sombras en el negocio de los níscalos

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Reportaje. Alcaldes y micólogos cuestionan en este reportaje las prácticas de grupos de jornaleros para hacerse con el mercado de los níscalos en la provincia de Ciudad Real.

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PROVINCIA22

LA TRIBUNA DE CIUDAD REALLUNES 8 DE NOVIEMBRE DE 2010

El Gobierno adjudica por 1,9 mi-llones la reforma de la carreteraentre Bolaños y Almagro. PÁGINA25

LOREM IPSUM 000024 alumnos trabajan en el nuevo taller de empleo parala restaruración de Calatrava la Nueva, en el que laJunta ha invertidomás demediomillón de euros.

Vista aérea de la CM-4124 , que une los dosmunicipios calatravos.

Tras diez horas de jornal, los rumanos marcan el precio del kilo de setas para venderlas a los intermediarios.

Un grupo de jornaleros rumanos esperan en Piedrabuena para vender los níscalos recogidos durante la jornada. / FOTOS: PABLO LORENTE

cedo y de Espinareda, que no ocul-tan su enfado por considerar una«invasión» de sus pinares. Se que-jan a la Subdelegación del Gobier-no en León. Esta semana: cincocampamentos compuestos pormás de 200 personas, en su mayor

parte de nacionalidad rumana, sondesmantelados por la Guardia Ci-vil en la provincia de Huesca, don-de se dedicaban a la recolecciónmasiva e indiscriminada de setas.

Saceruela, noviembre de 2010:varios vecinos de este pequeño

municipio de Ciudad Real denun-cian en el Ayuntamiento y en elcuartel ruedas pinchadas en suscoches y destrozos en los mismoscuando los habían dejado aparca-dos en los pinares de la zona parabuscar variedades un domingo.

Sombras en el negocio del níscaloSalenadiarioal campo, regresancon furgonetas repletas ynegocianelprecio, son rumanos, se cuentana centenares ypueblan los

municipiosde ‘mercadillos espontáneos’ •Alcaldes ymicólogos cuestionansusprácticasparahacerse conelmercado

NIEVES SÁNCHEZ / CIUDAD REAL

Los vecinos de los 14 municipiosde la zona de Montes Norte no

son los únicos que a lo largo de es-tos años han encontrado en la re-cogida de setas una alternativa asus ingresos para hacer más lleva-dera la crisis y sumar así unos cuan-tos euros a la cuenta corriente. Des-de hace unas semanas, y esta tem-porada con mayor incidencia,cientos de rumanos pueblan dis-tintas localidades de la comarca re-velándose como ‘codiciosos’ caza-dores de níscalos (la variedad másabundante en los pinares de la co-marca). Son los que a día de hoy sa-can el verdadero ‘jugo’ al negociode las setas. El cómo lo hacen es loque trae de cabeza a aficionados yresponsables municipales.

Que donde comen dos comentres está más que comprobado,ahora bien, que donde hay lucropara unos pocos existe negocio pa-ra ‘800’ es más discutible. Todo de-pende de la manera en la que em-piece y acabe la transacción y delas artes que se empleen en ese re-corrido para obtener réditos de unapráctica tan antigua, social y enri-quecedora como salir al campo a labúsqueda del níscalo. Pero, sobretodo, depende de a quién se le pre-gunte.

Si es a los alcaldes, la respuestaes que el fin no justifica los mediosy que la oleada de rumanos de et-nia gitana llegada a sus pueblos es-tá generando «inquietud» entre lapoblación y malestar entre los afi-cionados. Los expertos en micolo-gía denuncian una invasión perju-dicial del terreno mediante la utili-zación de rastrillos para extraer loshongos «de manera indiscrimina-da y sin cuidado alguno». Pero si lacuestión llega a los marchantes ex-tranjeros de setas la respuesta esobvia a la par que jugosa: cientosde euros al día por la venta de nís-calos a «unos tres euros» el kilo (enla actualidad, el precio de compraen el mercado oscila entre los 6,50y los 8 euros).

Lo cierto es que para todos, sa-lir al campo a por setas se ha con-vertido en los tiempos que correnen una ‘carrera’ por llegar el prime-ro, en la que los procedimientos autilizar de algunos participantesson bastante turbios.

Octubre de 2009: un grupo derumanos de etnia gitana es expul-sado de Fortanete (Teruel) poracampar ilegalmente para recolec-tar rebollones con fines lucrativos.Noviembre de 2009: decenas de ru-manos arrasan las setas en montesde Vega (El Bierzo leonés) y creanmalestar entre los vecinos de San-

«Aquí la gente es muy aficiona-da a salir con amigos y familiares arecoger níscalos. Se ha hecho detoda la vida», comenta Germán Dí-az, alcalde de Saceruela. Pero lascosas han cambiado, «a peor». Deun tiempo a esta parte decenas derumanos se han instalado en elpueblo y alrededores, duermen enfurgonetas o en el campo y se pa-san el día entero cogiendo setas,pero el problema no es ese: «Ya sonvarios los vecinos, habituales enlas salidas al campo, que me hancontado que al volver de la reco-lecta se han encontrado sus cochescon las ruedas pinchadas y las lu-nas rotas y en los casos que teníansetas en el maletero, sin ellas», pre-cisa el primer edil saceruelense. Élsólo le encuentra una explicacióna este modo de proceder: «Se handado cuenta de que hay muchonegocio porque esta temporada esmuy buena y no quieren compe-tencia. Y la gente, como es lógico,desiste de salir porque no les me-rece la pena ver destrozados suscoches por un puñado de setas».

Una llamada y la Guardia Civilde este municipio ciudadrealeñoconfirma los hechos. «No se puedeprecisar el número de vehículosafectados, pero sí que son varios.Es una lucha por conseguir más yel problema es que no se denun-

MICOLOGÍA | MONTES NORTE

PROVINCIA23LUNES 8 DE NOVIEMBRE DE 2010 LA TRIBUNA DE CIUDAD REAL

‘‘El sonoro trompeteo de las gru-llas alborota desde hace días loscielos de la provincia, donde laobservación de estas grandesaves, que llegan a sus ‘cuarteles

de invierno’ procedentes de paí-ses tan distantes como Noruega,Suecia o el oeste de Rusia, se haconvertido en un reclamo orni-tológico. Cabañeros y Las Tablas

de Daimiel son unos de los mu-chos lugares de invernada queeligen las grullas, que tambiénencuentran acomodo en otraszonas de Castilla-La Mancha.

LAS GRULLAS YAALBOROTAN

EL CIELO

«Egoístamente, para Torralba esmuy importante que el aeropuerto funcione. Cuantomás dinero llegue,mejor»LA FRASE TERESA GONZÁLEZ | ALCALDESA DE TORRALBA

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Germán DíazAlcalde de Saceruela

José Luis CabezasAlcalde de Piedrabuena

«Llevamos 23 años saliendo al campo para clasificarnuestras variedades, siempre cuidando de no rom-per ni un solo micelio (cortar la seta dejando partedel tronco en el suelo para que vuelva a florecer) y es-ta gente llega aquí con rastrillos arrasando para reco-ger cuantosmásmejor. El problema es que el terrenotarda entre tres o cuatro años en recuperarse». JoséParrilla, secretario de la Asociación Viseña Amigos dela Naturaleza (AVAN) y organizador de las JornadasMicológicas de Viso, está «enojado» y cansado dedenunciar año tras año lomismo. «Es cierto que enViso el Seprona estámuy al tanto (la recogidamasivade setas lleva aparejada infracciones enmateriame-

dioambiental y puede llegar a vulnerar leyes como lade residuos, acampada o incendios) y quemuchaszonas de recogida están en fincas privadas, pero esque el campo libre lo arrasan». Parrilla, al igual queJosé AntonioMorales, director de las JornadasMico-lógicas de Saceruela, se refiere a la oleada de ruma-nos a la caza del níscalo. «Esto no pasaría si se acota-ra el campo y se legalizarán los carnés demicólogo,además de limitar la cantidad de kilos por persona,porque lo que ocurre es vergonzoso, por no hablardel impacto ambiental», diceMorales. Y es que, el di-cho: ‘a la tierra que fueres haz lo que vieres’ todavíano ha calado en los nuevos ‘cazadores de setas’.

‘Allí donde fueres haz lo que vieres’

cia», explican desde el cuartel. Elregidor municipal sopesa este in-conveniente: «Si no hay denuncias,por evitar líos y porque al final losdaños los paga el seguro, pues nose investiga lo que pasa. Por eso yoinvito a mis vecinos a hacerlo». Noobstante, reconoce que es un pro-blema «al que no se le va a ponerfreno hasta que no se le pongan lí-mites al campo».

María Ángeles Rojas, alcaldesade Porzuna, atiende la llamada deeste periódico y explica que a ellapersonalmente no le han llegado«quejas serias» de los ‘nuevos in-quilinos’ que tiene en el munici-pio. «Sí que hay cierta inquietudporque es la primera vez que se vea tantos rumanos, pero ayuda elhecho de que las setas no las ven-dan en Porzuna, se van fuera amontar el chiringuito». ¿Dónde?

UNMERCADILLO DE SETAS. Sonpoco más de las 16.00 horas y losalrededores del restaurante-hostalCuatro Caminos de Piedrabuena(dentro del pueblo, en el cruce dela carretera de Luciana con la deExtremadura) empiezan a conver-tirse en el hervidero de rumanosen el que se transforman todos losdías desde hace semanas. «Sonmuchos más que el año pasado,pero vamos que aquí pagan bien y

no hay problema», dice a La Tribu-na una voz femenina al otro ladodel teléfono del establecimiento.«A las siete de la mañana se van ensus furgonetas al campo y a eso delas 16 horas vuelven con los vehí-culos hasta arriba. Se monta aquíuna buena, la calle parece un mer-cadillo», comenta la misma voz.

De repente un día cualquiera elpueblo se llena de cientos de per-sonas que viven, duermen y reali-zan sus transacciones comercialesen plena calle, donde acuden losintermediarios para negociar los

precios del kilo de níscalos. El al-calde de Piedrabuena, José LuisCabezas, reconoce que tiene un«problema social» compuesto por«unos 200 rumanos» que están ge-nerando «cierta alarma» entre susvecinos.

«El despliegue de estas perso-nas es exagerado cuando cae la tar-de y lógicamente como alcaldetengo la responsabilidad de quemis vecinos estén tranquilos». Ca-bezas analiza la situación: «Cuan-do llegaron hubo quejas de peque-ñas tiendas porque les robaban, se

metían once o doce y mientras unocompraba otros cogían pequeñascosas al descuido. Lo que hice en-tonces fue pedirle a los agentes dela Policía Local que echaran horasextra para vigilar esas compras».«De todas formas - continúa expli-cando el primer edil - la GuardiaCivil ha tenido que intensificartambién la vigilancia para tenercontrolado el asentamiento es-pontáneo que ha surgido en el cru-ce del Cuatro Caminos y alrededo-res del restaurante Los Pucheros(carretera de Extremadura)».

Han pasado los días y con ellosuna satisfactoria respuesta a estasmedidas: «Los informes de losagentes que me llegan a diario ve-rifican que no se han frenado losrobos y que las tiendas están aho-ra satisfechas porque sus ventas sehan incrementado con estos nue-vos clientes, es el lado bueno (ríe)».

Sin embargo, y aunque el alcal-de de Piedrabuena no tiene cons-tancia de destrozos en coches du-rante salidas al monte, sí adviertede un comportamiento que le hallegado su despacho: «Algunos ciu-dadanos me han trasladado sumalestar porque estas personas sejuntan en grupos de doce, trece ocatorce y rodean a uno o dos afi-cionados del pueblo, a los quecoaccionan o amedrentan o invi-tan o como se le quiera llamar pa-ra que no salgan al campo a reco-ger hongos». «Por ello también haymás vigilancia», dice.

«Todo el mundo es libre de saliral monte, de vender lo que coge yde ponerle el precio que desee por-que es un libre mercado, pero cla-ro... debe haber límites en la formay en el fondo del negocio, pero so-bre todo en las formas porque susupervivencia depende de ello»,apunta José Parrilla, micólogo y se-cretario de la Asociación ViseñaAmigos de la Naturaleza (AVAN).

Dos hombres sujetan una caja de níscalos, recién cogidos en el campo.

La gente debe denunciarsi les rajan las ruedas delcoche, pero la soluciónes que se acote el campo

Existe cierta alarmasocial y se ha tenido queintensificar la vigilanciaporque ha habido robos

Personalmente, no herecibido quejas. Aquí sóloduermen porque la ventala hacen en otros pueblos

Lo que hemos ‘sembrado’durante años ellos con elrastrillo lo destrozan enuna sola temporada

María Ángeles RojasAlcaldesa de Porzuna

José Antonio MoralesAsc. Micológica Saceruela

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