y las inversiones intelectuales · examinaremos las inversiones intelectuales en relación con el...

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EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURAy las inversiones intelectuales

L. MALASSISProfesor de Economía Rural, EscuelaNacional Superior Agronómica de

Rennes (Francia).

EXAMINAREMOS las inversiones intelectuales enrelación con el desarrollo económico y social dela agricultura, y éste, a su vez, en el seno de laevolución económica global.

A lo largo de los últimos cien arios, en las eco-nomías de tipo occidental se observa :

1. Que la producción agrícola se ha desarro-llado más rápidamente que la población, yel consumo medio de productos alimenticiosper capita ha aumentado. Estos resultadosse deben principalmente al progreso téc-nico.

2. Que los consumidores consagran una parte,cada vez menos importante, de sus presu-puestos, a los gastos alimenticios, y otra.cada vez más importante, a fines no agríco-las: máquinas de lavar, motocicletas, auto-móviles, aparatos de TV, etc.

3. Que como consecuencia de la evolución delconsumo, por una parte, y del aumento dela producción del trabajo agrícola, por otra,se ha producido una disminución en la po-blación agrícola.

4. Que a pesar del citado aumento de la pro-ductividad y de la disminución de la pobla-ción, las rentas agrícolas han permanecido,en general, relativamente bajas ; lo que setraduce en un malestar, tanto más gravecuanto las aspiraciones de los agricultoreshacia un mayor bienestar social se intensi-fican de día en día.

Es correcto presumir :

a) Que el progreso técnico va a continuar ace-lerándose.

b) Que en Europa, la producción continuarácreciendo más rápidamente que la pobla-

ción : estamos ya en la «era de la abun-dancia».

c) Que el éxodo rural va a continuar.

d) Que el deseo de los agricultores de parti-cipar en el progreso económico y social yde alcanzar la paridad con los otros secto-res profesionales de la sociedad será cadavez más fuerte ; uno de los fenómenos so-ciales más destacados durante este sigloserá, probablemente, la accesión de los«campesinos a la cultura» y al modo devida que surgió de la evolución industrial.

Este esquema deberá completarse con numero-sos comentarios, y servir de base de discusión.Nosotros nos vamos a limitar a formular algu-nas observaciones inspiradas por las relacionesque existen entre el desarrollo económico y socialy las inversiones intelectuales.

a) La aceleración del progreso técnico condu-ce a una nueva actitud frente a la enseñanza: enlos próximos arios, nosotros vamos a formar losjefes de explotación del año 2000. Es probableque los conocimientos profesionales que éstos ne-cesiten serán muy diferentes de los que posee eljefe de explotación de 1961 ; pero, por otra parte,nosotros no estamos en condiciones de determi-nar cuáles serán los necesarios. La enseñanza hade orientarse, por consiguiente, hacia la adquisi-ción de instrumentos de observación y de razona-miento, más que hacia la acumulación de un stockde «recetas» que perderán rápidamente su efica-cia. Más que nunca, la formación general básicaha de ser el fundamento de la enseñanza agrí-cola y ha de ocupar en ella un lugar cada vez másimportante. Una rápida y eficaz propagación delprogreso técnico exige un buen sistema de infor-mación (de divulgación), apoyado en una forma-ción básica que permita a los agricultores asimi-lar rápidamente las nuevas técnicas.

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b) Podría creerse que la economía de la abun-dancia amenaza las inversiones intelectuales. Sepodría razonar de esta forma : debernos desarro-llar la investigación agronómica, la enseñanza yla extensión agraria si nuestros esfuerzos nos hande conducir al final a la producción de excedentese incluso a una crisis económica ?... No debe per-derse de vista que los gastos del desarrollo inte-lectual cumplen una doble función : son, según laexpresión de los economistas, a la vez inversionesproductivas y gastos de consumo que contribu-yen directamente a la expansión humana. Ahorabien, las sociedades democráticas han de permi-tir el acceso a la cultura de todas las categoríassociales. El desarrollo del sector agrario no sepuede plantear solamente en términos de merca-do (de cantidad), ha de plantearse en términos decalidad, de regularidad de la producción, de or-ganización de los mercados, de disminución deltrabajo, de eliminación de las servidumbres bio-lógicas por nuevas formas de organización socialde la producción, del descanso organizado, de unatransformación psico-social que ponga fin al com-plejo de inferioridad de los campesinos, de parti-cipación en una vida social organizada, etc., etc.

No es frenando el progreso, ni limitando lasinversiones intelectuales, como encontraremos so-lución a los problemas de la abundancia. Por elcontrario, debemos poner a prueba nuestras cua-lidades de imaginación e invención, sobre todo enel campo económico social, para pasar de un mun-do en que el valor está fundado en la escasez, enla pobreza, a un mundo en que las riquezas dis-ponibles podrán permitir, ¡ por fin... !. la satisfac-ción del conjunto de necesidades del hombre.

Debemos, asimismo, hacer observar que frenarel progreso técnico nos conduciría (sobre todo porel sistema de contingentes de la producción) a unacongelación de las situaciones adquiridas, lo queperjudica a las explotaciones y a las regiones, in-cluso, susceptibles de un margen más amplio deprogreso (explotaciones familiares, regiones enproceso de desarrollo, etc.), y desanimaría a losproductores más dinámicos. Ante las perspectivasde una concurrencia, cada vez más fuerte, en elseno del sistema socio-económico, frenar el pro-greso conduciría inevitablemente, a largo plazo,a condenar las bases en que se apoya nuestra or-ganización social. Debería ser evidente que, frentea la amenaza de excedentes eventuales, la solu-ción ha de buscarse del lado de la conquista de

nuevos mercados, de una política de ayuda ali-menticia, o de un reajuste de los sectores de laproducción que facilite la movilidad social, peronunca del lado de una limitación en las inversio-nes intelectuales.

c) El desarrollo económico implica la movili-dad social, y sobre todo, y en la mayor parte delos países europeos, una reducción de la pobla-ción agrícola; pero, es preciso humanizar estetransvase de población. La movilidad social se fa-cilitará mediante un sistema educativo que per-mita la orientación y la reorientación durante elperíodo de escolaridad y fuera de él. Este siste-ma implica la permeabilidad entre los grados y en-tre los órdenes de la enseñanza, la formación depromociones y su reconversión, incluso a cargode la sociedad, mediante la adaptación intelectualde los individuos afectados. Bajo esta perspectiva,el viejo concepto de seguridad, ligado a la conti-nuidad de una misma actividad, ha de ser aban -donado definitivamente: frente a las necesidadesdel desarrollo económico y a los cambios que ésteimplica, la «seguridad» ha de ser obtenida me-diante sistemas de orientación, de reorientacióny por una formación de reconversión.

De lo anterior se deduce que la enseñanza agrí-cola no debe jamás ser concebida como «una en-señanza aparte», ha de estar integrada en las es-tructuras globales de la enseñanza, y la formaciónde «reconversión» ha de facilitar el eventual trans-vase de los agricultores.

d) La enseñanza ha de ser un instrumento alservicio de una integración de los agricultores enla comunidad nacional. En la medida en que pro-porcione a todos «un denominador común», esdecir, una cultura general común, y en la medi-da en que democráticamente permita a cada unollegar al grado de enseñanza compatible con susaptitudes, su capacidad y su voluntad. La demo-cratización de la enseñanza está muy lejos de ha-berse conseguido en Europa ; la importancia re-lativa de los hijos de agricultores y obreros agrí-colas que acceden a la enseñanza superior es muyinferior al porcentaje que estas clases sociales ocu-pan en el conjunto del país. La democratizaciónimplica, sobre todo, una mejor prospección y unamejor selección de las inteligencias, junto con unsistema de financiación apropiada.

Revista FATIS, núm. 6, 1961.

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