teatroc. v. tema: permitiendo que el peso de los parlamentos, la intensidad de las si tua ciones,...
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30 UNIVERSIDAD DE MEXICO
TEATROPor Juan GARCIA PONCE
Todos eran mis hijos. "sentido moral poco convincente"
gida a saciar la necesidad de Chris deencontrar un "padre", un responsable,porque es también, como era lógico, unode los hijos, víctima también, como todos los demás, de las circunstancias especiales de la época. Y la última frasede la obra, en la que la madre le pideal hijo que "viva y olvide", obliga adudar del porqué de este tan parcialsentido de la justicia. Jo hay explicación paar el hecho de que éste no asumala parte de responsabilidad que le tocaen la muerte de su padre, y se juzguea sí mismo en la misma forma que lo juzgó a él. El final de la obra, en realidad,parece ser el principio de una nueva, enla que el hijo tendría que enfrentarsea éste problema. El hecho de que éstano exista hace dudar seriamente de lavalidez de los argumentos morales puesttls por el au tal' en boca de los personajes. La moral de Miller, en este caso,resulta demasiado condicional para poder ser plenamente aceptada. 1 o puededejar de pensarse que el hijo que también ha matado, aunque fuera en combate, y. que además, ha mandado a sushombres a la muerte, es, desde el puntode vista absoluto en el que él mismose coloca, tan culpable como su padremientras no demuestre la pureza de losmotivos que lo llevaron a la guerra, einclusive, los de la causa que defendía,y esto, descontando la luz que los sucesos posteriores han echado sobre laSegunda Guerra Mundial, es casi imposible.
Aparte de estas consideraciones, quesin lugar a dudas le restan valor. al ?rama, técnicamente Todos eran mzs hZJos,carece del propósito innovador que an~
ma a las demás obras del autor. Realizada dentro del más puro estilo realista, no es difícil descubrir en ella losinflujos que, en esa época, actuabanaún sobre Miller. Ibsen, Chejov, aparecen de continuo detrás del autor imponiendo formas, maneras. La obra evoluciona frecuentemente del rigor anecdótico que caracterizaba a aquél, al leveestilo nostálgico, evocativo que tan ma-
En varias ocasiones parece que ést~ serevela -más que ante la mala. aCCló.n,que, como el mismo padre expl~ca, tIene atenuantes y no puede ser J.uz~ada
desde un punto de vista tan subJetlvoante el hecho de que no haya combatido y resultado muerto, como tantosotros-, su otro hijo, inclusive, La justicia nunca es, no puede ser, un concepto totalmente abstracto, y no puedeaplicarse con la frialdad conceptiva queusa el hijo. Ningún hombre posee enuna forma tan estricta como él pretendelas riendas del bien y del mal; ningúnhombre tiene el derecho de juzgar yrechazar los actos de otro, en la formaabsoluta que él usa. En muchas ocasiones, durante el desarrolo de la acción,el espectador no puede menos que preguntarse si Chris, el hijo, está realmenteen lo justo, si no es tan culpable comosu padre y todos los demás hombres,combatientes o no, si alguien sinceramente puede considerarse tan limpio como para actuar como él lo hace, sobretodo cuando su ignorancia respecto a laforma en la que realmente se desarrollaron los sucesos que motivan la acción,durante el largo lapso de tiempo quemedia entre el momento en que éstosse produjeron y él que los pone de nuevo en evidencia, es muy poco probablee implica una cierta complicidad de suparte. Cuando el padre dice que "todos eran sus hijos" y acepta con estafrase que debe pagar por su culpa, cabepreguntar por qué debe asumir ese tipode paternidad, a todas luces antinaturaly que parece, más que nada, estar diri-
TODOS ERA J MIS HIJOS
D ENTRO DEL TEATRO de Arthur Miller, esta obra, escrita hace yamás de doce años, queda un tan
to fuera de lugar, desacomodada. Lamuerte de un viajante, El Crisol, El recuerdo de dos lunes y Panorama desdeel puente, todas ellas posteriores a Todos eran mis hijos, obedecen progresivamente a diferentes medios formalestécnicos, a distintas preocupaciones intelectuales, a motivos más definitivos,menos perecederos. Son producto depreocupaciones más universales, tanto;en el espacio como en el tiempo.
Mientras La muerte de un viajantees una devastadora dramatización deldesarrollo y fracaso de todo un sistemade vida, visto no sólo desde el puntode vista social-general, sino tambiéndesde el psicológico-particular; El crisol, una valiente crítica a la represióny un canto a la libertad y la integridad;El recuerdo de dos lunes una hermosay evocativa crónica sobre el tiempo y elhombre, llena de amor y comprensióny Panorama desde el puente una peneU"ante investigación sobre los impulsosprimarios, las pasiones recónditas, losanhelos secretos del hombre, que seacerca magistralmente a la dimensiónideal de la tragedia griega, dento deun estricto marco que no excluye lacrítica social; Todos eran mis hijos recrea nada más un problema de indudable fuerza dramática, sí, pero estrechamente circunscrito a las peculiaridades psicológicas de un pueblo y unaépoca muy determinadas.
El drama que se desarrolla en la obra,a pesar de que la intención moral quelo anima es universal, tiene cabida tansólo en Norteamérica y exclusivamentedentro de los años inmediatos al fin dela Segunda Guerra Mundial. Todas lasposiciones vitales, las reacciones psicológicas de los distintos personajes, sonproducto, por sobre todas las demás cosas, del recuerdo, demasiado inmediatoaún del tiempo de guerra. El mismoconflicto central, aun cuando el autorintenta dotarlo de una dimensión máspermanente señalando que no importael suceso en sí, sino sus característicasparticulares, sus implicaciones morales,no puede presentarse más que dentrode esas circunstancias. E inclusive la solución se ve también bajo el influjode una psicología en la que el rencordel combatiente hacia los que, por unacausa u otra, no tuvieron que pelear,tiene demasiada importancia.
De este modo la obra resulta, hoy, nonacla más un tanto extempor{lllea, yaque la psicología particular que la motiva ha desaparecido, o ha evolucionadohacia distintas formas de proyección,sino, también, lo que es más grave, pococQnvincente respecto al .sentido moralbajo él que el hijo juzga a su padre.
L.I BR 0·5<. ..
UNIVERSIDAD DE MEXICO
gistralmente empieaba éste. La anécdota principal está realizada dentro delsistema retrospectivo que usaba Ibsen;los pequeños sucesos circunstanciales,los personajes creados para' afirmar elambiente revelan con facilidad su procedencia chejoviana. Se advierte unacierta ausencia de rigor, una leve demora en el proceso ambiental, un usoun tanto excesivo de los personajes cir.cunstanciales para solucionar los problemas de construcción; pero a pesarde esto, la historia está narrada conindudable eficacia y su fuerza dramática es indiscutible. Puede decirse, enresumen, que por encima de todas suslimitaciones y sus caídas, Todos eranmis hijos anticipa con claridad al excelente dramaturgo que llegaría a serArthur Miller.
Dadas las consideraciones anteriores,es evidente que la actual puesta en escena, realizada por Seki Sano, en laSala Chopin, cuando ya se conocen enMéxico las demás obras del autor, resulta por fuerza un tanto extemporánea; pero esto no le resta ningún mérito a la magnífica labor realizada tantopor el director, como por los intérpretesy el escenógrafo.
Sin falsas intensidades, sin movimientos excesivos e innecesarios, sin distorcionar la progresión dramática, Seki Sano ha dirigido la obra dentro del másclásico, el más difícil y más efectivo sis-
.lANE AUSTEN, Ol'gullo y prejuicio. Prol.de Carlos Fuentes. Universidad Nacional Autónoma de México. México,1959, 364 pp.
El prologuista demuestra un gran poder evocador de la personalidad de laautora, y es justo en sus apreciacionesdel marco histórico en que vivió, asícomo sus juicios sobre la obra misma-su estilo y su trascendencia literariason atinados.
C. V.
ARMANDO LIST ARZUBIDE, Apuntes sobrela prehistoria de la Revolución. México, 1958, 105 pp.
Se dedica a historiar la lucha (18101910) de las clases obrera y campesinade México para que fueran reconocidossus derechos por la burguesía. Destacaen forma clara y concisa las figuras ylos sucesos más importantes.
c. V.
ISIDRO FABELA, Historia diplomática dela Revolución Mexicana, 1912-1917.Fondo de Cultura Económica. México, 1958, 390 pp.
Uno de los aspectos más amplios ybien documentados es la influencia delembajador Wilson en la muerte de Madero. Además aporta datos sobre las relaciones exteriores de México en eltiempo que Carranza ocupaba la presidencia.
C. V.
tema: permitiendo que el peso de losparlamentos, la intensidad de las si tuaciones, sugieran por sí mismos el movimiento escénico; dejando que el valor
-dramático de la obra se impusiera sinechar mano jamás de recursos falsos ytruculentos. Realización que, detrás desu aparente facilidad, implica un exacto conocimiento de la importancia, elpeso de las distintas zonas de actuación,una fina sensibilidad para calibrar elvalor de las actitudes y un justo sentidodel valor de la escena por sí misma.
Entre los actores, José Elías MorenoJ:1royecta con todos sus matices la vigorosa personalidad de .loe, el padre.''''olf Rubinskis, como Chris, tiene queluchar con una dicción defectuosa, queproduce la desagradable sensación deque imposta la voz; pero va de menos amás comenzando flojo en el primer acto y convenciendo plenamente durantelos dos siguientes. Virginia Manzano,conmovedora y justa como la madre,aunque abusa un poco de la gesticulación. Correctos, medidos y acertadosAdriana Roel y Antonio Gama, lo mismo que el resto del reparto, que cumple con absoluta eficacia.
La escenografía de Julio Prieto, realizada con excelente buen gusto, dota ala escena del ambiente exigido por elautor, facilitando e inclusive apoyando,además, el libre desempeño de los actores.
JAMES COLLINS, El pensamiento de Kierkegaard. Breviario, 140. Fondo deCultura Económica. México, ]958.320 pp.
Un verdadero y profundo examen dela obra de Kierkegaard, en el que sesacrifica con justicia el material biográfico y anecdótico en aras de un rigoranalítico que ya se hacía indispensableen los ensayistas que se acercan a laobra de este autor. Las preocupaciones
-religiosas, la línea de pensamiento, latemática filosófica, podríamos decir, delpensador danés se desprende clara ydiáfana de este excelente estudio.
J. O.
EMMA DOLUJANOFF, Cuentos del Desierto. Ediciones Botas. México, 1959.200 pp.
Once cuentos, unificados por el material temático al que se recurre paracrearlos: el mundo de los indios mayos,en el norte de México. El tono generaldel libro denota una falta total de compromiso, tanto en el sentido moderno,
. como en el tradicional del término. T.aautora relata una serie de hechos o sucesos en una forma totalmente objetiva,casi sería mejor decir ausente. Una problemática vista desde afuera, sin ningún afán de solidaridad, ya sea s<:>ntimental o intelectual, tiene que devenirmera crónica. El autor no sólo debe recoger la realidad, tiene que dotarla deun sentido, un orde.n y sin él no existela li teratura.
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Entre todos los cuentos destacan aquellos que se han recogido desde un punto de vista irónico, humorístico. Pero,insistimos, es necesario que la autora secomprometa más con sus entes de ficción.
J. O.
EDGAR A. PoE, Cuentos escogidos. Selección e introducción de Arturo Souto.Nuestros Clásicos, 5. Universidad Nacional Au tónoma de j\,léxico, 1958.336 pp.
En este tomo, integrado por una selección de las narraciones de Poe, lascaracterísticas de estas ediciones llegana lo ejemplar. Un agudo criterio felizmente ha escogido entre los sesenta ytres relatos conocidos del bostoniano.Todos los cuentos son obras maestras-salvo Elegancias, tal vez, pero éste interesa como una muestra del humorismo grotesco poeiano- y han sido presentados "en orden cronológico, con elobjeto de apreciar su desarrollo natural". Se incluye, desde luego, Los crímenes de la calle Margue, en puridadla 'primera novela detectivesca, aunqucno sabemos por qué se le ha suprimidoel epígrafe de Thomas Browne, tan indicativo. También están las narracioneshorripilantes como El gato negro, Elcaso del seiior Valdemar, El barril deamantillado, en las que hallamos al Poeefectista, amigo de llevar el horror has·ta los límites de la repugnancia y devoto de lo raro por lo raro. Est{ll1 construidas como un reloj perfecto, pero e11su tan meditada construcción carecende vida, aunque no de una belleza ccrebral, fría. Pero además están los rclatos donde se trasluce el genial exprcsionista que va más allá de lo que lepiden los voraces devoradores de folletines; aquellos relatos donde impera sobre todo la atmósfem -todavía no haypalabra más adecuada para este elemento novelístico- y donde ya no se trat,:sólo de lo raro y de lo horrible, sinode un misterio de mayor categoría. Yson Liaeia, El poza y el péndulo, El ca·mzón "'revelador; una obra clásica, lamás bella y lograda de Poe para nuestnJgusto: El hundimiento de la casa deUsher, y la extraordinaria GuillermovVilson que anuncia ciertas obras deKafka y Julien Green.
La Introducción de Arturo Souto, "su vez brillante cuentista, intenta y le,gra, sin aparato ~~udit? aunque con v~r·
dadera informaclOn, Situar a Poe ha)!,una luz menos crepuscular, menos maidita que aquella que se había venido;lrrojando sobre la vida y la obra deeste. Aquel romántico legendario y somobrío, sacudido por visiones de alcohol ;.de opio, era en realidad un artista lúcido que prefería los dictados de la in·teligencia y del espíritu a los de la mer:,intuición y el puro sentimiento. "E:lpleno romanticismo -dice Sou~o-, el'..un clásico, educado por la hteratur;jino-Iesa del siglo XVIlI." Lo que no im
. pide que ~e. pueda ~oloc~r bajo su retrato -"pahdo, .vestIdo Siempre. de nc~gro, de ojos febnles cuyo ~olor tiende alvioleta", dice el prologlllsta- aquelLfrase que tomar~, de Béra?ger para ~c;
Roderico Usher: Su corazan es un laUlcolgado; no bien lo tocan, resuena." ysu resonancia llegó a muchos; entre tantos a Baudelaire, nada menos.
J. DE LA C.
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