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VIAJE HACIA EL CAMINO A MANERA DE PRÓLOGO
La vida se va conformando por una serie de experiencias, unas buenas y otras malas, algunas muy simples y otras más complicadas que nos caracterizan como personas, y también unas más humanas en las que se mezclan aspectos materiales y espirituales, y que se pueden idear para luego propiciar y concretar. Tal es el caso del tema de las presentes Glosas, una experiencia que tal vez se convierta en un parteaguas en la vida de los integrantes de la familia. Confieso que la intención de escribir estas notas era hacer una reseña simplona de un viaje de corte espiritual que se originó en el sueño del que esto narra y de uno de mis dos hijos varones, pues el otro ya lo había hecho realidad muchos años atrás. Ese sueño empezó a cristalizarse con una anticipación de siete meses del inicio de la travesía. ¿Y cuál era ese sueño? te preguntarás con justa razón: recorrer el Camino a Santiago de Compostela en una marcha pausada para aprovechar ratos de silencio para reflexionar sobre la vida de ambos. El hecho que el otro hijo hubiese recorrido el trayecto en tren facilitó la tarea de planificación de El Viaje. La idea original era hacerlo caminando los catorce integrantes de la familia pero pensando en los pequeños de tres años y los dos adultos mayores, estructuramos el viaje de tal forma de avanzar por carretera haciendo paradas sobre El Camino, y eso sí, nos preparamos para recorrer andando los últimos doce kilómetros hasta la Catedral de Santiago que nos llevaría medio día, pues había que recorrer senderos algunos arbolados y otros al rayo del sol por lo que habría que hacer descansos.
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La logística de viaje la hicieron mis hijos y esposa, marcando los lugares clave del recorrido, apartando pasajes aéreos, escogiendo hoteles, y demás detalles, y el que esto narra se enclaustró para preparar el contenido espiritual. Todo un equipo. La meta espiritual era clara: recorrer el Camino a Santiago de Compostela con objeto de analizar el sentido individual de nuestras existencias de tal manera que cada quién definiera su quehacer en la vida desde el punto de vista no material. Mi mamá insistía en que recordara siempre la diferencia entre esos enfoques. Es por ello que el lema y estribillo del viaje era “Lo que nace de la carne, carne es, lo que nace del Espíritu, Espíritu es”, y que usaríamos para encomendar a Dios nuestro caminar y así lo hicimos desde el comienzo en el Santuario de la Virgen de Lourdes, y mi esposa encendió una vela como un signo de ello. Las reflexiones en cada parada eran congruentes con esa mística y que más adelante podrían servir para otros pues al encender una luz para alguien también iluminamos nuestro camino. Al terminar nuestro cometido leí un agradecimiento en la Catedral de Santiago que hago propio: “Sin encontrar lo que buscaba encontré justo lo que necesito. ¡Gracias Camino!” Si bien es cierto que la motivación del viaje era espiritual, también tenía el objetivo de visitar nuevos lugares, comer diferentes platillos, aprender algo nuevo, escuchar nuestro idioma en forma distinta y por supuesto el divertirnos a carcajadas con los chicos durante todo el viaje. En su conjunto ha sido una gran experiencia, de esas que dejan una huella imborrable.
JULIO DE 2018
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LA TRAVESÍA
Día 1 Madrid, domingo. Los días previos a la salida se inundaron de nerviosismo para
toda la familia. Los chicos preguntaban cuánto tiempo volaríamos
sobre el mar y cómo hablarían los habitantes de Europa. Buenas
dudas.
Por otro lado en los mayores había una expectación por el viaje y
a la vez preocupación porque no faltara nada de lo que se
necesitarían en esas dos semanas y media que duraría el viaje.
Todos percibíamos un sentimiento de grupo al tener las mismas
dudas, y en particular con relación al objetivo espiritual no tan
tangible; sin embargo, la alegría de los niños al encontrarse con
sus primos hacia que los adultos pensáramos simplemente que
salíamos de paseo a lugares muy lejanos y que era menester
atravesar el océano.
Llegó el día y la hora para salir. Era media noche por lo que los
chicos estaban inquietos al estar despiertos a deshora. Subimos a
avión, despegamos, el cielo de color azul obscuro, escasas nubes
y después, el silencio de la noche y el cansancio acumulado,
fueron suficientes para dormir plácidamente.
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ESPAÑA A LA VISTA
Arribamos a Madrid sin contratiempos y con ganas de comerse la
ciudad de un bocado pues llegamos por la tarde y restaban todavía
muchas horas por el horario de verano con luz de día ya entrada la
noche.
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Día 2 Madrid, lunes. La ubicación del hotel permitía acercarse a los principales museos
de la capital española. Algunos del grupo ya los conocíamos pero
para los que era su primera vez era menester escoger dos y de
ahí las salas más importantes, en El Prado era obligado
detenerse a ver las pinturas de Goya, El Greco y Velázquez, y así
lo hicimos pero cada quien a su paso. También vimos parte de la
historia gráfica de la guerra civil española a través de múltiples
carteles; en uno de ellos se lee: “el fruto del trabajo del labrador
es tan sagrado para todos como el salario que recibe el obrero”.
MADRID. MUSEO DEL PRADO
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En el segundo de los museos, el de la Reina Sofía, pudimos
apreciar toda una gama del arte plástico español contemporáneo
cuyos autores están empezando a marcar su huella, y otros a
lucirla esplendorosamente como es el caso de Picasso y su
cuadro el Guernica. Apreciamos también unas obras de Miró y
Salvador Dalí, geniales.
MADRID. PLAZA DEL SOL
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Día 3 Hondarribia, martes. Dejamos Madrid y nos dirigimos hacia el norte con un paisaje
carretero que nos recordaba la zona montañosa del Bajío salvo
los cientos de aéreo generadores eléctricos en la zona de Burgos
y miles de paneles solares que captan la energía solar para
convertirla en eléctrica para aprovecharla en las actividades
agrícolas. En la lejanía se dejan ver varios puentes construidos
por los romanos para acortar distancias, que hoy en día son
túneles larguísimos que atraviesan sin recato cerros y montañas.
Poco a poco el panorama cambia y también el idioma al
incursionar en el País Vasco.
Arribamos a San Sebastián y nos dirigimos a Hondarribia que se
convierte en el punto de partida del Camino a Santiago de
Compostela; un maravilloso puerto, pequeño pero con vasta
historia y tradiciones en el que ubicamos la primera marca del
Camino en una minúscula plaza llena de vida con el bullicio que
daban los niños jugando hasta altas horas de la noche incluyendo
los de nuestra tropa. Allí mismo, en Hondarribia, en el templo de
Santa María Magdalena obtendríamos las cinco Credenciales del
Peregrino.
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HONDARRIBIA. PLAZA ANTIGUA
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HONDARRIBIA. EL FUERTE AMURALLADO
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Día 4 Hondarribia, miércoles. Salida hacia la capital vasca con una vista de lujo hacia el mar
Cantábrico. Llegando a San Sebastián nos llamó la atención el sin
número de glorietas para ordenar el tráfico vehicular y la ausencia
de grafitis en sus bardas. Paseamos por la zona céntrica y
tomamos un funicular para ver la bahía en todo su esplendor con
vistas sensacionales.
Comimos en un restaurante con ambiente marino y los nietos se
atrevieron a probar otros sabores de una extensa gama de
pescados y mariscos que ofrecía la carta. En sus calles céntricas
me hice de una auténtica boina vasca y de un par de alpargatas.
SAN SEBASTIÁN. VISTA HACIA EL MAR CANTÁBRICO
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Día 5 Hondarribia, jueves. Dada la ubicación de Hondarribia en la frontera con Francia, mi
esposa propuso ir al Santuario de la Virgen de Lourdes.
Emprendimos el camino y al cruzar la línea divisoria nos topamos
con imponentes guardias que semejan soldados en pie de guerra
y listos para enfrentar una batalla.
LOURDES. EL SANTUARIO
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Llegamos a Lourdes en medio de un aguacero que ahuyentó a
muchos turistas, lo que favoreció nuestra calmada visita a la
Gruta de la Virgen de Lourdes; al ir rodeando y tocando
físicamente la gruta afloraron diversos sentimientos de fe religiosa
que nos conmovieron profundamente. Luego después, a un
costado de la Gruta, mi esposa encendió la vela familiar como
símbolo de fe en nuestras creencias. Allí iniciamos nuestra
peregrinación con el lema “Lo que nace de la carne, carne es, lo
que nace del Espíritu, Espíritu es”
LOURDES. LA TROPA COMPLETA
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Cerramos los ojos para encomendar nuestro Camino a Santiago,
para pedir a Dios y a la Virgen de Lourdes nos iluminaran para
distinguir los caminos propios. No hubieron peticiones expresas
sino que cada uno hacia lo propio y en absoluto silencio.
Nos santiguamos con el agua de la Gruta que brota del manantial
y la brisa de la lluvia que en su conjunto nos empapó, diluyendo
alguna que otra lágrima de emoción que salía de nuestros ojos.
Con una fe incuestionable llenamos botellitas con esa agua y nos
acercábamos a los grifos para beberla directamente y darla en
nuestras manos a los peques. Emociones indescriptibles.
LOURDES. LA GRUTA
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Dejamos el Santuario y bajamos al mundo terrenal divisando
extensas zonas de cultivo y también sembradíos de colectores
solares para cosechar energía. El hombre utilizando su ingenio
para su bienestar amigable con la naturaleza. En el camino hacia
Hondarribia paramos unas horas en Biarritz, un preferente lugar
de veraneo por su ubicación en la costa Vasca; la vista de casi
360 grados hacia el Mar Cantábrico haría de ese punto un
recuerdo imborrable. El regreso fue agotador física y
emocionalmente.
BIARRITZ
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Día 6 Santander, viernes. Muy de mañana tuve un feliz encuentro con el párroco y dos
feligresas en el Templo de Santa María Magdalena para la
entrega de cinco Credenciales del Peregrino con el sello del punto
de partida hacia Santiago de Compostela. Nos desearon “Buen
Camino” con la entrega de varias pulseras de tela con esa divisa
inscrita; también nos regalaron bolsas de color verde para que
cada peregrino pudiera recoger basura de los senderos del
camino y así mantenerlo siempre limpio.
Nuestra salida hacia Santander con parada en Bilbao fue tardía
en medio de un cielo nublado. En un par de horas estábamos
entrando a la capital del País Vasco y de inmediato nos dirigimos
al centro de la ciudad que la atraviesa el caudaloso río Nervión en
cuya rivera oeste surge un enorme edificio en forma de barco: el
Museo Guggenheim. Entramos y toda una experiencia en
proporciones y colores empezando desde la arquitectura de su
fachada. En él hay salas lúdicas donde niños y adultos aprenden
a apreciar el arte con la ayuda de la tecnología cibernética;
monitores por doquier con pantallas sensibles al tacto para
escoger temas. Fantástico y digno de ser emulado.
En medio de tal modernidad, llama la atención la ausencia de
ayuda para discapacitados ciegos y sordos, que se convierten en
retos museográficos que tienen que tener soluciones. Y llegamos
a Santander.
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BILBAO. MUSEO GUGGENHEIM
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Día 7 Oviedo, sábado.
Una buena nueva me llegó al sonar las tres de la mañana, sí a
esa melódica hora. Se trataba de unas sencillas reflexiones que
me envió un amigo y que podría utilizar en las paradas de El
Camino; las revisé de inmediato y confié en su adaptación para
nuestro cometido por lo que reconcilié el sueño rápidamente.
Buena noche en Santander.
SANTANDER. CATEDRAL
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Un percance dental del que esto comenta hizo que la mañana
fuera aprovechada por los niños en la playa santanderina
mientras se solucionaba el problema bucal. Sin haberlo
programado ese cambio forzoso de plan hizo que se metieran en
las aguas cantábricas y disfrutaran las delicias de toda playa. No
se cumplió aquél dicho de “Santander, donde nunca deja de
llover”.
Salimos del bello puerto para enfilarnos a Santillana del Mar
donde todo indicaba que disfrutaríamos excelentes mariscos pero
no, en la carta de un restaurante se ofrecía entrecot de ternera,
producto de primera de sus ranchos de ganado vacuno y también
nos ofrecieron el vino de la casa que era ni más ni menos que
sidra. Espléndidas sugerencias.
El ambiente de San Fermín se sentía en sus callejuelas pues
justamente ese día era siete de julio, paseamos y la familia
compró recuerdos, sobresaliendo un bastón para que el abuelo
avanzara más erguido en el Camino. Allí hicimos una parada
espiritual con dos reflexiones inspiradas por un autor chileno ya
fallecido; también sellamos las credenciales del peregrino.
Dios y el Cielo pueden existir y si actuamos haciendo el
bien, estaremos en la lista de espera si el Cielo existe; y si
no existe, habremos tenido nuestro propio Cielo en ésta
Tierra. A Dios lo podemos encontrar en toda la naturaleza
pero sobre todo en las personas y particularmente en
nosotros mismos, dentro, muy dentro de nosotros.
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Nuestros hijos, no son nuestros, son personas
independientes, a quienes solo debemos amar y tratar de
educarlos con el ejemplo y enseñándolos a hacer lo
correcto, transmitiéndoles la inquietud de que busquen sus
propios sueños, no los tuyos. Y no esperemos que
agradezcan todo lo que hacemos por ellos; eso vendrá
muchos años después, quizás cuando seamos abuelos y
será entonces que sabrán lo que significa ser padre o
madre. Pero si nos llegan a decir que están orgullosos de
ser su hijo debemos darnos por recompensados con creces.
En el camino hacia Oviedo hicimos una parada obligada en
Pendueles, una pequeña comunidad asturiana pretendiendo
sentir los lazos familiares de la familia de la abuela y once de su
descendencia, ocho caballeros y tres damas. Coincidencias de la
vida: en el cementerio apareció la lápida de una persona
homónima del abuelo; familias García y Cortina juntas allí. En ese
sitio había un albergue de peregrinos como nosotros y obtuvimos
el primer sello Asturiano. El paisaje del Principado, fenomenal,
majestuoso como el nombre.
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PENDUELES. EL TEMPLO
PENDUELES. CAMPIÑA ASTURIANA
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Día 8 Oviedo, domingo. Nos hospedamos en un hotel con desayuno incluido y que ofrecía a sus huéspedes toda la gama de los productos de la zona por lo que quesos, jamones, pimientos, cerezas, naranjas y duraznos, estaban a la orden del día. Visitamos la imponente Catedral gótica con paredes que crecen y se juntan como agujas que pretenden alcanzar el cielo. Las guías eran egresadas de la Universidad de Oviedo y eruditas en el tema.
OVIEDO. CATEDRAL
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OVIEDO. CATEDRAL Algunos nos incorporamos a la misa dominical sin interrumpir el servicio. Hicimos otro descanso espiritual con sello peregrino.
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Nunca dejemos de agradecer a nuestros padres el hecho de
que nos hayan traído a este mundo maravilloso y que nos
hayan dado tan sólo la posibilidad de vivir, sólo eso, vivir.
Acerquémonos a la naturaleza para admirarla y cuídala,
pues es única y poco a poco se va agotando y muchas
veces depredando. No tratemos de vencerla y menos
desafiarla; lleva millones de años de conformarse y reclama
sus dominios. En las bolsas verdes recojamos la basura que
otros caminantes pudieron haber tirado y consideremos el
hecho como un símbolo personal de nuestro actuar.
Seguimos nuestra ruta y constatamos que el paisaje asturiano es
propio de cuentos de hadas y ha sido marco de historias
románticas muchas de ellas llevadas al cine. Después,
atravesamos montañas por largos túneles que nos condujeron
rápidamente a otro clima con paisajes diferentes, campos de color
amarillento señalando la poca agua del medio ambiente
superficial. Sin embargo, los sembradíos de celdas fotovoltaicas
aseguran la energía para extraer el vital líquido del subsuelo y las
actividades agrícolas inherentes.
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Día 9 Ponferrada, lunes. El sencillo y acogedor hotel donde nos hospedamos contrastó
mucho con el anterior y permitió valorar lo importante que es su
funcionalidad, ubicación y servicio del personal.
Hicimos una comida tardía en una pequeña jamonería adaptada a
modo de taberna y que limitó la entrada de los coches de los
peques que se quedaron afuera; disfrutamos unas de las mejores
tapas del viaje incluyendo unas de jamón serrano y otras de
sardinas, acompañadas de vino blanco de la casa para la tropa
mayor y para los chicos jugos de manzana y naranja.
PONFERRADA. CASTILLO TEMPLARIO
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La visita del Castillo Templario de Ponferrada duró varias horas
con subidas por escaleras de piedra muy empinadas y patios
extensos donde los pequeños pudieron correr y jugar con libertad.
PONFERRADA. PATIO DEL CASTILLO TEMPLARIO
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Con ellos jugamos imaginando el asecho de guerreros bien
armados que se veían por las rendijas de los torreones y que
disparaban sus ballestas con bolas de fuego en las puntas; desde
dentro preparábamos el equipo de defensa del castillo, lleno de
peregrinos a Santiago que eran perseguidos por los infieles; la
base del contra ataque era una serie de catapultas situadas en el
patio central que disparaban enormes piedras redondas capaces
de derribar varios caballos y sus jinetes. Y así, el que esto narra
pasó mucho tiempo jugando a los templarios con uno de sus
nietos.
Al caminar por sus calles y callejones encontramos tiendas de
suvenires donde la cruz templaria aparecía en cada recuerdo. La
anunciada Noche Templaria no se llevo a efecto y queda
pendiente para otra incursión por esos lares. Conseguimos otro
sello del peregrino en un albergue contiguo al templo de la Virgen
del Encinal.
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Día 10, martes. Santiago de Compostela
Hicimos un desayuno rápido para hacer unas compras
pendientes: playeras templarias negras con la emblemática cruz
en color rojo sangre, y un castillo de juguete; sin embargo, lo
primero se consiguió y lo segundo brillo por su ausencia. Nuestras
credenciales fueron selladas al lado del templo del Encinal e
hicimos otra parada con reflexiones.
El amor está presente cada vez que despertamos a alguien
con un beso y una sonrisa, hagámoslo y estemos seguros
que quien lo recibe, no pedirá más. Hagamos como las
abejas y mariposas, que no buscan la flor más linda del
jardín sino aquélla que está al lado y llena de nutriente.
Démonos cuenta que la riqueza realmente no es necesaria y
una vez que hayamos logrado el sustento familiar tratemos
de conseguir más tiempo que dinero, más libertad que
esclavitud. El tiempo vale más que cualquier riqueza y
particularmente cuando este es dedicado a nuestros hijos y
nietos. Este tiempo que estamos juntos y peregrinando hacia
Santiago es un verdadero tesoro que no cuesta lo que vale.
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Día 11, miércoles. Santiago de Compostela Nos enfilamos hacia nuestro destino a uno y otro lado de la carretera veíamos la vereda de los peregrinos, unas empinadas y arboladas, y otras planas y deforestadas, como los caminos de la vida. Nos detuvimos en un paraje por el que atravesaba la ruta andante y cantamos a todo pulmón la canción de Caminante que la mayoría sabíamos de memoria:
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.
Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
Caminante, son tus huellas el camino y nada más;
caminante, no hay camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino sino estelas en la mar…
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Hace algún tiempo en ese lugar donde los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Cuando el jilguero no puede cantar. Cuando el poeta es un peregrino, cuando de nada nos sirve rezar.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”
Golpe a golpe, verso a verso…
Llegamos finalmente a Santiago y a preparar el DÍA de la marcha
por el Camino de casi 12 km de peregrinar andando y con toda la
tropa.
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Día 12, jueves. Santiago de Compostela Me quedé dormido soñando con el gran día y desayuné solo, bajo el cuidado de mis tres hijos guardianes. A toda prisa conseguimos las copias de las letras de las canciones El Caminante y La Tuna Compostela para usarlas en algún momento. Todo estaba listo para el trayecto de toda la mañana y parte de la tarde: agua, fruta, jugos, gorras y bastón alto para el guía.
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SANTIAGO DE COMPOSTELA. A LA MITAD DEL CAMINO
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Fue emocionante constatar que los 14 integrantes caminarían a pesar de edades que fluctuaban entre tres y setenta años, y condición física de cada uno. “Pon el Aura desde el principio” se leía en el punto de partida y así fue. Iniciamos ese último trecho en el lugar llamado Monte del Gozo sin tener un plan específico y al unísono arrancamos. Durante la caminata que duró seis horas, tuvimos muchos momentos para platicar con alguien en privado y con nosotros mismos en silencio, solamente con nuestras conciencias. El sol intenso no perturbo nuestro andar y creo que conseguimos esa Aura aunque no la sintiéramos, nuestra Fe aparecía de manera subliminal.
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El Camino es realmente la meta y lo importante no es llegar a
determinado objetivo sino el luchar por llegar. El Camino como la
vida está lleno de desafíos y en algunos casos es necesario el
sacrificio y el dolor para alcanzar la cumbre que es la lucha
misma. En la vida se aprende andando y El Camino nos da la
oportunidad de aprender de las huellas que han quedado atrás.
Las compras en el albergue del Peregrino en Ponferrada nos
sirvieron como material didáctico a través de sus inscripciones y
símbolos: flecha, concha y el saludo entre los peregrinos “buen
camino”.
Misión cumplida. Llegamos a la Catedral y en una sencilla puerta
lateral rezamos dando gracias del Camino y con ayuda de otras
reflexiones.
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Cuando creamos que algo no es posible, que los problemas nos agobian, que ya no podemos, démonos un tiempo para ver las estrellas y esperemos despiertos el amanecer, ahí descubriremos que siempre sale el sol, siempre..!!!
Si queremos triunfar debemos estar dispuestos a fracasar mil veces y dispuestos a perder todo lo que hemos conseguido. Y no temamos perderlo todo, pues si te lo hemos ganado bien, de seguro lo recuperaremos y con creces.
La vida es una y el tiempo pasa y no regresa, por lo que es imprescindible vivir con intensidad el momento presente, pues es el único momento que realmente importa; los que viven aferrados al pasado ya murieron; y los que viven soñando con el futuro, aún no han nacido. La vida es una sola, vivámosla.
Bordeamos la Catedral, atravesamos el atrio y nos sentamos en el piso recargados en las columnas para mirar y admirar su fachada, al mismo tiempo que sentíamos una emoción indescriptible en un rezo silencioso de adoración; yo lo sentí así. El viaje por el Camino a Santiago de Compostela es el más bonito que ha ocurrido en mi vida. Pasaron muchos minutos para luego levantarnos e ir a buscar un restaurante donde alimentar el cuerpo. Por la tarde entramos al Templo del Apóstol Santo para hacer un recorrido por sus naves y nos acercamos a la tumba de Santiago, encima de la cual hay una escultura de tamaño natural que permite abrazarla, lo cual hace que el corazón palpite un poco más aprisa.
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SANTIAGO DE COMPOSTELA. EL APÓSTOL SANTO
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Dormimos en paz al haber concluido la tarea con toda la tropa; el
sello de la Credencial del Peregrino así se atestigua: Cumplió la
Peregrinación.
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Día 13, viernes.
Santiago de Compostela.
Desayuno tardío por el día tan intenso espiritualmente hablando y
extenuarte porque el cuerpo trabajó al máximo, fue un esfuerzo
mayúsculo de todos, chicos y grandes. Bravo equipo.
Volvimos a la Catedral para hacer una segunda visita que
permitió ver detalles de su arquitectura que el día anterior
pasaron desapercibidos. Su museo es impresionante y cuenta
con maravillas de arte religioso, y un acerbo bibliográfico de
aproximadamente 20 mil volúmenes incluyendo varios libreros
con documentos de la biblioteca Palafoxiana en Puebla, México.
SANTIAGO DE COMPOSTELA. CORREDOR EN LA CATEDRAL
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SANTIAGO DE COMPOSTELA. ATRIO DE L CATEDRAL
Hicimos muestra último rezo y nos tomaron una fotografía de la
familia teniendo como fondo la majestuosa fachada.
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Reconozcamos al éxito y al fracaso como dos impostores en
nuestras vidas pero aprendamos sobretodo de los
segundos, propios y ajenos, donde podemos encontrar
experiencias que nos servirán en nuestro Camino.
Apreciemos y cultivemos la amistad de quienes están con
nosotros cuando estamos derrotados y en el suelo; porque
cuando estemos en el triunfo, nos van a sobrar.
Recordemos siempre el lema de nuestro andar “Lo que nace
de la carne, carne es, lo que nace del Espíritu, Espíritu es”
Alimentemos nuestra vida espiritual y propiciemos los
momentos para hacerlo. Alejémonos de las cosas materiales
y acerquémonos a nuestras familias, amigos y
conocimientos, a nuestro Dios interno, que nos hacen elevar
nuestro espíritu y crecer como seres humanos a plenitud.
Tuvimos nuestra cena de fin de la misión, que no fue de gala sino
sencilla en una de nuestras habitaciones: queso, pan y vino, y
jamones, claro está. Entregamos allí otros recuerdos del Camino,
señales de libro, imanes y pulseras de algodón con el lema “Buen
Camino”
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Día 14, sábado.
Salamanca.
La mañana en Santiago empezó temprano en el hotel para
desear Buen Camino a la otrora peque Sofía que reiniciaba su
caminar personal. Cantamos en voz baja unas estrofas de la
canción de estudiantina “La Tuna Compostelana” que no pudimos
entonar con todo el contingente por falta de tiempo.
Pasa la tuna en Santiago
Cantando muy quedo romances de amor
Luego la noche sus ecos
Los cuela de ronda por todo balcón
Y allá en el templo del APOSTOL Santo
Una niña llora ante su patrón
Porque la capa de tuno que adora
No lleva la cinta que ella le bordó
Cuando la tuna te dé serenata
No te enamores compostelana
Que cada cinta que lleva su capa
Lleva prendido un corazón
Y deja la tuna pasar
Con su tra la la la la
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Le entregué un libro de Santiago de Compostela con una sencilla
dedicatoria y además un escudo con la memorable flecha, la suya
señalaba la dirección de su propio camino.
Con un poco de nostalgia hicimos compras de suvenires de última hora antes de partir hacia Salamanca. La ciudad en la que todo gira alrededor de su Universidad, que abrió sus puertas hace ochocientos años y sigue produciendo cultura y conocimientos. Gran expectación. Emprendimos el largo viaje de cuatro horas y llegamos a nuestro destino. Un hotel sencillo pero bien ubicado nos permitió trasladarnos a distintos lugares de manera independiente. Sin ponernos de acuerdo todos coincidimos en la Plaza Mayor; ¿“querencia de tablas” o intereses comunes? Bien por el Camino. A dormir porque Salamanca no espera.
SALAMANCA. CATEDRALES
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SALAMANCA. LA BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD
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Día 15, domingo.
Madrid
A desayunar y salida a la visita de la Universidad más antigua de
España y entre las primeras del mundo de las mundo; antes de
Salamanca, las de Bolonia en Italia y Oxford en Inglaterra ya
habían iniciado.
Hace cuarenta años no aquilataba la importancia de la
Universidad pues vacacionamos muy jóvenes con intereses en
formación. Los programas académicos son muy amplios e
interesantes, desde Filosofía y Pedagogía, hasta Biología
Molecular y Diseño Gráfico. El que esto narra sueña con una
estadía de tres meses para abordar un tema: Didáctica de la
Ciencia. Al tiempo.
Como buenos turistas llegamos a la entrada principal para ver el
frontis y con el interés de buscar como bobos la famosa rana,
símbolo de la Universidad, que fue esculpido por el autor sobre un
cráneo humano; lo encontramos y recordamos la frase de Miguel
de Unamuno “No es lo malo que vean la rana, sino que no vean
más que la rana”. La intención del autor fue burlarse del clero
señalando que el hijo recién fallecido de los Reyes Católicos
resucitaría cuando del cráneo saliera pelo por la acción del cobijo
de la rana dispuesta en la parte superior.
La capilla privada tiene sus paredes cubiertas de mármoles de
colores tristes en tonos ópalo y verde jade, capilla sobria pero
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austera como la orden jesuita. La biblioteca es una obra de arte
empezando por la reja de entrada y su acceso está reservado
para investigadores; la mayoría del contenido de ella se
encuentra a disposición del público en forma digital.
SALAMANCA. INTERIOR DE LA BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD
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Se nos agotó el tiempo y dejamos muchas cosas pendientes
como son eventos académicos y musicales; el cartel es una
invitación para regresar. La Universidad es el centro neurálgico de
la ciudad por lo que proliferan restaurantes sencillos repletos de
estudiantes; hicimos lo propio en uno ubicado en un callejón
estrecho y obviamente me recordó nuestro querido Cuévano.
Dejamos la Ciudad, sí con mayúsculas, para enfilarnos a nuestro
punto de partida, Madrid. La bienvenida a la ciudad nos la dio un
mar de campos de cultivo sembrados de trigo en grandes
extensiones en ambos lados de la carretera. Las espigas
doradas por el sol daban un panorama extraordinario que se
cortaba por los legendarios molinos de viento convertidos ahora
en aerogeneradores, que dan energía para la gran urbe, la
Capital de España.
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Día 16, lunes. Madrid
En ese día cada quien salió a sitios diferentes de acuerdo a sus intereses: al estadio de fútbol, al zoológico, a museos madrileños y a la ciudad de Ávila vía el Escorial. Bravo. La hija Sofía ya estaba de regreso para atender sus asuntos escolares. Las fotografías de esos sitios dan fe del éxito de las elecciones.
La pareja mayor se enfiló hacia Ávila donde ya había estado hace cuarenta años pero valía la pena regresar y hacerlo en ferrocarril pues las camionetas ya se habían entregado. La ubicación del hotel hizo posible el caminar hacia la estación de trenes de Atocha para tomar el que nos llevaría a la ciudad amurallada.
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ÁVILA. EL CASTILLO AMURALLADO
El tren asemeja a los modestos autobuses que corren por el Bajío
guanajuatense y el funcionamiento es idéntico. No hay lugares
asignados, las sencillas butacas no tienen cinturón de seguridad,
pero al correr a velocidad media no representa peligro alguno y
permite disfrutar el paisaje en medio del campo y poblaciones
pequeñas.
Por la ventanilla se avizora El Escorial y se dirige luego hacia la
montaña donde se siguen extrayendo minerales que han dado
prosperidad a Ávila. Sin embargo, se ven poblados mineros en
ruinas que reflejan tiempos de bonanza minera; como en
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Guanajuato. El camino del ferrocarril rural pasa por estaciones y
pequeñas poblaciones. Se miran represas entre las hendiduras
de las montañas y kilómetros de aerogeneradores, y celdas
solares para dar energía a rancherías de Ávila.
Llegamos y nos enfocamos a su Castillo amurallado que es
fenomenal y recorrimos el pasillo superior pero a menor velocidad
pues los años pasan y pesan. Nos asomamos por las rendijas
utilizadas por los vigías del Castillo en el siglo XI que dominan
todo el horizonte; el panorama idéntico salvo las nuevas
comunidades en conjuntos residenciales de corte campirano.
Maravillosas vistas en los cuatro puntos cardinales.
Visitamos a paso veloz la impresionante Catedral gótica de Ávila y
recordamos otros tiempos en los que estuvimos. Tomamos el tren
de regreso y tuvimos un descanso profundo.
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ÁVILA. LA CATEDRAL
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Día 17, martes.
Madrid
El equipo se desmembró más aún: unos a Paris y el resto
permaneció en Madrid para atender los últimos pendientes de la
travesía, uno de ellos era el visitar el Museo de los Ferrocarriles
Españoles ubicado en la antigua estación de trenes de Las
Delicias. El mayor interés era del que esto relata por razones de
trabajo y para los pequeños que se quedaron por el encanto que
tienen los trenes para ellos y para todos.
Esa estación dejó de operar en 1978 por ser insuficiente para
atender la creciente demanda de trenes de pasajeros. En la
actualidad el Museo cubre el propósito educativo para difundir el
conocimiento de ese medio de transporte. La historia del
ferrocarril español se cuenta a través de diferentes medios como
son vitrinas, carteles, y varias maquetas de trenes a escala.
Caminamos por los cuatro andenes viendo trenes y carros de
pasajeros de toda índole, dormitorios, comedores, cocinas y otros;
a muchos subimos e imaginamos con los niños escenas de un
viaje. Las áreas educativas están muy bien puestas y atractivas
para chicos y grandes; además su tienda incluye libros, juegos,
accesorios para maquetas, carteles, videos etc.
Se inició una relación entre ese Museo y el que estamos
formando en San Miguel de Allende y se afianzó al día siguiente
con el Jefe de Difusión y Educación de la Fundación de los
Ferrocarriles Españoles. Bien, trabajo por delante.
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MADRID. LA ANTIGUA ESTACIÓN DE FFCC DE LAS DELICIAS
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MADRID. EN UN VAGON DE PASAJEROS
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Día 18, miércoles.
Ciudad de México
El taxi hacia el aeropuerto de Barajas nos paseó por la Gran Vía y
nos despedimos de España saliendo por la puerta grande: la
Puerta de Alcalá.
Tomamos el avión de retorno y llegamos agotados a la Ciudad de
México; parte de la familia se enfiló a su casa y los abuelos a
pernoctar en un hotel ubicado en el aeropuerto para salir
temprano a nuestro terruño.
MISIÓN CUMPLIDA Gracias a Dios y a la familia que hicieron
realidad un sueño de vida. Gracias Camino.
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