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Artes plásticas
Un ritmo secreto
RICARDO TOLEDO CASTELLANOS
Un ritmo secreto tiene el Caribe;no es el orden de los calendariosni los surcos, es el del cuerpo,el que se lleva en la sangre,el de los cazadores y guerrerosy no el de los agricultores,el de liberación ditirámbicade los negros cimarronesy no de la petrificación monacalde los colonizadores europeos.
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E l universo del Caribe está lleno de memorias e
imágenes contradictorias que conviven en diver-
sos tipos de mezcla y proporción, tales como las su-
pervivencias y vestigios indígenas, las huellas de los
períodos de conquista y colonia europeas, de la escla-
vitud de aborígenes y negros, los acechos de piratas,
los ecos de las revoluciones (incluyendo las del siglo
XIX y XX), las marcas culturales de la modernidad,
postmodernidad y los tiempos actuales.
Etéreo ma non troppo
El Caribe indígena no fue lugar de grandes y eternos
monumentos religiosos ni de civilizaciones agrarias; fue
lugar de pueblos caminantes,
magos y chamanes en cons-
tante trance con la muerte,
cuya forma de unificación con
la naturaleza no impuso arit-
mética al tiempo ni geometría
a la tierra, sino que extendió
la pulsación sanguínea al pai-
saje, dotándolo de danzas y ci-
clos vitales, los de las fuerzas
invisibles que generan y rege-
neran los equilibrios de lo que
crece; la expresión visible de
estos acuerdos se llevó en los
cuerpos como atributo que
hacía poderoso a quien lo lle-
vaba. Ya fueran joyas o pintu-
ras, los objetos se unían a su
poseedor y juntos eran un ser
completo.
Durante el período de
conquista y dominación euro-
peas, “Caribe” fue sinónimo de salvajismo, violencia y
barbarie, la leyenda negra que contribuyó de manera
importante, junto con las enfermedades nuevas, al casi
total exterminio de los pueblos así conocidos, que no
tuvieron selva o montaña para adentrarse y perderse
de la historia de Occidente; vinieron entonces el domi-
nio blanco, la sedentarización y los esclavos africanos.
Los primeros contactos de Europa y África con
América se realizaron a través del océano Atlántico, y
el principal lugar de llegada fue la región costera e
insular de América Central y parte de América del Sur,
llamada desde entonces mar Caribe, lugar de puertos
de salida de riquezas para los países europeos, entra-
da de colonizadores blancos y venta de esclavos, con
fundaciones urbanas –si bien prósperas económica-
mente, escasas en tesoros permanentes a causa de la
amenaza de piratas–, algunos fortines amurallados que
protegieron un comercio de productos destinados en
su mayoría a las ciudades del interior continental.
La colonia europea dejó en la región la sensación
de territorio de paso, de estación provisional, pero tam-
bién el ruido del comercio y la agitación de los puer-
tos: luego de las revolucio-
nes de independencia del si-
glo XIX, vino la búsqueda de
la identidad propia. Los es-
casos intelectuales que per-
tenecían a las burguesías
blancas inician una literatu-
ra escrita llena de evocacio-
nes paisajísticas y costum-
bristas inspiradas en el ro-
manticismo francés; su in-
fluencia en las artes plásticas
fue también el paisajismo-
costumbrismo academicista
que en general desconocía
a las otras razas como públi-
co o lectores.
Arrastradas por la músi-
ca, las otras artes fueron con-
quistando terreno para lo
popular con mitos que mez-
claron lo indígena, negro y
europeo en relatos de seres tan sutiles e intangibles
que en su mayoría se resisten a la representación y
habitan el mundo de manera subrepticia.
Tropical molto vivace
El siglo XX trajo el turismo, promesas de paisajes idea-
les de vacaciones y música rítmica siempre alegre, be-
llas mujeres, calor de playa festiva y comodidades de
grandes hoteles.
JUAN FRANCISCOELSO (CUBA)La mano creadora1987-88
El arte sirve, además, para vivir después de morir.
ÁLEJANDRO OBREGÓN
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Al buscar público para las artes plásticas entre
resorts, cruceros y balnearios, muchos artistas han caí-
do en el tropicalismo, industrialización en lo pintores-
co de lo que el extranjero ávido de souvenirs espera
reconocer de lo prometido en los planes de vacacio-
nes, consolidado en una identidad de tarjeta postal. El
turismo tiende a refundir la cultura popular en lo exó-
tico; obras definidas comercialmente como primitivistas
se alimentan del modelo del paisaje de mar y playa
con palmeras, la vida cotidiana de mulatos y negros
vuelta pintoresca, el baile, etc. Y tienen un nicho de
mercado en la clase media que compra recuerdos y
regalos en almacenes especializados (en este caso, ga-
lerías primitivistas y tiendas caribeñas).
Las numerosas y muy afortunadas excepciones tie-
nen el múltiple mérito de haber abierto caminos a la
reflexión y forzado a su público a romper los esquemas
conformistas de complacencia servil al pintoresquismo,
reconocer la diversidad étnica y cultural en soluciones
que no han aceptado el simplismo, enfrentando la ten-
tación del éxito comercial inmediato.
La identidad caribe en el arte es más fácil de reco-
nocer en la música por la expansión del mercado de
la misma desde Puerto Rico, Miami y los barrios lati-
nos de Nueva York. Aunque en las artes plásticas no
hay una popularización colectiva equivalente en reco-
nocimiento mundial, sí se han hecho visibles en el
medio del arte algunas pautas regionales como la pre-
sencia más o menos constante de imaginerías espiri-
tuales producto del ejercicio de la abstracción unida
al espíritu religioso mestizo cristiano-africano de cul-
tos como candomblé, vudú, santería y otros.
Andante
CUBA
Propuestas para este mundo y el más allá, lo humano y
lo sobrenatural. En un artista como Wilfredo Lam (1902-
1982) el arrastre de lo invisible reconecta la tradición
negra africana con el afán del arte occidental de inda-
gar lo sagrado. Juntando la influencia surrealista (for-
mó parte del grupo surrealista, fue amigo de André
Breton, Pablo Picasso y de una buena parte de la van-
guardia artística de París) a una conciencia racial y
cultural negra, Lam produjo obras de marcada identi-
dad afroamericana, visualmente afines a las construc-
ciones totémicas, al paisaje interno de la selva y al más
La identidad Caribe en el arte es más fácil de reconocer en la músicapor la expansión del mercado de la misma desde Puerto Rico, Miami y los barrios
latinos de Nueva York, aunque en las artes plásticasno hay una popularización colectiva equivalente en reconocimiento mundial.
WILFREDO LAM(CUBA)
Alba (pequeña mañana)Oleo sobre lienzo,
arte abstracto1959
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interno del inconsciente de los herederos de los re-
beldes que se resistieron a la esclavitud, que enfrenta-
ron la violencia acorazada y armada del blanco con el
poder de la magia (era nieto de una sacerdotisa
candombe); la obra de Lam tiene el sabor de visión de
trance mágico con espíritus sutiles y seres intermedios
que habitan aún el imaginario colectivo del habitante
del mar cercano a la selva. Amelia Peláez (1896-1968),
a diferencia de Lam, después de una estadía en Euro-
pa se radicó de nuevo y definitivamente en su país, lo
que trajo una influencia constante de la vanguardia
cubista y constructivista al arte cubano y latinoameri-
cano, con el sello propio que le permitió evolucionar
con independencia hacia las imágenes de la vida coti-
diana siempre resueltas en el plano de los abstractos.
Sin compromisos ajenos al arte, esta mujer se quedó
en la Cuba de la revolución; modesta de pretensión,
su obra no tuvo el reconocimiento mundial de Lam,
pero fue más influyente en el desarrollo del arte local,
del que resultarán artistas como Mario Carreño (radi-
cado luego en Chile) y Cundo Bermúdez, también in-
teresados en el espacio cubista-constructivista y su re-
lación con la lectura del paisaje propio. Ana Mendieta
(1948-1985) desarrolló su
obra fuera de su país (Esta-
dos Unidos y México espe-
cialmente), pero el espíritu ri-
tual y de ofrenda de sí mis-
ma fue siempre parte de la
tierra latinoamericana; en
sus obras la imagen de su
cuerpo (a veces presente fí-
sicamente) se reúne con la
esencia femenina de la tierra
en el encuentro de lo huma-
no y lo sagrado, cerca tam-
bién a formas expresivas de
movimientos de los años 70
como el land art y el perfor-mance. Juan Francisco Elso
(1956-1988), con piezas escul-
tóricas de gran significado
simbólico cuerpo-tierra, y
José Bedia (1959), cuyas
obras han sacralizado en el rito las huellas –tenues ya–
del paso de los pobladores indígenas por el territorio
americano en general, constituyen la conciencia de
memoria ancestral, protección y de respeto por el pla-
neta, comenzando por el país propio. En las nuevas
generaciones de artistas cubanos sobresalen K-cho
(Alexis Leiva), artista que en varias obras ha reflexio-
WILFREDO LAM(CUBA)Pasos Miméticos1951
ALEXIS LEIVA (KCHO)(CUBA)No juego1995
Había una larga playa blanca con cocoteros al fondo. El arrecife cruzaba la entradadel puerto y el fuerte viento del Este hacía romper el mar sobre él, de modo que laentrada era fácil de ver. No había nadie en la playa y la arena era tan blanca quemirarla le lastimaba los ojos.
ERNEST HEMINGWAY, Islas en el golfo
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nado el tema de los balseros; Lázaro Saavedra y Car-
los Garaicoa, con propuestas que hacen crítica de la
realidad social y política de la isla, o por lo menos no
se comprometen en apologías en pro del gobierno,
logrando una relevancia más universal.
HAITÍ
Aquí el rito y el comercio del
arte parecen haber encontra-
do equilibrio. André Pierre
(1916), sacerdote vudú, luego
de haber producido imágenes
de culto se vinculó al movi-
miento de arte primitivista de
su país, que desde el Centre
d’Art de Port-au-Prince en los
años 60 vivió un boom comer-
cial en el extranjero: en su
obra comercial hay imágenes
que, según él, le son mostra-
das en los sueños por los mis-
mos dioses, y en ellas apare-
cen éstos con atavíos mestizos,
representados de una mane-
ra figurativa, de distorsión in-
genua; aunque no sean imá-
genes de culto, el panteón
vudú es omnipresente cada vez renovando sus imáge-
nes humanizadas, que al ser vendidas contribuyen, se-
gún el artista, a la propagación de la fe. Eduard Duval-
Carrié, artista activo a partir de los 90, pertenece a
una siguiente generación un poco más cosmopolita
que ha encontrado su raíz visual en la influencia de las
imágenes del vudú y de los pintores primitivistas de
las generaciones anteriores, esta vez buscando con-
cretar como lenguaje y como reconocimiento colecti-
vo un imaginario disperso en el mercado, y para esto
parece que ha sido necesario salir del país y desde
metrópolis como Nueva York establecer un diálogo di-
recto con el mundo del arte sin la mediación del co-
mentario pintoresco. De esta tendencia es también la
propuesta de Burton Chenet. Vladimir Cybil y André
Juste manejan lenguajes distintos de la pintura como
el ensamblaje y la instalación, conservando sin embar-
go el carácter simbólico y mítico que manejan tam-
bién los pintores.
PUERTO RICO
Una cultura hispana con tan fuertes lazos con Estados
Unidos hace complicado un intento de retrato gene-
ral. El ritual de devoción a la tierra es visible en la obra
del artista Jaime Suárez (1946), instalaciones escultóri-
cas hechas con símbolos y materiales de los antiguos
oficios del fuego y el barro, recordando la huella inde-
leble que el artesano y el mago grabaron en las mate-
rias de uso y ofrenda tanto en la vida como en la muer-
te. Antonio Martorell hace evocaciones a la memoria
creando espacios de instalación con objetos y ambien-
tes como rincones del hogar mítico del recuerdo in-
fantil haciendo referencias también al imaginario
barroquizado (sentimental, indirecto, cargado) de la
cultura latina. Pepón Osorio, residente en Nueva York,
es un ejemplo del afán de muchos latinos inmigrantes
en busca de pautas de identidad, que paradójicamen-
te se hacen urgentes fuera del país propio. Un elemento
El papel de los artistas de la parte continental del Caribeno es claro, puesto que en la mayoría de estos casos,
al lograr reconocimiento en sus países, se inscriben más en su historia nacional queen la regional, que depende del movimiento de las capitales.
ANA MENDIETA(CUBA)
SILUETA1973-1977
EDUARD DUVAL CARRIÉ(HAITI)
Situacion inextricable
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constante en la obra de Osorio es la ne-
cesidad de poblar el espacio hasta lle-
narlo de pequeños lapsos, necesidad
estética de descendientes de guerreros
o comerciantes que al vivir al día llevan
puesto lo que son; el mismo barroquis-
mo de la música que ha dado una iden-
tidad ruidosa, sensual, emocional al la-
tino de Estados Unidos, instalaciones y
objetos reconocibles pero muy llenos
de accesorios que evocan desde los al-
tares católicos mestizos hasta las conso-
las sobredecoradas de los buses, des-
de las cajas de los lustradores de calza-
do hasta los ornamentos de Semana
Santa. El culto a lo terrible es también
un elemento que en el artista Juan
Sánchez (1954), habitante de Brooklin,
reúne para la reflexión estética sobre
el espíritu del latino y caribeño.
CARIBE CONTINENTAL
El papel de los artistas de la parte con-
tinental del Caribe no es claro, puesto
que en la mayoría de estos casos, al
lograr reconocimiento en sus países,
se inscriben, más que en su historia
regional, en la nacional, que depen-
de del movimiento de las capitales. En
estos casos, no han sido los artistas re-
conocidos sino los artistas populares
los que han mantenido la visión regio-
nal, que los margina como “provincia-
nos”, artífices anónimos de identidad
y de memoria local que, en casos ex-
cepcionales, han sido reivindicados
cuando la vertiente oficial se ha voltea-
do a su favor.
De los reconocidos cabe resaltar al
venezolano Armando Reverón, cuya re-
nuncia a la vida de ciudad luego de sus
estudios en Europa, lo conduce a la pla-
ya selvática; autoexiliado en una casa he-
cha por él mismo (El Castillete) junto con
ANDRÉ PIERRE(HAITÍ)Baran Sacrifice1966
Hoy desembarqué en la playa encantada. Hacía calor y amaneció temprano, pero la luz del agua eramás brillante que la del cielo. No hay mar más translúcido, verde como el jugo de limón que tantoansiaron mis marineros muertos de escorbuto en la larga travesía desde el Puerto de Palos. Se logra verhasta el fondo, como si la superficie del agua fuera meramente un vidrio. Y el fondo es de arenasblancas y lo cursan peces de todos los colores.
CARLOS FUENTES en el cuento: Las dos Américas. El naranjo
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lo necesario para no extrañar nada del mundo moder-
no, produjo la mayor parte de su obra en relativa sole-
dad, una obra intimista en la que renunció al fuerte con-
traste de color de la pintura que vio en Europa, volcan-
do silencio interior a paisajes y algunos retratos de su
mujer y sus muñecas de trapo.
De los artistas populares reivindi-
cados, Noé León (1907-1978) en Colom-
bia coincidió con el despertar del na-
cionalismo de artistas llegados de es-
tudiar en Europa y México que bus-
caron juntar la mirada del intelectual
a la del obrero y campesino, inspira-
dos en las vanguardias liberales; la
obra de León es del corte ingenuo
que caracterizó en París al “Aduane-
ro” Rousseau, pero más paisajístico y
menos sexualizable.
EL CASO (¿OCASO?) MIAMI
Como punto principal de llegada del
inmigrante latino, esta ciudad es foco
de la actividad económica latinoameri-
cana en el Caribe; por eso mismo, lo
comercial prima sobre lo cultural en el
arte, y si se reconoce una identidad ge-
neral, es la del academicismo o la del
pintoresquismo, cuyo mercado es la cla-
se emergente que no busca interroga-
ción ni reflexión estéticas, sino afirma-
ción y comunicación. Las manifestacio-
nes estéticas juegan el papel de obje-
tos para demostrar status social o defi-
nición de estilo en el consumo; el vir-
tuosismo técnico es muy apreciado
como garante de calidad en obras que
no hacen propuestas de lenguaje y por
lo tanto erigen monumentos al confor-
mismo social y al consumo, y por otra
parte, lo pintoresco se convierte en un
consuelo folclorista para la crisis de
identidad del que no se siente totalmen-
te aceptado ni rechazado.
Coda
Siento que, sobre todo en las artes plásticas, no se es
del Caribe por haber nacido en determinado lugar,
sino por llevar a donde quiera que se vaya la sensa-
ción de no haber llegado definitivamente a este mun-
do, de ser habitante de un limbo entre el mundo y el
De los artistas populares reivindicados, Noé León (1907-1978) en Colombiacoincidió con el despertar del nacionalismo de artistas llegados de estudiar
en Europa y México que buscaron juntar la mirada del intelectual a la del obreroy campesino, inspirados en las vanguardias liberales.
PEPÓN OSORIO(PUERTO RICO)
La bicicleta1985
JAIME SUÁREZ(PUERTO RICO)De lo ritual: Mesa
1987
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más allá. Se convierte cualquier territorio en transición
y se lleva todo lo necesario puesto y en la sangre, y
cuando se manipula materia, como en el arte, se la
desprende del peso para hacerla palpitar, ya no como
objeto para poseer, sino como una pulsación interme-
diaria entre la vida y la muerte.
BIBLIOGRAFÍALUCIE-SMITH, Edward. Art in Latin America.Artistas latinoamericanos del siglo XX. Catálo-
go de la Exposición. The Museum of ModernArt, New York. 1992.
Ante América. Catálogo de la Exposición. Bi-blioteca Luis Ángel Arango, Banco de la Re-pública. 1992.
Los hijos de Guillermo Tell, artistas cubanoscontemporáneos. Catálogo de la Exposición.Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la Re-pública. 1991.
MEDINA, Álvaro. “El Arte del Caribe Colom-biano”.
Voces de ultramar. Catálogo de la Exposición.Casa de las Américas, Madrid.
ARMANDO REVERÓN(VENEZUELA)Luz tras mi enramada
NOÉ LEÓN(COLOMBIA)El Colombia1968
RICARDO TOLEDO CASTELLANOS,artista plástico.
Investigador en historia del arte y teoría del arte.Docente de las Facultades de Publicidad
y Diseño Gráfico, UJTL.
Todo el Caribe me ha sido un ámbito incomparable, en donde las cosas suceden exactamente enel ritmo y con el aura que se ajustan con mayor fidelidad y provecho a los jamás realizadosproyectos de mi existencia.
ÁLVARO MUTIS, La última escala del tramp steamer
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