una acaudalada viuda, emily inglethorp, se ha casado con
Post on 29-Jul-2022
6 Views
Preview:
TRANSCRIPT
Unaacaudaladaviuda,EmilyInglethorp,sehacasadoconunhombreveinteaños más joven. Sus parientes ven en él a un cazafortunas que trata dearrebatarles la herencia. Una noche la anciana muere tras terriblesconvulsionesysedemuestraquehasidoenvenenadaconestricnina.
www.lectulandia.com-Página2
AgathaChristie
ElmisteriosocasodeStylesHérculesPoirot-1
ePUBv2.1Elle51806.09.12
www.lectulandia.com-Página3
Títulooriginal:TheMysteriousAffairatStylesAgathaChristie,1920.Traducción:StelladeCalIlustraciones:faro47
Editororiginal:conde1988(v1.0av1.6)Segundoeditor:Elle518(v2.0av2.1)ePubbasev2.0
www.lectulandia.com-Página4
GUÍADELLECTOR
Enunordenalfabéticoconvencionalrelacionamosacontinuaciónlosprincipalespersonajesqueintervienenenestaobra
ANNIE:JovencamareradelafamiliaCavendish.BAUERSTEIN:Eminentetoxicólogolondinense,amigodeestafamilia.CAVENDISH (John): Hijastro preferido de mistress Inglethorp, que antes fue
mistressCavendishymadrastradeJohn.CAVENDISH(Lawrence):Hermanodelanterior,conelcualconvive.CAVENDISH(Mary):EsposadeJohn.DORCAS:AntiguayfieldoncelladelosCavendish.HASTINGS:Elnarradordelanovela,granamigoycolaboradordePoirotporsus
aficionesdetectivescas.HOWARD(Evelyn):CompañerayfactótumdemistressInglethorp.INGLETHORP(Alfred):SecretarioquefuedelaviudaCavendishyluegosegundo
esposodeésta.INGLETHORP(Emily):Viejaamableygenerosa,esposadelanteriorymadrastra
deJohnyLawrence.JAPP(James):InspectordepolicíadeScotlandYard.MACE(Albert):Ayudantedefarmacia.MURDOCH(Cynthia):ProtegidademistressInglethorpyenfermera.PHILIPS:Fiscal.POIROT(Hércules):Detectivebelga,protagonistadeestanovela.WELLS:AbogadodemistressInglethorp.WILKINS:MédicodecabeceradelafamiliaCavendish.
www.lectulandia.com-Página5
E
CAPÍTULOI
LLEGADAASTYLES
L intenso interés que despertó en el público lo que fue conocido en sutiempocomo«ElcasodeStyles»sehaapagadoalgo.Sinembargo,envistadelaresonanciamundialquetuvo,miamigoPoirotylapropiafamiliame
hanpedidoqueescribaunarelacióndetodoloocurrido.Deestemodoconfiamosenacallarlosescandalososrumoresqueaúnpersisten.
Expondré brevemente las circunstancias queme llevaron a relacionarme con elasunto.
DesdeelfrentemehabíanenviadoaInglaterra,porinválido,ydespuésdeunosmesesenunadeprimentecasadeconvalecenciameconcedieronunmesdepermiso.Yonoteníaparientespróximosniamigos,ynohabíadecididoquehacercuandomeencontré con John Cavendish. Le había visto muy poco en los últimos años. Enrealidad,nuncalehabíaconocidomuyafondo.Mellevabasusbuenosquinceaños,aunquenorepresentabaloscuarentaycincoqueteníaentonces.Sinembargo,cuandochicomehabíaninvitadoapasartemporadasenStyles,laresidenciadesumadreenEssex.
Después de charlar largo y tendido sobre aquellos años, me invitó a pasar mitiempodepermisoenStyles.
—Amamáleencantarávolverteaver,despuésdetantosaños—añadió.—¿Quétalestátumadre?—pregunté.—Muybien.¿Nosabesquesehavueltoacasar?Creoquenopudedisimularmisorpresa.MistressCavendishsehabíacasadocon
elpadredeJohn,viudocondoshijos,yeraenmisrecuerdosunahermosaseñorademedianaedad.Debíade teneryasetentaaños,por lomenos.Larecordabaconunapersonalidad enérgica y autócrata, amiga de figurar en acontecimientos sociales ybenéficos y con cierta debilidad por organizar tómbolas de caridad e interpretar elpapel de Hada Buena. Era una señora extraordinariamente generosa y poseía unacuantiosafortunapersonal.
Suresidenciadecampo,StylesCourt,habíasidocompradapormísterCavendishen los primeros tiempos de sumatrimonio.MísterCavendish había estado en todotiempodominadoporsumujer,hastaelextremodeque,almorir,ledejólafincaenusufructo,asícomolamayorpartedesurenta,decisiónatodaslucesinjustarespectoa sus dos hijos. Lamadrastra de éstos, sin embargo, había sidomuy generosa con
www.lectulandia.com-Página6
ellos; eran tan jóvenes cuando su padre volvió a casarse que siempre la habíanconsideradocomosupropiamadre.
Lawrence,elmásjoven,eraunmuchachodelicado.HabíaestudiadolacarreradeMedicina,peroprontoabandonólaprofesiónyvivióenlacasamaterna,entregadoatrabajosliterarios,aunquesusversosnohabíanalcanzadogranéxito.
John había practicado algún tiempo como abogado, pero mas tarde se habíaretiradoa lavidadecampo,para laquesesentíamejordispuesto.Sehabíacasadodos años antes y vivía con su mujer en Styles, aunque me pareció que hubierapreferido que su madre le aumentara la pensión y tener un hogar propio. Pero amistressCavendishlegustabahacersusplaneseimponerlosyenestecasoteníalasarténporelmango,esdecir,loscordonesdelabolsa.
John se dio cuenta demi sorpresa ante la noticia del nuevomatrimonio de sumadreysonriótristemente.
—¡Es un condenado patán!—tronó furioso—. Te aseguro, Hastings, que estáhaciéndonoslavidaimposible.EncuantoaEvie,¿teacuerdasdeEvie?
—No.—Nohabríavenido todavíaen los tiemposenque túfrecuentabasnuestracasa.
Eslacompañerademimadre,sufactótum,sucorreveidile.Buenapersona,aunquenoprecisamentejovenyguapa.
—¿Quéibasadecir?—¡Ah,sí!,elindividuoese.Sepresentóencasaporlasbuenas,conelpretextode
serprimosegundooalgoporelestilodeEvie,aunqueellanoparecemuydispuestaareconocer su parentesco. Salta a la vista que el tipo es extranjero. Lleva una granbarbanegrayunasbotasdecuero,hagaeltiempoquehaga.Peromamáseaficionóaélenseguidayletomócomosecretario.Yasabesquesiemprehadirigidouncientodesociedades.
Yoasentí.—Naturalmente, con la guerra, esas cien sociedades se han convertido enmil.
Hay que reconocer que el tal sujeto le ha resultadomuy útil. Pero excuso decirtecómonosquedamoscuando,hacetresmeses,nosanunciómamádeprontoqueellayAlfredsehabíancomprometido.Sinospinchannosangramos.Éleslomenosveinteañosmás jovenque ella.Un cazadotes descarado, claro; pero ella es dueña de susactosysecasóconél.
—Debedeserunasituaciónmuydifícilparavosotros.—¿Difícil?Esendemoniada.DemodoquetresdíasmástardedescendíayodeltrenenStylesSaintMary,una
diminutaestacióncuyaexistencianoparecíamuyjustificada,colocadaenmediodelosverdescampos.Cavendishmeesperabaenelandénymecondujoencoche.
—Comoves,tenemosunpocodegasolina—indicó—.Graciasalasactividades
www.lectulandia.com-Página7
demimadre.ElpueblodeStylesSaintMaryestaba situadoaunasdosmillasde lapequeña
estaciónyStylesCourtseasentabaunamillamásallá.Eraundíatranquiloycálidodeprincipiosdejulio.ContemplandolallanuradeEssex,tanverdeyquietabajoelsoldelatarde,parecíacasiimposiblequeunagranguerrasiguierasucursonolejosde allí. Sentí como si me hubiera perdido en otro mundo. Al cruzar la verja deentrada,dijoJohn:
—Nosésitepareceráestodemasiadotranquilo,Hastings.—Amigomío,esoesprecisamenteloquedeseo.—Esbastanteagradable,sitegustalavidareposada.Yohagoinstrucciónconlos
voluntarios dos veces por semana y echo unamano a las fincas.Mimujer trabajaregularmentelatierra.Selevantatodoslosdíasalascincoparaordeñarlasvacasysigue las faenas hasta la hora del almuerzo.En conjunto es una buena vida. Si nofueraporeseAlfredInglethorp.
Deprontodetuvoelcocheymirósureloj.—No sé si tendremos tiempo de recoger a Cynthia. No, ya habrá salido del
hospital.—¿Tumujer?—No,esunaprotegidademimadre,hijadeunacompañerade colegioque se
casóconunbribón.Fracasórotundamenteylaniñaquedóhuérfanaysinuncéntimo.Mimadrelarecogióyllevacasidosañosconnosotros.TrabajaenelhospitaldelaCruzRojadeTadminster,asietemillasdeaquí.
Mientras pronunciaba las últimas palabras, nos deteníamos frente a la casa,antiguayhermosa.Unaseñoravestidacongruesafaldadetweedyqueseinclinabasobreunmacizodeflores,selevantóalvernos.
—¿Quéhay,Evie?Ésteesnuestroheroicoherido.MísterHastings,missHoward.YasíhizolaspresentacionesmiamigoJohn.MissHowardmeestrechólamanocalurosamente,casimehizodaño.Ensucara,
quemadaporelsol,resaltabanlosojos,profundamenteazules.Eraunamujerdeunoscuarenta años y de agradable aspecto, con voz profunda, algomasculina, y cuerpofuerte y anguloso. Enseguida noté que su conversación era cortada, al estilotelegráfico.
—Loshierbajossepropagancomoel fuego. Imposible librarsedeellos.Tendréquereclutarleausted.Tengacuidado.
—Leaseguroquemeencantaráserútilenalgo—respondí.—Nodigaeso.Searrepentiría.—No seas cínica, Evie—dijo John riendo—. ¿Dónde tomamos el té, dentro o
fuera?—Fuera.Demasiadobuentiempoparaencerrarseencasa
www.lectulandia.com-Página8
—Puesven,yahas trabajadobastanteenel jardín.El labradorsehaganadosujornal.Anda,venarefrescarte.
—Bueno—dijomissHoward,quitándoselosguantesdejardinero—.Deacuerdocontigo.
Nos condujo al lugar donde estaba dispuesto el té bajo la sombra de un gransicómoro.
Una figura femenina se levantó de una de las sillas demimbre y avanzó unospasospararecibirnos.
—Mimujer,Hastings—dijoJohn.NuncaolvidaréelprimerencuentroconMaryCavendish.Sehangrabadoenmi
memoriaenformaindeleblesualtayesbeltasiluetarecortándosecontralafuerteluz,elfuegodormidoqueseadivinabaenella,aunquesóloencontraseexpresiónensusmaravillosos ojos dorados, su quietud, que insinuaba la existencia de un espírituindomabledentrodeuncuerpoexquisitamentecultivado.
Merecibióconunaspalabrasdeagradablebienvenida,pronunciadasconvozbajayclara,ymedejécaerenunasillademimbre,felizporhaberaceptadolainvitaciónde John. Mistress Cavendish me sirvió el té y sus tranquilas observacionesfortalecieron mi primera impresión: era una mujer extraordinariamente atractiva.Animado por la viva atención queme demostrabami anfitriona, descubrí con vozhumorística ciertos incidentes de la casa de convalecencia, y puedo ufanarme dehaberla divertido grandemente. Desde luego, John es muy buen chico, pero suconversaciónnotienenadadebrillante.
Enaquelmomentollegóanosotros,atravésdeunaventanaabierta,unavozqueyorecordabamuybien:
—Quedamos,Alfred,enqueescribirásalaprincesadespuésdelté.YoescribiréaladyTadminsterparaelsegundodía.¿Oesperaremosaverloquedicelaprincesa?En casodeque se niegue, ladyTadminster podía presidir el primer día, ymistressCrosbieelsegundo.Yladuquesalafiestadelaescuela.
SeoyóunavozmasculinaycontestaramistressInglethorp.—Tienesrazón.Despuésdelté.Estásentodo.Lapuerta-ventanaseabrióunpocomásyporella salióalcéspedunahermosa
señoradecabellosblancos,confaccionesalgodominantes.Laseguíaunhombreenactitudobsequiosa.
MistressInglethorpmerecibióefusivamente.—MísterHastings. ¡Quéalegríavolverleaverdespuésde tantosaños!Querido
Alfred,místerHastings;mimarido.Mireconciertacuriosidadal«queridoAlfred».Desdeluego,parecíaextranjero.
NomeextrañóqueaJohnledisgustarasubarba:eraunadelasmáslargasynegrasquehabíavistoenmivida.Llevabaanteojosconmonturadeoroysurostroteníauna
www.lectulandia.com-Página9
impasibilidadextraña.Meparecióquesupuestoestabaenlastablasteatrales,peroenlavidarealresultabacompletamentefueradelugar.Suvozeraprofundayuntuosa.Mediolamanorígidamente,diciendo:
—Encantado,místerHastings—yvolviéndoseasuesposa—.QueridaEmily,esecojínestáunpocohúmedo.
Ella sonrió cariñosamente a su marido, que le cambió el cojín con grandesdemostraciones de afecto. Extraño apasionamiento en una señora inteligente comoella.
Con la llegada de Inglethorp, una especie de hostilidad velada se adueñó de lareunión. Sobre todo miss Howard no se molestó en ocultar sus sentimientos. Sinembargo,mistressInglethorpnoparecíadarsecuentadeello.Suvolubilidadnohabíaperdidonadaconeltranscursodelosañosyhablóincansablemente,sobretododelatómbolaqueestabaorganizandoyquetendríalugarmuypronto.Devezencuandosedirigía a sumarido para preguntarle algo relacionado con horarios y fechas. Él noabandonó su actitud vigilante y atenta. Desde el primer momento me disgustósobremanera;ymeufanodejuzgarcerteramenteaprimeravista.
Poco después, mistress Inglethorp se volvió a Evelyn Howard para darleinstruccionessobreunascartasysumaridosedirigióamíconsubientimbradavoz:
—¿Esustedmilitardecarrera,místerHastings?—No,antesdelaguerraestabaenlaCompañíadesegurosLloyd’s.—¿Yvolveráustedallícuandoterminelaguerra?—Puedeser.Aunquequizáempiecealgonuevo.MaryCavendishseinclinó.—Silefueraposibleseguirsusinclinaciones,¿quéprofesiónescogeríausted?—Dependedeciertascosas.—¿No tieneustedunaafición secreta?—preguntó—.¿Nose sienteatraídopor
nada?Casitodosloestamos,confrecuenciaporalgoabsurdo.—Sereiríausteddemísiselodijera.MaryCavendishsonrió.—Quizá.—Siemprehesentidolasecretaambicióndeserdetective.—¿UnauténticodetectivedeScotlandYard,ounSherlockHolmes?—SherlockHolmes,porsupuesto.Perohablandoenserio,esalgoquemeatrae
enormemente.ConocíenBélgicaaundetectivemuyfamoso,quemeentusiasmóporcompleto. Era maravilloso. Decía siempre que el trabajo de un buen detective esúnicamente cuestión de método. Mi sistema está basado en el suyo, aunque, porsupuesto, lo he mejorado mucho. Era un hombre muy divertido, un dandi, peromaravillosamentehábil.
—Me gustan las buenas historias policíacas —observó miss Howard—. Sin
www.lectulandia.com-Página10
embargo, son unmontónde tonteríasmuchas veces.El criminal, descubierto en elúltimocapítulo.Todoelmundoequivocado.Enelcrimenrealsesabeenseguida.
—Grannúmerodecrímeneshanquedadosinaclarar—repliqué.—NoquierodecirlaPolicía,sinolagentequeestádentrodelcrimen.Lafamilia.
Ellosnoseengañan.Losabentodo.—¿Entoncesustedcree—dije,muydivertido—,quesisevieramezcladaenun
crimen,digamosunasesinato,descubriríaustedinmediatamentealasesino?—Porsupuestonopodríaprobarloalosabogados.Peroyocreoquelosabría.Si
semeacercabaelasesino,lonotaríaenelaire.—Podríaser«la»asesina—sugerí.—Podría.Pero el asesinato es algoviolento.Más amenudo es asociado con la
ideadelhombre.—Salvoencasodeveneno—lavozdemistressCavendishmesobresaltó—.El
doctor Bauerstein decía ayer que es muy probable que haya habido innumerablesenvenenamientosporcompletoinsospechados,debidoalaignoranciadelosmétodoscuandosetratadevenenospococomunes.
—¡PorDios,Mary,quéconversacióntanhorrible!—exclamómistressInglethorp—.Meestáisespeluznando.¡AquívieneCynthia!
Unamuchachaconuniformedeenfermeracruzórápidamenteelcésped.—Cynthia,llegastardehoy.ÉsteesmísterHastings.MissMurdoch.CynthiaMurdocherauna jovendeaspecto lozano, llenadevidaydevigor.Se
quitó su gorrito y admiré las grandes ondas sueltas de su cabellera rojiza y labrevedadyblancurade lamanoqueadelantóparacoger su tazade té.Conojosypestañasnegroshubierasidounabelleza.
Setumbóenelsuelo,alladodeJohn,ymesonriócuandoleacerquéunplatodeemparedados.
—Siénteseaquíenlahierba.Seestámuchomejor.Obedecíprontamente.—TrabajaustedenTadminster,¿verdad?Cynthiaasintió.—Sí,pormispecados.—¿Seportanmalconustedsusjefes?—preguntésonriendo.—¡Megustaríaverlo!—exclamóCynthiacondignidad.—Tengo una prima en un hospital, que les tiene pánico a las enfermeras
diplomadas.—Nomeextraña.No tieneusted ideadecómoson.Peroyonosoyenfermera,
graciasaDios.Trabajoeneldispensario.—¿Acuántagenteenvenenausted?Cynthiasonriótambién.
www.lectulandia.com-Página11
—¡Acientos!—dijo.—Cynthia—llamómistressInglethorp—,¿puedesescribirmeunascartas?—Desdeluego,tíaEmily.Selevantódeunsaltoyalgoensuactitudmerecordóquesuposiciónenlacasa
era subalterna y quemistress Inglethorp, aun siendo tan bondadosa, no le permitíaolvidarlo.
Mianfitrionasevolvióhaciamí.—Johnleenseñarásucuarto.Lacomidaesalassieteymedia.Hemossuprimido
la cena, por elmomento.LadyTadminster, la esposa de nuestro diputado, hija deldifuntolordAbbotsbury,hacelomismo.Estádeacuerdoconmigoenquesomoslaspersonas de nuestra posición las que tenemosque dar ejemplo de austeridad.Aquíseguimos un régimen de guerra; nada se desperdicia, hasta los trozos de papel serecogenysemandanensacos.
ExpresémiaprobaciónyJohnmecondujoalacasa.Subimoslaanchaescaleraque, bifurcándose a derecha e izquierda, conducía a las dos alas del edificio. Micuartoestabaenelalaizquierdayteníavistassobreelparque.
John me dejó y unos minutos más tarde lo vi desde mi ventana paseandososegadamente por la hierba, cogido del brazo de CynthiaMurdoch.Oí la voz demistress Inglethorp llamando a Cynthia con impaciencia y la muchacha corrió endirecciónalacasa.Almismotiempo,unhombresurgiódelasombradeunárbolytomó lentamente la misma dirección. Representaba unos cuarenta años, era muymorenoy su rostro,pulcramenteafeitado, teníaunaexpresiónmelancólica.Parecíadominadoporunaemociónviolenta.Alpasarmirócasualmentehaciamiventanaylo reconocí, aunque había cambiado mucho en los últimos quince años. Era elhermanomenordeJohn,LawrenceCavendish.Mepreguntécuálpodríaserelmotivodelaextrañaexpresiónquesorprendíensurostro.
Despuésmeolvidédeélymehundíenmispropiosasuntos.LatardesedeslizóagradablementeyporlanochesoñéconlaenigmáticaMary
Cavendish.LamañanaamanecióclarayllenadesolypresentíquemiestanciaenStylesme
ibaaserextraordinariamentegrata.NoviamistressCavendishhastalahoradelalmuerzo.Entoncesmeinvitóadar
un paseo con ella y pasamos una tarde deliciosa, vagando por los bosques yregresandoacasaalrededordelascinco.
Al entrar en el amplio vestíbulo, John nos hizo seña de que le siguiéramos alsalón de fumar. Por la expresión de su rostro comprendí enseguida que algodesagradablehabíaocurrido.Leseguimosycerrólapuertadetrásdenosotros.
—Escucha,Mary;hayunjaleohorrible.EviehadisputadoconAlfredInglethorpysemarcha.
www.lectulandia.com-Página12
—¿QuesemarchaEvie?Johnasintiósombrío.—Sí,fueaveramamáy…¡Aquívieneella!MissHowardapretabaloslabiosconobstinaciónyllevabaunapequeñamaleta.
Parecíaexcitadaydecidida,ligeramentealadefensiva.—¡Almenos—estalló—selascantéclaras!—QueridaEvie—exclamómistressCavendish—,nopuedocreerquetemarches.MissHowardasintió,ceñuda.—Pueseslaverdad.SientohaberdichoaEmilyalgunascosasquenoperdonará
niolvidará fácilmente.Nome importasimispalabrasnohanhechomuchoefecto.Probablementenoconseguirénada.Ledije:«Eresvieja,Emily,ylastonteríasdelosviejos son las peores.Es veinte añosmás jovenque tú y tú te engañas respecto almotivodesumatrimonio:Dinero.Noledesdemasiado.LamujerdelgranjeroRaikesesjovenyguapa.PreguntaatuqueridoAlfredcuántotiempopasaensucasa».Emilyseenfadómucho.¡Natural!Yyocontinué:«Teloadvierto,sitegustacomosinotegusta: ese hombre te matará mientras duermes, en un decir “¡Jesús!”. Es un malbicho.Puedesdecirme loquequieras,pero recuerdaque teheavisado. ¡Esunmalbicho!».
—¿Yquédijoella?MissHowardhizounamuecamuyexpresiva.—«MiqueridísimoAlfred,mipobrecitoAlfred,calumniasviles,mentirasruines,
horriblemujer,acusaramiqueridoesposo…».Cuantoantesdejeestacasa,mejor.Demodoquememarcho.
—Pero¿ahoramismo?—Enestemismomomento.Durante unos instantes nos quedamos contemplándola. Finalmente, John
Cavendish,viendoquesusargumentosnoteníanéxito,fueaconsultarelhorariodetrenes. Su mujer le siguió, murmurando que sería mejor convencer a mistressInglethorpdequerecapacitara.
Alquedarnossolos,laexpresióndemissHowardsetransformó.Seinclinóhaciamíansiosamente.
—MísterHastings,ustedesunabuenapersona.¿Puedoconfiarenusted?Mesobresaltéligeramente.Posósumanoenmibrazoysuvozseconvirtióenun
susurro.—Cuidedeella,místerHastings.¡MipobreEmily!Sonunamanadadetiburones,
todosellos.Bienséloquemedigo.Todosestánalacuartapreguntaylaacosanconpeticionesdedinero.Laheprotegido todo loquehepodido.Ahoraque lesdejoelcampolibre,seimpondrán.
—Naturalmente,missHoward—dije—.Harétodoloqueestéenmimano;pero
www.lectulandia.com-Página13
tranquilícese,estáustedmuynerviosa.Meinterrumpió,amenazándomeconelíndice.—Joven,créame.Hevividomásqueusted.Sólolepidoquetengalosojosbien
abiertos.Veráluegositengoonorazón.El ruido del motor del coche nos llegó a través de la ventana abierta y miss
Howardse levantó,encaminándosehacia lapuerta. John llamódesde fuera.Con lamanoenlaportezueladelcoche,Eviememiróporencimadelhombroymehizounaseña.
—Ysobretodo,místerHastings,vigileaesedemonio,almarido.No hubo tiempo para hablar más. Miss Howard desapareció entre un coro de
protestasyadioses.LosInglethorpnosepresentaronparaladespedida.Mientras el coche desaparecía, mistress Cavendish se separó súbitamente del
grupoyavanzóhaciaelcésped,saliendoalencuentrodeunhombrealto,conbarba,queevidentementeveníadelacasa.Susmejillassecolorearonaldarlelamano.
—¿Quién es ése? —pregunté con viveza, porque instintivamente me disgustóaquelhombre.
—EseldoctorBauerstein—contestóJohnbrevemente.—¿YquiéneseldoctorBauerstein?—Está en el pueblo haciendo una cura de reposo, después de haber sufrido un
gravedesequilibrionervioso.EsunespecialistadeLondres,hombremuyinteligente;unodelosmejoresespecialistastoxicólogos,segúncreo.
—YesmuyamigodeMary—apuntóCynthia,incorregible.JohnCavendishfruncióelceñoycambiódetema.—Vamosadarunpaseo,Hastings.Todoesteasuntohasidomuydesagradable.
Siempreha tenido la lenguamuysuelta,peronohayen toda InglaterraamigamásfielqueEvelynHoward.
Tomóelcaminoquecruzabaelbosqueynosdirigimoshaciaelpueblo.De regreso, al cruzar una de las verjas, una bonita joven de belleza gitana que
veníaendirecciónopuestanoshizounainclinaciónysonrióafectuosamente.—Esguapaesachica—observéapreciativamente.LacaradeJohnseendureció.—EsmistressRaikes.—¿LaquedijomissHowardque…?—Lamisma—dijoJohn,conbrusquedadquejuzguéinnecesaria.Comparé mentalmente a la anciana señora de la casa con la vehemente y
picaresca jovenqueacababadesonreímosyelpresentimientodequealgomaloseavecinabameestremeció.Sacudímispensamientosydije:
—¡Stylesesmaravilloso!Johnasintió,convozsombría.
www.lectulandia.com-Página14
—Sí,esunahermosapropiedad.Algúndíaserámía.Yaloseríaenderechosimipadrehubierahechountestamento justo.Yyonoandaría tanendiabladamentemaldedinerocomoloestoyahora.
—¿Estásmuymaldedinero?—QueridoHastings,nomeimportadecirtequenoséquéhacerparaconseguirlo.—¿Nopuedeayudartetuhermano?—¿Lawrence? Se ha gastado hasta su último penique publicando versosmalos
conencuadernacionesdefantasía.No,somosunapandilladepobretones.Tengoquereconocer que mi madre ha sido muy buena con nosotros hasta ahora. Desde sumatrimonio,quierodecir…
Seinterrumpióbruscamente,frunciendoelceñomalhumorado.Sentí por primera vezque con lamarchadeEvelynHoward el ambiente había
perdidoalgoindefinible.Supresenciainfundíaseguridad.Ahoraestaseguridadhabíadesaparecidoyelaireparecíallenodesospechas.Volvíaverconlaimaginaciónelrostro siniestro del doctor Bauerstein.Me sentí lleno de suspicacia, contra todo ycontratodos.Poruninstantebarruntélaproximidaddelmalymesentíhondamentepreocupado.
www.lectulandia.com-Página15
H
CAPÍTULOII
DIECISÉISYDIECISIETEDEJULIO
ABÍA llegado a Styles el 5 de julio. Relataré a continuación los hechosocurridos en el 16 y 17 de aquel mes. Recapitularé los incidentes deaquellos días con tanta exactitud como me sea posible. Estos hechos
salieron a la luz posteriormente, en el proceso, después de largos y pesadosinterrogatorios.
RecibíuncartadeEvelynHowardunpardedíasdespuésdesumarcha;enellamedecíaquetrabajabacomoenfermeraenelgranhospitaldeMiddlingham,ciudadindustrial a unas quincemillas de Styles, yme rogaba le hiciera saber simistressInglethorpdabamuestrasdedesearreconciliarse.
La única sombra que enturbiaba la tranquilidad demi estancia enStyles era laextraordinaria preferencia de mistress Cavendish por la compañía del doctorBauerstein,preferenciaquemeparecíaincomprensible.Nopodíacomprenderquéeralo que veía en él, pero siempre estaba invitándole y con frecuencia hacían largasexcursionesjuntos.Sinceramente,suatractivoeraparamíunmisterio.
El 16 de julio cayó en lunes. Fue un día de mucho movimiento. La famosatómbolasehabíainauguradoelsábadoanterior,yaquellanocheserepresentaríaunafunciónrelacionadaconlafiestadelacaridad,enlaquemistressInglethorprecitaríaunpoemapatriótico.Habíamos estado toda lamañanamuy atareados arreglandoydecorandoellocaldelpueblodondelafunciónibaacelebrarse.Almorzamostardeysalimosaljardínadescansar.ObservéquelaactituddeJohnnoeradeltodonormal.Parecíamuyexcitadoeinquieto.
Después del té, mistress Inglethorp se retiró a sus habitaciones y yo desafié aMaryCavendishaunpartidodetenis.
A eso de las sietemenos cuarto, mistress Inglethorp nos avisó a gritos que lacomidaseadelantaríaaquellanocheyqueno íbamosaestarapunto.Tuvimosquedarnosmuchaprisapara llegara tiempoy,antesde terminardecomer,elcocheyaesperabaenlapuerta.
La función constituyó un gran éxito y la actuación de mistress Inglethorp fuepremiada con una ovación. Hubo también algunas cuadros plásticos en los queintervinoCynthia.Lamuchachano regresóconnosotros,porhaber sido invitadaauna cena y a pasar la noche con unos amigos que habían actuado con ella en larepresentación.
www.lectulandia.com-Página16
Alamañanasiguiente,mistressInglethorpdesayunóenlacama,porencontrarsemuy cansada; pero a las doce ymedia se presentómuy animada y nos arrastró aLawrenceyamíaunacomidaencasadeunosamigos.
—Una invitación amabilísima de mistress Rolleston. Es hermana de ladyTadminster.LosRollestonvinieronaInglaterraconGuillermoelConquistador.Unadenuestrasfamiliasmásantiguas.
Mary se había excusado de asistir, pretextando un compromiso con el doctorBauerstein.
Lacomida resultómuyagradabley,alvolver,Lawrencesugirióquepasáramospor Tadminster, dando un rodeo de unamilla escasa, y le hiciéramos una visita aCynthiaensudispensario.AmistressInglethorpleparecióunaideaexcelente,perocomoteníaqueescribirvariascartasdijoquenosdejaríaallíyquevolviéramosconCynthiacuantoanteseneltílburi.
ElporterodelhospitalnosdetuvoporsospechososhastaqueaparecióCynthiayrespondiópornosotros.Suaspectoerareposadoyestabamuymonaconsulargabatablanca. Nos llevó a su cuarto y nos presentó a un compañero suyo, individuo deaspectoterrible,aquienCynthiallamabaalegrementeNibs.
—¡Quécantidaddebotellas!—exclamé,dejandovagarlamiradaporelpequeñocuarto—.¿Sabeustedrealmenteloquehayentodasellas?
—Diga algo original —rezongó Cynthia—. Todo el que viene aquí dice lomismo. Estamos pensando en conceder un premio al primero que no diga: «¡Quécantidaddebotellas!».Yyaséquéesloquevaadecirahora:«¿Acuántaspersonashaenvenenado?».
Meconfeséculpable,riendo.—Si supieran ustedes lo fácil que es envenenar a una persona por error, no
bromearían acerca de ello. Vamos, vamos a tomar el té. Tenemos toda clase deprovisiones en el armario. No, Lawrence, ¡ése es el armario de los venenos! Elgrande,esoes.
Tomamos el té alegremente y ayudamos a Cynthia a fregar los cacharros.Acabábamos de guardar la última cucharilla cuando se oyó un golpe en la puerta.Súbitamente, los rostros de Cynthia y Nibs se endurecieron, adquiriendo unaexpresiónantipática.
—Pase—dijoCynthia,entonoprofesional.Apareció una joven enfermera de aspecto asustado, que entregó a Nibs una
botella.Éste,asuvez,seladioaCynthia,diciendoenigmáticamente:—Yonoestoyaquíhoy.Cynthiacogiólabotellaylaexaminóconlaseveridaddeunjuez.—Teníanquehaberlatraídoestamañana.—Laenfermeralosientemucho.Seolvidó.
www.lectulandia.com-Página17
—Laenfermeradeberíahaberleídolasinstruccionesquehayenlapuerta.Porlaexpresióndelaenfermeritacomprendíquenohabíalamenorprobabilidad
dequeseatrevieraatransmitirelmensajealatemible«enfermera».—Demodoqueyanosepuedehacernadahastamañana—concluyóCynthia.—¿Noseríaposiblehacerloestanoche?—Estamos muy ocupados, pero si hay tiempo se hará —dijo Cynthia,
condescendiente.La pequeña enfermera se retiró yCynthia cogió un frasco del estante, llenó la
botellaylacolocóenlamesa.Mereí.—¿Manteniendoladisciplina?—Esoes.Vengaalbalcón.Desdeallíseventodoslospabellones.Seguí a Cynthia y a su amigo, quienes me señalaron las diferentes salas.
Lawrencesequedóatrás,peroalcabodeunossegundosCynthiasevolvióyledijoquesereunieraconnosotros.Entoncesmirósurelojdepulsera.
—¿Nonosquedanadaquehacer,Nibs?—No.—Muybien.Entoncescerraremosynosvamos.Aquella tarde había visto a Lawrence bajo un aspecto totalmente distinto.
ComparadoconJohn,eraextraordinariamentedifícilllegaraconocerlo.Eraopuestoasuhermanoencasitodo.Sinembargo,habíaciertoencantoensumododeserymeparecióque, conociéndolobien,podría tomárselegranafecto.Por reglageneral, suactitudrespectoaCynthiaeraalgocohibida,yella,porsuparte,sesentíatímidaensupresencia.Peroaquellatardeestabanlosdosmuyalegresycharlabancomounpardechiquillos.
Cuando cruzábamos el pueblo, recordé que necesitaba unos sellos y, porconsiguiente,nosdetuvimosantelaoficinadecorreos.
Al salir de esta oficina, tropecé con un hombrecillo que entraba.Mehice a unlado,ofreciendomisexcusas,cuandodepronto,conunaexclamación,meestrechóentresusbrazosymebesócalurosamente.
—¡MiamigoHastings!—exclamó—.Pero¡siesmiamigoHastings!—¡Poirot!—exclamé.Mevolvíaexplicaramisamigos,queseguíaneneltílburi:—Cynthia, es un encuentro realmente agradable para mí. Mi viejo amigo
monsieurPoirot,aquiennohabíavistodesdehaceaños.Yacomprenderámialegríaantetalencuentro.
—Perosiya loconocemos—dijoCynthia,alegremente—.Ynotenía lamenorideadequefueraamigosuyo.
—Es cierto —dijo Poirot seriamente—. Conozco a mademoiselle Cynthia. Si
www.lectulandia.com-Página18
estoyaquíesgraciasalabondadosamistressInglethorp.Sí,amigomío,haofrecidohospitalidad a siete refugiados de mi país. Nosotros, los belgas, le estamoseternamenteagradecidos.
Poiroteraunhombrecillodeaspectofueradelocorriente.Mediríaescasamente1,60dealtura,perosuporteresultabamuydigno.Sucabezateníalaformaexactadeunhuevoyacostumbraraainclinarlaligeramentehaciaunlado.Subigoteeratiesoydeaspectomilitar.Lapulcrituddesuatuendoeracasiincreíble;dudoqueunaheridadebalapudieracausarleelmismodisgustoqueunamotadepolvo.Sinembargo,estecuriosohombrecillo,que,pordesgracia,ysegúnpudeobservarcojeabaligeramente,habíasidoensustiemposunodelosmiembrosmásdestacadosdelaPolicíabelga.Como detective, su olfato era extraordinario, y había obtenido resonantes éxitosventilandoalgunosdeloscasosmásdesconcertantesdelaépoca.
Meseñaló lacasitadondehabitabanélysucompatriotayprometí iraverleenfechapróxima.SaludóceremoniosamenteaCynthia,quitándoseel sombrero,ynosmarchamos.
—Es un hombrecillo encantador —dijo Cynthia—. No tenía idea de que loconocíausted.
—Handadoustedesalbergueaunacelebridad—repliqué.YdurantetodoelcaminolesrecitélashazañasyéxitosdeHérculesPoirot.Llegamosacasaenalegredisposicióndeánimo.Alatravesarelvestíbulo,vimos
amistressInglethorpquesalíadesuboudoir.Parecíanerviosaytrastornada.—¡Ah!,soisvosotros—dijo.—¿Pasaalgo,tíaEmily?—preguntóCynthia.—Claroqueno—dijobruscamentemistressInglethorp—.¿Quevaapasar?YviendoaDorcas,ladoncella,quesedirigíaalsalón,ledijoquelellevaraunos
sellosalboudoir.—Sí, señora—la vieja sirvienta titubeó y dijo al fin, tímidamente—. ¿No cree
usted,señora,queharíabienenirsealacama?Pareceustedfatigada.—Puede ser que tenga usted razón, Dorcas, sí… No, ahora no. Tengo que
terminaralgunascartasparaquealcancenel correo. ¿Haencendidoel fuegoenmicuarto,comoledije?
—Sí,señora.—Entoncesmeiréalacamainmediatamentedespuésdecomer.Entró de nuevo en su boudoir y Cynthia se quedó inmóvil, con los ojos muy
abiertos.—¡PorDiosbendito!¿Quépasará?—ledijoaLawrence.Él no la oyó, al parecer, pues sin decir una palabra giró sobre sus talones, nos
echóunamiradaysaliódelacasainmediatamente.LepropuseaCynthiaunrápidopartidodetenisantesdecenary,habiendosido
www.lectulandia.com-Página19
aceptadamiproposición,corríescalerasarribaabuscarmiraqueta.Mistress Cavendish bajaba en aquel momento. Puede ser que fuera mi
imaginación,peroparecíaagitada.—¿FueagradableelpaseoconeldoctorBauerstein?—pregunté,tanindiferente
comomefueposible.—Nofui—contestóbruscamente—.¿DóndeestámistressInglethorp?—Enelboudoir.Sumanoseagarrabaconfuerzaalabaranda.Despuésparecióacumularenergías
paraunaentrevistadifícily, rápidamente,bajó lasescalerasycruzóelvestíbuloendirecciónalboudoir,dondeentrócerrandolapuertatrasella.
Unosminutosdespués,caminodelcampodetenis,tuvequepasarpordelantedelaventanaabiertadelboudoirynopudeevitaroírlosiguiente:
—¿Entoncesnoquiereustedenseñármelo?—decíaMaryCavendishcon lavozdeunapersonaquehaceesfuerzosdesesperadospordominarse.
—Querida Mary, no tiene nada que ver con el asunto —replicó mistressInglethorp.
—Puesenséñemeloentonces.—Yatehedichoquenoesloqueteimaginas.Noteincumbeenabsoluto.AlocualMaryCanvendishreplicóconamarguracreciente:—¡Claroestá!¡Deberíahabersupuestoqueustedloprotegería!Cynthiameesperabaymerecibiódiciendoconvehemencia:—¡Oiga,Hastings!¡Hahabidounlíoespantoso!SelohesacadoaDorcas.—¿Quéclasedelío?—EntretíaEmilyyél.Esperoque,alfin,sabráquiénes.—¿YestabaDorcaspresente?—Claroqueno.Estaba«cercadelapuerta,porcasualidad».Hasidoalgoserio.
Megustaríasaberelmotivo.RecordélacaraagitanadademistressRaikesylasadvertenciasdemissHoward,
pero decidí prudentemente guardar silencio,mientrasCynthia agotaba toda posiblehipótesis.Alfindijo,esperanzada:
—TíaEmilyleecharádecasaynovolveráadirigirlelapalabra.TeníagrandesdeseosdehablarconJohn,peronopudeencontrarle.Eraevidente
quealgomuygravehabíaocurrido,sinquerer,yapesardetodosmisesfuerzos,noconseguíaapartarlodemiimaginación.¿QuérelacióntendríaMaryCavendishconelasunto?
Inglethorpestabaenelsalóncuandobajéacenar.Surostroaparecíatanimpasiblecomodecostumbreyvolvióa impresionarmelaextrañairrealidadqueemanabaengranmaneradesupersona.
MistressInglethorpfuelaúltimaenbajar.Parecíaestartodavíafatigadaydurante
www.lectulandia.com-Página20
la comida reinó un silenció un poco forzado.Generalmente rodeaba a sumujer depequeñas atenciones, colocando un cojín a su espalda y representando el papel demaridocomplaciente.Despuésdecomer,mistressInglethorpseretiródenuevoasuboudoir.
—Mándameallímicafé,Mary—pidió—.Sólotengocincominutossiquieroquelascartasnopierdanelcorreo.
Cynthiayyonossentamosjuntoalaventanaabiertadelsalón.MaryCavendishnosllevóallíelcafé.Parecíaexcitada.
—¿Quierelagentejovenqueenciendalaslucesoprefierenlasemioscuridaddelcrepúsculo?—preguntó—.Cynthia,por favor, llévaleelcaféamistress Inglethorp.Voyaservirlo.
—Déjelo,Mary;yoloharé—dijoInglethorp.Élmismolosirvióysaliódelcuartollevándoloconcuidado.LawrencelesiguióymistressCavendishsesentójuntoanosotros.Permanecieron los tres en silencio durante algún tiempo. Era una noche
maravillosa,cálidaytranquila.MistressCavendishseabanicabasuavementeconunahojadepalma.
—Hacecasidemasiadocalor.Tendremostormentaanotardar.¡Lástimaqueestosmomentos llenosdearmoníanopuedandurar!El sonidode
unavozconocidaqueyodetestabaprofundamentehizoañicosmiparaíso.—¡EldoctorBauerstein!—exclamóCynthia—.¡Vayaunashorasdevenir!DirigíaMaryCavendishunamiradarecelosa,peropermanecíaimpasible,sinque
sealterasesiquiera ladeliciosapalidezdesusmejillas.Segundosmás tarde,AlfredInglethorpintroducíaaldoctor,quiensedisculpabariendoporentrarenelsalónenaquella facha. Realmente, estaba cubierto de barro de pies a cabeza y ofrecía unaspectolamentable.
—¿Quéhaestadoustedhaciendo,doctor?—exclamómistressCavendish.—Tengo que disculparme —dijo el medico—. No quería entrar, pero míster
Inglethorpinsistiócontodoahínco.—Laverdades,Bauerstein,queestáustedhechounapena—dijoJohn,quevenía
delvestíbulo—.Tomeunatazadecaféycuéntenosquélehaocurrido.—Gracias.Se rióconmelancolíayexplicóquehabíadescubiertounaespeciemuyrarade
helechoenun lugar inaccesible,yqueen sus esfuerzospor apoderarsede élhabíaperdidopie,cayendodemodolamentableaunacharca.
—Mesequéprontoalsol—añadió—,peromiaspectoeslamentable.En este momento, mistress Inglethorp llamó a Cynthia desde el vestíbulo y la
muchachasaliócorriendo.—¿Quieressubirmelacajamoradadelospapeles?Mevoyalacama.
www.lectulandia.com-Página21
La puerta que daba al vestíbulo era ancha. Me levanté al mismo tiempo queCynthia. John estaba ami lado. Por tanto, éramos tres los testigos que podríamosjurarquemistress Inglethorp llevabaen lamanosu tazadecafé,queaúnnohabíaprobado.
La presencia del doctor Bauerstein me estropeó la velada por completo. Meparecía que no iba a marcharse nunca. Sin embargo, al fin se levantó y suspiréaliviado.
—Bajaréalpuebloconusted—dijoInglethorp—.Tengoqueveraladministradorpara tratar de unas cuentas—se volvió a John—. No es necesario que nadie meesperelevantando.Llevaréelllavín.
www.lectulandia.com-Página22
P
CAPÍTULOIII
LANOCHEDELATRAGEDIA
ARAqueresulteclaraestapartedemirelato,incluyoelsiguienteplanodelprimerpisodeStyles(PLANO).Alashabitacionesdelaservidumbresellegaa través de la puerta B.No tiene comunicación con el ala derecha, donde
estabansituadaslashabitacionesdelosInglethorp.DebíadeserhacialamitaddelanochecuandomedespertóLawrenceCavendish.
Teníaunavelaenlamanoyporlaagitacióndesurostroseveíaclaramentequealgograveocurría.
—¿Qué pasa? —pregunté, sentándome en la cama y tratando de ordenar mispensamientosdispersos.
—Parece que mi madre está muy enferma. Debe de tener un ataque. Pordesgracia,sehaencerradopordentroensucuarto.
—Voyenseguida.SaltédelacamayponiéndomeunabataseguíaLawrencealolargodelpasilloy
alagaleríahastaelaladerechadelacasa.John Cavendish se unió a nosotros y uno o dos de los sirvientes espantados
rondabanporallí,excitadísimos.Lawrencesevolvióhaciasuhermano.—¿Quéteparecequehagamos?Laindecisióndesucarácternuncahabíasidotanevidente.John sacudió con violencia el picaporte, pero sin resultado positivo. La puerta,
evidentemente, estaba cerrada con llave o echado el cerrojo por dentro.Ya toda lacasasehabíalevantado.Desdeelinteriordelahabitaciónllegabanruidosalarmantes.Habíaquehaceralgoconurgencia.
—TratedeentrarporelcuartodemísterInglethorp,señor—gritóDorcas—.¡Lapobreseñora!
DeprontocaíenlacuentadequeAlfredInglethorpnoestabaconnosotros.Eraelúnicoquenohabíahechoactodepresencia.Johnabriólapuertadesucuarto.Estabaoscurocomobocadelobo,peroLawrenceleseguíaconlavelayasuluzvacilantepudimos ver que la cama estaba sin deshacer y no había señales de que el cuartohubierasidoocupadoaquellanoche.
Fuimosdirectamentealapuertadecomunicación.Tambiénestabacerradaoteníaechadoelcerrojopordentro.¿Quéhacer?
—¡Ay,señor!¿Quévamosahacer?—gritabaDorcas,retorciéndoselasmanos.
www.lectulandia.com-Página23
—Creoquedebemosintentarforzarlapuerta.Vaasertareadura.QueunadelaschicasbajeabuscaraldoctorWilkins.Bueno,vamosalapuerta.Unmomento,¿nohayunapuertaenelcuartodemissCynthia?
—Sí,señor,perotambiénestácerrada.Nuncahaestadoabierta.—Podemosprobarlodetodosmodos.Corrió a lo largo del pasillo hasta el cuarto de Cynthia. Allí estaba Mary
Cavendish, zarandeando a la muchacha, que debía tener un sueñoextraordinariamentepesado,ytratandodedespertarla.
Johnestuvodevueltadespuésdeunossegundos.—Nohaynadaquehacerallí;tambiénestácerrada.Tenemosqueforzarlapuerta.
Creoqueéstaesalgomenossólidaqueladelpasillo.Todosunimosnuestrasfuerzasyempujamos,jadeantes.Elarmazóndelapuerta
era sólido y durante mucho tiempo resistió nuestros esfuerzos, pero al fin, conruidosoestallido,seabrióviolentamente.
Entramos todos juntos, dando traspiés. Lawrence seguía sosteniendo la vela.MistressInglethorpestabaenlacama,agitadaporviolentasconvulsiones,enunadelas cuales, al parecer, había volcado la mesa que estaba a su lado. Sin embargo,cuandonosotrosentramos,susmiembrosserelajaronycayósobrelasalmohadas.
John cruzó el cuarto y encendió el gas. Volviéndose hacia Annie, una de lasdoncellas,lamandóalsalónabuscarcoñac.Entoncesseacercóasumadre,mientrasyodescorríaelcerrojodelapuertadelpasillo.
MevolvíhaciaLawrenceparasugerirlequeeramejorqueyolesdejara,yaquemisserviciosnoerannecesarios,pero laspalabrassehelaronenmis labios.Nuncahabíavisto aunhombre con semejante expresiónde terror.Estabablancocomo lanieve:lavelaquesosteníaensumanotemblabaylaceracaíaenlaalfombra,ysusojos, petrificados por el pánico o algún sentimiento similar, miraban fijamente aalgún punto de la pared. Seguí instintivamente la dirección de sumirada, pero nopudeverallínadaextraordinario.Sólolasbrasasquechisporroteabandébilmenteenla chimenea y la hilera de figuritas en la repisa, pero ni unas ni otras justificabanaquelterror.
ParecíaquelaviolenciadelataquedemistressInglethorpibacediendo.Yapodíahablartansóloconsonidosentrecortados.
—Estoymejor…Vinotandepronto…quéestúpidahesido…encerrándome…Unasombraseproyectóen lacama,volví lacabezayviaMaryCavendishde
pie, cerca de la puerta, sosteniendo con un brazo a Cynthia, que parecíacompletamenteaturdida.Teníaelrostrocongestionadoybostezabarepetidamente.
—La pobre Cynthia está muy asustada—dijoMary Cavendish en voz baja yclara.
Maryllevabapuestasubatablancadetrabajo.Debíadesermástardedeloque
www.lectulandia.com-Página24
habíapensado.Unpálidorayodeluzatravesabalascortinasdelasventanasyelrelojdelachimeneaseñalabacercadelascinco.
Ungritoestranguladomesobresaltó.Eldoloratenazabadenuevoalainfortunadaseñora. Las convulsiones eran de tal violencia que el presenciarlas constituía unaverdaderaprueba.Reinabalamayorconfusión.Nosamontonábamosasualrededor,incapaces de ayudarla o aliviarla. Una última convulsión la levantó de la cama, yluego pareció descansar sobre la cabeza y los tobillos, con el cuerpo arqueado delmodomásextraordinario.MaryyJohntratabanenvanodedarleabebercoñac.Losminutosibanpasando.Denuevosearqueósucuerpoextrañamente.
EnaquelmomentoeldoctorBauersteinseabriópasoautoritariamenteatravésdelahabitación.Duranteunos segundospermaneció inmóvil contemplandoamistressInglethorp,yentonceséstagritóconvozahogada,losojosfijoseneldoctor:
—¡Alfred!¡Alfred!Ycayó inmóvilsobre lasalmohadas.Eldoctorseacercóvivamenteal lecho,y,
cogiendolosbrazosdemistressInglethorp,loszarandeóenérgicamente,aplicándolela respiración artificial. Dio unas cuantas órdenes rápidas a los sirvientes. Unimperiosomovimientodesumanonosllevóatodosalapuerta.Lecontemplábamosfascinados,aunquecreoqueenel fondodenuestroscorazones todossabíamosqueerayademasiadotardeparaconseguirnada.Porlaexpresióndesurostrocomprendíqueéltampocoteníaesperanzas.
Por último abandonó su tarea, moviendo la cabeza gravemente. En aquelmomentooímosunospasosqueseacercabanyentróatropelladamenteelmédicodecabecerademistressInglethorp,doctorWilkins,unhombrerollizoeinquieto.
En pocas palabras el doctor Bauerstein explicó que pasaba casualmente pordelantedelaverjacuandoelcochesalíaenbuscadeldoctorWilkins,yhabíaacudidolomásaprisaposible.Señalóalafiguradelacamaconunvagoademánquehizoconlamano.
—Muytriste,muytriste—murmuróeldoctorWilkins—.¡Pobreseñora!Siemprequeríahacerdemasiadascosas,demasiadas,contramiconsejo…Yoseloadvertí.Sucorazónestabamuydébil.«Calma,calma»,ledije.Perono,suamorporlasbuenasobraserademasiadogrande.Lanaturalezaserebeló,lana-tu-ra-le-zasere-be-ló.
EldoctorBauersteinobservabaconatenciónasucolega.—Las convulsiones erandeunaviolencia extraordinaria, doctorWilkins—dijo
sin dejar de mirarle—. Siento que no haya estado usted aquí a tiempo depresenciarlas.Eran…denaturalezatetánica.
—¡Ah!—dijoprudentementeeldoctorWilkins.—Megustaríahablarconustedreservadamente—dijoBauerstein.Yvolviéndose
haciaJohn—.¿Tieneustedalgoqueobjetar?—Desdeluegoqueno.
www.lectulandia.com-Página25
Salimos todos al pasillo, dejando solos a los dos médicos, y oí la llave en lacerraduradetrásdenosotros.
Bajamos lentamente las escaleras.Yo estaba excitadísimo. Tengo cierto talentodeductivoylaactituddeldoctorBauersteinhabíadespertadoenmiimaginaciónunmontóndeconjeturas.MaryCavendishpusosumanosobremibrazo.
—¿Quéocurre?¿Porquéestátan…extrañoeldoctorBauerstein?—¿Sabeustedloquepienso?—¿Qué?—¡Escuche!Miré alrededor. Estábamos fuera del alcance del oído de los demás, pero así y
tododijeenunsusurro:—Creo que ha sido envenenada. Estoy seguro de que el doctor Bauerstein lo
sospecha.—¡Qué!Seencogiócontralapared,laspupilasdilatadasviolentamente,lanzandoungrito
desesperadoquemesobresaltó.—¡No,no!¡Esono,esono!Yvolóescalerasarriba,dejándomesolo.Laseguí,temiendofueraadesmayarse.
Laencontrérecostadacontraelpasamano,mortalmentepálida.Mehizoconlamanounaseñalimpacientedequemefuera.
—¡No,no,déjeme!Prefieroestarsola.Déjemetranquilaunminutoodos.Vayaabajoconlosdemás.
Obedecídemalagana.JohnyLawrenceestabanenelsalón.Meacerquéaellos.Todospermanecíamoscallados,perocreoqueexpreséelsentirgeneralcuandorompíaquelsilencioypreguntéalterado:
—¿DóndeestámísterInglethorp?Johnnegóconlacabeza.—Noestáencasa.Nosmiramos. ¿Dónde estabaAlfred Inglethorp?Su ausencia resultaba extraña,
inexplicable.Recordé lasúltimaspalabrasdemistress Inglethorp.¿Quéhabíaenelfondodeellas?¿Quémásnoshubieradicho,dehabertenidotiempo?
Alfinoímosalosmédicosbajar laescalera.EldoctorWilkinssedabaairesdeimportancia y parecía como si tratara de ocultar bajo una calma decorosa suexcitación interior. Y el doctor Bauerstein se mantenía en segundo término y laexpresión de su rostro grave no se había alterado.El doctorWilkins habló por losdos,dirigiéndoseaJohn:
—MísterCavendish,deseosuautorizaciónparahacerlaautopsia.—¿Esnecesario?—preguntóJohngravemente.Unespasmodedolorcruzósurostro.
www.lectulandia.com-Página26
—Absolutamentenecesario—contestóeldoctorBauerstein.—¿Quiereusteddecirque…?—QuenieldoctorWilkinsniyopodremosextenderuncertificadodedefunción
enlasactualescircunstancias.Johninclinólacabeza.—Enesecaso,miúnicaalternativaesconsentir.—Gracias—dijo el doctorWilkins vivamente—. Creemos conveniente que la
autopsia tenga efecto mañana por la noche, o mejor esta misma noche —mirórápidamente a la luz del día—. En las presentes circunstancias me temo que nopodremosevitarunaindagatoria.Sonformalidadesnecesarias,perolesruegoquenoseangustienporello.Atodoseproveerá.
Una pausa siguió a las palabras del médico de cabecera. Luego, el doctorBauersteinsacódosllavesdesubolsilloyselasentregóaJohn,diciéndolealapar:
—Las llaves de los dos cuartos. Los he cerrado, y, en mi opinión, deberíanpermanecercerradosporelmomento.
Losdoctoressemarcharon.Había estado dando vueltas en mi cabeza a una idea y me pareció que había
llegado elmomento de exponerla. Sin embargo, temía un poco hacerlo. Sabía queJohnsentíahorrorportodaclasedepublicidadyqueeraunoptimistadespreocupado,pocoamigodebuscarproblemas.Podíaserdifícilconvencerledelasensatezdemiplan. Por otra parte, Lawrence, menos esclavo de convencionalismos y másimaginativo, podía convertirse en mi aliado. Sin ningún género de duda, habíallegadoelmomentodequeyotomaraladireccióndelasunto.
—John—dije—,tevoyapedirunacosa.—Di.—¿Recuerdas que os he hablado de mi amigo Poirot, el belga que está en el
pueblo?Hasidoundetectivefamosísimo.—Sí.Bien.—Quieroquemedejesllamarlopara…investigarelasuntoquenosocupa.—¡Cómo!¿Ahoramismo?¿Antesdelaautopsia?—Sí,eltiemposeráungranaliadosi…sihayalgosucioentodoesto.—¡Tonterías!—exclamó Lawrence con enfado—. En mi opinión, todo es una
paparrucha de Bauerstein. A Wilkins no se le ocurrió semejante cosa hasta queBauersteinselametióenlacabeza.Comotodoslosespecialistas,Bauersteintienesumanía.Losvenenossonsuchifladura,y,claro,conocebiensusefectos.
TengoqueconfesarquemesorprendiólaactituddeLawrence.Muyraravezseapasionabapornada.
Johndudóunmomento.—Noestoydeacuerdocontigo,Lawrence—dijoal fin—.Me inclinoadarlea
www.lectulandia.com-Página27
Hastingsplenospoderes,aunqueprefieroesperarunpoco.Noqueremosescándalo,sipuedeevitarse.
—¡No,no!—exclaméconansiedad—.Notengáismiedo.Poirotesladiscreciónpersonificada,yprocedeconsumotino.
—Bueno,entonceshazloquequieras.Lodejoentusmanos.Aunquesiesloquesospechamos,pareceuncasoclarísimo.Diosmeperdonesisoyinjustoconél.
Sinembargo,meconcedícincominutos,queempleéenrebuscarenlabibliotecahastaquedescubríunlibrodemedicinaconunadescripcióndelenvenenamientoporestricnina.
www.lectulandia.com-Página28
L
CAPÍTULOIV
POIROTINVESTIGA
Acasaqueocupabanlosbelgasenelpuebloestabamuycercadelaspuertasdel parque. Podía ahorrarse tiempo tomando por un estrecho sendero quecruzabalospradosyevitabalasvueltasdelacarretera.Portanto,toméese
camino.Alllegaralacasadelguarda,mellamólaatenciónlafiguradeunhombrequecorríaendirecciónamí.EraInglethorp.¿Dóndehabíaestado?¿Cómoexplicaríasuausencia?
Meabordóansiosamente.—¡Diosmío!¡Eshorrible!¡Mipobremujer!Acabodeenterarme.—¿Dóndehaestadousted?—pregunté.—Denbymeentretuvoanochehastamuytarde.Noterminamoshastadespuésde
launa.Entonces caí en la cuentadequehabíaolvidado el llavín.Comonoqueríalevantaratodalacasa,Denbymeofrecióunacama.
—¿Ycómoseenteróusteddelanoticia?—pregunté.—Wilkins fue a despertar aDenby para contárselo. ¡Mi pobreEmily! ¡Era tan
sacrificada,tannoble!Agotósusalud.Unmovimientoderepulsiónmesacudió.¡Redomadohipócrita!—Tengoprisa—dije,dandograciasalcieloporquenomepreguntóadóndeme
dirigía.MinutosmástardellamabaalapuertadeLeastwaysCottage.Noobteniendorespuesta,repetíconimpacienciamillamada.Unaventanasobre
micabezaseabrióconcuidadoyporellaasomóelpropioPoirot.Profirióunaexclamacióndesorpresaalverme.Enpocaspalabras,leexpliquéla
tragediaqueacababadeocurriryquesolicitabasuayuda.—Espere,amigo;entreustedyvolveráacontármelotodomientrasmevisto.Momentosdespuéshabíadesatrancadolapuertaysubítrasélhastasucuarto.Me
ofrecióunasillayleexpliquétodalahistoria,sinreservarmenadaniomitirningúndetalle,porinsignificantequepareciera,mientrasélsearreglabacontodocuidadoyesmero.
Lecontécómomehabíadespertado,lasúltimaspalabrasdemistressInglethorp,la ausencia de su esposo, la disputa del día anterior, el fragmento de conversaciónentreMary y sumadre política que yo había oído sin querer, pelea entremistressInglethorpyEvelynHowardylasinsinuacionesdeestaúltima.
www.lectulandia.com-Página29
Mi relato no resultó tan claro como yo deseaba.Me repetí varias veces, y endistintasocasiones,tuvequeretrocederparacontaralgúndetallequehabíaolvidado.Poirotmesonreíabondadosamente.
—Su mente está confusa, ¿no es así? Tómese tiempo, amigo mío. Está ustedagitado, excitado. Es natural. Dentro de poco, cuando estemos más tranquilos,ordenaremos los hechos cuidadosamente, poniendo a cada uno en el sitio debido.Pondremos en un lado los detalles de importancia; los que no la tienen, ¡puf!, losecharemosavolar.
Él,hinchandosusmejillasdequerubín,soplócómicamentecomounniño.—Todoesoestámuybien—objeté—,pero¿cómovaustedasaberquécosaes
importanteyquécosanoloes?Amimododever,ésaesladificultad.Poirotmoviólacabezaenérgicamente.Estabaarreglandosubigoteconexquisito
cuidado.—Noesasí.Voyons!Unhechoconduceaotro,ycontinuamos.¿Quéelsiguiente
encajaenloqueyatenemos?Amerveille! ¡Muybien!Podemosseguiradelante.Elsiguientehechono.¡Ah,escurioso!Faltauno,uneslabónenlacadena.Examinamos.Indagamos.Yponemosaquíesehechocurioso,esedetallito,quizáinsignificante,queno concuerda—hizo con lamano un ademán extravagante—. ¡Es importante! ¡Esformidable!
—S…í…Poirotagitósuíndiceconademántanterriblequemeacobardé.—¡Ah!¡Tengacuidado!Pobredeldetectivequedicedeunhechocualquiera:«Es
insignificante, no importa, no encaja; lo olvidaré».Este sistema implica confusión.Todoesimportante.
—Ya lo sé. Siempreme decía usted lomismo. Por eso he estudiado todos losdetallesdeesteasunto,meparecieranpertinentesono.
—Yestoymuysatisfechodeusted.Tienebuenamemoria,ymehacontado loshechoscontodafidelidad.Deloquenodirénadaesdelordenrealmentedeplorableenqueme lospresentó.Pero ledisculpo; estáusted trastornado.Aelloatribuyoelquesehayaolvidadodeunhechodelamayorimportancia.
—¿Cuál?—pregunté.—NomehadichoustedsimistressInglethorpcenóbienanoche.Mequedémirándoledehitoenhito.Indudablemente,laguerrahabíaafectadoel
cerebro del hombrecillo. Estaba cepillando su abrigo con todo cuidado antes deponérselo,yparecíaabsortoenlatarea.
—Norecuerdo—dije—y,detodosmodos,noveoqué…—¿Ustednove?Puesesdelamayorimportancia.—No veo por qué —dije, algo irritado—. Me parece recordar que no comió
mucho.Evidentemente,estabamuydisgustadaynoteníaapetito.Esnatural.
www.lectulandia.com-Página30
—Sí…—asintióPoirot,pensativo—;esnatural.Abrióuncajóndelquesacóunapequeñacarteradedocumentosysevolvióhacia
mí.—Ya estoy listo. Vámonos a Styles y estudiaremos el caso sobre el terreno.
Perdóneme,monami,sehavestidomuydeprisaysucorbataestátorcida.Permítamequeyoselaarregle.
Congestohábillacolocóensusitio.—Çayest!¿Qué?¿Nosvamos?Cruzamos el pueblo rápidamente y entramos en Styles por la puesta principal.
Poirot se detuvo un instante y contempló tristemente el hermoso parque, que aúnresplandecíaconelrocíodelamañana.
—Tanhermoso,tanhermoso,ysinembargo,lapobrefamiliasumidaeneldolor,postradadepena.
Memirabafijamentemientrashablabaymesentíenrojecer.¿Estabalafamiliapostradaporeldolor?¿Eratangrandelapenaporlamuertede
mistressInglethorp?Medicuentadequefaltabaemociónenelambiente.Lamuertanoteníapoderparahacerseamar.Sumuerteconstituíaunsobresaltoyunadesgracia,peronoibaasersentidamuyhondamente.
Poirotparecióadivinarmispensamientos.Moviólacabezagravemente.—No, tieneusted razón—dijo—.Noescomocuandohay lazosde sangre.Ha
sidobuenaygenerosaconestosCavendish,peronoerasumadre.Lasangrellama,recuerdesiempreesto;lasangrellama.
—Poirot—dije—.Me gustaría queme explicara por qué quería usted saber simistress Inglethorp cenóbien anoche.Pormásvueltas que le hedado, noveoquetenganadaqueverconelasunto.
Seguimoscaminandoensilencioduranteunminutoodosyalfindijo:—Nome importa decírselo, aunque ya sabe usted que no esmi costumbre dar
explicacionesantesdellegaralfinal.EsdepresumirquemistressInglethorpmurióenvenenadaconestricnina,probablementemezcladaconelcafé.
—¿Yqué?—Bueno,¿aquéhorasesirvióelcafé?—Alrededordelasocho.—Por lo consiguiente, lo tomó entre las ocho y las ocho ymedia; sin ninguna
duda,nomuchodespués.Puesbien:laestricninaesunvenenobastanterápido.Susefectos teníanquehabersesentidomuypronto,probablementeunahoradespuésdehabersidotomado.Sinembargo,enelcasodemistressInglethorplossíntomasnosemanifiestanhasta lascincode lamañana siguiente. ¡Nuevehoras!Ahorabien:unacomida pesada puede retardar sus efectos, aunque algo difícilmente hasta eseextremo.Sinembargo,esunaposibilidadquehayquetenerencuenta.Perosegúnlo
www.lectulandia.com-Página31
queustedhadicho,cenómuypoco,apesardelocuallossíntomasnosepresentaronhastalamadrugada.Esmuycurioso,amigomío.Puedesurgiralgoenlaautopsiaqueloexplique.Entretanto,recuérdelo.
Yacercadelacasa,Johnsalióanuestroencuentro.Parecíacansadoysombrío.—Todo esto es espantoso,monsieur Poirot—dijo—. Supongo queHastings le
habráexplicadoqueatodacostaqueremosevitarlapublicidad.—Comprendoperfectamente.—Sólosetratadeunasospecha,porelmomento.Notenemosenquéapoyarnos.—Exactamente.Setratasólodeunaprecaución.Johnsevolvióhaciamí,sacandosupitillerayencendiendouncigarrillo.—¿SabesqueInglethorphavuelto?—Sí.Meloencontré.Johntirólacolillaaunmacizodeflorespróximo,loqueresultóexcesivoparala
sensibilidaddePoirot.Recuperólacolillaylaenterrópulcramente.—Nosabeunocómotratarle.Esunasituacióndifícil.—Esadificultaddurarámucho—declaróPoirotsuavemente.Johnsequedóperplejo,sincomprenderelsignificadodelamisteriosafrase.Me
entrególasdosllavesqueeldoctorBauersteinlehabíadadoaél.—EnséñaleamonsieurPoirottodoloquequieraexaminar.—¿Estáncerradosloscuartos?—preguntóHérculesPoirot.—EldoctorBauersteinloconsideróconveniente.Poirotasintiópensativamente.—Entoncesesqueestáseguro.Bueno,esosimplificalascosas.Subimosjuntosalcuartodelatragedia.Porconsiderarlodeutilidad,incluyoun
planodelcuartoylosprincipalesmuebles(PLANO).Poirotcerrólapuertapordentroyprocedióaunaminuciosainspección.Saltaba
de un objeto a otro con la agilidad de un saltamontes.Yo permanecí en la puerta,temiendo destruir alguna pista. Sin embargo, Poirot no pareció agradecerme miprecaución.
—¿Quéleocurre,amigomío?—exclamó—.Sequedaustedahícomo…¿Cómodicenustedes?¡Ah,sí!,comouncerdodegollado.
Leexpliquequeteníamiedodedestruirposiblespisadas.—¿Pisadas? ¡Pero, qué idea! ¡Si sepuededecir queha entrado en el cuartoun
verdadero ejército! ¿Qué pisadas vamos a encontrar? No, venga usted aquí yayúdemeenmiregistro.Dejaréaquímicarpetahastaquelanecesite.
Colocólacarpetaenlamesaredondapróximaalaventana,peromáslevalieranohaberlohecho,porqueeltableroestabaflojo,seladeóylacarpetacayóalsuelo.
—Envoilàune table—gritóPoirot—. ¡Ay,amigomío,puedeunovivirenunagrancasaynotenercomodidad!
www.lectulandia.com-Página32
Despuésdesufilosóficocomentario,reanudólabúsqueda.Unpequeñoestuchededocumentos,colorvioleta,quedescansabaenelescritorio
conlallaveenlacerradura,llamómiatencióndurantealgúntiempo.Sacólallaveymelaentregóamíparaquelaexaminara.Peronovienellanadadeparticular.Eraunallavecorriente,detipoYale,atadaconuntrocitodealambreretorcido.
Acontinuaciónexaminóelarmazóndelapuertaforzada,asegurándosedequeelcerrojo había sido corrido. Después se dirigió a la puerta del lado opuesto, quecomunicabaconel cuartodeCynthia.Tambiénestapuerta tenía echadoel cerrojo,comoyohabíahechoconstar.Sinembargo,Poirot llegóalextremodedescorrerelcerrojoyabrirycerrarlapuertavariasveces;lohizoteniendomuchocuidadodenohacer ruido. De pronto, algo en el cerrojo mismo pareció llamar su atención. Loexaminó con sumo cuidado y con unas pinzas que sacó vivamente de su carpetaextrajodeélalgomuypequeñoqueencerróenunsobrecito.
Sobre lacómodahabíaunabandejayenellaunalámparadealcoholyuncazopequeño.Elcazoconteníaunapequeñacantidaddeunlíquidooscuroycercadeélreposabanunatazavacía,enlaquehabíanbebidodeaquellíquido,yunplato.
Me pregunté cómo había podido ser tanmal observador y pasar esto por alto.Aquellapistavalíalapena.Poirotintrodujodelicadamenteundedoenellíquidoyloprobóconciertoescrúpulo,haciendounamueca.
—Chocolate,creoqueconron.A continuación pasó a examinar los objetos esparcidos por el suelo, donde la
mesilla de noche había sido volcada. Consistían en una lamparita, algunos libros,cerillas,unmanojodellavesyfragmentosdesmenuzadosdeunatazadecafé.
—¡Quécurioso!—dijoPoirot.—Leconfiesoquenoveonadadeparticular.—¿No?Fíjeseenlalámpara:eltubodecristalestárotoendospartes;ahíestán,
talcomoquedaronalcaer.Peromire,latazaestácompletamentehechacisco.—Bueno—dijesinmostrarinterés—.Alguienlahabrápisado.—Esoes—dijoPoirotconvozextraña—.Alguienlahabrápisado.Selevantó,dirigiéndoselentamentealarepisadelachimenea,dondepermaneció
absorto,manoseandolasfiguritasyponiéndolasenorden,viejorecursosuyocuandoestabaagitado.
—Mon ami! —dijo volviéndose hacia mí—, alguien pisó esa taza,desmenuzándola,y la razónparahacerlo fue,obienqueconteníaestricninaobienquenolacontenía,loqueesmuchomásserio.
No contesté. Estaba desconcertado, pero bien sabía que era inútil pedirleexplicaciones.Despuésdeunosminutos, se levantóycontinuósus investigaciones.Cogiódelsueloelmanojodellavesy lesdiovueltasentresusdedoshastaescogerunamuyreluciente,queintrodujoenlacerraduradelacajadedocumentos,decolor
www.lectulandia.com-Página33
violeta.Lallaveabriólacaja,peroPoirot,despuésdeunmomentodeduda,volvióacerrarlaydeslizóensubolsilloelmanojo,asícomolallavequeanteriormenteestabaenlacerradura.
—No tengo autoridad para examinar esos papeles. Pero hay que hacerlo, yenseguida.
Examinócuidadosamenteloscajonesdellavabo.Luegoatravesólahabitaciónendirección a la ventanade la izquierda, dondepareció interesarle especialmenteunamancha redonda, apenas visible en la alfombra color castaño oscuro. Se arrodilló,examinándolaminuciosamente,inclusooliéndola.
Por último, vertió unas gotas de chocolate en un tubo de ensayo, cerrándolocuidadosamente.Acontinuaciónsacóuncuadernito.
—Hemosencontradoenestahabitación—dijoescribiendoafanosamente—seispuntosdeinterés.¿Losenumeroyoolohaceusted?
—Usted—repliquéconprontitud.—Muybien.Uno,una tazade café triturada;dos, una cajadedocumentos con
unallaveenlacerradura;tres,unamanchaenelsuelo.—Lamanchapuedellevarahíalgúntiempo—interrumpí.—No, porque todavía está húmeda y huele a café. Cuatro, una brizna de tela
verdeoscuro,sólounhiloodos,perolosuficienteparasaberloquees.—¡Ah!—exclamé—.Esofueloqueustedguardóenelsobre.—Sí. A lo mejor resulta ser de un traje de mistress Inglethorp y carece de
importancia. Ya veremos. Cinco, esto…—y con gesto dramático señaló una granmanchadeespermadebujíaenelsuelo,cercadelamesaescritorio—.Nopodíaestarayer;unabuenadoncellalahubiesequitadoinmediatamenteconunpapelsecanteyunaplancha caliente.Unodemismejores sombreros, una vez…,pero éste es otroasunto.
—Esmuyprobablequedatedeanoche.Estábamostodosmuyagitados.TambiénpuedeserquelapropiamistressInglethorphubieradejadocaersuvela.
—¿Sólotrajeronustedesunavelaaestahabitación?—Sólo una. La llevaba Lawrence Cavendish. Pero estaba muy impresionado.
Parecía haber visto algo por ahí—indiqué la repisa de la chimenea—que le dejócompletamenteparalizado.
—Eso es interesante —dijo Poirot rápidamente—. Sí, es un hecho lleno desugestiones—susojosrecorrían,mientrashablaba, todalaextensióndelapared—.Peronofuesuvelalaqueprodujoesagranmancha,porque,comoustedpuedever,estaceraesblanca,mientrasquelavelaquellevabamonsieurLawrence,quetodavíaestáahíeneltocador,esdecolorderosa.Porotraparte,mistressInglethorpnoteníacandelabroenlahabitación,ysítansólounalamparitadealcohol.
—Entonces,¿quéconsecuenciasacausted?
www.lectulandia.com-Página34
A mi pregunta contestó mi amigo de modo irritante, animándome a usar mispropiasfacultades.
—¿Yelsextodescubrimiento?—pregunté—.Supongoseráelchocolate.—No—dijoPoirot pensativo—.Debíahaber incluido el chocolate en el sexto,
peronolohice.No,elsextomeloreservodemomentohastaquelocreaoportuno.Echóunarápidaojeadaalrededordelahabitación.—No hay nadamás que hacer aquí, amenos que…—se quedó contemplando
atentamente durante largo rato las cenizas de la chimenea—. El fuego quema ydestruye.Peropuedeserque…podríahaber…¡Vamosaverlo!
Se agachó y comenzó a separar las cenizas del hogar, poniéndolas en elguardafuego y manejándolas con sumo cuidado. De pronto profirió una débilexclamación.
—¡Laspinzas,Hastings!Selasdirápidamenteyextrajoconpericiaunpedacitodepapelmedioquemado.—¡Vaya,monami!¿Quélepareceaustedesto?Examinóeltrozodepapel.Acontinuaciónincluyounareproducciónexacta.
Mequedéperplejo.Eraunpapelmuygrueso,completamentedistintodelpapeldenotascorriente.Deprontosemeocurrióunaidea.
—¡Poirot!—exclamé—.Esunfragmentodeuntestamento.—Exactamente.Lemiréfijamente.—¿Nolesorprendeausted?—No—dijogravemente—.Loesperaba.Le devolví el trozo de papel y lo guardó en su carpeta, con elmismo cuidado
metódicoconquehacíatodaslascosas.Micabezaerauntorbellino.¿Quésignificabaaquella complicación del testamento? ¿Quién lo había destruido? ¿La persona quehabíahecholamanchaenelsuelo?Evidentemente.Pero¿cómohabíapodidoentrarnadieenelcuarto?Todaslaspuertasteníanechadoelcerrojopordentro.
—Ahora vámonos, amigo mío —dijo Poirot vivamente—. Me gustaría hacer
www.lectulandia.com-Página35
algunaspreguntasaladoncella…SellamaDorcas,¿verdad?Pasamos a través del cuarto deAlfred InglethorpyPoirot se detuvo en él para
hacer un examen breve, pero eficiente. Salimos por aquella puerta, cerrándola denuevo,asícomolademistressInglethorp.
Poirothabíaexpresadoeldeseodeverelboudoirybajamosjuntos,dejándoleallímientrasyoibaenbuscadeDorcas.Sinembargo,cuandovolvíconella,elboudoirestabavacío.
—¡Poirot!—grité—.¿Dóndesehametido?—Aquíestoy,amigomío.Había salido por la puerta-ventana y allí estaba, aparentemente perdido en la
admiracióndelosvariosmacizosdeflores.—¡Admirable! —murmuró—. ¡Admirable! ¡Qué simetría! Mire aquella media
lunayaquellosrombos.Sueleganciaalegralavista.Ladistanciaentrelasplantasestambiénperfecta.Hasidoarregladohacepoco,¿verdad?
—Sí,creoqueestabanhaciéndoloayertarde.Perovengausted,aquíestáDorcas.—Ehbien,ehbien!Nomeescatiméunasatisfacciónmomentáneadelavista.—No,peroeseotroasuntoesmásimportante.—¿Ycómosabeustedqueesashermosasbegoniassonmenosimportantes?Meencogídehombros.Cuandoadoptabaesaactitudhabíaquedejarlo.—¿No está usted de acuerdo conmigo? Pues cosas así han pasado. Bueno,
entraremosyharemosunaspreguntasalabuenadeDorcas.Dorcaspermanecíaenpie,lasmanoscruzadasenactitudrespetuosayelpelogris
asomándole enondas rígidas por debajode sugorroblanco.Era el prototipode labuenasirvientaantigua.
Su actitud hacia Poirot demostraba desconfianza, pero pronto se vino abajo suresistencia.Miamigoacercóunasilla.
—Siéntese,porfavor,mademoiselle.—Graciasseñor.—Haestadoustedconsuseñoramuchosaños,¿verdad?—Diezaños,señor.—La ha servido usted mucho tiempo y con fidelidad. Debía usted de tenerle
muchoafecto.—Laseñoraeramuybuenaconmigo,señor.—Entoncesnotendráustedinconvenienteencontestarunascuantaspreguntas.Se
lashagoconlaaprobacióndemísterCavendish.—Porsupuesto,señor.—Entoncesempezaréapreguntarleacercadelossucesosdeayertarde.¿Tuvosu
señoraunadisputa?—Sí,señor;peronosésidebo…
www.lectulandia.com-Página36
Dorcastitubeó.Poirotlamirómuyseriamente.—MibuenaDorcas.Esnecesarioqueyosepatodoslosdetallesdeesadisputatan
fielmentecomoseaposible.Nopiensequeestáustedtraicionandolossecretosdesuseñora.Suseñoraestáensulechodemuerteytenemosquesaberlotodosiqueremosvengarla. Nada puede revivirla, pero si ha habido crimen esperamos entregar alasesinoalaJusticia.
—Asísea—dijoDorcasconfiereza—.Y,sinnombraranadie,hayalguienenlacasaaquienningunodenosotroshapodidonuncasoportar. ¡Desgraciadoeldíaenqueélpisóporprimeravezelumbraldeestacasa!
Poirotesperóaquesuindignaciónsecalmaraypreguntó,adoptandodenuevosutonopráctico:
—¿Quéhaydeaquelladisputa?¿Cómoseenteróusted?—Pasabaayerporcasualidadporelvestíbulo…—¿Quéhoraera?—Noloséexactamente,señor;perofaltabamuchoaúnparalahoradelté.Puede
quefueranlascuatro,oquizáunpocomástarde.Bueno,señor,comoleibadiciendo,pasaba por casualidad cuando oí unas voces fuertes y muy enfadadas. Yo no meproponíaescuchar,pero…bueno,elcasoesquemedetuve.Lapuertaestabacerrada,perolaseñorahablabaconvozmuyagudayclaraypudeoírfácilmenteloquedecía:«Mehasmentidoyengañado».NopudeoírloquecontestómísterInglethorp,porquehablabamuchomásbajo.Peroellacontestó:«¿Cómoteatreves?Tehecuidado,tehevestido,tehealimentado.¡Melodebestodo!¡Yasíescómomepagas!Manchandonuestronombre».Nopudeoírtampocoloquedijoél,peroellasiguió:«Nadadeloquedigascambiarálasituación.Veoclaramentecuálesmideber.Estoydecidida.Nocreas queme va a detener elmiedo a la publicidad o al escándalo entremarido ymujer».Entoncesmeparecióquesalíanymemarchéatodaprisa.
—EstáustedseguradequeeralavozdemísterInglethorplaqueoyó?—¡Oh,sí,señor!¿Dequiénibaaser,sino?—Bien.¿Quéocurriódespués?—Mástardevolvíalvestíbulo,perotodoestabatranquilo.Alascinco,mistress
Inglethorptocólacampanillaymedijoquelellevaraunatazadetéalboudoir,nadade comer. Tenía un aspecto espantoso; estaba muy pálida y como trastornada.«Dorcas»,medijo,«hetenidoundisgustohorrible».«Losiento,señora»,dijeyo,«sésentiráustedmejordespuésdetomarunatacitadeté,señora».Teníaalgoenlamano.No sé si era una carta o sólo un trozo de papel, pero había algo escrito en él y laseñora lomiraba como si no pudiera creer lo que estaba leyendo.Hablaba para síentredientes,parecíaquehabíaolvidadoqueyoestabaallí. «Sóloestaspalabrasytodohacambiado».Entoncesmedijo:«Nuncaconfíesenunhombre,Dorcas;nolo
www.lectulandia.com-Página37
merecen».Salícorriendoy le llevéunabuena tazade téfuerte.Medio lasgracias,diciendoquesesentiríamejordespuésdehaberlotomado.«Noséquéhacer»,dijo.«Elescándaloenunmatrimonioesunacosahorrible,Dorcas.Loocultaría todo,sipudiera».MistressCavendishentróenaquelmomentoyyanomedijonadamás.
—¿Teníatodavíalacarta,oloquefuera,enlamano?—Sí,señor.—¿Quécreeustedqueharíaconelladespués?—Nolosé,señor.Supongoquelaguardaríaensucajamorada.—¿Eraahídondeacostumbrabaaguardarlospapelesimportantes?—Sí,señor.Labajabaconellatodaslasmañanasylavolvíaasubirporlanoche.—¿Cuándoperdiólallavedelacaja?—Laperdióayer,alahoradealmorzar,señor,ymedijoquelabuscaraportodas
partes.Estabamuyangustiadaporlapérdida.—Pero¿noteníaduplicadodelallave?—Sí,señor.Dorcasmiraba a Poirot con curiosidad y, si he de decir la verdad, también yo
estabainteresado.¿Quésignificabatodoaquellodelallaveperdida?Poirotsonrió.—No tiene importancia,Dorcas.Mi trabajo consiste en enterarmede las cosas.
¿Esestalallaveperdida?Sacó de su bolsillo la llave que había encontrado en la cerradura de la caja de
documentos.ParecíaquelosojosdeDorcasibanasalirsedelasórbitas.—Sí,señor;claroqueesésa.Pero¿dóndelaencontróusted?Labusquéportodas
partes.—¡Ah, pero es que ayer no estaba donde estaba hoy! Y ahora, cambiando de
tema,¿teníasuseñorauntrajedecolorverdeoscuroensuguardarropa?Dorcassesobresaltóanteloinesperadodelapregunta.—No,señor.—¿Estáustedsegura?—Desdeluego,señor.—¿Tienealguienenlacasauntrajeverde?Dorcasreflexionó.—MissCynthiatieneuntrajedenocheverde.—¿Verdeclarooverdeoscuro?—Verdeclaro,señor;unaespeciedechiffon,creoquelollaman.—No,noesesoloquequiero.¿Ynadiemástienenadaverde?—No,señor;queyosepa,almenos.ElrostrodePoirotnotraicionósiestabaonodesilusionado.Sóloobservó:—Bueno, dejemos esto y pasemos adelante. ¿Cree usted que su señora tenía
www.lectulandia.com-Página38
intencióndetomaranochepolvosdedormir?—Anoche,no,señor;séquenolostomó.—¿Cómolosabeustedcontantaseguridad?—Porquelacajaestabavacía.Tomólaúltimadosishacedosdíasynoteníamás
cantidadpreparada.—¿Estáustedcompletamenteseguradeloquemecuenta?—Completamente,señor.—Entoncesestáclaro.Porcierto,¿nolepidióayersuseñoraquefirmaraningún
papel?—¿Firmarunpapel?No,señor.—Cuando míster Hastings y míster Lawrence Cavendish volvieron anoche,
encontraron a su señora escribiendo cartas. ¿No puede darme usted una idea de aquiénibandirigidaslascartas?
—Losiento,señor,peronopuededecírselo.Eramitardelibre.QuizásAnnielosepa,aunqueesunachicamuyatolondrada.Norecogiólastazasdecaféanoche.Esoesloquepasacuandoyonoestoyparacuidarmedelascosas.
Poirotlevantólamano.—Yaquenoharecogidolastazas,Dorcas,déjelasunpocomás,seloruego.Me
gustaríaexaminarlastodasconatención.—Muybien,señor.—¿Aquéhorasalióustedayer?—Aesodelasseis,señor.—Gracias,Dorcas, eso es todo lo que tengo que preguntarle—se levantó y se
acercó a la ventana—.He estado admirando estosmacizos de flores.A propósito,¿cuántosjardineroshayenlacasa?
—Ahorasólotres,señor.Habíacincoantesdelaguerra,cuandoestacasaeraloquedebe ser una casa de señores.Megustaría que hubiera usted visto entonces eljardín, señor. Estaba precioso. Pero ahora sólo están el viejo Manning, el jovenWilliam y unamujer a la últimamoda, con pantalones y cosas por el estilo. ¡Quétiemposmáshorribles!
—Volveránlosbuenostiempos,Dorcas.Porlomenos,esoespero.Bien,¿quieredecirleaAnniequevenga?
—Sí,señor.Gracias,señor.—¿CómohasabidoustedquemistressInglethorptomabapolvosparadormir?—
pregunté con viva curiosidad cuando Dorcas salió del cuarto—. ¿Y lo de la llaveperdidaysuduplicado?
—Cadacosaasutiempo.Encuantoalospolvosdedormir,losupeporesto.Súbitamente me mostró una pequeña caja de cartón, como las que los
farmacéuticosusanparalospolvos.
www.lectulandia.com-Página39
—¿Dóndelaencontróusted?—EnelcajóndellavabodelcuartodemistressInglethorp.Eraelnúmeroseisde
milista.—Puesto que los últimos polvos los tomó hace dos días, no es de mucha
importancia.—Probablementeno;pero¿nohaynadaenestacajaqueleparezcaextraño?Laexaminéconcuidado.—No,laverdad.—Mirelaetiqueta.Leí la etiqueta con atención: «Tómese una dosis antes de acostarse, si hiciera
falta.MistressInglethorp».—No,noveonadadeparticular.—¿Noleextrañaquenotengaelnombredelfarmacéutico?—¡Ah!—exclamé—.¡Claroqueesextraño!—Ha conocido usted algún farmacéutico que despache una caja como ésta sin
quellevesunombreimpreso?—No,nunca.Miexcitaciónibaenaumento,peroPoirotmeechóunjarrodeaguafríaaldecir:—Sinembargo,laexplicaciónesmuysencilla.Demodoquenosealarmeusted,
amigomío.Notuvetiempodecontestar,yaqueuncrujidoanuncióqueAnnieseacercaba.Annieeraunamuchachaguapaypizpireta.Enaquelmomentoerapresadegran
excitación,mezcladaalplacermorbosodelatragediaquehabíaocurridoenlacasa.Poirotfuedirectamentealasunto,conactividadrealmentepráctica.—La he mandado buscar, Annie, porque he creído que quizá usted pudiera
decirmealgoacercadelascartasquemistressInglethorpescribióanoche.¿Cuántascartaseran?¿Recuerdaustedlosnombresdelaspersonasaquienesibandirigidas?
Anniemeditóunmomento.—Erancuatrocartas,señor.UnaeraparamissHoward,unaparamísterWells,y
las otras dos, creo que nome acuerdo… ¡Ah, sí! Una era para la Casa Ross, losproveedoresdeTadminster.Delaotranomeacuerdo.
—Tratederecordar—insistióPoirot.Anniesedevanólossesos,peroenvano.—Losiento,señor,peronotengoniidea.Creoquenomefijé.—Noimporta—dijoPoirot,sindemostrardesilusión—.Ahoraquieropreguntarle
austedotracosa.Hayuncazoenelcuartodemistress Inglethorp,conunpocodechocolate.¿Acostumbrabaatomarlotodaslasnoches?
—Sí,señor,ciertamente.Selosubíacadaatardeceryellalocalentabaacualquierhoradelanoche,cuandoleapetecía.
www.lectulandia.com-Página40
—¿Quéera?¿Sólochocolate?—Sí,señor,hechoconleche,conunacucharadadeazúcarydosderon.—¿Quiénselollevabaasucuarto?—Yo,señor.—¿Siempre?—Sí,señor.—¿Aquéhora?—Porreglageneralcuandoibaacorrerlascortinas,señor.—Entonces,¿selosubíausteddirectamentedelacocina?—No,señor.Comoustedve,nohaymuchoespacioenlacocinadegas,demodo
quelacocineralopreparabaantesdeponerlasverdurasparalacena.Entoncesyolosubíayloponíaenlamesajuntoalapuertagiratoria,ymástardeselollevabaasucuarto.
—Lapuertagiratoriaestáenelalaizquierda,¿verdad?—Sí,señor.—¿Ylamesaestáenesteladodelapuertaoenelladodelservicio?—Enestelado,señor.—¿Aquéhoralosubióustedanoche?—Creoqueaesodelassieteycuarto,señor.—¿YcuándolollevóustedalcuartodemistressInglethorp?—Cuando fui a cerrar las cortinas, señor, alrededor de las ocho. Mistress
Inglethorpsubióaacostarseantesdequeyohubieraterminado.—¿Entonces,entrelassieteycuartoylasocho,elchocolateestuvoenlamesaen
elalaizquierda?—Sí,señor.Annie se había ido poniendo cada vez más roja y de pronto estalló
inesperadamente:—Ysihabíasalenelchocolate,señor,nofuiyo.Yonolopusecercadelasal.—¿Quéesloquelehacepensarquehabíasalenél?—Lahevistoenlabandeja,señor.—¿Vioustedsalenlabandeja?—Sí.Parecíasalgorda,decocina.Nomedicuentacuandosubíconlabandeja,
perocuandofuiallevarlaalcuartodelaseñora,lavienseguida.Debíhaberlobajadootravezydecirlealacocineraquehicieraotrochocolate,peroestabamuyapuradaporque Dorcas había salido, y pensé que a lo mejor la sal no había tocado alchocolate,sóloalabandeja.Asíquelalimpiéconmidelantalyladejédentro.
Con gran dificultad pude dominar mi excitación. Sin darse cuenta, Annie noshabíasuministradounapistaimportante.¡Cómosehubieraasombradodesaberquesu«salgordadecocina»eraestricnina,unodelosvenenosmortíferosqueconocela
www.lectulandia.com-Página41
Humanidad! Me maravilló la calma de Poirot. Su dominio de sí mismo eraasombroso.Esperabaconimpaciencialasiguientepregunta,peromedesilusionó.
—CuandoustedfuealcuartodemistressInglethorp,¿estabacerradalapuertaquecomunicaalcuartodemissCynthia?
—Sí,señor.Siemprehaestadocerrada.Nuncaseabre.—¿Y lapuertadelcuartodemíster Inglethorp?¿Se fijóusted si estabacerrada
también?Anniedudó.—Nopuedodecirloconseguridad,señor;estabacerrada,peronosésielcerrojo
estabaechado.—Cuandousteddejóelcuarto,¿cerrómistressInglethorplapuerta?—No, señor, no la cerró entonces; pero me figuro que lo haría más tarde.
Acostumbrabaaencerrarsetodaslasnoches.Merefieroalapuertaquedaalpasillo.—¿Vioustedunamanchadeespermadevelaenelsuelocuandoarreglóelcuarto
ayer?—¿Esperma?No, señor.Mistress Inglethorpno teníavela, sólouna lámparade
alcohol.—Entonces, si hubiera habido una granmancha de esperma en el suelo, ¿está
ustedseguradequesehubieradadocuenta?—Sí,señor,ylahubieralimpiadoconunsecanteyunaplanchacaliente.EntoncesPoirotrepitolapreguntaquehabíahechoaDorcas:—¿Hatenidoalgunavezsuseñorauntrajeverde?—No,señor.—¿Niunacapa,niunamantilla,niun…cómodicenustedes…,niunabrigode
deporte?—Verde,no,señor.—¿Niningunaotrapersonadelacasa?Anniereflexionó.—No,señor.—¿Estáustedsegura?—Completamentesegura.—¡Bien!Esoestodo.Muchasgracias.Con una risa nerviosa, Annie salió del cuarto. Mi excitación, refrenada hasta
entonces,estalló.—¡Poirot!—grité—.¡Lefelicito!¡Quégrandescubrimiento!—¿Aquellamaustedungrandescubrimiento?—¡Aquévaaser!Aqueeraelchocolate,ynoelcafé,elqueestabarealmente
envenenado. ¡Esto lo explica todo! Naturalmente, no hizo efecto hasta lamañana,porqueelchocolatefuetomadoamitaddelanoche.
www.lectulandia.com-Página42
—¿De modo que usted cree que el chocolate, fíjese bien en lo que digo, elchocolate,conteníaestricnina?
—¡Claro!¿Quépodíaser,sino,lasaldelabandeja?—Podíahabersidosal—replicóPoirotplácidamente.Meencogídehombros.Siseponíaasí,erainútilhablarconél.Semeocurrióla
idea,ynoporprimeravez,dequemipobrePoirotestabaenvejecido.Penséqueeraunasuertequesehubieraasociadoconalguiendementemásrápida.
Poirotmeobservabaconojoschispeantes.—¿Noestáustedsatisfechodemí,monami?—MiqueridoPoirot—dijecon indiferencia—,nosoyyoquiénparadirigirlea
usted.Ustedtienederechoasupropiateoría,comoyolotengoalamía.—Admirablepensamiento—observóPoirot,levantándoseconligereza—.Yahe
terminado con este cuarto. A propósito, ¿de quién es ese pequeño escritorio de laesquina?
—DemísterInglethorp.—¡Ah!—hizounatentativadeabrirlacubiertaenrollable—.Estácerrado.Pero
puedeserquelaabraalgunadelasllavesdemistressInglethorp.Ensayó con varias, retorciéndolas y haciéndolas girar conmano práctica, hasta
quefinalmentelanzóunaexclamacióndejúbilo.—Voilà!Noeslallavedeaquí,peropuedeabrirelgabineteencasodeapuro.Levantó el cierre enrollable y echó una rápida ojeada a los papeles, ordenados
cuidadosamente.Congransorpresapormiparte,nolosexaminó,sinoqueselimitóaobservar,mientrascerrabadenuevoelmueble:
—Decididamente,estemísterInglethorpesunhombredemétodo.Un«hombredemétodo»,desdeelpuntodevistadePoirot,eralamayoralabanza
quepodíahacersedeunindividuo.Me di cuenta de que mi amigo no era el de antes cuando siguió divagando
deshilvanadamente.—Nohabía sellos en este escritorio, pero podía haberlos habido, ¿verdad,mon
ami?¡Podíahaberloshabido!No—susojosrecorrieronlahabitación—,esteboudoirnotienenadamásquedecirnos.Nonosdiograncosa.Sóloesto.
Sacódesubolsillounsobrearrugadoymelotiró.Eraunsobrevulgar,viejoydeaspecto sucio, y en él, al parecer sin propósito definido, se veían unas cuantaspalabrasgarabateadas.Inclusoacontinuaciónunfacsímildelsobre[*].
www.lectulandia.com-Página43
www.lectulandia.com-Página44
¿
CAPÍTULOV
NOFUECONESTRICNINA,¿VERDAD?
DÓNDElohaencontradousted?—preguntéaPoirotconvivacuriosidad.—Enelcestodelospapeles.¿Reconoceustedlaletra?
—Sí,esdemistressInglethorp.Pero¿quésignifica?Poirotseencogiódehombros.—Nosé,perosugieremuchascosas.Unaideadisparatadacruzópormimentecomounrelámpago.¿Seríaposibleque
mistress Inglethorp tuviera perturbadas sus facultades mentales? ¿Tendría unaabsurdamaníadeposesión?Ysiendoasí,¿nosehabríasuicidado?
EstabaapuntodeexpresaraPoirotestasteorías,perosuspalabrasmedistrajeron.—Vamosaexaminarlastazasdecafé—dijo.—Pero, ¡querido Poirot! ¿Qué importancia tiene eso ahora que sabemos lo del
chocolate?—Oh,là,là!Elpobrechocolate—exclamóPoirotligeramente.Yseriómuydivertido,levantandolosbrazosalcielo,concómicadesesperación,
actitudquemepareciódelpeorgusto.—Detodosmodos—dijeacentuandomifrialdad—,desdeelmomentoenquefue
lapropiamistressInglethorp laquesubiósucafé,noséquées loqueesperaustedencontrarenél,comonoseaunpaquetedeestricninaenlabandeja.
Poirotseserenóinmediatamente.—¡Vamos,vamos,amigomío!—dijo,cogiéndomedelbrazo—.Nevous fachez
pas!Permítamequemeintereseenmistazasdecaféyyorespetarésuchocolate.¿Deacuerdo?
Parecíatansumamentedivertido,quenotuvemásremedioquereírmeyfuimosjuntos al salón, donde seguían las tazas de café y la bandeja, tal como antes lashabíamosdejado.
Poirot me hizo reconstruir la escena de la noche anterior, escuchándome conmuchaatenciónycomprobandolaposicióndelasdiversastazas.
—DemodoquemistressCavendishestabajuntoalabandejaysirvióelcafé.Esoes. Entonces se acercó a la ventana, donde estaban usted ymademoiselleCynthia.Aquíestánlastrestazas.Ylatazadelarepisadelachimenea,amediotomar,serálademísterLawrenceCavendish.¿Yladelabandeja?
—EsladeJohnCavendish.Levidejarlaallí.
www.lectulandia.com-Página45
—Bien. Una, dos, tres, cuatro, cinco…; pero… ¿dónde está la de místerInglethorp?
—Élnotomacafé.—Entoncestodoestáenregla.Unmomento,amigomío.Coninfinitocuidadotomóungranitoodosdelospososdecadataza,sellándolos
entubosdeensayoseparados,despuésdeprobarunotrasotro.Sufisonomíasufrióunatransformaciónextraña,adquiriendounaexpresiónmitaddedesconcierto,mitaddealivio.
—¡Bien!—dijofinalmente—.Esevidente.Teníaunaidea,peroestáclaroqueeraequivocada. Sí, completamente equivocada. Sin embargo, es extraño. Pero noimporta.
Con un encogimiento de hombros característico desechó la idea que leimportunaba,cualquieraquefuera.Pudehaberledichoqueaquellaobsesiónsuyaporelcaféestabadestinadadesdeelprincipioaterminarenuncallejónsinsalida,peromemordí la lengua.Aunque envejecido, Poirot había sido un gran hombre en sustiempos.
—El desayuno está listo —dijo John Cavendish, que venía del vestíbulo—.¿Desayunaráustedconnosotros,monsieurPoirot?
Poirot asintió. Observé a John. Había recuperado casi por completo su serhabitual. La impresión de los sucesos de la noche anterior le habían afectadotemporalmente,perosuequilibriosehabíarestablecido.Eraunhombredemuypobreimaginación,envivocontrasteconsuhermano,quequizáteníademasiada.
Desdelasprimerashorasdelamañana,Johnhabíaestadomuyatareadoenviandotelegramas,unodelosprimerosparaEvelynHoward,escribiendolasreseñasparalosperiódicosydedicándoseengeneralatodoslosmelancólicosdeberesqueunamuertetraeconsigo.
—¿Cómovanlascosas?—dijo—.¿Hadescubiertoustedsimimadrehamuertodemuertenaturalosi…debemosestarpreparadosparalopeor?
—Creo,místerCavendish—dijoPoirotgravemente—,quenodebeustedabrigarfalsasesperanzas.¿Quéopinanlosrestantesmiembrosdelafamilia?
—Mi hermano Lawrence está convencido de que toda esta excitación no estájustificada.Dicequetodoindicaquemimadremuriódeunataquealcorazón.
—¿Ah, sí?Muy interesante,muy interesante—murmuró Poirot suavemente—.¿YmistressCavendish?
ElrostrodeJohnseensombreció.—No tengo la menor idea de cuál es la opinión de mi mujer respecto a este
asunto.La respuesta fue un poco seca. John rompió el violento silencio diciendo con
ciertoesfuerzo:
www.lectulandia.com-Página46
—¿LehedichoqueyahavueltomísterInglethorp?Poirotasintióconlacabeza.—Esunasituaciónmuymolestaparatodosnosotros.Naturalmente,tenemosque
tratarlocomodecostumbre;pero,¡diablo!,lerevuelveaunoelestómagoeltenerquesentarsealamesaconunposibleasesino.
Poirotasintiócomprensivamente.—Locomprendoperfectamente.Esunasituaciónmuydifícilparausted,míster
Cavendish.Megustaríahacerleunapregunta.LarazónporlaquemísterInglethorpnovolvióanochefue,segúncreo,quehabíaolvidadoelllavín,¿verdad?
—Sí.—Supongoqueestaráustedcompletamentesegurodequerealmenteseleolvidó
elllavín,quenoselohabíallevado.—No tengo idea.No seme ocurriómirar. Siempre lo guardamos en elmismo
sitiodelvestíbulo.Iréaversiestáallíahora.Poirotlevantóunamano,sonriendodébilmente.—No, no, míster Cavendish; es demasiado tarde ya. Estoy seguro de que lo
encontraríaallí.SimísterInglethorpselollevóanoche,hatenidotiemposobradodevolverloasusitio.
—Pero¿ustedcreeque…?—Nocreonada.Sialguienporcasualidadhubieramiradoantesdesuregresoy
hubieravistoallíelllavín,seríaunpuntoasufavor.Esoestodo.Johnsequedóperplejo.—No se preocupe —dijo Poirot suavemente—. Le aseguro que no debe
preocuparseporello.Yaqueesustedtanamable,vamosatomareldesayuno.Todo elmundo se había reunido en el comedor. En aquellas circunstancias no
constituíamos,naturalmente,unaasambleamuyalegre.Lareaccióndespuésdeunaconmociónessiemprepenosaytodosnosresentíamosdesusefectos.Claroquepordecoroybuenaeducaciónnosconducíamosmásomenoscomodecostumbre.Perono pude menos de preguntarme si ese comportamiento requería un gran esfuerzo.Nadieteníalosojosrojosnienlosrostroshabíaesasseñalesquedejaeldolor.Medicuentadequeestabaen lociertoalpensarqueDorcasera lapersonamásafectadaporlatragedia.
MiréaAlfredInglethorp,querepresentabaelpapeldeviudoatribuladoconunahipocresíaquemepareciódelpeorgusto.Mepreguntésisabríaquesospechábamosdeél.Esseguroquenopodíaignorarelhecho,pormuchoquelodisimuláramos.¿Nosentiría miedo interiormente o confiaría en que su crimen quedaría impune? Eraimposiblequelaatmósfera,cargadadesospechas,noleadvirtieradequeerayaunhombremarcadogravemente.
Pero ¿sospecharía todo el mundo de él? ¿Y mistress Cavendish? La observé
www.lectulandia.com-Página47
sentadaalacabeceradelamesa,graciosa,serena,enigmática.Estabamuyhermosacon su ligero vestido gris y aquellos volantes de lasmuñecas que caían sobre susmanos.Sinembargo,cuandosesirvió,surostroteníalainescrutabilidaddeldeunaesfinge.Apenasabrióloslabios,perolagranfuerzadesupersonalidadnosdominabaatodos.
¿YlapequeñaCynthia?¿Sospecharíaella?Mepareciómuycansadayenferma.Suactituderamuylánguidaypesada.Lepreguntésisesentíamalymecontestósinambages:
—Sí,tengounbrutaldolordecabeza.—¿Otra taza de café, mademoiselle? —preguntó Poirot solícitamente—. La
animarámucho.Nohaynadacomoelcaféparaeldolordecabeza.Selevantóacogersutaza.—Sinazúcar—dijoCynthia,viéndolecogerlosterrones.—¿Sinazúcar?Sacrificiosdeguerra,¿verdad?—No,nuncatomoazúcarconelcafé.—Sacré!—murmuróPoirotentredientesaldevolverlelatazallena.Sóloyo leoíy, levantandohaciaél lavista,vique seesforzabaen reprimir su
excitaciónyquesusojoseranverdescomolosdeungato.Habíavistouoídoalgoque le había afectado extraordinariamente, pero ¿qué sería? No suelo tenerme portorpe,perodeboconfesarquenadafueradelocorrientehabíallamadomiatención.
Momentosmástarde,lapuertaseabrióyaparecióDorcas.—MísterWellsquiereverle,señor—ledijoaJohn.RecordéqueWellseraelnombredelabogadoaquienmistressInglethorphabía
escritolanocheanterior.Johnselevantóinmediatamente.—Páseloamiestudio—luegosevolvióhacianosotros—.Eselabogadodemi
madre. Es también —terminó en voz baja— el coroner… Ya me entienden. Siquierenacompañarme…
Asentimos y salimos con él de la habitación. John iba delante de nosotros yaprovechélaoportunidadparamurmuraraloídodePoirot:
—¿Esquevaahaberinterrogatorio?Poirot asintió distraídamente. Parecía tan absorto en sus pensamientos que mi
curiosidadsedespertó.—¿Quéocurre?Noestáustedescuchandoloqueledigo.—Esciertoamigo.Estoypreocupado.—¿Porqué?—PorquemademoiselleCynthianotomaazúcarconelcafé.—¿Cómo?¡Nohablaráustedenserio!—Claro que hablo en serio.Hay algo aquí que no entiendo.Mi instinto no se
www.lectulandia.com-Página48
equivocó.—¿Quéinstinto?—Elinstintoquemellevóaexaminaresastazasdecafé.¡Chis!Acallarahora.SeguimosaJohnasuestudioysecerrólapuertatrasdenosotros.MísterWellseraunhombreagradable,demedianaedad.Conojospenetrantesy
labocacaracterísticadelosabogados.Johnnospresentóyexplicólarazóndenuestrapresenciapornuestrainmediataintervenciónenelasunto.
—Comprenderá usted, Wells —añadió—, que todo esto es estrictamenteconfidencial.Todavíaconfiamosenquenohagafaltaningunaclasedeinvestigación.
—De acuerdo, de acuerdo —dijo Wells políticamente—. Me hubiera gustadoahorrarlesaustedeseldisgustoylapublicidaddeunapesquisa;pero,naturalmente,esinevitable,faltandoelcertificadomédico.
—Sí,yamelofiguro.—Esinteligente,eseBauerstein.Unaautoridadentoxicología,segúnparece.—Desde luego —dijo John con cierta sequedad. Después añadió, dudando—.
¿Tendremosquepresentarnoscomotestigos…,quierodecir,todosnosotros?—Usted,naturalmente,y…hum,místerInglethorptambién,desdeluego.Siguió una breve pausa, antes de que el abogado continuara, con su tono
apaciguador:—Cualquiera otro testimonio será simplemente confirmatorio, pura cuestión de
fórmula.—Ya.UnaligeraexpresióndealiviocruzóporelrostrodeJohn.Mesorprendió,porque
noapreciémotivoparaello.—Si no tiene usted nada que oponer —prosiguió Wells—, he pensado en el
viernes. Así tendremos tiempo suficiente para el informemédico. ¿La autopsia sepracticaráestanoche?
—Sí.—Entonces,¿leconvieneaustedelviernes?—Desdeluego.—Nonecesitodecirle,queridoCavendish,loapenadoqueestoyconestetrágico
asunto.—¿No puede usted ayudarnos a resolverlo, monsieur? —intervino Poirot,
hablandoporprimeravezdesdequehabíamosentradoenelestudio.—¿Yo?—Sí.HemosoídodecirquemistressInglethorpleescribióanoche.Debedehaber
recibidoustedlacartaestamañana.—Sí,peronocontieneningunainformacióndeinterés.Essencillamenteunanota
pidiéndomequevinieraaverlaestamañana,puesqueríamiconsejoenunasuntode
www.lectulandia.com-Página49
granimportancia.—¿Noleinsinúadequésetrataba?—No,pordesgracia.—Esunalástima—dijoPoirot.Nos quedamos en silencio. Poirot se perdió en sus pensamientos durante unos
cuantosminutos.Finalmente,sevolviódenuevoalabogado.—MísterWells,me gustaría preguntarle una cosa, si no es contrario a su ética
profesional.EncasodequemistressInglethorpmuriera,¿quiénheredaríasudinero?Elabogadodudóunmomentoyluegoreplicó:—Todo esto será del dominio público muy pronto, de modo que, si míster
Cavendishnotienenadaqueobjetar…—Enabsoluto—intervinoJohn.—Noveorazónqueimpidacontestarasupregunta.Segúnelúltimotestamento,
fechado en agosto del pasado año, después de varios legados sin importancia asirvientes,etcétera,dejatodasufortunaasuhijastromísterJohnCavendish,alquequeríamucho.
—Perdone la pregunta,místerWells: ¿no era esta disposiciónmuy injusta conrespectoasuotrohijastro,LawrenceCavendish?
—No,nolocreoasí.Segúnlostérminosdeltestamentodesupadre,entantoqueJohn heredaría la propiedad, Lawrence, a la muerte de su madrastra, entraría enposesióndeunaconsiderablesuma.MistressInglethorpdejósudineroasuhijastromayorsabiendoqueéltendríaqueconservarStyles.Amimododever,fueunrepartomuyjustoyequitativo.
Poirotasintió,pensativo.—Sí,yaveo.¿Peroesciertoque,segúnlaLeyinglesa,ese testamentoquedaba
automáticamenteanuladoalvolveracasarsemistressInglethorp?MísterWellshizounaseñaldeafirmación.—Segúnibaadecirahora,monsieurPoirot,esedocumentonotieneactualmente
ningunavalidez.—Hein!—exclamóPoirot, preguntandodespuésde reflexionar unmomento—.
¿ConocíaestehechomistressInglethorp?—Nolosé.Seguramente…—Losabía—dijoJohninesperadamente—.Todavíaayerestuvimosdiscutiendo
acercadelostestamentosanuladosporelmatrimonio.—¡Ah!Otrapregunta,místerWells.Dijousted«suúltimotestamento».¿Esque
mistressInglethorphabíahechomástestamentosconanterioridad?—Portérminomedio,hacíaunnuevotestamentoporlomenosunavezalaño—
dijo místerWells imperturbable—. Era dada a cambiar de opinión respecto a susdisposicionestestamentarias,beneficiandoahoraaunoyluegoaotromiembrodela
www.lectulandia.com-Página50
familia.—Supongamos—sugirióPoirot—que, sin saberlousted,hubieraotorgadootro
testamentoenfavordealguienquenofueradelafamilia,digamos,enfavordemissHoward,porejemplo,¿lesorprenderíaausted?
—Enabsoluto.—¡Ah!Poirotparecíahaberagotadosuspreguntas.Meacerquéaél,mientrasJohnyel
abogadodiscutíansobrelaconvenienciaderevisarlospapelesdemistressInglethorp.—¿CreeustedquemistressInglethorphizountestamentodejandotodosudinero
amissHoward?—preguntéenvozbaja,conciertacuriosidad.Poirotsonrió.—No.—Entonces,¿porquélopreguntóusted?—¡Silencio!JohnCavendishsehabíavueltohaciaPoirotparapreguntarle:—¿Viene con nosotros, monsieur Poirot? Vamos a revisar los papeles de mi
madre.MísterInglethorpestádispuestoaconfiarnosesatareaamísterWellsyamí.—Lo que simplifica mucho las cosas —murmuró el abogado—, ya que
legalmente,porsupuesto,estabaautorizadoa…Noterminólafrase.—Miraremosprimero en el escritorio delboudoir—explicó John—,ydespués
subiremosasucuarto.Tenemosquerevisarminuciosamenteunacajadedocumentosdecolormoradodondeguardabasuspapelesmásimportantes.
—Sí—dijo el abogado—, es muy posible que haya en la caja un testamentoposterioralqueyotengo.
—Hayuntestamentoposterior.FuePoirotquienhabló.JohnyelabogadomiraronaPoirot,sobresaltados.—¿Qué?—Mejordicho—siguiómiamigo,sinperdersucalma—,lohabía.—¿Quéquiereusteddecirconesodelohabía?¿Dóndeestáahora?—Quemado.—¿Quemado?—Sí.Mirenesto.Mostró el fragmento chamuscado que había encontrado en el hogar de la
chimeneadelcuartodemistressInglethorpyseloentregóalabogado,explicándolebrevementedóndeycuándolohabíaencontrado.
—Puedeserquefuerauntestamentoantiguo.—Nolocreo.Enrealidad,estoycasisegurodequefueredactadoayertarde.
www.lectulandia.com-Página51
—¿Qué?¡Imposible!—saltaronaunalosdoshombres.PoirotsedirigióaJohn.—Simepermiteustedquemandeabuscarasujardinero,selodemostraré.—Claroquesí,peronoveo…Poirotalzóunamano.—Hagaloqueledigo.Despuésformularácuantaspreguntasdesee.—Muybien.TocóuntimbreyDorcassepresentósintardar.—Dorcas,¿quieredecirleaManningquevenga,quetengoquehablarle?—Sí,señor.Dorcasseretiró.Esperamos en un silencio lleno de tirantez. Sólo Poirot parecía estar
completamenteasusanchasyquitóelpolvodeunaesquinaolvidadadelalibrería.Las pisadas en la arena de una botas claveteadas anunciaron la proximidad de
Manning.JohnconsultóaPoirotconlamiradayésteasintióconlacabeza.—Entre,Manning,quierohablarle—dijoJohn.Manningentródespacioy titubeandoa travésde lapuerta-ventana,quedándose
tancercadeellacomolefueposible.Teníalagorraenlamanoyledabavueltasymásvueltassincesar.Seencorvabamucho,aunqueprobablementenoera tanviejocomo parecía, y sus ojos, vivos e inteligentes, contradecían sus palabras, lentas ycautelosas.
—Manning—dijoJohn—,esteseñorvaahacerleunaspreguntasyyoquieroqueustedleconteste.
—Sí,señor—musitóManning.Poirot se acercó a él con ligereza.Lamirada deManning resbaló sobre él con
ciertodesprecio.—Estabaustedayertardeplantandounmacizodebegoniasenlapartesurdela
casa,¿noesasí,Manning?—Sí,señor;yoyWilliam.—YmistressInglethorpseacercóalaventanaylesllamó,¿verdad?—Sí,señor.—Dígameustedexactamenteloqueocurriódespuésdeacaeceresto.—Nograncosa,señor.Ella ledijoaWilliamquecogiera labicicletayfueraal
pueblo a buscar papel para un testamento, o algo por el estilo, no sé bien; se loescribió.
—¿Yquémás?—Williamfue,señor.—¿Yquéocurriódespués?—Continuamosconlasbegonias,señor.
www.lectulandia.com-Página52
—¿NolesvolvióallamarmistressInglethorp?—Sí,señor;nosllamóalosdos,aWilliamyamí.—¿Yluego?—Nos hizo firmar al final de un papelmuy largo, debajo de donde ella había
firmado.—¿Vioustedalgodeloqueestabaescritoantesdelafirmadeella?—preguntó
Poirotvivamente.—No,señor;habíauntrozodesecanteencimadeaquellaparte.—¿Yfirmaronustedesdondelesdijo?—Sí,señor,yoprimeroydespuésWilliam.—¿Quéhizoelladespuésconeldocumento?—Lometiódentrodeunsobrelargoyloguardóenunaespeciedecajamorada
quehabíaenelescritorio.—¿Quéhoraeracuandolesllamóaustedesporprimeravez?—Aesodelascuatro,creoyo,señor.—¿Noseríamástemprano?¿Alastresymedia,porejemplo?—No,meparecequeno,señor.Másbienunpocodespuésdelascuatro,noantes.—Gracias,Manning,estábien—dijoPoirotamablemente.Eljardineroconsultóasuamoconlamirada,JohnasintióyManningseretirópor
la puerta-ventana, llevándose un dedo a la frente a guisa de saludo ymurmurandoentredientesalgoininteligible.
Nosmiramosunosaotros.—¡Cielosanto!—murmuróJohn—.¡Quécoincidenciamásextraordinaria!—¿Cómocoincidencia?—Quemimadrehubierahechoeltestamentoelmismodíadesumuerte.Wellsseaclarólagargantayobservófríamente:—¿Estáustedsegurodequeesunacoincidencia,Cavendish?—¿Quéquieredecir?—Sumadre, segúnmehadicho, tuvounaviolentadisputa con…alguien, ayer
tarde.—¿Quéquieredecir?—volvióaexclamarJohn.Habíaciertotemblorensuvozalavezquesehabíapuestomuypálido.—Como consecuencia de aquella pelea, su madre, súbitamente y a toda prisa,
haceunnuevotestamento.Nuncasabremoselcontenidodeesetestamento.Anadiehabló de sus disposiciones. Sin duda, estamañaname hubiera consultado amí elasunto,peronotuvooportunidad.Eltestamentodesapareceyellasellevaelsecretoasu tumba. Cavendish,me temo que esto no es una coincidencia.Monsieur Poirot,estoy seguro de que está usted de acuerdo conmigo en que estos hechos sugierenmuchascosas.
www.lectulandia.com-Página53
—Detodosmodos—interrumpióJohn—,estamosmuyagradecidosamonsieurPoirot por haber aclarado este punto. De no ser por él, nunca hubiéramos tenidonoticia del testamento. ¿Puede decirme, monsieur, qué fue lo que le indujo asospecharsuexistencia?
Poirotcontestósonriendo:—Unviejosobregarabateadoyunmacizodebegoniasreciénplantado.Supongo que John hubiera seguido preguntando, pero se oyó el ronroneo del
motordeuncocheytodosnosacercamosalaventana,atiempodeverunautomóvilquepasabarápidamente.
—¡Evie!—exclamóJohn—.Perdóneme,Wells.Saliócorriendoalvestíbulo.Poirotmemiróinstintivamente.—MissHoward—expliqué.—Ah,mealegrodequehayavenido.Esamujertienecabezaycorazón,Hastings,
aunqueDiosnolehayadadobelleza.Seguí el ejemplo de John y salí al vestíbulo, dondemiss Howard luchaba por
desembarazarsedelmontóndevelosqueenvolvíansucabeza.Cuandofijóenmísusojos,undolorososentimientodeculpabilidadmehirió.Esamujermehabíaadvertidoencarecidamente del peligro y, por desgracia, yo no había tenido en cuenta suadvertencia.¡Quéprontoyquédespectivamentelahabíaalejadodemiimaginación!Me sentí avergonzado al ver comprobados sus temores demodo tan trágico.MissHowardconocíabienaAlfredInglethorp.MepreguntésilatragediahubieraocurridodehallarseellaenStyles.¿Habríatemidoelasesinosumiradavigilante?
Mesentíaliviadocuandomeestrechólamanoconaquelapretóndolorosoqueyorecordabamuybien.Memirótristemente,perosinreprocharmenada.Comprendíporlorojodesuspárpadosquehabíalloradoamargamente,perosuactituderatanásperacomodecostumbre.
—Salíalrecibirel telegrama.Hetenidoguardiadenoche.Alquiléuncoche.Elmodomásrápidodellegaraquí.
—¿Hascomidoalgo,Evie?—No.—Lo suponía. Ven, todavía no han retirado el desayuno y pueden hacerte té
nuevo—se volvió haciamí—.Cuídate de ella, Hastings, ¿quieres?Wellsme estáesperando.Ah,aquíestámonsieurPoirot.Estáayudándonosenesteasunto,Evie.
MissHoward estrechó lamanodePoirot, peromiró a John con suspicacia porencimadesuhombro.
—¿Quéquieredeciresode«ayudándonos»?—Estáayudándonosenlainvestigación.—Nadadeinvestigación.¿Estáyaenlacárcel?
www.lectulandia.com-Página54
—¿Enlacárcel?¿Quién?—¿Quién?AlfredInglethorp,porsupuesto.—Querida Evie, ten cuidado. Lawrence opina que mi madre ha muerto de un
ataquealcorazón.—¡El tonto de Lawrence! —replicó miss Howard—. Está claro que Alfred
InglethorpasesinóalapobreEmily,comosiemprelopronostiqué.—Querida Evie, no grites tanto. Por mucho que pensemos o sospechemos, es
mejorhablarlomenosposibleporelmomento.Laindagatorianosecelebraráhastaelviernes.
—¡Rábanoscocidos!—elresoplidodemissHowardfuerealmentemagnífico—.Habéis perdido todos la cabeza. Para entonces el hombre estará fuera del país. Sitienealgúnsentido,nosevaaquedaraquíesperandoaquelocuelguen.
JohnCavendishlamirócondesesperación.—Yasé loquepasa—leafeóella—.Habéisestadoescuchandoa losmédicos.
¿Quésabenellos?Nada,olobastanteparahacerlospeligrosos.Losébien;mipadreera médico. EseWilkins es el tonto más redomado que me encontré en mi vida.¡Ataquealcorazón!¡Quésevaaesperarquedigaése!Cualquieraquenoestélocovería enseguida que su marido la ha envenenado. Siempre he dicho que acabaríaasesinándola en su propia cama. ¡Almamía!Ya lo ha hecho.Y todo lo que se osocurre decir es que si ataque al corazón, que si la indagatoria… Debías estaravergonzado,JohnCavendish.
—¿Quéquieresquehaga?—preguntóJohn,sinpoderreprimirunadébilsonrisa—. Déjalo ya, Evie, no puedo arrastrarlo al puesto de policía agarrado por elpescuezocomosifueraunperro.
—Bueno,tienesquehaceralgo.Descubrircómolohizo.Esuntipomuyastuto.Juraríaqueusópapelesdematarmoscas.Preguntaalacocinerasilefaltaalguno.
Comprendí que albergar bajo el mismo techo a miss Howard y a AlfredInglethorpymantener la paz entre ellos iba a ser tareade romanosyno envidié aJohn.Pudeverpor la expresiónde su rostroque sedaba cuentade lodifícil de lasituación. Por de pronto, trató de salvarse con la retirada y salió del cuartoprecipitadamente.
Dorcas trajo el té recién hecho. Cuando se marchó, Poirot se acercó desde laventanadondehabíapermanecidotodoeltiempoysesentó,mirandoamissHoward.
—Señorita—dijogravemente—,quisierahacerleunapregunta.—Adelante—dijoésta,mirándoleconciertaanimosidad.—Quisierapodercontarconsuayuda.—LeayudarécongustoacolgaraAlfred—replicó,ceñuda—.Aunquelahorca
es demasiado buena para él. Debería ser arrastrado y descuartizado, como en losbuenostiempos.
www.lectulandia.com-Página55
—Entonces, estamos de acuerdo —dijo Poirot—, porque yo también quierocolgaralcriminal.
—¿AAlfredInglethorp?—Aéloaquiensea.—Nopuedeserotro.LapobreEmilynofueasesinadahastaqueélvino.Nodigo
quenoestuvierarodeadadetiburones,loestaba.Peroloúnicoquehacíaneravigilarsupulso.Suvidanoestabaenpeligro.PerovienemísterAlfredInglethorpyendosmeses,¡pumba!
—Créame,missHoward—dijoPoirotmuyseriamente—:simísterInglethorpesel hombre que buscamos, no se me escapará. Palabra de honor que haré que locuelguenenlomásalto.
—Esoesotracosa—dijomissHowardconmásentusiasmo.—Perotengoquepedirlequeconfíeenmí.Suayudapuedesermemuyútil.Yle
diréporqué:porquedetodoslosdelacasa,susojossonlosúnicosquehanllorado.MissHowardpestañeóysuvozbruscasonóalgodistinta.—Si lo que quiere usted decir es que la quería, sí, es cierto, la quería. ¿Sabe
usted?Emilyeraunaviejaegoístaasumodo.Eramuygenerosa,perosiemprequeríasurecompensa.Nuncadejabaalaspersonasolvidarloquehabíahechoporellas,yporesonosehizoquerer.Nocreoquesedieracuentadeesto,oecharademenoselcariño;almenos,asíloespero.Miposicióneramuydistinta.Supeocuparmipuestodesdeelprimermomento.«Lecuestoaustedtantaslibrasalaño.Muybienperoniunpeniquemásniunpardeguantes,niunaentradaalteatro».Ellanolocomprendió.Algunasvecesseofendíamucho.Decíaqueyoeraestúpidamenteorgullosa.Noeraeso. Era algo que no puedo explicar. De todos modos, pude mantener mi propiaestimación.Yporeso,estandofueradelapandilla,fuilaúnicaquepudopermitirseellujodequererla.Yolacustodiaba,laguardabadetodosellos.Yentoncesapareceungranujaconmuchalabiay,¡hala!,todosmisañosdedevociónperdidos.
Poirotasintió,comprensivo.—Comprendo, mademoiselle, comprendo todo lo que usted siente. Es
completamente natural. Usted cree que somos muy fríos, que nos falta fuego yenergía;perocréame,noesasí.
EnesemomentoJohnasomólacabezaynosinvitóasubiralcuartodemistressInglethorp, ya que él y místerWells habían terminado de revisar el escritorio delboudoir.
Subiendo las escaleras, John volvió la vista hacia el comedor y dijo en tonoconfidencial:
—Oigan,¿quévaapasarcuandoesosdosseencuentren?Movílacabezacondesesperación.—LehedichoaMaryquehagatodoloposiblepormantenerlosseparados.
www.lectulandia.com-Página56
—¿Loconseguirá?—Sólo Dios lo sabe. Claro que el propio Inglethorp no estará precisamente
ansiosodeencontrarseconella.—Tieneustedlasllaves,¿verdad,Poirot?—preguntécuandollegamosalapuerta
delcuartocerrado.CogiendolasllavesquePoirotleofreció,Johnabriólapuertaytodosentramos.
ElabogadofuedirectamentealescritorioyJohnlesiguió.—Mimadre guardaba la mayor parte de sus papeles importantes en esta caja,
creo.Poirotsacóelpequeñomanojodellaves.—Permítame.Lacerréestamañana,porprecaución.—Puesahoranoestácerrada.—¡Imposible!—Mire.YJohnlevantólatapamientrashablaba.—Milletonnerres!—gritóPoirot,confundido—.¡Yyoqueteníalasllavesenel
bolsillo! —se precipitó sobre la caja. De pronto, se puso rígido—. En voilà uneaffaire!¡Lacerradurahasidoforzada!
—¿Qué?Poirotdejólacajaensusitio.—¿Peroquiénlahaforzado?¿Porqué?¿Cuándo?¡Silapuertaestabacerrada!Todasestasexclamacionessalierondenosotrosdesconectadamente.Poirotcontestócategóricamente,casideunmodomaquinal:—¿Quién?Ahíestáelproblema.¿Porqué?¡Ah,silosupiera!¿Cuándo?Después
que yo estuve aquí, hace una hora.En cuanto a que la puerta estuviera cerrada, lacerraduraesmuycorriente.Probablemente,cualquieradelasllavesdelaspuertasquedanalpasillopodríaabrirla.
Nos miramos unos a otros, estúpidamente. Poirot se había acercado a lachimenea,dondemecánicamentesepusoaordenarlosdiversosobjetoscolocadosenlarepisa.Estabaaparentementetranquilo,perosusmanostemblaban.
—Escuchen; loquepasóesesto—dijoalfin—.Algohabíaenesacaja,algunaprueba,quizádepocaimportanciaensímisma;peroquebastabapararelacionaralasesino con el crimen.Era vital para él destruirla antes de que fuera descubierta ycomprendiósusignificado.Poresocorrióel riesgo,elenormeriegodeentraraquí.Como la caja estaba cerrada, tuvoque forzarla, denunciandoasí supresencia.Paraquesehayaarriesgadodeestemodo,teníaqueseralgosumamenteimportante.
—¿Peroquéera?—¡Ah!—gritóPoirotcongestoairado—.¡Esonolosé!Sindudaundocumento,
posiblementeeltrozodepapelqueDorcasvioensumanoayerporlatarde—suira
www.lectulandia.com-Página57
estallólibremente—.Yyo,¡estúpidodemí!,sinsospecharlo.¡Meheportadocomounimbécil!Nodebíhaberdejadoaquí lacaja,deningunamanera.Debíhabérmelallevadoconmigo.¡Burroymásqueburro!Yahoranoestá.Lohabrándestruido.¿Oquizáno?Habiendounaposibilidad,nodebemosdejarpiedrasobrepiedra.
Seprecipitó fueradel cuarto comounverdadero locoyyo le seguí, tanprontocomovolvíenmí.Perocuandolleguéalaescalera,yanoseleveía.
MaryCavendishestabaenellugarenquelaescalerasebifurcaba,mirandoconlosojosmuyabiertoshaciaelvestíbulo,pordondePoirothabíadesaparecido.
—¿Qué lehaocurridoasuextraordinarioamigo,místerHastings?Pasópormiladocorriendocomouncaballodesbocado.
—Hayalgoquelepreocupasobremanera—repliquédébilmente.Enrealidad,nosabía cuánto quería Poirot que yo dijera. Al ver en la boca expresiva de mistressCavendishunasonrisapálida,tratédedesviarlaconversacióndiciendo—.¿Todavíanosehanencontrado?
—¿Quiénes?—MísterInglethorpymissHoward.Memiródeunmododesconcertante.—¿Creeustedrealmentequeseríaundesastretangrandesiseencontrasen?—¿Ustedno?—No—sonreíaasumodotranquilo—.Megustaríapresenciarunbuenarrebato
de cólera. Purificaría la atmósfera.Hasta ahora, todos pensamosmucho y decimosmuypoco.
—Johnnopiensaasí—observé—.Quiereevitaratodacostaqueseencuentren.—¡Ah,John!Algoeneltonodesuvozmeexcitó,yestallé:—¡Johnesunchicoestupendo!Me observó con curiosidad durante un minuto o dos y al fin dijo, con gran
sorpresapormiparte:—Esustedlealconsuamigo.Poresomegustausted.—¿Noesustedamigamíatambién?—Yosoymuymalaamiga.—¿Porquédiceeso?—Porque es cierto. Soy encantadora conmis amigos un día y al siguiente los
olvidoporcompleto.Nosélomeempujóaello,peroestabairritadoehiceunaobservacióntontaydel
peorgusto:—ConeldoctorBauerstein,noobstante,esustedsiempreencantadora.Inmediatamenteme arrepentí demis palabras. Su rostro se endureció. Tuve la
impresióndequeunacortinadeaceroocultabasuverdaderapersonalidad.Sinuna
www.lectulandia.com-Página58
palabra,girósobresustalonesysefuerápidamenteescalerasarriba,mientrasyomequedabacomounidiota,mirándolaboquiabierto.
Me sacó demis pensamientos un horrible alboroto en el piso de abajo. Poirothablaba a gritos con los criados, dándoles toda clase de explicaciones. Me irritópensar quemi diplomacia había sido inútil. Poirot parecía querer convertir toda lacasa en confidente suyo, procedimiento que juzgué improcedente. Una vez máslamenté el que mi amigo fuera tan inclinado a perder la cabeza en momentos deexcitación. Bajé rápidamente las escaleras. Al verme, Poirot se calmó casiinmediatamente.Melollevéaparte.
—Peroamigomío—dije—,¿lepareceprudente loquehace?¿Noquerráustedquetodalacasaseenteredelhecho?Estáustedhaciendoeljuegoalcriminal.
—¿Locreeustedasí,Hastings?—Estoyseguro.—Bueno,bueno,amigomío;meguiaréporusted.—Bien.Aunque,pordesgracia,esunpocotarde.—Cierto.Parecía tan cabizbajo y avergonzado que lamenté lo dicho, aunque seguía
pensandoquemireprimendahabíasidojustaysensata.—Bien,vámonos,monami—dijoalfin.—¿Yahaterminadoaquí?—Porelmomento,sí.¿Meacompañahastaelpueblo?—Conmuchogusto.Cogió sumaletíny salimospor lapuerta-ventanadel salón.Cynthiaentrabaen
aquelmomentoyPoirotsehizoaunladoparadejarlapasar.—Perdoneunmomento,mademoiselle.—Dígame.Lamuchachasevolvió,interrogante.—¿HapreparadoustedalgunavezlasmedicinasdemistressInglethorp?Untinterosacoloreósusmejillasycontestóforzadamente:—No.—¿Únicamentelospolvos?ElrubordeCynthiaseacentuóalcontestar:—¡Ah,sí!Unavezlellevéunospolvosparadormir.—¿Estos?Poirotmostrólacajadepolvosvacía.Ellaasintióconlacabeza.—¿Puededecirmeenquéconsistían?¿Sulfonal?¿Veronal?—No,eranpolvosdebromuro.—¡Ah!Gracias,mademoiselle;buenosdías.
www.lectulandia.com-Página59
Mientras nos alejábamos a buen paso, lemirémás de una vez.Ya antes habíaobservado con frecuencia que, cuando algo le excitaba, sus ojos se volvían verdescomolosdelosgatos.Entoncesestabanbrillantescomoesmeraldas.
—Amigomío—saltóporfin—,tengounapequeñaidea;esunaideamuyextrañayquizácompletamenteimposible;peroencaja.
Meencogídehombros.PenséparamíquePoiroterademasiadoaficionadoaesasideasfantásticas.Enelpresentecaso,laverdaderasencillaypatente.
—De modo que ésa era la explicación de la etiqueta en blanco de la caja—observé—.Muysencillo,comousteddijo.Meextrañarealmentequenosemehayaocurridoamí.
Poirotparecíanoescucharme.—Hanhechootrodescubrimiento,là-bas—observó,señalandoconeldedoenla
direccióndeStyles—.MísterWellsmelodijocuandosubíamos.—¿Dequésetrata?—Dentro del escritorio del boudoir encontraron un testamento de mistress
Inglethorp, fechado antes de su matrimonio en el que deja su fortuna a AlfredInglethorp. Debió hacerlo cuando se prometieron. Fue una completa sorpresa paraWells, y para John Cavendish, también. Estaba escrito en uno de esos papelesimpresosyfirmaroncomotestigosdosdeloscriados;Dorcas,no.
—¿ConocíamísterInglethorpsuexistencia?—Dicequeno.—Lodudomucho—observéescépticamente—.Todosesostestamentossonmuy
confusos. Y dígame, ¿cómo dedujo usted por aquellas palabras garabateadas en elsobrequeayerporlatardesehabíahechountestamento?
Poirotsonrió.—Monami!¿Nolehaocurridonuncaestarescribiendounacartayencontrarse
quenosesabecómoseescribeunapalabra?—Sí,confrecuenciamehaocurrido,ysupongoqueatodoelmundo.—Exacto.Yentalescasos,¿nohaescritoustedlapalabraunaodosvecesenel
bordedelsecanteoenun trozodepapel,paravercómoresultaescrita?Puesbien,esoes loquehizomistress Inglethorp[*].Fíjeseenque lapalabra«possessed»estáescritaprimeroconuna«s»ydespuéscondos,correctamente.Paraasegurarseformóuna frase completa: «I am possessed». Pues bien, ¿quéme dijo eso?Me dijo quemistressInglethorphabíaestadoescribiendolapalabra«possessed»aquella tardey,teniendograbadoenmimemoriaeltrozodepapelqueencontramosenlachimenea,seme ocurrió inmediatamente la idea de un testamento, documento donde es casiseguro encontrar tal palabra. Otra confusión reinante, el boudoir no había sidobarridoaquellamañanaycercadelescritoriohabíavariashuellasdetierramojada.Eltiempohabíasidomuybuenodesdehacíavariosdíasyningunabotanormalhubiera
www.lectulandia.com-Página60
dejado tales pegotes de tierra. Me acerqué a la ventana y vi que los macizos debegonias acababan de ser plantados.La tierra de losmacizos era idéntica a la quehabíaenelsuelodelboudoiryustedmedijoquehabíansidoplantadosayer tarde.Entonces tuve la seguridad de que uno, o quizá los dos jardineros, pues había dosfilas de pisadas en elmacizo, habían entrado en elboudoir. Simistress Inglethorphubiera querido solamente hablar con ellos, es seguro que la conversación hubieratenido efecto en la puerta-ventana. Entonces me convencí de que había hecho untestamento, y llamado a los jardineros como testigos.Los hechos probaronquemisuposicióneracierta.
—Muy ingenioso —no pude menos de admitir—. Debo confesar que lasconclusiones que yo saqué de las palabras del sobre eran completamenteequivocadas.
Poirotsonrió.—Diodemasiada riendaasu imaginación.La imaginaciónesunbuenservidor,
perounmalamo.Laexplicaciónmássencillaessiemprelamásprobable.—Otracosa.¿Cómosupoustedquelallavedelestuchededocumentossehabía
perdido?—Nolosabía.Fueunasuposiciónqueresultóacertada.Yavioustedqueteníaun
trozodealambreretorcido.Esomesugirióqueposiblementehabíasidoarrancadadeunodelosllaverossencillos.Ahorabien,silallavesehubieraperdidoylahubieranvuelto a encontrar, mistress Inglethorp la hubiera puesto inmediatamente en elmanojo,conlasdemás;peroconlasdemásloquehabíaeraunduplicadodelallave,muynuevaybrillante.Poresosupusequealguienhabíapuestolallaveoriginalenlacerraduradelacaja.
—Si—dije—.AlfredInglethorp,sindudaalguna.Poirotmemiróconcuriosidad.—¿Estáustedcompletamentesegurodesuculpabilidad?—¡Naturalmente!Cadanuevodescubrimientoloestablececonmayorclaridad.—Alcontrario—dijoPoirotsuavemente—,hayvariospuntosensufavor.—¡Vamos,Poirot!—Sí.—Yosóloveouno.—¿Cuál?—Quenoestabaencasaanoche.—«¡Maltiro!»,comodicenustedeslosingleses.Haidoustedaescogerelúnico
puntoqueyoveoleperjudica.—¿Cómo?—PorquesimísterInglethorphubierasupuestoquesumujeribaaserenvenenada
anoche, es lógico que se las arreglara para estar fuera de casa. Está claro que su
www.lectulandia.com-Página61
disculpaesamañada.Estonosdejadosposibilidades:obiensabíaloqueibaaocurriroteníaunarazónpersonalparaausentarse.
—¿Yquérazón?—pregunté,escéptico.Poirotseencogiódehombros.—¿Cómovoyasaberloyo?Sinduda,algovergonzoso.EsemísterInglethorpme
pareceuncanalla,peroesonoquieredecirqueseanecesariamenteunasesino.Movílacabezasindejarmeconvencer.—Noestáusteddeacuerdoconmigo,¿verdad?—dijoPoirot—.Bueno,dejemos
esto. El tiempo dirá quién tiene razón.Vamos a examinar otros aspectos del caso.¿Cómo interpreta usted el hecho de que todas las puertas del dormitorio estabancerradaspordentro?
—Bueno—medité—esohayqueconsiderarlo,antetodo,conlógica.—Esoes.—Yo lo explicaría así. Las puertas estaban cerradas, lo comprobamos nosotros
mismos.Sinembargo,lapresenciadelamanchadeceraenelsueloyladestruccióndel testamento demuestran que alguien entró en el cuarto durante la noche. ¿Estáusteddeacuerdoconmigoahora?
—Porcompleto.Loexplicaconadmirableclaridad.Continúe.—Bien—dije,animado—.Comolapersonanoentróenelcuartoporlaventana
ni por medios sobrenaturales, está claro que la puerta la abrió la misma mistressInglethorp desde dentro.Otra prueba de que la persona en cuestión era sumarido.Naturalmente,ellanohubieradejadodeabrirlapuertaasupropiomarido.
Poirotmoviólacabeza.—¿Por qué iba a hacerlo? Mistress Inglethorp había cerrado la puerta de
comunicaciónconelcuartodeélcontrasucostumbre,yhabíatenidoconélaquellamisma tarde una disputa violenta.No, a cualquier persona le hubiera abierto antesqueaél.
—¿PeroestáusteddeacuerdoconmigoenquelapuertaladebióabrirlapropiamistressInglethorp?
—Hayotraposibilidad.Pudohaberolvidadocerrarlapuertadelpasillocuandosefuealacamaylevantarsemástarde,demadrugada,paracerrarla.
—Poirot,¿piensaenserioloquedice?—No,nodigoquehayaocurridoasí,peropudoocurrir.Yahora,volviendoaotro
aspectodelasunto,¿quécreeusteddelaspalabrasqueoyóentremistressCavendishysumadrepolítica?
—Lo había olvidado —dije pensativo—. Sigue siendo un enigma. Pareceincreíble que unamujer comomistressCavendish, tan orgullosa y reservada, hayatratadotanviolentamentedemezclarseenloquenoeradesuincumbencia.
—Exactamente.Essorprendenteenunamujerdesueducación.
www.lectulandia.com-Página62
—Muy extraño —concedí—. De todos modos, no tiene importancia y nodebemostomarloenconsideración.
Poirotlanzóungruñido.—¿Qué es lo que siempre le he dicho a usted? Todo debe ser tomado en
consideración.Siunhechonoencajaenlateoría,dejequelateoríasigaadelante.—Bueno,yaveremos—dije,picado.—Esoes;yaveremos.HabíamosllegadoaLeastwaysCottageyPoirotmecondujoescalerasarribahasta
sucuarto.Meofrecióunode losdiminutoscigarrillos rusosque fumabadevezencuando.Mehizograciaelverlecolocarcontodocuidadolascerillasenunpequeñocacharrodeporcelana.Semehabíapasadomipequeñoenfado.
Poirot había colocado nuestras sillas frente a la ventana abierta, por la que sedivisaba una vista de la calle del pueblo. El aire que entraba era puro, tibio yagradable.Ibaaserundíadecalor.
Deprontollamómiatenciónunjovendeaspectoenfermizoquebajabalacalleapasomuyrápido.Loextraordinarioenélerasuexpresión,enlaquesemezclabanlaagitaciónyelterror.
—¡Mire,Poirot!—dije.Poirotseinclinósobrelaventana.—Tiens!—dijo—.EsmísterMace,eldelafarmacia.Vienehaciaaquí.El joven se detuvo delante de Leastway Cottage y, después de una corta
vacilación,golpeóvigorosamentelapuerta.—¡Unmomentito!—gritóPoirot,asomándose—.¡Yavoy!Haciéndome señas de que le siguiera, se precipitó escaleras abajo y abrió la
puerta.EldoctorMaceempezóahablarenelacto.—Monsieur Poirot, siento molestarle, pero he oído decir que acaban de llegar
ustedesdelaCasa.—Enefecto.El joven se humedeció los labios resecos. Su rostro mostraba una extraña
agitación.—TodoelpueblohabladelamuertetanrepentinademistressInglethorp.Dice…
—bajólavozcautelosamente—.Dicenquefuevilmenteenvenenada.Poirotpermanecióimpasible.—Sólolosmédicospuedendecirlo,místerMace.—Sí,claro,naturalmente.Eljoventitubeaba,perosutensiónnerviosasehizoexcesiva.AgarróaPoirotpor
unbrazoysuvozseconvirtióenunsusurro:—Dígame sólo una cosa, monsieur Poirot, no fue… no fue con estricnina,
¿verdad?
www.lectulandia.com-Página63
NopudeoírbienloquePoirotrespondió,perocreeríaquesereservósuopinión.EljovensemarchóyPoirotsequedómirando,mientrascerrabalapuerta.
—Sí—dijoconvozgrave—.Tienealgoquedeclararenlaindagatoria.Subimosdenuevolentamente.Ibaaempezarahablar,peroPoirotmedetuvocon
ungestodelamano.—Ahora no, ahora no, amigo mío. Tengo que reflexionar. Tengo la mente en
desordenyesonoestábien.Hedeconcentrarme.Durante cosa de diez minutos permaneció en el más absoluto silencio,
completamenteinmóvil,anoserporciertosmovimientosexpresivosdelascejas,ysusojosibantornándosecadavezmásverdes.Alfin,suspiróprofundamente.
—Ya está. Pasó el mal momento. Ahora todo está ordenado y clasificado. Nodebemosconsentirnuncaquereinelaconfusión.Noesqueelcasoestéclarotodavía,no.¡Esdelosmáscomplicados!¡Medesconciertaamí,amí,aHérculesPoirot!Haydoshechosdegranimportancia.
—¿Cuálesson?—Elprimero,eltiempoquehizoayer.Estoesmuyimportante.—¡Perosihizoundíamaravilloso!—interrumpí—. ¡Ustedmeestá tomandoel
pelo!—En absoluto. El termómetro marcaba ayer cerca de veintisiete grados a la
sombra.Noloolvide,amigomío.¡Ahíestálaclavedelenigma!—¿Yelotrodetalle?—pregunté.—El que míster Inglethorp usa trajes muy extraños, tiene barba negra y lleva
gafas.—Poirot,nopuedocreerqueestéhablandoenserio.—Completamenteenserio,amigomío.—¡Peroestoespueril!—No,estrascendental.—YsuponiendoqueeljuradopronunciecontraAlfredInglethorpunveredictode
asesinatopremeditado,¿dóndeiránapararsusteorías?—Nosealteraríaporquedoceestúpidoscometanunerror.Peronoocurriráeso.
En primer lugar, porque un jurado campesino no desea tomar decisiones de granresponsabilidad y míster Inglethorp ocupa prácticamente la posición del señor dellugar.Además—añadióplácidamente—,yonolopermitiré.
—¿Ustednolopermitirá?—No.Miré al extraordinario hombrecillo, entre irritado y divertido. Estaba
completamente seguro de símismo. Como si leyera enmis pensamientos, insistiódulcemente:
—Sí,sí,amigomío,haréloqueledigo.
www.lectulandia.com-Página64
Se levantó y puso unamano sobremi hombro. Su fisonomía había sufrido uncambiocompleto.Laslágrimasacudieronasusojos.
—Yaveusted,meacuerdodelapobremistressInglethorp,queestámuerta.Noesquefueramuyquerida,no;perohasidomuybuenaconnosotroslosbelgasyestoyendeudaconella.
Tratédeinterrumpirle,peroPoirotcontinuócondignidad:—Déjemequeledigaunacosa,Hastings.LapobremistressInglethorpnuncame
perdonaríasiyopermitieraquesumaridofueradetenidoahora,cuandounapalabramíapuedesalvarlo.
www.lectulandia.com-Página65
E
CAPÍTULOVI
LAINDAGATORIA
Neltiempoquemedióhastalacelebracióndelapesquisa,Poirotdesplegóuna actividad inagotable. Por dos veces se encerró conmísterWells. Diotambién largos paseos por el campo. Me dolió el que no me hiciera sus
confidencias,tantomáscuantoquenopodíasospecharenabsolutoquéeraloquesetraíaentremanos.
Seme ocurrió que quizá hubiera estado haciendo indagaciones en la granja deRaikes. De modo que, cuando el miércoles por la tarde me acerqué a LeastwaysCottage y no lo encontré, anduve por los campos cercanos a la granja, con laesperanza de tropezarme con él. Pero no había elmenor rastro de Poirot y nomedecidíairdirectamenteacasadeRaikes.Abandonandolabúsqueda,mealejabadellugar cuando me encontré con un viejo campesino que me miró con descaro,astutamente.
—EsusteddelaCasa,¿verdad?—preguntó.—Sí.Estoy buscando a un amigomío y pensé que podía haber venido en esta
dirección.—¿Untipopequeño,quemuevemucholasmanosalhablar?¿Unodelosbelgas
queestánenelpueblo?—Sí—dijeconansiedad—.¿Esquehaestadoaquí?—Oh,sí,¡claroquehaestadoaquí!Ymásdeunavez.¿Esamigosuyo?Ustedes
losseñoresdelaCasasonunabuenapandilla.Ysiguiómirándome,cadavezconexpresiónmászumbona.—¿Es que los señores de la Casa vienen aquí con frecuencia?—pregunté con
tantaindiferenciacomomefueposible.Meguiñóunojoconastucia.—Uno ¡vayasiviene!Sinnombraranadie. ¡Yqueesunseñormuygeneroso!
¡Oh,gracias,señor!Sí,estoyseguro.Continuémicaminoenunestadodeexcitación. ¡DemodoqueEvelynHoward
tenía razón! Experimenté una fuerte sensación de desagrado al pensar en lagenerosidad de Alfred Inglethorp con el dinero de otra mujer. ¿Estaría aquellapicaresca cara agitanada en el fondo del crimen, o sería el dinero el móvil?Probablemente,unamezcladeambascosas.
HabíaunpuntoqueparecíaobsesionaraPoirot.Porunaodosvecesmeindicó
www.lectulandia.com-Página66
queDorcasdebíadehaberseequivocadoalfijarlahoradeladisputa.Repetidamenteinsinuó a la sirvienta que eran las cuatroymedia, y no las cuatro, cuandooyó lasvoces.
Lapesquisatuvolugarelviernes,enelhoteldelpueblo.Poirotyyonossentamosjuntos,nohabiendosidollamadosparaprestardeclaración.
Concluyeron los preliminares reconociendo el jurado el cadáver, que fueidentificadocomoJohnCavendish.
Alserinterrogado,Johndescribiócómosehabíadespertadoenlasprimerashorasdelamadrugadaylascircunstanciasdelamuertedesumadre.
Acontinuacióntuvoefectoeltestimoniomédico.SehizounsilencioabsolutoytodoslosojossefijaronenelfamosoespecialistadeLondres,conocidocomounadelasmayoresautoridadesdeldíaenmateriadetoxicología.
Enbrevespalabras,resumióelresultadodelaautopsia.Despojadasudeclaraciónde los tecnicismos y de la fraseología médica, estableció que mistress Inglethorphabía sido envenenada con estricnina. A juzgar por la cantidad encontrada, debíahaber tomado no menos de tres cuartos de un grano[*] de estricnina, peroprobablementeungranooalgomástodavía.
—¿Cabelaposibilidaddequehayatomadoelvenenoporaccidente?—preguntóelfiscal.
—Loconsideromuyimprobable.Laestricninanoseempleaenusosdomésticos,comootrosvenenos,ysevendeconrestricciones.
—¿Noencontróustednadaensuexamenqueleindiquecómofueadministradoelveneno?
—No.—CreoquellegóustedaStylesantesqueeldoctorWilkins,¿verdad?—Asíes.Meencontréconelcocheenlapuertadelparqueycorríalacasa.—¿Quieredecirnosexactamenteloqueocurriódespués?—Entré en el cuarto de mistress Inglethorp. En aquel momento sufría unas
convulsiones tetánicas características.Sevolvióhaciamíydijo entrecortadamente:«¡Alfred!¡Alfred!».
—¿Puedehabérseleadministradolaestricninaconelcaféquelellevósumaridodespuésdecenar?
—Es posible, pero la estricnina es una droga de acción bastante rápida. Lossíntomasaparecenunahoraodosdespuésdeseringerida.Suacciónseretardabajociertascondiciones,quenoaparecenenestecaso.SupongoquemistressInglethorptomóelcaféaesodelasochoylossíntomasnosemanifestaronhastalasprimerashorasdelamadrugada,loqueindicaqueladrogafuetomadamuchodespuésdelasocho.
—MistressInglethorpteníalacostumbredetomarunatazadechocolatedurante
www.lectulandia.com-Página67
lanoche.¿Pudoadministrárselelaestricninaconél?—No, yomismo cogí un poco del chocolate que quedaba en el cazo y lo hice
analizar.Noconteníaestricnina.OíaPoirotreírentredientes.—¿Cómolosupousted?—lepregunté,enunsusurro.—Escuche.—En realidad —continuó el doctor—, me hubiera sorprendido enormemente
encontrarestricnina.—¿Porqué?—Sencillamente,porquelaestricninatieneunsabormuyamargo.Puedenotarse
enunasolucióndeunoensetentamilysólopuededisimularseconalgunasustanciadesabormuyfuerte.Elchocolatenoreúneesacondición.
Unmiembrodeljuradoquisosabersilamismaobjecióneraaplicablealcafé.—No. El café tiene un sabor amargo que, posiblemente, anularía el de la
estricnina.—Entonces,¿consideraustedmásprobablequeladrogafueraadministradacon
elcafé,peroqueporalgunarazóndesconocida,suacciónseretrasó?—Sí;perocomolatazaquedótanfinamentedesmenuzada,nohayposibilidadde
analizarsucontenido.Con esto terminó la declaración del doctor Bauerstein. El doctor Wilkins la
corroboróentodassuspartes.Interrogadosobrelaposibilidaddesuicidio,larechazoterminantemente.Lamuerta,dijo,teníadébilelcorazón,peroporlodemásdisfrutabadeperfectasaludyeradenaturalezaalegreyequilibrada.Nuncahubierapensadoenquitarselavida.
A continuación llamaron a Lawrence Cavendish. Su declaración no tuvoimportancia, limitándose a repetir la de su hermano. En el momento en que seretiraba,sedetuvoydijo,titubeando:
—¿Puedoexponerunaidea?—Naturalmente,místerCavendish.Estamosaquíparaaveriguarlaverdaddeeste
asuntoycualquierindicaciónquepuedaayudarnosaconseguirloserábienrecibida.—Es sólo una idea mía —explicó Lawrence—. Puedo estar equivocado, por
supuesto,peroamímepareceque lamuertedemimadrepuedeserexplicadapormediosnaturales.
—¿Cómoselaexplicausted,místerCavendish?—Mimadre, desde algún tiempo antes de sumuerte había estado tomando un
tónicoqueconteníaestricnina.—¡Ah!—dijoelfiscal.Unodeljuradolevantólavista,interesado.—Creo —continuó Lawrence— que ha habido casos en los que el efecto
www.lectulandia.com-Página68
acumulativodeunadroga,tomadadurantealgúntiempo,haterminadoporproducirlamuerte. ¿Y no puede ser también que haya tomado por equivocación una dosisexageradadelamedicina?
—Eslaprimeravezqueoímosdecirquelamuertatomaraantesestricnina.Seloagradecemosmucho,místerCavendish.
EldoctorWilkinsfuellamadodenuevoyridiculizólaidea.—Lo que sugiere míster Cavendish es completamente imposible. Cualquier
médico le diría a usted lo mismo. La estricnina es, en cierto sentido, un venenoacumulativo, pero es completamente imposible que la muerte sobreviniera tansúbitamente. Tenía que haber habido un largo período de síntomas crónicos, quehubieranllamadoinmediatamentemiatención.Todoestoesabsurdo.
—¿Y la segunda suposición? ¿No ha podido mistress Inglethorp tomarequivocadamenteunadosisexcesiva?
—Ni tres ni cuatro dosis hubieran producido la muerte. Mistress Inglethorpsiempreteníapreparadaunagrancantidaddemedicina,porqueeraclientedeCoots,los farmacéuticosdeTadminster.Hubiera tenidoque tomarcasi todoel frascoparaexplicarlacantidaddeestricninaencontradaenlaautopsia.
—Entonces, ¿cree usted que debemos desechar la idea de que el tónico hayapodidoserdealgúnmodolacausadelamuerte?
—Desdeluego.Lasuposiciónesridícula.El mismo miembro del jurado que había interrumpido antes sugirió que el
farmacéuticoquehabíapreparadolamedicinapodíahabercometidounerror.—Eso,porsupuesto,siempreesposible—replicóeldoctor.PeroDorcas,quefuellamadaacontinuación,disipótambiénestaposibilidad.La
medicina no había sido preparada recientemente. Al contrario, mistress Inglethorphabíatomadolaúltimadosiseldíadesumuerte.
Deesemodo,laideadeltónicofueabandonadafinalmenteyelfiscalsiguióconsu tarea.Dorcas declaró cómo había sido despertada por la violenta llamada de lacampanilla de la señora y cómo a continuación levantó a toda la casa, pasando elfiscaldespuésaltemadeladisputadelanocheanterior.
LadeclaracióndeDorcasenestepuntofueensustancialamismaquePoirotyyohabíamosoídoya;demodoquenolarepito.
EltestigosiguientefueMaryCavendish.Semantuvomuyfirmeyhablóenvozbaja,claraycompletamentetranquila.Contestandoalapreguntadelfiscal,dijoquesu reloj despertador había sonado a los 4.30, como de costumbre, y que estabavistiéndose cuando la sobresaltó el ruido de la caída de algo pesado, no pudiendodeducirquécuerpopodíahaberlooriginado.
—Debióserlamesaqueestájuntoalacama—comentóelfiscal.—Abrí la puerta —continuó Mary— y escuché. A los pocos minutos la
www.lectulandia.com-Página69
campanilla sonó violentamente. Dorcas vino corriendo y despertó a mi marido ytodosjuntosfuimosalcuartodemimadrepolítica,peroestabacerrado…
Elfiscallainterrumpió:—Creoquenonecesitamosmolestarlaaustedmásenesepunto.Sabemostodolo
quetenemosquesaberacercadeloshechossubsiguientes.Peroleagradeceríamuchonoscontaraloqueoyódeladisputadeldíaanterior.
—¿Yo?Ensuvozhabíaciertainsolencia.Searreglóconlamanoelvolantedeencajede
su cuello, volviendo un poco la cabeza cuando lo hacía. Y un pensamiento cruzórápidamentepormiimaginación:«¡Estáganandotiempo!».
—Sí,yaséqueestabaustedsentada leyendoenelbanco juntoa laventanadelboudoir—continuóelfiscallentamente—.¿Noesasí?
Lanoticiaeranuevaparamíy,mirandoaPoirotdereojo,mehizosuponerquetambiénloresultabaparaél.
Hubo una pausa muy breve, sólo un momento de duda, antes de que ellacontestara.
—Sí,asíes.—Ylaventanadelboudoirestabaabierta,¿noescierto?Palidecióligeramentealcontestar.—Sí.—Entonces tiene que haber oído la conversación sostenida en el boudoir,
especialmentesihablabanalto,concólera.Realmente,desdedondeestabaustedteníaqueoírsemejoraúnquedesdeelvestíbulo.
—Posiblemente.—¿Quiererepetirnosloqueoyódeladisputa?—Laverdadesquenorecuerdohaberoídonada.—¿Quiereusteddecirquenooyólasvoces?—¡Oh, sí, oí voces! Pero no oí lo que decían —sus mejillas se colorearon
ligeramente—.Notengolacostumbredeescucharconversacionesprivadas.Elcoronerinsistió.—¿Y no recuerda usted nada en absoluto? ¿Nada, mistress Cavendish? ¿Ni
siquiera una palabra o una frase perdida que le indicaran que se trataba de unaconversaciónprivada?
MistressCavendishpareció reflexionar.Aparentemente, seguía tanserenacomosiempre.
—Sí;recuerdoquemistressInglethorpdijoalgo,noséexactamentequé,acercadecausarescándaloentremaridoymujer.
—¡Ah!—elfiscalserecostósatisfecho—.EsoconcuerdaconloqueDorcasoyó.Pero perdóneme, señoraCavendish. ¿No semarchó usted de allí, a pesar de darse
www.lectulandia.com-Página70
cuentadequeeraunaconversaciónpersonal?¿Permaneciódondeestaba?Sorprendí un fulgor momentáneo en los ojos dorados de Mary Cavendish.
Comprendíquedebuenaganahubierahechopedazosalabogaducho,perocontestótranquilamente:
—No.Estabaagustoallí.Meabsorbíenlalectura.—¿Yesoestodoloquepuededecimos?—Todo.Sediopor terminadoel interrogatoriodeMaryCavendish, aunquedudoqueel
fiscal quedara completamente satisfecho. Creo que sospechó que la testigo podíahaberhabladomás.
AmyHill,dependientedecomercio,fuellamadaacontinuaciónydeclaróhabervendidoaWilliamunimpresoparatestamentoenlatardedel17.
WilliamEarlyManninglasucedieronydeclararonhaberfirmadoundocumentocomotestigos.Manningfijólahoraenlas4.30aproximadamente;Williamopinóquedebíaserunpocoantes.
A continuación se presentó Cynthia Murdoch. Poco tenía que decir. No habíasabidonadadelatragediahastaquemistressCavendishlahabíadespertado.
—¿Nooyóustedlacaídadelamesa?—No;estabaprofundamentedormida.Elfiscalsonrió.—Elsueñodeljusto—observó—.Gracias,missMurdoch;esoestodo.—¡MissHoward!MissHowardmostrólacartaquelehabíaescritomistressInglethorpenlatarde
del17.Poirotyyo,porsupuesto,ya lahabíamosvisto.Noañadiónadanuevoa loquesabíamosdelatragedia.Acontinuaciónreproduzcoelcontenidodelacarta:
17dejulio.StylesCourt.Essex.QueridaEvelyn:¿Quieresquehagamoslaspaces?Mehacostadotrabajoolvidarloquedijistede
miqueridoesposo,perosoyunaviejaquetetienemuchoafecto.Contodocariño,
EmilyInglethorp.
Lacartafueentregadaaljurado,quelaexaminócontodaatención.—Me parece que no nos ayuda gran cosa —dijo el fiscal, suspirando—. No
mencionaenellalosacontecimientosdelatarde.—Paramí,estáclarocomolaluzdeldía—dijomissHowardbrevemente—.Esta
cartademuestraquemipobreamigaacababadedarsecuentadecómohabíahechoelridículo.
www.lectulandia.com-Página71
—Nohaynadaporelestiloenlacarta—señalóelfiscal.—No, porque Emily nunca reconocería haber obradomal. Pero yo la conocía.
Queríaquevolviera.Claroquenoibaareconocerqueyohabíatenidorazón.Andabaconrodeos.Comolamayoríadelagente.Yonosoyasí.
Míster Wells sonrió débilmente, y lo mismo hicieron algunos miembros deljurado.MissHowarddebíaserunafiguramuyconocida.
—Detodosmodos, todaestapayasadaesperderel tiempo—continuómistress,mirandoaljuradodearribaabajo,condesprecio—.¡Hablar,hablar,hablar!Cuandotodossabemosperfectamente…
Elfiscallainterrumpió,angustiado:—Gracias,missHoward;esoestodo.MefiguroquesuspiraríaaliviadoalverquemissHowardobedecía.Entoncesllególasensacióndeldía.ElfiscalllamóaAlbertMace,elayudantede
lafarmacia.Era nuestro excitado joven de rostro pálido. Contestando a las preguntas del
fiscal,explicóqueerafarmacéuticograduadoyquetrabajabaenesafarmaciadesdehacíapocotiempo,porhabersidollamadoafilaselayudanteanterior.
Concluidoslospreliminares,elfiscalnoperdiótiempo.—Míster Mace, ¿ha vendido usted últimamente estricnina a alguna persona
desautorizada?—Sí,señor.—¿Cuándofueeso?—Ellunespasado,porlanoche.—¿Ellunes?¿Nofueelmartes?—No,señor;fueellunesdieciséis.—¿Quierehacerelfavordedecirmeaquiénselavendió?Sehubierapodidooírelvuelodeunamosca.—Sí,señor.SelavendíamísterInglethorp.TodaslasmiradassevolvieronsimultáneamenteallugardondesesentabaAlfred
Inglethorpinexpresivoeimpasible.—¿Estáustedsegurodeloquedice?—preguntóelfiscal.—Completamenteseguro,señor.—¿Tieneustedlacostumbrededespacharestricninaasíalaligera?Eldesventuradojovendesfallecíaaojosvistasanteelceñodelfiscal.—No,señor.¡Claroqueno!PerotratándosedemísterInglethorp,delaCasa,creí
quenohabíapeligro.Dijoqueeraparaenvenenarunperro.Comprendí su actitud. Era muy humano tratar de ayudar a «la Casa»,
especialmentesideahípodíaresultarquedejarandeserclientesdeCootsparaserlodelestablecimientolocal.
www.lectulandia.com-Página72
—¿Noescostumbrequetodoelquecompreunvenenofirmeenunlibro?—Sí,señor,ymísterInglethorpfirmó.—¿Tieneustedaquíellibro?—Sí,señor.Ellibrofuemostrado,yconunaspalabrasdeseveracensuradelfiscaldespidióal
desdichadomísterMace.Entonces,enmediodelsilenciomásabsoluto,fuellamadomísterInglethorp.Me
preguntésisedaríacuentadecómoibaapretándoselasogaalrededordesucuello.Elfiscalfuederechoalasunto.—Enlatardedelúltimolunes,¿compróestricninaconelpropósitodeenvenenar
unperro?Inglethorpreplicóconperfectacalma:—No, no lo hice. No hay ningún perro en Styles, con excepción de un perro
pastorquedisfrutadeexcelentesalud.—¿NiegaustedhabercompradoestricninaaAlbertMaceelpasadolunes?—Loniego.—¿Tambiénniegaustedeso?Elfiscalleentregóelregistroenelquefigurabasufirma.—Naturalmente que lo niego. Esta escritura es completamente diferente de la
mía.Selodemostraréinmediatamente;vea…Sacó de su bolsillo un sobre viejo y escribió en él su nombre, entregándoselo
luegoaljurado.Laescrituraera,efectivamente,distintaporcompleto.—Entonces,¿cómoexplicaustedladeclaracióndemísterMace?AlfredInglethorpreplicó,imperturbable:—MísterMacedebehaberseequivocado.Elfiscaldudóunmomentoydijo:—Míster Inglethorp, por pura fórmula, le importaría decirnos dónde estaba la
tardedellunesdieciséisdejulio?—Realmente…norecuerdo.—Esoesabsurdo,místerInglethorp—dijoelfiscalseveramente—.Pienseusted
mejor.Inglethorpmoviólacabezanegativamente.—Nopuedorecordarlo.Tengounaideadequeestabapaseando.—¿Enquédirección?—Esquenopuedorecordarlo.Laexpresióndelfiscalsehizomássevera.—¿Estabaustedconalguien?—No.—¿Seencontróaalguienensupaseo?
www.lectulandia.com-Página73
—No.—Es una pena —dijo el fiscal secamente—. ¿Debo entender que se niega a
declarardóndeestabaenelmomentoenquemísterMaceasegurahaberlevistoenlatiendacomprandoestricnina?
—Siquiereustedinterpretarlodeesemodo…—¡Tengacuidado,místerInglethorp!Poirotseremovía,nervioso.—Sacré!—murmuró—.¿Esqueeseimbécilquierequelodetengan?Indudablemente, Inglethorp estaba causando muy mala impresión. Sus fútiles
negativas no convencían a un niño. Sin embargo, el fiscal pasó rápidamente alsiguientepuntoyPoirotrespiró,aliviado.
—¿Tuvoustedunadiscusiónconsuesposaelmartesporlatarde?—Perdón—interrumpió Alfred Inglethorp—, le han informadomal. Yo no he
disputado conmi querida esposa. Toda esa historia es absolutamente falsa. Estuvefueradecasatodalatarde.
—¿Hayalguienquepuedaatestiguarloqueusteddice?—Tieneustedmipalabra—dijoInglethorpaltivamente.Elfiscalnosemolestóencontestar.—Hay dos testigos dispuestos a jurar que le han oído discutir con mistress
Inglethorp.—Esostestigosseequivocan.Yo estaba desconcertado. El hombre hablaba con tal seguridad que empecé a
dudar.MiréaPoirot.Surostro teníaunaexpresiónderegocijocuyarazónnopudecomprender. ¿Estaría convencido, después de todo, de la culpabilidad de AlfredInglethorp?
—Míster Inglethorp—apuntóel fiscal—,haoídousted repetir aquí lasúltimaspalabrasdesuesposa.¿Puedeustedexplicarlasdealgúnmodo?
—Claroquepuedo.—¿Deverdad?—Esmuy sencillo.El cuarto estabamedio aoscuras, y el doctorBauerstein es
másomenosdemiestaturay también llevabarba.En la semioscuridadyenfermacomoestaba,mipobreesposaloconfundióconmigo.
—¡Ah!—murmuróPoirotentredientes—.¡Esunaidea!—¿Creeustedqueescierto?—susurré.—Nodigoeso.Peroesunasuposiciónmuyingeniosa.—Usted interpreta las últimas palabras de mi esposa como una acusación —
continuabaInglethorp—,peroeran,porelcontrario,unallamada.Elfiscalreflexionóunmomentoydijo:—Creo,místerInglethorp,queustedmismosirvióelcaféyselollevóasuesposa
www.lectulandia.com-Página74
aquellanoche.—Efectivamente,loserví,peronoselollevé.Pensabahacerlo,peromedijeron
que me esperaba un amigo en la puerta y dejé la taza en la mesa del vestíbulo.Cuandovolví,minutosmástarde,noestabaallí.
Meparecióqueestamanifestación,ciertaono,nomejorabamucholascosasparaInglethorp.Detodosmodos,habíatenidotiemposobradoparaecharelvenenoenelcafé.
En aquel momento, Poirot me dio con el codo suavemente, señalándome doshombres sentados cerca de la puerta. Uno de ellos era menudo, moreno, conexpresiónastutaycaradehurón;elotroeraaltoyrubio.
LepreguntéaPoirotconlamiradayélacercóloslabiosamioído.—¿Sabeustedquiénesesehombremenudo?Movílacabezanegativamente.—Es James Japp, detective inspector de Scotland Yard. El otro también es de
ScotlandYard.Lascosasvandeprisa,amigo.Miréalosdoshombresdetenidamente.Nadaenellosrecordabaalpolicía.Nunca
hubieracreídoquefueranpersonajesoficiales.Todavíaseguíamirándoloscuandomesobresaltéaloírelveredicto:—Asesinatocometidoporpersonaopersonasdesconocidas.
www.lectulandia.com-Página75
A
CAPÍTULOVII
POIROTPAGASUSDEUDAS
Lsalirdelhotel,Poirotmellevóaparte,presionándomesuavementeenelbrazo. Comprendí su propósito. Estaba esperando a los hombres deScotlandYard.
MinutosmástardeaparecieronyPoirotseadelantóyabordóalmásbajodelosdos.
—Nosésimerecordaráusted,inspectorJapp.—¡Pero si esmonsieur Poirot!—exclamó el inspector. Se volvió hacia el otro
hombre—.¿NomehaoídoustedhablardemonsieurPoirot?Trabajamos juntosenmilnovecientos cuatro en el casodel falsificadorAbercombie, ¿recuerda?,que fuecazadoenBruselas. ¡Ah,quédíasaquellos, señor!¿Yel«barón»Altara? ¡Menudobribón!Había escapadode lasgarrasde laPolicíademediaEuropa,pero al fin locogimosenAmberes,graciasamonsieurPoirot.
Mientrasseentregabaasusrecuerdos,meacerquéyfuipresentadoaldetectiveinspector Japp, quien, a su vez, nos presentó a su compañero, el superintendenteSummerhaye.
—Nonecesitopreguntarlesloqueestánhaciendoustedesaquí,señores—indicóPoirot.
Jappguiñóunojoconinteligencia.—Desdeluegoqueno.Mepareceuncasobastanteclaro.PeroPoirotcontestógravemente:—Noloveoyotanclaro.—¡Vamos!—dijoSummerhaye,abriendoloslabiosporprimeravez—.Estátan
clarocomolaluzdeldía.Elhombrehasidocogidoconlasmanosenlamasa,comoquiendice.Loquemechocaesquehayasidotanestúpido.
PeroJappmiróaPoirotconatención.—No se excite, Summerhaye—observó jocosamente—.Monsieur Poirot y yo
nosconocemosdeantiguoycreoensujuiciomásqueeneldeningúnotro.Oestoycompletamenteequivocadooalgooculta.¿Noesasí,señor?
Poirotsonrió.—Sí,hesacadociertasconclusiones.Summerhaye continuaba en su escepticismo, pero Japp siguió sonsacando a
Poirot.
www.lectulandia.com-Página76
—Elcasoes—dijo—quehastaahoranosotros sólohemosvistoel casodesdefuera.Encasoscomoéste,enqueelasesinatosalealaluz,pordecirloasí,despuésdelinterrogatorio.ScotlandYardestáensituacióndeinferioridad.Dependemuchodeestar en el lugar en el primermomento, y ahí es dondemonsieur Poirot nos llevaventaja.Nisiquierahubiéramosestado todavíaaquídenoserporciertodoctorquenosdioelsoplopormediodelfiscal.Peroustedhaestadoaquídesdeelprincipioypuedehaberencontradoalgunaspistas.Segúnloquehemosoídoenlaspesquisas,estansegurocomoqueahoraesdedíaqueInglethorpasesinóasuesposa,ysialguienquenofueraustedinsinuaralocontrario,mereiríaensusbarbas.Meextrañómuchoqueeljuradonodictaraveredictodeculpabilidadcontraélsinmásdilación.Creoquelohubieranhechoanoserporelfiscal,queparecíaestarrefrenándolos.
—Sin embargo, puede que usted tenga una orden de arresto en su bolsillo—insinuóPoirot.
SobreelexpresivosemblantedeJappcayócomounacortinadereservaoficial.—Puedeserquesíypuedeserqueno—replicófríamente.Poirotlemirópensativo.—Deseovivamente,señores,quenoseadetenido.—Esoparece—observóSummerhayesarcásticamente.JappcontemplabaaPoirotconcómicaperplejidad.—¿Nopuedeirunpocomáslejos,monsieurPoirot?Viniendodeusted,cualquier
afirmaciónesbuena.UstedhaestadoenellugardelhechoyScotlandYardnoquierecometererrores.
Poirotasintiócongravedad.—Esoes exactamente loqueyocreo.Bien, loque lesdigoes esto:utilicen su
ordendearresto,detenganamíster Inglethorp,peronoobtendránconelloningunagloria.Lacausacontraélsevendríaabajoenunabrirycerrardeojos,seloaseguro.
Ehizosonarsusdedosexpresivamente.El rostro de Japp se tornómás grave, aunqueSummerhaye lanzó un bufido de
incredulidad.Encuantoamí,mequedémudodeasombro.LaúnicaexplicacióneraquePoirot
sehabíavueltoloco.Japphabíasacadounpañueloyselopasabasuavementeporlafrente.—Nomeatrevo,monsieurPoirot.Yocreoensupalabra,perohayotrosqueme
preguntaríanquediablosestoyhaciendo.¿Nopuedeadelantarmenadamás?Poirotreflexionóunmomento.—Loharé—dijoalfin—.Laverdadesquepreferiríanohablar,seguirporahora
trabajando en la sombra. Pero las circunstanciasme obligan. Lo que usted dice esmuyjusto;lapalabradeunpolicíabelgaretiradonoessuficiente.YhayqueevitarqueAlfred Inglethorp sea arrestado. Lo he jurado, comomi amigoHastings, aquí
www.lectulandia.com-Página77
presente,sabemuybien.Mire,queridoJapp,¿vaustedahoraaStyles?—Dentrodeunamediahora.Tenemosqueverprimeroalfiscalyalmédico.—Muybien.Recójamealpasar;es laúltimacasadelpueblo; iréconusted.En
Styles,míster Inglethorp le dará a usted pruebas, o, si él se niega, lo que esmuyprobable,selasdaréyo,queleconvencerándequelaacusacióncontraélnopuedesostenerse.¿Deacuerdo?
—Deacuerdo—dijoJappcordialmente—,yennombredeScotlandYardledoylasgracias,aunqueleconfiesoque,porelmomento,noveolamenorposibilidaddeencontrar un fallo en las pruebas presentadas. Claro que usted ha sido siempremaravilloso.Hastaluegoentonces,monsieurPoirot.
Los dos detectives se alejaron a grandes pasos, Summerhaye con expresión deduda.
—Bueno,amigo—exclamóPoirot,antesdequeyopudierapronunciarunasolapalabra—,¿quécreeusted?MonDieu!Paséunmalratoenelinterrogatorio.Nocreíque ese hombre tuviera la cabeza de chorlito y rehusara decir nada en absoluto.Decididamente,suconductafueladeunimbécil.
—¡Hum!Hayotrasexplicacionesposibles,ademásde la imbecilidad—observé—. Porque si la teoría contra él es cierta, ¿cómo iba a defenderse, sino con elsilencio?
—¡Vaya! Hay mil modos ingeniosos—exclamó Poirot—.Mire, si yo hubieracometidoeseasesinato,podíahabercontadosietehistoriasmásverosímiles,muchomásconvincentes,desdeluego,quelasfríasnegativasdemísterInglethorp.
Mereí,sinpoderloremediar.—QueridoPoirot,¡estoysegurodequeesustedcapazdeinventarsetenta!Pero
hablandoenserio,apesardeloquelesdijoa losdetectives,es imposiblequecreaustedtodavíaenlainocenciadeAlfredInglethorp.
—¿Porquévoyacreerenellamenosahoraqueantes?Nadahacambiado.—¡Sontanconvincenteslaspruebas!—Sí,demasiadoconvincentes.EntramosenLeastwaysCottageysubimoslasyafamiliaresescaleras.—Sí,sí,demasiadoconvincentes—continuóPoirot,másbienparasímismo—.
Laspruebas,cuandosonauténticas,songeneralmentevagase insuficientes.Tienenque ser examinadas, desmenuzadas. Pero aquí todo está preparado y a punto. No,amigomío,estadeclaraciónhasidoamañadamuyhábilmente,tanhábilmentequesupropiofinhafallado.Porquemientraslaspruebascontraéleranvagaseintangibles,eramuydifícilrefutarlas.Peroensuansiedad,elcriminalhacerradotantolaredqueunsimplecortedejaráaInglethorpenlibertad.
Yopermanecíensilencioy,despuésdeunminutoodos,Poirotcontinuó:—Vamos a considerar el asunto de este modo. Tenemos un hombre que se
www.lectulandia.com-Página78
disponeaenvenenarasumujer.Havividosiempredegorra,comovulgarmentesedice.EstagentesueletenerciertainteligenciayesdesuponerqueInglethorpnoescompletamentetonto.Puesbien,¿quéesloprimeroquehace?Vatemerariamentealafarmaciadelpuebloycompraestricnina,dandosupropionombreeinventandounahistoriaabsurdasobreunperro,historiacuyafalsedadesmuyfácildecomprobar.Noutilizaelvenenoaquellanoche,no;esperaatenerconsumujerunadisputaviolentade laque todoelmundo tienenoticiayque,naturalmente, lehace sospechoso.Nopreparasudefensa,nisiquieralamásdébilcoartada,sabiendoqueelquelevendiólaestricnina se presentará a declarar los hechos. ¡Bah!, nomepidaque creaquehaynadie tan idiota. Sólo actuaría así un lunático que quisiera suicidarse haciéndoseahorcar.
—Sinembargo,noveo…—empecé.—Ni yo tampoco. Le digo a usted, amigo mío, que este caso me tiene
desconcertadoamí,amí,aHérculesPoirot.—Pero si le cree usted tan inocente, ¿cómo explica el que haya comprado la
estricnina?—Muysencillamente;nolacompró.—PerosiMacelehareconocido.—Perdone que le contradiga:Mace vio un hombre con una barba negra, como
míster Inglethorp, con gafas, comomíster Inglethorp, y vestido con lamisma ropallamativa que míster Inglethorp. No pudo reconocer a un hombre a quiénprobablemente sólohavisto adistancia; recordaráustedqueMace sólo lleva en elpuebloquincedíasyquemistressInglethorpsolíacomprarsusmedicinasenCoots,enTadminster.
—Demodoqueustedcree…—Amigomío,¿recuerdaustedlosdospuntosenlosquehicehincapié?Dejemos
porelmomentoelprimero,¿cuáleraelsegundo?—ElimportantehechodequeAlfredInglethorpllevatrajesextraños,barbanegra
ygafas—cité.—Exactamente.Ahora, suponga que alguien quisiera hacerse pasar por John o
porLawrenceCavendish,¿creeustedqueseríafácil?—No—dijepensativo—.Claroqueunactor…PeroPoirotmecortósinpiedad.—¿Yporqueno sería fácil?Se lovoyadecir, amigomío;porque losdos son
hombresafeitados.Paracaracterizarsecomocualquieradelosdosalaluzdeldíasenecesitaría ser un actor genial y cierto parecido inicial. Pero en el caso deAlfredInglethorpesmuydistinto.Suropa,subarba,lasgafasqueescondensusojos,sonlosdetalles sobresalientes de su persona. Pues bien, ¿cuál es el primer impulso delcriminal?Alejardesí las sospechas,¿verdad?¿Ycuáleselmejormediode lograr
www.lectulandia.com-Página79
esto?Haciéndolasrecaerencualquierotro.Enestecaso,habíaunhombrealalcancedesumano.TodoelmundoestabapredispuestoacreerenlaculpabilidaddemísterInglethorp.Eraseguroquesesospecharíadeél.Peroparaasegurarseaúnmás,hacíafalta una prueba tangible, como la compra del veneno, y eso no era difícil con unhombredelaspectodemíster Inglethorp.Recuerdequeel jovenMacenuncahabíahabladoconél.¿Cómoibaasospecharqueunhombreconsuropa,subarbaysusgafasnofueraél?
—Puedeser—dije,fascinadoporlaelocuenciadePoirot—.Perosiesoescierto,¿porquénodijodóndeestabaalasseisdelatardedellunes?
—Esoes,¿porqué?—dijoPoirot,calmándose—.Siloarrestaran,probablementehablaría, pero yo no quiero que se llegue a ese extremo.Tengo que hacerle ver lagravedad de su posición.Naturalmente, hay algo deshonroso detrás de su silencio.Aunque no haya matado a su mujer, es un granuja y tiene algo que ocultar,completamenteapartedelasesinato.
—¿Peroquépuede ser?—medité,ganadomomentáneamentepor lospuntosdevistadePoirot,aunqueconservandoladébilconviccióndequelaexplicaciónobviaeralaacertada.
—¿Noloadivina?—preguntóPoirot,sonriendo.—No.¿Ustedsí?—Sí;semeocurrióhacealgúntiempounapequeñaideayharesultadocorrecta.—Nomelohabíadicho—lereproché.—Perdóneme,amigomío,ustednoerasympathiqueprecisamente—sevolvióa
mirarmeconseriedad—.Dígame,¿comprendeustedahoraquenodebeserarrestado?—Quizá—dijeambiguamente,porqueenrealidadmeteníasincuidadoeldestino
deAlfredInglethorpypensabaqueunbuensustonoleharíadaño.Poirot,quemeobservabaatentamente,suspiró.—Vamos, amigo mío —dijo cambiando de tema—, dejando aparte a míster
Inglethorp,¿quéopinausteddelainvestigación?—Fuemásomenosloqueesperaba.—¿Nohuboenellanadaqueleparecieraextraño?MispensamientosfueronhaciaMaryCavendishydije,aladefensiva:—¿Enquésentido?—Porejemplo,ladeclaracióndeLawrenceCavendish.Sentíquemequitabaunpesodeencima.—¡Ah,Lawrence!Nolocreo.Siemprehasidounchiconervioso.—Lainsinuacióndequesumadrepodíahaberseenvenenadoporaccidenteconel
tónicoquetomaba,¿nolepareceextraña,hein?—No.Por supuesto, losmédicos ridiculizaron su teoría, peroerauna sugestión
muypropiadeunprofano.
www.lectulandia.com-Página80
—EsquemísterLawrencenoesunprofano.Ustedmismomehadichoquehabíaestudiadomedicinayqueobtuvosutítulo.
—Sí,escierto.Nomeacordaba—mesobresalté—.Síqueesextraño.Poirotasintió—Desdeelprimermomentosuconductahasidoalgoparticular.Detodalagente
delacasa,sóloélestabapreparadoparareconocerlossíntomasdelenvenenamientopor estricnina, y nos encontramos con que es el único que sostiene la teoría de lamuerte natural. Si hubiera sido míster John, lo hubiera comprendido. No tieneconocimientos técnicos y carece de imaginación. Pero míster Lawrence tenía quesaberqueeraridícula la ideaquelanzóenlapesquisa.Medaquépensar todoeso,amigomío.
—Esdesconcertante—convine.—LuegotomemosamistressCavendish—continuóPoirot—.Ésaesotraqueno
dicetodoloquesabe.¿Cómointerpretaustedsuactitud?—No la entiendo. Parece inconcebible que esté escudando aAlfred Inglethorp.
Sinembargo,ésaeslaimpresiónqueda.Poirotasintió,pensativo.—Sí;esmuyextraño.Loseguroesqueoyódela«conversaciónprivada»mucho
másdeloqueestádispuestaaadmitir.—Sin embargo, es la última persona a quien uno acusaría de humillarse
fisgoneando.—Exacto. Su declaración me demostró una cosa. Me equivoqué. Tenía razón
Dorcas.Ladisputatuvolugarmástemprano,aesodelascuatro,comoelladijo.Lemiréconcuriosidad.Nuncahabíacomprendidosuinsistenciaenesepunto.—Sí, salieron hoy a relucir muchas cosas extrañas—continuó Poirot—. ¿Qué
hacíaeldoctorBauersteinlevantadoaaquellahoradelamañana?Measombraquenadiehayacomentadoelhecho.
—Padecedeinsomnio,creo—dijeambiguamente.—Ésaesunaexplicaciónmuybuenaomuymala—observóPoirot—.Loabarca
todoynoexplicanada.NoapartarémivistadenuestroeminentedoctorBauerstein.—¿Másfallosenlainvestigación?—preguntéconvozsatírica.—Amigomío—replicóPoirotgravemente—,cuandoveaustedquelagenteno
dice la verdad, ¡cuidado! Pues bien, en la sesión de hoy, a menos que estécompletamente equivocado, sólo una persona, lo más dos, dijeron la verdad sinreservasnisubterfugios.
—Vamos,Poirot.DejemosaLawrenceyamistressCavendish,peroJohnymissHoward,¿nodecíanlaverdad?
—¿Losdos,amigomío?Unodeellos,seloconcedo,¡perolosdos!Suspalabrasmeprodujeronunaimpresióndesagradable.Ladeclaracióndemiss
www.lectulandia.com-Página81
Howard,contenerpocaimportancia,habíasidohechatansincera, tanhondamente,quenunca semehubieraocurridodudarde suveracidad.Sinembargo, sentíagranrespetopor la sagacidaddePoirot, excepto en las ocasiones enque se comportabacomoloqueyocalificabaenmiinteriorde«cabezadechorlito».
—¿De verdad lo cree usted así?—pregunté—. Miss Howard me ha parecidosiempretaníntegra.Casienungradomolesto.
Poirotmemiróconunacuriosaexpresiónquenosupeinterpretar.Pareciócomosifueraahablar,peroluegosedetuvo.
—EnmissMurdoch—continué—nohaynadafalso.—No;peroesextrañoquenohayaoídonada,durmiendoenlahabitacióndeal
lado;mientrasquemistressCavendish,enlaotraaladeledificio,oyóclaramentelacaídadelamesa.
—Bueno,esjovenytieneelsueñoprofundo.—Desdeluego.Debeserunabuenadormilona.Nomegustóeltonodesuvoz,peroenaquelmomentooímosgolpearlapuerta
vigorosamentey,mirandoporlaventana,vimosalosdetectivesquenosesperaban.Poirotcogiósusombrero,seretorciófuriosamentesubigote,y,sacudiendodela
mangauna imaginariamota lepolvo,mehizo señasdeque leprecedieraescalerasabajo.AllínosunimosalosdetectivesynospusimosenmarchahaciaStyles.
CreoquelaaparicióndeloshombresdeScotlandYardfueungrangolpe,sobretodoparaJohn.Nadacomolapresenciadedosdetectivespodíahaberlehechoverlaverdadtanclaramente.
Duranteelcamino,PoirothabíaconferenciadoenvozbajaconJappyfueésteelque solicitó que todos los habitantes de la casa, con excepción de los criados,acudieranalsalón.Medicuentade loqueestosignificaba:Poirot ibaacumplirsupromesa.
Enmiinteriornomesentíaoptimista.PoirotpodíatenerexcelentesrazonesparacreerenlainocenciadeInglethorp,perounhombredeltipodeSummerhayeexigiríapruebastangiblesqueeramuypocoprobablepudierapresentarse.
Poco después entramos todos en el salón, cuya puerta cerró Japp. Poirot,cortésmente,acercósillasa todos.LoshombresdeScotlandYarderanelblancodetodas lasmiradas.Me parece que fue entonces cuando por primera vez nos dimoscuenta de que todo aquello no era una pesadilla, sino una realidad palpable.Habíamos leídocosasparecidas,peroahoraéramosnosotros losactoresdeldrama.Aldíasiguiente,losperiódicosdetodaInglaterrapublicaríanaloscuatrovientoslanoticiaconllamativostitulares:
MISTERIOSATRAGEDIAENESSEX
MILLONARIAENVENENADA
www.lectulandia.com-Página82
VendríanfotografíasdeStyles,instantáneasde«lafamiliaabandonandoellugardelatragedia».Elfotógrafodelpueblonohabíaestadoocioso.Todoloquehabíamosleídocientosdeveces,esascosasquepasanaotragente,noaunomismo.Yahora,en esta casa, se había cometido un asesinato. Frente a nosotros estaban «dosdetectives encargados del caso». La conocida fraseología pasó rápidamente pormiimaginación,hastaelmomentoenquePoirotiniciólasesión.
Creoquetodossesorprendieronunpocoalverqueél,ynounodelospolicías,tomabalainiciativa.
—Señoras y caballeros—dijo Poirot, inclinándose como si fuera un personajequesedisponeadarunaconferencia—.Leshehechoveniraquía todosporciertomotivo.EstemotivoserefiereamísterInglethorp.
Inglethorp estaba sentado un poco apartado de los demás. Creo queinconscientemente todos habían retirado algo su silla de la suya, y se sobresaltóligeramentecuandoPoirotanunciósunombre.
—MísterInglethorp—dijoPoirot,dirigiéndoseaéldirectamente—,unasombranegrasehacernidosobreestacasa,lasombradeunasesinato.
Inglethorpmoviólacabezatristemente.—¡Mípobreesposa!—murmuró—.¡PobreEmily!Eshorrible.—Creo, señor —dijo Poirot categóricamente—, que no se da usted perfecta
cuentadelohorriblequepuedeser…parausted.YcomomísterInglethorpparecíanocomprender,añadióPoirot:—MísterInglethorp,estáustedenunpeligromuygrande.Los dos detectives se agitaron inquietos. La advertencia oficial: «todo lo que
usteddigaseráutilizadocomopruebacontrausted»,pugnabaporsalirdeloslabiosdeSummerhaye.Poirotcontinuó:
—¿Entiendeustedahora,señor?—No.¿Quéquiereusteddecir?—Quiero decir —dijo Poirot lentamente— que se sospecha de usted como
asesinodesuesposa.Todosnosquedamossinaliento,ensuspenso,anteestelenguajetanclaro.—¡Cielo santo!—gritó Inglethorp, poniéndose en pie de un salto—. ¡Qué idea
másespantosa!¡Yo…envenenaramiidolatradaEmily!Poirotobservóatentamente.—Nocreo—dijo—quesedéustedperfectacuentadelodesgraciadaquehasido
sudeclaración en la pesquisa.Míster Inglethorp, sabiendo lo que acabodedecirle,¿insisteustedencallardóndeestuvoalasseisdelatardedelpasadolunes?
Conunquejido,AlfredInglethorpsederrumbóensuasientoyescondiólacaraentrelasmanos.
Poirotseacercóaélypermanecióasulado.
www.lectulandia.com-Página83
—¡Hable!—gritoentonoamenazador.Haciendounesfuerzo,Inglethorplevantóelrostroylentamente,vacilando,negó
conlacabeza.—¿Noquiereustedhablar?—No.Nocreoquenadieseatanmonstruocomoparaacusarmedeloqueusted
dice.Poirothizoungesto,comosihubieradecidido.—Soit!—dijo—.Hablaréyoporusted.AlfredInglethorpvolvióalevantarsedeunsalto.—¿Usted? ¿Cómo va usted a hablar? Usted no sabe… —se interrumpió
bruscamente.Poirotsevolvióhacianosotros.—Señoras y caballeros. ¡Voy a hablar! ¡Escuchen!Yo,Hércules Poirot, afirmo
queelhombrequeentróenlafarmaciaycompróestricninaalasseisdelatardedellunes no era míster Inglethorp, porque a las seis de aquel día míster InglethorpacompañabaamistressRaikesasucasadesdeunagranjavecina.Puedopresentarporlomenoscincotestigosquejuraránhaberlosvistojuntos,alasseisoinmediatamentedespués,y,comoustedessaben,AbbeyFarm,lacasademistressRaikes,estáporlomenosadosmillasymediadelpueblo.Lacoartadanoadmiteobjeción.
www.lectulandia.com-Página84
T
CAPÍTULOVIII
NUEVASSOSPECHAS
ODOS nos quedamos mudos por la estupefacción. Japp, el menossorprendido,fueelprimeroenhablar.
—¡Palabra que es usted estupendo! —exclamó—. ¿Y no hay errorposible,monsieurPoirot?¿Supongoquesustestigossondefiar?
—Desde luego. He preparado una lista con sus nombres y direcciones. Puedeustedhablarconellos,naturalmente;peroloencontrarátodoenregla.
—Estoysegurodeello—Jappbajólavoz—.Leestoymuyagradecido.Enbuenanoshubiéramosmetidoarrestándole—sevolvióaInglethorp—.Ustedmeperdonará,señor;pero¿porquénodijotodoestoenlainvestigación?
—Yoselodiré—interrumpióPoirot—.Corríaciertorumor…—Unrumorruinyfalsoa todas luces—interrumpióAlfredInglethorpconvoz
agitada.—Y míster Inglethorp deseaba fervientemente que no se promoviera ningún
escándalo,precisamenteahora,¿noescierto?—Exacto—asintió Inglethorp—.Ya comprenderá usted que, estandomi pobre
Emilyaúnsinenterrar,queríaevitaratodacostaquecircularanesosfalsosrumores.—Deustedparamí,señor—observóJapp—,yohubierapreferidocualquierclase
derumoresaserarrestadoporasesinato.Ymeatrevoapensarquesupobreesposahubiera pensado lo mismo. Y lo cierto es que, de no ser por monsieur Poirot, lehubiéramosarrestadocomodosydossoncuatro.
—Obré estúpidamente, lo reconozco —murmuró Inglethorp—; pero usted nosabe,inspector,dequémodohesidoperseguidoycalumniado.
YlanzóamissHowardunamiradaderesentimiento.—Ahora,señor—dijoJappvolviéndosevivamentehaciaJohn—,megustaríaver
elcuartodelaseñoraydespuéstenerunabreveconversaciónconloscriados.Nosemolesteustedpormí;monsieurPoirotmeenseñaráelcamino.
Cuandosalíantodosdelcuarto,Poirotmehizoseñadequelesiguieraescalerasarriba.Luegomecogióporelbrazoymellevóaparte.
—Rápido,vayaalaotraaladeledificio.Quédeseallí,eneste ladodelapuertagiratoria.Nosemuevahastaqueyovuelva.
Entonces,dandorápidamentemediavuelta,sereunióalosdosdetectives.Seguí sus instrucciones, ocupando mi posición junto a la puerta giratoria y
www.lectulandia.com-Página85
preguntándomequéhabríadetrásdetodoaquello.¿Porquéteníaquehacerguardiaprecisamenteenaquel lugar?Miréa lo largodelcorredor,meditando.Unaideameasaltó.ConexcepcióndelcuartodeCynthiaMurdoch,todaslashabitacionesestabanenelalaizquierda.¿Tendríaalgoqueveresoconmipresenciaallí?¿Tendríaquedarcuentadelasentradasysalidas?Seguíenmipuestofielmente.Pasaronlosminutos.Nadiesepresentó.Noocurriónada.
HabríanpasadolomenosveinteminutosantesdequePoirotapareciera.—¿Nosehamovidousteddeaquí?—No,aquímeestuve,firmecomounaroca.Ynadahaocurrido.—¡Ah! —¿estaría satisfecho o desilusionado?—. ¿No ha visto usted nada en
absoluto?—No.—Perosíhabráoídoalgo,untopetazo¿no,amigomío?—No.—¿Es posible?Ah, pues estoymuy irritado conmigomismo.No suelo ser tan
torpe. Hice un pequeño movimiento con la mano izquierda —ya conozco lospequeñosmovimientosde lasmanosdePoirot—y tiré lamesaqueestá juntoa lacama.
Suirritacióneratanpuerilyestabatanalicaídoquemeapresuréaconsolarle.—Nosedisguste,hombre.¿Quéimportanciatieneeso?Sutriunfodehaceunrato
lehaexcitado.Seloaseguro,fueunasorpresaparatodosnosotros.EneseenredodeInglethorpconmistressRaikesdebedehabermásdeloquepensábamosparaquesenegaraahablarcontantaobstinación.¿Quévaustedahacerahora?¿DóndeestánlosdeScotlandYard?
—Bajaron a interrogar a los sirvientes. Les he enseñado todas las pruebas quehemosreunido.EstoydesilusionadodeJapp.¡Carecedemétodo!
—¡Vaya!—dije,mirandopor laventana—.AhíestáeldoctorBauerstein.Creoquetieneustedrazónrespectoaesehombre,Poirot.Nomegusta.
—Esmuyinteligente—observóPoirot,pensativo.—Sí, inteligente comoelmismodemonio.Laverdadesquedisfruté elmartes,
viéndoleenaquellafacha.¡Nopuedeustedimaginarsequécuadro!Yledescribílaaventuradeldoctor.—¡Parecíaunespantapájaros!Cubiertodebarrodelacabezaalospies.—Entonces,¿ustedlovio?—Sí.Claroqueélnoqueríapasar;acabábamosdecenaryestábamosenelsalón;
peroInglethorpinsistiótantoqueeldoctorentró.—¿Qué?—Poirot me cogió violentamente por los hombros—. ¿Qué el doctor
Bauerstein ha estado aquí el martes por la noche? ¿Aquí? ¿Y usted no me lo hadicho?¿Porquénomelohadichousted?¿Porqué?¿Porqué?
www.lectulandia.com-Página86
Parecíafrenético.—Querido Poirot —rebatí—. No creí que pudiera interesarle. No sabía que
tuvieralamenorimportancia.—¿Importancia? ¡Es importantísimo! ¡Así que el doctor Bauerstein ha estado
aquíelmartesporlanoche,lanochedelasesinato!Hastings,¿esqueustednolove?¡Estolocambiatodo,todo!
Nuncalehabíavistotantrastornado.Mesoltóypusoenpiemecánicamenteunpardecandelabros,murmurandoaúnparasímismo:
—Sí,locambiatodo,todo.Deprontopareciótomarunadecisión.—Allons! —dijo—. Tenemos que actuar inmediatamente. ¿Dónde está míster
Cavendish?Johnestabaenelsalóndefumar.Poirotfuederechohaciaél.—MísterCavendish.TengoalgoimportantequehacerenTadminster.Unanueva
pista.¿Puedollevarmesucoche?—Desdeluego.¿Lonecesitainmediatamente?—Sí,porfavor.Johnhizo sonar lacampanillaymandósacarel coche.Diezminutosmás tarde
atravesábamosatodavelocidadelparqueytomábamoslacarreteradeTadminster.—Bien,Poirot—observéconaire resignado—,¿noquiereusteddecirmeaqué
vienetodoesto?—Amigo mío, una gran parte puede usted adivinarla. Naturalmente, usted
comprenderá que, ahora que Inglethorp está fuera del asunto, toda la situación hacambiado enteramente. Tenemos que enfrentarnos con un problema enteramentedistinto.Sabemosquehayunapersonaquenocompróelveneno.Hemosrechazadolaspistasfalsas.Encuantoalasverdaderas,hedescubiertoquetodosenlacasa,conexcepcióndemistressCavendish,quejugabaconustedaltenis,pudohabersehechopasar por Inglethorp el lunes por la tarde. Igualmente, tenemos la declaración deInglethorp de que dejó el café en el vestíbulo. Nadie se fijómucho en esto en lapesquisa, pero ahora adquiere un significado totalmente distinto. Tenemos queaveriguar quién llevó por fin el café a mistress Inglethorp y quién pasó por elvestíbulomientras la tazaestabaallí.Segúnsu relato, sólohaydospersonasde lasque podamos decir con toda seguridad que no se acercaron al café: mistressCavendishymissCynthia.¿Noeseso?
—Sí,esoes.Sentí que se me quitaba un peso del corazón. Mary Cavendish estaba
completamentefueradesospecha.—LiberandoaAlfredInglethorp—continuóPoirot—,hetenidoquemostrarmi
juegoantesde loquepensaba.Mientrasparecíaqueyo leperseguía el criminal se
www.lectulandia.com-Página87
sentíaasalvo.Ahoratendrámuchomáscuidado.Sí,muchomáscuidado.Sevolvióbruscamentehaciamí.—Dígame,Hastings,¿nosospechausteddenadie?Titubee.Adecirverdad,unaideadescabelladamehabíapasadounaodosveces
por la imaginación aquella mañana. Había querido rechazarla por absurda, sinconseguirlodeltodo.
—Nopuedellamarsesospecha—murmuré—.Enrealidadesunateoría.—Vamos —me apremió Poirot, animándome—. No tenga miedo. Hable
claramente.Hayquetenerencuentanuestrosinstintos.—Bien—dijebruscamente—,esabsurdo,pero…¡sospechoquemissHowardno
dijotodoloquesabe!—¿MissHoward?—Sí,ríasetodoloquequiera.—Deningúnmodo.¿Porquéhabíadereírme?—No puedo menos de pensar —continué disparatando— que la hemos
consideradocompletamentelibredesospechas,porelsimplehechodehaberestadofueradellugardelcrimen.Perodespuésdetodo,sóloestabaaquincemillasdeaquí.Uncochepuedehacereserecorridoenmediahora.¿PodemosasegurarquenoestabaenStyleslanochedelcrimen?
—Sí,amigomío—dijoPoirotinesperadamente—.Podemos.Unadelasprimerascosasquehicefuetelefonearalhospitaldondetrabaja.
—¿Yqué?—MehandichoquemissHowardestuvodeguardia la tardedelmartesyque,
habiendo llegado inesperadamenteunconvoydeheridos, seofrecióamablementeaquedarseporlanoche,ofertaquefueaceptadaconprontitud.Asuntoliquidado.
—¡Oh!—dijeperplejo.Ycontinué—.Realmente, loquemehizosospecharfuesuextraordinariaanimosidadcontraInglethorp.Nopuedomenosdepensarqueseríacapazdehacercualquiercosaporperjudicarle.Ysemeocurrióquequizásepaalgode la destrucción del testamento. Puede ser que haya destruido el nuevo,confundiéndoloconelanterior,afavordeInglethorp.¡Seensañatantoconél!
—¿Consideraustedantinaturalsuanimosidad?—Sí. ¡Es tan violenta! Hasta me pregunto si estará en su sano juicio a ese
respecto.Poirotmoviólacabezaconenergía.—No, no; va usted por mal camino. No hay en miss Howard nada de
degeneración o debilidadmental. Es el resultado de lamezcla bien equilibrada demúsculoybeefinglés.Eslacordurapersonificada.
—Sinembargo,suodiohacia Inglethorpcasipareceunamanía.Mi idea,desdeluegouna idea ridícula, era quehabía intentado envenenarle a él y quepor alguna
www.lectulandia.com-Página88
razón mistress Inglethorp tomó el veneno equivocadamente. Pero no me explicocómopudohacerlo.Todoestoesabsurdoyridículohastalaexageración.
—Sin embargo, tiene usted razón en una cosa: debemos sospechar de todo elmundo hasta poder probar lógicamente y a entera satisfacción que son inocentes.Ahora bien, ¿qué razones hay para que miss Howard haya envenenadodeliberadamenteamistressInglethorp?
—¡Perosileteníagranafecto!—¡Tá,tá!—exclamóPoirotconirritación—.Razonaustedcomounchiquillo.Si
miss Howard fuera capaz de envenenar a la anciana, sería igualmente capaz desimularafecto.No,tenemosqueseguirpensando.TieneustedrazónalsuponerquesuanimosidadcontraAlfredInglethorpesdemasiadoviolentaparasernatural,perolaconsecuenciaquesacausteddeelloescompletamenteerrónea.Yohesacado lasmíasycreonoequivocarme;peronoquierohablardeelloporahora—sedetuvodemomento y luego prosiguió—. Ahora bien, según mi modo de pensar, hay unaobjeciónquehaceralaideadequemissHowardsealaasesina.
—¿Cuál?—QuelamuertedemistressInglethorpnolabeneficiaenlomásmínimo.Yno
hayasesinatosinmotivo.Reflexioné.—¿NopodíahaberhechomistressInglethorpuntestamentoasufavor?Poirotnegóconlacabeza.—PuesustedmismosugiriólaposibilidadaWells.Poirotsonrió.—Lohiceporunarazón.Noquisemencionarelnombredelapersonaquetenía
realmenteenlacabeza.MistressHowardocupaunaposiciónparecidaaladedichapersona.Poresoutilicésunombre.
—Con todo creo que mistress Inglethorp puede haber hecho eso. Aqueltestamentodelatardedesumuertepuede…
Poirotnegóconlacabezatanenérgicamentequemedetuve.—No,amigomío.Tengociertaspequeñasideaspropiasacercadeesetestamento.
Perosólopuedodecirleesto:noeraenfavordemissHoward.Acepté su afirmación, aunque realmente no comprendí cómo podía estar tan
segurodeello.—Bueno—dije con un suspiro—, absolveremos a miss Howard. En parte es
culpasuyaelqueyohayallegadoasospechardeella.Loqueusteddijoacercadesudeclaraciónenlapesquisapusoenmarchamiimaginación.
Poirotpareciódesconcertado.—¿Quéesloqueyodijedesudeclaraciónenlaindagatoria?—¿Nolorecuerda?FuecuandoyohicenotarqueellayJohnCavendishestaban
www.lectulandia.com-Página89
porencimadetodasospecha.—¡Ah, sí! —parecía un poco confuso, pero se recobró pronto—. Por cierto,
Hastings,megustaríaquemehicieraustedunfavor.—Desdeluego,¿quées?—LapróximavezqueseencuentreustedasolasconLawrenceCavendish,quiero
queledigaesto:«TengounmensajedePoirotparati».Dice:«Encuentrelatazadecaféperdidaypodrádormirenpaz».Nadamásynadamenos.
—«Encuentre la taza de café perdida y podrá dormir en paz». ¿Es así? —pregunté,desconcertado.
—Excelente.—Pero,quéquieredecir?—¡Ah! Eso le dejaré a usted que lo descubra sólo. Usted conoce los hechos.
DígaleesoaLawrenceyvealoquedice.—Muybien,peroestoesmuymisterioso.EntrábamosenelpuebloyPoirotcondujoelcocheallaboratorio.Poirotsaltóatierraconvivezayentróeneledificio.Minutosmástardeestabade
vuelta.—Bueno—dijo—.Esoestodo.—¿Quéfueustedahacerahídentro?—preguntéconvivacuriosidad.—Hedejadoalgoparaqueloanalicen.—Sí,¿peroqué?—Unamuestradelchocolatequecogídelcazoqueestabaenlahabitación.—¡Perosiyahasidoanalizado!—exclamé,estupefacto—.EldoctorBauerstein
lohizoanalizaryustedmismoserióantelaposibilidaddequehubieraestricninaenél.
—Ya sé que el doctor Bauerstein lo mandó analizar —replicó Poirottranquilamente.
—¿Yentonces?—Nada,quesemehaocurridoqueloanalicendenuevo.Yyanopudesacardeélotrapalabrasobreelasunto.El proceder dePoirot respecto al chocolatemedejó perplejo.Todo aquellome
parecía sin pies ni cabeza. Sin embargo, mi confianza en él, que parecía haberdisminuido en los últimos tiempos, se había acrecentado ante su reciente triunfo,cuandodemostrólainocenciadeAlfredInglethorp.
ElfuneraldemistressInglethorpsecelebróeldíasiguiente.Ellunesbajétardeadesayunar y John me llevó aparte para informarme de que míster Inglethorp semarchabaaquellamañana,estableciéndoseenelhoteldelpueblomientrastrazabasusplanesparaelfuturo.
—Yrealmente,Hastings,esunaliviopensarquesemarcha—continuómiamigo
www.lectulandia.com-Página90
—.Lasituaciónnoeraagradablecuandotodospensábamosquelohabíacometidoél,peroquemeemplumen si no esmuchopeor ahora, despuésdehaberle tratado tanduramente.Porquelaverdadesquelohemostratadodeunmodoabominable.Claroque todo estaba contra él.No creo que nadie pueda censurarnos por pensar lo quehemospensado.Sinembargo,nohayquedarlevueltas,estábamosequivocados.Ylaideadedarlesatisfaccionesaunindividuoquesiguedisgustándonosprofundamentenotienenadadeagradable.¡Esunasituaciónhorrible!Leagradezcoquehayatenidoladelicadezadequitarsedeenmedio.Afortunadamente,Stylesnoerademimadre.Nopodríasoportar la ideadequeesetipofueraelamodetodoesto.Élsequedaráconeldinero.
—¿Podrássostenerbienlacasa?—¡Ah,sí!Hayquepagarlosderechosreales,comoesnatural,perolamitaddel
dinerodemipadreestávinculadoalacasayLawrenceseguiráconnosotrosporelmomento,demodoquetambiénestásuparte.Pasaremosalgunosapurosalprincipio.Yatehedichoqueyomismoestoyenunatolladero.Pero losacreedoresesperaránahorasinapresurarme.
Satisfechosante lapróximamarchade Inglethorp,nuestrodesayuno fueelmásanimadodesdelatragedia.Cynthiavolvíaaserlamuchachaencantadoradesiempre,animada y vivaz, y todos, con excepción de Lawrence, que continuaba sombrío ynervioso,estábamosplácidamentealegresantelavisióndeunfuturonuevoyrisueño.
Los periódicos, naturalmente, traían amplia información de la tragedia.Deslumbrantes titulares, biografías intercaladas de cada miembro de la familia,insinuacionessutilesyelconocidoestribillo«laPolicía tieneunapista».Nosenosescatimónada.Eraunperíodode tranquilidad.Laguerraestabamomentáneamenteenunpuntomuertoylosperiódicosseagarrabanconavidezaestecrimendelgranmundo.El«MisteriosocasodeStyles»eraeltópicodeldía.
Naturalmente, esto resultaba irritante para los Cavendish. Los periodistasasediabanconstantementelacasay,aunqueselesnegóterminantementelaentrada,continuaban paseándose por el pueblo y los campos próximos a Styles con lamáquina fotográfica preparada para coger desprevenido a algún miembro de lafamilia.Vivíamosenuntorbellinodepublicidad.LoshombresdeScotlandYardibanyvenían,examinándolotodo,haciendopreguntasconojosdelince,perorefrenandola lengua. No sabíamos qué fin perseguían. ¿Tenían alguna pista o quedaría todocomouncrimenmássinaclarar?
Despuésdeldesayuno,Dorcassemeacercóconmuchomisterioymepreguntó,casienvozbaja,sipodíahablarunaspalabrasconmigo.
—Desdeluego.¿Dequésetrata,Dorcas?—Bien,señor,noesmásqueesto.¿Vaustedaverhoyalcaballerobelga?Yoasentí.
www.lectulandia.com-Página91
—Bien,señor.¿Recuerdaustedaquellapreguntatanraraquemehizosobresilaseñoraoalguiendelacasateníauntrajeverde?
—Sí,sí.¿Esquehaencontradousteduno?Miinteréssehabíadespertado.—No, eso no, señor. Pero después he recordado lo que los señoritos—John y
Lawrence eran todavía «los señoritos» para Dorcas— llaman «el arca de losdisfraces».Estáeneldesván,señor.Esungrancofrellenoderopasviejas,trajesdecarnavalycosasporelestilo.Ysemeocurriódeprontoquepodíaserquehubieraallíuntrajeverde.Demodoquesiquiereusteddecírseloalcaballerobelga…
—Selodiré,Dorcas—prometí.—Muchasgracias,señor.Esuncaballeromuyagradable,señor.Ymuydistinto
de losdosdetectivesdeLondresqueandanporahíespiandoyhaciendopreguntas.Porreglageneralnomegustanlosextranjeros.Peroporloquedicenlosperiódicos,esos valientes belgas no son como los demás extranjeros, y, desde luego, él es uncaballeroquehablaconmuchaeducación.
¡QueridaDorcas!Allí, de pie, con el honrado rostro levantado haciamí, era elprototipodelacriadaantigua,especiequeestádesapareciendotanrápidamente…
Me pareció que sería mejor bajar al pueblo inmediatamente para ver a Poirot,peromeloencontréamitaddelcaminoendirecciónalacasayledielmensajedeDorcas.
—¡Ah!, la buena deDorcas.Miraremos el arca, aunque…Pero no importa, laexaminaremosdetodosmodos.
Entramos en la casa por una de las puertas-ventana. No había nadie en elvestíbuloysubimosdirectamentealdesván.
Enefecto,allíestabaelcofre,unelegantemuebleantiguo, tachonadodeclavosdebronceyllenohastadesbordarderopasdetodasclasesimaginables.
Poirot lo amontonó todo en el suelo, sin ninguna ceremonia. Había una o dosprendas verdes de diferentes tonalidades; pero Poirot meneó la cabeza al verlas.Parecíarebuscarconapatía,comosinoesperaragrancosadesutrabajo.Deprontoprofirióunaexclamación.
—¿Quépasa?—¡Mire!Elarcaestabacasivacíayallí,enelfondo,habíaunamagníficabarbanegra.—Ochó!—exclamóPoirot—.Ochó!—cogió labarbay lediomuchasvueltas,
examinándolaatentamente—.Nueva—observó—.Sí,completamentenueva.Después de titubear un momento, volvió a colocarla en el cofre, amontonó
encima,comoestabanantes,todaslasdemáscosasybajórápidamentelaescalera.Sefuedirectamentealoffice,dondeencontramosaDorcas,muyatareada limpiando laplata.
www.lectulandia.com-Página92
Poirotlediolosbuenosdíasconáulicacortesíaycontinuó:—Hemosestadomirandoesecofre,Dorcas.Leestoymuyagradecidoporhaberlo
mencionado.Verdaderamente tienen ustedes allí una buena colección de cosas. ¿Yusantodoesoconfrecuencia?
—Bueno,señor,noconmuchafrecuenciaenestos tiempos,aunquede tardeentardetenemosloquelosseñoritosllamanuna«nochededisfraces».Yalgunasvecesesmuydivertido,señor.ElseñoritoLawrence¡esmaravilloso,delomáscómico!NosemeolvidarálanocheenquebajóvestidocomoelShadePersiaoalgoasí,dijoél,unaespeciedereyoriental.Llevabaungrancuchillodepapelenlamanoymedijo:«¡Muchocuidado,Dorcas,tieneustedquesermuyrespetuosa!¡Conestacimitarralecortarélacabezasimedisgusta!».MissCynthiaeraloquellamanunapacheoalgoporelestilo;meparecióqueeracomounbandidoa la francesa. ¡Habíaqueverla!Parece mentira que una señorita tan guapa como ella se hubiera convertido ensemejantebandolero.Nadielahubierareconocido.
—Deben de haber resultadomuy divertidas todas esas fiestas—dijo Poirot entonoafable—;¿ymísterLawrencesepondríaesahermosabarbanegraquehayenelcofredeldesváncuandosevistiódeShadePersia?
—Llevaba labarba, señor—replicóDorcassonriendo—.Bienquemeacuerdo,porquemecogiódosmadejasdelalananegrademilaborparahacerla.Yleaseguroque de lejos parecía natural. No sabía que hubiera una barba arriba. Han debidotraerla hace poco. Sé que había una peluca roja, pero ninguna otra cosa de pelo.Generalmentesetiznabanconcorchosquemados,aunqueesmuysucioymuydifícildequitar.MissCynthiasedisfrazóunavezdenegroy¡quétrabajolecostó!
—DemodoqueDorcasnosabenadadelabarbanegra—musitóPoirotpensativocuandovolvíamosdenuevovestíbulo.
—¿Creeustedqueesaeslabarba?—susurréconansiedad.Poirotasintió.—Sí,esocreo.¿Nohanotadoustedquehasidorecortada?—No.—Puessí.TeníalaformaexactadeladeInglethorpyencontréalgunoscabellos
recortados.Hastings,esteasuntoesmuyoscuro.—¿Quiénlapondríaenelcofre?—Alguienmuy inteligente—observóPoirot seriamente—. ¿Sedausted cuenta
de que ha escogido el único lugar en toda la casa donde su presencia no hubierallamado la atención? Sí, es muy inteligente. Pero nosotros tenemos que ser másinteligentesqueél.Tenemosqueser tan inteligentescomoparapasarasuojosportontos.
Yoasentí.—Amigomío,puedeustedayudarmemucho,peromucho,entodoello.
www.lectulandia.com-Página93
Mecomplaciómuchoelcumplido.HubomomentosenlosquecreíquePoirotnomeapreciabaenmiverdaderovalor.
—Sí—continuó,mirándomepensativo—.Ustedserádevalorincalculable.Estoeramuyagradabledeoír,perolassiguientespalabrasdePoirotnolofueron
tanto.—Tengoquetenerunaliadoenlacasa—dijopensativo.—Metieneustedamí—protesté.—Cierto,peroustednoessuficiente.Estomedolióynolooculté.Poirotseapresuróaexplicarse.—Nohacomprendidoustedloquequierodecir.Todoelmundosabequetrabaja
usted conmigo. Necesito a alguien que no se relacione con nosotros en ningúnmomento.
—¡Ah,ya!¿QuélepareceJohn?—No,creoqueJohnno.—PuedequeelpobreJohnnoseamuybrillante—dije,pensativo.—AhívienemissHoward—dijoPoirotdepronto—.Eslapersonamásindicada.
Pero me ha puesto en su lista negra desde que demostré la inocencia de místerInglethorp.Detodosmodos,puedeintentarse.
Con una inclinación de cabeza secamente cortés miss Howard accedió a lapeticiónquelehizoPoirotdeunosminutosdeconversación.
EntramosenelpequeñosaloncitoyPoirotcerrólapuerta.—Bueno,monsieurPoirot—dijomissHowardconimpaciencia—.¿Quéocurre?
Suéltelopronto.Estoyocupada.—¿Recuerdausted,señorita,queunaocasiónlepedíquemeayudara?—Lo recuerdo —asintió miss Howard— y le contesté que le ayudaría con
gusto…acolgaraAlfredInglethorp.—¡Ah!—Poirot estudió su rostro con seriedad—.MissHoward, voy a hacerle
unapregunta.Leruegoquemecontestesinceramente.—¡Nuncadigomentiras!—replicómissHoward.—Es ésta. ¿Todavía cree usted quemistress Inglethorp fue envenenada por su
marido?—¿Quéquiereusteddecir?—preguntóelladesabrida—.Nocreaustedquesus
preciosasexplicacionesmeconvencen lomásmínimo.Admitoqueno fueélquiencomprólaestricninaenlafarmacia,pero¿esoquéimporta?Creoqueutilizópapeldematarmoscas,comolehedichodesdeelprimermomento.
—Esoesarsénico,noestricnina—aclaróPoirotsuavemente.—¿Qué importa? El arsénico quitaría de en medio a la pobre Emily tan
eficazmentecomolaestricnina.Siestoyconvencidadequelohizo,nomeimportaunbledocómolohizo.
www.lectulandia.com-Página94
—Exactamente, si usted está convencida de que lo hizo… —dijo Poirot concalma—.Leharélapreguntadeotraforma.¿Hacreídoustedalgunavez,enlomásrecónditodesucorazón,quemistressInglethorpfueenvenenadaporsuesposo?
—¡CieloSanto!—exclamómissHoward—.¿Nohedichosiemprequelamataríaensupropiolecho?¿Noloheodiadosiemprecomoalmismísimodiablo?
—Exactamente—dijoPoirot—.Estoconfirmaporcompletomipequeñaidea.—¿Quépequeñaidea?—MissHoward.¿Recuerdaustedunaconversaciónquesecelebróaquíeldíade
la llegada de mi amigo? Me la ha repetido y hay una frase de usted que meimpresionó mucho. ¿Recuerda que usted afirmó que si se asesinaba estaría ustedseguradeconocerporinstintoalcriminal,aunquenopudieracomprobarlo?
—Sí, recuerdohaberlodicho.Yescierto.Supongoqueustedcreeráqueesunatontería…
—Deningúnmodo.—¿Ysinembargonohaceustedcasodeloquemiinstintomediceencontrade
místerInglethorp?—No—repusoPoirotconcisamente—;porquesu instintonoestácontramíster
Inglethorp.—¿Qué?—No.Usted desea creer que él ha cometido el crimen.Usted lo cree capaz de
cometerlo.Perosuinstintoledicequenolocometió.Ledice…¿Continuó?Ellalemirabaconlosojosabiertos,fascinada,yconlamanohizounmovimiento
afirmativo.—¿Le explico por qué se ha puesto usted tan apasionadamente en contra de
místerInglethorp?Porqueusted,tratadecreerloquequierecreer,porqueestáustedesforzándoseencallaryahogarsuinstinto,queapuntahaciaotrapersona.
—¡No,no,no!—missHowarddioungritosalvaje,levantandolosbrazos—.¡Nolodiga!¡Nolodiga!¡Noesverdad!¡Nopuedeserverdad!¡Nosécómohapodidoentrarenmicabezaesaideatandisparatada,tanhorrible!
—¿Tengorazónono?—Sí, sí.Debede serustedunbrujoparahaberlo adivinado.Peronopuede ser
cierto,esdemasiadomonstruoso,esimposible.TienequeserAlfredInglethorp.Poirotmoviólacabezacongravedad.—Nomepregunte—continuómissHoward—,porquenoselodiré.Niaunamí
mismaquieroadmitírmelo.Hedebidoestarlocaparapensarsemejantecosa.Poirotasintió,comosiestuviesesatisfecho.—Nolepreguntarénada.Mebastaconsaberqueescomoyohabíapensado.Y…
tambiénamímedicealgomiinstinto:nosdirigimosjuntoshaciaunametacomún.—Nomepidaqueleayude,porquenoloharé.Nomoveréundedopara…para…
www.lectulandia.com-Página95
—balbució.—Meayudaráusted,malquelepese.Nolepidonada,peroseráustedmialiado.
Ustednoseríacapazdeayudarporsímisma,peroharáloúnicoquelepido.—¿Yquéesloquemepideusted?—¡Vigilar!EvelynHowardinclinólacabezaysetapólacaraconlasmanos.—Sí, no puedo dejar de hacerlo. Siempre estoy vigilando, con la esperanza de
comprobarquemeheequivocado.—Sinos equivocamos, tantomejor—dijoPoirot—.Nadie se alegrarámásque
yo. Pero ¿y si tenemos razón? Si tenemos razón, miss Howard, ¿en qué lado sepondríausted?
—Nosé,nosé…—Vamos,hable.—Podríamoscallarlo…—No,nopodríamos.—LapobreEmily…—seinterrumpió.—MissHoward—acusóPoirotgravemente—,suactitudesindignadeusted.Depronto,missHowardseparólasmanosdesurostro.—Sí—dijorecobrandosucalma—.LaquehablabaantesnoeraEvelynHoward
—levantólacabezaconorgullo—.EvelynHowardapareceahorayestáalladodelajusticia,¡cuesteloquecueste!¡Loharía!
Yconestaspalabrassaliódecididadelahabitación.—Ahívaunaliadovalioso—dijoPoirot,siguiéndolaconlavista—.Esamujer,
Hastings,tienecabezaycorazón.Norespondí.—El instinto es algo maravilloso —musitó Poirot—. No podemos negar su
existencia,aunquenopuedaserexplicado.—Parece ser que usted y miss Howard saben de lo que hablan —observé
fríamente—.Quizánosedaustedcuentadequeyosigoenlasnubes.—¿Deverdad?¿Escierto,amigomío?—Sí.¿Quiereustedexplicarme?Poirotmeobservóatentamenteduranteunosinstantes.Alfin,congransorpresa
pormiparte,moviólacabezanegativamente.—No,amigomío.—¡Pero,vamos!¿Porquéno?—Nodebencompartirunsecretomásdedospersonas.—Meparecemuyinjustoquemeoculteloshechos.—Noestoyocultandohechos.Todos loshechosqueconozco los conoceusted.
Puedeustedsacarsuspropiasconclusiones.Ahoraescuestióndeideas.
www.lectulandia.com-Página96
—Detodosmodosseríainteresanteconocerlas.Poirotmemirómuyserioymoviólacabezadenuevo.—No—dijotristemente—,ustednotieneinstinto.—Erainteligencialoqueustedpedíahaceunmomento—indiqué.—Confrecuenciavanlosdosjuntos—dijoPoirotconvozmisteriosa.Laobservaciónmepareciótanfueradelugarquenisiquierametomólamolestia
dereplicar.Perodecidíque,sihacíaalgúndescubrimientoimportanteointeresante,locualeraseguro,meloguardaríaparamíysorprenderíaaPoirotconelresultadofinal.
www.lectulandia.com-Página97
N
CAPÍTULOXI
ELDOCTORBAUERSTEIN
O había tenido la oportunidad todavía de transmitirle a Lawrence elmensajedePoirot.Pero,unpocomás tarde,paseándomeporelcéspedyalimentando aún un resentimiento contra mi amigo por su conducta
arbitraria,viaLawrenceenelcampodecroquet.Golpeabaalaventuradospelotasmuyviejasconunmazomásviejotodavía.
Meparecióunabuenaoportunidadparaentregarleelmensaje.Deotromodo,elmismo Poirot me hubiera relevado de ello. Era cierto que no se alcanzaba supropósitomuyclaramente,peromehacíailusionesdeaveriguarloporlacontestacióndeLawrenceyporunascuantaspreguntashábilesqueyolehiciera.Leabordé,portanto.
—Teestababuscando—mentí.—¿Sí?—Sí.Tengounmensajeparati…dePoirot.—¿Deveras?—Medijoqueesperaraaestarasolascontigo.Y al decir esto bajé la voz significativamente, vigilándole con astucia con el
rabillodelojo.Siemprehe sidomuyhábilparaesoque llaman, segúncreo,«crearatmósfera».
—¿Yqué?Laexpresióndesurostro,morenoymelancólico,nocambió.¿Tendríaideadelo
queibaadecirle?—Elmensajeeséste—bajéaúnmáslavoz—:«Encuentrelatazadecaféperdida
ypodrádormirenpaz».—¿Quésignificaeso?Lawrencememirabaconunaestupefacciónquenoerafingida.—¿Esquetúnolosabes?—Enabsoluto.¿Losabestú?Meviforzadoanegarconlacabeza.—¿Quétazadecafé?—Nolosé.—Seríamejor que preguntara aDorcas o alguna de las criadas, si quiere saber
algodetazasdecafé.Escosademujeres,nomía.Nosénadadetazasdecafé,como
www.lectulandia.com-Página98
no sea que tenemos unas que nunca usamos y que son una verdadera maravilla.PorcelanaantiguadeWorcester.¿Eresentendidoenporcelana,Hastings?
Hiceconlacabezaunmovimientonegativo.—Nosabes loque tepierdes.Esunplacer incomparable tener en lamanouna
piezaperfectadeporcelanaantigua;hastaelmirarloloes.—Bueno,¿quéledigoaPoirot?—Dilequenosédequémehabla.Esunjeroglíficoparamipersona.—Muybien.Medirigíhacialacasacuandomellamódepronto.—Esdecir,¿cuáleraelfinaldelmensaje?¿Quieresrepetírmelo?—«Encuentre la tazadecaféperdidaypodrádormirenpaz».¿Estás segurode
que no sabes lo que quiere decir?—pregunté con ansiedad, deseoso a mi vez decomprenderalgo.
Moviólacabeza,negando.—No—dijoenunsusurro—.¡Ojalálosupiera!Enaquelmomentosonóelbatintínynosdirigimosjuntosa lacasa.Johnhabía
invitado a Poirot a almorzar ymi amigo el detective estaba ya sentado a lamesadesdemomentosantes.
Poracuerdotácito,sehabíanexcluidolasalusionesalatragedia.Hablamosdelaguerraydeotrostemasgenerales.PerodespuésdequeDorcassirvióelquesoylasgalletas y abandonó el comedor, Poirot, de pronto, se inclinó hacia mistressCavendish.
—Perdóneme, señora, por traerle a la memoria recuerdos desagradables, perotengounapequeña idea—las«pequeñas ideas»dePoirothabían llegadoa serunabromaparatodos—.Megustaríahacerleunpardepreguntas.
—¿Amí?Desdeluego.—Esustedmuyamable,madame.Loquequieropreguntarleesesto:¿Dijousted
que la puerta de comunicación entre el cuarto de mistress Inglethorp y el demademoiselleCynthiaestabacerrada?
—Claro que estaba cerrada—replicóMaryCavendish—.Ya lo he dicho en elinterrogatorio.
Parecíaperpleja.—Quiero decir—explicó Poirot— si está usted segura de que tenía el cerrojo
echado,quenoestabasolamentecerrada.—¡Ah!Yaveoloquequiereusteddecir.No,nolosé.Quisedecirúnicamenteque
estaba cerrada, que no pude abrirla. Pero creo que todas las puertas han sidoencontradasconelcerrojoechadopordentro.
—Detodosmodos,enloqueaustedserefiere,lapuertapodíaestarsimplementecerradaconllave.
www.lectulandia.com-Página99
—Sí,sí.—¿Y no se fijó usted por casualidad,madame, cuando entró en el cuarto de
mistressInglethorp,silapuertateníaechadoelcerrojo?—Creo…creoquesí.—Pero¿ustednolovio?—No,yo…nomiré.—Yo sí miré —interrumpió Lawrence súbitamente—. Me di cuenta por
casualidaddequeestabacorrido.—¡Ah!Esoloexplica.YPoirotquedócabizbajo.Nopudemenosderegocijarmedeque,porunavez,unadesus«pequeñasideas»
nohubieraconducidoanadapráctico.Despuésdealmorzar,Poirotmerogóleacompañaraasucasa.Aceptéfríamente.—Estáustedenfadado,¿verdad?—preguntóconansiedadmientrascruzábamos
elparque.—Yono—dijefríamente.—¡Ah,bueno!Esomequitaungranpesodeencima.Noera ésaprecisamentemi intención.Esperabahaberlehechonotarmi actitud
resentida. De todos modos, el fervor con que me habló puso fin a mi justificadodisgustoymeablandé.
—LehedadoaLawrencesumensaje—dije.—¿Yquélecontestó?Sedesconcertóporcompleto,¿noesverdad?—Sí.Estoy completamente seguro de que no tiene idea de lo que usted quería
decir.Esperaba que Poirot se hubiera desilusionado con mi informe; pero, con gran
sorpresapormiparte, replicóque eso era loquehabía supuestoyque estabamuycontento.Miorgullomeimpidióformularmáspreguntas.
Poirotcambiódeconversación.—¿CómoesquemademoiselleCynthianoalmorzóhoyconnosotros?—EstáenelHospital.Havueltohoyaltrabajo.—Ah, es una señorita muy inteligente. Y también muy bonita. Se parece a
algunoscuadrosquehevistoenItalia.Megustaríamuchoversudispensario.¿Creeustedquemelopermitiría?
—Estoy seguro de que le encantará hacerle los honores. Es un lugar muyinteresante.
—¿Vaallítodoslosdías?—Tienelosmiércoleslibresylossábadosvieneaalmorzaracasa.Sonsusúnicas
horaslibres.Trabajaconintensidad.—Lotendrépresente.Lasmujeresestánhaciendounagranlaborennuestrosdías,
www.lectulandia.com-Página100
ymademoiselleCynthia es inteligente de veras. ¡Ya lo creoque esa pequeña tienebuenacabeza!
—Sí.Creoquehapasadounexamenbastanteduro.—No lo dudo. Después de todo, es un trabajo de mucha responsabilidad.
¿Tendránallívenenosmuyactivos?—Sí,noslosenseñó.Estánguardadosenunarmarito.Creoquetienenqueircon
mucho cuidado con ellos. Antes de dejar la habitación siempre cierran con llavedichoarmarito.
—Naturalmente.Yesearmarito¿estácercadelaventana?—No.Estáprecisamenteenelladoopuestodelahabitación.¿Porqué?—Pornada,porsaber.¿Entraustedconmigo,queridoHastings?Estábamosyaanteelchalet.—No.Creoquemevuelvo.Daréunpaseoporlosbosques.LosbosquesquecircundabanStyleseranmuyhermosos.Despuésdelpaseopor
el parque resultaba agradable vagar perezosamente por los frescos claros de laarboleda.Apenas semovía una hoja.Hasta el trinar de los pájaros sonaba tenue ycomoamortiguado.Anduveunpequeño trechoydespuésme tumbébajounaviejahaya. Mis pensamientos hacia la Humanidad eran amables y caritativos. HastaperdonéaPoirotsusabsurdossecretos.Mesentíaenpazconelmundo.Bostecé.
Mepuseapensarenelcrimenymeparecióirrealycomomuylejosdemí.Bostecédenuevo.Probablemente, pensaba, todo aquello no había ocurrido en realidad.Tenía que
ser todo una pesadilla. La verdad era que Lawrence había asesinado a AlfredInglethorp con un mazo de croquet. Pero era absurdo que John armara por ellosemejanteescándaloyqueanduvieragritando:«¡Tedigoquenoloconsentiré!».
Medespertésobresaltado.Inmediatamentemedicuentadequemeencontrabaenun trancemuyapurado,
puesaunosmetrosdedistanciaestabanJohnyMaryCavendish,depieunofrentealotro,yeraevidentequedisputaban.Tambiéneraevidentequenohabíanadvertidomipresencia,yaque,antesdequepudieramovermeohablar,Johnrepetíalaspalabrasquemehabíandespertado:
—¡Tedigo,Mary,quenoloconsentiré!OílavozdeMary,fríayclaraalcontestar:—¿Tienestúalgúnderechoacriticarmisactos?—Todoelpueblohablará.Mimadreenterradaelsábadoytúcorreteandoporahí
sincontrolareltiempo,conesetipoantipático.—¡Ah,vamos!—Maryseencogiódehombros—.Loúnicoqueteimportaesel
comadreo.—Noessóloeso.Yestoyhartodeverleporaquí.Además,esunjudíopolaco.
www.lectulandia.com-Página101
—Unasgotasdesangrejudíanoperjudican.Influyenfavorablementesobrela…—lemiró—laimperturbableestupidezdelinglésmedio.
Habíafuegoensusojosyhieloensuvoz.NomeextrañóqueJohnenrojecieravivamente.
—¡Mary!—¿Qué?Eltonodesuvoznohabíacambiado.LasúplicamurióenloslabiosdeJohn.—¿QuieresdecirqueseguirásviendoaBauersteincontramiexpresodeseo?—Sí,sisemeantoja.—¿Medesafías?—No,peroteniegotododerechoacriticarmisactos.¿Notienestúamigosque
yodesaprobaría?Johnseechóatrás.Elcolordesapareciódesurostro.—¿Quéquieresdecir?—preguntóconvozinsegura.—¡Yaloves!—dijoMarytranquilamente—.Tedascuenta,¿verdad?,dequetú
notienesderechoaescogermeamímisamigos.Johnlamirósuplicante.Parecíaprofundamenteherido.—¿Que no tengo derecho, Mary? ¿Que no tengo derecho? —dijo con voz
vacilante.Extendiósusmanoshaciaella—.¡Mary!Por un momento creí que Mary vacilaba. Su expresión se dulcificó, pero de
prontodiomediavueltayexclamócasiconfiereza:—¡Ninguno!Semarchabaya,yJohncorriótrasellaylacogióporunbrazo.—Mary—suvozeramuytranquila—,¿estásenamoradadeeseBauerstein?Marytitubeóysúbitamentesurostroadquirióunaexpresiónextraña,viejacomo
el mundo y sin embargo eternamente joven. Las esfinges de Egipto podían habersonreídoasí.
Sesoltósuavementeylehablóporencimadelhombro.—Puedeser.Ysemarchó rápidamente,dejandoa Johnenel clarodelbosque,enpie, como
petrificado.Meacerquéprocurandohacerruido,rompiendoalgunasramassecasconlospies.
Johnsevolvió.Afortunadamentesupusoqueacababadellegarallugardelaescena.—Hola,Hastings,¿hasdejadoasalvoensucasaalhombrecillo?Esuntipomuy
curioso.¿Yestanbuenorealmente?—Estabaconsideradocomounodelosmejoresdetectivesdesuépoca.—Ah,entoncessupongoqueserábueno.Pero,¡quémundoéstetanasqueroso!—¿Tepareceasqueroso?—pregunté.—¡Oh,Dios,asílocreo!Paraempezar,estáesehorribleasunto.Loshombresde
www.lectulandia.com-Página102
Scotland Yard entrando y saliendo como Perico por su casa. Nunca sabe uno pordóndevanaaparecer.Yesosescandalosos titularesde losperiódicos. ¡Condenadosperiodistas! ¿Sabesque se había reunidounaverdaderamultitud en las puertas delparque esta mañana? Para estos aldeanos este asunto es como una Cámara de losHorroresdemadameTussaudgratuita.¡Resultainsoportable!
—Anímate, John —dije, tratando de suavizar su ira—. Esto no va a durareternamente.
—¿Tú crees que no?Durará lo suficiente para que ninguno de nosotros puedavolveralevantarlacabezaenmuchotiempo.
—No,no,notepongasmorboso.—Hay como para volverse loco. Sentirse asediado por esos idiotas de cara de
torta,pormásqueunoseesconda.Perotodavíahaycosaspeores.—¿Qué?Bajólavoz.—¿Haspensado,Hastings,enquiénpodríaserelasesino?Porqueparamíesuna
pesadilla. A veces no puedo menos de pensar que debe haber sido un accidente.Porque…porque…¿quiénpuedehaberlohecho?AhoraqueInglethorpestáfueradelasunto,noquedanadie;esdecir,sóloquedamosnosotros…
Realmente, ¡qué pesadilla para cualquiera! ¿Uno de nosotros?Claro, tenía queser,amenosque…
Seme ocurrió una nueva idea. La estudie rápidamente. La luz se hacía enmicerebro.Lamisteriosas andanzas dePoirot, sus insinuaciones, todo encajaba. ¡Quetontohabíasidoalnopensarantesenellayquéalivioparatodosnosotros!
—No,John—dije—,nohasidoningunodenosotros.Esoesimposible.—Yalosé;peroentonces,¿quién?—¿Noloadivinas?—No.Miréanuestroalrededorconprecauciónydijeenvozbaja:—EldoctorBauerstein.—¡Imposible!¿Quéinterésibaatenerélenlamuertedemimadre?—Esonolosé—confesé—;perotediréunacosa:Poirotpiensalomismo.—¿Poirot?¿Ycómolosabes?LecontécómosehabíaexcitadoPoirotal saberqueeldoctorBauersteinhabía
estadoenStyleslanochefatal,yañadí:—Dijodosveces:«Esto lo cambia todo».Yhe estadopensando sobre ello.Ya
sabesqueInglethorpdijoquehabíadejadoelcaféenelvestíbulo,yfueprecisamenteentoncescuandollegóBauerstein.¿Nopudoeldoctorecharalgoenelcaféalpasar,cuandocruzóelvestíbulo?¿Noloencuentrasverosímil?
—¡Hum!—dijoJohn—.Hubierasidomuyarriesgado.
www.lectulandia.com-Página103
—Sí,peroesposible.—Yademás, ¿cómo iba a saber él queera el cafédemimadre?No, chico,no
creoqueesopuedatomarseenconsideración.Perorecordéotracosaaún.—Tienesrazón.Nofueasícómolohizo.Escucha.YlecontéquePoirothabíamandadoanalizarlamuestradelchocolate.Johnmeinterrumpió.—¡PerosiBauersteinyalohabíaanalizado!—Claro, claro, precisamente. ¿No lo entiendes? Bauerstein lo había mandado
analizar, eso es. Si esBauerstein el asesino, nadamás fácil para él que sustituir lamuestra del chocolate de tu madre por otro normal y mandarlo analizar.Naturalmente, ¡no se encontró estricnina! Pero a nadie más que a Poirot se leocurriríasospechardeBauersteinyllevarallaboratoriootramuestradechocolate—añadíconagradecimientotardío.
—Sí,peroelchocolatenodisimulaelsaboramargodelaestricnina.—Sólo lo sabemos porque él lo dijo. Y aún hay otras posibilidades. Está
consideradocomounodelosmáscélebrestoxicólogos…—¿Unodelosmáscélebresqué?Repítelo.—Es una personamuy entendida en venenos—expliqué—.Bueno,mi idea es
que quizá ha encontrado el modo de preparar estricnina insípida. O puede que nisiquiera fuera estricnina, sino alguna droga desconocida de la que nadie ha oídohablaryqueproducelosmismosefectos.
—¡Hum!Sí,esopuedeser—dijoJohn—.Peroescucha:¿cómopudoacercarsealchocolate?Noestaríaenelpisodeabajo…
—No,noestaba—admitídemalagana.Ydeprontounaposibilidadespantosapasópormiimaginación.Deseécontoda
mialmaqueaJohnnoselehubieraocurridotambién.Lemirédereojo.Fruncíaelceño, perplejo, y respiré aliviado, porque el terrible pensamiento que había pasadopormiimaginacióneraéste:eldoctorBauersteinpodíateneruncómplice.
Peronopodíasercierto.UnamujertanhermosacomoMaryCavendishnopodíaserunaasesina.Sinembargo,habíahabidoenvenenadorasmuyhermosas.
Y súbitamente recordé la conversación que habíamos sostenido el día de millegada,a lahoradel té,yelbrillode susojosaldecirqueelvenenoeraunarmafemenina.¡Quéagitadaestabaenlanochedeaquelmartesfatal!¿Habríadescubiertomistress Inglethorp algo entre ella yBauersteiny la amenazaría condecírselo a sumarido?¿Sehabríacometidoelcrimenparaevitarladenuncia?
RecordéaquellaconversacióntanenigmáticaentrePoirotymissHoward.¿Seríaeso lo que querían decir, la monstruosa posibilidad que Emily se esforzara en nocreer?
www.lectulandia.com-Página104
Sí,todoparecíaencajar.NoeraextrañoquemissHowardhubieraqueridoocultarel asunto. Entonces comprendí aquella frase suya que no terminó: «La mismaEmily…».Einteriormenteestuvedeacuerdoconella.¿NohubierapreferidomistressInglethorpquesumuertequedaraimpuneantesdeverdeshonradoelnombredelosCavendish?
—Hayotracosaaún—dijoJohndepronto,yelinesperadosonidodesuvozmesobresaltó, sintiéndome culpable—. Algo que me hace dudar de que lo que dicespuedasercierto.
—¿Quépasa?—pregunté,dandograciasaDiosalverquehabíaabandonadoeltemareferenteacómopodíahabersidointroducidoelvenenoenelchocolate.
—El que el doctor Bauerstein haya solicitado la autopsia… No tenía por quéhaberlohecho.ElpobreWilkinshubieraestadomuycontentodedejarlocomoataquealcorazón.
—Sí—dijepensativo—.Peronosabemos.Puedequehayapensadoqueeramásseguro a la larga. Podía haber habladurías más tarde. Entonces el Ministerio delInterior podía ordenar la exhumación. Todo habría salido a la luz y él se hubieraencontradoenuna situacióndifícil, porquenadiehubiera creídoqueunhombredesusconocimientosseequivocaraenlodelataquealcorazón.
—Sí,esposible—admitióJohn;yañadió—.Sinembargo,quemedesuellensiveoquémotivopuedehabertenido.
Meechéatemblardenuevo.—Mira—dije—. Puedo estar completamente equivocado.Y recuerda que todo
estoesconfidencial.—Ah,porsupuesto,niquedecirtiene.Mientras hablábamos habíamos llegado a la puerta pequeña del jardín. Oímos
vocescercanas,porqueestabansirviendoeltébajoelsicómoro,comoeneldíademillegada.
Cynthiahabíavueltodelhospitalyacerquémisillaalasuya,transmitiéndoleeldeseodePoirotdevisitareldispensario.
—Desdeluego.Meencantarásuvisita.Quevayaatomareltéconmigounatarde.Tengo que ponerme de acuerdo con él. ¡Es un hombrecillo tan agradable! Pero escómico.Elotrodíamehizoquitarelbrochequellevabaenlablusayponérmelootravez,porquealparecernoquedabaderecho.
Mereí.—Sí,esunaverdaderamanía.—¿Verdadquesí?Estuvimos callados durante un par de minutos, y entonces, mirando en la
direccióndeMaryCavendishybajandolavoz,Cynthiadijo:—MísterHastings.
www.lectulandia.com-Página105
—Dígame,Cynthia.—Quierohablarconusted,despuésdelté.ElmodocomomiróaMarymedioquepensar.Supusequeentrelasdosnohabía
gransimpatía.Porprimeravezsemeocurriópreguntarmecuálseríaelfuturodelamuchacha.Mistress Inglethorpnohabíadejadoningunadisposicióncon respecto aella,perosupusequeJohnyMaryinsistiríanparaquesequedaraavivirconellos,almenoshastael findesemana.John, indudablemente, le teníagranafectoysentiríaquesemarchara.
John que había entrado en la casa, apareció de nuevo. Su rostro, generalmenteafable,presentabaunadesacostumbradaexpresióndeira.
—¡Malditos detectives! ¡Pero qué andarán buscando! Han estado en todas lashabitaciones de la casa, poniéndolo todos patas arriba. ¡Es realmente horrible!Mefiguroqueseaprovecharondequetodosestábamosfuera.LapróximavezqueveaaJappmelasvaapagar.
—¡Pandilladefisgones!—gruñómissHoward.Lawrence opinó que tenían que aparentar que hacían algo.MaryCavendish no
dijounapalabra.DespuésdeltéinvitéaCynthiaadarunavueltay,sinprisa,nosdirigimosjuntos
albosque.—¿Dequé se trata?—pregunté tanpronto comoestuvimos a salvodemiradas
curiosas,protegidosporlacortinadeárboles.Conunsuspiro,Cynthiasequitóelsombreroysetumbóenelsuelo.Laluzdel
sol,atravesandolosárboles,convertíasucabellorojizoenoropalpitante.—MísterHastings,ustedhasidosiempretanbuenoysabeustedtanto…Caí entonces en la cuenta de que Cynthia era realmente una muchacha
encantadora.MuchomásencantadoraqueMary,quenuncadecíacosasasí.—Sigausted—laanimé,viendoquetitubeaba.—Quieropedirleconsejo.¿Quévoyahacer?—¿Quévaustedahacerdequé?—¡Yaloestáustedviendo!LatíaEmilysiempremehabíadichoqueseacordaría
demifuturo.Supongoqueseolvidó,oquizánopensóqueibaamorirtanpronto.Detodos modos, no se acordó de mí. Y no sé qué hacer. ¿Cree usted que debomarcharmeinmediatamente?
—¡PorDios,claroqueno!Estoysegurodequenoquierensepararsedeusted.Cynthia titubeóunmomento,arrancando lahierbaconsuspequeñasmanos.Al
findijo:—MistressCavendishquierequemevaya.Meodia.—¿Quélaodia?—exclamé,atónito.Cynthiaasintió.
www.lectulandia.com-Página106
—Sí.Noséporqué,peronopuederesistirme;niéltampoco.—Eso sí que no—dije con calor—.Al contrario, John le tiene a ustedmucho
cariño.—¡Ah,sí,John!MereferíaaLawrence.Naturalmente,noesquemeimporteel
queLawrencemeodieono.Peroeshorriblecuandonadielaquiereauna,¿verdad?—¡Perosi laquieren,miqueridaCynthia!—dijesinceramente—.Estoyseguro
dequeseequivocausted.Mire,estánJohnymissHoward.Cynthiaasintió,sombría.—Sí, supongo que John me quiere, y Evie, con todas sus brusquedades, es
incapaz de matar una mosca. Pero Lawrence nuncame habla si puede evitarlo, yMarytienequehacerunesfuerzoparatratarmeconeducación.QuierequesequedeEvie,selohapedido,peronomequiereamí,yyo…yo…noséloquevoyahacer.
Súbitamente,lapobrechiquillaseechóallorar.Noséloqueseapoderódemí.Quizáfuequeestabamuybella,sentadaallí,con
elsolreflejándoseensucabeza;quizáelalivioquerepresentabaelencontrarseconalguien completamente desconectado de la tragedia; o simplemente sinceracompasión hacia su juventud y abandono. El caso es que me incliné hacia ella ycogiendosumanitaledijeconvoztorpe:
—Cásaseconmigo,Cynthia.Sin proponérmelo, había encontradoun remediomaravilloso para sus lágrimas.
Seenderezóinmediatamente,retirósumanodelacaraydijoconalgunaaspereza:—¡Noseaustedtonto!Meenfadéunpoco.—Nosoytonto.Leestoypidiendoquemeconcedaelhonordesermimujer.Con gran sorpresa por mi parte Cynthia se echó a reír y me llamó «querido
payaso».—Es muy amable por su parte —dijo—; pero usted bien sabe que no desea
casarseconmigo.—Sí,quiero.Tengo…—Noimportaloquetengausted.Ustednoquiererealmentecasarseconmigo…y
yotampoco.—En ese caso, no haymás que hablar—dije ofendido—. Pero no veo en ello
motivoderisa.Nohaynadadecómicoenunaproposiciónmatrimonial.—Claroqueno—dijoCynthia—.Puedeque alguien le acepte lapróximavez.
Adiós,mehaanimadoustedmucho.Ydesaparecióentrelosárbolesconunaúltimaexplosiónderegocijo.Pensandoenlaentrevista,laencontréprofundamentedesagradable.Seme ocurrió de pronto que haría bien en bajar al pueblo y ver aBauerstein.
Alguien tenía que vigilarlo.Almismo tiempo, sería prudente calmar las sospechas
www.lectulandia.com-Página107
que sobre él pesaban. Recordé la confianza que había depositado Poirot en midiplomacia.Porconsiguiente,medirigíalabonitacasitadondesabíasealojaba.Enlaventanahabíauncartelconelletrero«Departamentos».Golpeéenlapuerta.
Unamujerviejasalióaabrir.—Buenastardes—dijeamablemente—.¿EstáeldoctorBauerstein?Semequedómirando.—¿Pero¿nolosabe?—¿Sinoséqué?—Loquehapasado.—¿Quélehapasado?—Selohanllevado.—¿Queselohanllevado?¿Sehamuerto?—No;selohallevadola«poli».—LaPolicía—corregícondificultad—.¿Quiereusteddecirquelohandetenido?—Síesoes;y…Noesperéoírmás,sinoquecrucéelpueblocorriendoenbuscadePoirot.
www.lectulandia.com-Página108
C
CAPÍTULOX
ELARRESTO
ONgran disgusto pormi parte, Poirot no estaba en su casa y el ancianobelga que contestó a mi llamada me informó que creía que había ido aLondres.
Me quedé sin habla. ¿Qué se le había perdido a Poirot en Londres? ¿Se habíadecididodeprontootendríayaesaideacuandosedespidiódemíhorasantes?
ToméelcaminodeStylesalgomolesto.SinPoirotnosabíacómoactuar.¿Habríaprevistoelarresto?¿Nohabríasidoobrasuya?Nopudecontestaraestaspreguntas.Pero, entretanto, ¿qué hacer? ¿Anunciaría a todos enStyles el arresto?Aunque noqueríaconfesármeloamímismo,nopodíaapartardemiimaginaciónelrecuerdodeMary Cavendish. ¿No sería un choque terrible para ella? Por de pronto rechacécualquier sospecha que pudiera haber tenido de su culpabilidad. No podía estarcomplicada,oacasohubieraoídoyoalgunainsinuaciónalrespecto.
Naturalmente,erayaimposibleocultarpormuchotiempoladetencióndeldoctorBauerstein. Todos los periódicos del día siguiente lo dirían. Sin embargo, no medecidíaadarlanoticia.SihubieratenidoamanoaPoirotlehubierapedidoconsejo.¿Qué mosca le habría picado para marcharse a Londres tan rápida einexplicablemente?
A pesarmío,mi buena opinión sobre su sagacidad se fortaleció. Nunca semehubieraocurridosospechardeldoctorsiélnomehubierametidolaideaenlacabeza.Sí,decididamenteelhombrecilloerainteligente.
Trasreflexionarunpoco,decidíconvertiraJohnenmiconfidenteydejarleaéllaalternativadehacerpúblicalanoticiaono,segúnleparecieramejor.
Alcomunicarleelhecho,Johnlanzóunsilbido.—¡Atiza!Entoncestúteníasrazón.Nopodíacreerlo.—No,esasombrosohastaqueteacostumbrabasalaideayvescomotodoencaja.
Yahora,¿quévamosahacer?Naturalmente,todoelmundolosabrámañana.Johnreflexionó.—No importa—dijo por fin—, no diremos nada por ahora. No es necesario.
Comotúhasdicho,todoslosabránasudebidotiempo.Pero,congransorpresapormipartealbajar tempranoa lamañanasiguientey
abrir con ansiedad los periódicos, no encontré ni una palabra sobre la detención.Habíaunacolumnaderellenoacercade«ElenvenenamientodeStyles»,peronada
www.lectulandia.com-Página109
más. Era inexplicable; pero pensé que, por alguna razón, Japp quería ocultar lanoticia a los periódicos. Me preocupó un poco esto, porque parecía indicar laposibilidaddenuevosarrestos.
DespuésdeldesayunodecidíbajaralpuebloyversiPoirothabíaregresado,peroantesdeponermeencaminounrostrofamiliarasomóporunadelaspuertas-ventanayunavozconocidadijo:
—Bonjour,monami.—¡Poirot!—exclaméreconfortado,yagarrándoleconambasmanosloarrastréa
lahabitación—.Nuncamehealegradotantodeveraalguien.Escuche,sóloselohedichoaJohn.¿Hehechobien?
—Amigomío—replicóPoirot—,nosédequémehabla.—De ladetencióndeldoctorBauerstein; ¿dequévoyahablar?—contestécon
impaciencia.—¿DemodoquehanarrestadoaBauerstein?—¿Nolosabíausted?—Primeranoticia.Perodespuésdeunapausaañadió:—Bienmirado,nomesorprende.Recuerdequesóloestamosacuatromillasdela
costa.—¿Lacosta?—preguntódesconcertado—.¿Quétieneesoquever?Poirotseencogiódehombros.—Estáclarísimo.—Paramíno.Debodesermuytonto,peronoveolarelaciónquepuedetenerla
proximidaddelacostaconelasesinatodemistressInglethorp.—Ningunaenabsoluto—replicóPoirotsonriendo—.Peroestamoshablandode
ladetencióndeldoctorBauerstein.—PeroestádetenidoporelasesinatodemistressInglethorp…—¿Cómo?—exclamóPoirot, al parecer completamente estupefacto—. ¿Que el
doctorBauersteinestádetenidoprecisamenteporelasesinatodemistressInglethorp?¿Estáustedseguro?
—Claro.—¡Imposible!¡Quéabsurdo!¿Quiénlehadichoeso,amigomío?—Comodecir,nomelohadichonadie—confesé—;peroestádetenido.—¡Ah,sí,desdeluego!Perofueporespionaje,mipobreamigo.—¿Espionaje?—balbucí.—Exactamente.—¿NoestádetenidoporelasesinatodemistressInglethorp?—No,amenosquenuestroamigoJapphayaperdidolacabeza—replicóPoirot
tranquilamente
www.lectulandia.com-Página110
—Pero…,¡perosiyocreíaqueustedtambiénpensabalomismo…!Poirot me dirigió una mirada compasiva. Evidentemente la idea le parecía
absurda.—¿Quiereusteddecir—pregunté,adaptándomelentamentealanuevasituación
—queeldoctorBauersteinesunespía?Poirotasintió.—¿Nolosospechabausted?—Nimepasóporlacabeza.—¿NoleparecióextrañoqueelfamosomédicodeLondresvinieraaenterrarse
enunpueblocomoésteytuvieralacostumbredevagabundearporahíaaltashorasdelanoche?
—No—confesé—,nuncapenséensemejantecosa.—Desde luego, es alemán de nacimiento —reflexionó Poirot—, aunque ha
ejercido su profesión durante tanto tiempo en este país que nadie diría que no esinglés. Se naturalizó hace unos quince años. Un hombre muy inteligente. Judío,naturalmente.
—¡Elmuycanalla!—Nada de canalla; al contrario, es una patriota. Piense en lo que arriesga.
Personalmente,yoleadmiro.PeroyopudeconsiderarelhechoconelmismosentidofilosóficoquePoirot.—¡PensarquemistressCavendishsehapaseadoportodoelpaísconesehombre!
—exclamé,indignado.—Sí.Supongoqueaélleresultaríamuyútilesaamistad.Mientrassemurmuraba
acercadeellos,cualquierotraextravaganciadeldoctorpasaríainadvertida.—Entonces, ¿usted creequenunca estuvo sinceramente interesadopor ella?—
preguntéansiosamente,quizádemasiadoansiosamente,dadaslascircunstancias.—Eso no puedo saberlo, como es natural; pero ¿quiere que le dé mi opinión
personal,Hastings?—Sí.—Ahíva:amistressCavendishnileimportanilehaimportadonuncaunbledoel
doctorBauerstein.—¿Deveraslocreeustedasí?—pregunté,sinpoderocultarmisatisfacción.—Estoycompletamenteseguro.Ylevoyadecirporqué.—Diga.—Porquequiereaotrapersona,monami.—¡Oh!¿Qué quería decir Poirot? Sin poder remediarlo me invadió una sensación de
bienestar. No soy vanidoso en lo que se refiere a mujeres, pero me vinieron a lamemoriaciertasdemostracionesenlasqueapenashabíapensado,peroqueenverdad
www.lectulandia.com-Página111
parecíandemostrar…MisgratospensamientosfueroninterrumpidosporlaaparicióndemissHoward.
Miró rápidamente a todos lados para asegurarse de que no había nadiemás en elcuarto y apresuradamente entregó a Poirot un pliego de papel de estraza, diciendoestasenigmáticaspalabras.
—Enloaltodelarmario.Ysaliódelcuartoatodaprisa.Poirot desdobló ansiosamente el pliego de papel y lanzó una exclamación de
satisfacción.Despuésloextendiósobrelamesa.—Acérquese,Hastings.Dígame,¿quéinicialeséstauna«J»ouna«L»?Era un pliego de regular tamaño y sucio, como si hubiera estado expuesto al
polvodurantealgúntiempo.PeroeralaetiquetaloquellamabalaatencióndePoirot.EnlapartesuperiorllevabaimpresoelnombredeParkson,losconocidossastresdeteatro,yestabadirigidaa(aquílainicialdiscutida)«Cavendish,StylesCourts,StylesSt.Mary,Essex».
—Puedeseruna«T»ouna«L»—dije,despuésdeexaminarlaetiquetaduranteunpardeminutos—;perodesdeluegonoesuna«J».
—Excelente—replicóPoirot,volviendoadoblarelpapel—.Opinocomousted.Nohaydudadequeesuna«L».
—¿Dedóndevieneesto?—pregunté—.¿Esimportante?—Relativamente importante.Confirmauna teoríamía.Habiendosospechadosu
existencia,puseamissHowardensubuscay,comove,hatenidoéxitofeliz.—¿Quéquisodecirconesode«enloaltodelarmario»?—Quisodecir—replicóPoirotrápidamente—queencontróelpapelenloaltode
unarmario.—¡Quésitiomásextrañoparaunpapeldeestraza!—murmuré.—Deningúnmodo.Lapartedearribadeunarmarioesunexcelentelugarparael
papeldeestrazaylascajasdecartón.—Poirot—preguntéansiosamente—,¿hasacadoustedalgunaconclusiónacerca
deestecrimen?—Sí;esdecir,creoquesécómohasidocometido.—¡Ah!—Desgraciadamente, no tengo pruebas con que sustentar mi teoría, a menos
que…Con repentina energíame cogió por un brazo yme arrastró hasta el vestíbulo,
gritandoenfrancés,ensuexcitación:—MademoiselleDorcas,mademoiselleDorcas!Unmoments’ilvousplait!Dorcas,todaagitadaporelalboroto,saliócorriendodeladespensa.—MibuenaDorcas, tengounaidea,unapequeñaidea.Siresultaacertada,¡qué
www.lectulandia.com-Página112
suertemásmagnífica!Dígame, el lunes,noelmartes,Dorcas, sinoel lunes, eldíaanterioralatragedia,¿leocurrióalgoaltimbredemistressInglethorp?
Dorcaspareciómuysorprendida.—Sí,señor;ahoraqueustedlodice,síqueleocurrióalgo.Aunquenocomprendo
cómo ha podido usted enterarse. Un ratón, o algo por el estilo, mordisqueó elalambre.Vinounhombreyloarreglóelmartesporlamañana.
Conunaprolongada exclamaciónde éxtasis, Poirotme condujo al saloncito demadame.
—Yaveusted,nodebemosbuscar laspruebasenel exterior; la razóndebe sersuficiente. Pero la carne es débil, y es consolador comprobar que se va por buencamino.¡Ay,amigomío,soycomoungiganterenovado!¡Corro!¡Salto!
Y,efectivamente,corrióysaltó,ydeunacabriolaseplantóenelcéspedqueseextendíadelantedelaventana.
—¿Quéestáhaciendosunotableamigo?—preguntóunavozdetrásdemí.MevolvíyencontréaMaryCavendish.Sonreímoslosdos.—¿Quéocurre?—preguntó.—Realmentenopuedodecírselo.HizounapreguntaaDorcasrelacionadaconun
timbreytanencantadoquedóporlarespuestaqueseportacomoustedestáviendo.Maryserió.—¡Quéridículo!Estácruzandolaverja.¿Esquenovuelvehoy?—Nolosé.Yanotratodeadivinarcuálserásusiguientelocura.—Hastings,estácompletamenteloco,¿verdad?—Honradamente,nolosé.Avecescreoqueestálocodeatarydepronto,cuando
sulocurallegaalmáximo,encuentroquehaymétodoenella.—Comprendo.Apesardesusrisas,Maryparecíapensativaaquellamañana,casitriste.Semeocurrióquequizáfueraunabuenaoportunidaddetratarconelladelasunto
de Cynthia. Creo que empecé con mucho tacto, pero no había llegado muy lejoscuandomedetuvoautoritariamente.
—Ya sé que es usted un excelente abogado,místerHastings, pero en este casoestáusteddesperdiciandosutalento.Cynthianocorreelmenorpeligrodeencontraranimosidadpormiparte.
Empecé a decirle, tartamudeando lamentablemente, que no quería que pensaraque… Pero de nuevo me interrumpió y sus palabras fueron tan inesperadas queCynthiaysusproblemascasidesaparecierondemiimaginación.
—Míster Hastings —dijo—, ¿cree usted que mi marido y yo somos felicesjuntos?
Me quedé completamente sorprendido y murmuré que no era yo quién para
www.lectulandia.com-Página113
pensaresascosas.—Bueno—dijo ella quedamente—;de todosmodos le voy a decir por quéno
somosfelices.Nodijenada,porquecomprendíquenohabíaterminado.Empezó a hablar lentamente, paseándose por la habitación, con la cabeza algo
inclinadaybalanceandosuavementealandarsufiguraesbeltayflexible.Sedetuvodeprontoymemimó.
—Ustednosabenadaacercademí,¿verdad?—preguntó—.¿Nosabededóndevengo, loque era antesde casarmecon John; en fin, nada?Puesbien, se lovoyadecir.Harédeustedmiconfesor.Ustedesbueno, segúncreo…sí,estoyseguradequeesustedbueno.
Yonoestabamuysatisfecho,quedigamos.RecordéqueCynthiahabíaempezadosusconfidenciasdeunmodomuyparecido.Además,unconfesordebeserdeedadmediana,noeselpapeladecuadoparaunhombrejoven.
—Mipadreerainglés—dijomistressCavendish—,peromimadreerarusa.—¡Ah!—dije—.Ahoracomprendo…—¿Quéesloquecomprende?—Algoquehayenusted,algodistinto,exótico.—Creoquemimadreeramuyhermosa.Nosé,porquenolaheconocido.Murió
cuando yo era muy pequeña. Creo que hubo alguna tragedia en relación con sumuerte, tomó por error una dosis de unamedicina para dormir, o algo así. Comoquieraquesea,mipadresequedóconelcorazóndestrozado.PocodespuésentróenelServicioConsular.Dondequieraqueiba,yoleacompañaba.Alosveintitrésañosyahabíarecorridoyocasitodoelmundo.Eraunavidamaravillosa,meencantaba.
Sonriólevantandolacabeza.Parecíaestarreviviendoaquelpasadofeliz.—Peromuriómipadre,dejándomeenmuymalasituación.Tuvequeirmeavivir
conunas tías ancianas alYorkshire—seestremeció—.Comprenderáustedqueeraunavidaodiosaparaunachicaeducadacomoyolohabíasido.Casimevolviólocaaquellaestrechezdehorizontes,aquellaespantosamonotonía—sedetuvounsegundoycontinuó,cambiandoeltono—.YentoncesconocíaJohnCavendish.
—Sigausted.—Ya supondrá usted que, desde el punto de vista de mis tías, era un buen
matrimonio para mí. Pero le aseguro que no fue eso lo que me decidió. No, erasencillamenteunmododeescapardelainsoportablemonotoníademivida.
Nohicecomentarioalguno,ydespuésdeunmomentocontinuó:—Nomeinterpretemal.Hesidomuylealconél.Ledije,yeraverdad,queme
gustabamucho,queesperabaquellegaraagustarmemás,peroquenoestabaloquese dice «enamorada» de él. Me contestó que con eso ya se conformaba y… noscasamos.
www.lectulandia.com-Página114
Esperó largo rato, con el entrecejo un poco fruncido. Parecía estar revisandocuidadosamenteaquellosdías.
—Creo…, estoy segura, de que al principio me quería. Pero debíamos serincompatibles.Casiinmediatamentenosdistanciamosporcompleto.Noesunaideaagradableparamiorgullo,perolaverdadesquesecansómuyprontodemí.
Debíhaceralgúnmovimientodeprotesta,porquecontinuórápidamente:—Sí, se cansódemí.Noesqueesto tengaahoraninguna importancia, cuando
vamosasepararnos.—¿Quéquiereusteddecir?Marycontestóquedamente:—QuierodecirquememarchodeStyles.—¿Esquenovanavivirustedesaquí?—Johnpuedeviviraquísiquiere,peroyono.—¿Vaustedadejarle?—Sí.—¿Peroporqué?Sobrevinounalargapausayalfindijo:—Quizá…¡porquequieroserlibre!Comprendí lo que la palabra libertad significaba para una persona del
temperamentodeMaryCavendish.Oyéndolahablarmeparecióadivinarsuauténticoser,orgulloso, salvaje, tan inmunea lacivilizacióncomo los tímidospájarosde lasmontañas,ytuvecomounavisióndeespaciosabiertos,detierrasvírgenes,desendasquenuncahabíansidoholladas.Unpequeñogritoseescapódesuslabios.
—Ustednosabe,nopuedesabercómomehesentidoencarceladaeneste lugartanodioso.
—Comprendo—dije—;peronoseprecipite.—¡Quenomeprecipite!—exclamó,burlándosedemiprudencia.Ydeprontodijealgoporloquemereceríamearrancaranlalengua:—¿SabeustedqueeldoctorBauersteinhasidodetenido?Surostrosecubriódeunamáscaradefrialdadqueborródeéltodaexpresión.—Johnhasidotanamablequemelohadichoestamañana.—¿Yquéopinausted?—preguntédébilmente.—¿Dequé?—Delarresto.—¿Quéquiereustedqueopine?Alparecer,esunespíaalemán,segúnledijoel
jardineroaJohn.Su rostro y su voz permanecieron fríos e inexpresivos. ¿Le afectaría o no la
noticia?Seacercóalosflorerosylostocóconeldedo.
www.lectulandia.com-Página115
—Estasfloresestánmarchitas.Tengoqueponerotras.Porfavor,místerHastings,déjemepasar…Gracias.
Mehiceaun ladoysaliósinapresurarsepor lapuerta-ventana,haciéndomeunfríogestodedespedida.
No;eraseguroqueno le interesabaeldoctorBauerstein.Ningunamujerpodríarepresentarsupapelconaquellaindiferenciahelada.
Poirot no compareció a la mañana siguiente y los policías de Scotland Yardtampocodieronseñalesdevida.
Peroalahoradelalmuerzosenospresentóunanuevaprueba,aunquenegativa.HabíamostratadoenvanodeseguirlapistadelacuartacartaquemistressInglethorphabíaescritolavísperadesumuerte.Alnoobtenerresultadoabandonamoselasunto,con laesperanzadequealgúndíaseaclararía todo.Yesto fueexactamente loqueocurrió.EnelsegundorepartoserecibióunacomunicacióndeunafirmafrancesadeeditoresmusicalesacusandorecibodeunchequedemistressInglethorpylamentandonohaberlepodidoconseguirunasseriesdecancionesfolklóricasrusas.DeestemodoperdimoslaúltimaesperanzaderesolverelmisteriopormediodelacorrespondenciademistressInglethorpenlatardefinal.
PocodespuésdeltébajéalpuebloacontarleaPoirotlasúltimasnoticias,pero,congrancontrariedadpormiparte,meencontréconque,unavezmás,estabafuera.
—¿HavueltoairaLondres?—¡Oh,no,monsieur!Sóloha idoen trenaTadminster.Avereldispensariode
unaseñorita,segúndijo.—¡Estúpido!—exclamé—. Si le dije que elmiércoles era el único día que no
estabaallí.Bueno,¿quiereusteddecirlequevayaavernosmañanaporlamañana?—Desdeluego,monsieur.PeroaldíasiguientenohuboseñalesdePoirot.Empecéaenfadarme.Realmente
estabatratándonosdesdeñosamente.Después de almorzar, Lawrenceme llevó aparte y me preguntó si iba a ver a
Poirot.—No,nolocreo.Puedeveniraquí,siquierevernos.—¡Ah!Lawrenceparecióquedarseindeciso.Estabatannerviosoyexcitadoquedespertó
micuriosidad.—¿Quépasa?—pregunté—.Puedoir,sihayunmotivoespecial.—Notienemuchaimportancia,pero…bueno,sivasaverle,dileque—suvozse
convirtióenunsusurro—creoqueheencontradolatazadecaféperdida…quetantomerecomendó.
CasihabíaolvidadoelmisteriosomensajedePoirotydenuevo sedespertómicuriosidad.
www.lectulandia.com-Página116
Lawrencenoparecíadispuestoadecirnadamás,demodoquedecidíagacharlacabezaeirabuscaraPoirot.
Me recibieron con una sonrisa. Poirot estaba arriba. ¿Quería subir? Porconsiguiente,subí.
Poirotestabasentadojuntoalamesa,conlacabezaescondidaentrelasmanos.Alvermeentrardiounsalto.
—¿Quéocurre?—preguntésolícitamente—.Esperoquenoestaráustedenfermo.—No,noestoyenfermo.Peroestoypensandoenalgomuyimportante.—¿Está usted dudando entre coger al criminal o soltarle? —pregunté
humorísticamente.Pero,congransorpresapormiparte,Poirotasintiógravemente.—«Hablaronohablar»,comodijosugranShakespeare,«ésaeslacuestión».Nomemolestéencorregirlacita.—¿Hablaustedenserio,Poirot?—Completamente en serio. Porque una cosa completamente seria pesa en la
balanza.—¿Quécosa?—Lafelicidaddeunamujer,monami—dijogravemente.Nosupequécontestar.—Hallegadoelmomento—dijoPoirotpensativo—ynoséquéhacer.Arriesgo
demasiadoenestejuego.NadiequenofueraHérculesPoirotlointentaría.Ysegolpeóelpechoorgullosamente.Después de esperar unos minutos para no estropear el efecto de sus últimas
palabras,letransmitíelmensajedeLawrence.—¡Aja!—exclamó—.¿Demodoquehaencontrado la tazadecafé?Tienemás
inteligenciadeloquepareceesemonsieurLawrencedecaralarga.YomismonoteníaunaideamuyelevadadelainteligenciadeLawrence,perome
abstuve de contradecirle, censurándole, en cambio, suavemente por haber olvidadomisinstruccionesrespectoalosdíaslibresdeCynthia.
—Escierto.Tengounacabezadechorlito.Sinembargo,laotraseñoritafuedelomásamable.Sintiómuchoelvermetandesilusionadoymeenseñótodoaquelloconlamejorvoluntad.
—¡Ah,bueno!Entoncesnoimporta,yotrodíacualquieravaustedatomareltéconCynthia.
Lecontélodelacartaquehabíamosrecibido.—Lo siento —dijo—. Siempre había tenido esperanzas en esa carta. Pero no
podíaser.Esteasuntotienequedesenredarsedesdedentro—sediounosgolpecitosenlafrente—.Sonestaspequeñascélulasgriseslasquetienenquehacereltrabajo.
Deprontomepreguntó:
www.lectulandia.com-Página117
—¿Esustedentendióenhuellasdactilares,amigomío?—No—dije,muysorprendido—.Aloúnicoquellegamicienciaesasaberque
nohaydoshuellasdactilaresiguales.—Exactamente.Abrióunpequeñocajónysacóunasfotografías,quepusosobrelamesa.—Leshepuestolosnúmerosuno,dos,ytres.¿Puededescribírmelas?Estudiélasfotografíasatentamente.—Yaveoqueestánmuyampliadas.Mepareceque lasde la fotografíanúmero
unopertenecenaunhombre;sondelpulgaryel índice.Ladelnúmerodossondemujer,sonmuchomáspequeñasycompletamentedistintas.Lasdelnúmerotres…—me detuve un momento— parecen un montón de huellas, todas mezcladas, pero,desdeluego,estánlasdelnúmerouno.
—¿Sobrelasotras?—Sí.—¿Lasreconocesinningúngénerodeduda?—Desdeluego,sonidénticas.Poirot asintió, cogió con cuidado las fotografías y las guardó de nuevo en el
cajón.—Supongo—dije—que,comodecostumbre,novaustedaexplicarmenada.—Al contrario. Las del número uno son las huellas dactilares de monsieur
Lawrence.Lasdelnúmerodos,demademoiselleCynthia.Notieneimportancia.Lastomésolamenteparacompararconlasotras.Elnúmerotresesmáscomplicado.
—¿Sí?—Comoustedve,estánsumamenteampliadas.Nosésihabráustednotadoesa
especiedemanchaqueatraviesatodalafotografía.Nolevoyadescribiraustedlosaparatos especiales, polvos, etcétera, que he utilizado. Es un procedimiento muyconocidodelaPolicía,conelcualpuedeustedobtenerunafotografíadelashuellasdactilares enmuypoco tiempo.Bueno, amigo, yahavistousted las huellas; ahorasólomefaltadecirleenquéobjetohansidoencontradas.
—Continúe;estoyinteresadísimo.—Ehbien!Lafotonúmerotresrepresenta,sumamenteampliada,lasuperficiede
una botella muy pequeña que hay en lo alto del armario de los venenos deldispensariodelHospitaldelaCruzRojadeTadminster,oquesuenaalgoasícomoelcuentodelacasaquehizoJack[*].
—¡Diosmío!—exclamé—.¿Perocómoesqueestabanenlabotella lashuellasdeLawrenceCavendish?Noseacercóalarmariodelosvenenoseldíaqueestuvimosallí.
—Sí,seacercó.—¡Imposible!Estuvimosnosotrossiemprejuntostodoeltiempo.
www.lectulandia.com-Página118
Poirotmeneólacabezanegativamente.—No,amigomío;hubounmomentoenquenoestuvieronustedesjuntos.Hubo
un momento en el que no pudieron haber estado juntos, o no hubieran ustedesllamadoamonsieurLawrenceparaquesereunieraconustedesenelbalcón.
—Lohabíaolvidado—admití—;perofuesólounmomento.—Losuficiente.—¿Suficienteparaqué?LasonrisadePoirotsehizomuymisteriosa.—Suficiente para que un señor que ha estudiadoMedicina pudiera satisfacer a
placersunaturalcuriosidad.Nuestrasmiradasseencontraron.LaexpresióndePoiroteravagayapacible.Se
pusoenpieytarareóunacancioncilla.Yoleobservabacondesconfianza.—Poirot—dije—.¿Quéhabíaenlabotellita?Poirotmiróatravésdelaventana.—Hidroclorurodeestricnina—dijoporencimadesuhombro.Ycontinuótarareando.—¡Diosmío!—dijequedamente.Nomesorprendiósurespuesta.Laesperaba.—Usan el hidrocloruro de estricnina puro muy raramente, sólo en algunas
ocasiones,parapíldoras.Eslasoluciónempleadaenlamayoríadelasmedicinas.Poresolashuellasdactilaresnohansidoborradasdesdeentonces.
—¿Cómoselasarreglóustedparatomaresasfotografías?—Dejécaerelsombrerodesdeelbalcón—explicóPoirotcandorosamente—.A
aquella hora no estaban permitidas las visitas abajo; así que, a pesar de todasmisdisculpas,lacompañerademademoiselleCynthiatuvoquebajaracogérmelo.
—¿Demodoqueustedsabíaloqueibaaencontrar?—No, de ningún modo. Oyendo su historia me di cuenta de que monsieur
Lawrence podía haber ido al armario de los venenos. La posibilidad tenía que serconfirmadaoeliminada.
—Poirot —dije—, no puede usted engañarme con esa alegría. Estedescubrimientoesmuyimportante.
—No lo sé—dijo Poirot—; pero una cosa me llama la atención. Seguro quetambiénselahallamadoaustedabiertamente.
—¿Quécosa?—Que hay demasiada estricnina en este asunto. Es la tercera vez que nos
encontramosconella.HabíaestricninaeneltónicodemistressInglethorp.TenemoslaestricninaqueexpendióMaceenlafarmaciadeStylesSt.Mary.Ahoratropezamosconunaestricninaque tuvoensusmanosunode losmiembrosde lacasa.Esmuyconfuso;y,comoustedsabe,nomegustalaconfusión.
www.lectulandia.com-Página119
Antes de que pudiera contestar, uno de los belgas abrió la puerta y asomó lacabeza.
—HayabajounaseñoraquepreguntapormísterHastings.—¿Unaseñora?Mepuseenpiedeunsalto.Poirotmesiguióescalerasabajo.Enlapuertaestaba
MaryCavendish.—Estuvevisitandoaunaancianaenelpueblo—explicó—,ycomoLawrenceme
dijoqueestabaustedconmonsieurPoirot…semeocurrióllamarlealpasar.—¡Quélástima,madame!—dijoPoirot—.Creíqueveníaustedahonrarmecon
suvisita.—Loharéotrodía,siustedmeinvita—prometióella,sonriendo.—Esoestámejor.Sinecesitaustedunconfesor,madame—Mary se sobresaltó
ligeramente—,recuerdequepapáPoirotestásiempreasudisposición.Maryselequedómirandoduranteunossegundos,comosiquisieraencontrarun
significadoocultoensuspalabras.Después,bruscamente,diomediavuelta.—MonsieurPoirot,¿novieneustedconnosotros?—Encantado,madame.Durantetodoeltrayecto,Maryhablómuydeprisayfebrilmente.Meparecióque
sesentíanerviosabajolamiradadePoirot.Eltiempohabíacambiadoylafuriacortantedelvientoeracasiotoñal.Maryse
estremeció ligeramente y se cruzó su abrigo negro de corte deportivo. El vientosonabaentrelosárbolesconsilbidolastimero,comoelsuspirodeungigante.
EntramosporlapuertaprincipaldeStylesyenseguidanosdimoscuentadequealgomaloocurría.
Dorcas salió corriendo a nuestro encuentro. Lloraba y se retorcía las manos.Diviséaotroscriadosqueseamontonabanensegundotérmino,todoojosyoídos.
—¡Ay,señora!¡Ay,señora!Nosécómodecírselo…—¿Quéocurre,Dorcas?—preguntéconimpaciencia—.Dígaloenseguida.—Esosmalditosdetectives.Lehanarrestado,¡hanarrestadoamísterCavendish!—¿QuehanarrestadoaLawrence?—balbucí.SorprendíunaexpresiónextrañaenlosojosdeDorcas.—No,señor;alseñoritoLawrence,no.AlseñoritoJohn.MaryCavendishestabaamiespaldayconungritodesgarradorcayósobremí.Al
volvermeacogerlatropecéconlamiradadetriunfodePoirot.
www.lectulandia.com-Página120
E
CAPÍTULOXI
LACAUSACRIMINAL
LjuiciocontraJohnCavendishporelasesinatodesumadrastrasecelebródosmesesdespués.
Pocotengoquedecirdelassemanasqueprecedieronaljuicio.SóloqueMaryCavendishdespertótodamiadmiraciónysimpatía.Sepusoapasionadamentedepartedesumarido,rechazandolaideadesuculpabilidad,yluchóporélconuñasydientes.
LemanifestéaPoirotmiadmiraciónyasintió,pensativo.—Sí, es una de esas mujeres que se crecen en la adversidad. Entonces sale a
relucirlomásdulceyauténticoquehayenellas.Suorgulloysusceloshan…—¿Celos?—indagué.—Sí. ¿No se ha dado usted cuenta de que es una mujer extraordinariamente
celosa?Comoleibadiciendo,hadejadoaunladosuorgulloysuscelos.Sólopiensaensumaridoyenelterriblepeligroqueleamenaza.
Hablabaconmuchosentimientoylemirégravemente,recordandolatardeenquehabíaestadodudandoentrehablarono.Conociendosudebilidad«porlafelicidaddeunamujer»,mealegrédequenotuvieraquedecidir.
—Aunahora—dije—casinopuedocreerlo.Yaveusted,¡hastaelúltimominutocreíquehabíasidoLawrence!
Poirothizounamueca.—Sabíaqueustedlocreía.—¡PeroJohn,miviejoamigoJohn!—Todo asesino es, posiblemente, el viejo amigo de alguien—observó Poirot
filosóficamente—.Nopuedeustedmezclarlossentimientosylarazón.—Debieraustedhabermeinsinuadoalgo.—Quizá,monami,ynolohice,precisamenteporqueerasuviejoamigoJohn.Mequedéconfundido,recordandoconcuántoafánlehabíatransmitidoaJohnlo
queyocreíaeralaopinióndePoirotconrespectoaBauerstein.Porcierto,eldoctorhabíasidoliberadodelcargocontraél.Sinembargo,aunqueporestavezhabíasidomáslistoqueellosynopudoprobarselaacusacióndeespionaje, lehabíancortadolasalasparaelfuturo.
LepreguntóaPoirotsicreíaqueJohnseríacondenado.Congransorpresapormiparte,mecontestóque,porelcontrario,erasumamenteprobablequeloabsolvieran.
www.lectulandia.com-Página121
—PeroPoirot…—protesté.—Amigomío,¿nolehedichosiemprequenotengopruebas?Unacosaessaber
queunhombreesculpableyotracompletamentedistintaesprobarlo.Yenestecasohaymuypocaspruebas.Éseeselproblema.Yo,HérculesPoirot,losétodo,peromefaltaelúltimoeslabóndelacadena.Yamenosqueencuentreeseeslabónperdido…
Moviólacabeza,pensativo.—¿CuándoempezóustedasospechardeJohnCavendish?—pregunté.—¿Ustednosospechónada?—Desdeluegoqueno.—¿NisiquieradespuésdelaspalabrasqueustedoyóentremistressCavendishy
sumadrepolíticaylafaltadesinceridaddelaprimerapesquisa?—No.—CuandoAlfredInglethorpnegótaninsistentementequehubierapeleadoconsu
esposa, ¿no ató usted cabos y pensó que si no había sido él tenían que haber sidoLawrence o John?Pero si hubiera sidoLawrence, la conducta deMaryCavendishhubiera sido inexplicable. Sí, por el contrario, se trataba de John, todo quedabaexplicadoconsencillez.
—¿Así que fue John el que disputó con su madre aquella tarde? —exclamé,haciéndosedeprontolaluzenmicerebro.
—Exactamente.—¿Ylohasabidoustedtodoeltiempo?—Desde luego. Sólo de este modo podía explicarse la conducta de mistress
Cavendish.—Y,sinembargo,¿diceustedquefácilmentepuedeserabsuelto?Poirotseencogiódehombros.—Claroque lodigo.En la sesiónante el tribunalde lapolicíaoiremosel caso
para el encausamiento, pero probablemente sus procuradores le aconsejarán quereservesudefensa.Yaloveremosenlacausa.Ah,porcierto,tengoquehacerleunaadvertencia.Yonodeboaparecerenesteasunto.
—¿Qué?—No.Oficialmentenotengonadaquevercontodoesto.Hastaqueencuentreese
eslabón que falta en la cadena tengo que quedarme entre bastidores. MistressCavendishdebecreerqueestoytrabajandoenfavordesumarido,noencontradeél.
—¡Meparecemuysuciosujuego!—protesté.—Deningúnmodo.Tenemosquehabérnoslasconunhombremuyinteligentey
sinescrúpulosydebemosusartodoslosmediosqueesténanuestroalcanceosenosescaparáde entre lasmanos.Por esohe tenidocuidadodepermanecer en segundotérmino.Japphahechotodoslosdescubrimientosytodalagloriaseráparaél.Simellamanaprestar declaración—se sonrió abiertamente—,probablemente será como
www.lectulandia.com-Página122
testigodeladefensa.Apenaspodíadarcréditoaloqueoía.—Estácompletamenteenrègle—continuóPoirot—.Porextrañoqueparezca,mi
declaraciónpuededestruirunodelospuntosdeapoyodelaacusación.—¿Cuál?—Elqueserefierealadestruccióndeltestamento.JohnCavendishnodestruyóel
testamento.Poirotresultóserunverdaderoprofeta.Noentraréenlosdetallesdelasesiónante
el tribunal de la policía, porque implicaríamuchas repeticiones tediosas. Sólo dirésimplementequeJohnCavendishreservósudefensayfuedebidamentecondenadoajuicio.
SeptiembrenosencontróatodosenLondres.MarytomóunacasaenKensingtonyPoirotfueincluidoenlafamilia.
AmímedieronunpuestoenelMinisteriodelaGuerra,demodoquepudeverlosconmuchafrecuencia.
Segúnibanpasandolassemanas,Poirotestabacadavezmásnervioso.Seguíasinencontraraquel«últimoeslabón»delquehabíahablado.Enmi interioryodeseabaquenoapareciera,porque¿quévidaesperabaaMarysiJohnnoeraabsuelto?
El 15 de septiembre, John Cavendish apareció en el banquillo de Old Bailey,acusadodel«asesinatopremeditadodeEmilyAgnes Inglethorp»,declarándose«noculpable».
SeencargabadeladefensasirErnestHeavywetherEl fiscal, míster Philips, inició la sesión. El asesinato, dijo, demostraba una
premeditación y sangre fría extraordinarias. Se trataba, ni más ni menos, deldeliberado envenenamiento de unamujer cariñosa y confiada por un hijastro paraquienhabíasidomásqueunamadre.Lohabíamantenidodesdesuinfancia.ÉlysuesposahabíanvividoenStylesunavidade lujo, rodeadosdesucariñoycuidados.Habíasidoparaellosunabienhechoracariñosayespléndida.
Propusollamaratestigosquedemostraríanqueelacusado,disolutoymanirroto,nosabíaquéhacerparaconseguirdineroysosteníarelacionesamorosasconunatalmistressRaikes,esposadeungranjerodelavecindad.Habiendollegadoestoaoídosdesumadrastra,leafeósuconductaenlatardeanteriorasumuerteyacontinuaciónse desarrolló entre ellos una disputa, parte de la cual fue oída. El día anterior, elacusadohabíacompradoestricninaenlafarmaciadelpueblo,llevandoundisfrazpormediodelcualpensabaecharlaresponsabilidaddelcrimensobreotrohombre;estoes, sobre el marido de mistress Inglethorp. Míster Inglethorp pudo presentar unacoartadaincuestionable.
Enlatardedel17dejunio,continuódiciendoelfiscal,inmediatamentedespuésde la pelea con su hijo, mistress Inglethorp redactó un nuevo testamento. Este
www.lectulandia.com-Página123
testamentofueencontradodestruidoenlachimeneadelcuartodelafinada,perosehabíanhalladopruebasquedemostrabanqueenélconstituíaenherederoasuesposo.Lamuertayahabíahechountestamentoensufavorantesdesumatrimonio,pero—míster Philips levantó el índice significativamente— el acusado no conocía estehecho. El motivo que habría inducido a la finada a redactar un nuevo testamentoestandoenvigorelanteriornopodíasaberlomísterPhilips.Eraunaseñoraancianayposiblementehabíaolvidadolaexistenciadelotrotestamento;o,locualleparecíaaél más probable, podía haber creído que su matrimonio lo había anulado, ya quehabía habido una conversación a tal respecto. Las señoras no suelen estar muyversadas en cosas de Leyes. Había redactado un testamento en favor del acusadoalrededordeunañoantes.MísterPhilipspresentaríauntestigoqueprobaríaquefueelacusadoelúltimoquetocóelcafédelafinadaenlanochefatal.Mástardesolicitóentrarenelcuartodesumadrastra,encontrandoentonces,sinduda,oportunidaddedestruireltestamento,pensandoquedeestemodoconvertíaenválidoelredactadoasufavor.
ElacusadohasidoarrestadoporeldetectiveinspectorJapp,funcionariodegrancapacidad,comoconsecuenciadehabersedescubiertoensucuartoelmismofrascode estricnina que había sido vendido en la farmacia del pueblo al supuestomísterInglethorp el día anterior del asesinato. El Jurado decidiría si estos hechoscondenatoriosconstituíanonopruebaabrumadoradelaclaraculpabilidaddelreo.
Ydandoaentenderquenopodía imaginarseaunJuradodiciendo locontrario,místerPhilipssesentó,enjugándoselafrente.
Los primeros testigos de la acusación fueron en sumayor parte los quehabíansido llamadosen la encuestay, comoentonces, conanterioridadhabía sidooídoelinformemedico.
SirErnestHeavywether,famosoentodaInglaterraporsufaltadeescrúpulosparaintimidaralostestigos,sólohizodospreguntas.
—Tengo entendido, doctor Bauerstein, que la estricnina, como droga, actúarápidamente.
—Sí.—Yqueustednopuedeexplicarelretrasoenestecaso.—No.—Gracias.Míster Mace identificó el frasco que le entregó el fiscal como el que había
vendidoal«místerInglethorp».AlserpresionadoporsirErnest,admitióqueconocíasólo de vista a míster Inglethorp. Nunca había hablado con él. El testigo no fueinterrogadoporlapartecontraria.
Fue llamado Alfred Inglethorp, quien negó haber comprado el veneno. Negó,asimismo,haberdisputadoconsuesposa.Varios testigosafirmaron laveracidadde
www.lectulandia.com-Página124
estasdeclaraciones.Los jardineros declararon que habían firmado como testigos del testamento, y
entoncesfuellamadaDorcas.Dorcas,fiela«suseñorito»,negóenérgicamentelaposibilidaddequelavozque
ellahabíaoídofuera ladeJohnydeclaróresueltamente,contra todarazón,queeramísterInglethorpquienhabíaestadoenelboudoirconsuseñora.Enelbanquillo,elacusadosonrióanhelante.Demasiadobiensabíaélqueelanimosodesafíodelaviejasirvientenoservíadenada,yaqueladefensanoteníaintencióndenegarestepunto.Naturalmente,mistressCavendishnopudoser llamadaaprestardeclaracióncontrasuesposo.
Despuésdevariaspreguntassobreotrostemas,místerPhilipspreguntó:—¿Recuerdaustedlallegada,elpasadomesdejunio,deunpaquetedeParkson,
lossastresdeteatro,paramísterLawrenceCavendish?Lesuplicohagamemoria.—Norecuerdo, señor.Puedehaber sidoasí,peromísterLawrenceestuvo fuera
duranteunapartedeaquelmes.—Encasodequeelpaquetehubierallegadoensuausencia,¿quéhubierahecho
conél?—Lohubieranllevadoasucuartooselohubieranmandadoaél.—¿Usted?—No,señor;yolohubieradejadoenlamesadelvestíbulo.MissHowarderala
quesecuidabadeesascosas.LlamadamissHoward, fue interrogadaprimeramentesobreotrosaspectosde la
cuestión,abordándosealfineltemadelpaquete.—No recuerdo. Llegaban montones de paquetes. Imposible recordar uno
determinado.—¿NosabeustedsilefueenviadoaGalesamísterLawrenceCavendishosifue
dejadoensucuarto?—NocreoquehayasidoenviadoaGales.Lohubierarecordado.—Suponiendo que llegara un paquete dirigido amíster Lawrence Cavendish y
quedespuésdesapareciera,¿lohabríaechadodemenos?—No,nolocreo.Supondríaquealguienlohabíaguardado.—¿Fueusted,missHoward,quienencontróestepliegodepapeldeestraza?Y mostró el mismo pliego de papel polvoriento que Poirot y yo habíamos
examinadoenelsaloncitodemañanadeStyles.—Sí,yofui.—¿Cómoseleocurrióaustedbuscarlo?—Eldetectivebelgallamadoparainvestigarelcasomepidióquelobuscara.—¿Dóndeloencontróusted?—Enlapartesuperiorde…de…unarmario.
www.lectulandia.com-Página125
—¿Enelarmariodelacusado?—Creo,creoquesí.—¿Nofueustedmismaquienloencontró?—Sí.—Entonces,debeustedsaberdóndeloencontró.—Sí.Fueenelarmariodelacusado.—Estoyaestámejor.Unempleadode«Parkson,sastresdeteatro»,declaróqueel29dejuniohabían
enviadounabarbanegraamísterLawrenceCavendish,segúnseleshabíapedido.Elencargohabía sidohechoporcarta,dentrode lacual ibaunaordenparacobrarenCorreos.No, no conservaban la carta. Todas las transacciones se apuntaban en loslibros.Según se les indicaba, habían enviado la barba a «Mr.L.Cavendish,StylesCourt».
SirErnestHeavywetherselevantóconestudiadalentitud.—¿Dedóndeveníalacarta?—DeStylesCourt.—¿Delamismadirecciónadondeustedesenviaronelpaquete?—Sí.—¿Ylacartaveníadeallímismo?—Sí.Comounavedepresa,Heavywethercayósobreél:—¿Cómolosabeusted?—No…nocomprendo.—¿CómosabeustedquelacartaveníadeStyles?¿Sefijóenelmatasellos?—No,pero…—¡Ah!¡Nosefijóenelmatasellos!Sinembargo,ustedafirmaresueltamenteque
veníadeStyles.Enrealidad,¿nopodíahabervenidodecualquierotrositio?—Sí…—Enrealidad, lacarta, aunqueescritaenpapel timbrado,¿nopodíahaber sido
enviadadesdecualquierparte?¿DesdeGales,porejemplo?El testigo admitió que podía haber ocurrido así y sir Ernest no ocultó su
satisfacción.ElizabethWell,segundadoncelladeStyles,manifestóquedespuésdehaberseido
a la cama recordó que había dejado la puerta principal con el cerrojo echado pordentro,ynocerradasóloconelpicaporte,comomíster Inglethorphabíaordenado.Porconsiguiente,habíabajadoa rectificar suerror.Aloírun ligero ruidoenelalaizquierda,atisboa lo largodelpasilloyvioamísterJohnCavendish llamandoa lapuertademistressInglethorp.
Sir Ernest Heavywether terminó pronto con ella. La intimidó de un modo tan
www.lectulandia.com-Página126
despiadado que se contradijo lamentablemente y sir Ernest se sentó con sonrisasatisfecha.
Annie declaró sobre lamancha de grasa en el suelo y cómo había visto al reollevar el café al boudoir, suspendiéndose la vista hasta el día siguiente, tras sudeclaración.
Caminodecasa,MaryCavendishsequejóconamargurade losprocedimientosdelfiscal:
—¡Qué hombre más odioso! ¡Qué red le ha tendido a mi pobre John! ¡Cómoretorcíaloshechoshastahacerlesadquirirunsentidodistinto!
—Bueno—laconsolé—,mañanaseráotracosa.—Sí—dijoMary,pensativa;deprontobajólavoz—.MísterHastings,ustedno
creeráque…¡Oh,no,nopuedehabersidoLawrence;no,nopuedehabersidoél!Peroyomismoestabadesconcertadoy, tanprontocomomereuníconPoirot le
preguntéquéseríaloqueintentabasirErnest.—¡Ah! —repuso Poirot con admiración—. Es un hombre muy hábil ese sir
Ernest.—¿CreeráculpableaLawrence?—Opinoquenocreeennadanileimportanada.No,loquepretendeessembrar
la confusión en el Jurado, que la opinión esté dividida respecto a cuál de los doshermanoslohizo.EstátratandodedemostrarquehaytantaspruebascontraLawrencecomocontraJohn,ynodigoquenoloconsigaenalgúnmomento.
Al reanudarse la vista de la causa, el primer testigo requerido fue el detectiveinspectorJapp,quienprestódeclaraciónsucintaybrevemente.Despuésderelatarlosanterioresacontecimientos,continuó:
—Actuando de acuerdo con información recibida, el superintendenteSummerhayeyyoregistramoselcuartodelacusado,aprovechandosuausenciadelacasa.Enlacómoda,debajodeunasprendasinteriores,encontramos:primero,unparde quevedos con montura de oro, semejantes a los que usa míster Inglethorp —presentólosquevedos—;segundo,estefrasco.
Elfrascoeraelqueyahabíareconocidoelayudantedelafarmacia:unapequeñabotella de cristal azul con unos granos de un polvo cristalino, y que llevaba lasiguienteetiqueta:«Hidroclorurodeestricnina.VENENO».
Losdetectiveshabíandescubiertounanuevapruebadespuésdelasesiónanteeltribunal de la policía. Se trataba de un largo trozo de papel secante, casi nuevo,encontradoeneltalonariodechequesdemistressInglethorpyque,leídopormediodeunespejo,decíaclaramente:«…deloqueposeaalmorirselodejoamiamadoesposoAlfredIng…».Conestoquedóestablecidosinlugaradudaqueeldestruidotestamentohabíasidohechoenfavordelmaridodeladifuntaseñora.Acontinuación,Japp mostró el trozo de papel medio quemado descubierto en el hogar de la
www.lectulandia.com-Página127
chimenea,yconestoyelhallazgodelabarbaeneldesvánterminósudeclaración.PerotodavíafaltabaelinterrogatoriodesirErnest.—¿Enquédíaregistróustedelcuartodelacusado?—Elmartesveinticuatrodejulio.—¿Unasemanaexactamentedespuésdelatragedia?—Sí.—Dice usted que encontró esos dos objetos en la cómoda. ¿Estaba abierto el
cajón?—Sí.—¿No le parece a usted extraño que un hombre que ha cometido un crimen
guardelaspruebasdeélenuncajónabierto,dondecualquierapuedeencontrarlasapocoquesebusque?
—Pudohaberlasescondidoallíprecipitadamente.—Pero acaba usted de decir que había transcurrido toda una semana desde el
asesinato.Habríatenidotiemposuficienteparasacarlasdeallíydestruirlas.—Quizá.—Nadadequizá.¿Tendríaonotendríatiemposuficienteparasacardeallíesos
objetosydestruirlos?—Sí.—Las prendas interiores bajo las que estaban escondidos los objetos, ¿eran
ligerasogruesas?—Másbiengruesas.—En otras palabras, se trataba de prendas de invierno. Era sumamente
improbablequeelacusadofueraatalcajón,¿verdad?—Quizá.—Porfavor,contesteamipregunta.¿Eraprobablequeelacusado,enlasemana
máscalurosadeuncaliginosoverano,fueraalcajóndondeguardabaropainteriordeinvierno?¿Síono?
—No.—Entalcaso,¿noesposiblequelosartículosencuestiónfueranpuestosallípor
unatercerapersonayqueelacusadonoconocierasupresencia?—Nomepareceprobable.—¿Peroesposible?—Sí.—Esoestodo.Continuaron lasdeclaraciones.Sedeclararon lasdificultadespecuniariasenque
seencontrabael acusadoa finesde julio, así comosuenredoconmistressRaikes.¡PobreMary,quéamargodebióresultarasugranorgulloeloíresto!EvelynHowardhabía adivinado los hechos, aunque su animadversión contra Alfred Inglethorp le
www.lectulandia.com-Página128
había hecho concluir, llevada por ese odio incomprensible, a que era éste elcomprometido.
AcontinuaciónsubióLawrenceCavendishalestradodelostestigos.Envozbaja,contestando a las preguntasdemísterPhilips, negóhaber encargado algo a la casaParksonenjunio.Enrealidad,el29dejunioestabaenGalespasandounatemporada.
InmediatamentelabarbilladesirErnestseadelantóbelicosamente.—¿NiegaustedhaberencargadoaParksonunabarbanegraeldíaveintinuevede
junio?.—Loniego.—¡Ah!Encasodequeleocurrieraalgoasuhermano,¿quiénheredaríaaStyles
Court?LabrutalidaddelapreguntahizoafluirlasangrealrostropálidodeLawrence.El
juezexpresósudesaprobaciónconundébilmurmulloyelacusado,enelbanquillo,seadelantófurioso.
Heavywethernoseimpresionóenabsolutoporlafuriadesucliente.—Contesteamipregunta,porfavor.—Mefiguro—dijoLawrenceserenamente—queloheredaríayo.—¿Quéquieredecirustedconesode«mefiguro»?Suhermanono tienehijos.
¿Heredaríausted,síono?—Sí.—¡Ah, esto estámejor!—dijoHeavywether con alegría salvaje—.Yheredaría
ustedtambiénunabuenacantidaddedinero,¿noesasí?—Realmente,sirErnest—protestóeljuez—,esaspreguntassonimprocedentes.Habiendolanzadoyalainsinuación,sirErnestseinclinóanteeljuezycontinuó:—Elmartes,diecisietedejulio,visitóusted,segúncreo,conuninvitadodeStyles
Court,eldispensariodelHospitaldelaCruzRojadeTadminster,¿noescierto?—Sí.—Cuandosequedóustedsoloporunossegundos,¿abrióustedelarmariodelos
venenosyexaminóunadelasbotellas?—Pue…puedeserquesí.—¿Deboentenderquelohizousted?—Sí.SirErnestlanzólasiguientepreguntadirectamente:—¿Examinóustedunabotellaenparticular?—No,nolocreo.—Tengausted cuidado,místerCavendish.Me refiero aunabotella pequeñade
hidroclorurodeestricnina.—No…Estoyseguroqueno.—Entonces, ¿cómo explica usted que se hayan encontrado en la botella sus
www.lectulandia.com-Página129
huellasdactilares?El sistema empleado por sir Ernest para amedentrar a los testigos era
especialmenteeficazconuntemperamentonervioso.—Me…mefiguroquelahabrécogido.—¡Yotambiénmelofiguro!¿Sustrajoustedalgodelcontenidodelabotella?—Desdeluegoqueno.—Entonces,¿paraquélacogióusted?—En otros tiempos he estudiado Medicina. Naturalmente, esas cosas me
interesan.—¡Ah!Demodoquelosvenenos,«naturalmente»,leinteresan,¿noescierto?Sin
embargo,esperóustedaencontrarseasolasparasatisfacersu«interés».—Eso fue pura casualidad. Si hubieran estado allí los demás hubiera hecho
exactamentelomismo.—Sinembargo,¿diolacasualidaddequelosdemásnoestabanpresentes?—Sí,pero…—Dehecho,durantetodalatarde,ustedestuvoasolasduranteunpardeminutos,
y ¿dio la casualidad, estoy diciendo «la casualidad», de que en esos dos minutosustedseentregóasu«naturalinterés»porelhidroclorurodeestricnina?
—Bueno,yo…yo…Consemblanteexpresivoysatisfecho,sirErnestobservó:—Notengonadamásquepreguntarle,místerCavendish.Elinterrogatoriohabíacausadogranexcitaciónenlasala.Lascabezasdemuchas
de las elegantes señoras presentes se hallaban muy juntas y sus cuchicheos sehicieron tan ruidosos que el juez amenazó indignado condesalojar la sala si no sehacíasilencioinmediatamente.
Nohubomuchomásquedeclarar.Losperitosencaligrafíafueronllamadosparaque opinasen sobre la firma de «Alfred Inglethorp» en el libro de registros de lafarmacia.Declararon todos conunanimidadqueno era la escriturade Inglethorpydijeron que, según su punto de vista, podía ser la del acusado desfigurada.Interrogados por la parte contraria, admitieron que podía ser la del acusadohábilmentefalsificada.
EldiscursodesirErnestaliniciarladefensanofuelargo,peroestabarespaldadopor la fuerzadesuenérgicapersonalidad.Nunca,dijo,enel transcursodesu largaexperiencia,sehabíaencontradoconunaacusacióndeasesinatobasadaenpruebastanpococonvincentes.Nosólosetratabadepruebasdeindicios,sinoquelamayorpartedeellasnoestabannisiquieraprobadas.QuelosseñoresdelJuradorecordarantoda la declaración oída y la examinaran imparcialmente. La estricnina había sidoencontrada en un cajón del cuarto del acusado. El cajón no estaba cerrado, comohabíaseñaladoélconanterioridad,yalegóquenopodíaprobarsequehubierasidoel
www.lectulandia.com-Página130
acusadoelquehabíaescondidoallíelveneno.Dehecho,setratabadeunatentativaruinymalvadaporpartedeuna tercerapersonadehacer recaerel crimensobreelacusado.LaacusaciónhabíasidoincapazdemostrarlamásinsignificantepruebaenapoyodesupretensióndequenofueelacusadoquienencargólabarbanegraacasaParkson. La discusión que se cruzó entre el acusado y su madrastra había sidoabiertamenteadmitida,perotantoestadiscusióncomosusapuroseconómicoshabíansidoexageradosgroseramente.
Sudoctoamigo—sirErnestinclinólacabezacondescuidohaciamísterPhilips—habíamanifestadoque,deserinocente,elacusadohabríaexplicadoenlaencuestaqueél,ynomíster Inglethorp,habíadisputadocon la finada.Creíaque loshechoshabíansidotergiversados,peroloqueenrealidadhabíaocurridoeralosiguiente:alvolverelacusadoasucasaelmartesporlatarde,supoporfuenteautorizadaquesehabíaproducidounaviolentadisputaentremísterymistressInglethorp.Elacusadonohabíasospechadoni remotamentequesuvozhubierasidoconfundidacon lademísterInglethorp.Comoesnatural,sacaríalaconclusióndequesumadrastrahabíareñidocondospersonaslamismatarde.
Laacusaciónhabíaaseguradoqueellunes16dejulioelacusadohabíaentradoenla farmacia del pueblo caracterizado como míster Inglethorp. El acusado, por elcontrario, se hallaba en aquel momento en un apartado lugar llamado Marton’sSpinney,adondehabíaacudidocitadoporunanotaanónima,escritaentérminosdechantaje,yenlaqueseamenazabaconrevelarasuesposaciertoasuntoamenosquesiguierasusinstrucciones.Porconsiguiente,elacusadohabíaacudidoallugardelacita y, después de esperar en vano durantemedia hora, había regresado a su casa.Desgraciadamente,nialaidanialavueltaencontróanadiequepudieradarfedesuhistoria,peroporfortunaconservabalanotaqueseríapresentadacomoprueba.
En cuanto a la destrucción del testamento, el acusado había practicadoanteriormenteenelforoysabíaperfectamentequeeltestamentohechoensufavorelaño anterior quedaba automáticamente anulado con el nuevo matrimonio de sumadrastra.Presentaríapruebasquedemostraríanquiénfuelapersonaquerealmentedestruyó el testamento y era posible que con ello el proceso adquiriera un aspectototalmentedistinto.
Porúltimo,quería llamar la atencióndel Jurado sobre el hechodeque existíanpruebascontraotraspersonas,ademásdeJohnCavendish.Porejemplo,laspruebascontraLawrenceCavendisherantanconsistentes,porlomenos,comolasquehabíacontrasuhermano.
Ahorallamaríaalacusado.Elacusadosemantuvoenactituddignaenlatribunadelostestigos.Llevadocon
habilidad por sir Ernest, su declaración fue clara y verosímil. El anónimo fuepresentadoalJuradoparasuexamen.Laprontitudconqueadmitiósusdificultades
www.lectulandia.com-Página131
económicasyeldesacuerdoconsumadrastradiovalorasusnegativas.Alfinaldesudeclaraciónsedetuvoydijo:—Quisiera dejar bien sentado que desapruebo y rechazo enérgicamente las
insinuaciones de sir Ernest con respecto a mi hermano. Estoy seguro de que mihermanonotienemásparticipaciónenelcrimenqueyomismo.
SirErnest se limitóa sonreír.Suagudamiradaobservóque laprotestadeJohnhabíacausadounaimpresiónmuyfavorablealJurado.
Entoncesempezóelinterrogatoriodelapartecontraria.—Creohaberoídodecirqueniremotamentelepasóaustedporlacabezaelque
los testigos de las pesquisas hubieran podido confundir su voz con la de místerInglethorp.¿Noleparecemuyextraño?
—Nolocrea.MedijeronquemimadrehabíadisputadoconmísterInglethorpynosemeocurrióquenofueraasí.
—¿Nisiquieracuandolasirvientarepitióalgunostrozosdelaconversación,queusteddebióhaberreconocido?
—Nolosreconocí.—¡Sumemoriadebesermuyfloja!—No, pero los dos estábamos enfadados y creo que dijimos más de lo que
pretendíamos.Nomefijéenlaspalabrasexactasdemimadre.ElescépticobufidodemísterPhilips fueungolpemaestrodehabilidad.Luego
pasóaltemadelanónimo.—Ha presentado usted esta nota muy oportunamente. Dígame, ¿no le resulta
familiarlaescritura?—No,queyosepa.—¿Noopinaustedquetieneunnotableparecidoconlasuyapropia,disimulada
congrancuidado?—No,nolocreo.—¡Ledigoaustedqueessupropialetra!—No.—Ledigoque,ensuansiedadpormostrarunacoartada,concibióustedlaideade
fingir una cita increíble y que usted mismo escribió esta nota para apoyar suafirmación.
—No.—¿Noesciertoque,enlahoraqueusteddeclarahaberestadoesperandoenun
lugar solitario poco frecuentado estaba usted realmente en la farmacia de StanleySaintMary,comprandoestricninaanombredeAlfredInglethorp?
—No;esmentira.—Ledigoaustedque,llevandounodelostrajesdemísterInglethorpyunabarba
negra recortadademodoqueseparecieraa la suya,ustedestabaallíy firmóenel
www.lectulandia.com-Página132
registrocontodatranquilidadyconelnombredeél.—Esoescompletamenteincierto.—EntoncesdejaréqueelJuradoconsidereelparecidodelaescrituradelanota,
del registro y de la suya propia—dijo míster Philips, y se sentó con el aire delhombrequehacumplidoconsudeber,peroquesesientehorrorizadoportenerqueoírsemejanteperjurio.
Después de esto, como se había hecho tarde, la vista de la causa se suspendióhastaelsiguientelunes.
ObservéquePoirotparecíacompletamentedescorazonado.Fruncíaelceño.—¿Quéocurre,Poirot?—pregunté.—¡Ay,amigomío,estovamal,muymal!Sinpoderloremediar,micorazóndiounvuelcodealegría.Eraevidentequehabía
unaposibilidaddequeJohnfueraabsuelto.Cuandollegamosalacasa,miamigorechazóconungestoelofrecimientodeté
quelehizoMary.—No,gracias,señora.Voyasubiramicuarto.Subí tras él. Todavía frunciendo el ceño se acercó al escritorio y cogió una
pequeñabaraja.Despuésacercóunasillaalamesay,congranpasmopormiparte,empezócontodosolemnidadaconstruircasasconlascartas.
Involuntariamentemequedéconlabocaabierta,yélmedijodepronto:—No,amigomío,noestoyenmisegundainfancia.Quierocalmarmisnervios.
Nadamásqueeso.Esteejerciciorequiereprecisiónconlosdedos.Conlaprecisióndelosdedosvienelaprecisióndelamente.¡Ynuncalahenecesitadocomoahora!
—¿Peroquéocurre?—pregunté.DeunmanotazoPoirotdeshizoeledificioconstruidocontantocuidado.—Loqueocurreesesto,amigomío.Quepuedoconstruirconlascartascasasde
sietepisos,peronopuedo—manotazoalamesa—encontrar—nuevomanotazo—elúltimoeslabónquelehabléausted.
Guardésilencio,nosabiendoquécontestar,yPoirotempezódenuevolentamenteaconstruiredificiosconlascartas,hablandoentrecortadamentemientraslohacía:
—Se hace… ¡así! Colocando… una carta… sobre la otra… con precisión…matemática.
Bajosumano, laconstruccióndecartascrecíapisoapiso.Poirotnotuvoniunfallo,niuntitubeo.Eracasicomounconjuromágico.
—¡Quéfirmetieneustedlamano!—observé—.Creoquesólounavezlehevistotemblar.
—Estaríafurioso,sindudaalguna—dijoPoirotplácidamente.—¡Ah,sí,endiabladamentefurioso!¿Nolorecuerda?Fuecuandodescubrióusted
quehabíasidoforzadalacerraduradelacajadedocumentosdemistressInglethorp.
www.lectulandia.com-Página133
Sequedóustedenpiejuntoalarepisadelachimenea,jugandoconlascosas,comoacostumbra,ysusmanostemblabancomohojas.Creoque…
Pero me callé repentinamente. Porque Poirot, lanzando un grito ronco einarticulado,redujoalanadalaobramaestraconstruidaconlabarajay,cubriéndoselosojosconlasmanos,sebalanceabahaciadelanteyhaciaatrás,comosisufrieraunaagoníaespantosa.
—¡PorDios,Poirot!—grité—.¿Quéocurre?¿Estáustedenfermo?—No,no—balbució—.Esque,esque…¡tengounaidea!—¡Ah,bueno!—exclamé,reconfortado—.¿Unadesuspequeñasideas?—¡Ah,ma foi, no! —replicó Poirot—. ¡La de ahora es una idea gigantesca,
maravillosa!Yesusted,usted,amigomío,quienmelahadado.De pronto me estrechó entre sus brazos, besándome calurosamente en las
mejillas,yantesdequemehubiera recobradodemiasombrosaliódisparadode lahabitación.
EnaquelmomentoentróMaryCavendish.—¿Qué le ocurre al monsieur Poirot? Ha pasado por mi lado corriendo y
gritando:«¡Ungaraje!PorelamordeDios,señora,dígamedóndehayungaraje».Ysinesperarcontestaciónseprecipitóalacalle.
Meacerquécorriendoalaventana.Cierto,allíestaba,corriendodeunladoparaotro, sin sombrero y gesticulando.Me volví haciaMary Cavendish con expresióndesesperada.
—Deunmomentoaotrolodetendráunpolicía.¡Alláva,porlaesquina!Nosmiramossinsaberquéhacer.—¿Peroquélepasará?Movílacabezanegativamente.—Nolosé.Estabaconstruyendocasasconunabarajacuandodeprontodijoque
teníaunaideaysaliódisparado,comoustedhavisto.—Bueno—dijoMary—.Supongoqueestarádevueltaantesdelacena.PerollególanocheyPoirotnohabíaregresado.
www.lectulandia.com-Página134
L
CAPÍTULOXII
ELÚLTIMOESLABÓN
A repentina marcha de Poirot nos tenía muy extrañados. La mañana deldomingosehabíadeslizadolentamente,yPoirotsinaparecer.Peroalastresdelatardeunterribleyprolongadobocinazonosllevóatodosalaventanay
vimosamiamigoapeándosedeuncoche,acompañadodeJappySummerhaye.Elhombrecilloestabatransfigurado.Irradiabaunasatisfacciónabsurda.SeinclinóanteMaryCavendishconexageradacortesía.
—Señora, ¿me permite usted que celebre una pequeña reunión en el salón?Esnecesarioquenofaltenadie.
—Yasabeusted,monsieurPoirot,quetienecartablancaparahacerloqueguste.—Esustedmuyamable,señora.Sinabandonarsusonrisaradiante,Poirotnoscondujoatodosalsalón,acercando
lassillasnecesarias.—MissHoward,ustedaquí.MissCynthia.MísterLawrence.MibuenaDorcas.Y
Annie.¡Bien!Tenemosqueretrasarunosminutoslasesión,hastaquelleguemísterInglethorp.Leheenviadounaviso.
MissHowardsaltóindignadadesuasiento.—¡Siesehombreentraenestacasayomemarcho!—¡No,no!Poirot se acercó a ella y le suplicó en voz baja que se quedara, hasta que
finalmentemissHoward consintió en volver a su asiento.Unosminutosmás tardeAlfredInglethorphizosuaparición.
Reunida la asamblea, Poirot se levantó de su asiento con el aire de unconferencianteyseinclinócortésmenteantesuauditorio.
—Señoras y caballeros: Como todos ustedes saben, míster John Cavendishsolicitó mi ayuda para investigar este caso. Lo primero que hice fue examinar elcuartode la finada,que,porconsejode losdoctores,habíapermanecidocerradoy,por tanto, no había sufrido la menor alteración desde el momento de la tragedia.Encontré:primerountrocitodetejidoverde;segundo,unamancha,todavíahúmeda,en la alfombra, cercade la ventana; tercero, una caja vacía depolvosdebromuro.Empezaremosporeltrocitodetejidoverde.Loencontréenganchadoenlacerraduradelapuertaquecomunicaaquelcuartoconelantiguo,ocupadopormissCynthia.SeloentreguéalaPolicía,quenoleconcediómayorimportancianisupodeloquese
www.lectulandia.com-Página135
trataba.Erauntrocitodeunmanguitoverdedetrabajarenlatierra.Hubounmomentodeexcitación.—Ahorabien.SólohayunapersonaenStylesquetrabajaraenlatierra:mistress
Cavendish. Por consiguiente, debía haber sido ella la que entró en el cuarto de ladifuntaporlapuertaquelocomunicaconeldemissCynthia.
—¡Perosiaquellapuertaestabacerradapordentro!—exclamé.—Estaba cerrada cuando yo examiné el cuarto, pero no sabemos si lo estaba
antes.Sólotenemossupalabra,yaquefueellalaqueexaminólapuertaydijoqueestaba cerrada.En la confusión subsiguiente tuvooportunidad sobradade correr elcerrojo. Pronto se me presentó ocasión de comprobar que mis suposiciones eranacertadas. Para empezar, el trozo de tela corresponde a una desgarradura de unmanguitodemistressCavendish.Además,enlaencuesta,mistressCavendishdeclaróhaber oído desde su cuarto la caída de la mesa que está junto a la cama. Quisecomprobarlaexactituddeestadeclaraciónsituandoamiamigo,místerHastings,enelalaizquierdadelacasa,juntoalapuertadelcuartodemistressCavendish.YofuiconlaPolicíaalcuartodeladifunta,y,mientrasestábamosallí,volqué,fingiendoundescuido,lamesaencuestión.MísterHastings,talcomoyoimaginaba,nohabíaoídonada en absoluto. Estome confirmó enmi creencia de quemistressCavendish nodecía la verdad al declarar que estaba vistiéndose en su cuarto cuando se dio laalarma. Por el contrario, me convencí de que, lejos de encontrarse en su propiocuarto,mistressCavendishestabaenelcuartodelamuerta.
DirigílavistaallugardondeestabaMaryylavimuypálida,perosonriente.—Mepusearazonarbasándomeenesasuposición:mistressCavendishestáenel
cuarto de su madre política. Digamos que está buscando algo y que no lo haencontrado todavía. De pronto, mistress Inglethorp se despierta, presa de unparoxismoalarmante.Extiendeunbrazo,volcandolamesa,ytiradesesperadamentedel cordón de la campanilla. Mistress Cavendish, sobresaltada, deja caer su vela,derramandolaceraenlaalfombra.Cogedenuevolavelayseretirarápidamentealcuarto de miss Cynthia, cerrando la puerta tras ella. Se precipita hacia el pasillo,porqueloscriadosnodebenencontrarladondeestá.¡Peroesdemasiadotarde!Yaseoíaelecodepisadasa lo largode lagaleríaqueune lasdosalasde lacasa. ¿Quéhacer?Rápida comoelpensamiento, vuelve al cuartode lamuchachay empieza asacudirla para despertarla. Los habitantes de la casa, levantados precipitadamente,acudían en tropel por el pasillo. Todos se pusieron a golpear la puerta demistressInglethorp.A nadie se le ocurrió quemistressCavendish no había llegado con losdemás,pero,yestoesmuysignificativo,noencontróanadiequelavierallegardelaotraala—miróaMaryCavendish—.¿Noesasí,señora?
Ellainclinólacabeza.—Sí,asíes,señor.Yacomprenderáustedquesiyocreyerahacerlealgúnbiena
www.lectulandia.com-Página136
mimarido revelandoestoshechosnohubieravaciladoenhacerlo.Peromeparecióquenoinfluiríanensuculpabilidadoensuinocencia.
—En cierto sentido, tiene usted razón, señora. Pero el conocer estos datosmepermitió desecharmuchas interpretaciones falsas y ver otros hechos a la luz de suverdaderasignificación.
—¡El testamento! —exclamó Lawrence—. ¿Entonces fuiste tú, Mary, quiendestruyóeltestamento?
EllanegóconlacabezaylomismohizoPoirot.—No—dijoellasuavemente—.Sólohayunapersonaquepuedahaberdestruido
esetestamento:¡lapropiamistressInglethorp!—¡Imposible!—exclamé—.¡Acababaderedactarloaquellamismatarde!—Sin embargo, amigo mío, fue mistress Inglethorp. Porque de otro modo no
puedeexplicarseelque,enunodelosdíasmáscalurososdelaño,mistressInglethorpmandaraencenderelfuegoensuhabitación.
Lancéunsonidoinarticulado.¡Quéidiotashabíamossidoalnodarnoscuentadequeesefuegoeraabsurdo!
Poirotcontinuaba:—La temperatura de aquel día, señores, era de más de veintiséis grados a la
sombra. Sin embargo, ¡mistress Inglethorp mandó encender el fuego! ¿Por qué?Porque quería destruir algo y no se le ocurrió nadamejor.Recodarán ustedes que,comoconsecuenciade laseconomíasdeguerraquesepracticabanenStyles,nosetirabaningúnpapel.Portanto,nohabíamododedestruirundocumentovoluminoso,comoesuntestamento.EnelmomentoenquesupequesehabíaencendidounfuegoenlahabitacióndemistressInglethorpsaquélaconclusióndequesehabíadestruidoalgún documento importante, posiblemente un testamento.Así que paramí no fueunasorpresaeldescubrimientoen lachimeneadel trozodepapelamedioquemar.Naturalmente, yo entonces desconocía el hecho de que el testamento en cuestiónhabíasidoredactadoaquellamismatarde,ydeboadmitirquecuandolosupecaíenun error lamentable. Supuse que la decisión de mistress Inglethorp de destruir eltestamento era una consecuencia directa de la disputa que había sostenido aquellatardeyque,porconsiguiente,habíatenidolugardespués,ynoantesdelaredaccióndeltestamento.
»Pero en eso, como sabemos, estaba equivocadoy tuve que abandonar la idea,considerando el problema desde una perspectiva distinta.Ahora bien, a las cuatro,Dorcasoyóasuseñoradecirairadamente:«Nocreasquemevaadetenerelmiedoalapublicidadoalescándaloentremaridoymujer».Supuse,ysupusebien,queesaspalabras no iban dirigidas a su marido, sino a míster John Cavendish. Una horadespués, a las cinco, emplea casi las mismas palabras, pero el punto de vista esdiferente.LeconfiesaaDorcasque«nosabequéhacer;elescándaloentremaridoy
www.lectulandia.com-Página137
mujeresunacosahorrible».Alascuatroestabaenfadada,perocompletamentedueñade sí. A las cinco está profundamente acongojada y habla de haber sufrido «undisgustohorrible».
»Considerando el asunto psicológicamente, llegué a una conclusión que estabaseguro era acertada. El segundo «escándalo» de que habla no era el mismo«escándalo»dequehabíahabladoantes,yestabarelacionadoconellamisma.
»Vamosareconstruirloshechos.Alascuatro,mistressInglethorpdiscuteconsuhijoyleamenazacondenunciarleasuesposa,quien,dichoseadepaso,oyólamayorparte de la conversación. A las cuatro y media, mistress Inglethorp, comoconsecuenciadeunaconversaciónsobrevalidezdetestamentos,redactaunoenfavorde su esposo, firmando como testigos los dos jardineros. A las cinco, Dorcasencuentraasuseñoraenunestadodeextraordinariaagitaciónconunpapel,Dorcascreees«unacarta»,enlamano,yentoncesescuandoordenaqueenciendanelfuegoen su habitación. Probablemente, pues, entre las cuatro y media y las cinco, algoprovocóenellauncambiototaldesentimientos,yaqueentoncestienetantosdeseosdedestruireltestamentocomoantesteníadehacerlo.¿Quéhabíasidoesealgo?
»Porloquesabemos,estuvosoladuranteesamediahora.Nadieentróosalióenelboudoir.Entonces,¿quéfueloquedeesemodotransformósussentimientos?
»Sólopodemoshacersuposiciones,perocreoquelasmíassonacertadas.MistressInglethorp no tenía sellos en su escritorio. Lo sabemos porque más tarde pidió aDorcasquelellevaraalgunos.Ahorabien,enelladoopuestodelahabitaciónestabaelburódesuesposo,cerrado.Ensudeseodeencontrar lossellos,segúnmi teoría,probósuspropiasllavesenelmueble.Séqueunadeellasloabre.Abrió,portanto,elburó y, buscando los sellos, tropezó con otra cosa: el papel queDorcas vio en sumanoyquecontodaseguridadnoestabadestinadoaqueellaloviera.Porotraparte,mistress Cavendish creyó que el papel que su madre política atenazaba tanfirmementeeraunapruebaescritadelainfidelidaddesupropioesposo.SelopidióamistressInglethorp,quienleasegurólaverdad;quenoteníanadaqueverconaquelasunto. Mistress Cavendish no la creyó. Creyó que mistress Inglethorp estabaescudando a su hijastro.Mistress Cavendish es unamujermuy resuelta y, bajo sumáscara de reserva, estaba locamente celosa de sumarido.Decidió apoderarse delpapel a cualquier precio, y la casualidad vino a ayudarla en su decisión. Por azarencontró la llave de la caja de documentos, quemistress Inglethorp había perdidoaquella mañana. Sabía que su suegra guardaba invariablemente todos los papelesimportantesprecisamenteenesacaja.
»Portanto,MaryCavendishtrazósuplancomosólounamujerdesesperadamentecelosapodíahaberhecho.Enalgúnmomentode la tardedescorrióel cerrojode lapuertadecomunicaciónconelcuartodemissCynthia.Posiblementepusoaceiteenlosgoznes,porquepudecomprobarquelapuertaseabríasinhacerelmenorruido.
www.lectulandia.com-Página138
Comoloscriadosestabanacostumbradosaoírlaandarporsucuartoa lasprimerashoras de lamañana, le pareciómás seguro retrasar su proyecto hasta entonces. Sepuso su equipo completo de trabajo y silenciosamente pasó al cuarto de mistressInglethorpatravésdeldemissCynthia.
PoirothizounapausayCynthiaintervino:—Peromehubieradespertadoalpasaralguienpormicuarto.—No,señorita,sihabíasidoustednarcotizada.—¿Narcotizada?—Maisoui!Recordaránustedes—sedirigiódenuevoanosotros—quedurante
todoelalborotoyelruidoenelcuartodesulado,missCynthiaseguíadurmiendo.Esto admitía dos explicaciones: o el sueño era fingido, cosa que no creí, o suinconscienciasedebíaamediosartificiales,aunnarcótico.
»Con esta última idea en la cabeza, examiné todas las tazas de café con todocuidado, recordandoquehabía sidomistressCavendishquienhabía servido amissCynthia el café la noche anterior.Cogí unpoquitodel contenidode cada tazay lomandéanalizar,sinresultadopositivo.Habíacontadolastazascuidadosamente,porsi una de ellas hubiera sido retirada, pero seis personas habían tomado café y seistazashabía.Tuvequeconfesarmierror.
»Pero entonces caí en la cuenta de que había cometido una equivocaciónmuygrave. Se había servido café para siete personas, no para seis, porque el doctorBauerstein había estado allí aquella noche. Esto cambiaba todo el asunto, porquefaltaba una taza. Las sirvientas no se dieron cuenta de la falta porque Annie, ladoncella que llevó el café, puso siete tazas, ignorando quemíster Inglethorp no lotomabanunca,mientrasqueDorcas,que recogióel servicioa lamañana siguiente,encontróseis,comodecostumbre,o,hablandoconpropiedad,cinco,yaquelasextafueencontradarotaenelcuartodemistressInglethorp.
»EstabasegurodequelatazaquefaltabaeralodemissCynthia.Paraafirmarmeenmicreenciahabíaotrarazón,yesqueentodaslastazashabíaazúcar,siendoasíquemissCynthianolotomaconelcafé.MellamólaatenciónloquemedijoAnniedequehabía«sal»enlabandejadelchocolatequetodaslasnochessubíaalcuartodemistress Inglethorp. Por consiguiente, tomé una muestra de chocolate y la mandéanalizar.
—PeroyalohabíahechoeldoctorBauerstein—dijoprontamenteLawrence.—Estrictamente hablando, no. Al analista se le pidió analizar el chocolate e
informarsobresihabíaonoestricninaenél,peronoqueexaminarasihabíaalgúnnarcótico,quefueloqueyolepedí.
—¿Narcótico?—Sí. Aquí está el análisis. Mistress Cavendish suministró un narcótico
inofensivo,peroenérgico, tantoamistress InglethorpcomoamissCynthia. ¡Ypor
www.lectulandia.com-Página139
culpadeellodebiópasarunmauvaisquartd’heure!¡Imagínesecuálseríasuestadodeánimocuandosumadrepolíticaseponerepentinamenteenfermaysemuereyaloír,casiinmediatamentedespués,lapalabra«veneno»!Habíacreídoqueelnarcóticoera completamente inofensivo, pero después, durante unos momentos terribles, hadebidosuponerquelamuertedemistressInglethorperaculpasuya.Dominadaporelpánico,correescalerasabajoyescondelatazayelplatousadospormissCynthiaenun gran jarrón de bronce, dondemás tarde los descubrirámíster Lawrence.No seatreve a tocar los restos del chocolate. Había demasiadas personas a su alrededor.¡Imaginenustedesquéaliviohabrásentidoaloírhablardeestricninaycomprenderque,despuésdetodo,latragedianoeraobrasuya!
»Así podemos explicamos por qué los síntomas del envenenamiento tardarontanto en hacer su aparición. Tomando un narcótico con la estricnina, la acción delvenenoseretrasaunashoras.
Poirot hizo una pausa. Mary le miró. El color iba volviendo lentamente a surostro.
—Todoloqueustedhadichoesexacto,monsieurPoirot.Paséelratopeordemivida.Nuncaloolvidaré.Peroesustedmaravilloso.Ahoracomprendo…
—¿LoquequeríadarleaentendercuandoledijequepodíaconfesarseconpapáPoirot,eh?Peroustednoseconfióenmí.
—Ahora lo veo todo —dijo Lawrence—. El narcótico del chocolate, tomadodespuésdelcaféenvenenado,explicasatisfactoriamenteelretrasodelosefectos.
—Exacto, pero ¿estaba o no estaba envenenado el café?Nos encontramos conunapequeñadificultad,yaquemistressInglethorpnollegóatomarlo.
—¿Qué?Elgritodesorpresafuegeneral.—No. ¿Recuerdan que les hablé de una mancha en la alfombra del cuarto de
mistress Inglethorp? Lamancha presentaba ciertas particularidades. Estaba todavíahúmedaydespedíaunpenetranteoloracafé,yentrelalanadelaalfombraencontréalgunas pequeñas partículas de porcelana. Además, no hacía ni dosminutos habíacolocadomicarpetasobrelamesapróximaalaventana,ylamesa,tambaleándose,habíahechocaerlacarpetaenelsitioexactodelamancha.Contodosestosdatosviclaramenteloquehabíaocurrido.Delmismomodo,mistressInglethorp,alentrarensucuartolanocheanterior,habíadejadolatazadecaféenlatraidoramesayéstalehabíajugadolamismabroma.
»Sobre lo que ocurrió después sólo puedo hacer conjeturas, pero creo quemistress Inglethorp recogió la taza rota y la puso sobre la mesa de noche. Comonecesitaba un estimulante, cualquiera que fuese, calentó su chocolate y se lo tomóinmediatamente. Ahora nos enfrentamos con un nuevo problema. Sabemos que elchocolatenoconteníaestricnina.MistressInglethorpnotomóelcafé.Sinembargo,la
www.lectulandia.com-Página140
estricninatuvoqueseringeridaaquellatarde,desieteanueve.¿Dequémediopodíahabersevalidoelasesino?Habíauntercermedio,ytanapropósitoparadisimularelgustodelaestricnina,queesextraordinarioelquenadiehayapensadoenello.¿Quémedioeraéste?—Poirotdirigióunamiradaasualrededorydespuéssecontestóasímismocongestoteatral—.¡Sumedicina!
—¿Quiereusteddecirqueelasesinomezclólaestricninaconeltónico?—Nohubonecesidaddemezclar.Elpreparadoconteníaestricnina.Laestricnina
quematóamistressInglethorpfuelamismaquerecetóeldoctorWilkins.Paraqueloentiendanmejor,lesleeréunextractodeunrecetarioqueencontréeneldispensariodelHospital de laCruzRoja enTadminster.Esuna receta famosa en los librosdetexto —Poirot leyó la receta, a base de estricnina y bromuro de potasa, y luegocontinuó—.Yescuchenloquediceellibroacontinuación:«Estasoluciónprecipitaalas pocas horas la mayor parte de la sal de estricnina, en forma de un bromuroinsoluble,encristalestransparentes.UnaseñoraenInglaterraperdiólavidatomandounamezclasimilar:¡laestricninaprecipitadaseacumulóenelfondoyconlaúltimadosislatomócasitoda!».
»ClaroqueenlarecetadeldoctorWilkinsnohabíabromuro,perorecordaránqueles hablé de una caja vacía de polvos de bromuro. Una pequeña cantidad de esospolvos,introducidaenelfrascodelamedicinaprecipitaríalaestricnina,segúndiceellibro, acumulándola en la última dosis. Después verán ustedes que la persona queacostumbraba a darle amistress Inglethorp sumedicina ponía gran cuidado en noagitarlabotellaparanomoverelsedimentodelfondo.
»Alolargodelcasohemostenidopruebasdequelatragediasehabíaproyectadoparalanochedellunes.Aqueldía,elalambredelacampanillademistressInglethorphabía sidocortadoymissCynthiapasaba lanocheconunosamigos,demodoquemistress Inglethorphubiera estadocompletamente sola enel aladerecha, sinpoderrecibirauxiliodeningunaclaseyhubieramuertocontodaseguridad,antesdepoderavisaraunmédico.Peroensusprisaspor llegara tiempoa la funcióndelpueblo,mistress Inglethorp olvidó tomar la medicina, y al día siguiente almorzó fuera decasa,demodoqueladosisúltimayfataltomada,enrealidad,veinticuatrohorasmástardede loquehabíaprevistoelasesino;ygraciasaeste retrasoestáahoraenmismanoslapruebafinal,elúltimoeslabóndelacadena.
Enmediodeenormeexpectación,Poirotmostrótrestirasdelgadasdepapel.—¡Unacartaescritadepuñoyletradelasesino,amigosmíos!Sihubieraestado
redactada con más claridad quizá mistress Inglethorp, advertida a tiempo, hubierapodidosalvarse.Así,sediocuentadelpeligroquecorría,peronosupoelmodocomoelcrimenhabíasidoplaneado.
Enmediodeunsilenciomortal,Poirotuniólostrozosdepapely,aclarándoselagarganta,leyó:
www.lectulandia.com-Página141
QueridísimaEvelyn:Todo va bien, pero en vez de esta noche será mañana. Ya me entiendes. Nos
esperanmuybuenos tiemposcuando laviejahayamuertoynonosestorbe.Nadiepodrá atribuirme el crimen. ¡Tu idea del bromuro ha sido un golpe genial! Perotenemosqueandarconcuidado.Unpasoenfalso…
—La carta, amigos míos, quedó sin concluir. Sin duda, el asesino fueinterrumpido;perosuidentidadesevidente.Todosconocemossuletray…
Ungritoquecasieraunalaridorompióelsilencio.Unasillarodóporelsuelo.Poirot,deunsaltoágil,sehizoaunladoyconrápido
movimientodesarmóasuatacante,quecayóalsueloestrepitosamente.—Señorasycaballeros—dijoPoirot,haciendounareverencia—,¡lespresentoal
asesino,místerAlfredInglethorp!
www.lectulandia.com-Página142
¡
CAPÍTULOXIII
POIROTSEEXPLICA
POIROT, viejo zorro! —dije—. ¡Casi me dan ganas de estrangularle! ¿Quépretendíaustedalengañarmecomolohahecho?
Estábamossentadosenlabiblioteca,despuésdeunosdíasdefebrilexcitación.Enla habitación de abajo, John y Mary estaban juntos de nuevo, mientras AlfredInglethorpymissHowardhabíansidoarrestados.AlfinteníaaPoirotparamísoloypodríasatisfacermicuriosidad,todavíacandente.
Poirotnomecontestóenseguida,perofinalmentedijo:—Yonoleengañé,amigomío.Lomásquehicefuedejarqueseengañarausted
mismo.—Bueno,pero¿porqué?—Esdifícildeexplicar.Usted,amigomío,esdeunanaturalezatanhonrada,tan
sumamentetransparente,que…enfin,¡leesimposibleocultarsussentimientos!Silehubiera dicho lo que pensaba, en la primera ocasión en que hubiera usted visto amísterInglethorp,elastutocaballerohabría«olidolarata»,comodicenustedesmuyexpresivamente.Yentonces,¡adiósanuestrasprobabilidadesdecogerlo!
—Creoquesoymásdiplomáticodeloqueustedsupone.—Amigomío—suplicó Poirot—, ¡no se enfade, se lo ruego! Su ayudame ha
sido valiosísima. Lo que me detuvo fue su modo de ser, tan extraordinariamentehermoso.
—Bueno—rezongué,apaciguándomeunpoco—.Perosigocreyendoquedebióhabermeinsinuadoalgo.
—Siesoesloquehehecho,amigomío.Lohicevariasinsinuaciones,peroustednolasentendió.Pienseunpoco,¿lehedichoalgunavezquecreyeraculpableaJohnCavendish?¿Noledije,porelcontrario,queeracasiseguroqueloabsolverían?
—Sí,pero…—¿Ynohabléinmediatamentedespuésdeladificultaddeentregaralasesinoala
justicia?¿Noestabaclaroquehablabadedospersonasdistintas?—No—dije—,paramínoestabaclaro.—Yademás—continuóPoirot—,alprincipio,¿nolerepetívariasvecesqueno
queríaquemísterInglethorpfueraarrestadoentonces?Estodebíahaberledichoalgoausted.
—¿Quieredecirqueyasospechabadeélentonces?
www.lectulandia.com-Página143
—Sí;paraempezar,aunquehubieraotraspersonasbeneficiadasconlamuertedemistress Inglethorp, ninguna como su marido. Esto era indiscutible. Cuando fui aStylesconustedporprimeraveznoteníaideadecómosehabíacometidoelcrimen,peroporloquesabíademísterInglethorpcomprendíqueseríamuydifícilencontraralgoquelorelacionaraconél.CuandolleguéalacasamedicuentainmediatamentedequehabíasidomistressInglethorplaquehabíaquemadoeltestamento;yeneso,amigomío, no puede usted quejarse, porque he hecho todo lo posible por hacerlecomprenderelsignificadodeaquelfuegoenmediodelverano.
—Sí,sí—dijeconinsistencia—.Continúe.—Bien, amigomío, como le iba diciendo,mi opinión sobre la culpabilidad de
Inglethorpsehizomuchomásdébil.Enrealidad,habíatantaspruebasencontradeélquemesentíinclinadoacreerensuinocencia.
—¿Cuándocambiódeopinión?—Cuandoviquecuantosmásesfuerzoshacíayoparasalvarle,máshacíaélpara
serarrestado.YcuandodescubríqueInglethorpnoteníanadaqueverconmistressRaikes,sinoqueeraJohnCavendishelqueteníarelacionesamorosasconella,tuvelacompletaseguridad.
—¿Peroporqué?—Muysencillo.SihubierasidoInglethorpelqueestabainteresadopormistress
Raikes,susilencioseríacomprensible.Perocuandodescubríquetodoelpueblosabíaque era John el que se sentía atraído por la linda esposa del granjero, tuve queinterpretar su silenciodemodocompletamentedistinto.Eraestúpidopretenderqueteníamiedo al escándalo, pues no podía relacionársele con ningún escándalo. Esaactitudsuyamehizodevanarmelossesosy,lentamente,lleguéalaconclusióndequeAlfred Inglethorp debía ser arrestado. En bien!, desde aquel mismo momento yodeseéigualmentequenofueraarrestado.
—Unmomento.Noveoporquéqueríaserarrestado.—Porque,amigomío,segúnlaleydesupaís,unhombrequehasidoabsueltono
puedevolveraserjuzgadoporelmismodelito.¡Aja!¡Eraunaideamagnífica!Desdeluego,esunhombredemétodo.Fíjese,sabíaqueeraseguroquesesospecharíadeélyconcibiólaidea,extraordinariamenteinteligente,deprepararunmontóndepruebasencontradesímismo.Queríaquesesospecharadeél.Queríaserarrestado.Entoncespresentaríasuperfectacoartaday¡libreparatodalavida!
—Perotodavíanoveocomopudoprobarsucoartadayestarenlafarmacia.Poirotmemirósorprendido.—¿Esposible?¡Pobreamigomío!¿NosabíaustedquefuemissHowardlaque
compróestricninaenlafarmacia?—¿MissHoward?—¡Puesclaro!¿Quiénsino?Paraellafuefacilísimo.Tienebuenaestatura,suvoz
www.lectulandia.com-Página144
es profunda y varonil; además, recuérdelo, ella e Inglethorp son primos y hay unparecido innegable entre los dos, especialmente en su modo de andar y en susmovimientos.Erasencillísimo.¡Sonunaparejainteligente!
—Todavíanoveomuyclarocómofuehecholodelbromuro.—Bien.Reconstruiré el caso hasta donde sea posible.Me inclino a pensar que
missHowarderalamentedirectoradeesteasunto.¿Recuerdaustedquemencionóundíaelhechodequesupadrehabíasidomédico?Esmuyposiblequeleprepararalasmedicinas,opuedehabérseleocurrido la idea leyendoalgunode losmuchos librosque miss Cynthia dejaba por todas partes cuando estaba preparando su examen.Comoquieraquesea,sabíaperfectamentequeañadiendobromuroaunamezclaquecontuvieraestricninaseprecipitaríaestaúltima.Probablemente,laideaseleocurriódepronto.MistressInglethorpteníaunacajadepolvosdebromuroquetomabaporlasnoches,decuandoencuando.NadamásfácilquedisolverunapequeñacantidaddeestospolvosenelfrascodelamedicinademistressInglethorpcuandolaenviólafarmacia de Coots. El riesgo era prácticamente nulo. La tragedia no tendría lugarhasta unos quince díasmás tarde. Si alguien hubiera visto a cualquiera de los dosmanipulandolamedicinalohabríanolvidadoparaentonces.MissHowardhabríayaprovocado la pelea y abandonado la casa. El tiempo transcurrido y su ausenciahubieran evitado cualquier sospecha. ¡Sí, era una idea muy hábil! Si lo hubierandejado así, posiblemente nunca se les hubiera atribuido el crimen. Pero no seconformaronconeso.Quisieronserdemasiadohábilesyestolesperdió.
Poirotaspiróelhumodesudiminutocigarrillo.—Prepararon un plan para hacer recaer las sospechas sobre John Cavendish,
comprandoestricninaenlafarmaciadelpuebloyfirmandoenellibroconsuletra.Ellunes,mistressInglethorptomaríalaúltimadosisdesumedicina.Portanto,ellunes,a las seis de la tarde, Alfred Inglethorp se las arregla para ser visto por variaspersonasenunlugaralejadodelpueblo.MissHowardinventóunahistoriafantásticaacercadeélydemissRaikes,paraexplicarelsilencioqueposteriormentehabíadeguardarInglethorp.Alasseis,missHoward,haciéndosepasarpormísterInglethorp,entra en la farmacia, cuenta la historia del perro, obtiene la estricnina y firma elnombredeAlfred Inglethorp con la letrade Johnquepreviamentehabía estudiadocon todo cuidado. Pero como todo el plan fallaría si John podía presentar unacoartada,leescribeunanotaanónima,siemprecopiandosuletra,enlaquelecitaenun lugarmuy apartado, donde era sumamente improbable que nadie pudiera verle.Hasta aquí todo va bien. Miss Howard vuelve a Midlingham. Alfred InglethorpvuelveaStyles.Nadapuedecomprometerle,yaqueesmissHowardquien tiene laestricnina,que,porotraparte,sóloseutilizaráparahacerrecaerlassospechassobreJohn Cavendish. Mistress Inglethorp no toma la medicina aquella noche. Lacampanillaestropeada, laausenciadeCynthia,preparadaporInglethorpa travésde
www.lectulandia.com-Página145
su esposa, todo en vano. Y ahora es cuando él comete su equivocación.MistressInglethorpestáausenteysumaridosesientaaescribirasucómplice,alaquesuponepresadepánicoporelfracasodelplan.EsposiblequemistressInglethorpregresaraantesdeloqueélesperaba.Alsersorprendido,Inglethorpcierraconllavesuburó,unpocoaturullado.TemequesisigueenelcuartotengaqueabrirdenuevoelmuebleyquemistressInglethorppuedaverlacartaantesdequeéllaretire.Demodoquesemarchaapasearporlosbosques,sinsospecharquemistressInglethorpabriríaelburóy descubriría el documento acusador. Pero esto, como sabemos, es lo que ocurrió.Mistress Inglethorp lee lacartayseenterade laperfidiadesuesposoydeEvelynHoward,aunque,pordesgracia,lafrasesobreelbromuronoledicenada.Sabequeestáenpeligro,peronosabepordóndeviene.Decidenodecirnadaasuesposoperoleescribeasuabogado,pidiéndolequevayaaverlaalamañanasiguiente,ytambiéndetermina destruir el testamento que acaba de hacer.Mistress Inglethorp guarda lacartafatal.
—Entonces,¿fueparaencontrarlacartaporloquesumaridoforzólacerraduradelacajadedocumentos?
—Sí,yporeltremendoriesgoquecorrióvemosquesedabaperfectacuentadesuimportancia.Conexcepcióndeaquellacartanohabíanadaquelorelacionaraconelcrimen.
—Hay una cosa que no comprendo: ¿por qué no la destruyó enseguida que latuvoensupoder?
—Porque no se atrevió a correr el mayor riesgo de todos: conservarla en supersona.
—Nocomprendo.—Considérelo desde su punto de vista. He descubierto que sólo tuvo cinco
minutos durante los cuales pudo coger la carta; los cincominutos inmediatamenteanteriores a nuestra llegada a la escena, porque antes, Annie estaba barriendo lasescaleras,yhubieravistoacualquieraquesedirigieraalaladerecha.¡Figúreseustedlaescena!Entraenlahabitación,abriendolapuertaconotradelasllaves,todaseranmuy parecidas. Se precipita sobre la cajamorada; está cerrada y no encuentra lasllaves. Es un golpe terrible para él, porque no puede ocultarse su presencia en elcuarto,comoesperaba.Perocomprendequehayquejugarseeltodoporeltodocontal de conseguir la maldita prueba. Rápidamente fuerza la cerradura con uncortaplumas y revuelve en los papeles hasta encontrar el que busca. Pero ahora sepresentaunnuevoproblema:noseatreveaguardarconsigoelpapel.Puedeservistoal dejar la habitación, puede que le registren. Si le encuentran el papel encima superdiciónes segura.Probablemente,enestemomento,oyeamísterWellsya Johnque salen del boudoir. Tiene que actuar rápidamente. ¿Dónde podría esconder eseterriblepapel?Elcontenidodelcestodelospapelesesconservadoy,detodosmodos,
www.lectulandia.com-Página146
loexaminarán.Nohaymediodedestruirloynoseatreveallevarloencima.Echaunamiradaasualrededoryve…,¿quécreeustedqueve,amigomío?
Movílacabezanegativamente.—Enunmomentorompiólacartaentrestiraslargasylasenrollóenlaformaen
se enrollan las mechas, metiéndolas apresuradamente entre las otras mechas en elrecipienteparaellascolocadoenlarepisa.
Lancéunaexclamación.—A nadie se le hubiera ocurridomirar allí—continuó Poirot— y podía haber
vueltosinprisasadestruirestaúnicapruebaqueexistíacontraél.—Entonces,¿estuvotodoeltiempoenelrecipientedelasmechasdelcuartode
mistressInglethorp,delantedenuestrasnarices?—exclamé.Poirotasintió.—Sí,amigomío.Éste fuemi«últimoeslabón»yausted ledeboelafortunado
descubrimiento.—¿Amí?—Sí. ¿Recuerda queme dijo quemismanos temblabanmientras ordenaba los
objetosdelarepisa?—Sí,peronoveo…—No, pero yo vi. Porque recordé que aquella misma mañana, más temprano,
cuandoestuvimosjuntosenlahabitación,habíacolocadoordenadamentelosobjetosde la repisa. Y habiendo sido ordenados no habría sido necesario ordenarlosnuevamente,anoserquealguienloshubiesetocado.
—¡Válgame Dios! —exclamé—. ¡De modo que ésa es la explicación de suextraña actitud! ¿Fue usted corriendo a Styles y todavía estaban allí, en elmismositio?
—Sí,yfueunacarreracontrareloj.—PerotodavíanocomprendocómoInglethorpfuetanestúpidocomoparadejar
allílacarta,teniendotantasoportunidadesdedestruirla.—¡Ah,peroesquenopudooportunidad!Deesomeencarguéyo.—Usted?—Sí. ¿Recuerda que me censuró usted por haberme confiado a toda la
servidumbreaeserespecto?—Sí.—Bien,amigomío,sólohabíaunaoportunidad.Yonoestabaseguroentoncesde
siInglethorperaelcriminalono;perosiloeranopodíallevarelpapelencima,sinoque lo habría escondido en alguna parte, y, asegurándome la simpatía de laservidumbre, pude prevenir su destrucción. Inglethorp era ya sospechoso, y dandopublicidad al asunto conseguí la ayuda de unos diez detectives aficionados, que levigilaríansincesar.Inglethorp,porsuparte,sabiéndoseobservado,noseatrevíaair
www.lectulandia.com-Página147
enbuscadeldocumentoparadestruirlo.Deestemodo, tuvoqueabandonar lacasadejandolacartaenelrecipientedelasmechas.
—PeromissHowardtendríalaoportunidaddeayudarle.—Sí, peromissHoward no conocía la existencia del papel.De acuerdo con el
plan preparado de antemano, no le dirigiría la. palabra aAlfred Inglethorp. Se lessuponíaenemigosirreconciliables,yhastaquesesintieronsegurosconladetenciónde John no se arriesgaron a celebrar una entrevista. Naturalmente, yo vigilaba amísterInglethorp,esperandoquetardeotempranoacabaríaconduciéndomeallugardel escondite. Pero fue demasiado hábil para arriesgarse. El papel estaba segurodondeestaba.Nohabiéndoseleocurridoanadiemirarallíenlaprimerasemana,noera probable que lo hiciera después.A no ser por su afortunada observación quizánuncahubiéramospodidoentregarloalaJusticia.
—Ahoraloentiendo.Pero,¿cuándoempezóustedasospechardemissHoward?—Cuandodescubrí quehabíamentido en la encuesta, al hablar de la carta que
recibiódemistressInglethorp.—¿Quémentirahabíaenello?—¿Havistoustedlacarta?¿Recuerdaustedsuaspecto?—Sí,másomenos.—Recordará usted entonces que mistress Inglethorp tenía una escritura muy
característicayquedejabaampliosespaciosentrelaspalabras.Peromirandolafechadelacartasevequeel«17dejulio»escompletamentedistinto.¿Comprendeloquequierodecir?
—No,nocomprendo—confesé.—¿Noveustedquelacartanofueescritaeldiecisietedejulio,sinoelsiete,eldía
siguientedelamarchademissHoward?El«uno»fuepuestodelantedel«siete»paraconvertirloen«diecisiete».
—Pero¿porqué?—Esoesprecisamenteloqueyomepregunto.¿PorquémissHowardsuprimela
carta escrita el diecisiete y muestra esta otra? Porque no quiere enseñar la deldiecisiete.Pero¿porqué?Yentoncesempecéasospechar.Recordaráqueledijequeesconvenientedesconfiardequienesnodicenlaverdad.
—¡Y, sin embargo—exclamé con indignación—, después de esome dio usteddosrazonesporlasquemissHowardnopodíahabercometidoelcrimen!
—Y razones de peso—replicó Poirot—.Como que durantemucho tiempomeindujeron a error, hasta que recordé un hechomuy significativo: que ella yAlfredInglethorperanprimos.Ellanopodíahabercometidoelcrimenporsísola,peronohabía razón que le impidiera ser cómplice. ¡Y además, aquel odio suyo, tanapasionado!Ocultabaunsentimientomuydiferente.NocabedudadequelesuníaunlazodepasiónmuchoantesdequeélsepresentaraenStyles.Habíanorganizadoya
www.lectulandia.com-Página148
su infame complot. Él se casaría con aquella señora rica, pero de poca cabeza; lainduciríaahacerun testamentodejándoleaéleldineroyalcanzaríansus finespormedio de un asesinato planeado con gran habilidad. Si todo hubiera salido comosuponían,seguramenteaestashorashabríandejadoInglaterrayviviríanjuntosconeldinerodesupobrevíctima.Sonunaparejamuyastutaysinescrúpulosdeningunaclase.Mientraslassospechassedirigíanhaciaél,ellapudohacertranquilamentetodaclase de preparativos para un dénouement completamente diferente. Llega deMidlinghamcon todas las cosas comprometedoras en su poder.Nadie sospecha deella.Nadiesefijaensusidasyvenidasporlacasa.EscondelaestricninaylasgafasenelcuartodeJohn.Guardalabarbaeneldesván.Yaseencargaráelladeque,mástardeotemprano,seandescubiertos.
—NocomprendoporquétratarondehacerrecaerlaculpasobreJohn—observé—.HubierasidomuchomásfácilatribuirelcrimenaLawrence.
—Sí,peroesofuepuracasualidad.TodaslaspruebascontraLawrencesurgieronaccidentalmente. En realidad, esto debe haber molestado bastante a los doscómplices.
—Lawrenceestuvoafortunado—observé,pensativo.—Sí.Naturalmente,yasehabrádadoustedcuentadeloquehabíatrastodoello.—No.—¿NocomprendióustedquecreíaamissCynthiaculpabledelcrimen?—¡No!—exclamé,atónito—.¡Imposible!—Enabsoluto.Yomismo tuve lamisma idea.La tenía en la cabeza cuando le
hiceamísterWellsaquellapreguntasobreeltestamento.Estaban,además,lospolvosde bromuro que ella había preparado y lo bien que interpretaba los papelesmasculinos,segúnnoscontóDorcas.Realmenteeralamáscomprometidadetodos.
—¡Poirot,ustedbromea!—No.¿QuierequeledigaporquéLawrencesepusotanpálidocuandoentrópor
primeravezenlahabitacióndesumadrelanochefatal?Porquemientrassumadreyacíaensucama,evidentementeenvenenada,vioque lapuertade lahabitacióndeCynthiateníaelcerrojodescorrido.
—¡Perosideclaróqueestabacorrido!—exclamé.—Exacto —dijo Poirot jocosamente—. Y fue precisamente eso lo que me
confirmóenmiideadequeestabadescorrido.EstabaescudandoamissCynthia.—Pero¿porquéteníaqueescudarla?—Porqueestabaenamoradodeella.Mereí.—¡Enesosíqueestáustedequivocado,Poirot!Precisamentehe tenidoocasión
de enterarme de que no sólo no está enamorado de ella, sino que hasta la teníaantipatía.
www.lectulandia.com-Página149
—¿Quiénlehadichoaustedeso,amigomío?—LapropiaCynthia.—¡Pobremuchacha!¿Yestabadisgustada?—Dijoquenoleimportabaenabsoluto.—Entonces es seguro que le importa mucho—observó Poirot—. ¡Son así las
mujeres!—EsunasorpresaparamíloquediceusteddeLawrence—dije.—¿Porqué?Estáclarísimo.¿NoponíaLawrencecaradepocosamigoscadavez
queCynthiahablabayreíaconsuhermano?SelehabíametidoensucabezaalargadalaideadequeCynthiaestabaenamoradadeJohn.Cuandoentróenlahabitacióndesumadrey lavioenaquelestado,sacólaconclusióndequeCynthiasabíaalgodeaquel asunto. Desesperado, trituró la taza de café con el pie, recordando que ellahabíasubidoconsumadrelanocheanterior,ydecidióevitarqueelcontenidodelataza pudiera ser analizado. Desde entonces se esforzó en sostener la teoría de la«muertenatural»,inútilmente,comosabemos.
—¿Yquémedicedelatazadecaféperdida?—Estaba bastante seguro de que la había escondido mistress Cavendish, pero
necesitaba la seguridad absoluta. Lawrence no supo lo que yo quería decir, peroreflexionandollegóalaconclusióndequeencontrandolatazaperdidaladamadesuspensamientosquedaríalibredesospechas.Yteníarazón.
—Otracosa.¿QuéquisodecirmistressInglethorpconsusúltimaspalabras?—Eran,naturalmente,unaacusacióncontrasumarido.—¡Vaya,Poirot; creoque lo ha explicadousted todo!—dije conun suspiro—.
Mealegrodequetodohayaterminadotanfelizmente.HastaJohnysumujersehanreconciliado.
—Graciasamí.—¿Cómograciasausted?—Querido amigo, ¿se da usted cuenta de que lo único que los ha reunido de
nuevo ha sido el proceso? Estaba convencido de que John Cavendish seguíaqueriendo a su mujer y que ella estaba igualmente enamorada de él. Pero habíanllegadoadistanciarsemucho.Todopartíadeunmalentendido.Ellasecasóconélsinquererleyéllosabía.Johnesunhombresensibleasumanera;noquisoimponerlesuamorsiellanolodeseaba.Yalretirarseélsedespertóelamordesuesposa.Perolosdos son extraordinariamente orgullosos y su orgullo losmantuvo separados. Él semetió en un lío conmistress Raikes y ella cultivó a propio intento la amistad deldoctorBauerstein.¿RecuerdaustedeldíaenqueJohnCavendishfuedetenido,quemeencontróusteddeliberandosobreunadecisiónmuyimportante?
—Sí,ycomprendíperfectamentesupesar.—Perdón,amigomío,peronolocomprendióustedenabsoluto.Estabadudando
www.lectulandia.com-Página150
entrejustificaronoinmediatamenteaJohnCavendish.Pudeevitarquelodetuvieran,aunque posiblemente eso hubiera significado la imposibilidad de coger a losverdaderos culpables. Hasta el últimomomento los asesinos no tuvieron lamenorideademisintenciones,yaello,enparte,debomiéxito.
—¿DemodoquepudoevitarelqueJohnfueraprocesado?—Sí,amigomío.Peroporúltimomedecidípor«lafelicidaddeunamujer».Sólo
elgranpeligroporélquepasaronpudoreunirdenuevoaesasdosalmasorgullosas.MequedémirandoaPoirot,mudodeasombro.¡Quémaravillosadesfachatezla
del hombrecillo! ¿Quién, sino Poirot, hubiera utilizado un proceso por asesinatocomomedioparasalvarlafelicidaddeunmatrimonio?
—Puedo leer suspensamientos, amigomío—dijoPoirot sonriéndome—. ¡SóloHérculesPoirotsehubieraatrevidoasemejantecosa!Yhaceustedmalencondenarmiactitud.Lafelicidaddeunhombreyunamujereslomásimportantedelmundo.
Suspalabrastrajeronamimemoriaacontecimientosyapasados.RecordéaMaryechadaenelsofá,pálida,agotadayescuchando,escuchando.Desdeelpisodeabajohabíallegadoelsonidodeunacampana.Marysehabíalevantadodeunsalto.Poirothabía abierto la puerta y contestado afablemente a la pregunta de sus ojosagonizantes:«Sí,señora—dijo—,se lo traigo».Sehabíaapartadoaun lado,yyo,saliendo de la habitación, sorprendía la expresión de Mary cuando su marido laestrechabaentresusbrazos.
—Puedequetengaustedrazón—dijeafablemente—.Sí,eslomásimportantedelmundo.
EnaquelmomentollamaronalapuertayCynthiaasomólacabeza.—Yo…yo…sólo…—Pase—dije,levantándomedeunsalto.Entró,peronoquisosentarse.—Yo…sóloqueríadecirlesunacosa…—¿Quécosa?Cynthia jugónerviosamenteduranteunossegundosconunaborlaqueadornaba
suvestidoysúbitamente,exclamando:«¡Cuántolesquiero!»,mebesóamíprimero,despuésaPoirotyseprecipitófueradesucuarto.
—¿Quéquieredecirtodoesto?—pregunté,sorprendido.Había sido muy agradable ser besado por Cynthia, pero la publicidad casi
estropeóelplacerdeaquelbeso.—Quieredecirquehadescubiertoqueno le resultaLawrence tandesagradable
comopensaba—replicóPoirotfilosóficamente.—Pero…—Aquívieneél.Lawrencepasabaenaquelmomentopordelantedelapuerta.
www.lectulandia.com-Página151
—¡Eh,místerLawrence!—llamóPoirot—.Tenemosquedarle la enhorabuena,¿noesasí?
Lawrence enrojeció y sonrió con torpeza. Un hombre enamorado es unespectáculolamentable.Cynthia,encambio,habíasidoencantadora.
Suspiré.—¿Quépasa,amigomío?—Nada—dijetristemente—.¡Sonencantadoraslados!—Y ninguna de las dos es para usted, ¿no es eso? —terminó Poirot—. No
importa.Consuélese,amigomío.Puedequevolvamosatrabajarjuntos,¿quiénsabe?,yentonces…
FIN
www.lectulandia.com-Página152
Volver
www.lectulandia.com-Página153
Volver
www.lectulandia.com-Página154
AGATHA CHRISTIE, escritora inglesa nacida en Torquay (Inglaterra) el 15 deseptiembrede1890,esconsideradacomounadelasmásgrandesautorasdecrimenymisteriodela literaturauniversal.Suprolíficaobra todavíaarrastraaunalegióndeseguidores, siendounade las autorasmás traducidasdelmundoy cuyasnovelasyrelatostodavíasonobjetodereediciones,representacionesyadaptacionesalcine.
Christiefuelacreadoradegrandespersonajesdedicadosalmundodelmisterio,comolaentrañablemissMarpleoeldetectivebelgaHérculesPoirot.Hastahoy,secalcula que se han vendido más de cuatro mil millones de copias de sus librostraducidos amásde100 idiomas en todo elmundo.Además, suobrade teatroLaratonera ha permanecido en cartel más de 50 años con más de 23.000representaciones.
Nacidaenunafamiliadeclasemedia,AgathaChristiefueenfermeradurante laPrimeraGuerraMundial.Suprimeranovelasepublicóen1920ymantuvounagranactividadmandandorelatosaperiódicosyrevistas.
Trasunprimerdivorcio,ChristiesecasóconelarqueólogoMaxMallowan,conquien realizó varias excavaciones en Oriente Medio que luego le servirían paraambientaralgunadesusmásfamosashistorias,aligualquesutrabajoenlafarmaciadeunhospital,queleayudóparaperfeccionarsuconocimientodelosvenenos.
DeentresusnovelashabríaquedestacartítuloscomoDieznegritos,Asesinatoenel Orient Express,Tres ratones ciegos,Muerte en el Nilo, El asesinato de RogerAckroydoMataresfácil,entreotrosmuchos.Lasadaptacionesalcinedesuobrasecuentanpordecenas.
www.lectulandia.com-Página155
Ademásdeestasobras,AgathaChristietambiénsededicóalanovelarománticabajoelseudónimodeMaryWestmacott.
Christierecibiónumerosospremiosydistincionesalolargodesucarrera,comoeltítulodeDamadelImperioBritánicooelprimerGrandMasterAwardconcedidoporlaAsociacióndeEscritoresdeMisterio.
AgathaChristiemurióenWallingford(Inglaterra)el12deenerode1976.
www.lectulandia.com-Página156
NOTAS
www.lectulandia.com-Página157
[*]Hemos pretendido conservar el original porque, como se verámás adelante, encastellanoseperderíaelsentido.Tobepossessedsepuedetraducirtantopor«poseeralgo»comopor«estarposeído».(N.delaT.)<<
www.lectulandia.com-Página158
[*] La ortografía inglesa es infinitamente más complicada que la española. Así seexplicanlasdudasdemistressInglethorp.(N.delaT.)<<
www.lectulandia.com-Página159
[*]Ungrano:0,6gramos.(N.delaT.)<<
www.lectulandia.com-Página160
[*]Alusiónauncuento infantil,unodeesoscuentosconunasola frasea laqueseañadecadavezunapalabramás,llegandoaresultarinterminable.(N.delaT.)<<
www.lectulandia.com-Página161
top related