ante la repúblicafama2.us.es/fde/ocr/2004/americayespana.pdf · ... y con esto no quise que ......

91
OIRÁ DESI PINAliÁ',v CORREGIR GRANDES ERRORES, Y Á. DESV3.2CER ILUSORIOS ATENTADOS. LA. SIN MAS RETÓRICA \L\ MIERICA Y ESPAÑA. CONSIDERADAS EN SUS INTERESES DE RAZA, ANTE LA REPúBLICA DE LO 08 UNIDOS DEL NORTE, NI OTRA ELOCUENCIA QUE LA EXPOSICION DE LA VERDAD, D. JOSÉ FERRER DE COUTO, CABALLERO DEL HÁBITO DE SANTIAGO, POR MERCED DE S. M. F., Y DE LA REAL Y DISTINGUIDA ÓRDEN ESPAÑOLA DE CÁRLOS III. CÁDIZ. IMPRENTA DE LA REVISTA MEDICA. 1859.

Upload: vanthien

Post on 18-Oct-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

OIRÁ DESIPINAliÁ',v CORREGIR GRANDES ERRORES,

Y Á. DESV3.2• CER ILUSORIOS ATENTADOS.

LA. SIN MAS RETÓRICA

\L\

MIERICA Y ESPAÑA.CONSIDERADAS

EN SUS INTERESES DE RAZA,

ANTE LA REPúBLICA

DE

LO 08 UNIDOS DEL NORTE,

NI OTRA ELOCUENCIA QUE LA EXPOSICION

DE LA VERDAD,

D. JOSÉ FERRER DE COUTO,

CABALLERO DEL HÁBITO DE SANTIAGO, POR MERCED DE S. M. F., Y DE LA

REAL Y DISTINGUIDA ÓRDEN ESPAÑOLA DE CÁRLOS III.

CÁDIZ.

IMPRENTA DE LA REVISTA MEDICA.

1859.

AL EXCMO. AYUNTAMIENTO

Y AL ILUSTRE COMERCIO

DE LA MUY NOBLE, MUY LEAL Y MUY HERÓICA CIUDAD

DE CADIZ,

Dedica esta obra respetuoso y agradecido

5ohé jata oe Couto.

INTRODUCCION.

De la otra banda del mar habia yo regresadoá Madrid con un encargo altamente nacional,cuando La Epoca publicó en sus columnas lospárrafos siguientes:

//Una persona residente en Nueva-York, yque, por la posicion que allí tiene, se halla perfec-tamente orientada de cuanto atañe á la políticade aqu.ellos paises y del nuestro, ha escrito encarta confidencial á un amigo suyo de Madrid,las siguientes lineas:

// La actual situacion de España, con todos susinconvenientes, me agrada. Vamos bien: vamospara wriba indudablemente. Lo que importa esque se vaya poniendo coto á esa política mezqui-na que nos ha estado devorando por tantos años.La oposicion hA perdido todo seso, y ojalá quesus esfuerzos para volver al poder salgan inútiles.Creo que su restauracion, tal como ahora estáconstituido el partido, seria una verdadera cala-midad pública. Enojo nos causan por acá todasesas miserias. Necesitamos un gran sacudimien-

VI.

to, una guerra extranjera, para aprender á ser es-pañoles sobre todo. Ahora no lo somos sino enel nombre. Pero la guerra vendrá y será proba-blemente en este pais, y nos luciremos de segu-ro; por mas que ahí, envilecidos y miserables,crean que esto es un disparate. Este suceso, queno podremos evitar á la larga ó d la- corta, ha dehacer época en nuestra historia; á no ser que, si-guiendo el sistema de recriminaciones personales,(le pandillaje, de miserias políticas, dejemos deacordarnos de lo que somos y aun de lo que pode-mos ser. La cuestion de Cuba es una cuestion ca-pital; y no cuestion de España solamente, sino detoda la América, y que puede afectar hondamen-te á Europa. Ahí se la considera bajo un punto(le vista mezquino, equivocado, fatal. En fin, eltiempo lo dirá, y este tiempo no está lejano,,

Acrecentose con ellos mi convencimiento encuanto á la manera de ver nuestras cosas de Ul-tramar; y con esto no quise que pasara desaper-cibida la magnífica ocasion que me brindaban.dichos párrafos, para hacer algo en el terreno dela publicidad, ayudando á mi principal objeto.

Valíme al efecto del mismo periódico qvie habia estimulado mi resolucion, con 'la fortuna dehallar en la buena amistad -de su director, Sr.D. Francisco de P. Madrazo, toda la condescen-dencia apetecible, aun sin contar con 'la impor-tancia de la obra.

Creo que para añadir combustibles al fuego demi entusiasmo por la honra de la pátria, escribió..algunas líneas de ambigua interpretaeion al fren-e de mi primer artículo; como si no estuviera

VIL

conforme con todas las ideas que yo emitía; porcuya razon mi trabajo se acrecentó en los ter-minos que aqui aparece.

Hícelo con el objeto de abrir muchos ojos so-ñolientos y enderezar torcidas opiniones; y puestoque del todo no lo conseguí, por el carácter tran-sitorio que tiene ordinariamente el periodismo ycuanto en él se publica, héme resuelto á reim-primirlo en esta nueva forma, como mas perse-verante, haciendo en ello un servicio á la pátriasegun mi modo de ver; mas tambien, por circuns-tancias esclusivamente personales, un verdaderosacrificio.

Tras la presente advertencia, que he llamadointroduccion, solo me falta suplicar á mis lecto-res que no tomen con negligencia este folleto ensus manos; sino que lo lean y atentamente, siem-pre que por cualquier motivo tengan derecho áinfluir en los destinos de la pátria.

,

ARTICULO I.

Exposicion de las tendencias anglo-americanas respecto á la islade Cuba y de la imposibilidad en que se hallan para satisfa-cerlas dirdetamente.—Causas positivas del mal estar de Mé-jico y peligro evidente que por ellas amagan nuestros intere-ses coloniales.—Posibilidad de una guerra entre España ylos Estados- Unidos, y necesidad de escoger el tiempo y ellugar para mejorarnos en ella.

Sr. Director de LA EPOCA.

Mi -querido amigó: En el apreciable periódico queusted dirige, número de ayer, he leido algunas líneasconcernientes á nuestros negocios de ultramar, y porellas me voy á tomar la libertad de enviarle las pre-sentes.

Dos proposiciones se contienen allí, sobre la pri-mera de las cuales nada digo. En ella está impreso elsentimiento que se apodera de todo corazon español,cuando lejos de la pátria se remonta á una altura noinfestada con las miserias de nuestros partidos.

En cuanto á la segunda, permítame usted que es-ponga algunas consideraciones, para hacerla mas com-prenáble.

Los Estados-Unidos del Norte de América deseanapoderarse de Cuba hace muchos años; y si tuvieranfuerza para ello como tienen voluntad, hace muchos

-10-arios tam bien que la isla de Cuba no sería española.¿Se dudará por ventura de la actual impotencia de losEstados-Unidos del Norte para arrebatarnos dichaisla? ¿Pues por qué no la han tornado ya, siendo ellael sueno dorado de todas sus ilusiones?... Téngaseesto en cuenta muy particularmente, y sigamos ade-lante.

Pero los Estados-Unidos de la América del Norte;viendo que la Europa ilustrada del siglo XIX tolerahoy impasible al otro lado del mar los escándalos y laspiraterías del siglo XVII, se han trazado una línea deconducta algo dilatada, es verdad, pero segura, paralograr mas ó menos pronto su deseo dominante.

El desconcierto de Méjico es obra de ellos; porqueviendo que la fuerza de sus propias armas no bastaría,ni mucho menos, para sentar la planta en Cuba, han re-suelto disolver aquella magnífica porcion del nuevocontinente y tomar asiento en Yucatan, al Sur dela isla, como lo tienen al Norte en Nueva-Orleansdentro del seno mejicano. Cuando esto sucediese, ycuando' la estension tan hácia el centro del NuevoMundo de la raza anglo-sajona fuese un permanentemotivo de alarma para todos los intereses hispano-americanos, el comercio de la isla de Cuba decreceríavisiblemente, porque el dinero es de suyo asustadizo;y entonces, para tomar los filibusteros aquella joya,no tendrian necesidad de grandes escuadras ni defuertes batallones. El apocamiento de dicha isla seriabastante para que España comenzasen mirarla dereojo y hasta la abandonase, puesto que su conserva-cion le seria excesivamente gravosa.

Voy tarnbien á decir algo sobre los vaticinios deuna próxima guerra, que contiene el párrafo á que merefiero: vaticinios que yo he hecho asimismo no hacemuchos dias en otro documento privado, y sin granesfuerzo; porque para leer claro en el porvenir lo queha de suceder í España en ultramar, no es necesario

ser profeta. Basta solo poner la vista en los aconte-cimientos pasados y presentes y ejercitar la inteligen-cia algunos instantes.

El reconocimiento de Juarez como, presidente deMéjico por los Estados-Unidos, y la activa coopera-ción de Walker y otros piratas en favor de la causade Juarez, es el preludio de una provocacion de Mé-jico y de los Estados-Unidos contra España, cuandoel verdadero gobierno actual de Méjico haya dejadode serlo. Que no se dude esto por nadie.

La guerra vendrá, si nosotros no la anticipamos,cuando todas las circunstancias en ella puedan sernosdesventajosas; es decir, cuando en Méjico no tenga-mós el apoyo moral y material que hoy hallaríamos,yendo, si fuese necesario, contra Veracruz y contraTampico solamente.

De un armamento, hoy por hoy, contra la isla deCuba, ningun temor me acosa. Los Estados-Unidosse parecen mucho á la estatua de Nabucodonosor,por mas que otra cosa digan filibusteros vergonzan-tes y espíritus asustadizos.

Los ejércitos no se pueden improvisar donde lasleyes prohiben que sea forzoso el servicio de las ar-mas; y contra un alubion de masas informes nos bas-tarían su propia irregularidad y los efectos del clima;aparte la cuestiona de alimentos, de trasportes, de arti-llería, y tantas otras circunstancias corno en la guerradeben tenerse muy en cuenta. ¡Quisiera España cornopuede, y ya veríamos dónde iban á parar todas lascombinaciones amenazadoras de los Estados-Unidosdel Norte!!!

Si la publicacion de esta carta, no se opone á laactitud política de su periódico, mucho estimaría áusted . que se sirviese insertarla su afectísimo amigoy servidor Q. B. S. M.—JosÉ FERRER DE Couro.

Madrid 15 de Junio de 1859.

ARTICULO lla

Carácter de los informes que recibe sobre las cosas de Américael gobierno de España. -- Los que son de carácter o.ficial.—Los que proceden de gente descontentadiza.—Lqs que sepiden ó se toman á los peninsulares-.—.La verdad Llegacilmente á los poderosos.—Confusion que esto produce enlos acuerdos de la autoridad.—Atribúyese á todas estas cau-sas la desconformidad de LA EPOCA con elr artículo pre-cedente.

"No esperaba yo, »al escribir aquel comunicado in-serto en LA EPOCA del 18 del actual, las palabras dela redaccion con que fué encabezado.

El profundo convencimiento de las verdades queen él se esponian, dábame la prévia confianza, de verlopasar sin correctivo. Vero es el caso que no pasó; y conesto, pana que no se suponga en mi ánimo el, delibera,do intento de sorprender la opinion y acomodarla á misideas, voy á estenderme en consideraciones bastantessobre todas las que indiqué en..l comunicado susodicho,

No es esta obra que en un solo artículo puede, ter-, minarse, y por lo tanto serán varios lo, que á ella dedi-

que. Así como así, no son de ligero estudio, ni de flcilcomprension los asuntos de ultramar, pu especial paralos que no han visitado aquellos paises; y yo, sobre ha-ber atravesado ya el Atlántico cuaktravems con lebrede mvestigacion, tengo hace diez años puesta la vista

--13--

en aquellas regiones, y nada sucede por allá, siendo depública trascendencia, en que yo no me fije con sin-guiar detenimiento.

Antes de empezar, séame lícito decir algunas pala-bras sobre el carácter de los informes que de la Améri-ca reciben los altos poderes del estado. Esto es impor-tante, como inmediatamente se verá, porque en los talesinformes estriban muchas veces los acuerdos mas tras-cendentales, los cuales suelen ser á la vez los mas erró-neos.

No es esto establecer la fatídica premisa de queel gobierno anda siempre equivocado, puesto que lo con-trario sucede, y con esto no lo adulo. Pero basta queuna vez se equivoque, si por acaso esta vez su resolu-don es grave, como suele suceder, para que las mejoresprovidencias pudieran convertirse en atentados, y lasmas grandes combinaciones se aniquilen.

De ultramar, y mas particularmente de la isla deCuba, á donde concretaremos por hoy esta materia, lle-gan al gobiernos tres géneros de informes. Los que pro-ceden de la autoridad ó de la administracion en todassus gerarquías, ,es decir, los informes oficiales: los queexponen en cartas particulares y de viva voz muchasveces agraviados y descontentos, con mas ó menos jus-ticia, y los que de cuando en cuando se solicitan, ó sinsolicitud se obtienen de las gentes acaudaladas y dearraigo en el pais, suponiendo que han de estar confor-mes con los verdaderos intereses de la isla.

Examinemos los primeros, que son los mas influyen-tes, y veamos hasta qué punto deberán considerarselos mejores. Por regla general, siempre que un funcio-nario público constituido en autoridad, hace en prácti-cas añejas alguna alteracion mas ó menos radical, orasea -de propio dictámen ó por indicaciones aceptadassin el estudio de la experiencia, se expone á errar tantocuanto se aleja tle arrepentirse. Nuestra pobre humani-dad es deleznable y frágil, y no puede resistir el soplo

14-

de la contrariedad, sin que la quiebre el golpe de la ira,¿cuáles han de ser en tal caso los informes que procedan,de la autoridad, y cómo deberán considerarse?

Pero es el caso que contra ellos acuden los del se-gundo lugar; y corno estos en sus formas y en su fondoCambien algunas veces son apasionados, corno quesuele dictarlos el rencor, ó se desechan en conjunto,faltando á la utilidad del exámen, ó se aceptan en ge-neral para trastornar todo un sistema. Porque entrenosotros no se ha tenido aun el conveniente cuidadode buscar para los cargos públicos de alguna trascen-dencia, á aquellos hombres amaestrados' en la prácticade lo que han de aconsejar, suponiendo que todosservimos para todo: y de este gravísimo error ad-ministrativo, resultan con frecuencia confundidas lasideas mas exactas é inutilizados los mejores deseos.

De iguales ó parecidos vicios se resienten los in-formes de la gente notable; teniendo la del pais áque aludo una circunstancia mas, que la hace menosidónea para el caso.

En la isla de Cuba se dividen los prohombresen dos bandos. Uno el de los criollos, ricos por supropiedad territorial: otro el de los peninsulares,acaudalados por su comercio. En el estado actualdel espíritu público allá, que no es del todo sano,¿para qué se ha de ocultar? los informes de la gentedel pais pudieran muy bien no ser bastante desintere-sados. Los antecedentes y otras circunstancias anexasá la índole de su oficio, en cuanto á la gente peninsu-lar que allí radica, tampoco pueden dar gran valor ásus informes. Mas; daño han hecho al prestigio de laautoridad y al crédito nacional en todo el Nuevo-Mun-do las exageradas patrióticas murmuraciones de mies-tros nacionales, que los mas tenebrosos manejos denuestros enemigos. Y esto se comprenderá facilnienteconsiderando, que es mas árduo de lo que parece el re-montarse al justo avalúo de las materias administrati-

--15--

vas, desde la modesta esfera de las especulaciones mer-cantiles.

Queda, pues, manifestado en sus diversas frasesel carácter de los informes que se reciben de la islade Cuba por los que no han estado allá, y tienen,sin embargo, la obligacion de adquirir sobre ella, porcualquier concepto público, las nociones mas exactas.

Añádanse á esto las dificultades con que tropie-zan los poderosos y todos los hombres constituidos enautoridad, para que á sus oidos llegue la verdad des-pojada de los atavíos de la lisonja, si por acaso ha delastimar su amor propio, ó la disculpable indignacionque los aferra en sus mas crasos errores, cuandoestos se denuncian con gritos maldicientes por conduc-to de la prensa periódica para servir un sentimientoenemigo; y considérese despues la confusa algaravíade ideas que se formará'en la mente de todo funciona-rio ó público apreciador, que por sí mismo, y con prác-tico conocimiento de los hombres y de las cosas en quetrata, no, pueda avaluar tan diversos pareceres.

Tal vez á esa multitud de causas inconexas, ó ácualquiera sola de ellas, se haya debido el reprochecon que LA EPOCA me hizo el favor de encabezar micarta del otro dia; ó tal vez proceda de mas perfectojuicio y mejores datos que los que yo tengo; en cuyocaso, y sin alejarme del terreno mismo donde mi ta-rea se inauguró, bueno seria que aquellos se expusie-ran, para mayor ilustracion de los lectores, en con-troversia templada y razonable; á no ser que esto nopueda convenir á intereses de alta política ó á consi-deraciones que respeto. De todos modos, y para nodejar en el aire mis ya indicadas opiniones, yo las es-clareceré tras el presente artículo, que sirve de intro-duccion á mas profunda tarea."

ARTICULO III.

Mala fama que tienen fuera de España los hombres y las cosasde nuestro pais en el órden político, y quebrantos que porello se infiere al crédito nacional en todos conceptos.—Dequé procede esto.—Debería evitarse mnch,o el frecuente relevode nuestros diplomáticos. —Peligros Tne hay en improvisar-les.—Qué dotes deben adornar á ?os que sirvan en la Amé-rica española.—Fentajosos resultados que de ello obten-dríamos en aquellas repúblicas.

Mucho siento que LA EPOCA siga desacordecon mis opiniones, siquiera no manifieste con cuá-les, y por qué: mas como he ofrecido esclarecerlas conuna série de artículos en el propio lugar donde las ,ex-puse, ya que á tanto se presta la bondad de LA EPOCA

misma, voy á. continuar, tras lo dicho por via de in-troduccion en el artículo precedente. Creo que el ne-gocio es importante y los momentos oportunos, unavez que allá en ultramar los acontecimientos se multi-plican, y nuestros intereses están can ellos tan ligadosque bien pudieran comprometerse y aun correr sériospeligros.

No admite controversia la idea emitida por mí enla carta fecha el 15, sobre la misma proposicioncontenida en los párrafos de la de Nueva York, queLA EPOCA ha insertado: aquella que atañe al senti-miento que domina en todo corazon español, cuando,

lejos de la patria, se remonta á una altura no infesta-da con las miserias de nuestros partidos. Sin embargo,y porque estas palabras no se escribieron á la ventura,voy á ampliarlas con breves consideraciones.

Nada, desconsuela tanto fuera de España, á un es-pañol de buena ley, corno el equivocado concepto quelos extranjeros tienen de nuestros hombres y de nues-tras cosas, relativamente á la política. Suponen queel cambio frecuente de nuestra administracion pro-cede del estado natural de la capacidad de los hom-bres públicos, y añuden:- que todo pensamiento tras-cendental, ó reparador á lo menos, cuya iniciativahaya de arrancar de España, es en el terreno prácti-co poco menos que imposible.

Mas, exagerada y todo como debe considerarse se-mejante opimon, corre á las veces apoyada en los he-chos reales y efectivos; los cuales, por naturales y equi-tativos que a nosotros nos parezcan, adquieren en el ex-terior un carácter tal de veleidad, que basta y sobrapara corroborar en cuanto á España las ideas maserróneas.

Así, por ejemplo; cuando en Madrid se verifica uncambio de ministerio, aunque este no suponga un cam-bio radical - en el órden político, ni mucho menos enlos demás ramos de la administracion, si por conse-cuencia de él se mudan tambien nuestros representan-tes diplomáticos, como casi siempre sucede, claro estáque el mal efecto de semejante medida ha de corro-borar aquellas ideas. Y cómo aquí los cambios de mi-nisterio se repiten" con tanta frecuencia, por desgracia,porque las malas pasiones ofuscan los sentimientos delverdadero patriotismo, y dichos cambios se reflejantan visiblemente en el exterior, por los relevos de nues-tros representantes, ya deben suponer los que estolean, pensadores imparciales, hasta qué punto el des-crédito de nuestras cosas fuera de España se aumentacada dia mas, y la 'mortificacion que por ello sufri-,,

r )

18-remos los que, llenos de entusiasmo por la honra denuestro país, andamos peregrinando en tierras ex-

tranjeras.Y ya que he tocado, no sin deliberado intento,

esta materia de nuestros representantes del cuerpo di-plomático, séame lícito decir algo tambien contra lapeligrosa costumbre de improvisarlos que hemos teni-do algunas veces.

Porque es necesario entender, para lo cual no senecesita gran trabajo, que aquel 'oficio es uno delos que mas capacidad requieren en las 'personasque hayan de ejercerlo; y que sin mucha práctica

grandes disposiciones ad he, 'no es fácil obtenergran crédito fuera de España con estas improvisacio-nes. Afortunadamente, y puesto que las dotes de altainteligencia son mas comunes en nuestro pais de loque nosotros mismos podémos-figurarnos, especiahnen-te cuando, exentos de los miasmas corruptores de lapolítica interior, el espíritu se dilata en suiperiores es-feras, y crece el entendimiento, y. gigantescasproporciones el sentimiento nacional, no hemos salidode aquellas tan'Mal librados hasta aquí corno debla su-ponerse, y esto lo digo con orgullo. , Mas con todo,y porque no siempre la fortuna querrá identificarsecon los buenos' deseos de un ministro; siempre serámejor irse con Mucho tiento en' este asunto, que n6exponérse á multiplicar ese artificial descrédito 'queya pesa sobre nuestra fama en varios paises extran-jeros.

Sobre todo, para ultramar conviene tener muchotino en la eleccion de los ministros y encargadosde negocios: y aquí me voy á permitir la libertadde exponer mi convencimiento, de que no siem-pre el gobierno español ha pensado en' esto dete-nidamente.

No se suponga que lo dicho se refiere á talo cual período determinado. Hablando en tésis ge-

-19-neral, y salvando hasta el átomo mas pequeño dela susceptibilidad de los hombres, creo que nuestrosrepresentantes en el Nuevo Mundo deberian reunircondiciones especialísimas que no siempre los hancaracterizado, sin duda por haberse dado aquellosdestinos por via de ensayo (5 aprendizaje.

Hombres sérios, de respetable exterior y consuma-dos políticos, serian siempre 'los mejores en aquellascomarcas; porque siendo así, el respeto que inspirasensus personas se corívertiria insensible y naturalmenteen respeto á nuestra nacion; por su sabiduría sequilataria la nuestra, y en los mas árduos negociosserian consejeros y directores áulicos de aquellosgobiernos.

¿Sabe España, puede comprender bien lo que iriaganando con estas indicaciones elevadas á sistema?Porque es necesario tener presente que el dominio ma-terial que hemos perdido al otro lado del Océano, de-bemos reconquistarlo moralmente para labrar con eltiempo la felicidad de aquellas naciones, emporios quehan' de ser otra vez, y no muy Urde, de la riquezade España.

ARTICULO IV.

Los Estados- Unidos Codician la isla de Cuba y no la han toma-do ya porque no han podido.—Dentuéstrase la primera partede esta proposicion con la historia desde la independencia delos Estados- Unidos y con las circunstancias estratégicas dedicha isla, politica y comercialmente hablando.— Orígen ytendencias de la doctrina Monroe.

"Los Estados Unidos del Norte de América deseanapoderarse de Cuba hace , muchos años; y si tuvieranfuerza para ello, como tienen voluntad, hace muchosarios tarubien que la'isla de Cuba no seria española."

Esto dije en mi carta del 15, inserta en LA EPOCAdel 16, y esto voy á probar hoy con hechos irrecusa-bles que todos hemos visto, por si acaso estriban en laproposicion enunciada las dudas con que este aprecm-bie diario ha acogido mis ideas.

Desde que, por un sentimiento de justificado rencorlulcia Inglaterra, ayudamos, inconsideradamente y enpUblica alianza, á los Estados Unidos á emanciparse desu primitiva nacionalidad, hasta que se constituyeronen las independiente, su escasa gratitud no ha cesa-do de crear obstáculos í nuestros legítimos derechos

en el Nuevo Mundo.Estaba en la índole de aquel gravísimo error polí-

tico este resultado, como consecuencia irremediable; ypuesto que Espira no Vial mas allí (le sus naturales

21--

afectos, consignados en el Pacto de familia, no hay paraqué nos quejemos de que los sucesos ha van corrido.despues con arreglo á los principios mas severos de lalógica.

Mucho antes de que el traidor Miranda, hacién-dose eco del:fanatismo enciclopédico para conmover loscimientos del órden legal establecido en nuestras vas-tas provincias de Ultramar ; saliese de los Estados Uni-dos en son de guerra contra España para invadir laAmérica del Sur, ya los Estados Unidos habian_gurado 'ese sistema perpétuo de indirectas hostilida-des contra•nuestrás posesiones, con el fin manifiestode írnoslas mermando.

Uno:de los primeros convenios pactados entre Es-paña y los Estados Unidos, inmediatamente de su in-dependencia, fué el relativo á los límites de los respec-tivos territorios; sirviendo á nuestra propiedad, comofronteras de las Floridas que entónces poseíamos, lasnaciones de indios •Chactás, Chicachás, Creeks y Che-raquies.

Habíase acordado solemnemente esta dependen-, cia en Mobila el ario de 1784, con el asentimientode los Estados Unidos; pero estos, que tenian los ojospuestos en la navegacion del Ohio y del Missisipí, yla voluntad en hacerse árbitros de ella lo mas prontoposible, convocaron en 1786 k,:varios caudillos de lasreferidas naciones en Hope Wel, cerca de la aldea deSéneca, con el fin aparente 'de hacerles algunos regalosen señal de paz y amistad; pero en realidad para eman-ciparlos de la corona de España. En desagravio delderecho, no tardaron los indios en reconocer la celadaque, se les habia tendido por los amaños mas groseros,tales como el de la embriaguez del licor y de las dá-divas; con lo cual volvieron pronto á su antigua natu-ral obediencia, rescatando algunas veces con sangre yheroismo la palabra empeñada en aquel malhadadocongreso.

- 2 2 -

Tras de este atentado y otros de la propia índole,

ca yeron en una nueva seduccion los Creeks, el año de190;1 790 . v desde el 93, en que un general, Jaime Robert-

son, y otro, gobernador del establecimiento de Cum-berland, mister Blount, tomaron pie, aquel , en el centrode la nacion Chicachá, y este en el Missisipí, sobre lasBarrancas de Margot, cincuenta leguas mas abajo dela desembocadura del Ohío, dejando aislado ya nues-tro puerto de Nuevo Madrid que no estaba mas que

doce leguas de la propia desembocadura; desde elaño 93, vuelvo á, decir, hasta que las Floridas deja-ron de pertenecer á España, no tienen cuenta las in-trigas puestas en juego por los americanos para ad-quirirlas, con admirable constancia; en los propiostérminos, por las mismas vial, y con muy semejan-tes manejos de los que están usando hace muchosaños para adquirir -la isla de .Cuba.

Y como aquella perseverancia de sus malas ar-tes, y otros proyectos sobre territorios mas vastos,les produjeron siempre el éxito apetecido, la vani-dosa soberbia de algunos de sus hombres mas cé-lebres creció hasta el punto de proclamar, con masó menos solemnidad, segun las circunstancias, el de-recho de señorío y arbitraje en todo lo concernienteal hemisferio occidental, con absoluta esclusion delas naciones europeas.

De aquí la doctrina Monroe y la invasion deMéjico con sus parciales desmembraciones, mas la defi-nitiva y absoluta en que ahora están empeñados; y losamagos contra el Perú para arrebatarle las islas Chin-chas; y los escándalos de Nicaragua; y la ocupacion dela isla, Sombrero, que es nuestra y los Estados-Unidoslit están señoreando en frente de San Thómas; y' elreciente atentado contra el Paraguay; y las expedi-ciones contra la propia isla de Cuba; y el últimomensaje, en fin, del actual presidente Mr. Bucha-nam, que es la mas perfecta espresion - de los senti-

-23--

mientos de la mayoría de aquellos estados; y no detodos en general, porque aun no le, ha extinguidoabsolutamente, para honra suya, el sentimiento demoderacion y justicia con que se i , inauguró la exis-tencia de esa, nacion bajo la mano de Washington.

Si con lo dicho no quedase probado suficiente-mente el deseo que los Estados-Unidos tienen deposeer la isla de Cuba,: y kis esfuerzos , que se hanhecho en todos tiempos para, realizarlo, proponiendo,á fuer de mercaderes, esas vergonzosas compras conque han intentado sonrojamos, y votando en suscámaras, con escepciones honrosísunas y protestasconsoladoras, considerables sumas de dinero, que Es-paña ha rechazado severa y dignamente, todavía de-beriamos poner los ojos en la importancia estratégico-comercial de dicha isla, aparte su riqueza, para nodudar un instante mas sobre la exactitud de aquelaserto.

No solamente los ciudadanos de la Confedera-cion anglo-americana, en su comercio con el Pací-fico por el istmo de Panamá, sino todos los contrata-dores europeos que se comunican con la Américadel Sur, tienen en la Habana sus agentes y corres-ponsales, como centro que es del tráfico ultramari-no. En particular los de la Union satisfacen allí,por derechos de aduana y escala, inmensas sumasque desean ahorrar, y á la par beneficiarse de lostributos que ellos impondrian á las demás nacio-nes, tan luego, como la isla fuese suya.

Esto mirándola únicamente por el lado del comercio,que es el mas natural tratándose del pueblo de los Esta-dos-Unidos. Pues volviendo la consideracion hácia sustendencias absorbentes y esclusivistas respecto á to-do 'el Nuevo-Mundo, ¿cómo podremos dudar queanhelen poseer, con la llave del seno mejicano, el mo-nopolio de la América central, completando igual-mente su dominio en aquellas regiones por todo elhemisferio del, Norte?

Pues qué, ¿han hecho hasta ahora los Estados-Uni-dos alguna manifestacion pública ó privada por dondeconste que su nacionalidad está satisfecha con lo queahora domina? Pues si no la han hecho ni la harán mien-tras que no se la impongan de grado ó por fuerza losequitativos principios del derecho internacional, que alcabo han de tomar asiento en su política, ¿cómo sepodrá dudar que los Estados-Unidos desean poseer'la isla de Cuba, tan importante como es para to-dos sus negocios, y tan urgente para . realizar susambiciones?

Por incontrovertible dejemos ya esta materia, y‘, amos á discurrir sobre la segunda parte de laproposicion que se ha enunciado al comenzar este ar-ticulo.

ARTICULO V.

Sigue demostrándose en su segunda parte, la proposicion con queha sido encabezado el articulo anterior.—Carácter de los tra-tados entre España y los Estados-Unidos.— Historia de lastres expediciones piráticas que fueron últimamente á la islade Cuba.—Espíritu de las leyes en los Estados-Unidos encuanto al servicio militar, que es de donde procede su nuli-dad para la guerra.—En-qué términos podria ésta verificar-se entre España y los Estados- Unidos.

Tres veces, con el asentimiento de la mayoría dela Union, y sin oponerse sus gobiernos de una mane-ra satisfactoria al espíritu de los tratados vigentes

' con. España,1 se habian concertado que supiésemos

1 Parco y todo como me he propuesto ser en mis acusa-ciones contra el gobierno de los Estados-Unidos de América,no me es posible evitar este, que es justisimo, en virtud de suconducta. De las causas formadas contra los expedicionarioen !os tres casos referidos, siempre el delito quedó impune. Sinembargo, en los tratados primitivos de la • Union con España,y en otros documentos de aquel pais que son obligatorios á wuconducta con todas las naciones amigas, está comprometidaaquella pública y solemnemente á castigar con la mayor severi-dad semejantes atentados. Así, 'por ejemplo, en los artículos1 y 14 del que hizo con España en 1795 se lee lo siguiente:

Habrá firme é inviolable paz y sincera amistad entre S. ALCatólica, sus sucesores y súbditos, y los Estados-Unidos y susciudadanos, sin escepcion de personas y lugares.,—,Ningunciudadano, súbdito ó habitante de los Estados-Unidos podrásolici tar ni aceptar ninguna comision ó patente de corso para

4

-26--

en la América del Norte, expediciones armadas paraconquistar la isla de Cuba.

Fracasé la primera en Round Island en agosto de1849, antes de comenzar sus operaciones: fue batiday obligada (I reembarcarse en Cárdenas la segundaen 18 ‘50, y rota y despedazada por completo la terceraen 1851, cuando aquel su caudillo, ex-general Lo-pez, y cincuenta individuos mas, sufrieron en el ca-dalso el castigo impuesto 'por la civilizacion á piratasy traidores.

Además, segun confesion de uno de los mas acér-rimos partidarios, cuyo nombre lig estoy autorizadopara revelar y lo respeto, no obstante la, contraria.enemiga conducta que él ha usado recientemente enLondres, en un folleto que por aquí ha drculado clan-destinamente há poco tiempo ., parece que al terminar-se la guerra de los Estados-Unidos y Méjico en 1848,

armar ningun barco ó barcos, con el intento de molestar á lossúbditos de S. M. Católica ó tomar posesion de su propiedad,de ningun príncipe ó estado con el' cual esté en guerra S. M.Católica; y si algun individuo de- una ú .otra condición aceptaradicha comision ó patente de corso, será castigado como pirata. ►Y en la ley de 20 de Abril de 1818, ó sean _Estatutos de los _Es-tados-Unidos para regular su derecho internacional con todaslas potencias amigas, tambien están escritos los siguientes pár-rafos:

Si cualquiera persona, dentro del territorio y jurisdiccionde los Estados-Unidos, empezare á combinar ó combinare, óproveyere y preparare los medios para una expedicion ó einpre-sa militar, con ánimo de dirigirla contra el territorio ó los do-minios de cualquiera príncipe, estado, colonia, distrito ó pue-blo extranjero con el cual se hallen en paz los Estados-Unidos,las personas que así procedan serán culpables de alta ofensacontra el Estado, y condenadas á una multa que no exceda detres mil duros, y á una prision que no exceda tres años.,—,;Loscolectores de aduana quedan por la presente ley autorizados paradetener, y se les ordena que detengan á cualquier barco mani-fiestamente armado para empresas hostiles, cuando estuvierepara salir de los Estados-Unidos, cuyo cargamento consista enarma ó municiones de guerra, y cuando el número de los hom-bres embarcados á su bordo. ú otras circunstancias, hagan pro-

-27—

y mediante un anticipo de tres millones de pesos que,al decir del folletista,los cubanos se apresuraron áreunir, cierto general'anglo-americano de gran nOnlbra-día, debia marchar con todo áu ejército á invadir laisla de Cuba para sojuzgarla en quince días, segun supromesa. Es decir, que han sido cuatro hasta ahoralas expediciones concertadas por los ciudadanos de laUnion contra nosotros, á ciencia y paciencia de su go-bierno; pues es claro que la del general Scott, si eraeste el indicado general, como me figuro, no porfiaestarle oculta cuando se trataba nada menos que dellevar en ella las tropas del ejército federal, con cau-dillos de gran nombradía.

De esta y de la que fracasó en Round hland an-tes de comenzar sus operaciones, no me ocuparé sinopara justificar la opinion que tengo de la impotenciamilitar de los Estados-Unidos. Y esto lo digo, porque

bable que el dueño 6 dueños de dicho barco intentan emplearloen cometer hostilidades contra los súbditos, los ciudadanos ó lapropiedad de cualquier príncipe, estado, colonia, distrito 6 pue-blo extranjero con el cual se hallen en paz los Estados-Unidos.,,Para que se vea mi imparcialidad, y en muestra de gratitud á losbuenos anglo-americanos, voy tambien á copiar algunos de loscargos que, al referir la última de aquellas expediciones el ho-norable Mr, Brownson, en su Quarterly Review, dirigia go-bierno de: su patria.

„Cierto es, dijo, que despues de la salida de la espedi-cion, se enviaron algunos buques de guerra á cruzar el golfo;pero en la apariencia fué menos para proteger los derechos deEspaña, que para tener cuenta de los nuestros; menos para im-pedir que los piratas asesinasen y robasen á los súbditos espa-ñoles, que para estorbar que las autoridades de Cuba y sus bu-ques de guerra violasen los derechos de la paz contra nosotros;6 bien para buscar algun pretesto para la intervencion del mis-mo gobierno contra España y acaso tomar posesion de Cuba yPuerto-Rico. ¿Llamais á esto desempeñar vuestro deber háciaEspaña? ¿Pretendeis estar así autorizados para lavaros las ma-nos sobre todo lo ocurrido, y para decir á España que no tienemotivo de queja contra nosotros por la invasion de su suelo, porel asesinato y el robo de sus súbditos, que nuestros conciudadanoscometieron?...0

-28--

siendo la empresa de suyo especulativa, como que seprometia un gran repartimiento de las propiedadesespañolas, y arrojado el espíritu mercader de los ciu-dadanos de la Union en cuanto les conduzca á - me-

jorar de fortuna, el único estorbo que se ha opuesto á larealizacion de su dorado ensueño ha sido, es y _será sucarácter anti-belicoso y la , proteccion que les dispen-san las leyes; de manera que no puedan ser obliga-dos á militar mas que aquellos que buenamente lodeseen. Así lo previene la constitucion política de laconfederacion americana en su artículo primero, sec-cion VII, párrafo 15, y así lo practican aquellas gen-tes con escrupulosa exactitud; porque jamás atropellanla ley en cuanto atañe á sus propias inmunidades, si-quiera quebranten siempre y con imperturbable sere-nidad las relativas á extranjeros.

' De las expediciones consumadas tampoco he deocuparme mucho. Hánse hecho sobre ellas, relativa-mente á nosotros, siniestros comentarios, algunos porfilibusteros disfrazados, con el deliberado intento deamenguar las marciales circunstancias de los soldadosespañoles y sublimar lás de los yankees hasta lo fa-buloso.

Afortunadamente una historia de muchos siglosse ha anticipado á contestar á semejantes' impertinen-cias; porque ¿quién, que no esté loco, ha de poner enduda el valor, y la perseverancia, y el sufrimiento, yla sobriedad, y la resistencia, y el ímpetu de los sol-dados españoles?

Por lo demás, y dejando aparte ciertas peque-ñeces de carácter individual que hayan podido ocur-rir, siempre vendremos á parar en la realidad delos hechos, á saber: que jamás para invadir á Cuba,con una perspectiva de riquísimo botin é impro-visado arraigo, se han logrado alistar en los ES-tados-Unidos mas arriba de setecientos hombres;esto, (I pesar de los numerosos ince/in//s é infinitos

-29-discursos patrióticos que á dichas empresas se ade-lantaran : que cuanda fué la primera de 400 hom-bres contra Cárdenas; y ocupó el pueblo y tomó sudestacamento <le .diez, y siete soldados, ,nada mas,tambien huyo y se reembarcó espantada á la em-bestida , de una columnita de ochenta españoles, entrepaisanos y militares; y finalmente.. que de la expedi-cion mas importante, última de , Narciso Lopez en1851, apenas se salvaron algunos pocos de los 700,hombres que la componian; nó despues de batir tresveces á los españoles en superior número, como falsa-mente ha escrito el folletista de Lóndres; sino tras deuna série no interrumpida de descalabros que le cau-saron nuestras columnas, siendo inferiores al gruesode la expedición, y algunas veces hasta en sus mismosparapetos.

Téngase en cuenta, para saber apreciar esto, quelos filibusteros iban armados de todas armas con riflesde percusion, rewolvers, puñales, etc.; de maneraque - cada uno, y - casi todos, podian hacer muchosdisparos sin detenerse á cargar; y que las armasde nuestra infantería por entonces en la isla de Cu-ba estaban reducidas á los fusiles de piedra dechispa y bayoneta.

De todos modos, no -ha de ser bajo este conceptocomo se deberá apreciar la fuerza militar respecti-va de España y los Estados-Unidos, para el casode una guerra entre ambas naciones allá en el Nue-vo-Mundo; la cual podría, Á ser defensiva en la islade Cuba; - de bloqueos y sorpresas- verificadas pornuestras fuerzas marítimas sobre los puertos y cos-tas de la Union, y esto podria traer consigo al-gun combate naval, y de campaña en toda reglasobre el mismo continente, allá en tierras de Mé-jico.

Para conocer exacta, ó muy aproximadamenteh lo menos, las ventajas ó inconvenientes con que

-30—lucharíamos en- cualquiera de los -tres case,s, forzo-so será extenderme en demostraciones de mayarimportancia, así políticas ,como militares, concernien-tes á las dos supuestas naciones beligerantes, y auntambien aquella otra cuyo territorio habría deservir á una guerra campal en toda forma. Esteserá el terna de los siguientes artículos, que nohan de ser muchos, aunque sí bastantes para de-jar bien orientados á los que con b lectura deellos se dignen favorecerme.

ARTICULO VI.

Guerra defensiva en la isla de Cuba.-11To pueden alarmamosen gério las expediciones piráticas.--L-Fuerzas militares res-pectivas- de los Estados-Unidos para una invasion regular enCuba y de .España en dicha isla para su defensa. — Datoshistóricos y oficiales en que se apoyan estas noticias.

De las tres clases de guerra que España puedetener con. los Estados Unidos del Norte allá en Améri-ca, sería la 'mas natural de nuestra parte, la defensiva enla isla de Cuba. Esta ha sido, á lo menos hasta aquí,laque' con mas visos de probabilidad nos ha amagado,ya ella por lo tanto voy á dedicar,con preferencia laslógicas indispensables consideraciones.

Trátase, por Supuesto, de una guerra de nacion ánacion; pues en cuanto á esas, de carácter pirático, aco-metidas vergonzantes, con que hasta ahora nos hanmolestado los ciudadanos de la,Union, tengo para míque no merecen los honores del análisis como hechosde legítima importancia militar. La más poderosasucumbirá siempre, sean los que quieran los elemen-tos con que cuente en el territorio invadido, y por muygrandes errores que se cometan en las operaciones mi-litares para exterminarla.

Háse demostrado ya la insuficiencia de los fili-busteros para- organizarse en número que pueda cau-sar temor, y así los abandono ,á su destino; el cual no

-32-puede ser otro que el ridículo de sus constantes alha-racas, ó los mas sangrientos desengaños, siempre queá la práctica se atrevan de nuevas acometidas.

Ahora, entrando de lleno en la materia enunciada,examinemos ante todo las fuerzas militares de cadanacion, concretando las nuestras terrestres á las quetenernos allá en Cuba.

Los Estados-Unidos de América no han figuradojamás entre las potencias de este 011ero. Su fuerzaes puramente industrial, de manera que las tendenciasmilitares entre ellos son cantidades negativas; y no re-lativamente á su nulidad, sino por lo que tienen dedesorganizadoras para todos los otros ramos de su vidapública.

Hace dos años que, con arreglo á los datos oficiales'presentados en Washington al congreso federal por elministro de la guerra, constaba el ejército permanentlede los Estados-Unidos de 15.562 hombres; organizadosen ocho regimientos de infantería, uno de carabinerosmontados, dos de dragones, cuatro de artillería y dosde ingenieros. Dícese ahora en el folleto de Londresque asciende dicho ejército á 17.498. soldados, lo cual'no tiene nada de extraño; antes lo creo natural, en vir-tud de los poderosos esfuerzos que ha hecho aquel go-bierno últimamente para su alarde militar contra larepública del Paraguay, la cual es de las mas pequeñasentre todas las de la América española.

De cualquier modo, siempre vendremos á parar enque el ejército permanente de los Estados-Unidos nollegaba á 18.000 soldados en su mayor apogeo; estoantes de comenzarse la guerra de Italia, por conse-cuencia de la cual y por la gran cantidad de europeosque en él militaban, húngaros, polacos, italianos, etc.,es natural que haya sufrido en pocos dias gran núme-ro de bajas de soldados desertores.

Además , y conforme á lo dicho, Cambien sezuli ertin't que la organizacion de aquellas tropas dis-

-33---

minuye en gran manera la realidad de su Mane-ro. Cuatro regimientos de artillería y dos de in-génieros no guardan proporcion alguna con el restode las armas; de manera que, eliminando de di-chos regimientos á, lo menos la mitad que en casode guerra no tendria ocupacion natural fuera delas plazas á • que su servicio esté , ahora consagrado,el total de las tropas federales útiles para una expedi-cion no deberia calcularse .mayor que de 12 á 13.000soldados.

Tratándose de llevar esta á la Isla de Cuba, y enlos primeros momentos del entusiasmo nacional, esprobable, casi cierto que, á fuerza de sacrificios enor-mes, con-seguiria el gobierno acrecentar aquel guaris-mo ít. lo menos con un tercio; y no mucho mas, por-que allí los reclutamientos no pueden hacerse sino porenganche voluntario. Es decir, que la primera, aco-metida contra la Isla de Cuba, podrian haceila nues-tros enemigos con un ejército de 20.000 hombres álo sumo.

• Examinemos ahora cuales son los elementos de re-sistencia con que se opondria al éxito de semejanteexpedicion el territorio invadido.

Tiene España de ejército permanente en la isla deCuba un total de-23.382 soldados en la forma siguien-te: ocho regimientos •de infantería de línea con dos ba-tallones de á 1.000 plazas cada uno, 6 sean 16.000hombres; tres batallones de cazadores tambien de áL000,• plazas, 3.000; un regimiento de artillería de ápié compuesto de dos brigadas, y soldados 1.250; unabrigada de montaña, fuerte de 590 hombres; una com-pañía de obreros, 42; un batallon de ingenieros, con600 plazas; otro de guardia civil, tambien con 600;dos regimientos de caballería á cuatro escuadrones,con .1.040 ginetes, y otros dos escuadrones de guardiacivil que tienen entre ambos 260.

Además hay otros S.752 soldados de tropa orga-5

-34-

(:011 gefes y oficiales del ejército permanente, á

saber: un regimiento de infantería de milicias dis.cipli-liadas de la Habana, compuesto de dos batallones-yfuerte de 1.600 hombres; tres • idem entre Puerto-Príncipe, Cuatro Villas, Cuba y Bayamo con 2.400;dos secciones de milicias disciplinadas de color, fuer-tes de 2.000 soldados negros; cuatro escuadras de -lapropia gente en Santa Catalina, con 100 individuos.;un regimiento de caballería de milicias de la Habana,con 7S0 ginetes; uno idem de dragones de Matanzasque tienen 560, y ocho escuadrones de rurales de Fer-nando VII, con un total de 1.312.

Aunque por-causa de las especialísimas circunStan-cías que hemos atravesado en estos últimos tiempos éncuanto á la isla de Cuba por la cuestion de Méijco, elMensaje de Mr. Buchanam • y otraS,' el gobierno españolse ha esmerado en tener al completo, y aun á-veces so'n'antes de tropa, los cuerpos que guarnecen dicha isla,no tengo reparo en conceder á los que tal soliciten al- .Au la rebaja en la fuerza total de aquel ejército; rebajaque no será muy grande, porque me consta por conduc-to oficial que no han sido menos de 4,000 hombres losrefuerzos enviados en lo queldt del año corriente. Detodos modos, demos por sentado que- falten para elcompleto 2,000 y algo mas; y aun en este caso rosaPartí nuestra guarnicion de la isla de Cuba fuerte nada¡llenos que de 30,000 hombres.

llay además cuatro batallones de milicia nacional en la Habana, compuesta de gente peninsular, in-dividuos del comercio, los cuales si no podrian ser deservicio en operaciones de campaña, á- lo' menos con-tribuirian grandemente á la defensa de sus hogaresy de sus cuantiosos intereses; permitiendo así la mo-iliz:icion de las fuerzas militares activas, con arreglo

a las urftencias de la guerra.Tan7bien sera conveniente advertir que el número

de 1U batallones de nacional hoy existentes en

la -Habana, no es, ni con nntelto, el •/11(f,t ,op /ro (le losque podrian organizarse para el caso de una guerra..Con, el mayor desembarazo se elevarla esta fite';za endicha capital á diez mil hombres: Entre Santiago de

Cuba, Puerto Príncipe, Trinidad, Cienfuegos, 1

os, arc •

nas, Matanzas, Nuevitas etc., etc.; es decir:: en re ,,o--das las otras capitales de distrito y demás poblacionesimportantes de la isla donde el comercio tiene algunarepresentacion, siempre podrian levantarse con el mis-mo desahogo otros 20.000 peninsulares á lo menos;los cuales, alentados en su espíritu con los estímulosdel propio interés y con el sentimiento de la naciona-lidad, harían prodigios en la defensa de sus respecti-vas viviendas, á poco que les ayudasen, con un buensistema de operaciones campales, las columnas delejército.

En virtud de lo dicho, y á, poco conocimiento quese tenga de la índole especial de los Estados Unidosdel Norte, se me figura que nadie que no sea miopedejará de ver las dificultades con que estos tropezaríanal invadir un pais de escasa poblacion relativamente .ásu territorio, y defendido nada menos que con 60.000hombres de combate: la mitad pertenecientes al ejér-cito de una monarquía esencialmente militar, y el cualno tiene otra profesion que el ejercicio de las armas.

Quedan, pues, enumeradas las fuerzas terrestresefectivas de ambas naciones, con arreglo al caráctornatural de una guerra en la isla de Cuba. Los datoscorrespondientes á los Estados Unidos proceden de susmas solemnes declaraciones; del panegírico de sus afi-cionados y de su historia misma; de la cual resulta que,no obstante sus dos millones de milicianos nacionales,cuando tienen que hacer en el exterior algun alardemilitar, se ven en los mayores apuros para reunir lagente mas precisa. En la guerra de Méjico se ha vistotan patente esta verdad, que nollay para que denlos-

t rada. rUambiei en la. que hizo el gobierno federil

-36—lós Mormones, pasó las mayores angustias para enviarun contingente regular; y en la que acaba de verificar-se, expedicion contra el Paraguay, fueron enormes lasdificultades acumuladas, tanto corno escasas las ven-(idas.

En cuanto al estado militar de España en la islade Cuba, nada he exagerado. El número de tropas re-gulares consta, tal y como va escrito, en los últimos do-cumentos oficiales que de allá han venido al ministe-rio de la guerra; y los cálculos relativos á la milicianacional hánse hecho con profundo conocimiento deaquella poblacion y sobre sucesos ya conocidos de laspostreras invasiones.

No he concluido, sin embargo, esta materia de laguerra defensiva. Otras consideraciones que atañenlí la organizacion de los expedicionarios, á los mediosde trasporte, á la calidad de sus escuadras protectoras,á los convoyes de víveres y municiones, al sistema derefuerzos, á sus planes de campaña, á la que hubiera(le ser base natural de operaciones, á los efectos delclima, hospitales Je sangre,• etc,, etc., habrán de te-nerse en cuenta para dilucidarla. Con este motivo, yporque el presente artículo es ya muy dilatado, enéo-mendaré dichas consideraciones al que ha de suce-derle.

0

di

541C'',41;

1

A TitIJO VILres,

Cualidades indispensables que el a tener un ejército de inva-sion la isla de Cuba.—Reservas proporcionales que losEstados- Unidos tendrian que organizaren su apoyo .— Pesas-.tres que ambas• fuerzas, dado que fuese posible reunirlas, habrian. , de causar en el tesoro público y en los intereses delcomercio.—Breve reseña'reseñá de los quebrantos económicos quecausó é los Estados- Unidos la guerra de Mejico.--L–Trasportesnavales y marina militar que necesitarian los expedicionarioscontra Cuba.—Su personal imposible de reunir • de volunta-rios en la confederacion angla-americana.—Algunas pruebashistóricas recientes.--D.fficUltades naturales á cualquier ge-nero de camp ala que adoptasen los anglo-americanos, en laisla de Cuba.—Nuevos é importantísimos ejemplos de suguerra . contra, Méjico.— Recursos extraordinarios de que po-...drian hacer uso los espaAoles- en un caso exti emo„

Cualquiera expedicion enemiga que vaya á invadir-la isla de Cuba con menos de 20,000 hombres, bien

-organizados y absolutamente provistos de todo lo ne-cesario) para una campaña regular, trenes de batir, ar-tillería de á lomo, repuesto de víveres, útiles de acam-par, gran cantidad de municiones, caballería proporcio-nada, y una escuadra de ingenieros bien instruidos yejercitados en la construccion de puentes de campañasobre todo> porque para una guerra en la isla de Cubase necesitan mas bien que en cualquiera de los paiseseuropeos, correrá el riesgo positivo de ser aniquilada

-38—

- misma nulidad, desde el instante en que laspoi suoperaciones se comiencen.

El envio de 20.000 soldados de tropa regular delos Estados-Unidos, y la organizacion de otros 20.000á lo menos que el gobierno federal se verla forzado áreunir precipitadamente en calidad de reserva, dadocaso que los hallara, causaria tan imprevistos y extraor-dinarios quebrantos en el erario- de la Union, no obs-tante su aparente pujanza, que desde luego comenza-l'hm á sentirse violentamente en la administracion pú-blica los efectos de la guerra, acaso hasta el punto deno arriesgarse á continuarla, cuando por su mala for-tuna la hubiesen comenzado.

Porque es necesario advertir que en aquella nacioncuesta el enganche de un soldado, aun en circunstan-cias normales, triple y cuádruple tambien que en lasnaciones europeas; de manera que .el ,prestipuesio or-dinario de los 15.000 hombres, ó pocos -mas, que tenia elejército federal en 1857, gastaba, segun el presupuestooficial que tengo á la vista, diez y siete millones deduros; y en la guerra contra Méjico, que duró menosde dos años, se consumieron, sin . poderlo evitar, hastacuatro mil millones de reales.

Para enviar á la isla de Cuba én son de guerrael nú mero de soldados que va dicho, se nécesitarian delos mejores trasportes de la Union hasta cuarenta bu-ques, cuando menos; los cuales, distraidos de sus ope-raciones mercantiles, 'costarían al erario cantidades fa-bulosas.

Para facilitar el traslado de estas fuerzas á- lamencionada isla, en una travesía de 500 millas, yase ceba de ver el número de buques de guerra(pie habría que poner en' movimiento: Nos. otrospodemos situar en Cuba, sin grandes sacrificios, sobresesenta, de 10 cañones hasta 86, como en otro artículose demostrará; y para combatir en línea de batalla conHuesito Poder naval, 110 es posible ealeulav, no cono-

-39-ciendo bien 4 la. nacion confederada, los enormes es-fuerzos que se venia precisada á hacer con un éxito du-doso, y segun mi convencimiento, desde luego ne-

gativo.• Una marina militar bastante capaz de equipararse

á la' que España tendria en las aguas de Cuba, nece-sita un personal en marineros y tropa de 30.000, cuan-do muy corto: y este número, agregado al de los40.000 soldados que he dicho en las anteriores líneas,elevaria la 'suma -total de hombres empleados en laguerra á 70.000: surna fabulosa para los Estados Uni-dos de América, que no la reunirán por ahora, ni enmuchísimos años, como no sea de la milicia nacional ypara defender :sus propios hogares, que nó para me-terse 4-invadir un territorio extranjero.

No estoy hablando de esto á la ventura, Binó sobredatos históricos y muy recientes. En la Habana estabayo el año de 1852 cuando, para tripular una escua-drilla militar con destino á la China, se vió el gobiernofederal en los mayores apuros; y esto fué notorio 4cuantos quisieron observarlo.

Las bravatas del periodismo anglo-americano,cuando la - cuestion de las pesquerías, tanibien porentonces, causaban risa, si nó vergüenza, á los mis-mos que las escribian; y ahora; con motivo de lacuestion del Paraguay, ¿quién no ha visto á losciudadanos de la Union asombrados de ' sí • mismos,por el colosal • armamento de veinte buques de yne•raque lograron tripular contra aquella república? Perió-dico hubo en New-York que no vaciló en comparar se-mejante escuadra á aquella tan afamada del señor reyD. Felipe II; porque los yankees, no del todo agenosal conocimiento de su verdadera calidad, siquiera ladisimulen á fuerza de exageraciones, Cuando hacen unalarde de verdadero .poder, relativo se entiende, apenascaben en sí de gozo y de, entusiasmo; puesto que enel fuero íntimo de su conciencia no se conceptuabanrapaces de tanto.

lo

Y el caso es que la, tal expedicion .contra el Pa-raguay, despues de tantas alharacas, salió, poco masó menos, tan bien librada corno aquella otra del si-glo XVI con que se atrevieron á compararla sus ad-admiradores. Porque los paraguayos estaban dispues-tos á. recibirla á cañonazos, corno cumplía á su. dere-cho; y con esto la potencia colosal, del Nuevo Mundono tuvo inconveniente en suscribir un protocolo A, gus-to de sus enemigos....

Pero vamos á examinar el carácter de la expedí- .clon norte-americana en tierras de Cuba, y h deducirel éxito natural por el sistema de sus operaciones.No hemos de -suponer que la tal expedicion se diri-giese h la Habana. Contra .una plaza de 200.000 ha-bitantes,- peninsulares en su mayoria, que tiene sus`'Testas coronadas de- enormes castillos y una guarni-cion ordinaria de 8.000 soldados, sin contar la milicia -nacional ni los demás institutos civiles, ¿qué importancia podria tener un cuerpo agresivo dé 20.000soldados, y soldados del Norte de América?

Cuando los ingleses sitiaron aquella plaza en 1762,con un inmenso tren de batir, con muchos navíos delínea y con todos los recursos necesarios para el man-tenimiento de la. expedicion, no llevaron menos gentede desembarco; y sin embargo, les costó el sitio mas dedos meses. Entonces, sobre la altura de la Cabañano existia fortaleza alguna, y allí establecieron lossitiadores sus baterías contra el Morro, contra la pla-za y tambien contra la bahía. ¿Desde qué punto cul-minante enviarlas hoy sus proyectiles en aquellas di-recciones los norte-americanos?

Yo bien sé ¿cómo no he de saberlo? que desdeentonces ach se han hecho grandes adelantos en laciencia militar, y que los ataques r las plazas son masrail I VOS (tic ei I fi)] ices. Ahí está si 116 Sebastopol.\l as 1 a ► bien me consta ( lite el sistema, de defensa seuul ! Hoyado mucho: (ilm:do Schtstopot Cambien; que

la artillería de nuestros castillos en. Cuba es de lamejor que se construye en Europa; y finalmente, quepara sitiar con formalidad, segun las reglas del artemilitar, una plaza de primer orden como la Habana,se necesitan recursos en gente y material que los Esta-.dos-Unidos no tienen, ni tendrán acaso nunca.

En este concepto, la invasion de la isla de Cubahabria de verificarse por medio de un desembarco enCualquier rada ó puerto de ínfimo órden, con la urgen-tísima necesidad de fortificarlo para servir de base álas operaciones, de depósito material', de punto de apo-yo y de receptáculo á convoyes y refuerzos. Para man-tenerlo invulnerable á 'nuestro ejército de la banda detierra, siempre necesitarian los invasores una guarni-cion de 2 á 3.000 soldados. Para evitar los efectos deun bloqueo naval, que inutilizase todos los recursosamontonados hasta entonces por los espedicionarios,tambien necesitarián una escuadra superior á nuestrasfuerzas marítimas. ¿Cómo, si nó, habrian de arribará un punto dado ,de nuestras costas convoyes parcia-les, de los infinitos que son indispensables en seme-jantes invasiones, y mucho mas indispensables auntratándose de una invasion en la isla de Cuba?

Porque es necesario advertir que los recursos ali-menticios de aquel pais, esceptuando las carnes, nopueden ser de, provecho mas que á las gentes ya á ellosacostumbrados; y que la sobriedad, tan natural y cor-riente para los soldados españoles, no es la virtud ca-racterística de los norte-americanos.

Puestas luego en movimiento y distribuidas en co-lumnas las fuerzas invasoras, se harian mas patenteslas'. dificultades de su empresa.. Si marchaban en gran-des divisiones, tendrian siempre que acampar y vivirde sus propios recursos; no de los recursos del pais,porque no los hallarian. En este caso tambien se ve-rían precisados á levantar en su línea de operacioneslas necesarias fortalezas; porque la estension de la isla

6

de Cuba en su longitud es mucho -mayor que la de_España; y habrian de limitarse los enemigos 4 ope-rar sobre una zona reducida, con lo cual se aislarían,desacreditándose en todo el resto del pais, ó- de locontrario, no escalonando sus recursos en los térmi-nos susodichos, acabarian por anularse á sí mismos,

anulando los tales recursos por causa de las distan-cias. En cualquiera de ambos casos, ya se echa de vercuánto se debilitarian las columnas de operaciones,bien fuese por tener que destinar grandes destaca-mentos á la conducion de convoyes 6- colecta--de ví-veres, 6 bien para guarnecer los nuevos depósitos yhospitales de sangre que. se hubiesen de situar en toda-la línea estratégica de las operaciones.

El sistema de pequeñas columnas sería útil acasoen otro pais que no fuese la isla de Cuba, siempre queen él tuviesen en realidad algunas simpatías entre losnaturales. Piensan algunos que las tales simpatíasexisten, y yo tambien lo creo; mas son en pequeña es-cala, porque tambien es escasa en número y en espí-ritu militar la poblacion criolla'. Seguró estoy de .que,aun (lespues de desarrollarse, con fortuna de los norte-americanos, un buen sistema de guerra, no llegarían

400 los cubanos que se incorporasen á su ejército:.'como que hay mucha diferencia entre declamar alláen New-York, y lanzarse á la lucha con riesgo:. de lavida. En este concepto, y porque no es prudentedesinembrarse cuando se hace la guerra en pais ene-migo, paréceme que los norte-americanos tendrian- queoptar por el primer sistema, con todas sus dificul-tades.

Añádanse h estas los rigores del clima, contra los(males ya nuestras fuerzas no tendrian que luchar per^tel trelatadas, y •dígasenos á crtántos quedarían reduci-dos los expedicionarios dos meses despees de invadirla isla (le Cuba.

Cuando la guerra de Méjico, hubo hospital, d.de

-43--

Perote, donde murieron, y no de heridas, hasta 700soldados; enfermos se contaron una vez en el.de Pue-bla 1.700, y desertores llegó á haber mas de. 2.000en poco menos. Je un afio; como que el general Scott,para contener la: desercion, se vió obligado á fusilará cuarenta y ocho hombres en un dia.

A mí me ha dicho un testigo mejicano, imparcial,

juicioso y competente, general y diplomático, que nobajaran de 30.000 los que perdieron los Estados-Uni-dos en su guerra contra Méjico; y esto mas por lafalta de costumbres militares, que por los rigores delas armas, aun cuando en los combates murieron mu-chos. A primera vista parece exagerado este número;mas luego se encuentra moderado y natural, teniendopresente que la guerra duró dos años, y que en ellosel gobierno federal hizo prodigiosos esfuerzos paramantener en pié de ordenanza las tropas que teniansus órdenes los generales Scott y Taylor.

Adviértase que el sistema de refuerzos empleadoen aquellas circunstancias, no puede asimilarse al quetendrían que adoptar nuestros enemigos para Cuba.Los mejicanos no tenian marina de guerra; y con estodichos refuerzos se hacian por, pelotones de treinta ycuarenta hombres, segun se reclutaban; bastando parael trasporte 'cualquier buque de cabotaje, si es queno se introducian por tierra desde las fronteras del rioBravo.

En esqueleto y todo como van expuestas las consi-deraciones susodichas, porque el lugar de su publi-cacion no consentiría más, paréceme que han de satis-facer plenamente el pensamiento que las ha inspirado.

Con -ellas doy por concluidas las que pueden ha-cerse en cuanto a la guerra defensiva en la isla deCuba, sin poner en juego los grandes recursos de re-serva que aun podríamos usar; organizacion general depeninsulares útiles, sin distincion de gerarquias; fuer-tes envios de tropa de de España; grandes arma-

11

men tos de negros, y otros con que podríamos respon-der á una avenida irregular é imposible tambien delos Estados-Unidos del Norte.

Vamos en seguida á analizar los otros dos génerosposibles de hostilidades, segun los he -indicado en elartículo V.

A

uW.

y

ARTICULO VIII.

_Deshácense errores man,fflestos en cuanto al avalúo de la ma-rina militar de España y de los Estados-Unidos.— _Fuerzade que esta última contaba en 1857, y aumentos probablesque debe haber tenido. — Estado de la marina de guerra espa-ñola en julio de 1859.—Comparaciones razonadas en cuantoá la calidad de ambas fuerzas.—Posibilidad de una guerranaval ofensiva de nuestra parte contra los puertos y costas dela Union, y de un buen sistema de corso en los mares de am-bos mundos.—Quebrantos que de este resultarian al comercionorte-americano.—Tamlien se podria enviar -desde Cuba cílos Estados- Unidos Sur de la Confederacion un cuerpo mili-tar de negros.—Consecuencias inmediatas de semejante envio,y posibilidad de egecutarlo sobre la base de las tropas de co-lor; hoy existentes en la isla de Cuba.— Convendria que nues-tros buques en tiempo de paz frecuentasen los puertos (le laAmérica del Norte.

No sé yo en qué datos se habrá fundado el folletis-ta de Lóndres para elevar al número de 2,323 cañoneslos de la marina militar de los Estados-Unidos, reba-jando lis de la nuestra á 887.

El ministro del ramo en aquella nacion decía á lascámaras, hace ahora dos años, que toda la armada militar de los Estados se componía de SETENTA Y TRES BU-

QUES, incluyendo hasta los mas pequeños, así como tam-bien los que estaban en construcción y los declaradosinútiles. Paréceme, pues, que el guarismo de los 2.323cañones no está en su lugar, corno no lo está tampoco

-46el de los 887 atribuido a nuestras fuerzas marítimo-mi-litares: y para que se vea que en esta opinion no rue

tjeto á mi propio parecer, haré uso inmediatamente dedocumentos oficiales, relativos á los dos paises.

Decia, en efecto, el ministro de marina de los Esta-dos-Unidos á las cámaras. de su pais en Mayo de 1857,que la armada militar constaba de los 73 buques men-cionados; y que de estos únicamente 24 estaban en ser-vicio activo, distribuidos en seis escuadras de á cuatrobuques, por todos los mares del universo.

No me atreveré á decir que el resto de aquella pobre'marina fuese inútil; mas bien se puede afirmar que áotros 24 no ascenderian los barcos de guerra de la Unionque pudieran emplearse entonces en servicio de cam-paña; y para ello me atengo á la memoria del susodi-cho ministro, el cual se lamentaba del mal estado. de lainstituCion puesta á sus órdenes, . recomendando la ur-gente necesidad de acrecentarla todo lo posible.

Aquellos 73 buqués, sin embargo, costaban al era-rio quince millones de pesos anualmente; cuyo datoconvendrá no olvidar, á .fin de que se entiendan mejorlas dificultades de todos géneros con que., luchan deordinario los americanos del Norte, para que 'su estado'militar pueda tener alguna importancia.

Con lo dicho no he querido asegurar que aquellamarina esté hoy en el propio ser que tenia en 1857.Desde entonces acá se suscitó el ruido . del dere-elio de visita con los ingleses, y el mas estrepitoso asun-to contra el Paraguay, de manera que en los arsena-les hubo de notarse en realidad algun movimiento: peroténgase en cuenta que la expedicion enviada á la Amé-rica del Sur no fué mayor que de veinte buques, algu-nos de escasísimo porte y calado, como ajustados á la► avegacion fluvial, y que el disgusto del derecho Oevisita apenas hizo mover de la escuadra de la Unionmedia docena de corbetas y alguna. fragata.

y puesto 'que no tengo a la vista el

1

Ci

la

za

lo

tea,

CDII

Ç.,sto

--47-

estacó oficial correspondiente á este año, poco me 'Unporta conceder á dicha marina una fuerza militarefee-tIva y útil de cien buques de guerra, ó lo que es lo mis-ma, el duplo de la que tenia en estado de servicio hacedos. años: con lo cual, no solamente no puede ser verídi-co Itquello de los 2,323 cañones, sino que habrá que re-bajar , á lo menos la mitad -.de este número para 'creer-lo positivo. A los que tengan ideas exactas sobre laorganizacion y naturales relaciones de este elementomilitar, no les será difícil adherirse á mi dictámen.

Luego, que no merece gran-crédito ese dato aven-í turetO del folleto de Lóndres, cuando tan inverídico se'

Muestra en lo que á nosotros se refiere, y esto voy ádemostrarlo._

La marina de guerra española tiene hoy buques244; de. ellos 73 de 16 á 86 cañones, y el nú-mero de estos entre todos se eleva á 2.100 próxi-mamente. Es decir, para que no se dude, que tene-mos 2 - navios, 22 fragatas, 24 corbetas y 25 bergan-

o tines, que son los 73 buques á que me refiero' de 16cañones hasta 86; y además 17 magnificas goletas, la

le „mayor parte de hélice, y muchas de las cuales montanlo . 7 camones cada una. El resto de buques hasta los 244

pértenece á la categoría de las fuerzas sutiles,bots, místicos, faluchos, lugres, cañoneras, etc.; algunoscon cuatro, piezas'y el que menos con una.

Tienen máquina de ruedas 6 hélice 75 buques dela Marina militar, representando en caballós una fuer--za total .de 15.560; con todo lo cual ya se echa de verlo muy aventajados que estamos en este ramo de laguerra á los Estados-Unidos dél -Norte, y cuán pocotendríamos que temerles por la mar en una línea decombate.

Algunos, los legos eh la ciencia, suponen que suinfinita Marina mercante podria tomar mano de la lu-cha, armada por completo de gente y de cañones; masesto no se debe temer; porque ni los buques mercan-

11.

de011

-48tes de aquella nacion están_ construidos para el ser-vicio de la guerra, como vulgarmente se cree, pormuy sólidos que se hayan querido hacer, ni los arti-lleros de mar se improvisan en las naciones que noson esencialmente militares. Además: que para tripu-lar en son de guerra cada uno de dichos buques se-gun su porte, habría que dejar sin gente medio cente-nar de otros, puesto que tanto varia el número de tri-pulantes entre ambas categorías, mercante y de guer-ra; con lo cual el comercio se resentiria hasta el puntode que una lucha con España fuese manifiestamenteinsostenible.

Dice el folletista de Lóndres que la república fe-deral tiene 200.000 marineros, y esto no lo dudo.Nosotros tenernos sobre . 1 00.000 matriculados, y ade-más. 6.000 soldados entre infantería de marina y con-destables artilleros. Hágase ahora un parangon entrelas necesidades del comercio marítimo de ambas na-ciones, y'dígasenos despues, con profundo conocimien-to de la materia, cuál de las dos es en realidad laaventajada.

Nosotros, con una simple real órden, podemos enbreves dias llenar los buques de guerra de toda lagente necesaria á su servicio. Los Estados de la Union,subordinados al sistema de enganches voluntarios, ve-rian podrirse sus buques de guerra en los astilleros,antes de reunir una ínfima parte de sus tripulaciones.iSi sabremos aquí lo que son los ciudadanos de losEstados-Unidos, y lo que significa ese fárrago de los-200.000 marineros!

Expuestos así en número y calidad los recursosmarítimo-militares de ambas potencias, y añadiendoque de los nuestros tenemos hoy al servicio de las"1 Hijitas 3(1 buques, y que podríamos, sin dificultadni quebrantos en cuanto á las demás atenciones, enviarotros • 0 inmediatamente, y . todos de los mejores, claroestá que nuestra fuerza naval allá en Aun seria

incoitrarestable por lá . :fuerza de los Estados-Unidos:de manera que ni estos- podrian llevar desahogadamen-te . sus expedicionel:y refuerzos á la isla de Cuba, cornose supone, ni menos evitar el que las escuadras espa-ñolas señoreasen las costas de la Union, con quebran-tos enormek(:en.sus infinitos intereses.

Este segundo género de guerra, apoyado con unbuen sistema de corso en las aguas de ambos mundos,seria irresistible para nuestros enemigos. No es estosuponer que ellos no hubiesen de hacernos daño entale 6' cuales ocasiónes,' pues al cabo la guerra nopuede hacerse sin alternativas peligrosas; mas siendo,como son, los Estados-Unidos mercaderes por exce-lencia, y teniendo su fortuna distribuida con su co-mercio en .todas las partes del mundo, bien puede ase-gárárse que las mayores ventajas obtenidas por ellos etital ó cual choque parcial sobre nuestros -buques, si al-guna vez sueedia, no compe,nsarian los numerosos quebrantos que irremisiblemente les causarian los corsa-ríos españoles en todo el resto de los mares.

Además: yo he discurrido profundamente sobreesta materia, y hallo' que los Estados de la confedera-cion anglo-americana tienen un lado vulnerable quepodríamos aprovechar mas que ninguno en ,la guerra.

Esa divergencia en que se hallan las dos grandeszonas de aquel pais respecto á la esclavitud de los ne-gros, de manera que sus tendencias, sus costumbres yhasta sus intereses difieren y se chocan, podria ser-virnos para intentar una sublevacion general de la razaafricana en los estados del Sur, con la proteccion de15 ó 20,000 negros armados, regimentados é instrui-dos, ,que nosotros enviásemos al efecto desde Cuba.

Este plan no solamente es realizable y sin peligroalguno inmediato en cuanto á nosotros, Binó que ha-llarla simpatías y apoyo en la América del Norte; re-sucitando con él el cisma, de la desunion, que ya estuvo11 punto de suceder en ocasies menos solemnes

7

-50-.1Saben los Estados del Sur de la confederacion

que significarian 20 batallones de gente de color, bici!disciplinados y medianamente dirigidos, despues dehaber hecho Un desembarco por varios puntos en Lui-siana, Georgia y la Florida? Pues España,enel caso de una guerra formalmente entablada, no an-daria rehácia para el envío de semejante expedicion; ácuyo solo anuncio nuestros enemigos, que son esclavosde sus especulaciones' mercantiles antes que del orgu-llo nacional, acabárian por solicitar la paz y darnos,(1-1 cuanto á ella, las mayores garantías.

Tales son en embrion los recursos con que podría-mos hacer en la mar y en su propio terreno una guer-ra desastrosa á los Estados Unidos de la América sep-tentrionill, apostando algunas divisiones navales en eltránsito de New-York á Liverpool, de San Franciscoá Panamá, de New-Orleans á Puerto Colon, y del Es-trecho de Gibraltar hasta el Canal de la Mancha: pro-moviendo, como se ha dicho ya, la sublevacion de susesclavos en todos los Estados del Sur, y dandi>. á laeterna lucha, de abolicionistas y traficantes un nuevoirritante giro, que pusiese en peligro de muerte la uni-dad de la república..

Para este sistema de guerra, que , en todo caso ha-bria que adoptar, no serían préviamente de poco efec-to las dos escuadras de soldados negros que ya tene-mos en la isla de Cuba; á las cuales- seria bien irlasorganizando como si se tratara de un caso extremo, yreforzarlas con otras nuevas, hasta elevar su númeroefectivo y permanente á 6 U. 8,000 hombres. Esto nouiferiria ningun (hilo manifiesto á los intereses agrí-colas cí industriales de la isla, donde la poblacion de(.olor es de Mas de 600,000 individuos, varones la ma-yor parte, y el total de emancipados muy superior álas fuerzas que propongo. Tampoco en cuanto á laseguridad de nuesta raza habria nada que temer, ápoco cuidado con que Se mantuviesen las buenas cos-

tumbres y la disciplina de dichos batallones, en lostérminos que hoy se advierte en aqúellas dos escuadras.

Por lo\ demás, tambien seria muy útil, y en esto noanda solo ri parecer, que los buques de nuestra Arma-da Real freeilentasen á menudo los puertos de los Es-tados Unidos. Con esto irian prácticamente ganandomucho en el conocimiento hidrográfico de aquellas cos-tas, formándose por oficiales entendidos los convenien-tes derroteros, de suerte que nada tuviesen que pre-guntar, á los prácticos de aquella. nacion en el caso deuna \guerra; y además se darian á conocer nuestrosmagníficos buques militares, é hispirarian, en cuanto áEspaña, algun respeto y otras ideas entre las gentesque nos suponen completamente abatidos.

En lo dicho he manifestado ya cuanto se puedesobre los dos géneros de guerra que podriamos emplearallá en América, sin salir de nuestros recursos natura-les. Réstame ahora acrecentar las proporciones de lalucha con el sentimiento de raza sobre el nuevo conti-nente, y á, esto voy á dedicar las consideraciones su-cesivas.

ARTICTTLO IX.

Cur.vtioít de razas.— Actitud de la anglo-sajona enfrente de la!ti-Tuno-latina, despues de la independencia de los america-nos espaitoles.—Secesidad de uniformar el sentimiento parala defensa coinun de nuestros mútuos intereses:—Causas quehan alterado nuestra fraternidad, y medios legítimos de res-ab7¿Terla.

Desde que España retiró' del. nuevo:continente elresto de sus tropas, despues de la batalla de Ayacucho;s. • muy particularmente tras de aquella mal aconsejaday peor dirigida expedicion contra Méjico en 1829, soninnumerables los amaños que se han puesto en juegopor los Estados-Unidos del Norte, para mantener vivoel sentimiento de la odiosidad creada naturalmente enla guerra de la independencia entre criollos y penin-s kll;res

La unidad de la raza latina allá en el Nuevo-Mun-do, aun despues de la visible decadencia en ,que Es-paña se postró durante el primer tercio de este siglo,hubiera sido perpauo obstáculo contra las tendenciasabsorbentes de los norte-americanos en aquellos terri-torios; con cuyo motivo, y aprovechando sin trabajolas consecuencias del divorcio consumado por la guer-ra, la política y la diplomacia de la Union casi estuvie-ron á punto de ver su obra completamente coronada.

No (pliso Dios que donde habian tremolado victo-

-53-

• liosos el pendon de la cruz los redentores de una razaenvilecida, para arrancarla de las ignominias del paga-nismo y cultivar su entendimiento con las d.ulcisimasvirtudes de la caridad cristiana., desapareciesen de una.vez ambas razas ya confundidas, y á la par los funda-mentos dé la civilizacion evangélica .; que habia consu-mado su fraternidad, y los restos del catolicismo, úni-co escudo de su legítima existencia. Mas cuandovueltos- en sí los hijos de una madre coman se aperci-bieron de su error y trataron de poner diques á la am-bicion de.: su funesta vecindad, ya no pudieron evitarel que de la mejor comarca del Nuevo-Mundo se hu-biesen emancipado -.riquísimas provincias, ni corregirtampoco los inconvenientes de una organizacion con-traria á su naturaleza, á su historia y á su verdaderafelicidad, que tiende sin duda alguna .á sumirlos per-pétuamente en la anarquía que les arrebató la paz, yque..pádiera con el tiempo tanibien despojarlos de suindependencia..

Porque ese pueblo activo, invasor y esclusivista,que avanza con sus pretensiones por todo el Nuevo-Mundo hacia el dominio universal, comenzó- por rega-lará aquellos otros, de origen y costumbres tan diver-sas de las suyas, una constitucion exótica, como si tra-tara 'ele. organizarlos á su imagen; y luego, valiéndosedel desconcierto causado por la novedad entre los súb-ditos de una monarquía aristocrática y secular, con-vertidos en republicanos radicales, desenmascaró susmiras y se hizo dueño de lo que ya estaba en completadisolucion, sin renunciar á lo que con su cizaña seguiapervirtiendo. -

De aquí la necesidad urgentísima de identificarotra vez la .raza de los españoles que se estiende porambos hemisferios; yr rió al compás de una reorgani-zacion política que los tiempos han anatematizado; nimenos al impulso- de la unidad nacional„ contraria yade todo punto , á los legítimos -intereses de una y otra

'comarcas; sino por el sentimiento de familia que debeperseverar entre los hijos de una madre comun, en es-pecial cuando otra familia bastarda y ambiciosa aspiraá desheredarlos y á extinguirlos.

Para lograr aquella intencion y satisfacer plena-mente dicha necesidad, en la cual estriba un futurolleno de venturas no lejanas., es preciso que los espa-ñoles de ambos mundos nos acomodemos á una mis-ma pauta en el cultivo de nuestras relaciones y en elobjeto de nuestros procederes.

Esos, de ningun fundamento, temores que allí sehan manifestado á veces, contra el pensamiento absur7do de un nuevo dominio español en las naciones cuyaindependencia seremos los primeros á respetar y man-tener, han promovido á veces tambien alteraciones pro,fundas en el sentimiento fraternal y uniforme que de-biera existir en nuestra raza, y cuyas excelencias yoproclamo. - De ellos han provenido acometidas injus-tas contra intereses individuales, que despues han cos-tado enojosas explicaciones; alejando en cierto 'Modoel apetecido momento de la mas amplia reconciliación.,y dando cebo á ,los malos oficios de nuestros mútuosadversarios.

No es esto decir que allá esté toda la culpa de se-mejantes disgustos. España, por excesos de delicadezaó por faltas de asiduidad en lo que mas la convenia,ha solido borrar de la memoria.de aquellas comarcashasta el recuerdo de nuestra vida material, con - la au-sencia absoluta de todos los elementos nacionales queallá; debieran mostrarse de continuo. •

Otras veces, sobre un terreno dado, .la • bastardaespeculacion de agiotistas y aventureros ha lastimadolos vínculos de aquel amor que se reanudaba tras de"una lucha fratricida; ora estimulando los odios de laguerra civil, con el único objeto de medrar en el desór-den, ó bien ingiriéndose en vergonzosos tratados derrédito nacional, (pie dieron por resultado despojos ycompimientos,

Tambien en los discursos de la ignorancia, torpe-mente embriagada con las exiguas proporciones delorgullo local, se han nutrido con frecuencia los renco-res, á cuya extincion todos debemos .consagrarnw:,porque ni de esta banda se ha recomendado bastantela eircunspeccion. de los peninsulares en el terreno ofi-cial; y especulativo de la América española, ni entrenuestros hermanos del Nuevo-Mundo . pudo haber eljuicio necesario para corregir por sí mismos, y sin• elejemplo permanente de • los españoles que allá iban,errores de mala educacion pública en que por nuestrodescuido se habian criado.

Tales son las causas que han mantenido, si nó losrencores, los recelos, á lo menos, entre los españoles deambos mundos; mas nó, como algunos desorientadosse figuran y otros díscolos propalan, recelos inextingui-bles; Si no muy fáciles de corregir, á poco que el re-medio .se exponga, á la consideracion general hasta eri-girlo en sistema. Y esto lo digo, porque en el tratofrecuente de muchos años con nuestros hermanos deultramar, en América, en España y en varias nacionesextranjeras .que , he recorrido, siempre á los procederesnaturales de una cortesanía afectuosa, me han corres-pondido los hijos del,Nuevo Mundo con todo génerode cariñosas bondades: verdad -sincera y evidente queme place declarar, nó como testimonio de gratitud, queson mayores los que el deseo les reserva; sirio comoalarde de justicia y como prueba de las felices disposi-ciones que se alimentan para nosotros á la bandaopuesta del Océano.

Pues entrando en los hechos de la vida pública, ¿quédiremos -de las deferencias que han recibido y recibensin interrupcion nuestros agentes oficiales en toda laAmérica española?. Fueran ellos escogidos y de . buenconsejo entre los mejores que tenemos, siquiera hastaaqui no haya desmerecido ninguno de la ordinaria.dignidad correspondiente á su carácter, y algo rn:(3...,

-56-- -

estaria el camino de la fraternidad que á nues-tra raza. conviene en el nuevo y en el antiguo conti-nentes.

Aun no he dejado de recordar un solo dia, porqueá. estas materias está mi espíritu absolutamente con-sagrado, aquellas envidiables ovaciones que en toda laAmérica del Sur recibió la: corbeta de guerra españolaque lleva el nombre de mi querido pais, La Ferrotana,cuando hizo su viaje alrededor del mundo.

¿Y qué: estas demostraciones y otras á millaresque podria referir, tienen algo de comun con esos, yaartificiales, odios que en América se empeñan enmantener contra España nuestros comunes enemigos?

¿Y ellas no han de decir nada, que sí han dichopor ventura, al buen juicio de nuestros gobernantes yal sentimiento del pueblo español, no solamente .paramultiplicar sus deseos fraternales, sino tambien paraagotar en las contiendas que allí se nos susciten todoslos medios conciliatorios, antes de llegar _á un rom-pimiento?

España, la madre legitima de aquellas naciones,tiene que ser con ellas amantísima, cuando mas fuertese suponga. De su razon no debe hacer alardes masque por las vial de la paz, ni de su derecho granjería,ó monopolio de ambiciones. Fuerte con sus recursosante el continente occidental, no debe escasearloscuando la necesidad se los exija, ó cuando la conve-niencia los reclame; pero en ambos casos, y salvos losextremos de la honra positivamente mancillada, esosrecursos y esa fortaleza deben emplearse contra el ene-migo comun, en legítimo consorcio, ó contra los excesosde la anarquía, con un desinterés verdaderamente fra-ternal é ilimitado.

Mezquinas susceptibilidades que.. lo contrario acon-sejan, por mas que hayan manejado en superiores es-teras los antecedentes de esa gran cuestion, no mere-cen siquiera los honores de la consulta,

-57-Ni los hechos agresivos, y aislados por supuesto, de

tal ó cual autoridad en la América española, deben al -terar en lo mas mínimo la conducta que propongo.Con amor persuasivo y elocuente actividad se debenenmendar semejantes contratiempos; nó con amenazasque irriten, ni con actos evidentes que ofendan; puestoque al . cabo las tales aisladas agresiones proceden sim-plemente del carácter de una educacion en que mucharesponsabilidad nos toca, ó de otros vicios efectivos, que ya se han enumerado.

Esto supuesto, y dado el verdadero carácter de lacuestion de raza, tal y como se -debe comprender, va-mos á examinar en seguida los efectos á que debe as-pirar España con su política y con su fuerza, sobre elcontinente americano, ajustándonos á la idea primitivaque me ha inspirado estos artículos,

ARTICULO X.

Censurable descuido de nuestra.parte, ante las piráticasnes cometidas en la América central.—Situacion estratégicade Cuba respecto al nuevo continente.—Aquellas invasionesy la desmembracion de Méjico por los anglo-americanos, ami-larian la 'importancia de Cuba para los españoles.:—Samanáy San l'Urnas: su situacion geográfico-estratégica y empeñoque tienen los americanos del Norte de adquirir cualquierade ambos puntos, con el fin de bloquear económicamentenuestras colonias.--Conjunto de causas que aconsejan á Es-paiía oponerse, hasta con las armas, á la extension hácia elSur de la rIpública del Norte.

La actitud espectante de España, ante las agresivas

demostraciones de los Estados Unidos en la América, ti

Central, no tiene desgraciadamente otra. explicacion, 11que el absoluto descuido con . que- se han mirado aquí

los hechos mas trascendentales relativos al nuevo con- otinente.

El indiferentismo de Europa en pleno . siglo XIX 1

ti n te esas mismas agresiones, por . mas que sea un 61apóstrofe contra la civilizacion universal y negacion ab-

soluta del derecho de gentes, todavía es menos censu-III

rabie que la conducta de España, á lo menos no remon- 1s d',ando la euestion de intereses materiales á una esfera t'muy superior á inmediatas consideraciones. - hl(

Mucho pudiera decirse aquí en cuanto á los debe- ileim

1(s morales que hemos contraído ante Dios y ante los ,

-59---

hombres para la salud del N uevo-Mundo, y no pocosobre los inmediatos , palpables beneficids que habriamosde recoger, mas que todas las Ilaciones del universo, deldesarrollo material é intelectual de aquellos pueblos,En la geografía en la historia están consigndas lasgrandes verdades qué ahora omito, y á los,eStadistas declaro entendimiento no hay para qué se les expliquen,puesto que ya deben saberlas de memoria.

Sin embargo, y una vez que á generalizar estos co-nocimientos ningun obstáculo se opone ante la políticabien entendida, conviniendo por otro lado manifestar cla-ra y terminantemente la actitud que nos corresponde entales ó cuales- ,hechos, por la situacion que ocupan nues-tras posesiones coloniales, voy á señalar algunos pun-tos culminantes' de esta cuestion, para que se conoz-ca con la mayor exactitud y se disimule á la vez, aquelespíritu de saludable censura con que este artículo seha inaugurado. Así tambien se justificará nuestra in-gerencia en los asuntos relativos á las naciones del otrocontinente,,hasta el punto de llegar al tercer género deguerra, segun se ha indicado en el artículo V.

He dicho, y creo haber demostrado ya, que los Es-tados Unidos de la América septentrional aspiran al do-minio absoluto de todo el Nuevo Mundo.

La isla de Cuba, llave del seno mejicano para el co-mercio Universal, y punto de inexcusable escala entreel hemisferio del Norte y el del Sur, puede considerarseestratégicamente como la, mas excelente base de dichodominio.

Los habitantes de la América septentrional mi-rándola no han omitido ocultos amaños ni públi-cas demostraciones para adquirir aquella joya.

-España, que la posee legítimamente, y que tambienreconoce su importancia, no está -dispuesta á dejárselaarrebatar; y' con esto cada nacion multiplica sus esfuer-zos y dá al pensamiento y á la accion respectiva los gi.ros mas éonducernes al éxito que se propone.

Forma el seco mejicano una cuenca ó semicírculo,euvo lado del Norte en su mayor parte se halla seño-reado por los estados de la Union. Al Sur, y no muylejos de Cuba, está la península de Yucatan, vecina alistmo de Tehuantepec, y en el centro, á la entrada.. delmencionado seno, la codiciada isla, equidistante de am-bos lados, dictando leyes al comercio universal en aque-Ha parte del mundo.

Todo el terreno comprendido en las costas del senomejicano, escepto el que ya han adquirido los ameri-canos de la Union, es parte integrante de la repúblicade Méjico, inclusa la península é incluso tambien elistmo; y como los Estados-Unidos del Norte comienzaná persuadirse de nuestra voluntad, de nuestro derechoy de nuestra fuerza para negarles por todos conceptosla. posesion de Cuba que están deseando, se han pro-puesto ir tomando á retazos ó de una vez, como mejorpuedan, todo el territorio de la, .nacion continental quea ellos y á, nosotros es vecina en aquellas latitudes, se-guros de alcanzar despues, sin gran esfuerzo y por ,unresultado natural, lo que ahora no lograrian sin mucha14mpeza de nuestra parte, y aun costa de los mayoressacrificios.

Y el caso es que en semejante cálculo 'no yerran;porque la isla, de Cuba, cuya importancia es puramentecomercial, necesita la mayor tranquilidad .en todas susoperaciones; corno que no hay nada mas asustadizo queel dinero, ya lo he dicho :repetidas veces: y está claroque el (Ha en que los norte-americanos sean una ani-aaza permanente contra la dicha isla desde el Sury desde el Norte, multiplicadas su arrogancia y su

lUerza„ ya entonces efectiva, por la posesion de Méji-

co, el comercio peninsular de allá de Cuba se re-eogerá, á mas seguro territorio, y hasta la propie-dad rural sufrirá enormes quebrantos para los qué sonahora sus legítimos dueños.

[ntonces el estado económico de la isla en cuanto

lis

11(

yu

lilf

á nosotros, y su estado político tambien reducido á lafunesta condicion de perpetuo bloqueo, Regaña ít ser-nos gravoso y hasta insostenible; de manera que los Es-tados-Unidos, con habilidad y perseverancia, que sonsus dotes favoritas, acabarian logrando naturalmente,por cesion por conquista, lo que ahora les está ab-solutaMente vedado de una manera y de la otra.

Corno puntos auxiliares de este sistema, los norte-americanos, hace ya tiempo , que gestionan la adquisi-cion de la bahía de Samaná en la isla de Santo Do-mingo; y ahora han comenzado á tratar sobre la com-pra de San Thómas, ambas al Este de Cuba.; es decir,epa el tránsito de España; porque su objeto es hacerefectivo el bloqueo comercial , de nuestras colonias,cuando la ocasion sea oportuna, y cualquiera de am-bos puntos seria magnífico para realizarlo, estorbandola comunicacion entre aquellas y nuestra península.

Ahora bien: en cuantas discordias de carácter be-licoso puedan ocurrir allá en el huevo-Mundo entrelos Estados-Unidos del Norte y los españoles america-nos, ¿deberá España conservar una actitud neutral,que la estreche poco á poco hasta anularla en lo queahora posee; ó será mas político, mas hábil y mas fe-cundo en resultados favorables tambien, el ingerirseinmediatamente en la cuestion armada, para salvar detodo menoscabo á sus hijos, que son hermanos nuestros?

No diré yo que en litigios de carácter dudoso ha-yamos de introducirnos sin examinar lo justo; mas con-tra esas piraterías que se han hecho en la Américacentral, y contra las de mas grave carácter tambien,invasiones 'absorbentes como la de Méjico hace ahoradoce años, siempre deberian estar nuestras armas afi-ladas y en sazon para ingerirnos en la lucha.

Lo contrario es no comprender el verdadero puntode mira á donde se dirigen semejantes agresiones; esolvidar asimismo y por un error de trascendentales fu-nestos resultados, la concien cia de nuestro propio

-62-valer, hoy por hoy, ante esa nacion heterogénea é im-potente hasta ahora: es darla alas para que extienda sudominio sobre la tierra firme con la mayor tranquili-dad, y para que luego'vaya á hacer presa en nuestrosdominios, cuando ya por negligentes no 'podamos evi-tarlo.

Entiéndalo así España de una vez, que mucho leconviene: repare en sus intereses del Nuevo-Mundo,que son los intereses de su raza; infinitos, innumera-bles, magníficos y civilizadores. Vuelva los ojos háciasus antiguas glorias, y mire sin mezquinos recelos á sucreciente actual prosperidad y á su grandeza no lejana.Recuerde que á errores de la administracion españolase atribuye aun el estado ruinoso de aquellas riquísi-mas comarcas, y á nuestro carácter la anarquía en quealgunas se consumen; de manera que la conciencia tam-bien, además de sus naturales intereses, aconsejan yaá España un sistema de franca y leal cooperacion para.la salud de aquellos pueblos.

Mas hagamos punto final en las declamaciones, querara vez suelen hablar á la inteligencia, ,y pasemos ámetodizar dicho sistema, puesto que ya lo he indicadocomo urgente; ajustándolo al estado de cada zona, y ála relacion que su existencia guarda con nuestra mismaexistencia allá en , el Nuevo Mundo.

ARTICULO XI.

La vecindad de Mejieo á los Estados- Unidos, es contraria á laintegridad de su territorio y á la independencia de su nacio-

, nalidad.—Emancipacion de Tejas y otras comarcas.--Saanexion á la república del Norte.--Ilusoria perspectiva queestimula estos escándalos, y realidad del objeto por que seconsuman.—Alianzas intentadas entre Méjico y España enpro de ambas miciones.— .Cálculos erróneos por que no se hanrealizado.--.Pruebas efectivas de la conveniencia de dichasalianzas.— Urge á los intereses de España que illejico sub-

- sista independiente, matando su presente anarquia.—En quétérminos debe intervenir España en la cuestion de Meyico,siempre que á ello sea llamada por los naturales.—Las pro-testas de los Estados- Unidos, y aun la guerra, no deben serobstáculo á nuestra intervencion. haciéndola de acuerdo éon.el gobierno mejicano.

Hizo blanco inmediato de las intrigas norte-ame-ricanas á Méjico, su próxima funesta vecindad; y porellas se han mantenido constantes en sus comarcas loshorrores de la guerra civil, el desconcierto de una po-lítica voluble, ejemplos desgarradores de descomposi-cion nacional, y esa perpétuá alarmante duda que yaha trascendido hasta Europa, respecto á la imposibili-dad de conservar su independencia.

Tejas, Nueva-Méjico, la Alta California y otras co-marcas al Septentrion de dicha república, han comen-zado la obra funesta de disolucion, aconsejada y man-tenida por los anglo-americanos; y al ejemplo Yucal:In

- 64-

Sierra-Madre han querido salir de la esfera de pro-.vincias, corno salió Tejas, para erigirse en naciones li-bres, y despues ir It dar en la mas inícua• de las tira-nías, que es la tiranía que aniquila á los naturales, porlas violencias de los invasores.

El estado de creciente prosperidad material conque fascinan á sus admiradores' los estados de la Con-federacion anglo-americana, no hay duda que se prestagrandemente a estimular las ambiciones que no se fun-clan en ningun sentimiento moral; de manera que enMéjico, lo mismo que en tierras de Cuba, hay ardien-tes partidarios de la anexion; suponiendo, ilusos, quelas ventajas que reciba el suelo de su respectiva pro-piedad, á favor de un laboreo mas activo, mas inteli-gente y mas garantizado, sobre lodo; por Una paz inal-terable, han de gozarlas_ ellos Mismos.

No seria así, probado está suficientemente con lahistoria de todos las anexiones, en especial cuando lospueblos que las verifican son de diversa naturaleza.,corno en el caso á -que nos referimos; r porque entoncesla raza mas pujante absorbe á la mas - débil, sin quehaya ley ni protocolo capaz de remediarlo: Mas aun-que lo fuera, aunque un equilibrio 'perPecto de fuer-zas materiales, sostenido por la mas estricta equidad Y

por la armonía mas inalterable, garantizase para siem-pre ;jamás todos los derechos subsistentes en el actode la anexion, y los que en adelante pudieran adqtü-rirse, todavía el espíritu no se ha subordinado tan ab-sol u fomente á la materia entre los pueblos de origenespafiol que, por los goces groseros de la vida mate-rial, sean capaces (le relegar al escarnio, mas bien queal olvido, los nobles sentimientos de su familia, de sureligion y de su patri z.

Por esto Méjico, que reducida y arrastrada á unaexistencia de tribulaciones, despedaza incanta su nacio-nalidad y la confunde con. la de, sus mas ardientes' ene-rnigo, sin sospechar lo que está haciendo, cuando se

apercibe recula y lucha heróica hasta abrasarse en elfuego sagrado de su sagrada independencia. Entoncesdesolada, vuelve los ojos al mar por la banda de Orien-te; y si no reniega de su emancipacion' , porque esto la,desdoraria aun á nuestros mismos ojos, tampoco re-niega de, su origen y busca los consuelos de una madrecariñosa, que Cambien tiene que perder, y mucho, alláen el hemisferio donde ella se consume.

Explicados están los motivos de alta política y depropia seguridad que aconsejan á España no hacersesorda á las indicaciones , ya verificadas y que puedanrepetirse desde Méjico, con el fin de una alianza entreambas naciones. Además, que la gran masa de espa-ñoles peninsulares que reside en aquella república,siendo de la patria honra y modelo de laboriosos in-dustriales cuando la paz se lo consiente, de maneraque todo el comercio en grande escala anda allí en lasmanos de nuestros compatriotas, bastaría para estimu-larnos á mirar con cariñosa proteccion aquellas comar-cas, y para -estorbar cualquier menoscabo en ellas,cuando se reclamaré al efecto nuestra ayuda.

No lo estimaron así, lástima causa referirlo, diplo-máticos de vasta capacidad y larga esperiencia, cuandoestalló la guerra en 1846 contra la república de Mé-jico. Entonces,,como otras veces, se supuso que la masestricta neutralidad era la única , conducta que nos con-venia observar ante la lucha de ambas naciones, parano comprometer los intereses de España; olvidándosede que los intereses de España son los de todas las re-públicas que proceden de nosotros, y que allí dondeestos sufran algun quebranto, lo sufrirán los nuestroslambien irremisiblemente.

¿Y qué sucedió despues? que los Estados-Uni--dos, soberbios con las adquisiciones hechas en elNorte de Méjico, supusieron que ya no necesitabanmas para llegar hasta Cuba; y á Cuba se lanzaron,sin hacer caso de la neutralidad que habíamos guar-

9

dado, y de la consideracion que por ella nos debían.Afortunadamente, con las intentonas vergonzantes

del filibusterismo, en el acto vencidas y severamentecastigadas, pudieron convencerse de la impotencia mi-litar de su nacionalidad ante la nuestra; y callaron yvolvieron á su sistema rapaz en el continente, inva-diendo la Sonora unas veces; otras las repúblicas de laAmérica central; acometiendo al Paraguay, y siempresembrando elementos de discordia en Méjico, en Ve-nezuela y hasta en Chile y el Perú, con el fin mani-fiesto de enervar nuestra raza y hacerla presa última-mente de su dominio absoluto.

Esto entendido, que es lo cierto, y consideradocon rígida meditacion, fortificará el pensamiento demejorarnos en la lucha que, mas ó menos pronto, ten-dremos que afrontar en el Nuevo Mundo,- eligiendoel terreno que mas ventajas nos ofrezca.

Y como Méjico es, entre todas las repúblicas, la masamenazada y afligida por los norte-americanos, de mane-ra que, si no acudiésemos á su remedio .corno hermanos,pronto, con la renuncia entre forzosa y espontánea desu nacionalidad, tendríamos que considerarla como áenemiga, y enemiga muy peligrosa, en virtud de su ex;-tension hasta el itsmo de Tehuantepec, de su naturalsuperioridad sobre las otras naciones hispano-america-nas y de su situacion geográfica en cuanto á nuestrascolonias, claro está que es urgentísimo el remedio de supresente anarquía ante todas cosas, y luego el reanudarlos vínculos de nuestra indispensable amistad con he-chos evidentes,.. y en, tal disposicion que no vuelvaná romperse nunca.

Para realizar estas ventajas con la política y conlas armas, si necesario fuese, no ha de mirar Españaal carácter de los partidos militantes en aquella república, por lo que hace í su régimen interior, ni muchomenos á tales ó cuáles hombres. Semejante ingel :en-cia,, directamente entablada, no solo no nos daria en el

-67-peligro comun la fraternal influencia á que deberíamosaspirar en el caso de 'una guerra de razas, sino quemermaria en los ánimos de los naturales su amor y sugratitud, suponiéndonos, en vez de hermanos, opresores.

Méjico necesita gobierno ante todas cosas; pero ungobierno que sea capaz de garantizar su existencia porel influjo de sus actos, por el régimen de su adminis-tracion, por el respeto mas profundo al derecho inter-nacional, y por su- celo, además, para mantener incólu-me la independencia de la patria. El que á tales cir-cunstancias corresponda mejor, blanco ó rojo, ó delcolor que sea, aquel debe ser objeto de nuestras simpa-tías y, de nuestro apoyo; porque aquel estará fuera delas influencias bastardas de los enemigos de España yde los españoles allá residentes; y confundirá sus fuer-zas con las nuestras, lleno de amor y buena voluntad,cuando se trate de atajar el torrente de nuestros inva-sores.

Esto por lo que hace á los partidos; y en cuanto álos hombres, claro está que aun debemos ser mascircunspectos y mirados. El que tenga bastante in-fluencia, justamente 'adquirida sobre los demás, paraahogar con ella las pequeñas ambiciones que han he-cho de la república un semillero de crímenes; el que enel ánimo de los naturales reuna mas títulos á la públi-ca consideracion; el que se halle, por sus servicios, conmas derecho á la gratitud nacional; que infunda por sucarácter mas respeto, mas confianza por su experiencia,por su arraigo mas garantías, y por su dignidad masseguridades ante la suya y ante las demás naciones, eseserá el in as digno gefe de un pueblo atribulado, queaspira á constituirse de una vez para siempre, trastantas y tantas amarguras, tras tan horroroso descon-cierto.

Nosotros no debemos ingerirnos á la ventura en elsosten de tal ó cual caudillo; no hemos de levantar tam-poco sobre nuestros paveses al hombre que la opinion

desi lma va como el . único capaz de contener el descon-cierto que á Méjico devora, siquiera lo sea efectiva-mente; no hemos, en fin, de constituirnos en opresores,cuando solo corno hermanos debernos conducirnos. Pe-ro aun así y todo, es parte de nuestra oblígacion el re-gistrar la historia, y en virtud de ella inclinar nuestrassimpatías al lado de los que. han sido con España masleales; de los que sin renegar de su independencia, por-que esto lo encontraria bastardo el 'pueblo español,tampoco han renegado de su origen.

Y hecho esto, y constituido definitivamente enaquel pais el póder que haya de serlo por la voluntadde sus naturales, España, segura de su valor, y apoyadaen la fuerza de su derecho y en la existencia de su ra-za, no solamente puede, sino que debe llevar á .Méjicosu influencia y sus armas, segun aquella y estas seanoportunas, para mantener el Orden creado; de maneraque, á - favor de la paz, so levante en aquellas comarcasun imperio 'floreciente,: riquísimo y poderoso; y paraluchar á brazo partido contra todas las agresiones quedel Norte se cometan contra los españoles de amboshemisferios.

Entonces la guerra seria tal vez posible, aunquemucho habría de contenerla, en cuanto á los anglo-americanos, nuestra manifiesta decision; pero . entoncestambien todas-las ventajas estarian de nuestra parte, co-mo he de probarlo en el artículo siguiente.

ARTICULO XII.

Posibilidad de- una guerra contra los Estados-Unidos por Espa-ña y Méjico en el territorio de esta última república.--Iks-vanécense temores vulgares.—Méjico sola, valdria militar-mente mas que los Estados-Unidos, con tal de matar antes suanarquía.—Méjico y España aliadas saldrian de continuovictoriosas, siempre que la eleccion del terreno fuese suyo.—De cómo esto podria verificarse.—Fuerzas militares quepuede organizar la república mejicana, y las que España po-dria llevar allá para la guerra.—Los estados- Unidos serianimpotentes para contrarestar en campaña el poder de las na-ciones aliadas.-7-Consideraciones filosófico-militares en quese funda esta opinion.----Ejemplos históricos que la robuste-cen.—El apoyo que hallasen en 1Y10ico los norte-americanosseria nulo. — Ni á-una guerra contra Méjico y España reuni-das darian los Estados- Unidos el propio carácter que contraMejico . sola.--La marina militar española se encargariaesta novedad.—Con ella los norte-americanos acabarian porsolicitar la paz, á poco de empezarse la guerra.—Efectos queesto produciria para el futuro bienestar y la gloria de las ,na-ciones hispano-americanas.

Suponiendo 'que España se vea forzada á, lucharcon los. Estados-Unidos de América, por provocaciondirecta ó por intereses trascendentales; y que el terre-no elegido préviamenté para la lucha sea Méjico, envirtud del carácter de familia que debe tener esta co-lision, liase de suponer también que las cosas estarándíspuéStas, de manera que la república mejicana seanuestra amiga v aliada, á, lo menos en cuanto a su go-bierno; que es 1, lo que deben conducir con el

--70--

decoro, bien que con la, mas grande asiduidad, to-dos los oficios de la política española en sus relacio-nes con el Nuevo-Mundo.

Estando así preparado el terreno de la guerra con-tinental entre España y los Estados-Unidos, casi de-beríamos ahorrarnos, nó ya el examen, pero ni siquie-ra la enumeracion de las ventajas positivas que logra-ríamos en semejantes condiciones:

Contra los norte-americanos, allá en tierras de Mé-_jico, se bastarán los mejicanos mismos, siempre que elmonstruo de la anarquía no introduzca, como otras ve-ces, en sus filas, la desunion que les ha arrebatado lavictoria.

No importa que los sóbrios y valientes soldados dela Angostura hayan visto señoreada por sus enemigos,harto menos valerosos, bien puede asegurarse, la ca-pital de su nacion. En sus hechos de armas casi todoshan probado que saben pelear contra los yankees, co-mo han peleado contra otras fuerzas aguerridas que laEuropa les ha enviado; de manera que si el senti-miento nacional se fortifica y el deseo de la venganzase estimula, siempre que corno buenos y patriotasquieran entrar en la lid, todas las probabilidades deltriunfo estarán de su parte. ¿Qué será, pues, el dia enque Méjico se alíe con España contra nuestros comu-nes enemigos, cuando estos quieran invadir nuevamen-te su territorio para combatir dicha alianza?

Porque es necesario entender que nosotros no po-dremos forzar á los anglo-americanos á asistir á la lu-cha en el terreno que nos acomode; mas casi se pue-de asegurar que, si España ajustase con Méjico un

tratado de alianza defensiva primero, y despees . comofiel aliada del gobierno (le aquella nacion, y para ayu-dar á regenerarla con el mayor desinterés, y á sus rue-gos se entiende, enviase allá un cuerpo de ejército . auxi-liar, la soberbia presuntuosa de los Estados-Unidos,en el primer arranque de su exaltacion, iría á bus-

-71—

carnos desatinadamente al terreno por nosotros elegi-do, y con esto se llenarian las consideraciones de mitercera hipótesis en cuanto á la guerra.

En tal caso, Méjico bien podria organizar á lo me-nos 40.000 soldados aguerridos, puesto que muchosmas tiene de buen temple y ya experimentados en sussangrientas discordias. Sin ir mas allá del año 54,hasta 45.000 hombres de tropas veteranas llegó á or-ganizar el ilustre general Santa Anna en su postreraadministracion; y mucha mayor cantidad de sus na-turales se mantiene hoy en armas sobre aquella repú-blica para devorarla con una guerra asoladora.

España, en tal caso, tampoco tendria mas inconve-nientes' que los de su propia voluntad para enviar áM.éjieo otros 30.000 soldados; 10.000, por ejemplo, delos ya aclimatados en la isla de . Cuba, para que ayu-dasen á cubrir las guarniciones en las plazas insalu-bres de la costa, y 20.000 del ejército peninsular, quese internasen rápidamente para situarse en las fronte-ras del Norte, conteniendo á los invasores en su pri-mera y mas impetuosa acometida.

Extraordinario, inverosímil habia de ser el sacu-dimiento patriótico de la Union norte-americana, paraproducir un ejército suficiente con que entrar á batirseen semejantes condiciones. Si con heróicos sacrificioslograba aquella república enviar de una vez 30.000hombres sobre las fronteras del rio Bravo, de seguroque todos sus recursos de reserva quedarian extin-guidos, y extinguida, por consiguiente, toda la ma-yor pujanza de la Union al mas pequeño , descalabro.

Que, este lo habrían de sufrir, no hay para qué du-darlo; primero, porque no es lo mismo luchar en ter-reno neutral que en pais enemigo; segundo, porque lasdos naciones aliadas podrian siempre entrar con doblefuerza que los invasores en línea de combate, y terce-ro, porque seria gran auxiliar de la guerra para noso-tros un sistema de partidas sueltas de gentes del pais

-72-que, utilizándose de sus naturales recursos y del co-nocimiento práctico del terreno, hostilizasen al ene-migo en sus marchas, le hiciesen distraer grandes fuer-zas á la escolta de convoyes, sorprendiesen sus puestosavanzados, no les consintiesen establecer depósitos nihospitales sin grandes retenes protectores que merma-rian el nervio del ejército, les fatigasen con perpétuasalarmas y les desorientasen al mismo tiempo con fal-sas confidencias.

Todo esto y mucho mas hicimos nosotros acá enEspaña cuando la guerra de la Independencia, que-brantando el poder imperial hasta el punto que en lahistoria se halla escrito. Esto hizo Sicilia en laprimera mitad del siglo XVIII, cuando de buena fése alió con España para sacudir el dominio austriaco,y constituirse, por nuestra ayuda, en nacion indepen-diente. Esto acaba de hacer la Lombardía en la gúer-ra que ahora mismo ha terminado. Esta es, en fin, lahistoria de todos los pueblos que se han visto forza-dos á rechazar invasiones poderosas, siempre que ha-yan tenido fé en su causa y union en la defensa. ¿Có-mo, pues, se , ha de suponer que los Estados-Unidos dela América septentrional se verian exentos de las fu-nestas condiciones con que tienen que luchar, por re-gla general y en grande escala, los invasores de otrospueblos?

Yo bien, sé, y no quiero ocultarlo, que no faltarianauxiliares á Méjico en la guerra que supongo.' Tam-bien hubo afrancesados en España y gente amiga delAustria en Cerdeña y Lombardía. Pero se equivocangrandemente los que crean que semejante auxilio se-

. ria muy poderoso.El sentimiento de la patria en los pueblos de la

raza latina es el mas grande sentimiento; y si algu-nas veces, por desahucio providencial y aislamientoabsoluto en tribulaciones extremas, lean podido sacrifi-

a desapareciendo con, la naciottalidH d respectiva

-73-basta. el último vestigio de su raza, cuando la. miseri-cordia de Dios se muestra visible y 'protectora, cornoen. el presente caso, nuestros pueblos saben luchar conheroisnio y prevalecer con gloria aun en medio desus ruinas.

Pero aun hay otras razones que alegar en pro denuestra superioridad en una guerra semejante. Cuan-do los Estados Unidos se la hicieron áMéjico en 1846,el mayor nervio de .. las tropas federales se introdujopor -Veracruz, y esto se .explica echando una rápida,ojeada• sobre las condiciones físicas de dicha república.

Desde las fronteras del Norte hasta la capital, nopodria ser de gran efecto una numerosa expedicion;como que antes de avanzar á terrenos medianamentepoblados, tendria que sufrir quebrantos enormes por la.distancia y por los desiertos. Yendo por Veracruz, sepresentaban menos dificultades; como que desde estaplaza hasta Méjico hay cuando mas 90 leguas, é in-termedias magníficas ciudades y otros lugares derecursos,• .

hora bien: ¿se . decidirjan nuestros enemigos en lapresunta guerra á pelear únicamente sobre las fronte-ras del Norte, en cuyo caso mucho habri a de mer-mar sus recursos la ausencia del filibusterismo: deNew-Orleans, etc, que no iria, de seguro, á semejantescomarcas; ó tendrían la arrogancia inaudita, y el po-der sobre todo, de habilitar una escuadra bastantefuerte para pelear con la que nosotros situaríamos in-mediatamente en el seno mejicano, y 'un ejército dedesembarco capaz de arrollar tambien á nuestros dosejércitos, el de los mejicanos y el de los españoles?

¿Saben los Estados-Unidos del Norte, saben susapologistas lo que una tal expedicion representa enrecursos de todo linage? Porque si. lo saben, desdeluego habrán de convenir conmigo en que la presu-puesta expedicion es. á todas luces imposible; y sién-dolo, no solamente lo es tambien la Itip('nesis de toda

l0

74-ventaja sobre nuestras armas, que no fuese muy acci-dental y pasagera, en las fronteras del Norte, sinoque hasta acabarla por seylo igualmente el sostenimien-to de la guerra mas allá del primer ímpetu.

Corno que las' fuerzas navales de España no esta-rian ociosas; y aun dado caso que no se quisiesen aven-turar desde Cuba aquellos 15 ó 20.000 negros arma-dos, que tanta confusion introducirian en los Estadosdel Sur de los norte-americanos, todavía seria efectivoel bloqueo mas riguroso de los puertos de la Union', elapresamiento de sus buques mercantes en todos losmares del globo, especialmente en América y Europa,y la ruina, en fin, de su comercio.

Con esto, ¿quién duda que los anglo-americanos,pueblo heterogéneo y sin ningunas condiciones deunidad nacional, se apresurarian en breve término ádeponer su arrogancia?

Entonces la paz se restablecerla; pero nosotros nodejaríamos de ayudar á Méjico en su reconstitucion,de la manera que los mejicanos la deseasen, y en lostérminos en que ellos tambien solicitasen nuestraayuda.

Y de este proceder y de aquellos tumultos pasaje-ros, la raza hispano-americana saldria á la superficie dela consideracion universal con nuevoltítulos de gloria;asegurando la existencia ,de todas y cada una de lasnaciones que la forman en ambos hemisferios, y dandolegítimas esperanzas de lucro y de comodidad en suscontrataciones á los pueblos del Viejo-Mundo, que hoyla contemplan postrada y en cierto modo impro-ductora.

Las ventajas que de todo lo dicho habrian de obte-ner las naciones europeas mas directamente interesa-das en el comercio con aquellos territorios, se expon-drán en el artículo postrero.

ARTICULO XIII.

La existencia de la raza latina en el Huevo-Mundo es igual-mente necesaria á los intereses morales y materiales de Bu-ropa.—.Por qué interesa á Inglaterra tanto como á la nacionque más.—Causas políticas y económicas que aconsejan áFrancia mantenerla en sus derechos y en su vida.—Españatiene el deber, ante Dios y ante los hombres, de defender ásus hermanos de la América española, y contribuir á su feli-cidad con todo género de auxilios.--Peligros que amenazarianen general á Europa desde América, si se extinguiese la razalatina que habita aquellas comarcas.

Para los que entienden por civilizacion la que con-duce al desbordamiento social, por el camino del ra-cionalismo y de la materia; y para los que alientan lavida del espíritu y creen en Dios, y aman la paz -delos hombres y el derecho de los pueblos, es igualmentenecesaria la existencia de la raza latina allá en el Nue-vo-Mundo, enfrente de la raza anglo-sajona.

El descubrimiento de América, considerado mate-rialmente, no puede significar la muerte de la supre-macía que han ejercido y de derecho les toca en el co-mercio universal á las naciones europeas.

Visto por el lado sublime de la civilizacion y delsentimiento religioso, el descubrimiento de América nopuede convertirse en el hecho mas contrario a las for-mas seculares que garantizan la existencia de sus des-cubridores, ni en el instrumento que aniquile, primero

-76--

ala luego en todo el resto del inundo, la preponde-rancia dela;Iglesia Católica.

Sin embargo: el descubrimiento de América con-duciria natural v positivamente á esas dos grandescatástrofes, social una y moral otra, tan luego como elequilibrio entre ambas razas, en el Nuevo-Mundo, lalatina y la anglo-sajona, dejase de existir á, beneficio dela última.

Porque la absorcion del otro continente por laraza anglo-sajona seria, en el primer caso, el triunfodel exclusivismo mercantil y de la propaganda ,dema-gógica del Norte de América sobre las naciones deEuropa: los impudentes delirios de Soulé y la doctrinaMonroe elevados á cuerpo efectivo de derecho y pues-tos en práctica inmediatamente.

Y en cuanto á los intereses morales de la sociedadhumana, dicha absorcion no produciria otra cosa,: quela, muerte de todo sentimiento religioso; la extincion delespíritu cristiano en aquellas comarcas -civilizadas' conla cruz de la redencion, y el mas completo olvido dela historia.

Veinte años despues, ni vestigios prevalecerian deesas diez y seis naciones hermanas nuestras, que, hoyatestiguan al mundo la grandeza, aun no lejana, de lanacion española.

Catedrales, y palacios, y colegios, •r otros 111011 u-muentos públicos que avivan la llama de la fé ymterni-zarian para siempre el sentimiento .de nuestra raza enel nuevo continente,. siquiera por la gratitud .debida ásus piadosos fundadores, todo desapareceria en brevetiempo. En los templos del moderno paganismo solotiene culto la idea grosera del interés material; y don-de nuestros hermanos queman incienso y mirra en ho-locausto ( Dios, nuestros enemigos consumirian pormillares toneladas de carbol] en holocausto á su ri-queza.

esto es necesario, urgentísimo., que la .Europa

accideintal, sin excluir la Inglaterra, antes colocándolaen primera linea, eche, una mirada escudriñadora'ot,perspicaz hácia las cosas del Nuevo-Mundo. Porque,ds

')p en efecto, ¿que podria 'ganar Inglaterra con la exten-

lrsion de la república de Washington por todo el con-tinente americano?

(1, A primera vista, y tomando en cuenta cierta co-munidad de intereses y de raza tambien, el vulgo delos apreciadores se inclinada, á sospechar que Ingla-terra , está positivamente inclinada hácia el acrecenta-

1 miento de los norte-americanos. Sobre todo, porquelp la Europa la mira de reojo; y para el caso de una

alianza continental contra la dominadora de los ma-res, siempre vendria bien á Inglaterra tener un amigogigante, cuyos brazos pudiesen abarcar todo el hemis-ferio occidental, desde el estrecho de Bering hasta lasislas del Fuego.

Esto, sin embargo, es un error, y error de grantaniaño, en virtud de otras consideraciones mas posi-tivas que tienen en la naturaleza su fundamento y sudemostracion en la historia.

Industrioso por excelencia el reino unido de laGran Bretaña, c1 salida á sus manufacturas y pro-ductos ordinarios en los mercados de Europa y Asia,harto mejor que en los de la América del Norte. Por-que esta parte del mundo, que es industriosa tambiencomo su hermana la Inglaterra, se ha dado á la com-petencia con ella en todo género de manufacturas; ade-lantando prodigiosamente en la mecánica, y yendomucho mas allá en la parte "expeculativa.

Con este motivo, el dia en que los Estados- Unidosde la América Septentrional se extendiesen dominandopor todo el otro hemisferio,con una constitucion generalen cuanto á las necesidades generales tambien de la con -federacion; pero con muchas constituciones locales queles permitiesen obtener, para el caso de una guerra,aquellos recursos militares de que hoy carecen, el Pueblo

-78-•

de los Estados-Unidos, soberbio mas que ninguno, al-tan ero como el que mas, y egoista sobre todos, ú de-jaria perecer á su hermana á los golpes de la confla-gracion europea, siquiera no fuese mas que para he-redarla mercantilmente en ambos mundos, ó el socorroque la prestase seria sobre tales prendas, que de se-guro la anularian tambien desde allí para en adelante.

Y esto no lo digo de memoria; porque, ¿quién noha visto á la, hoy en el terreno de la fuerza nula é in-significante, república de Washington, echar fieros ylanzar amenazas contra la soberbia Albion, sin mascausa que la de no consentir esta ser atropellada, poraquella en sus derechos? Refiérome á la escandalosacuestion de las pesquerías; desde la cual ya debenestar muy sobre aviso los ingleses,. para comprender_lo que serian con ellos sus hermanos el dia en que lesfuesen superiores: como que ningun sentimiento mo-ral sirve de regulador á sus actos.

Y ¿qué diremos de la reciente actitud tomada porlos norte-americanos, contra los ingleses tambien, encuanto al derecho de visita? ¿No son estos hechos delos que corroboran suficientemente á priori el aspectoque tomaria la América en general hecha inglesa, ó masbien mixta de todos los desperdicios del mundo, antela monarquía hereditaria de donde arranca su presenteexistencia en cuanto á la república del Norte?

Pues que no se haga ilusiones Inglaterra. Si enEuropa se la mira de reojo, desde que, con la nega-cion de todo principio secular, ha introducido en elcontinente el ateismo- social, político y religioso, enAmérica seria considerada desde luego como enemiga,por su vasta influencia comercial y sus recursos indus-triales primero, y despues por sus monárquicas formasy por sus costumbres aristocráticas.

Luego, que la doctrina Monroe no consiente la in-tervencion, ni mucho menos la presencia de las nacio-nes europeas en el continente americano; y el Canadá

-79-seria otro estado de la Union, como lo serian Cuba yPuerto-Rico, y las Guyanas francesa y holandesa,sc, yJamaica y la Martinica, y Trinidad y San Thónils‹,„ ytodas, en- fin, esas posesiones que, con títulos de in-disputable " legitimidad, poseen al otro lado del marvarias raaciónes europeas.- Bien sé yo que para alimentar la industria de

Manchester, de Liverpool, y de todos esos grandescentros fabriles de Inglaterra, inclusa la misma Lón-dres, se necesita el algódon que se cultiva en la Amé-rica del Norte; como que á esta necesidad, que nóotro derecho ni razon de estado, ceden su lugar loscañones de. la Gran Bretaña, ante los insultos queaquella nacion la infiere de cuando en cuando. Perotambien sé que en grandes comarcas de Méjico, es-pecialmente sobre las costas del golfo, aquel artículose produce con singular abundancia, de exquisita ca-lidad y casi espontáneamente.

Lo mismo sucede en varios otros paises de la Amé-rica española, inclusa la isla de Cuba, aunque algo difie-ra la calidad del algódon; de manera que, contribuyendopor su parte y de acuerdo con el resto de la Europaoccidental, á, matar la anarquía de Méjico, á extinguir elbaldon del filibusterismo, á garantizar por un tratado so-lemne la integridad territorial de todas y cada una de lasnaciones hispano-americanas, alejando así de aquellas co-

, marcas ese foco de intrigas bastardas que las devora ensu vida íntima, y consolidando la paz interior de quetodas se hallan á la vez necesitadas; la Inglaterra Ba-ria á su política universal un -aspecto de menos doblez,mas espansivo y leal, mas equitativo sobre todo, y notendría que temer á las naciones continentales, sus an-tiguas aliadas, porque respetarian su derecho y mira-ria,n con veneracion su existencia secular, ni se verlaforzada á subordinar sus especulaciones y su decoro ála grosera altivez de los cosecheros americanos.

Despues de haber indicado lo que del Nuevo-Mun-

-80—

do podrá. venir contra el antiguo, el dia en que losyamkees lo hubiesen señoreado todo, poco tengo quedecir para inclinar el ánimo de la Francia hacia elmantenimiento de la paz y la garantía de las respecti-vas nacionalidades en aquellos territorios. Y nó porqueyo crea que los acontecimientos se hubiesen de atro-pellar, de manera que su realizacion total pasara á lavista de las generaciones presentes; sino porque el es-pectáculo ignominioso del filibusterisrno,- mas ó menosencubierto, siempre que logre algunas ventajas; serágran estímulo á las malas pasiones que layevolucion hadesarrollado entre nosotros.

Con esto de cada sacudimiento político aquí abor-tado, irá una masa, avara de practicar sus doctrinas, alotro lado del Océano; donde para ello se ha de ofrecermas vasto campo, á medida que la , república del Nortese extienda mas. Y así no solamente la Europa se vería privada en su vida material, por falta de celo previ-sor, de una gran suma-de poblacion activa y laboriosa,sino que esa misma poblacion emigrante sería la que,mas ó menos tarde, 'vendria por sí .misma, (S represen-tada en sus hijos, á plantear en el antiguo mundo el sis-tema democrático social, sobre la ruina de todo lo exis--tente.

Para llegar á tan siniestro resultado ya no seriaobstáculo la falta de fuerzas efectivas terrestres y ma-rineras. En los Estados-Unidos, cuyo fundamental pu-ritanismo ya solo 'quedaien la historia, se ha pensadomas de una vez, y con mucha formalidad, en dar álos paises que en adelante adquieran una organi-zacion militar real y efectiva.

La poblacion indígena y,la mixta de indios y blan-cos, en ciertas comarcas - de la América española, seprestarla h este pensamiento de una manera prodigiosa,por su bravura y por su sobriedad sobre todo; la, cuales infinitamente mayor que la de los soldados europeos.Es decir, que en las nuevas constituciones de los Esta-

dos nue\ os, se consignarla como tul uek forzoso el surVicio militar para los naturales, dando í los inmigran-tes, ciertas prerogativas que los eximiesen de dicho ser-vicio, si así les convenia; y con esto y con los numerososrecursos de verdadera riqueza que dichas comarcas en-cierran, puestos en explotacion, los ejércitos y las arma-,dasclel Nuevo-Mundo tendrian alimento bastante paradesarrollarse en grande escala. hasta el punto dehacerse temibles a la Europa.

Porque es claro que las ideas rcyolucio inria , hoy yeouiprimidas en esta parte del numdo, no se habríanextinguido para entonces, ni mucho menos, teniendo ála otra banda del mar un espejo tan grande t quemirarse; por cuya ra.zon bastaria el mas ligero trastor.no en Europa; una guerra como la de Italia, v. gr.;menos aun, sacudimientos parciales como los de Hun-gría y Polonia, para que la demagogia, americana, ha-ciéndolos cuestion de humanidad, se apresurasefraternizar y á, confundirse con los enemigos de todoorden social, fundado en el derecho y en la historia.

No he hablado á la Francia de intereses materiales.porque aun está vigente su actitud en cuanto al itsmode Panamá y al proyectado canal de Nicaragua. ¿Quédiría yo, efectivamente, sobre tal asunto y sobre otrosde universal prosperidad, que los periodistas francesesde todos los partidos no hayan dicho ya, hace apenasun año, desde setiembre de 1858?

La diferencia que hay entre mendigar un pasoageno, para la contratacion europea con todos los paisesdel mundo, sobre el continente americano, tenerlilpropio y sin restricciones, por medio de escllas natu-rales y de intereses amigos, salta tan visiblemente ála consideracion menos perita, que ()leva impertinenteel demostrarla.

En cuanto á España, casi deberia contentarmecon haber despertado sus sentimientos de familia. Es-ta napion, por excelenei,1 ,_;euerl)sa, 1r no1)1(' como i gnu

I I

más, no necesita otros estímulos que los que procedende la gloria, para situarse indeclinable al lado de lajusticia-.

Y sin embargo, España tiene allá á Cuba y Puer-to-Rico: y en Méjico ocho mil casas -de 'peninsulares; yen el centro de América la mayor parte del comercioen las manos de sus hijos: y derramados tambien -porlas comarcas del Plata, grandes caudales de su riquezay de su sangre; y en Chile, y en el Perú, y -en todaspartes españoles acá nacidos.

Tiene tambien su situacion gegráfica para la contra.-tacion entre ambos hemisferios, muy superior á las de,más naciones de Europa; y latitudes mas bajas; y ruin-.bos mas directos, y sobre todo, climas mas benignos.

-Y hay aquí colegios de sabios profesores, que nó porser modestos dejan de ser sabios, tanto ó mas que losde esos otros pueblos donde sin cesar se preconizan;y aquí radica la gloriosa historia de nuestros hermanosde ultramar; y están aquí los solares de sus abuelos;' yaquí puríshna su religion; y aquí tambien su idioma:de manera que tratándolos .. como 6 nuestra propiasangre, y protegiendo su existencia, vendrán á con-fundirse con nosotros, á prosperar á la par nuestra,y á reanudar, en fin, los vínculos' de nuestra fraterni-dad, para no temer jamás á -loS' enemigos de la granCamilia española.

Expuestos quedan los principales motivos que, enmi concepto, aconsejan á Europa intervenir inmedia-tamente en los asuntos de América.

Las grandes naciones no viven en el mundo 'tansolo para servir los intereses de sus hijos, sino paravelar igualmente por todo el género humano y destruirlos peligros que le rodeen en sus diversas fases.

Y hay peligros, y no escasos, hasta én el desdencon que la Europa ha tolerado las amenazas insolentesde los americanos del Norte.

non la sonrisa del desprecio ovó el bajo imperio

el anuncio de la irrupcion de los bárbaros septentrio-nales, y á la convulsiva expansion de sus carcajadas.no tardó en sustituir el. llanto de la, ignominia.

Riámonos, pues, y desdeñemos el manifiesto deBuchanan; y el reconocimiento de Juarez, que es co-mo un guante arrojado á la Europa; sin que con estoqueramos discutir ni resolver la legitimidad de los pre-sidentes mejicanos; y no nos alarmemos tampoco porla presencia de la escuadra norte-americana en lospuertos de Méjico.

Demos pábulo con nuestra indiferencia á la guer-ra civil de esta atribulada república; y á las qtie-rellas entre el Perú y el Ecuador; ,v al divorcio,cada vez mas profundo, de las próvincias del Plata;y á los escándalos de Venezuela; y á las frecuentesinvasiones de Nicaragua; y á las periódicas convulsio-nes de Bolivia; y á injustas acometidas ,como ladel Paraguay; y á nuevas revoluciones en Chile; y átodos,en fin, esos actos de malestar, que atajan en lasvias de su natural acompasada prosperidad á todas lasnaciones españolas del otro continente, merced á lainfluencia subrepticia y desorganizadora de nuestrosenemigos; y ya veremos como, en calidad de protectoresunas veces; otras por contratos legales á la simple vis-ta, siquiera no lo sean en el fondo; por razones de uti-lidad públiCa algunas, y siempre con el verdaderofin de señorear el continente; los que hoy se dan elnombre de americanos nada mas que á si mismos.con vaticinio siniestro y rebosando soberbia, acaban-por realizar, mal que nos pese, el triunfo de su doe-trina v la extinciori de nuestra raza.

CONCLUSION.

He dicho á España, créolo así, cuanto séla puededecir, á lo menos públicamente, para que -aborde lagran cuestion de Ultramar, con el desembarazo quela infunda el convencimiento de su derecho y de-sufuerza.

La exposicion de los peligros que á sus posesio-nes amenazan allá en el Nuevú Mundo, no se ha he-cho sobre cálculos exagerados, sino. sobre datos 'posi-tivos y evidentes.

Que, es forzoso mirar recíprocamente de Españahacia América y de América hácia España, si se hande salvar los grandes intereses de raza encomendadosá. la generacion actual, no debe ponerse en duda.

Reos de lesa nacion deberian ser llamados .los que,por ignorancia y abandono de una parte, y podalta'depatriotismo y egoistas pensamientos de la :otra, deJ avan de poner la mano, para conjurarlo, en cománpeligro. •

En especial España, de donde arranca la existen-cia de aquellas naciones, que sobre un riquísimo C011,.

tinente fundaron los mas preciados héroes de una cen-turia gloriosa, cometeria el doblo 'crimen de aniqui-lav a set ` injos. silicidándose á la par si por la salva-

eion.de aquellas comarcas no se apresurase (i, hacer.los mas poderosos esfuerzós.

NO es esto olvidar los deberes que ante Dios y"

ante la moral cristiana tienen para con España, su inli.-dre comun, las naciones españolas del Nuevo Mundo.

• Cualesquiera que hayan . sido las causas que hanapresurado su emancipacion, y los derechos (5 las preo-cupaciones que hayan tenido que combatir con el ra-ciocinio y con las armas para consumar su indepen-dencia; cuando esta se halla ya sancionada por la his-toria y por el derecho: -cuando las hostilidades de la_madre hácia sus hijos han cesado; y cuando se ejerci-tan otras h¿stilidades de gente enemiga, que amenazande muerte la existencia de las hijas y el porvenir dela madre, es necesario hacer efectivo el olvido de aque-lla discordia, que inedia centuria trascurrida ya debiera.haber extinguido, y buscar en los vínculos de la fa-.milia la salvacion que en un • violento divorcio no seríafácil obtener con los mayores esfuerzos en América, nieri España con los oficios mas sinceros.

.Preparado está el terreno para la íntima reconcilia-cion entre los españoles de ambos continentes, y echa-da tambien la semilla para un 'bienestar futuro.

En especial ahora se agita mas que nunca el senti-miento de nuestra conservacion, y se alimenta con pro-yectos salvadores, que es forzoso no desechar, ni si-quiera desvirtriarlos con vacilaciones imprudentes,

Para corresponder á estos y multiplicar aquel, tam-bien es necesario que todos , depongamos nuestros re-celos; que sacrifiquemos, sin desconfianza, una partede nuestro legítimo orgullo; que la bastardía de conse-

jos enemigos no influya en nuestras resoluciones; queel miedo á ulteriores resultados n.o tome cuerpo entrenosotrós, y que hagamos despojos de toda vanidad enaras de la patria respectiva para conservarla aquellosque la consideren amenazada v- todos para engran-decerla.

-86-Abran sus ()jos á la luz, siempre que la luz se pre-

sente á sus ojos, los que llevan las riendas del go-bierno en la América española y en España;tal hacen y la buena fé preside á sus acuerdos, notardaremos en alcanzar, tras el respeto de nuestrosenemigo, la paz en el interior de nuestra gran familia,y la ventura que todos anhelamos.

FIN.

INDICEDE LAS MATERIAS QUE SE TRATAN EN ESTE LIBRO,

ARTICULO PRIMERO.Pági ua .

Earposicion de las tendencias anglo-americanas respecto cíla isla de Cuba, y de la imposibilidad en que se hallanpara satisfacerlas directamente.—Causas positivas delmal estar de Méjico, y peligro evidente que por ellasamaga nuestros intereses coloniales.—.Posibilidad de

una guerra entre Espa'ha y los Estados-Unidos, y ne-cesidad de escoger el tiempo y el lugar para ml?jorar-nos en . . ......

ARTICULO II.

Carácter de los informes que recibe sobre las cosas deAmérica el gobierno de España.--Los que son de ca-rácter Ocial.—Los que proceden de gente desconten-tadiza.—Los que se piden ó se toman éU los peninsula-res.—La verdad llega dificilmente á los poderosos.--Confitsion que esto produce en los acuerdos de la au-toridad.

ARTICULO III.

,...3fala fama que tienen :Mera de Espa . 'üa los hombres y las

cosas de nuestro país en el órden político,y quebramtoque por ello .5' P iafi (2-ren al nrc'Oo norionat en todo5,

12

e

Págblit.

conceptos.--De qué procede esto.--Debería evitarse mu-cho el frecuente relevo de nuestros diplomáticos.—Peli-gros que hay en improvisarlos.—Qué dotes deben ador-nar á los que sirvan en la América española.--Ven-tajosos resultados que de ello obtendríamos en aquellasrepúblicas . . • . • • . . 16

ARTICULO IV.

Los Estados- Unidos codician la isla de Cuba y no la hantomado ya porque no han podido.—Demuéstrase la pri-¡neva parte de esta proposicion con la historia, desde laindependencia de los Estados-Unidos y con las circuns-tancias estratégicas de dicha isla, política y comercial-mente hablando:— Oríqen y tendencias de la doctrinaMonroe.

ARTICULO y.

ligue demostrándose en su segunda parte, la proposicioncon que ha sido encabezado el artículo anterior.—Ca-Meter de los tratados entre Espafia y los Estados- Uni-dos. — Historia de las tres expediciones piráticas quefueron últimamente á la isla de Cuba.—Espíritu de lasleyes en los Estados-Unidos en cuanto al servicio mi-litar, que es de donde procede su nulidad para la guer-

En qué téráinos podria ésta, verificarse entre Es-p•Tla y los Estados- Unidos . . . 25

ARTICULO Vl.

(.; aerta dtlfensiva en la isla de Cuba.—Ho pueden alar-marnos en sé•io las expedicione, piráticas.--Fuerzasmilitares respectivas de los Estados-Unidos para unanvasion regular en Cuba, y de Espaiía en dicha isla para

sa (kpnsa.—Datos histó, :icos qficiales en que se apo-imp estos noticios.

20

21

ARTICULO VI!

Cualidades indispensables que debería tener un ejército deinvasion en la, isla de Cuba.—Reservas proporcionalesque los Estados- Unidos tendrian que,organizar en suapoyo.—Desastres que ambas fuerzas, dado que fueseposible reunirlas, habrian de e jcusar en el tesoro pú-blico y en los '..ntereses del comercio.---Breve reseñade los quebrantos económicos que causó á los Estados-Unidos la guerra de Méjico.—Trasportes navales y ma-rina militar que necesitarian los expedicionarios contraCuba.—Su personal imposible de reunir de voluntariosen la confecleracion anglo-americana.—Algunas pruebashistóricas recientes.—:Dificultades naturales á cualquiergénero de campaña que adoptasen los anglo-americanos!'en la isla de Cuba.—N9,bevos- é importantísimos ejem-plos de su guerra contra Méjico. — Recursos extraordi-na/rios de que podrian hacer uso los españoles en uncaso ex. t7 emo. . . . ..... 37

ARTICULO VIII.

Deshácense errores manifiestos en cuanto al avalúo de lamarina militar de España y de los Estados-Unidos.—FuePza de que esta última contaba en 1857, y aumen-tos probables que debe haber tenido.—Estado de la ma-rina de guerra española en julio de 1859.—Compara-ciones razonadas en cuanto á la calidad de ambas fuer-zas.—Posibilidad de una guerra- naval ofensiva de nues-

trr parte contra los puertos y costas de la Union, y deun buen sistema de corso en los mares de ambos mundos.—Quebrantos que de éste resultarian al comercio norte-aniericano.—Tambien se podrict enviar desde Cuba áles Estados-Unidos Sur de la Confederacion un cuerpomailitar de negros.—Cons r cuencias inmediatas de sume-

jante envio, y posibilidad de egecutarlo sobre la base detropas de 'color, hoy existentes en la isla de Cuba.— Con-vendria que nuestros buques en tiempo de paz frecuen-tasen los puertos de la América del Norte

12

-90

ARTICULO IX.Página.

Caestion de razas.—Actitud de la' Iniglo-sajona enfrentede la hispano-latina, despues de la independencia delosamericanos españoles.—Necesidad de uniformar el sen-timiento para la defensa comun de nuestros mútuos in-tereses:—Causas que han alterado nuestra fraternidad,?/ medios legítimos de restablecerla . . . . . 52

ARTICULO X.

Censurable descuido de nuestra parte, ante las pirátieasinvasiones cometidas en la América central.—Situacionestratégica de Cuba respecto al nuevo continente.--Aquellas invasiones y la desmembracion de Méjico porlos anglo-americanos, anularian la importancia de Cubapara los españoles.—Samaná y San Thómas: su situa-ciongeográfico-estrate:giea y empeño que tienen los cone-rieanos del Norte de adquirir cualquiera de ambospuntos, con el fin de bloquear económicamente nuestrascolonias.—Conjunto de causas que aconsejan á _España'oponerse, hasta con las armas, á la extension h,ácia elSiitr de la república del Norte .

ARTICULO XI.

La vecindad de Méjico á los Estados- Unidos, es contrariala integridad de su territorio y á la independencia de

su nacionalidad.—Einancipacion de Tejas y otras co-marcas.—Su anexion á la república del Norte.7,--.Tluso-ria perspectiva que estimula estos escándalos, y realidaddel objeto por que se consuman.—Alianzas intentadasentre Méjico y « _España en pro de ambas naciones.—Cálculos erróneos por que no se Izan realizado.--LPrue

-¿as efectivas de la conveniencia de digas alianzas.—Urge á los intereses de España que ,Zife'jico subsistaindependiente, matando su presente anarquia.—En uétérminos debe intervenir España en la cuestion de é-iieo, siempre que á ello sea llamada por las naturales.

58

—91--

Pá gina,

—Las protestas de los Estados- Unidos, y aun la guerra,no deben ser obstáculo á nuestra intervencion,dola 'de acuerdo con el gobierno mejicano. U.,

ARTICULO XII.

Posibilidad de una guerra contra los Estados- Unidos por_España y Méjico, en el territorio de esta última repú-blica.—Desvanécense temores vulgares.—Méjico solavaldria militarmente más que los Estados- Unidos, contal de matar antes su anarquía.—Méjicoy Españaaliadas saidrian de continuo victoriosas, siempre que laeleccion del terreno fuese suyo.—De cómo esto podriaverificarse.—Fuerzas militares que puede organizar larepública, mejicana, y las que España podria llevar aliópara la guerra.—Los estados- Unidos serian impotentespara contrarestar en empaña el poder de las nacionesaliadas.—Consideraciones filosófico-militares en que sefunda esta opinion.—Ejemplos históricos que la robus-tecen.—El apoyo que hallasen en Méjico los norte-ame-ricanos seria nulo.— Ni á una guerra contra Méjico yEspaña reunidas darian los Estados- Unidos el propiocarácter que contra Méjico sola.—La marina militarespañola se encargaria de esta novedad.—Con ella losnorte-americanos acabarian por solicitar la paz, á pocode empezarse la guerra.—Efectos que esto producirlapara el futuro bienestar y la gloria de las naciones his-pano-americanas . . . . . • . 9

ARTICULO XIII.

La existencia de la raza latina en el Huevo-Mundo es igual-mente necesaria á los intereses morales y materiales deEuropa.—Por qué interesa á Inglaterra tanto como á lanacion que más.—Causas políticas y económicas que acon-sejan á _Francia mantenerla en sus derechos y en su vida.—.España tiene el deber, ante Dios y ante los hombres,de defender á sus hermanos de la América española, ycontribuir á su felicidad con todo género de auxilios.—Pelipros que amenazarian en, general á Europa desdoAmerica, si se extinguiese la raza latina que habitaaquellas comarcas.

Conclusion. 84

Notas sobre la edición digital

Esta edición digital es una reproducción fotográfica facsimilar del original perteneciente al fondo bibliográfico de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Este título contiene un ocr automático bajo la imagen facsimil. Debido a la suciedad y mal estado de muchas tipografías antiguas, el texto incrustado bajo la capa de imagen puede contener errores. Téngalo en cuenta a la hora de realizar búsquedas y copiar párrafos de texto.

Puede consultar más obras históricas digitalizadas en nuestra Biblioteca Digital Jurídica.

Nota de copyright :

Usted es libre de copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra bajo las siguientes condiciones :

1. Debe reconocer y citar al autor original.

2. No puede utilizar esta obra para fines comerciales.

3. Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de la licencia de esta obra.

Universidad de Sevilla. Biblioteca de la Facultad de Derecho. Servicio de Información Bibliográfica. [email protected]