ana p. de quiroga y josefina racedo - crítica de la vida cotidiana

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Crtica de la vida cotidiana Ana P. De Quiroga y Josefina Racedo LA PSICOLOGIA SOCIAL COMO CRITICA DE LA VIDA COTIDIANA ANA P. DE QUIROGA Clase dictada en 1981

La lnea que vamos a comenzar a desarrollar es: la Psicologa Social como crtica de la vida cotidiana; la Psicologa Social como anlisis de nosotros, sujetos, en nuestras condiciones concretas de existencia. El pensamiento de Pichon-Rivire se inscribe en una corriente que plantea que el punto de partida de toda ciencia social, y de toda reflexin psicolgica en consecuencia, no puede ser otro que los hombres concretos. El primer objeto de la realidad a explorar -desde esta perspectiva- son los sujetos de los procesos psquicos, los sujetos del comportamiento, los hombres inmersos en lo que es su vida cotidiana, lo que constituye sus condiciones concretas de existencia: un hbitat, un espacio, una organizacin social detenninada, una detemnada estructura famfliar, una detenninada modalidad de producir, una cultura. Qu es lo ms inmediato, lo ms concreto y lo ms esencial para nosotros, sujetos del comportanento, sujetos de los procesos psquicos? Que somos seres -vivos, y en consecuencia seres de necesidades en un intercambio permanente con el medio. La caracterstica del ser vivo es estar incluido en una unidad indisoluble con el cont exto o medio. Esta es una ley general para todo organismo vivo, ya sea una ameba o un mamfero. Pero al hablpr de los sujetos de esos muy complejos procesos a los que Uwnamos psiquismo, al hablar del sujeto de la representacin, del sujeto del pensamiento o del sujeto del lenguaje, al hablar de aquel que construye su subjetividad, su interioridad, como un mundo, como un sistema que reconstruye fantaseadamente la realidad externa, al hablar de aquel ser que puede elaborar teoras cientficas, que puede conocer y transformar la realidad externa e interna, es decir, al hablar del sujeto humano, estamos hablando de un ser que posee una orgardzacin biolgica particular a la que lleg en un proceso evolutivo. Qu determina esa organizacin biolgica que nos es propia como seres humanos? Que nuestra vida, nuestra existencia material dependa de que establezcamos relaciones con otros hombres y con la naturaleza. La forma particular que en el ser humano 7

-como ser vivo- reviste la relacin organismo-medio le inphca relacionarse a partir de necesidades primarias (por ejemplo, el alimento, el abrigo, la sexualidad) para que cooperando se acte sobre la naturaleza por medio del trabajo. Qu es el trabajo? Es una accin previamente planificada y social. Esto es lo que hace distinto al trabajo humano del trabajo animal. Porque hay animales que realizan un trabajo (las abejas, las honnigas, las araas, etc.), pero ese trabajo D,() es previamente diseado sino que es instintivo, mecnico. En el hombre eso es dife,rente. Hay una estrategia de trabajo que se disea previamente en la mente de quien trabaja. En ese operar sobre la naturaleza se producen los objetos destinados a satisfacer las necesidades vitales. Dicho de otra manera, el hecho ms esencial, ms inmediato y ms significativo de lo humano, y lo que en consecuencia se constituye en el punto de partida de toda ciencia del hombre, es que hoy --como en el comienzo de la lstoria--- los hombres producen y reproducen su vida en una doble relacin: con la naturaleza y con los otros hombres. Y la producen a partir de una accin planificada y consciente a la que se denomina trabajo. Por qu este es el punto de partida necesario de toda ciencia del hombre? Porque este hecho inmediato y esencial que es constitutivo de lo humano, es, tambin el ms eficaz, el ms determinante por la importancia y complejidad de sus efectos. La produccin social de la vida, en esa doble relacin con los otros hombres y con la naturaleza, no slo determina la vida en su posibilidad sino que la determina en sus formas. Las fonnas concretas que reviste nuestra vida estn directamente relacionadas con las modalidades o con las fonnas en que la existencia material se produce y reproduce. Qu determina las formas de nuestra vida? El qu producimos, el cmo producimos, con qu medios, qu instrumentos utilizamos. Cmo nos insertamos en el proceso productivo, cmo se distribuye socialmente lo que socialmente se produce. Y qu relacin guarda lo que se produce y el cmo se distribuye lo que se produce con las necesidades de los hombres que constituyen una organizacin social. Vamos a tomar un ejemplo para ver de qu manera la forma en que se produce, lo que se produce, los instrumentos y el cmo se distribuye determinan formas de vida. Pensemos en un indio mapuche. Un indio mapuche vive en comunidad en la zona de la precorddlera. Qu produce normalmente? Suele ser pastor o tejedor. Si es tejedor, un telar rstico, muy primitivo, es su instrumento de produccin. Pensemos en un tcnico de la empresa Ford, en un disecador de mquinas electrnicas, un obrero textfl de una gran planta de Buenos Aires, o un pelador de caa en Tcumn. Todos estos sujetos, productores, forman parte de un mismo pueblo, son todos argentinos, de una misma formacin I-stricosocial, sin embargo su interpretacin de la realidad, sus emociones, sus pautas de conducta, su posicin ante la vida y la muerte, ante la salud y la enfermedad, su significacin del sexo, su maiejo del tiempo, todo eso es diferente. Lo que entienden por diversin es diferente, su sensibilidad artstica es diferente. Y esas diferencias, de dnde surgen? De sus distintas condiciones vitales, de sus distintas cotidianidades, ya que producen su vida y la 'reproducen (se organizan farnilian-nente) con modalidades distintas. Porque se insertan de formas diferentes en el proceso productivo. Y porque reciben una parte diferente de la produccin social. Entonces, a riesgo de ser redundantes vamos a insistir en esta hiptesis e intentar fundamentarla: que la produccin es la condicin de la vida y en consecuencia es la 8

condicin ltima de emergencia, de posibilidad de los procesos psquicos, condicin ltima de la subjetividad. La produccin implic el establecimiento de relaciones direccionales, ifnplic el establecimiento de procesos de comunicacin. El tener que accionar sobre-la naturaleza transformndola en el trabajo, y en tanto lo haca con otros, ya que el hombre no puede abordar individualmente la naturaleza porque su condicin de supervivencia es el grupo -de all decimos que el grupo es un hecho vigente desde el comienzo de la historia, aunque se haya podido conceptualizar el grupo slo muchos niilenios despus-, el tener que modificar activamente la naturaleza, primero como recolectar o' como cazador y luego como agricultor y pastor, el tener que arrancar a la naturaleza los bienes necesarios para la vida, determin que surgieran, desde la necesidad, sistemas de comunicacin. Ese animal que trabaja inteligentemente, planificadamente, el hombre, comienza un desarrollo evolutivo que es cuahtativamente diferente de todas las otras especies. Comienza a interiorizar sus acciones, es decir, empiezan a quedar inscriptas en l sus experiencias, transformndose en representacin, en pensamiento, en lenguaje. Y desde ese asociarse, desde ese modificar el medio, se van dando al mismo tiempo, en forma dialctica y en el desarrollo de mlones de aos, modificaciones biolgicas: la oposicin del pulgar y el desarrollo de la corteza cerebral, que es el que hace posible este rvel de procesos psquicos. Cuando decimos --sigtiiendo a Paget- que el pensamiento es accin interiorzada, hacemos referencia a que no hay actividad psquicw desvinculado de la experiencia concreta del sujeto, es decir, de su prctica, de sus relaciones reales. Y esto es vlido en lo evolutivo de la especie y en lo evolutivo individual, porque este planteo lo hace Piaget analizando el desarrollo del pensamiento en el nio. No hay procesos y contenidos psquicos que no estn determinados desde las condiciones concretas de existencia. Son los experiencias concretas, la accin, la prctica, las que determinan la subjetividad, y no viceversa. Esto en la gnesis, porque una vez que est constituido el psiquisino hay un interjuego entre pensamiento, representacin y accin, En ltima instancia, son las formas de produccin, las experiencias, las que detenninan la representacin y el pensamiento porque stos son experiencia procesada y elaborada. Este planteo rompe con el mito de lo "natural", de las condiciones naturales de tales o cuales sujetos. Uno de los mitos con mayor significacin en lo ideolgico, porque sobre la base de lo natural se ha justificado la opresin y el relegar a muchos sectores; por ejemplo, los indgenas podran ser considerados "naturalmente" menos inteligentes y menos dotados; las mujeres y los nios, clases sociales, etctera. Se compara a los chicos de hace 30 aos con los de ahora. Qu se dice? "Son ms despiertos pero son menos imaginativos". Qu diferencia hay entre un clco actual y un chico de hace 30 aos? Las experiencias que viven son diferentes. Hay una serie de informaciones y de experiencias que no se daban antes, por ejemplo, ese instrumento que es la televisin, el desarrollo de los medios de comunicacin masiva, el tipo de juguetes, y el tipo de experiencia que la humanidad ha realizado y que los chicos incorporan. Hay gente que dice: "Yo cuando era chico lea y vos no les". O: "Yo me arreglaba con un tacltito . . ." Y es @ cierto, haba un despliegue imaginativo que no era mayor ni menor sino diferente, desde experiencias diferentes. La lectura hoy est sustituida en muchsimos aspectos por la imagen y por la infomiacin de ese medio que es la televisin. Si decamos que no hay actividad psquica desvinculado de la experiencia 9

concreta del sujeto, un chico de clase popular que debe ingresar muy tempranamente al proceso productivo tiene una mayor capacidad clasificatoria que un chico que no trabaja, porque su experiencia lo lleva a un proceso de aprendizaje ms acelerado, aunque en otros aspectos pueda tener diferencias en relacin a un chico de otra clase y de un ncleo urbano. 0 un clco del campo tiene un manejo diferente del espacio que uno de la ciudad. Distintas formas de pensamiento surgen desde distint as experiencias. Pensemos en la adolescencia. Qu es la adolescencia? Es un complejsimo proceso psicolgico pero est ntimamente ligado a experiencias sociales. Hay organizaciones sociales donde la adolescencia no existe. Hay un pasaje de la infancia a la adultez. Se llega a la pubertad, hay una maduracin biolgica y se ingresa al mundo adulto sin pasar por esa muy compleja etapa de transicin. Hay clases sociales donde la adolescencia adems es muy diferente. En el campo tiene matices muy diferentes que en la ciudad. Entonces, si son sus condiciones concretas de existencia las que determinan a los sujetos, quiz pueda entenderse por qu la Psicologa Social se define como crtica de la vida cotidiana. Qu es crtica de la vida cotidiana? Es el anlisis objetivo, cientfico de esas condiciones concretas. Es el anlisis de las fonnas en,que en cada formacin social concreta se organiza materialmente la experiencia de los' sujetos, determinndose as el interjuego fundante para la constitucin de la subjetividad, entre necesidad y satisfaccin vincular social de esa necesidad. Podemos decir que la crtica de la vda cotidiana es el anlisis del destino de las necesidades de los hombres en una estructura social determinada. Desde all la Psicologa Social se inscribe en la crtica de la cotidianidad, que es una corriente de pensamiento ms amplia que abarcara a todas las ciencias sociales, y se inscribe corno crtica del vnculo. Porque es el vnculo, esa relacin social, elemental y primaria, el. 4.mbito en el que, de forma ms inmediata, se manifiestan las necesidades de los sujetos y cumplen su destino social de gratificacin o frustracin. El vnculo es el mbito en el que se actualizan las respuestas socialmente pautadas para las necesidades de los sujetos. No se agota all la Psicologa Social, porque comprender el vnculo y comprender al sujeto implica una comprensin de las mltiples implicancias que hay en la relacin sujeto-contexto social. Cuando hacemos un anlisis de la cotidianidad desde una perspectiva psicolgica enriquecemos la crtica de la vida cotidiana porque esto nos permite indagar cules son los mecanismos por los cuales cada sistema social produce los sujetos que son aptos para su continuidad y su desarrollo. El anlisis de la vida cotidiana en una organizacin social concreta nos permite descubrir el proyecto que subyace y que organiza al proceso de socializacin. Hasta aqu nos manejamos con un trmino que no hemos aclarado suficientemente en su sentido especfico: qu es cotidianidad? , qu es vida cotidiana? Podemos hacer una primera aproximacin: es el espacio y el tiempo en que se manifiestan en forma inmediata y directa las relaciones que los hombres establecen entre s y con la naturaleza en funcin de sus necesidades, configurndose as lo que hemos denorninado sus condiciones concretas de existencia. Cotidianidad es la manifestacin inmediata, en un tiempo, con un ritmo, en un espacio, de las complejas relaciones sociales que regulan la vida de los hombres en una poca lstrica detenninada. Trabajar en una oficin@ encender un televisor, comprar un cassette y escucharlo son acontecimientos d la vida cotidiana que nos permiten una experiencia directa y fragmentada de la complejidad de las relaciones sociales en las que estamos inmersos. Estos hechos no estn mostrando en su 10

complejidad estas relaciones sino una parte, un aspecto; hay que investigar para entender lo que subyace a los hechos cotidianos. A cada poca histrica y a cada organizacin social le corresponde un tipo de vida cotidiana, ya que en cada poca histrica y en cada organizacin social se da distinto tipo de relaciones con la naturaleza y los otros hombres. Para el hombre de la poca feudal era natural y cotidiano, autoevidente, no tena por qu ser interrogado, que parte de su produccin -y en realidad la parte ms importante- se entregara a su seor, porque l era parte de la tierra que perteneca a ese seor. El no, era Ubre de buscar trabajo en otro territorio y eso lo tomaba como un hecho natural, no requera explicaciones. Era tambin un hecho natural que el seor en muchos sitios ejerciera lo que se llamaba el derecho de pemada, el derecho que tena el seor feudal de ser el primero en tener relaciones sexuales con las mujeres hijas de sus siervos. Hoy es natural, cotidiano que cuando un hombre o una mujer necesita dinero ofrece su trabajo libremente (es decir, dispone de su posibilidad de trabajar) a un posible patrn, a una empresa, el que lo va a tornar o no de acuerdo a sus necesidades. Esto es para nosotros natural, pertenece a nuestra cotidianidad, lo tomarnos como natural y autoevidente, como en una poca fue tambin natural que hubiera esclavos y amos. Podramos caracterizar tambin la vida cotidiana como un modo de organizaci6n material y social de la experiencia humana en un contexto histrico-social determinado: en el esclavisrno, en el feudalismo, en el capitalismo, etctera. Qu subyace a la vida cotidiana? Subyacen las relaciones que los hombres guardan con sus necesidades en cada organizacin social. Subyace el modo del reconocimiento de las necesidades, cmo se definen las necesidades, cmo se codifican, las posibilidades y las modalidades de satisfacerlas y las metas que son socialmente disponibles. Esto es el secreto y la substancia de la vida cotidiana. Entonces, la vida cotidiana, eso que parece tan banal, como manifestacin o expresin inmediata del orden social e histrico detennina, en tanto est organizando nuestra experiencia, la vida y la historia de cada uno de nosotros. Es el horizonte de nuestra experiencia, el mbito y el escenario de la detenninaci6n social de nuestras necesidades. Cmo experimentamos nosotros la vida cotidiana? Qu hechos la constituyen? En principio podramos decir que la vida cotidiana se manifiesta como un conjunto heterogneo y mtdtitudinario de hechos, actos, objetos, relacicies, actividades que se nos presentan en forma "dramtica", es decir, como accin, como mundo en movimiento. Estos hechos, estos objetos son de muy difcd clasificacin, pero tienen en comn que en ellos toma cuerpo, se manifiesta, aunque fragmentariamente, la organizacin social de la relacin entre necesidad y satisfaccin. Por ejemplo, el que nosotros a la maana, cuando nos tenemos que vestir, para saber si hace calor o fro en vez de salir afuera y mirar prendamos la radio y nos digan "sensacin trmica tanto" y entonces veamos qu cantidad de ropa nos ponemos, remite a la manera en que se articula la relacin necesidad-satisfacci6n en esta formacin social concreta. Constituyen la cotidianidad la famia en que nacimos, la fanliha que constituimos, la revista o el diario que leemos, la televisin, el cine, el teatro, el tipo de comida que cocinamos, el tipo de casa en la que habitamos, las alternativas de la moda, los medios de transporte, nuestra economa, el deporte, el arte que nos emociona, el tipo de relaciones sexuales que mantenemos.

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Vida cotidiana es la fonna de desenvolvimiento que adquiere da tras da nuestra lstoria individual. Imphca reiteracin sistemtica de acciones vitales, en una distribucin diaria del tiempo, del latn quo, tidie que quiere decir cada da. Por eso decimos que cotidianidad es espacio, tiempo y ritmo. Se organiza alrededor de la experiencia, de la accin, del aqu de mi cuerpo y del ahora de mi presente. La vida cotidiana nos muestra un mundo subjetivo, que yo experimento, pero a la vez ese mundo es intersubjetivo, social y compartido, porque es un mundo que vivo con otros. Hemos insistido que la vida cotidiana es predominantemente experiencia de accin. Podramos decir que en esa particular organizacin de tiempo y espacio que es lo cotidiano el modo de vivir se transforma en un mecanismo irref7exivo y no consciente de accin, Vivimos realizando permanentemente acciones sobre las que no nos interrogamos. En la vida cotidiana en tanto est instalado este mecanismo irreflexivo, los fenmenos que la constituyen no son examinados. Uno de los rasgos de lo cotidiano es que los hechos se aceptan como parte de un todo conocido, autoevidente, como lo que simplemente es. Los hechos y fenmenos en los que nos sumergimos da a da se nos presentan como algo que no tiene sentido ni cuestionar t problematizar. Quin va a preguntarse por qu comemos este tipo de comidas, por qu utilizamos este tipo de instrumento, por qu vivimos en este tipo de hbitat. Vivimos sencillamente as, sin cuestionarlo. Esos hechos no requeriran verificacin alguna, constituyen lo real por excelencia. De dnde surge esta valoracin de lo cotidiano como lo autoevidente e incuestionable? De un sistema social de representaciones o ideologa que interpreta lo cotidiano y desde esa fonna de interpretarlo como "lo natural" lo encubre y lo vela. Lo distorsiona en tanto lo muestra como "la realidad", como lo que no tiene sentido alguno cuestionar. Desde el sistema social de representaciones se mitifica lo cotidiano. Por qu? Porque se oculta -desde detenninados intereses- su esencia social, su carcter de manifestacin concreta de las relaciones sociales. Cmo se da el encubrimiento? Cmo se da la distorsin? A travs de un mecanismo que es tpico de la ideologa donnante: desde la naturalizacin. La vida cotidiana constituye desde esa ideologa, desde el mito, un orden natural, preestablecido e imnodificable que no debe ser cuestionado, que no debe ser interrogado. Nosotros vivimos lo cotidiano con una farniliaridad acrtica, con una ilusin de conocimiento de lo cotidiano que slo es desconocimiento. Lo que nos es farniar, cercano, imnediato, no se constituye por esa mera cercana en lo ms conocido. Lo obvio puede ser lo ms desconocido. Desde esta Familiaridad acrtica es que no nos interrogamos, por ejemplo por el ftbol, la prensa, el consumo, por qu esta organizacin familiar y no otra. Desde all la apariencia se identifica con lo real absoluto y lo esencial suele quedar oculto. Podramos decir que en la cotidianidad las relaciones sociales se manifiestan y se ocultan. Se manifiestan en los hechos y se ocultan en la representacin social de los hechos. Fragmentariamente la realidad de las relaciones sociales se manifiesta en hechos, concretos, pero la representacin social de esos hechos como "la realidad absoluta", "natural", "incuestionable", " es as y no puede ser de otra manera", oculta la verdadera esencia de esa vida cotidiana. Qu es la crtica de la vida cotidiana? Crtica en senti o 6s tricto es un anlisis objetivo. Es analizar un hecho, examinarlo; lo que sera opuesto a la actitud ingenua. Es plantearse un interpelar a los hechos, un problematizar. a los hechos, aun a lo obvio. Una consecuencia de la crtica es la desmitificaci6n, la ruptura de los 12

mitos, la superacin de ilusiones o ficciones en relacin a los hechos. La crtica es un interrogar a los fenmenos y las relaciones, en la bsqueda de sus leyes internas, de su esencia. Cmo se realiza la crtica de la vida cotidiana? En primer lugar, experimentndola, vivindola, ya que la prctica se constituye como pr;mer momento de todo proceso de conocimiento. En segundo tnnino estableciendo una ruptura con la familiaridad acrtica, con el mito de lo natural, con el sistema de. representaciones que la muestra como lo autoevidente, lo real, por excelencia. Desde la perspectiva especfica de la Psicologa Social la crtica de la vida cotidiana implicar el estudio de las leyes objetivas que Rigen, en cada formacin social concreta, la emergencia y decodificacin de las necesidades de los hombres. La organizacin y las modalidades de respuesta social y vincular a esas necesidades en cada estructura interaccional. Si bien la familiaridad acrtica y el mito han acompaado histricamente a la vida cotidiana, tambin es cierto que se ha planteado histricamente y desde distintas modalidades del conocimiento, la crtica de la cotidianidad. En particular esto ha sido realizado desde la ciencia, el arte y la poltica. El arte es una de las formas de crtica de lo cotidiano. El arte es una fonna de conocimiento, de exploracin y transformacin de la realidad en tanto plantea modificaciones a aquellos que se comunican con la obra de arte. La produccin artstica alude a las mltiples formas de la realidad con un cdigo, con un lenguaje que le es propio y que provoca en quien se acerca a esa produccin artstica un tipo particular de vivencia que es la vivencia esttica. El arte alude a lo real y desde su lenguaje particular flun-iina la realidad. Hay producciones artsticas que son absolutamente reproductoras del mito de lo natural, que no exploran la realidad. Pero hay otras que revelan una intencin exploratoria y desmitificadora de la vida cotidiana. Se centran en ciertos hechos de la vida Cotidiana y los esclarecen. Cmo lo hacen? Introducen una ruptura entre la cotidianidad y la representacin familiar. Ese arte representa a lo cotidiano de una manera que es contradictoria con esa familiaridad que encubre. Desde all devela, desenmascara porque introduce el asombro, lcs interrogantes, abre un espacio para comprender, pensar, reflexionar. El artista, en esos casos, no es descriptivo sino que est interpelando a los hechos. Chaplin es un modelo de artista que tace una crtica de la vida cotidiana. Su personaje "Carlitos" es un hombre que no est faindiarizado con los objetos y los valores que todos los dems consideran naturales y evidentes. En Tiempos modernos arrancamos con esa imagen inicial que son las ovejas subiendo por la escalera del subterrneo. El trabajo fabril, la lnea de montaje. Aparece desde el protagonista el hombre perdido en el mundo de la automacin. Son imgenes que rompen con la familiaridad y nos remiten, reflexivamente, a nuestra vida cotidiana. El instrumento crtico de Chaphn es la imagen visual y el humor, y desde all se abre la posibilidad de reflexin. En este momento, en la Argentina, Caloi, a travs del personaje de "Clemente" introduce una crtica de la vida cotidiana. "Teodoro y Ca " es otro que centrado en el mbito laboral realiza una crtica de la vida cotidiana. "Las puertitas del Sr. Lpez". Tato Bores hace la crtica de la vida cotidiana desde una perspectiva muy particular, pero quiz en este momento en el programa lo que tiene mayor efecto de crtica de la cotidianidad es ese cierre donde l -disfrazado de Hamlet- empieza a explayarse en su monlogo y es apabullado por la voz de un locutor relatando un gol de Maradona. Es una excelente instalacin de ruptura de la familiaridad con algo

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que es nuestra experiencia cotidiana y que podramos tomarlo como lo natural y autoevidente. En el teatro: Brecht, lonesco. En nuestro pas algunas de las obras de Laferrre. Algunos sainetes son crtica de la vida cotidiana. En, la pintura: el surrealismo a travs de la deformacin de la imagen introduca esa ruptura. El antecedente de surrealismo es leronymus Bosch, un excelente crtico de la cotidianidad. El jardn de las delicias es toda una interpretacin de la vida cotidiana de su tiempo. En la Argentina, Jos Hernndez en la primera parte del Martn Fierro. Atahualpa Yupanqui en su obra en general y en algo particular que es El payador perseguido. Discpolo, Mara Elena Walsh, y muchos de los representantes de la msica progresiva nacional: Si Gneris, Charly Garca, Len Gieco.

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CRITICA DE LA VII)A COTIDIANA ANA P. DE QUIROGA Clase dictada en 1981

Hasta aqu plantearnos que la crtica de la vida cotidiana consiste en un anlisis de las formas en que en cada organizacin social concreta se desarro a e interjuego entre necesidades de los sujetos comprometidos en ella y las satisfacciones, metas y conductas social y vincularmente disponibles, pautadas para esas necesidades. Importa recalcar que est ntimamente ligado a esta crtica el anlisis de lo vivencia], de la experiencia directa e inmediata de los sujetos, porque esa vivencia directa e ininediata hace a la esencia de lo cotidiano, es en la experiencia concreta y directa que esas relaciones sociales, esas leyes que gobiernan el interjuego entre las necesidades y las metas disponibles se muestran y a la vez se ocultan, se manifiestan y se encubren. Para desarrollar ms esta idea, cul es la realidad de nuestras relaciones sociales en el aqu y ahora de ciudadanos de Buenos Aires? Esas relaciones son complejsimas, estamos articulados a los otros por algo ms que una coexistencia en tiempo y espacio, estamos hgados por lazos fundantes, que hacen a la produccin de bienes y a su distribucin, y de las que depende nuestra posibilidad y forma de existencia. Y en estas relaciones, cada uno de nosotros es factor activo, agente totalizador, cada uno de nosotros est vitalmente comprometido con esa produccin y distribucin y con el sistema de representaciones, de significaciones sociales que expresa a esa estructura productiva. Pero desde la experiencia esas relaciones no no! son evidentes, por el contrario, se nos ocultan, nuestra experiencia es de soledad, de pertenencia a ciertos grupos que aparecen como oposicin, anttesis de esa multitud annima que para nosotros es un nmero: tantos millones de habitantes. La reciprocidad que las relaciones sociales inphca no aparece en forma inmediata a nuestra expenencia, que es en muchos aspectos una experiencia de aislamiento. "La ciudad", "los habitantes de la ciudad" corno forma colectiva aparece a nuestra experiencia y a nuestra representacin como sntesis pasiva realizada por ese elemento unificador externo, la ciudad. Nos encontramos con un concepto o una elaboracin sartreana: la serialidad, la vivencia de dispersin, de aislamiento, de pluralidad de soledades. Cmo es nuestra 15

experiencia cotidiana en la calle? El no percibimos unos a otros, no preocuparnos de los otros, el que el otro sea un individuo en general, que es intercambiable. Los otros son annimos. Esos "individuos en general", esos que suben a los colectivos, que caminan por la calle, que estn en los cines o en las plazas, son desde la vivencia "intercambiables". Por qu? Porque nos da lo mismo en su anonimato que sean un hombre, una mujer, un empresario, un obrero, un profesional, un adolescente o un viejo. Esa forma de soledad o de aislamiento, la intensidad de esa soledad propia de las relaciones de serialidad, como relaciones de exterioridad, annimas, expresan el grado de masificacin de un conjunto social.'Esa soledad se produce a partir de condiciones dadas, que son relaciones sociales, de las que todos formarnos parte activamente, y al mismo tiempo sin saberlo, es decir, alienadamente. Esa forma de soledad se nos vuelve a cada tino de nosotros el producto real y social, histricamente condicionado, de una fon-na de produccin y de una forma de organizacin social. Ser el "porteo", como ser el parisiense, o el neoyorkino, al entender de Sartre genera en nosotros conductas de soledad. Por ejemplo: salir de nuestra casa para ir al trabajo, comprar el diario, ponemos en la cola de] mrbus, sumergirnos en ese diario que menciona o se centra en informacio.-ies que relatan o implican experiencias comunes para los sujetos que estamos en la cola ("suba del dlar", "alza de las tasas", "anlisis de nuevas medidas econmicas", "incremento de las tarifas", "est anunciado buen tiempo para hoy", "empataron Boca y River"). Nos relacionarnos cotidianamente con esas noticias que nos involucran a todos en una conducta de soledad, de pluralidad de soledades que se suman las unas a las otras en el anonimato de lo colectivo. Retornando a Sartre: la sol@, d se transforma en el estatuto social del individuo en tanto habitante de la gran ciudad; la sociedad creadora de masas genera la soledad como reciprocidad de aislamiento, y ese aislamiento es un comportamiento histrica y socialmente determinado, condicionado, en el interior de una reunin, de una aglomeracin de seres humanos. Pero esa orgarzacin social vasta y fundante en la que estamos incluidos, pese a sentirnos aislados, es a la vez sostn de cada uno de nosotros y de los grupos en los que ese aislamiento se rompe, en los que la reciprocidad se reconoce, se asume, en los que las formas de comunicacin se cumplen en un feed-back. Comentamos lo ledo con nuestros compaeros de trabajo, con nuestra familia. El ensiniisniamiento-aislan-ento ha sido una conducta de pasaje de un grupo a otro, v la conducta socialmente definida como pertinente. Traje este ejemplo para que pudiramos visuahzar que en lo cotidiano, en la experiencia directa, inmediata de las relaciones sociales, stas se nos muestran a la vez que se nos ocultan. Crtica de la vida cotidiana implica indagar la emergencia de las necesidades, la fonna que revisten, el cmo se significan, se descifran, se encodifican, Cmo se oiientan, qu tipo de respuesta reciben. Cul es su destino social, su abordaje, su tratamiento. Dicho de otra manera, crtica de la vida cotidiana es indagar cmo se organiza socialmente, cmo se estructuran desde el orden social las formas de la experiencia de los sujetos. Sus posibilidades de encuentro o desencuentro con el objeto, en el interjuego de necesidades y satisfacciones. Para qu esta crtica desde una disciplina como la Psicologa Social? Slo desde el conocimiento de esa organizacin social-material de nuestra experiencia, de las forfnas en que las relaciones sociales detenrman o pautan el inte@uego necesidad-satisfaccin -y en funcin del lugar fundante que tiene ese interjuego en la

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constitucin del sujeto-, slo desde ese conocimiento Podemos dar un contenido concreto al concepto de emergente. de "configuraci>n social del sujeto", a las hiptesis acerca de la determinacin 'social de la subjetividad. Slo desde ese anlisis crtico de la vida cotidiana podemos acceder a una mayor comprensin de las experiencias, de las circunstancias concretas, de las relaciones, de las fonnas vinculares, de los sistemas de significacin en los que se desarrolla y configura nuestro comportamiento, nuestra subjetividad, como fenmeno social e histrico. Decimos que la crtica de la cotidianidad implica como todo proceso de conocimiento wi primer paso. Cul es? Vivir la experiencia concreta de lo cotidiano. Esa experiencia la tenemos. La vida cotidiana es un objeto de conocimiento del que todos tenemos una prctica, en el que todos estarnos sumergidos. -Cmo emerger de lo cotidiano? Cmo instalar la cotidianidad como objeto de reflexin? Cmo definir como objeto de conocimiento aquello que se me da como accin irreflexivo, desde el aqu de n cuerpo y el ahora de mi presente? Cmo pensar la accin inmediata, la secuencia reiterada de n- hacer, de nuestro vivir da a da? Decamos que la vida cotidiana se experimenta como mundo en movimiento; desde all, como drwna, como hacer, accin, actividad, espacio y tiempo, a a vez escenario y sustancia de nuestra vida. Desde esa concepcion de o coti ano, es esa caracterstica que le es esencial, la accin, la ininediatez, cmo romper la familiaridad encubridora? Cmo desplazar los supuestos que velan esa cotidianidad? En principio, problematizando lo cotidiano, estableciendo una distancia reflexiva, una mediacin terica que nos permita preguntarnos cunto hay de verdadero o de mtico en el mensaje que "da cuenta" de lo cotidiano y que seala a lo cotidiano como "lo natural", "autoevidente", a la vez "banal e incuestionable". La crtica de la cotidianidad se realiza desde un interpelar a los hechos, a la accin cotidiana, para conocer, desde ellos, su esencia y sentido. Y desde all elaborar conceptualmente, trabaja! desde esa mencionada mediacin terica, sistema conceptual que establece, que abre un espacio para la comprensin. Decamos que un mecanismo irreflexivo-inconscente de hacer, de vivir se instala en lo cotidiano, y se transforma en una de las condiciones de esa relacin de desconocimiento-pseudoconocimiento, que guardamos con nuestra experiencia cotidiana, en la que los fenmenos no resultan sigrficativos, no nos plantean interrogantes, sino que quedan encubiertos -desde el mecanismo irreflexivo y desde un sistema social de representaciones- bajo el mecanismo de lo obvio, lo natural y autoevidente. Posicin acrtica que remite a condicionar una adaptacin pasiva a las condiciones concretas de existencia (a aceptarlas sin preguntas, sin interrogar a los hechos). El mito, segn R. Barthes, es un mensaje que evacua lo real, que evapora lo real*. En el mito las palabras, portadoras materiales del mito-mensaje social, no remiten a lo real, no denotan, no designan, slo encubren. Hay all una distorsin, una perversin de la funcin bsica de la palabra, que es la discriminacin, el nombrar objetos, el introducir racionalidad. Es tambin verdad que la palabra encubre; encubre y descubre, oculta y expresa. Pero en el mito esta dialctica, este inte@uego del descubrir y el encubrir, propio de la palabra, queda congelada. La palabra mtica -en el sentido que lo defme Barthes- slo encubre. En el mito la racionalidad de la palabra se transforma en racionalizacin, pseudo pensamiento justificador. Barthes, Roland. MitholQgies. Ed. du Seufi. 1 7

Por este mecanismo se instala en nuestra cotidianidad el mito de lo natural, que se expresa en frases como stas: "Nuestras formas de vida son las naturales", "Qu absurdo pensar de otra manera, comer de otra manera, vestirnos de otra manera, . . ." Ese mito que niega la historia y la cultura en tanto determinantes del hombre, es el que permite que estemos sumergidos en lo cotidiano sin distancia, sin problematizaci6n, sin asombro. Pero ac podemos preguntarnos: nosotros, los seres humanos, slo somos irreflexivos en la prctica de lo cotidiano? Slo sujetos de accin sin reflexin? Por un movimiento intrnseco, propio de la relacin con los objetos, con el mundo, desde el conocimiento parcial y fragmentario que da la experiencia, tendemos a una elaboracin ms abstracta, conceptual de esa experiencia. Entonces, por qu nos mantenemos con lo cotidiano en esa relacin mtica, de pseudo conocimiento? Por qu no se procesa la experiencia cotidiana en forma crtica? Porque esa experiencia est siendo "pensada", "procesada" desde el mito, socialmente elaborado. Y como decamos el mito piensa lo cotidiano naturalizndolo, evacuando las determinaciones histrico-sociales de esa cotidianidad. "Nosotros los argentinos somos as". "Aqu basta la voluntad de trabajar, el que qui@re trabajar no se muere de hambre; pero la gente no quiere trabajar". El mito homogeneza. Los argentinos no somos todos iguales. Los argentinos nos encontramos en una identidad nacional, tenemos un sentimiento de patria, pero en esa identidad hay una gran diversidad. El mito oculta que en una organizacin social como la nuestra hay una gran heterogeneidad de experiencias, de recursos, de condiciones de vida, de hbitat, en consecuencia una heterogeneidad de cotidianidades. El mito es una produccin, una "iniciativa" social que se interpone entre nosotros y nuestra posibilidad de elaborar la experiencia, de ntuir los hechos en su originalidad. Para poder conocer lo cotidiano y lo que es su esencia es preciso que se rompa ese mecanismo de irreflexivo accin. Para que se instale una distancia reflexiva, que alguien se extrae de su cotidianidad -se extrae no como un perderse, sino como un volverse ajeno; corno establecer un hiato, una separacindebe darse una crisis entre el sujeto y ese mundo de objetos y relaciones que es lo cotidiano. Debe darse una crisis de la fusi6n con la cotidianidad. Cundo nos extraamos? Puede comenzar la problematizaci6n o el asombro, resquebrajarse la relacin de fusin, el mito de lo natural, al tener conocimiento de otras cotidianidades, contemporneas o histricas, siempre diferentes a la nuestra. Desde nuestro marco de referencia lo cuestionamos, pero a su vez, cuestiona nuestro marco de referencia. "Los varones polacos de gran amistad, cuando se encuentran despus de largo tiempo o en circunstancias particulares, se besan, es frecuente, en la boca". Homosexuales? U otro tipo de connotacin? Empezarnos quiz a aceptar que nuestra fonna de vida y de relacin no es la fonna de vida. Nos extraamos, se plantea la problematizacin, la objetivacin de lo cotidiano cuando percibimos una contradiccin entre experiencia y representacin social de la experencia, cuando podernos decir que hay una crisis en la cotidianidad. Crisis en los hechos y en la representacin social de los hechos. En un grupo decan: "Esta cotidianidad nos duele, y eso nos impide pensarla". Curiosatnente la cotidianidad puede empezar a ser pensada cuando registramos que duele, o que nos es placentera, pero cuando la registramos de alguna manera y no vivimos en ella como en un inevitable y desapercibido escenario social. Hablarnos de crisis, y no slo nosotros, los diarios mencionan permanentemente 18

nuestra crisis, nacional, internacional, los discursos polticos, las conferencias religiosas. Qu es crisis? El diccionario da tres acepciones de la palabra: l) en medicina, crisis: mutacin considerable en la enfennedad (en un proceso, en un curso); ese cambio puede implicar mejora o agravamiento. La crisis se identifica all con la posibilidad o la emergencia de un cambio. 2) Momento decisivo de un asunto. 3) Juicio que se hace de alguna cosa luego de haberla examinado. Curiosamente ensis y crtica se identifican en esta tercera acepcin, lo que no llama la atencin si vamos a la palabra griega Krisis, que toma su forma del verbo krinein que quiere decir: lucha, esfuerzo, separar, distinguir, cambio, mutacin, cuestionar, protestar, decidir. Y la crisis por la que la cotidianidad nos duele es la que abre el paso a la crtica como anlisis, examen, problematizacin. La crisis separa, rompe la fusin con la cotidianidad, la despoja de su carcter "natural". El mito en la crisis se muestra incapaz de evacuar lo real. Por qu? Porque lo real, los hechos, se expresan, se imponen con un cdigo nuevo, cuestionador del mito. Los hechos envan un mensaje contradictorio con el mito. Por otro lado, "lo natural y autoevidente" no puede cambiar, es inm,odificable, pero s es posible que cambie lo cotidiano. Si hablamos de nuestro aqu y ahora, esa crisis implica una ruptura con las modalidades, con las formas de vida cotidiana. Por qu? Hay alteraciones en el ritmo y las posibilidades de produccin y consumo. Esas alteraciones en lo que hace a la produccin y acceso a los bienes, a crisis econmica (sin entrar aqu a analizar sus caractersticas y orgenes), quiebra la cotidianidad. Por qu? Determina modificacin de hbitos, instala una modificacin sustancial en las formas del interjuego necesidad-satisfaccin. Se plantea un desfasaje particular entre necesidad y satisfaccin. De all la bsqueda de nuevos aprendizajes, nuevos marcos de referencia. La doble crisis que se instala en lo cotidiano, que nos lo hace problemtico, es una ruptura, quiebra de los hechos, y del sistema de representaciones que da cuenta de los hechos. Y esa doble ruptura o doble desfasaje: entre necesidades y satisfacciones socialmente disponibles, y entre experiencias y sistema social de representaciones que da cuenta de esa experiencia, genera en nosotros un alto monto de inseguridad. Nos duele la cotidianidad, decan. Y a esta inseguridad, a ese sentimiento de incertidumbre se estn refiriendo desde el "nos duele . . .". La situacin de crisis desencadena ansiedades de prdida y ataque, prdida de lo aqu posedo, logrado. Prdida que los ubica en una situacin nueva en la que no se sienten instrumentados. Estas ansiedades en algunos generan una respuesta activa: tratar de resolver la situacin, de comprenderla y resolverla; en otros parlisis, inmovilismo. En algunos, conductas delictivas, antisociales; otros optan por el escapismo, la fuga: sacan crditos, se endeudan para irse de vacaciones, se van del pas. Por qu? No toleran la presin de lo cotidiano. De hecho la crisis lo que plantea es una nueva exigencia adaptativa, de lectura, de accin. La forma de la relacin necesidad-satisfacci6n, el desfasaje entre necesidad y satisfaccin, y entre experiencia y representaciones que se instala en lo cotidiano, genera frustracin y descenso del umbral de tolerancia a la frustracin. De all un incremento de la violencia cotidiana, de la hostilidad, que invade el campo de lo laboral, lo famiar, que incremento las expectativas en el tiempo libre, y nuevamente, desde all, surge intolerancia a la frustracin.

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AREAS DE ANALISIS DE LA VIDA COTIDIANA: TRABAJO, FAMILIA, TIEMPO LIBRE ANA P. DE QUIROGA Clase dictada en 1981

La temtica de la crtica de la vida cotidiana genera muchas veces una reaccin contradictoria de irnpotenciaomnipotencia. Aparece un cuestionamiento global de rtuestras condiciones de vida, una exigencia de cambiarlo todo y cambiarlo ya. En la omnipotencia del planteo reside la condicin de un consecuente sentimiento de impotencia. Desde all sera ii-nportante exphcitar nuevamente en qu sentido se plantea esta crtica desde la Psicologa Social. Esta lnea de elaboracin cientfica, esta lnea de anlisis de lo cotidiano, encuentra sus races en el pensan-dento moderno con el nacimiento de una teora, de la historia. Podemos encontrar entonces en Hegel y la Fenomenologa del esppitu, las primeras herramientas tericas para esta crtica. Tambin hace un aporte fundamental la economa poltica, la fdosofa del derecho, etc. Se va elaborando as un esquema conceptual desde el que se hace una crtica de la cotidianidad. Aportan a este esquema Lukacks, y H. Lefbvre en particular. Tambin autores como Heller, Kocik, Browii, Sartre, Barthes, Bretn, la Escuela de Frankfurt, Consideramos tambin que desde esta Escuela se han hecho aportes, siempre desde una comprensin: que la forma superior de la crtica de la vida cotidiana, en tanto anlisis de las relaciones de los hombres con sus necesidades es la poltica. Por qu? Porque por su mbito de accin, por desplegarse en la esfera del poder poltico, es la que puede introducir, planificar y llevar adelante transformaciones profundas en la organizacin de la vida de los hombres. A la ciencia social le corresponde en este plano un papel mucho ms modesto, secundario. Desde la perspectiva de la Psicologa Social,, el anlisis de la cotidianidad nos pennite evaluar, tomando como referente un criterio de salud, qu vnculos, qu estructuras grtipales, qu organizaciones institucionales y comunitarias promueven la adaptacin activa de sus integrantes, desde las formas que en esas estructuras se determina, se organiza la experiencia de los hombres, su encuentro o su desencuentro con los objetos de su necesidad. De qu manera en esas estructuras, de pareja, de famia, de grupo, institucin educativa, laboral, recreativa, se favorecen u obstaculizan en los

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sujetos que las integran, el reconocimiento de sus necesidades y la bsqueda de satisfaccin. De qu manera en cada una de esas estructuras se favorece o se obstaculizan el aprendizaje, la adaptacin activa, fundados en un libre juego entre necesidad y bsqueda de la satisfaccin. Al analizar la cotidianidad, distinguimos en ella tres regiones o reas de emergencia, encodificacin y desarrollo de las necesidades humanas. Estas reas son: la del trabajo social, la de la vida familiar y la del tiempo Ubre. El tema de las regiones nos remite a sefialar que si bien hay una unidad en la vida cotidiana, es decir, reviste caractersticas especficas en una organizacin social, en un tiempo histrico y en un hbitat (urdad no idntica a homogeneidad y uniformidad), esta unidad fundamental reconoce que en ese espacio y tiempo que hace a lo cotidiano, hay espacios y tiempos que revisten cierta particularidad, en los que emergen necesidades y se desarrollan acciones diferenciadas entre s. Es en el interjuego entre estas distintas esferas: trabajo-familia-tiernpo libre que, se determina el individuo concreto. Nuestra experiencia -punto de partida del conochniento- nos revela oposiciones en lo cotidiano: entre trabajo y vida familiar o privada, entre trabajo y tiempo libre. Y eventualmente esa oposicin se puede dar entre vida farniar y tiempo Ubre. Segn Lefbvre, el hombre de hoy intenta una crtica, una ruptura con su cotidianidad desde la rrsma cotidianidad, desde el tiempo libre, entendido o buscado como distensin de la carga laboral cotidiana. Para otros esa ruptura pasa por otra regin de lo cotidiano: la vida privada, familiar. La farnia adquiere as el carcter de valor refugio. Baluarte defensivo o de tregua ante la hostilidad y exigencia del mundo laboral. Muchos identifican la esfera del tiempo libre con la de la vida familiar. Estas tres regiones son emergentes histrico-sociales. Cmo se llega histricamente a esta diferenciacin que hoy hace a nuestra experiencia cotidiana? Durnazadier plante que un tiempo exento de trabajo existi siempre. Las clases sociales comprometidas en la produccin vivan siempre una dialctica trabajo-tiempo Ubre. Las clases ociosas-no productivas: nobles, seores, propietarios de Rorna, no estaban sometidos a esa dialctica. Pero el significado de tiempo libre tambin tiene connotaciones histricas. Cmo era el tiempo libre en la poca feudal? En qu consista? A partir de qu hechos se daba? l) No era un tiempo individualmente disponible, no haba eleccin del sujeto en el uso del tiempo. Era un tiempo de participacin comunitaria, en fiestas populares o ceremonias religiosas. 2) Tiempo hbre que estaba tambin deternnado por ciclos naturales, pocas de lluvias. El invierno irnphcaba un cese forzoso del trabajo o la falta de trabajo, la desocupacin de labriegos y artesanos. As en esa poca podan darse 150 das anuales sin trabajo, la mayora impuestos por exigencias del culto. Ese paro forzoso, que era econmicamente inconveniente para el trabajador rural o el artesano, no puede identificarse con lo que hoy llamamos tiempo Ubre, aun cuando el fenmeno de la desocupacin sea un rasgo actual y vigente en la sociedad industrial. Cmo nace este tiempo Ubre, el que conocemos hoy, el que se constituye en una esfera particularmente significativa de la vida cotidiana? En la sociedad industrial ese tiempo es emergente del desarrollo tecnolgico, que permite reduccin en la jornada laboral. Est ligado a la produccin industrial y a que en la sociedad capitalista las actividades de los sujetos, su uso del tiempo no est reglado en su totalidad por rtuales impuestos por la comunidad (aparecen nuevos valores: lo individual, la privacidad, una nueva definicin de Ubertad). El trabajo y el tiempo 22

hbre escapan a los ritos colectivos. Y surge un tiempo liberado de la produccin, y desde all vivido como tiempo propio. Por qu propio? En la produccin el trabajador vende su potencialidad productiva, psquica y fsica por un tiempo detenninado, tiempo que al ser vendido ya no le pertenece. Concentrar y subordinar esa actividad y capacidad a los objetivos determinados por el comprador. Esta venta escinde el tiempo del hombre en dos: uno que entrega y se le vuelve ajeno, y otro que mantiene corno propio. Desde all el tiempo Ubre se define como regin autnoma de lo cotidiano (depende implcitamente de la esfera del trabajo) ya que es tiempo libre de trabajo, pero diferenciada de l como propia, como Ubre de constricciones. En ese sentido el tiempo Ubre se diferencia de la vida familiar, ya que ella tambin implica responsabilidad, obligacin, exigencia y trabajo domstico. El tiempo libre, compartido con la familia: el domingo, las vacaciones, apuntan a ser una ruptura compartida de la cotidianidad laboral y familiar, con sus obligaciones: una distensin. Otros efigen no compartir ese tiempo hbte con su familia: van al bohche, a la cancha, a las carreras, acentuando ms la contradiccin tiempo propiotiempo entregado a otros, tiempo de constriccin. La mujer, ama de casa, sostiene que para ella esta organizacin social no deja tiempo libre. No puede desprenderse de un rol que irnphca monotona, trabajo, fatiga. Por qu muchas crisis familiares se desatan en los paseos y las vacaciones? Por el monto y calidad de las expectativas puestas en la salida, expectativas de gratificacin, de un modo de relacin diferente, ms placentero, menos marcado por la exigencia, desde all menor tolerancia a la frustracin. Vemos entonces la exterioridad y la interpenetracin del tiempo libre con el trabajo y la vida familiar. Qu relacin se da entre trabajo y vida familiar en la sociedad industrial, en nuestra cotidianidad urbana? En el trabajo rural y artesanal vida fainfliar y trabajo suelen articularse en forma directa. La actividad productiva (cultivo de la tierra, tejido, alfarera) se despliega en el hbitat familiar y es una produccin familiar. Cotidianidad laboral y familiar no estn escindidas, ya que la famdia es la unidad productiva. Por el modo de produccin, no industrial, la vida de estos sujetos es profundamente comunitaria y su tiempo libre est, como en otros tiempos histricos, reglado por los ciclos naturales, el culto y las fiestas comunitarias, en gran medida. Sefalbamos que distintas cotidianidades, distintas experiencias, dan lugar a distintos contenidos psquicos, distintas maneras de interpretar lo real, distintas connotaciones de lo que es aprendizaje, salud o enfermedad. Por qu hablar de esto? Porque en las comunidades rurales, ya sea Corrientes, como el Noroeste argentino, la muerte es motivo de encuentro e incluso de celebracin comunitaria. No slo "el velorio del angelito" sino que es una forma de participacin social, de culto, ligado a la emergencia de un tiempo libre, destinado al encuentro, a la Normalizacin de parejas. Desde all, la previsible muerte de un miembro de la comunidad es esperada, anticipada con preparativos. En nuestra cotidianidad esa conducta parecera siniestra; en otra, es una forma, un ritual de relacin con la muerte y con la vida. En las ciudades, en el trabajo del obrero industrial, del empleado hay exterioridad entre trabajo y vida familiar, si bien la estructura familiar est determinada en circunstancias por la organizacin de las relaciones productivas. Con la sociedad industrial y el rgimen capitalista surge un sujeto desgajado de la tierra, con lazos comunitarios dbiles, que no se le hacen presentes, conscientes. As se siente aislado,

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adquiere conductas de soledad. Se incluye en ncleos de pertenencia reducidos. Ha dejado de producir incluido en el grupo familiar, la famia ya no es unidad de produccin, se siente desligado de los otros, anrmos, intercambiables. Ese hombre est Ubre, lo que no ocurra en el Feudalismo, pero est desligado de las mquinas, de las herramientas, de la tierra. El producto que puede ofrecer para obtener bienes es l mismo, es decir, su energa psquica y fsica, su capacidad de trabajo. Pero para ofrecerla, para vender esa capacidad debe entrar l, persona, en un mercado, mercado de trabajo, y ya no como persona, sino corno objeto, sometido a las leyes del mercado. Y de all se escinde, su vida, su tiempo, l mismo, en trabajador, obrero, el que es en ese tiempo en que ha entrado por una paga, y el hombre que es, lo que intenta ser en su tiempo, el que le es propio. Aun cuando valore su trabajo e incluso goce en parte con I, las condiciones en las que realiza ese trabajo conducen a esa escisin y a que tienda a refugiarse en. la vida familiar o en el tiempo Ubre . Hasta aqu hemos intentado mostrar las relaciones de exterioridad y de articulacin entre las esferas de lo cotidiano, y qu nos mostr ese anlisis? La alienacin, la fragmentacin del sujeto, de la experiencia, el desplazamiento permanente de expectativas. Cul es el origen y la causa de esta fragrr)entacin, de este perderse a s nsmo, de este disociarse? Esta pregunta nos remite al secreto, a la sustancia de la codianidad: las relaciones que los hombres guardan con sus necesidades. Las relaciones que los hombres establecen entre s y con la naturaleza en funcin de sus necesidades. Indagaremos, a partir de este planteo, las necesidades que surgen y cumplen un destino social en la esfera de esa actividad fundante de lo humano: el trabajo. Qu es el trabajo y qu necesidades se ligan al trabajo? Definiremos trabajo como una accin plarficada que compromete la capacidad psicofsica del sujeto; mediante esa accin el hombre transfonna la realidad externa, cumpliendo en ella sus objetivos. El trabajo es una de las formas de la relacin sujetornundo, relacin por la que opera en su contexto y lo modifica segn sus necesidades: construccin, por ejemplo, de una represa hidroelctrica, una usina nuclear; riego; cultivo; trasplantes de rganos. Su accin sobre el mundo est mediada por instrumentos, herramientas que son su obra, que le dan mayor dominio sobre ese contexto. Desde lo esencial que le es al hombre esa accin planificada sobre el mundo, desde lo esencial que ha sido el trabajo en la gnesis de esta especie, capaz del lenguaje, del pensamiento, del don-dnio de la naturaleza, el hombre es homo faber, es por esencia' trabajador, productor. Qu necesidades se cumplen con el trabajo? De lo dicho aqu se desprende que por el trabajo se satisfacen, en forma directa o indirecta, las que hacen a la conservacin de la vida. Pero como nuestra perspectiva es psicolgica, vamos a abordar desde all las necesidades que emergen y se cumplen o se frustran en el proceso del trabajo. Qu significa esa accin direccional que es el trabajo en tanto transfon-nacin? Vincula al sujeto con el mundo, en tanto el trabajo es apropiacin de lo real, en tanto es aprendizaje. Ese trabajo, en tanto relacin mutuamente transforrnante con el mundo externo, con la realidad externa, es fundamental en la constitucin de la identidad. De qu manera? En tanto el trabajo es creativo, es decir, libremente planificado, transforrnante, es posible reconocerse en el producto. El producto del trabajo, el objeto, es el resultado de nuestra modalidad de abordar y operar sobre la realidad. Es una transformacin que se plasma en un objeto, en un producto. 24

Significa el cumplimiento de nuestros fines en el mundo externo. Ponernos nuestra vida como capacidad psicofsic@a en ese hacer. Y su resultado, sntesis de nuestra accin planificada y consciente, nos devuelve una imagen de nosotros mismos. Nos refleja, nos dice, desde su objetividad, quines y cmo somos. Es decir, nos enva un mensaje acerca de nosotros mismos. Nos confirma en nuestra existencia, en nuestras capacidades. Cul es el mecanismo psicolgico puesto en juego en la relacin sujeto-producto? Un mecanismo o un interjuego de proyeccin-introyecci6n. Se proyectan en el producto, se objetivan, los aspectos valiosos, valorados de nosotros nsmos. Obtenido el producto, se reintroyectan, se incorporan esos aspectos proyectados y los del producto en s. El sujeto se identifica con su producto, en el sentido de encontrarse en L Desde all su importancia en la constitucin y reforzamiento de la identidad. Esta objetivacin, que nos refleja, ese estar en "nuestra obra", por simple y elemental que ella sea, enriquece nuestro sentimiento de mismidad, de continuidad y coherencia interna, la vivencia emocional de identidad, los sentimientos de autoestima, la valoracin del Yo. El trabajo, en tanto superacin de necesidades, en tanto transformacin de lo real, en tanto objetivacin es creacin, es ldico, tiene un profundo sentido de libertad. En el trabajo puede ha@er goce, placer, puede haber pasin. Por qu digo puede? Remitmonos a la observacin de la experiencia cotidiana, al sistema de representaciones que da cuenta del trabajo: desde el "ganars el pan con el sudor de tu frente", desde el lenguaje cotidiano que identifica trabajo y yugo. Qu sucede con el trabajo? En la cotidianidad se establece una impresionante cisura: una disociacin tajante entre trabajo y tiempo libre. Lo ldico, la pasin, el goce, la libertad, la satisfaccin, se ubican en el tiempo-librede-trabajo. El trabajo queda asociado contradictoriamente a la construccin social, al medio a travs del cual se satisfacen las necesidades Wtales; pero aparece tambin como el mundo del displacer, de la prdida de libertad, de la fatiga, del aburrimiento, la monotona. El trabajo no aparece como pasin, como algo -que compromete integralmente al sujeto. Qu ha sucedido, cmo es la experiencia concreta de trabajo para que emerjan de ella estas representaciones? Cmo es la organizacin social-material de la experiencia de trabajo en la sociedad industrial en la que vivimos, en la autodenominada, desde el mito, "sociedad de consumo"? Queda en ella la posibilidad de un trabajo creativo, de un encontrarse en el producto? Puede el sujeto comprometerse integralmente en el trabajo? Puede identificarse, reconocerse en lo que resulta de su trabajo? Segn y conforme vamos a ver en el anlisis del trabajo industrial en la sociedad actual que realizara Friedmann, a dnde va el trabajo humano? Veamos recin que el sujeto, desligado de los instrumentos de trabajo, de las mquinas, de la materia prima, de la tierra, de los capitales, slo puede entrar en el mercado ofrecindose a s n-smo como objeto. En qu sentido? Vendiendo su capacidad productiva. Pero entonces esa capacidad se le vuelve ajena, extrafia. Porque l ha entregado en un contrato de trabajo su capacidad productiva, no puede disponer libremente de ella. No despliega esa actividad Ubre, intelectual y fsicamente. Esa actividad se somete a los fines de quien ha adquirido esa actividad productiva. Si bien la venta @,e esa capacidad es por un tiempo limitado y es un acto jurdicamente libre, el trabajo se le transforma en displacer, mortificacin, constriccin, prdida de s nsmo. Sus movimientos son regulados desde una organizacin social material. El carcter ajeno, enajenado del trabajo, su exterioridad se manifiesta en el hecho de que quien trabaja en ese tipo de relacin, obrero, empleado, no es durante ese

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tiempo un bien propio, no se pertenece a s mismo. Se siente en esa actividad lejano, extrao a s mismo, despojado de s rriismo. Por eso se habla de alienacin, ya que "ahenus" quiere decir ajeno, por extensin, extrao, lejano, despojado, disociado. Su propia actividad se le toma extraa. Desde all siente a esa actividad como pasividad, siente que su energa psquica y fsica se desgasta, se agota, se pierde en un hacer o en un objeto que no lo retlejan. Hasta aqu analizamos - la relacin sujeto-actdad productiva. Completaremos con un breve anlisis de la relacin sujeto-producto de esa actividad disociada. Cmo vende su capacidad productiva en un sistema de trabajo mecnico, parcelaro? En primer lugar no se apropia del producto de su trabajo. La riqueza no slo no le pertenece, sino que lo enfrenta como una potencia independiente de quien lo produce. Entrega su vida al objeto, en la produccin, pero no puede reintroyectar lo proyectado, no puede identificarse, reencontrarse en el producto. Es as que se empobrece su identidad, se pierde a s mismo, pierde su realidad de productor. El objeto, producto de su trabajo, est desvinculado del sujeto productor de varias maneras: l) En tanto no se apropia de l; 2) En tanto no son sus fines, su diseo el que se cumple en el objeto de trabajo en su totalidad ni ubica su parte en esa produccin. La complejidad de las operaciones es tal que el sujeto productor no puede interconectarlas ni sintetizarlas. En sntesis: ese sujeto, en principio dotado de ese rasgo esencial de lo humano: la capacidad de cumplir sus fines en la naturaleza a travs de un conjunto planificado de operaciones conscientes a las que se denomina trabajo, y que implica un aprendizaje, una apropiacin de lo real, una creacin de productos que lo reflejan, lo objetivan, si por una organizacin social material del trabajo entra en una relacin disociada, cosificante consigo mismo, con su cuerpo; si por esa organi zacin se favorece una disociacin del sentir, el hacer y el pensar; si su cuerpo y su mente quedan sometidos a constriccin en el proceso productivo; si renuncia a sus fines, si los productos, la riqueza que crea no le pertenece, si hay un desfasaj'e entre la riqueza creada y lo que recibe como retribucin; si tanto el proceso de trabajo como el producto se le vuelven ajenos, gobernados por leyes en las que no incide; si el objeto que debera reflejarlo se le sustrae, se le escapa y con l su identidad, su n-smidad, el sujeto se cosifica. En los hechos el, hombre sigue siendo el protagonista de la construccin social, pero pierde esa conciencia de s. Se ha empobrecido psicolgicamente, humanamente, en vez de desarrollarse, amphar su yo y su conciencia. Se deteriora su posibilidad de comunicacin y aprendizaje, el trabajo deja de ser un fin en s n-dsmo, un goce, un acto libre, para transformarse slo en un medio. Concluye entonces Friedmann: "Trabajando tiene un solo pensamiento: 'liquidar esas 8 horas', dejar el taller. El comportamiento del trabajador en las ltimas horas de permanencia en el lugar de trabajo son el barmetro de su actitud profunda frente a esa fonna del trabajo, y de su grado de integracin a la empresa". Aparece entonces esa cisura de la cotidianidad, la disociacin trabajo-tiempo Ubre vividas como posibilidades antagnicas. Frustradas en la esfera de lo laboral las expectativas de libertad, goce, autonoma, se desplazan sobre el tiempo Ubre que aparece revestido como el espacio-tiempo de la gratificacin. En esta regin de lo cotidiano emergen necesidades especficas, las que hacen a la distensin, al descanso. En el tiempo Ubre deben restaarse heridas sufridas en otras reas de la cotidianidad. Debe reparamos de la fatiga, del costo psquico y fsico del trabajo. Emerge la necesidad de encuentro, de libertad, de juego, y emerge buscando resolucin la problemtica de la identidad, en trminos de necesidad de 26

identificacin, de encontrarse en, de reconocerse en el mundo externo, de pertenecer. En ese tiempo libre, vivenciado como tiempo propio, reaparece la necesidad insatisfecha en el mbito laboral y frustrada muchas veces por la represin sexual vigente en la familia, en la pareja: la de tener una relacin integradora y gratficante, plena, a nivel corporal. Se intenta una recuperacin de la identidad a partir de la recuperacin del cuerpo, libre, en accin y en relacin con otros. 0 sea, tiempo libre no slo como descanso, inmovilidad, sino como juego, movimiento; algo creativo, intenso, pasional - Qu es el juego para el adulto? Aunque de manera diferente que en el rao, conserva el carcter de un espacio transicional entre su realidad cotidiana y sus fantasas. Entre un plano real y un plano simblico. El juego es para el adulto un espacio permisivo, con reglas que no son constricciones en tanto establecidas y pactadas voluntariamente, que tambin puede abandonar libremente. Cmo se orgarzan socialmente las respuestas a esa necesidad de libertad, creatividad, distensin, autonoma, relacin libre consigo y con los otro!, identificacin, encuentro, goce y pertenencia que se conjugan en el tiempo Ubre? En principio pode ' mos decir que hay empleos del tiempo Ubre en el que esas necesidades se satisfacen, empleos creativos. Los hobbies seran una expresin. Pero la necesidad o esa constelacin de necesidades en la sociedad de consumo deviene rentable y da lugar a una poderossima industria del tiempo libre. Voy a abordar parcialmente algunos aspectos de la orgaruzacion social del inte@uego necesidad-satisfaccin en el tiempo libre, y me voy a centrar en aquellas formas de respuesta que tomando la necesidad de accin, movimiento, creatividad, relacin con el cuerpo, la metamorfosean, la vacan, la transforman en carencia que debe ser llenada no con un hacer, sino con un contemplar. Me refiero a todas las formas de respuesta que transfon-nan la vida en espectculo., al actor en espectador. La necesidad de juego, de accin, de movimiento libre, de cumplimiento de fines en el mundo externo situaran al deporte en un lugar de privilegio en el tiempo libre. Y dentro de los deportes, hay uno en particular que en el mundo entero aparece como una de las formas dominantes de organizacin del tiempo libre. El tema del ftbol y su relacin con el empleo del tiempo libre es muy complejo, no pretendo agotarlo aqu, sino slo plantear algunas ideas. Qu es el ftbol, por qu esa pasin? Por qu el Napoh, equipo que nunca sali campen, lleva partido a partido setenta mil espectadores, el Manchester cincuenta mil, el Aston Villa treinta m? Dicen Alfred Kovoza y Toms Leithauser en su libro: "Todo aquel que asiste a un partido de ftbol, tanto en el campo de juego como junto a un receptor, advierte que en modo absoluto se trata de un mero 'acontecimiento deportivo', por el contraro, el rtmico encresparse de las voces de aliento o decepcin de los espectadores, las bocinas y las banderas sealan que los hombres reunidos en la cancha y frente a los aparatos de radio y televisin, viven en forma masiva y colectivamente afectos de ndole especial, al mismo tiempo que sofocan otros en su interior". (Prlogo a El ftbol como ideologa). "Seor polica, yo voy a ser campen, no puede echan-ne . . .", deca el hincha del Corinthians, el equipo de San Pablo, de mayor hinchada del mundo, cuando invadi la cancha tras el gol que converta al equipo en campen despus de 23 aos. Qu pasa con ese hombre que se siente campen? Qu pasa con esas multitudes? Qu nos pas6 en el mundial? Cmo se desplazan sobre este deporteespectculo (fenmeno social) que es el ftbol las necesidades de libertad, creativi7 dad, encuentro, afianzanento de la identidad, relacin con el cuerpo? 27

Analicemos primero cmo es el ftbol como juego, para entender algo de esa atraccin casi mgica, de esa fascinacin. Es un hacer grupa], la exploracin de un mbito, con el desarrollo de una accin destinada a un objetivo que se concreta en un gol-triunfo. Hay en l comunicacin (pase) y aprendizaje, en tanto reconocimiento de s y de] otro, anticipacin de la conducta del otro y ajuste de la propia. Juego de afianzas y oposiciones, que implica el desarrollo de una estrategia, el realizarla desde la accin. Algunos tericos europeos ven en el ftbol slo un instrumento de rnanipulaci6n de masas (Theodor Adorno, Vinnay); un mbito de alienacin. Ante este planteo me queda una pregunta: por qu moviliza multitudes? Por qu esa pasin? Es un fenmeno muy complejo, con mltiples contradicciones. Sin duda comprometido en la industria del espectculo y mbito de alienacin, pero slo eso? Agotar al ftbol en alienacin y manipulacin parciajiza el fenmeno y empobrece su comprensin, es simpbfjcador. Por qu el ftbol y no otro juego es el que arrastra esa multitud, despierta esa pasin, fcinac6n? En el ftbol hay despliegue de fuerza, hay destreza, creatividad, relacin, operativdad. Huizinga seala que un rasgo esencial del juego es la tensin. En el ftbol hay tensin, equilibrio, contraste, traba y desenlace. El juego tiene ritmo y armona, elementos que hacen a la vivencia esttica, Dice Enrique Pichon-Rivibre: "Viendo ftbol es posible lograr una fugaz vivencia esttica, a travs de un sentimiento de annona y precisin en el juego, que aparece despus de momentos de desorganizacin y ruptura. . . . El ftbol se transforma en ballet". Esa vivencia, esa reestructuracin tiene una funcin reparadora a nivel psicolgico, a nivel de las fantasas del sujeto, de su mundo interno. Por qu es placentera la tensin en el juego? La tensin es incertidumbre, algo va a ocurrir, la contradiccin tendr que resolverse, se acerca el desenlace. Resulta placentera porque la incertidumbre y el azar estan controlados, encerrados en el espacio transicional del juego. En un mundo arbitrario y artificial. El ftbol, escena grupa] en la que hay personajes, accin, desenlace, tiene una estructura teatral, favorecedora del inte@uego mundo interno - mundo externo, del deslizamiento de la dramtica interna. R. Pompeu escribe: "el pueblo invent con el ftbol el teatro con participacin de la platea". El ftbol corno escena, dramatiza la vida, con sus alternativas de competencias y alianzas, encuentro y desencuentro, triunfo y derrota. Desde all permite en forma particular la identificacin. Cuando ornos a un hincha decir con tanta conviccin: ,,yo voy a ser campen", estarnos ante un fenmeno de identificacin. No es l. ese hombre concreto, el campen, es un equipo en el que l a la vez se reconoce y se desconoce, se encuentra y se pierde. Y esto nos lleva a analizar la relacin entre ftbol-juego y ftbol-espectcido. El ftbol-juego tiene sus protagonistas, de los que nos podemos preguntar hasta qu punto tienen una relacin libre con su cuerpo y con el otro, ya que al profesionalizarse ese juego es un trabajo, sometido a ciertas leyes. Pero volvamos al hincha, al espectador. Decamos que en l se da un proceso de identificacin y esto en varios sentidos: identificacin corno ligazn afectiva, como reconocerse en el otro como semejante, anlogo; identificacin corno incorporacin de las virtudes del otro, como un construirse a s mismo sobre ese modelo. El cuadro, el dolo, Maradona, Kempes, Fdlol, Perfumo, Brindis representan la fuerza, la destreza, la habilidad, la instrumentacin, la creatividad, la potencia, la libertad. El otro sustituye un ideal propio no alcanzado; entonces se liga a l identificndose. En este sentido decimos que a la vez se reconoce y se desconoce. 28

Por qu? Porque ste es slo un aspecto de un fenmeno muy complejo. El bncha, el espectador, que no juega, que no acta, que slo contempla, en otro mbito fundante de su vida: el trabajo, acta, hace, produce, pero por la organizaci6n social del trabajo vive su produccin como pasividad, se le pierde, se le enajena su propia destreza; su propia habilidad y potencia le son extraas. Las visualza ms fcibnente en otros, las proyecta en otros (identificacin proyectiva, lo que proyecta son aspectos disociados, desconocidos de s). En ese proyectar, se empobrece? S, pero no slo all, se ha empobrecido antes, en la alienacin, disociacin, prdida de s rrsmo, en la esfera laboral. El otro, depositario de la habilidad, la destreza, la capacidad; el cuadro o el jugador se transforma en dolo, ideal del yo, ejerce una fascinacin sobre el sujeto. Pero al identificarse con l, en el sentido de incorporar sus virtudes y potencialidades ("Yo voy a ser campen") hace un intento de recuperacin de sus atributos, de fortalecinuento de la identidad y la autoestima. A su vez, qu sucede con el dolo? Es el soporte de las proyecciones de los otros. Est situado en un terreno peligroso. Por qu? Porque en la esfera del tiempo libre, en la que emergen como dolos, deportistas, cantantes, actores, ese ser humano debe actuar cumpliendo las expectativas masivas y multitudnarias de aqueDos de cuyas proyecciones es soporte. En el tiempo libre, en tanto espectculo, se instala un mecarsmo de vida y accin por delegacin. Si el depositario no se muestra acorde con las expectativas depositadas es atacado, desentronizado. El tiempo libre, por ser el mbito de lo cotidiano en el que, se depositan mayores expectativas de gratificacin, en cuanto a la libertad, al sexo, a la creatividad, a los afectos, al encuentro, es el que est sometido ms fcilmente a la desilusin, a la frustracin. Pensemos en el retomo de las vacaciones, en el domingo a la noche y su tristeza, tristeza por lo que se acaba, sin duda, pero tambin por lo esperado que no se dio. El mito se despliega en el tiempo libre, el mito transforma la vida en espectculo, en la tira de televisin, en la pornografa; la accin, el hacer, en delegacin, contemplacin. Los soportes del mito, los Maradona, los Keinpes, los Sandrini quedan tambin atrapados en ese rriecanismo mtico, en ese juego de proyecciones. A veces les cuesta reconocerse, no perderse en el mito, saber quines son, cules son sus lmites, y en otras el mito oculta que el jugador de ftbol, el actor de televisin, juegan, actan, trabajando con el horizonte de la cuota de la heladera, del auto, el colegio de los chicos, etctera; el horizonte de la cotidianidad.

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LAS CRISIS SOCIALES COMO CONTEXTO DE APRENDIZAJE ANA P. DE QUIROGA Clase dictada el 4 de mayo de 1982, durante la Guerra de Malvinas. En la clase anterior caracterizbamos a la Escuela como una institucin formativa, una institucin centrada en una tarea que es el aprendizaje y la investigacin en un campo especfico, el campo de la Psicologa Social. Esta tarea de aprendizaje e investigacin abarca tres aspectos que son interdependientes, que se remiten recprocamente el uno al otro. Un aspecto es la indagacin activa, es decir, una implicacin, un compromiso en un campo concreto de conocin-liento. Esta idea de indagacin activa supone que el sujeto de conocimiento guarda una relacin dialctica, de modificacin y de determinacin recproca con el objeto de conocimiento; el objeto de conocimiento no pemianece trascendente e inmodificable en el acto de ser conocido, en el acto de ser investigado. No se da slo una modificacin de nosotros, sujetos del conocimiento, por el aprendizaje, por la incorporacin de un dato de la realidad, sino que esa realidad a la vez es trans rma a o se a cta por a presencia o por la accin de este sujeto que est investigando, que esta conocien o. Otro aspecto del trabajo institucional es el desarrollo del Esquema Conceptual, Refeten cial y Operativo. A partir de la prctica vamos trabajando y desarrollando un repertoro terico-metodolgico, vamos haciendo una elaboracin conceptual, la puesta en marcha a partir de la prctica de un proceso de conceptualizacin o de elaboracin teonca que renu'te al sector de la realidad que nosotros indagamos. Estos conceptos deben dar cuenta de las leyes intemas que rigen ese sector de la realidad que investigamos, en este caso: los procesos de interaccin, la dialctica grupo internogrupo externo, sujeto-mundo, etc. Y desde este dar cuenta de las leyes internas, permitirnos el acceso a la esencia de esos procesos. Desde conocer esas leyes internas, desde conocer esos procesos podemos guiar la accin concreta, es decir, desde el conocimiento de la estructura del vnculo podemos apuntar a una posibflidad de modificacin del vnculo. El sentido del concepto es orientar una accin, y el concepto se elabora a partir de esa indagacin activa, de esa prctica. El guiar la accin concreta y las fon-nas de intervencin concreta en un campo es el sentido, el

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para qti de una teora, El tercer aspecto est ntimamente hgado o articulado con los otros, y de all a insistencia en lo de institucin Normativa. A qu apuntamos nosotros? Qu es lo que les proponemos hacer junto@ Les proponemos instrumentarnos, que adquramos una capacitacin a partir de la prctica y de la elaboracin terica-, el esquema referencia a partir de esa prctica. El objetivo sera crear en nosotros, sujetos en aprendizaje (desde distintos roles, pero siempre sujetos en aprendizaje), modalidades relativamente estables de pensamiento, sentimiento y accin: una actitud psicolgica. Actitud que permita operar y transformar ese campo nteraccional, que es el objeto de nuestro estudio y de nuestro trabajo. Al plantear estos tres aspectos de la tarea de aprendizaje o de for.,nacin, estamos de alguna manera haciendo explcita la concepcin del conocimiento que sustenta el modelo de aprendizaje planteado por esta Escuela, concepcin del conocimiento segn la cual ste se fundamento en la prctica. Ese registro parcial, fragmentario pero fundante de la experiencia sera el punto de partida del conocinento. La prctica, las experiencias, el registro de esas experiencias, parciales, unlaterales, fragmentarias, procesadas e integradas permiten alcanzar otro estadio u otro nivel de conocimiento que es el conceptual. Qu caracterstica tiene el concepto? La universalidad; y otro elemento caracterstico es que no da cuenta del objeto en forma parcial sino que da cuenta de ese objeto con la riqueza de sus cualidades, de sus rasgos o de sus determinaciones. Esto qu quiere decir? Tornemos un ejemplo. Nosotros podemos tener, a partir de la experiencia, imgenes del proceso grupal. Ahora, qu nos da ms cuenta del proceso grupal? Esas itngenes, esas experiencias en s, solas, sin la apoyatura de una teora, o el enunciado de un concepto que nos dice que un grvtpo es un conjunto de personas que estn ligadas por constantes de tiempo y espacio, que estn articuladas por su mutua representacin interna, que interactan a travs de mecanismos de asuncin y adjudicacin de roles? Este concepto da cuenta del "objeto grupo" con mucha ms riqueza, marcando mucho ms los rasgos que hacen que un grupo sea lo que es, mucho ms que nuestra impresin del grupo. Lgicamente este concepto sin la vivencia de lo grupa] es tambin un conjunto de palabras sin significado. Aqu volvemos a ve la interaccin entre la experiencia, punto de partida del conocer, y la elaboracin conceptual. Y una vez alcanzado el concepto, cul es su sentido? Para qu nos sirve? Para hacer; el concepto tiene como sentido un hacer direccional, un hacer transfornmdor, Cul es la prctica dominante, la experiencia dominante en esta institucin? En qu campo nosotros podemos decir que estarnos realizando en esta tarea una indagacin activa? Ustedes recordarn que los mbitos en que nosotros podamos abordar al sujeto eran cuatro. Las vertientes desde las que podamos abordar un sujeto en situacin eran: el mbito psicosocial, lo que hace referencia al grupo interno, una perspectiva, podramos decir, individual, pero que analiza a @se sujeto desde la perspectiva de la inscripcin de sus experiencias, de la inscripcin de los vnculos, es decir, desde la perspectiva de la dinnca del mundo interno, por eso psicosocial. Otro mbito es el grupal o sociodinmico, el inte@uego de mundo interno-mundo externo en un mbito grupa], es decir, el interjuego entre sujetos, mbito vincular-grupal. Ms complejo el mbito institucional, y ms complejo an el mbito 32

comunitario. Dndose una interrelacin permanente entre estos distintos mbitos. Hoy, situacionalrnente, el terreno privilegiado de investigacin, para nosotros, es el grupo. Esto no quiere decir que sea exclusivamente el terreno privilegiado de investigacin de la Psicologa Social. El trabajo en el campo grupal nos permite abordar el inter uego de lo psicosocial con lo sociodinmico. Es decir, cmo se da el interjuego entre mundo intetno-rcalidad externa entre varios sujetos, cmo se da esta dialctica entre sujetos. Esto es bsico en la experiencia de formacin que realizamos. ffistricaniente, cmo surge ese esquema referencal? A partir de qu tipo de investigaciones? La indagacin que da lugar al surgimiento de este ECRO, de este planteo en Psicologa Social que hace Pichon-Rivire es a nivel individual. Qu hace Pichon-Rivire en tanto psiquiatra con formacin psicoanaltico, que trabaja con pacientes? Indaga, va estableciendo, en un proceso de descubrimiento, la relacin existente entre la estructura y dinmica del grupo interno del paciente, y la estructura y dinmica del grupo inmediato familiar (determinado adems desde lo institucional y comunitario) de ese paciente. Lo que establece es una relacin entre la conducta, de un sujeto y el contexto irunediato que operara como una de las condiciones de produccin de esa conducta. As es que Pichon-Rivire ampla su indagacin al campo grupal, haciendo ms tarde experiencias en el nivel de lo institucio'nal y tambin algunas de orden comunitario. Siempre tratando de establecer qu a trabajar en lo grupa], en lo iristitucional y en lo comunitario? Tratando de establecer relaciones entre sujetogrupo, sujeto@institucin, sujetocomunidad, sujeto-relaciones sociales. Tambin: grupo-institucin, grupo-comunidad, institucin-comunidad. Articulaciones stas que hacen a la cornplejidad del campo de la Psicologa Social. Es decir, hay una red muy compleja de relaciones; por eso decimos que el sujeto es emergente, est detenninado por una compleja trama de vnculos y relaciones sociales. Con esto aludimos a la cantidad de articulaciones existentes entre los distintos detenninantes de la subjetividad, entre los distintos determinantes del sujeto. El terreno en el que como Escuela (no a nivel de individuos) realizamos esta indagacin activa (en este momento lstrico circunscripta casi exclusivamente al campo grupal, si bien hoy nos planteamos una indagacin a nivel comunitario) est detenninado por mltiples factores. Uno de ellos, de mucho peso, son las condiciones concretas en las que realizamos nuestra tarea: las condiciones econnu'cas, sociales, polticas. ideolgicas, la mayor o menor pennisibilidad del contexto a la indagacin social.' En todo aprendizaje, pero en particular en las ciencias sociales, existe una relacin muy directa entre el texto, lo que se estudia, el cmo y el porqu de ese estudio, y el contexto, las condiciones de operacin e indagacin. Entonces, ustedes se pueden estar preguntando a dnde apunta todo esto. A nosotros nos parece oportuno en este situarse, en este aproximarse nuevamente a la experiencia de aprendizaje, y de aprendizaje de la Psicologa Social (es decir, el sujeto determinado por sus relaciones inmediatas, grupales, institucionales y comunitarias), que pensemos en el contexto, en qu condiciones concretas estamos realizando, aqu y ahora, este aprendizaje. Cuando hablamos de Psicologa Social, siguiendo a Pichon-Rivire, lo hacemos porque entendemos que el punto de partida inevitable de la reflexin psicolgica no son otros que los sujetos concretos los sujetos dados, en sus condiciones concretas de existencia, en su cotidianidad. En la clase anterior hacamos referencia a los hechos, a las experiencias y a las

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vivencias que, han motivado en ustedes una necesidad de grupo, connotada como necesidad de pertenencia, de inclusin, de comunicacin, de reconocimiento, de participacin activa, de protagoriismo, de encontrar un espacio de libertad. Esta fonna de su necesidad, a qu nos remite? La necesidad de pertenencia, de inclusin, de identificacin, son esenciales al sujeto, ya que el otro, los grupos, las instituciones son sostn, condicin de posibilidad de la emergencia y desarrollo de] psiquisrno, de la subjetividad. Pero el monto de necesidad, el grado de lo que nosotros llamamos siguiendo a Anzieu "ilusi>n grupal", la fantasa de una gratificacin flimitada dentro de una situacin de grupo, la intensidad de la ambivalencia, de la contradiccin n-edo-deseo en la relacin grupa], el costo que les signific a ustedes el proceso de construccin de un grupo en la experiencia previa, nos hablaba de que esa necesidad estaba particulannente definida como necesidad de reparacin, de reencontrar rnoj@nentos de gratificacin. De all esa fantasa de "gratificacin flimtada" q-tie inmediatamente es quebrada en el contacto con el grupo real, pero que sin embargo, a travs de distintos mecanismos, se intenta restablecer. La fantasa de un otro incondicional, la fantasa -aqu tomo una frase de @-s- de "ser un cuerpo omnipotente, no sometido a la escisin ni a la muerte". Y a qu nos remite esta intenssima necesidad de reparacin? A un pasado arcaico, sin duda, Pero no todo se explica por el pasado arcaico, ya que nuestras primeras condiciones de existencia, y nuestras primeras experiencias, registro de esas condiciones, si bien son la base y el fundamento de ntiestro grupo interno, y desde all la base y el fundamento de nuestra interpretacin de lo real, no permanecen aisladas y estticas sino que se encadenan, se articulan y se modifican en una trayectoria de experiencias. Esta intensidad de necesidades reparatorias, de "restaar heridas", esta necesidad de encuentro, de protagonismo, de identificacin, de creatividad, de hallar un espacio de libertad, no nos remite slo a ese pasado arcaico, sino a un contexto inmediato en el que estas necesidades no encuentran respuesta; nos remiten a nuestra cotidianidad, a las condiciones concretas de existencia y nos permiten interpelaras. De all que nos preguntemos: qu caractersticas tienen los grupos en los que transcurre nuestra vida cotidiana? QW caractersticas tienen las instituciones en las que nos movemos? -Qu caractersticas tiene nuestro mbito comunitario? Esos rasgos los podemos observar, sin duda, pero tambin los podemos iilferir a partir de los sentimientos, de las necesidades, de los procesos de relacin que vi vim o s. Decimos que la identificacin, "el-encontrarse-en-el-otro", el ser contrdo por el otro, el comunicarse, poner en comn es una necesidad esencial ya que hace a la constitucin y al sostn de] psquismo. Qu ha sucedido entre nosotros, durante los ltimos aos en nuestro contexto socio-poltico (condiciones concretas de existencia) con la identificacin? Era fcil? Estaba promovida desde esas condiciones concretas, o por el contrario, estaba inhibida, obstaculizada desde el miedo, desde las ansiedades persecutorias, desde un no saber quin era el otro? Cmo puede ser facilitada la comunicacin cuando se vive al propio pensamiento como peligroso desde la internahzacin de la represin? ,-Esto a qu conduce? Al reforzamiento del aislamiento, al reforzamiento de la contradiccin deseo-miedo. En el encuentro con el otro aparece intenssimamente presente la necesidad de encontrarse, pero tambin -inhbindola- el temor al destino de esa necesidad de encuentro. Esto crea ciertos valores-refugio. Habamos 34

dicho el aio pa sado que la familia se haba transfori-nado en un valor-refugio frente a la hostilidad externa. Ciertos grupos, ciertos mbitos coi-no ste se transfomiaban en un valor-refugio. El concepto valor-refugio es acuiado por Fannon cuando analiza el proceso de Argeha en el perodo previo a la revolucin, en el perodo mximo de la opresin colonialista francesa. Decamos que la represin, como rasgo dominante de las condiciones objetivas de existencia, conduce al reforzarniento del aislamiento, a la intensificacin de la contradiccin deseo-miedo, de los fantasmas que pueblan el silencio. El silencio se transform entre nosotros en una institucin de nuestra cotidiaiidad. Un silencio que encerraba hechos y vivencias profundamente dolorosas que no podan ser exphcitadas. Nos preguntamos: qu posibilidades objetivas de protagonismo, de participacin activa nos ofrecen hoy los grupos, las instituciones y las relaciones sociales? El sentimiento de inseguridad, las crisis de los grupos de pertenencia y de referencia cooperan para que se d crisis en la identidad, crisis en los marcos de referencia. Estas crisis que revelan a su vez la crisis de lo cotidiano. Estas condiciones concretas, que reseamos muy brevemente y muy parcialmente, hablan de un contexto social, que es contexto de aprendizaje, en el que las contradicciones internas estaban en primer plano y en un proceso de agudizacin creciente. Este era el panorama de nuestra vida cotidiana hasta hace un mes. Pero desde abril algo cambia sustancialmente en ese contexto, y lo que hasta all habamos estructurado como cotidianidad: crisis econmica, agudizacin de contradicciones ntemas entre distintos sectores, vuelve a ser reestructurado por el in-ipacto de una nueva situacin. El pueblo argentino se ve enfrentado a una potencia colonialista, y ese enfrentamiento nos implica en una sittiacjn que para nuestra generacin es indita: la guerra. Esos son hechos objetivos, "condiciones concretas de existencia", que dan lugar a nuevas experiencias, que irnplican una exigencia de adaptacin masiva, una redefinicin de nuestro marco referencias. Cul es la reaccin del hombre comn, de cada uno de nosotros ante esta situacin? Qu fenmenos de masa se producen ante estas nuevas condiciones de eyjstencia? En primer lugar, desconcierto, sentimientos encontrados. Situarse, aprender, resolver tina exigencia de adaptacin masiva requiere un proceso de desestructuracin de lo previo y nueva estructuraci6n. Y en este movhniento de desestructuracin-reestriicturaci6n emerge, naturalmente, la concisin. Esta confusin es incremeiitada por el carcter indito de la experiencia, por el ritmo, la vertiginosidad con la que se suceden los hechos, y el ritmo con el que emergen vivencias de prdida y ataque, la intensidad con que se incremento en nosotros un sentimiento de incertidumbre que arrastrbainos de la situacin precedente. Cuando decimos confusin estamos hablando de una vivencia en la que aparece situacionalmerite afectada una capacidad bsica del pensamiento: la discriminacin. Los hechos mismos (otra vez las "condiciones concretas") nos van ayudando a un proceso de lectura, a la pos