antología fe
DESCRIPTION
Antología de lecturas para la asignatura de Filosofía de la EducaciónTRANSCRIPT
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
1
Presentación
La presente antología tiene como objetivo apoyar el plan de estudio de la asignatura Filosofía de la
Educación, a través de la recopilación de materiales teóricos que apoyen la comprensión de los temas
abordados.
Cada una de las obras compiladas posee información de los diferentes temas de la asignatura, por lo que la
revisión de los apartados correspondientes a los temas del programa se indicará en las instrucciones de las
actividades.
Contenido
Importancia de la filosofía de la educación ........................................................................................ 2
Reflexiones sobre la filosofía de la educación .................................................................................... 7
El docente y su filosofía de la educación .......................................................................................... 11
Reflexiones acerca de una filosofía de la educacion ......................................................................... 18
La Educación Posrevolucionaria: Cimientos Del Nacionalismo Moderno ......................................... 25
Otras lecturas .................................................................................................................................... 35
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
2
Importancia de la filosofía de la educacióni
Rosa María Cervantes Alducin
Con el vertiginoso desarrollo de la ciencia y la tecnología, muchos se
desesperan por la sobrevivencia de la arcaica filosofía; todos hemos escuchado
comentarios tales como “la filosofía no sirve para nada”, y “tienes que estar bien
dopado para sentarte a leer a Kant, Descartes, Platón, Aristóteles o quien fuese”,
“la filosofía es puro cuento”. La mayoría de estos comentarios ni siquiera ofrecen
argumentos de por qué la filosofía no sirve en su opinión, y es que en su mayoría
provienen de personas que nunca estudiaron filosofía, o algún mal maestro de
filosofía los vacunó contra ella, probablemente al no comprender de qué trata la
materia (porque al principio es necesario que te expliquen buenos filósofos
docentes), optaron por alucinarla, incluso producir ataques feroces contra ella,
hasta pensar en desaparecerla; sí, desaparecerla, a la pobre e incomprendida
filosofía.
Y por si fuera poco para la filosofía tener en contra a todos los alumnos que
no la entienden, a los que siempre han sospechado que es algo inútil, a los que la
alucinaron por ser aburrida y a los profesionales que terminaron sus estudios
superiores sin comprenderla, debemos sumar el hecho de que fue el Gobierno
quien planeó su supresión en la enseñanza preparatoria. Prescindir de la filosofía
es cosa buena, pensarán algunos de nuestros dirigentes, al fin y al cabo todos
sabemos que la filosofía no sirve para nada y siguiendo esta idea, ¿por qué no
acabar con todo lo que es impráctico e inútil? Por ejemplo el arte, la literatura, y
otras disciplinas que tampoco tienen una utilidad práctica y por ello habría que
suprimir las todas. Afortunadamente este sólo es un ejemplo de razonamiento que
pretende, llevándolo al extremo, evidenciar el equívoco común de pensar que ser
útil necesariamente implica servir para resolver asuntos concretos, olvidando que
lo importante no necesariamente tiene que ser útil o por lo menos no en este
sentido de la expresión.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
3
En nuestro mundo globalizado todo conocimiento tiene que servir para algo
práctico, tiene que dar beneficios reales, pero, ¿cómo decir que la filosofía no sirve
para algo práctico? cuando ella la que conduce hacia un determinado modo de
vida, porque eso origina la filosofía una forma de vida. Claro que sirve, pues es la
que orienta todas las prácticas de la vida en sociedad, es el hilo conductor que
permite pensar teóricamente (intelectualmente).
Aquellos que gustan de decir que la filosofía no tiene un fin práctico, no se
dan cuenta que en realidad el filosofar lo mueve todo.
La filosofía es el arte de preguntar, de cuestionarse de manera
fundamental, de realizar las preguntas correctamente e intentar responderlas
mediante razonamientos lógicamente estructurados. Por ello, la filosofía no
caduca, porque mantiene viva la inquietud del ser humano por lo que no se sabe.
Filosofar es necesario para construir un pensamiento propio, para innovar,
crear y desarrollar proyectos en todas las áreas. Esta disciplina trabaja los
conceptos; no se puede elaborar correctamente un concepto sin pensarlo
adecuadamente, para concebir conceptos hay que saber pensar, y sólo la filosofía
sabe enseñarlo.
Es muy claro cuál es su valor y utilidad, ahora preguntémonos sobre la
importancia de la filosofía en la educación y su utilidad, el conocimiento y la
educación pueden ser más poderosos que las armas y más revolucionarios que
las guerrillas. Primero se gestan las filosofías y luego las revoluciones. Lo anterior
se ilustra cuando Palacios (1995; citado por Romano, 2004: 33) nos dice “Cuando
en una sociedad determinada persisten aún restos de una educación concebida
para un tipo de sociedad diferente, el conflicto es inevitable”.
La Filosofía de la Educación (FE) tiene pues un puesto importante en la
sociedad, existe porque sirve para ella misma, para sus propios fines, rompe
esquemas y forma personas libres de los prejuicios de suposiciones falsas, incluso
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
4
de supuestos científicos cuestionables, auxilia en la reflexión sobre la vida
personal y profesional y su sentido último.
La educación siempre ha sido un tema capital, tanto para los individuos
como para los estados, y con ella, la filosofía de la educación, se ha encargado de
aportarle luz para visualizar sus fines últimos, sus senderos prácticos y sus
posibilidades de investigación, en este sentido puede decirse en verdad que los
filósofos de todas las épocas, como también los educadores, han intentado el
análisis y la crítica de las ideas educativas de sus respectivas épocas. Muchos de
ellos no se han limitado a la mera crítica y han propuesto soluciones acerca de lo
que a su juicio debe ser la educación. Por ejemplo, varios diálogos platónicos
como el Menón, preocupado entre otros por el tema de la enseñanza de la virtud,
pueden visualizarse como análisis entorno a problemas de la educación, de cómo
debe impartirse y a quiénes.
La FE se sitúa como una rama importante de la filosofía, por ello es
necesario considerarla como una disciplina cuya tarea es el cuestionamiento
acerca de los fundamentos de la educación misma, por ello es una disciplina que
comienza a integrarse en las currículas de los Colegios de Pedagogía (Hierro,
2008).
Otra tarea de la FE es el análisis del lenguaje educativo, siguiendo así la
característica peculiar de la tarea filosófica: elucidar el significado de los términos
usados para intentar responder correctamente a las cuestiones que se plantean.
Pienso que en la medida en que las personas preocupadas por la
educación propicien el cultivo de la filosofía, apuntalarán los esfuerzos para lograr
un mejor desarrollo humano, pues con la reflexión filosófica se adquiere una
dimensión más racional y, por tanto, más humana de la realidad y de nuestro
compromiso con ella y con los demás. De hecho, esta vinculación entre educación
y filosofía ya la mencionaba Aristóteles (1969; cit., Romano,2004: 52) “…es
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
5
preciso que el hombre, para que sea un día virtuoso haya sido al principio bien
educado…”.
En este sentido se deben optimizar los planteamientos históricos y,
fundándose tanto en lo histórico, como en el ideal ético, determinar el qué y cómo
se debe enseñar, el cómo hacerlo, para qué hacerlo y el por qué hacerlo, que
constituyen las cuestiones básicas de una FE encaminada hacia el para qué más
fundamental del proceso de humanización posibilitado por la educación
escolarizada.
Determinar el carácter y el perfil deseable que debe adquirir un alumno y el
que debe ser transmitido por un docente, es difícil, pues existe la necesidad de
determinar cuáles son los métodos y técnicas más apropiados de acuerdo al
ciudadano o profesional que se quiera formar. Para esto es imprescindible el
conocer y dominar los métodos y técnicas; no evaluar éstas únicamente en cuanto
a su eficacia para lograr la transmisión y la adquisición de los conocimientos,
habilidades y actitudes; sino establecer en qué medida respetan a los seres
humanos cuya formación se desea apuntalar. Como bien lo menciona Platón (cit.,
Romano, 2004: 42) “… [para] conducir recta y convenientemente los
asuntos…[primero habrás] de conseguir ser virtuoso…”.
Por ello, es imprescindible que quienes nos dedicamos al ámbito educativo
nos preguntemos por qué implementar tal o cuál método pedagógico y no otro, o
tal y cuál estrategia de acreditación, etc., ya que esta reflexión planteada en sus
justos términos, nos puede direccionar hacia las cuestiones valorativas últimas,
que a nuestro juicio, es donde la filosofía de la educación puede ayudar más a la
tarea educativa en general.
En la actualidad –igual que en tiempos remotos– no todos están conformes
acerca de los objetivos y formas que debe perseguir la educación; pero la mayoría
converge en el hecho de que debe constituir personas, libres, críticas,
responsables y útiles para la sociedad. Por lo que la educación suele dirigirse más
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
6
al aspecto productivo laboralmente hablando, aunque afortunadamente siempre
reaparecen esos otros aspectos deseables de cualquier proceso educativo.
Los modos de vida y las condiciones sociales están viviendo profundos
cambios. La industria, el campo, la salud pública, el ajuste social y,
definitivamente, la educación, todo se sumerge en un momento histórico
cambiante que presenta necesidades muy distintas a las de las sociedades
anteriores, por lo que es imprescindible que exista la filosofía de la educación,
ocuparnos de ella más que una obligación es un deber. Formar seres humanos –o
al menos propiciar las condiciones para ello– como docentes es una gran
responsabilidad. Es deseable que tengamos claro que nuestro trabajo no sólo es
transmitir conocimientos o capacitar mano de obra laboralmente hablando, sino
posibilitar la plena constitución de personas, de otra manera nuestro trabajo en
poco coadyuvará a construir una sociedad con mejores opciones de vida.
Tenemos que tomar conciencia de lo importante que es tener una filosofía
de la educación y como lo menciona Gutiérrez (1988; citado por Romano,2004:
81) encaminarnos a construir espacios escolares en los que “…todos, educandos
y educadores, tengamos fe en el hombre y en la posibilidad de estructuras
sociales más humanas.” Formar mejores personas tal vez sea nuestro granito de
arena, y aunque la playa requiere muchos, me conformo con aportar aunque sea
uno.
REFERENCIAS
BRUBACHER, J. S. (1965). Filosofías modernas de la educación. México: Letras. HIERRO, Graciela. (2008). Reflexiones acerca de una Filosofía de la Educación. México: UNAM (FFyL). ROMANO, Carmen (2008). Antología de Epistemología. México: BUAP (MEDS, FFyL, inédito). _____ (2004). Antología de Filosofía de la Educación. México: BUAP (MEDS, FFyL, inédito). PÉREZ, Miguel Á. (2008). Introducción a la Filosofía de la Educación. Revista Electrónica. México.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
7
Reflexiones sobre la filosofía de la educaciónii
Luis Mauro Izazaga Carrillo
La filosofía ofrece un gran valor tanto para la ciencia como para la vida
misma.
La filosofía aspira a alcanzar la verdad en una búsqueda permanente, la
verdad y el conocimiento dan unidad y sistematicidad a la ciencia, por ello, la
educación encuentra un fundamento en la filosofía; sin ésta se corre el riesgo de
caer en equívocos teóricos que repercuten en la práctica educativa. “La filosofía
como todos los demás estudios, aspira primordialmente al conocimiento.
El conocimiento que da unidad y sistema al cuerpo de las ciencias, y que
resulta del examen crítico del fundamento de nuestras convicciones, prejuicios y
creencias.” (Russell en Romano 2004: 2)
La filosofía de la educación pone el fundamento de lo humano en la
investigación, teoría y práctica educativa, es decir, desde la filosofía se
fundamenta el fin último de la educación: educar a la persona humana, pero
siempre se ha tenido un telos educativo, pues de este depende el hombre que se
forma. Estos fines últimos han variado a lo largo de la historia; por ejemplo: los
sofistas buscaban formar al hombre en cuanto al conocimiento como una
transmisión de saber enciclopédico, la retórica y el espíritu en sus diversos
campos. “El fin de la educación sofista, la formación del espíritu, encierra una
extraordinaria multiplicidad de procedimientos y métodos; hallamos en los sofistas
dos modalidades distintas de educación del espíritu; la transmisión de un saber
enciclopédico y la formación del espíritu en sus diversos campos.”(Jaeger en
Romano, 2004: 8)
Los sofistas buscaban educar al hombre para la vida pública a través de la
memorización de los cocimientos y la educación del espíritu. Entre ellos podemos
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
8
destacar a Protágoras de Abdera, Gorgias. Estos se enfrentaron en diálogo con
uno de los mayores filósofos de la humanidad, Sócrates, quien buscaba la verdad
a través del diálogo, su fin último era que cada discípulo diera a luz a la verdad por
él mismo. Se ve en Sócrates el antecedente de una de las propuestas de la
pedagogía contemporánea, me refiero al diálogo en su sentido ontológico-
existencial.
Otro ejemplo lo encontramos en la educación tradicional que se sitúa
alrededor del siglo XVII; esta educación se daba en comunidad, es decir, en
colegios internados que tenían como objetivo primordial ofrecer una vida pacífica y
metódica. La educación tradicional se opone a la llamada escuela nueva. Uno de
los principios filosóficos de la escuela tradicionales la autoridad, por ello el
diccionario la define como: “el conjunto de prácticas educativas basadas en el
principio de autoridad y que tiene por objeto hacer contraer al niño los hábitos
conforme a las exigencias del medio social” (Abric, 2003: 591-92), “La postura de
la educación llamada tradicional, en la que se hace hincapié en la enseñanza
directa y rígida predeterminada por un currículo inflexible y en la que el papel
principal lo tiene el profesor…” (Hernández, 2008: 107).
El hombre que se busca formar es una persona pasiva que se dispone a
recibir toda la sabiduría por parte del maestro, a lo que Paulo Freire le llama la
“educación bancaria” en analogía con un banco, puesto que lo que hacemos es
depositar sin dialogar, sin tomar la palabra.
Por otro lado, tenemos la escuela activa que surge como una reacción
contra la educación tradicional, pues la primera indaga en el conocimiento del
desarrollo psicológico del niño, en los nexos entre motivación y el aprendizaje, es
decir, se da un giro del magistro centrismo al alumno. La filosofía educativa de la
escuela activa busca desarrollar las potencialidades, habilidades de los alumnos,
el fin último del hombre es desarrollarlo y comprender sus etapas en el desarrollo
psico-educativo. “La educación nueva se ve llevada a enfatizar la significación,
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
9
valor y dignidad de la infancia, a centrarse en los intereses espontáneos del niño,
a potenciar su actividad, libertad y autonomía”(Palacios cit., Romano 2004: 34).
En la escuela activa se introducen métodos activos con el fin de asociar
cada vez más a los alumnos con su proceso de aprendizaje, el fin último está
centrado en el alumno, en el trabajo en equipo y ya no en el maestro.
El maestro es ahora un facilitador en el proceso educativo, es quien ayuda
a que todos participen y que cada quien se haga responsable dentro de dicho
proceso para hacer posible la participación de los demás. La clase es una unidad
que proporciona coherencia a los métodos propuestos; se da un diálogo mutuo. Al
respecto afirma Dewey:
No existe –yo pienso– en toda la filosofía de la educación progresiva
disposición más juiciosa que la importancia concebida a la participación del
alumno en la concepción de los proyectos que inspiran las actividades de la
enseñanza que le damos. (1979: 39)
Otro pedagogo que introduce la participación activa de los estudiantes es
Celestín Freinet, quien a través de trabajos experimentales permite al alumno
potencializar sus habilidades. Sin duda, estos filósofos y pedagogos han tenido
claro su propia filosofía de la educación, es decir, saben el para qué y por qué
formar personas activas.
Hasta aquí he tomado como ejemplo algunas corrientes de la educación
para argumentar que si se tiene claro objetivo o fin de la educación, se tendrá
claro el tipo de humano que se quiere educar. Si en una travesía no planeamos un
lugar determinado para la llegada, difícilmente podremos arribar.
Un investigador de la educación debe tener siempre claro cuál es el fin
último de la educación, tanto para poder plasmarlo en la teoría como en la práctica
educativa.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
10
La filosofía de la educación proporciona el fundamento teórico del hombre
que se quiere educar, sin la referencia de la filosofía de educación podemos caer
en equívocos que repercutirán en la praxis educativa. La filosofía aporta, desde la
ética, valores que se afirman en el alumno, desde la ontología la reflexión sobre el
ser y sobre la realidad, y la antropología filosófica aporta diversas perspectivas
sobre el ser humano.
La filosofía no debe ser olvidada por el investigador educativo, ella es el
fundamento de la práctica educativa.
REFERENCIAS ABRIC, Jean et al. (2003) Diccionario de ciencias de la educación. México: Gil
editores. DEWEY, J., en: Sánchez de Horcajo, J. J. (1979) La gestión participativa en la
enseñanza. Madrid: Narcea. HERNÁNDEZ Rojas, Gerardo. (2008) Paradigmas en psicología de la educación. México: Paidós.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
11
El docente y su filosofía de la educacióniii
Marcos Manuel Ramírez Flores
El conocimiento es imprescindible para una sociedad, le permite avanzar y
poder solucionar los problemas a los que se enfrenta, pero si no hay un sentido
claro o por lo menos una idea de qué se quiere hacer con él, entonces se puede
convertir en un distractor e incluso en una forma de eliminarlo que no se considere
adecuado tener. La filosofía ayuda a conocer el fin último de la educación que se
pretende enseñar y por eso es importante preguntarse: ¿qué enseñar? ¿Para qué
enseñarlo? ¿Cómo enseñarlo? Los puntos anteriores llevarán a comprender que
el centro de atención debe ser la persona o las personas que se involucran en el
proceso educativo.
La filosofía es parte fundamental en la educación y por lo tanto en el
quehacer del docente; esto hace imprescindible revisar la asociación entre filosofía
y educación.
Una vez que uno como docente en su labor académica comienza a tener
experiencia y distingue cómo los alumnos van apropiándose del conocimiento,
puede valorar cuáles saberes son más importantes o necesarios para sus
alumnos; es el momento entonces de hacer un alto y preguntarse, además de qué
enseñar, para qué, cuál es el fin de tal enseñanza.
El primer referente que se tiene son los planes de estudios que hay que
cubrir de acuerdo a la institución en la que se trabaja. Se pueden llevar acabo
cumpliendo los requerimientos establecidos, realizarlos al pie de la letra, decidir
que no sirven, pensar que los planes están correctos pero necesitan una pequeña
modificación o, por último, modificarlos a lo que consideremos más conveniente.
Cualquiera de las opciones que se tome pueden resultar equivocada si no
tomamos en cuenta por qué pensamos de esa forma. El decidir qué tipo de acción
se lleva a cabo tiene relación con nuestra forma de pensar, nuestra ideología, en
una palabra con nuestra filosofía de vida y de la educación. Nuestras acciones
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
12
como docentes están determinadas por la filosofía que se tiene de la educación y
con ello lo que enseñamos se presenta a través de nuestra forma de pensar y de
ser. Sin una clara perspectiva sobre los fines últimos de la educación, podemos
estar cometiendo el error del epígrafe con que se empezó el ensayo. Se puede
tener la idea de que hacemos lo correcto en educación cuando en realidad
estamos equivocando el rumbo.
Volviendo al inicio del ensayo decimos que, una vez que se adquiere
experiencia como docente, podemos tener una idea más clara de que, lo que se
nos presenta como conocimiento, puede ser válido. Pero quedarse en este rubro
es solamente tener la capacidad de hacer una sola parte de la educación; la otra
implica qué importancia tiene o más bien qué sentido tiene para el que recibe el
conocimiento: ¿de alguna manera puede mejorar su vida? ¿Ayuda a que lo integre
en su personalidad? Si esto no se realiza, entonces no se está cumpliendo con la
totalidad de la educación. Comparto la idea que tiene Armendáriz (2004) sobre la
educación: “la educación hade ser entendida también (aparte de ser un medio
para obtener un grado académico) como un modo de formar a una persona,
aprendiendo a vivir como individuo inteligente, sensible, creativo, libre y
consciente.” El lograr individuos plenos es la base de lo que debería ser la
educación y para realizarlo debemos tener en cuenta cómo poder integrarlo.
El conocimiento por sí solo no provoca el avance de una sociedad, sino va
acompañado por una filosofía que alimente el espíritu, pues como lo menciona
Russell (en Romano 2009) el valor de la filosofía debe hallarse exclusivamente
entre los bienes del espíritu, y sólo los que no son indiferentes a estos bienes
pueden llegar a la persuasión de que estudiar filosofía no es perder el tiempo.
Cuando se da una conexión entre el conocimiento científico y el espíritu se tiene
una visión más amplia de lo que rodea al ser humano y cómo puede darle
entendimiento a lo que sucede. El espíritu permite indagar sobre las esencias de
las cosas humanas, al hacerlo va a producir una transformación de la conciencia y
por ende una praxis responsable (Armendáriz, 2004).
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
13
Al empezar a indagar sobre lo que se menciona que es educación nos
damos cuenta que cada programa, cada proyecto, tiene implícita o explícitamente
una intención, una visión de lo que se pretende lograr; es decir, el fin último de la
educación. Al hacer una revisión de este punto encontramos que existen
organismos internacionales que platean la idea que tienen de educación. Dentro
de los principales podemos citar a la UNESCO (United Nations Educational,
Scientific, and Cultural Organization; siglas en ingles que significan: Organización
para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas) la cual en sus
funciones ha planteado estrategias a utilizar para la educación, esto con el objetivo
principal (como lo menciona en su Decenio de las Naciones Unidas con miras al
Desarrollo Sostenible (2005-2014)) de: “integrar los principios, valores y prácticas
del desarrollo sostenible en todas las facetas de la educación y el aprendizaje.” Su
fin es el de lograr que las naciones más desprotegidas y con atraso económico
puedan salir adelante a través de la educación. Dentro de las propuestas de la
UNESCO se encuentran las siguientes:
La educación es para todos, el tener la posibilidad de aprender y con ello
lograr conseguir un mejor nivel de vida. En México, desde los tiempos de Justo
Sierra, ya se planteaba la idea de que la instrucción debía ser obligatoria (Sierra,
1970).
1. La educación para todos nos concierne a todos, este punto es importante
ya que de acuerdo con esto, los docentes entramos en este punto; los planes que
se propongan deben estar encaminados en esta dirección.
2. De acuerdo al punto anterior se menciona que la educación para todos
es indispensable para el desarrollo, y con ello se suman los puntos 4 y5,
recordando que la educación es para TODOS en cualquier contexto y sin importar
la edad.
3. [En el texto citado, punto 6] La educación para todos es sinónimo de
aprendizaje integrador de calidad, los procesos de enseñanza y aprendizaje
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
14
buscan cumplir con esta meta, que el aprendizaje sea significativo para quien los
revisa y lleva a cabo.
4. [En el texto citado, punto 7] El esfuerzo que se está llevando a cabo tiene
resultados de acuerdo a la UNESCO, pero todavía faltan algunas situaciones por
mejorar, como la paridad entre hombres y mujeres en el ingreso a la educación.
Todavía faltan retos por afrontar, pero con el apoyo de todos se pueden
cumplir. Las propuestas de los organismos internacionales se propagan en el
ámbito nacional y local a través de la SEP y sus planes de estudio que vanen
concordancia con ellos. Sin duda, éste es un espacio en el que la globalizació
repercute en mayor forma en la educación y en la pluralidad en las distintas
formas de entender la educación.
Al hacer una revisión de la filosofía que tienen las instituciones, podemos
compararla con la filosofía que tenemos, y saber si coincidimos en los fines que de
la educación se tienen. La filosofía nos permite reconocer parte de nuestra
ideología, de nuestra forma de pensar, la identidad que como docentes tenemos.
La identidad se entiende “como el sentimiento subjetivo de unidad personal que
debe mucho a la presencia del otro y que se concibe como una producción psico-
social.” (Maidana, 2004). Por lo tanto es importante que cada docente conozca la
filosofía de la educación que consciente o inconscientemente ha asumido, ya que
la construcción de lo que somos como profesores se da en relación con el otro al
compartir experiencias, situaciones de aprendizaje y enseñanza. Sin conocer el
punto mencionado será muy complicado sostener un diálogo profundo que permita
un avance en la educación; no se producirá, como lo menciona Gutiérrez (1998),
una comunicación dialógica, es decir una plática con el otro y con nuestra propia
conciencia a partir del conocimiento de lo que somos y de nuestro pensamiento.
Las reformas educativas se promulgan para tener un avance en la
educación, dentro de las actuales sobresale la propuesta del llamado desarrollo de
equipo (Amaro en Ganem, 2002), el cual implica un trabajo multidisciplinario y de
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
15
integración de todos los actores en la educación, aunque la idea no es nueva y se
ha intentado poner en práctica desde hace tiempo, no es una praxis generalizada,
por ello, es necesario insistir en el tema sobre todo en el ámbito de la formación
docente si pretendemos permear hacia el trabajo cotidiano con los alumnos. En
este sentido menciona Gutiérrez (1988) que el educador se educa en la
comunicación con el educando y éste en la comunicación con el educador.
Comunicarse más y mejor es educar y educarse auténticamente. Si esto se
da entre el profesor y el alumno también pasa lo mismo con el docente y sus
compañeros; para lograr una verdadera transformación en la educación es
necesario propiciar alternativas de trabajo dialogal que redunden en un proceso de
participación y entendimiento entre los participantes y éste sedará cuando los fines
últimos que persigue cada participante sean plenamente conocidos por ellos
mismo y compartidos por quienes colaboran en su entorno. Así uno evita la
incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace como lo menciona Monsalvo
(Ganem, 2007), por ejemplo, en el ámbito del ejercicio valorativo. En el aula hay
profesores que invitan a los alumnos a vivirlos valores, a ser mejores cada día, a
que cuiden su ambiente, que respeten a los demás, etcétera; para que, finalmente,
cuando sale del salón el docente realice alguna acción que no tiene nada que ver
con todo lo que predicó a sus pupilos. Y esto se debe a que si en nuestro
quehacer como profesionales de la educación no tenemos claridad sobre la
filosofía educativa y en particular sobre los fines últimos personales, gremiales,
institucionales y sociales de la educación, es muy probable que realicemos
acciones contradictorias a nuestros discursos y enseñanzas dando a nuestros
alumnos un excelente contraejemplo de ejercicio profesional responsable,
comprometido y consecuente.
En los procesos de mejora profesional destaca la adquisición y desarrollo
de una profunda identidad personal, que evidencia una elevada coherencia entre
el pensamiento y la acción, manifestada en el conjunto de decisiones yen la
calidad de las acciones realizadas (Medina, 2001). Si se quiere desarrollarse
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
16
profesionalmente, es vital tener un sentido de coherencia con lo que somos y lo
que hacemos o decimos; para lograrlo se tiene que desarrollar y hacer consciente
el conocimiento que tenemos de nuestra persona ya que es nuestra forma de
pensar la que va a determinar las acciones a realizar como educador. Se plantea
que se deben mejorar las perspectivas profesionales del actor en la educación,
pero sin una identidad clara de lo que quiere hacer en esta actividad será
complicado cualquier cambio, por ello, primero, como lo menciona Armendáriz
(2004), el educador debe descubrir con honestidad en su interior lo que significa
su labor.
Las metas de la educación están ya formuladas y difícilmente se podrán
cambiar, pero lo que sí se puede modificar son la forma en que se darán los
procesos educativos con el conocimiento claro de qué significa educar y paraqué
se quiere realizar; entonces se logrará una verdadera transformación en la
educación y se tendrá una educación más activa y participativa, aunado a esto, el
trabajo interdisciplinario y multidisciplinario con los colegas será más enriquecedor
y con mejores resultados para la educación. Será en este momento en donde se
podrá implementar una verdadera educación con dirección hacia un fin concreto.
Los problemas que se dan en educación tienen mucho que ver con la forma
de entender qué es la educación desde su definición hasta el fin que tiene para el
ser humano; sin una postura clara por parte de cada docente es difícil orquestar
un avance colectivo en el que se privilegie el aprender para la vida, el ser mejor
persona, el comprometerse con el propio desarrollo y el de quienes nos rodean,
etcétera. Las propias instituciones tienen que revisar cuál es el rumbo de sus
políticas y filosofías educativas; tendrán que evaluar si las acciones que se
realizan en sus instituciones son coherentes con lo que pretenden y ofrecen, para
ello la filosofía de educación les fundamentará el camino para llevarlo a cabo.
Cuando se dé una acción concordante entre instituciones y docentes en la
educación en lo que es la filosofía para la educación, los fines últimos se estarán
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
17
cumpliendo y el avance se verá reflejado en el avance de los alumnos en
particular y de la sociedad en lo general.
REFERENCIAS ARMENDÁRIZ R, Rubén (2004). Educando con el corazón. México: Pax. GANEM A, Patricia (2002). Escuelas que matan. México: EDIMICH. GANEM A, Patricia (2007). Escuelas que matan 2. México: Limusa. GUTIÉRREZ, F. (1988). Educación como praxis política. México: Siglo XXI. MAIDANA, María Adelaida. (2004) “La construcción de la Identidad Profesional: Ese proceso”, en: IV Encuentro Nacional y I Latinoamericano La Universidad como
Objeto de Investigación Tucumán, Argentina. http://rapes.unsl.edu.ar/Congresos_realizados/Congresos/IV%20Encuentro%20-%20Oct-2004/eje8/031.htm.
MEDINA, Antonio. (2001) Identidad profesional de los formadores/as de personas adultas: la acción formativa base de la transformación integral de la comarca. Consultado el 10/07/09, en: http://www.crefal.edu.mx/bibliotecadigital/
CEDEAL/acervo_digital/coleccion_crefal/rieda/a1999_123/identidad.pdf ROMANO R, Carmen. (2009). Filosofía de la Educación. Antología. México: BUAP (MEDS, FFyL, inédito). SIERRA, J. (1970). “La instrucción obligatoria”. El maestro. 2ª. epoca, México: SEP. UNESCO.http://www.unesco.org/es/efa-international-coordination/the-
efamovement/10-things-to-know-about-efa/
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
18
Reflexiones acerca de una filosofía de la educacioniv
Graciela Hierro (*)
A Fernando Salmeron
(*) Profesora de tiempo completo de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, y Secretaria de la Asociación Filosófica de México.
http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res028/txt4.htm
La tarea de una Filosofía de la Educación (FE) es el
cuestionamiento acerca de los fundamentos de la educación misma. Es
ésta una disciplina nueva que comienza a integrarse en los curricula de
los colegios, tanto de Filosofía como de Pedagogía.
El análisis de estos fundamentos se centra en una investigación
teórica que permite comprender y evaluar las ideas educativas vigentes
dentro de las diversas instituciones de enseñanza.
Aunque la educación siempre ha sido un problema candente, tanto
para los individuos como para los Estados, es sólo hasta nuestros días
que la FE comienza a establecerse como una disciplina filosófica
autónoma, que se estudia con base en una problemática específica y que
posee una metodología que mejor se le adecúa.
Lo anterior resulta paradójico, ya que puede decirse en verdad que
los filósofos de todas las épocas, como también los educadores, han
intentado el análisis y la crítica de las ideas educativas de sus respectivas
épocas. Muchos de ellos no se han limitado a la mera crítica y han
propuesto soluciones acerca de lo que a su juicio debe ser la educación.
Por ejemplo, varios diálogos platónicos pueden visualizarse como análisis
en torno a problemas de la FE (el Menón con su discusión acerca de si la
virtud puede ser enseñada y la República que constituye un tratado
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
19
completo sobre la educación de los ciudadanos). Es así que Cahn dice
que cualquier trabajo acerca de una FE debe compararse, en cuanto a
nivel de excelencia, con el que realiza Platón, el primer filósofo que se
ocupa en forma sistemática de los problemas educativos.(1)
Sin embargo, las investigaciones filosóficas sobre la educación han
sido siempre enfocadas dentro de perspectivas más amplias de la filosofía
misma: desde una concepción metafísica, o a partir de una teoría del
conocimiento, o con base en un planteamiento político. En todos los
casos se presenta dentro de un ámbito que rebasa la problemática
específica de una FE, planteándose a un nivel de interés tangencial. En
esos casos queda mediatizada por la subordinación al contexto
metafísico, epistemológico o político del cual se plantee.
A juicio nuestro, la FE debe situarse como una rama más de la
Filosofía, siempre en contacto directo con los desarrollos más recientes
del investigar filosófico. Es decir, es necesario contemplarla como una
disciplina autónoma y como tal, no independiente de las demás disciplinas
filosóficas establecidas ya con pleno derecho (tales como la Etica,
Ontología, Teoría del Conocimiento, Filosofía Política, etcétera). Así no
queda subordinada a, sino enriquecida por los aspectos que le sean
relevantes para el tratamiento filosófico de los problemas educativos.
En el sentido anterior podría ofrecerse como ejemplo el trabajo que
realiza la Filosofía Política. Esta disciplina posee un campo de
investigación propio: las ideas y las instituciones políticas. También
plantea una problemática específica y emplea una metodología que le es
peculiar; sin embargo, no desdeña las aportaciones de las disciplinas
filosóficas y científicas que le resulten relevantes. Por tanto, es autónoma,
se relaciona con otras ramas de la Filosofía pero no se subordina a éstas.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
20
Aplicando este esquema a la FE y casi a manera de prolegómenos,
su primera tarea consiste en determinar el tipo de problemas a tratar
dentro del amplio marco de la educación. En segundo término, definir el
método filosófico más apropiado para abordar tal problemática.
Pensamos que es precisamente la indefinición problemática y
metodológica la que ha llevado a proponer como FE, una serie de
exposiciones sobre la educación que mezclan, indiscriminadamente, lo
histórico con consideraciones pedagógicas doctrinarias y moralizantes
que en rigor no pueden llamarse FE; y de serlo rebajan su status como
posible rama autónoma de la Filosofía, convirtiéndola simplemente en una
investigación ancillar de otra rama más amplia de la Filosofía o como un
capítulo más de la Pedagogía.
El objetivo primordial del presente análisis consiste en proponer,
necesariamente en forma esquemática, las bases de la problemática y de
la metodología que constituirían los fundamentos de una FE como una
disciplina autónoma dentro del corpus filosófico.
Para este intento utilizaremos, en líneas generales, el
planteamiento de William K. Frankena en: Three Historical Philosophies of
Education, por parecernos particularmente claro y conciso.(*)
En términos de problemática, pensamos que se trata de definir el
concepto básico de "educación". (O encontrar los "criterios" que mejor
determinen el uso del concepto, tal como plantea R. S. Peters (2).)
En este proceso interviene la función analítica del método filosófico.
Mediante esta función se establece el significado de los conceptos que se
usan en el lenguaje educativo, siendo el central: "educación"; también
determinar la lógica de los razonamientos empleados en la relación de
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
21
estos conceptos. En otras palabras, se trata del análisis del lenguaje
educativo que resulte válido para cualquier ideal de sociedad y de
individuo que se proponga. Siguiendo así la característica peculiar de la
tarea filosófica: elucidar el significado de los términos usados antes de
intentar responder a las cuestiones que se plantean. Tal como Sócrates,
inventor de este método, lo lleva a cabo en las discusiones con sus
conciudadanos.
Sin embargo, la metodología filosófica también admite una función
normativa que propone valores o finalidades que debe promover la
educación; principios que seguir, excelencias que fomentar, métodos
pedagógicos, contenidos, programas, etcétera, que adoptar.
En el sentido anterior, una vez que se ha hecho una crítica de los
diferentes ideales de sociedad y de individuo aparecidos históricamente,
se propone finalmente un modelo ideal de ambos que sea el más
deseable dentro de los históricamente viables.
Este análisis es fruto de las disciplinas filosóficas correlativas a la
FE, como son la Filosofía Moral y la Filosofía Política. Desde este ideal
puede plantearse una FE normativa.
Así lo hace Aristóteles en la Política, cuando a partir del examen de
las constituciones vigentes en ese momento histórico, propone un modelo
de sociedad y de individuo que a su juicio se apega en mayor medida a su
ideal ético. En ese sentido optimiza los planteamientos históricos y,
fundándose tanto en lo histórico posible, como en un ideal ético,
determina el qué enseñar, el cómo hacerlo y el por qué hacerlo, que
constituyen las cuestiones básicas de una FE.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
22
Sin embargo, la metodología filosófica también admite otro punto
de arranque de la función normativa de una FE: proponiendo un ideal de
sociedad y de individuo dependiente de las condiciones reales e históricas
existentes.
Este es el camino que sigue Platón dentro de su obra la República,
cuando establece en su utopía el qué, el cómo y el por qué educar a los
individuos que integran su estado ideal. En ambas proposiciones se
realiza la función normativa de la FE; sin embargo, el punto de arranque
puede variar como de hecho sucede en los ejemplos dados, y por lo
mismo, resultan dos posturas normativas dentro de una FE.
Como resulta evidente, la necesidad de una FE se basa en la
existencia del problema individual y social de cómo debemos ser
educados, a través de cuál método pedagógico y con base en qué criterio
valorativo.
En otras palabras, determinar qué "excelencias" del cuerpo, la
mente y el carácter resulta deseable adquirir y transmitir, y dado que
estas excelencias no son, ni innatas, ni se adquieren en forma
automática, existe la necesidad de determinar cuáles son los métodos
más apropiados para adquirirlas. Estos métodos no se evalúan
únicamente en cuanto a su eficacia para lograr la transmisión y la
adquisición de las excelencias (conocimientos, habilidades y actitudes) ¡
ya que es necesario determinar en qué medida se ajustan al respeto
debido a los seres humanos, en cuanto a su libertad para elegir cómo
desean ser educados. "El lavado de cerebro", la indoctrinación, pueden
considerarse como lesivos a la libertad de los educandos.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
23
Por último, determinar por qué esas excelencias y no otras, por qué
ese método pedagógico y no otro, nos centra dentro de las cuestiones
valorativas últimas, que a nuestro juicio, es donde la filosofía puede
ayudar más a la tarea educativa.
Esta es la problemática que se hace patente en la cita de
Aristóteles que transcribimos a continuación y que de ninguna manera ha
perdido vigencia:(3)
"En general, no todos están hoy conformes acerca de los objetos
que debe abrazar la educación; antes por el contrario, están muy lejos de
ponerse de acuerdo sobre lo que los jóvenes deben de aprender al
alcanzar la virtud y la vida más perfecta. Ni aun se sabe a qué debe darse
preferencia, si a la educación de la inteligencia o a la del carácter. La
práctica educativa actual contribuye a dificultar la cuestión. No se sabe ni
poco ni mucho qué principio se ha de seguir: si la educación ha de
dirigirse exclusivamente a las cosas de utilidad real, o si debe hacerse de
ella una escuela de virtud, o si ha de dirigirse sólo a la adquisición de una
gran cultura. Estos diferentes sistemas han tenido sus partidarios, y no
hay aún nada que sea generalmente aceptado sobre los medios de hacer
a la juventud virtuosa; pero siendo tan diversas las opiniones acerca de la
virtud, no debe extrañar que lo sean igualmente sobre la manera de
ponerla en práctica." (Aristóteles, Política, Libro VIII, Cap. 2.)
Para Aristóteles y sus contemporáneos resultaba muy difícil
ponerse de acuerdo sobre el género apropiado de educación. Esto por los
cambios históricos, sociales, políticos y económicos que afectan a las
instituciones educativas. En nuestra época la situación sigue siendo
análoga, aunque más conflictiva porque los cambios son más dramáticos
y radicales. Todo esto hace que la pregunta de ¿cómo educar? se vuelva
más urgente, dado el dinamismo social, y que la ayuda que puede
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
24
proporcionar una FE sea cada vez más pertinente.
Sintetizando lo anterior, podemos concluir que dada la
problemática, se pueden dar dos niveles dentro de la FE. Uno de tipo
analítico que se limita a explicitar el lenguaje educativo y que es común a
todas las FE.
El otro, el nivel normativo, va más allá del puro análisis semántico y
se arriesga a plantear proposiciones normativas, de acuerdo con un
modelo de sociedad y un ideal de individuo definido por la perspectiva
filosófica (ética o política) que se maneje. (Sea a partir de una realidad
histórica o propuesto utópicamente.)
Pensamos que en la medida en que las personas preocupadas por
la educación y que manejan la técnica filosófica, cualquiera que sea su
perspectiva ética o política, se aboquen a la creación de una Filosofía de
la Educación rigurosa, sin duda ayudarán a que esta tarea vital e
ineludible de los individuos y las sociedades, adquiera una dimensión más
racional y por tanto más humana.
CITAS BIBLIOGRAFICAS
1. CAHN, M. STEVEN. The Philosophical foundations of Education. Harper & Row, Publishers. Nueva York, 1970, p. 5.
2. PETERS, R. S. Ethics de Education. Routledge Kegan & Paul. Londres, 1970.
3. Citado por BRUBACHER, J. S. Filosofías modernas de la educación. México, Letras, 1965.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
25
La Educación Posrevolucionaria: Cimientos Del Nacionalismo Moderno v
Araujo Zaragoza Sandra Estefanía
Introducción
Una premisa que no se puede escapar al estudio del fenómeno del
nacionalismo es, que para que una nación pueda consolidarse, necesita de un
proyecto educativo común que la sustente, promueva y legitime.
El México posrevolucionario se encontraba lidiando con problemáticas
diversas, que devenían de la falta de repuestas concretas a las preguntas: ¿Qué es
México? ¿Cómo se es mexicano? ¿Qué significa ser mexicano? Y muchos otros
cuestionamientos de semejante índole.
Se presentaron varios intentos para responderlas, incluso desde épocas
prerrevolucionarias, como el positivismo Porfirista que pretendía lograr la unidad
nacional mediante la unificación de la cultura, la historia y por ende la sociedad,
para poder, de este modo, emprender un camino progresista hacia el ideal de
modernización occidental diseñado por las primeras potencias. México era
concebido como un país en vías de progreso, ser mexicano era ser un miembro
activo de una sociedad, contribuyendo al desarrollo de la misma, y procurando la
homogenización para asegurar el rápido avance de la ciencia y la tecnología1.
Durante la revolución, no se dejó del todo atrás la idea progresista del futuro
prometedor basado en la idea unilineal de civilización, pero hubo matices nuevos
dentro de la protesta de una Nación mexicana. Estas variables eran: La Reforma
Agraria y la Reforma Política, dos de las exigencias que enunciaban las distintas
facciones de lucha revolucionaria que, con sus intereses particulares, lograron
derrocar el régimen de Porfirio Díaz, dando lugar a un nuevo conflicto: la lucha
interna por el poder.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
26
Esta situación de polarización política e ideológica (principalmente)
representa, en primera instancia, un problema para la unidad de cualquier país y
más para uno que no ha tenido tiempo de reflexionar sobre su proyecto común.
A partir del régimen de Álvaro Obregón, comienza la construcción de un
Estado, que tiende a la idea moderna de Estado-Nación. Esto marca la enorme
necesidad de fijar una identidad nacional que responda a las demandas de un
Estado en crecimiento, y que sobre todas las cosas, unifique y cohesione una
diversidad nacional extraordinariamente inconveniente para el pensamiento político
de la época.
Pero ¿Cuáles eran tales requisitos del proyecto Estatal que obligaron a
emprender la labor titánica de la unificación nacional?
Estas necesidades se reducían, la mayoría de las veces, a tres premisas
básicas: la unificación poblacional, construcción de ciudadanos y la preparación de
una fuerza de trabajo que respondiera al desarrollo económico que el país
requería2, es decir, especialistas técnicos que cubrieran las demandas del
desarrollo industrial en México.
Haré esencial hincapié en la importancia que tuvieron programas educativos
posrevolucionarios de escuelas primarias como instrumentos para la transmisión de
un modelo nacionalista que revelaba proyectos políticos y económicos de elites de
distintos tipos (intelectuales, políticas, económicas entre otros), y la manera en que
el encargados del Ministerio de Educación, la Secretaria de Educación Pública y el
presidente mismo. El nacionalismo ha pretendido funcionar como factor de
cohesión social entre los individuos, superponiendo la categoría de ciudadanos a
sus respectivas identidades.
Hay que replantear esta noción nacionalista, llevándola de un aparato
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
27
ideológico lleno de paraferna l ia y d iscurs iva engañosa, que obedece
a in tereses especí f icos (cualesquiera que sean), a un instrumento para poder
alcanzar un sonoridad política que pueda ser escuchada por las autoridades
gubernamentales y por los mismos integrantes del Estado mexicano,
La presente investigación pretende crear un espacio de reflexión y crítica
respecto a los objetivos y caminos que ha llevado la educación pública en México,
vislumbrando las consecuencias que trae hacer un monopolio de la educación4
como el que se ha planteado desde finales del siglo XIX hasta la fecha. Hay que
mirar de cerca el problema que presenta la implementación de una educación
unificada, controlada por un órgano de gobierno central, y regulada por el Estado;
para que a partir de esta visión histórico-social podamos enfrentar nuestra situación
actual y poder plantear un proyecto educativo que responda a nuestros nuevos
horizontes.
México posrevolucionario: construyendo un Estado, forjando patria.
Varios representantes de la causa revolucionaria mostraron gran interés en
el problema educativo basado, en ese entonces, en un programa verdaderamente
progresista5.
De los primeros en denunciar la educación como una necesidad para el
mejoramiento creación de una escuela rural pública argumentando que haría la vida
más humana y más justa. Esta educación tenía que ser regulada por el Estado,
pues en él debía recaer la orientación de las clases marginadas. Su petición fue
cumplida y creó la escuela rural de Yucatán.
Tiempo después, Carranza convoca al Congreso Constituyente para elaborar
la Legislación Educativa, que se regía por los principios de libertad de enseñanza,
gratuidad, obligatoriedad y laicidad6 para escuelas primarias oficiales.
Al proclamarse esta legislación, no dejaron de sonar distintos desacuerdos,
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
28
tanto de la iglesia católica, como de algunos intelectuales que no podían dejar de
pensar en la naturaleza de los contenidos oficiales. Por su parte Luis Gonzaga
Monzón apelaba a una educación con un criterio rigurosamente científico, y
demandaba el establecimiento de un límite a la propuesta libertad de enseñanza. La
idea de una educación albergada en la cómoda sombra de una verdad puramente
científica fue mantenida por algunos años, y decayó por fuertes críticas, como la de
José Ma. Tracrelo, que argumentaba: la única enseñanza que puede aceptarse
como obligatoria es laica, pues aún con la educación racional (…) se estaría
imponiendo una escuela filosófica determinada.
Muchos comentarios como estos fueron abriendo una herida en los
contenidos de la educación pública que difícilmente se curaría con rapidez; aunque,
pasados algunos años, apareció un pionero de la educación pública que
reestructuró los programas educativos y dio un giro completo a la noción de
educación pública; este nuevo personaje es: José Vasconcelos.
Vasconcelos tenía influencias principalmente platónicas, y obtuvo su noción
de estética con las lecturas de Lunatcharsky (entonces Comisario De Cultura en
Rusia), introduciendo, con esto, la idea de la exaltación de las artes del espíritu,
factor primordial en los programas educativos durante su mandato como encargado
de la Secretaria de Educación.
Pero la aportación Vasconceliana va más allá de un nuevo enfoque
estructural de los programas educativos. Por primera vez enmarca y da contenido
concreto a la idea del nacionalismo, que mediante una articulación educativa dirigida
a todos los sectores de la sociedad, establecería un fin determinado: la integración
de las herencias indígenas e hispans, fundidas en un concepto que sirviese como
símbolo de identidad, la tan mencionada Raza Cósmica.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
29
Partiendo de su objetivo principal, Vasconcelos emprendió campañas de
alfabetización, para lograr en primera instancia, una uniformidad lingüística. Incluyó
en los planes de estudio la enseñanza de bailes regionales e impulso el proyecto
indigenista. Lo que se buscaba era dejar de ser indio o español11 para ser
mexicano.
Trazado este eje en la historia de la educación, y al salir Vasconcelos de la
Secretaria de Educación Pública, hay una oleada de teóricos con propuestas
educacionales que imprimieron influencia en los programas educativos. Uno de ellos
fue Rafael Ramírez quien, siguiendo un poco la línea Vasconceliana se inclina por la
producción de técnicos útiles y no profesionistas estériles, apoyando una educación
que se enfoque en la agricultura y proporcione una instrucción primordialmente
técnica, idea compartida por Morales Molina.
Seguido de estos titubeos educativos, durante el régimen de Sebastián Lerdo
de Tejada, llega una propuesta que se iba gestando desde la aparición de la laicidad
en el discurso educativo: la educación socialista. Clara respuesta a la necesidad de
integración e interiorización del los contenidos educativos por parte del pueblo,
puesto que ni el positivismo Porfirista, ni el pragmatismo Deweyriano, ni el
espiritualismo de Vaconcelos lograron integrar a una población tan dispersa por
medio de la educación.
Sus principales propuestas eran: una educación laica libre de prejuicios
religiosos, la estimulación de las tendencias comunales por encima del trabajo
individual y el desarrollo de las capacidades del individuo para contribuir a combatir
desigualdades.
La educación socialista es un parte aguas en el proyecto educativo. A partir
de 1940 el populismo y el nacionalismo cambiaron de rumbo, se pasó de un modelo
de capitalismo autónomo a un modelo de desarrollo excluyente, con perspectivas
difusas y una pretensión de neutralidad absoluta que presume de una vanidad
incomparable. A pesar de todo lo que se puede decir de la educación socialista, este
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
30
proyecto introdujo explícitamente dos criterios axiológicos que ya se habían gestado
en los discursos que le precedían: la justicia social y el desarrollo.
Alrededor de la década de los cuarenta la justicia social se presenta como la
redención espiritual y material de las masas populares, el nacionalismo y el
populismo sirvieron como herramienta para poder liberar a los pueblos del yugo del
fanatismo religioso e integrarlos a una cultura propia. En el proyecto socialista, la
educación se limita a acoger a las minorías marginadas, pero ya no en un plan de
inclusión, si no en un planteamiento de objetivos únicos, que habrán de seguir los
pobladores para poder llegar a una igualdad comunitaria, proyecto al que
perteneces o no, sin más.
En cuanto a la idea de desarrollo, se basa en un incremento económico que
“idealmente” debería acompañarse de una distribución más equitativa del ingreso,
acompañado de una posibilidad de movilidad social ascendente, lo cual refleja en
los proyectos educativos una perspectiva economicista de neutralidad y objetividad,
procurando una solidaridad nacional con el único objetivo de abolir la desigualdad
social.
Los programas técnicos son fruto de estos ideales lo cuales, no está por
demás decir, favorecen a la burguesía nacional y al capitalismo internacional, pues
proporcionan disponibilidad de recursos humanos preparados, tanto en la
capacitación para el trabajo, como la ideologización a la cual son sometidos los
estudiantes.
Este tipo de políticas desarrollistas son el resultado de querer implantar
modelos ajenos a la realidad mexicana, con ideales “compartidos” por una minoría
en el poder. Pero han aparecido muchos proyectos nacionalistas que se
fundamentan en creaciones populares, y en elementos culturales de pueblos
tradicionales, pero fallan en su intento de integración, al querer hacerlos modelo de
universalidad nacional, legitimando el poder del Estado mediante el recurso retórico
de tradiciones inventadas y elementos culturales descontextualizados y patentados
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
31
por el nacionalismo mexicano
En busca de una identidad nacional
Hay dos principales razones discursivas por las que surge el nacionalismo: 1)
como una defensa al expansionismo de las potencias extranjeras y 2) como una
reivindicación de lo propio, “lo mexicano”. Existe, entonces, un ejercicio dialéctico
que reafirma el “yo” (en términos colectivos el “nosotros”) y niega al “otro”, parecido
a lo que expresa Luis Villoro en su análisis del Estado moderno, el cual vive como
una comunidad exclusiva, que no necesita de la existencia de otras sociedades
vecinas. Estos son los primeros ladrillos del gran monumento de la
soberanía Estatal.
Cuando los encargados de la educación oficial descubren que ya no se podía
recurrir a modelos foráneos de realización nacional; lo que hicieron fue buscar en lo
cimientos del pueblo, para encontrar en “el alma de México”: un autentico modelo
que surja de la misma tierra para poder dar unidad a la nación por medio de la
identificación de elementos compartidos.
Probablemente era una buena idea, pero a lo largo del tiempo se pervirtió,
convirtiéndose simplemente en la estereotipificación de manifestaciones artísticas y
culturales pluri-nacionales en manos de las elites intelectuales y artísticas. Para
ilustrar este fenómeno, tomemos un caso que ya se había mencionado: José
Vasconcelos incluyó en el programa educativo la enseñanza del jarabe tapatío en
las escuelas primarias. Al inicio era una práctica bien recibida por los alumnos, pero
después, se volvió impersonal, pues era una simple expresión artística del discurso
oficial que narraba lo “típicamente mexicano”. Es decir, el querer implantar una
práctica cultural específica como obligatoria en todos los sectores de la población,
vuelve el aprendizaje externo, y no permite la interiorización de elementos
contextualizados.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
32
Lo mismo pasa con las tendencias muralistas, las cuales se esforzaban
drásticamente por encajar en el discurso político nacionalista. Este nacionalismo
que se había convertido en una especie de populismo-oficial presentaba un gran
problema; al respecto Renato Molina Enríquez dice:
(…) los nacionalismos de folklore presuponen una apreciación de lo
“característico” con arreglo a normas generalizadoras, extrañas y ajenas a aquellos
que se trata de apreciar (…) es la visión impersonal de todas nuestras cosas que ya
no son sentidas como parte integrante a nosotros mismos, sino juzgadas
arbitrariamente a través de valores cuya vigencia nos imponen los extraños (…)
Ahora podemos ver, con un poco más de claridad, que los proyectos
nacionalistas han fracasado en su intento de integración nacional, por una parte,
porque los modelos externos no responden a necesidades reales mexicanas, y por
otra , por el monopolio que se ejerce de las tradiciones populares, de las culturas y
por supuesto de la educación, alejándolas de su contexto e imponiéndoles
versiones oficiales.
Los programas educativos como expresión de estos fracasos, no han
logrado su cometido de unificación, por el problema que existe en la interiorización
de contenidos, y en la formación de un individuo a partir de ellos.
A mi parecer, lo que se necesita es un replanteamiento de objetivos, una
construcción de nuevos programas, y un nuevo concepto de nacionalismo. Esto
presupone un gran trabajo, pero hay que empezar reconociendo las necesidades,
para después poder hallar caminos viables para enfrentarlas.
Creando nuevos caminos
Tomando como base la propuesta de Estado Plural de Luis Villoro, me ha
sido posible bosquejar un modelo de educación que se ajuste a las necesidades de
un país tan diverso como el nuestro.
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
33
El problema número uno está en el control absoluto de la educación por el
Estado, lo cual deja fuera la autonomía de cada región para regular la educación de
sus habitantes. Esto no quiere decir que la educación se relativice y que cada quien
haga su programa de estudios con criterios completamente subjetivos y ajenos los
unos de otros. Lo que se puede hacer es buscar un justo medio en que se den los
contenidos necesarios para que los individuos puedan ejercer sus derecho como
tales, y que pueda haber un diálogo entre culturas en todo el país. Que se brinde
una educación que contribuya al mejoramiento de las condiciones de los individuos,
no del país como un ente metafísico que abarca un todo abstracto y que, a fin de
cuentas, no beneficia más que a unos pocos.
Esta educación, será impartida por miembros de las mismas comunidades,
que puedan expresar los contenidos en relación a la cultura y sociedad en la que se
encuentran, contenidos que serán estrictamente contextualizados y se hará
hincapié en que es una forma ver las cosas, jamás se pronunciaran como verdades
absolutas.
Hay una gran necesidad de una lengua nacional, pero no con fines
integradores, sino con propósitos de interacción social y política entre los
individuos, para que puedan ejercer sus derechos.
La educación pública obligatoria, fungiría como constructora de esta base de
conmensurabilidad entre los pueblos, que permita la participación de cada uno de
ellos, cediéndoles una autonomía de métodos y contenidos alternativos que
enriquezcan su cultura y que generen un reconocimiento de otras culturas y
pueblos como indispensables para el cumplimiento de nuestros planes de vida,
respetando las diferencias y mirándolas desde un punto de vista de enriquecimiento
y no de exclusión o inconveniente.
Estos modelos estarán determinados según los rubros de la
autodeterminación de los pueblos. El Estado, sería un mediador entre los distintos
contenidos educacionales que deberán garantizar la participación de los ciudadanos
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
34
y su desarrollo para el cumplimiento de sus metas y proyectos. Porque si hay algo
que reconocer es, que sólo el Estado dispone de los recursos para un esfuerzo
educacional público, que abarque una totalidad tan inmensa como lo es la población
de la Republica Mexicana, pero esto no significa que se justifique una educación
que se rija con ideas y gustos personales de ciertos individuos que están en el
poder, ya que el hombre no es un material moldeable a cualquier forma de
pensamiento u ideología.
No hay que buscar como alguna vez sugirió Samuel Ramos, enseñar al
mexicano a vivir, en primera porque la abstracción del mexicano ha sido discutida a
lo largo de los años, y es un arquetipo que está alejado de presentar una realidad
siquiera pragmáticamente funcional de México, y en segundo lugar, porque no se
trata de títeres que hay que educar para moverse según una circunstancia política y
social especifica. Por el contrario, el Estado, por medio de la educación tiene que
brindar las oportunidades para que las personas pueda vivir como agentes morales,
que puedan realizar sus planes de vida sin afectarse unos a otros, creando
ambientes propicios para el diálogo y discusión.
En nacionalismo sería entonces, el reconocimiento de la diversidad cultural y
de la diversidad nacional como una realidad, en la que hay que participar y por la
que hay que ejercer acciones de interacción para ir tras un proyecto común, que no
es más que la realización de los proyectos de vida de todos los individuos
integrados en el sistema Estatal, aunque este objetivo signifique un duro
replanteamiento e inclusive el sacrificio del término nacionalismo tal como se ha
concebido.
Bibliografía:
Ricardo Pérez Motfort, Avatares del nacionalismo cultural: cinco ensayos. México. Colección: Historias, 1ª edición Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, 2000.
Fernando Solana, Raúl Cardiel Reyes y Raúl Bolaños Martínez, Historia de la educación pública en México Editorial fondo de cultura económica 2ª Edición 2001
Filosofía de la Educación Antología de Lecturas
35
Yurén Camarena, María Teresa. La filosofía de la educación en México. Editorial Trillas, 2ª edición, 1999.
Gutiérrez Chong, Natividad. Mitos nacionalistas e identidades étnicas: los intelectuales indígenas y el Estado mexicano. México: Instituto de Investigaciones, 2001 Editorial: Conaculta-Fonca,
Villoro, Luis, Estado plural, pluralidad de culturas. Editorial. Paidos, 1ª edición, 2002. Ramos, Samuel, Veinte años de educación en México, Editorial. UNAM, 1ª edición 1941,
México D.F. Garzón Valdez, Ernesto, El problema Ético de las minorías étnicas en Olivé, León, Ética y
multiculturalismo. Pág. 31-57
Otras lecturas
Bernales A. M. y Lobosco. M. ( 2005). Filosofía, educación y sociedad global. UNESCO.
Argentina. Signo. Disponible en
http://www.unesco.org.uy/shs/fileadmin/templates/shs/archivos/filo-socglobal.pdf
Morín. E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO
[versión electrónica]. Disponible en
http://www.unmsm.edu.pe/occaa/articulos/saberes7.pdf
Pérez H. F. (2011). Filosofía, Cultura y Educación. Eikasia Revista de Filosofía, año V,
vol. 38. Disponible en http://www.revistadefilosofia.com/38-01.pdf
Villanueva, J. (2006). La Filosofía y la formación docente hacia la construcción de una
praxis educativa más consciente, crítica y participativa. Revista Educación Laurus,
vol. 12, número extraordinario, pp- 206 -235. Universidad Pedagógica Experimental
Libertador. Disponible en http://redalyc.uaemex.mx/pdf/761/76109912.pdf
i Romano, R. C y Fernández, P. J. (2011). Filosofía y Educación: perspectivas y propuestas. Importancia de la filosofía de la educación .pp47-52. México. Universidad Autónoma de Puebla. ii Romano, R. C y Fernández, P. J. (2011). Filosofía y Educación: perspectivas y propuestas. Reflexiones sobre
la filosofía de la educación .pp53-56. México. Universidad Autónoma de Puebla. iii Romano, R. C y Fernández, P. J. (2011). Filosofía y Educación: perspectivas y propuestas. El docente y su
filosofía de la educación .pp57-62. México. Universidad Autónoma de Puebla. iv Hierro, G. (s/f). Reflexiones acerca de una filosofía de la educación. [Documento electrónico]. ANUIES.
Disponible en http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res028/txt4.htm v Araujo, Z. Sandra. (s/f). La educación Posrevolucionaria: cimientos del nacionalismo moderno. [Documento
electrónico]. Universidad Nacional Autónoma de México.