¿son gente o no son gente? (¿runachu kan,
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¿SON GENTE O NO SON GENTE? (¿RUNACHU KAN,
MANACHU RUNA KAN?) P. José Fernando Flórez Arias
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¿SON GENTE O NO SON GENTE? (¿RUNACHU KAN, MANACHU
RUNA KAN?)1
Putumayo: aguas de Vida y de muerte
“A veces me pregunto: esa gente de la nieve, esos gringos - ¿de dónde no más
serán? - peludos son, algunos como animales. ¿Son gente o no son gente?
Nosotros por eso mismo no tenemos pelo, somos gente.”2
Estos Misioneros de la Consolata que vienen al Putumayo ¿runachu kan,
manachu runa kan?
Ser gente significa no ser como el leopardo (con pelo). Luego ser gente -Runa
kanchi- expresa no ser animal feroz, no ser amenaza.
“Esa gente de la nieve, esos gringos”, estos misioneros de la Consolata llegamos
al continente de América -Abya Yala3 - en el año 1937 y en Colombia pisamos
territorio Amazónico el 8 de febrero de 1951 con la creación del Vicariato
Apostólico de Florencia que abarcaba parte de los departamentos de Caquetá y
Putumayo.
La cuenca del río Putumayo que significa “aguas de algodón”4, no era un territorio
vacío; albergaba más de 20 pueblos nativos que utilizaban el río para comunicarse
entre sí. Estas aguas nacen en el Nudo de los Pastos y después de recorrer 1.813
km, las vierte al río Amazonas, pero lamentablemente no sólo ha vertido aguas,
también ha vertido sangre.
En un comienzo fue por el conflicto entre pueblos originarios 5 , luego en la
segunda mitad del siglo XIX y 1914 “con el llamado auge de la explotación de
1Del Kichwa de la Selva que significa: ¿Son gente o no son gente? 2PETERS Federica. [Compiladora]. Naporuna Rukukuna. Camino para vivir. Quito: [S.E] 2017.p.
225. 3 “El Consejo mundial de los Pueblos Indígenas, admitió como nombre del continente [americano]
ABYA YALA del idioma Kuna. ABYA, significa tierra, territorio. YALA, significa agujero de la sangre, madre madura, virgen madura, tierra en plena madurez”.
4 Putumayo se compone de dos vocablos kichwas: Putu: Ceibo cuyas semillas están envueltas en una especie de algodón. Al caer las semillas al río parecía que fueran aguas de algodón. Cfr. FLOREZ ARIAS José Fernando. Diario de campo. Diálogo con el misionero capuchino que vive en el Napo, José Miguel Goldáraz. Coca, Ecuador. (25 de enero de 2017)
5 Cuenta el mayor Rafael Yuyo González del Pueblo Bora que sus abuelos contaban narraciones en donde decían que el pueblo Ocaina era enemigo de pueblo Bora, los mataban y luego se los
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gomas silvestres en gran parte de la Amazonia […] con consecuencias
devastadoras para los pueblos indígenas, en especial para aquellos que habitaban
en el espacio interfluvial ubicado entre el Putumayo y el Caquetá” 6 . En la
declaración de Augustus Walcott hecha en la Chorrera el 1 de noviembre de 1910
narra:
Trajimos [a los indios] amarrados, los tuvimos encadenados por un mes y les
pegaron y los mandaron a trabajar el caucho. Uno murió mientras estaba
encadenado. Alguno de ellos fue flagelado. Lo colgaron y lo golpearon con
machete. [Otro] no había querido trabajar el caucho, se había escapado y
matado a un “muchacho”. Entonces, le cortaron los dos brazos y las piernas a la
altura de las rodillas y […] jalaron el cuerpo y pusieron mucha leña y la
prendieron y echaron al hombre encima. - ¿está seguro de que todavía estaba
vivo? - sí, estaba vivo. Estoy seguro, lo vi moverse, con los ojos abiertos, gritaba7.
Julio Cesar Arana construyó en la Chorrera un centro de acopio donde más de
40.000 indígenas -Huitoto, Okaina, Bora, entre otros, fueron esclavizados,
torturados y matados.
Pero la sangre sigue corriendo; llega el año 1932, año del conflicto colombo-
peruano que, aunque más político que bélico, también deja muertos. Todo ello
para consolidar los límites territoriales de los estados nación entre estos dos
países, afectando igualmente al Ecuador. Así las aguas del río Putumayo y en ellas
el territorio queda dividido y limitado en cuatro países: Colombia, Ecuador, Perú
y Brasil.
El Putumayo no sólo ha sido testigo de muertes físicas, también lo ha sido del
etnocidio provocado por los estados nación en su afán de afincar su economía e
identidad territorial, siendo obstáculo para este fin el indio incivilizado, salvaje y
bárbaro.
Así lo expresará el presidente de Colombia, Rafael Uribe Uribe:
comían. Cfr. FLOREZ ARIAS José Fernando. Diario de campo. Comunidad Remanso, distrito de Yaguas. 16 de mayo de 2017.
6 CHIRIF, Alberto. La historia jamás contada sobre la época del caucho. Dos testimonios indígenas: Ramiro Rojas Paredes y Alex Acuña. 1 Ed. Lima: Instituto del bien común, 2015.p. 7.
7CASEMENT Roger. Libro azul británico. Informe de Roger Casement y otras cartas sobre las atrocidades en el Putumayo. Perú: IWGLA- CAAAP,2012. p. 227.
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Como se ve, la población cristiana posee apenas una reducida porción de la
parte central de esa enorme área llamada Colombia: casi toda la circunferencia
está en poder del salvaje que posee también las regiones más fértiles … de
manera que en la mayor porción del suelo patrio no pueden establecerse
familias nacionales o extranjeras sin exponerse a los ataques de los bárbaros.
[…] Evidentemente, el hecho de que la existencia de 300.000 bárbaros
dominando la mayor parte del territorio colombiano, donde no puede penetrar
la civilización, por el obstáculo que le oponen esos miles de salvajes […], es un
embarazo para el progreso y un peligro que crecerá en razón directa de la
multiplicación de los indios.
Repito que la cuestión no versa únicamente sobre la utilidad que de ello
podamos sacar, sino también sobre los riesgos y gastos que se nos impondrán
si no cuidamos de amansarlos desde ahora. […] Para que sea eficaz la máquina
de reducir indígenas, debe componerse de tres piezas, cada una de las cuales
obrando aisladamente no da resultados: Colonia militar, cuerpo de intérpretes
y misionero8
Dentro de la “máquina de reducir indígenas” están los misioneros. Es por ello que
en Colombia se firma en el año 1887 el concordato entre Vaticano y Estado, dando
inicio al establecimiento formal de misioneros en los llamados territorios de
frontera. “Posteriormente con la ley 103 de 1890, se autorizó a la Iglesia a reducir
a la vida civilizada a las tribus salvajes que habitaban en las riberas de los ríos
Putumayo, Caquetá y sus afluentes”9, y en el año 1953 se firma el convenio de
misiones, ratificando los anteriores convenios de 1928 y 1902 en donde afirma:
“[…] el jefe de la respectiva misión aunará al fin primordial de su cargo, que es el
de la civilización cristiana, el del fomento de la prosperidad material del territorio
y de los indígenas en él establecidos […]”10.
Así pues, el concordato entre Iglesia y estado hace posible el establecimiento de
misiones para la reducción de los salvajes por medio de los misioneros bajo la
modalidad del internado en donde se agrupan indígenas menores, se les prohíbe
8URIBE URIBE, Rafael. Reducción de salvajes. Conferencia de 1907 ante el congreso de la
republica, Citado por FLÓREZ LÓPEZ, Jesús Alfonso. Autonomía indígena en Chocó. Quibdó: Centro de Estudios Étnicos, 2007.p 62.
9PALACIO OCHOA, Rocío. Leguízamo: hacia una construcción histórica del territorio. Bogotá: WWF, 2013.P. 26.
10Convenio sobre misiones entre la Santa Sede y la República de Colombia. Bogotá, 29 de enero de 1953.
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hablar la lengua ancestral y “se tratará de hacerlos renunciar a las costumbres y
prácticas sociales y religiosas propias”11 integrándolos en una economía nacional.
“Así las misiones aportarán su granito de arena para hacer posible el sueño
republicano: unidad idiomática, unidad política y unidad de credo”12. Esta última
bajo el modelo de cristianización:
En la actualidad persiste entre algunos misioneros la idea de que las costumbres
y las creencias religiosas indígenas no representan una auténtica experiencia
de fe y que debe haber una conversión al cristianismo. Si esto aún pervive, en
aquella época de la puesta en marcha del Convenio de Misiones este era el
horizonte común y si no se lograba insertar a estos “infieles” a la vida cristiana
quedaban en peligro de no obtener la salvación, por lo que era necesario seguir
la erradicación de sus prácticas sagradas para implementar la cristiandad
mediante la sacramentalización13
Las aguas del Putumayo siguen fluyendo y siguen dando vida y refugio a colonos
que huían de la violencia bipartidista de Colombia. “Entre enero y agosto de 1959
se registró el ingreso de 230 familias, la mayoría provenientes del Valle del Cauca,
Nariño y Caldas. Al hacer un cálculo promedio de 4-5 miembros por familia, se
estimaría que en seis meses llegaron al Putumayo entre 920 y 1.150 personas”14.
A ello tendremos que sumarle militares que, al término del conflicto, quisieron
permanecer en el territorio.
Y las aguas se seguían moviendo, pero ya no eran las mismas. La bonanza de la
economía extractiva llegará con el petróleo en el alto Putumayo afectando tanto
al Ecuador como a Colombia. Para 1948 la compañía Texaco estaba desarrollando
allí 4 contratos.
Luego llegará la bonanza cocalera que recrudecerá en el año 1987 con la llegada
del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha quien negoció con las guerrillas de
11FLÓREZ LÓPEZ, Jesús Alfonso. Autonomía indígena en Chocó. Op. cit. p. 77. 12FLÓREZ ARIAS, José Fernando. Y el indio llegó a la ciudad y habitó entre nosotros. Trabajo de
grado. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. 2012.p.32. 13FLOREZ LOPEZ, Jesús Alfonso. Religión y descolonización. 1 Ed. Cali: Centro de estudios
Etnicos/ Editorial Otramérica, 2018.p.158. 14 URUEÑA BOGOYA, María Teresa. Conflictos socioambientales en el departamento de
Putumayo (1960-2014). Maestría en estudios amazónicos. Leticia: Universidad Nacional de Colombia, 2018.p. 35.
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las FARC15 y EPL16; pero tras juegos sucios se declararán la guerra, llegando al
territorio grupos paramilitares17 que tras asumir un discurso anticomunista y
antisubversivo, produjeron represión y muerte a los movimientos cívicos y
organizaciones comunitarias.
Hoy, el río sigue corriendo, pero lleva en sus venas materiales pesados (mercurio),
fruto de las balsas mineras que quieren extraer oro de las profundidades del río
Putumayo. Por sus aguas también corren grandes lanchas que llevan destrucción:
saqueos de toneladas de madera, de peces, de pieles, de fauna muerta, de kilos de
cocaína, de transnacionales como IRSA18 que trae proyectos de muerte a la región,
de grupos armados ilegales que disputan el territorio: FARC19 y Sinaloa20 para ver
quién se queda con la mejor parte.
Ante la fama de estas “grandes” bonanzas, llegan más y más personas al territorio,
interesadas en nutrir sus bolsillos. No sólo colonos, también indígenas del río
Napo21 que sueñan con un desarrollo en perspectiva occidental. Los nativos del
lugar no son ajenos a ello, por el contrario, aprendieron a lucrarse del negocio.
Pero estas aguas también refrendan la resistencia de algunos pueblos, de algunos
líderes y lideresas que apuestan desde sus usos y costumbres por un Putumayo
en donde Sumak Kawsana22 es proyecto de vida.
Los Misioneros y las Misioneras de la Consolata fuimos penetrando de a poco
estos territorios desde 1951, insertados en el Vicariato de Florencia, que al
15En la Séptima Conferencia de las FARC (1981/1982) la organización guerrillera decidió expandir
su acción a los Territorios Nacionales. En Putumayo se estableció́ el Frente 32 en 1984. En 1995 se tenía información de presencia de los Frentes 2, 13, 48 y 49 que, junto con los frentes de Nariño, Huila, Caquetá, Guaviare y Meta, constituyeron el Bloque Sur de la extinta guerrilla.
16La presencia de esta guerrilla se identifica desde 1983 con el Frente Aldemar Londoño operando en zonas petroleras -Orito y Valle del Guamuez- hasta finales del '90 con su desmovilización en el gobierno de Gaviria.
17 La Comisión Andina (1992) aclara que estos grupos paramilitares financiados por los narcotraficantes no hacían parte de las Autodefensas campesinas autorizadas por la ley, que luego sería declarada inconstitucional, pero actuaban en colaboración con la Fuerza Pública controlando y atemorizando a la población.
18Iniciativa para la integración de la infraestructura regional sudamericana. 19Estas FARC representan a los guerrilleros que no quisieron desmovilizarse en el proceso de Paz
en Colombia. 20Este grupo lo conforman algunas disidencias de las FARC, que, al sentirse inconformes con el
acuerdo de paz, decidieron unirse a los carteles de México para cuidar los cultivos de coca, sus laboratorios y el transporte de cocaína por el Putumayo.
21Kichwas llamados Naporunas. 22En Kichwa de la sierra seria Sumak Kawsay y en el de la Amazonia es Sumak Kawsana que
significa buen vivir, buen convivir, buen habitar.
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desmembrarse forma el Vicariato de San Vicente-Puerto Leguízamo y este a su
vez conforma el Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano; hemos intentado, en la
parte colombiana y posteriormente en el 2010 en el Vicariato de San Miguel de
Sucumbios en Ecuador y en 2011 en el Vicariato de San José del Amazonas en
Perú, realizar sus planes de vida, objetivos y proyectos no desde el escritorio de
capitales, sino desde los contextos crudos en donde la Vida se desvela.
Estructuralmente, de los tres vicariatos que se nos confiaron, uno se convirtió en
Arquidiócesis de Florencia, el otro en Diócesis de San Vicente y el reciente,
continúa siendo Vicariato de Puerto Leguízamo- Solano.
Misioneramente, la Amazonia nos ha desafiado a pensar más allá, nos ha retado
a pensar nuestro ad-gentes. Algunos misioneros lo han hecho, otros han quedado
al margen.
Quizás hemos adoptado el método ensayo-error; llegamos a la Amazonia
abrazados con colonos y terratenientes que “no sabían” que este territorio ya
estaba habitado, y que en esa colonización-civilización, muchos de los nativos
fueron desplazados o asimilados por la “gran cultura”. Pero en esos ires y venires
de la misión también hemos descubierto la presencia del Otro y de la Otra
diferente que cuestiona nuestro estar. Somos ¿runachu kan, manachu runa kan?
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Putumayo y reestructuración
Era el año 2007 y la X conferencia de la Región Colombia-Ecuador ante los
desafíos del momento propone nuevos caminos como el de ...
Pensar, planear y ejecutar progresivamente, hasta el próximo Capítulo General,
una reestructuración de la Región Colombia-Ecuador que la transforme en la
Región Andina con presencia en Colombia, Ecuador y Perú, aprovechando la
interrelación a través de las fronteras y la corresponsabilidad con la
biodiversidad amazónica, sirviendo prioritariamente a los pueblos indígenas,
los afrodescendientes, las nuevas pobrezas urbanas y la juventud (AMV),
favoreciendo y aprovechando el proceso de la continentalidad que viene
construyendo el Instituto, a través de la Dirección Regional.23
Con este marco referencial la Región Colombia-Ecuador era personificada en los
misioneros laicos: Viviana Nunes, su pareja Rui Jorge Silva y el padre Moonjung
Kim; a partir del año 2011 ponen sus pies en la Amazonia peruana - cuenca del
río Putumayo, margen derecha - en Soplín Vargas, capital del distrito Teniente
Manuel Clavero, el cual pertenece a la Provincia Putumayo, departamento de
Loreto, Perú.
Eclesiásticamente esta porción de territorio es atendida por el Vicariato
Apostólico de San José del Amazonas, y la figura de Iglesia que adoptó fue el de:
Puesto de Misión.
Pasados dos años, el matrimonio de laicos vuelve a Portugal, y a principios del
año 2014 es enviado José Fernando Flórez Arias, IMC.
Ya afincados en el lugar y por el conocimiento que se iba ganando desde años
anteriores tanto con los que habían pasado por el puesto, como con los que
actualmente estábamos, fuimos leyendo nuevamente el contexto y
preguntándonos qué cosas podríamos hacer dos misioneros: un coreano y un
colombiano, jóvenes y sin experiencia en tierras y aguas amazónicas peruanas,
con tres diversas culturas originarias: Kichwa, Secoyas, Witoto-Murui y con
población campesina colona; geográficamente en un territorio que hace frontera
con dos países: Ecuador y Colombia; que limita con tres jurisdicciones
eclesiásticas: Vicariato San Miguel de Sucumbíos en Ecuador y Vicariatos de
23IMC COLOMBIA- ECUADOR. X Conferencia Regional, 60 años con Jesús por el camino y en la
mesa. Bogotá [S.E],2007 (221)
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Puerto Leguízamo-Solano y Leticia en Colombia. ¿Qué podíamos hacer en una
zona altamente afectada por la pérdida paulatina en pueblos ancestrales de sus
usos y costumbres, influenciados por los boom económicos e ilegales arriba
mencionados? Y a ello le añadimos corrupción institucional, olvido del estado,
necesidades básicas no satisfechas, grandes distancias entre caseríos,
incomunicación, proliferación de Iglesias Evangélicas … Pero también con
presencia de hombres y mujeres aferrados a sus lenguas y tradiciones ancestrales
que creen que allí esta su fuerza y su resistencia.
Después de seis años con la visita del padre Stefano Camerlengo, en el año 2017,
la misión en Soplín Vargas se hace oficial - signo de esperanza y validez - y en el
mes de mayo de 2019 el padre Moonjung se despide del territorio tras muchos
intentos de querer saber, cómo estar en el Putumayo: ¿Somos runachu kan, o
manachu runa kan?
Putumayo: no sólo es estar, es saber estar
Siempre que encuentro en el camino algún misionero osado que haya caminado
con pueblos indígenas le pregunto: ¿Qué consejo me da para saber estar en la
Amazonia? La respuesta ha sido unánime: “Escucha. Aprende a escuchar”24.
Pero para escuchar hay que renunciar a los proyectos personales. Hay que callar
el ego. Para escuchar hay que abrir el corazón. Para escuchar hay que sentarse sin
ser preso del afán. Hay que comer sus comidas y beber su bebida. Para escuchar
hay que darse la oportunidad de estar con ellos, de sentir con ellos.
Creo que desde ahí se pueden ir amarrando los intentos del saber estar en el
Putumayo.
Escuchamos en los nativos frases como: “para el indio no hay fronteras (hace
alusión al tema fronterizo del territorio); el misionero debe ser nuestro aliado
(enfatiza el cómo debe estar la iglesia en su territorio); ¿porqué el hermano25
sólo toma agua caliente? (hace alusión a muchos misioneros que no toman su
bebida tradicional por fastidio o miedo a enfermarse y sólo reciben agua
hervida); hermano, está pasando esto (enfatiza en la confianza que se ha
24Misioneros: José Miguel Godáraz, Capuchino en el Napo; Joaquín García Sánchez, Agustino en
la Amazonia; Roberto Tomicha, Franciscano en Bolivia; Sofía Chipana, Terciaria trinitaria en Bolivia con el pueblo Aimara; Eleazar López Hernández, diocesano Zapoteca; Ezio Roattino, Consolata en el Cauca; Fernando López, Jesuita itinerante en la Amazonia.
25 Hermano es la forma en que llaman al misionero.
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MANACHU RUNA KAN?) P. José Fernando Flórez Arias
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generado para decir abiertamente lo que pasa); hermano, lo invito a mi
matrimonio, hermano lo invito a la maloka, (estas dos frases nos cambian
totalmente el chip de la misión en el Putumayo). Estos pueblos tienen sus propios
rituales, tienen sus propias cosmogonías y lo hemos ignorado y hemos asumido
que son cristianos. No. Tienen su propia religión y nosotros tendríamos que
facilitar el espacio para dialogar. Allimanta26 (la Amazonia tiene otro ritmo, tiene
otra dimensión); cuando vas al Estrecho me saludas a mi familia (todos se
conocen, a pesar de que el pueblo quede en la orilla peruana o colombiana o
ecuatoriana. Todo está conectado)”.
Al darle carne a estas frases en la navegada, podremos ser runachu kan -y no-
manachu runa kan.
Putumayo: Presencia e itinerancia
Constatamos que es una de las formas más adecuadas de estar en las fronteras es
itinerando, pero también estando.
Recorridos periódicos en la misma cuenca genera conexión, confianza, cercanía.
Genera red. Llevar y traer noticias hacen que nuestro contexto se amplíe y
compartirlo con las Iglesias locales de la cuenca ayuda a abrir horizontes.
De allí que el estar insertos en un Vicariato - San José del Amazonas - no nos
limita a estar sólo ahí. Estamos para navegar con los otros Vicariatos no dando
recetas, no invadiendo territorios, sino siendo apoyo en la reflexión que se va
gestando.
Es por ello que, en el puesto de Soplín Vargas, se gesta la “MISIÓN PUTUMAYO”
tejiendo redes en las fronteras. Pues como decía el padre Gaetano Mazzoleni: “el
río no nos divide, sino que nos une” o como dicen en el Putumayo: “para el indio
no hay fronteras”. Romper fronteras se vuelve signo de ser runachu kan -y no-
manachu runa kan.
Putumayo: Solos no podemos
Si bien el XIII Capitulo General nos dice: “La comunidad local debe estar
compuesta al menos por tres misioneros estables”27, la realidad es que cada vez
26Vocablo Kichwa que significa: despacio, con cuidado. 27 INSTITUTO MISIONES CONSOLATA, Actas XIII Capítulo General. Roma: [S.E],2017.
Numeral 91.
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hay menos misioneros disponibles para este tipo de opciones. Entonces
¿tendremos que sacrificar la opción por la no disponibilidad?
La opción no se puede ir a pique por falta de misioneros de la Consolata; abramos
nuestras puertas a lo inter, inter: congregacionalidad - disciplinaridad no sólo con
laicos o laicas de la Consolata, también con otros y otras laicas.
La misión Putumayo está abierta a esta forma de misión, ensanchando el
panorama e invitando a sumar misioneros y misioneras identificados y perfilados
con este proyecto. También nos enredamos en la dinámica de REPAM, CLAR,
iglesias hermanas, iglesia local y federaciones de la zona.
Se acaba el tiempo de auto referenciarnos; llega el tiempo de construir junto a
otros y otras.
La Amazonia necesita misioneros enamorados del territorio, que hagan suyo sus
alegrías y tristezas, misioneros y misioneras que en unidad de intentos estemos
dispuestos a escucharnos, amarnos. Sólo así podremos ser consuelo liberador.
Sólo así podremos ser runachu kan de lo contrario seremos manachu runa kan.
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Putumayo: tener una visión misionera es válido, pero estar
con una visión Ad-Gentes es vital.
El XIII Capítulo General dice:
«El Misionero de la Consolata está consagrado a Dios para la misión y realiza
el servicio Ad Gentes “para iniciar la evangelización donde todavía no está
presente” (Const. 22 70), privilegiando a los más pobres y prestando especial
atención a las situaciones humanas difícilmente alcanzables por el mensaje
cristiano (cfr. Const. 79), con preferencia a los más necesitados y descuidados»28
y a renglón seguido nos confirma los areópagos de la misión Ad Gentes:
«No-cristianos, pobrezas urbanas, minorías étnicas, servicios cualificados a las
iglesias locales […] En estos ámbitos están comprendidas otras dimensiones que
se relacionan directamente con nuestra misión, como el diálogo interreligioso,
la inculturación, los medios de comunicación social, los jóvenes, los inmigrantes,
la salud, las periferias existenciales, la educación »29.
Fuera de ello el Capítulo nos da unas líneas de acción que cada misionero debe
acoger para ser buena noticia en medio de los pueblos. Por ello nos habla de que
el misionero sea formado adecuadamente en los centros de inserción misionera
instituidos con este fin. «Respeten con profunda sensibilidad fraterna las
características de los pueblos a los que se dirigen, aprendan su lengua y
encarnen el Evangelio en sus valores religiosos, históricos y culturales, en sus
costumbres y en sus tradiciones»30.
Además, nos dice: «Cada misionero, además del conocimiento de la lengua y la
cultura locales, empéñese en conocer la realidad socio-política del país e
insértese con espíritu de apertura y colaboración en la pastoral de la Iglesia
local”31.
Finalmente nos exhorta a dialogar: «El diálogo y la apertura hacia experiencias
religiosas “diferentes” constituyen una actitud interior irrenunciable para todo
misionero. El diálogo es en primer lugar y de manera especial un “diálogo de la
vida”, es decir una experiencia de amistad y un deseo de fraternidad con
personas que buscan a Dios por otros caminos religiosos y espirituales. Deben
28 Ibid., Numeral: 107 29Ibid., Numeral: 109 30 Ibid., Numeral:112 31 Ibid., Numeral:113
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darse a conocer nuestras experiencias de diálogo significativas a todo el
Instituto»32.
Cuando no escuchamos lo suficiente, en vez de diálogo hacemos monólogos e
interpretamos la otra cultura desde la superficialidad, con criterios y categorías
occidentales. De allí que por el hecho de que algunos Kichwas, Murui y Secoya
hablen castellano, de que algunos olvidaron su lengua usos y costumbres, visten
como nosotros, son iguales o más corruptos que el occidental… creemos que la
evangelización - y en muchos casos el adoctrinamiento - debe ser igual que para
quien está en Quito, en Bogotá o en Lima.
La historia indígena de nuestra cuenca muestra los muchos ultrajes, negaciones
y colonización a las que se han visto avocados estos pueblos y hoy - algunos de
ellos - intentan reconstruir su identidad a partir de abuelos y abuelas que han
mantenido viva la tradición. Intentan re-hacerse a partir de un proceso de
descolonización que los lleva a su autonomía, pasando por la espiritual, en donde
retoman o reafirman sus experiencias religiosas propias.
Nuestro desafío hoy como misioneros ad gentes es ser sus aliados en ese proceso,
reconociendo como Iglesia la afirmación de sus derechos a todo nivel y, desde ahí,
abrir un Diálogo que pueda enriquecer nuestras Espiritualidades, es decir que
pueda enriquecer la Vida.
Para ello habría que acoger la espiritualidad de Juan Bautista “según la cual era
necesario que Él (el maestro) creciera y que él (Juan) empequeñeciera; así los
misioneros debían sentirse como Juan para que vieran a los pueblos como
Maestros de sabiduría”33.
Reconociendo entonces la paridad y las diferencias y estando dispuestos a
dialogar sin creer que mi verdad supera la otra, podremos tejer armónicamente
la vida. Pero ello supone la transformación de dos paradigmas: adoptar la
interculturalidad como superación de la inculturación y pasar del Cristo-
centrismo al Reino-centrismo.
Entonces será la Vida-Reino la que nos pondrá en relación, “amarán más la
religión, que, más allá de las promesas de la vida eterna, los hace más felices sobre
la tierra”34.
32Ibid., Numeral: 115 33FLOREZ LOPEZ, Jesús Alfonso. Religión y descolonización.Op. cit. p. 77.
34ALLAMANO, José. Carta circular a los misioneros de Kenya, 2 de octubre de 1910.
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Y si es la vida la que nos convoca, nuestra inspiración se fundamenta en Jesús, el
Hijo del Hombre que nos dice “Yo vine para que tengan Vida y Vida en
abundancia” (Jn. 10,10) y afincaremos ello en el mandato misionero por
excelencia, “ámense unos a otros como yo los he amado” (Jn 13, 34).
Estando así las cosas “la lucha por […] la defensa de la vida de los pobres se
convierte en actual y eficaz sacramento de salvación”35.
No es que sea un ignorante del decreto Ad Gentes o la carta encíclica Redemptoris
Missio, solo que muchas veces aplicamos los hechos a las teorías y no nos
esforzamos en mirar la teoría para ver si cabe en el hecho.
Endulzar la Palabra, dialogar, hacer amanecer la palabra es el producto de ese
diálogo: espiritualidad-vida. Siendo hombres y mujeres de vida ya no podrán
decir que somos manachu runa kan sino runachu kan.
Putumayo: tejido al Sínodo de los obispos para la región
panamazónica
En Puerto Maldonado me impactó la presencia activa de diversos pueblos de la
panamazónia quienes expresaron sus sentires a la Iglesia en la persona del papa
Francisco. Él celebró la vida desde la escucha de la Palabra y no desde el rito ni la
bendición solemne.
Las palabras de Francisco nos tienen que mostrar nuevos caminos. Tienen que
cuestionar nuestro quehacer. He escogido algunas frases para que las
“escuchemos” en lo profundo de nuestro corazón. Lo demás lo sabe cada quien:
He querido venir a visitarlos y escucharlos, para estar juntos en el corazón de
la Iglesia, unirnos a sus desafíos y con ustedes reafirmar una opción sincera por
la defensa de la vida, defensa de la tierra y defensa de las culturas.
Hemos de romper con el paradigma histórico que considera la Amazonia como
una dispensa inagotable de los estados sin tener en cuenta sus habitantes.
Considero imprescindible realizar esfuerzos para generar espacios
institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos;
asumiendo y rescatando la cultura, lengua, tradiciones, derechos y
espiritualidad que les son propias.
35 SOBRINO, Jon. Liberación con espíritu. Apuntes para una nueva espiritualidad. San Salvador:
Editorial Sal Terrea, 1985.p140.
¿SON GENTE O NO SON GENTE? (¿RUNACHU KAN,
MANACHU RUNA KAN?) P. José Fernando Flórez Arias
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El reconocimiento y el dialogo será el mejor camino para transformar las
históricas relaciones marcadas por la exclusión y la discriminación.
Ustedes son memorias vivas de la misión que Dios nos ha encomendado a todos:
cuidar la casa común.
La defensa de la tierra no tiene otra finalidad que no sea la defensa de la vida.
Su cosmovisión, su sabiduría, tiene mucho que enseñarnos a quienes no
pertenecemos a su cultura.
Escuchen a los ancianos, por favor. Ellos tienen una sabiduría que les pone en
contacto con lo trascendente y les hace descubrir lo esencial de la vida.
¡Qué importante es lo que nos decía Yesica y Héctor: “queremos que nuestros
hijos estudien, pero no queremos que la escuela les borre nuestras tradiciones,
nuestras lenguas, no queremos olvidarnos de nuestra sabiduría ancestral”!
Felicito a los jóvenes de los pueblos originarios que se esfuerzan por hacer, desde
su propio punto de vista, una nueva antropología y trabajan por releer la
historia de sus pueblos desde su perspectiva.
No sucumban a los intentos que hay por desarraigar la fe católica de sus pueblos.
Cada cultura y cada cosmovisión que recibe el Evangelio enriquece a la Iglesia
con la visión de una nueva faceta del rostro de Cristo.
La Iglesia no es ajena a vuestra problemática y a vuestras vidas, no quiere ser
extraña a vuestra forma de vida y organización.
Necesitamos que los pueblos originarios moldeen culturalmente las Iglesias
locales Amazónicas.
Ayuden a sus obispos, ayuden a sus misioneros y misioneras, para que se hagan
uno con ustedes, y de esa manera, dialogando entre todos, puedan plasmar una
Iglesia con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena.
Rezo por ustedes y por su tierra bendecida por Dios, y les pido, por favor, que
no se olviden de rezar por mi. Muchas gracias36.
36Discurso del Papa Francisco en el encuentro con los pueblos de la Amazonia. En: Visita del Papa
Francisco al Perú. Lima: Conferencia Episcopal Peruana. 2018.p. 16.
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MANACHU RUNA KAN?) P. José Fernando Flórez Arias
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¿Runachu kan, manachu runa kan?
Putumayo, misión Ad Gentes en frontera y en diálogo intercultural. El trabajo de
frontera nos pone en contacto con los pueblos, y el permanecer nos pone en
diálogo con ellos.
Romper fronteras no es tarea fácil, si es complicado pensarlo geográficamente,
también lo es eclesiásticamente, pues es repensar el significado de territorio tanto
en vicariatos como en parroquias. Pensar la misión en diálogo intercultural
también es complejo, pues nuestro parámetro de evaluación muchas veces es
numérico: cuantos vinieron a la misa o cuantos bautismos realicé en el año. Tejer
fronteras en un mundo que pone muros, dialogar con lo distinto en un mundo
que ve lo diferente como amenaza y no como promesa, y hacerlo en un escenario
de saqueo y narcotráfico es más complejo aún. La tarea no es fácil y la Misión
Putumayo no es una experiencia exitosa. Solos son remadas de búsqueda que van
llevando a otros remares. Como decía el p. Álvaro Ulcué, “sentarse a pensar es ya
empezar a actuar”.
Acabo diciendo que ojalá a la pregunta del Naporuna de si los misioneros de la
Consolata, esa gente de la nieve, esos gringos - ¿de dónde no más serán? –
peludos son, algunos como animales. ¿Son gente o no son gente? - ¿runachu kan,
manachu runa kan? - ellos mismos puedan concluir que al menos intentamos ser
gente, haciendo nuestra opción preferencial, estando en medio de ellos, para que
ellos nos enseñen a quitarnos nuestro pelo que aún sabiendo que volverá a crecer,
crecerá de forma diferente a fin de transmitir Vida, movidos por ese Dios que
camina por la tierra, haciendo chacra, huerta para sembrar.
Dios entonces ya dijo a su mama: “voy a curar este mundo ¡huuuuu¡ No está
nada bien. Demasiado mal vivimos en ese lugar, mamá”, dijo.
“¿Cómo que le vas a curar? Todavía eres un niño no más”, contestó la mamá.
“¡No! Yo puedo. Voy a darme una vuelta por el mundo. Voy a trabajar bastante”,
dijo.
Los dueños de los Espíritus dijeron: “¡Aaaa! ¿Qué es esto?”
Dios entonces ya empezó a caminar por la tierra, haciendo chacra, huerta para
sembrar37.
37 PETERS Federica. [Compiladora]. Naporuna Rukukuna. Camino para vivir.Op. cit. p. 179.
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¿SON GENTE O NO SON GENTE? (¿RUNACHU KAN,
MANACHU RUNA KAN?) P. José Fernando Flórez Arias
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P. José Fernando Flórez Arias, IMC, é misionero colombiano en Soplín Vargas,
Vicariato San José del Amazonas, Perú.
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