analisis de la prensa grafica en arg y ecuador_tesis flacso (2011)
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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (SEDE ECUADOR) PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA COMUNICACIN
CONVOCATORIA 2008-2010
TESIS PARA OBTENER EL TTULO DE MAESTRA EN CIENCIAS SOCIALES CON MENCIN EN COMUNICACIN
DISCURSIVIDADES CONTRA HEGEMNICAS EN GOBIERNOS
POSNEOLIBERALES
UN ANLISIS DE LA PRENSA GRFICA EN ARGENTINA Y ECUADOR A PROPSITO DE LAS NUEVAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS
(2009-2010)
ROCIO VERNICA ORLANDO
ABRIL 2011
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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES (SEDE ECUADOR) PROGRAMA DE ESTUDIOS DE LA COMUNICACIN
CONVOCATORIA 2008-2010
TESIS PARA OBTENER EL TTULO DE MAESTRA EN CIENCIAS SOCIALES CON MENCIN EN COMUNICACIN
DISCURSIVIDADES CONTRA HEGEMNICAS EN GOBIERNOS
POSNEOLIBERALES
UN ANLISIS DE LA PRENSA GRFICA EN ARGENTINA Y ECUADOR A PROPSITO DE LAS NUEVAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS
(2009-2010)
ROCO VERNICA ORLANDO
ASESORES DE TESIS: - Isabel Ramos, Dra. (c) Universidad Nacional de Mendoza
- Daniel Saur, Dr. CINVESTAV-IPN. Departamento de Investigaciones Educativas, Mxico
LECTORAS: - Susana Sel, Dra. Universidad Nacional de Buenos Aires
- Amparo Marroqun Parducci, Dra. (c) Universidad Centroamericana Jos Simen Caas, San Salvador
ABRIL 2011
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NDICE
INTRODUCCIN...........7
CAPTULO I: MARCO TERICO-METODOLGICO ............18
CAPTULO II: EL CONTEXTO DE DISCUSIN DE LAS POLTICAS DE COMUNICACIN Y MEDIOS EN ARGENTINA Y ECUADOR Y LOS AGENTES DE LA DISCURSIVIDAD POLTICA.....38 CAPTULO III: ARGENTINA: EL DIARIO CLARN. DESHISTORIZACIN Y PRESENTE ABSOLUTO EN LA HISTORIA DE LA LEY61 CAPTULO IV: ECUADOR: EL DIARIO EL COMERCIO. HIBRIDACIN, OPACIDAD Y CONTAMINACIN DEL ECOSISTEMA DE LA INFORMACIN..116 CONSIDERACIONES FINALES...167
BIBLIOGRAFA.185
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Agradecimientos
La presente investigacin tiene gratitudes y reconocimientos que quiero hacer explcitos. Quiero
agradecer en primer lugar, a todos los profesores del Programa de Estudios de la Comunicacin
de FLACSO, pues el clima de trabajo amistoso y fraterno que me proporcionaron fue
fundamental para mi desempeo acadmico en los dos ltimos aos. A Isabel Ramos, por el
afecto que le imprimi a su acompaamiento pedaggico, y por haber confiado en la propuesta,
incluso cuando sta todava caminaba por senderos grises y melanclicos. De manera muy
especial, a Daniel Saur, quien con su meticulosa direccin puso el dedo en la llaga en los
momentos justos, y aport elementos invaluables a mi proceso de trabajo y crecimiento
acadmico. De l son fruto varios de los mritos de la presente investigacin, no as nuestras
limitaciones. A Jorge Forero, quien a lo largo de sucesivas charlas en diferentes momentos del
proceso, aport elementos clave que me ayudaron a encaminar la visin poltica de la propuesta,
y cuyas discusiones han sido una permanente provocacin intelectual para m. A Mara, Polaco,
Luca y Florencia, sin cuyo apoyo incondicional, la sola idea de concebir una investigacin de
estas caractersticas, sencillamente no hubiera sido posible. A ellos les debo, el estar iniciando
hoy un camino en el mundo acadmico. Por ltimo, el presente trabajo es deudor de todos los
compaeros/as y colectivos de trabajo que, en ambos pases, luchan todos los das por
democratizar el acceso a la produccin y distribucin de bienes simblicos, tanto en Argentina
como en Ecuador. Con todos ellos dialogamos, con la esperanza de que los caminos que se abren
a partir de este primer acercamiento, nos permitan una mayor proximidad y colaboracin en dicha
causa poltica, que sin duda, es una causa de todos.
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Resumen: En Argentina y Ecuador, en el perodo 2009-2010, los gobiernos nacionales han
impulsado distintos procesos polticos tendientes a sancionar nuevas polticas que plantean
diferentes reglas de juego para la comunicacin y la radiodifusin en dichos pases. Los debates
pblicos sobre las leyes se desarrollaron con lneas similares, en cuanto a los enfrentamientos
crecientes entre los gobiernos y los medios, que llevaron a una discusin pblica indita sobre el
estatus de estos ltimos y sus lmites para incidir en la configuracin democrtica de nuestros
pases; y en cuanto a las resistencias frreas de los medios privados frente a la regulacin de sus
actividades. Nunca antes la comunicacin meditica haba sido tan discutida.
En dicho contexto, los peridicos Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador), ambos de
referencia dominante dentro del mapa meditico de cada pas, han instituido discursividades
polticas de oposicin a los respectivos gobiernos, y ms especficamente, han resistido
fuertemente la existencia de las Leyes; llevando adelante campaas mediticas de oposicin, que
irn in crescendo en el perodo de anlisis, y tejiendo alianzas con diferentes agentes del campo
social y poltico. La pregunta central que gua esta investigacin es: Cmo construyeron Clarn
(Argentina) y El Comercio (Ecuador) sus discursividades mediticas sobre las nuevas Polticas de
Comunicacin y Medios discutidas en estos pases en 2009-2010, y cules son las implicaciones
polticas puestas en juego mediante dichas construcciones?
Como hiptesis principal sostenemos que ambos peridicos emplearan estrategias discursivas
similares para construir sus posicionamientos contrarios a las nuevas Leyes, en los respectivos
pases. Tales convergencias responderan fundamentalmente a la condicin de dichos diarios de
empresas periodsticas, que defienden intereses econmicos y estn involucradas de manera
directa en el conflicto que narran. Asimismo, se sostiene que, como parte de tales estrategias, los
medios habran empleado predominantemente los discursos que se encuentran en la base de la
teora liberal de la prensa: objetividad, defensa de la libertad de expresin, periodismo
profesional e independiente, auto regulacin meditica, tica periodstica enunciada en abstracto,
entre otros.
Conceptualmente, avanzamos a partir de los desarrollos de la Teora de la Produccin Social del
Sentido en su articulacin con el Anlisis Poltico de Discurso (APD). Se trata de una perspectiva
de comprensin de los fenmenos sociales que se encuentra fuertemente anclada en la
problemtica de la significacin. Desde tal concepcin, el horizonte hacia el que caminamos es la
articulacin de los modos de comportamiento de los discursos con unas configuraciones polticas,
situados histrica y espacialmente.
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Metodolgicamente, se busca dar cuenta de las economas discursivas que ponen a funcionar
ambos peridicos. Para ello, se indaga las tcticas discursivas y las lneas isotpicas dominantes
de cada discursividad meditica, para definir, hacia el final, la estrategia discursiva general que
pone a funcionar cada uno. Se procede mediante la combinacin del anlisis enunciativo, que
busca sealar los comportamientos locutivos del enunciador con el anlisis argumentativo, que
intenta explicar las lgicas de razonamiento que caracterizan los distintos posicionamientos.
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INTRODUCCIN
Si viese claramente, y por anticipado, adnde voy, creo realmente que no dara un paso ms para llegar all. Quizs pens entonces que saber adnde se va puede
indudablemente ayudar a orientarse en el pensamiento, pero no ha hecho jams dar un paso, todo lo contrario.
Para qu ir adonde se sabe que se va y adonde se sabe uno destinado a llegar?
Jacques Derrida El tiempo de una tesis.
Deconstruccin e implicaciones conceptuales
La presente investigacin
En Amrica Latina, en los ltimos 30 aos los medios de comunicacin han ido ocupando
paulatinamente espacios que tradicionalmente le correspondan a las instituciones democrticas,
fundamentalmente a la justicia y los organismos de control, proclamando as su condicin de
cuarto poder. El periodismo de investigacin, en sus distintos formatos narrativos y soportes, se
instal como baluarte de dicha transformacin, en un proceso, seguido por la creciente
mediatizacin de la poltica, donde la televisin jug un papel central. Poco a poco, el discurso
del poltico se fue volviendo cada vez ms meditico y el discurso meditico fue adquiriendo
rasgos cada vez ms polticos, con lo que se fueron desdibujando los lmites de este mimetismo.
Dicho fenmeno coincidi con la tambin paulatina crisis de legitimidad de la poltica y el
debilitamiento del sistema poltico, que llev, en muchos casos, a la desaparicin de los partidos
tradicionales, tal como los conocimos desde fines del siglo XIX y principios del XX. Como
corolario, el carcter social de los medios se volvi medular (Vern, 2004).
Lejos del determinismo tecnolgico, hoy es necesario reconocer que la actualidad que
habitamos es la de los medios, y que la esfera pblica es, por tanto, mayoritariamente meditica.
Sumado a esto, en los aos recientes, asistimos en la regin a un conjunto de transformaciones
complejas en las relaciones entre los medios y los gobiernos nacionales, que se advierten en
alteraciones que interesan al presente trabajo, y que son de dos tipos: modificaciones en los
contratos comunicacionales de los medios con sus pblicos; y mutaciones en cuanto a la
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presencia y rol de los medios de comunicacin privados, como parte del conflicto nacional. El
contenido sustancial de este estudio echar luz sobre tales cuestiones. Veamos de qu se trata.
La presente investigacin se escribe en un momento poltico particularmente interesante para
la regin: precisamente cuando en ciertos pases latinoamericanos se discute en el espacio
pblico, de modo indito, el estatus que tienen los medios de comunicacin en la construccin
del orden democrtico contemporneo, as como los vnculos de disputas, traduccin y
retraduccin que estos mantienen con el poder poltico.
Es as como en el contexto regional de los ltimos aos, se ha venido suscitando el debate
pblico acerca justamente de los lmites del sistema meditico para incidir en la configuracin
democrtica, y muy especialmente, sobre la condicin de la prensa como agente que construye
una discursividad poltica propia: su rol, sus modos de funcionamiento y regulacin, su funcin
social y poltica, sus vnculos con otros agentes del sistema poltico, su mundo axiolgico. Nunca
antes la comunicacin meditica haba sido tan discutida. En tal sentido, es fundamental sealar
que la movilizacin de dichos debates en el espacio pblico ha recolocado el inters por la
problemtica del poder de los medios y/o de los medios del poder -se trata finalmente de la lente
con la que se observan estas cuestiones-, en el marco de la discusin y aprobacin de Polticas
Nacionales de Comunicacin y Medios, en distintos pases latinoamericanos.
Concretamente, en Argentina y en Ecuador, en el perodo 2009-2010, los gobiernos
nacionales han impulsado distintos procesos polticos tendientes a sancionar nuevos
ordenamientos legales que planteen nuevas reglas de juego para la comunicacin y los servicios
de radiodifusin1. Esto en reemplazo, no slo de las antiguas normativas vigentes desde los
ltimos regmenes militares respectivos, sino tambin de las reformas parciales sancionadas en
los subsiguientes perodos democrticos.
En Argentina, la postergada Ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual N 26.522 fue
aprobada por el Senado de la Nacin en octubre de 2009, en el marco del gobierno de Cristina
Fernndez (2007-actualidad). En Ecuador, la nueva Constitucin (2008) sancionada durante el
gobierno de Rafael Correa (2007-actualidad) dispone la aprobacin de una nueva Ley Orgnica
de Comunicacin. En este ltimo caso el articulado se discuti entre diciembre de 2009 y julio de
1En todos los casos, se enuncia la regulacin de la comunicacin; sin embargo, se busca regular la comunicacin mediatizada: en el caso de Argentina, los medios audiovisuales, para el caso de Ecuador, se incluye tambin la prensa grfica.
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2010 en la Asamblea Nacional, aunque finalmente el proceso qued trunco antes del segundo
debate ampliado, por falta de acuerdos polticos entre los bloques legislativos.
Ciertamente, la discusin de tales Leyes fue posible por el fortalecimiento de la figura estatal
en materia de comunicacin y medios; un mbito que, cabe subrayar, en las ltimas dcadas
estuvo postergado en las agendas polticas en la mayora de los pases latinoamericanos. All
radica uno de los aspectos que vuelve relevante la temtica, en trminos sociales, culturales y
polticos.
Dicho reposicionamiento del tema en las agendas de ambos gobiernos, coincide con un
proceso de transformaciones polticas a nivel regional. Desde la llegada al poder de gobiernos de
corte progresista en los primeros aos del Siglo XXI, Amrica Latina ha venido experimentando
una transformacin poltica de diferentes caractersticas e intensidad segn cada pas, que se
mantiene con altibajos hasta el tercer trimestre de 2010. En trminos generales, los cambios
implicaron el fortalecimiento de la figura estatal en la regulacin de reas estratgicas de la
economa y la cuestin social, y la inclinacin hacia un modelo de integracin regional, para
quebrar la hegemona unipolar de Estados Unidos (Sader, 2009). Se trata de un escenario
posneoliberal (Sader, 2008), en el que diferentes proyectos polticos se disputan la definicin de
un modelo de democracia (Dagnino et al., 2006). Se destacan los casos de Venezuela, Ecuador,
Bolivia, y en menor medida, Argentina y Brasil.
Un segundo aspecto que muestra la relevancia poltica del tema tiene que ver directamente
con las discursividades de la prensa. Los debates pblicos sobre las Polticas Nacionales de
Comunicacin se desarrollaron siguiendo andariveles propios en cada pas, pese a lo cual, es
posible advertir parecidos de familia (Wittgenstein, 2008:89) en cuanto al creciente
enfrentamiento que se dio entre los gobiernos nacionales y los medios de comunicacin en ambos
casos, y en cuanto al marcado posicionamiento de los medios en contra de las leyes.
En particular, los peridicos Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador), ambos de
referencia dominante2 dentro del mapa meditico de cada pas, han instituido discursividades
polticas de oposicin frrea a los respectivos gobiernos en casi todos sus frentes, y ms
especficamente, han resistido fuertemente la aprobacin de las Leyes, llevando adelante
campaas propagandsticas, y tejiendo alianzas con diferentes agentes del campo social y
poltico, quienes tambin opusieron resistencia a su aprobacin.
2 Las razones por las cuales sostenemos que estos peridicos constituyen medios de referencia dominante en cada pas se explican en los Captulos I y II.
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Desde el retorno a la democracia, rara vez un medio de comunicacin desde tan fcilmente
la construccin del efecto de realidad (Barthes, 2002: 186), que caracteriza y define el
dispositivo de enunciacin periodstico -ocultamiento del sujeto de la enunciacin y del sujeto del
polo del reconocimiento, construccin de un mecanismo narrativo basado en la imparcialidad y la
objetividad, respeto del contrato de lectura, etc.-, para disputarle tan directamente la palabra
poltica al gobierno nacional, y construir relatos abiertamente auto referenciales. Se trata de
desplazamientos inditos que nos hablan de un retorno a la oferta de las vidrieras ideolgicas del
periodismo tradicional, un posicionamiento que ciertamente est en funcin de apuestas polticas
concretas.
A su vez, para estos nuevos gobiernos la comunicacin importa, y mucho. En vista de ello,
movilizan estrategias comunicativas parecidas -aunque con ingredientes diferenciales- de
contacto directo con los ciudadanos, que prescinden parcialmente de la intermediacin meditica
en el sentido tradicional3, pero que al mismo tiempo, impugnan y objetan el imaginario liberal
sobre los medios de comunicacin, as como su legitimidad como agentes polticos de marcada
incidencia en la configuracin de la esfera pblica. Estamos frente a una polarizada e indita
batalla por la construccin de los relatos sobre el pas y la democracia.
En este marco, los fuertes posicionamientos de Clarn y El Comercio en contra de las Leyes
resultan casos paradigmticos para explicar con base emprica cmo los medios masivos
confrontan con los gobiernos cuando sienten amenazada su propiedad o el tamao de sus
audiencias (cuando ven amenazados sus intereses econmicos), o bien cuando se enfrentan con
una lnea poltico-ideolgica opuesta a sus intereses econmicos y alianzas polticas.
Ciertamente, la oportunidad aparece a primera vista como un momento histrico privilegiado
para la investigacin, en particular para quienes nos interesamos por estas cuestiones. Pero claro,
como el punto de vista crea el objeto (Saussure, citado en Bourdieu et al., 2008: 61), el terreno
tambin puede ser resbaladizo por la tentacin siempre presente de avanzar arqueologas
descriptivistas cercanas al determinismo tecnolgico; o bien lecturas sobre los medios como
3Con matices diferentes, los gobiernos nacionales a los que hacemos mencin realizan un trabajo sistemtico de comunicacin gubernamental, que apunta al contacto directo con la ciudadana y al uso intensivo de las nuevas tecnologas. No obstante, dicha estrategia se complementa con la elaboracin regular de informacin a partir de los cdigos mediticos; es decir, se producen contenidos mediatizables y se realiza un esfuerzo cotidiano de incidencia en la agenda periodstica, mediante una estructura comunicacional propia, que incluye grandes infraestructuras, comunicadores, etc. Por ello, no es del todo correcto afirmar que se trata sencillamente de la prescindencia del espacio meditico.
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agentes que operan de modo aislado o clausurado respecto al tejido social, cultural y econmico
en que estn insertos.
El presente estudio participa del debate actual sobre la incidencia de la discursividad
meditica en el campo poltico y social y de las cuestiones relativas a los vnculos de los medios
y el poder poltico, en la construccin de las democracias contemporneas. Dentro de este campo
de investigaciones, nos interesamos por el discurso mediatizado, y ms especficamente, por la
prensa, como dispositivo de enunciacin especfico y potente que construye de manera
privilegiada -aunque no nica- la realidad en devenir, que fabrica simblicamente la actualidad
de los asuntos de inters comn (Vern, 2004).
En las sociedades actuales, los medios de comunicacin desempean un rol central en la
construccin de lo real en el discurso (Vern, 1998) y actan de manera privilegiada en la
produccin simblica de gran parte de los asuntos pblicos de actualidad (Alsina, 1999;
Champagne, 1999; Vern, 1983), sobre los cuales las audiencias poseen solamente una
experiencia mediatizada, no directa (Vern, 2001; Escudero, 2002). Es ms, diremos que la
actualidad que habitamos es esencialmente aquella construida por y en los discursos mediticos,
pues estos juegan un papel significativo en la disputa por fijar sentidos sobre lo poltico, orientan
y modulan temas (Grandi, 2002), fijan la agenda informativa (McCombs, 2004; Exeni, 2005),
elaboran una agenda poltica propia (Caizales, 2005), posicionan y jerarquizan actores, y
determinan quin puede hablar sobre determinadas cuestiones (lvarez, 1995).
Si bien es cierto que a estas alturas del debate en ciencias sociales sobre los medios, la
lectura de la dimensin poltica (Champagne, 1999; Caneln, 1996) de tales discursividades es
un tema que no encierra mayor novedad, y que podra sonar para algunos incluso, como una
verdad de Perogrullo, creemos, sin embargo, que es fundamental y necesario mostrar con base
emprica, de qu modos en ambos pases, en el mosaico poltico de 2009-2010, se construye
dicha confrontacin. Cmo aquello que se configura discursivamente desde las pginas de los
peridicos, es expresin de un juego poltico y econmico de carcter mucho ms amplio, y de
una especfica configuracin de intereses.
Sobre tal aspecto, diremos brevemente que el progresivo enfrentamiento pblico entre los
diarios y los gobiernos nacionales se instituy como el encuadre principal que oscureci y
entorpeci las discusiones pblicas sobre las Leyes, desplazando los puntos nodales del debate -
concepcin de la comunicacin como bien pblico; potestades del estado para administrar las
frecuencias del espectro radioelctrico; redistribucin equitativa de las frecuencias segn los tres
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regmenes de propiedad (pblico, privado y comunitario); desmonopolizacin de la propiedad de
los medios; papel del estado en el fomento a la produccin nacional por va del establecimiento
de cuotas de pantalla u otras estrategias; organismos reguladores, etc.- hacia el antagonismo
creciente entre dichos agentes. Y a su vez, las resistencias tan polarizadas que los medios
mostraron frente a las Leyes, intensificaron an ms el carcter confrontativo de las relaciones
gobiernos-medios, antes mencionadas.
Teniendo en cuenta las consideraciones preliminares, se vuelve pertinente la pregunta central
que gua la presente investigacin: Cmo construyeron Clarn (Argentina) y El Comercio
(Ecuador) sus discursividades mediticas sobre las Polticas de Comunicacin y Medios,
discutidas en dichos pases en 2009-2010, y cules son las implicaciones polticas puestas en
juego mediante tales construcciones?
La hiptesis principal que sostenemos es que los peridicos Clarn y El Comercio
emplearan estrategias discursivas parecidas para construir posicionamientos contrarios a las
nuevas Leyes. Tales similitudes responderan fundamentalmente a su condicin de empresas
periodsticas, que defienden intereses econmicos y estn involucradas de manera directa en el
conflicto que narran. Asimismo, se sostiene que, como parte de dichas estrategias, ambos medios
habran empleado predominantemente los discursos que se encuentran en la base de la teora
liberal de la prensa: objetividad, defensa de la libertad de expresin, periodismo profesional e
independiente, auto regulacin meditica, tica periodstica enunciada en abstracto, entre otros.
Lo que se busca mostrar es cmo frente a contextos histrico-polticos similares, cuando los
medios ven amenazada su capacidad de maximizacin de beneficios o se enfrentan a gobiernos
con lneas poltico-ideolgicas opuestas a sus intereses empresariales, actan de modos tambin
similares.
Con vistas a tematizar las dimensiones complejas que se juegan en la discusin de las nuevas
polticas, es indispensable ir ms all del anlisis meramente descriptivo de las discursividades,
para indagar en las correlaciones de fuerza y los vnculos que se establecen entre los medios
masivos de comunicacin, el estado y los agentes sociales.
En tal sentido, resulta medular situar la problemtica como parte de una disputa de sentidos
de mayor alcance que, en los dos pases, se ha convertido en un campo de batalla poltico, en
donde Clarn y El Comercio han jugado un papel importante de resistencia a la regulacin estatal
de sus actividades y a la modificacin de las condiciones jurdicas y polticas en las que sus
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intereses pueden ser reivindicados como legtimos. Un aspecto nodal que sin duda encierra
enormes implicaciones para el futuro de las democracias en la regin.
Desde el punto de vista terico, avanzamos a partir de los desarrollos de la Teora de la
Produccin Social del Sentido en su articulacin con el Anlisis Poltico de Discurso (APD). Se
trata de una perspectiva de comprensin de los fenmenos sociales que se encuentra fuertemente
anclada en la problemtica de la significacin, y en la que se indaga en torno a la articulacin de
los modos de comportamiento de los discursos con unas configuraciones polticas, situados
histrica y espacialmente.
Es decir, el desenvolvimiento de las discursividades mediticas se inscribe en relaciones de
poder histricamente situadas que, de modo variable, inciden en la construccin de este tipo de
discurso pblico. Para explicar tal articulacin, la investigacin se vale de elementos de anlisis
de la economa poltica. Sin dicha dimensin, el gran riesgo es el inmanentismo. Sin embargo,
debemos sealar enfticamente que no se trata de un estudio de economa poltica de los medios
propiamente, sino de reconocer que, quienes nos interesamos por estas cuestiones, debemos
asumir el peso que las condiciones de produccin tienen en la generacin de las discursividades
que analizamos, as como las implicaciones polticas de investigar sin desconocer tal articulacin.
Metodolgicamente, situados en el anlisis en produccin, se busca dar cuenta de las
economas discursivas que ponen a funcionar ambos peridicos. Para ello, se indagan las tcticas
discursivas y las lneas isotpicas dominantes de cada discursividad meditica, para definir, hacia
el final, la estrategia discursiva general que pone a funcionar cada uno. Se procede mediante la
combinacin del anlisis enunciativo, que busca sealar los comportamientos locutivos del
enunciador, con el anlisis argumentativo, que intenta explicar las lgicas de razonamiento que
caracterizan los distintos posicionamientos (Charaudeau, 2002).
Avanzamos mediante un modelo analtico comparativo en dos niveles: En primer trmino, se
estudian las construcciones discursivas de Clarn (Argentina), a partir de los contrastes y las
variaciones sistemticas con el diario argentino Pgina/12. En segundo trmino, se analizan las
construcciones discursivas de El Comercio (Ecuador), puestas en relacin con el diario pblico
ecuatoriano El Telgrafo. Finalmente, se buscan contrastes explicativos en trminos de
convergencias y divergencias, entre la estrategia discursiva propuesta por Clarn y la que propone
El Comercio en relacin a las Polticas de Comunicacin y Medios discutidas respectivamente en
cada pas, para esbozar conclusiones sobre las implicaciones polticas de tales direccionamientos
discursivos.
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Trabajamos en base a la lectura y anlisis extensivo del corpus dentro de la periodizacin
definida4. En total se analizaron 252 piezas, de las cuales 113 corresponden al par Clarn-
Pgina/12, mientras que 139 corresponden al par El Comercio-El Telgrafo. Dentro de dichos
nmeros, la definicin ms exhaustiva del Corpus5 es la siguiente: en el caso de Argentina, en
Clarn hemos examinado en total 89 piezas, mientras que en Pgina/12 hemos analizado 24
piezas. En el caso de Ecuador, para El Comercio hemos examinado 115 piezas, mientras que en
El Telgrafo se estudiaron 24 piezas.
El principal criterio de definicin del objeto del corpus fue la articulacin entre periodicidad
diaria, tipo de discurso periodstico y funciones predominantes: informativa e interpretativa. Los
criterios de seleccin de los diarios Clarn y El Comercio fueron los siguientes. En primer lugar,
ambos peridicos fueron escogidos siguiendo criterios histrico-polticos, que se sostienen en
hiptesis externas al corpus, vinculadas con las condiciones de produccin de las discursividades,
fundamentalmente con el papel de opositores que jugaron ambos peridicos en el marco de los
debates de las Leyes. En segundo lugar, tales consideraciones fueron cruzadas con la circulacin
nacional y con la pertenencia de los diarios a los grupos mediticos ms importantes de Argentina
y Ecuador. Por ltimo, los contrastes del corpus con Pgina/12 y El Telgrafo fueron construidos
teniendo en cuenta las lneas editoriales y los lectores modelos que estos proponen, que son
sustancialmente diferentes de Clarn y El Comercio.
Resumiendo, comparamos dos grupos de textos periodsticos, informativos y de opinin, de
un mismo gnero de publicaciones de comunicacin masiva, peridicos masivos de informacin,
que fueron seleccionados en relacin con un referente constante (hablan del mismo proceso),
pero que construyen lneas editoriales (variaciones poltico-ideolgicas) muy dismiles en
relacin a los respectivos gobiernos.
En este punto, queremos referirnos de modo explcito al carcter comparativo del estudio. La
primera pregunta que surge al respecto es: Por qu comparar discursividades de distintos pases?
Ciertamente las similitudes entre los contextos polticos de debate en torno a las leyes en Ecuador
y Argentina ofrecen una oportunidad histrica para estudiar comparativamente y con base
emprica los discursos de la prensa, en tanto espacios que movilizan determinados intereses
polticos y econmicos, para luego ponerlos en relacin con fenmenos ms vastos del 4 El detalle de los cortes temporales del anlisis se desarrolla en el Captulo I, en el apartado Justificacin de la Periodizacin.5 En el Captulo I, en el apartado Justificacin de la Periodizacin referimos en detalle las piezas analizadas de cada peridico, en funcin de los cortes temporales delimitados.
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funcionamiento del cuerpo social, con los que a menudo las investigaciones del campo de la
comunicacin y los medios no establecen vinculaciones sistemticas.
Se intenta conectar, en trminos explicativos, el anlisis de las discursividades mediticas,
los modos del comportamiento del sentido (Vern, 1998: 2004) con la generacin de proyectos
y apuestas polticas que dialogan, se disputan y se traducen en Ecuador y Argentina hasta el
tercer trimestre de 2010. En este sentido, creemos que la comparacin aparece como uno de
nuestros mayores desafos, fundamentalmente metodolgicos, y al mismo tiempo como un valor
agregado, en la medida que nos permiti establecer similitudes, concurrencias y diferencias entre
los discursos mediticos en ambos casos.
Si bien es cierto que la red de la semiosis se desarrolla en la articulacin de los polos de
produccin y reconocimiento, pasando por la circulacin (Vern, 1998), tal como lo sealara
tempranamente Vern, la presente investigacin se propone indagar exclusivamente el proceso de
produccin de las materias significantes de la prensa, reconociendo que para complejizar el
anlisis y potenciarlo resulta fundamental indagar tambin en los procesos de recepcin
(gramticas de reconocimiento). Una tarea que por cuestiones de intereses, preocupaciones
tericas, as como de tiempo y recursos, la presente investigacin no se propone.
Asimismo, dentro de las mltiples opciones conceptuales y metodolgicas de indagacin de
productos mediticos que se cuentan en las ciencias sociales (lexicomtrica, lexical, sintctica,
retrica, crtica, enunciativa, argumentativa, entre otras), optamos por las herramientas que ofrece
la perspectiva de la teora de la discursividad, en su articulacin con el APD, para plantear
relaciones sistemticas entre los acontecimientos polticos, las relaciones de poder y la superficie
discursiva. As expuestos, estos son nuestros alcances y lmites.
A continuacin, presentamos el orden y estructura de las partes que componen nuestro
trabajo. En el Captulo I, avanzamos el horizonte de inteleccin que gua el estudio, nos referimos
a los fundamentos conceptuales y metodolgicos que constituyen nuestra perspectiva analtica.
All presentamos nuestro lugar de enunciacin y ciertas categoras fundamentales, teniendo en
cuenta que las restantes categoras analticas se despliegan conforme avanzan el anlisis y el
desarrollo del estudio. En este apartado se presentan tambin la delimitacin del corpus de
anlisis, sus criterios de construccin, los contrastes metodolgicos necesarios, la justificacin de
la periodizacin, y la definicin del modelo analtico utilizado.
El Captulo II corresponde a la presentacin del contexto histrico-poltico de discusin de
las Polticas Nacionales de Comunicacin en los respectivos pases en el perodo delimitado, as
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como la descripcin de los agentes de las discursividades que nos ocupan. Se trata de una
caracterizacin de los peridicos en clave de economa poltica de los medios, pues la descripcin
enfatiza en la configuracin de los grupos mediticos a los que pertenecen los diarios (grupo
Clarn y grupo El Comercio), para mostrar su referencialidad dominante y la posicin que
ocupan dentro del mapa meditico de cada pas.
El Captulo III constituye el primer apartado propiamente analtico-explicativo. En sus
pginas presentamos la caracterizacin de las lneas isotpicas y las tcticas discursivas, como
regularidades que se imponen en Clarn sobre la Ley de Servicios de Comunicacin Audiovisual,
con vistas a definir su estrategia discursiva general. En ciertos puntos nodales se avanza mediante
contrastes analticos con Pgina/12.
En el Captulo IV se aborda el anlisis del peridico El Comercio. En sus pginas avanzamos
la explicacin de la estrategia discursiva general que ste pone a funcionar sobre la Ley Orgnica
de Comunicacin en el perodo delimitado. Igual que en el caso de Clarn, se trata de explicar las
lneas isotpicas y las tcticas discursivas dominantes que operan como invariantes, buscando
contrastes en ciertos puntos nodales del conflicto, en este caso, con el diario El Telgrafo.
Por ltimo, presentamos las consideraciones finales que articulan de modo sistemtico todas
las cuestiones discutidas a lo largo del trabajo. En primer trmino, mostramos los umbrales de
convergencia entre las apuestas discursivas que hacen los respectivos gobiernos nacionales en el
perodo de anlisis, como marco y condiciones de posibilidad de las discursividades mediticas,
para pasar luego a la explicacin final de las especificidades discursivas de cada diario y los
parentescos y rasgos comunes, ledos en clave de procesos de construccin hegemnica en ambos
pases.
Siguiendo los niveles analticos que definimos en trminos metodolgicos, quisiramos
proponerle al lector dos ejes de lectura posibles del estudio.
a) Las particularidades y especificidades de la discursividad de cada peridico, puestas en relacin
con unas condiciones de produccin histrico-polticas propias de cada pas, claramente
emplazadas en el perodo de anlisis.
b) Los parecidos de familia que presentan tanto las condiciones polticas de emergencia de tales
discursos mediticos, como las tcticas discursivas y lneas isotpicas que se imponen como
regularidades del corpus.
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Para finalizar, diremos que no puede haber un proceso investigativo y un texto como ste sin
decisiones, pues toda investigacin implica un punto de vista histricamente situado. Ello nos
ubica en la cuestin de la objetividad. Coincidimos con Immanuel Wallerstein cuando seala que
La objetividad es la honestidad dentro del marco en el que uno se mueve (2007: 16); es decir,
creemos que la objetividad es necesaria y vital para toda investigacin que se pretende cientfica;
pero no aquella que reza la incuestionable distancia entre sujeto y objeto, sino aquella que
entiende que, en tanto toda ciencia social est invariablemente comprometida con alguna causa,
la explicite o no, de lo que se trata es de definir de modo claro los trminos de referencia, pues
somos lo que hacemos. En este sentido, una de las decisiones ms contundentes que asume la
presente investigacin es comprender a los medios como agentes con discursividad poltica. El
recorrido del documento iluminar este punto sustancial.
Aqu vale una distincin epistemolgica, que a menudo se confunde en los estudios sobre
discursividades mediticas. Es necesario discernir entre dos planos analticos distintos: los
medios como actores del sistema poltico, que es una categora ms propia de la sociologa, y la
discursividad poltica de los medios, que es una categora ms propia del anlisis poltico del
discurso. Este estudio se mueve atravesando ambos pliegues, muy claros de que nuestra eleccin
fundamental (terica y metodolgica) est anclada en las teoras de la discursividad. Una
discursividad que no puede ser sino poltica. Frente a un objeto de anlisis que polticamente es
muy controvertible, sta es la definicin de nuestro lugar de enunciacin. Desde all hablamos,
hacia all vamos.
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CAPTULO I
Marco terico-metodolgico
Para logar ver y hablar del mundo tal cual es, hay que aceptar estar siempre en lo complicado,
lo confuso, lo impuro, lo vago, e ir as contra la idea comn del rigor intelectual
Pierre Bourdieu
El Oficio del Socilogo
Nuestra perspectiva de inteleccin
El punto de vista crea el objeto, seala Saussure, marcando con esta idea un lugar de
partida central y un horizonte insoslayable para la investigacin que se pretende cientfica. Se
trata de la preeminencia de la perspectiva terica como gua necesaria y fundamental de
indagacin de los hechos sociales pues, como sostiene Bachelard, lo real no tiene nunca la
iniciativa puesto que slo puede responder si se lo interroga (Citado en Bourdieu et al., 2008:
61).
Nos ubicamos aqu, siguiendo a Bourdieu (2008), en la problemtica de la construccin del
objeto de la ciencia, en contra del anlisis espontneo dominado por la doxa. En sus palabras,
nada se impone ms a las evidencias del sentido comn que la diferencia entre objeto `real,
preconstruido por la percepcin y objeto cientfico, como sistema de relaciones expresamente
construido (Bourdieu et al., 2008: 58).
El hecho se conquista, se funda por razn de la preeminencia de conceptos sistemticos, ya
que [] un objeto de investigacin, por parcial y parcelario que sea, no puede ser definido y
construido sino en funcin de una problemtica terica que permita someter a examen sistemtico
todos los aspectos de la realidad puestos en relacin por los problemas que le son planteados
(Bourdieu et al., 2008: 60). Esto quiere decir que la interpretacin que hagamos de los hechos
sociales se jugar en gran medida en la batera de herramientas tericas que construyamos de cara
a la investigacin.
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Las consideraciones previas nos colocan en este punto en la explicitacin necesaria de
nuestro lugar de enunciacin, de la posicin que adoptaremos en el reconocimiento de los
discursos que analizamos. En tal sentido, la presente investigacin tiene como horizonte analtico
de inteleccin la teora de la produccin social del sentido en su articulacin con el Anlisis
Poltico de Discurso (APD). Se trata de una perspectiva de comprensin de los fenmenos
sociales que se encuentra fuertemente anclada en la problemtica de la significacin. Desde esta
concepcin, el horizonte hacia el que caminamos, nuestro punto de llegada, es la articulacin de
los modos de comportamiento de los discursos con unos lugares polticos, situados histrica y
espacialmente.
Actualmente, en el campo de las ciencias sociales existe cierto consenso interpretativo en el
reconocimiento de la dimensin simblica fundamental que encierran los procesos polticos y
sociales, y en la comprensin respecto a que, es en dicha dimensin donde se juegan en gran
medida las disputas de poder. En esta lnea, asumimos la tesis planteada por E. Vern (1998)
cuando seala que [] toda produccin de sentido es necesariamente social y todo fenmeno
social, en una de sus dimensiones constitutivas, un proceso de produccin de sentido (Vern,
1998: 125).
Dicho anclaje asume el giro lingstico en toda su complejidad y comporta, por tanto,
consecuencias conceptuales medulares. En primer lugar, se trata del reconocimiento del
entrelazamiento indisoluble entre accin y sentido, entre prcticas y discursos. Segundo, se
reconoce la jerarqua de la categora de discurso como lugar privilegiado de inteleccin de los
fenmenos polticos. Lo anterior no implica incurrir en el equvoco de pensar que los hechos
sociales en tanto entidades materiales no existen, ni tampoco la presunta idea de que entonces
todo es discursivo. De lo que se trata es de asumir que los objetos se constituyen
invariablemente como objetos de discurso; es decir, que su especificidad semntica depende
de la estructuracin de un campo discursivo6 (Laclau y Mouffe, 2010: 146). O como apunta
Vern, que [] es en la semiosis donde se construye la realidad de lo social (Vern, 1998:
126).
6Esto quiere decir que los significantes adquieren sentido nicamente en el marco de los juegos de lenguaje. Laclau y Mouffe ofrecen un ejemplo para ilustrar la afirmacin. Un terremoto o la cada de un ladrillo son hechos perfectamente existentes en el sentido de que ocurren aqu y ahora, independientemente de mi voluntad. Pero el hecho de que su especificidad como objetos se construya en trminos de fenmenos naturales o de expresin de la ira de Dios depende de la estructuracin de un campo discursivo (2010: 146). En otras palabras, es solamente en el marco de una configuracin discursiva especfica que los objetos pueden producir sentidos.
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Hasta aqu hemos referido que la perspectiva de la discursividad social est fuertemente
anclada en la problemtica del sentido. En este punto agregamos otro postulado medular: estudiar
el desplazamiento del sentido implica asumir necesariamente la indeterminacin constitutiva de
la circulacin del sentido (Vern y Sigal, 2003: 5), lo que significa que sta siempre es de
carcter complejo y por tanto los efectos nunca pueden restringirse a uno solo7. En esta
perspectiva, se vuelve intil la pretensin de `descifrar un texto (Barthes, 2002: 70) pues lo
que se genera es un campo de efectos de sentido posibles (Vern, 1998: 130). As concebida, la
teora de la discursividad se aleja de los presupuestos de la teora de la comunicacin entendida
esta ltima, como sistema de mensajes que transitan linealmente desde un emisor hacia un
receptor8.
Partimos de la Teora de Enunciacin desde la concepcin discursiva, en la que el inters por
la enunciacin es, a todas luces, central. Se trata de una perspectiva de la analtica del discurso
que, en la medida que se aleja de la idea restringida de la puesta en funcionamiento individual de
la lengua, se distingue sustancialmente de la Lingstica. La enunciacin est inscrita
fundamentalmente en el interdiscurso, cuya propiedad constitutiva seala que todo discurso est
atravesado por la interdiscursividad, est en relacin con otros discursos (Charaudeau y
Maingueneau, 2005: 334). En palabras de Pcheux y Fuchs:
La enunciacin equivale a plantear fronteras entre lo que es seleccionado y precisado poco a poco (aquello por lo cual se constituye el universo del discurso) y lo que es rechazado. Queda as trazado en hueco el campo de todo aquello a lo que se opone lo que el sujeto ha dicho (1975: 20).
7 Sobre este punto Vern sostiene que han prosperado dos posiciones extremas. De un lado, la hiptesis determinista que se refiere a la linealidad de la circulacin de los sentidos, y del otro lado, la tesis que sostiene que no es posible construir una ciencia del discurso pues cada discurso puede generar cualquier sentido. Para Vern, ambas posiciones son falsas. De lo que se trata ms bien es de buscar posiciones intermedias en el desfase que se produce entre produccin y reconocimiento.8Hacia la primera mitad del siglo XX, en los estudios de comunicacin prevaleca la lnea investigativa y conceptual de la Mass Communication Research, centrada en los efectos de los massmedia en los receptores. Uno de sus principales representantes fue Harold D. Laswell, quien conceba a los medios como instrumentos indispensables para la `gestin gubernamental de las opiniones (Mattelart, 1997: 28), y a las audiencias como un blanco amorfo que obedec[a] ciegamente al esquema estmulo-respuesta (Mattelart, 1997: 28). Una de las ideas centrales de dicha lnea es el modelo de aguja hipodrmica o bala mgica, que entenda que los efectos de los medios eran unidireccionales, directos y homogneos, y se ejercan sobre la masa, como conjunto de individuos a quienes, por su carcter pasivo, se poda manipular fcilmente mediante la propaganda. Se trata de una perspectiva funcionalista de comprensin de los procesos comunicativos.
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En este punto diremos que estamos frente a una perspectiva de anlisis eclctica, que
permite la recuperacin y articulacin de diversas fuentes conceptuales (Navarrete Cazales, 2009:
5), bajo la condicin del ejercicio de la vigilancia epistemolgica (Bachelard, 1974).
En dicha lnea, y para avanzar en la articulacin de nuestra arquitectura conceptual, se
integran categoras analticas de autores a partir de lo que estos tienen en comn. Ms all de las
diferencias y posibles oposiciones, nuestra articulacin se realiza desde aquello que los autores
comparten de los postulados principales de la propuesta del giro lingstico, fundamentalmente
Vern (1998; 2001; 2003; 2004), Laclau (1996; 2004) y Laclau y Mouffe (2010). A
continuacin, presentamos las categoras analticas que consideramos fundantes de la perspectiva
que adoptamos, haciendo la indicacin central de que las restantes categoras se desarrollan
conforme se despliega el anlisis, en los Captulos III y IV y en las consideraciones finales9.
Ahora bien, partimos de la conceptualizacin de discurso propuesta por Laclau y Mouffe
(2010) y Laclau (1996) y su formulacin de una teora sobre el poder poltico centrada en la
categora de hegemona. Esta perspectiva recoge fundamentalmente los aportes del segundo
Wittgenstein -el de las Investigaciones Filosficas (1953)-, la crtica al estructuralismo
introducidas por Lacan y Derrida, as como los avances del concepto de hegemona aportados por
Gramsci, para construir una nocin de discurso que subraya el carcter no suturado de toda
formacin discursiva, como una totalidad significativa que trasciende la distincin entre lo
lingstico y lo extralingstico y cuyo gnesis de significado no puede estar en el sujeto.
Esta reflexin es heredera del estructuralismo y sus crticas, y se inscribe dentro del
denominado Anlisis Poltico de Discurso (APD), como un momento de sntesis de la tradicin
de pensamiento pos estructuralista. En este sentido, asume de manera definitiva varias cuestiones:
a) El discurso no tiene su origen de significado en el sujeto.
b) El discurso es forma y no sustancia, es decir que los lmites del discurso no se encuentran fuera
de l sino en aquello que no se puede significar.
c) Las diferencias entre lo discursivo y lo extra discursivo deben ser abandonadas; es decir, como
sealara Wittgenstein mediante su concepto de juegos del lenguaje, el discurso comporta un
carcter material por el cual lenguaje y accin constituyen una totalidad inescindible. En sus
palabras: Llamar `juego del lenguaje al todo formado por el lenguaje y las acciones con las
que est entretejido (Wittgenstein, 2008: 25).
9 La eleccin de esta modalidad de presentacin del estudio responde a las caractersticas propias del trabajo que realizamos y a un modo especfico de exposicin.
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d) No hay pretensin filosfica de verdad, sino de verosimilitud (Buenfil Burgos, 2004: 2),
entre otras cuestiones porque la verdad slo puede ser un efecto de discurso.
Para iniciar el detalle de la propuesta terica de Laclau y Mouffe, diremos en primer trmino
que una de las categoras analticas clave es la de articulacin, que se refiere a toda prctica
que establece una relacin tal entre elementos, que la identidad de stos resulta modificada como
resultado de esa prctica (2010:143). Para los autores, el discurso constituye precisamente la
totalidad estructurada resultante de dicha prctica. En esta ptica, los agentes sociales ocupan
posiciones diferenciales en el interior de aquellos discursos que constituyen el tejido social, que
son definidas como particularidades. Por otro lado, hay antagonismos que crean fronteras que
son internas a la sociedad. Esta perspectiva implica sumir el carcter inerradicable del
antagonismo (Ibd.), es decir que el conflicto y la divisin son constitutivos de lo social, son sus
mismas condiciones de posibilidad10.
Ahora bien, en la medida en que lo que opera a nivel del campo social es la
sobredeterminacin11 -concepto tomado del Psicoanlisis-; es decir, la condicin por la cual lo
social se constituye necesariamente como orden simblico (Ibd.:134), lo que interviene en
tensin constante con el concepto de discurso es aquello que los autores denominan campo de la
discursividad. Esta categora alude a la doble dimensin constitutiva de lo social: el hecho de
que todo objeto se constituye necesariamente como objeto de discurso y la imposibilidad de que
ningn discurso logre realizar una sutura ltima, es decir, la imposibilidad de fijar sentidos
ltimos, definitivos.
Tal afirmacin, que ciertamente implica asumir el giro lingstico en toda su complejidad,
comporta un corolario definitivo: en la medida que no hay fijacin absoluta del sentido, entonces
se vuelve imposible imaginar una sociedad unificada, cerrada. En palabras de Laclau y Mouffe:
El carcter incompleto de toda totalidad lleva necesariamente a abandonar como terreno de
anlisis el supuesto de `la sociedad como totalidad suturada y autodefinida (Ibd.: 151).
10 En este punto la teora de las articulaciones hegemnicas se aleja del modelo de la democracia deliberativa propuesta por Jrgen Habermas puesto que para Laclau y Mouffe (2010), teniendo en cuenta que el antagonismo es la condicin necesaria para la poltica, toda forma de consenso posible es el resultado de una articulacin hegemnica.11 La teora freudiana al enfatizar el proceso de sobredeterminacin (condensacin y desplazamiento), que interviene en la constitucin de todas las formaciones psquicas, ya haba insistido en la imposibilidad de fijar el significado a travs de una estricta correlacin entre significante y significado. Esta tendencia se radicaliza en la teora lacaniana, en la llamada lgica del significante (Laclau, 2004: 4).
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As definida tal imposibilidad, para Laclau y Mouffe, lo que opera es la fijacin parcial del
sentido. Un punto que es fundamental, pues en l se enlaza el nudo de la propuesta terica sobre
la constitucin de formaciones hegemnicas. Aqu los autores recuperan la crtica al
significado trascendental formulada por Derrida y el concepto de point de capiton (punto nodal)
de Lacan, que se refiere a la operacin por la cual un elemento particular asume la funcin
universal estructurante dentro de un cierto campo discursivo, sin que su particularidad
predetermine a esta ltima, para sealar que:
La imposibilidad de fijacin ltima de sentido implica que tiene que haber fijaciones parciales. Porque, en caso contrario, el flujo mismo de las diferencias sera imposible [] Si lo social no consigue fijarse en las formas inteligibles e instituidas de una sociedad, lo social slo existe, sin embargo, como esfuerzo por producir ese objeto imposible (Laclau y Mouffe, 2010: 152).
En esta lnea, para los autores, el discurso mismo se constituye como tentativa por dominar el
campo de la discursividad as definido, como intento por detener el flujo de las diferencias, por
constituir un centro (Laclau y Mouffe, 2010: 152). O lo que es lo mismo: dada la proliferacin
de significantes flotantes en el campo poltico, la lucha hegemnica puede entenderse como
los intentos de las fuerzas polticas rivales de fijar parcialmente esos significantes a
configuraciones significantes particulares (Laclau, 2004: 5). Hasta aqu dejamos nuestro
horizonte de inteleccin, para dar paso a las cuestiones de orden terico-metodolgico.
La delimitacin del corpus de anlisis
Por qu construir el objeto de anlisis en la prensa escrita?
En las sociedades posindustriales mediatizadas (Vern, 2001), los medios de
comunicacin desempean un rol central en la construccin de lo real en el discurso (Vern,
1998) y se instituyen como el lugar por excelencia donde se construyen la entidades imaginarias
que fundan el funcionamiento democrtico contemporneo. Los medios actan de manera
privilegiada en la produccin simblica de gran parte de los asuntos pblicos de actualidad
(Alsina, 1999; Champagne, 1999; Vern, 1983) y juegan un papel significativo en la disputa por
fijar sentidos sobre lo poltico pues orientan y modulan temas (Grandi, 2002), fijan la agenda
temtica (McCombs, 2004; Exeni, 2005), jerarquizan actores, y determinan el acceso a la palabra
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pblica. Ahora bien, toda produccin social de sentido se manifiesta en una materialidad que
define el punto de partida necesario para el anlisis. Como apunta Vern:
Siempre partimos de `paquetes de materias sensibles investidas se sentido que son productos; con otras palabras, partimos siempre de configuraciones de sentido identificadas sobre un soporte material [] que son fragmentos de la semiosis (1998: 127).
Si decimos que se trata de cuerpos significantes que remiten al funcionamiento del sistema
productivo de sentido, entonces inicialmente diremos que dentro del amplio universo que
constituyen los discursos de los medios masivos, la investigacin trabaja con las materias
significantes de la prensa escrita de Argentina y Ecuador, atendiendo a una serie de criterios
terico-metodolgicos que se refieren a continuacin.
En primer lugar, el inters por la produccin de sentido de los discursos de la prensa grfica
implica asumir que sta se instituye como un dispositivo de enunciacin especfico y potente que
construye de manera privilegiada -aunque no nica- la realidad en devenir, que fabrica
simblicamente la actualidad de los acontecimientos de inters comn, como [] uno de los
terrenos donde se disean, bajo una forma dominante especfica -la de la materialidad de la
escritura- los objetos que le son propios; los discursos (Vern, 2004: 193).
En segundo lugar, se sostiene que tanto en Argentina como en Ecuador, an a pesar del
avance vertiginoso (aunque desigual) de los medios digitales12, la grfica contina marcando la
agenda de los temas polticos que son considerados como los ms relevantes y de actualidad a
nivel nacional. Fundamentalmente porque esta industria configura de modo privilegiado la
agenda pblica de temas que luego son retomados por el resto de los medios de comunicacin,
principalmente la televisin y la radio; pero tambin los llamados nuevos medios digitales y las
herramientas 2.0 propias de la cibercultura (Lvy, 2007), en particular los blogs, en tanto
artefactos culturales y polticos, que son usados como herramientas ligadas al periodismo
ciudadano. Ambos casos, referencian de modo dominante la agenda que construye la prensa
grfica, actuando en muchos casos como una caja de resonancia para los mensajes de los medios
masivos13 (Wallsten, 2005: 25).
12 Argentina y Ecuador presentan niveles de penetracin de internet muy distintos, siendo Argentina un pas que muestra una alta concentracin de las conexiones de alta velocidad y banda ancha en las grandes ciudades, por parte de los sectores sociales medios y altos de la poblacin (Becerra y Mastrini, 2009: 62).13 Traduccin propia.
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Es decir, la importancia de la prensa grfica reside en que la agenda que genera llega por
vas indirectas a los diferentes pblicos (Becerra y Mastrini, 2009). En el caso de Argentina, el
diario Clarn -de manera similar a su principal competidor y socio el peridico La Nacin- marca
de modo predilecto la agenda de los temas polticos y econmicos, principalmente porque entre
sus lectores se encuentran agentes del propio sistema de medios y del sistema poltico, incluidos
formadores y lderes de opinin. En el caso de Ecuador, El Comercio constituye un peridico de
referencia dominante que tambin marca la agenda de los temas polticos que son considerados
como los ms relevantes a nivel nacional. En esta lnea, y como segundo elemento de peso, se
sostiene que la prensa sigue conservando espacio predilecto como un lugar medular de
configuracin del debate pblico de ideas a nivel nacional.
Un tercer elemento relevante que justifica la eleccin del discurso de la prensa como objeto
de anlisis, tiene que ver con los ndices de acceso a dicha industria en ambos pases. En el
contexto regional, Argentina exhibe -junto con Uruguay y Chile- los ndices ms altos de acceso
a la prensa (Becerra y Mastrini, 2009: 64), mientras que el mercado de la prensa escrita en
Ecuador presenta ndices de acceso superiores a los del promedio latinoamericano (Becerra y
Mastrini, 2009: 122).
Por ltimo, sostenemos una justificacin de orden metodolgico. Como seala Saur (2006), a
diferencia de otros soportes mediticos como la radio o la televisin, la piezas de prensa grfica
constituyen materias significantes de mayor accesibilidad para el anlisis (Saur, 2006: 41), en
trminos de acceso y administracin. Al respecto seala:
Esto nos allana el camino en el armado de un corpus lo ms completo posible, al disminuir las dificultades de acceso al material [pues] en la actualidad la accesibilidad se ve facilitada an ms, por la presencia en la World Wide Web de la coleccin completa de ediciones de los peridicos estudiados (2006: 41).
Generalmente, los portales web de los peridicos cuentan con buscadores en lnea de los
archivos de noticias. Tal es el caso del peridico Clarn, ms no de El Comercio. Los archivos de
este ltimo se recogieron en fsico, mediante trabajo de recopilacin documental.
Criterios de Construccin del Corpus
El universo de la prensa escrita constituye un espacio complejo y heternomo, por ello no es
posible estudiar cualquier medio. Es necesario establecer criterios de comparabilidad de los
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textos (Vern, 2004: 72), con vistas a generar un primer conjunto de delimitaciones y
localizaciones en la construccin del corpus de anlisis14. En ese orden, hemos definido los
siguientes criterios: periodicidad diaria, tipo de discurso periodstico y funciones predominantes:
informativa e interpretativa15.
Es importante sealar que lo que permite establecer esta primera precisin es la articulacin
de los tres criterios tomados en su conjunto, pues considerados por separado posiblemente liberen
la eleccin en otro sentido. Tal es el caso de ciertos productos que comportan slo algunos de los
atributos referidos. Por ejemplo, peridicos que poseen periodicidad semanal (semanarios) o bien
piezas que no son necesariamente de informacin; es decir, que no construyen la actualidad de
los temas, como las revistas temticas femeninas, infantiles o deportivas.
Entonces, la articulacin de los tres elementos nos permiti identificar un objeto preciso y un
gnero-P (Vern, 2004) dentro del discurso periodstico, en el sentido que apunta Vern
(2004): peridicos masivos de informacin, esto es, diarios destinados al gran pblico y por lo
tanto de circulacin masiva. Concretamente trabajaremos en el anlisis de los peridicos Clarn
(Argentina) y El Comercio (Ecuador), en atencin a justificaciones que referimos a continuacin.
En primer lugar, ambos peridicos fueron escogidos siguiendo criterios histrico-polticos,
que se sostienen en hiptesis externas al corpus, vinculadas con las condiciones de produccin de
las discursividades. Fundamentalmente con el papel de opositores que jugaron dichos diarios en
el marco de los debates de las nuevas Leyes discutidas en cada pas en 2009-2010
respectivamente. Se sostiene que tales diarios habran empleado estrategias discursivas similares
para construir sus discursos de oposicin y resistencia a los nuevos marcos legales. Dichas
similitudes responderan en parte a su condicin de empresas periodsticas tradicionales que
defienden intereses polticos y econmicos. Se tratara, adems, de discursividades que, en el
marco de la discusin pblica de las nuevas leyes, estaran involucradas de diferentes maneras en
el conflicto que ellas mismas narran.
A lo largo del trabajo se ver cmo los gobiernos de Fernndez (Argentina) y Correa
(Ecuador) y estos diarios han mantenido, desde el inicio de las respectivas gestiones
14Inicialmente no es correcto hablar de Corpus propiamente. Recin una vez que tenemos las delimitaciones precisas de las piezas que analizamos estamos en condiciones de referirnos al conjunto de textos en trminos de Corpus de Anlisis.15 Todo texto contiene ms de una funcin. De lo que se trata aqu es de identificar los textos de prensa grfica cuyas funciones predominantes sean la informativa y la interpretativa. En particular la informativa, dado que se constituye en modeladora de la actualidad (Vern, 2004).
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kndText Boxcriterios para abordar el material de la prensa
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kndText Boxjutificacion de eleccion de clarin y el comercio (ecuador)
kndText Box1 condiciones de produccion
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presidenciales, relaciones de confrontacin explcita que fueron in crescendo a lo largo del
perodo de anlisis. Un componente ciertamente de peso, aunque no el nico, que los coloc
como agentes que construyeron discursividades polticas destinadas a confrontar con estos
gobiernos de modo sistemtico, lo que qued demostrado a las claras durante los debates de las
Leyes, momento en el cual ambos diarios desplegaron fuertes campaas mediticas de resistencia
a la regulacin de sus actividades por parte del estado.
En segundo lugar, dichas consideraciones histrico-polticas fueron cruzadas con un criterio
formal propio del sistema de medios de cada pas, la circulacin nacional. La variable indica la
circulacin neta pagada (Diarios sobre diarios y Universidad Austral, 2008); es decir, la cantidad
de ejemplares efectivamente vendidos por da. Una variable de anlisis distinta de la tirada o
tiraje, que se refiere a la cantidad de ejemplares impresos diariamente.
Se ha escogido tal criterio, an sabiendo que los datos sobre la circulacin de los peridicos
no muestran, slo ellos, su incidencia en la construccin de agenda. Esta ltima surge ms bien
de la confluencia de factores de poder y del propio sistema de medios en el que funciona cada
matutino (Valdettaro, 2009). De all que en el Captulo II se refiere exhaustivamente la posicin
que ocupan los diarios que analizamos dentro del mapa meditico de cada pas, as como la
conformacin del grupo econmico al que pertenecen ambos matutinos.
Un dato del caso argentino que muestra que la incidencia poltica y periodstica de los diarios
no depende exclusivamente de su circulacin, es justamente que los peridicos que cambiaron las
formas de hacer periodismo en el pas y que se posicionaron como medios que sentaban agenda,
no fueron precisamente los ms relevantes en circulacin. Como seala el informe Las ltimas
cinco dcadas del periodismo de diarios en Buenos Aires: Ni El Mundo de la dcada del
sesenta, ni La Opinin de la dcada del setenta, ni Tiempo Argentino en 1982, ni Pgina 12 desde
1987, fueron sucesos en ventas (Diarios sobre diarios y Universidad Austral, 2008).
Hecha tal indicacin, diremos que tanto Clarn como El Comercio constituyen publicaciones
de referencia dominante en cuanto a circulacin, y ambos peridicos forman parte de los grupos
mediticos ms importantes de Argentina y Ecuador respectivamente. Este punto se aborda en el
Captulo II, sin embargo, aqu avanzamos los datos que corresponden exclusivamente a su
posicin en el mercado de la prensa escrita en cada pas. Veamos.
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kndText Box2 circulacion nacional
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kndText Boxpresencia en el campo de los medios de comunicacion en terminos de mutimedios dominantes
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El peridico Clarn
Desde hace varios aos, el mercado argentino de la prensa escrita est liderado de modo
sostenido por el diario Clarn. Segn el ltimo estudio riguroso y exhaustivo con el que
contamos, que arroja datos de 2004, el peridico concentra el 31% de la circulacin de diarios a
nivel nacional; es decir que de cada tres diarios que se venden en la Argentina, uno es Clarn
(Becerra y Mastrini, 2009: 65).
Para el ao 2009, momento en que la presente investigacin avanzaba en la construccin del
corpus, existe informacin contrapuesta respecto a la circulacin del matutino. Los datos fueron
puestos en cuestin en el debate pblico, lo que muestra que el tema es de inters poltico y que a
su alrededor existe una disputa de intereses. Con todo, segn el Instituto Verificador de
Circulaciones (IVC)16, para septiembre de 2010, los das domingo el peridico mantiene una
circulacin promedio de 630.000 ejemplares, mientras que el promedio semanal de lunes a
domingo es de 300.000. Con estas cifras, Clarn, adems de liderar las ventas a nivel nacional,
supera largamente a su principal competidor y socio comercial17 el diario La Nacin, que para la
misma fecha posee una circulacin promedio de 295.000 ejemplares los domingos, y un
promedio semanal de 158.00018.
A ello se suma su readership; es decir, el valor promedio del total de personas que leen el
mismo ejemplar de Clarn. Se estima en 4 personas por nmero, lo que da un promedio
aproximado de 900 mil lectores en el formato papel, y ms de 1 milln en la web, que es la de
mayor trfico en Amrica Latina.
Ms atrs, en el tercer lugar, se sita La Voz del Interior, peridico de origen cordobs que
pertenece al emprendimiento comercial Cimeco, cuyos propietarios son tambin Clarn y La
Nacin (Becerra y Mastrini, 2009). Los datos de septiembre de 2010 del Instituto Verificador de
Circulacines (IVC)19 indican que dicho peridico vende un promedio de 90.000 ejemplares los
domingos, y entre 50.000 y 70.000 los restantes das, lo que da un promedio semanal, de lunes a
domingo, de 50.000 ejemplares. Metodolgicamente, nos parece conveniente considerar La Voz
16 El Instituto Verificador de Circulaciones (IVC) es el organismo que controla y certifica las circulaciones de diarios y revistas de Argentina, y constituye la fuente ms confiable. Los datos de Clarn fueron consultados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=78. 17 En el Captulo II referimos los tres emprendimientos comerciales en los cuales Clarn y La Nacin son socios comerciales. 18 Los datos de La Nacin fueron consultados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=134. 19 Los datos de La Voz del Interior fueron chequeados en http://www.ivc.org.ar/consulta?op=c&asociado_id=141, y luego fueron triangulados con periodistas del diario y con personal del rea de ventas.
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kndText Boxivc
kndText Boxclarin: web de mayor trfico en argentinaSIN FUENTE
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del Interior como medio de carcter nacional y no slo regional, por el volumen de ejemplares
vendidos por un lado, por la extensin geogrfica que abarca, pero tambin por la consideracin
de que Argentina no es slo Buenos Aires20. Lo anterior confirma que, en Argentina, en el tercer
trimestre de 2010, la competencia por la venta de los tres peridicos de mayor circulacin
nacional se realiza entre socios comerciales.
Hay que destacar que Clarn vende el 88% de sus ejemplares en Capital y provincia de
Buenos Aires, mientras que slo el 12% restante circula en la zona geogrfica que se conoce
coloquialmente como el interior del pas21. Por lo tanto, si bien la caracterizacin del peridico
como de alcance nacional es correcta, se debe tener en cuenta no obstante, siguiendo a
Valdettaro, que se trata de un diario principalmente porteo pues se produce en Buenos Aires y la
mayor parte de sus lectores residen all (Valdettaro, 2009).
El peridico El Comercio
En Ecuador, el mercado de la prensa escrita se encuentra liderado por el diario El Comercio.
Junto con el peridico El Universo, ambos controlan la oferta. Becerra y Mastrini (2009) sealan
que tanto en trminos de circulacin y de peso en la opinin pblica, como en facturacin y
beneficios generados por las empresas editoras, dichos diarios concentran ms del 65% de las
ventas (Becerra y Mastrini, 2009). Como aqu nos interesa particularmente la variable
circulacin, cabe destacar que El Comercio exhibe el 32% de la circulacin nacional de
peridicos en el pas, ya que se estima que su circulacin media es de 100.000 ejemplares entre
semana, 120.000 ejemplares los sbados, y 180.000 ejemplares los domingos.
Los contrastes del Corpus
El anlisis de discurso trabaja sobre los contrastes, sobre las relaciones interdiscursivas
(Vern y Sigal, 2003: 4). Para poder dar cuenta de la especificidad de cada discursividad as
como de las variaciones sistemticas (Vern, 2004) existentes entre ellas, es necesario proceder
por comparacin buscando contrapuntos pues un conjunto discursivo no puede jams ser
20Agradecemos al Dr. Daniel Saur por sus comentarios y sugerencias sobre este aspecto. 21 La expresin el interior del pas se emplea de modo coloquial en Argentina para referirse en un sentido descriptivo al resto de las provincias argentinas, con excepcin de Buenos Aires y ms especficamente Capital Federal.
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analizado `en s mismo: el anlisis discursivo no puede jams reclamar `inmanencia alguna
(Vern, 1998: 127).
Lo anterior comporta una consecuencia doble: las discursividades siempre deben ser puestas
en relacin con unas condiciones de produccin especficas y metodolgicamente es necesario
proceder mediante la comparacin dentro del mismo corpus de anlisis. Fundamentalmente
porque de lo se trata es de comparar discursos producidos bajo condiciones de produccin
dismiles. En palabras de Vern:
Tratndose de una bsqueda de invariantes discursivos, asociados a determinadas condiciones de produccin, la nica manera de hacer visibles estos invariantes es hacer variar las condiciones: jams se puede trabajar sobre un discurso; hay que comparar siempre discursos sujetos a condiciones productivas diferentes (1998:138).
Desde esta perspectiva, se incorporaron al conjunto de textos analizados de manera
adicional piezas muy especficas de los diarios Pgina/12 (Argentina) y El Telgrafo
(Ecuador) respectivamente, escogidas cuidadosamente en los momentos ms expresivos de
los debates de las leyes en cada pas, segn la periodizacin que referiremos enseguida.
En los Captulos III y IV respectivamente se especifican en detalle las piezas que se
analizan de los diarios Pgina/12 (Argentina) y El Telgrafo (Ecuador). Ciertamente se trata
de una incorporacin justificada e imprescindible desde el punto de vista terico-
metodolgico; con todo, a los fines del manejo de las piezas, y con vistas a potenciar la
productividad explicativa del estudio, no es plausible incorporar al anlisis el mismo volumen
de piezas de los diarios principales Clarn y El Comercio, pues no debemos perder de vista
que el objetivo principal de la investigacin es llegar al segundo nivel de anlisis: la
comparacin mayor de estas dos ltimas discursividades.
El peridico Pgina/12
Desde su aparicin en 1987, el diario Pgina/12 se encuentra vinculado con una posicin
poltico-ideolgica que se podra denominar como centro izquierda. Se trata de un peridico
que, por sus caractersticas de produccin de contenidos y propuesta editorial sui generis,
construye, siguiendo a Valdettaro (2003), una esttica clsicamente rupturista de la
Modernidad (Valdettaro, 2003). El matutino posee una circulacin sustancialmente menor a
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kndText Boxpagina/12
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Clarn. En este sentido, Argentina Mediamap es uno de los pocos informes que publica las cifras
de lectores del diario Pgina/12. Segn esta fuente fueron en promedio 51.000 por da, de lunes a
domingos, en 2005. Al no estar registrado el diario en el Instituto Verificador de Circulacin
(IVC), se desconoce a ciencia cierta la cantidad exacta de ejemplares que circula22.
Para la eleccin de dicho diario, se consider igualmente un criterio poltico de peso. En
claro contraste con Clarn, desde 2009 Pgina/12 ha mantenido una discursividad de apoyo a las
polticas del gobierno de Cristina Fernndez, que se identifica rpidamente a partir de la
indagacin de su lnea editorial. Este dato se encuentra relacionado con el hecho de que durante
ese mismo ao, el matutino fue el segundo medio del pas que mayor pauta oficial recibi: 41,6
millones de pesos argentinos.
El peridico El Telgrafo
En el caso de El Telgrafo, si bien en el Captulo IV se explica su gnesis y trayectoria como
medio pblico estatal, aqu cabe sealar que desde su aparicin se sostiene con fondos del estado
ecuatoriano y posee una circulacin mucho menor a la de El Comercio. Se estima que es de
25.000 ejemplares diarios, mayoritariamente de distribucin gratuita. Aunque desde su
nacimiento como medio pblico en 2008 el matutino ha intentado desarrollar una lnea editorial
autnoma del gobierno nacional, sin embargo, ha construido una discursividad muy cercana al
proyecto poltico representado por Rafael Correa.
Entonces, tanto Pgina/12 (Argentina) como El Telgrafo (Ecuador) constituyen universos
de lectura relativamente cerrados, que construyen lectores cualitativamente diferentes a los de
Clarn y El Comercio, principalmente desde el punto de vista ideolgico-poltico, pues ambos
presentan una propuesta editorial afn a los respectivos gobiernos en el perodo de estudio. Por
supuesto, la afirmacin anterior no implica asumir que Clarn y El Comercio no construyen
lneas poltico-ideolgicas. Lo que se busca destacar es que, al ser estos ltimos peridicos de
circulacin masiva, poseen un amplio arco de lectores que los ubica en la categora de diarios de
centro. Especficamente, Clarn es el matutino que llega en forma ms pareja a los distintos
niveles socioeconmicos de Argentina23.
22 Un dato interesante es que casi el 60% de sus lectores posee entre 18 y 52 aos y pertenecen al nivel socio-econmico medio y medio alto (AB y C1/C2). 23Ver al respecto: Revista Infobrand digital. Quin lee cul? 6 de febrero de 2007. En http://www.infobrand.com.ar/notas/8556-%bfqui%e9n-lee-cu%e1l%3f.
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kndText Boxjustificacion de p12: apoyo al gno por recibir propaganda oficial ?
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Es fundamental subrayar que en los dos pases objeto de anlisis, donde los climas de
opinin a favor y en contra de los gobiernos se han ido polarizando de manera marcada en el
perodo de estudio, haciendo que las lneas editoriales de los peridicos se endurezcan, la
articulacin de estos componentes (lnea editorial + lectores modelos) resulta fundamental en
trminos metodolgicos, justamente porque se constituyen en el eje principal de las variaciones
sistemticas24 (Vern, 2004: 76) dentro del corpus construido.
Antes de cerrar, para facilitar la exposicin de nuestro trabajo, al referirnos a los peridicos
objeto de anlisis, se estableci la siguiente convencin:
Peridico Codificacin
Clarn (C)
Pgina/12 (P12)
El Comercio (EC)
El Telgrafo (ET)
Resumiendo, sern comparados dos grupos de textos periodsticos, informativos y de opinin
(C/P12 y EC/ET), extrados de un mismo gnero de publicaciones de comunicacin masiva,
peridicos masivos de informacin, que fueron seleccionados en relacin con un referente
constante (hablan del mismo proceso), pero construyen lneas editoriales (variaciones poltico-
ideolgicas) muy dismiles en relacin a los respectivos gobiernos.
Justificacin de la Periodizacin
Si asumimos que los conjuntos discursivos que analizamos se instituyen como una
configuracin espacio-temporal de sentido (Vern, 1998: 127), entonces diremos que las piezas
del corpus construido estn histricamente situadas. Se trata de un principio de localizacin
histrica (Vern, 2004) que resulta un componente fundamental de la investigacin, en tanto
hace parte de las condiciones de produccin de los discursos.
24 Por ejemplo, en Fragmentos de un Tejido (2004), para establecer el eje principal de las variaciones sistemticas del corpus de anlisis, Eliseo Vern emplea el criterio de consumo diferencial, muy vinculado a la nocin de clase.
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La indagacin, por consiguiente, se efecta a partir de una agrupacin sincrnica de los
textos, atendiendo al contexto histrico-poltico de cada pas para el perodo 2009-2010, que se
describe en el Captulo II. Se trata de establecer recortes en la superficie discursiva de los
peridicos. As, los cortes temporales de Clarn y El Comercio quedaron establecidos de la
siguiente forma.
Para Clarn, se establecieron tres recortes, atendiendo a los acontecimientos polticos nodales
y los momentos ms expresivos del proceso de discusin y sancin de la Ley de Servicios de
Comunicacin Audiovisual en Argentina. As, quedaron definidos los perodos:
Perodo 1 Apertura: Considerando que el ejecutivo present la propuesta del proyecto de Ley
oficial el 18 de marzo de 2009, se analizan las piezas del diario que abordan el tema el mismo da
18 de marzo y los 4 das posteriores. La justificacin metodolgica, que cuenta tambin para los
perodos siguientes, reside en la captacin del da domingo posterior a la fecha nodal, que
constituye el de mayor circulacin del peridico, y es el da en que el diario le dedica mayor
espacio a ciertos temas, as como un mayor nivel de profundizacin en el tratamiento
periodstico. En este perodo se analizaron 9 piezas.
Perodo 2 Interludio: Luego, teniendo en cuenta que el proyecto de Ley obtuvo media sancin
en la Cmara de Diputados el da 16 setiembre de 2009, se analizan las piezas del diario que
abordan el tpico el mismo da 16 de setiembre y los 4 das posteriores. En este perodo de
analizaron 55 piezas.
Perodo 3 Cierre: Por ltimo, dado que el proyecto es convertido en Ley por la Cmara de
Senadores el 10 de octubre de 2009, se analizan las piezas del diario que abordan el tema ese
mismo da y los 2 das subsiguientes. En este perodo se analizaron 25 piezas. Sumados los tres
cortes temporales, en total hemos focalizado 89 piezas en Clarn.
En el mismo sentido, para el caso de El Comercio, se establecieron tres cortes temporales,
atendiendo igualmente a los acontecimientos polticos nodales y los momentos ms expresivos
del proceso de discusin de la Ley Orgnica de Comunicacin en la Asamblea Nacional. As,
quedaron definidos los siguientes tres perodos:
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Perodo 1 Apertura: Considerando que la presentacin del proyecto de Ley coincidi
temporalmente con la conformacin de la Comisin Ocasional que discuti el tema al interior de
la Asamblea el da 15 de setiembre de 2009, entonces se analizan las piezas del diario que
abordan el tema desde el 12 hasta el 20 del mismo mes. En este perodo de analizaron 26 piezas.
Perodo 2 Interludio: Luego, teniendo en cuenta que a mediados del mes de diciembre se firm
el acuerdo tico-poltico entre los jefes de los bloques polticos de la Asamblea, y que tambin
por aquellos das se posterg el primer debate general de la Ley en el pleno del Legislativo, se
analizan las piezas del diario que abordan el tema desde el 7 al 17 de diciembre de 2009. En este
perodo, sumamos adems piezas de octubre y noviembre, pues en ese momento de transicin se
cumple el plazo estipulado por la Nueva Constitucin para la sancin de la Ley Orgnica de
Comunicacin. En este perodo se analizaron 76 piezas.
Perodo 3 Clausura: Finalmente, dado que el proyecto deba ser convertido en Ley por la
Asamblea Nacional a mediados de junio de 2010, se avanza en el anlisis de las piezas del diario
que abordan el tpico la semana previa y luego, la semana posterior a la planificada sancin de la
Ley. Este ltimo corte se completa adems con piezas del mes de julio, perodo en que la sancin
de la Ley queda postergada en la Asamblea Nacional hasta el momento en que se escribe la
presente investigacin. En dicha etapa se analizaron 13 piezas. Sumados los tres cortes
temporales, en total hemos focalizado 115 espacios en El Comercio.
Es pertinente sealar que para el caso ecuatoriano nos pareci incorrecto nombrar el tercer
corte temporal como cierre, pues el proceso de sancin de la Ley no tuvo uno; es decir, la
discusin poltica y las posibilidades de llegar a acuerdos mnimos sobre cmo continuar el
proceso en el interior de la Comisin Ocasional de Comunicacin de la Asamblea qued
clausurado, imposibilitado de llevar a trmino el debate por lo que, al momento en que se escribe
la presente investigacin, el debate regulatorio contina abierto en Ecuador.
2. 5 El camino por delante
Hasta aqu, hemos delineado la analtica general de la discursividad, la empresa terica que
gua nuestra investigacin. Hemos referido tambin los criterios de seleccin de la prensa grfica
como objeto de anlisis privilegiado, precisando los criterios de construccin del corpus, as
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como los contrastes necesarios y la justificacin de la periodizacin. Llegados al ltimo punto del
presente acpite, conviene sealar dos aspectos metodolgicos fundamentales.
Primero, se trata del gran tpico al que se refieren los textos escogidos. Todas las piezas de
los peridicos que se analizan fueron seleccionadas en relacin a un invariante referencial
(Vern, 2004), pues hablan de lo mismo, narran y se refieren al mismo tema. A saber: la Ley
de Servicios de Comunicacin Audiovisual N 26.522 en el caso de Clarn y Pgina 12, y la Ley
Orgnica de Comunicacin, para El Comercio y El Telgrafo. Segundo, el anlisis que
avanzamos incluye todas las piezas de los diarios que se refieren a estos tpicos, es decir, que se
trabaja sobre una lectura y anlisis extensivo del corpus, y no mediante la seleccin de muestras.
Ahora bien, Cmo proceder nuestro anlisis? El objetivo principal de la investigacin
consiste en caracterizar y explicar, desde una perspectiva comparada, el modelo de discursividad
poltica que proponen Clarn (Argentina) y El Comercio (Ecuador) sobre las nuevas polticas de
comunicacin y medios discutidas en estos pases en 2009-2010 respectivamente; y definir las
implicaciones polticas puestas en juego mediante dichas construcciones discursivas.
Como hemos dicho, con este objetivo como horizonte, y teniendo en cuenta el conjunto de
consideraciones terico-metodolgicas previas, procederemos mediante un modelo analtico
comparativo en dos niveles: En primer trmino, se estudian las construcciones discursivas de
Clarn, a partir de los contrastes y variaciones sistemticas con Pgina/12. En segundo trmino,
se analizan las construcciones discursivas de El Comercio, puestas en relacin con El Telgrafo.
Finalmente, se buscan contrastes explicativos en trminos de convergencias y divergencias
entre la estrategia discursiva propuesta por Clarn y la que propone El Comercio en relacin a las
Polticas de Comunicacin y Medios discutidas en Argentina y Ecuador en 2009-2010,
respectivamente.
Situados en el anlisis en produccin, se busca dar cuenta de las economas discursivas que
ponen a funcionar los peridicos. Nuestro anlisis consiste en estudiar los conjuntos discursivos
mediticos en relacin con sus condiciones de produccin. Pero hay que decir que, en el marco
de la teora de la semiosis social, desarrollada por Vern (1998) con base en el modelo ternario
de Pierce, entendida como red infinita de significaciones, al momento de efectuar dicho anlisis,
lo que estamos haciendo es reconocer un conjunto de textos de la prensa, justamente mediante
la produccin de nuestro trabajo. Una tarea que ciertamente engendra una nueva gramtica de
produccin (Vern, 1998) con reglas y operaciones propias.
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Para ello, se analizan las tcticas discursivas y las lneas semnticas dominantes de cada
discursividad meditica, para definir, hacia el final, la estrategia discursiva general que pone a
funcionar cada uno. Se procede mediante la combinacin del anlisis enunciativo, que busca
sealar los comportamientos locutivos del enunciador, y el anlisis argumentativo, que intenta
explicar las lgicas de razonamiento que caracterizan los distintos posicionamientos
(Charaudeau, 2002).
Nos interesa indagar en las condiciones de produccin de los discursos, buscando reconstruir
el proceso de produccin de sentido partiendo de los productos; es decir, de la descripcin de las
marcas dejadas como huellas en la superficie de las materias significantes (Vern, 2004: 127).
Este modo de proceder metodolgicamente responde a la hiptesis terica segn la cual todo
texto contiene en su superficie marcas que pueden ser interpretadas precisamente como huellas
de las operaciones discursivas de generacin, o como huellas que definen el sistema de
referencias de las lecturas o efectos posibles de esos discursos.
Para Vern, el estudio de lo ideolgico, en tanto dimensin analtica, implica justamente
poner en relacin ciertas huellas con sus condiciones de produccin (Vern, 2004), teniendo
presente que las operaciones como tales no son visibles en la superficie textual, sino que se deben