analisis de la prensa grafica en arg y ecuador_tesis flacso (2011)

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  • 1

    FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (SEDE ECUADOR) PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA COMUNICACIN

    CONVOCATORIA 2008-2010

    TESIS PARA OBTENER EL TTULO DE MAESTRA EN CIENCIAS SOCIALES CON MENCIN EN COMUNICACIN

    DISCURSIVIDADES CONTRA HEGEMNICAS EN GOBIERNOS

    POSNEOLIBERALES

    UN ANLISIS DE LA PRENSA GRFICA EN ARGENTINA Y ECUADOR A PROPSITO DE LAS NUEVAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS

    (2009-2010)

    ROCIO VERNICA ORLANDO

    ABRIL 2011

  • 2

    FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (SEDE ECUADOR) PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA COMUNICACIN

    CONVOCATORIA 2008-2010

    TESIS PARA OBTENER EL TTULO DE MAESTRA EN CIENCIAS SOCIALES CON MENCIN EN COMUNICACIN

    DISCURSIVIDADES CONTRA HEGEMNICAS EN GOBIERNOS

    POSNEOLIBERALES

    UN ANLISIS DE LA PRENSA GRFICA EN ARGENTINA Y ECUADOR A PROPSITO DE LAS NUEVAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS

    (2009-2010)

    ROCO VERNICA ORLANDO

    ASESORES DE TESIS: - Isabel Ramos, Dra. (c) Universidad Nacional de Mendoza

    - Daniel Saur, Dr. CINVESTAV-IPN. Departamento de Investigaciones Educativas, Mxico

    LECTORAS: - Susana Sel, Dra. Universidad Nacional de Buenos Aires

    - Amparo Marroqun Parducci, Dra. (c) Universidad Centroamericana Jos Simen Caas, San Salvador

    ABRIL 2011

  • 3

    NDICE

    INTRODUCCIN...........7

    CAPTULO I: MARCO TERICO-METODOLGICO ............18

    CAPTULO II: EL CONTEXTO DE DISCUSIN DE LAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS EN ARGENTINA Y ECUADOR Y LOS AGENTES DE LA DISCURSIVIDAD POLTICA.....38 CAPTULO III: ARGENTINA: EL DIARIO CLARN. DESHISTORIZACIN Y PRESENTE ABSOLUTO EN LA HISTORIA DE LA LEY61 CAPTULO IV: ECUADOR: EL DIARIO EL COMERCIO. HIBRIDACIN, OPACIDAD Y CONTAMINACIN DEL ECOSISTEMA DE LA INFORMACIN..116 CONSIDERACIONES FINALES...167

    BIBLIOGRAFA.185

  • 4

    Agradecimientos

    La presente investigacin tiene gratitudes y reconocimientos que quiero hacer explcitos. Quiero

    agradecer en primer lugar, a todos los profesores del Programa de Estudios de la Comunicacin

    de FLACSO, pues el clima de trabajo amistoso y fraterno que me proporcionaron fue

    fundamental para mi desempeo acadmico en los dos ltimos aos. A Isabel Ramos, por el

    afecto que le imprimi a su acompaamiento pedaggico, y por haber confiado en la propuesta,

    incluso cuando sta todava caminaba por senderos grises y melanclicos. De manera muy

    especial, a Daniel Saur, quien con su meticulosa direccin puso el dedo en la llaga en los

    momentos justos, y aport elementos invaluables a mi proceso de trabajo y crecimiento

    acadmico. De l son fruto varios de los mritos de la presente investigacin, no as nuestras

    limitaciones. A Jorge Forero, quien a lo largo de sucesivas charlas en diferentes momentos del

    proceso, aport elementos clave que me ayudaron a encaminar la visin poltica de la propuesta,

    y cuyas discusiones han sido una permanente provocacin intelectual para m. A Mara, Polaco,

    Luca y Florencia, sin cuyo apoyo incondicional, la sola idea de concebir una investigacin de

    estas caractersticas, sencillamente no hubiera sido posible. A ellos les debo, el estar iniciando

    hoy un camino en el mundo acadmico. Por ltimo, el presente trabajo es deudor de todos los

    compaeros/as y colectivos de trabajo que, en ambos pases, luchan todos los das por

    democratizar el acceso a la produccin y distribucin de bienes simblicos, tanto en Argentina

    como en Ecuador. Con todos ellos dialogamos, con la esperanza de que los caminos que se abren

    a partir de este primer acercamiento, nos permitan una mayor proximidad y colaboracin en dicha

    causa poltica, que sin duda, es una causa de todos.

  • 5

    Resumen: En Argentina y Ecuador, en el perodo 2009-2010, los gobiernos nacionales han

    impulsado distintos procesos polticos tendientes a sancionar nuevas polticas que plantean

    diferentes reglas de juego para la comunicacin y la radiodifusin en dichos pases. Los debates

    pblicos sobre las leyes se desarrollaron con lneas similares, en cuanto a los enfrentamientos

    crecientes entre los gobiernos y los medios, que llevaron a una discusin pblica indita sobre el

    estatus de estos ltimos y sus lmites para incidir en la configuracin democrtica de nuestros

    pases; y en cuanto a las resistencias frreas de los medios privados frente a la regulacin de sus

    actividades. Nunca antes la comunicacin meditica haba sido tan discutida.

    En dicho contexto, los peridicos Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador), ambos de

    referencia dominante dentro del mapa meditico de cada pas, han instituido discursividades

    polticas de oposicin a los respectivos gobiernos, y ms especficamente, han resistido

    fuertemente la existencia de las Leyes; llevando adelante campaas mediticas de oposicin, que

    irn in crescendo en el perodo de anlisis, y tejiendo alianzas con diferentes agentes del campo

    social y poltico. La pregunta central que gua esta investigacin es: Cmo construyeron Clarn

    (Argentina) y El Comercio (Ecuador) sus discursividades mediticas sobre las nuevas Polticas de

    Comunicacin y Medios discutidas en estos pases en 2009-2010, y cules son las implicaciones

    polticas puestas en juego mediante dichas construcciones?

    Como hiptesis principal sostenemos que ambos peridicos emplearan estrategias discursivas

    similares para construir sus posicionamientos contrarios a las nuevas Leyes, en los respectivos

    pases. Tales convergencias responderan fundamentalmente a la condicin de dichos diarios de

    empresas periodsticas, que defienden intereses econmicos y estn involucradas de manera

    directa en el conflicto que narran. Asimismo, se sostiene que, como parte de tales estrategias, los

    medios habran empleado predominantemente los discursos que se encuentran en la base de la

    teora liberal de la prensa: objetividad, defensa de la libertad de expresin, periodismo

    profesional e independiente, auto regulacin meditica, tica periodstica enunciada en abstracto,

    entre otros.

    Conceptualmente, avanzamos a partir de los desarrollos de la Teora de la Produccin Social del

    Sentido en su articulacin con el Anlisis Poltico de Discurso (APD). Se trata de una perspectiva

    de comprensin de los fenmenos sociales que se encuentra fuertemente anclada en la

    problemtica de la significacin. Desde tal concepcin, el horizonte hacia el que caminamos es la

    articulacin de los modos de comportamiento de los discursos con unas configuraciones polticas,

    situados histrica y espacialmente.

  • 6

    Metodolgicamente, se busca dar cuenta de las economas discursivas que ponen a funcionar

    ambos peridicos. Para ello, se indaga las tcticas discursivas y las lneas isotpicas dominantes

    de cada discursividad meditica, para definir, hacia el final, la estrategia discursiva general que

    pone a funcionar cada uno. Se procede mediante la combinacin del anlisis enunciativo, que

    busca sealar los comportamientos locutivos del enunciador con el anlisis argumentativo, que

    intenta explicar las lgicas de razonamiento que caracterizan los distintos posicionamientos.

  • 7

    INTRODUCCIN

    Si viese claramente, y por anticipado, adnde voy, creo realmente que no dara un paso ms para llegar all. Quizs pens entonces que saber adnde se va puede

    indudablemente ayudar a orientarse en el pensamiento, pero no ha hecho jams dar un paso, todo lo contrario.

    Para qu ir adonde se sabe que se va y adonde se sabe uno destinado a llegar?

    Jacques Derrida El tiempo de una tesis.

    Deconstruccin e implicaciones conceptuales

    La presente investigacin

    En Amrica Latina, en los ltimos 30 aos los medios de comunicacin han ido ocupando

    paulatinamente espacios que tradicionalmente le correspondan a las instituciones democrticas,

    fundamentalmente a la justicia y los organismos de control, proclamando as su condicin de

    cuarto poder. El periodismo de investigacin, en sus distintos formatos narrativos y soportes, se

    instal como baluarte de dicha transformacin, en un proceso, seguido por la creciente

    mediatizacin de la poltica, donde la televisin jug un papel central. Poco a poco, el discurso

    del poltico se fue volviendo cada vez ms meditico y el discurso meditico fue adquiriendo

    rasgos cada vez ms polticos, con lo que se fueron desdibujando los lmites de este mimetismo.

    Dicho fenmeno coincidi con la tambin paulatina crisis de legitimidad de la poltica y el

    debilitamiento del sistema poltico, que llev, en muchos casos, a la desaparicin de los partidos

    tradicionales, tal como los conocimos desde fines del siglo XIX y principios del XX. Como

    corolario, el carcter social de los medios se volvi medular (Vern, 2004).

    Lejos del determinismo tecnolgico, hoy es necesario reconocer que la actualidad que

    habitamos es la de los medios, y que la esfera pblica es, por tanto, mayoritariamente meditica.

    Sumado a esto, en los aos recientes, asistimos en la regin a un conjunto de transformaciones

    complejas en las relaciones entre los medios y los gobiernos nacionales, que se advierten en

    alteraciones que interesan al presente trabajo, y que son de dos tipos: modificaciones en los

    contratos comunicacionales de los medios con sus pblicos; y mutaciones en cuanto a la

  • 8

    presencia y rol de los medios de comunicacin privados, como parte del conflicto nacional. El

    contenido sustancial de este estudio echar luz sobre tales cuestiones. Veamos de qu se trata.

    La presente investigacin se escribe en un momento poltico particularmente interesante para

    la regin: precisamente cuando en ciertos pases latinoamericanos se discute en el espacio

    pblico, de modo indito, el estatus que tienen los medios de comunicacin en la construccin

    del orden democrtico contemporneo, as como los vnculos de disputas, traduccin y

    retraduccin que estos mantienen con el poder poltico.

    Es as como en el contexto regional de los ltimos aos, se ha venido suscitando el debate

    pblico acerca justamente de los lmites del sistema meditico para incidir en la configuracin

    democrtica, y muy especialmente, sobre la condicin de la prensa como agente que construye

    una discursividad poltica propia: su rol, sus modos de funcionamiento y regulacin, su funcin

    social y poltica, sus vnculos con otros agentes del sistema poltico, su mundo axiolgico. Nunca

    antes la comunicacin meditica haba sido tan discutida. En tal sentido, es fundamental sealar

    que la movilizacin de dichos debates en el espacio pblico ha recolocado el inters por la

    problemtica del poder de los medios y/o de los medios del poder -se trata finalmente de la lente

    con la que se observan estas cuestiones-, en el marco de la discusin y aprobacin de Polticas

    Nacionales de Comunicacin y Medios, en distintos pases latinoamericanos.

    Concretamente, en Argentina y en Ecuador, en el perodo 2009-2010, los gobiernos

    nacionales han impulsado distintos procesos polticos tendientes a sancionar nuevos

    ordenamientos legales que planteen nuevas reglas de juego para la comunicacin y los servicios

    de radiodifusin1. Esto en reemplazo, no slo de las antiguas normativas vigentes desde los

    ltimos regmenes militares respectivos, sino tambin de las reformas parciales sancionadas en

    los subsiguientes perodos democrticos.

    En Argentina, la postergada Ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual N 26.522 fue

    aprobada por el Senado de la Nacin en octubre de 2009, en el marco del gobierno de Cristina

    Fernndez (2007-actualidad). En Ecuador, la nueva Constitucin (2008) sancionada durante el

    gobierno de Rafael Correa (2007-actualidad) dispone la aprobacin de una nueva Ley Orgnica

    de Comunicacin. En este ltimo caso el articulado se discuti entre diciembre de 2009 y julio de

    1En todos los casos, se enuncia la regulacin de la comunicacin; sin embargo, se busca regular la comunicacin mediatizada: en el caso de Argentina, los medios audiovisuales, para el caso de Ecuador, se incluye tambin la prensa grfica.

  • 9

    2010 en la Asamblea Nacional, aunque finalmente el proceso qued trunco antes del segundo

    debate ampliado, por falta de acuerdos polticos entre los bloques legislativos.

    Ciertamente, la discusin de tales Leyes fue posible por el fortalecimiento de la figura estatal

    en materia de comunicacin y medios; un mbito que, cabe subrayar, en las ltimas dcadas

    estuvo postergado en las agendas polticas en la mayora de los pases latinoamericanos. All

    radica uno de los aspectos que vuelve relevante la temtica, en trminos sociales, culturales y

    polticos.

    Dicho reposicionamiento del tema en las agendas de ambos gobiernos, coincide con un

    proceso de transformaciones polticas a nivel regional. Desde la llegada al poder de gobiernos de

    corte progresista en los primeros aos del Siglo XXI, Amrica Latina ha venido experimentando

    una transformacin poltica de diferentes caractersticas e intensidad segn cada pas, que se

    mantiene con altibajos hasta el tercer trimestre de 2010. En trminos generales, los cambios

    implicaron el fortalecimiento de la figura estatal en la regulacin de reas estratgicas de la

    economa y la cuestin social, y la inclinacin hacia un modelo de integracin regional, para

    quebrar la hegemona unipolar de Estados Unidos (Sader, 2009). Se trata de un escenario

    posneoliberal (Sader, 2008), en el que diferentes proyectos polticos se disputan la definicin de

    un modelo de democracia (Dagnino et al., 2006). Se destacan los casos de Venezuela, Ecuador,

    Bolivia, y en menor medida, Argentina y Brasil.

    Un segundo aspecto que muestra la relevancia poltica del tema tiene que ver directamente

    con las discursividades de la prensa. Los debates pblicos sobre las Polticas Nacionales de

    Comunicacin se desarrollaron siguiendo andariveles propios en cada pas, pese a lo cual, es

    posible advertir parecidos de familia (Wittgenstein, 2008:89) en cuanto al creciente

    enfrentamiento que se dio entre los gobiernos nacionales y los medios de comunicacin en ambos

    casos, y en cuanto al marcado posicionamiento de los medios en contra de las leyes.

    En particular, los peridicos Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador), ambos de

    referencia dominante2 dentro del mapa meditico de cada pas, han instituido discursividades

    polticas de oposicin frrea a los respectivos gobiernos en casi todos sus frentes, y ms

    especficamente, han resistido fuertemente la aprobacin de las Leyes, llevando adelante

    campaas propagandsticas, y tejiendo alianzas con diferentes agentes del campo social y

    poltico, quienes tambin opusieron resistencia a su aprobacin.

    2 Las razones por las cuales sostenemos que estos peridicos constituyen medios de referencia dominante en cada pas se explican en los Captulos I y II.

  • 10

    Desde el retorno a la democracia, rara vez un medio de comunicacin desde tan fcilmente

    la construccin del efecto de realidad (Barthes, 2002: 186), que caracteriza y define el

    dispositivo de enunciacin periodstico -ocultamiento del sujeto de la enunciacin y del sujeto del

    polo del reconocimiento, construccin de un mecanismo narrativo basado en la imparcialidad y la

    objetividad, respeto del contrato de lectura, etc.-, para disputarle tan directamente la palabra

    poltica al gobierno nacional, y construir relatos abiertamente auto referenciales. Se trata de

    desplazamientos inditos que nos hablan de un retorno a la oferta de las vidrieras ideolgicas del

    periodismo tradicional, un posicionamiento que ciertamente est en funcin de apuestas polticas

    concretas.

    A su vez, para estos nuevos gobiernos la comunicacin importa, y mucho. En vista de ello,

    movilizan estrategias comunicativas parecidas -aunque con ingredientes diferenciales- de

    contacto directo con los ciudadanos, que prescinden parcialmente de la intermediacin meditica

    en el sentido tradicional3, pero que al mismo tiempo, impugnan y objetan el imaginario liberal

    sobre los medios de comunicacin, as como su legitimidad como agentes polticos de marcada

    incidencia en la configuracin de la esfera pblica. Estamos frente a una polarizada e indita

    batalla por la construccin de los relatos sobre el pas y la democracia.

    En este marco, los fuertes posicionamientos de Clarn y El Comercio en contra de las Leyes

    resultan casos paradigmticos para explicar con base emprica cmo los medios masivos

    confrontan con los gobiernos cuando sienten amenazada su propiedad o el tamao de sus

    audiencias (cuando ven amenazados sus intereses econmicos), o bien cuando se enfrentan con

    una lnea poltico-ideolgica opuesta a sus intereses econmicos y alianzas polticas.

    Ciertamente, la oportunidad aparece a primera vista como un momento histrico privilegiado

    para la investigacin, en particular para quienes nos interesamos por estas cuestiones. Pero claro,

    como el punto de vista crea el objeto (Saussure, citado en Bourdieu et al., 2008: 61), el terreno

    tambin puede ser resbaladizo por la tentacin siempre presente de avanzar arqueologas

    descriptivistas cercanas al determinismo tecnolgico; o bien lecturas sobre los medios como

    3Con matices diferentes, los gobiernos nacionales a los que hacemos mencin realizan un trabajo sistemtico de comunicacin gubernamental, que apunta al contacto directo con la ciudadana y al uso intensivo de las nuevas tecnologas. No obstante, dicha estrategia se complementa con la elaboracin regular de informacin a partir de los cdigos mediticos; es decir, se producen contenidos mediatizables y se realiza un esfuerzo cotidiano de incidencia en la agenda periodstica, mediante una estructura comunicacional propia, que incluye grandes infraestructuras, comunicadores, etc. Por ello, no es del todo correcto afirmar que se trata sencillamente de la prescindencia del espacio meditico.

  • 11

    agentes que operan de modo aislado o clausurado respecto al tejido social, cultural y econmico

    en que estn insertos.

    El presente estudio participa del debate actual sobre la incidencia de la discursividad

    meditica en el campo poltico y social y de las cuestiones relativas a los vnculos de los medios

    y el poder poltico, en la construccin de las democracias contemporneas. Dentro de este campo

    de investigaciones, nos interesamos por el discurso mediatizado, y ms especficamente, por la

    prensa, como dispositivo de enunciacin especfico y potente que construye de manera

    privilegiada -aunque no nica- la realidad en devenir, que fabrica simblicamente la actualidad

    de los asuntos de inters comn (Vern, 2004).

    En las sociedades actuales, los medios de comunicacin desempean un rol central en la

    construccin de lo real en el discurso (Vern, 1998) y actan de manera privilegiada en la

    produccin simblica de gran parte de los asuntos pblicos de actualidad (Alsina, 1999;

    Champagne, 1999; Vern, 1983), sobre los cuales las audiencias poseen solamente una

    experiencia mediatizada, no directa (Vern, 2001; Escudero, 2002). Es ms, diremos que la

    actualidad que habitamos es esencialmente aquella construida por y en los discursos mediticos,

    pues estos juegan un papel significativo en la disputa por fijar sentidos sobre lo poltico, orientan

    y modulan temas (Grandi, 2002), fijan la agenda informativa (McCombs, 2004; Exeni, 2005),

    elaboran una agenda poltica propia (Caizales, 2005), posicionan y jerarquizan actores, y

    determinan quin puede hablar sobre determinadas cuestiones (lvarez, 1995).

    Si bien es cierto que a estas alturas del debate en ciencias sociales sobre los medios, la

    lectura de la dimensin poltica (Champagne, 1999; Caneln, 1996) de tales discursividades es

    un tema que no encierra mayor novedad, y que podra sonar para algunos incluso, como una

    verdad de Perogrullo, creemos, sin embargo, que es fundamental y necesario mostrar con base

    emprica, de qu modos en ambos pases, en el mosaico poltico de 2009-2010, se construye

    dicha confrontacin. Cmo aquello que se configura discursivamente desde las pginas de los

    peridicos, es expresin de un juego poltico y econmico de carcter mucho ms amplio, y de

    una especfica configuracin de intereses.

    Sobre tal aspecto, diremos brevemente que el progresivo enfrentamiento pblico entre los

    diarios y los gobiernos nacionales se instituy como el encuadre principal que oscureci y

    entorpeci las discusiones pblicas sobre las Leyes, desplazando los puntos nodales del debate -

    concepcin de la comunicacin como bien pblico; potestades del estado para administrar las

    frecuencias del espectro radioelctrico; redistribucin equitativa de las frecuencias segn los tres

  • 12

    regmenes de propiedad (pblico, privado y comunitario); desmonopolizacin de la propiedad de

    los medios; papel del estado en el fomento a la produccin nacional por va del establecimiento

    de cuotas de pantalla u otras estrategias; organismos reguladores, etc.- hacia el antagonismo

    creciente entre dichos agentes. Y a su vez, las resistencias tan polarizadas que los medios

    mostraron frente a las Leyes, intensificaron an ms el carcter confrontativo de las relaciones

    gobiernos-medios, antes mencionadas.

    Teniendo en cuenta las consideraciones preliminares, se vuelve pertinente la pregunta central

    que gua la presente investigacin: Cmo construyeron Clarn (Argentina) y El Comercio

    (Ecuador) sus discursividades mediticas sobre las Polticas de Comunicacin y Medios,

    discutidas en dichos pases en 2009-2010, y cules son las implicaciones polticas puestas en

    juego mediante tales construcciones?

    La hiptesis principal que sostenemos es que los peridicos Clarn y El Comercio

    emplearan estrategias discursivas parecidas para construir posicionamientos contrarios a las

    nuevas Leyes. Tales similitudes responderan fundamentalmente a su condicin de empresas

    periodsticas, que defienden intereses econmicos y estn involucradas de manera directa en el

    conflicto que narran. Asimismo, se sostiene que, como parte de dichas estrategias, ambos medios

    habran empleado predominantemente los discursos que se encuentran en la base de la teora

    liberal de la prensa: objetividad, defensa de la libertad de expresin, periodismo profesional e

    independiente, auto regulacin meditica, tica periodstica enunciada en abstracto, entre otros.

    Lo que se busca mostrar es cmo frente a contextos histrico-polticos similares, cuando los

    medios ven amenazada su capacidad de maximizacin de beneficios o se enfrentan a gobiernos

    con lneas poltico-ideolgicas opuestas a sus intereses empresariales, actan de modos tambin

    similares.

    Con vistas a tematizar las dimensiones complejas que se juegan en la discusin de las nuevas

    polticas, es indispensable ir ms all del anlisis meramente descriptivo de las discursividades,

    para indagar en las correlaciones de fuerza y los vnculos que se establecen entre los medios

    masivos de comunicacin, el estado y los agentes sociales.

    En tal sentido, resulta medular situar la problemtica como parte de una disputa de sentidos

    de mayor alcance que, en los dos pases, se ha convertido en un campo de batalla poltico, en

    donde Clarn y El Comercio han jugado un papel importante de resistencia a la regulacin estatal

    de sus actividades y a la modificacin de las condiciones jurdicas y polticas en las que sus

  • 13

    intereses pueden ser reivindicados como legtimos. Un aspecto nodal que sin duda encierra

    enormes implicaciones para el futuro de las democracias en la regin.

    Desde el punto de vista terico, avanzamos a partir de los desarrollos de la Teora de la

    Produccin Social del Sentido en su articulacin con el Anlisis Poltico de Discurso (APD). Se

    trata de una perspectiva de comprensin de los fenmenos sociales que se encuentra fuertemente

    anclada en la problemtica de la significacin, y en la que se indaga en torno a la articulacin de

    los modos de comportamiento de los discursos con unas configuraciones polticas, situados

    histrica y espacialmente.

    Es decir, el desenvolvimiento de las discursividades mediticas se inscribe en relaciones de

    poder histricamente situadas que, de modo variable, inciden en la construccin de este tipo de

    discurso pblico. Para explicar tal articulacin, la investigacin se vale de elementos de anlisis

    de la economa poltica. Sin dicha dimensin, el gran riesgo es el inmanentismo. Sin embargo,

    debemos sealar enfticamente que no se trata de un estudio de economa poltica de los medios

    propiamente, sino de reconocer que, quienes nos interesamos por estas cuestiones, debemos

    asumir el peso que las condiciones de produccin tienen en la generacin de las discursividades

    que analizamos, as como las implicaciones polticas de investigar sin desconocer tal articulacin.

    Metodolgicamente, situados en el anlisis en produccin, se busca dar cuenta de las

    economas discursivas que ponen a funcionar ambos peridicos. Para ello, se indagan las tcticas

    discursivas y las lneas isotpicas dominantes de cada discursividad meditica, para definir, hacia

    el final, la estrategia discursiva general que pone a funcionar cada uno. Se procede mediante la

    combinacin del anlisis enunciativo, que busca sealar los comportamientos locutivos del

    enunciador, con el anlisis argumentativo, que intenta explicar las lgicas de razonamiento que

    caracterizan los distintos posicionamientos (Charaudeau, 2002).

    Avanzamos mediante un modelo analtico comparativo en dos niveles: En primer trmino, se

    estudian las construcciones discursivas de Clarn (Argentina), a partir de los contrastes y las

    variaciones sistemticas con el diario argentino Pgina/12. En segundo trmino, se analizan las

    construcciones discursivas de El Comercio (Ecuador), puestas en relacin con el diario pblico

    ecuatoriano El Telgrafo. Finalmente, se buscan contrastes explicativos en trminos de

    convergencias y divergencias, entre la estrategia discursiva propuesta por Clarn y la que propone

    El Comercio en relacin a las Polticas de Comunicacin y Medios discutidas respectivamente en

    cada pas, para esbozar conclusiones sobre las implicaciones polticas de tales direccionamientos

    discursivos.

  • 14

    Trabajamos en base a la lectura y anlisis extensivo del corpus dentro de la periodizacin

    definida4. En total se analizaron 252 piezas, de las cuales 113 corresponden al par Clarn-

    Pgina/12, mientras que 139 corresponden al par El Comercio-El Telgrafo. Dentro de dichos

    nmeros, la definicin ms exhaustiva del Corpus5 es la siguiente: en el caso de Argentina, en

    Clarn hemos examinado en total 89 piezas, mientras que en Pgina/12 hemos analizado 24

    piezas. En el caso de Ecuador, para El Comercio hemos examinado 115 piezas, mientras que en

    El Telgrafo se estudiaron 24 piezas.

    El principal criterio de definicin del objeto del corpus fue la articulacin entre periodicidad

    diaria, tipo de discurso periodstico y funciones predominantes: informativa e interpretativa. Los

    criterios de seleccin de los diarios Clarn y El Comercio fueron los siguientes. En primer lugar,

    ambos peridicos fueron escogidos siguiendo criterios histrico-polticos, que se sostienen en

    hiptesis externas al corpus, vinculadas con las condiciones de produccin de las discursividades,

    fundamentalmente con el papel de opositores que jugaron ambos peridicos en el marco de los

    debates de las Leyes. En segundo lugar, tales consideraciones fueron cruzadas con la circulacin

    nacional y con la pertenencia de los diarios a los grupos mediticos ms importantes de Argentina

    y Ecuador. Por ltimo, los contrastes del corpus con Pgina/12 y El Telgrafo fueron construidos

    teniendo en cuenta las lneas editoriales y los lectores modelos que estos proponen, que son

    sustancialmente diferentes de Clarn y El Comercio.

    Resumiendo, comparamos dos grupos de textos periodsticos, informativos y de opinin, de

    un mismo gnero de publicaciones de comunicacin masiva, peridicos masivos de informacin,

    que fueron seleccionados en relacin con un referente constante (hablan del mismo proceso),

    pero que construyen lneas editoriales (variaciones poltico-ideolgicas) muy dismiles en

    relacin a los respectivos gobiernos.

    En este punto, queremos referirnos de modo explcito al carcter comparativo del estudio. La

    primera pregunta que surge al respecto es: Por qu comparar discursividades de distintos pases?

    Ciertamente las similitudes entre los contextos polticos de debate en torno a las leyes en Ecuador

    y Argentina ofrecen una oportunidad histrica para estudiar comparativamente y con base

    emprica los discursos de la prensa, en tanto espacios que movilizan determinados intereses

    polticos y econmicos, para luego ponerlos en relacin con fenmenos ms vastos del 4 El detalle de los cortes temporales del anlisis se desarrolla en el Captulo I, en el apartado Justificacin de la Periodizacin.5 En el Captulo I, en el apartado Justificacin de la Periodizacin referimos en detalle las piezas analizadas de cada peridico, en funcin de los cortes temporales delimitados.

  • 15

    funcionamiento del cuerpo social, con los que a menudo las investigaciones del campo de la

    comunicacin y los medios no establecen vinculaciones sistemticas.

    Se intenta conectar, en trminos explicativos, el anlisis de las discursividades mediticas,

    los modos del comportamiento del sentido (Vern, 1998: 2004) con la generacin de proyectos

    y apuestas polticas que dialogan, se disputan y se traducen en Ecuador y Argentina hasta el

    tercer trimestre de 2010. En este sentido, creemos que la comparacin aparece como uno de

    nuestros mayores desafos, fundamentalmente metodolgicos, y al mismo tiempo como un valor

    agregado, en la medida que nos permiti establecer similitudes, concurrencias y diferencias entre

    los discursos mediticos en ambos casos.

    Si bien es cierto que la red de la semiosis se desarrolla en la articulacin de los polos de

    produccin y reconocimiento, pasando por la circulacin (Vern, 1998), tal como lo sealara

    tempranamente Vern, la presente investigacin se propone indagar exclusivamente el proceso de

    produccin de las materias significantes de la prensa, reconociendo que para complejizar el

    anlisis y potenciarlo resulta fundamental indagar tambin en los procesos de recepcin

    (gramticas de reconocimiento). Una tarea que por cuestiones de intereses, preocupaciones

    tericas, as como de tiempo y recursos, la presente investigacin no se propone.

    Asimismo, dentro de las mltiples opciones conceptuales y metodolgicas de indagacin de

    productos mediticos que se cuentan en las ciencias sociales (lexicomtrica, lexical, sintctica,

    retrica, crtica, enunciativa, argumentativa, entre otras), optamos por las herramientas que ofrece

    la perspectiva de la teora de la discursividad, en su articulacin con el APD, para plantear

    relaciones sistemticas entre los acontecimientos polticos, las relaciones de poder y la superficie

    discursiva. As expuestos, estos son nuestros alcances y lmites.

    A continuacin, presentamos el orden y estructura de las partes que componen nuestro

    trabajo. En el Captulo I, avanzamos el horizonte de inteleccin que gua el estudio, nos referimos

    a los fundamentos conceptuales y metodolgicos que constituyen nuestra perspectiva analtica.

    All presentamos nuestro lugar de enunciacin y ciertas categoras fundamentales, teniendo en

    cuenta que las restantes categoras analticas se despliegan conforme avanzan el anlisis y el

    desarrollo del estudio. En este apartado se presentan tambin la delimitacin del corpus de

    anlisis, sus criterios de construccin, los contrastes metodolgicos necesarios, la justificacin de

    la periodizacin, y la definicin del modelo analtico utilizado.

    El Captulo II corresponde a la presentacin del contexto histrico-poltico de discusin de

    las Polticas Nacionales de Comunicacin en los respectivos pases en el perodo delimitado, as

  • 16

    como la descripcin de los agentes de las discursividades que nos ocupan. Se trata de una

    caracterizacin de los peridicos en clave de economa poltica de los medios, pues la descripcin

    enfatiza en la configuracin de los grupos mediticos a los que pertenecen los diarios (grupo

    Clarn y grupo El Comercio), para mostrar su referencialidad dominante y la posicin que

    ocupan dentro del mapa meditico de cada pas.

    El Captulo III constituye el primer apartado propiamente analtico-explicativo. En sus

    pginas presentamos la caracterizacin de las lneas isotpicas y las tcticas discursivas, como

    regularidades que se imponen en Clarn sobre la Ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual,

    con vistas a definir su estrategia discursiva general. En ciertos puntos nodales se avanza mediante

    contrastes analticos con Pgina/12.

    En el Captulo IV se aborda el anlisis del peridico El Comercio. En sus pginas avanzamos

    la explicacin de la estrategia discursiva general que ste pone a funcionar sobre la Ley Orgnica

    de Comunicacin en el perodo delimitado. Igual que en el caso de Clarn, se trata de explicar las

    lneas isotpicas y las tcticas discursivas dominantes que operan como invariantes, buscando

    contrastes en ciertos puntos nodales del conflicto, en este caso, con el diario El Telgrafo.

    Por ltimo, presentamos las consideraciones finales que articulan de modo sistemtico todas

    las cuestiones discutidas a lo largo del trabajo. En primer trmino, mostramos los umbrales de

    convergencia entre las apuestas discursivas que hacen los respectivos gobiernos nacionales en el

    perodo de anlisis, como marco y condiciones de posibilidad de las discursividades mediticas,

    para pasar luego a la explicacin final de las especificidades discursivas de cada diario y los

    parentescos y rasgos comunes, ledos en clave de procesos de construccin hegemnica en ambos

    pases.

    Siguiendo los niveles analticos que definimos en trminos metodolgicos, quisiramos

    proponerle al lector dos ejes de lectura posibles del estudio.

    a) Las particularidades y especificidades de la discursividad de cada peridico, puestas en relacin

    con unas condiciones de produccin histrico-polticas propias de cada pas, claramente

    emplazadas en el perodo de anlisis.

    b) Los parecidos de familia que presentan tanto las condiciones polticas de emergencia de tales

    discursos mediticos, como las tcticas discursivas y lneas isotpicas que se imponen como

    regularidades del corpus.

  • 17

    Para finalizar, diremos que no puede haber un proceso investigativo y un texto como ste sin

    decisiones, pues toda investigacin implica un punto de vista histricamente situado. Ello nos

    ubica en la cuestin de la objetividad. Coincidimos con Immanuel Wallerstein cuando seala que

    La objetividad es la honestidad dentro del marco en el que uno se mueve (2007: 16); es decir,

    creemos que la objetividad es necesaria y vital para toda investigacin que se pretende cientfica;

    pero no aquella que reza la incuestionable distancia entre sujeto y objeto, sino aquella que

    entiende que, en tanto toda ciencia social est invariablemente comprometida con alguna causa,

    la explicite o no, de lo que se trata es de definir de modo claro los trminos de referencia, pues

    somos lo que hacemos. En este sentido, una de las decisiones ms contundentes que asume la

    presente investigacin es comprender a los medios como agentes con discursividad poltica. El

    recorrido del documento iluminar este punto sustancial.

    Aqu vale una distincin epistemolgica, que a menudo se confunde en los estudios sobre

    discursividades mediticas. Es necesario discernir entre dos planos analticos distintos: los

    medios como actores del sistema poltico, que es una categora ms propia de la sociologa, y la

    discursividad poltica de los medios, que es una categora ms propia del anlisis poltico del

    discurso. Este estudio se mueve atravesando ambos pliegues, muy claros de que nuestra eleccin

    fundamental (terica y metodolgica) est anclada en las teoras de la discursividad. Una

    discursividad que no puede ser sino poltica. Frente a un objeto de anlisis que polticamente es

    muy controvertible, sta es la definicin de nuestro lugar de enunciacin. Desde all hablamos,

    hacia all vamos.

  • 18

    CAPTULO I

    Marco terico-metodolgico

    Para logar ver y hablar del mundo tal cual es, hay que aceptar estar siempre en lo complicado,

    lo confuso, lo impuro, lo vago, e ir as contra la idea comn del rigor intelectual

    Pierre Bourdieu

    El Oficio del Socilogo

    Nuestra perspectiva de inteleccin

    El punto de vista crea el objeto, seala Saussure, marcando con esta idea un lugar de

    partida central y un horizonte insoslayable para la investigacin que se pretende cientfica. Se

    trata de la preeminencia de la perspectiva terica como gua necesaria y fundamental de

    indagacin de los hechos sociales pues, como sostiene Bachelard, lo real no tiene nunca la

    iniciativa puesto que slo puede responder si se lo interroga (Citado en Bourdieu et al., 2008:

    61).

    Nos ubicamos aqu, siguiendo a Bourdieu (2008), en la problemtica de la construccin del

    objeto de la ciencia, en contra del anlisis espontneo dominado por la doxa. En sus palabras,

    nada se impone ms a las evidencias del sentido comn que la diferencia entre objeto `real,

    preconstruido por la percepcin y objeto cientfico, como sistema de relaciones expresamente

    construido (Bourdieu et al., 2008: 58).

    El hecho se conquista, se funda por razn de la preeminencia de conceptos sistemticos, ya

    que [] un objeto de investigacin, por parcial y parcelario que sea, no puede ser definido y

    construido sino en funcin de una problemtica terica que permita someter a examen sistemtico

    todos los aspectos de la realidad puestos en relacin por los problemas que le son planteados

    (Bourdieu et al., 2008: 60). Esto quiere decir que la interpretacin que hagamos de los hechos

    sociales se jugar en gran medida en la batera de herramientas tericas que construyamos de cara

    a la investigacin.

  • 19

    Las consideraciones previas nos colocan en este punto en la explicitacin necesaria de

    nuestro lugar de enunciacin, de la posicin que adoptaremos en el reconocimiento de los

    discursos que analizamos. En tal sentido, la presente investigacin tiene como horizonte analtico

    de inteleccin la teora de la produccin social del sentido en su articulacin con el Anlisis

    Poltico de Discurso (APD). Se trata de una perspectiva de comprensin de los fenmenos

    sociales que se encuentra fuertemente anclada en la problemtica de la significacin. Desde esta

    concepcin, el horizonte hacia el que caminamos, nuestro punto de llegada, es la articulacin de

    los modos de comportamiento de los discursos con unos lugares polticos, situados histrica y

    espacialmente.

    Actualmente, en el campo de las ciencias sociales existe cierto consenso interpretativo en el

    reconocimiento de la dimensin simblica fundamental que encierran los procesos polticos y

    sociales, y en la comprensin respecto a que, es en dicha dimensin donde se juegan en gran

    medida las disputas de poder. En esta lnea, asumimos la tesis planteada por E. Vern (1998)

    cuando seala que [] toda produccin de sentido es necesariamente social y todo fenmeno

    social, en una de sus dimensiones constitutivas, un proceso de produccin de sentido (Vern,

    1998: 125).

    Dicho anclaje asume el giro lingstico en toda su complejidad y comporta, por tanto,

    consecuencias conceptuales medulares. En primer lugar, se trata del reconocimiento del

    entrelazamiento indisoluble entre accin y sentido, entre prcticas y discursos. Segundo, se

    reconoce la jerarqua de la categora de discurso como lugar privilegiado de inteleccin de los

    fenmenos polticos. Lo anterior no implica incurrir en el equvoco de pensar que los hechos

    sociales en tanto entidades materiales no existen, ni tampoco la presunta idea de que entonces

    todo es discursivo. De lo que se trata es de asumir que los objetos se constituyen

    invariablemente como objetos de discurso; es decir, que su especificidad semntica depende

    de la estructuracin de un campo discursivo6 (Laclau y Mouffe, 2010: 146). O como apunta

    Vern, que [] es en la semiosis donde se construye la realidad de lo social (Vern, 1998:

    126).

    6Esto quiere decir que los significantes adquieren sentido nicamente en el marco de los juegos de lenguaje. Laclau y Mouffe ofrecen un ejemplo para ilustrar la afirmacin. Un terremoto o la cada de un ladrillo son hechos perfectamente existentes en el sentido de que ocurren aqu y ahora, independientemente de mi voluntad. Pero el hecho de que su especificidad como objetos se construya en trminos de fenmenos naturales o de expresin de la ira de Dios depende de la estructuracin de un campo discursivo (2010: 146). En otras palabras, es solamente en el marco de una configuracin discursiva especfica que los objetos pueden producir sentidos.

  • 20

    Hasta aqu hemos referido que la perspectiva de la discursividad social est fuertemente

    anclada en la problemtica del sentido. En este punto agregamos otro postulado medular: estudiar

    el desplazamiento del sentido implica asumir necesariamente la indeterminacin constitutiva de

    la circulacin del sentido (Vern y Sigal, 2003: 5), lo que significa que sta siempre es de

    carcter complejo y por tanto los efectos nunca pueden restringirse a uno solo7. En esta

    perspectiva, se vuelve intil la pretensin de `descifrar un texto (Barthes, 2002: 70) pues lo

    que se genera es un campo de efectos de sentido posibles (Vern, 1998: 130). As concebida, la

    teora de la discursividad se aleja de los presupuestos de la teora de la comunicacin entendida

    esta ltima, como sistema de mensajes que transitan linealmente desde un emisor hacia un

    receptor8.

    Partimos de la Teora de Enunciacin desde la concepcin discursiva, en la que el inters por

    la enunciacin es, a todas luces, central. Se trata de una perspectiva de la analtica del discurso

    que, en la medida que se aleja de la idea restringida de la puesta en funcionamiento individual de

    la lengua, se distingue sustancialmente de la Lingstica. La enunciacin est inscrita

    fundamentalmente en el interdiscurso, cuya propiedad constitutiva seala que todo discurso est

    atravesado por la interdiscursividad, est en relacin con otros discursos (Charaudeau y

    Maingueneau, 2005: 334). En palabras de Pcheux y Fuchs:

    La enunciacin equivale a plantear fronteras entre lo que es seleccionado y precisado poco a poco (aquello por lo cual se constituye el universo del discurso) y lo que es rechazado. Queda as trazado en hueco el campo de todo aquello a lo que se opone lo que el sujeto ha dicho (1975: 20).

    7 Sobre este punto Vern sostiene que han prosperado dos posiciones extremas. De un lado, la hiptesis determinista que se refiere a la linealidad de la circulacin de los sentidos, y del otro lado, la tesis que sostiene que no es posible construir una ciencia del discurso pues cada discurso puede generar cualquier sentido. Para Vern, ambas posiciones son falsas. De lo que se trata ms bien es de buscar posiciones intermedias en el desfase que se produce entre produccin y reconocimiento.8Hacia la primera mitad del siglo XX, en los estudios de comunicacin prevaleca la lnea investigativa y conceptual de la Mass Communication Research, centrada en los efectos de los massmedia en los receptores. Uno de sus principales representantes fue Harold D. Laswell, quien conceba a los medios como instrumentos indispensables para la `gestin gubernamental de las opiniones (Mattelart, 1997: 28), y a las audiencias como un blanco amorfo que obedec[a] ciegamente al esquema estmulo-respuesta (Mattelart, 1997: 28). Una de las ideas centrales de dicha lnea es el modelo de aguja hipodrmica o bala mgica, que entenda que los efectos de los medios eran unidireccionales, directos y homogneos, y se ejercan sobre la masa, como conjunto de individuos a quienes, por su carcter pasivo, se poda manipular fcilmente mediante la propaganda. Se trata de una perspectiva funcionalista de comprensin de los procesos comunicativos.

  • 21

    En este punto diremos que estamos frente a una perspectiva de anlisis eclctica, que

    permite la recuperacin y articulacin de diversas fuentes conceptuales (Navarrete Cazales, 2009:

    5), bajo la condicin del ejercicio de la vigilancia epistemolgica (Bachelard, 1974).

    En dicha lnea, y para avanzar en la articulacin de nuestra arquitectura conceptual, se

    integran categoras analticas de autores a partir de lo que estos tienen en comn. Ms all de las

    diferencias y posibles oposiciones, nuestra articulacin se realiza desde aquello que los autores

    comparten de los postulados principales de la propuesta del giro lingstico, fundamentalmente

    Vern (1998; 2001; 2003; 2004), Laclau (1996; 2004) y Laclau y Mouffe (2010). A

    continuacin, presentamos las categoras analticas que consideramos fundantes de la perspectiva

    que adoptamos, haciendo la indicacin central de que las restantes categoras se desarrollan

    conforme se despliega el anlisis, en los Captulos III y IV y en las consideraciones finales9.

    Ahora bien, partimos de la conceptualizacin de discurso propuesta por Laclau y Mouffe

    (2010) y Laclau (1996) y su formulacin de una teora sobre el poder poltico centrada en la

    categora de hegemona. Esta perspectiva recoge fundamentalmente los aportes del segundo

    Wittgenstein -el de las Investigaciones Filosficas (1953)-, la crtica al estructuralismo

    introducidas por Lacan y Derrida, as como los avances del concepto de hegemona aportados por

    Gramsci, para construir una nocin de discurso que subraya el carcter no suturado de toda

    formacin discursiva, como una totalidad significativa que trasciende la distincin entre lo

    lingstico y lo extralingstico y cuyo gnesis de significado no puede estar en el sujeto.

    Esta reflexin es heredera del estructuralismo y sus crticas, y se inscribe dentro del

    denominado Anlisis Poltico de Discurso (APD), como un momento de sntesis de la tradicin

    de pensamiento pos estructuralista. En este sentido, asume de manera definitiva varias cuestiones:

    a) El discurso no tiene su origen de significado en el sujeto.

    b) El discurso es forma y no sustancia, es decir que los lmites del discurso no se encuentran fuera

    de l sino en aquello que no se puede significar.

    c) Las diferencias entre lo discursivo y lo extra discursivo deben ser abandonadas; es decir, como

    sealara Wittgenstein mediante su concepto de juegos del lenguaje, el discurso comporta un

    carcter material por el cual lenguaje y accin constituyen una totalidad inescindible. En sus

    palabras: Llamar `juego del lenguaje al todo formado por el lenguaje y las acciones con las

    que est entretejido (Wittgenstein, 2008: 25).

    9 La eleccin de esta modalidad de presentacin del estudio responde a las caractersticas propias del trabajo que realizamos y a un modo especfico de exposicin.

  • 22

    d) No hay pretensin filosfica de verdad, sino de verosimilitud (Buenfil Burgos, 2004: 2),

    entre otras cuestiones porque la verdad slo puede ser un efecto de discurso.

    Para iniciar el detalle de la propuesta terica de Laclau y Mouffe, diremos en primer trmino

    que una de las categoras analticas clave es la de articulacin, que se refiere a toda prctica

    que establece una relacin tal entre elementos, que la identidad de stos resulta modificada como

    resultado de esa prctica (2010:143). Para los autores, el discurso constituye precisamente la

    totalidad estructurada resultante de dicha prctica. En esta ptica, los agentes sociales ocupan

    posiciones diferenciales en el interior de aquellos discursos que constituyen el tejido social, que

    son definidas como particularidades. Por otro lado, hay antagonismos que crean fronteras que

    son internas a la sociedad. Esta perspectiva implica sumir el carcter inerradicable del

    antagonismo (Ibd.), es decir que el conflicto y la divisin son constitutivos de lo social, son sus

    mismas condiciones de posibilidad10.

    Ahora bien, en la medida en que lo que opera a nivel del campo social es la

    sobredeterminacin11 -concepto tomado del Psicoanlisis-; es decir, la condicin por la cual lo

    social se constituye necesariamente como orden simblico (Ibd.:134), lo que interviene en

    tensin constante con el concepto de discurso es aquello que los autores denominan campo de la

    discursividad. Esta categora alude a la doble dimensin constitutiva de lo social: el hecho de

    que todo objeto se constituye necesariamente como objeto de discurso y la imposibilidad de que

    ningn discurso logre realizar una sutura ltima, es decir, la imposibilidad de fijar sentidos

    ltimos, definitivos.

    Tal afirmacin, que ciertamente implica asumir el giro lingstico en toda su complejidad,

    comporta un corolario definitivo: en la medida que no hay fijacin absoluta del sentido, entonces

    se vuelve imposible imaginar una sociedad unificada, cerrada. En palabras de Laclau y Mouffe:

    El carcter incompleto de toda totalidad lleva necesariamente a abandonar como terreno de

    anlisis el supuesto de `la sociedad como totalidad suturada y autodefinida (Ibd.: 151).

    10 En este punto la teora de las articulaciones hegemnicas se aleja del modelo de la democracia deliberativa propuesta por Jrgen Habermas puesto que para Laclau y Mouffe (2010), teniendo en cuenta que el antagonismo es la condicin necesaria para la poltica, toda forma de consenso posible es el resultado de una articulacin hegemnica.11 La teora freudiana al enfatizar el proceso de sobredeterminacin (condensacin y desplazamiento), que interviene en la constitucin de todas las formaciones psquicas, ya haba insistido en la imposibilidad de fijar el significado a travs de una estricta correlacin entre significante y significado. Esta tendencia se radicaliza en la teora lacaniana, en la llamada lgica del significante (Laclau, 2004: 4).

  • 23

    As definida tal imposibilidad, para Laclau y Mouffe, lo que opera es la fijacin parcial del

    sentido. Un punto que es fundamental, pues en l se enlaza el nudo de la propuesta terica sobre

    la constitucin de formaciones hegemnicas. Aqu los autores recuperan la crtica al

    significado trascendental formulada por Derrida y el concepto de point de capiton (punto nodal)

    de Lacan, que se refiere a la operacin por la cual un elemento particular asume la funcin

    universal estructurante dentro de un cierto campo discursivo, sin que su particularidad

    predetermine a esta ltima, para sealar que:

    La imposibilidad de fijacin ltima de sentido implica que tiene que haber fijaciones parciales. Porque, en caso contrario, el flujo mismo de las diferencias sera imposible [] Si lo social no consigue fijarse en las formas inteligibles e instituidas de una sociedad, lo social slo existe, sin embargo, como esfuerzo por producir ese objeto imposible (Laclau y Mouffe, 2010: 152).

    En esta lnea, para los autores, el discurso mismo se constituye como tentativa por dominar el

    campo de la discursividad as definido, como intento por detener el flujo de las diferencias, por

    constituir un centro (Laclau y Mouffe, 2010: 152). O lo que es lo mismo: dada la proliferacin

    de significantes flotantes en el campo poltico, la lucha hegemnica puede entenderse como

    los intentos de las fuerzas polticas rivales de fijar parcialmente esos significantes a

    configuraciones significantes particulares (Laclau, 2004: 5). Hasta aqu dejamos nuestro

    horizonte de inteleccin, para dar paso a las cuestiones de orden terico-metodolgico.

    La delimitacin del corpus de anlisis

    Por qu construir el objeto de anlisis en la prensa escrita?

    En las sociedades posindustriales mediatizadas (Vern, 2001), los medios de

    comunicacin desempean un rol central en la construccin de lo real en el discurso (Vern,

    1998) y se instituyen como el lugar por excelencia donde se construyen la entidades imaginarias

    que fundan el funcionamiento democrtico contemporneo. Los medios actan de manera

    privilegiada en la produccin simblica de gran parte de los asuntos pblicos de actualidad

    (Alsina, 1999; Champagne, 1999; Vern, 1983) y juegan un papel significativo en la disputa por

    fijar sentidos sobre lo poltico pues orientan y modulan temas (Grandi, 2002), fijan la agenda

    temtica (McCombs, 2004; Exeni, 2005), jerarquizan actores, y determinan el acceso a la palabra

  • 24

    pblica. Ahora bien, toda produccin social de sentido se manifiesta en una materialidad que

    define el punto de partida necesario para el anlisis. Como apunta Vern:

    Siempre partimos de `paquetes de materias sensibles investidas se sentido que son productos; con otras palabras, partimos siempre de configuraciones de sentido identificadas sobre un soporte material [] que son fragmentos de la semiosis (1998: 127).

    Si decimos que se trata de cuerpos significantes que remiten al funcionamiento del sistema

    productivo de sentido, entonces inicialmente diremos que dentro del amplio universo que

    constituyen los discursos de los medios masivos, la investigacin trabaja con las materias

    significantes de la prensa escrita de Argentina y Ecuador, atendiendo a una serie de criterios

    terico-metodolgicos que se refieren a continuacin.

    En primer lugar, el inters por la produccin de sentido de los discursos de la prensa grfica

    implica asumir que sta se instituye como un dispositivo de enunciacin especfico y potente que

    construye de manera privilegiada -aunque no nica- la realidad en devenir, que fabrica

    simblicamente la actualidad de los acontecimientos de inters comn, como [] uno de los

    terrenos donde se disean, bajo una forma dominante especfica -la de la materialidad de la

    escritura- los objetos que le son propios; los discursos (Vern, 2004: 193).

    En segundo lugar, se sostiene que tanto en Argentina como en Ecuador, an a pesar del

    avance vertiginoso (aunque desigual) de los medios digitales12, la grfica contina marcando la

    agenda de los temas polticos que son considerados como los ms relevantes y de actualidad a

    nivel nacional. Fundamentalmente porque esta industria configura de modo privilegiado la

    agenda pblica de temas que luego son retomados por el resto de los medios de comunicacin,

    principalmente la televisin y la radio; pero tambin los llamados nuevos medios digitales y las

    herramientas 2.0 propias de la cibercultura (Lvy, 2007), en particular los blogs, en tanto

    artefactos culturales y polticos, que son usados como herramientas ligadas al periodismo

    ciudadano. Ambos casos, referencian de modo dominante la agenda que construye la prensa

    grfica, actuando en muchos casos como una caja de resonancia para los mensajes de los medios

    masivos13 (Wallsten, 2005: 25).

    12 Argentina y Ecuador presentan niveles de penetracin de internet muy distintos, siendo Argentina un pas que muestra una alta concentracin de las conexiones de alta velocidad y banda ancha en las grandes ciudades, por parte de los sectores sociales medios y altos de la poblacin (Becerra y Mastrini, 2009: 62).13 Traduccin propia.

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  • 25

    Es decir, la importancia de la prensa grfica reside en que la agenda que genera llega por

    vas indirectas a los diferentes pblicos (Becerra y Mastrini, 2009). En el caso de Argentina, el

    diario Clarn -de manera similar a su principal competidor y socio el peridico La Nacin- marca

    de modo predilecto la agenda de los temas polticos y econmicos, principalmente porque entre

    sus lectores se encuentran agentes del propio sistema de medios y del sistema poltico, incluidos

    formadores y lderes de opinin. En el caso de Ecuador, El Comercio constituye un peridico de

    referencia dominante que tambin marca la agenda de los temas polticos que son considerados

    como los ms relevantes a nivel nacional. En esta lnea, y como segundo elemento de peso, se

    sostiene que la prensa sigue conservando espacio predilecto como un lugar medular de

    configuracin del debate pblico de ideas a nivel nacional.

    Un tercer elemento relevante que justifica la eleccin del discurso de la prensa como objeto

    de anlisis, tiene que ver con los ndices de acceso a dicha industria en ambos pases. En el

    contexto regional, Argentina exhibe -junto con Uruguay y Chile- los ndices ms altos de acceso

    a la prensa (Becerra y Mastrini, 2009: 64), mientras que el mercado de la prensa escrita en

    Ecuador presenta ndices de acceso superiores a los del promedio latinoamericano (Becerra y

    Mastrini, 2009: 122).

    Por ltimo, sostenemos una justificacin de orden metodolgico. Como seala Saur (2006), a

    diferencia de otros soportes mediticos como la radio o la televisin, la piezas de prensa grfica

    constituyen materias significantes de mayor accesibilidad para el anlisis (Saur, 2006: 41), en

    trminos de acceso y administracin. Al respecto seala:

    Esto nos allana el camino en el armado de un corpus lo ms completo posible, al disminuir las dificultades de acceso al material [pues] en la actualidad la accesibilidad se ve facilitada an ms, por la presencia en la World Wide Web de la coleccin completa de ediciones de los peridicos estudiados (2006: 41).

    Generalmente, los portales web de los peridicos cuentan con buscadores en lnea de los

    archivos de noticias. Tal es el caso del peridico Clarn, ms no de El Comercio. Los archivos de

    este ltimo se recogieron en fsico, mediante trabajo de recopilacin documental.

    Criterios de Construccin del Corpus

    El universo de la prensa escrita constituye un espacio complejo y heternomo, por ello no es

    posible estudiar cualquier medio. Es necesario establecer criterios de comparabilidad de los

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  • 26

    textos (Vern, 2004: 72), con vistas a generar un primer conjunto de delimitaciones y

    localizaciones en la construccin del corpus de anlisis14. En ese orden, hemos definido los

    siguientes criterios: periodicidad diaria, tipo de discurso periodstico y funciones predominantes:

    informativa e interpretativa15.

    Es importante sealar que lo que permite establecer esta primera precisin es la articulacin

    de los tres criterios tomados en su conjunto, pues considerados por separado posiblemente liberen

    la eleccin en otro sentido. Tal es el caso de ciertos productos que comportan slo algunos de los

    atributos referidos. Por ejemplo, peridicos que poseen periodicidad semanal (semanarios) o bien

    piezas que no son necesariamente de informacin; es decir, que no construyen la actualidad de

    los temas, como las revistas temticas femeninas, infantiles o deportivas.

    Entonces, la articulacin de los tres elementos nos permiti identificar un objeto preciso y un

    gnero-P (Vern, 2004) dentro del discurso periodstico, en el sentido que apunta Vern

    (2004): peridicos masivos de informacin, esto es, diarios destinados al gran pblico y por lo

    tanto de circulacin masiva. Concretamente trabajaremos en el anlisis de los peridicos Clarn

    (Argentina) y El Comercio (Ecuador), en atencin a justificaciones que referimos a continuacin.

    En primer lugar, ambos peridicos fueron escogidos siguiendo criterios histrico-polticos,

    que se sostienen en hiptesis externas al corpus, vinculadas con las condiciones de produccin de

    las discursividades. Fundamentalmente con el papel de opositores que jugaron dichos diarios en

    el marco de los debates de las nuevas Leyes discutidas en cada pas en 2009-2010

    respectivamente. Se sostiene que tales diarios habran empleado estrategias discursivas similares

    para construir sus discursos de oposicin y resistencia a los nuevos marcos legales. Dichas

    similitudes responderan en parte a su condicin de empresas periodsticas tradicionales que

    defienden intereses polticos y econmicos. Se tratara, adems, de discursividades que, en el

    marco de la discusin pblica de las nuevas leyes, estaran involucradas de diferentes maneras en

    el conflicto que ellas mismas narran.

    A lo largo del trabajo se ver cmo los gobiernos de Fernndez (Argentina) y Correa

    (Ecuador) y estos diarios han mantenido, desde el inicio de las respectivas gestiones

    14Inicialmente no es correcto hablar de Corpus propiamente. Recin una vez que tenemos las delimitaciones precisas de las piezas que analizamos estamos en condiciones de referirnos al conjunto de textos en trminos de Corpus de Anlisis.15 Todo texto contiene ms de una funcin. De lo que se trata aqu es de identificar los textos de prensa grfica cuyas funciones predominantes sean la informativa y la interpretativa. En particular la informativa, dado que se constituye en modeladora de la actualidad (Vern, 2004).

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    kndText Boxcriterios para abordar el material de la prensa

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    kndText Boxjutificacion de eleccion de clarin y el comercio (ecuador)

    kndText Box1 condiciones de produccion

  • 27

    presidenciales, relaciones de confrontacin explcita que fueron in crescendo a lo largo del

    perodo de anlisis. Un componente ciertamente de peso, aunque no el nico, que los coloc

    como agentes que construyeron discursividades polticas destinadas a confrontar con estos

    gobiernos de modo sistemtico, lo que qued demostrado a las claras durante los debates de las

    Leyes, momento en el cual ambos diarios desplegaron fuertes campaas mediticas de resistencia

    a la regulacin de sus actividades por parte del estado.

    En segundo lugar, dichas consideraciones histrico-polticas fueron cruzadas con un criterio

    formal propio del sistema de medios de cada pas, la circulacin nacional. La variable indica la

    circulacin neta pagada (Diarios sobre diarios y Universidad Austral, 2008); es decir, la cantidad

    de ejemplares efectivamente vendidos por da. Una variable de anlisis distinta de la tirada o

    tiraje, que se refiere a la cantidad de ejemplares impresos diariamente.

    Se ha escogido tal criterio, an sabiendo que los datos sobre la circulacin de los peridicos

    no muestran, slo ellos, su incidencia en la construccin de agenda. Esta ltima surge ms bien

    de la confluencia de factores de poder y del propio sistema de medios en el que funciona cada

    matutino (Valdettaro, 2009). De all que en el Captulo II se refiere exhaustivamente la posicin

    que ocupan los diarios que analizamos dentro del mapa meditico de cada pas, as como la

    conformacin del grupo econmico al que pertenecen ambos matutinos.

    Un dato del caso argentino que muestra que la incidencia poltica y periodstica de los diarios

    no depende exclusivamente de su circulacin, es justamente que los peridicos que cambiaron las

    formas de hacer periodismo en el pas y que se posicionaron como medios que sentaban agenda,

    no fueron precisamente los ms relevantes en circulacin. Como seala el informe Las ltimas

    cinco dcadas del periodismo de diarios en Buenos Aires: Ni El Mundo de la dcada del

    sesenta, ni La Opinin de la dcada del setenta, ni Tiempo Argentino en 1982, ni Pgina 12 desde

    1987, fueron sucesos en ventas (Diarios sobre diarios y Universidad Austral, 2008).

    Hecha tal indicacin, diremos que tanto Clarn como El Comercio constituyen publicaciones

    de referencia dominante en cuanto a circulacin, y ambos peridicos forman parte de los grupos

    mediticos ms importantes de Argentina y Ecuador respectivamente. Este punto se aborda en el

    Captulo II, sin embargo, aqu avanzamos los datos que corresponden exclusivamente a su

    posicin en el mercado de la prensa escrita en cada pas. Veamos.

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    kndText Box2 circulacion nacional

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    kndText Boxpresencia en el campo de los medios de comunicacion en terminos de mutimedios dominantes

  • 28

    El peridico Clarn

    Desde hace varios aos, el mercado argentino de la prensa escrita est liderado de modo

    sostenido por el diario Clarn. Segn el ltimo estudio riguroso y exhaustivo con el que

    contamos, que arroja datos de 2004, el peridico concentra el 31% de la circulacin de diarios a

    nivel nacional; es decir que de cada tres diarios que se venden en la Argentina, uno es Clarn

    (Becerra y Mastrini, 2009: 65).

    Para el ao 2009, momento en que la presente investigacin avanzaba en la construccin del

    corpus, existe informacin contrapuesta respecto a la circulacin del matutino. Los datos fueron

    puestos en cuestin en el debate pblico, lo que muestra que el tema es de inters poltico y que a

    su alrededor existe una disputa de intereses. Con todo, segn el Instituto Verificador de

    Circulaciones (IVC)16, para septiembre de 2010, los das domingo el peridico mantiene una

    circulacin promedio de 630.000 ejemplares, mientras que el promedio semanal de lunes a

    domingo es de 300.000. Con estas cifras, Clarn, adems de liderar las ventas a nivel nacional,

    supera largamente a su principal competidor y socio comercial17 el diario La Nacin, que para la

    misma fecha posee una circulacin promedio de 295.000 ejemplares los domingos, y un

    promedio semanal de 158.00018.

    A ello se suma su readership; es decir, el valor promedio del total de personas que leen el

    mismo ejemplar de Clarn. Se estima en 4 personas por nmero, lo que da un promedio

    aproximado de 900 mil lectores en el formato papel, y ms de 1 milln en la web, que es la de

    mayor trfico en Amrica Latina.

    Ms atrs, en el tercer lugar, se sita La Voz del Interior, peridico de origen cordobs que

    pertenece al emprendimiento comercial Cimeco, cuyos propietarios son tambin Clarn y La

    Nacin (Becerra y Mastrini, 2009). Los datos de septiembre de 2010 del Instituto Verificador de

    Circulacines (IVC)19 indican que dicho peridico vende un promedio de 90.000 ejemplares los

    domingos, y entre 50.000 y 70.000 los restantes das, lo que da un promedio semanal, de lunes a

    domingo, de 50.000 ejemplares. Metodolgicamente, nos parece conveniente considerar La Voz

    16 El Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) es el organismo que controla y certifica las circulaciones de diarios y revistas de Argentina, y constituye la fuente ms confiable. Los datos de Clarn fueron consultados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=78. 17 En el Captulo II referimos los tres emprendimientos comerciales en los cuales Clarn y La Nacin son socios comerciales. 18 Los datos de La Nacin fueron consultados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=134. 19 Los datos de La Voz del Interior fueron chequeados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=141, y luego fueron triangulados con periodistas del diario y con personal del rea de ventas.

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    kndText Boxivc

    kndText Boxclarin: web de mayor trfico en argentinaSIN FUENTE

  • 29

    del Interior como medio de carcter nacional y no slo regional, por el volumen de ejemplares

    vendidos por un lado, por la extensin geogrfica que abarca, pero tambin por la consideracin

    de que Argentina no es slo Buenos Aires20. Lo anterior confirma que, en Argentina, en el tercer

    trimestre de 2010, la competencia por la venta de los tres peridicos de mayor circulacin

    nacional se realiza entre socios comerciales.

    Hay que destacar que Clarn vende el 88% de sus ejemplares en Capital y provincia de

    Buenos Aires, mientras que slo el 12% restante circula en la zona geogrfica que se conoce

    coloquialmente como el interior del pas21. Por lo tanto, si bien la caracterizacin del peridico

    como de alcance nacional es correcta, se debe tener en cuenta no obstante, siguiendo a

    Valdettaro, que se trata de un diario principalmente porteo pues se produce en Buenos Aires y la

    mayor parte de sus lectores residen all (Valdettaro, 2009).

    El peridico El Comercio

    En Ecuador, el mercado de la prensa escrita se encuentra liderado por el diario El Comercio.

    Junto con el peridico El Universo, ambos controlan la oferta. Becerra y Mastrini (2009) sealan

    que tanto en trminos de circulacin y de peso en la opinin pblica, como en facturacin y

    beneficios generados por las empresas editoras, dichos diarios concentran ms del 65% de las

    ventas (Becerra y Mastrini, 2009). Como aqu nos interesa particularmente la variable

    circulacin, cabe destacar que El Comercio exhibe el 32% de la circulacin nacional de

    peridicos en el pas, ya que se estima que su circulacin media es de 100.000 ejemplares entre

    semana, 120.000 ejemplares los sbados, y 180.000 ejemplares los domingos.

    Los contrastes del Corpus

    El anlisis de discurso trabaja sobre los contrastes, sobre las relaciones interdiscursivas

    (Vern y Sigal, 2003: 4). Para poder dar cuenta de la especificidad de cada discursividad as

    como de las variaciones sistemticas (Vern, 2004) existentes entre ellas, es necesario proceder

    por comparacin buscando contrapuntos pues un conjunto discursivo no puede jams ser

    20Agradecemos al Dr. Daniel Saur por sus comentarios y sugerencias sobre este aspecto. 21 La expresin el interior del pas se emplea de modo coloquial en Argentina para referirse en un sentido descriptivo al resto de las provincias argentinas, con excepcin de Buenos Aires y ms especficamente Capital Federal.

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  • 30

    analizado `en s mismo: el anlisis discursivo no puede jams reclamar `inmanencia alguna

    (Vern, 1998: 127).

    Lo anterior comporta una consecuencia doble: las discursividades siempre deben ser puestas

    en relacin con unas condiciones de produccin especficas y metodolgicamente es necesario

    proceder mediante la comparacin dentro del mismo corpus de anlisis. Fundamentalmente

    porque de lo se trata es de comparar discursos producidos bajo condiciones de produccin

    dismiles. En palabras de Vern:

    Tratndose de una bsqueda de invariantes discursivos, asociados a determinadas condiciones de produccin, la nica manera de hacer visibles estos invariantes es hacer variar las condiciones: jams se puede trabajar sobre un discurso; hay que comparar siempre discursos sujetos a condiciones productivas diferentes (1998:138).

    Desde esta perspectiva, se incorporaron al conjunto de textos analizados de manera

    adicional piezas muy especficas de los diarios Pgina/12 (Argentina) y El Telgrafo

    (Ecuador) respectivamente, escogidas cuidadosamente en los momentos ms expresivos de

    los debates de las leyes en cada pas, segn la periodizacin que referiremos enseguida.

    En los Captulos III y IV respectivamente se especifican en detalle las piezas que se

    analizan de los diarios Pgina/12 (Argentina) y El Telgrafo (Ecuador). Ciertamente se trata

    de una incorporacin justificada e imprescindible desde el punto de vista terico-

    metodolgico; con todo, a los fines del manejo de las piezas, y con vistas a potenciar la

    productividad explicativa del estudio, no es plausible incorporar al anlisis el mismo volumen

    de piezas de los diarios principales Clarn y El Comercio, pues no debemos perder de vista

    que el objetivo principal de la investigacin es llegar al segundo nivel de anlisis: la

    comparacin mayor de estas dos ltimas discursividades.

    El peridico Pgina/12

    Desde su aparicin en 1987, el diario Pgina/12 se encuentra vinculado con una posicin

    poltico-ideolgica que se podra denominar como centro izquierda. Se trata de un peridico

    que, por sus caractersticas de produccin de contenidos y propuesta editorial sui generis,

    construye, siguiendo a Valdettaro (2003), una esttica clsicamente rupturista de la

    Modernidad (Valdettaro, 2003). El matutino posee una circulacin sustancialmente menor a

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    kndText Boxpagina/12

  • 31

    Clarn. En este sentido, Argentina Mediamap es uno de los pocos informes que publica las cifras

    de lectores del diario Pgina/12. Segn esta fuente fueron en promedio 51.000 por da, de lunes a

    domingos, en 2005. Al no estar registrado el diario en el Instituto Verificador de Circulacin

    (IVC), se desconoce a ciencia cierta la cantidad exacta de ejemplares que circula22.

    Para la eleccin de dicho diario, se consider igualmente un criterio poltico de peso. En

    claro contraste con Clarn, desde 2009 Pgina/12 ha mantenido una discursividad de apoyo a las

    polticas del gobierno de Cristina Fernndez, que se identifica rpidamente a partir de la

    indagacin de su lnea editorial. Este dato se encuentra relacionado con el hecho de que durante

    ese mismo ao, el matutino fue el segundo medio del pas que mayor pauta oficial recibi: 41,6

    millones de pesos argentinos.

    El peridico El Telgrafo

    En el caso de El Telgrafo, si bien en el Captulo IV se explica su gnesis y trayectoria como

    medio pblico estatal, aqu cabe sealar que desde su aparicin se sostiene con fondos del estado

    ecuatoriano y posee una circulacin mucho menor a la de El Comercio. Se estima que es de

    25.000 ejemplares diarios, mayoritariamente de distribucin gratuita. Aunque desde su

    nacimiento como medio pblico en 2008 el matutino ha intentado desarrollar una lnea editorial

    autnoma del gobierno nacional, sin embargo, ha construido una discursividad muy cercana al

    proyecto poltico representado por Rafael Correa.

    Entonces, tanto Pgina/12 (Argentina) como El Telgrafo (Ecuador) constituyen universos

    de lectura relativamente cerrados, que construyen lectores cualitativamente diferentes a los de

    Clarn y El Comercio, principalmente desde el punto de vista ideolgico-poltico, pues ambos

    presentan una propuesta editorial afn a los respectivos gobiernos en el perodo de estudio. Por

    supuesto, la afirmacin anterior no implica asumir que Clarn y El Comercio no construyen

    lneas poltico-ideolgicas. Lo que se busca destacar es que, al ser estos ltimos peridicos de

    circulacin masiva, poseen un amplio arco de lectores que los ubica en la categora de diarios de

    centro. Especficamente, Clarn es el matutino que llega en forma ms pareja a los distintos

    niveles socioeconmicos de Argentina23.

    22 Un dato interesante es que casi el 60% de sus lectores posee entre 18 y 52 aos y pertenecen al nivel socio-econmico medio y medio alto (AB y C1/C2). 23Ver al respecto: Revista Infobrand digital. Quin lee cul? 6 de febrero de 2007. En http://www.infobrand.com.ar/notas/8556-%bfqui%e9n-lee-cu%e1l%3f.

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    kndText Boxjustificacion de p12: apoyo al gno por recibir propaganda oficial ?

  • 32

    Es fundamental subrayar que en los dos pases objeto de anlisis, donde los climas de

    opinin a favor y en contra de los gobiernos se han ido polarizando de manera marcada en el

    perodo de estudio, haciendo que las lneas editoriales de los peridicos se endurezcan, la

    articulacin de estos componentes (lnea editorial + lectores modelos) resulta fundamental en

    trminos metodolgicos, justamente porque se constituyen en el eje principal de las variaciones

    sistemticas24 (Vern, 2004: 76) dentro del corpus construido.

    Antes de cerrar, para facilitar la exposicin de nuestro trabajo, al referirnos a los peridicos

    objeto de anlisis, se estableci la siguiente convencin:

    Peridico Codificacin

    Clarn (C)

    Pgina/12 (P12)

    El Comercio (EC)

    El Telgrafo (ET)

    Resumiendo, sern comparados dos grupos de textos periodsticos, informativos y de opinin

    (C/P12 y EC/ET), extrados de un mismo gnero de publicaciones de comunicacin masiva,

    peridicos masivos de informacin, que fueron seleccionados en relacin con un referente

    constante (hablan del mismo proceso), pero construyen lneas editoriales (variaciones poltico-

    ideolgicas) muy dismiles en relacin a los respectivos gobiernos.

    Justificacin de la Periodizacin

    Si asumimos que los conjuntos discursivos que analizamos se instituyen como una

    configuracin espacio-temporal de sentido (Vern, 1998: 127), entonces diremos que las piezas

    del corpus construido estn histricamente situadas. Se trata de un principio de localizacin

    histrica (Vern, 2004) que resulta un componente fundamental de la investigacin, en tanto

    hace parte de las condiciones de produccin de los discursos.

    24 Por ejemplo, en Fragmentos de un Tejido (2004), para establecer el eje principal de las variaciones sistemticas del corpus de anlisis, Eliseo Vern emplea el criterio de consumo diferencial, muy vinculado a la nocin de clase.

  • 33

    La indagacin, por consiguiente, se efecta a partir de una agrupacin sincrnica de los

    textos, atendiendo al contexto histrico-poltico de cada pas para el perodo 2009-2010, que se

    describe en el Captulo II. Se trata de establecer recortes en la superficie discursiva de los

    peridicos. As, los cortes temporales de Clarn y El Comercio quedaron establecidos de la

    siguiente forma.

    Para Clarn, se establecieron tres recortes, atendiendo a los acontecimientos polticos nodales

    y los momentos ms expresivos del proceso de discusin y sancin de la Ley de Servicios de

    Comunicacin Audiovisual en Argentina. As, quedaron definidos los perodos:

    Perodo 1 Apertura: Considerando que el ejecutivo present la propuesta del proyecto de Ley

    oficial el 18 de marzo de 2009, se analizan las piezas del diario que abordan el tema el mismo da

    18 de marzo y los 4 das posteriores. La justificacin metodolgica, que cuenta tambin para los

    perodos siguientes, reside en la captacin del da domingo posterior a la fecha nodal, que

    constituye el de mayor circulacin del peridico, y es el da en que el diario le dedica mayor

    espacio a ciertos temas, as como un mayor nivel de profundizacin en el tratamiento

    periodstico. En este perodo se analizaron 9 piezas.

    Perodo 2 Interludio: Luego, teniendo en cuenta que el proyecto de Ley obtuvo media sancin

    en la Cmara de Diputados el da 16 setiembre de 2009, se analizan las piezas del diario que

    abordan el tpico el mismo da 16 de setiembre y los 4 das posteriores. En este perodo de

    analizaron 55 piezas.

    Perodo 3 Cierre: Por ltimo, dado que el proyecto es convertido en Ley por la Cmara de

    Senadores el 10 de octubre de 2009, se analizan las piezas del diario que abordan el tema ese

    mismo da y los 2 das subsiguientes. En este perodo se analizaron 25 piezas. Sumados los tres

    cortes temporales, en total hemos focalizado 89 piezas en Clarn.

    En el mismo sentido, para el caso de El Comercio, se establecieron tres cortes temporales,

    atendiendo igualmente a los acontecimientos polticos nodales y los momentos ms expresivos

    del proceso de discusin de la Ley Orgnica de Comunicacin en la Asamblea Nacional. As,

    quedaron definidos los siguientes tres perodos:

  • 34

    Perodo 1 Apertura: Considerando que la presentacin del proyecto de Ley coincidi

    temporalmente con la conformacin de la Comisin Ocasional que discuti el tema al interior de

    la Asamblea el da 15 de setiembre de 2009, entonces se analizan las piezas del diario que

    abordan el tema desde el 12 hasta el 20 del mismo mes. En este perodo de analizaron 26 piezas.

    Perodo 2 Interludio: Luego, teniendo en cuenta que a mediados del mes de diciembre se firm

    el acuerdo tico-poltico entre los jefes de los bloques polticos de la Asamblea, y que tambin

    por aquellos das se posterg el primer debate general de la Ley en el pleno del Legislativo, se

    analizan las piezas del diario que abordan el tema desde el 7 al 17 de diciembre de 2009. En este

    perodo, sumamos adems piezas de octubre y noviembre, pues en ese momento de transicin se

    cumple el plazo estipulado por la Nueva Constitucin para la sancin de la Ley Orgnica de

    Comunicacin. En este perodo se analizaron 76 piezas.

    Perodo 3 Clausura: Finalmente, dado que el proyecto deba ser convertido en Ley por la

    Asamblea Nacional a mediados de junio de 2010, se avanza en el anlisis de las piezas del diario

    que abordan el tpico la semana previa y luego, la semana posterior a la planificada sancin de la

    Ley. Este ltimo corte se completa adems con piezas del mes de julio, perodo en que la sancin

    de la Ley queda postergada en la Asamblea Nacional hasta el momento en que se escribe la

    presente investigacin. En dicha etapa se analizaron 13 piezas. Sumados los tres cortes

    temporales, en total hemos focalizado 115 espacios en El Comercio.

    Es pertinente sealar que para el caso ecuatoriano nos pareci incorrecto nombrar el tercer

    corte temporal como cierre, pues el proceso de sancin de la Ley no tuvo uno; es decir, la

    discusin poltica y las posibilidades de llegar a acuerdos mnimos sobre cmo continuar el

    proceso en el interior de la Comisin Ocasional de Comunicacin de la Asamblea qued

    clausurado, imposibilitado de llevar a trmino el debate por lo que, al momento en que se escribe

    la presente investigacin, el debate regulatorio contina abierto en Ecuador.

    2. 5 El camino por delante

    Hasta aqu, hemos delineado la analtica general de la discursividad, la empresa terica que

    gua nuestra investigacin. Hemos referido tambin los criterios de seleccin de la prensa grfica

    como objeto de anlisis privilegiado, precisando los criterios de construccin del corpus, as

  • 35

    como los contrastes necesarios y la justificacin de la periodizacin. Llegados al ltimo punto del

    presente acpite, conviene sealar dos aspectos metodolgicos fundamentales.

    Primero, se trata del gran tpico al que se refieren los textos escogidos. Todas las piezas de

    los peridicos que se analizan fueron seleccionadas en relacin a un invariante referencial

    (Vern, 2004), pues hablan de lo mismo, narran y se refieren al mismo tema. A saber: la Ley

    de Servicios de Comunicacin Audiovisual N 26.522 en el caso de Clarn y Pgina 12, y la Ley

    Orgnica de Comunicacin, para El Comercio y El Telgrafo. Segundo, el anlisis que

    avanzamos incluye todas las piezas de los diarios que se refieren a estos tpicos, es decir, que se

    trabaja sobre una lectura y anlisis extensivo del corpus, y no mediante la seleccin de muestras.

    Ahora bien, Cmo proceder nuestro anlisis? El objetivo principal de la investigacin

    consiste en caracterizar y explicar, desde una perspectiva comparada, el modelo de discursividad

    poltica que proponen Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador) sobre las nuevas polticas de

    comunicacin y medios discutidas en estos pases en 2009-2010 respectivamente; y definir las

    implicaciones polticas puestas en juego mediante dichas construcciones discursivas.

    Como hemos dicho, con este objetivo como horizonte, y teniendo en cuenta el conjunto de

    consideraciones terico-metodolgicas previas, procederemos mediante un modelo analtico

    comparativo en dos niveles: En primer trmino, se estudian las construcciones discursivas de

    Clarn, a partir de los contrastes y variaciones sistemticas con Pgina/12. En segundo trmino,

    se analizan las construcciones discursivas de El Comercio, puestas en relacin con El Telgrafo.

    Finalmente, se buscan contrastes explicativos en trminos de convergencias y divergencias

    entre la estrategia discursiva propuesta por Clarn y la que propone El Comercio en relacin a las

    Polticas de Comunicacin y Medios discutidas en Argentina y Ecuador en 2009-2010,

    respectivamente.

    Situados en el anlisis en produccin, se busca dar cuenta de las economas discursivas que

    ponen a funcionar los peridicos. Nuestro anlisis consiste en estudiar los conjuntos discursivos

    mediticos en relacin con sus condiciones de produccin. Pero hay que decir que, en el marco

    de la teora de la semiosis social, desarrollada por Vern (1998) con base en el modelo ternario

    de Pierce, entendida como red infinita de significaciones, al momento de efectuar dicho anlisis,

    lo que estamos haciendo es reconocer un conjunto de textos de la prensa, justamente mediante

    la produccin de nuestro trabajo. Una tarea que ciertamente engendra una nueva gramtica de

    produccin (Vern, 1998) con reglas y operaciones propias.

  • 36

    Para ello, se analizan las tcticas discursivas y las lneas semnticas dominantes de cada

    discursividad meditica, para definir, hacia el final, la estrategia discursiva general que pone a

    funcionar cada uno. Se procede mediante la combinacin del anlisis enunciativo, que busca

    sealar los comportamientos locutivos del enunciador, y el anlisis argumentativo, que intenta

    explicar las lgicas de razonamiento que caracterizan los distintos posicionamientos

    (Charaudeau, 2002).

    Nos interesa indagar en las condiciones de produccin de los discursos, buscando reconstruir

    el proceso de produccin de sentido partiendo de los productos; es decir, de la descripcin de las

    marcas dejadas como huellas en la superficie de las materias significantes (Vern, 2004: 127).

    Este modo de proceder metodolgicamente responde a la hiptesis terica segn la cual todo

    texto contiene en su superficie marcas que pueden ser interpretadas precisamente como huellas

    de las operaciones discursivas de generacin, o como huellas que definen el sistema de

    referencias de las lecturas o efectos posibles de esos discursos.

    Para Vern, el estudio de lo ideolgico, en tanto dimensin analtica, implica justamente

    poner en relacin ciertas huellas con sus condiciones de produccin (Vern, 2004), teniendo

    presente que las operaciones como tales no son visibles en la superficie textual, sino que se deben