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XXI Jornadas Nacionales de Investigadores en Comunicación
Departamento de Ciencias de la Comunicación (FaCSo •UNSJ)
5, 6 y 7 de octubre de 2017, San Juan
Autor:
Apellido: Collado
Nombre: Andrés
Correo electrónico: utopianos@yahoo.com.ar
Institución a la que pertenece: IES 9-015 Valle de Uco
Título de la ponencia
Tradiciones, instituciones y formaciones artísticas en el Valle central de la provincia de
Mendoza. Reconocimiento y valoración de los circuitos culturales en las zonas no
metropolitanas.
Área temática: Teorías y metodologías de la investigación en comunicación
Palabras claves: instituciones, formaciones y tradiciones
Resumen:
El presente trabajo presenta un recorrido sobre algunas de las categorías propuestas
por Raymond Williams para el análisis de la cultura. Nos referimos a instituciones,
tradiciones y formaciones, desarrolladas tanto en Marxismo y Literatura (2009) como
también en Sociología de la Cultura (1981). La exposición de estas ideas se enmarca en un
proyecto mayor el cual intenta explorar lo que denominamos circuito cultural en el valle
central de la provincia de Mendoza. Las categorías propuestas por el referente inglés, entre
otros aportes, llamaron nuestra atención para problematizar un tópico que cada vez tiene
más presencia en la reflexión contemporánea: las relaciones entre los centros de difusión
cultural y los agrupamientos poblacionales “alejados” de los mismos.
TRADICIONES, INSTITUCIONES Y FORMACIONES ARTÍSTICAS EN EL VALLE
CENTRAL DE LA PROVINCIA DE MENDOZA. RECONOCIMIENTO Y
VALORACIÓN DE LOS CIRCUITOS CULTURALES EN LAS ZONAS NO
METROPOLITANAS.
INTRODUCCIÓN
El presente escrito forma parte de un conjunto de documentos que intentan explorar los
circuitos culturales del valle central de la provincia de Mendoza (Valle de Uco). El tema en
cuestión surge como inquietud del equipo de investigación de pensar lo regional desde el
despliegue cultural, y como intento de superar miradas reduccionistas enfocadas solamente
en las funciones económicas de las zonas no metropolitanas.
En los últimos años bodegas, complejos turísticos y plantas industriales (ligado a la
producción primaria) se instalaron en el valle central (de Uco) de la provincia,
transformando a esta en uno de los lugares de Argentina con mayor inversión de capital
extranjero del país. Estas inversiones complementan sus actividades económicas con
propuestas culturales propias, sumando al desarrollo existente una complejidad singular. Un
ejemplo paradigmático puede observarse en las fincas y bodega de Salentein; donde además
de bodega y salón para festejos y reuniones, incorporan una galería-museo de artes
plásticas, el museo KILKA. Este espacio reúne una colección propia de arte contemporáneo
argentino de la década del 50 y 60 y de moderno holandés, siendo una de las colecciones
abiertas más importantes que tiene la provincia.
Estos proyectos culturales coexisten junto a propuestas tradicionales de la región, festejos
vendimiales, festivales musicales y demás expresiones artísticas como teatro o exposiciones
plásticas, incluyendo circuitos alternativos de difusión. Una aproximación ingenua muestra
una distancia entre las nuevas propuestas culturales y las ya existentes; si bien coinciden
territorialmente no parecen formar un circuito homogéneo. Precisamente esta diferencia es
una de las características de la complejidad de este circuito cultural, con lo que creemos
podemos pensar las múltiples formas que presentan las escenas en la cultura.
Lo regional como proyecto.
La descripción anterior, sin pretensión de ser exhaustiva, propone entonces como primera
tarea pensar los límites y/o la extensión de lo regional; los contenidos incluidos en el
término y las veladas exclusiones. Y si bien los límites políticos expuestos en los mapas, o
en las cartografías describen territorios y circunscriben poblaciones, por otra parte
desconocen la compleja dinámica que los abarca, y no tanto. La orientación geográfica, la
referencia a un espacio o de un espacio, supone el condicionamiento de un conjunto de
tensiones poco involucradas con la casualidad, la naturaleza o la suerte de una región o de
un “pueblo”. Siguiendo las propuestas de Arturo Roig, podemos aproximarnos a la
complejidad de “lo regional” como expresión estructurante de la sociedad:
Así, pues, una definición o caracterización de una región le viene no de factores
estáticos, como podía ser un determinado habitante estereotipado y convertido en
símbolo –pensemos en la relación <<pampa-gaucha>> y en el uso ideológico que se
le ha hecho y se hace de ese sujeto que previamente ha sido deshistorizado- sino de
su dinamicidad, cualquiera sea su ritmo (…) Podemos decir que las identidades
regionales se ponen de manifiesto de modo importante en los puntos tangenciales en
los que se cortan y a su vez se anudan los diversos circuitos puestos en movimiento
por los sectores de poder político y económico. (Roig, 2005, pp. 314)
Las referencias a ideas estáticas o inamovibles sobre lo regional, (léase oposiciones tales
como campo-ciudad, centro-periferia), entendido como lo dado, como condicionamiento
indiscutido; pertenecen siguiendo la propuesta del filósofo mendocino a un momento
ideologizado del desarrollo social. Es decir, una visión determinada sobre ciertos territorios
y ciertos sujetos/as, del cual surgen las denominadas identidades regionales. Podemos decir
que estas ideas adoptan la forma de lo que nuestro autor denomina una figura estereotipada,
un símbolo1, es decir expresiones del lenguaje (oral-escrito-pictórico-expresivo otros)
donde la acción, la presencia misma del poder sobre las personas queda elegantemente
diluido. De esta manera, lo regional aparece deshistorizado, silenciando momentos
anteriores, desarrollos pasados, poblaciones desaparecidas, exterminadas, mudadas,
trasplantadas, exiliadas, transterritorializadas... Pensamos en estas líneas en la denominada
“conquista del desierto”, y siguiendo los planteos de Beatriz Sarlo, hubo que inventarse el
desierto en la Patagonia para no reconocer la masacre que anunciaba la campaña.
Finalmente Roig sintetiza a lo regional no tanto como territorio (geográfico), más bien
como una dinámica sin una definición clara. Las identidades regionales, expresiones
contenidas en el momento cultural de las líneas, no son reconocibles bajo la forma de una
esencia propia, autóctona. Más allá del paisaje, de las condiciones del clima o la altura, la
apariencia inconclusa de lo regional, se pone de manifiesto en los puntos de contacto donde
las fuerzas políticas y económicas actúan. Esta indeterminación sobre lo regional, resulta el
momento más interesante de la mirada de Arturo Roig, debida cuenta a que nos invita a
pensar el espacio donde lo social se constituye en tanto proyecto inconcluso, y no padecerlo
como condición.
Circuitos culturales.
La exploración sobre circuitos culturales tiene sus antecedentes en los recorridos sobre
circuito del arte proveniente del campo específico de la producción artística. El historiador
Enrique Oteiza en el prólogo de Tucumán Arde, el trabajo sobre la vanguardia sesentista
argentina de Longoni-Mestman (2000, pp. 9-13), señala la presencia de un circuito del arte
expandido en la década de los años ´60. Recordemos que el fenómeno referido trata sobre
la exposición realizada en la CGT por parte de un grupo de artistas de vanguardia
1 Para ver las características del poder simbólico ver Bourdieu.
denunciando las condiciones de trabajo en la provincia de Tucumán en el año 1968. El
trabajo profundiza en el desarrollo artístico de vanguardia de la época, sin embargo incluida
en la caracterización del movimiento, Oteiza da cuenta de la referencia geográfica del
mismo. El fenómeno artístico, el circuito cultural de la muestra, no se concentró en un
centro cultural más bien presentó una geografía expandida donde Tucumán, Rosario,
Buenos Aires y La Plata, describieron el escenario de la exposición (Longoni-Mestman
2000, pp. 12). Esta observación complementa un conjunto de trabajos que desde hace un
buen tiempo reflexionan las realidades de geografías denominadas periféricas, refiriéndose
al conjunto de población con cierta distancia de un núcleo denso llamado centro.2 El
problema derivado supone en el relato cotidiano cierta exclusividad de la presencia de
instancias culturales, entendidas a estas como la expresión de la “civilidad” en una
sociedad.
Podemos rastrear en diversas lecturas la compleja dinámica entre lugares o regiones
problematizando la noción de “centro” como momento exclusivo del proceso social. En el
trabajo de Andreas Huyssen, Después de la gran división, podemos ver:
Por otra parte, aún dentro de estos países y movimientos artísticos es posible
establecer diferencias. Es obvio que un montaje de Schwitters difiere estética y
políticamente de un fotomontaje de John Heartfield; que Dadá Zurich y Dadá París
desarrollaron una sensibilidad artística y política que se aleja sustancialmente de
Dadá Berlín; que Maiakovski y el futurismo revolucionario no son iguales al
productivismo de Arvatov o Gastev. (Huyssen, A; 1986-2002: pp. 28)
Las líneas de Huyssen muestran las diferencias, el movimiento o si se quiere la dinámica de
un proceso complejo. Puede mostrarse como un solo movimiento, sin embargo el análisis
2 Raymond Williams señala que la característica de los centros no es la de creación de instancias innovadoras
de la sociedad, más bien que su capacidad de concentrar diferentes elementos los centros se caracterizan
por su función de difusión.
de su complejidad no puede desconocerse. No es criticable la generalización de todas estas
diferencias, más no podemos desconocer cómo constituir esta generalidad.
De esta alteración sobre cómo mirar el desarrollo de lo social contemporáneo la categoría
de rurbanidad quizás sea la que sintetice de mejor manera esta mirada. El trabajo de tesis de
Claudia Kenbel, A mitad de camino entre lo urbano y lo rural: Actores y actividades de
rebusque dirigida por el Dr. Gustavo Cimadevilla en la Universidad Nacional de Rio IV,
recupera en sus fundamentos esta categoría. La categoría proviene de estudios en Francia
sin embargo no son desconocidos en los EEUU, quienes prefieren el término de
conmuterización.
Diversos trabajos citados por Cimadevilla sostienen que se verifica cierta
urbanización de lo rural con un crecimiento generalizado de las actividades no
agrícolas en ese espacio y por las alteraciones ocasionadas en las estructuras
familiares, los perfiles de la demanda de empleo y el surgimiento de la pluriactividad
como estrategia de sobrevivencia. (Claudia Kenbel, 2006: pp. 60, 63 y ss.)
Este trabajo como otros realizados por Cimadevilla y Kenble podríamos englobarlo dentro
de las problemáticas elaboradas desde el urbanismo y el desarrollo social. Los aportes
específicos de estos trabajos van en la línea de configurar un nuevo escenario para poder
pensar lo regional. Ahora bien, tomando en cuenta los aspectos culturales del desarrollo
social, y específicamente los circuitos culturales encontramos un conjunto de escritos que
tienen preocupaciones similares a las que proponemos en estas líneas.
Otro grupo de trabajos tienen una clara referencia epistemológica, es decir que la
presentación del escrito se concentra en la descripción profunda del objeto y las dificultades
para constituirlo como materia de reflexión teórica. El trabajo presentado en las XIX
Jornadas de investigadores en Comunicación en el año 2015, por las investigadoras Ma.
Soledad Bricchi, Violeta Pennacchi y Andrea Mansilla, Investigar en comunicación. Un
desafío artesanal en un mundo digital. Una mirada desde INTA. tiene el objetivo de:
…obtener el conocimiento necesario para acompañar los cambios que se producen a
partir de los usos, posesión, prácticas compartidas, visualización y valoraciones
sociales de la relación de los jóvenes rurales y las tecnologías de información y
comunicación (TIC). Estos jóvenes se proyectan como futuros decisores del sector
agropecuario, por lo que se hace imperante analizar los perfiles tecnológicos de los
mismos, para generar acciones que potencien el trabajo agrícola/rural/industrial.
(Bricchi, Pennacchi y Mansilla, 2015)
Un conjunto distinto de escritos transitan la misma idea de circuitos culturales, ligados
exclusivamente a la promoción turística del paisaje natural, industrial, arqueológico u otros.
Citamos el caso de Paisajes culturales desde el Instituto de Educación Superior Tupungato
9-009, el cual está en la etapa de reconocimiento de los elementos que componen el paisaje
local. Podemos ampliar este corpus de trabajos ligados al recorrido turístico industrial,
como es el caso del circuito petrolero en Comodoro Rivadavia en el cual Soledad Carrizo
(2015) propone la expansión de la idea del circuito cultural por medio de las posibilidades
de las redes sociales.
Finalmente encontramos trabajos dentro de una línea sobre identidad marcada directamente
sobre el territorio. En general estos exponen un fuerte signo subjetivo de reivindicación
localista. Para el caso ver: La Patagonia como territorio comunicativo, Florencia Perea
2015.
Instituciones, tradiciones y formaciones en los planteos sobre lo regional.
Cualquier trabajo que incluya el tema o el problema de la Cultura entra en un terreno donde
los acuerdos sobre las definiciones no suelen coincidir fácilmente. En estas líneas y como
marco de referencia general de las categorías aludidas, seguiremos los aportes de Raymond
Williams, quien propone comprender el fenómeno de la cultura desde los jaloneos que
constituyen el término.
La amplia difusión de las ideas de nuestro autor en el campo de los estudios sobre cultura
volvería innecesario retomar la filiación académica dentro del marxismo que tiene la
producción de este. Paradójicamente sobre este mismo “éxito” de los planteos de Williams,
proliferan una diversidad de interpretaciones dando lugar en no pocas ocasiones a legitimar
justamente lo que el galés intentaba poner bajo crítica. Por esta razón parece apropiado
aclarar, en unas pocas líneas, la perspectiva interpretativa de nuestro propio equipo de los
planteos de Raymond Williams. Sabemos entonces que desarrolla sus ideas desde la
metodología, perspectiva teórica, y compromiso político partiendo de sus lecturas y trabajo
con el marxismo. En nuestro caso no sólo tomaremos las categorías indicadas en el título de
este apartado sino también el desarrollo metodológico histórico de las mismas.
Considerando esto y siguiendo las propuestas académicas de Carl Marx, Williams recorre
el despliegue histórico de los sentidos del término de cultura. En las líneas de Sociología de
la Cultura (edición en inglés 1982) presenta dos sentidos generales sobre el significado de
cultura: en primer lugar una visión sociológica-antropológica donde cultura es una idea
general, como la especificidad de todo un “modo de vida” que alcanza todas las formas de
la actividad en sociedad. La segunda noción, más generalizada como específica, incluye a
las formas intelectuales tradicionales y demás prácticas significantes: como son todas las
expresiones artísticas, o el periodismo, la moda y/o la publicidad. (Williams. 1994, pp. 13).
Estos sentidos en el uso del término de cultura en la sociedad occidental, (con todo lo que
esto incluye: desde el despliegue del capitalismo, hasta la constitución de un marco
significativo con la modernidad y el movimiento de la ilustración), no constituyen una
oposición como en muchas de las interpretaciones se puede apreciar. En estas dos grandes
generalizaciones sobre el sentido de cultura existen algunos rasgos coincidentes, esto
considerando la especialización de actividades realizadas por las personas a través del
tiempo. En el marco de este recorrido histórico, Williams sostiene entonces que la cultura
es un sistema significante: “…a través del cual necesariamente (…) un orden social se
comunica, se reproduce, se experimenta y se investiga” (Williams. 2009, pp. 13)
En una obra anterior, (Marxismo y Literatura, edición en inglés 1977), anticipa esta
aproximación al fenómeno de la cultura proponiendo la elaboración de un argumento con
las características de instrumento conceptual complejo, lo que podríamos denominar una
teoría. En este trabajo Williams da cuenta de la crítica a las ideas dominantes dentro del
marxismo sobre la relación entre arte y realidad. Recordemos que durante gran parte del
siglo XX una de las versiones materialistas sobre el desarrollo de la sociedad (insistimos
que fue una visión particular del marxismo y no la única) podía entenderse como la relación
entre los aspectos concretos de la realidad, una base, y por otra parte un correlato simbólico
abstracto, superestructura (donde además del arte incluía a la ideología). Consecuentemente
a esta lectura mecanicista de la sociedad, una teoría del arte daba su propia argumentación.
La producción del arte fue incorporada a una doctrina objetivista, dentro de la cual la
“realidad”, “el mundo real”, “la base” podían conocerse separadamente por medio de
criterios de la verdad científica; y sus reflejos en el arte podían juzgarse mediante su
conformidad o su falta de conformidad. (Williams. 2009, pp. 133)
Para superar esta concepción reduccionista del fenómeno artístico, Williams retoma
algunos planteos de Theodoro Adorno, quien interpretaba la mediación entre sujeto y
objeto no como un tercer elemento interpuesto en la dualidad, sino constitutivo al objeto y
puesto en acción por los sujetos, reconociendo la dinámica de las relaciones sociales: “todas
las relaciones activas entre diferentes tipos de existencia y conciencia son inevitablemente
mediatizados; este proceso no comporta una mediación separable –un medio-, sino que es
intrínseco respecto de las propiedades que manifiestas los tipos asociados” (en Williams.
2009, pp. 136). Continúa el planteo de Williams, la mediación se halla en el propio objeto,
no se trata de ninguna herramienta que interpone la “realidad” y la mirada de las personas o
la conciencia de estas.
“El arte no refleja la realidad social; la superestructura no refleja la base
directamente; la cultura es una mediación de la sociedad (…) La mediación es
considerada como positivo y sustancial, como proceso necesario de producción de
significados y valores, en la forma necesaria del proceso social general de la
significación y la comunicación...” (Williams. 2009, pp. 137-138)
Entendida de esta manera la cultura media nuestra conciencia sobre la realidad con el
mundo exterior, en plural, culturas son las formas particulares que las diversas
comunidades de personas en sociedad percibimos y comunicamos a “lo otro”. Ahora bien,
esta noción de cultura en Williams tiene una estrecha vinculación con otra proveniente del
ámbito de la política, la de hegemonía. La incorporación de esta categoría puede resultar
sospechosa y llevarnos a concluir que esta incorporación al significado de cultura está
forzada a decir más de lo que pueda encontrarse en ella misma. Sin embargo, y
consecuentemente con la crítica a las ideas mecanicistas de la sociedad, el desarrollo de
Raymond Williams profundiza los contenidos sociales de hegemonía, sosteniendo que en
esta categoría encontramos las representaciones sobre realidades de la vida social muy
amplia, desde la democracia electoral hasta las áreas más modernas como la del
entretenimiento (en Williams ocio), y la vida privada, sin necesidad de pasar
obligatoriamente por las determinaciones económicas. (Williams. 2009, pp.152)
Entendida hegemonía como una experiencia vivida y significativa deja ver a la cultura
como un proceso materialista dinámico, no como una abstracción sino como un real
ejercicio de significación y creación-mundo (Williams. 2009, pp. 153)
Nuestro objetivo con este largo desvío trata de evitar la idea de tomar definiciones como
“caja de herramientas”, ejercicio intelectual algo generalizado en el presente. Más bien
intentamos dar cuenta de las categorías que articulan nuestro proyecto contemplando el
contexto analítico del cual surgen, la historicidad del proceso social que nutre de sentido, de
significado, los términos expresados en sociedad. Tomando en cuenta todo lo anterior
podemos presentar las nociones de Tradiciones, Instituciones y Formaciones como
instancias de las relaciones sociales, momentos donde las personas comunican lo social, a
través de formas específicas y con esto comprendiendo (mediación) el mundo:
constituyendo así este fenómeno social denominado cultura. Las actividades específicas
realizadas por medio de Tradiciones, Instituciones y Formaciones constituyen la parte
visible de la hegemonía, por decirlo de alguna manera, que orienta los sentidos de la
sociedad en un momento específico3 (Williams. 2009, pp.158).
TRADICION. Dentro de los análisis marxianos4 el interés por analizar la tradición como
instancia gravitante de la cultura generalmente no resulta gravitante. Los fundamentos de
esto surgen desde la interpretación de que las expresiones culturales contenidas en esta
categoría pertenecen a una etapa residual y/o inerte del desarrollo de una sociedad
específica.
Sosteniendo la crítica a las ideas reduccionistas, Williams recupera el valor de analizar la
tradición porque “es en la práctica la expresión más evidente de las presiones y límites
dominante y hegemónico” (Williams, 2009, pp. 158-159)
Constituye un aspecto de la organización social y cultural contemporánea del interés
de la dominación de una clase específica. Es una versión del pasado que se pretende
conectar con el presente y ratificarlo. En la práctica lo que la tradición ofrece es un
sentido de predispuesta continuidad. (Williams. 2009, pp. 159)
3 Hegemonía en los planteos de Williams si bien está presente la idea de consenso social no alberga una
ideología específica, sino muchas en tensión. Incluso como dijimos en esta no solo se disputa la ideología en
sentido abstracto sino más bien prácticas específicas. Esta idea de hegemonía en nuestro proyecto, por
ejemplo, construye la noción de lo regional. 4 Incluso en Sociología de la cultura se ocupa solamente de las instituciones y las formaciones.
El conjunto de actividades y objetos significativos que constituyen una tradición “visible”
en el presente, expresa la realidad concreta de un ejercicio de selección específica sobre la
historia misma de un grupo social. Tal ejercicio, es decir la selección… el apartar un grupo
de actividades y objetos de una multitud de otras actividades y objetos, señala la presencia
de la capacidad de una clase de dominar un momento determinado del desarrollo de la
cultura de un grupo social general. Podemos entender así que el lugar común señalado en la
frase la “fuerza de la tradición” tiene origen en esta capacidad de seleccionar, construir y
presentar una serie de prácticas con continuidad histórica.
Pero esta fortaleza de la tradición, esta idea de tradición selectiva, a la vez tiene un segundo
rostro más vulnerable. Debido al volumen de prácticas y actividades dejadas de lado,
constantemente ve amenazada su legitimidad por lo que necesita ratificar su autoridad. No
solamente en la selección muestra el dominio de la tradición, también desplazando de la
hegemonía a los grupos de innovación y contemporáneos.
En sentido estricto la tradición, no forma un aspecto separado de las formaciones o las
instituciones, en realidad está incorporada a estas de forma de grupos específicos o
instancias específicas.
INSTITUCIÓN. Las instituciones formales cumplen un rol fundamental en el proceso de
socialización. De las propuestas analíticas de Raymond Williams esta categoría tiene una
importancia central, porque en la vida social aparecen como instrumentos legítimos del
proceso social. En las instituciones encuentran lugar una serie de contenidos significativos,
es decir, un selecto grupo de actividades que organizan los significados, los sentidos de un
mundo específicamente determinado.
Cualquier proceso de socialización, obviamente, incluye cosas que todos los seres
humanos deben aprender; pero cualquier proceso específico vincula este aprendizaje
necesario a un selecto rango de significados, valores y prácticas que, en la misma
proximidad de su asociación con el necesario aprendizaje, constituyen los verdaderos
fundamentos de lo hegemónico (Williams. 2009, pp.162)
Si bien la noción de instituciones resulta fundamental para el proceso de socialización,
no explica la forma final de la hegemonía orgánica. En otras palabras la suma de todas
las instituciones no alcanza a describir una hegemonía homogénea. La aclaración
planteada por el autor da cuenta de la crítica a las ideas de Althusser, en donde las
instituciones agotan todo el sentido social. Diferenciándose con el reconocido autor
frnacés, Williams considera las instituciones como actividades que muestran las
interrelaciones reales, incluyendo las confusiones y los conflictos, de los que derivan
legítimamente negociaciones entre los diferentes actores. (Williams. 2009, pp. 165)
FORMACIONES. Reconocidos como movimientos o tendencias literarias artísticas
filosóficas o científicos son identificados por sus producciones. Las formaciones pueden
estar relacionadas con las instituciones de manera que compartan sus principios o también
pueden oponérsele, Williams denomina a esto “vida intelectual y artística”.
Lo diferenciado, singular e importante en las formaciones pertenece al orden de un
conjunto de prácticas especializadas, pero como dijimos anteriormente mirando hacia las
condiciones generales de estas prácticas pueden estar relacionadas con un orden
institucional específico. Aunque esta relación no necesariamente sea de continuidad. En
estas prácticas particulares Williams indica la posibilidad de reconocer el posicionamiento
frente al desarrollo histórico, descrito como alternativo, de oposición, o dominante.
(Williams. 2009, pp. 163-165)
La propuesta de Williams de analizar bajo estas nociones el desarrollo cultural nos permite
retomar los procesos culturales desde un momento germinal. La recuperación de las ideas
como la de socialización, y la cultura ligada a esta, por medio de la mediación del mundo
animan a mirar a la vez los procesos culturales regionales con identidad propia, dejando de
lado las relaciones comparativas o subsidiarias de las geografías. Más aún en el presente
donde la globalización desdibujó límites en ciertos lugares y acrecentó diferencias entre
otros.
Bibliografía citada.
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Eudeba.
. Huyssen, Andreas. Después de la gran división. (2002) Buenos Aires, Ed. Adriana
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. Williams, Raymond. Marxismo y literatura. (2009). Buenos Aires, Argentina. Ed. Las
Cuarenta.
. -------------------------- Sociología de la cultura. (1994). Barcelona, Ed. Paidós.
Antecedentes
. Alderete, Ricardo. La reforma cultural: Costumbres, valoraciones perdidas, nuevos signos
y medios. Ponencia Red Nacional de Investigadores en Comunicación (2015)
. Bricchi, Ma. Soledad, V. Pennacchi y A. Mansilla. Investigar en comunicación. Un
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Investigadores en Comunicación (2015)
. Carrizo, Soledad. Comunicación 2.0 para la promoción del circuito petrolero de
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. Perea, Florencia. La Patagonia como territorio comunicativo. Publicación RedCom
(2015), Universidad Nacional de la Patagonia San juan Bosco.
. Kenbel, Claudia. A mitad de camino entre lo urbano y lo rural: Actores y actividades de
rebusque. (2010) Tesis de grado dirigida por el Dr. Gustavo Cimadevilla en la Universidad
Nacional de Rio IV.
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