silencio

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EL SILENCIOQUE UNE A DIOS

El silencio La Revelación se da dentro de la experiencia humana tejida de silencios y palabras.

El Dios bíblico no es sólo palabra, lenguaje, evidencia. Es también misterio y ausencia. Dios habla: hay oídos dispuestos a oír? El acto de oír representa la realización de la palabra.

El profeta Elías (1Rs 19,11-12) , habituado a encontrar a Dios en la Palabra, le reconoce también en el silencio.

Job 13,13:

«Callen delante de mí para que pueda hablar yo».

El Dios de la Palabra se muestra en la no palabra.

El “callarse” de Dios es “su decir”. Conciencia de encontrarse delante del “misterio”.

Is 50,4-5: El Señor Yavé me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber a los cansados una Palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos. El Señor me ha abierto los oídos.

El silencio es oraciónPensamientos agustinianos

Orar sin cesar “Perseverar en la oración”(Col 4,2):

“persistir”, “permanecer”, “ocuparse asiduamente”. Orígenes: la vida de santidad es una sola oración continuada. El sujeto de la oración es la interioridad humana.

La interioridad es el elemento esencial de la espiritualidad. La interioridad de la oración es la inhabitación divina en el alma en gracia. Dios reside en el interior del orante como en un templo. Es ahí donde Dios escucha el silencio.

Oración y deseo de Dios Cuando la oración es vocal: no porque Dios desconoce nuestra voluntad. Es que las palabras ejercitan el deseo. No todo deseo es oración. La fe es fuente de oración. Sin la fe no hay oración. También la esperanza ora. El amor es una voz que sube a Dios. Quien deja de amar deja de rezar.

El silencio: una tarea fecunda Sacrificar la propia palabraPara que la otra voz sea escuchada.

Preparar el terreno para que la Palabra germine.

Gestar el diálogo entre silencio y palabra.

Renuncia a escuchar voces sin olores a Dios.

Superar la prisa, vinculada al desinterés con la Palabra.

Darle dignidad a la palabra.

Escuchar el silencio contemplando a Dios en el interior.

Sal 104: Busca siempre su Rostro.

Que Nuestra Señora Desatadora de Nudos, desamarre las ataduras que nos impiden ver el rostro del Señor.

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