recopilacion cuentos policiales
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Escuela del CAE
EN UN MUNDO DE FICCIÓN !
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Escuela del CAE
El relato policial, nace como una consecuencia de una realidad histórica: la formación de las grandes ciudades y el deseo y búsqueda de justicia.
El relato policial exige del escritor, además del dominio técnico, un ordenamiento riguroso de la trama: debe crear hechos y vincularlos con lógica interior.
El detective Sherlock Holmes, el inspector Watson, de Arthur Conan Doyle, figuran entre los personajes más conocidos de la narrativa policial.
Los personajes que encontramos en un cuento policial son representantes del bien y del mal: el policía, el detective, el inspector; el asesino, el ladrón y el espía.
Habitualmente es un relato que se hace al revés de la narrativa tradicional. Al comienzo se presenta el enigma que debe ser resuelto al final. El tiempo para aclarar el misterio procede en dos sentidos: mientras avanza la investigación, futuro, se revela el enigma, pasado.
La acción brinda el mayor suspenso. Deja siempre un hilo o eslabón por resolver.
Resulta sumamente difícil escribir cuentos con estas características. Es un proceso que lleva mucho tiempo, principalmente en el hecho de encontrar el hilo conductor de enigmas que lleven al lector a sentirse partícipe en
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Escuela del CAE
desentrañar el misterio; ingresando en el mismo, como un investigador más.
Sin embargo muchos alumnos de 6to. año han sido muy audaces y se animaron a explorar este maravilloso universo de ficción y quisieron compartir su avances en este desafío.
Motivar las producciones escritas es una tarea con la cual los docentes nos enfrentamos cotidianamente.
Pero pocas cosas son tan gratificantes como ayudar a nuestros alumnos a volcar en el papel todo el potencial de su imaginación.
Aquí podrán leer producciones de cuentos policiales creados por alumnos de 6to. año
A ellos: ETERNAMENTE... ¡GRACIAS!Por la responsabilidad, creatividad, originalidad y
dedicación...
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Escuela del CAE
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Escuela del CAE
Áreas: Lengua e Informática
Docentes:
Marcela Martínez
Adriana Marichal
2009
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El Crimen perfectoPor Mauricio Barzan
El asesinato fue increíblemente difícil de resolver.
Era la mañana del 3 de junio de 2009. Un amigo
llamado Tony Martínez salió a hacer lo de siempre: ser jefe
de La Policía de Nueva York.
Ese día no volvió a su casa, se quedó a cuidar que
nadie se escapara de la cárcel. Al día siguiente no lo vieron
en la cárcel ni en la comisaría. Pasaron siete días sin que
pudieran dar con su paradero.
En la mañana del octavo día, recibieron una carta que
decía: “Tenemos a su jefe si lo quieren de vuelta VIVO nos
tienen que enviar 1.000.000 de dólares en efectivo a la
Avenida Estanli 154”.
De no ser así, su jefe dormirá con
los muertos”.
-¡Qué vamos a hacer sin nuestro
jefe! –dijo uno.
-No lo sé- dijo otro.
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Escuela del CAE
-Supongo que deberíamos darle lo que quieren- dijo
Tony un nuevo policía algo extraño.
-¡Estas loco! - dijo el Contador de la Policía.
-Tranquilos, Tony tiene razón hay que darle lo que
quieren- dijo Mauricio el segundo a cargo de la comisaría.
Los policías, comisarios y otras personas de ahí
consiguieron el dinero y se lo enviaron pero no recibieron
ni una carta, ni una llamada, ni un masaje de texto…
Los oficiales se empezaron a preocupar ya que no
encontraban nada. Hasta que el 5 de octubre encontraron
el cuerpo del Jefe.
Llamaron a un detective y enseguida vino a la escena
del crimen y solo encontró una pistola con silenciador.
El detective hizo un análisis de
huellas digitales. Los resultados
apuntaban a Tony, el nuevo. Ellos lo
buscaron en su casa y lo encontraron
ahorcado.
¿Había sido el culpable? O ¿había otra persona
implicada? Revisamos la casa. Encontré un cuchillo lleno de
sangre.
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Me fui al laboratorio a hacer análisis de huellas
digitales y me dio que pertenecían a Mauricio,
el segundo al mando de la comisaría. Me fui a
su casa, lo encontré y cuando se dio cuenta
que lo íbamos a arrestar se murió de un infarto.
FIN
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El crimen, sin resolverPor Juana Stipech
A las 9:00pm, del día jueves yo estaba bañándome y
de repente sonó el teléfono. Salí del baño todo mojado con
la toalla encima y atendí. Me llamaba un señor
preocupado por su esposa ya que había
desaparecido. Ella era una mujer muy
organizada. Sin embargo me mencionó
pruebas que hacían suponer que algo malo le
había pasado.
Entonces le pedí su domicilio y me dirigí allí, para que
me contara qué había sucedido.
Su marido comenzó el relato:
– Siempre llego a las 7:30 pm para empezar con los
preparativos de la cena, resulta que hoy
llegue puntual a las 7:30 pm, como siempre, y
vi las ventanas abiertas y la cartera de mi Sra.
sobre la mesa. Me llamó mucho la atención
pero pensé que tal vez solo había salido al
kiosco. Cuando me dispuse a empezar a
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Escuela del CAE
cocinar ya eran las 8:00 pm y me empecé a preocupar
cuando vi que el señor del kiosco había cerrado. La traté
de localizar al celular pero lo había dejado en su cartera,
llamé a varios amigos y nadie supo decirme nada. Ya
pasaron 24 horas que está desaparecida y la policía
necesita que pasen 48. Un amigo me dio su teléfono, me
dijo que era muy buen investigador.
Comencé a buscar pistas y revisé las ventanas, las
puertas. Mi primera hipótesis era que se trataba de un
rapto. Mi segunda hipótesis era que alguien la había
asesinado en su propia casa. Le pregunté al esposo
quiénes habían estado con ella en las últimas horas del día
y él me respondió:
–Con sus dos hermanos con quienes últimamente no
se estaba llevando nada bien.
Llamé a Nicolás. Atendió su esposa y me dijo que
Nicolás no se encontraba en la casa.
Le pregunté si ella sabía algo de
Nicolás y su relación con la hermana.
Me comentó que había un problema
de dinero entre ambos. Le comuniqué
que la Sra. Smit, estaba desaparecida. Inmediatamente
colgó el teléfono.
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Llamé a Gonzalo. Me atendió él. Le pregunté sobre su
hermana. Me comentó que había estado todo el día en otra
ciudad y yo le dije que su hermana estaba desaparecida.
Seguí investigando en la casa, cuando bajé al subsuelo
caminé 5 pasos y miré hacia mi derecha y la vi a la Sra.
Smit tirada en el piso. Estaba muerta. Pasaron 5 minutos y
llegó Gonzalo y llorando se tiro al suelo y la abrazó.
La policía llegó, ni bien la llamamos. El cuerpo fue
llevado a la morgue para investigar. Una hora después
llegó a la casa Nicolás, muy serio dijo:
–Yo la maté. Hace unos días me informó que había
encontrado una carta de mi difunta madre en donde decía
que estaba desheredado. Ella me dijo que la presentaría a
los abogados para que cambiaran el testamento. Traté de
convencerla de que no lo hiciera, pero se negó. Tuvimos
una discusión, la golpeé y cayó muerta. La escondí en el
sótano y escapé.
De pronto Nicolás se llevó la mano al pecho, y cayó
muerto de un síncope.
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El misterioso crimen de
Miguel Sarabia Por Consuelo Nazar Anchorena
El 2 de diciembre a la madrugada, me llamaron para
investigar el caso de Miguel Sarabia. Él era chef y
escritor, tenía 22 años.
Fue encontrado muerto en el
restaurante donde trabajaba, lo que
hacía sospechar que el asesino pertenecía a
ese entorno. Es así como comencé la investigación de este
caso. De parte de la familia no había mucho para investigar
porque no la frecuentaba.
La principal sospechosa era Vilma, la cocinera, que
tenía una relación sentimental con él. También estaba Juan
el otro chef, que competía por ganarse el lugar de “chef
renombrado”, título que poseía Miguel. Por último, Pedro,
el de la limpieza, una persona aislada y de muy mal
carácter.
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Todo hacía pensar que uno de ellos podría haber sido
el asesino, por distintos intereses.
Fue encontrado desangrado, con varias puñaladas
producidas por arma blanca, un elemento
punzante, que hacía pensar que
había sido provocado con alevosía.
Daba a pensar que el pobre Sarabia,
no había tenido tiempo a reaccionar o
defenderse.
Encontré todo desordenado en el lugar y el arma con
la que había sido asesinado ya no estaba, dejando así su
último menú sin terminar.
Todos decían no haber visto nada. Vilma negaba todas
las acusaciones ya que ella lo había encontrado sin vida en
el momento que ingresaba a su horario de trabajo. Mis
sospechas hacia Juan eran porque él debería haber
cumplido el mismo horario de Miguel y no lo hizo. ¿Por qué
no lo hizo sabiendo que competía con Juan por ser el chef
renombrado?
Los motivos de discusión eran frecuentes debido a que
Juan no mantenía en condiciones el lugar, Miguel era muy
exigente con respecto a la limpieza, lo que les hacía
mantener una mala relación.
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Tenía datos más que suficientes para pensar que uno
de ellos podría haberlo asesinado, pero apareció un
personaje inesperado, era Vanesa con quien había tenido
una relación hacía un tiempo atrás.
Empecé a investigar sobre ella. Su coartada era que
no había estado en la ciudad, sino de viaje por negocios.
Luego de unos días comprobé que era falsa.
Cuando fue citada a declarar por el juez, se quebró y
reconoció su culpabilidad, lo había matado por despecho y
celos.
Es curioso, una vez más comprobé que ante un delito,
todos me parecen culpables…. hasta que se comprueba lo
contrario.
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La misteriosa muerte del
señor ColiguePor Fiorella Rebecchi
Era un día caluro, muy lindo, un sol radiante, algunas
nubes, un cielo hermoso.
Ese día, miércoles, el señor Coligue, no fue a trabajar,
cosa que era muy raro porque nunca faltaba aunque
estuviera con gripe, lloviera, tronara o cayeran rayos. Era
un hombre muy responsable y jefe del Área de Compras de
una importante empresa conocida en la ciudad.
Pero ese día no apareció. Al finalizar el día laboral,
algunos compañeros y sobre todo su secretaria, Margarita,
se preocuparon porque habían intentado comunicarse con
él y su teléfono no contestaba, ni el
fijo, ni su celular.
Decidieron ir hasta su casa a
ver qué ocurría.
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Al llegar encontraron la puerta sin llave, y sin ningún
signo de rotura. El pobre señor Coligue estaba tirado en el
piso.
Pensaron que estaba descompuesto, le tomaron el
pulso y descubrieron que estaba muerto.
Sus compañeros sintieron pena y temor por lo
ocurrido.
Llamaron a la policía quienes a su vez le dieron la
tarea de investigación a un reconocido detective de la
ciudad.
El detective resulto ser el famoso señor Standfor.
Hombre reconocido por su gran profesionalidad en los
trabajos asignados, muy sagaz e inteligente, detallista,
ordenado para trabajar, honesto y lleno de buenas
virtudes.
El detective Standford, comenzó por ver el cadáver del
Sr. Coligue y no encontró signos de violencia.
Tomó huellas digitales de la puerta, teléfono, cocina,
baño, vasos, copas y encontró restos de
cigarrillos en el cenicero, pero lo raro era
que los compañeros del trabajo le habían
comentado que el Sr. Coligue no fumaba.
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A Margarita se la veía muy apenada, no paraba de
llorar.
El detective, rastreó en la compañía telefónica las
llamadas entrantes y salientes.
Revisó su agenda y encontró el teléfono de un
hermano a quien le avisó de lo ocurrido para que a su vez
comunicara el triste suceso al resto de la familia.
El hermano, de nombre Horacio, le relató que el Sr.
Coligue era un hombre muy bueno pero que no tenía
prácticamente amigos, aunque la última vez que lo había
visto lo invitó a tomar un café para presentarle una
señorita muy bonita pelirroja, alta, muy educada con
acento francés, de nombre Cecil, quien había llegado a la
ciudad hacia muy poco y trabajaba para un empresa
extranjera llamada Siter, con sucursal en esta ciudad.
Horacio en esa oportunidad les había tomado una foto
que aun no había revelado pero la llevaría enseguida a una
casa de fotografía para mostrársela.
Horacio con todo su dolor y angustia fue hasta el
departamento de su hermano a encontrarse con el
detective Standford, quien mientras tanto había
encontrando varias llamadas entrantes y salientes desde
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Escuela del CAE
un teléfono de Coligue a un número que pertenecía a la
empresa Siter.
Los demás familiares y compañeros del querido señor
Coligue se ocuparon de retirar el cuerpo y llevarlo a una
sala de velatorio.
El detective, se comunicó de inmediato con la empresa
Siter y pidió hablar con el jefe de personal, le comentó lo
sucedido, preguntó por la señorita Cecil y preguntó a qué
hora salía del trabajo.
El jefe de personal el Sr. Mann se mostró muy amable
y colaborador e informó que la señorita Cecil salía a las 15
horas.
El detective fue a la empresa y la esperó a la hora
indicada. Se presentó y le pidió que relatara la última vez
que había visto al Sr. Coligue. Ella se mostró muy triste y
confundida.
Le contó que había estado con él por última vez el día
lunes por la tarde en el café de la esquina de la plaza
principal y que la noche anterior a lo ocurrido, lo había
llamado por teléfono para preguntarle como se sentía
porque él le había comentado que estaba muy cansado y
con mucho trabajo y que no descansaba bien por las
noches.
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Al detective no le convencía mucho el relato de Cecil
además vio que fumaba y la marca de cigarrillos coincidía
con la que se había encontrado en el cenicero de la casa
del Sr. Coligue.
Cecil se mostró muy servicial y dispuesta a ayudar en
la investigación.
Todo era muy confuso: el señor Coligue había
aparecido muerto en el piso del living de su departamento,
la puerta estaba sin llave, no estaba forzada ni rota, el
señor Coligue no fumaba, tenía una nueva amiga un poco
extraña, extranjera…
¿Pero qué motivos podría tener Cecil para asesinar al
pobre señor Coligue? ¿Tendría algún enemigo desconocido?
¿Tendría información secreta de su empresa y alguien
malvado quería por todos los medios esa información?
Sus compañeros aportaron algunos datos. Le
comentaron al detective, que el Sr. Coligue había tenido
reuniones privadas con un hombre importante de otra
empresa y les había comentado que estaba preocupado
porque ese señor quería hacer negocio con ellos pero que
él no estaba seguro de que eso fuera a funcionar.
Nadie conocía al señor misterioso que había tenido
varias reuniones con el señor Coligue y sólo su secretaria,
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Margarita, recordó que ese señor desconocido era el
empresario Harris, distinguido y muy millonario.
El detective al mismo tiempo que entrevistaba al señor
Harris, decidió hacer una autopsia al cuerpo del señor
Coligue antes de que lo cremaran, ese era su deseo final le
había dicho en una oportunidad a su hermano Horacio.
El detective fue inmediatamente hasta la oficina del
señor Harris, quien ya se había enterado por los diarios
locales la triste y misteriosa noticia de la muerte del señor
Coligue.
El señor Harris bastante temeroso contó que estaba
tratando de hacer negocios con el
señor Coligue pero que aun no habían
llegado a un acuerdo y como era un
negocio importante y no querían que
se enterase mucha gente hasta que
no estuviera terminado, había estado
con el señor Coligue en el
departamento de él precisamente la
noche del martes, tomado unos
tragos y fumando.
Al detective Standfor le parecía que tenía el caso
resuelto ¡el distinguido y millonario señor Harris había
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asesinado al pobre señor Coligue! ¿Pero cómo? ¿Y por qué?
Mientras seguía escuchando al señor Harris y trataba de
sacar alguna conclusión más clara sonó su celular, era el
médico forense que había realizado la autopsia al señor
Coligue y había determinado que había muerto por exceso
de tranquilizantes mezclados con alcohol.
El caso estaba resuelto.
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El multimillonarioPor Juan Pablo Cubasso
Era una noche fría y oscura en el barrio. Allí vivía un
anciano multimillonario. Él se llamaba Ricardo López de
Rambieli. Su mansión era enorme. Tenía 4 mayordomos.
En su garaje tenía 4 Ferrari 630. Su mejor amigo era su
mayordomo. Ricardo maltrataba a todos sus mayordomos,
en especial a Juan Tomás su mejor amigo.
El día 6 de enero Ricardo apareció muerto. Juan
Tomás escuchó un ruido extraño en el altillo. Fue a revisar
y encontró a Ricardo con agujeros en la cabeza. Juan
Tomás llamó a todos los mayordomos. Entre todos
acordaron llamar a un detective. El mejor de la zona se
llamaba Juan Carlos. Él
analizó el cuerpo de
Ricardo, encontró unas
serias cortaduras. Cuando
lo dio vuelta le vio un
cuchillo en su boca.
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Escuela del CAE
El detective Juan Carlos empezó a buscar huellas en el
cuchillo, pero el asesino había usado guantes. Sospechaba
de todos, excepto de Juan Tomás. Investigó a todos los
mayordomos pero a Juan Tomás no, era casi imposible
sospechar de su mejor amigo.
La investigación avanzaba, sin embargo no aparecía
nada.
Indagó a su hijo menor que estaba peleado con él y a
sus otros dos hijos. Pero no encontró nada sospechoso, le
tomó declaraciones a su chofer, quien tampoco dio pistas.
Cuando ya estaba casi rendido, pensó en buscar en la
vida de su amigo alguna pista.
Decidió buscar en la habitación de Juan Tomás. Debajo
de su cama encontró un guante con sangre. En el
laboratorio comprobaron que era del anciano.
Juan Tomás fue detenido, pero no declaró nada hasta
después de pasar 12 horas en una celda. Admitió que lo
había asesinado. Sabía que en el testamento figuraba él
como único heredero y necesitaba el dinero para saldar
deudas de juego.
FIN
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La venganzaPor Gino Bearzi
Era el 20 de marzo en un pequeño pueblo de
Inglaterra, un día nublado. Me desperté a las 9:00 con el
sonido del teléfono… un crimen por
investigar. El famoso artista Adán
Shespeed estaba muerto. No sabía con
exactitud qué había pasado ni quién lo
había matado. Urgentemente me vestí,
puse en marcha el auto y fui a la escena del crimen.
Cuando llegué estaban todos los autos de policía. Entré a
su mansión y estaba el cuerpo tirado en la alfombra, todo
manchado de sangre ya que lo habían asesinado con un
cuchillo atravesando su cuello. Me sorprendí de la manera
en que había muerto. Los dos nietos:
Esteban y Matías estaban jugando en su
computadora riéndose como si nada hubiera
pasado. Me acerqué a ellos y les pregunté si
habían estado cuando lo habían asesinado.
Los niños pararon de reírse y se quedaron callados, en
silencio absoluto. De ellos sospeché ya que eran los
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Escuela del CAE
herederos de su fortuna. La esposa estaba llorando, la vi y
le dije que le tenía que hacer algunas preguntas. Ella se
acercó y yo le pregunte:
-¿Estaba Ud. cuando murió?-
-No- Me respondió.
-¿Cómo era la relación con sus nietos? - Le pregunté.
Ella me respondió que no era del todo buena. Siempre
discutían.
Miré y miré y de pronto lo vi. Era el mayordomo.
Cuando le dirigí la mirada, él salió corriendo. Cincuenta
puertas en ese pasillo. No sabía por cuál empezar a buscar,
puerta por puerta. Busqué y busqué. Hasta que lo encontré
oculto en el baño de una habitación. Lo miré fijamente a
los ojos y le pedí que saliera, que tenía que interrogarlo.
Le hice muchas preguntas y todas sus respuestas
fueron confusas. No entendía por qué había salido
corriendo. Algo sabía y no me lo quería decir.
El cuchillo había sido enviado al laboratorio.
Me puse a buscar evidencias.
La esposa me estregó un diario
íntimo del difunto, que se encontraba
en su mesa de luz. Me puse a leerlo.
Había muy poca información pero
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Escuela del CAE
mencionaba que hacía dos días atrás, había despedido a su
cocinero, quien había jurado vengarse.
Las pruebas del laboratorio, terminaron de confirmar
mi hipótesis. Habían encontrado un cabello en el cuchillo.
Me llevó mucho tiempo dar con su paradero. El ex cocinero
de la mansión estaba en un campo, muy alejado de la
ciudad. Fue condenado a cadena perpetua.
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EL DIAMANTEPor Martina Butta
A las 8:30 me levanté y fui a desayunar, mientras
desayunaba pensaba si el gran diamante que tenía en el
altillo había quedado bien guardado ya que la noche
anterior había estado con un amigo y se lo había
mostrado, ya que estaba interesado en comprarlo para
exhibirlo en un museo de coleccionistas.
Verifiqué que todo estuviera en condiciones. Todo
estaba bien. Esperé luego que llegara mi mayordomo.
Cuando llegó le comenté que el diamante estaba bien
guardado, ya que él era el encargado de verificar que la
caja estuviera bien cerrada. Le dije que a las 10:00 hs.
venía el jardinero, y que yo comería en lo de mi primo y
me quedaría con él hasta tarde.
Me fui tranquilo, pasé la tarde con mi primo. Comimos
un rico asado y después volví a casa. El mayordomo y el
jardinero se habían ido. Fui al altillo a buscar mi chaqueta
verde. Fue ahí cuando me día cuenta que… ¡el diamante no
estaba!
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Escuela del CAE
Busqué el teléfono y llamé a mi amigo el detective
Santiago, le comenté lo sucedido y me dijo que iba a llevar
unos días la búsqueda, así que vino a casa y empezó a
buscar huellas, pistas que indicaran quien había estado en
ese sitio.
Sospechaba del jardinero, del mayordomo y de
Nicolás, mi amigo, a quien le había enseñado la joya.
Comenzó a buscar y vio huellas de barro, pensó que
podría ser el jardinero, así que fue hasta la casa de él y le
preguntó que había hecho durante la mañana, de 10:00 a
12:00 en la casa del multimillonario:
- Trabajé y luego fui al dentista de 12:00 a 16:00 y
después vine a casa.
-
Quiso verificar si era verdad que había ido al dentista,
así que fue hasta el consultorio preguntó qué turnos habían
tenido esa tarde le dijeron que el Sr. había
llegado a las 12:00 y se había retirado a las
16:00, así que descartó al jardinero de la lista.
Un momento después fue a verificar si mi
amigo no había sido el culpable, le dijo que de 10:00 a
13:00 había estado en su trabajo, y de 13:00 a 15:30 en
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Escuela del CAE
el gimnasio. Lo que fue corroborado por testigos que
declararon efectivamente haberlo visto en los lugares
mencionados. Le quedaba interrogar al mayordomo.
Cuando fueron a su domicilio, él no se encontraba.
Allanaron la casa y encontraron un pasaje de avión en
la mesa del comedor y el diamante debajo de la cama en
una valija.
Al mayordomo no lo pudimos encontrar.
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Escuela del CAE
El AsesinatoPor Rocío Maldacena
Eran las cinco de la mañana, sonó mi teléfono,
era mi jefe.
Su voz sonaba angustiada, desesperada, me
dijo que fuera al sótano de nuestra oficina. No sabía muy
bien por qué, pero subí a mi regata verde y fui a toda
velocidad.
Bajé por las escaleras, había sangre.
Caminé en la penumbra hasta tropezar con algo… el
maletín del jefe también
ensangrentado. Continué
caminando temeroso de lo que me
esperaba, mi sospecha se había cumplido. Estaba
moribundo.
-Señor - le dije- responda.
Lo llevé rápido al hospital, avisé a su esposa lo
ocurrido.
A los pocos minutos apareció toda su familia.
El equipo médico hizo lo que pudo, pero ya era tarde,
las heridas eran fatales. Un médico salió a dar la noticia:
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Escuela del CAE
-No pudimos salvarlo.
Fue lo más duro que me pasó en la vida, no solo era
mi jefe, él me había enseñado todo, como un padre
enseña a su hijo a enfrentar la vida.
El caso es que no sabíamos quien había sido.
Desde que lo había encontrado, mi mente no descansó
de dar vueltas como calesita.
Agotado fui a descansar a mi departamento.
Al despertar recordé que había cámaras ocultas en el
sótano y por los pasillos de acceso al mismo.
Fui a la oficina para revisar las cintas de video. ¡Oh!
¡Sorpresa!, no podía creer lo que veía. Alguien con una
máscara cubriendo su rostro.
Seguí mi investigación mirando los videos una y otra
vez, pero mi trabajo no daba frutos y el cansancio se
apoderaba de mis ojos.
De repente una luz en las tinieblas, la persona de la
máscara había cometido un error. No había cubierto bien
su cabello.
Cabello color rubio, largo y lacio. Era una
mujer. Aunque también podía ser un hombre
usando peluca.
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Desorientado recorrí las cintas que graban el pasillo,
pero el asesino no se había quitado la máscara. La
angustia me invadió.
Exhausto, salí a tomar un café.
¡Qué torpeza la mía! las cámaras de seguridad del
estacionamiento.
Volví corriendo en busca de esta nueva pista.
Ahí estaba el asesino subiendo a su coche. Conocía ese
auto. Era el Toyota azul. No había dudas, la segunda
cámara confirmó mi sospecha.
Ya sin máscara logré ver el rostro del criminal o mejor
dicho la criminal…. Era la señora Mónica, esposa del jefe.
Llevé las cintas al jefe de policía. Ella apresada y
juzgada.
Desde entonces, estoy asignado al Departamento de
Homicidios.
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Navidad de asesinosPor Sofía Charras
Hace tres meses una mujer apareció en un baúl,
asesinada.
Un día de navidad muy lluvioso, la familia Rosal
festejaba.
Una niña de 12 años llamada Mariela, estaba en su
habitación escuchando música. No quería festejar navidad
junto a toda su familia.
Mariela decidió ir a comprar un libro para leer.
Mientras caminaba, sentía que la
perseguían. Entró presurosa en una librería.
Vio un libro que se llamaba “Navidad de
Asesinos” y quiso llevarlo.
Cuando llegó a su casa, todo estaba apagado. Mariela
entró gritando, llamando a su familia.
De repente se escucharon ruidos en la planta alta.
Decidió investigar de dónde provenía el ruido. Supuso que
le estaban haciendo una broma. Revisando encontró un
baúl. Lo abrió. Adentro estaba Carmen muerta. Era la
cocinera de la casa.
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Comenzó a gritar. Apareció con un hacha un hombre
vestido de Santa Clauss y desmayó.
Hasta el día de hoy sigue gritando encerrada entre las
cuatro paredes de una habitación en una clínica para
enfermos mentales. La familia de Mariela no cree su
versión. La culpan a ella. Dicen haberla encontrado con el
hacha en la mano.
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Bárbara “La investigadora”Por Sol Stettler
Era domingo como cualquier domingo según recuerdo.
Ocurrió hace 4 o 5 años. Me llamaron como a las 7:00 AM
para decirme que tenía un caso por investigar en el Museo
de Bellas Artes de España en Europa. Mi jefe me pidió que
fuera al aeropuerto en 1 hora.
Tomé una ducha rápida, me vestí con la mejor ropa,
bebí rápido un café y salí para la calle.
Tomé el primer taxi que encontré estacionado, ya eran
las 7:45. Pedí al taxista que me llevara lo más rápido que
pudiese. Al llegar me encontré con mi Jefe,
Director de la academia de detectives, que
me dijo:
- “Bárbara, si descifras este caso te consagrarás
como la mejor investigadora del mundo. El caso es
complicado. Del Museo de Bellas Artes Reina Sofía han
secuestrado al Guernica de Picasso. Todo es muy raro, es
un cuadro cuyas dimensiones –3,50x 7,80 metros – es
inexplicable que lo hayan podido sustraer. Nadie se explica
como”.
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Escuela del CAE
Él ya había comprado mi pasaje para subir al avión y
me había dado una maleta, me pidió que en media hora
estuviera en él. Se retiro de la sala y me quedé esperando
media hora para subir al avión.
Ya habían pasado los 30 minutos cuando llamaron a
todos los pasajeros del avión para que lo aborden.
Subí al avión y me acomodé en mi asiento cuyo
número era 54. A mi lado se acomodó un hombre atractivo
alto, rubio y de unos ojos color pardo.
Ni bien estuve sentada, el señor de al lado me
preguntó de dónde procedía. Le respondí que provenía de
París Francia. Sin que yo le preguntara nada me dijo:
-Soy austriaco y mi nombre es Iván me dirijo hacia
New York. Me pareció muy amigable así que las dos horas
de vuelo pasaron rápidamente. Curiosamente, él también
era investigador privado, así que me dio algunas
direcciones en España donde podrían auxiliarme para
buscar alguna pista. Las anoté.
Ya se veía Madrid, un lugar hermoso lleno de
Naturaleza y bastante turístico pero tranquilo, a decir
verdad eso era lo que parecía. Bajé del avión y me dirigí a
la salida. Ahí intente buscar un taxi era bastante
complicado porque había mucho turismo, así que decidí
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caminar. Caminé unas 3 o 4 cuadras hasta que por fin
encontré un bar donde paré a tomar un delicioso café.
Mientras disfrutaba lo calentito que estaba mi café,
pensaba que podría hacer para encontrar pistas. Pensé en
pedir ayuda pero eso seria bastante peligroso para la
academia de Detectives. Luego pedí la cuenta y salí del
bar. Al fin encontré un taxi algo viejo pero en buen estado,
el taxista preguntó dónde quería ir, le respondí:
- Me gustaría dirigirme a esta dirección: - Mire el papel
donde tenia anotadas las direcciones que me había dado
Iván - Calle Acala 13–
El taxista me hizo la seña de aprobación y arrancó.
Paramos en un semáforo y logré observar un
poco las calles del hermoso Madrid. Luego
seguimos camino.
Cuando llegamos, le pagué al taxista lo
que le debía y bajé del taxi. El museo era enorme. Lindas
ventanas y una puerta toda decorada. Entré al museo y
me atendió un señor que me preguntó:
- Buenos días Señorita, ¿en qué puedo servirle?
- Soy de la Real academia de Detectives de Paris
Francia me llamaron para que investigar sobre las
sustracción del Guernica de Picasso- Respondí.
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Escuela del CAE
- Enseguida, llamaré al Director del Museo, él le
mostrará y le contará todo para que Usted puede recuperar
esa obra de arte tan maravillosa.- Me dijo.
- Muchas Gracias- le respondí
El Señor se retiró de la habitación y en un par de
minutos llegó el Director del Museo.
Me preguntó si era la verdadera Detective, le respondí
con un gesto que sí y le mostré mi placa.
Me llevó hasta la sala donde había ocurrido el robo. Le
dije que me ocuparía sola del caso. Se retiró de la
habitación.
Comencé a investigar observando la habitación, no
había rastro alguno, auque me atrajo la atención una
mesa, tenía algo de polvo. Abrí mi maleta donde tenía mis
herramientas. Lustré con un pincel la mesa, el polvo cayó
al piso, observé la mesa y había algo negro era bastante
complicado verlo a simple vista. Busqué de mi maleta la
lupa y miré con mi ojo en la lupa la mesa, había
un dedo marcado era difícil saber si se trataba de
un huella digital. Por eso con sumo cuidado
levanté la huella con el material especial que mi
jefe había previsto oportunamente en mi maleta.
Cuando me di vuelta vi una sombra y una puerta que
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Escuela del CAE
sigilosamente se cerraba. Rápidamente Salí del museo,
que por el robo estaba cerrado al público. Ya afuera la
única que estaba era una mendiga. No recordé haberla
visto cuando ingresé. A la mendiga la note extraña y muy
agitada como que no había estado todo el tiempo
esperando en ese lugar.
Me acerqué a ella e inventé una estrategia en el
momento. Me largué a llorar, le dije que yo era de otro
país, que era nieta de Picasso, que mi nombre era Paloma
y que no podía creer que se hubiesen robado la obra más
importante de mi abuelo. La mendiga sorprendida por mi
reacción de llanto me dijo:
- “No os preocupéis, ya todo se
aclarará, yo se todo mí’ hijita, pero como a
mi nadie me pregunta… Recién nomás vi
salir al ladrón quien supongo que entró a
controlarla a usted para ver quién estaba investigando el
hecho”.
Creo que mi estrategia había funcionado, le di lástima
a la mendiga y dijo cosas que estaban poniendo en riesgo
la vida de ambas.
Me dijo:
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Escuela del CAE
- Yo le aseguro que él que robó el cuadro es quien
acaba de salir y está en Los cuatro gatos – el café de la
esquina- Esperando para seguir vigilándola a Usted.
Le dejé unos cuantos euros por los datos y le dije:
- No sabe cuánto me ha ayudado, Gracias.
Me dirigí al Café “Los cuatro gatos” de la
esquina, entré en él, ahí lo encontré sentado
al que había viajado conmigo, Iván,
sorprendida lo saludé y el haciéndose el sorprendido me
invitó a sentarme. Salí afuera y comencé a pensar: Si Iván
me había dicho que se dirigía a New York, ¿Por qué estaría
en el café donde la mendiga me dijo que encontraría al
delincuente que había salido corriendo del Museo de Bellas
Artes Reina Sofía?
El Delincuente era Iván.
Entré nuevamente al Café y me dirigí al baño. Llamé a
mi jefe para decirle que había encontrado al supuesto
ladrón del Guernica y que estaba en el bar “Los cuatro
gatos”. Él me dijo que avisaría a la policía de Madrid.
Luego de cortar con mi Jefe, salí del baño. Cuando llegó la
policía, Iván disimuló su presencia, pero hice la seña de
que estaba aquí. Nos llevaron a los dos juntos a la
Comisaría.
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Escuela del CAE
Sacaron sus datos y los míos hasta que les dije que
era de La Academia de Detectives de París, Francia. Les
mostré mi placa y lo aprobaron. Los policías alertados por
mi jefe, empezaron a preguntarle a Iván quien era y que
hacia en Madrid. No tenía documentación, y de los
registros informáticos surgió que se llamaba Roberto
González, alias: “Iván el terrible”, tenía un frondoso
prontuario y entre sus antecedentes más notorios estaba el
de ser ladrón de obras de artes. Todas sus cuartadas se
fueron diluyendo y claramente surgió que mi amable
compañerito de viaje era el ladrón del Guernica, que por
suerte, todavía por el tamaño de la obra no había salido
de España. Estaba previsto que esa tarde saliera del
Puerto de Palos. Lo miré a Iván y le hice un gesto como
diciendo “que se le va a hacer…”
Saludé a todos y me dije: “Qué lindo es mi trabajo, ser
investigadora es lo que me hace más feliz”. Me compré un
gran helado de Chocolate, degustándolo, llamé a mi Jefe y
le dije: ¡Los 10.000 Euros son míos!
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Escuela del CAE
LA PISTAPor Tomás Ferreira
Era una noche de invierno, muy fría y
oscura. Estaba en una estación de servicios
cargando combustible, en mi auto. Quería tener
el tanque lleno, por las dudas me llamaran de la
oficina porque estaba de guardia, y tendría que investigar.
Así fue, llegué a casa y a las 3:00 am sonó mi celular.
Era mi jefe. Me pedía que fuera hasta la oficina que allí me
daría los datos que tenía. Se había producido la muerte de
Michael Jackson.
Cuando llegué a la oficina, me estaba esperando el
teniente Jonathan Eliseo, tenía su libreta de anotaciones
llena de datos sobre el crimen que acababa de suceder.
Me senté en la mesa y me pidió que fuera rápidamente
a la escena del crimen. Ahí me dirigí. Era una casa antigua,
demasiado grande para mi gusto, había muchas
habitaciones para recorrer y buscar pistas.
Estaba el cuerpo de Michael Jackson sobre
la alfombra, al lado de la cama. Tenía una herida cortante
en el estómago y otra en la pantorrilla derecha.
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Escuela del CAE
Comencé investigar, miré en la alfombra para ver si
veía algún elemento que me diera pistas de cómo se
habían producido esas heridas. No encontré nada, miré
debajo de la cama, dentro del placard, y así en toda esa
habitación, sin tener resultados positivos. Entonces, fui a la
cocina, y encontré una tasa de té, con restos de bebida y
una marca de lápiz labial. Era una buena pista. La guardé
para llevarla al laboratorio. En el cenicero, había una colilla
de cigarrillo a medio apagar. Entonces, no hacía mucho
que la persona la había dejado en el cenicero. Seguí
mirando atentamente, y sobre la mesa había un cuchillo
que tenía sangre.
Supuse que había encontrado el arma homicida. Todo
esto lo tenía que llevar al laboratorio de la policía para ver
si encontrábamos las huellas del posible asesino.
Mientras seguía mirando la escena del crimen, sonó el
teléfono de la casa, había más gente conmigo de la oficina,
trabajando, buscando pistas. Todos nos miramos
sorprendidos, hasta que contesté el teléfono.
Una voz de hombre me habló diciendo que tenía datos
sobre el hecho, que era según él un asesinato. Pero para
hablar pedía una suma de dinero. Le contesté que tenía
que consultarlo con mi jefe, porque yo no podía decidirlo.
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Escuela del CAE
Arreglamos que volvía a llamar, pero le dí mi celular. Junté
todas mis cosas y volví a la oficina. Todavía a pesar que
eran las 5 de la tarde, estaba mi jefe, en la misma
posición, pensando. Le comenté lo sucedido, lo extraño del
llamado y del pedido de dinero para darnos pistas.
Se volvió a comunicar y le pedimos que nos dé una
prueba, para saber si realmente tenía información o era un
estafador. Quedamos en encontrarnos en la estación de
trenes, a las 22:00, iba a llevar la prueba.
Nos dejó un sobre con un anónimo en donde lo
amenazaban de muerte a Michael Jackson, si no pagaba
U$S 1.000.000- a un tal Jorge Brown. Arreglamos pagarle
la recompensa.
Ahora nos quedaba averiguar quién era Jorge Brown.
Le pasamos el nombre a los oficiales que investigan
datos personales. Enseguida apareció. Era un ex convicto
que hacía un mes había salido de la cárcel. Ya estaba
resuelto el caso.
Fuimos hasta su casa, nos atendió en la puerta. Se
sorprendió al ver a la policía, pero nos dejó pasar.
Tenía una coartada, el día del crimen había estado en
la casa de la suegra festejando su cumpleaños, tenía miles
de testigos.
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Escuela del CAE
Volvimos al comienzo, y para peor, habíamos pagado
por esta información. Mi jefe estaba furioso.
Al día siguiente fuimos a buscar los datos del
laboratorio, ya habían terminado con las pruebas.
La sangre que tenía el cuchillo, no nos sirvió porque
era de vaca, entonces pensé que Michael estaba cocinando
cuando el asesinó entró a la cocina. Quedaba averiguar,
como había entrado a la casa, y de quién era el rouge de la
tasa. Michael no estaba pintado.
Revisamos puertas, ventanas, pasamos polvo para
buscar huellas. No encontrábamos nada, eran las huellas
de Michael. Hasta que uno de mis ayudantes, miró el
timbre. Había algo extraño. Parecía que recién lo habían
colocado, tenía cemento fresco. ¿Qué había pasado con el
timbre que recién lo había colocado?
Buscamos en el teléfono, si había llamadas a algún
técnico, y encontramos una. Era un electricista.
Fuimos hasta su casa. Cuando nos vio, se entregó. Se
puso a llorar y a pedir que lo dejáramos libre.
Esto no resultó. Nos pidió no hablar delante de su
esposa. Lo llevamos esposado y en el auto, camino a la
comisaría nos contó lo sucedido.
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Escuela del CAE
Comentó que llegó a la casa haciéndose pasar por
electricista porque sabía que el timbre no andaba. Así logró
entrar a la casa, y sacó un cuchillo que llevaba para
amenazarlo. Michael se resistió, y no le dio nada de dinero.
Como le había visto la cara no le quedó alternativa, lo tuvo
que matar. Sacó un destornillador y como Michael se
movió le dio primero en la pierna, y luego se lo clavó en el
estómago.
Salió rápidamente de la casa, pensando que no había
dejado pistas, nunca pensó que haber cambiado el timbre
lo iba a delatar.
Quedó sin saber de quién eran los labios de la taza, es
una intriga para otro cuento.
FIN
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Escuela del CAE
Asesinato en el laboratorioPor Delfina Vitor
Era un hermoso sábado de septiembre y Cristina se
preparaba para el día más feliz de su vida, o no, se casaba
con Lucas su novio de toda la vida.
Se levantó temprano, desayuno, chequeó en su
agenda los turnos con el peluquero la
maquilladora y partió como todos los sábados
a la facultad ya que, pese a ser el día de su
boda, no podía abandonar las ratas blancas
con las que estaba experimentando y
realizando su tesis para recibirse de bióloga.
Saludó a su madre con un beso.
Pasaron las horas y Cristina no regresaba. Dejó
plantado al peluquero, a la maquilladora y a Lucas ya que
nunca llegó al Registro Civil para casarse. En principio
todos pensaron que Cristina se había arrepentido y
esperaban que se comunicara con alguien pero pasó el
tiempo y nada se sabía de ella.
Juan decidió el domingo a la mañana, denunciar el
hecho a la policía. Al rato llegaron los investigadores y
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Escuela del CAE
comenzaron a interrogar a familiares y amigos sobre la
vida de Cristina y especialmente sobre su relación con
Lucas, todo parecía normal y nada indicaba que Cristina
hubiera huido para no casarse.
Sabiendo que los sábados pese a no haber clases
Cristina igual concurría a la facultad, la policía decidió
chequear las grabaciones de las cámaras de seguridad de
la facultad y comprobaron que, efectivamente Cristina
había ingresado pero no se registraba la salida. Todo hacía
suponer que estaba dentro del edificio. Más de veinte
policías revisaron el lugar y nada, parecía que a Cristina se
la había tragado la tierra. Buscaron durante tres días hasta
que, cuando estaban por darse por vencidos, un policía
advirtió que tras del laboratorio estaban construyendo, que
había materiales y que el piso estaba roto y
sospechosamente reparado sólo en un sector. Decidieron
picar y ¡el horror!. El cuerpo sin vida de Cristina se
encontraba allí.
Sacaron el cadáver y lo mandaron al forense, los
investigadores estaban desconcertados. Cristina era una
buena chica, no tenía enemigos todos la querían ¿quién
querría matarla?. Revisando su locker encontraron una
carta muy extraña, su texto era contradictorio, por
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Escuela del CAE
momentos romántica y al renglón siguiente amenazante la
firmaba un tal Román “el único que te amará hasta la
eternidad, como sea”.
El inspector pidió el listado de todos los alumnos y
personal docente y no docente de la facultad y solo había
tres personas con ese nombre, interrogaron a dos que casi
inmediatamente descartaron y no lograban encontrar al
tercero, que casualmente era el encargado del laboratorio;
y que justamente el sábado había ingresado a trabajar
pese a que no había sido convocado a realizar horas
extras. Las cámaras de seguridad habían registrado su
ingreso media hora antes de que lo hiciera Cristina y se
había retirado dos horas después.
Inmediatamente libraron una orden de captura y lo
ubicaron queriendo salir del país hacia Paraguay. Cuando
fue revisado por el médico forense advirtieron arañones en
su cuerpo en la zona del cuello, por lo que quedó detenido
como principal sospechoso del brutal crimen. Se le
extrajeron muestras de sangre para realizar un estudio de
ADN, ya que justamente en la uñas de Cristina había
restos de piel humana y todo indicaba que pertenecían a
Román, y efectivamente el resultado de los análisis
determino que los restos encontrados en la uñas de
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Escuela del CAE
Cristina pertenecían a él. Viéndose acorralado confesó que
la había matado ya que no podía soportar la idea de que se
casara con otro persona que no fuera él, que la amaba
profundamente y que la prefería muerta a verla casada con
otro.
El caso quedó resuelto y Román internado en un
psiquiátrico, hasta que la justicia resuelva.
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Escuela del CAE
¿Dónde está el asesino?Bautista Morelli
Hace ya 5 años que los detectives Bob Horron, Javier
Sánchez y Luis Donety fueron a resolver la muerte de
Emilio Babacos “El hombre más rico de la ciudad de
México”.
Ellos estaban como cualquier día en la oficina de
investigaciones, cuando de pronto sonó el teléfono. Los
tres se desesperaron por atender ya que no habían tenido
un caso en meses. Era su jefe para informarles sobre un
asesinato. Los tres quedaron impactados al saber de quién
se trataba.
Se dirigieron inmediatamente a la
escena del crimen. El cuerpo se hallaba
en el baño de la casa. Su jefe los estaba
esperando con una lista de sospechosos:
la esposa, el hijo, y el sirviente.
Después de algunos estudios dedujeron que lo habían
asesinado con veneno, cuando lo anunciaron la sala quedó
totalmente silenciosa pero tenía que salir la pregunta
obvia… ¿Quién lo había hecho? Entre los tres se
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Escuela del CAE
miraron y respondieron que se encargarían de hacer los
interrogatorios necesarios, especialmente a testigos que
habían estado con la víctima en las últimas horas.
Primero interrogaron a la esposa. Ella dijo haber
estado con el hijo en el supermercado. Bob fue a averiguar
mientras Javier y Luis seguían investigando. Javier
interrogó al hijo que también dijo haber estado con la
madre en el supermercado. Luis averiguó sobre el
sirviente, quien no se encontraba en la casa desde hacía
una semana, ya que estaba muy enfermo. Cuando Bob
volvió del supermercado constató que había visto en los
videos del supermercado que ambos habían estado allí en
la hora del asesinato. ¿Quién había sido entonces?
De repente la esposa saltó y dijo ¡Nosotros también
tenemos cámaras de seguridad en toda la casa! Corrieron
a ver los videos y apareció su asesor de imagen poniendo
veneno a su enjuague bucal. Luego Emilio lavándose los
dientes.
Después de ver el video los detectives analizaron una
muestra del enjuague bucal y los resultados dieron
positivo.
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Escuela del CAE
Los detectives enviaron una patrulla de policía a la
casa del asesino. Entraron a la fuerza, se inició un tiroteo,
intentó escapar saltando por una de las ventanas y murió.
Nunca supieron cuál había sido el móvil de aquel
crimen. Tal vez el verdadero asesino aún está suelto.
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Escuela del CAE
El secuestroPor Ignacio De Zan
Hace 2 años aproximadamente, un 5 de septiembre de
2007, por la noche había ido a ver a los Lakers vs. Nets.
Finalizado el partido escuché, un grito de terror no de
victoria, lo oí en el estacionamiento del estadio. Fui hasta
el lugar de donde provenía el grito. Pero lo único que
encontré fue aceite de auto, marcas de gomas y marcas
de zapatillas en la tierra. No seguí buscando pero me dejó
intrigado ese grito.
A la mañana siguiente me levanté como todos los
días, preparé café, abrí las ventanas, tomé el café, comí
unas tostadas y vi el periódico, me quedé impávido.
Habían secuestrado a Kobe Bryant el jugador más valioso
de los Lakers, el día anterior, luego del partido. En ese
mismo momento recordé el grito y las marcas de gomas
y zapatillas, el aceite de auto.
Luego, más tarde me llamaron mis superiores para
que tomara el caso del secuestro. Fui hasta el lugar que
para mí, era el lugar del crimen. Todavía estaban las
marcas de las zapatillas y las gomas. Todo me llevaba a
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Escuela del CAE
una conclusión, habían sido más de 2 personas por la
cantidad de marcas de zapatillas. Desde ese mismo
momento empecé a interrogar a mis sospechosos… los
hinchas de los Nets. Odiaban y envidiaban a Kobe por la
forma de tratar a los demás y por la forma de juego.
Envidiaban no tenerlo en su equipo.
Mi segundo sospechoso era Ariza el suplente de Kobe.
Odiaba estar siempre en el banco como reemplazo de él,
por eso estaba verde de envidia. Me inclinaba más hacia la
hipótesis de los hinchas, porque Ariza solo era una
persona y vi más de una marca de zapatilla eso fue lo
primero que pensé, lo segundo fue que Ariza estaba en el
campo de juego cuando se oyó el grito y lo último si había
sido Ariza ¿Por qué había escapado en un vehículo tan
grande?
Estaba totalmente seguro que habían sido los hinchas.
Hasta que en la mañana siguiente cuando ví el periódico,
leí que pedían una gran recompensa para salvar a Kobe. El
dinero coincidía con la cantidad que él ganaba en todo el
año. Aseguraban todos los periodistas deportivos. Me di
cuenta que para los hinchas era gran cantidad de dinero
pero repartido, no era mucho más, comparado con lo
que ganaban solo con ir a alentar.
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Escuela del CAE
Gracias a los comentarios del periódico mis pistas
estaban aclaradas.
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Escuela del CAE
Todas mis pistas se inclinaron por Ariza porque el
dinero que Kobe ganaba para Ariza era importante. Fui al
departamento de Ariza para interrogarlo por última vez.
Llegué, le mostré mi placa de detective y se puso muy
nervioso. Me quiso cerrar la puerta en la cara en eso metí
el pie entre la puerta y el marco, y no logró cerrarla. Pude
entrar. Cuando comencé a interrogarlo, se mostró molesto
y apurado. En un descuido. Ingresé a su cuarto y vi que
tenía maniatado al mismísimo Kobe Briant. Me quiso
encerrar, pero logré agarrarlo. Me quiso atacar, lo
esquive y lo dormí con una llave de sueño. Desaté a Kobe
y llamé a la policía. Cuando llegaron, mis superiores
arrestaron Ariza y me ascendieron al
puesto de casos de secuestro.
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Escuela del CAE
El extraño caso de un famoso
artistaPor Malena Viale
En cierta ocasión, tuve la oportunidad de conocer a un
detective que habían asignado a varios casos. Recuerdo
uno muy peculiar.
En una primavera de 1997 en París, el 17 de abril
precisamente, habían asesinado a un artista muy famoso y
rico.
Se sospechaba de los dos sobrinos de la víctima. La
misma había muerto entre las 20:00 y las 7:00 hs.
La policía sospechaba de ellos ya que eran los
primeros herederos de su fortuna.
A pesar de lo que pensaban, los sobrinos tenían una
coartada. Esteban, que era médico, aseguraba que había
estado en una operación, en las afueras de la ciudad. Por
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Escuela del CAE
el otro lado Javier, el menor, aseguraba haber viajado, en
el tiempo en que había fallecido su tío.
La víctima había muerto envenenado. Lo había
encontrado en la cama de su habitación, la empleada, que
había llegado a las 7:00 hs. para limpiar. El último que lo
había visto con vida, era el jardinero. Cuando la víctima
llegó ese día a su casa, él estaba regado el jardín.
Cuando la policía revisó la casa se encontró
con la ventana de la cocina del piso de arriba
rota, por donde el asesino podría haber llegado
a pasar, poner el veneno y haberse ido.
Sin embargo, la ventana, daba a un parque y por lo
único que podría haber llegado a subir, era por un tubo
flojo, que había al lado de ella, que estaba allí para evitar
la acumulación de agua en el tacho cuando llovía.
Cuando revisaron el lugar encontraron a la víctima
muerta en su habitación, donde estaba encendida la
televisión y había restos de comida y bebida tirados en el
piso.
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Escuela del CAE
Otro sospechoso era el jardinero, porque poseía llaves
de la casa y podría haber entrado sin ningún esfuerzo y sin
romper nada, haber colocado el veneno en la
bebida, que recientemente nos había
confirmado del laboratorio de análisis que era
lo que había provocado su muerte, y haberse ido sin dejar
rastros. Se creía que el móvil era que el cantante lo
maltrataba.
Al revisar el testamento encontraron además de sus
sobrinos, a otra persona. Averiguando,
confirmaron que se trataba de un muy buen
amigo que le había prestado una gran cantidad
de dinero, que nunca le había devuelto y además
la carrera había sido lanzada gracias a él.
La empleada le informó que la noche anterior al
asesinato, él había llegado a la casa porque había vuelto
de un largo viaje.
El crimen estaba resuelto. El amigo había llegado la
noche anterior a pedirle el dinero que le había prestado
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Escuela del CAE
porque él estaba muy endeudado, el artista se negó a
dárselo, discutieron, el amigo se fue pero antes, cuando la
víctima estaba en el baño, puso el veneno en la bebida. La
ventana la habían roto unos chicos, en el parque, jugando
al fútbol.
Cuando la policía fue a buscar al asesino a su casa, él
ya no estaba, se había ido del país.
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El crimen en ManchesterPor Fernando Cabrera
Era una noche normal aquel 15 de septiembre de
1905, en Manchester Inglaterra. Sin embargo a la
madrugada me sobresaltaron unos gritos en la casa de la
millonaria Aimar que vivía con su hijo. Yo, el detective
Ron, salí corriendo con algunos vecinos hacia su domicilio.
Cuando llegamos, golpeamos la puerta y no recibimos
respuestas así que la abrimos de un empujón. No se
escuchaban ruidos y no encontrábamos rastros de alguien
en el primer piso. Llegando al segundo piso nos
encontramos con un gran charco de sangre. Comencé a
revisar los cuartos, pero no encontré a nadie.
Ya llegando al último piso encontramos a la señora y
sus hijos atados y torturados con impactos de bala.
Dimos parte a la policía, quien en minutos rodeó toda
la casa. Ya de mañana, llegó su hermana que quedó muy
impresionada con lo sucedido y triste por la muerte de su
sobrino. Sin embargo no noté ningún gesto de dolor,
respecto a la muerte de su hermana. Ella alegó que no se
llevaban bien.
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Escuela del CAE
Unas horas después llegó el mayordomo. Ni bien
recibió la noticia, rompió en llanto desesperado por la
muerte de la señora Aimar, sin embargo no emitió opinión
alguna respecto a su hijo.
Debía buscar motivos que los haya conducido a
algunos de ellos a matarlos.
Otro sospechoso era el Coronel Enrique Mario Paz que
discutía a diario con la señora Aimar, por su perro, que se
cruzaba a su casa y rompía su césped y plantas. No me
pareció un motivo para asesinar, sin embargo no lo
descarté.
Un momento después de salir del juzgado, me
notificaron que el Sr. Paz, se encontraba ese día en
Londres jugando un partido de fútbol para su equipo el
Arsenal.
Llegando la noche encontramos una pistola detrás de
las plantas, pero no había sido usada. Era una pistola que
la familia tenia escondida por emergencia.
En el tercer día fue citado a declarar el ex esposo de la
Sra. Aimar.
-¿Dónde se encontraba el día del crimen? Preguntó mi
compañero.
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Escuela del CAE
- Estuve visitando a mi hijo. Esa noche cené con ellos.
Fue la última vez que los vi.
- ¿Qué hizo después?
- Me fui a una reunión con mis amigos.
Teníamos muchos sospechosos y pocas pistas.
Fueron citados nuevamente el mayordomo, la
hermana, el vecino y su ex esposo para hacer la prueba de
uso de arma de fuego.
Luego de 2 días supimos que los resultados habían
dado negativo, sin embargo su ex esposo seguía siendo el
principal sospechoso ya que podría haber existido un
cómplice entre sus amigos.
Después de una semana, rastreando el patio de la
casa, encontraron una entrada a una especie de sótano,
allí descubrimos el perro de la familia muerto con muchos
rasguños, y se divisaron garras marcadas en las paredes
del patio trasero.
Recordé el caso que llevaba mi compañero, sobre un
puma robado de un zoológico.
En un callejón sin salida, cercano a la casa de la Sra.
Aimar, habían encontrado hacía dos días el cuerpo del
puma muerto de un disparo.
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Escuela del CAE
Era todo un misterio y ahora teníamos que resolver
quién lo habría matado y ver si coincidía con el crimen de
la señora Aimar y su hijo.
Por fin, se encontró el arma homicida, en el sótano de
la casa. Fue llevada a examinar. Con los resultados listos
se supo la verdad. El marido se entregó y confesó los
hechos.
Había robado en complicidad con sus amigos, una
semana atrás, el puma del zoológico, último en su especie.
Un traficante de animales le había ofrecido una suma
millonaria. Como no tenía dónde ocultarlo decidió llevarlo a
la casa de su ex esposa e hijos.
Durante la cena el animal vio entrar a la habitación
donde estaba oculto, al hijo menor con su perro. Saltó
sobre el perro y lo destrozó. El niño quiso rescatar a su
mascota y un golpe le fracturó el cráneo. Cuando
ingresaron la señora y su ex esposo, el puma estaba
enfurecido y quiso atacarlos, la sra. Aimar comenzó a
gritar. El esposo tomó una pistola y disparó dos veces, una
bala dio en la pata del animal, y la otra hirió de muerte a
su ex esposa. Le abrió la ventana trasera y dejó que la
fiera huyera, luego se tiró en el callejón y murió
desangrado.
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Escuela del CAE
Los ató para que pensaran que había sido un robo,
ocultó el cuerpo del perro y huyó.
Fue uno de los casos más estremecedores que me tocó
investigar.
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Un extraño casoPor Isidro Carballo
El 24 de agosto de 1997 un detective se había
suicidado en el edificio más alto de Dubai, por una
amenaza a su familia. A causa de esto, me llamaron. Mi
nombre es Arnold
Fénix, soy detective desde hace diez años.
La primera pregunta que me vino a la cabeza fue: ¿se
mató o lo mataron? Por la pistas, el primer sospechoso era
el Agente 45, ya que había estado una horas antes en el
edificio en donde se halló el cuerpo.
Fui a ver el cadáver y encontré que tenía la nuca
cosida. Les pregunté a los familiares al respecto, y me
respondieron que la última vez que lo habían visto no tenía
nada en su cabeza.
Frente a esa situación, ordené que le abrieran la parte
cosida y se encontró una bala de pistola. Hasta ahora no
tenía ninguna pista que me ayudara, excepto por la bala
incrustada.
Por lo sucedido se puso custodia en el edificio y se
ordenó cerrar las fronteras de todo Dubai. Decidí entrar a
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Escuela del CAE
un café. Me sentía muy inútil, no podía resolver el caso.
Estaba muy confundido.
Un tiempo después me dirigí al depósito de armas.
Había dos policías custodiando la puerta de entrada. Les
mostré mi identificación de Detective y pude pasar. Allí
había muchas armas de todo tipo y me llamó la atención
una caja donde se reflejaba la luz que entraba por la
ventana. Me dirigí hacia ella. Empecé a buscar y saqué
todas las pistolas. Pude ver una mancha de sangre en el
fondo de la caja. Rápidamente, llevé esa caja a la oficina
de los científicos para que analizaran la sangre. Mientras
tanto, volví al depósito de armas y me fijé en todas las
pistolas. En el gatillo de una, había una mancha de
sangre.
De repente, sonó mi celular, y eran los científicos que
me avisaban que aquella sangre era del Comandante
Rompe Huesos.
Esto se iba aclarando más, porque el Comandante era
el hermano del Agente 45, quien era el primer sospechoso.
Dejé la pistola en Investigaciones de Homicidios y me
fui al edificio de la CIA. Poco después sonó mi celular para
corroborarme que la sangre del gatillo de la otra arma era
también del Comandante.
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Escuela del CAE
No me quedaban mas dudas, entonces me dirigí a su
oficina y me dijeron que podía estar en la morgue. Cuando
entré, estaba intentando hacer desaparecer el cadáver.
Cuando quise detenerlo, intentó apuñalarme, pero no lo
logró. Le puse las esposas y lo llevé a la Comisaría, en
donde lo metieron en una celda.
El juicio se realizó hace unos días y decidieron darle
cadena perpetua. Aún investigamos el por qué de tal
asesinato y si no hay otros implicados.
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Escuela del CAE
El extraño caso de Emanuel
LenísPor Lucía Monti
El 10 de enero de 1989 yo trabajaba en mi pequeña
oficina de New York. Era un detective de
casos simples.
A las 11:00 de la mañana de aquel día
me fueron a buscar para investigar quién
había asesinado a un artista muy conocido, Emanuel Lenís.
Ya que me habían designado para la investigación, me
puse a pensar quién podría haber cometido dicho crimen.
Emanuel era muy gentil, vivía en el tercer piso de un
edificio en donde residía un viejo amigo de él, pero ya casi
no se veían…
Antes de que sucediera el crimen,
Emanuel se encontraba en su Almacén de
Artes, lo que quiere decir que el criminal
podría haber entrado en ese momento.
Lo más curioso del caso es que ese día iba a ir al
departamento de Emanuel el electricista Santiago Cables.
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Escuela del CAE
Emanuel había sido asesinado entre las 17:00 y las
19:30 hs., justo en el horario que se encontraba en su
almacén de artes.
Esto me puso a pensar un largo tiempo, y deduje que
el culpable podría haber sido Santiago Cables, porque él se
tentaba mucho con el dinero y hacía pocos días que había
empezado a probar como le iba en su nuevo trabajo,
porque se lo había recomendado su viejo amigo.
Emanuel fue encontrado muerto en su departamento.
La primera que lo vio tirado en el suelo como una bolsa de
papas fue la mucama.
En ese mismo momento me fue a buscar. Lo primero
que se me ocurrió fue revisar con otras personas el
departamento donde vivía Emanuel para ver si el veneno o
lo que sea que lo había matado se encontraba ahí.
En su departamento no encontramos nada que pudiera
haberlo matado.
Entonces llamé a la mucama para interrogarla.
- ¿Qué estaba haciendo Emanuel antes de que
falleciera?
- El había llegado de su almacén de artes y se había
puesto a pintar un cuadro.
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Escuela del CAE
- Y usted ¿en dónde se encontraba cuando Emanuel
había llegado de su almacén de artes?
- Yo estaba limpiando el sótano.
- Ahh eso lo explica todo. Quiero hacerle una última
pregunta:
- ¿El señor Emanuel tomó algo cuando llegó a su
departamento?
- No señor, el no había tomado nada.
- Bueno muchas gracias, espero que me diga la
verdad, ya se puede ir.
Esto se ponía cada vez más extraño.
Emanuel no se había suicidado porque el veneno o lo
que sea que lo había matado no se encontraba en su
departamento.
Después de pensar tanto y no sacar nada me fui a
descansar.
Al día siguiente, para aclarar las cosas llamé por
segunda vez a la mucama para interrogarla.
- ¿y como sé yo que usted no es la culpable?
- Pues mire señor. Mi coartada es cierta, y es la
siguiente: yo no pude haber sido la culpable porque entre
las 17:00 y las 19:30 hs. estuve trabajando en la casa de
otra persona.
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Escuela del CAE
- Ya veo. Pero igual le advierto que voy a seguir
investigando hasta encontrar al culpable.
- Me parece muy bien, eso es lo justo. Además
señor si fuera yo la culpable por qué lo habría buscado
para decirle que el señor Emanuel había fallecido.
- Usted tiene razón, discúlpeme, eso no lo había
pensado. ¿Y usted sabe dónde estaba el señor Emanuel
antes de irse a su almacén de artes?
- Sí, Emanuel se había ido a un quiosco y me dijo
que iba a participar de un concurso que
hacían ahí, que queda a 2 cuadras de acá.
Se llama “La Dulzura”, y supongo que para
eso tendrá que haber dado todos sus datos ¿No?
- Sí es verdad. Muchas gracias por su ayuda. Ya se
puede retirar.
Al día siguiente me fui al quiosco “La Dulzura”.
Cuando llegué me encontré con un chico que me dijo
que era un empleado, que no era el dueño. Yo le creí
porque no le había dicho nada de lo que pasaba y si no
sabía nada no me iba a mentir. Entonces le pregunté
cuando llegaba el dueño y me dijo que llegaba dentro de
tres horas. Entonces me fui y de paso estuve pensando,
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Escuela del CAE
porque los sobrinos de Emanuel lo odiaban y eran los
herederos de su fortuna. Podrían llegar a ser culpables.
Entonces decidí esperar que pasaran tres horas e ir al
quiosco.
3 horas después…
Fui rumbo al quiosco. Cuando llegué, el dueño no
parecía un asesino. Yo, me puse una ropa normal, no la
que usaba cuando estaba de servicio, para disimular. El
dueño era una persona muy amable.
Me puse a pensar cómo había muerto Emanuel,
porque la mucama había dicho que no había tomado ni
comido nada. Entonces pensé que lo podría haber inhalado.
Después me fui al departamento de Emanuel y empecé
a hacerle un análisis a todas las cosas que Emanuel usaba
muy seguido.
Empecé por las bebidas y las comidas, después
controlé el baño, pero no había nada, y por último controlé
las pinturas que él usaba cuando pintaba un cuadro, y los
análisis me mostraron que eran tóxicas.
Después de saber que el tóxico estaba en las pinturas
y que Emanuel lo había inhalado, me puse a ver por donde
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Escuela del CAE
podría haber entrado el asesino, entonces controlé las
ventanas, los vidrios… pero todo estaba en orden, entonces
deduje que el culpable había entrado por la puerta. ¿Pero
cómo entró al departamento?
Recordé que Santiago Cables tenía que ir al
departamento de Emanuel a arreglar unas cosas.
Decidí ir a visitarlo. Cuando Santiago
Cables nos vio entrar, cayó desmayado
estrepitosamente, derrumbándose.
Fue apresado y llevado a la cárcel.
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Rafles, el héroePor Maitena Uranga
El 20 de abril de 1998, yo estaba en mi oficina policial,
en la División de Crímenes, con el mejor rastreador de
criminales, Rafles, mi perro policía. Vivíamos en
Vancouver, una ciudad muy extraña y lejana en Canadá.
Siendo las 10:30hs aproximadamente, me llamaron
telefónicamente para resolver un crimen. Salimos
corriendo, mis compañeros y yo, porque parecía urgente,
pero solo había sido una falsa alarma. Cuando volvimos me
encontré con un panorama inesperado... Habían asesinado
a mi perro de una forma espantosa, que ni yo, que he visto
tantos crímenes, encuentro palabras para describirlo. La
cuestión es que estaba tirado en el piso, muerto.
En ese momento mi cabeza comenzó a dar vueltas
buscando pistas que me condujeran al asesino. Me puse a
pensar quién podría haber sido el culpable y pensé en
Tomás Tomasqui, un criminal que odiaba a los perros y en
especial a Rafles, ya que en una oportunidad él lo había
metido a la cárcel, por encontrarlo detrás de un basurero
escondido, huyendo de la policía.
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Escuela del CAE
Otro sospechoso era Roberto Ramírez, un criminal tan
malo que las paredes temblaban al verlo. Su móvil podría
ser que Rafles, había descubierto a su padre, otro criminal
no mejor que Roberto, y él buscaba venganza.
Pero lo más curioso era que ninguno podría haber sido
el autor del crimen ya que los dos estaban en la cárcel,
cumpliendo su condena.
Después de tantas cavilaciones, quise entrar en una
veterinaria, sólo para pensar en lo sucedido. Después de
recorrerla unos instantes, le pregunté a la veterinaria:
-Señorita, ¿de qué forma resulta fácil matar a los
perros?
-Con solo tirarles una bala en una de sus patas
traseras caerán al piso, muertos- Me confesó
-Muchas gracias, me ha servido de mucho- Le
contesté.
-De nada-
Luego de haber obtenido esa información, volví a la
escena del crimen donde todavía se hallaba el cuerpo.
Aproveché la situación para fijarme en su patita y era
cierto. Se la habían dañado. Inmediatamente llevé el
cuerpo a hacerle una autopsia, para saber si la bala estaba
dentro de él. Efectivamente, estaba allí.
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Hasta ahora, sólo sabía cómo lo habían matado, no el
autor del crimen, ni el móvil.
Después de husmear un poco, me enteré de que dos
de mis colegas, habían permanecido en la oficina en el
horario que Rafles había sido asesinado. Uno de ellos era
Santiago Suárez, pero era imposible que hubiera sido él,
ya que es incapaz de matar a un animal y menos a Rafles.
En una oportunidad maté un mosquito y Santiago se largó
a llorar. Pero el otro me pareció encajar justo en este
crimen. Era nuevo y un poco raro, muy tímido y no
hablaba mucho, su nombre era Fabricio Fatiga.
Como no podía acusarlo sin tener pruebas, lo fui a
interrogar. Su coartada fue verificada por mí. Lo comprobé
cuando me llevó a la sala de cámaras, donde me mostró el
video del cuarto de descanso que demostraba que se había
quedado dormido allí, cuando se despertó por un ruido que
provenía de la habitación de al lado (mi oficina, la escena
del crimen). Intentó salir para descubrir qué estaba
pasando, pero lo habían encerrado.
Luego de mostrarme el video, pensé que seguramente
estaba el correspondiente a mi oficina. Y estaba, pero no
se mostraba nada. Así que pensé que podría haber sido
Santiago Suárez, ya que cada vez que quería sacarme
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algo para comer de la heladera que se ubica en mi oficina,
daba vuelta la cámara y luego sacaba algo; así que
seguramente, por eso no se veía nada.
Sorpresa fue la mía cuando en mi búsqueda de
Santiago para enfrentarlo y saber de una vez por todas
que es lo que había pasado, éste no aparecía por ningún
lado, hasta que sentí un ruido extraño, como gritos que
venían del cuartito de atrás, en ese donde guardábamos
todo lo que nos da pena tirar.
A medida que me iba acercando los ruidos se sentían
más y más fuertes.
Al abrir la puerta, no podía creer lo que veía...
Santiago estaba en una silla atado de pies y manos y
amordazado, mi desesperación fue tal, que de los nervios
no podía desatarlo, esos segundos parecieron una
eternidad...
Al fin podría descubrir la verdad.
El momento había llegado, ni bien quité la mordaza,
Santiago me apabulló con palabras, y por fin supe lo que
le había pasado a mi gran amigo.
Mi amigo había muerto como había vivido, “siendo un
héroe”, porque en su afán de ayudar a Santiago a resistir
el embate de los delincuentes fue que lo alcanzó una bala.
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Luego los delincuentes ataron, amordazaron y encerraron a
Santiago para que no hablara.
Este fue el fin de mi querido amigo perruno, Rafles.
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