anderson sherwood - una aventura

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  • 8/13/2019 Anderson Sherwood - Una Aventura

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    Una aventuraSherwood Anderson

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    Librodot Una aventura Sherwood Anderson

    Alicia Hindman, que tena ya veintisiete aos cuando !eor"e #illard era todava un

    muchacho, haba pasado toda su vida en #inesbur". $staba empleada en el almac%n de

    #inney, y viva en casa de su madre, que estaba casada en se"undas nupcias.

    $l padrastro de Alicia, pintor de coches, era dado a la bebida. &ena una historia muy

    e'traa( vale la pena de que yo la cuente al")n da.

    *uando Alicia tena veintisiete aos era una muchacha alta y m+s bien del"ada. Su

    cabea, muy voluminosa, era lo que m+s se destacaba de su cuerpo( tena las espaldas un

    poco encorvadas( los o-os y los cabellos ne"ros. Alicia era una mu-er muy tranquila que

    ocultaba, ba-o apariencias de placide, un ermento interior en continua actividad.

    Alicia haba tenido una aventura amorosa con cierto -oven cuando era una chiquilla de

    diecis%is aos. $ntonces no haba empeado todava a traba-ar en el almac%n. $l -oven,que se llamaba ed *urrie, era mayor que Alicia. $staba empleado, tal como !eor"e

    #illard, en el #inesbur" $a"ls( durante mucho tiempo se vea casi todas las noches con

    Alicia. 0aseaban -untos ba-o los +rboles, por las calles del pueblo, y hablaban del destino

    que daran a sus vidas. Alicia era entonces una chiquilla muy linda, y ed *urrie la

    estrech1 entre sus braos y la bes1. $l -oven se e'alt1 y di-o cosas que no pensaba decir(

    tambi%n Alicia se llen1 de e'altaci1n, porque la traicion1 su deseo de que entrase en su

    vida mon1tona un rayo de bellea. &ambi%n ella habl1, quebr1se la cortea e'terior 2de su

    vida y toda su reserva y desconiana caractersticas. Se entre"1 por completo a las

    emociones del amor. ed *urrie se march1 a *leveland cuando ella iba a cumplir

    dieciocho aos, esperando colocarse en un peri1dico de aquella ciudad y abrirse camino

    en el mundo. Alicia quera marcharse con %l. 3aniest1le con vo temblorosa su oculto

    pensamiento. 45o traba-ar% y t) podr+s tambi%n traba-ar 6d-ole6. o quiero echarte

    encima una car"a in)til que te impida pro"resar. o te cases ahora conmi"o. 0rescin6

    diremos por ahora de ello, aunque vivamos en la misma casa, porque nadie nos conocer+

    en aquella ciudad y la "ente no se i-ar+ en nosotros.7

    ed *urrie se qued1 conuso ante aquella resoluci1n y entre"a que de s misma 8le

    haca su novia, pero se sinti1 tambi%n conmovido. Su primer deseo haba sido hacer de la

    muchacha su querida, pero cambi1 de resoluci1n. 0ens1 en prote"erla y cuidar de 6ella.

    4o sabes lo que te dices 6le contest1 con asperea6. &en la se"uridad de que no te

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    consentir% que ha"as seme-ante cosa. $n cuanto consi"a un buen empleo re"resar%. 0or el

    momento tendr+s que quedarte aqu. $s lo )nico que podemos hacer.7

    La vspera del da en que haba de marchar de #inesburq para empear su nueva vida

    en la ciudad, ue ed *urrie a buscar a Alicia. $mpeaba a anochecer. 0asearon por las

    calles durante una llora, lue"o alquilaron un cochecito en las caballerias de #esley

    3oyer y salieron a dar un paseo por el campo. Sali1 la luna y los muchachos no supieron

    qu% decirse. La tristea le hio olvidar al -oven los prop1sitos que haba hecho respecto a

    su manera de conducirse con la -oven.

    Saltaron del coche -unto a un e'tenso prado que descenda hasta el lecho del arroyo

    #ine, y all, en la p+lida claridad, ueron amantes. *uando re"resaron a la poblaci1n,

    hacia la medianoche, los dos estaban ale"res. 0arecales que nin")n acontecimiento

    uturo poda borrar la maravilla y la bellea de lo que acababa de ocurrir. ed *urrie di-o

    al despedirse de la -oven en la puerta de la casa de su padre: 4e aqu en adelante ten6

    dremos que se"uir unidos, suceda lo que suceda.4

    $; -oven periodista no consi"ui1 colocarse en *leveland y march1 hacia el

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    Se ale"r1 de esta6 empleada, porque la diaria rutina del traba-o en el almac%n haca

    menos lar"o y aburrido el tiempo de la espera. $mpe1 a ahorrar dinero, con la idea de ir

    a la ciudad en busca de su amante en cuanto tuviese ahorrado dos o trescientos d1lares, a

    in de intentar reconquistar su cario con su presencia.

    Alicia no censuraba a ed *urrie por lo que haba ocurrido en el campo, a la lu de la

    luna, pero e'perimentaba la sensaci1n de que no sera capa ya de casarse con otro

    hombre. 0arecale una monstruosidad la idea de entre"ar a otro lo t que ella tena

    conciencia de que s1lo poda pertenecer a ed. o hio caso al"uno de otros -1venes que

    procuraron atraer su inter%s. 4Soy su mu-er y continuar% si%ndolo, vuelva o no vuelva4, se

    deca a s misma, y por muy dispuesta que estuviese a mirar por su propio inter%s no

    habra sido capa de comprender el ideal, cada ve m+s diundido hoy, de una mu-er

    duea de sus propios destinos y persi"uiendo, en una toma y daca, su propia inalidad de

    la vida.

    Alicia traba-aba en el almac%n desde las ocho de la maana hasta las seis de la noche,

    y tres tardes por semana volva al almac%n a traba-ar de. siete a nueve. *onorme ue

    pasando el tiempo y ella sinti1 cada ve m+s su soledad, empe1 a poner en 0r+ctica los

    recursos comunes a todas las personas solitarias. 0or la noche, cuando suba a su cuarto,

    se arrodillaba en el suelo, para rear, y en medio de sus reos murmuraba las cosas que

    hubiera querido decirle a su amante. Se aicion1 a ob-etos inanimados y no consinti1 que

    nadie pusiese la mano en los muebles de su habitaci1n, porque %sta era suya

    e'clusivamente. *ontinu1 ahorrando dinero, aun despu%s de que abandon1 su prop1sito

    de marchar a la ciudad en busca de ed *urrie.

    $l ahorro se convirti1 para ella en un h+bito adquirido, y cuando necesitaba comprar

    ropa nueva se privaba de hacerlo. A veces, en tardes lluviosas, sacaba en el almac%n su

    libreta de ?anco y, abri%ndola delante de ella, se pasaba las horas soando cosas

    imposibles para economiar una cantidad de dinero suiciente para que ella y su uturo

    marido pudiesen vivir de las rentas.

    4A ed le ha "ustado siempre via-ar por el mundo 6pens16. 5o le dar% la oportunidad

    de hacerlo. *uando estemos ya casados y pueda yo ahorrar su dinero y el mo, nos

    haremos ricos. $ntonces podremos via-ar -untos por todo el mundo.

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    5 ueron pasando las semanas, convirti%ndose en meses y los meses en aos, y Alicia

    continu1 esperando en el almac%n, soando siempre con la vuelta de su amante. Su

    patr1n, un anciano de pelo entrecano, dentadura postia y un bi"otito ralo que le caa

    sobre la boca, era poco aicionado a la charla. A veces, en los das lluviosos o en los das

    de invierno en que el temporal se desencadenaba sobr% la calle mayor, pasaban horas y

    horas sin que entrase un solo cliente. Alicia arre"laba y volva arre"lar los "%neros de la

    tienda. 0ermaneca de pie -unto al escaparate, desde donde poda observar la calle

    desierta, y pensaba en las noches en que paseaba con ed *urrie y en las cosas que %ste

    le haba dicho. 4e aqu en adelante tendremos que ser el uno del otro4. Aquellas

    palabras resonaban una y otra ve en el cerebro de aquella mu-er que iba entrando en

    aos. Asomaban las l+"rimas a sus o-os. A veces, cuando haba salido su patr1n y ella se

    encontraba sola en el almac%n, apoyaba su cabea en el mostrador y lloraba. 4ed, te

    estoy esperando4, murmuraba una y otra ve, y su temor de que no volviese nunca m+s se

    iba desliando en su interior y adquiri1 cada ve mayor uera.

    La re"i1n que rodea a #inesbur" es deliciosa durante la %poca de primavera, despu%s

    de las lluvias del invierno y antes de que lle"uen los calurosos das de verano. $l pueblo

    se levanta en medio de una llanura, pero m+s all+ de los sembrados sur"en encantadoras

    e'tensiones de bosques. Hay en esas arboledas muchos pequeos rincones escondidos,

    lu"ares sose"ados en donde suelen ir a sentarse los enamorados en las tardes de los

    domin"os. 0or entre los +rboles se descubre la llanura y se ve desde all a la "ente de las

    "ran-as atareadas en los corrales y a las personas que van y vienen en carrua-es por las

    carreteras. epican las campanas en el pueblo y de ve en cuando pasa un tren que, visto

    a lo le-os, parece un -u"uete.

    0asaron al"unos aos despu%s de la marcha de ed *urrie sin que Alicia uese al

    bosque los domin"os con otros -1venes. 0ero cierto da, a los dos o tres aos de irse ed,

    haci%ndosele insoportable su soledad, se visti1 con sus me-ores ropas y sali1 del pueblo.

    $ncontr1 un pequeo espacio abri"ado, desde el cual poda distin"uir el pueblo, y una

    ancha a-a del campo y se sent1. Asalt1le el temor de su edad y de la inutilidad de todo lo

    que hiciese. o pudo permanecer sentada y se levant1. 0uesta en pie y al ir recorriendo

    con la mirada el paisa-e hubo al"o, tal ve el pensamiento de aquella vida que no se

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    interrumpa -am+s a trav%s de la cadena de las estaciones del ao( hubo al"o que la hio

    i-ar su atenci1n en los aos que pasaban. Se dio cuenta de que haba perdido la bellea y

    la rescura de la -uventud, y se estremeca de temor. $n aquel momento tuvo por primera

    ve la sensaci1n de que la haban estaado. o le echaba la culpa a ed *urrie y no saba

    tampoco a qui%n ech+rsela. Se sinti1 invadida de tristea( cay1 de rodillas y se esor1

    por rear, pero en lu"ar de oraciones salieron de sus labios palabras de protesta. 4o

    volver+ ya a m. o volver% a encontrar ya la elicidad. C0or qu% trato de en"aarme a m

    mismaD4 e'clam1, v se sinti1 poseda de una e'traa sensaci1n de alivio, nacida de aquel

    primer esuero para enrentarse con el miedo, que haba lle"ado a ser una parte de su

    vida diaria.

    $l ao en que Alicia cumpli1 los veinticinco ocurrieron dos cosas que rompieron la

    triste monotona de sus das.

    Su madre se cas1 con ?ush 3ilton, el pintor de coches de #inesbur", y ella, por su

    parte, in"res1 en la con"re"aci1n de la i"lesia porque haba lle"ado a tener miedo de la

    soledad de su vida. $l se"undo matrimonio de su madre haba puesto m+s a)n de relieve

    su aislamiento. 43e estoy haciendo vie-a y rara. Si ed vuelve, ya no me querr+. Los

    hombres de la ciudad donde %l est+ viven en una perpetua -uventud. Son tantas las cosas

    que all ocurren que no tienen tiempo de hacerse vie-os4, se deca a s misma con una

    sonrisa de amar"ura( y empe1 a relacionarse resueltamente con otras personas. &odos

    los martes por la noche, despu%s de cerrar el almac%n, iba a una reuni1n reli"iosa que se

    celebraba en el s1tano de la i"lesia, y los domin"os por la noche acuda a las reuniones de

    una sociedad que se llamaba la Li"a de $pworth.

    Alicia no di-o que no cuando #ill Hurley, un hombre de mediana edad, empleado en

    un almac%n de dro"as y que perteneca tambi%n a la i"lesia, se oreci1 a acompaarla

    hasta su casa. 4*laro est+ que no consentir% que se acostumbre a estar conmi"o, pero no

    veo peli"ro al"uno en que ven"a de tiempo 8en tiempo4, pens1, resuelta siempre a

    continuar siendo iel a ed *urrie.

    Alicia, sin que ella misma se diese cuenta, intentaba asirse de nuevo a la vida,

    d%bilmente al principio, pero lue"o con mayor resoluci1n cada ve. *amin1 en silencio al

    lado del empleado dei almac%n de dro"as( pero m+s de una ve, en la oscuridad, mientras

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    caminaban como dos est)pidos, alar"1 la mano para tocar suavemente los plie"ues de su

    americana. *uando se despidi1 de ella rente a la puerta de la casa de su madre, Alicia, en

    lu"ar de entrar en casa, se qued1 un momento -unto a la puerta. Senta impulsos de llamar

    al empleado aquel, de ro"arle que se sentase con ella en la oscuridad del p1rtico de la

    casa, pero temi1 que no la comprendiese. 4o es a %l a quien yo quiero 6se di-o a s

    misma6. Lo que yo busco es huir de mi "ran soledad. Si no tomo precauciones acabar%

    por desacostumbrarme del trato de la "ente4.

    A principios del otoo del ao en que cumpla los veintisiete, se apoder1 de Alicia un

    desasosie"o apasionado. o poda surir la compaa del empleado de la dro"uera, y

    cuando lle"aba, al atardecer, para sacarla de paseo, ella lo despachaba. Su cerebro

    traba-aba con una intensa actividad( volva a casa ati"ada de permanecer lar"as horas

    detr+s del mostrador, y se meta en la cama, pero no poda conciliar el sueo. 0ermaneca

    con los o-os muy abiertos, queriendo penetrar en la oscuridad. Su ima"inaci1n -u"aba

    dentro del cuarto como un nio que se despierta despu%s de muchas (horas de sueo. $n

    lo m+s proundo Fde su ser haba al"o que no se de-aba en"aar con antasas y que e'i"a

    a la vida una respuesta bien deinida.

    Alicia co"i1 una almohada entre sus braos y la apret1 uertemente contra sus senos.

    Se ech1 uera de la cama y arre"l1 la manta de manera que, en la oscuridad, abultaba

    como si hubiese al"uien entre las s+banas( se arrodill1 -unto al lecho y acarici1 aquel

    bulto, susurrando una y otra ve como una cantinela: 4C0or qu% no ocurre al"o de

    improvisoD C0or qu% me de-an solaD4. Aunque al"unas veces se acordaba de ed *urrie,

    lo cierto es que no contaba ya con %l. Sus deseos se haban hecho imprecisos. o suspira6

    ba por ed *urrie ni por nin")n otro hombre determinado. Guera ser amada, que

    hubiese al"o

    que hiciese eco de la llamada que sur"a de su interior cada ve con mayor uera.

    As las cosas, Alicia tuvo una aventura( ue en una noche de lluvia, y aquella aventura

    la llen1 de terror y conusi1n. Haba re"resado del almac%n a las nueve y no haba nadie

    en casa. ?ush 3ilton andaba por el pueblo y su madre haba ido a casa de una vecina.

    Alicia subi1 a su cuarto y se desvisti1 a oscuras. 0ermaneci1 un momento -unto a la

    ventana, escuchando el ruido de las "otas que "olpeaban los cristales, y de pronto se

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    apoder1 de ella un e'trao deseo. Sin detenerse a pensar en lo que iba a hacer, ech1 a

    correr escaleras aba-o por la casa en tinieblas y se ambull1 en la lluvia que caa.

    3ientras permaneca de pie en el pequeo espacio sembrado de yerba que haba rente a

    su casa, sintiendo correr por su cuerpo la ra lluvia, se adue1 por completo de ella un

    deseo loco de echar a correr desnuda por las calles.

    Se ima"in1 que la lluvia e-ercera sobre su cuerpo un inlu-o creador y maravilloso.

    Haca muchos aos que no se haba sentido tan llena de -uventud y de ener"a. Senta

    impulsos de saltar y de correr, de "ritar, de encontrar a al")n ser humano solitario y

    abraarse a %l. 0or la acera enladrillada se oyeron las torpes pisadas de un hombre que iba

    camino de su casa. Alicia ech1 a correr. 0oseala un capricho salva-e y desesperado.

    48Gu% me importa qui%n sea; $st+ solo, y yo me lle"ar% a %l4, pens1, y sin detenerse a re6

    le'ionar en las posibles consecuencias de su locura, lo llam1 cariosamente de este

    modo: 48$spere; o se marche. Sea usted quien sea, tiene que esperar4.

    $l hombre que pasaba por la acera se detuvo y se qued1 escuchando. $ra vie-o y al"o

    sordo. Se llev1 la mano a la boca para dar m+s resonancia a sus palabras y "rit1 con toda

    su uera: 4C*1moD CGu% diceD4.

    Alicia se de-1 caer en el suelo toda temblorosa. &an asustada qued1, pensando en lo

    que haba hecho, que cuando el Fhombre si"ui1 su camino ella no tuvo valor para ponerse

    en pie, sino que se diri"i1 hasta su casa "ateando sobre la yerba. *uando lle"1 a su

    cuarto, se cerr1 por dentro y arrim1 la mesa de tocador a la puerta.

    Su cuerpo tiritaba como si hubiese co"ido ro y era tal el temblor de sus manos que no

    poda ponerse el camis1n. Se meti1 en la cama, hundi1 su rostro en la almohada y sollo1

    desconsoladamente. 4CGu% es lo que me pasaD Si no tomo precauciones, un da har%

    al")n disparate horrible4, pensaba. Se volvi1 de cara a la pared y procur1 armarse de

    valor para hacerse a la idea de que son muchas las personas que se ven obli"adas a vivir y

    morir solitarias, aun en #inesbur".

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