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Cuentos Africanos

CUENTOS AFRICANOS

Recopilacin de cuentos populares africanos

El rbol que hablaba

Haba un lobo en la selva. Un da, cuando estaba fuera paseando, encontr a un rbol que tena unas hojas que parecan caras de personas. Escuch atentamente y pudo or al rbol hablar.

El lobo se asust y dijo: "Hasta el da de hoy nunca me haba encontrado con algo tan raro como un rbol hablante". Tan pronto como hubo dicho estas palabras alguna cosa que no pudo ver lo golpe dejndole inconsciente. No saba durante cuanto tiempo haba estado all tendido en el suelo, pero cuando despert estaba demasiado asustado para hablar. Se levant inmediatamente y empez a correr.

El lobo estuvo pensando acerca de lo que le haba ocurrido y se dio cuenta de que poda usar el rbol para su provecho. Se fue paseando de nuevo y se encontr a un antlope. Le cont lo del rbol que hablaba, pero el antlope no le crey. "Ven y lo vers tu mismo" dijo el lobo " pero cuando llegues delante del rbol asegrate de decir estas palabras: Hasta el da de hoy nunca me haba encontrado con algo tan raro como un rbol hablante. Si no las dices, morirs."

El lobo y el antlope se acercaron hasta el rbol que hablaba. El antlope dijo: "Has dicho la verdad lobo, hasta el da de hoy nunca me haba encontrado con algo tan raro como un rbol hablante."

Tan pronto como dijo esto alguna cosa le golpe y le dej inconsciente. El lobo carg con l a su espalda y se lo llevo a casa para comrselo. "Este rbol que habla solucionar todos mis problemas", pens el lobo. "Si soy inteligente nunca ms volver a pasar hambre."

Al da siguiente el lobo estaba paseando como de costumbre. Al cabo de un rato se encontr con una tortuga. Le cont la misma historia que le haba contado al antlope, y la llev hasta el lugar. La tortuga se sorprendi cuando vio al rbol hablante."No crea que esto fuera posible", dijo, "hasta el da de hoy nunca me haba encontrado con algo tan raro como un rbol hablante". Inmediatamente fue golpeada por algo que no pudo ver y cay inconsciente. El lobo la arrastr hasta su casa y la puso en una olla. Pens en hacer una estupenda sopa.

El lobo estaba orgulloso de s mismo. Despus del antlope y la tortuga caz un ave, un jabal, y un ciervo. Nunca antes haba comido mejor. Siempre usaba la misma estrategia. Contaba a sus presas que deban decir que nunca antes haban visto a un rbol hablar y que si no lo decan moriran. Todos ellos hicieron lo que el lobo les dijo y todos ellos quedaron inconscientes. Luego el lobo cargaba con ellos hasta su casa. Era un plan perfecto, l lo crea simple e infalible, y agradeca a las estrellas el hecho de haber encontrado a ese rbol. Esperaba comer como un rey durante el resto de su vida.

Un da, que se senta con algo de hambre, el lobo fue a pasear de nuevo. Esta vez se encontr con una liebre. El lobo le dijo: "Hermana liebre, he visto algo que t no has visto desde el tiempo de tus antepasados" "Hermano mayor, Qu puede ser?" Pregunt la liebre.

"He visto a un rbol que habla en la selva" dijo el lobo. Cont la misma historia de siempre a la liebre y se ofreci para llevarla a ver ese rbol hablante. Fueron juntos hasta el lugar. Cuando se acercaban al rbol el lobo le dijo, "no olvides lo que te he contado".

" Qu me contaste?" pregunt la liebre.

"Lo que debes decir cuando llegues junto al rbol, o si no , morirs" dijo el lobo.

"Oh!, S" dijo la liebre. Y empez a hablar con el rbol. "Oh!, rbol, Oh!, rbol" dijo, " Eres un rbol precioso"

"No, esto no" dijo el lobo.

"Perdona," dijo la liebre. Entonces habl de nuevo. " rbol, Oh!, rbol nunca pens que pudiera ser tan maravilloso".

"No, no! " Dijo el lobo, "no un rbol precioso, un rbol hablante. Te dije que tenas que decir que nunca habas visto antes a un rbol hablante." Tan pronto como hubo dicho estas palabras, el lobo cay inconsciente. La liebre se fue andando y mirando hacia el rbol y el lobo. Luego sonri, "Entonces, este era el plan de Sr. Lobo" dijo. "Se pensaba que este lugar era un comedero y yo su comida."

La liebre se march y cont a todos los animales de la selva el secreto del rbol que hablaba. El plan del lobo fue descubierto, y el rbol, sin herir a nadie, continu hablando solo.

El chico y el cocodrilo

Un chico pregunt a sus padres: "Madre y padre, puedo ir a la selva a buscar lea?" Sus padres le dieron permiso y el chico cogi un hacha y un canasto para llevar en su cabeza. Se adentr en la selva, y hacia el medioda haba recogido un montn de lea. La puso en el canasto y fue a por una cuerda para atarla bien.

Subi una gran colina y vio un lago a poca distancia. El chico pens: "Tengo sed, ir a beber antes de coger la cuerda" . Pero mientras estaba bebiendo se encontr cara a cara con un cocodrilo. Empez a correr pero el cocodrilo lo llam:

Nio, aydame, por favor. Hace tres das que estoy aqu sin comida. Si te vas, seguramente morir.

El cocodrilo se llamaba Bambo. Pens que ese chico podra ser bueno para comer y le dijo:

Mi problema es similar a ste. Sabes que el viento arrastra hojas secas por el suelo y las mete en un agujero? Y este mismo viento que las ha arrastrado hasta all no podr sacarlas de nuevo. Y las hojas tampoco podrn nunca salir por s mismas. Pues lo mismo me pasa a m. Vine a este lago desde el ro, pero ahora el ro se ha secado y no puedo regresar.

Chico, debes ayudarme a regresar, sino seguro que morir.

El muchacho empez a llorar, estaba preocupado por el cocodrilo y no quera que muriese.

No hay por qu llorar, chico dijo Bambo no voy a comerte.

Cmo voy a poder transportarte? Tu eres ms grande que yo, y ms fuerte que yo , y ms largo que yo." pregunt el pequeo Esto no es ningn problema : Coge tu hacha y corta dos largos palos respondi Bambo.

El chico sigui las instrucciones del cocodrilo. Cort los palos y puso uno de ellos en el suelo, luego puso al cocodrilo encima . Luego puso el otro palo sobre la espalda del cocodrilo. Ms tarde at al cocodrilo desde la cabeza hasta la cola. Lo alz un poco y lo arrastr hasta el ro. Mientras, lloraba y cantaba:

Oh, tengo miedo al cocodrilo,

tengo miedo al cocodrilo.

Tengo miedo porque me comer.

Bambo le dijo: "No voy a comerte. Si lo hiciera significara que habra recompensado tu buena accin con malicia." Pero el chico continu cantando su cancin.

Cuando finalmente llegaron al ro, el muchacho quiso poner al cocodrilo de espaldas, pero Bambo dijo:

Si me dejas aqu de este modo no habrs mantenido tu promesa. Me has trado a travs de toda la colina desde donde he estado sin comida durante tres das. Fuiste tu chico quien me salv. Despus de hacer tan buena accin, por favor, no me dejes as tan cerca del ro.

Por lo tanto, el chico introdujo al cocodrilo en el ro, hasta que el agua le cubri la cintura.

Un poco ms, un poco ms implor Bambo.

El agua me llega hasta la cintura contest el chico. Adems, no s nadar. Si realmente deseas que la recompensa no se torne en malicia, deja que te suelte aqu mismo.

Por favor, muchacho, slo un poco ms lejos.

El chico continu unos cuantos pasos ms, hasta que el agua le lleg al cuello.

Djame soltarte aqu rog el muchacho.

De acuerdo contest Bambo.

Lo solt y luego desat las cuerdas desde la cabeza hasta la cola. Inmediatamente el cocodrilo se dio la vuelta y apres con sus enormes garras al chico. Tres das de ayuno en el lago seco haban despertado un gran apetito en Bambo.

Cmo puedes hacer algo as? grit enfurecido y sollozando el chico Ya has olvidado tu promesa.

Bien. Debiste pensar que esa promesa no iba muy en serio. Despus de todo, estaba atrapado en el lago, pero ahora, si te dejo escapar no tendr comida. Es un poco desafortunado para ti, pero debes comprender mi situacin expuso Bambo.

Saba que me comeras replic el chico. Por esto he estado llorando todo el rato. Saba que recompensaras mi buena accin con malicia."

Pero debo comerte dijo Bambo porque estoy hambriento. Y si te dejo escapar, nunca ms encontrar una presa mejor.

Haba un rbol en la orilla del ro. El chico dijo al cocodrilo:

Antes de comerme, podramos exponer nuestro caso ante este rbol. Vamos a ver qu dice.

Al cocodrilo le pareci bien y los dos expusieron sus historias al rbol. Cuando terminaron, el rbol sacudi sus ramas y habl:

Cocodrilo.

S! exclam Bambo.

Creo que esta vez tienes razn. Nosotros los rboles sabemos lo ingratos que pueden ser los humanos. Vienen y se sientan bajo nuestra sombra, y los protegemos del sol abrasador. Nosotros les proporcionamos medicamentos y les ayudamos a que llueva mucho para el bien de sus tierras. Pero tan pronto como somos grandes y fuertes, vienen y nos cortan para sus egostas propsitos. Son locos y desagradecidos. Cocodrilo, coge entonces tu presa sentenci solemne el rbol.

Bambo qued encantado con lo que el rbol haba dicho.

Ya lo has odo dijo es cierto que puedo comerte. Todo el mundo sabe lo ingratos que sois los humanos.

El chico empez a cantar esta cancin:

Oh, tengo miedo al cocodrilo,

tengo miedo al cocodrilo.

Tengo miedo porque me comer.

Justo en ese momento, una vaca vena de beber del ro. El chico le dijo al cocodrilo:

Podramos exponer nuestro caso a esta vaca tambin. Estoy seguro de que ella no estara de acuerdo con el rbol. Deja que veamos lo que ella nos tiene que decir.

Bambo estuvo de acuerdo y llamaron a la vaca, que ya haba terminado de beber. Cuando ambos terminaron de contar su historia la vaca levant la cabeza y dijo:

Cocodrilo.

Si? pregunt Bambo.

Puedes comrtelo. Los humanos son las criaturas ms ingratas que existen. Mientras era joven y los humanos podan beber mi leche, me daban comida y agua, pero ahora que soy vieja y mi leche se ha secado me han abandonado y no me dan ni siquiera agua para beber. T mismo has podido ver el largo camino que he recorrido slo para beber. Por lo tanto, cocodrilo, creo que tienes razn. Puedes comerte a tu presa sentenci la vaca.

El chico empez a cantar su cancin de nuevo.

Oh, tengo miedo al cocodrilo,

tengo miedo al cocodrilo.

Tengo miedo porque me comer.

El chico cantaba y el cocodrilo se dispona a comrselo cuando un asno se acerc al ro para beber.

Espera reclam el chico. Deja que contemos nuestras historias al asno.

Chico! grit enfurecido Bambo No importa lo que l diga, te voy a comer de todos modos.

Aun as deja que escuchemos lo que l tiene que decir rog el joven.

El asno bebi hasta que tuvo lleno el estmago, y entonces ambos le contaron sus historias. Despus de escuchar atentamente dijo:

Cocodrilo!

S? replic Bambo.

Cuando yo era joven los humanos ponan sobre m todo tipo de cargas, pero ahora soy viejo y casi no puedo cargar ni conmigo mismo, por esta razn me han abandonado. Dejaron de darme hierba para comer y me negaron incluso el agua para beber. Los humanos son los seres ms ingratos de este mundo. Puedes comrtelo sentenci el asno.

Ah! exclam Bambo .No pienso dejarte libre, no hay nada que te pueda salvar.

Pero antes de que pudiera comrselo, un conejo pas corriendo hacia el ro.

Contemos tambin nuestra historia al conejo suplic de nuevo el muchacho.

Chico! Tengo hambre y empiezo a estar aburrido de este juego exclam el cocodrilo.

Oh! Por favor! Slo una vez ms insisti el chico.

De acuerdo, pero el conejo va a ser el ltimo al que vamos a consultar. Cuando el conejo hubo bebido hasta tener lleno su estmago, les mir y les pregunt qu ocurra. El cocodrilo le cont lo que vena al caso. El chico empez a contar sus razones, pero el conejo de repente le interrumpi.

Cllate! He odo a hablar de ti. Todo el mundo aqu sabe lo testarudo que eres. Que hable primero el cocodrilo.

En medio de las explicaciones se gir hacia el cocodrilo y le dijo:

Perdona. Mis orejas son muy grandes pero no oigo muy bien. Podras acercarte a m un poco ms?

El cocodrilo y el chico se acercaron al conejo. El nivel del agua baj hasta el pecho del muchacho. El cocodrilo volvi a contar su historia y cuando termin, el conejo dijo:

Cocodrilo, an no puedo orte. Por favor acrcate hasta la orilla. No te preocupes, es seguro. No veo ninguna posibilidad de que este chico pueda escapar de ti: El cocodrilo.

El chico y el cocodrilo as lo hicieron.

Ahora dijo el conejo podrais contarme una vez ms vuestras historias. El cocodrilo explic su versin y despus dej que el muchacho contara la suya. Cuando terminaron el conejo dijo.

Chico, eres un mentiroso. Eres tan pequeo y el cocodrilo tan grande que no hay ninguna posibilidad de que puedas cargar con el cocodrilo desde la colina hasta aqu. Si esto es posible , djame ver cmo lo haces.

El cocodrilo desconfiaba, pero el conejo le calm:

Acercaos y salid del agua, te prometo que pronto vas a comrtelo.

El chico cogi dos largos palos, puso al cocodrilo encima de uno de ellos y el otro sobre su lomo. Despus lo at desde la cabeza hasta la cola. El cocodrilo estaba atrapado! No poda moverse. Entonces el conejo pregunt al muchacho:

Le gusta la carne de cocodrilo a tu gente?

Es la nica carne que les gusta.

Bien, entonces aqu tienes tu presa dijo el conejo.

El chico carg con el cocodrilo y lo llev hasta su casa. Mientras tanto el cocodrilo cantaba:

Oh, tengo miedo al chico

tengo miedo al chico.

Tengo miedo porque me comer.

Cuando su gente le vio llegar con el cocodrilo atado entre dos palos, empezaron a gritar:

Mirad! Nuestro muchacho se fue a por lea y trae un cocodrilo!

Esto no es todo dijo el chico tambin hay un conejo entre los matorrales. Tenemos que ir a cazarlo.

Todos los nios siguieron al chico y llevaron a sus perros. El conejo al or tanto ruido se dijo: "Debo marcharme de este lugar y ocultarme, los humanos son los seres ms ingratos que existen."

Los nios le buscaron por todas partes pero no lo pudieron encontrar. Cuando finalmente desistieron y estaban volviendo a casa, el conejo llam al muchacho y le dijo:

Lo que dijeron el rbol, la vaca y el asno sobre los seres humanos es totalmente cierto. Fui yo, el conejo, quien te salv la vida, y ahora t quieres comerme del mismo modo como el cocodrilo quera comerte . No quiero saber nada de ti.

Se dice que por esta razn los conejos corren tan rpido cuando ven a un ser humano. Antes de que esto sucediera, si alguien se perda en la selva, un conejo siempre sala para indicarle el camino de regreso.

Sona Mariana

Cul era su nombre?

Sona Mariama.

Cuantos aos tena?

Diecisis.

Qu le pas?

sta es su historia:

Haba una vez un hombre que tena una preciosa hija. l, se dijo a s mismo un da: "Mi hija es tan bonita, que no dejar que se case con ningn hombre. Yo mismo me casar con ella." Su mujer se entristeci cuando l le cont su decisin pero simplemente dijo: De acuerdo. Cuando la hija se hizo mayor, el padre anunci que se casara con ella. Llam a su hija para hablar con l y le dijo que sera su esposa. La muchacha contest: Tu no me tomars como esposa. Si no encuentras un buen marido para m, ir a la selva y me encontrar con el elefante salvaje y dejar que me mate. Pero el padre insisti que quera casarse con ella. Dijo tambin que la boda sera al da siguiente. La madre entonces avis a la hija: Lo que debes hacer es esto: Maana por la maana, ven a verme temprano y pdeme la calabaza para transportar el agua. Asegrate de que tu padre est conmigo. Di en su presencia: "Madre, voy al pozo a buscar un poco de agua." Cuando llegues al pozo dejas la calabaza all y luego corre lejos. La hija estuvo de acuerdo y su plan trazado. Al da siguiente el padre mat una vaca. Luego se prepar para la boda. Mientras se estaba preparando lleg la hija y pregunt por la calabaza. Debo sacar agua del pozo dijo para prepararme para la boda. Cogi la calabaza y la dej al lado del pozo. Luego corri rpidamente hacia la selva. Despus de correr un rato se encontr a un bfalo. l la mir con atencin y le dijo: Chica, eres realmente preciosa. Sona Mariama sonri pero no dijo nada Dnde vas? le pregunt el bfalo. Voy a ver al elefante salvaje para dejar que me mate dijo. Entonces empez a cantar tristemente:

Mi padre dijo que yo, Sona Mariama, sera su esposa.

Mi madre dijo que yo, Sona Mariama, sera su coesposa.

Mis hermanos dijeron que yo, Sona Mariama, sera su madre.

Mis nios dirn que yo ser su abuela.

El bfalo dijo: Yo jams he visto nada semejante, Sona Mariama. Tampoco nunca he odo nada semejante, Sona Mariama. Nia, has hecho bien en correr lejos. La chica continu su camino. Ms lejos encontr a un len. El len qued sorprendido de ver a una chica tan bonita. Y dijo: Eres una muchacha muy bonita Dnde vas? Voy a ver al elefante salvaje para que me mate dijo.

Mi padre dijo que yo, Sona Mariama, sera su esposa.

Mi madre dijo que yo, Sona Mariama, sera su coesposa.

Mis hermanos dijeron que yo, Sona Mariama, sera su madre.

Mis nios dirn que yo ser su abuela.

El len contest al igual que lo hizo el bfalo: Yo jams he visto nada semejante, Sona Mariama. Tampoco nunca he odo nada semejante, Sona Mariama. Nia, has hecho bien en correr lejos. Como antes, la chica continu su viaje, hasta que se encontr a un conejo. El conejo qued perplejo por su belleza y le pregunt a dnde iba. Sona Mariama le cont su historia, y le dijo que estaba buscando al elefante salvaje para que la matara. Soy el mensajero del elefante salvaje dijo el conejo. Djame que te lleve hasta l. Sona Mariama sigui al conejo hasta la parte ms densa de la selva. Intent recordar el camino por el cual haba llegado hasta all pero no pudo. "No importa" pens. "Da igual que est perdida. Pronto me encontrar cara a cara con el elefante salvaje y ste ser mi final". El conejo iba delante y Sona Mariama le segua hasta que llegaron a una densa arboleda. Aqu es donde vive el elefante salvaje dijo el conejo

Quieres entrar a verle o prefieres correr lejos? . Debo verle inmediatamente dijo Sona Mariama que entr en el crculo de rboles. Dentro, estaba oscuro, pero pudo or como la tierra retumbaba cuando el elefante se levantaba de su sueo y se acercaba a ella. Quin ha osado entrar en mi refugio? murmur el elefante. He sido yo, Sona Mariama dijo la chica. El elefante salvaje se par en cuanto la vio. Era realmente preciosa. Sintate dijo. Ahora cuntame por qu has venido a estorbar mi sueo. He venido para morir respondi ella.

Mi padre dijo que yo, Sona Mariama, sera su esposa.

Mi madre dijo que yo, Sona Mariama, sera su coesposa.

Mis hermanos dijeron que yo, Sona Mariama, sera su madre.

Mis nios dirn que yo ser su abuela.

El elefante salvaje dijo: Yo jams he visto nada semejante, Sona Mariama. Tampoco nunca he odo nada semejante, Sona Mariama. Pero todava no puedo matarte. Dile al conejo que te lleve hasta el campamento del rey y deja que l decida. Ella estuvo de acuerdo en ir con el conejo.

Cuando llegaron, encontraron al rey y a todos sus consejeros sentados. Todos quedaron sorprendidos de la belleza de la muchacha. Que bonita eres! Cmo te llamas? Le preguntaron. Sona Mariama contest. Por qu has sido trada aqu? Les cont el plan de su padre, y cmo, con la ayuda de su madre haba escapado hasta la selva. Les cont que se haba encontrado al bfalo y al len. Tambin, cmo el conejo la haba conducido hasta el elefante salvaje y de que ste se haba entristecido por ella y haba dejado el caso en manos del rey. El rey qued sorprendido por su historia. Inmediatamente llam a un mensajero para que trajera al padre con ellos. Cuando fue trado ante la corte, el padre se arroj a su merced. Estaba profundamente arrepentido de su comportamiento. El rey no le castig, pero fue enviado a casa en desgracia. Luego, el rey dijo a sus consejeros: Traed el Tambor Real. Empezaron a tocar el tambor. Cantaban:

El Tambor Real suena

por Sona Mariama,

por Sona Mariama.

Sona Mariama.

Cuando la gente oy el tambor, se acercaron al campamento del rey. Haba fiesta y bailaban. Todo el mundo estaba contento en esos momentos. El sonido del tambor real por una mujer significaba que el rey quera casarse con ella. Y ese tambor continua sonando en este da. Sona Mariama se cas con el rey.

Los gemelos con una sola cabeza

Una vez haba unos gemelos que solo tenan una cabeza para los dos. Sus nombres eran Sainey y Sana. A pesar de tener una sola cabeza no estaban de acuerdo. Sana era fuerte pero obstinado. Sainey era dbil pero agudo. Un da Sana le dijo a su hermano: "Quiero ir a la guerra." Sainey saba que su hermano era tozudo y no quiso escucharle. Por lo tanto le dijo: "Deja que primero lo consultemos con nuestros padres y nos den su opinin. Sana les cont su plan. Su madre dijo: "No debis ir." Su padre dijo: "No debis ir." Pero Sana estaba decidido a ir. Y Sainey fue forzado a ir.

A pesar de sus esfuerzos no pudo salvar a su hermano: Sana muri en el campo de batalla. Y con dolor Sainey cantaba:

Sana, tu madre te lo dijo

Pero no quisiste escuchar

Tu padre te lo dijo

Pero no quisiste escuchar

Ahora el muerto y el vivo

deben ir en una sola tumba

Oh gente del pueblo.

Esto es extrao.

Cogi el cuerpo de su hermano desde el campo de batalla hasta el camino. Dbil, Sainey tuvo que arrastrar el cuerpo. Y de este modo lo llev hasta su casa. Los padres se acercaron a ellos. Cuando vieron lo que haba ocurrido, su madre llor, su padre llor. La gente del pueblo fue a consolarles. Y Sainey cant su cancin:

Sana, tu madre te lo dijo

Pero no quisiste escuchar

Tu padre te lo dijo

Pero no quisiste escuchar

Ahora el muerto y el vivo

deben ir en una sola tumba

Oh gente del pueblo.

Esto es extrao.

La gente del pueblo carg con ellos hasta su campamento. Donde fueron enterrados en una sola tumba.

La madrastra y la nia

Haba una vez un hombre que tena dos esposas. Una de las esposas tena una hija que se llamaba Saly mientras que la otra esposa tena dos hijos que se llamaban Tambaasi y Jaali. Cuando muri la primera esposa, el hombre dio a Saly a la otra mujer para que la criara. Pero a la mujer no le gustaba la pequea nia. No le permiti dormir en la misma habitacin que ella. Por esta razn Saly tena que dormir en la cocina con las ovejas. Encomendaba a la nia las tareas ms peligrosas. Cualquier cosa que fuera difcil le peda a Saly que la hiciera y la nia no tena oportunidad para protestar. "Soy tu madrastra y debes hacer lo que yo te diga."

Un da, la madrastra fue al bosque a recoger lea. Recogi un montn tan grande que si te sentaras encima de l tus pies no tocaran al suelo. Era tan grande que no poda alzarlo hasta su cabeza. At la lea con una cuerda y se dijo a s misma, "Quin va ayudarme a levantar este fajo de lea para que pueda llevarlo sobre la cabeza?" Una mujer vieja pas andando y le dijo, "Estoy a tu servicio. Si me pagas, cargo este fajo y lo pongo sobre tu cabeza."

La madrastra se sorprendi porque no haba dicho nada en voz alta.

Cmo poda saber la vieja lo que ella estaba pensando?

De acuerdo, le contest, pnmelo encima y luego te pagar.

Pero, con qu me vas a pagar? pregunt la vieja.

Te voy a pagar con un cordero. dijo la madrastra.

No lo quiero.respondi la vieja.

La madrastra pens y despus dijo:

Tengo un toro en casa que te podra regalar."

Tampoco lo quiero. volvi a rehusar vieja. Slo quiero una cosa.

Y qu es? pregunt la madrastra intrigada.

Debes pagarme con una persona.

Una persona?

S.

Cuando la vieja dijo esto, la madrastra pens que estaba hablando con una bruja. Pero de todos modos pens que le quedaba Saly.

Mm....Tengo a una nia pequea en casa. A lo mejor puedo pagarte con ella.

La quiero. A qu hora puedo pasar a recogerla? respondi rpido la vieja Si quieres, puedes pasar a recogerla cuando todos estn durmiendo.

De acuerdo . Y cmo se llama? dijo la bruja.

Se llama Saly aadi la madrastra.

Bien. Vendr por la noche a buscarla.

Aquella noche, despus de que todos se hubieran acostado, la bruja baj de la colina. Al acercarse al poblado empez a cantar esta cancin:

Saly, triste Saly.

Por la lea has de pagar.

Saly, triste Saly,

La bruja se te viene a llevar.

Saly, triste Saly,

Eres mi paga por la lea.

Cuando la madrastra oy la cancin de la bruja fue hacia la cocina y despert a Saly.

No vas a dormir nunca ms en esta casa. Debes irte a dormir con la bruja.

Saly empez a llorar, pero su madrastra la amenaz:

Soy tu madrastra y debes hacer lo que yo te diga.

Entonces abri la puerta y arroj a la nia en los brazos de la bruja. Tambaasi, el hermano de Saly se haba despertado con el ruido y dijo a su hermano Jaali:

Est pasando alguna cosa. Me ha despertado un extrao ruido. Vamos a ver qu pasa.

Fueron a la cocina y la encontraron vaca. Tambaasi habl:

Es lo que yo me pensaba. Se han llevado a nuestra hermana Saly. Esta noche cuando estaba durmiendo me he dado cuenta de lo que pasaba. Tenemos que encontrarla.

Se vistieron, cogieron sus armas de caza y se adentraron en los bosques. Despus de recorrer cierta distancia oyeron a alguien cantar:

Saly, triste Saly,

Por lea has de pagar .

Saly, triste Saly,

La bruja se te viene a llevar .

Saly triste Saly

Eres mi paga por la lea.

"Has odo esto?" Pregunt Tambaasi. Fueron en direccin al sonido de la cancin. Al acercarse, vieron a la bruja al lado de una hoguera, la estaba colocando con un palo para que la llama prendiera. Su hermana estaba atada a un gran paquete que haba en el suelo. Con cuidado, apuntaron con sus escopetas y dispararon a la bruja. Despus, desataron a su hermana. Cerca de all haba un arroyo y la lavaron. Los tres volvieron a casa juntos y por el camino Saly les cont su historia. Al llegar al poblado los dos hermanos le dijeron a Saly que esperara a fuera. Entraron y preguntaron a su madre:

Dnde est nuestra hermana?

Se ha ido contest ella.

Dnde ha ido?

Le dije que fuera a hacer un recado y an no ha regresado minti la mujer.

Esto no es verdad porque est detrs de esta puerta.

Abrieron la puerta y Saly estaba all. Luego Tambaasi fue hacia su padre y le dijo:

Dejaste a tu hija con su madrastra para que la educara y ella la ha tratado como a una esclava. Incluso la ha regalado a una bruja como paga.

Seguro que esto que me dices es cierto?, pregunt el padre.

La madrastra tuvo que admitir que era verdad. Se avergonz y humill profundamente. Con estas palabras se despidi de su marido:"Te he fallado al no cuidar de tu hija como lo hara una madre. He trado la desgracia a tu familia. Debo pues dejar este poblado e irme a vivir por mi cuenta en otro lugar."

La madrastra se march pronto, y Saly desde entonces vivi feliz con su padre y sus hermanos.

Las aventuras de Sowe

La madre de Sowe muri cuando l era slo un nio. Su padre se cas entonces con una mujer llamada Kumba. Con Kumba, el padre de Sowe tuvo tres hijos. Desde que su padre se cas con Kumba, Sowe empez a tener problemas con ella porque Kumba quera que Dembo, su hijo mayor, heredara las propiedades de su padre. Ella entonces se prometi a s misma deshacerse de Sowe.

El primer plan de Kumba para deshacerse de Sowe consista en colocar veneno en su comida y ponerla en la cabaa de Sowe. Cuando ste lleg de la selva, llam a sus dos hermanos ms pequeos, los hijos de Kumba, su madrastra, para sentarse y esperar en su cabaa mientras l iba a buscar un poco de agua al pozo. Desdichadamente, los dos chicos tenan prisa por probar la deliciosa comida que haba en la cabaa. Se apresuraron a comer un bocado cada uno, antes de que Sowe volviera del pozo.

Cuando regres, encontr a los dos chicos echados en el suelo muertos, y empez a correr gritando:

Ayuda! Socorro!

Los mayores, que estaban sentados, se precipitaron dentro de la cabaa de Sowe, pero se encontraron con Kumba que dijo:

Ha sido la comida que di a Sowe. Nunca pens que poda ser mala. Oh!

Dios mo, aydame!

Y as fue cmo los dos chicos que ella amaba murieron.

Sowe continu con su rutina diaria de llevar el ganado a pastar lejos, para volver siempre tarde por la noche.

Pero su madrastra, an estaba en su contra, y continuaba planeando para hacerle dao. En estos momentos, ella fue a ver a un chamn, que saba preparar unas pcimas hechas de hojas secas mezcladas con races. ste le dijo que tenia que poner el preparado en el suelo, exactamente donde Sowe pasaba cada da al llegar a casa. Le prometi a Kumba que el muchacho no vivira para ver la luz del siguiente da .

Cuando Sowe lleg con el ganado ese da, el gran y viejo toro llamado Bunkari, le inform con una voz muy grave de que ese da no deba entrar en el poblado por la puerta trasera como hacia todos los das. Sowe lleg despus de dejar al ganado detrs de la plantacin de mandioca, y corri hacia el enorme poblado, dando la vuelta para entrar por la puerta principal. Salud a los ancianos que estaban sentados alrededor del fuego y camin hacia su cabaa. Cuando Kumba le vio, corri hacia la puerta trasera con una escoba y limpi las poderosas hojas secas que haba esparcido en aquel lugar, la trampa para Sowe, que haba escapado por segunda vez con la ayuda de Bunkari, el gran toro. Ella estaba dudosa y se preguntaba qu clase de espritu haba hablado con Sowe para ayudarle a escapar de esa trampa. La mujer se haba prometido que Dembo, su hijo mayor, seria el nico heredero del ganado, las ovejas, las cabras y los caballos cuando muriera su marido, porque Dembo era el nico hijo que le quedaba. Un da Kumba le dijo a Dembo:

Nosotros, nunca vamos a compartir nada con el chico que se qued sin madre cuando era pequeo, al cual yo haba cuidado e incluso amamantado contigo, mi verdadero hijo."

Entonces, ella ide el ltimo plan. Dembo tenia la misma edad que Sowe y eran ms o menos de la misma estatura. Kumba les propuso a los dos que se quedaran esa noche en su cabaa porque ella deba asistir en Bantaba a una boda. Su intencin era que cuando los chicos durmieran, ella ira a la cabaa donde se encontrasen y sacara a Dembo para llevarlo a otra cabaa y dejar a Sowe solo. Luego incendiaria la cabaa y ste sera el final para Sowe.

Sowe se encontraba en su viaje diario hacia la selva y el camino era seco y polvoriento. Por la noche, cuando volva a casa, todo el rebao pareca enfadado, como si todas las reses supieran lo que iba a suceder cuando llegasen.

Bunkari, el viejo toro, demostr su poder espiritual por ltima vez: Se qued ms lejos, detrs de los otros, caminando muy lentamente, moviendo su enorme cabeza de izquierda a derecha, y parando de vez en cuando para levantar el polvo rojo con sus patas delanteras, haciendo caer la arena en su espalda. Cuando el viejo Bunkari hace estos gestos se sabe que quiera dar un mensaje a Sowe o al resto del rebao. Por ejemplo, cuando una res es vendida, antes de que se la lleven, el viejo Bunkari lo sabe. Entonces, llora y murmura durante la noche anterior a que la vaca sea mandada con el carnicero.

Ahora, el viejo Bunkari sabe que hay un plan en la casa de sus amos en el pueblo. Sabe que consiste en que los chicos quedarn dormidos en una cabaa, y entonces Kumba sacar a su hijo Dembo antes de incendiarla. Bunkari sabe que slo existe una forma de salvar a su amo, Sowe, y es dicindole lo que su madrastra ha planeado para l para que as pueda encontrar una va para escapar del peligroso plan. El espritu del viejo Buncari le ha informado de que pueden pasar dos cosas distintas. Una de ellas es callarse para salvar su propia vida, y la segunda es revelar el plan para salvar a Sowe. Pero entonces, el viejo Bunkari no ver el sol el da siguiente, porque morir despus de que el fuego haya destruido toda la cabaa.

Bunkari se encontraba detrs del rebao y de vez en cuando se paraba y gema, luego miraba detrs de l. Sowe se acerc silenciosamente a l y le puso la mano en el cuello dndole un ligero masaje, y le llamaba con nombres como "el hroe de la luz de la luna", "el padre de la selva lluviosa", "el amo de las nubes oscuras de la noche". l estaba muy contento y lo expresaba levantando sus patas delanteras del suelo y gimiendo. Entonces, llor estridentemente y luego lo hizo ms suavemente, cada sollozo significaba muchas palabras que slo Sowe era capaz de entender. Le dijo al chico que Kumba, la madrastra haba construido el ltimo y ms malvado de los planes para acabar con su vida. Le explic entonces qu haba planeado Kumba exactamente.

Cuando Sowe lleg al pueblo despus de la puesta de sol, dej al ganado y puso al viejo Bunkari debajo de un enorme mango, vallado con tallos de maz y se dirigi hacia la plazuela, al lado del fuego, para encontrarse con los ancianos que siempre se encontraban all reunidos. Ms tarde cen con Dembo y volvi al lado del fuego para escuchar las historias que contaban los viejos.

Kumba lleg a la reunin justo antes de medianoche, y les pregunt a Sowe y a Dembo si queran ir a su cabaa a dormir, porque ella deba ir a Bantaba para asistir a una boda. Los muchachos estrecharon las manos a los ancianos y les agradecieron por las historias que les haban contado. Entonces se alejaron con Kumba.

Cuando llegaron a su cabaa, Kumba les advirti de que no jugaran con nada que encontraran porque podan romper alguna de sus cosas, y les dijo que se fueran directamente a la cama.

Sowe debe levantarse temprano maana por la maana para sacar al ganado a pastar aadi y se march.

Como Sowe an tena muy presente el consejo de Bunkari, le pidi a Dembo antes de dormirse que se cambiasen las ropas.

Dembo, ya vers que divertido ser maana por la maana cuando Kumba te vea con mi ropa dijo Sowe.

Dembo estuvo de acuerdo y los chicos se cambiaron la ropa antes de acostarse. Kumba encontr a los dos chicos durmiendo cuando lleg, pero ella confundi a Sowe con su hijo. Llev a Sowe a otra cabaa antes de regresar a la suya para incendiarla con su verdadero hijo dentro. Volvi por el camino trasero para que nadie la viera. Antes de que pudiera llegar al centro del pueblo, las llamas eran ya tan grandes que se vean las sombras desde las cabaas cercanas. Los habitantes al ver el incendio, salieron de sus cabaas gritando, "Safari! "Dimba! Yeeteh!." Todo el pueblo se precipit hacia la cabaa de Kumba. Las mujeres echaban agua mientras los hombres usaban trapos para apagar el fuego. A pesar de todos los esfuerzos, el viento soplaba a favor del fuego. Un hora despus la cabaa estaba completamente quemada, no haba nada excepto los huesos y las cenizas de Dembo. Uno de los hombres llam a los otros y se pusieron de acuerdo para descubrir las causas del accidente. Llamaron a Kumba ,que en esos momentos no paraba de gritar:

Allah `u akbar!, mis hijos estaban dentro durmiendo. Uno de los ancianos le dijo que estuviese atenta y que escuchara a su pregunta. Le dijo que diera los nombres de los que dorman en la cabaa.

Los dos muchachos, Dembo, mi hijo, y Sowe, el hijo de la primera esposa de mi marido dijo. En Bantaba vi las llamas que salan de mi cabaa y corr hacia aqu con otras mujeres.

Su historia era corta, mezclada y con puntos sin explicar. Lloraba lagrimas de cocodrilo mientras sus ojos estaban tan blancos como un grano de arroz. (En su corazn pensaba que era Sowe el muchacho que encontraron entre las cenizas.). Uno de los ancianos sugiri que mirases en otras cabaas porque slo se encontr un cuerpo en la cabaa accidentada. Durante la bsqueda, encontraron a Sowe durmiendo en la cabaa donde fue llevado por su madrastra antes de que ella incendiara la otra cabaa. Sowe fue llevado all con las ropas de Dembo puestas. Todo el mundo estaba confundido. Le preguntaron que explicase lo que haba sucedido.

Yo estaba durmiendo con Dembo en la cabaa. Yo no s cmo pude escapar, ni por qu llevo puestas sus ropas dijo deliberadamente mal.

Se oa un fuerte ruido de la multitud. Todos pensaban que un gran espritu haba venido para salvar a Sowe y que Kumba deba pagar por sus malvados actos. Dijeron a otras mujeres que estaban en un grupo separado, chismorreando, que deban aprender de los errores de Kumba. Kumba se senta tan disgustada que corri hacia el pozo y salt. Se rompi el cuello y muri. A la maana siguiente, cuando Sowe sac el ganado, encontr muerto al viejo Bunkari debajo del rbol de mango. Llam a su padre y ambos cavaron una tumba profunda con una lpida y enterraron al viejo toro.

El seor Wolo y el seor Kuta

Esta es la historia del seor Wolo y el seor Kuta. El seor Wolo es un ave y el seor Kuta es una tortuga. El seor Wolo tena hambre.

Papapapapaap! Tena mucha hambre! El seor Wolo siempre tena hambre! Acostumbraba a coger algunas semillas de los campos. Pero ese ao haba pocas semillas. Las lluvias haban llegado tarde y se fueron pronto. Los granjeros estaban preocupados porque no podan llenar sus graneros. Lo hicieron todo para proteger sus cosechas. Uno de los granjeros se haba construido una pequea cabaa en su campo. Se sentaba all todo el da para mirar su campo. Estaba muy preocupado.

Cada tarde inspeccionaba su campo. Cada tarde algunas semillas se perdan.

Debe de ser ese ave se deca. Durante todo el da lo veo sentado en el rbol. Estoy seguro que ese ave se come mis semillas. Pero espera ave! Te coger.

En efecto, este ave era el seor Wolo. Miraba con cuidado al granjero. Cuando este se marchaba, el seor Wolo se apresuraba a coger algunas semillas..

Un da el granjero no vio al seor Wolo. Pens:

Ese ave no osa volver. Tiene miedo, lo coger. El granjero estaba muy contento.

Qu pas? Por qu el granjero no vio al seor Wolo? Ese maana de camino hacia el campo, el seor Wolo se encontr al seor Kuta.

Buenos das, seor Kuta. Cmo va la maana? Y cmo va usted?

La maana est aqu, seor Wolo, y yo estoy bien. Pero la vida est difcil en estos das. No hay mucha comida. Dijo el seor Kuta.

Tienes razn dijo el seor Wolo pero, Porque no te unes a m? Conozco un lugar donde podemos recoger un montn de semillas.

Hey, conozco el campo de donde sacas las semillas. Es se de ah. El granjero mira su campo cada da. Tiene un arco y flechas. Tiene un cuchillo. Es muy peligroso sacar semillas de ah.

No te preocupes, seor Kuta. Te ayudar.

Cmo puedes ayudarme? Que no ves mis piernas? Son demasiado cortas. Si el granjero viene detrs de m, no podr escapar. Soy demasiado lento.

Te ayudar a escapar, dijo el seor Wolo.

No puedes ayudarme. Tu tienes alas y puedes volar muy lejos, pero yo no tengo alas. El granjero me cogera.

S, seor Kuta, tengo alas. Tienes razn. Puedo volar si veo que se acerca el granjero. As es como voy a ayudarte. Te llevar conmigo. Volaremos muy lejos juntos.

El seor Wolo pens para sus adentros: " Debo persuadir a este estpido para que se una a m. El granjero le ver y pensar que es el nico que coge sus semillas."

Pienso, seor Kuta, que te preocupas demasiado. Juntos, podemos coger ms semillas que si estamos solos. T tienes hambre y yo tengo hambre. Prometo ayudarte. Si no nos apresuramos, otros cogern las semillas. Vayamos al campo. De acuerdo, dijo el seor Kuta confo en ti. Vayamos.

Llegaron al campo. El granjero no estaba.

Lo ves, seor Kuta? El granjero no est. Podemos comer todas las semillas que queramos.

Entonces empezaron a escarbar para coger las semillas. Escarbaron y escarbaron. El seor Kuta escarbaba y el seor Wolo recoga los granos. De vez en cuando se coman algunos.

Voy a descansar un rato dijo el seor Wolo, y se puso a volar hacia la cima de un rbol.

Eh! Qu ests haciendo? grito el seor Kuta asustado.

Quiero descansar. He comido mucho. No te preocupes contest el seor Wolo.

Tap, tap tap! Bang, bang! El seor Kuta oy que alguien se acercaba. "Malditos ladrones" oy. Al seor Kuta le entr el pnico. "El granjero viene, el granjero viene. Dnde est el seor Wolo?" Se apresur a esconderse debajo de un montn de ramas. El granjero ya estaba all..

Qu es esto? grit Dnde estn mis semillas? Dnde est el ladrn?

Mir a su alrededor. No haba nadie. Has desaparecido, ladrn, pero s que volvers. El granjero volvi a su cabaa. El seor Kuta sali de su escondite.

Uf! dijo. El granjero se ha ido, pero ...Dnde est el seor Wolo?

Estoy aqu dijo el seor Wolo. Te he estado observando todo el rato. Estaba aqu para protegerte. No perdamos ms tiempo. Tenemos que acabarnos las semillas antes de la puesta de sol.

Los dos continuaron escarbando y comiendo semillas. Qu hizo el granjero? Se qued en su cabaa espiando a travs de un agujero.

Aha! dijo. El ladrn ha vuelto. Veo movimiento all detrs. Ahora le coger.

Esta vez el granjero no se acerc andando, se desliz como una serpiente. El seor Wolo y el seor Kuta estaban es ese momento trabajando duro, por eso no le oyeron llegar.

"Hoy es mi da de suerte" pens el seor Wolo. "Este seor Kuta es un poco estpido, pero es muy trabajador. Le voy a dejar trabajando un rato mientras yo me tomo un descanso".

Lo ests haciendo bien, seor Kuta le dijo. Sabes? Voy a ir volando a buscar a mi hijo para que nos ayude.

De acuerdo, seor Wolo. Tu hijo puede ayudarnos. Estoy cansado. Pero asegrate de volver pronto.

El seor Kuta estaba solo y cansado.

Bang, bang! Qu estaba pasando?

El ladrn! El ladrn! He cogido al ladrn! Mira a esa tortuga, ahora no puede escapar.

El granjero bailaba y gritaba.

"El granjero me ha cogido. Qu puedo hacer?" Se deca el seor Kuta.

Buenas tardes seor granjero dijo. Soy el seor Kuta y he venido a ver sus semillas.

Oh s! T has venido a ver mis semillas. Has venido a comrtelas! No me mientas. T eres el ladrn y voy a matarte. Vas a venirte conmigo. Mi mujer va a cocinarte y voy a comer una estupenda sopa.

El seor Kuta estaba asustado.

Esto es un malentendido, seor granjero. Djeme que le cuente algo antes de matarme.

No me hagas perder el tiempo. He estado esperando durante das para cogerte, ladrn. Ahora tengo hambre. Aqu est mi cuchillo. Voy a matarte.

Espere, espere, seor granjero. No debera matarme as. Voy a cantar una cancin para usted. Djeme que le cante una cancin.

De acuerdo tortuga. Puedes cantar una cancin mientras afilo mi cuchillo.

El seor Kuta haba ganado algn tiempo. Deba hacer cualquier cosa para escapar. Pero ese seor Wolo le haba decepcionado, no tena el corazn limpio.

El seor Kuta cant su cancin:

El ave me decepcion

El ave me decepcion

En el campo del granjero

Me dijo que furamos a robar semillas

Pero yo le dije que no tena pico

Me dijo que furamos a robar semillas

Pero yo le dije que no tena piernas

An as me dijo que furamos a robar semillas

Y yo le dije que no tena alas

El ave me decepcion

El ave me decepcion

En el campo del granjero

Al principio el granjero casi no lo oy. No estaba interesado. An estaba enfadado por las semillas que haba perdido. Estaba hambriento y su mente slo pensaba en comida. Pero como el seor Kuta continu cantando, algo extrao le sucedi al granjero. Le empez a gustar la cancin. Era tan dulce. El granjero not como sus piernas se movan. Estaba bailando.

La cancin termin.

Seor granjero, dijo el seor Kuta, Si quiere que sus esposas oigan la cancin, podemos ir al lavadero y voy a cantar para ellas.

Tortuga, eres un ladrn y estoy decidido a matarte. Pero mis mujeres deben or tu cancin. Les va a gustar. Vamos.

Se marcharon hacia el lavadero.

Mujeres, os he trado al ladrn que robaba mis semillas. Le vamos a matar para hacer sopa. Pero primero va cantar una cancin para nosotros. El seor Kuta cant su cancin:

El ave me decepcion

El ave me decepcion

En el campo del granjero

Me dijo que furamos a robar semillas

Pero yo le dije que no tena pico

Me dijo que furamos a robar semillas

Pero yo le dije que no tena piernas

An as me dijo que furamos a robar semillas

Y yo le dije que no tena alas

El ave me decepcion

El ave me decepcion

En el campo del granjero

Las mujeres le escucharon y les gust la cancin. Eran felices. Todo el mundo bail.

Veo que os gusta mi cancin, dijo el seor Kuta. Si queris disfrutar ms, puedo cantarla otra vez. Pero hace mucho calor aqu. Djanos ir a la orilla del ro, hay rboles y se est ms fresco. Todos estuvieron de acuerdo. Todos siguieron al seor Kuta hasta la orilla del ro. El seor Kuta cant su cancin. La cant dos veces. Cant, cant y cant. La gente escuchaba y bailaba.

El seor Kuta tambin bailaba. Se mova lentamente hacia todos los lados. Se acerc al agua. Nadie se dio cuenta de los movimientos del seor Kuta. Se acerc ms y ms al agua.

La gente bailaba. No se dieron cuenta de que all no haba nadie cantando la cancin. No haban visto al seor Kuta deslizarse hasta el agua. Se haba marchado. El seor Kuta haba desaparecido. Era afortunado por haber escapado del peligro.

El seor Kuta lleg a la otra orilla del ro. Dio gracias a Dios.

La gente todava est bailando. Mi cancin les ha hecho felices, pero ahora se ha acabado. Es hora de marcharme y descansar.

El gallo cantador debe cantar

Haba una vez un hombre llamado Baakari. Tena dos mujeres llamadas Alamuta y Suntukung . Alamuta era su primera mujer y de ella tena un hijo llamado Alansoo, pero despus de ste, Alamuta no pudo tener ms hijos. Por esta razn Baakari se cas con su segunda mujer Suntukung.

Era la respuesta a todas sus plegarias! Pasados siete aos de matrimonio, Suntukung haba dado a Baakari tres hijos varones y cuatro hijas.

Quedaba embarazada cada ao! Se convirti en la favorita de Baakari y fue mucho ms amada que Alamuta.

Alamuta estaba muy triste y se senta desgraciada. Viaj a cualquier lugar para ser visitada por curanderos y grandes hechiceros para poder tener ms hijos y ser amada como lo era su coesposa. Fue pagando con sus ropas, sus joyas y su dinero pero no sirvi de nada. Finalmente se qued con un solo vestido y un taparrabos que tena que llevar tanto para asistir a bautizos como para trabajar en el campo. Pronto qued roto y deshilachado. Su coesposa se burlaba del pobre estado de su vestido. Cuando intentaba defenderse de las burlas, su marido siempre se pona del lado de Suntukung. Alamuta adelgaz mucho y se volvi enfermiza. La que haba sido la ms hermosa perdi todo su atractivo.

Un atardecer, cuando Alamuta volva de los campos de arroz, se encontr con una mujer vieja llamada Mbaa Siraa. Era la mujer ms vieja del pueblo. Era conocida por su rutinario paseo en la puesta de sol de cada sbado. Cuando vio a Alamuta abri su boca desdentada en descrdito.

Waayi! Es sta, Alamuta? grit.

S, Mbaa Siraa, soy yo. La gente mayor, normalmente, no tiene tan buena vista.

Es verdad, es verdad. Mi vista no es aguda, pero todava puedo distinguir entre los que estn sanos de los que estn enfermos. Qu te pasa? Ests enferma?

Entonces Alamuta cont a la vieja mujer todos sus problemas. Cuando hubo terminado Mbaa Siraa se le acerc y le dijo:

La gente joven nunca habla con sus viejos y de este modo nunca sern sabios. Si fueras sabia, no te estaras matando con este dolor. Conozco a muchas mujeres que han sufrido lo mismo que t, y de todos modos, Tu tienes un hijo! Las mujeres de las que te estoy hablando no tenan ninguno y al final vivieron como reinas en los campamentos de sus maridos. Recuerda el viejo dicho: "El beb de un avestruz es mucho ms valioso que cien cras de pjaro tejedor." Vete y cuida de tu hijo, reza por l y pon todas tus posesiones sobre l. Quin sabe? Puede que un da sea jefe y sus medio hermanos sus sirvientes. Hay otro dicho: "El gallo cantador debe cantar, no importa lo que hagas."

Con estas palabras la vieja mujer se despidi y continu su camino.

Despus de su encuentro con Mbaa Siraa , Alamuta se convirti en una mujer diferente. Ignor las burlas e insultos de su coesposa e intent ser la mujer ms feliz del poblado. Ayudaba a su hijo en todo lo que poda. Alansoo era un chico tmido y tranquilo. Se pasaba la mayor parte del tiempo trabajando en la granja y cazando, de este modo se convirti en un buen granjero y cazador.

Cuando, aos ms tarde Baakari muri, Suntukung decidi que sus tres hijos trabajaran juntos y que Alansoo trabajara por su cuenta. Esperaba as que los tres hermanos juntos alcanzan mejores resultados que Alansoo solo. Talaron una gran rea para cultivar mijo. Cuando llegaron las primeras lluvias, los hermanos en dos o tres das terminaron de sembrar. Despus, en lugar de sacar las malas hierbas, se sentaron en casa y se dedicaron a hablar de lo holgazn que era Alansoo. Cuando Alansoo termin de sembrar, se puso inmediatamente a deshierbar. Mientras tanto, los hermanos se dieron cuenta de su error, su granja estaba infestada por una terrible plaga de hierba llamada "jaajeekalabaa". Haca estragos con los tallos de mijo mientras crecan. Cuando lleg la cosecha, Suntukung y sus hijos no pudieron apreciar los resultados. La pequea plantacin de Alansoo produjo 410 embalajes de mijo mientras que los hermanos tuvieron que conformarse con slo 200 embalajes. Fue una sorpresa incluso para los vecinos del pueblo.

Al ao siguiente los tres hermanos decidieron trabajar ms dura y sistemticamente. Despus de las lluvias, pero, los resultados fueron los mismos. No importaba que nuevas estrategias intentaran, su medio hermano siempre obtena mejores resultados. Suntukung no lo poda entender. Decidi entonces consultar a un adivino en Pakau.

El adivino sac sus conchas y las extendi sobre la esterilla. Repiti esta operacin tres veces y despus alarg la concha ms grande a Suntukung.

Ella susurr sus problemas a la concha, despus escupi dentro y la devolvi al adivino. ste cogi una vez ms las conchas y las extendi de nuevo sobre la esterilla. Despus de estudiar las disposiciones de las conchas durante largo tiempo dijo:

Hace muchos aos que soy profesional de este arte, y nunca antes haba sido testigo de una distribucin como sta. Es la misma cada vez. T quieres saber por qu tus hijos no pueden ganar a su medio hermano. Tu quieres que ellos tengan ms xito que su medio hermano. Las conchas dicen que s, que esto puede suceder. Pero tambin dicen que la suerte de tu hijo mayor esta dormida sobre una alta colina en el este. Hasta que no haga este viaje a la lejana colina, tus hijos tendrn menos xito que su medio hermano. Deja que tu hijo vaya y despierte su suerte y entonces tus deseos se harn realidad.

Suntukung volvi a casa para preparar el viaje de su hijo hacia el este. Le trajo "jujus" y amuletos varios para que le protegieran durante el viaje.

Burama , le dijo debes ir a buscar a tu suerte y despertarla. No puedo soportar la desgracia que ha cado sobre nosotros. Debes ser mejor granjero que tu medio hermano. Viaja hacia el este hasta que encuentres una alta colina. All encontrars a tu suerte. Debes despertarla y preguntarle qu es lo que tienes que hacer, entonces, regresa y libranos de esta desgracia que ha cado sobre nosotros.

El hijo mayor emprendi su viaje al da siguiente. Anduvo durante un da y medio sin descansar. Al final del segundo da se encontr a un canbal que quera comrselo.

No me comas. dijo Vivo con mis hermanos y mi medio hermano. Al final de cada cosecha mi medio hermano recolecta ms mijo que nosotros. El adivino de Pakau dijo que mi suerte estaba durmiendo en el este y que hasta que no fuera a despertarla, sera un granjero pobre. Y ahora, como puedes ver, voy a despertarla. Por favor, djame continuar con mi misin.

El canbal estuvo pensando unos momentos, y despus dijo:

He estado en la selva durante muchos aos y me he encontrado con montones de cosas extraas, pero jams haba odo una historia tan extraordinaria como sta. Te dejo marchar. Si encuentras a tu suerte, acurdate de preguntarle por qu nunca estoy harto, aunque me haya comido un toro entero. Asegrate de volver por este camino para drmela respuesta.

Burama prometi al canbal que volvera por el mismo camino. Viaj durante unos cuantos das ms hasta que encontr un pequeo poblado en medio del bosque. Entr y fue recibido por un hombre viejo y una bonita mujer joven. Le invitaron a pasar la noche. Despus de que se sirviera la comida, el hombre mayor le pregunt a Burama la razn de su viaje a esa parte del mundo. Burama le cont su historia.

Cuando hubo terminado el hombre viejo dijo:

Tengo ciento diez aos. He viajado por todo el mundo buscando las historias y la sabidura de todas las tierras, pero nunca haba odo una historia como sta. No estoy diciendo que sea imposible. Cualquier cosa puede ser posible hoy en da. Si encuentras a tu suerte y puedes despertarla pregntale por qu ningn cultivo crece en mis tierras. Cada ao intento sembrar verduras y cada ao la cosecha es mala. Pregunta a tu suerte lo que debo hacer para que esto no pase.

Burama le prometi al hombre viejo que as lo hara y a la maana siguiente volvi a reanudar su viaje. Despus de viajar hacia el este durante tres das ms, se encontr con una gran tierra con un poderoso gobernador. El gobernador haba odo hablar de que alguien estaba buscando a su suerte y quiso encontrarse con l.

No hace falta que me cuentes tu historia porque ya la s. He querido verte porque quiero que le preguntes a tu suerte por qu la gente de estas tierras no es feliz desde que yo soy el gobernador. Haz esto por m y regresa por este camino para contarme la respuesta. Entonces te recompensar. Burama le prometi al gobernador que hara esa pregunta para l, y continu su camino hacia el este.

Tres das despus encontr una alta colina al lado del camino y decidi subir hasta la cima. Mientras suba vio a un hombre gordo que dorma bajo la sombra de un rbol. "Debe ser mi suerte" pens. "Voy a ir a despertarle". Se acerc al hombre y lo cogi por su larga barba y tir de ella hasta que sus dientes crujieron.

Despierta holgazn grit Burama. Por culpa de tu sueo yo no tengo suerte. Has hecho de m la burla de todo el pueblo.

El hombre abri los ojos y se sent.

S, es verdad, dijo soy tu suerte. Ahora puedes volver a casa porque ya estoy despierto.

Antes de marcharme tengo que hacerte tres preguntas. La primera se refiere a un gobernador que vive a unos cuantos das de camino de aqu. Su gente no es feliz y quiere saber por qu.

El hombre le sonri y dijo:

Vete con tu gobernador y dile que es una mujer. Hasta que el gobernador no sea un hombre su gente no ser feliz.

Imposible exclam Burama el gobernador es un hombre. Yo mismo habl con l.

Esto es un secreto que nadie sabe excepto t. Ve y dile a ella lo que yo te he dicho y ya vers lo que pasa.

De acuerdo. Ahora la segunda pregunta. Esta es sobre un hombre viejo y su hija que viven en medio del bosque. Nada da fruto en su tierra. Por qu?

Dile al hombre que haga un agujero y saque de su tierra el oro y los diamantes que hay all enterrados. Entonces podr plantar todo lo que desee.

El hombre gordo se levant y se dispona a marcharse, pero Burama le cogi por sus ropajes y le dijo:

Tienes que contestarme una ltima pregunta y luego te podrs ir. Qu me dices del canbal que nunca est satisfecho coma lo que coma?

El hombre se gir y contest:

No creo que puedas comprender este mensaje, pero si vuelves a ver al canbal, dile que se coma al hombre ms loco del mundo y que su trastorno se ver curado.

Dicho esto, el hombre desapareci entre los matorrales y Burama emprendi el camino de regreso.

Despus de viajar tres das lleg al palacio del gobernador. Se acerc a l y le dijo:

He encontrado a mi suerte, pero no creo que te guste lo que me ha dicho sobre ti. Me ha dicho que eres una mujer y que hasta que tu pueblo no sea gobernado por un hombre, la gente ser infeliz.

Las lagrimas resbalaron por las mejillas del gobernador.

Eres el nico que conoce este secreto admiti "ella" entonces. El modo con que llegu a gobernador de esta tierra es una larga historia y un gran secreto. Pero, ya que tu sabes parte de l, me gustara que te quedaras, te casaras conmigo y fueras rey. Si me prometes esto, te contar el resto. Burama le salud con la cabeza y dijo:

No, no. No quiero saber el secreto porque no puedo quedarme aqu para regir tu palacio. Tu ya conoces mi misin en esta parte del mundo. Tengo que regresar y demostrar que soy mejor granjero que mi medio hermano. Debes guardar tu secreto. Alguien ms vendr y lo aceptar.

Con estas palabras Burama se despidi y dej el palacio de la reina. Unos das ms tarde lleg a la casa del hombre viejo y su hija. Sin decirles nada, cogi un pico y empez a cavar en su tierra. Pronto salieron del suelo grandes barras de oro y preciosos diamantes. Los apil y dijo al hombre viejo y a su hija.

Esto ha salido de tu tierra y era lo que impeda que los cultivos crecieran. Ahora podrs plantar todo aquello que quieras.

El viejo mir a Burama y le dijo:

Yo mismo enterr todos estos tesoros aqu, y mi intencin era regalarlos a aquel que supiera por qu no crecan las plantas y que estuviera de acuerdo en casarse con mi hija. Ahora ,como has sido el nico que lo ha conseguido puedes quedrtelo todo y casarte con mi hija.

No, no. Dijo Burama. Tu ya conoces mi misin. Tengo que marcharme y demostrar que soy mejor granjero que mi medio hermano.

Burama se march dejando los montones de oro y diamantes con el hombre viejo y su hija. Continu hacia su casa. Cuando ya estaba cerca de su casa encontr al canbal y le cont todo lo que le haba ocurrido durante el viaje hacia el este: Lo de la mujer gobernadora y su oferta, lo del viejo y su hija y su oferta...

Que me dices de mi problema? Contest el canbal, Le has preguntado a tu suerte sobre m?

S. Debes comer al hombre ms loco del mundo y tu problema se resolver.

El canbal pens unos momentos y luego cogi a Burama, lo mat y se lo comi. Su trastorno se cur instantneamente.

A la maana siguiente, como era habitual, Alansoo fue a inspeccionar sus trampas. En un claro del bosque vio una camisa sobre la hierba. Se acerc y la mir atentamente. Sin ninguna duda, sa era la camisa de Burama. Mientras miraba la camisa, vio a un hombre gordo y viejo que se le acercaba. El hombre le dijo:

No te preocupes por tu medio hermano. Tienes trabajo que hacer. Debes emprender un viaje hacia el este. Dentro de tres das encontrars una pequea cabaa donde viven un hombre viejo y su hija. Coge un pico y ponte a cavar en su tierra. Encontrars oro y diamantes. Entonces pide la mano de la hija, csate con ella y sers el hombre ms rico del mundo. Despus ve a la tierra de un gran gobernador y dile que sabes que se trata de una mujer y pide tambin su mano en matrimonio.

Alansoo sigui las instrucciones del hombre y se convirti en el ms grande gobernador del mundo. Puso al resto de sus medio hermanos en otros buenos cargos de su reino. Suntukung continuaba desgraciada y humillada con el devenir de sus hijos, y por esta razn un da la encontraron colgada en un bosque cercano. La vieja Mbaa Siraa fue una de las personas que se mantuvo cercana a la familia. Se sent en la preciosa y bien amueblada habitacin de Alamuta y le dijo:

Alamuta, el gallo ya va solo y cantar durante el reto de su vida. Ves ahora como si somos pacientes en esta vida, algn da nos vemos recompensados.

Alamuta no pudo contener las lagrimas al pensar en los acontecimientos de los ltimos aos. Se levant y acercndose a la vieja le dijo:

Si no me hubieras dado ese sabio consejo, hubiera acabado como mi coesposa. Fue Dios que hizo que me encontrara contigo esa tarde y con la ayuda de Dios rpidamente puse en prctica tu consejo. Ahora me gustara que vinieras y vivieras conmigo en el palacio de mi hijo, para que as continuaras siendo nuestra consejera. Nosotros siempre te estaremos en deuda por esas sabias palabras.

Mbaa Siraa acept la oferta, y las dos mujeres vivieron juntas y en harmona durante muchos aos.

Las tres hermanas e Itrimub

rase una vez un hombre y una mujer que tenan tres hijas. La ms pequea llambase Ifara y era entre todas la ms bonita. Una noche Ifara so y, al despertar del da siguiente, cont el sueo a sus hermanas.

Yo so les dijo con el Hijo del Sol, que descenda de los cielos para buscar esposa en la tierra y, Lo creeris?, fui yo la elegida por esposa entre todas las mujeres.

Las dos hermanas, celosas, se disgustaron al escuchar el sueo de Ifara y se dijeron:

En verdad, ella es mucho ms bonita que nosotras dos, y quin sabe si un poderoso y gran seor llegar para desposarse con ella! Es preciso deshacerse de ella. Pero antes veamos s todas las gentes piensan igualmente de la belleza de Ifara.

Llamaron, pues, a Ifara y la invitaron a componerse para pasear juntas.

Encontraron enseguida a una anciana.

Oh, buena seora inquirieron las dos hermanas a coro Cul de las tres es la ms bella?

La anciana respondi:

Ramatua no est mal; Raivu igualmente es bella; pero es Ifara la ms encantadora de todas.

Entonces Ramatua despoj a su hermana Ifara de las ropas exteriores. Y encontraron, luego, a un anciano, y le preguntaron:

Oh, buen hombre, Cul de las tres es la ms bella?

El anciano contest lo mismo que la buena mujer, y Raivu desnud a Ifara de la ropa interior.

Muy pronto encontraron a Itrimub, monstruo mitad hombre, mitad toro, con una larga cola puntiaguda.

Ah est Itrimub se dijeron las dos hermanas, y le llamaron a voz en grito:

Itrimub, Cul de las tres es la ms bella? Itrimub, rugiendo, contest:

No es difcil responder: Ifara es la ms bella. Las dos hermanas, llenas de rabia, se dijeron:

Nosotras no podemos darle muerte, pero la mandaremos coger las legumbres de Itrimub; l se encolerizar y se la comer.

Con estos propsitos llamaron a Ifara y le dijeron:

Apostemos cul de las tres coge las mayores batatas.

Dnde hay que cogerlas? pregunt Ifara.

All abajo contestaron sus hermanas mostrndole los campos de Itrimub. Mas coge solamente las recin granadas.

Cuando Ifara entreg sus batatas, vio que las suyas eran mucho ms pequeas que las que sus hermanas haban cogido. Burlronse de ella y le dijeron:

Anda lista en busca de otras.

En el preciso momento en que Ifara dirigiose de nuevo a los campos por mayores batatas, lleg Itrimub galopando sobre sus cuatro patas; atrpala y dijo en un grito:

Rico presente, te pesqu; Eres t la que robas mis batatas? Yo te comer.

Oh, no, no! exclam la desventurada Ifara llorando. Permitidme antes que sea vuestra esposa, y yo os cuidar con amor.

Bien, pues dijo Itrimub, y llevsela a su gruta.

Mas su idea era la de engordarla para comrsela seguidamente.

Las dos hermanas tornaron a su sano juicio al ver cmo el monstruo se llevaba a Ifara. Y corrieron a su casa para contar a sus padres que Ifara haba sido sorprendida por Itrimub cuando aqulla coga sus batatas, y que ste la haba devorado. Padre y madre lloraron amargamente y sin consuelo por la muerte de su amada hija.

Durante algn tiempo Itrimub engord a Ifara; tvole encerrada en su guarida, mientras iba en busca de manjares para darle de comer; decase el monstruo que pronto estara su presa lo suficientemente gorda y se deleitaba pensando en lo rica que resultara asada.

Un da que Itrimub haba salido hasta el anochecer, Ifara vio un ratoncillo que, parndose ante ella, le dijo:

Dame unos granos de arroz, Ifara, y yo te revelar un secreto. Ifara echole unos granos de arroz y el ratoncillo hablle as:

Itrimub piensa comerte maana, mas yo roer la cuerda que cierra la puerta de tu crcel y podrs salvarte con la fuga. Lleva contigo un huevo, una escoba, un bastn y una piedra muy redonda y muy lisa, y echa a correr por el lado sur.

Cuando el diminuto ratn hubo cortado la cuerda que cerraba la puerta, Ifara, provista de un huevo, un bastn y una piedra redonda y muy pulida, y dejando un tronco gigantesco de pltano en su lecho, cerr la puerta y ech a correr.

Regres Itrimub llevando un caldero y el arma para matar y cocer a Ifara. La puerta estaba cerrada; llam y grit, pero nadie contest a sus llamadas.

Bien pens Ifara tanto ha engordado que no puede menearse!

Tir abajo la puerta y, corriendo derecho hacia el lecho, hinc el arma en el tronco descomunal de pltano, pensando matar a Ifara.

Qu gorda est Ifara! dijo Mi arma se hunde sin esfuerzo. Retirla y pas la lengua por su filo.

Ifara es todo sebo de tan gorda y resulta inspida! Estar mejor, a buen seguro, asada!

Mas, descubierto el lecho, observ el tronco de pltano, lo que le encoleriz como es difcil de ponderar. Sali de su guarida y husmeando los aires por el Norte: Nada; husme por el Este: Nada; husme por el Oeste: Nada; hacia el Sur, luego: "Ah, esta vez di contigo!"

Y empez a galopar, y muy pronto alcanz a Ifara.

Por fin, ya te atrap! grit.

Ifara tir a tierra su escoba, y as habl:

Por mi madre y por mi padre, que esta escoba se convierta en una interminable barrera que Itrimub no pueda cruzar!

Y he aqu que la escoba se alarga y ensancha hasta convertirse en infranqueable barrera!

Pero Itrimub hinc su larga cola puntiaguda por debajo de la muralla hasta que consigui labrarse un camino y entonces grit:

Por fin, ya te atrap, Ifara!

Ifara tir a tierra el huevo, y as habl:

Por mi madre y por mi padre, que este huevo se convierta en un estanque que Itrimub no pueda salvar!

El huevo se rompi y convirtiose en un estanque muy profundo.

Pero Itrimub empez a beber hasta que consigui secar el estanque; entonces cruzlo y grit:

Rico presente: Ya te consigo, Ifara!

Entonces Ifara tir su bastn a tierra, y as habl:

Por mi madre y por mi padre, que este bastn se convierta en un inmenso bosque que Itrimub no pueda atravesar!

El bastn convirtiose en un bosque donde se entrelazaban los rboles. Pero Itrimub cort las ramas con su cola sin dejar un rbol en pie.

Ahora si, ya te consegu, Ifara! grit.

Pero Ifara tir su piedra redonda y pulida a tierra y as habl:

Por mi madre y por mi padre, que esta piedra se convierta en un gran peasco perpendicular!

La piedra creci, agrandse y convirtiose en un gran peasco perpendicular, y fue del todo imposible que Itrimub trepara por l. Entonces l grit:

chame una cuerda, Ifara; yo no te har ningn dao!

No te levantar en alto si antes no dejas tu arma plantada en el suelo replic Ifara.

Itrimub dej su arma en el suelo, y la buena de Ifara dio manos a la obra, llevando por los aires, con una cuerda, a su enemigo.

Mas tan pronto como vio ste que poda ya alcanzarla, grit:

En verdad, en verdad, ahora s que te tengo, Ifara!

Ifara tanto se asust que solt la cuerda que tena en sus manos, e Itrimub rod hasta el abismo, donde, al caer sobre su propia arma, hall la muerte.

Ifara no saba cmo hallar el camino de la casa de sus padres y, sentada sobre el peasco, lloraba desconsolada. Bien pronto acudi un cuervo y, al verlo cerca, Ifara as le cant:

"Cuervo, bonito cuervo,

si me llevas contigo a mis padres,

yo pulir tus negras alas."

No contest el Cuervo no, yo no te llevar, no; no podrs contar que haya sido yo el que frutas verdes comiera!

Y lleg luego un milano y as le cant Ifara: "Milano, hermoso milano si me llevas contigo a mis padres, yo pulir tus alas grises."

No contest el Milano yo no te llevar, no! No podrs jams contar que yo haya comido ratas muertas.

La desventurada Ifara, as abandonada lloraba amargamente, cuando advirti la presencia de una paloma azul que arrullaba "re, re, re", y as le cant Ifara:

"Paloma, linda paloma,

si me llevas contigo a mis padres,

yo te pulir tus alas azules."

Re! Re! Re! Ven, hermosa nia arrull la paloma azul. Plceme compadecerme de los que sufren.

Y llevsela hasta el pozo de sus padres, dejndola sobre la copa de un rbol, junto al brocal del pozo.

Al poco, una pequea esclava negra acudi en busca de agua, y, al asomarse al pozo, vio, como en un espejo, la imagen de Ifara, y pens que era la suya propia.

Ciertamente djose la esclava soy demasiado hermosa para acarrear agua con este vil botijo.

Y tirlo al suelo, donde se hizo aicos, mientras Ifara deca:

Mi padre y mi madre gastan su dinero comprando botijos para que as t los rompas tan fcilmente?

La esclava mir por doquiera, mas a nadie vio y tornose a casa.

A la maana siguiente, la pequea esclava fue con un nuevo cntaro por agua, y tambin esta vez, vio el rostro de Ifara en el fondo del pozo; con alborozo, grit:

No, basta de llevar el cntaro a la fuente; soy demasiado bonita para este menester!

Y, tambin ahora, rompi el botijo. Pero Ifara repiti las mismas palabras:

Mi padre y mi madre gastan su dinero comprando botijos para que as t los rompas tan fcilmente?

La esclava mir por todos los lados, y, no viendo a nadie, aceler el paso hacia la casa de sus dueos, y cont haber odo en el fondo del pozo una voz semejante a la de Ifara.

El padre y la madre echaron a correr, y cuando Ifara los distingui, descendi del rbol, y los padres lloraron de alegra por tan feliz encuentro. Los padres de Ifara tanto se enojaron contra las otras dos hermanas que las echaron de casa, viviendo dichosos con Ifara.

Analia Tubar y Samba Gana

En el pas de Wagana reinaba la hermosa Analia Tubar. El padre de la bella reinante haba sido el rey de Wagana. Vencido en la guerra, tuvo que entregar una de sus ciudades. Su orgullo no pudo soportar aquel baldn y muri de pesar. Y la hermosa Analia Tubar hered el reino de su padre. Apuestos y gallardos caballeros y guerreros de renombre presentronse en la ciudad de Wagana a solicitar su mano, pero ella les exiga que reconquistaran la ciudad perdida y que ganaran, adems, otras cien ciudades.

Ningn pretendiente, con ser incontables, se atrevi a emprender hazaa tan singular. Y pasaron los aos y la hermosa Analia Tubar perdi toda su alegra; cada da estaba ms triste pero con la melancola aumentaba su encanto.

Y en aquellos mismos das reinaba en un pas vecino un rey que tena un hijo llamado Samba Gana.

Gana era joven y de carcter jovial. Cuando fue mayor sali un da, acompaado de un trovador y varios escuderos, a recorrer el ancho mundo, en busca de aventuras maravillosas.

Y un da Samba Gana se bati con el prncipe de una ciudad. Todos sus habitantes presenciaron el rudo combate. Venci Samba Gana. El prncipe vencido le pidi que le perdonara la vida y le ofreci su ciudad.

Samba Gana se ech a rer y dijo:

Tu ciudad nada me importa; qudate con ella.

Y Samba Gana sigui, alegre y risueo, su camino.

Venci, uno tras otro, a todos los prncipes vecinos, y los prncipes vencidos le ofrecan, como premio de su brillante victoria, una ciudad.

Pero Samba Gana les contestaba siempre con idnticas palabras:

Tu ciudad no me importa nada; qudate con ella.

Y ponase de nuevo, alegre y risueo, en camino, en busca de nuevas y mayores aventuras.

Descansaba un da con su trovador a orillas del Nger, cuando el trovador cant la cancin de la hermosa Tubar, triste y solitaria. Y el canto deca:

Ganar a Analia Tubar y la har sonrer el caballero que conquiste cien ciudades.

Cuando Samba Gana oy la cancin psose en pie sbitamente, y grit:

Vamos al punto al pas de Analia Tubar!

Montaron a caballo y Samba Gana rompi la marcha con su trovador y sus escuderos.

Cabalgaron siete das y siete noches sin cesar, y llegaron a la bella ciudad de la hermosa Analia Tubar, flor triste y solitaria.

Al verla, tan hermosa y tan triste, Samba Gana exclam:

Analia Tubar: Yo conquistar las cien ciudades para ti! Y antes de partir a la conquista orden al trovador:

Qudate con la hermosa Analia Tubar. Cntale, distrela, hazla rer.

Y quedose el trovador en la ciudad junto a la hermosa. Todos los das le cantaba canciones de los hroes de su pas, de sus bellas ciudades, y de la serpiente del ro que hace crecer su cauce a capricho, fecundando las tierras abundantes en cosechas de arroz, sostn de sus habitantes, o condenando a stos a la miseria y el hambre...

La hermosa Analia Tubar escuchaba, triste y silenciosa.

Samba Gana batise cien veces con cien prncipes diestros y a todos abati. Y a todos los vencidos as hablaba:

Presntate a la hermosa Analia Tubar y dile que tu ciudad le pertenece. Los cien prncipes y numerosos guerreros presentronse ante Analia Tubar a hacer acto de sumisin. Y la hermosa Analia Tubar reinaba sobre todos los prncipes y guerreros de la vasta regin.

Samba Gana se present entonces a Analia Tubar y le dijo:

Ya son tuyas las cien ciudades. Analia Tubar respondi:

Has triunfado y ser tu esposa. Samba Gana repuso:

Por qu ests tan triste, hermosa Analia Tubar? No me casar contigo hasta que logre verte sonrer.

Antes entristecame la vergenza de mi padre vencido respondi Analia.

Ahora no puedo sonrer, porque nadie puede cumplir mi deseo. Samba Gana pregunt:

Cul es tu deseo, hermosa Analia Tubar? Indcame lo que debo hacer.

Mata a la serpiente del ro, que un ao trae abundancia y otro escasez y miseria, y me vers sonrer.

Samba Gana repuso:

Nadie se ha atrevido a hacerlo, pero yo lo har.

Encaminse al ro y busc a la poderosa serpiente. Anda que te anda, lleg a una ciudad que baaba el ro; no encontr a la serpiente y sigui ro arriba. Lleg a otra ciudad, pero tampoco all estaba la serpiente y prosigui su persecucin, ro arriba siempre.

Por fin encontr a la poderosa serpiente y luch con ella. Tan pronto venca el infernal reptil como Samba Gana, La caudalosa corriente iba ya en una direccin, ya en otra. Las grandes y altsimas montaas se desplomaban y la ancha tierra se abra.

Siete aos luch Samba Gana con la infernal serpiente, al cabo de los cuales, despus de titnicos esfuerzos, la venci. Durante, estos aos de lucha, Samba Gana perdi mil lanzas y cien espadas; una espada y una lanza ensangrentadas le quedaban tan slo.

Y dio al trovador la ltima de sus lanzas, ensangrentada con la sangre de la victoria, diciendo:

Lleva esta lanza a la hermosa Analia Tubar; dile que he vencido a la serpiente y observa si sonre.

El trovador entreg la lanza a la hermosa Analia Tubar. sta le dijo:

Dile a Samba Gana que traiga la serpiente para que, como esclava ma, sea yo la que conduzca el cauce del ro a mi placer y antojo. Cuando yo vea a Samba Gana con la serpiente a cuestas, sonreir.

Fue el trovador y transmiti el deseo de Analia Tubar a Samba Gana, y cuando ste oy las palabras de la hermosa, dijo:

Es excesivo el antojo!

Y cogi la ensangrentada espada y se la clav en el pecho; sonri el hroe por ltima vez y cay muerto.

Recogi con devota uncin el trovador la ensangrentada espada y se present ante Analia Tubar, la hermosa, a quien dijo:

sta es la espada de Samba Gana. Teida est de sangre, Oh, bella entre las ms bellas! Sangre es sta de la serpiente y del hroe que la bati.

Samba Gana ha sonredo ya por ltima vez!

Analia Tubar reuni a todos los prncipes y guerreros, y montados a caballo llegaron a donde estaba el cadver de Samba Gana.

Entonces la hermosa dijo:

Fue el ms sublime de todos los hroes. Levantadle una tumba alta como jams se haya levantado para prncipe, rey, emperador y hroe conocido!

Diez veces mil hombres cavaron la tierra. Cien veces mil hombres edificaron una colosal pirmide. Cien veces mil hombres amontonaron tierra sobre la colosal pirmide. Y la pirmide suba, suba...

Todas las maanas la hermosa Analia Tubar ascenda con sus prncipes y guerreros a la cima de la colosal pirmide. Todas las maanas cantaba el trovador la cancin de Samba Gana, el hroe inmortal que bati a la serpiente del ro.

Todas las maanas la hermosa Analia Tubar deca:

La pirmide no es bastante alta. Levantadla hasta que se pueda divisar mi ciudad de Wagana!

Cien veces mil hombres siguieron acarreando tierra y la aplanaban. Siete aos sigui subiendo, subiendo la pirmide. Y al fin del sptimo ao sali el sol.

Entonces el trovador mir en torno suyo y grit un canto de jbilo:

Analia Tubar, la muy hermosa: Hoy se divisa Wagana! Y Analia Tubar mir hacia el Oeste y exclam:

Ya veo Wagana! El sepulcro de Samba Gana, el hroe de los siglos inmortales, es todo lo grande que su nombre merece!

Y la hermosa, en un transporte de divino arrobo, sonri. Sonri y orden:

Ahora, prncipes y guerreros, dispersaros por toda la faz de la tierra y sed hroes como Samba Gana!

Y nuevamente sonriose la bella, por ltima vez, y cay muerta.

Enterraron a la hermosa Analia Tubar en la cripta de la colosal pirmide, junto a Samba Gana, el hroe inmortal por los siglos de los siglos.

Las alas robadas

rase una vez un prncipe llamado Sakaye Macina que viajaba por placer. Y he aqu que lleg a una ciudad en un da de feria.

Al apearse de su caballo oy a un viejo que voceaba:

Quin quiere, por una jornada de trabajo, ganar cien monedas de oro? Sakaye se acerc al anciano y le dijo:

Yo estoy dispuesto a trabajar todo un da por ese salario.

El viejo era un guinar que frecuentaba los mercados con el nico propsito de engaar a algn forastero y llevrselo a su choza para comrselo.

Respondi:

Pues bien, Sakaye Macina. Deja tu caballo aqu y ven conmigo hasta el pie de aquella alta montaa. All encontrars la faena que has de hacer. Sakaye sigui, sin pronunciar palabra, al guinar, que haba tomado el camino de la montaa indicado. As que llegaron a las estribaciones del monte altsimo, el guinar dijo:

Sube a la cspide. Arriba hallars a tus compaeros ocupados ya en la labor.

Pero, Por dnde puedo escalar la cima? pregunt Sakaye. No veo la posibilidad. Si est cortada casi a cuchillo!

Yo te proporcionar una montura que te llevar a destino respondi el viejo guinar.

Palmoteo ste y al punto apareci una trtola gigantesca ensillada.

Monta este corcel orden el viejo.

Sakaye obedeci y el pjaro se elev hasta la cima de la alta montaa. Una vez all, deposit a su jinete sobre una enorme roca y desapareci.

Sakaye mir en derredor y vio una choza amarilla. Esta choza era de oro puro.

Aproximose y con asombro observ la presencia de un anciano cuyos ojos eran tan grandes y amarillos como el sol de medioda.

Y divis, cuando se diriga hacia este viejo, a lo lejos y por encima de l, el Universo entero, pues la montaa sobre la cual se encontraba era la ms alta de toda la tierra.

Muy cerca de este viejo de "los ojos de sol" vio una gran cantidad de crneos humanos esparcidos por el suelo.

Pregunt al viejo de quin era la choza de oro y quin haba matado a los dueos de aquellos crneos.

Pregntole tambin por que razn un hombre tan viejo como l se encontraba en un lugar tan espantoso, mayormente cuando, segn todas las apariencias, era el nico ser que moraba en aquella soledad altsima.

Sakaye Macina respondi el anciano, yo soy el guardin de esta choza. Los que aqu habitan son ybem, devoradores de hombres. He aqu que t ests en poder de ellos y no te escapars! El padre de ellos te ha encontrado en el mercado y te sedujo con la esperanza de poseer el oro que te ofreci por un jornal. En consecuencia, espera aqu tu fin, porque dentro de un instante caers en sus manos, donde hallars la muerte. Te devorarn tan pronto el ybem que te ha encontrado est de regreso. Y no tardar mucho!

T tambin eres un devorador de hombres? pregntole Sakaye.

Yo? exclam el anciano. No! Yo soy un ybem, pero en ningn modo de los devoradores de hombres. Yo pertenezco a otra raza diferente. Me obligan a permanecer aqu en virtud de un sortilegio que me priva del uso de las piernas; a no ser por esto, hace mucho tiempo que habra regresado al lado de los mos. Delante de la choza les sirvo de guardin y me es imposible escapar.

Muy bien, anciano. Y dnde estn en este momento esos ogros propietarios de la choza de oro y dueos de tus piernas?

Estn de caza y volvern al mismo tiempo que su padre, a quien t ya conoces.

Entonces, Ahora no hay nadie en la vivienda?

Nadie, a excepcin de unos ybem muy jvenes que se distraen jugando a las conchas.

Entrar, pues, y me esconder en algn granero en espera de la noche para escapar.

Te suplico que no hagas tal cosa grit el viejo. T seras la causa de mi perdicin, pues los ybem, a su regreso, me mataran sin compasin al oler carne humana en su casa.

Sakaye, que saba que el guinar de los "ojos de sol" no poda nada contra l, porque el sortilegio le impeda el uso de las piernas, entr precipitadamente, sin hacer caso de sus advertencias y splicas.

Al ver al intruso, los jvenes ybem, que estaban jugando y se haban quitado las alas para estar ms desembarazados, se asustaron y se metieron de un salto en un gran agujero que haba en el centro de la guarida. Pero tuvieron tiempo de recoger sus alas.

Tan slo la hermana, una muchacha muy jovencita, abandon las suyas en la precipitacin de la huida.

Cuando ella se encontr en medio de sus hermanos, stos le dijeron:

Pequea, has dejado tus alas a la discrecin del intruso. Anda por ellas, aunque ello te cueste la libertad. Debes intentar recuperarlas, pues jams se ha dado el caso de que una ybem haya dejado sus alas en poder de un humano.

La joven ybem, a pesar de su espanto, regres a la choza y, dirigindose a

Sakaye, le dijo:

Humano, yo te suplico que me devuelvas mis alas!

Te las devolver con una condicin respondi el prncipe. Quiero que me lleves a mi pueblo.

Te lo prometo dijo ella.

Entonces Sakaye le devolvi las alas y ella se las puso en lugar adecuado. Hecho esto, el prncipe mont sobre la espalda de la joven ybem y vol tan alto, tan alto, que ya no poda distinguir siquiera la tierra.

Ella lo deposit delante de la puerta del palacio del rey y quiso, inmediatamente, regresar a la choza de la alta cumbre, pero Sakaye la retuvo a la fuerza. Para lograrlo, le quit las alas y las escondi en los almacenes del rey.

Y acaeci luego, que la tom por esposa. Desposados, vivieron as algunos aos, y la joven ybem dio a luz tres hijos, todos derechos como un huso y lindos como flores.

A pesar de la alegra que ella senta de ser madre la ybem tena el corazn apesadumbrado. Aoraba y senta nostalgia de la soledad de las altas cumbres.

Una noche, mientras su marido y sus hijos dorman, se transform en un ratoncillo y, por un diminuto agujero, penetr en el almacn de su suegro el rey. Cogi las alas y se las ajust a sus hombros. Luego, volvi para buscar a sus hijos, los ocult bajo sus alas y, remontando el vuelo, se dirigi rauda hasta la montaa de sus amores.

El monstruo del lago

rase una vez la hija de un poderoso rey. Se llamaba Untombina y era muy valiente.

En el pas en que ella habitaba exista un lago encantado al que ningn ser humano se acercaba. En el lago viva un Monstruo que, sin compasin ni piedad, se llevaba al fondo a cuantos se extraviaban por aquella regin y a los que equivocadamente intentaban baarse en las claras aguas del lago.

Untombina haba odo hablar con frecuencia del Monstruo y tambin saba dnde estaba el lago que aqul habitaba.

Sucedironse lluvias torrenciales y muy continuas en todo el pas, y las tierras quedaron inundadas; entonces Untombina dijo a sus padres:

Yo quiero ir a ver al Monstruo del lago para preguntarle si podra hacer cesar esta lluvia pertinaz.

Pero su padre, el Rey, se lo prohibi, y su madre derram abundantes lgrimas a la sola idea de lo que pudiese suceder, ya que era terca Untombina, y lo ms fcil de suponer era que el Monstruo la devorase.

En consecuencia, la muchacha permaneci en casa, ms que por la prohibicin paterna y los llantos de la madre, porque, estando el pas inundado, se hacan los caminos intransitables.

Pero, al ao siguiente, empez a llover de nuevo y las aguas llegaron hasta lo ms alto de los ms altos muros que rodeaban el poblado, y Untombina no pudo contenerse por ms tiempo. Quiso ir a toda costa al lago encantado y fue imposible disuadirla; ya ni escuch la voz autorizada del padre, ni las lgrimas de desconsuelo de la madre la cambiaron de propsito.

Convoc a todas las muchachas del pueblo y eligi, de entre todas, a doscientas para que la acompaasen en el viaje. Vistiose como una novia. Siguiendo su ejemplo, las muchachas atavironse con sus mejores galas y sus ms preciadas joyas.

Salieron juntas por las puertas del poblado. Untombina en medio y cien muchachas a cada lado del camino, formando como una Corte de honor. Riendo y cantando caminaban las jvenes, como si llevaran a la novia al novio, y cuando encontraban por el camino a los mercaderes que, en grandes carretas tiradas por bueyes, recorran el pas, llambanlos con voces joviales y gozosas y preguntbanles cul, de entre todas, era la ms bella.

Los hombres se acercaban y contestaban que ellos encontraban a todas muy lindas, pero ninguna comparable con Untombina.

Pues decan los mercaderes la hija de vuestro rey es esbelta como el rbol de la altura y tan lozana coma la fresca hierba que brota despus de las lluvias fecundas.

Cuando las otras jvenes oan estas palabras se enfadaban tanto que maltrataban a los mercaderes y los llenaban de improperios. Luego proseguan su camino. Era un alegre, espectculo ver a aquellas encantadoras jvenes caminando jovialmente, ataviadas con primor y luciendo sus mejores joyas, refulgentes al sol, y sus collares y brazaletes de ricas perlas.

Declinaba el da cuando las bellas muchachas llegaron al encantado lago. Y, al llegar, despojronse de todas sus galas y saltaron al agua fresca y cristalina para baarse a los ltimos rayos del sol.

Qu alegres estaban las lindas negritas! Chapoteaban, tirbanse unas a otras agua del lago, brincaban, saltaban y nadaban alborozadas. Desapareci el sol y tuvieron que buscar un sitio donde pudieran dormir. Realmente ya era hora de abandonar el placer del lago. As lo hicieron, pero podis imaginaros su espanto cuando advirtieron la falta de sus lindas sayas y vestidos, de los aros de los tobillos, collares y brazaletes.

Oh, oh, oh! gritaron a una Mira, Untombina, el Monstruo del lago nos ha robado todas nuestras prendas y joyas! Qu hacemos ahora?... Oh, Untombina, Qu hacemos ahora?

Gritaban tan fuerte como podan; tan slo Untombina permaneca indiferente y altiva, contemplando a las muchachas asustadas.

Al fin la ms atrevida de todas dijo gritando:

La culpa es tuya, Untombina; slo t nos has trado esta desgracia!

Otra, muy piadosa por cierto, propuso que todas se arrodillaran y suplicaran al Monstruo que les devolviera lo que les haba robado.

Pero Untombina rehus, altiva, la proposicin.

Yo soy la hija del rey dijo y no pienso humillarme ante el Monstruo.

Y diciendo esto se apart de las otras muchachas que, entre lgrimas y sollozos, suplicaban al Monstruo les devolviese sus tesoros.

Oh, seor de este lago clamaron devulvenos nuestras preciosas joyas y ricos vestidos! No quisimos hacerte ofensa ni dao. Fue Untombina, la hija de nuestro rey, la que aqu nos trajo. Solamente ella tiene toda la culpa.

Y entonces, de repente, vestido tras vestido, aro tras aro, collar tras collar, brazalete tras brazalete, empezaron a caer como llovidos del cielo sobre la orilla del lago.

Y, al cabo de un corto espacio de tiempo, las doscientas muchachas, que haban acompaado, a Untombina estaban vestidas y dispuestas a regresar al poblado.

Tan slo Untombina no se haba vestido. Altiva, permaneca erguida con los brazos cruzados sobre su pecho y, cuando las muchachas le rogaban que pidiera al Monstruo que le devolviese sus vestidos y sus joyas, ninguna palabra sali de sus labios.

Oh, Untombina, hazlo, por favor. Pdeselos, Untombina le suplicaban las muchachas.

Pero Untombina irguiose ms altiva y ms orgullosa an, tanto que a los ojos de sus compaeras no pareca tan linda, y contest:

Jams. Yo soy la hija de un rey y no suplico a nadie.

Cuando el Monstruo del lago oy estas palabras, sali a flor de agua, apoderose de la orgullosa muchacha y se la trag.

Lanzando gritos de terror las muchachas huyeron como galgos y al llegar al poblado contaron lo que le haba ocurrido a la hija del rey.

Oh! solloz el desventurado padre; yo se lo haba advertido innumerables veces, pero ella no quiso escucharme. Pero aguardad, muy pronto, la libertaremos de las garras del Monstruo.

Y orden:

Mis guerreros, armaos de vuestros escudos, lanzas, hondas, arcos y agudas flechas! Vamos a libertar a mi hija!

Pronto todo un ejrcito de guerreros negros se puso en marcha hacia el lago encantado.

El Monstruo asom la cabeza fuera del agua, y al ver a tantos guerreros, abri su descomunal y gigantesca boca y se trag a un sinfn de ellos con la facilidad con