publicado por: joan adell i lavé maquetación noemí buesule...
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Publicadopor: www.novacasaeditorial.cominfo@novacasaeditorial.com
©2015,AnaCoello©2015,Deestaedición:EditorJoanAdelliLavé
CubiertaVascoLopes©MaryiaBahutskaya/fotoliaMaquetaciónNoemíBuesule
ImpresiónQPPrint
CorrecciónClaudiaMárquezLeyaOlmosDanielGarcíaP.Primeraedición:Juniode2015Segundaedición:Noviembrede2015ISBN:978-84-16281-41-1
Cualquierformadereproducción,distribución,comunicaciónpúblicaotransformacióndeestaobra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción previstapor la ley. Diríjase al Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) si necesitafotocopiaroescanearalgún fragmentodeestaobra (www.conlicencia.com;917021970 /932720447).
ANACOELLO
muy
profundo
NovaCasaEditorial
DEDICATORIAYAGRADECIMIENTOSCuandolossueñossepalpanapenasconlaspuntasdelosdedos,cuando
losmomentosatrapan,envuelven,esentoncescuandosecomprendequetodocambiará.Hevividocadamomentodeestahistoriasinpoderdarleelsignificado real que enmi interior tiene. Desde que la aventura de esteescritocomenzóyanadafuelomismoenmivida.Iniciétecleandoideas,situaciones, sentimientos. Sin embargo, no contaba con que seaproximaríamicambiodepiel.Latransformaciónmástrascendentalquehe podido experimentar surgió justo cuando estaba por terminar. Unhermosomotivoesperado,anunciado,ansiado,sehizorealyenmediodemalestaresquemedificultarondisfrutarestocomosuelo,logréterminarMuyprofundo.Después,apocomenosdedosaños,laretomé.Debíaeditarla,cerrarlos
puntosquemeparecíanohabíanacabadocorrectamente.Y fueentoncescuandomidestinonuevamentevolvióademostrarmeque,peseatodo,lamagia existe ymi segundomotivo anunció su entrada enmi existencia.Acabar supuso nuevamente un suplicio, algo muy costoso, aun así, lologréyconcluí.Noquiseentenderpormuchotiempoloqueestahistoriamemarcó,loquedeverdadimplicaenmiinterior.EmprendíelviajedeKyana, la protagonista, siendo una persona, y lo terminé siendo otracompletamentediferente.AsíqueportodoestoMuyprofundolodedicoyagradezco a mis hijos, mis soles, mis tesoros, mis razones, losresponsablesdequeestahistoriatenga,hastadondeyocreo,sumagia.Imposibledejaraunladoaesehombrequemeacompañaenelcamino,
que confía y cree enmímuchas vecesmás de lo que yo lo hago.Amimadre;cómpliceeterna.Amihermana;orejademisideasyresponsablede lapartegráficademishistorias.Mihermano,mipadreymi familia,quejuntoconmismotivosypareja,losontodo.Tampocodejaréaunladoaesaspersonasqueestánconmigosinvernos,
quemeguían,ayudan, impulsanycreenenmídesde la lejanía.Tambiéndeboagradecerlesporquenotienenlamenorideadeloquesupresenciaenmi vida ha implicado, ha sido tanto que ya nunca seré lamisma sinustedes.MaríaMercedes,amantefieldeestelibrodesdequeviolaluzyahace un tiempo, alguien especial que pese a no conocerme, creyó en loque mis líneas decían. A Nany y Gaudin, adoradas compañeras de esteviaje,cómplicesycolaboradorasextraordinarias,amigasporsupuesto.Acada una/o de mis Coemas, lectoras/es y seguidores que han ido junto
conmigopuescreenydisfrutande loquehago.Acadauno/adeello/astambién les agradezco porque de no ser por ustedes no tendría laconfianzasuficienteparaatrevermeadarlospasosquedoy,meinyectanánimosyganasdeseguirsinrendirmejamás.Comomuchasvecesmehandicho:elcieloesellímite,yconsuayudayoyaloherozado.GraciasaNovaCasaeditorialqueabriólaspuertasaMuyprofundoydiovidaamisueñodorado.
Graciaspordarmeelcoraje,valentíayamarloqueyoamo.
—Parteuno—
«TÚYYO»
«La felicidad no es algo dado, sino un sentimiento por el que se debeluchar,porelquepelear,yséquecuandosehasufridolovalorasaúnmás.Obtenerla es inalcanzable, casi imposible, un sueño lejano y demasiadofantástico. Pero si llega, es un regalo que se debe cuidar, que se debesujetarfuertementesindudar».
1elcomienzo
—¡Nomepuedeshacereso,mamá!—lloréconmásganasenlasaladeaquellacasaenlaquevivícasitodamivida.—Miamor,notepongasasí…Esunagranoportunidad,sabesloquehe
luchadoparallegarahí…noteobligaréanada.Solopiénsalo.Regresarásenunañosilodeseas,perodameestetiempo—lamiréentresollozos.Noquería,no,noyno.¡¿Quéharíayoenesehorriblelugar?!¡¿Qué?!Estabaa nada de terminar high school, unosmeses. ¿Cómo iría hasta allá?Noconocía a nadie. A hacer nuevos amigos, adaptarme a las normas de lanuevaescuela,lastutorías…¡no!Mamá subió a su habitación un tanto decaída. Nunca discutimos, en
generalhemostenidounarelaciónfácil,apesardemiedad.Sinembargo,estavezeramuydifícilmantenermeindiferente.Unashorasantes,cuandocenábamos,mediola«grannoticia»:laascendieronnuevamente.Elcargoerademuchamayorrelevanciayelsueldonisediga.¿Elproblema?Elproblema radicaba en que era del otro lado del país: Myrtle Beach,Carolinadelsur.Absurdamentelejosdemividaactual.Sinpoderevitarloy sin ser una chica propensa al drama, lagrimeé muchas horas sinmoverme,ahí,enesesitioquetantoamaba.Aldíasiguiente,porlanoche,ydespuésdehorastristísimasenlasque
melapasésollozandoconmisamigos,ellaentróamihabitación.Casinoingerínadaenlacenaysabíaquenohabíadormidobien.—¿Podemos hablar? —Asentí limpiándome la nariz con el pañuelo
desechable;jamásmehabíasentidomásimpotente,confundidayperdida.Noobstante,esmimadre,nadalepodríanegaryaunquemedolíacomolosmildemoniossabíaquenoteníaopción,nodesdequemelodijo.—Sino puedes con esto... —cerró los ojos colocando una mano sobre mipierna—Lo entenderé.Nome iré sin ti, no cuando nos queda tan pocotiempojuntas—neguécontristezaconteniendoelllantopormilésimavezeneldía.Dios,quémolestoeratenertodoeltiempoesemalditonudoenlagarganta.
—Iré—casifueenunsusurroyconnadadeconvicción.Mimadrememiróasombrada,perpleja.—¿Lodicesenserio?—nodabacréditoamispalabras.—Sí,esunaño.Pasarárápido.¿Cierto?Yo…tampocoquierosepararme
detiyesto…siemprefuetusueño—susbrazosseenroscaronalrededordemicuerpoagradecida,mientrasyosentíaquemeaventabaalprecipiciosinver.—No te arrepentirás,mi cielo.Te lo juro.Esun lugarmuybello, con
mucho turismo, hay mar también. ¡Dios, gracias, muchas gracias! Notienes idea de lo que significa esto —no sabía para ella, aunque loimaginaba, pero para mí: un cambio total de vida; comprendímordiéndomeel labiomirandomihabitaciónaúnenvueltaensucuerpo.Suspirédeprimida.Lohacíaporella,porquelaamabamásqueanada.Sinembargo,ladecisiónhizosangrarmicorazóndeunaformadesconocida,a pesar de que mis amigos, tristes también, me aconsejaron hacerlo.Graciasalatecnología,noseríadifícilseguirencontacto,ademásiríanyyoamivez,también.Diezmesesnoeranelfindelmundoysíunvirajetotalenlavidaprofesionalypersonaldelsermásimportanteparamí.Nací enMéxico, para sermás exacta enMonterrey, Nuevo León.Mis
padres se separaron cuando era aún muy pequeña, ni siquiera tengorecuerdosdehabercompartidoelmismotechoalgúndía.Asíqueparamíesonohasidotancomplicadoomejordicho,nada.Cuando cumplí seis años, amimadre Irina, que estudió turismo, se le
presentóunaofertadetrabajoquenopudoresistir.Luchóincansablementeparaquealgoasísucediera.Sinembargo,elproblemaradicóenqueeraenLosÁngeles,California,enunaagenciadeviajes llamadaTravelandEscape,muy conocida en el sur del país.Mi padreLeonardo, la apoyó,permitiéndole que me llevara, haciéndose responsable de mis gastos ybienestar,comosiempre.Ahíhemosvividolosúltimosdoceaños.Ellahaascendidoenpuestos, en esemomento era la responsablededesarrollarlosnuevosproyectos,yamabaconlocuraaloquesededicaba,tantoqueno dudó en cambiar su residencia por lo mismo… y yo, yo no ladetendría.Lociertoesquenohetenidounavidadifícil,complicada,llenadeproblemas.Alcontrario,hesidofelizyestoymuyagradecidaporello.Laescuelaalaquemeinscribióestabaaunosdiezminutosdelanueva
casa, ubicada en un lindo barrio del condado de Horry. Algo a favordentrodetantocambio.
Nodejabadepensarmientras caminaba rumbo ami nuevavida, en loincreíblequeeraencontrarmeahí,enlotristequehabíasidodejarloquehastaesemomentoeramientorno,mimundoyen lodesesperadamentesolaquemesentíasinmismejoresamigos,sinelasombrosoruidodelaciudad,sin…todoloquemeacompañósiempre.Tuvevariasfiestasdedespedida.Millonesdecartasrogándomeregresar
cuandopudiera.Una lista interminabledecorreoselectrónicosa losqueprometíescribircuantoantes.Dios,todoeratangris,oporlomenosasílo sentía. Aunque debo admitir que, una vez tomada la decisión, nomedediquéaquejarme,loasumíeintentéponerbuenacara…Sinembargo,cuandomimadrenomeveía,llorabaencompañíadeloschicoshastaquecasi quedaba deshidratada. Me dolía mucho dejarlos, me dolía muchotodo.Esa mañana desperté muy temprano, en realidad los nervios no me
dejarondormirenabsoluto,asísoyyo,desueñoligero.Desayunécereal,mientrasmimadrecaminabanerviosadeunladoaotro.Ellayyosomosmuysimilares, asíquedifícilmente teníamosproblemas, exceptocuandoinsistíaquelecontaratodoloquemepasabaconlujodedetalle,yyo,quesuelo ser algo reservada, poco detallista, no la podía complacer. Eso leponelosnerviosdepunta,aunahora.Comobuenamadrequisierasabertodosobremí,yyopiensoquesabe
lomás importante, soloquedardetallesesalgoqueme fastidia.Ambasleemos mucho, disfrutamos viendo películas románticas con un grantazón de palomitas y helado a un lado y vivimos nuestras vidas entresemanasincoincidirhastalacena.Siemprelaesperabaconlacomidayapreparada y ella se encargaba de recogerlo todo después. Nuestraorganizaciónsiemprefueperfecta.Arribamosaesesitiohacíaapenastresdías,porloquetodoeraungran
caos.Lunes:mimadre comenzaba en su nuevo trabajo y yo tendría queasistirafinalesdeseptiembreaminuevaescuela.¡Oh,quéemoción!...no,paranada.La casa era agradable. Tres recámaras amplias en la planta alta. Cada
habitaciónteníasupropiobañoyventanasenormesquepermitíanentrarchorros de luz por doquier, esome encantaba. La planta baja tenía unaestancia donde estaba el comedor y la sala compartiendo un inmensorectángulo,peroquealavezbrindabaciertaprivacidadencadaparte.Lacocinanoeragrande,aunasí,unsitioidealparaquelasideasculinarias
fluyeran.Todoeramadera,cadadetalle,asíqueresultabamuyacogedora.La recámara que elegí era espaciosa, con un gran armario.No es que
tuvieramucha ropa, sin embargo, sí teníademasiados recuerdos: libros,películas,enfin…cosasquesevanacumulandoendieciochoañossinquete des cuenta. El cuarto tenía una gran ventana que daba hacia la partetraserade la casa.Adoroperder lamirada en el exterior, por lomismoesoeraidealyunadelasrazonesporlasqueloelegí.Paraesasfechasyarefrescaba,apesardeestartancercadelaplaya.En
realidadelclimanoeramuydiferentededondevivía,asíqueparamíesoeralocomún.Esamañana,decidívestirmeconloquesolía:jean,playeranegra con manga corta cuello «V» y Converse del mismo color. Micabello largo, castañomuyclaroyunpocoondulado, lo sujeté conunacoletabajayaquenosolíacomplicarmeporesascosasdelarreglosihede ser sincera. Soy un tanto perezosa a la hora de invertir tiempo entrivialidadesabsurdas.Mepuseunpocodemáscara,sabíaqueenfatizabaelcolormieldemisojosyfavorecíaamislargaspestañasnotanoscurascomomegustaría.Mirésatisfechaelespejoqueproyectabamireflejo.Sí,me sentía lista para el primer día. Resoplé. Ahí iba yo, derechita a unmundoquecambiaríamivida.Al estar a unos metros de la escuela me detuve observándola. Era
grande,notantocomolaanterior,aunasí…imponente.Laspalmasdelasmanosmesudaronymicorazónbrincóunpoconervioso.Chicoscaminabanhaciaaquellaspuertasapresurados.Otrosllegabanen
sus autos y los iban estacionando en donde podían.Existía algo quemehacíasentirmuyansiosa.Serlanueva¿quémás?Avancé respirandohondo,queriendomostrarmuchamás seguridadde
la que en realidad sentía. Si no hubiera sido porque me considerabainteligenteypocotemerosa,seguramentehubieradadolamediavueltayhuidorumboacasa.Reviséotraveztodoenmicabezaydecidíquenomedejaría intimidar, enfrentaría como siempre lo que sucediera. Llené deairemis pulmones pormilésima vez sujetando bienmimochila ymovílospiescondecisión.Alentraralaescuelanofuedifícildarconlaoficinaprincipal.Empujé
una pesada puerta y justo frente a mí, una señora regordeta con caraamablemesonrió,estabadepietrasunmostrador,teníapapelesyfolletosasualrededor.—Hola, ¿necesitas ayuda?—preguntó al verme desorientada. Sentí un
ruborsubirhastamirostro.Soltéunsuspiroymeacerqué.—Hola,soyKyanaPrados,esmiprimerdíaaquí.VengodeCalifornia
—sonrió asintiendo y de inmediato me explicó con paciencia todo loconcernientealinstitutoymisclases.Salídeahíexpectante.Lospasillosyaestabanabarrotados,seescuchaba
el bullicio por doquier. Mi escuela anterior tenía el cuádruple deestudiantes;sinembargo,mesentía familiarizadaynuncameresultó tanamenazante.Ingresé,intentandonoponeratenciónalasmiradascuriosassobremipersona.La primera clase era matemáticas. Gracias al cielo el salón no se
encontraba retirado, así que di sin problema con el aula. Al sonar eltimbreentréjuntoconelríodepersonasymeacerquétímidaalmaestromientrastodosseacomodabanymurmuraban,conunpocodedeliriodepersecuciónimaginésobremí.Esodeser«lanueva»apestaba.—Buenos días… Soy Kyana, la señorita Stevens dijo que esta es mi
primeraclase—elprofesormeobservóserio,tomóelpapelqueletendíeindicóunlugarsindecirmás.Sentíunnudoenelestómagoycaminéporelsalón,nerviosa.Sentíalas
miradassobremí,porlomismonoquiseveranadiealosojos,sabíaquedebía encontrarme ya colorada por la vergüenza. Justo en el extremoderecho del salón, a un lado de la ventana, estaba el sitio que señaló elmaestro;mesentésinperdertiempo.—Muybien,clase,hoyseintegraaestaescuelalaseñoritaKyanaPrados
—todosgiraroncondescaroaverme.Diablos.Mesentíacomounaratadelaboratorio o un mono de circo. Perfecto—. Ella cursa el último año,viene de California, así que espero que cuente con su apoyo —loscuchicheosnosehicieronesperar.Saquémicuadernoeintentéignorarlosfingiendounaamigablemediasonrisa.—BienvenidaseñoritaPrados.SoyelseñorEdwards,sunuevomaestro
dematemáticas.—Asentícongentileza.Unsegundodespuéscomenzó lacátedra.Bien.—Pz,pz—escuchétrasdemí.Volteécondiscreciónparaevitarquemi
nuevoprofesormeviera.—Hola,soyLana,bienvenida—parecíasimpática.Teníaelcabellocorto
yunosgrandesojosquemeestudiabanamistosos.—Gracias,soy…—Kyana, loacabadedecir… lindonombre—sonrióguiñandounojo
como percibiendo que me hallaba nerviosa. Regresé el gestomordiéndomeel labio como solíahacer cuandome sentía así ypusedenuevoatenciónaloqueseexplicaba.La clase pasó rápido, las matemáticas no eran mi fuerte, pero me
defendíaylasencontrabaentretenidas.Una hora y media después sonó de nuevo el timbre, justo en ese
momentoelseñorEdwardsgritóatareadolatareaparalasiguienteclase.Laanotéconvelocidadymetítodoenmimochila.—¿Así que vienes deCalifornia?—deseó saber un chico como demi
estaturadecabelloscastañosyrostroatractivoqueseencontrabaal ladodeLana.—Sí—tendiósumanoparapresentarse.—SoyMax…—ledilamíasonriendounpocomásrelajada.Solíaser
recelosa. Por otro lado, no conocer a nadie era algo que nunca habíaexperimentado,asíquesupongoquemiactituderanormal.—Hola… tú ya sabes quién soy…—señalé mirando a Lana un tanto
divertidaydejandodeladominerviosismo.—Sí, Kyana, es poco usual, ¿no? —se refería a mi nombre. Nos
dirigimoslostreshaciaafueradelsalón.—Mimadre…esdeideasclarasysiemprelegustó,oesodice…—Kyana, suena bien y… no lo había escuchado, ¿no, Max? —este
asintióobservándomefijamente,parecíaqueserepetíaunayotravezminombreensucabeza.Sonreítímida.—Acompáñanos, vamos a la cafetería, ¿te sientas con nosotros? —
preguntóaúnpensativosinquitarmeelojodeencima.—Sí, ¡muybuena idea!,acompáñanos.Hadesermuydifícilcambiarse
de escuela a estas alturas. Imagino todo loque tuvistequedejar.—Lanaparecíamuy parlanchina y en esemomento era justo lo que necesitaba;aunque el recuerdo demi vida anteriorme entristeció de inmediato. Lonotó,porquesecolgódemibrazoriendo—.Notepreocupes,nosotrostevamosaayudar,¿verdad,Max?—Elchicoasintiócomprensivo.El comedor era muy agradable y muy… veraniego. La mitad se
encontrabaalaire librey laparte techadacontabacongrandesventanas.Al fondoseencontraba labarradecomida,habíamesas rectangularesycircularesportodoslados.Unavezquecompréelalmuerzo,losesperéymeguiaronhastaunamesaen la terrazadondesehallabanotroschicos.Por un instante no pude evitar percatarme que las divisiones eran las
mismas que en mi otra escuela. Los grupos se diferenciaban, no semezclabanycadaquienparecíatenersupropioterritorio¡quénovedad!—¡Eh!Ella esKyana, viene deCalifornia, está por terminar igual que
nosotros —levantó la voz Lana efusiva. Todos saludaron sonriendomientrasme hacían un hueco en la granmesa.Comencé amasticarmispapasfritassonriendo.—Hola, soy Billy—era un muchacho alto, demasiado rubio para mi
gusto, lleno de pecas por todo el rostro, pero se veía agradable ysonriente. En segundos el resto comenzó a presentarse. La más alta sellamaba Sara, otra chica de rasgos asiáticos era Annie, Robert loidentifiquécomoelrellenitoyapuesto,Emmaladegrandespestañas,RayeldelindosojosySusanlamásextrovertidaamiparecer.—Y…¿Cómoesquellegasteaquí,Kyana?Engenerallagentesemuda
a Los Ángeles, no al revés —indagó la última en presentarse. Deinmediatopusieronatenciónaloquecontestara.Dejédecomer.—Bueno…amimadrelaascendieron,teníaquevenirseaviviraquí—
contestéyenseguidavolvíamordermialmuerzo.—¿Enquétrabajatumamá?—quisosaberRay.—DesarrollaproyectosenunaagenciadeviajesquesellamaTraveland
Escape.—Sí,yasécuáles—intervinoAnnie—.Y…¿eresdeCalifornia?¡Ohno!Pensé.¿Porquéteníanquepreguntareso?,misamigosdeLos
Ángelesmeadvirtieronqueesecondadoerauntanto…conservador.Notodos veían con buenos ojos a los latinos. Sin embargo, me arriesgué,nunca he negado mis orígenes y no iba a comenzar a hacerlo, si selevantabanydesaparecían…veríaquéhacer.—No, soy de Monterrey… México —se quedaron por un momento
todosensilencio.Deseésalircorriendo.—Guau…mispadreshanidoahíyyoaalgunasplayas,eshermoso…
—soltóSararelajandoelambiente.Todoscomenzaronahablaracercadesusexperienciasenelpaísvecinoyelhechodequefueradeallápasódelado.Volvíarespirarcontranquilidad.—¿Hace cuántoquevives aquí?—Lana sonreía curiosa, parecía que a
ellalaconversaciónnuncaseleacababa.—Desdelosseis…Laspreguntassiguieron,megustóquelasformularan,noteníanadaque
esconder y debíamos conocernos ¿no? Para cuando sonó el timbre ya
sabían parte mi vida y yo casi nada de ellos. No me importó, habríatiempo. Por otro lado, siempre intentaba no ser tan complicada. Miautoestimaestabaenperfectascondicionesenaquellasépocas,asícomolaseguridad enmímisma, por lo queme dejé llevar como solía. Era tanfácilserabiertayquienquería…Todos caminamos hacia nuestras aulas. Sara, Ray, Max y Annie iban
conmigoaliteratura.MaxhizolaspresentacionesconelmaestroJhonson,estemesaludóafectuosoynossentamosloscincojuntosdelladoderechodelsalón.Variosseguíanviéndometratandodeinvestigarquiénera.Perocomo estabamuchomás tranquila para esemomento, y eramimateriapreferida,noprestéatención.Elprofesor,alpercatarsedequeyaconocíaaalgunos,nomepresentóyentróde llenoa laexplicacióndel temadeldía.Estabanviendo literatura renacentista,dehechoelmaestrocomenzórecitandounpasajedelaDivinacomedia,adorabaesaobra, laformaenqueDanteviajaporelinfiernoypurgatorioparaluegoconocerelparaísodelamanodeBeatriz.Absorta en su manera de narrar no hacía caso a nada más. Era
asombrosa mi suerte, el señor Jhonson lo explicaba divinamente. Depronto,unasrisotadasdelladoopuestodondemeencontrabacomenzarona interrumpir la cátedra. Varios del grupo intentamos ignorarlos; sinembargo,cadavezeranmásfuertes.—SeñorRussell,DrawsonyMichaels.Losquieroveracabandolaclase
ymásvalequeterminendereírseporqueasuentrenadornolevaagustarnada que se queden en detención y no puedan asistir a su entrenamientoesta tarde—las risas se extinguieron de inmediato. Me permití, ya sinpoderevitarlo,voltearaveraquiénsedirigíamimaestro.Erantresmuchachosenormesybastanteatractivossihedesersincera.
Unodeellosllamómiatención.Cabellorubio,algooscuro,tapabapartedesufrentedejandoaldescubiertounosojosalargadoseimpresionantes,casi grises; rasgos masculinos y labios duros, grandes, bienproporcionados.Mirabaalmaestroirritado,aunasí,noseatrevióadecirnada.Losotrosdosloobservabanexpectantes;alverqueserendíaantelabatalla, cedieron.Guapos brabucones, pensé riendo en mi interior consorna.El señor Jhonson continuó su narración, enseguida volteé dispuesta a
deleitarme. Lo cierto fue que ya no pude poner mucha atención,arruinaron el momento. No soportaba a ese tipo de chicos por muy
galancitosquefueran.En mi escuela anterior también los había, bueno ¿en qué lugar no?,
siempre prepotentes, seguramente estrellas del equipo de fútbol delinstituto o algo por el estilo. Sentían que todo el mundo les tenía querendirpleitesía.Creíanquepordinero,oporsurostro,todoslosmortalesles temían y tenían que hacer lo que desearan. Definitivamente no losaguantaba…yalverlosmenos.Sobretodoelqueparecíallevarel títulode «líder» se adivinaba asombrosamente insufrible. La mirada que lemandó al profesor era algo que ni en mil años yo hubiera hecho. Fuecomo si intentase probar quién tenía el poder.En este caso fue evidenteque quien llevaba el sartén por el mango era el maestro, cosa que meagradóymearrancóunapequeñasonrisadesatisfacción.Terminólaclaseytodossalimos,exceptoloscastigados¡ja!—Son increíbles, ¿viste la mirada de Liam? —Sara preguntó a Max
excitadayruborizada.—Sí, pero ya saben que no les sucederá nada… siempre es así —
contestóunpocomolesto.—Yocreoqueestaveznolesvaairdeltodobien…aLiamyKellanles
vafatalenliteratura—leshizoverAnnieseria.—¿Quélespuedenhacer?…nada…aellosjamáslehacennada,sonlas
estrellasde laescuela, la temporadaestáporempezar,nosearriesgarán—replicóRaysarcástico.Los escuchaba e iba atando cabos poco a poco. Estaban en tensión,
parecíaquelosadmirabanyodiabanalavez.—Oigan…—ydepronto los cuatromeobservaron como recordando
queahíestaba—laclasequesigueesciencias…¿sabendóndequeda?—Raysonrióaliviadoporhabercambiadoeltema.—Sí,sígueme,yotambiénlatengojuntoconBilly,RobertyEmma.—
Rodeómishombroscaminandodeprisa.Soloalcancéaescucharlasrisasdelosdemásmientrasintentabaseguirleelpaso.En ciencias fue igual que en literatura, solo que esta vez fue mi
acompañante veloz el queme presentó, por lo que elmaestro le dio latarea de conseguir un equipo paramí, así queme integró junto con él,Robert,Emma,Billyyotrochicoquenohabíavistoeneldesayunador.—ÉlesEdwin,esungenioenciencias,datutorías.—Rápidamenteledi
lamanosonriendo.Nopodíacreermisuerte.Tutorías…—Yo soy Kyana, también daba tutorías en mi escuela anterior —me
presentéfelizporconoceraalguienquehiciesealgoasí.Élseacercódeinmediatocolocándoseamiladomostrándoseinteresado.—¿Deverdad?,y¿cuálestufuerte?—Literatura,aunque tambiéndabamatemáticas, inglésyciencias—me
puso nerviosa de pronto sumirada tan penetrante, acomodé un pequeñomechóndetrásdelaorejaquesesoltódemiflojacoletasonriendo.—Y…¿tegustaríaseguirhaciéndolo?—preguntócurioso.—Sí…laverdadsí…—Perfecto, hoymismo hablaré con el señor Laurence, sé que le va a
encantar. Justo ahora andamos cortos de tutores —¡Guau! Excelentenoticia.Mesentíafeliz,todoparecíairdemaravillay¡eraelprimerdía!—¿Enserio?...¿puedeshaceresopormí?—Porsupuesto.Ellosinvestigaránentuantiguaescuelaysilesgustas...
listo—dijochasqueandolosdedossonriendo.Me encantaba la idea, era una manera de estudiar, de garantizar una
posiblebecayocuparel tiempocomosolía.Así lohice losúltimos tresañosytodoibamuybien.Permanecíaunratodespuésdeclasesyllegabajusto para hacer la cena en la casa.Mis días era ajetreados y llenos decosasquehacer,asíquelaideadequevolvieraaserigual,mellenabadetranquilidad.Por lomenos ibaa tenercosassimilaresamiantiguavida.Genial.En el receso todos se conglomeraron en el jardín y continuamos
conociéndonos. Eran muy agradables y fáciles. Su distintivo, y lo quetenían en común, era que pertenecían a diferentes clubes de altorendimientoacadémico.Atletismofuemiúltimaclase.LaseñoritaStevensmeproporcionóunos
pantsdelinstituto,colorverdechillón,denylon,conunaplayeraamarillademangacorta.JuntoconmigoestabandenuevoLanaySusan,asíqueencuanto terminé de cambiarme, nos fuimos juntas hasta la gran pista detartánquerodeabalacanchadefútbolamericano.AhílaprofesoraHillingse acercó, se presentó amablemente y separándome del resto del grupomientraslosponíaatrabajarenelcalentamiento,intentóconvencermedeque la pasaría bien allí, en su clase. Lo dudaba, sin embargo, no medesagradabatantocomolasdemás.Realizaba unas flexiones y ya estaba al punto del desmayo —no
recordabalaúltimavezquehabíaejercitadomicuerpoatalpunto—,sentíunbalón rozarprácticamentemimejilla.Elevé lavistabuscandodequé
direcciónesteprovenía.Elequipodefútbolamericanoestabaenmediodelagrancancha,ni siquieramepercatédelmomentoenquecomenzaronsus prácticas. Un muchacho corría a donde me encontraba. Lo miréfijamenteesperandounadisculpaporquecasimedadellenoenelrostro.Pasóal ladodemí, tomóelbalónquequedóaunosmetrosy regresó
trotandoaventándoseloaalguienqueseencontrabaenmedio.—No hay problema…—musité molesta, sin pretender que escuchara,
sinembargo,lohizo.Paróenseco,giróymemirófulminándome.Sentíganasdequelatierraseabriera;noeralamejormaneradecomenzarenuna escuela, aunque odiara a esos presumidos brabucones, sabía que nodebíametermeconellos.Aunasínoeraningunachicaasustadiza,porloquedecidísostenerlelamiradafirmemente.—Roger, ¡vamos!—le gritaron desde la cancha. Él ignoró al que lo
llamabaycontinuóperforándome.Entendíalaperfecciónelmensaje:meestabaamenazando.Traguésalivacondificultadylovolvieronanombrar.Sonrió al ver que bajaba la vista al fin y se fue corriendo triunfante.¡Idiota!Gritéenmimente.—¿Quépasó?...—SeacercóLanadesconcertada.Sentía laboca secay
ganasdeaventarleunpocodegravarojaalacaraaesegorila.—Nosé…creoquesemolestó…—Mirecienteamigamiróalacancha.—Pero…¿porqué?—preguntófrunciendoelceño.—Porque¡¿casimedadellenoenlacara?!—bramé.—¡Dios,Kyana!…Roger esmuyvengativoyno legustaquenadie le
diganada…—Pero no dije nada malo —argumenté enojada, sacudiéndome el
uniforme deportivo, estando ya de pie. Odiaba tener que cuidar lo quedecíaopensabasimplementepormiedo.—Lo sé, pero ellos son…muy especiales, ¿comprendes?—negué sin
quererreconocerloqueyasabía.—Todosesostipossiempresecreen«especiales»Lana.Entodoslados
es así, eso no es nuevo —continué caminando en dirección a miscompañeros,esperandoquelamaestradieralasiguienteinstrucción.—Maxenfurecerá—enarquéunacejaintrigada.No llevabani sietehorasde conocer aLanayveíaqueMaxno le era
indiferente, se expresaba de él como si fuera un sueño.Ciertamente eraguapo,peronoeramitipo.Noesquetuvieraunobiendefinido,nuncamegustóalguienlosuficientecomoparaaceptaralgomásqueunaamistad.
Ademáspreferíaestarsolayhacerdemitiempounpapalote.Tenernoviomedabauna tremendaflojera,porotro lado,enserioestabaconvencidade que era una absoluta pérdida de tiempo. No, eso algún día vendría,quizáalostreinta,bueno,igualantes,porahoraestarasíeragenial.La clase terminó en tranquilidad, aunque de vez en cuando sentía la
miradadeltal«Roger»clavadaenmiespalda.Loignorétodoeltiempo.Cuandolamaestrasilbó,todoscorrimosalosvestidores.Alsalirencontréamisnuevosamigos.Lanayalescontabalosucedido.
Maxmemiróunpococonsternadoypreocupado.Sonreírelajada.Noeraparatanto¿Osí?—Esperoqueestonotetraigaproblemas,Kyana…—Siesasí,noestássola…Queeseimbécilnoseatrevaahacertealgo,
estoycansadodesusestupideces—Raymeguiñóunojomuysonriente.Maxsuavizósuexpresión.—No le harán nada —todos asintieron tratando de darme un apoyo
moral que no comprendía totalmente. No pude salvo agradecerlesconfundida.¿Tanterribleseran?Dios,esperabanohabermemetidoenungranlío.—¿Vivesporaquí?—indagóSusancambiandoeltema.—Sí,enMayfairSt…—MicasaquedamuycercayladeRoberttambién,siquieresnosvamos
juntos…traigoauto.—Gracias,Annie…—mesentíatancansadaqueaceptédeinmediato.Preparélacenamientrasmimadrellegaba.Mástardemeduché,mepuse
unos pantaloncillos deportivos y comencé a realizar las tareas. Paracuandoellaregresó,prácticamenteyahabíaterminado.Eldíasiguientenofuemuydiferentedelanterior;notuveatletismoysí
historia. Esa clase solo la cursaba con Emma. El tema que se veía, locomprendíconrapidez.Cadavezsabíamássobremisnuevosamigos,engeneralmecaíanbien
e intentaban no dejarme sola ni un segundo. Debía admitir que eso eraagradable,yaqueaúnsentíaunpocodenerviospornoconocerdeltodoel lugar. Además, me inquietaba el evento del día anterior con aqueljugadordefútbolamericano,delquetodosmeadvirtieron.Elmiércolesyafuiprácticamentesinpreocupaciones.Envezdeciencias
tocó inglés, esa sí que era aburrida ymás aún sin estar ningunodemisnuevosamigos.Comosiesonofuerasuficiente,lasqueparecíanserlas
«divas»delaescuela,memirabancomounbichoapuntodeaplastar.Deverdadnocomprendíaquéteníanenlacabezacomoparasentirsehechasamano.Seguropertenecíanalmismoclanquelosbrabuconesdeliteratura,estosúltimosnovolvieronadarproblemas, sinembargo,era inevitablenonotarlos en el salón.Grandes, bien formados, y parecía que llevarantatuadalapalabra«prepotencia»enlafrente.Típico¿no?El día anterior me topé con Edwin, dijo que pronto tendría noticias
acerca de las tutorías. No me quise ilusionar, así que solo le volví aagradecer.Aldirigirmeaatletismomesentídenuevounpocoansiosa.Nosucedió
nada. Los del equipo no estaban. Lana comentó que entrenaban en elgimnasio todos los miércoles, sonreí más tranquila. Esos días y losvierneseranpesados,contabaconcincoclases.Agotadafuiahistoria,laúltimamateria.Un día largo ¿no es cierto?, pero gracias aDios,Annietambién tenía el mismo horario, por lo mismo me pudo dejar en casacuandoacabamos.Paraeljuevesyamesentía,casi,completamentefamiliarizada.Locierto
esquefuemuysencillo,hastaesemomento…Aúnpuedorecordaraquellassemanasconclaridadasombrosaycómo
no,fueelparteaguasenmivida,momentosdecisivosestabanporveniryyonilopodíaadivinar.Estaba acomodando mis libros en el casillero cuando golpearon con
algo mi costado. Sin poder evitarlo, resbalé, dándome un gran sentón.Cuando busqué al responsable, Roger me miraba enarcando una ceja,divertido. Sentí de nuevo la boca seca, sin más, se alejó soltando unaenorme carcajada junto con otros tres gigantones que lo esperabanmásadelante.Edwinllegócasienseguidaytendiósumanoparalevantarme.Laaceptéindignada.Mesentíafuriosaeimpotente,¡nadiehizoodijonada!,todos los que presenciaron lo ocurrido, en cuanto él desapareció,volvieronaocuparsedesusasuntos.¡Increíble!—¿Estásbien,Kyana?—Sí…—teníalacararojaderabia.Comencérespirarhondointentando
calmarme.Teníaganasdesalirtrasélygritarleunascuantascositas.Noobstante, sabía que eso me perjudicaría más… así que me dediqué aintentaroxigenardenuevoelcerebro.—Esoerajustoaloquenosreferíamos—mascullóEdwinamilado.—Notepreocupes,yaselepasará…—rogabaqueasífuera,porqueno
medejaría pisotear, pero tampoco podría permanecermucho tiempo enese lugar si yo me rebelaba. Tomé mi cuaderno de matemáticas y lesonreí,mástranquila.Respondióamigesto.—En fin… eso espero yo también…Bueno, lo que venía a decirte es
que…—parecíamuycontento—¡ya tieneselpuesto!El señorLaurencequierevertealascuatroenTutorías,creoqueinclusoyatieneslaprimera.—¡Estás de broma! ¿De verdad? —No lo podía creer, esa era una
excelentenoticia,yanorecordabanisiquieraloqueacababadesuceder.—¡Sí!Claroquees cierto,Kyana.Diceque tienesungranhistorial—
señalóconungestoindescifrable,mirándomedeprontoincisivamente.—Esoesgenial,Edwin.Muchasgracias…ahíestaréaesahora—cerré
mi casillero viéndolo entusiasmada. Observaba atento mis labiosponiéndoseserioderepente.—Bueno…siquieresteveoaquíalascuatro,paradecirtedóndees…—Muchas gracias, está bien… de todas formas nos vemos en el
almuerzo—parecía desconcertado. Pestañeé encogiéndomede hombros.Mesentíafelizylodemásnomeinteresaba.—Sí,claro…hastamástarde.—Lodejéahíconfusoymedirigíalsalón
casidandobrinquitosdelaemoción.Cuandolleguéalcomedor,yatodoscomentabanlosucedidofrenteami
casillero.Era increíblecómoloschismesvolabanaesavelocidad.Fingídemencia.Maxmemirabairritado,yRay,preocupado.—Oigan, acabode ver algo sobre una fiesta…—deseabadespistarlos.
Funcionó. Todos se engancharon rápidamente y prefirieron cambiar detema.Faltaba un mes para la noche de brujas, ese mismo día pegaron la
propagandaportodoslados,yaquetambiéneraeliniciodetemporadadelos «Piratas de Myrtle Beach», el equipo de fútbol americano. Todoscomenzaron a discutir sobre lo que llevarían puesto y especulando elmarcadordeaquelpartido.Alparecerel equipoerabueno.Losescuchésinparticipar.Nonegaréquemegustabanlasfiestas¿aquiénno?,eraunaadolescente,sesuponequeesometendríaqueentusiasmar.Sinembargo,deambulabanalgunassituacionesenmicabezaquenomepermitíantotalconcentración:lastutorías,eleventoconesegranujayelcomportamientotanextrañodeEdwinenlamañana…Enfin,mimentesehallabaunpocoocupadaenesemomento.Sonóeltimbre,nosdirigimosamiclasefavorita:literatura.
Asípasólamañana,logrésalirdespiertadeinglésyterminéhistoriasinnovedad. Poco antes de las cuatro ya estaba de pie frente al casilleroesperando.—Vamos…sígueme,Kyana—sonrióEdwinalllegarpasandounbrazo
pormihombroposesivamente.Fruncíelceñosinquelonotase.Loseguíincómoda. No era muy afecta a ese tipo de demostraciones de cariño,preferíaladistanciaconlaspersonasquepercibíasentíanalgopormíquenoeraamistadyesoeraprecisamenteloquetemíaenesemomento.Fingíquecaíamicuaderno,éllolevantósonriendo.Deinmediatopusedistanciay comencé a preguntarle sobre el manejo de las tutorías. Las contestótodas muy amablemente sin darse cuenta de mi recurso. Sonreí mástranquila—. Es aquí —señaló un edificio que estaba a un lado de laescuela. Era pequeño, pero contaba con dos pisos. Se veíamovimiento.Genteentrabaysalía,parecíamuyformal.Abriólapuerta,medejópasarycaminamosporunangostopasillo.Era
muyagradableellugar.Tocóenelúltimocubículo.—Adelante—entramos y enseguida un hombre bien parecido de unos
cuarenta años se levantó de su silla—.Hola,muchachos—Me tendió lamanoyyohicelomismoconunasonrisa—.TúdebesserKyana¿cierto?—Sí…yustedelseñorLaurence.—Así es…siéntate—Me indicóuna sillamirandoami compañero—.
Gracias,Edwin.—Nosvemosluego,Kyana—Meguiñóunojoantesdesalir.Esechico
tenía una personalidad intelectual bastante interesante, pero… siempretenía «peros». Seguro algo extraño sucedía conmigo, nadie era losuficiente como para que yo quisiera dedicarle un tiempo exclusivo.Mamá siempre decía que se debía a que era demasiado independiente ypocoafectaalasdemostracionesdecariño.—Bueno,Kyana.Edwinmehablóde ti e investigué enCaliforniay se
expresaronmuybien.Asíquequería invitarte formalmente al equipodeasesorías.¿Quédices?—Meevaluabasonrientealtiempoquehablaba.—Que gracias… a mí me encanta hacer esto —contesté un poco
nerviosa.—Perfecto, requeríamos gente y qué mejor que alguien con tu
experiencia.—Gracias,SeñorLaurence.
—Clay, ¿está bien?—Asentí y repetí su nombre de pila para indicarlequeasímedirigíaaél—.Ven,sígueme—dimosunpequeñotourporelsitio. Me mostró donde dejaría los recados cuando tuviera tutoríaspróximasoalgúnpendiente.Intentabaquefueraunaasesoríaalavezparadar mejor calidad y me pidió mi horario para poder sincronizarse—.Kyana, ahora que veo tus clases, me doy cuenta de que solo tienesmiércolesyviernescompletos¿Teinteresaríatomaruncasoquevamuymalenliteraturaapartirdehoy?—¿Qué?Lomiréuntantoconsternada.Edwin mencionó algo sobre ello, pero de repente me pareció quenecesitabatiempoparaanalizarlo—.Séqueesmuypronto,sétambiénquedominasesamateria.Nocreoqueterepresenteningúnproblema,además,esuncaso…algoespecial,noselopuedodaracualquierayesurgente—Me veía atento esperandomi respuesta. Pensé con rapidez. Adoraba losretos y no podía negarme, menos después de darme esa oportunidad.Asentí.Pusounamanoenmihombroaliviado.—¡Muy bien!, muchas gracias por aceptar así… Sin previo aviso.
Prometo que esto no volverá a suceder, siempre informamos conantelación, pero como te digo… es algo especial. Está esperando en elcubículo quince, sube las escaleras y la tercera puerta de lado derecho.Cualquier complicación me avisas de inmediato, ahora tengo una juntaporloquenopuedoacompañarte,aunasí,nodudeseninterrumpirmesino van las cosas bien ¿de acuerdo?… ¡Mucha suerte! —Al subir laescalerameobservósonrienteyconsusmanosenlasbolsasdelpantalón,parecíamás relajado que cuando lo vi unosminutos antes. Al llegar alsegundopiso,conté trespuertasyabríexpectante.¿Aquése referíacon«especial»?Elcubículoseveíaaúnmásdiminutoconéladentro,estabadeespalda
tocando la pantalla del móvil distraído. Tragué saliva mordiéndome ellabio. ¡Diablos! Era uno de los muchachos de mi clase de literatura.Respiréprofundoycaminéhastaél.Alzó la vista un segundo y de inmediato volvió a su celular. Era
realmenteguapo,nopudeevitarfijarmeque ibavestidoconunaplayeragastada, jeans kilométricamente largos, para poder cubrir aquellasinterminables piernas, y tenis negros. Lástima de persona. Últimamentecuandoparecíaqueteníabuenasuerte,lavidamedabaunrevés.Dejédeobservarlo.Mesentéfrenteaélycomencéasacarmisapuntes
delamateria.—Me dijo el señor Laurence que necesitas ayuda en literatura—soné
másduradeloquepretendía.Noseinmutóyasintiómuyconcentradoconsuaparatitoriendoporalgoqueahíveía—.SoyKyanay…—Un segundo—Me silenció con un ademán. Sentí humillación y una
furiadesconocidaaflorardentrodemí. ¡Enserio todosesoschicoseraniguales!Aguardéperforándolocon lamirada intencionalmente.Se tomósu tiempoelmuydescarado.Cuandodejóde escribir, sedignóavermecon esos ojos asombrosamente grises. Lo cierto era que moría poraventarle justo enmedio de la frente ese aparatito que acababa de dejarsobrelamesa.¡Idiota!—Ahorasí…¿Medecías?—Yono te decía nada, tú eres el que está aquí por algo—Le recordé
alzando lascejas, retadora.Suquijadase tensó.No loconocíaaún,peroparecíaalgo…descolocado.Quisereír.—Sí,porqueelmaestrodeliteraturameamenazó…—Espera…—Losilenciéconelmismogestoqueusóhacíaunsegundo
—.Yosolovineaexplicarteliteratura,lasrazonesporlasqueestásaquí,créelo…medanlomismo¿deacuerdo?—Gocéconlamaneraenqueseledistorsionólaexpresiónengreída,memiróconfusoysincomprender.Deprontosepusoserio,recargóambosbrazossobrelamesayseacercóamísinmiramientos.Nomemovíniuncentímetroaguantándolelavista.—Nopensabadecirtelosmotivosporlosqueestoyaquí…—¿Ah,no?Muybien…entoncescomencemos—continuéretándolo.No
semovió,parecíadivertidoeintrigado.—Solounacosa,nopiensesqueporestopodemosllegaraseramigos,
túyyononosconocemosafueradeestascuatroparedes,¿deacuerdo?Noquieroquehablesdemíconnadie,niquedigasquemedasestasclasecitasridículas—sentísualientomuycercademirostro.Evaluabamireacción.—Mepareceperfecto…túytuamistadnomeinteresanyseráunplacer
cumplir tu petición, se hará justo como dices—Ese juego de palabrascomenzabaaalterarme,sentíamilenguacadavezmásfilosaylistaparacontestar lo siguiente. Yo no solía ser así, ese chico en menos de diezminutoslogróexasperarmeconsupedantería.No supo reaccionar, me evaluó un momento más, como buscando
alguna señal de arrepentimiento. Al no verla, se sentó de nuevo en sulugar.Depronto su celular sonó.Fuimás rápidaque él, puseunamano
sobreelaparato,lograndoasíquemeobservaraatónito.—Yotambiéntengocondiciones…mientrasestemosaquí,noquieroque
nos interrumpan,¿deacuerdo?—Memordíenseguidael labio sintiendoquehabíaidodemasiadolejos.Lo tomó evadiendo mi mano y contestó mirándome con asombrosa
prepotencia.—Ahora no puedo hablar, temarco en una hora—Y colgó.Ya no lo
veía,buscabaenmisapunteselpuntodepartida.—¡Ah! Y por favor sé puntual —agregué sin prestarle atención. No
contestó, aunque sentí sus ojos clavados sobremi cabeza, eso no logróquelehicieracaso.Engreído.Comencé preguntándole temas al azar para saber por dónde podía
empezar. Pensé que no podría contestar nada, no obstante, para misorpresa,respondióbastante.Continuésinmirarloalosojoscasielrestodelatutoría.—Muybien,entoncespartimosdela literaturamedieval…—jugabaya
conunlápizasintiendoindiferente.Eltiemposefuevolando,eltemameapasionaba.Yo le indicabaquéanotaryél loescribíaextrañado.Parecíaquenoestabamuyacostumbradoalasórdenes.Deprontocerrósulibretalevantándoserápidamente.Observéelreloj,lascincoenpunto.Memiródesdelapuertasonriendo.—Recuerda:puntualidad,Kyana,yporcierto…mellamoLiam—salió
sinquepudieradecirnadamás.Tomémiscosassinpoderdefinirbienloquesentía.Porunladoquería
reírme,deverdadsucinismoresultabarefrescanteyalgonuevoparamí.Peroporelotro,queríairydarleunbuenpuntapiéparaverloperderesaenvergaduradeprepotencia.
2CONFUNDIDA
CaminéacasapuesyanoestabaAnnieporahí.Lleguérendidaehicelodetodoslosdías.Cuandomimadreentró,sepusofelizalsaberquehabíasidoseleccionadadenuevoparaimpartirtutorías.—Ves,miniña,todovasaliendomuybien,MyrtleBeachnoestanmala
despuésdetodo.—Asentíaúnnostálgica.No,noeramalo,aunasí,noera«mi» hogar. Me abrazó de pronto por lo que respondí al gesto consinceridad.Estaríapocotiempoylascosasibanmejordeloqueimaginé,asíquenomásquejas.—Sí…losé,hastaahoraasíparece.—Tomómirostroentresusmanos.—Kyana, estoymuyorgullosade ti.Séel esfuerzoqueel cambioestá
implicandoparatiytejuroqueteloagradezcomuchísimo—sonreíconlos ojos rasados al igual que ella, últimamente las lágrimas salían confacilidad.—Sé lo importantequeesestopara ti,mamá,nohubierapodidovivir
tranquilasabiendoquesinoaccedíaavenircontigo,nohabríasaceptadoestetrabajo.—Hija,eselúltimoañoqueprobablementeestaríamos juntas,no ibaa
desaprovecharlonisiquieraporestaoportunidad.—Losé…—susurrévolviendoaacurrucarmecontrasupecho.Terminécasiamedianochemisdeberes.Erademasiadoperfeccionista,
cualidad o defecto heredado por ambos padres, así que me demorabamucho con cualquier cosa. Por supuesto, como consecuencia, al díasiguiente tenía unas pequeñas ojeras. Me vestí cómodamente y dejé micabello sueltodebidoa lapereza.Bostezaba cadados segundos.Cuandomevialespejodecidíqueunpocodemáscaraayudaría,enseriosenotabamicansancio.Tomémimochila,laropadeatletismo,desayunéapenassiunjugoypan.Unsegundodespués,mientrasmelavabalosdientes,sonólabocinadelautodeAnniepuesquedóenpasarpormíysalíatodaprisa,subiéndomedeinmediatoalPeugeot.Al llegar, los chicos hicieron comentarios absurdos sobremi cabello.
¿Quéteníaderaro?Nopudeevitaravergonzarmeporsusmiradas.Nomeconsiderabafea,tampocounabeldad.Eradelgada,porloqueestabamuyconscientedequenocontabaconuncuerpoescultural,ni llamativo; sinembargo,mesentíacontentaconmifigura,creíaqueeraproporcionadasin tenerdemasiadas curvas,nomuyalta, cabello largoonduladoen laspuntas,pielapiñonada,narizmásbienpequeña,yboca,paramigusto,unpocomás carnosa de lo normal, aun así, nomuy ancha. En generalmesentía simplemente cómoda conmigo... siempre fue así.Lo cierto es quenomecreíaalguienaquienobligatoriamentesedebíavoltearaver,comoparecíasucedíaenesemomento.Matemáticas pasó rápidamente. En cuanto terminó nos dirigimos a la
cafetería,ahíyaestabanlosdemás.—¿Qué vas a hacer el fin de semana, Kyana? —De inmediato me
observaron esperando mi respuesta. Ya comenzaba a sentirme parte deellos,eraunasensaciónagradable.—Nolosé…acabardeacomodarlacasa,supongo…—Y… ¿No te gustaría ir a la playa? Pronto llegará el frío y no será
posible.—¿Cuándo?—Mañana, desde mediodía. Por la noche encienden fogatas. Se pone
muybien.—Suena divertido… Sí, sí voy —sonreí entusiasmada. Sin perder el
tiempocomenzaronaintercambiaranécdotasacercadesusexcursionesalmar en los años anteriores. De verdad eran divertidos y lo mejor: mecaíanmuybien.Ya en literaturame hallaba revoloteando entre la poesía y el cómo la
narraba el profesor Jhonson, cuando sentí una mirada clavada en mí,intenté ignorarla, pero al seguir percibiéndola giré buscando él o laresponsable.¡EraLiam!Meobservabatriunfante.Quelovieraerajustoloqueestaba
buscando.Enarquéunacejaenseñaldeindiferenciavolcandolosojosconfastidioyvolvíaperdermeenlaslíneasdelprofesor.Sicreíaquemeibaadesbarataroleibaaabanicarlaspestañas,estabacompletamenteperdido.Variasvecesdurantelaclasesentíqueinsistía,comoyasabíaqueeraél,meforcéanovolteardenuevo.Engreído.Cuando terminó la hora, salí junto con mis amigos, ignorándolo por
completo. Si soy sincera era complicado no verlo; su presencia era
imponenteoesqueyoasí lopercibía.Escuchéunacarcajadaprocedentedelsalónqueseparecíamuchoasuvoz.Enserionolosoportaba¿Quéqueríaprobar?¿sieraciertoloquedijelatardeanterior?Sellevaríaunasorpresa, estaba decidida a que se topara con la pared, no me iba ahumillarantenadieymuchomenosantealguiencomoél,porotrolado,enserioamigoscomoesos,nomeinteresabanenloabsoluto.Cienciasfuelaterceraclase,despuésatletismo.Calentamosmediahora
yluegolamaestraHillingnospusoadarvueltas,trotandoenlapista.Trasunosminutostodoelequipodeamericanosalió.Sentíunpocodenervios,esperaba de verdad que ese tal «Roger» se hubiera olvidado de miexistencia.Perounpardebalonessalierondisparadosendirecciónamí.Alparecer,elentrenadorsemolestó,legritófrenteatodosynovolvióasuceder.Gorilavengativo.Me puse como propósito no voltear ni una vez a la cancha, había
demasiadosindeseablesahí.Sí,yasé,esincreíblequeapenasllevaraunasemana y ya tuviera… «conflictos» con dos tipos de esa calaña. Lopositivo era saber que contaba con esos chicos amables y bastanteagradables.Al terminar el día quedamos en que Annie pasaría por mí y nos
veríamos con los demás en la playa a las doce. Mi madre hablóavisándomequenohicieradecenar,queríacomerfueradecasayyahabíareservado.Comidaitaliana,mifavorita.Eranlasdocedeldíaylaplayaseencontrabaabarrotada,prácticamente
la escuela trasladaba ahí. Pronto encontramos a los chicos, se hallabansentados bajo un par de grandes sombrillasmuy coloridas y con variastoallastendidassobrelaarena.SaraySusantomabanelsolrelajadas.Dejétodasmiscosasybuscando
un poco de sombrame acomodé cerca de ellas. El clima era realmenteagradable.Mequitélablusaymedejéelshortexponiendoasíelbañadornaranja con azul de dos piezas que llevaba puesto. Unos comenzaron ajugarvoleiboldeplaya,otrossemetierondirectoalmar.Billy, al ver que solo observaba sonriendo, me invitó a jugar cartas.
Unos minutos después se hallaba frustrado porque no lograba ganar.Cuandolosqueestuvieronenelmarsalieron,empezaronaprovocaralosdemás para que nos metiéramos. Así que sin mucha insistencia fuimosparaallágritandoycorriendo.Eranmuydivertidos,chapoteamos,reímosy jugamoscomounosniños.Siempremegustóel aguayaunqueestaba
fría,lagocé.Mástarde,MaxyLanasacaronunospequeñosrefrigeriosytodosnossentamosrelajadamente.—¡Ey!Veo que hay un nuevo integrante en tu «clan»—estábamos tan
inmersosennuestrosasuntosquenadienotócuandoalguienseacercaba.Era Roger junto con otros tres chicos. ¡Diablos! Max lo miró conindiferenciaentendiendoqueelcomentarioibaparaél.—Hola,Roger…—Esta…—dijo, señalándome despectivamente— «amiguita» tuya, no
tienemuyclaroqueaquíhay…¿cómodecirlo?…Quenosomosiguales.Asíque…«mexicanita»,esperoentiendasquenohaymuchoespacioparagente como tú…—sentí que la furia e impotencia viajaban vertiginosasportodomicuerpo.¡¿Quéleocurría?!Lana,queestabaami lado,me tomódelbrazoenclaraadvertenciade
quenohicieranada.—Esaestuopiniónysinotienesmásquedecir…—contestóMaxmuy
tranquilomostrándoleconunademánque semarchara.Roger soltóunagrancarcajadadeburla.—Solo advertirte —giró, al mismo tiempo que con su pie aventaba
arena sobremi rostroycomida. ¡Estúpido!¿quién secreía?Max,RayyRobertse levantaronfuriosos.¡Dios!Parecíaquenoibaa terminarbien.MeincorporérápidamenteparatratardecalmarlossoltándomedeLana.—¡Ey!¡Ey!Tranquilos…—escuchéotravozquecomenzabaaconocer.—¡Dileatuamigoquenosdejeenpaz!—VociferóMaxrojoderabia.
Liammevioapenassiunsegundoysepusoenmediodelosdosgrupos.—Roger,vámonos.Teestamosesperandoparacomenzareljuego…—
posó unamano sobre su pecho para tratar de tranquilizarlo y alcancé anotar unamirada de amenaza. El gorila patán, como lo apodaba enmicabeza, respiró hondo y levantó las manos como rindiéndose. Sinembargo, me miraba con clara advertencia. Liam entendió el mensajegirando para verme de nuevo un instante. No logré comprender lo queintentaba decirme con los ojos, pero quedé más angustiada, no parecíarelajado,alcontrario.—Tienes razón… allá seguro está más divertido—escupió Roger de
repente.RobertyRayteníancadauno,unamanoenloshombrosdeMax.Desaparecieronigualderápidocomollegaron.Mudayconlosojosbienabiertos,permanecíahí,depie.¿Eraenserio
todoeso?
—¿Estásbien?—MepreguntóBillypreocupado.—¡Imbéciles! —Bramó Max soltándose de sus amigos—. Kyana, no
vamosapermitirquepasenada¿deacuerdo?—Todosseencontrabanyamuycercademí,unalágrimadefuriaresbalópormimejilla.Nuncamesentí tan impotente y asustada. En Los Ángeles tenía muchos amigos,conocíaamuchagenteyaunquenuncaintentéserlamáspopularninadaparecido,símanteníaunabuenarelaciónconcasi todos, jamásvivíalgosemejante.—No se preocupen, esto tiene que pasar ¿no es así?—semiraron sin
podercontestar.—Noestássola…—susurróal finSara intentandorelajarelambiente,
situaciónqueno logró.Respiréhondo,no ibaarruinarleseldía,asíqueintenté sonreír quitando con la mano la arena de mi boca. Sacudí elsándwichylevolvíadarunagranmordida.Todossonrieronaliviados.La tardeyano transcurrió igualapesardequenadievolvióa tocarel
tema.Nomedejaronsolaniunsegundo,aunquenoseveíaeseaquelarredemonstruosporningúnlado.Mástardecomenzaronlasfogatasymúsica.Losobservésentadasobre
la arena abrazando mis rodillas. Todos se portaban conmigo genial,apenas llevabaseisdíasdeconocerlosymesentíabastantecómodaasulado.Sinembargo,alverlos,extrañabademasiadomihogaranterior.El sábado por la noche, seguramente habría en la casa de alguien una
pequeñareuniónounagranfiestadelasquesolíacelebrarsecadafindesemana. Mis mejores amigos: Jane y Raúl, estarían junto a mí ydiscutiendoalgún tema inútil,almismo tiempoqueveíamosbailara losdemás.Eranmuyespecialesparamí,porlomismoladespedidafuemuydura.Los conocía casi desde los siete años, crecimos juntos y teníamosmilesdesueñosqueyanopresenciaríaopermaneceríancongeladoshastamiregreso.EratristecomprenderelporquéyomeencontrabaenMyrtleBeachyellosallá,justodondemoríadeganasporestar.Billy se acercó y me jaló para que bailara con los demás. Dudé un
segundo…alfinalaccedí.Despuésdetodo,esayaeramivida,haríaquetambiénvalieralapena.Eldomingonosdedicamosaterminardeacomodarlacasa.Paralahora
delacenayanohabíamásquéhacer.Acabétodasmistareasypreparélatutoría que tendría que darle a ese insufrible.Debí decir que no cuandotuveoportunidad,reflexionéevocándolo.Sentadaenmiescritorio,conel
lápizenlaboca,recordésumiradadeldíaanterior.¿Dedóndesalió?¿porquémevioasí?...Sacudílacabezaparadespejarla.Quéimportabaloqueél pensara o cómo llegó ahí. Era la misma clase de persona que susamigotes ¿no? Fue así como mi mente de nuevo voló a Roger, nocomprendíaporquémeodiabatanto,enrealidadnolehabíahechonada…y ahora tendría que tener cuidado de no cruzarme por su camino, cosapococomplicadaporeltamañodelinstituto.Bufé frustrada.Cerrémis librosabatida,guardé todoymeacostémuy
inquieta.Loqueesetipopracticabasellamabaacosopsicológico.Por lamañana no teníamuchos ánimos.Annie fue pormí, ya era una
rutina. Comenzaba la segunda semana en ese colegio y habían pasadotantascosas,quenolopodíacreer.Lleguéjustoa tiempoamatemáticas.En el receso volvieron a planear el siguiente fin de semana, no pudenegarme.Cuando sonó el timbre, me dirigí al salón con los compañeros que
compartía literatura. Justo en la puerta y obstruyendo el paso seencontraba Liam, junto con otro de los chicos con los que siempre sesentaba.¡Fabuloso,jamássecansaban!—Hazte a un lado—exigióMax irritado, comenzaba a pensar que lo
odiaba. Liam lo miró por debajo del hombro burlándose. En serio erapedante.Sequitóconunademándereverencia,comosi fueraapasar larealeza.Miamigopasósinimportarleycuandofuemiturno,meobservóyaserio, loignorédeinmediatosiguiendoalosdemás.Eraapropósito,verificaba si cumplíamipartedel tratoyclaroque locumplía.No soloporél,sinotambiénpormí,nodeseabaquemerelacionaranconalguienasí,nisiquieraenalgotansimplecomolastutorías.EncienciasEdwinnomedejabasolaniunmomentoyyoyanosabía
cómoactuar.Eraunbuenchico,consiguióquevolvieraadarlastutorías,era inteligenteyexistían temasdeconversaciónconél,peronodeseabanadaconnadie.¿Esoeratandifícil?Teníayamuchascosasenlacabezacomoparaqueseagregaraunpretendientequenollamabamiatenciónenlo absoluto. Robert lo notó y como no queriendo la cosa,me libró losúltimos treinta minutos de él. Le agradecí con la mirada, gesto querespondióconunalindasonrisa.En el receso no los pude ver porque fui a buscar unos libros a la
biblioteca de la escuela, apenas si tuve tiempo de cambiarme paraatletismo. Caminando a la cancha sudaban mis manos, estaba nerviosa.
Lanameencontrócasialentrar,lacalmallegóalverla,enseguidasenosunióSusan congran aspaviento, como siempre.Yahabíamos terminadode calentar, la profesoraHilling tomaba el tiempo a cadauno al correr,mientraslosdemásrepetíamosabdominales,lagartijasypurosejerciciosextenuantes… Definitivamente el atletismo no me encantaba, pero ahíseguiría, era lo quemenosmedesagradaba, digamosque ya le tenía unpoco,solounpocodecariño.Enmi turnocomencéacorreralrededorde lapista lomás rápidoque
podía, cuando sinmás, sentí un golpe seco enmi costado que provocósaliera disparada en dirección opuesta logrando queme diera un fuerteraspón del lado derecho y cayera sobre uno de mis dedos que tronóenseguida.Levantéelrostroadoloridaylovidenuevo.¡Maldición!Rogerjamásserendiría,alguiendebíaponerloensulugar.—¡¿Quétepasa?!—gritéaúnsobreelpisocongravahastadentrodela
boca. Liam llegó en un segundo, incluso antes que nadie. Se puso enmediodelosdosmirándolofurioso.—¡¿Quésucedecontigo,Roger?!—Élreíacínicamentesincontestarle,
soloobservándome.—Te dije que no era lugar para ti…—abrí los ojos atónita, ese tipo
estabaloco.—Nodigasestupideces…—loregañóLiam.—Ahoraresultaquedefiendes«mexicanitas»,nomevengastúconeso,
Liam—vicómoapretabalaquijadaalescucharlo,mientrasyonolograbanisiquieramoverme.—Sitesuspendenunpartidonosvasajoderlatemporada¿comprendes?Miexpresiónsecongeló,porunmomentocreíquelereclamaríaporlo
quemehizo.Mesentíunaestúpida,claroquelepreocupabansuspropiosintereses,eraelcapitándelequipo,algoasínopodíapermitirlo.Derepente,sinquemedieracuenta,yatodosestabanahí.Mimaestrayel
quereconocíenseguidacomoelentrenadordesuequipo,seencontrabanunodecadaladomío.—¿Estásbien,muchacha?—Asentíadolorida.LaprofesoraHillingme
ayudóaincorporarme.—¡Esincreíblequesucedanestascosa,Josh!¡Datecuentadeltamañode
RogeryeldeKyana!—gritófuriosa.Elentrenadorparecíaafligido.—Lo sé… jamás había sucedido…—Yo estaba en medio de los dos
escuchándolosdiscutir—.¡Roger!…—lollamósumaestromuymolesto.
Este apareció enseguida sin remordimiento en los ojos—. Llévala a laenfermería en este instante y asegúrate de que esté bien… despuéshablaremos—Alescucharlosentíquemispiernasfallaban.—¡Por supuesto que no!—Vociferó gracias a Diosmimaestra—.No
quieroqueningunode tushombrecitosse leacerquen,sondemasiado…toscos—sentíquevolvíaaentraraireenmispulmones—.LanaySusan,acompáñenla ustedes y después vengan a decirme qué pasó—Ambas seacercaronamíenseguida—.¡Ytú!—dijoseñalandoaRoger—,noquierovolveraveralgoasíotejuroqueteborraréesasonrisitacínicadelrostro—De verdad estaba furiosa, supongo se daba cuenta de que había sidodeliberado.—¿Cómo te sientes? —me preguntó Lana preocupada. Sonreí para
tranquilizarlas,nuncahesidopartidariadelmelodrama,porotrolado,nosolíateneraccidentesdeningúntipo.—Creo queme di un buen raspón, lo que duelemucho es el dedo—
Ambas agarraron mi mano y vieron que mi dedo meñique estabacompletamentefueradesulugar.—Dios…telorompiste…—murmuróSusanllevándoseunamanoala
boca.Protegíeldedoconlapalma,untantoasustada.Jamásmehabíarotoun hueso, dolía horrible por muy pequeño que este fuera. Suspiréaguantandolasensación.—No es nada, seguro me entablillan y ya… —Sus rostros estaban
completamente desencajados, así que opté por hacerme la fuerte, era lomejor,¿no?—Cuando sepan los chicos se van a poner furiosos, sobre todoMax,
desdequeterminaronsuamistadnolosoporta.—Dequéhablas…¿cuálamistad?—Yaibaaponermisojosenblanco,
cuando escuché esas palabras. No entendía nada, entre ellas se miraronmortificadas.—Esunalargahistoria,Kyana.Enresumen:MaxyLiamfueronmucho
tiempomuyamigoshastaqueundía,todocambió.—Liamcambió…—corrigióSusanaLana—.InclusoKellan,Rogery
elrestonoeranasí…—Deprontosedetuvieronfrenteaunapuerta,entréy vi a dos enfermeras escribiendo algo en los ordenadores. Ingreséconfiada.—Hola…sucedióunaccidenteenlacanchaylamaestranosmandó—
anuncióSusan.Unadeellasselevantórápidamente.
—¿Quépasó?—Leexpliquégrossomodo—.¿Algomásqueteduela?—Enunactoreflejofrotémicostadoderechoalaalturadelacaderaylascostillas.Ardía.Lamujersepercatóconsuficiencia—.Ahorateatiendo…Unadeustedesvayacon laseñoritaHillingydígalequeyanosestamosencargando,¿deacuerdo?—Susansalióenseguida.En efecto, me rompí el dedo, la enfermera dijo que era una fractura
limpia¿Quéeraeso?Notengoidea,parecíaserbuenanoticiayellaunaexpertapuesnotomóradiografíaalguna.Loinmovilizópidiéndomequeasí lo dejara quince días. Limpió y desinfectó los horribles raspones,luegomediounosungüentosparaevitargrandesmoretones,perodebíaponérmelos después de un necesario baño. Veinte minutos después yaestabafuera.—¿Todobien?—preguntóLanaquesequedóesperándome.—Sí…me sientomejor—faltabamedia hora para las cuatro—.Debo
irme,tengotutoría…—recordédepronto.Torciólaboca.—¿Segura?—Asentíserena.Miamigaseencogiódehombros,besómi
mejillaysemarchóendirecciónopuesta.Meduchéycoloquéelungüentoenlosraspones.Teníagravaportodos
lados,elchorrodelaguasobrelapieldolióbastante.Aunasí,lologrésinproblemas.Lleguépuntual,élyaestabaahí.Jugabaconunlápizentresusdedos, estaba serio. En cuanto entré, giró estudiando mi mano, intentéesconderlatraslacadera.—Tudedo,¿estáfracturado?—Sí…—me senté sin darlemucha importancia sacando las cosas que
necesitaba de la mochila sin mirarlo, no obstante, sentía sus ojos fijossobremí—.¿Comenzamos?—alcélavista.¡Dios!Erademasiadoguapo.Me veía confuso. Extendí un libro frente a él, empecé a explicarle y asubrayaralgunascosas.Noponíaatención,seguíaestudiándome,alcélosojosyamolesta,unpequeñoescalofriórecorriómicuerpo.—Kyana…sientoloquepasó—apretólabocadejándolatansoloenuna
línea.Meencogídehombrosindiferente,noteníaganasdehablar,menoscon él, si era sincera—. Eres muy extraña, ¿sabes? —volqué los ojoshastiada¿Ahorasehabíacomidounperico?O¿porquénosecallaba?Notenía ánimos de escucharlo—. No vas a preguntar ¿por qué?...—neguépestañeando.¿Quélepasaba?—¿Continuamos?—loalentédenuevoalmismo tiempoquepretendía
seguirexplicándole.Nosemovióniuncentímetro,estabacomenzandoa
colmarmipaciencia.Cerréfuertementeellibro,lograndoquepestañeara—.Okey,veoquehoynotienesganasdeesto…—comencéametertodoenmimochila—.Créeme,estoymuycansadayhagoungranesfuerzo…—Yaibaalevantarmecuandomedetuvosujetandomiantebrazo.Mirésumanoyluegosurostroabriendolosojosdeparenparsinpoderevitarlo.Su contacto provocó una pequeña descarga que al parecer a él también,porquemesoltóenseguida.Mipulsoenloqueció,inclusopuedojurarquenoescuchénadaporunmicrosegundo.—Espera…esoesaloquemerefiero…cualquierahubieramontadoun
dramay…noestaríaaquí…—resopléunpocoexasperada.—Esuncompromisoqueaceptéycréemequenoloestásponiendofácil
—sonrió.Mibocasesecócontansoloesegesto.Yesque…sereíaconlosojos.¡PorDios!Erademasiado…perfecto.¿Quémeestabapasando?,seguro el golpe ya estaba provocando alucinaciones. No existía otraexplicación.Tomómimochilacomosifuesesuya,sacóloquereciénusábamos,lo
tendiófrenteanosotrosymemiróenarcandounaceja,esperando.Sonreíalcomprenderqueibaadejarqueledieralaclasealfin.La hora pasó rápidamente.Cumplía con lo que le pedía y hablábamos
fluidamente sobre esos temas que detestaba. Todavía le faltaban variascosas por entender, pero era evidente que había leído lo que le habíapedido. Por otro lado, captaba todo con una velocidad asombrosa, endefinitiva, dentro de sus cualidades se encontraban la retención einteligencia. Debido a eso comprendí que tenía algún problema con elmaestroo…mejordichoconsucarácter,losegundoeramásfactible.Faltaban tres minutos para las cinco, cerró todo sin que yo pudiera
reaccionar.—Tevesmuyagotadaycreoqueyafuesuficiente…—abrílabocapara
objetar.¿Desdecuándotantaconsideración?,aunquelaverdaderaquesímesentíaadolorida,elgolpeyasehabíaenfriadoycomenzabaasentirsepeor.Asentíresignada.Tomómimochilaymetiótodoensuinterior.Loobservé incrédula, así que en un arrebato de molestia se la quitéfrunciendoelceño.—Gracias,peromerompíundedo,noelbrazo,puedosola—lodejéde
nuevoconfuso,levantólasmanossimbolizandorendición.—Soloqueríaayudar,mequedaclaroquepuedes,deseabasercortés—
terminédeguardar loquefaltabaignorándoloymedirigía lapuerta—.
¿Tienesauto?—Mepreguntóconinterés.Neguéyabrí—.Espera…—Deverdad que era obstinado y yo ya no tenía ni paciencia, ni nada. Volteéirritada.—¡¿Ahoraqué!?...—Yotevoyallevar…—Yantesdequepudieradecirnada,mequitóla
mochilayselacolgóensuanchohombro.¡¿Quédiablossecreía?!—¡No te entiendo! —grité frustrada, sintiéndome en el límite—. El
jueves me pediste no decir nada acerca de que estás aquí, ni siquieraquieresquemencioneaalguienqueteconozco—Meestabamordiendoellabiodesesperada,furiosayconfusa,lohicetanfuertequesangró,paré.—Losé…yasívaseguirsiendo,pero…—Peronada…—intentéquitarlelamochila,erainútil,élreíadivertido
—.Yo también quiero que así siga siendo…—Le escupí.De pronto sepuso serio, acercó una mano a mi costado derecho y levantó la blusalevementesinpedirautorización.—¿Esotambién?—mirabaimpresionadoelenormeraspón.Bajélatela
de un tirón—. No lo voy a discutir, te llevo a casa —Y caminó sinesperarme.Deverdadmesacabadequicio,eraunpesado,además¿quiénsecreíaparaordenarme?Bajólasescalerasatodaprisa,intentéseguirleelpaso,peromedolíanlosmúsculosdelladodondecaí.¡Maldición!Cuando por fin llegué a la planta baja, no estaba. Lo que me faltaba.
Resoplé sintiéndome fuera de mí. Anduve lentamente hasta elestacionamientoylobusquéconlamiradaunosminutos.¡Agh,loodiaba!UnenormeJeeposcuroseestacionófrenteamíybajóél.Torcíelgesto.Un vehículo así tendría que tener.Abrió la puerta del copiloto para quesubiera,crucélosbrazossintenerlamenorintencióndemoverme.Niensueñosmetreparía.Secarcajeóantemiactitud.—Si no subes sola, yo te traeré cargando —Jamás se atrevería. Sin
embargo, al ver que se acercaba de nuevo decidido, no quise ponerlo apruebaycaminéhastaélrefunfuñando.Cuandolleguéalapuertatomómibrazoymeayudóasubir.Eralasegundavezquemetocaba,lasensaciónfuelamismaquelaprimera,asíquemeapartédeinmediato.Abrochéelcinturóndeseguridadperdiendolamiradaenelexterior.No entendía qué pasaba conmigo, en un segundo decía una cosa y al
siguiente,mecontradecía.Sabíaqueparecíaunachiquilla,aunqueélnoseveíamásmaduroqueyodetodasformas.Además,loúltimoquedeseaba
era quedar bien, así que nome importó.Ya sé, lo único que faltaba erasacarle la lengua y ganas no me faltaban, pero mis nervios estabandemasiadoalteradosenesosmomentos,porsuculpaobviamenteyladelgorilapatánporsupuesto,asíquenomemoví.—¿Pordóndemevoy?—parecíamuydivertidoconmiactitud.Ledilas
señas rápidamente y en cincominutos ya estaba frente a casa. Tomémimochilasinmirarlo.—Gracias…—Denada,Kyana—alcancéaescucharcuandonotéquesalíadelauto.
Loobservéestupefacta,caminabafrentealcofrerumboamipuerta.Puselos ojos en blanco. ¡Nopodía ser, el chico se sentía un caballero! ¿Quémás iba a suceder ese día?, ¿llovería chocolate? Bueno, eso no seríatrágico, al contrario… ¡Ah! Definitivamente estaba desvariando. Abriósonriendo,parecíamuy relajado.Bajé sin tomar la ayudaqueofrecía—.Esperoquesigasmejor…—Sí,yotambién…hastaluegoy…graciasotravez—anduvehastami
casa sin voltear, ni esperar respuesta. Sabía que lo sucedido no fue suculpa; sin embargo, el hecho de que ese «Roger» fuera su amigo meobligaba a guardar cierta distancia. Por otro lado, él tampoco meinspiraba confianza, eso sin contar que alterabami sistema nervioso deunaformainusual.Cuandoabrí lapuertaescuchésumotoralejarse.Suspirémás tranquila
sintiéndome de nuevo yo, aunque un poco adolorida, bueno, bastanteadolorida.Subíarrastrandolospies.Encontréalgocómodoqueponermey le hablé a mamá para infórmale sobre mi pequeño accidente y quedeseaba dormir. Una vez segura de que me encontraba bien, salvo losrasponesylafracturadiminutademidedo,colgó:ellallevaríalacena.Nosupenienquémomentoconmilibretaenlasmanosyunoslibrosa
un lado, quedé perdida en el país de los sueños. Mi madre intentódespertarmeparaqueingirieraalgo,noteníaganas,asíquequitótodaslascosasquedejésobrelacamaymecubrióconunacobija.Por la mañana ella fue la que logró que abriera los ojos. Nunca me
pasaba,normalmenteyoponíaeldespertador,peroporloocurridoeldíaanterior, ni siquierame acordé.Me dolía todo, la playera del pijama seadhirióalosrasponesynoteníaideadecómolaquitaría,labuenanoticiafuequeeldedo inmovilizadonocausóproblemas.Toméunaduchaconsumocuidado,mepusepantalonesdeportivosyunasudaderaajuego,no
aguantabaelrocedeljean.Apenas si alcancé a meterme algo en la boca cuando Annie tocó la
bocina,debíairme.—Tevesfatal—laobservétorciendolaboca.Robertapretabalaquijada.—Sí, Kyana, ¿no prefieres quedarte? —Mi amiga me observaba de
reojo. Negué con firmeza. Ciertamente no me sentía muy bien; sinembargo,nomeagradabafaltaralaescuela.Además¿aquémequedaba?,miaprensiónnomedejaríanisiquieradescansar.—Ayerteesperé…mepreocupaste—Lesonreíagradecida.Ambosme
mirabanmientrasesperábamosquesepusieralaluzverde.—Metrajeron…—soltébajito.—¿Quién? —quiso saber Robert de inmediato. Giré hacia la parte
traseradelautodondeélsiempresesentaba.—Aquienledoytutorías—fruncióelceñoextrañado.—¿Yquiénes?—Mepidió que no lo dijera… lo siento, fue un trato—Me encogí de
hombros indiferente.Todavía recordabaen loquequedamosypresentíaqueellosnocomprenderíancómopodíaseguirayudandoaalguiencomoéldespuésdelosucedidoeldíaanterior.ParamisorpresaRobertcolocóunamanosobremihombrosonriendo.—Menosmalqueno tevinistecaminando.DijoLanaque teveías fatal
—sonreímásserena.Alllegartodossemeacercaronpreocupados.Lostranquilicéintentando
nodarletantaimportancia.PeroMax,RayyEdwinlucíanmolestos.—Por favor…nopasó nada…estoy sana y salva—Les hice ver para
quepararan.Apenaslosconocíaynoqueríaqueseenfrentaranaellospormi causa. Sería absurdo. Los tres asintieron, supe que no logréconvencerlos.Matemáticas pasó sin nada de relevancia. En el receso no permitieron
que pagarami almuerzo.Me sentía inservible, pero a la vez no era tanmalo saber que podía contar con ellos en tan poco tiempo. ¿Quién lodiría?Yaestabadeverdadmuyencariñadaconesoschicos.—Eseimbécil—bramóMaxporlobajoamiladoviendoalapuertade
la cafetería. Seguí su mirada intrigada. Era Liam y observaba nuestramesa,bueno,enrealidadamí,meexaminabaconojospenetrantes.¡Dios!Volteéalladocontrariodeinmediatocompletamenteruborizada.¿Quélesucedía?
—¿Porquémiraparaacá?—preguntóAnnieunminutodespués.—Queni seacerque,porqueahora síyano respondo—amenazóRay.
Graciasalcielonolohizo,porquemisnerviosnoestabanparaeso.—Teveíaati—soltóSusanrepentinamente.Enarquélascejasfingiendo
noentender.—A lo mejor le remordió la conciencia…—Todos miraron a Lana
atónitosycasiriendo.—¡Claroqueno!Paraesonecesitas tenerlayélno la tiene… todos lo
sabemos —Al parecer las cosas no eran tan sencillas en esta escuela.Demasiadoresentimiento,demasiadoodio,demasiadorencoracumuladoy una larga historia.Me sentí insegura, comenzaba a sospechar que noteníani ideadelsueloquepisaba.Billymeguiñóunojo,probablementemirostroreflejabamipreocupación.—Tranquila,Kyana,olvídalo,«esos»yaeranasíantesdequetúllegaras,
essoloque…ahoranovamosapermitirquesucedamás…—Rayparecíamuy seguro. El timbre sonó y nos dirigimos a literatura. Lo que dijo¿debíarelajarme?Porqueestabasiendotodolocontrario.Cuando entré, varios compañeros dejaron de hablar para verme sin
disimular supenapormí. Intenté ignorarlos.Maxpasóunbrazopormihombro,noloquitóhastaquemesenté.Parecíaquequeríamostrarlesqueno estaba sola.Creoque funcionó, yaque la clase transcurrió tranquila,bueno,esosincontarqueLiammanteníafijasumiradaenmiespalda.Loignorétodoeltiempo.Estabadecididaademostrarlequeeraunapersonadepalabrayqueademás,nomeinteresabaenloabsoluto.Noentendíasujuego…Lamañanapasóasí,sinnadadesobresaltos.Terminamoshistoriayfue
ahí cuando comenzó la ansiedad: otra vez lo vería y… esome alterabademasiado.Lleguéantesqueél.Alascuatroenpuntoseabriólapuertayapareció.
Eratanaltoqueseveíapequeñoellugar.Cuandolomiré,mededicóunagransonrisa.—Hola —le regresé un escueto saludo. Esperé a que se acomodara,
fingiendoquehojeabaalgoenmisapuntes—.¿Cómosigues?...—Mejor… ¿comenzamos? —Le acerqué el libro señalándole con un
lápizloquedebíaleer.—Veo que ya tienes varios amigos.—Asentí desconcertada. ¿Por qué
hablabatanto?Mepreguntéfastidia.Ahsí,elperico,esodebíaser,porque
enserionoentendíaaesechicoqueteníafrenteamíyquesonreíacomolos mismísimos ángeles. Su celular sonó, por supuesto lo observémolesta.Losacódesubolsillosinperderlaconexióndenuestrosojosylo apagó—.Listo…—hiceungestoquepretendía ser una sonrisa, creoque no lo logré—. ¿Siempre eres así de… cuadrada? —lo fulminémolesta. ¡¿Cómo se atrevía?! No era enojona en lo absoluto, pero talparecíaqueélsacabalopeordemí.Erapuracontradicción.—Sisoycuadrada,circularolafigurageométricaqueprefieras,esalgo
que tú jamás sabrás, ¿de acuerdo? Ahora, ¿podemos empezar o vas aseguirparloteando?—Deverdadqueeresdifícil…—sonriódespreocupadoydivertido.Iba
a contestarle algomordaz cuando elevó lasmanos en rendición—.Estábien,estábien,yaentendí,nadadeparlotear—Ycomenzóaleerconsumaatenciónloqueindiqué.Loobservéperdidaenmispensamientos.Así…concentrado,noparecía
tanmalo. Su cabello rubio y oscuro caía tapándole los ojos, tenía unasmanosgrandesybienformadas,suespaldaeramuyanchayparecíaqueelsol lo favorecíaaúnmásyaquesu tezerabronceada,envidiableadecirverdad.—Listo —alzó la mirada sin que tuviera tiempo de girarme a otra
dirección. ¡Dios,quévergüenza!Sonrió tiernamente.Nosupequéhacer,pestañeévariasvecesconfusa.Rápidamentelogrérecuperarmeycomencéapreguntarle comosinomehubiera encontradoadmirándolodeleitada.¡Maldición!Todo lo contestó sin error. Comentó algunas dudas y había cosas que
anotabaconcienzudamente.Losdosmiramos el reloj justo unminuto antes de las cinco.Tomé el
libroparaguardarlo,éllodetuvosintocarme.—¿Tellevo?—No… una amigame está esperando, gracias…—alcancé a percibir
decepción en sus ojos. Estaba enloqueciendo gracias a él. Ese chicomedesconcertabaconmuchafacilidad.Lesonreísintiendoellabiotemblaryguardétodasmiscosas.Allevantarme,sujetómihombroconcautela.—¿Tienes algo con Max? —Me ruboricé enseguida. ¿Qué clase de
pregunta era esa? Me solté observándolo confusa. Me sentía perdida,extraña, fuera demí.Me gustaba y a la vez no, pues no comprendía larazón.
—No—sonrióysepusodepie.Micabezallegabajustoasupecho,conmimetrosesentaytresnodabaparamás.Girédeinmediatoysalídeprisacomounanimalilloasustadohuyendodelcazador.AnniemeesperabaenlaentradaprincipaljuntoconRobert.—¿Sabes? Me parece tan gracioso lo de tu «alumno secreto»… me
intriga…—encogíloshombrosconindiferencia,yanoqueríaevocarlo.—Sí, es algo extraño —acepté recordando la última hora, sin poder
evitarlo. Aún me sentía alterada, con cierto hormigueo incómodo ydesconocidoenmiestómago.Por la tardehabléconJane,miamigadeL.A.,másdedoshoras,cosa
comúnentrenosotras.—Y¿qué?…Haychicosguapos,osontodoscomolosdeaquí…—Me
mordíellabioaliviadadequenopudieraverme.Meconocíamuybienycontansoloesegesto,sehubieradadocuentadequealgosucedía.Liameclipsómi mente de repente. Suspiré molesta por esa intromisión a micabeza. ¿Qué estaba pasando? Me caía mal, no debía estarlo evocandocadadosportres,¿osí?—Pues…algunos…lostípicos…—Mmm…penséqueyapescaríasnovio—Siempreleintrigóelporqué
atodoslesdecíaqueno.Porsupuestoqueyoleintentéexplicarunayotravez mis razones; sin embargo, parecía que para ella no eran losuficientemente válidas. Me creía más un ratón de biblioteca, que unaadolescente común, decía que debía salir de los libros un poco yexperimentar.—Puesno…yasabesquemegustadisfrutardemitiempo,Jane,esono
hacambiadoaunqueestéamilesdekilómetrosdeallá.—Ya esperaba esa respuesta —rió decepcionada. Ella sí había tenido
algunasparejasal igualqueRaúlyaambos losvi sufrirenmásdeunaocasión,asíquepreferíapermanecersinproblemasdeesetipo.Alterminarlallamada,lágrimasdetristezaynostalgiaescaparondemis
ojos.Engeneralnopodíaquejarme,perolosextrañabademasiado,sentíaun pequeño agujero en el pecho cada vez que pensaba en el día de lagraduaciónyqueyonoestaría…Lamañanasiguientellegóbarriendounpoco,comosuelepasarenesos
casos, la tristeza.Me sentíamejor físicamente aunque no del todo en elárea sentimental. Escogí unos jeans más holgados, sujeté de nuevo elcabelloynohicemás,miánimoseencontrabauntantooscuro.
Eldíafuetranquilo,comenzabaasentirmepartedeesenuevomundo.Enla clase de literatura volví a ser consciente de esa, ya familiar miradaclavada en mí varias veces. Continué ignorándolo, a pesar de queconseguía poner mis sentidos en alerta. Saberlo en el mismo salóngeneraba en mi interior una sensación… desconocida, era como tenererizadoslosvellosdetodoelcuerposindescanso.Lamaestradeatletismomediolahoralibredebidoamicondición.Fui
alabibliotecayadelantémisdeberes.Porlatardemamállegóradiante.Alparecertodoleestabasaliendode
maravilla.Devezencuandomeobservabadeuna formapeculiar.Yo lesonreía intentando despistarla. Piqué un poco de la cena y en cuantoterminamosmeencerréenmihabitación.Nodijonada,meconocíamejorquenadie,sabíaqueesedíaestabamuytriste.Lasensacióndenostalgianoconseguíapartarlademí.Supongoeranormalcon todoesecambio.Notenía tareas pendientes, todo lo hice en la escuela. Sobre la cama,abrazandounaalmohada,dejébrotarunascuantaslágrimasdemelancolía,extrañabamuchoamisamigos,miantiguaescuela,miantiguohogar.Por la mañana la tristeza no era tan fuerte. Miré por la ventana, más
serena, el cielo estaba despejado y las copas de los árboles se mecíandecadentemente,comopresasdeunlindovals,sonreí.Jueves ya, no cabía duda que el tiempo no se detenía nunca, este
avanzabasinpiedad,estuvieranlascosasbienoestuvieranmal.Alahoradelalmuerzotodosplaneamoseldíaenlaplaya,parecíaque
ibaaserelúltimoenalgunosmeses;elmeteorológicopronosticabaqueelfríocomenzaríalasiguientesemana.Inglés fue, como solía, muy aburrido. Después historia. Emma yame
esperabaapartandounsitioparamí.Alacabar,ellayyonospusimosdeacuerdopararealizaruntrabajoencomúnquenosdejóelprofesorysalídisparadaaledificiodetutorías.«Mialumnosecreto»yaestabaahí…Sobrelamesaredondadondesolía
explicarle,seencontrabantodassuscosas,élsehallabadepieaunladodelaventana.Traguésalivasintiendoquecostabapasarla.—Losiento…—conseguídeciragitada.Liammesonrió triunfante,no
comprendíesegesto,lomirédesconcertada.—Parecequenoerestancuadradadespuésdetodo—observóenseguida
elrelojparaluegoverme.Memordíellabio,nerviosa.¿Aquéveníaeso?Me senté y en tiempo récord saqué todo lo necesario demimochila—.
Tranquila…—dijoalacomodarsefrenteamírelajadamente.—Lo siento, tenía que ver lo de un trabajo en equipo. No vuelve a
suceder—recargósusbrazossobrelamesaacercándoseamímirándomedeunaformaquenoentendí,peroquemealterómuchísimo.—Notepreocupes…esascosaspasan,¿noesasí?—Mibocasesecósin
saberquédecirle—.Aunque sí, ya rompiste túunade tus reglas, ¿no escierto?—enarcóunacejaconburla.—Yo…bueno…sí…yatedijequenovuelveasuceder…—Mecostaba
respirarteniéndolotancerca,lopeoreraqueparecíadisfrutarlo.—Entonces… yo puedo romper una de las mías, ¿no?—quiso saber
examinandomireacción.Pestañeésincomprender.—¿Aquéterefieres?—volvióaalejarsecruzandosusenormesbrazos
detrásdelacabeza.—Pues,aque jamásseríamosamigos—Cadavezentendíamenosyal
parecer eso lo divertía porque soltó una enorme carcajada. Volvió aacercarse amí un pocomás serio.No pude evitar emitir un gemido desorpresa—.Megustaríaconocertemás…—Mequedémuda,perdidaensumirada,sentíaunmillóndehormigascaminandofrenéticasdentrodemí.Sacudílacabezaintentandocomprender.—Yo creo que no es buena idea… —solté de pronto pegándome al
respaldo de la silla para poner distancia entre los dos. ¡Dios! ¿qué leocurría?—Y eso… ¿por qué? —preguntó extrañado e inquisitivo. Tomé un
mechón de mi cabello intentando pensar. ¡Agh!, mis neuronas parecíanhaberrenunciado.—Pues…porque…no.Notecomprendo—aceptéporfin.—Kyana,megustaríasertuamigo,¿soymásclaro?—¿Miamigo?,¿paraqué?—Ahoraélparecíaconfuso,fruncióelceño.—¿Nopuedestenermásamigos?—Sí…—estabaenrulándomeunodemismechones,nerviosa.—¿Entonces?—sus ojos tenían una mezcla de verde botella con gris
increíblementeúnicayporsifuerapoco,sumiradameestabaprovocandomareos,mesentíacomoflotando.¡Diablos,esonoeranormal!—Liam… ¿podemos comenzar? —rogué tratando de encontrar algo
seguroalocualsujetarme,jamáshabíasentidocosasasí.—¿Lopensarás?—Yseacercóaúnmásamí.Temblésinpoderevitarlo,
olía…delicioso.Asentísinpoderarticularpalabra.Deinmediatorelajósu
postura—. ¡Perfecto! Comencemos —sudaban mis manos, aun así,conseguíterminarlatutoríadignamente—.¿Teesperandenuevo?—quisosabercuándoguardábamosnuestrosmateriales.—Sí.—Bien, te veo mañana entonces…—Asentí y enseguida salió de ahí.
Cuando se fue solté por fin el aire.Lomantuve ahí desde que comenzóconsuconversacióntanextraña.Intentérelajarmeyunosminutosdespuéscrucéelmarcodelapuerta.Todalatardeestuveconfusa,distraída.Emma fue a casa, se la presenté por supuesto a mamá, de inmediato
congeniaron, las observé conversar animadas sin participar. No podíadejardepensaren losucedidounashorasatrás.¿Paraquéqueríasermiamigo?, ¿sería un plan para molestarme? ¿o para fastidiar aMax? Eraevidentequehabíanmuchascosasextrañasentrelosdos.—¿Enquépiensas,cielo?—preguntómamásacándomedegolpedemis
pensamientos.—Eneltrabajo,¿comenzamos,Emma?—asintiósonriendo.Dos semanas de haber arribado a Myrtle Beach, el tiempo estaba
pasandorápido.NovolvíaveraRoger,asíque...mesentíamástranquila.Lamalanoticiaesqueeraviernesyesedíateníaatletismo,allíseguromelotoparía.La primera hora transcurrió en calma, al igual que el almuerzo. En
literatura llegué a temer por unmomento que Liam se acercara. No lohizo. Solo me observó al entrar dejando de hablar con uno de suscompañeros. Lo miré un segundo y enseguida me giré intentadoignorarlo.Lasituaciónparecíacomplicada.¿Cómofuequelleguéaesoenquince
días?Mis recientes amigos lo odiaban, su compañero de equipo estabadecidido a hacerme la vida de cuadritos por algo que no alcanzaba acomprender,ledabaasesoríasclandestinasyahora…queríasermiamigopor alguna extraña razón. Me sentía confusa y desorientada. No queríatraicionar la insipiente amistad de los chicos, además ¿qué sentido teníaquenos conociéramosmás?, éramos sumamentediferentes.Yoodiaba alosdesuclaseyélsededicabaafastidiarycansarlelavidaalagentequenopertenecíaasucírculo,comoyo.Enatletismo,hice lomismoqueel resto.Losdelequipodeamericano
llegaron unos minutos después de haber comenzado el calentamiento.
Pasaronjustofrenteanosotrossinloscascospuestos.Ahílovolvíaver.Me dedicó una sonrisa que no pude contestar. Giré a mi alrededor
nerviosa para ver si alguien lo notó, todos seguían practicando susejercicios. Me concentré de inmediato intentando regularizar larespiración.Susolapresenciamealterabademasiado,graciasaesonovicuandosalióRoger.Porfinterminólamañana.Anniemeavisóquenoibaparasucasapues
se tendríaquequedarpara realizarunos trabajos juntoconRobert en laescuela. Quería pensar, así que me quedó estupendo el hecho de podercaminarydejarvolarmicabeza.Especulaba sobre lo que haría de cenar evaluando mentalmente mi
despensayfrigorífico.Cocinarmeencantabayperdereltiempopensandoenalgunanuevarecetaeraunademisaficiones.—¿Tellevo?—Nohabíaescuchadoningúnautoacercarse,sinembargo,
su voz era inconfundible. Lomiré sonriendo, sintiendo cómo de nuevotodo mi cuerpo despertaba, cosquilleaba completa y un calorcitodesconocidomeinundaba.—Nogracias,prefierocaminar.—Yesohice.Laspalmasdemismanos
sudaban.Noserindió,mesiguiódespacioensutodoterreno.—Kyana,nomecuestanada.¡Dios,erestandifícil!—Sereía.—Gracias, pero no…¿qué sucede contigo?—Le pegunté sin dejar de
caminar.—Nada—dijoinocente—.Soloquieroayudaraunaamiga,¿esoesun
crimen?—Túyyonosomosamigos…—¡Auch!… eso dolió, Kyana —detuve mi paso y lo evalué
desconcertada.—¿Qué quieres de mí, Liam?—Él también detuvo el auto asomando
partedesucuerpoporlaventana,yaserio.—Sertuamigo,creíhabértelodicho.—Sí…pero…¿porqué?—Sedemoróencontestarconsusojosfijosen
mí.—Porque…meintrigas…—¿Te intrigo? —enarqué una ceja un tanto divertida. Otra cosa que
jamás me habían dicho. Era una mujer de pocos misterios. Ese chicoestabaloco,perosinpoderevitarlomibocasesecó,otravez…¿Quéme
estabasucediendo?—Porfavor,sube…—miréaambossentidosde lacalle, torcí laboca
indecisa—. Por favor… —caminé hasta su camioneta dándome porvencida.Meabrió lapuertaenseguida.Tomómibrazoparaayudarmeasubir y por sus ojos, supe que sentimos la, ya tan común, descargarecorrer nuestros cuerpos.Manejó tranquilo—. ¿Ves qué no hago nada?—Teníasumiradaatentaalexterior.Perdílavistapormiventanaunpoconerviosa.Conélnosabíaquésucedería,eracomoestarensuspensotodoel tiempo—. Entonces… ¿en qué estábamos? —preguntó relajado ysonriendo.—Enque…teintrigo—admitíruborizada.Surostrocambióyfrunció
elceñoasintiendo—.Liam…¿nopodemosseguirasí?,comohastaahora—Meaventuréapreguntaryabastanteperdidaconaqueljuego.—¿Porqué?—Yaseaparcabafrenteamihogar.Giróymeestudióenel
momentoqueapagabaelmotor.—Porque… no sé… no quiero problemas, acabo de llegar. —Se
acomodóensuasientoviéndomepensativo.—¿Qué clase de problemas? —quería sacudirlo, me desesperaba que
fingiera no saber de qué hablaba. PorDios, si él era parte del conflictoconesaformaqueteníadeser—.Kyana,noteestoypidiendonadagraveo… insultante—bajé la vista hasta mis manos que tenía aferradas a lamochila.—Losé…—¿Sabes?Eres laprimerapersonaquesecomportaasíconmigo…—
parecía que lo decía más para sí mismo que para mí. Lo volví a verfijamenteahorauntantodecepcionada.—¿Deesose trata?,¿poresote intrigo?—notécómolosacabadesus
pensamientos.Abriólosojos,atónito.—No…Kyana, es solo que siento como si te estuviera pidiendo algo
malo—desviélavistaalacallemordiéndomedenuevoellabio.—Esque…compréndeme,noséquésucedióentretúyloschicos…Veo
que no se soportan, Liam. Además está Roger —levanté mi dedoentablilladoparaque recordara aquéme refería.Sujetó elvolante, notéenseguida como sus nudillos se ponían blancos de lo fuerte que loapretaba,miróalfrenteconfijeza.—Losé…—Laverdadesquecreoquelohacespor…fastidiarlos—soltésinmás.
Susojossevolvieronaposarenmímásserioaún.—¿Por qué haría algo así?—Me encogí de hombros en señal de no
saber—.LodeMaxyelresto…esalgoquenotienenadaquevercontigo—intentóexplicarme—.Maxyyosolíamosseramigos…—Esoheescuchado.—No sé, la vida de pronto cambia—Ya veía él de nuevo a la calle.
Sonreícomprendiendomuybienaquéserefería—.Hagamosunacosa…—meobservónuevamenteacercándosemás.Yoabrí losojos sinquerermoverme,micorazónmartilleótanfuertequecreíaquesesaldríaporlagarganta—, seamos amigos secretos, ¿qué te parece?—Eso sí que eradescabellado,pensé.Enseguidasoltéunacarcajada—.¿Qué?¿noteparecebuena idea?... lo haríamos por ti, amí nome importa lo que digan losdemásopiensen…—Amínuncame interesó tampoco,noentendíaporquéahorasí,enespecialtodoloreferenteaél—.¿Dequéteríes?—quisosaber.Con un ademánque comenzaba conocer, se echó el cabello haciaatrássintocarlo.—Pues…esextraño…¿noteparece?—intentéadvertirleaúnrisueña.—Entonces,¿quépropones?—parecíaentusiasmadoconsulocaidea.—Lopensaré—sentenciéconvencidadequeeralomejor.Megirépara
abrir la puerta, pero quitó mi mano de la manija y quedó a unoscentímetrosdemirostroobservándomedelamismaformaenlaqueseveundeliciosopastelilloqueestálistoparacomerse.—Notevasa irdenuevosindarmeunarespuesta—traguésalivacon
dificultad—.Vaya queme estás costando trabajo, Kyana…—Su alientoacariciabamirostro,olíatanbien.Memordíellabiodenuevosinpoderevitarlo. Observó el gesto muy atento—. ¡Dios! ¿es qué siempre haceseso?—preguntóconlavozroncadeleitándoseconmigesto.Sentíqueseacercabamásymásamílentamente,meibaabesar,yanopodíarespirar.Sehumedeciólabocaconsurosadalengua,sentíasualientosobremíynosabíaquémáshacer,mequedéahí,congelada,petrificada.Unautopasódepronto,volteéenseguida lacabezaevitandoasíque lo
hiciera. Él se alejó desconcertado, parecía muy confuso. Aproveché suactitudybajédeinmediatodelauto.Caminédeprisa hastami casa, sin virar, abrí rápidamentey entré.Me
recarguéenlapuertarespirandoagitadamente.Noqueríamovermeomásbien,nopodía,despuésdeunosminutosescuchécuandoprendióelmotory se alejó. Resoplé sintiendo las mejillas encendidas. ¡Dios, me sentía
mareada!
3inesperadamentedeseado
Aventémis cosas en el sillón,me dirigí a la cocina, serví un poco deaguaenunvasoymelapasécondificultad.¡¿Quédiablosfuetodoeso?!Aún podía olerlo, sentirlo sobre mí. Su presencia me inquietaba, sucercaníameponíaamil.¿Eranormal?,acasoLiam…¿megustaba?No,eso no podía ser, aunque nunca había sentido algo siquiera similar poralguien,siempretuvechicoscercaysoloconélsentíaqueelcorazónseme saldría por la boca, que miles de hormigas caminaban comodesquiciadas por todomi cuerpo, quemis terminaciones nerviosas,misneuronas,cadacélula,despertabancuandoestabacerca.¡Maldición!No sé cuánto tiempopermanecí ahí, cavilando, sintiendoquenopodía
dar un solo paso ya que mis piernas eran gelatina. Escuché cómo seestacionaba el auto de mamá, ojeé el reloj distraída. ¡Ahg!, lo que mefaltaba,nohabíahechonadadecenar,estuveconLiamyenlacocinamásdeloquepensaba,nisiquieramedicuenta.Bufé.Corrí al baño y me observé en el espejo. Tenía las mejillas
completamente encendidas, me eché agua de prisa, sentía mi rostrohirviendo.—Hola,miamor—notóquelaestufaestabavacía.Sonriódivertida—.
¿Quieresquevayamosacenar?—asentíentusiasmada—.Bien,medoyunbañoynosvamos.Subiólasescalerasevaluándome.Cuandoyanopudoseguir,meacerqué
alsillónymeaventéenél.¿Quémeestabapasando?Tomébocanadasdeairevariasveces,deseabadejardesentiresacompresiónenlospulmones,despuésdevariosminutos,funcionó.Cenamosenotrorestaurantequelerecomendaron.—¿Sabes? Llevo días notándote algo diferente…—soltó. Un segundo
despuésbebiódesuvino.—Seguro son los cambios—enseguida sumirada se tornó triste.Puse
unamanosobrelasuya,sonriendo—.Mamá,notepreocupes,estoybien,deverdad.Tengonuevosamigos,laescuelamegusta,todovamejordelo
queesperé…—Nolementía,enseriolopensaba.—¿Deverdad,Kyana?—Sí,notepreocupestanto,disculpamiscambiosdehumor,essoloque
aveces…extraño…esoestodo…—Losé,miamor.Nopuedoevitarpensarquenodebíaceptareltrabajo.—¡Ey!... Ya no digas eso… ¿Estamos juntas, no es así? Eso es lo
importante.—Eresaveces tanmadura…—susurrócon losojos rasados.Agité su
manoparaquemevieradenuevo,odiabaque se sintieramal.Laadoroporencimadecualquiercosa.—Noeseso,essoloquetequiero…—Noaguantómás,conlágrimasen
losojosselevantóymeabrazófuerte.Noteníaunasolaquejarespectoaella; era comprensiva, prudente, inteligente y muy condescendienteconmigo.Laadmirabaporlolejosquehabíalogradollegaryporjamásdarseporvencida.—Bueno… bueno… andamos muy melancólicas… —dijo sonriendo
volviéndose a sentar en su lugar—. ¿Quéplanes tienes paramañana,miamor?—Mepreguntóllevándoselosfettuccinealaboca.Lecomentéqueiríamosa laplaya,denuevo—.Suenadivertido.¿Sabes?...Ralph,unodemis compañeros de proyectos, me invitó a comer, no acepté hastaconsultarlocontigo—estabaruborizada,yalahabíaescuchadohablardeél,perojamáspenséqueleinteresara.—¡Oye,esoesfabuloso!—¿De verdad lo crees?—continuó sin que pudiera contestarle, como
era su costumbre—.Es divorciadoy su exmujer vive enUtah, creo quepodríamosserbuenosamigos…—lodecíaparaella,asíquenorespondí,megustabaverlaasí.Unpardepretendientes lehabíaconocido, asíqueme entusiasmó que pudiera encontrar a alguien con quien compartir suvida,salir,pasear,divertirse.Raypasópormí,alrededordelasdoce.Encontramosaloschicosenel
mismositioqueel findesemanaanterior.Jugaronvoleibolmientrasyolos observaba pues con el dedo fracturado no me arriesgaría. Cuandoterminaron, los hombres elevaron a las chicas para arrojarlas almar yaunque lo intentaron conmigo, se detuvieron al recordar el porqué nohabíasiquierajugado.Mesentébajo la sombrillaobservándolos chapotear.Elviento soplaba
agradableymellegabalabrisadelmarquetantoadoraba.Alcéelrostro
aspirandolasalinidadcondeliberadalentitud.—Al fin te dejaron sola…—Mi pulso se detuvo, podría jurar, unos
segundos.Giréde inmediatosabiendodeantemanoquiénera.Enseguidamesentídesorientadacomoeldíaanterior.¿Qué teníaesechicoquemeponíaasí?¿Porquémesentíaatraídacomounmetalalimán?¿Porquédeprontonorecordabanicómomellamaba?—Nopuedoentrarpor…eldedo—estabaamiderecha,nolopudever
bienyaqueelsolmeencandilaba.Volvíafijarlaatenciónenmisamigos.Se veían cada vezmás lejos ymás divertidos, sus gritos se escuchabanhastaahí.Mispalmassudaban,micorazónmartilleaba.¡Dios,quécalor!—Mmm y… ¿crees que se molesten si me siento aquí? —sabía que
estabaasolounmetrodemí,nolomiré.—Preferiría que no lo hicieras—admití decidida. Ellos no me daban
tantomiedocomoloquesentíacadavezqueloteníacerca.Leimportóunrábanoylohizojustodondeestuvodepie.Girémolesta,yanotraíaloslentesdesolymeveíafijamente.Mequedésinaliento.—Siento lo que ocurrió ayer—desvié de nuevo la mirada, al mismo
tiempoque,sinpoderevitarlo,memordíaellabio.Loodiaba,perojamáslopudeevitar,sierapresadealgunaemocióndescontrolada,mesalíaesetic—.Ese es tu signo de que estás nerviosa ¿no es cierto?—Conjeturó.Sentí que un rubor se plantaba en mis mejillas—. ¿Sabes?, no deberíashacerlo…—teníadenuevolavozronca.Seguíignorándolo,nosirviódenada,élcontinuó—.Kyana,notecaigonadabien,¿verdad?—Bajélavistahastalaarenaycomencéajugarconella—.Nocomprendoporqué…séqueelprimerdíaquenosconocimosfuialgo…—Pedante…—completéporéllafrase.—Síy losiento,essoloqueestabamuymolestoporestarahí…elSr.
Jhonsonnomesoportaybueno…noleprestomuchaatención…—dijoconsinceridad.—Creo que no te das cuenta de cómo son ustedes, Liam—cometí el
errordemirarlonuevamente.Mibocasesecóenseguidayesasensaciónde faltadeaire regresóde inmediato,yanopodía retractarme,me teníaatrapadaensusojosdecolortansingular.—Puedequetengasrazón…avecespuedoser…—Insufrible… —volví a completar sin poder evitarlo. Él asintió
sonriendotranquilamente.—Kyana… —Me iba a decir algo, no pudo, porque como si fuera
víctimadeunplanmaquiavélico,aparecióRoger.—Te estábamos buscando, Liam —Al verme cambió su expresión
examinándomecondesprecio—.Pero¿quéhacescon«esta»?—¡Cállate, Roger! —lo silenció mi intruso, bastante molesto,
poniéndosedepie.—¿Quédiablostienesquehablarcon«lamexicanita»?—Meteníaharta
asíquetambiénmeincorporéacercándomeaél,sintiéndomefuerademí.—No sé por qué nome soportas, la realidad es que no te hice nada y
necesitasdesquitartufrustraciónconalguien,peroparaquelosepas,notetengomiedo—lo tenía terriblemente cerca, su altura nome intimidó ymantuvemisojosfijosenél.Loodiaba,deverdad,yestabacansadadesusestupideces.Sumirada se intensificóy las aletasde sunariz se abrieronpeligrosamente,todoesolopudenotarporqueagachólacabezaincrédulohastamíquedandoaunoscuantoscentímetros.—¡Túamínomehablasasí…!—vociferófurioso.—¡Basta!Roger.Déjalaenpaz.Esciertoloquedice,notehahechonada
—Liam colocó una mano sobre su pecho deteniéndolo, parecía muynervioso,nosveíadesconcertado.—Deberías tenérmelo, porque podría romperte la mano y no solo un
dedo…—Mereíconsarcasmo.Enrealidadsíletemía,peroyameteníaagotadayjamásfuiunachicaquesedejabaningunear,noibaacomenzarahora.—Ya,Roger. ¡Dije basta!…Kyana, por favor…—me rogó ansioso el
intermediario.—¿Nome digas que es tu «amiga», Liam?—lo desafió observándolo
fijamente.Loretéyotambiénconlamirada.Queríaquesedieracuentadequenopodíamossernisiquieraeso.Peroélmeviodecididoaceptandoelreto.—Sí,esmiamiga…ynoquieroquetevuelvasameterconella.¿Está
claro? —En la última parte observó a ese desquiciado con los ojoscargadosdeamenaza.Rogersequedóatónitoaligualqueyo.—Nohablasenserio,Liam…Tújamástendríasunaamigacomoesta…
—Meseñalócondesprecio.Y dale con lo mismo. Moría por dejar marcada mi mano sobre su
odioso rostro, sin embargo, sabía qué sucedería sime atrevía, por otrolado,laviolencianuncamehagustado,nosegananadaconella.—¡Ahorasí!Ysiquieresquetodoestétranquiloentrenosotros,aléjate
deKyana¿comprendes?—Nodabacrédito,nopodíacreerloqueestabaescuchando.Nisiquieramedicuentacuandoloschicossepusieronamiladoprotegiéndome.Másamigosde ellos llegaronypronto sehicierondos grandes bandos. Liam me dedicó una mirada llena de disculpa, lasituación se estaba saliendo de control. Tomó a Roger del hombrogirándoloysealejaronclaramentemolestos.—¿Qué fue todo eso,Kyana?—preguntóMax igual de desconcertado
queyo.—Sí,Kyana. ¿Son amigos tú y Liam? ¿Desde cuándo?, ¿cómo?—Me
bombardeó Sara incrédula. Los volteé a ver completamente confusa,temblandoporelsusto.Esetipoestabaclaramentedemente.Rayrodeómishombrossacudiéndometiernamente.—Déjenlaenpaz,novenqueestátodavíaaturdida…—mesentósobre
una toalla y esperaron a que se pasara la impresión.Roger yame dabamiedo,muchomiedo.—¿Tesientesmejor?—preguntóLana.—Sí…—logrédecir.—Fue increíble cómo te comportaste con ese brabucón—me felicitó
Billy.Sonreíinsegura.Maxpusounamanosobremirodilla.—¡Ey!Tranquila…estuvobienloquehiciste…—YloquehizoLiam…—reconocióAnniemirandoatodos.—Sí…no esperabaquehiciera algo así…—ratificóRobert.Miraba a
cadaunotodavíauntantodescolocada.—Kyana…¿enseriosonamigos?—Edwininsistió,seveíatriste.—Nolosé…—admitísinceramente.—Élnohaceestopornadie.Alcontrario,esdelosquedisfrutanestos
eventos y si pueden, ayudan…—No sabía nada de él, pero conmigo seportaba «bien». A excepción del primer día de asesorías, no podíajuzgarlocomomaltipo.—Alomejorestácambiando—aceptóBillydesconcertado.—Deverdadnolocreo…—reflexionóSara.—Bueno…esonointeresa,loquesí,esquelesalvóelpellejoaKyana,
Rogerenojadosevuelveloco—dijootro.—Esoescierto—aceptóRobert.El resto de la tarde no lo volví a ver. Cuando anocheció, comenzó la
músicaasonarylasfogatasailuminarlotodo.Yoyamequeríair.Nomesentía cómoda.Varios comenzarona tomar alcoholy cervezas, seveían
muydivertidos,nopodíaevitarsentirmeajenaatodoaquello.Permanecí sentada, un poco callada y observándolos. Parecía que
estabanenunagrancelebraciónenlacualyonosentíaganasdeparticipar.Cuando todos bailaban, le avisé aAnnie que iría a dar un paseo por laplaya.Variosmetrosdespués,yanoescuchabatodoelbarullodelafiesta.Me
sentéfrentealmarydejéquemispensamientosvolaran.Noparecíaquellevaba dos semanas ahí. Enmi vida anterior todo era tan similar cadadía… Ahora no sabía cómo actuar. Existían ocasiones en que no mereconocía.QueríaaJaneoRaúljuntoamí…comosiemprefue,deseabaquemeabrazaranymedijeranquetodoestaríabien,queesassensacionestanextrañaspasaríanpronto…Noestabanyyo,mesentíamuysola…Liammedesconcertaba,anteéltemblabacadafibrademiser,mejalaba
de una forma anormal, no comprendía mi cuerpo y mucho menos mimentecuandosetratabadeél.Rogermeodiabadeformagratuitayahorapresentía que debía cuidarme de su locura todo el tiempo. Mis nuevosamigosdespreciabanaesechicoporelquemiesenciareaccionabasinelmenor incentivo. Estaba en un lugar nuevo, con gente nueva, consensacionesnuevasyyanadaparecíaquevolvería a ser como solía, yomismayanomesentíaigual.Lágrimascomenzaronaescapardemisojossinpoderevitarlo.Hundíel
rostroentrelasrodillasquerodeabaconmisbrazosymedejéllevarporlanostalgia.Aborrecíano tenerel controlde lascosas, eradesquiciantesertannovataentodasesasextrañasemociones.—¿Estás bien? —salí de mi escondite ya sin asombrarme por su
presenciaahíyneguéhonestamente.Claroquenoestababienyélerapartedelosmotivos,unobiengrande.
Liamsesentóamiladosinesperarinvitacióncomomeempezabaadarcuenta, era su costumbre. Sin más, rodeó mi trémulo cuerpo con susbrazosyapoyósubarbillaenmicabeza.Elgestometomóporsorpresa,aun así, nomemoví. Estabamuy cansada como para resistirme. Por sifuerapoco,suolor llegóhastaunrincóndesconocidodemispulmones,de mi mente, era embriagador, delicioso. La calidez de su pecho meenvolvióyexperimentéunaoleadadeplenitud.Mismanoscosquilleaban,mi ser quería adentrarse en el suyo. ¿Qué era todo eso? Sin embargo,seguíllorando.No dijo nada, dejó que me desahogara acariciando mi espalda
cariñosamentealmismo tiempoqueyo sollozaba sinpoderparar.Sabíaquedebíaalejarme,conélsonabancampanasdealertaenmicabezatodoel tiempo, lo extraño era que mi cuerpo no me respondía, me sentíademasiado segura, peligrosamente feliz a su lado. Después de unosminutoselllantocesóymeseparéconlasmejillashúmedas.—Kyana,sientoloquesucedióenlatarde…—Noestuculpa…—admitíconvozquebrada.Sinpoderverlovenir,él
acercó unamano hastami rostro yme limpió las lágrimas tiernamenteconlasyemasdesusenormesdedos.Mesentíapresadeunembrujo.Dios,cadaporodemiserlosentítensarse.Lamúsicadeolasalchocarconlaarena,seescuchabaaunpardemetros,nohabíamásluzqueladelalunayalgunos farolesa lo lejos.Helaba, sinembargo,no losentí,nieso,ninada,solosupresencia,sucercanía,susojosfijosenmí,suslabiosentreabiertosdejandosalirdesuinteriorunalientocálido,fresco.—Kyana… no sé qué me pasa contigo… —confesó perdido en mi
mirada,demasiadocercademirostro.Y como envuelto en un trance, se acercó lentamente, con miedo. No
podíamoverme,aunsabiendomuybienloqueharía.Dejódelimpiarmelamejilla, colocó sumanoenmicuello, con laotra empujómiespaldahastaél,pocoapoco,consuavidad.Contemplabamibocaymisojoscadasegundo.Depronto, sentí sus labios fuertes rozando losmíos, cerré losojos dejando de respirar. Su aliento era caliente y agradable, su bocatiernaymebesabaconsumadelicadeza,comosi temierahacermedaño,coneseinocentegesto.Primero uno de mis labios, luego el otro. No tenía idea de cómo
responder. Obvio no erami primer beso, ya tenía un repertorio no tanlargo, pero decente.Aun así, debo confesar que lamezcla de alientos yfluidos terminaba provocándome ganas de no repetirlo. Sí, ya sé quesuenaridículo,peroesverdad.Porotrolado,erabienconscientedequeningunofuedeseado,sedieronporquedespuésdeunacitaeralaformadecerrar lanoche.Encuantoentrabaacasame limpiaba labocaydecidíaolvidarmedelchicoyelevento.Con él… con él era tan distinto. Con él era necesario, urgente,
placentero, excitante y emocionante. Hundió su mano en mi cabellorevuelto por el viento y continuó dándome pequeños roces sutiles, consabor a seda, respirando mi aroma con cada probada, dejando salir sualientoconcadaasombrosobeso.Sesentíabien…muybienenrealidad.
Lashormigascorríancomolocasdentrodemí.Comenzabaasentirmemareadaporlafaltadeaireenmispulmones.Intentéigualarlamaneraenla que él acariciabamis labios, necesitaba corresponderle. Sonrió sobremibocaposandosufrentesobrelamía.Abrí losojos,memirabacomonunca nadie me había observado, parecía venerarme. Estaba abatido,confundidoyalavez¿contento?—Moría de ganas de hacer esto—susurró con voz ronca y enseguida
volvió a acercarse para rozar de nuevomi boca, parecía extasiado. Nohablé.Eratannuevotodoaquello,tanirreal…mevolvíamorderellabiopresadelnerviosismoalquemesometíasupresencia,sucercaníay…loque acababa de suceder. Liam sonrió ante mi gesto separándose unoscentímetrosdemí—.¿Tienesunaideadecómotevescuandohaceseso?—indagó sacudiendo la cabeza. Rápidamente me detuve negandosinceramente.Laspalabraspormuchoqueintentaba,nollegaban,sentíalaboca seca, la garganta rasposa, la mente en blanco—. Pues… terecomiendoquenolohagascontodoelmundo,porquetejuroquelesvaasermuydifícilresistirse…Necesitaba respirardeunavez,noqueríacaer inconsciente frenteaél,
sería bochornoso. Me separé un poco más de su cuerpo, llenando mispulmones del, tan anhelado, oxígeno. Recargué mi barbilla sobre misrodillas perdiendo la vista en el mar, necesitaba despejar un poco micabeza, sentía que me había revolcado una ola y no lograbasobreponerme.—¿Temolestó loquehice?—preguntóderepente,preocupadoaunque
sinarrepentimientoenlavoz.Sentíasumiradaclavadaenmí.Élteníalasrodillas elevadas, un poco separadas y recargaba sus brazos sobre ellasconsusmanoscolgando.—Kyana —recosté mi rostro de lado para poder verlo. Tomó un
mechón de mi cabello y lo colocó tras de mi oreja con sumaconcentración—.Quieroconocerte…porfavorpermítemelo…—eraunasúplica.—Liam… no sé… —volvió a poner su brazo sobre sus rodillas
mirándomeinterrogante.—Pensé que… tú también querías… —parecía decepcionado. Jamás
sentíalgosiquieracercano…apenasloconocíayyasabíaquenoqueríadespegarmenuncamás de él. Por otro lado, noquería sufrir y algomedecía que así sería si daba ese paso. No, lomejor era dejar ir eso que
surgía,aunquesabíayameseríamuydifícilpuessipudieradescribiresosestanquesplateadosposadossobremí,loúnicoquepodríadecirseríaqueeracelestialsentirsepresadetanenormepotenciayfuerzaqueemanaba,que sentía me envolvía y arropaba sin siquiera tocarme, y lo queexpresabasuiris,meintegrabacomopartedealgo…dealguien,deél.Sinmás,micuerpocobróvidapropia,meerguíyacerquéunamanoa
su rostro, insegura, tanto que temblaba. Él la tomó posándola sobre sumejillasinsoltarla.Cerrósuspárpadosyabsorbiómiolorcomosiolieseuna exquisita flor que estaba dejando salir en primavera su rocío, suesencia.Notraíapuestalacamisa,soloelbañadorquelellegabahastalasrodillas.Sucabellorubioahoraseveíamásoscurograciasalacarenciadeluz,aunasí,sepodíanobservarciertosdestellosgraciasalaluzdelalunareflejadaensucabeza.Susmúsculosseadivinabantensos,torneadosysus rasgoseran tanmasculinosyúnicosquedejabanaquien fuerasinaliento.Sí,amítambién.Sentídenuevolabocaseca.—Huelesmuybien…—sonreí con timidez.Abrió losojosymemiró
dulcemente.—Liam…noséquéhacer…noséquédecir…—confesé.Besómimano
manteniéndola ahí cuidando de mi dedo, era tan suave su forma detocarmequelograbadejarmepeor,másperdida,más…atontada.—Nada… solo déjate llevar, por favor —sentí la necesidad de
mordermedenuevoellabio,logréevitarlo.—Esque…—¿Qué, Kya? —Levantó mi barbilla acercándome a su maravilloso
rostro—.Séquetútambiénsienteslomismoqueyocadavezquetetoco,lohevistoenturostro,estoes…inevitable—Elhechodequemellamaraigualquemimadremeconfundióaúnmás.Quitédelicadamentemimanodesumejillaygiréparapodertomarairedenuevo.Cuandosentíquemispulmonesrespirabanotravezconnormalidad,lovolvíaver.—Estonoestábien—murmuré.—Por favor, no me alejes… no me ignores otra vez—lo decía con
miedo.—¿Ignorarte?—¿dequéhablaba?—Sí…asíhasactuadodesdeelprimerdíayesosolohalogradoqueno
consigasacartedemicabezadesdeesemomento—Noentendíanada,solohiceloquepidióybueno,talvezexageréunpoquito,pero…—.Séqueyotelopedí…,fueungranerror…Elprimerdíateevaluéparaverificar
sirealmentelocumplías,pormásquetemirabaenclase,jamásvolteabas,así continuaste… Cuando Roger te lastimó, le reclamaste obviamentemolesta,peronodejódeasombrarme…Alverteaparecerenlastutorías,no lo pude creer, pensé que el profesor Laurence entraría en cualquiermomentodiciéndomequesolicitaste tucambio…Nofueasí, teplantastefrente a mí decidida y no mencionaste el evento. Tus actitudes medesconciertantodoeltiempo—Jamáshubierapensadoalgoasí.Volvióaacomodaruncabello rebelde trasmiorejay suspiróevaluándome—.Elprimerdíaquemeportécomoun…pedanteyteexigíhicierascomosinonos conociéramos, me pusiste en mi lugar… Sé que se escuchapretensioso, odioso, lo cierto es que no estoy acostumbrado a esasrespuestas.—Yo no quería sonar…—silenciómi boca colocando un dedo sobre
mislabios.—Losé, reaccionaste.Aquínadieesasí…Teveía reírcon tusamigos
muydivertidaenelalmuerzoymeintrigaba…Yo…conmigo…noríes…—De verdad lo frustraba. Arrugó la frente como recordando mientrasdecíatodoaquellodelocualyonoteníanilamenoridea.—Liam,essoloque…—Seacercóamíysindarmetiempodeterminar,
volvióarozarmislabios.Elpurocontactomedejócasihiperventilando.¡Guau!—Losiento,nopuedoevitarlo—aceptóapenado—.Meatraescomosi
fueras un imán, no logro controlarlo —permanecimos en silenciomirándonos.Sucabellosedespeinabaconelaire,seveíatremendamentesensual,impresionante.Minutosmástarde,talvezhoras,notengoidea…unabrisafríaacarició
mi piel que nada más estaba cubierta por un bañador que tapaba mismoretonesyunapequeñafaldademezclilla.Yanoseescuchabalamúsica.Eso rompióelhechizobajo elqueme teníapresa.Sedio cuentadequecomenzabaapreocuparme.Yaregresabadenuevomi«yo»aprensivoquealparecerélmandódepaseoconsusolapresenciasinlamenordificultad.Selevantótendiéndomelamano.Aceptéabrazándomeporelfríoquedeprontosentí.Sacósumóvildelshortymirólapantalla.—Tellevoacasa.—¿Qué hora es? —Ya titiritaban mis dientes. Rodeó mi costado
frotándomeparaqueentraraencalor,loobservédereojoatolondrada.Lasensaciónfuemuyextrañaydemasiadofamiliaralmismotiempo.Siendo
sincerameencantaba,eratangrandequeademássícubríamicuerpodelairequesoplaba.—Másdemedianoche—mesentíamuybienasulado.Eraunaemoción
única,demasiadodesconocida.Maravillosaenrealidad.—¡Maldición! Quedé en llegar a las doce —Mi madre no solía
regañarmesisemeretardaba,sinembargo,sísepreocupaba.Caminamosjuntoshastadondefuelafiesta—.Deboirpormiscosas…—susurrédepronto alarmada. Besó mi cabello, claramente divertido por misreacciones.ParaLiamparecíadelomásnatural.—Notepreocupes,vamosalautoyyovoyporellas,¿deacuerdo?—
estaba muriéndome de frío, no me había dado cuenta en qué momentobajóde esa forma tan abrupta la temperaturayporotro lado,noqueríaquenosvieranjuntos.Comenzaríanloschismes,laspreguntas.Sucamionetanosehallabalejos.Prácticamenteyanohabíacochesenel
estacionamiento.Meayudóasubirymeofrecióunasudaderaquesacódelapartetrasera.—Póntela, te ayudará a entrar en calor… Ahora vengo —rozó mis
labiosdenuevoconasombrosaconfianza,comosi lohicieraadiarioydesapareció.Cerrélapuertaaúnruborizadaymelapuseenseguida.Sentíalas piernas heladas y mucho sueño. De pronto recordé que él no sabíacómoeramibolso,ninadade loque llevaba.Loesperé inquietadentrodelautopreguntándomeunayotravez¿Enquéclasedelocurameestabametiendo?Alosdiezminutosaparecióymediomiscosas.—¿Cómo supiste? —indagué con la boca abierta. Se encogió de
hombrosindiferente.—Digamos que… soy observador—Ya traía una playera encima y se
habíapuestounassandalias.Prendióelmotorymanejódeprisa.Saquédemibolsoelcelular,noteníaniunallamadaperdida.SolounmensajedeMax.«Sientoloquesucedióenlatarde,notepreocupes,comprendemosque
tehayasido,descansa».Sonreímástranquila.—¿Algunanovedad?—preguntógirandoalaizquierda.—No,solounmensaje,demimamánada…—Unmensaje…—DeMax,pensóquehabíaregresadosolaacasaporloquepasóenla
tarde—Deprontosepusoserio.
—Conrazón…—¿Estabanahí?,¿vieronquelastomaste?—sonémáspreocupadadelo
queenrealidadmesentía.Élnegó.—Nadiemevio,noteasustes,nosabenqueestamosjuntos.—Noquisedecireso…—Medisculpémirándomelasmanos.—Losé,Kya…Esoesunadelascosasquemegustandeti—fruncíel
ceñosincomprenderlo.—¿Tegustaquemepreocupe?—No,megustaquenoquieresdecepcionaranadie,tienesunsentidode
la lealtadbienarraigado…Esoes raro¿sabes?—Yaestábamos frenteamicasa,elautodemamánoestaba.Suspiréaliviada.Apagóelmotoryseincorporóalmismotiempoquedesabrochabasucintodeseguridadparadespuésaflojarelmío.—Llegastesincontratiempos—guiñóunojo,orgulloso.—Sí,gracias—volteéparaabrir,medetuvo tomandomi rostropor la
barbillaconunadesusmanos.—Espera…—lomiré nerviosamordiéndome el labio nuevamente. Se
acercó de inmediato y me besó sin que lo viera venir. Comenzaba aacostumbrarme a su roce; era ardiente y tierno, me besaba contranquilidadypaciencia,comosiintentaraalargarelmomentolomásquepudiera—.Tenemosunaconversaciónpendiente…—murmurósobremiboca.Mealejéalinstanteangustiada,sabíaquemimadrepodríallegarencualquier momento y no quería contestarle todo un interrogatorio queestabaseguraharíasi loveía.Liamsonriócomprendiendo—.Tranquila,séqueyaestarde.Mañanatemarco,¿deacuerdo?Arruguélafrentedesconcertada.¿Bromeaba?—Pero...notienesminúmero.Elevóloshombrosdespreocupado.—Me marqué de tu celular hace una rato y… ya lo tengo —sonreí
impresionada, no tenía códigode seguridadpara bloquearlo, así quenoeradifícil.—Eresincreíble—¿Creíasque teme ibasaescapar tan fácilmentedenuevo?Eresmuy
escurridiza,Kya.Créemequenomevuelveasuceder,contigodeboirunpasoadelanteyeso…megusta—rodélosojos.Él salió rápidamente y antes de que pudiera abrir, ya estaba ahí
sujetándomedelbrazoparaayudarmeabajardesualto todoterreno.No
estabaacostumbradaatodoaquello;sinembargo,nomedesagradó,comosiempre pensé que sucedería. Al contrario, me gustaba saber que sepreocupaba,que le importaba.Tomómis cosasymeacompañóhasta lapuerta.Todoesoeratanraro,mesentíatorpeymuynerviosa.Abrílapuertaconcentrándomemuybienenmetercorrectamentelallave
alaprimera.Prendílaslucesyregresé.Meobservabadeunaformaqueme dejaba sin aliento, traspasaba mis barreras sin siquiera notarlas,arrastrándolas a un lado como si fuesen hojas endebles, que no leimpediríanjamásllegaraloquerealmenteera.Ibaaquitarmesusudaderacuandoloevitó.Tomómicinturaconambosbrazosybajósurostrohastaelmío.—No…quédatela...,ahoraestuya…,esmiprimerregalo.—Yo creo que no…—intenté decir. Su cuerpo tibio se fundía con el
mío,sualientosuaveacariciabaminarizagradablemente.—Sh… —Me acercó más a él, por lo que enmudecí de inmediato.
Traguésalivaperdiéndomeensusestanquescolortormenta,fijamente.Nosabíadóndecolocarmismanos,mesentíadelomástonta,asíquelasdejédescansarsobresuanchopecho.Sonrióantemigestocomplacidoyrozómislabiosdemaneramásintensaquelasotrasocasiones,invadiendomiinteriorsindudarlo,confirmeza,conseguridad,conurgencia.Increíble.Sentir subocasobre lamíadeaquella formaeraplacentero,
inigualable, mágico. Cuando finalizó me sentía mareada, tanto, que mesujetédesuplayeraenloquerecuperabalaoxigenación.Eracomosiunhuracán me mantuviera justo en el ojo y no me dejara tocar piso.Respirabacondificultadeinclusoenfocarlavistamecostabatrabajo.Suslabioserandiferentes,únicosenrealidad.Eneseinstante,sinsaber
por qué, comprendí que jamás los podría olvidar, era como si nuestrasbocasseadecuaransinproblemas,comosiencajaranperfectamente.Consusbrazosmerodeó,dulcementebesandomicabello.—No sé qué me hiciste, Kyana…—pasé mis manos por su estrecha
cintura sintiendo cómoel corazón se iba tranquilizando.Nos separamossinmuchasganas—.Mañanatehablo…—diounpequeñoroceamibocay caminó hasta su camioneta sin agregar más. Parecía igual dedesconcertado que yo. Cerré la puerta quedándome ahí, petrificada, sinsiquierapoderpestañear.¿Todoesomeestabaocurriendoamí?Mimóvilsonóderepente.Losaquédelbolso,eraunmensaje:«Novoy
apermitirqueteescapes…Descansa,Kya».Dejéderespirarunsegundo,
mismejillas hirvieron con timidez. Sonreí bobaliconamente ante lo queleíaunayotravez.Subíhastamihabitaciónenvueltaenunanube.Flotabaliteralmenteyes
quenohabíaotraformadedescribirloqueesechicogenerabaenmí.Mepuseelpijamaperdidaenesabrumadeliciosaquemeveníaacompañandodesdehacíahoras.Cuandodoblésusudaderadecididaadejarlaenalgúnsitiodemiarmario, llegósuoloraminariz, laacerquéabsorbiendoeldelicioso aroma una y otra vez.Me acurruqué en la cama con ella aúnentremismanos.Mesentía…tanextraña…eracomosielmundohubieracambiado de repente de dirección, como si miles de estrellas hubiesenexplotadoderepenteenmicabezallenándoladeunaluzresplandeciente,cegadora, pero hermosa, demasiado en realidad. Cerré mis ojosperdiéndome en su fragancia masculina y fresca. ¿Eso sería estarenamorada?Mepreguntéconunasonrisaimposiblepegadaenelrostro.Nosupecuandomimadrellegó,dormíprofunda.—¿Cómotefueayer,Kya?—Enseguidarecordélamaneratandiferente
enlaqueéllodecíayunruborseinstalóenmismejillas.Dios,necesitabahielo,oalgo…Por la mañana ambas despertamos más tarde de lo habitual. Nos
encontramosalsalirdenuestrashabitacionesysonreímossindecirnada.Mimadrehizopanquecasy café, unodenuestros almuerzospreferidos,aunqueelcafénosolíaconsumirlo,mealteraba,cosaquenomeagradabamucho.—Bien…estuvodivertido…y¿ati?—enarquéunacejasonriendo.No
erajustoquelacuestionadasiemprefuerayo.Tomócafénerviosa.—Bien…muybien.—Llegastetarde…—Sí…túestabasdormidacuandomeasoméparacerciorarmedequeya
estabasaquí.—Y…Ralph,¿qué tal?—mastiquéunpedazodemidesayunollenode
maple observando divertida cómo cambiaba de color su rostro tanfácilmente.Alpareceralasdosnoshabíantomadoporsorpresaelmismodía.—Bien,fuimosacenarydespuésaunbar…esungranconversador—
sonreí complacida.Mamáparecía tener la cabezabastante lejosde ahí ybueno, yo igual, así que el resto del tiempo ambas permanecimos ensilencioperdidasennuestrosasuntos.Eragracioso.
Más tarde ella se puso a trabajar y yo a realizar mis deberes. ¡Cómocostabaconcentrarme!Suimagennoseibapormuchoqueintentabaquelohiciera,porlomismoleíalomismounayotravez.Estabamuyansiosa.Micuerpo,sincomprenderporqué,despertódepronto.Teníalacertezaaplastante de que jamás podría ser la misma. Moría de ganas de quemarcara, pero a la vez no quería que lo hiciera, no sabía qué decirle,cómocomportarme.Además,teníamuchomiedodeperderamisamigospor eso…Ellos se portaronmuybien conmigodesde el primer día, noqueríadecepcionarlos.Porotro lado, si era realmentehonestaconmigo,Liam y yo no teníamos nada en común, al contrario, nuestrosmundos,nuestros intereses, nuestros gustos, eran completamente diferentes,equidistantes.¿Quéeralomejor?Vencidadejémifrentesobreellibro.Miinterior era una marea de sensaciones y sentimientos que no tenía ideacómoacomodar,decómoprocederconellos.Mimóvilcomenzóasonarjustoenesemomento.Alcélacabezaconlos
ojosbienabiertos.Lasmanossudarondeinmediatocomosisetratasedeunaalarma sísmica.Lo tomé temblorosaviendoelnúmerodesconocidoen la pantalla.No pude contestar enseguida.Lo dejé sonar varias veces,sabíaqueeraél.Contéhastatresymeatreví.—Hola…—Hola,Kya…penséquenoresponderías…—Yo…bueno,esosería lomejor—admitíconsinceridadsintiendo la
sangre correr por todomi cuerpo como si la bomba de unmotormuypotentesehubieseencendidoencuantoescuchésugruesavoz.Nohablóporunminuto.—¿De verdad?—preferí no contestar aquello, me sentía en serio una
niñadecincoaños.—¿Quétaltudía?—Norespondióenseguida,seguramentesediocuenta
demicambiodetema.—Aburridoy¿eltuyo?...—Haciendolosdeberes.—Másaburridoaúnydime,¿vasaterminarpronto?—Sonabaansioso.—¿Por?—¡Ahg!Yamordíadenuevomilabioyel,yatancomúnrubor,
subió hasta mí al recordar lo que me dijo la noche anterior sobre esamaníaquetenía.—Quiero verte…—De pronto lo imaginé tocando a mi puerta y mi
madrerecibiéndolo.¡No!,moriríadelavergüenza.¿Quélediría?—.Kya,
¿siguesahí?—Sí…—Entonces,¿puedoverte?—Seoíaserio,sutonodevozlodelataba.Y
yo…podíapensarmásfríamentecuandonoloteníacerca,asíquedecidílomássensato.—Creo que… no es buena idea —zanjé muy segura. Lo escuché
resoplar. Evidentemente no le gustó mi respuesta. Lo cierto era que noqueríafallarlealagentequeseportótanbienconmigo,perosobretodo,noqueríafallarmeamí.Siemprecritiquéaloschicosqueerancomoél,además,estabaRogerylomásimportante:nomereconocíacuandoestabaasulado.Definitivamenteeraporelbiendelosdos.¿Paraquécambiarelordendelascosas?—Kyana,sétodoloqueestáspensando,solodameunaoportunidad,por
favor…—sentí,sinsaberporqué,unnudoenlagarganta.¡Dios!¿Acasotodoeso eranormal?Odiaba causarle sufrimiento, loúltimoquequeríaeraquepensaraque jugabaconéloque lomortificabaapropósito.Sinembargo, apenas me estaba adaptando a mi nueva vida, todo parecía irbien,nodeseabacomplicarme,noeraesetipodechicas.Digo,noeraquemegustara lo fácil,pero tampocomeponíaenmediode las situacionesdifícilespormipropiopie.Ybueno,esverdadquetodoeldíaanduveenuna nube gracias a lo que sucedió la noche anterior, lo que mi cuerpohabía sentido por primera vez. Sin embargo, en esemomento, creí quedebíadejardesoñar.—Liam…noquieroquepiensesqueestoygozandoconesto,tejuroque
noesasí…—Nocomprendo,ayerfue…especial…Séquesentimoslomismo…—
Suvozeradecompletadesilusión.¿Eraenserio?Mispalmassudabaneinclusome sentíamareada. ¿Cómo era queme habíametido en aquellasituaciónabsurda?—Apenasnosconocemos…nofuncionaría.—Kya,deseé llamartedesdequedesperté, sino lohice fuepormiedo
precisamenteaalgoasí—Alpareceréltambiénerasincero,demasiado.—Liam,estome…asusta,compréndeme—Yaestaba,selohabíadicho
yesoeraunatotalyabsolutaverdad.—Amí también, nunca había sentido algo siquiera cercano.Me siento
comounidiota,yanoséquémáshacer,contigonosécómoactuar…—¿Por qué no hablamos mañana? —Me parecía que era buena idea,
creíaquelosdosestaríamosmásserenosyhabríamospensadomejorloqueocurría.Muyprobablementeyoerauncaprichoyaunquemecostaríaunpocodetrabajo,alfinalcadaquienseguiríasusvidas,findelahistoria.—No,Kya.Mañanavasaencontrarotropretexto.—No,esenserio.Escucha…—Acabo de estacionarme frente a tu casa. Toco el timbre o sales y
damosunpaseo.Elige.—¡¿Qué?! —sentí un sudor helado, mariposas volaban despavoridas
dentrodemiestómagoymimentesequedóenblanco¡¿Estabaloco?!—Sí,Kya.Estoydecididoyentremásteresistasmásinsistiré.¿Quéno
entiendesqueestoesmás fuerteque losdos?Tienescincominutosparabajar o timbro… —Me quedé fría. El muy engreído me estabaamenazando. ¡Perdió por completo el juicio!Comenzaba a preguntarmecómo era que me convertí en un imán para maniáticos—. Cuatro…—comenzó a contar con total serenidad. ¡Tarado! ¿Por quéme hacía eso?Misalternativaseranlasmejores.—¿Quésucedecontigo?,¡¿enloqueciste?!Liam,porfavor…—hicemi
últimointento.—Tres y medio —parecía muy divertido con mis reacciones. Bufé
fuertemente para que escuchara. Él no me podía estar obligando,necesitaba pensar... Estaba convencida de que pronto le borraría esasonrisitadelrostro.—Damequinceminutos,nomehebañado.—Quinceminutos…—aceptóriendocondesparpajo.¡Idiota!—¡Sí, quince! —grité indignada y colgué hecha una furia. Me las
pagaría,encuantolovieraloharía.Petulante,odioso,creído.¡Agh!Meduché en tiempo record,me puse un jean y una playera demanga
largablanca,mistenisdediario,dejémicabellotalcomoestabadespuésdelbaño,solosujetándoloconunabandanegraparaquenosealborotaray bueno, un poco de máscara no estaría de más. Bajé rápidamentesintiendoqueencualquiermomentotocaría.—Mamá, regreso en un rato, vinieron por mí…—grité desde abajo
rezando porque no se asomara, creyendo que así ya no podríapreguntarmemás.—Notardes,llevatucelular—alcancéaescuchar.Al cerrar lo vi. Se hallaba recargado en su enorme auto negro
sonriéndome descaradamente.Mi corazón de inmediato se desbocó con
cinismo, mis pulmones se alentaron y mi piel se sensibilizóimposiblemente. Conforme avancé mi voluntad fue doblegándose y mienojosefueesfumando,aunquenodesapareciódeltodo.Medetuveaunmetrodeéldedicándoleunamiradaasesina,cargadadereproche,queríaquesesintieramalaunquefueraunpoco.Lociertoeraqueyanoestabamolesta,mesentíacomouncubitodehielo,literalmentederretidograciasalosinclementesrayosdelsol.Patética.—Tevespreciosa…—Susojoschispeabandeunaformairreal.Sonreí
enmiinteriorcomplacida.Fingínoescucharlo,pueseraobvioquenoleimportabaenloabsolutomipococonvincenteenojo.Dilavueltaalautopara subir sin siquiera mirarlo. Me siguió, intentando ayudar, no se lopermití.Un minuto después ya prendía el motor y arrancaba lejos de casa.
Permanecícon losojosal frentey losbrazoscruzados.Nodijonadaentodoelcamino.Sinembargo,volteabaavermedevezenvez.Aprenderíaquelascosasnofuncionabanasíconmigo.Despuésdeunosminutosyunpocodecarretera, seestacionó frentea
unaplayadondeapenassihabíaunascuantaspersonas.Latemperaturayabajaba,aunasí,eraagradableelclimatodavía.Elmarrugíafuriososobrela arena, el cielo estabacompletamentedespejado.Solo el sonidode lasgaviotasylasolasazotandoeraloqueseescuchaba.Bajódelautoconhabilidad,hice lomismosinesperarlo.Mequité los
Converse para después caminar en dirección al océano. Necesitabadistancia,suoloryalosentíacomopartedemioxigenovitalyeso…nomeagradabaenloabsoluto.Permanecímuycercadelasolasobservandoel horizonte.Necesitaba calmarme, ordenarmis ideas,mi cabeza era ungranhuracándeemocionesqueno lograbaponerlesnombre.Respiré lasalinidadpropiadeeselugarunayotravezhastaquelogréerradicarsufragancia,hastaqueeloloramarseimpregnóenmínuevamente.Minutosmás tarde, giréparaver dónde se encontraba.Aunos cuantos
metros, tranquilo sobre una gran frazada, en un lugar con sombra, sehallabasentadomirándomeconpaciencia.Resopléconlaresoluciónotravezenelpisoyesqueeraimposible.Verloeraunespectáculo,loquesusojosproyectabanmedejabaperpleja,conseriasdificultades,inclusoparapasarsaliva.Medirigíaélvencidaymeacomodéasulado.—Odioloquemehiciste.Nosiempretepuedessalirconlatuyadeesa
forma—Leintentéreclamardespuésdeunmomentodesilenciototal.
—Losé…—admitióconsuvistaperdidaenelaguaqueibayvenía.—Entonces,¿porqué?...—cuestionébajito.Nosemovió.—Porque…nopiensopermitirquehuyasnidemí,nideti—refutócon
seguridad. Abrí la boca impactada ¿Quién se creía?—. Sé que estásenojada…—reconoció jugandocon laarena.Parecíaansioso, suactitudcomenzaba de nuevo a doblegarme. Por otro lado, se veía demasiadoatractivo con esa sudadera completamente cerrada color gris oscuro, sujeangastadoydescalzo.Volvíasentirlabocaseca.Percibiómimiradaygiró lentamente hasta quedar su rostromuy cerca delmío—.Kya…—acercósuenormemanoamimejillaconextremocuidado.Cerrélosojosyrecarguéelrostrosobresupalmaabierta.Okey,elenojosedesvaneciócon ese simple gesto, pero ¿quién puede culparme? Ese chico despiertahastamiúltimacélulacon tansoloestarcerca—.Séque tienesmiedo…juro que no pasará nada… haremos las cosas como tú quieras. —Murmuró quedamente. Sin más sentí sus labios sobre los míosacariciándolos decadentemente, rozándolos de forma suave, delicada.Apresóunoconcuidado,luegoelotro,mientrassurespiraciónseuníaalamía.Todasmis defensas y argumentos se desmoronaron al sentir su sabor
embriagarme, consumirme. Enredé una mano torpe en su cabello,enseguida sujetómi cadera acercándome aúnmás a él. Celestial. Todasesascursileríasquesiemprecritiquéhastahartarme,comprendídeprontopor qué existían: tocaba el cielo sin dificultad. Liamme echaba a volaralto,muyalto.—Está bien…—Me escuché decir al fin contra sus labios. A su lado
sentíaquenadaeramásimportantequeelhechodetenerloasí,juntoamí.Corría la sangrepormicuerpoa todavelocidad,micorazónbombeabamás sano que nunca, me sentía… ¿viva?, sí, más viva que nunca. Sucabellorozabamirostrograciasalairefrescoquesoplaba.Encuantomeescuchó se separócon susojosgrisesbienabiertos.Suspupilas estabandilatadasybrillabandeunaformaasombrosa.¿Todoesopodíaprovocarenunchico?,erairreal.—¿Deverdad?...—Sí…deverdad.Nosésieslomejor,pero…quepaseloquetengaque
pasar, tú ganas… ya no me importa—sonreí sintiéndome feliz con midecisión.Supe,enesemismomomento,quejamásolvidaríasuexpresión;parecía
un niño al que le dieron el mejor regalo del mundo, que presenció unespectáculo sin igual o que escuchaba la más bella canción.Me abrazógritandoemocionado,suactitudarrebatadalogróquelosdosquedáramostumbados sobre la cobija. No me soltó una vez recostados, por lo querecarguémimejilla en su pecho sintiéndome como nunca antes.Nomehabía dado cuenta de lomucho que lo necesitaba hasta que lo tuve, así,juntoamí.—¿Quieresqueseenterenpocoapocoenlaescuela?—quisosaberaún
con un timbre de excitación. Asentí, girándome para dejar mi barbillasobremis dedos entrelazados.Liam tenía ya, un brazo bajo su cabeza yconelotrojugabaconmicabello.—¿Temolestaría?—preguntéextasiadaporsentirlotancerca.—Enrealidadno,yosoloquieroqueestésconmigo…—Todoestoesmuyextraño,Liam.Unasemanaatrás jamás lohubiera
pensado.—En mi cabeza ya comenzaba a formarse la idea… —confesó
sonriendo.—Noesverdad—loregañédándoleunpequeñogolpeenelpecho.Me
sentíatanbien,ahí,conél.Noteníaquefingir,actuar,nada,parecíaqueasíerajustamentecomoyolegustaba.Increíble.—Claroquesí,creoquefueenelmismoinstanteenquemepusisteen
mi lugar. O antes… no lo sé—Ahora fui yo la que sonreí. De prontorecordéamisamigos.—¿Cómohacemos?...,quierodecir…,¿enlaescuela?—Noteníaniidea
de cuál sería la mejor manera de llevar ese asunto que tanto mepreocupaba.Volvió a dedicar su atención almechón que tenía entre susmanos,pensabalarespuesta.—Creoquecomenzaréasaludarteytúdeberíasdecirlesquemeayudas
enliteratura,asícomprenderánmejorelhechodequeyanosconocíamos—Si sabíanquiénerami alumno secreto, entenderían loocurridoeldíaanterior. Sí, eso era una buena idea, así poco a poco verían nuestroacercamientoyconeltiempo…bueno,comprenderían¿no?—Liam,túymisamigosnosesoportany…esobvioqueyoalostuyos
no les caigo nada bien por ser…de donde soy…—colocó con ternuraunamanosobremimejillaparaquelomirara,puesbajélavistahastamisdedosquejugabanconunpequeñoescudoqueteníasusudadera.—Kya,voyacomportarmecomoseanecesarioparaquesesuavicenlas
cosas entre ellos y yo. Necesitas saber que es muy difícil que seamosamigos,perountratocordialdemipartetelogarantizo.Encuantoamisamigos, no tienen otra opción salvo respetarte, porque ahora ya nomeimporta nadie lo suficiente como para arriesgarme a perderte… Porúltimo, tienes que saber que me da igual dónde naciste… me importaquiéneres,loquesientodesdeeldíaenqueteconocí,esoestodo—soltóconunaseguridadabrumadora,demasiadomadura,firme.Meacerquéaélpresadeunanecesidadprimitivaylobeséporprimera
vez.Respondiópegándomemás,enredandounamanoenmicabello.Medejó marcar el paso y sin saber cómo, poco a poco, me fui soltandoprobándolo de forma más exigente. Su lengua invadió mi interior, derepentegemíante la sorpresa.Unadeliciosa sacudidaviajópor todomicuerpo. Sujeté sumelena entremis dedos y los hundí ansiosa.Cada vezestábamosmásjuntos,mislabioscadavezseabríanmásaligualquelossuyos. Nuestras respiraciones comenzaron a agitarse a un ritmovertiginoso y yo ya no recordaba ni dónde me encontraba, solo eraconscientedesuenormepalmapegándomeasuanchotórax,desusaborinigualable,deloincreíblementebienquemesentía.Susmanos tomaronmi rostro dulcemente y comenzó a bajar el ritmo
hasta que nos separó. Cuando todo terminó, sentí las mejillas muycalientes, los labios hinchados.Queríamás de él,muchomás. Liammeestudió serio, bajé la vista avergonzada. Eso era justamente lo que measustabacuandoestabaasulado.Noteníacontrolsobremiser,mesentíainstintiva.—Kyana…—Su voz sonaba muy ronca esta vez. Me mordí el labio
nerviosa alzando mis ojos con timidez. Acarició mi cabelloacomodándolo—. No tienes una idea de lo mucho que me cuestacontrolarme; jamáshabía sentidoalgocomoesto…cadavezqueveo tuboca¡Dios!,nopuedoevitartenerunasganastremendasdebesarla…—Yrozóconundedomilabioinferior—.Quieroaprenderairpocoapoco,quieroquetodosucedaasutiempo…atutiempo…—Yotambién…—Losé,medoycuentadeelloyporesolodigo.Nohasestadocon…
nadie ¿no es así?...—El hecho de queme lo preguntara tan directomeavergonzó terriblemente. Me senté de inmediato negando, viendo haciaotro lugar. Él también se acomodó ami lado—.No quería apenarte, losiento…Essoloque…noloentiendo…
—¿Elqué?...—quisesaberaúnturbada.Mirabapensativoelmar.Seguroyoyateníalasmejillascolorescarlata.—Eso…amíme resultaste irresistible desde el primermomento y sé
queno soy el único, ya tienes fila esperandoaque cedas aunque seaunpoco—Nosabíasifila,porloprontoEdwinsíqueríaalgoconmigo;sinembargo,exageraba.Loobservéarrugandolafrenteconincredulidad—.Sí…escierto,aunqueesmuyclaroque túni lo registras.Estosdíasmepercaté de que esas cosas las ignoras deliberadamente, simplementedecides no darles importancia. En serio es desconcertante… No soyceloso…—confesómientrasconsudedodelineabacírculosen laarena—.Pero…contigo…nosé…intentarécontrolarlo…Nomereconozco,todoestoestá totalmente fuerademientendimiento, sientomimundoalrevés—admitióvencido.—Liam, es cierto que no he tenido… «novio», eso nome vuelve una
mojigata.Medoymuybiencuentasialguienquierealgomásqueamistadconmigo.Loquepasaesqueestoysolasimplementeporqueesalgoquedecidídesdehacealgúntiempo…—giróinteresadoenloqueledecía.—¿Decidiste?—repitiódesconcertado.—Sí, siempre me pareció una pérdida de tiempo. Las personas van
dejandodeserellasconelafándeagradaralotroypocoapocosevanperdiendo. Por otro lado, disfrutomuchomi independencia,manejarmesincomplicaciones…Todosmisamigoshansufridoporlapersonaconlaque están, al menos una vez. Yo… no quiero queme pase eso…—Noentendía la expresión de su rostro, continué—. No te puedo negar quealgunosbuscaronseralgomás.Laverdadesquenuncaquisedecirlesquesí, simplemente no me nacía, me daba… flojera… Pero… contigo,contigoesdiferente…nosé…túdespertastealgoenmí…algoquenuncahabíasentidopornadie…—¿En serio? —Parecía incrédulo y a la vez satisfecho con lo que
acababadeescuchar.—Sí…notengoporquémentir—Lehiceverconcalma.—Nocreoquelohagas,Kya.Essoloquenuncahabíaoídoquealguien
pensara así, hablas de una forma muy distinta a lo que estoyacostumbrado…Sinceramenteesperopoderalcanzarte…—Exageras,essoloalgoen loquecreía,ahorapresientoqueerasolo
porque no había llegado alguien queme hiciera desechar la idea—Meencogídehombrosindiferente.Sujetóconsuavidadmirostroyvolvióa
rozar mis labios tomándome de improvisto. Eso no tenía comparaciónconnadaenelmundo,meencantaba,podíavolvermeadictaaeseroce,asupielsedosasobremiboca,asualientomezclándoseconelmío.—Tendré mucho cuidado contigo, creo que eres demasiado peligrosa
paramí—fruncíelceño,secarcajeó—.Noteextrañes,eslaverdad,creoquenuncatequerrédejarir.—Eso ya lo veremos, a lomejor con el tiempo ya no…—¡Dios!No
podíaterminarlafrase,nomegustabapensarquenopudieraestaryaenmifuturo.—Séquenovaaserasí,Kyana…Presientoqueseráalrevés.—¿Al revés?—¿Estaba loco?, ¿en quémundo yo podría dejarlo?Me
teníacomiendodesumanoenmenosdeunasemana.Loextrañoeraquesenotabagenuinamenteinseguroyesosíquemeparecíaaúnmásdifícilpuessialgoyosabía,eraqueloschicoscomoél,nuncasentíanmiedoalrechazo,erandemasiadosoberbios,poseíandemasiadoego.—Sí…alrevés—torciólabocapensativo.Esaexpresiónensusojosme
erizó.Mirédenuevoelhorizonte,deteniendomiatenciónenelaguaquesemezclabaconelcieloazul,élhacíalomismo.—Sitúlodices—Noqueríainsistir,debíatenersusrazones,aunquela
verdaderaquenoloentendía.Decidícambiardetema,noloconocíaaúnynomeapetecíapresionar,noteníaniideadecómofuncionabasucabeza—.¿Sabes?,meencantaelmar,en…LosÁngelessolíasaliracaminarydejarmellevar…Laarenaenmispieses…relajante;siemprequierovivirdondeestécercaelocéano,mecalma,medaseguridad—sonreísinverlomientrashundíalosdedosenlayafríaarena.—Tienes un cabello muy brillante y… suave… Me gusta, me gusta
mucho—anunciósinmásmientrasloacariciabadeleitándose.Sonreícontimidez, me observaba con deseo, podía sentirlo—. Kya… ¿Por qué sevinieronavivirhastaacá?Esmuylejos,¿nocrees?—Mimadre…laascendieronyelpuestoeraaquí.—Y…¿nopensasteenquedarte?—Bueno, sí cuandome lodijo…Lociertoesque jamás leharía algo
así,siyonohubieracedido,ellanohabríaaceptado.—No imagino lo que debiste sentir.No podría irme, terminar en otro
lugar mi último año… mis amigos, el equipo, todo y ahora…definitivamente menos contigo aquí —admitió con seriedad. Sonreí alescucharloúltimo.Erademasiadotiernoymedabaimportancia.
—Sí…nohasidofácil…—¿Kya,ayer…queteencontréenlaplaya,llorabasporeso?—Másomenos—admití.Noibaamentir,necesitabaquemeconociera
yesaerayo.Tomómirostroehizoquelomirara.—¿Másomenos?...—Sí,laverdadesquemeasustémuchoporlosucedidoconRoger—Su
rostrocambióenseguidatornándosemuyserio,unavenaenlabasedelafrente se le marcó por el esfuerzo con el que apretaba la quijada—.Además,ellos,misamigos…hansidomuybuenos,metratancomosimeconocieran de siempre, no quiero que eso cambie. Estas dos semanasfueronunalocura,Liam.Mehanpasadomáscosasqueenlosúltimostresaños.¿Quéserácuandolleveelmes?—Nada… estaremos juntos como ahora. Kya, escucha —colocó mis
manosentrelassuyas—;jamáshetenidoquelucharporalguien…jamásmehededicadoapensarenestrategiasparaatraeraunachicaamíy…tú…haspuestomimundodecabezaenunosdías.Séloquesientes,séquetodohasidountorbellino,noereslaúnicayesquedebessaberquehascambiado mucho más de lo que piensas la vida de los demás… —Seacercópocoapocoami rostro,volvióabesarme.Eranpequeñosrocesque me producían temblores de placer—. Tienes una boca tan suave,sabes… dulce… como un caramelo —De nuevo sus pupilas estabadilatadasporelefectoqueyotambiénteníaenél.—Tú…sabes fresco—rió al tiempoqueme rodeaba conunbrazo—.
Liam, ¿crees que es buena idea seguir con las tutorías?—Ahí estaba denuevomi«yo»aprensivo.Siemprefueasí.Sentíqueestabaempezandoaperderelcontroldelascosas.Meerguíparapodersaberquépensaba.—Sí.—Pero… va a ser muy difícil… —En serio lo creía. ¿Cómo me
concentraría con él a mi lado? Imposible. Me mordí de nuevo la bocanerviosaalversuhermetismoydecisión.Enseguidanotómigestoyesoloablandó, jugóconunodemismechonesreflexionando.Parecíaponerenjuegotodasupaciencia,nolocriticaba,yopodíasermuyexasperanteenesetipodetemas,seríaunviciodifícildequitar.—Kya, no me pidas tanto, no ahora. No podré estar junto a ti en la
escuela, me tendré que conformar con verte de lejos… —acarició milabioinferiorconsupulgarmuyatento—,nopodrébesarte…Séquetevaacostartrabajocontarleestoatumadre—abrílabocaparadefenderme,
nopude, definitivamente tenía razón.No sabía cómo se lo diría, segurosaltaríadelaemociónyquerríaconocerlodeinmediato,pero…noteníaideadesicomprenderíaquetodohubierasidotanrápido,nisiquierayoloentendía—.Teentiendo,iremospocoapoco,noharemosnadaquepuedaafectaranadie,¿deacuerdo?...Contigoesenserioyestoydispuestoairlentamente,ahacerlascosasbien.Solonomealejestambiéndetieneseespacio, te lo suplico… —desvié un momento la mirada y regresésonriente.Debíadejarmiaprensióndeladoporestavez.—Te lo tomarás en serio. Para mí es importante y creo que para ti
tambiénpasaresamateria¿noescierto?—asintiótriunfante—.Estaremosjuntos, pero si no avanzamos tendremosquedejarlo…es lo honesto—sonrió con la mirada, tenía un color de iris poco común, atípico enrealidad;elgrisyelverdeeranigualdeintensos,tantoquenosabíaquécolor predominaba y en ese momento además, me veía de esa maneraespecialquejurohiperventilaríaencualquierinstante.Definitivamenteyaestabapérdidaporél—.¿Liam?—Está bien, tienes razón. Necesito pasar esta materia, prometo poner
tododemiparte,Kya…Aunqueavecesnopuedaaguantarytebese—Ehizojustamenteeso.Mecarcajeécontrasuboca.—Eresunpesado…—Lo sé…—estaba divertido.Enmedio de aquello sonómimóvil, lo
saqué del bolsillo del pantalón. Max. Evalué a Liam desconcertada ycontesté.Notéqueélnosabíacómoactuar.—Max, ¡hola! —saludé nerviosa. Liam apretó la quijada, enseguida
volteóalhorizonteparaquenopudieraversuexpresión.—Hola, Kyana. Ayer te fuiste y nos dejaste un poco preocupados,
buscamostuscosasportodoellugarynada¿todobien?—decidíquenoestabahaciendonadamalo.Comencéajugarconloshilosquesalíanaunladodelafrazada,ignorandoelchicoqueteníafrenteamí.—Losiento,Max,noqueríapreocuparlos.Essoloqueconloquepasó
yanomesentíamuy…cómoda—Esoeratotalmentecierto.Mi…nosabíaqué éramos, reflexioné en ese momento. Bueno… Liam, continuabaperdidoenelmar.Eratanhermoso:superfilperfecto,comoesculpidoenpiedra,suquijadafuerte,sunarizrecta,suboca…subocameencantaba,mederretía; eragrande,biendelineadaymuysuave.Depronto recordéquehablabaporteléfono.¡Diablos!—Sí,deverdadtecomprendo,yaveremoscómolosolucionamos,túno
te preocupes por nada. Kyana, me alegra escucharte bien, nos vemosmañanayhablamos.¿Okey?—Claro… hasta mañana, Max. Cuídate —colgué. Abrí la boca para
preguntarle qué le sucedía, no lo hice, seguí jugando con el cobertorcomosi estuvieramuyentretenida.Unos segundospasaroncuandoposósumanosobrelamíasuavemente,elevélavistadesconcertada.—Kyana… no sé muy bien cómo manejar esto, pero verás que lo
lograré¿Deacuerdo?Séquetendréquepoder,essoloquemedamiedohostigarte, presionarte, lo que dijiste sobre las parejas, me puso enalerta… No quiero que cambies por mí para agradarme, que dejes dedisfrutarloquetegusta,deseoqueestésconmigoporquequieres,porquetenace,nodeseoquehagasnadaquenoseaasí…—Penséque…tehabíamolestadoquefuera…Maxelquehabló—Me
sonrióaceptandoqueteníarazónenmisuposición.—Un poco, pero ese es mi problema, definitivamente no tuyo, tendré
queenfrentarelhechodequeélyotroscuantos,puedanestarcontigoeltiempoqueyo…nopuedo—bufó—.Esperoestosearápido,quieroquetodossepanqueeresminoviaparaquedejendedanzaratualrededor—admitiómirándomefijamente.Ahíestabamirespuestapensésatisfecha.—Estoamítambiénmeperjudicaynocreoqueseafácil,Liam…Date
cuenta, eres el capitán del equipo, asediado y perteneces a los más…populares. —odiaba esa palabrita, sin embargo, era cierto—. Seguromuchashandeestardetrásdeti,buscandolamaneradequeestésconellasy…yo…—Sh…Noentiendoaúncómo,perodebessaberquenotengoojospara
nadiemás,Kyana.Séquemevasamantenermásocupadodeloquejamásheestado,contigotodoes…impredecible.Tejuroquenotendrásningunaquejademicomportamiento,tedemostraréquétanenseriovatodoesto—lo decía de verdad, lo veía en sus ojos, no dudaba y lograba que yotampoco lo hiciera. Liam tenía una personalidad arrolladora, atractiva,peroalaveztransparente.Juntoaélmesentíasegura,fuerte,capazdeenfrentar loquefuera.No
ibaaserfácilparalosdosesconderloquesentíamosuntiempo,aunasí,sabíamosque era lomejor.Sus amigos tendríanque irme«soportando»poco a poco; todavía no sabía cómo podría suceder esemilagro.Y losmíos tendríamos que suavizarlos. Llevaba poco tiempo ahí y no queríaestropearnuestrarecienteamistad.Acunómibarbillaymebesólogrando
sellarmiconfianzaporloqueacababadedecir.El sol ya estaba prácticamente desapareciendo, la poca gente que se
hallaba en la playa, se fue. Sentía que llevaba unosminutos ahí, esomepasaba a su lado.Peroya iba a anochecer.Tomémimóvil yvi lahora.Casieratiempodecenar,mimadrenotardaríaenhablarme.—Nostenemosqueir,Liam—acariciómilabioinferiorconsupulgar,
mientrassujetabamibarbillaconelrestodelamano.—Losé,Kya…—lodecíatriste,añorando.Sinprevioavisoeldeseoynecesidadporélmeconsumió.Enrosquémis
brazos alrededor de su cuellomientrasme hincaba frente a su gloriosocuerpo. Me imitó de inmediato. Olvidé mi timidez por completo, loacerqué más a mí, quería saborearlo, sentirlo... Respondió rodeándomeporlacinturaylacabezafirmemente.Nuestroslabiossemovíancomosisupieranexactamentequéhacer.Sentídenuevosulenguaentrarenmí,lamovíaexplorándomeansiosamente.Estavezlamíasalióasuencuentro,loqueprovocóungemidodesupartealdarsecuenta.Yolodespeinabaunpoco conunamanoyme aferraba a su sudadera con la otra, lo pegabamásamí sinpoderyaevitarlo.Rodeadaporél, sintiendosugranmanoenroscadaenmicinturaposesivamente,escuchandosurespiraciónagitaday sintiendo cómo intercambiamos nuestros fluidos, pensé que nadaimportaba,solamenteélyyo.Loquelosdemáspensaranerasuproblema,yoyanopodríavolveravivirsinsusbesos,losupeeneseinstante.Sujetómimanoylafuesoltandopocoapocodesucabezasindejarde
besarme.Ibabajandolavelocidadsinqueyomedieracuenta.Laposóensuhombrosuavemente.—Kya…—loescuchédeprontoalolejos,meseparéaregañadientes,si
nomeaferrabaaél,caeríade lomareadaquedenuevomesentía.Liamrespirabaagitadamente,teníalospárpadosaúncerradoscomointentandovolveracontrolarse.Meteníasujetaporlacintura.Fuisintiendocómosutactosevolvíamássuave.Escondímirostroensupechoeintentéllenardenuevomispulmones.Costabamuchotrabajo.Suanchotóraxsetornabagrande y pequeño, sin lograr un ritmo regular. Mi cuerpo hervía, mislabios los sentía hinchados, lasmejillas encendidas. De pronto soltó unroncosuspiroymerodeóconambosbrazos,hicelomismo.Recargósupómulo en mi cabello, ambos respirábamos mejor después de variosminutos.—¿Nos vamos? —susurró. Asentí sin tener la menor intención de
moverme.Unossegundosdespués,meseparóynoslevantamosjuntos.Sentíaundescomunalruborportodoelrostro.Teníamuchavergüenza
deencararlo,porunosminutosnosupequiénerayesquecadavezquelotenía así de cerca no pensaba, me dejaba llevar peligrosamente. Era lasegunda vez que me detenía. Veía que a él también le costaba trabajocontenerse,sinembargo,lolograba…cosaqueyonopodíapresumir.Metímismanosenlasbolsastraserasdeljeanyviréaotrolugar.Liam
doblólafrazada.Mesentíaenterradaenlaarena.Lonotóenseguida,conla cobija colgando del brazo, se acercó agachándose para encontrarmimirada.Sonreíaamorosaycomprensivamente.—Teves tan bonita así…definitivamente eresmuypeligrosa paramí,
aunque lo cierto es que ya no me importa en lo absoluto. Besasdelicioso…—Meguiñóunojointentandoquemerelajara.Torcílabocaenloqueintentóserunasonrisa,esolodivirtióymerodeóconelbrazoguiándome hasta el auto—. De verdad eres increíble —¡Increíblementeestúpida! Pensé regañándome. Poseía información sobre sexualidad, eraun temaque jamásmediomiedo,perounacosaera leer,haber tomadounos cuantos talleres. Y otra era la práctica, esa sí que era muy, muydiferente.Porfincomenzabaaentenderporquélasadolescentesalasquetanto criticaba eran tan impulsivas. Si sentían un cuarto de lo que yo,cuando lo tenía cerca, ahora no solo las comprendía, también lasjustificaba.Estábamosporllegarcuandosedetuvo.—¿Quésucede?—preguntéintrigada.—Kyana,creoqueseríabuenaideaquelesdigasenlaprimerahoralo
de las tutorías, quiero saludarte en literatura. Entre más rápido demosseñales,serálomejor—parecíaqueideabaalgoyesomealertó.Aunasí,asentífingiendotranquilidad.Penséqueyaarrancaría,searrepintióymebesódenuevointensayrápidamente.Unossegundosdespuésdiomarchaalmotordenuevo.Encuantoseestacionó,bajésonriendo.Fuiconscientedesumiradasobremíhastaqueentréacasa.¡Dios,estabacompletayperdidamenteenamoradadeesechico!¿Enqué
momentoocurrió todoeso?Ni idea, lociertoeraqueflotaba,volabaenrealidad.
4difícilverdad
—¡Ya llegué,mamá!—olía a su especialidad: espagueti a la boloñesa.Bajó rápidamente las escaleras y, enmenos tiempo de lo que pensé, yaestabafrenteamíexaminándome.¡Diablos!—¿Cómotefue?—B-bien…—intenté esquivar su mirada y también a ella, me detuvo
suavemente.—¿Quiéneraelchicoquevinoportihaceun«buen»rato?,¿esunode
tus amigos?—mordími labionerviosay al ejecutar esegesto supequecometíungraveerror.Simentíanomecreería,¡malditotic!Debíadecirlaverdad, era lamejoropción¿no?Medirigí a la sala sentándomeconfingida indiferencia. Ellame siguió y se acomodó frente amí, no lucíamolesta,másbienintrigadayansiosa—.Kyana…—lamiré,nosabíaquédecirle,nicómoempezar.—Esunchicodelaescuela—escupírápidamente,creyendoilusamente
que ahí se terminaría el interrogatorio. Posé mis ojos en una de lasventanas,nopodíaverladirectamente.—¿Y? —al ver que no contestaba continuó—. Hija, no tienes que
contarme si no quieres, es solo que… es algo mayor…—sonreí paratranquilizarla. Sí, Liam con su más de metro noventa podía parecerenorme.—No, tiene mi edad, lo que pasa es que… juega en el equipo de
americano —mi madre abrió los ojos como platos, parecía muyconfundida,sabíalomuchoquemefastidiabanesaclasedepersonas.—¿Equipo de americano?, y, ¿a qué vino?, ¿a dónde fueron? —Está
bien,ahora sí laveíapreocupada.Alparecer solo laestabaalterandodemás.Resopléfrustrada.—Alaplaya,esoestodo.—Y, ¿solos?—ya tenía arqueada una ceja inquisidora. Jamás vi a mi
madre así, solía salir con chicas y chicos sin que le importara, le dabaigualelsexo.Enesemomentoestabaclaramenteansiosa¿Quélepasaba?
—Sí—asintiódespacio,comorepasandolapocainformaciónobtenida.—Kyana,¿quéhayentretúyél?—Supreguntametomódesprevenida.
Abrí los ojos de par en par sintiendo que esemaldito rubor subía hastamismejillasdelatándome.Memolesté, no entendíaporquéúltimamentenopodíamanejarmicuerpo,nimisemociones.—¿Por… qué me preguntas eso? —indagué pestañeando. Sonrió
cariñosaycomprensiva.Agarróunademismanosylasujetómirándome.—Bastaconverteymebastóverloaélcuándoteesperabafueradesu
camioneta —no podía articular palabra, sentía la saliva pastosa, nolograba pasarla. ¿Era tan evidente?—. Kya, quiero que confíes en mí,siemprehasidoasí,noeresmuydetallistaentusconversaciones,pero…sueles decirme lo más importante y desde que llegamos aquí, algocambió…—ahora parecía nostálgica, evaluabamuy atentami reacción.Bajé lavista, sabíaqueeraverdad, leocultéalgunascosas, como lodel«gorilamaniático»porejemplo.Sinembargo,noeranmuygraves,¿osí?Alfinaleraunaadolescente,teníaqueexperimentarsolamisproblemasytambiénlassoluciones.—Mamá…él…bu-bueno…—tartamudeé.Me volví amorder el labio.
Esperó con paciencia—.Nos gustamos—logré decir al fin. Ella dio ungritito de alegría acompañado de un par de aplausos. Puse los ojos enblanco.¿Eraenserio?—¿Deverdad? ¡Esa esunamuybuenanoticia!—parecíaque le estaba
diciendoquemegraduabaconhonoreso…quemehabíanaceptadoenlamejoruniversidaddelmundo.¿Quéeratananormalquenuncamehubieseatraídonadielosuficiente?Siempremehizosentirqueloera,peroconsureacciónmedabacuentademiprobableengaño.Quiénsabequéideassefabricótodoesetiempoenesacabezaquetrabajabaamilporhora.—Esocreo…—¿Cómo se llama?—comenzó el interrogatorio. Volqué los ojos en
señal de fastidio, no le importó por supuesto, quería información y laobtendría.—William,peroledicenLiam…—Lindonombrey¿cómofuequeseconocieron?,atinotegustanese
tipo de chicos —me recordó elevando de nuevo una ceja y ladeandolevementelacabeza.Otraspalabrasquetendríaquetragarmepuesenesemomento,paradójicamente,creíqueexistíanexcepciones.—Esaquienledoyasesoríasdeliteratura.
—Oh.—Al parecer no habíamás preguntas por lo queme levanté deinmediato.Metomódelbrazodeteniéndome—.Kyana,sabesquecuentasconmigo. ¿Verdad? —Asentí comprendiendo que esa era la típicapreocupación demadre, ellame lo dijo desde que tengomemoria y lociertoeraquesiemprefueasí—.Unacosamás,cuandosalgasconél,solodímelopor favor, confíoen ti, peroesto tambiénesnuevoparamí, ¿deacuerdo?—volvíaaceptar.Cenamossinhablarmássobreeltema.Recogílascosasdelacocinayla
mesa. Cuando terminé, chequé mi correo electrónico. Tenía muchos demisamigosdeL.A.,nomehabíapodidometeralmaildesdeque llegué.Toméaireydecidíquelescontestaríaatodos.Laalertademensajedemicelularmedesconcentródeinmediato,supe
queeraélenseguida.«Esta tarde fue mágica, gracias por aceptarme, juro que no te
arrepentirás…descansa».Sonreíylecontestéenseguida.«Paramítambiénlofue.Esoesperoyhastamañana».Lo mandé y lo dejé a un lado, intentando enfocarme nuevamente en
todosloscorreosquedebíacontestar.Volvióasonar,sonreíruborizada.«Unacosamás;porfavornotemuerdasellabio…noaguantaré».«Liam,loharás…Buenasnoches».Elmóvilnovolvióasonarporloquepudeavanzarenmilabor.Alos
primeros que les contesté fue a Jane yRaúl, a ambos les conté todo losucedido. Ya no podía más, necesitaba decírselo a alguien y esa era laúnica forma de que ellos lo supieran, digo, estaba la mensajeríainstantáneaenelmóvildondeconversábamoscasiadiario,peronoeralomismo, no escribiría todo eso por ahí. Sabía que cuando lo leyeran secaeríande lasillay lasalertasenelcelularmeenloquecerían.Todoeratanincreíblequeniyomismalocreía.PorlamañanaAnniepasópormí,comoyaerarutinatrasdossemanas.
Hablamos un poco sobre la playa y en cuanto llegamos al instituto,miestómagoseencogió.EltodoterrenodeLiamyaestabaahí.Bajamosdelautoymimóvilsonó.Condedostorpeslosaquédelamochila.«Tevespreciosahoy…meenloquecetucabellosuelto».Unrubordemasiadocalientellegóhastamirostro.Sabíaquemeestaba
viendodesde algún lugar, sin embargo, venía conmis dos amigosynoqueríavoltearabuscarloansiosa.
«Nopuedoverte,pero…buenosdías».Encuantoentréaclasedematemáticassilenciéelaparatopormiedoa
quecontinuaraconsusmensajes.LanayMaxyaestabanahíguardándomeunlugar.Seacercabaelalmuerzo,mirabael relojunayotravez.Cadasegundo
me sentíamásnerviosa.Quedé endecirles que lo conocía.Roguédesdequedespertéquenolotomaranamal.Eltimbresonósacándomedemispensamientos.—Vamosconlosdemás—dijoMaxanimoso.Sonreícaminandojuntoa
ellos.Noqueríabuscarloconlamirada,aunquemoríaporencontrármela.Debíaversetanperfectocomoeldíaanterior.¡Dios!,sentíaquemehabíadadounapociónmágicaquemecondenabaayanopoderdejardepensarenél.Mientras almorzábamos permanecí atenta a un momento de silencio.
Diezminutosdespués,sedio.—Chicos…—losllaménerviosa.Todosestabanahí,inclusoEdwin,que
meveíacoquetamente,loignoréycontinúe—.Tengoquedecirlesalgo…—parecían confundidos—. Sobre todo, después de lo que ocurrió elsábado.Yo…séquenolesparecerá,peronocreosinceramentequetengaalgodemalo,asícreoqueesjustodecirlesquelapersonaalaqueledoytutorías,bueno…pues,esLiam—soltérápidamente.Max,BillyyRaymeobservaronextrañados.Nadiedijonada,asíquecontinúe—.Él…mepidióquenolocomentara,esporesoquenoseloshabíadicho.—¡¿Deverdad?!—PorfindijoLanaconunagransonrisarompiendoel
horriblesilencio.Aceptéserenaaguardandolasreaccionesdelosdemás.La mayoría de los hombres parecían serios, excepto Robert. AhícomprendíloqueLiamquisodeciracercademifaltadeatención.—¡Lo sabía!, vamal en literatura, de esta no se salvaba—recordé esa
conversaciónelprimerdíadeclases.—¿Yespor esoque te ayudó en la playa?—quiso saberRaymolesto
conlospuñosapretadossobrelamesa.—Supongo… —me encogí de hombros indiferente. Billy me miró
cuestionador,deinmediato.—¿Porquénoslodices,siéltepidióquenolohicieras?Parecíaqueno
teníasproblemaenguardarleelsecreto—Suvozconteníareproche.—Por lo que sucedió el sábado. Todo pasó porque se acercó a
saludarme.Dijoqueyanoleinteresabaquefuerasecretoydespuésdelo
queocurriócon…Roger…meparecióquelomejoresquesepanesto—argumentéconsuficiencia.—¡Ey!—levantó la voz Robert con un ademán de calmar a todos—.
Parecenlainquisición.Ellanosestácontandoalgoquepodríanocontar.Mientraslepidieronqueguardaraelsecreto,lohizo,esohablabiendeti—Me guiñó un ojo y continuó—. Además, es cierto que ese día él ladefendió,nosgusteono…—Esverdad—avalóSusan—.Alguiendebíadarle la tutoríayfueella,
¿quétienedemalo?—Loschicossuavizaronpocoapocosugesto.—Tienen razón, lo siento, Kyana, tú no tienes nada que ver en los
problemas con ellos.Gracias por decirlo—sentí cómo iba aflojando elcuerpolentamente.Nohabíapensadoquesepusieranasí,noteníanadademalo,perosurivalidadera…viejaycomprendíaquemuydifícildesaltar.Seencogiódenuevomiestómago.Noquería tenerquellegaraescogerentreellosoél,esoibaasermuydoloroso.—Entonces,¿élfuequienquetellevóatucasaeldíadelodeRoger?—
preguntóAnnieatónita.Asentí.—¡Guau!Esosíqueesnoticia.AlomejoraLiamseleestáablandando
elcorazón…—conjeturóEmma.Varios rieron como si eso fueraunabromapordemásgraciosa.Sentí
mucha impotencia. No lo conocía como ellos, sin embargo, para míhablaban de otra persona. Conmigo era cálido, tierno, atento, amable…me producía burbujas en la sangre todo el tiempo. Con todo y eso, nopudeevitarloyporunmomento,dudé.¿Sieracomodecían?,¿simehacíadaño?,era ilógicoquesefijaraenmí,así, tanderepente,noporquemesintieramenos,peroéramosopuestos.El timbre sonó y yo yame sentíamuy ansiosa, quería correr a donde
fuera que estuviera, necesitaba que me abrazara, que me hiciera sentirsegura, que quitara con un beso todas mis dudas. Ya no tenía tiempo.Todossonrieronmástranquiloscuandoselevantaron.La mano de Ray me detuvo, tenía una mirada muy tierna, esperó
impacienteaquelosdemáscomenzaranaalejarseyvolteómuyextraño.Loobservéconfusa.¿SeguiríamolestoporlodeLiam?—Kyana…—Okey,noparecíaabochornado—.¿Tegustaría…iralcine
conmigo el viernes?—abrí los ojos comoplatos.De él no lo esperaba.Memordíellabio,nerviosa.Pestañeéatónita.—¿Qué-qué dices? —Era guapo, tenía unos ojos azules muy lindos,
pero… no era él—. ¿Quieres que vayamos todos? —intenté querecapacitara.—No, solo tú y yo—respondió serio. Se echaba nervioso el cabello
paraatrás.Bajélavistanegando.—Lo siento, no quisiera arruinar nuestra amistad, ustedes son muy
importantesparamí,nodeseoqueesocambie—metióambasmanosenlasbolsasdesupantalónbalanceándosedecepcionado.—¿Crees que… más adelante? —negué de nuevo. Me sentía furiosa
conmigo, ¿cómoeraquenomehabíadadocuenta?—.Bueno…muchascosaspuedenpasar¿noescierto?—sonrió.Nomeatrevíayaadecirnada.Un maestro lo llamó, aproveché la situación y salí de prisa rumbo aliteraturaconlospuñosapretados.Estabamuynerviosa.¿Desdecuándomesucedíanamiesascosas?,digo,
evidentemente sabía leer las señales, ¿no? Bueno, antes sí lograbadetectarlo, en esemomento parecía que hasta en eso era nueva. Apenashabía cruzado las puertas de la cafetería cuando sentí su mano en mihombro.Micorazónsedetuvo,eraél,suolor.—Kya…—lomiréansiosa.—Ya tenemos que irnos, por favor ahora no —Le rogué. Parecía
abatido,preocupado.Caminójuntoamíimportándolepocolosdemás.—¿QuéqueríaRay?—Sutonoeraserioy…extraño.Miestómagocayó
hasta elpiso.Talparecíaque sededicabaa espiarme, además, ¿cómo lediríaloqueacababadesuceder?—Liam, ¿me estás vigilando? —lo cuestioné alterada. Negó con las
manos metidas en los bolsillos. Se veía impresionante con esa camisanegrafueradelpantalóndesgastadoysucabellocasirubioalborotado.Vilapuertadelsalónyrespiréprofundo;Max,AnnieySaraestabanahí.
Entramos juntos. Liam se detuvo un momento en la puerta y yo seguífingiendoserenidad.—Teveoal rato—dijocasualmentedespidiéndoseconlamano,asentí
lomástranquilaquepude.Alentrar,todosenelgruponosveíancuriosos.Mesentéjuntoamisamigosdelladoopuestoaminovio,unpocomás
adelante.Lostresmeevaluaban.Maxeraelúnicoqueparecíamolesto,laschicassonreíantontamente.ElseñorJhonsonpasólistayenseguidallegóRay,corriendo.Despuésdedisculparse,sesentóaunladodeSara.Nopudedisfrutarla
clase comosolía.Estabamuy incómoda.Raydetrásdemí sinparticiparcomoeracostumbre.Maxamiladoydevezencuandomeveíatratandodebuscar respuestas.Porsi fuerapoco,Liammemiraba todoel tiempotopándose con los ojos demi amigo, e iniciaban una batalla silenciosa,dondeningunoplaneabaretirarse.¡Maldición!¿Quéeratodoaquello?Eneseinstantedeseéserunavestruzyescondermicabezadentrodela
tierradondenadiemepudierasacar.Estuvedibujandogarabatossobremilibreta toda la clase y gracias a eso no supe nada de lo que dijo elprofesor.Encuantosonóeltimbresalícasicorriendoynoparéhastaquelleguéami siguienteclase.Fue lahoraymediamás largademividaytodoporsustonterías.Nohabíanadieenelsalóncuandomesenté,recarguémifrenteenlafría
mesa,dondesolía.Teníaganasdegritar,todasmisemocionesestabantanrevueltas,comosiunabatidoralashubieramezcladohastahartarse.Cerrémisojos intentado tranquilizarme.Sabíamuybienque sería complicado¿noescierto?—Kyana —alcé la vista, y para mi alivio, era Emma. Me observaba
compadeciéndose,mientrassonreía—.¿Estásbien?—neguéconlacabezaviendoporlaventana.Seacomodóamilado—.Siesporloquepasóenelalmuerzo,notepreocupes,noescontigo…obueno,enparte—admitiótriste—. Es solo que… Liam y Max eran muy buenos amigos, Raytambién... Entre Kellan, Ray, Max y Liam eran dinamita pura, pero…cambiaron. Unos se hicieron de una forma y otros de otra… ya nocompaginan…¿comprendes?—Aceptégirandointeresadaensuspalabras—.KellanyLiamentraronalequipodefútbolytodocambió…Cadavezcoincidieron menos los cuatro y de pronto ya no se conocían. Liam yKellansevolvieron…insoportables…Ellos, juntoconlosdesuequipo,han pasado encima demuchos. Cosas como las que te ha hecho Rogersuelen ocurrir. Nadie los para. No toleran a los que son diferentes, undía…—DeprontollegóRayyyanopudocontinuar.—Tefuiste tan rápidoqueelprofesorpensó tesentíasmal—Memiró
preocupado. Emma posó una mano sobre su brazo mientras él laobservaba.—Fueron muy pesados todos con ella en el almuerzo, no hizo nada
malo.—Lo sé—Yvolteó a verme—.Es solo que no queremos que te haga
daño.—¿Porquéloharía,Ray?—quisesaberyaharta.Sepasóunamanopor
elcabellopensandocómomeloexplicaría.—Kyana,siemprehemostenidoproblemas.Ellossonmás,muchosmás
ytienentodoasufavor,sinembargo,nolesbasta,siemprehanbuscadolaformadefastidiar.Asíhasidosiempre,bueno,yahabíapasadountiempoenelqueno…—Quierosaberquéfueloquesucedióentreustedes,nocomprendonada
—exigísaber.—Hola,chicos—nadiecontestó—.¿Dequéhablan?—DeLiamyKellan—LeinformóEmmaaEdwin.Suexpresióncambió
deinmediatoyyomequedéfrustradaporminularespuesta.—Deesosimbéciles…—Sí,leexplicabaaKyanaporquéreaccionamosasícuandonosdijolo
delastutorías—Edwinsonriócolocándoseamilado.—Noestuculpa,cumplescontutrabajo,solocuídate.—Esloqueledecimos,precisamenteenliteraturahablóconellafrentea
todos,unosminutosantes—LenotificóRayenarcandoambascejas.Edwinlomiróextrañado.¿Qué,esoeratodounevento?¡Ahg!—Esosíqueesextraño,élsolohablaconsugrupodeamigos.Nuncase
mezcla, solo cuando cometen alguna novatada o necesitan la ayuda dealguien—Eltríomemirócomosimeestuvieranestudiandoyledieranalclavoconsusconjeturas.—¡A sus lugares!—ordenó elmaestro al entrar y tras él a toda prisa
entraronBillyyRobert.Eldíaseestabatornandomásatípicoqueningúnotro.Ylopeoreraquecadavezmesentíaconmásganasdeverlo.Edwin,RayyBillynomedejabanenpaz.Emmameveía triste.Varias
veces observé cómo miraba a Ray, él no se daba cuenta de sussentimientos. Era muy bonita, agradable e inteligente. No podíacomprenderporquénoreaccionaba.Robertnotómihastíoyvolvióasalirenmidefensa.Laclase fuemás
fácil que literatura, por lo menos no se hallaban los dos bandos en elmismosalón.Enelrecesomandéaldiabloatodos.Fuialabiblioteca,meescondíen
unrincónyadelantédeberes.Necesitabaestarsola.Elmóvilcontinuabaensilencio,eralomejor,necesitabaenfriarmicabeza.Enatletismoelequipodeamericanoyaestaba fueracuando llegué.La
maestraHillingnonosdiounrespiro,locualmeayudómucho.Supe,porsus ojos clavados en mí, que ahí se encontraba. Las veces que giré abuscarlomerendíenseguida,todoseranigualdealtos,traíansuscascosyuniformepuesto.En cuanto terminamos tomé una ducha y me dirigí con las manos
sudorosasaledificio.Subílasescalerasdedosendos.Lapuertanoestabacerrada como de costumbre, sino emparejada. Suavemente la hice a unladoparaentraryde repente secerró trasdemíyya teníaaLiammuycerca.Mesujetabaporlacinturaconposesividad.—Hola… —susurró sobre mi cabello mientras lo olía. Dejé caer la
mochila y lo abracé escondiendo el rostro en su pecho. Su aroma metranquilizóenseguida.Tener suespaldabajomispalmasmegeneraba lasensación de que nada había pasado. Me separó lentamente, tomó mibarbillaconunamanoyseagachóhastarozarmislabios.Metomédesushombrosponiéndomedepuntillas.Meacercócadavezmásaél.¡Sesentíatanbien!Deinmediatomiansiedadfuedisminuyendoyotrosentimientose fue incrementando. Se separó para variar, en cuanto nuestrasrespiracionescomenzaronaagitarseyrecargósufrentesobrelamíasinquitarsumanodemimejilla.—Dios… un minuto más sin besarte y enloquezco —tenía los ojos
cerradosdenuevoysuvozeraroncadebidoalaexcitacióndelmomento.Yo aproveché para intentar normalizarmi oxigenación, poco a poco lologré.Agarrómimochilaguiándomehastalasilla,sesentóamilado—.Tehicesentirincómodaenclase¿verdad?—Sí—aceptétranquila.Sujetómimanoylaacercóasuslabios.—Kyana,lasangremehervía,Rayteinvitóasalir,¿noescierto?—lo
miréatónitamordiéndomeellabio.Sonrióasintiendo—Telodije,sabíaqueprontoalgoasípasaría—Noparecíamolesto.—Liam, yo no tenía ni idea. Además, no fue un buen día—Ahora sí
parecíapreocupado.—¿Porqué?—Noqueríamentirypensabaquedespuésdetodo,éltenía
partedeculpa.—No tomaron bien que te dé tutorías, semolestaron—cerró su puño
hastadejarlosnudillosblancos—.Meprevinieronmuchosobreti…—Kyana…—Nolepermitíhablar.—Espera,nodigasnada,quieroquesepasalgo,confíoenti,Liam.No
séquiéneras,nosésiquierosaberlo,solamente…nometraiciones,por
favor.Esoesloúnicoquenecesito.Sideverdadestoesunjuego,dímeloy no habrá problema—Me observó abatido, acercó mi rostro al suyodesgarradopormipetición,ledolieronmispalabras.—Séque todoestome lobusqué,pero jamás, te juro, jamás te fallaré.
No temas de mí… por favor, esto es real, mi única verdad —No lerespondí,sumiradamedecíaqueerasincero,noqueríadudar,necesitabacreer—. Sí, he hecho cosas malas. En esos momentos no lo pensé…Recientemente eraotro, pero…yanopuedo, temetiste enmi cabezadeestamaneratanabrupta,tanfuertey…derepente,todocambió,fuecomosi nada hubiera tenido sentido hasta ahora. Tanto que me estoycuestionandotodopeligrosamente.Loquehicenolopuedocambiar,Kya,créemequesipudieraloharía.Loquetepuedoaseguraresquenadaigualvolverá a suceder.Te lo juro—claroque le creía.Measustaba saber loque llegó a cometer, aun así, le creía porque amímepasaba igual.Eracomo si me hubiera mudado de cuerpo, de sentimientos, todo tenía unsentidodiferenteahora.Acaricié su rostro trazando con la yema de mis dedos la línea de su
nariz,desuquijada,desuscejasyporúltimodesuslabios.Nosemovió,mantuvocerradoslosojospermitiendoqueloexploraraconlibertad.Meacerquécadavezmás,sinpoderevitarlo.Suesenciamellamaba,cuandosintió mi aliento sobre su rostro, abrió los párpados y me abrazóbesándomeconarrebato.Terminé sin darme cuenta, sentada sobre sus piernas. Me probaba
sosteniéndome a un lado. Yo ya no pensaba, solo sentía… Me teníacompletamente encadenada a él.Mis piernas colgaban a un lado de susrodillas,me sujetó de la espalda como si tuvieramiedo de que fuera airme.Con lamano libre acomodabami cabello,mientras acariciabamirostrodulcemente,consumaternura,con...adoración.Un ruido del exterior me alertó y de pronto me di cuenta en dónde
estaba.Podíaentrarcualquiera.Sialguiennoshubieravistoasí,noteníaniideadeloquehubierapodidopasar.Me zafé a toda prisa, él también parecía desorientado. Ambos nos
carcajeamos al tiempo que me sentaba en mi lugar. Nos miramosfijamente mientras íbamos regulando nuestra respiración lentamenteintercambiandocualquiercantidaddemensajescálidosquepodíainclusosentir por todo mi cuerpo. Cuando recobramos la capacidad pulmonaradecuada, saqué el libro de mi mochila. Él sacó su libreta y lápiz. Los
cuarenta minutos restantes intenté explicarle algunos nuevos conceptos.Nomecostótrabajo,poníaatención,preguntabayanotabacadacosa.Alterminarguardamostodo,antesdesalirmevolvióabesar.—Nosécómo…pero teestásmetiendohastaenmisangre—rocésus
labiosdeformafugazenrespuesta.Abrílapuertaybajamos.Ibadelantede él despreocupada.Obviamente en la luna, giré sonriente
paraesperarlo.—¡Liam! —gritaron. Reconocí esa voz, era Roger. Mi rostro se
descompusode inmediato.Minovioendos segundos, estabaya frenteamí,serio.Cuandovolteé,viquenoveníasolo.TambiénibaconKellanyotroqueyahabíavistoconellosenliteratura,sellamabaLuck.¡diablos!—Elentrenadornosquiereverenquinceminutos—LeinformóKellan
mirándomeextrañadoyarrugandolafrente.—Bien —me tomó del antebrazo empujándome con suavidad para
rodearloseirnos.—Espera, es en serio, ¿es tu amiga? —preguntó Roger burlón
deteniéndoloporelhombrodelladoopuestoalqueyoiba.Liamlomiróamenazante.Mequedéparalizada,noqueríaproblemasyparecíaqueesoerajustoloquesucedería.—Yatelodije,¿no?—Cálmate, Liam —trató de suavizar las cosas Kellan al notar su
reacción—.LapreguntadeRogeres lógica.Nosotros,bueno,no…—Yme estudió con escrutinio—. Bueno, tú menos que nadie necesitas másamigos.—Meparecequeesoesalgoqueaustedesnolesimporta—zanjócon
decisiónapretandolaquijada.Yoveíaaloscuatrofrenteamíconlabocaygargantaseca.Mesentíadiminutaeinsignificante.Todoerairreal,comosalidodeunapelícula.—Depende de para qué la quieras. Pensándolo bien esta «mexicanita»
podríaentretenernosunratito,noestánadamal,alcontrarioyademás…tiene una boquita…—Roger alargó el brazo hasta mí para rozarme ellabio. Liam lo detuvo colocando ambas manos sobre su pecho yempujándolo con asombrosa fuerza. Su gigantesco cuerpo chocó deinmediatocontraunmurodeledificio,lomirófurioso.KellanyLuck,sinperder tiempo, se pusieron en medio de los dos intentando serenarlos.Abrí los ojos dejando de respirar, sintiéndome en exceso nerviosa,perpleja.Deseabasalirdeahí,mispiesnosemovían.
—Nome digas que tú ya… ¡Ah!, es por eso ¿verdad?—conjeturó elgorilapatánintentandozafarsedelabrazodeLuck.—¡Eresunimbécil!—Liamestabajustofrenteamíprotegiéndomedelo
queahísucedía.Kellanteníaunamanoensupecho.—¡Ya, tranquilos! —Rugió el que detenía a mi novio—. Liam, ¡¿qué
mierdas sucede contigo?! ¿por qué te pones así? —estaba frente a élevaluándoloconfundido,parecíanoreconocerlo.—No seas estúpido, eso hasta yo te lo contesto, porque «esta» —
respondió Roger señalándome—, es su nuevo juguetito. Lo que nocomprendo es por qué no la quieres compartir—Mis ojos se abrieronatónitos. No daba crédito de lo que escuchaba, sentí un agujero negroabrirsebajomispies.Alparecerlosalcancesdeellosibanmásalládemiimaginación—.Oesque…¿tienesalgúninterésenparticularenella?—continuóRogermástranquiloymáshirienteensutono.Aúnveíamuchoodioensuasquerosamirada.Sentílosojosvidriosos.¡No,esono!,roguéenmiinterior.Liamnoeraloqueesemandrildecía.KellanyLuckesperaronsurespuestaconsumaatención.Queríallorar
derabia,deimpotencia,queríasalircorriendoynuncamásvolver.Noibasertanfácil,ahíestabalaprueba.—Notengoporquécontestartuspreguntas,Roger.Nilastuyas,nilasde
nadie. —repasó a los otros dos hecho una fiera. Incluso a mí me diomiedo verlo así; era otro. Roger aplaudió burlón.Mi cuerpo temblaba,mispalmaslassentíasudorosas.—¡Basta!—exigióLuckduramente.—Bravo,Liam.Estáshaciendojustoloquejurastenuncahacer,teestás
acostandoconuna«mexicanita».Enserioeresmihéroeporquerealmentesonmojigatas—sentíunasnáuseasterribles,medabanascosuspalabras.Liamcorrióhastaél,esquivandoaKellan,lotomóporlacamisa,estabandelamismaestaturayenvozmuybajaleescupióalgoquenoalcancéaescuchar,peroquelopusoalfinunpocopálido.Kellan yLuck tampoco lograron oírlo, aunque notaron lomismo que
yo.Liamlosoltóbruscamente,fuehastadondeyomehallaba,rodeómishombros y me sacó de ahí mientras gritaba de lo más casual: «Ahoraregreso».No hablé, no podía reaccionar. Cuando llegamos a su camioneta, me
ayudó a subir sin ningún tacto. Arrancó rápidamente y salimos de ahí.Unascuadrasantesdecasa,sedetuvo.Respiróprofundoymeobservóaún
agitado, con las pupilasdilatadas.Lovi de reojodemasiado ansiosa, yomanteníaabrazadalamochilaconfuerzainnecesaria,deinmediatoperdídenuevolavistaenlaventana,meencontrabaenshock.Tomómi rostroconsuavidad,deseabaque lomirase.Suexpresiónya
eramuysimilaralaqueyoconocía,soloqueahoratambiénhabíaculpayalgomás…preocupación,pensé.—Kyana… discúlpame, de verdad perdóname —Las lágrimas
comenzaronasalirsinquelopudieraevitar.Sequitóelcintodeseguridadyme abrazó de inmediato ante mi reacción—. Por favor… tranquila…estástemblando…Kyana…—¿Quéfue…todoeso,Liam?—logrépreguntaralfincontrasucamisa.—Ellosnosabennada,nosabenloquesientoporti,nosonmalos—Me
separé y lo examiné llorosa e insegura.Las palabras que escuchédabanvueltas en mi cabeza sin poder detenerlas. Su rostro estaba lleno deremordimientos,teníalosojosrojos,vidriosos.—¿Y qué es exactamente lo que sientes por mí? Todo parece irreal,
Liam.Ni siquiera tiene sentidoque te fijaras enmí,no tenemosnadaencomún,somosopuestos,nuestrosamigosseodian.Estonotieneformadeterminar bien —Al escucharme frunció el ceño mirándome serio yfijamente,silenciómislabiosconsudedoíndice.—Kyana,funcionará,esoteloprometo.Ahoranotengorespuestapara
tupregunta,soloséqueniyomismolopuedoentender.Nopuedodejardepensarentiatodahora,teveoportodaspartes,escomosi…tehubieraestado esperando toda mi vida—sus palabras me dejaron sin aliento yolvidéporunmomento, el incidentequeacababadepresenciarypor elque tenía lavistanublada.Cerró losojos, después los abrióy soltómismanospocoapocoqueestabanaferradasamimochilallevándoselasalanarizparaabsorbermiaroma—Kya,jamáshereaccionadoasíconellos.Esto,es,másfuertequeyo…—Liam…—susurré.Memirósonriente.—Túnotienesquedecirnada,solonoterindasporfavor.Séquevaa
sermáscomplicadodeloquepensamos.Solotesuplicoquenotealejes,soportotodomenoseso—Mediounpequeñobesoparaafianzar loqueacababa de decir—. Debo irme, escuchaste lo de la reunión—asentí—.¿Creesquepuedaveniravertemástarde?—parecíaintuirquemenegaría.Sinembargo,paraesasalturas,sabíaeradefinitivamentemuytenaz.—Sí—fruncióelceño
—¿Sí?—Sí…—¿Y tu madre? —me encogí de hombros restándole importancia y
muchomástranquiladebidoalcambiodetema—.¿Ledijiste?—preguntóemocionadoeincrédulo.—Más o menos…—acepté intentando sonreír aún muy nerviosa. Me
agarróporlanucaymediounsúbitobesodeexcitación.—¡Perfecto!,¿teparecealassiete?—Asentídenuevo.Ledioalvolante
un pequeño golpe de júbilo—. ¡Sí, sí!—repitió feliz. En ese momentoagradecí amamápor orillarme a que le contara lo que sucedía la tardeanterior.Sinolohubierahecho,nosabríasiloveríamástardeydespuésdeloqueacababadeocurrir,habríaenloquecido.Medejóencasaypartiódeinmediato.Terminandodecenarleaviséamamáqueminovioiríayporsupuesto
quisosaberquéharíamos.¡Quépregunta!Noteníaniidea,yosoloqueríaverlo,lodemás…nomeimportaba.—No lo sé,peropor favor, sédiscreta…—Nunca lehabíapresentado
unchicoquemegustara,asíquenoteníaniideadecómoreaccionaría.Lociertoesquealcanzabaaimaginarlarecibiéndoloconunagransonrisayexaminándolodearribaabajo.Eltimbresonó,ojeéelreloj,faltabantresminutosparalassiete.Mamá
yaterminabadeordenarlacocina,divertidapormiactitud.Medirigíalapuertaconlosojosentornadosensímbolodeamenaza.Abríyahíestabaél.Parecíafatigado.—Hola…—Mesaludósonrientedándomeunbesoenlafrente.—Pasa—abrí por completo la puerta para que entrara. Observó todo
atento.Dentrodemicasaseveíaaúnmásgrande.—Es muy agradable, me gusta —admitió al tiempo que entrelazaba
nuestrosdedosmirándomeconelceñofruncido—.¿Pasaalgo?—Tevoyapresentaramamá,hayqueterminarconestodeunavez—
rezongué, no muy contenta. Sonrió divertido y claramente feliz. Loarrastréhasta lacocina.Ellayaestabaguardandoelúltimoplatocuandoaparecimosahí.—Mamá…élesLiam—se incorporó rápidamente,no logróesconder
suasombro.Elevósumano,altiempoqueélhacíalomismo.—Muchogusto,Liam.SoyIrina,lamadredeestajovencita.—Muchogusto,señora—Ellario.
—Noporfavor,Irinaestábien,¿deacuerdo?—Minovioasintióalegre.Mamámeobservódeformapeculiar,sabíaqueyaestabademilcolores—.Hija,tengotrabajoqueterminar,sevanaquedar…o¿piensansalir?—Vamos a salir —me escuché decir de pronto. Él sonrió divertido
avalando con la cabeza lo que dije, era evidente que seguía miimprovisación.—Perfecto, entonces los veo luego. Mucho gusto, Liam y no lleguen
tarde.—Lo prometo e igualmente, Irina —mi madre desapareció por las
escaleras.Encuantolaperdimosdevistameabrazó.—¿Ves?,nofuetanmalo—Meteníasujetaporlacinturaaligualqueyo.—Sí,peroeslaprimeravezy…—Esperoquesealaprimeraylaúltima—besómislabiosconternura.
Me separé de inmediato nerviosa. Mi madre podría bajar, caminé a lapuerta de prisa—. Oh, cierto, nos íbamos —Y salió tras de mí. Nossubimosalautoyarrancó—.¿Adóndevamos?—Nosé,sorpréndeme,túeresdeaquí,noyo—sonriódivertidoypuso
elmotorenmarcha.Enelcaminomepreguntólosdetallesdecómofueque le conté lo nuestro a mi madre. Al escucharlo soltó tremendascarcajadas.Alfinaldemirelatotomómimanoyselallevóaloslabios,yaserio.—Unomenos…—susurróconlavistaalfrente.Quince minutos después se estacionó. Al ver el paisaje me bajé de
inmediato.Eraunmirador.—¡Oye,estoeshermoso!Rodeómicuerpopordetrásrecargandosubarbillasobremicabeza.—Losé,MyrtleBeachdesdeaquíseve…increíble—Nohablamospor
unosminutos absorbiendo lo que nuestros ojos veían. La ciudad no eramuygrande, al contrario.Las luces cálidasde las casasy edificios eranperfectas, se reflejaban en el mar como si fueran pequeños lucerostitilantes.Lanochelograbaquetodosevieramáshermoso,etéreo,fugaz:mágico.Meacerquéaunbarandaldemaderayrecarguémivientreahí,élse colocó a mi lado con su mano en mi cintura—. Kyana, necesitoexplicarteloquepasóamediodía—lomirétorciendolabocainsegura—.Deboaclararlo—measeguró.Aceptéconlosojos,nomuyconvencidadequerersaber—.Okey,verás,ellosyyo…noshemosllevadodeesaforma—admitióclaramenteavergonzado.
—Lociertoesquenuncasucedióalgocomoesto.Rogerpuedevolverselocoderepente,aunasí,siempreloheapreciadomucho.YKellanesmimejoramigo.Ellosnocomprenden…—mirabalaciudadperdidoensuspensamientos—.No es que tratemos así a las personas en realidad… esmásbienunafamaquenohemosqueridodesmentir,muchoshandecididocreerlopeordenosotrossiempre.—Al principio nos hirió y poco a poco ellos y yo nos fuimos
protegiendo,hostigandounpocoypermitiendoquelosdemásimaginaranelresto.Notepuedonegarqueheparticipadoencosasdelasquenomesientoorgulloso,sinembargo,jamásloqueescuchastehoy…Noquieromentirte,aquí…sonmuycerrados…conservadores…el lugarendondenaciste importamucho para nosotros…—estabamuy serio y ya nometocaba,comenzabaapensarqueestoeraapenaselprincipiodealgomásgrande,un temblor recorriómicuerpo—.Noseducarondeunamanera,Kyana. Como te has dado cuenta, no todos son así. Dentro de esasexcepciones, no entro yo, ni…mis amigos. Tampoco les hemos hechoalgo por ese motivo, pero… Kyana… ¡Maldición! Me siento tanavergonzado. —Lo vi sin mostrar ninguna emoción, lo cierto es quedentro de mí las nubes rosadas e imágenes tiernas se desvanecían.Comprenderlocostómuchotrabajo.Nuestrosmundoserantandistintosylaformaenlaquehabíamoscrecido,también.—Sí es verdad que a los latinos, y a cualquiera en realidad, los
fastidiábamos, tú sabes…—negué severa. Abrió los ojos para despuéscerrarlos con fuerza—. No sé… les rayábamos sus casilleros, lesmetíamos porquería y media adentro, los… amenazábamos,amedrentábamos…—mantenía escondido el rostro entre sus brazosqueestaban recargados en el grueso barandal—. Nos burlábamospúblicamente, situacionesdeeseestilo.Losechábamosde lasmesas, lesquitábamos comida, dinero, rompíamos sus cosas, los hacíamos caer…«novatadas».Enrealidad:injusticas,abusos,atrocidades—admitióconunhilodevoz.Mealejéazoradaunpocomás,decepcionada.Necesitabadistancia,cada
palabrasuyameestabadoliendo.Esechicoqueteníafrenteamí,eraun…No podía siquiera pensar las palabras y lo peor de todo era que… loquería—. En cuanto a las chicas; jamás hemos hecho algo que noquisieran,eso te lo juro.Túsabesquehayhombresymujeresqueestánconunoyluegoconotro.Asíson…muchos,así…yotambiénfui.
—Poresopensóqueconmigoeraigual,¿noescierto?—Yamesentíaparaesasalturasenojada.Mi tonodevoz lohizopercibirmidesilusión.Nosemovióyasintiótriste.—Kyana, no puedo cambiar lo que fui… lo siento. Yo solo puedo
cambiar lo que voy a ser a partir de hoy. Comprenderé si deseas…pensarlo.Además,debessaberquevasaenterartedecosasqueahoranorecuerdo. Por lo mismo necesito sepas que no las repetiré nunca.¡Maldición!Meavergüenzatanto.Antes…lopresumía.Noentiendocómoes que todo está cambiando tan abruptamente dentro de mí—miró laslucesparpadeantes,llenodeimpotenciayfrustración—.Mejuré,incluso,que…nunca andaría con alguienque…vinieradedonde túvienes…—susurró arrepentido—. Y… llegaste, no comprendo aún lo que siento,peroestásenmí…muydentro…Necesitosermejorpersonaparapodermerecerte. Lograste que cambiara y sin percatarme en menos de dossemanas,todolascreenciasquesustentabanmivida,todasmisideas,missueños…ya no tienen sentido.Ya no sé nada, no estoy seguro de nada,soloquenopuedoestarsinti—sonabadesesperado,veíasusojosrasadospesealadistancia.No sabíaquédecir.Abría labocaunayotravezparahablar, no sabía
qué… así que la cerraba arrepentida. Tenía ganas de consolarlo, decolocarunamanoensuespaldayasegurarlequetodoestaríabien.Algomelo impedía.Pensabaangustiada:¿ysinocambiaba?,¿ysi…volvíaaserelmismoenpocotiempo?Yoestaríaperdidaporél,nohabríamarchaatrás,¿simedecepcionaba?Novolveríaacreerennadie.Mi cuerpo y mi mente lo aclamaban a gritos. Tenía que intentar ser
razonable, por otro lado, realmente creía que la gente podía cambiar.Necesitabacreerqueasísería,porquenopodía justificar loqueescuchésalirdesuboca.Rechazabaalaspersonascomoyoyjugabanconelresto.Asqueroso,bajo,muybajo.—Probablementecualquierapensaríaquesoyunidiotapordecírtelo,de
cualquiermanerateenterarías.Creoesmejorquelossepaspormí…—¿QuépasóentreMax,Ray,Kellany tú?—Todoesedía fue llenode
noticiasycosasextrañas,saberesoerayaprácticamentesaberlotodoo…porlomenosesocreíayo.Ilusa.Permanecióensilenciounminuto.Levantólacabezaymeobservó.—Loscuatroqueríamosentraralequipodeamericano,soloKellanyyo
lo logramos. Se decepcionaron mucho, continuamos siendo amigos—
agachó la vista hasta sus manos—. La realidad es que las cosascomenzaronacambiar.Kellanyyoestábamostodoeltiemporodeadosdechicas, ligando. Nos invitaban a todas las fiestas, éramos ya muyconocidos y sin fijarnos, nos distanciamos. Pasaban semanas y no noshablábamos, no nos veíamos. Yo no sabía nada de ellos, ni ellos… denosotros.UndíameencontréaMaxenunafiestacon…unachica.Élmesaludó, deseaba presentarme a su «novia». Al ver quién era me quedéhelado. Llevaban un par de semanas juntos y yo, sin saberlo… habíaestadoconellavariasvecesduranteeltiempoqueteníanderelación—Memiró apesadumbrado, afligido, culpable—. Te juro que no lo sabía —susurróarrepentido—.Esamismanoche,peromás tarde,ellamebuscó.Yohablabaconunosamigos,mearrastróhastaunlugardondenohabíanadieymerogóquenoledijeranadadeloquesucedióentrelosdosy…antes de irse…me besó sin que yo lo viera venir.Max y Ray llegaronjustoeneseinstante…meodiaron.KellanyLucksabenqueescierto,juroque no temiento.Cuando intenté arreglar las cosas, ellos ya tenían unaverdadquenoquisieroncambiar.Lociertoesquesinsaberlo,traicionéamimejor amigo de la niñez.Con el tiempo la situación fue poniéndosepeor.Buscabanridiculizarmeenclaseocosasdeesetipo,yonomedejabay usaba todas mis armas contra ellos. Los comprendía, lo prometo, yohubiera actuado igual o seguramentemucho peor…—En esemomentomemirósignificativamente,comprendíenseguidaaquéserefería.Sentílaboca seca. Todo era increíble, parecía salido de un cuento—. Mesesdespués me nombraron capitán del equipo. Kellan, Roger, Luck y losdemáscomenzaronaprotegerme.Unabismodeenormesproporcionesseabrió entre nosotros, ya nada podía ser como solía. Sé que «aquello»jamásdebióocurrir, fueunerror imperdonable,perono tenía formadesaber.Asíquecomenzóunaluchaentreambos.Élesmuyinteligente…esrespetadopornuestroscompañerosylosmaestros.Yonopodíacompetircontraello,asíquecontinuamosimitandolamaneradeserdequienesnosibancediendoelequipo.Lostípicos«populares»,conmuchainfluencia…Todoibatranquilo,bueno,enrealidadignorándonosdeliberadamentepormuchotiempo.Hastaque…túllegaste,Kyana.Noséquéocurrió,lociertoesquedeprontopusisteatodosenalertadenuevo—asentídesviandolavista—.Tejuroquenomiento…Notendríasentido,nosiquieroquelossepas todo, que me conozcas tal cual. Es verdad que en ocasiones leshice… cosas, era parte de todo. Sin intentar justificarme, ellos también
saben jugar rudo. La diferencia es que nosotros no nos metíamos solocon… ellos. Era a todo aquel que nos retara o fastidiara —En esemomento comprendí lo de Roger—. Le hacíamos la vida imposible sialguien no nos caía bien. Si no podíamos directamente, pues… otro seencargaba,somospartedelomismo…—Enseriomeestabaconfesandotodo.Yanopodía,niqueríaescucharmás,lacabezamepunzabaysentíaqueeramuchainformaciónqueacomodar.Vielrelojdelmóvil,lasnuevetreinta.—Necesito llegar a casa… —murmuré en voz apagada, sin mirarlo
directamente.No se atrevió a tocarme, abrió la puerta y subí sola. Entró unminuto
después y prendió el motor. Estaba abatido, no dijo nada mientrasmanejabaconsumaatención.Llegamosquinceminutosdespués.Apagóelauto,recargósusmanosen
elvolanteypusoahísuquijadaunsegundo.—Losiento—logródecirestudiándomeahoraexpectante,eraevidente
supreocupación,sutemor.—Losé…—¿Quévaapasar,Kya?—Necesito ordenar todo, Liam. Estoy muy confundida…—Él asintió
serio.—Entiendo—eratangrande,tanguapo,proyectabaseguridadporcada
porodelcuerpo,sinembargo,enesemomento,no.Sufríayleeranuevoelsentimiento.Estabaseguradequenadiejamásmecreeríasidescribieralaimagenquemisojosabsorbían—.Kya,noquieropresionarte,sabesloque siento y ahora también sabes quién soy, quién fui y lo que quieroser…estodoloquetepuedoofrecer…incondicionalidadylealtad—deverdadsehallabamuyturbado.Memordíellabio,nomeimportabaqueélestuviera en frente, mirándome atento, estaba muy nerviosa, triste,decepcionadaydesesperadamenteenamoradadeesechicodemirada tanextraña,desonrisafácil.—Liam,loúnicoquetengoclaroesque…nopuedo,nideseodejarte…
—su rostro se tornó confuso, frunció la cejas sin comprender—. Soloquiero que vayamos poco a poco, despacio… esto… realmente measusta…peroyanopuedoestarlejosdeti…esmásfuertequeyoy…loque hiciste, tienes razón… no lo podemos cambiar—al final susurrabamás para mí que para él, observando mis manos atenta. Un segundo
después me abrazó hundiendo su rostro en mi cabello. Escuché cómosuspiraba quebradamente mientras acariciaba mi pelo y espalda conternura.—Notevoyadecepcionar,Kyana…Telovoyademostrar,asímelleve
la vida.—No pude contestar nada, prefería ver qué sucedía.Me separérecordandoqueestábamosfrenteacasayquemimadremeesperaba.—Deboentrar…—Losé.—Mediounbeso fugazybajóenseguidaparaacompañarme
hastalapuerta.Abríylomirécontristeza.Élacomodóunmechóntrasmiorejadulcemente.—Nomegustaqueestésasí,y…menos saberque soyel responsable,
peronopodíaocultarteesto.—Son muchas cosas, Liam, pero sé que voy a estar bien. —Intenté
sonreír,nopude.Besómifrente.—Prometo mañana no complicarte el día, ¿de acuerdo? —Asentí
cansada.Memetíyalossegundos,loescuchéarrancar.Me recargué en la puerta, intentando tranquilizarme. Quería salir
huyendo,yanopodía.Élmedetenía,ni siquieraLosÁngelesmeatraía.Una lágrimadedolorymiedoseescapósinque lopudieraevitar.Liamfue justo lo que siempre odié y esperaba, por mi bien, que estuvieradispuesto a cambiar, porque no existía otra forma de que estuviéramosjuntos,noconelchicoquedescribióenelmirador.Respiré profundo intentando sosegarme, limpié mi rostro y subí. No
queríaquemamámevieraasíypreguntaraelporqué,estoeraentreélyyo, nada más. Ensayé una sonrisa relajada y cuando me acerqué a suhabitación,lamantuvecongelada.
5nuestrosecreto
Meencerréenlarecámara.Toméelpijama.Despuésdeponérmelo,meacosté.Metílamanobajolaalmohadaysaquésusudadera.Aúnolíaaél.Absorbí su aroma abrazándola ansiosa, no dormiría con facilidad. Esosolíapasarcuandoalgometeníainquieta.Y es que la conversación con él en elmirador, sus confesiones, su…
historia,dolió.¿Cómofuequelosdosperdimoslacabezaylarazónporla clase de personas que juramos nunca aceptar en nuestra vida? Liamnuncaquisoaquiennofueraigualaél.Yo…yosiempreodiéalosdesuclase. El destino era realmente extraño, al fin lo entendía: prejuzgar,enjuiciar, rechazar… todo eso no tiene ningún sentido, ni justificación,menos si no se conoce desde el fondo las razones y porqués de laspersonas.Perdida,observandoatravésdelaventana,acostadasobrelacama,me
deleité contemplando las copas de los árboles mecerse tranquilamente,con el aire un poco frío del exterior. Sin darme cuenta eso logrórelajarme,nosupecuándoalfincerrélospárpados.Anniepasópormí.Robertyellaquisieronsaberconquiénmemarchéa
casaeldíaanterior.—ConLiam—escupírápidamente.Ambosmemiraronysecarcajearon
animosos.—Deverdadque las cosas están cambiando—expresóRobert, sereno.
Loobservésonriendo.Nomepreguntaronmás,porloquecambiéeltemaporalgodelaclasedeciencias,funcionó.En el almuerzo hablamos de cosas sin importancia, eran en serio
agradables.NosabíanadadeLiamparaesemomento,porlomismomesentímástranquila,aunquesierasincera,moríaporverlo.Cuando entré a literatura, no estaba. Pasaron varios minutos y no
apareció.Mispalmas sudaron.Mirabaunayotravez lapuerta.Ni él,niningunodesusdosamigosseasomaron.Tomémimochiladiscretamentey busqué el móvil. Parpadeaba. Piqué la tecla central y vi que tenía un
mensajedeLiam.Nolohabíaescuchado.«Kya…hoytenemosentrenamientoespecial…Teveoalascuatro…Te
extraño».Sonreí, ahí estabami respuesta.Perdidaescuchandoalprofesor,medi
cuenta deque su ausencia la percibí desdequebajé del auto…Yano lopodíaevitar.En el segundo receso nos reunimos en el jardín, bajo un árbol.
Intercambiamosapunteshablandodistraídamente.Unalborotoseescuchó,enseguida alzamos la vista. El equipo de fútbol, todos iban llegando endiferentesautos.Caminabanjuntosrumboanuestradirección,reíanyseaventabanentre
síporalgoqueotrosdecían.Esaeralaentradatraseradelinstituto,estabarodeada por grandes áreas verdes donde solían pasar el tiempo losestudiantes en el segundo receso y por donde se entraba si se venía delestacionamiento.Nadiedejabadeverlosyesqueeraimposible,resultaban«llamativos»,
por así decirlo. Iban sin su uniforme, con sus grandes cuerpos y he deconfesar que, en su mayoría, no eran nada feos. En un segundo grupollegóél.Vestíaunaplayeranegraque,sibiennoeraajustada,lograbaqueseadivinarasuespectacularcuerpo,unjeanyagastadocomolosquesolíausarytenisoscuros.Mibocasesecó.Reíaporalgoque leacabadedeciraKellan.Bajé la
mirada enseguida y continúe pasando los apuntes del día anterior sobreliteratura, intentando concentrarme. Si lo veía a los ojos, sabía quenotaríanmiinterésporél.—Te está mirando —murmuró Lana en secreto, pasmada. Supe
enseguida que se refería a mí, alcé el rostro, nerviosa. Ya estabaprácticamente a unosmetros de dondeme encontraba y… en efecto, lohacía intensamente logrando con ese potente gesto que mi cuerpodespertara. Mis pulmones se hicieron pequeños y mis mejillas seenrojecieron. ¡Diablos!, no debería hacer eso, quería mandar todo aldemonioysaltarsobreél.Por un minuto juré que se acercaría, no lo hizo, solo elevó la mano
saludándome con una enorme sonrisa dibujada en esos perfectos labios.Respondícontimidez,continuóporsucamino.Intentéponeratenciónaloque escribía, ¿qué estaba copiando?Observémi libreta, desorientada.Elambientesevolvióasentircargado,nomeatrevíaencararlos.
—Le…gustas…—escupióEdwinseriamenteconvozqueda,comosialfincomprendieratodoloqueocurría.Sentíunsudorrecorrermicuerpo,mordímilabionerviosa.—Kyana,¿podríasexplicarmelodeayer?Nocomprendímuybienesta
parte—Annie señalóunpárrafodemicuadernoquenoeraenabsolutocomplicado. La miré sonriendo y ella, en respuesta, me guiñó un ojo.TodosignoraronelcomentariodeEdwinycontinuaronconloquehacíancomosinadahubierapasado.Sinembargo,MaxyRaysímeobservabanintrigadosdevezenvez,noselatragaban.Caminaba hacia mi clase de historia con Emma a un lado, cuando la
alertadelmóvilsonó.Losaquéydiscretamenteloleí.«Mematas,yaquieroverte».Esosmensajesmeponíandemilcolores.«Enhoraymedia…tambiénmegustas»Lecontesté.Miamigayyonossentamosenloslugaresquesolíamos.—LoquedijoEdwin,meparecequeescierto…—abrí losojoscomo
platos.Ellateníalabarbillasobresusmanoselevadasporsuscodosymeobservabasonriente,pícaraenrealidad.—¿Q-quédijo?—fingídemencia intentandosonar inocente.Emma rio
dándosecuentadequesabíaperfectamenteaquéserefería.—LodeLiam,túaéllegustas.—¿Por qué piensas eso? —logré preguntar sintiendo mis palmas
húmedas.—Por todo lo que ha estado pasando desde el sábado. Sé que no lo
conoces, pero nosotros sí y… algo le interesa de ti—sacudí la cabezanegando firmemente y miré hacia el frente seria—. Kyana, algo estácambiandoenél…¿comprendes?—girédenuevomirostrosincontestar—.Loquesucedióenlaplaya,Liamnoesasíy…túhablandoconélayeren el corredor… eso es más que extraño. A veces en el almuerzo, vemucho a nuestra mesa, busca algo... Al parecer no lo íbamos a poderocultarpormuchotiempo.Nosabíaquéeralomejoraesasalturas.Pusounamanosobremihombroguiñándomeunojo—.Notepreocupes,sonconjeturas.Lociertoesquenohabíamos tenido tantomovimientodesdehacíamucho tiempo…—sonreímás tranquila al escucharla, enmi casoeraigual.Loúnicoquenopodíacreereraqueyofueraelmotivo.Enmiotra vida, constantemente las separaba, nunca fui unparteaguas.
Vivíafeliz,tranquila…Yanadaeracomosolía,nisiquierayo.Sentíaque
no podía bajar de ese juegomecánico similar al de las ferias: donde tesubes y en un segundo quedas de cabeza, para luego dar vuelta, a unavelocidadestrepitosa.Todoeraintenso,desconocido.Porprimeravezenmividanoteníaideadenada.Lleguéunosminutosantesdelascuatroaledificiodetutorías.Mesenté
ycomencéarepasarloqueleexplicaríaesedía.Lapuertaseabrióyentrócerrandotrasdesí.Nomediotiempodehacernada;dejócaersumochila,sehincófrenteamíymebesótomándomeporlacintura.Sus arrebatosmeencantaban.Rodeé su cuello respondiéndoledeseosa.
Suslabiosexigíanmásymás,meinvadióconsulenguayyoloseguísindudar. Un minuto después se separó sonriendo, con los ojos cerrados,comosiempreyrecargándoseenmifrente.—Mehicistemuchafalta—tomésurostroentremismanos.Élabriólos
ojos,teníalaspupilasdilatadas.—Y túamí—admití.Sonrió triunfante.Noera,ni soy,muyexpresiva,
asíquealparecersintióquehabíalogradoavanzarunpocomásconmigoalescuchareso.Besóminarizaltiempoquesesentaba.Comenzóasacarsumaterial,relajado.—¿Cómofuetudía?—Bien.Leítumensajeyaquehabíaempezadoliteratura.—Lo siento, olvidé decirte; para eso nos citó el entrenador —algo
cambió en sumirada, una fugaz tristeza lo atravesó, enseguida volvió aserelmismo.Supongo,querecordarlodeldíaanteriorloprovocó.—Nopasanada.¿Ytudía?—intentédistraerlo.—Veamos,contandoquenopudeverteentodalamañana,pasable—me
guiñóunojoycomenzamosatrabajar.Lucía cansado, tenía unas leves ojeras y aunque ponía atención, era
evidente que pensaba en algo diferente a lo que le explicaba. Tenía unbrazo descansando en el libro con el lápiz entre sus dedos, el otro lodeteníasubarbillaenlapalmadesumanososteniendotodosupesoenelcodo. Mientras yo hablaba contemplaba mi boca, mis ojos, mi cabello.Anotaba lo que le parecíamás importante, pero no decía nada. Faltabanunosminutosparaquelatutoríaterminara.—Liam, ¿sucede algo?, te ves fatigado y disperso —colocó ambos
brazossobreellibro.—No dormí muy bien y… el entrenamiento fue fuerte —asentí—. Y
distraído,unpoco.Pero túeres la culpable,nopuedodejardeverte.En
serio no tienes idea de cómo me gustas, quisiera memorizarte —Meruboricé enseguida. De verdad decía cosas que ponían mi corazón amartillearcomoundemente,sinembargo,loentendía,sentíalomismo.—Terminamos—cerréellibroconresolución.Dudó.—¿Segura?...—Sí,creoqueporhoyessuficiente—ahorafuiyo laque leguiñóun
ojo, sonriendo. Tomé mis cosas y comencé a guardarlas. Él hizo lomismo.Ambosbajamosycaminamoshastaelestacionamiento,meguióhastasuautoymeayudóasubircomosideunaamigasetratase.—¿Sabes? Edwin y Emma creen que te gusto—Le comenté distraída.
Sonriódivertidomirándomedereojo.—¿Enserio?—Sí,dehechoéllodijofrenteatodos.—Démosleunpuntoporsertanobservador.—No bromees —lo regañé un tanto avergonzada—. Creo que
comienzanadarsecuentadequepasaalgo—giréalexteriorarrugandolanariz.—¡Ey,Kya!,notepreocupes,esoes loquequeremos.Noesfácilpara
mí esconder esta necesidad de estar contigo, quisiera que todos losupieran.Muerodecelos,séquelesinteresas…—Yanolopodíanegar,meestabadandocuentadequeeracierto,porlomenosconalgunos.—Liam,despuésde loquemedijisteayer…—Suexpresiónvolvióa
oscurecerse—,veomuydifícilqueMaxyRaylotomenbien…noséquéhacer…Yahabía apagado elmotor frente ami casa. Puso unamano sobremi
pierna.—Kyana,túnodebeshacernada…—¿Cómo?, no quiero escoger entre tú y ellos —bajó la mirada
contrariado—.Teescogeríaati…—musité.Susojosbrillaron,peronoseveíafeliz.—Esonovaasuceder, túnotienesquesacrificarnada,yabastantehas
dejado. Es tiempo, lo sé. Confía… —asentí, intentando sonreír—. Loharemospocoapoco,está resultando…—tomómibarbilla,observósualrededorymebesódelicadamente—.Ysitodosseenteranabruptamente—abrí grandes los ojos—, también lo solucionaremos. No es tancomplicado—Suseguridadmetranquilizó.Reflexionésobresuspalabrasduranteunossegundos.
—Deacuerdo,comodices:debesercuestióndetiempo.Ahoracreoquetúdebesiradormir…enseriotevesagotado—suspiróasintiendo.Bajédelcocheymeacompañóhastalapuerta.—Kya, hoy tengo una cena en casa, no sé si pueda venir, intentaré
escaparme,¿deacuerdo?...—Noesnecesario.—Claroqueloes,quieroestarcontigo—Meperdíensumiradayasentí
atontada,porloquegenerabanenmiinterioresossimplesgestos.Mesentíaalucinada,enamorada,másfelizquenuncaentodamivida,a
pesardetodoloquepodríavenir.Preparélacenaymesubíahacermisdeberes,sinpodertocarbienelsuelodeloensoñadaquemeencontraba.Chequémis correos electrónicos y vi que Janeme había contestado, entodoeldíanomebuscóporelmóvil.Parecíafelizymuysorprendidaporlanoticia.Mamállegójustocuandopensabacontestarle.Asíquelodejéparamás
tarde.Estaba en mi recámara cambiándole distraída al televisor, cuando
escuchéeltimbre.Supequeeraélalinstante.Nohabíallamadoypasabandelasochotreinta.—Kyana,tebuscan—gritómimadre.Bajé lomás tranquilaquepudey,hablandoconella, estabaél.Parecía
actordeHollywood.Traíauntrajecolorgrisoscuro,conunacamisaazulcelestequecombinabaperfectamente.Supusesehabíaquitadolacorbatayllevabaunpardebotonesdesabrochados.—Hola—Ambosnosmiramosembelesados.Mamádecidiódesaparecer
denuevoalacocina.Alargósumanohastatocarlamíaunavezsolos.—Penséquenovendrías…—Imposible…nadiemedetendría—Mediounpequeñobeso.Loguié
hastael jardínynossentamosenunodelossillonesdela terraza—.Megustamuchotucasa,escálida…—estudiabatodoatento.Amítambiénmeagradabayeljardíneralomejor.Ungrancuadrado,
con árboles y palmeras alrededor, tenía un asador de piedra hechoespecialmenteparalacasa,ubicadodeladoizquierdoyunaterrazaampliaqueseencontrabajustosaliendodelasala,enlaquesehallabaunjuegodemueblesdemimbreoscuro,concojinesclarosmuycómodos.—Eramuyformal¿verdad?—toquélasolapadesusaco.Nossentamos
sobreelmismosillón.Yosubílospiesyabracémisrodillascomosolía
hacer, solo que girada a su dirección. Él se encontraba completamenterecargadoytambiénmemiraba.—Sí, un poco—tomómi mano y se la llevó a la boca—, pensé que
nuncaserviríanelpostre…—sonreí fascinada.Resultaba tremendamenteatractivo—.Mevesmuyextraño—Yateníalabocasecaylasmariposasrevoloteabandentrodemiestómagomuyagitadas.—Es que… luces muy bien—admití sin reparos. Se acercó hasta mi
rostroy lentamentemebesó.Saboreabacadapequeño roce, lohacía sinprisa,disfrutando.—De haber sabido que el traje tendría esta reacción en ti, lo hubiera
usadoantes.—reídivertida—.Kyana…cuéntamedetuvidaallá,¿cómosellamabantusamigos?,¿quésolíashacer?Nosé…todo—Sepusocómodoesperandoaquemeanimaraahablar.—Nosépordóndecomenzar,Liam—acariciómirostrosonriendo.—Por donde tú quieras… —torcí la boca pensando un segundo. Me
agradabalaideadenarrarlemivida,quesupieramásdemí.—Deacuerdo,perositeaburromedices…—Loprometo—riósacudiendolacabeza.Lerelatétodooporlomenos
lo más importante. Fui avanzando etapa por etapa. Me ponía muchaatención, reía o se ponía serio, dependiendo de lo que le dijera. Variasvecesmis ojos se rasaron: revivir todo era difícil. Él, en respuesta,mebesaba una y otra vez apretando mi mano, en señal de apoyo. Eso mereconfortaba de inmediato. En medio de la conversación me recarguésobresupechoycontinúe.Liamrevolvíamicabelloconunamanoyconlaotra,rodeabacompletamentemicintura.—Todoestohasidomuyduro…—meenderecéparamirarlodefrente,
asentí.—Noqueríamudarme.Todomimundoestabaallá,pero,¿sabes?Noes
tanmalo,cuandoesteañotermine,losveréenlauniversidad,queremosira la misma—Su rostro se oscureció. No me dio tiempo de preguntar,porque enseguida volvió a ser él. Colocó una mano sobre mi mejillaobservándome,parecíaquerer llegaraunlugarenmi interiorqueniyomismaconocía.—Sé que voy a sonarmuy egoísta, sé que esto te ha dolidomucho…
pero,mealegraqueestésaquíapesardetodo—Loabracédeinmediato.—Ahora amí también—acepté, de inmediatonosbesamos.Rodeómi
cuerpo con sus largos y fuertes brazos, envolviéndome sin problema,
mientras yome aferraba a su cuello, enredandomis dedos en su rubiocabello.Comosiempre,élpusofinalencuentro.Enesaocasiónyanomesentí extraña, sino muy enamorada, paseaba en las nubes, con tan solotenerlocerca.Merecostónuevamentesobresupecho,dandotiempopararecuperarnospocoapoco.Unsegundodespuéscerrélosojosacurrucadaahí,eneselugarcelestial,mágicoenrealidad.Llevábamoscuatrodíasjuntosyeracomosiapenasfueranunashoraso
toda una vida. Con Liam todo era muy intenso, nada a medias. Missentidos estaban completamente despiertos, las horas sin él eran muylargas.No tenía idea de qué sucedería… Solo sabía que no importaba, si él
seguíaamilado.—Sientotantapazcuandoestoycontigoy…alavez,tododentrodemí
es una revolución…—murmuró. Alcancé a sentir su aliento sobre micabello.—Asímesientotodoeltiempo—meacerquédenuevohastasubocay
rocésuslabiostiernamente.Mevolvíaacurrucarbostezando.—Debesdescansar,Kya…—¿Quéhoraes?—preguntédistraída.—Casi las doce…—Me levanté como resorte. No tenía horario para
verlo,pero…seguramenteporlahora,mimadrenotardaríaenponerlo.¡Diablos!Seincorporótrasdemídivertido—.Mevoy—asentínerviosa.Tomómimanoynosdirigimoshastalaentrada—.Noteveréalfinalizarlas clases… —negué mordiéndome el labio. Sentía que en cualquiermomento mamá bajaría. Me besó instintivamente. Parecía disfrutar miansiedadycomenzabaacreerqueeraunapartedemíqueleatraía—.Temarcaré,tencercatumóvil.—Sí…—mediounúltimoabrazoriendoysefue.Subí las escaleras nerviosa, cuando casi pisaba el último peldaño,me
llamó. ¡Maldición! Cerré los ojos y respiré profundo, caminé hasta sucuarto.—Acércate, Kyana…—no se veía molesta, sabía que algo me diría.
Señalóunlugarasuladoenlacama.Meacomodéyesperé—.Kya,esunpocotarde,mañanatienesclases—asentídócilmente—.¿Teparecebienalas diez treinta?—En realidad no, pero creía que era justo, prefería noestirar lacuerda,paraambaseranuevotodo.Asentíresignada—.Kyana,mírame…—Laobedecí.Acomodótrasmiorejauncabello—.Hija…esto
vaenserio¿noesasí?—fruncíelceñoconfundida.—Creoquesí—admití.—Miamor,estuprimeraexperiencia,soloveconcalma¿deacuerdo?...—Deacuerdo…—Despuésdeunabrazoyundulcebeso,fuidirectoa
mihabitación,losojossemecerraban.Porlamañana,elsonidodemicelularmedespertó.EraLiam.«Buenosdías…esteseráundíalargoyyateextraño…».Sonreícomounatontaylecontestésindemora.«Hola,encontraremoslamanera…Buendía».Prendílaregaderayvolvióasonar.«Meconformaréconunbeso…».«Esonotelogarantizo…».Mediunarápidaduchayparacuandosalí,yateníaotromensaje.«Puestelorobaré…».Y lopeoreraque locreíacapaz.Enrolladaen la toalla sentíel,ya tan
conocido,ruboryrevoloteodemariposasdentrodemí.«Debescomportarte».Dejéelmóvilsobremicamaymevestíriendo.Elfríoyacomenzabaa
sermás fuerte aunque aún habían horas en el día que el clima eramuyagradable. Así que busqué algo abrigador, no bromoso para ponermeencima.Denuevounaalertademensajería…Corríamicamacomosisetratase
deunacompetencia.«Lointentaré,aunque…serámuydifícil».Seguir con eso era inútil, al final él haría lo que quisiera y yo… no
podríanegárselo;meencantabatenerlocerca.«Nosvemosenlaescuela.Inténtalodeverdad».Enunminutoyateníarespuesta«Veréquépuedohaceralrespecto…».Desayunédeprisa.Anniellegóunosminutosdespués.—Kyana… te ves… animada —señaló Robert en la parte trasera del
auto.Conélhabíahechounaconexiónespecial,aligualqueconAnnieyEmma,noesquelosdemásnomecayeranbien,alcontrario,peroparecíaqueelloseranunpocomás flexiblesy…el resto, sobre todoMax,Ray,BillyyEdwinmehacíansentirqueeralamanzanadeladiscordia,esonomeagradabadeltodo.Encuantoalasotraschicas,nomesentíamuyafín.Crucélapuertadelaescuelacuandolaalertademimóvilsonó.
«Imposible, no podré resistirme… Ni hablar, te robaré un beso, esoseguro».Giré discretamente, sabía que me estaba observando, sentía sus ojos
clavadosenmí, supresencia.Loencontré recargadoenunárbolaunosmetrosdedondemehallaba.Levantólamanosaludándomesonriente.MepusedemilcoloresmientrasAnnieyRobertseguíanmimirada.Losaludétímidamente.—Esto es realmente extraño —Mi amiga me evaluó divertida y
desconcertada.Robertasintió.—Teestáviendo,denue…—Nolodejéterminarporquelofulminécon
los ojos, levantó lasmanos rindiéndose—. Está bien, no dirémás…—Anniesecarcajeóalinstante.—Gracias…—refunfuñé.En matemáticasMax y Lana discutían por un trabajo en el que no se
podíanponerdeacuerdo.Mesentéasuladoylosobservésinprestarlesmucha atención, solo podía pensar en sus labios, en sus manos, en susojos…¡Dios,siseguíaasíharíacombustión!Eratanbochornosoavecesestar enamorada. Al acabar la hora, nos fuimos a la cafetería mientrasbromeábamos de alguna tontería. En cuanto Ray me vio, me saludóanimoso.—¡Hola,Kyana!, hoy te ves…muy bien…—Ypasó un brazo pormi
hombro acompañándome hasta la mesa. ¡Maldición! De inmediato mesentíincómodayporotrolado,noqueríanisiquieravoltear,sabíaqueenalgúnlugardelgrancomedorLiamnosestaríaviendoynoestaríanadacontento,yonoloestaría.MezaféencuantopudeymesentéjuntoaEmmayAnnie.Ambasmepreguntaronalgosobreunaseriedetelevisiónqueveíamos,
mientraslosdemásdiscutíansobrefútbol.Deprontomimóvilsonó,sabíaqueeraél,asíquemeapartérelajada.«Kya,porfavorescápateyvealapartetraseradelaescuela,aunlado
delacancha,enelfondo,esseguro.Teespero».Mismanossudaronysentícalientesmismejillas.«Liam,porfavor,nospuedenver».Mediominutodespuéstuverespuesta.«Nohaynadieahínunca,inventaalgo.Porfavor,Kya…».Respiréhondo.«Estábien,ahíteveoencinco…».
Aquiénengañaba,yotambiénmoríaporestarasulado.,Genial…».Me senté simulando poner atención a lo que hablaban. Dos minutos
despuésme levanté, fingiendo recordardepronto algo, conmi libro enmano.—Ahora vengo —le dije a Emma. Ella asintió sonriendo y volvió a
poneratenciónenlacharla.Salí a toda prisa y fui hasta dondeme indicó.Conformeme acercaba,
habíanmenospersonasycuandopor fin llegué,nohabíanadie.Miréentodaslasdireccionesynada,tampocoloveíaporningúnlado.Derepenteunaflornaranja,apareciófrenteamí.Latomésonriendocompletamenteenamorada. Sus manos me hicieron girar hacia él, tomándome por lacintura.—Liam…—susurrépegadaasurostro.—Sh—mebesóansiosoytierno.Notengoideadecómolohacía,pero
lograba conjugar demasiadas emociones en tan solo un gesto, unaexpresiónounrocedesuslabiosconlosmíos,mehacíasentirelsermásespecialdelplaneta—.Esinjusto—declaróenmioídodejandounaesteladecadenteconsualiento.Loabracéextasiadaabsorbiendosuolor.—¿Qué…?—pregunté,deleitada.—Queellospuedanestatancercadetiyyono…—Alescucharaquello
meseparéycoloquéunamanosobresumejilla.Lodecíaenserio,lopudeverconclaridadensusojosrevolcados.—Nodigaseso...ahoraestoyaquí…—Losé,essoloque…mesientomuy…posesivorespectoati…,niyo
mismolocomprendo—acomodémisbrazosalrededordesucuelloparatenerlomáscerca.—Teextrañé…—admití.—Imagínateyo,yademás…vestidaasí, sentíque tesaltaríaencimaen
pleno almuerzo —no iba diferente a lo de diario, sin embargo, no leprestéatención,tansolopudesonreíralpensarenlosrostrosdetodossialgoasísucediera.—Eresinsufribley…noteatreverías…—Nomeretes,créemequehoyhetenidoquehacerunesfuerzotitánico;
Ray no te quería soltar y… todavía falta el resto del día —suspirófastidiado.Acariciésunucaintentandoignorarlodemiamigo.—Liam, es tiempo, tú mismo lo dijiste —asintió no muy seguro
escondiendosurostroenmicabello.Eltimbresonó.Gimióquejándose.—Vamos,es literatura—metomóde lamano instintivamente—.Liam,
nopodemosentrarasí…—Caminayyotealcanzoenunossegundos.—Está bien y… gracias por la flor naranja es diferente yme gusta—
admitíllevándomelaalanariz.Élsonriócomplacido.—Tú eres diferente y me enloqueces, Kya —no logré dar el primer
paso,cuandojalómibrazoymebesórápidamente.—Losiento—patrañas,enrealidadnosesentíaculpable.Puselosojos
enblancoysacudílacabezasonriendomientrasmealejaba.Ya dentro de la escuela apareció de nuevo ami lado.Mantuve la flor
escondida dentro del libro queme acompañó al encuentro. Lasmiradascuriosasnosehicieronesperar.Meimportabapoco,enesemomentosolopodíapensarquemefascinaba.Guardéellibroenelcasilleroysaquéloque necesitaba. Él me esperó fingiendo estar distraído. Unos segundosdespuésnosencaminamosalsalón.—¿Creesqueestatardemepuedasponeraltantodeloqueayervieron?
—MepreguntóLiamdepronto. ¡Vayaque era astuto!Ya cruzábamos lapuerta, de inmediato me di cuenta de que mis amigos venían justo trasnosotrosyobviamenteescuchabanconsumaatenciónloquedecía.—Sí…nohayproblema…—Deacuerdo,gracias.Esa fue lacondiciónqueelprofesorpusopara
poderfaltar—aclaródemaneracasual,condesgarbocomosolía.Nosupesi era cierto, pero asentí. ¿Qué más daba?, lo tendría un día más sinrestricción. Nos separamos una vez adentro y me dirigí a mi lugar decostumbre, al igual que los chicos. Max y Ray me miraban confusos,mientras el primero se sentaba junto amí.Memordí el labio, sabíaqueLiamnosestaríaobservando.—Yanotevimosenlacafetería—eraunespeciedereclamosuspicaz.
Fruncíelceño.—Tuvequeirabuscarunascosasalabiblioteca.—¿Y…Liam?—resoplé frustrada.Me desesperaba esa situación y no
megustabanadamentir,pero…noibaaperdertodoloquehabíaganado.—Liam,¿qué?...—Veníaatulado.—Sí,loencontréenmicasillero—Meencogídehombroscomosieso
fueselacosamásnormaldelmundoyabrímilibreta.—¿Entucasillero?—preguntósincreerlo.Lomirétorciendolaboca.—Sí, justo ahí, ¿ya terminó tu interrogatorio? —soné dura pues me
encontrabaunpocomolesta,elquefuerasuamiganoledabaderechoacuestionarmetodo¿no?Pestañeóvariasvecesyenseguidasuavizóeltono.—Losiento…essoloquesuactitudmeparecemuyextraña…noséqué
esté planeando y no quiero que te lastime —Le sonreí más relajada.Entendía que para él era muy difícil comprender las cosas, tenía unconceptodeLiamquenopodíarefutar…selohabíaganadoapulsoymequeríaproteger,esoseloagradecía.—Notepreocupes,Max,teentiendoygracias,peroestarébien—torció
labocainseguro.—Esoespero…Durantelaclasesentísumiradasobremí,lucía…desesperado.Movíasu
cuerpoconstantemente,noencontrabasulugar.Lovidereojoyalgunasvecesmeatrevíahacerlodirectamente.Sedabacuenta,porloquetorcíael gesto en algo que pretendía querer ser una sonrisa. Prefería verloenojadoqueasí, suactitudprovocabaunasganas tremendasdecruzarelsalónyabrazarlo.Kellantambiénmiróamidirecciónvariasveces,teníalamismaposturaqueMaxconmigo:nocomprendíanada.Intentéignorarlomásquepudetodoelentorno.Paramifortuna,miamigopermaneciómuyatentoalaclaseynocruzamosprácticamentepalabraelrestodelahora.Inglés fue mi siguiente materia, así que cuando salimos me dirigí
directamentehaciaallá.Laodiaba:reglasgramaticalesytodasesascosasnoeranlomío.Comosiesofuerapoco,«lasdivas»,comolasapodéenmi cabeza, pasaban la clase observando como bichos a todos, intentadodejarenridículoaquienpudieranylopeordetodo,esqueelprofesornodecíanada,continuabaconsuaburridacátedra.Variasvecessentíquemeveían a mí con especial desprecio. No sabía quiénes eran, tendría quepreguntaraunodeloschicos.Encuantoentré,esetríodecacatúasmeaventaronunadiminutabolade
papel, giré y las encaré. Dos de ellas se burlaban entre sí, tresmásmedesafiaban con lamiraday el resto reía cínicamente.Resopléhastiadaymedirigíhastaelasientomásalejado.Enesemomentocaíencuentadeque así fue mi novio… Algo molesto oprimió mi estómago y pecho.Humillar a las personas porque sí, para sentirse más fuerte era…
insultante.Porotrolado,noqueríamásproblemas,desdeellunesnoveíaaRoger,sabíaqueeracuestióndetiempo.Terminando la clase salí de prisa. Ray me esperaba a un lado de la
puerta.Loviconalivio,aunqueextrañada,adecirverdad.—Ey—caminamos juntos por los corredores rumbo al jardín, donde
estabanlosdemás.—Kyana, espera…—me detuve sonriendo—. Sé que el lunes te hice
sentir incómoda con la invitación, solo quería decirte que… no era miintención. Bueno, tú… ya sabes… me gustas —Lo miré atónita. Yaestábamos a unos metros de nuestros amigos, que por supuesto nosobservabancuriosos.¡Diablos!—Ray…—No digas nada, por favor. Entiendo que por ahora no… sientes lo
mismo,soloqueríaquelosupieras…—teníalamiradagachaysehallabamuy nervioso. Sentí pena por él—. Kyana… nuestra amistad no va acambiarporesto,¿deacuerdo?—asentísinpoderarticularpalabra,¿porquéyo,porquéamí?—.Todoseguirácomohastaahora,teloprometo.—Yo, l-lo siento, Ray—susurré apenada. Colocó unamano sobremi
hombroamistosamente.—No te preocupes, estas cosas pasan, no es tu culpa —Un segundo
despuésyasedirigíaalsitiodondeseencontrabanelrestodemisamigos.Lo primero que vi fue la expresión triste de Emma; sabía lo que habíasucedido.Sentíunnudoenlagargantaylaseguí.Mesentéalladodeellacolocandounamanosobresupiernasonriendoalgoculpable.Ellaintentóregresarmeelgesto,nolologródeltodo.—Telodijo¿verdad?—aceptéconunaleveinclinacióndecabeza.Me
sentíaavergonzada.—Ati,te…gustaRay¿noesasí?—asintiósinsiquieradisimular—.Qué
idiota…—musité sin querer. Emmamemiró divertida—. Lo siento, essolo que… pienso que vales mucho la pena, no sé qué esperas —eracierto;eragenial.—Gracias,Kyana.Créemeque tú también.Esporesoquehaspuestoa
todosdecabeza…—No…estásmolesta ¿cierto?—Mepreocupaba que se alejara por lo
queacababadepasar.—Claroqueno,esascosaspasan…Atletismofueexhaustivo,yacomenzabaahabituarme.EnhistoriaEmma
y yo presentamos un trabajo que teníamos en común. Al salir, Annie yRobertmeesperabanpara irnos juntos.NohabíavueltoaveraLiam,nitampocosabíanadadeél.Alllegaracasaagradecí,comosolíaymebajéalegre.Entréymedirigí
a la cocina para decidir qué prepararía de cenar. El timbre sonó y sinpreguntar,abrí.Supusequeeranellosyquealgohabíanolvidadodecirme.Error,eraLiam.Suexpresiónmedejómuda.Proyectabauncúmulode
sentimientosyyonolograbadarconunoquelodefiniera.—Hola…Entrósindecirnada,cerrandolapuertatrasél.Memirabamuyextraño,
porloqueseguíensilencio.Susojosmeestudiabanbuscandoalgoquenocomprendí.Depronto,alargósumanoyacariciómelancólicomimejilla.¿Quélesucedía?Tomóaireyposósushermososojossobrelosmíosdeunaformaúnica,fuerte,cargadadepotencia.Mispalmassudaron,sentídeinmediatolasalivaespesa.—Kya, no sé cómo sucedió, pero… tienes que saber algo: yo… te
quiero…—abrílosojoscomoplatosanteesasasombrosaspalabras.Lasmariposasdentrodemícomenzaronahacersutrabajo,soloqueestavezsentíaquenomedejabannirespirarpuesrevoloteabanfrenéticasportodomí ser—.Séque…puede sonarmuyprematuro,pero…es laverdad; tequiero,yanopuedonegarlo—meacerquéa él sindudarloy loabracé.Dejó salir un largo suspiro de alivio y me rodeó posesivamente.Permanecimosasíunrato.—Liam…—musitécontrasupechocuandoalfinelhablaregresó.Me
sentíatanseguraasí,envueltaensuolor,recargadaensuampliotorsoyalaveztanperpleja,asustada.—Nodigasnada,noahora,soloqueríaquelosupieras…yoesperaré…
—Laspalabrasseagolpabanenmibocasinpoderpronunciarlas.Tambiénlo«quería»,loquesentíanopodíaserotracosa,pero…algomedetenía,miedosupongo.Unsegundodespuéspegóconligerezasuslabiosalosmíos.Suroceera
tierno, dulce, me demostraba con ello lo que acababa de decir. Puesacariciaba de manera sin igual mi boca. Su lengua me probaba consuavidad,sualientosemezclabaconelmíodeformadecadente.Respondídeseando transmitir por lo menos de esa manera lo que en mi interiorhabía.Cuandoseseparó,sonreíamostrándomesusperfectosdientes.—¿Seguraquenoeresunsueño?—nocontesté,soloarrugué lafrente
sacudiendolacabeza,todavíamispulmonesnofuncionabandeltodobien,siempremeocurríaconél—.Jamás imaginésentiralgocomo loque túmehaces sentir,Kya. Sé que lucharé por ti, siempre, te lo juro—Ymevolvióabesar.Eracomoestarenunmundodesconocidoyhermoso.Conéltodoerafácil,relajadoyperfecto.Nuestroslabiossesepararon,apoyósu frente sobre la mía, como solía hacer, mientras mi pulso iba a todamáquinaymismejillaslaspercibíasonrojadas.¡Dios,mefascinaba!—Tengoqueirme,hayentrenamiento—meseparéunpoco,frunciendo
elceño.¿Denuevo?—Pero… ¿no entrenaron hace un rato?—Me di cuenta, justo en ese
momento,quenoconfiabaporcompleto,¿ycómohacerlo?, todoloqueme dijeron sobre él y los demás, a veces hacía mella en mí, erandemasiadascosasynopodíadejarlasdeladoasínadamás,pormuchoqueloidolatrara.Sonriódespreocupado.—Sí,yavaacomenzarlatemporadaydebemostenermejorcondición.
Asíessiempre—sujetabaunodemismechonesenrollándoloensudedo.—¿Ynosveremoshoy?—Claro,salgoalasocho…—estudiómicabelloencadenadoasumano,
parecíaqueesolerobabatodalaatención.—Por cierto, mamá ya puso un límite de tiempo ayer —Me miró
tranquilamenteunsegundoyenseguidacontinuómuyconcentradoconloquehacía.—¿Ah,sí?Losupuse,eralógico¿cuáleseselímite?—Adiferenciade
cómo llegó, era otro, en serio parecía que se había quitado un peso deencima.—Dieztreinta—torciólabocaasintiendo.—Ningunahoravaasersuficienteparamí,asíque…—¿Esverdadloquemedijisteenliteratura?—parpadeósinrecordarlo,
parecía no entender de qué hablaba—. Que te explique lo que vimosayer…—¡Ah!Sí.Elprofesor Jhonsonquierehacerme lavidadepuntos…—
sonreíponiendolosojosenblanco.Eraimposible.—¿Entonces?—arrugólanarizrascándoseelcabellodudoso.—Pues… —En serio, tampoco ponía nada de su parte. Me puse de
puntillasehicequeseagacharaconmismanosenroscadasensunuca.—Trae tus cosas… te explicaré en la noche… —ordené fingiendo
severidad.
—Pero...—neguéfirmemente.—Nada,noquieroqueestonosafecteenlasnotas,yatelohabíadicho,
así que… —era evidente que la idea no le atraía en lo absoluto, sinembargo, no estaba dispuesta a dejarlo ganar—. ¿Liam? —lo retéenarcandounaceja.—Estábien,peropodrébesarte¿cierto?,sino,creoquenololograré—
asentí solemnemente rozando sus labios. Era un chantajista, no meimportó,amítambiénmeencantabatenerlosobremipiel—.Deacuerdo.¡Dios!, es increíble lo quemehaces hacer,Kyana—sonreí triunfante—.Deboirme,debenestaresperándome…—Mediounbesofugaz,acariciómimejillaydesapareció.Cuando llegó más tarde, yo ya había adelantado mucho. Iba recién
bañado,suaromainundómispulmones.Lediunbesodebienvenidaunavez que estuvo dentro de la casa y lo guié hasta la sala donde teníaextendidasmiscosas.Sesentóamiladoenelpisoycomenzóasacarloquenecesitabadesumochila.Justoantesdequetocaralapuertaintentabaresponderunaecuacióndesdehacíaunratoyno lo lograba.Laobservóunos segundos, arrastró mi cuaderno hacia él, lo leyó un momento, lopusodenuevofrenteamíycomenzóaexplicarmecomosifueralacosamássencilladelmundo.Paramiasombroeramuybuenoenmatemáticasy pude contestar todo gracias a su ayuda. Cuando terminamos, fue miturno.Devezenvezmerobabaunbesoycontinuábamos.Alacabarmeayudó
aguardar todoyme recargó sobre supecho.Acomodó su cabeza en elasientodelsillóncerrandolosojos.—Kya…—Mmm—Yo trazaba con un dedo el símbolo que tenía estampada su
sudadera. Adoraba la sensación de sus enormes pulmones bajando ysubiendo.—Ray…volvióainsistir¿noescierto?—Enseguidametenséydetuve
mimano—.Viquetedecíaalgoy…turostrotedelató…—Liam,yo…—tomómibarbillaacercándolaasurostro.—Nopasanada,tejuroquelosentiendo…nosabenqueestamosjuntos.—No sé qué decirte… —mis mejillas estaban completamente
ruborizadas,mordímilabiosinpoderevitarlo,dejódevermealosojosymebesóconansiedad.—Séquenotienesningúninterésenellos.Tambiénséque…sinoesél,
alguienmásinsistiráyesomepone…celoso…nolopuedoevitar.—Notienesporqué…—Lo sé, te lo juro. Eso no cambia el hecho de que me sienta
impotente…—Losiento—negócariñosamente.—Esalgoquetendréqueaprenderacontrolar…yatelodije,¿quiénte
mandaasertanirresistible?—meruboricéenseguidasonriendoaltiempoqueledabaunpequeñoempujón.—Ya,enserio,noquieroocasionarmásproblemasentreustedes…—No lo harás, si ellos no cruzan la línea y se comportan comohasta
ahora, yo me mantendré igual ¿de acuerdo? —Su respuesta no meconvenciódel todo.Sinembargo,poniendo lascosasal revés,sabíaquetambiénparamí seríamuydifícil.Asentíymevolvíaacomodarenesesitiosinigual.Hablósobresuentrenamiento.Latemporadacomenzaríaenquincedías.
Meexplicóunpococómose jugabae intenté tomarnotamentaldecadacosa.Esoeranuevoparamí,asíquelaverdadmecostóunpocoretenertodoslostérminosqueempleaba.Lahoradesepararnosllegódemasiadorápido. Lo acompañé hasta la puerta y nos despedimos a regañadientes,deseábamosmástiempoparaestarjuntos.Lamañanasiguientefuemásfácil,memandóvariosmensajesduranteel
día. En literatura me saludó sonriente desde su lugar. Mis amigoscomenzabanaacostumbrarse.Nomedecíannada,nitampocopreguntaronsiLiamfueacasaeldíaanterior.Para el segundo receso ya estaba muy ansiosa por verlo. La clase de
inglésfuetanhorriblecomosiempre.Historialogróanimarmedenuevo.Al terminar corrí prácticamente hasta el edificio de asesorías.Ya estabaahí.Merecibiócomoacostumbrabaytrabajamossobrelamateriaporlacualnosconocimos.Mástardemellevóacasayalasochoregresó.Meayudó de nuevo con matemáticas. Cuando acabamos, mamá bajó ycomenzamosaconversarcasualmente.Mesentíamuy feliz.Élami lado,acariciándome lamanoymimadre
hablandoahí, fluidamente.¿Quépodíasermejorqueeso?Pocoantesdelasdiezdesapareciódándonosespacio.Comenzabaaconocerlomásydeboadmitirquenomedisgustabanada
de él, al contrario, era demasiado perfecto. Su forma de tocarme, demirarme,susmanosalrededordemí,sualientosobremicabello…loque
me decía… sus mensajes…me tenía en una nube, era como un sueño,«mi»sueño.
6avanzando
Viernes,lasemanavológraciasaél.Parecíatanpocoytantotiempoalavez. Apenas llevábamos seis días juntos, en realidad no era nada; sinembargo,sentíacomosihubieraestadoasuladotodalavida.Noentendíacómohabíavividosinconocerlo,ahorayanopodíaconcebirunmundosinsusbesosycaricias.Esedíamevolvíaescapardemisamigos,ahoraenelsegundorecesoy
fui a su encuentro, en aquel lugar del miércoles. Nos besamos, nosacariciamos,nosmiramosembelesados;esoeraloúnicoquedeseábamos.Pararegresaralaescuelahicimoslomismoquelaocasiónanterior.Eraemocionanteyalavezdesesperanteelhechodequenadielosupiera.Locierto es que teníamos nuestro propiomundo, en el cual nadie entraba,porquenadiesabíadesuexistencia,esolograbaquenuestrosencuentrosfueranintensosyúnicos.Historiayahabía terminadoyAnniemeesperabaafueracon losotros
chicos.Acomodabamiscosasalegremente,cuandoungolpesordoenmicasilleromeasustó.Alcancéaquitarlasmanos,denohaberlohechomehubierarotoporlomenosotropardededos.—Hola,«mexicanita»—¡No!,¡nodenuevo!,¡maldición!,giréaambos
ladosdelcorredor,nohabíanadiedentrodelaescuela.Buféfrustrada.Sehallaba recargado en otro casillero muy cerca de mí, viéndomeamenazante. Intenté abrir de nuevo mi locker con la intención deignorarlo.Antesdeque lo lograra,medetuvoatorando lapuertaconsumano. ¡Nootravez!—.Noacabes conmipaciencia, te advierto, esmuypoca…—teníaganasdesalircorriendo,nolohice,loenfrentéenarcandouna ceja,mientras cruzaba los brazos sobremi pechobuscandoparecerindiferente.—¿Quéquieres?—De verdad que tienes agallas…—me analizó de arriba abajo como
quienevalúaaun rivalenplenabatalla—,perono jueguescon fuego…ahoranohaynadiequetedefienda…
—Sipiensasrompermelamano,hazlo,notengotiempoparaesto—secarcajeóruidosamente.Realmentemeasustaba,noentendíaporquétantoodio.—Ganasnomefaltan,lociertoesquepreferiríaotracosa—sutonome
alertóyantesdequepudiera retroceder,alargósu fuertebrazoyapretómicinturapegándomeaél.Suslabiosestabanauncentímetrodelosmíos.Intenté zafarme desesperada, quería poner distancia entre los dos, eraimposible,sutamañoerasimilaraldeLiam:tiposmuyaltos,fuertesyquedeunapretónpodíanrompermeunacostillasideseaban.—¡Suéltame!—exigí con la quijada apretada, volteandomi rostro.Me
sentíamuertademiedo, susojosmedecíanconclaridad loque teníaenmente.Intentédarleunpuntapié,nolograbanisiquieramoverlaspiernasporlaposiciónenlaquemetenía.—¿QuéhayentretúyLiam?—mepreguntócasirozandomislabios.Su
alientoestabacasidentrodemí.Sentíunasnáuseastremendasycontinuéforcejeando irritada.Alverquenocontestaba,mezangoloteóexigiendouna respuesta—. ¡Dime! ¡dímelo, con una mierda!…—rugió sobre miboca.Deprontopegósuslabiosalosmíosconviolenciayseseparósinsoltarme.Sentíganasdellorar,degolpearlo,delimpiarmedeinmediato.Sonrió triunfante para un segundo después lamerse los labios conprepotencia.—¡¿Qué diablos pasa contigo?! Estás enfermo, no hay nada. ¡Déjame!
Meestáslastimandoyademás,eresunasqueroso,novuelvasatocarme—logrédecirconvoztemblorosa,mesoltóconunpequeñoaventón,quemehizotrastabillaraltiempoquelimpiabalazonadondedejósualiento.—Escúchamemuybien,mástevalequetealejesdeélydecualquierade
nosotros¿comprendes?...Noquierovolvera repetírtelo, eresapetecible,bastante, pero jamás me rebajaría por muchas ganas que te tenga. Y teadvierto que la próxima vez no seré tan… «educado» y olvidaré misprejuicios. Y diles a tus «amiguitos» que si todo esto es una estrategia,veránmierda,porqueno lograrán loque seproponen,nadiepasa sobrenosotros ¿está claro? —amenazó furioso de nuevo muy cerca de mí.¡¿Qué le pasaba?! Una sensación molesta recorrió mi torrente. Losnerviosmehicieronsupresaynolograbamoverme.—Nosédequéestáshablando…—intenté sonarmuysegura,peromi
voz se quebró. Tenía miedo, su mirada estaba desorbitada, parecía nopensarconclaridad.
—Esperoquedigaslaverdad…sinoesasí…—Sínoesasí,¡¿qué?!—novicuandoMaxyRayentraron.Soltéelaire
contenido.Seacercaronfuriososubicándoseami lado.Enesemomentoregresómialmaal cuerpo—.No teacerquesaella¿entendiste?Te juroque si lo haces de nuevo te arrepentirás. En serio estás perdiendo lacabeza,tantosgolpesnotehancaídobien—ambosestabanahorafrenteamíaunoscentímetrosdeél.Continuélimpiandomis labios,sindejardeobservarlo,conrencoryasco.—¡Perosiaquíestán lossúperhéroes! ¡Dios, siestoy temblando!—se
burló—.Noséquéleshadadoesta«niñita»ymeimportauncarajo…—movió el rostro para clavar sus odiosos ojos sobre losmíos, al tiempoquemeamenazabaconundedo—.Yaescuchaste.—¡Lárgate!—rugióMax.El gorila patán, omejordicho, desquiciado,
subiólasmanosenrendición,carcajeándose.—Está bien, ahí se las dejo, disfrútenla rápido, porque hay fila —
¡Tarado! Se dio la vuelta y desapareció tranquilamente. Lo observéalejarse, respiré profundo todavía temblando y pasando otra vez elantebrazopor la boca, teníaganasdedevolver el estómago, de lavarmeconundesinfectante.—¿Estásbien?—Asentíintentandopasarsaliva.Lascosasconélestaban
llegandodemasiadolejos—.¿Quétedijo?,¿porquéteamenazaba?—Memirabanpreocupados.—Yono-no lo sé—¿Qué se supone que les dijera?Odié, literalmente
odié,habermemetidoenesasituación,todoseenredabapormiculpa,pornodecirlaverdad,portemerperderlos.Maxrodeómishombrosymeguióafuera.—¡Esincreíble!—Rayestabarojodelafuria,apretandolospuñoscon
impotencia—.¿Nosecansan?—preguntabaaMax, ignorándomeporunsegundo.—Sabes que no, así son, pero lo de ese imbécil ya es terquedad —
entendídeinmediatoquesereferíatambiénaminovio.Bajélamiradasinpoderdefenderlo.Deprontolosdosmeobservaron.—Kyana,alomejordeberíasdejardedarletutoríasaLiam…Estonova
a terminarbien…créeme—Maxestaba frenteamí, tomándomepor loshombros, buscandomis ojos. Lo cierto es que lo único que quería eraestarsola,noquemeestuvieradiciendoaquello.—¿Quépasa?—SeacercaronAnnieyRobert.Alverme,secolocarona
milado,intentésonreír,loslabiosnorespondían.—Le estamos diciendo que esas asesorías a Liam pueden traerle
problemas—anuncióMax.Robertloobservóconfuso.Ambosmeestabanesperandoparairnos.—¿Porquélodices?—PorqueRogernoladejaenpaz…—Es un mandril. No le puede hacer nada —argumentó Robert con
firmeza.Maxtomómimanoylemostrómidedoaúnenrecuperación.—¿Nada?Yanoestoy tan seguro.Siquierenmiopinión, está fuerade
control.—¿TehizoalgoRoger,denuevo?—dedujoAnniepreocupada.—No…—mentí.Raymeinterrumpió.—Porquellegamosnosotros.—Piénsalo, Kyana, no los conoces, es por tu bien—Max lo decía en
serio,peroesoeraloúltimoqueharía.Alpensardenuevoenél,ojeémialrededor.Graciasalcielonolovi,aunquesabíaqueesonogarantizabanada,siempreselasarreglabaparaobservarmesinquemedieracuenta.—Bueno, basta, la voy a llevar a su casa, esto no debió ser nada
agradable —Annie rodeó mis hombros mirándolos severamente; claraseñaldequesecallaran.—Tienesrazón,mañananosmarcamos…—Asentísinpensarylostres
nosalejamos.YaenelautoRobertfueelprimeroquehabló.—No tienes que hacer nada que no quieras… lo dicen porque se
preocupan.—Losé.—Además,Liamnovaapermitirquepasenada¿noesasí?—Giréde
inmediatoylomiréconlosojosbienabiertos—.Noteespantes,esobvioqueaLiamle«caes»particularmentebien—Annieasintióconcentradaenelcamino.¿Quépodíadecir?Nada,lapredileccióndeLiamhaciamíeratannotoriaqueloqueargumentaraestaríademás—.Essoloqueellosnoloentienden,ciertamenteesextraño…—Ynolohasvistoenliteratura…—silbóAnnie.—Kyana,noloconoces.Él…notomanadaenserio…—Robertahora
parecíaalgotenso.Ahíibatododenuevo.¡Noporfavor!—Bueno,elfútbolsí…—admitióAnniemientrasapagabaelautofrente
amicasa,conundejodesarcasmo.—De acuerdo, solo eso—admitió Robert—.No quiero alterartemás,
perotencuidado,noconfíesdemasiado,estodo…—queríagritarlesquesecallaran,nosoportabaquehablaranasídeLiam;sinembargo,nopodíadecirles loqueélmehabía confiado sindelatarnos.Eracomovivirdosvidasyunanoeraenloabsolutocompatibleconlaotra.Lociertoesquemedabaterrorquealfinaltuvieranrazón.Robertsujetóunademismanosapretándola tiernamente—.Séqueno tienes ideade loquehablamos,nollevas ni un mes aquí, pero ya estamos muy encariñados contigo ytenemoslaobligacióndeadvertirte—intentésonreír,nopude.—Gracias, Robert, lo tomaré en cuenta. Los veo después…—salí del
auto yme dirigí a casa sintiendo nuevamente esa angustia enmi pecho,necesitabaverlo.Fuidirectoamihabitaciónymerecostécerrandofuertementelosojos.
Yanoqueríapensar…teníaganasdedesaparecer.Lascosasconesechicose estaban saliendo de proporción y ¿cómo le diría a Liam lo quesucedió?, se pondría furioso. ¡Maldición!, ¿por quéme habíametido enese lío?, todo iba tan bien antes de todo eso…De pronto, sinmás, suslabiossobrelosmíosinundaronmispensamientos,susmanosacariciandodeesadulcemaneramimejilla,susojosperdidosenlosmíos,sualientoconsumiendo el mío, sus narcóticas palabras despertando a todas lasmariposas que no sabía existían dentro de mí. Esa era la razón. ¡Dios!Esperabaestarhaciendolocorrectoynodirigirmepormipropiopieaungranproblema.—Kya…hija…—escuchéquemimadremehablabaaloslejos.Nofui
consciente en quémomento el sueñomevenció, por lomismodespertédesorientada. Ya era de noche. Se hallaba a mi lado moviéndometiernamente—. Llevas mucho tiempo dormida, ¿todo bien? —estabapreocupada.Mesentéyasentí,frotándomelosojos.—¿Quéhoraes?—Las ocho y media…—¡Guau! Más de tres horas desconectada del
mundo.Melevantédeinmediato.—Mamá, lacena…—sujetómibrazoehizoquemesentaraa su lado
sonriendo.—No te preocupes, ya la hice, intenté esperarte, pero estabas
profundamentedormida…tedejéunplatoservido.—Losiento,creoqueestabamuycansada.—Me di cuenta, ahora te aconsejo que eches agua a esa carita porque
Liamestá abajo…además,voya salir conRalpha tomarunacopa, ¿de
acuerdo?—Alescucharlasonreíasintiendocontenta.Melavéelrostropuesaúnteníalaalmohadamarcadayarregléunpoco
elcabelloquehabíaquedadoaplanado,portantotiemporecostada.Unosminutos después bajé. Lo busqué con la mirada. Estaba sentado en unsillónquedabalaespaldaamí.Teníaelrostrohundidoentresusmanos.Meacerquéalegredeverlo.—Liam—lo llamé sonriente. Se levantó enseguida al escucharme,me
miródeformaextrañayenseguidameabrazóansioso.—Kyana,estabamuypreocupado—aspirésuaromarelajada.Juntoaél
todoparecíainsignificante.Besabamicabezaunayotravezmientrasyorodeabasucuerpodeleitada.Unos segundosdespuésme separé lo indispensable.No lediría loque
ocurrió con ese tarado, no tenía caso. Definitivamente no sería quiengeneraríamásconflictos,yano.—Mequedédormida,losiento—cerrólosojosunsegundo,alabrirlos
suspiróacomodandouncabellorebeldetrasmioreja.—Nosabíanadadeti…—Lo siento… aquí estuve —se acercó, perforándome con la mirada
lentamente,hastaquerozómislabios.—Perdónametúamí,creoquesoyunpoco…exageradocuandosetrata
deti.Essoloquetebusquéynodabacontigo—parecíaapenado,asíqueacariciésumelenarubia,quetapabasufrente.—Nopasanada,yaestásaquí,esoesloqueimportayyoestoyindemne
—sonrió asintiendo—. ¿Ya cenaste?—mi estómago comenzaba a exigiralimento. Negó—. Ven, vamos a ver qué hay…—Algo me iba a decircuandomimadreapareció.—Chicos, los dejo, regreso temprano, pórtense bien… —nos pidió,
mientrasverificaballevartodoensubolso.—Claro que sí, Irina —me dio un beso, luego a Liam y salió
rápidamente. La observé irse. Se arregló con esmero, cosa que no pasóparanadadesapercibida,asíquecuandodesapareció solté la risa—.¿Dequémeperdí?—Denada—tomésumanoyloquisellevarhastalacocina.—Espera…—medetuvoporlamuñeca.Arruguélafrente—.Séloque
pasó en la escuela… —abrí los ojos sin saber qué decir. Recargó sucaderaenelrespaldodeunsillónymearrastróhastatenermefrenteaéltomándome por la cintura. No estaba molesto, parecía triste—. Kyana,
quieroqueconfíesenmí.MaxyRaymevieronsaliryseacercaronparareclamarme ¿qué quería Roger?...—bajé la vista desconcertada. Eso noestaba enmis planes, con su dedo índice elevómi barbilla para que loviera—. ¿Te lastimó? —Ahora sí parecía molesto, negué enseguida—.¿Entonces?—Liam,estámal,creequehayalgoentrenosotros,digo,enesonoestá
equivocado,peroaélquémásleda.Piensaqueesunplandemisamigosparafastidiarlos…—mordímilabioesperandosureacción.Memiróporuninstanteyluegosonriótranquilo.—Ven…—Merodeóconsusbrazos—.Kya,noimportaloquesuceda,
necesitosaberlo,noquieroquecarguescontodosola,estamosjuntos.Enseriomepreocupémucho…vine…toqué…tehablé…nada…Confíaenmí,noharénadaestúpido,nialgoqueempeorelascosas,telojuro,soloquieroevitarteestetipodesituaciones…—asentírecargadaensuhombro—. Max y Ray estaban furiosos, no sabes cómo me alivia saber quellegaronparadefenderte.Rogerpierdelacabezaconmuchafacilidad.—Estaban muy enojados, creen que es por lo de las asesorías, me
aconsejarondejarlas…—¿Y qué les respondiste?—sentí cómo su cuerpo se tensaba bajo el
mío.—Queno, no pienso alejarmede ti, ni por ellos, ni por nadie…—Se
separómirándomeconunbrillomuyespecial.—¿Enserio?—Sí,Liam,yaunqueloquepasómeasustóporqueyasabes…Rogeres
un poco… agresivo… —frunció el ceño al escucharmeinterrumpiéndome.—Tehizoalgo,¿verdad?—No,solomeamenazó,noquiereverme juntoa ti—decirlesoloesa
parteeralomejor.Élsonriódenuevo.—Pues sequedará con lasganas,ni enunmillónde años tedejaré—
acercómis labios hasta los suyos acariciandomi rostro—. ¿Por eso tedesconectastedetodo?—No,bueno,creoquesí…Laverdadesquesíteníamuchosueño,me
sentíaagotada—admitíruborizada.—¿Teencuentrasmejor?—Sí, ahoracontigoaquí,definitivamente sí—Loabracécerrandomis
ojos y con una sonrisa amplia en el rostro. Era cierto, ya no me
preocupaba lo sucedido hacía unas horas. Lo único que interesaba eratenerlocerca.—¡Dios!,¿quémediste,Kyana?—murmurócontramicabeza,mientras
labesaba—.Nomevolverásaocultarnada¿verdad?—neguédenuevo,sinverlo.Teníarazón,debíaconfiarenélymesentíamuchomejorunavez que lo supo «casi» todo—. Entonces cenemos, yo también tengohambre —aceptó divertido al escuchar mi estómago torcer una tripa.Sonreírelajada,bastanteanimada.Para nuestra suerte, mamá preparó suficiente. En lo que yo calenté la
comida, él intentó poner lo necesario en la barra que daba al comedor,preguntándomeelparaderodecadacosa.Cenamosunofrentealotroconversandosobrecosassinimportancia.Al
terminar,recogimostodoynosfuimosalasala.—Kya… estaba pensando, ya que no podemos andar por ahora
libremente por aquí, ¿quieres conocer Georgetown? Está a cuarentaminutos,tevaagustary…podemoscaminarsinquenadienosnote.—Sí,meencantaría—laideasonómaravillosa.—¡Hecho!Mañanapasoportiamediodía,¿teparece?—sonreíalversu
emoción.—Sí.Yhoy…¿quéquiereshacer?—Noteníaexperienciasobrequése
hacíaconunnovio,menosunviernesporlanocheymásaún,sinpodersalirdeahí.Yasé,ingenua,peroeraverdad.Solíaestarconmisamigos,salíamosacualquiersitioyhacíamosalguna tontería.Conél,conéleradistinto,todoloeraenrealidad.—Esto—Ymebesó,sonreícontrasuslabios.—Ya,enserio—meperturbadaestarasolasconél,yanoconfiabaen
micuerpo,seestabavolviendounexpertoentraicionaramiconciencia.—¿Tienes fotografías de tus amigos? —preguntó comprendiendo mi
nerviosismo.—Montones…—Megustaríaverlas,note imaginodepequeña—arruguélanariz,no
muy de acuerdo con mostrárselas. Ya sabes: coletas, brackets, caras dellanto—. Por favor…—suplicómirándome con sus ojosmás grises enesemomento,notuvemásremedio.—E-estánarriba—tartamudeé.Tomómirostroymemiróserio.—Kya,notengasmiedodemí,novamosahacernadaestúpido,contigo
quierohacerlascosasbien.Túmarcaráselpaso,¿deacuerdo?—Asentí,
enseguida,sujetésumanoparaguiarlohastamihabitación,másrelajada.Nosabíaenrealidadcuálera«mipaso»,menoscuandometocabaymebesabacomolohacía,puesenesosmomentossolodeseatenerloaúnmáscerca. Decidí que no importaba, junto a él, nada importaba. Sabía, dealgunaforma,quetodoocurriríacuandocorrespondiera,sinpresiones,ninada,soloporqueloqueríamos.De pie, en el marco de mi puerta, observó todo minuciosamente. Yo
entré sin esperarlo y doble la cobija que mi madre me había echadoencima.Abrímiarmarioysaquéunascajas.—Teayudo—melasquitóylascolocósobremiescritorio—.Cuántos
libros…—silbó parado frente ami guardarropa, revisándolo, sin tocarnada.Sentíqueunrubormeinvadía.ElúnicochicoqueingresóhastamirecámarafueRaúlyconélcrecí,asíqueteneraLiamahí…erairreal.—Megustaleer—intentéjustificarme.—Yaveoy…tienesunmontóndemúsica…—Liam… —lo llamé ansiosa. Me sentía desnuda ante él. Giró y se
acercóamíenseguida.Alverqueletendíaunálbum,lotomóencantadosentándosealbordedelacama.Meacomodéasuladoyloabrí.—Meencantatuhabitación,escomotú:dulce,sencillayalavezparece
ladealguiendenuestraedad—Noteníaremedio,mepusecolorescarlatadeinmediato.Besómisienyobservóatentoloquetraíaentresusmanos.Comencéaexplicarlecadafotografía.Así pasamos un buen rato.Rio con ciertas imágenes yme aduló hasta
hartarse.Ledescribícadaeventoenelquesalía.Preguntabasiteníaalgunaduda.Conocióamipadre,amisabuelosyamisamigos.Lascasasdondeviví.Lasfiestasdecumpleaños.Miseventosescolares.Reunionesencasadediferentespersonasyamigos.Enfin…másdemivida.Alllegaralúltimodelos tomosyanosencontrábamosacostadosboca
arriba,sobrelacama.Estabarecargadaensupechoyélsujetabaelálbumconunamano,mientrasque con laotra acariciabami cintura.Era el demis últimas fotos en Los Ángeles. Salía en unas divertida y haciendodiferentes gestos, en otras triste y llorando.Liam lasmirabamuy serio,intentandograbarsecadalugar,cadarostro.Al llegara laúltimapágina,seme escaparon algunas lágrimas. Lo cerró dejándolo a un lado ymeabrazóconternura.—Alomejornofuebuenaidea—dijoalfin.Elevémirostro,negué.—Megustómostrártelas—Conélmesentíayo,nosentía lanecesidad
defingir.—Y a mí verlas, pero no quiero que estés triste, todavía es muy
reciente… —En serio no le agradaba verme así. Era asombroso; meadoraba,lopodíasentir,oler,inclusotocar.Comprenderlollenómipechodeunsentimientoaúnmáshondo.Sualmaiballegandopocoapocoaunlugar muy profundo de mi ser, lo que sentía dentro de mí ya erairreversible,indestructible,losabía.—Sí, pero gracias a ti… ya no me siento así. No podría regresar—
confesé.Meobservósorprendido;unsegundodespuésacercósuslabiosalos míos. Nos besamos con paciencia, lento. Mordió mi bocasensualmente,mientrasme acercabamás. Poco a poco la intensidad fueincrementándose. Invadí su interior con mi lengua. Gimió en respuestagirándome sobre la camaparaquedar encimademí.Recorrí su espaldacon las palmas.Necesitabamemorizarlo, jamás soltarlo, ansiaba que sucuerpo quedara tatuado en mi tacto. Tenía enredada una mano en micabello y con la otra acariciaba mi rostro ansioso. Las respiracionesagitadasdeambosyelrocedelaropacontralacolcha,eraloúnicoquese escuchaba. Me deseaba, lo deseaba, nos íbamos conociendo ycomprenderlo lograba que elmomento se tornaramágico, perfecto.Deprontoparóabruptamente.Abrílosojosalnosentirsuslabios.Memirabaardientemente,teníalas
mejillas encendidas y se hallaba sensualmente despeinado. Sentí la bocaseca, observándolo deleitada. Estaba así pormí.Descubrir lo que podíagenerarenélfueamedrentadoryencantador.Alvermireacción,laformaen la que lo contemplaba, sonrió besando mi frente. Sostenía su pesosobresuscodos,yrespirabaigualderápidoqueyo.—Kya,notienesideadecuántomegustas,y…nomeloponesfácil—
Nolerespondí,nolograbaquemirespiraciónseregularizara.Sequitódeencimaymeabrazóparacolocarmeasu lado.Supechosubíaybajaba,cadavezmáslento.Teníaunbrazosobresusojos,nosemovía.Sinonoshubiera detenido, las cosas habrían llegado demasiado lejos… ¡Ahg!Odiabaquemicuerponomeobedeciera,quehicieratodolocontrarioaloqueleordenabacuandosetratabadeél,eracomosipudieraaccionaralgúnmecanismoenmíquedesconocíayquemedoblegabaanteeldeseodetenerlocadavezmáscerca.Pasamosunosminutosasí,ningunodelosdoshabló.—Kya,serámejorquebajemos.Tenías razón,venira tuhabitaciónno
fue buena idea —admitió enseñando los dientes. Sonreí cándidamente.Acariciómimejilla—.Nomemiresasí,nosabesloqueprovocas…—Notenía idea de a qué «mirada» se refería, solo podía verlo de esemodo.Besóminariz—.Vamos—bajamosagarradosdelamano.Prendimos el televisor y encontramos una serie de comedia. Cuando
dieronlasdocemimadrenohabíallegado,aunasí,Liamselevantó.—Me voy, no quiero que llegue Irina y me encuentre aquí—No me
gustó nada la idea, pero tenía razón. De cualquier forma, me alentabasaber que al día siguiente estaríamos juntos toda la tarde. Lo acompañéhastalapuerta,peromedetuvocuandoquiseabrirla,tomómirostroconambas manos e hizo que clavara los ojos en los suyos—. Kyana, noolvides, ni dudes, que ahora tú eres loúnicoqueme importa…Haré loqueseaparaquelocomprendasyparamerecerte—Meabrazóenseguida.Supe, en esemomento, que aún se sentía ansioso por lo ocurrido en laescuelaymidesapariciónporlatarde—.Pasoportialasdoce¿bien?—Alasdoce—repetí,ahoralodetuveyo—.Liam…tútambiéneresya
lomásimportanteparamí—sonrióyrozómislabiosrápidamente.—Esoespero,nomegustaríaquemerompieraselcorazón…—Noloharé—prometíconvencida.—Nosvemosmañana,descansa—ysefue.Esanochedormísinproblemas.Penséquegraciasamigransiestasería
complicado,nofueasí.Nisiquierasupecuándomimadrecruzólapuertaprincipal.Por lamañanadesperté tempranoy preparé desayunopara las dos.La
esperéparaquecomiéramosjuntasydecirlesobremisalida.—Cuandolleguéestabasbiendormida—tomócafésobándoselasien,al
parecerlascopasselehabíanpasado.Reíparamisadentros.—Sí,Liamsefuealasdoce—comenzóapicarloshuevosquepreparé
—.¿Ytú?¿llegastemuytarde?—Despuésdelauna,creoquetomédemás,nosoportolacabeza—me
levanté,leacerquéunanalgésicoyunvasoconagua.Mediounbesoyselostomórápidamente.—Mamá… Liam me invitó a Georgetown, ¿hay problema? —
normalmenteno lepedíapermiso,peronosabíacómosemanejaban lasreglasencuantoaél.Diootrosorbodesucafé,mirándomeserena.—Kyana,noquieroparecersobreprotectora,peromedalasensaciónde
que ese chico va muy en serio… —intentó sonar despreocupada, me
encogídehombrossinsaberquécontestar.—Nosestamosconociendo…—Lo sé… por eso te lo digo. He visto cómo te mira… confío en ti
hija… por lo mismo debo confesarte que me asusta un poco… Esdemasiadorápido,abrupto¿simeentiendes?—Mamá,éltambiénmegustay…mucho,quierointentarlo—respondí
arrugandolanarizyenseñandolosdientes,sonriósintenermásremedio.—Porsupuesto,esaestudecisión,perodebíahacerlaobservación.En
fin… ve, conoce, diviértete. Solo recuerda pensar antes de actuar ¿deacuerdo?—Asentíalegreycontinuécomiendo.Deprontorecordéqueloschicospodrían llamarymimadreseguro lesdiríadóndey lopeor:conquiénestaba.Debíaexplicarle.—Mamá,alomejorhablanmisamigos…—No te preocupes, yo les diré que saliste, supongo que primero te
marcaránalmóvil.—Probablementeygracias,pero…si lohacen,no lesdigasqueestoy
conLiam…nolescaemuybien,¿comprendes?—dejósutenedorsobreel plato yme estudió frunciendo el ceño.Claro que esa sería su actitud.Resoplé.—¿Eso por qué? —jugué un momento con la servilleta, no quería
contarletodo,creíaquepodríapensarmaldeLiamyqueellaloadmitieraenmividasinrestricciónparamíeraimportante,vital.—Pues porque… es complicado, ellos tienen una rivalidad de mucho
tiempo y creo que… se pondrían un poco… «celosos» —eraprácticamentelaverdad,asíquelamirésintiéndomenotanembustera.—¿Enserio?—sonriódivertida.—Sí…—¿Quéquieresdecirconesode«celosos»?,¿yatehaninvitadoasalir?
—Casi dejo salir el aire contenido por la tensión. Mamá estaba muyintrigada,peroporotrotemaalqueyosupuse¡Genial!—Síy…fuemuyincómodo—confeséconunamediasonrisa.Soltóuna
carcajadaalvermiexpresión.—¿Porqué?—Nosé…esascosasnomeagradan,yalosabes.—¡Ay, Kya! ¿y cómo fue que aceptaste salir con Liam? —Buena
pregunta.—No sé… en realidad nunca me lo pidió…—Mimadre me escuchó
comosiestuvieracontándoleelchismemásinteresantedelafarándula.—¿Entonces? —En ese momento descubrí que tenía ganas de que
supiera parte de la historia. Yo solía omitir los detalles, así que no sesorprenderíasinoeramuyexplícita.—Comoya tedijeesaquien ledoy tutoríasde literaturay…supongo
que le caí bien, aún no sé muy bien qué fue lo que pasó, pero insistiómuchoparaquefuéramosamigos…despuésdemuchainsistencia,accedí.—Esmuyguaposinduday…juegafútbolamericano,asíqueseguroes
muyconocido¿noescierto?—lasúltimaspalabraslasentrecomillóconsusdedos.—Sí… —susurré avergonzada. Parecía feliz de que yo le estuviera
confirmandosussospechas.—Meloimaginéy…¿esaeslarazóndesurivalidad?—Supongo —no le mentía, solo omitía pedacitos, ¿no?—. ¿Ahora
comprendes?,porahoradigamosquenadielosabe…—Pues no veo cómo puedan esconder eso que hay entre ustedes, es
bastanteevidente—zanjóconfusa.Ahorameveíamásseria.—Essoloporuntiempo,queremosqueentiendanpocoapoconuestra…
«amistad».—Kyana,túyél…noson«amigos».—No—confirméarrugando lacomisurade losojos.Deverdadno se
daba por vencida. Resoplé de nuevo—. Pero no quiero problemas conellos,mecaenmuybien—posóunamanosobrelamía.—De acuerdo, no te preocupes, les diré que saliste a hacer unos
encargossillaman¿Okey?—suspirémástranquila.—Gracias,mamá…—No hay problema. Pero… me gustaría que pudieras vivir lo que
sientes sin esconderte, después de todo ellos son tus amigos, deberíanentenderqueentreustedessurgióalgo—esoerajustamenteloquequería,sinembargo,lascosaserancomplicadas.—Sí,séqueprontoasíserá…Encuantoterminamos,ellalevantótodoyyomesubíacambiar.Puseun
poco más de esmero en mi imagen. Elegí un jean que no estaba muygastadoysíalgoajustado.Unsuéterdepunto,cuelloaltocafé,unasbotascómodas,porarribadelospantalones.Dejémicabellosueltoalisándoloymemaquillécomosiempre,bueno,conunpocomásdeatención.A las doce en punto el timbre sonó, bajé enseguida. Liam ya le
informabaamamáacercadenuestraexcursión.Alverme,paróensecolaconversación.—Hola… —sonreí tímida. Mi madre me observó también y sonrió
aprobatoriamente.Caminéhastaél,altiempoquemetendíalamano.—Vayanconcuidadoynoregresenmuytarde.—Sí,Irina.Llegaremosalasnuevetreinta,¿teparece?—Bien,siseleshacetarde,noolvidenavisar.—Asentíylediunbeso
dedespedida.Arribadelacamionetafuiconscientedesupenetrantemiradasobremí.
Medevorabaconlosojos,enseguidameruboricé.—Teves…preciosa…—Tú también te ves… guapo—y por supuesto era cierto; llevaba un
jeanque,paravariar,lefavorecía,juntoconunsuéternegrodecuelloaltoymangalargaquerealzabasuespectacularcuerpo.¡Dios,medejabasinaliento!Mebesócondulzuracadaunodemislabiosyarrancó.—¿Qué quieres escuchar? —Me tendió su reproductor, lo revisé, la
mayoríaerademisgrupospreferidosasíquenotuveningúnproblemaenescoger.—Tienesbuenamúsica…—Ayermefijéqueenesosícoincidimos—escuchéunacanciónqueme
encantabamirandoporlaventanaatenta.Deprontounadudameasaltó.—Liam, ¿puedo hacerte una pregunta?—memiró asintiendo con una
sonrisa.—Es que, bueno, no has hablado de tu familia y… —le hice ver
intrigada.Alcancéanotarcómosucuerposeponíaentensión,enseguidaserelajó.—Nohaymuchoquédecir—parecíaindiferente.—Noesjusto,túyalosabestododemí…—lanzóunsuspiro,sabíaque
teníarazón.—Solotengounhermano,dosañosmayorqueyo,élestudiafuera.—¿Dónde?—EnHarvard,cienciaspolíticas.—¡Guau!¿ytuspadres?—A ellos casi no los veo—zanjó. Parecía no tenermuchas ganas de
hablardeltema.Esomehizosentirendesventaja,élnosehabíacansadodepreguntarmetodoacercademividayyoselacontésindudar.—¿Novivencontigo?—continuéinsistiendo.
—Sí,peroviajanmucho,prácticamentenoestán…—¿Aquésededican?—Trabajanparaelgobierno.—Mmm,entoncessiempreestássolo—negómanejandomuyatento.—Enmicasa trabajamuchagente,nuncaestoycompletamentesolo—
Deverdadestabasacándolela informacióncontirabuzón.Porotrolado,sentía que no me decía todo. ¿Por qué le incomodaba tanto el tema?,¿tendría unamala relación con sus padres?, ¿habría alguna cosa turbia?Sacudí la cabeza haciendo a un lado esas ideas; a lomejor su vida conellos en efecto no era muy interesante, no había mucho que decir y elhecholedabaigualololastimaba.—Liam… ¿Qué sucede?, ¿te estoy incomodando? —posó una mano
sobremipierna.—Esonunca.Losiento,essoloque…paramínoesuntemaimportante.
—Loobservéporun segundoydespuésperdí lavistaenel exterior sinpoder creerle—. Kya, no es que no quiera decirte. Mis padres no soncomo tumadre, tenemos una relación un poco…distante,muy lejana…esoes todo—asentísinmirarlo.Sinoqueríadecirmásporhoraestababien, aunquenoporesodejabadedolermeunpoco—.Mejordime,¿enseriohasleídotodosesoslibros?Sonunmontón,yocreoquenoheleídoniunoenloquevadelaño…—eraevidentequecambiabadetema,perosienrealidaderaasí,noteníacasoseguirinsistiendo.El resto del camino conversamos sobre trivialidades, no volví a
preguntarmás sobre su familiayélnovolvióa sacar el tema.Cuarentaminutosdespuésllegamos.Me llevó a los principales puntos de interés, parecía que conocíamuy
bienporquecontestabatodasmispreguntassindificultad.Tomadosdelamano caminamosmucho. Cada tres pasos lo detenía para tomar algunafotografíadealgoquemellamabalaatenciónylespedíamosadiferentespersonasquenos tomaranotras juntos.Moríapor enseñárselas a JaneyRaúl.Más tarde fuimosa laplaya,alquilóuncaballoycuandomenosmedi
cuenta,meinvitabaasubir.Nuncamehabía trepadoaunoysihedesersincera,medabaunpocodemiedo,yasaben…nosoymuytemeraria.—Iremosjuntos,anda,tevaagustar—meconvencióconsusolamirada
ynosénicómoacepté.Meayudóamontar sindificultady luegosubiótrasdemí.Mesujetófuertepor lacinturay lohizoandar lentamente.El
atardecer estaba comenzando y la vista era preciosa—. ¿Te gusta? —preguntójuntoamioído.Enseguidasentílasmariposasenmiestómagoylapielerizada.Erahermoso,peronadacomparadoconsentirlotancercade mí, sujetándome de esa forma tan posesiva que me hacía sentir quenadapodríasuceder.Sucálidopechomecobijabaysusmanosrodeabanmicuerpodeunamaneraúnica,haciéndomesentirenelcielo.—Sí…—logrédecirconlabocaseca.Besómicabelloycontinuamos.
Lo manejaba sin dificultad, el animal le hacía caso en todo. No supecuántotiempoestuvimosahí,lociertoesqueentresusbrazospodíapasarlaeternidadynoimportaba.Cuandoanocheció, regresamosy lo entregó.El frío se incrementó así
que fuepornuestraschaquetasal autoycaminamos juntospor laplaya,riendoyjugando.Leaventéunpocodeagua,sinqueélsedieracuentaycomenzó a perseguirme, al finalme rendí sin remedio.Me tomópor lacinturacargándomeauncostadodesucuerpo,nopodíaluchar,larisanome lo permitía, cuando por fin me bajó, me ofreció su espalda paratreparme,nolodudéymeaferréasucuelloenrollandomispiernasensucintura,mehacíasentirtanlivianacomounapluma.Recarguémibarbillaensuhombroyseguimosriéndonos.Suolormellenaba,eraunamezcladelimpio,perfumeyalgomás…meencantaba.Antes de las ocho nos dirigimos a un restaurante. Un lugar muy
acogedor, conmesaspequeñasyvelas que las iluminaban.La anfitrionanosofrecióunasinproblema.Elsitioteníaunavistaimpactante.Laslucesdelaciudadcentelleabanyseescuchabaelrugirdelmar.Alterminarmiplatilloyoyamesentíasatisfechaentodoslossentidos,
lomirabafeliz.Suexpresióncambióderepenteytomómimanodeformasolemne.—Kya,necesitoquesepasqueestosdíashansidolosmejoresdemivida
—Cuandomeobservabaasínopodíaevitarquemibocasesecarayqueelpulsosemeacelerara.—Paramítambién,Liam—Seacercóamirostroyrozódelicadamente
mislabios—.Creesque…¿entiendanloquesentimos?—Lo intentaremos, si no es así, no estoy dispuesto a dejarte, prefiero
perderlo todo antes que eso… —lo decía en serio. La intensidad denuestro sentimiento no era algo fácil de comprender, nosotros no lohacíamos.Yaerainevitable,nopodíamossepararnos.Kyana,lovamosalograr,despuésdetodonohacemosnadamalo,escuestióndepaciencia…
—No estoy tan segura y la verdad es que… esto no me gusta… noquieroperderte.—Esonopasará,telojuro,sucedaloquesuceda—sonreíinsegura.Eso
esperaba.PocoantesdelasnuevesalimoshacíaMyrtleBeach.Llegamosjustoala
horaqueprometió.Alentraralacasaescuchamosvocesenelcomedor.Ahísehallabanuna
mujer mayor que mi madre y un hombre bastante apuesto, un pococanoso, delgado y con rostro bien formado. Los tres tenían susordenadores abiertos y revisaban papeles. En cuanto nos vio mamá, selevantó.—Hola…¿cómolesfue?—Bien.Buenasnoches—giróhaciasusinvitadosynospresentó.—Mihija,KyanayélesLiam.EllaesElyyRalph—Ambossepusieron
depiesaludándonosconunfuerteapretón.—Hola,chicos—señalólamujermirándonosaprobatoriamente.—Muchogusto—LasiguióRalph.Cuandolotuveenfrente,comprendí
porquéestabasaliendoconél.Ademásdeguapo,seveíamuyamable.—Estamos trabajandoenunproyectode laagencia…—Mamáparecía
agotada;sinembargo,teníaunbrilloespecialensumirada.Conqueeseera el hombre en cuestión.Meparecióperfecto.Salimos a la terrazaunsegundodespués.Hacíamásfrío,peronoerainsoportableybueno,queríaestarasolasconél.Con una enorme sonrisa provocativa en esa boca que me aniquilaba,
rodeó mi cintura con familiaridad y me sentó sobre sus piernas. Deinmediatomeacurruquérecargandomirostroensuclavícula,cercadesubarbilla. Saqué el móvil de mi abrigo y comenzamos a revisar lasfotografías haciendo un recuento del día. Definitivamente uno de losmejoresdemivida.Alasdocemoríadesueño,noqueríaquesefuera,ambosestábamosen
silencio.Élteníarecargadalacabezaenlaparedyyoensupechoconlosojoscerrados.Podíaquedarmeasíporsiempre.—Kya, es horade irme…—negué lentamente sinmoverme.Elevómi
barbillaysujetócondulzuraunodemislabiosparadespuéshacerloconel otro— No quiero que tu mamá tenga quejas sobre mí, yo tampocoquierodejarte—Melevantéresignada,teníarazón.Cuandoestuvimosdepiemeabrazóamorosamente.
—Mañana no sé si podré verte—me separé enseguida mirándolo untantodecepcionada—.Latemporadacomenzarápronto,nosjuntamoslosdomingosparaafinarestrategiasyplanearlosjuegos—asentíintentandocomprender. Tenía miedo de que se estuviera arrepintiendo, de quenecesitaraespacio…Existíanmomentosenquemedescubríadesconfiada,esomeconfundíaymehacíasentirmal.¿Perocómoevitarlo?Acunómibarbilla, serio—.Por favor…soyconscientedequenoconfíasdel todoenmí, loleoavecesenlamaneraquememiras.Tequiero,créemequepreferiríamilvecesestarcontigoqueahí. ¿Sabesalgo?Antesnoexistíanada más importante y ahora… siento que me estorba. No quisieradespegarme nunca de ti…—no quería dudar, necesitaba creerle, si nosufriríamuchoyloharíasufriraél.Sinembargo,eramuydifícil,niyocomprendía cómo podíamos estar juntos, cómo estaba sucediendo todo.Me sentía vulnerable, odiosamente insegura a veces. Paré mispensamientosdeinmediato,debíacontrolarmeyserinteligente.—No tienesqueexplicarme,entiendo—caminéa la entradade lacasa
olvidandomistonterías.Detuvomiandarymevolvióaabrazar.—Kyana, el entrenamiento es todo el día, termina tarde. Si puedo
escaparmenodudesqueloharé…—Liam, no tienes qué hacerlo. Sé que eso esmuy importante para ti,
ereselcapitán,nopuedesescabullirte.Además,nosoyunaniña,niquieroserposesiva,tejuroqueentiendo,essoloqueteextrañaréytodoestoestannuevoparamíqueno sé cómo reaccionar.Nomehagas caso—Sinmásmebesóansiosoylerespondídelamismaforma.Eralaverdad,teníaqueentenderydebíaconfiarenél.Mequería…losentíaencadacaricia,encadabeso,ensumiradayenloquehacíacuandoestabaamilado.Élsonrióintranquilo.—Ypenséqueelposesivoerayo.Quemeextrañesunpocomegusta…—Siempreteextrañoyno«unpoco»,sinomucho—sonriócomplacido
ante mi confesión. Besó mi frente absorbiendo mi aroma, adoraba quehicieraeso.—Sinoterminamuytarde,temarco,¿deacuerdo?—Sí—Diezminutosdespuésyaestabaenmicuartotumbadabocaarriba
sobrelacama.Noqueríahacerlosentirasí.Eralasegundavezquedecíaquemequeríayaúnnopodíacontestarle.Creíaquesilohacía,quedaríacompletamenteexpuestaanteélyesomeasustaba.Mepuseelpijamaycuandosalídelbañoyateníaunmensaje.
«Graciasporelmejordíademivida,descansa».Tenía la capacidad de hacerme olvidar cualquier sentimiento negativo
contansolountextoenmimóvil,increíble.«Paramítambiénfuemágico.Suertemañana».Meacostéunsegundodespués,abracésusudaderaymedejéllevar.Porlamañanahicelosdeberesdespuésdedesayunar.Mimadreterminó
alparecermuytarde,puescontinuabadormida.Antesdelasoncesonómimóvil,otromensaje.«Voyparaelentrenamiento,mueropordarteunbeso».«Yotambién.Buendía».Continuéconcentradaenmatemáticas, esamateriayanuncasería igual
paramí,ahorasiempremelorecordaríaaél.«Estoyafuera,porfavor,solouno».Reí sonrojada.En serio era increíble,debí suponerqueharía algoasí,
esa era su manera: arrebatada, impulsiva y por eso era que estábamosjuntos, eso lo sabía.Yame había duchado, pero traía puesto unos pantsviejosquenomegustabanenloabsoluto.Nihablar.Mehiceunacoleta,revisé que no estuviera tan mal y bajé corriendo. Abrí la puerta y ahíestaba. Entró enseguida cerrando tras él, mientras me tomaba por lacintura. No lo dejé hablar y lo besé con tremenda ansiedad. Llevaba elconjuntodeportivodel equipo,queparavariar, se leveíaespectacularyteníaaúnelcabellohúmedo.Dios,lograbaalertaryentumiralaveztodosmissentidos.—Penséquetemolestarías…—admitiócontento.—¿Porqué?,yotambiénloquería…—Te ves… muy linda así —Me hizo un poco hacia atrás para
observarmemejor.Entornélosojos.—Noesverdad,essoloquenoesperabavinieras.—Definitivamente me gustas de todas las formas —¿Cómo no
quererlo?,¿cómonoperderlacabezaporalguienasí?Lediunpequeñoempujón coquetamente. De repente se puso serio—. Creo que no iré,quieroestarjuntoatihoy,mañana,pasado,elrestodeltiempo—acariciésurostroconmovida.Micorazónpalpitabafrenético, inclusocreíquelopodríaescuchar.—No puedes faltar, es tu responsabilidad. Estaremos bien —asintió
desganado.Lobesédenuevoyenseguidasefuesinmuchoánimo.Doshorasdespuésde esoMaxmemarcópara invitarmeal cine. Irían
todosypasaríanpormíalrededordelascinco.Dudéenaceptar.Lociertoeraquenohabíasalidoconelloseldíaanteriorynecesitabamantenerlacabeza ocupada, no llevaba ni dos horas sin verlo y ya lo extrañabademasiado.La película fue de acción y suspenso, así que las dos horas pasaron
rápidamente. Antes de entrar le mandé un mensaje a Liam, sabía queprobablemente no me contestaría ya que debía estar jugando. Saliendofuimos a un restaurante de comida rápida.Reímos y comentamos sobrelostípicoserroresdelacintaqueacabábamosdever.—¿Pensaste lo que te dijimos el viernes, Kyana? —negué despacio
observandoaMax.Alpareceryatodossabíanaquésereferíaporquenopreguntaronnada.—Ojaláloevalúes,creoqueeslomejor—Raylodecíaenserioaunque
sonreíaparasuavizarlo.—Élnosehaportadomalconella,meparecequeexageran…—espetó
Lanaconsimpleza.AnnieasintióaligualqueRobertyEmma.—Es tudecisión,soloquequeremosevitarproblemas—Billy lodecía
comprensivo.—Chicos,lesagradezcodeverdadquesepreocupen,valorotodoloque
han hecho por mí desde el primer día. Sé que entre ustedes hay…problemasdesdeantesqueyo llegara,noquieroprovocarmás,peronoestoyhaciendonadamalo, entiendanqueyo asumíun compromisoy lodebocumpliryélharespondido.—Tienesrazón,probablementeexageramos.Túnotieneslaculpadelo
queantessucedió,parecequeélloentiendemejorquenosotros—admitióRaypensativo—.Pero…sillegaasucederalgo,¿dejarásdeayudarlo?—Asentímuy segura—.En cuanto aRoger, se está pasando de la raya, sisigue así lo denunciaremos ante el concejo estudiantil… —todosestuvierondeacuerdoconMaxyyotambién,yameteníaharta.Pasaban de las ocho cuando mi celular sonó, al ver el número, me
separéunpocodeellos.Meubiquéjuntoaunaventanaviendoelexterior.—Hola…—Hola,Kya.Acabodever tumensaje…—alescucharloolvidédónde
estaba. Comencé a jugar con la calcomanía que estaba adheridadescuidadamentesobreelvidrio.—Loimaginé,¿cómovatodo?—seescuchabaagitado.—Bien,faltaunahora¿ytú?,¿tegustólapelícula?
—Pues…sí,yasabes…asesinatos…persecuciones…esascosas…—Intuyoquenosontuestilo—alcanzóapercibirdivertido.—Nomedesagradan,tampocosonmisfavoritas…—Es bueno saberlo —escuché que lo llamaban, seguramente su
entrenador—.Kya,deboirme,encuantosalgatemarco¿deacuerdo?—Sí, suerte…—susurré triste. De pronto su tono cambio, ahora era
serio.—Teextraño…—Igualyo—sonreíbobaliconamente.Moríaporolerlo,porabrazarloy
porverlo.—Con eso me conformo…me voy, cuídate—colgué y me dirigí de
nuevoalamesa.Alasnueveyaestabaencasa.Mimadreaúnnollegaba.Prendíelordenadoryrevisémiscorreos.Alasdiezeltimbresonó.Bajétranquila,noqueríadecepcionarme.Eraél.—Hola…—entrócerrandolentamente.Encuantolotuvecercalorodeé
ansiosa—.Dios, teextrañé tanto…—susurrócontramicabellomientrasme daba pequeños besos. Me separé, busqué sus labios poniéndome depuntillas,élbajólacabezaymedevoróansioso—.Nopodíaesperarhastamañana,media hora esmedia hora—Me guió hasta la sala. Se sentó ycomoeldíaanterior,meacomodósobresuspiernas.Enesemomentomesentícompletayasombrosamentefeliz.—¿Cómoestuvotuentrenamiento?—lucíaagotado,demasiado.—Largo… muy largo… así son, pero nunca se me había hecho tan
pesado.—Tevesexhausto,Liam—conundedocomencéarecorrersuscejasy
suspómulos.Cerrólosojossonriendolánguido.Continuétrazandolíneasensurostrodelicadamente,nosemovió,parecíamuyrelajado.Lobesé,respondióconternura,despacito.—Se siente tan bien,Kya—no contesté,me extasiaba su expresión de
completo abandono—.Mehubieragustado ir yo al cine contigo—paré.Abriólosojossonriendo.—¿Creesqueamíno?—Yairemos,¿noescierto?—Esuntrato—dijeenarcandolacejayladeandolevementelacabeza.—Mmm, ya verás, haymiles de cosas que quiero hacer a tu lado y te
juroquelasharemos…todas.
—Lo sé —escuché el auto de mi madre. Ambos nos separamos deinmediato.Vioelreloj.Yaerahora.Nosmiramoscondesilusión.—¿Algúndíaseríasuficienteeltiempojuntos?No,ahoraestabaconvencidadequenuncaseríaasí,Liamyaestabaen
míyyo…enél.
7¡quema!
Lasdossemanassubsecuentesfueronmásfácileshastaciertopunto.Nosescapábamos en los recesos para vernos.Memandabamensajes todo eltiempoyyo…mesentíaalucinada.Loquería,esoyaerainevitable.Continuamosconlasasesoríassinproblema.Mástardeibaamicasay
dejaba su camioneta a unas cuadras para no levantar sospechas. Larelación entre él ymimadremarchaba perfectamente. Literatura seguíasiendo… complicada. Max y Ray revoloteaban alrededor, intentandollamarmiatención,yLiamseesforzabaparapoderreprimirse.Losdíasque terminaba tarde su entrenamientome iba conmis amigos y lo veíadespués,porlomenosmediahora.La intensidad de lo nuestro aumentaba sin poder detenerla.
Desarrollábamos algunas tareas juntos, nos desafiábamos en juegos demesa, conversábamos sobre miles de cosas sin parar y eso… eso eramágico,puesmedejabafluirsindificultad,sinaparentar,sinocultar,sinescondernadadeloqueenrealidadsoy.Rogernomehabíavueltoamolestar,aunque,cuandome lo topabade
lejos,memiraba amenazante, ¡demente!Nos coordinábamos fácilmente,perocadavezlosentíamásansioso,másdesesperado.Nodecíanada,nohabía necesidad, yo sabía que no podíamos seguir postergando más laverdad.Eraabsurdo.Sisemolestabanporloquesentíamosnotendríamásremedio que alejarme, por mucho que eso doliera. Llevábamos tressemanasjuntosy…yaerademasiado.La actitud de los chicos con él no cambiaba. Cuando se acercaba con
algúnpretexto sobre las tutorías, lo observabanmolestos, sin ocultar surepudio.Losúnicosquemeapoyaban,perodesconocíannuestrarelación,eran Annie, Robert y Emma. El resto seguía refiriéndose a Liam condesconfianza y rencor; a pesar de que él se comportaba diferente:respetuoso, agradable, ajeno a cualquier problema. No podía remediarnada, eso me llenaba de impotencia. Veía a sus amigos molestar, justocomoél solíahostigar.Eranpatéticos, desagradables, esomedejaba sin
armasniargumentos.Cinco semanas en Myrtle Beach y mi vida era, como podrán darse
cuenta,muydiferentealoqueimaginé.Sentíacomosihubieseestadoahídesdesiempre.Claroqueextrañabaamisamigos,perograciasa loquesentíaporLiamnoeratanduro.Asuladonadaimportaba,soloél,sentíalaurgenciadetenerloamiladoentodomomento.Acostada sobre mi cama, el quinto viernes por la noche, suspiré ya
echándolo demenos. Se acababa de ir. Al día siguiente sería su primerpartido e iban a jugar como locales. A partir de esemomento, algunosdías,losfinesdesemananoestaría,yaquelospartidoseranendiferenteslugares. Todavía no le lograba decir lo que en realidad había en miinterior,puescuando lo intentabanosalían laspalabras,seatorabanahí,en lagarganta.Mesentíamiserable,élnosecansabadedemostrármelo,era todo lo que jamás soñé. Sin embargo, entremi poca expresividad yentre que me daba miedo decirlo, lo mantenía oculto, muy dentro,custodiadohastaquellegaraelmomentoadecuado.Esanochellevóunaspelículasquepensómegustarían.Mimadreestaba
conRalph,salíanmucho,peronolollevabaacasa,supongoquepormí.Su sudadera aún olía a su esencia, la abrazaba cada noche. En esemomentolateníapegadaaminariz.Aldíasiguientetodosiríamosalpartidoyaunquenosesoportaban,era
un gran evento en el pueblo. Por la noche se celebraríaHalloween.EratradiciónenMyrtleBeachjuntarlosdoseventosytodosestabanlistos…menos yo. Liam,me rogó asistiera.No teníamuchas ganas.Verlo y nopoderestarconélnoerami ideaprecisamentedediversión.Aunasí,yahabíaquedadoconlosdemásyAnniemellevaríaundisfrazparaquenotuviera pretextos. Suspiré afligida, ahí, enmedio de la penumbra demihabitación.EljuevesMaxfueamicasadespuésdelaescuela.Liamyyohacíamos
tareas cuando escuchamos el timbre. Abrí despreocupada, una vez quesupe que era él. Quería hablar conmigo y parecía nervioso. Esperérelajada a que dijera lo que pasaba. Sabía perfectamente que no estabasola,eradíadetutorías,porloqueLiamdejójustoenfrentesucamioneta,despreocupado.—Kyana,¿podemoshablar?—asomósurostroalinteriorylovio.Liam
lo ignoróycontinuócon losdeberes.Asentí.Salí sincerrar, aguardé—.Séqueestásocupada,peroqueríaversi…¿iríasconmigoa lafiestadel
sábado?—sentíquemiestómagosecaíahastaelpiso.¿Desdecuándomehabía convertido en un imán de chicos? Y para colmo, justo tenía quepedírmelo frente a mi novio. ¡Maldición! ¿por qué no cerré la puerta?¡Agh!—Perosivamosair,¿no?—fingídemencia.Sabíaperfectamenteaqué
serefería,nosemeocurrióotramaneradeesquivarlo.Metiólasmanosen su jeanmirándome de unamanera que nome gustó en lo absoluto.¡Diablos!Enserio…¿Porquéamí?¿desdecuándotanirresistible?¡ah!—Loquepasaesque…meencantaríaquefuerascomo…mipareja—Si
hubieratraídolíquidoenlaboca,segurolosacotododeunjalón.¡Qué!,¿jamásserendirían?Esoerapordemásincómodo.—Max…—Liamsalióeneseinstanteconsumochilacolgando,pasóen
mediodelosdosechandochispas.—Se terminóel tiempo.Luegonosvemos—Yse fuesinvoltear. ¡No!
Queríasalircorriendotrasél,explicarle,sinembargo,mequedéclavadaahíobservandoatónitacómosemarchaba,rugiendosucamioneta.Esoesimpotenciapura.—Québuenoquesefue—soltóMaxindiferente.Queríaquelatierrame
tragara, jamás hubiera querido que presenciara algo así, ¿por qué todosiempresecomplicaba?¡Ah!Alpasoque ibamedaríaprontounacrisisdenervios.—Max, lo siento, es mejor que sigamos como hasta ahora —zanjé
respirandocortadamente.Laspiernasmetemblaban,queríaquesefuera.—Kyana,porfavor,nopierdesnada…—¿Nocomprendía?,teníaganas
decerrarlelapuertaenlacara,peroyonoeraasíyélnoteníalaculpademi temorobueno, enparte sí, aunquenodemi silencioy todo eso eraconsecuenciadeello.—No,deverdadnoquieroquenuestraamistadseveaafectada,losiento
—articuléconpocotacto.Asintiósindecirmás,mitonofuemuyclaroytajante.—Estábien,comprendoy…notepreocupes,nadacambiará…teníaque
intentarlo—¡Dios!,odiabaverloasí:abatido.Miintenciónnofueesa,soloqueríaque se fueraynovolvieraa insistir.Coloquéunamano sobre suhombrointentandosuavizarlascosas.—Max,me caesmuy bien, en serio y… los quiero…como amigos…
porfavorentiéndeme—sonrióasintiendoamigablemente.—Comprendo,mañananosvemosy…comosinada¿sí?
—Gracias…Encuantosemarchómisojosse rasaronpor la impotencia,cerrémis
manos en un puño bien apretado sintiéndome profundamente frustrada,enojada y... extrañamente desolada. Me senté en la sala desconcertada,recordando la huidadeLiam.Decidímarcar sunúmero, pero…¿qué lediría?Noimportaba,yateníaelmóvilenlamanocuandosonóeltimbre.Abrídesganada,triste,esperabadeverdadquenofueradenuevoMax.Error.Liamapareciófrenteamí,conelrostrodesencajado.—Losiento…—susurróarrepentido.Loabracémientrascerrabatrasél.—No,nodebísalir…—mesentía fatalpor loqueacababadesuceder.
Acunómibarbillayalmirarmisojosenrojecidos,comprendiósesintióculpable.—Kyana, no es tu culpa, perdóname… no debí reaccionar de esa
forma…—Notedisculpes,por favor.Mesentí terrible…odio lastimarte,Liam
—Conambasmanosagarrómi rostroymebesódulcemente, aspirandocon ansiedadmi aliento,mientrasmis labios semovían sobre los suyossindificultadysíconnecesidad.—Tú no eres la responsable, sabía que esto pasaría en cualquier
momento, es soloque escucharlo fue…peorde loque creí…Tuvequeacopiar todo mi autocontrol posible para no cometer una estupidez—escondímimejillaensupecho—.Cadavezmeesmásdifícilocultar loquesientopor ti.Tequieroynodeseocompartirteconnadie…necesitoque todos sepan que estás conmigo… Ahora eres mi todo y no puedoseguirconesteenredo—Lasituaciónnosestabarebasando.Mearrastróhastaelsillón,sentándomeasulado.Elevómirostrohastaél—.Vamosaolvidarlo,¿deacuerdo?,prontoresolveremosesto,estoyseguro—Enesemomento comprendí que ya no estaba dispuesta a seguir así, perosospechabaseríaaúnpeorquelosupieranaesasalturasysuconfianzaenmíseveríaseriamenteafectada.Acarició de nuevo mi mejilla regalándome una hermosa sonrisa que
tranquilizómiculpa.Yanohablamosmásdeltemaeintentamosretomarloquetrabajábamosunosminutosantes.No lo podía postergar más… a Liam no le importaba que todos lo
supieranysedeteníapormí.Noerajusto,nopermitiríaquealgocomolodel jueves volviera a suceder. Tenía que ser valiente, demostrarle que
también podía luchar por lo que sentíamos, que yo también lo quería yllegaríaporélhastaelfinal,pasaraloquepasara.Selosdiríayquefueraloquetuvieraqueser.Siestabaasulado,todolodemásnoeratangrave.Ynopodríavolveraveresaexpresióndeangustiaensusextrañosojos.Porlamañanamedespertétemprano.Entremamáyyohicimoselaseo
delacasa,queporciertoteníamosunpocoabandonada.Mimóvilsonó,sabíaqueseríaél.«Kyana…penséentitodalanoche…teextraño».Lascosasquemedecíamederretíancomosi fueseunhelado juntoal
fuego,pornodecir,quelesacabanalasamispies:volaba,enserioquesí.«Yonosoloporlanoche».No se tardaba nada en contestar, así que esperé con el teléfono en la
mano.«Esocambiatodomidíaylosabes».Unpardehorasantesdelpartido,llegó.Lopaséhastalaterrazayaque
mimadrepululabapor todos lados sacudiendo, a conciencia, cada cosa.Nomeencontrabaenloabsolutopresentable:unjeanrotoconunaplayerarosa ya vieja y el cabello agarrado en un moño mal hecho. En pocaspalabras,hechaundesastre.Cuandolotuveenfrenteasolas,lomirérefunfuñando.—Date cuenta cómo estoy… —rodeó mi cintura divertido. Esos
pucheroslodoblegabanyyoyasabíacómousarlos.—Hermosa,comosiempre.¿Sabes?,creoquenuncadejarásdegustarme
—rodélosojosriendo.—Eres…—mejalóacercándomehastasuboca.—Insufrible…losé…—Ymebesó—.Meencantantuslabios…—Mentiroso…—¿Ahoraquiénes la insufrible?—Sonreí, tenía razón—.Queríaverte
antesdelpartido…—Québuenoquelohiciste…—Nosabrazamosunossegundos.Cuando
se separó no pude evitar entristecerme, eso de estar enamorada era tanhermosamentecomplicado.—Metengoqueir.Nosvemosenlanoche…enlafiesta—torcílaboca
insegura.Nomegustabanadalaideadeirynopoderestarjuntos.—Kya,ve,porfavor,nopuedofaltar,túsabesquetodoelequipoestará
ahí… no me lo perdonarían —rozó de nuevo mis labios—.Encontraremoslaformadepasartiempotúyyo…loprometo…
—Okey. Solo no te vayas a burlar de mi disfraz —Lo amenacéenarcandounaceja.Riodivertido.—Porsupuestoqueno,séqueteverássensual…comosiempre—Ledi
unpequeñogolpeenelpecho.¿Sensual?,no,yopodíasermuchascosas,perosensualparanada.—No bromees, es en serio…—lo regañé divertida. Me acercó a su
cuerpohastaquesentídenuevosualiento,acariciandomirostro.—Séquemeimpresionarás,nuncadejasdehacerlo—apresóunodemis
labiosylodetuvoentrelossuyosapenassiunsegundo.Lashormigasyaestaban haciendo de las suyas en todo mi cuerpo—. Me voy… no tedespegues de tu móvil —Asentí con la boca aún deseosa de más. Unminutodespués,desapareció.El lugar estaba abarrotado, todos los estudiantes y adultos de Myrtle
Beach se encontraban ahí. Al parecer era un gran evento. El partidocomenzóa las cincoymediaenpunto.Cuandoel equipo salió, lagenteenloqueció.Gritabanyaplaudíanenardecidos.Liamibaalfrenteconsucascoauncostadocomoelrestodelequipoy
trotabaalcentrode lacancha. ¡Dios!Mibocasesecó, seveía realmenteespectacularyenélsíquedabamuybieneltérminosensual.Demasiado.Élmedijoqueelrivalerafácil;sinembargo,noseconfiarían,deseaban
seguirmanteniendoeltítulo,eraunequipomuyrespetadoalolargodelaCostaEsteaniveldehighschool.Una hora después iban ganando veinte-quince. Puse mucha atención a
cada jugada. Liam intentó explicarme, aunque debo confesar que mecostaba trabajo seguirle, así que entre Ray y Billy iban respondiendocuando les preguntaba. A las ocho acabó, el equipo del condado ganócuarentaycinco-treinta.Lagentealucinabaaventandocosasalacanchadela emoción,mientras ellos festejaban en el centro y se cargaban unos aotros.Liammebuscóconlamirada,cuandomeencontró,sonrió.Nadienos vio, a excepción deEmma, que caminaba ami lado.Cuandome dicuentadequenotóelgesto,meruboricé,enrespuestameguiñóunojo.TodaslaschicasnoscambiamosencasadeAnnie.Eldisfrazeramejor
de lo que pensé, era un atuendo de épocamuy hermoso. Tenía un rojocarmesí intenso, con bordados que asemejaban oro cruzando el vestidomuy provocativamente. Tenía un corsé que marcaba perfectamente mifigurayresaltabaunpocomipecho,conmangaspegadashastalamuñeca,lapartebaja estabaadheridaal restoycaía larga,unadiscreta crinolina
ibadebajoparapoderlevantarlaunpoco.Loszapatoserancerrados,delmismocolordelvestido,conunapulseraquerodeabamitobillo.Saramehizo rulos más marcados, levantando toda mi melena castañaelegantemente con un listón dorado que se tejía por todos lados. Memaquilló divertida intentando igualar lo que en esos momentos de lahistoriaseusaba.Unasarreglabana lasotras.Eragenialvernosa todaspululandocomo
abejasdetrásdealguna,disponiendoalgoensucabellooacomodandosuvestuario. El resultado, debo aceptar, me encantó. Realmente me sentíasatisfecha con mi atuendo, una vez que me vi en el espejo. En lasanterioresfiestasqueasistímehubieraidodisfrazadadecualquiercosa…Peter pan, duende, incluso bruja o una rosquilla gigante, jamás decortesana. Le gustaría, estaba segura. Sonreí ante mi reflejobobaliconamentepensando,sinpoderevitarlo,ensuslabios.La fiesta era dentro de la escuela, en el domo de baloncesto. Cuando
llegamosel lugarestabacasi lleno.Pordentronosinvadiólapenumbra,solohabíalucestenuesqueintentabandarleuntoqueescabroso.Colgabanimitacionesdetelarañas,calabazasyfantasmas.Todoeranegroyneón.Alfondoseencontrabaunestradodondetocabaungrupo.Lasseisentramosriendo.Alvernos,lochicosseacercarondeinmediato,nosrodearonparairjuntosalapista.—¡Guou!, se venmuy bien…—Maxmemiraba al igual que Ray, de
arribaabajo,inspeccionándome.Robert,quehastaesemomentoapareció,e iba de Elvis Presley, tomómi mano para que lo acompañase al sitiodondeservíanunponchedefrutasyrefrescos.—Toma—Metendióunpequeñovaso,mientrasélseservíaotro—.En
seriotevesbien,nosécómolograrásmantenerloslejos,parecenmoscastras de la fruta —rodé los ojos y luego sonreí fingiendo angustia. Lasituacióneraalgocómica.—Estandocontigo,últimamente esoha funcionado—soltóuna sonora
carcajadaasintiendo.—Losé,peromevoyganarsuodioy…todoportuculpa…—lomiré
suplicante abanicando rápidamente mis pestañas. Levantó las manosrendido.—Estábien, está bien…¿quién se resiste a ti?—Ledediquémimejor
sonrisaagradecidaylaverdad,unpocoaliviada.Sabíaquenoleatraíaenloabsoluto,dehechoestabaseguradequemoríaporAnnie,peronose
atrevíaademostrárselo.Eralomáscercanoamimejoramigoahí.Porloqueestarasuladoeranatural,relajante—.¿Bailamos?—tendiósumanogalante,yoaceptéconademánpomposo.Un segundo después entró una despampanante chica vestida de hada
robandolaatenciónymiradasde todos losqueestábamosahí.Mecostótrabajoreconocerla,cuandolohice,viqueeradelgrupoinsoportableconelqueteníalamateriadeinglés.Aesasalturasyasabíaqueeraanimadora,unade las líderes.Gracias a eso comprendí porqué se portaban así.Erabonita y tenía un cuerpo demiedo, a su lado iba otra igual de hermosadisfrazada con el típico atuendo de Las mil y una noches. Y detrás deambas, varias chicasmás con atuendos provocativos. Impresionantes deverdad.Lasmiréunmomentopestañeando.—Quitanelaliento,perocréeme…noquieresconocerlas—apuntómi
amigoconseriedad.Fruncíelceñoalescucharlo.—¿Conocerlas? No las soporto, las tengo en una materia, son
prepotentes—asintiósonriendoyseacercóamioído.—Tecontaréalgo,pero…nolorepetirás,¿okey?—asentíintrigadaante
sutono,nosolíametermeenlacotilla,peronopuderesistirsaberloquequeríadecir—.Esachica,laquevienedeLasmilyunanoches,esunadelas razones por las que Liam y Max se odian —mi pulso se detuvoenseguida,miestómagoseencogió,seapretabay,depaso,sehizomoño.En cuanto me lo dijo se separó para ver mi reacción. Dejé de bailarmirándoloatónita.—¿En-enserio?—tartamudeé.Micabezatrabajóamilporhora.Nodaba crédito.Eranodiosas hasta lo indecible, pero además, ¿cómo
eraqueLiam se fijó enmí si ese tipode chicas era el que frecuentaba?Unasensaciónmuymolestadeinseguridadmeembargó.EllafuenoviadeMax,conlaqueLiamse…metió.—Kyana… ¡Ey! —Robert chasqueaba los dedos frente a mí, cuando
reaccioné,intentésonreír—.Tefuisteporunmomento…—Losiento.—Notepreocupes,esareacciónsueloproducirenlaschicas—rodeómi
cinturaymehizogiraralestiloPresley.Soltélacarcajadaolvidandomidesconcierto.Bailamosunosminutosmás, intenté seguir suspasosde rockand roll,
riendocadadossegundossinfijarmeyaenloqueocurríaalrededor.En
medio de un movimiento complicado, sin poder evitarlo, sentí supresencia. Giré a todos lados con el corazón martilleando. A algunosmetros él, observándome. Y nada fue más importante, mis neuronas,pulmones y de más cuestiones orgánicas, se detuvieron. Vestido decaballero,parecíaprovenirdeuncuentodehadasynodemirealidad.Seacercóimportándolepocotodo,susojoslosmanteníaancladosalosmíossin la menor intención de esconder su atracción. Me puse nerviosa deinmediato¿Quépretendía?Robertledabalaespaldaycuandomenosmedicuenta,yaestabaasuladotocandosuhombro,sindejardeverme.Miamigovolteórelajado,encuantolovio,suexpresióncambió.Setensóenunsegundo.Mis palmas sudaron, mi respiración se hizo lenta… No perdía el
contactovisualconmigoyyonoteníalafuerzaparaesquivarlo,mesentíapresa de sus posos grises que invadían mi ser con una potenciaavasallante,inigualable,deslumbrante.—¿Puedo?—preguntóconfirmeza,Liam,serio.¿Lepedíapermisopara
continuarelbaileconmigo?,anticuadamenteencantador.Robertclavósusojosenmidudoso, asentípestañeandomásnomirándolo,por loque sefuesinobjetaralrespecto.—Liam,sevanadarcuenta—dijecobardementemientrasmeagarraba
porlaespaldabajaycomenzabaamoverse.—Tútieneslaculpa,estástremendamentesensual,nomepidasqueme
alejeporquenoloharé…—zanjóconfirmeza.Le intenté seguir el paso torpemente sin saber muy bien en dónde
acomodarmismanos. Lamúsica no era calmada, aunque sí se prestabaparabailarasí,muyjuntos.Sediocuentademiconflicto,asíquelastomóylascolocósobresushombrossonriendo.Sentíalasmiradasdenuestroscompañerosclavadasennosotros,comencéamordermeellabio,nerviosaysinsabercómoactuar,posélavistasobresuampliopecho.—Kya…porfavor,dejadehacereso,porqueentoncessínorespondo…
—soltémi boca y asentí completamente ruborizada. Toda la decoraciónera lúgubre, así que no podían distinguir muy bien mi ansiedad. Mellevabasuavemente,sinesfuerzo.Paramiasombroembonábamosapesardelasestaturastandispares—.Kyana,novaasucedernada,losconozco,sinomepasodelarayasequedarántranquilos—alcélamiradainsegura.Cadavezquehablaba,seacercabaamioídoporloquesentíasualientoahí,enmilóbulo,dejandosuestelacálidayesomeponíaaúnpeor.
—Felicidades—logré decir, me refería al partido, intenté cambiar detema.Hizoungestoconsucabezaenagradecimiento,entendiendoaquéveníaeso.—Deverdadnosécómovoyacontrolarmehoy—Suspupilasdilatadas,
enviando mensajes que dejaban a mi piel erizada, me indicaban querealmentelopensaba.—¿Ycreesqueparamíes fácil?Liam,por favor, tusamigosnoestán
dandobrincosdelaemociónalverteaquí,conmigo—Yeracierto,a lolejosalcanzabaaveravariosdeellos,observándonossincomprender.Seencogiódehombrosindiferente.—Eresmiamigay…mitutora—riócínicamente.—Contigonosepuede—refunfuñémolestaporlapocaimportanciaque
ledaba.—No me pidas milagros, Kyana, por favor… —Su tono se tornó
suplicante y aunque reía, lo decía en serio. Asentí completamentedesarmada.Lasiguientecanciónfuemásrápida,asíquenoeranecesarioestar tan cerca, comenzó a darmevueltas y bailamosuno frente al otro,sonriendomásrelajados.De repente sus amigos se acercaron. Kellan le dijo algo que,
evidentemente, no alcancé a escuchar por lo estridente de la música, élasintió.Unminutodespuésseacercóamioído.—Tengo que ir a resolver un problema, ahora regreso —parecía
molesto.Noalcancéacomprender loquesucediócuandoEmma,SaraySusanyaestabanamilado.—Kyana, ¡no inventes! No lo podemos creer. Nos tienes con la boca
abierta—sonreíruborizada.—Liam… bailando…Con alguien fuera de su círculo de amigos. ¡Es
realmenteincreíble!—dioungrititoSara,impresionada.Intentéfingirquemedabaigual.—Además, te veía de una forma…—agregó Susan. Emma rodeómis
hombrosaldarsecuentadequenosabíaquécontestar.—Seguroesporquelecaesbien,despuésdetodoledasasesoríasyleha
idomejor¿noescierto?—Puedeser,aunquedeverdadesmuyextraño,admítelo—reviróLana,
noparecíaconvencida.Nadiedijomás,por loquecomenzamosabailarjuntas. Cuarenta minutos después Liam seguía sin aparecer. Comencé asentirmeinquietasinpoderevitarlo.
Mirandodistraídaellugar,lovi.Ibaasonreíralegrecuandonotéqueasu alrededor revoloteaban las animadoras con cuerpos esculturales.Pestañeé sintiendo cómo mis pulmones se comprimían. Quise gritar.CaminabarelajadamentehablandoconJen,lacausantedelodioentremisamigos y ellos. La… chica tenía enredado un brazo en el de mi noviomirándolo coqueta, sonriendo de forma sensual. ¡¿Qué diablos?! Liam,para colmo, se reía divertido por algo que le decía prestándole toda suatención. Hacían una pareja impresionante y yo solo podía pensar queteníaganasdedesparecer.Unaopresiónenelabdomen,comosimehubiesengolpeado,apareció
dejándomenoqueada.Calor,muchocalordebidoa la rabia inmensaqueinvadíamiser.DetrásibanKellanyLuckmirandolostraserosdeambasdescaradamente. ¡Increíble! Me giré, acopiando toda mi fuerza devoluntad. No quería seguir observando ese cuadro. De inmediatocomprendí lo que él dijo cuando escuchó a Max invitarme a salir.Definitivamenteyonoeratanfuerteynoteníaeseautocontrol,nocuandosetratabadeélydeesamujercitaqueparecíasirena,conlaquecompartiómásqueunainocenteamistad.Todos bailaban en pequeños grupos o parejas. La fiesta era todo un
éxito, no cabía un alfiler y yo… yo no sabía qué hacer. Mis palmascosquilleaban, mi mente estaba nublada por el enojo y mi cuerpo nolograbamoverse.—Ahora regreso—grité buscando que no se dieran cuenta de lo que
dentrodemíocurría.Siabríalaboca,echaríafuego.Noditiempoaquepreguntarannaday caminé en dirección contraria aLiam.Me abrí pasoentrelagenteconlosbrazos.Meurgíasalirdeahí.Lleguéporfinaunapuerta,laabrísindudar,nomeimportabaadóndediera,soloqueríaquemesacaradeesemalditolugar.Unodelosjardinesdelaescuela,perfecto.Nohabíanadie,agradecíque
fueraasí.Necesitaba tranquilizarme.Élnohacíanadamalo¿no?Peroalverloregresardespuésdetantotiempoconeseparasuladoyriendoconesa…«chica», generó que volviera a desconfiar. Entre ellos sucedieroncosasqueenesemomentonolograbasacardemicabezapormuchoqueme empeñaba, pues dolía como los mil demonios imaginarlo siquierabesándola,yanodigoalgomás…Sujetéconfuerzalosplieguesdelapesadafaldaconmanossudorosas.
Sentí que no podía respirar. Por si fuera poco el bendito vestido tan
apretadoytiesoenlapartesuperior,noayudaba.Encontréunárbolalejado,mesentécondificultadasuspiesdemanera
que tapara completamente la visión del sitio donde recién había estadobailando. Recargué la espalda sobre el tronco cerrando los ojos. Inhaléunayotravezintentandotranquilizarme,nololograba.Luchéintentandopensarenotracosa. Imposible,mimentese llenabadeesa imagen,sentíganasdellorar.Era como estar sobre arena movediza. Nunca, en toda mi vida, había
sentido eso. Mi pecho ardía, mi corazón latía desbocado, furioso, miquijadaestabatensayloúnicoquequeríaerairmecorriendodeallí.¡Agh!Cerrémismanosenunpuñoencajándomelasuñasenlaspalmas.Odiabaesasensacióndeinseguridad,depocoautocontrol,deiracirculandocomovenenoportodamipiel.Con el transcurso de los minutos y el ruido de la noche, comencé a
relajarmealfin.Elsonidodelmóvilmesacódeeseestado.EraMax,nocontesté.Necesitabaestarsola.Lepusesilenciadorylodejéaunladoconla pantalla dando al pasto. Lentamente fui regresando amí. Pensé en elmar,enlaarenabajomispies,enlabrisacolándoseenmirostro,enmicuerpo,enelsonidodelasolascuandochocabanconlaarena.¡Pf!,esasterapiasdevisualizaciónsífuncionaban,yamesentíaunpocomejor.Cuandopor fin recuperéelcontrol,decidíqueera tiempode regresar.
Estaba conmis amigos, podía ignorarlo fácilmente, bueno, no iba a sertansencillo,peropondríatodomiesfuerzo.Ardíaliteralmentedecelos,larabiaviajabavertiginosapormiinterior.Quemaba,puedojurarlo.Reviséelmóvil,muchasllamadasperdidas.Lasborré.Caminédenuevohastalacanchametiéndome por donde salí con lamirada al frente y la barbillaelevada.EncuantomevieronAnnieyRobertcomenzaronlaspreguntas.Sonreí
relajada, explicándoles que salí a tomar aire porque con el vestido mecostabarespirareinventéquenoescuchécuandomemarcaronyaqueloteníaensilencio.Asintieroncomprendiendoymearrastrarondenuevoala pista. Los seguí, intentando parecer despreocupada. Crucé justo a sulado ignorándolo, continúe bromeando con Robert. Sentí sus ojosclavadosenmí.Suproblema.Variasveceselcelularvibróenmimano,nolorevisé,eraél,¿quiénmás?No sabía lo que eran los celos hasta esemomento y realmente fueron
horribles. Lava que tornaba en cenizas cada parte demi cuerpo, de tan
solopensarenLiamconalguienmásysiesealguienera tanescultural,comolatalJen,puesmesentíaaúnpeor.Lanochecontinuóasí;evadiéndolo,mientraséltodoeltiempobuscaba
miatención.Variasvecessemoviódelugarparaversiasílograbaqueloobservara.Soydemasiadoorgullosaynomedoblegaría.Mimóvilseguíavibrando una y otra vez. Pasaba de las dos de lamañana cuandoAnnieanuncióquedebíamosirnos.Robertyyolaseguimosdespidiéndonosdetodos,moríapordejaresemalditolugaryquitarmedeunavezelvestidoquemecercenaba.Caminamos hasta su coche riendo y bromeando. Robert se detuvo en
seco,sinmás,porloquecasinosestrellamoscontraél.Lasdosseguimossumirada.Mequedéhelada.Liam,estabarecargadoenlapartetraseradelautodemiamiga,rabioso,conlosbrazoscruzados.Mefulminabaconsusespectaculares ojos, aún a la distancia. Tragué saliva con dificultad, sinembargo,continúecaminandosinprestarleatención.Elcorazónsemeibasalirdelpecho,martilleabamuyfuertedentrodemí.Queseaguantara,noleharíacasopormuchoquemicuerporogara.Cuandoestuvimosaunmetro,suvozmedetuvo.—Kyana,necesitamoshablar—exigió.¡Porsupuestoqueno!,neguésin
mirarlo. Annie y Robert, de pie a mi lado, se hallaban completamenteperplejos. Se acercó amí importándolemuy poco que no estuviéramossolos—. Yo te llevo a casa—ordenó. Realmente se escuchaba enojado.Aun así, volví a negar e intenté esquivarlo. Me tomó por el brazo,obligándome a voltear—. ¡Basta! Yo te llevo y… vamos a hablar —anunciódecidido.Nomesentíadeltodobien,elcorsécadaminutomemolestabamás.No
comprendía cómo en aquellos tiempos podían soportar esa tortura adiario.Era tandifícil respirarquecontempléaflojarloahí,enmediodelestacionamiento. Lo único que quería era llegar a casa y olvidar esahorriblesensacióndeinseguridad.—Kyana,quieroevitarunespectáculo,perojuroquesinotesubesami
auto lo haré, ya no me importa nada… —Eso último me lo dijosusurrandoamioídoparaquemisamigosnoalcanzaranaescuchar.Leprestéatenciónindignada.¿Cómoseatrevía?Peroalversusojossupequeseríacapaz,nuncalohabíavistoasí,noconmigo.Mesoltédeun tirónmirándolo igualderabiosa.Busquéamisamigos
conlavistarogándolescomprensión.Ambosyaseencontrabanfueradel
autoconlaspuertasabiertas.—Él me va a llevar, mañana les explico…—Annie sonrió intrigada,
entornandolosojos.—¿Segura?—asentíruborizada.¡Dios!¿porquéhacíaeso?—Bien, y… no te preocupes, no diremos nada —Me guiñó un ojo
Robert viendo después a mi novio con clara amenaza. Arrancaron yenseguidacaminéalautodeLiam.Sabíaqueestabaaunosmetros,puesalsalirnopudeevitarbuscarlocon lamirada.Élvenía trasdemícomosifueramisombra.Quitó el seguro a la distancia, abrí la puerta de un jalón. Intentó
ayudarmeasubir,movíelbrazoevitandoquelohiciera,noeramomentopara galanterías y atenciones. Cerró la puerta y un segundo después yaestabaarribaponiéndoseenmarcha.Estabafuriosa,tantoquemispulmonesnolospodíallenardeltodoyme
ardían con cada aspiración y exhalación. Quería gritarle, quería decirlequeodiabaloqueestabasintiendo,queteníapavordeperderloyquehabíamuertodecelosalverloconesa…hermosachica.Llegamos ami casa enseguida e hice ademán de bajarme, él puso los
seguroseneseinstante.Girédesconcertada,arrugandolafrente.Unsudorheladocomenzóainvadirme.—Porsupuestoquenoteirás,medirásquésucede—exigióenarcando
una ceja.Crucémis brazosmirando a través de la ventananegando.Meportaba como una cría, lo sé; sin embargo, de verdad lo que estabasintiendomerebasaba,eranuevoparamí—.Kyana,¿tienesunaideadelomuchoquemepreocupastecuandodesapareciste?, fueronmásde treintaminutossinsabernadadeti.Teseguíy…noaparecías,temandémilesdemensajes, te habléotrasmilesdevecesynada.Creoquemerezco saberqué pasó, por qué esta actitud—continué sin contestar. Annieme habíaapretado el corsé de más e intentaba poner toda mi concentración enrespirar con normalidad, sentada costaba más trabajo—. Cuandoregresasteyaestabas…distinta,busquétuatencióntodalanochey…nolologré. Tenía miedo de acercarme, no porque nos descubrieran, eso meimporta un carajo, sino porque no sabía cómo reaccionarías. Meignoraste… lo hiciste sin ninguna dificultad—expresó con un dejo deasombro.Sonreísarcástica.Noteníaniideadelomuchoquemeesforcéparaqueasípareciera.Tomómibarbillavirándolahastaél.Encuantolovi,medicuentadeque
noestabajugando,realmentenoentendíanadayestabaencolerizado.—¡Basta!…Basta,porfavor.Notehefallado,túsabesloquesientopor
ti,estomeestámatando…Quieroquemedigasquépasayquieroquemelo digas ahora…—era una orden, me zafé de su mano poniendo másesfuerzodelqueenrealidadnecesitaba.—Muybien,Liam—habléalfin,medicuentadequealiniciarmefaltó
más aire. Él esperó—. Llegas… y enfrente de todos… bai-las…conmigo…—seguíasinpoderrespirarbien,sinembargo,queríadecirletodo—.Ydespués…tevasderepente,noteveoenmásdemediahora…y…—pasélosbrazosparaatrásintentandoversipodíaaflojarlo.¡Dios!No alcanzaba.Memiraba esperando que continuara sin percatarse de loqueocurría—.Cuando…apareces…esconesatal,Jen,riendo,nisiquierameviste…venía colgadade tubra-zo…séqui-én…es ella—abrió losojos sorprendido, enseguida apretó el volante observando el exterior—.Sí…—llenardeairemispulmonesyaeraimposible,quemaba,quemabade forma espantosa—.Es… ¡Ay!,Liam…yo… ¡Dios!…—Me recarguéen el asiento mirando el techo del auto con los ojos bien abiertos,asustada.Unsudorpastosoyaestabaentodomicuerpo,sentíalasmanosheladas y mi cabello adherido a la sien. Intenté que entrara algo deoxígeno, ya no podía, ardían, como brazas al carbón—. N-no me sie-siento bien… —logré decir en una sola frase. Viró de inmediato alescucharmeyenunsegundoyasujetabamirostroentresusmanos.—Kya,¡Kya!—estabacompletamentedesencajado,pálido.Yoperdíael
conocimiento. Nunca me había desmayado y al parecer escogí el peormomento. El negro comenzó a ser lo único que podía ver.Mi gargantaescoció, mi pulso iba completamente irregular—. Estás transparente.¡Mierda! —Lo escuché realmente asustado. Por un momento dejé desentirloamilado,deprontomesacócargandodelacamioneta.Noteníafuerzas,meahogaba.Envueltaensusbrazoscorrióconmigohastalacasa,unavezfrentealapuerta,tocóansioso.Mimadreabrió.—¡Kyana! ¿peroqué sucedió?—intenté sonreír al escucharlaparaque
nosealarmara,claroquenopude.—Nolosé—admitióLiamdesesperado.—Pasa,pasa—Seescuchabaigualdeasustadaqueél.Cuandomenosme
dicuentamedepositabasobremicama.—Ma-má…—Liamtomabamimanoenshock.—Kya, todo estará bien. Liam, espera afuera… —ordenó. En cuanto
estuvimossolas,megirócomoaunbultoycomenzóaaflojarelvestido.Conformeibasoltándolosentíaquemásaireentraba.Esperóunmomentosentadaami lado—.Kya,hija, respira,anda, inténtalo—miréel techoyconcentrándome en eso precisamente. Poco a poco comencé a sentirmemejor. La sensación de tener oxígeno suficiente dentro de mí fueincomparable, todo volvía a su lugar. Qué horrible es eso de no poderrespirar—.Yaestásrecuperandocolor…—tocómifrenteunayotravez.—Me…sientomejor…—logrédecirconvozestrangulada.Meabrazó
deinmediato.—¡Qué susto me diste!—sonreí fatigada. Desapareció un momento y
regresóconmipijama.Mecambiócomosifueradetrapoparametermeenlascobijasencuantoacabó.Yamispulmonestrabajabancasicontotalnormalidad.—Losiento,nopodíarespirar—admitíbajito.Riosacudiendolacabeza.—Losé,miamor,ahorayavasaestarbien—lodecíamásparaella,que
paramí.—¿Y,Liam?—Está afuera, ¿te sientes mejor? —asentí. Tenía que verlo—. De
acuerdo…¿quieresqueentre?—Nodudéyvolvíaasentir.Cerrémisojosunmomento,deprontoélestabaami ladohincadoenelsuelo tomandomimano.—Kya.¡Dios!¿cómotesientes?—suvozseescuchabaquebrada.—Estoybien, era…el vestido, nomedejaba respirar…—acariciómi
mejillaconeldorsodesumano.—Nomedicuenta,losiento…—parecíasentirseresponsable.—Noestuculpa,además,yapasó—asintióansioso.—Los dejo un momento solos, pero Kyana debe descansar… —mi
madresedirigióalapuertanosinantesdarmeunbesosobrelafrente.—Sí,Irina,notardaré.—Cualquiercosaestoyafuera…—ambosasentimos.Encuantodesaparecióacariciómimejillaconmayorconfianza.—Kyana,medisteelpeorsustodemivida,teveíasmuymal—poséuna
manosobresucuello.—Losiento,noqueríaquesucediera…—Sh, no digas nada, debes descansar… —no reconocí su tono, de
verdadestabaasustado.—Liam…—quería explicarlemi actituddeunmomento antes.Nome
dejó.—Mañanahablamos,¿sí?Ahoradebesdormir—teníarazón,mesentía
agotada,misojossecerraban.Mediounpequeñobesoenloslabiosysefue.Encuantodesapareció,mequedédormida.El tóraxdolíacomosimehubiesepasadounauto.Aldespertar,mamá
preparó el desayuno mientras bromeaba sobre lo ocurrido la nocheanterioryaunqueamínomepareciódivertido,esapartesífuegraciosa.Notengoideadecómosobrevivíconesotanapretadoportantashoras.Mástardedecidíretomarunlibrodefantasíaquenoleíadesdemásde
unmesatrásyquesolíatraerpegadoamíantesdequeesechicodeojosasombrososaparecieraenmivida.Asíquedecidíqueeseeraelmomentopara terminarlo. En cuanto a Liam… aún me sentía… no sé, ¿dolida,dudosa?,creoqueambasynopodíadejardeevocarlaexpresiónquepusocuandolealcancéadecirquesabíaquiénera,Jen.Amediamañanamimóvilsonó,eraél.—Hola, Kya… —Su tono de voz no era el de siempre, aunque se
escuchabaabatido.Meablandóenseguida.¿Cómolohacía?,niidea,perobastabaescucharloparaquetodomimundogiraraendireccióncontrariay mi pulso se enloqueciera pues deseaba tenerlo a un lado y podercontemplarlosinrestricción.—Hola—susurrérecostándomesobremicamamirandoporlaventana.—¿Cómotesientes?—Bien.Liam,lodeayer,yo,noqueríaasustarte,losiento…—Esoyanoimporta,yapasóyestásmejor,pero…necesitamoshablar
—expresó serio. Permanecí en silencio por un segundo, no me sentíapreparada para verlo, sin embargo, sabía que él se saldría con la suyacomosiempreyporotro lado,yanoeraunaniña, teníaqueaprenderaenfrentarlascosas.—Losé.—¿Puedo pasar por ti… en una hora? —observé el reloj de mi
despertadorqueestabasobrelamesadenoche,pasabandelasonce.—Sí…—Ahíteveo.—Deacuerdo—nodejéquedijeranadamásycorté.Unahoradespuéstocabalapuerta.Bajésinprisayuntantotemblorosa.—Hola…—musitéalverlecerrando lapuerta trasdemí.Mecontestó
con una sonrisa sin alegría. Su aspecto era peor que su voz, ambos
llevábamospuestosunospants,peroél,además,teníaunastenuesojeras.Sus ojos parecían demasiado cansados, tristes y ansiosos. Supe queolvidaríamienojoenseguida.Caminé hasta su auto, abrió la puerta y me ayudó a subir. Cuando se
trepómeojeóporuninstanteycondujo.Nosabíaadóndeíbamosynomeinteresaba.Me sentía confundida…quería abrazarlo y besarlo, por otrolado, desconfiaba y eso no lo soportaba. Los celos eran algo realmenteespantoso, ahora comprendía el porqué de los crímenes pasionales, enserio sacaban lo peor de ti. Diezminutos después se estacionó frente aaquella playa que fuimos el día que comenzamos; estaba desiertacompletamente.Desabrochósucintoygirófrenteamí.—Kya…—Yomirabaelmarescuchándolosinmoverme—.Ayer…no
séquéesloquepensaste.Jamástefallaría.HubounproblemaconRoger.Además, lo que sucedió entre nosotros fue hace tiempo… no hay nadaentreellayyo…—Alverquenoreaccionabamedesabrochóelcinturón,acunómibarbilladelicadamenteparaquelomirase,nopuseresistencia—.Entiendo loquesentiste, te lo juro…Esespantoso, lasangre tehierveytienesganasde…salircorriendo—resoplóevaluándomeintensamente—.Kyana,tequiero,telojuro…Sipudierascomprenderloquesientoporti,sabríasqueno tienesnadaqué temer.Ayerqueme ignoraste…sentíqueenloquecería—mesoltóvencido,puesnoabríalaboca.Sefrotóelrostrodesesperado y recargó su frente sobre el volante dejando salir undolorososuspiro.—Liam… yo…—memordí el labio nerviosa. Le creía, sus palabras
eran sinceras, ambos sentíamos lo mismo, podía incluso palparlo—.También tequiero…—meescuchédecirdepronto.Volteóde inmediatoobservándomeincrédulo—.Séque…notelohedicho,pero…—nopudeseguir hablando porque me besó. Me rodeó ansioso pegándome a sucuerpo.Apresómislabiosdeformasingular,saboreándomeconcalmayapremio almismo tiempo, inhalandomi aliento, rozando con su lengualascomisurasdemiboca.Eracomosiquisierabesarmialma,eltiemposedetuvo.Me separé unos segundos después, intentando tomar aire; arrebataba
tododemí.Sonreíextasiada,lánguida.Coloquémismanosensusmejillasy lomiré a losojos fijamente, estabaaunpardecentímetrosdemí.Seveíatantierno,tandócil,tan…hermoso.—Losédesdehacemucho.Ayer…tuvemiedo…noquieroperderte…
¿comprendes?—confeséalfin.Torciólabocaenunasonrisasensual,susojoschispeabanyelverdeganabaterreno.Mepegóasupechosoltandoelaire contenido, estaba feliz—.Así que he tomado una decisión, esto nopuedevolveraocurrir.Liam…sélosdiréestasemana…—soltédegolpe.Se alejó de mí sin darme tiempo de reaccionar, su expresión era de
incredulidady…temor.—No,Kya.Notienesquecontarlo,noquieroquetengasproblemas,sé
que poco a poco… —negué decidida. Ya era tiempo de mostrar misagallas,dedefenderloquequería,loquesentía.Eltiemponofuncionabasoloylaverdad,esa,sesabríadeunavezportodas.—Yanomeimportaloquesuceda,estoestácausandoproblemasentre
tú y yo. Si todos lo supieran, si no fuera un absurdo secreto lo quesentimos…podríancomprender…noquieroocultarlo…nodebípermitirquelohiciéramosnunca…—expreséseguradeloqueledecía.Sumiradasetornórecelosa.Fruncíelceño—.¿Noquieresquetusamigossepan?—preguntédesconcertada.Besómifrentesonriendorodandolosojos.—Eres necia. ¿Cómo puedes pensarlo? Digo, la idea no los hará
felices…Lociertoesquemeimportapoco…essoloquenoquieroquesufras…Séquetehasencariñadomuchoyelloscontigo…—Sí,pero…teprefieroati…—Aesomerefiero.Kya,notienesporquéescoger,noesjusto—No,no
lo era. Sin embargo, ya estaba harta de todo. Quería estar con éllibremente, que fuera a mi casa sin esconderse y que dejara deestacionarseaunascuadrasparaquenadiesospechara.Deseabairalcine,a cenar y poder agarrarlo de lamano sin importarme nada.Moría porbesarlocuandoquisiera,quemeabrazaracuandosenosantojara.Estabaenamorada de él y ya no estaba dispuesta a que las cosas continuaranigual,no teníasentido,noestábamosobrandomalyno ibapermitirquesiguiéramosmanejándolocomosiasífuera,yano.Me encogí de hombros indiferente. Si no comprendían, claro que me
dolería,aunquenotantocomoalejarmedeéloverlosufrirporcosasqueteníanremedio.—Lo único que quiero es estar contigo, si no lo entienden, no puedo
evitarlo…peroyanoloocultaré.—Estábien,siesoes loquedeseas, loharemos juntos...—replicócon
seguridad.Neguédeinmediato.—No,Liam,creoqueserámejorquelohagasola.Tendrásmuchocon
tusamigos…Estaesmiparte.—¿Segura?,nocreoquesealomejor—teníasuenormemanosobremi
pierna,meveíaconunamezcladefelicidadypreocupación.—Sí,muysegura,estoesridículo.Nohacemosnadamaloy…sinolo
pueden comprender… buscaré otros amigos… —El solo pensarloprovocóunagujeroenmiestómago.—Sabesquenoesasí,perohecrecidoconellos, séque loentenderán
aunquedeprincipio…lescostarátrabajo…—Pues será su problema… —me defendí molesta. Sonrió al ver mi
reacción.—Me fascinas, Kyana—recarguémi espalda en su pechomientras él
rodeabamicintura.—Mientras así siga siendo, estaré bien. Ahora, volviendo a lo otro…
¿Qué fue exactamente lo que pasó ayer con Roger? —Pese a que mehallabamástranquila,noolvidabalosucedidoyelmalsabordebocaquemedejó.Bufó.—Intentómeteralcoholalafiesta,porsupuestonolohizobienporque
se dieron cuenta enseguida. Los maestros encargados de la seguridadqueríanvermeparaquellegáramosaunasolución.Soyelcapitán,poresodeseaban hablar conmigo, si no lo reportarían a la dirección yprobablementeno se lapasaría tan fácil.Estamosen temporada, todo secomplicaría…AsíqueKellanyalgunosmásmebuscaronparadecírmelo.Fui y ya estaba ahí Jen y Kate. No es que seamos amigos, pero…hablamos,coincidimosenmuchoslugares.Enfin,cuandolleguémecostótrabajo convencer a los profesores y la condición era que él se fuera.Rogertieneuncarácter…difícil…—resoplérecordandotodoloquemehabía hecho. Ya no tenía el dedo enyesado, pero recordaría su miradasiempre.Mediounbesoenelcabelloycontinuó.—Ybueno,salióaregañadientesdellugar,lollevamosentretodoshasta
suauto,JenyKateloterminaronconvenciendo.Cuandoregresamosellaseburlabadelaactituddeél,sepusodifícil…eraporesoquemereía…—asentí entendiendo todo, aunasí, seguía sintiendounpocode celos—.En cuanto te busqué con lamirada vi quemedabas la espalda, iba paraallá, pero saliste de prisa. Por un momento no supe qué hacer… Tusamigos parecían tranquilos, pensé que era la oportunidad perfecta paradarteunbeso…—Yapretóunpocomásmicinturacariñosamente—.Noteencontré,salíporlaúnicapuertaqueseencontrabacercaynotevi.Te
marqué, temandémensajes y nada.Así que, preocupado, decidí esperarcercade ellos.Cuandoapareciste, variosya te rodeaban.Ni siquieramemiraste…me sentí… desesperado…Quería acercarme, tu actitud decíaque sería un error. No tenía idea de lo que te puso así… pero estabaseguroqueeraconmigo.—Losiento…—admitíalcomprendertodoloqueprovoqué.—Tengo que decirte que para ser la primera vez que te enojas, me
impresionaste. Tienes una fuerza de voluntad enorme, nomemiraste niunavez.Pormuchoquecambiédeposiciónme ignoraste sinproblema.Eresorgullosa,Kya.CuandoteesperéenelautodeAnniemeobservastetan fríamente que jurémemandarías al demonio. Por unmomento creíquenolograríaquehabláramos,poresotuveque…chantajearte—Lediun pequeño codazo—. Lo sé, lo sé, odias que te haga eso, pero nomedejasmuchasopciones,contigoestodoonada.Eresmuytestadura.—Noescierto…—mequejéfrunciendoelceño.—Claro que sí, pero es una de las cosas queme gustan de ti, contigo
nadaes…fácil.Hacesloquesientes,noescondesloquepiensas.Notengoni idea de cómo reaccionarás, por eso hago lo que hago. Es la únicaforma de doblegarte y como supuse… me mantienes ocupado todo eltiempo—giréentornandolosojos.Sacudiómibarbillacondulzura—.Poresoestoyenamoradodeti;eresrealytransparente,nohacesnadaquenoquierasosientas.Enseriomediviertemuchonopodersaberloquehayenesacabecitaquemetieneembrujado…—Loescuchéatenta.Creoquemeconocíamejordeloqueyoamímisma.—Liam… —murmuré aletargada por sus palabras, acercándome—.
Siemprevamosaestar juntos¿verdad?—Sí, lo sé,«siempre»esmuchotiempo, pero sentía la urgencia de saber que así sería, lo necesitaba.Acomodómi cabello para atrás conmovido, emocionado por lo que leacababadedecir.Eraparaél,unamuestramásdeafectoarrancadademí.—Telojuro,siempre,yanoconcibolavidasinti—escondímirostroa
unladodesucuello.—Yotampoco…Mástardellegamosacasa,sequedóacenar.Entrelostrespreparamos
todo. Ya sentados conversamos de trivialidades, riéndonos varias vecesporcosasquealgunodecía.Lahoradeirsellegódemasiadorápido.Nosdespedimosaregañadientes,odiábamostenerquesepararnos.—Tequiero—dijesonriendoyasintapujos.Liamsonriómásquefeliz.
—Yotambién,Kya,ynoteimaginascuánto…—mediounbesotiernoysefue.Esanochenodormímuybien, laangustianome lopermitía.Aunasí,
estabadecidida, lodiría todopor lamañana.Apesardeestarsegura,nopudeevitarsentirtemor.Medoleríamuchosilosperdía,peronoerasanoseguir ocultando mis sentimientos, no estaba dispuesta a continuarsacrificandomirelaciónconLiam.Nienesemomento,nienningúnotro.
8libre
Desperté muy temprano, estaba muy ansiosa. Me vestí lentamente,desayuné con calma, todo bajo la mirada curiosa de mi madre. Pobre,seguro la volvía loca con mis constantes cambios de humor. Mijustificación:serunaadolescente,lonormalerapadecerdeuncarácteruntantovolátil¿no?Annie llegóa lahoradesiempre.Entréasuauto.Ambosmemiraron,
esperandoesaexplicaciónqueprometí.Robert fueelprimeroenhablar,estabarecargadoentrelosdosasientos.—¿Ybien?—mordíellabio,inhalandotodoelaireposible.—Yasuéltalo,Kyana,nostuvisteenascuastodoeldomingo—Annieno
arrancaba.—Sí,¿quépasóconLiam?—agarrévalor.—Tuvimos un mal entendido —escupí esperando la siguiente, obvia,
pregunta.—¿Mal entendido?, ¿por? —mi amiga se hallaba sentada de lado,
viéndomeintrigada.—Bueno,loquepasaesque…aver…nolotomenamalselossuplico,
pero… debo decirles algo… —continuaba mordiéndome el labio, loapretaba más de la cuenta. Los dos esperaron—. Liam y yo… pues,estamos juntos —solté cerrando los ojos un segundo. Ella se llevó lamanoalabocayRobertabriólosojoscomoplatos.—¿Es en serio?, ¿desde cuándo? —preguntó él todavía muy
impresionado.—Desdehaceunassemanas—Noesunabroma,¿cierto?—Anniememirabaincrédula.—No, lo juro.Élyyo…nosqueremos.Losiento, séquedebídecirlo
antes, pero… teníamiedode su reacción.Ustedes solohablanmalde ély… sabía que no lo entenderían, no quería perderlos… no quieroperderlos.—Kyana, es que es… ¡Dios, es increíble!—admitió Robert pasmado,
pestañeandoatolondrado.—Niyosécómosucedió,todohasidomuyextraño.Derepentesurgióy
yanopodemosestarseparados,yanodeseoocultarlo—aceptéagachandolamiradaesperandoquesemolestaranpormentirtodoesetiempo.Robertcolocóunamanosobremihombro.—Kyana, ¿de verdad te quiere?, digo, ¿estás segura? —Asentí sin
levantar el rostro—. No lo puedo creer, Liam… con razón ha estadoactuandoasí…—Ahoratienemássentidosuconductaenliteratura,lamaneraenquete
observa,lodelsábadoenlafiesta—Anniereflexionóconsuatenciónenlacalle.—Losiento, debídecírselos antes, peronomiento, sucedió sindarnos
cuenta.—No te negaré que me preocupa, creo que no tienes ni idea de las
reaccionesqueestoprovocará.Sinembargo,noestássola,Kyana,cuentasconmigo—observéaRobertagradeciéndolesugesto.—También conmigo —declaró Annie—. La verdad es que algo no
encajaba y ahora lo entiendo. Además, Kyana, los chicos no lo veránigual.Losabes¿cierto?…Hansucedidomuchascosasentreellos,cosasmuy difíciles de borrar.—estrujémis dedos, ansiosa. Estaba demasiadoconscientedeeso.—Sobre todoMax yRay, su rivalidad es…muy fuerte.Billy yEdwin
probablementetambiénsemolesten,ylaschicasnosécómolotomen—sabíaqueélteníarazón.Losmásdifícilesseríanellos.—¿Cuándoselosdirás?—meestudióellapreocupada.—Hoy…enelalmuerzo…—torcióelgestoyasintió,mirandoaRobert.—¡Pf!,esperoquenosesalgadeproporcióntodoesto.Créeme,enparte
entiendoquenolohayasdicho.Comoyatehasdadocuenta,sientencosaspor ti, sobre todoMax.Nosési locomprendanyélmenosquenadie…DespuésdetodoesLiamconquienestás…eseesjustoelproblema…—cerré losojosmásnerviosa.Yoya losabíayaunasí,estabadispuestaaenfrentarlo,apesardeltemorqueenesemomentosentíaporsureacción.Cincominutosdespuésllegábamosalaescuela.Encuantobajédelauto
recibíelprimermensaje.Misamigosmeobservaronresignados.«Penséquenovendrías…Teveshermosa,comosiempre…».Elrubordediarioinvadiómirostromientrassonreía.«Tequiero».
Lecontesté.Unsegundodespuésentróelsiguiente:«Yotambién…ymucho».—¿Era él? —preguntó Robert al ver mis reacciones. Asentí
avergonzada,continuamoscaminandoporelestacionamiento.Enmatemáticas presté atención durante toda la hora ymedia. El reloj
avanzabamásrápidodelonormaloporlomenosesaeramipercepción.Cuandosonóeltimbreyoyaeraunmanojodenervios.Max,Lanayyo,
nosdirigimosalacafetería.Esperéqueestuvierantodos.AnnieyRobertme evaluaban preocupados, mandándome apoyo con sus miradas. Denuevotoméaire,listaparalopeor.—Chicos…—llamésuatención.AunladodemísehallabaEmma,ydel
otroRay.Maxloteníajustoenfrenteyelrestodeellosestabarepartidoenlos asientos—. Tengo que decirles algo —mordía el labio sin podercontenerme, en cualquier momento lo haría sangrar—. Sé que semolestarán y… de verdad lo siento mucho —Max se puso serio alescucharme, todosesperabandesconcertados.Mirésus rostros intuyendoque probablemente no me volvería a sentar ahí. Hice a un lado esadesagradable sensacióndedolor.Llenémis pulmonesyhablé denuevo.Aquí iba—.Yo…estoysaliendoconLiam—porunminutomemiraronincréduloscomosiesperaranquerieraporelengaño.—¿Es una broma? —preguntó Ray al fin. El silencio después de mi
declaraciónsetornóaplastante.—No,élyyo…estamosjuntos—confirméconseguridad.Laexpresión
deMax me alertó; las aletas de su nariz se abrieron peligrosamente altiempoqueunavenaenlafrenteselemarcaba.Estabafurioso.—Kyana, no juegues con eso —advirtió levantándose de su silla
levementeyapretandolaquijada.Micorazóndiounvuelco.¡Maldición!Mepusedepieenseguidatemerosa.Lodesconocía.—No estoy jugando —reiteré seria. Todos nos observaban, había
miradasdedesaprobaciónymolestia.Rayyaestabaerguidoamilado.Sinmásme hizo girar tomándome fuertemente del brazo. Pestañeé aturdidasinpodercreerlo.—Déjameversientiendo,¿nosestásdiciendoquenosmentiste,quenos
engañastetodoestetiempo?—teníalaquijadaapretada,mostrándomelosdientesbastanteirritado.Mezaféconunjalónehiceaunladolasilla.Pormuyenojadosqueestuvierannoteníanderechoatratarmeasí.—Nomedejaronotraalternativa…seodianyyonotengolaculpa.Por
favorcomprendan…—Losvisuplicante.Susexpresionesyaerandeodio.Annie y Robert preocupados se pusieron de pie inmediatamente, listospara intervenir.Esoseestabasaliendodeproporcióncomobiendijomiamigoalrecogerme.—¿Por qué él? —alzó la voz Max dándole la vuelta a la mesa para
aproximarseamí.Instintivamenteretrocedíunpaso.Ahoratodalaescuelapresenciaba el espectáculo intrigados, y yo comencé a sentirme ajena atodoaquello,ansiosa,inclusotemerosa.—Por favor,Max, cálmate—Le rogóRobert amediometrodeél.Lo
ignoró y siguió avanzando hacia mí furioso. Sentí ganas de salircorriendo.—Contéstame, Kyana, ¡¿por qué?! —Ray estaba a su lado, quería
escucharmirespuesta.—Por favor, no se pongan así. No quería perderlos, no quiero
escoger…—¡Ah!¿sí?,amímeparecequeyalohiciste—bramófurioso.Mesentí
unratónfrentealosleones.Yacasiestabasobrelamesadeallado.Ibaaresponder, cuando sentí que rodeaban mi cintura de manera protectora,pegándomeasucostado.EraLiamyestaballenoderabiaeincredulidad.—¡Basta! —exigió tajante, logrando de ese modo que se detuvieran
abruptamente.TodosmisamigosselevantaronubicándosetrasMaxyRayconlosojos
muyabiertos.—Estamos hablando con ella —me señaló el líder de ellos, rabioso.
Liamloignoróacercándomemásaél,haciéndolesverqueloqueacababadedecireraverdadycontabaconsuapoyo.—Nohablaban,Max,legritabanydije¡basta!,¿quélespasa?—sonaba
unpocomástranquilo,queríacalmarlascosas.—¿Notedascuentadequeestájugandocontigo?—bramóRayviéndolo
conodio.IntentézafarmedeLiam,meloimpidiósujetándomemásfuerte.Alcé el rostro para verlo. Los encaraba con firme determinación, nocederíaytampocomedejaríasola.—Noestoyjugandoconella,Ray.—¿Ahno?,túnotomasnadaenserio,noteconoce…—parecíaqueen
cualquier momento saltarían contra nosotros. Volteé hacia atrás, losamigos de Liam ya estaban a un lado de él escuchando todo,desconcertados, pero evidentemente listos para cualquier cosa que
surgiera.¿Eraenserio?Llenédeairemispulmones,demasiadonerviosa,preocupada.—¿Qué significa esto, Liam? —quiso saber Kellan señalándonos. Mi
novioseguíaconlavistafijasobreMax.—Loqueescucharon:laquiero,estamosjuntosycréemeRay,cuandote
digo que ella es la única que sí me conoce —se escuchó un eco deimpresiónentodoellugar.Nosobservabananonadados,sindarcréditodeloqueahíocurría.—¿Esverdad?—preguntóLanaaunladodeellos.Asentíconfirmeza.—Pues, no lo creo y escoge. Nosotros no podemos mezclarnos con
ellos—ordenóMax,despectivo.—¿Qué pasa con ustedes? Eso era justo por lo que no quiso que lo
supieran.Amímeimportauncarajoloquecrean,loquepiensenustedesocualquiera.Peroellalosaprecia,sonmuyimportantes…nohaganesto—rogóLiamaturdido.—Demasiadotarde,¿noteparece?—Raynosmirabacondesprecio.—Paranosotrossí,peroelproblemaesconmigo,noconella¿quéles
sucede?—Tú sabes lo que sucede, lo sabes muy bien —Max parecía menos
molesto, me estudiaba desconcertado, desilusionado. Le sostuve la vistabuscandoqueentendiera,quemecomprendiera.—No,no lo sé.Ella leshademostrado su amistad…Loquehayentre
nosotrosnotienequeverconeso,conustedes—Maxnegódolido.—Lo siento, Kyana, ya tomaste tu decisión…—lo decía en serio. La
escenaeraabsurda,irreal.Abrílosojospestañeandoasombrada,sabíaqueesopodíaocurrir,peronoasí,nodeesaforma.—Max,chicos,nolehacemosmalanadie,estoesridículo,¿quémásda
con quién esté? —intenté convencerlos, no cedían. Solo me mirabandesaprobatoriamente, mientras que la mano de mi novio continuabaenredada en mi cintura, confirmando lo que yo decía. Un nudo en lagargantadeenormesproporcionesmehizosentirquesoltaríaelllantoencualquiermomento.Losestabaperdiendo,esmás,alpareceryaloshabíaperdido.Nopudemás.MesoltédelbrazodeLiam,rabiosa,dolida, impotentey
medirigícomopudehastalapuertadelacafetería.Nopodíaseguirahí,noqueríaverlosmás,juzgándomeporalgoquenolosafectaba,poralgoque surgió sin la menor intención de lastimar a nadie. La abrí y salí
despavorida. Las lágrimas se agolparon en mis ojos, por lo que lospasilloslosveíaborrosos.Jamáspenséquelascosasllegaríanatanto.Medolía,medolíamucho,inclusomásdeloquelleguéaimaginar.Salí del instituto. Me recargué en un barandal y comencé a llorar
molesta,herida, triste.Intentétomaraire,el llantomeloimpedía.Aferréfuerte el pasamanos y con la cabeza gacha continué sacando toda miimpotencia,sinpoderevitarlo.Escuché cómo las puertas se abrían, no presté atención, un segundo
después él ya estaba ami lado, abrazándome. Lo rodeé y dejé quemislágrimashumedecieransupecho.Mebesabaunayotravezen lacabezaintentando tranquilizarme. Me sentía fatal, sabía que había hecho locorrecto, pero eso no lograba que desapareciera esa sensación deinfelicidaddemipecho.—Losiento…Kya…deverdadlosientomucho—elevémirostrocon
aflicción.Éllimpiótiernamentemislágrimas.Midolorlohacíasufrir,loveíaensusojos.—Noes tuculpa, sabíamosquesucedería, jamásdebimosocultarlo—
susurré.Acariciómislabiosconsusdedosylosprobódulcemente.Apoyósufrentecontralamía,tomandoporambosladosmicabeza.—Losé,peronosoportoverteasí—Mebesóenlapuntadelanarizy
volvióaprotegermeconsusfuertesbrazos.Eltimbresonólograndoquesacaramirostrodeaquellugarcelestial.Liamsujetómismanos.—Debemosentrar—anunciécompletayabsolutamenteenamoradadeél.
Nome iba a escondermás, lopeorpasó, debía intentar disfrutar loquesentíamos.Estábamosjuntos,esoeraloimportante.—¿Segura? —preguntó dudoso. Asentí torciendo la boca en lo que
pretendióserunasonrisa.Cerrólosojosporunsegundo,llenandodeairesuspulmonesymehizogirar,rodeándomeprotectoramente.Cuandoalcélavista,lamayoríademisamigosydelossuyossehallabandepie,aunladodelasinmensaspuertas,mirándonos,aúndesconcertados.Los enfrenté con seguridad, no me agacharía, pues si lo hacía
demostraría lo contrario a lo que sentía: duda. Pasé a su lado siendoconscientedecómonosobservaban.Kellan intentódeteneraLiam,élsezafóserioyamenazante.Alentraraliteraturamedetuvesinsaberdóndesentarme.Mebesóenla
base de la cabeza, guiándome a unos lugares vacíos que se encontrabanhasta atrás. Se colocó a mi lado y tomó mi mano apretándomela para
demostrarmeque,enefecto,estabaconmigodetodaslasformasposibles.Unsegundodespuéstodosentraronviéndonosincrédulos.MaxmeignoróaligualqueRay.AnnieySaramesonrieronintentando
tranquilizarme,laprimerainclusomeguiñóelojo.Liamseacercóhastamioído.—Ves,no todoestáperdido—murmuró.Lomiréconalgode tristeza.
Cuando el maestro cruzó la puerta se percató del nuevo acomodo delsalónyelevólascomisurasdesuslabiosconclarasatisfacciónalvernosjuntos.La claseno fue tandifícil comocreí.Porprimeravez en semanasme
sentíbieny enpaz.Sabíaque a su ladonadamalo sucedería.Conformetranscurrieronlosminutosnopudeevitarestudiarloembelesada,mientrascopiabaalgoqueelmaestroescribía.Recordécómogritóantetodosquemequeríayesomehacíaalucinar.Percibiómisojossobreél,volvióelrostrohaciamí regalándomeuna enorme sonrisayguiñándomeunojo.Cuando terminó lahora, ambosesperamosaque todos salieran.Guardétodasmiscosasymelevanté.—Espera…—me tomóentre susbrazos—.¿Vasaestarbien?—asentí
con firmeza. Me dio un pequeño beso tomándome dulcemente por labarbilla—.Debisteavisarme…—Losiento,laverdadesquenopenséquesucedieranasílascosas.—Fuiste muy valiente, Kya. Me dejaste asombrado… Te juro que
lograrémerecerte—torcíelgesto¿Merecerme?,sieratodoloquesoñé.En tan poco tiempo Liam ya era parte vital demi alma, demi esencia,tantoqueacababadeenfrentarlopocoqueteníaseguroenesaescuelaporestarasulado.Meacompañóamisiguienteclase,paradespuésirsecorriendoalasuya.
Al entrar ya estaban allí todos. Peiné el lugar para encontrar un asientolibre.Nohabía,soloelquesolíausar.Miscompañerosmeobservabandeformasindescifrables.Robertsacudiólacabeza,molesto.Sepusodepieseñalandolasillaasu
ladoconunacejaenarcada.—Este es tu lugar —declaró con firmeza importándole un bledo la
actitud de los demás. Sonreí profundamente agradecida. Ray, Edwin yBillyme ignorarondeliberadamente.Emma se acercóyposóunamanosobremibrazo.—Lovanaentender…yaloverás.Él…deverdadtequiere—dijoaún
asombrada.Asentícolocandounamanosobrelasuya—.Entiéndelos,estopasará,notedejaremossola…—Gracias,Emma—meguiñóunojoyregresóal ladodeRay.Este la
observóreprobatoriamente,aellaleimportópoco.Robert y yo trabajamos juntos sobre taxonomía humana ajenos a los
demás.Era fácil estando a su lado, siempre relajado, siempre accesible,flexible.—¿Sabes?, fue increíble cómo te defendió, me dejó atónito.
Sinceramentelocreíaincapazdealgoasí…ymiraqueloconozcodesdeniños—sonreícomplacida.Yotodavíaseguíaenlasnubesymuchomásallá,lociertoesquemeencontrabamásenamoradaquehacíaunashoras—.Ycuandotefuiste¡Uf!,surostro…Enseriotodoestoesincreíble—admitiósacudiendolacabeza.—Robert,sécómoera,meloconfesóalcomenzar,inclusoelproblema
quegenerótodaestaenemistad.—memiróinteresado—.Estáarrepentido—torciólabocanomuyconvencido—.Séqueserádifícilquelocrean,teprometoquelosentiendo,yomismaodiabaaesaclasedepersonas,aúnlasdesprecio…Pero…loquieroyélamí…Noloesconderémás.—Notepreocupes,Kyana,déjalelascosasaltiempo,verásquetodose
acomoda—resopléfrustrada,sabíaqueteníarazón.—Ojalá.Cuando acabó la clase recogí mis cosas y salí junto a mi amigo. Ya
estaba esperándomeaun ladode la puerta.Mi corazónmartilleó fuerte,olvidandotodoamialrededormeacerquéaélconlascomisurasdeloslabioshaciaarriba.—Nos vemos —se despidió Robert sin mirarlo. Liam se colgó mi
mochilasujetandomimano.—¿Cómotefue?—Bien. Emma no está molesta, Annie y Robert tampoco, a ellos les
contéporlamañana—caminamosdirigiéndonosafuera.—Esoesbueno,Kya—se llevómimanohasta sus labios.Sentí cómo
nosmirabanenloscorredores,meimportópoco,aligualqueaél.Nadapodíasermejorquevivirloquesentíamossinescondernos,sinocultarlo.—Y¿ati?—seencogiódehombrosindiferente.—Quienmediga algo ahora, creo que lomato…—lodecía en serio.
Reínegando.Llegamoshastaunárboldeanchotronco.Sesentóymejalótiernopara
quehicieselomismo.Meacomodédeinmediatoenelespacioquehabíaentre sus piernas.Él las flexionóy recargó ahí su ante brazo. Juntémisrodillas contra mi pecho y las rodeé, recargando mi cabeza en ellas,mirándolo. Nos quedamos así un segundo sin decir nada. De prontosonrió,metomóporlacinturaymerecargóensutórax.—Gracias…—susurrésobresuplayera,olíatanbien.Tomómibarbilla
delicadamenteparaquelevantaraelrostro,mientrasbajabaelsuyohastamí.—¿Porqué?—Porestarconmigo,porayudarmeenlacafetería.—No iba a dejar que te enfrentaras sola a ellos, Kya, recuerda que
estamos juntos. Cuando los vi así, sentí que la sangre me hervía, sihubierasvistotuexpresión…esofuelopeor…parecías…asustada…—No pensé que se pusieran de esa forma, creí que se me echarían
encima—negóalzando las comisurasde sus labios, en loquepretendíaserunadulcesonrisa.—Jamásloharían,nosonasí—fruncíelceño,confusa.Nocomprendí.—Liam, tú no sientes lo mismo que ellos ¿verdad? Digo, parecen
odiarte…—Antes sí. Ahora… no sé… Desde que tú llegaste… han cambiado
muchas cosas en mí. Despertaste a quien solía ser…Ya no hay coraje,incluso,sientoagradecimiento…—¿Agradecimiento?—noentendí.—Sí,supieronestaratulado.Tecuidan.Teacogierondesdeelprimer
día.Imaginoqueveníasmuertademiedoytetendieronlamano.Ojaláyohubierasidolamitaddenoble…—Nodigaseso,séqueloeres.—Negóconseguridad.—No,Kya, loquehago,nolohagopornada, lohagopor ti.Necesito
serlosuficientebuenoparati—¡Dios!,esechicomedejabasinaire,lediunpequeñobesoenloslabios.—Lo eres, paramí lo eres todo…—sonrió complacido.Mis palabras
sosegabansumiradaturbia.—Kyana,quisieraborrar loque fui, lamentablementenopuedo.Deseo
que te sientas orgullosa de mí. La reacción que hoy tuvieron me la heganadoapulsoynosabesquemalmesientoalverquetúpagaspormiserrores.Mesientotan…impotente…tanculpable—Mearrodilléfrenteaélyposémismanosensusmejillas,seria.
—Liam,escúchamebien:creoenti,confíoenti,séqueharásmejorlascosasde ahora en adelante…Tequieroy séque lo lograrás—susojoschispearon como dos luceros presenciando algo asombroso. Se irguió,rodeándomeconsusbrazosymebesó.—Juroquenotevoyadefraudar.—Eso lo sé, por eso estoy contigo —Me recosté de nuevo sobre su
pechomirandohaciaelfrente.Misamigosestabansentadosenunárbolavarios metros de nosotros. Pese a la distancia los veía sin problema.Parecíandiscutiralgo,girabansuscabezashacianuestradirecciónunayotravez.Adivinéenseguidasobrequéomásbien,sobrequiénes.Pocoantesdequesonaraeltimbrenosdirigimosanuestrasrespectivas
clases.Élteníaentrenamientoyyoatletismo.Mesentíamásserena,feliz.Él era mejor de lo que siquiera había imaginado, no podía pedir más.Liammellenabaporcompletoyopacabasindificultadlatristezaquemedabalosucedidohacíaunashoras.¿Dudas?No,yano,élestabaahí,conmigoyparecíaquequeríaqueasí
siguierasiendo,importándolepocoloqueestodesencadenara.Despuésdeloocurridomimenteycorazónrecibieronelpermisoparadejarseirporcompleto,paraentregarsealsentimientoyvivirlosinrestricción,yasílohice.Lana y Susan me vieron al llegar a los cambiadores, dudaban en
acercarseamí.Lesdediquéunamiradacomprensivaysalíalapistaaúnflotando.Quégenialeraestarenamorada,eraasombrosocómocasitodose resbalaba pues nada eramás importante que sus ojos, sus labios, susmanos.—Kyana… —giré, iban hacia mí—. Danos tiempo, ¿sí? —asentí
ecuánime,podíahacereso—.Esenserio¿verdad?Quierodecir…Liamnuncahasidoasí…connadie—preguntóLanaintrigada.—Supongo—admitíserena.—No es nada contra ti, sabemos que… no era fácil confesarlo, digo,
todoeldíahablábamosmaldeél,pero…conLiamesotracosa…—Loscomprendoynosepreocupen,yosabréesperary…entender.—Esonoquieredecirquejustificamossuactitudhaciatienlacafetería,
fueron muy… agresivos —intervino Susan molesta. Lana asintió, deacuerdo.—Sí,reconocemostuvalory…lasagallasdeLiamaldecirloquesiente
por ti frente a todos. Ni en mil años nos lo hubiéramos imaginado
haciendoalgocomoeso.—En serio esperamos que todo salga bien entre ustedes, no queremos
quetelastime.—Nosepreocupen,siesollegaasuceder…yaveré…porahoratodova
bien,estarébien—Nolesconvenciódeltodomirespuesta.Medabaigual,creíaenLiam,nadameharíadudar, seesmerabaendemostrardíaadíaquepodíahacerlo.CuandollegamoslaprofesoraHillingyanosesperaba.Conunamirada
fulminante nos puso a correr en sanción tres vueltas alrededor de laenorme pista. Ya hacía frío, así que no era tan malo, aunque hubiesepreferidocualquierotracosa.LociertoeraquedeesamanerapodíavermejoraLiam,porloquenomequejé,talcomolohicieronellas.Las tres íbamos trotando, yo iba en el carril central. De repente lo vi
venir y, sin más, comenzó a correr a mi lado, completamentedespreocupado.—Creo que te falta condición… —se burló. Lo aventé fingiendo
molestia, apenas si semovió—.No te ofendas, podría ayudarte, cuandoquierasteentreno…—Cuando necesite ayuda, la pediré. Vete a lo tuyo, engreído. Tu
entrenadortellama—Lementídivertida.—Estábien,teveoenlasaliday…tambiénteveslindacorriendo—me
guiñó un ojo coquetamente. Puse los ojos en blanco. Unos segundosdespués regresó al centro del campo. Mis amigas o por lo menos esofueronhastahacíaunashoras,escucharonypresenciarontodo,porloqueseobservabansinpoderevitarlo,nolograronescondersuasombro.Al salir de los vestidores Liam yame esperaba. Al vermeme dio un
pequeño beso y se colgó de nuevo mis cosas. Caminamos hasta sucamionetasinfijarnosennadiemás.Rodeabamicinturaconfamiliaridadmientrasbromeábamossobremimaneradecorrer.Yaencasanospusimos,omejordichoobliguéaquenospusiéramos,a
cumplir los deberes. Me sentía extrañamente alegre, me sentía… libre.Aunquearatos,sinpoderevitarlo,perdíalamiradapensandoenellos.ElúltimomesfueincreíblegraciasaLiamyenpartetambiénaesoschicosqueme recibieron de aquella manera cuando llegué. Si no lográbamossuperaresto,losibaaextrañar.—Vanaentender,losé.Dalestiempo—dijobesándomeelhombro.Giré
ylobesésonriendo.
—¿Yatedijehoyquetequiero?—cambiéeltema.Negócontemplandomis labios embelesado—. Pues te quiero —posó una mano bajo mibarbilla,ahoraél fuequien tomóla iniciativa.Respirómialiento,probómiinteriorysuspiróunsegundodespuésconlaspupilasdilatadas.—Eresmásdeloqueimaginé…Se fue justo a las cinco. Tenía entrenamiento. Gracias a su baja
calificaciónen literaturacontabaconunpermisoespecialpara lashorasdeasesoría.Regresóalasochoymedia.Cenó,despuésvimoslaseriequemamá y yo acostumbrábamos los lunes; que, dicho sea de paso, habíaabandonadounpocoporsucausa.Élnosabíadequé tratabaasíque fuicontestandosuspreguntas.Pocoantesdelasdieznosquedamossolos.Deinmediatomesentésobresuspiernasparaacurrucarme.—Kya,esasombrosopero…soyfeliz.Séquepuedesonarextraño,sin
embargo,séquenuncalofuihastaahora…Nosé,mesiento…yo…—Enese momento quise comérmelo a besos. Me gustaba su sinceridad, suformadeexpresarse,elnomaquillarnada,elnopretenderseralguienquenoera.—También lo soy y mucho, Liam —confesé aspirando su aroma
embriagador.—Gracias por cambiar mi vida —musitó con voz cargada de
significados. Acaricié su rostro entendiendo perfectamente a lo que serefería,definitivamentelamíayaeramuydistinta.Al día siguiente Annie y Robert pasaron por mí. Liam insistió en
llevarme,menegué.Necesitabasaberquésucedióconlosquesolíansermisamigos.Además,teníamuyclaroquenodebíaalejarmedeellos.—Kyana,sientomuchocómosedieronlascosasayer.Enserionocreí
que fueran a reaccionar de esa forma —Mi amiga lucía contrariada.Robertasintió,dejándomeverquepensabalomismo,aunqueyalosabía.—Nosepreocupen,losentiendo,ojaláyselespase.Enlaentradadelaescuelayameesperabaaunladodelasescaleras.Me
despedí rápidamente de mis amigos, ambos sonrieron entendiéndome yfui hasta él. Cuandome tuvo cercame tomó por la cintura yme elevólevementedándomeunbeso.¡Esosíqueeraperfecto!—¿Cómodormiste?—preguntócaminandorumbomicasillero.—Bien,¿ytú?—Extrañándote,pero…pasable.—Lomirédeleitada.Noerademuchas
palabras, pero élme dejabamuda con sumanera de expresarse cuando
estabaamilado.Esperóaquetomaramislibrosymeacompañóhastamatemáticas.—No quisiera dejarte sola…—estaba preocupado, acunó mi barbilla
aprensivo.—Liam…sobreviviré,yasoymayorcita.—Losé,essoloquenopuedoevitarlo.Enfin…tequiero—Medioun
besoenlapuntadelanarizysefue.Enelaulameacomodéenunlugarvacío.Maxmeveíadeunamaneraquenoalcanzabaadescifrar.Lanamesaludóconlamano,tampocoseacercó.Sentada,sola,evoquéelprimerdíadeclasesysentíquehabíapasadoun
siglo. El maestro llegó un minuto después. No me hablaron en toda laclase,solomeojeabandevezenvez.Cuandoel timbresonócomencéarecogermiscosastranquilamente.—Kyana,¿podemoshablar?—eraMax,estabajustofrenteamí.Asentí
colgándomelamochilaenelhombro—.Séqueayer…nospasamosdelaraya.Noquiseasustarte,perocomprendequenoconfíoenél.DeverdadLiamnoesloquetúpiensas—lodecíaserio,aunquearrepentido.Yanohabíanadiemásenelsalón.—Max,séloquepiensandeély…enserioloentiendo,peroloquieroy
séquesientelomismo.Nopiensodejarlo,esperolopuedancomprender.Ustedessonmuyimportantesparamí,poresonoselosdije,fueunerror,lo admito —Por un instante sentí que volvería a ponerse como el díaanterior.Respiróhondoyvolvióahablarconcalma.—Estásdeslumbrada,séqueeltiempomedarálarazón,créeme.—Aunasí,mearriesgaré.Escucha,séquenodebícallar,enesoestuve
muymal.Teníamiedodequesucedieraloquesucedió,nopuedoestarsinél,noquiero—expliquésuplicante.Negóvencido.EncuantoalcélosojosviqueLiamestabaahí,adentroyhabíaescuchadoloqueacabábamosdehablar.Maxloignoróysaliósindecirmás.Meacerquéaélunpocotriste,deinmediatomerecibióentresusbrazos.—Dales tiempo… —acepté contra su pecho un poco desanimada y
bastantehartadeesapalabra;sinembargo,soloesopodíahacer.Enlacafeteríatodosnosobservaron.Misamigosseencontrabanafuera
y los de él también, solo que en lados opuestos, como siempre. Connuestroalmuerzoenlasmanoscaminamosynossentamosenunadelasmesasdeadentro.—Parecequenadieestádeacuerdoconesto…—susurréincómoda.
—Nomeinteresa,túestásconmigo,esoesloúnicoquequiero—apuntórelajado,rozómislabiosdulcemente,ratificandolodicho.—¿Por qué no pueden entender lo que sentimos? —quise saber
mordiendomiemparedadodepollo.—Porqueloscambiosasustan,Kya.Créeme,contigoséloqueeseso—
sorbíunpocodemijugomeditandoloqueacababadedecir.—Tusamigostambiénestánmolestos,¿no?—No,essoloque…prefieroestarcontigo, lo tendránqueentender—
notóquenohabíaingeridocasinadadespuésdeunrato,fruncióelceño—. ¿Qué sucede? ¿no tienes hambre? De por sí creo que ese raquíticosándwichnoessuficientealimento—Ydeverdadnotenía,siemprecomíamuy bien, pero ante alguna situación que me sacara de mi centro, elapetitoyel sueño invariablemente se iban.Otrabuenaherencia familiar.Tomómimano, se la llevó a los labios—.Todova a estar bien, séqueparecedifícil.Solonoteangusties,losconozcodesdepequeño,todocaerásinmás.Quierovertecontenta.—Teprometoque loestoy,al finmesientoenpaz,pero…enpartees
comocomenzardenuevo—Asímesentía.—Es solodiferente, todo tomará su rumboy el acomodode las cosas
tendráqueserotro.Esoavecescuestatrabajoaceptarlo—Noteníaniideade cómo fue en general su vida, pero en ciertas ocasiones, cuandohablaba, me parecía escuchar a alguien mayor, a alguien que ya habíapasadoporvarias situacionesdifíciles.Suspirécomprendiendoque teníarazón.Lediunagranmordidaamialmuerzoysonreíenarcandolascejas.Besómisien,divertidoycontinuóconsuenormehamburguesa.Juntosnosdirigimosaliteratura.Nossentamosenelmismositioqueel
díaanterior.Kellanentróyfuehastanosotros.—¿Cuánto tiempo va a continuar esto? —preguntó señalándonos a
ambos.Noestabamolesto,parecíaintrigadoeinclusounpocodivertido.—No sé a qué te refieres —contestó mi novio con voz críptica
completamente recargado en su respaldo sin darle mucha importancia,acariciándomeelcabelloconatención.Fingíescribiralgoenmi libreta.Kellanrio.—Losabesmuybien,nosconocemosdesiempre.Siquieresestarcon
ellaamímedaigual.Recuerdaqueereselcapitándelequipo,tupresenciaesimportante.—Esonovaacambiar.Peronopiensoexponerlamás.
—LodicesporRoger…—enseguidamepuseentensiónalescucharesenombre.Seguíenloqueestaba.—Enparte—Liamcontinuóconelmismotonosereno.—Túsabescómopararlo,aélyalresto…—Minovioasintió.—Pero esta vez… no quiero pararlo —dejé de escribir pestañeando
confusa—.Quieroqueentiendan todosquenomevoyaseparardeella,que esto no es un juego y que tendrán que respetarla si quieren que lascosascontinúenbienentrenosotros.—Loveíaamenazantey su tononodejabadudadeloqueharíasinolocomprendían.Giréelrostro,nuestroscompañerosdeclaseescuchabanlaconversación,sinmolestarseenfingir.—Deacuerdo,creoquehassidobastanteclaro.Veamosquésucede…—
diounpequeñogolpealamesa,chasqueandolabocaysefueasulugar.El maestro ya estaba entrando. Así que todos volteamos al frente,esperando a que comenzara la clase. Yo no quise decirle más. Seencontrabamuy serio e intentaba concentrarse en esamateria que tantoodiaba.Meacompañóacienciascomoeldíaanterior,rozómislabios.Todosya
estaban ahí excepto Ray. Robert movió sus cosas y señaló de nuevo ellugarasulado.—¿Cómotefue?—confiabaenélyAnniemásqueenlosotroschicos,
ademáslosqueríaymedolíanopoderpasarmástiempoconellos.—Todoigual—sonreícontristeza.Posóunamanosobrelamía.—Notienesideadelarevoluciónqueustedesdosestángenerando,nadie
habladeotracosa.Esincreíblequepersonastanopuestasestén…juntas.Esonoesnadacomúnaquí—torcíelgestoinsegura.Nosabíasiesoerabuenooeramalo,esperabaqueloprimero—.Kyana,noesunsecretoqueloschicosqueríancontigoalgomásqueunaamistad,principalmenteestáncelososy…después,muydesconcertadoscon laactituddeLiam,pareceunleóncuandosetratadeti.Escomosifueraotrapersona,sinceramentelo desconozco —ese era el primer comentario positivo que escuchabasobreminovio,mesentímejor.Al salir del aula y no verlo ahí, fui hasta mi casillero a guardar los
libros. En cuanto lo cerré apareció su rostro. Ya estaba como siempre,rodeómicinturaconposesividadpegándomeaéldeformasensual.—Tefuiabuscar.—Salíencuantotimbróycomonotevi,vineaguardarlotodo—medio
unbesoenlacomisuradelaboca.
—Losé,Robertmedijo…—medetuveensecomirándoloatónita.—¿Robert?—Sí…Anda,vamosafuera—mehizoavanzarmientrasyoloobservaba
intrigada.—Pero…élnotehabla—lerecordé.Sonrióencogiéndosedehombros.—Puesahorasí—enarquélascejasconagradableasombro.Robertera
delomejor.Depronto,recordéquedebíahaceralgo.—Liam,deboiratutorías,encontréunanotadelseñorLaurence.—Te acompaño —sugirió tranquilo. En menos de dos minutos
estábamosahí.Élsequedóafueraesperándome.Caminéhasta laoficina,estaba abierta. En cuanto me vio, sonrió. Ese maestro era por demásagradable.—Kyana,pasa…—esohice.—Viunrecadotuyo,Clay.—Sí, siéntate—meacomodéen lasillaesperando.Élestaba revisando
algoenunacarpetayenseguidalocerró—.Kyana,hashechounexcelentetrabajo con William, el maestro Johnson está muy contento con susavancesysobre todoporsucambiodeactitud,peroahoradependesolodeél,túyaterminaste—nosupesimedabaalegríaporélotristeza.Asínosconocimosyaunquesabíaquelasasesoríasteníanesafunción,fueunpretextoidealparavernosmástiempo.—Qué bueno, me da gusto —admití alegre y era cierto. Me sentía
contenta por él, después de todo trabajó duro y fue responsable: lomerecía.—Lo imagino, supeque están juntos, ¿no es cierto?—mordími labio
asintiendo.Sonrió—.Esoesmuybueno,aéllehacíafaltaunachicacomotú. Todos se han dado cuenta de su cambio. Me da gusto por ambos,siempre he dicho que William es un buen chico, solo necesitabadireccionarse y creo que tú puedes ser buena brújula —me sentícomplacida al escucharlo. Era como ratificar su esfuerzo por ser otrapersonayalfinseestabanotando.—Gracias—reconocíruborizada.—Bueno, ya tenemos otros que necesitan tu ayuda, pero aún estoy
evaluandolamejoropciónparatiyparaellos.Noquierosaturarte.Teveoeljuevesaestahora,asítedigoquiénesycuándocomienzas¿Okey?—Teveoeljuevesentonces,gracias.—Ati,buentrabajo—meguiñóunojo,alegre.
CuandosalídeledificioLiamhablabaconKellan,Luckyotrostresquereconocícomopartedelequipo,nosabíasusnombres.Minoviomedabalaespalda,parecíaque lesexplicabaalgo,ellos loescuchabanconsumaatención. En cuanto Kellan me vio, elevó la barbilla señalando midirección sin ninguna expresión. Liam giró al instante tendiéndome lamanosonriendo.Dudéunsegundo,juntéunpocodecorajeymeacerquéenganchándomeaél.Eraincómodoadecirverdadynosabíadóndeposarlamirada,niqué
hacer. Notómi actitud y con su brazo rodeómi cintura infundiéndomeconfianza.Susamigossolomevieronuninstante,puesLiamcontinuósuexplicación. Discutían sobre una posible estrategia para el próximopartidoqueelentrenadorlepropuso.Yo…noentendínada.Susamigosloescuchaban interesados, opinando. Para mí era como si hablaran otroidioma.Deprontoalgosíentendíyeraquetendríanotroentrenamientoeldomingoyvariosporlastardeslasiguientesemana.Pf,loveríapocoenlospróximosdías.—Entonces infórmenlea losdemás—ordenódespidiéndose.Sujetómi
manoynosalejamos.Mientrascaminábamosbajóelrostroymediobesoriendo—.Hubierasvistotuexpresión,Kya—señalódivertido.Entornélosojos, yo no le encontré la gracia—. Ellos no te van a hacer nada, hecambiado,peronotantocomoparaquenosepandeloquesoycapazsiseatreven…—lomirédesconcertadaalescucharsutono.Eracierto,parecíaunleóncomodijoRobert.Merodeópor loshombroszangoloteándomecariñoso—.Nomeveasasí,eslaverdad—sedetuvoponiéndomefrenteaél,consemblanteserio—.Kyana,tequiero,compréndeme—sediocuentade que nome agradaba oírlo hablar de esa forma, por mucho que esoimplicara defenderme. Era asombrosa la sensibilidad que tenía paradetectarmisestadosdeánimo.Rogóconlamiradaqueloentendiera.Rodeésucuelloymecolguéparapoderdarleunbeso.Lohacíaypara
ser honesta, una parte de mí le agradecía que me hiciera sentir que nodebía tener miedo, aunque definitivamente no deseaba verlo agredir aalguienpormicausa.Porotrolado,loquerealmentemepreocupabaeralo que pudiera suceder cuando él no estuviera, no podíamos vivir sinsepararnos.Llegamoshastaelárboldeldíaanterior.Sesentóymevolvíacomodar
sobresupecho.—¿Qué sucedió con el profesor Laurence? —lo había olvidado por
completo.Megiréemocionada.—Lolograste,yateliberóelprofesorJohnson.—¿Enserio?—memiróasombrado.—Sí, y… ya no te daré más tutorías…—le informé con un dejo de
nostalgia.—Kya,esoesbueno.—Sí,bastante,peroyanotendráspretextosparairmástiempoamicasa
—Lehiceverconvozmelosayconunlevepuchero.Rioextasiado.—Eso no va a cambiar nada entre nosotros, lo nuestro sigue igual y
créeme, seguiré necesitando tu ayuda en esa materia. ¡Dios, es que esaburridísima!, y no puedo entenderla del todo. Además, ya no nosescondemos ¿recuerdas?, puedo estar contigo sin restricciones, cuandoqueramos, como queramos y donde queramos —me recordó alzandoambascejasunpardevecesseguidas.Teníarazón,sonreíasintiendo.Merecarguéenélotravez.—El jueves me dirá a quién voy ayudar ahora. ¿Sabes?, el señor
Laurenceyasabequeestamosjuntos,parecíacontento—mediounbesoenlacabeza.—Esasombrosocómolasnoticiascorrencualpólvora.Entoncesseguro
eselchismedelosprofesoresahora.—Yocreoquesí,ademásmedijoquehannotadouncambiofavorable
en ti—ledijeorgullosa.Enseguidamemiródeesa formaen laquemederretíayacelerabamipulsodejándomelabocaseca.—Esoesporti,yatelodije.Temereceré,teprometíqueharíatodolo
necesario…—Mesentípresadeuntrance.—Tequiero,Liam.—Yyoati,Kyana.Tuvehistoriaenlaúltimahora.Emmaseportóconmigocomosinada
hubierasucedido,reímosytrabajamosjuntas.Liammellevóacasaysefue enseguida a entrenar. Yo insistí que no lo hiciera, me iría con misamigoso sola, se negó rotundamentey al final, como siempre, se salióconlasuya.Comenzabaadarmecuentadequeeramuyprotector.Losdíaspasarony era tristeverquenadacambiaba.KellanyLuck se
acercaban a él aunque estuviera yo, pero al igual que Robert, Annie yEmmaloignoraban,elloshacíanlomismoconmigo.Todoeramejorypeorqueantes.Yanonosescondíamos,podíamosiry
venirsinproblemas.Comenzamosacrearnuestropropiomundoenelque
nadiecabíaynadie importaba.Enliteraturanossentábamosjuntos.Cadacambiodeclasesmeesperabaparaacompañarmealasiguiente.ElseñorLaurence me asignó a una chica de primero que tenía problemas conciencias.Liamsepusofelizcomopodránimaginar.Mimadre seguía saliendo conRalphy poco a poco lo comencé a ver
másencasa.Liamyélsellevabandemaravilla.Yasaben,hablabansobrefútboltodoeltiempo.Tressemanasdespuésdelprimerpartidojugaronfuera,porloquenolo
vitodoeldía.Insistióquefuera,nomeparecióbuenaidea.Seacercabanlosexámenesyteníamuchoporestudiar,asíqueaprovechabalostiemposquenoestaba.Pormuyenamorada,esapartemíanocambiaba.Annie y Robert seguían pasando por mí y era mi oportunidad para
hablarconellos.Cadadíaaceptabanmáslonuestroyesomealegraba,medabaesperanzasrespectoalosdemás.Maxvolvióainsistir,lerespondílomismo:nolodejaría.Nos divertíamos tanto juntos. Conversábamos de todo sin problemas.
Nos sentíamos bien al lado del otro y era evidente. Mi vida sin Liamsimplemente ya era impensable, estaba convencida de que no era por elsimplehechodeteneresaedadenlaquesesientedeesaformatanintensa;élyyonoscompenetrábamosmáscadadía,cadahora,cadaminuto.Noexistía impulsividadennuestroproceder,pero sí ungrandeseode
poder estar siempre uno al lado del otro, no solo el tiempo que faltabapara terminar la escuela, sino una vida, una eternidad. Increíble,intimidante,mágicoydemasiadoreal.
9Teamo
Faltabanquincedíasparavacacionesnavideñas.Llevabadosmesesahí,mesymedioconél.Eraelúltimoviernesdenoviembre.Liamtuvoquereunirseasolasconelentrenador,paraponersedeacuerdosobrealgodelúltimopartido,antesdesalir.Merogóque loesperara.Laúltimaclasefuehistoria,asíqueEmmay
yopermanecimoshablandosobrebanalidadesenelsalónvariosminutosdespuésqueterminó.Cuandovilahora,salídeprisa,yacasieraelminutodeencontrarnos.Moría,comosiempre,porverlo.Ibarumboamicasillero,yanoquedabanmuchoschicosenlaescuela.
Unavezqueterminabanlasclasestodosdesaparecíanalinstante.Alguienrodeómicinturaprovocandoquemispulmonesseparalizaran.Enseguidasupe que no era Liam. Aventé la mano que me sujetaba y giré furiosa.Roger. ¡Ah! ¡¿por qué?!, ¡¿por qué?! Llevaba semanas sin saber de esegorila patán, maniático, si he de agregar algo a su extensa lista dedefectos.—Hola…—mesaludósonriendo,sarcástico.Nocontesté,decidíseguir
caminando.Meagarróporelbrazohaciéndomevolteardeunjalón—.Metienes miedo ¿verdad? —parecía muy divertido. Intenté zafarme, meapretabaconfuerza.—¡Suéltame!—exigímolesta,apretando losdientes,al tiempoquecon
miotramano intentaba quitármelo de encima.Comencé a buscar con lamirada el rastro de alguien, quien fuera. Pero, como en las películas,todosdesaparecíanjustoenelmomentodemayorsuspenso.¡Maldición!—Queríahablarcontigo—habíacambiadosugestoporunototalmente
angelical.Porsupuestosabíaqueactuaba.—¡¿Quéquieres?!—gritémolestaynerviosa,mientrasseguíaluchando
paraquemesoltara.—Estandifícilpescartesola,notedejaniunsegundo,enserio.¿Note
agobia?—¡Quéteimporta!Suéltame,Roger,meestáslastimando—desdeluego
quenomehacíacasoycontinuóhablando.—¿Recuerdas te dije que te arrepentirías si descubría que existía algo
más entre ustedes? —claro que lo recordaba. No respondí y continuémirándolo fulminantemente—. Apuesto a que no tienes idea de quiénessonsuspadres—soltótriunfante.Sonriófelizalvermiexpresiónconfusa—. Pero ¿cómo?… Veo que no te lo ha dicho… —disfrutaba midesconcierto.—Roger, por favor déjame en paz,me lastimas.—Negó acercándome
un pocomás a él. De verdadme dabamiedo, parecía un loco. Sentí denuevosualiento,nosoportaríaquemebesaradenuevo.—¿Por quémierdas siempre hueles tan bien?—y pegó su nariz ami
cuelloaspirandomiaroma.Mislabiostemblaban.¿Quénohabíacámaraso algo para que ese maniático dejara de acosarme? Deseaba llorar. Loempujécontodamifuerza,peronolograbamoverloniunmilímetro.Seseparóconlarespiraciónagitada,suasquerosamiradasehallabafijaenmiboca,altiempoquesehumedecíaloslabiosconrabiacontenida—.Tusqueridos «suegros» —murmuró con voz ronca a un centímetro de mirostro—, trabajan para el congreso, ¿y sabes qué es lo mejor?… queodianalagentecomotú…—nopudeevitarabrirlosojosdeparenparyobservarlohorrorizada.No,esonoeracierto,élmelohubieradicho—.Sí,nomemiresasí…—seburló—.Ellossondelosqueestánafavordela ley antiinmigrantes de Carolina del Sur, y créeme se van a molestarbastantecuandosepanqueandasconsuqueridoymaravillosohijo…—Yoestoyaquílegalmente…Además,¿porquémedicestodoesto?—
tenía perfecto conocimiento de esa ley y contaba con mis papelesdebidamente reglamentados. No obstante, sabía muy bien que, como entodoslados,habíagenteextremista,racista.Roguéensilencioporquesuspadresnofueranasí,pero…entonces¿porquénomedijonada?Sentíqueunagujeroseabríabajomispies.—Noesobvio,nosoportoqueunodelosnuestrosandeconunacomo
tú —escupió despectivo y al mismo tiempo pegándome más a él—, ycréeme,suspadrestampoco.Nolosconoces,notienesniunajodidaideadeconquiénteestásmetiendo.Sepondránfuriosos—escondiódenuevosu nariz en mi cabello. Una repulsión desconocida viajó por todo micuerpo,pero suspalabrasme teníanmuda,pasmada,horrorizadapor loque nomemoví—. Su familia esmuy poderosa e influyente, te puedenaplastarconunsolodedosilodesean—sentímiedoymucharabia.Quise
nuevamentealejarme,loúnicoqueconseguífuequemeapretaraaúnmás.Ya me estaba lastimando en serio, no me extrañaría amanecer concardenalesenlacinturaymisbrazos—.Yosoloteadviertoportupropiobien que te alejes; créeme, te estoy haciendo un gran favor —sonabainocente,peromemirabavencedor.—¡Roger, suéltala! —eran Max, Billy y Ray. No lo hizo, se limitó a
observarme rabioso. Caminaban justo tras él. Casi suelto un suspiro deagradecimiento.—Estásadvertida,luegonodigasquenadietelodijo…Tuterquedadva
allevaratenerconsecuenciasquenisiquieraalcanzasaimaginar—yalparecerlaidealohacíafeliz.Dejéderespirarporunsegundosintiendodenuevosualientomuycercademislabios.—¡Quelasueltes!—ordenóMaxgritandoyacasiensuespalda.Roger
asintió obediente.Acto seguido, tomómi brazo conmayor fuerza ymearrojóusandosufuerza.Sentícomomicabezagolpeabacontralaesquinadeunatorredecasilleros.—¡Kyana!—EraLiam,corríahaciamí.Lacabezadoliómuchísimopues
laesquinadelmueblemetálicomediodelleno.Puseunamanoenlanucayalquitarla,teníasangre.Élyaestabaarrodilladoamiladoconelrostrodesencajado—. ¿Estás bien?—asentí realmente asustada. Roger deberíainternarseenunpsiquiátrico,¿porquémehacíaeso?Minovioposólaatenciónenelquesolíasersuamigocompletamente
rabioso,selevantóenunafraccióndesegundoyloempujólograndoqueimpactaraestruendosamenteenotratorredecasilleros.—¡Te dije que no la tocaras!—estaba fuera de sí. Lo observé atónita,
jamásimaginéverloasí,noloreconocía.Max,RayyBillyseloquitaronde encima, con mucho esfuerzo, pues no parecía tener intenciones desoltarlo.—¡Liam,cálmate!—nomedicuentacuandoKellanyLuckseacercaron,
pero ya sujetaban aRoger.Todo lo veíamedio borroso, los sonidos seagolpaban en mi cerebro y el dolor lo sentía machacando mi interiorcomosisuintenciónfueratorturarme.—Notetengomiedo,Liam—leescupióenlacara.—¡Pues deberías, imbécil! No la vuelvas a tocar, no te le vuelvas a
acercar, porque te juro que… ¡Déjenme, suéltenme! —exigió a misamigosqueapenassipodíancontrolarlo.—¡Liam,porfavor,tranquilízate!—noleshacíacaso,eintentaballegar
hastaél.EmmaySusanaparecierondeprontoamilado.—¿Estás bien? Sangras… —yo ya no podía contestar, estaba
completamentemudapresenciandoalgoquenoqueríasucediera.—Me juras ¿qué exactamente, Liam?… ¡¿qué?! —lo provocaba
intencionalmente.—¡Roger,basta!—ordenóKellan,igualdeirritado—.Ahorasícruzaste
lalínea…¿quécarajospasacontigo?—loignoró,consumiradaasesinaubicadaenLiam.—No eres ningún tonto, no le dijiste nada sobre tu familia.Muymal,
peronotepreocupes,yoyale informéquiénessontuspadres.¡Mierda!,hubierasvistosucara…Conesosientomideudasaldada.Cuandosepanque andas con una como «esta» ellos se encargarán que lo de ustedestermine,losabes—Liamdejódeluchar,todosvoltearonavermeconlosojosabiertos.¡Qué!,elloslosabían,nadiemedijonada,¿porqué?Bajélamiradaunos
segundos, sin saber qué hacer. Al levantarla mi novio ya girabanuevamentehacia él.Sinquepudieranverlovenir se acercóy ledioungolpe en el rostro. Pude escuchar, aún a la distancia, cómo tronó suquijada. Cerré los ojos y comencé a morder mi labio con demasiadaansiedad.—¡¿Cómoteatreves?!—MaxloseparóenseguidaconlaayudadeRayy
Billy; Liam, al lado de ellos se veía enorme y enojado era de verdadincontenible.—Liam,porfavor,noledeselgusto,teestáprovocando…¿novesque
esto es lo que quiere? —mi amigo lo intentaba tranquilizar, mientrasKellanyLucklevantabandelsueloaRoger.—¡No te tengomiedo,Liam!,ycréeme,estegolpe tevaacostarmuy,
muy caro, voy a hacer que esta locura se acabe. Tú no puedestraicionarnos,tardeotempranoharéquetodovuelvaasulugar…—HasperdidoeljuicioRogerysabesqueLiamsípuedeyyotambién.
Notequedaránganasdevolverahaceralgocomoesto…—loamenazóMax—.Voyairalconcejoestudiantilycréeme,tesacarándelequipoysitodosdecimos losque lehashecho, inclusode laescuela.Llegaréhastadondetengaquellegar,perotúnovolverásahaceralgosimilar,telojuro—Rogerlomiróaturdido—.Kyananoestásola…Todosloshombresloobservabanamenazante.Eranunaespaciedemurallafrenteamí.
—Está bien, está bien. Yo a ella no le haré nada más, no exageren.Además,ustedesnovalentantolapena—dijolevantandounamanoyconla otra se sobó la quijada.Loquepresencié era algoque jamáshubierasiquiera soñado. Todos se unían para ayudarme. Y yo sentía que meahogabaportodoloqueacabadeenterarme.—Porsupuestoquenovuelvesahacerlenada.Siletocasunsolocabello
o la volteas a ver, te juro no dudaré, sabes de lo que soy capaz, meconoces… y con o sin su ayuda, te aplasto, te lo juro ¡¿comprendes,imbécil?!—Liamahoraeraelquehablaba,sutonomedioescalofríos.EmmaySusanmeayudarona incorporarme.Estabaunpocomareada,
nosabíasiporeldoloroloqueacababadepasar.Liamsediocuentayseacercóamí.AlversumiradarecordéloqueRogeracababadedecir,mesentídecepcionada,dolida.—Kya… —me llamó ansioso, negué con la cabeza, que por cierto
estallaría con esemovimiento,me recargué enmis amigas sin permitirquemetocara,comoerasuintención.—Liam, debemos ir a que la revisen—anunció Emma. Ambas me
tomaronpor la cintura para ayudarme.No supe cuánto caminamospuestodoeramuyconfuso,sabíaqueloschicosveníanatrásyqueRogeryanoestaba.Encuantollegamos,laenfermeramevio,sepusodepieserena.—¿Quésucedió?—Me tropecé…—todos abrieron los ojos a causa de mi mentira. La
mujerasintiósincreerlodeltodo.Mellevóhastaelmismocuartoblancodondemeenyesaroneldedovariassemanasatrás.Examinólaherida,merecostó en una camilla y fue a un pequeño mueble para sacar lo quenecesitaba. Estaba boca arriba viendo el techo. Sentía la cabezadesconectadadelcuerpoyunpocodenáuseas.—Kya… —me elevé un poco al escucharlo, su presencia llenaba el
lugar.—Liam,porfavor…ahorano…—lesupliquéfatigada.Nosedetuvo,se
hallabamuyalterado.—No,ahorasí,tienesqueescucharme…—meerguíunpococonayuda
deloscodosyloobservéadolorida.Laenfermerayaibaacorrerlo—.Notedijequiéneseranporquenomeinteresaloquepiensen.Nomeimportaloquenadiepiense¿no tedascuentadequeestoyharto,cansado?Odioque nadie comprenda lo que siento por ti…Que nadie lo crea siquiera
posible.Quetehagansufrirpormiculpa.¡Maldición!Tehearrastradoatodo esto…—hablaba fuerte a pocos centímetros demí.Lo escuché sinpoder articular palabra, asombrada, desconcertada— y no puedoevitarlo…No puedo, ni quiero estar sin ti. Si ellos se oponen, será suproblema.¡Yoteamo…teamoyyanopuedomás!Quisieradesaparecercontigo…Quisiera que no existierami pasado, borrar todo lo que fui,todo loquehice.Kyana, te amoporquien eres…porquien soycuandoestoycontigo…Teamoporquelograsqueseamejorpersona…porquetequieroparasiempreenmivida…porquecreesenmísinimportarnada…Teamo…ysitengoquedejartodoportiloharé…Tejuroqueloharé…Nomeimportanadasinoestásconmigo…—Micorazónsedetuvo.Nopodíacreerloquedecía.Demisojossalieronlágrimassinpoderevitarlo.Cada palabra se grabó en mi alma, en mi cabeza, en mi cuerpo. Yotambién lo amaba y entendía su desesperación, su frustración. Nadaparecíaserfácilentrenosotros.La enfermera, con la boca abierta, quedó ahí, congelada en su lugar,
observándonosestupefacta.—Liam…—me senté como pude y lo acerqué de un jalón. Tomé su
rostro entremismanosolvidandopor completodóndeyporquéestabaahí—.Mírame…—susojoseranlomáshermosoytransparentequehabíavistonunca,peroademásahoraestabanvidriosos,ansiosos—.Teamo,teamo…todoirábien,séqueasíserá—élsonrióaúntenso,aunqueconsuspupilas chispeantes, maravilladas. Con dulzura lo pegué a mis labios.Deseaba con todo mi ser que eso fuera suficiente y que lográramosolvidarlaespantosaescenadehacíaunosminutos.—Mh, mh, mh —nos separamos a regañadientes. De pronto recordé
dóndeestábamos.—Lo siento—se disculpó mi novio sin quitarme la vista de encima.
Sonreí con timidez deleitándome con su presencia, con la potencia denuestrossentimientos,conlasmilesdeseñalesquenosmandábamoscontansoloeseinocentegesto.—¿Creen que puedo atenderla después de esas lindas palabras? —
preguntólamujersonriendo.Asentimosapenados.Alvolverarecostarmevi a todos en la puerta, lo habían escuchado. Cerré los ojos girándomeparaque laenfermeramepudieracurar.Cincominutosdespués terminó—. Listo, no fue tan grave, dos puntadas, se caerán solas. Ahora ve ydescansa,sitedueletómateestosanalgésicos—asentísentándomeconsu
ayudasobrelacamilla.Liamseguíaahíenunaesquina,observándomedeuna forma que me hacía volar pese a todo—. Los dejo…—declaró laseñoritasaliendoenseguidadeahí,conciertacomplicidadensuvoz.Élseacercóenmediosegundoymeabrazó.Cadamoléculaseacomodóenellugaradecuadoencuantolotuvecerca,éleratodoloquenecesitaba.—Vamos, te llevo a casa… —me ayudó a bajar, tomándome por la
cinturadeformaposesiva,asegurándosequenopudieracaer.Mesentíaenlasnubes,eracomopasardelinfiernoalcieloenuntiempo
récord.Salimosdelpequeñocuartoytodosesperabanafuera,divididosdenuevo.—¿Cómoestás?—preguntóMaxpreocupado.—Bien,solodospuntadas…—intentésonreír,esohacíaquedolieralo
quemecosieron.Todosestabananuestroalrededor.—Lavoyallevaracasa—leinformóLiam.—Sí,eslomejor…—declaróKellan.Yanomeignoraba,dehechome
sonreíaconaceptación,con...admiración.—Gracias… por todo… —Liam miraba a Max y a Ray. Ambos
asintieronyenseguidasalimosdeahí.Nodijimosnadaentodoelcamino.Cuando llegamos quiso ayudarme a subir a mi recámara, me negué.Necesitaba estar junto a él y simimadre llegaba no le gustaría vernosarriba. Se sentó en el sofámás grande para que yo recargara la cabezasobresuspiernas.—Kya, ¿te sientes mejor? —asentí con los ojos cerrados. Necesitaba
pensar en todo lo quepasó.Era increíble lo queme sucedía.Mimundogirabamuy rápido, cambiaba cada segundo. No hablamos un buen ratomientras me acariciaba el cabello, por lo que dormí un momentosintiéndomerelajada.Alescucharelautodemamámelevantédeinmediato.—¡Ey!, tranquila —me toqué donde suturaron al sentir un pequeño
pinchazo,porlabrusquedaddelmovimiento—.¿Teduele?—deseósaberansioso.—No,bueno,nomucho,pero…se sientehinchado—rióymedioun
besoenlasien.—Hola,chicos—noibasola;Ralphestabadetrás.Noalcancéasaludarla
cuandoseacercóenseguida,dándosecuentademipalidez—.¿Estásbien,Kyana?—Sí,caíy…bueno…—agachélacabeza—.Fueronsolounaspuntadas.
—Hija,¿quésucedecontigo?Dosaccidentesendosmeses,noeresasí—Ahoraparecíadivertida.Torcíelgesto.—Lo sé, a veces pasa ¿no?—Ralphnos observaba desde la puerta, lo
saludéconlamano.Mimadreloolvidóporuninstante.—Losiento,loinvitéacenar…—Nohicenada…—susurréculpableLiamlosaludóconunfuerteapretón.—Nosotrosprepararemoslacena—propusoelacompañantedemamá,
asíquenoobjeté.Cenamos los cuatro mientras conversábamos trivialidades. Al acabar,
Liamme ayudó levantar, los tres no dejaron que hiciera nada debido algolpe.Ellosqueríanverunapelícula,asíqueargumenténoaguantarmuchola
luz del televisor. Mi novio agarró una frazada que solíamos tener a lamano y usábamos para salir a la terraza. Ya casi era diciembre, el fríoaumentaba, aunque era aguantable, bueno, con él al lado todo lo era, enrealidad.Meacurruquécomosiempre.—¿No prefieres descansar, Kya? —negué contra su pecho. Estaba
calientita a su lado y muy cómoda—. Perdóname… debí decirte… —aceptódepronto.Meseparéunpocoparaverlo.—Nomegusto enterarmeasí, penséqueconfiabas enmí—eracierto.
Ademásdelhechodequesuspadrespudieranodiarmeporserloqueera.—Ylohago,essoloque…nomesientoorgullosodeellos.Notienes
ideadecómoson.Antessolíapensarigual,yanopuedo…nodespuésdeconocerte. Me has cambiado por completo, tanto que a veces no mereconozco— recostó su cabeza en el respaldo—.Nunca fue fácil ser suhijo, desde que recuerdo hay muchas expectativas a mi alrededor… aRichard—asísellamasuhermano—yamísiemprenoshanexigidoserlosmejores.Él fuepresidentede losestudiantes,ahorayoelcapitándelequipo —resopló—. No le veo sentido. Imagínate, quieren que estudiecienciaspolíticas…—medolíasaberqueasísesentía,quesuvidanoeratansencilla—.Laverdadesqueibaahacerlo,¿quémásdaba?Peroyano,nomegusta,nuncaenrealidad.Túmehasdespertadoentantasformas…yanocoincidoconellos…notengonadaencomún,creoque…jamáslotuve.—Lo siento,Liam—sacudió la cabeza con tristeza.Nodebía ser fácil
tenerunospadresasí,vivirlavidaasí.—Jamásvuelvasadecireso,túereslomejorquemehapasado,nome
arrepientodeestaratulado,esloúnicobuenoquehehecho…—Liam…—Eslaverdad.Desdeque teconocícambiómimaneradever lavida.
Ahoraseréloqueyoquiera.Nopermitiréquelosprejuiciosmelimiten.Deseoofrecertelomejorquetengoytejuroqueloharé.Apesardeellos,apesardeloquesea…Teamo…Enserioteamoytemostrarésiemprelamejorversióndemímismo—Susojosestaban rasados. ¡Dios!Acariciésuspómulosconlasyemasdemisdedos.—Losé,losientoyyotambiénteamo.Nosécómo,nicuándo,perote
metisteenmí…quieroestarsiempreatulado…—Yotambién,Kyanayporlomismotejuroque…nosécómo…pero
tú y yo envejeceremos juntos… Esto no es pasajero, no es por nuestraedad.Lo que siento es genuino, poderoso, real, profundo—me acerquéhastasubocasinsepararmisojosdelossuyosyacariciésuslabiosconlosmíos.Merespondióbesándomelentaysuavemente.Unadescargadeelectricidadpurarecorriótodomicuerpo—.Meenloqueces…—susurrósobremiboca.Lasensaciónfueavanzandoyelbesosehizomásintenso—. Kya, espera…—me detuve—. Te deseo, ¡no sabes cuánto! Pero…vayamos poco a poco, además tu cabeza, tu mamá —no recordaba nisiquieraelgolpeymenosdóndeestaba.Él respirabacondificultady suvozeraroncacomocadavezquesubíadenivelnuestrocontacto—.Sabesquequieroestar contigo, sin embargo,deseoque sea cuandoestésbien,cuando estés completamente lista. No hay nada que quiera más en elmundoque esemomento seamágicopara los dos—lo amaba, en serioquesí.Queríairmásalláconél,lociertoeraquetodavíanodeseabadaresepaso.—Aún no lo estoy y también quiero que sea así—admití ruborizada.
Sonrió,altiempoqueyoacariciabasuslabiosconlapuntademidedo.—Esolosé,asíquenomelocompliques,telosuplico—torcílaboca
avergonzada—.Erestanhermosa,nomecansodeverte…—lediunbesoinocente.—Tútambiénloeresy…teamo.—Meencantaescucharlo,Kyana—novolvimosahablardesufamilia.
Entendíaqueerauntemadolorosoyahoracomprendíaporqué.Al día siguiente me levanté sin dolor, ni molestia. Fuimos a cenar,
después al cine. Al salir nos quedamos jugando maquinitas, fue muydivertido.EldomingoEmma,Annie,RobertySusanfueronamicasaporlatarde.
Querían saber cómo seguía. Hablamos horas, no se cansaban demencionarlobienquepusieronensulugaraRoger.MimadresalióconRalph.Liamteníaentrenamiento.Asíquepasamoslatardeahí;comiendopizzaentrebromasytonterías.Deseabapreguntarleselporquédesusilencio respectoa lospadresde
minovio,peronoquisedarpieanada.Primero:porqueeraaélaquienlecorrespondía decírmelo. Segundo: porque ahora sabía que era un temademasiadodoloroso.Yporotrolado,medabacuentadequedeunaformaalgo torcida lo protegieron, pues si era sincera, esa era un arma quehubieran podido usar desde el principio y por alguna extraña razóndecidieron no hacerlo. Deduje, en aquel momento, que seguramente elmotivoeraqueellosmismoshabíancompartidoelpasadodeLiamyeltema debía ser tan delicado que ni en las condiciones en las que seencontrabasurelaciónloutilizaron.Liamllegóantesdequesefueran.Encuantoentrómeabrazódándome
uno de esos besos que me hacían temblar las piernas como gelatina.Cuandosediocuentadequeahíestaban loschicos, sonrióavergonzadoporsuimpulsividad.—Bueno…—anuncióRobertlevantándose—.Nosvamos,hastamañana
—Para mi asombro todos se despidieron de él, no sonrientes pero sícorteses.—Veoquelascosasmarchanmejor…—murmuróenmioídomientras
losveíamosirse.—Parecequesí…—Kya, hablamos Kellan, Luck y yo con el entrenador. Roger no se
volveráaacercar,si lohace losacarándelequipoy laescuela.NosésiMax hablará con el concejo. Si es así, contará conmi apoyo, pero porahoraquieroquetesientastranquila.¿Deacuerdo?Lequedómuyclaroloquepuedeynopuedehacer.Amajugaryelentrenadornuncaseandaporlasramas,éllosabe,asíqueteaseguroquenosemeterámáscontigo—estabaahorafrenteamítomándomedelasmanos,consurostrobastanteserio.—Meencantaríanovolveracruzarmeconél.—Esono esposible, no amenosque lo expulsen, pero créemeque el
entrenadortienesustécnicasynosotros…lasnuestras.Quieroqueconfíesen que nunca más ocurrirá algo siquiera cercano a lo del viernes. Teprometoqueharétodoparaqueteolvidesdeélloquerestadelaño—lomirédesconcertada.¿Quétécnicas?,¿aquésereferíacon«todo»?—Liam, ¿le hiciste algo? —quise saber arrugando la frente. Con lo
sucedidoelviernesmedabacuentadequepormuchoqueconmigofuesedulce,tiernoeimposiblementecariñoso,esenoeraelLiamquesolíaser.Lo vi desfigurarse frente a mí, mirar con odio y rabia. Parecía muyseguroydecidido.Acomodóunmechóndecabellotrasmioreja,negandosinmuchaconvicción—.¿Entoncesporquédiceseso?—Es un decir, Kya, tú solo por favor confía en mí, nada volverá a
ocurrir…¿Sí?—¿Nomedirás?—No te hagas ideas, no hay nada, es solo que nos conocemos de
siempre,yanoseacercará,esoestodo—zanjódándomebesos,quevolvíolvidarhastarespirar.Ellunesalentraramatemáticas,Maxseacercóamídeformaamigable.—Hola…¿Cómosigues?—Mejor,nomeduele…—respondísonriendo.—Kyana,losiento,séquehemossidoduroscontigo.Essoloqueesmuy
difícil…nonospidasahoraqueconvivamosconél…—Notepreocupes,noloharé—memirabayasinrencor.—¿Te sientas con nosotros?—por un momento no supe qué decirle,
llevaba varias semanas que no era así. Caminé a su lado y nosacomodamos como solíamos.Él,Lanay yo.Me sentí, en esemomento,feliz.Algoestabacambiandoyesomealegraba.Cuandoterminólahorame levanté de inmediato, con la intención de ir a buscar a mi personafavorita,frenéabruptamenteygiréhaciaMaxdudando.—Anda,nosvemosluego—meguiñóunojoysalíasuencuentro.Liamyyonossentamosenlamesadesiempreenlacafetería,envueltos
ennuestrapropiaburbuja,queahoraeramásfuertesincomparación.—¿Puedo?—preguntóKellan con su bandeja en lasmanos.Mi novio
asintió. No pude evitar una expresión de desconcierto—. No quierointerrumpir a los tórtolos, pero… necesito hacerte una pregunta,Kyana¿Es-es verdad que eres buena en literatura?—entorné los ojos aturdida.Eramuyextrañoescucharlodirigirseamí.Liammebesóenlasienalverquenosabíaquédecir.Parecíalomásnormaldelmundoparaélestarahí
sentadojuntoanosotros,comosinada.—Sí, muy buena —avaló con orgullo. Kellan ya estaba sentado y
devorabaagrandesmordidassupizza,mientrasyono lepodíadejardemirar.—Yo,bueno, séque todo esto te suena extraño, pero… loquepasa es
quetengounproblema…unomuygordo—anunciósintapujos.Enarquéuna ceja, estudiándolo con incredulidad—. En una semana son losexámenesy…noentiendonada…Esamateriaesunamierdadeaburrida.Nocomprendoparaquésirvevertodaesaboladetonteras.Enfin,creesque… ¿podrías explicarme? —abrí los ojos y la boca, asombrada. Lodecíaconunafrescuraqueinclusomeprovocóganasdereír.GiréhaciaLiampestañeando,élsonreíadeformaextraña—.Losé,losé…nuncatehehabladoyahorameatrevoapedirteesto…Perosé,poresteanimal—se refería a mi novio, comprendí al ver que rodaba los ojos—, queexplicas muy bien. En serio lo necesito —apreté la mano del aludidofrunciendo el ceño, él me devolvió una mirada inocente—. No puedoreprobar,mesacaríandelequipo.Simeayudasharéloquemepidas—nopudemásysoltélacarcajada.Liamsacudiólacabeza,tapándoseelrostroconunamano.Deinmediatocomprendíquesecoludieron.Embusteros.—Deacuerdo…—acepté,yasinreír.Liambesómibocaimportándole
poco el lugar donde estábamos y que los maestros nos pudieran ver.Kellansoltóelairefeliz.—¿Enserio,loharás?—Sí, lo haré, pero tendrás que poner de tu parte…Tú eres el que lo
necesita, túereselquetienequetrabajarduroyhacer loqueyodiga,sino,nohaytrato—leadvertíalzandoambascejasconsuficiencia.Moviólacabezaasintiendounayotravez—.Bien,entoncesteveoenelsegundoreceso en el jardín con tus apuntes…¿Deverdadvasmuymal?—quisesaberdudosa.—Sí,Kya.Yasabes,nosenosdamuchoyesciertoloquedice,losdel
equipo no podemos reprobar… necesitamos cierto promedio —asentítodavíadesorientada,nodabacréditodeloqueahíocurría.—Bien,loharemosentonces.—¡Muchasgracias!,mevasasalvarelpellejo—mepareciósimpático,
susademaneseranexageradosylucíanervioso.—Medebesuna…—lerecordéfingiendoseriedad.—Por supuesto, cuenta con eso —un segundo después cambiamos el
tema y nos enfrascamos en cosas sin sentido. La sensación fue muyagradable,megustó.Enliteratura,nadacambió.Liamyyonossentamosdondesiempre.Sin
embargo,elambientenosesentíatancargado.Encienciasfueigual.Enelrecesonosdirigimosa«nuestroárbol»,nosgustabasentarnosahí.Kellanapareciócasienseguidaconsusapuntesenlamano.—Aquíestoy—anunciósonriente.Tomésulibretaylaempecéahojear
atenta.Eraundesastre,noteníaniideadecómolopodríaayudar.—Kellan, porDios, esto está… terrible… completamente revuelto, no
tienenipiesnicabeza.Meencontrabaaunladodeminovioconsumanoenroscadatornoami
cintura. Cuando le dije eso, alzó las cejas haciéndole ver que era muyestricta.Kellanserascólacabeza,nervioso.—Tedijequenoerafácil,ellaesmuyexigente—lehizoverLiamcon
tonoburlón.Lediunpequeñocodazoriendo.Suamigoestabaclaramenteagobiado,porloquesolotorcióelgesto.—Notepreocupes,Kellan.Siquieresnosvemosenlanocheenmicasa,
algosepodráhacer—EnseguidavioaLiambuscandosuaprobacióndeforma provocadora. Dios, eran insufribles. Rodé los ojos. ¡Hombres alfin!—Nos vamos juntos, después del entrenamiento, ni creas que te voy a
dejar solo con ella.Te conozcomuybien casanova—lo fulminé con lamiradayvolvíadirigirmiatenciónasuamigo.—Muchasgracias,Kyana.Ereslomáximo,ademásde…—¡Ey!,noempieces…conellaesonosurteeseefecto—lointerrumpió
minoviobromeando.RecarguélaespaldaenLiamconlosojosenblanco.—Tranquilo, fiera, ya sé que esta damisela es intocable… —aceptó
burlón haciendo un gesto de rendición. Sacudí la cabeza alegre, parecíaquetodoseibaacomodandoyveraLiamenaccióndirectaconsuamigo,nosupeporqué,peromegustó—.Ahoramevoy,noquierointerrumpirsumomentodeidilio,niqueesteenergúmenomesalteencima…Nosvemosmástarde—Kellanmeguiñóunojoamigablemente,amboschocaronlasmanosydesapareciórelajado.—¿Quéfuetodoeso?—lepreguntéyaqueestábamossolos.—¿Qué?—Pues eso, venir a pedirme ayuda. Fue tu idea ¿verdad?—me miró
angelicalmente.
—Nosédequéhablas—entornélosojosfingiendoenojo.—Ya…esenserio…—Uf,enojadateves tremendamenteapetecible…—intentóbesarme, lo
esquivé. Arrugó la frente fingiendo frustración—. Sí, yo le dije… eresmuybuena,Kya—admitióalfin.—¿Y eso de que nome dejas sola con él? Es tumejor amigo, nome
dirás ahora que eres un psicópata celoso —me acercó a su cuerpoposesivo.—Ni con él, ni con nadie. No pienso arriesgarme, eres demasiada
tentación.Psicópatacelosono,perosíaprensivocuandosetratadeti,yatelo había dicho… —rodé de nuevo los ojos. Lo decía con frescura,quitándoleimportancia,sinembargo,eraenpartecierto,losabíaynomeimportaba,pueslarealidaderaquenosemanejabaasíenlacotidianidad,ni me hacía sentir hostigada o asfixiada. Al contrario, solo en ciertoscasosparecíamásbieninseguroyesomehacíareír.Mevolvióabesar.Por la noche llegaron juntos y mientras Liam hacía sus deberes
concentrado,yocomencéaexplicarle.Kellanerarápido,nomecostaríatantotrabajocomosupuse.Unahoradespuésnosdejósolos.AldíasiguienteparamisorpresaLuckmepidiólomismo.Queríamatar
aLiam,sinembargo,merogóloayudara,eradelostitularesdelequipoynoqueríaarriesgar la liganisusentradasa lasuniversidades.Asícómodecir«no».Chantajetotal,acepté.Entrelasasesorías,lapresióndelosexámenes,laayudaaLuckyKellan
enlosrecesos,enlosalmuerzosyyendoamicasajuntoconLiamenlanoche,paracuandonosdejabansolosalasnueveymedia,cabeceaba.De pronto, algo cambió nuevamente. El viernes, para mi sorpresa,
EmmayAnnieseacercaronenelalmuerzo.YoteníamarcandoelpasoalosamigosdeLiamyéldisfrutabaviéndolossufrir.—¿Podemossentarnos?—preguntarontímidamente.—Claro…—al ver escribiendo a ese par de revoltosos, me miraron
intrigadas.—¿Quéhacen?—Estudianliteratura,lesestoyayudandoporqueyasabes…noselesda
—Me burlé, cosa que solo los hizo reír sin levantar la vista de lo quehacían. Me sentía contenta de verlas ahí. Ambas asintieron sonrientes.Todosenlamesadeafueralasobservabanatónitos.—¿Quieres apoyo?Te ves cansada—Kellan yLuck alzaron el rostro,
sorprendidos.Aprovechémigranoportunidad,de inmediatoysindudarasentí,parecíancaídasdelcielo.—Sí,meencantaría.EmmatomóelcuadernodeKellanpidiéndolepermisoconlosojosyle
echó un vistazo, haciéndome preguntas almismo tiempo, para saber enqué iba.Enseguida lo empezó a corregir y parami asombro, él le hizocaso dócilmente con una sonrisa bobalicona pintada en su rostro.AnnieactuóigualconLuckyestetampocoseopuso.¡Vaya,quéfácilfueeso!EnmenosdeunminutoloscuatroestudiabanjuntosyyopuderecargarmeenLiamaliviada.Genial.Mis amigas en el segundo receso, regresaron y continuaron con su
labor.Verlosjuntoseraextraño,demasiado.EsosincontarqueMaxylosdemás,nodejabandevernos,sinpoderdarcréditodeloquesucedía.Liamy yo nos dedicamos a nosotros, cosa sencilla, encerrándonos de
nuevo en nuestra gran burbuja y de vez en cuando riendo por algo queellosdecíanohacían.Cuandosonóeltimbrelosseisnoslevantamos.—¿Porquénonosayudanporlatarde?Kyanaestáagotaday…también
debeestudiar—propusoKellanestudiandoaEmma,aunquelodecíaparalasdos.Ambasmeobservaronsinsaberquéresponder.—Sí, sería perfecto, además me harían un gran favor. Así todos
repasamos al mismo tiempo. ¿Qué dicen, nos vemos en mi casa a lasocho?—Sí,serádivertido—respondióAnnieruborizada.Yoqueríabrincarde
gusto,melimitéasonreírcomplacida.—Esunbuenplan—admitióLiam,rodeándomepordetrásdelacintura
y recargando subarbilla enmihombroparapoderverlos.No teníamosclases al día siguiente y yo tenía que estudiar para el examen dematemáticasdellunes.—Teamo…—musitó contramioído.Yaestábamos solos.Los cuatro
entraronalaescuelabromeandoyriendo.Girédeinmediatoyenrollémismanosalrededorsucuello.—Yo también, Liam, mucho —me dio un beso y luego me abrazó
absorbiendomiaroma.—Creoquetodocomienzaaacomodarsey…vertecontenta,eslamejor
partedetodoesto.—Lo estoy, pero porque te tengo a ti, conmigo.Aunque de verdad ha
sidodelocos,mesientoagotada…—meseparóunpocodesupechopara
verme.—Loséylosiento,nocreíquefueraasertancansado…—ProntoacabaráyahoraconlaayudadeAnnieyEmma,serámásfácil.—Eso espero, ¿viste la facilidad con la que se acoplaron? Me sentí
menos culpable, además no he podido estar a solas contigo y no sabescómo te extraño…—hablaba muy cerca de mis labios, podía sentir lacalidezdesualientosobremibocaylaexcitaciónconlaquehablaba.—Eso será…después—ledije enarcandounacejaprovocativa—.Por
ahora tendráque seguirasí.Yanohaynadie,Liam,vamos—mediounbesofugazyentramoscorriendo.Todo iba marchando poco a poco, las cosas cambiaban al fin.
Comenzabanaentenderquenoseríapasajerolonuestro,queenrealidadexistíaunlazoindestructibleentreélyyo,yquelodefenderíamoscomofuera.AlasochollegaronLiamysusamigos.Unosminutosmástarde:Emma
yAnnie.Mimadre salió conRalph, así que no estaba, teníamos la casaparanosotros.Lospaséalcomedoryenseguidanospusimosatrabajar.KellanyLuck
avanzaronmucho en los últimos días, así que estaba segura que les iríabien en el examen.Mis amigas les ayudaban a resolver dudas,mientrasellassededicabanaestudiarsobreotramateria.Liamyyorepasamosmatemáticas.Élerarealmentemuybuenoeneso.
A las once ya mis ojos se cerraban. Las chicas fueron las primeras endespedirse, en ese instante los amigos de Liam se levantaron y seofrecieron acompañarlas. Algo comenzaba a suceder sobre todo entreKellan y Emma, una incipiente atracción nacía y era muy obvia paranosotros.Cuandoestuvimossolosalfinnosrecostamosenelsofásindecirnada.
Elsilencioconélnoera incómodo,alcontrario, lodisfrutábamos igualque si estuviéramos sumergidos en una interesante conversación. Sentíaquenosdecíamosmuchomásconnuestroscuerpos.No supe cuándo me quedé dormida. Me despertó el sentir frío en la
espalda. Abrí los párpados. Liam aúnme tenía rodeada y me recostabasobremicama.—Sh…Duerme,Kya…—teníamucho sueño,pero al sentir su aliento
así de cerca desperté sin poder evitarlo.Recordé que no había nadie encasa.Loagarrétiernamentedelasudaderaylocomencéabesar.
Alprincipiopensóquemedespedía,lociertoeraqueesosdíasextrañédemasiado la intensidaddenuestros…acercamientos.En toda la semananosurgieron,asíquenopermitiríaquepasaraunminutomás.Lodeseaba,meencantabasentirloasídecerca.Élcomenzóacomprenderquéera loque quería e incrementó el ritmo sin dudarlo, emitiendo un pequeñogemidodesatisfacción.Siempre era así: eléctrico, fuerte, demasiado intenso comopara poder
comprenderyresistirnos.Terminéaferradaasucuerposentadasobremicamamientrasélibahaciéndomehaciaatrássindejardebesarme.Prontonos encontrábamos en diagonal probándonos con arrebato. ¡Dios, mefascinaba!Lotoquéansiosa, recorrísuespaldaydespeinésucabellosinimportarme nada salvo mis neuronas embrutecidas, mis hormonasenardecidasyelplacerquemegenerabasaberloigualdeenamoradoqueyo.Dejóde ladomiboca,comenzóarecorrerconsus labiosmirostro,mi cuello, mi quijada. Sentía fuego en mi interior, me quemaba y meexigíasentirmás.Laformaenquesualientorozabamisojos,misoídos…eraincreíble.
Comencé a hacer lo mismo, arrancando un pequeño sonido de sugarganta, jadeaba, rugía, gemía. Liam, sin perder ocasión, recorrió consusenormesmanosmispiernas,micadera,micintura.Sutactoerafuerte,metocabacomosifueraa irmeencualquiermomento,comosidesearatatuarensupalmamipiel.Un pocomás osada, adentrémis dedos bajo su ropa y logré tocar su
espalda desnuda.Al sentirmi tacto resopló sobremi boca excitado. Susbesos se hicieronmás exigentes.Me quedaría con los pulmones vacíos,estabasegura,tomabatodo,meinvadíacomojamáslohabíahecho.Deprontoyanadameimportó.Comencéasubirlelasudaderajuntocon
laplayera.Élseseparóunpocoyselasquitóenseguida.Porunsegundocontuveelaliento.Loestudiéhumedeciendomislabios.Medevolvióunamirada ardiente, cargada de deseo y expectación. Coloqué mis manossobresupechobientorneado,sinpodercontenerme.Deinmediatocerrólos ojos respirandomás rápido,me acerqué hasta su boca y lo volví abesardesesperada.Era realmente impactante su ancho tórax bien formado producto del
ejercicio,teníauncolorbronceadoquemedejólagargantaseca.Nomedicuentacuandoterminamoshincadossobreelcolchón.Élsujetóunodelos pliegues de mi suéter con toda la intención de quitármelo. Ambos
sentíamos la temperaturamás alta, nos rodeaba un calor producido pornuestroscuerpos,unabrumaespesaque tornabaelambiente febril, todoesoenmediodenuestrasrespiracionesagitadas,lasmiradascargadasdeanhelo y un leve sudor permeándolo todo. Me lo quitó en un instante,enseguida me contempló con los ojos bien abiertos, admirado. Aunqueseguía medio cubierta me sentía completamente desnuda. Lo observéexpectantebajomispestañas.—Dios, eres perfecta…—movía la boca como saboreando algo que
prontoprobaría.Meacerquédenuevoaélcon timidez,perodeseosademás.—¿Y lo dices tú?—me tomó por la nuca ymientras me acercaba de
nuevo a su boca susurró con la voz muy ronca: «te deseo».Definitivamenteyoaél.Sentir supiel cálidabajo lamía era lomás sensualymaravillosoque
habíaexperimentado.Altenersusmanossobremiespalda,supeenseguidaque si desabrochabami sostén, ya nohabríamarcha atrás.Depronto sedetuvo como si hubiese recordado algo. Nos miramos respirando muyagitados, sus pupilas estaba completamente dilatadas. Sabíamos en quéterminaría todo si continuábamos. Bajó sus enormes manos hasta micinturayyocoloquélasmíaslentamentesobresupechointentandoponerdistancia.Moríadeganasdeestarconél,perosindecirnadasupimosqueesenoibaasereldía.—Kya…—meencantabacuandosuvozsonabaasí—.Teamo—asentí
igualdeagitadayseguromuchomásruborizada.Meacercótiernamentehastasupechoymerodeóprotectoramente.Estabaenvueltaenuncapulloindestructible,cálido,ideal.Nosconcentramosenllenardenuevodeairenuestros pulmones, sin embargo, yo no podía deshacerme de lainigualable sensaciónque recorríami cuerpo.Unminuto después buscómisuéterconlamirada,ansioso.No me sentía penosa a su lado, pero entendía que estar así solo
provocaría justo lo que acabábamos de evitar. Cuando lo encontró, meayudó a ponérmelo dulcemente. Enseguida se vistió y me acercónuevamente. Era perfecto, su olor, su fuerza, sus sentimientos haciamí,losqueyoteníaporél.—Jamás he sentido nada igual, me dejas sin aliento, Kyana. Tengo
miedodenopodermanejarestanecesidaddetiynohacerlascosascomotúdesees…—Lediunbesoenelcuello—.Nomereconozcocuando te
tengo así, tan cerca, pierdopor completo la cabezaynoquieroque seaasí,nohastaquedeverdadtúloquierasyalvertealosojosséqueaúnnoeselmomento—lodecíaenserio,alparecersentíalomismoqueyoyseconsideraba igual de impactado por lo que despertaba en él.Asombrosamenteteníarazón,existíaalgoqueaúnmefrenabayloleíasinproblema—.Serámejorquemevaya…—admitióacariciandomimejilla.—No, no lo hagas, quédate unpocomás, prometoportarmebien—le
sonreíinocente.Élrioasintiendo.—Sabesquenotepuedonegarnadayyotampocomequieroir,perote
deseo,tedeseodemasiado.Meseparéelevandolasmanosconcándidainocencia.—No te tocaré… tienes mi palabra —y me recosté sonriendo con
dulzuraenunextremodemicama.Se frotóel rostrodesde suposiciónsacudiendolacabezadivertido.—Quémaneradevoltearlascosas.Nihablar,tendréquecontrolarme—
serecostójuntoamíriendoymeatrajohaciaél—.Perosintocarte,nilosueñes…—permanecimosconversandoasíunbuenratohastaqueahorasídiolahoradequesefuera.Porlamañanadelsiguientedía,terminéalgunosdeberesymedediquéa
estudiar. Tuve que concentrarmemucho pues a cadaminuto venía amicabezalosucedidolanocheanterior.Liammearrastróaunmundoquenoimaginaba existiera y me tenía siempre sumergida como en un sueñomaravilloso,delicioso.Esatardellegótemprano,fuimosacenaryaquealasochollegaríansus
amigos y entre todos repasaríamos literatura. Kellan y Luck eranrealmenteagradablesyconformepasabanlosdíasnosllevábamosmuchomejor.Aceptabannuestronoviazgo, inclusohacíancomentariossobreelcambio de Liam desde que estaba conmigo. Él respondía aventándolesalgúncojínosonriendodespreocupado.ParamisorpresaEmmayAnnie llegaronconellos,no lopodíacreer.
Parecíancontentasy lehablabanaLiamcomosi fuese suamigo.Mamálosvio llegar, todos la saludaronymediahoradespuésRalph llegóporella. Ya llevábamos más de una hora estudiando, nos lanzábamospreguntasalazar,eracomounjuegoylaverdaderaquenosdivertíamos.Raro, lo sé, pero era cierto. Pronto comenzamos a planear la segundaronda.—Vamos, ayúdenme a preparar algo de tomar —pidió Liam a sus
amigos. Él ya se movía en mi casa como si de su territorio se tratase.KellanyLucklosiguieronobedientes.Alquedarnoslastressolassobreelsuelodelasalanosmiramosycomenzamosareírnos.—Estoenserioesextraño…—admitióAnnie.—Sí, pero me siento bien, son muy divertidos —Emma sonrió—.
Además,Kellan…sehapuestomuybien—estoúltimolodijosusurrandopara que solo Annie y yo la pudiéramos escuchar. Ambas reímos concomplicidad.—¿Y…quémedicesdeLuck?—continuó laotra ruborizada.Las tres
volvimosacarcajearnosbajito.—Ya,enserio,mehacefelizqueesténaquí—confeséserena.—A nosotros también, es diferente —admitió Emma, sin embargo,
enseguida cambió su expresión—.Lástima que los demás no lo quierancomprender.Liamdeverdadhacambiado,bastaconverlocómotemira,cómotetrata.Debodecirtequehastamedasunpocodeenvidia,losuyoesmuy…intenso…—Síymedagustoporti,aéllehacíafaltaalguiencomotú.Inclusoen
laescuelaesotro.Loheobservadoyyanoesniporasomoeldeantes,ahoraes…másaccesible.OjaláMaxyRayolvidaranloquesucedió…—asentítorciendolaboca,esoloveíamuycomplicado.—Lo importante es que estamos aquí, juntas y… se dieron la
oportunidad. Sé muy bien lo que fueron, sé lo que pasó entre ellos, larazóndesuodio, loscomprendo,nopuedo juzgarsurechazo—lasdosabrieronlosojos.—¿Todo?—quisosaberAnnie.—Sí,me lo contó cuando empezamos—me sentía bien hablando con
ellas.Laúnicapersonaconlaqueconversabalasúltimassemanaseraconélyaunquemegustabahacerlo,mehacíafaltahablarconalguienmás—.Dijo quequería que lo supiera.Ynonegaré quemedoliómucho saberquiénera,loquehacía.SélodeJentambién.—¡Guau!Lo ha dicho, está irreconocible.En serio es increíble, jamás
hubierapensadoque tuviera lasagallas.Maxnohaolvidadosu traición,crecieron juntos, eran inseparables, por eso todo es aún más fuerte—Emmaparecía recordar el evento conclaridad—.Fuehaceyados años,ellanovalelapenaytú…ahoraeresesadiferenciaquelosvuelveaponerencontra.No te sientasmalpor loquedigo,peroes laverdad,Maxnopuedecreerquelohayaspreferido…
—Noesqueloprefiriera,lascosassucedieron,ningunodelosdosnosdimoscuenta,cuandomenospensamosyaestábamosjuntos.Aunquenolocreantodofuemuyextraño,nopremeditado.—Esofuelomásasombroso,nolosospechábamos…—Robert y yo, sí —confesó Annie, sonriente—. Existían detalles,
miradas,elcómoteponíascuandohablabasdeél,eldíadelafiesta.¡Pf!,no lo podían escondermás tiempo. Sabíamos que algo sucedía, aunquesinceramentenuncapensamosqueestuvieranjuntosya…—Fuemuy…complicado.Teníamiedo, apenas los conocía, noquería
arruinar la amistad que estaba comenzando con ustedes. Sin embargo,cuandoestabaasulado,nosé,sucedíancosasquenopuedoexplicaryunbuendía,yanopodíasepararmedeél…—aúnparecíainsólito.—Nos tienes que contar cómo fue, me intriga saber cómo fue que te
conquistó.Túparecíasnoquerernadaconnadie—Emma jugabaconellápizinteresadaenloquehablábamos.Deprontolosescuchamosvenirynoscomenzamosareírpícaramente.Una hora después el juego acabó entre risas y gritos. Annie y Emma
anunciaronqueyaseiban.—Aún es temprano, ¿por qué no vamos almuelle?—propusoKellan.
LasestabaninvitandomientrasLiamyyolosveíamos,abrazados.Ambassemiraron como preguntándose si era buena idea, un segundo despuésasintieron.—Kyana, Liam, vamos… —dudé perezosa, sin embargo, él me jaló
animado.—Sí,anda,vamos…—mesuplicóyno tuvemás remedioqueaceptar.
Tenía miedo de que se repitiera algo como lo del día anterior, segurosabíaqueestaveznosecontendría.Habíamuchagenteyelambienteresultabavivificante,alegre.Liamyyo
íbamosagarradosde lamanoconversandoanimadoscon losdemás.Depronto vi aMax,Ray,Billy,Robert, Lana y Susan sobre una banca.Metensé enseguida. Liam rodeómí cintura, dándome un beso en la cabeza.EmmayAnnie sepusieron tambiénnerviosasydespuésdedudarlo,mevoltearonaver.—¿Vamos?, seríamos muy groseras si no nos acercamos, ya nos
vieron… —alcé la vista hasta mi novio sin saber qué hacer, asintiótranquiloalentándome.—Ve,tienenrazón,aquíteespero…—peroantesdesoltarme,medioun
enorme beso, sin importarle dónde estábamos ni quién nos viera. Unruborme invadió, seguíamisamigascasi tropezandoyaúnasombradaporsuintensidadenplenomuelle.—Hola —saludó Emma sin pena. Ray la fulminó, ella lo ignoró
deliberadamente.Elrestonossaludóbien;sinembargo,MaxnodejabadeestudiarmeydeveraLiam,queseencontrabariendoconsusamigossinquitarmelosojosdeencima.—¿Vienenconellos?—porfinpreguntóLanaintrigada.—Sí,lesayudamosaestudiar—explicóAnniedespreocupada,comosi
lo hiciera siempre. Me sentía fuera de lugar, tenía ganas de regresar adondeestabaél.—Algo así como un «club de tareas» —señaló Max con sarcasmo.
Ambas asintieron tranquilas—. ¿Cómo estás, Kyana?—me preguntó alfin.Esocaptólaatencióndelosdemás.—Unpocoatareadaporlosexámenes,yasaben…—noteníalamenor
ideadequémásdecir.Maxmerevisódearribaabajo—.¿Y…quéhacenaquí?—quisosabersindejardeverme.Lasmanosmesudaban,Liamnobajaba la guardia. Era el primer acercamiento después del día en lacafetería, pues lo de Roger no contaba, ya que se unieron por un biencomún, ahora era distinto, las rivalidades eran las mismas, aunqueconmigoyanotenían«problema».—Salimos a despejarnos y ¿ustedes? —Emma lo miró duramente,
intentandoquecambiaradeactitud.—Lomismo,peropensamosqueestabanmuyocupadaspara invitarlas
—murmuróRay,deverdadparecíamolestoconEmma.Ellaseencogiódehombrosindiferente.—Yloestábamos,sinoshubierandicho,loshubiéramosalcanzado—lo
desafióconsutono.—Parecequelesresultamásatractivovenirconellos…—expresóBilly
evaluándonos.—¡Basta! —exigió Robert, poniéndose de nuestro lado. Todos nos
hallábamos a una orilla del muelle. Ellos sentados en el respaldo de labancaynosotrosdepie—.Actúancomobebés.Estonotienesentido,cadaquienes libredeestarconquienquiereyesonoimplicaquenoseamostan amigos como siempre, o ¿sí? —los miraba molesto. Los demásbajaron ladefensaalescucharlo—.¿Deverdadpiensanseguirconesto?Esabsurdo,esincreíble,nohacennadamalo.Esciertoqueigualynolos
soportamos, peroEmmayAnnie siemprehan estado connosotrosynoson ningunas tontas. En cuanto a Kyana… ella nos ha demostrado suamistaddesdeelprincipio¿Nocreenqueseatiempodeolvidar…dedejarlascosasaunlado?Raymetió lasmanos en las bolsas de su pantalón y agachó la cabeza.
Billydudaba,peroestabamástranquilo.LanaySusansonreíancontentasdeescucharlo.—Lo siento, yo no puedo, Kyana. —me volteó a ver Max— No es
contigo,peroaélnoloquierocercademí.Simplementenopuedo,niporti, ni por nadie y ustedes pueden decidir lo que quieran, ciertamente nopondránenriesgonuestraamistad.Simplementelascosaspodránserasí,como hoy: ellos allá y ustedes… en donde prefieran, no me mezclaré¿comprenden?—Sí, Max, creo que eso está mejor. No las hagamos sentir mal por
hablarconquiendesean…—Robertintentabaaligerarlascosas.—Nosoncualquiera,son«ellos»—señalóRayaKellan,LiamyLuck.—Losé,noesfácil—admitióRobert—,yo tampocolosquierocerca,
peroaellassí,alastres,sinimportarsisonellosconlosquellegaron…—De acuerdo —aceptó Max—. Solo así. Kyana tú eres bienvenida
siempre. Perdona pormi actitud hacia ti, como te he dicho antes; no escontigo. Yo también quiero que reanudemos nuestra amistad —Ray lesiguióaligualqueBilly.—Sí,laverdadteechamosdemenos…Losmirémástranquila,inclusosonriendo.—Yo también, a todos —Robert pasó un brazo por mis hombros
apretujándome.—Ves,nosontanmalos…—sonrieronalescucharlo.UnossegundosdespuésBillycomenzóconsuschistesy lascarcajadas
notardaronenllegar.Parecíaquelascosasmejorarían.Girabamirostrounayotravezhaciadondeestabaminovio,élparecíamásrelajadoymeobservaba sonriendo, sereno. Diez minutos después no aguanté y medespedísonriente.Caminéhastaél.Nomequitabalosojosdeencima,meencantabaquelo
hiciese,flotabaynoexistíanadamásquenuestraasombrosaconexiónyeldeseo de jamás separarnos. En cuanto me tuvo cerca, elevó una mano,cuandomealcanzó,merodeóenvolviéndomeentresusbrazos.¡Dios!Eratanagradableestarahí,envueltaensucálidoyenormecuerpo.
—¿Cómofuetodo?—susurrómuycercademiboca.—Bien… mejor de lo que pensé… —me enseñó sus dientes en una
hermosasonrisa.—Medagusto—ypegómislabiosalossuyos.Unminuto después llegaron Annie y Emma. Los amigos de Liam las
recibieron,sindecirunasolapalabra.Continuamoscaminando.Elaireerafrío,peroelambienteagradableyrodeadoporLiam,inclusoolvidabalatemperatura.Ellos se encontraron a varios amigos.En ningúnmomentomesoltó,seestabanyaacostumbrandoavernosjuntos.—¡Chicos, quémilagro!—no reconocí la voz, todos losdemás sí.Un
minuto después ya estaba frente a nosotros. Era Jen y Cate, junto concuatroesculturalesjóvenes.—¡Hola! —saludó Kellan un poco incómodo por la situación. Un
segundodespuésLuckhizo lomismo.AldarsecuentadequeLiamsololas miraba, dirigieron su atención a él y especialmente hacia mí. Merevisaron completita, para después Jen dibujar en su rostro una sonrisaquenomegustóenloabsoluto.—Ya los habíamos visto juntos… no creí que seguirían. Liam, tú te
aburresfácilmente—sentíganasdepropinarleungolpeensumaquilladorostro, sinembargo,preferí ignorarla.Élmeacercómása sucuerpoalnotarmitensión.—Tienes razón, Jen. Con cierta clase de personas suele sucederme…
Kyananoeselcaso—lomiréintentandoocultarmiasombroporloqueacababadedecir.Laanimadoraenarcóunacejadándosecuentadeloquesuspalabrasqueríandecir.—¡Dios!,veoqueloquedicenesverdad,nosetepuededecirnada…—
losdemásobservabanlasituaciónsinmoverse.¿Quépretendía?—Dependedeloquetenganquédecir.Siesparafastidiaraminovia;en
efecto, no se me puede decir nada…—la chica abrió la boca roja delcoraje. Casi suelto la carcajada. Liam le contestaba como si estuvieranhablandodecualquier trivialidad, sinembargo, suspalabrasdecíanalgomuydistinto.Catetomóporelhombroasuamiga,sonriendocomotodaunaartistade
televisión,quesabíacontrolarsusemocionesperfectamente.—¡Ey!, lo que quiere decir Jen es que has estado un poco…
desaparecido.Lasfiestasnosonlomismosinti…—intentósuavizarlascosas,aunquemededicabaunamiradadeodioquecorrespondísindudar.
Kellandecidióintervenir.—Hemos estadomuy ocupados, ¿no es así, Liam?—este asintió—, y
ademáscuentenqueestamosenplenatemporada.Yasabencómoeseso…elentrenadoresuntirano,nonosdaunrespiro.—Tienes razón, nosotras también hemos tenido muchos ensayos, las
nacionalesseacercan—Cateyanomeveía,soloobservabaalosamigosdeminovioyalmismotiempoaEmmayAnnie.Estasnise inmutaron,lessosteníanlamiradaexpulsandoelmismovenenoqueellas.—Así que las cosas están cambiando…—señaló con sorna una de las
queveníaconellasyquenoteníanilamenorideadequiénera.—Algoasí—admitióLuckmoviendosumelenachinadespreocupado.—YtúLiam,¿esverdadquehascambiadotantocomodicen?—ahíiban
denuevo.Elaludidoseencogiódehombrossindecirnada.Jenvolvióaposarsusojosenmíyyolesostuvelamirada,yahastiadadesustonterías—. Y dinos, Kyana, así te llamas, ¿no? —no contesté, Jen sabíaperfectamente que así era—. ¿Cómo te trata?, Liam no es nada fácil,créeme, lo sé por experiencia —y me guiñó un ojo fingiendocomplicidad. Por mucho que no lo deseara la rabia y los celos meinvadieron,meestabaprovocando,peroesonominimizabalasganasdeechármeleencimaydecirleunascuantascosasquejamásolvidaría.Abrílabocacuando…—Creo que ya nos vamos, fue un gusto verlas… como siempre —
anunció Liam prácticamente arrastrándome sin permitirme responder,dejandoalrestoatrás.Dudéenmoverme,perohizomáspresiónsobremicintura, a regañadientes lo seguí seria y sin decir nada. Me frustródeliberadamente la letanía que ya tenía lista para esa víbora que parecíaquererenroscarseencualquiersitioqueselepusieraenfrente.Hervíadecoraje.—¿Estás molesta? —conjeturó ya a varios metros de ellos con tono
conciliador. ¡Peroquéobservador!Sabía perfectamente la respuesta.Sinembargo,alversusojosmienojobajóvariosgrados.¡Agh!Siempreeraasí.—Nodebistedetenerme,nosoportoquesean tan…arpíasynopienso
quedarmecalladaanteesetipodecosas,Liam—Leexpliquéapretandolosdientesmientraslomirabafijamenteconlosbrazosenlacadera.—Losé,peroasíson,poresotesaquédeahí.—¿Paranodefenderme?—lerecriminé.Negósonriendo.
—No, Kyana. Te conozco, sé que le hubieras dicho algo mordaz.Prefiero evitar problemas, ellas sonmuy… vengativas…—resoplé conenormefastidiovolcandolosojos.—Rencorosos,esladescripciónexactadelagenteaquí.¿Quénadieles
enseñó a perdonar, a dejar vivir a los demás? —en serio me sentíafrustrada,muymolesta.Perdílavistaenelmarqueestabaaunosmetros,este siempre lograba tranquilizarme, casi tanto como él. Lo escuchéresoplar.—Kyana,séquenohasido fácil.Aquíhayunahistoria,cosasquehan
sucedidoynoshanmarcado—girémirostroparaverlo.Seagachóparaquedaramialturaobservándomeuntantoafligido.Deinmediatotorcílabocaunpocomáscalmada, tenerlo asídecercaera comounnarcótico,queserenabacadaunademiscélulas.—Ya sé, Liam, ¿pero nadie puede olvidar las cosas que suceden?, ni
Roger, niMax, ahora ellas.Debo de controlar todo lo que digo, nomepuedodefenderpormiedoaloquepuedasucedersilohago.Esinjusto,esabsurdo.Tomómibarbillacondelicadeza.—Kya, te entiendo, te lo juro, solo no te enojes, pareces querer
morderme… —entorné los ojos. Rio mientras acomodaba un mechónonduladodetrásdemioreja.—Debería…Ya,enserio,essoloqueavecesme llenode impotencia,
pero lo siento, no es contigo—admití haciendo una mueca. Rozó mislabiosdeformafugazymearropóensupecho.—No te disculpes, sé que tu vida allá eramás sencilla…—asentí aún
escondida en mi lugar preferido. Claro que era más sencilla; lasdiferenciaseranlonormal,nuncamequedabacalladacuandoalgonomeparecía y por supuesto no le teníamiedo a las «venganzas» de nadie—.Kyana,teamo,soymuyfelizporqueestásaquí,sinofueraasí…—teníamiedodequemefuera.Imposible,primeroporélyluegopormimadre.Incluso el pensar dejar Myrtle Beach en unos meses para ir a launiversidadcomenzabaanoagradarme,separarmedeLiamibaaser lomás duro que jamás hubiera enfrentado. Lo rodeé conmis brazos,másfuerte,haciendoaunladoesoshorriblespensamientos.—Aquí estoy, no pienso ir a ningún lado, no sin ti por lo menos—
absorbióelolordemicabellosoltandounsuspiro.—Adondefueras…teseguiría…—lodecíaenserio.
Cuando los chicos se acercaron, permanecimos un rato hablando sinpreocuparnosdenada.Lociertoesqueenmiinteriorsucedíancosas.Porsupuestoéllonotaba,eraasombrosamentetransparenteparaLiam,porlomismo me miraba de vez en vez un poco intranquilo. Yo sonreíaacariciandosurostroyprontoparecíaolvidarlo.Nomegustabaverloagobiadopormí,sinembargo,laspersonasahísí
eran demasiado cerradas, difíciles, no pasaban nada por alto. Inclusonuestrapropiarelacióncausabaproblemassinquerealmenteafectáramosa nadie.Recordaba que conRoger todo comenzó por un susurro; no lecuadróylaagarrócontramí.Yamehabíarotoundedoygraciasaélteníaunacicatrizenlacabeza.MaxyRaynocedíanyyameparecíaridículo.Sus padres… seguro no serían muy felices cuando supieran que estabaconmigo y ahora esas animadoras parecían odiarme sin ninguna razónaparente,porlomenosparamí.¿Esquenosehartabandevivirasí?Meenojabayporotrolado,mehacíatemblardemiedoquealgodetodoesoalgúndíalograrasepararnos.Yaestábamosestacionadosfrenteamicasa.—Kyana,¿quépasa?Hasestadomuyextraña toda lanoche—fruncíel
ceñofingiendodemencia—Sí, teconozco, intentastedisimularlo,peroamí no me engañas, eres transparente —¡Agh, lo sabía! Acariciaba mimejilla,ansioso.—Liamyo…Noesnadaenrealidad…—Síqueloes,nosuelesserasí,memirabasmuyextraño.Porfavorlo
que sea dímelo —ahora se hallaba intranquilo. Me mordí el labiomirándolo dudosa. Sonrió sin alegría besándome como solía, era unaespeciedereflejo.Recargósufrenteenmí,esperandoqueledijeraloquesucedía.—Medamiedoque…—meobservóatentodesdesuposición—,quenos
separe todo esto —solté un poco intranquila. Arrugó la frente,desconcertadoysealejósinponermuchadistancia.—Esonosucederá.—Liam, eso no lo sabes, son muchas cosas: mis amigos, Roger, tus
padres, ahora ellas.No sé…no soportaríaperderte—meatrajohasta élperturbadoporescucharmispalabras.—Kya, no digas eso, no pasará nada, por favor. No lo permitiré, te
necesito…—Lo sé, es solo que es tan grande lo que siento por ti queme asusta
¿Quéharíasialgosucediera?Yanadaseríaigual.—Nolopermitiremos.Loquesentimosesmásfuertequeellos,losé,lo
siento—meseparéparapoderperdermeen sus estanquesgrises.Estabamuy preocupado, en el fondo sabía que podía llegar a ser así y eso noayudó.Acariciésumelenarubiacondelicadeza.—Tienesrazón, losiento.Séqueloquesentimosesrealymuyfuerte,
creo que son temores absurdos—me tomó por la nuca y estampó suslabios contra los míos. Fue muy tierno, cargado de confianza, amor ydeseo.—Teamo,Kyana,teamo…—sonóagitadoysuvozuntantoronca.Mi
sangreyabullíayelcalorcomenzabaapermearme.—Teamo,Liam.
10nuestrosplanes
Habléconpapá,comocadadomingo.Nuestrarelaciónengeneral,ymáslos últimos años, se limitó a llamadas por teléfono. Mantenía unaexcelentecomunicaciónconmamá,siempresehizocargodemí,perononosveíamosconfrecuencia.Meinformóquepasaríaporelcondado.IríaaFloridaporalgodetrabajo,deseabadesviarseparasaludarme.Llegaría el viernes siguiente a la casa para poder pasar unas horas
conmigoydarmemispresentesnavideños.Sabíaqueyoenesasfechasnomedespegabademimadre.MisabuelosavecesibanaCaliforniaosino,pasábamos las festividades con amigos. Paramamá su trabajo esos díaseramuypesadoynopodíaalejarsedelaagencia.Teníaqueverificarquesus proyectos salieran perfectamente. Por lo mismo Nochebuena lapasaríamosencasajuntoconRalph.La semana pasó sin darme cuenta, los exámenes me mantuvieron
entretenida, ocupada y atareada. Ya saben, por muy enamorada queestuvieralaobligacióneravitalparamí,asíqueestudiábamosjuntos.Susentrenamientos fueron cortos debido a las pruebas. Emma y Anniepasabancadavezmás tiempoconKellanyLuck, independientementedenosotros.Aveces los seisnos sentábamosen la cafetería juntos, yotrasellasseibanconMaxyelresto.Enlasclasesyatodosmehablabancomoantes,perocuandoestabaconLiameradiferente,nosignorábamos.Viernes,mi noviome llevó a casa al terminar las clases.Me ayudó a
hacer de cenar como siempre que tenía tiempo y conversamos en laterrazaexhaustosporlasemana.—¿Tequedas?—Tupadrevaa llegar, ¿noprefieresestar solaconél?—¡Maldición!,
norecordabaqueiríaesedía.—De verdad—sonrió divertido antemi falta dememoria, eso no era
comúnenmí—.Peronoséaquéhorallegue…—señaléindiferente.Acariciómicabelloacomodándolo.—Sabesquenotengoproblemaenquedarmeaquí,esoesloquesiempre
quiero, peromejorme voy ymás tarde regreso, ¿te parece?—hice unpequeñomohín.Se levantóymearrastróa regañadienteshasta lapuerta—.Kya,eslomejor…—Quieroqueteconozca—leroguéconlamirada,noqueríacederaun
sabiendoqueibaaperder.Mediounbesosonriendo.—Kyana,dejadehaceresacarita,mehaces reírymenosquiero irme.
Llegoalasocho,¿deacuerdo?—asentítodavíaconmipuchero.Tomómibarbilla, contento—. Si sigues me vas a convencer, sabes que no meresisto a ti —me dio un beso que me dejó mareada por la intensidad,aprovechómiaturdimientoydesapareció.Alsegundomellegóunmensaje.«Teamo…suerte.Háblalebiendetunovioamisuegro».Ibaarespondercuandoelteléfonosonó,dejéelmóvilsobrelamesay
contesté.Erapapá,veníajuntoconmimadrerumboalacasa.—Kyana,hija—bajédeprisayencuantomevio,mecargófeliz.Eraun
tipogrande,guapoyconfiguraatlética,yateníaunascuantascanasmás.Seveíafelizdeestarahí.—¡Qué gusto verte! —me depositó en el suelo y saludé a mi madre
mientras ella me abrazaba con orgullo—. Kyana, estás hermosa, cómopasaeltiempo…—sonreísinpoderevitarlo.Siemprefuemuyafectuosoconmigo,debidoaladistanciaynuestrasvidastandiferentes,nosabíamosmuchoelunodelotro.—Verdad que sí, es una jovencita preciosa, hicimos un buen trabajo,
Leonardo—ambosme veían embelesados. Pestañeé arrugando la nariz.¿Quéeratodoeso?—¿Quiereniracenar?—soltómipadredepronto.Siemprenosincluía
a las dos, ellos eran una especie de buenos amigos,me costaba trabajoimaginarloscasadosyenamorados.—Mejor aquí, hice la cena —me mordí el labio. Mamá me observó
riendoaldarsecuentadequeolvidésuvisita.—Mepareceunamejoridea—lequitóamipapásupequeñamaletaysu
portafolios,paraacomodarlosjuntoalasescaleras.—Está muy bonita la casa, Irina —veía todo aprobándolo mientras
rodeabamis hombros.Nos dirigimos al comedor y él ayudó amamá aservir la cena. Yo los veía sentada desde mi lugar, ideando la mejormaneradehablarlesobreLiam.
—Ydime,Kyana,¿cómotehassentidoaquí?Séquenosontanfácilesydebiósermuyduroelcambio.—Bien,papá…Laverdadtodohaidogenial…—EsagradableMyrtleBeach,aunquenotangrandecomoLosÁngeles
yobviamenteconmenosmovimiento.—Sí, es diferente—Mamá me lanzó miradas divertida. Soy de pocas
palabras, ¿lo recuerdan?, pero además estaba el hecho de que sabía quellegaríamosalpunto«novio»enalgúnmomentoyesoentumíamilengua.Laconocía,nopodríaaguantarsemuchotiempomásenhablarsobremi
relación con Liam, así que tendría que hacerlo pronto. Por otro lado,sentíaunaenormenecesidaddequeseconocieran,aunquelapuraideameponíabastantenerviosa.El resto de la cena hablamos de muchas cosas; su esposa, mi media
hermanaCarlaqueyateníatreceaños,eltrabajodemimadre,sutrabajo,mis estudios y mis amigos. Mi madre preparó café y continuamos ahíhaciendosobremesa.—Ydime,Kyana,¿siguessin…novio?—¡Ahíestabaalfinlapregunta
esperada por mi madre! Sorbió de su café evaluando mi reacción.Mismejillas se enrojecieronde inmediato y lamiré buscando su ayuda, porsupuestonomehizocaso.¡Maldición!—Pues…no…—tartamudeé.Miróamamáasombrado.Ella soloalzó
lascejasasintiendo.—¿Deverdad?,¿desdecuándo?—comencéajugarconelasademitaza,
el café no era mi bebida preferida, pero en ese momento sabía que lonecesitaba.—Haceunosmeses…—memoríadevergüenza.—Rápido,¿no?—parecíadesconcertado.—No le digas nada, Leonardo, no ves que parece una cereza—¡Qué
simpática!Tuve que contener el impulso de sacarle la lengua comounaniñadetresaños.Élasintióytomómimanosonriendo.—Losiento,hija,mepongounpoco…celoso.Túsiemprevasasermi
«chiquita».Kyana,soloquierolomejorparatiyahoraqueteveodespuésdetantotiempo,así,tangrande,tan…mujer,bueno…mepongountantoaprensivo.—Losé,papá,poresoquieroqueloconozcas—memirósorprendido.—¿Vavenir?—Sí, casi no te veo y él esmuy importante paramí—volvió a ver a
mamásinsaberquémásdecir.—Tevaacaerbien,Leo.Esunmuybuenmuchacho,estudianjuntosy
no pueden despegarse…—entorné los ojos dedicándole una mortíferamirada, se estaba luciendo y disfrutandomucho de la situación—¿Qué,Kya?Eslaverdad.Yaloverás,Leonardo,sabrásquenomientoyaloquéme refiero—queríamatarla, dehechoasí loharía cuandoestuviéramossolas.—¿Yaquéhoraconoceremosaestenoviotuyo?—sehallabarecargado
enelrespaldodesusillaconlapiernacruzada,evaluándome.—Pues…—ojeéelreloj:lasocho.Eltimbresonócomosilohubieseinvocado.—Apuestoaqueesél—dedujomimadredivertida.Mipadreseirguió
eneseinstanteadoptandounaposturamásformal,comoladeunpadredeprincipiodesiglo,casisueltolacarcajada.Corrí,prácticamente,aabrirle,dejándolosenelcomedor.—Hola… —iba recién duchado, traía un jean que le quedaba de
maravilla,juntoconunaplayeracolormieldemangalargayunchalecogruesocaféoscuro.Mequitabaelaliento.Curioseóhaciadentroansioso.—¿Yallegó?—asentímordiéndomeellabio.Acunómibarbillayrozó
mislabios—.Porfavor,porfavor,hoynohagaseso,sabesquenologroresistirme,Kya—afirmédenuevomuda—.¿Lehablastedemí?—Unpoco.—Y,¿sabequevendría?—enarquéunacejadivertidaaldarmecuentade
queestabatannerviosocomoyo.—Síyteestáesperando…—ledijeconuntonomuysolemne.—Estás gozando, ¿no es cierto? —le importó poco que mis padres
estuvieran a unos metros tras las escaleras en el comedor, rodeó micinturapegándomeasucuerpoenormeycálido.—Solo un poco… —acepté riendo, bajito. Me besó sacudiendo la
cabeza.Susojoschispeabanyconloquetraíapuestoseveíanmásverdesquegrises.—Eres malvada —sujetó mi mano aspirando dramáticamente, un
segundodespuésllenódeairesuspulmonesyavanzamos.Alverlo,selevantarondeinmediato.—¡Hola,Liam!—losaludómamá,dándoleunbesodebienvenida.—Buenasnoches,Irina—apoyémismanosenelrespaldodelasillaque
estabaocupandoapenashacíaunosminutos.
—Liam,élesmipadre:Leonardo…—Papáhablabainglésconfluidez,porloquedeinmediatolousó.Sedieronunapretóndemanoconmuchaformalidad. Mi padre parecía asombrado, supuse que el tamaño de minovio lo logró descolocar un poco; era grande, fuerte, uno noventa ycuerpo bien torneado a causa de tanta ejercitación, definitivamente unchicoquehapracticadomuchofútbolamericano.—Hola,Liam,yahabíaescuchadodeti…—Muchogusto,señor,esperoquecosasbuenas…—mipapáloinvitóa
sentarseconparsimonia.Yomesentíauntantoincómoda.Presentaraminovio no era algo que figuraba enmis planes de hacía unosmeses; sinembargo, ahí estábamos, mi familia y él, sentados en la misma mesa,representandoloquenuncahabíatenidonilamenorintencióndehacer.—Yquelodigas,creoquetehasganadoalasdos…—Mamáleguiñó
unojoconcomplicidad.—Gracias—Liam tomó mi silla, la hizo hacia atrás para que yo me
acomodaraprimeroyluegosesentóamilado,sujetandoconternuramimano;gestoquenopasódesapercibidoparamipadre.Memordílalenguaycontinuéconmitalanteformal.—¿Sabes, Leonardo? Liam es el capitán de fútbol americano de la
escuela—Mamáintentóromperelhielo,sabíaqueconesololograría.Éleraaficionadoaesedeporte,aunquenocomprendíamuybienelporqué,yaqueenMéxicoel fútbol es loque suele seguir lagente, de loque seconversatodoeltiempo.Pronto se enfrascaron en el tema. Ambos parecían muy cómodos y
relajados. Mi madre opinaba de vez en cuando, ambos la escuchabanatentosyluegocontinuaban.—Ydime,Liam,¿quépiensasestudiar?Digo,conel fútbol tienesbeca
dondequieras…mássiendoelcapitányconlosnúmerosquetienen—yeracierto,peroningunodelosdoshabíamostocadoesetema,yaqueibaimplícito demasiado sufrimiento con el simple hecho de pensarsepararnos.—Algoquetengaqueverconeconomía,estoydecidiéndolo—lomiré
confusa. Sabía que sus padres querían que estudiara ciencias políticas,igualquesuhermano.—Sí, ya tienen el tiempo encima. Kyana irá a la universidad de
California¿noescierto?—yeraverdad,peroantesdeconocerlo.Enesemomentonoqueríapensareneso.Liammediounleveapretóndemano
alverquenosabíaquécontestar—.¿Atiadóndetegustaríair?—Lasillacomenzaba a incomodarme, por lo que sin poder evitarlo me moví deposiciónunayotravez.—Tengomuchasopciones,señor,perosiellavaahí,probablementeyo
también. Lo que quiero estudiar puede ser en cualquier sitio y ya heinvestigado,no tendréproblemaspara ingresarsielijoesa—Papáabriólabocadesconcertado.Esonoseloesperaba.Bueno,niél,niyo,asíquealescucharlomeperdíporunsegundoensusojossintiendolacertezadequeloharía.Liammeseguiría.—Bueno…Leonardo…nolosagobies—mipadrelaobservóperplejo,
mudo—, mejor dinos, ¿saldrán estas vacaciones a algún lado? —soltélentamenteelairededicándoleespecialatenciónasuposiblerespuesta.Lavenganzacontramamádesapareciójustoeneseinstante.Elrestodelanochefuemásfluida.Aunquepapánosveíaunayotravez
de unamanera extraña. Prácticamente no nos tocábamos, nos estábamoscomportandoalaaltura,esosíLiammemirabaunayotravezsonriendoynomesoltólamanoniunsegundo,peroesonoteníanadaderaro,nidemalo¿no?Alfinaltodosaliómejordeloqueimaginé.Mesentíaliviada.—Ya es tarde, creo que lo mejor será que me vaya…—mi novio se
levantó sonriente—. De verdad fue un placer conocerlo…—ambos sedierondenuevolamano.—Lomismodigo,Liam—sedespidiódemamáyhuimosdeahí.—Todosaliómuybien…—Sí,aunquecasiledaalgocuandodijistelodelauniversidad.—Mañana hablamos sobre eso, pero debes saber que es totalmente
cierto,yoatiteseguiréalfindelmundo,KyanaPrados…—lotoméporelchalecoylobeséansiosa—.Meencantasytuspadrestambién…Ahorasiento que te conozco completa…—no supe qué responder, yo aún noconocía a los suyos y sabía que pasaríamucho tiempo antes de que esosucediera. Notó la sombra que rondó por mi mente inmediatamente—.¡Ey!Créemecuandotedigoquenotepierdesdenada.Yosoytodoloquetienesenfrenteymeconocesmejorqueyoamímismo.Asíque…nomeveasdeesaforma,novoyapermitirquetelastimen…—asentíintentandosonreír—Teamo…—Teamo,Liam.—Lo sé, nos vemos mañana, ¿de acuerdo? —me atrajo a su pecho
soltandounsuspiro.Cuando se fue cerré lapuertadespacio, recarguémi cabeza en ellaun
minutopermitiendoquesuaromasefueradiluyendo.Unminutodespuésregreséalcomedormásrelajada.Escucharminombreenlavozdepapá,conuntintedeangustia,logróquemedetuvieraensecojustopocoantesdequemevieran.—Irina,noesnormal,nomegustaquetodoestétan…formal.Aúnson
muyjóvenes…llevanmuypocotiempo,essuprimernovio.¡PorDios!—mipadresonabaansioso.Memordíellabio,pestañeando.¿Porquétantoalboroto?,¿quéelamornoeraasí?—Losé,amítambiénmeasombra.Coneltiempoloheidoentendiendo,
ahora creo que si tú y yo hubiéramos sentido una cuarta parte de laintensidad de ese sentimiento probablemente todavía estaríamos juntos,Leonardo…—ella sonaba conciliadora, aun así, no pude acercarme, nosabía que mamá también lo creía. ¿Tenía algo de malo lo que estabaviviendo,loquesentíamos?—Es justo lo quemepreocupa, es suprimer amor, la primera ilusión
y…parecequeseráelúltimo.Lamiradeunaforma,¿vistecómosujetabasu mano? No sé, es como si ese chico supiera que es la indicada. Medesconcertómucho…—Leo,tranquilo,notepreocupes.Teprometoquesémuybiendeloque
hablas… pero ellos son felices. Él hace todo porque ella esté bien. Notengoningunaquejasobresuconducta.Además,nuestrahijasiemprehademostradosermadura,mesurada,juiciosa,algoasíteníaquesuceder…Creoquedeverdad…«seaman»,esoestodo.Apesardesucortaedadsusentimiento es muy profundo. No hay nada más qué hacer, debemosapoyarla, confiar en ella—Las manos me sudaban. ¿Cómo entraría denuevoahí?,¿porquéloquesentíaporminovioeratemadeconversaciónentreellos,peoraún,porquélospreocupaba?—Tienes razón, soy un poco protector. Es solo que estoy seguro la
seguirá, irá a donde Kyana vaya, bastó ver cómo la miró paraasegurarlo…—Leonardo, Liam la seguirá y si no ella a él —decidí que ya era
momentodeinterrumpirlos,noqueríaseguirescuchandosudebatesobrelo que sentían por mi novio, no era cómodo. Cuando entré los dos semiraronfingiendonoestarhablandodenadaserio.Embusteros.—YasefueLiam,¿Kya?—Asentíintentandosonreír,sinembargo,sus
palabrasdabanvueltasenmicabeza—.Seveunbuenchico,hija,medagustovertecontenta…—noestabamuyseguradeeso,sabíaquenoqueríavermeinfeliz,perolooímuypreocupado—.Voyporturegalo,bueno…por nuestro regalo—desapareció, aproveché para observar amimadreentornandolosojos,sonreíafeliz.Papáentróconunsobreenlamano.—Toma,hija—loagarrédesconcertadayestudiándolos.—¿Quéesesto?—Ábrelo y sabrás… —despegué el extremo superior y saqué unos
papelesqueveníandentro.Alleerlomequedépasmada.—No puede ser… ¡me compraron un auto! —Mamá aplaudió
emocionada. Me levanté de la silla y los abracé a los dos—. ¡Gracias,guau,nolopuedocreer!—Creemosqueeresmuy responsableyque tehasadaptadoa todosin
chistar,asíque…esunaformadereconocértelo—estudiabalafacturadelcocheunayotravez.—Te va a encantar, mañana nos lo traen. No es del año, pero está
impecable.—Nopodréver tu rostro,hija,esperoque lodisfrutesmucho—rodeé
denuevoconmisbrazosamipadreagradeciéndolemilveces.Luegomedirigíamamáehicelomismo.—¡Muchasgraciasalosdos!—elevéunamanosolemne—.Prometoque
notendránniunaqueja—Ambosrierondivertidos.Mipadredurmióenunhotelcercanoypartiótemprano.Liammehabló
alrededordelasdiezyporsupuestoleinformésobremifabulosoregalo,emocionada.—Esunanoticiagenial,Kya.—Losé,nolopuedocreer,lotrajeronhaceunrato,yalomanejé…me
encantó…—Cuandovayametendrásquemostrartushabilidadesparaconducir—
nopudeignorareltonoderetoconelquehablaba.—Tesorprenderás,despuésyanoquerrássubirteconnadiemás…—Esotelogarantizosinvertehacerlo,noquierovolverasubirmecon
nadiemás,nunca…—mispiesdenuevosedespegarondelsuelo.Eratantierno,suvozsetornabadiferentecuandomedecíacosasasí,empleabauntonomuypeculiarquehacíalasmariposasdentrodemísepusieranmásfrenéticas.—Niyo…
—Mástevale…Teamo…—Noes justoquesiempre lodigasprimero…—mequejécaprichosa.
Dejé de observar mi coche por la ventana, de pronto ya no era tanimportante.Caminéhaciamirecámara,meacerquéalamesadenocheytoméunafotoenlaquesalíamosjuntosenGeorgetownenalgúnmuseo;nosmirábamosperdidosuno en el otro.La conversacióndemispadresregresó a mi cabeza. De verdad nos amábamos y el sentimiento eramaravilloso.—Megusta que así sea…Pero ¡Ey!, hay que celebrar, vamos a cenar,
comidaitaliana,tupreferida…—Laideameparecióestupenda.Cualquierpretextoparaestarconéleramagnifico.—Sí,meencantalaidea…—Perfecto,pasoportialascinco,recuerdaquemetienesquemostrar
lobienqueconduces…—ahorareíaburlón.—Tedejaréhelado.Aquíteespero,hoyirásdecopiloto.—Túmandascomosiempre.Teveoalrato,Kya—cuandocolgué,hablé
con Jane, estaba con Raúl y ambos se pusieron felices con la noticia.Mantenía contacto con ellos cada vez que podía, si no hablábamos porteléfono,nosescribíamosmailsomensajes.Yaplaneábamosquepasaranunosdíasdevacacionesaquíparaqueconocieranminuevohogar.Liam llegó a la hora estipulada. Lo arrastré hasta el auto, le abrí la
puertadelcopilotoyconunademánlepedíquesubiera.Hizounamuecanomuyconvencido,lofulminéconlamirada.—Liam…¡Subeya!,sinojuro…—nodejóquecontinuara,mebesó.—Estábien,peroantes,¿puedesprometermealgo?…—puselosojosen
blanco.—¿Qué?—mesujetóporlacinturasuavementeypegósurostroalmío,
sentíasualientosobremí.—Serás precavida…—asentí molesta por su falta de confianza—. Sé
quepuedosonarexagerado,perodebesrecordarquemicorazónlodejocontigo siempre, solo cuídalo, no soportaría que te sucediera algo, serompería enmil pedazos y para ser sincero, lo quiero bien sano enmipecho—Okey, hiperventilaría. Ese chico era poeta lo juro y yo que nolograbapasardeltípico«yotambién».Frustrante...Nobromeaba,loveíaensusojos,sonreíolvidandomienojoyrocésuslabios.—Lo prometo, sabes que el mío es tuyo, no lo olvides… así que lo
mismotepido.
—Lo juro…—le demostré que sabía perfectamente lo que hacía. Élbrincabadeestaciónderadioenestación,distraído,ycuandoencontrabaunabuenacanciónmemirabasonriendo.—Es increíble, pero te ves muy sensual también al volante… —¿En
serio?, para él todo lo que hacía era «sensual o hermoso». Le di unpequeñogolpeenelpecho.—Basta, deja de fantasear y decir embustes, me distraes —alzó las
manosriendoacarcajadas.—Ya,deacuerdo,aunquenofantaseo,eslaverdad,teníaquedecirlo…
—acaricióminucamientrasveíaporlaventana.Laúltimasemanadeclasesfuemuchomásrelajadaquelaanterior.Las
cosasseguíanigual;Anniepasabapormíunosdías,losmismoqueLiammeregresaba.Yelresto,yoporellayRobert.Todoeraperfecto,porlomenosparamí.Janellegaríaelsábadojunto
conRaúl.Mimadre con la ayuda deRalph, que para esas alturas no seseparabadeella,acondicionaronelcuartode«triques»paraquemiamigodurmieraahílasdosnochesquesequedarían.EsasemanasupimosqueLuckyKellanhabíanaprobadoelexamende
literatura. Al parecer sí obtuvieron su recompensa tras la ayuda extra.Liam,despuésdelosucedidoconRoger,setornóprotectoryaunquenosiempre permanecía a mi lado, estaba vigilante todo el tiempo. Sinembargo, nome sentía hostigada,me gustaba estar con él, era como sinunca me saciara de sus besos, de sus caricias, de su personaembriagadora engeneral.Dehecho, a veces le faltabahoras al día paraestarjuntos,éleralamejorpartedecadacosaquehacía.MamáyyofuimosporJaneyRaúlelsábadoporlamañana.Cuandonos
vimos,gritamosbrincandodelaemoción.Alllegaracasalosayudamosainstalarse y mi madre se excusó para dejarnos solos. Los tres en mirecámara, hablamos sobre nuestras vidas esos meses, era irreal ymaravilloso.Hastaque losvolvíaver,ahí, sentadosenmicama, recordé lomucho
que los extrañé y lo mucho que me hicieron falta. Para mí, ellos erancomomishermanos,mifamilia.Despuésdevariashorasdeconversación,risasybromas,mamáentró.—Kya…Liamestá abajo—ojeé el reloj, el tiempo se fuevolando, ni
siquieraescuchéel timbre, teníamos lamúsicaprendidaynoparábamosdereíracarcajadas.Enseguidauncorodeburla llenómis tímpanos, los
fulminéconlamirada.Bajé,comosiemprecorriendocuandosetratabadeél.Encuantolotuve
enfrentevolvíasentirmeperdida.Rodeómicuerpoconsusbrazosymebesóansioso,comosinolohubiesehechoenaños.—Dios, te extrañé tanto…noquisehablarte, imaginéqueestaríasmuy
ocupada,peroyanopodíamás…—Yotambiénteechabademenos…—Mentirosa…peronoimporta,séquemeamasyesoesloúnicoque
importa… —unos segundos después escuchamos que bajaban lasescaleras,nosseparamosdeinmediato.—Aquí vamos…—susurró contrami oído, parecíamás nervioso que
cuandoconocióapapá.Despuésdelaspresentacionesydequecasi tuvequecerrarlabocadeJaneconundedo,decidimosiracenarconnuestrosamigosqueyasehabíanorganizadoconél.En el trayecto Liam rompió el hielo sin dificultad, esa era una
asombrosa capacidad que tenía y que me dejaba aún más atontada. Yo,respuestasconcisas.Él,casiunpoeta.Después de una agradable cena, y un ambiente por demás relajado,
decidimosiraldowntown.Hablamosyanduvimosporvariascallesdondehabíamovimiento.Esanochefueincreíble;misdosmundosdeprontoenuno solo, ahí, frente amis ojos y yo sentía que no podía pedirmás.Alregresar a casa sedespidierondeLiamamigablementeymedejaronunmomentoasolasconél.—¿Quétal?—lorodeéporelcuello,hablandoenvozbaja.—Tequierenmuchoysonmuyfáciles,adiferenciadeti«K»—mereí
al escucharlo decirme así, pues ellos así me nombraban desde querecordaba.—¿Quéyo?—preguntéhaciendounamuecacaprichosa.—Acéptalo,conmigosílofuiste.¿Nolorecuerdas?...—Eresmuyexagerado,endossemanasyaestábamosjuntosysiintenté
evitarte fue porque tenía miedo… —confesé serena. Frunció las cejasincrédulo.—¿Miedo?Lodudo,esofueloúltimoquedemostraste…—Liam, me hacías sentir cosas que nunca había experimentado, me
asustabatenertecerca…—mediounbesoenlapuntadelanariz.—¿Fueporesoqueteresististetanto?—Nome«resistí»,ya te lodije,admítelo.Enfin, laverdadesqueaún
siento todoeso, soloqueahoramegusta.No tienes ideade todo loqueprovocasenmí…—Creosaberlo,¿novescómoteamo?Ycréeme,amítambiénmediste
miedo…—fui yo la que lomiró desconcertada—.Nome veas así,mehaces sentir… «invencible» y estoy muy lejos de serlo. Mucho menoscuando se trata de ti, Kyana…—acomodó un rulo suelto detrás de miorejay rozómis labios tiernamente—.Eres loúnicoquequiero, loquerealmenteme importa.Ni siquiera te había tocado y ya sentía todo estodentro de mí. Nunca dudé, ni siquiera lo pensé. Te quería a mi lado,pensaba en ti en una forma un poco obsesiva, bueno, aún lo hago —confesóavergonzado—.Yanosalíasdemipensamiento,asíquemedejéllevar vencido—sus palabras penetraban en mí, como solía suceder—.Kya,debessaberalgo,algovitalparamí;tequieroenmifuturo,tequieroenmividaparasiempre,estonovaaterminar,sémuybienquéesloquequiero…—misamigosestabanarribayyoni siquierapodíaacordarmeendóndemehallaba—.Sí,sémuybienloquedigo;nunca,nada,haestadotanclaroantemí.Loque sientopor ti jamás lovolveréa sentir.Quierotenerteconmigoparalaeternidadyharétodoparaqueesosuceda…todo¿comprendes?—tomómibarbillaymeacercótantoasurostroquesentíasu aliento sobremis labios dejándome su estela cálida, única—.Eres lamujer con la que voy a compartir mi vida, eso te lo juro —¡Guau!Después de esas palabras, cualquier cosa sonaría hueca, absurda. Suintensidadmedejabanperplejayamándoloaúnmás.Liamerademasiadoperfecto,demasiadoideal,perosobretodoerademasiadorealyeramío,solomío.Indudablementeéltambiéneramividayporsupuestoquetambiénharía
todo lo necesario para estar juntos, pero la experiencia me habíademostrado que las cosas cambian y nada era seguro. Sin embargo,lucharíaparaqueasífuera,amboslodeseábamos,¿quépodíaobstaculizarnuestrosueño?—Mevoy,noquieroquemeodien…—ymiróhacialaplantaaltademi
casa.Abrí losojosrecordandodeprontoqueJaneyRaúlmeesperaban.Sonrióaldarsecuentademiolvido—.Teamo,Kya…mañananosvemosenelpartido…—Sí…—yaseiba,nopudeevitaragarrarloporlachamarrayhacerque
bajaradenuevosu rostrohastaelmío—.Liam,yo tambiénquieroestarsiemprecontigo,mividaentera,ereselhombrequeeligiómimenteymi
alma—Mebesósatisfecho.—Conesonomedejarásdormir.Puedesjurarquenotedejaréirjamás.
Mañanatehablo,diviértete—mediounbesoenlafrenteysefue.Subíenvueltaenesanubequesoloseconocecuandoseestácompletay
absolutamente enamorada, cuando lo que los demás llaman cursilerías,sonlaslucesmásbrillantesentumundo,eneluniverso.Sinembargo,encuanto los vi y comenzó una guerra de almohadas, lo dejé de lado. Laconversación y juegos continuaron hasta lamadrugada. Por supuesto aldía siguiente no pudimos levantarnos tan temprano. Era genial tenerloscerca,hablandoypeleandodetodo,comoantes,comosiempre.Llegamosalpartidocontiempodesobra,yaestabantodosahí.Medirigí
haciadondeseencontrabaMaxconlosdemásyselospresenté.Eljuegocomenzóalascuatrotreintaenpunto.Despuésdecasitreshorasganaron.FuimosacenaryélllegóahíjuntoconKellanyLuckunpocomástarde.ComenzabanahacerseinseparablesdeEmmayAnnie,quetambiénahíseencontraban.Elfindesemanafueperfecto.Ellunesporlamañanalosllevamosalaeropuerto.Soltévariaslágrimas
al igual que Jane.Odiaba tener que dejarlos una vezmás, sin embargo,ahoramedabacuentadequemividaestabaahí,enMyrtleBeach.Era asombroso que en tan pocos meses mi interior cambiara de tal
formaqueyanomeimaginabalejosdeaquelsitio,omejordicho,lejosdeél.Liamyaerainherenteamialma.Mi madre estuvo muy ocupada esas vacaciones y viajaba a lugares
cercanos conRalph.Él yyo todo el díapermanecimos juntos.Salíamossolosoconsusamigos.ParaNochebuena,mamáysuahoranovio,oporlomenosesosuponía,organizaronunacenadeliciosa,típicadelafecha.Liam tuvo que trasladarse a Washington con sus padres de último
momento,porloquenopudimosestarjuntosdosdías.Enlosmesesquellevábamosjuntosnuncanosseparábamos,alomuchoveinticuatrohorasynonosgustóen loabsoluto la sensación; fueuna torturaen todos lossentidos.Esa fue la razónpor laquecuandoregresó,hicimosnuestrosplanesy
decidimosqueestudiaríamosdefinitivamenteenlamismauniversidad.Yotenía un promedio impecable y él todo para elegir. Así que invertimoshoras en la web eligiendo dónde estudiaríamos. Mamá solo nosobservaba, no decía nada, sabía que eso era inevitable, la fuerza de lo
nuestro se notaba a kilómetros de distancia. Elegimos tres opciones;Oregón,BostonyotraenSeattle.Comenzamosa llenar losformularios.Fuerondíasincreíbles.Nuestrosmomentosasolaseranmágicosyaunqueseguíamossinpasar
de encuentros intensos, nos sentíamos tranquilos con la decisión. Noteníamos prisa, estábamos decididos a que fuera cuando ambossintiéramoselmomentoadecuado.Al regresaraclases todopermaneció igualqueantes.Miscompañeros
seacostumbraronavernosjuntos.RogeryLiamrompieronporcompletocualquierespeciedeamistadyahoracontabatambiénconKellan,Luckyotrosdelequipoquemesaludabancadavezquenosveían.Equilibrabalostiemposconmisamigos,aunquemeparecíamuydifícil,
nunca me cansaba de estar con él. Sin embargo, Liam me alentabaargumentando que esome hacía feliz, cuestiónmuy cierta.Aun así,memolestaba un poco la situación, pero entendía que no podían estar en elmismoespacioyquesupasadoeraelculpable,noyo.Así…envueltaenunmatizdecolores,presademillonesdesensaciones
inigualableseincomparables,fluyeronlassemanas.
11DEUDASALDADA
Principiosdemarzo.LlevabacincomesesviviendoenMyrtleBeachyunpocomásdecuatroasulado.Lunes,dossemanasantesdelrecesodeprimavera.Todavíanose ibadel todoel frío,pero lanievesíy lopeorhabía pasado varias semanas atrás.Estábamos enmatemáticas cuando elprofesorEdwardsasignóequiposparaunnuevoproyecto.Mipareja:Max.Loagradecí enormemente, eraun trabajopesadoydebíamos entregarloantesdesalirdevacaciones.Teníaunfuertepesoenlacalificación.Éleraigualdeperfeccionistaqueyo,porloqueseguronosiríademaravilla.Cuando le dije a Liam en el almuerzo no lo tomó igual que yo. La
situaciónnoloponíaprecisamentefeliz,noobstante,omitiósuopiniónysemostró comprensivo, como solía. Después de todo no estaba enmismanos, aunquenomeagradabaque se sintiera así, aún las cosas con suexamigoerantirantesydelicadas.Porotrolado,comencéanotarqueMaxparecíadisfrutarmuchoelqueLiamnosvierajuntos.Esomeincomodabaeinclusomeirritaba,peronoselodecíaniauno,nialotro,queríaevitarproblemasinnecesarios.El miércoles tuve que quedarme con él después de clases para
continuarlo. Logramos ponernos rápido de acuerdo y teníamos todavíamucho por hacer. Liam no preguntaba nada sobre «mi proyecto» y yoprefería dejarlo así. El viernes fue igual. Nos vimos en la bibliotecadespuésalfinalizarlajornada.Paraesemomentohabíaterminadoconmiterceraasesoríayestabalibre.—Kyana, creo que hay que cambiar este problema, no me parece
adecuado para lo que pretendemos exponer, no cuadra… —lo revisétorciendo la boca. De inmediato nos enfrascamos en una pequeñadiscusiónsinsentido.Alfinalreímosaldarnoscuentadequeéramosmuytercosysusargumentoseranciertos.Noshallábamossentadosunoalladodelotro,continuábamosriéndonos
con complicidad después del regaño que nos propinó la bibliotecaria,mirándonos alegres.Max era genial a pesar de todo, muy inteligente yteníamoscualidadesydefectosmuysimilares.Haciendoaunladoeltema
«Liam»siemprefueagradableyaccesible.De pronto sentí unamirada intensa sobremí. Alcé la vista despistada.
Liam nos observaba fijamente sin ninguna expresión en el rostro.Maxsiguió la dirección de mis ojos, también lo vio. Cerré los librosrápidamenteymedespedí.Nomehabíadadocuentadelahora,quedéenestarconélhacíaquinceminutos.¡Diablos!Meacerquédeprisa,deinmediatomerecibióconuntiernoabrazo.No
pudeevitarsentirme…culpable.Séquenoestábamoshaciendonadamalo,sinsaberporqué,reaccionécomosimehubierapilladoenalgoindebido.MediounpequeñobesosinmirarunasolavezaMaxysalimosdeahí.Camino al estacionamiento no dijo nada, parecía estar inmerso en suspensamientos, no quise presionarlo así que tampoco hablé.Me ayudó asubirasuautoynosfuimosacasa.—¿Liam?—colocóunamanosobremipiernasonriendocomosolía.—Dime…—loevaluéporuninstantesincomprendersuactitud.—Notequisehaceresperar,nomedicuentadelahora—tomómimano
yselallevóaloslabios.—No te preocupes, esas cosas pasan, Kya—no entendía su reacción,
hubierajuradoquehacíaunossegundosestabatriste.Enfin,decidídejarlopasaryaqueenrealidadnohicenadadeloquemepudierasentirmal¿no?SiemprefuimuyclaraconMax,inclusocomenzabaasentirqueélyanosentíanadapormí,nuestrarelaciónsereducíaaloquedebíaser:amistad.Esa tarde semantuvo lejano,muy pensativo y yo ya no encontraba la
formadehacerlovolver.Pocomefaltóparabrincarcomoconejofrenteasusojosyasíacabaraesaactitudtaciturna.Cuandoestabaporirsenopudemás.Suformade«estar»noeraladesiempre,esomedesquiciaba.Sentadasobresuspiernasjugabaensilencioconunodelosbotonesde
sucamisa,meseparéunpocodeélparapoderverlo.Nomegustabaenloabsolutosentirloasí.—¿Quésucede?,hasestadomuyextraño—mediounpequeñobeso,su
miradaeraunpocoturbia,intentabadisimularlo.—Nada,Kya,soloestoyunpococansado…—No, te siento… «raro», no cansado —resopló observándome
fijamente,suirisestabamásoscuroquedecostumbre.—Kyana, te amo y… a veces… me cuesta trabajo manejarlo, eso es
todo…—Enlatarde,cuandofuistealabibliotecaélyyo…—Arrugólafrente
negandocolocandoundedosobremibocaparasilenciarme.—No, por favor no digas nada, no estabas haciendo nadamalo, no te
justifiques. Tengo que aprender a controlar esta parte de mí, no es tuculpa…¿Deacuerdo?—agaché lavistaansiosa.¿Entonces?Ciertamentenohicenadaquepudierareprocharme,al igualqueélaqueldichosodíadelafiesta,perosabíamuybienloqueestabasintiendoynomegustaba.Liamnoeraceloso,meveíasiempreconmisamigosyparecíadarle lomismo.NocomprendíaporquéahorasíleimportabaelhechodequemellevaraconMaxtanbien.Acunómibarbillaconsumanoparaqueloviera—.Losiento,séquenohesidolamejorcompañíatodalatarde…—Noeseso,nuncamecansodeestarcontigo,losabes…—Sí y prometo que no volverá a pasar, ¿bien? Quisiera no ser tan
posesivo,noquieroagobiarte,atosigarte…Olvidemostodoesto—tomésu rostroentremismanosconmovidapor suconfesión.¿Enquévidaélpodríaagobiarme?Enninguna,rocésusduroslabiosconternura.—Nunca,esojamásvaasuceder.Teamo,Liam,teamomuchoynome
gusta verte así por algo que no tiene sentido…—me abrazó y sentí sualientosobremioído.—Yotambiénteamo,Kya,tantoquenodejadeasustarme…—eltiempo
que restó antes de que se fuera, intentó volver a ser él. Hablamos ybromeamos.Unarisasuyateníalacapacidaddequesemeolvidaratodo.Eseeraminovio,noaqueltaciturnoyausente.Elfindesemananonosseparamos,situaciónnormalentrenosotros.Me
ayudóaafinarunosdetallesdelapresentacióndematemáticas,yaquenoviaMaxentodoelfindesemana.Salimosacaminaralaplayaporhoras.Chapoteamos, jugamosy terminamos llenosdearena sinpoderevitarlo.También consiguió unas bicicletas y paseamos por lugares que noconocía.Susocurrencias eran adorables, hacíamos cosas diferentes, nosdivertíamosmuchojuntos.Siempreeraasí:fácil,natural,relajante.El lunes volví a ver a mi amigo, logré convencerlo de que esa tarde
trabajáramos por separado. No lo tomó a mal, pero sí me estudiósuspicazmente.Eraevidentequeintuíaquealgohabíasucedidoelviernes.EndefinitivanoibaadarleelgustodequesupieralainseguridadqueleprovocabaaLiam.Aldíasiguientenopudeescabullirme,necesitábamosvernos.Leaviséa
mi novio quemequedaría para acabar la presentación.Por supuesto, seofrecióaesperarme,eraeldíaquenollevabamiauto.Intentépersuadirlo
diciéndole que me iría sola; mi casa quedaba de verdad muy cerca. Senegó, estaría estudiando literatura con Kellan y Luck, pasaría por mícuandolollamara.Max y yo duramos casi dos horas afinando los detalles. Ya le había
habladounpar deveces aLiamparadecirle que todavíano estaba listotodo. Eran casi las seis cuando concluimos el bendito proyecto. Parecíaquenololograríamosnunca.—¡Por fin!—suspirómicompañeroentusiasmado.Fueagotador,pero
estábamos muy orgullosos del resultado. Se levantó con su frescurahabitualymejalóhaciaélriendo—.Deverdaderesunabuenapareja,nopenséquelolograríamos,elmaestroahorasíseexcedió…—estabafelizyyotambién,paraquénegarlo.Segurosacaríamosuna«A».Sindarmetiempodenadameabrazóefusivamenteydeprontosentísus
labiossobre lomíos.Jamás lovivenir,noél,noMax.Lasensaciónfuepor demás desagradable. ¿Cómo se atrevía?, me separé desconcertada,atónita.Mi cabeza trabajó a mil, no lo podía creer. Ni siquiera me diotiempodereaccionar.¡¿Quédiablosleocurría?!Sentísupresencia,Liamestabaahí.Girédeinmediato.Suexpresiónfue
algoquejamáspodréolvidar.Noestabaenojadoyesoerapeor,parecíahaberrecibidounaseriedegolpesletalesenmenosdeuninstante.Maxlomirócínico,sonriendo.—Eshorribleque te traicionen,¿verdad? ¡Aquenunca lo sospechaste!
—lovifuriosa,asombrada.—No…—alcancéadecir intentandodefenderme.Liambajó lamirada
temblorosoy…sinmás,desapareciócorriendo.Quise salir trasél,Maxmedetuvosujetándomeconfirmezadelbrazo,estabaserio.Nolopodíacreer,enserionodabacrédito.Queríaescupirle,gritarle,golpearlo.—Kyana, déjalo… —me zafé indignada, desesperada. Lo odiaba, lo
odiabaenserio, todohabíasidounavenganza,meutilizóparasaldarsuestúpidadeudapendienteconminovio.—¡¿Quésucedecontigo?!¡¿Cómoteatreves?!Eresasqueroso,ruin,un
idiota de pies a cabeza—sin poder contenerme más, le di una sonoracachetada que no esperaba y salí corriendo de ahí. Llegué alestacionamiento,sololoalcancéaveralejarseyaarribadesucamioneta,ibaatodavelocidad.¡Maldición!Las lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Jamás hubiera
esperadoquealgoasísucediera.Lolastimé,alapersonaquemásamaba
lehicedañoyporalgoquenofuemiculpa.AborrecíaMax,tuveganasdeterminaryomismaconesamalditasonrisa,queríaquecorrieratrasél,queledijeralaverdad.¡Maldición,maldición,maldición!Dilamediavueltapararegresaralabibliotecapormiscosas,temblaba.
Tenía la cara empapada por el llanto, estaba llena de consternación, deindignación,defuria,de...miedo.—Kyana…—Maxfuemásrápido,yaestabaafuerayseacercabaamí
conlamochilaycuadernos.Selosarrebatéenfurecida.—¡¿Cómo pudiste?!—no veía ni un gramo de arrepentimiento en su
mirada. Nunca lograría perdonarle lo que sucedió con Jen—. Max, enserio, por favor deja esto de una vez, tienes que explicarle, tienes quedecirle,¡túmebesaste!,yo…—Nopiensohacerlo.Meladebía,ahoraestamosamano—abrílosojos
sin poder creer su cinismo. Me ahogaba, tenía ganas de zangolotearlohastaquereaccionaraysedieracuentadeloqueacababadeprovocar.—Lo que hiciste… fue asqueroso. No sabes cómo me arrepiento de
llegarapensarquevalías lapena.Noeresmejorqueél,nuncaseráasí,aunque lo intentes toda tu vida, para eso necesitas llenar ese huecodespreciablequetienesenelpecho.¡Cobarde!Lo observé completamente desilusionada, defraudada. Un segundo
despuésmefuicorriendoparaalejarmedeesechico,quecreíaconfiable.Necesitaba encontrarlo, explicarle. Saqué el móvil de mi mochila ycomencé a llamarle, lo tenía apagado. Llegué a casa prácticamente conpocoaireenlospulmones.Tomélasllavesdemiautodecididaabuscarloyaclarartodo.Liamno
podíacreerciertoloquevio,élsabíamejorquenadieloquesentíamos.Meparéensecoenlapuertademicasa,nosabíadóndevivía,noteníaunamaldita idea de dónde buscarlo. Una opresión en el pecho creciódesmesuradamente. Respiré agitada, mordiéndome el labioconvulsamente.Estabaalbordedelalocura,nopodíaparardellorar.Emma,ellapodíaayudarme.Lemarquéfingiendoquetodoestababien,
lepedílasseñasexactasdesucasaconelpretextodeunasorpresa.Nomecreyódel todo,aunasí,meexplicódóndevivía.Arranquéenseguida,micuerpotemblabadelaansiedadydeimpotencia.¿Porquétodoteníaquesercomplicadoconélyconmigo?Sucasanoestaba lejosde lamía.Encuantoencontré ladirección,me
quedé boquiabierta. Era realmente enorme y de un gusto impecable.Me
bajétropezandoconmispropiospies,meacerquéalarejaatónita.Agucélavista,seveíatodoperfectamenteatravésdelasgrandesrejasnegras.Alo lejos, bajo el techo donde se encontraban varios autos de marcasimpagables,noestabaelsuyo.Me agarré de los barrotes sintiendo un dolor muy hondo en mi ser.
Necesitaba hablar con él, pero no sabía dónde encontrarlo. Tomé elcelularnerviosaymarquédenuevo,apagado.Alentrarelbuzón ledejéunrecadoconlavozquebradaporlaansiedad.—Liam,porfavortenemosquehablar.¿Dóndeestás?Telosuplico,no
mehagasesto,sabesqueteamo…—Despuésbusquéenlamemoriademimóvilelteléfonodesucasa.Losdedosmetemblabanynopodíapicarlealapantallacorrectamente.Cuandoalfinloencontré,llamésindudarlo.Meimportaba un bledo sus padres, Max, todos… Solo quería que meescuchara.—CasadelafamiliaRussell—mirespiraciónsedetuvo.Parecíalavoz
dealguienquetrabajabaahí.—¿Se-seencuentraLiam?—No,señorita,eljovenacabadesalir¿Dejarecado?—No…gracias…—colguéhiperventilandoprácticamente.Medirigíal
coche, semeocurrióqueyapodía estar enmi casa.Manejémás rápidoquenunca.Cuandolleguénohabíaseñalesdeél.Subí hasta mi habitación desbordada en llanto, me dejé caer sobre la
cama.Continuaronsaliendolaslágrimascadavezconmayorintensidadydesesperación. Odiaba a Max, odiaba ese lugar… odiaba que no mecreyera,quenomediera laoportunidaddeexplicarlesiquiera.Saquésusudaderaymetapéelrostroconella.Sentíaqueibaaexplotar.Minutos después le hablé a Kellan y a Luck, nadie sabía nada de él.
Cuandomimadrellegósubiódirectohastamirecámara.—Kyana… —al verme llorar de aquella manera, se acercó
desconcertada—¿Quépasa,hija?,¿porquéestásasí?—laabracésinpoderdecirnada—.Hija…¿Quéocurrió?—Nada…—mentí alejándome de ella y haciéndome ovillo sobre mi
cama.—Kya,túnoteponesasípornada…¿SucedióalgoconLiam?...—Tuvimos un mal entendido, pero… por favor… ahora no quiero
hablar…—Leroguéabatida.Mediounbesoenlafrente,comprendiendoquenopodíahacermuchosiyonolecontabaloocurrido.
—Está bien, solo recuerda que cuentas conmigoy créeme, estas cosaspasan en las relaciones mi amor—sus palabras me dolieron aún más.Asentí sinmirarla, un segundodespués salió cerrando lapuerta.Volví allamarle,continuabaapagado.Elllantoibayveníasinpoderpararlo.Mesentíacomonuncaenmivida,mipechoestaballenodeangustiaymiedo,muchomiedo.Esa tarde no salí demi cuarto,me sentía adentro de un estanquemuy
hondo, del cual no lograba salir. Pasé la noche despierta como solíasucedermecuandono iban lascosasbien.Cadavezque lograbadormir,notardabanicincominutosenqueunaangustiaespantosamedespertara.Yaeranmásdediezhorassinsabernadadeél.Vencidaen lamadrugadameacerquéa laventanaypermanecíperdida
viendolosárbolesmoverseeneljardín.Laslágrimasnocesaban,aunqueyanoerallanto.Vielsolsalir,noqueríaira laescuela,perolaideadequeélpudieraestarahí,medioalgodeesperanza.Mevestísinánimos.Teníalosojosrojos.Mepuseunospants,mehice
unacoletaylaslágrimasvolvieronasaliralvermireflejoenelespejo.Estabaida,contodoslossentimientosrevueltos.Noquisecomernada,lasola ideame causaba ganas de gritar. Otra cosa que no podía evitar ensituacionesdeangustia.Mimadrelosabíamuybien,asíquesoloselimitóaobservarmesindecirunapalabra.Noqueríacompartirloocurridoconnadie.La sensacióndeque le había falladonomedaba tregua. ¡MalditoMax!Lleguéalaescuelaunpocoantesdelahora.Eseasquerosoyaestabaen
elsalón,yélporningunaparte.Cuandomevio, fingiónopercatarsedemiestado.Loignoré,lamalanoticiaeraqueesedíaexponíamos,asíquenopudeevadirlopormuchotiempo.—Kyana,¿estásbien?—preguntócomosienverdadleimportara.Tenía
ganasdevolver a cachetearloy enesaocasióndejarlebienmarcadamimanoensumejilla.Sabíaquenovalíalapena.Lohecho,hechoestabaylaimagenqueteníadeélcayócomosideañicosdecristalsetratara.—Mejortepreguntoyoati,¿ytú…cómotesientes?Loqueprovocaste
¿tehizosentirrealmentemejor?,¿yaterminótuvenganzaalfin?,¿valiólapena,Max?—pestañeó un tanto pálido, no supo qué contestar. Le hablécon toda la rabiay laansiedadque teníadentro.Bajó lavistaysealejó.¡Ah,loodiaba!Sin darme cuenta el salón se comenzó a llenar. El profesor Edwards
solicitónuestraponencia,nosinantespreguntarmesimeencontrababien.No sé qué aspecto tenía, seguro no era muy bueno. Logré acabar lapresentación medianamente bien. Max me salvó varias veces y yo melimitabaaresponderleconunamiradaasesina.Lanasediocuentadequealgosucedía,porsupuestopreguntóencuantoterminamos.Yonisiquierala miré y lo desafié a él a que lo hiciera. Cobarde. Se justificó deinmediatoargumentadoquenoshabíacostadomuchotrabajoponernosdeacuerdo.Ellanoselatragó,peroalvermiactitudnoindagómás.Encuantosonóeltimbretuveotravezlaesperanza.Salícasicorriendo,
nada.Medirigí al estacionamiento para ver si ubicaba su camioneta, nohabíarastrodeél.¿Dónde estaba, por qué desapareció así, sin darme la oportunidad de
explicarle? No quise ir a la cafetería, todos me preguntarían sobre miaspecto,sobreélynoteníafuerzaparacontestarlesymuchomenosdeverlaodiosacaradeMax.¡Dios!,queríaqueunautopasarasobreél,queunrayolopartieraendos,yoquésé,quealgolosacudieratantocomoparaquecomprendieraloquehizo.Medirigíallugardondealgunasvecesnosencontrábamosensecretoy
me senté rodeando mis rodillas. Intenté no llorar de nuevo, aun así,lágrimassalierondemisojossinpoderevitarlo.Mesentíaenojada,triste.Noentendíaporquénomepermitióhablar,porquéhuyósindecirnada.Lehabíademostradoque loamaba,queera todoparamí…¡¿Cómoeraquepodíacreerleaél?!Eltimbremesacódemispensamientos.Fuialiteraturaysuausenciaahí
medolióaúnmás.Mesentédondesolíahacerlo,soloqueestavezsola.—Kyana… —era Kellan, parecía preocupado—. ¿Estás bien?... —
examinó alrededor buscándolo—. ¿Dónde está Liam? —un nudo en lagargantacrecíaenmiinterior.¿Quésesuponequelediría?¿ElestúpidodeMaxmebesófrenteasusojos?Porsupuestoqueno,susproblemasmetenían justo en esa posición, no les daría más pretextos para quecontinuaransuguerraabsurda.—No lo sé… —expresé honestamente. Me estudió desconcertado. Se
sentóamiladoypusounamanosobremiespalda.—¿Sucedió algo?—Negué agachando la vista, callar no era lo ideal,
peroexistíanocasionesenqueel silencioeramássano.Nopreguntódenuevo,supusequemirostroledecíaqueeramejorasí,elrestodelaclasese quedó ahí. Sentía la mirada de Max sobre mí, ahora parecía algo
preocupado.¡Bonitomomentoparaarrepentimientos!Enelrecesomeescondíenlabibliotecaynosalíhastaquetuvequeira
atletismo.AhíLanaySusan intentaronhablarconmigo, lasevité todoeltiempo. Para historia ya no podía más, la opresión en mi pecho habíacrecidoy sentíaquemeahogaba.Emmameobservó todoel tiempo,yointentaba sonreírle para que nome preguntara nada, pero la alegría nollegabaamirostro.Encuantoterminólaclasemelevantédeprisa.Estabahartadenopoderdecirnada,decómosucedíanlascosasenese
lugar. Siempre era todo tan complejo, tan rebuscado. Al llegar a casa,preparécomopudelacenaysubídenuevoamihabitación.Elllantollegóde nuevo, no lo podía controlar,me ahogaba,me consumía. De prontosentí tal rabia que aventé su sudadera enojada. Una chispa de corajecomenzabaasentirhaciaél.¡Me dejó sola, sin importarle nada! Comprendía su dolor, no me
imaginaba verlo besar a alguien más, solo de pensarlo la sangre mehervía. Sin embargo, lo hubiera confrontado, le hubiera exigido unaexplicación, sabía que me amaba. ¿Cómo podía pensar que lotraicionaría?,¿nosedabacuentadequenorespirabasinél?Elsueñomevenciógraciasaquenodormílanocheanterior,mequedé
perdida sin poder luchar más con la sensación de entumecimiento.Despertéalescucharqueseabríamipuerta,noquisevoltear.Sabíaquiénera.—¿Kya?—norespondí.Seacercórodeandolacamaysehincósobreel
sueloparapodervermea lacara—.Kyana,por favor, sea loquesea sesolucionará,telojuro.Datecuentadecómoestás…—acariciómicabelloyapreocupada.Laslágrimasvolvieron.¿Qué,nopodíanquedarsedentrode mí?—. Hija… no sé lo que ocurrió entre Liam y tú… pero hablen,arréglenlo.Estanoeslaforma—escondímirostroenlaalmohadayaenpleno llanto al escuchar sus palabras. Sin más se levantó decidida—.Tienes que comer algo —ordenó con firmeza. Negué sin verla—. Losiento,Kyana,nolovoyanegociar.Ayernocenasteyporlamañananocomiste nada.Baja a cenar, no pienso permitir que hagas esto, pormuymal que estén las cosas no solucionarás nada así, sin comer. Sé que elapetitodesaparececuandoestástriste,perotambiénsabesquenopermitiréque te hagas daño. Abajo… —al escucharla un tanto molesta por lapreocupación,mepusedepiesinmásremedio.Me senté a la mesa en silencio. De verdad no tenía hambre, no tenía
ganasdenada.Juguéconlacomidapormásdeunahora.Mimadredetuvomimano.Sufríaalvermeasí.—Hija, los problemas en las relaciones son… comunes, no puedes
enfrentarlos así, no es la forma adecuada. Tú siempre has sidomadura.Come lamitad por lomenos y después podrás irte, comprendo que notienes ánimos, pero no cederé, me conoces —resoplé con la miradavidriosa.Eracierto,nolamoveríadeahí.Memetíelprimerbocadoalabocasinsiquierasaber loqueera, luegootroyotro, lleguépor fina lamitad.Sindecirnadalevantémiplatoysubíaencerrarmedenuevo.Mástardevolvíahablarasucasa,lomismo:noestaba.Permanecí enroscada enmi cama sinmoverme, evocando todo lo que
pasamos:losproblemasconRoger,elenfrentamientoconmisamigosenlacafetería,lastardesestudiando,jugando,conversando.Nomedicuentade lomuchoque lonecesitabay loacostumbradaque
estabaasupresencia,hastaesemomento.Mimundogirabaasualrededor,justo lo que no quería que sucediera, pero ya era muy tarde paracambiarlo.Loadoraba.Liameramisol,mianclaalatierra,mitodo,nopodía reprocharme el haber permitido que llegara tan lejos. Fue mielección,mi decisión, ni siquiera en ese instante, sintiéndome comomesentía,podíaarrepentirme, tratándosedeélsabíaquelovolveríaahacermilvecessieranecesario.Mimente,micuerpo,mipiel,mialma,todomiser sin excepción lo amabay esoni enunmillóndeaños cambiaría, losentíaconcerteza.Sinembargo,apesardesaberlo,comencéasentirrencorymolestiaal
recordar que ni siquiera sabía dónde vivía, que en su casa nadie meconocía.Parasufamiliayonoexistía,¿esocambiaríaalgúndía?Durantelamadrugadanopudevolveradormir,lasiestadelatarde,más
micomúninsomniocuandoalgomeangustiaba,hicierondelassuyas.Mimente no paraba de preguntarse ¿dónde estaba?, ¿por qué no secomunicaba? Me tranquilizaba saber que no le había pasado nada, lasnoticiasdeesetipocorríancomopólvora.El día llegó, el cuerpome dolía, otra noche había pasado en vela sin
poderloevitar.Jueves.Yanolloraba.Mediunbañoyagarréloprimeroqueencontréparaponerme.Noteníaganasnienergíaparairalaescuela,peromevolvería loca simequedabaahí.Mimadremeobligóacomeruna manzana, una tostada y a llevarme un yogurt bebible. Seguíaobservándomecadavezmáspreocupada.
EntréamatemáticasymesentélejosdeMax.Intentóhablarme,escondíelrostroentremisbrazosqueteníasobrelabanca,negandoconlacabeza.Al ver que no le haría caso regresó a su lugar. En el receso preferíquedarme en uno de los jardines donde nadie solía estar a esa horaintentando leer un libro que había conseguido hacía unosminutos de labiblioteca.Quedabaundíaparasalirdevacaciones,yanosabíaquésucederíaentre
Liam y yo. La buena noticia era que me podría alejar de todos. Enliteraturanoentré,continuéconmilectura,lograndoconmuchoesfuerzofugarme,debidoalatramatancomplejadelahistoria.Nomesentíayo,eracomosiestuvieraentumidaypocoapocoelcoraje
comenzaba a crecer dentro de mí. Ya no podía justificar más sudistanciamiento,estabaacabandoconmigo.En el siguiente receso lomismo,me escabullí de todos y leí o intenté
hacerlo.Mesentíaagotadayexageradamenteansiosa,noparabadepensarenél.¿Sinolograbacomprenderloquepasóenrealidad?,¿simedejabasinpoderexplicarle?,¿sivolvíaasereldeantes?,¿sino regresabaa laescuela?...Micabezanodejabadepensarentodaslasposiblesrespuestasatodaslasposiblespreguntas.Latardefuemuysimilaralasanteriores.Nohiceningunatarea,dormí
una hora y comí forzada por mamá el medio plato reglamentario. Encuantoterminémiraciónsalícasicorriendoamihabitación,deseabaestarsola.Al entrar observé todo serena.Ahora sí estaba furiosa, dolida.Meacerqué a lamesilla de noche y comencé a poner boca abajo todas susfotos.Nolloréentodoeldíaynoloharíamás.Elenojoyladesilusiónseguían creciendo en mi interior a pasos agigantados. Pensé que lonuestroeramásfuertequetodo.Jurójamásdejarme.Inclusopropusounfuturo juntos, iríamos a la misma universidad. ¿Cómo podía creerle?,¿cómo podía hacerme esto?, por muy culpable que me creyera, lo queestabahaciendonoeralasolución,erainmaduro,cobarde...agónico.Leí buscando evadirmimente, funcionaba amedias, pero servía para
pasarlashoras.Lafaltadesueñoyacomenzabaahacerestragosenmí.Lacabezaymicuerpocomenzaronadesconectarse,eracomosiflotara.Mesentéenlacamaabrazandomispiernas,resoplando,cadaminutovalíaporun día, el tiempo era tan lento, tan pausado estando sumergida en esedesasosiego, en esa angustia e incertidumbre.Esedía no le hablé, no lobusqué.Mimadreentróamirecámaramuchashorasdespuésdelacena.
—Kya…—lamiré intentando sonreír, salió un leve intento—. Hija…tienesquedescansar,nopuedesseguirasí,meestásasustando,¿deverdadfuetangrandeladiscusiónquetuvieron?,eslaterceratardeasí…—bajélavistaasintiendo,noabrílaboca.Meayudóaponermeelpijamacomocuando era pequeña ymemetió entre las cobijas como si tuviera cincoaños.Laadoraba,noqueríapreocuparla,peronoqueríacompartirconnadie
loocurrido.Sedespidiódándomeunbesoenlafrente.Intentéhacerloquemerogó,teníasueñoyalavezparecíaquemehabíatomadounlitrodecafeína. Estaba extremadamente agotada y almismo tiempo, estimulada,alerta.Dormitabaaratos,despertabaalosminutos.Detestabaseguirasíycomenzabaasentirqueaéltambién.Cuandoamaneció.Toméunadecisión.Mevestídeprisa,agarréalgunas
cosasdelfrigoríficoyledejéunanotaamamádiciéndolequeteníaalgoque hacer en la escuela. Sinmás conduje hasta la playa donde comenzónuestra relaciónhacíayavariosmeses.Noeramuy lejos,asíque lleguésinproblema.Bajélafrazadaquemetíenlacajuelaymesentéenrolladaenellasobre
laarena.Nohabíaniunapersona.Soloseescuchabaelromperdelasolas,las gaviotas revoloteando sobre el mar buscado su comida o el ruidolejano de algún motor al pasar por la carretera. Estaba fresco, no meimportó,esomerelajaba,meserenabayerajustoloquenecesitabaparabajaresamalditaansiedad.Observéelpuntodondeelcieloyelmarsejuntaban,elsolllevabaunos
minutos de haber salido, pero aún estaba bajo, por lo que se veía unaenorme bola incandescente iluminando al mar, como si le regalarapequeñoscristalesdecolor.Teníaquevolveraencontrarme.Contodoloocurridomedicuentadealgo:yanosabíaquiéneraymeodiabaporeso.Duré toda la mañana ahí, las horas pasaban sin que me diera cuenta,
permanecí en la misma posición durante mucho tiempo. Después,engarrotada,engullíunamanzanayretoméellibroquefuemicompañeroesosdías.Teníaquesuperarloquepasó,siélregresabaono,esonodebíaimportarme,aunquedebíaserhonesta,mesentíadeprimida,decepcionada,tanto de él, como deMax. Por otro lado, aunque pretendiera ignorar lapresiónenmipechoyanocabía,pormásquequeríaapartarla,enterrarla,mandarlalejos,meestabaacabandoynosabíacómosentirmedenuevolachicadespreocupadayfelizquesolíaser.
Nomedicuentadelahora,cuandoregreséalautoyaeranlastres.Manejéderegresoacasa,altomarelmóvilviqueteníavariasllamadas
perdidasysinverdequiéneranloapagué.Quémásdaba,noqueríaveranadie y me importaba un bledo quien no lo entendiera. Entré con laesperanzadepoderdormirunpoco,sabíaquesinolohacíacolapsaríaydecidíeneltranscursodelamañanaquenomedejaríavencer,pormuchoquedoliera,saldríaadelante.Dejédescuidadamentemiscosasenlasalaycaminéhacialasescaleras,prácticamente,sonámbula.Tocaron la puerta, bufé molesta, quería poner mi rostro sobre la
almohada, era el momento o se me espantaría el sueño. Resignada mearrastréyabrí.Eraél.Al verlo ahí, de pie, sentí que perdería el conocimiento. Mis piernas
temblaron,mi sangre se detuvo y por unos segundos, juro, que dejé derespirar. Lucíamuymal. Tenía ojeras y estaba demacrado.Me observóansioso, con cierto asombro, supongo que por mi aspecto; seguro yoestabaigualqueél.Larabiameembargóunminutodespués,asíquesindejarlodecirnada,
tomé la perilla con fuerza e intenté cerrar. Él la detuvo atónito antemireacción.Respiréfuriosa,dilamediavueltayanduvehastalaterrazasinverlo.Noqueríaestarjuntoaél,nadiemehabíalastimadotanto.Mesiguió.En
cuanto me detuve, hizo lo mismo. Giré rabiosa, al verlo regresónuevamenteesaavalanchadesensacionestanintensasquegenerabaenmí.Loamabatantoquedolía,aunasí,nomedoblegué.—Quieroquetevayas…—leexigíseñalandolasalidaconundedo.—No—respondióserio.Meencogídehombrosdándome lomismoy
medirigíalinteriordelacasa.Sinoqueríairse,bien,yonoteníaporquéquedarme.—Entoncesmevoyyo—anunciédecidida.Medetuvotomándomeporel
brazo,deinmediatosentíladescargadesiempre.Mezafésacandofuerzasdenosédóndeylomiréenojada.—Kyana, por favor… hay que hablar…—de verdad lucía muy mal,
aunqueesonolojustificaba.—¿Quiereshablar?—pregunté, cínica.Él asintió triste,desesperado—.
Quépena,Liam.Esperépoderhacerjustoesodesdehacetresdías.Yanome interesa, cree lo que se te dé la gana… —mis palabras parecían
haberlonoqueado.¿Quéesperabaentonces?,¿quecorrieraasusbrazosarogarle que me perdonara por algo que, maldita sea, no hice? Ni ensueños, nunca y menos después de que no me dio la oportunidad deexplicarleymedejóconesaangustiatodosesosdías.Seintentóacercar,diunpasohaciaatrás.Susojosseenrojecieron.—Kya…telosuplico,teexplicaré.Tútampocolaestáspasandobien—
bajélavistacruzándomedebrazos.—Notepreocupes…sobreviviré…—Kyana, por favor… solo escúchame…—me senté en el sillón que
teníajustotrasdemíylomiréinescrutable.Moríaporbesarlo,enseguidaborréesaideademicabeza,estabaenojada,herida,noleseríatanfácil.—¿Quéquieres?—sonémolestayélparecíaculpable.Seacomodóen
unsofáalladodelmío.—Kya…intentacomprenderme,paramífuehorribleverlos…—Eso lo sé, Liam y ni siquiera puedo imaginar lo que sentiste. Sé lo
espantoso que son los celos, pero no me pidas entienda que hayasdesaparecido tres días y no me hubieras dejado explicarte nada, no lomerezco. ¿Tienes una idea de mi angustia?, no sabía nada de ti… —comencéalevantarlavoz—.Medejastesola,tebusqué,tellamé,tedejémilesdemensajesynada…¿Sabes?,medicuentadequenisiquierasabíadónde vivías. Liam… ¿Qué tan absurdo es eso? Lo que viste fue unarrebatodeél,túsabesloquesientoporti,¿porquélecreíste?,¿porquéme dejaste? —sollocé con lo ultimó. Me observó abatido, fatigado,parecíasentirsepeorconloqueledecía.—Kya…—melevanté,yanopodíamás,sentíaodiarlo.Nosabíavivir
sinélymeabandonósinpensarennada,salvosuenojo.—Vete,Liam,porfavor…—lepedíalbordedelllanto.Sepusodepiee
intentó acercarse a mí otra vez. Negué retrocediendo, si me tocaba mecolgaríadesucuelloylobesaríaynolopermitiría,noenesemomento.—Kyana,nomehagasesto.Telosuplico,porfavor,teníaquealejarme,
tenía que calmarme. Entiéndeme... quería matarlo, de verdad queríahacerlo…—lodecía en serio, cosaque alcanzó a desconcertarme, peronomeimportó,noqueríaoírlo.—Pues hubiera preferido que lo hicieras, me hubieras hecho un gran
favor…¡Ahoramárchate,déjamesola!—Kya… te lo suplico…—tenía lágrimas en los ojos al igual que yo.
Neguéconfirmezamostrándolelasalidaquetanbienconocía.
—Liam…vete…—Te amo, no me importa nada, por favor…—parecía que lo estaba
matando,perono loqueríacerca,noenese instanteenquesentía tantascosas encontradaspor él yque además sabíaque en cualquiermomentocaeríainconscientedebidoalafaltadesueño,estabaenellímite.—Liam…te loruego…márchate…—denuevosollocé.Se limpió los
ojosyasintióalfin.—Regresomás tarde, creo que necesitas descansar…—¿Tan evidente
eramifaltadesueño?—Esmejorquenolohagas.Noregreses,nodeseoverte…—Sedetuvo
unmomentoenelmarcodelapuerta.—Voyaregresar,Kyana,quierasono,teamo—encuantoescuchéque
la puerta se cerraba mi corazón se detuvo. Pestañeé y me limpié confuerza las lágrimasque salían, sinmás,demisojos.No lloraría, yano.Lleguéamirecámarasinrecordarmuybiencómo,mequedésuspendidaacurrucadasobremicamaobservandounpuntoenlapared.Después de un buen rato,mis párpados se cerraron sin percatarme ni
resistirme. Soñé con sumano sobremi rostro, nada tenía comparaciónconeso.Patética.Porlanochevolvíadespertarrecordandoensueñoselmotivodetodoestedesagradableembrollo,elrostrodeLiamesedíaporlatarde…lashorassinél.Mesentíaconfundidaymolesta.Sinembargo,lo amaba y… lo pude comprender. Él era todo paramí, a lomejor enserionecesitódistancia.Mequedédespiertadenuevosopesándolotodo.Enalgúnmomentodelamadrugadavolvíadormirme.Despertéylaluz
yasefiltrabaporlahabitación.Metallélosojosdesconcertada,nosabíaquédíaeraymuchomenosquéhora.Mirémialrededorylorecordétododegolpe.Lapresiónenmipechoregresó.Observé,arrugandolafrente,cosasquepaséporaltohacíaunashoras;susudaderaestabadobladasobremi cama, yo recordaba haberla tirado y no recogerla.Miré lamesa denocheysufotoestabadenuevobienpuesta,al igualquelasdemás.Quéextraño.Vielrelojymedicuentadelahora,lasonce.Fuidirectoalbañoyme
observéenelespejo.Lucíafatal,teníaunasojerasescandalosasdebajodemis ojos y estaba muy pálida. Me duché recordando de nuevo nuestroencuentrodeldíaanterior.Locorrí…Me puse un jean y una blusa cualquiera sin poder evitar sentirme
deprimida. Mi cabello era un desastre y después de luchar porque se
acomodara por sí solo, decidí hacerme una coleta. En cuanto salí de larecámarametopéconmamá.—Kya…¿cómoestás?...—Mejor—aceptémirándolaarrepentida,pusounamanosobreminuca.—Llevabastresnochesprácticamentesindormir…nisiquieracreoque
haya sido suficiente…—laobservécon losojosmuyabiertos,no sabíaque se había dado cuenta de que no había pegado un ojo—.Te escuchéllorar,Kyana.Nofuistelaúnicaquenoconcilióelsueño…—bajélavistaculpable.—Losiento.—Noteabres,noséloqueocurre,mecuestatantotrabajoacercarmea
veces,enseriometeníaspreocupada…Despuésdetodoyotampocoestoyacostumbrada a esto, jamás te habías puesto así—asentí con la cabezagacha.Laescuchésuspirar—.¿Vasacomercomosiempre?—seguíasintenermuchoapetito,peronoqueríaquesesintierapeor.—Sí…—Bien,entonces teacompaño—nomepermitiócocinar.Mesirvióun
platoconfrutaymiyogurtpreferido.Sesentófrenteamírecargandolabarbilla sobre lapalmadesumano—.Kya,Liamestuvoayeraquíen lanoche…—clavémisojosenlossuyosfrunciendoelceño—.Notengonila menor idea qué fue lo que sucedió entre ustedes dos, pero tenía tumismaexpresión.Lodejésubir,penséqueestaríasdespierta…comolosdíasanteriores.Bajóunosminutosdespuésymeinformóquedormías…—mequedémuda,ahoracomprendíalodelasfotosylasudadera.Intentécomermetodoelplatodesviandolamiradaacualquierlugarde
la casa, me avergonzaba todo lo que estaba sucediendo, me sentíainmadura,unachiquilla.Pero¿cómoevitarlo?Mi interiorsesentíaroto.Observómiesfuerzoporagradarla.—Kyana, habla con él, arreglen suproblema…ohagan algo, sondos
chicos centrados y suficientemente inteligentes, esto no es sano—asentísinverla.Cuandomeparecióquelaingestaeralosuficientementedecentemepusedepie.—Voyasalir…—meestudióconfusa.—¿Adónde?—meencogídehombros.—A la playa, necesito aire, mamá—jugó un momento con su taza y
asintiónomuyconvencida.—Bien, pero lleva el móvil—me acerqué a ella, le di un beso en el
cabelloymefui.Condujenuevamenterumboalmismolugarquelamañanaanterior.Ahí
sentíapaz, tranquilidad.Enestaocasiónhabíaunas cuantaspersonas, noestabancercadedondeplaneabaacomodarme.Tomédenuevomifrazadaymesentéfrentealmar,enrolladaenella.Mesentíamuyconfundida,todoerairreal.Élhabíaregresado…yyolo
eché.Lonecesitabamásqueanada.Eldistanciamientosolologróquemediera cuenta de que sin él nada brillaba. Me daba miedo y corajereconocerlo, no obstante, así era.Adoraba a Liam, todo fue un enormemalentendido,teníamosquearreglarlo,aclararlo.No supe cuánto tiempo transcurriómientras yo permanecí inmersa en
laspáginasdeaquellibroqueestabaporterminarcuandodepronto,sentísupresencia.Girémirostroy loviaun ladodemí.Memordíel labio,nerviosa.Noesperabaqueaparecieraahíynocomprendíacómomehabíaencontrado.—Kya,sabíaquevendríasaquí—volví lamiradaalocéanoasintiendo.
Su presencia me alertaba, cada poro de mi piel reaccionaba ante sucercanía.Sesentóamiladoyseperdióunosminutosaligualqueyo,enel horizonte—. Perdóname… —susurró perdido en la inmensidad delpaisaje—.Séquenodebídesaparecer, sé eldañoque te causóelque lohicieray te juroquemesientomuymal.Nosupecómo reaccionar,quéhacer… Verlo besándote fue lo peor que me ha sucedido. No puedoencontrarenmimemoriaunrecuerdoqueseapeorqueloocurridoaqueldía.Eneseinstantenisiquieraqueríagolpearlo…sentíquemividaperdíael sentido en menos de un segundo, me sentí insignificante, derrotado,perdido—hizounapausaquemeparecióeternaycontinuó—.Luego túmemiraste culpable y él dijo lo que dijo… sentí ganas de desaparecer,Kyana.Porsupuestoséquetúnotuvistenadaquever,séqueéllohizo…queloveníaplaneando,sabíaquenosequedaríaconlosbrazoscruzados,loviensumiradaaquelprimerdíaquelleguéportialabiblioteca,peroelsimplehechodequeocurriera,depresenciarlo,fuemásfuertequeyo.Nosabíadequémanerateamabahastaqueteviconél.Kyana,tuvemiedode mí. ¿Comprendes? Quería ir tras él y… Dios… estaba fuera decontrol…mesentíacapazdehacerunalocura,unamuy,muygrande—Yoyaloobservaba.Sabíaqueloquemedecíaeracierto.Susojosteníanunasprofundasojeras,estabavestidodesaliñadoymeveíaconmuchaansiedad.—Liam…—laslágrimasacudieronamíenseguida,comosinohubiera
derramadoyasuficientes—,nosabeslaimpotenciaquesentí.Tefuiste…medejaste…no sabía si regresarías…y si lo hacías, qué sucedería.Nosabía nada… No podría soportar que algo así volviera a pasar…Entiéndeme… no confiaste en mí… —ya no podía parar de llorar.Recordabalosminutosylashorasdeangustia,deenojo,defrustraciónymiedo. Fue demasiado agónico, doloroso.Me acercó a él midiendomireacción, por supuesto no pude resistirme, eso era justo lo que quería,tenerlocerca,enesemomentoytodamivida,cuandovioquemedejaballevar,meabrazódesesperado.—Kya…discúlpame,discúlpamepor favor…—merogóansioso, con
lavozquebrada.Meacomodóentresuspiernascon la facilidadhabitualparapodertenermejoraccesoamí.Sentícómopocoapocolaansiedaddisminuía,laangustiaylaopresiónenelpechocomenzabanadesaparecer—. Kyana, te amo, te amo… Actué mal, no debí huir. Supe desde elprincipioquenoeracierto,queMaxloplaneó.Peroesonodisminuyóennadamiscelos,mifuria,larabiaquemequemaba.Necesitabaestarsolo,noqueríahacerningunaestupidezdelaquemearrepintieramástarde.—No contestaste mis llamadas, te esfumaste. Por lo menos pudiste
dejarmeunanota, unmensaje, algo…Nome reconocí,Liam,nopuedovolverapasarporalgoasí…enserionopuedo—lodecíadeverdad,mesentíacomosiunautomehubieraarrollado.Separómirostrodesupechoylimpiómislágrimas.—Tienes razón, no lo pude entender hasta ayer que te vi. Fui egoísta,
inmaduro, pensé que nunca más permitirías acercarme a ti. Jamás hesentidoalgocomoesto,eldolordeturechazodoliómásqueloocurrido.Porlomismoregresé,peroestabastandormida.Mesentíunmiserablealverte de cerca, no quería que despertaras por miedo a que volvieras apedirquemefuera…Turostro,perdóname…Séquetelastiméynosabeslomalquemesiento,porquesialfinalMaxhizoesto,fueporvengarsedemíydenuevotúsalisteinvolucradaentodoaquelpasadoquetengoyqueparecenuncapodréborrar,nicambiar…—misojosseguíanempapados.Lomiréseria,todoseacomodabanuevamente.—William,tevoyapedirunacosa,esmás,telaexijoynobromeo;no
vuelvasahacermealgoasí…Loquevistefue…demasiado,nuncaenmividamesentítanmiserableydesesperada…Peronopiensovolverapasarporalgosemejante, sea loquesea lo sortearemos juntos.¿Deacuerdo?,noseparados,esojamás—ordenémirándolofijamente.Élteníalosojos
empañadosyacariciabamirostrounayotravezasintiendoconunamediasonrisa.—Lo juro, Kyana, no tendrás que volver a decírmelo, ni siquiera
derramarásuna lágrimamáspormicausa, tengaquehacer loque tengaquehacer para que así sea—sonreí un tantomás relajada, aunque tristetodavía—.Kellanmedijoquenofuisteayeralaescuela.Vinisteaquí,¿noescierto?—Sí, no deseaba regresar allí. Todosme preguntaban… no sabía qué
decir…Dios, ¿por qué nada puede ser sencillo?—le pregunté afligida.Volvióaabrazarmealnotarqueretornabaelllantoincontenible.Dejóquemedesahogara.Cuandoporfinlogrétranquilizarme,meseparó.—No sabes cómome duele verte así y… ser yo el responsable, es en
definitivalapeorparte…—¿Dóndeestabas?—quisesabercontemplándolo.—Fui a una casa que solíamos visitar de pequeños. Está a un par de
horasdeaquí…—asentíregresandomiatenciónalmar.—¿Ytú?,¿aquí?...¿Porqué?—nocomprendía.—Porque necesitaba estar bien, encontrar tranquilidad, paz, soledad.
Porque este lugar me trae recuerdos hermosos… es aquí dondecomenzamos…—acunómi barbilla para que lo viera directamente, aúnteníalosojosrojos,meperdíensuiris;elgrisponderabasobreelverde.—Losé,¿creesquealgúndíapodreolvidarlo?Nunca,Kyana…esefue
elmejordíademivida…—seacercólentamente,sualientoacariciabamirostro. Intenté zafarme sin muchas ganas, todavía me sentía un pocodolida. No me soltó y siguió avanzando hasta que rozó mis labios. Encuantolosentí,supequetodohabíapasado.Meaferrédeinmediatoasucuello y le respondí ansiosa. Lo extrañé demasiado—. Kya… ¿estoyperdonado?—teníasufrenteapoyadaenlamía.—Creoquesí,pero tambiénadvertido;novuelvasadejarme,nunca…
—Sacudiólacabezanegandoysinmásvolvióabesarme.—Jamás—le creía.De repente recordé al cobardedeMax, ¿quéharía
Liamrespectoaél?Estoteníaqueterminardeunavez.Mearmédevaloryloconfrontéconseriedadhincándomeparaverlodefrente.—Liam,yanoquieroproblemas, estoy cansadade todoesto.Escucha,
nopiensovolveraacercarmeaél…—necesitabaqueesacadenadeodioterminara.Pusosudedoíndicesobremiboca,demasiadoserio.—Kyana, ya estoy más tranquilo, sobre todo después de pensar que
podíaperderte,peronomepidasquemequedeconlosbrazoscruzados…—megirémolestasoltandounbufidodeenojo.—Estoy harta, Liam, exhausta. ¿Qué nunca se va a terminar?, te
entiendo…peroyanoquieromásvenganzas,estoesuncírculoquenuncavaaparar…Por favor… tú lehaces, él tehacey así…Comprendequepodríaserinfinito—agachólamiradaal tiempoqueapretabalospuños.Pensabasobreloqueacababadedecir.Variosminutosdespuésclavósusojosenlosmíosconresoluciónylaquijadatensa.—Estábien—pestañeéincrédula—.Tienesrazón,nocontinuaréyocon
esto. Solo te ha hecho daño y no quiero que vuelvas a tener una quejasobremí.Noharénada,perotetomolapalabra,noquieroquesevuelvaaacercar,Kyana,nolovoyasoportar.Tebesóyabusódetuconfianza,nosé cómo se atrevió a llegar a tanto, se supone que te consideraba unaamiga,queteestimaba,teusóparalastimarmeyesonolopuedodejardelado,nolopuedoaceptar…Esmuybajo,nopormí,sinoporti—acariciésurostrosonriendoporprimeravezendías.Loera,peroyahabíapasadoyesapromesaeravital.—Gracias, sé lodifícilqueesestopara ti, tambiénparamí.Mesiento
muydecepcionada,todoloquepensabadeélsedesquebrajó,peroyonoquieroserunpretexto,nomás…—tomómimanoconesadelicadezatansuyaaltocarmeyabsorbiómiaroma.—Nadaesmásdifícilquetenertelejos…Nada.Asíquemientrastetenga
a mi lado, pondré de mi parte. ¿Okey? —asentí más tranquila. Meacurruqué en su pecho, mientras me rodeaba protectoramente. Eso erasentirsecompleto,feliz.Besabamicabezaunayotravez,altiempoqueyodisfrutaba la sensación de tenerlo nuevamente ami lado. Envuelta en élsentíaquetodovolvíaatenersentido.Nadamehacíafalta—.Kya,debesiradescansar—dijodepronto.Neguésinmirarlo,noqueríaquesealejara—.Irinaestabamuyangustiadaporti,noledijistenada,¿verdad?—Anadie…—logrédecir,adormilándomeenesecálidolugar.—Te llevaré a casa —resolvió decidido. Intentó ponerse de pie, lo
detuvesuplicante.—Por favor no…Quedémonos un rato… adoro este lugar, solo unos
minutos. —Me dio un beso en la nariz sonriendo. Él también se veíaagotado,nolapasómejorqueyo,esoeraevidente.—Sabesquenopuedonegartenadaymenoscuandomemirasasí…—
meacomodédenuevosobresucuerpocerrando losojos—.Entonces…
¿Yameperdonaste?—quiso saber.Negué sin decir nada.Sentí cómo setensaba—Kya,porfavor…¿quédebohacerparaquelohagas?—Creí que ya te lo había dicho… no volver a dejarme…nunca…—
besómicabelloriendo.—Dios,será todounsuplicio,perosieselcosto,nihablar, loharé—
conundedoelevómibarbillahastaquemisojosquedaronacentímetrosdelossuyos,dejéderespirardebidoalaintensidadquetransmitían—.Tejuro,KyanaPrados,aquí,frenteaestelugar,quejamásvolveréacometerel mismo error, nunca te dejaré —sentí como la sangre bombeabafrenéticayenardecidaportodomicuerpo.Estabainmersaenesaneblinadecadentequeprovocabasupresenciaenmí.—Entonces,WilliamRussell,teperdono—sentísusonrisayasobremis
labios.Permanecimosunosminutosmásasí,gozandodenuestracercanía,dela
reconciliación, de aquella hermosa promesa, que esperaba—sumergidaenaquellaingenuidad—fueraeterna.Minutosmástarde,pormuchoquemeresistí,lospárpadoscomenzaron
apesarcadavezmásysentía losojosvidriosos.Volvióa insistir.Yanotuvemásremedioqueaceptar.—Vamos en la camioneta y luego venimos por tu auto, ¿bien? —
propusoalvermesonámbula.—Tú estás igual… —chisté tallándome el rostro. Me rodeó por la
cinturaacercándomeaél.—Sí…peropuedomanejar, tuapenaspuedesestardepie…Ademáste
veo pálida…—acarició mis ojeras, culpable. Era cierto, no me sentíacapazdeconducir.Asentísintenerlamenorintencióndediscutirporello.Estabalistaparamuchashorasdesueño.Encuantomerecarguéenelasientocaí,nosupemásdemí.Alllegara
casamedespertóelairefríodelexterior.Élyaestabadesabrochandomicinturóndeseguridad.—Sh,Kya…duerme…—sentícómomerodeabaconsusbrazosyme
sacabacargandodelauto.—Yopuedosola—mequejéacurrucadacontrasupecho,con losojos
cerrados, sin tener lamenor intencióndebajardeaquelsitiomagnífico.Riodivertido.—Mealegra,peromegustallevaramichicaenbrazos…—bromeócon
aqueltonodevozprotector,posesivo.Tocóyenseguidamimadreabrió
—.Duerme, Irina,dejamossucoche,mañanavamosporél…—hablababajitoparaintentarnodespertarme,lociertoesquelosoíasinproblema.Quiseabrirlosojos,nopude.—Pasa,Liam—notéquemimadreestabasorprendida,aunasí,nodijo
más.Sentirlofríodemicamamesacódelsopor.—Sh…—buscóquevolvieraadormir,peroaldarmecuentadequese
alejaba volví a sentir esa maldita angustia. Estaba actuando como unachiquilla,losabía;sinembargo,todoerademasiadorecienteynecesitabasentirlocerca.Meincorporépestañeandoynegandoalmismotiempo.Élyaestabaenelmarcodelapuerta.—Kya…—susurrómamáamiladoponiendounamanosobrelamía—,
duerme, te hace falta—se escuchaba tranquila y un poco divertida; derepentegiróhaciaminoviosonriendorelajada—.Quédateconella,estaréabajo.—¿Estás segura, Irina?—minovioparecíadudoso.Memordí el labio
observándolosinteractuar.—Sí, estaré con Ralph, no pienso salir, ¿de acuerdo? —asentí
tumbándome de nuevo sobre mis almohadas, enseguida los párpadosvolvieronapesarme,misojosardían.Elevéunamanoinvitándoloaquese acercara,mimadre ya se había ido. Al llegar ami lado hice que serecostara y me acurruqué sobre su pecho feliz de sentir su olor entrarlentaydulcementeamispulmones.—Duerme,Kya…aquívoyaestar…—nosupesidijoalgomás,yoya
nopodíaestardespierta.Abrí lospárpadosperezosa.Memovíunpocoyal sentirlo sonreí.No
fue un sueño, él estaba ahí y tenía rodeada mi cintura mientras yodescansaba sobre su ancho pecho. Estaba completamente dormido. Loobservéporunosminutos,embelesada.Eradenoche,peropodíaverloenla penumbra sin problema puesmi puerta estaba abierta y las luces delpasilloencendidas.Obrademimadre,supuse.Unosminutosdespués,busquéconlamiradaelrelojqueestabasobremi
mesillayviquepasabandelasnueve.Enlosúltimosdíaseltiempodejóde ser importante, de tener sentido.Ambos estábamoscubiertos conunamantaquesegurocolocóella.Escuchévocesenlaplantabajaymesentífamélica. Quité con cuidado su brazo de mi cuerpo. Se veía hermosocompletamente ajeno a todo. Sus ojeras las pude ver ahora con mayor
claridad,sinpoderresistirlatentaciónacerquéundedoparaacariciarlas,medetuveaunoscentímetrospormiedoadespertarlo.Logrésentarmeen lacamadándole laespalda.Aúnmesentíacansada,
peroloprimeroeraingeriralgo.—Ahoratúereslaquemedeja…—giréculpable.—Noqueríadespertarte—medisculpéenvozbaja—,essoloquetengo
unpocodehambre…—sefrotólosojossonriendo.—Teacompaño—sesentódelotroladodelcolchón.—No es necesario… tú también necesitas dormir—se levantó con su
típicaagilidadynopudemásquecontemplarlo.Erahermoso,grandey…mío.Rodeómicamaysepusofrenteamí.—Yosolotenecesitoati,Kya…vamos…—memiródeesaformaque
mehacíaperderelaliento.Tomésumanoperdidaensusojosybajamosjuntos.Aquellostresdíasquedaroncompletamentesepultados,increíble.Cuandoterminamosdesaciarnuestroapetitograciasaloquemimadre
cocinóporlatarde,recogimostodo,metomódelamanoysalimosalaterraza.Mesentósobresuspiernascomosolíamoshacer.—Kya…ayer, loquemedijisteacercadequenosabíasdóndevivía…
—pusemisdedossobresubocaintentandosilenciarlo.—Porfavornodigasnada,séqueentucasanovanaaceptarme,Liam,y
deverdadnoimporta.Quetúmequierasparamíessuficiente—besómimanosinsoltarla.—Teamo,esojamáslodudesy…tienesrazón,nolovanatomarbien.
Los conozco, por lo mismo no te pienso exponer, ¿comprendes? Losabrán,seguropronto,aquínosepuedenocultaresascosastantotiempo,sidehechomepareceraroqueaúnnomepreguntennada.Encuantoesosuceda, lo enfrentaré. Ni siquiera les he dicho lo que pienso estudiar ymuchomenosdónde—bajé lavista triste.Medolíaque lascosas fuerantan difíciles para él, que tuviera unos padres que no lo conocían en loabsoluto y que además no lo dejaran elegir lo que deseaba hacer de suvida, ni con quién compartirla—. ¡Ey!—Elevómi barbilla con su dedosacándomedemispensamientos—.Noestéstriste,nohaymotivo,yosoyfelizcontansoloestaratulado,esonovaacambiar—peguémifrenteala suya sonriendoybesé tiernamenteunode sus labios—.¿Sabes?, ayerquemepedistequeme fuera, penséquenovolvería a tenerte así, no enalgúntiempo,porsupuestonopensabadarmeporvencido,esonunca loharé,peroestabastandecidida,tan…dolida.Creíquemealejaríaspormi
estupidez,pormi inmadurez…yesosíque terminaríaconmigo,Kyana,ninguna otra cosa—Lo abracé hundiendo mi rostro en el hueco de sucuello.El resto de la noche intentamos conversar de otras cosas. Todo había
pasadoalfinyteníamosdossemanasdevacacionespordelante.Esanochenoscostósepararnos,nosbesamosunayotravez,ansiosos.
Porlomismoaldíasiguienteloveríatempranoynonosalejaríamos,amenosqueunatormentadefuegollegaradeimprovistoalcondado.Dormíperfectamente.Melevantéconapetitoy tarareandounacanción.
Hice de desayunar intentado compensar mi falta de cooperación losúltimoscuatrodíasconunasonrisacongeladaenelrostro.—Kyana, tenemos que hablar —me puse rígida de inmediato al
escucharla.Sabíaquemelodiría,yoestabadecididamentemejor,peroeramuy consciente de mi conducta: actué mal, me dejé llevar por ladesesperaciónylafrustración.Asentímientrasterminabaconmitarea.Unavezsentadas,almorzamosensilencio.Noestabaenojada,dehecho
norecuerdoalgunavezhaberlavistoasíconmigo,digamosquenuncaledirazones,perosospechabaqueahorasíteníaunascuantas.Alcélavistacuandoterminéyesperéaquehablara.Jugabaconsuservilletapensativa,comobuscandolaspalabrasadecuadas,aguardé.—Kyana,noalcanzoacomprender.Esto…esmuydifícilparamí,verte
comotevi,nomegustónada,noestábien,hija.Ycuandoloviaél…ynotéqueestabaigualquetú…realmentemeasusté.Miamor,nosécómoabordar este tema, tú eres una jovencita, Liam es tu primer amor y alparecerparaél,túereslomismo.Tejuroquesélomuchoquesequieren,sé que no pueden estar separados, pero no sé si es normal, si es locorrecto. Noto cómo crece la intensidad de sus sentimientos a cadamomento. No soy ingenua. Tampoco quiero hacerlos parecerinsignificantesoalgopropiodelaedad,deverdadcreoqueesgenuinoloquesienten,perotambiénmedoycuentadequeniustedesmismossabenmanejarlos.Notienesideadecómoteveías,Kyana,parecíasunfantasmitagris, deprimida,muda, era como si se te hubiera apagado una luz en tuinterior—perforé la superficie de la mesa, tenía los ojos rasados, eracierto, justoasíme sentíyno lopudeevitar—.Mepreocupa, tengoqueconfesartequemedamuchomiedo,noséloquepuedasucedersialgúndía llegan a separarse, ¿qué va a ser de ti? Sé que no has dejado a tusamigos, la escuela sigue siendomuy importante, no tengo ni una queja
sobretuconducta.Nodescuidasnada,llegasalahoraquetepido,cumplescon tus labores en la casa y pasamos tiempo juntas, tu carácter siguesiendoelmismo,hasaceptadomirelaciónconRalphdeunaformamuymadura, pero…noquierovolver a pasar por loquepasé estosdías.Teamo… y me sentí muy impotente —no me gustaba saber que la habíahechosentirdeesamanera,yotambiénlaamaba.Acercósumanoalamíaylasujetófuerte.Lamiréllorosa—.Prométemealgo…—noteníaideadequémepediría,peroestabaseguraquenopodríanegarme,nodespuésdeloqueprovoquéenella.Mimadresiemprefuevitalparamí,asuladosiempremesentícómoda,
adiferenciademuchosadolescentesqueconocía.Nossincronizábamosala perfección, nos respetábamos y nos conocíamos demasiado bien ybueno…aunqueavecesqueríaindagardemás,laverdadesquenuncamesentí acosada, sofocada.La adoraba, la admirabayunade las cosasquemás deseaba en la vida era verla feliz, siempre, por lomismo accedí amudarmeahí,apesardeldolorquegeneródejarunavidaenteraallá.Ylovolveríaahacersifueranecesario.—Sipor alguna razón, túyél, llegana…separarse…por favor, te lo
ruego,no tedesporvencida.Esperonunca suceda,pero…quiero saberqueporlomenoslointentarás—pensarenesomequemaba,yasabíaloque era estar sin él y prefería ni siquiera pensarlo. Sin embargo, teníarazón.—Te prometo que lo intentaría, mamá —sonrió sin estar muy
convencida. Estar sin Liam sería una espantosa pesadilla, no podíagarantizarlequelograríaestar«bien»,peromejuréenesemomentoamímisma,queenseriolotrataría.Esoscuatrodíasmeconvertíenalgoquenome gustó.El cuerpo y el corazón jamásme habían dolido, ahora yasabíaloqueeraeso,noselodeseabaanadie.
12INQUEBRANTABLE
Liamllegótempranocomoprometió.Sentíamosunaurgentenecesidaddenosepararnos,queríamospermanecer tocándonosobesándonos todoel tiempo. Fuimos por mi auto y lo llevamos a casa como habíamosprometidoamimadre.Despuéscaminamosapasotranquilopor«nuestraplaya».Asícomenzamosallamarlaapartirdeentonces.Erapocovisitaday no existía prácticamente ninguna construcción a su alrededor. Estabaescondida por la arena, así que debíamos acercarnos al límite de unamontañaparaaccederaellayvereltronardelasolas.Unadelasrazonespor lasquenosgustabaese lugar;nadiepodíavernos,éramossoloélyyo.Porotrolado,enesesitiotodohabíacomenzado,yporlomismolosentíamosnuestro.Después de un rato sacó una frazada del auto y la tendió sobre la
superficie.Meatrajoriendocontrasucuerporecostándonos.—Teamotanto,Kya—susurrópegadoamioído.Sonreíalescucharsu
tonomedioronco.—Yyoa ti,másqueanada,Liam—Merecarguésobresupechopara
poderverlo.Meestudióentornandolosojos.—¿Porquésospechoquealgorondaentucabeza?—Avecesnoeratan
genialquemeconocieraporcompleto.Memordíellabiogirandohaciaelmar, tomó mi barbilla y me devoró de inmediato—. ¿Me lo dirás?—preguntóarrugandolafrente.—Mamáhablóhoyconmigo—enarcóunadesusrubiascejasexpectante
—.¿Recuerdas el díaquevinomipadre?—asintió con losojos, nomeseguía.—¿Quépasa,Kya?—resoplétorciendolaboca.—Dicenquelonuestroes…demasiadofuerte—seguíamirándomesin
entender, resoplé—. Mi padre se fue preocupado, cree que lo nuestrorebasa lo normal. Mamá cree que no sabemos manejarlo, ¿eso… esmalo?,digo,nosé,estosdíasfueronhorribles,peroqué,¿acasoellosnoreaccionarían así ante una situación como esa?Enamorarse es así ¿no?,
bueno,lociertoesquenotengonadaconquécompararlo…¿Creesqueescomoparaquemispadres sepreocupen? ¿Piensasque tienen razón?—deseésaberdesconcertada.Sesentófrenteamíconlaspiernascruzadas,hicelomismo.Reflexionósobreloquedije.—Tampoco tengo nada con qué compararlo, Kya. Tú eres la primera
personadelacualmeheenamorado.Supongoqueenpartetienenrazón,por lomenosnoveoaningunodemisamigossentiralgocomo loquesiento, incluso les parece absurdo pensar en una relación tan seria yformalanuestraedad.Lociertoesqueesasí;teamo,meamas,estonoesalgo de secundaria. Sé, siento que trascenderá—pasó unamano pormicuelloymeacercóasurostro,cerrélosojosalsentirsualientotancerca,meencantaba—.Ytú,¿quépiensas?...—No sé, creo que a veces… tengo miedo… —confesé. Apenas me
salieronlaspalabrasdebidoasucercanía.Enesemomentosuexpresióncambió.Cerrófuertementelosojosycuandolosabrióparecíaculpable.—Kyana, no sé explicar lo que sucedió estos días, ni yo mismo lo
entiendo.Paséhorassentadofrentealmarpensandoenti.Mesentíatan…vacío,tansolo.Cuandonotéqueamboslapasábamosigual,imaginéqueera porque no sabíamos estar el uno sin el otro, lógico, por lo quesentimos. De verdad no sé qué sucede, qué me pasa contigo,probablementeno lo sepamosmanejarcomodice Irina. ¿Quiénpodría?,esfuerte,abrumador,pero…definitivamenteesyesonovaacambiar.Lacertezaestáentusojoscuandotemiroyenloquesientocuandotetoco,enloquetuspalabraslogranenmí—acariciómimejillaintentadobuscarlasfrasesadecuadas—.Ereslomásespecialquehayenmivida,loúnicoporloquemelevantocadamañana,sintimefaltaelaire…escomosinofuncionaranada…Ysí,tienenrazón,somosmuyjóvenesyaunqueeseesnuestropuntoencontra,nomeimporta,nadameimporta…Solotú,yesonotienenadademalo.Asíquetesupliconotengasmiedo,nohayrazón,losdossentimoslomismo,extrañoono,asíes,estaremosjuntos,nohaymanera de que las cosas sean de otra forma—acerquémis dedos a sufrente e hice a un lado uno de sus cabellos para tocar su piel,definitivamente él era la razón de mi existencia, y sin Liam la vida noseríajamáslamisma.Deprontosearrodillófrenteamí,poniendounademismanossobresu
corazón, traspasándome con la firmeza y veneración de su miradagrisácea.
—Kyana, te juro aquí… en «nuestro lugar», que tú y yo realizaremosuna vida juntos. En donde no quepa nada más salvo lo que sentimos.Construiremos nuestro propio mundo y envejeceremos juntos. No hayalgoquedeseemásenmiexistenciaque túenella…Teamoy siempreencontraré la forma de regresar a ti, así el mundo salga de su órbita,choquelagalaxia,oalgonosalgacomodeseo…Siempre…paseloquepase —acorté la distancia abalanzándome sobre su glorioso cuerpo,provocando así que ambos cayéramos en la arenay lo besé con toda lapasión contenida. Eso era lo único que necesitaba escuchar, confiaba ycreíaenélcomoennadie.Al sentirmi ansiedad se dejó llevar de inmediato. Sus labios eranmi
mejormedicina,eramíoyyoyaerasuya,¿quémásdabatodolodemás?Unossegundosdespuésrecordamosdóndeestábamos,nonoshallábamosdel todosolos.Aldarnoscuenta,nosreímossobrenuestrasbocas.Lediunúltimobesosinpoderaguantarme.—Yotambiéntelojuro,esoesloúnicoquequiero…—rodóyterminó
sonrientesobremí.—Entoncesasíserá—yvolvimosaprobarnos.Decidimosolvidaresasensaciónmolestaynosdedicamosaconversar
sobrelarelacióndeEmmayKellanynuestrosplanesparalauniversidad.Increíblementemismiedosdesaparecieron,juntoaéltodoerafácil.Parami sorpresa, al atardecer sacóuna cesta llenade comida.Fuedeverdaduna tarde inolvidable. Mi cabeza ya estaba llena de muchos momentoscomo esos a su lado, sabía que los recordaría para siempre. Cuandoanochecióycomenzabaahacerunpocodefrío,Kellanmarcó.NosencontramosconellosencasadeEmma.AhítambiénestabaAnnie
yLuck.Entreellosdossurgióunafuerteamistad,perotodoindicabaquede ahí no pasaría. Jugamos en lamesa de billar que tenía en su giganteterraza. Mientras su madre no se cansaba de dejarnos bocadillos yrefrescossuficientesparaunregimiento.Nadienospreguntónada,nos recibieron relajadoscomprendiendoque
yatodohabíapasado.Ahí,enmediodeljuegoylasrisashicimosplanesparalasvacaciones,alparecernadiesaldría.AsíqueKellanofrecióirnosa una casa que tenía a unas horas de allí el siguiente fin de semana.Quedaba muy cerca de donde Liam se había refugiado. La idea meilusionó.Lo cierto es que pormuy entusiasmadaque estuviera, no teníaideade simimadre lo vería conbuenos ojos, pero lo intentaría,moría
porpasarunosdíasasulado.Por lamañanadel lunesmientrasmamá se fue a trabajar, aseé toda la
casaaconciencia.Revisétodosloscorreos,loscontesté.LehabléaJaneyRaúl,mequedédepiedracuandomeconfesaronqueestabanjuntos.¡Esosí que era toda una noticia! Intuía desde su visita que algo sucedía, noobstante,alparecerellossetardaronpocoendarsecuenta.Seescuchabanfelices, tenían puesto el altavoz y me contaban los pormenores de lahistoria.Fuepordemásdivertida:celos,raptos,confesionesyalfinal,loirremediable,unadeclaración.Liamllegómuchoantesquemimadre.Lecontéemocionadasobremis
amigos,dijoqueéltambiénsepercatódequealgosucedíaentreellos.—Es asombroso… crecimos juntos, Liam… Ojalá y resulte, sería
horriblequenuestraamistadterminaraporeso…—estabasentadoenunasillatanaltacomoélaunladodelabarradelacocinayteníarodeadamicintura.—Yaverásquesíyesperoseanlamitaddefelicesdeloqueyosoyjunto
a ti…—Me acerqué para darle un beso sonriendo. No podía evitarlo,cuandomemiraba y hablaba así… era imposible no querer comérmeloentero.Miplanseviofrustradocuandoel timbresonó,corría lapuertamirándolocoquetayconunapromesaenlosojos.Sonrióencantado.Abrí.—Hola…—alescucharlavozprocedentedelexteriormeparalicé.Era
Max,noteníabuenaspecto,aunasí,nomedioniungramodelástima,nodespués de lo que había provocado. Enarqué una ceja retadoracruzándomedebrazos.—¿Qué haces aquí?... ¿No te parece demasiada desfachatez atreverte a
tocar mi puerta después de lo que hiciste?—desvió la mirada un tantoasustado sinprestarmeatención, al sentir lamanodeLiam rodeandomicinturaprotectoramente,comprendíquéeraloqueveía.Sentípánico,laspiernasmetambalearon.Noqueríaunproblema,yano.—Necesito hablar conustedes—pidió convoz apagada.Ni en sueños.
Intentécerrarlelapuertaenlacara,eralomenosquesemerecíaelmuycínico. Mi novio me detuvo sin soltarme. Parpadeé sorprendida eintranquila, no podía verle el rostro, por lo que no sabía qué haría.¡Diablos!—Me parece que no hay nada de qué hablar, Max —zanjó Liam
imperturbable. Estaba segura que lo querría golpear, no entendía suserenidad. Llené de aire mis pulmones esperando que de verdad se
comportarancomodosserescivilizados.—Teequivocas,Liam…loquevistefue…—Miexamigolucíaabatido,
esonologróablandarme.—Lo sé, tú la besaste —completó mi novio la frase sin un ápice de
sentimiento.Maxagachólacabezaasintiendoarrepentido.—Sí…—Bueno,esoyalosabe,ahoravete…—insistíalzandolavoz.Liamme
apretóunpococomotratandodequemecalmara,alparecerélsíqueríaescucharlo.Maxlomiróconfundidodándosecuenta.—Nopenséquelotomarasasí…vinecreyendoque…—QueLiam tegolpearía.Deberíahacerloyo, ¿no crees?—Alvermi
reacciónasintióresignado.Pestañeéaturdidaantesudocilidad;habíaidoahí consciente de que podía salir con algunas lesiones. ¿Qué traía entremanos?Liamacercósuslabiosamioído,sentídeinmediatouncosquilleopor
todamicolumnavertebral.—Kya… por favor… tranquila. Deja que hable… —Me quedé muda
mirandoaMaxmolesta.—Kyana, perdóname. No lo pensé, me alegré al terminar ese jodido
trabajo, nos costó mucho, fue un impulso…—¿Un impulso? Me creíaestúpida.LogrédeshacermedelbrazodeLiam.Nodiniunpasocuandovolvióaacomodarmeasulado.Noqueríaconfrontaciones.Bufévenciday recargué mi rostro en su pecho resignada. Tenía razón, yo le habíapedidoevitarjustoeso—.Loquehicefuemuybajo,Liam,yonosoyasí.Lo que dije… es obvio que sabes que no era cierto…—Nos observócomprendiendoquehabíamosarregladoelmalentendido—.Séquetehicedaño,Kyana.Mesentíunmiserablealverteesepardedíasasí…—Liamse tensó—. Cuando me preguntaste si me sentía mejor por habermevengado,larealidaderaqueno.Mehicistepensarmucho…yanoquieroesto.Esabsurdo,aunqueséquejamáspodremosseramigosdenuevo—Ahora miraba al causante de su odio—. Jamás hubiera pensado que túpodríashacermealgocomoloquehicisteaqueldía…—¡Agh!Élnotehizonada—escupíharta.Liamnuevamentesetensóe
intentó tranquilizarme apretandomi cintura, pero yo nome iba a callaraunque él me lo pidiera, ese malentendido debía terminar, ya habíacausadomuchosproblemas.Elchicoquemehabíabesadosinconsultarmeparecía confundido— Sí, Max. Jen los usaba a los dos —Mi examigo
abrió los ojos de par en par, no tenía idea de que yo supiera todo—.Mientras estaba contigo estaba también con él y quién sabe con cuántosmás.LociertoesqueLiamnoteníaideadequehabíaalgoentreustedes,nollevabanmuchotiempodenovios,¿noesasí?YtúyLiamyanoeranlosamigosquesolían,esedíaélseenteró…—Maxestudiódesconcertadoal dueño de esos grilletes que no permitían acercarme y darle otrabofetada,portarado.Loasombrosofuepercatarmedequeestelesosteníala mirada penetrantemente, continué—. Ella lo buscó esa noche pararogarlequenotedijeranadaylobesójustocuandotúllegaste.Nosécuálerasuplan,peroasífueronlascosasyhaytestigos.Asíqueenefecto…esabsurdo todo esto…—Ningunode los dos habló, se observabande unaformamuyextraña.—¿Porquénomelodijiste?—Lointenté,perotodosesaliódeproporciónbastanterápido…—Max
agachósucastañacabellerametiendolasmanosdentrodelosbolsosdeljean.—Nolosé,Liam.Despuésdeesopasarondemasiadascosas…—volvió
aencararnos—.Sinembargo,necesitoofrecerlesunadisculpa,séque lalastimé.Yalverlaaellasupequehabíallevadolascosasdemasiadolejos.En algún momento… sabes que me interesó, ahora no es así. Me doycuenta de cuánto se quieren. Y cuando te vi, sentí la necesidad de quesintierasloqueyoaquellanoche, lociertoesquejamáspenséenloqueprovocaría.Nuncapodréolvidar tumirada,Kyana,deverdadeso fue loquemehizoreaccionar.Pensémuchoparavenir,séqueregresastedesdeelviernes,essoloquepreferídejarpasarunosdías…Losiento,enserio—estabaatónita,hablabahonestamenteyteniendoaLiamjuntoamídeboconfesarqueyanosentíatantorencor.—Besarla fue lopeorquepudistehacerme,Max.Nosolo laquiero, la
amoyestolalastimódemasiado.Ellateconsiderabasuamigo,lausasteporalgoentretúyyo.Séquehansucedidomuchascosasentrenosotros,peronecesitoquesedetengan,Kyaestáenmedio,nosoportoqueasíseayséquetútampoco.Porfavor…hayquedejarestodeunavez…túahorasabescuálesmipuntodébil,novoyapermitirquevuelvaasucederalgoasí.¿Comprendes?—sonótranquilo,perohabíaundejodeamenazaensuvozquenopasódesapercibidoniparaMax,niparamí.—Jamás volverá a ocurrir, la consideromi amiga, o por lomenos la
considerabaantesde labajezaquecometí—Ambos situaron la atención
enmí por lo que no pude evitarmorderme el labio, el cuadro era pordemásextraño—Liamtienerazón,Kyana.Notelahepuestofácilytúnoshas demostrado todo este tiempoque somos importantes para ti. Esperomepuedasdarotraoportunidad.Prometonotendránunaquejasobremiconducta, séqueLiamha cambiadodesdequeestá a tu lado.Tengoqueadmitir que no es ni el rastro de lo que era y eso es por ti.Yo tambiénquieroqueparetodoesto…—giréhaciaminovio.CiertamenteestimabaaMax,porlomismonosabíasiestabapreparadaparaolvidarloquehizo.Élrespiróprofundo,parecíaestarpensandoamilporhoraydespuésdeunossegundos,asintiódejándomeamíladecisión.EncaréaMax.—Nolosé,estofue…muyduroparalosdos.Esverdadquelosquiero,
peromelastimastemucho,jamáslohubierapensadodeti.Creoqueserácuestióndetiempoyporotrolado,Liam,eslomásimportanteparamí,asíquenopermitiréquevuelvasentirloquesintióaqueldía.—Lo comprendo, y bueno… creo que para variar tienes razón, es
tiempo.Liam,debessaberquetecreo,séqueesverdadloquedijoKyana.Esmás, creoquede alguna forma siempre lo supe, pero se conjugarontantas cosas. Espero que también con el tiempo las diferencias entrenosotros queden superadas…—era increíble escucharlo hablar así, eracomosifueraotrapersona.Estabaatónitayconlosojosbienabiertos.—Yo también lo espero ymás que pormí o por nosotros, por ella…
KyanaeslaúnicaquenotienenadaqueverentodoestoMax,ylaquemáslastimadaharesultadopornuestrasdiferencias.—Loséy lociertoesquemedagustoveren loque tehaconvertido,
que eres…como solías.Demiparte yanohabránmásproblemas…—parecíamásrelajado,inclusocontento.—Creo que es lo mejor, de mi parte será igual —Ambos sonrieron
amigablemente. Al parecer ya todo había terminado y las cosas iban acambiarrealmente.Nolopodíacreer.—Bien, ya dije lo que tenía que decir, así que me voy. Gracias por
reaccionar así, penséque iba a salir de aquí incompleto—alzó lamanodespidiéndose y se alejó. Nos quedamos observándolo. Unos segundosdespuésLiamcerrólapuertaymebesó,aprovechandomiaturdimiento.—Penséquereaccionariasdiferente—admitícontrasuboca.—Yotambién,peroteloprometíyaunqueloquehizomepusofurioso
yonovoya causarmásproblemas, siempre sales lastimadapor eso.Te
dijequepor tisoycapazde todo,Kyayesverdad,soycapazinclusodeperdonarlo.Loúnicoquequieroesqueestésfeliz…—Enserioteamo,teadoro…Noséquéhicedebuenoenmividapara
teneraalguiencomotúamilado,peromeencantaqueasísea.—Créemecuandotedigoquesoyyoelquenocomprendecómoesque
te tengo conmigo, perovoy ahacer todo lonecesarioparaque así sigasiendo…Más tarde me dejó sola con mi madre para que pudiera gestionar el
permiso. Liam me dijo que si no cedía, no la presionara; él y yoencontraríamosquéhacer.Cuandoterminamosdecomerdecidíqueeraelmomentojusto.Nolopensédemasiado,respiréhondoymeaventuré.—Mamá,Kellantieneunacasaaunpardehorasdeaquíy…nosinvitóa
pasar el fin de semana…—mis palmas sudaban, para mi sorpresa memirótranquila.—¿Quiénesirán?—ÉlyEmma,Annie,Luck,Liamyyo.—Torcí labocaesperandouna
negaciónrotunda.Estabametiendolosplatosenellavavajillas,pensabasurespuesta.Suspiróygiródenuevo.—Kyana,nunca tehenegadounpermiso,nuncamehasdadomotivos.
Te confieso queme damiedo, pero tambiénme queda claro que tienenmucho tiempoaquíasolas,comoparahacer loquedeseen.Soloquieropedirte,suplicarte…quenotedejesllevar.Sonmuyjóvenesysécómosequieren,nocometanunatontería.Cuídate,cuídense,noarruinensufuturoyloquetienen.—Teloprometo,yotampocodeseoestropeartodo.Seacercóamítomándomeporamboshombros.—Confíoentiytienesmipermisoparair.Nomedefraudes,perosobre
todo, no te defraudes a timisma, eso es lo único que te puedodecir—asentídándoleungranbeso,feliz.—Sí,mamá,telojuro.CuandoledijeaLiammástardesepusofeliz.Losdíassiguientesfueron
geniales,estuvimosjuntostodoeltiempoytambiénsalimosconnuestrosamigos.Paraeljuevesyateníamostodoorganizadoypartimoselviernestemprano. Kellan llevó su auto y Liam el suyo. Aquel paraje no seencontrabamuylejosdeMyrtleBeach.Después de un poco más de cuarenta minutos, llegamos. La casa era
hermosísima y muy grande. Estaba frente al mar. Todo era ventanas y
paredesblancas,conunaalbercaenormeyvarioscamastros.Increíble.Laelecciónderecámarasfuefácil.Luckenuna,Annieenotra,Kellany
Emma eligieron la que solía ser de él cuando iba y Liam y yo la másalejadade todas.Tengoqueconfesarque,alprincipio,pecandounpocode mojigatería: dudé. Me dio miedo tenerlo tan cerca, aunqueparadójicamente no existía algo que quisiera más que saber lo que eradespertarasulado.Micabezaeraunlío.Nolehicecaso.Dejamoslascosascadaquienensuhabitación.Laqueelegimosdabaal
océano,seencontrabaenelsegundopiso.Contabaconunainmensacamaking size. Toda la recámara estaba decorada en tonos miel con lucestenues.Laventanaeradepisoa techoylascortinassehallabancorridaspara poder ver el paisaje. Era como tener frente a nosotros un prefectocuadrodeunadelascosasquemásamabaenlavida:elmar.Contabaconungranbañodeazulejosclaros.Igualqueelrestodelacasa,yelcuartogozabadeduelanatural.Parecíasacadadeunarevistadediseño.Unavezsolos,losnervioshicierondelassuyas,mequedédepieviendo
haciaafueramientraséldeshacíasuequipaje.Nomiento,meencontrabaansiosaaunquetambiénasombrosamentefeliz.Alcomprendermiactitud,rodeó mi cintura colocando su rostro sobre mi hombro. Enseguida misangrebombeómásrápidodelousual.—Dejademorderteellabio,yasabesquenomepuedocontrolarcuando
lo haces…—enseguida dejé de hacerlo e intenté sonreír mirándolo dereojo. Se puso frente amí y levantómi rostro con su dedopulgar paravermealosojos—Kya,tranquila,elqueestemosaquínoquieredecirquetienequesucederalgodeloquetúnotesientassegura.Novaapasarnadaquenodesees,créemequeloúnicoquequieroesestarcontigo.Porfavornoestésnerviosa…siprefieresqueduermaenotrositio,loentenderé…—¡No!—solté inmediatamenteescuchándomemássegurade loqueen
realidadestaba.Élrioymeabrazodivertido.—Deacuerdo,yasabesquesehaceloquetúdigas.—Noteburles,claroquequierodormiraquí…contigo…Essoloque
noquierocometerunerror.—¿Unerror?—fruncióelceño.—Sí—deprontoentendió,acomodóconsumaatenciónunmechóntras
miorejacomosolíahacer.—Novoyapermitirquealgoasípase,porsupuestonoahora,aunqueen
el futurosídeseo tenermontonesdeerrores tuyosymíos ¡Eh!—apretó
mi nariz con ternura. Sonreí al escucharlo, comprendió mi temor sinproblema—.Anda,vamosacambiarnos,quieroaprovecharestosdíasalmáximocontigo—Me ibaa alejar cuando tomómibrazoymebesó—.Eresúnica,Kyana…yadorotúsinceridad.Quince minutos después bajamos, yo ya me había puesto un traje de
baño de dos piezas y un pesquero de algodón. Él solo llevaba su short,juntoconnuestrastoallassobresuhombro.Yaestabantodosalrededordelapiscina, riendopor algoquenoescuché.Dejamos las cosasy cuandomenosme di cuentaKellan jaló hacia la piscina a Liam, este no se fuesolo, mi novio lo arrastró junto con él. Mis amigas y yo soltamos lacarcajada.Peroladiversiónnosdurópoco.Encuantolosvisalirsupequelasqueseguíamoséramosnosotras.Intentamoshuir,peroerandemasiadoágiles.LiamfueelprimeroquealcanzóaAnnie,LuckaEmmayKellanamí.Nisiquieramediotiempodequitarmelospantalones,niamí,niamisamigas.Todas nos salimos como perros mojados para sacarnos la ropa
empapada.Elestómago,paraesasalturas,medolíadelarisa,derepentenospercatamosdequeLuckaúnseguíacompletamenteseco.Encuantosedescuidó las tres pasamos a un lado de él y sin esfuerzo, cayó. Lascarcajadasregresarondeinmediatoydenuevootraguerra.Más tardeorganizamosequipospara jugar fútbol en lapiscina.Kellan
sacó unas porterías de plástico, una pelota y las acomodó en ambosextremos.EnmiequipoestabaEmmayLuck,asíquelosotros treserannuestrosrivales.Fueunalocura,sevalíandecualquiercantidaddetretasparaganarelbalón.CadaunomarcabaaalguienyporsupuestoLiammemarcaba amí.Me hacía a un lado sin ninguna dificultad, era imposibleluchar contra él. Al final Emma y yo, en uno de los tiempos fuera,decidimos usar otras maniobras más efectivas para confundirlos y asípoder quitarles el balón sin tanto problema, «estrategia pura», lo llamóLuckorgulloso.Fueincreíblevercómoamboscayeronsinproblema.MientrasAnnieles
gritaba que reaccionaran, no podían, los mirábamos coquetas y lostocábamosdeformaprovocativa,porloquehacíanloquequeríamoscontansololapromesadeunbeso.Luckestabafelizconnuestra«táctica»,alfinallesganamospordospuntos.—Enseriosonincreíbles,¡esosonlostrucosmásviejosdelmundo!—
Annielosreprendíaaambos.Liamnadóhaciamísonriendo.
—Lo siento Annie, pero yo a ella no puedo negarle nada y un besomuchomenos—era cínico, pero le importaba poco.Giró haciamí,metomódelmentónyposósuslabiossobrelosmíossinescatimarendeseo.Guou.—Perfecto, de ahora en adelante yo quiero con ellas…—anunció mi
amigadivertida,provocandoqueambosriéramosaúnsinsepararnos.—Claroqueno,esasmentesperversassonmiequipo,nidebromalas
dejaré ir—Lucky ella comenzaronunaguerra sobre quién se quedaríacon nosotras en caso de otro juego. Los demás nos limitamos acarcajearnosdelotroladodelapiscina,eraabsurdasudiscusión.Despuésdeunratodenopoderponersedeacuerdosedieronporvencidos.Yaeramediodíayelclimaestabatemplado.Liamyyonosfuimosacaminar,losdemássequedaronjugandocartas.Regresamos riendo, nos molestamos todo el tiempo e incluso
terminamos revolcados por algunas olas heladas, por lo mismodestilábamosaguayteníamosarenahastaenlaboca.Nosenjuagamosenlas regaderas que tenían justo subiendo las escaleras que daban a lapiscina.Mástardecomimos,hambrientosyorganizaronotrojuegoenelqueperdimossinremedio.Como a las nueve prendieron una fogata. Los seis nos sentamos
alrededor. Emma y yo comíamos malvaviscos felices, mientras Kellan,Luck y Annie tomaban cerveza y Liam escuchaba los chistes que entreelloscontaban.Yonosolíatomar,loprobéenvariasocasionesynofuelomío.Nosé, el sabornomeagradaba,por supuestocontabaconalgunasborracherasenmilista;perolaresacayquefueraamargoalcontactoconlalengua,¡puaj!,nomeatraía.LoextrañoeraqueLiamtampocoparecíanecesitarlo cuando estaba conmigo; ya me había percatado en otrasocasionesenlasqueelalcoholcirculabacomosolía,queélloevitabasinmás. Más tarde le preguntaría a qué se debía, porque abstemio estabaseguranoera.Cuandoporfinquedésatisfechadetantodulce,cosaquesímefascinaba,
élmerecibióentresuspiernas,rodeándomeconunafrazadaquetambiénlo cubría. Me sentía realmente feliz, y completamente enamorada, ¿quémáspodíapedir?Kellancomenzóanarrarunahistoriadeterror;eramuybuenoparaesas
cosas. Más de una vez me hizo dar un respingo. Liam reía tras de míapretandosusmanosentornoamicinturaconunpocomásdefuerza.No
solía ser miedosa en lo absoluto, al contrario, todo eso me encantaba,pero él lo hacía parecer asombrosamente real. Incluso asustó a Emmasacándoleungrangrito, quedespués remediódándolemilesdebesosyotrasmilesdedisculpas.Eraevidentequeyatodosestábamoslistosparadormir.Nohabíamosparadoentodoeldía.—¿Tienes sueño? —preguntó bajito en mi oído. Asentí exhausta—.
Nosotros ya nos vamos—anuncióLiam, ya pasaba lamedianoche y yoestaba prácticamente dormida sobre él. Tomé su mano, repentinamentedespabilada,siguiéndolosinrespingar.Cuandollegamosa larecámarasediounbaño,mientrasyosacabami
ropadedormir.Encuanto terminó,yo lo emulé.No sabía cómoactuar,jamáshabíaestadoenunasituaciónnisiquierasimilar.Alarguéeltiempoen laducha lomásquepude;mepuseunosshortsdealgodón juntoconunaplayeradetirantes;medesenredéelcabellocomosienseismesesnolohubierahecho;temblaba.Llenédeairemispulmones,agarrandovalordealgúnlugardeestecobardecuerpoysalí.Liamestabaacostadoconlacama destendida, cambiando distraído los canales de la televisión, quetenía justo enfrente. Me vio y dejó de hacerlo sonriendo. Comencé arevolotearnerviosaporelcuarto.Aldarsecuentademiactitud,selevantóymesujetóporlacintura.Aún
teníaelcabellohúmedoyllevabaeltorsodesnudo.Dios,hiperventilaría.Deverdadmibocasesecabacomosimeencontraraenundesierto,eracomosi la salivadecidiera renunciarasucargoydesaparecieraasí, sinmás. La realidad es que Liam era asombrosamente atractivo, varonil, ycomosiesofuerapocacosa,loamabahastaeldesquicio.—Ey…tranquila…vamosadormir…notepongasnerviosa…—asentí
mientras me llevaba de la mano a la gran cama. Se acostó sonriente,jalándome para que yo lo hiciera a su lado—. ¿Qué quieres ver? —preguntó tomando de nuevo el control de laTV encontró una serie quenosgustabayahí ladejó.Mehallaba recargadaen supechomientrasélme tenía rodeada con uno de sus enormes brazos. El nerviosismocomenzóadiluirsesinquemepercatara,parecíaalgomuynormalestarasí: acostados uno al lado del otro, riendo por algo que había dicho elprotagonistadelprograma.—Liam…—Mmm—mediounbesoenelcabelloenrespuesta.—Teamo…—Élsolíaserelquelodecíaprimero,sinembargo,enese
momento sentía mi corazón lleno de ese sentimiento. Elevó mi rostrotiernamente hasta tenerme a un centímetro de su boca, contempló mislabioscomosifuesenalgoqueestabadecididoaprobar.—Yo también —Su aliento rozó mi piel, no pude más y acorté la
distancia.Lentamentemecolocósobresuanchocuerposinsepararnuestroslabios
exigentesdemás.Acariciabaconsulenguamiinteriordeunamaneraqueno conocía, me saboreaba con calma, disfrutando. La respiracióncomenzóaescaseardeformamásfuerteenestaocasión.Sediocuenta,asíque viajó hasta mi cuello con asombrosa lentitud, con decadentevehemencia.Suslabiossuavescomopétalosgruesospretendíanhacermesentirextasiada.Liam estaba provocando sensaciones maravillosas e inigualables. Iba
saboreandomipiel como si deunmanjar se tratara, lamiendounpoco,besandounpoco,oliendounpoco.Noloresistíycontraataqué.Lotomépor el mentón con dulzura y comencé a probarlo de la misma formamientras arrancaba de su garganta gemidos de aceptación ante miarrebato.Necesitabadeél,tantocomoéldemí.Nomedetendría,yano.Mispulmonesnoeransuficientes,faltabaespacioparaoxigenarlos,aun
así,nodejábamosdeexplorarnos,queríasentirsusmanosencadarincóndemiser,quehastaesemomento,jamáshabíasidoexplorado.Susdedostrazabancírculosdelicadospormipielexpuesta.Su tacto tiernopaseabapormispiernas,pormismuslos,pormicinturahastaquefueascendiendohastamipechocondeliberadalentitud.Suslabiosseguíancolonizandolosmíossindarmetregua,mientrasmis
palmaslosujetabanconfirmezaporesaenormeespalda,sintiendotensocada uno de sus músculos bajo mi piel. Conforme el encuentro fueavanzando, el sudor que emanaban nuestros cuerpos incrementó a talgradoqueelaireacondicionadonosepodíasentir,esoyalgomás…unasensacióndepazyexpectación.Recorrió mi cuerpo delicada y lentamente, deteniéndose en ciertas
partes,arrancandodemiserjadeosdeasombro,deexcitación,nunca,entodoloquellevábamosjuntos,lohabíasentidotanosado,tanaventurado.Su tacto único era un aliciente para mis sentidos, tanto que deseéexplorarlo,sentirlomáscerca…asílohice.Minutos u horas después, no lo sé. Bajó lentamente los tirantes demi
blusa.Sonriócondulzuraalvermigestoacalorado,extasiado.Prontoesa
prenda desapareció y las otras… también. Siempre atento a misreacciones, amis emociones. Cadamovimiento encerraba una pasión yternuradesconocida,descontrolada.Aldejarmeexpuestaanteél,supupilasedilatópeligrosamente, dejóde respirary sedeleitóobservándomedepiesacabezamientrasyomordíamilabio,apretandoaferradalassábanasuntantotímida,untantoansiosa.—En serio eres preciosa, Kyana —sentí pudor, sin embargo, no me
movíydejéme estudiarade esa forma tan singular, parecía anonadado,perplejo.Unossegundosdespuésnolosoportémásylotomédelcuelloacercándolodenuevoamiboca.Nosbesamosintensayplacenteramente.Liam me tocó con seguridad, pero considerando cada una de mis
reacciones. Sus manos viajaron a lugares nunca antes explorados,torturándolosyconociéndolossinabstenerse,cadarocefuetierno,gentil,aunque demasiado nuevo. Sus adorables labios dejaronmi boca para irdescendiendo y así probar lo que sus manos acababan de sentir. Deinmediato gemí y jadeé sin poder evitarlo, incluso dejé salir pequeñosgritosquedeinmediatoacalléconmipalmatemblandocomounahoja,loque hacía no podía ser legal, sin embargo, era mágico, perfecto. Meretorcíarqueándomeconvulsamentesinremediodebidoalomaravillosoquese sentíaesamezclade timidezyexpectaciónque invadía todosmissentidos,misterminacionesnerviosas,misneuronasymiscélulas.No sé cuánto tiempo pasó, pudieron ser años o segundos y para mí
hubiese dado lo mismo. Sentirlo piel con piel, pegado a mí, con latemperatura a tope tanto que quemaba, fue uno de los momentos másimpactanteseincomparablesdetodamiexistencia.Mifrenteperladadesudor,mispulmonessubiendoybajandosinpoder
controlarlo, mi boca abierta mientras mi lengua intentaba humedecerla.Estabaenellímite.Repentinamentesedetuvo,clavósusojosenlosmíos.Su mirada gris ahora era interrogante, sus pupilas estaban por demásdilatadasysu rubiocabellocompletamentedesordenado, tremendamentesensual.—Si quieres que pare… pararé —jadeó con firmeza. Sus enormes
brazosestabanal ladodemicabezay sentía sucuerpocálidopegadoalmío.Niensueños.Loacerquédenuevoamíylobeséansiosahaciéndolever que estaba completamente segura de lo que hacía.Cuidando nuestroencuentro, aferró mi cadera con asombrosa seguridad. Sin muchoaspavientosentícómo,sinpreverlo,entrabaenmídeunsolomovimiento
generandounaextrañasensaciónyenseguidasedetuvo.Meaferréaélcontodomicuerpotensoemitiendounquejidoahogado—.Respira,yapasa…lo juro —sonaba un tanto preocupado, otro tanto contenido. No podíapensar, no lograba hilar una idea con otra. Sinmoversemás, besómislabiosde formasutil, lamiendomiscomisurascondelicadasensualidad,acariciando mi rostro con dulzura. Intentaba relajarme y lo estabalograndopeseaqueerademasiadoconscientedesuinvasión.Suscariciasybesosnomepermitieroncentrarmeenellopuescomenzaronconcadasegundoasermásexigentes,másurgidas,másplacenteras.Despuésdeuntiempo en el que definitivamente ya me encontraba con la atención enotras cosas, reanudó el embatemuy lentamente, casi imperceptiblemente—. Dios… «te amo» ya no es suficiente —musitó jadeando contra mirostro.Laligadelplacersetornócadavezmáslarga,másfuerte,sentirloasí,a
milado,viviendounodelosmomentosmásmágicosdemivida,notuvopalabras. Liam era mío, yo era suya, no había más qué decir, más quépensar.Medejé llevar relajandomicuerpopuessuformadeconducirsenopermitióquefueradeotramanera,nadateníacomparaciónconloquesentíenaquelmomento.Fuegosartificiales,lucesdebengala,unejércitode pirotecnia y yo… yo sentía aúnmás. Ese lugar al queme llevó conesmero y profundo amor, era lo más asombroso con lo que jamás mehabíaatrevidosiquieraasoñar.Despertédesorientada,el sol se filtrabapor lasdelgadascortinasde la
recámara. Sentí su presencia enseguida por lo que giré mi rostro. Memirabahipnotizado.Deprontorecordélanocheanterioryunruborpintómismejillassinquepudieraevitarlo,fueinolvidable.—¿Tequierescasarconmigo?—pestañeéescucharlo.Meobservabade
unaformamuysingular,diferenteatodaslasdemás.Loquecompartimosfue revelador. Jamás lo podría borrar de mi memoria. Se hallabarecargadosobresucodo,coneltorsodesnudoyunasábanacubriendosucintura descuidadamente. Parecía un personaje mitológico, demasiadoperfecto, demasiado hermoso para ser real. Me senté en la camaintentando cubrirme un poco con la sábana—.Te ves tan hermosa…—acercóunamanohastamiespaldadesnudaylarecorrióconunsolodedo.Sentílabocasecadenuevo—.Nomemiresasí,Kya…noestoydiciendoquelohagamosahora,aunquepodríasinproblema—fruncíelceño—.Loúnicoquedigoesqueenunosaños…tú tecasarásconmigo—Yano lo
preguntaba, lo afirmaba. Asentí perdida en sus estanques bicolores. Meacercóaélacunandomibarbillaymebesótiernamentelograndoquemiespalda de nuevo tocara las sábanas—. Eres todo para mí, Kyana,absolutamentetodo.—Y tú para mí, Liam… —sonrió asintiendo mostrando su perfecta
dentadura.—Loséyporesoteamoaúnmás—AlescucharlasrisasdeKellanque
indicaban ya habían despertado, me intenté levantar—. No me hascontestado,Kyana—Nosupeaquésereferíayenarquéunaceja.Meteníaprisionera.Rozóminarizconsusdulces labiosdivertido—.¿Tecasarásconmigo?—lo decía en serio. Lo evalué unos segundos perdida en lamezclaasombrosadecoloresdesuiris.—Sí—Perfecto—volvióabesarme—.Medaréunbañoparaquetúpuedas…
organizarte…—Porsupuestosepercatódequenosoltabalasábana,peroalpareceresoleresultócómicoyprefiriódarmemiespacio.Lo vi desaparecer despreocupado por su carencia de ropa. Sonreí.No
pudeevitarevocarlanocheanterior.Fueperfecta.Cadacaricia,cadabesofueenloslugaresjustos.Asuladomehizoexperimentarelmayorplacerdemivida.Entodomomentofueconcalma,notuvoprisaeintentóquedisfrutaracadacosa.Cuandotodoacabónosquedamoslosdosexhaustosunossobreélotroysindarnoscuenta,nosquedamosdormidos.Escuchéelaguacorrerdelaregadera,melevantérápidamente.Busqué
mipijamayme lopuse sinpoder evitar recordar lamanera tan sensualcon la que él me la quitó.Me llevé lasmanos amismejillas, las teníacalientes.Sacudí lacabezaycontinuésacando loquenecesitaría.Quinceminutosdespuéssalióyyatodoestabaorganizado,comosabía,sería.Media hora más tarde bajamos para comenzar un nuevo día.
Almorzamos lo que preparó Annie y Luck. Al parecer a todos se nospegaronlascobijas,puesnollevabanmuchodespiertos.Jugamosfútbolenlaplaya,quecuriosamenteterminósiendoamericano.
Después,sindarnoscuenta,acabamostodosenelmarjugandounaespeciedeluchaenlaquelas tresestábamostrepadasenloshombrosdeelloseintentábamostumbarnosunasaotras.Mástardetodosdenuevoexhaustos.KellanyLucksepusieronabeber
en la playamientras Emma yAnnie jugaban cartas apostando cualquiercantidaddecosas.Liamyyonostumbamossobreunatoallanomuylejos
de ellos, demasiado cansados gracias a la noche anterior. Él se quedódormidoporunrato,peroyonopude,asíquemeacerquéamisamigasyen un instante, ya me encontraba apostando junto con ellas muyentretenida.CuandodespertóseunióaKellanyLuck,noténuevamentequetomaba
soloagua.Alparecerconversabansobreelequipoycosasquesoloellosentendían.Yaqueanochecióy lashiceperderdeunamanerahumillante,Kellanpropuso ir acenaraun lugarnomuy lejosdeahí.De inmediatoaceptamos.Alllegaralahabitaciónparadarnosunaduchaymudarderopa,sinmás
noscomenzamosabesarllenosdeansiedad.Habíamosquedadoenvernosenunahoraabajo.—Todoeldíahetenidoganasdetenerteasídecerca…—susurrócontra
mis labios.Uninstantedespuésterminamosbajoelchorrodeaguadeladucha,empapados, tocándonossincesar.Erademasiadoexcitanteestarasu lado y sentir que él también moría por tenerme así de cerca. Nosquitamos la ropahúmedaconurgencia tocómipieldeesa formaúnica,arrancadonuevamente jadeos y gemidos interminables.Nos exploramosávidos,condeseo.Metomóenbrazosllevándomehastalacamasindejardebesarme.Estavezfuediferente,puesaunquefuecauteloso,mepercatédequesíse
limitómuchomenos,puesnosfundimoscasideinmediatoenunarrebatovehemente, lleno de ansiedad y ganas de volvernos uno sin esperar.Meenloqueció verlo entregarse a mí de esa forma tan arrebatada, ansiosa,dejandosalirdesuenormepechorugidosrepletosdegoce,deplaceryalavezmidiendoloqueprovocabaenmí.Esoeramagia.Al darnos cuenta de la hora, nos duchamos uno frente al otro riendo.
Quinceminutosdespuésbajamos,loscuatronosobservaronsonriendodeformapícara.Sentíunruborqueseapoderabademíydeseéescondermetras laespaldademinovio.Québochornoso, eraevidenteque sabíanelporquédenuestroretraso.Liamsonrióaldarsecuenta,perolosignoró.La cena fuemuy agradable.El lugar era pequeño y estaba abarrotado.
Platicamos sobrenuestras infancias, así que cuando fuemi turno intentérelatarles cada detalle, pues me daba cuenta de que su relación databadesdeelpreescolarpor las anécdotasquecompartían.Enmediode esasanécdotas noté que Liam no compartíamucho sobre esa etapa, solo laspartesenlasqueincluíaasusamigosoaMaxyRay,perodesuspadres,
desucasa,nada.A las nueve regresamos y todos nos metimos a la alberca. La noche
estaba fresca y el agua calientita. Pasamos varias horas adentroconversandodemuchascosasmásobromeandosobreotras tantas.Paramedianoche los ojos se me cerraban, el vapor del agua ya estabaadormeciéndonosatodos.EmmayKellanfueronlosprimerosquesedespidieron.Nosquedamos
todavíaunratomásconAnnieyLuck.Encuantolleguéalcuartomepuseelpijamacomopudeymetumbésobrelacamarendida;sentícomoLiammemetíabajo las cobijasymeabrazabapor la espalda acomodando sucabezajuntoalamíademaneraquesentíasualientosobremí.Porlamañanafuiyolaprimeraenabrirlosojos.Élestababocaarribay
me tenía pegada a su pecho. Levanté la cabeza con cuidado para nodespertarlo, aun así, no pude evitar tocarlo. Me fascinaba, despertabatantas cosas en mi cuerpo que no era posible tenerlo tan cerca y noexplorarlo. Comencé a acariciar su nariz recta con apenas un roce, fuibajandoasudelineadaboca,luegoelcuello,hastaquelleguéasuperfectoabdomen,subíaybajabalentamente.—Mmm,sesientemuybien…—Diunrespingo,enseguidalovolteéa
ver,aúnteníalosojoscerrados,sonreíarelajado.Continuéexplorándolocontentaporsureacción.Yanopudomásyseabalanzósobremícomounleóncontrasupresa.Soltéunacarcajadapor lasorpresa.Embonábamosperfectamente,eracomosiestuviéramoshechosparaestarjuntos.Fuimos los primeros en bajar, todo era silencio. Caminamos hasta el
mar y nos metimos aun sabiendo que estaba helado. Permanecimosadentro abrazados. No podíamos parar de besarnos, era como habersubidodenivelenloquesentíamosunoporelotroyhacermássólidoyfuertenuestranecesidaddeestarjuntos.Si lo nuestro era de acero, ahora sabía que se había vuelto
inquebrantable.No podíamos contener la necesidad de decirnos lo mucho que nos
amábamosynosdeseábamos.Descubrimoslamaneramásespectaculardedemostrarnosloquesentíamosyyanuncanadaseríaigual.Cuandotodosdespertaron,aLiamyamínostocóprepararelalmuerzo.
Después los chicos jugaron un buen rato americano, mientras nosotrasplaticábamosdentrodelaalberca.Las quería mucho pese al corto tiempo que tenía de conocerlas, eran
discretas y sabía que podía contarles cualquier cosa. Saciaron sus dudassobre cómo era que surgió todo entre Liam y yo. Me escuchaban conatención mientras yo intentaba contarles lo más importante. Emma nosdescribió el berrinche de Ray al enterarse de que Kellan y ella estabanjuntos.Teníaclaroqueno laquería,pero llevabarecibiendosuatencióndesdehacíaañosyalparecer,perderlanoleagradóasuego.Minutosmástarde,Anniesesinceróynosconfesócompletamenteroja
por lavergüenza,quesentíacosasporRobert.Noestabamuyseguradequé tan fuertes, además, irían a diferentes universidades y no tenía casocomenzaralgoenesemomento.EmmayKellaniríanauniversidadesquequedaban a un par de horas de distancia, así que para ellos no eraproblema.Para esas alturas ya todos sabíanqueLiamyyo iríamos a lamisma.Nopudimos continuar porque enseguida llegaron ellos y se aventaron
haciendounenormealboroto.Erandinamitajuntos,talparecíaquenuncaselesacababalaenergía.Prontoorganizaronunaguerradeagua,porloquelaconversaciónquedóinconclusa.ElregresoaMyrtleBeachfuedifícil.Teníamosquesepararnosdespués
depasartresdíasdeensueño.Élnosefuedemicasahastaqueelrelojdiolahoralímite.Lasiguientesemanafuemuyintensa,encuantosedespertabaibaacasa
ynosalíadeahíhastaelanochecer.Mimadrenodecíanada,ellatambiénpasabamuchotiempoconRalph,
asíquealparecernolemolestabaymejoraún:meentendía.Lasganasdeestarsinsepararnoscrecierondeunamanerasorprendente,
desmesuradayrotunda.Nosotrosmismosnosasombramosde lomuchoquenosnecesitábamos.Cuando entramos a clases ya era abril. Las cosas no podían irmejor.
Max y yo fuimos limando las asperezas poco a poco. Él y Liam secomenzaronallevarmejor.Séqueesincreíble,perocierto.Raynotuvootro remedioquedarsubrazoa torcer. Inclusoyaexistíanocasionesenlas que nos encontrábamos sus amigos y los míos, conversando decualquiercosaenliteraturaoenunreceso.Sabía bien que probablemente nunca serían de nuevo los mejores
amigos,cambiaronmuchodesdequelofueronalgunavez,sinembargo,ambosponíanmuchodesuparteytodossedabancuentadequelascosaseranmuchomássencillasasí.
—Partedos—
«Estásenmí»
13ALGOIMPREVISTO
Las semanas se pasaban volando. Era realmente muy feliz, no habríacambiadonadasisemehubierapresentadolaoportunidad.Liamyyoyallevábamos siete meses juntos, era mayo. A ambos nos aceptaron en elBostonCollegeenMassachusetts,todavíafaltabamandaralgunospapelesaunquenuestraestadíaallá,eraunhecho.Mimadre,comoeralógico,semostrócomplacida,noestabamuy lejosdeCarolinadelSur,asíquenosería difícil vernos con frecuencia. ParaLiam, las cosas eran diferentespese a ser una de las mejores universidades. Por lo mismo decidió nocomentarnadaasuspadresaún.EligióunacarreraconlaquenoestaríandeacuerdoyenunlugarquenoeraHarvard.Faltabanochodíasparaqueelmesterminara.Ellosllegaríanesefinde
semana y él ya no tenía más remedio que decirles todo. No parecíanervioso, sin embargo, ambos sabíamos que no lo iban a aceptar tanfácilmente. Lo cierto era que seguía pareciéndole increíble que no losupieranyaoquenoleshubiesendichoalgoalrespecto.Encambioyosíestabaansiosa,porloqueintentabatranquilizarmeuna
yotravezdiciéndomequeloharíaaunqueseopusieran.Presentíaquenoentenderían sus razones y que la situación iba a desgastarlomucho. Sinembargo, creía en él, me había demostrado que podía hacerlo y quecuandoalgoselemetíaenlacabezanodescansabahastaobtenerlo,porloqueesteasuntonopodríaserlaexcepción.¿Cierto?Esefindesemanaprácticamentenosmantuvimosencontactotelefónico.
No nos gustaba estar lejos el uno del otro, pero Liam necesitabaenfrentarlos.Sabíaquenoibaaserfácil,asíquecadavezquehablábamosbuscaba sonar serena y hacerle creer que todo iría bien. Lo escuchabatristeyunpocoansioso,losdossabíamosqueeranormal.Por lanochedeldomingoal finapareció,noquedamosenvernos,así
que cuando sonó el timbre alrededor de las nueve ymedia no sospechéquepudieraseralfinél.En cuanto entró, no permitió que le dijera nada, me besó como si
hubiera pasado un siglo que no chocábamos nuestros labios. Respondícomosiempre,subocaeraalgoaloquejamáspodíaresistir,suroceeratan tierno, tan suave y a la vez exigía tomar todo de mí dejándomemareaday condificultades serias para respirar.Desde que compartimosalgomásque el alma aquella noche en casadeKellan, buscábamos conmuchamásansiedadelcontactoylascaricias.—Teextrañé tanto,Kya…unahoramásyhagouna locura…—sonreí
acariciandosurostro.Sabíaperfectamentebienaquéserefería.Esosdíassalíconmisamigos,noestuvonadamal,conelloseraimposible.Aunasí,loextrañédemasiado.—¿Cómotefue?—lepreguntétorciendoelgesto.—En definitiva no comprenden —manifestó agotado, apretando el
puentedesunarizcerrandolosojos.Sentíirahaciaellos,noloconocíanenloabsolutoyapesardeesosesentíanconelderechodeexigirlequéhacer con su vida, no me parecía justo. Pero eran sus padres, eso locomplicabatodo.Tomómimanodesganadoguiándomehastalaterraza.Mesentéasuladoesperandoquemelorelataratodo.Arrugólafrente
emitiendo un pequeño gruñido de queja. Me levantó con agilidadcolocándomesobresuspiernas.Nochisté,eseeraellugardondemásmegustabaestardefinitivamente,soloquenomecoloquéahíporquesupusenecesitabaespacio,ningunaotrarazónteníaparanoestartodoeltiemposobreél.—¿No comprendes lomucho que te extrañé?—Asentí perdida en sus
ojosahoraunpocomásgrises.Cuandosedirigíaamí,solíaentornarlosymirarme como si quisiera apoderarse demi alma, eso siempre lograbadejarmehipnotizada.Acomodóunmechóndetrásdemioreja.—Paramítambiénfueroneternosestosdías,Liam—sonrióporprimera
vezenelcortotiempoquellevabaahí.—Sí, lo sé y eso hace que te necesite más aún. —Volvió a besarme.
Enrollé mis brazos alrededor de su cabello mientras él me acercabapeligrosamentea sucuerpo.Muchasveces teníamosque recordardóndenosencontrábamos.Bueno,enrealidadéleraelquesedetenía,yojamásconseguía dominar mis impulsos cuando rebasábamos aquella delgadalínea.Estaveznofuelaexcepción—.Kya…espera…Irina…—respiródeprisaalejándomeconsuavidad.Apoyósufrentesobrelamíatratandodecontrolarsusdeseos.Bajélasmanosenseguidaymeconcentréenlograrun ritmo acompasado en mis pulmones, eso siempre representaba un
esfuerzo enorme—.Nuncame lo pones fácil, desde el primer día…—fruncíelceñofingiendoenojo.—Eso no es verdad —mentí deliberadamente, me hería que siempre
tuvieralarazóneneseaspecto.Lodeseaba,lodeseabahastalalocuraynoteníaningúnreparoendemostrarlocadavezquepodía.Sonriódenuevoalescucharmealejandosurostroparapoderobservarme.—Túsabesquesí,noesqueyonoquierasaltarsobreticadavezquete
veo, conoces de sobra lo que provocas enmí—enseguidame ruboricérecordandotodaslasvecesqueyahabíamosestadojuntos.Claroquesabíalo que provocaba en él y peor aún, eso me hacía incitarlo aún más yquererlo con desesperación—. Cambiemos de tema, ¿de acuerdo? —propuso.Parecíaquesuspensamientosibanenlamismadirecciónquelosmíosysabíamosquepodíaserpeligroso.No éramos arriesgados en ese sentido, disfrutábamos de nuestra
intimidad sin prisas, sin embargo, existían momentos, como ese, queparecía podríamos mandar al cuerno todo y haríamos lo que nuestroscuerposnosexigían.Asentísuspirandoresignada.—Cambiemosdetemaentonces…Ahorasídime.¿Quétedijeron?—Su
expresiónseensombreciódeinmediato,sabíaqueesenoeraelcambiodeconversaciónquebuscaba,nomeimportó.Todoelfindesemanaestuvehaciendoconjeturasdeloqueellospodríandecirle,asíquenolodejaríaevadirme.Enarquéunacejadesafiándolo.—Kya…—Nodeseabahablar,loconocíayademasiadobiencomopara
saber que prefería hablar de cualquier otra cosa. Hice ademán delevantarmemolesta,mejalóenseguidaevitandoquelohiciera.Resoplóymeobservóduranteunmomentopensativo—.Estábien—admitióalfin.Meacomodésobresuspiernas listapara recibir la informaciónquecontanta urgencia necesitaba obtener—. No quieren que estudie allá. Elloscreían que entraría en Harvard, todo el tramite estaba ya hecho. Porsupuesto sobremi cambiodecarrerani teplatico, sepusieroncomounparde locos—loescuchéangustiadaypestañeandovariasveces.Estabaconscientequeesopensarían,peroquelodijeraneradiferente,erareal—.No te preocupes, no pienso hacerles caso y se los dije, así tenga quebuscarotraopción,nolograránquehagaloqueellosquieren—abrílosojos como platos sin poder evitarlo—. ¡Ey! —Susurró acariciando mimejilla—. Recuerda que los trámites los hice por medio de la beca.
Trabajaré, haré lo que deba hacer, pero de ti no me separará nadie¿Comprendes?—traguésalivacondificultad,misteoríasnoapuntaronaesadirección.—Liam,debehaberunaforma…—Negóserio.—Silahubiera,laharía,Kya,nolodudes.Tranquila,estonocambiaen
loabsolutoloquevamosahacer¿Okey?—Pero…—Silenciómibocaconsudedo.—Peronada,esporesoquenosabíasierabuenaideaquelosupieras—
deprontounadudaseformóenmicabeza,lonotóenseguida.—¿Sabendemí?—noerapregunta,aunqueasí loquisehacerparecer.
Respiróhondoasintiendo.Esegestonomegustónada—.Noquierenqueestemosjuntos…—intuílarespuesta.Cuandolovinegando,soloratificómiconclusión.Memordíellabiosinpoderevitarlo,nomeconocíanynome querían. ¿Qué clase de padres eran?, ¿por qué no me daban unaoportunidad?Tomómibarbillaymebesódulcemente.—Kyana,esotampocoimporta.Porfavorcréeme,nopodránhacernada
para que cambie de opinión respecto a ti. Nada —lo decía demasiadoseguro,sinembargo,nopudeevitarsentir temor.LaspalabrasdeRogerretumbaronenmicabezasinpodersacarlasdeahí.—Pero…—Kya…escúchame—Nosoltómirostroparaquedeverdadlohiciera
—.Túahoraeresmivida,mimundo,mifelicidadyloseráasísiempre,lo sé. No permitiré que nada pase. Ellos pueden desheredarme, jamásvolverme a hablar, romper todo lazo conmigo y aun así… no importa,nadiemeimportamásquetú.¿Sí?—Mequedésinaire,¿hastaeseextremopodían llegar las cosas? No tenía ni la menor idea de cómo me dolíaescucharsuspalabras,nopodíacreerqueintentaranllegarhastaeso,peroporlaformaenlaquelodecíaparecíaalgobastanteprobable.Meescondíensupecho,mientrasélrodeabamidelgadocuerpoconsusbrazos—.Notepongasasí,noquieromentirte.Esopuedepasar.Loimportanteesquecomprendasqueestaesmiúnicaverdad.Notedejaré,notedejarénunca.Lotengomuyclaro,nolohedudadoenestosmesesysé…quejamáslodudaré.Erestodoparamí.—Teamo—logréarticularaúnmuyconsternada.Mebesóenelcabello.—Losé,todoestarábien,yaverás—Noestabamuyconvencidadeeso.
Pero por mi bien, intenté creerle. Lo conocía bastante bien como parasaberqueerademasiadotercoytenaz.Medemostródetodaslasformas
posibles queme amabay que jamás se apartaría demí y por otro lado,estábamosjuntos,trabajaríamos,estudiaríamos,loteníamosquelogrardeunauotraforma;noobstante,medolíaelprecioqueéltendríaquepagarporestarconmigoyhacerloquerealmentequeríadesuvida.Aldíasiguientetodomarchabacomosiempre.Yacompartíamosaveces
mesaconmis amigos.KellanyLuck se integraron sin esfuerzo.Noeraquefueranlosquesolíanhaceaños,peroplaticábamosdecosasbanalesysin importancia, eso diluía la tensión que se pudiera provocar con supresencia.Con el tiempoRobert se convirtió en algo así comomimejor amigo.
Liamconfiabaenélciegamenteal igualqueyo.Nuncamedejabasolaycadavezaceptabaconmayoragradonuestrarelación.ElmiércolesdeesasemanaibamanejandodespuésdedejaraAnnieya
Robert.Solíamosturnarnos,esedíametocóamíllevarlos.Dilavueltaenuna esquina, faltaban dos cuadras para llegar a casa. Una camionetaenormeapareció justo frenteamíensentidocontrario.Abrí losojosdeparenpar.Yonoibarápido,peroelconductordeellasí.Conlabocinadelautobusquéllamarsuatenciónfrenéticamente,alverquenadapasabafrenéconfuerza,nosedetuvo.Viréelvolanteparahacermeaunlado,nofuesuficiente,estábamosdemasiadocerca.Loúnicoqueatinéahacerfuecruzar los brazos sobremi rostro, tensar el cuerpo ante lo inevitable ycerrarfuertementelosojos.Latigueéfuertementeapesardetenerpuestoelcintodeseguridad.Quise
controlar elmovimiento agresivodel que fui presa, nopude.Mi cabezapegócontralaventana.Todosenublóenmenosdeuninstanteyunlevepitidoseinstalóenmisoídos.Cuandoabrílosojos,despuésdelimpacto,me sentí desorientada, asombrosamente asustada. La pick up se echó enreversaydesapareciósinquesiquierapudieraversurostroyaunque lohiciera,estabaseguradenopoder recordarlo,mivisiónestababorrosa,nodiferenciabanicolores,niformas.Mequedéinmóvilsintiendocómodesdelospieshastaelúltimodemis
cabellostemblaban.Ungolpeenlaventanamehizovoltearcondificultad.Eraunseñordelgado,susfaccionesnolaspudecomprender,peseaeso,sabíaquejamáslohabíavisto.Esehombreabriólapuertasinesperarmirespuesta.—¿Estásbien?—Suvozestabacargadadeurgencia.Metoquélacabeza
sintiendounapunzadamuyfuerteenlafrentedelladoizquierdo.Asentíno
muy convencida. Sacó su móvil y llamó a una ambulancia. Intentédesabrochar el cinturón de seguridad, mis manos parecían no podermantenerse quietas, eran como un par de hojas a expensas de unendemoniadoviento.Seagachósobremíylohizoél—.Notemuevas,yapedí ayuda… —cerré los ojos sintiéndome mareada, con náuseas. Micuerpoestabacompletamentedesconectadodemicabeza,apenassipodíarecordarquiénera.Escuchémuchasvoces.Abrí lospárpadossintiendoqueeranunparde
losassobremisojos,elseñorseguíaamilado.Todoshacíanpreguntas;alparecernadievionada.Seintentabanacercaramí,peroelhombrelosdeteníaargumentandoquenodebíanmoverme.—¡Kyana!—Al escuchar la voz deKellan sentí queme desmoronaba.
No sé cuánto tiempo transcurrió, sospechaba que apenas un par deminutos.—¿La conoces?—preguntó el que se convirtió, durante esemomento,
enmiguardián.—Claro que sí—sonómuy angustiado. Quise sonreírle, lo único que
logréfuequeunascuantaslágrimassalierandemisojos.PenséenseguidaenmimadreyenLiam.Entrópormipuertaylovidefrente—Tranquila,dime¿cómoestás?—Creo… que… bien, me duele la cabeza —asintió mirándome
consternado.—Pareceque tedisteunbuengolpe,¿dóndeestá tumóvil?—fruncíel
ceñosincomprenderdequéhablaba.Lediolavueltaalautoylosacódemi mochila. Un minuto después ya se escuchaba la sirena de laambulancia,élyaestabadenuevofrenteamí—.Tranquila…todovaestarbien… ya pasó —Nadie permitía que me moviera; comenzaba adesesperarme.Acariciómirostrotiernamente.Parecíaquelolimpiaba.Unsegundo después se hacía a un lado y un par de hombres, que reconocícomolosparamédicos,merevisaroncompletamientrasmepreguntabancosasquerespondísindificultadaunqueconvozpastosa.Mesacaronconcuidadoymesubieronaunapequeñacamilla.—¿Cómo se encuentra? —Era Kellan, los interrogaba notoriamente
preocupado.—Alparecerbien,perotenemosqueexaminarla.¿Nosacompaña?—De
repenteescuchélavozmáshermosadelmundo.—Yo voy…—era Liam y sonaba irreal. Se acercó lleno de temor y
apretómimanoencuantopudo—.Kya…Dios…—Mebesóenlafrentebuscandocalmarse.—Estoybien—intenté sonreír, peroese endemoniadodolordecabeza
nome lo permitía. Enseguida sentí cómome elevaban y entré a lo quesupuse era el interior de la ambulancia—. ¿Liam?—lo llamé nerviosa.Apareciófrenteamisojosnuevamenteyaadentro.—Sh, tranquila… aquí estoy… —intenté relajarme, aún temblaba.
Escuchabaunayotravezelimpactoenmicabeza.—Quenoduerma—ordenóunodelosparamédicosaLiam.—Kya,yaoíste,nocierres losojos…—asentímirándolo.Acariciómi
cabello e intentó sonreír, lo cierto es que la alegría no llegó a susasombrososojos.Estabacompletamenteangustiadoyasustado.Meperdíensu iris,era laúnica formadequenodejaracaer lospárpados. Jamásmecansaríadeverlo.Besómispalmasvariasveces.Sentíquemeacababandesubircuandoyameestabanbajandodenuevo.—¡Kyana,hija!—Eramamá,enseguidalabusqué.Intentéenderezarme,
Liam lo impidió poniendo una mano delicada sobre mi hombro.Enseguida la tuve frente a mí—. Hija… Dios ¿estás bien? —asentíintentando no preocuparla. En realidad no me sentía mal, solo era esedolor punzante en la parte izquierda de mi cabeza que no permitíasentirmedeltodobien.Peroestabaseguradenotenerningúnhuesoroto,ninadaparecido.—Mamá…no tepreocupes…—Mebesó en la frente con lágrimas en
losojos.Me revisaron de pies a cabeza. Mi madre permaneció a mi lado, su
presencia me tranquilizó. Respondí a todas las preguntas mientraschecabanmipulsoymislatidos.—Solo fue el golpe. Le daremos unas puntadas… Debe descansar.
Llévela a casay ledaremosunos calmantes, aún estámuyalterada—Elpequeñodoctorsedirigíaamamátranquilizándola.—¿Seguro?—Sí, señora. El golpe en la cabeza sanará en unos días… de todas
formascualquiercosamemarca—Lediouna tarjetaconamabilidad—.Ahora, lasdejosolas—desparecióenseguida.Yomeencontrabasentadaenlacamilla.Ellaseacercóamíymeabrazó.—Miamor…Dios…¡Quésusto!—Losiento…—susurréapretujadacontrasudelgadocuerpo.
—Tranquila,miniña,nopasanada.Yaescuchastealmédico,debesiradescansar… Estarás como nueva en unos días—asentí recargada en suhombro—.VoyporLiam,no temuevas. ¿De acuerdo?—acepté ansiosaporverlodenuevo.Encuantoentrólosupe,supresenciateníaeseefectoenmí,despertaba
todomisersinsiquieraverlo.—Kya…¿cómo sigues?—Enseguidame rodeó entre sus brazos y yo
meaferréaélsintiendoqueyamuchomejorgraciasasucontacto.—Bien…—besómicabezaunayotravez.—Liam,hazmeunfavorenorme,¿puedesllevarlaacasa?,debohacerme
cargodelodelhospitalydelodelchoque…Ellatienequedescansar.—Claro,Irina.Kellansequedóenel…accidente,estáresolviendolodel
auto,perosídebesir—Leinformómássereno.Mimadrepusounamanosobresuhombroagradecida.—Gracias,encuantotermineaquívoyconél…Túasegúratedequeesté
tranquila—Élbesómifrente.—Daloporhecho—Ambossalieroncuandounadelasenfermerasentró
para suturarme. Una marca más… ese año ya llevaba récord. Unosminutos después salí caminando. La señorita me abrió la puertasosteniéndome del codo. En cuanto Liam me vio se acercó y rodeóprotectormicintura.—Gracias,lallevaréacasa—Merecarguéensupechosintiendoquelos
tembloresremetían.Mimadresedespidiódemímuchomásrelajada.Liammecargócomoa
unbebéapesardemisnegativasymesubióasucamionetasindificultad.Unosminutosdespuésllegamosacasa.Mebajódeigualforma,ahorasímequejé.Nomegustabasentirmeunainútil.Porotrolado,elmovimientoatravesaba mi sien de una forma dolorosa y punzante. Caminórodeándome fuertemente soportando todo mi peso. Unos segundosdespuésme recostaba sobre la cama. Se hincó frente amí y comenzó aacariciarmeelcabello.—Duerme.—No puedo…—era verdad, escuchaba el impacto en mi cabeza sin
poderevitarlo.—Yapasó,tranquila,estásbien.—Liam,veníaensentidocontrario…nosedetuvo—arrugólafrenteal
escucharme—. Sí, me vio y aceleró… Intenté frenar, no pude…—Las
lágrimas comenzaron a salir denuevo.Las limpiópacientemente con layemadesusdedos.—Nofuetuculpa,Kya.Nolloresporfavor…—Nopude,sentíaqueno
mecreíadel todoyenrealidadamímismameparecíaabsurdoyyanopodíajurarqueasíocurrió,nodespuésdetodalaconfusión.Sinmás,elllantocontenidoporelsustosedesbordósaliendosinreparos.Mehizoaunladodelicadamenteysesentó.Merecargósobresupechomeciéndometiernamente.—Semarchó,telojuro,nisiquieraseaseguródequeestuvierabien.No
vi quién era, pero te prometo que no frenó —Se puso tenso bajo micuerpo—.¿Quiénharíaalgoasí?—Notienesentidoquelopienses,ahoradebesdescansar…Porfavor—
Me suplicó tiernamente, asentí intentando tranquilizarme, tenía razón.Continuómeciéndomeybesandounayotravezmicabeza.Pocoapocomefuiserenando,hastaquelosojosnolospudemantenerabiertos.Cuandolosabríyatodoestabacasienpenumbras.Memovísinrecordar
nada,peroenseguidasentícómouncuchilloatravesabamicabezadelladoizquierdo.Puseunamanosobreellaaturdida.—Ey… tranquila—Al escuchar suvozgiréde inmediato.Estaba ami
lado,teníaunodemislibrosrecargadosobresuregazoylapequeñaluzdelalámparadenocheencendida.Tomómimanoylaquitódemicabezadelicadamente—.¿Cómotesientes?—Mesentérecordandotododegolpe.—Comosimehubierapasadounautoencima—sonrióalescucharme.
Fueprácticamenteloquemesucedió.—Veo que mejor, ¿tienes hambre?—Negué acurrucándome de nuevo
sobresutórax.Merecibióconagrado.—Dios,noqueríaasustarlos.—Nodigaseso,Kya.Digo,símedisteunsustodemuerte,peroyapasó
yestásbien…Ahorasoloquieroqueterecuperes.¿Deacuerdo?—asentíaún somnolienta. Nos quedamos así un buen rato. Necesitaba acomodartodoenmicabeza,nadateníasentido,esetipodecosasnopasabanahí.Legente chocaba, claro, pero siempre se ayudaban y asumían su parte deresponsabilidad,locomúnnoerahuir.Minutosdespuésmamáasomósucastañacabellera.—Yadespertaste,miamor—MeseparédeLiamenseguida.—Sí…—Mesentéintentadosonreír.Nosobservótierna.—¿Cómoteencuentras,teduelealgo?
—Mejor, aunque todavíanocomprendoqué fue loqueocurrió.—Losmiréalosdosconfusa.Seacercóamíyacunómibarbilla.—Notepreocupesporesoahora,loúnicoqueimportaesquefuesolo
un gran susto que ya pasó ¿Okey?—Los dos me observaban como siestuvieran de acuerdo, volví asentir ahora demala gana. Refunfuñé aúnadolorida,talparecíaquenotomabanenserioloquelesdecía.—Meimaginoquenotienesapetito—susurrócercademí.—Nomucho,sientoelestómagorevuelto.—Entiendo, espero mañana tengas mejor cara, te veo muy pálida.
Probablementedebesdormirunpocomás…—eracierto, aúnmesentíafatigada,lospárpadosmepesaban.—Irinatienerazón,lomejoresquemevayaparaquedescanses,Kya…
—Aferré su muñeca negando y sintiendo que mi labio temblaba en unpucheroquenopudecontener.Miróamimadresinsaberquéhacer.—No te preocupes, Liam, no tengo problema —al escucharla me
tranquilicéenseguida.Élmedabapazysabíaquesiseibameibaacostarmuchotrabajoconciliarelsueño—.Laúnicacondiciónparaquesequedeesquedescanses.¿Bien?—Me iré en cuanto sea la hora —informó Liam sereno. Ella sonrió
sacudiendolacabeza.—Nopasanada,nodespuésdeloocurrido,vengoenunrato.—Medio
unbesoenlafrentedejándonossolosdenuevo.Miréelrelojdelamesadenoche,lasocho.—Yaescuchaste,adormir—meobservórelajado.Acomodémicuerpo
a su lado y enseguida me rodeó por la cintura—. Kya, sé que estáspreocupada,perodespuésloresolveremos…ahoranotienesentidoqueteagobies. —No respondí nada, los párpados se cerraron de prontobuscandoolvidarquemicabezaaúndolía.Medormíensegundos.Cuandose fuemediounbesoen labocasuavemente.Quiseretenerlo,
perodeverdadestabamuycansada.—Hastamañana, Bonita—jamásme había dicho así. Sonreí sin verlo
retornandoamisueñosinpoderevitarlo.Aldíasiguiente laalarmadel relojmedespertó.Noloapagué,sonaba
siemprealamismahora.Abrílosojosmidiendoeldolor.Paramisorpresayanoeratanagudo.
Melevantéycaminéalcuartodebaño.Enalgúnmomentomimadremecolocóelpijama,puesrecordabaperfectamentehabermedormidoconel
jeanpuesto.Mirostroestabapálido.Dondemepeguéteníatodavíasangrequeseadhirióamifrenteycabello; justoenel límitedelnacimientodemipelo,unapequeñagasasehallabapuestaeficazmente.Mecepillélosdientesyabríelaguadelaregadera,meurgíaunbaño.Al
desvestirmenotéqueenlapartedelacaderateníaunoslevesmoretones,era el tipo de marca que el cinturón de seguridad dejaba al detener elcuerpo de esa forma tan abrupta, también cruzaban mi pecho. Intentéolvidar por unmomento el accidente tan extraño del día anterior ymeduchéaconcienciateniendocuidadodenodespegarelpequeñopedazodetelaquemepusieroncasienlafrente.Alsalirmevestíconunospantsyunaplayeracómoda.Noteníamuchosánimos.—Kyana, ¿qué haces?—Mamá acababa de tendermi cama, cosamuy
extrañayaquenolohacíadesde…yanorecordabadesdecuándo.Lamiréconfusa,noentendísupregunta—.Novasairalaescuela…sieseestuplan…—caminéhaciaellapestañeando.—Mesientobien,además,¿aquémequedo?—¿Adescansar?—parecíaquenoibaaceder.—Mamá,noquiero,prefierodespejarmeunpoco—ledijemientrasme
sentaba en la cama. Era verdad, necesitaba despabilarme, el día anteriorfue horrible. Jamás tuve un accidente y el evento fue algo traumático.Comenzabaaevaluarseriamentemihabilidadalvolante.—Hija…esmejorquetelotomesconcalma,aúnteveounpocopálida
—Se sentó ami lado y tomómi rostro entre susmanos observandomiherida.—Por favor… le pediré aLiamque venga pormí y sime sientomal
prometo regresar, fue un accidente, ya pasó, por favor —le roguéhaciendopuchero.—No,mi amor. Lo siento, yo trabajaré hoy desde aquí, ya hablé a la
agencia—lamiré frustrada.Nodeseaba quedarme, no en esemomento.De pronto mi móvil sonó. Lo tomé de inmediato aún molesta con lanegativademamá.Alprenderlapantalla,ciertamentelaluzmelastimóunpoco.EraLiam.Sonreíolvidandolodehaceunossegundos.«¿Estásdespierta?».«Sí».Deinmediatomarcó.—Hola,Kya,¿cómopasastelanoche?—Seescuchabatranquilo,aunque
algonostálgico.
—Bien…—Iréaverteenunrato,¿deacuerdo?—Notienesquehacerlo,despuésdeclasesestarábien.Mimamáaquíse
quedará, no quiere que vaya a la escuela —La acusé. Rodó los ojosimportándolepoco.—Eso esmuy sensato—¡Agh!, de que se ponían de acuerdo en algo,
amboseranimposibles—.Amediamañanavoyparaallá,¿okey?—¿Ylaescuela?Recuerdaqueesimportante…—Hoyno,loúnicovitalerestú,asíque,dejaeso.Descansa,avisaréala
direcciónsobreloocurrido,¿sí?Yteveoalrato.—Gracias—buférendida.—Te amo… —floté sin poder evitarlo. Sonreí bobaliconamente
dándomelomismoquemimadremeestuvieraviendo.—Yotambién.—Cuídate, ¿sí? Por ahora es lo que debes hacer… no quiero que te
preocupespornadamás…¿Deacuerdo?—¿Cómonegarlealgo?—Obedeceréydescansaré.—Genial,esaesmichica—rodélosojosriendolevemente.Más tardemamáme subió el desayuno a la cama,memimó sin estar
sobremí,puessabíanolotoleraba.Deesaformatranscurriópartedelamañana,hastaquenolopuderesistirmásycaírendidasobremiedredónefectodelosanalgésicosquemerecetaron.Sabía que soñaba, pero era demasiado real el golpe en mi auto, la
sensacióndeimpotenciayunavozquenoreconocímegritabaunayotravez furiosa que lo dejara.No entendía a qué se refería; sin embargo, elmiedoseapoderódemíenunaformaabrazadora,punzante.EnloúnicoenquepodíapensareraenLiamylopeoreraquecadavezlosentíamáslejos,distante.Surostroseperdíaenmispensamientos,enunabrumadetonospálidosquemeagobiaba.Comencéa llorarygritarledesesperadaquenosefuera,quenomeabandonara.—Kyana…Kyana—sentí queme zangoloteaban suavemente, era él—.
Abre los ojos, Kya —Eso hice intentando seguir la voz que más megustabaenelmundo.Lomiréansiosa,¿aquéhorallegó?—.Tranquila…tranquila—Micuerpo temblabacomounahoja,noentendíaporquémesentía aterrorizada. Acarició mi rostro, preocupado. En cuanto medespertéporcompletomeabraceaéldesesperada—.Sh…sh…fueunapesadilla…yapasó—Merodeófuertealsentirlapresióndemisbrazos
en torno a su cuello. Lloré por un momento, enseguida supe que teníarazón,fueunmalsueño,unohorribledeverdad,perounsueñoalfin.Meseparéunossegundosdespuésmásserena—.¿Quépasó?—Mepreguntóintrigado.Bajélavista,podíaescucharesavozconclaridadenmimente.—Nosé,perofuehorrible…—tomómibarbillaehizoquelomirara;
estabamuyserio,másquenunca.Traguésaliva.—Jamás… Jamás… y escúchalo muy bien; jamás te dejaré. Nunca,
Kyana.¿Comprendes?...Nunca,paseloquepase,yatelohedichoyteloreitero—Laslágrimasresbalaronpormismejillasalcomprenderquemeescuchó.—Noquieronipensarenalgoasí…—susurré triste,aúnestabaenmi
mente la sensación de su lejanía provocada por aquella abominablepesadilla.—No tendrás que hacerlo, porque no sucederá… tu vida y lamía son
una, no tengas miedo, así será siempre —hablaba de una forma tanenvolvente, con tanta seguridad, que nome atreví siquiera a pensar queestarsinéleraunaposibilidad.Enmimundo,enesemomento,conélamilado,no loera,ni lo seríanunca.Liameramío,yoera suya,noexistíaformadeque las cosas fuerandeotramanera.Asentí sintiendocómoelmiedoydolorseibantalcomolaneblinasedeshacecuandosaleelsol,dejándomeacambiopaz.Meacurrucódenuevosobreél—.Irinasalióadejartujustificante,noquieroquellegueyteveaasí.Duerme,Bonita,yahabrátiempoparademostrartequeloquedigoesverdad,porahorasolopiensaeneso;notelibrarásdemítanfácilmente,nodespuésdeltrabajoquemecostóconseguirte—Siempredecíaeso,nolocomprendía.Paramítodo fue tan rápidoquedesdemimododever lascosas, cedí casi enelmismomomentoenquememiró,sinembargo,élloveíacomotodounreto,porloquemelodecíaconfrecuencia.El doctor, solicitado obviamente por mi madre, llegó unos minutos
después que ella. Me examinó nuevamente y le dijo a mamá quepermanecieraotrodíamásencasa.LasmiradasdemimadreyLiamnomepermitieroncontradecirlo.Labuenanoticiaeraqueenunpardedíasestaríacomonueva.Mis amigos fueron a visitarme al día siguiente por la tarde. Liamme
llamabaatodashoras,sebrincóalgunasclasesyparacuandoterminólajornadayaestabadevuelta,porloquemamásefueatrabajardesdemediamañana.Mesentíamuchomejor,soloqueuntantoaburrida,nopodíaleer
porque las palabras danzaban espeluznantemente. La TV no era mientretenimiento favorito y la computadora ni se diga… entre la luz, lasletras,imposible.Notuvemásremedioquedescansarescuchandomúsicalamayoríadeltiempoacostadaenmicama.Lonegativoeraqueledabaydabavueltasalomismo,pormuchoqueintentabahilarnocomprendíamiaccidente.Elhombresefugóyaunqueestabanaveriguandoquiénera,nodieronconél,esoeraimposibleenunlugartanpequeño.Porotrolado,lapesadillamedejóunpocoalterada.NomegustabanisiquierasoñarconelhechodequeLiampudieraalejarsedemí,meinquietaba.El fin de semana mi madre, Ralph y Liam no se despegaron de mí
aunqueinsistíquemesentíabien.Alfinalmerendídejándolosmoverseamialrededorcomomariposas,pendientesdecadadeseo,decadapetición,sinembargo,eldomingoporlanochedecidídejarlesmuyclaroquehastaesedíallegabansusexageraciones.Ambosloentendieronriendo.La semana fue muy tranquila, faltaba muy poco para que el curso se
terminaray la euforia recorría toda la escuela, yomisma asíme sentía,excitada, alegre, feliz.Una vida junto aLiam se abría frente amí, ¿quémás podía pedir? Cada sueño, cada ilusión estaba cumpliéndose y seríajustoalladodequienhabíaelegidohacerlo.Él.
14ESMIPESADILLA
EljuevesAnniemellevóacasa.Miautoaúnnoloentregabanyyonoquise verlo, con recordar el accidente tenía suficiente. Liam seguíateniendo entrenamientos, pronto sería la final y ellos se colaron sinproblema.Esedíanoloveríahastalasocho.Estabapreparandolacena,cuandosonóeltimbre.Porlahorasupeque
nopodríaserél,aunqueno lodescartaba,devezencuandoseescapabaparadarmeunbesoydecirmemilvecesquemeamaba.Siempreeraasí,impulsivocuandosetratabadedemostrarmelomuchoqueleimportabayyo…bueno,mederretíacomouncarameloafuegointenso.Abrí sin siquiera fijarme.Era una señoramuyguapa.Tenía el cabello
castañoclaromuycorto,peinadode forma impecable,vestíaun trajedesastre negro, con una blusa de cuello color blanco.Veía hacia todas lasdireccionesconextremaatención.Enarquélaceja;unamujercomoesanoencajabaahí,nienningúnlugarenrealidad.—¿Sí?—preguntéconamabilidad,algirarvisus impresionantesojos,
teníaelmismocoloryformaquelosde…Liam.Enseguidamesudaronlasmanossinsaberquédecir.—EresKyana,¿cierto?—asentí tragandosalivaconfusa.Estabasegura
que era su madre. Era alta y compartían demasiados rasgos. Pero adiferenciadesuhijo,susojoseranfríosymerecorríanescudriñándomecomosimetratasedeunanimalalqueteníaquepisar.¿Quédebíahacer?—Sí—alzóunacejaseriaalescucharmirespuesta.—Soy la madre de William, ¿podemos hablar un segundo? —al
corroborarmi sospechame sentí aúnmás nerviosa.Memordí el labioinvitándolaapasar.Echóunvistazohaciaadentronegandocondesdén—.Preferiríaquemeacompañaras,prometonotardaremosmucho.Túyyotenemos que conocernos, ¿no crees? —su tono era amable, inclusodemasiado.Lamiréinsegurasinsabersidebíair.¿Habríaaceptadoalfinlo que había entre su hijo y yo?—. No tardaremos…—volvió a decirinsistente al ver que nomemovía.Y aunque debí hacer caso a la típica
frase de no conversar con extraños, ¿cómo negarme? Podría ser laoportunidadquenecesitábamos,¿no?Asentítomandolasllavesdelacasa.Teníaqueintentarlo,noseríapormíquelascosasnomarcharanbien.Un gran auto se encontraba justo frente a mi casa; era negro y lo
manejabaalguienmás,supusequeunchofer.—Daremos un paseo, necesito que conversemos ¿Te parece?—nome
gustó en lo absoluto su tono,me daba escalofríos. Sin embargo, era sumadre, no quedaba bien que de prontomemostrara reticente. Por algoestabaahí,seguroqueríasabermásdelachicaconlaquesuhijoandabaylaqueenparteeraresponsabledesucambiodefuturo.Subísindecirnada.Elautoolíaaella,eraunaromaintenso,peromuy
femenino.Nome dirigió lamirada durante los primeros cincominutosque el coche se movió. No podía evitar sentirme mal por cómo ibavestida, ella destilaba clase y elegancia, mientras yo, una chica de casidiecinueve…llevabaunosshorts,unablusasinmangasyunassandaliasajuego.—Detenteaquí…yespéranosafuera…—laordenibadirigidaalchofer.
Estehizo justo loque le indicó.Unavezsolas,giróhaciamíenarcandounacejasonriendo—.Deboaceptarquenoeresnadafea…—traguésalivaalescucharla,parecíaqueevaluabaaunfrenchPoodle—.Alcontrario—meexaminódearribaabajo.Sentíganasdeconvertirmeenunapequeñaorugaydesaparecer,no,mejorunahormiga,eranaúnmáspequeñas.Paraesemomentocomenzabaacreerquenohabíasidotanbuenaideadejarmearrastrarfueradecasa,despuésdetodosabíamuybienquenomequeríanenloabsoluto,Liamyamelohabíaconfirmadohacíaunassemanas.—En fin…esono importa.Te traje aquí por unmotivo y creo que te
imaginascuáles—lamiréuntantointrigadayotrotantonerviosa,sabíaquesedebíaamirelaciónconLiam,peroellayyo¿quépodíamoshablarsobre el tema? Resopló un tanto molesta por mi reacción—. Soy unamujerquenoandapor la ramas, jovencita, asíque iré algranoparanoperdereltiempoentonteras;notequierocercademihijo—¡Guou!Esofue fuerte. Pestañeé varias veces con incredulidad, ¿era en serio? Porreflejomealejédeellapegándomecontra lapuerta, sumiradacadavezeramásdura,másamenazante.Mispalmassudaron—.Notepongasasí,Kyanaodebodecirte¿Kya?Noesnadapersonalcontrati,yatedije,eresbastantebonita,séquetambiéneresmuyinteligente.Noobstante,mihijoesunRussell,nopuedeestarconalguiencomotú,esoestodo.¿Noestan
complicadocierto?—¿Kya?,¿cómolosabía?Deverdadnopodíacreerelcinismo que percibía en sus palabras, no bromeaba.Dios, nome estabaocurriendoestoamí.Deprontoaquellapesadillacobróvidaenmimente.Arrugué la frente atónita, no, no podía ser ella, no podía ser eso.¡Maldición!—Lo siento, señora, no quiero ser irrespetuosa, pero… eso no le
incumbe a usted decidirlo —no supe cómo logré decir aquello, sinembargo,tocómifibramássensible:Liam.—Sabíaquediríaseso,nopenséquefuerafácil.Sémuybiencómoessu
relación. Vengo averiguando cada detalle desde hace unos meses—mequedépasmada ante esa abominable confesión—.Y es precisamente poresoqueestoyaquíysí, tedaréelcréditomuchacha,lograstequeestoseconvirtiera en algo demasiado formal a pesar de su edad y, como teimaginarás, bastante incómodo parami familia. SiWilliam se estuvieradivirtiendo contigo, como creí era al principio, ni siquiera me estaríarebajandoyjuraquenotendríamosestaconversación.Sinembargo,noesasí y no pienso permitirlo. ¿Comprendes? —Quería bajar de ahícorriendo.Leyómipensamiento—.Noteirás,nosinquetehayadicholoquedebessaber—comencéasentircómomicuerpotranspirabasinpoderevitarlodebidoalmiedo,dealgunaformacomprendí,porsumaneradeestudiarme, por su forma de hablarme que lo que escucharía acontinuación terminaría conmi mundo, conmis sueños. Esa mujer erafríadesdeelcentrodesuserysimplementenolograbaacomodarloenmimente,jamásimaginéqueLiamtuvieraesaclasedemadre,noencajaban,noconelchicoqueahoraera—.Túlodejarás,asídesencillo,sinquejas,sin lamentos, ni ruegos, este es el fin del romance juvenil que hanmantenido durante estos meses —fruncí el ceño apretando los puños,respirandounpocoagitada.—Debeestarbromeando,porsupuestoquenoloharé,noexisteforma
dequelohaga.Asíqueleexijoquemedejesalirinmediatamentedelauto,estámásqueclaroqueentreustedyyonohaynadadequéhablar…—intentéabrirlamanija,nopude.Maldición.Cerrélosojossintiendocómolaadrenalinaviajabanerviosapormisvenas,pormipiel.Debíasalirdeahí.—¿Recuerdas el desafortunado accidente que tuviste? —abrí los
párpadosde inmediatosinpodervera travésde laventana.Suspalabrasno podían tener el significado que estaba infiriendo. Volteé confusa. La
mujerclavósumiradaenlamíacorroborandoloquesospeché.Mellevélamanoa labocacomprendiendo tododepronto.Fue…ella,mi sueño,era su voz—…. Sí, sí, yo soy la responsable… —resopló fingiendoculpabilidad.No,esonopodíaser,¿quéclasedepersonaera?—Ydebessaberquesinoobedecesserátumadrealaquealgoleocurra.Huérfanaatu edad sería algoverdaderamente lamentable, ¿no lo crees?Ese será tucastigopornoobedecerme—ungritoahogadoemergiódemigarganta.Esoeramonstruoso,¿acasoperdióeljuicio?,¿quéteníaquevermimadreen todo eso? Dios, tenía dieciocho años, ¿por qué llevar todo a esosextremos?Enesemomentonolopudecomprender.—¡Estáloca!—braméazorada.¿Quéleocurríaaesamujer?Nopodía
sersumadre,nopodíaserlo,ellaeraaberrante,detestable,unademente.—Loquepiensesmedaigual.Gentecomotúnomequitaelsueñoniun
minuto.Perotediréunacosita,Kya;notienesideadequiénsoyymuchomenosdelpoderquetengo.Túytufamiliadesearánnohabernacidoparacuando acabe con ustedes. En primer lugar haré que la despidan. Esosería… tremendo, ¿cierto? Un duro golpe para la querida Irina. —Porinstintoelevéunamanocon la intencióndebofetearla,yaerasuficiente,conmimadreno.Fuemáságily ladetuvoenelairerabiosa.Sinpodercontenerme más, las lágrimas de impotencia y coraje comenzaron aagolparseenmisojos.Lodecíaenserioyparecíaquehablabaacercadelclima.Me zafé de un jalón—. Tienes agallas y por lomismome harásllegar a los extremos si no terminas de comprender en el lío que estásmetida,muchachaestúpida.Tejuroquesimedesafías,sitansiquierameretas haré que no la contraten en ningún otro sitio, las deportaré yregresarán ambas a esepaísdel quenuncadebieronhaber salido con lareputación completamente arruinada —sujetó mi barbilla fuertementeacercándoseamí—.Puedohaceresoymuchomás.Detidepende.—¿Porqué?—logréarticularintentandoquitármeladeencima.—Porque sé que no hay otra forma. Sin embargo, que tú comprendas
mismotivoseslodemenos.—Mesoltóconviolencia.Mellevéunamanoalazonadondeapretó.Laodiaba,enminutosesesentimientomeatravesósin poder evitarlo—. Lo que realmente deseo saber es; ¿hasta dóndepiensas llevar todo esto?Ya tedije loqueharé si insistes en seguir coneste absurdo.Crees que nome he dado cuenta de que lo has cambiado,cosaquenoesperesteagradezca,lohasconvertidoenunblandenguequenosehacerespetar.Asíquecréemequedeningunamanerapermitiréque
lleven las cosas para donde pretenden. Jamás permitiré una atrocidadcomoesa.Nosotrosnosomosiguales,grábateloenlacabeza.Asíquetúdecides… —Me miraba fríamente esperando mi respuesta. No podíarespirar,elairedelvehículonoerasuficienteparaoxigenarme,mellevélamanoalcabellomordiéndometantoellabioquecomenzóasangrar.Nodudabaqueeracapazdeesoymás.Dios,nopodíaexponeramimadrepormis decisiones, ella no tenía la culpa, pero no podía dejar a Liam,moriría si lo hacía—. No tengo tu tiempo. Sé que irán a la mismauniversidad—alcélosojosnuevamentemuriendopordesfigurarla—.Esotampocosucederá, siquieresqueélvayaahí,entonces tú te irás.Esmásfácildeloquepiensas;regresaaMéxico,ahíestáLeo,¿no?Haztuvidaallá,noregresesjamás,deesaformayonotocaréniunpelodetumadrey dejaré que Liam estudie donde quiera y lo que quiera… Es unintercambio justo. ¿No crees? —¿de qué mafia o secta de matones ymaleantes salió esa mujer? Me estaba orillando a tomar una decisiónasquerosa,repugnante,algoqueyojamáshubierahecho.—Ladenunciaré…ledirétodoaLiam,amimadre,noesperequehaga
lo que pretende—le informé furiosa, necesitando encontrar una formapara evadir todo lo que era evidente, caería sobre mí. Se carcajeósinceramente.—Tecreímásastuta.Hazlo…yentoncesnodescansaréhasta terminar
con toda tu vida así te vayas al otro extremodelmundo. Sé quién es tupadre, se dónde vive, con quién, tienes una linda media hermana enMonterrey... Sé todo de ti. ¿No comprendes? —Y con su dedo índicemachacóunpardevecesmisienhastaquelahiceaunladoconungolpeensumano.Pocoleimportó,continuó—.Tetengoenmismanos,siemprefueasí,notienesopciones,conunsolochasquidodemisdedos,tuvidaylavidadetodoslosqueterodeansevendráabajo.Nolodudesniporunsegundo,eselfuturodemihijoelqueestáenjuego,nomedetendré.Asíquetúdecidesomihijoysu«granamor»otufamilia,sutranquilidad…EncuantoaWilliam,dileestoyentoncesnopararé.Lescerrarétodaslaspuertas,becas,universidades, trabajo,dinero¿Dequécomerán?,¿dequévivirán?, tu madre y tu padre ya estarán arruinados para ese momento,muchacha. Comprende que tengo dedos muy largos, me deben muchosfavores, los cobraré todos si tengo que hacerlo, pero al final searrepentirándehabermedesafiado.Asíquedecide.—Liamyyonohacemosnadamalo,porfavor…nohagaesto,solonos
queremos —Le rogué con un nudo enorme en la garganta y con laslágrimas nublándome la vista. Enseguida volvió a poner sumáscara defrialdad.—Me crees estúpida, ¿cierto? Ustedes no están simplemente
enamorados,ustedesseaman.Aúnnomecabeenlacabezaqueasuedadesto creciera de esa forma, por eso estuve tan tranquila, pero ahora séperfectamente lo que siente por tiWilliam y lo peor es que también séhastadóndeescapazdellegarporconservarteasulado…Asíquenolominimices, no eres ninguna tonta, lo veo en tu mirada, he averiguadomucho sobre ti durante este tiempo, cada paso, cada detalle de tupersona…asíqueconfíoenqueentenderás,quenotienessalida.Estoyaltantodelomuchoqueamasatumadre,séquevinistehastaaquíporella.No permitirás que algo le suceda, ¿verdad? No después de lo que hasdejado por apoyarla, incluso si para evitarlo debes de dejar tu idilioamoroso—hablabadeloquesentíamoscomosifueraunagranbroma.—Liamnocreeráque lodejédequerer,élsabráenseguidaqueesuna
mentira—intentaba hacerla razonar. Se encogió de hombros indiferentemirándoselasinmaculadasuñasteñidasdecolorsangreconatención.—Eseestuproblema…¿Nopretenderásqueyotedigacómohacerlo?
Tienesunasemana,nomás.YsintansololedicesaIrinaoamihijo,meenteraré,esonolodudesyeneseinstantecomprenderáshastadóndellegamipoder—Denuevomeveía.Sabíatodosobremí,nomeestabadejandoningunaopción,ningunasalida.RecordédeprontoloqueRogermedijoaqueldíaenlaescuela,seguramenteélestabadetrásdetodoesotambién.Mirespiracióncadavezeramásrápida,másagitada.Élmeadvirtióquealgo así ocurriría si no terminaba mi relación, fue cierto—. Este seránuestro… «secretito»… ¿De acuerdo? Y los secretos no se repiten,¿verdad?—Laobservéhorrorizada,sintiendoquemipechoexplotabaenmilesdepedazosquesequedabansuspendidosenelinteriordemialma,comopartículasquenosemueven,peroqueduelen,quesangran.Todoloqueestabasucediendonopodíasercierto,nopodíaestarmesucediendoamí. Me dedicó una mirada de ángel que escondía su maldad a laperfección, una mirada sumamente ensayada sin duda—. ¿Qué quieres,niña?,unamadrehacetodoporsushijosyelmíonoerrarásucamino,nodeestamanera—deseéescupirleensuinmaculadorostro.—Quierosalirdeaquí—Leexigíconlágrimasenmismejillas,llenade
rabia,deimpotencia.
—Noheescuchadoturespuesta.—Es despreciable. ¿Cómo puede ser su hijo? —espeté con asco. Se
encogiódehombros importándolemuypoco loqueacababadedecir—.¿Tengoopción?—preguntéconodio.—Nuncalatuviste,pusistelosojosmuyaltoyjustoenquiennodebías,
estas son las consecuencias por intentar cambiar el orden natural de lascosas.Encuantotermineelcicloescolarquieroquedesaparezcasdeaquí,jamás trates de contactarlo, nunca, porqueme enteraré y te arrepentirás.Este trato queda abierto indefinidamente. ¿Comprendes? Con ese rostrodudoquetecuesterehacertuvida,ademásséquegraciasatuinteligenciateabriráspasosinproblemas,teirábien,yaverás.—Nopuedocreerqueseacapazdetodoesto.Nocomprendo.Liamessu
hijo…lovaa lastimar también—resoplómolestaponiendo losojosenblanco, le resultaba sumamente aburrida. Tomó su móvil y marcó sinverme.—Soyyo,hazloquequedamosconelexpedientedeIrinaNavarro.La
quieromañanafueradeestepaís—Mismanostemblaronymicorazónsedetuvo.Meabalancésobreelaparato,aterrorizada.—¡No!, ¡no!, se lo suplico… —Me evalúo enarcando una ceja
haciéndomeaunladocondesdén,peroalaveztriunfante.Yesque,¿quéesperaba?Yoeraunaniña,unaadolescentequepormenoshubierasalidocorriendo muerta de miedo, no obstante, me cerró cualquier salida, nodejabaniunarendijaabiertaporlaquealgúndíayopudierarescindireseabsurdotratoqueestabaapuntodesellaryquecambiaríamividayladequienesmásamaba.—Esperaun segundo—ordenóa laotrapersonaqueestabadetrásdel
móvil.—Yanolloriquees,estaeslavidareal,asísearreglanlascosas.Noes
nada fuerade lo común.Si nodeseasque lohaga, quiero escucharte deunavez,notengomuchotiempo,tumadrenotardaráenllegar…—apretéde nuevo los puños dejándolos blancos de la impotencia. ¿Qué debíahacer?Lloré enmi interior,me sentía perdida, desconcertaday llenadepánico. Se trataba de la vida y seguridad demimadre, demi padre, degente que no tenía nada qué ver en todo esto, de mi propia existenciaincluso.Cerré los ojos sintiendo cómo me aventaba a un precipicio por mi
propiopie, teníaquehacerlo, jamásmeperdonaría tentar aldestino,me
odiaría y entonces ya nada tendría sentido. Asentí de una forma casiimperceptible sintiendo que mi alma se rompía en miles de pedazos.Tendría que dejar a Liam y no tenía ni la menor idea de cómo podríallegarahaceralgocomoeso.Aunasí,jamáspermitiríaquemamávivieraeseinfiernoyél,tampoco.—Inteligentedecisión,sabíaquemihijonopodíaamaraunachiquilla
estúpida—tocólaventanayelchoferentróenseguida—.Hayquellevarladenuevoasucasa.Colgó después de decir un: «Olvídalo», tajante. Manejó lo que me
parecieronhoras;encuantollegamos,quiseabrirlapuertaansiosaysalirde ahí deunamalditavez, suolor se estaba tatuandoenmi cerebro.Nopude, sujetó mi mano fuertemente acercándose peligrosamente a mirostro.—No quiero tretas, no me tentaré el corazón. No se lo dirás ni a tu
madre…nianadie—Meintentézafar,nopude.—Un día se arrepentirá, se lo juro —rugí apretando los dientes
sosteniéndolelamiradaconodioinfinito.Mesoltósonriendo.—Imposible, con estome aseguro de que esta sea la primera y última
vezqueteveo.HastanuncaKyana,deverdadesperotengasunalindavida—Diunportazoasuautoycorrítropezándomehaciaelinteriordelacasasintiéndomeenunanube,flotaba,nolograbasentirelpisobajomispies.Encuantomeencontrésola,pestañeéincrédula,ajena.Derepentetodocayócomounalosaprovenientedelcielo,confuerzae
intensidad.Mederrumbécontralapuertallevándomelasmanosalcabelloycomencéa llorardesesperada.Nolopodíacreer,eraunapesadilla.Yahabíaintentadohacermedaño.¿CómolediríaaLiamqueyanopodíamosestarjuntos?,¿quélediríaamamá?,nomecreerían.Teníaunasemana,unasemanaparaconvencerlosporsubien,solopor
eso,porqueenesemomentodejédeimportar,solopodíapensarenellosdos.Eranloquemásamabaytambiénestabamipadre,noteníaderechoaarruinarleslavidaaninguno,sabíaquesinocumplía,ellanosetentaríaelcorazón.¿Cómounsertandiabólicopodíasersumadre?,¿cómo?Pataleé,gritéycontinuéjalándomeelcabellocondesesperación.Fuiamirecámaraymeechéaguaenelrostroentumida.Nomesentía
capazdeenfrentarlos.Paseéporlahabitaciónpensandofrenéticamentesiteníaalgunasalida,nolaencontré,nolahabía.Nopodíajugarconfuego,mequemaríaylopeoresquenosola.Intentéinútilmentetomarairevarias
veces,micabezadabavueltasdesesperadaymispiernasparecíangelatina.¿Sí le contaba amimadre?No, le reclamaría y entonces ella perdería
todo loque logró construir todos esos años. ¿Amipadre?Tampoco, éltambiénpodíaverseafectado,nosédequéforma.¿Liam?Élmenosqueninguno, iría furioso a reclamarle ome propondría alguna salida en laquedetodasformasmispadressaldríandañadosynosotros...nosotrosdealgúnmodotambién.Maldición,¿porqué?,¿porqué?Recarguélacabezaenlapareddándomeconvulsamentepequeñosgolpescontraella.Bajé como pude y terminé la cena. En cuanto estuvo lista, volví a
encerrarme enmi habitación.Pensabadesesperada; ¿quépodía hacer?…Faltabapocomenosdemediahoraparaquemamá llegaraydespués loharíaLiam,debíaactuarrápido.Nopodíadecírseloanadie,ellalosabríaymequedóbastanteclaroquenobromeaba.—Cabeza fría, Kyana, cabeza fría. Así no puedes pensar—Me repetí
compulsivamenteunayotravez.Respiré hondo varias veces abrazandomis rodillas observando por la
ventana.Nomepodíaestarpasandoalgoasí…noamí,noamí.—Kyana, ya llegué —escuché el motor de su auto, así que no me
sorprendió.Teníaquetranquilizarme,debíahacerloporellos.Memiréenel espejo del baño buscando alguna señal enmi rostro de lo que pasó.Fuera de mis temblores, todo parecía normal, debía lograr que asípareciera.Bajésintiendounnudoenormeenmipechoquecrecíaconcadasegundo que transcurría e iba acumulando con cada peldaño un rencorinfinitohaciaella,hacialamadredelúnicohombrequesabíapodíaamar.—Hola…—saludé,mivoznosonócomosiempre.Fruncióelceñoal
escucharme, de inmediato giró haciamí. Caminé a la cocina, no queríaquesedieracuentadenada.—¿Todobien?—preguntóentrandotrasdemí.Asentímientrasprendía
loscalentadoresdelaestufaparapoderirmeloantesposible—.¿Porquéno te creo?—Eramimadre, nadieme conocíamejor; sin embargo, enestaocasiónnopodíaconfiarenellayesoquemabamigargantacomosime hubiesen echado ácido. Necesitaba decírselo a alguien, necesitabaescucharunconsejo…algooprontoenloquecería.—No lo sé, ¿podemos cenar?, tengo mucha tarea —Me estudió
confundida,noobstante,comenzóaponerlamesaenseguida.¿Qué hago?, ¿qué hago? Me preguntaba una y otra vez como una
histérica.Laobservésaliryentrardelacocina.Laamaba,eratodopara
mí,noqueríaquelepasaranada,jamásmeloperdonaría,nosisabíaquelopudehaberevitado.Sentíquelaslágrimasescocíanmisojoscomosidecristales pequeños se trataran, parpadeé varias veces para intentardisiparlas. No hablé mucho, aunque ella intentó que lo hiciera variasveces, era inútil, parecíaquemehubieraquedadosinpalabras,nopodíaarticular nada.En cuanto terminamos subí de inmediato.Huía…huía deella,desumirada,desuolorcálido,sentíaquepodíaveratravésdemíyesomedabapavor.Permanecídepiejuntoalaventanaapoyandolafrenteenelfríovidrio.
No tenía opción, ni una sola. Debía irme, dejarlo, dejar a mi madre,cambiarmi vida, desaparecer. Era una pesadilla, mi pesadilla, algo quejamáspenséoimaginéqueocurrieraenlavidarealymeestabapasandoamí.Eltimbresonóymesacódemispensamientos.Eraél,losabía.Cerrélas
manosenpuñosapretadosdejándomemediaslunasenlaspalmasdebidoalafuerzaqueempleé.—Kya…Liam—gritóaquellavozque siempreestaríaenmialma, en
mivida.Liam…Dios,nomecreíalosuficientementevalientecomoparadejarlo,comoparaterminarnuestrahistoria.Decidida llené mi mente de una nueva resolución que me hizo sentir
menos infeliz; lo dejaría pero… no en ese momento, no ese día. Bajédespacio sintiendoun inmensopesoenmipechoquemeestabadejandosinairelentamente.Encuantomevio,intentésonreír.—Hola…—Seacercóamípercibiendodeinmediatoquealgoocurría.
Él,al igualquemimadreconocíamialma.Alargósubrazoyrodeómicintura—. ¿Sucede algo? —negué agachando la mirada y es que pormucho que decidiera que ese no era el día, lo que había dentro de micorazóndolía,dolíademasiado,esoaunadoalaenormeangustia,no,nopodía simplemente hacerlo a un lado—. Kya… ¿Qué pasa?—¿Por quéteníaquesertantransparente?Loabracéfuertementebuscandoquedeesaformatodoelmiedoylatorturapasarancontansolosentirlocercayasífue;laangustiaibaremitiendo,peroencuantorecordéquejustoéleraelmotivodemiincipientedepresión,regresómifuturogolpeándomedeunaformaquesentímesacaríatodoelaire.Apretésuplayeracomoqueriendoarrancárselayno levantéel rostrode supecho.Buscósepararme,no lodejé. Necesitaba grabar su olor en mi mente, en mi cuerpo, necesitabasentir laseguridaddesusbrazosentornoamí,esoeraloúnicoqueme
quedaría de él—. Kyana, me asustas —Me daba pequeños besos en elcabello—. ¿Qué ocurre?—intenté tomar el coraje suficiente para verlo,cuandotuveunpoco,elevéelrostro.—Noesnada,Liam,creoqueestoyunpocomelancólica,esoestodo…
—sonrió dudoso. Al ver sus ojos sentí que una pala de acero sólidocavabaenmiinteriorcreandounagujeroaúnmásgrande.—¿Deverdad?¿Eseso?—asentíintentandorelajarlo.Mearrastróhasta
la terrazaymesentósobresuspiernas—.Entoncesestábien…supongo—Me recargué en su pecho sin decirmedia palabra.Así pasaronvariosminutos, ninguno de los dos hablamos. Acarició mi espalda desde elcuellohastalacaderadeunaformatranquilizadora.¿Cómoviviríasinél?,¿cómo?—.¿Estápasando?—neguésinmoverme.Loescuchésuspirar,nolegustabavermeasí,losabía,todoeltiempobuscabadibujarunasonrisaenmirostro.Sinembargo,noinsistióymediomiespacio.Eltiempoasuladosepasabavolando.Dieronlasdiezymediasinque
medieracuenta.—Kya,deboirme…eshora…—continuéahí,sobresucuerpo,odiando
contodamialmaesemomento.Alnotarlohizoquemeirguieray tomómirostroentresusmanos.Ahorasíparecíapreocupado—.¿Segurasoloesmelancolía?...Nuncatehabíavistoasí…—Memordíellabiosinpoderevitarlo y sin saber qué contestarle. Aborrecía mentirle, entender queprontotendríaquehacerloydeunaformadescomunal,magistral,solometorturómás.—Sí—Me dio un beso, el primero de la noche. Al principio lo hizo
temeroso,peroalverqueyomeaferréansiosa,incrementóelritmo.—En esto sigues igual…—logró decir contra mis labios. Apoyó su
frentesobrelamíabuscandorecobrarunarespiraciónregular—.Teamo,Kyana y no te preocupes, si esto no pasa pronto, no importa, aquíseguiré…siempreseráasí…—¡No,no,noqueríaescucharsushermosaspalabras!,ahoracausabanelefectocontrario,medolieroncomosifuerancuchillosenterrándosemuyhondogenerándomeunaheridamortal.Nolohabíadejadoaúnymicorazónyasangraba,podíasentirlo.—Yo… también te amo… pase lo que pase… jamás lo olvides…—
acomodóunmechónonduladotrasmiorejaarrugandolafrente.—Enserioestásextrañayno,nuncaloolvidaré—Diezminutosdespués
semarchó.Memetídeinmediatoamihabitación,noqueríaquemimadremepreguntaranada,noqueríaveranadie.
Nopeguéelojoentodalanoche,laspalabrasdeesahorripilanteseñorarebotaban en mi cabeza sin cesar, parecía que de alguna forma se lasarreglóparaapretarelbotónde«repetir»aesaendemoniadagrabación.Élpasópormíenlamañana.Mimenteaúneraunlío,sinembargo;tuve
demasiadashorasparapensar.Noibaadesaprovecharlosúltimosdíasasulado,aunquesabíaqueteníaqueactuarpronto,debíacomenzaradarleseñales,sino,nomecreería,sabíaperfectamenteloquesentíaporél.—Veoquehoyamanecistedemejoránimo…—Sí…sientolodeayer,noséquémepasó—Lementítomándoleuna
mano y llevándomela a los labios. Enseguida acarició mi mejillasonriendo,pasandolayemadesudedopormisojeras.—Nodormistebien…—lonotódeinmediato.Neguémirándolo.—Noséquésuceda.Peroespero,sepasqueestoyaquíyquejamásme
iré,¿deacuerdo?...Puedesdecirmeloquetúquieras.—Losé—Ydeverdadconfiabaenélcomoennadie,soloqueestavez
esonoservíadenada.Mediounbesoenloslabiosyprendióelmotor.Me acompañó como solía hasta matemáticas, me dio un gran beso y
despuésdesapareció.Sabíamuybienquenocreíaquemi…«melancolía»hubiera pasado, me conocía demasiado bien como para intuir que algomás sucedía, pero también era lo suficientemente respetuoso y prudentecomoparanopresionarmeparaqueselodijera.Liamesperaríaaqueyotomara la iniciativa. Ese chico queme tenía completamente enamorada,eramejordeloqueyomismaalcanzabaadarmecuenta.LaconversacióndeLananologródistraerme,mesentíaretraída,ida.—¿Algovamal,Kyana?—preguntóMaxintrigado.—No,nopasébuenanoche, esoes todo…—asintiógirandodenuevo
haciaelpizarrón.Loobservédándomecuentadequeaellostambiénlosperdería.Dios,pasamosportantascosasquemeparecíaincreíblequeenmenosdetressemanasseríalaúltimavezquelostendríaasí,juntoamí.Losquería, losqueríamuchoacadaunodeellos.EsosmesesenMyrtleBeachmemarcaroncomosidehierroardientecontramipielsetratara,erandefinitivamenteunparteaguasenmivida.¿Quédebíahacer?Traguésalivasintiendoaúnesenudoenlagarganta
quenomeabandonabadesdeeldíaanteriorpor la tarde.En lacafeteríaapenas si pude comer, mis pensamientos volaban hacia muchasdirecciones,mefijabaencadadetalle,encadapersona,comosiquisieragrabarlas en mi memoria, eso era lo que me quedaría de ese lugar:
recuerdos…recuerdosqueteníaqueatesorar.Liamnomesoltaba,estabamásaprensivodelonormalyseloagradecía,enesemomentoeraloquenecesitaba; sentirlo cerca, olerlo, tocarlo…aunque eso implicara que eldolorque le causaríayquemecausaría iba a sermuyprofundo,que laheridaprovocadaseríairreparable.En literatura fue más fácil, con él a mi lado podía dejarme llevar
mintiéndomeamímisma, fingiendoquenosucedíanada.Suseparaciónmeangustiaba,mequemabacomonuncaantes.Variasvecesmeobservópensativoporloqueyointentéregresarleunasonrisaounacaricia.Peroseguíasincreerme,loconocía,meconocía.Robert me guardó lugar como solía en ciencias, me senté a su lado
taciturna.Sentíasusojosclavadosenmí.—¿Quésucede?—preguntósinrodeos.Volteéextrañadaporeltonode
vozqueempleó.Eracomosidieraporhechoquealgopasaba.—N-nada—enarcóunacejaserio.—Tevienlacafetería,nomientas,suéltalo—murmuróparaquenadie
lo escuchara.Agaché la cabeza concentrándomeen la láminademaderagarabateada de la gran mesa que compartíamos. De pronto algo seiluminó dentro de mi cabeza, él podía ser esa persona a la que podíadecirle,pero¿ysiloimplicaba,siellaseenteraba?Elmiedoregresódenuevotansorpresivamentecomosiunrayomegolpeara—.Anda…creoconocerte lo suficiente, ¿no confías en mí? —torcí la boca de nuevoevaluándolo.—Sí,pero…—arrugólafrente,desconcertado.—Kyana ¿qué ocurre?, no eres así… La única vez que te vi de esta
manera fue cuando pasó aquel problema con Liam, pero eso fue hacemeses —recordar esos días sin él hicieron estragos en mí de nuevo;fueronlosdíasmáshorriblesdemividayahoraseperpetuarían.—Robert,yo…—cerré losojosdudandoaún si erabuena ideaque lo
supiera.Pusounamanoenmibrazocariñoso.—Tu¿qué?...¿quépasa?...SéquenotuvisteningúnproblemaconLiam,
él también parece preocupado por tu actitud, dime… —Mis ojos serasaronsinpoderevitarlo.—¿Podemosvernosenmicasacuandoterminenlasclases?—Meanimé
apreguntar.Loharía,lediría,necesitabasabersideverdaddebíatemeraesamujer.Asintiópreocupado—.Peronadiedebesaberlo,¿comprendes?,nadie…—Ahorasíparecíaalarmado.
—Kyana,measustas.—Lomirésuplicante.—Porfavor,créeme,esportubieny…porelmío…—Ahorasimeintrigaste,estábien,cuentaconeso,lediremosaAnnie
quevamos a estudiar juntospara estamateria.Cualquiera se tragará eseanzuelo,prontosonlosfinalesyhemosestadojuntosenestaclasetodoelaño—esaeraunabuenaidea,nadiesospecharíasilomanejábamosasíopor lo menos eso esperaba, no soportaría que él también salieraembarrado en esa pesadilla. Asentí intentando sonreír—. Pero hastaentoncesporfavorcambiaesacara,¿okey?Yaverásquetienesolución…sea lo que sea…—Me mordí el labio, sabía que no era así y él locomprenderíapronto.Liamyyonos sentamosen«nuestro»árbol.Yanoacudíamosa él tan
frecuentemente,laamistadconlosdemásavecesloimpedía,peroestavezno le importó y me arrastró hasta allá en cuanto hubo receso. Meacomodófrenteaélestudiándomeansioso.—Meestáspreocupando…sientoquemeestoyperdiendodealgo…—
acariciómimejillaconlosojosentornados.—No,nohaynada…—bajólavistahastaelpastoarrancandopedacitos.—Noeresasí,Kya,nosécómodescribiresto,peromesientoansioso,
nopuedodejardepensarenloquetetieneasíypormuchoquebusconologrosaberquépuedeser.Hastadondesétodovabienentucasa,tupadre,aquí… tú y yo… No entiendo…—coloqué una mano sobre las suyasevitandoquepelaraporcompletoesepedazodeljardín.—Lovasarruinar,esnuestrositio.¿Recuerdas?—mereferíaalcésped.
Memirósonriendodulcemente,esaerayocomúnmenteynecesitabaqueélsintieraqueseguíaahí—.Perdón,Liam,niyomismaséquesucede…probablemente son las hormonas o es la nostalgia de saber que ya noestaremosaquínuncamásyqueestosmeseshansidolosmásimportantesymaravillosos—Porprimeravezenlasúltimasveinticuatrohorasnolementía y eso me hacía sentir menos mal—. Aquí te conocí, aquí meenamorédeti,¿cómoevitarsentirnostalgia?Sí,aquísucediólomejordemivida…—Meperdíensusojos.Esoeraunatotalyabsolutaverdadqueme perseguiría para siempre.Me acercó a él tomándome por la cinturaparaquequedaraaunoscentímetrosdesurostro.—Nunca hablas así… —Su aliento rozó mis labios, me encantaba
sentirlo— Y me enloquece escucharte, tú también eres lo mejor de mivida,Kyana, y quiero que así siga siendo hasta quemi corazón deje de
latir —sujetó mi mano y la colocó sobre su pecho—. Eso, nunca loolvides… él late porque tú existes… nada más por eso —Mis ojos serasaronylobeséconmovidaporsuspalabrasycomprendiendoquecadaunadeellaseranciertas,yosentíalomismo.Elrestodelrecesopermanecimosennuestraburbuja.Nadieseacercaba
yendefinitivanoqueríamosquenadielohiciera.Nosdemostrábamosloque sentíamos con los ojos, acariciando nuestros rostros, delineándolospacientemente uno al otro. Ese momento fue como si el tiempo sedetuviera.Nadaimportó,nidóndeestaba,niloquesumadremeadvirtió,ni loquepronto tendríaquehacer…nada.Soloél, solocadaunadesusfacciones,solosusojosconesamezcla tanúnicadegrisesyverdesquememirabandeleitadopornuestrocontacto.Enatletismolaangustianofue tangrande,élestabaen lacanchayme
miraba todoel tiempo.Losmaestrosyasehabíanacostumbradoaqueavecescorríaami ladobromeandooaventaba lapelotaamidirecciónycuando la levantaba,medabaunbesoen la frenteoen lamanoyse ibasonriendo. Ese día no fue la excepción, también lo hizo, así que podíaperdermeensupresenciasinproblemas.Parahistoriaintentémostrarmemásserena.DecidídecírseloaRoberty
rogabaporquemedijera si creía que algopodía pasar.Conocía aLiamdesdepequeño,una ligeraesperanzaseabrióenmimenteymeaferréaelladesesperada,comoauntrozodemaderadespuésdeunnaufragio.Annie nos dejó en casa deseándonos suerte. Liam sabía que Robert
estaría ahí por la tarde inventando que necesitaba un poco de ayuda enciencias,noleparecióextraño,alcontrario,sealegródequenofueraaestarsola,aúnnoestabamuyconvencidodemiactitud.Dejamoslascosasenlasalayenseguidamemiróexpectante.Depronto
meentrólaparanoiadequealguiennospudieraescuchar,dequehubieracosasocultasenmicasaparaespiarme.Sabíaquenoeramuyfactible,sinembargo, tenía miedo, no podía arriesgarme. Lo jalé hasta el jardíntomandovarioslibrosqueconseguísobrelamateriaenlabibliotecaparadespistarylosentéenunaorillalomásalejadadelafachada.Lediunparindicándoleconlosojosqueabrierauno.—¿Aquéviene todoestemisterio?—quisosaberobservándomedesde
elsueloconaquellosobjetosensuspiernas.Mesentéasuladocruzandolaspiernasytambiénabríuno.—Robert…—Memordíellabiofingiendoqueleíaycomencéatorturar
misdedos.—Kyana, me estás asustando. ¿Qué pasa?... Lo que sea cuentas
conmigo…parecequeteescondesdelFBI,¿porquétantomisterio?—Robert —alcé la vista, él ya me veía contrariado, por supuesto
pensabaqueenloquecí.Toméaireacomodándomeasulado,muycerca—.Nadie, nunca, absolutamente nadie, ni tu sombra puede saber esto.¿Comprendes? —frunció el ceño aún más intrigado. Elevó la manohaciendoeljuramentosonriente.Selabajédeinmediatosinpoderreírmecomoélpretendíaconaquelgesto—.Deacuerdo,tediréquéocurre,perotesuplicoseassincero.—Lojuro.—Ayer, por la tarde, estuvo aquí lamadre deLiam—Su expresión se
tensódeinmediatoyapretólaquijadafuertemente.Esperabaotrareacciónsinceramente.—¿Sumadre?,¿porqué?—susurrósiguiéndome,yoasíhablaba.—Robert,estoesmuydelicado.Eshorribleloquevoyadecirte…pero
te necesito, si no te prometo que nunca lo haría —sujetó mi mano,intranquilo, en cuanto escuchó que esa mujer me hizo una visita,comprendióquealgogordopasaba,susojosmelodecían.—¿Dimequétedijo?—M-me amenazó, quiere que dejé a Liam —escupí asustada. Mis
palabras lodejaroncomopiedra, sinembargo,nomuysorprendido.Unsilencioaterradorseapoderódenosotrosyyosolopodía rogarporquenofueraciertoqueellaeraunmonstruo.—¿Qué te dijo exactamente? —Ahora parecía furioso, sus pálidas
mejillasenlacotidianidad,seencontrabanrepentinamentecoloradas.—Robert… quiere que me vaya, que desaparezca. Dios, sé que esto
sonaráincreíble,yomismanolopuedoasimilar,pero…ellaprovocómiaccidente.Diceque lapróximano fallará,destruiráamimadre sino lohago, tambiénamipadreyporsupuestoamí, inclusomeamenazóconque le haría la vida miserable a Liam si no lo dejaba por mi propiacuenta… —busqué sus ojos, estaban completamente desorbitados y surostro transparente.Mecreíayesonomepusomejor.Robertnacióahí,sabíamuybientodosobrelagentequevivíaenelcondado.—Kyana,quieropalabraporpalabra—Yasílohice,lecontétodocon
detalle,suexpresiónfuerade tranquilizarmeme ibaalarmandocadavezmás,tanto,quesentímipulsorealmentedesbocado.Derepentesepusode
pieycaminóporeljardínconlasmanosenlacabezarespirandorabioso,ansioso.Loobservésinmoverme,esonoerabueno,nadabueno.Cuandopor fin se acercó a mí, yo ya me había incorporado. Me abrazórodeándome como si le doliera lo que me ocurriría—. Kyana…—Meseparó.Surostroeraunamáscarademiedomezcladocondeterminación—.Ella…esamujer…escapazdeeso.Muchosaquílosabemos,poresonotedijimosdequiénerahijohastaqueelimbécildeRogerlohizo.Elpoderqueellostienen,nolotomesalaligera…sitedijoeso,créeme:lohará, sé que lo hará—Mi vista se nubló debido a las lágrimas que seacumulabanenmisojos.Un tsunamihubierasidomásamableconmigo,una criaturamitológica de cien cabezas seguro también. Quemimejoramigomedijeraquenomepreocuparaeramiúnicaesperanza.Lediounapatada a la pared sobresaltándome—.Es increíble… increíble que tengaunospadresasí,queteesténhaciendoesto,queseloesténhaciendoaél…Noloscreícapacesdealgo tan, tanbajo.Nose lopuedesdeciranadie.¿Comprendes?Songenteasombrosamentepoderosa,muyinfluyente…nose tentarán el corazón —asentí asustada al borde del llanto—. Mierda.¿Cómoocurrióalgoasí?—Mepreguntóevidentementeconsternado.—Tendréquedejarlo…yme iré, nohaymuchoquéhacerpor loque
veo—admití vencida, sintiendo ácido en la lengua. Negó cerrando losojos fuertemente—. No quería implicarte, Robert, lo siento mucho —acunómibarbillaparaqueloviera.—Pormínotepreocupes,mealegraquelohicieras.Nosécómoibasa
poder con esto sola, aun conmigo a tu lado, no sé cómo lo lograrás.Liam…Dios,noséquéhará,enloquecerá,eressuvida,todoslosabemos,parecequerespiraatravésdetiytú…—sacudiólacabezaafligido—,túestásigualqueél.Peronoestássola,¿sí?Estaréatuladoytejuronolediré nunca a nadie. Sé lo mucho que te arriesgo si lo hago, pero a lomejorconeltiempo…—Loabracésollozandosinpodercontenermeunminutomás.Todo loqueveíaantemínoeraverdad,nomepodíaestarocurriendoalgosemejante.—¿Por qué, Robert, por qué a mí?... Lo amo —acarició mi cabello
dejándomesacar todo loque teníadentro—.Mimadre…ladejaré…nopodréregresar,noselopuedodecir…Ustedes…missueños…Laodio,tejuroquelaodio.Liammeodiará—concluíhipeando.Lasconvulsionesyanomepermitieroncontinuar.Élmesujetoaúnmásfuerte.—No sabes la impotencia y rabia que siento. Malditos, de verdad
malditos,siemprehemossabidoquesongente…nomuyrecta,mentirosa,pero…¡Esto!…usartodosupoderparahundirte…merecenelinfierno.Variosminutosdespuéselllantoseconvirtióenlágrimasqueyahabían
humedecidogranpartedesucamisa.—Kyana, esto se tendrá que saber algún día, ya lo verás y espero que
alguien tenga el suficiente valor para aplastarlos, no creo que existanpersonasqueselomerezcanmás.—Noveocómopuedasucederalgoasí.Además,quéimportará,eldaño
yaestaráhechoycréeme,dejómuyclaroqueeltratoeraindefinido—Mebesóenlafrentetomandomirostroentresusmanos.—¿Cuándoloharás?,noquieroasustartetelojuro,peronojueguescon
esto,noconellos—Meencogídehombros sin saberquécontestarle—.Además, tienes que decirle a tu mamá que irás a México… no tienesmucho tiempopara tramitarlo todo.—resoplécerrando losojos.Planes,tenía que hacer planes, pero cómo hacerlos si sentía que me estabarompiendopordentrocomouncristalalcaerdellenoenelsuelo.—Losé,tengoquehablarconella,nocomprenderánada…—Debecreerte,todosdebencreerte.Debesintentarserfuerte,Kyana…
Estáshablandodetuvidayladelasdemáspersonasquequieres,todovaen ello… tienes que actuar ya—asentí alejándome de él unos pasos yrodeandomi cuerpo con ambos brazos; a pesar de que hacía calor, miinteriorestabacompletamentecongelado.—No sé por dónde empezar—admití con un hilo de voz observando
miszapatos.Loescuchésuspirar.—Hablacontupadre,dilequequieresirte,peroprimerodíseloaIrina.
Invéntale cualquier cosa, no sé… dile que ya lo pensaste bien y que…prefieresregresar.Sí,eso,ydileque…yanoquieresestarconLiam,nolequedaráotroremedioqueaceptarlo.—Nomecreerá…—Debes hacer que lo haga, no encuentro ninguna opción,Kyana. Esa
señora ya te lastimó, no creo que se tiente el corazón para volver ahacerlo.—Losé,losé.—Kyana, tu voluntad es todo lo que tienes. ¿Comprendes?Liamno sé
cómoreaccionará…probablementeintentedetodoparaquenolodejes,jamáshevistoaunchicotanenamoradocomoél,vasanecesitartodotuempeñoparaalejarlo…Noseráfácil.
—¿Porquémedicestodoesto?—lepreguntéllorandodenuevo.Pusounamanosobremihombroconelrostrocontraído,tanllenodedolorquesentíganasdegritar,romperalgo,sufríajuntoconmigo.—Porquesélomuchoquevasasufrirynecesitoqueestéspreparada…
Nome separaré de ti, no importa lo que pase, no lo haré, pero no seráfácilydebesasumirlo.—Nolopuedocreer,Robert,nopuedo…—Jamás pensé que algo así podría suceder, que yo pudiera escuchar
algocomoesto.Enserio,soloporquemelodicesylosconozco,séqueesverdad,sinocréemequeyamehubieracarcajeado.¡Carajo!Mecuestamuchotrabajocontenermeynoiracantarlemuchasverdadesaesabrujacorruptayasquerosa.—No, todoempeoraría,deboentenderyaceptarqueno tengosalida…
Haré loque tengoquéhacerapesardemimisma.Lavidademimadreestádepormedio,sufelicidad…nopuedohacerquedejetodoporloqueha luchado tanto toda su vida ymenos de esa forma;manchada, con lareputaciónporlossuelos.Nopuedo,nomeloperdonaríajamás.—Lo sé y eso es lo peor…—murmuró negando abatido, contrariado
hastalomáshondo.Nose fuehastaque llegómamá.Casinoplaticamosdespuésdeque le
hubiera confesado toda la atrocidad. Lo que sí hizo fue abrazarme yhacermeverquenomedejaríasola.Llorémuchoyéllimpiómislágrimascontristezainfinita,temblando.
¿Porquénopodíancomprender loquesentíamos?,¿porquéactuardeesa forma tan vil?, ¿por quéLiam tenía que ser precisamente el hijo dealguienasí?
15FINDEMIPRIMAVERA
Cenamosensilencio,sabíaqueteníaquehablarconella.Noencontrabalaforma.—Kyana,nodenuevoporfavor,meloprometiste.Desdeayernoséqué
te sucede, apenas si comesy tu cara… lloraste toda la tarde…—noeraunapregunta,loafirmaba.Toméaireylamiré.—Mamá,hedecididoquequieroestudiarenMéxico—escupí sinmás.
El tenedor se le cayó sobre el plato generando un ruido sordo que nologróinmutarme.—¿Qué?,¿por?—Porque…yalopenséyesoesloquequiero—distanciósucomiday
meobservóconfusaarrugandolafrente.Noselatragaba,obviamente.—No, señorita, las decisiones no se toman a la ligera.Túno eres así,
durantemesesno te cansastededecirque loquemásqueríasera ir conLiama launiversidad,¿Porquécambiastede idea?,¿tepeleasteconél?,¿élquiereirahí?Nocomprendoyexijoquemeexpliques.—No,noeseso—evadísusojoschocolatededicandotodamiatención
alcubiertoqueteníaentremisdedos.—¿Entonces?—Parecíamolesta,bastante.—Mamá…creoqueyo…yanoquieroestarconél…—abriólosojosy
pestañeóvariasveces.Pobre,laestabavolviendolocadeverdad.—Kyana,esunabroma.¿Cierto?Digo,túpuedesdecidirconquiénestar,
peroestoesabrupto,salidodelanada,ayerlosviyestabanperfectamentebien, así que no te creo. ¿Qué ocurre? —ese tono de voz en ella lodesconocía.Enarcóunadesuscejasesperando, tamborileandolosdedossobrelamesa.—Nada y no, no es broma, es la verdad, ya no quiero estar con él y
quieroiraMéxico,quieroestudiarallá…Esoestodo—sonémásfirmede loquecreí, retiré tambiénmiplatoy laconfrontésin titubear.Estabacompletamentedesencajada,confusa,perdida.—Escucha, hija, sé que no te he dado un ejemplo que pueda guiarte
cuandocruzasmomentoscomplicadosconunchico,peronosiempre lasoluciónesmandaravolartodo,ademásnoesmadurotomardecisionesarrebatadas, guiadaspor el enojo, por el impulsodel sentimiento.—Melevantédelamesamirándolasevera.—Yoyanoséloquesiento,despuésdetodoestoymuyjovenparauna
relacióntanseria,mipapátelodijocuandovinoycreoquetienerazón…Noquieroiralláconél,quieroiraMéxico,noestoylistaparaalgotanformal,asíque…¿Mevasaapoyarono?—meobservóasombradaantemireacción.Jamásmeponíaasíymuchomenoslehablabadeesaforma.Fueradeenojarse,respiróvariasvecescolocandosusdedosenelpuentedesunariz.—Nopuedesestarcambiandoasídeopinión…—Nunca lo he hecho, siempre he permanecido estable, si no hubiera
sidoporquenosvinimosaquíavivirpor«tu»trabajo,hubieraterminadomi escuela con lasmismas personas que conocí desde pequeña, con losamigosdetodamivida.Asíquenoesimpulso,noesenojo,noesnada,salvoquenodeseoenfrascarmeenunarelacióntanabsorbente,quieromiespacio,mitiempo—sabíaqueloprimeroqueledijefueungolpemuybajo, sin embargo, necesitabaquemedejara ir, erapor subien.Bajó lavistademasiadocontrariada,acertéyesomedolió.—Jamáshe tenidoquejas sobre ti, es soloquemeparecemuyextraño
todoesto,loquedicesnotienesentido…perosiesesoloquedeverdaddeseasveremosqué se puedehacer a estas alturas…Veréquéhago conrespectoaltrabajo,losolucionaremos—abrílosojosazorada.No,esanoeralasolución,meibajustoparaevitartodoeso,mamáerafelizenloquehacía, le iba muy bien y además estaba Ralph, la vida que construyóincansablementetodoesetiempo.—No es necesario, hablaré con papá, viviré con él, no tirarás todo tu
esfuerzoporlabordasoloporqueyoyanodeseoestarconminovio,hansido años de lucha, olvídalo…De todas formasme iba a ir, da igual adónde,¿no?—salídelcomedorsintiéndomeunaextraña.Unachicanuevaemergíadesdemiinterior,nolareconocía,nomeeraparanadafamiliar,sinembargo, ahí estabaenfrentandoesaatrocidadcon lacabezaenalto,conaplomo.Fue increíbledarmecuentadecómoeselcerebrohumano,ensucomplejidadlograquehagascosasquejamáscreístepoderhaceryahí estaba yo descubriéndolo,me sentía ajena, distante e indiferente.Nopodía flaquear, demasiadodependíadeque supierahacer las cosasbien,
nofallaría,nosabiendoloqueesoimplicaría.Lemarqué a mi padre ya en la planta alta. No comprendió igual que
mamámicambiodedecisión.Hizomilesdepreguntasquecontestéconmonosílabos, al final, semostró feliz porque quisiera vivir allá, con él.Papá buscaría la mejor opción y al parecer ya tenía una en mente. Lasfechas ya habían pasado, pero contaba con un contacto, lograría queentraraaaquellauniversidadalacarreraqueeligiera.—Kyana, ¿estás segura, mi amor? Suenas molesta —mordí mi labio
sintiendolaslágrimasasomarse,melastraguédeunsologolpe.—Sí,papá,estoymuysegura,quieroiralláynoestoymolesta,essolo
que…nohasidounadecisiónfácil.—Terminasteconél.¿Verdad?—Creoqueaúnestamosmuyjóvenesparaalgocomoesto,nomesiento
lista—Sequedócalladounsegundo.—¿Qué te puedo decir?, yo también lo creo…sin embargo,mi amor,
debes saber que una vez te acepten, no hay marcha atrás… Harás tulicenciaturaenMonterrey.—Nomearrepentiré,notepreocupes.—QuierohablarconIrina,miamor.Cuídateytemarcomañanaparaver
quéarreglé.—Gracias,papá…—intentésonarcariñosa,nopude,mivozeraplana.—Siempresoñétenertecercamivida,noagradezcas,seráungustoestar
contigo, aunque no estoymuy convencido de que sea lo que realmentedeseas—bajé el inalámbrico y se lo tendí amamá, que por cierto, aúncontinuaba con lamirada perdida en lamesa del comedor.No se habíamovidoniuncentímetro.—Esmi papá… desea hablar contigo—me estudió con cierto recelo,
conpreocupación.Lediunbesoenlafrenteymealejé.Laamaba,eramimadre, no podía permitir que algo le sucediera, luchó siempre tanto yjamássedioporvencida.Siempresupequeporellaeracapazdemuchascosas,yaselohabíademostrado,ahoraconmayorrazón.Meencerréenlarecámara,agarrélasudaderadeLiamymelallevéala
nariz, olía todavía a él.Me quedé así variosminutos, hasta que escuchéquemipuertaseabría.—Kyana, necesitamos hablar…—dejé aquel invaluable recuerdo a un
ladoyvolteéhaciaella.—Dime.—Entróysesentóenlacamaaunoscentímetrosdemí.
—Teapoyaré,séquiéneres,peroendefinitivanocomprendo.Jamáshashecho algo porque sí, alguna razón hay para este cambio de actitud—agarró lasudaderaquedejéenmediodelcolchónymemiróenarcandounaceja.NosetragabalodeLiam—.Hayotrarazón,otromotivo.Confíoentiyencómoteheeducado,porlomismonodesistiré,veotusojosymeasusta.Así que aunquenomeopondré aque tevayas, pues tú tienestodoelderechodeelegiradónde,noimaginesquelascosassequedaránasí,teestaréobservandoporquepormuchoqueinsistas,estonotienequeverconLiam,estoesotracosa.—Meacerquéaellaagotadayrecarguéelrostroensuspiernas.—No encontrarás nada, porque no lo hay… Y discúlpame, no quería
decirte lo que te dije… vivir aquí ha sido… —acarició mi cabellotiernamente.Sentirsucalormereconfortaba,meserenaba.—Losémuybien,miniña,notearrepientesniunsegundodehaberme
seguido,tehevistoflorecerysermásfelizquenunca,porlomismomedamiedoquenoestéstomandolamejordecisiónypeoraún,nosaberquéfueloqueteorillóahacerlo.¿Alguientehizoalgoquenotegustara?,¿telastimaron?, ¿fue Liam?...—Antes de que continuara la miré desde suspiernas, estaba pensando atrocidades y bueno, no es que no estuvieracruzandoporunarealmenteespantosa,peropordondeibasucabeza,no.—Mamá, detente, ¿cómo puedes pensar algo así? Sabes que no te lo
ocultaría—torciólabocanomuysegura—.Noesnada,essoloqueestoes lo que debo hacer, no tiene sentido continuar, no lo deseo—suspiróquedándoseasíunbuenrato.—¿Liamlosabe?—No…todavíano,estefindesemanahablaréconél…—Entonces es cierto, piensas terminarlo—En seriono lopodía creer.
Asentísinpoderdecirenvozaltaesaspalabras.Tomótodoelairedelqueeracapaz.—Estábien,creíquenoescucharíaestodetuboca,pero¿Quétepuedo
decir?,estuvida,noeresyaunaniñapormuchoquemeempeñeenvertede esemodo, has crecido y por alguna razón, ya no estás contenta a sulado,sinembargo,debessaberquenolotomarábienmiamor,seráalgocomplicado.—Losé—elevómirostroconmuchatristezaypreocupación.Buscaba
enmisojoslasrespuestasasuspreguntas.—Deacuerdo, si estás decidida…—rodeé su cinturamientras algunas
lágrimassalíansinpoderevitarlo.—Mamá…teamo…—Meabrazómásfuerteanteaquelgesto.—Yo también mi cielo, jamás podrás entender cuánto. Elijas lo que
elijas, eres y serás lomejor queme ha ocurrido, nunca lo dudes—Mebesóen la cabezay supeque también lloraba.Enese instante comprobéquehacía locorrecto,pormuchoquemeestuvierapartiendoelalmaendos,quemicorazónestuvieraentumiéndose,nopermitiríajamásquealgomalolesucediera,menossiteníalaformadeevitarlo.Liam llegómediahoradespuésde eso. Intentéparecer relajada, estaba
decidida, esa sería mi última noche con él, no me importaba lo quedespués sucediera, iba a hacer todo para que fuera inolvidable, aunqueluegomeodiaraporello.Aldíasiguienteteníapartidofuera,asíquenoloveríahastaeldomingo.Noteníatiempoqueperder.—Hola…—ledijealverloylobeséansiosaimportándomemuypoco
quemimadreaúnestuvieraencasa.SaldríaconRalph,asíquenotardaríaenirse.—Kya…—meseparótiernamentesinsoltarmeyconlavozmuyronca
—. Irina todavía está aquí… Dios… me vuelves loco…—Sus ojos sedilataron en segundos y ya respiraba agitadamente. Sonreí sin dejar deobservarlo,amabalareaccióndesucuerpoanteelmío.—Túamítambiény…tedeseo…ahora,hoy—Nosolíasertandirecta,
másbien se lo demostraba.Abrió los ojos desconcertadoymaravilladoporque fuese yo la de la iniciativa. Puso unamano sobremimejilla, sutactomequemó,haríacombustiónencualquiermomento.Liameramío,porlomenosenesemomento,necesitabasentirloporúltimavez.—Créeme,yotambién,todoeltiempo—sacudiólevementelacabezade
unladoaotro—.Eresloúnico,Kyana—sentíqueelnudoenlagargantaregresaría en cualquier momento, lo logré pasar. No esa noche, en esemomentoeramío…nomeibaaarruinartambiéneso.Mimadrebajóunosminutosdespuésynosmiróconfusa.Liammetenía
abrazadapor la cintura, ambos reíamos.Pestañeóvariasvecesyendodemirostrohastalamanoqueteníarodeandomicuerpo.Nocomprendía,laestabadesquiciandodeverdad.—Mevoy…—anunciómientrasterminabadeguardaralgoensubolso.
Cuandosedespidiódenosotrosvolvióaevaluarmiactitud.Liamfruncióelceñoalverla.—¿Estás bien, Irina? —sacudió la cabeza al escucharlo y sonrió
asintiendo.—Síclaro,algocansadaprobablemente…—Despuésmeestudiódeuna
forma que ni yo misma pude descifrar, pero que sabía tenía algo dereprobación—. Cuídense, nos vemos luego —despareció un minutodespués,deinmediatomesentíaliviada.—Estaba extraña ¿No? —señaló Liam desconcertado. Me encogí de
hombrosfingiendoindiferenciaylotomédelaplayeralograndoasíquevolvieraaponertodasuatenciónsobremí.—¿Enquéestábamos?...—lepreguntéenarcandounacejaprovocativa.
Rio al darse cuenta de lo que quería y un segundo después yame teníaatrapadaentresusbrazosbesándomedeunaformaquedeberíaserilegal.De a poco fuimos avanzando por la sala, hasta llegar a las escaleras.
Entre besos y risas cargadas de deseo fuimos subiendo hasta que mispiernas toparon conmi cama.Meaferré a él devorándolo sin remilgos,dejandofluirdemiinteriortodoloquemehacíasentir.Noqueríapensar,necesitabasentirlo,olerlo,fundirmeensucuerpocomosinadaimportara.Lo tumbé sobre el colchón para luego yo hacer lo mismo de forma
provocativa. Liam respiraba entrecortadamente, expectante,desconcertado, fascinado. Pasé un dedo por su pecho con deliberadacoquetería,subísuplayeraytoquésupielconposesividad.Teníaaferradamicaderaconsusenormesmanossinpoderdarcréditoamiosadía.Sinmás, bajé mi rostro hasta su torso y comencé a amarlo, lo hice comonunca antes. Era vital que mi boca lo conociera por completo, que susaborseinstauraraenmicerebrounaeternidadsierapreciso.Recorríconmis labios todo su ser delicadamente, mordisqueándolo, paseando mialientoporpuntosqueloestabanhaciendohiperventilar, tatuésuesenciaen mí sin frenarme, sin contenerme. Gemía, se quejaba y me rogabaparara.Loestabavolviendo locodedeseohaciendocosasque jamásmepermitísiquierapensar.Mesentíacompletayabsolutamenteansiosadeél.Tendido, rendido ante mí, colosal, excitado, ansioso, absolutamenterebasadoydeseoso.Asombradoyperdido,esoseransusgestos.Nosabíaqué hacer, jadeaba entrecortado, se retorcía, y yo… yo no pensabadetenerme, adoraba sentirlo bajo mi dominio extraviado en lassensacionesquelegenerabadeliberadamente.—Kya…N-n-nosigas,tel-l-losuplico—Meimplorócasiconunhilo
devoz,estabaapuntodecolapsar.Jamásmesentítanpoderosa,tanfuerte,pero es que verlo totalmente a mi merced de aquella forma, con ese
abandono, solo logró intensificar el sentimiento. Lo quería para mí,necesitabaquenuncaseolvidarademí,deloqueyoprovocabaenél.Jadeaba impresionado, con su cuerpo totalmente humedecido por la
transpiraciónquedelatabatambiéntodassussensaciones,buscaba,deunauotraformaquemedetuviera,peroloteníaalmáximo,yomismaestabaal tope, darle placer generaba en mí también placer, asombroso. Derepente,sinqueyolovieravenir,metomóentresusbrazostemblorososconfuerzaemitiendoungruñidocasianimalaltiempoquesesentaba,mepuso a horcajadas sobre él y se hundió en mí sin miramientos, sindelicadeza,sinmiedo,lograndoquemearquearadeformaimposibleantesuinvasión.Elalivioamitensiónllegóacompañadodeungritodetotalsatisfacción.Liamteníalamiradamásvidriosaquejamáslehubieravisto,parecía fuera de sí. No hubo suavidad, ni ternura. Hubo fogosidad,necesidad,deseopuroytotal.Unos minutos después, aún continuaba recostada a su lado igual de
impactadaqueélporlofuertedelencuentro.—Esperoqueestésbienconscientedequemehasarruinado,somosuno
sinremedio—Supechosubíaybajabarápidamente.Sonreíasintiendo.—Esaeslaidea—fruncióelceñoriendogirandohaciamí.Sucabello
estabacompletamenterevueltoyteníaaúnlosojosdilatados.—¿Sabes? Fue como si… te despidieras —mi boca se secó en ese
momentoyjuroquemicorazónsedetuvoporunossegundos.Meacerquéaéltomandosurostroentremismanos.—Creo que estas desvariando… de verdad te arruiné —asintió
entornandolosojos.—Es que, Kyana, esto fue…—Le puse un dedo sobre su asombrosa
bocaparasilenciarlo.—Quieronadar—No reaccionóduranteun segundoantemispalabras
tanfueradelugar.—¿Nadar?—Mepusedepieyfuihaciamiarmario,saquéunbañador
dedospiezasymelopusedeprisa.Cuandogiré,élaúnseguíaacostadosobre las revueltas sabanas observándome como si hubiera perdido larazón—. ¿Es en serio?—preguntó recargado en sus codos y enarcandounaceja.—Síoesque…¿Noquieres?—pusemigestomásangelicaleinocente,
sabíaqueesolodesarmaríadeinmediato.Seincorporódejándomecomosiempre,perplejaybabeando.Seacercóamírodeándomeporlacinturay
mepegóasugrandiosocuerpodesprovistoderopa.Eldeseomeatravesódenuevocomodosflechascerteras.—Meestasvolviendoloco…deverdadcreoqueloestáshaciendo…—
Mebesólánguido.—Liam… quiero ir a nuestra playa… por favor…—sonrió al darse
cuentadequeeseeraunodemisarranquesdeterquedadenloquejamásganaba.Asintióarrastrándomedenuevohastalacama.—Peroantestevolverélocayoati…ycuandoestemosparejos,iremos
ahí—Su aliento rozómi cuello, enseguida comprendí era cierto lo quedecía.Yasí fue.Supe,desdemipropiacarne, loque lehicesentirhacíaunosminutos.Nodejóniunsoloespaciodemicuerposinserexplorado,en ese momento entendí que jamás lo dejaría de amar y que nunca lopodríaolvidar,nuestroscuerposesanochesehicieronunodemuchísimasformas,eraimposiblequevolvieranafuncionarunosinelotro.Alasdiezdelanochellegamos,teníamosmuchotiempopordelante.—¿Porquéestaidea?—quisosaberantesdequebajáramosdelauto.—Porquehacemuchocalor—fingí echándomeaire a la cara conuna
mano.Yeraverdad,peroélsabíaquenoeraesalarazón.Eseeramilugarfavorito, lo fuedesdeque comenzóesa aventuraque ahora sabía, era lamejordetodamiexistenciaylaquemásdolormecausaría.Lociertoesquesolíamosircadafindesemanaporlomenosunrato,sinembargo,nodenocheymenosanadar.Pusolosojosenblancodivertido.—Eresterca.—Losé.Encuantoseestacionónoleditiempodenada,bajécorriendoynoparé
hasta llegar a la orilla del mar disfrutando la arena bajo mis pies, esotambién terminaría. La luna estaba llena, iluminaba todo en tonosplateados, el paisaje era etéreo, como salidodeun cuento.Su reflejo seproyectabaenelaguaysoloseescuchabaelsonidodelasolasaltronar.Amabaeso,eracomounapartedemí.Lo observé todo sin moverme mientras el aire nocturno mecía mi
cabello de esa forma que tanto adoraba. Todos los sentimientos semezclabanenmiinterior,estabaviviendoelmomentomásmaravillosodemividayunapartedemísesentíacálida,completa,sinembargo,laotraestabahelada,muertademiedoycomenzabaaacumularodio.Al recordar su rostro, un escalofrió recorrió mi cuerpo, era
increíblemente parecida a él. Lo paradójico era que uno calentaba mis
días,mividayelotro…lasepultaríaenuneternoinvierno.—Pareces…irreal—sabíaquemeobservabadesdehacíaunosminutos.
Sumirada estaba clavada sobremí y su voz era ronca, giré intentandosonreír.—Te amo…—susurré hipnotizada y perdida en sus ojos. Se acercó
lentamentecomosifuerapresadeunhechizoancestral.Mebesócomosiquisiera memorizar mis labios. Primero uno, luego el otro,succionándolos, saboreándolos, su tacto era gradual, pausado.Me elevóseparandomispiesporcompletodelpiso.—Eresmivida,Kyana,eresmicorazónyadoroqueasísea—Sinmás
comenzóadarvueltassobresupropioejeconmigoacuestas,mientrasyogritaba extasiada intentado liberar la tensión, olvidandodeliberadamentetodo lo queme carcomía, todo lo queme consumía. Esemomento eramío,erasuya,aldiablotodolodemás.Reísobresuslabiosenredandomismanosensucabellerasintiéndomeplena,aferrándomealmomentocomoquiendeseasalvarsedecaerenunvolcán.Unos minutos después caminamos en silencio. Existía algo en el
ambiente,eracomosiestuvieraenunsueño.Elaireeraespeso,caluroso.La sensación de su mano rodeando la mía lograba mantener mi pulsoacelerado, éramos uno y nada importaba, nada. Estaba junto a él y mesentíamásvivaquenunca,sabiendoqueelfinestabacerca,erainminente,esosolohacíaquetodofueraaúnmásintenso.Memetí lentamente almar acercándolo, sin dejar de verlo ni soltarlo.
Me siguió, nunca me negaría nada, siempre fue así. El contacto con elagua fría sobremi piel alertó aúnmásmi cuerpo.Asíme sentía, fría ycálidaalavez.Nossumergimossindejardebesarnos,sindejardetocarnos.—Cásate conmigo —susurró contra mis labios mientras el agua nos
mecíadecadentemente.—Liam…—Ya te lo he dicho, lo sé… pero es lo único que deseo… lo quiero
pronto, Kya. Al diablo la edad, al diablo eso de que no estamospreparados,dequefaltamuchoporvivir.Loharé,perocontigoamilado,sé lo que siento, sé dónde quiero estar, con quién —bajé la vistaperdiéndomeenlaoscuridaddelagua.Acunómibarbillaelevándolaparaquelomirase—.Noteasustes…soloquieroquesepasqueharétodoparaquesucedaloantesposible.Séqueteamarépaseloquepase,aundespués
de que deje de existir, que por mucho que crean que lo nuestro esresultadodelaadolescencia,esasombrosamentereal.Loquepasaesquehaypersonasquevivenunaeternidady jamás encuentran loqueyo sí aesta edad. ¿Para qué esperar si tú sientes lo mismo? —Lo abracéacomodandomirostroentresucuello.—Ysiempreseráasí,jamáslodudes.Laslágrimascomenzaronaescocermisojos,hiceunesfuerzoenorme
para que no salieran. Sus palabras se me clavaron muy hondo, lasrecordaría todami vida.Mi cuerpo se congelaba de solo pensar que enalgún momento dejaría de sentirlo; probablemente se enamoraría dealguien más y yo sería un recuerdo, algo que fue y que ya nunca máspodrávolveraser.Al notar mi tensión comenzó a hacerme reír. Lo lograba con una
facilidadasombrosa,sinesfuerzo.Nadamosunratoydespuésempezamosa jugar. Nos perseguimos corriendo por la arena, gritando,carcajeándonos como dos niños que no tenían ninguna preocupaciónsalvo divertirse y pasarla bien. Eso también era nuestra relación y loextrañaríatantocomoelrestodeloqueéramos.Terminamosenlaarenabesándonos,lospequeñosgránulossenosadheríansinimportarnos.Sabíamos que el tiempo se nos agotaba, pasaba de medianoche.
Estábamossentadosmirandohaciaelhorizonte.Lanocheera serena,yano había aire, ni nubes, el cielo estaba claro y nos dejaba disfrutar lamajestuosidaddelalunaelevadajustofrenteanosotros.Meteníarodeadaconsusbrazosyyosentíaquenadapodíasermásperfecto.Eserecuerdo,esa noche, serían a lo que me aferraría en los tiempos difíciles que seavecinabanyprobablemente…todamivida.Medejóencasaa launa,mimadreaúnno llegaba.Meduchédeprisa
secándomeel cabelloparaborrar las huellasdedonde acababade estar.Tomé su sudadera y me intenté dormir con ella bajo mi rostro. Meangustiaba pensar en el día que se le fuera su olor pues ya era casiimperceptibleycuandoesosucediera,yanotendríanada.Elsábadofuedifícil,élnoestaba,no lovería. Insistióquefueracomo
algunasveceshice,menegué argumentando tenermuchoque estudiaryporqueasípodíapasaruntiempoconmisamigos.Esanoeralaverdadenesemomento,misplanescambiaronsinqueyolopudieradecidir.Mi padre habló a mediodía. Estaba resuelto, tenía lugar en una
universidadenMonterrey,erabilingüeynotendríaproblemasparanada.
Debíairahacerunapequeñaevaluaciónelpróximofindesemana;eralaúnicaformadedarmelaoportunidad.Meinformósobrecarrerasconlasquecontabaellugar.ElegíDiseño,sabíaquenoerabuenaeneldibujoymucho menos creativa, eso representaría un reto y me mantendríaocupada. Siempreme gustó todo lo que tuviera que ver con cuestionesrelacionadasconedición,letras,dehechoesoibaaestudiar,sinembargo,yanomeinteresaba,nadamellamabalaatenciónsinélamilado.Todomedabaigual.Mi madre estuvo dolorosamente amorosa conmigo y mis amigos
insistieron hasta lamuerte que saliera con ellos.Robert llegó ami casaminutosdespuésdequecolgaraconmipadre.—¿Cómoestás?—Mepreguntóacariciandomicabello tiernamente.Él
tampoco la estaba pasando bien, el peso de la verdad no le sería fácilcargarloyesonomeayudaba.Locondenédealgúnmodoaunsilenciocruel,lastimero.—Peor…supongo—Merodeóporloshombrosymecondujohastael
jardín.Casinodormípensandounayotravezenloqueteníaquéhacer.Semantuvoamiladointentandodistraerme,nohabíamuchodequéhablar,ambospreferíamosolvidar.Fuimosal cinecon losdemásmás tarde, intentéponerbuenacara, fue
muydifícil.Lapelículanomeatraíaenloabsolutoylacomida,toda,mesabía rancia, arenosa. Robert, al igual que el resto, intentaba animarme.Fueronhorasmuylargasyelnudoenlagargantayalosentíadeltamañodeunamanzana.Liammehablócuandopudo;ambosteníamosdemasiadofresca la noche anterior y debo admitir que conforme pasaba el tiempounapartedemísearrepentíadehaberlapropiciado;sinembargo,muchomástardecomprendíquenohubierapodidosobrevivirsinella.Porlanochenoquiseiraunadelasfiestasdedespedida,nadiemepudo
convencer.Mequedéencasa,acurrucadaenmicamaintentandoponerlamenteenblanco,intentandobuscarlaformadepensarenunavidasinél,sineselugar,sinmisamigos,sinmimadre.Apretabalosdientestantoqueme dolía la sien. Esto estaba acabando conmigo, era demasiado paracualquiera,másparaunachicademiedad.Derepentemimóvilsonóysinprestaratenciónalnúmerocontestédesganadasuponiendoqueseríaunodeloschicosinsistiendoparaquelosencontraraallá.—Bueno.—Aúnnohascumplidotuparte,tequedancincodías.¿Comprendes?—
Un calambre asombrosamente doloroso recorrió primeromis pies parasubir de inmediato por mis piernas y atorarse en mi estómagoestrujándolo sin piedad. Era ella, su madre, y su voz sonabaasquerosamente tranquila, pero exageradamente amenazante. Se secómibocaynopuderesponderle.Mesentéenlacamasintiendoderepenteunataque de pánico, sí, tal cual: sudoración, palpitaciones, sensación deasfixia,malestar estomacal y terror,mucho terror—.Nomeprovoques,muchacha…todoestáenjuego,nobromeo,asíquemástevalepasareseexamenylargartedeunavez—traguécondificultadsintiendoentumidasmismanosy lospulmonescompletamenteencogidos.Colgósinesperarmi respuesta.Mequedéconel celular enmioreja asustada, literalmenteparalizada,yanopodíaevitarqueellaprovocaraesareacciónenmí,sabíasusalcances,loquepodíahacerme.Las lágrimas resbalaron de nuevo pormi rostro sin poder detenerlas,
¿cómoloharía?Aúnnolodejabayyamesentíavacía.Lloréporhorasdesesperadayangustiada,hastaqueenalgúnmomentomequedédormida.Tuvepesadillas,sueñosnítidosyreales.Medespertégritandoalsentirquemeenterrabanviva.Mimadrenohabíallegado,temblandoviolentamentemeabracédesesperada,teníamiedodecerrarlosojos,noqueríarecordarla sensación.Después de unosminutos descubrí que era justo comomesentía, a lo queme orillaba lamadre de Liam; condenarme a vivir unavidasinsentido.Sentí unos fuertes escalofríos, unas ganas inmensas de devolver el
estómago provocaron que me levantara de la cama como pude e ircorriendoalbaño.Variosminutosdespuésdeesomerecostétemblorosaysintiendo un gran frío enmi interior que sabía no lograría entibiar connada,mevolvíaquedardormidasindarmecuenta.Una angustia que estuvo a punto de ahogarme me despertó, estaba
empapadomipijamadelsudorquerecorríatodomicuerpo.Esedíateníaque hablar con él, ese día terminaríami felicidad ymi vida.La idea deposponerlome tentaba, pero yo ya no podía vivir con esa agonía y nopodíaseguirhaciéndoledaño.Merecíasaberloya,loamabamásqueamímisma,sabíaque loheriríademuerte,sinembargo, tenerlopresentesinquesucedieraloinevitable,durantevariosdías,memataríaamí.Deambulé por la casa. Liam ya me había llamado un par de veces.
Ganaronelpartidoyllegaronalpuebloporlamañana.Seescuchabamuyemocionado y ansioso por verme. En cambio yo no, no era que no
quisieracomérmeloabesos,¿cuándono?,peromedolíaprofundamenteloqueteníaquehacer.Mimadreyaestabaconlosnerviosdepunta,sabíaquealgonoandaba
bien.Mepreguntóunayotravezbuscandosacarmealgo,yolesonreíasinalegría y le daba un beso con ternura. Ralph llegó a las cinco, así quegraciasaélcesóelacosodelqueyaestabasiendovíctima.Liam apareció media hora después. En cuanto se asomó a la casa y
verificóquenohubieranadiealavista,mebesósinqueyolovieravenir.—Dios,Kyana,nohepodidodejardepensarenesanoche…—sonreí
sinmuchasganasalejándome.Arrugólafrenteobservándomeconfuso—.¿Pasaalgo?...Tienes lamismaexpresiónquehaceunpardedíasy…—acarició las marcas levemente purpuras que tenía bajo los ojos—. ¿Tesientesmal?—neguécongestodébil.Mamáyamehabíaamenazadoconllevarmealmédicosiasícontinuabajustamenteunahoraantes.—Nohedormidobien…—logrédecirconvozmuyapagada.Caminéal
interiorde lasala,dejándolodepie juntoa lapuerta.Queríadecirlequeyotampocodejédepensarenesemomentomágico,queloextrañécomounalocayqueloamabamásalládetodo.Nopude,miréhaciaafueraporunadelasventanasdelasalasinpoderhablar.—Meestásasustando,Kya,algonoandabienyquierosaberquées.Tú
noeresasí,pareces…otra—Novolteé,nopodía,necesitabajuntartodalavoluntadquemicuerpoteníareservadaparatodamividayasínosaltarleencima.—Liam,¡ganaron!—interrumpióoportunamenteRalphalverlo.Ambos
secaíandemaravilla.Resopléagradecidaporsuaparición.—Sí,Ralph,nopormucho,¿supiste?Estuvomuyparejo,noshicieron
deverdadsudar—escuchécomotronaronlasmanosalsaludarse,nomemoví,nisiquieralosmiré.—Bueno, ahora regreso, voy a sacar unas cosas del auto—señaló la
parejademimadreconaquellafrescuraquelocaracterizaba.Unminutodespués sentí cómo Liam se acercaba a mí. Maldición. Cerré los ojosfuertemente al sentir su olor inundar mi nariz. Me hizo voltear y meabrazó sin importarle mi distanciamiento. No pude evitar rodear sucintura.—Teamo,Kyana,ysiporahoranoquiereshablardeloquetesucedelo
entiendo… aquí estaré para cuando desees decírmelo —Me dio variosbesosenlacabezaabsorbiendomiaroma.Micorazónsedesquebrajabaen
miinterior.Cuando terminamos de cenar los cuatro y después de varias miradas
preocupadas sobre mí, decidí que era el momento. Nos dirigimos a laterrazaymesentéaunladodeél,estaveznomedijonada.Seencontrabacompletamenteconfusopormiactitud.Nosquedamosensilenciovariosminutos mientras él tomaba mi mano ansioso. Conté hasta tresmentalmenteymeaventéalprecipiciosinparacaídas.—Liam, el fin de semana voy aMonterrey—No supe cómo salieron
esasprimeraspalabras,peroyaestabahecho,teníaquecontinuar.—Nomelohabíasdicho,¿cuántotiempo?—Nolemolestó,nisiquiera
parecía desconcertado, aunque noté duda en su tono, intuía que losiguiente no le gustaría y que por ahí estaba la razón demi actitud tanextraña.Mantuvelavistaabajo.—Solo el fin de semana, voy a hacer una prueba… —dejó de
acariciarme,medicuentadereojocómosetensaba.—¿Unaprueba?,¿dequé,paraqué?...—Decidí que… voy a estudiar allá. Regreso aMéxico para cursar la
universidad.—levanté la vista, enseguidame arrepentí al ver sumiradadesorbitada,porsurostropasarontodaclasedeemocionesygestos.—¿De-de qué estás hablando?, nosotros vamos a estudiar enBoston…
yaestátodo.Esunabroma.¿Cierto?—No,quieroestudiarallá,losiento—Serecargóenelsillóncerrando
los ojos y pasándose las manos por el cabello.Mi voz sonó vacía, sinemoción.—No comprendo…—habló al fin serio.No dije nada—.Kyana… no
entiendo…—sujetómibarbillaehizoquelomiraraalosojos—.¿Quéestodoesto?...Dimequépasa—intentézafarme,noloconseguí.—Liam…yanoquieroiraBoston…«contigo»—pestañeóvariasveces
incrédulo.Sepusodepie lentamentedejándomeahí sentada.No teníaniidea de cómo lo logré, pero la conversación avanzaba justo como laplaneé, lo que jamás preví fue cómomi interior iba destrozándose concadapalabra.—¿Estás…estásqueriendodecirque…?—Suvozseestabaquebrando,
lo estaba lastimando y su dolorme estaba partiendo enmil pedazos. Sevolvióasentaramilado—.Mírame…—susurrósuplicante.Elevélavistasintiendoquemeahogaba,quemehelaba—.¿Quéocurre?Porfavor,telosuplico,nomehagasesto…nocomprendo…—respirévariasvecesantes
devolverahablar,cadapalabraeraácidoquedesbaratabamiesófagoymigarganta.—Es que… ya no quiero estar contigo—mentímagistralmente al fin.
Notéelefectoquetuvieronmispalabrasenél;loestabaaniquilando.Eracomoveraunmoribundo, tenerlacuraparasumalynopoderdársela.Apreté los dientes hirviendo de furia, de coraje, de indignación y de…miedo.Sí,leteníapánicoaesamujer,pánicodeloquepudierahacerleatodaaquellagentealaqueamaba.—¡¿Qué?!..¡¿Porquémedicesesto?!Noesverdad…losé…túmeamas
—Memordí el labio alejándomeotra vez.El llanto saldría en cualquiermomento—.¡Dimemaldición!—MeexigiósaberangustiadoyalzandolavozimportándolepocoquemimadreyRalphestuvierancerca.—Liam… se terminó… por favor —Me sujetó por los hombros
haciéndomegirardenuevohaciaél.—Kyana,meestásenloqueciendo,nomepuedesdecirestodespuésdelo
que hemos pasado, no después de lo de la otra noche.No te creo, algosucede,¿quépasa?...¿Hicealgo?...Dios,dime…EsRoger,¿teamenazó?,algoocurrió,quierosaberquépasa,¡loquierosaberahora!—Suéltameporfavor—Mivozsonabacomohielospuntiagudosquese
buscaban clavar justo en el centro de su alma. Abrió los ojos alescucharmeymeobedecióatónito.Noestabaacostumbradoquelehablaraasí.—Esverdad,¿noescierto?...Tú-túyanoquieresestarjuntoamí…Esa
noche… te-te despedías… Yo tenía razón —cerré los ojos con fuerzasintiéndome cada vez más ajena. Moría, lo podía sentir, ese frío queúltimamente había estado sintiendo se hizo más intenso y se estabaapoderandorápidamentedetodomicuerpo.—Sí —logré admitir retadora. Negó varias veces con los ojos muy
abiertosporlaimpresión.—No,mientes,noescierto…Séloquetenemos…Séloquetúsientes
pormí…Losé…Noescierto—sabíaqueibaaserdifícil,peroverloerapeor,muchopeor.—Lo siento, Liam, es así.Yo…ya no… te amo—decirlo en voz alta
rasgó mi garganta como si hubiese tragado navajas afiladas, era lafalsedadmásgrandequehabíadichoenmivida.Meobservóasombradoyconlamiradaempañada.—Mentira…¡Esaeslamásgrandedelasmentiras!—Apretólosdientes
ysuslabiosformaronunadelgadalínea—.Estoyperdiéndomedealgo…losé…losiento…teconozcomuybienyquieroquemelodigas…Loqueacabasdedecirnienmilaños lopodrécreer—Laconfianzaenmiamoreraciega,absolutaymeconocíamejorquenadie.¿Cómolograríaque lo entendiera, que me dejara ir? Comencé temer no lograrlo. Selevantófrustradoconlasmanosenelcabellodandovueltascomounleónenjaulado—Maldición,nopuedoseguiraquí,escuchartees…Dios,noséqué te está pasando, pero no te creo, grábatelomuy bien…No-te-creo.Harétodo,absolutamentetodoparasaberquésucedeyparaquedejesestatonteríaenpaz.Túestarásconmigocomosiemprelohemosdicho,comolohemosplaneado.Nopermitiréqueseadeotraforma.¿Escuchas?—Meincorporésiguiéndolo.—Nada cambiará lo que pienso, nada, Liam. ¿Por qué te cuesta tanto
trabajocomprenderlo?—girócon losojoscargadosdedesesperaciónyansiedad.Diunpasohaciaatrásinstintivamente,jamáslohabíavistoasí,estabacompletamentedescompuesto.—No puedo seguir oyéndote… ¿Qué sucedió contigo?... ¿Con lo que
sentías?...Kyana,esascosasnodesaparecendeundíaaotro,no intentesquetecrea.Estoesunmontaje,unamentira,sacadetucabezaquetecrea,olvídalo—necesitabacontraatacar,eralaúnicaforma.—Pues sucedió y es mejor que lo aceptes… Quiero que terminemos
bien… No estamos en edad de algo tan serio —logré decir con vozapagadalaúltimaparte,mirándolofijamente.Levantóunamanohastamirostroydespuéslavolvióabajararrepintiéndose.—Notienesideadelomuchoquemeestáslastimando…Nunca,jamás
permitíquealguienlolograrayahoratúendosminutosmehieresdeestamanera.Meestásmatando,¿notedascuenta?Yno,noloacepto.Kyana,estoesamor,confianza,recuerdaquetodoestetiempoyotambiénestuveahí.Losientocadavezque te toco,cadavezque tebeso…—Yantesdequeseleocurrierahacerlo,mealejélomásquepudeprotegiéndome.Silohacía,definitivamentenomecreeríay tendríaquevolvera intentarlo.Cerrólosojosdolidoalvermireacción—.Nopuedoentenderte…tengoque irme o… enloqueceré, me estás destruyendo y lo sabes—expresócompletamente derrotado. Un segundo después caminó a la puertafrotándose el cabello con fuerza—. No me daré por vencido jamás.Lucharéportiapesardetimisma…Séloquetenemosycreociegamenteenello—musitósinmirarme.Laslágrimascomenzaronabrotarsinmás,
sabía que ya no voltearía. Oí cuando salió de casa. Permanecí inmóvil,hundida,perdidaysola,mássolaquenunca.
16ODIADOINVIERNO
Ahí, de pie, en medio del lugar en el que muchas veces estuvimosdeseosos de compartir, me derrumbé en el piso recargando mi rostroempapadosobrelamesa.Sabíaqueaúnfaltabamás,meloacababadedeciryyonoeraninguna
tonta,evidentementenosedaríaporvencido,yonoloharía.Desplegaríasusarmas,meloharíapasarmuydifícilyesoyaseríademasiadoparamí.Elllantobrotóporvariosminutossinquepudieradetenerlo,mividase
desmoronaba. Todo lo que soñé desaparecía en segundos. ¿Cómo sesuponedebíaenfrentarlo?,¿cómoolvidarquelacausademidolorerasupropiamadre?,¿cómoevitarpensarquelonuestroestabamarcadodesdeelprincipio?No supe cuánto tiempo me quedé ahí. Tanto dolor me estaba
consumiendo. Mi mente brincaba frenética, desquiciada, de un lugar aotro,buscabaunasalida,laquefuera,peroparamidesgracia,anuestrosdieciocho años, no existíamuchoqué hacer.Bien podíamos irnos lejos,buscar trabajos, subsistir, incluso decirle toda la verdad a mi madre, yprevenirla,yluego¿qué?Ellalotendríaquedejartodo,contandoconqueno intentara hacer algo contra los padres de Liam, pues si lo hacía, noteníalamenorposibilidaddeganar.Porotrolado,élyyo,¿quéclasedevida viviríamos?, ¿huyendo?, por supuesto también pensando que mi…exnovionoledijeranadaapeticiónmía,cosaimprobable,losenfrentaría.Liamera frontaly entoncesno teníani ideade loquepudieran llegar ahacerydefinitivamentenoloaveriguaría.Yateníaunapequeñacicatrizenmicuerocabelludoquecumplíalafunciónderecordatoriodeloqueerancapacessilosretaba.—¿Kyana? —No contesté porque simplemente no la escuchaba, era
comosiestuvierasuspendidapensandoenmillonesdecaminosa lavez,unaopción,suconsecuencia,tristeza,otraopción,consecuencias,tristeza,enesecírculomeencontrabasumergida—.Kyana—suvozsehizomásaguda por la preocupación y perforó mi mente rompiendo con esa
desastrosaobsesión—.Kya…hija…—Alsentirelcontactocálidodemimadresobremimejillaaúnhúmeda,laenfoquépestañeandovariasveces—.PorDios,miamor…¿Quéestápasando?,¿qué teestáponiendoasí?—quisedecírselo,confesárselotodoenesemomento.Nopude,elnudoenlagargantacreciómásylaangustiameatacósinpiedad.—Mamá…yo…preferiríaestarsola—logrédecirponiéndomedepie
entumida.No tenía ni idea de cuánto tiempo duré ahí, pero… ¿quémásdaba?Paséasuladoysubícorriendohastamihabitación.Obviamentenosequedótranquila,mesiguióyentrósinmás.—Sabesmuybienloquesucedeyteexijoquemelodigas,¡ahora!—Me
sentéenlacamamirándolacontristeza.—Nada,essoloque…fuemásdifícildeloquepenséterminarconél.—
Nohablóporvariosminutos,nosemoviótampoco.—¿Lohiciste?—movílacabezadearribaabajodesganadaysinverla.—Síestandoloroso,¿porqué?—Porque…asítienequeser.—seacercófuriosacolocándosefrentemí
conlosbrazosenjarras.—¡Basta,Kyana!…Estoyanomeestágustandonada,¿aquéterefieres?
Quieroquemelodigasdeunavez.—Aeso,mamá.Porfavordejadeimaginarnoséquécosas,nomeestás
ayudando,élhasidomuyimportante,claroquemeduelelastimarlo,peroesonomeibaahacercambiardeopinión…Nadalohará.—Notecreo,eresmihija,notecreo.Ynosabescómomeduelequeno
confíesenmí,queloquehemosconstruidotodoestetiemponovalió,yaquenologréloúnicoqueesperabaconseguircuandotetuveporprimeraentremisbrazoshacedieciochoaños: tuconfianza.Peroalgosi tedigo,Kyana, no quiero pasar un susto como el anterior, me prometisteintentarlo, hazlo, después de todo tú lo estás decidiendo así que no tequiero ver deprimida, ¿comprendes? —mi madre también lloraba pordentroynosabíacómoevitartantodolor.—Sí, yo lo decidí y te juro que estaré bien—fue lo único que logré
prometerle.Acercóunamanohastamipómulo,lapasótiernaydolidaalavez.Se hincó frente amí buscando la verdad enmis ojosmiel.Dejé derespirarsintiendoquelaencontraría.—¿Sabesquésiento?Quehuyes,miamor—Elcorazónsedesbocótanto
queinclusomipechodolióyestuveapuntodeponerunamanosobrelazona—. Júrame que nadie te hizo nada, que nadie te lastimó…No estás
sola,hija,sialguienseatrevióadañarte,tupadreyyonodescansaremoshastaquelopague.Losabes.¿Cierto?—Dios,¿quéledecía?—Mamá,tejuroquenoesnadadeloqueconjeturas,essoloque…Liam
noesparamí…yeso…duele.—En eso no puedometerme, pormucho queme agrade el chico y le
haya tomado especial cariño, esas son tus decisiones, pero ¿Cómo noquieresquepienselopeorsinomedicesnada?—Confíoentitelojuro,essoloquenohaymásquecontar.Elhechode
seryo laqueyanoquiereestarconélnoquieredecirquenomesientapésimo, nodeseaba lastimarlo—negódándomeunbeso en la frente nomuyconvencida.—Sideseasalgúnconsejo,yasabesqueaquíestoy.Nodirémás,quiero
pensar que eso es verdad—bajé la vista hasta mis manos sintiéndomemiserable. ¿Cómo se supone debía manejar todo el dolor que estabacausandoalaspersonasquemásamabaenelmundo?—Gracias y lo es, te lo prometo —salió dejando un torturante eco
graciasaldébilchasquidodelachapa.Unavezsola,aspiréprofundamentemásvecesde lasquesupongoessanohacer,puesde repentecomencéasentirme un pocomareada. Contuve la respiración un segundo entero yluegoladejésalirlentamente.Asíseríamividaymásvalíaloenfrentaraconentereza,deotromodomeconsumiría.Mediunaduchacalienteintentandoqueelfríodesapareciera,eracomo
simehubieraencerradodentrodeuncongeladorporhoras.Lasensacióndisminuyó,peronodesapareció.Mesentésobrelacamaenfundadaenunalbornozy rodeémis rodillas recargandomibarbilla en ellas.Dejéquemivistaseperdieraenlaventana,necesitabaverlosárbolesmoverseconelairenocturnoylaluna,queaúnestabacasillena,iluminabatodoconsuluzblanca,mágica.LaspalabrasdeLiamacudieroncasideinmediatoamimente.Dios,solo
logróqueloamaraaúnmássiesoeraposible.Cómoodiabaaesamujeryquémiedo le tenía.Denuevouna lágrimasaliósinser solicitada.Élmeolvidaría y yo… yo lo amaría por siempre. ¿Qué haría con esesentimientoquemequemaba,queeradolorosamentepartedemiesencia,demíser,demisentrañas?AldíasiguientelepedíaAnniepasarapormí.Aveceslohacía,pronto
mi auto estaría listo y seríami turno de ir por ellos.Robertme saludóevaluándome.Mepreguntóconlosojossilohice,asentígirandohaciala
ventana. Annie notó que algo sucedía entre nosotros, no dijo nada,siempreeramuyprudente.Cuando ingresamos a la escuela sentí cómo una lápida caía sobremí.
Respiréhondo.Nomedoblegaría,nodebía.Caminé,sinbuscarlo,comosolíahacer,peroeradifícil,sentíaquealgojalabamibarbillaparaquelohiciese.LleguéamicasilleroconRobertallado.Unaflornaranja,comotodaslasquemedaba,estabaahícuidadosamentecolocada.Sentíganasdelloraryunsollozologróescapar.Hacereso,solocomplicaríamástodo.¿Cómolovolveríaaalejar?...Mequedéobservándolaporunmomentosintocarla.—Mierda,noseráfácil,Kyana—asentísinvirarhaciaaquellavozque
conocíamuybientodoloqueocurríayqueparecíaestarigualdeabatidoqueyo.Laquitédelicadamenteymelallevéalanarizolvidandoquenodebíahacerlo,podíaestarviéndome.La puse cuidadosamente entre las hojas de uno de los libros que tenía
dentro,sintiendocómomiamorasípermanecería,encerrado,recluidoenalguna parte de mi ser; jamás nadie abriría el lomo para sacarlo yhacermerevivirdesdemiinterior.—Respira,¿sí?Teveoenelalmuerzo.—Síy…gracias—Mediounbesoamistosoenlafrenteysefue.Matemáticas fue tan larga como la agonía que sentía, que tenía por
delante.EscuchabaaLanaparlotearsinpararsobreloquesepondríaparala fiesta de graduación y preguntándome una y otra vez qué coloresprefería. Max en cambio, se dio cuenta de mi actitud con tan solo unaojeadaami rostro.Meobservababuscando ledijera,quéera loquemesucedía.Salimosrumboalacafeteríaunahoraymediadespués.Caminéjuntoaellossinhablar.Mesentéensumesadándomecuentadeque losdesconcertaba no verme al lado de Liam, fingí indiferencia. Sentía sumirada,élestabaahí,aunosmetros,lopercibía…Dios,esosolíaencantarmedenosotros,nonecesitabahablarotocarme
parasaberqueestabaenelmismolugarqueyo,ahoraesosevolvíaenmicontraydolíasaberlotancerca.Meacomodédeliberadamentedándolelaespalda,noresistiríaverloytodavíafaltabalopeor:literatura.—¿Pasa algo entre tú y Liam?—preguntó Ray desconcertado. Negué
bajandolacabeza,mialmuerzoeratodomenosapetecible.—Hola…—dejéde respirar.Era él y saludaba a todos como siempre.
Chocó lasmanos con varios, cada tronido hacía sentir quemi corazón
saldría por mi garganta—. Kyana, ven un momento—No lo pedía, loordenaba.Melevantéinhalandoeintentandotomarvalorparaenfrentarlodenuevo.—Liam… estoy ocupada —logré decir anonadada por su devastada
imagen.Ambosparecíamosunosguiñapos,sucabellolucíadesordenado,peronocomosolía,másbiendescuidado,teníaojeras,losojosvidriososyestabaalgopálido.—Lo siento, tendré que interrumpirte —estaba… molesto. Max nos
estudiócomprendiendoquéera loquesucedía.Elchicoporelquedaríamivida,metomódelcodocondecisión.Enseguidasentíladescarga,mezaféfrustradayenojada—.Vamos…—señalóhaciael jardíndándomeaentender con esos estanques desanimados, que si me resistía, no sedetendría.Nolotenté,sabíaquesieraprecisomeelevaríaymellevaríaensuhombroadondequisierair,asíeraél.Caminamosunoal ladodelotro sin decir nada, sin embargo, era dolorosamente consciente de locercaquelotenía,delomuchoquesentíaporél.Cuandoestuvimossolosmedetuve.—Liam…porfavornolohagasmás…—Nomedejóhablar,tomómi
cuello con fuerza yme besó.Quise resistirme, quise aventarlo hacia unlado, no pude, mi cuerpo siempre hacía su voluntad sin consultarmecuandose tratabadeélporqueerasuyoyvivíaporsuser.Las lágrimasvolvieronasalir,meaferréasuplayeramientrasLiamtomabatododemísinlimitarseniunpoco.Meseparólentamentesintiendocómosualientoacariciabamimejilladeunaformadecadente,alverlaslágrimasenmisojoslaslimpióculpable.—Losiento,Kya,peroséqueteestásengañando,tútambiénqueríasesto
¿Por qué nos lastimas y mientes así? —tenía las manos dentro de lasbolsas de su pantalón, parecía completamente y absolutamentedesesperado.El llantoaflorósinpoderdetenerlo,misojosse inundaronprovocandoquemivistasenublara.Intentóacercarseamínuevamente,loalejédeinmediato,poniendounamanofrenteamí.—No, Liam… No, basta… no puedo estar contigo, por favor…
compréndelo… te lo suplico—mientras hablabay el aguaque emanabaempapabamismejillas, fui consciente de su dolor de una forma aguda.Sentíalgoenmiinteriorromperse,retorcerse,¿enquémundoyopodríasoportarserlacausadesusufrimiento?—Jamás creí que terminaría, era algo que simplemente… no pensé
sucediera, Kyana. Lo que te dije era verdad, es verdad… no sé cómolograrévivirsinmialma,tedimicorazón,mesientovacío,perdido.Porfavor, recapacita, dime lo que está pasando, te lo ruego —Sus ojosenrojecidos soltaron aquel líquido salado, lloraba. Tuve que darme lavueltaparanoverlo,sudoloreramíoymásaunsabiendoqueloqueyoledecíaeraunaasquerosay repugnantementirapropiciadapor lapersonaque,sesupone,másdebíaquererlo.—Ya te dije lo que tenía que decir.Lo siento, nomegusta provocarte
todo esto, estarás bien, por favor… nome busques… no lo hagas másdifícil—tomómihombrohaciéndomegirar.—No te reconozco, sabes que me estás matando, tú también estas
muriendoconestadecisión…¿Porquélohaces?—Deboirme,porfavor…—Leroguésollozando.Cerrólosojosyme
soltó.—No puedo retenerte a la fuerza, jamás haría algo que no quieras…
pero,noesperesquecomprendatodoesto.—Noloespero,soloquieroqueloaceptes—sentíqueconesaspalabras
seacababamialegría,enterrabamialma,deshacíamicorazónyseabríaungranhuecoenmi interior.Anduvedevueltaa laescuela,élsequedóahí,observandocómomealejaba.Me limpié la cara en uno de los sanitarios intentando tranquilizarme.
Entréaliteraturaaúnconlosojosrojos,noestabaahíyKellantampoco.Emmasesentóamiladoconelrostroperturbado,pidiósucambioaesaclase hacía algunas semanas, obviamente por Kellan, ahora eraninseparablesyesechiconecesitabaayudaconstanteenesamateria,porlomismoellaaccedió.—¿Escierto?—Mepreguntóenunhilodevoz.Asentísintenerelvalor
paraencararla.Laescuchésuspirar—.Nopuedocreerlo,Kyana…nodeti… no de ustedes —Me encogí de hombros intentando recuperar elaliento—.Perositúteves…igualopeorqueél…noentiendo.—Emma…porfavor,dejaeso,noquierohablarahora—Misojosmiel
selopedíansuplicantes.Pusounamanosobrelamíaapretándola.—Estásfría…¿Tesientesbien?—cuestionóahorapreocupada.—Sí…soloquenoquierohablar—Mivozapenassiseescuchaba.—Estábien,Kyana,notepreocupes,notepresionaré—Seloagradecí
mirandohaciaelfrente.Nosupequédijoelprofesordemiclasefavorita,nome importó,mis pensamientos estaban demasiado lejos de ahí como
paraquetuvieraalgunarelevanciasucátedra.EncienciasRobertsesentóa mi lado sin decir nada, de vez en cuando me miraba angustiado. Éltampoco laestabapasandonadabien, loveíaensusojos.Quedabandossemanas de clases, no lograba imaginar terminarlas, me sacarían apedazosdeahí.Enelsiguienterecesomerefugiéenlabiblioteca,noqueríapreguntas,
nopodíaveranadie.Toméunlibrodeficcióneintentéleerlo,necesitabamantenermicabezaenotracosa,todoloqueestabasucediéndomeparecíatanirrealcomoloqueleía.Cuandosonóel timbrecorríhastaatletismo,me cambié más rápido que nunca y llegué a tiempo. Susan y Lana yaestabanenlapista.Élsehallabaahí,escuchabasusgritosdereclamohaciaalgunodesuscompañeros.Seescuchabarabioso.Intenténomirarlo,sinembargo,nopodíaignorarelhechodequeestabaaunosmetros.Todomicuerpodespertabaconsusolapresencia.Lahoraymediatranscurrióasí;noseacercócomosolíahacer,sentísu
miradasobremímientrascorríaalrededordelapista,looímásquenuncadarórdenessincontemplación.Liamestabafueradesí.Procuréhacermimejor esfuerzo para que la maestra Hilling no tuviera queja sobre micomportamiento.Encuantoterminó,mecambiédeprisaydesaparecísinser vista; sabía que las preguntas comenzarían y no me creía en loabsoluto capaz de contestarlas. No esperé a Robert y Annie, necesitabapensar,caminar,estarsola.Llegué a casa, cerré respirando profundo. Un día menos. Subí sin
muchosánimosycomosifueraunamaldición,loprimeroquevifuesufotografía en lamesadenoche.Todoestaba tan impregnadodeél, cadaespacio,cadacosa.Losúltimosmesessededicóametersedeunamaneraincreíbleenmivida,tantoqueyanopodíarecordarcómoeraantesdesullegada.Miexistenciaseconvirtióenlasuyasinnisiquieradarmecuenta.Observémihabitación,nohabíaunrincónquenotuvieraqueverconél;
teníafotospordoquier,librosquemeobsequióconociendolaaficiónquetenía por ellos. Mi colección de música se amplió de una formaescandalosa gracias a que no paraba de obsequiarme algo que pensarapodríagustarme.Películasyunapequeñacantidaddepeluches,queconeltiempo,comprendiónoerandemitotalagrado.Ybueno,cientosdefloresnaranja quemantenía dentro de una caja de cartón, ya había perdido lacuenta,peroeranmuchas.Cadavezquepodíallegabaconunaenmanoodejabaunasobremiscosassinquemepercatase.
Mesentéenlacamasintiendoqueelmundo,mimundo,seveníaencima.¿Cómoborraríatodoeso?,¿cómolograríaseguiradelantetodaunavida?Meparecíaimposiblesinélamílado.¿Porquélopermití?,¿porquémedejé llevar de esa forma?...No había respuesta para eso, él jamás pidiópermiso, fue tansutil, tannatural,quenuncamefijéhastaquépuntonoscompenetramos y hasta qué punto ahora dependía de su cercanía. Serconsciente de todo eso solo me hacía sufrir más, no porque mearrepintiera,esojamás,sinoporqueeraloquequería,eraalúnicoalquele permití entrar ami corazón, amis pensamientos y ami alma.Ahorateníaquedejarloir,noporlasrazonesquesiemprepensémehartaríandeuna relación, sino porque para alguien, con una mente que no podíacomprender,noeralosuficientementebuena,aunquesabíaqueélpensabatodolocontrario.La vida durante dieciocho años no me enseñó su lado cruel, su lado
amargo, viví tranquila, rodeada de amor y aceptación. Digo… comotodos,tuvemisproblemas,sinembargo,nopodíaquejarmedenada.Peroahorapodíadecirquealfinlaconocía,quenosoloeracruel,sinoqueeradespiadada e injusta y esto paramí era un golpemortal. Tenía que serfuerte,teníaquehacerloquedebía.Mimadre,mipadreyyodependíamosdeeso,nopodíaarruinarleslavida,pormuchoqueesoimplicaraquelamía ya estaba completamente deshecha. Debía creer que mi juventudayudaría, que sin poder creerlo del todo, algún día lo superaría, que sihacía loquemepedía, lapesadilla terminaríay toda lagentequequeríaestaríabienytalvez,conlosaños,lograríadarlevueltaalahojamásfelizymaravillosademiexistencia.Una rabia ensordecedora se instaló de pronto enmi pecho. Grité, me
aferréaunademisalmohadas,lapeguéamirostroygritécomonuncalohabía hecho.Dejé salir todo el coraje, la impotencia, la frustración y eldolor.Lasmanosdolíanpor la forma tan intensaenqueestrujabaaquelobjeto,queenmiilusión,eraelpropiocuerpodeaquellaterriblemujer.Nomedetuvehastaquelagargantaardió,hastaquesentímequedabasinvoz,pueshabíaforzadotantoalascuerdasvocales,queseguronoestaríanprecisamentealegresde la tensióna laque lasacababadesometer,perono sabía qué más hacer, si no sacaba de alguna forma todo aquelloenloqueceríaolodiría.Preparélacena,hicealgunastareassinsabercómoyesperéensilencio
hastaquemamállegara.Cenamossinhablar,noeraqueellanolohubiera
intentado,soloquenoencontrabaecoenmí.Prontoserindióysededicóacomerconformándoseconmirarme.Alterminarsubí,meencerréenlarecámara,me senté en la esquina demi cama, justo frente a la ventana,como comenzaba a hacer desde hacía unos días. Dejé que mis ojos seperdieran en las verdes copas de los árboles. Parecían presas de unacancióndecuna,ibanyveníanalritmodeunsonidoinexistente,cuandolohacían,midolormenguabaunpoco,conscientementemedejabair,conelmentón recargado enmis rodillas y la vista fija en algún punto quemeprovocarafugarmedeloquemividaahoraera.Mi móvil sonó varias veces, no lo contesté, ni siquiera lo miré, no
importabaquiénfuera,noqueríahablar.—Kyana…—El chirrido de la puertame alertó, eramamá y tenía el
teléfono de la casa en sumano.Me tensé—. Es Liam—Al escuchar sunombreregresóeldolordeinmediato, todamirealidadsehizopresenteen una fracción de segundo. No sabía si responder, lo estaba hiriendodemasiado—.Hija… ¿Qué hago?—enarcó las cejas expectante, lamiréansiosa.Resopló,enseguidacolocóelteléfonosobrelacamaamenosdeun metro de mí y desapareció. Lo observé como si fuera un animalponzoñosodurantealgunossegundos.Conlamanotemblandoloacerquéamí.—Bueno…—Penséquenocontestarías—Suvozseescuchabaopaca,sinvida,igual
quelamía.Lagrietaenmiinteriorseprofundizóyalargó.—Liam,¿quésucede?—Norespondióenseguida.—Necesitoverte—apretéelaparatotanfuertequedetenerlacapacidad,
lohubierahechoañicos.Moríapordecirlequeyotambién,nodebía,teníaquelograrqueloentendiera.—Porfavor…notehagasesto.—Kyana,nopuedomás,apenasvaundíaynopuedomás,telosuplico
—Lágrimassilenciosascomenzaronarodarpormismejillas.—Liam,compréndeloteloruego,dateporvencido,olvídame…siguetu
vida por favor, esto… ya se acabó —El solo hecho de pensarlo, dedecirlo, hacía que me dieran ganas de gritar de nuevo de angustia, decelos, dedesesperación. ¡Milvecesmaldita!, si tan solohubiera existidounaforma,unamanera.—¿Cómopuedes decirme eso?Dime, ¿cómo?Nopuedo,Kyana, sería
como arrancarme la piel, no puedo, sé que nunca podré… ¿Por qué?...
¿Porqué insistes enmantenernos lejos?... Sémuybienqueno es loquequieresyesoeslopeor,algopasa,loséymeloestásocultando…Kyana—hablabatanrápidoycontantaimpotenciaqueapenassileentendía.—Liam, deja esto, déjalo ya… No hay nada, nada, simplemente se
terminó,esoestodo—loescuchéresoplar.—Nomedaréporvencido,eresmividayséqueestássufriendo tanto
comoyo,loveoentusojos,lovitodoeldía.Noséporquélohagas,nomeimporta,lucharéporti,eresloúnicoenmividaquevalelapenaynomerendiré…nunca…telojuro—Noalcancéadecirmásporquecolgó.Mequedéconelinalámbricoenlamanovariosminutosllorando.Esa noche busqué, como ya era costumbre, dormir. En momentos lo
lograba; sinembargo, laangustiayelmiedosemezclabande tal formaquemedespertaba sudando,miraba alrededorpara corroborarque todofuera una pesadilla. Observé el amanecer desde mi cama sin ya podercerrar los ojos, un nuevo día empezaba, el tiempo a pesar de todo nodejabadecaminarynosabíasiagradecerloomolestarme.AlllegarlahoraenlaqueAnniepasabapormí,salíapresuradaconuna
manzana en la boca, iba un poco retrasada gracias amimadre quemeobligó literalmente a comerme todo el desayuno y como beso dedespedida,mepusoaquelalimentoenlaboca.Alabrir lapuertadelacamionetanegraLiamestabaahí.Medetuveen
seco. Comenzaba a pensar que iba a ser imposible dejarlo. Estabarecargadoenellaymeobservabadesdeladistancia.Mispalmassudaron,mi respiración se detuvo y el objeto que estaba entre mis labios salióproyectado hacia el suelo. Unos segundos después logré recuperar unpocolacompostura,tomélamanzanayanduveconseriedadhaciaél.Encuantolotuvecerca,medicuentaseguíaconmalacara.Aunasí,me
mirabadeaquella formaquemehacíaperder la cabeza, elverdede susojosesedíanoeratanbrillanteyelgriscasiparecíainexistente.—¿Quéhacesaquí?—preguntélomásindiferenteposible.—Vineporti—lodecíacomosifueselomásnormaldelmundo.Negué
bajandolavistahastamispies.—No,Liam, no iré contigo—Apenas se escuchabami voz. Se acercó
peligrosamente,diunpasoatráscuandolotuvemuycerca,élsedetuvo.—Kyana, nomeobligues, sabes que si es preciso te llevaré cargando,
estoycansadodeestejuego—alcélamiradaintentandoparecermolesta,nopude, sus ojos eranpura tristeza y ansiedad.El nudo enmi garganta
amenazóconahogarme,logréhablarapesardeello.—¿Juego?, no es ningún juego, Liam, ¿por qué insistes en hacerte
daño?...Nadadeloquehagasharáquecambiedeopinión—Seencogiódehombrosintentandoparecerindiferente.—Eso ya lo veremos… ¿Vamos?—caminó con decisión y seguridad
haciaelotroladodelacamioneta,nomemovíniuncentímetro—.Kyana,sube —Ahora su tono era de molestia, lo ordenaba. Tragué salivaobservándolo fijamente. Era tremendamente atractivo, su cabello rubiooscurocayendolaciodesordenadoportodasucabezaypartedesufrente.Suslabioscarnososysabíamuybienquesuaves,susmanos,suenormeymaravillosocuerpoqueconocíadememoria.Negué.—Perfecto—regresóhastamídecidido.Supeloqueharía,abrílosojos,
él jamásse rendía.Comosiestuviéramos jugando,caminéhaciael ladocontrarioymedirigíalapuertaqueyaestabaabierta.Escalédeinmediatocerrandoenseguida.—Me puedes obligar a subir, pero no a hablar —lo previne con
indiferencia cuando se acomodó a mi lado. Asintió con los labiosapretados. Medio segundo después ya estaba poniendo el motor enmarcha.—Noimportaquenohables,loúnicoquenecesitabacondesesperación
era verte y tenerte tan solo unos minutos así de cerca y eso… ya loconseguí—odiabasucinismoyporotroladoloamabaconlocura.Fijé la vista por la ventana. Su olorme invadía comoun recordatorio
masoquistadeloqueélyyosolíamoscompartir,sentíaqueencualquiermomentoperderíaelcontrolylobesaríasinimportarmetodoloqueesadecisiónpodríaacarrear.Bajéelvidriodeinmediatoypocomefaltóparasacarmediotorsoporahí,necesitabaunairequenoestuvieraimpregnadode suaroma—.Séquedeseas lomismoqueyoyno sabes lo frustrantequeesnoentenderporqué te limitas,porquéno lohaces simueresdeganas —Me paralicé, apreté mi mochila temerosa de que tomara lainiciativa como el día anterior—. No te preocupes… no lo haré… porahora—parecíaentremolestoydivertido,no locomprendí.Loobservéturbada, no proyectaba ninguna de las dos cosas, en realidad parecíanostálgicoyafligido.Traguésalivacondificultad.Deprontomedicuentadequenoíbamosrumboalaescuela.Dehecho
ya la había dejado varias cuadras atrás. Lo encaré asustada,mis palmassudaban,nopodíarespirar.
—¿Qué-qué haces? —logré preguntar. Liam no se movió ni uncentímetro,nisiquieraparecíahabermeescuchado.Continuóconduciendoatravésdelascallesdelpuebloconabsolutacalma.Empecéadesesperar—.Liam,no iréaningúnsitiocontigo, llévamea laescuelaahora—Leexigírogandoquemehicieracaso.Porsupuestoquenolohizo.Comencéamordermeel labiocompulsivamente,ya lo sentíanuevamente sangrar.Dios,siseguíaasíprontotendríaquerequerirpuntadasenesazonademirostro.—Deja de hacer eso —ordenó con voz plana. Pestañeé mirándolo
demasiadonerviosa.—Liam,porfavor,nohagasesto…—Nomerespondiónuevamente.Me
fijéenelcamino.¡No!,nopodíallevarmeahí.¡Maldición!—.Tejuroquesinotedetieneslehablaréamimadre,¡regresaahoraalaescuela!—Legrité fuera de mí. Ya íbamos llegando. Se estacionó donde solía. Deinmediatointentésacarelmóvil,claroqueleavisaríaaella,aRobert,alapolicíasierapreciso,nopodíallevarmeahí,nolosuperaría.Detuvomimanoarrebatándomelamochila.Loencaréasustada.—NolemarcarásaIrina,nianadie.Vamosahablardeunavez,teguste
ono—Élnoeraasí.Neguémordiéndomenuevamenteellabio.Recargósu frente en el volante y abrió la puerta de inmediato escapandoobviamente de lo quemi maldito tic le generaba. Bajó con habilidad ycomenzóadarvueltasconlasmanosenlacabeza.Meestabamatando,meaniquilaba,mehería.Sentíunalágrimasalirsinpodermantenerlapormástiempodentrode suguarida.Aunasí,nomemoví—.Baja—loescuchéexigirconpartedesutorsodentrodelacamioneta.—No—Ledioungolpealapartealtadelalámina,cerróconfuerzay
sedirigióhaciamí.Abriódeunjalón.—Baja —Me limpié las mejillas ya húmedas. Observó mi gesto
desesperado,impotente,abriendoycerrandolasmanos.—Liam, te lo suplico, no aquí, quiero regresar—Negó perdiendo la
miradaenelocéano.—Eslaúltimavezquetelopido,Kya,baja—sabíamuybienquedeno
hacerlo,mesacaríaélmismo.Megirétemblorosaaltiempoquesehacíaaunlado.Unavezabajomeabracécomosituviesefrío—.Vamosalaplaya—retrocedí de inmediato aterrorizada. ¿Qué planeaba? Mi estómagoestabatantensoquepodíasentirlosácidosjugarenmiinteriorlograndoque sintiera todo revuelto—. ¿Sí te das cuenta de cómo estás? No me
mentirásmás,medirásdeunamalditavezquépasa,qué te tieneasí.Memiras como siempre lo has hecho; sin embargo, pareces asustada, lasombra de ti misma —Me aferró por la muñeca y me arrastróprácticamentehastadondedeseaba.Yoyallorabadesesperada.Mezaféencuantopude.—Nolohagas,dejaquemevaya—Lesupliquéquitándomelashuellas
húmedas demi dolor.Negó decidido viendo el reventar de las olas.Nohabía nadie en aquel paraje y no era que le tuviera miedo, eso jamás,simplemente temía de lo que pretendía hacer para convencerme, paralograrqueledijeraloqueocurría.—Laotranoche…tuhabitación,aquí…¿Porquélohicistesipensabas
terminarconmigo?—abrílosojossinpoderrespirarbien.Seencontrabaamenosdeunmetrodedistanciaviéndomedereojoconlasmanosenlosbolsosdesubermuda.—Yo… No tiene sentido eso —Me defendí. Lo escuché suspirar
ahogadamente.Miróalcieloporunossegundoscomobuscandoahíalgoque no lograba encontrar. Lo admiré sin poder evitarlo: alto, ancho,atractivohastaloinimaginableyelhombremásmaravillosoquesiquierasoñéencontrar.—¿Sabes?Cuandoentrasteaaquelsalón,túprimerdíaenelinstituto,te
vi. Te vi y pensé que estaba alucinando… Proyectabas una calidez quehasta ese momento desconocía… que nunca había visto en nadie. Teobservé andar, estabas muy nerviosa, lo sé, sin embargo, entraste conasombrosa seguridad… —lo escuché olvidando que mis pulmonesnecesitaban oxígeno—. De inmediato me di cuenta de que parecía unestúpido observándote de esa forma y…decidí ignorar el hecho de quealguien así estuviera a unos metros de mí, de que una persona, porprimeravezenlavida…lograraquedejaradepensarporunsegundoenmidesastrosayvacíavida…—giróhaciamíatravesándomeconsusojosgrises—.Ahí,esedía…sentíquealgodentro,enmi interiorsederretía.Te veía a lo lejos, siempre cuidando que nadie lo notara, reías tandulcemente…—elevóunamanoparaacercarseamirostro,sedetuvocontristeza, connostalgia—.Tuboca fueunade las primeras cosas quemenoquearon, ¿sabes?Angosta, pero carnosayde ese color sonrosado tanasombroso,aunquetambiéntucabello,enseriomoríaporsabercómosesentíaenredarunamanoenél,lamaneraenlaquetemanejabas…enquetevestías,enlaquemirabas.Todomeatrajodesdeelprimermomento…
sinembargo,logrémantenermeajeno,indiferentedeciertamanera…Noteníani ideaqueesamismasemanamellevaría lamejorsorpresademivida. Cuando te vi acomodarte frente a mí en aquel pequeño cubículo,olvidéporun instante loque estaba escribiéndole aKellan, reí, peronopor lo que pensaste, sino porque no podía creer que el destino meestuviera haciendo eso, parecía una broma. Te juro que detuviste mipulso… Por eso me porté así, por eso te pedí todas esas estupideces.Absurdo, cada cosa me intrigaba más de ti. Tú forma de hablarme, deverme sin temor, con desafío, tu inteligencia… Fue a partir de esemomento que ya no pude sacarte demi cabeza y después de verte en laplayaaquelfindesemana…Decidíque…tequeríaenmivida…quenopermitiría fueras de nadie, que… haría todo para que te enamoraras demí… que esa boca… sería solo mía —Cada palabra que dijo, cadahermosa confesión me fue dejando heridas en el corazón que estabaconvencida, ya nunca sanarían. No tenía idea de todo eso, ahoracomprendíaporquédecíasiemprequefuidifícildeconseguir.—Liam…—susurréatónita,llorandosinremedio.Metomóporlanuca
yestampósinmássuslabioscontralosmíos.Miinteriorgritóyaalbordede la desolación,mientras quemi cuerpo rodeó su cuello y lo besó. Elroce se intensificó,me tenía bien aferrada, gemía desesperadomientrashundía su lengua como intentando marcarme de por vida. Respirarcomenzó a costar demasiado trabajo.De inmediato fui consciente demiestupidez, de lo que acababa de hacer.Me separé forcejeando. Al darsecuenta demi intenciónme soltó. Susmejillas también estaban húmedas.Nosmiramosporvariossegundosconlasrespiracionesa tope—.Simevuelves a tocar…—Nome dejó terminar porque volvió a besarme. Elllanto se desbordó al sentirlo así, ansioso, desesperado, abrumado. Lascampanas de alerta resonaron como si fuera una chicharra de enormesproporciones en mi oído. Lo aventé chillando. Me observódesconociéndome.—Séquiéneres,nomeengañas,aúnmequieres…Nodejarélascosas
así…—Meadvirtiólimpiándoseconrabialosojos.—¡Esto se terminó! ¡Se terminó! —grité dejándome caer de rodillas
sobrelaarena.—Dimedeunamalditavez¿quéhice,porqué?Cómofuequearruinélo
únicopuroylimpioquehetenidoenmivida,cómofuequeestropeémifelicidad,mi futuro… ¡Dímelo!...—sollozó con lasmanos en la cabeza.
Liamtambiénestabarebasado.—Notienequevercontigo…sinoconmigo…Porfavor…Llévamede
regreso —Se hincó frente a mí y acunó mi barbilla con firmeza puestemíaquemequitara.—¿Vesestelugar?...Obsérvaloyjúrameaquí,ahoraquelodejarásatrás,
que lograrás olvidar cada momento que aquí vivimos, júrame que nosientesnadaalestaraquí…¡Júramelo!—intentéquitarme,nopude.—No hagas que te odie —solté ya sin armas. Pestañeó contrariado
liberándome al fin. Se puso de pie aún turbado, asombrado.Me levantéconelrostroempapado,perodecidida.Siporalgonossiguieronestomecausaríaunenormeproblema,además,siseguíaahíolvidaríalasrazonespor las que lo hería de esamanera—.Regresaré al pueblo…—anunciécaminandohacialacarretera.—¿No hay nada que pueda hacer para cambiar esto? —lo escuché
preguntarconunhilodevozamisespaldas.Neguésinmirarlocabizbaja.Pasóamiladodepronto—.Vamos,llegarásalterminarlaprimerahora—cerré los ojos llorosos y lo seguí lentamente.El trayecto no eramuylargo, no obstante, parecieron años ahí, adentro.La tensión era notoria,inclusosepodíasentircómomoléculasoscurasnospermeabanalosdos,comosiseburlarandenuestrodolor.Llegamosquinceminutosdespuésalaescuela,noesperéniunsegundo
más, no podía seguir teniéndolo tan cerca, oler su aroma dentro de esereducido espacio. Bajé de un brinco y me alejé sin decir másprácticamente corriendo. Necesitaba con desesperación respirar airetotalmentelibredesuolor,unsitiodondenoloevocaracadadosportres,un lugar donde sus ojos grises no estuvieran clavados enmí, donde nopudiera sentir la tristeza que le provocaba u olvidaría todo y haría unaestupidez.DeprontoviaAnnieyalrestofrenteaunoscasilleros,eltimbresonó
justocuandocrucé lapuertaprincipalpor loqueacababandesalirde laprimera materia. Ni siquiera recordé que pasaría por mí. Me acerquénerviosamientrasellamesonreíacontristeza.—No traesmejor cara…Noarreglaron las cosas, ¿cierto?—fruncí el
ceño confusa. Los demás nos escuchaban y esperabanmi respuesta conabsoluta atención. Maldición, lo que me faltaba, que ahora buscaranreconciliarnos,sihaceunosmesesqueríantodolocontrario.—¿Aquéterefieres?
—Liammehabló…élpasaríaporti,poresollegasaestahora¿no?—apretéel tirantedemimochila.Mesentíunatonta,claroqueél leavisó,eratípicodesucomportamientoarrebatado,impulsivo.Loquenolograbaentendereracómoellaseprestóaeso.Nolereclamé,noteníasentido.—Sí—contesté seria. Robert se puso a mi lado rodeándome por los
hombros con una clara expresión de culpabilidad e impotencia, él seenterójustocuandoyanohuboformadedetenerlaemboscada.—Estoescosadepareja…mejorvayamosa lacafetería.Dejemosque
KyanayLiamarreglensusproblemas—echóunamiradareprobatoriaaAnnie y a los demás. Todos asintieron intrigados y se fueron un tantodecepcionados.Robertpermanecióamiladopueslarabiayeldolormeanclaronalsuelo.—Ahora te alcanzo—le dije necesitando unmomento de soledad.Me
dio un apretón cariñoso en el brazo y se fue negando con la cabeza.Después de unos segundos decidí irme a perder nuevamente en labibliotecayconseguí,conmuchoesfuerzo,continuarconellibrodeldíaanterior.Ese hormigueo y esa sensación familiar comenzaron a envolverme,
elevé la vista y lo vi. Seguro me siguió, se encontraba a unos metrosrecargando su rostro y hombros en uno de los libreros con los brazoscruzados observándome con infinita melancolía. Negó varias veces deformacasiimperceptiblemientrassubocaeraunadelgadalínea.Agachélacabezaparaintentarcontinuarconloqueleíayconseguirperdermeenel escrito. Obviamente no pude… Supe exactamente cuánto tiempo meestuvo observando. Cuando al fin se marchó, solté la respiracióntemblando.Dejéellibroaunlado,crucémisbrazossobrelamesayhundíel rostroenellos. Intentéponer lacabezaenblanco,noqueríasentir,noquería pensar, ya no podíamás, esto parecía una película de terror,meestabahundiendoenunabismoenelquesabíaaunqueopusieraresistenciameabsorberíasinremedio.—Aquí estás—No salí del escondite al escuchar la voz de mi mejor
amigo. De pronto fui consciente de sus brazos en torno a mi cuerpotrémulo,al sentir sucalidezmisdefensas flaquearonycomencéa llorarcontra su playera humedeciéndola pormilésima vez en lo que iba de lamañana—.Esoestámejor…llora…llora—Yasílohice,mesentíadébil,vulnerable,sola,insegura,temerosayterriblementeenamorada.Acarició mi cabello durante varios minutos, sonó el timbre y
continuamosahísinmovernos.—Tienesqueir…aclases—susurréhipeandocontrasupecho.—No… aquí me quedaré —Me separó colocando sus manos en mis
mejillas—.Kyana,eresfuerte.—Robert,sientoque…yanopuedomás.Haceunratomeemboscó,me
llevóaunsitioquesignificamuchoparalosdos,fuehorrible…—Yaenesemomentosentíaal límitemis fuerzasymivoluntadestabasufriendoasombrosasembestidasqueestabaseguraenalgúnpunto,sederrumbaría.—Diablos…sabíaquenosequedaríasinhacernada.Pero,Kyana,tienes
quepoder.Dios...noséquédecirtequetepuedahacersentirmejor.—Robert, debo irme aMonterrey cuanto antes… Liam nome dejará,
sientelomismoqueyo,meconoce…—suspirófrustrado.—Creoque…tienesrazón.Nocederá,jamásloviasí,contigoesotro,
eressueje,porsupuestoquenotedejaríaasí,sinmás…Sinembargo,yanoquedamuchoparaqueelcursotermine—señalótriste.—Mehablapor teléfono,mesigue,vaamicasa,meobserva,hoyme
llevóaesesitio…yhaceunosminutosestabadepie justoahí—conmidedo le indiquédónde—.Nomecree,me lohadichomuchasveces,nocreeloqueledigo.Estáconvencidodequeleestoymintiendo,ocultandoalgo. ¿Qué hago?, ¿si le digo todo?, ¿sime arriesgo?—abrió los ojosatemorizado, nunca lo había visto así, palideció—. Robert, desde eldomingo que intenté terminarlo me repite una y otra vez que no serendirá,sabequenosoysincera.Ayermebesóyhoyigual,noes tonto,sabequeaúnloamoy…eljuevesseacabaelplazo.—Kyana…—tomómi barbilla con una seriedad queme erizó la piel.
Susojosazulesestabanclavadosenlosmíosdeunaformaextraña—.Sileconfiesas esto Liam no se quedará cruzado de brazos, no he queridodecirteloquesépornoatormentartemás,pero…suspadres,porloquehe escuchado en conversaciones entremis padres y otros adultos en lasquesesuponeyonotengoniidea,hanpasadosobremuchagente.Mierda¿Cómo te digo esto? Si… ellos quieren… tú, tu familia, tododesaparecerá… ¿Comprendes? Kyana, ella no está jugando, con unchasquido de sus dedos todo lo que te dijo se hará, no juegues a lavaliente.Telosuplico,nosoportaríasaberquealgoteocurrió,porfavor,estoyseguroquenielmismoLiamesconscientedeloquesuspadressonen realidad. Aquí todos tienen noción, saben que con ellos no se juegapues su cargo es importante y no toleran todo lo que no va con sus
propiosintereses.Sinembargo,yoséqueescierto, lafamiliadeunodemis tíos ya fue víctima de sus maniobras sucias en los negocios,investigaronunpocoy…decidierondar lamediavueltay comenzardenuevoenotracosa.¿Ahoraentiendes?—Mislabiostemblaban,micabezadabavueltas,¿cómodiablosmefuiameterahí?—.Túyahicisteloquetepidió,loqueLiamhaganolopuedescontrolar,esoellalodebióprever.Giré hacia la gran ventana con la respiración agitada. ¿Si yo hubiera
estadoenteradadetodoeso, lohabríaevitado?No,élmeatraíacomolamielalasabejas,pero…siélsílosabía¿Porquépermitióllegaratanto?Meregañéde inmediato,nodebíaculparlo,erabastanteprobable loquemi amigo decía. Es más, estaba convencida de que si Liam hubieseimaginado algo como esto, jamás hubiera permitido que avanzáramos,nunca.Meperdíeneljardínconlamiradadenuevovidriosa,cadapestañeada
lacerabamisglobosoculares,aunasí,derramareselíquidosaladoeramiúnicoconsuelo.—No lo culpes de todo esto—volteé asombrada por lo bien que me
conocía—. Liam te ama sinceramente, Kyana, ahora sé que jamás tehubieraexpuesto,eradeesperarsequereaccionaradeestaforma,sinadiepuedecreerquenoesténjuntos…ahoraimagínateaél,nolovaaaceptarfácilmente,solobastaverteparasaberque laestáspasando igualopeorque él, tus ojos están enrojecidos y parece que no has dormido bien endías, teencuentrasalgopálida—pusounamanosobre lamía sonriendocon tristeza—.Kyana,noes tuculpa,ni ladeél.Por favor,dejaque lascosasfluyanytúmantentefirme.Esloúnicoquepuedeshacer,sihubieraotra manera, una solución, te juro ya te la hubiera dicho, llevo díasdevanándomelacabezaideandoalgo,pensandoenunasalida,nolahayynotienesunaideadecómolosiento—asentívencida.—¿Cómoloalejo,siestandifícil?,meatraecomounimán,siempreha
sido así, es como si…no supiera dónde termino yo y empieza él—Leconfeséangustiada,sonrióconternuraalescucharme.—¿Sabesalgo?Apesardetodoesto,Liamtienemuchasuertedesentir
loquesienteydequealguiencomotúlecorrespondadelamismaforma.Siento pena por él, tener unos padres como los suyos, nunca fueenvidiable…—abriómuchos los ojos afianzando lo quedecía—.Hadeserunapesadilla,datecuentadehastadóndepuede llegaracambiarte lavida una familia como la que tiene… Solo espero que no pierda las
agallas que le he visto emerger últimamente y logre defender lo quequiere,quenovuelvaaserloquesolíayque…algúndíalogrellegaratinuevamente.—Robert…—musitéconagoníaalescucharlohablardeesaforma.—Escierto,Kyana,nopuedesesperarqueestojamássalgaalaluz,por
muyintocablesquesean,tienequesuceder.Unerror,algoy…cuandoesosucedaesperosehundanensupropiofangocomolasalimañasdepantanoque son, ese sería un castigo perfecto para personas con tanta soberbiacomoellos,eimagínatequesuhijo,justamenteél,fuerasuverdugo,esosíseríaépico—intentéimaginarmelaescena,nopude,probablementeéljamás lo supiera y si algún día se llegaba a enterar, ya tendría su vidahechayyoseríasolounrecuerdodelaadolescenciaalqueyanoledaríamucha importancia. No cambiaría en nada el hecho de que supiera laverdad,ennada.—Ojaláqueesonosuceda,ellosnuncahantenidounabuenarelación…
prácticamente no la tienen, si se entera podrían empeorarse las cosas,¿imagínatesaberdeloquesoncapacestuspadres?,esoseríaterrible,muydoloroso. Incluso,aunqueyoyanosea importanteparaél, la traición ledolerá,preferiríaquelascosasquedaranasí.Másdolor,másrencor,¿paraqué?,nadacambiaría loocurrido—pensarqueLiampudierasufrirmás,eraalgoquenopodíaaceptarsucediera;conmigobastabayconloqueélsufría ahora ya era suficiente. Sabía que su niñez no fue fácil ymuchomenos felizapesardequenohablabamuchodeesaépocadesuvidayaunque odiaba a esa mujer no quería por ningún motivo que Liam lopasarapeor,loamabademasiadocomoparaeso.—¿En serio, Kyana?... ¿Lo quieres tanto que preferirías jamás lo
supiera?—parecíasorprendido,incrédulo.Loobservéporunossegundosfijamente.—Loamomásdeloquepenséyesosí,niellaninadiejamáslopodrán
cambiar, no quiero saber que sufre más, no quiero —pestañeó variasvecescomoacomodandoesainformaciónensucabeza.Nocontinuamoscon lomismo,no tenía sentido, asíqueel restode la
horasededicóaconversarsobreotrascosas.Logródistraermeunpoco,cosa raraen losúltimosdías.Definitivamentesehabíaconvertidoenmimejor amigo de lamisma forma en la queLiam se volviómi corazón,imperceptiblemente.Encienciasnostocabajuntosasíquefuefácilmantenerelmismoestado
deánimo.Porotrolado,todosyasehabíandadocuentadequealgonoibabienentreLiamyyo,asíqueintentabanreanimarmeynotocareltemaapesardequecadavezsellevabanmejor.Elsegundorecesonomedejaronsola,porsupuestointentéescabullirme
hasta la biblioteca otra vez, no obstante, Emma se colgó de mi brazoimpidiéndolo y comenzó a decir algo sobre Kellan. Sin que me dieracuenta, ya estaba de pie junto al resto demis amigos en el gran jardíndondesolíanestar.Raymeofreció,sindecirnada,losapuntesdeliteraturaqueperdíesedía,loaceptéintentandosonreír.Meacomodéjuntoaellosenelpastoycomencéacopiarlosatenta.—Hola, chicos —era Kellan, elevé los ojos en automático, me
observaba entre molesto y confuso. Todos lo saludaron como solían.Rodeó a Emma por la cintura susurrándole algo al oído, ella asintiómirándomeporuninstanteydossegundosdespuésdesaparecieron.Supequeesecomportamientoextrañoteníaqueverconél,aunasí,regresémiatención al cuaderno. Era obvio que mientras yo estuviera ahí, sevolveríanadividir.Enhistoria,Emma,estuvoespecialmenteparlanchina.Parecíamuyfeliz
conKellanyélni sediga,deverdad laquería.Nomepreguntabanada,pero me estudiaba muy atenta, evaluaba mis reacciones, mis escuetasrespuestas.Alterminarsalíapasovelozdespidiéndomesinesperarla.Anduvehasta
mi casa temerosa de que apareciera, no fue así. La tarde pasó lenta, lamayoríadeltiempoestuvedenuevoperdidaenelpaisajequemeregalabamihabitaciónhaciaelexterior.Mimóvilsonójustoantesdequemimadrellegara.Extendílamanoyporinerciacontesté.—Diga—musitéfatigada.—Veoquenoestásiendonadafácil—Mecongelé,tododentrodemílo
hizo. Pestañeé varias veces al escuchar esa voz, a la que tantomiedo letenía. ¿Cómo fui tan estúpida?Mealejé del aparatopara ver el número,aparecíacomoprivado.Penséduranteunossegundossicontinuarconlallamada o simplemente mandarla al infierno, de donde estaba seguraprovenía. Recordé las palabras de mi amigo. Cerré los ojos de nuevoentrando en un ataque de pánico y lo acerqué de nuevo a mi orejatemblando.—¿Quéquiere?—preguntétratandodemaquillarmivoz,noledaríael
gustodequesupieracómometenía.
—Recordarteeltratoquetenemos,tedijequetequierolejosdemihijo.—¡Esoheintentadohacer!—argumentéfuriosa.Apretabatantoelmóvil
quemibrazoyalosentíahormiguear.—Nohasidosuficiente,muchacha.—Ledijequenomecreería.—Esenoesmiproblema,no tequierovercercadeélpormuchoque
insista,¿comprendes?—Medicuentadequehablabaporloocurridoesedíaenlamañana—.Todosigueigual,noloolvides,jamásloolvides,sies preciso tatúatelo en tu cerebro. ¿De acuerdo? —colgó dejándomeperpleja e hiperventilando. Escondí mi rostro entre las rodillasflexionadaseintentérecuperarelcontroldemímisma.Cuandomamá llegó, yo aún nome recuperaba. Bajé a cenar para no
alarmarlamás.Continuémuda.Noqueríamentirle,nuncalohabíahechoysihablaba,sobreloquefuese,mentiría,asíquepreferínodecirnada.—Kyana,estásmuypálida—Neguécomiendounpocodepasta—.Veo
quehoyvaaserigualqueayer, igualquedesdehacecasiunasemana…—Suvoz teníaun tintedeamargurayreclamo—.Estefindesemananoestarásyelquesigueporcomoveotodoteirás…Peroesevidentequenote importa,veoqueesoque traesen lacabezano tedejacerrarbien lascosas. Me da mucha tristeza, hija, verte así. Es como si te hubierancambiado,comosinofuerastú.Medueleverturostro,saberquesufresmuchoynosaberporqué…Kyana,amí tambiénme lastimascon todoesto,mesientomuyimpotente,desesperada,agobiada.¡Nomedicesnada!—posé mi atención sobre ella sintiendo de nuevo lágrimas asomarse.Odiabahacerlasentirmal,nuncagocéconello,poresomefuiavivirahíconella.Yahoranolopodíaevitar.—Mamá,teamo…Tejuroquenohaynadaquédecir—musitéconvoz
débilyentrecortada.Pusounamanosobrelamíaalescucharme.—Yotambiénteamo,mivida,paseloquepase,decidasloquedecidas
siempreseráasí…esonolodudes.Essoloqueveocómoestásechandotodos tussueñosa labordasinsiquieradudarlo,measusta—Noabrí laboca,nohabíanadaquédecir—.Estábien…veoquemequedaré igual;seguirássindecirmeloquesucede.Tejurointentorespetarte,peroavecesnopuedo,nocuandoveotucarita, tusojeras,cuandoséquenoduermesbienyquellorassola,nocuandoveocómotepierdesenesaventanaqueparece ser la única que sabe lo que te ocurre… Soy tu madre y jamásdejarédepreocuparmeportiycréeme…nuncapodrásengañarme—miré
miplatoconatenciónyenredéelespaguetieneltenedorsinmuchasganas—.Erescomounavelitaqueseestáconsumiendo…—Memetíunbocadoalabocaintentandonollorardenuevo.Elrestodelacenaestuvoenvueltaen un silencio aplastante y molesto que ninguna estaba dispuesta ainterrumpir.Cuandoterminamos,decidíleerenlarecámaraqueimprovisamoshacía
unosmeses para que Raúl durmiese. Era el único espacio en el que nohabíanadadeél.Sinsabercómo,mequedédormidaconellibrosobremiregazoyconlaropadeldía.Por la noche soñé con la llamada de la madre de Liam, me desperté
empapada en sudor aferrada a la almohada muerta de miedo. Por unmomento sentí que le hacía daño a mamá. Lloré desesperada de solopensarlo, fue tan real que me puse de pie y caminé ansiosa, pero ensilencio hasta su habitación. Ella solía dormir con la puerta abierta,measoméconelcorazónaúndesbocadoyahíestabacompletamentedormida.Lacontempléunrato,silesucedíaalgopormiculpanopodríavivir.Deprontosemovióypalmeóunlugarenelespaciovacíodelcolchón.—Ven,micielo…duerme—Nocomprendícómosediocuentadeque
yoahíestaba,peronodudé,meacostéasuladomientrasellamerodeaba.Lanecesitaba,lanecesitabamucho—.Cierralosojosyduerme,miamor,yotecuidaré—Ahí,entresusbrazos,elmiedoeramenor,logréconciliardenuevoelsueño.Paramiasombrodormímejorquelasúltimascinconoches,inclusofue
ella la que me levantó por la mañana. Me duché sin mucho ánimo.Miércoles. Mi coche lo entregarían por la tarde, ni eso me motivaba.Desayunéde prisa y antes de la hora en la que solían ir pormí, salí decasa, nome podía arriesgar a que Liam tuviera otro arrebato y que sumadremevolvieraamenazar.Lleguéyme fui directo amatemáticas sacando rápidamentemis cosas
del locker. Me sentía una fugitiva, lo cierto era que no tenía muchasopciones. En la escuela todavía no se escuchaban los bullicios, eratemprano.Mesentédondesiempreyesperéleyendoellibroqueseestabaconvirtiendoenmiúnicacompañía.Alosminutos,miscompañeroscomenzaronallegaraligualqueLanay
Max.Amboscontinuaronjuntoamícomoeldíaanterior.Cuandoterminóla clase Ray y Billy ya estaban afuera del salón, me arrastraron a lacafeteríaynotuvemásremedio.
De verdad agradecía sus intenciones, pero prefería alejarme. Liam noestabaahí,losabía.Intentaronhacermereír,distraermeyaunqueaveceslo lograban, me sentía ajena a todo, como si estuviera a muchoskilómetros de todo lo que ellos decían. En literatura entré junto con elresto y lo primero que vi, fue a él. Estaba sentado donde solíamossentarnosymeobservabaconprofundatristezayañoranza,lucíapálidoybastante desmejorado. Agaché la mirada, sintiendo un vuelco en miestómago mientras caminaba por el último de los pasillos paraacomodarmejuntoa loschicos.Nadiedijonada,se limitaronahacermeunlugaryasonreír.Sentísusojosclavadosenmiespaldatodalaclase,nolohabíavistodesdeeldíaanteriorcuandomeobservóenlabiblioteca.Supresenciaalterabatodosmissentidos,acelerabamipulsoysecabamiboca;aúntandescompuestocomoseencontraba,erademasiadoguapo,deverdadmevolvía loca.Fueelprimeroque saliócuandoel timbre sonó,huía.Mesentímuyculpableporloqueleestabaprovocando,midolormeconsumía,peroelsuyoestabaterminandoconmigo.Ingléseralaterceraclasedeesedía.SalvolassonrisasburlonasdeJane
yCate,nadafueradelocomún.EncuantoentréahistoriaviaEmma,nohabíahabladoconellaentodo
eldíayaqueestuvoconKellan.Mesentéasulado,callada.—¿Estásdecididaapermanecermuda?—volteéextrañadaalescucharla.
No estabamolesta, parecía preocupadamientrasme sonreía tiernamente—.Nomemiresasí,en losúltimosdíasapenassi teheescuchadodeciruna palabra… Kyana ¿qué sucede? —puse toda mi atención en micuaderno sintiendo un nudo en la garganta. La quería mucho, pero nopodíasaber,eranoviadeKellany…yahabíaimplicadoaRobertentodoesto,nodebíahacerloconalguienmás.Colocóunamanosobrelamía—.Estáspálidayojerosa,nohablas,no ríes…enserio todosestamosmuypreocupados…incluso…él.—Noesnada,Emma,essoloque…mesientountantopresionada,me
gustaría que dejaran esto en paz —logré decir en susurro. La escuchésuspirar.—Mírame—Meexigió.Levantélosojoslentamentehaciendoloqueme
pidió—.Kyana, todoestoesmuyextraño, túnoeresasí,noactúasasí…Nomeengañes,no lohagas…Porqueaunque jamásmedigasquées loquetehallevadoatomarestasdecisionesnuncapodrécreerqueesporquequieres.Liamestámal,túestásmal,sufrenmuchoporestarseparados,él
insistirá… —cerré los ojos con fuerza sintiéndome agotada de todoaquello, eracomosimeencontrara enmediodelmarypormuchoquebracearanollegabaatierrafirme.—Dilequenolohaga…nocambiarédeopiniónynoregresaréconél,
Emma,hazqueloentiendadeunavez.—¿Ycreesquemeescuchará?…Olvídalo.Paraéleres…todo,parece
que le arrancaste la vida,Kyana—entendíamuy bien esas palabras, erajustoloquesentía.Elprofesorllegóenesemomentoyentródellenoalaclase.Permanecíensilencio,sentíaunasganasenormesdellorar,desalircorriendo y decirle a Liam toda la verdad. Pero no podía ni en esemomento…ninuncaylasituaciónyarayabaenloridículo,ahoratodosintercedíanporél,pormí.AnnieyRobertme esperaron afueraparaqueno lograra fugarme, no
dijeronnadamientrasnosdirigíamosalauto.Eneltrayectonosedijonimediapalabraysolohablécuandometuvequedespedirdeellos.Sentísusojos observándome mientras caminaba hasta la puerta de mi casa. Encuanto estuve adentro me recargué en ella sintiendo que el llanto sedesbordaba,medejécaerresbalandomiespaldaporlamaderahastaquequedécompletamentesentadaenelpisosollozandodesesperada.Mediahoradespués,logréhacerlacenayesperésentadaenelcomedor
aquellegaramamá.El resto del día fue igual que los anteriores, con la diferencia quemi
autollegódespuésdelacena.Esanochevolvíatenerpesadillasyterminédenuevo en camademimadre, ese era un lugar seguro, sentía que susbrazosmeprotegían,erancomounescudocontramismiedos.Eljuevesestuveconlosnerviosdepunta,esedíasecumplíaelplazo.Yo
yahabía tiradomivida al drenaje, así que esperabaque fuera suficienteparaellaynomebuscaramás,noqueríavolveraescucharsuvozenmivida.Nopudecomerentodoeldíayelsonidodecualquiermóvilmeponía
enalertadeunamanera enfermiza.Llevé aRobert a casa, yaqueAnnietuvoquequedarse.Nopudosacarmeniunapalabraeneltrayecto,estabaigualomáspreocupadopormíqueel resto.Lociertoeraquenopodíaactuardeotraforma,yahabíahecholoquedebíayesoeraunacosa,peroenfrentarloconunasonrisaenlacaraeraotramuydiferente.Miexteriornoproyectabaniunacuartapartedelodevastadaquemesentíapordentro.—Kyana, te ves…mal—dijo frente a su casa con el semblante triste,
desencajado.Asentímirandohaciaelfrentesinsoltarelvolante—.Séqueno puede ser de otra forma, pero… me da miedo, esto está acabandocontigo…Estoypreocupado.Déjameayudarte…noestáspudiendosola,es evidente —se encontraba sentado con su cuerpo girado hacia midirección,consternado.—Robert,mividase terminó.Dejaréamimadre…Nopodréregresar
jamásaquí sinqueella seentere…Lodejéaél,nomequedaránadadeestesitio,¡nada,absolutamentenada!—gritéalfinal.Estabamuyalterada,peroélmeescuchabasereno—.Nopodréestudiardondesoñé,conquiensoñé, losdejaréaustedes…¡¿Noentiendesquemearrebató todo?!...Mesientovacía,solaydesolopensarenloquevienesientoganasdegritar.¡Nopuedomás,Robert!,nopuedomás—elllantonomepermitióseguirhablando.Meacercóaélymeabrazóprotectoramente.
—Eso,Kyana…desahógate,noesparamenos.—Yesohice.
17sINFINALFELIZ
Papállamóparainformarmequemivuelosalíaaldíasiguientedespuésdeclases.Loquerestóde la tardemeescondíen larecámara intentandoestudiar para el examen del sábado. El temario estaba fácil, era unapequeñadistracciónymeaferréaellacomoaunclavoardiente.Mimadremesubiólacenaynosefuehastaquelaterminé.Continuéhaciendolosejercicioshastaelamanecer,nosupeaquéhoraelsueñomevenció.Desperté con los papeles alrededor revueltos.Me duché y vestí como
una autómata. Salí de casa a tiempo, pasé por mis amigos y llegamospuntualmente.Medirigíamicasilleroyempecéasacarloslibrosparalaprimeramateriasintiendounaenormeyabsolutaindiferencia.—Kya…—Mismanoscomenzaronasudaralescucharlo,lovialentrar,
pero no pensé que se acercaría. El día anterior no lo hizo por lo quellegué a pensar que no lo volvería a hacer aun con el dolor que esoimplicabaenmialma.Cerrélentamenteellockersintiendocomosiempre,mi corazón palpitar alocado. Ahí estaba recargado con la miradacompletamentevidriosa,parecíanohaberdormidoendíasysusojosnotenían la luz que solían reflejar. Liam se encontraba al igual que yo:devastado—. ¿Puedo… hablar contigo? —su voz era raposa y plana.Negué agachando la cabeza, no soportaba verlo así—. Serán unosminutos…Loprometo—memordíel labiosinsaberquécontestarle,seacercóamíen reacciónaaquelgestoque lovolvía loco,quedemostrómillones de veces, no podía resistir. Puse una mano en su pechodeteniéndolo,sabíaquesilohacíaestaríaperdida.—No—Cerró los ojos sinmoverse, la descarga que produjo tocarlo,
fueaúnpeor.Tomómimanoy la sostuvoahíporunos segundoscomosaboreandolasensacióndemitacto—.Tengoqueirme—logrédecirsinsabercómo.Abriólosojosylosclavóenlosmíos.—Tú… me amas… Lo sé, lo veo. Lo… siento —quité mi mano
rápidamente.—Dejaeso…porfavor,Liam…telosuplico.
—¿Irás a Monterrey? —Asentí apretando los libros a mi pecho conambasmanos—.¿Estásdecidida?—Sí—susurré.Pasósusmanosporelcabellodesesperado.—Dimesipuedohaceralgoparaquecambiesdeopinión,Kyana…por
favor,teloruego—Cómolamentabaescucharloasí;desesperado.Estabaconvencidadequesiledecíaalgunalocura,laharíayesomerompíaaúnmás.—Nada,Liam,nadavaahacerquelohaga,estoydecidida…Losiento.—Meestásvolviendoloco…telojuro.Pormuchoqueintentonopuedo
entender qué fue lo que ocurrió, por qué estás haciendo todo esto. Lonuestro era… perfecto… teníamos planes… nos amamos… nocomprendo.Kyana,novesquetomastetododemí,nomedejastenada,meestás destrozando, ¿no te das cuenta? —de verdad parecía confundido,perdido,desolado.—Tengo clase… —logré decir sin llorar, el nudo regresaba
peligrosamente, pero ante él no podía derramar una sola lágrima más.Teníaqueser fuerte.Recargóunamanoconelbrazoextendidosobreelcasillerodondehacíaunmomentosehabíaapoyadoybajólavista.—¿Así?...¿Sinmás?...¿Sinexplicación?—Noséquédecirte…yatedijequelosiento,estoseterminó,¿quémás
quieresquetediga?—Medilavueltasinpodertolerarmássucercaníayme alejé sinmirarlo. Escuché un golpe seco sobre el locker. Fue él, losabía.Nogiré,lasituaciónloestabamatandoyamíyameteníaenterradasinposibilidaddeverlaluznuevamente.Lleguéaclase.Yahabíacomenzado,elprofesorEdwardsmepermitió
entrarsinproblema,siempreeramuypuntualyseguramentemiexpresiónlehizo saberquenoestabadel todobien.Me senté en silenciómientrasLanayMaxmeobservaban.Sihubiesentenidooportunidad,sabíaquemehabrían preguntado. Lana se encontraba ami lado, de pronto colocó sumanosobremibrazocariñosa.Sentícómounalágrimaresbalabapormimejillasinpoderevitarlo,lalimpiérápidamente,fuetarde,ellalavio.—Quisieraentenderte—musitótanbajoqueapenassilaescuché.Clavé
mis ojos en mi cuaderno sin contestarle. En cuanto terminó la horadesaparecí. Me perdí en uno de los jardines abrazando mis rodillas ydescansando mi cabeza sobre ellas. La media hora pasó con mayorfluidez.Fuialiteratura,entréconlamiradaenelsueloyasílogréllegarhastaellugarqueúltimamenteestabaocupando.Liamestabaahí,nopodía
verlo,noquería. IntentéseguiralprofesorRogers,mientrasMaxseguíaevaluándomedesconcertado.CienciasfuemássencilloconRobert,ahítodoeramásfácil.Noreí,ni
hablémuchocomomehizoverEmmaeldía anterior, sin embargo,medistraíanporloquelograronqueelrelojavanzaraunpocomásveloz.Enelrecesotodossalieronamialrededordecididosaquenomeescabulleranuevamente.Alllegarallugardondesolíamosestar,viaLiam.Medetuveen seco, conversaba serio conMax,Kellan yAnnie. Robertme empujóligeramente para que siguiera. En cuanto llegamos, ellos nos miraronsilenciándose. Emma se acercó a Kellan cariñosa, pero él, al igual quetodos,nomequitólosojosdeencima.Me senté en el pasto al lado de Lana, Susan y Sara. Las tres me
sonrieron,estabaseguraqueescucharon,lohabíanhablado.Saquélaguíaintentandoignorarlosycomencéaestudiar.UnossegundosdespuésLiamsealejódespidiéndosedeMaxconungranchoquedemanos.Noeranlosmejoresamigos,peroparecíaquehabíanlimadotodaslasasperezas,sincontarqueyosolíasersupuntoencomún.Kellan permaneció ahí acomodándose al lado de nosotros con Emma
entre sus piernas, mientrasMax y Annie se unieron al círculo como sinada.Pocoantesdequetimbraran,laschicasyyonosfuimosacambiar.No abrí la boca en todo el receso, ni siquiera despegué la vista demishojas.Atletismofuedifícil,élestabaentrenandoahíyotravezescuchabasus
gritos,seguíamolesto.Laprofesoranoshizopruebasderesistencia,eraelexamenfinaldeesamateria,lapróximasemanatendríaelresto.Porlomismohubodemasiadosmomentos libres.Loobservéa lo lejos,amabasusmovimientos en la cancha, era como si estuviera hechopara eso, elequipolehacíacasoyelentrenadorconfiabaplenamenteensuproceder.Ese fin de semana sería la final en Myrtle Beach, y el siguiente lagraduaciónyelbaile.Intentérecordar,sentadaenlasgradasesperandomiturno,elprimerdía
de clases. Cómo cambió todo… Reviví la primera vez que lo vi… fueciertamenteenliteratura,ellosreíanyelprofesorRogerssemolestóporlo que los amenazó, Liam se limitó a mirarlo retándolo. Esa fue laprimeravezquetambiénmisojosseposaronenélyjamássospechéquelos suyos ya me habían identificado, mucho menos que generé todoaquello en su interior conmi sola presencia. Era increíble que ya nada
fuera igual a aquel día a finales de septiembre. Todo terminaría en unasemanayseríacomosinuncahubierasucedido.Losmesesmásfelicesdemividadesaparecerían,solomequedaríanlosrecuerdosyelvacíoenmiinteriorquemerecordaríanquefuereal.Mi vuelo salió a las nueve, mamá me llevó al aeropuerto junto con
Ralph. Regresaría el domingo por la mañana. Me deseó suerte en lapruebaymepidióquemecuidara.Llegué en lamadrugada aMonterrey, hubo escala enHouston de tres
horas y eso hizo un poco pesado el viaje. Mi padre aguardaba en lasllegadas internacionales, en cuanto me vio, su expresión cambió. Meabrazópreocupado.—Hija… ¿Te sientes bien? —asentí separándome de él. Tomó mi
pequeñamochilayse lacolgóenlaespalda.Merodeóporelhombroycaminó hacia el estacionamiento. Me abrió la puerta entregándome midiminutoequipaje.Unos segundosdespués tambiénsubió.Noprendióelauto,enlugardeeso,giróhaciamí—.Irinameloadvirtió…nolepudecreer,penséqueexageraba…—locontempléconojoscansadossinsaberquédecirle.Acariciómimejilla—.Noteparecesennadaalajovencitadehaceunosmeses…Teves…infeliz—Asímesentía—.Vasaestarbien,Kyana,yovoyahacerqueestésbien.Peroantesmejurarásamítambiénquenadamaloocurrió,quenadietehizonada…—Porunmomentodudéen decirle todo. Confesarle lo que en realidad sucedía.De inmediato lodescarté, si papá no le daba la importancia que yo sabía tenía, todo seconvertiría en una pesadilla de enormes proporciones y si mi errorgenerabaalgo irreparable, sabíaqueno lograríasaliradelante,pormuydecidido y exitoso que fuera en lo que hacía, ellos lo aplastarían sinproblema.—Papá,mamáinsisteconeso.Nohaynada,solonopuedoseguircon…
Liamynohasidonadafácil.—Esomedijo,peronocomprendo,sinoessencillo,¿porquélohaces?—Porque…somosmuyjóvenes,nocreoqueestemospreparadospara
algo tan formal —¡Guau!, ya mentía con una facilidad asombrosa. Meestudióporunos segundoscomosopesando si loque ledecíapodía serverdad.Alfinalsonrióenarcandounaceja.—De acuerdo, te creeré porque sí sé lo que duele concluir con una
relación,pormuchoquesealomejor.Aunquetediréalgo,notienenadademaloquelascosasseantanserias,Kyana, loquees importanteesno
dejardeserunomismoporpermaneceralladodelotroyeso,miniña,séque a ti no te sucedió… Sin embargo, respetaré tu decisión… —unsegundodespuésprendió elmotordelAudiy arrancó sindecirmás.Alllegarasucasa,Miriamyanosesperaba,hacíauntiempoquenolaveía,merecibióefusiva,mipadrelalimitóconlamirada,enseguidadisminuyósuaspavientoymetomódelasmanosconternura.—Estoymuycontentadequehayasdecididovenirte,Kyana…estaestu
casa.—Gracias,Miriam—agradecí conunadébil sonrisa.DeprontoCarla,
mi media hermana de trece años, bajó corriendo y se me echó encimaimportándolemuypocoquemipadrelahubieraintentadodetener.—Qué bueno que vas a vivir aquí, Kyana, todavía no lo puedo creer
hermanita—la rodeé sintiendo un poco de paz, no era alta,me llegabadebajodelabarbilla,sinembargo,crecióbastantedesdelaúltimavezquelavi.—Yotambién,Carla.Mipadrenosobservósonriendomástranquilo.—Kyana…elexamenseráalasocho.¿Deseascambiarte?—neguécon
Carlaami ladorodeándomepor lacintura—.Entoncesdesayunemos—torcílaboca,noteníanadadehambre.—¿Puedo ir a echarmeaguaenel rostro?—asintiódándosecuentade
que no quería comer. Pero además el calor ahí era asfixiante, seco ynecesitabaunmomentodesoledad.—Yolaacompaño—anunciómihermanamenor,mipadreladetuvoya
ellasílaobligóasentarsealamesa.Al entrar a la que solía sermi habitación y que casi nunca ocupé,me
sentíperdida.Noibaaserfácilempezardenuevo,nocuandonofuemidecisión. Corrí las persianas con temor, con las palmas sudorosas, loúnico que vi fue edificios y casas. Sentí una angustia terrible al darmecuentadequeno tendríaendondeperdermispensamientos.Lacasaeragrandeymuybonita.Miriamsiemprehabíatenidounexcelentegustoyaambosparecíairlesmuybien.Sinembargo,noeraMyrtleBeach,ahínohabíanadaquemeatrajera,nohabíamar,elairenoestabacargadodesal,noestabanmisamigos,noestaríamimadreyseríamuydifíciliraverla;noestabanmissueños,misilusiones,noestabaél,jamásvolveríaaestaramilado,yanadanuncaseríaigual,nadaseríaloquequise,loqueplaneé.Me senté enun sillónde coloresvivosdegamuzaque combinaba con
todo elmobiliario, enrollémis piernas y recarguémi barbilla en ellas.¿Cómoviviría?...¿Cómo,simesentíasecaymuertapordentro?Elexamenfue fácil,me lohicieronsoloamí,alparecereraun favor
muyespecialhaciamipadre.Mediounmóvilparaquelemarcaracuandoterminara y así lo hice cuatro horas después. El lunes me dirían losresultados.—¿Quieres ir con tus abuelos?—Sus padres ya habían muerto desde
hacía muchos años, se refería a los de mi madre. Negué despacio, noestaba de ánimos para abrazos, ni bienvenidas—. Me lo imaginé —expresó serio—. ¿Vas a querer traerte todas tus cosas? —Papá queríaescucharmehablar,esoeraevidente.—No, solo lo que necesite —respondí perdida en el exterior. Se
estacionófrenteaunparqueyapagóelmotor.—Kyana,¿quéharías si tedijeraquenodebesvenirteaviviraquí?—
Girédeinmediatomuertademiedo—.Noteasustes,miamor…nopiensohacerlo…Diossihubierasvistoturostro—bajélavistahastamismanosmástranquila.—Papá… sé que no me entienden, pero… necesito estar aquí. No te
defraudaré,meportarébienyprometoquenotedarémotivodeunasolaqueja—acunómibarbillaparaquelomirara.—Jamás lohashechomicielo,nunca,y séqueno loharás…Es solo
que estás tan extraña, no me gusta verte así, veo en tu mirada tantosufrimiento queme da escalofrío.De verdad parece que alguien te hizoalgoyesomeaterroriza.—No, papá, ya te dije que nada pasó, es simplemente que no quiero
continuar allá. Prometo que pasará, estaré bien, siento mucho tenerlospreocupadospornada—negótiernamente.—Nomedigaseso,notienesnadadequédisculparte.Porsupuestoque
aquíestarásbien,aunquesigoteniendolasensacióndequehuyes,dequealgo ocurrió, pero espero que si es grave, nos lo digas, será la únicaforma de ayudarte, sin embargo, deseo que logres ser feliz y esto pasepronto como dices, es lo único que nos importa a tumadre y amí, loúnico.—Prometoponertododemiparteparaquelascosasfuncionen—Yera
verdad,esperabaalgúndíalograrlo.Sonrióbesándometiernamenteenlacabeza.Teníaqueesforzarme,teníaquehacerlo.Comimosensucasaamediodía,ahíloshorariossondistintos.Carlano
mesoltóelrestode la tarde,memostróa todossusamigosenlasfotosqueteníaalmacenadasenlacomputadora.Conellamesentíatranquila,nonecesitaba hablar, ni reír, ellame llevaba y traía de un lado a otro, sinimportarle mis reacciones o actitudes. Prendió la consola y me enseñócómo funcionaba.Bailamos juntas, resulté un gran fiasco; sin embargo,meentretuveporalgunashoras.AlfinalacabéagotadaenelgransofádelcuartodeTVSesentóamiladoymeobservó.—¿Nunca sonríes?—Memordí el labio desviando lamirada—.No te
preocupes,Kyana,séquedetodosmodosnosllevaremosmuybien—Meabrazócariñosayyonopudeevitarcontestarelgesto.Ellaymipadremellevarondenuevoalaeropuerto.Duranteelvuelono
pudepegarelojo,llevabaprácticamentedosdíassindormir,cadavezquelointentabamedespertabaenseguidasintiendounagujeroinmensoenmipecho.Mivuelollegóalasseisdelamañana,mamámerecibiócariñosa,me dejé llevar por su abrazo, con ella era la única forma de sentirmesegura,laextrañaríamucho,demasiado.—¿Cómotefue?—preguntóenelauto.—Bien…Ellunessésimeadmiten.—Seguro lo aprobaste—Me encogí de hombros indiferente mirando
haciaelexterior—Ojalá.Al llegar a casa subí directo a mi cuarto y me tumbé sobre la cama
agotada.—Tedejodormir—Medijoaltiempoquebesabamicabeza.—No—soltédeprontosentándome.Fruncióelceñosincomprender.—¿Quépasa,Kya?—sentíganasdelloraralescucharaqueldiminutivo
deminombrequesolamenteellayélusaban.—¿Puedes…recostarteaquíunpoco?—sonrióasintiendo,seacercóy
seacomodótrasmiespaldaacariciándomeelcabello.—Teextrañémucho,nomegustaverteasí,miamor—Nolerespondí,
yatodolohabíadichomuchasveces.Pocoapocofuiperdiéndomeenmispensamientosyelsueñoalfinmevenció.Despertépasandomediodía.Mimadreyanoestabaahí.Bajéalacocinayviunanotaenlabarra.Erasuletra:«Miamor,tuvequeirahacerlascomprasdelasemana,notardo.Teama…mamá».Toméunamanzanaymesubídenuevo.Aldíasiguienteteníaexamende
literaturaydematemáticas.Laslágrimasvolvieronaamenazarconsalir
alrecordarcomoélmeayudabaenesamateria.Inmersaenelrepasodelas materias, escuché un auto, supuse que mi madre llegaba. El timbresonó, enseguida supuse que necesitaba mi ayuda. Al abrir me quedéhelada:eraél.Nosupequéhacer,sololopodíaver,lucíabastantemal.—Regresaste—asentísinquitarlelosojosdeencima—.¿Puedoentrar?—Liam…¿Quéquieres?—Nodeseabasonarasí,perosentíapavorde
quesumadresupieraqueestabaahí.Arrugólafrente,desconcertado.—Rogarte, suplicarte si es necesario otra oportunidad—tragué saliva
conmuchadificultad.Dios,¿cuándopararíatodoesto?—No, por favor vete… deja de hacer esto —Le rogué fingiendo
molestia.Metomóporambosbrazos.—Teamo,Kyana…Teamo…Dimequéhagopararecuperarte…Haré
loquetúquieras,loquetúmedigas,estoydispuestoaloqueseaperonomedejes—Alescucharlomisojosse rasaronyuna lágrima traicioneraresbalópormimejilla.—Dejarme…esoes loquenecesito…simeamasdejadebuscarme…
déjameir,Liam,telosuplico.Aunqueyano…puedoestarjuntoati,nomegustavertehaciendoesto…telosuplico.—Nomepidaseso…esono—Éltambiénteníahúmedaslasmejillasy
losojosrojos.Evidentementeestabaallímite.—Esloúnico,sideverdadmeamasloharás—Eramiúltimaarma,ya
nosabíaquémáshacerparaquedejaradelastimarsedeesaforma.Bajólosbrazosjuntoconlamiradanegando.—Seríamuchomásfácilsisupieraquenomeamas,sitecreyera…sino
leyeraentusojosloqueaúnsientespormí.—Liam… vete, vete por favor —veía hacia afuera preocupada,
angustiada.Asintiódándosecuentademireacción,porinstintogiróparaverquébuscaba.—Tedaréeltiempoquenecesites…asíseanaños…—acunómibarbilla
y me hizo ver su iris con atención—. Te esperaré toda la vida si esnecesario… No bromeo, te doy mi palabra… Te dije que siempreencontraríalamaneraderegresaratiytejuroporesteamorquetetengoqueseráasí—Sediolamediavueltaysefue.Cerrélapuertayalverlodesaparecerensucamioneta,comencéa llorarnuevamentecon la frentepegadaalamadera.Eldíasiguientenoseacercó,mebuscabaconlamirada,peronadamás.
Losexámenesfueronalgotardadosycansados.Encienciaselprofesorse
dedicó a aclarar dudas.Atletismoduróunosminutos, lamaestra dio lascalificaciones y nos permitió retirarnos para que continuáramosestudiando.EmmamehablóporlatardediciéndomequesejuntaríanencasadeRay
aestudiarparalapruebadelamañanasiguiente,nomepreguntósiqueríair, me informó que en quince minutos pasaba por mí. Le mandé unmensajeamamáavisándole.Deverdadnosdedicamosaestudiarhastalasnueve,horaalaquenosfuimos.Elmiércolesteníainglésehistoria.Mamáme dijo que habló con papá,me aceptaron.Nomostré ninguna
emoción, no la sentía, al contrario, me dolió saber que todo estabasaliendojustocomomelohabíaexigidoaquellamujer.El martes me desperté muy cansada, me había acostado de nuevo a
dormirymelapasédandovueltasenlacamahastalamadrugada.Fuiconmis amigos a la hora de siempre. Parecía que comenzaban aacostumbrarse a mi nueva manera de ser aunque de vez en cuando memirabanpreocupados,cadavezmenos.Enmatemáticassaquéexcelencia,aligualqueLanayMax.Enelrecesofuimosalacafeteríaymientrasyolos escuchaba hablar,me distraje garabateandomonos enmi libreta. Enliteratura fue igual, «A». Liam, Kellan y Luck también aprobaron. Losmiré sin poder evitarlo recordando cómo los ayudé. Los tres sepercataron.Luckmesonriótiernamenteagradecido,KellandesconcertadoypreocupadoyLiamcompletamentedeshecho.Me giré de inmediato, lo que me dijo el domingo en mi casa, aún
retumbaba en mi cabeza ¿Cuánto tiempo le duraría la idea?, ¿cuántotiempopasaríaantesdeque rompierasupromesa?Las respuestasaesaspreguntasmeatormentaban.Ciencias fue bastante fácil, la prueba era en equipos así que no hubo
mayor problema, además era unamateria que dominaba. En el segundorecesocomencéaestudiaringlés,eranunmontóndereglasgramaticalesyconceptosqueteníaquememorizar,sinembargo,mesabíadememorialamayoría.DespuésdehistoriaEmmayyoestudiandojuntashastatarde,eralaúnicaformaquelograbanhacermehablaryenlaquemesentíayo.Elmiércolesnovariómucho,losexámenesylapresiónmeayudabana
dejardeladoeldesastrequeeramicabezaaunquenolograbaolvidarloniun segundo, era como si fueraunpocomenosdoloroso.Al terminar elexamendehistoriaelprofesornosdejó salir, al llegaramiautoviunaflornaranjaenlamanija.Laquitéconcuidadorecordandoaqueldíaque
mediolaprimera.—Sabía que te gustaría —volteé al escucharlo. Solía sentirlo, sin
embargo, al ver la flor fue como si él estuviera ahí.Se acercóamí sindetenerse,lomiréasustada,intentéretroceder,choquécontralapuertademiauto.—No,Liam—logrédecirconunhilodevoz,nomehizocaso, rodeó
micintura fuertemente,pusounamanoenminucaymeacercoaél.Alsentir sus labios sobre los míos mi cuerpo reaccionó de inmediato.¡Maldición!Dejé de sentir esa sensación de frío y la sangre comenzó acircular rápidamente por todo mi cuerpo. Sin saber cómo, terminénuevamenterodeandosucuelloconunbrazoyconelotroaferradaasuplayera, estaba completamente perdida en la inmensidad de su beso, lohabíaextrañadodemasiadocomoparatenerfuerzasynegarme.Mesentíamareada,hipnotizada.De pronto su móvil sonó y la realidad me golpeó como si de un
boxeador se tratara. Intenté zafarme de él asustada, al darse cuenta mesoltó.—¿Porquélohiciste?—lepreguntéllorandoysintiendocómoelmiedo
recorríatodomicuerpo.Levantóunamanoparatocarme,confusoconmireacción.—Kya…—¡No!¡No…!—gritésollozandoyhaciéndomeaunlado.Su teléfono
dejódesonar,nisiquieramedicuenta.Sisumadreseenteraba,denadahabríavalidotodo.Pusosusdosmanosensucabezafrustrado.—¡Yadejaesteabsurdodeunamalditavez!Dios…séquemequieres,
medeseas…No soy idiota ¿Por qué te pones así?... Parece que viste unfantasma—neguélimpiándomelosojosconlosdedosviolentamente.—¡Déjameenpaz!...¡Notienesideadeloqueprovocascadavezquete
acercas a mí! Por favor —bramé chillando desesperada. Me observódesorientadoconelrostrotenso,contraído.—¿A qué te refieres?—quiso saber obstaculizándome la entrada ami
coche.—A que… no puedo estar contigo, a eso y tú no lo entiendes—solté
mirándolo a los ojos, estuve a punto de decirle todo—.No comprendesqueyase terminó,no loquierescreer…Yamecansédedecírtelo,¿quétengoquehacerparaquemedejesenpaz,paraquedejesdeperseguirme?—Nada…—admitió impresionado por lamanera en la que hablé.Me
sentí miserable, arriesgué a mis padres por un beso otra vez… por unbesodeél.Yporsifuerapoco,loseguíalastimando.Ahoraestabapálidoysehacíaaunladoparadejarmeabrirelauto—.Jamáscreíquemediríasesto.—Lo siento, Liam…yo tampoco—Las lágrimas seguían saliendo sin
poderdetenerlas—.Ojaláalgúndíalopuedascomprender—negóconlamiradaenelpiso.—Nunca… nunca entenderé por qué me dejas amándome como lo
haces…esadudameacompañarásiempre—abrílapuertatemblando.Mesentéenelautosinverloyarranquésintiendoquedejabamialmaconél.No supe cómo llegué a casa. Estaba cansada de llorar, de sufrir, pero
todoslosdíassucedíaalgoquemehacíasentirpeor.Subíamirecámarasintiendo una impotencia enorme y una rabia que helaba mi cuerpo.Aventé sus fotos, tumbé todos los muñecos de peluche y los jalé hastasacarles el relleno, deshojé algunos de mis libros favoritos gritando,maldiciendo.Jamáshabíasentidomásodio,máscoraje,perderíalarazón,yaestabaenel límite.Siemprepenséqueerafuerte,sinembargo,enesemomentomedabacuentadequenoera así,mimente estabaapuntodecolapsar, bastaba ver mi reflejo en el espejo del baño. No supe cómoterminéahíobservándome,loúnicoquellamómiatenciónesquenoerayo. No había luz, felicidad, me veía varios años mayor, tenía unasprofundasojerasyunasdelgadasrayasrojasbajomisojos.Coloquémismanos sobre mi imagen en aquel vidrio intentando taparla y el llantovolvió.¿Cómofuequelleguéaesepunto?,¿cómofuequeselopermití?Acabé acurrucada en mi cama, en medio de aquel desorden, con su
sudadera en la mano muy cerca de mi nariz. Me sentía exhausta yentumida.Dormí loquequedóde la tarde,olvidándomede la cenaydetodo.Necesitaba dejar de sentir, dejar de pensar.Mimadreme ayudó aponerme el pijamayme cubrió con la sábana.Al día siguiente despertéigualdeansiosa,peromenoscansada,dormímuchashoras.Mirecámaraestabaenorden.Laobservéconfusarecordandoquedeshicetodoloquepude.Habíaunabolsanegraenunaesquina,nadamás.Meacerquéaellaylaabrí,todoestabadentro,saquéunportaretratoroto,quitélafoto;eradeaquelviajeaGeorgetown.Laacerquéamipechoyahílasostuvevariosminutos. La coloqué en la mesa de noche cuidadosamente junto a susudadera.Hicelacamasintiéndomeculpableporqueellahubieravistoloque hice y además lo hubiera recogido.Cuando estuve lista bajé,mamá
leíaelperiódicoconunatazadecaféenlamano.Encuantometuvocercaalzólavistasonriendo.—Buenosdías,miamor—penséqueestaríadesconcertada,molesta,no
sonriendoytranquila.—Siento… lo de ayer…Gracias por levantarlo—bajó el periódico y
meobservó.—Esaeslaprimeraactitudhumanaqueteveoendías,Kyana,aúnnosé
quésucede,peroprefieroqueexpresesloquesientesaqueteloguardescomo últimamente has hecho —asentí comprendiendo—. Ahoradesayuna… no te irás con el estómago vacío, dormiste más de quincehoras.Me senté obedeciendo, embarré al pan un poco demantequilla,me lo
llevéalabocadándomeigualelsabor.Sorbíunpocodelechepensandoenloquemeacababadedecir,nosehabíaidoelfríodemicuerpo,nielnudo en la garganta ymuchomenos el vacío gigante demi pecho, sinembargo,mesentíaunpocomejordespuésdehabersacadounpocodemicoraje,demirabia.Encuantoterminémefui.El día transcurrió tranquilo, pasé inglés e historia, por fin había
terminado.Yatodoestabaapuntodeacabar.Yaunquenomesentíamejorporeso,por lomenossabíaquenometorturaríamásla ideadeverloadiario.Emmayyosalimosdehistoriaalmismotiempo.Ellaestabafelizpor su calificación y me contaba todos sus planes para el verano, laescuchéatentasincontestarle.Alllegaralapuertaprincipaldelaescuelamepercatédequetodosseencontrabanafuera,algunossalierontempranodebidoalosexámenesyotrosapenasacababandeterminar.ViaLiamyasus amigos a unosmetros, tendrían los últimos entrenamientos en unosminutos,conocíamuybiensuhorario.Sentísumiradasobremíencuantosalí. Intenté ignorarlo y caminé a donde estaban los demás. Estabanorganizandounasalidaparaesedía,deseabanfestejarqueelcursollegóasu final. Los escuché durante varios minutos. De pronto vi que Liam,KellanyLuckseacercabanalejándosedesusamigos.Enseguidamepusenerviosa y me salí del círculo caminando hacia el estacionamiento sindecirlenadaanadie.Derepenteunbrazomesujetópor lacinturaconuna familiaridadque
medejó perpleja, elevé la vista sin poder reaccionar, era un hombre deveintitantos años, jamás lo había visto, asombrosamente guapo, ancho,como los del equipo americano, lo tenía demasiado cerca demi rostro,
iba a zafarme por reflejo cuando tomó mi nuca como si estuvieraacostumbradoahacerloymediounasquerosobesoenlabocaconsaboracigarroyalcohol,mequedéatónita,pasmada.Unossegundosdespuésseseparódemísonriendoysentísualientoenmioído,nopodíamoverme.—Esto,preciosa,esunregalitode tusuegraynoteatrevasahacerun
escándaloyasabes loquepuedesuceder, sígueme lacorriente—ordenóconfirmeza.Alescucharlolasnáuseassehicieronpresentes.Unjalónmásfuertemeseparodeél,eraLiamyteníaelrostrodesfigurado.—¡¿Quémierdassignificatodoesto,Kyana?!¡¿Quiéndiablosesél?!—
Meparalicé.Girémi rostro hacia el chico, parecíamuy tranquilo, perodispuestoadefendermecomosileperteneciera.Nolopodíacreer.—Dile,preciosa,dileloquehayentrenosotros,creoqueyaeshorade
quelosepaydejedeinsistir,dilequedejeestodeunavezporqueahoraestás conmigo —abrí los ojos sintiendo dolor donde Liam me estabaapretandoyunasganasdevomitarinmensas.—Liam…porfavor…meestáslastimando—logrédecirsindevolverel
estómago. Me miró con odio y profunda decepción. Me zangoloteópegándomemuchoasurostro.—Suéltala, junior, no lo repetiré. Perdiste, compréndelo de una jodida
vezydejaaminoviaenpaz—anuncióaquellaasquerosavozdetrásdemí.Liamnisiquieralomiró,parecíaquenolohabíaescuchado,susojosestabanpeligrosamenteclavadosenlosmíos.—¡¿Es eso lo único que se te ocurre decir?!Mementiste, Kyana… te
creí… era por él. ¿No es cierto?, ¿por qué nome lo dijiste?, ¿por quépermitistequemehumillaradeestaforma?—Liam,suéltala—rogóKellandetrásdeélmirándomerepulsivamente.
Todospresenciaron laespantosaescena.Élchicocontinuóahí fingiendoindignación, me tomó por la cintura con su desagradable manoobservando amenazante a mi exnovio. Las piernas me temblaban, micabeza daba vueltas y un sudor frío recorrió mi columna. Perdería elconocimiento.—Notemetas—ordenóLiamsinverasuamigo,nisoltarme.Zafó la
manodelchicodemicuerpo temblandode rabiayme tomóporambosbrazos prácticamente poniéndome de puntillas frente a su rostro—. Tedesconozco…Deahoraenadelantemededicaréamandartealdiabloesote lo juro.Mementiste,¿cómono lovi?, soyunmaldito imbécil,estabaciego,eresuna…
—¡Nolodigas!—bramóRobert intentandocon fuerzaquemesoltara.Mientraselque,supuestamenteeraminovio,fingióquererlucharpormíperounpardechicosdelequipolodetuvieron.—Liam,porfavor…escúchame…noesloquetúcrees…porfavor…
—chillaba rogándole,unacosaera terminarconélyotramuydiferenteque sequedarapensandoesodemí,pero la amenaza fuemuyclara.MesoltódejándometambaleandoporloqueRobertdeinmediatomesujetó.—Jamásdebífijarmeenti,noloquiseentender…Tedebistereírtanto
de mí… Soy un imbécil… Pero tú… tú me engatusaste, Kyana, eresdespreciable…unamentirosa.—¡Basta!—Leexigí gritando, consciente de lasmiradas reprobatorias
puestasenmí,inclusodemisamigos—.¡Basta!…¡Cállatedeunamalditavez!Nomeimportaloquecreas,yanadameimporta...Detodasformasya nada tiene sentido—Al escucharme cruzó por su mirada una duda,enseguidalaescondióobservándomeconodio,concelosenardecidos.Elchicoasquerososeguíamuycercadenosotrosfingiendoindignaciónporla actitud de mi exnovio, definitivamente debía ser un actor, porque elpapellesalíaalaperfección.—Eresasombrosa,cobarde,miraquehaberlogradoqueyocayeracon
alguien… como «tu» —Su cinismo me enfermó, me llenó de rabia ydolor, era como escuchar al Liam del que tantome habló, sabía que lodecía desde su dolor y enojo, desde su rencor aun así, sus palabrasmelastimaronprofundamente.Me acerqué a él apretando los dientes infestada de odio, ya no era
posiblequesintieraenmipechonadamás.—Jamástementí,nuncayesunalástimaquelascosasterminaranasí…
Pero ¿sabes? No me interesa, jamás debí conocerte, jamás debí habervenido aquí… Jamás, Liam, porque aunque fui muy feliz, nada escomparado con este infierno… Piensa lo que quieras… No tiene casointentarquecambiesdeopinión…Soloesperoquenuncacomprendasmisrazones.Ysí,élestáconmigo…—señaléaqueldespreciablejovenquelomiróretador—,asíqueyalosabes,déjamedeunamalditavezenpaz—salí de ahí haciendo a un lado a la gente. Necesitaba aire, sentí quemedesmayaría,mi estómago estaba absolutamente revuelto y el sudor cadavez era más intenso. Intenté abrir el coche, una mano cariñosa me loimpidió, alcé la mirada y vi a Robert. Me abrazó rodeando el auto ysubiéndomecondelicadeza.Manejóatodavelocidadhastamicasa.
Lacabezaseguíadándomevueltas,mesentía laxa.Encuanto llegamosmebajéysinpoderalcanzarel interiordevolví todoloquehabíaenmiinterior sobre el césped. Me quedé tumbada sintiendo que venía lasiguiente convulsión, Robert se colocó detrás de mí sujetándome elcabello.—Kyana…—Tresvecesmáslohice.Alfinalyanoteníafuerzas,Robert
abrió la puerta yme ayudó a entrar—.Estás helada—Cuandopretendíaarrastrarme hastami habitación escuché el rugir de autos. ¡No!, no otravez.—¡Liam!,¡Liam!—EraKellan,giréenredondo,lapuertaaúnnoestaba
cerrada.Apretélasmanosendospuños.Meerguícomopudezafándomede Robert. Esto se terminaría de una maldita vez, no le daría ningunaopción, nada. Lo vi acercarse con templanza. Mi amigo bufó molestoponiéndose en guardia. Max lo acompañaba. Liam estaba demasiadoalterado. Caminé como pude hasta el marco sintiendo que tomaba lasfuerzasquemicuerpoteníadereserva.Siestaveznoeraladefinitiva,yanoteníaideadequéseríademí.—¿Tu maldito perro no vino a defenderte? —rugió encarándome
furioso.Losdemássedetuvieronvariosmetrosdetrásdeél,eraevidentequenoseiríanyenelfondoselosagradecía.Noloreconocía.—Nohadetardar—soltédejandoperplejoaRobertquedeinmediatose
tensóamilado.—Lo dudo… —expresó socarronamente—. Pero quiero saber ahora
mismodesdecuándo,¡¿Desdecuándo,Kyana,meveslacaradeimbécil?!—lo tenía a unos centímetros de mi rostro. Apretaba los dientes, surespiración era asombrosamente agitada y su calidez la podía sentir sinproblema.Noflaquearía,aunquemurieraporhacerlo,nopodía.Cerrémispuñosconmayorfuerza.—Tú te lo buscaste, no quieres entender que se acabó, que… no… te
amo—Lerestreguéconfuria,rogandoporquesemarcharadeunavez.—¿Ydespuésdeverteconotrocreesqueyopuedosentir algopor ti?
Me das asco, repulsión—deseaba odiarme, lo veía en sumirada, en sulenguajecorporal.—Entonces ¿qué haces aquí? ¡Vete de unamaldita vez!Déjame seguir
conmivida… ¡Deja de insistir!—exigí condecisión.Yanopodíamás,simplemente ya no podía. Me estudió de arriba a abajo de formadespectiva.
—Teolvidaré,esotelojuro.—¿Qué esperas?Comienza ¡Ya!—Le grité con lágrimas en el rostro.
Lassuyasnotardaronenllegar.Denuevomesujetódeambosbrazosconfuerza,seagachóypegósufrentealamía.Dejéderespirar,micorazóntambiéndetuvosumarcha.Deinmediatotodossealertaron.—Hubiera deseado jamás conocerte—susurró casi sobremi boca.De
pronto sus labios rosaron los míos un segundo y se separó—. Adiós,Kyana, y gracias por enseñarme que la felicidad es una absoluta y totalmentira—diomediavueltaysealejósingirarniunavez.Sesubióasucamionetaysefueasombrosamenterápido,perosinformarunescándalo.Elsilencioseapoderódemijardín.Nadieseatrevióamirarmealosojos,un segundo después ambos se subieron al auto en el que llegaron ysalieron tras él.Loagradecí,Liampodíahaceruna locura, lo leí en susojosgrises;lepartíelalma,lodejétansecocomoyomesentía.Robertcerrólapuertalentamente,meaferréasubrazosintiendoquelas
fuerzasmeabandonaban,queelcuerpomepesaba.—Kyana—fueloúltimoqueescuché.Al abrir los ojos, unas desagradables nauseas hicieron que me
incorporaradegolpe.—El…baño—logrédecir.Miamigomellevóhastaallí,meabracéala
tazayesperé…Yanoteníamásdentrodemí,soloácidoquequemabamiesófagoconcadaintento,sinembargo,seguíasintiendoelreflujo.AlcélavistayviqueRobertestabaahí,paradojuntoamí,bastantepálido—.Voyaestarbien…—intentésonreírparacalmarlo,enseguidavinootraarcada.—Kyana, llaméaIrina…—neguéasustada, intentandoponermedepie.
Se acercóde inmediato amí ayudándome sin problemapara llegar a lacama. Me recargué sobre las almohadas que él apiló y me perdí en laventana.—Nodebistehacerlo.—¿Quiéneraesechico?—ignoróloqueleacababadedecir.Enseguida
supeaquiénserefería.—Lomando lamadredeLiam—ledioun fuertegolpe al colchón.A
Robert todo esto ya lo tenía fuera de sí también. Me arrepentí en esemomento de hacerlo partícipe de toda esa abominación. No sería fácilparaélguardarunsecretodeesetamaño.—¡Estoesincreíble,Kyana!—Yanomeimporta,Robert…yalohabíaperdidodetodasformasy…
alomejorasíyanoinsista,porquecadavezquelohacerompealgoenmiinterioryyanolosoporto.Creoqueesloquelefaltabaparadejartodoestodeunavez—sentíaelcuerpolaxo,lánguido,noteníamuchafuerza.Se levantó y comenzó a dar vueltas pormi recámara lleno de rabia, deimpotencia.—¡Pero lo hizo frente a todos! ¡Esa maldita vieja quería que todos
pensaranlopeordeti!...¿Noentiendes?...Esaeralaidea—intentérespirarhondoparacontrolarlasnáuseasquevolvían.—Quémás da… nunca regresaré—Se acercó amí frustrado con sus
ojosclarosyahúmedos.—Kyana, no puedes hablar así… no puedes… Claro que importa,
destruyótuvida,tureputación.—¿Y qué hago, Robert?... Es verdad lo que le dije a… él, jamás debí
habervenido aquí, nunca—cerró losojosponiendo sus labios calientessobremifrente.—Odioloquetehicieron…Odioverteasí,odioseruninútilespectador
ynopodersacartedeeste infierno—expresóconelrostrohumedecido,lloraba.—Nodigaseso…Gracias,graciasporsiempreestarahí…Sintinosé
quéhubierasidodemí,Robert,tequiero—torciólabocaobservándomeconinfinitatristeza.—Yo tambiény séque algúndía,Kyana…—negué sintiendoqueotra
vez el reflujo de vomito retornaba, corrí hacia el baño y… lo mismo.Bilis.Metambaleéhastamihabitacióncomopude.Mesentéenlacamayaferrésumano.—Robert…Escuchamuybien;nunca…jamásdirásnadadeesto…No
solomearriesgasamíyamifamilia,sinotambiénati…Porfavor…Nopodría vivir con eso, esto pasará, ya verás —recostó mi cuerpotemblorososobrelascobijasasintiendoderrotado.—Losé…—Denuevomás lágrimassalierondesusojos—Ycargaré
conestosiempre—intentéconsolarlo,nopude,teníaescalofríosysudabasincesar.Nomesentíanadabien.Mamá llegó justo en ese momento. Subió las escaleras alterada. En
cuantomeviosuexpresiónsedeformó.Corrióhaciamí.—Dios,hija…¿Quétienes?—Ha estado devolviendo el estómago, Irina, y está así: ceniza, con la
boca blanca desde que te hablé —Mi madre no dejaba de mirarme
quitándomeelcabellodelrostroqueseadheríaporlomismo.—Llamaré almédico—salió demi habitaciónmientras yo seguía sin
fuerzas, quería que se tranquilizara, que no se preocupara, pero ya nopodíahablarycadavezqueseveníaamimente laescenadehacíaunashoras, mi estómago se convulsionaba violentamente. Regresó unossegundosdespués—.¿Quésucedió?—LepreguntóaRobertmuyseria.—Nolosé,probablementealgoquecomió,Irina—mintióintranquilo,
ellasesentóamilado.—Kyana…mi amor…—busqué acercarme a ella, se dio cuenta yme
rodeóconsusbrazos.Mequedédormidaenseguida.Nosupequéhoraeracuandomedespertaron,eldoctoryaestabaahí,me
costaba mucho trabajo mantener los párpados abiertos. Me examinótomándomeelpulsoylatemperatura.Despuésdevariaspreguntassobremialimentación,miestadodeánimoymiconductaúltimamente.Miróamimadre.—Estarábien…essolounainfección,probablementeproducidaporsus
maloshábitos.Conmedicinayreposoestarácomonueva.Laschicasasuedad, las estresa sobre manera los últimos días del curso debido a losexámenes,lasfiestas.Nosepreocupe.Nosupemásdemídespuésdeescucharsudiagnósticoqueyosabía,era
errado.Porlanochedespertésintiéndomeaúnmareadaynauseabunda.Mimadreseencontrabaenmicama.Mesujetóconseguridadymeacomodónuevamenteparaquevolvieraadormir.Acariciómicabellohastaquedenuevomeperdí.Al día siguiente, el sol sobre mi rostro me despertó. Me quedé
observándolo,yadebíasertarde,eraelúltimodíadeescuelaynohabíaido.—¿Cómotesientes?—giréhacialapuerta,mamáaúnnosehabíaidoa
trabajar.—Mejor…—Mivozsonabarasposa,medolíahablar.Seacercóamíy
sesentóamilado,parecíanohaberdormidonada.—Kyana…Séqueestasasíportodoloquehaocurridoestosdías…sin
embargo, debes pensar en ti, mi amor—mordí mi labio agachando lamirada.—Sí,mamá,teloprometo,voyaestarbien.—¿Quésucedióayer?—preguntóintuyendoquepasóalgo.—Liamyyodiscutimosmuyfuerte,yanoimporta.
—Nosabescómodesearíapoderentenderte,aconsejarte,perodesdequellegamos aquí siento que contigo me pierdo de algo y ahora más…¿Sabes?,sientoqueintentasprotegermedelaverdad—dirigídenuevolaatenciónhacialaventana.—Mamá,voyaestarbien,telojuro,esunainfección,pasará.—¿Cuándo,Kyana?¿Cuándopasaráexactamente?—Cuandomevaya…—aceptéenunsusurroapenassiaudible.Nohabló
durantevariosminutos,sentíasusojossobremí.Noqueríamentirle,eralaverdad,necesitabairme.Suspirófuertemente.—De acuerdo… si para que estés bien debo dejarte ir, lo haré…pero
júramequesaldrásadelante…Júramelo—tomómibarbillaconpresiónehizoquelaviera.—Telojuro—admitíserena,eraloúnicoquequería,necesitabahacerlo
deunamalditavez.Cerrólosojosllenandosuspulmonesdeaire,parecíaquedeverdadlonecesitaba.—Hablaré con tu padre, le diré quemañana llegamos—Las lágrimas
regresaronamisojoscomoúltimamentelohacíannegando.—No tienes que ir tú también, papá se ocupará de todo —refuté sin
convicción.Besómifrenteparaluegoabrazarme.—Hija,noquierodejartesolaasí,comoestás.—Estoybien,mamá,telojuro.Notepreocupesmáspormí,ladistancia
esloúnicoquenecesito.Noestabaconvencida—.Porfavor,élmesabrácuidar, estaré bien, necesito dejar todo esto atrás…Verás que en cuantolleguemesientodistinta.—De acuerdo, pero si Leonardo me dice que te ve mal iré
personalmente,Kyana.—No sucederá…—susurré sintiéndome tan seca como los árboles en
plenanevada.Elrestodelamañanamelapaséencama,noteníaánimos,ni fuerzas para levantarme, al día siguienteme iría y todo terminaría…todo.Robertpasóamicasadespuésdeclases.Mimadrelodejósubir,nosin
antes hacerle miles de preguntas que él logró esquivar con muchoesfuerzoyencuantomevio,meabrazó.—¿Quétevasmañana?—Sí…eslomejor—asintióseparándosedemí.—Tevoyaextrañartanto,Kyana.—Yotambién,peromantendremoscontactoporcorreoypor teléfono,
yaloverás.—Esoespero,sinojuroqueteperseguiréparaqueasísea—sonriócon
tristeza observándome—. ¿Sabes?... Hoy todo fue muy extraño en laescuela… Los chicos casi no hablaban. Liam… esto no te va a gustar,pero… creo que mandó al hospital a aquel chico, dicen que estabaincontenible,entrevarios se lo tuvieronquequitardeencima,dicenqueparecía un loco. Supongo que después de eso vino aquí—escuchar sunombre era como si me clavaran cada vez más hondo un puñal, peroademás,saberloquehizomeacabóderomperelalma.Noteníaniideadelo que él estaba sintiendo, no podía ser mejor de lo que yo en esemomento—.Buenoél,estámuymal,eslasombradesí,dehechosefuetemprano solo presentó el examen que tenía pendiente. Mientras estuvoahí, Kellan, Luck,Max y Ray no lo dejaron solo. Qué raro ¿no?... Lascosascambiarontanto…EmmayAnniepreguntaronporti…sequedaronmuypreocupadas,dehechoayermarcaronvariasveces,Irinalesdijoquenoestabasmuybien.Ambasnocomprendenlodeayer,insistenenquehayalgoextraño…tequieren…teconocen.Queríanvenirperolesdijequeyoloharíaparaevaluarlascosas.—Esmejorasí.—Tevesrepuesta…—señalóacariciandomimejilla.—Me sientomejor…No te preocupes, Robert, en serio estaré bien…
Soloquieropedirtealgomásytejuroqueseráloúltimo.—Loquequieras.—Nolovuelvasamencionar,medueleescucharsiquierasunombre.Y
probablemente serámejor que termine tambiénmi relación con todo loqueaquímevincula—fruncióelceñoalescucharloúltimo.—Nocomprendo…—Estetienequesermipasado,tengoqueempezardenuevo…Alúnico
que voy a llevarme es a ti… a nadie más… De por sí va a ser muydoloroso,siveosusmails,simehablan…Nolosuperarénunca,ademásél los necesita, después de todo fueron antes sus amigos que míos —asintiótriste.—Teentiendoyteprometoqueasíserá;ellosnosabránnadadeti,nitú
deellos,nopormí.Se fue más tarde despidiéndose de mí, sabíamos que pasaría mucho
tiempo antes de que volviéramos a vernos. Mi madre me ayudó aorganizarmiequipaje,abrazándomecadadosportres.Paralasoncedela
noche,yatodoestabalisto.Saldríaporlamañanadeldíasiguiente.—¿Seguraqueestodoloquepiensasllevarte?—Sí…nonecesitomás…—Deacuerdo—cerróunodelosvelicesybajó.—Mamá…—lallaméevitandoquesubieradenuevolasescaleras—.Te
amoy…discúlpamepor todos estosdías…pormi comportamiento, noqueríaasustarte,noquieroquetepreocupes.Ereslomásimportanteparamí… Te lo juro, eso jamás será de otra forma —Se acercó a mí alescucharmeymeabrazó.—Miniña, teamotanto,esperoqueestaseaunabuenadecisión,ruego
poralgúndíacomprenderporquétehacesesto…Mientrastanto,recuerdasiemprequeestaestucasa,queapesardeestosdíastan…extraños,estoyorgullosa de ti, eres mi tesoro… lo que más me importa, lo que másamo…Luchaporsaliradelante…telosuplico.—Loharé…loprometo.—Esanochenodormí.Mesentéalospiesde
micamaperdiéndomeenelexterior.Intentémemorizarcadacosaquemisojos eran capaces de captar, necesitaba que nunca se me olvidara,necesitabagrabarloenmisrecuerdos.Ralphnosacompañóalaeropuerto.Despuésdedocumentarllegóeldolorosomomentodedespedirme.—Cuídala…telosuplico…eslomásimportantequetengo—mebesó
enlafrenteasintiendo.—Lo haré, te lo juro. Mucha suerte—me perdí en los brazos de mi
madrecomocuandoteníatresañosyledecíaunayotravezquelaamabayquelaadoraba,asombrosamente,nadahabíacambiadoenquinceaños.—Te amo, nunca lo dudes, gracias por todo, gracias por esta vida,
mamá…—el llanto no la dejó hablar y solome besaba una y otra vezansiosa,desolada.—Eresmivida,Kya,ereslomejorquehehechoenelmundo—sollocé
sobresuhombro.—Porfavor…nunca ledigasdóndeencontrarme—sudelgadocuerpo
se tensó de inmediato, antes de que hiciera sus conjeturas la detuvesusurrandoensuoído—.Noquieroquesuframás,nolomerece,esmejorasí—asintió llorandonuevamente.Mealejéconmuchoesfuerzoyentréporaquellaspuertasquerepresentabanalgoquenodeseaba,algoquemehería,noobstante,lascrucédecidida.Ahíterminabatodo.Lahumedadenmis mejillas no logró desaparecer aún arriba del avión. Mi vida sequedabaahí,missueños,misilusiones,micorazóny…mifelicidad.
18COnSTRUYENDOSOBREFANGO
EnMonterrey me recibieron cálidamente. Mi hermana estaba feliz detenerme cerca y su presenciame ayudaba.Era cariñosa conmigoymuyprudente.Esasvacacionesmipadresededicóaenseñarmelaciudadjuntocon Miriam y Carla. Equiparon mi habitación con todo lo que podríallegar a necesitar. Aun así, yo permanecía igual: inmutable, impasible.Papá se daba cuenta de que hacía un gran esfuerzo por integrarme ylevantarmecadadía.Hablabacasiadiarioconmamá,mecontabasololoquetuvieraqueverconsuvida.Asílohizoapartirdeesosmeses,comointuyendoquemedoleríasabermás.Entré en agosto a «Diseño gráfico y Publicidad». Todo en mí había
cambiado.Yanoeraniporasomoladehacíaunosmeses,yanadaenmíera igual.No reía con facilidad, ni hablaba demás y la verdad era quesocializaba muy poco. Robert me escribía a menudo por mail omensajeríainstantánea,puessoloélymimadreteníanminuevonúmero.Notocabaeltemademipartida,solomehablabasobresuscosasyacercadesuescuela,yohacíalomismo.Raúl y Jane tampoco sabían mis verdaderas razones, sin embargo,
coincidíanenquenoera laquesolía;ademásdeellos,nosabíanadadenadiemás.Generé nuevas cuentas para todo y eliminé las anteriores, nisiquieramellevéelmóvil,lodejéencasaeldíaquepartí,juntocontodosmisrecuerdos,juntocontodosmissueños.Los meses pasaron lentos, demasiado en realidad, el vacío seguía
presenteenmipecho,peroconeltiemposefuehaciendopartedemí,yano me molestaba sentirlo cada día. Por las noches a veces despertaballorandoyempapadaensudor,era imposibleconciliarel sueñodespuésdeeso,asíquebajabasilenciosamentehastalasala,mesentabaenunodelossillonesquedabanaunbellojardín,subíamisrodillas,recargabamicabezaenellas,dejándomellevar;soloasíencontrabalapaz,elsosiego.LaNavidad llegó ymimadre viajó para allá. Esas vacacionesme las
paséencasadelosabuelosjuntoaella.LascosasconRalphibanmuyen
serio.Teníanplanesdecomenzaravivirjuntos.Mediogustoporella,porlomenosunadelasdoserafelizyelverlaasí,lograbahacermesentirquevalió la pena lo que hice. En varias ocasionesme di cuenta de quemeobservaba muy triste, sin embargo, no me decía nada. Al parecercomenzaba a entender que cambié, que lo que ocurriómemarcó y quejamás volvería a ser la misma. Incluso, por esas fechas a petición demamá, tuvequeentrara terapia,a losmesesmedierondealta,noveíanmucho qué trabajar conmigo, pues como era obvio, no mencioné laverdaddeloqueocurríayporlomismolapsicóloganomepudoayudar.Ya llevabamásdeunañoenMonterrey.Nosalíamucho,amenosque
fuerapara trabajaroporquealgunodemiscompañeros,que todavíanopodíacatalogarcomomisamigos,meinsistíaqueasistieraaalgúnlugar.Ignoré a todo aquel que se acercara con una doble intención. Conocí amuchaspersonasdemiedad,noobstante,connadieintimabademasiado,nomeinteresabanada,salvolaescuela,ycomoeldibujoycreatividadnoeranmifuerte,meabsorbíatodalaenergía.En noviembre mi madre anunció que se casaría en las vacaciones de
invierno para que yo pudiera ir.La noticiame tomópor sorpresa ymellenódeansiedadnuevamente.Nodormípornochesydenuevoelapetitodesapareció. Me sentía como en aquellos días y los ataques de pánicoretornaron.—Mamá…porfavor…Nopuedoir…—Kyana…esmuyimportanteparamí,telosuplico…tulugarestáami
lado,esmuyespecialparamí,¿cómoharéestosin ti?—llorésinpodercontenerme.Paramínohabíapasadoeltiempo,seguíaigualquecuandome fui. La distancia no ayudó en lo absoluto. Me sentía exiliada. Noolvidabacadadetalle,cadamomento,todopermanecíamuyfrescoenmimente.Surecuerdomeperseguíatodoeltiempo,nopasabaunsegundoenelquenolotuvierapresente.Aúnloamaba,nolograríaolvidarlonunca.Pero, por otro lado, el pavor y pánico a aquella mujer seguíaasombrosamentevivoenmiinterior.Incluso,enmásdeunaocasiónalolargo de ese tiempo, ya me habían llegado correos recordándome «eltrato»ydespuésdeserleídos,comoporartedemagia,desaparecíansindejar un solo rastro—. Hagamos algo, ven solo ese día, llega por lamañanaytevasporlanoche,tenecesitojuntoamí,hija…—ellaestabarealizandounsueñoyeralógicoquemequisieraasuladoparasentirsecompletamentefeliz.Nopodíair,arriesgabademasiadosilohacía.Sabía
quemimadrejamásmeloperdonaría,sinembargo,noteníaotraopción,todosepodríavenirabajoporeso.—Losiento,mamá…noiré—zanjédecididayconunanuevaheridaen
mipecho.Laescuchésollozardelotro ladode la línea.Moríaporverlasonreír al decirle el «sí» a Ralph, era mi madre y eso también me loarrebató aquella mujer. Mi padre buscó convencerme con miles demaneras,nohuboformaquecambiaradeopinión;esasvacacionesfueronaún más horrendas que las anteriores. Prácticamente no salí de mihabitación,mesentíalapeordelashijassinpoderevitarlo,aunquesabíaquenoteníalaculpa.El tiempo siguió su curso, ya pasaba sin darme cuenta. Estaba por
terminarlacarrerayaunquehicevariasamistades,ningunaeratanfuertecomo las que tuve durantemi adolescencia.Continuaba en contacto conRaúl y Jane, conversábamos por horas e incluso fueron a visitarmealgunas veces y yo otras. Seguían juntos, a pesar de haber roto variasveces ya y al parecer así seguiría siendo por mucho tiempo más. Mealegrabaverlostanbien,peroalgodentrodemílosenvidiaba,erajustoloqueyopensabaqueibavivirjuntoaél.Yaunqueyareíayhablabacomocualquierotrapersonanormal,siempremeacompañabaesasensacióndedolorypérdida.Con el paso de los años me torné fuerte, aprendí a guardar mis
emociones solamente para mí, mientras estaba acompañada hablaba,sonreía, seguía una conversación e incluso bromeaba, pero cuando meencontrabasola, todosemeveníaencimayaunqueyamehabíacansadodetantollorar,acercabaaquellafotodondeélmebesabaelcabelloenelcentrodeaquelpuebloyelhuecodentrodemísangraba.Estábamosmuyenamorados,podíasentirlo,olerlo,élseguíasiendoalgomuyrealenmivida,apesardenohaberlovistonisabernadadeesechicoquemerobóelcorazónentansolomeses.Mi madre viajaba continuamente, sola o con su marido. Siempre fui
consciente de que nome perdonó lo de aquel día, aun así, jamásme loreclamó,aunquenuestra relaciónconel tiempose fuehaciendodistante,lejanayfría.Otrodolorsinremedio.ConCarlame llevabamaravillosamente,mequeríamuchoyyoaella.
Durantetodoesetiempofueunagrancompañera,parecíauntorbellinoylograbasiempredistraerme.Platicabahorasconmigosobresuscosasyyolaescuchabaatenta.Siempresupoquealgomeocurrió,peroaligualque
mipadreyMiriam,nodecía,nimepreguntabanada.Metratabancomosifueraunahijamás,nomehacíafaltanada.Mefrustrabamuchosaberqueteníaunavidaenvidiable;amíalrededor
todoerabueno,nopodíaquejarmedenada.Peropormuchoque tratabade encontrar de nuevo la capacidad para ser feliz con lo que tenía, nopodía.Esomedeprimíaunpoco,aúnextrañabaamamá,amisamigos,laplaya, loqueyosolía sery sobre todo…aél.Pasabael tiempoyno loolvidaba. Al principio, luché contra el sentimiento, por arrancármelo acomo diera lugar, con el tiempo dejé de hacerlo, él era parte de mí yparecíaquenosemarcharíapronto,nidemicabeza,nidemicuerpo.Miodioporaquellamujercrecíacadadía.Suvoztodavíameperseguía
por lanoches,el temordequesivolvía leocurrieraalgoa losquemásamaba me ponía intranquila y aún continuaba. Aquellos mails, másesporádicamente.Mimiedo hacia ella era ya de enormes proporciones.Porlomismo,cuandopodíafantaseabaconmilesdemanerasdeterminaryomismaconesaasquerosaexpresióndesurostro.Cuatro años pasaron desde que desaparecí deMyrtleBeach, en agosto
cumpliríaveintitrésymuyapesardetodo,lavidacontinuaba,«mi»vidacontinuaba.Mipadreysuesposanoteníanunaquejasobremiconducta,eralahija
ideal.AsíquepodíandedicarseaestartrasdeCarlaquesílesdabavariosdoloresdecabeza,noesquefuerarebelde,perohacíacosaspropiasdelaedad.Terminélacarreraconexcelenciay¿cómono?,sieracasiloúnicoalo
que lededicaba todomi tiempo.Cuandopor fin salídeclases,mipadreme insistió mucho para que viajara, que conociera otros lugares. Lamaneratansutilenlaquemeencerrénopasónuncadesapercibidaparaélycontinuamente,aligualquemimadre,intentabansacarmedemicapulloyesaeraotradesusestrategias.Meneguévariasveces,alfinalcedí.Me fui casi un año a Europa.Hice un par de diplomados en Londres.
Conocílugaresincreíbles…Francia,Italia,Bélgica,Irlanda,España,SuizayobviamenteInglaterra.Intentédisfrutarloyaprendertodoloquepude,peroenesasoledadme
encontraba muchas veces pensando más en él. Lo amaba, lo seguíaadorandoconlamismaintensidaddesiempre.Recordabaunayotravezelúltimodíaquenosvimos,loviolentoquefue,laspalabrasquemedijo.Lojustificaba, yo hubiera reaccionado igual, él no tenía forma de saber lo
querealmentesucedía,probablementejamáslosabría.Conforme los años avanzaban, yo me sentía cada vez más seca por
dentroenese sentidodemivida;noexistíanadadentrodemíparadar,todo se lo regalé a él y de una formamuy intensa. Constantementemepreguntabasiellaseguiríamirastromuydecerca,sisabíadóndeestabayquéhacía.Habíalogradoquevivieraenunaparanoianadasana,nopodíaevitartenerlemiedoyesaeralarazónporlaquenoagarrabamiscosasycorría de nuevo aMyrtleBeach a buscarlo y contarle toda la verdad aligualqueamamá.Varias noches mientras trataba de conciliar el sueño, como ya era
costumbre, evocaba sus ojos, sus manos, aquella mágica noche en laplaya. Sabía que seguramente cambió, ya no sería el mismo,probablementeyaestuvieraconalguienmásynisiquieraseacordarademí…Peronopodíasacarlodemispensamientos,eracomosifueraparteinherenteamíymesentíaincompletatodoeltiempoydesesperadamenteimpotentealvertranscurrireltiempo.Al regresar aMéxico, busqué trabajo y lo conseguí enseguida.Era en
una empresa de diseño, publicidad y marketing muy conocida en larepública. Entré como diseñadora. Éramos muchos, computadora trascomputadoraenunedificioenormeyelegantementemoderno.Asignabanunacuentapordiseñadoryteníamosquehacernoscargodeellaencuantoaimagen.Laverdadmegustabamucholoquehacía,merepresentabaunretoymanteníamicabezamuyocupadalamayoríadeltiempo.Un año después de entrar ahí, me independicé. Renté un pequeño
apartamentoenunazonamuyagradable.Teníaunasolarecámara,lasala,la cocina y el comedor prácticamente estaban juntos. Contaba con unahermosa vista en donde los árboles resaltaban, eso fue lo que meconvenció,misnochesdedesesperacióneranrecurrentesynecesitabaunlugarasíparapoderperderme,eraelúltimopiso.Lodecorécondetalle,disfrutabapoder tenermipropio espacioypoderpasar tiempo sola, sinserobservada,cuestionada.Seis años… seis años en los que no logré volver a respirar
profundamente,enlosquenosellenóesevacíoenmipechoyenlosqueno pude volver a ser, del todo, yo. Su recuerdo seguía persiguiéndome,eraenfermizo, sinembargo,nome importaba, siempre,desdeelprimerdía junto a él, supe que lo amaría de esa forma y que jamás lo podríaolvidar.
No permitía que se acercaran, no, si notaba tenían otras intenciones.Nadiecabíaenmialmayeralógico,existíaunenormeinconveniente;nisiquiera la teníayo.Hacíamucho tiempose la concedígustosaynomeinteresabarecuperarla.¿Paraqué?Parecíaqueestabadestinadaavivirasí,solayencadenadaasurecuerdo.
Yanisiquieramemolestaba,erapartedemimaneradeser.Salíaconmisamigos de la carrera y con los que hice en el trabajo. Disfrutaba mislogros.Visitabalacasademipadrelosdomingosyavecesentresemana.Trabajabamucho, llenaba todomi tiempoconmilesdeocupaciones,asíquepensarenuna relaciónmeera imposible,noquería,nadiemehacíasentirnada,nisiquieracercanoaloqueélcontansolounamirada.Unañodespuésde independizarme,yamehabíanaumentadoel sueldo
tres veces. Ciertamente me dedicaba por completo a lo que hacía, erademasiado perfeccionista, defecto o virtud que nunca cambió. Ya teníavariascuentasamicargoygentea laqueteníaayudándome;mi trabajoeraahoralomásimportante,eramivida.ACarlaqueyateníaveinteaños,legustabaquedarseadormirdevezen
cuando conmigo. Hablábamos por horas, siempre tenía algo nuevo quécontar y vivía con intensidad, comoyo solía hacer.Ella yahabía tenidovarios novios, pero en realidad nunca se enamoró, era una chica sincomplicaciones, teníamontonesde amigosyyoya conocía avarios.Alverlamedabacuentadequesinolohubieraconocidoprobablementemivida hubiera sido otra y sería feliz; sin embargo, con los años me dicuentadequejamásibaacambiarniunsolomomentodelosquepaséasuladopornada.Mihermanasolíaquerersabersobremividaamorosa,lefrustrabaqueentodoesetiempoyojamáshubieraestadoconalguien.—Eres muy bonita, Kyana, y muy inteligente… Lo tienes todo, es
cuestióndequeteabras…Séquevasaencontraraunhombreespecial…—Ese era el problema, ese hombre especial ya lo conocía y no estabajuntoamí.Nuncahablésobreesecapítulodemivida,niconella,niconnadie,soloconRobertydurantetodosesosañosambosloevitamos,aúnmanteníacontactoconél;porloquesupe,seincorporóalaconstructoradesupadreyahoratrabajabaahí,enMyrtleBeach.Annieyélsecasaríanpronto.Alreencontrarsedescubrieronquesentíanmuchomáselunoporelotrodeloqueestabandispuestosareconocerydesdeesemomentonosesepararon.Alescuchardesuslabioslanoticiaderramévariaslágrimas,yoevidentementenoasistiría,élloentendíaysehabíamostradotristepor
elhecho.Aúnlosextrañaba,sobretodoaesechicoasombrosoquefueelmayordeshagoenaquellosdíasdeinfiernoymimayorapoyo.Ytampocopodríacompartirsuhermosomomentodefelicidad.¿Cuántoyamehabíaperdido,cuantomásmeperdería?Eranoviembre,ya teníaveintiséis años, los cumplí en agosto.Llevaba
másdesieteañosdehabersalidodelhighschool.Increíble,¿cierto?Martesylamañanaestabaatonoconmigo:fría.Esanochesoñéconél
más nítidamente que en mucho tiempo, por lo que su imagen no mepermitió concentrarme. Estaba muy ocupada explicando a uno de losdiseñadoresamicargocómoteníaquedesarrollarunaidea.—Kyana, te hablan, es de la dirección —miré confusa a Elena, ella
tambiénestabaamicargo,mecaíamuybien.Toméelteléfononerviosasinpoderevitarmordermilabio,lopeoresquecadavezquelohacíaélacudía enseguida. Sacudími cabeza intentando concentrarme. Todosmeobservabanexpectantes.—Hola…—¿KyanaPrados?—Eralavozdeunasecretaría.—Sí—jamás se recibían en esa área llamadas de los directivos de la
empresa.Nisiquieralosconocía.YofuicontratadaporeldepartamentodeRecursosHumanos,teníaunjefedirectoalcuallereportabatodo.—El licenciado Urrutia quiere verla… ¿Puede subir? —Me sentí
desconcertadaaunquesabíaquenopodían tenerniunaquejasobremíyeseseñor:Urrutia,eraelencargadodeimagendetodalaempresa.Jamáslohabíavistoopor lomenosnuncame fijé.Sin embargo, era evidentequesetratabadeunaorden,nounapetición.—Sí,claro.—Aquílaesperamos,entonces—colgóenseguidayyohicelomismo.—¿Quépasó?—preguntóLaura,unademisamigas.—No sé…quieren que suba… ahora—puso unamano sobre su boca
impresionadayalgopreocupada—.Iréaverquésucede—Nadiealcanzóapreguntarmás,medirigí al elevador y recordéqueno sabía quépisoera. Indagué con una diseñadora que pasaba por ahí. Me indicó quénúmeroeradeformasonrienteysubí.Alabrirse laspuertasmequedé impactada,deverdaderaunaempresa
inmensa.Unasecretaria,quealparecereraespecíficamenteparaesepiso,me recibió.Ledijequesolicitaronmipresenciaahí,hizouna llamadaymeindicóelcamino.Eramuyeleganteymoderno,adiferenciademiárea
detrabajo,ahítodoeramuyserioyalparecer,formal.Mesentíincómodaconlaformaenlaqueibavestida,memovíatodoel
tiempodeun lugar para otro, buscaba ropa cómoday presentable, perojamásformal...Unosvaqueros,unasbotasdepisoqueestabanalamodayunsuéternegrodecuelloaltoquellegabapordebajodelacaderaunpocoajustado,micabellocastañoclaroestabasuelto, lo teníayamuy largoycortadoenmuchascapasparaquetuvieramásvolumenylospocosrulosque poseía me facilitaran la tarea de acomodarlo sin esfuerzo y no letuvieraqueinvertirmuchotiempoensuacomodo.Desdehacíamucho,elcómo me veía no era importante, digo, no era descuidada, aunquetampocolededicabaunesmeroespecial.—Hola…mellamaronparaveralseñorUrrutia,soyKyanaPrados—
Otrasecretariaseencontrabafrentealapuertaquemeseñalaron.Seveíaimpecable y contaba con un cuerpo impresionante, me sonrióeducadamente.—Pasa…teestáesperando…—intentéllenardeairemispulmones,no
eranormalalgo tan intempestivo,noahí.Abrí lapuertayentrésinmás.Total,quepasaraloquetuvieraquépasar,depeoressalíadelante¿no?Ellugareramuygrande,decoradodeformaminimalistayfrío.Estaba
lleno de gráficos, reconocí varios de mis trabajos. Tres computadoresprendidosalosladosyunescritorioalfondo.Unhombrealtoconcorbataytrajeimpecableestabaahí,leyendounacarpetaconatención.—Buenos días —cerré la puerta con cuidado, alzó la vista. Pestañeé
varias veces, era bastante guapo, tenía el cabello muy negro eimpecablementepeinadohacia atrás, sus ojos erandelmismocolor quelos míos pero casi amarillos, e iba ataviado con ese traje color grisoscuroquelofavorecía.—¿Kyana?—preguntó sonriendo.Asentímientrasme indicabaqueme
sentara.Parecíamuyrelajado—.SoySantiago,eldirectordeimagendelacompañía—Metendiólamanoyyohicelomismo.—Muchogusto…—¿Estás nerviosa? —intuyó al sentir mis palmas un poco húmedas,
negué mintiendo tranquilamente. Frunció el ceño recargando ambosbrazosensuenormeescritoriointrigado.—Tepreguntarás, ¿por qué te llamamos así?…—asentí educadamente
—. Bien… he seguido tu trabajo y de verdad es impresionante, eresrealmente buena. Sé que eres muy responsable y perfeccionista, jamás
llegas tardey te vas al final,manejas a las personas sin problemay losclientessepeleanporquetúllevessuscuentas…—lomiréasombrada,enseriosededicóaobservarmi trabajo,nosabíaquédecir—.Nomeveasasí…—mepidió sonriendo, se reía de forma serena, alegre. Enseguidarelajé mi expresión—. Es lógico que lo sepa… debo estar enterado detodo,¿nocrees?—Sí—noseveíamuchomayorqueyo,probablementemellevaracinco
oseisaños,alomucho.—¿Siempreerestanseria?—indagódepronto.Supreguntamesacóde
mi centro, no entendía a qué venía eso, a él qué más le daba. Sonriónuevamente levantándose de la silla. Poseía un cuerpo atlético, pormuyindiferentequefueraymuyalejadaqueestuvieradelartedecoquetear,esehombrenopasabadesapercibido.Sabíaquecualquierademiscompañerassederretirían al verlo aunquehede aceptarque amímedaba igual, nopodíanegarqueera…atractivo,noeraciegayteníasangreenlasvenas,peroesapartedemiquedóenterrada juntoconél.Siempreél…asíqueparecía inmuneaese tipodeencantosvaronilesqueamásdeunapodíaarrancarleelalientoymuchascosasmás.Rodeó el escritorio y se recargó relajadamente sobre el mueble a un
ladodemí.—Ya veo que sí… No importa, te llamé porque quiero que trabajes
directamente conmigo—Me quedé pasmada, sin embargo, no demostrémi impresión.Seguro teníamuchagenteconmejorpreparaciónqueyo,asíquenoentendíaporquésefijóenmíapesardelaseriedeaptitudesqueenumeróhacíaunmomento.Tragué salivaahora sí, tensa.Esa seríauna gran oportunidad laboral—. Eres el perfil que he estado buscando.Aquímellegantodaslasideassobretododelascuentasmásimportantes,sería imposible que fueran todas. Tengo mucha gente que las verifica,pero necesito delegar un pocomás. Esta parte de la empresa esmuy…exigente y demandante, hay noches que no se duerme, prácticamente sevive aquí y esmuy difícil que las personas estén dispuestas a sacrificartantoyqueademásseanrealmentebuenasycreativascomotú.—¿Quées exactamente loquequierequehaga?...Nocomprendo…—
Mesentíamuyorgullosaporelreconocimiento,peronecesitabasaberquéeraloqueélquería,nopodíaquedarmal.Entornó losojos, contento al escucharmedecirmásdeunapalabra en
unamismafrase.
—Primero…queme hables de «tú»—Memordí el labio, ese tipo decosas siempre me alteraban—, y segunda; quiero que seas mi manoderecha, laquebajey subapor todos lados, laque se fijeque las cosasestén saliendobien,queaporte ideas cuando seanecesarioy lidere amiequipo de verificación de diseño. Yo necesito encargarme de que losclientes estén satisfechos, poder despegarme un poco más de esteescritorio.Esuntrabajocolaborativo,tendremosqueirmanoamano.Séqueaúnnotienesgranexperiencia,esoesalgoqueselograconeltiempo.¿Qué dices?... ¿Aceptas?—agaché lamirada pensando rápidamente. Eraunagranoportunidad,nopodíanegarme.Porotrolado,eraperfecto,nadame interesabamásquemiprofesión,podíadedicarle todoel tiempodelmundo.—Sí,megustaríamucho,aunque…esperocubrirsusexpectativas…—
sonrióalegrealescucharmirespuesta.—Poresonotepreocupes,séqueloharásyyatedijequemehablesde
«tú»,nosveremosmásqueanuestraspropiasfamilias.—Deacuerdo…—acepténomuyconvencida.—Perfecto… entonces entrega todo a Ignacio —era mi jefe—. Yo
hablaréenunsegundoconélyteveomañanaalahoradesiempre,aquí—Melevantéalentenderquelaentrevistaconcluyó.—Gracias—Meveíadeunaformamuyextraña,lociertoeraquenome
hacíasentirincómoda.Metendiólamanodespidiéndose.—Para nada, sé qué haremos un gran equipo…—asentí al escucharlo
tanconvencido.Salídeahísintiéndomesatisfecha,alegre,daríamimejoresfuerzo.Sonreídeverdadfeliz.Aldíasiguientelleguéalamismahora,comoélmeindicó.Nocambié
mi forma de vestir, solo intenté esmerarme, no quería causar malaimpresión.Extrañaríamuchoamiscompañeros,esosdosañosdetrabajojunto a ellos lograron que creciera una linda amistad, sabía que losseguiríaviendo, sinembargo,yano sería lomismo, todosmedesearonsuerte,inclusoIgnacio,mijefe.Toquéantesdeentrar.Lapuertaseabrióyahíestabaél.—Buenosdías,Kyana…pasa…—Esohice.Noteníaideadecuáleseran
mistareas—.Hoytengoundíamuydifícil,unajuntaenunahoraconlosdemás directores y unas cuantas citas, pero te explicaré lo mejor quepueda,¿deacuerdo?,aunque laverdadesqueespero logresserunpocoautodidactapuessiempreestoyasí.—Enmediahorayamehabíadescrito
todoloqueteníaquéhacer.Despuésnosdirigimosjuntosalelevador,enunsegundoestábamosenelpisoqueestabajustoabajo.¡Asombroso!Muchasmáquinasymuchagenteyendoyviniendo,ahíse
respirabavitalidad,energía,premuraymuchotrabajo.Mepresentóconsuequipo.Memostróunaespeciedesalade juntasconuncubículoal ladoqueseríadondeambospasaríamosprácticamentetodoeltiempooporlomenoscuandoélestuvieradisponible.Todoslosaludabansonriendo.Esomeagradó,ademásmedicuentadequeellugarteníavidapropia,esomegustoaúnmás.Élerarelajadoymuyamableconlagente,aunasí,lotratabancomosu
superior.Mientrasmemostraba todo de prisa, no supe cuántas veces seacercaron a preguntarle cosas sobre publicidad, imagen o un diseño. Atodoslescontestabaentendiendoensegundosdequéhablaban;manejabamuchísima información. Yo lo observaba atónita, jamás imaginé queocurrieratodoesoaunospisosdedondeyotrabajaba.Encuantoestuvimosenelcubículocerrólapuertaresoplando.—Esoesjustoloquenecesitoquesoluciones.¿Ahoramecomprendes?...
No puedo despegarme de aquí… Es imposible hacer otras cosas querequierenmiatención.Túfiltrarástodo.Túseráslaacosadadeahoraenadelante…—Lamaneraenlaquelodijologróhacermereírcontimidez.—Me da gusto conocer tu sonrisa… pensé que me costaría más
trabajo…—Enseguida agaché lamirada, ese tipo de flirteo era justo loque siempre evadía.Se dio cuenta demi cambiode actitud y cambiódetemaenseguida—.Bueno…tedejo,yasabesloquehayquehacer:«sí,no,cambia,mueve,modifica,esonoqueda,estáperfecto»…Bajoencuantopueda… Suerte —asentí y desapareció. Tomé todo el aire del que eracapazdeacumulardentrodemis,unpocoatrofiadospulmonesysalíconlacabezaenaltoymostrandoseguridad.Deverdad eramucho trabajo, apenas si pude comer.Subía, bajaba, no
paraba.Todosnecesitaban aprobaciones o resolver dudas.Chequé, juntoconotrosdosdiseñadores,lacampañadeunaempresaypedimosciertasmodificamos en un tiempo récord. Santiago apareció después de lacomida,dabaelvistobuenoaciertascosasqueleacerqué,yoseguíasindetenerme. Todos asumieron enseguida cuál era mi función y se lotomaron demasiado en serio. Había cosas que no entendía, simple ysencillamente porque llevabamenos de ocho horas ahí.Aun así, intentécomprendere irmeempapandode todo.Yapasabande lasnuevecuando
comenzaronairse.Sedespidierontodosdemíamablemente,mientrasyorevisabaunaimagenquenoacababadegustarmeenunadelasmáquinas,asíquesinpodercontenerme,comencéatrabajarenella.—Veo que no me equivoqué, de verdad eres incansable… —Era él,
estabatrasdemíobservandoloquehacíaconsucabezamuycercadelamía. No me importó y continué moviendo el ratón rápidamente. Erainmunealcontactodeunhombre,hacíamuchotiempodecidíqueeramásfácilvivirasí.Noexistíaalegría,perotampocosufrimientoyyoyahabíatenidosuficienteconmidosis—.Enserioeresbuena…—Sesentóamiladoycomenzóaproponerciertoscambios.Elresultadofinalnosagradóalosdosycuandoconsideramoshabíamosterminado,loguardé—.Pasandelasdiez,Kyana…esmejorqueyatevayas,noquieroquedigasqueteexplotosinnecesidad…—asentílevantándomeserena.Mecaíabien.—Buenasnoches…Los meses siguientes fueron mejores y peores. El trabajo jamás
terminaba,inclusohabíadíasqueeranecesarioirsepasadalamedianoche.Santiago, ahora así me refería a él, y yo, hacíamos un buen equipo,pensábamos muy similar y no parábamos en todo el día. Era muyagradable y me hacía reír más de lo que nunca alguien lo hizo en losúltimosochoaños,sinembargo,nadacambiabadentrodemí,continuabaapretadoaquelbotónde«pausa».Me daba cuenta de que no le era indiferente, cuestión que comenzó a
desconcertarme,nohabíahechoodichonadaespecial,perosumanerademirarme, de moverse cuando estaba a mi alrededor… Algo estabasurgiendo,elsolohechodepensarlomeaterrorizó.Noentendíamuybienporqué.Mipechoseguíavacío,nolepodíaofrecernadaanadie.Lociertoes que me asustaba su cercanía, me… alteraba, era como si me…despertara.Pasábamos mucho tiempo uno al lado del otro, incluso llegábamos a
comerycenaratodaprisaenlasaladejuntas.Sucompañíaeraplacenterademuchasformas.Marzo,losúltimosmesespasaronmuyrápido.Eranlasochoynohabía
nadie.Ese día terminamosmás temprano de lo normal.Observaba unosimpresosenlasaladejuntas,todoquedóperfecto.—¿Nopiensasirte?—Eraél,tuvovariasreunionesporlatardeynolo
viporlomismo.—Soloestabachecandoesto…—señalélostrípticoslevantándoloscon
lamano.—Seguro están sin ningún error… tú no dejas ni un cabo suelto…—
sonriódepiedesdelapuertaconsusbrazoscruzadossobreelpecho.—Gracias, tienesrazón,eshoradeirme—tomémiscosasymedirigí
haciadondeseencontraba.—Kyana… —Me quedé paralizada justo a su lado, con el bolso
colgando sobremihombro.Supe loquemepediría aunantesdeque lohiciera.—¿Sí?—bajólamirada,nervioso.Esosíqueerapococomúnenél.A
Santiago lo catalogaban como un hombre sumamente decidido y muytemerario.—¿Aceptarías… una invitación a cenar? —Aunque sabía lo que
ocurriría, logró ponerme nerviosa al escucharlo de su boca.Mordí milabio sin saberquécontestarle.Enseguida su recuerdo inundómimente.Agachélacabezamolesta,cualquierdetallesiempremellevaaél.¡Basta!—.Comoamigos…siempreestamosaquíencerrados,yahemoscenadomuchasvecesjuntos,solocambiaremoselpanorama…Diquesí…—Noteníanadaquéperder,además,poniéndolodeesamanera,teníarazón.Sinembargo, negué sin quitar la vista del piso sintiéndome completamenteruborizada, esas respuestas ya las efectuaba en automático—. Kyana…prometoquelapasaremosbien,anda,anímate…noshacefaltadistraernosunpoco.—Santiago, yo… —acunó mi barbilla para que lo mirara—. Como
amigos… lo prometo—Erami jefe, no podía negarme, por otro lado,parecíadecirloenserio.—Está bien… —sonrió triunfante cuando acepté. Al ver su reacción
enseguida tuve ganas de retractarme. No me dio tiempo, comenzó apreguntarmequétipodecomidameagradaba—.Medaigual…—Genial, iremosaun lugarmuy tranquilo, séque tevaagustar…—
tomósumóvilymarcóaunrestaurante,reservóunamesasindificultad—.Vamos…—Eralaprimeravezquesalíaconunhombreenpocomásde siete años.Me sentí en extremo nerviosa y una parte demí, tambiénculpable.Paramisorpresaelsitioerajustocomodijo;noparecíamuyíntimoni
tampoco muy ruidoso. En cuanto llegamos nos dieron mesa. Se sentófrenteamísonriendo.—Ves…esmuyagradable…ylacomidatevaaencantar…—Mesentía
un poco ansiosa, no solía aceptar invitaciones a menos que ya loconsiderará«amigoinofensivo»,perosuformacasualdeproponerloyelhechodequefueraél,medesarmó.La conversación fluyó agradablemente, era muy culto y preparado.
Hablamos sobre el trabajo y no insistió en ir a un terreno personal. Lacena,enefecto,megustó,aunqueyanosolíadisfrutarmucholacomida.Nopodía comprenderporquéél lograbahacerme reírmásquenadie.
Mesentíatranquilaasuladoymedejabairconfacilidad.Inclusomedabacuenta,contemor,queciertasdefensasqueconstruítodosesosaños,conSantiago,sehacíandébiles.Un poco antes demedianoche nosmarchamos.Me la pasé… bien. Su
compañía no me agobiaba y respetaba el hecho de que no era muycomunicativaencuantoamivida.Nosdespedimosenlapuertadellugar.—Fueagradable,¿noescierto?—Sí…gracias—Meobservósindecirnadaporunsegundo.Enseguida
memordíellabio,esofueloúnicoquenologrécambiar.Contemplómibocadeunaformaquehizorecordarmividaanterior.Lediunbesoenlamejillanerviosaymefuisinmás.Alllegaracasa,dejémiscosasenlapequeñaestanciayperdílamirada
porlaventana.Era increíble todo el tiempo que transcurrió, pronto cumpliría
veintisiete, en junio seríanochoaños fueradeMyrtleBeach.Novolvíasaber de él desde aquel día… aquel espantoso y terrible día en queenloqueció de celos por culpa de ese asqueroso tipo. Evocarlo aúnlograbarevolvermiestómago.Mesentéen«mi»sillón,frentealagranventana,rodeémisrodillascon
misbrazosymeperdíenlosrecuerdos,eneldolor,enelmiedoyenlafelicidad de aquellos tiempos. La voz de su madre aún a veces no medejaba dormir, el rostro de él al advertirme con aquel hombre, sudesilusiónyodio;lamiradademamáalvermeir,todaunavidanoseríasuficienteparaolvidarlo.Esanochelosentídenuevomuypresente.LamiradadeSantiagoposada
enmibocamerecordóelgranvacíoenelquemesumergíyen loqueantessolíaser.Necesitaba olvidarlo, sacarlo de mí… ¿Es qué jamás lo lograría?
Llevabademasiadotiempodentrodemicaparazón,envueltaenunmundoque construí cuidadosamente para que nadie pudiera acceder a él, pero
¿cómo?, ¿cómo sacarlo demi cuerpo?, ¿cómoolvidar el amor quenostuvimos?,¿cómorecuperarloqueleentreguéconplenaconciencia?Me tomé un largo baño y me dirigí de nuevo a «mi lugar», así lo
llamaba.Mesentéyesperéaqueamaneciera.Esanocheel sueñono ibaacudir a mí, lo sabía, eso ya no era tan común, sin embargo, meencontrabamuynerviosaeinquietacomoparapoderpegarelojo.Viendoelsolsalirporelhorizonteunaideacomenzóaformarseenmi
cabeza, esa parte de mi vida tenía que cambiar, debía intentarlo.Probablemente no lo volvería a ver, no podía casarme con su recuerdotodalavida.Seguramentejamásloolvidara,peroesonoimplicabaquenopudiera intentar tenerunapareja,hijos,unafamilia.Dolíapensarquenosería con él, noobstante, ya habíanpasadomuchos años, tenía unamuybuenavidaysolamentemefaltabaserfelizeneseaspecto,despuésdetodono lo estaba traicionando, él ya debía de estar con alguien más yprobablementenoseacordaríademí,delaformaenlaqueyolohacía.Al día siguiente Santiago se comportó igual que siempre, yo hice lo
mismo.Disfrutaba trabajar a su lado.Aprendíamucho de él y aunque avecesdiscutíamospordiferentespuntosdevista,lográbamosponernosdeacuerdoalfinal.Pasóunmesparaquevolviéramosasalir juntos.Melopidió un par de veces, sin embargo, logré inventar un pretexto paradisculparme a pesar de la determinación de aquel amanecer. Ese día nopude hacerlo, un cliente muy importante aceptó toda una campaña y laempresaibaaganarmuchodineroporella.—Vamos a celebrar, Kyana… Lo merecemos, llevamos días aquí
encerrados…—torcí la boca no muy convencida—. Será un rato… loprometo…Nopodíanegarme,deverdadfueextenuanteyungranlogro,porotro
lado,recordéquehabíaquedadoconmigomismaenintentarlo.Aceptésinsentirmemuyseguraconladecisión.Fuimosaunbarnomuylejosdeahí.Elambienteeramuyagradableyla
genteparecíadivertida.Nossentamosenunapequeñamesa.Pedíunacopaal igual que él. Comenzamos a conversar sobremuchas cosas: política,religión,situacionesdelmundo.Entodoestábamosdeacuerdo,veíamoslas cosas de una formamuy similar y esome hacía sentir cómoda a sulado.—Tienes una sonrisa hermosa de verdad… —parpadeé varias veces
desconcertada,conélerafácil,incluso,olvidartodoloquemetorturópor
años. Sin embargo, al escucharlo el gesto se esfumó enseguida—. Losiento…—logródecirapenadoalverquemiexpresiónsetornabaseria.Me inspiraba calidez, ternura y mucho respeto, no me gustaba hacerlosentir incómodo, pero no pude evitar que sus palabras me alteraran.Cambiódeinmediatodetemayprontoolvidéelevento.Alparecer era feliz, teníauna linda familia, a laqueprácticamenteno
veíagraciasalaenormecargadetrabajo.Habíaviajadoysusestudioslosrealizóenlacapitaldelpaís.Loescuchéatenta,teníaunaformadenarrarqueme gustaba, era sereno y pausado, a diferencia de lo quemostrabadentrodelasenormescuatroparedesdelaempresa.—Y¿tú?...¿Cómohasidotúvida?—perdílavistaenmibebida,nome
gustabahablardeeso.Juguéunpococonlacopasinsaberquécontestarle—.¿Pasaalgo?,¿teincomodé?—neguéinsegura.—No…essoloque…nohaymuchoquecontar…—Memiróconfusoy
sonriendo.—Imposible,alguiencomotú,digo…¿Nacisteaquí?—Sí—Nisiquieraconmisamigoshablabadeeso,mipasadoloquería
enterrado,nomegustabarecordarlo.—¿Ytuspadres?Porquetienesfamilia.¿Noescierto?—Sí… claro —frunció el ceño al escuchar mis escuetas respuestas.
Penséquepararía,nolohizo.—¿Crecisteaquí?—No…enEstadosUnidos…—abriólosojossorprendido.—¿De verdad?, allá vive tu familia, ¿entonces?—Dios, ¿qué no iba a
dejardehacereso?Mepreguntéunpocoansiosa.—No toda… solo mi madre con su esposo…Mi papá vive aquí y el
restodemifamiliatambién.—Y, ¿por qué te regresaste? Allá hay muy buenas oportunidades —
demoré en contestar, no tenía una respuesta para esa pregunta.Omejordichosí,soloquenadielasabía.—Losé—fueloúnicoquepudedecir.Nodijonadaporunminuto,se
dabacuentademiresistencia,meobservóintrigado.—Kyana…¿Qué te hicieron?—Al escucharlo abrí los ojos de par en
par.Entendíaquéserefería,loquenocomprendíaeracómolonotó.Nomeconocía,nosabíanadademíymuchomenoscómofuemivida.Porotrolado,vivíatannormalcomoelrestodelaspersonasoporlomenoseso pensaba, probablemente me mentí todo ese tiempo—. Perdona, no
debí… Es solo que… no puedo comprender cómo estás sola. A vecestienesunamiradamuy tristey frecuentementeobservoque tepierdesentus pensamientos. Es como si recordaras algo o alguien con muchanostalgiaydolor,teentregasaltrabajocomosinoexistieranadamásentuvida,engeneral,eresdistantey…fría…conexcepcióndetusamigos.Debo confesarte queme intrigas…—¡No!, no, no, no de nuevo, no esapalabra.Alescucharlamelevantédelamesaabruptamente.—Y-yaestarde,esmejorquemevaya—zanjé.Éltambiénsepusodepie
sinentendermireacción.—Kyana…espera…¿dijealgo?...Perdón…noqueríamolestarte…—Noeseso,perocreoqueesmejorquemevaya…Muchasgraciaspor
todo… nos vemosmañana…—Me salí de ahí sintiendo que el airemefaltaba,todoslosrecuerdosgolpearondenuevoenmicabeza.Podíaverloclaramente siguiéndome en su gran auto diciéndome exactamente lomismo.Entreguéelboletoalballetparkingtemblando.—¿Kyana?—Alescucharlogiréaúnagitada,nerviosayconlaspalmas
sudorosas—. No te vayas así, en serio lo siento, prometo no volver ahacer un comentario como ese, ni nada que te incomode, fui muyindiscreto…Porfavor regresa, terminemosdecelebrar,platicaremosdeloquequierasynovolveréapreguntarnadasobreti,sabrésololoquetúmequierasdecir.¿Quédices?—alzósumanoenseñaldejuramento.Cerré los ojos intentando acomodar mis ideas. Al final asentí, debía
poner de mi parte, ya no era una niña y él no hizo nada malo, solodescribió cómo me percibía y aunque no me gustaba saber que mispensamientosaveceseran tanobvios,noestabanada lejosde laverdad.Devolviómiautoyvolvimosaingresar.Cumplió su promesa, al final intenté olvidar lo ocurrido y pudimos
terminarlaveladarelajadosyriendo.Muchomástarde,ambosesperábamosnuestrosautosplaticando.—Kyana,me gustaría volver a invitarte a salir ya sin pretextos.Me la
paso muy bien a tu lado… ¿Aceptarías? —tensé el rostro, estabaacostumbrada a contestar en automático que «no.. Pero con él eradiferente, me caía bien y teníamos mucho en común y si era sinceraconmigo,existíaalgoquemeatraía.Además,esanochemedicuentadeque no podía seguir alimentando la soledad en la que vivía, necesitabaencontrarlamaneradeolvidaryvolverasentiralgoporalguien.Loquepasónofuemiculpa,debíasuperarloeintentarcontinuar.Elladestruyólo
másvaliosoparamí,nopodíapermitirquelosiguierahaciendo.—Sí…síaceptaría…—Memiróincrédulo,susojosámbarcasisalende
suórbita.Sonreí.—Guou, pensé que me llevaría mucho más tiempo convencerte, ya
estabaplaneandotodaunamaquiavélicaestrategiaparaqueaceptaras…—sacudílacabezaalescucharlo—.Sitedierascuentadelohermosaqueteves sonriendo—¡Agh!, era imposible, cada comentariome llevaba a él,estabahartadenopodersacarlodemispensamientos.Nomeibaaecharparaatrás,teníaqueintentarlo.Eneltiempoquellevabadeconocerlomedi cuenta de que era una gran persona, que estaba solo porquesimplementesutrabajonoledejabamuchaopción.Miautofueelprimeroenllegar,abriólapuertaymediounbesoenla
mejilla.Olíabastantebien.—Descansay…gracias…—Hastamañana—cerróyaqueyoestabaadentroymealejéatentaalas
lucesdelalumbradoysemáforos.Unmiedo inmensome invadió,yanopodía seguir evitándolo.Loque
sucedió era parte de mi pasado y probablemente no lo borraría nunca,pero no podía seguir atada a «él». Necesitaba dejarlo ir… aunque erademasiadodoloroso.Nopasabaundíasinquelorecordara.Eraelamordemivida,noobstante,hacíamuchosañosqueyanoestaba,queporalgomásgrandelotuvequedejar.Ya era hora de intentar rehacer mi vida, aunque a lo mejor, nunca
lograraolvidarlo,buscaríalaforma,estabadecidida.
19CERCADELAFELICIDAD
Asíquecomencéasalirconél. Íbamosacenar,alcine.Losdomingostrotábamosporelparque, sí,yo,esoyanomedesagradabacomosolía,aunque tampoco erami hobbypreferido. Salíamos a comer a diferenteslugares, algunas veces elegantes y otras veces a sitios urbanos ycompletamente informales. Conocía muy bien la ciudad, siempreencontraba algo que hacer. Veíamos obras, asistíamos a museos, aexposiciones o eventos de la empresa. En fin… nos acoplábamos sinproblemas.Mesentíabienasulado,sonreíatodoeltiempo,hablabamásconélque
concualquiera.Meaceptabaymerespetaba.Novolvióapreguntarnadaquenosalierapormicuenta,aunqueconeltiempomefuiabriendo.ConSantiagomesentíasegura,algoquehacíaañosnosucedía.Enel trabajonodescansábamosynosgustabaestaralladounodelotro,eracomotenerunailusiónporprimeravezenaños.Mi cumpleaños fue en agosto, me llevó un gran arreglo de flores y
comimosjuntosenelqueélsabíaeramirestaurantefavorito,apesardeque teníamos muchísimo trabajo. No me sentía presionada, Santiagodejabafluirlascosasyseibaadecuandoaloqueyopodíaofrecerle.Medivertíaasulado,eratierno,paciente,consideradoymuyguapo,¿podíapedir más? Comenzaba a pensar que podría llegar a sentir algo másprofundoporél.Una noche de octubre, los dos seguíamos trabajando en los últimos
detalles de un proyecto. Pedimos comida china para cenar, ya que noquedabanadamásabiertoaesashoras,reíamosporalgunabromaqueélhabíadicho.Estábamos muy cerca, casi hombro con hombro, cosa usual ahí,
recargadosenlagranmesa,intentandocomerconlospalilloschinos.Noera mi especialidad. Se acercómás a mí. Tomómimanomidiendomireacciónyconexquisitaternuracomenzóamostrarmecómoagarrarlos,sentía su aliento muy cerca de mi mejilla, las manos comenzaron a
sudarme.Notómireacciónysepusoserio.Mirómislabiosconextremaatención
ycomenzóaromperladistancialentamente.Mesentíapetrificada,nomequitéaunconelmiedoquesentí.Pocoapocofueavanzandoycerrélosojos despacio. Enseguida sentí su roce; era agradable y lo hacía concuidado, midiendo mi resistencia. No hubo estrellas, ni mariposasdesbordadasenmiestómago,aunasí,megustóyloseguí.Meacercómásaéltomándomedelicadamentedelcuello.Mesentíatanextraña,nohabíavuelto a besar a nadie después de él, era como si me estuvieratraicionandoamímisma.Seapartódemíunossegundosdespuésymemiróconlosojosllenosde
deseo,sentíasualientodemasiadocerca,surespiraciónlenta.—¿Temolestó?—lucíapreocupado.Neguéatónitapormirespuesta,era
verdad,nomemolestó,alcontrario,meagradó.Noeraunbesocomolosque recordaba, sin embargo, lo prefería, no quería volver a sentir nadaigualnunca.Algodiferenteeraperfecto—.Kyana…llevamosun tiemposaliendo y… tú sabes que me atraes, más de lo que me gustaríareconocer…no quiero presionarte… es solo que… ¿Me darías unaoportunidad?...—sabíaqueprontodiría algoasí, llevaba seismeses trasde mí, ya había aguantado bastante, me alejé un poco intentado ponerdistancia.—Santiago,tútambién…megustas…pero…nodeseolastimarte…—
sujetómimanoyselallevósonriendohastasuboca.—No te preocupes pormí… sémuybien lo que hago, sé que…hubo
alguienquedejóuna enormehuelladentrode ti…peronome importa,eseestupasado,megustaríasertufuturo…Quierohacertefeliz…séquepuedo…Tehevistoabrirteconmigodeunaformadiferentequeconlosdemás, aunque he de confesarte que no tanto como me gustaría, sinembargo,séqueescuestiónde tiempo…Dameunaoportunidad…notedefraudaré.Memordíellabiosintiendomuchomiedo,noqueríaherirlo,sabíaque
mi corazón jamás funcionaría como antes, pero tenía razón, debíaintentarloyqueríahacerloconél.—Sí…—logrédecir conunhilodevozobservándolo fijamente, solo
esperabaestuvierahaciendolocorrecto.—¿En serio?—parecía perplejo. No me era indiferente, al contrario,
teníademasiadascualidades,inclusomásdelasqueesperaba.Santiagome
ofrecíapaz,serenidad,seguridadyyoyanoqueríaestarsola,necesitabarehacermivida.Seacercóamíyrodeómicuerpo.Sentirsusbrazosentornoamí,fue…
cálido,muyagradable.—Prometoquenotearrepentirás,haré todoparaque funcione y seas feliz con esta decisión, estoy dispuesto a intentarlo,yo…tequiero…—Nomediotiempodereaccionarantesuconfesiónyme besó. Puse mis manos sobre su pecho y le correspondí dejándomellevar.Megustaba lasensacióndeestar tancercadeél, sinembargo,nopodíaevitarquesurecuerdoregresaraamí.Leditodoyahorasentíaqueno tenía nada que ofrecerle a Santiago. La sensación era tan frustrantecomoladequererexprimirunlimónsinjugo…Alaspocassemanaslepresentéamipadreymifamilia.Carlanoparaba
de hacerlemil preguntas ami ahora novio,mientras él respondía todaspacientemente.Ya no era una niña, tenía veintiún años, era extrovertida,inquietaybastantesimpática.EnNavidadmimadreyRalphloconocieron.Yaleshabíahabladoacercadeél,asíqueencuantollegaronlollevéparaqueloconocieran.Éltambiénmeinvitóasucasa,unmesantes,ytodossemostraron muy complacidos con nuestra relación, su familia era muyunida,loadoraban,fueasombrosovercómomeaceptaronenseguida,porlomenosenesonohabríaproblemas,todoera…perfecto.Losdíasjuntoaélcomenzaronasermásrápidos.Jamásparábamos,si
noestábamosenmediode la locuraqueerael trabajo,salíamosahacercualquier cosa. Era sumamente cariñoso y atento conmigo. Procurabahacertodoparaqueyosalierademiburbujaymeabrieraaél.Me sorprendía constantemente o improvisaba cosas que jamás hubiera
imaginado. Buscaba que viviera intensamente, yo lo intentaba ysorprendentemente comenzaba a conseguirlo. En realidad me divertíamucho,másqueenlosúltimosochoaños,aunasí,algoseguíafaltando,algonoandababiendentrodemí.Por las noches, sola, regresaba esa sensación de vacío que Santiago
pocoapocointentabacadadíallenar.Yesquepormuchoquelobuscabano conseguía sacarlo demi cabeza, aun sabiendo que ya era algomuylejano, algo que jamás volvería a estar a mi alcance, algo imposible yabsurdo.Lo amé con cada parte de mi cuerpo, de mi mente, de mi alma, era
imposible hacerlo a un lado y seguir. Trataba, juro que lo hacía, peroregresabaamíunayotravezcadanochecomounamaldicióndelaque
nopodíaescaparpormuchoquelointentase.Teníaquevolver abuscar ayudapsicológica, era evidenteque solano
estaba lográndolo, todo lo ocurrido años atrás se salió de mis manos.Ahora no podía tener una vida como cualquier otra, simple ysencillamente,porquenoeraesalaquehabríaelegidosihubiesetenidoelcontroldemidestino.Yasífue,busquéunterapeuta,decididaaponerestavezmás demi parte, aunque omitiendo lo de siempre. Pero con todo yeso,sabíabienqueelproblemaresidíaenquenecesitabavolveraentregarmicorazónymedolíanopoderdárselosinreservas.Algunas veces en su apartamento, donde solíamos encontrarnos para
cenar o ver alguna película, la temperatura subía, nos besábamosnecesitandomásunodelotro,sinembargo,cuandoesosucedíayambosestábamos prácticamente entregándonos despojados de ropa y con lanecesidadatope,lodetenía.Existía algo que me hacía parar, no podía explicárselo y pronto me
poníademasiadonerviosayansiosa, incluso llorosa.Deseabadarle tododemícomoéllohacía,selomerecía.Lasituaciónsetornaba,pordemás,patética…perolociertoeraquenopodía.Lapeorpartellegabacuandoélme abrazaba intentando tranquilizarme, disculpándose por presionarme.Dios,esomehacíasentiraúnpeor,puesalsentirmemásserenaentresusbrazos, me decía una y otra vez queme esperaría, que él tenía todo eltiempodelmundo.Porsupuestolosdíassubsiguientessiempremesentíamiserable y mezquina, sentía que lo estaba usando, que no debíaarrastrarloaloquemimenteenfermaaúnmanteníaconvida.¿Perocómocambiarlo?
Las terapiasno funcionabany sabíaque teníaquever conel hechodequeyono era completamente sincera.Aún,muydentrodemí, elmiedohaciaaquellamujerpermanecía
intacto,grande,pulsanteyfuerte.Creíaquesiselocontabaalapsicólogaque me atendía, estaría poniendo en riesgo lo que había logrado, puesaunqueloscorreoselectrónicoshacíaunpardeañosdejarondellegar,yonopodíasacarlademimente…Porotrolado,hablarde…«él»,resultabaterriblemente doloroso y solo servía para abrirmás la herida. Sí, ya séque estaba en un enorme y gran lío, lo que me tranquilizaba era queSantiago iba avanzando, yo le permitía hacerlo, así que con el tiempo,debía,enteoría,lograrlo¿no?Un día antes de que mi madre se regresara a Myrtle Beach ese
diciembre,terminamoslasdossolasconversando,enlamesadelacocinaencasadelosabuelos,cosayamuyesporádicaentreellayyo.Ralpheratodoparaella, lacuidabaynoseseparabanuncadesulado.
Ahora tenían supropiaagenciayno les ibanadamal.Amboseranmuyinteligentesytenaces,eraobvioquelavidalessonreiría.Esaeralaúnicapartequemehacíasentirbien,erael resultadodelenormeesfuerzoquerealicéañosantes.Ellaerafelizyencontróelamor,¿quémásdabaloquehubieratenidoquehacerparaquemamátuvieraesavida?—Hija,porprimeravezenañosmevoy…mástranquila…Santiagose
vequeesunbuenhombreytequiere…—nuestrarelaciónconeltiemposetornólejana,yonoregreséenmásdeochoañosaMyrtleBeachyellaintentórehacersuvidaconloquealláteníayporloquetantoluchó.—Lo sé… yo también lo quiero…—sujetó mi mano que descansaba
sobrelamesa.—Kyana…intentaser feliz,probablementeasu lado lo logres…—no
estabamuyseguradeeso,peroeraloquepretendía.—Esoesloquequiero,mamá…—Hija…yahanpasadomásdeochoañosyaunquenuncahetocadoel
temasientoquedebohacerlo…Porfavor,teloruego,olvídalo…olvidalo que sea que allá haya pasado—enseguida me puse tensa y quité mimano seria. Ella siempre supo que algo sucedía, que mi actitud no fuenormalaligualquemisdecisiones,peronuncalediríalaverdad,aunqueesoimplicarasentirlatanlejoscomoentonces—.Nomemiresasí,yoséquiéneres,séqueestásahíadentro,eresmihija, tecrié, tevicrecer,entodoestetiempohaslogradoengañaratodos,noamí.Séqueaúnsufres,queloquesucediónotedejavivirenpaz…Muchotiempopenséquelosuperarías,nuncafueasí.Ahoraséquesemetiómuydentrodetiyquetemarcóparasiempre…nolodemuestras,veoquehaslogradoserfelizatu
manera.Sinembargo, teconozcoyséque te limitas todoel tiempo,quenotedejasllevar,séqueesosmesestetransformaronytratasinútilmentedeenterrarlos.—Mamá, no digas más… te lo suplico… —sentía un nudo en la
garganta, en todo ese tiempo jamás se refirió a tales días y no queríaescucharlo,sipronunciabasunombresabíaqueestaríaperdida.—No, Kyana, ya me callé demasiado, te he visto andar por la vida
intentandoengañaratodos,inclusoatimisma.Nuncasupequépasóyyaperdílaesperanzadesaberlo.Jamásentendíelporquédetudecisión,perosea loque sea, estoy convencidadequenomerece lapenaque te hayasdejado de esta forma. Kyana, vive, sé feliz, olvida, dale una verdaderaoportunidadaSantiagoyalavidaquetienespordelante.—Esoes loque intento, te lo juro…—tenía lamiradaperdida enmis
manos, sus palabras estaban llenas de razón, pero… ¿cómo olvidar?...Irme jamás fueunaopciónparamí, teníaunavidaplaneada, sueñosporcumplirymetasporlascualesluchar,notuveotrasalidaymeforzaronadejar todo lo que yo era y eso me cambió por completo, sin siquieradarmecuenta.—Loséycreoqueesungranpaso.Peroporfavorsaldeesapenumbra
enlaquetehasmetidotodosestosaños,enséñaleloquerealmenteeresaesemuchacho,séqueleencantaráconocerte…—Créeme que lo intento —le confesé con absoluta sinceridad. Se
levantódesusillaymeabrazó.—Nosabes todo loquehubieradadoparaque lascosashubieransido
diferentes,paraquenohicieras loquehiciste,paraquenohuyerasynosufrierasdeestaforma…parapoderayudarteasuperarloocurrido—unalágrimaresbalópormimejillaalsentirlatancercayalrevivirtodoloquemeatormentaba.—Yotambién…créeme…Losmesescontinuaronpasando,mesentía…contentayconmásánimos
queenmuchotiempo.Éleramuchomásdeloqueestabaseguramerecía,dedicabacadaminutoa intentararrancarmeunasonrisa,abuscar la raízde mi encierro y hacerme sentir amada. También lo quería, no puedonegarlo y ¿cómo no hacerlo?… Era maravilloso, aunque no lograbaalcanzarlo en la intensidad de su amor por mí, eso me hacía sentirimpotente;noobstante,estabadecididaaseguirintentándoloyadejarmellevar.Amimaneraydentrodemislimitaciones…sabíaqueestabamuy
cercadelafelicidad,esomehacíasentirbien.Enlaempresanadieseopusoanuestrarelación,alcontrario,parecían
muy contentos de saber que éramos un verdadero equipo. Sin darmecuentamefuiabriendomás,ledijecasitodosobremíypodíahablarconélporhoras,anadie le teníaesaconfianza.Loquería, loqueríamucho,másdeloquelleguéapensarquevolveríaasercapaz.Yaunquemedabacuentadequenoeraconlamismaintensidad,nidesesperación,conlaqueaméhacíamuchosaños,comenzabaasentirqueerasuficientepara todaunavida.Suamormebrindabapaz,tranquilidad,seguridadycerteza.Peroaún existían noches que lo soñaba, sin poder evitarlo,me perdía en susojosgrisáceosyrogabaporqueelsueñonuncaterminara.
20REGRESANDOELMIEDO
Un viernes muy caluroso de junio, me encontraba como siempre,atareada en el trabajo, aun así, percibí algo diferente en el ambiente.Santiagoyyoyallevamosochomesesjuntos,lomismoque…«él»yyoduramos,inclusoenelmismolapso,soloquenueveañosatrás.Pasécasitodalanocheenvela,hacíamuchotiempoqueesonoocurría
y lo más extraño era el porqué; tuve la misma sensación que «él» meproducíacuandoestabaenelmismoespacioqueyo.Esa…«peculiaridad»queteníamicuerpoparadetectarsupresenciasinquenadaindicaraqueseencontraba ahí. Sacudí la cabeza intentando desvanecer los recuerdos,definitivamente tenía que buscar más ayuda profesional, estabaenloqueciendo.Mi extensión sonó, no era raro, no paraba nunca. Tomé el teléfono
intentando concentrarme en todo lo que tenía que hacer. La secretariaanunciódesdeelotroladodelauricularqueeraunallamadapersonal.Latomésindudar.—Sí…—¿Kyana? —era Ralph, sonaba preocupado. Enseguida me puse en
alertaydejélospostersdelado.—¿Ralph?—Disculpaqueteinterrumpa,perotumadremepidiótehablara,note
asustes…perosufrióunaccidente…—lasangresefuehastalospies.Mesentéenlasillamáscercanacompletamentelívida.Poruninstantepenséenaquellamujer,enseguidaintentédescartarlo.NoregreséaMyrtleBeachenañosycontinuabasinsabernadadeella.Seguroyasehabíaolvidadodemí al igual que suhijo.De todas formas las piernasme temblabanyregresaronlasnáuseasdeaquellosdías.—¿Qué?¿cómo?,¿quépasó?...¿estábien?...—sentíunamanosobremi
hombro,eraSantiagoymemirabapreocupado.—Sí,Kyana,estábien.Chocócontraunautoayerporlatarde.Unidiota
se atravesó y ella no pudo esquivarlo… se rompió unas costillas y un
brazo…tienevariascontusionesquenosondecuidado,sinembargo,seencuentraalgo…nostálgica.—Ralph…Oh,Diosmío…—Quiereverte…—mesentíaúnpeor—.Séquenohasregresadoaquí
enaños,peromerogóquetehablara.Kyana…porfavor,solovenunosdías,nosoportoverlaasí…Deverdadestáconlosánimosporlossuelos.Túsabesqueesascosassuelentraerunpocodedepresión,ayúdame—nosabía si podía regresar. Sin embargo, eramimadre, se hallabamal, yotambiénqueríaasegurarmedequeestuvierabien.Micabezapensóamilporhoraintentandoencontrarlamejorrespuesta.—Ralph…esque...—No se lo niegues, te lo suplico, eres su adoración, ya pasó mucho
tiempo.Por favor…hazlopor ella, tenecesita, solounosdías…Lehashecho demasiada falta todos estos años— Todos mis recuerdosregresaroneneseinstante,todoloqueavancégraciasamuchafuerzadevoluntadyaSantiago,retrocedióenunsegundo.Elpánicocrecióenmiinteriorsinpoderevitarlo,pormuchoquequeríanopodíadescartarquehubiera sido provocado, podría ser un recordatorio, por otro lado,también podía ser una casualidad, un accidente y ya. Sentí el cuerpocongeladoapesardequemipulsopalpitabaextremadamenterápido.—¿Estáahí?...—Sí…telacomunico.—Sí…ygracias…—Nilodigas…telapaso,cuídate…—¿Hija?—seescuchabamuytristeyconlavozquebrada.Deinmediato
lanecesidaddeverlameembargó.—Mamá…¿cómotesientes?—Bien,aunqueyasabes,medueletodoelcuerpo…Necesitoverte—De
verdadnoseescuchabanadabien,sentíunnudoenlagarganta.Teníaqueregresar,noladejaríasintiendoquenomeimportaba,yano.—Losé…Ralphmelodijo…—Ven unos días, quiero estar contigo. Sé que me estoy comportando
comounacría,perotengounanecesidadenormedetenertecercaaunqueseaunashoras,miamor…—oírlaasímepartíaelalma.—Sí,mamá,harétodoloposibleparallegarmañanaporlamañana—
Santiagomeobservópreocupado,noentendíanada.—¿Enserio?Hijaséloqueimplicaestoparati,peroelsolopensarque
pude morir sin verte por última vez me tiene muy alterada… Hemosestadodemasiadolejosynosabescómoteextraño.—Yo también, mamá… Tranquila, no te preocupes por nada. Iré, ¿de
acuerdo?—odiaba saberla así. Siempre fue vital y fuerte. Debía estarlapasandomuymal.—Gracias,miamor…Teamo…—Yotambién teamo, tranquilízateycuídate.Leshablómás tardepara
decirlesaquéhorallego—colguéunsegundodespuésymequedéviendoelteléfonomuda,laspalabrasnoacudíanamí.—Kyana…¿Quépasó?—seacercómásamíponiéndoseencuclillasy
me rodeó con sus brazos, cariñoso—. Estás temblando y… helada, tumadre¿estábien?—asentícontrasupechoansiosa.—Chocó…Quiereverme…—Dios. ¿Qué sucedió? —Me aferré a él sintiendo que mi vida se
desmoronabadenuevo.—Nosébien,fueayerporlatarde…Ralphnomeexplicócondetalle—
Meseparóparapodervermealosojos.—Estásmuypálida,miamor,ellaestámejor…tranquila…todoirábien
—parecía confuso y me observaba de una formamuy extraña, buscabaalgoenmisojos.—Losé,essoloque…tengoqueir…—Agachólacabezacerrandolos
párpadosfuertemente.Suactitudmedesconcertó,eracomosipresintierao supiera algo. Era imposible, jamás le dije nada sobre mi historia enaquellugar.—Quisiera acompañarte, pero esto es una locura… —se refería al
trabajo.—Santiago, no te preocupes. Lo entiendo, le prometí salir hoy en la
noche,nolaescuchébien—volvióavermeasintiendo.—Estábien,veyquédateel tiempoquenecesites.Porlaempresanote
preocupes,tudeberahoraesacompañarla.Seguroestarámuydeprimida,esascosaspasandespuésdeunaccidente…—tomésubarbillay lobesépor puro impulso. De verdad me gustaba mucho y me hacía sentir tanespecialyprotegida.Encuantomeseparósonriósiendodenuevoél.—Nuncalohabíashecho…—susurrómuycercademislabios.—Losé…y…gracias—ledijepérdidaensuspozosambarinos.Sepusodepieymeacercóaélrodeándomeporlacintura.—¿Dequé?,¿dequerertecomotequiero?Esonoloagradezcas,nolo
puedoevitar—recostémicabezaenelhuecodesucuello.—Yotambiéntequiero.—Lo sé. Regresarás, ¿verdad? —me sentí otra vez desorientada, no
entendíaquévinoesapregunta.Loencarésonriendo.—Claro…¿Porquénoloharía?...Seránsolounosdías,yocreoquealo
muchounasemana—parecíapreocupado.—Discúlpame,essoloque…nosé,deprontomediomiedoperderte.Sé
que llevamos meses juntos y a veces siento que pasamos más tiempodentrodeestascuatroparedesqueencualquierotrolugar,quisieradartetodoloquepuedoofrecerte.Desdelaprimeravezquetevihaceunañoymedio supeque eras tú, quemevolverías loco, que sería capazde todopor verte reír. Te metiste tan dentro de mí… Eres mi vida, Kyana, teamo…—nopudeevitarsorprenderme,mesentíembustera,esaspalabrasyame lashabíandichoyescucharlasdenuevonomeayudómucho,sinembargo, intentédimensionar lascosas.ÉleraSantiagoyyo también loquería,aunqueaúnnoloamaba,peroconfiabaqueprontoasísería.Intentéabrirlaboca,élcolocóundedosobreella.—Sh,nodigasnada, séquemequieres,pocoapocohevistocómo te
hasidoabriendoamíyesaeslamayordemostracióndeamorquemehasdado.Noséaúnquéfueloquetesucedió,¿porquétienestantomiedoaentregartucorazón?,perosíséqueheavanzadomásquenadieyesomehacesentircorrespondido—metiósumanoalabolsadesupantalón,sehincó ahí, en plena sala de juntas. Todos se acercaron a las ventanas alverlohaciendoesopueseraunaespaciedeenormepecera.Yyomequedétiesa. ¿Qué iba a hacer?—. Kyana… cásate conmigo… —abrió unapequeña caja de terciopelo negro y vi una enorme sortija. Me llevé lamanoalabocaimpresionada.Tomólaotraycolocóenmidedoelgrandiamante sin dejar demirarme.Mis ojos se rasaron, no podía articularpalabra—.Séquepuedespensarqueesmuypronto,pero…estoysegurode lo que hago. Tú eres la mujer con la que quiero compartir todamiexistencia—lomirabaaélyamimanosinpodercreerlo.Sepusodepie,esperabamirespuesta—.Piénsalo,séquepuedohacertefelizporqueesoesmimayordeseo…—tomómibarbillaconsudedoíndiceymebesó.En cuanto nos separamos todos se acercaron a felicitarme y a ver la
enormepiedra.Varios loabrazabanmaravillados,élnoquitabasusojosdemí.No le había contestado aúnnada, noobstante, sabíamuybienmirespuesta. En cuanto nos quedamos solos, Santiago tomó el teléfono y
reservóunboletoparaMyrtleBeach.—Santiago, esto es… Dios… no lo esperaba —muchas dudas y
emocionespasabanpormicabeza.Acariciómimejillatiernamente.—Losé,miamor,porfavor,piénsalo…estosdíasséqueteservirán…
Sidecidesqueno, juro loentenderé,entre túyyo todoseguirá igual, teseguiréesperando¿deacuerdo?—Lediunbesotierno.—Sí, sí quiero… No tengo nada qué pensar, deseo ser tu esposa —
Enseguida lo abracé ansiosa. No quería dejarlo, algo me decía que nodebíahacerlo.Sequedóensilencioporunmomentoy luegomeseparóimpresionado, su semblante demostraba la marea de sentimientos queexperimentabasuser.—¿Es en serio?... ¿me dijiste que «sí»? —Asentí contenta al ver su
reacciónde incredulidad—.PorDios,meestáshaciendoelhombremásfeliz sobre la tierra…No te arrepentirás…Te amo—nos besamos conamor,condeseo,conilusión—.Séquenofueelmejormomento,pensabadártelo hoy en la noche de una forma especial, debido a esto decidíadelantarmeporunashoras…Graciasporaceptarme,Kyana—acunómibarbilla y me besó nuevamente. Rodeé su cuello aferrándome a él. Medaba pavor salir de ahí, dejar la seguridad que tanto trabajo me costóforjar,sinembargo,debíahacerlo,eramamá,erayo…eranecesario.El resto de lamañana y parte de la tarde no lo vi, tenía varias citas y
juntas.Siemprequesealejabaportantotiempoloextrañaba,peroesedíamicabezayaestabadivididaentre supropuestaymuchoskilómetrosdedistancia enotro lugar,mimentenodejabade recordarlo todo como sifueraayer.Alassietellegó.—Vámonos,señorita,tuaviónsaleentreshorasytienesqueempacar…
—Me tardé unos minutos más dejando pendientes; él prácticamente mesacócargandodeahídivertido.Metí loquecreíaquenecesitaría enunamaleta, tomé mi pasaporte y una hora después, ya íbamos rumbo alaeropuerto.LehablédesdeelautoaRalph,mimadredormía,leaviséquellegabatempranoporlamañana,quenofuerapormí,tomaríauntaxi.Documenté en elmostradorde la aerolínea sindemora.Meacompañó
hastadondeerapermitido,meabrazóyrozómislabiostiernamente.—Cuídate…Por favormantenme informado—asentí abrazada a él—.
Teamo…Noloolvides.¿Deacuerdo?...—alvermiexpresióntemerosa,sujetó con firmeza y ternurami barbilla—.Kyana… regresa pronto, yasientoqueteextraño,futuraseñoradeUrrutia—sonreíporlaformaenla
quelodijo.Nosonabamal.—Yotambién,Santiago…Desearíanoirme—sonriósinalegría.—Amítampocomegustasepararmedeti,sinembargo,noserámucho
tiempo y tienes que ir, es tu madre, después de todo ya pronto no nossepararemosjamás—aceptéconlamiradagachaeinsegura.—Regresaréloantesposible…—Mediounbesoenlafrente.—Eso espero, saluda a Irina yRalph demi parte.Nos vemos…—Me
aferrédenuevoasucinturayasentírecargadaensupecho,absorbiendosuvaronilaroma.Merodeónostálgicoalsentirmeasí.Nopodíaevitarlo,teníamuchomiedo,pavorenrealidad.Elvuelo saliópuntual,nopodíadejardeverel anilloenmidedo.Me
sentíamuyconfundida.Ledijequesíporqueloquería,noobstante,ahoraqueibaencaminohaciamipasado,nosabíasifuelamejoridea.Conformepasabanlashoraselagujeroenmipechoseibahaciendomás
presente al igualque el temor. Justohacíanueve añosque abandonéeselugarysinpoderevitarlocomencéaevocartodo:misamigos,miprimerdía en aquella escuela, la primera vez que lo vi… Los problemas conRoger, aún sentía la cicatriz enmi nuca. Nuestro primer beso, el lugardondeaceptésin importarmenadaestar juntoaél,nuestrosencuentrosaescondidas, sus manos sobre mi cuerpo, sus labios sobre mi boca, suspalabras,susmiradas.Lamaneraenlaquemedefendióunayotravez,laintensidad de nuestra relación, la primera vez queme entregué a él. Sumanera tanespecialdehacermesentir…amadahasta la locura.Nuestrosjuegos,lasrisas.Lapreocupacióndemispadres…Nofueunsueño,comovariasvecesdecidípensarenmediodeaquellas
nochesdeangustiaysoledad,fuereal,nosamamosmuchomásdeloquenunca vi a alguien hacerlo. Pero… todo tuvo que terminar, nunca pudecomprender por qué me odiaba tanto su familia… Luchamos mucho,pasamostanto.Éleramividayyolasuya,esamujer losabíayporesonosseparó.Todavíapodíarecordarcadaunadesuspalabrasenmicabeza.Ellatenía
muy claro de lo que él era capaz por mí. No se rindió ni un solo díadespuésdequeloterminé.Nomecreyó,conocíamuybienloqueexistíaentre nosotros y lo mucho que lo amaba. Nada fue más doloroso quedejarloamándolocomoloamaba.Meencerréenmícomprendiendoquenopodíavolverasufrirunavezmás,no losoportaría.Todoesonomepermitió vivir como debía durante ese tiempo. Él seguramente habría
hechosuvida,mientrasquelamíaquedófracturadasinremedioyconsurecuerdosuspendidosiempreenmialma.LleguéalamaneceryRalphsehallabaahí.Elambientehúmedoynotan
calienteeramuyagradable.Mimadrelerogóquefuerapormí,élnolenegabanada.Asíqueahíseencontraba.Encuantomevio,meabrazó.—Québuenoqueviniste,estáansiosaporverte…—Yotambién,Ralph,¿cómosigue?—quisesabernerviosa.Sujetómis
manosymeobservócariñoso.—Bien…Escucha,somosconscientesdelodifícilqueestoesparatiy
aunque sé que es tumadre, te lo agradezco. Serán solo unos días…—afirmésintiendomispiernascomogelatina.Enmenosdeloquepenséestacionabasucamionetafrentealacasa.Me
quedé paralizada, ni siquiera podía bajarme. Estaba idéntica, no pasó eltiempoeneselugar.Ralphobservómireacción,rodeóelautoyabriólapuerta.—Kyana, sé fuerte, séquepuedeshacerlo.—Meagarrópor el codoy
me ayudó a descender. Las piernas me temblaban, un sudor heladorecorriómiespalda.Anduvehastalapuertareviviendotodo.Noobstante,nadapodríaprepararmeparaloquesentíalingresar,deinmediatoquedéenshock.La misma sala, los mismos adornos… ahora colocados diferentes. El
olor a madera que tanto me gustaba. Todo igual, solo tenía pequeñasmodificacionesyalgunascosasdemásodemenos.Rodeómishombrosymeguióalasescaleras.Conformesubílaopresióncreció.Mesentíotravezdedieciochoapesardequeprontocumpliríaveintiocho.La planta alta también se encontraba intacta, solo integraron algunas
fotosmíasydeellaconRalph,perotodoeraigual.Entréasurecámara,esa sí era diferente. La remodelaron y lucíamás grande ymoderna.Mimadre sehallaba acostada sobre su cama.No seveía nadabien, su ladoizquierdoalparecerfueelquesufrióelmayorimpacto.Traíaenyesadoelbrazo.Teníaunospequeñosrasponesymoretonesadornándoleelrostro.Sentí de nuevo el nudo en la garganta, imaginé que estaría peor, sinembargo,nomegustabaparanadaverlaasí.Meacerquédeinmediatoylaabracécomopude.—Mamá…—Hija…Dios…No puedo creer que estés aquí.—Con sumano sana
acariciómi rostro una y otra vez con lágrimas en los ojos.Me hinquésobre el piso a su ladoy con losdedos se las limpié intentando sonreírparaquesecalmara.—¿Cómomeibaanegar?,siteamoytúmenecesitas…—Séquepareceuncapricho,perofuehorrible,Kyana.Measusté,pensé
quenotevolveríaaver…—Sh,yavesquenofueasí,aquíestoyynomeiréhastaquetesientas
mejor.¿Deacuerdo?—asintióacercándomeaellaconunsolobrazo.—Debesestaragotada,hija—meacomodéunmechóndetrásdelaoreja,
deprontoelladejódepestañearyabriólabocaen«O»—.Kyana,¿yeseanillo?—ni siquiera lo recordaba,pestañeévariasvecesaturdida—.¿Tevasacasar?...—Sí,bueno,melodiounashorasantesdeveniry…—Sujetómimano
yloobservósonriente.—Nolopuedocreer...—Todo fue muy rápido, tu accidente, el venir aquí, le dije que sí—
acariciómimejillacomprensiva,aturdidatambién.—Esmaravilloso,miamor,sientohaberarruinadoelmomento…séque
estonoesnadafácilparati,créemequeporlomismoapreciomuchomásquevinierasaquí…—tomésumanoylabesé.Rodeélacama,merecostéa su lado acariciándole el cabello. Se comenzó a quedar dormidaenseguida.Parecíamuyagotada.—Nohaynadaquenoharíaporti.Teamo,mamá…Salídelarecámaraensilencio.Caminé,sinpoderevitarlo,hacialaque
solíasermihabitación.Abrílapuertadespacio,conresquemor.Observétodosinpoderdarunpasoadentro.Mimadrenomovióunasolacosa.Lascortinas estaban corridas y las ventanas abiertas. Todo lucía limpio, eltiemposedetuvoenmicabeza.—No quiso nunca tocar nada…—eraRalph, no pude voltear a verlo.
Entrévacilanteylacomencéarecorrerconlamirada.Cosaporcosa.Miescritorio,micama, la televisión, todoera igual.Recorrí laspuertasdelclosetyahíestabantodasmiscosas,mislibros,misCDs,lasfotos,todo…incluso aquella bolsa negra dondemimadre puso toda la «basura» quegeneréhacíanueveañosenunarranquedefuriaeimpotencia.Estabarealmentechoqueada.Mismaletasyadescansabanahí,supuseque
Ralphlassubiópormí.Nopudemásybajéprácticamentecorriendo.Fuihastalacocina,escuchéqueélestabaahí.
—¿Quéhaces?...—anotabacosasenunalibreta.—Nohepodidoirdecompras,asíqueaprovecharéparairahoraqueno
estásola—merecarguéenlabarraobservándolo,parecíafatigado.—Iréyo,Ralph…solodimeadónde…—Sequitó lospequeños lentes
queusabaparavistacansadaymemiróenarcandounaceja.—¿Deverdad?—Sí—meurgíasalirdeahí,meestabaahogando.—Bueno…Nosé…¿segura?—Sí,Ralph,segura,essoloirdecompras…Yovoy,túdescansa,teves
exhausto—yeracierto,teníaunasprofundasojeras,segurolapasómuymalcontodoloocurrido,mamáerasusol.—Yloestoy,estohasidomuyfuerteparamí…—Lo sé, pero ahora estoy aquí, puedo ir sin problema. —Asintió
contento. Aguardé a que terminara su lista, sintiéndome cada vez másansiosa y nerviosa. Me gustaba estar ahí, era un lugar que améprofundamente a pesar del poco tiempo que estuve, sin embargo, sabíamuy bien lo que implicaba. El miedo regresó a mí sin contemplación.Esperabapasarinadvertida,despuésdetodoyahabíatranscurridomuchotiempo,algunosnoviviríanahí,podíaaprovecharparaveraRobert.—Toma…—mequisodardinero,lorechacérotundamente.—Solodimeadóndeir.—Aquílascosasnohancambiadomucho,Kyana,solemosiralmismo
desiempre…—Asentímientrastomabalasllavesdelautoymibolso.—Regresoenunrato,duermeporfavor—mivozsonabamásansiosa
deloquedeseaba,élsediocuentaenseguidaysonriótorciendolaboca.—Gracias,esjustoloqueharé.Mesubíalacamionetayconduje.Eraverdad…nadacambió,habíamás
establecimientosyalgunascasasnuevasopintadasdeotroscolores,peroengeneralpermanecíaigual.Conelpasodelosañosolvidéloagradableque era vivir en un sitio como ese, fui muy feliz ahí. Recordé por unmomento la sensación y eso fue peor, no la había vuelto a sentir desdehacíamuchotiempo.Necesitaba aire, por eso quise salir de la casa. Mi estómago estaba
revuelto y tenía un enorme nudo en la garganta.Me urgía pensar, estarsola,acomodartodoenmicabeza.Sentíunaenormenecesidaddeirahí,aaquel «lugar».Podría ser queme ayudara a enterrar definitivamente esesentimiento,teníaquedejarloir.
Noteníaideadecómohacerlo,perofrenteamíseencontrabaunanuevaoportunidad para empezar mi vida con alguien más y de otra forma.Deseaba volver a ser feliz, olvidar todo lo queme ocurrió y comenzarotravezahorapormímisma,porqueeramidecisión.
21INCONSCIENTE
Manejé recordando perfectamente el camino. Me detuve dudosa pueshabíaunaenormecasajustoahí,frentealaplaya.Arruguélafrente.Erahermosayllenadecristales.Noseveíamovimientoyestabaseguraeraelsitio,todolodemáspermanecíaintacto.Bajé del auto observando todo, fuera quien fuera él o la dueña no
importaba,yonecesitabairaallíynomedetendría.Sin darme cuenta mientras avanzaba comenzaron a salir las lágrimas.
Aún estaba ahí la banca donde solíamos ponernos los zapatos. Caminéperdida en mis recuerdos directo al mar. Había un poco de aire y lasensacióndeélcontramirostromehacíasentir…viva.Me senté sobre la arena contemplando el horizonte. Podía verme ahí,
con él, acostados sobre alguna frazada o corriendo uno tras del otro.Recordaba cómome cargaba y reíamos sin parar. La última noche queestuvimos juntos lapasamosahí,mehabíapedidoquemecasaraconél,aúnpodíaescucharsuvozyversusojosdevorándomeansiosos.Abracé mis rodillas y recargué allí mi barbilla. Acudió a mí aquella
ocasiónenlaqueMaxmebesóyéldesaparecióportresdías.Merefugiédesesperada en esa playa, podía sentir el dolor de esos momentos, laangustia de no poder explicarle.Élme encontró en esa playa ymedijocosas…quejamáspodríaolvidar.Ese sitio, sin duda, siempre fue especial para ambos. Intenté respirar
profundo como solía hacer, no pude, jamás logré volver a hacerlo, micuerpoapesardelsolsobreél,losentíatanfríocomoesosúltimosdías,lasensaciónregresóhaciéndometemblar.Lo amé demasiado, ilusamente me entregué a aquel impresionante
sentimiento imaginandoque siempreestaríamos juntos,que lucharíamos
paraconseguirvivirnuestrasvidascomotantasvecessoñamos,apesardelaedadqueteníamos.Perotododesapareciótanrápidoquesentíquemevolvería loca. Mirando hacia atrás no lograba entender cómo fue quelogrésaliradelantecontodoesoacuestas.Observé mi mano y comprendí con dolor que por Santiago nunca
sentiría algo igual. La rabia hacia esamujer y conmigo,me golpeó depronto. No quería condenarlo a una vida mediocre, Santiago merecíaalguien que lo amara, que diera todo por él y yo tenía que poder. Loinjusto era que ese hombre semerecíami corazón entero y eso era ungranproblema,simpleysencillamenteporqueyanolollevabaconmigo.Noera comoqueminoviode juventudyyonoshubiéramosdejadodeamar… como que las diferencias o malos entendidos nos hubieranseparadoycreoqueesoerajustoloqueloconvirtiótodosesosañosenalgo aún más doloroso. Las lágrimas continuaban humedeciendo mismejillas,mesentíatanfrustrada.Deprontosentíquealgocambiabaenelambiente,intentéignorarlo,mi
inconscientemeestabatraicionando,esosololosentíacuando…—¿Hola…?—mismanoscomenzarona sudar,mipulso seaceleró, la
boca se secó y todomi cuerpo despertó como si un interruptor hubierasidoaccionadoeneseinstante.Nosupequéhacer.Sentícómoseacercabacadavezmásyderepente,sedetuvoahí,aunmetrodemí—.¿Kyana?—cerré los ojos y comencé a respirar con dificultad. Giré el rostrolentamentey…eraél.Me levanté enseguida torpemente sacudiéndome la arena. Estaba
impresionante, su cabello lo llevaba sin peinar, por lo que le caía a loslados relajadamente, su rostro era aún más cuadrado y su tórax seensanchó.Nosupequédecir,mequedépasmada.—Por Dios… Eres tú… —su voz era un poco más gruesa, pero la
podría reconocer hasta en sueños. Se acercó amí, instintivamente di unpasohaciaatrás.Sime tocabano lopodría superarymehundiríaotrosnueve años—.No lo puedo creer… ha pasado tanto tiempo…—alargóunamanohastamirostro,sinembargo,noalcanzóatocarme,enseguidalabajó.Llevabaunjeandesgastado,unaplayerablancacuello«V»yunassandalias.Deverdadno recordaba loperfectoqueeraycon losañossepusoaúnmejor,yaeraunhombre,unorealmenteimpresionante.Nomesalíaniunapalabra,memordíellabiosinpoderevitarlo.Teníaqueirme,nopodía,mehallabaancladaa la arena.No lohabíadejadodeamar, al
verlo así de cerca todos mis sentimientos resurgieron con una fuerzaarrasadorapermeando todoenmi interiordeese sentimientocálidoquebusquéenterrarcondesesperotodoesetiempo.Seacercóamídeinmediato.—¡No! —logré decir retrocediendo temerosa. Se detuvo enseguida,
reaccionando. Notó mi intención de marcharme y me detuvo por lamuñeca, enseguida volví a sentir que mi cuerpo despertaba, la sangrevolvióabombearcirculandorápidamente,sutactoseguíaprovocándomelamismareacciónyalparecerenél,puessusojosparecíansorprendidos,aunasí,nomesoltó.—Espera…—Liam…esmejorquemevaya…—mesoltóal escucharmedecir su
nombre, parecía que había oído una sinfónica, sonrió suspirando. ¿Quéestabapasando?—Kyana, ¿cuándo regresaste?... —al pronunciar el mío, mis pies se
elevaron.Dios,nopodíaestarmepasandoeso.—Hoy…perodeboirme—insistíansiosa.Habíaunarevolucióndentro
demí, por un ladomoría por quedarme ahí, con él. Pero por otro, unpavorinfinitoydemasiadoviejocomenzóaapoderarsedemí.Sumiradaseentristeció.Maldiciónseguíagenerandolomismoquehacíatantosañosenmicuerpo.¿Porqué?El aire despeinó mi cabello quitándome la visibilidad, lo ladeé
instintivamente.—¿Tevasacasar?—abriólosojos,tensoydeinmediatosepusopálido,
una vena comenzó a palpitar peligrosamente bajo su sien.Conocíamuybienesaexpresión.LaviaqueldíaqueesetipomebesósinqueyopudieraevitarloylasocasionesenqueRogerseempecinabaenhacermedaño.Escondímimanotraslacaderasinsaberquédecirle.Deverdadestaba
impresionado, sepasó losdedosporelcabellocerrando lospárpadosyrespirando rápidamente para… ¿calmarse? Aproveché su desconcierto,girédecididaaescabullirme.—Olvidabaquéclasedemujereres,dehechomepareceraroqueaúnno
loestés.Quéidiotasoy,si túnosabesestarsola,¿cierto?—suspalabrasestabancargadasdeodioycoraje.Pestañeévariasvecesimpresionadaporel impacto que tenían sobremí.Ya había pasadomucho tiempo, ¿cómopodíadeciralgoasí?—Esmejorquemevaya…—musitéconunhilodevoz.
—Sí,eslomejor,despuésdetodo…esloúnicoquesabeshacer…huir—sentíganasdeabofetearlo,¿cómopodíahablarmedeesamanera?Sinembargo,mecontuve,élnosabíamisrazonesyjamásloharía…Decidiócreerloquemejorleconveníayalpareceresoerapensarlopeordemí.—Adiós,Liam—Mefuilomásrápidoquepudeevitandoconesfuerzo
correr. Mis piernas parecían querer doblarse. Entré en la camioneta eintentérecobrarelalientoentresollozos.Apretéelvolantetanfuertequemis manos se quedaron blancas y entumidas. Las lágrimas de dolor yfrustracióncomenzaronadescenderpormismejillas.¿Porqué fuiahí?,¿quédiablosocurríaconmigo?...Mesentíaenojadaydemasiadonerviosa.Noteníalamenorideadequeahímeloencontraría…¿Osí?Prendí el motor temblando y arranqué sin mirar atrás. Pasó mucho
tiempo,mividanoeranadadeloqueimaginé,noobstante,melasarregléyerafelizamimanera.Peroalverloretrocedíporcompleto.Mesentíadenuevo vulnerable y más sola que nunca. Tomé el móvil y le marqué aSantiago,necesitabaescucharlo.—Hola, mi amor. ¿Cómo va todo?, y ¿tu madre? —su voz no me
tranquilizó como esperaba, al contrario, me hacía sentir traicionera ydesleal.Me estacioné frente al supermercado que solía ir. Temblaba sincontrol y sentía unas enormes ganas de devolver el estómago. No denuevo.—Bien…todobien.—Kyana, te escuchas extraña… ¿de verdad te encuentras bien? —me
limpiéllenaderabialaslágrimasconlasyemasdelosdedos.Necesitabaserenarme,sentíaquetodosemeveníaencimacomounaenormeboladenieveyquepormásquecorrieraestaveznolograríaescapar.—Sí…solounpococansadayaunqueellaestábien,nomegustaverla
así.—¿Soloeseso?...—nomecreía.—Sí, Santiago. ¿Sabes?, te extraño—murmuré y no eramentira, solo
quenoporloqueélsuponía,sinoporlasensacióndeseguridadquemebrindabasupresencia.—Yo también, mi amor… Descansa, fueron muchas horas de vuelo,
hablamosmañana.¿Deacuerdo?—sutonoeraconciliadorycariñoso.—Sí…hastamañana.—Teamo…Noloolvides—cerrélosojosesperandosentirlomismo.
Lo único que logré fue evocar la imagen de Liam hacía unosminutos.
Maldición,¡Estoparecíauncírculodedolor!—No, no lo haré, yo también te quiero —colgué e intenté
tranquilizarme.Eralógicasureacción,aunqueesonohacíaquedolieranmenos sus palabras. Bajé del auto y caminé lentamente hasta elsupermercado.Yaadentropudedistraermeunpoco, la listadeRalphnoeramuygrande,peronoconocíalamayoríadelosproductos,despuésdetodoestuveenotropaísdurantenueveaños.—¿Kyana? —no reconocí la voz. Estaba intentando concentrarme en
encontrar un producto de limpieza que no se veía por ningún lado.Memordí el labio, sabíaque esoocurriría, era justo loque temí.Giréparaverquiénera.—Sí,erestú…Esincreíble…—Emma,cambiópoco,llevabaelcabello
liso y lo había oscurecido un tono, seguía igual de delgada. Enseguidallamómiatenciónunapequeñaqueestabadentrodelcarritojugandocontodoloqueellaibaacomprar.Mellevélamanoalabocaimpresionadasintiendocómopormipielviajabaunasensacióndepérdidamás.—¿Emma?—seacercóamídudosa.—Sí…No lo puedo creer…Ha pasado tanto tiempo…—Ambas nos
abrazamos. Una parte de mí estaba feliz de volver a verla. En aquellasépocas se convirtió en algo así como mi mejor amiga, confié en ella,siempremeapoyóy estuvoami ladohasta el últimomomento, inclusosupe por Robert que aquel día ella y Annie no pudieron creer lo quesucedióconesechico.—¿Es tu hija? —le pregunté acariciando la cabecita castaña que le
quitabalaetiquetaaalgomuyconcentrada.—Sí, se llama Nicole, es mía y de Kellan… —mi piel se erizó al
escucharla.Teníaunasortijaalrededordesudedoyeradematrimonio.—¿Secasaron?—susurréimpresionadaconcadaporodemipieltensa.—Sí, hace tres años, te quise buscar para que vinieras, pero… supuse
quenoloharías…Desapareciste…nadievolvióasabernadadeti…—lodecía nostálgica y un poco decepcionada. Sentí mucha rabia, esaimpotencia añeja. En fin, eso ya no lo podía cambiar, aun así, fuidolorosamente consciente de todas las cosas quemeperdí y continuaríaperdiéndome. Mi vida ya no estaba ahí, eso sin contar que no pensabaarriesgarmea tentaraesamujerpeligrosaydesquiciada.Sabíabienporlas noticias y periódicos, además por investigaciones que yo mismaefectuéporinternet,queeraunamujermuypoderosayqueenefecto,me
aplastaríaconundedosilodeseaba.—Losiento,Emma,noséquédecirte…fue…muydifícil—colocóuna
manosobremiantebrazo.—Siempreteherecordadoyjamáscomprendí…tudecisión.Algomuy
grave tuvo que haberte ocurrido para que actuaras así—bajé lamiradamordiéndomeotravezellabio.—Estápreciosa,Emma…—mereferíaasuhija intentandocambiarde
tema.Lasacódeahíylacargóorgullosa.—Sí,esmiadoraciónydeberíasveraKellan…muereporella.Esun
padremaravilloso…—sentíunpocodeenvidiaalescucharla.Silascosashubieransidodeotraforma,probablementeyoestaríaigualymuyfeliz.Sacudí lacabeza—.Y¿tú?...Tevesmuybien…tucabello…siempremegustóyahora lo tienesmás largo…Lavidaallá tehasentado…aunquelucesunpocopálida,¿tesientesbien?—Sí,cansadanadamás,tútambiéntevesmuybien.—Meagradeciócon
losojos.Deprontoalgoseleocurrió,dejóaNicoleenelcarritoygiróhaciamíexcitada.—Tengo una idea, Kyana, le diré a Robert que estás aquí, hoy nos
reuniremosensucasa,leencantaráverte—torcílaboca,nosabíasieralomejor. ¿Y si él estaba ahí?, no sabía cómo eran las cosas ahora—.Vamos…—insistiósonriendo.—Nolosé…Creoquenoesbuenaidea,Emma.—Claroqueloes…Nodigaseso.Anniesepondráfeliz,nomelovaa
creer…Diquesí…yapasómuchotiempo…Novaairnadiequetepuedaincomodar—supe enseguida que se refería a él y si era así, no podíanegarme,sinembargo,nosabía loquepensabandemídespuésdeaquelúltimodíaquesucedióaquellotanasquerosoyquememarchésinvolveratrás.—¿Segura que…nomolestaré a nadie conmi presencia?—arrugó la
frentedesconcertada.—Claroqueno,nadietieneningúnmotivoparaqueesopuedasuceder
—asentíintentandosonreír.—De acuerdo, Emma, yo también tengo ganas de verlos —aplaudió
variasvecesdelaemocióndandopequeñosbrinquitos.—¡Perfecto!—Unosminutosdespuésmeexplicabacómollegaracasa
demiamigo.Apuntéelnúmeroy lacalleenmimóvil—Alassiete,¿teparece?
—Llegaré,nosésiaesahora,mamáestáconvaleciente.—De verdad… sí supe… fue ayer, ¿no es cierto?, Kellan y yo
pensábamos pasar a saludarla—enarqué una ceja sin comprender, ellos¿quéteníanquehacerencasademimadre?—No me mires así, todos queremos mucho a Irina y vamos a verla
cuando podemos… ¿No lo sabías? —me preguntó intrigada. Neguécompletamente perpleja—. En fin… —puso una mano sobre la mía,enseguida la quitó observándome— Kyana… estás helada —parpadeévariasvecessinpodercontestarle,sucambiodetemafueabrupto—.Asíestuvistelosúltimosdías…—susurrócomorecordando.Nicolecomenzóallamarla.—Deboirme,Emma,nosvemosmástarde.—Sacóalaniñaenbrazos
sonriendo.—Genial…novayasafaltar…Robertiríaporti.—No lo haré…—seguími camino intentando respirar,mis pulmones
seguíansiendodeficientes,asíquebusquéllenarlosvariasveces.Encuantolleguéacasamesentímejordentrodeloquecabía.Elhaber
vistoaLiamabrió todas lasheridasy lassentíasangrandoenmipecho,pero curiosamente algo cambió dentro de mí. Era como si mi cuerpohubierapermanecidodormidotodoesetiempoyderepentecomenzaraadespertar,comosiestuvierarecuperandolentamenteesapartedemíquelecedí hacía nueve años.Después, cuandome topé conEmma,me dio ungusto increíble, aunque también dolió mucho no haber estado en susmomentosmásimportantes,habermeperdidodetantascosas...nosolodeella.Mi odio subió varios niveles, tenía ganas de gritar, de patear, de
desgarraralgohastadejarloinservibleysipudieseserella,muchomejor.Lafrustraciónyrabiadeloquemeforzóavivirtodoesetiempojamásselopodríaperdonar,nunca.Mediunbañoymepuseunospants,nomehabíacambiadodesdeeldía
anterior.Mequitéelanilloylodejésobrelamesadenoche.Alrecordarlosentí de nuevo esa confusión, lo queríamucho… rogaba que eso fuerasuficiente.Mi madre continuaba dormida, bajé para acomodar las cosas que
compré, ya estaban en su lugar.EramediamañanayRalph trabajaba enalgo de la agencia.Me observaba desde el comedor por debajo de suslentes.
—¿Cómo te fue?—lo preguntó como si supiera que algo ocurrió. Élestuvoahí…mevioserfelizyluegoapagarmesúbitamente.Conocíamuybienlahistoriaoporlomenoslaquemamáyelrestosabían,noobstante,jamásmedijonada,nuncaentodosesosaños.Meservíunpocodejugoymesentéenelotroextremodelamesa.—Bien… aunque algo extraño… —bebí un poco y lo volví a dejar
pensativa.—Meimagino,fueronmuchosaños…—teníaamboscodosrecargados
sobrelamesaymeobservabaatento.Seguíasiendomuyguapo,soloqueyamayor.—Sí,demasiados—suspiréfrustrada—.Fuelomejor.—Hicisteloquesentías,Kyana,nadiepuedejuzgarte.Bastabavertepara
saberquenecesitabas irte…—alcémisojos.Despuésde tanto tiempo loquería, siempre fue muy prudente, se limitaba a estar… respetaba missilenciosypermaneciósiempreal ladodemimadre, todoesomegustósiempremuchodeél.—Sí, nopodía quedarme, es soloquehe extrañado tanto a…mamá, a
misamigos…estelugar.—Irinalocomprendióconeltiempo,loúnicoquelepreocupabaerano
llegaravertefeliz…Prontoentendióqueloerasatumaneraoqueporlomenos lo intentabas.Y en cuanto a tus amigos… ellos sé que aún no teolvidan…—lomiréconfusa,recordéloqueEmmamedijo—.Veníanenlasvacaciones,Kyana,tocabanohablabanpreguntandoporti…perotúnoestabasy tumamáno lesdecía cómopodíanencontrarte.Conel tiempodejarondehacerlo,creocomprendieronquenoregresaríasapesardequeellavivíaaquí.Irinayyolosencontrábamosenalgunoslugaresoveníanavisitarla de vez en cuando, siempre preguntaban por ti. Para ella eraduro…cadavezque losveía te recordaba inevitablemente—escucharlomedoliómásdeloimaginable,ellosmebuscaronymimadresufrió.Eralógico que lo hiciesen, lo que vivimos en aquellosmeses nos cambió atodos,sinembargo,nodejabadehacermesentirquetodofueunaespeciedementira,quemividafuehurtada,robada—.Séquenodeberíadeestartediciendo todo esto, Kyana, pero creo que necesitas saberlo. Me dijo tumadre lo tu compromiso, no quiero meterme, es tu vida y te juro larespeto,sinembargo,antesdetomarunadecisióncomoesa,deberíasdeenfrentar esta parte de ti, es tu pasado y es parte de tu vida, tienes quesuperarlo realmente para que logres ser feliz.Te lomereces…en serio
creoqueeresunagranmujer.Nuncahevistoanadieintentarsaliradelantecon tanto dolor a cuestas, nunca supe lo que realmente sucedió, pero teadmiréportufuerza,portuentereza.Kyana…inténtalo,porti,porella…—señalóconlabarbillaeltecho,sereferíaamimadre.Nadie nunca me habló así. Sabía que tenía razón, me sentía
desconcertadayconlacabezacompletamenteenmarañada.Ralphdecíalaverdad,mimadreselomerecía,yoytambiénSantiago,necesitabapoderofrecerle la mejor versión de mí misma. Pero… ¿Cómo? Cómo si micuerporeclamabaaotrapersonaqueahorameodiaba¿Cómo?Sisiempreexistiríaenmimenteél:«¿Ysihubiera?»Nadadeloqueocurrióloelegí,alguienmáslodecidiópormí,eraporesoquenolograbasalirdelgranagujerodondemerefugié.Melevantéylediunbesoaunladodelafrente.Élmesonrióycontinuó
trabajando.Salí por la sala a la terraza, hacíamucho calor, no importó.Me senté
sobreaquelsillónenelquelenarrétodamividaunanoche,enelquemeacomodaba una y otra vez sobre sus piernas mientras nos besábamos,platicábamososimplementenodecíamosnada.Recordéquecuandoestabaasolasconél,unapazrelajanteseapoderaba
inevitablemente de mí, nada me importaba… solo él, su olor, su manorodeándomeporlacintura,suscaricias,lamaneraenqueacomodabamicabello detrás mi oreja; era como si le dedicara toda la atención delmundo. Aquella mirada… esa mirada que me volvía loca, que lograbaolvidar hasta quién era, lasmariposas dentro demí cuando se acercaba.Y… esa forma tan extraña de poder sentir su presencia, no necesitabaverloparasaberqueahíseencontraba.Nuestrossentimientos,apesardeseraúnmuy jóvenes, llegarona sermuyprofundos,enesemomento locomprendímásquenunca.Habíanrebasadoinclusomipropioequilibriomental.Seapoderarondemiser,demivoluntad,inclusodemiformaderespirar.Necesitabasalirdeeso,nopodíaseguirasí…yahabíallegadoallímite.De nuevo las malditas lágrimas se hicieron presentes, ya no solía
derramarlasconfacilidad,nodesdehacíanueveaños.Mevolvídura,untanto indiferente e insensible, esa fue la única forma que encontré parapodersaliradelanteapesardeldolorydelsufrimientoquellevabaenmimente,enmialma,enmicorazón.Cerrélosojosyrevivícadamomento.Paramisorpresa,sintantodolor,
llenándomedeunaextrañatranquilidad,eracomosilosintieraamilado,comosinadahubierasucedidoysupieraquetodoestaríabien.Nomedicuentacuandomequedédormida.Aldespertarmiréelreloj,casieranlascuatro,metallélosojosdesperezándomeyentréalacasa.NoviaRalphysubí lasescaleras.Mamáyaestabadespiertayveíaun
programaconpocaatención.—Hija,yadespertaste—rodeélacamaparasentarmeasulado.—Sí,nodormíentodalanoche…losiento…—teníamejorsemblantey
sonreíatranquila.—No te preocupes, me dijo Ralph que saliste a hacer las compras…
¿Cómovistetodo?...—crucémispiernassobreelcolchónresoplando.—Pues…igual…AunquemeencontréaEmma…—¿Conocisteasuhija?Verdadqueestáhermosa.—Mucho.SecasóconKellan…—asintióconlosojos,comprendiendo
queyomeacababadeenterar—.Yaséque…aveceslosves—asintiósindecirmás—.¿Porquénuncamelodijiste?—sonriótranquila.—Porquepenséqueeralomejorparati, tútampocojamáspreguntaste
nadadeestelugar—nolepuderefutaresarespuesta.—MeinvitóhoyenlanocheacasadeRobert,vanairalgunos…nosé
sí es buena idea —mordí mi labio concentrándome en mis piernas.Comencé a jugar con las agujetas del tenis, me sentía de nuevo dedieciocho.—Kyana…yonopuedodecirtequéhacer,perohija…yapasómucho
tiempo, fueron tus amigos… podrías intentarlo —asentí mientrasarrancabaunpequeñohiloquesalíademispants.—¿Sabes?...Tambiénlovi—Enseguidacambiódeposición,notéquele
dolía y la ayudé a quedar bien sentada. Supo de inmediato a quién merefería.—¿Dónde?—En la playa… apareció de pronto… En realidad no hablamos
mucho…mefuienseguida.—Comprendo,y¿cómo tesientes?—demoréunsegundoencontestar,
enrealidadnoteníaunarespuestaparaeso.Micabezaerauncaos.—Nolosé,creoqueyanopertenezcoaquí—Yeracierto,asímesentía.—Kyana, lo siento, hija, pero me parece que ya era hora de que
enfrentaras todo lo que hace años dejaste, todo fue tan extraño y deimproviso… —Era justo lo que me dijo su esposo. Comprendí que
pasaron mucho tiempo platicando sobre mí y sobre mi manera deenfrentarloquesentía.Ralph tuvo que salir a checar unos pendientes de la agencia, así que
preparélacena.Recordécómoeraquesolíacocinarla,solaojuntoaél.Nos divertíamos tanto, continuamente terminábamos completamentemanchadosgraciasamisbromasoalasdeél.Nosgustabaestarahí,erabuen cocinero y siempre se le ocurrían experimentos diferentes con lacomida.Cadaminutoenesacasa,enesepueblo,mehacíacomprenderquerealmente nos compenetramosmuchomás de lo que en aquelmomentomedicuentaypodíareconocer.Alasseislesubílacena,laayudé,porquedebidoasumano,leeraun
pococomplicadohacerlosola.Ralphllamó,sonabamuyatareado,porloqueledijequenosepreocupara,quehicieraloqueteníahacer.En cuanto llegó me cambié, después de mucho darle vueltas, decidí
asistir,probablementeeralaúltimavezquelosveríaysinoestabaél,noperdía en realidad nada. Me puse un jean entubado, una blusa miel sinmangayunassandaliasdepiso,dejémicabellosuelto,mepuseunpocode máscara como solía, pues seguía sin pintarme de más en lacotidianidad.Memiréenelespejosinpoderdejardepensarensurostro,yonohabíacambiadomucho,probablementeestuvieramásdelgada,peroenrealidadestabaigual,encambioélsehabíaconvertidoenunhombreynocualquiera…unorealmente;asombrosamenteatractivo,esamañananisiquiera iba vestido formal y parecía salido de una revista. De solorecordarlomicuerpovibróylasangrecorrióvertiginosamenteportodomitorrente.Condujeconscientedequeibaunpocotarde,lacitaeraalassieteyya
pasaban de las ocho y media. Encendí el radio buscando algo que medistrajera,parecíaquehabíauncomplotenmicontra,todaslasestacionespasaban canciones románticas o melancólicas, lo apagué frustrada ymaldiciendo.Diconlacallerápidamente,busquéelnúmeroqueanotéenmimóvily
enseguidalavi.Eraimpresionante.Esaeraunaenormecasa.Siempremedijoquele ibabien,sabíaquesuspadres teníandinero,comocasi todosmisexamigos,sinembargo,esoeraalgoquenoesperé.Meestacionétrasunahileradeautosybajétemerosa,noloshabíavistoenaños…Toquéyesperéconlaspalmassudando.Escuchépasosalotroladoyla
puertaseabrió.EraRobert.Guau,estabadelgadoycrecióunpocomás.
Meparecióverdaderamenteapuesto.—¡Dios!…¡Perosierestú!—susurróimpactado.—Robert—musité con hilo de voz.Me abrazó fuertemente al tiempo
queyolecorrespondíbastanteemocionadaporverlo,sabíamuchodeél,perononosvimosenvariosaños.Meseparótomándomedelasmanosysonriendo.—Estás…hermosa,Kyana,enserioquesí.—¡Y lo dices tú! Te ves muy bien, las fotos de la boda no te hacen
justicia—memandó algunas en las que solo salía él yAnnie. Se veíanadorables.—Lo sé… Mi esposa se ha encargado de ponerme en forma —me
observódenuevoalverquesonreía,parecíanerviosoynodarcréditodemi presencia ahí—.No lo puedo creer,Kyana, pensé que tendría que irpara poder volver a verte algún día. En serio no lo puedo creer, tantascosas,tantosañosytúaquí,denuevo,comodebeser.—Vinesolounosdías—mediounbesoenlafrentecerrandolapuerta
trasdemí,lucíatenso.—Kyana…—iba a decirme algo cuando Annie apareció y al verme
brincó de la emoción. Se puso las manos en la boca y se acercó a mícorriendo.Meabrazósindarmetiempodereaccionar.—¡No puede ser! Emma me lo dijo, no le creí… —nos separamos
mirándonoslaunaalaotra—.Teextrañamosmucho,Kyana,esincreíblequeaquíestés—expresófeliz.—Yo también, no sabes cuánto —su ahora esposo nos observaba
abatido, recordaba cadapalabradicha, loveía en sus clarosojos. Jamásvolvimosahablarsobreaquello,ambossabíamosqueeraarriesgado,sinembargo,enesemomentonuestracomplicidadfueevidente.—Tienenunacasamuyhermosa—señaléalzandolavista.—¿Verdad que sí? Robert la construyó—caminó hacia él y le dio un
besoenlaboca—.Esunarquitectomaravilloso.—Tecreo—señaléguiñándolesunojo.Deprontosujetómimuñecay
sinmásme jalóhacia adentro, cruzamosunaenorme sala,Robertveníatrasnosotras.Corrióunasenormespuertasdevidrioyahíestabantodos.Eraunjardíninmenso,conunalargamesademaderaoscuradondetodosseencontraban,habíaunapartetechadadondeestabaservidalacomidayseencontrabanlasbebidas.Medetuveensecoaldarmecuentadequeélestabaahí.Anniesepercató
ygiróhaciamínerviosa.—Losiento,Kyana…esoeraloquequeríadecirte—miréamiamigo
asustada, aterrada en realidad—. Vamos… —me animó moviendo labarbilla en dirección a los demás. Negué sinmoverme—.Kyana… porfavor…ya estás aquí, no dejaré que nada ocurra—Annieme suplicabacon los ojos. Tragué saliva sintiendo de nuevo que mis piernas sedoblaban.—¡Viniste!—Emmamevioyselevantódeinmediatoyendoadondeme
encontraba.De pronto todos voltearon.Maldición. Reconocí aKellan, aMax,Ray,Susan,LuckyLana.Aélnoqueríaniverlo—.Losiento…—susurróarrepentidaEmmaunavezqueestuvoamilado—.Nosabíaquevendría…noseencontrabaaquí.—Está…bien—mentísinremediomientrasmearrastrabanentreellay
Anniehacialamesa.—¿Yavieronquiénestáaquí?—anuncióEmmaemocionada.Sentíque
latierrametragabacuandomedicuentadequenoeraunabuenanoticia,dehechoparecíandesconcertados.Maxfueelprimeroqueseacercó.—Cuantotiempo,Kyana—meabrazósuspirando—.Desapareciste…—
expresóarrugandolafrenteconunpocodereproche.—Yo…sí, lo siento—unoauno se fueronacercandoexceptoLiamy
Kellan.Emmaloregañóconlamirada,alfinalaccedióymesaludócomosimevieraadiario.Queríasalircorriendodeahí,nofuebuena idea,despuésde todopasó
mucho tiempoy ellos creían que los olvidé, que nome importaron.Nopodíajuzgarsusreacciones.—¿Quieresalgodebeber?—preguntóRobertmolestotrasdemí.Asentí
nerviosa.Mesentó juntoa suesposapidiéndolecon losojosquenomedejarasola.—¿Cómo has estado? —Al ver que no lograba hilar ideas, Annie
comenzóahablarde suboda, losplanesque tenía conRobert, sobre sutiendade ropa juntoaEmma.Enfin, intentóponermealdíaenminutos.Procuré seguirla, pero mi cabeza era un huracán, debía irme. Liam nodejabadeobservarmeynode forma tierna, al contrario,parecíaquererestrangularme.—Ahoraestuturno…—encuantolodijotodosdirigieronsuatención
hacia mí. Maldición. Robert ya había regresado y estaba justo en miespalda,sentísumanosobremihombro.
—Bueno…nosé…—¿Por qué no comienzas diciéndoles que te vas a casar? —todos
miraron a Liam desconcertados y… preocupados. Mi pulso se aceleróenseguida. Lucía bastante molesto con mi presencia—. ¿O prefieres nohacerlo porque no piensas invitarlos?, después de todo ya no son tusamigos… los dejaste, ¿recuerdas?—herví de coraje al escucharlo, melevantédelamesafuriosa.Élyaestabadepieymedesafiabaconaquellosojos que soñé años enteros. Nadie habló—. ¿No es cierto?... Dime…¿Miento?...Huiste…Nadieteimportó.—Piensa lo que quieras, Liam —escupí sintiendo de nuevo aquellas
náuseas. Kellan se levantó y colocó la palma en el hombro paratranquilizarloalverquecomenzabaaalterarse.—Eresunahipócrita…noentiendoquéhacesaquí—bramóapretando
losdientes.—Liam, basta —le exigió Robert mientras me sujetaba del brazo
pegándomeaél.—¡Eslaverdad!—rugióviéndomeconodio—.Huyó,nodiolacara…
Eresunacobardeynovalesnada.Esteyanoestusitio.—¡Cállate!—grité intentandozafarmedemiamigo,nomedejó.Liam
comenzóareírsecínicamente.—¿Eso es lo que quieres? ¿No te gusta escuchar la verdad?, pero sí
mentir¿no?—¡Quetecalles!, tú…nosabesnada—vociferétemblandodecorajey
dolor,laslágrimascomenzaronarodarpormismejillas.—¡Basta, Liam! ¡Basta! —Robert se ubicó frente a mí furioso
obstaculizándomelavista.—¿Porqué ladefiendes?—preguntódesesperado—. Jamás le importó
nadiedeaquí,noentiendoaquévino.Estoesridículo.—Teequivocas—locorrigiómiamigo—.Ellajamáshuyó…jamásnos
olvidó—Liamsedesconcertóobservándoloconfuso.Todosestabanyadepie atentos a lo que ahí ocurría. Evidentemente estaban perplejos con laescenaqueseestabadesarrollando.—¿Aquéterefieres?Desparecióhacenueveaños.Loquedigoescierto
ydeberíairse,notienederechoaestaraquí—suspalabrasmemataban,seenterraban como cuchillos dentro demí.Tomémi bolso e intenté hacerjusto loquesugería,Robertmedetuvocompletamenterabioso,nunca lohabíavistoasí.Susojoschispeabanysuquijadaestabatantensaquepodía
verelesfuerzoquehacíaparanohaceralgunaestupidez.—Tú no te vas… —ordenó tomándome del antebrazo con firmeza,
enseguida giró hacia Liam—. Ella tienemás derecho que cualquiera deestaraquí.—¡¿Es en serio?! No me hagas reír… Si ella es cobarde, además
demostróqueesuna…—Robertseacercóhastaélysinsoltarme,ledioungolpeenlaquijadaquelotambaleó.Liamsequedóperplejofrotándoseelmentón.—¡Cállate!... No lo digas… Te arrepentirás —le gritó violentamente.
Después de todo lo condené a vivir un silencio doloroso y él tambiénnecesitabasacarlafrustraciónqueesoleprovocóporaños.Nadiepodíamoverse,mantenían los ojos abiertos y la boca también, claramente nosabíanquéhaceranteloqueestabaocurriendo.Kellan detuvo a Liam pensando que se le iría encima, pero todo lo
contrario,loobservabaimpactado.—¿Tuvi-tuviste algoquever conella?—preguntóLiamal fin atónito,
viéndoloprimeroaélyluegoamílastimosamentedecepcionado.Todosgiraronsuatenciónhacianosotros.¡Dios,estoyaerademasiado!—Eresunimbécil,perotedisculpoporquenosabeslaverdad…—sus
palabrasmealertarondeinmediato,lointentéfrenarasustada.—No, no por favor… —me miró negando con tristeza. ¿Qué iba a
hacer?—¿Dequéverdadhablas?—lodesafióLiamobservandomireacción.—No, Robert… —le rogué desesperada al ver la resolución en su
mirada,zafómimanodesucamisacariñosamenteyseacercóaél.¡No!,no,no.—Ella no huyó… La obligaron a irse —Liam se puso lívido y de
inmediatoarrugólafrentecondureza.Memordíellabiotanfuertequedeinmediatosentílasangrebrotar.—Eso es una locura, ¿de qué diablos hablas?, ¿no recuerdas cómo
fueronlascosas?—bramómolestounossegundosdespués.—Porsupuestoquelorecuerdo,jamáspodréolvidarlo,hasidolomás
cruelquehevistoenmivida,lomásdespiadadoylaverdadmásdolorosaquehecalladoyyanopuedomás,noloocultaréunminutomás—ahoraestaban demasiado cerca el uno del otromirándose fijamente, era claroquesusalientosserozaban.Aunasí, intentédetenerlo.Podíacausaralgoquenotendríareversibilidad.
—Robert,déjaloasí,notienecaso,porfavornolohagas—lesupliquémuertademiedo.Sabíaquehabíapasadomucho tiempo,peronoestabasegura de que aquella mujer me hubiera olvidado y mucho menos sisupiera que su hijo estaba a punto de enterarse de todo. Mis manoscosquilleaban, aquella sensacióndepánico arremetió contramí como sivariostorosalmismotiempomegolpearan.Liammeobservófrunciendoelceñoyenseguidadevolviósuatención
haciamiamigomientrastodoslosdemásnosrodeabansinsiquierapoderpestañear. Mi respiración comenzó a agitarse y apretaba la quijadaintentando pensar en cómo parar lo que iba a suceder en el siguientesegundo.—¿Recuerdasaquelaccidentequetuvo?,jamássesupoquiénfue…—al
escucharlo decirlo todo, rompiendo nuestro juramento, sentí que mefaltabaelaire,quenopodíasostenerme.—Robert, ¡basta! Deja las cosas así, no lo hagas —mi voz sonó
estrangulada.Meacerquémásaélansiosa,rogándole,sinembargo,nolequitó lavistadeencima.Liamyanoparecíamolesto—.Robert,no—lepedíporúltimavezalbergandounaesperanzadequemehicieracaso,nomeoyó.Dios,Dios,Dios.—Eso es sencillo… aquella monstruosidad, fue provocada… —la
impresiónde todosquedó suspendida en el aire.Las lágrimas corrieronpormirostrosinpodercontenerlas,teníaqueirme,peromispiernasnorespondían.—¡Cállate!—leexigídesesperada,memovióaunladodelicadamentey
seacercónuevamenteaél.Nosedetendría,yanoloharía.—Tus padres lo hicieron —soltó sin más. Emma lanzó un grito de
asombromirándomeincrédula,horrorizadaaligualqueelresto.—¿De-de qué hablas? —tartamudeó Liam con la voz temblorosa y
girandoatónitohaciamí.—Tumadrelaamenazó,Liam,leexigióquetedejara…Esaeslajodida
verdad… Le dijo que si no lo hacía, la próxima vez no fallaría y lasiguienteeraIrina—sentíunamanosobremihombro,nosupequiénera,nopodíavoltear—.Sinotedejaba…haríaquelasdeportaraninventandoalgoasquerososobreellas.Amenazótambiénasupadre,sabíatodosobresuvida…Elhombrequevimoselúltimodíadeclases,eseporélquelatratas así… Ella lo mandó, no le bastó eso, quería acabar con sureputación—unsilenciosepulcralquedóinstaladoporalgunosminutos.
—No,nopuedeser…Esto…Debesestarmintiendo—LiamsealejódeRobertconlosojosdilatadosdelaimpresiónytambaleándose.Seapoyóenlamesadesencajado,tembloroso.—Sabesquesoncapaces,Liam,siemprelosupiste,nomiento…Siella
decíaalgo…teharía lavidamiserableycumpliríansuamenaza…Tuvoquedejarte…no teníamásopción, tumadre le exigióqueno regresaray…dehechoseestájugandoelpellejodeellaydetodasufamiliaestandoaquí y por esta estupidez que estoy haciendo ahorita, pero ya no puedomás,estomecomecadadíaynose lomerece…¿Tienesuna ideade loquehasidotodoestetiempoparaella?—Basta,Robert…¡Cállatedeunamalditavez!…Acabasdeecharabajo
todo…¿Noloentiendes?,nadadeloquelogrévaliólapenaconestoqueacabas de hacer… ¡Nada!—logré articular sintiendo que devolvería elestómagoencualquiermomento,un sudorhelado recorriómi columna.Sentí lasmiradasde todos sobremí.Tomédenuevomibolsoycaminéhacialapuertacomopude.—Kyana—era Robert, se escuchaba arrepentido—. Comprende, es lo
mejor,estoyanopuedeseguirasí…—Meacerquédenuevoaélsinmiraranadiemás,Liamaúncontinuabaconlosojosincrédulos,perdidos,teníaahoraaferradaunasillaporelrespaldo.—Él tiene razón—ledije señalandoaLiamcon rencor—.Nodebería
estar aquí, esto jamás debió haber ocurrido… ¡Me juraste que nunca lodirías!—Debemos hablar —Liam pareció haber reaccionado y se acercaba
seriohastamí.Diunpasohaciaatrásporreflejo.—No,olvida esto…Por favor…No tenemosnadaquédecirnos.—Le
importóuncominoladistanciaymetomóporelbrazopegándomeasucuerpo—No puedes venir después de tanto tiempo, soltar algo como esto y
luego simplemente desaparecer, no de nuevo —apretaba los dientesmolestoyconfuso.Meintentézafar,nomesoltaba.—Sí, sí puedo y debo hacerlo… suéltame por favor. —Negó con la
miradadesorbitada.—Tusacusacionessonmuygraves…DameunapruebadeloqueRobert
acabadedecir—¡ahno!,esoyaerademasiado.Rabiosameacerquémásaél,estabafuerademí.Estabaenloqueciendo,yanoteníaduda.—¿Tú crees que si las tuviera no estarían ellos ya tras las rejas por
extorsión?—me soltó enseguida dando un paso hacia atrás al notar larabia y odio contenido en mis palabras—. Y la verdad es que no meimporta sime crees, Liam, ni tú, ni nadie. Lo hice porque no tuvemásopciones,todosestosañoshevividounavidaquenoeralaqueyoquería,conlaquesoñé.Dejétodo…nopudeestaraquícuandomimadresecasó,no pude volver a ver a ninguno de ellos, no se lo podía decir a nadie,permitíquepensarastúytodoslopeordemí,¿quémepuedeimportaryaaestasalturas?Eldañofuehechoyelquetúlosepasnocambianada…Soloséqueactuécomodebía—terminéenunsusurro.Élseencogíaconcadapalabraquefuipronunciando,parecíaqueacababaderecibirvariosimpactos en el abdomen. Giré hacia los chicos con la vista empañada,todosnosobservabansinsaberquédecirniquéhacer.Debía irme, desaparecer de nuevo, esto que acababa de suceder podía
llegar a tener consecuencias que sabía lamentaría y eso sí jamás podríaperdonármelo. Sentí de nuevo unas ganas espantosas y apremiantes dedevolver el estómago por lo que me alejé de todos aprovechando queestabanenshock.Encontréunbañocercadelasalidadelacasayentré,nopudecerrarlapuertapueschocóconalgo;lomirédesesperadasintiendoqueperdería la razónencualquier instante,que todomiesfuerzode losúltimosañosnohabíavalidonada.EraRobertymeobservabaabatido.—Vete…—le rogué, no se retiró, cerró la puerta tras él y tomó mi
cabellocomoaquellavez.Cuando terminé,meayudóaponermedepie,mevienelespejo,parecíaunfantasma,cerrélosojosycomencéallorarmientrasmelavabalabocayelrostro;lofríodelaguanolograbanada—. ¿Por qué lo hiciste?... ¿Por qué? —lo cuestioné chillando. No mecontestó,meayudóaterminarymelimpióconlatoallacomosifueraunamuñeca.Abrílapuertainsegura—Deboirme.—Kyana…teníaquesaberlo,estopuedetenersolución.—No… no tenía que saber nada… ¿Qué no entiendes?... Son sus
padres… me odian… Él también… Así estaba todo bien… Ya habíaaprendidoavivirconestoRobertapesardeldolorquesiempreimplicó.Deboirme…siellaseenteradequeabrílabocanosédequéserácapazynoveocómopuedasolucionarseestavez—tomémiscosasyalsalir lovi.Escuchóloqueacababadedecir,estabapálido.Giréendirecciónopuestaycorrí.Escuchéquealguienmellamaba,pero
novolteé…Entréalacamionetayarranqué.Encuantolleguéacasa,subí,
guardélopocoquesaquédemimaletaconmanostrémulasymedirigíala habitación de mi madre, aún no era tarde y el televisor estabaencendido.Toquélapuerta,Ralphabrió.—Kyana,penséque…—traíaunabataysuslentesdever.—Metengoqueir.—¿Por qué?—lloró mamá desde adentro, su marido abrió la puerta
mirándomepreocupado.Meacerquéaellamuertademiedodequealgolepudieraocurrirpormiculpa,debíairme.—Lo siento…Surgió algo…debo irme, es una emergencia—Nome
creía.—¿Quépasó?...Tuvistealgúnproblema…—No…tehablollegando…Mamá,tengoqueirme.Tejurodeboirme
—Yasollozabasinpoderparar.—Pero,hija…vecómoestás…¿qué sucede?,nodenuevo,Kyana,no
otravez—neguédándolevariosbesosenlafrente.—Esnecesario, teamo…teamomuchísimo,jamáslodudes—salísin
decirmás.Ralphbajotrasdemí.—Tellevo.—No…gracias,mimadrenosedebequedarsola,yapedíuntaxi.—Y
así lo hice; cinco minutos después llegó y me fui sin mirar atrás. Noqueríanipensarenlasconsecuenciasdeloqueacababadeocurrir.Llegué al aeropuerto poco después de las once, había un vuelo a
medianoche.Lotomésindudar.Todoeltrayectopermanecísuspendidaenmis pensamientos. Las lágrimas seguían corriendo, pero ahora no eranllanto,sololamuestradecómomesentíapordentro.LleguéaMonterreyalamanecer.Fuidirectohastamiapartamentoyme
encerrésintiendoquemimundoseveníaabajodenuevo,soloqueahoraconunaprobable tragedia.Toméunbaño intentadorelajarme.Temblabacomounahojayelfríonoseiba,misdientescastañeabanynoparabademordermeellabio.Busqué un pijama limpio sacando todo con desesperación, al hacerlo,
aparecióaquellasudaderaquetantotiempoguardé.Mequedéparalizada.La observé por variosminutos sin poder evitarlo, en un arrebatome lallevéa lanariz teniendolaesperanzadequeaúnolieraaese inigualablearoma,sabíamuybienqueyanoeraasí,conel tiempoperdiósuoloreincluso terminé lavándola. Ahora, de vez en cuando, cuando me sentíamuy deprimida, me la ponía sintiendo que podía ser él, el que me
envolvía.Yasífue,melapuse,mellegabacasihastalasrodillas.Caminéhastaelsillónqueteníafrenteamiventana.Subí lasrodillasyacomodémibarbillasobreellascomosiempre.Soloqueestaveztensaydemasiadonerviosa.Laspalabrasdeélno lograbaolvidarlas, sabíaqueno teníaniidea de la verdad, pero eso no disminuía mi dolor. Me creía unacualquiera,apesardequenoexistiónadiequemeconocieramejorqueél,la insinuación de que podía haber existido algo entre Robert y yoterminarondehundirme.Jamásledirazonesparaquepensaraalgoasídemí.Lloréporhoras.Elmiedo,laangustiayeldolorestabanterminandoya
conmigo.
22PRUEBAS
Elmóvil sonó amediamañana.EraSantiago.Hablé con él intentandoserlomáscariñosaquepude,sinembargo,nologréquemecreyera.Mesentíaseca,rendida.—Noestásbien…¿Quépasa?—notenía ideade lomuchoqueodiaba
esapregunta.—Nada,heestadorecordando…esoestodo…—De acuerdo. Maldición, estoy en una teleconferencia… Dios, debo
dejarte,¿noshablamosmañana?—penséendecirlequehabíaregresado,peronecesitabaestarsolayqueélpensaraqueseguíaallá,eralomejor,necesitabaespacio,tiempo.No salí en cuarenta y ocho horas de mi refugio. Por la mañana del
segundodíavolvíaducharme, lehabléaSantiago, toméunamanzanaymesentédenuevoahíenfundadaensusudadera.El tercerdía fue igual,engullíunasgalletas,lemarquéamimadreparasabercómoseguíayotravez a mi… prometido. Él estaba preocupado, mi voz era plana, sinemoción.Asíme sentía, juraba que en cualquiermomentomehablaríandándomealgunaterriblenoticia,noobstante,elteléfonojamássonó.Lalocuranuncaestuvotancercademícomoenaquelmomento.Sabía
quedebíasalir,iratrabajar,continuarconmivida,peronopodía,sieranecesariomeenclaustraríaenaquelapartamentoparasiempre.Ya era de noche, martes, cuando tocaronmi puerta.Me alerté por un
segundo,enseguidapenséqueseríaunode losvecinos,el interphonenosonó.Intentétranquilizarlataquicardiademicorazónyabríconfiada.—¿Kyana? —¡Maldición! Era él, era Liam, ahí, en mi apartamento.
Sujeté la puerta fuertemente.Dejé de respirar y juro quemi corazón sedetuvo,nopodíaser,simplementenopodíaser.—¿Qué…quéhacesaquí?—logrédecir impactada,esonopodíaestar
ocurriendo,erairreal.Parecíanohaberdormidoaligualqueyo,suropaseencontrabaunpocoarrugadaymemirabadesesperado.Halólapuertasin esfuerzo importándole poco mi resistencia y entró. Sin más me
recorrióconsusasombrososojos,anonadado,dándosecuentade loquetraía puesto. De inmediato me alejé regañándome por abrir sincambiarme.Cerró tras él con la vista nublada de deseo. Conocía muy bien esa
expresión y cómo sus pupilas se dilataban cuando querían ir más allá.Sentílabocasecayunextrañocalorquehacíaañosnocirculabapormicuerpo comenzó a derretirmi ser. Las palmas empezaron a sudar ymirespiraciónseacelerópeligrosamente.Diotropequeñopasohacia atrásmordiéndomeel labio sin romper el
contactovisual.Sabíaenquépodíaterminaresoyquéestabaocurriendo.En cuanto me vio hacer aquel gesto, se acercó a mí, me tomó por lacintura con unamano sin siquiera pensarlo yme pegó a él de un solomovimiento.—Estoesunalocura,pero…cómotedeseo—susurrócontramiboca,
sualientotancercademílogróhacerquelaspiernasmetemblaran,sujetóminucasuavementeymebesó.¡Dios,porDios,estonopodíaestarocurriendo!Suroceeraaúnmejor
de loque recordaba, sabíadulceyeramuycálido.Logré separarmesinsabercómo,noteníaideadelomuchoquelonecesitéhastaeseinstante.—Liam… ¿Qué haces?—parecía todo tan fantástico queme aterraba.
Memiróturbadoyvolvióabesarmesinhacercasodeloqueacababadepreguntar.Comenzóa tomar tododemícomosolíahacer,micuerposerindió enseguida ante él, olvidando todas las defensas que construyó,olvidandotodoloquepasó,olvidandoloqueestabahaciendo.Sin comprender cómo,me aferré con unamano a su camisa y con la
otrarodeésucuelloacercándolomásamí,ansiosa.Meteníapegadaalapared,devorabamiboca,micuello,mibarbilla,cadarincóndemirostrogimiendo, gruñendo. Me elevó logrando que enrollara mis piernasalrededor de su cintura. Ya no me importó nada, no podía pensar, noqueríahacerlo…yano.Lo amaba, lo necesitaba, derretíami interior con cada beso, con cada
caricia,micuerpodespertóporcompleto.Creíquejamásvolveríaasentirde esa forma,quenuncavolvería adesear a alguienhasta la locura.Metocabadesesperadorecorriendomispiernas,micadera,mi trasero, todomientrascaminabaconmigoacuestas.De pronto sentí el colchón bajo mi espalda, me quitó sin esfuerzo la
sudadera.No hubo pena, no hubo recelo, solo deseo, amor. Lo observé
porunminuto,temerosa,creyendoqueseretractaríaalsentirelfríodesuseparación.Prácticamentesearrancabalacamisa.Encuantosediocuenta,gimióporlobajo,conlavistanubladamebesódenuevo.Sentir susmanos sobremí fueafrodisíaco, inigualable.Me tocabacon
dureza,condesesperación.Nohabíaternura,nilindaspalabras,nohabíamiradascariñosas,no;existíaansiedad,ganasdeunirnosyhacernosunolo antes posible. El urgente frenesí de volver a sentirnos piel con pieldespués de tantos años. Arrebato, pasión, desenfreno, ardor, todo esoestabaahí,entrenosotros.Noesperamosmucho, lequité loquequedabadesuropaconvehemencia,nisiquieranoscontemplamos,entróenmídeunsolomovimiento levantándomeenelaireparasentarmesobreél.Mearqueé soltando un grito de asombro al recibirlo, así sin reparos, sinremordimientossinnada,salvolanecesidaddesersuya.Jadeos, gemidos, suspiros, todo mezclado con nuestro sudor, con
nuestro apetito insaciable, eterno. Me aferré a su melena sintiendo queenloquecería,queperderíalarazóndeunmomentoaotro,mientrasLiam,me aferraba con fuerza por la cadera enterrándose aúnmás hondo, conmayorurgenciaprovocandoquedemiinteriorsalieranextrañossonidosquedesconocía.Nos tomábamosconviolencia,condemencia total,élseclavaba enmis entrañas una y otra vez sin descanso,mientras yo sentíaquejamáslodejaríair,quepodíavivirasíporsiempre.Laneblinadeldeseoarrebatadofuediluyéndosehastamostrarmeladura
yhorrible realidad.Mi cabeza comenzóa trabajar nuevamente sintiendoahoraangustia,culpa,miedo.Fuesalvaje,único,productodetantosañosdeestarseparadosydeacumularundeseoquemeconsumíacadadía.Sinmás, las lágrimas rodaron por mis mejillas al darme cuenta de lo queacababa de hacer y lo peor de todo fue darme cuenta de que no mearrepentía, en loabsoluto.Olvidéamimadre, amipadre, aSantiago, atodos. Estaba aún sobre él, con mi rostro escondido en su pecho.Tumbadossobremicamadeshechayrevuelta,connuestrasrespiracionesagitadas.Supechosubíaybajabacadavezmástranquilo.Nopodíaverloalosojos,nodespuésdetodo.Sentídenuevoelnudoenlagarganta.Sumanoseacercóamirostro,tomómibarbillaparaquelomirase.Al
ver mis ojos rojos y mis mejillas húmedas, cerró los párpadosfuertemente,dejandocaerdenuevosucabezasobrelassábanas.—Kya…—susurrópegándomemásaél.Meabrazófuertementeporlo
que el llanto comenzó a brotar. Me sentía feliz, dolida, triste, enojada,
rabiosa, desleal, decepcionada… Todas las emociones estaban juntasdentrodemí.¿Quésucedería?,¿cómovolveríaaempezar?,¿quélediríaaSantiago?Me separé de inmediato sentándome lejos de él y dándole laespalda.—Esto…nodebióocurrir—sollocé.Supesosemovióenelcolchón,
unsegundodespuésseencontrabasentadoamilado.Podíasentirsucalor,suolordemasiadocerca,aturdiéndomeotravez.—Noteengañes…noahora…—musitóconlavozapagada.Giréhacia
él lagrimosa, la expresión de tristeza que tenían sus ojos provocó unafuerteopresiónenmipecho.—¿Aqué viniste?—quise saber agachando lamirada, sujeté la sábana
intentandoenrollarlaentornoamicuerpo.—Porti…—arruguélafrenteconfusa.Loencarénegando.—Liam…debes irte… por favor, no entiendes que es lomejor, estoy
arriesgandodemasiadotelosuplico.Vete,haztuvida,olvídatedemí,deesto,notienecaso—lesupliquéintentandoignorarelhechodequeestabacompletamentedesnudosobremicolchón,amiladoyqueacabadehacerelamorconél.—Nunca, no, no lo haré, no esta vez, Kyana, ya te dejé sola en una
ocasión,noloharédenuevo—hablabaenserio,selevantóysepusoelbóxer, sabía que me estaba desconcentrando. Me acercó la sudaderaobservándomedeleitadomientrasmelaponía.—No fue tu culpa, así queno te sientas responsable.Solo vete… te lo
ruego—lepedíconunhilodevozyambasmanosaferradasalaorilladelcolchón. La realidad era que apenas si podía hablar al recordar todoaquello. Si esa mujer sabía que se encontraba ahí, probablemente sepondría furiosa.Lo escuché resoplar con fuerza. Se acercó amí con suexpresióntensaydura.—Sí… sí lo fue, yo… debí darme cuenta, debí protegerte de ellos,
siempre supe que eran bajos y jamás me perdonaré el daño que teprovocaron,haberteexpuestoestúpidamenteaellossinsiquierasospecharquéestabaescondidotrastodoaquello.—Liam, no empeores las cosas, de verdad. Después de… esto no sé
cómopodrévolverareconstruirmivida.Vete…porfavor…noentiendesloquepuedeocurrir si sabenque estás aquí—limpiómis lágrimas conunamuecadecomprensión.Alsentir sumanosobremi rostroun llantoconvulso se apoderó demí, la realidad era que no lo quería dejar ir, al
contrario, deseaba que se quedara conmigo por siempre, que jamásvolviéramos a separarnos, todo seguía intacto, asombrosamente másfuerte,nolopodíacomprender,peroloamabamásqueantes,másqueanada. No obstante, ahora, además de sus padres, estaba mi vida ahí,Santiago…Meacunóentre susbrazosporvariosminutos esperandoqueel llanto
remetieraybajaradeintensidad.—Novaapasarnada,nuncamásvolveráaocurrirnadasiquierasimilar,
te lo juro. Kyana, necesito que regresemos y los enfrentemos, tengoinformación que los puede destruir si vuelven a acercarse a ti… —alescuchar aquello pestañeé varias veces sin comprender. Elevé el rostroencarándolo,nobromeabayparecíamuydecidido—.Sí…¿Porquécreesquetardétresdíasenvenir?,cuandotefuiste,loprimeroquepenséfueenseguirte,perodebíahacerlascosasbienestavez,poresolleguéhastahoy.Jamásvolveréaarriesgarte,necesitoquesepasquepuedesretomartuvidasinmiedoytomandotútusdecisiones.—Medepositósobrelacamaconsumaternuraysaliódelarecámaradejándomeahíasombradaporloqueacababa de escuchar. Regresó un segundo después con un fólder en lamano que me tendió para que lo agarrara—. Toma, es tuyo…Ahí haymuchas cosas que ambos han hecho, cosas que… no puedo siquierarepetir.Lodejoen tusmanosparaquedecidas loquequierashacerconesto—lomiréperpleja.—Pero…—Puso un dedo enmi boca silenciándome al tiempoque se
hincabafrenteamí.—Nada…eshoradeenfrentarlos, eshoradeque te sientas libre…—
Acarició mi labio dulcemente. Parecía abatido y expectante. No podíaabrirelexpedientequemedio.—Liam…sontuspadres…yo…nopodría…—Kyana,hacemuchoqueellosdejaronde tener ese título enmivida,
pero con esto… créeme, no puedo perdonarlos, no puedo siquieraimaginarloquesufristeporsucausayyo…Dios…¿Quénotedascuentadequenuncapudeolvidarte?Apesardeloquesucediólaúltimavezquenosvimos,jamáslogréarrancarte.Telodebo,Kyana,conesto—señalóelfólder—,tuvidaregresaatusmanos,túdecideloquemejorteparezca,yoteapoyaré—bajélavistasinsaberquéhacer,quédecir—.Reservéunvueloparamedianoche.—Melevantóacercándomeaél.Mediounbesoenelcabellocomosolía.Dios,loqueahípasabanoteníasentido,noera
posible,nolograbaacomodarloenmimentepormuchoquelointentara—.Debensaberqueestásprotegidaparasiempre.Yquierosepanquenotedejaréirtanfácilmenteestavez.Undíatejuréqueencontraríasiemprelaformaderegresarati,tardécasinueveaños,perotejuroquecumpliréesapromesa—labocasemesecóalescucharlo,laspalabrasnollegabanami garganta. Eran demasiadas cosas en tan poco tiempo. Lomiré sinpoderprácticamenterespirar,eseLiamqueteníafrenteamíeraaúnmásasombroso que el anterior—. Tenemos el tiempo justo, cámbiate, teesperaréafuera…notardes—Depronto,sinsabercómo,logréhablar.—No, Liam… no iré—me observó desconcertado, parecía que creía
que estaba mal de mis facultades—. Entiende…—le rogué ansiosa. Micabezaerauntorbellino,nopodíaserciertoqueélestuvieraahí,quemeestuviera diciendo lo que me acababa de decir y que yo me hubieraentregadoaélsinimportarmeunrábanoSantiago.—¿Entenderqué?—preguntócompletamenteperdido.—Yo…yatengounavidaaquí,nopuedohaceresto.Graciasporloque
hicistepero…—cerrólosojosyrespiróprofundo.—Claroquepuedesy«debes»hacerlo.Podríairyosoloydecirlesque
lo sé todo… sin embargo, el daño nos lo hicieron a los dos, Kyana.Arruinaron mi vida y ahora sé que tú tampoco me olvidaste. ¿Vas apermitirles que lo sigan haciendo? No te lo mereces, Irina no se lomerece, esto debe terminar, independientemente de lo que quieras hacerdespués—su voz sonó, en lo último, como ácido. Me alejé de él másconfundidaquenuncaydándolelaespalda.Nopodíaseguirviéndolodefrente,eraimpresionante,másaunenfundadosoloencalzoncillos,perolomásincreíbleeraversuresoluciónycarácter,verenLiamaunhombreentodosuapogeo,entodosuesplendor.—No te das cuenta de que ya lo hicieron… ya es tarde. ¿No lo ves?
Todos esos años no regresarán nunca, ya nada es como debía ser—seacercóamíhaciéndomevirar.—Noestarde,estumomentodeenfrentarlotodo.Nohuyasporfavor,te
lodebesati,atumadre,Kyananotehagasesto—meseparémolesta,conesecomentariotocóunafibramuysensible.—¡No huyo, jamás huí! —bramé apretando los dientes y los puños,
agachólamiradarecordandoloquemehabíadicho.—Losé,losiento,Kya…yo...nosabía…estabamuydolido,estosaños
han sido…eternos—lo entendía perfectamente, esome llevó a bajar la
guardia.Elenojodesaparecióenseguidacomosolíaocurrirsiempreconél. Cómo era que nada había cambiado entre nosotros, eso era ilógico,asombroso,extraño.—Liam…essoloque…¿Enquécambiaráelhechodequevayacontigo
ylosenfrente?...—En que podrás decidir lo que quieres hacer sin miedo, Kyana, ¿te
parecepoco?—neguéconlamiradagacha,sabíaqueteníarazón.Malditomiedo,malditasituación;mesentíaperdida,confundida—.Además…estavezvoyalucharporti,séquenotodoestáperdidoyjuroquedesplegarétodasmisarmas,esoslabiosseránmíosnadamás,comodebiósertodosestosaños.—Me… voy a casar —le recordé sorprendida por sus palabras, con
nostalgiaydolor.Loescuchéexhalarfuertemente.—Túlohasdichomuybien,aúnnoloestás…asíqueborradetucabeza
quemerendiréymenosdespuésdeloqueacabadeocurriraquí.Séquesinosintieraslomismoqueyonotehubierasentregadodeesaforma.Fuecomosieltiempojamáshubierapasadoylosabes—nopudedecirlenadamás.Saliódejándomesolaenmediodelahabitación.Apretélospapelestan
fuertequemisnudilloscomenzaronadoler.Fuepormí,lapesadillaenlaque me sumergieron sus padres terminaría… ¿Qué pasaría después?Decidíquenodebíapensareneso,debíacreerle,élnomearriesgaríasino supiera que las cosas entre su madre y yo quedarían perfectamenteclaras,¿no?Yademás, tenía razón,eseasunto teníaque terminardeunamalditavez.Me duché de prisa. Me puse unos pants, me sujeté el cabello en una
coleta y empaqué lo poco que saqué del equipaje. Abrí la puertatemblorosa pudiendo respirar profundo por primera vez en muchotiempo.Élestabaallí,entrelapequeñasalayelcomedor,hablabaporelmóvil
serio.Loobservédesdeelmarco.Deverdadparecíaunsueñoverloahí.El tiemponopasó,eldeseoentre losdoscontinuaba intacto,acababadevivirloyalparecer loquesentíamos también,esoeraaúnmás increíbledespuésdetantosaños.Llevaba ahora un jean con una playera de cuello redondo azul y unos
tenis casuales.No tardó ni un segundo en darse cuenta demi presencia,cortólallamadayseacercóamíevaluándomesinpoderesconderloque
habitabaensuinterior.—¿Lista?—Asentíconrecelo.Mediootrobesoenelcabello,tomómi
maletayotramáspequeña,quesupuseseríadeél,porelcambioderopayabriólapuerta.Loseguíensilenciócerrandotrasdemí.Yaenelelevadormarcódenuevo.—Estamos listos… aquí lo veo —lo observé estupefacta ¡Habló en
español!Volteóavermesonriendo.—Eraunaformade tenertecerca…—lodijocomosi fuerade lomás
común y obvio. ¿En serio?Bajé la vista sin saber qué responder a eso,siempresupusequemehabíaolvidado,peroenesemomentoyconloqueacabadeocurrir,eraevidentequeno.¿Quédebíahacer?Unminutodespués laspuertas seabrieronyconunademánmealentó
paraqueyopasaraprimero.Salimosyahíestabaeltaxiquellamóhacíaunossegundos.Saludóalchoferconunespañoltanclaroquemeparecíainsólito.Mesubíyéldespués.Durante todoel trayectonodijimosnada.Sentí sumirada sobremí, cada cierto tiempo, pero yo no tenía el valorparaverlo,micabezabrincabadeunladoaotro;Santiago,sumadre,mimadre,mivida,suvida,elfuturo,elpasado,loqueocurriría...Llegamosunahoradespuésalaeropuerto,check-insinproblema.—¿Quieresalgo?—yaestábamosenlasaladeespera,faltabaunahora
paraqueelaviónsaliera.—No… gracias. —Me senté en una de las sillas con el bolso en mi
regazo.Élsesituóamiladoymeobservóporunmomento.Acomodóunmechón suelto tras mi oreja como solía. Cerré los ojos recordando lomuchoquemegustabaquelohiciese.—Te ves cansada y… nerviosa —no era exactamente lo que quería
escuchar,noobstante,sabíaqueteníarazón,losúltimosdíasnomecuidémuchoysupresenciameteníaallímite,aunqueeraconloquesoñétodosesosaños.Porotrolado,noteníaniideadequévendríamásadelante,noteníaniideadenadayesomehacíasentirpeor.—Loestoy—admitíconvozapagada.Élasintióserio.—Odioloquetehicieron…—hablabaconmuchorencorycoraje.Giré
mi rostro al lado contrario absorbiendo las lágrimas que pujaban porvolver a emerger. La aborrecía, me robaron mi vida, mis sueños, miserenidadygranpartedemiseguridadylomásespantosoeraquequienloperpetrósedecíasumadre.Loescuchésuspirar,novolteé—.Tetraeréalgo —un segundo después se levantó importándole muy poco mi
negativadehacíaunosminutos.Regresó con uno de los yogures bebibles que sabía era de mis
preferidos;millonesdevecesmeviotomándolosgustosayunadiminutatarta de moras. También tenía un café en la otra mano, supuse para él,sabía que no era mi bebida preferida puesme alteraba demasiado y enesosmomentosnoerarecomendable,alteradayaestaba.—Come...por favor,Kya—hacíaañosquenadieusabaesediminutivo
deminombre,amabacómoseescuchabaen suboca.Agarré loquemetrajosintenermásremedio.—Gracias.—Se acomodó muy pensativo. Le di pequeños tragos a la
bebida. Mi estómago estaba completamente cerrado, en pocos díassucedieron demasiadas cosas y no podía estar tranquila comprendiendoque en unas horas estaría parada frente a la mujer que consideraba,arruinómivida,porlaquealberguétantoodioymiedo.Mequedéperdidaobservandoa lagente, intentandoolvidarelhechodequeélestabaamilado,quetodoestabaocurriendo,quemividapodíacambiarpronto.—Lo de hace unmomento en tu casa…Lo siento—cerré los ojos al
escucharlo.—Nofuisteelúnicoresponsablecomobiendijiste.—Kya,todovaasalirbien—sabíaquesereferíaalenfrentamientocon
sus padres. Al ver que ni siquiera lo miraba continuó—. Jamás podréperdonarlos…ahorasédeloquesoncapacesy…Dios…Sientoquelosodiocontodomiserdetansoloverteysaberloquehastenidoquepasar—lodecíaenserio,condolor,conamargura,conmuchorencor.Nosabíaquédecirle,laspalabrasnoacudíanamiboca,mesentíamuda,nopodíasernadasencilloserhijodepersonasasí—.¿Sabes?,nuncapudesacarmedelacabezaloquemedijisteaqueldía…noqueríasquecomprendieratusrazones.¿Porqué?...séqueteníasmiedo,pero…—Ya te lo dije… son tus padres, Liam, ¿qué podía hacer sime tenían
amenazada?—susurré sin verlo. Tomómimentón para girarmi rostrohaciaelsuyo.—Desdeelmomentoquemesepararonde ti,desdeelmomentoque te
hicieronloquetehicierondejarondeserlo…Tú…—cerrólospárpadossinsoltarme.Queríadecirlequenolohiciera,quenomeprivaradeeso.Amabasusojos,soñéconellosmuchasnochesyahoraquelosteníatancerca me daba cuenta eran más hermosos aun, todavía me miraban deaquella forma queme hacían perder la cabeza—. Jamás te olvidé—me
soltóabatido.Abrí laboca, lasilencióconundedodelicadamente—.Nodigasnada,noahora.Yahabrátiempodehablar—observélacomidaqueteníaenmismanossintiendocómocadacéluladespertabadegolpe.Mediahoradespuéscomenzaronallamarparaabordar,melevantésinsaberquéhacerconloquemecompró—.Dámelo…yaveoquenopiensasingerirnada—claroqueno,¿quiénpodríaenunasituaciónsemejante?Buscóunbasurero cercano y lo tiró.Nos formamos sin decirmás, unosminutosdespuésingresamosalanave.Nuestrosasientoseranenprimeraclase,mesenté junto a la ventana y me perdí en lo poco que se podía ver haciaafuera.Diezminutosdespuésdespegamos.—¿No dormirás?—murmuró en mi oído, sentirlo tan cerca provocó
quemeexaltara,enseguidauncalor recorriómicuerpo.Elaviónestabaenpenumbrascomosolíasucederenlosvuelosnocturnos.—No,nopuedo—yeracierto.Estabaallímitedemisfuerzas,yaunasí,
nopodíadejar depensarqueprontovería aquel rostro con el que tantotiempotuvepesadillas.—Inténtalo…—me sugirió poniendo sobre mí una frazada que hacía
unos segundos pidió. Lo miré angustiada y él en cambio, me sonriódándomeunbeso en la frente—.Cierra los ojos…yo cuidaré tu sueño,Bonita—aquelapelativo…Recordabasindificultadlaprimeravezqueloempleó; fuedespuésde ese espantoso accidente generadopor sumadre.Dudéporvariossegundos,nosabíasicerrarlospárpadoserabuenaideaysinpoderevitarlo,memordíellabio.Bajóhastamibocaymebesó—.Nuncapuderesistirlo—seexcusó.—Trata—leroguénomuyconvencida,sonrióimportándolemuypoco
lo que acababa de decirle. Cerré los ojos alejándome un poco de él eintentandohacerlecaso.Nosupecómo,perolologré.Deprontoempecéaescucharesavozquetantomeaterrabayvisurostroriendocínicamente,lehabíahechodañoamimadre.—Kya…Kya,despierta—Liammesacódelhorriblesueño,volteéhacia
losladossinrecordarmuybiendóndeestaba—.¡Ey!,yapasó…Sh…—quitó la bracera que nos separaba y me arrastró sin siquiera preguntarhacia él rodeándome por la cintura. Besaba mi cabeza una y otra vezintentando tranquilizarme.Yo temblaba yme sentía aúnmás alterada; sialgonosalíabienestaríaenseriosproblemas.No conseguí dormir el resto del viaje evidentemente. Pero me sentía
protegiday segura, ahí, entre sus brazos.Dios ¿cómoera quedenuevo
todosevolteabadeestamanera?LlegamosalamaneceraMyrtleBeach,despuésdeunapequeñaescala.
Encuantoestuvimosabajometomódelamanoconnaturalidad,comosilohicierade toda lavidaynosdirigimosal estacionamiento.Sedetuvofrente a una Land Rover plateada,metió el equipaje en la cajuela ymeabriólapuerta.Casi una hora después se estacionaba frente a la enorme casa que vi
aqueldíaqueloencontré.Estabajustofrentea…«nuestraplaya»Abrílabocasinpoderevitarloylomiréconfusa,atónitaconlosojosdeparenpar.—Sí… esmía, otra forma de sentirte cerca—señaló encogiéndose de
hombroscomosifueralógico.Mebajéylaobservésinpoderdarcrédito,era realmente asombrosa. Sacó lasmaletas, caminó hacia una puerta deacero y la abrió—. Vamos… ¿No quieres conocerla? —reaccionésiguiéndolomuda.Subimosunascuantasescalerasdeconcreto.Del ladoizquierdoestabalaentrada,eraunapuertadevidriomuygruesodivididopor varias líneas horizontales.Dejó el equipaje en el interior y regresópormí,aúnseguíaenelmarcodelapuertasinentrar.Rodeómicinturahaciéndomeavanzar.Teníaunaltotechodeconcretoblancoconbarrasdemaderacruzadas,
del lado derecho estaba una sala color perla con cojines de diferentestonosdecaféyenvezdecuadrosteníaunosenormesventanalesdepisoatechoquedividíanlacasadelexterior.Lavistaerahermosa,contabaconunagranterraza,después,unaalbercaydefondo…elmar.Meperdíenél,absorbiendolohermosoqueeraylomuchoqueloextrañé,novolvíaunlugar con playa desde que escapé de ahí, a excepción del frío mar deEuropayalcuallehuitodoeltiempo;nohabíavueltoaestarfrenteaesemajestuosoregalodelanaturaleza,hastahacíacuatrodías.Giréelrostroalladoizquierdo.Aunoscuantosmetrosdemíhabíauna
puerta que pensé sería un baño, hecha demaderamaple, como todo lodemás.Enseguidaunamplio espaciodonde teníamuchos libros.Parecíaun estudio abierto. Precioso. Contaba con algunos cuadros de figurasgeométricas que lo hacía ver acogedor y moderno. Todo era duela yventanas.Blancoymadera.¡Guau!—¿Te gusta? —¿era broma?, estaba increíble. Asentí sin moverme,
volvióapresionarmicintura,empujándomeparaavanzarmás.Enlasalacontabaconunahermosachimeneadondeteníaalpareceralgunasfotos.
Intenténomirarlas,nosabíaconquépodíatoparme,peseaquedijoquenomeolvidó,esonoimplicabaquenohubiesehechounavidaentodoesetiempo,puessierasincera,yoloteníatatuadoenmicabezayllevabaunanillo de compromiso de otro hombre, ¿no? Así que continué con mirecorrido.Alfondounagrancocinaconunabarradegranitoclaroquelahacíaunpocoindependiente.Justodetrásde lahermosachimeneaestabaun comedor de madera clara con ocho sillas rodeando una mesarectangular,enelfondo…lamismaasombrosavista.Mequedédepiefrentealabarra.—Es…preciosa—expreséaúnimpactada.Conunodesusdedosbajomi
barbilla,consiguióqueloviera.—Mealegraqueteguste…Sinopodíatenerte,haríatodoparasentirte.
—Me dio un beso en la boca que me derritió. Extrañé tanto su alientosobremí,suslabiosrozandoytorturandolosmíos.Meapartéencuantome soltó. Lo seguía amando.Memiró suspirando pensativo. No queríahacerlosentirmal,mesentíafelizdetenerloasídecerca,esoeramásdelo que en esos nueve años me permití soñar; sin embargo, me sentíaextraña, temerosa, dudosa y traicionera—. Dejaré tus cosas arriba,¿quierescambiarteydescansar?—Preferiría que no lo hicieras, me quedaré con mamá —sonrió
recordando esa Kyana aprensiva que tanto le gustaba, tomó mi rostroentresusmanos.—Con ella también debemos hablar, pero no será así, hasta que hayas
descansado,parecequeperderáselconocimientoencualquiermomento,duerme… iremosmás tarde…—propuso ahora preocupado,me separénegando.—No…quisieraterminarconestodeunavez.—Estábien,Kya…yotambién,ahoravuelvo—bajóunminutodespués
serio—. Vamos —caminé tras él cada vez más nerviosa. Mis palmassudaban,no teníani ideade loque lesdiría, noobstante, apesarde losañosquepasaronsinvernosconfiabaenélciegamente.Liamsiempresemostró como un hombre complejo, pero conmigo fuemejor de lo quejamássiquieraimaginésepudiera.Nuncalogréencontrarleundefectoquemehicieradudar,eracomplaciente,paciente,cariñoso,tierno,respetuosoyalgoposesivo,peroesojamásmeimportó,alcontrario,meencantaba.Para él, yo era lo primero, lo único y saber todo lo que realizó por«sentirme cerca»me hizo sentir algomás profundo: pertenencia, amor,
lealtad.Yaarribadelacamionetasujetómimanoylabesó.—Estás helada… —murmuró sin soltarme. Intenté quitársela, me lo
impidió colocándola sobre su pierna y comenzó a frotarla— Mepreocupas,sientoquetedesmoronarásygritarásencualquiermomento…—lodecíaagobiadoymirándomedereojo.—Estoybien—mentíobservandocómointentabadarmecalor.—De acuerdo, veo que sigues igual de testaruda… Por ahora no diré
más, solo por ahora—recargué mi cabeza en el respaldo sintiéndomecadavezmásansiosa.Parecíamentiraquetodoterminaríaenunashoras,mipesadilladenueveañostendríaunfin.Lomaloeraquemividahabíacambiado,nosabíanadadeLiam,¿qué
fuedeél?,casadonoestaba,sumanonoteníasortijayvivíaenunacasadonde no se veía nada femenino. ¿Habría estudiado lo que quería?,¿estaría saliendo con alguien? Cerré los ojos regañándome por estarpensandoeneso,yamehabíavueltoaentregaraélsinpensarlo,notuvosiquieraquepedírmelo…yoyateníauncompromisoylarealidaderaquelefallé;loquería,nopodíahacerleeso,inclusomepidiómatrimonioydeno haber aparecido Liam de nuevo en mi vida seguramente prontocelebraríaunaboda,«mi»boda.Dios…¿Cómolopodríavolveraveralosojos?,lotraicionéylomás
espantosoeraqueenesemomentonisiquierapenséenél.Deverdadnoteníaniideadeloquesucedería,eracomoestarenmediodenada,esomecausaba inseguridadymiedo, lamismasensacióndehacíamuchosañosatrás.—Llegamos…—abrí los ojos de inmediato, se estacionó en la acera.
Observélacasasintiendomicabezarevuelta.Solofuiahíunavez,cuandodesapareció. Jamás regresé. Tragué saliva y giré hacia Liam, él meestudiabaevaluandomireacción—.Prontoterminarátodoesto.Nosabescuánto siento lo que te hicieron, lo que provocaron… —acomodó unmechón trasmiorejaymediounbesoen la frente.Su tactome seguíaenloqueciendo.—Ya tedijequeno fue tuculpa…¿Cómopodías saberlo?—perdió la
vistaenlacallepensativo,parecíanoestardeacuerdoconmiafirmación.—Me diste muchas señales, Kyana, aún recuerdo con asombrosa
claridadcadaunodeesosmalditosdías;tusojos…solodepensarenlasmanos de ese tipo sobre time dan ganas de…—parecía ahora furioso,
pusemipalmasobresubrazo.—Liam…porfavor—memirócontrariado,conlosojosrazados.—Robertmecontótodo,Kyana—observéelmismopuntoqueélenla
calle—.Sí,sétodoloquepasaste.Tusmiedos,tudolor.Séquesufristealigual que yo con aquella situación y no sabes lo responsable que mesiento,larabiayelrencorquetengodentrodemí…—nometocaba,nomeveía,peropodíasentirsucercaníacomosilohiciera.—Por favor no te tortures con eso… no tiene caso, Liam—giró su
rostrohaciamíarrugandolafrente.—¿No tiene caso?... ¿Cómo que no tiene caso, Kyana? No estás a mi
lado, jamás lo superé y por lo que veo tú tampoco y ahora estáscomprometidaconotrohombrequenosoyyo.SiaIrinanolesucedeeseaccidente tú jamásregresas.¿Nocomprendes?Nofuistea launiversidadquequerías,dejastetodotumundo…loquesentíamos,loquesentimos—tomóminucasinquepudieraevitarloymebesóansioso,encuestióndesegundos yo ya estaba rodeando su cuello y respirando con dificultad,sabíabienqueteníarazónentodoloquedecía,peronolograbaacomodaresta nueva situación en mi vida. Se separó lentamente y posó su frentesobre lamía, los recuerdosmevolvieronaatacar sinpiedad, lo amaba,aúnlohacía,nopodíanegármelo—.Nopiensodejarteirsinlucharporti,Kya,nodenuevo.Fuistelomáshermosoquemehasucedidoycomotelodijemuchasveces, tequieroenmividaparasiempre,eso jamáscambiópormucho que lo intenté.Así que ya sabes… haré todo para que no tevayas jamásdemi lado.—Un segundodespuésbajódel auto sin darmetiempodedecirnada.Loobservérodearlacamionetayabrirmelapuerta—.¿Vamos?—Asentíobservándoloconfusa.Quería enfrentarla, sacarla de mi vida para siempre, lo cierto es que
jamás siquiera soñé que el momento llegaría.Me tomó por el brazo ycaminóamilado.Éltambiénparecíaestarpensando,librandounaenormebatalla interna. Evidentemente no era fácil, después de todo eran suspadres los que provocaron todo. Sabía no era sencillo aceptar que laspersonasqueledieronlavidaerancapacesdealgoasí.Nosemolestóentocarlapuerta,abriótomándomedelamano.La entrada de la casa contaba con un enorme recibidor, enmedio una
mesacircularyunalámparadepequeñoscristalescolgandoenloaltodelabóveda.Unamujerregordetaymuycanosaapareciódepronto.—Will…¿Cuándo regresaste?—lo tratócon familiaridadycariño.La
observéintrigada,ibaataviadaconunvestidonegroquelahacíaparecermuysevera.—Haceunashoras,Fanny—lediounbesotomándolaporloshombros
ylagiróhaciamí—.EllaesKyana—laseñoraabriósuspequeñosojosalescucharminombre.—Kyana,ellaesFanny…Escomo…mimadre—nopudeevitarsonreír
alescucharlohablarasí,aunqueenrealidadmeencontrabamuynerviosa.La mujer miró a Liam con ternura. Era el primer lazo afectivo que leconocía. En aquellosmeses jamás vi a su hermano,muchomenos a supadre y sumadre… bueno, ella no contaba, era el demonio encarnado,perome daba cuenta de que Liammemantuvo alejada de todo aquelloconscientemente.Suvidaseredujoamí,amicasa,aestarconmifamilia,connuestrosamigos.—Esungustodeverdad—ledi lamano, ellameacercóymedioun
besoenlamejilla.—Losiento,jovencita…peroheescuchadotantodeti,queescomosiya
teconociera—miréaLiamarrugandolafrente.Despuésdetodonoteníani idea de qué fue de su vida todo este tiempo. Él ignoró mi gestodeliberadamente,noparecíadarlevergüenzaloqueellaacababadedecir,no obstante, lucía ansioso.De prontome di cuenta de que llevaba en elotrobrazoelfóldercolormanilaquehacíaapenasunashorasmedio.—¿Dóndeestánmispadres?—preguntóyaserio.Suquijadaestabatensa
ysurostrocontraído.—Enelcomedor,tienenvariosasuntospendienteshoy.—¿YRichard?—loobservésincomprenderporquépreguntabaporsu
hermano.—Notardaenbajar,llegóayerporlanoche.—Bien,gracias,Fanny—giróhaciamísuavizandosuexpresiónseriay
reemplazándolaporaquellamiradaquesabíamedesbarataba.Eseeraél—.¿Lista?—Sí—musiténomuy segura, sintiendoyaunamanzana atorada en la
garganta.Volvióaentrelazarmimanoconlasuya,selallevóalabocasindejardevermeyavanzó.Cruzamosunaenormesalaquedebíacostarunafortuna; peceras, cuadros, obras de arte y esculturas adornaban todo deuna formamuy clásica y elegante. Se detuvo frente a unas puertasmuyaltas demadera y las corrió de golpe.Dejé salir un respingo sin poderevitarlo.
Eraelcomedor.Ibajustotrasélporloquesoloalcancéaverunalargamesacomoparaveintepersonas.—Buenprovecho—loescuchédecirconiracontenida.—Hijo—eralavozdeunhombre—.¿Cuándollegaste?—noproyectaba
ningunaemoción.—Haceunashoras—zanjó.Mepusejustoasulado,paraquedejarade
esconderme, juntando toda lavalentíaquenosabíaqueexistíadentrodemí.Sumadrefuelaprimeraquevi.Envejeció,aunasí,continuabasiendoexageradamente guapa e imponente. Al mirarme comenzó a toser yparpadear alterada.Algoque semetió a la boca hacía unos segundos laestabaatragantandodelaimpresión.Nopuedodecirquelodisfruté,perotampoco me desagradó verla fuera de esa fachada de insoportableseguridad.—Hola… «señora» —logré decir sintiendo como la rabia, el rencor
regresaban.Teníamispuñosaloscostadosapretadosfuertemente.—La reconoces, ¿no es cierto? —su padre nos observó a ambos
extrañadomientrasunadelasmujeresdelservicioseacercabaaayudaraesa mujer. La odiaba, la odiaba como nunca podría volver a odiar aalguien;arruinómividadurantenueveaños, jamás se loperdonaría.Selimpióeducadamentelabocaconunaservilletadetela.—Notengoni ideadequiénes…—contestóconeducaciónyvolvióa
meterseotrobocadoconunosmodalesimpecables.PorunmomentotemíqueLiamlecreyera.Abrílabocaatónita,peroélavanzóhastaunadelassillasdesocupadasfrenteaellaylaaferróconfuerza.—Nomientas… nomás—exigió, su voz estaba cargada de rabia, no
pudemoverme.—¿Quéestodoesto,William?...¿Quiénesella?—ordenósabersupadre
sentadodesdesulugaralladode…ella.—¿De verdad no sabes?...No te creo…—el señor se levantómolesto
porsutonosarcásticomirándoloclaramentefurioso.—Termina con esto de una vez, no estamos para estas cosas—refutó
señalándomeconindiferencia.Yo,pormiparte,nopodíaquitarlelosojosdeencimaasumadremientrasellapermanecíaimpasible.—Por supuesto que terminaré con esto… y con ustedes… No saben
cuántolosdesprecioymeavergüenzan—eldemonioencarnadoenmujer,elevó la vista al escucharlo hablar así. El hombre aventó su servilletasobrelamesa.
—¡Basta!Noteatrevasahablarnosdeesaforma—supadreeraigualdealto que él, no tenía sus ojos, sin embargo, su complexión era muysimilar, aunque por él ya habían pasado los años, seguía siendo muyatractivo.—¿Qué nome atreva?, y dime entonces cómo se atrevieron a hacerle
ustedes eso. ¿Cómo? —su madre lo observó enarcando una ceja conaltivez—.Laamenazaron,cayeronenlomásbajoparasepararmedeella,¿cómopudieron?—elseñorfruncióelceñosincomprendermientrasellamemiraba con aberración.Liam se dio cuenta—. ¡No te atrevas a verlaasí,nuncamástevuelvasaatrever!—rugióamedrentador,suprogenitorapestañeóvariasvecesfingiendonoentender.—Nomehablesdeesamanera—leexigióconsusmodalesperfectos.—Liam—loagarréporelbrazoparaintentartranquilizarlo,noquería
que saliera más herido. Él tomó mi mano y después de darle un leveapretón negando, regresó su atención al par de personas que seproclamabansuspadres.—¿Porquéno?,noterespetoenloabsoluto,fuebajo,fue…asqueroso,
creístequejamásmeenteraría,quejamáslosabría…peroyaves…ahoralo sé y estoy dispuesto a todo por recuperarla… y esta vez no podránintervenir.—¿Dequédiabloshablas?—quisosaberelhombreyasincomprender
nada.—Queteloexpliqueella,despuésdetodofuelaqueejecutósuplan.—¿Cuálplan?—lepreguntómirándolosaambosconfuso.—Mi madre la chantajeó hace nueve años —giró hacia mí para que
entendieradequiénhablaba—.Leprovocóunaccidente.¿Nomedigasquenolosabes?—supadresequedólívido.Derepenteleordenóalservicioqueabandonaranellugar.Quedamosloscuatrosolosenunossegundos.—¿Dequéestáhablando,William?¿Samantha?—Laabominablemujer
sepusodepielentamenteconexpresióndeinocencia.—Nosé,Richard,deverdadnolosé.Enmividahabíavistoaesachica
—Liam enfureció y aventó la silla a un lado rompiéndola sin más. Serecargó en la mesa con ambos brazos tensos y se acercó a ellapeligrosamente.Yodiunpasohaciaatrásinstintivamente,locomprendía,sinembargo,noestabapreparadaparaeseataquedeira, jamásloviasí,salvoaquelasquerosodía.—Eresincreíble,impresionante…Nomientasmás,denadatevaldrá.Le
creo, siempre le creeré… ¿Comprendes? Fue por eso que tuviste quellegaratanto.—No tienespruebas—refutó convencidade estarganando labatallay
con altanería en la mirada. Sentí ganas de cruzar la mesa y exigirlereconocerloquemaquinó,peroestabacompletamenteclavadaenelpisoyheladaobservandoaLiamdefendermedeesaformatanfieracomosolíahacercuandoéramosadolescentes.Locompadecí;tenerunamadreasí…Dios,teníaqueserunapesadilla,algorealmentehorrible.—Eso no importa, porque aunque no tiene pruebas de que la
extorsionaron,sítienepruebasdecosasmuchopeoresquehanhecho...Yoselasdi,elladecidiráquéhacer.Asíqueahorayhastasiempre,estarásensusmanos,dependesdeloqueKyanaquierahacer.¿Quédicesaeso?—alescucharloabrílosojosimpactadayvielsobrequetraíaahorayoenmismanos.Unsegundodespuésmequitódelicadamente lospapelesyse losaventóasupadrejustofrenteasuplato.Elhombrelostomó,sumadreselos arrebató claramente nerviosa. Su expresión de seguridad comenzó acaerseremplazándolaunapalidezyasombro.—¿De-de…dónde sacaste esto?—suvoz sonaba estranguladadespués
de haberlos hojeado. Su padre los agarró ya con facilidad y los leyórápidamente.—Esonoimporta…tedijequeeracapazdetodoporconservarlaami
lado…Nolocreístey teatrevistea irabuscarlaydecirlequesinomedejaba…sinorenunciabaasuvidaaquí;ladestruirías,nosoloaella,sinotambiénasufamilia…¿Quiéntecreesqueeres?...Merobastelafelicidadgraciasatuestúpidamoraltorcidayatusridículosprejuicios—sumadrenohablaba,Liamlahabíadesarmado.—Samantha,¿hicisteeso?—lainterrogósuesposofurioso.Alverque
nocontestabayquememirabaamenazante,latomódelbrazo,forzándolaaqueloviera—.¡¿Esverdadloquedicenuestrohijo?!—Yo… bueno…—la soltó cerrando los ojos rojos de rabia. En ese
momentocomprendíqueesehombrenosabíanada.—Sílohizo,séquelohizoytútambiénsabesqueescapazdehacerlo…
Poresojamáslatrajeaestamalditacasa,poresojamásleshablédeellahastaaqueldía,poresolaquisemantenerapartadadeestenidoderatasenelquecrecí.Peroesonolesbastó, teníanquedestruirlotodo,inclusoloúnico limpioqueconseguí tenerenmivida,por loque luché tantoparamerecerapesardelmonstruoqueera—suspalabrassemeclavabanmuy
hondo.Él,Liam,Dios,tantascosas,unavidacomolasuya,¿porqué?Derepentesentíquealguienestaba justoatrásdemí,giréyviaunhombreformalmente vestido idéntico a Liam, solo que con ojos muy verdes,cabellodelmismocolorqueelmíoycomplexiónmásangosta.—PorDios…—expresóimpresionado,nosabíacuántotiempollevaba
ahí,peroparecíahaberloescuchadotodo.—Escúchenme muy bien, no sé si lo hicieron juntos o no… no me
importa en realidad, ninguno de los dos me importa…. de ahora enadelantenosonmispadres…noquierovolveraverlosniasabernadadeustedes…. No les bastó hacernos la vida un maldito infierno a mí y aRichard, tenían que hacer que el ser quemás he amado también vivierasumergida en él —no podía parar de pestañear del impacto de suspalabras. Durante nuestra relación claro queme di cuenta de que no lapasaba bien, que su niñez fue algo… triste, sin embargo, ahoracomprendía muchas cosas, lo entendía mucho mejor a él y el enormesentimientoquemedemostrócadadía.—William… Hijo… debemos hablar…—su padre parecía ansioso y
preocupado,mientras que ella seguía observándome despectiva, furiosa.Nohuiasumirada,laenfrentabaintentándoletransmitirtodoelodioquesentía.—No…nohaynadaquédecir…Medestruyeron…Lastimaron loque
más me ha importado —Samantha giró hacia él sonriendo como sihubiese escuchado una broma—. Sí, mamá, jamás la olvidé… alcontrario… la sigo amando—al oírlo confesar eso con tanta claridad,sentícomomialmaycorazónregresabanasusitio—.Ygraciasaloquehiciste,muchomásqueantes,asíque lesadviertounacosa; si le sucedealgo a ella o alguien de su familia los haré directamente responsables.Recenporquenoresbalesinquerer,porquenosufraunaccidenteoalgoextrañolesuceda…porquesiesopasa,paramílosúnicosculpablesseránustedes…Nometentaréelcorazón,nocuandosetratadeella.Eso…—les dijo señalando aquellos papeles—, es su seguro, ella decidirá si loentregaalasautoridadesonoyyo…laapoyaré.Kyana,apartirdeahoraestáprotegida,asícomotodasufamilia.Unsolocabellodeellosdañadoycréanme, se arrepentirán de existir—El hombre que hacía unmomentoestabadetrásdemí,yasehallabaalladodeLiamponiéndoleunbrazoenel hombro en señal de apoyo. Sus padres lo miraron impresionados yluegoposaronsuvistasobremíasustados.
—Hijo…no tenía ni idea.Es verdad que no era lamujer que pensabaparati…perojamáshubierahechoalgocomoeso…—Yanoimporta,papá,nopuedocreerte,nodespuésdeunavidallenade
vacíosysaberahoradeloquesoncapaces—elhombrebajólavistahastaelfóldercomprendiendodequéhablaba,mientrastantosumadresesentóderrotadaenlasillasinsaberquédecir,nicómodefenderse.Elcuadroeradeprimente,patéticoyépico,sierahonesta.Nopuedodecirquesaltabadealegría,nocomprendiendoeldolorque
estolecausabaaél,alúnicohombrequeaméyahoraentendía,amaría.—La extorsionaron… la alejaron de su madre, la hicieron vivir con
miedo todo este tiempo, la obligaron a tomar decisiones que no quería,hicieronquedejaraasusamigos,amíycontratasteaeseasquerosohijodeperraparaque todos, incluyéndome,pensáramos lopeorde ella. ¡Lecausaste un maldito accidente! No sabes cómo te desprecio…Comprenderésiquiereusarlosyesmás,estaréasu ladosi lohace…ledestruyeron la vida, maldita sea —lo decía en serio. Su madre se fuehundiendoenlasillacadavezmásasustadaporloqueacababadedecir.—Hijo…por favor…—suplicósupadreaun incrédulo.Yoyasolo lo
veíaaél,alúnicohombrequedespertómialma,alqueestuveesperandotodoesetiemposinesperanza,esequesiemprefuecapazdeenfrentartodopor mí. Siempre fue él, todo el tiempo desde el primer momento, sinembargo,ahoranosabíacómomanejarlo,dentrodemicabezahabitabaunarevolución,mividaseestabavolteandodecabezadenuevosinpoderevitarlo.Liamviróhaciamí,memirócondulzuraymuchodolor.—Loquedecidashacer,estarédeacuerdo,Kyana.¿Quieresdeciralgo
ahora?—negué segura, la garganta la tenía cerrada, pero además, ¿quémás podía decir?Ya todo estabamuy claro.Me tomó de lamano ymepegó a él con firmeza—. Bien, a lo mejor después decidas hacerlo. Ycomolesdije,larecuperaré,intentaréresarcirloquelehicieronyasímellevesigloslograrlo,ellaestaráamilado.¿Comprenden?Eslamujerdemi vida… siempre lo fue y…—giró hacia esamujer después de decirtodo aquello con sus ojos clavados en losmíos—.No te preocupes portener que emparentar con ella, madre, a partir de hoy, olvídense de mícomoyoloharédeustedes—escupiócondesdén.Denuevoposósuatenciónsobremí,loqueviensusojosmellenóde
dolor; sufría, sufría por lo que acababa de hacer.Nunca tuvieron buena
relaciónynosabíacómofuelosúltimosnueveaños,noobstante,eransuspadres,esonopodíacambiarlo.Meacerquéasurostrosintiéndomepresadeesaconexiónquesiempreexistióentrelosdosylepuseunamanoenlamejilla.La tomódándole un beso, rodeómi cintura, abrió de nuevo laspuertasyunminutodespuésyaestábamossaliendodeesaasfixiantecasa.—Liam…—volteamosalmismotiempo.Eraaquelhombre,suhermano
supusedesdeelprimermomentoquelovi—.Yo,porDios,losiento…deverdadlosiento…esmezquino.Leítodoestámañana,nolopuedocreer—yaestabafrenteanosotros,lomirabadecepcionado.—Losé…poresonecesitabaquelosupieras,novolveréaquí,Richard,
nodespuésdeesto—suhermanoteníaunamanosobresuhombro.—Teentiendo…lavidaconellosnuncahasidofácilyesto…rayaenla
locura.—EllaesKyana—cambióde temaLiam.Richardsonrióalverme,me
diountiernobesoenlamejilla.—Alfinteconozco.Eresmuyespecialparaestegranuja,¿sabes?—yle
despeinóelcabelloconfraternidadasuhermanomenor.Liamsonrióconorgullo—.Esperoquelogrensuperartodoesto,enseriomeapenatodoloocurridoydebessaberqueyo también teapoyarésidecideshaceralgo,estásentodotuderecho.Yantesdequesevayandéjamedecirtealgo;noséquélediste,sinembargo,créemequemedagustoverqueterecuperó,desdeahoraeresparamíunahermana…—asentíintentandocorrespondersu gesto y sintiéndome pésima por aquellas palabras. Liam dio un leveapretónamimano,esonoayudó.—Debemosirnos,Richard—señalóLiammirándome—.Nosbuscamos
mástarde.¿Deacuerdo?—Sí,Will,llámame,estaréesperando…elaviónsaleporlanoche—se
dieronunfuerteabrazo.DeinmediatoLiamtomómimanoynolasoltóhastaquemesubíalacamioneta.Penséquemesentiríamejor,queibaaserunaliberaciónyhastacierto
puntoloera.Perosaberloqueimplicabatodoestoparaélmedolía.Queyo sufriera todo ese tiempo no lo pudimos evitar, que Liam lo hicieraahora,eraalgoquenoteníaquehabersucedido.Porotrolado,aúnsentíarabia y rencor contra esamujer y ella era la única persona con la quepodía sacar todo aquello, pero en esemomento no pude pensar en otracosaquenofueraesehombrequerobómicorazón,hacíamásdenueveaños,enunaedadenlaquenoeracomúnqueesosucediera.
Él,comosiempre,ocupabatodamimente,suspalabras,susconfesiones,suformaaguerridaydecidida.No,esenofuemimomento,pero…algúndíatendríaquedesahogartodoestoconquiencorrespondíaymejuréqueloharía.—¿Estásbien?—mepreguntóunavezqueencendióelmotor.—Sí—musitésinpoderdejardeobservarlo.—Tienesquecomeralgo—enseguidacomenzóamanejar,nomeatreví
acontrariarlo,nodespuésdeloquevivimosenaquelenormecomedor.
23DENUEVOENMÍ
Llegamos a un pequeño restaurante de esos que abren las veinticuatrohoras. Entramos en silencio.Nos sentamos y enseguida unamesera nostomólaordendebebidas.Denuevosoloscomencéaleerlosplatillos,noteníahambre,encambiosíunsueñoquemeprovocabaunasensaciónenmispárpadoscomodedoslosas,,misojosyanopodíanpermanecermástiempoabiertos.Liam continuó seriomirando por la ventana, pensativo.Durante todos
esosañosimaginémilesdeformasdeterminarconesamujer.Creéenmicabeza situaciones torcidas y otras no tanto, donde su perfecta sonrisadesaparecía,dondeellapedíaclemenciayrogabapormipiedad,peroenninguna de mis fantasías entraba esa expresión de él, el aturdimiento ydolorqueleíasindificultadensusojosrebasabacualquiersentimientoderencor que habitarami alma, pues amarlo siempre fue complicado, sinembargo,algo limpioypuro.En todoese tiempomi sufrimiento fue loprimordial,lomásimportante,peroahoramedabacuentadequeelsuyonosecomparaba.Noteníaaúnideadeloqueesosdocumentoscontenían,pero evidentemente bueno no era y por otro lado, saber que quienesdeberíanprocurartubienestareran…así.Quesusinteresesestuvieronentodomomentoporencimade la felicidadde losseresqueellosmismoscrearon.Dios,nisiquierapodíaimaginarlo,yocrecíamadayapesardetodos estos años, sabíamuy bien quemamáme adoraba y que siempreharíalomejorparamí,queyoerasumayortesoro.¿Cómovivirsabiendoquequienesmástedeberíanamar,eranresponsablesdetuinfelicidad?—Aquítienen…—pusonuestrasbebidasfrenteanosotros—.¿Quévan
aalmorzar?—Unplatodefruta…—pedí,sintiendocómomemirabamolesto.Negó
ansioso pasándose la mano por el cabello. No alcancé a escuchar queordenó, porque enseguida me perdí también en la calle húmeda,seguramentelloviódurantelanocheyhastaesemomento,medabacuenta.—¿Sepuedesaberporquénocomes?—alescucharsutonodereproche
giré pestañeando—. Estás pálida, ojerosa, nunca te preocupó guardar lalínea, lo sé. ¿Qué ocurre?, ¿es por todo esto?—me preguntó afligido.Sentíaquemeclavabaenlasilla.—No,bueno,enparte…Essoloque…estoymuycansada…—Sí…setenota,pero…notevesbienyapesardeesoinsistesenno
ingerirmásalimento.—Liam... —fijé mis ojos en los suyos atenta, seguía triste y toda la
situaciónloteníarebasado—.Yo,losiento—suexpresiónsesuavizódeinmediato,pusounadesusmanossobrelasmíasconternura,lasensacióneratantranquilizadora.—Notienesporqué,túnohicistenada…alcontrario,soyyoelqueno
sé cómo haré para resarcir todo lo que sucedió. Pero en fin… tenemosmuchodequéhablar,sinembargo,serádespuésdequeduermasycomas.Ahoranoestamosencondicionesningunodelosdosdehacerlo.—Asentíposandolavistaennuestrosdedosunidos.—Yatedijequedeboirconmimadre.—Yesoharemoscomoyotambiényatedije,soloqueserácuandoestés
mejor.Sequedómuypreocupadacuandotefuisteysiteveasísealterarámás—lomiréconfusa¿Cómolosabía?—.Nuncaperdícontactoconella,Kyana,sequedómuynerviosaalverteirdeesaforma.¿CómocreesquesupedóndevivíasenMonterrey?...Porfinmelodijo.Sabequefuiporti,sabe que estás aquí. Iremos juntos a decirle todo. ¿De acuerdo?—no lopodía creer. Asentí mordiéndome el labio, cada cosa me desconcertabamásquelaanterior—.Nolohagas…Nosinoquieresquetebese—dejédehacerlodeinmediatoponiendolaatenciónenelexterior.Comimos en silencio, estaba perdido en sus pensamientos y yo en los
míos.Ya todohabía terminado, jamás tendría que volver a tenermiedo,sinembargo, lo teníay la rabiaaúncontinuaba.NoqueríasepararmedeLiam, no quería irme de Myrtle Beach nunca más, pero no podíaabandonarmividaallá;estabamitrabajo,Santiago,¿quélediríaaél?Porotrolado,¿cómopodríamosreconstruirLiamyyounavidacontodoloque sucedió en medio?, después de todo renunció a su familia por mí,algún día eso pesaría. ¿Cómo lograría olvidar el hecho de que no pudeestarenlabodademimadre,quedejéamismejoresamigos,quenofuialauniversidadquequería,quemividaeramuydiferentealoquealgunavezplaneéysoñé?¿Cómolesperdonaríaquemealejarondemimotivotantotiempo,quemeexiliarondemimundo,queélestuvierasufriendode
esamanera?¿cómo?...Además,yoyanoeralamisma,yanoeralacálida,despreocupadayfrescachicadehacíanueveaños.Comí lo más que pude del enorme plato de fruta que me sirvieron.
Media hora después ya no podía más. Tres noches sin prácticamentedormir ya me estaban cobrando una gigantesca factura. En cualquiermomentoibaaquedarestampadaenelplato.Pagórápidamenteysalimosjustocincuentaminutosdespuésdehaberentrado.Llegamosasucasa,bajésintiéndomeyaenotradimensión,micabeza
estaba desconectada de mi cuerpo. No era buena para dormir,continuamente tenía problemas para conciliar el sueño, pero después deaquelañotandifícilnovolvíatenertantasdificultades.Abriólaprimerapuerta,caminóhaciamíymetomóenbrazossinprevioaviso.—¿Qué haces? —rezongué agradecida de no tener que seguir
sosteniéndomepormímisma.—Ya no puedes más… —argumentó subiendo conmigo por las
escaleras,abriólasegundapuertacondificultad.Sentirlotancercaera…relajante y estimulante a la vez.Me recargué en su hombro y rodeé sucuelloconambosbrazos.Mediounbesoenelcabelloalvermireacción.Subimosalsegundopiso,entramosaunahabitaciónquetambiénteníaunahermosa vista al mar y me depositó cariñoso sobre la cama—. Ahoraduerme… por favor —parecía un ruego. Asentí cerrando los ojos altiempo que me hacía ovillo. De pronto mi móvil sonó, me senté conmuchoesfuerzomientrasélmeacercabaelbolsoquedejósobreunasillaalladodelapuerta.Alverlapantallasentíunsudorhelado;eraSantiago.Liamobservómireacciónparadoalospiesdelacama.—Bu-bueno—contestétemblorosayposandolamiradaenmisrodillas
queteníaflexionadas.—Kyana…¿Estásbien?—supusequelamaneradesaludarfueloquele
preocupó.—Sí…solomuycansada.—¿Segura?...Nomelopareceylaverdadesquenomegustaescucharte
comoúltimamentelohehecho…meangustia.—Estoybien,Santiago…loprometo,notepreocupes.¿Podríahablarte
después? —lo oí respirar fuertemente mientras veía cómo Liam seacercabaa laventana,metía lasmanosen lasbolsasde supantalóny seperdíaenelocéano.—Deacuerdo,pero…¿Seguraquetodobien?
—Sí, ha sido un viaje… emotivo, eso es todo —era una malditamentirosa. Me sentía sucia, desleal, sin embargo, ¿qué se suponía ledijera? Más aun por teléfono, ninguno nos merecíamos todo eseasquerosoembrollo.Liam,alescucharme, se removió incómodo.Quería llorar,gritar, reír,
todoalmismotiempo.Lasituacióneradesastrosamenteespantosayyoyano me sentía dueña de mí. ¿Cuántas veces más tendría que lastimar ainocentes?—Muy bien… entonces descansa y háblame pronto… Te amo, no lo
olvides.—Noloolvido,cuídate…—colguésintiéndomelapeordelasmujeres.
Estabaenlacasadeunhombreconelqueinclusoyahabíacompartidomicuerposinelmásmínimodelosreparosyhablabaconelúnicoalquelepermití entrar a esa gruesa burbuja que escondía mi interior y que sededicómesesparaintentarhacermedespertaralamor,tantoqueahoraerasuprometida.—¿Asísellama?—preguntósinmirarme,suvozeralejana,ausente,me
erizólapiel.—Sí—respondísecamente.Giróhaciamísinexpresiónenelrostro.—Debesdormir…tedejarésola—saliósindarmetiempodedecirmás,
cerrando la puerta. Me quedé un rato ahí, sentada, perdida en lainmensidad del mar. Me sentía absolutamente vulnerable y odiaba lasensación.Siempremegustótenerelcontroldelascosas,enlosúltimosnueveañosaúnmás,eraunaformadesentirmeseguraytranquila.Ahoradenuevonoloperdería,nosabíaenquémomentolosolté,lociertoeraqueyanoestaba,seesfumóyademásparecíaburlarsedemí.Meacurruquéen lacamacerrando losojosydejandoescaparalgunas
lágrimasdeimpotencia.Necesitabadormir,seguramentetantotiemposinhacerlonomedejabapensarconclaridad.Al despertar no supe si estaba anocheciendo o amaneciendo, lo cierto
era que hacía años que no dormía sin interrupciones de pesadillas osueñosagobiantes.Mefrotélosojosrecordandoenseguidaendóndemeencontrabayloquesucedía;nosabíasieldíaanteriorohacíaunashoras.Tomé el móvil que descansaba en la mesa de noche; las seis de la
mañana. Guau. Dormí poco menos de veinticuatro horas. Me quedéasombrada,deverdadlonecesitaba,losúltimosdíasfueronunamontañarusa,evidentementemeteníanallímite.
Me levanté estirándome serena, me acerqué a la ventana como si unafuerzasobrenaturalmejalaraallí.Alguienhabíacorridolascortinasymehabía arropado con una frazada; enseguida supe quién y sentí unanecesidadapremiantedeverlo,detocarlo.Meamaba,lodijofrenteasuspadressintitubear.Con ayuda del cordón abrí las persianas. Sin poder evitarlo, solté un
suspiroalverloquefrenteamíseextendíayesqueeratanhermoso,tanenigmático, tan único y en su asombrosa inmensidad se escondían losmejoresmomentos demi vida, lo quemás deseé, lo que soñé y lo quetanto lloré. Sonreí con nostalgia; el amanecer estaba en su mejormomento,esperéconcentradahastaqueelsolhubieseterminadodesalirde su guarida intentando dejarmi cabeza en blanco y solo pensar en loinigualablequeerapoderpresenciarnuevamentealgocomoeso.Cuando la bola de fuego se ubicó sobre el mar con aquella
majestuosidad que encandila, saqué mis cosas de aseo personal y fuidirectoelbaño.Melavélosdientesymeechéaguaenelrostro.Micaralucíamejor,noobstante,aúnestabanlasojerasaunquenotanvioletasyyanomeencontrabatanpálida.Mimiradadispersa,secentróenlaregaderaquesehallabadetrásdemí,sindudarlotoméunatoallaqueestabasobreunodelosestantescuidadosamentedobladaylaabrí.Alsalirdefinitivamentemesentíamejor.Busquéenmimaletaalgoque
ponermepuesnorecordabaloqueeché.Encontréunosshortsoscurosyunablusapúrpurasinmangas.Me lospusedeprisa,moríapor sentir laarena bajo mis pies. Me dejé el cabello suelto y abrí la habitaciónlentamente.Justoenfrentehabíaotrapuertacerrada.Nomefijéennadamásporqueloúnicoquedeseabaeraestarfrenteal
tronardelasolas,asíquedeinmediatomedirigíhacialasescaleras.Sinhacerruidobajésigilosamente,noqueríadespertarlo.Recorríelcomedordescalza,lequitéelseguroalosventanalesquedabanalexteriorrogandoquenosonaraningunaalarma,esosíqueseríaunlíoyungranbochornotambiény los jaléconcuidado.Encuanto loscorrí,elolorasal inundómispulmones.Salí casi corriendo, bajé el otro tramo de escaleras rápidamente, la
urgencia era apremiante. En cuanto sentí la arena enmis pies cerré losojos con infinito placer. Suspiré complacida sintiéndome serena porprimeravezenmuchotiempo.Anduvesinprisaarrastrandomispisadasydejandohuellasverticales.
Cuando quedé amediometro de donde reventaba el agua gracias a lagravedad, me detuve. Inhalé una y otra vez disfrutando la sensación dellenarmispulmonesdeesa salinidad tanmaravillosa, tanúnicaparamí.Amaba ese lugar, fue muy duro dejarlo. El ruido propio del líquidochocandoconlaarenaeracomomúsicaylodisfrutécomotal.Evoquésindificultadtodaslasvecesenlasqueestuvejustoenesesitio.
Repasé cada cosa enmimente, gozando la sensacióndepoder recordarinclusosuaroma, sus labiosy suscaricias sobremipiel cuandoyoaúneraunaadolescente.Jamásnoscansábamosdeestarjuntosyeselugarenparticularfuetestigodemuchascosasentrenosotros.Nopodíacreerquehubierahechosucasajustoahí,quehablaraespañol,quelosupieratodo,quefuerapormíyqueyonomehubieraresistidoaningunodesusbesos.Sucercaníaera…natural…comosinueveañosnohubierantranscurrido,comosijamásnoshubiéramosseparado.Micuerporespondíaanteélsinquesiquieraloprovocara,siemprefueasí.Amimente acudió el día que comenzamos nuestra relación… Sonreí
connostalgia.Erauna chicaqueno tenía ideadel lado cruel de la vida,pero tampocodelmáshermoso.Por supuestonodudé;Liamdespertabahasta la última célula y neurona que en mí habitaba, por otro lado, élsiempresemostrótansegurodequererestaramiladoquemedejéllevarsinpoderevitarlo.Ahora, nueve años más tarde, su convicción parecía ser la misma, la
determinaciónqueleíaensusojos,lafirmezadesuprocedermedejabanmuyclaroquenosedetendríayunapartedemíseloagradecíapuesmipartetemerariayanoexistía.Bufé sintiendo cómo el aire agitaba mi cabello obstaculizándome en
momentos la visibilidad. Él era asombroso, poco común, pero lo quesentíamos aún más. ¿Cómo fue que sobrevivió ese sentimiento tantotiempo?SobretodoenLiam,esonolocomprendía,meparecíaincreíbleque a pesar de que todo indicaba que jugué, que ya no lo quería, que...incluso lo hería, no me hubiese borrado de su vida. Dios, ¿por qué lonuestrosiemprefuetanprofundo,tanúnico?Unaola tronómáscercamojandomisdedos.Sonreíante lasensación.
Comosiempreacostumbraba,avancéhaciaellaycomencéajugarconelagua.Estabafría,sinembargo,erarefrescante,estimulante.—Pareces un sueño —dejé de moverme al escucharlo, un segundo
despuésgiréenredondo.Mequitéelcabellodelrostroparapoderverlo.
Iba con un short sin camisa y el cabello húmedo. Parecía una deidadinalcanzable, irreal.Mipulso seaceleróenseguiday laboca se secó.Seacercó lentamente sin despegar los ojos de los míos. Mis manoscosquilleaban,mi piel se erizaba,mis poros reaccionaban ymi interiorvibraba—.Dios…cuántafaltamehashecho…—susurróamenosdeuncentímetro demi boca.Un segundo después ya nada volvió a importar,salvo su tacto sobremipiel envuelta entre susbrazos,me sentía ajenaaeste mundo, presa de un infinito destello multicolor que me mecíainstándome a que me dejara llevar como antes, como siempre. Nosbesábamos sin prisas, deleitándonos, reconociéndonos, evocando lo quefue,loqueera.Deprontomealzócomosolíadejandomispiesavarioscentímetrosdel
suelomientrasyomeaferrabaa sucuellosintiendocomosu lenguameexplorabacon sumapaciencia.No reaccionéhastaque sentí el agua fríamojando mis pies. Me separé soltando un quejido sin comprender quepretendía.—Liam… ¿Qué haces? —pregunté mirando hacia abajo. Mis piernas
estabanporencimadelmar.Avanzamossinqueyomepercatara.Rioalvermireacción.Laselevéhaciaunladoporreflejo.Elaguasesentíafría.Él aprovechó para sujetarlas con uno de sus brazos sin problemacarcajeándosesinmás—.No.¡Ey!,bájame…Estáhelada—Meaferréasunuca dándome cuenta de que de verdad se divertía por lo que supeenseguidanomeharíacaso.—Y mueres por zambullirte… —Lo miré arrugando la frente
quitándomeelpelodel rostro torpementeconunamanomientrasseguíametiéndoseenelaguasinvacilar.—Noescierto—mentí.Comencéasentirmojadamiespalda,forcejésin
pensarlo,peropormuchoquemeesforzabanomesoltaba—.¡Liam!¡Ay!Mevadarpulmonía—legritéretorciéndomeensusbrazos.—No lo creo y tú tampoco, lo que pasa es que tienes miedo —No
comprendí su comentario, pero no bromeaba. Sacudí la cabezadesconcertada.—Bájame… por favor—le rogué con voz queda. Y lo hizo, el muy
malditomesoltóenelaguasinmás.Sentícómoelmarmecubría,inclusoelcabelloyaquemesumergísinpreverlo.Quise matarlo, en serio estaba fría, así era el mar de allí. En cuanto
saqué la cabeza lo miré furiosa, él tenía las manos sobre su marcado
abdomen riendo sin parar. Le aventé agua al rostro con ambas manosesperandoborrarsusonrisa,nolologréymedevolvióelgesto.Entornélos ojos vengativa y arremetí nuevamente conmayor fuerza. Sin darmecuentaterminamosenunaluchadesenfrenada.Elmuyaprovechadoaúnnotenía el cabello mojado así que ese era mi objetivo, mientras él sololograbahumedecermemássobre loyaempapado.Derepentesehundió,parpadeémirandoatentaamíalrededor,sabíaquealgoharía.—¡Saldeunavez!—Legritéaunquesabíanoescuchaba.Derepentesusmanosme jalaronhaciaadentrosinaviso.Traguéagua
nuevamente. Me estaba provocando. Comencé a luchar en su contraintentandozafarmeyobstaculizándolelasalida.Sindarmecuentalasrisassalíandemigarganta llenadeese líquidosaladoque tantoadoraba.Unavezque logróquesucabezavierael sol,mecontemplómaravillado.Alnotarsucambiodeexpresióndejédesonreír.—No…—Me rogó tocandomis labios con lasyemasde susdedos—.
Penséquetambiénmerobaroneso,nosabescómolasextrañé—Nosupequédecir.Fueacercándose lentamente.Elvaivéndelocéanonos juntabasinesfuerzo.Coloquémispalmassobresupechosinperderlaconexión,susenormesmanossujetaronconseguridadmirostro,encorvósucuerpocomo solía para alcanzarme, con su nariz acarició mi piel húmeda,mientrasabsorbíamiaromaunayotravez.Meaferréasushombrossincerrar los ojos ansiosa por sentirlo nuevamente. Fue moviéndosedecadentementehastaquesentísuslabiossuccionandounodelosmíos,unsegundo después viajó hasta el otro. Nuestras miradas aún seguían sinperderse intercambiando miles de mensajes que las palabras jamáscomprenderían,nuncasabrían.Dejé salir mi lengua de su guarida siendo yo ahora la que tomaba la
iniciativayacariciésus labiosconellasensualmente.Gruñópor lobajosujetandomicinturacondesesperoparapegarmeasuardientecuerpoymebesóconinfinitodeseo,conprimitivaansiedad.Mesacódelaguaenbrazos mientras nos devorábamos con desenfreno. No me interesaba adóndeíbamos,nomeimportabasinosestabanviendo,dehechomedabaigual si el mundo colapsaba; yo lo necesitaba, ya, ahora, me daba lomismosinoshacíamosunoahí,enplenaplaya.Nadaeramásimperiosoquesentirloasídecerca.—Dios…creoque jamásdejarédedesearte, deverdadmeenloqueces
—Nosencontrábamosenlaquesupuseerasurecámara.Laropamojada
esparcida por todos lados y las sábanas completamente revueltasalrededordenuestroscuerposhúmedos,desnudosyagitados.Mirespiraciónaúnnoserecobrabadeltodo.Meteníaabrazadaconmi
rostrorecargadosobresupecho.Lascortinasnoestabancerradas,asíqueseveíatodoelocéanodesdeahí.Elencuentronuevamentefuearrebatado,llenó de pasión y deseo. En cuanto entramos a esa habitación, nosdespojamosdelaropadesesperadostantoquemiblusaterminórasgadaeinservible. Sin poder esperar ni un segundo me pegó a él y sin másterminé con la espalda sobre el colchón completamente arqueada alrecibirlo como tanto necesitaba. Su invasión fue feroz, desenfrenada,mezclada con los gritos de placer que me arrancaba y sus jadeosenardecidos que solo lograban que desearamás. Enterré las uñas en suespalda exigiéndole no parar mientras él me besaba con vehemenciaabsorbiendo mis jadeos con absoluta posesividad. La sensación fuemágica, intensaycomosiempre…perfecta.Cuandomenosmedicuentayahabíamoscambiadodeposiciónyyolomontabasinreparossobreelmullidocolchón.Absortaensumiradaquejamásperdiólaconexión,fuiconscientedecómomividadenuevosellenaba,decómomicorazónotravez bombeaba sangre con alegría hasta el último rincón de mi cuerpo.Extraviada en sus ojos grises me dejé fluir hasta ese indescriptiblemomentoenquetodasmisterminacionesnerviosasencontraronporfinelcaminoparaexplotar.—Kya…—tomómibarbillaparaquelomirara—.Debemoshablarcon
Irina, ella debe conocer la verdad—Memordí el labio, no pudo evitarsonreírdulcemente—.Nointentesdistraerme,deporsí,teniéndoteasínopuedoconcentrarmenipensarennadamás,esmuchomásde loquemepermitísoñar—sonreíyotambiénavergonzadaalescucharlo.—Creoque…—meseparédeélentendiendoaquéserefería,yoyalo
deseaba de nuevo—, es mejor que vaya a cambiarme —recorrió miespaldaconunodesusdedoscomosolíahacer.—Mepareceunasabiadecisión…delocontrariotesaltaréencimaotra
vez—sacudílacabezaobservándolocontimidez,meenrolléenlasábana,recogíloquequedabademiropaysalídeinmediato,sabíaqueloharía.Entréenvueltaenunanube,noobstante,alvermimóvilsobrelamesilla
de noche, una losa cayó sobre mí. Mi gesto se endureció perdiendocualquier atisbo de felicidad pues la culpabilidad comenzó de nuevo acorroerme sin reparos.Mis sentimientos eran encontrados. Por un lado,
odiaba hacerle eso a Santiago, lo estaba engañando, no era sincera, leestaba faltando a él y amímisma. Por el otro,me sentíamás feliz quenunca,completanuevamente,eracomosieltiemposehubieracongeladoycadavezqueestabaasuladomeolvidaradetodo,solopodíapensarenélyenloquemehacíasentir.Resoplé mordiéndome el labio un segundo después. Eso tendría que
solucionarlo, pasara lo que pasara con Liam y conmigo, puesevidentemente desde el momento en que me volví a entregar a otrohombrequenoeraél,elcompromisoterminó.Cuarenta minutos después ya estaba de nuevo vestida aunque no muy
animosa.Enrealidadnodemorétantoenarreglarme.Loqueocurriófuequeintentéjuntarvalorparaloquefaltaba,preguntándomeunayotravezporquénadapodíasersencillo respectoaél.Desdeelprimermomentotuvimosquelucharpornuestrosentimiento.Cuandolopensaba,elagobiomeembargaba.De pie en el marco de la puerta escuché ruido en la planta baja, de
inmediatovisuhabitaciónabierta.Bajétantemblorosacomocuandosalícon él las primeras veces. Sonreí al recordar aquellas épocas, seguíagenerando enmí exactamente lomismo. Lo busqué con lamirada algodesconcertada;seencontrabaenlacocinapreparandoloqueparecíasereldesayuno.—¿Tesiguengustandoloswaffles?—preguntómientrasgirabaunocon
maestría.Caminéhastadondeseubicaba.—Sí…esocreo.—Siéntate, ahora te sirvo.—Meacercóunvasocon jugomientrasme
sentaba en la gran barra justo donde había un pequeñomantel.Del otroladoviotroquesupuseeraelsuyo.Lo observé recordando nuestros momentos juntos en la cocina demi
casa.Nosdivertíamos tanto.Lediun tragoamibebidasintiendomuchanostalgia.Dosminutosdespuésmesirviódosenunplato.—Loquierolimpio…sino,pensaréquesoypésimoenesto.—Sabesquenoesverdad.—Losdosnosmiramosevocandolomismoy
sonreímosconcomplicidad.—Aunasí…porfavor,cómelos—parecíapreocupadopormí.Notenía
undesordenalimenticio,nibuscabaguardarlalínea,erasoloquesibienya no tenía el apetito de antes, en los últimos días todo se volvió undesastre y… cuando me hallaba triste o preocupada, el hambre
desaparecía. Sin embargo, jamás tuve un problema por eso. Comídándome cuenta de que en realidad sabían buenos, podía detectar lamantequilla sin problema y el sabor de lamiel sobre ellos,mientras eltocinocrujíaenmiboca.Melosterminésintiéndomecontentadehaberlospodidodisfrutarapesardetodoloqueocurría.Melevantéyacomodéelplatoenellavavajillas.—Gracias…—susurré a su espalda. Él ya había terminado y tomaba
café intentandonopresionarme.Mesujetópor lacinturaacercándomeasucuerpo.—Esunplacer…—rozómislabiossinmásparaluegoponersedepie
serenamente.Acomodósuplatoigualqueyoyenseguidalapusoaandar.Loayudéarecogertodocomosolíamoshacer—.Vamoscontumadre…debemorir por verte—subí a lavarme los dientes y pormi bolso.Casieran lasdiez.Encuantosalídelbañomi teléfonocomenzóa timbrar,éltambiénibasaliendodesuhabitación.Nosmiramossinmovernos,losdossabíamosmuybienquiénsería.Busquéelaparatosintiendosusojossobremí,seguíaenelmismolugarcuandoporfinloencontréycontesté.—Hola…—Hola, Kyana… ¿Cómo estás? —su voz era muy dulce, pero no se
acercabaniunpoquitoaloqueladeLiamprovocabaenmissentidos.—Bien…Todobieny¿Tú?—Extrañándotecomounloco,debocontenermeparanohablartetodoel
día,séqueestásmuyatareadaynoquieroquepiensesqueteacoso—MeacerquéalaventanademirecámaraintentadoevitarelgestodesencajadodeLiam.—Nolohepensado…Eneltrabajo,¿todobien?—Sí…bueno…Yasabescómoesestoysinti…puessíesunpocomás
estresante, en fin, nada que no pueda manejar. Pero dime, ¿cuándoregresas?—Elfindesemanasupongo.—Dios…En seriomuero por verte, por darte un beso.Me has tenido
preocupado… pero te escucho mejor —cerré los ojos recargando mifrentesobreelvidrio.Mesentíamásmiserablequenunca.—Sí…Estoybien.—¿Y tú mamá?—otra mentira. Una rabia que me quemó comenzó a
recorrer mi cuerpo logrando que todas mis extremidades cosquillearanantelasensación.
—Bien…mejor…gracias.—Mealegro.Teamo,noloolvides…Maldición,tengoquedejarte,ya
sabescómosonlascosasaquí.Mañanatemarco.—Deacuerdoy…noloolvido.—Lo sé… cuídate—colgué sin poder moverme de ahí. Las lágrimas
comenzaron a emanar como un torrente que ensuciaba todo. Me sentíafrustrada,molesta.Lementí,loestabaengañando…Noselomerecía,noél.Aventéelmóvilalbolsoenojadaybajéconfusa.Liam veía por la ventana con su frente recargada en su antebrazo.
Tampoco lo merecía, él fue una víctima como yo, como lo era ahoraSantiago, sin embargo, no podía estar con los dos. La elección no eraprecisamentefácil,noobstante,micorazónyahabíaelegidohacíamuchosaños;siemprefueélyjamásdejaríadeserlo.Esonoquitabaelhechodequemesintierarabiosa,impotenteyunahipócrita.—¿Quépiensashacer,Kyana?—indagósingirar.Meacerquéalasalay
recarguémisbrazosenelrespaldodeunsofá.—No sé…—susurré irritada—.No sé nada,Liam.Mi cabeza es un…
torbellino.—suspiróyvolteóparaencararme.—Tevasacasarconély…hasestadoaquí…conmigo…—nolodecía
molesto, solo señalaba lo que ocurría, la verdad. Pero mis nervios yaestabandeshechos.Sentíamuchorencoryodio.—¡¿Quéinsinúas?!¿Lomismode laotranoche?¿Quémeacuestocon
cualquiera?,siestoyaquíesporquetúfuisteabuscarme—pestañeóvariasvecesconfuso.Sabíabienquenosereferíaaeso,peroaquellaspalabrasmedolierondemasiado,nolograbasacarlasdemicabeza.Seacercóamínegando.—Noesesoloqueintentédecir…—Mealejésintiendoquetodamiira
contenidaporañossalíasinpoderevitarlo.—¿¡No!?¡¿Tienesideadeloquesentícuandoesetipomebesó?!Tener
que fingir pormiedo…Ver tus ojos y saber que estabas desilusionado,que me creías capaz de traicionarte… ¿Tienes idea de las noches quepasé?...Teamaba,Liam,teamabadesesperadamenteyséquetodoestonoestuculpa,séquefuisteotravíctima,peronopuedoolvidartuspalabras,fuistehiriente,meodiabas.Asímemirabas laotranocheconesamismarabia. SiRobert no te para…no sé quéhubieras hecho—tenía los ojosmuyabiertosymeescuchabasinpoderhablaralverqueestabarebasadaporelcoraje—.¿Sabeselmiedoquesentí?¿Elhorrorqueviví?Fueron
añosdeangustia,dequererescondermedelmundo,denopodervolverasentir,denopoderserfeliz.Notienesideadelomuchoquelloré—Yenese momento lo hacía de nuevo—. Pesadillas… noches sin dormir,temiendoporlaseguridaddelaspersonasquemásamaba.Nopudeestaren la boda de mi madre, ella jamás lo comprendió, dejé todo… ¡Todomaldición! No tienes idea del infierno que fue hacerlo —No hablaba,gritabayélsolomeobservabaconmilesdeemocionesreflejadaseneserostro que tanto veneraba—. Y tú me preguntas qué voy a hacer—Meacerqué a su rostro sintiendo que con cada palabrame iba liberando detodoesoqueacumuléduranteañosyquesabía tardaría tambiénañosensacar, pero ese era el comienzo—. No lo sé, de nuevo mi vida está alrevés… Te amo… jamás he dejado de amarte… pero no sé si eso essuficiente—sujetómicinturaserio,acercándomefuertementeasupechodeunsolomovimiento.—Esoeraloúnicoquequeríasaber,todolodemásyaveremoscómolo
solucionamos, pero no pienso dejarte ir de nuevo, no sabiendo quemeamascomoyoati,quejamásmeolvidaste.—Eso no cambia las cosas —susurré sollozando perdiéndome en su
miradadura.Nomedabamiedoverloasí,dehechomedabacerteza,cosaquenecesitabaconurgencia.—Claro que las cambia… Sé que tardaremos en superar lo que pasó,
fueronmis padres quienes te lo hicieron y tú fuiste lamás lastimada…Jamásloolvidaré,peronoestoydispuestoaquelogrensupropósito.Tútampoco sabes todo lo que viví, lomucho queme dolió pensar que deverdad nome amabas.Kyana, nunca bromeé, eras y eresmi vida, no tedejaréir,noestavez—Mebesóansiosodemostrándomequeloquedecíaeracierto.Lecorrespondíangustiadatemiendopoderperderlodenuevo.Acomodóunodemiscabellosatento—.Teamo,séqueestonovaaserfácil,perotenemosqueintentarlo…debemosdarleotraunaoportunidadaestoquesentimos.—Liam… yo… ya no soy la misma, las cosas… son complicadas—
logrédecirperdiéndomeensugrisáceamirada…—Sí lo eres, pasaron muchas cosas, crecimos en el camino, sin
embargo,somoslosmismosyloquesentimostampocohacambiado.Séque viviste otra vida todo este tiempo, yo también, Kya. Solo déjamedemostrarte que este es tu lugar, que tu sitio aún sigue aquí —sonreítristementealescucharlo—.Yencuantoaquelascosassoncomplicadas;
sélolealqueeresyporlomismosélomuchoqueteestácostandotodoesto, pero debemos hablar y una vez que lo hagamos, decidiremos quéhacer, ¿de acuerdo?—las lágrimasnomepermitíanverlo con claridad,meseguíaconociendocomonadie.Mebesóenlafrenteabrazándome—.Noteangusties…yano,estaremosbien,telojuro,harétodoparaqueasísea,bonita.—No quiero volver a separarme de ti Liam, me da miedo que algo
sucedadenuevoy…—logrédecircontrasupechoestrujandosuplayera.—Esonopasará,nolopermitiré,confíaenmí.Séquelomismotedije
hacemuchosaños,peroyanosoyunchicoysé loquedebohacerparaprotegerloquemásmeimportaenestavida—Susbrazosmeapretaronmásfuerte—.Dios,penséquenotepodríarecuperar…—Nuncameperdiste—admití llorosa,elevómi rostroconunodesus
enormesdedosbajomibarbillaymebesótiernamente.—Tuvemisdudas.Aúnhaymuchoquerecorrer,perocreoquelomás
importante ya está definido.Loque sea lo haremos juntos, nopermitiréque sea de otra manera—asentí consciente de lo que eso implicaba—.Ahora…¿Vamoscontumadre?Porquesisigoaquínopodrécontenerme,Kyana,tedeseodemasiadocomoparamantenermismanoslejosdeti.—Entonces… no lo hagas…—lo insté aún con lasmejillas húmedas,
con una enorme necesidad de sentirlo nuevamente después de midesahogo.Nolotuveduranteañosynodeseabapornadasepararmedeél.—Nosabesloquedices—musitósobremibocallevándomederegreso
asurecámara.Eldeseollegódeinmediato,comosiempre,soloqueestavez fue diferente en muchos sentidos. Hacer el amor con él, con plenaconcienciademissentimientosydelossuyos,logróquefueraunactodeabsoluta entrega, con promesas, dolor y expectación que se fundían ennuestrodeseodepermanecer,aundespuésdetodo,juntos.Nos pertenecíamos, siempre fue así. Sabía que faltaban cosas por
enfrentar,peroestandojuntoaélnolestemía,mesentíavivadenuevo.Elhieloenmiinteriorloderritióconsolotocarme,enunashorasmepusoavibrar como antes. Liam y yo éramos uno solo desde hacía ya muchotiempo,jamáslovolveríaadejar.Unahoradespuéssalimosrumboacasademamá.—Nosécómolotome—leconfesépreocupada.—Loentenderáy…ledolerá,esonolopuedesevitar—perdílamirada
enlacalle.
—Liam,sientomuchotodoesto—Meobservóasombrado.—¿Dequéhablas?Si te refieresamispadres…no lohagas, loque te
hicieronnotienenombreyeldíaquetúlogresolvidarloquevivisteestosnueveañosentonces…quizá…podrédejardesentirestoquemequema,peroperdonarlos;nunca.Semetieronconloquemásheamado,tambiénmedestrozaron lavidaaldestrozártelaa ti,Kya.Sin tinoséviviry fuetortuoso experimentarlo —Me recargué en su hombro sin saber quédecirle.Pusounamanosobremipierna—.Teamo…Diossabecuántoysolodepensartesolayasustada,sinnadieaquienrecurrir,medanganasde…—Sh,nolodigas,despuésdetodoyatedijequesontuspadres.¿Sabes?
Creoquecuandohablasteconellosparadecirlesnuestrosplanes,aquelfindesemana,lesdejastedemasiadoclaroquenoterminaríasconmigo,ellasabía que no existía otra forma de separarnos,me lo dijo—Me dio unbesofugazenelcabello.—Sí… sabían muy bien de lo que era capaz por ti… Hay cosas que
ignoras,aligualqueyo…tenemostiempoparahablarlas…Porahora…—estacionó la camioneta frente a la casa de mamá y me dedicó unahermosasonrisa—,elladebesaberlo…Tocamoseltimbre,Ralphnosabrióunminutodespués.Alvernosjuntos
sonriósinpoderescondersuagrado.—¡No puede ser! Esto sí que es una sorpresa. —Lo saludamos
afectuosamente.Cerrólapuertaunavezqueestuvimosdentroobservandonuestras manos entrelazadas—. No sé cómo lo conseguiste, Liam…pero…¡Diablos!Losfelicito—giréhaciaelaludido,confusa,meguiñóunojoorgulloso.—Ralph,debemoshablarconmamá,megustaríaqueestuvieraspresente
—arrugólafrentealnotarquesetratabadealgoserio.—Sí,porsupuesto.Laayudaréabajar,regresoenunminuto.—¿Necesitasunamano?—seofrecióLiam.Elesposodemimadrenegó
sereno.Alquedarnossolossusojosseperdieronenelsofáquesolíamosusar,caminóhastaéltomándomedelamanoparaquelosiguiera,sesentóy me acomodó sobre sus piernas. Meneó mi cabello hacia atrásacariciándomeelcuellosensualmente.—Soñé años con volver a tenerte así—Me acerqué a sus labios y lo
besé,rodeómicinturapegándomemás.Cuandoescuchamospasosyaenlas escaleras nos separamos sonriendo. Me sentía nuevamente de
dieciocho.—¿Kyana?Hija—Al verla descender los últimos dos peldaños con el
brazopegadoasupechoylosmoretonesqueyaseveíanmástenuesensurostro, sentíganasde llorar.Me levantéde inmediatoconunanecesidadenormedeabrazarla,debesarla.Caminéhastaella,Ralphsemediopasoylaayudéallegaraunodelossillones—.Liam…Dios…québuenoesverte—Se acercó a ella ya que se había acomodado y le dio un besocariñosoenlamejilla.—Igual,Irina,tevesmejorqueelotrodía,terecuperasrápido.—Gracias,creoquetuvesuerte…—Irina, cielo. Necesitan hablar contigo —anunció su marido. Nos
observóexpectantefrunciendosusdelicadascejas.—¿Están…juntosdenuevo?—Liamrodeómicinturamientraslosdos
asentíamos.Sellevólasmanosalabocaasombradayconlágrimasenlosojos—.¡OhporDios!,nolopuedocreer…—Meacerquéaellaylediunbesoenlafrente.—Mamá…noesesoloquevenimosadecirte—arrugólafrenteahora
realmenteconfusa.—Siéntense.¿Quésucede?—Meacomodéasuladotomándolelamano
queno tenía lastimada.LiamyRalph lohicieronenelotro sillón,enelquehacíaunossegundosnosbesamos.—Mamá…debessaberlaverdad—giróhacialosdoshombres.—¿Aqué te refieres?—traguésalivaafligida.Laadoraba,siemprefue
así,nohabíanadaquenohicieraporella,nada.—Desdequemefui,supistequealgoteocultaba,siempremelodijiste
y…bueno,meconocíasyaúnmeconocestanbienquenoteequivocaste;teníasrazón—abriólosojosdeparenparcomprendiendoqueibaasaberalfinloqueduranteañosleatormentódesconocer—.Escucha, loquetediré no te gustará nada, así que te suplico no te exaltes, ¿sí?—asintiócompletamente intrigada, atenta—.Bien… ¿Recuerdas aquel… accidenteque tuve?—apretó mi mano aceptando con la mirada—. P-pues, no sécómo decírtelo. Eso que sucedió fue… provocado—. Dio un pequeñogritodeasombromirándomeperpleja,atónita—.Mamá…los…—Dios,quédifícil era decirlo despuésde tantos añosde callarlo.Giré el rostrohacia él sintiendo que necesitaba su aprobación, asintió con ternura.Resoplé—,fueron…laspadresdeLiam—Mamánosemovióporvariossegundos,parecíanolograracomodaraquelloquelenarraba,aquelloque
leconfesaba,nisiquieraparpadeó.—¿Qué-qué quieres decir hija? ¿A qué te refieres? ¿Por qué? Kyana,
explícate…—Susmanostemblabanaligualquesulabioinferior.—Mamá, ellos… no me querían junto a él. Una semana después del
accidente,aquísepresentósumadre;Samantha…—Supuronombreaúnme daba escalofríos. Comencé a narrarle todo mientras los tres meescuchaban atentos. Noté que Liam apretaba los puños hasta que losnudillosse tornaronblancos.Élnohabíaoídomiversióndelascosasyyo aún no sabía lo que Robert le dijo. Mamá lloraba impactada eindignada mientras Ralph apretaba su hombro para consolarla, aunquetambién se encontraba anonadado—. Es por eso queme fui… no podíaarriesgarte,nomeloperdonaríajamás.Yo…losiento.—Pero ¡¿Por qué?! ¡¿Cómo pudieron?!... ¿Cómo? ¡Eras una niña, mi
niña!Tevisufrir,callar.¿Cómonomedicuenta?Siempresupequealgomuymalo ocurrió, llegué a pensarmil cosas, esto jamás cruzó pormicabeza,esqueesabominable…—Laabracéconcuidadoalverlatanmal,tanfrágilytanincreíblementedescompuesta,furiosa.—Noteníasmododesaberlo,yonoibaapermitirqueesoocurriera…
—Se separó de mí acariciándome el rostro comprensiva después delimpiarselaslágrimasmolesta,frustrada.—Tevimal,aúnpuedorecordaraquellosdías…—Liamnosobservaba
interactuarsinmoverse—.Tesobrepasó…Dios,tevitodosestosañosnovolver a ser lamisma.Te esforzabas tanto por hacernos creer que todoestababien,queerasfelizy…todoporellos…¡Cómoseatrevieron!—bramóconira,rojaporelcorajequetodoesoleproducía.MiréaLiam,permanecíatranquilo,entendiendomuybiensureacción.—Mamá,noteexaltes.Escucha,siestoyaquí,contándoteesto,esporque
Liam terminó con todo. Puso en mis manos pruebas muy graves quepodríanhundirlos,elloslosabeny…jamásvolveránaacercarseamí—Ellagiróhaciaélconexpresiónfría.—¿No tuviste idea de esta infamia todos estos años? —quiso saber
estudiándolocongesto indescifrable.Liamnegóconseriedadsinperderelcontactovisual.—Sabesbienquedehaberlosabido,tuhijaestaríaamiladodesdehace
muchotiempo,Irina…—Algosedecíansinhablar,algocompartíanqueyo desconocía. Mamá aceptó asintiendo sin dejar de observarlo, ahoracon…tristeza,compasióny…admiración.
—¿Cómofuequéteenterastedelaverdad?—locuestionó.—Robert lodijo laotranoche.EsporesoqueKyahuyóyesporeso
mismo que vine a rogarte por su dirección… —Guou, ¿Rogarle?Definitivamentemeperdíademucho.Mimadreserelajódeinmediato,deprontoloobservótiernamenteaunqueabatida.—Dios, Liam…No sé qué decir, te vi todo este tiempo y… jamás lo
sospechamos… Es realmente lamentable que sean tus padres y nuncacomprenderécómoesquetuvieronunhijocomotú.—Loquesoyahoraselodeboaella—Ymemirócondevoción—.Sin
Kyana jamáshubiera regresadoesapartedemíqueenterré…queevadí.Asíquenotepreocupes,Irina,amíloúnicoquesiempremehaimportadoes tu hija y por ella soy capaz de eso y mucho más… —Mi madreabsorbióesocomosilosupieradesiempre,aunasí,seguíadolida.Unosminutosdesilenciotranscurrieron,parecíasopesarloqueacontinuacióndiría, de pronto viró haciamí conuna ceja arqueaday la quijada tensa;deseabasaberquéharía.—No voy a actuar en su contra, ya no quiero más odio, más rencor.
Necesitoempezardenuevo,mamá.Quierorecuperareltiempoqueperdí,sobre todo contigo, no sabes cuánto te necesité, cuanto te extrañé—Susojosya enrojecidos se aguaronde inmediato, sumolestia se alejóymeacercóaellasollozandocondoloracumulado.Unosminutosdespuésenlos que el desahogo nos embargó, tomó mi barbilla limpiándome lasmejillasconsupulgar.—Miniña,miKya.Dios,Dios…Perocómopudieron.¿Cómotuvoesa
mujerelcorazónparahaceralgo tandespreciable, tanbajo?Fuistemuyvaliente,nopuedosiquieraimaginarloquefuepasarporalgosemejante,tanmonstruoso, elmiedo que sentiste,mi cielo…Te amo tanto, te juroqueteamomuchísimo.—Yotambién…—susurréllorandoaún.—Odio a esa mujer con toda mi alma, quisiera que… Dios, quisiera
verlaenprisión…Desearíaverlasufrirloquetúsufriste,quepagaraporcadalágrimatuya,portodoeltiempoperdido,portudolor,portutemor—Liammantenía lamiradagachacon susmanosentrelazadas sobre susrodillas.Pobre,nadaerafácilya,menosparaél,despuésdetodoyoestabarecuperando todo y la luz de mi alma. Él, estaba perdiendo una parteelementaldelavidadecualquierpersona:suspadres—.Pero¿Sabes?Teadmiroy…estoymuyorgullosade ti.Enfrentar todode la forma en la
que lo hiciste habla de unamujer fuerte,Kyana, eras una adolescente yaunquecomprendoelmiedoquetesembróesamujerymeduelenohaberlogradollegaralaverdad;tú,miniña,salisteadelanteapesardetodaesaabominación.—No tenía opción…—Ella sonrió conprofunda tristeza clavando sus
ojosmarronesenlosmíoscondecisión.—Sí, siempre lashay,peroelegistea tu familiay la felicidaddeLiam
porencimade ti siendoaúnunapequeña—giróhaciaélextendiendosumanosanaaúntemblorosa.Liamseacercóylatocóculpable,eldolorquevienesospozos,ahoramásverdes,quetantoamaba,lopudeinclusotocar—.Noimaginoloqueestássintiendo,tevitanasvecesaquí…que…Dios,este dolor tú tampoco lo merecías. No sé cómo agradecerte que medevolvierasamihija,quelaliberarasapesardequesontuspadres.Ytediréalgo,Liam;tútambiénteníaselecciónylaelegisteaella,comoellateeligióati.Yapesardetúfamilia,séqueminiñanopuedetenerunmejorhombreasuladoquetú.—Gracias,Irina,sabesqueapreciotuspalabras,aunquelaculpabilidad
resideenmiinterior…Sinembargo,losuperaremos,mientrasKyaestéami lado, eso debe suceder y haré todopara que lo logremosporquenoviviréunavidasinsupresencia.—Tecreo,losabes.Perotambiéndebesrecordarqueerasunchicoysi
quierencomenzarnuevamente,debendejarestoatráspormucharabiaquetodos estemos sintiendo —giró hacia mí sonriendo afligida—. Soloquierovertefeliz,miamorysinoharásnadaensucontra,lorespetaréapesardelrencorquesiento.Teentiendo,másodionotienesentido,yano,lo hecho, hecho está y ahora están aquí, juntos y sé que ambos estaránbien…que loquesienteny siempresintieron losayudaráa superarestaatrocidad —Ralph no hablaba, solo observaba. Mi madre le tendió lamanoparaqueseacercara.Elhombrereaccionóalfin.—Los admiro, muchachos —expresó sin poder siquiera pestañear
ubicándoseenlabraceraaunladodeella—.Soloporqueustedeslodicenlo creo. De verdad me apena mucho esto que ocurrió, jamás debieronpasarporalgosemejantey…gracias,Kyana,porqueahorasoyconscientede que sin ti jamás hubiera podido vivirmi vida al lado de tumadre…aunqueesefueunpreciodemasiadoalto—sonreíllorosamientrasélmeguiñabaunojomaravilladoyagradecido.—¿Quépiensanhacer?—preguntómamáconsusmejillashúmedas.Me
mordíellabioymiréaLiam.Deinmediatotomómimano.—Aún nos falta mucho por hablar Irina. Esto ha sido una locura, en
pocashorastodocambió…Loquesíteaseguroesqueloharemosjuntos,eso es un hecho—mientras le contestabamantenía sus ojos fijos en losmíos—. La amo, sabes que siempre fue así y no volveré a perderla, laencadenaréamísiespreciso—sonreíalescucharlo—.Noteirásdemilado…nunca,esoesun juramento—Se llevómisdedosasus labios,altiempoquemelevantabaparasentarmeasulado,deinmediatomerecibióentre susbrazos soltandoun suspirode alegría.El caminopor recorreraún no terminaba y yo todavía tenía que solucionar algo delicado, algoquemepartíaelalmaconcluir,peroqueyanoteníacabidaenmividayquerogabalopudieraentenderalgúndía.Conversamos unos minutos más sobre la convalecencia de mamá sin
tocar en lo absoluto ese doloroso tema, no pensaba vivir de aqueltormentosomomento. Si iba a construir nuevamentemi futuro, no seríasobre fango esta vez, si no sobre la paz y la seguridad que me dabasabermeadulta,apoyadaporquienesamabaycapazdeenfrentarlasieranecesario.Haríaloquetuvieraquehacer.Dos horas después de llegar, gracias a los analgésicos, la mujer que
adoraba,lucíafatigada.Loscuatronospusimosdepiedeinmediato.Ralphlatomódeunbrazoconesaternuraquelocaracterizaba.—Mamá… me quedaré… Siento tanto haberme ido así el otro día,
quierorecuperareltiempoquetuvequeestarlejosdeti—sonriócansada.Acunómibarbillaconesfuerzo.—Claroquenojovencita,irásasolucionartuvida,esoesloúnicoque
quieroquehagas.¿Deacuerdo?,yoaquíestuveyestarésiempre,miamor,además Ralph se las está arreglando solo. ¿No es cierto?—enarcó unacejaamenazante.Sonriósacudiendolacabeza.—Sí,porsupuesto—respondiódeinmediatoantelapresión.Meacerqué
aellaylediunbesoenlamejilla,deinmediatopegósufrentealamía.—Hay tantas cosas que ahora tienen sentido, mi Kya. Eres
extraordinaria,hija,jamáslodudes,siemprelohecreído,miamor,peroahoralocorroboro.Veyvive,micielo, te lomerecesyes loúnicoquequieroquehagasdeahoraenadelante.Vivir.—Gracias, mamá —Me separé cuando me dio un dulce beso de
despedida—. Vendré mañana—era jueves, al día siguiente cumplía unasemanadehaberllegadoyhabíanpasadotantascosas,quemicabezaera
untorbellino.SeacercóaLiamdepronto.—Cuídala,sabesbienqueesloquemásquieroenelmundo.—Estavezsíloharé,Irina…Telojuro—Mamábesósufrentecariñosa.—Tecreoy…noteresponsabilices,túeresunmaravillososerhumano
yunbuenhombre,teconozcoyesunapenaqueellosnolosepanvalorar,peroyosíyaquítienestambiénunafamilia—Leguiñóunojoycaminóconlaayudadesumaridoescalerasarriba.Encuantoestuvimossolosmeabracéaélelevandomicabezaparapoderverlo.—Llegoelmomentodehablar…—susurróbesandomicabello.Pegué
mi mejilla a su pecho absorbiendo su inigualable olor. Disfrutaba detenerloasí,paramí;sintiendosutensaespaldabajomispalmasymásaúnsusbrazosenvolviéndomecomosolíahacerhacíanueveaños.—Yasabesqueteamo—musitéenunsuspiro.Elevómibarbillaconsu
dedoíndicetorciendosuasombrosabocaenunapreciosasonrisasensual.—Ymemata queme lo digas…Pasé noches enteras rogando porque
algoasísucedierayve…estásaquí,conmigoyesporesoquedebemoshablar…—tenía razón,despuésde la rabiaquedejésalirpor lamañaname sentía un poco mejor, aun así, todavía existía mucho más en miinterior removiéndose, me encontraba llena de recuerdos dolorosos ymomentos interminablesdeangustiay sobre todo;yodeseabasaberquéfuedeéltodoesetiempo,pornomencionar,quedebíaromperuncorazónpara terminar de sanar elmío y eso era lo único que nome dejaba sercompletamentefeliz.—Estábien…peromedirástuparte.—Loprometo—Ralphbajóadespedirseuninstantedespuésysalimos
delacasaconnuestroscuerposbienentrelazados.No podía creer todo lo que ocurría, ni siquiera podía creer que fuera
real,quedeverdadmeestuvieraocurriendoamí,esoeramejorqueunsueño,eramifuturo.
24LUCHANDOPORMICIELO
Elrestodeldíapermanecimosensucasa,específicamente…ensucama.Sin conversar sobre temas escabrosos, solo susurrándonos, tocándonos,reconociéndonos,amándonosunayotravez.Yaanochecíacuandomiestómagocomenzóagruñirsinremedio.Bravo
pormi tripaquenopudocontenerse, cuandoyo loúnicoquedeverdaddeseabaeraquesiguierabesándomelánguidamenteunayotravezcomoveníahaciéndolodesdehacíahoras.—¿Quéquierescenar?—quisosabermientrassecalzabaelbóxer.Qué
decepción, sin embargo, en serio tenía hambre y él no negociaría ni unpoco,loconocía.—Nosé…cualquiercosa—busquéconlamiradamivestido,noloveía.—Italiana…¿Teparece?—sonreíalescucharlo.Deprontoseacercóy
melotendióguiñándomeelojo.Lotomémirándolotímidamenteyesqueclaroqueencuantocruzamoslapuertadeesahabitación,élmismomeloquitóaventándolosinpreocuparseendóndeterminaba.—Sí… sabes que sí —Un segundo después me mostró también el
sujetador,peronomelodio.Locolocófrenteamíparaquemetieralosbrazos. Gozaba con mi timidez. Entorné los ojos y desafiante quité lasábanaehiceloquesugeríasindejardeverlo.Sonriócondeseo.Peseaque sabíaquería lomismoqueyo, seubicó trasdemíy loabrochósinproblemaacariciándomelaespaldadepaso.—Nohascambiadonada,Kya—soltóconvozpastosa—.Obueno,sí…
Ahoraeresmuchomáshermosaqueantes—Nopudeevitar sonrojarmemirándolo de reojo. Me quitó el vestido de mis manos laxas y me lointrodujo por la cabeza mientras yo metía los brazos—. Es como si tehubieras convertido en una exótica mariposa y soy feliz de podercontemplarte y saber que así será siempre —Se separó sin decir más,parecía que nuevamente saltaría sobremí—. ¿Quieres venir o prefieresquelatraiga?—Torcíelgestoperezosa.Laverdaderaqueteníaganasdeindagarporahí,depensarunpococonclaridadyesosoloocurríalejos
de él—.Voy yo… siempre hago lo que quieres, ya lo sabes—pegó denuevosuslabiosalosmíosymetendiólabragasonriendoconpicardía—.No te acostumbres a ella—soltó saliendo de prisa pues en cuanto lodijo le aventé una almohada riendo por su cinismo. Me la puse deinmediatosintiendolasmejillascalientes.Unsegundodespuésloobservémarcharseporlaotraventanaquetenía
su recámara hacia el exterior. Cuando salió demi campo de visibilidadtendílacamallevándomevariasveceslassábanasaminariz;adorabasuaroma.Acomodéunpoco recordandocómoeraque lodesordenamosymedirigíalaquefuemihabitaciónporunanoche.Meduchéymearregléunpoco.Alvermireflejoenelespejoquedéperpleja, tenía lasmejillascoloradas,mis labioshinchados,misojosparecíanbailarcon la luzqueproyectaban. Esa era yo hacíamucho tiempo. Elevé unamano hastamisuperficieymemoricétodosmisrasgos,eracomosihubieravueltoalavida.Unalágrimayanodetristeza,sinodefelicidad,rodópormimejilla.A
pesardetodoloquefaltaba,mesentíafelizyenpazenesemomento.Deambulé por ahí un poco cuando sinmás,me topé con aquel fólder
manila.Lomirésinmovermeduranteunossegundos.Liamlodejósobrela mesa del pequeño estudio que estaba en la planta baja. Lo tomérápidamente conunpocode temor.No tenía idea dequédecía, peronodebía ser nada bueno. Todavía tenía demasiado fresco el rostro de suspadresalhojearlo.Loabríenunarranquedecuriosidad.Unosminutosdespuéscontinuaba
con los documentos en la mano atónita. Cometieron muchos delitos enaras de su buen nombre y bienestar. En esemomento supe que tomé lamejor decisión, definitivamente con esa gente no se jugaba. Estabanvinculados a fraudes, abuso de poder, extorsión, manipulación deinformación, incluso a desapariciones y… ¿muertes?De esto último noexistíanpruebas,perotodolosacusaba.¡Maldición!El timbre sonó sobresaltándome, dejé el sobre en la mesa aún muy
impresionada. Asomé el rostro observando la puerta que estaba a unospasos de mí. Una persona estaba del otro lado del cristal. Mis manostemblaban debido a la información recién adquirida. Me acerquédesconcertada al saber a alguien ahí. No había forma de llegar a esaentrada sin antes cruzar la otra, al descubrir quién era quedé helada. Sumadre.Memirabaseriaatravésdelgruesocristal.
Elmiedo recorriómi cuerpo como cuando una inundación barre contodoenunaciudadsindejarnadavivo,ninadaenpie.¡Diablos!Dudéporunsegundoyabrísintenermásremedio,algúndíateníaqueenfrentarla,¿no?Lasmanosmesudaban,meencontrabasolayprobablementenadiesabíaqueestabaallíyahoracomprendíamuybiendeloqueeracapaz.—¿Estámihijo?—ibatanelegantementeataviadacomosiempre.—No… Le diré que vino —abrió la puerta y entró. Cerré los ojos
apretandolosdientes.—Nopierdaseltiempo—señalórecorriendomicuerpodearribaabajo
molesta. Sentí furia, indignación ¿cómo era que un ser como ella, eramadre de alguien como Liam? Por mucho que lo intentaba, no locomprendía,noteníasentido.—¿Quéquiere?...Yaledijequeélnoestá—noibaamostrarlequeaún
mehacíatemblarsumerapresencia,nodenuevo.—No sé qué le diste para que se obsesionara contigo de esa manera,
como te dije aquel día, eres bonita e inteligente… y vaya que sí; losmejorespromedios,unrápidoascensoentutrabajo,independiente,jamáste relacionaste con nadie hasta hace… unos meses. ¿No es cierto? —¡¿qué?!Sícontinuóvigilándome.Laencaré tensandolaquijada,no ibaavolverachantajearmeaunquesupieratododemí,yano.—Porfavorváyase.—Esta no es tu casa, muchacha —lo hacía sonar despectivo—. ¿Qué
harás? Le dirás al hombre que allá te espera que tienes un amante, oregresaráscomosinada…Laverdadesquemeintrigasaberlo.—Esenoessuproblemaynoletengomiedo.¿Sabe?Sinohagonadaen
sucontraesporLiam,noporustedes,despuésdetodoessumadre.—Quénobleeres—seburló—.¿Tengoqueagradecerte?...Nopensaba
hacertenada,yaentendíquemihijoesmuycapazdecualquierlocuraporti…Solovineporquequierosaberdedóndesacólainformaciónqueayernosmostró. Pero bueno, ya que no está y tú sí, no puedo evitar quererdecirteunascuantascosas…—¿Cómo cuáles? —interrumpió Liam desde la puerta. Ambas lo
miramosasombradas.Entróysecolocóamiladoclaramentefurioso—.Vete,noquieroquevuelvasaacercarteaella,nisiquieraquierosaberqueestás donde se encuentre. ¿Comprendes? No me obligues a pedir unaordenderestricción.—William…hijo…yosolamente…
—Nada, escuché muy bien lo que le estabas diciendo, Kyana y yo yaestamosjuntos,nopiensoarriesgarlanuncamás…Encuantoadedóndesaqué la información.Te quedarás con las ganas, solo quiero que sepasquenoestodo,haymás,muchomásyeresconscientedeello;túmismatehasencargadoderodeartedeenemigos,noséquéteextraña.—Pero…¿Quién…?—Márchate—leexigiórabioso.Ellaloobservóconiracontenida.—No entiendes que no es de nuestra posición, de nuestra cuna. Te
merecesalgomejor,¿cómopuedesrevolcarteconalguienasí?—Si no te vas ahora olvidaré que eres mi madre y te sacaré de aquí
comoloquedeverdadsíeres.—Estábien…—aceptó al fin fingiendohastióymirándome fríamente
—.Novolveréamolestarte…Pero jamásaceptaréesta relación—Liamsoltó una carcajada tétrica, me pegó a su costado como si en serio leresultaradivertido.—Eseestuproblema,noelmío.Túparamíyanoexistesysilaquieren
ono,me tienesincuidado.Esmimujery ladefenderédequiensea,asíquevete,¡veteya!—ordenógritandoyseñalandoconsumanolasalida.Sabíabienqueestabaapuntodeperderelcontrol.Sumadremevioconodio, responsabilizándomede loque ahíocurríay se fue sindecirmás.Liam cerró la puerta observándome—. Lo siento, en serio lo siento—susurró afligido.Detestaba verlo así, aborrecía todo lo que ocurrió.Meacerquéaélnecesitandolaseguridaddesusbrazos,absorbísuaromaunsegundo y enseguida tomé su rostro decidida, tenía que terminar conaquello,teníaquehacerlodeunavez.—Ahora vengo —abrí la puerta y salí casi corriendo. Era hora de
enfrentarla,élnopodíaestarmedefendiendosiempre.Sumadre iba a subir apenas a su auto cuandome vio. Alzó una ceja
retadora.—Samantha,espera—Lepedíconfirmeza.Lamujernosemovióniun
centímetro, parecía incluso divertida. Cerré mis manos en un puñoaspirandofuertemente.—Nometutees,muchacha,nosomosiguales—¡Maldición!,¿quénunca
sequedabasinpalabras?Diunpardepasoshaciaellasinamedrentarme.—Esoloséyesporlomismoquequierosepasloqueharé—pestañeó
cerrandolapuertadesuauto,yanosonreía.Bien.—¿Loqueharás?
—Sí o mejor dicho, lo que quiero que hagas —la madre de Liamparecía,porprimeravezdesdequelaconocí,perdida.Estábamosaunpardemetroslaunadelaotra,lesostuvelamiradaconvencidadequeloqueharíaeralomejor.—¿Me vas a amenazar?—Después de lo que acababa de saber, debía
hacerlo.Elevéelmentónnegando.—Yonoactúoasí,Samantha—lamujercomenzóaperderlacalma.—Dimedeunamalditavezquéquieres,nomehagasperdereltiempo—
ordenóalterada.—QuieroquetevayasdeMyrtleBeachparasiempreyquenoregreses
jamás. —Una sonora carcajada de incredulidad salió de su boca. Diomediavueltadecididaa subirsea suauto—.Yquieroque renunciesa tucargo público—de repente se detuvo. Varios segundos permaneció así.Esperé,nomedoblegaría,eralomínimoquedebíahacer.Derepentegiróllenaderabia.—¿Qué clase de estupidez es esa? —elevó los ojos observando por
detrásdemí.Giré.Liamsehallabarecargadoaunosmetrosdenosotrasmirándomey sonriéndomeconorgullo.Volteédenuevoahora conmásvalor.—Noesningunaestupidez.Tienesunmesparahacerloquetepido,si
no, tendré que mandar la información que tengo a las autoridades,periódicosynoticiarios—lamujerdepositódenuevosuatenciónenmí,completamenteescéptica.—¿Ahora tú eres la que me extorsiona?—Sonreí negando, sintiendo
cómo todo elmiedo de años iba dominándolo, no permitiría que nuncamásmeaterrorizara—.Veoqueaúnmetienestemor.—Puedespensar loquequieras, laverdadesqueapartirdehoyserás
parte de mi pasado. Por mucho que hiciste, yo estoy donde debo, conquienquiero,nicontodoloqueintentaste lo lograste.Asíque…tómalocómo prefieras. Tienes un mes. Ni este país, ni ninguno, debería tenergentecomotútrabajandoparaélysinotedenuncioesporLiam,tuhijo,esealquetantodañolehashecho,ningunaotrarazón.Encuantoalodequetevayas,creoqueeslomejorparatodos;nitúnosquierescerca,ninosotrosati, loidealesladistancia—estabapetrificada.Seacercóamícon la mirada desorbitada, percibí cómo Liam hacía lo mismo deinmediato,ellasedetuvo.—Lodisfrutas,¿noescierto?,¿estoestuvenganza?
—No,nomeestoyvengando,estoyhaciendolojusto.—Te arrepentirás,muchacha—Ahora yo fui la queme acerqué a ella
rabiosa.—Noteatrevasavolveraamenazarme,nunca,¿comprendes?Porquesi
algosucedeacualquieradelosmíosoaLiam,tejuroquenometentaréelcorazónyolvidaréqueereslamadredelúnicohombrequeheamado…tehundiré,teloprometo.—Laintensidadconlaquesalieronesaspalabras,ni enunmillóndeañoshubiera creídoque seríaposibleque lohiciera,pero todo tenía un límite y ella ya lo había sobrepasado hacía muchotiempo.—William, date cuenta del tipo demujer que elegiste—chilló furiosa
acusándomeconsuhijoabatida.—Esjustoloqueestoyviendoyjamásheestadomásorgullosodeella.
Esfuerteyademás…demasiadonoble,nosésiyoactuaríadelamismaforma, creo que no. Así que ya escuchaste, tienes un mes—Sus dedosrodearonlosmíosconfuerza.Estabaamiladoentodoslossentidos,esomedioaúnmásconfianza.—Peronopuedorenunciar…además,aquínací—Leexplicaballorosa.
Erainauditoverlaasí,doblegada,rendida.—Lo siento, tú decidiste todo esto.Ahora, creo que tienesmucho qué
hacerynosotrostambién;hazelfavordeirteycomenzarahacerloquesetepidió,notequedamuchotiempo.Despuésdetodoesesooprisión,túeliges—Sumadrelomiróconlabocaabierta.Laobservésinburla,sinregocijo,soloconfirmeza,conseguridad.—Tupadrenoloaceptará.—Ese no es mi problema, sino tuyo, un mes. Ahora si me disculpas,
tengo una vida queme espera—bajó lamirada hastamí con ternura ydevoción—.¿Hayalgomásquequierasdecir,Kya?—neguéperdidaensupozobicolor.Mediounbesoenloslabiosymeabrazógirándomehaciael interiorde la casa.Entramosyunos segundosdespuésescuchamoselmotor alejarse. Solté el aire—. Eres impresionante, Kyana —Me teníafrenteaéltomándomeporlacintura.—Yo…teníaquehacerlo,Liam—sonrióasintiendo.—Loséycreoqueeranecesarioquelaenfrentaras,noquierovolvera
ver esa expresión que tenía tu rostro cuando llegué… Nunca.¿Comprendes?—Measusté…Bueno,laverdadesquecreoqueaúnmeasusta,supongo
pasaránañosantesdequeesodejedeocurrir,perodeverdadcreoqueloquelepedíeslomejorynosayudaráatodos.—Loquedecidieras,loquefuera,yotehubieseapoyadoysicreesque
eso es lo más conveniente, entonces lo es. Además, debes saber que sicambiasdeparecerydecidesdenunciarlos,loentenderé.—Nopodría,Liam,séque tedolería,pormuymalque lascosasestén
entreustedes,pormuyterriblesqueelloshayansido,sontuspadres,creoqueasíestábien.—Mediounbesoenlanariztomandomirostro.—Creoque teamaréhastadespuésquemuera,KyanaPrados,enserio
eresmitodo.—Yyoati,WilliamRussell,séloqueesnotenerteynopiensovolvera
experimentarlonisiquieramuerta—sonrióbesándome.—Voyporlacomida…ladejéenelauto—anunciómásrelajado.Asentí
soltándolo.Temblaba,peromesentíadefinitivamentemejor, comosiungran peso hubiera dejado de estar sobre mi pecho, sobre mi espalda.Menos de un minuto después regresó con algunas bolsas cargando—.Esperoquenosetehayaidoelhambre—Loseguíhastalabarrasinsaberquécontestarle,lociertoeraquealpasarportodoaquellomiestómagoserevolvió,apesardequesabíanopodíadejarquesiguierainterfiriendoenmivida,nocuandoyanopodíahacermenada.Me senté en una de las altas sillas observándolo abrir el frigorífico y
sacarunabotelladevino.Tomódoscopasysirvióellíquidorojodentrodeellas.—Creo que lo necesitas—señaló ofreciéndome una copa para que la
tomara.Laaceptésabiendoqueteníarazón.Aldarleunpequeñosorboellíquidorozómigarganta,nosolía tomar,sinembargo,enesemomentoera necesario—. Tienes de nuevo esa expresión —soltó pensativorecargado sobre la gran tabla de granito—. Dime, ¿cómo lo lograste?¿Cómosalisteadelante?NohepodidoparardepensarenesodesdequeteviirteaquellanochedecasaRobert—bajélavistayobservéelobjetoquetenía entre mi dedos. De pronto puso una mano sobre las mías—. Novuelvasaretraerte…porfavor—lomiréperdiéndomeenesosestanquesgrisesyverdesquetantoextrañé.—Yo,enrealidad,nolosé,Liam.Enaquelmomentosentíquemivida
seacabó…Aúnsientoeso.Dejarte,mentirte,hasidolopeorquehetenidoqueenfrentar.Ytú…nomecreías,nomelopusistenadafácil.Mamá…—rodeólabarraysesentóamiladoescuchándomeatento.Lediotrosorbo
a la bebida y una pequeña calidez comenzó a inundarme—, ella sufriómucho, no entendía lo que me sucedía, ni siquiera puedo imaginar lasmilesdecosasquefantaseó.Miconductanoeranormal,ellameconocíaalaperfección,perocomoyasabesnopodíadecirlenada.Meencontrabatandesesperadaqueteníaquepreguntar,poresoRobertfueelúnicoquelosupo,sinélnoséquéhubierahechoenaqueltiempo.—Caminéhacialosgrandesventanalesdelcomedorymeperdíenloquesepodíaverdelocéano—. Hubo momentos que… sentí que me volvía loca y eso deverdadfuehorrible.Nosabíacómomanejarlo,mesentíaajenaamí.Túinsistíasunayotravez,moríadeganasdequesupieras todo…Milesdevecesquisegritárteloparaquecomprendieraselporquédeloquetedecía,yasabes…nopodía—giréhaciaélhumedeciendodenuevomislabios—.Nuncalosuperé.Estuvisteconmigocadadía,cadahora…esoeraloquemeconsumía…nopudedecidirmivida.Nopudeelegirloquequería,nopuderealizarmissueños,lucharporellos…Mealejédeaquíconscientedeque era laúnicaopción—volteédenuevo respirandoprofundo.Québiensesentíareconocí,alpoder llenarmisatrofiadospulmonesconeseañoradooxígenosindificultad—.Lociertoesquemuchasvecescreíqueno saldría adelante… Pero ya ves… aquí estoy —Se puso a mi ladodespuésdeunminutoenelquenohablé.Abrió laspuertascorredizasysalió.Loseguí,aspirandolahumedaddelambiente.Caminamoshaciaelbarandalcromadoynosquedamosahírecargadosunoalladodelotro.—Fuistemuyvaliente,Kyana…—Supongo,aunquenoestoymuysegura.Meencerré,Liam,mevolví…
dura,unaadictaaltrabajo…Extrañabaestesitio,amimadre,misamigosy a ti… sobre todo a ti. Me torturaba todo el tiempo pensando lo quéhabría sido si ella no hubiera interferido, esa pregunta taladraba micerebro cada noche—bajé a la playa sintiendo cómo me liberaba. Meseguía, así que me senté en la arena y él igual a mi lado. Sujeté misrodillas recargando la barbilla en ellas—.Así fueron años…muchos…Cada junioera…horrible, recordaba todoconmuchamás fuerza, sobretodoelúltimodía.Ese tipo…subeso…loquemedijo, tú…—lomiré,teníaescondidalabasedelacabezaentresusmanos—.Liam…—toquésuantebrazo, alzó el rostro, tenía los ojos vidriosos, su mirada era unamezcladefuriayculpabilidad.—Sigue…porfavorhazlo—neguéacercándomemásaél.—No… no quiero, te amo y eso terminó —sonrió sin alegría al
escucharme,me tomó por la nuca yme besó para después recargarmifrentesobrelasuya.—Yotambiénynotienesideadecuánto…peronecesitamosempezarde
cero… sin nada cargando… algo me dice que debemos saber todo,comprenderlo.—¿Creesquedeverdadlologremos?—Mebesónuevamente.—Estoy seguro, Bonita, hoy más que nunca lo sé —me acurrucó en
mediodesuspiernas,comosolía—.Sigue…¿Quétedijoeseimbécil?—traguésalivadudando,pusosubocasobremicabezaesperando.—Que lo mandaba… Samantha—no podía nombrarla de otra forma
frenteaél,simplementeporquenomeparecíalógicoquefuerasumadre.Enseguidasetensó—.Jamáslohabíavisto,sentímuchaangustia,miedo…Túestabasahí…todosestabanahí,loquemedijiste,tusojos…yasabes…fueespantoso.Esatardeenespecialfueespantosa.Elascodesubeso,mástus palabras, tumirada, me revolvió el estómago hasta que ya no pudemás,tejuroque…—ycallévariossegundosrecordándolotodo.—¿Qué?—preguntósusurrandojuntoamioído.—Quería desaparecer… —me abrazó más fuerte—. Robert tuvo que
llamaramamá…mesentíasumergidaenunsueñomuyextraño…Aldíasiguientefuecuandolepedíamimadrequemesacaradeaquí,yahabíallegadoallímitedemímisma,meviotanmalquenovaciló,poresonoesperéni a lagraduación,ni la entregadediplomas,ninada,por eso…desaparecí.—¿Sabes?Nuncapudeolvidarcadapalabradichaduranteesosagónicos
días… Esa tarde estabas tan mal, que algo dentro de mí supo que noestabas con aquel hombre. ¿Te arrepentías de haber venido aquí, dehaberme conocido? Esa no eras tú, algo te sucedía, sin embargo, loscelos... me enloquecieron. Llevaba días persiguiéndote, espiándote,buscándote, ideando miles de formas para que regresaras a mi lado,buscando enmimemoria algoque dijera por quémedejabas.Nada, nolograbanada.Yaenesepunto,loúnicoquequeríaeralastimarte,herirte,meestabasmatando.Esassemanasfueronespantosas,noparabadepensarenti,lleguéapensarquealguientelastimó,queincluso…nosé,abusarondeti.Micabezaibahaciatodaslasdireccionesimaginables,notienesideay eso estaba quemándome. Incluso un día me encontré planeando unsecuestroadetallerecostadoenmicamaylopeoreraqueloibaallevaracaboconayudadeKellan,pero…pasólodeesatardey…comprendíque
eraabsurdo—lomiréasombrada,graciasalcieloquenolollevóacabo,esohubiesesidomifin.Acunésumejillaapoyandomifrenteenlaotra.—Sabíaqueeso te estabaacabandoyesoera lopeor,yoyamesentía
enterrada, pero verte así de mal a ti, era aún peor. Con el tiempocomprendíquemedijisteloqueyotehabríadichosi lascosashubieransidoalrevés.—Aunasí…nomesientomejor,miúnicaexcusaesquetienesquesaber
quedeverdadtambiénparamífueinverosímil,irreal…Verteahí…con…ese imbécil. Dios, recuerdo que lo golpeé con toda la intención dematarlo.Graciasaquetodosmelograronsepararymesacarondeahí,noloconseguí.Poresofuiaprovocarteaúnmás.Paséañossoñandoconesebendito día, intentando armar ese rompecabezas que estaba incompleto,una pieza me faltaba. Quise buscarte. Le rogué a tu madre que me lodijera, se negaba, ahora la comprendo también, seguro no quería vertepeor,sinembargo,noteníaotraformadesaberdeti.BusquéaRoger,aRobert…Necesitaba comprender.Y es que en cuanto supe que te fuiste,enloquecí y entendí de golpe que no tenías nada que ver con él, no lohabrías dejado, ¿no?Pero también asumíquenoquerías nada conmigo,sino, hubieras regresado. Desapareciste sin más, nadie sabía nada de ti.Dios, pobre Robert, le preguntémiles de veces… jamás dijo nada y lopeorerasentir,saberincluso,queélconocíaloqueenrealidadteocurrió.Nunca dijo ni media palabra, jamás por muy desesperado que me vio,habló.—Era lomejor…—rozó de nuevomi frente con su labios aspirando
fuertemente.—Ahora lo sé, pero…fue tandifícil.Meconvertí en la sombrademí
mismo, era deprimente estar a mi lado, al irte tú fue como si nada yatuviera sentido. Dos años después de eso decidí no regresar, todo merecordaba dolorosamente a ti… no podía sacarte de mi cabeza auncreyendo que tú ya no me amabas.Me sentía un enfermo obsesionado,listoparaunpsiquiátrico.Túsabíasquetequise,queteamaba,yojurabaque tú me repudiabas y aun así, no te dejaba ir… —sonreí sin poderevitarloante lamaneraque teníadedecirlo,ademásse sentíabiensaberqueporlomenosnofuilaúnica.—¿Dóndeestudiaste?—deseésaberalrecordareltratoquehiceconesa
mujer.—ElprimerañomeobligaronaentraraHarvard;Leyes…—Mequedé
helada,alcélavistaincrédula,molesta—.Sí…losé,escuchétodoloqueledijisteatumadre,incluyendoesto,ademásRoberttambiénmelodijo,peroyoeraunguiñapo,Kyana,cualquierahubierapodidohacerdemíloquequisieraenaqueltiempo.Peronotodoestuvotanmal,meencontréauntío,hermanodemipadreallá.ÉlviveenBostonyunasvacacionesdeprimaveralovienunacafetería.Fueunaagradablecasualidad,hablamoslargashoras.Jamássimpatizóconmipadre…supotodoloquemepasabay…meayudó.PorélentréalaUniversidadquedeseábamos,¿recuerdas?Yestudié loquequería:números…Regresémuypocoacádurante esosaños…cadavezqueveníameobsesionabaenbuscarteymispadresnosecansabanderecriminarmeunayotravezmicambiodeprofesión,eraunapesadilla…Luego,yanovolví.Pocoantesdeterminarlacarrera,amitíoRené, así se llama, se le metió en la cabeza enseñarme a manejar sulegado,notienehijos,nuncapudoynuestrarelaciónconlosañossetornómuyfuerte.Loveíacasiadiario.Enélencontrabaeldesahogoquetantonecesitaba;paramíeraelpadrequesiemprequiseyparaélyoeraelhijoquejamáspodríatener.Meenseñóyalpocotiempofuedejándometodo.Yo buscaba con desesperación retos, nada me motivaba, nada meemocionaba.Tuvoz,turostromeperseguíacadanoche…tedeseabaamiladodesesperadamente,Kya…—Deprontocalló,esperé,parecíanoestarsegurodecómoseguir,mipulsosetornómáslento,sabíapordóndeiríalaconversación—.Yo,intentétenerrelacionessintiendomuchocorajeportuabandono,obviamentenofuncionaron.Coneltiemporegresé,visitabaa Irina ya sin insistir en que me dijera nada sobre ti. Era solo por lanecesidaddetenertecerca.Aprendíespañolgraciasalasclasesyaunodelos ejecutivosde la empresaqueesdeMéxicoymeayudóa entenderlocoloquialmente.Eraenfermizodeverdad,vivíadeturecuerdo,cadacosaquehacíamedabacuentadequelahacíapensandoenquealgúndíapodríavolver a verte, después… conseguí comprar este terreno, Robertconstruyólacasa.—¿Enserio?¿Éllahizo?—preguntéasombrada,contemplándoladesde
laposiciónenlaquemeencontraba.Acomodóunrulodetrásdemioreja.—Sí,laamistadentreellosyyoesfuerte,sobretododespuésdequete
fuiste…Quedétan…devastadoyahoraentiendoporquééleraunodelosquemássepreocuparonpormí,aligualqueKellanyMax.—Kellan…Él,estámolesto—recordésurostroenlareuniónencasade
miamigo.Sonriónegando.
—Noesesoycréeme,noeselúnicoqueestámuyarrepentido…Fueronañosmuydurosparamí,éljamásmedejósolo,meveíasufrirycomenzóa… odiarte al ver en lo que me convertí… También le dolió tudesaparición,tequeríamucho,teteníaenunaltaraligualquelosdemás…Hastaquetefuistenomedicuentadelomuchoquetemetisteenlavidadetodos.No lo entiendes aúnpero…cambiaste el ordende las cosas aquí,Kya. —Lo abracé sintiendo de nuevo frustración por no haber podidoestar.—Sigue…quierosaber…—suspiró.—Yo, bueno, con el tiempo decidí que… estaría solo… no quería ni
podía tener a nadie a mi lado que no fueras tú, aunque…sí tuve unarelación…vivimosjuntosincluso,pero…durómenosdeunaño…—Meseparédeélsintiendounaoleadadecelos,meobservócontristeza—.Laquería, Kya… no lo puedo negar, pero se dio cuenta de que ya habíaentregado mi vida alguien, que lo único que podía ofrecerle era… losrestosquedejaste.Eratanfrustrantequererdarmásynopoder.Acabamosenbuenostérminos…Recuerdoquepensénuevamenteenirabuscarte—pestañeé varias veces sin poder creerlo, acarició mi mejilla sonriendotiernamente—.Evidentementenomeatreví,esofuehace…másdeunaño.Laverdadesqueteníapavordehacerlo,noteníacaso,seguramentetúyamehabríasolvidadoyyopareceríaunenfermoacercándomedenuevoati…Preferícontinuarconmilocaobsesiónensilencio.Enfin…—soltóelaireytomódesucopa,nostálgico—.Ahorasoyelresponsabledelasempresasdemitío,élmedejóalmando.¿Sabes?Eratortuoso,teníatodolo que se puede pedir, amigos, dinero, tranquilidad, pero no era feliz…Siempre faltaba ese algo y sé que eras tú, en cada cosa, en cada éxito,siempre tú.—Lobeséansiosaal escucharlo, las lágrimascomenzaronabrotardenuevo.Ambosvivimoscosastansimilaresqueparecíaincreíble,absurdo,unjuegodeldestino.—Teamo,Liam…teheamadosiempre.—Losé…Losé,Kyayeso llenamividadealegría,de luz.Ahora sé
que tenía razón de estar así de obsesionado contigo. Tú merecías laespera, cada uno de mis pensamientos, de mi locura por ti —puso denuevosufrentesobrelamía—.Cásateconmigo—imploróderepente.Diunrespingo.Sumiradaera intensa,acelerabamipulso,estabaseguradequeélsedabacuenta.Larespuestasaliósinmás.—Sí… Sí. Eso es lo único que quiero—admití ansiosa.Me abrazó y
enseguidavolvióabuscarmislabios.—Kya…—Meseparórespirandoagitado,eldeseodespertaba,amboslo
sabíamos, pero era momento de hablar—. Sé que… debes regresar aMonterrey… —Al escucharlo me alejé inmediatamente por reflejo.Santiago.Loobservéangustiada,abatida.Debíaterminarconesapartedemividay la sensaciónno era en lo absolutoplacentera apesarde estarviviendoelmomentomásfelizdemivida.—Liam…yo…—Memordílabocagirandohaciaelmardeinmediato,
eracomosimehubieranechadounbaldedeaguafría.—Lo…quieres,¿cierto?Medoycuentaportumaneradehablarle…por
tusojos—susurróamisespaldas.Tardéunossegundosencontestar,noibaamentirle.Teníaquehacerlascosasbien,siesqueesosepodía.—Sí…—loescuchébufaroenrealidad,gemirdedolor—.Pero…nolo
amo,éllosabe,ledijeque«sí»justoantesdevenir,noteníaniideaquetodoestoocurriría.—Seacercóamíenseguida,haciendoquelomirara.—¿Aquéterefieres?—agachélavistasinquelograrquemesoltarael
mentón.—Me lopidióeldíaque tuveque regresar.Yo…yaestabacansadade
vivirsola,Liam,deviviramedias.Nuncaintenténadaconnadie,nomeinteresaba, hasta que… él apareció. Fue paciente y poco a pocome fuiencariñando…No quiero lastimarlo, pensé que con el tiempo… podríallegar a sentirmás por él, ya había perdido la esperanza de sentir algosimilaraloquetúdespiertasenmí—confesésintiendodenuevolavistanubladaporlaslágrimas.Cerrólosojosymepegóaél.—Tranquila,Kya.—Medueleloqueharé,loqueestoyhaciendo.Jamásdejéquenadiese
acercara,Liam,nunca.Pero…conél…fuediferente…Yaestabahartadevivir así… de recordarte todo el tiempo sabiendo que jamás te podríatener…Loveíaadiario,lascosassefuerondandosinpercatarmesiquiera—sentíasutensiónbajomicuerpo—.Losiento…nocreíquepudiéramosvolveraestarjuntos,esoyalohabíadescartadoporcompletohacíaaños… Decidí darle una oportunidad siendo consciente de que te entreguétodosesosmeses,noteníanadaqueofrecerle.Séqueéllosabía,inclusoledijequenodeseaba lastimarlo…pero la realidaderaqueguardaba laesperanzadeque…algúndía…pudierasentirmás.—¿Y…sabede…mí?—No, jamás hablé con nadie de mi época aquí, era demasiado…
doloroso, además no tenía respuestas a muchas preguntas queprobablementemehicieran—sonrióasintiendo.—¿Kyana, que quieres hacer? —¿Era en serio? Estar con él para
siempre y por siempre. ¿Qué más? Por mucho que Santiago fueseimportanteparamíyodiarahacerledaño,nomeibaataraélporeso,yoamabaaLiam,élamí,noexistíamuchoquédecidir.Alversurostrosupedequéhablaba.—Estar contigo… No me interesa nada más —rozó mis labios
absorbiendoelaromademialiento.—Losé…pero…—Sé a qué te refieres.No sé, Liam, no puedo seguir enmi trabajo…
él…esmijefe—lanoticialecayódesorpresa.Pestañeódesconcertado—.Asíloconocí,loveoadiario,nopodríahacerleesoniaél…niati.Deporsíestomehacesentirmuyculpable,mentirosa.Tengoquerenunciar,acabarconcualquiervínculo—aspiróvariasvecesconlosojoscerrados.Cuandoporfinlosabrióeranlosdesiempre.—No«tienes»quehacernadaquenoquieras…Nihoy,ninuncamás—
arruguélafrentealescucharlo.Hablabacontotalclaridadycerteza.Liamnuncadejaríadesorprenderme.—Losé,pero…loúnicoquequieroesunavidajuntoatiyesoimplica
renunciaracosasqueconstruíduranteeste tiempo.Liam.Teamoyparamíelpensarenunavidacontigonomequita…meda…quierohacerlo,necesitohacerlo,estoeramisueño.—¿Ycómotegustaríaquefueraesa«vida»?—indagóintrigado.Torcí
labocapensando.—Nosé…Aquí,enestacasa…contigo,conmimadrecerca,recuperar
amisamigos…serlibre.Abrirlascortinasysaberqueahíestáelmaryquetúestásamilado…Sí,así,esoesloquequiero—sonrióahoraconalegríaysusojosmásgrisesqueverdes.—Vaasermuyfácilcomplacerteentonces.Porqueeslomismoqueyo
sueño y he soñado desde que te fuiste—me acurruqué en su pecho,merecibió rodeándomeprotector—.Y…¿Quéestudiaste?... ¿Quéhaces?—quisosabermientrasjugabaconunademismanos.—Diseño…Implicabaungranretoyesoeraloquenecesitaba,asíque
esohago…Estoyenunaempresaquesededicaaeso…Soybuena,porlomenosesodicenymehaidobien.—No podía ser de otra forma… Siempre fuiste tenaz y muy
inteligente…Lástimaquenoestudiarasloquequerías.—Porunladosíyporelotronomearrepiento,meencantaloquehago,
deverdadlodisfrutoaunquemásadelante…nosé,alomejorretomeloque deseaba —de repente una duda me asaltó—. Liam… ¿Puedopreguntarealgo?—Loquequieras.—¿Cómoconseguisteesainformación?,nocomprendo,fuedemasiado
rápido—resopló.Girémirostroparaverlo,observabalaoscuridaddelanoche,serio.—MitíoRené.Desdehaceañossabíaqueinvestigóamispadres.Ellos,
bueno… digamos que mi tío está solo en parte gracias a una de susjugadas.—Solo,¿porqué?—Mipadreyél…vienendeunafamiliademuchopoderydineroaquí,
Kya,degrandesnegocios.Unnombreintachableymuchasgeneracionesdepolíticos…Mitíoconocióunachicacuandoerajoven.Eramenorquemi padre, se enamoró, tanto que decidió casarse con ella cuando aúnestudiabaleyes,comotodoslosRussell,enHarvard…Misabuelosnolosupieron, porque todo fue muy rápido. Ella era becada, de clase mássencilla; como te imaginarás ami padre no le agradó en lo absoluto laidea.ÉlestabaporsalirdeHarvardyerademasiadoinfluyente.Logróquelaexpulsaran,arruinóasufamiliayleexigiómudarsedelaciudad.MitíoseenteróalregresardeunviajequetuvoquehaceraEuropa,labuscópormuchotiempo,puesnocomprendíaqueocurrió;lehicieroncreerquelodejó por dinero. En fin… miles de asquerosidades que seguro podrásimaginar sin problema. Un día, en una cafetería en Nueva Orleáns laencontró,ellatrabajabademesera,yahabíanpasadocuatroaños,duraronhorasconversando.Ahíseenteródequeestabacasadayteníaunpequeño,cuandomi tío lepreguntóporquéaceptóaquello,ella ledijo laverdad.René le creyó enseguida, sabíamuybienqué familia tenía.Mantuvieronuna relación un par de añosmás, incluso ella logró divorciarse en esetiempo,peroalosmeseslediagnosticaroncáncer,estabamuyavanzadoysumuertefuerápida.Nadiesuponadasobreello,nunca.René,apartirdeesedía,sededicóacuidardesufamiliayaalimentarunodiodesmedidoencontrademipadre.Fingiónosabernada,creósuspropiasempresasyadministraba con eficiencia las demás de la familia, poco a poco y conaños de investigaciones, demillones de dólares, de conversaciones que
presenciaba, de ser testigo de muchas cosas, fue creando todo unexpediente.YosupetodoestoenBoston,cuandomepidióquemehicieracargodelosuyo,poresocuandomeenterédeloquetehicieron,nodudé.Todoencajódeinmediatoenmimenteyfuiconélapedirleayuda,sabrásque me la dio enseguida… —quedé muda, no podía creer todo eso.Acariciésurostrocontristeza,asombradatambién.—Losientomucho,Liam,deverdadnocomprendocómoesquetúeres
así…Sontandiferentes—sonriódulcementedepositandounbesoenminariz.—Creoqueestotelodebo.Hacenueveañosdebíhabermeabiertoati.
Debessaberquenofuefaltadeconfianza,fueporquedolíaysentíaquenotenía caso recordar. Pero sí, mi infancia no fue fácil, Kyana. No huborisas, juegos, nada que un niño sueñe. Siempre exigencia, formalismos,inflexibilidad, expectativas… ¡Pf!, era horrible. Richard y yo nosrevelamos muchas veces, mis padres siempre encontraban la forma dedoblegarnos, de chantajearnos. Recuerdo que losmomentosmás feliceseran cuando ellos se ausentaban largas temporadas, entonces, yo meescabullía, conpermisodeFanny,díasenterosacasadeMax.Sumadreera lo que yo siempre hubiera querido tener en casa. Él y yo desdepequeños estuvimos muy unidos, fue como mi hermano… Entre Ray,Kellan, Luck, Billy, Robert, él y yo éramos terribles, eso sí que eradivertido… Sus papás nos reprendían, nos castigaban y luego otratravesura…. —sonrió como recordándolo—, y bueno… los padres detodosellos en todomomentome trataroncomoaunhijo;meayudabanconlastareas,ibanalospartidosavernos,meaconsejaban,seencargabande cosas que los míos debieron haber hecho y que jamás hicieron. Sinembargo, ya sabes… todo cambió en el high school, por eso nuestrarivalidad era tan fuerte, tan profunda, tan dolorosa. Crecimos comohermanos,yhacerdosbandosfuealgoquejamáspensamosqueocurriría.Meconvertíenloquesiempreodié,yalosabes…—Deprontosusojosalgo razados se posaron en losmíos— Pero, aunque suene trillado, depronto llegaste y… todo cambió. Volví a sentirme parte de algo,importante para alguien, confiaste en mí desde el primer momento,despertasteenmíloquedecidídormirporaños…Portiqueríasermejorpersona,portivolvíaencontrarlesentidoatodoymedicuentadelobajoquecaíydequemeestabaconvirtiendoenloquemispadrespretendían…—tomó mi rostro entre sus manos con una lágrima resbalando por su
mejilla—. Pero quiero que sepas, jamás, nunca pensé que todo estoocurriría,quetepodíanhacerdaño,queloquesentíaporti telastimaríade esta forma… De haberlo siquiera sospechado, nunca te hubieraarrastrado a ello, mucho menos me habría permitido avanzar. —Losilenciéponiendoundedoensuboca.—Liam,notehagasesto,nuncamáslohagas.Debessaberqueportilo
volveríaavivirtodo,túlovales,teamoyahoradespuésdetantotiempoestamosjuntosdenuevoyséqueestavezyanadalopodrácambiar.Yoyanotengodieciocho,nitú.Cuidarédetiytúdemíysabremossiemprequehemosluchadomásquemuchosparapodertenernoselunoalotroyesolograráquetodoseamejor.Yatodoterminóyquieroconstruiratuladounahistoriafeliz,llenadenuestrossueños,denuestrossentimientos,de…«errores»¿Lo recuerdas?—lepreguntéconpicardíay lavozquebrada,yo también lloraba al evocar tantos sueños rotos, promesas sin cumplir.Sonrióasintiendoymebesóansioso.—Por supuesto que lo recuerdo y espero que lleguen pronto, aunque
ahoraseríanmismayoresbendiciones,loquesentimosmaterializado…—Al paso que vamos, no creo que tarden, no hemos sido nada
precavidos—leseñalésonriendomuypegadaasurostro.Cuandoéramosmás jóvenes ambos decidimos ser responsables y tomábamos nuestrasrespectivasprecauciones,lociertoeraquedesdehacíaañosqueesetemadejódeserimportanteparamí,porloquetomarunapíldoracadadíanotuvosentido.—Loséymueroporquenosedemoren…Aunquesilohacen,créeme,
disfrutaré el proceso. Vamos nueve años atrasados, Kya—reí alegre alverlo siendo de nuevo él. Sin pensarlo mucho me abalancé sobre sucuerpolograndoquecayeraenlaarenaylobesé.—Y debemos ponernos al día… —Mi estómago emitió un pequeño
quejido.¡Bonitomomentoparahacerlo!—Creo que será más tarde, ya regresó el hambre… —anunció
haciéndomegiraryquedandosobremí.Mirósureloj—.Dios…Sonmásdelasdiez…Nohascomidonadaprácticamenteentodoeldía—puselosojos en blanco. Se levantó yme ayudó a hacerlo.Me acercó a él de unjalón mirándome con seriedad a los ojos—. No debes malpasarte, meparecequeestásmuydelgada…Necesitascuidarte…quieroquepodamosdisfrutarnos…—Estoybien,ademástútampocohascomido…
—Peroyonoparezcohuirdelalimento.—¿Acaso ya no te gusto?—Lomolesté dándole un pequeño empujón
queporsupuestonolomoviónimediocentímetro.Secarcajeómientrasentrabamosalcomedor.—Esasíqueerestú…Porsupuestoquesí…Asífueraspuroshuesosy
tuviera que llevarte de un lado a otro cargada, siempre serías lo máshermosoparamí…Essoloquequierovertesana,quieroquemimariposacontinúeconesashermosasalas.—Estoysana…—refutéquejosa,mientrasél ibasacando lacomidade
lasbolsasylacomenzabaacalentarenelhorno.Torciólabocagirandohaciamí.—Kyana,nolocreo,cuandoteencontréentuapartamento…loprimero
quepenséesqueteromperíasenmisbrazos…Denohabertevistoconesasudadera,nomehabríaatrevidoatocarte…Cuandoregresamosapenassicomiste,dormistecasiveintehoras…Siesoesestarsano…¿Quéseránoestarlo?—resoplé.Comenzóaponerensaladaenunoscuencosdistraído.—Estaba muy nerviosa… las cosas de nuevo daban un giro que no
esperaba, asíme era imposible dormir o comer—dejó de hacer lo quehacíadenuevoobservándome.—¿Estás tratando de decir que miswaffles fueron… muy buenos?—
sonreí sacudiendo la cabeza. La manera en la que lo decía le quitó laseriedadalasunto.—Supongo…siemprecocinastemuybien.—Serecargóenlabarra,me
tomóporlanucaymeacercó.—Siloqueintentasdecirmeesquesolocomerásloqueyohaga…De
acuerdo…Lo haré, siempre y cuando tú comas todo y dejes los platoslimpios.—Loque intentodecirte…Esque teamoyquemedevolviste lavida,
William—sepusomásserioyperdiósumiradagrisáceaenmislabios.—Y tú la mía, Kyana.—Me besó despacio, suave, primero un labio,
luego el otro.Adoraba la sensación, volví a sentir cómo tomaba todoyporsupuestoyoselodabagustosa.Cenamos ahí en la barra, no recordaba cuánto me gustaba la comida
italiana; la evité al igual que muchas cosas por años. Me comí tododejandoprácticamentesinnadaelplato,él loobservósatisfecho.Prontocomencé a bostezar, teníamucho sueño a pesar de que dormí tanto, noobstante,tantasemociones,tanto«ejercicio»,bueno,cobrabansufactura,
¿no?—Eshora de dormir—anunció después de que levantamos todo entre
besos y sonrisas. Asentí tomada de su mano y siguiéndolo escalerasarriba.Me sentía en casa, segura, tranquila, feliz.Unosminutos despuésdesaparecióyllegóconmiscosasasurecámara.—Iréacerraryapagarlotodo,ahoravengo—saquémipijama;unshort
yunaplayeracualquiera.Melavélosdientes,salíyélyaestabaahí.Solollevaba su ropa interior. Tenía un cuerpo espectacular, mi boca se secóenseguida y mi pulso se volvió a acelerar. Curiosamente ya no teníasueño,sinoundeseoabrazadorporsentirlodenuevoenmí.—Dios… Lo siento, Kya, el descanso tendrá que esperar, cuando me
miras así… simplemente no puedo resistirme —admitió con la vistanublada, ya caminaba hacia mí con decisión. Lo recibí de inmediatocolgándomedeél,al tiempoquelobesabaansiosahundiendomi lenguaensuinterior.Descansé al igual que el día anterior; sin problemas y plácidamente.
Entre susbrazosnohabíaalgoquemeparecieramás importante.Era laprimera vez, después de aquella vez en casa deKellan, que dormíamosjuntos, hacíamás de nueve años. La sensaciónme encantó.Al abrir losojosnolovi.Recordétodoloqueveníaocurriendo,loquenosdijimos,lo que hicimos.Me quedé tumbada en la cama enrollada en las sábanasmirando por la ventana, ni siquiera sabía qué hora era. Pero me dabaigual.Suolorsuspendidoenlahabitación,elmar,suscaricias,susbesos,suspalabras; todoestabaaúndentrodemí.Depronto lapuerta seabriólentamente, era él, ya estaba vestido. Entró cerrando tras de sí al darsecuentadequedesperté.—Así te quiero tener siempre… —susurró sentándose a mi lado.
Acariciómicabellomientrasnosmirábamos.—¿Es muy tarde? —quise saber lánguida y frotándome los ojos
sonriendosatisfecha.—Lasdoce.—Mesentédeunbrinco,denuevodormídemasiado,aese
pasomeperderíadedíasenlapereza.Mearrastróhastasucuerporiendopormireacción.—¡Ey!Venacá—mecolocósobresupechomientrasserecargabaenlas
enormesalmohadas—.Noveoelproblema,lonecesitabas.—Sí,pero…esmuchotiempo.—Nada,esloquetucuerpopide,esoestodo—deverdadparecíaqueno
mecreía,quemeencontrababienyyonopodíarefutarle;dormirtantonoindicabaqueasífuera.Merelajéasintiendo,nomegustabaperdertiempoque podía estar invertido en él—. Robert esta abajo…—soltó sin más,parecíahaberlorecordado.Alcélavistapestañeando—.Sí…quierenquehoy en la noche nos veamos… ¿Deseas que vayamos? —tragué salivanerviosa—. No tienes que hacerlo… Sé que aún es muy reciente—memiraba tierno y con deseo. Arrugué la frente al notarlo y sonreímordiéndomeellabioacercándomeasuboca—.Maldición,esmejorquesalga…si no te volveré a brincar encima comoayer y…Robert quiereverte —me aferré con más fuerzas a la sábana sintiendo que el deseotambiénmeatravesaba,loqueríaenesemomento,noenunahora,nomástarde—.Nolohagas…—rogóacercándoseamísinpoderevitarlo—.Nome mires así… —Ya estaba prácticamente rozando mis labios. Meimportómuy poco quemi amigo estuviera abajo, yome había perdidomuchotiempodesucuerpocomoparalimitarme.Dejélasábanadeladoylollevéaquesequitaralaplayeradeinmediato.—Tenecesito—susurréalsentircomolamíamicuelloolvidandotodo
nuevamente.—Losolucionaremos—rugióbesándomecondesespero.Cuarentaminutosdespuésbajédeprisareciénbañada.Mepuseunjean,
una playera cualquiera y unas sandalias, nada especial. Mi amigo seencontraba junto con Liam en la terraza de la sala. Él lo alcanzó hacíaquince minutos, justo después de haberme asaltado literalmente sinpreámbulos, usando solo el instinto y el placer que nos atravesó comocuchillasardientes.SalísonrienteymeacerquéaRobertdeinmediato,alvermemeelevócariñoso.—Dios,Kyana...—mepusodenuevoenelsuelotomándomedeambas
manos—.Creíqueestojamássucedería…—Lo sé…Yo tampoco, pero fue gracias a tu indiscreción—le señalé
fingiendo un enojo que él sabíamuy bien no sentía. Se rascó la cabezasonriendo.—No me puedo arrepentir por lo que hice, no cuando veo los
resultados… Sin embargo, tengo que aceptar que sí pudo tenerconsecuencias.—Peronopasónadamalo…—Meacercódenuevoaél.—Sí y no sabes el gusto que me da verlos juntos nuevamente; si no
regresaslohubieratenidoquemandaraunpsiquiatra,estabaobsesionado
—reí comprendiendo a qué se refería. Liam ahí seguía, nos observabacomplacido,relajado.EncuantoRobertmesoltó,extendiósumanoparaque me acercara a él, la tomé de inmediato y lo abracé por la cinturamientrasélhacíalomismo.Yaeraviernes,unasemanadehabervoladoaMyrtleBeachymividayaeradenuevootra.—¿Yatedijo,Liam,sobrelodeestanoche?—alvermigestosonrió—.
Es parte de todo, Kyana… quieren verte, tenemos que festejar esto,retomarlascosas.—Lo sé y… ahí estaremos… —contesté sin miramientos; lo pensé
mientrasmeduchaba.Síqueríaverlos,esaeraotracosaquetuvequedejariryquedeseabatenernuevamente.—¿Segura?—preguntóLiam.—Sí…quierorecuperartodoestetiempoyesolosincluyeaellos…—Genial, así se habla. Aguarden un segundo, lo organizaré todo —
anunció Robert entusiasmado; tomó su móvil y comenzó a llamar. Encuanto vi el aparato recordé de nuevo a Santiago. ¡Maldición!,probablementeyamehabíaintentadollamaryyonolerespondí.Mepusetensaenenseguida.—¿Quéocurre?—Liamsediocuentademireacción.—Tengoque…llamar—yregresar,completéenmimente.Él también
setensócomprendiendoenseguidaaquémerefería.Mesoltódándomeunbesoenlafrente.—Ve…yo iré averquéalmuerzas. ¿Deacuerdo?—asentí insegura—.
Notepreocupes,entiendo…esonoevitamiscelos…peroentiendo.—Losiento…—murmuré.Tomómirostroymediounbeso.—No lo sientas, no es tu culpa.Ve, yo sabrémanejarlo,Bonita.—Me
guiñó un ojo intentando que me relajase. Me alejé sintiendo su miradaclavadaenmiespalda.Mesentíatandoble.Debíaenfrentaresodeunavez,lomejoreraquealdíasiguientevolaraparaallá,nopodíaseguirconesasensacióndetraición,dehipocresía;Santiagonolomerecía.Saquéelmóvildelbolsoysubídirectoalarecámaraqueocupésolouna
vez. Ya tenía un par de llamadas perdidas junto con mensajes de voz.Marqué. Sabía que ya no podría mentirle, no más, ser infiel era unatraiciónaél,perosobretodoamí,aloquedeverdadcreíaeralocorrectoy aunque todo se salió demimanos en horas, debía terminar las cosasbien, de frente, rogando dañar lomenos posible a ese ser que tantomeayudó, que tanta paciencia me tuvo y que siempre guardaría de alguna
formaenmicorazón.—¿Kyana?Dios…measustaste.¿Todobien?—sutonodeverdaderade
preocupación, recordé todas lasvecesquemehizo reír, gracias a élmeibasintiendocadavezmejorenaquellavidaoscuraquemefabriqué.—Sí…losiento.—¿Pasó algo?...No supe dóndemás buscarte,me di cuenta de que no
tengo ni un teléfono de tu familia —lo decía desilusionado y triste yrecordémuybienloquesesentía,añosatrásesomismomesucedió.—No, nada, todo está bien —respiró hondo por un segundo que me
parecióeterno.—¿Dóndeestás?—¿Cómoquédónde?EnMyrtleBeach—sabíamuybienquenoeraeso
loquequeríasaber.—Sí…esolosé,pero,¿encasadeIrina?—traguésaliva.Maldición.—Santiago…debemoshablar—soltésinmás.Escuchabalosteléfonosy
bulliciosdeltrabajo.Yaunasí,looíresoplar.—No has respondido lo que te pregunté —ahora hablaba serio y
cortante.—Hansucedido…cosas…Porfavor,mañanallego,yconversamos—
dejédeescuchartodoelmovimiento,alparecerseencerróenalgúnlugarasolas.—Kyana,¿quédiablosestápasando?—suvozeracontenida—.Nome
hagasesto...Dios…jamáspasódesapercibidoquenuncahablabasdeaquellugar,ahíestálarespuestaalapreguntaquesiempremehehecho…Losé,dime…¿Estásconél?—abrílosojoscomoplatosymequedéheladaalescucharlo.Era increíblequesupiera,nunca ledijenada,noeraposible.Oí un golpe seco que me sobresaltó—. ¡Carajo!, tu silencio me da larazón…ahí estaba elmotivo por el que te encerraste en ese caparazón,¿noescierto?—nopodíainterpretarsuvoz,sentíaunenormeagujeroenelestómago.—Por favor,Santiago—lesupliqué sintiendoquedenuevo lloraría—.
Llegomañana…—Perfecto,Kyana,solodime,si loquedigoesverdad,si loqueestoy
pensandoeslocorrecto…¡Dimemalditasea!—exigiófurioso.—Teveomañana…deverdad lo siento,Santiago…Tequiero… te lo
juro —estaba sentada sobre la cama ya con el rostro húmedo ysintiéndomemásmiserablequenunca.
—Pero no basta, ¿cierto? Jamás bastó… siempre supe que ya habíasentregadoaalguientuvida,perotambiénsupequetedestrozóyqueporesoalgúndíaloolvidaríasyeselugarloocuparíayo…¡Fuiunperfectoimbécil!—Santiago…yo.—Noquieroseguirconesto…Avísamecuandollegues—colgósinque
pudieradecirmás.Permanecíahísentadavariosminutosconel teléfonoen la mano. Me limpié las lágrimas con los dedos trémulos y aspiréintentando tranquilizarme, no quería que Liam me viera así. Además,debíacomunicarlequeteníaqueregresaraldíasiguiente,segurola ideanoloibaahacerbrincardealegría,sinembargo,teníaquehacerlo.Sonreíalrecordartodoloqueocurrióenlasúltimassetentaydoshoras.
Entréalbaño,meechéaguaenlacarayunavezquemesentílista,bajé.Enlabarrayaestabaservidoelalmuerzoquemeprometió:jugo,bísquetsyfruta.Denuevonoteníamuchoapetito,peronoqueríaqueconfundieralascosas.Yaibaasentarmecuandoescuchésuvozelevarsealolejos.Locomencéabuscarconlamirada,enlaterrazadelcomedornoestaba,miamigoalpareceryasehabíaido.Caminéhacialapuertaprincipal,laabríyloescuchémásclaro,aunasí,noloveía.Mequedéquietaunsegundo.Lasvocesproveníandelaplaya.Medirigí
a la sala, recorrí el ventanal y salí. Estaba abajo, en la arena, y discutíacon…supadre.Parecíamuymolestoylomirabafurioso,mientrastanto,elseñorloescuchabacabizbajo.Hablabandemí,deloqueocurrió.Liamfueelprimeroquesediocuentadequeahímeencontraba.Cerrólosojosllevándoselasmanosalcabello.Encuantoelotrohombresepercatódiounospasoshaciamí.—¡No!...Noteleacerques—rugióamenazante.Mehallabarecargadaen
el barandal. Unas escaleras y variosmetros de arena nos separaban. Supadredejódemoverse,lucíaarrepentido.—Hijo…porfavor…debemoshablar…necesito…—Liamnolodejó
terminarponiéndosefrenteaélenmenosdeunsegundoyobstruyéndoleelpaso.—¡Nolosquierocercadeella!…¡¿Nolocomprenden?!Nitampocohay
nadadequéhablar,papá…Nada…Memintieron,lausaron,lalastimaronaligualqueamí,porDios,laamenazaronyleprovocaronunaccidente…¡Quédiablospretendes!...Sédeloquesoncapaces,noesperesqueconfíeenti,nolosquierocercadeella,nunca…¿Entiendes?...Nunca…
—Ya te dije que no tenía idea…Te lo juro…No quiero lastimarla…Necesitoqueintenteperdonarnos…Eslaúnicamaneraderecuperarte—De verdad parecía devastado, no mentía o por lo menos eso creía. Locierto esqueyono lo conocía, solo sabía loque leí y loque el propioLiammedijolanocheanterior,asíqueteníamisgrandesdudas.Suhijonegófirmemente.—Probablemente no lo supieras…Eso nome interesa…No quiero a
gente comoustedes cerca de lamujer que amo. Sé lo bajos que son, loasquerosos,papá…ycomprenderásquesiquieroformarunafamilia,nolosquierocerca…Porfavormárchate.—William,noseastanduro…Esosucedióporqueasísonlascosas,así
eslapolítica…peroconlafamiliaesdiferente.—Nomientas, aRené le hiciste lomismoypor otro lado, pareceque
eso a mi madre se le olvidó… —El hombre elevó la vista hasta mísuplicante.—De verdad perdónala…El poder enferma… pero te juro que jamás
volveráaocurriralgoasí.—¡Dijeque ladejesenpaz!—bramóLiamconvozamenazante.Tanto
quemehelólasangre.—William,eresmihijo.—Sí,deeso tehubiesesacordadohacemucho tiempo;ahora lascosas
serían diferentes… Te necesité por años, nunca estuvieron, jamás. Soloexigían, presionaban… nunca era suficiente. Si ella no llega a mi vidahabrían logrado hacer de mí algo muy similar a lo que ahora sonustedes… ¿Tienes idea de la vergüenza que siento de que sean mispadres?...¿Tienesunamalditaidea?...Veralamujerqueamoalosojosysaber que mi madre, la persona que se supone solo debería querer mifelicidad, la destrozó. Papá, ¡le robaron su vida! ¿Cómo puedoperdonarlos?Yporsupuestoquejamásvolveráaocurrirnadasimilar…Yoyameencarguéde eso…Kyanaesmimujerde ahora enadelanteyparasiempre,jamáslevolveránatocarniunsolocabello.—FueRené,¿noescierto?Éltedijotodo.—Él,papá,ha sido todo loqueustedes jamás fueron…Élesmiúnica
familiaaligualqueRichard;paramíustedesdejarondeexistir.—Yonopodía moverme de ahí, tenía ganas de entrar nuevamente a la casa, noobstante, mis pies estaban adheridos al suelo.Me dolía ver la escena yalgo dentro de mí me decía que su padre nomentía, aunque eso no lo
convertíaenmejorpersona,peropodíaserciertoquequeríarecuperarasuhijo.—Liam…—musité al fin desde arriba.Viró alzando la vista hastamí.
Tampocolucíabien,todoestoleestabadoliendo—.Intentaescucharlo—cerrólosojosunsegundonegandocontristeza.—No,Kya…Siempretecomplaceréylosabes,peroenestonopuedo…
nomelopidasporquenocederé—sumiradaestabacargadadedolor.Porprimeraveznotéquenodaríamarchaatrás.—Porfavor,notienesnadaquéperder—meobservóbuscandoalgoen
misojos.Intentésonreírle,noqueríaquesequedarasinsupadreymenossi lo que decía era cierto. Cerró los ojos fuertemente otra vez y luegodedicósuatenciónaesehombrequelediolavidaynuncalafelicidad.—Tienenunmesparairse,asíqueporfavormárchateya.—mostróuna
señaconfríacortesíaparaquesalieradelaplaya.—Hijo—suplicóderrotado.Liamnegófirmemente.—No…Esperoque entiendas quevoy a empezar unanuevaviday no
quierogentecomoustedescerca.Fuimuyconfiadoyesomecostómuycaro, nuncamás.Lo siento—nodaba crédito, entendía su postura, peroeraevidentequeleestabadoliendoyyopodíasentirsupenaenmialma,sullantoenmicorazón.—Está bien hijo, nos iremos, solo quiero que sepas que… te quiero y
que…estoymuyarrepentidodetodoloquehapasado—Liamasintióconla vista clavada en la arena y las manos dentro de las bolsas de subermuda.Vialseñoralejarse.Enseguidabajélasescalerasymeacerqueaél. En cuantome sintió cerca, elevó sus ojos, los tenía vidriosos y unalágrimasolitariaviajabaporsumejilla.Lalimpiéconlayemadeunodemisdedos.—Lo siento, Liam, de verdad lo siento mucho —torció la boca
intentando sonreír. Me acercó a su pecho rodeando mi espalda yescondiendo su rostro enmi cabello. Permanecimos así variosminutos.Todo era ya imposible entre ellos y eso no menguaba la pena queproducía.—¿Desayunaste?—Meseparélonecesarioparaobservarloconfundida,
después de lo que acababa de pasar no podía estar pensando en eso—.Kyana…nomemiresasí,teníaquehacerlo.Larelaciónentreellosyyohaestadomaldesdesiempre,loquetehicieronyloqueahorasé…solohacequeempeore.Teamomásaúnsiesoesposible,porintercederpara
que arregláramos las cosas, pero…por ahora es imposible, a lomejoralgúndía….Nolosé,loúnicoquetengoclaroesquetúeresmifamilia,mimundoynuncaharénadaquetevuelvaaponerenpeligroaunsiesoimplicaolvidarmeparasiempredequiénesmedieronlavida—asentísinremedio.Sabíaquenoeramomentodedecirlemás,éltomósudecisiónyno podía juzgarla.Acaricié con infinita paciencia su cabello despeinadoporelaire,mientrasestudiabamirostrocontotalatención—.¿Hicistetullamada?—recordédeinmediatoeleventoconSantiagoymeescondídeinmediatoensupechoarrugandolanariz.—Mañanadebovolver…Nopuedopostergarmásesto,Liam,noquiero
seguirtraicionando—acariciómiespaldadándomeunbesoaltiempoquesuspiraba.—Losé,Bonita.Teacompañaré—Meseparéenseguidaconfusa.—Creoque…—sonrióalvermireacciónysilenciómislabiosconun
dedo.—No te asustes… solo quiero estar ahí…Tú harás lo que tengas que
hacer… pero no quiero separarme de ti, Kya, ya fue mucho tiempo…¿Quédices?Ademásquieroveratupadre,ayudarteaempacar,aconcluircontodo;noloharássolasimetienesamíparaayudarte.Estamosjuntosenesto,deahoraenadelantesiempreseráasí.—De acuerdo… Yo tampoco quiero separarme de ti y sí necesitaré
mucha disposición para desmontar mi apartamento, además quiero queconozcasamihermanayledigamosjuntosapapáloquehemosdecidido—acomodóunrulodetrásdemioreja,nosperdimosennuestrasmiradas.—No tienes ideade lo felizquemehacesy lasganasqueya tengode
empezaravivirmividajuntoati,sinquehayanadaenmedio.—Falta muy poco… Te amo—Me tomó por la nuca con su enorme
manoymebesó.Reservamoslosboletosparaeldíasiguiente;despuésfuimosavisitara
mamáycenamosconella.Todoeranatural,sinpresión,comoantes.Mástardefuimosasucasaparacambiarnos,yaíbamosmuyretrasados.Bajéde la camioneta con su ayuda riendo mientras me acercaba a él y mebesabaansioso,siseguíamosasínollegaríamosdefinitivamenteacasadeRobert.—¡Kyana!—Alescucharminombreyaquellavozmeparalicésobresus
labios. Me separé al instante de Liam asustada. Giramos a la mismadirección. Era Santiago, sujetaba la puerta de un taxi fuertemente, su
rostroseencontrabadesencajadoyrabioso.Lopodíanotarsinproblemaaun con la poca luz que la calle proporcionaba. Liam nos observabaconfuso. Yo no podía quitar los ojos de aquel hombre al que le estabadestrozando la vida, mi piel se erizó a pesar del clima y mis labiostemblaron.—San-tiago—logréarticularasombrada.¿Cómoeraqueseencontraba
ahí, en casa deLiam, enMyrtleBeach?El hombre que amabame soltóenseguidaylededicótodasuatenciónestudiándolocondetenimiento.—¿Có-cómo llegaste aquí? —deseé saber acercándome con la
culpabilidadviajandopormitorrente.Jamásdebiópresenciaralgocomoeso,nunca.Élnosemovíamientrasmemirabadecepcionado.—¿Esloúnicoqueseteocurrepreguntar?,despuésdeloqueacabode
ver,creoqueelquehacelaspreguntasaquísoyyo…¿Noteparece?—Medetuveaunpardemetros,sabíaqueLiamseguíaenelmismolugardondelodejé.—Santiago,yo…—Sepusoaunladodelapuertaylacerróconcoraje
diciéndolealtaxistaqueloesperaraeninglés.—¿Túqué,Kyana?¡¿Quévasainventar,queexplicaciónmevasadar?!
—llegó hasta donde yo me encontraba envuelto en rabia abrazadora.Tragué saliva, aun así, nomemoví ni un centímetro, pese a que queríahacerlo.Me sujetópor el codo fuertementeparapegarmea él hastaquequedéaunoscentímetrosdesuboca,sualientorozómirostro—.Jamáslocreídeti…Estoesdespreciable.—¡Suéltala!—escuché rugir aLiam trasdemí en superfecto español.
¡Diablos! Santiago lo observó entornando los ojos, al tiempo queobedecía.—No te metas, esto es entre ella y yo… —sentenció con ira. Me
encontraba enmediode losdos.Si nohacía algo, las cosas terminaríanmalyesoeraloúltimoquedeseaba.—Solonolatoques…—leadvirtióconfieraamenaza.Lasituaciónera
irreal, ahí estaba mi pasado y mi presente mezclándose de una formaabsurda y sin sentido. Semiraban con odio, la tensión se podía sentir akilómetrosyyonosabíaquéhacer.SibienSantiagonoeraelamordemivida,tampocoqueríalastimarloyporalgúntiempofueelúnicohombreal que le abrími interior.Noobstante, al verlos ahí, uno frente al otro,supe que jamás hubiera podido ser feliz a su lado ya, que nunca podríasacaraLiamdemicuerpoporcompleto,elsaberlonoayudó.
—¿Y tú quién eres para exigir eso? —giré en dirección a Liamsuplicante.—Porfavordéjamehablarconél—Lerogué.Loveíaaélfurioso.Le
puseunamanoenelpechoesperandoqueasímehicieracaso—.Liam…porfavor…—¿Quiénesél,Kyana?Enlamañanateníarazón¿Noescierto?...—Santiago, por favor… te lo puedo explicar todo—Denuevomiré a
Liam,conocíaaSantiago,nomeharíadañojamás.—Por favor, déjame hablar con él, comprende—Por fin bajó la vista
hasta mí tranquilizándose. En cuanto posó sus ojos sobre los míos, larabiasedesvaneció.—Estábien—aceptóapretandolaquijadallenandosuspulmonesdeaire.
Se alejó, pero no se fue, permaneció recargado sobre su camionetamirandohaciaotrolugar.Queríaquemedejarasola,sinembargo,sabíamuybienquedespuésdeverlareacciónqueSantiagotuvonoloharía.—¿Es por él que has actuado tan extraña?... ¿Desde cuándo, Kyana?...
¿Porqué?...Nosíbamosacasar,carajo¿aquéestabasjugando?—agachélacabezamientrasnosalejábamosunpocomásdelacasaydelautoenelque llegó.Ya no parecía tanmolesto, ahora se escuchaba dolido ymuydecepcionado.—Santiago,losiento,tejuroquenoqueríahacerteesto.Noloplaneé,ni
siquieralosospeché.Yo…tequiero—Sedetuvoyalhacerloyotambiénfrené.—Pero…nome amas, jamás loharás. ¿Espor él?...No llevas aquí ni
unasemana…—Lahistoriaentreélyyovienedemuchosañosatrás…—Lo sabía…Sabíamuy bien que aquí había algo, alguien…Siempre
evitastehablarde él, de este lugar…¿Cómoesque ahora los encuentroasí?—apretaba los puños y hablaba de nuevo con la quijada tensa. Susojosmielestabanfueradesusorbitas,mientrasmemirabacondesprecio,lleno de dolor.Me sentía vil, la villana en todo esto.Odiaba lastimarlo,herirloy lopeorera saberqueaun sabiéndolo, loharía.AmabaaLiamconcadafibrademianatomíayesojamáscambiaría.—Santiago, él y yo… Bueno… nos separaron, nosotros nunca nos
hubiéramos alejado si no hubiera sido por eso. Escucha, es algo muydoloroso y largo, pero te juro creí que nunca lo volvería a ver, jamáspenséquelascosasseaclararían.
—Mierda,Kyana,¡¿yesporesoqueloencuentrobesandodeesaformaa la que era mi futura esposa?! ¡Engañándome sin el menor de losremordimientos!¿Cómopudiste?Yotecreíadiferente,teconquisté,luchépor ti todo este tiempo, cada segundo. Sé que te hice sentir cosas, loestabasolvidando…nopuedesengañarme—suvozsequebrabaydecíalas palabras atropelladamente. Quería abrazarlo, consolarlo, pero sabíamuybienquenoeralocorrecto,noconloqueleestabadiciendo.—No es así, eso no iba a suceder. Él… nunca lo podría olvidar,
Santiago…—Peseaquesabíaquelodichodolería,noibaamentirle,ledebíamuchoysiemprelorecordaríaconadmiraciónyternura.—¡Entonces me usaste!—volvió a gritar, era evidente que la furia le
estabaganando.—No, te lo juro, fui sincera, siempre…Tequiero—rió con ironía al
escucharme.—Deja de mentir por Dios, Kyana… No hagas que te deteste —Sus
palabras se me clavaban como cuchillos, pero lo entendía, lo estabadestrozandoynopodíaevitarlo.—No lo hago, yo… creí que podría estar contigo, te lo juro. Pero al
regresarlascosasquenossepararonhacemuchosañosdejarondeser…Santiago… lo… amo, perdóname —Le rogué con los ojos vidriosos,ansiosa,desolada.Memiróabriendolosojosdebidoalasombro.—Noquiero seguir escuchándote,nopuedo…meestásmatando, estás
acabando conmigo—Al verlo así las lágrimas comenzaron a brotar demisojossinpoderevitarlo.Alarguéunamanohastaél,semovióevitandomicontacto.—No…notevuelvasaacercaramí,metraicionasteyesojamáste lo
perdonaré—sollocéalescucharlohablarmeasí,despuésde todoelsolomediomomentosdepaz,deunasensaciónmuyparecidaalafelicidad.Mipechoseencogióypuedojurarquemedolíaelcorazón.—Santiago… por favor… —Le rogué intentando que me escuchara.
Negóalejándosedemídecepcionado.—No,noquierooírte,nopuedo.—Notepuedesirasí—intentédetenerlo,sesoltóbruscamente.—Teesperoelluneseneltrabajo,estonointervendráenlascosasdela
empresa.—Nopodremossepararlo…—Yosí…—Yaestabaabriendolapuertadeltaxi.
—Lomejoresque…renuncie,nocontinuaréahí,noessano.—¿Tantoloamas?—parecíaasombrado,perplejo—.¿Dejarástodopor
él?,tedesconozco.—Nodejarétodoporél,esteesmisitioSantiagoyquieroregresaraquí,
jamásdebíirme—cerrólosojosasintiendo—.Detodasformasestaréellunesahíparaentregarmicartaderenunciaydejartodoenorden.—Hazloquequieras…—Semetióalautomirándomedeunaformaque
nopudedescifrar.Loobservéalejarsesintiendounhuecoenmiinterior.Laslágrimasconformeloveíairsesefueronconvirtiendoenllanto.No loamaba,pero loquería, loqueríamucho.Fuemuy importanteen
mi vida y me odiaba a mí misma por lo que acababa de hacerle aunsabiendoquenoteníaremedio.SentílosbrazosdeLiamhaciéndomegirary encerrándome en su seguridad. Lloré varios minutos desconsolada,importándome muy poco que se estuviera dando cuenta y que fueraprecisamenteélquienbuscaaliviarmidolor.—¿Estásseguradeesto,Kya?—preguntóalfinenunsusurrócontrami
oreja.Alescucharlomeseparé,elllantoibadisminuyendo.—Losiento…noqueríaquemevierasasí—limpiómis lágrimascon
susdedos.—Me duele verte sufrir, no quiero que hagas algo de lo que no estás
convencida.—Denadaheestadomásseguraenmivida,siemprehassidotú,Liamy
siempre lo serás. No te mentí… lo quiero, pero jamás podré amar aalguienquenoseastú,ahoratodavíaesmásclaro—Meabrazódenuevotranquilizándoseysoltandoelaire,quehastaesemomentonoté,reteníaensuspulmones.—Yo también te amo,Kyana y ojalá y pudiera haberte ahorrado esto.
Muchaspersonassalieronlastimadas—alcélavistayrodeésucuelloconmismanosparaacercarloaúnhipeando.—Necesito que empecemos de nuevo. Tú eres todo mi mundo, es lo
únicoquequieroyquerré…Ahora…pormuydolorosoquehayasido,yaestátododicho—asintióperdidoenmisojos.—¿Por qué contigo nunca nada fue fácil?, siempre supe que serías
peligrosa,quememantendríasentretenido,pero,Dios...¡Ya,porfavor!—Yosiempremepreguntélomismo.Peroestamosaquíapesardetodo
y ahora lo único que de verdad necesito es que me beses —sonrió alescucharme.
—Esonotienesquepedirlo…nunca.Yquieroquetengaslacertezadeque teharé feliz, para esoviviré te lo juro,Kyana, eres todoparamí…Siemprelofuiste,desdeaqueldíaenquenosmiramosporprimeravezenese pequeño salón, probablemente desde antes, pero ese día supe quecambiarías todomimundo.Ahorame queda claro que en aquel primermomento, lonuestro fuemuyprofundo,quesiempreestuvomuchomásalládemí,delarazónydetodoyquefuereal,demasiadoreal—acercósuslabiosamíysindejardemirarmebesómiserymialma.
Epílogoperpetuaprimavera
El lunes a primera hora busqué a Santiago, no lo podía dejar así. Fuerealmentehorriblelaformaenquetodoconcluyóyquenoshubieravistoa Liam y amí besándonos fue la peor parte, no lomerecía.Necesitabadecirle la verdad, no soportaba que pensara que no me enamoró losuficiente,porqueesoeraunaespantosamentira.Élsiempreseríaespecialparamí, solo que no existió nunca una oportunidad para lo nuestro, nocontodaesamarañadesituacionesyembustesenmedio.LiamyyollegamosaMonterreyeldíaanterior.Yloprimeroquehice,
despuésdedejarlo instaladoy frentea suordenadorenmiapartamento,fueirahablarconmipadre.Laverdaderaquelaconversaciónnofueenloabsolutosencilla.Primero,porquealsaberdeloqueerancapaceslospadresdeLiamhirviódefuria.Obviamentedespotricócualquiercantidaddecosasy luego,porqueme juróque lascosasnosequedaríanasí.Sinembargo,pocoapocoyconbastanteesfuerzo,lofuitranquilizandoylepude contar todo lo ocurrido los últimos días. No habló por variosminutos,mirabaenaquelparquedondelocitéasolas,alanada,despuésposó sus ojos sobremí y asintió comprendiéndolo todo, aceptando queLiamyyo,estábamosjuntos.—Enmivida,Kyana,nuncacreíquealgoasípodríaocurrirleaalguien,
peromuchomenosaunademishijas.Nonegaréquemesientoallímitedelarabia,delcorajeyquesilostuvieraenfrentemeolvidaríadetodo,perotambiénséquenadaganaría,eldañofuehechoytúyalograstedarlevuelta a la hoja, ¿quién soy yo para seguir recordándotelo? Así que…quisieraverlo,miamor,queconversáramos…¿Aceptaríanunainvitaciónacomertúyélhoy?CarlamematarásinolohagoyMiriam,nisediga…¿Quédices?—Meabalancésobreélsonriendoconlágrimasenlosojos.—Graciaspapá,graciasporentendermeyporsiempreestarahí—Tomó
mirostroconfirmezayllenodeamor.—¿Ymelodicestú?Jamásimaginéalgoasí,hija,perodéjamedecirte
algo;eresunamujermuyvalienteymuyfuerte.Liamlodebetenermuy
claro si ha hecho todo esto por ti, sí ha estado dispuesto a defenderte apesarde la libertadde suspadres, asíquenomeagradezcasnadanuncamás,sertupadreesunhonoryunprivilegio,Kyana…Lacomidaencasademipadrefuedeverdadperfecta.Miriamseesmeró
yCarlapasóprácticamentetodalatardebombardeandoaLiamconmilesdepreguntas.Desdequeloviocruzarlapuertademimano,dejócaerlamandíbula y no paró hasta que supo todo de él y nuestra relación. Minoviocontestóencantadoyde inmediato lescayóbiena ellas.Mientras,mipadrememirabaconorgulloyconunachispadefelicidadenlosojos.ÉlahoracomprendíaqueLiameramimundo,quesiemprelofue.Mientras el elevador subía, yo iba sintiendo cómo el nudo en mi
estómago crecía, sin embargo, debía hacerlo. En cuanto se abrieron laspuertas, sentí aquel ambiente tan familiar y energizante, que ahora, poralgunaextraña razón,nome llenabacomoantes.Eracomosimivisiónhubieracambiado,pudesentircondolorosaclaridadaquelgranvacíoconel que solía manejarme.Mi vida fue tan plana, podía percibirlo en esemomento.Pronto se dieron cuenta de mi presencia y varios compañeros se
levantaron a saludarme,másdeunomeobservó fijamente evaluándomeconfuso,mi cambio de actitud era perceptible y supongo quemi culpa,también.Caminéhasta la salade juntasy lovi.Seencontrabamuyconcentrado
revisandojuntoconotrosdosdiseñadoresalgosobrelaenormemesadecristal. Me sentí tan… miserable. Era muy guapo, eso era más queevidente, pero ya no lo podía ver con esos ojos. Liam volvía a ocupartodosmispensamientosymissentimientos.Jamáshabríalugarparanadiemás.Llené de valormi sistema, él se lomerecía.Respiré hondo y toqué al
tiempoqueabría.Susojosámbarseelevaronyseclavaronenmíconira,dolor.Traguésalivaavanzando.—Salgan,porfavor—ordenóconseriedad.Losdoschicossalieronde
inmediato pestañeando ante la reacción de su jefe ante mí. Los saludénotandosudesconcierto.Cuandoalfinnosdejaronsolos,meacerquéunpoco más. No dijo nada, se limitó a observarme fríamente desde suposición.—Tedebounaexplicación.—¿Vienesarenunciar?—conjeturóindiferente.Estabadepieaunlado
delamesaaunostresmetrosdemí.Bajélavistamordiéndomeellabio.—Vengoapedirtuperdónenrealidad—admitíenfrentándolodenuevo.
Metiósusmanosenlasbolsasdesupantalóncongestoinescrutable.—¿Perdón?,¿dequéexactamente?,¿dequenuncamequisiste,dequeme
usaste?—acortóladistanciaentrenosotrosahorasí,molesto,nomemoví—.¿Sabesquéeslopeor?Lopeoressaberquesinohubierasidoaesemalditoviajeestaríastodavíajuntoamí,queprontoseríasmimujer.—Tequise.—No lo suficiente… No como a él y sabes por qué. Porque jamás
permitiste que saliera de tu vida, porque él era la razón por la queprotegiste tanto tu corazón, nunca tuve una esperanza, ¿no es cierto?—cerrélosojosasintiendo.Loescuchéresoplar.—Yo, él, bueno… nos conocimos el último año de la escuela… —
pestañeó un tanto confuso. Decidí seguir—. Nos… enamoramos casiinmediatamentey…—Seaceróamíquedandoaescasoscentímetros,sumiradaerapenetrante,honda,sufría.—Noquierosaberlo—zanjóllenoderabia,amenazante.—Losé,perodebeshacerlo—soltédecididaconservandomiposición
—. Por favor, solo escúchame, no te pido queme entiendas, ni quemeperdones si no lo deseas, si no puedes… Solo escucha… —apretó elpuente de su nariz cerrando los ojos y asintió casi imperceptiblementedandounpasohaciaatrás.Intenténarrarletodosinahondarensentimientosycosasquelopudieran
lastimarmás.Paracuandoconcluíélyaestabasentadoenunadelassillasconlosojosllenosdeincredulidadyasombro.—¿Es-esesoverdad?—preguntósinverme.—Sí, por eso no te dije nada nunca, por eso no creí que todo esto
pudieraocurrir,poresonohablabademipasadoahí.Santiago,tejuroqueno lo planeé, jamás quise burlarme de ti. Has sidomuy especial enmivida,una luzen todasesassombrasynosabes lomuchoquesientoporti…—Peroélsiempreibaaestarenmedio…¿Noesasí?—continuóahora
síobservándome,yanoconodio,sinocondesconcierto.—Nolosé,supongoquesí—aspirófuertementeyanduvoporlasalade
juntasdurantevariosminutospensativo.—Kyana… —cuando por fin habló creí que habían pasado años—.
¿Estásseguradequenocorrespeligrodenuevo?—Dios,despuésdetodo
elsufrimientoqueleprodujeaúnsepreocupabapormí.—No,yanopuedenhacernada.—No sé qué decirte. Esto es… lo más doloroso que he tenido que
enfrentar jamás. Eres la mujer de mi vida, de mis sueños, peroevidentementetúyaencontrasteaesapersonay…nosoyyo,pormuchoquequisieraqueasífuera—derepenteseacercóamíytomómibarbillacon lapalmade sumanoacunándola—.Teamode esa formaen laqueprefiero saberte feliz lejos, que infeliz e incompleta ami lado. Veo tusojosynoeres la chicaque siempre estuvoconmigo, eres esa chicaquetuve la esperanza de desenterrar… Eres una gran mujer, valiente,inteligentey…pormuchoquemeestéspartiendoelalmaenmillonesdepedazos,notedarémásdolor,noseríajustodespuésdetodasesasbajezasdelasquefuistevíctima…Estarébientelojuro.Merecesesto,serfelizypelearporello…—Deprontosuslabiosrozaronlosmíosdulcemente,nomemoví, lo dejé hacerlo—. Eres lomejor demi vida, solo que lleguédemasiadotardeyconesomequedaré—cerrólosojosypegósufrentealamía.Sinpoderevitarloloabracécontodaslasfuerzasqueteníadentrodemí.Élsoltóunsuspirolastimerocorrespondiendomigestoybesómicabello.—Perdóname,porfavorperdóname—roguépegadaasupecho.Suspiró
profundo.—Solo sé feliz, haz que cada segundo valga, Kyana. Estaré bien y tú
también.—Asentísinmoverme.Eseeraelfindeloquepudohabersidoyqueporcosasdeldestino,nofue.Unossegundosdespuésnosseparamos,selimpiólosojosconlamangadeformadisimulada—.Deboirme…nopuedoseguiraquí…Cuídate.—Saliósinsiquieravoltearmientras todosnos observaban perplejos. Absorbiendo el llanto que humedecía mismejillasvicómosemarchaba.Unpocodespuésentréalpequeñocubículoquesolíamoscompartir,dejéahímirenunciayelanillo.Ambascosaslasmiréporvariossegundoscomprendiendoqueahíterminabatodo,quemividaahorasícomenzabapeseatodoloquehuboenmedio.Desmantelarelapartamentofuetanrápidoquenisiquieramedicuenta.
Entre Liam,Miriam, Carla ymi padre, prácticamente lo lograron y notuvequéhacermucho.ASantiago lovi a lo lejosenunpardeocasionesmás, al acudirpara
entregar todo a la encargada de Recursos Humanos, eso era lo mejor.Deseaba con todami alma que lograra encontrar alguien que valiera la
pena,esehombresemerecíalomejorqueestavidapudiesedarle.Encuantotodoestuvolisto,unpocomásdedossemanasdespuésdemi
regresoaMonterrey,partimosaBoston.AhíconocíalfinasutíoRené.Un hombre simpático y muy sencillo de unos sesenta años, bromista ysumamenteágildemente.Noscaímosbien,casidesdeelprimermomentoenquenosvimos.Allípasamossolounpardedíasenlosquenonosdejóprácticamente solos y se dedicó a no soltarme del brazo y querer sabertododemí.Liamparecía satisfecho, feliz.Era agradablever la relacióntan cariñosa y fraterna que tenían.En serio se querían, esome alegrabadespuésdetodoloqueyahabíaperdido.Al llegaraMyrtleBeach,unaenormefiestanossorprendióencasade
mamá.Habíamosquedadoenmerendarconella.Alentrar todoapagadonos alertó. Un tanto preocupada con la mano de mi prometido bienaferrada,anduvimossigilosos.—Mamá…—murmuréextrañada,sucamionetaseencontrabaafuera,al
igual que el auto de Ralph. Liam se ubicó frente a mí en guardia. DeprontoRalphsaliódelacocinasonriendorelajadamente—Hola, chicos… —Liam se tranquilizó de inmediato. Todo seguía
oscuro.—Hola...—murmuréenarcandounaceja.—Vamos,Irinaestáafuera,preparóalgoespecial—sonreípegandomi
cabezaalampliopechodeLiam.Esterodeómicinturabesandomicabello—. Debemos celebrar esto —soltó ligero. Lo seguimos, al abrir elventanal:lucesymuchascarasconocidas.—¡Bienvenidos!—gritaron todas aquellas voces que para ambos eran
elementales.Nuestrosamigosseencontraban,inclusoRichard,elhermanode Liam y su nana Fanny. También Jane y Raúl. Lágrimas de asombrosalieron de mis ojos. Comprender que me encontraba de nuevo en misitio,quedealgunamanera todosecongelóyahíestábamosdespuésdeaños caminando en diferentes direcciones, creyendo que nuestras vidasjamásconvergeríanotravez.Loschicosseacercaronyentretodosnosrodearon.Gritosdeeuforia,
risasyabrazoseraloqueseescuchaba,mientrasélyyonosmirábamossin poder evitarlo, conectados de esa forma única que nos colocó endondeahoranosencontrábamos;unoalladodelotro.Entremisamigosyyoquedóolvidadoenelmismomomentoqueentré
a la terraza de la casa deRobert, aquel día queSantiagome sorprendió
conLiam.Encuantopuseunpiesobreeljardín,todossenosabalanzaronynosrodearonefusivamente,justocomovolvíaaocurrir.Esanochefuedolorosa por lo que ocurrió conmi exnovio y memorable por tener atodos de nuevo reunidos mostrándonos todo el apoyo que Liam y yonecesitábamos.Sus padres dejaronMyrtleBeach en el plazo convenido.No sabíamos
mucho de ellos, salvo algunas ocasiones que su padre llamó rogándolequelepermitierahablarconél,cosaenlaqueLiamnocedióniunpoco.Medabacuentadequeasí sería; su relaciónestabapordemás rotaynoexistíaalgunaformadequellegaraasernormal.Tres semanas después de regresar, él y yo aún seguíamos sin poder
pasarmuchotiemposeparados.Nosnecesitábamos,nosdeseábamos,nosconsumíaelhechodesabernosjuntosypodervivirloquesentíamossinmiedos,sinrestricción,sinprivarnosdenada.Liam aún no lograba incorporarse por completo a su trabajo. Ambos
mandamos todo literalmente al diablo. Sin embargo, era tal suorganización,quelagentequeteníaasucargo,enunaoficinaquemontóahí,podíasolucionarlotodoyllamarlolomenosposible,aunqueavecesnosesalvabadeirunascuantashoras.Enesosmomentos aprovechabapara ir conmamáo ir a visitar amis
amigosenunacamionetaqueaparecióaparcadaaldíasiguientedenuestrallegada,justoenlapartedelanteradelacasa.Alsalirlaobservépasmadayarqueandounaceja.Teníaunenormemoñorojoyencuantovielrostrodemipróximomarido,comprendíquelacompróparamí.Porsupuestotardé varios días en siquiera tocarla; mi primer movimiento fueabalanzarmesobreélybesarlopasionalmente,cosaquenopudoresistiryterminamos, como ya parecía costumbre, en algún lugar de la casafundiéndonos condeseo, importándonos pocoo nada si era de día o denoche, haber comido o no, solo queríamos hacernos uno de todas lasformasposiblesyrecuperar,sieraposible,nueveañosdeausencia.—Kya…—escuchésuvoza lo lejos.Lospárpadospesabancomodos
rocassobremisojos.Gemíquejosayvolvíaacurrucarme—.¿Kya?—Meremoví sobre las sábanas sin comprender por qué su voz sonaba algourgente,algopreocupado.Abrídespaciolosojostallándomelosperezosaconlamano.Sonreíalverloamiladosentado,observándomedeleitado.Noocurríanada.Lahabitaciónestabaenvueltaenunalevepenumbra,aunqueseadivinaba
que ya había amanecido. Liam continuaba ahí, sinmoverse, atento amidespertar.—¿Vas a salir?—quise saber un tanto decepcionada al verlo ataviado
con camisa y pantalón de vestir, se veía sencillamente hermoso. Negóarrugandolafrente,parecíaincrédulo,confundido.—Yano…—Meacurruquésobrelasalmohadas,lánguida.Elclimaahí
eratanagradablegraciasalaireacondicionado.Suspiré.—¿Yano?—repetírelajada—.¿Pasaalgo?,¿porquémemirasasí?—
indaguébostezando.Dios,sentíaquenohabíadormidocasinada.—Kya, son casi las dos de la tarde—abrí los ojos de par en par.Me
levantédeinmediatoasombrada.¿Cómoeraposible?Yonosolíadormirasí,perobueno,tantascosasmeteníanagotada.Aunasí…¿Lasdos?Nienmiadolescencia.Mequitélassábanasdeinmediatobajándomedelacamadeunbrinco.Derepentesentíunsudorespesorecorrervertiginosamentemicolumna, lavistasenublóyperdíelequilibrio—.¡Ey!—logródeciralcanzándome para amortiguar mi cuerpo de unamuy buena caída.Mesentósobresuspiernaspegándomeasupechoconfuerza—.¿Quépasó?—Meaferréasucamisasintiendocómolasensaciónpasaba lentamente.Ibaadesmayarme,estabasegura.Besómicabezaacariciándomeelbrazoconpaciencia.—Nosé…mesentí…mareada—musitéelevandoelrostro.Liambajó
lamiradasonriendo.—Kya…estás retrasada…—pestañeé sin comprender.Me erguí sobre
sus piernas frunciendo el ceño. No tenía ningún compromiso que yorecordara.Acomodómicabelloybesómisienaspirandomiaroma—.Tuperiodo…Estásretrasadaporunasemana,síaúncontinúaigualqueantes—enseguidaentendí loquedecía.Liamsolía sermuymeticulosoenesetema. Para él fue impensable que pudiéramos pasar por una situacióncomplicada cuando fuimos adolescentes, si podíamos evitarla. Lo miréatontada,desconcertada.Últimamentenomehabíafijadoenello,noteníani idea en qué día vivía, ni siquiera me importaba la hora. Evaluó mireacciónsindecirnada.—¿Túcreesqué?…que…yo,bueno,¿crees?—estabaperpleja.—Sí, ayer caíste dormida casi al tocar la almohada, eran las ocho.
Hoy…mefui,regreséytúaúnaquí.Esonoestípicodeti,yanoporlomenos y… tu último periodo fue llegando a Monterrey. Vas retrasada,Bonita—sonreímordiéndomeel labio.Enseguida tomómi rostroyme
besó.Lecorrespondídeinmediato.—Yo,Dios.¿Ysino?—Sino,yasucederá,peropodríaasegurártelo.Hagamosalgo,dateuna
duchayyoiréporunaprueba.—Asentítemblorosa.Unhijo,nuestrohijo,unbebé,unpequeñodentrodemí,productodela
necesidadabsorbente,asombrosoloquesentíamoselunoporelotro.Esosería…hermoso,maravilloso.Sonreíbesándolodenuevo.Meayudóa levantarme lentamenteyunavezque estuvo segurodemi
equilibrio,mesoltó.—Ahora vengo…—anunció pegando su boca a lamíamirándomede
unaformamuyextrañaydesapareció.Mebañéobservándomeelvientre,intrigada.Claroquesimeencontraba
embarazadanosenotaríatodavía,peroeraalgoincreíbleelsimplehechodepensarlo,decreerloposible.Nadapodríasermásperfecto;él,yo,unhijo.Nuestrabodaseríaaprincipiosdeoctubre,hastaahorayonohabíahechomucho, pues las chicas ymamádecidieron atribuirse la tarea.Loúnico que pedimos Liam y yo fue que tenía que ser en la playa y queRobert,comoélsolicitó,fueraquiennoscasara.Asíquesilassospechasdeéleranciertas,nosemenotaríamucho,aunquesiendosincera,esonomeimportaba;yoflotabadetansolopensarlo.Sonreíbobaliconamente.Alsalir,mevestíconcualquiercosaycontinuéestudiandomiperfilen
elespejo.—Kya…—No lo escuché llegar, me observaba desde el marco de la
puerta mostrando una sonrisa torcida de satisfacción. Se acercó deinmediato y rodeó mi cuerpo con sus fuertes brazos. Aspiré su oloremocionada—.¿Lohacemos?—Asentícontrasupecho.Dosminutosdespuéslosdospermanecíamosmirándonosagarradosde
lasmanos sin decirnos nada, no había necesidad, nuestro tacto lo decíatodo.Ojeósurelojhumedeciéndoseloslabiosmientrasyonopodíaparardemorderlosmíos.—¿Vamos?—Sí—entramosalsanitariosinsoltarnos.Llenédeairemispulmonesy
giramosalmismotiempo.Ambos nos quedamos petrificados, helados, no respiramos por varios
segundosysentícómounalágrimaresbalabapormimejilla.Liamtomómirostroigualdeperplejoparaquelomirara.—Nosolomehasregaladolomejordemiexistencia,ahoratambiénme
harás padre, Kyana, me darás una familia… —Asentí aún en shock.Agarró la prueba con un par de dedos y la observó deleitado, como sifueseunajoyainvaluable—.Vamosaserpapás,Bonita.¡Vamosatenerunhijo!—sonreí comenzando a comprenderlo. Pestañeé varias veces y lanoticia comenzó a hacerse realidad dentro de mí. Liam y yo seríamospadres, alguien crecía dentro de mí. Me colgué de su cuello riendo,llorando.—Vamosatenerunbebé—sollocécontrasurostro.Después de girar por toda la habitación, de reír, de gritar y de llorar,
terminamos sobre un sillón, anonadados, perplejos, felices. Nada podíasermejorqueviviresoasulado;pensarenunpequeñohechodenuestroamor.—¿Quéquieresquesea?—lepreguntévolteandohaciaél.—Nosé,loquesea,medaigual…—Tendréunagranpanza—soltésobándomeelvientredivertida.—Mueroporverteasí—dijomirandolomismoqueyoconansiedad.—¿Creesqueseamosbuenospadres?—deseésaberemocionada.—Creoque lo intentaremos siempre—sonreí yme senté a horcajadas
sobre su cadera al tiempo que apresaba mi trasero riendo. Nuestrafelicidad se podía detectar a miles de kilómetros. Tantas cosas, tantosmomentos, tanto tiempo, él y yo, después de todo, estábamos ahí yseríamospadres.Eraperfecto apesarde loquedolió andar ese caminoparaqueesemomentollegara.—Yocreoquetendráelmejorpapádelmundo…—¿Ahsí?—Sí,tambiénelmásguapo…—comencéapasarmilenguaporsuoído
provocativa. Gimió ante el gesto cerrando los párpados— Y el másinteligente… —bajé hasta su cuello mordisqueándolo, respiró condificultad.Mefascinabahacerloperderlosestribos.—Kya…—susurró contra mi rostro. No me detuve, estaba eufórica,
agradecidaconél,conlavida,coneldestino,contodo.Proseguíhastasufrente,luegosusojos,susmejillas.—Y el hombre más maravilloso que puede existir… —De un solo
movimiento tomóminucaemitiendoungruñidoansiosoymebesó.Deinmediatotodosmisinterruptoresseencendieron.—Eso solo es porque yo tengo a la mujer más increíble y noble del
mundo,amiángelpersonal.
Eldíamarcadollegódemasiadorápido.Caminandohaciaél,envueltaenaquel vestido blanco que se adhería ami aún delgado cuerpo como unguanteyqueteníaciertovuelopordebajo,sentíquenada,absolutamentenada podría volver a empañar la felicidad que sentía. Estaba completa,plenaysatisfecha.Liam, al final de aquel angosto pasillo tapizado de delicadas flores
blancas,noquitabasusojosrevolcadosdelosmíos.Seveíaespectacular,con aquel traje claro, su cabello peinado hacia atrás y su porte serio,seguro. Podía leer sin dificultad en sumirada lomucho que esperó esemomento,lomuchoquedeseabaquenuestrasvidasseterminarandeunir.Mis pasos eran decididos, firmes, no existía ningún otro camino quedeseararecorrer,nunca.Era consciente de que estaba ahí toda la gente que nos acompañó
siempre, que nos vio luchar incansablemente para que un día como eseocurriera;peroyo,yo solopodíaverloaél.Conmipulgaracariciémiincipientevientre,ahoranadamehacíafalta.Alllegarasulado,alargóelbrazoyentrelazósusdedosconlosmíosaltiempoquemipadremedabaunbesoenlafrenteysealejaba.—Porfinestásdondesiemprequise…—musitóllevándosemimanoa
suboca.—Dedondenuncameiré—susurréperdidaensumirada.Nuestra playa, nuestros amigos, nuestras familias, todos presenciaron
nuestraunión, regalándonosgritosyaplausoscuandoal finRobert, convoz quebrada aunque infinitamente solemne, nos declaró: «Marido yMujer».Ahora, mucho tiempo después estoy sentada en la playa, en «nuestra
playa».Ymividanopuedesermejor.Quisieracapturarunaimagendeloquemisojosven.Élestáahí,enelmar,jugando,sonriendo,gritando,conlosdosproductosmásmaravillososycompletamenteperfectosdenuestroamor.Yyolospuedoobservardeleitadadesdemiposición,sintiendolaspequeñaspataditasdelaqueprontollegará.Hesidofelizyséqueloseguirésiendo,porquemientraslotengaami
ladonopuede ser de otra forma.Ahora vivo con intensidad, aprovecholosmomentosyríotodoeltiempo,jamásdejodesentirymientrasvivaséqueseráasí,puesaprendí,deunaformadolorosa,quelafelicidadnoesalgodado,esalgoporloquehayqueluchar,porloquehayquepelear,quecuandohassufrido,lavalorasaúnmás.Amomivida,loquesoy,lo
que tengoy amoal hombre conquien la compartoymedespierto cadamañana.Estaespartedenuestrahistoria.Teníaqueescribirlaaunsabiendoque
nuncapodríaolvidarla,puesseríacomoborrartodoloqueahorasoy,loqueahoratengo.
FIN
Notadelaautora
EscribirMuy profundo me sumergió en una atmósfera de dolor, perotambiéndeesperanza.Esta historia es una más de las que en mi cabeza siempre existen y
habitandíaadía,conlasqueconvivo,sueñoyrespiro.Lonarradoaquíescompletamenteficción,por loquelospersonajesy
situaciones son única y exclusivamente resultado de mi imaginación yahorapartedelasuya.EsperovisitenlapáginadeFacebook:Muyprofundo.
Gracias,lodigoahoraysiemprelodiré.
Índice
—Parteuno—«TÚYYO» 1Elcomienzo
2Confundida3inesperadamentedeseado4difícilverdad5nuestrosecreto6avanzando7¡quema!8libre9Teamo10nuestrosplanes11DEUDASALDADA12INQUEBRANTABLE
—Partedos—«Estásenmí» 13ALGOIMPREVISTO
14ESMIPESADILLA15FINDEMIPRIMAVERA16ODIADOINVIERNO17sINFINALFELIZ18COnSTRUYENDOSOBREFANGO19CERCADELAFELCIDAD20REGRESANDOELMIEDO21INCONSCIENTE22PRUEBAS23DENUEVOENMÍ24LUCHANDOPORMICIELO
Epílogo:perpetuaprimavera
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