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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA FACULTAD DE EDUCACION
ESCUELA DE BIBLIOTECOLOG~A Y CIENCIAS DE LA INFORMACI~N
TECNICAS DE ANIMACIÓN A LA LECTURA PARA LA FORMACIÓN DE LECTORES
EN EL SISTEMA DE BIBLIOTECAS INFANTILES
PRÁCTICA DE GRADUACIÓN PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIATURA EN BIBLIOTECOLOGIA Y CIENCIAS DE LA
INFORMACI~N
ILEANA NUÑEZ MARTJNEZ
PREt J . - . i .IR
Con el fin de cumplir con un requisito para optar el grado de Licenciatura en
Bibliotecología y Ciencias de la Información, y como- un valioso aporte
bibliotecológico y educativo costarricense; se ha elaborado en esta práctica de
graduación un manual de textos de literatura infantil de autores nacionales y
extranjeros con técnicas de animación a la lectura paiw gormar lectores
independientes, en los niños que frecuentan el Sistema de B&'iÓtecas Infantiles
de la Municipalidad de San José.
Las técnicas de animaeión a la lectura seleccionadas L \*i,facileS de aplicar,
por lo que reúne uno de los puntos solicitados en cuanto a presentación que
establece los manuales univeifsales en cuando a éste tema.
Para su elaboración, se tomó como base las técnicas de animación de
Monserrat Sarto, La dinamización de la lectura, Los lecto-juegos de Martta
Sastrias de Porcei.
El objetivo principal ha sido dotar al personal que labora en el Sistema de
Bibliotecas Infantiles Municipales, de una herramienta más de trabajo, es un
documento que ie permitirá a cada Bibliotecólogo; saber con qué técnicas
cuenta para poder aplicarlas en las actividades de promoción a la lectura que se
llevan a cabo.
Podrá servir como fuente de referencia para futuras investigaciones, tanto
nacionales como internacionales, en el campo del fomento de la lectura.
Asimismo como obra de referencia para que la utilicen todas aquellas
personas que se interesen en el fomento de la lectura como: Promotores de
lectura, Bibliotecólogos de Salas Infantiles, maestros de preescolar y primaria,
padres de familia, estudiantes de literatura infantil.
La dirección y revisión de este trabajo estuvo bajo la supervisión constante
de especialistas en Bibliotecología como la M.L.S. señora Benilda Salas
Sánchez, Licenciada Sandra Hernández Zamora y Magda Sandí Sandi, M.B.A.
INSTRUCCIONES AL USUARIO
Este manual está compuesto por textos literarios que se encuentran en el
acervo bibliográfico que posee la Biblioteca Infantil Rafael A. Arias Gómez, los
mismos fueron escogidos según los intereses, gustos, necesidades de los niños
de acuerdo a su edad y a las funciones de la Literatura Infantil.
Se incluyen textos de autores nacionales y extranjeros, distribuidos de la
siguiente manera: 6 para niños de Preescolar, 19 son para niños de primer ciclo
y 16 para segundo ciclo.
Su contenido está basado en: Presentación,que da información sobre el
porqué se ha realizado el manual, Instrucciones al Usuario que permite hacer
un uso adecuado de su contenido, Cuerpo de la obra que está compuesto de la
siguiente estructura: Texto literario seleccionado, cita bibliográfica,
Objetivos: Incluyen los que se pretenden al aplicar la técnica y los que tiene
implícito el texto literario, Desarrollo: describe la forma en qué se va a llevar a
cabo la aplicación de la técnica de animación a la lectura. Recursos Materiales:
Informa que clase de materiales se van a necesitar. Lugar: Se indica donde se
puede realizar la actividad. Técnica que se aplicará: se da el nombre de la
Técnica que se le aplicó al texto literario. Personal Responsable: quién se va a
hacer responsable de realizar la actividad, Lugar: indica en qué lugar se puede
realizar la actividad. Tiempo necesario: de qué tiempo debe disponerse para su
realización. Número de niños: con cuántos niños se puede realizar la actividad.
Edad: para qué edad está dirigida. Nivel de dificultad: se ofrece algunas
recomendaciones para que el responsable no se le dificulte su aplicación, por
último se encuentra un lndice que está ordenado alfabéticamente por la técnica
que se utilizó y la página en la que aparece la misma.
Indica además los cuentos que pertenecen a escritores costarricenses.
TABLA DE CONTENIDO
. . I . Presentacion .................................................................................................. i
... II . Instrucciones al Usuario ............................................................................ iii
III . Cuerpo de la obra
A . Cuentos para niños de Preescolar . .................................................................... 1 La noche de los ruidos 1 . 2 El gato del Mago .............................................................................. 6
3 . Amigos ............................................................................................. 9 4 . Dorado ........................................................................................... 13 5 . Yo soy yo ....................................................................................... 18 . 6 La fiesta de los números ................................................................ 29
B . Cuentos para niños de 1 O Ciclo 7 . El huevo más hermoso del mundo ................................................. 34 8 . Es hora de salir .............................................................................. 39 9 . Una vaca con suerte ...................................................................... 44
.................................................................................. 10 . La cosquilla 49 11 . Rana Ranita ................................................................................. 58
....................... 12 . La Tía Macarrón, el Tío Calma y el señor Astucia 65 ........................................ 13 . ¿Por qué tienen trompa los elefantes? 70
............................................................................. 14 . El príncipe feliz 78 ................................................ 15 . El gavilán no quiere a las gallinas 82
16 . El cuento vacío (costarricense) .................................................... 86 .................................................................... 17 . La pluma más bonita 93
.................................................................................. 18 . La cometa 100 ..................................... 19 . La palabra descontenta (costarricense) 105
20 . La señora Contraria ................................................................... 113 ................................. 21 . Celeste y los anteojos de la charlatanería 116
. ...................................................................... 22 Locos por el ruido 121 .................................................................... . 23 Un cuento de papel 130
24 . Pina y Dami El collar de los chismes y los dulces del egoísmo . 135
C . Cuentos para niños de 2" Ciclo . . 25 . El planeta fantastico ................................................................... 144 26 . Un fantasma en la ciudad .......................................................... 150
. ...................................................................... 27 El pizarrón viajero 160 ................................................... . 28 ¿Qué pasó con los animales? 174
29 . La escuela de las flores ............................................................. 185 30 . La costurera y el relojero (costarricense) ................................... 191
............................................................................... 31 . Superconejo 198 32 . La calle de los dientes ............................................................... 204 33 . El país de mil colores ................................................................. 212 34 . Chispita y los árboles ................................................................. 219
............................................................................... 35 . El mensaje 2 2 8 36 . La falsa cacatúa ......................................................................... 235 37 . Sopa de piedra .......................................................................... 247 38 . La bruja del parque Monceau .................................................... 254
............................................................ . 39 . Como nos equivocamos 263 40 . Frutilla y el cepillo de la vanidad ................................................ 273
..................................................................... 41 . El cuento de papel 276
IV . lndice de Técnicas de Animación a la lectura ...................................... 289
CUENTOS PARA NIÑOS DE PREESCOLAR
LA NOCHE DE LOS RUIDOS
Nanni de Smania. La noche de los ruidos. Buenos Aires : Editorial Latino, 1974
Jacinto abrió primero un ojito, luego el otro, hasta que, finalmente, se
despertó. Todavía era de noche. Por eso la ventana, Doña Luna asomaba su
enorme cabezota blanca y las estrellas le hacían guiños desde arriba mientras
formaban un montón de rondas por el cielo. Pero nada de esto le llamó la
atención a Jacinto. Lo verdaderamente raro de esa noche era el silencio, el
silencio total. No se oía ni un solo ruidito. Las cosas estaban quietas y mudas
como estatuas.
Aunque, fijándose mejor, no todo estaba quieto y mudo. Sobre la cama de
Jacinto, un millón de pequeñas burbujitas de todos los colores reían, cantaban y
bailaban.
-¡Hola! -dijeron todas las burbujitas a la vez. Perdona si te hemos
despertado.
-Pero, ¿quiénes son ustedes? -preguntó Jacinto bastante asombrado.
-Somos los ruidos y estamos, como todas las noches, jugando hasta que
amanece. Jugamos de noche y trabajamos de día.
-¿Puedo jugar yo también? -preguntó Jacinto. Las burbujitas se miraron
entre sí y al final dijeron:
-Bueno, puedes.
Jacinto y los ruidos se pusieron a jugar.
Cantaron: "Aserrín.. . aserrán.. . los Maderos de San Juan ...*
Contaron cuentos: "Había una vez un puercospín y.. . colorado.. . colorínn
Dijeron adivinanzas: "¿Qué es?. . . ¿qué es?. . . Adivina antes de tres.. ."
Además, le hicieron trenzas a un sauce llorón; tejieron para la luna un
sombrerito de abrigo; fabricaron veintitrés barquitos de papel; hicieron anillitos de
humo para las palomas mensajeras; dibujaron una casita con un árbol, un sol y
muchas nubes para la gallinita bataraza y muchas cosas, muchas más.
Y estaban todos tan entretenidos, que nadie pudo darse cuenta que la luna
se había metido ya en su casa y que e! sol asomaba a los lejos como una
redonda naranja.
-i Rápido! ... ¡Rápido! ... debemos estar en nuestro trabajo antes de que el
sol termine de levantarse. ..
¡Ayúdanos, Jacinto!. . . ¡Ayúdanos, por favor! -gr i tó un revuelo de burbujitas
multicolores.
Jacinto, muy apurado, tomó la burbujita azul entre sus manos, se la puso
cerquita de la oreja y como oyó un suave tic-tac, corrió hasta el aparador y la
dejó arriba del reloj. Entonces, la agujita más chica dio un pasito hacia adelante
y allí se quedó quietita otra vez, como esperando algo.
Tomó la burbujita amarilla, la puso cerca de la oreja y como oyó pii-pii, la
guardó adentro de la jaula del canario que volaba feliz, del columpio a la
lechuga, de la lechuga al columpio.
La burbujita marrón hizo clink-clink y fue a parar adentro de la canilla del
lavadero que, rapidito, comenzó a levantar una montaña así, de espuma blanca.
La burbujita verde hizo uuh-uuh y se fue volando colgada del pico de una
paloma, entre plumoncitos blandos y pajitas doradas.
La burbujita roja hizo ssh-ssh y se escondió en la escoba, entre un montón y
pico de pelusitas y miguitas de pan.
La burbujita blanca hizo glu-glu, dio una tumbacabezas y cayó de la botella
de leche al hervidor como por un tobogán fresco y espumoso.
La burbujita negra hizo fuu-fuu y desapareció por el pico de la cafetera, que
esperaba, impaciente, la hora del desayuno para ir a visitar a la señora Taza y a
la señorita Cucharita.
La burbujita violeta hizo tuu-tuu, y se colgó de un auto que pasaba muy
apurado. Nadie sabia si venía hacia aquí o iba hacia allí.
La burbujita celeste hizo clon-clon, y corrió a hamacarse en la campana de
la escuela del barrio que cantó, hasta despertar a una bandada de gorriones
dormilones.
La burbujita anaranjada hizo ring-ring, y el reloj de papá se desperezó y
sonó y sonó.
La burbujita rosada se metió en la boca de mamáy llamó dulcemente:
-¡Levántate, Jacinto, es hora de ir a la escuela!
A lo lejos, rojo y enorme, el sol terminaba de levantarse.
LA NOCHE DE LOS RUIDOS
Objetivo:
Permitir que los niños vivan el cuento
Aprender a escuchar y a imitar un significado a través del sonido
onomatopeyico
Desarrollo:
Narración oral del cuento
Los niños se sientan formando un círculo
Se les pide que cuando escuchen los sonidos de la narración cierren los
ojos y que imiten el sonido. Ejemplo: Reloj: Tic-Tac.
Recursos Materiales
Ninguno
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos Yo escucho
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
45 minutos
Número de niños: 30 niños
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
Para que los niños puedan emitir mejor los sonidos, se pueden grabar y
ponerlos a escuchar antes de empezar ia narración oral del cuento y explicarles
que son sonidos onomatopéyicos.
Indicarles a los niños que deben estar atentos para que cierren los ojos y
que puedan imitar el sonido.
EL GATO DEL MAGO
Hawkins, Colin y Hawkins Jacqui. El gato del mago. 3 edición. Madrid : Editorial Anaya, 1991.
Hola, gato.
Quisiera no ser un gato. Es lo mismo todo el rato.
¿En que quieres que te convierta?
¡Pues en algo que me divierta!
iTirolari, tirolarero! ¡Conviértete en marinero!
¡No, no, que me da el mareo!
icarracuca, carrasclás! En mono te convertirás.
i En mono no, por favor! ¡La altura me da pavor!
¡Zumba, que viene la vieja! ¡Conviértete en una abeja!
¡No, no! ¡NO me gustan sus colores y estornudo con las flores!
Entonces, un buen consejo: lo mejor es ser conejo.
¡NO! ¡NO quiero ser conejo hasta morirme de viejo!
iUla - ula, pago - pago! Serás un gato de mago.
¡Esto ya es más de mi agrado!
¿Qué? ¿Estás contento?
¡Si, señor! ¡Ser yo mismo es lo mejor!
EL GATO DEL MAGO
Objetivo:
Desarrollar la imaginación
Distinguir la musicalidad del lenguaje
Desarrollo:
Lectura oral del cuento.
Se sientan los niños en círculo.
Cada niño saca cinco objetos y a partir de ellos narra un cuento pequeño.
Recursos Materiales:
Preparar con anticipación una caja de cartón con papel llamativo y llenarla
con los siguientes objetos, referentes al cuento.
Láminas de diferentes animales.
Juguetes pequeños.
Lámina de un mago o muñeco.
1 Varita.
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (La caja mágica)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora
Número de niños: 20 niños
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
La dificultad puede surgir en la duración de la narración del cuento de cada
niño. Si esto sucediera el encargado podrá solicitarles que saquen menos
objetos de la caja.
Además se le recomienda al encargado motivar constantemente a los niñas,
para romper con el miedo de hablar en grupo.
AMIGOS
Heine, Helme. Amigos. Grupo Editorial Norma, 1990.
Juan Gallo despertaba a los habitantes de la granja todas las mañanas.
Pepe Ratón y el gordo Gonzalo le ayudaban a hacerlo, porque los verdaderos
amigos se ayudan el uno al otro. Esa mañana tomaron su bicicleta y salieron a
pasear.
Ningún sendero era demasiado pedregoso para ellos, ninguna cuesta
demasiado empinada, ninguna curva demasiado peligrosa, ningún pozo
demasiado profundo.
Se detuvieron a descansar junto al estanque, y jugaron al escondite.
Pepe Ratón descubrió un viejo bote varado en la orilla.
Los tres decidieron jugar a los piratas, porque los amigos deciden siempre
juntos.
Pepe Ratón tenía el remo, Juan Gallo era la vela, y el gordo Gonzalo hacía
de tapón porque el bote tenia un agujero.
Así que zarparon, y durante esa mañana los tres piratas fueron amos y
señores del estanque de la aldea.
Pero el hambre los trajo nuevamente a tierra. Intentaron pescar algo, pero
sus estómagos vacíos hacían tanto ruido que los peces se asustaron y ninguno
mordió el anzuelo.
Entonces, bajaron cerezas de un árbol y las repartieron: una manotada para
Pepe Ratón, una para Juan Gallo y dos para el gordo Gonzalo.
Pepe Ratón estuvo de acuerdo con la distribución pero a Juan Gallo le
pareció injusta, así que también recibió las pepas.
El gordo Gonzalo quiso reposar un poco entre la hierba después de comer,
y a los otros dos les pareció buena idea.
Cuando el Sol se puso, los tres volvieron a la granja.
Juntos fueron detrás del gallinero, y al lado del barril del agua de lluvia se
juraron eterna amistad y decidieron no separarse nunca.
Querían pasar la noche donde Pepe Ratón, pero Juan Gallo se quedó
atorado en el hueco de la ratonera.
Entonces decidieron dormir donde el gordo Gonzalo, pero Pepe Ratón tenía
un olfato muy fino y tuvieron que irse.
Finalmente se treparon al palo de las gallinas, pero el palo no resistió el
peso de los tres y se partió.
Entonces los tres se desearon buenas noches y cada cual se fue a dormir a
su propia cama.
Y en sueños se encontraron nuevamente, porque los verdaderos amigos no
se separan ni soñando.
AMIGOS
Objetivo:
. Propiciar la imaginación
. Fomentar el valor de la amistad
Desarrollo:
. Narración del cuento
Se pone a los niños que escuchen la canción de los animales de la granja y
que imiten los sonidos de los animales, cuando la canción lo indique.
. Luego de escuchado el cuento y la canción se les solicita que cierren los
ojos y piensen en algo que la música les recuerde.
Al final se les solicita que narren un cuento parecido que gire en torno a la
idea principal "La amistadn.
Recursos Materiales:
. Grabadora
Casette: "Los animales de la granja"
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Escucho e Invento)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
El cuento contiene palabras que comúnmente los niños no escuchan,
pueden ser sustituidas por otras. Ejemplo: Cerezas - Manzanas / Pepas -
Recibió un poco más.
Es necesario que todos los niños pongan atención a la narración del cuento
y en la canción para que puedan participar en la actividad.
DORADO
Carvalho, André. Dorado. Colombia : Grupo Editorial Norma, 1991.
Nació dorado. Era como todos los de su familia, como todos los de su
vecindad, como todos los de su especie en el mundo entero; sólo que era
dorado.
Y todos los de su familia, todos los de su vecindad, todos los de su especie
eran de color pardo con leves matices verdes, y tenían pintas negras. Jamás
habían sido dorados.
Tenía la boca grande y muy amplia, para atrapar insectos distraídos. Las
patas de adelante le servían para pararse. Las de atrás le quedaban casi bajo la
barriga. Cuando tenía hambre y quería comerse una mosca, extendía como un
resorte las patas de atrás, que eran mucho más largas que las de adelante y
i boing!, la atrabapa al vuelo.
Cuando nadaba podía ir muy lejos, pues las patas traseras le servían de
remos muy fuertes, que él abría y cerraba como si fueran alicates.
En todo eso era igual a los otros de su especie.
Pero cuando se acercaba a ellos para jugar, notaba cosas que lo
entristecían. Unos se quedaban mirándolo desde lejos, con desconfianza. Otros
admiraban su color, pero siempre terminaban diciendo entre labios (pues no
tenían dientes), con algo de desprecio: "Es doradon.
Cuando quiso cantar en el coro, lo admitieron: sería apenas una voz entre
tantas. Después lo pusieron adelante porque era dorado. Pero un día alguien
susurró: "Canta desafinadon. Entonces muchos susurraron: "Canta desafinado",
y lo sacaron del coro.
Cuando creció más y quiso tener novia, las jóvenes de su edad lo evitaban:
"No nos gusta, es dorado".
No importaba que fuera el mejor cazador de lombrices y escarabajos, de
nada valía que resplandeciera en la noche, cuando todos croaban y la luna
cubría el lago. De nada le servía tener tantas ganas de vivir y ser tan bonito. Los
demás no lo dejaban vivir en paz: era dorado y por eso no merecía conseguir
novia ni tener hijos.
Y entonces se dio cuenta de que ser dorado era algo muy malo para los de
su especie. Sin embargo, la Naturaleza era tan generosa con él como con los
otros: podía gozar del cielo, del aire, del agua, de los olores, de los colores, de
todo, como los demás.
Por eso aprendió a sentirse bien estando solo. Se dio cuenta de que era
divertido atrapar escarabajos enormes y ágiles, aun si nadie lo veía. Y hasta
aprendió a vivir sin novia. Era difícil, pero posible.
También aprendió a conocerse. En algún momento quiso dejar de ser
dorado: "¡Qué desgracia ser diferente!", se dijo. Pero después pensó que estaba
contento de ser así, y a medida que iba envejeciendo se enorgullecía cada vez
más de su color.
Descubrió que era agradable tomar el sol en las piedras más altas; así
brillaba todavía más. Los rayos del sol eran tibios y amables con él, pero cuando
sus parientes pardos se asoleaban, se convertían en masas uniformes y sin
brillo.
Notó que a la luna le gustaba mirarse en el espejo de su espalda, tan
diferente de las espaldas de los demás, irremediablemente desteñidas. Se dio
cuenta de que el agua rodaba más fácilmente por su piel que por la de los otros,
y pensó que, a fin de cuentas, aunque viviera muy solo, estaba vivo. Y así, poco
a poco, llegó a no sentir ni amor ni cariño hacia los otros de su especie, y un día
los olvidó.
Pero ellos no lo olvidaron jamás.
DORADO
Objetivo:
Utilizar los recursos plásticos como medios de ilustrar el texto.
Comprender la importancia de aceptarse tal como somos.
Desarrollo:
Lectura oral del cuento.
Se les solicita a los niños ir al Jardín de la Biblioteca y que recojan hojas
secas, zacate, palitos, entre otros.
Luego de recoger estos elementos de la naturaleza, se les indica que
confeccionen ranas, mariposas, moscas, entre otros con plasticina.
En una lámina de estereofón se les indica que formen un pequeño jardín
con los elementos de la naturaleza que recogieron y que pongan cada uno
los animalitos que confeccionaron.
Recursos Materiales:
Plasticina de colores
Lámina de estereofón
Hojas secas
Palitos
Flores secas
Piedras
Pliego de papel metálico blanco (simular agua)
Lugac
Aula de Kinder y Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Dinamización de la lectura (Ilustrar)
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos.
Número de niños: 28 niños
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
La dificultad puede estar en la hora de confeccionar con plasticina los
animalitos, por lo tanto se recomienda mostrar láminas de los personajes
mencionados en el texto, antes de aplicar la técnica.
Lobe, Mira. Yo sov vo. Buenos Aires : Editorial Kapelusz, 1975.
En una pradera cubierta de flores vivía un animalito de trapo.
Con sus pequeñas patas recorría los senderos, mientras escuchaba el
canto de los grillos y olía el perfume de las flores. Los grillos le cantaban
canciones de cuna y las mariposas jugaban a las escondidas detrás de sus
enormes orejas.
¡Todos lo querían mucho! iY él era muy feliz! Pero un día ...
... Un día salió de la pradera en busca de nuevos amigos. Le costó mucho
encontrar a alguien, pues a su alrededor sólo veía piedras, hierba y arena.
De pronto, se cruzó en su camino un animal al que no conocía. Tenía ojos
grandes, muy grandes, y una tremenda bocaza.
-i Hola! ¿Quién eres? -le preguntó sonriendo.
-Yo soy una hermosa rana - l e contestó el animal orgullosamente. Y
agregó-: Y tú, animalito raro, ¿quién eres?
El animalito de trapo quedó muy confundido. En realidad no sabía quién era.
-¿Quién soy yo? -se preguntó, preocupado.
-¿Quieres decir que no sabes quién eres? Entonces ... seguro que eres
muy tonto -contestó la orgullosa rana.
El animalito de trapo se alejó más preocupado todavía. Ya no le interesaban
las flores, ni los grillos, ni siquiera las mariposas.
-¿Quien soy yo? -repetía, mirándose en las aguas de un charco. Pero
nadie le respondía.
Entonces decidió seguir su camino en busca de alguien que supiera decirle
quien era. Caminó y caminó hasta llegar a una pradera parecida a la suya. Allí
se encontró con una yegua y su potrillo.
"Yo me parezco a ellos, pensó; tengo cola, cuatro patas y sé trotar bastante
rápido."
Se acercó a la yegua y dijo: -¡Buenos días! ¿Podrías decirme si yo soy un
potrillito?
-iAh, pequeño! En algo te pareces a nosotros, pero ... ¿dónde se ha visto
un caballo con patas tan cortas y regordetas? No. Decididamente, tú no eres uno
de los nuestros.
-Entonces... ¿quién soy yo? ¿Un caballo? ¡Seguro que no!
El animalito de trapo siguió caminando hasta llegar a la orilla de un río. Y,
por segunda vez, vio su imagen reflejada en el agua.
Y mirándose en ella, reflexionó: "La verdad que no me parezco en nada a
un caballo. Será mejor que siga buscando a alguien que me reconozca."
Casualmente, en ese momento pasaba flotando un barquito de papel. Subió
con rapidez al barquito y remó hacia la otra orilla. Las olas lo ayudaron un poco,
y en un instante estaba en medio del río.
"Seguramente por aquí habrá alguien que me diga quién soy", pensó. Pero
sólo veía agua y agua por todas partes. El viento, que ese día estaba algo
enojado, comenzó a soplar cada vez más fuerte. Al primer soplido, el barquito se
dio vuelta y el animalito cayó al agua. En seguida lo rodeó una gran cantidad de
animales raros. Tenían ojos redondos como los suyos.
-¡Qué bien! -d i jo el animalito. Yo me parezco a estos animales. Tengo los
ojos iguales y mis orejas se parecen a sus aletas.
Se armó de coraje y les preguntó: -Animalitos. ..¿soy yo uno de ustedes?
-¡Qué esperanza! -contestó un pez gordo-. Tus ojos son parecidos a los
nuestros, pero ... ¡Yo jamás he visto un pez con flequillo!
-Entonces. .. ¿quién soy yo? ¿Un pez? ¡Seguro que no!
Y se alejó nadando. Subió lentamente hasta la superficie y allí encontró su
barquito. Esta vez el viento no estaba enojado y pudo navegar tranquilamente.
A mediodía llegó a un lugar donde había muchas islas, y también muchos
pájaros.
-Seguro que ellos sabrán quién soy yo.
De pronto, las islas se hicieron más altas ... Y ya no eran islas, sino unos
animales grandes y pesados, que lo miraban con curiosidad.
-¿Quién eres tú? -le preguntaron todos a coro, y repitieron-: ¿Quién
eres, animalito raro?
Observó con atención a los nuevos personajes, desconocidos para él.
Tenían una tremenda boca y eran muy gordos. Pero como parecían bastante
amigables, se acercó a uno y comenzó a observarlo por todas partes.
"~Hummmm!, pensó; soy gordo como ellos y, además, no me disgusta vivir
en el agua. Casi, casi aseguraría que soy uno de ellos.
En ese momento, el hipopótamo se levantó brúscamente, y izas! ... El
animalito de trapo y su barquito dieron una vuelta en el aire. Casi naufragan.
Los hipopótamos seguían mirando al animalito de trapo. Y otra vez
preguntaron:
-¿Quién eres tú, animalito raro?
-¡Mírenme bien! ¿No me parezco a ustedes? -Y agregó-: Tengo patas
cortas y soy gordo y redondo. ¿Qué más se necesita para ser como ustedes?
-iJa, ja! -contestó un hipopótamo-. Aunque tus patas son tan bonitas
como las nuestras, ¿quién ha visto un hipopótamo que tenga orejas tan largas?
-Entonces... ¿quién soy yo? ¿Un hipopótamo? isegurísimo que no!
Y una vez más el animalito de trapo se puso muy triste.
El menor de los hipopótamos, que era casi tan pequeño como él, también
se apenó muchísimo. Juntos recorrieron un buen trecho en busca de otro
animalito igual.
De pronto, el hipopotamito vio una cola larga y de brillantes colores que
colgaba de un árbol.
-¡Qué cola tan parecida a la tuya! -le dijo, mostrándosela.
-¡Cierto! Esa cola se parece mucho a la mía.
Era la cola de un papagayo. Y en ese preciso momento el papagayo
remontaba vuelo para unirse a sus compañeros.
El animalito de trapo pensó que lo mejor sería seguirlos. Subió y bajó sus
orejas una y otra vez hasta que consiguió volar. Pero como no tenía mucha
práctica, le costó bastante alcanzarlos. Cuando estuvo cerca, les habló:
-Tengo una cola larga y de brillantes colores. Además, sé volar. ¿Es
suficiente esto para ser uno de ustedes?
-¿Qué es esto? d i j o uno de los papagayos-: Un bicho raro que vuela y
tiene cola.. .
-Este no es uno de los nuestros -agregó otro.
-Entonces... ¿quién soy yo? ¿Un papagayo? ¡Seguro que no!
Cansado de tanto volar, el animalito se recostó sobre una nube.
-¡Qué cama más blanda! d i j o , y se estiró y se desperezó. y, tapado con
la blanda nube, durmió toda la noche.
La luna lo acunaba muy despacito con sus brazos de medialuna. Mientras
tanto, el viento lo llevaba lejos ... muy lejos.
Al pasar por una ciudad, la nube chocó contra un edificio y se convirtió en
lluvia.
~P~oc ! ~P~oc! Una tras otra caían las gruesas gotas. Junto con ellas, el
animalito de trapo descendió suavemente sobre la ciudad y, despacito, comenzó
a recorrer las calles.
-iGuau! iGuau! -se escuchaba a los lejos.
"LGuau? LGuau? ¿Qué sonido más raro?", pensó el animalito.
A medida que se acercaba a la plaza, los ruidos eran más fuertes.
-jGUAU! iGUAU! -Ensordecían.
De pronto se encontró ante un montón de perros.
Estaban sujetos. Y todos tiraban de sus correas tratando de soltarse.
-¡Vaya! ¡ESOS si se me parecen! - d i j o el animalito con alegría.
Pero los perros rieron mucho al oírlo.
-¿Quién ha visto un perro a cuadros? -d i j o uno.
-/Qué orejas más espantosas! -comentó otro.
-/Un momento! Tal vez sea una especie rara de perro salchicha ... -replicó
un tercero.
En seguida apareció un salchicha muy enojado y, mirándolo fijamente,
protestó:
-Tienes demasiados colores para ser un salchicha. Y por si eso fuera
poco ... no tienes correa ni boza!. ¡Tu no eres un perro de ninguna clase!
-Entonces... ¿quién soy yo? ¿Un perro? ¡ESO sí que no!
Siguió recorriendo la ciudad. Mientras caminaba, iba pensando:
"No soy un pez, ni soy caballo, ni pájaro, ni perro, ni hipopótamo. Ni siquiera
soy la pulga de un perro." Y se puso a llorar en medio de la calle ...
De repente, miró su hocico.. .
miró sus patas ...
miró sus orejas.. .
y dijo en voz muy alta:
-Si mis ojos ven el color de las mariposas, si mi hocico huele el perfume de
las flores, si mis orejas escuchan el canto de los grillos ... iyo soy!.
No importa si soy perro, hipopótamo o papagayo. ¡YO existo! ¡YO soy!
Y añadió:
-¿Quién soy?
Pues.. .
-¡YO SOY YO!
-¡YO soy yo! -gritaba contra el viento.
-¡YO soy yo! -repetía, mirando a todos lados.
De tan contento que estaba, comenzó a flotar por los aires. Y el aire se llenó
de burbujas de jabón.
i Ploc! i Ploc! , explotaban por todas partes.
El animalito de trapo miraba su rostro reflejado en cada una de ellas.
-¡Aquí estoy yo! iY allí! iY más allá!
~P~oc ! ~PIoc!, seguían haciendo las burbujas al romperse. Y el rostro
reflejado en ellas desaparecía.
Las burbujas explotaron una tras otra.
"¡NO importa!, pensó el animalito; las burbujas sólo tenían animales
reflejados. ¡Pero yo sigo estando aquí! ¡YO soy de verdad!"
Y el animalito de trapo volvió a su pradera a escuchar los grillos y a jugar
con las flores.
Todos saben quién es. Tu también sabes ...
Y lo sabe el caballo,
y la oveja,
y la vaca,
y todos.
Ya nadie le pregunta quién es. Al verlo, todos le dicen:
-¡Tú eres tú!
Y el animalito de trapo responde:
-¡YO soy yo!
Hasta la molesta y orgullosa rana sabe quién es él. A cada rato abre su
tremenda bocaza para decirle:
-Yo sé quién eres. ¡Tú eres tú!
Y el que no lo sabe es un tonto.
YOSOY YO
Objetivo:
Caracterizar los personajes.
Estimular la atención.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Antes de aplicar la técnica, el encargado practicará junto con los niños, los
diferentes sonidos que emiten los personajes del cuento, con el fin de que
aquellos que se les hace dificil emitir sonidos de animales, lo puedan
realizar bien.
Se les indica cual personaje del cuento van a representar, si quedan niiros
sin participar, se les dice que cuando se tiene que emitir el sonido, lo
realicen junto con él.
Se les explica que el encargado narrará otra vez el cuento, y cuando se van
nombrando los personajes éstos se introducen con su papel, en la
narración.
Al final del cuento, los niños con un espejo en la mano se miran, en voz alta
dicen Yo soy yo y no existe otro igual.
Recursos Materiales:
Con anticipación se les solicita traer para la actividad un espejo, donde se
les pueda reflejar toda la cara, de no ser de esta forma, se puede confeccionar
con papel metálico.
Para realizar esta actividad se debe preparar materiales con anticipación,
como por ejemplo espejos, máscaras, o algún elemento que muestre el
personaje que se quiere representar.
Papel metálico
Cartón o cartulina
Cartulina de varios colores
Ligas o hilo elástico
Bolsas de papel
Papel de varios colores
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juego (Representación Dramática)
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos.
Número de niños: 25 niños
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
Se les debe explicar claramente a los niños, la forma en la que se va a
realizar la actividad, y practicarla antes.
El encargado debe saberse muy bien el cuento y el sonido de diferentes
animales, para que los niños lo aprendan y participen en las actividades. De ser
lo contrario se pueden grabar con anticipación.
A continuación encontrará algunos moldes de máscaras de los personajes.
LA FIESTA DE LOS NUMEROS
Gus. La fiesta de los números. Bilbao : Publicaciones Fher, 1988.
Un día el señor Uno quiso dar Una fiesta para sus amigos, pero sólo tenía
Una silla, Un tarrito de miel, Una cuchara y Un plato.
El señor Dos corrió en su ayuda con Dos jarras de cremosa leche, pues
acababa de ordeñar a sus Dos cabritas; también traía Dos ricos quesos.
El señor Tres vino con Tres sillas y Tres tenedores; Tres mariposas
revoloteaban sobre Tres flores y el aire movía las Tres hojitas del arbolito seco.
El señor Cuatro no sabia cuál de los Cuatro caminos le conduciría a la
fiesta; llevaba Cuatro botellas de refrescos y Cuatro globos.
El señor Cinco trae Cinco tarros de confitura y Cinco bastones de caramelo;
le vienen siguiendo Cinco abejitas golosas.
El señor Seis tenía Seis gatitos cantores; al compás de Seis campanillas
maullaban Seis veces; ~IOS llevaré a la fiesta en Seis cestitas!
El señor Siete dio Siete huevos de sus Siete gallinas; en el cielo había Siete
nubes y Siete eran los Siete gusanitos que vivían en las Siete manzanas.
El señor Ocho preparó Ocho cajitas de dulces; para ello compró Ocho lazos
y Ocho papeles de colores; dentro de cada paquete puso Ocho bombones.
El señor Nueve amasó Nueve panecillos y, con sus sombrero de Nueve
plumas, acude al baile; Nueve ratoncitos aguardan para salir de Nueve agujeros.
El señor Cero no tiene nada para llevar, pero eso no importa; el señor Cero
sabe que los otros números le esperan y que, a su lado, cuenta muchísimo.
El señor Uno ha encontrado al señor Cero; juntos forman el número Diez y
Diez son las cadenetas que cuelgan para alegrar la fiesta de hoy.
El señor Uno abraza a su hermano gemelo; cogidos de la mano hacen el
número Once, como Once son los farolillos de colores variados.
El señor Uno y el señor Dos salen los primeros a bailar; así, unidos, crean el
número Doce y Doce son las notas musicales que suenan por el aire.
El señor no Uno canta ahora con el señor tres, formando el número Trece;
como desafinan, les tiran en broma con Trece tomates de mentirillas.
El señor Uno y el señor Cuatro preparan una rica limonada al tiempo que
forman el número catorce, como Catorce limones hay en la mesa.
El señor Uno saludó al señor Cinco; así hicieron el número Quince, y
Quince eran los instrumentos de música que adornaban la habitación.
El señor Uno salió al jardín con el señor Seis; juntos hacen el número
Dieciséis, como Dieciséis eran los pajaritos que volaban felices.
El señor Uno y el señor Siete forman el número Diecisiete y Diecisiete son
los muñecos con los que darán una función en el teatrillo de títeres.
El señor Uno y el señor Ocho están organizando la merienda; así juntitos,
hacen el número Dieciocho y Dieciocho son los bocadillos que llevan
preparados.
El señor Uno y el señor Nueve trajeron la tarta final; ellos formaban el
número Diecinueve, como Diecinueve velitas ardían sobre el pastel.
El señor Dos conoció al señor Cero y, alegres, compusieron el número
Veinte; el señor Cero reían contentísimo porque ya no estaría sólo.
Objetivo:
Estimular la atención
Ejercitar la memoria
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
El encargado con anticipación elaborar números grandes en cartulina de
colores.
Los números se colocan en el suelo, a su vez los niños forman un círculo
alrededor de los cartones.
El encargado realiza palmadas, los niños caminan alrededor del circulo de
los números, las mismas se suspenden a diferentes intervalos, los
participantes en ese momento deben detenerse en un cartón.
Si son más de veinte niños, que son la cantidad de cartones que se
elaboraron, deben entonces salir del juego y después realizar la misma
actividad con ellos.
El encargado solicita de uno en uno, que diga el número que le
correspondió y narre algo sobre él, basándose en el cuento.
Variación:
Si son veinte niños los que van a participar, se les hace caminar vanas
veces al son de las palmas, se suspenden a diferentes intervalos y cuando se
observen cansados, se les solicita que narren algo referente al número que le
correspondió.
Recursos Materiales:
. Con anticipación se confeccionan con cartulinas de diferentes colores los
número.
En vez de palmadas, se puede utilizar algún instrumento musical.
Lugac
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (El juego de las letras)
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 20 a 35 niños
Edad: Preescolar
Nivel de dificultad:
Se recomienda antes de leer el cuento, que es muy importante poner
atención en los personajes del mismo. Explicar muy bien a los niños como se va
a realizar la aplicación de la técnica.
CUENTOS PARA NIÑOS DE lo CICLO
EL HUEVO MÁS HERMOSO DEL MUNDO
Heine, Helme. El huevo más hermoso del mundo. Colombia : Grupo Editorial Norma, 1992.
Una vez, tres gallinas discutían acerca de cuál de ellas era la más bonita.
Sus nombres eran Pepita, Dora y Pluma.
Pepita poseía el vestido más hermoso.
Dora tenía las piernas más largas y esbeltas.
Y Pluma lucía la más bella de las crestas.
Como no podían ponerse de acuerdo, decidieron acudir al rey.
-Lo más importante son las cualidades de cada una - dijo el rey cuando
le explicaron el problema-. Nombraré princesa a la que ponga el huevo más
hermoso.
El monarca salió a los jardines de palacio y todas las gallinas del reino
salieron tras él.
Pepita se posó cuidadosamente en la hierba húmeda para no ensuciar su
hermoso vestido, y fue la primera en empezar a cacarear. Poco después se
levantó y se hizo a un lado.
Todos se quedaron mudos, pues nunca habían visto algo semejante. Había
puesto un huevo blanco como la nieve, sin una sola hendidura, y con una
cáscara tan pulida como el mármol.
-¡Más perfecto no es posible! -exclamó el rey, y todas, todas las gallinas
asintieron con un movimiento de cabeza.
Cuando Dora empezó a cacarear, todos sintieron lástima de ella. Era
imposible que pusiera un huevo más perfecto que el de Pepita.
Al cabo de diez minutos Dora se levantó aliviada; su creta resplandecía bajo
el sol de la mañana.
Había puesto un huevo tan grande y pesado que hasta un avestruz habría
sentido envidia. El rey se alegró y aplaudió emocionado.
-¡Más grande no es posible! -gritó, y todas, todas las gallinas inclinaron la
cabeza aprobando lo dicho por él.
Mientras las demás gallinas hacía la venia, Pluma ocupó su lugar. Todos la
miraron muy apenados.. . ¡NO era posible que pusiera un huevo más perfecto que
el de Pepita, o más grande que el de Dora! Eso era impensable. Pluma se
acurrucó, con los ojos bajos y cacareando con modestia; ésa era su manera de
ser.
Finalmente se levantó.
Había puesto un huevo cuadrado que dará qué hablar en los próximos cien
años. Los lados del huevo parecían trazados con regla y cada cara resplandecía
con un color diferente.
-¡Más maravilloso no es posible! -exclamó el monarca, y todas, todas las
gallinas se manifestaron de acuerdo con el rey mediante una inclinación de
cabeza.
Era imposible decir cuál huevo era el más hermoso, y, como el rey tampoco
lo sabía, decidió nombrarlas princesas a las tres.
Y si no han muerto, todavía estarán poniendo huevos.
EL HUEVO MAS HERMOSO DEL MUNDO
Objetivo:
Reconocer a los personajes y lo que dijeron.
Fomentar valores positivos.
Desarrollo:
Narración del cuento.
Se les reparte cartulina o hojas blancas y se les solicita a los niños que
escriban el nombre de los personajes (un personaje por hoja) y que lo
dibujen.
Se revisa que todos los niños tengan escritos los nombres de todos los
personajes con sus correspondientes dibujos.
El encargado lee algo que haya dicho uno de los personajes del cuento y
pregunta ¿Cuál fue el personaje que lo dijo?; escoge un niño y le indica que
pase al frente de los compañeros, que levante la hoja con el personaje
correcto y que realice una descripción oral de él.
Variación :
Si son más de 15 niños, el encargado con anticipación elaborará dibujos de
los personajes y preguntará ¿Quién lo dijo? De vez en cuando mostrará un
personaje equivocado para saber si los niños estuvieron poniendo atención al
cuento.
Recursos Materiales:
Hojas blancas
Cartulina blanca
Pilot de colores
Lugar
Aula de la escuela, Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (¿Quién lo dijo?)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora
Número de niños: 20 niños
Edad: 7 años
Nivel de dificultad:
El encargado seleccionará con anticipación, las oraciones o frases para
trabajar con los niños.
El nivel de dificultad puede surgir si el niño no estuvo poniendo atención en
la narración del cuento y no pudo realizar los dibujos con las descripciones que
se mencionan de los personajes.
Por lo tanto antes de empezar la actividad se les solicita poner mucha
atención en como son los personajes. Si alguno de los niños no sabe aun
escribir se les pone en una pizarra los nombres de los personajes.
Para una mejor comprensión del texto se le recomienda al encargado
sustituir algunas palabras como: la venia por otra palabra de igual significado.
ES HORA DE SALIR
Testa, Fulvio. Es hora de salir. Barcelona : Timun Mas, 1993.
Un velero navegaba por el mar muy lentamente.
El capitán Nic miraba el horizonte con el catalejo en busca de aventuras
cuando, de pronto.. .
. ..divisó la costa de j una misteriosa isla tropical!
Amarró el barco y saltó a tierra firme. Lo primero que hizo fue ponerse el
traje de explorador. ¡Ya estaba preparado para cualquier sorpresa!
De repente, oyó un sonido extraño.
Brrr, brrr, brrr.
«¿Qué será ese ruido?», pensó Nic y, como era muy curioso, se dirigió
hacia allí.
Era un cocodrilo que roncaba.
-¿Por qué roncas tan fuerte, cocodrilo? -preguntó el capitán Nic.
-Porque quiero tapar ese otro ruido -respondió el cocodrilo-. Es horrible,
¿no lo oyes?
Toc toc, toc toc, toc toc, toc toc.
El capitán se puso a escuchar y sintió más curiosidad todavía.
-Voy a ver qué es -di jo, y se marchó.
Era un mono que estaba partiendo cocos.
-¿Por qué haces tanto ruido, mono? -le dijo Nic.
-Es que quiero tapar ese otro ruido -contestó el mono-, es tan fuerte
que mis orejotas están doloridas ¿Tu no lo oyes?
El capitán Nic se quedó escuchando y oyó una música horrorosa. ¡Qué
estrépito!
-¡Quiero saber quién toca! -exclamó, y se marchó.
¡Eran las panteras! Hacía tanto tiempo que no ensayaban que desafinaban
muchísimo. ¡Como para volverse sordo!
-¿Por qué tocáis tan alto? -les preguntó Nic.
-Queremos tapar ese otro ruido -contestaron-. Es insoportable.
i Escucha!
El capitán Nic lo oyó y realmente era insoportable; parecía algo raro que
gruñía y se sacudía.. . ¡Y cada vez con más fuerza!
-¡Vamos a ver de qué se trata! - d i j o Nic, y se marcharon todos juntos.
Era un volcán enorme que retumbaba. Y mientras lo miraban, entró en
erupción con un estruendo de mil cañones juntos.
¡Qué espectáculo! ¡Qué ruido tan espantoso!
¡Rápido! - d i j o el capitán Nic-. ¡Tenernos que escapar! Es muy peligroso
quedarse aquí. Voy a ayudaros a salir de la isla, y también rescataré al cocodrilo
y al mono.
Atravesaron la selva corriendo y llegaron al barco.. . justo a tiempo.
Zaparon inmediatamente y así consiguieron salvarse del volcán. Enseguida
llegaron a alta mar.
Pero los peligros no había terminado. Las olas comenzaron a crecer.. .
Cada vez eran más altas y más grandes. El pequeño velero apenas se
mantenía a flote, hasta que de repente ...
. . . zozobró y todos cayeron al agua. iCHAF!
-¡Quiero salir de aquí! -gritaba el cocodrilo.
-¡YO también quiero salir de aquí! -exclamaba el mono.
-¡Bueno - d i j o la madre del capitán Nic-, ya es hora de salir de la bañera!
ES HORA DE SALIR
Objetivo:
Reflexionar sobre lo escuchado.
Reconocer fenómenos de la naturaleza y los peligros que ocasionan.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Al terminar la lectura se les hace el comentario a los niños, si el libro leído
lleva un título adecuado o si se le podría cambiar por otro.
Se les da un tiempo para que piensen y escriban en una papel el título que
cambiaron.
Se les indica que levanten la mano y lo vayan diciendo de uno en uno.
El encargado en una pizarra va escribiendo todos los títulos que vayan
saliendo.
Se empieza, luego, a eliminar títulos para reducirlos a tres o cuatro; para
ello, los niños van votando a favor de un título cada uno.
Se eligen los tres que han tenido más votos, y se procede a votar de nuevo,
hasta que quede un solo título.
Cuando sale el definitivo, su autor ha de explicar qué le ha movido a crearlo
o qué ha tomado en cuenta para ello.
El encargado resume la sesión y hace un comentario.
Recursos Materiales:
Pizarra
. Tiza
Lugar:
Aula de la escuela, Salón de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Este es el título
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de Niños: De 1 5 a 35 niños
Edad: 7 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda que el encargado antes de aplicar la técnica, explique la
finalidad que tiene el título en un libro (diferenciar unas obras de otras, dar a
conocer el contenido, atraer al lector, entre otros). También que hay títulos de
una sola palabra, otros que forman una frase entera, que pueden estar mal o
bien redactados, atraer al lector o no.
Además se debe mantener la disciplina entre los niños participantes.
UNA VACA CON SUERTE
Hernández Palacios, Esther. Una vaca con suerte. México D.F. : Editorial Trillas, 1998.
Martina siempre había sido la mejor vaca del rancho "La flor". No sólo era la
que daba más litros de leche, sino la más querida por Juan el vaquero y por las
demás vacas. Se había ganado el cariño a pulso. Bastaba con que sintiera
acercarse al vaquero, para que se acomodara en el establo y se dispusiera a la
ordeña. Sus ubres eran tiernas y suaves. Juan sentía que al ordeñarla sus
manos descansaban.
Cuando nacía el becerro de alguna compañera, Martina le enseñaba a
cuidarlo, y ayudaba en todo lo necesario para la buena crianza del recién nacido.
Si alguna vez había alguna disputa en el pesebre, Martina enseguida ponía
el orden. Y, gracias a su sensatez, todas las vacas se calmaban y quedaban
contentas.
En fin, todos pensaban que Martina era el orgullo del rancho "La flor".
Bueno, no exactamente todos, pues un buen día, el dueño del rancho llamó
a Juan y le avisó que iba a vender a Martina, pues se estaba haciendo vieja y
había que sacarla del rancho antes de que se convirtiera en un estorbo.
El vaquero trató de explicar que eso no podía ser, que Martina seguía
dando mucha leche y que, además, su leche era más dulce y cremosa que
ninguna.
De nada sirvieron explicaciones ni suplicas ... Estaba decidido, Martina
tendría que abandonar "La flor" esa misma semana. Juan regresó muy triste a su
casa. No quiso cenar y se pasó la noche en vela.
Al día siguiente tomó una resolución: tenía unos ahorritos con los pensaba
comprarse tantas cosas ... Pero nadie sería mejor para él que Martina.
Al dueño de "La flor" le pareció una locura, pero como estimaba a Juan,
hasta le hizo una rebajita.
Juan volvió esa tarde más feliz que nunca a su casa, acompañado de
Martina, que aunque un poco inquieta por dejar su establo y a sus amigas, iba
contenta con su querido vaquero.
Como Juan no estaba preparado para tener una vaca en casa, no tenía
ninguna pastura, así es que buscó algo para darle de comer. Lo Único que
encontró fue un gran racimo de plátanos.
-Hasta mañana, Martina, que te aproveche y que duermas bien.
Al día siguiente Juan se levantó más temprano que de costumbre, pues
antes de salir tenía que ordeñar a su vaca. Cuál no sería su sorpresa al probar la
leche de Martina: idescubrió que ño sólo era dulce y cremosa como siempre,
sino que tenía un delicioso sabor a plátano!
Lleno de asombro y de curiosidad, esa noche dio de comer fresas a Martina.
-Hasta mañana, Martina, que te aproveche y que duermas bien.
Y en efecto, a la mañana siguiente, Juan ordeñaba el más exquisito batido
de fresa que ustedes puedan imaginarse. Probó con oras, ciruelas pasas,
nueces, cajeta, rompope, vainilla ...
Al cabo de unos meses, la leche de Martina era famosa en toda la región, y
desde muy lejos acudían niños y adultos para probar estas delicias.
Y Juan no sólo recuperó todos sus ahorros, sino que pudo comprarse una
casa nueva y hacerle a Martina un hermoso pesebre, junto al cual había
colocado una gran barra de fuente de sodas, que fue, durante mucho tiempo, el
mejor lugar del mundo para tomar batidos de fruta.
UNA VACA CON SUERTE
Objetivo:
Desarrollar la imaginación y la creatividad.
Enseñar a los niños a querer y cuidar a los animales.
Lograr que comprendan el cuento y lo representen en una maqueta.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se motiva a los niños para que vuelvan a recordar el cuento y lo
representen en una maqueta.
Cuando terminan la maqueta se les solicita que describan oralmente lo que
realizaron.
Variación:
Si los niños aún no saben escribir se les solicita que expliquen la maqueta.
Recursos Materiales:
Cartulina del tamaño de una hoja.
Plasticina de diferentes colores.
. Elementos de la naturaleza (zacate, hojas, flores)
Retazos de cartulinas de diferentes colores.
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Primero modelo después escribo.
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de Niños: 15 niños
Edad: 7 años
Nivel de dificultad:
Si los niños aún no saben escribir se recomienda que sólo expliquen lo que
confeccionaron.
LA COSQUILLA
Robles Boza, Eduardo. La cosauilla. México D.F. : Editorial Trillas, 1985.
Para Erika no había nada más divertido en el mundo que las cosquillas de
su abuelo. Cuando regresaba de la escuela, después de comer y hacer la tarea,
se reunía con él en su sillón de cuero. Casi siempre lo encontraba dormido en
plena siesta, aunque no tardaba en despertar al oír la voz de su nieta:
-Abuelito... ya llegué. iA que no me haces cosquillas!
Poniendo cara de traviesa, la chiquilla provocaba al viejo, al que le
encantaba jugar. Era realmente un abuelo simpático, muy especial, porque a
pesar de sus años siempre tenía ánimo para complacerla. Cuando no le hacía
cosquillas, que era su especialidad, le contaba un cuento o le enseñaba un truco
de magia. Tenía la paciencia de los viejos, por esos sabia explicar muy bien las
cosas.
-¿Y en dónde guardas las cosquillas!
-En mis bolsillos.
Y de inmediato sacaba una y se ponían a jugar. Eso significaba que Erika
acabaría en el suelo muerta de risa y revolcándose como una culebra. ¿Y el
abuelo? iAh!, pues él, como de costumbre, persiguiéndola.
A pesar de que le pesaban los años, y también la barriga, sabía correr
detrás de su nieta hasta alcanzarla. De vez en cuando rompían un jarrón o
tiraban la lámpara de la mesa, y los dos tenían que esconderse para que nos los
descubriera mamá ... ¡Qué par!
-No sé cómo lo hace, pero siempre le alcanzan para mí. Nunca se le
acaban. Yo creo que debe tener muchas -le comentaba a sus amigas del
colegio.
-¿Y de dónde salen, Erika?
-Él dice que de sus bolsillos, pero yo creo que me oculta algo, porque
debe tener muchas mas en el armario de su cuarto, bajo llave. Lo voy a
investigar.
Sus compañeras de clase estaban intrigadas: "¿Un abuelo que guarda
cosquillas, como nosotras coleccionamos estampas? ¡Qué bárbaro!", solía decir
Alejandra, la más pequeña del grupo.
-Deben ser muy buenas.
-iY muy grandes!
Ése era el tema en la escuela. En el fondo, todas sus amigas querían
probarlas y no tardaron en conseguirlo: en una fiesta de Erika, el abuelo repartió
cosquillas como regalo, y aquellos que decían que no les causaba risa, acabaron
rodando por el piso a carcajadas.
Era así como todas las tardes, el travieso abuelo esperaba a su nieta en su
rincón. Su cómodo sillón, acolchonado, era el centro de su vida en los últimos
años. Desde ahí podía ver por la ventana la llegada de su nieta. En ese
momento dejaba de leer, ponía sus anteojos en la mesita y esperaba, paciente,
a que entrara pro la puerta para regalarle un beso:
-1 Hola, abuelo! ¿Cómo estás?
También lo hacía su nieto, Eduardo, un gordinflón de 4 años, futbolista, que
siempre lo saludaba con una frase:
-¡Qué tal, abuelo! Hoy metí tres goles ... ¡Y tengo un hambre!
Erika, en cambio, menos entusiasta de la sopa y las verduras, se
alimentaba de otras cosas: de sueños. Quería ser escritora y bailarina;
Eduardito, bombero. Pero como los dos tenían que comer, al cabo de unos
minutos estaban en la mesa.
Pasó el tiempo. Erika cumplió 8 años y el abuelo quién sabe cuántos, pero
los dos seguían compartiendo sus ratos. Una tarde, que por cierto llovía, buscó
la nieta el sillón de sus juegos y ahí encontró al abuelo roncando:
-Abuelo, despierta, que ya es la hora ...
-¿ Eh ..., qué pasa?
-Que ya estoy aquí, contigo.
Pero esa tarde el viejo estaba más cansado. Se encontraba pachucho, y por
más que quiso reaccionar a las caricias de su nieta, no lo consiguió.
-Hoy no hay cosquillas, ¿sabes? Se están acabando ...
Y al terminar de decirlo, se quedó dormido de nuevo.
Confundida, sin entenderlo muy bien lo que estaba pasando, Erika se retiró
del cuarto, cerró la puerta con cuidado para no despertarlo y se metió en sus
pensamientos, a solas:
- S e están acabando ... Yo no sabía eso. Pero está claro, no pueden durar
toda la vida. A lo mejor están muy caras y nadie las compra ... No sé, quién sabe.
Por la noche, Erika no pudo dormir. Le preocupaban muchas cosas: el
abuelo, sus cosquillas y también Matilde, una amiga de la escuela, muy seria:
-No se ríe de nada. A ella sí que le hacen falta ... ¡Mira que si se acaban!
Buscó debajo de la cama para ver si de casualidad encontraba alguna, pero
sólo encontró zapatos y pantuflas.
-Yo sé que las cosquillas no se ven, me lo dijo mi abuelo, pero se sienten,
y aquí no hay ninguna.
Abandonó su cama y se dirigió al dormitorio del viejo, entró de puntitas,
abrió el armario de madera que descansaba en la pared desde hacía muchos
años y buscó entre los recuerdos que ahí guardaba, metiendo la mano:
-Aquí tampoco ...
Al día siguiente, al regresar del colegio, pidió permiso a mamá para ir al
mercado:
-Voy por un encargo, después te explico.
-Pero no tardes, muchacha, que la sopa se enfría.
A la vuelta de la esquina se tendía todos los días un mercado ambulante.
Ahí estaba Jacinta, la verdulera, y el enojó de Melquiades, el carnicero. A todos
los conocía y eran buenos, por eso no dudó en preguntarles:
-¿No tendrá usted un kilo de cosquillas que me venda, doña Jacinta?
Y aquella buena señora, sorprendida, no tuvo empacho en contestarle:
-Serán tortillas, niña, y no las vendo. Si quieres coliflores o espinacas, sí
que tengo y muy baratas. ¿Qué te pongo?
-Nada.
SISTEMA DE BIBLIOTECAS DOCUMENTACION E INFORM. .. .......--,- *,, nc rn-Ti\ m l r n
Sin perder la esperanza de encontrarlas, se dirigió al carnicero, decidida:
-No se vaya a enojar don Melquiades, pero busco cosquillas. ¿Me vende
unas?
Encontró de buenas al tendero, porque le hizo gracia la propuesta:
-¿Las quieres con hueso o sin hueso? ¡Qué ocurrencias las tuyas,
muchacha!
No insistió más y regresó a casa.
-El abuelo tiene razón: están escasas.
Ya en la mesa, intentó probar bocado, a duras penas, mientras veía a
Sancocho, su perro, que no entendía las cosquillas porque no sabía reír. "De lo
que te has perdido, Sancocho", le decía con la mirada un poco triste.
De pronto, todos los presentes soltaron una carcajada, y fue tan
estruendosa que hasta el perro brincó del susto.
-¿Qué sucede, de qué se ríen?
Mamá y papá se tronchaban de risa al ver al tragón de Eduardito comerse
una albóndiga entera. Por lo visto era un espectáculo observarlo comer con tanto
apetito. Al introducirse la albóndiga a la boca, se le inflaban los cachetes de tal
manera que provocaba la risa de todos.
-A ver, Eduardito, vuelve a hacerlo -le propuso Erika, intrigada.
Y el futbolista, hambriento, repitió la operación a petición de su hermana:
pinchó con el tenedor otra albóndiga y a la boca fue a parar. Sus cachetes, en
efecto, se le hincharon y el primero en reírse fue él, que disfrutaba tanto la
albóndiga como el verse la cara inflada frente al espejo.
Al comprobarlo, Erika dio un salto tan alto que casi tira la silla y llega al,
techo. Lo que acaba de ver era un descubrimiento tan importante que ameritaba
que abandonara la mesa sin permiso y saliera corriendo - cas i volando- rumbo
al cuarto del abuelo:
-¡Abuelo, abuelo, despierta, te tengo una noticia!
-¿Qué pasa ahora?
- Q u e ya tienes de qué preocuparte y puedes estar contento, como quiero
verte siempre.. .
-¿Qué ha ocurrido, Erika?
-¡Al fin he descubierto dónde nacen las cosquillas, abuelo!
Sin pensarlo dos veces, abuelo y nieta las cazaron. Capturaban una aquí y
otra allá, volaban por los aires y eran atrapadas con la mano. Así llenaron de
cosquillas diversas, de todos los tamaños, las dos bolsas.
-¡Para que siempre tengamos, abuelo! -exclamó Erika, entusiasmada.
Nunca más faltaron las cosquillas y el abuelo las reparte con agrado. No
deja de tener una que otra en el bolsillo, por si se requiere. Pero si alguna tarde
vuelven sus achaques y se siente pachucho, la nieta se apresura a sacar una de
repuesto del armario:
-Al fin que tenemos muchas, abuelo, ¿de qué te preocupas?
A Matilde le regaló varias el otro día:
-A ver si cambias de cara, muchacha ...
Pero a Sancocho no le gustan; prefiere las croquetas.
¿Y Eduardo? ¡Ése tiene de sobra! Como también abundan en el cuarto, en
ese rinconcito preferido del abuelo donde está su sillón, su libro y su ventana,
desde donde puede ver llegar a la nieta del colegio. Cuando eso ocurre, se
prepara, deja los anteojos en la mesa y la espera:
-Te voy a contar un cuento de misterio ...
Y lo que empieza así, como una historia seria, acaba por lo general a
carcajadas: un florero se rompe, se cae la lámpara, y corretea a la nieta por la
casa. Le sobran las cosquillas ... y la vida.
LA COSQUILLA
Objetivo:
Expresar y representar la comprensión del texto.
Comprender el valor de la risa.
Desarrollo:
Narración del cuento.
Se divide los niños en dos equipos.
Se les explica que un equipo le va hacer cosquillas al otro y cuando el
encargado dice "congeladon ninguno se tiene que mover, hasta que suene
el silbato.
Lo anterior se puede realizar 3 veces, después le corresponde al otro
equipo hacer las cosquillas.
Recursos Materiales:
Silbato
Lugar:
Al aire libre
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (El cuento congelado)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
De 45 minutos a 1 hora
Número de niños: 20 niños
Edad: 7 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda antes aplicar la técnica que realicen un comentario sobre la
idea Central del cuento. "La risa nos mantiene alegres y con una cara diferenten.
Luego se les debe indicar las reglas del juego: No maltratarse, que sea
solamente un niño (a) que le realice las cosquillas.
RANA RANITA
Perera, Hilda. Rana ranita. España : Editorial Everest.
El sapo le cantó a la rana:
-Rana ranita,
carirredonda y ojifeíta,
para mí eres bonita ...
¿Te quieres casar conmigo?
Dijo la rana:
-Ay, no, señor sapo; usted es muy bueno, y muy verde, pero yo he
decidido ser rana sólo un tiempito, y no me puedo casar con usted.
-Pero ranita, si eres rana, jeres rana para siempre! -protestó el sapo.
-No señor, jqué va! Todo está en que uno se decida. Además, yo quiero
que usted sepa que, antes de ser rana, yo fui un huevito blanco. Luego, me salió
cola y fui pececito. Después me hice rana. Pero no me gusta nada y pienso
cambiar otra vez. ¡NO me voy a pasar la vida verde, con los ojos saltones y
brincando de charco en charco!
-¿Y qué piensas se0 -preguntó entonces el sapo
-Pues perro, o gato, o caballo o conejito; todavía no sé.
-Ranita, para caballo eres muy verde; para gato, no maúllas; para perro, te
falta pelo, y para conejito, no tienes ni pizca de oreja.
-Vaya, señor sapo, jno sea usted pesado! Ya veré qué me hago.
Búsquese usted una rana que le guste ser rana, y déjeme en paz. El sapo dio un
gran salto y se metió en el agua, triste.
La ranita se quedó en la hierba, pensando: «¿Qué seré, qué no seré?)) En
esto vino un pájaro azul y blanco, un azulejo, y se posó a su lado.
«¡Qué pájaro más lindo!)), pensó la ranita. Y le preguntó:
-Señor azulejo, ¿es muy difícil ser pájaro?
-Facilísimo -dijo el pájaro-. Facilísimo.
-¿Y volar?
-¡Volar! ¿No me ves? ¡Si el aire me lleva!
-¿Y tener plumas azules?
-\Más fácil todavía! ¡Te salen solas!
-¿Y piar7
-Nada: abre la boca, miras el campo, te sientes feliz y pías. Esos es todo.
Ya luego, con la práctica, trinas. Eso sí, tienes que sentirte feliz.
La ranita se dijo:
«Si salto, seguro que puedo volar. Si vuelo, me sentiré feliz y piaré. Y si las
plumas me salen solas ..., jpuedo ser pájaro!))
-Señor azulejo, i he decidido ser pájaro!
-Me parece bien -dijo el pájar*. Es más fácil que ser rana.
-¿Y no importa que sea tan fea? -insistió la ranita.
-No, por Dios. Ven; sube a mi nido. Ya verás mis hijos. La ranita subió
detrás del azulejo, saltando.
-Míralos. ¡Míralos! -exclamó el azulejo.
Rana ranita vio a cuatro pichones morados, feísimos, pelones, que no
hacían más que chillar. .
-¡Ay, si tienen la boca más grande que la mía! - d i j o la ranita muy
contenta-. ¡Si son más feos que yo! ¡Ay, usted perdone, señor azulejo!
-No, si estamos de acuerdo. Son feisimos. Pero crecen y se convierten en
hermosísimos pájaros azules. Por eso a ti, que no eres tan fea y que ya sabes
saltar, te hago yo azule!o en menos que canta un gallo. Mira, te quedas a vivir
aquí en la rama. Yo te enseño a volar. Luego, te salen las plumas y serás el
azulejo más lindo del mundo. Te lo prometo.
«¡Qué maravilla!», pensó ranita, «iVoy a ser azulejo!».
El sapo, que había oído todo, volvió a cantarle:
-Rana, ranita,
carirredonda y ojifeíta,
para mi eres bonita.. .
¿Te quieres casar conmigo?
-[Ni me hable, señor sapo! iOlvideme, que voy a ser azulejo!
-¿Tu crees?
-Claro que creo. Ya me verá usted en unos días volando.
-¿Una rana volando? Uhm! -dijo el sapo, con desconfianza.
-Pues sí señor. Si ya fui pececito y aprendía a nadar, ahora que me cansé
de ser rana, puedo ser azulejo.
-Bueno, ranita, adiós y buena suerte, porque yo sigo sapo.
Pasaron los días. Todas las mañanas el azulejo enseñaba a sus pichones.
-iA ver, salten!
Y los pichones saltaban.
-A ver, ¡trinen!
Y los pichones trinaban.
Rana ranita ponía mucha atención y trataba de imitarles con toda su alma.
-A ver, Ranita, ¡salta! -le decía el azulejo.
Rana ranita saltaba cada vez mejor y más alto.
-Bien, bien. Ahora, enseguida volarás.
-A ver, itrina! Mira el cielo y las flores y itrina!
Ranita tomaba aire, miraba el cielo y las flores y se sentía felicísima, pero
abría la boca y:
-i Croac, croac!
-No le salía otra cosa.
-Es que estás ronca, ranita. Ahorita se te pasa -decía el azulejo.
-¿Y las plumas? -preguntaba ranita, viendo que ya las tenían todos los
azulejos.
-Nada. Nada. Pronto te saldrán. A algunos pajaritos les tardan más que a
otros.
Al fin, los cuatro pichones feos eran cuatro señores azulejos lindísimos.
Había llegado la hora de dejar el nido. Pero Rana ranita seguía tan rana como
siempre.
El azulejo padre dijo:
-Mira ranita, yo no he fallado nunca. A ti te hago yo azulejo de todos
modos. Te agarraremos entre todos, te llevaremos bien, bien alto, y cuando
estemos casi llegando al cielo ...
-Cuando estemos llegando al cielo, ¿qué hago?
-Nada; tú tranquila. ¡Que te vas rana y volverás azulejo!
Agarraron los azulejos a Rana ranita y, volando, la subieron muy alto.
Ya se veía abajo el patio chiquito, los árboles muy, muy lejos, y las nubes
muy cerca.
-¡Ahora! -d i jo el azulejo padre-. ¡Vamos, ranita, vuela y trina! ¡Trina y
vuela!
Rana ranita dio un gran salto y no oyó el resto, porque se iba cayendo,
cayendo, cayendo por el aire abajo.
iPaf! Suerte que cayó en la hierba; si no, se mata.
Abrió un ojo. Abrió el otro, y entonces oyó al sapo bueno que le cantaba
como siempre:
-Rana ranita,
carirredonda y ojifeíta,
para mí eres bonita ...
¿Te quieres casar conmigo?
Rana ranita dijo que sí y prometió ser rana para siempre.
RANA RANITA
Objetivo:
Ejercitar la atención, la memoria y la comprensión.
Comprender la importancia de aceptarse tal como somos.
Desarrollo:
Narración oral.
El encargado con anticipación elabora preguntas tomando en cuenta todos
los detalles del cuento. Con su correspondiente respuesta cada una por
separado y en tarjetas (deberá haber tantas tarjetas como niños
participantes).
Se reparten las tarjetas a los niños y se les indica que en las tarjetas está
escrita una pregunta, o una respuesta referente al cuento.
Se forma un círculo el primero comienza a leer, los otros niños deben de
poner atención para que busquen la respuesta a la pregunta
correspondiente, cuando la encuentre inmediatamente se levanta y lo dice,
si no es la correcta, entre todos la buscan hasta encontrarla, así
sucesivamente leyendo cada uno su tarjeta.
Recursos Materiales:
Tarjetas blancas
Pilot
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Me levanto y te lo digo)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 15 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda explicarles en que consiste la actividad antes de aplicar la
técnica y solicitarles que presten atención cuando está leyendo las tarjetas.
A la vez indicarles que si tienen la tarjeta que corresponde levantar la mano,
para que no se forme desorden.
LA TIA MACARRON, EL T I 0 CALMA Y EL SEÑOR ASTUCIA
Heine, Helme. La tía Macarrón, el tío Calma y el señor Astucia. Colombia : Grupo Editorial Norma, 1990.
Catalina había ido a pasar las vacaciones a donde la tía Macarrón, el tío
Calma y el señor Astucia.
Una mañana Catalina fue a la cocina, y le preguntó a la tía Macarrón:
-¿Vienes a jugar conmigo?
La tia Macarrón dejó de revolver la comida en la olla, miró sorprendida a
Catalina y le dijo:
-Si voy contigo, ¿quién va a cocinar?
-Podrías pedirle al señor Astucia que lo hiciera -contestó Catalina.
-No, porque no sabe - d i j o la tía Macarrón.
-Tú podrías enseñarle -propuso Catalina, y el señor Astucia se dejó
convencer.
La tía Macarrón y Catalina pasaron una tarde maravillosa jugando a la
gallina ciega y recogiendo flores.
Por la noche saborearon la gigantesca torta de chocolate cubierta de vainilla
que había preparado el señor Astucia. ¡Estaba deliciosa!
A la mañana siguiente Catalina visitó al señor Astucia en su biblioteca.
-¿Vamos a pescar? -le preguntó.
El señor Astucia casi se cae de su asiento a causa de la sorpresa que sintió,
y le dijo:
- S i me voy contigo, ¿quién va a hojear y leer todos estos libros?
-Podrías pedirle al tío Calma que lo hiciera -contestó Catalina.
-No, porque no sabe -d i j o el señor Astucia.
-Tú podrías enseñarle -propuso Catalina, y el tío Calma se dejó
convencer.
El señor Astucia y Catalina pasaron una tarde maravillosa pescando.
Antes de dormirse, el tío Calma les contó las historias que había leido
durante el día.
Al día siguiente Catalina fue a la garita de la policía y le preguntó al tío
Calma:
-¿Vamos a dar un paseo en bote?
El tío Calma casi deja caer su sable, y dijo:
-Si me voy contigo, ¿quién va a velar por el orden y la tranquilidad?
-Podrías pedirle a la tía Macarrón que lo hiciera -d i j o Catalina.
-No, porque no sabe -respondió el tío Calma.
-Tú podrías enseñarle -propuso Catalina, y la tía Macarrón se dejó
convencer.
El tío Calma y Catalina se divirtieron de los lindo navegando en el bote de
vela.
La noche transcurrió tan tranquila como siempre. La tía Macarrón había
velado porque fuera así.
A partir de entonces la tía Macarrón, el señor Astucia y el tío Clama se
relevaron en sus oficios hasta que todos aprendieron a preparar torta de
chocolate cubierta de vainilla, todos hojearon y leyeron los libros y todos
pudieron velar por el orden y la tranquilidad. Se turnaban para hacer todo esto, y
alguno siempre tenía tiempo para jugar con Catalina.
Los domingos, a veces, nadie cocinaba, ni hojeaba o leía los libros, ni
velaba por el orden o la tranquilidad.
Entonces salían juntos y pasaban un día maravilloso.
LA TIA MACARRON, T I 0 CALMA Y EL SEÑOR ASTUCIA
Objetivo:
Desarrollar la imaginación.
Fomentar el valor de la cooperación y el deseo de aprender otras cosas.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se escribe en la pizarra en cartulina una lista de oraciones o frases
apropiadas para empezar un cuento
Se les solicita a cada uno de los niños que con base a las frases continúen
el cuento y lo desarrollen (no es necesario que sea el mismo, pueden
cambiarlo pero no así la idea principal) y al final que realicen un dibujo.
Variación:
Se escoge un niño para que comente la idea principal. La importancia de la
cooperación en el hogar, amigos y el de aprender a cocinar, barrer, dedicar el
tiempo en cosas importantes como leer, entre otros.
Ejemplo:
Había una vez una niña llamada Catalina que fue a pasar las vacaciones a .. .
Una mañana Catalina le pregunta a la tía Macarrón ...
Recursos Materiales:
Cartulina
Pilot
. Hojas blancas
Lápices de colores
. Lápiz
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Te digo el principio y tú continúas el cuento)
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 1 5 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Antes de empezar la actividad, motivarlos para que puedan crear un cuento
con un argumento parecido al del cuento.
¿POR QUE TIENEN TROMPA LOS ELEFANTES?
¿Porqué tienen trompa los elefantes? Barcelona : Editorial Molino, 1984.
Hace muchísimos años, los elefantes no tenían trompa, sino tan sólo una
nariz un poco larga, que colgaba hacia abajo y no les servía para nada, porque
carecía de movimiento. Pero en una manada de elefantes, había un elefantito
muy pequeño y extremadamente curioso que se pasaba todo el día haciendo
preguntas. Un día encontró a la Jirafa y le preguntó:
-¿Por qué tienes el pescuezo tan largo y la piel con tantas manchas?
La Jirafa estaba de mal humor. En respuesta, le atizó una coz con su
pezuña.
El Elefantito huyó Iloriqueando, pero no tardó en formular otra de sus
preguntas al Avestruz, que estaba tan tranquilo, comiendo en un prado.
-¿Por qué tienes un plumaje tan espeso, mitad blanco y mitad negro?
El Avestruz resopló, sacudió la cabeza y golpeó al desdichado con una de
sus patas.
¡Pobre Elefantito! Se alejó triste y dolorido, pensando que los animales de la
selva eran todos muy malos. Pero como aquellas zurras no habían logrado
aplacar su insaciable curiosidad, al toparse con el Hipopótamo, que iba a tomar
su habitual baño en el río, no pudo por menos que preguntarle:
-¿Por qué tienes la boca tan grande y los ojos tan colorados?
El Hipopótamo, que se avergonzaba un poco de su tremenda bocaza, se
irritó y le asestó al Elefantito un par de patadones con sus patas traseras,
gruesas como troncos de árboles.
Echó a correr el pequeño elefante y se acercó a la Mona, para preguntarle
por qué tenía tantos pelos. Y la Mona le pegó con sus cuatro manos.
Por algún tiempo, el Elefantito no hizo más preguntas, hasta que un día se
le ocurrió otra:
-Mamá- ¿qué como el Cocodrilo?
Para que se callase, la Elefanta le pegó unos cuantos azotes hasta
cansarse. Pero el pequeño, que era tan tozudo como curioso, fue a exponer su
pregunta a la Gallina Pintada, que tenía fama de ave sabia.
-¿Qué come el Cocodrilo?
La Pintada encrespó sus plumas y contestó:
-Ve a la orilla del río y lo averiguarás tú mismo.
Volvió el Elefantito a su casa, se echó sobre el lomo una carga de caña de
azúcar y melones maduros, y luego le dijo a su mamá:
-Me voy al río para saber qué es lo que come el Cocodrilo.
-Pero... ¿qué disparate es éste? -gritó la Elefanta.
Y para disuadir al pequeño de su idea, le pegó una paliza.
Luego le tocó el turno al abuelo Elefante, a los hermanos, a los tíos y a los
primos. Todos pegaron al Elefantito, para convencerlo de que no debía ir al río a
satisfacer su tonta curiosidad. Pero él, empeñado en su proyecto, se puso
enseguida en camino.
Sus parientes le acompañaron durante un trecho y luego lo dejaron a su
suerte. ¡Que se las arreglase solo? El Elefantito no había visto nunca un
cocodrilo. Por eso, al llegar junto al río, le preguntó a una Serpiente Pitón que se
calentaba al sol:
-¿Hay cocodrilos por aquí?
La Pitón desenrolló sus anillos y azotó al pequeño, el cual se alejó
lamentándose:
-Eres como mi mamá, mi papá, mis tíos, hermanos y primos. jcomo todos!
No importa. Me las arreglaré yo solo.
Y masticando unos plátanos para consolarse, se aproximó al agua y puso
un pie sobre lo que parecía un tronco de árbol. Pero no era un tronco sino el
Cocodrilo, que gruñó enfadado.
-Perdona -le dijo el Elefantito-. Siento haberte molestado. ¿Has visto por
aquí a algún Cocodrilo? Quería preguntarle qué es lo que come. Si tú lo sabes,
no me pegues como me han pegado mis padres, mis tíos, hermanos y primos.
Con un guiño, el cocodrilo repuso:
-El Cocodrilo soy yo, amiguito. Y si quieres saber lo que como, acércate
más que te lo diré al oído.
El Elefantito inclinó la cabeza y el Cocodrilo lo aferró por la nariz. Empezó a
tirar y tirar y luego dijo:
-Nunca había comido carne de elefante. Creo que hoy la probaré por
primera vez.
¡Y había que ver cómo tiraba!
De pronto, apareció la Pitón y advirtió:
-Elefantito curioso: como no tires más que el Cocodrilo, acabarás en el agua
y serás devorado en un instante..
El Elefantito vio enseguida que tenía razón. Y sentándose sobre la hierba,
empezó a tirar con todas sus fuerzas.
Tanto tiraban él y el cocodrilo, que su nariz comenzó a alargarse.
En cierto momento notó que estaba resbalando. Otro tirón y ya no haría
más preguntas, pues acabaría en la panza del Cocodrilo. ¡Menudo fastidio!
La Pitón enroscó entonces la cola en un árbol. Enrollando la parte anterior
de su cuerpo en una pata del Elefantito le ayudó con sus esfuerzos. Era un Pitón
muy fuerte y además, aborrecía al Cocodrilo.
Tira que tira ... mucho estiraba el cocodrilo, pero el Elefantito, ayudado por la
Pitón, tiraba aún más y su nariz, que seguía estirándose, se había alargado ya
cosa de un metro. Al fin, el Cocodrilo soltó la presa y se zambulló enfurecido en
el río. Y el Elefantito cayó patas arriba y por poco no aplastó a la Pitón con su
enorme peso. Luego se levantó y agradeció a la Pitón la ayuda prestada. Y
como le dolía la nariz, la frotó en la fresca hierba y la sumergió a continuación en
el agua del río.
-¿Qué hace ahora? -le preguntó el Pitón.
-¿Es que no ves cómo se me ha estirado la nariz? Espero que se encoja.
-¿Sí? Pues creo que tendrás que esperar un buen rato.
Desde luego. Tres días después, la pobre nariz seguía tan larga como
antes. Por la tarde del tercer día, el Elefantito, cansado de achicharrarse al sol,
bajó al río, aspiró un poco de agua con su flamante trompa y se dio una buena
ducha.
-¿Ves lo útil que resulta una nariz así? -observó la Pitón-. Podrás hacer
muchas cosas con ella.
-Desde luego que sí -dijo el Elefantito.
Y al volver a la selva, se encontró con la Mona que comentó:
-¡Qué nariz más ridícula!
El Elefantito la aferró con su trompa y la arrojó sobre un ni
Elefantito. Puesto que disponía de aquella estupenda trompa, decidió
aprovecharla de todas las maneras. Y no sólo para ducharse y coger las frutas
más maduras y los más tiernos brotes de los árboles, sino también para dar
palizas. Muchas zurras había recibido él por ser curioso. Y como los elefantes
tienen tan buena memoria, recordó que tenia algunas cuentas que saldar y...
Usando hábilmente su trompa, el arrancó al Avestruz las plumas de la cola,
hizo tropezar a la Jirafa, que cayó sobre una mata espinosa y tiró del rabo a sus
tíos, hermanos y primos. La única que se salvó de sus vengativas bromas fue la
Pintada.
Mucho se divertía el Elefantito, en efecto, pero también era cierto que se
estaba volviendo bastante molestón y que la vida en la selva resultaba cada vez
más difícil.
Y como los más escarmentados eran los elefantes de la propia familia, un
buen día decidieron ir todos juntos al río, para que el Cocodrilo les hiciera
nuevas narices, esto es, trompas largas, fuertes y flexibles. Quedaron así, al fin,
iguales que el Elefantito.
Renació a partir de entonces la paz en la selva. Desde aquel día, todos los
elefantes tienen trompas iguales a la del Elefantito curioso y preguntón, que ha
sido el protagonista de esta historia.
¿PORQUÉ TIENEN TROMPA LOS ELEFANTES?
Objetivo:
Propiciar la agilidad mental
Reconocer animales
Desarrollo:
Narración del cuento
Luego de narrado el cuento se dicen algunas adivinanzas referentes a
animales. Ejemplos
Luego se les solicita a los niños que inventen sus propias adivinanzas.
El encargado comenta la idea principal. Las partes del cuerpo de los
animales tienen diferencias que los distinguen de las otras especies
Recursos Materiales:
Ninguno
Lugar
Aula de la escuela, Sala de Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Vamos a adivinar)
Tiempo necesario:
Una hora
Numero de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda al encargado llevar varias adivinanzas sobre animales, en
caso que los niños se les haga difícil recordar alguna.
EL PRINCIPE FELIZ
El príncipe feliz. México D.F. : Editorial Trillas, 1990.
Hace muchísimo tiempo, ¡quién sabe cuánto!, en un castillo rodeado por
altos muros, vivía un príncipe que no podía ver lo que sucedía fuera del castillo.
Por eso creía que la vida de los demás era como la suya: muy, pero muy
feliz.
Pasaron los años, el príncipe murió y en el pueblo le hicieron una estatua
llena de hermosas joyas y la llamaron la estatua del Príncipe Feliz.
Desde allí, el príncipe pudo ver cómo era la vida fuera del castillo y
descubrió, con mucha pena, que la gente sufría.
Un buen día, una golondrina que huía del invierno se durmió a los pies de la
estatua.
El Príncipe Feliz estaba llorando y no pudo evitar derramar unas lágrimas.
-¿Por qué lloras? ¿Acaso no eres el Príncipe Feliz? -preguntó
sorprendida.
-No, pequeña golondrina, ya no soy feliz -respondió la estatua, y le contó
su historia.
El príncipe y la golondrina se hicieron íntimos amigos y durante varios días
la golondrina, a petición del príncipe, le fue quitando las joyas para entregarlas a
los niños enfermos y desamparados.
Llegó el invierno y esta vez la golondrina no pudo huir. Murió a los pies de la
estatua y el guardián de la plaza la arrojó en un rincón, lejos de la gente.
La estatua ya no lucía hermosa sin sus joyas y las autoridades del pueblo
decidieron fundirla.
Quiso la suerte que el corazón del Príncipe Feliz (ahora podemos afirmar
que si era verdaderamente feliz) no se fundiera y que el herrero decidiera
arrojarlo en el mismo rincón donde yacía la golondrina.
De esta manera, los dos amigos descansaron juntos para siempre.
EL PRINCIPE FELIZ
Objetivo:
Estimular la creatividad.
Fomentar el valor de la amistad.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Después de leído el cuento, se escoge alguna ilustración del cuento y se les
muestra.
Se les solicita a los niños que inventen un cuento con cualquier elemento de
la ilustración.
Se les indica que con el cuento que inventen, realicen dibujos referente al
mismo.
Recursos Materiales:
Hojas blancas
Lápices de colores
Lugar:
Aula de la escuela, Sala de Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (De lo que veo te cuento).
Tiempo necesario:
1 hora y 15 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda después de leído el cuento, comentar la idea central del
cuento.
Si no pueden empezar solos a escribir el cuento, habrá que ayudarlos
dándoles algunas ideas, e improvisar un cuento muy breve.
EL GAVILÁN NO QUIERE A LAS GALLINAS
Vásquez Zoraida, Montelongo, Julieta. El riavilán no auiere a las ~allinas. México : Editorial Trillas, 1984.
Hace muchísimo tiempo, el gavilán tuvo un hijo llamado Laindú.
Laindú siempre jugaba a cazar bichitos con sus amigos los pollos.
Todo marchaba muy bien en la tierra del gavilán hasta que Laindú cayó
gravemente enfermo de un misterioso mal.
Cierto día, un pato viajero, viendo al gavilán muy triste, le dijo:
-Yo conozco a un curandero que podrá sanar a tu hijo. Su nombre es
Bui brú.
El gavilán, sin esperar más, fue en busca del Gran Buibní.
Atravesó muchísimos ríos, montañas tan altas que se perdían entre las
nubes y selvas muy espesas.
-Mi hijo Laindú está muy enfermo, Gran Buibrú - d i j o el gavilán-. Sólo tu
tienes los poderes para curarlo.
-No puedo ir. Me han contado que en tu tierra no quieren a los extraños -
respondió Buibrú.
-¡Por favor! -insistió el gavilán-. Yo iré a esperarte al camino y verás que
nada te ocurre.
-Bueno -contestó el bondadoso Buibrú-. Vete que yo te seguiré.
Buibrú preparó su equipaje: un hermoso ramo de las mejores hierbas
medicinales de la región, que apretó debajo de sus alas, y moviendo su
emplumado rabo, emprendió el largo viaje.
Buibrú atravesó selvas espesas, montañas que se perdían entre las nubes y
anchísimos ríos, hasta que por fin llegó a la tierra del gavilán. Cerca ya de la
casa del enfermo, Buibrú se topó con unas gallinas que parioteaban
animosamente.
"Será mejor que no me vean", pensó Buibrú, y se fue a esconder detrás de
un árbol. Pero quiso la mala suerte que una de las gallinas lo descubriera.
-Co - co - ro - có -cacareó la gallina-. ¡Detrás de esos árboles se
esconde un extraño!
-iEchém~slo de aquí! -chillaron las otras. Y se pusieron a aletear con
tanto alboroto, que Buibrú se asustó. En su huida perdió las hierbas medicinales.
La más escandalosa de las gallinas gritó: -¡Esas hierbas deben tener
extraordinarios poderes! ¡Vamos a comerlas!
Y todas las gallinas se abalanzaron sobre las hierbas de Buibrú.
Sólo una sospechó que el curandero venía a sanar a Laindú y, sin que las
demás gallinas se dieran cuenta, juntó algunas hierbitas y se las llevó al gavilán.
Cuando el gavilán se enteró de lo que las gallinas habían hecho con el
curandero, se enojó muchísimo.
Y, si bien Laindú se curó, el gavilán juró nunca más ser amigo de las
gallinas.
Así explican los viejos africanos la enemistad entre gallinas y gavilanes.
EL GAVILAN NO QUIERE A LAS GALLINAS
Objetivo:
Estimular la atención.
Fomentar el valor de la amistad.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se les indica que van a confeccionar títeres de los personajes del cuento,
que dos niños harán al mismo personaje (gallina, gavilán, lechuza, pollito,
pato, Laindú, narrador) lo anterior, para que se formen dos grupos y
representen el cuento con títeres.
Recursos Materiales:
Con anticipación hacer los moldes de los distintos animales.
Bolsas de papel
Papel de colores
Cartulina diferentes colores
Papel crepé
Titiritero
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Representación Dramática con títeres).
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: 14 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Si los niños no están poniendo atención a la narración, no podrán
caracterizar al personaje que escogieron. Por lo tanto el encargado deberá
motivarlos antes de narrar el cuento.
EL CUENTO VACIO
Sánz, Rocío. La palabra descontenta v el cuento vacio. San José : Educa, 1986.
Había una vez un cuento descontento. ¿Por qué estaba descontento?
Porque estaba vacío. No tenía nada: ni hadas, ni duendes, ni dragones, ni
brujas. Ni siquiera tenia un lobo o un enano.
Los otros cuentos ya lo tenían todo: Blancanieves tenía siete enanos;
Pulgarcito tenía sus botas de siete leguas; iy Alicia tenía todo el País de las
Maravillas!
Pero nuestro cuento estaba vacío.
Fue a ver a las hadas madrinas, pero las encontró muy ocupadas. -No
podemos ayudarte -le dijeron- Imagínate: en la Bella Durmiente necesitan
hasta trece hadas madrinas. Estamos todas ocupadas.
Nuestro cuento fue a ver si conseguía algún dragón, pero todos estaban ya
apartados para los cuentos chinos. Trató de procurarse aunque fueran unos
cuantos duendes, pero todos andaban ya en los otros cuentos.
No pudo conseguir hadas, ni dragones, ni duendes ni nada. Era un cuento
vacío. Estaba muy descontento. Tan descontento que no volvió a salir de su
casa. Le daba vergüenza que lo vieran tan despoblado, tan vacio. Nuestro
cuento no volvió a salir nunca más.
Los otros cuentos eran muy famosos. Algunos, como Pinocho y
Blancanieves, se hicieron estrellas de cine y salían retratados en todos los
periódicos. Hasta la humilde Cenicienta llegó a ser estrella de cine. Pero, claro,
Cenicienta tenía príncipe y zapatillas de cristal, y nuestro cuento no tenía nada.
Estaba vacío y no volvió a salir de su casa.
Los otros cuentos si salían; andaban por todas partes, todo mundo los
contaba.
Los niños del mundo siempre estaban pidiendo que les contaran un cuento,
y otro, y otro más. Y los cuentos andaban ocupadísimos, de acá para allá, con
sus carrozas y princesas, con sus barcos y piratas, con sus hadas y sus
duendes.
Y los cuentos viajaban de un país a otro, de un idioma a otro, andaban por
todas partes. Nuestro cuento vacío seguía encerrado en su casa, muy triste y
renegando, y los niños del mundo seguían pidiendo cuentos, cada vez más.
Cuentos y más cuentos.. . i hasta que se los acabaron todos!.
No quedó ni un cuento.
Se gastaron todos.
El mundo se quedó sin cuentos.
Nada
Ni uno sólo.
Entonces los niños se acordaron del cuento vacío y fueron a buscarlo.
El no quería salir. Le daba vergüenza porque no tenía nada, ni brujas, ni
princesas, ni zapatillas de cristal. No tenía nada.
Era un cuento vacío. Pero los niños lo sacaron y lo llenaron de cosas:
Le pusieron luciérnagas y salió un cuento mágico.
Le pusieron naves espaciales y salió un cuento de aventuras.
Le pusieron un ratón en bicicleta y quedó un cuento chistoso.
Lo llenaron de ballenas y ballenatos y quedó un cuento gordo, húmedo y
tierno.
Los niños estaban felices poniéndole cosas al cuento vacío, hasta que una
niña chiquitita dijo:
+YO no sé leer todavía!
!Pónganle colores al cuento para que yo lo entienda!
Y el cuento se Ilenó con todos los colores del arcoiris.
Todos los niños del mundo jugaron con aquel cuento.
Una niña le puso todos los peces del mar y otra lo llenó de alas y de
murciélagos. Un niño lo cubrió de minerales preciosos y el cuento brilló. iY otro
le puso un marcianito verde y un superpingüino azul!
Los niños le pusieron al cuento un traje espacial y lo mandaron a recorrer
galaxias.
Cuando regresó, lo vistieron de buzo y lo mandaron al fondo del mar. De ahí
regreó el cuento con burbujas, pulpos y corales: itodo lo maravilloso del mundo!
Y una niña dijo:
-iA mí me gustaban las princesas que se gastaron en los otros cuentos!
Y los niños del mundo volvieron a inventar a las princesas, a las hadas y a
los ogros.
Nuestro cuento ya no estaba descontento. iYa no estaba vacío! Era el
último cuento que quedaba y fue todos los cuentos.
A los niños les gustó el cuento vacío, porque podian ponerle lo que
quisieran.
Y tú, ¿qué le pondrías?
¿Qué te gustaría ponerle al cuento?
Aquí está, blanco y vacío, para que juegues con él.
EL CUENTO VACIO
Objetivo:
Estimular la creatividad.
Construir oraciones.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se prepara con anticipación una caja; si se carece de ella, se puede usar
una canasta o bolsa con objetos que se nombran en el cuento.
Los niños se sientan en un círculo.
Entre todos van a inventar un cuento que el encargado iniciará , sacando un
objeto de la caja, luego pasa la caja a los niños, los cuales toman uno de los
objetos y continúa el cuento. Añadiendo alguna idea referente a ese objeto y
así sucesivamente hasta que se terminen los objetos.
Recursos Materiales:
Cajas de zapatos
Bolsas de papel
Títeres
Cartones con dibujos
1 muñeca vestida de princesa, ballenas
1 muñeco vestido de príncipe
1 ballena
1 muñeco vestido de marciano
1 nave espacial
. Otros objetos del cuento
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. El cuento sorpresa.
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
Una hora
Número de niños: 25 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Si a los niños se les hace difícil construir oraciones en la elaboración de la
parte del cuento que le corresponde, el encargado puede ayudarles un poco,
con el fin de que rompan el miedo a la actividad.
LA PLUMA MAS BONITA
Arciniegas, Triunfo. La pluma más bonita. Colombia : Editorial Colina, 1994.
Bariloche sembraba unas semillas de girasol en el jardín, al fondo de la
casa, cuando encontró una pluma.
-Qué bonita se le verá a Pólita en la cabeza-, dijo. -Qué suerte tengo.
Con el brazo se limpió el sudor que ya le hurgaba los ojos y se acomodó el
sombrero, blanco como una nube y adornado por una cintc! azul.
Bariloche encontró a Pólita en los últimos toques de un sancocho de
pescado.
-Tengo un regalo para ti -dijo.
-¿Qué será? -dijo la negra Pólita, limpiándose los dedos en el delantal.
Bariloche le pidió que cerrara los ojos y le colocó la pluma en el pelo. La
condujo frente a la redondez del espejo. Cuando la negra se vio casi se muere
de la dicha.
-Qué pluma más bonita-, dijo. -Me compraré unos zapatos que combinen.
Gorda y feliz, se acercaba y se alejaba del espejo. Bariloche brincaba a su
alrededor como un perrito.
Después del sancocho, mientras Bariloche dormía la siesta en la hamaca, la
negra Pólita fue al mercado y escogió el par de zapatos. Tan embobada estaba
en el resplandor de los zapatos que se le cayó la pluma y no se dio cuenta. Entró
a la casa sin pluma pero con zapatos relucientes. Bariloche seguía dormido.
La gallina Petronila Santos encontró la pluma en una esquina, la acarició
con el pico y se la acomodó bajo el ala izquierda.
-Esta pluma es mía-, dijo. -Qué pluma más bonita.
La gallina no se cambiaba por nadie. Se fue a pasear al parque con su
familia. Era un día esplendoroso.
El sol se peinaba entre los pinos, una muchacha en bicicleta desplegaba el
fuego de sus cabellos, un payaso lanzaba al aire su nariz.
En el parque se asoleaba la zorra Sara Ordoñez. Tan pronto vio a la gallina,
le gustó la pluma.
-Esta pluma es mía-, dijo y se la arrebató. -Qué pluma más bonita-, y la
peinó con la lengua.
La zorra bailó feliz con la pluma en la cabeza hasta la noche, cuando por fin
se durmió.
La pluma vagó sin dueño toda la noche. Se posó en los tejados y la copa de
los árboles, en el sueño de los pájaros y la tibieza de los enamorados. Bebió de
los ríos, saboreó la humedad de los caballos y el perfume de los frutos dormidos.
El amanecer sorprendió a la pluma más bonita en plena vagancia, entre el
humo del tabaco de los desvelados y el vuelo de las golondrinas.
Pasó el viento del Sur y dijo:
-Esta pluma es mía. Qué pluma más bonita.
Se puso a jugar con ella. La llevó a las nubes y la trajo a la tierra. Pronto la
olvidó en un campo de girasoles sedientos y se alejó con un sombrero negro.
-Esta pluma es mía- dijo Cándido María, el girasol mayor.
-Qué pluma más ...
Pero el girasol no terminó de hablar porque ...
Pasó un caballo blanco que se llamaba Angel Duque y con la pluma se
adornó la nube despeinada de su crin.
-Esta pluma es mía-, dijo el caballo, que lucía una mancha gris en el anca. -
Qué pluma más bonita.
Corrió hacia el bosque como un viento.
En el bosque era domingo y suspiraba Antonia Espiga, una muchacha
vestida de rojo.
-Esta pluma es mía-, dijo la paloma y casi se le cae. -La más bonita de mis
plumas, se me extravió ayer en la mañana.
Se detuvo un momento, a la sombra de un cerezo, para peinarla con su
pico.
La paloma volaba a su nido cuando vio a Bariloche, que removía la tierra en
el jardín de su casa.
-Te doy una de mis plumas para que seas feliz -dijo la paloma. -Se la
llevaba a mis hijos, pero no resistiría muchos picotazos. Veo que te quedará bien
en el sombrero y sabrás conservarla. Adiós.
Con el brazo Bariloche se limpió el sudor que ya le hurgaba los ojos.
-Otro día de suerte-, dijo.
La pluma, sostenida por la cinta del sombrero, parecía la vela de un barco
extraviado en el jardín. La visión emocionó a Bariloche, que corrió hacia la casa.
Encontró a Pólita tendiendo la cama.
-Mira, negra mía. Tengo otra pluma. ¿No se me ve más bonito el sombrero?
Pólita dijo que si y lo acompañó hasta el espejo.
Se vieron dichosos en la redondez del espejo y se abrazaron.
-Ponte tu pluma bonita y los zapatos nuevos- dijo Bariloche.
-Vamos a pasear.
-Tu pluma es más bonita- dijo Pólita. -Con una sola somos felices.
-Somos felices- dijo Bariloche.
La negra Pólita se puso los zapatos y salió a pasear con Bariloche.
LA PLUMA MAS BONITA
Objetivo:
Estimular la capacidad de concentración y retención.
lncentivar la creatividad.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se forman grupos de 3 a 4 niños.
Los integrantes de cada grupo vuelven a leer el cuento para recordarlo y se
nombra un coordinador.
Se les solicita a cada uno de los grupos que entre todos cambien los
nombres de los personajes, lugares, animales, plantas, se les explica que la
idea central no se puede variar.
El coordinador de cada grupo lo cuenta a los demás niños, los cuáles al
escuchar los cambios, interrumpen diciendo ¡NO es cierto!
Variación:
En lugar de formar grupos se puede solicitar a cada niño que haga algún
cambio al cuento (solamente se puede cambiar nombres, lugares o cosas, no la
idea en si) y los otros niños escuchan, cada vez que detecten un cambio dirán
¡NO es cierto! y mencionarán la palabra verdadera.
Recursos Materiales
Fotocopias del cuento
Hojas blancas
Plumas
Lugac
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos ¡NO es cierto!
Persona responsable:
Técnico profesional.
Tiempo necesario: Una hora y 30 minutos
Número de niños: 15 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
Si se utiliza la variación sugerida se puede realizar la actividad con más
niños.
Este juego puede causar desorden porque por lo general, todos hablan al
mismo tiempo. Tendrá que correrse el riesgo y permitir que todos se expresen
cuando lo deseen, tratar de poner orden inhibiría el deseo de participar.
Es necesario que el niño posea fotocopias del cuento.
LA COMETA
Pecanis, Ana María. La cometa. México : Editorial Trillas, 1986.
El último día de clase, antes de comenzar las vacaciones, desde una de las
ventanas de la escuela vi a los tres pajaritos que día con día venían,
puntualmente, a la hora de la merienda.
Entonces yo les daba algunas de mis golosinas.
Pero aquel día, con gran sorpresa de mi parte, los pajaritos no quisieron
comer lo que siempre saboreaban con gran deleite. Esto me preocupó. ¿Qué les
pasaría? Se mostraban muy ansiosos.
Finalmente, todos los niños salimos de la escuela para iniciar las tan
esperadas vacaciones de verano. Fue cuando los tres pajaritos empezaron a
seguirme. Me detuve y les pregunté:
-¿Quieren ir a mi casa? Allí les puedo dar migajitas de pan untadas con
miel.
Sin embargo los tres pajaritos trataban de decirme algo. Al fin entendí que
querían que yo fuese con ellos, a donde se encontraban sus nidos.
Aunque no sabía para qué, los seguí hasta llegar a un lugar muy hermoso,
lleno de enormes plantas. Conforme avanzábamos, las hojas se hacían más y
más pequeñas.
A los tres pajaritos que me habían llevado hasta aquel lugar se les unieron
otros muchos. Todos ellos vivían en lo más alto de aquellas plantas. Con mucha
insistencia me invitaron a subir. Me dieron a entender que ocurría algo grave,
aunque no me lo podían explicar muy bien.
Empecé a trepar por las hojas, pues los pajaritos me habían vuelto tan
pequeñita que yo no pesaba casi nada. Las hojas solamente se movían para
ayudarme a que no me cayera. ¡Sí, los pajaritos tenían poderes mágicos para
convertir las cosas grandes en chicas, y las chicas en grandes!
Al llegar a lo más alto, vi una masa de color, muy espectacular, que cubría
parte de las plantas y del cielo. Me fui acercando hasta que me encontré casi
encima de todos aquellos colores maravillosos. De pronto me di cuenta de que
iba a pisar los finos papeles de colores de una cometa cuya colita se había
quedado atrapada entre aquellas hojas tan grandes.
El cuerpo de la cometa estaba quieto y ni el viento lo podía mover. Nos
acercamos a ella. Todos mostramos un poco de miedo. Yo me atrevía a
preguntar muy dulcemente:
-¿Qué te pasa, cometa? A ti que eres tan grande y hermosa, y que
siempre vuelas por encima de todos nosotros, llevada por el viento ...
La cometa estaba tan apenada a causa de su torpeza, que lo único que
logró hacer fue, con un gesto muy propio que sólo las cometas pueden realizar,
decirme que se sentía incapaz de liberar su colita de entre las hojas.
Los pajaritos sabían que yo sí podría hacer algo, y mi sonrisa les dio a
entender que la situación de la cometa iba a cambiar. Dirigiéndome a la cometa
le aseguré:
-Nosotros te sacaremos de este enredo ... Pero, ¿podrás hacerme el favor
de llevarme a mi casa cuando hayamos liberado tu colita? Veo que se está
haciendo tarde, y no quiero que mis papás crean que me perdí.
Con su manera peculiar de decir las cosas, la cometa me contestó que sería
para ella un gran placer llevarme a mi casa.
Tanto los pajaritos como yo empezamos a trabajar intensamente para
desenredar de entre las hojas la colita llena de lacitos. Con el pico, los pajaritos
levantaban los listones y los mantenían en el aire para que yo pudiera
recomponer los lazos de la colita. También la sostenían para que la parte
liberada no se volviera a enredar.
Así pues, entre todos le devolvimos la libertad a la cometa para que pudiera
volver a volar. También el viento colaboró, pues empezó a soplar una brisa
fuerte y cálida que la cometa agradeció. Los pajaritos se pusieron a cantar de
alegría.
Con gesto de dama elegante, la cometa voló alrededor de todos nosotros, y
luego se mantuvo muy quieta en el aire. Con un movimiento gracioso me invitó a
que subiera para llevarme a mi casa.
Aquel verano fue el más feliz que he pasado, pues tenía por amigos a un
gran número de pájaros y una cometa que todas las tardes me llevaba volando a
visitar lugares muy bonitos a los que nunca hubiese podido llegar de otra
manera.
LA COMETA
Objetivo:
Desarrollar la imaginación
Motivar a los niños a escribir historias
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se les entrega a los niños una copia de la primera mitad del cuento, o hasta
donde se considere adecuado.
Se les solicita que lo lean y que después lo continúen y lo terminen.
Cuando terminen, cada uno lee "su cuento".
Variación:
Al final los niños pueden confeccionar una cometa.
Recursos Materiales:
Papel seda de varios colores
Palos de bambú
Lana
Hilo
Copias del cuento incompleto
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Continúa el cuento)
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 1 5 niños
Edad: 8 años
Nivel de dificultad:
El nivel de dificultad podría estar; en la poca creatividad o imaginación que
tengan los niños en el momento de escribir la continuación del cuento.
En la confección de la cometa se les debe explicar como elaborarlo, se les
debe motivar antes de aplicar la técnica y llevar uno de muestra.
LA PALABRA DESCONTENTA
Sanz, Rocío. La palabra descontenta v el cuento vacío. San José : Educa, 1986.
Había una vez una palabra descontenta. Muy descontenta. Era la palabra
PERO.
-¡PERO! -se decía-. ¿Qué clase de nombre es ése? ¡NO es nada! -
Eres una conjunción- le decían.
-¡Sí, y nadie sabe lo que es eso!- contestaba la palabra PERO-. Si al
menos fuera yo un sustantivo concreto y fuerte ... o un lindo adjetivo de colores ...
¡NO! ¡SOY un simple PERO! Su nombre le parecía muy feo. Y su uso le parecía
más feo aun. -Siempre me usan para desanimar a la gente -decía-. Siempre
dicen "Es una niña muy linda PERO ..." y luego ponen lo feo. ¡Siempre le ponen
PEROS a todo! ¡Estoy harta!
La palabra PERO estaba muy descontenta de sí misma. Ve a ver a la
Ortografía -le aconsejaron-. Ella suele cambiar a las palabras. La palabra
PERO fue a ver a la Ortografía.
La encontró muy atareada resolviendo una discusión entre la B y la V que
querían ocupar el mismo lugar en una palabra. -¡Se queda la B grande y se
acabó!- sentenció la Ortografía.
iY ya no quiero más pleitos entre ustedes dos! -les gritó, mientras la B y la
V se alejaban cabizbajas.
La palabra PERO se acercó:
-Señora.. . señora.. .
-¿Qué? ¿Quién es?- rugió la Ortografía.
-YO- contestó PERO, haciéndose chiquitita.
-¿Qué quieres aquí, PERO? ¡Estoy muy ocupada! -dijo la Ortografía.
-NO estoy satisfecha de mí misma ... Quisiera cambiar
-¿Cambiar? ¿Por qué? ¡Así está bien!
La palabra PERO se echó a llorar.
La Ortografía, al ver cómo le corrían las lágrimas por el palo de la R, se
enterneció y le dijo:
-A ver, acércate. Veré qué puedo hacer.
La palabra PERO se acercó y la Ortografía empezó a buscar entre sus
papeles.
-Aquí tengo algunas letras de sobra -dijo la Ortografía-.
Me sobran XXX y KKK; son consonantes, y me temo que no te van a
quedar.
Acércate. Probemos: KPEKROKX, KPEKROKX.
-¡Terrible! ¡Te vuelves impronunciable!
La palabra PERO se sacudió las XX y las KKK y miró a la Ortografía, muy
desconsolada.
-No pongas esa cara - d i j o la Ortografía-. Mira: te voy a prestar una H.
Es muda, sin embargo adorna. (A ver, deja ponértela. PEHRO. No, ahí no.
PERHO. Ahí tampoco, te ves muy mal). PEROH ... no está muy bien, aunque es
mejor que nada -observó la Ortografía-.
Llévate esa hache final y cuidemela mucho.
Y la palabra PEROH salió de allí llevando una hache final de la manita.
Iba contenta; se sentía cambiadisima ... hasta que se encontró con otras
palabras:
-¡Mira! -decían- ¡Ahí va la palabra PEROH con una hache al final, ji, jí,
¡Qué mal gusto! - d i j o la palabra ALCOHOL.
-La hache final ya no se usa!
-Está pasada de moda -decían CHATO y iATCHIS! estornudand- hoy
en día las haches se llevan en medio1
-Y lo elegante es ponerles una C para que suenen -comentó CHICHON
HINCHADO.
La pobre palabra PEROH se sintió muy mal. Miró su hache final, muda, sin
C...: PERO ¿H?. La soltó de la manita PERO H y la hache se fue brincando, a
buscar una C para sonar.
La palabra PERO se quedó deprimidisima. Quería cambiar ... y no podía.
Era una palabra descontenta., quejosa, malhumorada. Cierto día, al ir entrando a
una frase, la palabra PERO se encontró con la palabra COQUETA.
-¡Te ves muy mal! -le dijo COQUETA-. ¡Tienes que ir al salón de
belleza: te dejarán como nueva! Un masaje de letras, un tratamiento facial y un
tinte harán maravillas. Es caro, jeh! -advirtió COQUETA-. ¡Vale la pena,
aunque a mí casi me cuesta el palo de la T.
Y la palabra PERO fue al salón de belleza más caro del mundo.
¡Pobre palabra PERO!: le quitaron las papadas de la P y de la R; le
respingaron los palitos de la E y le adelgazaron la O. Luego le untaron cremas
por toda la cara y, mientras se secaba, le tiñeron las letras de colores, y le
pintaron las uñitas de la E y la R.
PERO se sentía divina. Al principio, nadie la reconocía y enseguida
empezaron los chismes.
-¿Quién es? -susurraban.
-¡ES PERO, maquillada! ¡Se pinta el pelo, jí, jí! Y muy pronto ya nadie hizo
caso del cambio y siguieron usándola para desanimar a la gente.
-Tu tarea está limpia -decían- PERO ... y luego decían lo malo.
La palabra PERO se desanimó mucho. No volvió a darse masajes, engordó
de la P y la R, descuidó la O y se despintó todita.
Andaba muy triste.
Siguió siendo una palabra descontenta, quejosa, malhumorada.
Casi una mala palabra.
Un buen día, cuando salía de un proyecto donde le habían puesto PEROS a
todo, acertó a pasar por la oficina de un escritor y allí vio el siguiente rótulo:
ESCRITOR
SE ARREGLAN PALABRAS
La palabra PERO se decidió entrar.
¡Una conjunción! -exclamó el Escritor al verla-. Entra, las conjunciones
me gustan mucho. Son cortas, muy útiles. La palabra PERO se desconcertó.
-Yo.. tartamudeó
-Yo... yo no me siento útil.
-¿No? -indagó el Escritor-. Pues entonces, ¿a qué has venido?
-Yo -d i j o PERO- he venido a que me arregles.
El Escritor se quedó perplejo.
-¿A que te arregle?- exclamó.
-¿Para qué? Yo puedo usarte tal como eres.
-¡NO quiero que me uses! -gr i tó PERO- ¡Quiero que me arregles!
¡Siempre me usan para desanimar a la gente! iA todos le ponen PEROS!
El Escritor la observó detenidamente. Luego le dijo: -Yo podría arreglarte..
PERO ¿valdrá la pena? ... Estás completa, -añadió- PERO muy flaca. Eres
una palabra útil, PERO muy corta.
Bonita, PERO algo bada.
¿Lo ves, lo ves? -aulló PERO-. ¡Hasta TU me usas para desanimarme!
El Escritor calló.
Luego, con una sonrisa muy pequeña, le dijo:
-Te usan para desanimar a la gente. .. ¿Sólo para eso?
-iA todo le ponen PEROS! -aulló PERO -¡Quiero cambiar! ¡Quiero que
me arregles!
El Escritor inclinó la cabeza y miró a la palabra PERO.
-Puedo arreglarte -dijo-, si eso es lo que quieres. Piénsalo bien antes
de que te cambie. Fíjate: estás flaca, PERO eres una palabra completa. Eres
corta, PERO útil. Escúchame bien: estás algo acabada PERO ¡ERES MUY
BONITA!
-¡NO me importa -gritó PERO-. Ya no pongas PEROS y jarréglame! El
Escritor calló largo rato.
-Pero.. . ¿no te das cuenta? -musitó al fin.
La palabra PERO no escuchaba nada. Estaba sorda de rabia. El escritor se
puso muy serio, muy seco.
-Está bien -dijo al fin-. No queremos palabras descontentas de sí
mismas. Voy a arreglarte, pero te advierto que después no admito quejas.
Acércate.
La palabra PERO se acercó. El Escritor la puso sobre la mesa y la miró
detenidamente. Luego suspiró y se puso a trabajar para cambiarla.
Tomó sus cuatro letras y las separó P E R O.
Las revolvió. E R O P. O P R E.
Luego las volvió a juntar: PERO. Las miró así juntas, por última vez:
P E R O. Luego, con un sólo movimiento rápido, cambió dos letras de lugar.
-¡Ya está! -dijo, apartando la vista. La palabra PERO había sido
transformada en otra palabra.
La palabra PERO había quedado PEOR.
LA PALABRA DESCONTENTA
Objetivo:
Estimular la creativiadad sonora.
Comprender la importancia de tener una buena ortografía.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se escribe en la pizarra, la siguiente lista de palabras. Pero - feo - coqueta -
peor - deprimida - descontenta - chato - Atchis - chichón - hinchado -
revolver.
Se les indica a los niños que deben asociar cada palabra con un dibujo que
de la idea del significado de las palabras.
Se les solicita a los niños confeccionar un diccionario con hojas blancas,
que exprese en forma plástica el significado de cada palabra.
Recursos Materiales:
Hojas blancas
Lana
Sacabocados
Lápices de colores o pilot
Lugar:
Sala de la Biblioteca, Aula de la Escuela
Técnica que se aplicará:
Técnica que se aplicará:
Técnica de dinamización a la lectura (grafofonías).
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niííos: 35 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
Antes de la aplicación de la técnica, se les puede llevar varios ejemplos de
grafofonías para que los niños observen algunos ejemplos y explicarles que al
leer la lista de palabras en su forma para que después las puedan dibujar.
A continuación algunos ejemplos de grafofonías.
Niño, Jairo Aníbal. La señora Contraria : Eidtorial Colina, 1993.
Colorín Colorado, una señora que se llamaba Contraria.
Su casa tenía el techo de color negro y un zócalo rojo.
Su perro había levantado un nido en lo alto de uno de los árboles del patio y
el canario se ocupaba de cuidar la propiedad.
Con frecuencia lucía un gran zapato en la cabeza y calzaba un par de
sombreros adornados con Rores de terciopelo.
La señora Contraria cenaba muy temprano en la mañana y desayunaba
muy tarde en la noche.
A menudo viajaba por su cuarto y encerrada entre esas cuatro paredes
emprendía excursiones alrededor del mundo.
La señora Contraria hablaba para adentro y pensaba para afuera.
Usaba un reloj que caminaba para atrás y celebraba la fiesta de Año Nuevo
todas las noches, de todas las semanas, de todos los meses, de todos los años.
Los domingos en la noche, salía a pasear provista de una enorme sombrilla
para protegerse de los rayos de la luna.
Y cuando en medio de su paseo nocturno se encontraba con un amigo, no
le decía buenas noches sino noches buenas.
Pasó el tiempo y pasó el tiempo y al final la señora Contraria no se murió de
viejita sino de niñita.
La señora se llamaba Contraria y érase que se era.
SEÑORA CONTRARIA
Objetivo:
Modificar el texto.
Reconocer palabras antónimas.
Desarrollo:
Lectura en voz alta de cuento.
Se les entrega hojas blancas y se les explica que del texto dado, cambien la
estructura del cuento.
Se les recomienda elaborar dibujos del texto modificado.
Al final se les solicita a los niños, exponer oralmente el trabajo que
realizaron.
Variación:
Se puede realizar con una cantidad mayor de niños, omitiendo la exposici6n
oral.
Recursos Materiales:
Hojas blancas
Lápiz
Lápices de colores
Lugac
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Dinamización de la lectura (Modificar).
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos.
Número de niños: 20 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
Antes de empezar la actividad se les debe explicar a los niños como lo
pueden modificar, como por ejemplo: cambiar todas las cosas contrarias por
otras similares.
CELESTE Y LOS ANTEOJOS DE LA CHARLATANERÍA
Celeste v los anteoios de la charlatanería. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1988.
Cuando vean volar un barrilete de vivos colores en lo alto del cielo, traten de
agarrarse de su cola multicolor y déjense llevar por el viento. Sobrevolando
montes y valles, ríos y llanuras, prados y colinas se encontrarán en los tranquilos
y verdes valles de Whimsilandia, al pie de las montañas Recoveco.
Allí, donde corre silencioso el río Capricho viven los whimsies, los del pelo
sedoso y ojos brillantes.
Celeste era una whimsy muy buena y simpática. Disfrutaba de muchos
amigos porque siempre ayudaba a aquellos que tenían problemas. Un día se
dirigió feliz y contenta al lago Espumante.
Para acortar camino, entró en el bosque, donde se encontró con sus
amiguitos: las ardillas y los pajaritos, quienes al verla exclamaron:
-¡Quédate con nosotros! iTe esperábamos! Celeste jugó con ellos hasta
cansarse y luego se quedó dormida.
A la mañana, los brillantes rayos del sol despertaron a Celeste, quien vio ... a
dos extraños personajes delante suyo: eran la malvada Bruja y su ayudante, el
tonto Lagarto, quienes habían decidido engañarla regalándole un hermosísimo
par de anteojos.
-Toma estos anteojos y póntelos, así el sol no te va a molestar; además te
protegerán los ojos - d i j o Bruja sonriendo. Celeste no sabía qué hacer, porque
no conocía a esa extraña señora y no sabía si podía confiar en ella, pero como
el sol le molestaba bastante, pensó que ¡los anteojos le vendrían
maravillosamente bien!
Fue así como Celeste aceptó el mágico regalo de Bruja. Apenas se calzó
esos lentes con el marco rojo y los vidrios espejados, se transformó. Comenzó a
hablar.. . y a hablar.. . y a hablar. Decía cosas tontas y no se detenía nunca.
-¡Miren qué anteojos tan hermosos! ¡Y qué bien me quedan! -repetía a
quienes encontraba en el camino. Todos estaban confundidos con la charla
insoportable de Celeste.
-¡Basta, basta! -pedían los animalitos del bosque, pero todo resultaba
inútil.
Al verla llegar, los whimsies amigos fueron a saludarla. Querían jugar con
ella, como lo hacían siempre. Pero Celeste continuaba hablando sin parar y no
escuchaba a los demás.
-Algo raro le sucede: iceleste nunca fue así! -suspiró Abuela, tapándose
los oídos.
Mientras tanto, la charlatana Celeste se dirigía al Arbol de la Verdad, que se
encontraba en una pequeña isla sobre el río Capricho. Cuando Damy se dio
cuenta, gritó: -¡Cuidado, Celeste! iEl puente está roto!
Celeste no oyó las palabras de su amigo. Caminó decidida hacia el puente y
no vio a Abuelo que estaba cambiando las maderas arruinadas. Celeste siguió
adelante, dio dos pasos y... ipatapúfete! Cayó en el río, haciendo muchísimo
ruido y ante la mirada sorprendida de Abuelo.
Afortunadamente, en ese lugar el río no era profundo, y Celeste pudo
regresar a la orilla sana y salva. En la caída, los anteojos mágicos se le salieron
y cayeron sobre la nariz de Lagarto que, de inmediato se convirtió en un
charlatán insoportable.
El hechizo había hecho efecto en Lagarto, y Bruja trataba inútilmente de
sacarle los anteojos para que se callara. Ahora Celeste había aprendido la
lección y volvió con sus amigos tan buena como siempre.
Cuando Celeste en el agua cayó la lección así aprendió:
ahora sabe que querer hablar sin a los otros escuchar muchos problemas le
traerá y las cosas mal resultarán..
En cambio si estás atento siempre vivirás contento, muchos amigos
encontrarás y los problemas evitarás.
CELESTE Y LOS ANTEOJOS DE LA CHARLATANERIA
Objetivo:
Utilizar el sonido para expresar sensaciones, emociones y estados
animicos.
Ejercitar la capacidad imaginativa.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se hacen grupos de 3
Se les da una copia de la Última hoja del cuento.
Se les indica, que con ese texto, elaboren una música la cuál puede ser:
ranchera, rap, cumbia, romántica, entre otras.
Se les da tiempo para que trabajen, luego cada grupo pasa a exponer su
trabajo.
Variación:
Se puede confeccionar unos lentes con cartulina para la presentación.
Recursos Materiales:
Cartulina
Hilo elástico
Perforadora de 1 hueco
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Dinamización de la lectura (sonorizar).
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora
Número de niños: 15 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
Antes de aplicar la técnica, puede ser necesario explicarles que con el texto
entregado, se imaginen que es la letra de una canción, la cuál tienen que
ponerle ritmo.
LOCOS POR EL RUIDO
Garrido de Rodríguez, Neli. Locos Dor el ruido. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1993.
Ésta es una historia casi de no creer, como acostumbra decir Rocky, que es
quien le sucedió. Nunca imaginó vivir tantas emociones en tan poco tiempo.
Todo empezó un sábado, cuando estaba reunido con unos amigos en el Club
Gol y Rock, de Allacito. Por si no lo saben, Allacito es un encantador pueblito
rural, con mucho campo, caballos, vacas, aves, pájaros y plantas, y Gol y Rock,
de Allacito. Por si no lo saben, Allacito es un encantador pueblito rural, con
mucho campo, caballos, vacas, aves, pájaros y plantas, y Gol y rock su único
club. En él se reúnen los chicos del lugar para divertirse; en eso estaban cuando
de pronto alguien gritó:
-,SE ACABO LA MÚSICA!
-¡Estamos listos, se cortó la luz! - d i j o uno.
-Me parece que luz hay -respondió burlona, una chica.
-iUyyy! Entonces se descompuso el equipo +xplicó Rocky, que estudia
por correspondencia para ser Técnica Electrónico. Él mismo había armado ese
equipo de música.
Quien conoce a Rocky sabe que es loco por la electrónica además de
fanático del rock. Así que se puso a revisar el aparato.
-Necesito una tuerquita especial para ajustar el parlante, unos
transistores.. . y lo arreglo en un periquete.
-iY AHORA QUÉ HACEMOS! +xclamaron desilusionados.
Ellos saben que en Allacito se pueden comprar muchas cosas, hasta
tuercas. Pero de esas tuequitas y transistores, no.
Por eso Rocky decidió:
-Iré a Nova, allí hay de todo.
Nova es una ciudad enorme, bastante alejada de Allacito, pero eso no
importaba. El domingo se reunieron Martín, Anita, Matías, Yanina, Fernando,
Luisiana, Daiana, Maximialiano y otros socios del club. Juntaron todo el dinero
que tenían y se lo dieron a Rocky para que comprara lo necesario. Como no era
mucho, le hacían bromas:
-Trae unos discos nuevos y un amplificador, si te alcanza.
Ninguno conocía Nova pero se quedaron comentando:
-Dicen que hay música y movimiento todo el día y toda la noche. ¡Debe ser
fa bulosa!
Esa noche todos soñaron con Nova; Rocky con equipos estereofónicos,
sintetizadores, sintonizadores y todas esas maravillas que conocía en fotos,
nada más.
El lunes, antes de que saliera el sol, Rocky cargó la mochila, el grabador
que le regalaron y se despidió de sus padres. Caminó las treinta cuadras que
hay hasta la ruta y se puso a hacer dedo.
Jacinto, el camionero del pueblo, lo llevó y le explicó que lo dejaría cerca,
sobre la ruta, porque no se podía entrar con camiones a la ciudad.
-Dicen que toda la gente, hasta el Intendente están enfermos -aclaró.
-¿Enfermos? ¿De qué?
-Medio locos de ruidos.. .
-¿De ruidos? ¿Qué enfermedad es ésa? i JA! i JA! i JA! No lo puedo creer.. .
Casi al mediodía se despidió del camionero y empezó a andar hasta llegar a
Nova.
La sorpresa que se llevó fue mayúscula. Si bien hacía mucho tiempo que no
iba a Nova, no le pareció la misma. Él la recordaba llena de movimiento, con
cantidad de vehículos haciendo retumbar sus motores. Si, estaba distinta ... los
colectivos y los autos casi no hacían ruido, no se escuchaban bocinazos, y lo
que era peor, nada de músi ca...
"¿No esteré soñando? A lo mejor todavía no me desperté", pensó. Por las
dudas se pellizcó fuertemente en un brazo y dio un grito a todo pulmón.
Una señora que pasaba le hizo iSHHHHHH!, con el dedo sobre los labios.
¡Claro que estaba despierto!
Caminó cuadras y cuadras y como no encontraba el negocio que buscaba
decidió preguntar para no perder más tiempo.
-¡Señor! Por favor, ¿me puede decir dónde venden tuercas?
-iQuééééé!
-¡QUE DÓNDE VENDEN TUERCAS!
-NO, muchacho, por aquí no venden puertas.
-Digo tuercas. ¡Necesito una TUER-QUI-TA!
-Puertitas tampoco, muchacho.
"Pobre ..., parece algo sordo", pensó Rocky, y se acercó a una señora que
estaba por cruzar la calle
-Por favor, ¿me puede decir dónde venden transistores?
-¿Tenedores? En el bazar de la otra cuadra.
-No señora. Digo TRAN-SIS-TO-RES.
-No jovencito, aquí no se usan motores. Están prohibidos.
Rocky no sabía qué hacer; estaba desalentado. De pronto, al doblar una
esquina, dio con un negocio que tenía un enorme cartel: GRAN LIQUIDACIÓN
POR CIERRE, y las vidrieras repletas de artículos electrónicos a unos precios
baj ísimos.
"si estoy soñando, disfrutaré del sueñon, pensó Rocky y entró.
El vendedor, muy atento, le quería vender todo:
-Aproveche, aproveche; ya casi nadie compra, por eso están regalados.
Mire y elija.
Y sí; compró de todo: repuestos, discos, cassettes, un parlante y hasta un
amplificador. Y le sobró para un paquete de papas fritas. "No lo puedo creer", se
repetía.
Y fue a sentarse en un banco de la plaza que estaba junto frente a la
Intendencia. Todo era silencio; sólo se escuchaba el CRUNCH-CRUNCH del
masticar de las papas fritas.
Mientras acomodaba la mochila no pudo resistir la tentación y puso un
cassette en el grabador.
"Éste de Charly debe ser genialn, se dijo.
Después se le ocurrió conectar el parlante. Y así, de pronto, la plaza y más
allá de la plaza, estalló en música de rock. No supo en qué momento llegaron
tres policías y lo llevaron a la comisaría.
-iSOCORRO! ¿Por qué me llevan? ¡YO no hice nada!
-Por alteración del silencio.
-Déjenme ir. Yo vine a comprar una tuerquita y...
En la comisaría todos le hacían SHHHHH y hablaban en voz baja. Era como
una pesadilla y él gritaba y protestaba.
-Parece que el chico está loco. Llévenlo al Sanatorio de la doctora Clara
De Cibeles. Y sin más, allí lo llevaron. La doctora leyó el informe policial:
RUIDOSO, BOCHINCHERO Y VIOLENTO.
-Tranquilo, muchacho, recuéstese. Cuénteme qué le pasa.
-No me pasa nada. Yo vine a comprar una tuerquita y...
-Está bien, no se altere.
Al fin pudo Rocky explicarle todo a la doctora.
-Yo escuchaba música, nada más.
-Si, pero a todo volumen.. Aquí no se puede ni roncar. El Intendente sufre
de jaquecas terribles y odia el ruido y el rock.
-¡No lo puedo creer!
-¿Duda de mi palabra profesional? Yo misma le hice los estudios.
-No, disculpe. ¡NO puedo creer que alguien odie el rock?
-Así es -concluyó la doctora De Cibeles-. La mayor parte de la
población padece de ésa y de otras enfermedades peores ...
También le contó que Nova había sido como todas las grandes ciudades,
con mucha actividad y movimiento. Que mientras más crecía, también crecían
los ruidos: automotores, maquinarias, bocinas, sirenas, etc., etc., etc., entonces
la gente gritaba cada vez más para hacerse entender entre tanto bullicio.
-¿Sabe que el exceso de ruidos provoca enfermedades nerviosas y hasta
la sordera?
-No lo puedo creer ...
-También la violencia tiene que ver con la irritación provocada por los
ruidos.. .
-Eso sí se puedo creer. En Allacito hasta los perros son tranquilos.
Lo que no entendía Rocky era que se prohibiera usar motores y escuchar
música fuerte.
-No me parece justo -opinó. Pero la doctora De Cibeles le explicó que
todos habían decidido colaborar para no terminar locos o sordos. Fueron los
vecinos, los que después de muchas reuniones y consultas, pidieron que se
dictaran ordenanzas y multas.
Ellos mismos pusieron carteles por todos lados.
-Si, ya los vi.
Se enteró además que se ponían silenciadores a maquinarias y todo tipo de
artefactos. En Nova ya había camiones recolectores de basura, perforadoras y
sierras silenciosas y autos con motores eléctricos.
"Cuando lo cuente en Allacito...", pensaba Rocky. Y ni hablar de lo que vio
en la sala de terapia: chicos casi sordos por usar los walkman a todo volumen y
otros casos peores.
El miércoles por la mañana, Rocky salió de la Clínica y emprendió el
regreso. Sus amigos le hicieron un recibimiento lindísimo y lo volvieron loco a
preguntas. Él, a todo, respondía:
-Después les cuento.. .
Y mientras sus amigos admiraban las fabulosas compras, Rocky se puso a
arreglar el equipo. Hasta que al fin dijo:
-Listo. Ya está.
-¡Bravo! ¡Genio! iHagámoslo funcionar! ¡A todo volumen! Que se escuche
hasta en Nova.
-No. No. A todo volumen, no. Mejor que se escuche en el club solamente
-decidió Rocky muy serio. Y, aunque sus amigos no entendían nada, se puso a
colgar en la pared un póster que le dio la doctora:
TU O~DO ES PRECIOSO, CU~DALO.
PARA QUE SIEMPRE PUEDAS ESCUCHAR
EL RUMOR DEL AGUA,
EL CANTO DE UN PÁJARO,
TU MÚSICA PREFERIDA,
Y LAS VOCES DE LOS SERES QUE AMAS.
Dra. Clara De Cibeles
LOCOS POR EL RUIDO
Objetivo:
. Lograr que los niños resuman por escrito el cuento.
Desarrollar una conciencia crítica y reafirmar sus destrezas comunicativas.
Desarrollo:
Lectura oral del cuento.
Al finalizar la lectura del cuento, se les indica a los niños que escriban a un
amigo, una carta, le practiquen "de qué trata el cuento que leyeron" y lo
inviten a leerlo.
Variación:
Se pueden hacer tarjetas con una hoja de cartulina doblada por la mitad. En
la parte de afuera hacerle un dibujo referente al cuento y en el interior escribirle a
un amigo (a) y que los niños envíen las cartas, usando el correo.
Recursos Materiales:
Cartulina blanca
Pilot de colores
Lápices de colores
Lápiz de mina
Hojas blancas
Sobresblancos
Lugac
Sala de la Biblioteca y Aula de la Escuela
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (El correo).
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
La poca práctica que tienen los niños en redactar; por lo tanto sería
conveniente, antes de aplicar la técnica, recordarles los pasos para elaborar una
carta.
UN CUENTO DE PAPEL
Montelongo, Julieta. Un cuento de papel. México D.F. : Editorial Trillas, 1986
Jaime no escuchaba las palabras de la maestra. Ese día tenía unas ganas
enormes de estar en otra parte; en algún lugar lejano y diferente.
Dibujó en su cuaderno un sol color frambuesa y luego un muñequito pálido
con una mochila en la mano.
-¡Hola! - d i j o el muchachito de papel cuando Jaime acabó de pintar su
último rizo.
-¡Hola! -respondió Jaime sorprendido de que su dibujo tuviera voz.
-¡Ven! -sugirió el muchachito-, jsalta! Te invito a conocer mi mundo de
papel.
Encantado con la idea, Jaime miró una vez más a la maestra y a sus
somnolientos compañeros y saltó al cuaderno. Un segundo después, ya estaba
en aquel espacio blanco, frente al muchachito de papel.
Jaime caminó y el piso crujió a su paso. Vio al muchachito tan pálido que
sintió pena por él.
-iOh! -comentó Jaime-, ¡pobre de ti! jTu mundo es tan frágil!
-No lo creas -repuso el muchachito sonriendo animosamente-. No es
tan frágil como piensas.
-¡Si lo es! -insistió Jaime-. Mira, con una sola mano puedo desprender
el sol de su sitio y con dos dedos puedo arrugarlo.
Y así lo hizo, aunque inmediatamente se arrepintió de tan terrible acción.
Pero el muchachito no dejó de sonreír.
-Y yo, con una sola mano puedo hacer otro sol -dijo el muchachito al
tiempo que abría su mochila y sacaba una cajita de crayolas-. Y con sólo dos
dedos y un poco de imaginación puedo hacer otro y otro más. Mis soles pueden
tener bigotes o sombreros, pueden ser verdes o morados. Un sol de papel puede
ser como tú quieras.
Jaime no supo qué decir ante tan hermoso horizonte soleado y tuvo que
darle la razón al muchachito. Pero pronto repuso:
-Es verdad, el mundo de papel no es tan frágil pero ... ¡es tan pequeño!
-¡NO, no! -exclamó el muchachito. Volvió a abrir su mochila y sacó unas
tijeras, cogió una puntita del suelo de papel y se puso a trabajar con gran
habilidad mientras decía-: El mundo de papel puede ser tan grande como tú lo
quieras.
-Con un poco de trabajo puedes convertir una pequeña hoja de papel en
un extenso bosque con una linda casa en medio.
-Si quieres fuego encendido en la chimenea, lo tendrás.
-Si quieres una noche con luna casi llena y estrellas, la tendrás también.
-¡Esto es realmente fabuloso! -reconoció Jaime al tiempo que corría entre
los árboles.
-Además -repuso el muchachit-, en el papel no sólo crecen imágenes,
sino letras también.
Y dicho esto, dibujó una regadera y con ella roció los pequeños brotes que
había en la tierra.
Frondosas letras comenzaron a crecer y al madurar, se desprendían del
suelo y volaban por el aire formando palabras, frases y libros enteros.
El muchachito agregó:
-A través del papel, los hombres se dicen tantas y tantas cosas.
Pero a Jaime le gustaban los peros, así que dijo al muchachito:
-Oye, pero tu mundo permanecerá siempre atrapado en mi cuaderno. Eso es
triste, ¿no te parece?
El muchachito, quien siempre tenía una respuesta pronta y satisfactoria,
dijo:
-El papel vuela de un sitio a otro. Va y viene. Es ligero y resistente. ¿A
dónde quieres ir?
-A Francia -repuso Jaime en forma retadora.
El muchachito dibujó un sobre con un timbre en su extremo, guardó adentro
su paisaje e invitó a Jaime a subir.
Jaime, totalmente convencido de que el mundo de papel era algo
extraordinario, subió al sobre y ambos salieron volando por la ventana del salón
de clases.
UN CUENTO DE PAPEL
Objetivo:
Despertar en los niños el interés y el gusto por la lectura.
Transformar el cuento en otro, según la imaginación.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se motiva a los niños para que representen el cuento por medio de
expresiones gráficas.
Por cada dibujo tienen que escribir un texto.
Cada dibujo lo pegan en secuencia y al final se realiza una exposición con
todos los trabajos de los niños.
Recursos Materiales:
Hojas blancas o cartulina del tamaño de una hoja.
Pilot
Lápices de colores
Cinta adhesiva
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. El despertar de una afición - Expresiones gráficas.
Personal Responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 1 5 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
El encargado antes de aplicar la técnica debe motivar a los niños para que
dibujen y escriban un cuento parecido, pero que gire entorno a la idea principal
"La importancia del papel para poder crear cosas que salen de nuestra
imaginaciónn.
PINA Y DAMI EL COLLAR DE LOS CHISMES Y LOS DULCES DEL EGOÍSMO
Pina v Damv el collar de los chismes Y los dulces del egoísmo. Buenos Aires: Editorial Sigmar, 1988.
¿Algunas vez vieron los rayos del sol brillar sobre el agua?
¿No se preguntaron adónde van durante la noche?
Si pudieran seguirlos, se encontrarían en Whimsilandia, un pueblito muy
chiquito, cerca del río Capricho, al pie de las montañas Recoveco.
Allí viven las tiernas criaturas de ojos brillantes y pelo sedoso y suave, como
el de los gatitos.
Son buenos, generosos y aman vivir en la mágica y encantada tierra, pero
no siempre son tan perfectos, buenos y valientes como parecen.
Sus casas tienen techo de paja, son muy cómodas y están rodeadas de
árboles.
Pero, a veces, las cosas no salen tan bien en Whimsilandia. Puede suceder
que algunos de los whimsies hagan sin querer cosas que no resultan.
Pina era una whimsy buena y generosa. Un día decidió hacer un picnic.
Colocó una torta de nueces recién homeada dentro de una bolsita y se dirigió al
bosque. Allí encontró a Damy, quien también quería ir de picnic. Entonces Pina
muy amablemente le dijo:
-Si estás de acuerdo, podemos compartir la torta que yo traigo.
Al rato encontraron el lugar que buscaban, debajo de un árbol. Allí,
sorprendidos, vieron una magnífica torta recubierta de azúcar.
-¡Mira qué torta! -exclamó Damy, feliz.
-No es nuestra - d i j o Pina-. ¡El dueño se puede enojar si la llevamos!
Sin embargo, Damy no pudo contenerse y cortó una gran porción. Ninguno
de los dos vio a Bruja, ni a Lagarto, su ayudante, que reían, escondidos entre las
plantas.
Cuando Damy comió la porción de torta, Pina se alejó corriendo, porque
tenía miedo de que alguien los descubriera. En el apuro, chocó contra una
señora vestida con ropas muy extrañas. ¡Era la malvada Bruja disfrazada!
-Perdí mi enorme y riquísima torta. ¿No la viste por alguna parte? -
preguntó la señora-. ¡Creía haberla dejado debajo de este árbol!
Pina no sabía qué hacer. No quería mentir, pero tampoco quería acusar a
Damy y ponerlo en un grave problema. La señora se enojaría mucho si llegaba a
saber la verdad.
-Bueno, pequeña, no importa. Tengo un regalo para ti -Bruja sonrió
maliciosamente y le mostró un hermoso collar. Pina no quería aceptarlo, pero
Bruja se lo puso. Entonces Pina comenzó a hablar:
-iDamy fue el que encontró tu torta y se la está comiendo! La robó y salió
corriendo muy rápido.
Cuando Pina iba a ir hacia el pueblo, Damy salió de su escondite, detrás de
una planta. Tenía la cara manchada de azúcar, mermelada y crema: los
ingredientes que Bruja había usado para engañarlos. Damy, al ver la torta de
nueces que Pina todavía llevaba, abrió mucho los ojos, y sacándole la bolsa le
gritó: -¡La quiero! ¡Dámela!
-¡Se lo contaré a todos! -gritó Pina, mientras corría hacia la casa de
Damy para contarle a la mamá lo que había pasado. La mamá de Damy se
enojó mucho con él, y esto alegró a Pina.
-Voy a dar una vuelta, a ver si descubro algo para contar, y así divertirme
un rato -río Pina.
Pina se fue a recorrer el pueblo: espiaba por las ventanas, o se escondía en
las esquinas de las casas tratando de descubrir a algún whimsy que estuviera
haciendo algo malo, para poder ir a contarlo.
Pero Pina no era la única que armaba líos en el pueblo; Damy estaba cada
vez más egoísta. Quería todo lo que veía y pensaba sólo en él. Se acercó a
Celeste que jugaba con un trompo.
-¡LO quiero! ¡Dámelo! -gritó y se lo sacó de las manos. Celeste se quedó
llorando. Luego Damy vio a Gob que llegaba con su tambor nuevo, y quitándole
el juguete gritó: -¡LO quiero! ¡Dámelo! Después salió corriendo a esconderse en
un árbol hueco.
Pina recorría el pueblo para espiar a los otros whimsies. Oyó el sonido de
un tambor que venía del interior de un árbol y se acercó para observar.
-¡Seguro que es alguien que hizo algo malo! De un salto llegó al árbol y...
jencontró a Damy! Damy se sorprendió mucho y en ese momento vio el collar
que Pina llevaba al cuello.
-¡LO quiero! iDámelo! -gr i tó y se lo arrancó sin que Pina pudiera
defenderse.
-¡Iré a contarles a todos lo que has hecho y estarás en problemas de
nuevo! -gr i tó Pina, y salió corriendo detrás de Damy. De pronto Damy tropezó y
los dos cayeron sobre las plantas, cerca del Lagarto. Los tres rodaron por la
pendiente cubierta de hierba, a orillas del río Capricho. Damy soltó el collar, que
voló muy lejos cayendo entre los árboles, donde se encontraba el tonto Lagarto.
En un instante, el collar entró en la boca abierta de Lagarto, que lo tragó con
un sonoro "glup", revoleando los ojos y sonriéndole a los dos whimsies.
-Ustedes fueron engañados por la torta mágica y el collar de los chismes
de Bruja -dije+, y ahora les voy a contar a todos lo que pasó.
-¿Cómo pudimos ser tan tontos? -exclamó Damy con un suspiro,
dirigiéndose a Pina.
-¡Nunca más aceptaré un regalo sin antes preguntar!
-iY yo nunca más recorreré el pueblo contando chismes - d i j o Pina,
avergonzándose de lo que había hecho.
Mientras tanto, el tonto Lagarto corría por el pueblo, contándoles a todos lo
malvada que era Brua y cómo había engañado a los whimsies.
Pina ya aprendió que si a sus amigos espiaba y
como chismosa se comportaba muchos problemas
encontraba y muy sola se quedaba.
Mientras Damy ahora sabe, y por siempre lo sabrá,
que si el pueblo recorrió y los juguetes a todos
quitó ni un amigo le quedó.
La lección les sirvió a Pina y a Damy quienes, por la malvada Bruja, se
hicieron mucho más amigos.
PINA Y DAMY EL COLLAR DE LOS CHISMES Y LOS DULCES DEL EGOÍSMO
Objetivo:
Evaluar la comprensión de la lectura en los niños.
Fomentar en los niños valores positivos.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
El encargado deberá escoger frases "claves" y escribir en una tarjeta el
comienzo y en otra el final de cada oración o frase.
Se le pone un cordón a cada tarjeta para que los niños se las cuelguen
como collar.
Se reparten los collares con las tarjetas y se les solicita a los niños que las
lean y que se las cuelguen al cuello.
Se les explica que las oraciones están incompletas (en unas tarjetas está el
principio y en otras el final), que deben buscar la parte que les falta y
cuando encuentren al compañero, sin hablarle lo toman de la mano y ambos
la levantan, pasa al frente de los otros niños y la leen.
El encargado pregunta al resto del grupo si es correcta o no, de lo contrario
tienen que ir a buscarla otra vez y así sucesivamente hasta que se
terminen.
Ejemplos:
Comienzo Pina ya aprendió que si a sus amigos espiaba. Final Y como chismosa se comportaba muchos problemas encontraba y muy sola se quedaba Comienzo ¡Se lo contaré a todos! Final gritó Pina, mientras corría hacia la casa de Damy para contarle a la mamá lo que había pasado Comienzo Tengo un regalo para ti Final Bruja sonrió maliciosamente y le mostraba un hermoso collar.
Recursos Materiales:
Con anticipación confeccionar las tarjetas
Cartulina
Pilot
Lana
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. (Busca a tu compañero. Pero.. ¡NO le hables!)
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 14 niños
Edad: 9 años
Nivel de dificultad:
Se les recomienda buscar frases y oraciones fáciles de relacionar para los
niños y explicar las instrucciones antes de aplicar la técnica.
CUENTOS PARA NIÑOS DE 2' CICLO
EL PLANETA FANTASTICO
Gus. El la neta fantástico. Bilbao : Publicaciones Fher, 1988.
Más allá de las últimas estrellas, existe un planeta de increíbles seres: Unos
son delgados como el papel y otros gorditos como balones; los hay altos hasta
las nubes y chaparretes igual que tapas de cacerolas y todos parecen felices.
Todos menos mamá Triángulo que ha perdido a uno de sus tres pequeñines
y llora amargas lágrimas triangulares. "Esperad en casa, hijitos, que marcho a
buscar a vuestro hermano.. ."
Corriendo, corriendo, se fue a casa de su vecino, el señor Cuadrado, que
vivía en un edificio donde no había más que figuras cuadradas. "Los siento,
señora Triángulo, pero no he visto a su muchacho."
Junto al señor Cuadrado habitaba el matrimonio Rectángulo, muy elegante,
aunque algo estirado en sus modales. 'Querida mía, apenas si pisamos la calle y
nada sabemos de lo que ocurre en el vecindario ..."
En el parque, los hermanitos trapecio jugaban con sus palas en la arena.
"Niños, ¿no estaba con vosotros mi hijo Isósceles?" "Sí, señora, pero, se marchó
por allí. .."
Angustiada, mamá Triángulo se atrevió a llamar a la puerta de don
Pentágono, el ogro loco que traía atemorizado al Planeta entero. "¡¡Fuera de mis
vista, vieja!! ¿Qué me importa su hijo ni nadie? i ¡Fuera, fuera...!!"
Con el susto, la buena mujer tropezó con el señor Exágono, un pacífico
vendedor de cometas. "Tenga esta cometa roja y amarilla; la llevará por el aire a
casa de mi pariente Octógono, que es aventurero y explorador."
Ya iba llegando a su destino, cuando un escuadrón de terribles Romboides
apareció en el horizonte. " i Estoy perdida! i Los romboides me harán prisionera
para entregarme a los Rombos Colnilludos!"
Efectivamente, así ocurrió; en un abrir y cerrar de ojos, mamá Triángulos e
vio rodeada por la tribu de los Rombos, la más feroz de la selva: "iAuxiliooo,
socorrooooo.. . ! ¿No hay alguien que venga a salvarme.. .?"
A sus gritos cayó como del cielo el valeroso OCtógono quién, tras rescatarla,
la transportó veloz en su sombrilla voladora: 'La dejaré en el País de los Círculos
Durmientes y, si logra despertarlos, quizá sepan algo de su niño."
"¡Por favor, señores Círculos, despierten! ¿Vieron pasar un triangulito por
aquí? ¡Despierten, despierten, ya es mediodía.. . ! "Pero, como única respuesta,
los Círculos se pusieron todos a roncar."
Llevaba horas caminando y, al oscurecer, se cruzó con una forma sinuosa:
"Escuche, señora Serpiente.. ."
"¡NO soy ninguna serpiente! -atajó molesta la aludida-. Soy la Línea
Ondulada; sígame o se perderá!
Era bien de noche cuando entraban en el Reino de las Líneas. Señoritas
delgadas como fideos que salieron a su encuentro llenas de curiosidad:
" i Bienvenida a este país; nosotras somos las Líneas Rectas.. . !"
"Y aquí llegamos las Líneas Curvas porque al contrario de nuestras
parientes las Rectas, que no pueden arquearse ni siquiera una pizca, nosotras
pasamos la vida entera bilando; j nos gusta tanto cimbrearnos.. . !"
" i Más formalidad, muchachas! -gruñó la vieja Línea Quebrada erizando su
picudo espinazo-. ¿Qué va a pensar si no esta dama forastera ... ? Por cierto,
amiga mía, aún no nos has dicho quién eres y qué buscas en tan apartado
rincón ..."
"Soy mamá Triángulo y busco a mi hijito perdido, un triangulito así de
chiquitín con un vestido de lunares verdes ..." Al oír la triste historia de la recién
llegada, las Líneas Espirales comenzaron a suspirar, llorando lágrimas como
mueblecitos.
" i Eh, chicas! Somos las Líneas Paralelas y podemos estirarnos infinitamente
guardando la misma distancia entre nosotras. Formaremos un caminito hasta el
país de Largo, Alto y Ancho, donde el mago don cono Sabelotodo encontrará al
niño."
Cuando mamá Triángulo llegó al país de Largo, Alto y Ancho advirtió que
sus pobladores tenían formas gruesas y sólidas; y ella, que era delgadita y plana
como una hoja, sintió miedo al verse zarandeada por un suave airecillo.
"Perdone si me apoyo en su brazo, señor Cuadrado, pero es que este viento
me levanta del suelo ..." "Tranquila, mujer, yo la sujetaré aunque debo aclararle
que no soy un cuadrado si no un Cubo, me mire por donde me mire."
"¡Y ella debe ser la madre del pequeño que pasó volando arrastrado por el
aire! ¡Si os fijáis bien se parecen como dos gotas de agua!" -señaló una criatura
a quien llamaban don Cilindro.
"¡Es cierto! -gritó alborotada doña Esfera-. Pero, ¿dónde estará ahora el
pobrecito niño ... ? Yo iría en su búsqueda, pero esto tan gorda que ruedo por el
suelo a cada paso que doy ..."
"Si alguno fuera tan amable de conducirme al castillo del mago don Cono, él
sabrá qué ha sido de mi muchacho ..." "Yo la acompañaré con mucho gusto; soy
la señora Pirámide, lejana pariente de usted por más señas."
"Adelante, mamá Triángulo; la esperaba -dijo el mago don Cono, el de la
barba blanca-. Puede estar tranquila; he encontrado a su hijo y ahora duerme
cansado de tan largo viaje; voy a despertarle."
El encuentro del pequeñin con su madre llenó de alegría a las gentes;
excepto el ogro don Pentágono, todos acudieron a felicitar a la dichosa familia y
mamá Triángulo preparó refrescos y pasteles al gusto de cada invitado.
EL PLANETA FANTASTICO
Objetivo:
Despertar en los niños el interés y el gusto por los libros y la lectura.
Reconocer figuras geométricas.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Luego de la lectura se les explica que van a confeccionar los personajes del
cuento en cartulina.
Se les indica que pueden decorarlos según la imaginación de cada uno y
con los elementos más representativos de los personajes del cuento.
Recursos Materiales:
Cartulina satinada de diferentes colores
Papel seda de diferentes colores
Pilot de colores
Lana
Algodón
Lugar:
Sala de la Biblioteca, Aula de la Escuela
Técnica que se aplicará:
Tiempo necesario:
De una hora y 30 minutos a dos horas
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 10 años
Nivel de dificultad:
Se les recomienda antes de la lectura del cuento, poner mucha atención en
los personajes para que los puedan confeccionar las figuras geométricas con los
elementos más representativos de los personajes, como por ejemplo: Mamá
Triángulo era delgadita y plana como una hoja.
UN FANTASMA EN LA CIUDAD
Garrido de Rodríguez, Neli. Un fantasma en la ciudad. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1993.
Ocurrió en Zapatek, una mañana de mucha niebla. Todos dormían en la
ciudad, menos Juan Juanelli, que como siempre, se asomó a la ventana para ver
el sol.
"Está nublado", se dijo. Pero no estaba nublado. Se frotó los ojos
preocupado, creyendo que no veía bien y que tenía que ver al oculista. "Debo
andar mal de la vista; hace días que veo todo grisn.
Eso era grave porque Zapatek es una ciudad linda, colorida y moderna.
Altos edificios, autobuses, cinco fábricas de zapatillas y la bella y enorme Plaza
Central, son orgullo de sus pobladores. Tiene mil habitantes y mil siete
automóviles; siete son del señor Platini. Si ya ni se camina en Zapatek; se usa el
auto hasta para ir a la panadería de la esquina.
"¿Y las zapatillas?", se preguntarán. Las zapatillas las exportan; ésa es la
riqueza de la ciudad y de Platini, dueño de las cinco fábricas, más una en
construcción.
Pero, volviendo a Juan Juanelli, lo que vio ese día lo dejó sin respiración.
Volvió a frotarse los ojos y gritó:
-Eso no es una nube gris. Es ... es ... jun fantasma!
La noticia corrió con la velocidad de un cohete: HAY UN FANTASMA EN LA
CIUDAD.
Al principio no le creyeron. "Está loco, los fantasmas no existenn, decían
unos. "Éste si, éste sí", repetía Juan Juanelli, hasta que se convencieron y se
terminó la tranquilidad en Zapatek.
Sus habitantes vivían pendientes del fantasma, al que, sin mucha
originalidad, llamaron GRIS. Aparecía sin aviso, con niebla o con sol; sin forma,
silencioso, se descolgaba como un inmenso manto por los edificios y se metía
por todos los rincones. La gente cerraba puertas y ventanas hasta que se
desvanecía con el viento y se iba, vaya a saber adónde. Nadie lo había visto
bien, pero sentían su presencia pegajosa apropiándose de la ciudad.
GRIS era la noticia del día y los noticieros se ocupaban de él en todo
momento. Hasta que una mañana sucedió lo peor.
Juan Juanelli se asomó a la ventana. Allí estaba GRIS. De pronto y a lo
lejos vio atemzar una nave rarísima. Apenas se dibujaba tras el gris de GRIS.
Parecía un helicóptero, pero no lo era; además no hizo ningún ruido. De ella
descendieron unos seres extraños de horribles cabezas, que empezaron a
avanzar hacia la Plaza Central.
Juan Juanelli se restregó los ojos insistiendo en que tenía que ver al
oculista, y contó hasta diez.
¡Diez extraterrestres! ¡ESO son! Pero no pudo gritar porque se quedó mudo
del susto. Cuando reaccionó dio la alarma. Los teléfonos empezaron a sonar de
casa en casa, haciendo correr la noticia:
-Extraterrestres.. . ilo que nos faltaba!
-No tengamos miedo. ¡Apenas son diez! -se alentaban unos a otros.
Los primeros en salir fueron los vecinos cercanos a la Plaza, algunos
todavía en ropa de dormir y cada uno armado con lo que encontró a mano:
palos, escobas, cacerolas, sillas y zapatillas.
Enfrentados, los dos grupos se detuvieron a una distancia prudencial. Uno
de los visitantes, con los brazos en alto y voz ahogada, gritó:
-¡Calma! ¡Calma! No venimos a atacar ...
Y sacándose la máscara antigás, agregó con voz más clara:
-Disculpen, estamos tan acostumbrados a usarlas.. . Somos humanos 2
pesar de las máscaras -sonrió-. Venimos de Megápolis. ¡Mucho gusto!
-i De Megápolis! i Bienvenidos, están en su casa!
¡Quién no había oído hablar de esa ciudad; la más moderna, la más
avanzada en tecnologia, la más poderosa! Todas las ciudades querían
parecerse a ella.
GRIS se había retirado; se pudieron ver las caras. Explicaron que eran
turistas que se habían tomado unas horas de vacaciones para respirar aire puro.
Fueron agasajados y atendidos. Las autoridades de la ciudad compartieron
con ellos un banquete buenísimo, al aire libre, allí mismokn la Plaza Central.
Periodistas, locutores de radio y televisión, con sus cámaras y grabadores,
los asediaban a preguntas. Todos querían saber qué pasaba en la admirada
Megapolis.
-Estamos limpiando el aire. No saben el trabajo que da; pero lo lograremos.
La tecnología tiene los medios para hacerlo. Y respirando profundamente, uno
de los hombres exclamó:
-¡Cuiden este aire tan hermoso!
Así fue como se enteraron de que estaban luchando contra algo
monstruoso. Ensucia y envenena el aire. Poco a poco destruye todo, plantas,
animales, personas.. . No deja ni respirar.. .
-No se salvan ni las estatuas -comentó una chica turista.
Juan Juanelli, que no perdía palabra, preguntó qué era aquello tan terrible.
-Es SMOG. El sucio y venenoso SMOG -fue la respuesta.
-Entonces GRIS, nuestro fantasma es SMOG -dijo Juan Juanelli,
golpeándose la frente con la mano.
-Pero claro, ya no ha duda -aprobaron otros vecinos.
Se armó una gran confusión. Todos hablaban a la vez:
-Y ahora qué vamos a hacer. Que cómo lo sacamos. Que nos va a destruir.
Que tendremos que usar máscaras.
-iOh no! Son horrorosas. Si por lo menos tuvieran un buen diseño -dijo la
señora.
-Yo las haría color fucsia con rayas doradas -opinó otra.
-Con un moño quedarían más graciosas ...
-iSHHH!, dejen escuchar. Mejor sería no tener que usarlas nunca -agregó
doña J ustina.
-Lo que hay que hacer es no darle de comer a GRIS, para que desaparezca
-agregaron los de Megápolis-, recuerden que crece y crece con el humo de las
fábricas, los escapes de los automotores, los gases de los aerosoles y mil cosas
más.
Los zapatekas escuchaban asombrados. No era fácil de entender. Menos
aun los términos difíciles que usaban: ozono, fosfato, anhídrido sulfuroso y
tantos otros que ellos parecían conocer muy bien. Los estudiantes y muchas
personas interesadas tomaban nota.
Hasta que llegó el momento de la despedida.
-Ya es tiempo de regresar. Gracias por su hospitalidad, amigos. Les
mandaremos ingenieros y expertos para que les ayuden a solucionar el
problema.
-Gracias a ustedes. Vuelvan a visitarnos cuando quieran.
A partir de ese momento, mujeres y hombres, jóvenes, mayores y niños,
iniciaron la tarea más importante del momento: destruir a GRIS.
Se formaron comisiones de estudio. Ingenieros, químicos, científicos,
mecánicos, maestros y técnicos de distintas especialidades elaboraron planes
de trabajo. De Megápolis, enviaron los expertos prometidos.
Una de las primeras medidas que tomaron fue eliminar los incineradores de
los edificios.
Dice Juan Juanelli que ya no ve tan gris, así que parece que no lo van a
llevar al oculista.
Y con esto de limpiar el aire han surgido nuevas profesiones y ocupaciones
en Zapatek: "Técnicos en catalizadoresn, "Analistas de gasesn, "Investigadores
de alergias", "Especialistas en filtros y Depuradores de chimeneasn, "Expertos en
humo" y "Licenciados en contaminaciónn.
Uno de cada tres habitantes es inspector o contralor de algo; hasta los
chicos: de espacios verdes, de fogatas, de insecticidas, de plantas, de animales
y otros bichos, todos sin cobrar nada.
Platini se negaba a trasladar sus fábricas a las afueras de la ciudad.
-Es una incomodidad. Saquemos dos solamente -sugirió.
-Todas -dijo el Jefe de la Comisión Depuradora.
-¿Tres?
-Todas -repitió el Jefe.
-Al menos dejemos una -propuso tímidamente Platini.
-Imposible. No puede ser.
-Pero... -insistió-. ¿Qué puede hacer un poco de humito en la inmensidad
del cielo?
-Y... un humito, más otro humito, más otro humito forman un gran humo.
No tuvo más remedio que ceder. Ahora está instalando otra fábrica, también
en las afueras. Pero de bicicletas.
-Andaremos en bicicleta para los tramos cortos y en auto para las distancias
largas. ¡Será un gran negocio! -dice Platini frotándose las manos.
Los chicos, felices. Ahora pueden usar patines y patinetas en la calle, como
en los mejores tiempos de Zapatek, cuando el cielo era azul - azul.
"Y sin miedo", piensa Juan Juanelli mirando salir el sol desde su ventana.
Todos sabemos ahora que los monstruos y fantasmas que destruyen el mundo
los fabricamos nosotros, los HUMANOS.
UN FANTASMA EN LA CIUDAD
Objetivo:
Descubrir personajes, lugares y cosas.
Comprender la importancia de la Conservación ambiental en el mundo.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se les reparte a cada niños una hoja de cuadros mágicos.
Se les indica que lean las instrucciones y el primero que decifre el mensaje,
tiene que decir inmediatamente "Lotería".
Luego pasa a la pizarra y escribe lo que descubrió en los cuadros mágicos.
Y así sucesivamente con los otros mensajes que vayan descubriendo los
otros niños.
Al final se les solicita que decifren la idea principal del cuento y la comenten.
"Los contaminantes destruyen el mundo y son fabricados por los seres
humanos.
RESUELVA CUADROS MAGICOS
Abajo encontrará un cuadriculado casi mágico.
Cada cuadrito del cuadriculado tiene un número. Escoja el número que
quiera.
Ahora, en la primera hilera horizontal de cuadritos busque el número que
usted escogió y anote las letras que ahí se encuentran en un papel.
En la hilera siguiente busque el número elegido y anote las letras que ahí se
encuentran. Haga los mismo con el resto de las hileras.
Encontrará un interesante mensaje.
Repita la actividad con otros números escogidos por usted.
6 Los
3 ga
4 sec
7 tas
9 nan
4 das
3 bri
6 Fa
3 con
7 de
6 dos
9 do
6 Hom
9 -
1 -
4 Los
2 Hu
6 ta
2 con
3 las
6 tes
9 des
4 ta
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1 El
7 un
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2 El
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2 do
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9 Los
4 in
3 ses
9 mi
4 ci
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1 su
9 tni
4 mi
1 ve
9 mun
4 a
9 -
4 men
7 -
3 Los
6 con
9 ta
1 O
6 nan
3 fa
2 na
7 ciu
6 bri
9 el
3 mi
6 por
7 tek
6 bres
3 re
Los mensajes son los siguientes:
9 Los contaminantes destruyen el mundo.
6 Los contaminantes son fabricados por hombres.
4 Los insecticidas contaminan los alimentos.
1 El SMOG es sucio y venenoso.
2 El Humo contamina la ciudad.
7 Hay fantasma en la ciudad de Zapatek
3 Los gases de las fábricas contaminan el aire.
Recursos Materiales:
Hojas fotocopiadas del cuadro
Tiza
Pizarra
Hojas de cuadros mágicos
Lugar:
Sala de Biblioteca, Aula de la escuela
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Lotería)
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 10 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda antes de contar el cuento hacer una breve explicación de los
agentes contaminantes del aire.
A la vez solicitarles que deben poner atención a la lectura del cuento para
que marquen todas las palabras del cuadro.
EL PIZARRON VIAJERO
Granata, María. El Pizarrón viaiero. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1991.
Esta es la historia del pizarrón que se cansó de estar inmóvil en una pared
de la escuela.
Sobre su superficie negra los niños trazaban mapas y escribían muchos
números, y hasta había dibujado una casa y un puente, y alguna vez la figura de
un perro y la corola de una flor gigante.
Esto sin contar los monigotes que aparecían hechos con tizas de colores
después de los recreos, siempre muertos de risa y con los dedos como flecos.
-¡Lástima que no haya una escuela para monigotes! - había exclamado
una mariposa que durante un recreo entró por la ventana y salió enseguida con
miedo de que la pusieran en penitencia.
Antes de que empezara la noche con la luna más redonda que se pueda
imaginar, el pizarrón consiguió desprenderse de la pared y salir a la calle a
través de una ventana entreabierta.
Para escapar se había puesto de costado.
El borrador se cayó junto a un árbol de la calle en el que vivía un pájaro que
escribía letras en el aire con la punta del pico.
Se cayó el borrador pero no las tizas, que se juntaron como un atadito para
no soltarse.
Como era negro y la noche era también negra porque a la luna la había
tapado una nube, nadie veía el pizarrón, ni los gatos, que de noche ven más que
de día, como si la oscuridad les señalase todo lo que hay delante de ellos.
El pizarrón empezó a andar a los tumbos.
Para que no tropezara con nada, la tiza amarilla le dibujó dos ojos redondos
y grandes, y la tiza colorada una boca para que pudiese hablar. Y la verde una
nariz para que respirara, y la azul dos orejas para oír. La tiza color naranja le
trazó dos patas que parecían de ter0 por lo delgadísimas con zapatos y, por
último, la tiza blanca le hizo dos brazos bastante largos con manos de cinco
dedos.
El pizarrón viajero miró hacia todos lados tratando de descubrir y los puntos
cardinales, que existen pero no se muestran. Y como no vio ninguno, ni el Este
ni el Oeste, ni el Norte ni al Sur, tomó para cualquier lado. Y anduvo y anduvo ...
Cuando se sintió cansado se tendió en un suelo con millones de pastitos,
todos de igual altura porque habían nacido el mismo día. No sabía que ya estaba
muy lejos de la ciudad.
Lo recorrió una columna de hormigas pero no lo picó ninguna. Una estrella
le envió un hilo de luz que le ató la nariz con un moño y que después la luz del
sol desató.
Como ya era de día el pizarrón siguió andando.
-Me gustaría conocer un río- dijo.
Lo oyó un viento que andaba cerca y lo sopló hasta dejarlo en la orilla de un
río habitado por muchas familias de peces además de algunas plantas
acuáticas, esas plantas que lo que más saben es flotar.
Lleno de entusiasmo, el pizarrón se metió en el agua y se le borró todo lo
que las tizas de colores le habían dibujado. No le quedaba siquiera un pedacito
de nariz.
Y menos mal que el sol lo secó enseguida y las tizas volvieron a dibujarle
brazos y lo que se necesita para ver, oír, hablar y caminar. No se olvidaron de
nada.
El pizarrón viajero contemplaba el agua que corría como si alguien la
empujase.
-Quiero llevarme el río- dijo, maravillado.
-Un río es algo que no se puede llevar- le hizo saber un pato que pasaba
en compañía de un sapo saltarín, los dos muy conocedores del agua.
-Si no lo puedo sacar de donde está lo dibujo en mí mismo- decidió el
oscuro viajero apartando una rama que lo rozaba y en que estaba paseando la
avispa Ernestina.
Y en su parte más alta dibujó el río con su mano derecha. Y cuando quiso
llevarse a una familia de peces se tuvo que conformar con dibujarlos a todos,
muy bien hechas sus escamas plateadas y sus ojos sin párpados, hasta que
desaparecieron como metidos en un volcán que arrojaba espuma.
Y dibujó a la familia de plantas acuáticas en un rincón.
-Quiero llevarme aquel barco- dijo después señalando una embarcación
que se acercaba. Y también esta vez tuvo que contentarse con dibujar en sí
mismo el casco, los mástiles, las velas. iAh!, y también dos golondrinas gordas
posadas en la gorra del capitán.
Con todas sus tizas muertas de sueño, el pizarrón siguió andando,
andando.
-¡Una piedra que camina! - exclamó de pronto, sorprendido.
-¡NO es un piedra! Es una tortuga -lo corrigió un conejo recién salido de
SU cueva.
-6 Una tortuga?
Pensó que sería muy pesada y lo que hizo fue dibujarla, pues le quedaba
bastante espacio.
Mientras un viento fuerte lo hacía volar sobre el techo de tejas de una casa,
en la escuela lo buscaban por todas partes. Su pared estaba desierta. Además,
tenía suficiente tamaño para no perderse como un alfiler.
-Sin pizarrón no podemos escribir letras grandes, números grandes ni
hacer monigotes- se quejaban los chicos, obligados a los signos pequeños del
cuaderno.
-Tal vez se escapó- dijo Damián, el más chico.
-Los pizarrones no se escapan- aseguró la maestra.
¿A quién se le podía ocurrir semejante suposición?
-¡Sí! ¡YO lo vi cuando se iba por la ventana, que habia quedado un poco
abierta! - exclamó la tinta que habia en un tintero pero su vocecita azul, de tan
débil, no podía ser oída por nadie, ni por un perro de orejas paradas ni por las
enormes de un elefante.
Mientras en la escuela seguía la búsqueda, el andariego continuaba
andando.
Después se detuvo a descansar y se dibujó una silla con un almohadón
para hacerse la ilusión de estar sentado.
Y fue cuando oyó los fuertes sones de un tambor.
-Quiero ir hasta donde suena ese tambor- dijo, impaciente.
Sus delgadisimas patas empezaron a correr. Sus pies rozaban grandes
tréboles, cuidando de no pisar a los bichitos que se le cruzaban, algunos
apurados y otros de paseo, y entre los que había un ciempiés que se había
puesto zapatos, un escarabajo con anteojos y otro con bastón, y tres presurosas
hormigas que iban a visitar a un bichito de luz recién nacido.
A los sones del tambor se les sumaron los de una flauta y después los de
un acordeón y también los sonidos agudos de un violín. Los pájaros callaron y se
pusieron a escuchar las voces de los instrumentos musicales.
Cuando el pizarrón viajero que pese a tanto correr no estaba con la lengua 1
afuera porque ninguna tiza se la había dibujado, 'llegó a la orilla de una laguna,
vio la orquesta, una orquesta que se reflejaba en el agua.
Y lo hermoso era que no sólo se reflejaban los músicos y sus instrumentos:
también las notas musicales.
Era un mono el que tocaba el tambor; una liebre la que hacía sonar la flauta;
una vaquita la que se entusiasmaba a cada instante más con su acordeón. El
violinista era un gato llamado Fufú.
Los dirigía una garza que tenía por batuta su pico.
-Quiero llevarme la orquesta: los músicos, los instrumentos, las notas
musicales. ¡Toda la orquesta! -decidió el pizarrón-. ¡Ay!, y también a la garza
que la dirige.
Con tanto ardor tocaban los músicos, que no lo oyeron, y el andariego tuvo
que conformarse con dibujarlos, debajo del barco y al costado de la tortuga.
Tardó bastante tiempo en copiarlos, sobre todo porque la liebre se movía.
Puso las notas musicales en sus bordes, y algunas sobre el río. Parecían
gaviotas mal hechas.
-Deberiamos volver al aula- propuso la tiza blanca.
De inmediato la tiza verde expresó su deseo:
-Quiero estar en la mano de un niño, que es donde me siento más feliz.
-Yo en la de Damián, que me eligió para dibujar un canguro- dijo la tiza
azul.
La de color naranja y su vecina, la tiza amariila, gritaron al mismo tiempo:
-¡Queremos volver a la escuela!
-¡YO también! - exclamó la tiza colorada con su vocecita igualmente
colorada.
De repente, un viento bailarín se Ilevó a los músicos a un teatro del bosque
que tenía plateas hechas por un pájaro carpintero, y un escenario iluminado con
lamparitas que colgaban de las ramas como frutas madurísimas.
Y otro viento, que soplaba en sentido contrario, se Ilevó al pizarrón y lo
paseó sobre la ciudad y la gente creía que era una nube muy oscura con forma
de rectángulo.
-Va a caer una lluvia rectangular y bastante negra- opinaron algunos.
Será la primera vez que veamos una lluvia geométrica- señaló un chico
muy estudioso.
Y sucedió que el viento empezó a girar en forma de redondel y las tizas se
marearon. Y cuando dejó de soplar, el pizarrón viajero cayó, sin lastimarse,
cerca de un caballito que tenía las crines de paja, no porque hubiera nacido así
sino porque lo que más le gustaba era comer pastos secos.
-Me gustaría llevarme a este caballito- dijo el pizarrón.
Y como le fue imposible atraparlo con sus blancos brazos, no tuvo más
remedio que dibujárselo en el único espacio libre que le quedaba.
A pesar de que las tizas estaban mareadas, el caballito salió bastante bien.
Ya no quedaba una sola estrella en el cielo, n'l un pedacito de luna.
Bailando en el espacio llegó al amanecer.
Y fue el amanecer el que envolvió al pizarrón en sus hilos luminosos como
en una red, y lo Ilevó hasta la puerta de la escuela. Y no lo vio nadie porque no
había nadie en la calle a esa hora.
En realidad, alguien lo vio: un globo amarillo que se balanceaba a poca
altura.
-¡Qué feliz sería si me lo pudiese llevar- deseó el pizarrón mirándolo
divertido y sin pensar que es muy difícil capturar un globo que está suelto.
Quiso dibujarlo apresuradamente, antes de que se volara lejos, pero
comprobó que no le quedaba ningún lugar, ni siquiera uno para trazar el
contorno de una bolita.
Y la tiza amarilla pensó que como los globos viven en el aire se los puede
dibujar también en el aire. Y así lo hizo, con una redondez perfecta y junto a uno
de los ángulos de arriba del pizarrón.
-iA entrar en la escuela! - ordenaron las tizas componiendo un coro.
El borrador que se había caído junto a un árbol y no participó de la
aventura, dio un salto y ocupó su lugar.
Con bastante habilidad el viajero que regresaba a su casa entró por la
ventana entreabierta así como había salido, y consiguió acertar con los ganchos
que lo habían fijado a la pared, y allí se quedó quieto como si nada hubiera
ocurrido.
Pasó el tiempo, más despacio de lo que suek pasar.
El reloj señalaba las siete. Faltaba una hora para que diera comienzo la
clase de ese día. El borrador dio otro salto, decidido a borrar todos los dibujos.
Le daría un gran trabajo pero estaba dispuesto a no dejar una sola línea.
Iba y venía frotando con fuerza la superficie en la que no cabía una figura
más. Y también decidido a hacer desaparecer el globo dibujado en el aire. Pero
no conseguía borrar nada, ni una escama de pez, ni siquiera una cuerda de
violín del gato Fufú.
Se enojó, y cuanto más se enojaba más fuerza tenían sus movimientos.
El resultado era siempre el mismo. Por fin se cansó y volvió a su lugar.
Tanto se había fatigado que se quedó dormido.
Y de repente fue como si los dibujos despertasen, aunque a ninguno le
había dado sueño.
Saltaron todos a un tiempo y empezaron a andar entre las filas de bancos y
sobre el pupitre de la maestra.
El barco tocó la sirena y la campana de la escuela le contestó.
El globo subió hasta el cielo raso y parecía un sol lleno de aire. El pizarrón
agitaba sus brazos y reía con su boca grande y tan colorada. Lo salpicó el agua
del río que empezó a correr junto a las paredes.
El caballito sacudió sus crines de paja.
Cuando los chicos entraron a clase hubo un gran alboroto.
-¡En mi banco hay un mono que toca el tambor! - anunció Damián.
-iY el mío está lleno de peces1 ¿De dónde habrán salido? - se asombró
una chica que tenía el pelo color zanahoria.
-¡Sobre mis zapatos hay una tortuga! - exclamó otro de los alumnos.
-iY sobre mi mochila una liebre que toca la flauta! - se maravilló una niña
que tenía ojos que parecían corolas.
El alboroto fue creciendo más y más.
-¿Qué es esto? ¡Un río debajo de la ventana! ¡Un barco junto al mapa! ¡Y
todas estas figuras de aquí para allá! ¿Qué es esto? - volvió a preguntarse la
maestra sin entender qué estaba sucediendo, y sin conseguir poner orden.
No se pudo dar lección, ni de historia ni de geografía, ni de nada. No se
pudo corregir un solo deber, y ninguno de los alumnos consiguió sentarse en su
lugar.
Nadie logró dominar el alboroto.
Por fin llegó la hora del recreo.
Los niños salieron del aula, en fila, eso sí, pero seguidos por los dibujos,
que también formaron fila.
El barco fue el primero en salir. Tocó su sirena y esta vez la campana de la
escuela no se atrevió a responderle. El río se le adelantó y el barco empezó a
navegar por sus aguas que con su familia de peces brillantes y sus plantas
acuáticas corrían por los cuatro costados del patio sin detenerse.
Las velas del barco se hinchaban de viento y los mástiles daban la
impresión de haber ganado altura. La gorra del capitán volaba con sus dos
golondrinas que no se habían separado.
La orquesta tocaba instalada en el centro del' patio, dirigida por la garza que
movía el pico como una batuta.
Sus cuatro músicos, el mono, la vaquita, la liebre y el gato, ejecutaban la
música más alegre del mundo. El acordeón reía, y reían la flauta, el tambor y el
violín.
La tortuga empezó a bailar alrededor de la silla.
Nadie había visto jamás que una tortuga bailase.
El caballito agitaba sus crines de paja. Damián, el menor de todos, intentó
montarlo, y logró subirse y andar al galope a lo largo de una galería.
Nadie jamás en el mundo había sido jinete de un caballito dibujado en el
aire, que eso era lo que parecía después de desprenderse del pizarrón. Al fin se
bajó al lado de una columna, y desde allí vio cómo un grupo de chicos quería
alcanzar el globo amarillo.
El globo que una tiza de ese color había dibujado en el aire porque no cabía
en la superficie oscura del pizarrón, bajaba y subía y por momentos giraba. No
se dejó atrapar.
Fue un recreo largo y divertido, un recreo fantástico.
El barco hizo sonar su sirena y esta vez la campana de la escuela le
contestó.
Y después de tanta aventura los dibujos se fueron desvaneciendo hasta
desaparecer. Dejaron en el aire un polvillo de colores.
El recreo había terminado.
Llenos de felicidad por todo lo que habían visto, los chicos entraron en el
aula. Ya no había nada extraño: ni siquiera un bono tocando el tambor en un
banco.
Se sentaron, todavía agitados por la aventura.
-Que el pizarrón quede sin un trazo de tiza- ordenó la maestra.
Y por más que le pasaron el borrador no pudieron borrarle una sola línea:
los ojos, la boca, la nariz y las orejas quedaron en el sitio donde las tizas los
habían dibujado. Y también los brazos y las patas delgadísimas como de tero,
con sus zapatos.
El borrador sacó una lengua de felpa, tan cansado estaba.
Los niños aplaudieron.
-Que se quede así. Debe ser el único pizarrón del mundo que está vivo-
fue el deseo de todos ellos.
La boca dibujada sobre fondo negro sonrió. Y los ojos también dibujados se
encendieron como dos lamparitas.
EL PIZARRON VIAJERO
Objetivo:
Gozar con lo que los personajes nos hacen vivir.
Fomentar el discernimiento del niño.
Desarrollo:
Lectura oral del cuento.
Después de finalizar la lectura del cuento, se reparte una lista previamente
elaborada; con los personajes reales que se citan en el libro y otros
inventados por el animador.
Se reparten las hojas a los niños y se les da tiempo para que la lean en
silencio.
Cuando se supone que han asimilado la lista, se les pide que marquen con
una cruz los personajes que aparecen en el cuento.
Una vez terminada de marcar la lista, cada uno dice en voz alta los
personajes que están y los que no están.
Para ayudar a comprobar la veracidad de, cada respuesta, el animador I
solicita que indiquen en que pasaje del cuento aparece cada uno. Esto
obliga al niño a observar los detalles, a saber leer valorando hasta los
personajes que aparecen en situaciones insignificantes.
Recursos Materiales:
Hojas fotocopiadas del texto literario
Hojas blancas
Marcadores de colores
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Técnica de animación de Montserrat Sarto 'Están o no están?
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de nifios: 15 niños
Edad: 10 años
Nivel de dificultad:
La dificultad puede estar en la falta de hábitos de lectura de los niños, en la
actitud fría y superficial del animador al dirigir la actividad.
El interés se logra despertando, con cierta curiosidad los personajes que
solamente aparecen una vez y que escapan fácilmente a la atención del lector.
Senrott, Ruben; Strasnoy, Sergio. ).Qué pasó con los animales? Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1993.
Estábamos mirando un programa de televisión en casa de Dani. Como de
costumbre, Paula comía sus galletitas, Marina hacía piruetas y miraba cabeza
abajo la n/, Dani, el estudioso del grupo, hacía los deberes con solo ojo y con el
otro miraba los dibujitos sin perder detalle, y yo acariciaba a Boby, el perro, que
dormía plácidamente.
De pronto el programa se interrumpió y aparecieron en la pantalla rayas
multicolores. Todos nos miramos asombrados.
-¿Qué pasa? -preguntó Paula.
- S e rompió la tele -exclamó preocupado Dani.
-Pero esas rayas son muy raras -comentó Marina.
-Miren, miren, aparece la cara de un chico -grité.
Boby se despertó y empezó a guiñar a la tele.
"A-TEN.CIÓN. A-TEN-CIÓN. ÉSTE ES UN MENSAJE PARA PAULA,
MARINA, DAN I Y NICOLÁS. A-TEN-CIÓN. A-TEN-CIÓN."
Nos quedamos mudos. En la pantalla aparecieron dos chicos vestidos de
manera extraña. Sentimos mucha curiosidad.
Los chicos de la tele siguieron hablando:
-Sabemos que nos están escuchando. Necesitamos su ayuda. Es muy
importante que nos encontremos. Los esperamos a las siete de la tarde en el
zoológico, al lado de la jaula del elefante. Repetimos, necesitamos su ayuda.
Venimos del futuro y no tenemos mucho tiempo.
-Me parece que éste es el comienzo de una gran aventura -g r i tó
entusiasmado Dani-. Tenemos que ir al zoológico antes que cierre, por suerte
estamos cerca.
Sin perder un segundo, nos pusimos en marcha. Entramos al zoológico y
nos escondimos en un arbusto, cerca de la jaula de los leones. Anochecía.
Cuando ya sólo escuchamos los sonidos de los animales, salimos y caminamos
hacia la jaula del elefante.
A las siete en punto un arco iris en miniatura cayó sobre nosotros.
Retrocedimos asustados. Las formas de una nave se hacían cada vez más
nítidas. Finalmente, aterrizó. Un perro de raza desconocida, fue el primero en
bajar de la nave, y nos tranquilizó con sus mimos. Detrás de él aparecieron los
dos misteriosos mensajeros, que nos miraron sonriendo y en silencio. Enseguida
entendimos que seríamos amigos.
-Gracias por venir- dijo la pecosa del grup-. Yo me llamo Florencia, y
mi amigo es Martín. Nuestro perro robot se llama Laserito.
-Pero, ¿cómo saben nuestros nombres? -breguntó Pauta.
-Porque venimos del futuro -contestó Florencia-. Queremos contarles
nuestro problema. Escuchen:
"En nuestra época casi no quedan animales. Hasta el zoológico es artificial,
son todos robots que imitan a los animales que ya no existen. Muchas especies
están desapareciendo. Cada vez hay menos reservas naturales. Queremos que
en nuestra época haya tanta vida y variedad de animales como en la de ustedes.
¡Tienen que ayudamos!
-¿Por qué desaparecen tantos animales? -pregunte-. ¿Qué se puede
hacer para que esto no ocurra más?
-¿Y nosotros, qué podemos hacer? -preguntó Marina.
Por ahora, acompáñennos a hacer un viaje por el pasado en nuestra nave
del tiempo.
-¡¿Qué?! -dijimos a coro, y Boby se tapó la cabeza con las patas.
-Sí, vengan a conocer los animales que había en el pasado para averiguar
por qué desaparecieron -explicó Florencia.
-¿Y yo qué hago con mis deberes? -preguntó Dani.
-Yo mañana tengo un cumpleaños -dijo Marina.
-No se preocupen, nuestra nave del tiempo nos va a traer de vuelta a este
mismo momento.
Ya más tranquilos, aceptamos la invitación y comenzamos a subir a ese
loquicómico aparato, con un picaporte que abría la puerta de los siglos. Por
dentro la máquina parecía más espaciosa que por fuera.
Sentíamos cosquillas en todo el cuerpo ; nos moriamos de ganas de
apretar los botones que había por todos lados.
En una pantalla apareció el rostro de un abuelo muy simpático que contestó
a Dani afectuosamente:
-Hola chicos, me llamo Von Verde. Gracias por venir a ayudarnos en esta
misión tan importante. Nuestra nave del tiempo tiene energías para pocas
escalas, así que tenemos que elegir bien las épocas que visitaremos.
-Les propongo viajar a la prehistoria para conocer los dinosaurios y otros
animales que desaparecieron hace millones de años.
En ese momento Martín bajó una palanca que hizo que nosotros nos
convirtiéramos en pedacitos de colores del arco iris. Fue maravilloso. Duró sólo
unos segundos. Enseguida volvimos a ser nosotros pero ya no estábamos en el
zoológico. Por la ventana de la nave vimos un paisaje increíble.
-¡Qué lugar tan raro! -exclamó Florencia.
-¿Qué es eso que se mueve en el lago? -preguntó Marina.
-Tiene como veinticinco metros de largo -informó Dani.
-Es un brontosaurio, de la familia de los dinosaurios. Es uno de los
animales más grandes que existieron sobre la Tierra. Pesa como mil chicos de
treinta kilos cada uno, y sin embargo sus dientes son muy chiquititos -nos dijo
Von Verde.
-¿Se imaginan el plato de sopa del bronto-no-sé-qué? -bromeé yo.
Desde la pantalla se escuchó la risa de Von Verde.
-Éstos dinosaurios sólo se alimentaban de plantas y se extinguieron antes
de la aparición del hombre por causas desconocidas.
-Se acerca el bro ..., el bron ... el bront ... -tartamudeó Paula.
La nave comenzó a rebotar como una pelota contra el piso. Por suerte
Martín, con rápidos reflejos, pudo elevarla.
-Parece que también nosotros le llamamos la atención al brontosaurio -
dijo Von Verde-. Pero ahora tenemos que partir nuevamente. Viajaremos al
siglo XIX, para ver cómo cazaban a los búfalos, las ballenas, y los elefantes.
De pronto aparecimos sobrevolando una manada de búfalos.
-¡Qué maravilla! ¡Podemos ver los búfalos de verdad! -dijo Martín con los
ojos abiertos como dos tapitas de gaseosas.
Boby y Laserito comenzaron a correr por toda la nave imitando a los
búfalos. Pero pronto comenzamos a escuchar disparos. ¿Por qué los estaban
cazando?
Von Verde leyó en voz alta la Enciclopedia espacial: "La piel del búfalo era
muy codiciada en el siglo XIX por su alto valo f...
-¿Y los cazan sólo para sacarle la piel? -lo interrumpió Paula.
-Sí. Y tanto los persiguieron que en nuestra época ya casi no existen - contestó Von Verde-. Pero también podemos ver lo que sucede en el siglo XIX
con las ballenas.
Sin damos cuenta, estábamos volando sobre el océano. A los lejos vimos
unas pequeñas manchas que se transformaban en barcos a medida que nos
acercábamos. Tenían enormes arpones sobre la Lubierta y estaban rodeados de
ballenas que habían cazado.
-Ésta es la razón por la que en nuestra época no existen ballenas, dijo
Martín-. Y lo mismo pasó con los elefantes.. .
En un instante dejamos el océano y aparecimos en el corazón de África.
Viajábamos en dirección a un lago cuando Paula nos señaló una caravana
de carretas llenas de jcolmillos de elefantes!
Nuevamente surgió la voz de Von Verde:
-Sí, como se imaginan, los elefantes siempre fueron perseguidos por sus
colmillos, que son de marfil, un material muy valioso. Los elefantes existen
desde hace cincuenta millones de años.
-Cincuenta millones de años y corren peligro de desaparecer si no
hacemos algo -d i j o Marina.
-Volvamos al tiempo de ustedes -d i jo Martín y bajó una palanca.
Nuevamente nos convertimos en arco iris y regresamos al lado de la jaula
del elefante. Pero ahora lo miramos con más cariño.
Boby, seguido de Laserito, bajó rápidamente en busca de un árbol.
-Ya vimos qué pasó con algunos animales del siglo pasado ... ¿Y ahora,
qué estará pasando? -preguntó Paula.
-Mi tío es veterinario. ¡Vamos a preguntarle a él! -dijo Dani.
En un minuto, gracias al arco iris aterrizamos en el techo del consultorio del
tío Ricardo. Bajamos las escaleras y entramos en la sala de espera, y al ratito se
abrió la puerta del consultorio. Salió una señora don un gatito muy chiquito entre
sus brazos. El tío Ricardo nos miró asombrado, pero contento de que
estuviéramos allí. Antes de que pudiera hablar, Daniel le dijo:
-Tío, necesitamos tu ayuda para una tarea de la escuela.
-Bueno, cuénteme.
-Si siguen cazando ballenas y otros animales, 'hay peligro de que
desaparezcan? -dijimos todos juntos.
-iUh! ¡Qué pregunta! -contestó-. Me alegro de que estén preocupados
por este tema. Desgraciadamente los animales no lo están pasando bien en este
momento. En algunos casos porque se los sigue cazando en exceso y en otros
por la destrucción de bosques y selvas, o por la contaminación de las aguas. Los
estamos dejando sin un lugar donde vivir. Estamos destruyendo su casa.
-Cazaban a los búfalos para sacarle la piel, a los elefantes por los
coimillos, pero ¿por qué destruimos el hogar donde viven? -preguntó Florencia
al tío Ricardo.
-Por suerte hay mucha gente que se está dando cuenta de esto e intenta
cambiarlo. En muchos países se está luchando por preservar los bosques y
selvas, convirtiéndolas en reservas naturales donde se prohibe la caza y la
pesca. Hay grupos de personas que se encargan de proteger a las ballenas, a
las focas y a otros animales en distintas partes del mundo. Pero es necesario
que cada vez más gent4e conozca este problema para que los pueblos y
gobiernos del mundo se pongan de acuerdo para proteger la vida en el presente
o en el futuro.
Nos quedamos callados, pero ... iya sabíamos qué hacer?
De pronto se escucharon ladriditos. Una señora abrió la puerta y entraron
cinco cachorros seguidos por su mamá.
-¡Te felicito Pompi! Fuiste mamá -exclamó contento el tío Ricardo-.
Bueno chicos, ahora tengo que atender a Pompi y sus cachorros.
-Pero tío, otro día queremos seguir hablando las cosas que se pueden
hacer por los animales. ¡Queremos que nos ayudes!
-Para mí va a ser una enorme alegría trabajar juntos - d i j o el tío Ricardo
entrando al consultorio.
Subimos a la terraza. Al entrar en la nave, Von Verde nos preguntó desde la
pantalla:
-Y chicos.. . ¿averiguaron algo nuevo?-.
-Sí, pero, Von Verde, queremos preguntarle algo - d i j o Paula-. ¿Por qué
nos eligió a nosotros para esta misión?
Von Verde contestó:
-Los elegí a ustedes como elegiré también a otros chicos porque en la
época en que ustedes viven, los hombres comenzaron a destruir cada vez más
bosques y selvas, a contaminar más ríos, lagos y mares poniendo en peligro la
vida de muchas especies como nunca antes había sucedido en la historia.
Martín que estaba atento a los controles de la nave, dijo:
-Desgraciadamente nos queda poca energía, debemos volver.
Nos dio mucha tristeza, habíamos compartido miles y miles de años con
nuestros amigos.
-¿Qué van a hacer? -preguntó Florencia.
-Hay que contarle este problema a nuestros amigos - d i j o Paula.
-A TODOS ... Hasta a los presidentes. ¡NO queremos robots en lugar de
animales!
Nos abrazamos. Boby lamió la cara de Laserito.
Nos quedamos mirando la nave que despegaba. Entonces yo grité:
-iMartín! iflorencia! Cuando vuelvan al futuro van a encontrar un mundo
distinto, lleno de animales. iNosotros ayudaremos a cuidarlos!
Mil estrellas brillaban en el cielo y por primera vez en nuestra vida vimos un
hermoso arco iris dibujarse en la noche.
Objetivo:
Ejercitar la memoria
Identificar las causas del porqué algunos animales están en peligro de
extinción.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
En una pelota de papel, se meten varias tiras de papel con el nombre de
algún personaje o lugar (falsos o verdaderos).
El encargado lanza la pelota, a un niño, éste saca la tira de papel y lee en
voz alta el nombre del personaje o lugar en ella escrito, y si lo leído no
estaba en el cuento, dice inmediatamente si es o no "intruso".
Después devuelve la pelota hacia el encargado que a su vez la vuelve a
tirar a un niño y así sucesivamente hasta que todos los niños hayan
participado.
Recursos Materiales:
Con anticipación se hace la pelota de papel, con una bomba y papel maché
(tiras de papel periódico con goma), luego de seco el mismo se revienta la
bomba, con el fin de que quede un orificio y los niños puedan sacar las tiras de
papel.
Papel periódico
Goma
Bomba de hule mediana
Tiras de papel blanco
Pilot
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. (Los intrusos).
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 1 O años
Nivel de dificultad:
Se recomienda antes de leer el cuento, hacer una breve explicación del
porqué los animales están en peligro de extinción.
Mantener la disciplina durante el juego y hacer varias tiras de papel para
que cada niño escoja una diferente.
LA ESCUELA DE LAS FLORES
Gus. La escuela de las flores. Bilbao : Publicaciones Fher, 1991.
Todas las flores del mundo tienen su escuela donde Doña Magnolia, la
maestra gordita que huele a limón, enseña a contar las gotas de rocío, a saludar
a las abejas, a hacer perfume y a bailar en la brisa.
Comienzan el día cantando una hermosa canción de gracias a la luz, al
agua y a al tierra que las han creado tan bonitas y diferentes. Y, aunque vienen
de Africa, de Asia, de Oceanía ..., hablan el mismo idioma.
Sólo los Girasoles, que son los más grandullones, andan siempre distraídos,
comiendo pipas y torciendo sus cabezotas para seguir el rumbo del sol; los
Nomeolvides se chivan, acusicas: "iSeño.. . los Girasoles están mirando al sol.. . !"
Las Margaritas, por el contrario, se sientan en los primeros bancos, atentas
a cuanto se diga en clase; miradlas qué chiquitinas son y cómo les cuelgan sus
patitas verdes sin apenas llegar al suelo. ¡Hay muchas, muchas Margaritas!
Las hermanas Hortensias dan la lección de Química por medio de un
curioko experimento: su color blanco pueden teñirlo de azul vivo enterrando un
clavo junto a la raíz; si en vez de un clavo se pone cal, adquieren un tono
rosado.
"iSopla, pues es cierto!" -graznan con las crestas erizadas por la emoción
unas inconfundibles flores africanas; como semejan pájaros de largo pico
recogen el mote de "Aves del Paraíson, si bien, su verdadero nombre sea el de
Strelitzias.
Los Pensamientos, que estudian para sabios, permanecen silenciosos
discurriendo sobre las extrañas reacciones de las Hortensias; parecen un poco
malhumorados de que la gente ande cambiando de color a cada momento.
En la asignatura de Geografía hoy toca hablar de Iberoamérica, y tres
hermosas flores cantan y bailan al uso de Colombia, Venezuela y Argentina: se
trata de la Orquídea y de las flores del Araguaney y del Quebracho.
Llegado el turno a México, como la Dalia, la Zinnia, la señorita Cosmos y la
Caléndula son mexicanas, la lección se da con acento de mariachi y hasta las
mariposas trenzan por el aire un jarabe tapatio.
"-iOle, ole y ole ... ! -aplaude el Clavel entusiasmado y, sin poderlo
remediar, se marca unas brulerias con la Rosa; el Crisantemo, cámara
fotográfica en ristre, aprovecha la oportunidad: "-¡En Japón gusta1 mucho baila1
flamenco.. . !"
Los Tulipanes, contagiados del ritmo improvisan una divertida danza
holandesa al compás de sus zuecos de madera; hay Tulipanes de cien matices
distintos, incluso alguno negro, caso único entre las flores.
En contraste, la Azucena es enteramente blanca, blanca como la nieve, l
como la leche, como la tiza con que escribe en 'la pizarra, tiza que, por cierto,
chirría: "-iOh, ese ruido me da dentera...!" Se queja la Mimosa.
"-¡Además, ya es la hora del recreo"! -recuerdan las traviesas
Capuchinas y el Diente de León, que se estaba haciendo pipí, sale de estampía
atropellando a la estirada Malva Real que vio su corona por los suelos.
Ya en el patio de la escuela se organiza un partido de fútbol entre el equipo
de las Petunias, con camiseta rojiblanca, y el de las Lilas, con camiseta, claro
está, de color lila; arbitra el encuentro el señor Lirio.
Las Frucsias se divierten columpiándose y las Anémonas echan al viento
sus cometas; tres tréboles montados en un caracol cantan: "-Aquel caracol que
va por el sol en cada ramita llevaba una flor ..."
El Gladiolo y el Geranio jugaban a la peonza cuando la de éste cayó al
estanque: "-No os preocupéis, -d i ce el Nenúfar -yo la sacaré ..." Y es que los
Nenúfares son flores a quienes encanta estar siempre dentro del agua.
Lo que al Edelveis le gusta es la nieve, así que se refresca con un helado.
"También a nosotras nos sienta bien el clima fresco" -afirman las Prímulas-"
y, aún no acabado el invierno, ya salimos por bosques y prados."
YO, en cambio, necesito mucho calor para vivir!" -chil la el Bijao con voz
de loro acatarrado, sin dejar de saltar a la comba junto a las Clemátides; una
Clavellina, que juega a ser mamá, lleva en brazos a la Caña de Indias.
Por su parte, la Flor de Pascula discute con la Pasionaria:" -Te repito que
no soy roja; mis florecitas son esas bolitas chiquirritinas, y lo que tú crees son
pétalos es un collarín de hojas que, en ldgar de ser verdes, nacieron
encarnadas. .."
El Azafrán estaba presumiendo en un corro de Begonias: "-Pues, como os
decía, mis tres pelitos anaranjados son más caros que el oro, y sirven para ..." -
"¡Tilín - tilín - tilín...!"- la Campanilla puso fin al recreo.
Nuevamente en la escuela, la Madreselva, el Alhelí y el Nardo desvelan el
secreto de su perfume: el de la Madreselva huele a noche de verano; el del
Alhelí a rayo de sol y pimienta y el de Nardo a sombra de pozo en la hora de la
siesta.
Las dormilonas Amapolas, en oyendo la palabra siesta, se pusieron a roncar
por los pupitres, así que no aprendieron ninguna fragancia que ponerse; el
Azahar explica, mientras, cómo llena de magia los naranjales del Sur.
Pero, ¿quién producía aquel aroma tan delicioso cual si lo hubieran
fabricado las hadas del bosque ... ? La Azalea rosa, la Cala blanca, el Jacinto azul
se miran pasmados; el Anaranto olfatea el aire agitando, nervioso, su abanico
púrpura.
-*Yo no huelo nada porque estoy resfriadon- se disculpa el amarillo
Narciso al Ciclamen ..... y es la Palma quien, desde su altura, descubre a la
tímida flor que olía tan bien; escondida en el último rincón, allí estaba la humilde
Violeta.
LA ESCUELA DE LAS FLORES
Objetivo:
Distinguir y comprender las características de los personajes.
Reconocer diferentes clases de flores.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
El encargado confeccionará con anticipación dibujos de los personajes, el
cuál esconderá en algún lugar del salón, sin que los niños sepan cuál es el
personaje y se les preguntará 'quién está escondido? Se dan pistas sobre
sus características, sentimientos, acciones.
Cuando alguno de los niños acierte, se le indica ir a buscar el dibujo y así
sucesivamente con el resto de los personajes.
Recursos Materiales:
Cartulina blanca
Lápices de colores
Lugar
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. ('Quién está escondido?)
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 1 5 niños
Edad: 1 O años
Nivel de dificultad:
Se recomienda esconder los dibujos antes de iniciar la actividad y recordar
con exactitud el lugar que se escogió para cada dibujo, con el fin de que el niño
acierte el personaje, mandarlo a buscarlo.
También se hace necesario explicarles a los niños en qué consiste la
técnica y mantener la disciplina. El vocabulario desconocido, se puede explicar o
sustituirlo por otras palabras con igual significado.
LA COSTURERA Y EL RELOJERO
Rubio, Carlos. Queremos lucrar. San José : Ediciones Farben, 1990, p. 9-19.
Erase que se era un hombre cuyo corazón sonaba como un reloj.
Su nombre era cálido como un pájaro, pero a todos se nos olvidó. Cuando
se nos presentaba decía: -Medio Bigote para servir a usted, señor-.
Y en realidad sólo medio bigote tenía.
Siempre estaba tan ocupado que solamente le daba tiempo de afeitarse la
mitad de su cara. El cucú le decía que ya debía irse a trabajar, si no quién
aguantaría a toda la gente de la ciudad.
Entonces se ponía su camisa almidonada, su corbatín bermejón, el saco
negro, el pantalón y las polainas.
Y cerraba la puerta de su casa, que lucía un gran rótulo:
MEDIO BIGOTE
HACE Y REPARA
RELOJES.
Entonces montaba en su extraña bicicleta. Esta tenía un techo rojo,
decorado con flecos, que le servía para protegerse de la lluvia y el sol. Y en la
canasta del vehículo llevaba una gran carga de relojes.
Por un día entero sigámosle la pista a Medio Bigote.
A las cinco de la mañana se levanta. A las cinco y media desayuna. A las
cinco y cuarenta y cinco sale a repartir relojes. A las siete y quince entrega un
reloj en la casa del señor DE. A las siete y media, en el otro extremo de ciudad
en la casa de la señora PRI. A las ocho y media en un pueblito más alejado en la
casa del señor SA. Y al colocar todos los apellidos juntos lee DEPRISA. A las
nueve se toma un café a todo correr porque debe entregar otros relojes en la
estación del tren. No tiene tiempo para cocinar, entonces almuerza a las once en
punto conservas enlatadas. A mediodía ajusta el reloj de la catedral. De doce a
cinco viaja por las provincias que reclaman sus servicios. Y Medio Bigote, bajo la
lluvia, con el techo rojo de su bicicleta, sube y baja carreteras desesperado por
llegar a tiempo. A las cinco, en su casa, vuelve a abrir latas de conserva para
cenar. Y de cinco a once se sienta a construir y a reparar sus famosos relojes de
cuerda, eléctricos, grandes, redondos, pequeños. Y a la luz de la lámpara las
sombras de los relojes parecen convertirse en gigantes que acechan a Medio
Bigote.
Ya casi a las doce se acuesta rendido. Y medita: sus relojes son los más
famosos de todo el país, pero él no está contento. Se acuerda de los días en que
era niño y tocaba dulzaina acostado entre el zacate y las flores. El pobre Medio
Bigote no es feliz.
Y sucedió que un tarde, mientras pedaleaba' bajo la lluvia, se encontró con
un balcón. En el balcón estaba sentada una muchacha de anteojos y vestido
naranja que cosía bajo un enorme reloj que le servía de sombra en la mañana y
de paraguas en la tarde. Curiosamente esta muchacha lucía, a un extremo de su
cabeza una trenza, y al otro extremo su cabello caía suelto. Y tenía un gran título
que decía:
UNA TRENZA
COSTURERA DE EXPERIENCIA
Tanto se fijó Medio Bigote en la muchacha que perdió el equilibrio y se
estrelló contra un poste. Y salió volando por el aire con todos los relojes. Los
anteojos fueron a dar a la acera, el sombrero al techo, los relojes quedaron
colgando de los tendidos eléctricos, un zapato sobre un semáforo y el pobre
Medio Bigote cayó dentro de la enorme canasta de ropa que Una Trenza había
hecho ese día.
La muchacha le dio agua y lo atendió con esmero. El relojero que todavía
no se recuperaba del susto abría los ojos como platos. Entonces Una Trenza
llamó a los bomberos para que subieran a sus enormes escaleras y descolgaran
los relojes. Y mandó a Medio Bigote para su casa manejando con dificultad su
bicicleta.
Esa noche Medio Bigote no pudo trabajar, ni tampoco alcanzar el sueño. No
podía dejar de pensar en la muchacha de la graciosa trenza que terminaba en
un gran lazo amarillo. Y ya de madrugada, se logró dormir, pero soñando con
ella.
Por la tarde Medio Bigote no fue a repartir relojes. Buscó su vieja dulzaina
en el polvoriento baúl y fue a regalarle melodías a Una Trenza, que tampoco
cosió sus famosos vestidos. Escuchó a Medio Bigote sentada en su balcón.
La música se abría como una inmensa margarita de viento. Y los pájaros
llegaron a cantarle a ella. Y la gente calló para que la música creciera. Y la
ciudad se convirtió en un río desbordado de cantos para Una Trenza.
A las semanas aparecieron los siguientes títulos en los diarios:
¿QUIEN COSERA VESTIDOS Y CAMISAS?
LA CIUDAD SE QUEDA SIN RELOJES.
EL RELOJERO Y LA COSTURERA SOLO
PASAN EN UNA CANTURREADERA
Y la gente pensaba que Una Trenza y Medio Bigote se estaban volviendo
locos.
Y el que estaba más preocupado era el gobernador, que tenia el escritorio
atestado de cartas que decían: "no tenemos vestidosn, "no tenemos relojesn.
Entonces ya enojado tomó una decisión.
Cuando Una Trenza desde su balcón le contaba a Medio Bigote que ella
tenía que trabajar desde la mañana hasta la noche y por eso sólo podía tejerse
una trenza, aparecieron los policías que decomidaron la dulzaina, le cerraron el
balcón a la muchacha y le prohibieron a Medio Bigote transitar por esa calle.
Un hombre vigilaba las tareas de Una Trenza y otro controlaba el trabajo
eficiente de Medio Bigote.
Ellos en silencio trabajaban, pero no podían hacerlo con el mismo
entusiasmo; cerraban los ojos unos segundos y se encontraban. A Una Trenza
ya no le gustaba el ruido de la máquina de coser y Medio Bigote empezó a
detestar el sonido de los relojes.
Y sucedió que una madrugada Medio Bigote se deslizó en su bicicleta
silenciosamente por la ciudad. En su canasta llevaba algo que los policías no
llegaron a distinguir o confundieron con una carga de relojes. Y sucedió que esa
misma madrugada la casa con balcón amaneció con un gran agujero en el
techo.
Cuando el sol alumbró la bicicleta, ya lejos, encontró a Medio Bigote
totalmente afeitado. Los policías no llegaron a distinguir dentro de la canasta a
una muchacha de vestido naranja con dos gruesas trenzas que terminaban en
vistosos lazos amarillos.
Ellos hicieron su casa en el campo. Y mientras la construían, cantaban.
Luego llegaron otros hombres y mujeres. Se habían ido porque en la ciudad
no podían cantar. Entonces aquel lugar se empezó a llenar de juglares y poetas.
Y levantaron ahí una nueva ciudad para ellos. Y pensaron cómo la llamarían. Y
alguien se acordó del verdadero nombre de Medio Bigote. Y así le pusieron.
Desde entonces a la ciudad de don Paz sigue llegando gente.
LA COSTURERA Y EL RELOJERO
Objetivo:
Comprender la lectura.
Comparar el argumento del cuento con la vida actual.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento
Se le entrega a cada niño una silueta, junto con papeles de colores y tijeras.
Se les indica que, con papel de colores, harán ropa para vestirlo, de
acuerdo con el personaje que más les gustó.
Al final se realiza una exposición y cada uno comenta algunas
características del personaje que eligió.
Recursos Materiales:
Con anticipación se hacen los moldes de la silueta.
Papel de colores
Lana
Cartulina
Botones
Tijeras
Goma
Lugar:
Sala de la Biblioteca y Aula de la escuela.
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Viste al personaje).
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 1 O años
Nivel de dificultad:
Puede ser conveniente indicarles a los niños, que no se espera que hagan
"obras de arte", que pueden hacer el vestuario a su gusto y con entera libertad.
Mantener la disciplina para que todos trabajeh en silencio.
A continuación se ofrece un molde que puede servir para vestirlo de hombre
o mujer, según la imaginación de los niños.
SUPERCONE JO
Heine Helme. Su~erconeio. Alemania : Ediciones Ekarie, 1979.
"El que es famoso es distinto de los demás. Por lo tanto ... Áel que es
distinto, se hace famoso!"
Así pensó Hernán Rabigón en su cabeza de conejo y decidió volverse
distinto de los demás.
Hernán Rabigón estaba tumbado en la grama y soñaba. "¿De dónde vienen
y adónde van las nubes? ¿Cómo es que las zanahorias se vuelven rojas si
crecen en la tierra negra? ¿Por qué un conejo es siempre igual a los demás
conejos?" -Ay... -suspiró Germán Rabigón-. Las orejas del conejo son
largas, pero su vida es corta.
Y en seguida una pregunta revoloteó en su cabeza. La pregunta que más le
interesaba: "¿Cómo me hago famoso? ¿Cómo me hago famoso en esta corta
vida?"El que es famoso es distinto de los demás. Por lo tanto ... jel que es
distinto, se hace famoso!" Así pensó Hernán Rabigón en su cabeza de conejo y
decidió volverse distinto de los demás.
A la mañana siguiente cuando todos los 4'nejos recogían en silencio sus
zanahorias para el desayuno, Hernán recogió flores y cantó a todo pulmón. -
Loco- murmuraron asombrados los otros conejos-. iHernán Rabigón se ha
vuelto loco!
"Tal vez se alivie con una zanahoria", pensaron, y le regalaron una. Pero
Hernán mordisqueó la zanahoria parado de cabeza y con los ojos bizcos. -
¡Increíble!- exclamaron algunos conejos. Nunca habían visto cosa semejante.
"Voy bien", se dijo Hernán Rabigón. "Comienzo a ser famoso".
Y declaró en voz alta: -Yo sé nadar! Intrigados, los conejos lo siguieron
hasta el estanque. Hernán subió lentamente a la rueda del molino, se paró muy
derecho y exclamó con orgullo: -/SOY un pato! Entonces, saltó. Espantados, los
conejos dejaron de respirar. Hemán Rabigón cayó al agua como una piedra.
Por supuesto, apenas puedo mantener las puntas de las orejas fuera del
agua. Sin que se diera cuenta, una corriente lo arrastró a la orilla del estanque.
Había tragado cinco litros de agua ... pero estaba vivo.
Hernán, el gran conejo nadador, fue llevado en hombros y festejado como
un héroe
En seguida presumió: -¡También sé volar! Con el pecho inflado, Hernán se
encaminó al árbol más cercano. Los conejos lo observaron sin aliento mientras
trepaba cada vez más alto. Arriba, se sentó en una gran rama gruesa, agitó los
brazos locamente y chilló: --iSoy una guacamaya!
Estaban paralizados. Sólo se atrevieron a mirar con cuidado por entre las
patas cuando sintieron pasos. ¡Allí estaba Hernán Rabigón tranquilo y sonreído!
- S a b e volar como un pájare- susurraron. ~ i n ~ u n o había visto cuando Hernán
rebotó en una suave y blanda capa de musgo.
Por el país de los conejos corrió veloz el rumor: Hernán Rabigón es un
conejo especial. Hemán Rabigón puede nadar y volar. i Hernán Rabigón es un
Superconejo!
¿Y quién no desea ser un Superconejo? ¿Quién no desea saber nadar y
volar? Muchos lo imitaron. El pescador se extrañó de la cantidad de conejos que
encontró ahogados en el estanque.
El guardabosque se asombró de los muchos conejos que halló al pie de los
árboles con el pescuezo roto. Y los periódicos informaron sobre la extraña
muerte en masa de los conejos.
Hemán Rabigón era famoso. Para que todos lo reconocieran se hizo un
nudo grueso en cada oreja. ¡POCO le importaba quedar sordo! Porque nadie,
evidentemente, puede oír con nudos en las orejas.
Eso lo sabia muy bien el zorro. Esa misma noche atrapó al famoso Hernán
Rabigón y le supo igualito al cualquier otro conejo.
En un parque, sobre la verde grama, los conejos hicieron un monumento. Y
en el mármol escribieron:
Hernán Rabigón,
conejo famoso.
Dicen que voló y nadó, y él mismo se lo creyó.
SUPER CONEJO
Objetivo:
Inferir la idea principal del cuento
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se le entrega a cada niño una tarjeta enumerada que contenga la idea
principal del cuento, en frases incompletas.
Los niños se sientan, formando un círculo.
Al ritmo de la musica van pasándose las tarjetas.
El encargado detiene la música y dice un número.
El niño que tenga en ese momento la tarjeta con el número nombrado la lee
y así sucesivamente con las demás tarjetas hasta formar la idea principal.
Variación:
Al final se les solicita a uno de los niños decir la oración completa,
levantando la mano y por último se comenta.
Recursos materiales:
Tarjetas de cartulina
Grabadora
Ejemplo:
El que es famoso E demás
Por lo tanto E el que es distinto E se hace famoso E3 Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - juegos ( juguemos a completar).
Persona responsable:
Técnico Profesional
Tiempo Necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de Niiios: 35 niños
Edad: 1 O años
Nivel de dificultad:
Si los niños no están poniendo atención en el momento que se lee la tarjeta,
no podrán completar la oración. Por lo tanto al empezar la actividad se les
recomienda, poner mucha atención cuando los compañeros leen las tarjetas.
LA CALLE DE LOS DIENTES
Russelmann, Anna. La calle de los dientes. Barcelona : Ediciones Junior, 1994.
Pico y Bola son vecinos y viven cada uno en una muela, en un agujero que
se han construido con sus solas fuerzas. Ese agujero es ... juna caries!
Esta es la habitación de Pico, pero la verdad es que Pico no para mucho en
casa, pues anda trabajando en una muela de al lado y no tiene tiempo ni para
hacerse la cama.
Pico guarda en el armario una gigantesca provisión de pedazos de regaliz y,
en el arcón, un suculento tesoro de restos de azúcar.
Es ahí donde mete los cristales de azúcar que se acumulan sobre el
esmalte de la muela donde vive.
Los cristalitos amarillos son el resultado de comer caramelos de limón. Los
marrones, de comer chocolate y bombones y de beber refrescos de cola. Los
rojos grandes, de comer helados, y los rojos pequeños, de mascar chicle.
Bueno, y esos cristales blancos y grandotes, como te puedes imaginar,
provienen de los pasteles.
Bola se sienta en la mecedora para descansar; porque ha trabajado mucho.
Ha decidido ampliar su casita con una nueva despensa. La tapará con la cortina
que ves sobre la mesa, aún sin estrenar.
Bola se está tomando con mucho entusiasmo una jarra de Caocola, que es
un refresco, mezcla de cola y cacao. Para que nunca le falte, se ha construido
una tubería que lleva el líquido desde el tejado hasta donde él está. Cuando
tiene sed, abre el grifo y llena su jarra. Sentado en la mecedora, se balancea con
cuidado, para que no se le vierta el refresco.
Pico empieza a golpear otro diente. Es uno nuevecito, que todavía no ha
salido del todo. Sudando por el esfuerzo, de pronto siente una corriente de aire.
Eso es la señal de que llegan más provisiones. Pico se mete a todo correr
en su agujero, igual que Bola, y ambos esperan asustados. ¿,Qué pasará?
Entonces ven cómo un trozo de chocolate grandísimo entra en la boca,
arrastrado por !a lengua, sobre una ola de saliva.
El trozo de chocolate se queda justo a la entrada de la casa de Bola. Los
dos amigos, sin perder un minuto, lo empujan con todas sus fuerzas para
introducirlo en el agujero.
Luego lo llevan a la despensa nueva, que así queda medio llena. Para
celebrarlo, se hartan de comer.
Hoy Pico ha tenido la suerte de que un grumo de comida le entrara
directamente en casa. Tiene una pinta estupenda. Le recuerda un pirulí de
naranja.
La mar de contento, Pico le da un mordisco, pero le nota un sabor raro. Al
cabo de un rato, se pone malísimo, y es que este grumo era de queso, y el
queso le sienta fatal.
De modo que se tiene que quedar unos días en la cama.
Como Bola debe cuidarle, los trabajos de ampliación de los boquetes
quedan parados largo tiempo.
Pico sueña que, cuando corran buenos tiempos, construirá un montón de
apartamentos de alquiler en los dientes. La calle se llamará avenida de las
Caries.
Piensa, incluso, en hacer una piscina en la última muela. Seguro que a sus
clientes les encantará y además los alquileres subirán de precio. Sí, Pico es un
buen negociante.
Instalará oficinas en los últimos pisos y una será para él. Bola será su jefe
comercial y le ayudará a vender los apartamentos.
¡Será fantástico! Pero, claro, todavía tiene que trabajar un montón hasta ver
realizados sus sueños.
¡Cuidado! Parece que ocurre algo extraño. Un cepillo enorme ha entrado en
la calle de los Dientes. Sobre sus blancas cerdas transporta a los de la Dienpol.
¡ES la policía de los dientes! Llegan acompañados de un fuerte olor que deja
medio turulatos a Pico y Bola.
La Dienpol se pone a trabajar a toda pastilla: controlan todas las esquinas y
limpian y frotan con ahínco, milímetro a milímetro, todo lo que hay en la calle.
En cuanto encuentran e l mínimo pedacito de pastel, de chocolate, de carne,
de fruta, verdura, huevo o cereal, los de la Dienpol lo cepillan y cepillan hasta
deshacerlo, y ifuera!
La Dienpol rebusca también en casa de Pico y en la de su amigo y descubre
sus provisiones. Pico y Bola logran esconderse debajo de la cama en el último
momento. La Dienpol no se marcha hasta dejarlo todo bien limpio. Incluso vacía
el arcón.
Al final, llega un remolino de agua y después se hace el silencio. ¡Todas las
provisiones han desaparecido! ¡Después de tanto trabajo, no queda nada!
Pero la Dienpol no ha descubierto la despensa nueva de Pico. Allí queda un
buen trozo de chocolate, gracias a que Bola, durante la enfermedad de Pico,
había colgado la cortinita delante.
Después de este percance, los amigos deciden hacer más profunda la
despensa para tener más sitio donde guardar las provisiones.
Como sólo les queda el grumo de chocolate, no están lo bastante bien
alimentados para trabajar deprisa.
Después de algún tiempo, terminan con la última capa de la muela y llegan
al nervio. Como el espacio es grande, vuelven a meter el chocolate.
Pero dejemos un momento a Pico y a Bola, porque ahora es cuando
empiezan los problemas de verdad. Si la boca fuera tuya, niño o niña que lees
este cuento, te darías cuenta de que, cuando te tocan el nervio, éste manda una
señal al cerebro. Entonces notas que pasa algo raro en la muela. Y, como ya no
hay nada que hacer, se te hincha la mejilla un montón.
Pero volvamos a la calle de los Dientes. Han pasado unos días. Ahora se
abre la boca y una lámpara ilumina la calle de cabo a rabo.
Pico y Bola quedan tan deslumbrados que no ven cómo se acerca un
gancho y les arrebata el sofá.
Luego, el gancho entra en la boca abierta por segunda vez y se lleva la
cama, y así va sacando, sucesivamente, el arcón, el armario, la hermosa foto
familiar, la alfombra y hasta la escalera.
Un segundo gancho aparece por allí y llena la muela vacía con un amasijo
blanco. Luego lo deja limpio y brillante, como nuevo. Y ahora un nuevo gancho,
esta vez con anestesia. Unas gotas caen en la muela de Pico, que está tan
agujereada que no vale la pena rellenarla.
Otra vez y mucha luz y... jadentro las tenazas! Las tenazas agarran la
muela fuertemente. Empujan para aquí, empujan para allá y... izas! ¡Fuera!
Entonces queda un lugar vacío entre el diente que hace esquina y la muela.
Pico furioso, pega martillazos al diente, chillando:
-¡Nadie me va impedir que construya en la calle de los Dientes! ¡Haré
boquetes en todas las muelas! ¡LOS dientes me pertenecen! ¡Al fin y al cabo,
están para servirnos de casa!, ¿no?
Y sigue pegando martillazos sobre el esmalte hasta que llega un gancho
otra vez y lo agarra por el cogote.
La paz reina de nuevo en la calle de los Dientes. Las muelas han
descansado. Incluso se han comido una zanahoria sanísima, llena de vitaminas.
¿Qué? ¿No creeréis de verdad eso de que los dientes están ahí para
agujerearlos, eh?
Los Dientes trituran los alimentos para que el estómago pueda digerirlos sin
problemas.
Desde la visita al dentista, los de la Dienpol visitan la calle de los Dientes
muy a menudo, porque ahora se encuentran muy a gusto, casi como en casa.
Si a ti te ocurriera algo parecido, si tuvieras Picos y Bolas incordiando en tu
dentadura, o sea, si tuvieras caries, pues ya sabes lo que pasaría ...
¿Y quieres saber qué ha sucedido con nuestros amigos?
Cuando el dentista lavó sus instrumentos, Pico y Bola cayeron por el
desagYe, pasaron por un canal, después por un río, fueron arrastrados más y
más lejos hasta llegar al mar Mediterráneo y, al final, una ola les dejó en la playa
de Torremolinos.
Desde entonces toman el sol, hace el vago y han dejado de dar la lata a los
dientes.
LA CALLE DE LOS DIENTES
Objetivo:
Descubrir el carácter de los personajes.
Fomentar la higiene bucodental.
Desarrollo:
Narración oral del cuento
Se divide el grupo en dos equipos el 1" equipo se le pone el nombre de los
personajes :Pico, bola y los Dienpol (pueden haber varios personajes de
Pico y Bola). El 2" equipo se nombran "reporteros".
Los reporteros escogen a cualquier miembro del otro equipo para hacerles
una entrevista, primero le preguntan que personaje es y, de acuerdo con
eso la formulan.
Los reporteros escriben las respuestas y realizan un informe en limpio para
la siguiente actividad.
Se forma una mesa redonda y los reporteros exponen las-respuestas en
forma de noticiero.
Recursos Materiales:
Se puede confeccionar con anticipación una cámara de película, algunos
afiches con recomendaciones para la buena higiene bucodental.
Cartulina varios colores
Caja de cartón.
Papel Celofán Blanco.
. Pilot.
Hojas blancas.
Técnica que se aplicará:
Lecto - juegos (Entrevista).
Persona Responsable:
Técnica Profesional.
Tiempo Necesario:
1 hora 30 minutos
Número de Niños: 35 niños
Edad: 1 O años
Nivel de dificultad:
Antes de aplicar la técnica, puede ser necesario explicar a los niños que se
realizará una entrevista a los personajes que luego será expuesta en forma de
un noticiero.
EL PAIS DE MIL COLORES
Gus. El ~ a í s de Mil colores. España : Publicaciones Fher, 1987
La tierra sin color
El mundo se había quedado sin colores y los prados, las flores y los árboles
estaban tristes. Para remediarlo, el Sol llamó a su amigo Arco Iris para colorear
la tierra.
El Arco Iris
El Arco Iris, después de un largo viaje, apareció brillando en el cielo; traía
con él los colores más hermosos, que, rápidamente, saltaron al suelo dispuestos
a trabajar.
Azul
El señor Azul tiñó de Azul el mar, el cielo y las alas de una linda mariposa.
Como el mar y el cielo eran tan grandes, necesitó muchos botes de pintura.
Amarillo
El señor Amarillo, pintó la tierra y los trigales con su color y los canarios
volvieron a cantar contentos de tener el vestido Amarillo; incluso el aire parecía
dorado.
Verde
El señor Verde se ocupó de los bosques y de la hierba de las praderas;
como aún sobraba un poco de pintura la empleó en los lagartos de larga cola y
manzanas del huerto.
Rojo
El señor Rojo pintó los picos y las patas de la cigüeñas, los cangrejos de la
playa y los tejados de las casitas; y al fin del día el sol y el cielo se tiñeron de
Rojo.
Carmín
El señor Carmín dio su color a las rosas y claveles más perfumados; luego
echó un sueñecito entre tan rico olor, mientras las libélulas se llevaban un poco
de pintura para adornarse.
Anaranjado
Al encontrarse el señor Rojo con el señor Amarillo ha surgido el señor
Anaranjado y este es el color de las naranjas, de las nubes al atardecer y de los
pececillos del estanque.
Violeta
El señor Azul y el señor Carmín idearon un color para pintar las sombras y
los montes lejanos; se abrazaron y así nació el señor violeta, que fue a dar su
color a los lirios.
Añil
El señor Añil se encargó de pintar la noche llena de estrellas; viendo la luna
lo bien que había quedado se paseó por el cielo a el señor Añil la saludó con un
pañuelo verde.
Verde Claro
En primavera el señor Verde Claro pintó los frescos prados y las hojitas
recién nacidas de los árboles. El señor Verde Claro tiene una sombrilla Rosa
para bailar con las ranitas de la charca.
Escarlata
En verano, el señor Escarlata presta su colorido a los campos de amapolas
y a los ramos de cerezas, y todo adquiere un color fuerte, soleado y encendido.
Ocre
En otoño, el señor Ocre repinta el paisaje con preciosos colores cálidos y
dorados; las calabazas maduran y el viento lleva por el aire las hojas de color
Ocre, Amarillas y Anaranjadas.
Color Perla
En invierno, el señor Color Perla tiñe la tierra con colores suaves y fríos;
pasea por la nieve con su gorro Rojo y sus botas Verdes al tiempo que deja
montoncitos de grano para los pajaritos.
Blanco
El señor Blanco vive rodeado de blancura y ama la limpieza; tiene dos
gatitos blancos, uno con un lazo Rosa y otro con un lazo Azul, a los que alimenta
con leche calientita.
Negro
El señor negro pintó el plumaje de los cuervos y los puntitos negros de las
mariquitas; este último trabajo era muy delicado 9 si perdía la cuenta, a unas les
ponía cinco lunares y a otras siete.
Gris
Cuando hay tormenta, el señor Blanco tropieza con el señor Negro y así
nace el señor Gris; Grises son las nubes, Gris la carretera y Gris el topo que se
asoma al prado Verde.
Rosa
El señor Blanco y el señor Carmín, uniendo sus colores, han creado al
señor Rosa para que sea él quien pinte las flores del melocotonero y los
simpáticos cerditos.
Celeste
Cuando el señor Azul y el señor Blanco se juntan forman al señor Celeste,
que es un lindo color; Celeste es el cielo claro, el agua del río y las campanillas
de la enredadera.
Rosa lntenso
El señor Rosa lntenso coloreó los caramelos de fresa, los bordes de las
margaritas y la cometa de papel; es un color muy alegre que se divierte pintando
tus juguetes.
Pardo
El señor Verde y el señor Rojo, al mezclarse, produjeron al señor Pardo;
Parda es la tierra arada, Parda la vaca y Pardas las hojas secas que caen de los
árboles.
Castaño
El señor Castaño pintó detalladamente el pelb de las ardillas y la cáscara de
las castañas. icuidado! Se le ha caído el bote de pintura y ha manchado a su
perrito.
Limón
El señor Limón es un color muy refrescante, mitad Amarillo mitad Verde
claro; él se encarga de esmaltar los campos de narcisos silvestres y de colorear
los limones.
Multicolor
El señor Multicolor está hecho con todos los colores; él pinta los pavos
reales con cien matices diferentes y regala globos de colorines a los niños del
mundo entero.
Objetivo:
Despertar en los niños el interés y el gusto por los libros y la lectura.
Reconocer los colores primarios y aprender a formar los colores
secundarios.
Al final realizar una exposición con los trabajos que confeccionaron los
niños.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento
. Se les reparte cartulina blanca del tamaño de una hoja corriente para que
los niños dibujen con pintura de agua los personajes
Recursos Materiales:
Cartulina blanca
Pintura de agua
Lugac
Aula de la escuela, Sala de Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (El despertar de una afición - Expresión plástica)
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
El encargado deberá recomendarles a los niños, que deben poner mucha
atención en la formación de colores, para que luego puedan dibujar los
personajes.
CHISPITINA Y LOS ARBOLES
Bragagnolo, Norma. Chis~itina Y los árboles. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1993.
Chispitina era una chispa que, a los ojos de la gente, parecía igual a las
demás, pero ... jera tan distinta!, tanto, que podía encenderse y apagarse
cuantas veces ella quería, además de emitir un sonido especial que todos
entendían como si hablara.
La chispa vivía en el hueco de un añoso pino, pero no se asusten ... antes
de entrar, se apagaba, para no quemar el cuerpo de madera de su amigo. Desde
allí, vigilaba el bosque y trataba de evitar que los visitantes hicieran fogatas o
tiraran fósforos y cigarrillos encendidos. Y como lamentablemente, hay mucha
gente descuidada con el fuego, la pobre chispa tenía días que se pasaba
corriendo de una punta a la otra del bosque, pidiendo que no encendieran ni
siquiera una llamita de fósforo, que aunque muy pequeña, podía causar un
incendio.
Fue así que una mañana, estaba tan cansada, que se quedó apagada en su
cómoda y cálida "casa" de pino. (Nadie lo sabe, pero las chispas también se I
cansan de saltar y de brillar ... por eso, se apagan después).
Gracias a que Chispitina era diferente, a pesar del cansancio, se "despertón
sobresaltada y de un brinco estuvo fuera del árbol. Asustada por el humo que
había entrado al hueco, miró de dónde provenía y enseguida estuvo en el lugar
de la humareda.
Con papeles, ramas y hojas secas, un grupo de chicos había encendido una
enorme fogata y jugaban a los indios, cantando y bailando a su alrededor.
Chispitina, inmediatamente, les pidió que arrojaran tierra sobre el fuego para
apagarlo. Los chicos, entusiasmados con el juego, no escucharon la ardiente voz
de la chispa y lo avivaron aún más.
Y Chispitina se desesperó cuando vio que llamas azules, rojas y amarillas,
danzaban entre el chisporroteo de las brasas, mientras sus gemelas, las
chispas, saltaban cada vez más alto y lejos.
-Debe actuar con rapidez -se dijo preocupada-. Si el viento comienza a
soplar, en poco tiempo el bosque se convertirá en una caldera -y al pensar en
esto se estremeció, y no tuvo mejor idea para llamar la atención de los chicos,
que caer sobre un pie descalzo que pasaba al compás del repiqueteo de un
tambor, que tocaba el "caciquen.
iY claro, Chispitina hizo lo que hizo, porque al fin de cuentas era una
chispa! ... Sin embargo, se arrepintió de lo que había hecho cuando Margarita, la
dueña del dedo ardido, se quejó del dolor y el juego se suspendió.
De un salto se acercó a Margarita y le pidió disculpas.
Después les dijo a los chicos que colocaran sobre el dedo lastimado la hoja
de una planta que les señaló.
-Se aliviará pronto -aseguró-. Un viejo pino me contó que justamente los
indios que habitaron esta zona hace muchísimos años, utilizaban esta planta
para curar sus heridas.
Asombrados ante semejante personaje y por entender claramente su
lenguaje, los chicos se arremolinaron junto a Chispitina, pensando que era un
gnomo del bosque disfrazado de chispa.
Hasta Margarita, aliviada de su molestia, se olvidó de su dedo y se sumó,
entusiasmada, a la conversación.
La chispita, después de contestar todas las preguntas y de explicar quién
era, les pidió nuevamente que apagaran la fogata.
-Es muy peligroso hacer fuego entre tanta madera. Pueden provocar un
gran incendio que acabaría con los árboles, con los animales que habitan el
bosque ... y ustedes también correrían un grave peligro -dijo Chispitina.
-Si eres una chispa y lo mejor que sabes hacer es "quemar", ¿por qué
proteges a los árboles? -intervino uno de los chicos, mientras apagaba la fogata
con sus compañeros.
Chispitina contó entonces que se lo había prometido a un leño que conoció
en un fogón.
Los chicos se miraban sorprendidos y dijeron que no entendían nada de
ñada.. . y menos esa promesa al leño.
-Supongo que ustedes sabrán que las chispas nacemos entre las brasas y
el fuego, por eso cuando el leño me contó, antes de convertirse en ceniza, su Útil
vida de árbol, así como también, la de su familia, resolví vivir aquí donde hay
tantos árboles para proteger.
Los chicos, avergonzados y arrepentidos, cuchichearon al comparar la
actitud de la chispa con la de ellos, y fue Margarita quien habló en nombre del
grupo:
-Reconocemos que fuimos descuidados al jugar con fuego en el bosque, a
cambio nos comprometemos desde mañana a plantar árboles o semillas y
retoños ... donde haya un lugarcito de tierra. También es una promesa.
-¡Excelente! -se alegró Chispitina-. Es muy importante esa decisión, traten
de que los imiten, porque plantar significa vida, ya que las plantas y los árboles,
día a día, con la ayuda del sol, "fabricann un gas invisible muy necesario para los
seres vivientes, mejor dicho: i i IM-PRES-CIN-DI-BLE! !
-i Uff! ... qué palabra tan dificil para mí, pero el nombre de ese gas no me lo
pregunten, lo olvidé -terminó Chispitina.
-¡ES el oxígeno! ... Claro que es muy necesario ese gas que exhalan los
árboles y las plantas -la ayudó Margarita, mientras Chispitina observaba a los
lejos.
-Creo que tengo tarea -anunció inquieta-, están acampando cerca de mi
amigo el pino, veré de qué se trata.
Los chicos se ofrecieron a ayudarla, pero la' saltarina chispa ya se había
perdido entre la espesura del bosque y solamente se oía el eco de su vocecita,
pidiendo que la esperaran.
Rapidísimo Chispitina llegó al lugar donde unos leñadores preparaban
hachas y sierras, disponiéndose a talar.
-¡NO lo hagan! -gritó indignada-. ¡Respeten al bosque! ¡NO lo destruyan!
¿Acaso no saben que las selvas y los bosques son los pulmones de la Tierra y
purifican el aire que ustedes mismos necesitan para vivir?
Los hombre, por toda respuesta, rieron burlonamente y hasta uno de ellos,
haciéndose el gracioso quiso pisarla. Ella saltó a tiempo, y con mil razones trató
nuevamente convencerlos, cuando una lluvia de hojas, tierra y piedras, la
sepultó. Los hombre le habian arrojado paladas a propósito, seguros de que de
esa forma acabarían con ella.
Pero Chispitina ya se había apagado por si misma. Aprovechó para pedir
ayuda a unos seres que veneraban los árboles, recordando una historia que le
habian contado el sabio pino, y recurrió a ellos.
Mientras tanto, las risas de triunfo de los leñadores se interrumpieron y
espantados corrieron por el bosque, cuando fueron apareciendo imágenes de
indios en los rugosos troncos.
Fue un misterio que nadie pudo develar, aunque para Chispitina y su
maestro el pino, no fue un secreto el llamado que habían hecho la chispa a esos
antiguos pobladores, respetuosos de los árboles, cuando vivieron en ese lugar.
Gracias a esos guardianes del bosque, los áboles se salvaron y Chispitina,
feliz como nunca se habian sentido, regresó con sus nuevos amigos. Estos,
ajenos a todo lo sucedido, la esperaban ansiosos para hacerle una pregunta que
los tenían intrigados: si siempre quería apagar el fuego.
-No, si lo encienden lejos del bosque y en un lugar seguro -les hizo saber la
chispa-. Y menos aún si calientan la sopa u hornean pan, pero ... igualmente sigo
recomendando a la gente que antes de abandonar el lugar se aseguren de
apagar bien las brasas, ya que el fuego puede reavivarse con el aire.
-Chispitina, hoy será un día inolvidable para todos nosotros -dijeron los
chicos.
Invadida por una inmensa alegría, la chispa tembló de emoción y brilló más
que nunca. Luego de despedirse prometió reencontrarse con ellos, si visitaban
nuevamente el bosque.
Y ante los asombrados ojos del grupo, saltó y desapareció. Ya no era
necesaria su presencia allí. Los chicos, además de apagar la fogata, decidieron
jugar a Tarzán y los monos, bajo la sombra de los amigos verdes que los
rodeaban.
Los varones pensaron que Chispitina, cansada de tanto trajín, se había
apagado. En cambio las chicas dijeron que le estaría contando a su maestro
pino, toda la aventura.
Pero ninguno, imaginó, que adornada de flores y de brisas, estaba cantando
con las voces del bosque, contenta de saber que si hay niños como Margarita y
sus amigos, capaces de valorar a los árboles, la vida en el planeta Tierra estará
asegurada. I \
Si alguna vez ustedes encuentran en la calle una chispa con una vocecita
que entiendan, no teman ... ni la soplen, tal vez sea Chispitina que ha venido a
cuidar los árboles de la ciudad que también suelen estar en peligro.
CHISPITINA Y LOS ARBOLES
Objetivo:
Identificar: personajes, lugares, objetos y palabras claves de un cuento.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se forman parejas
Se les reparte una hoja blanca con cuadrícula grande y se les solicita a los
niños que realicen en secreto una lista de personajes, de lugares, objetos y
palabras claves importantes del cuento.
Los niños, con los nombres de su lista, hacen una sopa de letras
(mostrarles algunos ejemplos).
Cuando la terminen, la intercambian con un compañero para resolverla
(trabajo en parejas)
Una vez resuelta, la regresan al niño que se la dio y la revisan entre ambos.
Recursos Materiales:
Lápiz mina negra
. Hojas blancas con cuadrícula
Borrador
Lápices de colores
Lugar
Aula de la escuela, Sala de Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (Sopa de letras)
Variación :
Al final se puede realizar una exposición
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda antes de leer el cuento, hacer una breve explicación del
porqué debemos de proteger los bosques.
El nivel de dificultad podría estar en la elaboración de la Sopa de Letras, por
lo tanto se les puede mostrar varios ejemplos.
EL MENSAJE
Recknagel, Friedrich y Baránková, Vlasta. El mensaie. Madrid : Ediciones S.M., 1988.
Hace mucho tiempo existían dos reinos: REINO GRANDE y REINO
EXTENSO. Nunca había habido una pelea o una guerra entre ellos, pues en
ambos reinaban sabios reyes. Los súbditos vivían felices. A veces los reyes se
visitaban entre sí.
Los mensajeros llevaban las noticias de un reino a otro. Como el viaje era
largo y pesado, los monarcas empleaban palomas para los mensajes que
corrían prisa.
Un día, unos mensajeros de REINO EXTENSO llegaron a la corte de
REINO GRANDE.
El mensaje decía que el viejo rey de RElNO EXTENSO había muerto. Su
joven sucesor exigía que RElNO GRANDE cambiara de nombre. Aseguraban
que RElNO EXTENSO era de mayor tamaño. Esperaría la contestación durante
siete días. En caso contrario, sus barcos arribarían a la costa de RElNO
GRANDE y los soldados arrasarían pueblos y ciuqades. I
El soberano de RElNO GRANDE se reunió con sus consejeros. Unos
querían llamar al ejército, otros no se decidían. Algunos aconsejaron:
-Déjanos cambiar el nombre. Nuestro reino seguirá siendo el mismo. Tras
una larga deliberación, el rey se decidió. Dijo:
-Cambiaremos el nombre. Nuestro reino seguirá siendo el mismo. Y
escribió en un papel: cREINO GRANDE cambiará de nombre)). Abajo estampó
la firma y el sello.
Después, el monarca eligió la mejor paloma, le anudó el mensaje a la pata y
la despidió, diciendo:
-Vuela, buena paloma. Sólo tienes siete días para llegar a la corte de
REINO EXTENSO.
La paloma conocía el camino.
El primer día interrumpió el vuelo una única vez, para buscar alimento.
Cuando se puso el sol, el ave llegó junto al mar. Se posó sobre un alto árbol y
descansó hasta la mañana.
El segundo día, la paloma sobrevoló el mar. Hacia el mediodía, el cielo se
oscureció. Estalló una tormenta. El granizo golpeaba sus alas.
El ave luchó como pudo contra el temporal, pero éste la arrastró lejos, muy
lejos.
Por la tarde amainó por fin. La paloma se cobijó, cansada, entre las ramas
de un árbol que flotaba en el mar.
Al amanecer del tercer día, la paloma se hadia repuesto ya. Pero estaba my
lejos. Voló y voló. Por la tarde arribó a una ciudad en la costa de REINO
EXTENSO.
Había muchos barcos en el puerto. Los soldados cargaban cañones en
ellos. La paloma oyó decir a un hombre:
-Pronto zarparemos.
El cuarto día, la paloma tuvo que atravesar una cordillera. Las montañas se
elevaban, cada vez más altas. El vuelo de la paloma se hacía más y más
cansino. Tenía frío. Tenía hambre. Ojalá pudiera descansar. Miró a su alrededor,
pero sólo divisó cumbres peladas. No podía posarse sobre ellas.
Ya oscurecía. La paloma había sobrepasado la cordillera.
El quinto día, el ave se sentía muy débil. Siguió tambaleante. Pero tenía que
descansar a cada momento.
Entonces divisó dos niños junto a un arroyo. A su lado pastaba una vaca. La
paloma aleteó y se echó, exhausta, frente a ellos.
-Mira, ipobre paloma! -d i jo la niña-. Tenemos que ayudarla. Los niños
desmigajaron un poco de pan y se lo dieron.
Cuando regresaron a casa por la tarde, se llevaron también a la paloma. El
chico la llevaba con cuidado bajo su chaqueta. En casa le dieron de comer y la
abrigaron. Allí pasó la noche.
El sexto día, la paloma tuvo que dejar a aquellos niños tan amables. Se
había repuesto. Ahora su camino transcurría entre las estepas y los vastos
bosques de REINO EXTENSO.
De repente apareció un halcón. La paloma 'casi sentía ya las garras de la
rapaz sobre la espalda. Abrió las alas, bajó en picado y se metió entre las copas
de los árboles. j Estaba salvada!
Llena de miedo, continuó a través del bosque. Pero así avanzaba muy
despacio y el tiempo pasaba.
Dos cazadores pasaron por allí.
-Mira, una paloma -di jo uno de ellos. Tensó su arco y disparó. La paloma
sintió un dolor inmenso. Pero siguió volando. Algunas plumas de su ala derecha
cayeron al suelo.
Llegó el séptimo día. La paloma aún estaba lejos, muy lejos de palacio. Voló
y voló sin parar. Deseaba con todas sus fuerzas alcanzar la meta. Ya oscurecía
cuando divisó el palacio.
Agotada, se posó en una ventana del salón real.
En aquel momento, el joven rey estaba reunido con sus generales.
Atónito, observó el ave en la ventana. Se dirigió a ella. De pronto se paró y
gritó sorprendido:
-¡ES mi paloma predilecta! De pequeño la alimenté con mis propias manos,
y sus blancas alas siempre me han recordado a un ángel. Pero jcómo está
ahora!
El monarca notó que las lágrimas llenaban sus ojos. Rápidamente leyó el
mensaje. Se sintió lleno de ternura y pensó:
«¡Qué estúpido fui! Quería cambiar un nombre. ¿Por qué? REINO GRANDE
seguirá siendo el mismo, aunque tenga otro nombre». Y a sus generales les dijo:
-¡Mandad los soldados a sus casas! invitaré al rey de REINO GRANDE.
Su sabiduría y la proeza de mi paloma me han abierto los ojos. En
agradecimiento, a partir de ahora una blanca paloma adornará el escudo y la
bandera de REINO EXTENSO.
EL MENSAJE
Objetivo:
Descubrir la vida a través de la literatura.
Permitir expresar sus propias ideas.
Educar el sentido crítico para que sepan tomar actitudes ante situaciones
concretas.
Desarrollo:
Lectura individual del cuento.
Se emplearán técnicas de un Coloquio.
Se les invita a los niños a participar en el Coloquio, en el cuál en un plazo
de una semana los participantes tendrán que haberse leído el cuento y se
les cita en determinada fecha para la realización de la actividad.
El día de la actividad pasan en grupo de seis voluntarios a contar el cuento,
los mismos estarán sentados en una mesa. frente a los demás niños
participantes.
Cuando los seis voluntarios han terminado, el argumento, se pregunta si i
algo ha quedado sin decir a los otros participantes, los cuáles levantando la
mano concretan el argumento.
Luego si no hay más preguntas, se les invita a los niños a participar en el
diálogo sobre la valoración del contenido del libro: qué ha gustado más, que
ha gustado menos, qué les pareció lo más triste, lo más aburrido, lo más
maravilloso.
. Se invita a los niños a establecer una comparación entre lo leido y la vida
real y su problemática, evitando tocar problemas personales.
Al final se comenta la idea central del cuento.
Recursos Materiales:
Varias fotocopias del libro.
Hojas blancas.
Lugar:
Escenario de la Biblioteca.
Técnica que se aplicará:
El libro y yo
Personal Responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda al encargado mantener el orden cuando los niños
participantes realizan los comentarios y explicarles como se va a llevar a cabo la
actividad y en qué consiste un Coloquio.
LA FALSA CACATÚA
Vélez, Jaime Alberto. La falsa cacatúa. Colombia : Editorial Colina, 1993.
Cotorra no era bonita ... Mejor dicho: era muy fea. Siempre llevaba las
plumas desordenadas y sin brillo.
Aunque todos los animales tienen alguna gracia, a Cotorra era difícil
encontrársela. Además tenía un vicio: se pasaba horas enteras sacándose piojos
de las plumas, y cualquiera sabe que no hay nada más feo en el mundo que
asearse las plumas delante de la gente. Las personas más educadas se
esconden para sacarse los piojos.
Así que a Cotorra los buenos modales no le importaban gran cosa. Cuando
alguien le llamaba la atención, chillaba tres veces y hacía brillar su ojo derecho.
Aquel ojo se ponía colorado, muy colorado, y parecía reventar. Claro que nunca
llegó a reventar. Si Cotorra era fea así como estaba, ¿cómo habría quedado
también tuerta? Es mejor no imaginárselo.
Ahora bien, Cotorra podía ser fea, pero dentro de todo era afortunada. A
parte de sus deducidas plumas, lo demás era tan normal que podría haber
pasado inadvertida o, bueno, casi inadvertida. 'Muchos de los que la veían,
preguntaban:
"¿Es ese el último estilo de peinado, querida? O también: "¿Estuviste
volando muy alto, verdad?" Otros, en cambio, hacían un gesto de extrañeza y
continuaban su camino. Para unos y otros, sin embargo, era evidente que
Cotorra estaba condenada a vivir sola en su estaca.
Nadie la admiraba. Esa es la verdad. Pero un día sucedió algo extraño.
Resulta que un Papagayo Rojo se acercó a Cotorra y le dijo que la quería. De
veras, fue eso lo que le dijo.
Entonces Cotorra se desmayó y no alcanzó a escuchar nada más. Cuando
volvió en sí, notó que estaba de espaldas en el piso, rodeada de curiosos que no
paraban de hablar.
Como El Papagayo Rojo había desaparecido en medio de la confusión,
algunos afirmaba que Cotorra fingía el desmayo, mientras otros atestiguaban
haber visto y oído lo ocurrido. Cotorra, entretanto, callaba; pero no por
prudencia, sino porque se había quedado muda de la emoción. Aunque vanas
veces intentó hablar, era como si su voz hubiera huido lejos de allí.
Un médico le recetó infusiones de eucalipto, y una vecina le advirtió que
aquel brebaje, de un apestoso color verde oscuro, terminaría por arruinarle aun
más sus plumas. De modo que decidió no tomar el remedio que tal vez la
curaría.
Pero Cotorra estaba de verdad en aprietos. ¿Cómo haría para presentarse
ante el Papagayo Rojo con aquellas deslucidas plumas y, para colmo de males,
también muda? ¿Qué podría hacer?
Pobre Cotorra.
Después de mucho pensarlo, tomó una determinación que al día siguiente
puso en práctica: ella misma embadurnó de aceite sus plumas y se puso en la
frente una cresta de plumas amarillas a fin de resaltar el rostro.
Luego efectuó vanos giros frente al espejo y llegó a la conclusión de que
estaba deslumbrante. Entonces, llena de orgullo y vanidad, voló hasta su estaca
dispuesta a recibir la visita de el Papagayo Rojo. Por fin, cerca del mediodía
apareció.
-Hola - d i j o él.
Cotorra, muda, palideció.
-Dije hola -insistió.
Las plumas de Cotorra brillaron, es cierto, pero ella no pudo hablar:
-Ah, ya lo sé -concluyó el Papagayo Rojo-. Eres nueva por aquí ...
Cuando Cotorra intentó responder, sólo le salió un eructo bastante
desagradable.
-Bueno -desistió el Papagayo, alejándose- si ves a esa hermosa cotorra
que estaba ayer aquí, dile que quiero hablar con ella.
Y Cotorra, de nuevo, cayó de espaldas, sólo que esta vez mucho más muda
que antes.
Una vecina, que había estado atenta a todo lo ocurrido, se acercó y dijo:
-La culpa la tienes tú misma, Cotorra. Mira, con ese disfraz pareces un loro
salvaje ... Si, un loro de monte, uno de esos loros ordinarios ... Lo único que te
falta es decir palabras feas.
Cotorra asintió con un leve movimiento de cabeza. La vecina continuó:
-Yo misma te ayudaré, querida. Ven, vamos. ¿Me acompañas?
Y la llevó a su casa y la obligó a sentarse en la sala junto a su tocador.
Luego destapó algunos frascos de pintura y comenzó:
-Te pintaré el reborde de algunas plumas de dorado intenso; el pico,
blanco: la punta de las alas, fucsia; el obispillo, azul; el buche, verde claro; la
rabadilla ...
Ante esto, Cotorra estaba como fuera de sí y no sabía qué pensar. En una
oportunidad intentó decir: "Pareces toda una profesional", pero continuó tan
muda como estaba. De modo que cerró los ojos y se resignó a su suerte, sin
sospechar que se estaba transformando en un animal distinto.
-La gente es fea porque quiere -d i jo la vecina haciendo al fin una pausa
en su labor-. Mira cómo has cambiado, querida. Eso es.. .
Mírate acá en el espejo. ¿Cómo te parece? Cuando vuelva a verte el
Papagayo Rojo, será él el que se desmaye. Ya lo verás.
Al mirarse en el espejo, Cotorra no perdió el habla por la sencilla razón de
que estaba muda, pero el susto fue grande.
Después de mucho mirarse, terminó por admitir que era ella, y no otra,
porque al cerrar un ojo o mover un ala, ese pájaro multicolor que había en el
espejo también hacía lo mismo; pero de otro modo no lo habría sabido. Ya no
quedaba ni rastro de la inconfundible cotorra de plumas desordenadas que todos
conocían.
Hasta sus mismos modales habían cambiado. Por ejemplo: para despedirse
de su vecina, hizo una extravagante reverencia llena de parsimonia. La tiesura
de las plumas, o quién sabe qué, la obligaban a moverse con lentitud.
En fin, Cotorra era otra.
Al día siguiente, con dificultad, se subió a la estaca y, casi inmóvil, esperó la
aparición de el Papagayo Rojo. Cerca del atardecer lo vio venir.
-Hola -saludó él.
Cotorra, sin querer, abrió el pico y estiró el cuello con el mismo gesto que
hacía al tragarse un grano de maíz.
-Hola -volvió a decir el Papagayo.
Cotorra agitó sus alas para recuperar el equilibrio.
-¿Qué ocurre? ¿Acaso hablas otro idioma? Di algo.. . cualquier cosa.
Cotorra sintió que cambiaba de colores.
-Juraría que ésta es una de esas presumidas guacamayas extranjeras ...-
concluyó el Papagayo Rojo.
Entonces, del cuello de Cotorra cayeron dos gruesas gotas de sudor, una
de un color azuloso y morada la otra. El Papagayo, con ojos desorbitados, miró
una y otra vez. En ese instante, Cotorra pensó que era una gran fortuna estar
muda, pues de lo contrario le tocaría explicar lo que ocurría. Y otra coloreada
gota de sudor cayó al piso.
El Papagayo Rojo lanzó una risotada, dio dos o tres vueltas alrededor y
desapareció luego con un vuelo majestuoso y serbno.
Cotorra estaba furiosa, en verdad furiosa, y la vecina lo sabía. Desde la
ventana había visto y escuchado todo y por eso mismo no le extrañó oír un
desorden alocado de plumas en su propia puerta. Por fortuna, Cotorra seguía
muda.
-Sí, sí, lo admito -se apresuró a decir la vecina-: yo tengo la culpa. Ha
sido un desastre. Un verdadero desastre.
Cotorra clavó en ella su horrible ojo colorado.
-Vamos, querida, no te enfades de ese modo. Todo en la vida tienen
solución, y mucho más todavía tratándose de colores.
Cotorra cerró los ojos cuando la vecina comenzó a despintarle una a una
sus plumas.
-Estabas hermosa -d i j o de repente la vecina, interrumpiendo el silencio-
muy hermosa, eso no lo duda nadie. El error consistió en no haber sabido quena
él le disgustaban tanto las mezclas de colores.
Cotorra meneó la cabeza. La vecina prosiguió.
-¿Quién iba a saber; querida, que le desagradaban las guacamayas
extranjeras? Y, viéndolo bien, tiene razón: nada mejor que los colores serios,
¿no crees?
Cotorra se paró delante del espejo y contempló de nuevo sus viejas plumas
verdes, más marchitas ahora por el abuso de la tintura y el lavado. Si hubiera
podido hablar; habría dicho: "¡Hay que hacer algo!"
-Y- continuó la vecina -estoy segura dk que si hubieras estado pintada
de un color serio, digamos el blanco, el Papagayo Rojo se habría enamorado sin
remedio de ti. Ah, el blanco, el blanco ... ¡Qué color!
Cotorra miró de nuevo sus deslucidas plumas.
-Y te voy a explicar por qué lo digo -insistió la vecina-: el blanco te
resalta, más que cualquier otro color; la belleza de los ojos y el pico.
Cotorra asintió con un casi imperceptible movimiento de cabeza. Luego, sin
darse cuenta cuando, empezó a ver sus plumas de un color brillante.
-Ahora sí -elevó la voz la vecina-. Ahora sí. Mira que preciosidad, ¿ o
vas a negarlo?
Era un color bello, sin duda alguna, pensó Cotorra. Bueno, cualquier color;
en realidad, era mejor que el de sus propias plumas.
-Pareces una palom ... -empezó a decir la vecina.
Silencio.
-iOh qué he dicho! -exclamó-. Aguarda un momento y verás. Cotorra
cerró los ojos y al abrirlos de nuevo, vio encima de su pico un penacho
amarillento.
-Es precioso, ¿verdad?
Y la verdad es que a Cotorra no le disgustó. El penacho le disimulaba ese
aspecto de pájaro ordinario que tenia. De modo que hizo una venia de
agradecimiento y salió.
Al día siguiente, desde el amanecer, se dedicó a esperar en su estaca, pero
sólo al -caer la tarde, cuando ya perdía las esperanzas, apareció el Papagayo
Rojo.
-iCuac! -gr i tó él a modo de saludo.
Cotorra se inclinó con lentitud.
-i Hola!
Cotorra permaneció muda.
-iBah! - d i j o él en tono áspero-, otro de esos desagradables y
presumidos pajarracos importados.
Cotorra negó con un movimiento enérgico de cabeza.
-Eres una cacatúa, ¿verdad?
Cotorra volvió a negar.
-Peor, entonces -concluyó-, una cacatúa falsa. Sí, eso es lo que eres:
una vulgar cacatúa impostora. ¿O vas a negarlo?
Y a continuación, sin decir nada más se alejó del lugar.
Esta vez, Cotorra no cayó de espaldas, pero es eso lo que estuvo a punto
de ocurrirle cuando, delante del espejo, comprendió que su problema no podía
ser mayor: allí vio a un pobre pajarraco mudo, enamorado, disfrazado de
cacatúa y, para acabar de ajustar, puesto en ridículo. ¿Qué podía hacer? ¿Qué?
De nuevo se miró en el espejo y desesperada, decidió emprender el vuelo.
Voló sin pausa, ni dirección, ni rumbo. Voló porque sabía volar. Peor a
medida que volaba, sintió el placer del aire sin límites y del horizonte
inalcanzable, y comprendió su error: había tratado de ser otra, había escondido
lo que era. Entonces, con más bríos aún, agitó sus alas por encima de los I
montes elevados y sintió por primera vez las nubes y la lluvia y miró sin temor
los ríos profundos.
La verdad es que volar era lo único que quería hacer.
No supo cuánto tiempo coló, pero debió haber sido bastante, pues después
de todo recuperó el chillido de su voz y, además, con el viento sus plumas
volvieron a lucir el desorden habitual. Era tan notorio el cambio, que para
ninguno de sus conocidos pasó inadvertido.
-Estás inconfundible, querida - l e dijeron en todas partes.
Una mañana, cuando menos lo esperaba, y mientras tenía la cabeza debajo
del ala en busca del tercer piojo del día, escuchó a su lado una voz familiar:
-Hola.
¿Hola?
Todavía bajo las plumas, Cotorra dudó. Luego se enderezó con rapidez y -
joh!-, de buenas a primeras, sin sospecharlo siquiera, se encontró con el
Papagayo Rojo.
-Hola -insistió él.
-Hola -respondió Cotorra con una seguridad desconocida aun para ella
misma.
- C r e í que no te volvería a ver -d i j o el Papagayo.
Cotorra parpadeó una y otra vez.
-Y creí que no te volvería a ver -prosiguió- porque de tu estaca se
apoderaron otros animales bastante an-ti-pá-ti-cos, en realidad: un loro de
monte, una guacamaya multicolor y una falsa cachtúa.
Cotorra cerró los ojos.
-Hace mucho -confesó él- esperaba volver a ver tus plumas.
-¿Mis pluuuuuuuumas?
-Sí, tus plumas.
Cotorra desvió la mirada. El Papagayo se acercó un poco más.
-Es que me gustan mucho porque son sencillas, naturales, no esconden
nada. En cambio ...
-En cambio, ¿qué? -interrumpió Cotorra, nerviosa.
-En cambio, las plumas de esos otros animales ... No te imaginas lo que
era aquello.
Cotorra dudó un momento antes de confesar que "esos otros animales", de
que hablaba él, eran ella misma, y fue esta vez el Papagayo Rojo quien estuvo a
punto de perder el habla.
-¿Tú, la falsa cacatúa? ¿tú? ¿De veras?
-Sí, yo era la falsa cacatúa - d i j o con una voz grave de cuervo.
Ambos guardaron silencio; ella inclinó su cabeza.
-Luces esplendorosa -dijo de repente él.
-iCuac! -respondió ella, con el alboroto de siempre.
Y casi en el mismo instante, una bandada de loros, que pasaba por encima
de la estaca, gritó que ambos hacía una inmejorable pareja. Entonces la vecina,
que desde el principio había estado espiando aquel encuentro, batió alegre sus
alas y dijo a Cotorra:
-Estoy de acuerdo y, además, tengo una hxcelente idea para hacerte el
vestido de matr.. . .
-iOh, no! -exclamó Cotorra, cayendo de espaldas sobre el Papagayo
rojo.
Pero en esta ocasión, para fortuna suya, nadie corrió a auxiliarla.
LA FALSA CACATÚA
Objetivo:
Comprender el porqué suceden los hechos en la acción.
Aceptar a los demás tal como son.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Se les entrega a los niños dos cartulinas, una con la palabra Sí y otra con la
palabra No.
En el encargado de la actividad le hace varias preguntas a los niños, los
cuáles tienen que levantar las cartulinas con las palabras Sí o No de
acuerdo a la contestación de las mismas.
Ejemplo de las preguntas que se le pueden hacer a los niños:
Cotorra tenía buenos modales.
La cotorra era fea.
Tenía brillo en las plumas.
Un Papagayo se enamoró de ella.
La cotorra tenía las plumas desordenadas. , t
La vecina de la Cotorra la bañó y la perfumó.
La vecina de la Cotorra la pintó de varios colores y de blanco.
La idea central del cuento es: "Aceptar a los demás tal como son".
Para que comprueben sus respuestas, el encargado deberá también tener
cartulinas con las palabras Sí o No.
Recursos Materiales:
Con anticipación se elaboran las cartulinas con las palabras Sí y No.
Cartulina blanca
Paletas de madera
Lugar:
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. (Si - No)
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
Se recomienda al encargado en el momento de la narración no omitir ningún
detalle del cuento y antes de aplicar la técnica exblicar en qué va a consistir.
SOPA DE PIEDRA
Ross, Tony. Sopa de piedra. Colombia : Editorial Norma, 1991.
Un día en que iba de paseo, el terrible lobo malo pasó por donde mamá
gallina, que estaba tendiendo su ropa a secar. El lobo miró con cuidado las
cosas que colgaban de la cuerda y le parecieron muy finas.
"Mmmm, aquí hay cosas que me encantarían tener", pensó, y se detuvo a
conversar un rato.
-¡Buen día! -le dijo a mamá gallina-. Quisiera comerte y después
robarme tus cosas.
-Mil y mil gracias -cacareó mamá gallina-. Pero, ¿no te gustaría tomar
un poco de sopa antes de comerme?
- Q u é amable eres -contestó el terrible lobo sonriendo-. ¡Claro que me
encantaría tomar un poco de sopa antes de comerte!
-Está bien. Te prepararé algo delicioso: ¡SOPA DE PIEDRA! -d i j o mamá
gallina.
-¿Sopa de piedra? -se sorprendió el lobo-. He probado las sopas de los
mejores restaurantes y nunca he oído hablar db ésa. Pero si tu dices que es
buena, así debe ser.
Mamá gallina asintió, puso a hervir agua y echó la piedra en la olla.
Y el lobo, que no creía que se pudiera hacer sopa con una piedra, decidió
probarla con una cucharita.
-iPuaj! -escupió-. ¡Sabe a agua caliente!
-Pues claro -contestó mamá gallina-. Le hace falta sal y pimienta para
realzar el sabor de la piedra. ¿Por qué no lavas los platos mientras yo sazono la
sopa?
-¡Muy bien! - r i ó el lobo malo.
Cuando el lobo terminó de lavar los platos, volvió a probar la sopa.
-iUy! -aullú-. Ahora está peor. Sabe a agua salada y caliente.
-Tal vez la piedra se cocinaría mejor con un par de zanahorias - d i j o
mamá gallina después de pensar un poco-. ¿Por qué no arreglas la casa y
limpias el polvo mientras la preparo?
-¡Muy bien! -asintió el terrible lobo.
Cuando terminó, el lobo probó la sopa otra vez.
-No ha mejorado mucho -di jo.
-¡Las papas! -gr i tó mamá gallina-. Dios mío, me olvidé de las papas -y
salió corriendo a la huerta.
Desde allí le gritó al lobo:
-Mientras está la sopa, y antes de que empiece a llover ¿podrías recoger
la ropa?
-¡Muy bien! - d i j o el lobo.
El lobo volvió cargado de ropa y mamá gallina le pidió que probara la sopa
de nuevo.
-Está mejor -d i jo .
-Pero todavía le falta algo, ¿no crees? Mientras voy a buscar unos nabos,
¿podrías cortarme algo de leña? -le dijo mamá gallina, entregándole un hacha
diminuta y señalándole un árbol enorme-. Cuando acabes, la sopa estará lista.
-Está bien -refunfuñó el lobo.
El lobo taló el árbol, lo cortó en pequeños leños, y después probó la sopa.
-Está bastante buena. Ya nos la podemos tomar.
Mamá gallina probó un sorbito.
-No, todavía no -dijo-. Una o dos colecitas complementarán el sabor de
la piedra. Sé bueno y arregla la antena de la televisión mientras las coles se
cocinan.
-Está bien -gimió el lobo.
-La sopa huele delicioso -jadeó poco después, al bajar del tejado.
-Aaaaaaah -olfateó mamá gallina-. Todavía le falta algo. .. . mmmm.. .
j C hampiñones, eso es!
El lobo la miró sorprendido.
-Tienes el tiempo justo para deshollinar la chimenea mientras se cocina los
champiñones.
-Bueno -gruñó el lobo-, pero no te demork.
Cuando el lobo terminó, mamá gallina acababa de agregarle a la sopa unos
guisantes, un repollo pequeño, algunas lentejas y un hueso.
-Prueba -le dijo al lobo, muy orgullosa.
-¡Quién iba a pensar que con una simple piedra se podía hacer una sopa
tan gloriosa! -suspiró el lobo encantado.
-Me alegra que te haya gustado - d i j o mamá gallina cuando el lobo
terminó de tomarse la sopa-. Ahora me puedes comer.
-Imposible -jadeó el lobo-. Estoy demasiado lleno.
-No puedo creerlo. Entonces llévate mis cosas que tanto envidias y vete.
El lobo se quedó pensativo. Luego dio un salto y un rugido terrible ... agarró
la piedra y huyó a toda carrera.
SOPA DE PIEDRA
Objetivo:
Reflexionar sobre lo que se dice.
Disfrutar el contenido del libro.
Desarrollo:
Narración oral del cuento.
Al finalizar la narración se les pregunta a los niños ¿Quiénes son los
personajes más importantes de este libro?
Determinados estos personajes se da un tiempo para que los niños digan
como van vestidos.
Resuelto el punto anterior, se pasa al aspecto físico como son y lo que
éstos pueden expresar.
En último lugar se analizan los sentimientos que se descubren a través de
las distintas actitudes y la idea central. (La astucia de la gallina para
deshacerse del lobo).
Confeccionar máscaras de los personajes.
Variación:
Al finalizar la aplicación de la técnica, se puede realizar un juego dramático,
a lo cuál se escogerán dos niños que hayan participado más.
Recursos Materiales:
Preparar con anticipación 2 moldes de máscaras, lobo y gallina
Cartulina blanca
Hilo elástico
Lápices de colores
Papel satinado de diferentes colores
Lugar:
Sala de la Biblioteca y Aula de la Escuela
Técnica que se aplicará:
Técnica de animación de Montserrat Sarto ¿Cómo son?
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
Motivar a los niños a qué descubran todos los aspectos de los personajes,
que lo expresen oralmente y por medio de la elaboración de las máscaras
disfruten del mismo.
El enriquecirniento que proporciona a cada niño el conjunto de opiniones
será el mayor estímulo para próximas lecturas.
LA BRUJA DEL PARQUE MONCEAU
Jobert, Marlene. La bruia del parque Monceau. España : Ediciones Gaviota, 1991.
En pleno centro de París, en el parque Monceau, y siempre debajo del
mismo roble, dormía una dulce viejecita ... No hay nada de extraño en ello ...
De lejos sorprendía un poco por el color de su pelo, que era verde y
enmarañado. De cerca era una viejecita bastante mona; eso sí: un poco
arrugada, pero con un aspecto muy simpático.
Sin embargo, de sus labios color violeta salía un ruido bastante raro. Era
una especie de ronquido muy grave seguido de un silbido muy agudo. Algo así
como: Rrrrrooooooo.. Pchuiíiiíií ...
Todos sabemos que las brujas no existen, pero los niños llamaba a esta
viejecita «la bruja del parque Monceau)). Algunos de ellos procuraban no
acercársele, sobre todo si estaba dormida. Decían que cuando dormía lanzaba
malos hechizos sin poder evitarlo.
Una hermosa tarde del mes de octubre el pequeño Marco y sus amigos
jugaban al fútbol en el parque.
Las hojas empezaban a amarillear y a caer, pero hacia muy buen tiempo.
La vieja estaba a la sombra, como de costumbre, y roncaba Rrrooo..
Pchuííííí. .. como de costumbre.
Una mariquita se posó en una hoja de hierba muy cerca de donde ella
estaba.. . , y entonces, con un enorme ronquido Rrrroooo ... , ila viejecita aspiró los
siete puntitos negros de la mariquita!
Al encontrarse desnuda de repente, la pobre mariquita echó a volar
horrorizada.. .
En ese preciso momento, marco fue a topar con la extraña viejecita. Andaba
siguiendo su balón, que había rodado hasta allí. Tenía prisa por recuperarlo para
seguir jugando.
Se agachó muy despacio para recogerlo, con mucho cuidado de no
despertar a la durmiente ...
Cuando se estaba levantando vio siete puntitos negros salir de la boca de la
roncadora y lanzarse encima de él en un Pchuíííííí ... Se limpió la cara a toda
prisa y corrió a reunirse con sus amigos.
Todos los niños se echaron a reír cuando le vieron. Marco no entendía por
qué.. .
Cuando volvió a casa, al mirarse en un espejo, descubrió los siete puntitos
negros que se le habían quedado pegados a la cara, justo en las mejillas.
Se la lavó con jabón una y otra vez.
Se embadurnaba de espuma, pero por más que lo intentaba, los malditos
puntitos negros seguían ahí como si se los hubiera pegado con cola.
¡Era verdad! ¡Era verdad lo que decían de IA viejecita! Le había lanzado un
hechizo. ¡Era una bruja!
Pero ¿qué había sido de la mariquita? Sin sus bonitas manchas en las alar
no volvería a ser una mariquita de verdad, nadie volvería a creer que traía buena
suerte, nadie volvería a mimarla, nadie le cantaría canciones. Mira que si la
confundían con otro bicho y la llamaban ((caballito del diablo)) o escarabajo
patatero ...
iOh, no! ¡Sería terrible!
La mariquita desnuda estaba desesperada sin sus puntitos. Ni siquiera sus
compañeras la reconocían.
Avergonzada y humillada, corrió a esconder su desnudez debajo de la
primera hoja que encontró. Era una hoja de sauce, de sauce llorón ...
Por su parte, Marco no sabía qué hacer. ¿A quién podía contárselo? ¿Quién
le iba a creer?
Sus padres, con delicadeza, habían evitado cualquier comentario sobre los
feos puntos, pero en el colegio, al día siguiente, no sucedió lo mismo. Sus
compañeros se burlaron tanto de él que prefirió decir que estaba enfermo antes
que volver a clase.
Los dichosos puntos negros le amargaban la vida.
No era el mismo. ¿Adónde habían ido las risas locas de payaso en el
recreo?
Él, que normalmente era capaz de hacer reir hasta a sus soldados de
plomo ... Su vida ahora le divertía tanto como unh caja de bombones vacía. Se
habia quedado triste como un, como una ..., bueno, que se habia quedado triste,
tristííísimo.
Un domingo por la mañana su padre le llevó a pasear al parque Monceau.
La roncadora seguía estando en el mismo sitio, pero ahora no dormía.
Hablaba con los pájaros sonriendo y lanzándoles miguitas. Se decía de ella que
cuando se despertaba no se acordaba de nada. Era la viejecita más dulce y
encantadora del mundo.
De repente, algo hizo cosquillas en la mano del niño ..., era una mariquita.
Le gustaba el cosquilleo de sus patitas en la piel. ¡Qué pena! ¡Voló! Al mismo
tiempo, otra se posó en el hombro de su padre. Otra más correteó por su dedo,
en loca carrera de patitas cortas.
¡El parque estaba lleno de mariquitas!
Observó de cerca a la recién llegada y se entretuvo contando sus puntitos.
¡Anda! ¡Tenía siete, igual que él! Además, eran negros también y del mismo
tamaño ...; se parecían tanto a los suyos.. . ¿Y si ... ? Pudiera ser que ...
Marco, bruscamente, dejó de andar: ¿y si los puntos que le habían soplado
el día anterior pertenecieran a una ... ? [Oh?, en alguna parte tenía que haber una
pobre mariquita tan desgraciada como él. Pero ¿dónde? Era necesario
encontrarla; tendrían que ir juntos a ver a la bruja; tenía que poner los puntos en
su sitio ... ¡Había que hacer tantas cosas! Pero ... ¿dónde estaba la mariquita
desnuda? No podía mirar en todas las hojas del parque ...; aunque se armara de
paciencia, era imposible.
Estaba pensando todo esto mientras mirabita la mariquita de siete puntos
que ya se hallaba en su muñeca. Sin darse cuenta, se había puesto a pensar en
voz alta ...
- S i pudiera saber dónde se esconde la «desnuda» ...
-¿Qué estás diciendo? -le dijo la que le hacía cosquillas, ahora ya a la
altura de su brazo.
Marco se sobresaltó. La ((siete puntos)) hablaba. Ya nada podía extrañarle.
Tenía tantas ganas de contárselo a alguien no pudo resistirse a relatarle su
historia.. .
Cuando terminó, la mariquita le contestó con una vocecita chillona:
-¡Muy bien! Quedamos mañana en el mismo sitio. Y echó a volar.. .
El pobre nino no sabía qué pensar ... La llamó para que le explicara:
-Mariquita... ¡Oye, mariquita! ...
Pero había desaparecido.
-Marco, ¿estás hablando solo?
Era su padre, que le esperaba un poco más allá. Marco se acercó a él.
Al día siguiente, en el parque y debajo del mismo árbol, dormía la viejecita.
Parecía tan inocente ..., como si no hubiera pasado nada.
Detrás de un matorral, Marco esperaba, observaba ..., pero no pasaba nada.
Estaba empezando a impacientarse. ¿Por qué le había dicho la mariquita
ayer: «¡MUY bien, hasta mañana!)) Debía haber llegado tarde a la cita o no lo
había entendido bien.
Ya era tarde. Iba a marcharse cuando, de repente, encima de su reloj
aterrizó la «siete puntos» que había hablado con QI el día anterior.
-iUf! - d i j o ella resoplando-. No sabes lo que nos ha costado a mis
amigas y a mí encontrará a la ((desnuda)). Mira tu zapato izquierdo, ahí la tienes.
Marco se dio cuenta de que al menos cuarenta mariquitas se había posado
en él. Encontró sin esfuerzo a la «desnuda» y la puso con mucho cuidado en su
mano. Una nube anaranjada salió volando. Era la tribu de mariquitas que les
dejaba solos.
-Tenemos que hacer lo mismo que la otra vez, pero al revés -susurró
Marco.
-Entonces, te toca a ti primero -dijo la «desnuda».
Se acercaron despacito.
Marco se inclinó sobre la vieja. Ella aspiró los puntos al hacer Rrrrooooo ... y
volvió a soplarlos en su Pchuííííí ... en la frente del niño. Marco no se había
apartado lo bastante rápido.
<<iOh! ¡Mechachis en la mar! iFalló!», pensó el pequeño.
Esperó unos segundos; se agachó de nuevo y, en cuanto ella aspiró sus
puntos.. . Rrrrooooo.. . , se alejó a toda prisa.
La durmiente, en su silbido ... Pchuíííííííí ..., volvió a soplarlas en la brizna de
hierba que estaba al lado de donde se encontraba la «desnuda».
«iOh! ¡Mecachis y remecachis en la mar!» No se había puesto frente al
soplido de la roncante.
Los puntos le pasaron por debajo de la nariz antes de volver a la boca de
color violeta en el siguiente ronquido ... ~rrrooooo!.. Y entonces, a toda prisa, se
posó sobre la brizna de hierba correcta, y cuando sopló Pchuííííí ... sintió sus
siete queridos puntitos aterrizar en su espalda. Y de nuevo vestida, echó a volar.
Un poco más allá, tumbado en la hierba, la esperaba el niño. Con una
sonrisa de oreja a oreja, se ponía bizco mirando su nariz. Soltó una carcajada
cuando la mariquita se posó en ella.
Los paseantes miraban de reojo, un poco asombrados, a aquel niño que se
reía solo. Tal vez le hubiera dado un aire o un ataque de nervios.
Marco cerró los ojos un instante. Cuando volvió a abrirlos, la viejecita había
desaparecido. En el sitio donde dormía había una hoja muerta del mismo
tamaño que ella. Era la primera hoja de otoño, la primera del parque Monceau.
Una ráfaga de aire se la llevó volando ...
Cuando se alejó y se volvió pequeñita, Marco se frotó los ojos ... ¿Qué había
pasado con la viejecita sopladora? ¿Se la habría llevado el viento al soplar?
En ese momento, su amiga la mariquita le dijo al oído:
-Se ha ido a dormir a otro parque.
-Pero ¿dónde?
-Lejos, muy lejos, donde nunca más la encontrarás.
Entonces, Marco se echó a reír; no podía parar, se reía como loco. ¿Sería
porque había estado triste mucho tiempo? ¿Quería recuperar el tiempo perdido?
Nunca lo sabremos. Pero se reía ... hasta dar volteretas en la hierba, hasta
hacer saltar los botones de su camisa, hasta llorar, llorar de risa.
Esta vez toda la gente del parque se paró a mirar sin entender al pequeñín,
que se moría de risa.
Pero es que todos sabemos que los mayores no siempre entienden lo que
hace reír a los niños ...
LA BRUJA DEL PARQUE MONCEAU
Objefivo:
Desarrollar la imaginación.
Ejercitar la memoria.
. Comprender actitudes propias de la infancia.
Desarrollo:
Se divide el grupo en equipos
Se solicita a los equipos que se sienten formando un circulo.
Se le entrega una hoja de papel a cada grupo y se les indica que deben
escribir el cuento y cuando escuchen la palabra "cambio" pasen la hoja al
compañero que está a su derecha, el cual deberá continuar el relato de su
compañero a partir de donde éste se quedó.
Al finalizar cada equipo lee sus cuentos.
Recursos Materiales:
Hojas blancas
Lapiceros
Lugar:
Escenario de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos. (Sigue el hilo).
Personal Responsable:
Técnico Profesional
Tiempo necesario:
1 hora y 30 minutos
Número de niños: 15 niños
Edad: 11 años
Nivel de dificultad:
La dificultad estriba en el momento de hacer los cambios, se recomienda no
realizar muchos cambios porque pueden aburrir a los niños y llegar a perder su
interés o dispersar su atención. Se les debe dar un tiempo prudencial para que
ellos escriban tranquilamente. t
En el momento de aplicar la técnica se motiva a los niños para que escriban
el cuento en forma resumida sin perder de vista los detalles importantes, ni la
idea principal.
;COMO NOS EQUIVOCAMOS!
Schrott, Rubén y Strasnoy, Sergio. jCómo nos eauivocamos! Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1993.
La verdad es que aquel día la señorita nos tuvo mucha paciencia.
Estábamos preparando un trabajo para el taller de ciencias, pero el tema que
nos había tocado era aburridísimo: teníamos que investigar qué se puede hacer
con la basura. Sinceramente, a nadie le importaba mucho.
Y para colmo faltaba tan poco para que terminaran las clases que hacíamos
lío a cada rato.
Había que llevar material, Juan consiguió cáscaras de manzanas y
mandarinas. Pedro, que todavía seguía con tos, llevó una bolsa llena de frascos
y cajas de remedios. Y Marcela, jcuándo no!, nos llenó de envases de yogur,
flanes y postres. El aula era un desorden con tantos diarios, cajas de cartón,
juguetes viejos, huesos de bifes y latitas de gaseosas.
Algo se olía en el ambiente.
Cuando la señorita salió a hablar con la directora, voló el primer proyectil.
Primero fueron sólo unas pelotitas de papel,, después, algunas cajas de t
remedios. Cuando llegamos a los vasos de yogur, Pedro ya usaba su banco
como refugio antibasura.
De pronto, se abrió la puerta y todo se detuvo en el acto, incluso una
cáscara de banana que volaba en dirección a la cara de Juan. La señorita
contempló ese silencioso basural en que habíamos convertido el aula, y por
miedo a que nos rete, todos empezamos a decir:
-YO NO FUI, SEÑORITA. Hasta Carlos Funesto puso cara de ángel. Pero
la señorita no nos retó. Sólo nos miró. Recién entonces nos dimos cuenta de que
venía acompañada.
-Les presento a... -dijo, pero el hombre pelado, gordito y de ojos celestes,
la interrumpió.
Todos pensamos: "Zas, el supervisor. ¡Qué mal la hicimos quedar a la
señorita." Pero nos dimos cuenta de que no lo era, ¡POR SUERTE!, cuando una
voz pausada y cálida comenzó este relato:
Había una vez dos ciudades: una se llamaba Tiratodo y la otra Guardatodo.
La primera estaba en una zona muy hermosa. Tenía un río caudaloso, un gran
bosque y una tierra muy fértil. Todo lo contrario ocurría en Guardatodo. Estaba
en un lugar con escasa agua y Vegetación.
La vida en Tiratodo era muy fácil. Había tantas cosas que nada se cuidaba.
Tanto era lo que se tiraba que los camiones recolectores de basura eran cada
vez más y más grandes.
A medida que pasaba el tiempo era más difícil saber qué hacer con la
basura que se juntaba. Por eso decidieron convocar a una asamblea en la que
cada uno pudiera aportar sus ideas:
-Hagamos una gran montaña de basura, lejos de la ciudad, -propusieron
unos.
-No, mejor es quemarla -dijeron otros.
-¿Y si la tiramos al río? -sugirieron algunos.
-Pero no hay que tirarla toda; algo se puede aprovechar, les contestaron
unos pocos-. Por ejemplo, con las botellas de vidrio podemos hacer nuevas
botellas.
-Pero con toda la arena que tenemos para hacer vidrio no vamos a perder
tiempo separando la basura.
En fin, no se pusieron de acuerdo y la basura se siguió quemando,
tirándose al río y apilándose en montañas.
En Guardatodo, en cambio, la situación era muy distinta. En sus asambleas
se escuchaba:
-¿Qué podemos hacer para tener más alimentos?
-¿Cómo podemos resolver la escasez de árboles?
-¡Queremos tener más juguetes! -decían los chicos.
En este punto del relato, el desconocido cuenta-cuentos nos preguntó en
cuál de las dos ciudades preferíamos vivir.
Sin dudarlo ni un momento gritamos: "¡¡EN TIRATODO!! Entonces continuó
con el relato:
"En las asambleas de Guardatodo se seguía discutiendo.
-Tenemos que utilizar nuestro ingenio para bncontrar una solución.
-Pero con ingenio solo nos alcanza. Tenemos tan poquito que sólo tiramos
la basura.
-Nosotros hacemos pelotas para jugar con trapos viejos - d i j o el más
chiquito de la reunión.
-Y yo con los sachet de leche vacíos tejo bolsas - d i j o una señora.
-Y en casa los restos de comida los usamos en la huerta.
De pronto todos comenzaron a hablar al mismo tiempo: "Porque nosotros ..."
"Yo una vez hi ce..." "Y por que no ..."
-¡Basta! -d i j o entonces el alcalde de la ciudad-. Hay muy buenas
propuestas, pero hablemos de a uno. Creo que juntando las ideas, lo que cada
uno sabe, vamos a poder resolver nuestro problema.
Y así fue como decidieron que cada familia tuviera ocho tachos de basura:
uno para plásticos, otro para papeles y cartones, un tercero para restos de
comida, y otros para metal, vidrio, tela, malas ideas, y el más chiquito ... para la
basura.
i i j Ring! ! ! i Ring!
Por primera vez en el año, no nos movimos de nuestros asientos cuando
sonó el timbre.
-Pueden salir al recreo - d i j o la señorita.
-No, que siga contando, queremos saber cómo termina, señorita.
-Y para ustedes, ¿cómo sigue esta historia? -preguntó el relator.
-Para mí, que a los de Tiratodo les va muy bien porque tienen muchas
cosas, y a los de Guardatodo no, porque no tienbn juguetes d i j o el estudioso
de Matías.
-¿Pero no les irá mejor aprovechando la basura? - d i j o Pedro, que nunca
abría la boca.
-¿Y qué pueden conseguir con eso? -preguntó Marcela.
-Dejemos que le conteste el cuento -d i j o el relator, y continúo:
Decíamos que el tarro más chiquito era para la basura.
Al principio era un poco complicado, aparecían cáscaras de frutas en el
tacho de las telas, telas en el tacho de metales y metales entre los papeles.
En las asambleas, los fabricantes se quejaban: "hay que prestar más
atención. ¿A ver si fabricamos cuadernos de metal?"
Pero estos problemas se fueron resolviendo poco a poco. Todos
participaban, discutían, se peleaban y proponían soluciones.
Así, con el esfuerzo de todos, Guardatodo empezó a tener montañas de
papel, vidrio, metal, etc. para reciclar, es decir volver a utilizar estos materiales
para fabricar nuevas cosas.
En las fábricas estaban contentos: "con tanto plástico que juntamos, lo
vamos a fundir y vamos a poder fabricar nuevos juguetes y útiles para los
chicos".
En otra decían: "con el papel y el cartón que juntamos, podemos hacer
papel nuevo para fabricar cuadernos, imprimir libros y diarios".
Y las huertas familiares, de vecinos y también los agricultores empezaron a
tener mejores cosechas usando los restos orgánicos (comida) para enriquecer la
tierra.
Todos estaban muy contentos. Se podían seguir bañando en sus ríos, que
seguían limpios. Poco a poco, comenzaron a disfrutar de los árboles que
empezaban a crecer. Y como ya no se quemaba la basura se respiraba un aire
más puro en la ciudad de Guardatodo.
Pasaron los años y se organizó una feria en la que participaron las dos
ciudades. En ella se exhibían los adelantos e inventos que cada una había
desarrollado.
Tiratodo presentó al robot JTB (Junta Toda Basura) que recolectaba y
trasladaba automáticamente los desperdicios hacia el basural y hacia el río. Y
Guardatodo mostró los útiles escolares realizados con material reciclado:
cuadernos, reglas, lápices, sacapuntas, etc.
Por supuesto ganó Tiratodo. El jurado quedó impactado por la velocidad y
eficiencia de JTB, que con sólo escuchar "A LIMPIAR", o dejaba resto de basura
en toda la ciudad.
En la siguiente feria, Tiratodo llevó un super compactador de basura que
reducía diez bolsas llenas de residuos al tamaño de un paquetito de caramelos.
En cambio Guardatodo mostró orgulloso los frutos que había obtenido de una
tierra que había sido tan árida tiempo atrás.
Y otra vez ganó Tiratodo.
Feria tras feria, Tiratodo se llevaba siempre las medallas.
Hasta que un año, en el momento de presentar los inventos al jurado, el
alcalde de Tiratodo se levantó y dijo:
-Este año no traemos ningún invento. Siempre ganamos los premios, sin
embargo tenemos muchos problemas. El robot JTB es muy eficiente,
demasiado: persigue a los carteros para levantar las cartas que tiran en las
casas, los diarieros hacen huelga porque JTB se lleva los diarios antes de que la
gente pueda recogerlos. La basura no está en la ciudad, es cierto, pero nos
rodea. Las aguas del río están muy sucias, las montañas de residuos son cada
vez más altas y los bosques cada vez más chicos. TODO LO QUE NOS RODEA
LO CONVERTIMOS EN BASURA.
Y haciendo pucheros agregó:
-NO sabemos qué hacer. i i ¡COMO NOS EQUIVOCAMOS!!!
Y mirando al alcalde de Guardatodo, suplicó:
-Necesitamos que nos ayuden.
El contador de historias quedó en silencio. El relato había terminado.
La señorita no necesitó decir nada. Sin que lo podamos creer, Carlos
Funesto fue el primero en levantar las cáscaras que lo rodeaban. Enseguida
Marcela lo imitó juntando los envases de yogur. En pocos segundos parecíamos
30 robots JTB dentro del grado.
Feliz, la señorita dijo riendo:
-Bienvenidos a la ciudad de Guardatodo.
El misterioso contador de cuentos nos saludó y se encaminó hacia la
puerta. Entonces Pedro le gritó:
-¡Señor! No nos dijo quién es usted.
-¿Yo? Yo fui alcalde de la ciudad de Tiratodb.
iCOMO NOS EQUIVOCAMOS!
Objetivo:
Aprender a través de la lectura la problemática de la contaminación de
desechos.
Permitir que los niños lean a fondo un texto y destaquen los puntos
importantes para poder recomendarlo a los amiguitos y transmitir el
mensaje.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se les solicita a los niños que en una hoja blanca elaboren una reseña del
cuento con los siguientes datos:
Título
Autor
Tema
Qué les llamó más la atención
Porqué lo recomiendan a sus amigos
Se forman 2 grupos, y se nombran 2 coordinadores, cada uno
confeccionará una maqueta, de la ciudad Guardatodo y de la ciudad
Tiratodo con las características que lo diferencian de la ciudad Guardatodo.
Al final elaboran carteles de lo que aprendieron y el coordinador de cada
grupo expone el trabajo realizado.
Recursos Materiales:
. Láminas de estereofón
Papel de varios colores
Material reciclable
Cartulina de varios colores
Plasticina
Escarcha
Papel crepé verde
. Pilot
Cartulina blanca
Regla
Lugac
Sala de la Biblioteca, Aula de la escuela.
Técnica que se aplicará:
Hoy te recomendamos
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos.
Número de niños: 35 niños
Edad: 12 años
Nivel de dificultad:
Antes de comenzar la actividad, se le debe explicar como elaborar la
maqueta con los materiales escogidos.
FRUTILLA Y EL CEPILLO DE LA VANIDAD
Frutilla Y el ce~il lo de la vanidad. Buenos Aires : Editorial Sigmar, 1988.
En La maravillosa Whimsilandia hay un pequeño pueblo donde bien los
whimsies. Tienen los ojos vivaces, el pelo suave y sedoso, están casi siempre
felices y son muy buenos. Una de ellos se llama Frutilla y le encanta pasear por
el bosque recogiendo moras, cerezas, frutillas, y aspirar el perfume de las flores.
Un día Frutilla caminaba por el Prado de la Confusión, en el límite con el
Bosque Eterno. El bosque estaba tan agradable que la invitaba a seguir adelante
y, alegre, avanzó buscando las florcitas que crecían en medio de los claros que
dejaban los árboles.
Mientras caminaba, el bosque se hacía más tupido, pero Frutilla seguía
avanzando sin detenerse ni siquiera a descansar: había olvidado por completo
los consejos de los sabios Abuelos, quienes les habían aconsejado a los
whimsies: -¡Cuidado con el Bosque Eterno, puede ser muy peligroso!
Así fue como, en un momento, Frutilla se encontró en problemas. Al pasar
por el medio de un arbusto espinoso, vio una carpa de brillantes colores, delante
de la cual había una anciana sentada en un baniuito, que la saludó sonriente y
dijo: -Eres muy linda con ese color rosado, ipero tu sedoso pelo está
despeinado. Usa mi cepillo especial y ya verás qué bien te queda! Y se lo dio.
Frutilla observó a la anciana y, reconociendo a la Bruja, exclamó: -¡Te
conozco! Ahora recuerdo: tú ya me engañaste con un espejo mágico que me
convirtió en una vanidosa.
-Tienes razón -contestó Bruja- y lo lamento. Pero tú tiraste lejos el
espejo y no lo puede encontrar más. Ya sé que no puedo engañarte.
Pero Frutilla reconoció que su pelo estaba despeinado y aceptó el cepillo
que le ofrecía Bruja.
Frutilla comenzó a peinarse con cuidado. Enseguida se sintió distinta y dijo,
haciendo un gesto con la cabeza: -¡ES cierto, soy muy bella!
Frutilla llegó al estanque donde las ranas cantaban y croaban.
-¡Qué mal cantan! Ustedes, renacuajos, nunca van a cantar bien -les dijo,
burlándose, mientras se cepillaba.
Las ranas, tristes, se callaron y volvieron al agua. Frutilla se alejó
peinándose vanidosamente.
Al llegar al límite con el pueblo, Frutilla se encontró con Abuela y se rió:
-¿Por qué llevas esos cómicos anteojitos en la punta de la punta de la nariz?
¿No te das cuenta de lo ridícula que estás? Con risa burlona, Frutilla continuó
peinándose. Abuela se sintió muy confundida y pensó: "¿Por qué se portaba así
Frutilla?"
Beto, el manso perro del pueblo, fue corriendo hacia Frutilla, muy feliz. I
-¡Vete, pero callejero! -le gritó, enojada-.'No quiero que me estropees el
pelo; estás todo sucio y despeinado.
Beto se alejó con la cola entre las patas. -Ahora que tengo un cepillo tan
especial - d i j o Frutilla- nadie aquí será tan hermoso como yo. Entonces se fue
con los demás whimsies.
En el pueblo, los whimsies más jóvenes estaban preparando una comedia
para divertir a todos. Frutilla, despreciativa, se burló de ellos:
-¡Nadie quiere ver esa tonta obra de teatro, mientras yo estoy aquí,
bailando tan bien! Entonces brincó sobre el escenario y bailó, agitando el cepillo
como si fuera una varita mágica. Todos aplaudían y cuanto más lo hacían más
rápido bailaba ella, hasta convertirse en un pompón rosado. Finalmente se paró
y sonrió al público, que la estaba observando, maravillado.
Los whimsies se pusieron de pie, y en vez de aplaudir la actuación,
comenzaron a reírse a carcajadas al ver a la vanidosa Frutilla luego de bailar.
¡Qué ridícula estaba así despeinada! ¡Y ella que se creía la más bella de todos!
Frutilla se sintió tan confundida que rompió a llorar y corrió hasta el río Capricho.
Allí se miró en el agua clara. Se había cepillado el pelo tantas veces que
ahora parecía una nube redonda y rosada.
¡Con razón todos se habían burlado de ella!
La pobre Frutilla sintió tanta vergüenza por su vanidad que arrojó el cepillo
mágico al otro lado del río. Apenas lo hizo, su pelo volvió a ser el de antes. El
cepillo atravesó las ramas de los árboles y aterrizó ruidosamente sobre la
cabeza de Lagarto, quien se quedó inmóvil por u; instante, mirando hacia todos
lados, y luego con gesto atontado le habló a Bruja.
-Me pregunto por qué una criatura tan maravillosa como yo está con una
vieja loca como tú -se burló el lagarto de su malvada dueña, que estaba
sorprendida. Luego se fue al bosque, dejando a Bruja muy enojada. Una vez
más el engaño había sido descubierto y la tranquilidad volvía a reinar en
Whimsilandia.
Así Frutilla ha comprendido que, si está prohibido un regalo aceptar sin
primero preguntar, un sabio motivo hay aquí que sirve también para ti:
Si eres vanidoso, ningún amigo tendrás y muy solo te quedarás.
Afortunadamente, todos los whimsies ayudaron a Frutilla, quien ahora
comprendió qué bueno es tener amigos verdaderos.
FRUTILLA Y EL CEPILLO DE LA VANIDAD
Objetivo:
Alcanzar una buena comprensión del texto.
Valorar la calidad estética del cuento
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se les explica a los niños que, 2 veses, los libros son tan extensos que el
director de la Editorial decide que se acorte alguna parte del texto. Esto
debe aceptarlo y hacerlo siempre el autor.
El animador les indica, que se imaginen que son escritores y que han
recibido esta petición y con unas tijeras imaginarias va a cortar el texto.
Se les reparte fotocopias del cuento a cada niño y se le concede veinte
minutos para que puedan leer y resumir el texto sin destruir su sentido
original.
Pasado el tiempo se le solicita a cada niño que lea lo que cortó y explique el
porqué lo hizo. -
Recursos Materiales:
Con anticipación confeccionar unas tijeras.
Cartulina de colores.
Broches
Hojas blancas
Fotocopias del texto
Lugac
Sala de la Biblioteca
Técnica que se aplicará:
Las tijeras imaginarias de Ma Montserrat Sarto.
Personal Responsable:
Técnico profesional
Tiempo necesario:
Una hora
Número de niños: 14 niños
Edad: 12 años
Nivel de dificultad:
La dificultad puede estar en la falta de vocabulario de los niños, en el
desconocimiento del lenguaje, en la falta de hábitos de lectura y en una
deficiente formación estética.
EL CUENTO DE PAPEL
Cueto, Mireya. El cuento de papel. México. Editorial Trillas., 1991
En el país de Sih-y-Noh, todo era de papel de colores. He aquí cómo nació
ese país maravilloso.
Hace mucho tiempo, los chinos inventaron el papel; entonces, con sus
pinceles, hicieron dibujos muy bonitos, escribieron cuentos, y además
descubrieron que, doblando el papel de cierto modo, podían hacer barcos,
palomas y otros muchos objetos. Les pareció tan divertido este pasatiempo, que
se dedicaron a confeccionar animales árboles, reyes y reinas. Así se formó el
país de Sih-y-Noh.
Un día, el rey la reina de papel mandaron llamar a su paje Todonada.
-Queremos un parque zoológico en palacio - d i j o el monarca.
-No -dijo la reina.
-Sí -dijo el rey.
-Queremos aquí un zoológico -dijo la reina.
-No -dijo el rey.
-Sí -concluyó la reina.
De este modo supo Todonada que el rey la reina estaban de acuerdo, y que
él tenía que ir a buscar los animales necesarios para hacer un parque zoológico.
Montó en su caballo Papelote y galopó hasta la región de los hielos.
Allí encontró unos pingüinos. Todos estaban muy senos, porque jugaban al
juego de no reírse.
Al ver a Todonada y a Papelote soltaron la carcajada, pues como jugaban a
no reírse, se rieron y tuvieron que explicar al recién llegado, para que no se
ofendiera, que no se reían de él.
Después de aceptar la disculpa, Todonada les propuso ir al país de Sih-y-
Noh para vivir en el parque zoológico del rey y la reina.
-¿Hay allí mucho hielo? -preguntaron los pingüinos con interés.
-No -respondió Todonada-, no lo hay. Más bien hace calor; pero les
compraremos muchas paletas de limón.
-Son muy sabrosas, pero no nos bastarán -contestaron los pingüinos-.
Será mejor que te lleves nuestras fotografías, y así, por lo menos, los niños de
Sih-y-Noh podrán conocernos.
A Todonada le gustó la idea, tomó las fotografías y volvió a montar en su
caballito de papel.
Papelote temblaba del frío.
-Vayamos donde hace calor -dijo el caballo.
-¡Por supuesto! ¡Ya sé! Iremos al país de las jirafas y de los elefantes.
-Pero, ¿cómo vamos a atravesar el mar", -quiso saber Papelote.
-Con papel y buena suerte haremos un bardo.
-¿Y dónde consigue la buena suerte?
-Es muy fácil: está en todas partes.
-Si es así, recojamos mucha y llenémonos con ella los bolsillos.
Entre los dos hicieron un sólido barco de papel y, como llevaban mucha
buena suerte, cruzaron el mar sin ninguna dificultad, remolcados por un tiburón
de papel azul.
En el país del calor, Todonada y Papelote no tardaron en encontrar los
elefantes que buscaban. Se estaban dando una ducha con la trompa.
Todonada se acercó a un elefante y le preguntó:
-¿Quieres venir al país de Sih-y-Noh y vivir en el parque zoológico del rey
y la reina?
-¿Y cómo pasaré el mar?
-En nuestro barco de papel.
-ilmposible! Me mareo. Además, prefiero quedarme con mi papá y mi
mamá. Lo que haré es regalarle los colmillos de mi tatarabuelito. Te los
comprarán para hacer teclas de piano y te harás rico.
-No me gustaría separarte de tus papás. Quédate y dame los colmillos.
Y Todonada montó en su caballito, con el regalo del elefante, y se fue a
buscar jirafas.
Las jirafas estaban muy ocupadas, comiendo'hojas de un árbol. Todonada
saludó a una de ellas; pero la jirafa no contestó, porque ni siquiera oyó la
vocecita del muñeco de papel.
",Ya sé!", pensó Todonada, "me subiré al árbol para que me oiga".
Dicho esto, trepó por las ramas y se acercó a una jirafa.
-¿Quieres venir al parque zoológico del rey y la reina en el país de Sih-y-
Noh? -preguntó.
-Te advierto -contestó la jirafa- que yo me como diariamente las hojas
de un árbol.
-En ese caso -dijo muy triste Todonada-, no puedo invitarte; porque el
jardín del palacio se quedaría sin árboles, y sería terrible para los pajaritos.
-Muy cierto, pero no pongas esa cara tan triste. Ven, te llevaré a pasear en
mi lomo.
Todonada aceptó, y Papelote se echó a dormir.
La jirafa llevó a su amigo a donde había una poza de agua clara.
-¡Mira cuántos pececitos de colores hay aquí! -exclamó Todonada-. Me
gustaría llevarme uno para la fuente del rey y la reina.
Todonada sacó un espejito del bolsillo, lo metió en el agua y, como los
peces son muy curiosos, se acercaron a ver lo que brillaba.
-¿Quién quiere venir al país de Sih-y-Noh a vivir en la fuente del rey y la
reina? -les preguntó.
-Yo, yo, yo -dijeron todos.
Pero Todonada se quedó callado pensando cómo podría llevarse la poza de
agua. Por más que pensó y pensó, no encontró la manera de transportarla.
-Lo siento, pececitos; no podrán venir conniigo porque no me puedo llevar
la poza, y si los saco del agua, se morirán.
Para contentarlos, les echó migas de pan, y los pececitos pronto se
olvidaron del viaje.
Mientras la jirafa inclinaba su largo cuello para beber agua, Todonada siguió
paseando por la orilla del estanque, donde encontró varias ranas. Estaban
ensayando un coro, pues los vecinos se habían quejado de que cantaban muy
mal. A Todonada le costó muchísimo trabajo hacerse oír entre tanto ruido, así
que tuvo que gritar:
-¿QUIEREN VENIR AL PA~S DE SIH-Y-NOH PARA CANTAR EN EL
PALACIO DEL REY LA REINA?
-Sí - d i j o la directora del coro-, pero tendrás que llevamos a todas,
porque sólo así podemos cantar.
-Nos volverían locos -contestó Todonada.
Pero las ranas ya no oyeron más, porque se pusieron a hablar todas a la
vez. Todonada se tapó los oídos y se fue corriendo donde estaba la jirafa.
-¿Sabes? -le dijo Todonada a su amiga-. No estoy de suerte. ¿Qué
llevaré al país de Sih-y-Noh?
Y se puso a llorar.
-Serénate, Todonada; te ayudaré en lo que pueda. En aquel bosque vive
mi amigo al cuervo. Que sabe muchas cosas. Él te dará un buen consejo.
-Gracias, jirafa, por ayudarme -contestó Todonada, limpiándose las
lágrimas-. Vayamos a buscar al cuervo.
Cuando llegaron al árbol donde vivía el cu'ervo, el muñeco de papel tuvo
que subirse en una rama para hablar con él y pedirle consejo.
-Es cierto que no has conseguido lo que buscas, pero tal vez encuentres
algo que te hará muy feliz. Mira, detrás de este bosque hay un río, y al otro lado
del río hay una princesa que está llorando, porque no puede cruzarlo.
-¡YO iré a ayudarla! -exclamó Todonada.
-¿Lo ves? -dijo el cuervo-. ¡Ya no estás triste! Mi amiga la ardilla te
llevará donde se encuentra la princesa.
Todonada se despidió de la jirafa, le regaló un peine de recuerdo, y se fue
con la ardilla a buscar a la princesa.
Llegaron al río y vieron a la princesa en la otra orilla, muy triste, llorando.
Todonada hizo entonces una palomita de papel y la mandó con un recadito que
decía: "Si quieres cruzar el río, yo te ayudaré". La paloma regresó con otro
recado que decía: "Sí, sí quiero, y si lo cruzo, contigo me casaré".
Todonada acarició a la paloma y, con ayuda de la ardilla, hizo una barca de
papel con dos asientos. Atravesó el río, la princesa le dio la mano, subió a la
barca y los dos regresaron, al lado de la ardilla y la paloma.
-¿Cómo te llamas? -preguntó Todonada a la princesa, durante la
travesía.
-Nadina -contestó la princesa.
-Eres tan bonita como tu nombre. Yo me llamo Todonada y te llevaré a
vivir al palacio del rey y la reina en el país de Sih-y-Noh, donde seremos muy
felices. Ya verás.
-¿Está muy lejos? -preguntó la princesa.
-Sí -contestó Todonada-, pero eso no importa; haré un avión de papel y
así llegaremos muy pronto.
-Eres muy inteligente, Todonada.
El avión estuvo listo en menos que canta un gallo. Pero, ¿Y Papelote?
Todonada y Nadina fueron a buscarlo, y iy lo encontraron todavía dormido!
Al despertar, vio a la princesa y se puso muy contento.
Los tres llegaron a donde esperaba el avión, subieron a él y emprendieron
su viaje por el cielo.
No tardaron en llegar al país de Sih-y-Noh. Bajaron del avión y, aunque el
caballo estaba un poco mareado, pudo llevar en su lomo a Todonada y a Nadina
hasta el palacio del rey y la reina.
Los dos monarcas estaban en el balcón, muy preocupados, esperando a su
paje; cuando lo vieron llegar acompañado de Nadina, se pusieron muy contentos
y salieron a recibirlo.
-¡Qué bonita princesa! -exclamó el rey.
-No - d i j o la reina.
-Sí - d i j o el rey.
-Sí -aseveró la reina.
Así supo Todonada que el rey y la reina estaban de acuerdo, y les dijo:
-Voy a casarme con Nadina.
-Sí -dijeron el rey y la reina al mismo tiempo-. Pero ¿y el parque
zoológico?
Todonada contó sus aventuras en tan largo viaje, y cómo no había podido
traer animales para el zoológico. Los monarcas no se enojaron porque
comprendieron que los animales vivían contentos donde estaban. Además, su
paje les regaló el colmillo del tatarabuelito del elefante y las fotografías de los
pingüinos, que les gustaron mucho.
Los reyes de papel se alegraron mucho de que Todonada se casara con la
princesa Nadina y mandaron hacer muchos pasteles para la boda. Para
consolarse de que no podían tener un parque zoológico en palacio, decidieron,
de común acuerdo como siempre, que fuera un parque de juegos infantiles.
Su proyecto se llevó a cabo. El parque era muy grande y había en él
muchos juegos. Todos los niños de Sih-y-Noh iban a palacio a divertirse en los
columpios, en el tobogán, en el sube y baja, en un cochecito con campanillas del
que tiraba una jaquita enana, y en el tren de papel que, cruzando puentes y
túneles, corría por todo el parque. Las estaciones estaban decoradas con unas
fotografías de los pingüinos.
Y..., jcolorín, colorado, este cuento se ha acabado!
EL CUENTO DE PAPEL
Objetivo:
Comprender que la felicidad no se busca.
Identificar pasajes del cuento.
Desarrollo:
Lectura en voz alta del cuento.
Se les solicita a los niños que con recortes de revistas y papel, recreen
algún pasaje del cuento por medio de la técnica "collage".
Se hace una exposición de todos los "cuentos de papel", cada niño escoge
cualquiera de los cuentos "cuentos de papel", excepto el que él hizo y pasan
al frente y dicen qué pasaje creen que recreó el dueño del cuento de papel
que escogieron.
Variación:
Se puede confeccionar los personajes del cuento utilizando la técnica del
origami.
Recursos Materiales:
Revistas viejas
Goma
Papel de construcción
Papel blanco
Lugar:
Sala de la Biblioteca y Aula de la Escuela
Técnica que se aplicará:
Lecto - Juegos (El cuento de papel)
Personal Responsable:
Técnica profesional
Tiempo necesario:
Una hora y 30 minutos
Número de niños: De 15 a 35 niños
Edad: 12 años
Nivel de dificultad:
Antes de aplicar la técnica explicarles a 'los niños en qué consiste la
confección de un collage.
IV . lndice de Técnicas de animación a la lectura
Busca a tu compañero pero ¡No le hables! ........................................ 141
La Caja mágica ............................................................................................. 7
¿Cómo son? ............................................................................................. 252
Continúa el cuento .................................................................................... 104
El correo ................................................................................................... 129
El cuento congelado ................................................................................... 56
El cuento de papel .................................................................................... 287
El cuento sorpresa ...................................................................................... 90
De lo que veo te cuento .............................................................................. 80
El despertar de una afición . Expresiones gráficas .................................... 133
El despertar de una afición . Expresión plástica .............................. 148 y 21 7
Entrevista .................................................................................................. 211
Escucho e invento ................................................................................. 11
¿Están o no están? ............................................................................... 172
Este es el título ........................................................................................... 42
Grafofonías ............................................................................................... 111
Hoy te recomendamos .............................................................................. 270
Ilustrar ......................................................................................................... 17
Los intrusos .......................................................................................... 183
El juego de las letras ................................................................................... 32
Juguemos a completar .............................................................................. 201
El libro y yo ............................................................................................... 232
Lotería ...................................................................................................... 158
Me levanto y te lo digo ................................................................................ 63
................................................................................................... Modificar 114
¡NO es cierto! .............................................................................................. 97
Primero modelo después escribo ................................................................ 47
¿Quién está escondido? ........................................................................... 189
............................................................................................ ¿Quién lo dijo? 36
Representación Dramática - Juego dramático ............................................ 26
Representación Dramática - Títeres ........................................................... 84
Sigue el hilo .............................................................................................. 261
Sí - NO ...................................................................................................... 245
.................................................................................................. Sonorizar 119
Sopa de letras ........................................................................................... 228
Te digo el principio y tu continúas el cuento ................................................ 68
Las Tijeras imaginarias ............................................................................. 277
Vamos a adivinar ........................................................................................ 76
Viste al personaje ..................................................................................... 196
................................................................................................... Yo escucho 4
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