anexos 3° parcial temas de filosofÍa.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! pero lo...

19
ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA. PENSAMIENTO FILOSÓFICO COMPETENCIAS GENERICAS Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia general, considerando otros puntos de vista de manera crítica y reflexiva. Aplica distintas estrategias comunicativas según quienes sean sus interlocutores, el contexto en el que se encuentra y los objetivos que persigue. Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales. Estructura ideas y argumentos de manera clara, coherente y sintética. Maneja las tecnologías de la información y la comunicación para obtener información y expresar ideas. COMPETENCIAS DISCIPLINAR Defiende con razones coherentes sus juicios sobre aspectos de su entorno. Escucha y discierne los juicios de los otros de una manera respetuosa. Analiza y evalúa la importancia de la filosofía en su formación personal y colectiva. Examina y argumenta, de manera crítica y reflexiva diversos problemas filosóficos relacionados con la actuación humana potenciando su dignidad, libertad y autodirección. Asume responsablemente la relación que tiene consigo mismo, con los otros y con el entorno natural y sociocultural, mostrando una actitud de respeto y tolerancia. Construye, evalúa y mejora distintos tipos de argumentos, sobre su vida cotidiana, de acuerdo con los principios lógicos. ACTIVIDADES EJERICICIO 1. Escriben una autobiografía, esto con la finalidad de darles una introducción a los temas a abordar en el tercer parcial. Una historia de marcianos Hugo Enrique Sánchez —Pues no estoy de acuerdo, doña Margo —dijo una señora en el mercado al discutir con otras mujeres—. ¿De dónde saca usted que sabe más que nosotras? Todos vemos las cosas con nuestros propios ojos, y tan verdad es lo que yo creo como lo que usted cree. Así que no se quiera sentir superior. Estas palabras llamaron la atención de Fátima, quien no dejó de pensar en las consecuencias de lo que se decía. Y así, casi involuntariamente, imaginó una situación un poco extravagante. «En un pequeño planeta habitado por hombrecitos con sombreros de colores, todas las creencias son verdaderas. No hay escuelas. ¿Para qué? No es necesario distinguir las creencias del conocimiento, ya que el error es imposible. Cada quien toma lo que cree como verdadero, y lo es, porque la verdad depende de cada uno. Estudiantes y profesores, de haberlos, habrían estado tan dotados de verdad como el más sabio; dar solo a unos la tarea de enseñar habría sido tan arbitrario como innecesario. Tampoco hay tribunales. ¿Cómo decidir quién es inocente y quién no? Acusados y acusadores estarían en lo correcto, y dar la razón a uno o a otro generaría resentimiento entre los involucrados. En lo tocante a los pobladores de este planeta, todos son superlativamente vanidosos y arrogantes; cada uno está convencido de ser el más bello de todos y de que los demás no lo son, en ningún sentido». En este momento, ella se detuvo y dijo en voz alta: —¿Sería posible? No puede ser que dos habitantes de ese planeta fueran al mismo tiempo el más bello de todos… pues si ambos lo fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que Fátima estaba imaginando se desvaneció y ella volvió a sus pensamientos habituales: «Yo quiero ir a la escuela. Los profesores saben cosas que yo no sé, así como yo sé cosas que ellos no. No todos somos sabios. Además, si fuera verdad lo que dice la señora, tendrían que pasar cosas que son imposibles». Con esto, Fátima pensó que la idea de la señora era insostenible, así que la desechó. Desde esa ocasión, hace estos ejercicios de pensamiento. Con el mismo método examina lo que escucha decir a la gente: primero hace como si la idea que examina fuera verdadera, y con ella le da forma a una situación en que las consecuencias son evidentes; de esa manera decide si cree o no las ideas que ha examinado. Las amigas de Fátima saben que acostumbra imaginar estos escenarios, y con frecuencia le piden que les hable de ellos. Para Liliana, son como cuentos de ciencia ficción con finales raros. Mientras que para Azeneth son como experimentos de laboratorio en los que se

Upload: others

Post on 16-Apr-2020

0 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

ANEXOS 3° PARCIAL

TEMAS DE FILOSOFÍA. PENSAMIENTO FILOSÓFICO COMPETENCIAS GENERICAS

Sustenta una postura personal sobre temas de interés y relevancia general, considerando otros puntos de vista de manera crítica y reflexiva.

Aplica distintas estrategias comunicativas según quienes sean sus interlocutores, el contexto en el que se encuentra y los objetivos que persigue.

Mantiene una actitud respetuosa hacia la interculturalidad y la diversidad de creencias, valores, ideas y prácticas sociales.

Estructura ideas y argumentos de manera clara, coherente y sintética.

Maneja las tecnologías de la información y la comunicación para obtener información y expresar ideas. COMPETENCIAS DISCIPLINAR

Defiende con razones coherentes sus juicios sobre aspectos de su entorno.

Escucha y discierne los juicios de los otros de una manera respetuosa.

Analiza y evalúa la importancia de la filosofía en su formación personal y colectiva.

Examina y argumenta, de manera crítica y reflexiva diversos problemas filosóficos relacionados con la actuación humana potenciando su dignidad, libertad y autodirección.

Asume responsablemente la relación que tiene consigo mismo, con los otros y con el entorno natural y sociocultural, mostrando una actitud de respeto y tolerancia.

Construye, evalúa y mejora distintos tipos de argumentos, sobre su vida cotidiana, de acuerdo con los principios lógicos.

ACTIVIDADES EJERICICIO 1. Escriben una autobiografía, esto con la finalidad de darles una introducción a los temas a abordar en el tercer parcial.

Una historia de marcianos Hugo Enrique Sánchez

—Pues no estoy de acuerdo, doña Margo —dijo una señora en el mercado al discutir con otras mujeres—. ¿De dónde saca usted que sabe más que nosotras? Todos vemos las cosas con nuestros propios ojos, y tan verdad es lo que yo creo como lo que usted cree. Así que no se quiera sentir superior. Estas palabras llamaron la atención de Fátima, quien no dejó de pensar en las consecuencias de lo que se decía. Y así, casi involuntariamente, imaginó una situación un poco extravagante. «En un pequeño planeta habitado por hombrecitos con sombreros de colores, todas las creencias son verdaderas. No hay escuelas. ¿Para qué? No es necesario distinguir las creencias del conocimiento, ya que el error es imposible. Cada quien toma lo que cree como verdadero, y lo es, porque la verdad depende de cada uno. Estudiantes y profesores, de haberlos, habrían estado tan dotados de verdad como el más sabio; dar solo a unos la tarea de enseñar habría sido tan arbitrario como innecesario. Tampoco hay tribunales. ¿Cómo decidir quién es inocente y quién no? Acusados y acusadores estarían en lo correcto, y dar la razón a uno o a otro generaría resentimiento entre los involucrados. En lo tocante a los pobladores de este planeta, todos son superlativamente vanidosos y arrogantes; cada uno está convencido de ser el más bello de todos y de que los demás no lo son, en ningún sentido». En este momento, ella se detuvo y dijo en voz alta: —¿Sería posible? No puede ser que dos habitantes de ese planeta fueran al mismo tiempo el más bello de todos… pues si ambos lo fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que Fátima estaba imaginando se desvaneció y ella volvió a sus pensamientos habituales: «Yo quiero ir a la escuela. Los profesores saben cosas que yo no sé, así como yo sé cosas que ellos no. No todos somos sabios. Además, si fuera verdad lo que dice la señora, tendrían que pasar cosas que son imposibles». Con esto, Fátima pensó que la idea de la señora era insostenible, así que la desechó. Desde esa ocasión, hace estos ejercicios de pensamiento. Con el mismo método examina lo que escucha decir a la gente: primero hace como si la idea que examina fuera verdadera, y con ella le da forma a una situación en que las consecuencias son evidentes; de esa manera decide si cree o no las ideas que ha examinado. Las amigas de Fátima saben que acostumbra imaginar estos escenarios, y con frecuencia le piden que les hable de ellos. Para Liliana, son como cuentos de ciencia ficción con finales raros. Mientras que para Azeneth son como experimentos de laboratorio en los que se

Page 2: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

aíslan los elementos cuyas reacciones se estudia. Gabriela, por su parte, disfruta la manera persuasiva con que Fátima cuenta sus historias. Un día, después de clase, Liliana llegó buscando a Fátima; tenía algo muy importante que contarle. —¡Fati, este concurso es para ti! —dijo muy entusiasmada. —¿De qué hablas, Lili? —preguntó Gabriela que estaba en el patio con Fátima. —Hay un concurso de cuento. Si ganas, te dan un paquete de libros y una tableta electrónica. —¡Órale! ¡Esos sí son premios! —exclamó Azeneth. —Yo creo que deberías entrarle, Fátima. ¿Sabes por qué? —dijo Liliana—. Participan pocos. A muchos les da pena o flojera o se les pasa la fecha. El año pasado, en el concurso de calaveritas, hubo solo tres participantes, y a esos les dieron los premios. Además, eres buena en ortografía y la convocatoria dice que eso es importante. Estoy segura de que descalificarán a muchos por no saber usar la hache. Con suerte, eres la única que participa y te dan los premios nada más para no regresarlos… ¿Cómo ves? —Pues sí, están buenos los premios —dijo Fátima—, pero no tengo nada escrito… ¿Creen que pueda ganar si escribo sobre las cosas que pienso? —A lo mejor no —se aventuró a responder Gabriela—, pero no pierdes nada con hacer el intento. ¡Aviéntate, ándale! ¿Por qué no nos cuentas una de tus historias y nosotras te ayudamos con los detalles? —Está bien, Gaby. Pero si gano, compartimos los premios entre todas. —Bueno, ahí va la historia. Imaginen que un grupo de extraterrestres experimenta con nosotros y hace que todo el tiempo tengamos alucinaciones de cosas que no nos importan. Alguien mira pasar un gorrión, pero el gorrión no ha pasado. Otro oye que en la casa de al lado están platicando, pero nadie lo hace. ¿Qué pasaría en esta situación? —¡Qué historia! —exclamó Azeneth—. Es como si esos marcianos quisieran enloquecernos. ¡A mí me gustaría alucinar que tengo muchos chocolates! —¿Qué ganarías con alucinar que tienes chocolates pero no los tienes? Sería como no tener nada —precisó Liliana—. Aunque yo no entiendo bien la pregunta, Fati. Si nos engañan como dices, habría accidentes y confusiones, ¿no? Uno se cae a un hoyo, otro se pone ropa que no combina… ¿Eso es lo que nos preguntas? —Pienso en esos detalles porque los necesito para la historia, pero lo que me interesa es pensar cómo eso puede afectar lo que sabemos. Si estuviéramos en esa situación, ¿dejaríamos de saber cosas? —Esa pregunta está bien rara —respondió Azeneth—. A ver si te entiendo. Supón que revisas tu mochila y ves que está tu calculadora, pero, sin que lo sepas, por culpa de los marcianos, estás viendo mal. Yo digo que no sabes que la calculadora está en la mochila; ¡ni modo que sepas algo que no es verdad! —Yo también pienso eso —agregó Gabriela—. No estaríamos seguros de lo que pasa cuando se trata de cosas que no nos importan, porque no revisaríamos si es verdad o no. Pero cuando se tratara de cosas importantes, sería distinto: si creo que mi casa se está quemando y me pongo a gritar, la gente notará que estoy viendo cosas y me darán una cachetada. Ahí voy a saber que me equivoco, y eso también es importante, ¿no? —¡Muy bien! —exclamó Fátima—. Entonces, para estar seguros de que sabemos algo, tenemos que verificarlo. Si no lo hacemos, podríamos equivocarnos por culpa de los extraterrestres. ¡Ya va saliendo la historia! —Pero también podemos equivocarnos sin marcianos, ¿no? —puntualizó Liliana—. Mira, ¿ves cómo hay un chico que corre junto a la cancha de futbol? ¿Sí? Pues, puede ser una chica o un profe; estamos muy lejos para saberlo. Y si no revisamos, podemos creer cosas falsas y, como dijo Azeneth, no podemos saber algo que es falso. No necesitamos de historias locas para entender esto. —En eso tienes razón, Lili —respondió Fátima—, pero hay algo que pasa en mi historia que nadie creería que sí pasa en la vida real. ¿Te das cuenta que todos podrían alucinar lo mismo al mismo tiempo? Gabriela dice que si se quemara su casa, sus vecinos le dirían que está alucinando, pero lo que yo quiero es que en mi historia a veces todos se equivoquen sobre lo mismo. —Si no ganas el concurso, por lo menos te van a regalar unas vacaciones a la Casa de la risa. ¿No se te hace mucha ciencia ficción? —Sí… un poco —reconoció Fátima—, pero lo que yo quería es que en mi historia ningún personaje terrícola supiera nada; así yo podría ver qué es lo que ocurre. Pensé que una historia de extraterrestres sería útil porque, en ese caso, no hay modo de saber que estamos equivocados; ¿cómo tener la seguridad de que no hay marcianos que estén haciéndonos la vida de cuadritos? —Pues no se puede —respondió Gabriela—. ¿Qué pasa cuando no tenemos evidencia? Mi tía dice que el número de estrellas en el universo termina en siete. ¡Pero no podemos contar todas las estrellas! —Yo pienso —dijo Liliana— que no debemos creer ese tipo de cosas porque no tenemos suficiente evidencia. Pero tampoco debemos creer que son falsas porque tampoco tenemos evidencia para eso. —¡Se me acaba de ocurrir una gran idea! —exclamó Fátima emocionada—. Ya es hora de ir a casa. Escribiré esta noche una parte del cuento y mañana lo leemos juntas, ¿les parece? Ejercicio 2. A) Considerar cada una de las siguientes preguntas y discutir si es posible saber cuál es su respuesta. B) Identificar tipos de preguntas. C) Agrupar las preguntas.

1. ¿Cómo surgió la vida?

Page 3: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

2. ¿Hay vida inteligente en otros planetas? 3. ¿Cómo surgió la consciencia? 4. ¿Cuál es el número exacto de estrellas en el universo? 5. ¿Los animales son personas? 6. ¿Existen las almas? 7. ¿Todas las enfermedades tienen una cura? 8. ¿Es posible revertir el calentamiento global? 9. ¿Hay algo después de que morimos? 10. ¿Por qué existe el universo?

Ejercicio 3. Evidencia, suspensión del juicio, creencia, racionalidad. Rellenar los espacios en blanco con las siguientes palabras:

Evidencia Suspensión del juicio Creencia Racionalidad Irracionalidad

de modo que resulte un enunciado conceptualmente adecuado. Asegurarse de hacer los cambios pertinentes para que el enunciado tenga sentido.

1. María es muy ______________ siempre toma decisiones eligiendo los medios adecuados que le permiten conseguir lo que quiere.

2. Los científicos buscan ______________ concluyente de que hay agua en Marte. 3. Andrea no tenía suficiente ______________ de que su hermano estuviera con sus amigos, así que le pareció

______________ pensar que estaba ahí. 4. Victoria ______________ con respecto a la existencia de vida en otros planetas. Había razones para ______________ que la

había y también que no la había. 5. Si hay tanta ______________ a favor como en contra, lo más ______________ es ______________. 6. Graciela es ______________, pero su hermana Karina es ______________. Graciela nunca ______________ algo sin haberlo

analizado y sin tener ______________. Karina, en cambio, se guía por el capricho. 7. Si no revisas que tu ______________ es confiable y relevante, terminarás ______________ cualquier cosa de manera

______________. 8. Si Lucía no ______________ que es correcto abortar, pero tampoco ______________ es incorrecto, entonces

______________.

Ejercicio 4. Suspensión del juicio.

Instrucción. Realizar las actividades que se indican abajo del siguiente texto.

La verdad es que al escéptico le ocurrió lo que se cuenta del pintor Apeles. Dicen, en efecto, que —estando pintando un caballo y queriendo imitar en la pintura la baba del caballo— tenía tan poco éxito en ello que desistió del empeño y arrojó contra el cuadro la esponja donde mezclaba los colores del pincel, y que cuando ésta chocó contra él plasmó la forma de la baba del caballo.

También los escépticos, en efecto, esperaban recobrar la serenidad de espíritu a base de enjuiciar la disparidad de los fenómenos y de las consideraciones teóricas; pero no siendo capaces de hacer eso suspendieron sus juicios y, al suspender sus juicios, les acompañó como por azar la serenidad de espíritu, lo mismo que la sombra sigue al cuerpo.

Ciertamente no pensamos que el escéptico esté inmune por completo a la turbación, sino que reconocemos que se turba con las necesidades; pues estamos de acuerdo en que también él experimenta a veces frío, igual que sed y otras cosas por el estilo. Pero incluso en esas cosas la gente corriente se atormenta por partida doble: por sus sufrimientos y —no menos— por el hecho de creer que esas situaciones son objetivamente malas; mientras que el escéptico, al evitar pensar que cada una de esas cosas es objetivamente mala, incluso en ellas se maneja con más mesura.

Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos, I XII 29-30.

1. Hacer un dibujo sobre la historia de Apeles. 2. Explicar cómo se relaciona la historia de Apeles con el método escéptico para la suspensión del juicio. 3. Explicar qué garantía hay de que la suspensión del juicio conduzca a la serenidad de espíritu.

Page 4: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

4. Cuando Sexto Empírico habla de «fenómenos» se refiere a la representación mental que nos viene a partir de los sentidos (la manera en que nos parecen las cosas) y que expresamos por medio de enunciados como «El café me parece amargo» o «La luna me parece redonda». Escribir cinco enunciados de este tipo expresando los fenómenos que te produce beber una taza de té caliente.

5. Cuando Sexto Empírico habla de «consideraciones teóricas» se refiere a lo que decimos de los objetos que nos causan representaciones mentales (la manera en que son las cosas) y que expresamos por medio de enunciados como «El café es amargo» o «La luna es redonda». Escribir cinco enunciados de este tipo a propósito de cómo es el Sol.

6. Los enunciados «El agua es salada» y «El agua es dulce» se oponen, es decir, no pueden ser ambos verdaderos. Los enunciados «El pan está salado» y «El pan me parece salado» no se oponen, puesto que ambos pueden ser verdaderos. Conectar con una línea punteada los enunciados que se oponen y con una línea continua los que no se oponen.

Área de interés 11. Lenguaje.

No es lo mismo

Elvia Gómez Méndez Eran las 12:30 del día. Las clases en el 6º B del CETAC de Huauchinango habían transcurrido de forma normal. El frío de la mañana se había disipado. Los humores empezaron a calentarse después de que el profesor de Estadística diera las calificaciones del primer periodo. Se escuchó el timbre de cambio de hora. —Buen día, profesor, ¿me permite dar un recado a los chicos? —pidió la tutora de grupo. —Buen día. Claro, de hecho voy de salida, me espera el 6º D. ¡Adelante!, todos suyos —respondió el profesor. —Gracias, ingeniero —respondió la tutora, y luego se dirigió al grupo—. Bien, chicos, solo para recordarles que por instrucciones del director, y por la seguridad de ustedes, nadie puede salir del plantel por ningún motivo en horas de clase. No queremos tener incidentes. Si necesitan sacar copias, algo de papelería o almorzar, deben hacerlo antes de entrar al plantel o dentro de él. ¿De acuerdo? —insistió la profesora. —Sí, ya nos habían dicho antier. Por eso ahora sí nos estamos aplicando, profe. Ya traemos todo desde la casa. Y si a alguien se le olvida algo, pues ya se ch… digo, ya bailó las calmadas —dijo Gustavo queriendo disimular. —¡Eh eh eh!, momento, cuidado con lo que dicen. ¡Qué bien se les olvida que están en una escuela! —después de llamar la atención, cambió el semblante y se dirigió otra vez al grupo—. Espero que sigan atendiendo a la indicación que se les ha dado, recuerden que es por su seguridad. Continúen con sus clases. No quiero quejas… —dijo mientras avanzaba. La profesora salió del salón y justo en ese momento, dos alumnas platicaban en el pasillo, en un círculo de varios amigos. De entre todos, sobresalió una voz. —¡Claro, a mí no me engaña! Mayra sacó diez porque es una zorra. Yo sé cómo obtuvo las tareas que no tenía. —¡Shhh… aguas! —exclamó Juan alertando a su mejor amiga al ver a la profesora, que no obstante había alcanzado a escuchar. —A ver, señorita, ¿qué acaba usted de decir?, ¿¡por qué llamas así a tu compañera!? —preguntó muy molesta la profesora. —¡Nooo, no es lo que usted se imagina! —dijo Lucero apresuradamente, y con gesto de miedo. —Mira, sé lo que dijiste… estás ofendiendo a tu compañera. —¡No, mire!, lo que pasa es que yo me refería a que… eeeh… ¿cómo le explico…? Me refería a que es una persona muy astuta, sí… es que es muy lista… ¡astuta!… ¡como un zorro!

Page 5: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

—Pues a mí me parece que no querías decir eso… sé muy bien cuándo y para qué se utiliza esa palabra. Mira, no tengo tiempo ahorita, debo dar instrucciones a otros grupos. Pero usted y yo tenemos que hablar, señorita… —dijo seriamente y con aire de preocupación. —¡Sssh!, ¡híjole, Lucero, ahora sí que estás en problemas… y todo por no cuidar lo que dices! —dijo alarmado Juan cuando la tutora ya se había ido. —¡Y luego…! En lugar de componerla, la regaste más, mi chava, ¿cómo que astuta como un zorro? Si todos sabemos que no lo dijiste por eso. ¡Y con ese tonito!… ¡pues ni cómo ayudarte! —Pero, bueno, se nota que Mayra te cae gorda porque te bajó a tu chavo, y que por eso no la puedes ver ni en pintura —dijo Anel, su mejor amiga—. Es diferente «zorro» de «zorra». —¡De veras que no te mediste! —sentenció Juan. —Bueno, eso es cierto. Y ahora por mensa, segurito me pondrán reporte. —Momento, momento, ¿ya se dieron cuenta? —señaló Lucía—. No se vale. Nadie de nosotros le cree a Lucero que le dijo «zorra» porque sea astuta. En ese caso le hubiera dicho «zorro» Y nadie habría protestado. ¡No se vale que para ofender sean palabras femeninas! —¡Es cierto! —dijo Samuel, y dio un ejemplo—. No es lo mismo decir «perro» que «perra». —O decir «es un loco» o «es una loca» —agregó Juan. —«Gato» o «gata» —dijo Anel. —«Pirujo» y «piruja»… —dijo Samuel. Y sus compañeros se rieron—. No, esperen, en el Salvador «pirujo» es alguien que no cumple con sus deberes religiosos. Y aquí, en México, nada que ver… Es como «buscón» y «buscona». —«¡Pu…!» —dijo Lucero sugiriendo otra diferencia, pero no terminó la palabra, pues Juan alertó: —¡Aguas, ahí viene la profesora! —Bueno… como les iba diciendo… creo que hay muchas palabras a las que nosotros les vamos dando otro significado —cerró Lucía. —¡Es cierto! —exclamó Samuel—. Pues eso sí que es algo para preguntarle a la profesora de Temas, ahorita que nos toque clase. —Además, yo creo que a veces ni siquiera sabemos lo que significa una palabra, pero como otros la utilizan, la utilizamos nosotros también —dijo Juan —Yo no lo creo. Me parece que no es una obligación tener que saber el significado de tooodas las palabras. Por ejemplo, a ver, dime qué significa «irreverente» o «estética» o «huehue»… O como cuando de pequeños decíamos palabras que hasta inventábamos, por ejemplo «dijió» o «hició» —agregó Samuel. —Pues yo creo que eso no es siempre, Samuel. Porque primero hay que saber qué significa una palabra para decidir si usarla o no. Por eso cada cosa tiene su nombre —dijo Anel. —Me estoy confundiendo, Lucía. Si es cierto que cada cosa tiene su nombre, ¿qué pasa con los sinónimos? Una cosa puede tener no solo un nombre sino dos o tres. Si quiero decir «niño», puedo decir «chamaco», «chiquillo», «huerco», «morro», o «miate», como dicen los de Chignahuapan. ¿Lo ven? Una misma cosa se nombra de distintas maneras —dijo Lucía, llevándose las manos a la cabeza. —¿Y cuál será la correcta? Ahora, ¡imagínense qué difícil ha de ser eso de ponerle nombre a cada cosa! ¿Cómo le habrán hecho para decidir a qué llamar «puerta», «escuela», «cielo», «papá», etecé, etecé…? El otro día escuché en un programa de radio que eso de los significados ha sido estudiado desde la Antigüedad. —Bueno, bueno, ya, Samuel… no te pongas tan filosófico, que con tanto choro ya me estoy mareando. Más bien, ayúdenme a pensar qué es lo que voy a hacer ahora que tengo este problema encima —reclamó Lucero. —¿Problema?, dirás «problemón», «bronca«, ¡«brooncota»!… Pero, ¡híjole!, yo creo que ya no debes pensarlo tanto. Pídele una disculpa a la profe, y acepta cuál era tu intención cuando nombraste así a Mayra. Porque después de todo, pues, sí querías ofenderla —puntualizó Anel. —Sí, Lucero, es mejor que aceptes tu intención… ya la profesora sabrá si te pone un reporte por andar diciendo esa palabrita o, más bien, ¡palabrota! ¡o palabrototota! —finalizó Samuel. Se oyó el timbre de cambio de hora. Tenían que entrar a clase de Temas de Filosofía.

Ejercicio 5

A) Leer la siguiente lista de palabras. B) Con las palabras de la primera columna, redactar una oración que tenga un sentido positivo y otra que tenga un sentido ofensivo.

Palabra Oración con sentido positivo Oración con sentido ofensivo

Tonto/tontito

Idiota/idiotita

Madre/padre

Brillante/opaco

Page 6: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Mulo/mula

Flojo/flojillo

Mozo/moza

Negro/blanco

C) De cada par, identificar y subrayar la palabra más ofensiva. D) Responder: ¿Qué tienen en común las palabras que resultan (más) ofensivas? Ejercicio 6 Instrucciones. A) De las proposiciones que se presentan, identificar si el hablante pensó lo que dijo o no lo pensó. B) Si no lo pensó, señalar en cuáles debió pensarlo.

Proposición Pensó lo que dijo No pensó lo que dijo Debió pensarlo

¿Quieres casarte conmigo?

Tu mamá anda con el vecino

Cállate

Comes y te vas

Choqué el carro

Tu papá no es tu papá

Nadie me quiere

Entra

Tengo cáncer

Yo no como estas porquerías

Vete y no vuelvas

Te lo diré pero no se lo digas a nadie

Te odio/lo(a) odio

Estoy embarazada

Lárgate

Por ti daría mi vida

Ejercicio 7 A) Leer el siguiente fragmento de Don Quijote de la Mancha.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío,

Page 7: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianis daba y recibía, porque se imaginaba que por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales; pero con todo alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma, y darle fin al pie de la letra como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran.

Miguel de Cervantes

El ingenioso hidalgo, Don Quijote de la Mancha.

B) Responder lo que se pregunta: ¿El texto anterior puede entenderse fácilmente?, ¿qué dificulta entender un texto de otra época? C) Elaborar una lista de cinco artefactos o aparatos con los que se haya tenido contacto durante la semana. D) Redactar una narración, lo más detallada posible, en la que se usen los nombres de dichos artefactos. E) Compartir con los compañeros y elegir la narración más detallada. Leerla en voz alta. F) Responder lo siguiente: ¿Cervantes entendería las narración que se ha hecho?, ¿qué no entendería y qué sí? G) Si dos personas de diferentes épocas, distantes por uno o más siglos, pudieran platicar, ¿se entenderían con el nombre de las cosas?, ¿y si esto ocurre en una misma época pero con personas de diferente lugar?, ¿hay diferencias de interpretación que son insalvables?

Área de interés 12. La sociedad ideal.

Un bolillo pa’l susto

Karla Alday

Cuando bajó del camión, tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas que había dejado escapar, disimuladamente, para no llamar la atención. No sabía si era más enojo, miedo, coraje, tristeza, impotencia o todo eso junto lo que sentía. Las manos le temblaban. Comenzó a caminar de prisa, volteaba continuamente hacia atrás. Se había quedado con esa sensación horrible de que alguien lo perseguía… Antes de abrir la puerta de su casa, respiró lo más hondo que pudo y trató de disimular su angustia. No quería que su abuela se asustara al verlo así. Entró a la cocina, y vio a su prima y a su abuela sentadas en torno a la mesa. Las saludó, botó su morral en el piso y se recargó en el respaldo de la silla de su abuela. —¿Qué tienes, hijo? ¡Estás todo pálido! —exclamó doña Chela. —Nada, abue. Es que… no te espantes, pero… ¡otra vez me asaltaron en el camión! —¡Ay! ¡Carlos, no es posible! ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —preguntó la abuela asustada—. ¡Siéntate, voy a traerte un bolillo pa’l susto! —No te preocupes, abue, estoy bien —dijo Carlos para tranquilizar a su familia—. Ya no estoy asustado, lo que tengo es mucho coraje. ¡Todos los días fregándome en la tienda para que vengan unos desgraciados a robarme mis cosas! ¡Todavía ni acababa de pagar mi celular, y ya me lo robaron! ¡Malditos rateros! —¡Qué mala onda, Carlos! —dijo Areli y abrazó a su primo para tratar de consolarlo. —¡De verdad que vamos de mal en peor! Antes esas cosas no pasaban por nuestros rumbos —dijo doña Chela—. ¿Hasta cuándo vamos a seguir en esta situación? ¡Así no podemos vivir! ¡Tenemos que hacer algo! ¡Hay que exigir que manden más patrullas a vigilar! ¡Dios quiera que ya vengan mejor los militares pa’ que ya no tenga uno que estar con el «Jesús» en la boca! —¡Ay, abuelita! Perdóname, pero yo no creo que sea la solución —comentó Areli—. ¿En serio piensas que la delincuencia se va a acabar si hay más policías? —¡No! Tanto así como acabarse… pues no —replicó doña Chela—. Porque gente mala siempre ha existido y hay en todo el mundo, pero es que el problema es que aquí no les damos su merecido. ¡Hasta que no escarmienten, no van a aprender a respetar! Carlos se quedó un rato callado, apoltronado en la silla, bebiendo un poco de agua que le sirvió su abuela. Luego exclamó en tono desolado: —Yo, la verdad, ya estoy perdiendo la fe en la humanidad. Empiezo a creer que toda la gente es mala. Así como los perros bravos, que siempre se están peleando entre ellos, así somos las personas; siempre viendo a quién fastidiar. En este país deberíamos poner en el gobierno a un tipo que de veras tenga mano dura, que no le haga caso a nadie, que no deje que cualquiera opine, que nomás él mande y ponga orden.

Page 8: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

—¡No, hijo! ¡No digas que toda la gente es mala! —replicó doña Chela—. También hay gente buena… Lo que pasa es que ahora, con tanta cosa que hay… que si el mentado celular, que si la mentada computadora… pues hay más tentación para los rateros. —Oye, Carlos, pero eso de poner en el gobierno a un tipo que no deje que nadie opine es algo muy peligroso —interrumpió Areli—. Imagínate, si dices que todas las personas somos malas, ese a quien pusiéramos en el poder… ¿no sería también malo? Y siendo así: ¿te imaginas lo que haría con la gente? ¡Qué miedo! Yo no creo que la mano dura sea la solución a nuestros problemas. A ver, por ejemplo, tus papás. Ellos confían en ti, no creen que seas como un perro bravo al que hay que tener amarrado. Al contrario, te dejaron venir a vivir con la abuela para estudiar en el CETIS porque saben que eres un joven inteligente, que entiende razones y usa bien su libertad. —Eso sí —asintió Carlos suspirando, con desgano—. ¡A mí no me gusta cuando alguien me trata como si yo fuera una bestia! —¡Ay, mi Charli! ¡Yo entiendo cómo te sientes! El año pasado, cuando entré a la universidad, me robaron mi laptop, y me dio mucho coraje. Desde entonces, pienso mucho en este asunto de la delincuencia, del crimen, de la maldad —la chica volteó a ver a su abuela y continuó—. Llegué a pensar igual que tú: que era algo normal, que la gente hace esas cosas nomás por malvada, pero luego, con lo que he ido leyendo en la carrera, me he dado cuenta que no es tanto así… ¿Cómo es posible que haya países donde las personas viven muy distinto a como vivimos nosotros? ¡Fíjense! Apenas ayer una amiga finlandesa que vino a estudiar me estaba contando que a su hermana se le olvidó su tablet en un autobús de Helsinki, la capital de Finlandia, y que luego, cuando la muchacha se dio cuenta del olvido, fue al Departamento de objetos perdidos a preguntar por su tablet… ¡Y se la devolvieron! —¡Uy! ¡Ya parece que en este triste país va a haber un Departamento de objetos perdidos! —exclamó Carlos con sarcasmo. —Bueno, es que a lo mejor sería cuestión de educar mejor a las personas. Aunque yo creo que ya hay mucha gente echada a perder, que no entiende razones, que ya nació mala y no tiene remedio —dijo la abuela. —No sé… me quedo pensando. ¿Todos los delincuentes serán malos? ¿O será que la miseria, la injusticia, la desigualdad ayudan a que alguien se vuelva delincuente? ¿Sabes cuántos pobres hay en este país? ¡Más de sesenta y siete millones! ¿Tú crees que eso no tenga nada que ver con la situación que vivimos? —cuestionó Areli. Al escucharla, doña Chela y Carlos negaron casi al unísono. —Nosotros también somos pobres, pero sabemos respetar las cosas de los demás —expresó doña Chela. —¡No trates de justificar a esos infelices rateros, Areli! —exclamó Carlos enojado—. A ver: yo me paro a las cinco de la mañana para irme al CETIS. Luego en friega para la chamba, para comprarme lo que necesito y echarle la mano a mi abuela. ¿Te parece justo que vengan unos miserables a robarme las cosas que tanto me cuesta comprar? —¡No, Carlos! ¡Tranquilo! Yo no estoy diciendo eso. Lo que estoy tratando de explicar es que, para que logremos una vida mejor, tenemos que buscar el origen del problema para así encontrar una solución —explicó Areli—. ¿A poco crees que a mí no me da coraje ver todo lo malo que pasa? ¡Yo también quisiera vivir en paz, tranquila, segura…! Trabajar, comprarme mis cosas, tener una familia y no vivir con miedo a que algo malo les pase. ¡Pues si por eso estoy estudiando…! Yo también creo que los delincuentes merecen un castigo y que lo que hacen está mal. Pero pienso que, para cambiar las cosas, sería necesario mucho más que solo poner más policías o jalarle las orejas a los niños. —¡Ay, hija! ¿Y entonces? —preguntó doña Chela. —Yo pienso que necesitamos transformar muchas cosas de nuestra sociedad —prosiguió la joven—. ¿Por qué creen que en otros países no hay situaciones tan feas como las muertes, la corrupción, la miseria que vivimos aquí? ¡Pues porque la gente vive diferente! ¡Diario tienen para comer! ¡Su trabajo les permite vivir bien! —Pues sí, mi niña —replicó la abuela—. Pero aquí también se puede salir adelante trabajando. Fíjate en nosotros: yo trabajé desde muy niña, y ahora, no seré rica, pero pues tengo mi pensión. Es repoquito, pero nos alcanza pa’ vivir. —Y yo, estudio en las mañanas y trabajo en las tardes —agregó Carlos—. Gano para mis pasajes y así no tengo que andarle pidiendo a mi abuelita. A veces hasta le puedo invitar unas quesadillas… es que trabajando sí sales adelante. —Sí, ya sé que hay que trabajar para lograr lo que uno quiere. Pero también veo que hay mucha gente que trabaja, y aun así, no logra salir adelante. Por ejemplo, mi tío Toño. Ya ven cuánto le costó sacar su carrera para ser maestro, y ahora anda todo el tiempo corriendo de una escuela a otra. Y desde que se enfermó Anita, él y mi tía Gabi viven angustiados porque ninguno tiene seguro. No les alcanza para las medicinas, y ya se ven bien acabados. ¿Ya ven? ¡Tuvieron que vender su coche! —exclamó Areli, y continuó—. ¿A poco creen que están pobres porque quieren? —¡Bueno, bueno, ya no hay que hablar de esto! —dijo la abuela y se levantó de la mesa—. Con tanto relajo ya ni serví la sopa. ¿Ya estás más tranquilo, hijo? —le preguntó a Carlos. —Sí, abue. Ya mejor hay que comer. Con el susto se me fue el hambre. En la mañana nomás desayuné un café y un pan, así que ya debería comer algo. —Sí, hijo. Ahora nomás me alcanzó para hacer una sopita, pero aquí Areli nos trajo unas tortas de milanesa que hizo su mamá. Mira, mmm, ¡huelen bien rico! ¡Ándenle ya! Vamos a comer, y ya no hay que hablar de cosas tristes en la mesa.

Ejercicio 8

A) Leer la tercera tesis de Las tesis sobre Feuerbach del filósofo alemán Karl Marx.

Page 9: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y por tanto los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que las circunstancias pueden modificarse precisamente por los hombres y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la división de la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Roberto Owen). La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.

1. Hay una tesis materialista que sostiene que los hombres son producto de las circunstancias. De las siguientes emisiones, ¿cuáles serían ejemplo de esta tesis?

a) En la costa, las chicas son más alegres por el calor. b) Si deseas algo con todas tus fuerzas, el universo te lo dará. c) Francisco bebe mucho alcohol. Era de esperarse porque su padre es alcohólico. d) El que es perico, donde quiera es verde.

2. Hay una tesis materialista que sostiene que los hombres son producto de la educación. De las siguientes emisiones, ¿cuáles serían ejemplo de esta tesis?

a) Claudio es un buen muchacho; su mamá siempre le inculcó buenos principios. b) Árbol que nace torcido, jamás su tronco endereza. c) El que con lobos anda, a aullar se enseña. d) Si piensas positivamente, serás una persona diferente.

3. Los hombres modificados son producto de circunstancias distintas. De las siguientes emisiones, ¿cuáles serían ejemplo de esta tesis?

a) Yo no quiero que mis hijos sean corruptos, cuando los tenga, me voy a ir a vivir a otro país. b) El cambio está en uno mismo. c) Estoy cansada de la impuntualidad. Me iré a vivir a Suiza, donde todos llegan siempre a tiempo. d) La gente en todos lados es muy chismosa.

4. Los hombres modificados son producto de una educación modificada. De las siguientes emisiones, ¿cuáles serían ejemplo de esta tesis?

a) Hay que educar a la gente para que no sea sucia. b) Razonar nos conduce a tomar mejores decisiones. c) Un maestro es un transformador del mundo. d) Nada se puede modificar en esta vida.

5. «Las circunstancias son modificadas precisamente por el hombre». De las siguientes emisiones, ¿cuáles serían ejemplo de esta afirmación?

a) Para que en este país haya más personas honestas, se necesita que los chicos no crezcan en un ambiente de corrupción, y para esto hay que actuar todos los días de manera honesta. b) Para que en este país haya más personas honestas, se necesita que todos nos unamos a las doce del día para desear lo mejor a nuestro país. c) Para no vivir en un clima de inseguridad, es necesario que las personas tengan mejores condiciones económicas. Todos podemos hacer algo para mejorar estas condiciones. d) Para no vivir en un clima de inseguridad, hay que matar a delincuentes para que escarmienten.

Ejercicio 9 A) Leer el siguiente texto titulado Tú y yo contra el mundo, escrito por una estudiante de bachillerato tecnológico. B) Resolver las cuestiones que al final se enlistan.

Page 10: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Tú y yo contra el mundo

Lo escuché llorar como todas las noches en punto de las tres de la mañana. Me levanté de la cama como un zombi y le preparé una mamila. A estas alturas, ya lo hago en automático: cuatro onzas de polvo y ocho onzas de agua. Le di la leche y suavemente mecí la cuna. Tenía que esperar hasta que bebiera toda la botella y volviera dormirse. En esos momentos no podía hacer sino pensar: ¿cómo fue que llegué hasta aquí…? Voy a contarte un poco la historia. Hace unos años conocí a alguien. Estábamos entrando al bachillerato. Fue como una de esas historias de las películas en que encuentras a alguien sin saber que lo estabas buscando, en que sus miradas se encuentran y hay una especie de magia en eso. Así conocí a Santiago. El semestre estaba terminando cuando le dije que estaba embarazada. Se quedó en shock por unos segundos, después sonrío y me abrazó como si se tratara de la mejor noticia de su vida. —¡No estamos listos para tener un hijo! —le dije—. No tenemos dinero, ni empleo. Solo somos estudiantes. Somos muy jóvenes y no podemos jugar a la casita. ¡Nuestros papás nos matarán! Lloré por un buen rato. Cuando logré calmarme, le dije que fuera a casa y que hablaríamos después. Al día siguiente, decidimos contarles todo a mis padres. Cuando soltamos la noticia de que estaba embarazada, mi madre comenzó a llorar y a preguntarme qué pasaría con los planes de mi vida, con la escuela, con la carrera que siempre quise estudiar. Mi padre simplemente dijo que no quería escuchar nada más. Se levantó y salió de la sala. Yo moría de miedo por dentro y pensaba en lo difícil que sería mi vida a partir de ese momento. Después de unos minutos, Santiago me miró y dijo: —Nos casaremos. Dejaré la escuela y buscaré un empleo. Nos las arreglaremos. Y eso fue exactamente lo que hicimos. Entró a trabajar a un taller mecánico. Unas semanas después fuimos juntos al registro civil. Y cuando nos dimos cuenta, ya estábamos casados. El tiempo pasó demasiado rápido. De pronto estábamos en la sala de un hospital, con las caras pálidas y muriendo de miedo como dos niños. Pasaron tantas cosas por mi mente: ¿y si el bebé necesitaba algo…?, ¿y… si pasaba algo malo? No podrás imaginar lo doloroso que fue. Cada segundo parecía eterno. Cuando todo pasó, por fin pude tenerlo en mis brazos, darle un beso y ver que todo había salido bien. Después nos llevaron a nuestra habitación. Le di de comer al bebé. ¡Era tan emocionante! ¡Por fin los tres juntos! Espero que puedas entender lo hermoso que es tener en tus brazos a alguien tan pequeño, que ha nacido de ti, que pasó nueve meses dentro de ti y por fin puedes verlo, acariciarlo, sentir que toma tu mano, que se aferra a ella como para no soltarla jamás. Tenía los ojos de su padre. Lo único que logré decir fue: «se llamará Enrique». Creí que no recibiríamos ninguna visita, pero sentí mucha paz cuando mi mamá fue a vernos. Me ayudó a bañarme y nos llevó a casa. Hacía mucho tiempo que no la veía, pues como mi padre no estaba de acuerdo con mis decisiones, tuvimos que irnos a vivir a casa de la madre de Santiago. A partir de allí las cosas comenzaron a ser más difíciles. A la señora no le gustaba que viviéramos allí: le molestaba mi manera de cocinar, que el bebé llorara, que no pudiera estar sola en su casa, que había tenido que cancelar la clase de cocina que daba a sus amigas. Estas cosas nos hacían pelear mucho. Entonces tuvimos que buscar un lugar dónde vivir. Esta parte estuvo peor; necesitábamos más dinero para poder salirnos de allí y tener un espacio propio, la leche del bebé, los pañales, ropa, gas, agua, comida… Y las obligaciones: lavar, cocinar, limpiar y, sobre todo, pasar tiempo con el bebé. Pero después de mucho esfuerzo, logramos rentar un lugarcito. Era tan pequeño que apenas nos podíamos mover. A pesar de todo, nos sentíamos satisfechos porque era nuestro hogar, el hogar de nuestra familia. Una noche recibí una llamada: —¿Señora Pijamas? —preguntó una voz de mujer al otro lado del teléfono. —Sí, soy yo —dije adormilada. —Hablo del hospital, su esposo ha sido herido de bala. ¿Puedes imaginarlo? ¡Mi corazón se detuvo! Sin poder creerlo preparé una pañalera del bebé, tomé todo el dinero que teníamos ahorrado y salí a la calle a buscar un taxi. Llevé a Enrique a casa de mis papás. Tuve miedo de que me rechazaran, pero mi mamá aceptó quedarse con el bebé y yo me fui corriendo al hospital. Cuando llegue allá, me recibió una enfermera con un tono de excesiva compasión y me explicó lo que había sucedido: —Su esposo fue víctima de un asalto cuando iba saliendo del trabajo. Nos han dicho que se resistió y peleó con los asaltantes. Uno de ellos le disparó. La bala desgarró el corazón y murió minutos después de llegar aquí. Lo más difícil fue entender mi nueva realidad; estaba sola, viuda, con un hijo, una renta que pagar, con el dolor de una muerte, y un bebé que dependía y necesitaba de mí. Me cuesta mucho trabajo contarte esto, porque de solo recordarlo se me llenan los ojos de lágrimas. Pero ahí estaba, con el alma y la vida partida. No tenía manera de parar el dolor por la muerte de mi esposo, pues todo el dinero que teníamos ahorrado se fue en los gastos del funeral y apenas alcanzó para la renta del siguiente mes. Nos quedaba solo una lata de leche y un paquete de pañales. Tenía que encontrar un empleo pronto. Pensé que sería fácil encontrar algo, pero en cada lugar al que iba, me decían que no tenía estudios ni experiencia. Después de muchos intentos decidí ser realista. Fui a tocar la puerta de una de las casas más grandes de la calle, de esas que parecen poder pagar una sirvienta. Salió una señora ya mayor. Le conté que vivía en la misma calle, que tenía un bebé, que mi

Page 11: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

esposo había muerto y que necesitaba dinero. Le pedí que me dejara limpiar su casa por lo que quisiera pagarme. La señora fue muy noble conmigo. Me pagaba muy bien. A veces me dejaba llevar a casa un poco de comida. Y hasta me regaló ropa de su último nieto. Aunque ya tenía un trabajo, los gastos eran muchos; no podía pagar la renta del departamento. Mi mamá habló con mi papá, y pudimos ir a vivir a su casa. No creas que fue sencillo; mis padres viven de su pensión y apenas si les alcanza para ellos, así que todos cooperamos para pagar. Las cosas siguen siendo muy difíciles, pero el tener a mi familia me ayuda mucho. Todo lo demás pierde peso cuando mi hijo me mira y sonríe. A veces me preocupo mucho, ¿sabes? Como cuando escuchas en la radio que unos policías mataron estudiantes, que en algún lugar del mundo hubo un ataque terrorista, o el número de personas que son asesinadas en un solo día… la verdad, tengo mucho miedo. Sobre todo porque no puedo olvidar lo que pasó con Santiago. Pero ahora que soy madre, creo que puedo, ya sabes, poner mi granito de arena. Hago mi máximo esfuerzo para educar a mi hijo, para ser un buen ejemplo, salir adelante juntos, y verlo convertirse en un hombre de bien. Tengo que dejarte. Se ha terminado su leche y ahora puedo dormir. Aprovecho estos ratos en los que duerme en paz, ajeno a todo lo que nos ha pasado, para mirarlo, tomar su mano, darle un beso y susurrarle al oído: somos tú y yo contra el mundo, amigo, hasta mañana. Gretel Pijamas

1. La joven tiene razones para sentirse preocupada porque ………………………………, sin embargo, también tiene razones para conservar la esperanza de que su hijo esté bien, pues ………………………………………………………………

2. A veces se puede pensar que no hay que preocuparse por los demás, pues ……………………………………………………………………………………., sin embargo,……………………………………………………………………………, por ejemplo el caso de Gretel, que no contaba con quedarse viuda tan joven.

3. Para lograr construir una mejor sociedad es importante …………………………………………………………………………………. pues los seres humanos somos ……………………………………………………………………

4. Gretel dice que ahora que es madre, cree que puede «poner su granito de arena». A pesar de lo difícil de su situación, desea contribuir a tener una mejor sociedad porque …………………

5. La vida de Gretel cambió cuando unos ladrones asesinaron a su esposo. Si la ciudad en que vivían ………………………………………………………………………………, entonces ella y su hijo ………………………………………………….. por lo cual, para ser feliz, no basta solo lo que uno haga de manera individual sino …………………………………………………………………

Área de interés 13. Sentido de la historia.

La estatua sin nombre

Marat Ocampo

Francisca y Luisa pasaban todos los días, de regreso a su casa, frente a una estatua sin nombre. Era un tanto verdosa, y para ellas, siempre había estado ahí. La ignoraban como se hace con las cosas que uno mira todo el tiempo. Un día, mientras regresaban a casa, un grupo de albañiles la desmontaba y demolían el pedestal. Las muchachas se quedaron largo rato viendo cómo hacían pedazos la base de concreto hasta que no quedó nada. —Señor, ¿qué van a hacer con la estatua? —La vamos a llevar a un almacén detrás del Palacio Municipal. —Y, ¿qué van a hacer? —Vamos a remodelar la plaza. Según nos han dicho, tiene que verse moderna. —¿Van a traer la escultura de regreso? —No sé. No creo. Es vieja e inútil. Terminaron de demoler la base, cargaron la estatua en un camión y se la llevaron. Casi no dejaron rastro de ella. Lo poco que quedó fueron marcas en el piso, donde había estado la estatua; un hueco, mucho polvo y cascajo. Las chicas se dieron cuenta de que algo faltaba, aunque antes no le prestaban atención. Ahora no podían ver la plaza como si fuera la misma por la que habían pasado todos los días.

Page 12: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Se preguntaron de quién era la estatua. Se pusieron a descartar a los héroes nacionales y a las personas más conocidas de la ciudad. Después de pensarlo un rato, se dieron cuenta que no lo sabían. Luisa preguntó: —¿Ese señor habrá tenido algo que ver con la fundación de la ciudad? Francisca pensó en la estatua. No se imaginaba que un señor tan elegante hubiera fundado esa ciudad: —Seguro fue un alcalde que construyó la plaza… o un escritor. Después de dar varias respuestas, cayeron en la cuenta de que nunca habían sabido quién era ese señor de enorme bigote, frente al que habían pasado todos los días rumbo a la escuela. Mientras iban de vuelta a casa, sintieron que su ciudad cambiaba. Había desaparecido su certidumbre de que caminaban todos los días por la misma calle. Ahora les parecía distinta, con ausencias y novedades. —¿Aquí no había una tienda, Luisa? —Sí, pero la señora se fue a vivir con su hijo y la cerró. Ahora van a abrir un negocio de pizzas —tras un momento de silencio, agregó una pregunta—. ¿Por qué te preocupa si nunca compraste ahí? —No sé, creo que así como a la estatua, extraño las cosas que había antes. Hacían que la ciudad fuera ella. Es como el señor de los churros en la esquina de la calle Hidalgo… Sin él, esta ciudad sería otra. —¿Y quién quiere que todo se quede igual? Francisca no tuvo respuesta y alzó los hombros. Siguieron caminando a su casa en silencio. Mientras, la tarde refrescaba. Cuando llegó a su casa, Francisca estuvo pensando que no había visto el nombre de ese señor y no sabía por qué estaba su estatua ahí. ¿Qué pasaría si no hubieran quitado la estatua? ¿Algún día habría sabido quién era esa persona? Con estas preguntas se quedó dormida. Al día siguiente, se levantó decidida a saber cómo se llamaba el sujeto de la estatua. Le preguntó a su mamá, a su tío, también a una profesora, pero ninguno supo. Era como si esa estatua hubiera estado siempre ahí… Le pidió a Luisa que la acompañara a la biblioteca para ver si podían encontrar quién había sido ese señor de corbata y bigote. No encontraron indicios. La ciudad había crecido como si él nunca hubiera estado ahí o como si hubiera estado siempre. Encontraron fotografías antiguas de la plaza. En ellas, la estatua ya estaba, en el mismo sitio: en el pasillo entre la plaza y el kiosco. Cuando terminaron de leer, salieron a la calle, compraron un helado y fueron a sentarse a la plaza, a un lado de las marcas donde la estatua había estado. —Luisa, ¿por qué alguien puso esa estatua? Y luego, ¿por qué alguien la quitó? —Seguro era de algún héroe de la Independencia. —Más bien, parecía que estaba vestido como de la Revolución o del Porfiriato; por su corbatita y su saco. —Lo único seguro es que era alguien sin importancia. La plaza no tiene su nombre, ni hay una placa. Si hubiera sido importante, habríamos escuchado sobre él. —Pero, ahora que ya no está, dejó un vacío. Mira cómo la gente le da vuelta al lugar donde estaba la estatua. ¡Como si siguiera ahí! Alguna importancia tendría. Permanecieron viendo cómo pasaba la gente, aunque tenía rato que el helado se les había acabado. Cerca de ellas, unos señores estaban sentados, platicando y riendo, como si nada hubiera pasado, como si todo siguiera igual. La plaza todavía tenía su kiosco y sus arbolitos mal podados, las bancas blancas. El señor que vendía helados estaba en su esquina. Todo parecía normal. Pero ahí había un hueco y tenían que pensar cómo llenarlo. La plaza estaba marcada por la estatua ausente, por ese espacio vacío. Cuando pasaron por ahí, a la mañana siguiente, vieron que empezaban a construir algo que parecía una base. Preguntaron a uno de los trabajadores si volverían a poner la estatua, si le pondrían una placa. Otro de los trabajadores les contestó: —Vamos a poner una estatua de Miguel Hidalgo —y señaló un bulto que estaba en el piso—. Miren, ahí está. Ejercicio 10 A) Leer los siguientes textos. 2 de Agosto de 1990 – Alrededor de las 2 a.m., hora local, Irak inesperadamente invadió Kuwait, su país vecino, diminuto pero rico en petróleo. A partir de ahí, se desarrollaron los hechos de la llamada Guerra de Irak en la que participaron Estados Unidos y diversos aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. La Selección Mexicana de Futbol calificando para la Copa Mundial de Futbol Juvenil alineó a más de cuatro jugadores de 20 años de edad, edad límite para competir en esa competencia. Por ello, México no compitió en el Mundial de Italia 1990. En el 2010 en México se celebraron 200 años de la Independencia de México. Se realizaron festejos conmemorando el evento: conciertos, programas de televisión, desfiles, obras de teatro y exposiciones. Johannes Gutemberg, entre 1449-1454, imprimió los dos primeros libros en la época de la imprenta moderna. Una impresora de prensa que permitía imprimir más libros en menos tiempo y que cada uno, por la tecnología que utilizaba era idéntico. En 2013, en Etiopía, se encontraron restos fósiles de un ancestro humano de 2.8 millones de años de antigüedad. Con esto, se datan puntos muy antiguos del desarrollo del género homo del que proviene el hombre moderno.

B) Tomar como base los textos anteriores para responder las siguientes tres preguntas.

1) ¿Las situaciones que se describen son eventos históricos?

Page 13: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

2) ¿Qué hace que unos eventos sean históricos y otros no? 3) ¿Qué tiene que pasar para que un evento sea histórico? 4) ¿Qué tiene que pasar para que un evento se vuelva histórico? Ejercicio 11 A) Señalar qué hace que cada uno de estos eventos tengan una relevancia en la historia. B) Indicar por qué los reconocemos como eventos históricos. C) Considerar qué los hace actuales, es decir, de qué forma estos eventos guardan una relación con lo que vivimos de manera cotidiana o con las condiciones generales del mundo ahora. D) Responder en cada caso cómo usar la libertad para hacer que estos eventos históricos se conviertan en posibilidades para crear al mundo.

Evento ¿Por qué esto es historia? ¿Cómo es actual?

La extinción de los dinosaurios

Aparecen programas y sitios para bajar música.

El tomate es llevado de América a Europa en el siglo XVI.

Napoleón es desterrado a la isla de Santa Helena, en donde muere.

El Partido Nacional Revolucionario fue fundado por Plutarco Elías Calles en 1929.

Barack Obama se vuelve el primer presidente negro de Estados Unidos en 2008.

Facebook se vuelve la red social más grande del mundo.

El primer hombre viaja al espacio en 1961: Yuri Gagarin.

Se inicia la independencia de México en 1810.

Se inventa el automóvil.

Área de interés 14. Libertad.

Quiero ser libre

Víctor Florencio Ramírez Hernández Martha trazaba líneas circulares con un dedo en la superficie espumosa del café. Seis veces se llevó la uña a los labios y se quedó con ella ahí, como si fuera a dibujarlos. En cada ocasión limpió su dedo en la servilleta. Reyna no había llegado. Pero no estaba retrasada; era Martha quien se había adelantado. Desde hacía una semana sentía que necesitaba llenar su tiempo. «Quiero ser libre», fue la única razón que dio a su madre. En vano Reyna trató de hablar con ella. Quería asegurarse que su amiga estaba sopesando bien. Pero Martha se negó a dialogar. Después de una semana, la insistencia de Reyna dio fruto. Acordaron verse en la cafetería. Ya frente a la mesa, Martha esquivaba la mirada de Reyna. Después de un saludo silencioso, fue la primera en hablar, aunque mantuvo la vista en la calle. —¿Por qué lo hiciste? —Quería ser libre. —¿Y ya lo eres? —Pues… —Martha dudó, luego dijo en tono triunfal—, ¡ahora hago lo que quiero! —¿Quién dice que eres libre?¿Cómo sabes que eres libre? —cuestionó Reyna con dureza, y agregó—. Martha, ¿en verdad haces lo que quieres? —Sí… Bueno… casi —titubeó Martha—. No… Creo que no… hay cosas que quiero hacer, pero no puedo hacerlas. Y no sé qué tanto quiero hacer lo que hago… ¡Ay, Reyna! ¿De qué me sirve ser libre? —Tú misma tienes la respuesta: dices que te sirve para hacer lo que quieras… Martha no dijo palabra alguna, pero negó con la cabeza. —Entonces te sirve para que te des cuenta de que no puedes hacer todo lo que quieres. Ya tienes otra respuesta: ser libre te sirve para que te enteres de que no eres libre. —¡No seas cruel, Reyna! —¡No seas tonta, Martha! Al menos ya sabes que no eres tan libre como pensabas.

Page 14: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Martha se ruborizó, pero no respondió al comentario de Reyna. Pensó que antes estaba sujeta a un horario, a usar un uniforme, a seguir normas, a soportar a sus compañeras del grupo. —¡Soy libre porque ahora me visto como quiero! —¿Te has puesto a pensar por qué quieres vestirte así? —Reyna lanzó la pregunta. —¡Porque quiero ser yo misma! —dijo dudosa aunque simulando saber. —Martha, ¿quién dicta la moda? —Reyna volvió a lanzar una pregunta. —¿Los diseñadores…? —al ver la mirada fija de su amiga, intentó otra respuesta—. ¿Los artistas…? —¡No, mensa! Las empresas que venden ropa. Tú te vistes como ellos quieren que te vistas. Crees que quieres lo que tú quieres, pero en realidad quieres lo que otros quieren que quieras. ¿Eres libre? ¡No, Martha! ¡No-e-res-li-bre! —¡No seas así, Reyna! —¡Y tú no seas mensa, Martha! A ver, dime, ¿cómo sabes que eres libre? —¡Porque ya no sigo órdenes! —dijo pretendiendo otra vez parecer triunfadora. —¿Cómo decirlo? Hay cosas que te ayudan a ser más libre. Si no estudias, eres más dependiente. Quizá de momento sientes que la escuela no te hace ser libre, pero te ayuda para que luego lo seas. Martha entristeció. El día en que dejó la escuela se sintió liberada, pero desde entonces lo había dudado. Constantemente se cuestionaba qué había hecho. —¡Ay, Reyna! ¡Quiero ser libre de verdad! Dime, ¿qué necesito para ser libre? —Eres libre porque tomas tus propias decisiones. —Me sentía libre, tomé la decisión, pero ahora ya no. Tengo miedo de no haber decidido bien. Ya di el paso, ya le dije a mi mamá que dejé la escuela, ya me di de baja, ¿pero cómo sé si ahora soy libre o si soy más libre? —No estás prisionera. Estás como quisiste. Estás donde quieres… ¡estás haciendo de tu vida un papalote! ¡Eres libre! —¡No te burles! Yo creía que iba a ser libre. —¡Creías!, ¡creías! Quizá sea por tus genes o el chip que te pusieron: crees que haces lo que quieres, pero estás programada para querer algo en especial. Solo sueñas que eliges lo que quieres. —¡Ya! ¡No sigas! ¡Mejor ayúdame! —Bien. ¿Qué te impide ser libre? ¿Qué te impide sentirte libre… o pensarte libre? —No sé… Mis miedos, y temo no saber bien qué quiero, o las consecuencias de lo que decido… —¿Siempre que decides, sea lo que sea, hay consecuencias? —Sí. —Pues entonces eres libre si aceptas o, al menos, sabes las consecuencias. Sabías cuáles eran las consecuencias de salirte de la escuela y las aceptaste, ¿o no? —Imaginé que sería distinto. —¿Imaginaste…? ¿Lo sabías o solo querías que fuera así? Martha, tal vez eres libre si distingues tus fantasías de tus deseos, si sabes cuáles son las consecuencias posibles y no solo te imaginas las consecuencias que deseas. Martha guardó silencio. Su mirada se dirigió a la ventana, de ahí al vaso medio vacío, y luego se fijó en sus manos. Evaluaba si había previsto las consecuencias de haber dejado la escuela, o si había dejado que sus deseos la condujeran o si había imaginado algo que no correspondía con la realidad. La voz de su amiga la sacó de su cavilación: —Martha, como sea, tienes el derecho a ser libre… —¿Derecho? ¡No te burles de mí…! —tras unos segundos, agregó—: Sabes, a veces quisiera dejar de decidir… —¿Puedes? No, Martha. No puedes dejar de decidir: si dejas de decidir, es porque has decidido dejar de decidir. Mejor considera que puedes ser libre. O mejor aun: que tienes derecho a serlo. —¡Pero ahorita me siento prisionera de mi libertad! —Martha, no te pongas trágica. Tranquila; así no arreglas nada —dijo Reyna al ver unas incipientes lágrimas—. Dime, ¿te ha servido nuestra plática? —Sí. —¿Por qué? —No sé… Tal vez porque me he dado cuenta de algunas cosas… —¿Y darte cuenta… qué? —Darme cuenta sirve para que me sienta… para que me piense libre. —Entonces tal vez puedes aumentar tu libertad… eres más libre cuando haces algo que te da la posibilidad de ser más libre. —Sí, ¿pero hasta dónde…? —Martha se inquietó de nuevo—. Pensé que al dejar la escuela podría hacer cosas que yendo a clases no podía… Ya lo hice, y ahora me siento mal: mi mamá está sufriendo, defraudé a mis amigos, a ti… ¡No sé si hice bien…! —¿Es posible tomar decisiones sin afectar a los demás… es posible que todos estén de acuerdo con lo que decidimos? Martha, lo importante no es que puedas decir o hacer todo lo que quieras, sino que pienses con libertad para que seas libre. —¿Y cómo sé que pienso con libertad? Aunque la pregunta no tomó por sorpresa a Reyna, no supo qué responder y optó por callar. Se sumió en el mutismo. El silencio fue acumulándose. En el vaso de Martha, la espuma del café

Page 15: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Ejercicio 12 A) Proponer tres situaciones en las que no apliquen las ideas siguientes:

1. Cuando se quiere, se puede. 2. Hay que pensar para hacer y no hacer para pensar. 3. No puedo hacer dos cosas que sean contrarias. 4. Se debe escuchar a la razón antes de actuar. 5. No puedo hacerlo si es difícil que me decida. 6. No puedo porque alguien me lo impide. 7. No lo hago porque es difícil o es peligroso. 8. Al cuerpo lo que pida. 9. Lo hago aunque no deba hacerlo. 10. Lo hago porque puedo.

Ejercicio 13 A) Identificar en cada acción cuál es el criterio de decisión: lo corporal, los deseos, los sentimientos o lo racional. B) Determinar cuál acto es libre y cuál no.

ACCIÓN

Para decidir se ha tomado en cuenta Acto libre/ acto no libre lo

corporal los deseos

los sentimientos

lo racional

1. Me han invitado a una fiesta. No tengo hambre, pero me ofrecen con insistencia y me apena negarme.

2. Llevo dos horas sentado haciendo un examen que no me parece importante. Ya voy a concluirlo, pero tengo muchas ganas de moverme. Estoy tan cansado que me levanto, dejo el examen sin terminar, y me voy a la cancha a correr.

3. Soy obeso. Tengo antecedentes de diabetes. Ya comí, pero si me invitan unos tacos y un refresco, los acepto. Sólo si me invitan mis amigos, claro.

4. Me da flojera pararme temprano, pero si no llego a tiempo, no me dejan entrar a clase. Así que me levanto aunque no tenga ganas.

5. Si tengo muchas ganas de cantar y no hay objeción de alguien, no me quedo con las ganas de hacerlo.

6. Ana es hipertensa. Sabe que corre peligro al consumir sodio. Sin embargo, cada que puede toma una pizca de sal y la ingiere.

7. Juan quiere estudiar danza moderna e ingeniería mecánica. Su papá le dice que o estudia ingeniería o no le paga los estudios. Juan decide no estudiar danza moderna.

8. A Said le han dicho que es bueno como portero. Decide inscribirse en un equipo y dedicar su tiempo a formarse futbolísticamente. Cree que querer es poder.

9. Cuando Luisa regresa de la escuela se pasa varias horas viendo revistas o películas de baile; imagina que será una gran bailarina.

10. Mauricio es tartamudo. Quiere declamar y hablar en público. Le han dicho que no podrá hacerlo. Se inscribe en el taller de oratoria.

Page 16: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

Ejercicio14 En dos momentos de la narración, Reyna niega que haya libertad. A las posturas que sostienen esta idea se les llama «deterministas». Existen varios tipos de determinismo: biológico, cultural, teológico, psicológico y económico, entre otros.

Contribución a la crítica de la Economía Política

Prefacio

Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida […] y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política […] El resultado general al que llegué […] puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. […].

[…] Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. […]

Karl Marx

Instrucciones. Con este ejercicio se pretende que los estudiantes aprendan a identificar los presupuestos que subyacen a una postura o a una emisión. A) Identificar las partes del texto que se relacionan con una postura determinista. B) De los siguientes refranes o dichos, elegir cuáles corresponden a una postura determinista. C) De los refranes que revelen una postura determinista, indicar a qué tipo corresponden: cultural, psicológico, biológico o económico.

1. El que con lobos anda, a aullar se enseña. 2. El que nace para panzón aunque de niño lo fajen. 3. A la tierra que fueres haz lo que vieres. 4. De tal palo tal astilla. 5. Hijo de tigre, tigrillo, y si no, pintillo el animalillo. 6. Al que nace pa’ tamal del cielo le caen las hojas. 7. Matrimonio y mortaja del Cielo baja. 8. Árbol que crece torcido nunca su tronco endereza. 9. El que nace para maceta del corredor no pasa. 10. No se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de Dios. 11. A Dios rogando y con el mazo dando. 12. Los hijos son como los dedos de la mano; ninguno es igual. 13. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. 14. Cae más pronto un hablador que un cojo. 15. Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Área de interés 15. Arte, expresión y apreciación estética.

La vocación de Luis

Alejandro de la Cueva Ese día comprendí que la escuela es un espacio para apreciar lo que nos rodea, como las obras de arte que llevaron al plantel. Lo que observé y escuché cambió mi forma de pensar. Ahora soy un profesionista. Después de muchos años aún recuerdo la conversación con Juan, Sergio y Ricardo, el profesor de Filosofía. El primero dijo:

Page 17: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

—Luis, ¿sabes del evento que se realizará hoy en el plantel? —Sé muy poco. Escuché a Sandra hablar sobre el evento. Pero la verdad ni sé qué onda… cosas de flojera. ¿De qué me sirve saber eso? —respondió Luis. —Pues de todos modos tenemos que ir. El profe Ricardo dijo que pasará lista y nos preguntará sobre las salas que visitemos. Anda, no seas negativo y veamos cómo se pone —insistió Juan. Como no tenía alternativa, nos fuimos a la exposición. Lo recuerdo como si fuera ayer. Montaron las obras en los salones. Dos aulas con fotografías de pinturas: El grito de Munch, La noche estrellada sobre el Ródano de Van Gogh… Captó mi atención el cuadro de La balsa de la Medusa de Gericault. En esta obra observé cómo cada una de las personas trataba de salvar su vida. Algunas miraban hacia el horizonte para ser rescatadas, otras, sentadas, esperaban su final, y unas más sucumbían ante la desesperanza. En el salón de las esculturas, creaciones antiguas se combinaban con modernas: La victoria de Samotracia, Coatlicue… Llamó mi atención la Venus de Milo. A pesar de ser sólo estar viendo una fotografía de la escultura, podía imaginar la belleza de esa mujer. En comparación con ella, la Coatlicue era algo muy diferente. En otra aula, dos jóvenes de la capital interpretaban El concierto de Aranjuez. Los alumnos que se encontraban en la sala no estaban acostumbrados a esa música, pero se mantenían atentos. En otro salón leían Crimen y Castigo, de Dostoievski. En otro, más adelante, proyectaban la película Gandhi. En el patio, unas bailarinas con atuendos raros, muy pegados, bailaban no sé qué. —Es El cascanueces —nos dijo el profesor en voz baja al ver nuestro gesto de interrogación. Ese día terminó después de las seis de la tarde. A la mañana siguiente, en clase de Filosofía, platicamos con el profesor Ricardo sobre lo que nos interesó. —Profe, ¿qué sentido tuvo lo que observamos? —preguntó Juan. —Ustedes piensen… —Pues, observamos expresiones artísticas —respondió Sergio. —¿Cómo le llamamos a ese tipo de expresiones? —preguntó el profesor. —Mmm. ¿Bellas Artes…? —respondió Juan con inseguridad. —Pero…, ¿para qué nos sirven las Bellas Artes? —pregunté. —¿Qué les parece si primero tratamos de responder qué entendemos por «arte»? —sugirió el profesor. —Por lo que vi en los salones —dijo Juan—, el arte es la representación de la realidad. —Espero estar bien, profe —comentó Luis—. Como la pintura de La balsa de la Medusa que vi, ¿podemos decir que es una representación de la realidad? —Así es, Luis. En 1818, el barco francés La Medusa se hundió. Los sobrevivientes se aferraron a una balsa. Fue un hecho muy comentado en esa época. Por eso la pintura. —¡Ah, ya! Si sabemos lo que la obra representa, entendemos lo que el artista quiso comunicar. Así, podemos identificarnos con el autor. El profesor exclamó entusiasmado: —¡Vaya! Estás inspirado, Luis. Cada una de las obras de arte tiene un sentido, un significado que debemos develar. Valoramos la obra a través de la observación, pero también de la capacidad de razonar para descubrir la experiencia que hay detrás. —Bueno, pero… ¿Qué es el arte? —Sergio insistió en la pregunta. —Originalmente, por «arte» se entendía un conjunto de reglas para hacer algo bien. Así, al aplicarlo a la pintura o la escultura, eran reglas para producir y representar la realidad de la mejor manera. Y es ahí donde entra una idea de belleza, acorde a la simetría y armonía de la naturaleza, en la que disfrutamos lo que observamos o escuchamos. —Profe, ¿se puede contemplar un paisaje natural y considerarlo como una obra de arte? —pregunté. —Debemos distinguir lo realizado por el hombre y lo generado por la naturaleza. El arte es lo creado por el hombre. Considero que no se puede hablar de la naturaleza como generadora de arte. Sergio intervino: —Tengo una duda respecto de la belleza. ¿Por qué estaba la fotografía de la Coatlicue? Una mujer con falda de serpientes no es muy agradable a la vista. Más bien causa terror o miedo. ¿La Coatlicue es parte de las Bellas Artes? —¿A poco para los mexicas la Coatlicue fue una belleza? —pregunté. —Yo tengo otra pregunta, ¿la belleza es ideal o real? —interrumpió Juan—. Porque en la primera puede provenir de nuestra imaginación, independiente de lo que veamos. Y la segunda se da cuando observamos un objeto o el artista imita lo que ve. —Pero en la Coatlicue vemos cómo se imitaron varias cosas. Están tomadas de la realidad. Sin embargo, no me parece bella. Creo que el problema está en cómo entendemos la belleza —señaló Sergio. —Considero que la belleza la captas de inmediato. Algo nos gusta o no nos gusta, y ya. Y nos gusta si hay armonía, si hay orden —dije. —¡La Coatlicue no tiene ese orden! —objetó Juan—. ¿Por qué considerarla bella? Para mí no es de las Bellas Artes. Yo creo que nos engañamos o para parecer intelectuales muchos dicen que es una obra de arte. —Habría que estudiar la cultura mexica para saber qué estaban imitando con la Coatlicue, y si para ellos era importante la armonía —señaló Sergio. —Pues aunque tuviera simetría, para algunas personas seguiría siendo fea y puede causar temor. Explícame, Sergio, ¿cuál era la intención del escultor al hacerla de esa manera? ¿Estamos hablando de Bellas Artes? Yo creo que no —aseguré.

Page 18: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

—La Coatlicue no fue hecha para formar parte de las bellas artes ni de la belleza —intervino el profesor—. Es una diosa feroz, sedienta de sacrificios humanos. Es un ser mítico del cual los tenochcas no podían escapar. Tenía el poder de todo lo que nace y muere. Por eso, si el concepto de belleza es lo que causa paz, tranquilidad, armonía y es agradable a la vista, la Coatlicue no se concebiría como belleza. Sin embargo, como lo vemos con ustedes, el principio de belleza nunca ha sido algo absoluto e inmutable, sino que ha venido adoptando distintos rostros según sea la época histórica y la cultura. Así que no hay un concepto universal de belleza. Sergio movió la cabeza afirmativamente: —Eso significa que me puede gustar algo y a Juan no. ¡Ah! Entonces todos los seres humanos pueden ser artistas y representar la belleza de diferente manera. —Ayer en la noche, en una revista encontré algo que puede servir —dijo Sergio—. Un filósofo expresó que el juicio del gusto depende de la relación armónica y libre de las facultades de las personas. —Ya que hablas de autores, Jenófanes dijo algo así: «Si los bueyes, los caballos y los leones tuviesen manos, o pudiesen dibujar con las manos, y hacer obras como las que hacen los hombres, semejantes a los caballos representaría el caballo a los dioses, y semejantes a los bueyes el buey y les darían cuerpos como los que tiene cada uno de ellos». Tras decir esto, nos quedamos callados. Teníamos muchas dudas y cosas qué decir. Al ver que no había en nosotros intención de retirarnos, el profesor nos propuso que al día siguiente habláramos sobre la utilidad de la estética en los medios de comunicación. Aceptamos. Para mí, ese día no fue como cualquier otro, sino el inicio de mi vocación en el arte. Desde hace varios años participo en actividades culturales. Es algo que me ayuda a ser más humano, a sensibilizarme por las cosas de la vida. Ejercicio 15 Instrucciones. A) Imagina que entras a una galería de fotografías de esculturas y encuentras estas tres.

B) Responde estas preguntas.

¿Qué impresión te causa cada una? ¿Qué sensación te genera cada una? ¿Cuáles te parecen bellas? ¿Hay alguna que no te parezca bella? ¿Qué representa cada una? ¿El autor tuvo la intención de hacer algo agradable a la vista? ¿El autor tuvo la intención de representar algo? ¿El autor tuvo una intención diferente a las dos anteriores? En alguno de los tres casos, ¿se necesita conocer el contexto para decir que es bella? En alguno de los tres casos, ¿es necesario conocer el contexto para saber qué se quiso representar? ¿En alguno de los tres casos la obra se entiende por sí misma? C) Lee el siguiente texto de Leibinz.

No podemos conocer racionalmente la belleza. Lo que no significa, sin embargo, que no podamos conocerla en absoluto. Se basa en el gusto, eso aclara lo referente a si una cosa dada es o no bella, aunque no pueda explicarse por qué lo es. Algo parecido sucede con el instinto. Leibniz

Page 19: ANEXOS 3° PARCIAL TEMAS DE FILOSOFÍA.€¦ · fueran, ¡entonces no lo serían los dos! Pero lo creen, así que debe ser verdad que lo son… Con esta cavilación, el mundo que

D) Contesta si, tras la experiencia que acabas de tener con las tres fotografías, estás de acuerdo con lo que Leibinz plantea. Ejercicio 16 Instrucciones. A) Leer los siguientes textos.

Las artes no imitan simplemente las cosas visibles, sino que llegan hasta los principios que constituyen el origen de la naturaleza. Plotino

El pintor no hace más que reproducir la apariencia del objeto construido por el artesano; el poeta no hace más que copiar la apariencia de los hombres y de sus actividades, sin preocuparse verdaderamente de las cosas que imita y sin la capacidad de realizarlas. Platón

En qué se distingue el producto estético del común producto artesano, es difícil juzgarlo, porque toda creación estética es, en su principio, absolutamente libre, en cuanto que el artista puede ser dirigido hacia ella solamente por una contradicción que se encuentre en la parte más alta de su naturaleza, en tanto que toda creación surge de una contradicción externa al creador y que, por lo tanto, tiene su finalidad fuera de sí. Schelling

El arte, en su forma, une la relación misma de hacer y padecer, la energía que va y viene, lo que hace que una experiencia sea una experiencia. La eliminación de todo lo que no contribuye a la organización mutua de los factores de la acción y recepción, la selección de los aspectos y rasgos que contribuyen a la interpretación, hacen que el producto sea una obra de arte. Dewey

B) Observar las imágenes y decidir si alguna corresponde a la idea de Plotino, a la de Platón, Schelling o Dewey.