carta 48, pp. 200-202. 766 Carta de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 3 de marzo de 1777, Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, carta 63, pp.

223-224. 767 Esto no quiere decir que las actividades que Ulloa llevó a cabo en Nueva España se produjesen

necesariamente una al concluir la anterior. Al contrario, fue tan corto el tiempo que Ulloa permaneció en

el virreinato que las tareas se fueron dando simultáneamente, de hecho, en la correspondencia entre Ulloa

y Bucareli se pueden observar distintas fechas y localizaciones de ambos que indican que toda la actividad

Page 257: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

253

de una práctica habitual en aquel contexto y momento. Así, en los años 70 del siglo XVIII,

eran muy frecuentes las realizaciones y publicaciones de descripciones geográficas de los

territorios americanos, amparados por aquel deseo de conocimiento que bullía en la

administración española del momento. Y que, por supuesto, iba de la mano del mayor

asentamiento de la autoridad real sobre aquellos territorios a través del mayor

conocimiento de la administración colonial, aportando además la posibilidad de implantar

mejoras que favoreciesen su actividad política y naval en los mismos. Pero, en este caso

no se trataba de una descripción general del territorio americano, como las que se

elaboraban de manos del Consejo de Indias, sino de un estudio referente solo a los

territorios de Nueva España. Así, lo que dentro de la administración española se

presentaba prácticamente como una necesidad, se vio combinado con los deseos de

Antonio de Ulloa por engrandecer su conocimiento y divulgarlo entre la población. Con

lo que su pretensión era concluir la labor que ya empezó en Noticias Americanas, con las

descripciones de los territorios del norte americano, que se combinarían con las

descripciones de Nueva España con el fin de aportar una descripción, lo más precisa

posible de la América Septentrional, como ya haría de la Meridional en la Relación

Histórica.

En este sentido, el proyecto presentaba una salvedad más y es que, a diferencia de

lo que había ocurrido en los casos anteriores, especialmente en el virreinato del Perú,

Ulloa no contaba con el tiempo suficiente como para obtener todos los datos que pretendía

aportar. Es decir, estamos hablando de la primera ocasión en la que reconoce que no se

va a basar solo en su propia experiencia para redactar la descripción de un territorio. De

manera que opta por solicitar informes a las autoridades locales y provinciales, tanto

civiles como eclesiásticas, para que rellenasen un cuestionario que el propio comandante

elaboraría y, posteriormente, revisaría para presentar en su descripción un compendio de

datos, lo más completo posible sobre dicho territorio que beneficiaría tanto a los

gobernantes españoles como a los americanos y sus habitantes. Con dicha petición no

requería de las autoridades implicadas un esfuerzo titánico, de hecho, le aclaraba al propio

virrey de Nueva España768 que no estaban en la obligación de contestar a todas las

se fue planeando con anterioridad a las fechas de su cristalización y que los propios procesos se produjeron

incluso de forma simultánea. 768 Carta de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 15 de enero de 1777, Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, carta 51, pp.

204-206.

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254

preguntas que se les planteasen. Sino que deberían atender exclusivamente a aquellas de

las que tuviesen conocimiento, con lo cual no les estaba exigiendo ninguna investigación

para resolver temas que no estuviesen a su alcance.

Así, aún contando con un proyecto claro, no era suficiente con informar al virrey

de sus intenciones, pues era necesario, además, el consentimiento del Ministerio de

Indias. Siendo este otro punto de enorme importancia a este respecto pues el comandante

consiguió que la administración de Carlos III le concediera permiso para emprender un

proyecto que había surgido de su propia cabeza y que, para mayor singularidad, coincidía

con sus principales inquietudes y gustos. Esto es, dado que no se trataba de informes que

se centrasen solo en administración de provincias, de estudios cartográficos sobre zonas

costeras, de materias primas o producción mineral, sino que dichos datos se verían

completados con informes sobre usos y costumbres de los habitadores, botánica, realidad

precolonial y sus vestigios, etc. Materias en las que Ulloa no solo se destacó, sino que

fueron constante objeto de su interés. No en vano, en fechas próximas a dicho proyecto,

seguía pidiendo materiales para el Gabinete de Historia Natural769, donde aún se

encontraban los técnicos que el marino había seleccionado para que se empleasen en él.

Comprobándose así que, si bien en el terreno marítimo ni sus peticiones ni su propia

persona contaron con los apoyos suficientes, en lo tocante a la ciencia jamás se le presentó

objeción alguna.

De esta manera, la administración española se servía de una propuesta novedosa

que le aportaba mucho más que los informes que periódicamente se le requerían a los

funcionarios del Consejo de Indias. Así le instaban a redactar una instrucción que sería

distribuida en todos los puntos del virreinato, con orden de ser cumplimentada por las

autoridades en cuestión. Una orden que, a nivel general no llegó a cumplirse y que, de

cierta forma, truncó el proyecto que Ulloa tenía en mente. Esto se debió a que Ulloa no

contó con la contestación de todas las autoridades provinciales pues, aunque el

comandante no llegó a conocer y a convivir con la realidad novohispana, ciertos lugares

tenían problemas cuya solución imperaba mayor urgencia que la contestación de un

769 Tras haber sido el primer directo del Jardín de Plantas que antecedió a dicho Gabinete, cuya

reorganización se produjo en 1775.

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255

formulario770. Por este motivo, la Descripción geográfico-física de una parte de la Nueva

España trató, tal y como se indica en su título, de ciertas zonas del territorio combinando

las notas que, el propio jefe de escuadra, había recogido durante su viaje con los datos

aportados por aquellos cuestionarios que fueron cumplimentados por las autoridades de

los lugares a describir.

A pesar de la importancia de dicha descripción, pues los datos que aportaba

paliarían el vago conocimiento que se tenía acerca de la realidad de Nueva España, algo

a lo que Ulloa ya alude en su primer intento, en las Noticias Americanas, por comenzar

una relación histórica771 de la América septentrional. Dicha obra no llegó a publicarse

debido a que, de un lado, una vez estuvo terminada y lista para su impresión y

divulgación, un giro en la situación política internacional llevó a que, nuevamente, el

secretario Gálvez, perdiera repentinamente el interés por otro proyecto. Aún así, en este

caso, su decisión se encontraba plenamente justificada pues, desde 1779, España entró en

guerra con Inglaterra por lo que, todo lo que no tuviese que ver con dicho conflicto,

independientemente de la importancia que tuviese fue relegado a un segundo plano. Pero,

por si esto no fuese suficiente, por su condición de jefe de escuadra, Ulloa se vio

implicado en dicho conflicto con un penoso resultado que comentaremos más adelante.

Debido a esto, cuando ya fue momento de poder publicar los resultados de su trabajo en

el virreinato, su existencia e importancia se habían diluido algo que unido a la muerte de

Bucareli en 1779 y el deterioro de la imagen del marino relegaron el documento

prácticamente al ostracismo. De hecho, con el fin de que pudiese, al menos conservarse,

con el fin de que en algún momento pudiese ver la luz, el propio Ulloa los envía772, a

través de su hermano Martín, a Juan Bautista Muñoz773, quien estaba reuniendo datos

para realizar una Historia General de América. Así, debido a la pertenencia de Muñoz a

770 Un esbozo sobre dicha realidad lo ofrece Francisco de Solano en una conferencia del 22 de julio de 1980

en el Centro de estudios de Historia de México. solano f. de, “La ciudad de México en el año de 1777 según

el testimonio inédito de Antonio de Ulloa”. Serie de Conferencias 2, Centro de Estudios de Historia de

México, Ciudad de México, 1980, no numerada. 771 Empleamos dicho término como un guiño a la Relación Histórica de la América Meridional, obra que

Ulloa sí pudo concluir y que, sobre plano, sería la antesala del proyecto que se planteó con los territorios

del norte y que no llegó al término que él hubiese querido. Aunque bien es cierto que el estudio combinado

de la Descripción geográfico-física de una parte de la Nueva España y de Noticias Americanas puede

aportarnos una idea de buena parte de aquella realidad norteña. 772 Carta de Ulloa a Juan Bautista Muñoz confiando que le hayan sido útiles sus “Noticias de la Nueva

España”, Isla de León, 1785, Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, apéndice documental, doc. XXIV, p. CLI 773 Académico de la Real Academia de la Historia y uno de los fundadores del Archivo General de Indias.

Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/6592/juan-

bautista-munoz-y-ferrandis.

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la Real Academia de la Historia774, el documento se conservó entre sus fondos hasta 1979,

momento en el que Francisco de Solano emprende su publicación775.

Con el fin de continuar con la línea seguida hasta el momento y manteniendo el

objetivo de aportar todos los datos relativos a la imagen que Antonio de Ulloa tuvo y

divulgó sobre los habitantes de América. Nos detendremos exclusivamente en el análisis

de la información que el comandante aporta sobre este tema, siendo el único motivo el

que ya hemos expuesto y no la falta de importancia de sus aportaciones sobre el resto de

temáticas. De esta manera, podemos comenzar diciendo que, lo tocante a las

descripciones de la población novohispana se desarrolla siguiendo el mismo esquema que

el resto de la obra, es decir, estableciendo una diferenciación zonal776. Pero, lo más

relevante al respecto es que podríamos decir que el marino destaca de cada conjunto de

habitantes, sin importar que grupo social impere en él, un aspecto característico. Así, y

aún aportándose noticias sobre un mayor número de ciudades, podemos hablar de cuatro

descripciones fundamentales, distribuidas o representativas de cuatro lugares diferentes,

dentro de la geografía de Nueva España. En lo tocante al resto de poblaciones, Ulloa se

limita a obviar las características de su vecindario, quizás por no considerarlas relevantes

al presentar, probablemente, rasgos similares a las que sí describe en profundidad777. O

bien a aportar datos que no podemos considerar de relevancia en cuanto a que no aportan

nada que pueda ser susceptible de analizarse.

Es destacable también, dentro de estos cuatro grupos, como el grado de mestizaje

de la población es bastante variado, pues aún estando presente en prácticamente todos los

lugares, en ciudades determinadas se presenta en un mayor grado. Esto se debe, por

supuesto, a lo integradas o no que se encontraban las mismas dentro del sistema colonial

ya que, como ya hemos apuntado y al contrario de lo que podía pensarse, no toda Nueva

España se encontraba inmersa en dicho sistema. En este sentido, por supuesto, es muy

destacable la ciudad de Veracruz, cuyo puerto, uno de los principales del Carrera de Indias

había propiciado la existencia de una población variada y, por supuesto, muy mestizada;

774 Del mismo modo que lo era Martín de Ulloa, lo que explica que su hermano lo utilice como canal para

hacerle llegar el documento. 775 Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, pp. 2-119. 776 Observamos así que, salvando las distancias, emplea una estructura parecida a la de la Relación

Histórica, donde también podemos hablar de grupos poblacionales ordenados por lugar de procedencia. 777 Entiéndase este término como profundidad relativa ya que las descripciones no pueden equipararse, ni

por asomo, a las realizadas en sus obras anteriores.

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aunque no muy abundante dada su limitada extensión. Así, apunta a cuatro clases de

habitantes: españoles blancos criollos, españoles europeos, negros y mixtos de los blancos

y negros, como son los mulatos, y de otras castas de color”778 presentándose, de este

modo, una ausencia casi total del indio puro, al que ni siquiera menciona. Sobre este

último punto, debemos decir que Ulloa se refiere simplemente a la gente pobre, un bajo

sector social al que pertenecían tanto indios como mestizos y destaca sobre ellos el

consumo del chorote “un agua tinturada, solo para ellos soportable”779 que se consumía

al nivel del mate en Perú y que utilizaba para dicha tintura el cacao, cuyo consumo

elevado es el hilo conductor y mayor característica de las descripciones. Alimento este

que se comerciaba en las pulperías, tiendas en las que se empleaban la mayor parte de los

europeos del lugar y de cuya ampliación, en cuanto a la comercialización de todo tipo de

géneros, obtenían la mayor parte de sus riquezas.

Siguiendo con la línea de la población mestiza, debemos hablar de la población

de la capital del virreinato, la ciudad de México, en la que insertas en un grupo igualmente

variopinto, vivían las más ilustres familias procedentes de la metrópoli. A este respecto,

es muy destacable que Ulloa no centra su atención en la nobleza asentada en la capital,

probablemente porque su modo de vida y costumbres no debían distar mucho de las que

seguían viviendo en la península. Centrándose, por el contrario, en aquellos que habían

logrado enriquecerse gracias a su trabajo, volviendo a resaltar la actividad comercial

como mayor fuente de caudales para ellos, trayendo a colación la riqueza de productos,

especialmente comestibles, de la que dicha ciudad estaba dotada. De entre dichos

productos, aunque hace mención a otros como el tabaco y el cacao, pasaremos a destacar

tres, por su curioso empleo, y por el hecho de ser, en la actualidad, elementos

característicos de su cultura.

En primer lugar, el chile “cuyo nombre dan al pimiento”780 del que no señala su

uso como sazonador de alimentos sino su empleo con fines medicinales. A colación de

esto, debemos traer al segundo elemento, el pulque, antecesor del mezcal y el tequila, la

bebida más representativa del México actual. De la que aún haciéndose mención a su

elevado consumo en las pulquerías o tabernas públicas y a los disturbios que se generaban

778 Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, p. 29. 779 Ídem. 780 Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, p. 111.

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en ellas fruto de la embriaguez que generaba, de los que tanto habló el marino en sus

anteriores obras, destaca también sus propiedades sanadoras. De este modo, al referirse a

las enfermedades que allí padecían tanto naturales como extranjeros y que, según el autor,

se generaban por las características atmosféricas de la zona, en las que destacaban el calor

y la humedad, presenta la diarrea y su empeoramiento, la disentería como la dolencia más

común. Para cuyo alivio empleaban el chile y el consumo exclusivo de pulque como

tratamiento, combinado con la retirada del territorio, con la intención de evitar la

respiración de “los vapores de aquellas tierras aguancharnadas”781. Unido a esto, se

destaca el último de los elementos, la profusión de mosquitos que lejos de tomarlos como

medio transmisor de enfermedad, los describe como comestibles, atributo principal de los

otros dos productos antes mencionados. Así, describe un sazonador que no es el chile,

sino los huevos de mosquitos782 o aguanches (sic), que las mujeres criollas tienen como

un manjar, al asimilar su sabor al del marisco. Al respecto de esta última mención, el

elemento femenino de la población, apunta a la desigualdad numérica que existe de ellas

con respecto al sexo opuesto. Una diferencia a la que no da ninguna explicación pero que

destaca por la gran presencia de estas en las calles, considerando que es sobre dichas

mujeres sobre las que recae el peso de todo lo inherente al hogar, suponiendo esto una

enorme diferencia con respecto al virreinato del Perú donde se acostumbraba a que la

mujer permaneciese en casa.

Finalmente, como muestra de gran mestizaje presenta a la población de Querétaro,

a la que solo alude su forma de vestir, al modo europeo y frente a la que se describen otras

poblaciones dominadas, especialmente por la población indígena o, de no ser así, se

presentan como destacables a los ojos de Ulloa. Este es el caso de Jalapa, donde si bien

no aporta descripción física de los indios, como tampoco lo hace en los otros casos, si que

alude a sus costumbres, en concreto a su gusto por tomar baños de vapor o de estufa, algo

de lo que no existe evidencia alguna en los territorios en los que el marino se había

asentado, mereciendo la pena transcribir su descripción completa:

“en cada jacal hay una estufa, que llaman temascal. Y consiste en una chocita, o cuarto pequeño

hecho de adobes, en figura circular. En medio de su suelo hay una piedra grande, que sirve como

781 Ídem. 782 Bien es cierto que en la actualidad México no se destaca por el consumo de huevos de mosquitos, pero

si por el gusto por la entomofagia, destacando la comercialización e ingesta de chapulines o grillos, gusanos

de maguey y escamoles o huevos de hormiga, entre otros.

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de solería en uno de los lados está un hornillo, cuyo fogaril corresponde debajo de la piedra.

Poniendo fuego en este se calienta la piedra, apercibe aquel calor caliente con lo cual empieza el

indio a sudar abundantemente. Y cuando le parece ser suficiente, sale abrigándose bien y se entra

en el jacal, que esta inmediato, donde seca el sudor y se viste”783

De esta manera está describiendo lo que hoy conocemos como una sauna, a la que

acostumbraban a acudir los sábados, para paliar el cansancio del trabajo semanal o como

tratamiento ante cualquier enfermedad para curarse o para limpiar el cuerpo de los

ungüentos que empleaban como tratamiento.

Costumbres de unos naturales que se combinaban con la de otro pueblo en sus

inmediaciones, el de Tlangatepeque, formado enteramente por indios en cuya descripción

presenta dos puntos que podemos considerar los más fundamentales de la descripción a

este respecto. De manera que, en primer lugar, vuelve a hacer referencia a su mítica

expresión “visto un indio vistos todos” pero, en este caso no se refiere exclusivamente a

su apariencia física, sino a otro tipo de atributos. Ya que considera que los indios, entre

otros aspectos que no describe, carecen de cualidades para la música, al tener mal oído y

poca capacidad para el canto. Un aspecto que se hace visible en las celebraciones

religiosas y que es lógico que destaque, proviniendo el marino de la tradición católica

española donde el canto, se consideraba una forma más de oración y en el que se

aleccionaba a la población desde la infancia. Por otra parte, si bien esta obra, no está llena

de primeras veces, como aludimos para referirnos a Noticias Americanas, sí que presenta

un reconocimiento que Ulloa plasma por primera vez. Y es que, al respecto de esta

población indígena admite la importancia de los indios como medio para le proceso

colonizador. De esta manera, solo quedarían los indios de Celaya, de los que solo indica

su abundancia, siendo muestra de ella la existencia de dos parroquias, una para españoles

y otra para nativos, atendidas ambas por el mismo sacerdote.

En definitiva, dichas descripciones son una muestra más de que Ulloa vuelve a no

convivir con la población del territorio en el que se encuentra. Hasta tal punto que el

análisis demuestra que ni siquiera lo hace con los estratos altos de la sociedad. Volvemos

a encontramos con un autor distante, que a penas tiene idea de la realidad de aquellos que

le rodean, dedicándose a relatar usos y costumbres que observa, pero de los que no

783 Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, p. 35.

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participa. Difiriendo así, por completo, de lo expuesto en Noticias Americanas donde se

extrae el alto grado de conocimiento y convivencia del marino con la población que

describe. Y que le lleva al punto de juzgarla duramente, motivado por todos los episodios

de los que fue protagonista, víctima y testigo. Vuelve a ser, por tanto, el hombre ilustrado

que escribió la Relación Histórica, afanado por conocer pero que no conoce, recopilando

datos que en nada le sirven para tener una certeza de la realidad americana. Demostrando,

además que, con la presencia española y la apertura de los pueblos americanos, la

población indígena que, cada vez, más difuminada en su propia tierra. Culminando así, el

último periodo en el que Antonio de Ulloa podrá tener contacto con aquel continente y

sus pobladores pues este viaje pondrá fin a su etapa americana. Un período que, con

ciertas interrupciones motivadas por otros deberes y destinos, ocupó veinte años de su

vida, prácticamente la mitad de sus carrera784.

Desembarco para volver a embarcar. El descrédito de un marino de la vieja escuela

Su regreso a España estaría marcado, como el resto de su servicio en Nueva

España, por la excepcionalidad. Y es que el comandante de la última flota de la Carrera

de Indias salió del puerto de Veracruz dirigiendo algo que no puede llamarse flota, pues

solo partieron con él los dos navíos de guerra que habían conformado la escuadra que

llegó a Nueva España. La razón es la misma que impidió, entre otras cosas, la publicación

de su Descripción geográfico-física de una parte de la Nueva España, la situación política

internacional había dado un giro. Inglaterra había entrado en guerra con sus Trece

Colonias y España se estaba preparando para entrar en dicho conflicto785. De esta manera

del mimo modo que, en palabras del propio Ulloa, se veía el conflicto con suma

preocupación debido a que, el alzamiento de los colonos ingleses podía ser imitado en los

territorios españoles en América786. Se planteaba que la situación en alta mar sería

784 En su expediente personal, cuando su muerte estaba próxima y en el contexto de peticiones que no

vienen al caso en este momento, así como en el resumen de su hoja de servicios, el propio Ulloa expresa

que había permanecido mas de 60 años en activo dentro de la Armada, exactamente 69 años, 5 meses y 8

días. Relación de servicios de Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620,

f. 10. 785 Incorporándose a las ideas revanchistas de Francia pues ambos estados consideraban esta guerra y el

debilitamiento que supondría para Inglaterra, una oportunidad para recuperar los territorios perdidos en

conflictos anteriores. España se estaba estudiando su entrada en el conflicto, se preparaba para tomar partido

por la causa de los colonos americanos y, eso, suponía un peligro para sus dominios. Se trata de un proceso

bastante más complejo que Francisco de Solano expone dilatadamente por lo que no profundizaremos en

él. Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 335-350. 786 Carta de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 30 de octubre de 1776, en Ibídem, carta 33 pp. 175-176.

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tremendamente inestable, por lo que se opta por no realizar el tornaviaje con naves

mercantes que pudieran retrasar el paso de la flota de Veracruz a Cádiz. Así, solo con los

dichos navíos de guerra se realiza el trayecto Veracruz-La Habana. Una vez allí, el tesoro

con los réditos de la campaña en Nueva España que, en el caso de dicha flota, fueron los

mayores llevados a España desde los inicios del sistema de flotas-ferias787; se depositaron

para sus traslado en otras dos naves de guerra788.

Así, de nuevo con una flota que comandar, Ulloa recibe instrucciones que

supondrían también uno de los detalles excepcionales que sobresalen en el proceso que

hemos descrito. Pues, las naves seguirían una derrota distinta a la establecida para su

tornaviaje, de manera que, en lugar de seguir, desde La Habana, la ruta Bermudas-Azores;

las naves dejarían las Indias desde el mismo punto cubano, pero no se detendrían hasta

llegar a las islas Canarias, haciendo escala en ellas.

No detallaremos en exceso lo acontecido en el tornaviaje pues ha sido lo

suficientemente desarrollado por Alberto Orte789, aunque sí destacaremos dos detalles de

relevancia del mismo a los que el contralmirante no hace alusión. Estos son, en primer

lugar, el hecho de que Antonio de Ulloa cumpla con la costumbre de los hombre de mar

de la Edad Moderna encomendándose a una advocación religiosa, generalmente mariana,

bajo cuya protección se dejaría el destino de la flota. De darse el caso de una travesía

favorable o, al menos, de haber podido llegar a tierra, la persona en cuestión agradecía la

benevolencia de su protectora por medio de misas en su honor o mandando a hacer un

exvoto donde se representaban, por lo general, la nave y la imagen sagrada escogida790.

Así, el comandante se acoge a la protección de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de

México, una advocación que estuvo directamente unida al tornaviaje ya que estuvo

presente en el mismo. Esto se debe a que, el virrey Bucareli encargó un cuadro con dicha

787 22 millones de pesos, superando por casi dos millones a la que, hasta aquello momento había sido la

más fructífera; la comandada por Luis de Córdoba en 1772. Carta de Ulloa a Bucareli, Cádiz, 17 de julio

de 1778, en Ibídem, carta 140 pp. 367-372. 788 En este sentido la explicación es sencilla, los barcos de guerra estaban bastante mejor dotados para la

rápida navegación que se requería. Además, debido a su mayor operatividad marina, sería mas sencillo

mantener unida a una flota formada por naves de guerra que, llegado el caso, estarían mejor dotadas para

resistir un posible ataque o incluso para poder huir de él. 789 Op. Cit. ORTE LLEDÓ, A, pp. 39-71. 790 Sobre el particular: PÉREZ MUÑOZ, S, Exvotos marineros de la provincia de Cádiz, Diputación Provincial

de Cádiz, Cádiz, 1991; BARBA BELTRÁN, L Y LÓPEZ VÁZQUEZ, A, “Exvotos marinaros en la Provincia de

Cádiz”, en GULLÓN ABAO, A. J, MORGADO GARCÍA, A Y RODRÍGUEZ MORENO, J. J, El mar en la Historia y en

la Cultura, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, 2013, pp. 265-274.

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imagen para regalárselo a su sobrina, la condesa de Gerena y, aprovechando el tornaviaje

del comandante, le encargó que lo trasportase con él y se lo hiciese llegar791. De esta

manera, lo más probable es que ésta fuera la rezón de su encomienda a dicha imagen,

dejando de lado a la tradicional, la advocación de Nuestra Señora del Rosario, patrona de

la flota de Indias. Una vez en Cádiz, el marino encargó un novenario en honor a dicha

Virgen como prueba de agradecimiento por su intercesión.

El segundo detalle a destacar, lo encontramos en su escala en las Canarias, islas

que le garantizaban un territorio seguro donde proteger, tanto las naves como la carga y

la tripulación ante un posible ataque inglés. Allí permanecieron aproximadamente un mes

y durante ese tiempo, Ulloa aprovechó para poner en práctica una de sus pasiones, la

arqueología. Dicho gusto se demuestra ya en la Relación Histórica, donde describe e

ilustra restos y yacimientos arqueológicos que tuvo la oportunidad de visitar y estudiar

en el Reino de Quito792. En este caso, acude a una cueva-enterramiento guanche en Santa

Cruz de Tenerife, de donde obtiene una momia de dicho pueblo que había sido sometida

al proceso de mirlado, un modo de embalsamamiento en el que no se extraían las vísceras.

Por este motivo, no puede considerarse que realmente fuese una momia, ya que la

momificación incluía la limpieza de los interiores del cadáver para conservar de la mejor

manera posible el cuerpo. Pero independientemente del proceso de conservación, lo que

nos interesa es que Antonio de Ulloa se lleva consigo el cadáver que, según Solano793,

debió ser un obsequio del capitán general de Canarias, y lo conservó en el gabinete que

poseía en su residencia de la capital gaditana794.

Finalmente, debemos aludir a un hecho también excepcional que se produjo

durante su travesía Tenerife-Cádiz y al que sí alude ampliamente Alberto Orte795. Y es

que, en su navegación el 24 de junio de 1778, retomó una de las actividades que había

realizado durante la expedición geodésica y que le permitió desarrollar una enorme

791 Encontramos las alusiones a este hecho en: Carta de Ulloa a Bucareli, Veracruz, 24 de diciembre de

1777, en Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, carta 119 pp. 333-338 y Carta de Ulloa a Bucareli, Cádiz, 17 de

julio de 1778, en Ibídem, 1979, carta 140 pp. 367-372. 792 Figuras 13 y 14. Anexo. 793 Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 393. 794 Así lo describe Towsend cuando narra su estancia en la casa, donde disfrutó de la hospitalidad de un ya

anciano Antonio de Ulloa. TOWSEND, J, Viaje por España en la época de Carlos III (1786-1787), Turner,

Madrid, 1988, p. 308. 795 Op. Cit. ORTE LLEDÓ, A, pp. 79-100 y ORTE LLEDÓ, A, “Antonio de Ulloa astrónomo” en Op. Cit. Actas

del II centenario de Antonio de Ulloa, pp. 185-196.

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habilidad en este campo, la astronomía. Pues, en la fecha indicada fue testigo y estudioso

de un fenómeno astronómico bastante inusual, un eclipse total de sol que fue ampliamente

estudiado por diferentes científicos y que le reportó a Ulloa la honra de haber sido el único

en haberlo hecho desde alta mar. Dicho avistamiento estuvo plagado de dificultades

científicas y técnicas que el comandante y sus oficiales, desde la nave capitana de la flota,

se encargaron de resolver de la mejor manera posible y que plasmó en un folleto

publicado en 1779796. Como en el caso del tornaviaje no entraremos en mayores detalles

por la cantidad de estudios que se han realizado sobre el tema797 y dado que, en realidad,

lo único que esto vuelve a demostrar son las grandes dotes científicas del marino.

Solo dos días antes de dicho avistamiento, España entró en guerra con Inglaterra

al ponerse de parte de los colonos en su levantamiento con lo que todo lo que había sido

una preparación pasó a convertirse en una realidad. De esta manera, había que poner en

marcha la geoestrategia planeada, de manera conjunta con Francia798, que también se

había incorporado al conflicto con intereses que, aunque en apariencia, eran los mismos

que los de España, poseían una realidad subrepticia. Así, mientras que España

efectivamente solo quería recuperar los territorios perdidos a manos inglesas Francia, por

su parte, unía a este objetivo el deseo de convertirse en primera potencia naval europea.

Motivos dispares que no evitaron la puesta en marcha de dicha estrategia, consistente en

llevar a cabo un desembarco de tropas en Inglaterra y la protección y vigilancia de las

Azores, punto estratégico del tráfico marítimo799. De esta manera una escuadra

comandada por Luis de Córdova partiría de Cádiz con destino a las islas Sisargas,

796 ULLOA, A, El eclipse total de Sol, refractario de sus rayos: la luz de este astro, vista a través del cuerpo

de la Luna o antorcha solar en su disco: Observado en el Océano en el Navío “El España”, Capitana de

la Flota de Nueva España, mandada por el Jefe de Escuadra D. Antonio de Ulloa y practicada la

observación del mismo por el General, con asistencia de otros oficiales del Navío, el 24 de junio de 1778,

Imprenta de Antonio de Sancha, Madrid, 1778. 797 Además de los estudios de Alberto Orte, encontramos otros estudios y referencias al episodio en: LÓPEZ

MORATALLA, T, “Antonio de Ulloa: el eclipse total de sol del 24 de junio de 1778”, en Op. Cit. LIII Jornadas

de Historia Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 93-120; TORROJA MENÉNDEZ, J. M “La observación de un

eclipse de Sol por D. Antonio de Ulloa”, Revista de Historia Naval, Año 9, nº 34, 1991, pp. 49-66; Op. Cit.

SOLANO, F. DE, pp. 323-329. 798 Debemos apuntar a este respecto que, durante el reinado de Carlos III, se puso fin a la neutralidad

española. La situación cambiaría hasta tal punto que, en 1761, se firma el III Pacto de Familia por el que

España toma parte en la Guerra de los Siete años. Dicho pacto se vio resentido por diferentes aspectos, pero

en el momento propicio se mantuvo y en base a él ambas potencias se aliaron para luchar contra Inglaterra,

en el bando de los colonos exaltados. 799 El peligro se demuestra ya en el cambio de rumbo de la última flota de nueva España para su tornaviaje.

Así, el plan hispanofrances con respecto a las Azores tenía el mismo objetivo que la decisión que la

Secretaría de Marina tomó para la flota; proteger los barcos mercantes y evitar los ataques ingleses.

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próximas al cabo Finisterre, donde debían reunirse con otra escuadra francesa para,

juntas, llevar a cabo el desembarco en Inglaterra.

Estas fueron las noticias que tuvo Antonio de Ulloa al respecto de la estrategia a

seguir, pues nada se dijo de la defensa de las Azores. Conociendo estos datos, a su llegada

a España y tras haber sido ascendido a teniente general de la Armada800, un nombramiento

que conoció estando en la Corte, donde permaneció un mes presentando informes sobre

lo acaecido durante su comandancia801. Solicitó que se le otorgase un mando en la

escuadra de Luis de Córdova, con la intención de poner fin a un relativamente dilatado

tiempo de espera en el que no había recibido ni reconocimiento por su labor ni destino

para continuar con su carrera. Así, dicha escuadra contaba con tres generales de los que

solo Córdova tenía mayor antigüedad que él802, con lo que se le concede el carpo de

segundo comandante, dirigiendo una división de la misma803. Pudiéndose considerar pues

que, a pesar de lo que Ulloa pudiese esperar, su ascenso y posterior posición en la

escuadra fueron premio más que suficiente para la labor realizada. Pero lo que comenzaría

siendo un premio, terminó por convertirse en una pesadilla para el marino, que

conservaría la Campaña de las Terceras como un borrón en su historial.

Como hemos dicho, la escuadra española parte del puerto gaditano teniendo como

destino las islas británicas, a las que pasarían tras agruparse con los efectivos franceses

en las proximidades del cabo Finisterre. Una vez allí Córdova le ordena que se separe de

la escuadra con cuatro navíos y dos fragatas, haciéndole entrega de unos documentos

lacrados con instrucciones que solo debía abrir cuando se hubiese alejado varias leguas

del resto de las naves de la escuadra. Órdenes que su segundo comandante cumple a la

perfección, encontrándose con el mandato de trasladarse al oeste de las islas más

occidentales de las Azores para proteger a las naves españolas de los ataques ingleses.

Esta es la forma en la que Antonio de Ulloa toma conocimiento de que participaría o,

800 El nombramiento se hace efectivo el 29 de junio de 1778. Relación de servicios de Antonio de Ulloa.

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, f. 10. Patente de teniente general de la Real

Armada para Antonio de Ulloa, AMN, 0972, exp. 1820. 801 Tanto en Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 350-353 como en Op. Cit. ORTE LLEDÓ, A, p. 71-75 se expone todo

este proceso que resulta tremendamente engorroso en cuanto de fechas, viajes y opiniones. Así mismo en

Op. Cit. SOLANO, F. DE, 1979, en el apéndice donde se recoge la correspondencia de Ulloa con Bucareli, se

recogen, dentro de la misma, cartas en las que Ulloa da testimonio de lo que ocurrió en este período de

tiempo. 802 Los otros eran Miguel Gastón y Andrés Cantín, ambos tenientes generales, pero de menor antigüedad

que Ulloa. 803 Sobre las divisiones de la escuadra de Luis de Córdova, Op. Cit. SOLANO, F. DE, 353-357.

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mejor dicho, dirigiría la segunda de las operaciones establecidas en la guerra contra

Inglaterra804. De este modo, en las instrucciones se le advertía de la más que probable

presencia de naves inglesas en la zona, pudiendo estar agrupadas en una pequeña flota

que la navegaría permanentemente.

En dicho caso, se le insta a capturar y derribar las naves enemigas, no en vano,

cabe destacar que el nuevo monarca español pretendía reformar una Armada que

consideraba se había mantenido prácticamente estática desde la década de los 40 del siglo

XVIII. Por esta razón, entre sus numerosas reformas, se incluye un giro en cuanto a su

modo de actuación en tiempos de guerra, estableciendo que se pasaría de la estrategia

defensiva, seguida hasta el momento, en la que las naves españolas no presentaban batalla

si no eran amenazadas directamente, a la ofensiva, por la que los navíos españoles debían

alcanzar y atacar a las naves enemigas recibieran o no provocación o acometida por su

parte805. Pero, a dicha instrucción se le añade una salvedad que tenía que ver con la

naturaleza de las naves inglesas con las que se encontraran. Pues, si bien, informa de que

lo más probable es que se topara con unos pocos navíos potencialmente bien artillados,

también podía darse el caso de que la escolta de alguna flota inglesa que se enviase a las

Antillas pudiera recalar en las Azores por lo que, en dicho momento, se encontrarían en

inferioridad de condiciones frente al enemigo. Ocasión en la que debía evitar el

enfrentamiento o, de no ser posible, se le instaba a aceptar una derrota honorífica antes

que la huida o la rendición. Un caso que, en el momento de su separación de la flota se

hacía más probable debido a que el comandante Córdova le había advertido de dicha

posibilidad, informándole que las naves inglesas podían incluso triplicar a las suyas.

De esta forma, lo que realmente se estaba haciendo era proporcionarle a Ulloa la

autorización para hacer el corso en la zona indicada. Y, con la idea de dar cumplimiento

804 Tanto en Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp.358-384 como en Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, pp. 16-54 se

describe sobradamente todo lo acaecido en la comandancia de Ulloa en flota destinada a defender las

Azores. Bien es cierto que sus autores utilizan estructuras diferentes y prestan atención a detalles diversos,

hasta tal punto que Peréz-Mallaína transcribe en las páginas siguientes a las indicadas el documento que

Ulloa emplea para la defensa de los cargos por los que se le acusó al final de la campaña. Desde este punto

de vista, es muy poco lo que podemos aportar al respecto de esta etapa de la vida de Antonio de Ulloa, con

lo que nos limitaremos a hacer un pequeño resumen de los hechos, combinando las aportaciones de ambos

autores e incluyendo en dicho resumen, la información de algunos documentos a los que hemos tenido

acceso y que no se recogen en las obras señaladas. 805 Sobre el particular KUETHE, A. J, “La política naval de la monarquía española a fines del antiguo

Régimen” en MARCHENA FERNÁNDEZ, J Y CUÑO BONITO, J, Vientos de Guerra. Apogeo y crisis de la Real

Armada (1750-1823), Ediciones Doce Calles S.L, Aranjuez (Madrid), 2018, Vol. 1, pp. 17-87.

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a las órdenes que se le habían dado instaura una serie de normas a seguir por las naves de

la flota en caso de necesidad. De este modo, marca una serie de puntos de reunión a los

que estas deberían acudir en caso de separarse del resto de las embarcaciones, así como

un sistema de señales con las que entablar comunicación entre ellas y que reparte entre

sus capitanes para el correcto funcionamiento de la intercomunicación806. En última

instancia, toma una decisión que resulta muy controvertida hasta el punto de ser uno de

los cargos presentados en su contra a su regreso, puesto que decide adelantar el regreso

de las naves. De esta manera contraviene una de las órdenes que marcaban que la flota

debía permanecer en el lugar de destino hasta finales de septiembre de 1779, adelantando

su partida al día 20 de ese mismo mes. Como motivos para haber tomado dicha decisión

Ulloa esgrime las numerosas dificultades a las que se habían tenido que enfrentar durante

todo el viaje y que marcarán una nada exitosa campaña que sólo tendría consecuencias

negativas para España, cuyo gobierno se las hizo pagar al comandante.

Como primer punto, alude a un problema que había estado presente desde el

momento en el que se separaron de la flota de Luis de Córdova, la escasez de alimentos.

En este sentido hay que tener en cuenta que, la flota de Ulloa no zarpó de Cádiz para

dirigirse a las Azores, sino que partió del puerto gaditano al mismo tiempo que la gran

escuadra de Luis de Córdova con destino a la costa gallega. De manera que, cuando tomó

rumbo al que sería su destino, ya llevaban un mes de navegación, con la consiguiente

disminución de alimentos y agua para resistir el tiempo que durase la campaña. Un

problema que se agrava debido a la intención del marino de cumplir las órdenes que se le

habían dado. Así, cuando prácticamente llevaban una semana de navegación desde

Sisargas, avistaron unas naves que se aproximaban hacia ellos desplegando bandera

holandesa. Esto debió activar la memoria de Ulloa que, para poder salir de América

durante la guerra del asiento tuvo que hacerlo en una nave de bandera neutral. Así, intuyó

que se trataba de barcos ingleses que utilizaban dicha bandera con la intención de atacar

a las naves enemigas cuando estas no se encontrasen preparadas para ofrecer respuesta y

resistencia807. Pero la estrategia les sería poca efectiva ya que, la flota española terminó

por percatarse de que no les superaban en número con lo que se mantuvo firme hasta el

806 Sobre el particular Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 360-364. 807 Independientemente de que lo Ulloa hubiese vivido en el tornaviaje de la geodésica, la realidad es que

era una estrategia bastante común, en tiempos de guerra, que empleaban todas las potencias navales

europeas.

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punto de que, al advertir su inferioridad, las naves inglesas iniciaron la huida. Era pues,

el momento propicio para comenzar a cumplir la tarea encomendada, algo que no fue

posible gracias a la destreza marinera de los ingleses y la navegabilidad de sus barcos,

que evitaron que los españoles pudieran alcanzarles. Este episodio causó que las naves se

alejasen de su ruta, por lo que la escasez de alimentos y agua (por el consumo y

descomposición de los mismos) se hizo más acusada, llevando a Ulloa a tomar la decisión

de racionarlos aún más.

Así, una tripulación cada vez más desnutrida tendría que hacer frente a otro de los

grandes problemas a los que se enfrentó la flota, quizás el que causó más estragos

especialmente en la reputación su comandante, los temporales. A los que habrá que sumar

los problemas de reconocimiento de las islas en cuestión ya que, las cartas utilizadas eran

extranjeras debido a la escasa información cartográfica que se tenía en España respecto a

un territorio que se encontraba tan próximo a los suyos808. De esta forma, el 15 de agosto

se enfrentaron al primer temporal que desarboló tres de los navíos y provocó la separación

de la fragata Santa Mónica. Bien es cierto que no fue la única separación pues el Fénix

también se sorprendió solo cuando cesó la tormenta, a lo que Ulloa respondió

retrocediendo hasta encontrarla y conseguir agruparla de nuevo. Una suerte que no corrió

la fragata que optó por continuar el rumbo hasta llegar a las Azores con la esperanza de

encontrarse en el camino con el resto de la flota. Pero debido al estado de las

embarcaciones y al hecho de haber tenido que retroceder, unido a los problemas que

seguirían posteriormente, llevaron a la fragata “a realizar el corso por su cuenta”809 siendo

apresada por una fragata inglesa.

Dicha pérdida no sería la única pues, pocos días después, avistaron otra nave que

resultó ser una urca española a la que, en lugar de incorporarla a la conserva, decide dejar

marchar siguiendo su rumbo. Una decisión totalmente desafortunada pues también fue

apresada por una nave inglesa, esta vez corsaria810. El enunciado, no sería el único caso

808 Ya hemos hecho referencia al atraso que España padecía en este ámbito, no en vano, la casa de geografía

tenía como uno de sus objetivos introducir mejoras en este aspecto. Así, como vemos, la escasez de material

cartográfico español no se hacía presente solo en los territorios americanos, sino que dicho atraso se

manifestaba tanto en el territorio peninsular como en las costas propias y próximas, siendo el de las azores

un ejemplo muy ilustrativo. 809 Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, p. 19. 810 Este es un detalle que, a penas aparece enunciado en las obras utilizadas y del que en Ibídem, p. 20, se

ofrece un poco más de información.

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de separación de una nave pues, el tercer y último temporal que padeció la flota, provocó

la separación de la fragata Santa Magdalena. Pero, en dicha ocasión, las consecuencias

no serían tan nefastas ya que su capitán decidió poner rumbo hacia Cádiz a donde llegaría

felizmente, casi al mismo tiempo que el resto de las embarcaciones. Será precisamente

esta fragata la que crea avistar primero la isla Tercera811 pero dicho avistamiento, aún

suponiendo un avance, indicaba que seguían sin encontrarse en la situación correcta. Por

este motivo la flota continuó su derrota intentando de alcanzar su punto de destino,

viéndose nuevamente afectada por otro temporal cuyos efectos estuvieron marcados

precisamente por la posición en la que se encontraban. Así, en esta ocasión, las naves no

perderían el velamen sino que, dada la proximidad de tierra firme, se estrellarían contra

las rocas. Siendo el Gallardo la más afectada, en este caso, con vías de agua que

inicialmente no impidieron proseguir con la navegación pues, aún viendo su situación

empeorada por un tercer temporal, continuó unida a la flota hasta su regreso a Cádiz.

A colación de los problemas de reconocimiento enunciados anteriormente,

debemos reiterarnos en que fueron una constante que se intercaló a veces con los

temporales. Y esto es un punto de suma importancia pues, si a la escasez de

conocimientos sobre aquellas costas y al uso de mapas extranjeros que, probablemente,

no ofrecían datos suficientes como para tener clara la situación de las naves, hay que unir

la acción de los temporales. Así, dichos fenómenos no solo provocarían separación o

rotura de las naves, sino que inevitablemente las sacaría de su rumbo. Algo que, unido a

la falta de visibilidad que provoca el mal tiempo, debió condicionar y mucho los

avistamientos siendo una de las causas de que la flota de Ulloa jamás consiguiera situarse

en la posición adecuada. De esta forma, una vez pasado el segundo temporal, Ulloa

consideró encontrarse en el punto adecuado, con lo que solo le restaba aproximarse a las

islas para confirmarlo. Una intención que se ve truncada por el último de los temporales,

cuyo fin no erradicó la mala visibilidad con lo que hasta el 8 de septiembre no tuvieron

la certeza de haberse situado “siete leguas al oeste de Cuervo y Flores”812. Aunque quizás

la certeza nunca fue tal puesto que, justo ese mismo día, Ulloa decidió regresar a Cádiz

aludiendo que ni las naves, especialmente el Gallardo que contaba con numerosas vías de

811 Isla Terceira (Tercera) la que, por su situación, era la más próxima que la flota tenía en el archipiélago

de las Azores, dado punto desde el que habían partido en la costa gallega. 812 Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, p. 20. Citamos esta obra, pero este dato también se aporta en la obra de

Solano, así como en la información que ambos citan e incluso aportan, en el caso de Pérez-Mallaína,

referente a la campaña en cuestión.

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agua, ni la tripulación, desnutrida y diezmada por el escorbuto, soportarían más tiempo

en altamar. A colación de esto último, denuncia la escasez de alimentos considerando que

no solo había provocado que los tripulantes enfermasen, sino que no serían bastante para

permanecer más tiempo en el destino y regresar a Cádiz posteriormente813.

De esta forma, a primero de octubre de 1779, Ulloa regresaba en una situación

muy similar a la que lo hiciera El Cano del primer viaje de circunnavegación. En su caso,

había perdido a las dos fragatas, el resto de las naves se encontraban casi ruinosas y la

tripulación regresó menoscabada y raquítica por el escorbuto y el hambre. Así se

encontraba en una clara posición de derrota pues no había logrado cumplir con su

cometido814, pero eso no lo hizo faltar a su deber de informar al secretario de Marina.

Algo que realizó nada más llegar, por medio de una serie de informes en los que le

exponía no solo los hechos sino también los motivos que le habían llevado a dicha

situación. Se puede decir que Antonio de Ulloa era plenamente consciente de que no había

cumplido con el objetivo pero, según él, eso no significaba que hubiese incurrido en la

desobediencia. Pues, al fin y al cabo, cada decisión que tomó la presenta como justificada

y fruto, en la mayoría de los casos, de las circunstancias que rodearon la campaña. Unos

motivos que, aunque inicialmente, parecieron convencer a Gálvez no pudieron ocultar

que Ulloa, además de no cumplir con la premisa fundamental de un comandante que era

mantener unida la flota, tampoco había cumplido con los fines para los que se le envía.

Así, por muy convincentes que pudieran resultar sus explicaciones, Ulloa no llegó

alcanzar una sola nave inglesa y, mucho menos, a presentar batalla con ellas. De hecho,

la única nave que había reconocido y alcanzado resultó ser española y, en lugar de

protegerla, permitió que continuase su camino con las nefastas consecuencias que eso

tuvo. Al margen de eso todos sus avistamientos resultaron ser infructuosos o poco certeros

demostrando así, poca habilidad marinera. Con esto nos referimos, no solo a la cuestión

del posicionamiento pues jamás estuvo seguro de haber situado correctamente la flota al

no conseguir ver las islas. Sino y especialmente, a los momentos en los que divisó naves

813 Es precisamente en este punto donde Pérez-Mallaína hacer referencia a la enfermedad y a los

conocimientos que Ulloa tenía sobre ella. Ver nota 20. 814 De hecho, los objetivos de la primera parte de la ofensiva contra Inglaterra no se cumplieron en ninguno

de los casos. Así, unido al fracaso de Ulloa, se situaba la labor de la escuadra combinada con naves

españolas y francesas, aquella de la que se había separado el teniente general, tampoco pudo realizar el

desembarco en Inglaterra. Y, en suma, se había preparado un ataque por tierra a Gibraltar que tampoco

llegó a producirse. En definitiva, unos resultados nefastos que debieron ser generadores de la ira del

monarca que trató por todos los medios de hacer pagar a los “culpables”.

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enemigas a las que intentó alcanzar sin éxito, dando muestra que los comandantes de

dichas embarcaciones contaban con mayores conocimientos que él, al optar por

maniobras que impidieron que las naves de Ulloa pudiesen aproximarse a ellas815.

A esto hay que añadir, por supuesto, la ausencia de ataques por su parte, lo que

nos indica que quizás la elección de Ulloa no fue la más acertada. Y es que el teniente

general de la Armada, era un marino de la vieja escuela en la que imperaba la defensa de

los navíos y que no contemplaba el ataque como medida primordial. En este sentido,

podría decirse que esta justificación no es válida, dado que el resto de tenientes generales

de la gran escuadra y su comandante, Luis de Córdova habían sido formados bajo los

mismos preceptos que él. Pero existe una importante salvedad al respecto y es que, a

diferencia de Ulloa, la experiencia naval del resto había sido mucho más amplia, por lo

que bien habían podido adaptarse a los nuevos postulados tácticos que se seguían en la

Armada de Carlos III. De esta manera, nos encontramos con un marino poco

experimentado que simplemente puso en práctica aquello que conocía y que, dado el

lamentable estado de las naves y los estragos del tiempo, jamás tuvo la iniciativa de entrar

en combate con los ingleses.

Aún así, la cuestión pareció caer en el olvido hasta el punto de habilitarle para una

nueva misión que tendría como fin poner remedio a la infructuosa entrada, por tierra, que

pretendió hacerse en Gibraltar. De esta manera, en esta ocasión se optaría por un bloqueo

naval en el que, dada la graduación y antigüedad de Antonio de Ulloa, participaría como

director de operaciones. Todo parecía indicar que, con este nombramiento, se continuaría

con el curso lógico de los acontecimientos, pero una decisión de Ulloa provocó que la

realidad diese un giro de nefastas consecuencias para el marino. Esto se debe a que, dada

su consideración de que encabezaría una flota poco dotada, formada por ocho navíos, seis

fragatas y algunas embarcaciones menores816. Unido a que habiendo partido a mediados

de octubre corrían el riesgo de sufrir los estragos del invierno en una zona muy propensa

a los temporales, tomó la determinación de renunciar al cargo, pidiendo ser sustituido por

un marino de mayores capacidades. En un principio, las razones que esgrime pueden

815 De hecho, existen momentos en los que la separación de la flota y la imposibilidad de alcanzar a las

naves enemigas se justifica por el hecho de navegar por una zona excesivamente amplia. Sobre el particular:

Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 365. 816 Un contingente bastante superior al que comandó en la campaña de las Terceras, donde solo contaba

con cuatro navíos y dos fragatas.

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considerarse lógicas pues, dada la experiencia que acababa de tener en la costa de las

Azores, hacerse nuevamente al la mar, como responsable de una flota, sabiendo que esta

volvería a ser pasto de los temporales resultaba una absoluta temeridad. Y a esto, podemos

añadir que, si con seis naves le había sido complicado mantener la flota unida en tiempos

de tormenta, aún peor sería preservar la conserva con más de catorce. Con lo que es

probable que, de ahí, surgiese su petición de ser sustituido por un oficial de mayores

capacidades. Un acto sino de sensatez, sí de excesiva sinceridad, que lo único que

consiguió fue afianzar su posición de inferioridad, especialmente después de su

desastrosa experiencia anterior.

A partir de este momento todo comenzó a derrumbarse, en primer lugar, porque

efectivamente se encontró rápidamente a alguien que lo sustituyese, un oficial de rango

inferior al suyo817. Dicho nombramiento supuso para él una absoluta humillación, pues

dejaba bien claro el desafecto existente hacia su persona dentro del gobierno. Desafectos

y menoscabos que no habían hecho más que empezar pues, ya reintegrado en la Isla de

León818, se ordena una investigación para vislumbrar su grado de responsabilidad en los

hechos acaecidos en las Azores. Iniciándose así un proceso que se prolongó durante tres

largos años y que se desarrolló en tres juntas de departamento y dos consejo de guerra819.

Así, en la Isla de León de desarrollaron las dos primeras sobre las que debemos apuntar

que, por normativas, las juntas de departamento tenían carácter reservado. Una condición

que solo se cumplió en parte pues si bien Ulloa no fue informado de los asuntos sobre los

que su persona estaba en entre dicho para poder preparar así una defensa, sí que se

comenzó a correr la voz de que el marino estaba siendo investigado, convirtiendo el

proceso y su persona en pasto de habladurías y rumores. Ambos hechos le indignaron

profundamente, considerándolos pruebas del deseo de ensuciar su buen nombre, con el

agravante de llegar a conocer que muchos de los miembros de dicha junta eran personal

817 Juan de Lángara Huarte, quien accede al mando de la flota del estrecho siendo brigadier para ser

ascendido, en diciembre de ese mismo año a jefe de escuadra. Además, dicho oficial, ya como teniente

general, participó en una de las juntas encargadas de dilucidar el caso de Antonio de Ulloa. De esta manera

fue sustituido y juzgado por oficiales de mayor graduación a la suya, suponiendo uno de los muchos

agravios que padeció el teniente general en dicho proceso. 818 La Isla de León se había convertido en sede del Departamento Marítimo de Cádiz en 1768, de esta

manera era a esta ciudad a la que debía regresar para recibir nuevas órdenes, así como establecer su lugar

de residencia. Un asunto al que haremos referencia más adelante. Sobre el traslado del departamento

marítimo AGMAB, Indiferente General, 4616, ff. 1-78. 819 Esta es la categoría teórica que tuvieron dichos procesos pues, en realidad, veremos que la tercera de las

juntas fue, en realidad un consejo de guerra encubierto, así que por lo que realmente pasó la causa de Ulloa

fueron dos juntas y tres consejos de guerra.

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técnico del arsenal, con lo que no tenían graduación militar. Hechos por lo que su malestar

e inquietud no dejaban de aumentar, máxime cuando el proceso comenzó a dilatarse en

el tiempo, celebrándose una reunión semanal hasta marzo de 1780820.

Reuniones periódicas pero escasas, disparidades, cambios en la administración

que afectaron a la composición de la junta821 y, por supuesto, la guerra en que se

encontraba aún inmersa España, fueron las causantes de los retrasos. Emborronando la

situación hasta tal punto que, lejos de tenerse claro, por parte de la administración y del

propio interesado, cuál había sido el resultado, se ordenó la creación de una nueva junta

y la revisión del caso. Con lo que un nuevo presidente y unos renovados miembros se

dedicarían a revisar los haches de la Terceras generando un aumento de la indignación de

Ulloa y una merma en sus esperanzas de que el proceso concluyera con celeridad. Sobre

la primera cuestión, cabe decir que, aún habiéndose integrado un mayor número de

oficiales a la junta, la presencia de dos de ellos fue considerada un agravio para el teniente

general. Los oficiales en cuestión eran Juan de Lángara y Antonio de Albornoz, quienes

habían obtenido ascensos tras haber sucumbido ante los ataques ingleses, siendo estos un

premio “por su valor, que no por su victoria”822. Con lo cual consideraba intolerable que

le estuviesen juzgando dos oficiales que habían recibido premios por acciones más graves

que las que se le atribuían a él.

Por otra parte, en cuanto a la prolongación de la junta, la presidencia de Córdova,

que seguía siendo comandante general de la flota, supondría para Ulloa un motivo de

inquietud. Y no porque desconfiara del que fuera su comandante, sino por el hecho de

que, dada la situación bélica del momento, sabía que tendría que abandonar su labor como

presidente y embarcarse para atender los asuntos navales. Algo que efectivamente pasó,

en junio de 1780, momento en el que el comandante, lejos de desentenderse de la cuestión,

sugirió al rey que el caso de Ulloa fuese revisado por una junta especial. Por razones

lógicas, las cosas no podían darse de manera inmediata de modo que Córdova, que debía

820 En lo tocante al desarrollo del proceso, Solano y Pérez-Mallaína difieren en estructura ya que, mientras

el primero se dedica a describir cada uno de los detalles del mismo, aportando una profusión de detalles

que, incluso, dificultan su entendimiento, Pérez- Mallaína, por su parte, aún describiendo de forma lineal

cada uno de los procesos presta mucha atención a los motivos de la dilatación de los mismos, aportando

una idea algo más nítida de como sucedieron. Así, aún empleando una combinación de ambas, nos hemos

apoyado más en el estudio que realiza este último autor. 821 El director general de la Armada, Andrés Regio, que también hacía las funciones de presidente de la

junta murió en el desarrollo de la misma. Siendo sustituido en ambos cargos por Luis de Córdova. 822 Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, p. 23.

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conocer perfectamente el entramado burocrático de la administración española, designa

a Juan de Lángara Arismendy como presidente en funciones. Este es un dato muy

interesante pues, el curso de los acontecimientos, quiso que presidiera la junta el padre de

aquel oficial cuya pertenencia a la misma había causado mayor agravio a Ulloa. Y, ante

esto, se podría llegar a pensar, que la suerte del marino estaba presta a empeorar. Sin

embargo, dicho presidente fue el primero que le informó de cuales eran los aspectos de

su comandancia que se estaban investigando, lo que le permitió ir contestando por escrito

a cada uno de ellos. Algo que no serviría de nada pues en este periodo se acepta la

solicitud de Córdova y se constituye una junta especial, que revisaría los hechos por

tercera vez.

Es precisamente esta nueva junta, la que marca la controversia en cuanto al

número de procesos de cada naturaleza que se dieron en el caso de Antonio de Ulloa. Esto

se debe a que, recibida la aprobación real y nombrados el nuevo presidente y los vocales

se establecía que la junta se reuniría a bordo del navío Concepción, “en el cual enarbolaba

su insignia el teniente general Gastón”823, presidente de la misma. Todo ello con el

consiguiente inconveniente de seguir manteniendo como presidente a un oficial de

renombre en la Armada, dada la situación internacional. Pero, aún así, esos no son los

motivos que general la controversia pues un cambio de términos y un nombramiento serán

los que despierten las sospecha del teniente general. Así, entre los miembros de la junta

había un fiscal y se había pasado investigar reparos a hacerlo de cargos contra Ulloa.

Estos dos detalles llevan a pensar al marino que, en realidad, la junta era un consejo de

guerra encubierto824. Pero, independientemente de su naturaleza, la guerra con Inglaterra

tuvo más peso provocando que la causa de Ulloa estuviese entre junio y octubre de 1780

entre el Concepción y la junta de departamento. Idas y venidas que no ofrecieron

resultado alguno para Ulloa pues, aunque la junta exculpaba al entonces comandante de

toda responsabilidad sobre lo ocurrido en las Azores, por Real Orden de diciembre de

1780, se decretaba que Ulloa debería someterse a un consejo de guerra. Una

determinación real que, lejos de garantizar al acusado que el proceso podría concluir a la

mayor brevedad posible, comenzó un intercambio de documentación burocrática que lo

823 Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, p. 24. 824 Sobre el particular: Ibídem, pp. 24-25 y Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 372-373.

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retrasó cuatro meses más825. En dicho proceso, Ulloa no estaría solo ya que,

probablemente en los documentos que envió a la junta para su defensa, inculpó a los

capitanes de las dos fragatas que acompañaban a la flota, haciéndoles responsables de que

hubiesen perdido la conserva826.

Efectivamente el diez de marzo de 1781 comenzó dicho consejo de guerra, que se

prolongó exactamente cuatro meses y en el que Ulloa quiso asumir personalmente su

defensa sobre los ya 26 cargos que se le imputaban827. Estos podían resumirse, como

efectivamente hizo el marino en una serie puntos fundamentales, que no difieren de los

inicialmente expuestos sobre su falta de iniciativa a la hora de atacar las naves inglesas,

el hecho de no haber apresado ninguna, su tardanza a la hora de llegar a la posición

correcta y la falta de certeza sobre la misma, la pérdida de la Santa Mónica y la captura

de la urca Santa Inés828. A pesar de esto, no se le permitió realizar una defensa presencial,

instándole el presidente a que continuara haciéndolo por escrito. En definitiva, todo se

basaba en que Ulloa no había cumplido con la orden de perseguir a las naves enemigas,

aplicándose en otros menesteres que no tenían nada que ver con su cometido. A pesar de

lo cual, el teniente general debió convencer con sus argumentos que se encontraba libre

de toda culpa, con lo que el diez de julio de 1781 es declarado absuelto. Pero aún le

quedaban unos meses de espera hasta recibir la notificación oficial pues, aún habiendo

los vocales manifestado su satisfacción acerca de la solución del juicio829. Quedaba un

pequeño resquicio830 al que las autoridades estatales se aferraron notificándose, en agosto

de 1781, la orden de que el caso fuese revisado por el Consejo Supremo de Guerra. Una

decisión que en nada afectó al resultado pues, en febrero del año siguiente, Ulloa vuelve

a ser declarado absuelto, veredicto con el que el rey se conforma confirmando la

sentencia831.

825 Parte de la documentación sobre el consejo de guerra se recoge en el expediente de Antonio de Ulloa.

Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 47-54. 826 Ibídem, f. 48. 827 Este es un detalle a tener en cuenta pues, mientras en las juntas se discutía acerca de nueve reparos

existentes sobre la actuación de Ulloa, el marino tuvo que enfrentarse a 26 cargos en el consejo de guerra.

Cargos y descargos del Excmo. Sr. D. Antonio de Ulloa. AMN 0130, ms. 149, doc. 11. 828 Sobre el particular: Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, p. 26 y Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp. 374-3739. Ambos

autores difieren en si el resumen de Ulloa constaba de seis u ocho puntos. 829 Tal y como le hicieron saber a Ulloa a través de una serie de cartas personales. 830 Se le seguía culpando por la captura de la urca Santa Inés, ante lo que aludía que Ulloa había

malentendido las órdenes y, por ende, no la incluyó en la conserva de la flota, limitándose a informarla del

peligro y dejarla marchar. 831 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 55-57.

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De marino a esposo y padre. Los años finales de un oficial dedicado a la

administración.

Los resultados del consejo de guerra, agraviaron y desprestigiaron a un oficial de

la Armada que, claramente, se había quedado sin apoyos después de una dilatada carrera

al servicio de la Corona. Un hombre que después de una vida entera al servicio de la

Armada recibía como notificación del mayor agravio que había recibido en toda su

carrera, un texto institucional832. Sin justificaciones, ni disculpas, unas palabras

impersonales que no reparaban en nada del daño que se le había hecho a su imagen y a

su honor, en cuya preservación había sido educado desde niño. Al menos, eso es lo que

Ulloa pensó al ver concluido todo el largo proceso en su contra, lo que motivó que

decidiese dejar por escrito sus tres años de infierno. Así redacta un texto que bajo el rótulo

Campaña de las Terceras833, contenía la Justa vindicación de mi honor y noticia

circunstanciada para la inteligencia de mi posteridad, explicando con los documentos

originales la que observé en la campaña de las Yslas Terceras en el año de 1779. Un

documento que, dados sus conocimientos humanísticos decidió depositar en la Biblioteca

del convento de San Acadio de Sevilla dado que su conservación, dentro de su propia

biblioteca o en algún otro archivo familiar, no estaría garantizada. Lo que Ulloa nunca

llegaría a saber es que sus fondos, pasarían a custodiarse en la biblioteca de la Universidad

de Sevilla y mucho menos que, pasados los siglos, el profesor Pérez-Mallaína decidiría

transcribir y publicar su texto aportándole, en palabras del autor “una victoria después de

muerto”834.

Con una inicial sensación de descrédito, se traslada a su residencia gaditana en la

que al fin podrá convivir con su esposa y sus hijos835, de los que se mantuvo separado por

largo tiempo debido a la condición itinerante de su vida. Comienzan entonces los años

más tranquilos y a la vez más personales de Antonio de Ulloa, atestiguados por sus cartas

con Antonio de Bucareli, su disposición testamentaria y el testimonio de Towsend quien

832 Ibídem, ff. 59-60. 833 Este es el título que aparece “en el forro de la vitela de la encuadernación” Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA,

P. E, Introducción. 834 Op. Cit. PÉREZ-MALLAÍNA, P. E, Introducción. 835 Siete de los nueve hijos fruto de su matrimonio con Francisca Remírez de Laredo permanecían con vida.

Siete de ellos, incluyendo los fallecidos, habían nacido en la isla de León, de hecho, el menor de todos ellos

llegó al mundo mientras su padre se encontraba comandando la flota de Nueva España.

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le visitó en 1787. Se trata de un período difícil de analizar pues, aunque no se ha hecho,

ni creemos que pueda hacerse dada a la escasez de datos al respecto, un análisis

pormenorizado de la faceta más íntima del marino, sí que existen estudios inherentes a

sus disipaciones testamentarias836 por lo que es muy poco lo que podríamos aportar a este

respecto. De esta manera, tal y como hemos hecho en el apartado anterior, vamos a tratar

de ofrecer una visión general de lo acontecido en los últimos años de su vida, descartando

la información que se encuentra más analizada y centrándonos en aquellos detalles que

puedan resultar más novedosos.

Así, como hemos dicho, el marino se instalará en sus residencias de Cádiz y la

Isla de León, demostrándose que realmente no tuvo una morada fija durante los años que

le restaron. Esto es, hasta tal punto, que resulta imposible saber cuál de las dos era la casa

familiar, aunque quizás este dato pueda carecer de relevancia teniendo en cuenta que, los

testimonios tanto del marino como de su esposa, muestran que se dedicaron a vivir en las

dos, sin suponer esto ningún problema. De esta manera quizás podríamos decir que en los

momentos en los que Ulloa se encontraba dedicado a sus labores en el Departamento

Marítimo837, la familia residía en la Isla de León, mientras que en los períodos de menor

actividad descansaban en su casa de la capital gaditana. Una teoría que extraemos de dos

fuentes, por una parte, un documento fechado en 1789 en el que el capitán general de la

Armada, Luis de Córdova, envía a Antonio Valdés donde le comunica que ha informado

a todos los generales del Departamento de la obligatoriedad de trasladarse con sus

familias a la Isla de León, abandonando las viviendas que mantienen en la capital

gaditana.

836 Sobre el particular Op. Cit. SOLANO, F. DE, pp.387-435; GONZÁLEZ BELTRÁN, J. M, “Ordenando el rumbo

de la familia. La disposición testamentaria de D. Antonio de Ulloa y el destino de los hijos: entre la tradición

y la innovación a finales del siglo XVIII”, Tiempos modernos, nº 38, enero, 2019, pp. 405-432; RAVINA

MARTÍN, M, “Los testamento del Almirante Antonio de Ulloa” en Antonio de Ulloa. Biblioteca de un

Ilustrado, secretaría de publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla, 2015, p.87-94; RAVINA

MARTÍN, M, 23 Testamentos del Cádiz de la Ilustración, Consejería de Cultura-Junta de Andalucía, Cádiz,

2013, pp. 92-184; TORREJÓN CHÁVEZ, J, “Los negocios privados de Antonio de Ulloa y de la Torre” en XII

Jornadas de Historia marítima. Antonio de Ulloa marino y científico, ciclo de conferencias, cuadernos

monográficos del Instituto de Historia y Cultura naval, Madrid, 1996, pp. 65-89; QUINTERO GONZÁLEZ, J,

“Antonio de Ulloa: un ilustrado en la villa de la Real Isla de León” en Op. Cit. LIII Jornadas de Historia

Marítima: D. Antonio de Ulloa, pp. 45-66. 837 Entraremos más adelante en las labores que realizó dentro de la administración del departamento y en

el resto de sus actividades.

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277

Así, entre dichos oficiales, se encontraba Antonio de Ulloa que, con el fin de

mantener libre de sospechas sus actuaciones, pide atestiguar cuál era la situación de su

residencia. De este modo y mostrando como prueba su asistencia a las reuniones del

Departamento, atestigua vivir en la casa que desde 1769 se le había facilitado en la Isla

de León838. Si seguimos exclusivamente lo que aporta este documento, podríamos llegar

a pensar que la residencia principal se encontraba en la nueva sede del Departamento

Marítimo. Pero si atendemos al testimonio de Towsend, podemos comprobar que en 1787

seguía conservando su casa en la Calle Descalzas de la capital pues es allí donde le recibe

y donde el viajero inglés afirma que Ulloa tenía su gabinete, que describe con todo lujo

de detalles. Unido a esto encontramos los testimonio de Francisca Remírez de Laredo839

que, en su testamento840, afirma que vive en la misma casa de Cádiz a la que se ha hecho

referencia. Y, además, con motivo de un obsequio que le realiza el virrey Bucareli, el

propio Ulloa le escribe mostrando su agradecimiento y dando cuenta de las viviendas que

conservan y en las que viven indistintamente en ambas poblaciones841.

Esta cuestión, como hemos dicho, tendría que ver con su actividad dentro del

Departamento Marítimo que puede considerarse un desagravio a su padecimiento en los

años anteriores, así como un premio a su brillante trayectoria que destacó especialmente

a nivel administrativo y técnico, amén del componente científico. De este modo, según

su expediente personal en 1792 fue nombrado vocal de la Junta del Departamento,

indicando que hizo las veces de director del mismo y capitán general de la armada ante

la indisposición del marqués de casa Tilly842. Pero la cuestión es que Ulloa ya realizó esta

actividad previamente, en 1788, aunque no aparece reflejada un su hoja de servicios,

quizás por el poco tiempo en que se empleó en ella, a penas tres meses. Dicho dato, lo

recogemos de una carta que envía a Antonio Valdés realizando las funciones de Luis de

838 Carta de Luis de Córdova a Antonio Valdés, Isla de León 18 de septiembre de 1789. Expediente Antonio

de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 79-80. 839 La propia Francisca, a la muerte de su marido, plantea una serie de problemas que se le presentan a tenor

de los pagos del alquiler de las casas que su marido debía mandar construir en la nueva población naval de

San Carlos. Demostrándose con eso que Ulloa participó en la ubicación definitiva del departamento, que

cambió el ordenamiento urbanístico de la Isla de León. Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo

General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 198-202/212-220. 840 Testamento de doña Francisca Remírez de Laredo, AHPC, PNCA 2618, ff. 341r-346r. 841 Desgraciadamente no hemos podido dar con el documento original pues, sobre su pista nos puso una

referencia hecha por Solano quien no cita correctamente el documento, por lo tanto, solo podemos tomar

su libro como fuente. Op. Cit. SOLANO, F. DE, p. 391. 842 Relación de servicios de Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, f.

10.

Page 282: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

278

Córdova debido a la indisposición del mismo843. Así mismo y aunque, como hemos dicho,

dicha información no se recoge en la hoja de servicios sí que podemos encontrar la

ratificación de su nombramiento incluida en los documentos que componen su

expediente844. En este sentido resulta, cuando menos, curioso que el teniente general

sustituyese precisamente al oficial que comandó la flota de la que se separaría para acudir

a su misión en las Azores y que, demás, presidió algunas de las juntas que revisaron su

caso. Por esta razón, podemos pensar que este nombramiento, sería una forma de

desagraviarle por los amargos años por los que tuvo que pasar durante un proceso que

dañó, sobre manera su imagen.

De esta forma, se nos presenta a un hombre que vivió sus últimos años a caballo

entre el deber, con el que había cumplido con creces, y la vida familiar a la que se dedicó

plenamente, esforzándose por cumplir también con su condición de esposo y padre. En

relación con esto, no podemos decir que su trabajo en el departamento marítimo fuese su

única actividad. Ya que, su experiencia vital le había convertido en un hombre

absolutamente precavido que no permitiría, como de hecho no lo hizo, que su esposa y

sus hijos quedasen como su madre y sus hermanos habían quedado tras la muerte de su

padre845. Además, la condición de Ulloa no hacía más que empeorar las cosas pues, no se

trataba de un padre usual, debido a la edad tan tardía en la que se había contraído

matrimonio. De esta manera, de darse el caso de su fallecimiento, era muy necesario que

su esposa contase con los medios suficientes como para mantener a sus hijos y garantizar

su correcta formación.

Por esta razón, a partir de 1785, comienza a redactar una memoria testamentaria

donde marca pormenorizadamente el camino que sus hijos deberían seguir durante toda

843 Carta de Antonio de Ulloa a Antonio Valdés, Isla de León 25 de abril de 1788. Biblioteca Lobo 3725.

Colección autógrafos. Biblioteca Luis Berenguer, f. 1v. Cabe añadir que el documento cuenta con una nota

manuscrita del almirante Lobo, en la que se refiere a Ulloa como “uno de los hombres verdaderamente

ilustres de la marina española” 844 Carta de Antonio Valdés a Antonio de Ulloa, El Pardo 18 de febrero de 1788. Expediente Antonio de

Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 136-137. Carta de Antonio de Ulloa a

Antonio Valdés, Isla de León 2 de mayo de 1788. Ibídem, ff. 140-142. Carta de Antonio Valdés a Antonio

de Ulloa, El Pardo 9 de mayo de 1788. Ibídem, ff. 137-139. 845 Ya hemos hecho referencia a cómo la situación, al morir Bernardo de Ulloa, afectó a su madre y al

propio marino, pero no hemos dicho que, quizás las mayores damnificadas fueron sus hermanas pues las

que no consagraron su vida a la Iglesia, quedaron solteras al no poder proporcionar una dote adecuada. Por

este motivo, su hermana María de la O había pasado de vivir con su madre, a trasladarse a la casa de su

hermano, con cuya familia convivió desde el fallecimiento de su madre.

Page 283: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

279

su vida846. Pero, por su fuera poco, al margen de lo estipulado en dicho documento, que

fue refutado en su testamento de 1792847, el marino comenzó a hacer gestiones para

garantizar la mejor posición posible para su esposa y sus hijos. En base a esto, en 1787

comienza una serie de diligencia para obtener diferentes beneficios para sus esposa y sus

hijos. Para ellos, solicita el traspaso de la encomienda de Ocaña en el caso de su

primogénito y la concesión del cargo de paja real, para el menor de todos848. Mientras

que, en el caso de las mujeres, solicita que estas formen parte del séquito de la Reina,

nombrándose dama a su esposa y camarista a su hija849. Toda vez, por supuesto, que trató

de ubicar al resto de sus hijos varones dentro de la Armada, de hecho, pide autorización

para que, el menor de estos, pueda entrar en la academia teniendo una edad menor de la

reglamentaria850.

Así, nos encontramos con un padre casi anciano, que trata con sumo amor y

dedicación a sus hijos, tal y como lo atestigua la forma de referirse a ellos. Pudiéndose

poner como ejemplo, tal y como apunta González Beltrán851, la manera en la que habla

de su primogénita, a la que llama Pepita, en su Disposición testamentaria. Así también lo

demuestra el testimonio de Towsend que encontró a un Ulloa que se relajaba con la

ebanistería y que rodeado de sus otros hijos, se dedicaba a jugar con una pequeña que

portaba sobre sus rodillas852. Entrega que no hizo sino acrecentar su preocupación por

ellos, especialmente cuando, por razones obvias, veía su muerte cada vez más próxima.

Pero que no le impidió continuar con su labor científica y divulgativa por medio de la

elaboración de dos obras y el intento de reedición de una anterior.

De este modo en 1791, solicita permiso para imprimir La Marina, fuerzas navales

en la Europa y costas de Berbería, aludiendo que la había modificado para adaptarla a la

realidad del momento e informando de su existencia desde 1773. Desgraciadamente para

él, recibió exactamente la misma respuesta que la vez anterior, considerando el rey que

no era conveniente que dicha obra saliese a la luz por lo que se la devolvía al impresor

846 Disposición testamentaria de D. Antonio de Ulloa, AHPC, PNSF, leg. 120, ff. 92-184. 847 Testamento de Excmo. Sr. D. Antonio de Ulloa, AHPC, PNSF, leg. 105, ff. 41-48. 848 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 63-74. 849 Expediente de Dña. Francisca Remírez de Laredo, AGP, Personal. Caja 864, Exp. 27. Nombramiento

de Dña. Josefa de Ulloa, AGP, Personal. Caja 256, Exp. 30/ Caja 1050, Exp. 2. 850 Ver nota 34. 851 Op. Cit. GONZÁLEZ BELTRÁN, J. M, p. 419. 852 Op. Cit. TOWSEND, J, p. 308.

Page 284: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

280

Gabriel de Sancha853. La misma mala fortuna tuvo su obra Neptuno ilustrativo o ciencia

práctica de la mar para uso de la juventud. En este caso será el también teniente general

de la Armada, José de Mazarredo854, quien considera que a pesar de lo ameno y ágil de

su lectura no cumplía con el objetivo que proponía que era, instruir a la juventud sobre

técnicas navales. Afirmando incluso que su publicación sería una mancha en el brillante

historial bibliográfico con el que contaba Antonio de Ulloa, razones por las que la obra

nunca llegó a difundirse855. Finalmente, la última obra de su vida, fue impresa en 1795,

después de recibir unos informes muy favorables, debido probablemente a la originalidad

de su estructura, donde abordaba diferentes temas relacionados con lo naval a través de

charlas que mantenía con sus hijos mayores856.

En el ínterin de todos estos procesos, su actividad en el departamento marítimo

lejos de cesar se incrementó pues, probablemente debido a su buen hacer cuando sustituyó

a Luis de Córdova, se produjo el ya mencionado nombramiento de 1792. En este caso,

debido al estado de salud del marqués de casa Tilly, Ulloa volvería a tener el mismo

cometido, haciéndose aún mas patente con el empeoramiento de este y su nombramiento,

en 1795, como vocal intendente de la dirección del departamento. Lo que nadie pareció

tener en cuenta es que, a pesar de su buen hacer, Antonio de Ulloa también era un anciano

que se vio obligado a solicitar, en ese mismo año, que se le relevara de sus funciones ya

que no se encontraba en condiciones para seguir desempeñando dicha labor. Una petición

que se tuvo en cuenta solo a medias pues, aunque no se le permitió retirarse, si que se le

concedió dejar de acudir a las reuniones de las que sería convenientemente informado857.

A pesar de esto, su retirada se convertiría en una realidad pues a primeros de julio de ese

mismo año se notifica que había caído enfermo, de lo que parecía ser un constipado,

siendo relevado por Mazarredo a la espera de su recuperación. Algo que no llegó a

producirse puesto que, días después se notifica que su estado había empeorado

diagnosticándosele una pulmonía, que le llevaría a la muerte el 5 de julio de 1795858.

853 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 107-113. 854 Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico en línea http://dbe.rah.es/biografias/12442/jose-

domingo-de-mazarredo-salazar-de-munatones-y-gortazar. 855 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 114-123. 856 DE ULLOA, A, Conversaciones de Ulloa con sus tres hijos en servicio de la Marina, instructiva y curiosa,

Imprenta de Gabriel de Sancha, Madrid, 1795. 857 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 129-136 /

154-175.

858 Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 180-195.

Page 285: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

281

Así, concluye la larga vida859 de este oficial de la Armada, pero no lo harán las

noticias sobre él pues, en sus disposiciones testamentaria, pide que se le entierre en la

iglesia castrense de la ciudad en la que falleciese, revestido con el hábito de la orden de

Santiago y portando sus ropas e insignias militares. Algo que según se atestigua en el

libro de defunciones de la Iglesia de San Francisco de San Fernando, debió producirse de

la manera indicada, el seis de julio de 1795860. Hasta este punto todo habría seguido un

curso normal de no ser porque con motivo de la creación del Panteón de Marinos Ilustres

en 1850, comenzaron a plantearse los generales de la Armada cuyos restos podían ser

trasladados a la Población de San Carlos. De este modo en 1869, se contacta la familia de

Antonio de Ulloa con el fin de conseguir su autorización para que sus restos sean

depositados en el denominado Panteón Nacional en un monumento funerario donde

reposarían junto a los de Jorge Juan861. Los primeros informes, hacen pensar que, en aquel

momento, la Armada no tenía conocimiento de donde reposaban sus restos, pues siguiere

que estos sean traslados en el mismo tren en que lo harían los restos de Federico

Gravina862 a la Isla de León.

Además, dada la tardanza en la contestación del familiar, que terminaría por no

aportar nada al desconocer ellos también el paradero del cuerpo, se acude a su panteón

familiar en Sevilla, donde, por obvias razones, no se encuentra ningún resto suyo ni

referencia a que los hubiere. Por este motivo se decide acudir a la secretaría de la

Comandancia General de marina para indagar sobre su paradero, cuyos informes les

llevan a la Iglesia de San Francisco de San Fernando. Donde correrán con idéntica suerte

pues, dada las obras que se habían realizado en su interior, no había ninguna lápida que

indicase su presencia. Y al intentar acudir a los sacerdotes más antiguos, estos no

recordaban haber tenido referencia alguna sobre el cuerpo del marino. A excepción de

uno de los capellanes que aludía a que, si efectivamente se produjo el enterramiento, la

lápida habría sido sustituida en las reformas del convento o, simplemente los restos, como

tantos otros, se habrían llevado al cementerio. A pesar de todo esto, se crea una comisión

859 Antonio de Ulloa falleció a los 79 años. 860 Libro de defunciones Parroquia de San Francisco de San Fernando, AMN, 1403, ms. 63, nº 90. 861 Figura 15. Anexo. 862 Esto nos hace pensar que, dado que Ulloa había solicitado ser enterrado en el lugar donde tuviese su

domicilio. Al tener una vivienda en Cádiz que aún se conserva y siendo esta la misma ciudad en la que fue

enterrado Gravina, se puede explicar la confusión y el hecho de que quisieran trasladar los restos a la vez.

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282

que ponga en marcha todos los trámites pertinentes no solo para le traslado, sino para la

construcción de un mausoleo donde reposarían los restos con los de su compañero Jorge

Juan como muestra de la grandeza y el honor de ambos marinos. Aunque finalmente esto

no llegaría a realizarse, pues ni la familia ni la administración logró dilucidar cuál era el

paradero de los restos863.

De manera que el proyecto quedó en el olvido hasta la celebración del segundo

centenario de la muerte del marino en la que se creó una comisión encabezada por el

Capitán de Navío Manuel Baturone para la búsqueda de sus restos. Según las

investigaciones del siglo XIX, estos deberían estar en una de las naves laterales de la

parroquia, pero en dicho lugar no se halló lápida alguna. Por el contrario, se localizó una

lápida con una inscripción en la que parecía entreverse el apellido Ulloa. Esta, al

levantarse tenía, según indican los informes del presidente de la comisión, ciertos restos

de un enterramiento que, por un inscripción en un trozo de mármol que había en su

interior, se identificaron con Antonio de Ulloa864. Independientemente de los juicios que

puedan o no emitirse acerca de dicha investigación y de que sus resultados se consideren

suficientes como para mantener que los restos de Ulloa se encuentran en dicha ubicación.

La realidad es que, al no encontrarse ningún resquicio de cuerpo que trasladar, se optó

por conmemorar la figura de dicho marino con una laca conmemorativa, precisamente,

en el panteón de marinos ilustres.

Conclusiones

La vida de Antonio de Ulloa estuvo encaminada a convertirle en un oficial de la

Armada. Así, independientemente de si fue un marino de vocación o no, la realidad es

863 Bien es cierto que se trató de un proceso administrativo bastante complejo que se prologó durante unos

20 años. Expediente Antonio de Ulloa. AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 221-

305. 864 BATURONE SANTIAGO, M. E, “Apostilla al bicentenarios”, en Op. Cit. XII Jornadas de Historia marítima,

pp. 91-98.

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283

que su padre, en busca de mantener la posición social de la familia, se preocupa por darles

a sus hijos una esmerada educación con la que podrían acceder a puestos importantes

tanto en la administración como en las nuevas instituciones creadas por los Borbones. Si

bien Antonio no fue el único de los hijos que se encaminaría hacia la Armada, sí que fue

el más destacado de todos, con una carrera inusual marcada por las circunstancias.

Su elección para formar parte de la expedición geodésica supuso un cambio

radical en su carrera profesional. A partir de esta, el aún cadete es ascendido a teniente de

navío, saltándose cuatro grados del escalafón, algo que repercutirá en sus ascensos

posteriores. Superando así las expectativas familiares, especialmente paternas, sobre las

que se había planteado su educación y primera formación, en busca de obtener para él la

condición de oficial de la recién creada Real Armada.

Partiendo pues de esta circunstancia, recibirá además una formación

complementaria, basada en los principales saberes científicos del momento y que

marcaría su imagen pública, ya que a su regreso a España se le vería como un preeminente

científico. Así como la elección de sus destinos que se encaminaron, en la mayoría de las

ocasiones, a tareas relacionadas con los saberes científicos, y su producción bibliográfica

que, aún teniendo un cierto componente relacionado con los naval, se centró

mayoritariamente en la ciencia, el análisis y la descripción, en especial de los territorios

americanos, cumpliendo con las premisas divulgativas que primaban en aquel momento.

Los primeros destinos de Antonio de Ulloa condicionan su formación, que se

desarrolla fuera de la Academia de Guardiamarinas en dos espacios principales, América

y Europa. Así, América será el primer lugar que le instruya y condicione en este caso,

pues será en los territorios del virreinato del Perú donde comience adquirir parte de los

conocimientos científicos que le caracterizarían posteriormente. Estos además son fruto

de sus habilidades y elecciones pues, a lo largo de sus años como miembro de la

expedición fue dejando al margen los contenidos de las ciencias puras, llevándonos a

afirmar incluso que, los aspectos que desarrolló en esta etapa inicial fueron los propios

de un naturalista y humanista. Centrándose más en el entorno que le rodeaba que en los

cálculos y las mediciones astronómicas, materias en las que se destacó su compañero

Jorge Juan. Por otra parte, y a colación de esa primera formación que aún recibiéndose

en los territorios americanos vino, en buena parte, de la mano de los miembros de la

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284

Academia de ciencias de París. Igualmente, el otro escenario de su formación sería

Europa y, especialmente, el territorio francés a donde fue enviado para obtener

información técnica acerca de las mejoras en las industria naval que, tanto en aquel reino

como en otros tantos a lo largo del continente, se estaban aplicando. Así, no solo se

instruiría en cuanto a la ubicación y construcción de arsenales y puertos, así como en otras

técnicas inherentes a las mejoras navales y náuticas, sino que se le capacitaría para la

contratación de personal especializado que implantara dichas medidas en España.

Su servicio como oficial de la Armada se centró fundamentalmente en el terreno

de la técnica, amparado por dicha formación y por las capacidades adquiridas y

demostradas. Es decir, los destinos a los que fue accediendo, estuvieron más integrados

en el sistema reformista de la administración española de la época, que buscaba situar a

España como primera potencia naval. De esta manera, su cometido sería aplicar dichos

conocimientos, supervisando diferentes proyectos que mejorasen la calidad y el

rendimiento español desde el punto de vista naval. Supervisó directamente, los planes de

mejora y construcción de arsenales, proyectos relacionados con la hidrografía y el

aprovechamiento y corrección de los sistemas fluviales, y de reconocimiento de las zonas

costeras para obtener así un mejor rendimiento de las mismas.

A tenor de esta política, su nombramiento como gobernador en los territorios

españoles en América, ratificó su papel dentro de dicho entramado administrativo, al

participar en el proceso de mejora de la administración colonial. Bajo estas premisas, se

le destina a Huancavelica, con el fin de que, aplicando los conocimientos en minería que

había adquirido en la geodésica, implantase una serie de mejoras, técnicas y productivas,

en una mina que se presentaba ruinosa y que era fundamental para la extracción de la tan

codiciada plata de las Indias. Así mismo, se le insta a gobernar el recién adquirido

territorio de Luisiana, pues dada su condición de marino, contaba con una asegurada

vocación de servicio y fidelidad al Estado que serían extremadamente útiles para integrar

el nuevo territorio en el sistema colonial español.

Antonio de Ulloa, se va a insertar de lleno en el proceso de militarización del

funcionariado. En el marco del proceso de mejoras administrativas en el que el Estado

hace uso de la formación, en este caso, de los oficiales de la armada, empleándolos en

tres labores fundamentales; la supervisión técnica, con la creación de arsenales, la

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285

formación de marinos profesionales y la organización del cuerpo de marinería. Desde este

punto de vista, se da el caso de que Ulloa tomó parte en todas ellas, pues unido a las

labores técnicas anteriormente expuestas, también formó parte del plantel de profesores

de la academia de guardiamarinas. Además de aplicar sus conocimientos y supervisión

en Nueva España, donde no solo dirigiría los trabajos previos a la construcción de un

arsenal en Veracruz sino que, gracias a sus consejos y apoyo, el virrey de Nueva España

implantaría la matricula de mar en el territorio virreinal.

Por el hecho de insertarse plenamente en el proceso de militarización del

funcionariado, podemos llegar a afirmar que Antonio de Ulloa fue más funcionario que

marino. Lo que no le hizo cejar en su empeño de aplicarse en aquello para lo que se había

encaminado su vida, desde su infancia, ser oficial de la Armada. En relación con esto

llega a solicitar, en sus últimos años como gobernador en América, volver a España y

ofrecer sus servicios al Rey, esta vez, como marino. Algo que consiguió pero que no le

deparó muchos éxitos pues, aunque como comandante de la última flota de la de nueva

España tuvo un muy buen desempeño, el hecho de haber querido beneficiar a su cuñado,

un oficial de escasa experiencia naval, con el puesto de oficial mayor, fue motivo de

críticas hacia su persona. Y unido a esto, su escasa experiencia naval, generó que, en su

último destino como oficial de la Armada, fuese sometido a un consejo de guerra a tenor

de los malos manejos que había tenido durante la campaña de corso en la costa de las

Azores. Viéndose quebrantados su honor y su imagen siendo esta probablemente la razón

de que no haya sido reconocido como uno de los grandes oficiales de la armada española

de su tiempo.

Al hilo de este mal desempeño, debemos descartar la idea tan extendida de que,

su problema en este aspecto era que se trataba de un marino teórico, pues esta afirmación

es totalmente incierta. Es posible que se trate de una cuestión semántica, que haga

referencia a que se trataba de un hombre muy formado, pero con escasa experiencia naval.

Pero la realidad es que, si atendemos a su formación puramente como marino, esta fue

fruto de la aplicación práctica. Ya que ingresó en la Academia de Guardiamarinas después

de haber sido aventurero y, debido a su participación en la expedición geodésica, no llegó

a pisar un aula de dicha academia. En este sentido, a pesar del hecho de haberse formado

a bordo de una nave y haber participado en campañas navales que se limitaron a la defensa

de las costas del virreinato peruano durante la Guerra del Asiento, Ulloa no tenía ningún

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286

tipo de experiencia como comandante, jamás había dirigido una flota y tampoco había

participado en una campaña naval, no sabía lo que era la guerra abierta en el mar. En

suma, en el momento en el que se establece su comandancia, la situación dentro de la

Armada española había cambiado, nada quedaba de aquellos tiempos en el que Ulloa

tomaría su formación, en el que lo primordial era la defensa de las naves. Así, durante el

reinado de Carlos III, se pasa al ataque como estrategia, algo que mermaba mucho más

las capacidades de Ulloa pues, si ya no contaba con la experiencia suficiente, menos la

tenía en tácticas en las que, ni por asomo, había sido instruido. De esta forma Ulloa no es

un marino teórico, es un marino sin experiencia y de la vieja escuela, con lo que no

encajaba en la estructura de la Armada de Carlos III que tenía en la ofensiva su estrategia

principal.

Lo que sí es cierto es que Ulloa era un marino con una enorme vocación de

servicio, a la que se unía su gran inteligencia social. De esta manera, nunca puso

objeciones a los destinos y misiones que le fueron dados y puso su mayor empeño en

desarrollarlos de la manera más óptima posible. Lo que le generó grandes problemas, en

algunos de ellos, especialmente en Huancavelica y Luisiana. En el primer caso, tuvo que

hacer frente a población criolla dirigente que se negaba a adscribirse plenamente en la

administración española, pues verían mermados sus caudales. Unido a una población

indígena trabajadora, que vivía a merced de dichos dirigentes y que se negaba a integrarse

en el sistema colonial, al suponer esto una pérdida mayor de su identidad. En el caso de

Luisiana, se encontró con una colonia nueva, que se negaba a aceptar su salida del

gobierno francés y su pleno ingreso en el sistema español. Rechazando cualquier medida

implantada por un nuevo gobernador que no veía la laxitud como una opción. Quizás esta

fuera su mayor actitud como marino, su lealtad hacia el organismo superior y su tesón en

hacer aplicar las normas, es decir, su enorme sentido del deber. En relación con esta

vocación de servicio, observamos como Ulloa, amparado por la gran inteligencia social

que mencionamos, sirvió con lealtad de todos sus monarcas y a todos las cabezas de su

gobierno sin importar los cambios que se produjesen en los mismos. De esta manera,

consiguió hacerse de una importante red de relaciones que, de alguna manera, favorecería

sus ascensos y destinos. Y que, al irse disipando a lo largo del tiempo, le dejó también

indefenso y a merced de aquellos que ya no le consideraban apto para emprender ciertas

tareas.

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287

A pesar de su peculiar trayectoria, podemos afirmar que Antonio de Ulloa sigue

el estilo de vida propio de un oficial de la Armada en todos los sentidos. Así participa del

nepotismo propio de la administración de su siglo, que se hace aún más patente dentro de

la institución a la que pertenecía. Intentando colocar a miembros de su familia política,

como es el caso de su cuñado en la flota de Nueva España, en puestos preeminentes, no

solo para beneficiarse personalmente, teniendo a uno de los capitanes a su lado, sino para

beneficiar a la familia de su esposa y consolidar su posición dentro de la sociedad de los

españoles a la que él le había dado acceso.

Antonio de Ulloa conformará y se valdrá de su red de relaciones en beneficio propio o de

los suyos. Potenciando en este caso, una de las mayores características que tendrá la

Armada tanto en el siglo XVIII como, en el XIX, donde el nepotismo y la endogamia son

las principales líneas definitorias. Una muestra más de su enorme inteligencia social y de

su capacidad para planear estrategias que favoreciesen tanto a él como a su familia.

Se trató también de un hombre con una gran curiosidad intelectual, que participa

del deseo de la administración borbónica de divulgar el conocimiento desde todos los

puntos de vista. Así, en relación con sus etapas americanas y el desarrollo científico

español, cumple con la premisa de elaborar trabajos de descripción de los territorios

americanos en los que se asentó. De esta manera, no solo le ofrecía al grueso de la

población la imagen de un territorio que desconocían, a pesar de tres siglos de dominación

española, sino también facilitaba a los gobiernos el conocimiento de los mismos, para a

través del mismo, ejercer un mayor dominio sobre ellos. Así, ratifica la idea de que, en el

siglo XVIII, América se presenta como objeto de interés científico, económico y, sobre

todo político. Por otra parte, esta tendencia divulgativa la manifiesta también en el terreno

de la Armada, con obras en las que pretendía instruir a los jóvenes sobre sus usos y

normas. Pero, desgraciadamente para él y debido probablemente a ese hándicap que

hemos desarrollado en el que Ulloa se trataba de un marino de la vieja escuela. Todos los

apoyos que recibió desde el punto de vista científico, fueron prácticamente nulos en todo

lo que tuvo que ver con lo naval. Considerándose sus postulados inconvenientes, hasta

tal punto, que algunas de ellas no llegaron a publicarse.

Entendemos que la imagen que proyecta en sus descripciones sobre la población

de los territorios americanos, se ve claramente condicionada por las circunstancias. Así,

Page 292: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

288

en el caso de la derivada de la expedición geodésica se centra bastante más en la población

criolla, aquella con la que tuvo una mayor relación, debido a que los trabajos geodésicos

no le permitieron establecer una convivencia real con todos los pobladores americanos.

Limitándose a describir de los estamentos más bajos de dicha sociedad, aquellos que

observaba u oía, sin establecer a penas contacto con ellos. Bien es cierto que, en su

período como gobernador proyecta una nueva imagen, esta vez, bastante más centrada en

la población indígena, siendo incluso la primera vez que aporta datos sobre la fisonomía

se aquellos vecinos. Siendo en este monumento donde se produce un cambio drástico

presentándose una imagen tremendamente negativa, siendo, precisamente en este punto

donde observamos la influencia de las circunstancias. Esto se debe a que su experiencia

en los dos puntos que tuvo que gobernar fue absolutamente nefasta, enfrentándose

constantemente a la resistencia de autoridades y población autóctona. Quienes le

rechazaron como dirigente y como persona, hasta tal punto de que esta situación de

hostilidad se extendió a su familia, al no aceptar el comportamiento de su esposa. Y que

terminó con una salida precipitada de Luisiana, una huida, provocada por un

levantamiento en armas. De esta manera, es totalmente imposible que Antonio de Ulloa

pudiese proyectar una imagen del indígena americano que no fuese negativa, dado que

no conoció ninguna parte buena de esta parte de la sociedad. Bien es cierto que, en su

período en Nueva España, esta cuestión se torna algo más positiva, pero su estancia fue

tan breve y su convivencia tan escasa, que no consigue aportar mucho más a la visión que

ya tenía y que describe en sus obras, llegando a parecerse bastante a la imagen inicial.

Sus diferentes etapas americanas condicionarán su vida, a tenor de una serie de

cambios que serán fundamentales para su desarrollo personal y profesional. Teniendo en

cuenta que, en un primer momento, llegó a aquellos territorios siendo un joven y partió

como un hombre formado. En primer lugar, y fruto también de su red de relaciones, se

desposa con una joven de la alta sociedad criolla. Una unión beneficiosa para ambos ya

que, aumenta el estatus social de la familia de la joven y garantiza el suyo, a la vez que

aumenta su posición económica. Por tora parte, sus largos períodos en América,

provocaron que una carrera que empezó marcada por meteóricos ascensos, se estabilizase

completamente. Esto se dio hasta tal punto que, a partir de su nombramiento como jefe

de escuadra se encontrará en el mismo nivel de ascensos que sus compañeros de

promoción. E incluso, en los tiempos posteriores, verá como oficiales de menor

Page 293: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

289

antigüedad que él el superan en grado, cargos y empleos, algo que, unido al proceso de la

campaña de las Terceras, toma como un insulto hacia su persona.

A pesar de las afirmaciones de ciertos autores que lo presentan como un hombre

apocado, la realidad es que Antonio de Ulloa se destacó por poseer un fuerte carácter. De

hecho, las demostraciones que hizo del mismo le generaron enemistades y conflictos de

los que pudo salir bien librado solo gracias a su sistema de relaciones. Dicho carácter

estaba muy unido a su enorme sentido de la defensa del honor, algo lógico teniendo en

cuenta que se trataba de un oficial de la Armada, que tiene el honor y el deber como

premisas principales. Así, por ejemplo, no aceptaría de buen grado, ser sometido y

humillado por las autoridades americanas quienes consideraban que podían tratarle como

a uno de sus siervos sin tener en cuenta que un marino solo debía acatar la autoridad de

sus superiores. Pero aún peor admitiría ser tomado como inferior por unos sabios

franceses que quebrantarían su prestigio y el de Jorge Juan reduciéndolos a meros

figurantes en la geodésica. Unido por supuesto, al rechazo del nombramiento de su

cuñado como oficial mayor de la flota de Nueva España. Esta demostración de carácter

en defensa de su honor, tendría su mayor expresión en el proceso en su contra por los

hechos de la campaña de las Azores. Donde dada su escasez de apoyos pensaría que todo

había sido fruto de una conjura en su contra unido, además, al hecho de que sería juzgado

por oficiales que habían incurrido en errores similares a los suyos y que habían sido

ascendidos en lugar de juzgados. Y por supuesto, al pretender asumir su propia defensa

en el consejo de guerra derivado de dicho proceso y, al no poder hacerlo, dejar constancia

de todas las penalidades que había tenido que sufrir y que habían quebrantado su imagen

y su honor.

A pesar de todo esto, Antonio de Ulloa se va a manifestar como un padre abnegado

y preocupado por el futuro de sus hijos. Su edad avanzada y las circunstancias por las que

tuvo que pasar, generadas por las malas gestiones económicas de su padre, lo

condicionaron de tal manera que sus hijos no se viesen privados de aquello a lo que tenían

acceso por derecho y que él, en su caso, no pudo obtener. Se preocupó, tal y como haría

su padre, de que sus hijos recibiesen la mejor educación. Pero, siguiendo también dicho

ejemplo, aunque en sentido contrario, se preocuparía en asegurarles el futuro

administrando no solo sus caudales sino estableciendo todo el camino que deberían seguir

a lo largo de sus vidas. Algo que hará hasta el punto no solo de dejar por escrito a que

Page 294: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

290

deberían dedicarse sus hijos o en qué términos deberían contraer matrimonio sus hijas,

sino valiéndose de su posición para colocarlos, junto con sus esposa, en importantes

puestos en la corte real. Observamos así a un hombre con carácter personal pero no

militar, algo que no estaba reñido con su condición de padre y con el hecho de querer

proporcionarle el mejor futuro a su familia.

Antonio de Ulloa fue un hombre de su tiempo, entendido dicho tiempo como todo

el siglo XVIII. Aún así, se presentan ciertos matices, en función de las diferentes facetas

que lo caracterizaron y desarrolló a lo largo de su vida. Como oficial de la Armada, se

puede encuadrar, sin lugar a dudas en la primera mitad del siglo XVIII. Pues fue un

marino-científico que cumplía con todos los requisitos para formar parte de los altos

cargos de la Armada, pero que, pasado dicho momento, no contaba con las aptitudes para

ser el marino de guerra que se consideraba como ideal. Su formación e inquietudes

intelectuales, permiten calificarlo como un hombre ilustrado ya que su curiosidad abarca

desde la botánica, a la minería, pasando por la humanística e incluso la farmacología y la

medicina. Su condición de hidalgo, lo hacen beneficiario de todas las prebendas

inherentes a un miembro de la baja nobleza sevillana, hecho fundamental que le permitirá

en 1733, acceder a la Academia de Guardiamarinas.

Anexo

Page 295: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

291

Martín Ulloa Cabrera María Sosa Zárate

Bernardo de Ulloa Josefa de la Torre Guiral

Martín Antonio Pascual Zenón Fernando Margarita Luisa Mª de la O Josefa Vicente

Francisca Remírez de Laredo

Josefa Mª Mª del Carmen Concepción Bernard

o

Buenaventura Mercedes Antonio Francisco.

Javier Martín José José María

Árbol genealógico de Antonio de Ulloa. Producción propia.

Page 296: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

292

Litografía retrato Antonio de

Ulloa. AMN, imágenes 1-037

Figura 1.

Litografía Antonio de Ulloa.

AMN, imágenes 2-090

Figura 2.

Litografía Antonio de Ulloa. Museo

Nacional de Ciencias Naturales.

ACN 0100A/004/00452

Figura 3.

Page 297: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

293

Detalle del sistema de triángulos para los cálculos de los trabajos geodésicos. Inserto en una carta

esférica d 1791. AMN, 1016o-003

Figura 4.

Grabado de la fragata Lyz acompañada de pardelas enfrentándose al temporal que la hizo recalar en

Valparaíso por una vía de agua. Relación Histórica

Figura 5.

Page 298: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

294

Plano Ciudad de los Reyes, Lima. Relación Histórica

Figura 6.

Balsa indígena de Guayaquil. Relación Histórica

Figura 7.

Page 299: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

295

Grabado cronología de los reyes Incas Relación Histórica

Figura 6.

Alegoría de las cuatro ciencias. Relación Histórica

Figura 7.

Page 300: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

296

Plano Cipriano Austran. AGS, MPD, 04, 078.

Figura 10.

Plano Mina de Huancavelica parte I. Biblioteca Digital Hispánica

Figura 11

Page 301: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

297

Plano Mina de Huancavelica parte II. Biblioteca Digital Hispánica

Figura 12

Objetos de culturas incaicas extraídos de las guacas , Relación Histórica,

Figura 13.

Page 302: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

298

Restos palacios reinos Incas. , Relación Histórica,

Figura 14.

Proyecto monumento funerario de Antonio de Ulloa y Jorge Juan para el Panteón de Marinos Ilustres

AGMAB, Cuerpo General, Asuntos Personales, Leg. 620, ff. 180-195.

Figura 15.

Page 303: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

299

Fuentes Archivísticas

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Cuerpo General, Asuntos Personales, Legajo. 620, expedientes: 1125; 26; 522; 72; 605;

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Oficiales, Asuntos Particulares, Legajo 535, años: 1756; 1766; 1772; 1779; 1784

Indiferente General, Legajo: 4616

Generalidad. Legajo: 720/L.

Escuadras. Legajo 473, expedientes: 123 1º; 123 2º; 127

Archivo Histórico provincial de Cádiz

Protocolos Notariales de San Fernando: legajo 120, folios 92-184; legajo 105, folios 41-

48.

Protocolos Notariales de Cádiz: legajo 2618, folios 341r-346r.

Archivo Histórico Nacional

Ordenes Militares. Legajo 687, Orden de Santiago, expedientes: 8280; legajo 624,

expediente 148; legajo 687, exp. 8279; expedientillos, nº 7745; legajo 562, exp. 6903.

Archivo General de Palacio

Personal: D. Bernardo de Ulloa. Gentilhombre de la Boca. Caja 1049, expediente 57. Dª.

María Francisca Ramírez de Laredo. Señora de Honor. Caja 864, expediente 27.

Page 304: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

300

Archivo General de Simancas

Secretaría de Marina. Legajo 26. Legajo 417, documentos: 055- 0136; 1030-1048. Legajo

418, documentos: 0389-0611. Legajo 419, documentos: 1327-1348. Legajo 428,

documentos: 0120-0602. Legajo 401, documentos: 545-614. Legajo 409, documentos:

788-1119.

Marina. Legajos: 720; 316; 712; 377

Dirección General del Tesoro. Inventario 2: legajo 49, documento 75; legajo 30,

documento, 75. Inventario 24: legajo 183, documentos, 47-48.

Archivo del Museo Naval

0201, ms. 344, documento 3; 0972, expediente 1820; 0130, ms. 149, documento 11; 1403,

ms. 63, nº 90; ms. 850; 440, ms. 1181; ms. 2141, documento 15; 0886, expediente 0164;

0885, expediente 100; ms. 2971; 0510, ms. 1476/000; ms. 2167; ms.812; 0079, ms. 0075

bis, documento 52; 0050, ms. 0052, documento, 195; 0072, ms. 0070, documentos 431,

439, 422; 0073, ms. 0080, documento 041; 0113, ms. 0210, documento 009; 0125, ms.

0141, documento 013; 0182, ms. 0292, documento 009; 0727, ms. 2363, documentos 001,

003, 109, 252, 051-059.

Archivo parroquial de la Iglesia de San Vicente de Sevilla

Libro de Actas de Bautismo, año 1701-1716, f. 351.

Archivo Municipal de Sevilla

Escribanía de Cabildo: tomo 308, secc. V, nº 57

Libro de Actas Capitulares: H-17

Papeles importantes, sección 13, libro capitular de 1705, tomo 21, ff. 320-326.

Page 305: ANTONIO DE ULLOA UN MARINO CIENTÍFICO ENTRE ESPAÑA Y …

301

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Indiferente General. Legajos: 333, 1549, 1656, 1632B

Lima. Legajos: 590, libro I; 775; 651, documentos 5-6.

Consulados. Libros: 384, 441.

Santo Domingo. Legajos: 2542, 2542A, 2543, 2585, 2586, 2595.

Cuba. Legajos: 109, 82I, 82II, 2357, 149A, 1055, 1054, 70A, 187A, 2357, 101, 187B,

70B, 174A, 174B, 124.

Contratación. Legajos: 1438, 1443, 1450, 1446, 1437, 1449, 1448, 1447, 1440, 1444,

1441, 1445, 1439.

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