sentir las emociones
Post on 17-Aug-2015
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Sentir las emocionesPaola
Sallusti
Sentir las emociones, o tener sentimientos, es equivalente a
disponer de una guía de actuación, o dicho de otro modo, tener una brújula
vital que nos orienta para tratar de obtener el máximo beneficio de las
relaciones con el mundo.
Saber sentir debe ser un objetivo de la educación, y desde luego, de cualquier psicoterapia. Pero para saber sentir es condición necesaria saber expresar lo que sentimos, porque ello implica tomar contacto con el sentimiento, nombrarlo,
comprenderlo y comunicarlo.
Parafraseando a Aristóteles,
Aprender a expresarnos con la persona
adecuada, en el grado exacto, en el momento
oportuno, con el propósito justo y del
modo correcto.
Un modo muy directo de hacerlo es regulando la expresión o comunicación de los sentimientos, en
función del valor que confiere la cultura a los acontecimientos que los suscitan y a la propia
respuesta expresiva.
Por ejemplo, la ira, cuando se trataba
de controlar el propio miedo y
exhibir superioridad ante
un enemigo.
Así, a lo largo de la historia, se han exagerado determinadas
expresiones o bien, se han ocultado casi por completo.
Por ejemplo, la tristeza, cuando se trataba de reflejar la valentía y fortaleza de carácter
Las deficiencias en la educación emocional se reflejan comúnmente en los problemas de autoestima.
La autoestima es el grado en que los individuos tienen sentimientos
positivos o negativos acerca de sí mismos y de su propio valor.
Esto desarrolla en las personas, dificultad para contactar íntimamente con los demás, en la hipersensibilidad a las críticas,
en las adicciones – a sustancias y afectivas-, en la ausencia de empatía e inmoralidad, etc. En general, en la base de todos los
trastornos psicológicos.
No es posible el desarrollo humano individual si permanecemos mental, social o físicamente aislados.
Pongamos como ejemplo a cualquier hombre del que tengamos memoria y que haya destacado como líder, científico, empresario, etc. Si analizamos la cantidad de cosas que comunicaron al mundo y que les fueron comunicadas,
podríamos darnos cuenta que la esencia de su desarrollo personal radicó precisamente en esta actividad de proyección exterior. La comunicación de
muchos de estos hombres sigue viva a través de los siglos.
La comunicación es el proceso a través del cual los individuos condicionan recíprocamente su
comportamiento.
Nuestro cerebro emocional es más rápido que nuestro cerebro racional, y es por ello que se nos
define como seres emocionales.
Estas emociones además tienen otras cualidades fundamentales para la comunicación, como por ejemplo, que no podemos ocultarlas en nuestro
rostro, que el cerebro es capaz de interpretarlas, o algo todavía más crítico: que se contagian.
Por tanto, ¿Somos lo que somos, o somos lo que
comunicamos?
Las emociones se contagian como un proceso natural, resultado de millones de años de nuestra evolución; así,
son las emociones que tenemos, las que generan más emociones en las personas con las que nos
comunicamos. Por tanto, si queremos comunicar un mensaje positivo, antes debemos sentir emociones
positivas.
Normalmente nos empeñamos en mejorar nuestras palabras y lenguaje corporal para comunicar, creyendo
que serán éstas las herramientas que causen mayor impacto en nuestro interlocutor, sin pararse a entender
que será nuestro estado y emoción el determinante para generar algo en la persona que está frente a
nosotros.
Además, aunque podamos entrenar el disimulo de una emoción, en ningún caso
podremos llegar a eliminarla por completo; y esto se relaciona directamente con la comunicación,
porque internamente, contamos con una extraordinaria máquina (nuestro cerebro) que nos
permite interpretar el significado de dichas emociones.
Esto nos hace entender la importancia que tiene un buen control en los sentimientos, para así, tener una buena autoestima y su influencia
sobre nuestra vida. Muestra una realidad positiva de nuestro ser y de manera que la persona al
leerlo se pueda instruir y pueda recapacitar sobre conceptos, que inconsciente o conscientemente,
pueden estar bajando de una manera u otra nuestra calidad de vida.
Aprendamos a aceptar nuestras cualidades y
defectos, sin compararnos ni
menospreciarnos. Además de conocer que
cada persona tiene cosas valiosas para
compartir.
“Amarse a sí mismo de manera realista y sana es uno de los principales requisitos de la salud y el mejor camino para expresar y comunicar afecto a las personas que queremos.”
Walter Riso
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