por que victima es femenino y agresor masculino- enrique echeburua
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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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nrique cheburúaes catedrático de Psicología
Clínica en
la
Universidad del
País
Vasco e inves-
tigador del Centro de Investigaciones Biomé-
dicas
en Red
de Salud Mental CIBERSAM) del
Instituto
de Salud Carlos
111 Miembro fundador
del Instituto Vasco de Criminología y miembro
del Consejo Editorial de numerosas revistas
nacionales e internacionales,
ha formado
parte,
asimismo,
desde su constitución del Consejo
Asesor del Centro Reina Sofía para el Estudio
de la Violencia.
a
sido profesor invitado en las
univers idades de Calgary y Québec Canadá).
a
escrito
numerosos
artículos sobre violencia
contra la pareja, trastornos de ansiedad fobia
social, ansiedad generalizada
y
estrés pos-
traumático) y sobre adicciones alcoholismo,
ludopatía, adicciones sin drogas). Sus líneas
actuales de investigación se centran en la vio-
lencia contra
la
pareja,
en
el
trastorno
de estrés
postraumático, en la ludopatía y en los trastor-
nos de personálídad. Algunos de sus libros son
Manual
de
violencia
familiar Madrid, 1998).
Abuso
sexual en la infancia
Barcelona, 2000).
Vivir sin violencia
Madrid, 2002) y Manual
de
victimología 2006).
Santiago Redondo
es profesor titular de Cri-
minología y Psicología en la Universidad de
Barcelona.
También
ha sido profesor invita-
do en diversas universidades españolas y de
otros países para impartir cursos y conferencias
sobre temáticas
como la criminalidad en las
sociedades actuales, la delincuencia juvenil, el
tratamiento y la rehabilitación de los agresores
y delincuentes, las explicaciones científicas del
delito, las agresiones sexuales y el
maltrato
de
pareja. Actualmente dirige diversas investiga-
ciones, especialmente por encargo de algunas
administraciones públicas españolas, en torno
al
tratamiento
de los agresores juveniles y de
los delincuentes sexuales. También es investi-
gador invitado
en varios proyectos internacio-
nales de investigación sobre la transición desde
la delincuencia juvenil a la delincuencia adulta,
y sobre
tratamientos
eficaces con
delincuen-
tes. a publicado
numerosos
artículos científi-
cos, capítulos de libros y libros. Sus dos obras
más recientes y de actualidad son las tituladas
Manual
para
el
tratamiento
psicológico
de los
delincuentes Madrid, 2008). e In tolerancia
cero: un
mundo
con
menos
normas, controles
sanciones también sería
posible
Barcelona,
2009).
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¿Por
qué
víctima
es
femenino
agresor masculino
a
violenci
contra
la
pareja
y las agresiones sexuales
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nrique cheburúa
Santiago
Redondo
¿Por qué víctima
es f m nino
agresor masculino
La
violencia contra la
pareja
y
las
agresiones sexuales
EDI IONES PIRÁMIDE
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COLECCIÓN «PSICOLOGÍA»
Sección: Manuales Prácticos
Director:
Francisco J Labrador
Catedrático de Modificación de Conducta
de la Universidad Complutense de Madrid
Diseño de cubierta: Anaí Miguel
Reservados todos los derechos. El contenido de
esta obra está protegido por la Ley, que establece
penas de prisión y/o multas, además de las corres
pondientes indemnizaciones por daños y perjui
cios, para quienes reprodujeren, plagiaren, distri
buyeren o comunicaren públicamente, en todo o en
parte, una obra literaria, artística o científica, o su
transformación, interpretación o ejecución artísti
ca fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada
a través de cualquier otro medio, sin la preceptiva
autorización.
©
Enrique Echeburúa
Santiago Redondo
© Ediciones Pirámide Grupo Anaya, S.
A ,
2010
Juan Ignacio Luca de Tena, 15.28027 Madrid
Teléfono:
91
393 89 89
www.edicionespiramide.es
Depósito legal: M. 27.641-2010
ISBN: 978-84-368-2398-1
Printed in Spain
Impreso en Lavel, S
Polígono Industrial Los Llanos. Gran Canaria, 12
Humanes de Madrid Madrid)
A todas las víctimas en su camino por
sobreponerse a un dolor injustamente
causado y en su esfuerzo por dot r de un
nuevo sentido a su vida
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aestamos solos hombre. a no tienes
ya
no tenemos ptra cosa cierta
que la ceniza eco de las llamas
residuo sólo
ya
de haber ardido ..
Pero m tienes y te tengo:
somos
Mira desde lo nimio la existencia
desde el origen ¿ves? Junto la hierba
nos elevamos sólidos y enteros.
M Rí BENEYTO
[La última mujer 1954 .
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íNDICE
Prólogo Antonio Andrés)
15
Introducción 5
PARTE PRIMERA
a
violencia de los hombres contra las mujeres
1
¿Hombres agresores mujeres víctimas? os estereoti-
pos
la
realidad.
3
1 1 Agresión Y delito 33
1 2 Los agresores
34
1 3 Las víctimas
39
Víctimas
de
delitos violentos 39
Víctimas
de
violencia contra la pareja 43
Víctimas de abuso agresión sexual
47
1 4
Con c l u s i ó n 49
Lecturas recomendadas 5
2
¿Por qué
son los
varones más agresivos que las mujeres? 53
2 1 Perspectiva feminista
54
2 2 Sociobiología y agresión 57
Especie humana civilización 57
Psicología evolucionista 6
Endocrinología
del
desarrollo de varones y mujeres
64
2 3 Personalidad
y
desarrollo humano
64
Déficit en autocontrol 65
Déficits cognitivos 66
Regulación emocional 67
Personalidad 68
2 4 Vínculos antisociales y aprendizaje de
la
violencia 69
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¿Por
qué
víctim s
femenino
y
agresor masculino
2 5 Funcionalidad utilitaria de la agresión y del delito. . . . . . . . . . 72
2 6 Integración del conocimiento explicativo
de
la
agresión
y
el delito 74
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
3.
La
violencia c ontr a la pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
3 1 Mujeres víctimas 79
La violencia
en
la pareja: una patología
de
la convivencia. . . .
79
¿Por
qué
aguanta
la
mujer? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
El impacto de la violencia en la salud física
y
mental
de
la mujer. 86
Repercusiones en los hijos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
3 2
Hombres maltratadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
¿Cómo surge
y de qué
forma
se
mantiene la violencia
en
la
pareja? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Tipos de maltratadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Trastornos mentales
y
alteraciones psicológicas en los hombres
violentos contra la
pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Trastornos mentales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
95
Alteraciones psicológicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
3 3 ¿Mujeres agresoras y hombres víctimas? . . . . . . . . . . . . . . 100
3 4
¿Es
posible predecir
la
violencia? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
102
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
4 Mujeres asesinadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
105
4 1 I n t r o d u c c i ó n
105
4 2 ¿Denunciar o no denunciar? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
4 3 Mujeres muertas a manos de sus parejas o ex parejas. . . . . 107
4 4 Víctimas
de
asesinato
y
mujeres inmigrantes. . . . . . . . . . . .
109
4 5 Víctimas
de
feminicidio
en
la juventud y
en
la tercera edad , 110
Víctimas jóvenes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Víctimas de la tercera
edad
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
4 6 Perfil de los homicidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
4 7 Suicidio de los agresores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
4 8
¿Se
puede predecir
un
asesinato
en
pareja? . . . . . . . . . . . .
116
4 9 Reflexiones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
5. Las agresiones sexuales
en
la vida adulta. . . . . . . . . . . .
121
5 1 Víctimas conocidas
y
desconocidas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
5 2 Los delitos contra la libertad sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
124
5 3 Frecuencia
de
las agresiones sexuales . . . . . . . . . . . . . . . 126
5 4 Características generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Características
de
las agresiones sexuales a mujeres. . . . . .
132
Características
de
los agresores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
133
Características
de
las víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
34
índice
5 5 Fenomenología o modalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Agresiones sexuales por desconocidos 135
Agresiones sexuales por conocidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Agresiones sexuales
en
la relación
de
pareja . . . . . . . . . . . .
138
Agresiones sexuales por un grupo
de
agresores. . . . . . . . . . 140
5 6 Etiología
de
la agresión
sexual
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Excitación. cognición
y
competencia social. . . . . . . . . . . . . . 143
Un modelo comprensivo
de
los factores
de
riesgo . . . . . . . . 145
Desarrollo
de un
agresor sexual: experiencia y empatía. . . . .
146
5 7 Conclusión
149
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
6. l abuso sexual en la infancia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
6 1 Concepto y frecuencia del abuso
sexual
en la población. . . . . 153
6 2 ¿Quiénes son los agresores
y
quiénes son las víctimas? . . . . 154
6 3 ¿Abusadores sexuales o pedófilos? . . . . . . . . . . . . . . . . . .
155
Primarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
157
Secundarios o situacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
6 4 Víctimas
de
riesgo
. . . . • . • . . . . . . • • . . . . • • •
159
6 5
¿Cómo
se
detecta
el
abuso sexual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
6 6
Repercusiones psicopatológicas en las víctimas . . . . . . . . . . 163
Consecuencias a corto
plazo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
163
Consecuencias a largo
plazo
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
6 7 Factores mediadores de los efectos del abuso
sexual
en la
infancia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
6 8 Reflexiones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
170
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
P RTE SEGUND
¿Qué se puede hacer? Soluciones para la violencia sexual y de pareja
7. Tratamiento de las víctimas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
7 1
I n t r o du cc i ó n 175
7 2 Aspectos nucleares
del
trauma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Consecuencias psicopatológicas a corto
plazo
. . . . . . . . . . . 177
Consecuencias psicopatológicas a medio
y
largo plazo , . . . 179
7 3 Factores
de
vulnerabilidad
y de
protección 181
Personalidades resistentes al estrés. . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
Factores
de
vulnerabilidad al trauma . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
7 4 Asistencia psicológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
¿Cuándo se requiere tratamiento? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
Objetivos del tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Ejes del
tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
188
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¿Por
qué
víctim
es femenino y
agresor masculino?
7.5. Indicadores positivos y negativos de recuperación 193
Indicc¡dores positivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Indicadores negativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
7.6 . Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 196
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
198
8. Tratamiento de los agresores
.......................
201
8.1. Los tratamientos psicológicos con delincuentes . . . . . . . . . .
. .
201
8.2. Tratamietlto
de
hombres violentos cont ra
la
pareja 202
Necesidad de
la
intervención psicológica . . . . . . . . . . . . . . . .. 202
Motivación para el tratamiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
Tratamiento psicológico
209
8 3 Tratamiento
de
agresores sexuales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 218
Riesgos para
la
agresión sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
Elementos que favorecen
el
tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
Ingredientes terapéuticos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
223
Fármacos inhibitorios
del
impulso
sexual
. . . . . . . . . . . . . . .
. . 230
Control y
apoyo
comunitario de los delincuentes sexuales. . . . . . 231
8.4. Conclusiones sobre la eficacia de los tratamientos con varones
agresores 231
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
234
9
Prevención
.....................................
237
9 1 Prevención general sobre varones en riesgo
de
ser agresores..
239
La clave de la
prevención: crianza y educación
en la
familia . . . . 245
Prevención específica con varones
en
riesgo de maltrato de
pareja
248
Prevención específica con varones en riesgo
de
abuso y agre-
sión sexual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
9.2. Prevención general con mujeres
en
riesgo de ser víctimas 255
Prevención específica con mujeres en riesgo de sufrir maltrato
de
pareja. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
..
256
Prevención específica con mujeres en riesgo de sufrir abuso y
agresión sexual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
258
9 3
Conclusiones 261
Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 262
PRÓLOGO
AGRESORES
Y
VíCTIMAS
¿ALGO
MÁS QUE UN
SIMPLE CAPRICHO DEL LENGUAJE?
«La danza de la violencia la forman dos participantes»: así emp ieza e l
último apartado del capítulo final del libro Biología de la Violencia,
de
la reconocida experta norteamericana Debra Niehoff 2000), para refe-
rirse a los derechos
de
las víctimas. Esta referencia muestra el lugar que
las víctimas ocupan tradicionalmente en la comprensión del fenómeno
violento. Con el tiempo el análisis de la violencia
ha
ido cambiando,
desplazando su foco
de
interés primordial, fijado en la conducta del
agresor, por uno nuevo las víctimas). Este cambio también se observa
en la perspectiva profesional y de los servicios públicos
que
se
ocupan
de
la violencia. El interés por las víctimas se extiende cada día más y no
parece
ser
simplemente una
«moda»
intelectual, sino
que
se
ha
conver-
tido en un
campo
profesional y
de
conocimientos en expansión,
que
se
agrupa bajo la etiqueta
de
la «victimología» y amplía el horizonte
de
las
disciplinas ocupadas en estudiar la violencia. Aunque sea
una
obvie-
dad, hemos
de
indicar que es la violencia 10 que
une
a agresores y víc-
timas en un sentido funcional, y este
hecho
no es trivial. Tener en cuen-
ta estos tres elementos el agresor, la víctima y la relación entre ambos)
es
un buen punto de
partida para analizar las causas y las razones
de
la
violencia. El análisis riguroso del suceso violento requiere tener en
cuenta los tres elementos antes mencionados. Así
10
destacó en su aná-
lisis sobre la violencia A Reiss, un reconocido sociólogo
de
la Univer-
sidad
de
Yale
que
presidió en 1994 un panel
de
expertos, promovido
por el National Research Council de Estados Unidos, cuyos resultados
se
presentaron de forma extensa cuatro volúmenes) a la sociedad ame-
ricana conmovida entonces por una ola
de
violencia juvenil
de
enor-
me
magnitud - compilando el conocimiento disponible sobre las cau-
sas
de
la violencia y cómo prevenirla Reiss,
A
ed., 1994; Understanding
nd Preventing Violence . La necesaria consideración
de
la víctima y el
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¿Por qué
víctim
es femenino y agresor masculino
agresor, así como de sus relaciones, es relevante para comprender la
violencia,
pero
no tiene por
qué
influir en las consideraciones legales y
éticas de la misma. Así pues, mientras es fácilmente aceptado hablar de
la responsabilidad del agresor en el
hecho
violento, incluir en el análisis
de la violencia interpersonallos factores de vulnerabilidad de la víctima
no significa responsabilizar a ésta de aquellos actos violentos, pero
completan la
comprensión
de
la realidad
de
los hechos.
Este libro trata de la violencia
que
se produce entre hombres y mu-
jeres. Como es
bien
conocido, este es un fenómeno de gran actualidad
en España y en otros países. En muchos de ellos la violencia contra la
mujer se ha convertido en un objetivo prioritario de las políticas socia-
les públicas en el campo educativo, sanitario y de seguridad, especial-
mente desde el año 1995, en que tuvo lugar la conferencia de Pekín
sobre la situación de la mujer y que sirvió de estímulo para la toma de
conciencia de la realidad de ésta como víctima de distintos tipos de vio-
lencia.
La
violencia entre hombres y mujeres tiene numerosos efectos nega-
tivos en la vida cotidiana y constituye un problema grave, omnipresen-
te y de muy difícil erradicación. La violencia que de forma mayoritaria
ejercen los hombres agresores) sobre las mujeres víctimas) se concre-
ta sobre. todo en dos ámbitos muy interrelacionados: la violencia contra
la mujer en el seno de la pareja y la violencia sexual. De estos dos tipos
de violencia en toda su extensión, es decir, refiriéndose a los agresores,
a las víctimas y a sus relaciones mutuas, se ocupa, en clave psicológica,
este libro. La primera forma de violencia que trata la violencia de pare-
ja) es bien sabido que se articula en torno a las relaciones sentimentales
e incluye muchas veces a la segunda la violencia sexual), mientras que
esta última es un tipo de violencia en la que, paradójicamente, no pre-
dominan siempre las motivaciones sexuales a
pesar
de las simples apa-
riencias. En
ambos
tipos
de
sucesos violentos
podemos
encontrar
que
no siempre y de forma exclusiva los que ejercen la acción violenta
son
hombres y quienes la sufren son mujeres y esto es motivo de convic-
ciones y discusiones generalm ente privadas), pero la desproporción es
tan grande, muy grande, que es casi como si lo fuera. Observamos una
enorme asimetría en la
que
uno de los sexos/géneros se lleva la palma
en cuanto que agente de la violencia y el otro en cuanto receptor de la
misma.
Así
la gran mayoría de los agresores de sus parejas incluso
de las ex parejas) sentimentales
son
hombres y también la mayoría de
agresores sexuales son hombres. Igualmente la gran mayoría de victi-
mas de las agresiones físicas, sexuales y psicológicas, sobre todo en el
Prólogo
seno de las parejas,
son
mujeres. Además, cuando se trata
de
agresiones
sexuales entre conocidos, que no constituyen
una
pareja sentimental, y
desconocidos, también las mujeres
son
mayoría entre las víctimas. Estas
dos afirmaciones se
pueden
generalizar a cualquier rango
de
edad de
los agresores y víctimas, para cualquier estrato social y también grupo
étnico o cultural. Esta realidad l a violencia ejercida sobre las muje-
r e s
requiere
un
cambio radical y definitivo. No solamente
es
exigible
una
reducción
de
cualquier tipo
de
violencia, como aspiración a un
mundo
más justo y solidario, sino
que
es especialmente urgente elimi-
nar la violencia contra las mujeres porque esta violencia contribuye a
sostener
una
situación histórica
de
desigualdad en la que las mujeres
sufren una patente discriminación y sometimiento
que son
inaceptables.
Para combatir esta realidad, con la
que
los autores
son
convencidos be-
ligerantes, los autores
de
este libro nos ofrecen
una
compilación exten-
sa
de
conocimientos, recientemente generados en la Criminología y la
Psicología, así como
de
otras disciplinas afines, sobre la violencia sexual
y la violencia sobre la mujer.
Al
hilo
de
estos conocimientos y después
de
una presentación extensa
de
ellos y una rigurosa reflexión intelec-
tual, nos indican
qué
se
puede
hacer y cómo hacerlo, todo lo cual pue-
de ser
de
utilidad
para
los profesionales que se ocupan
de
este problema
social para el cual existe un consenso colectivo en pro
de
su erradica-
ción. Del mismo modo, el contenido
de
este libro permitirá al lector
actualizar sus conocimientos sobre la temática y enjuiciar la realidad
con más argumentos sólidos
de
los que ofrecen algunas visiones sim-
plistas de este problema.
Quizá
sea un
simple capricho del lenguaje,
pero todos tenemos
en
la cabeza el «agresor», masculino y la «víctima» femenina. Cuando los
papeles se invierten, nos causa sorpresa y paradoja. Así, recientemente
y en un contexto
de
omnipresencia
de
violencia
de
pareja o
de
género
ocupando
todos los medios
de
comunicación,
aparecen
casos terribles
de
agresores domésticos como el «asesino
de
Amstetten» o matanzas
ejercidas por jóvenes en centros educativos Virginia Tech en EE. uu. o
Wennenden en Alemania), asesinatos adolescentes caso del asesinato
de
Ripollet, Barcelona) o el caso
de
Marta del Castillo
en
Sevilla), entre
otros. Siempre el agresor es
un
hombre. Como una excepción aparecen
a veces crímenes muy graves cometidos
por
mujeres, como el llamado
caso
de
la «asesina
de
ancianas» en Barcelona y como siempre pasa
con
los sucesos inespera dos e inexplicables, se pone en cuestión la regla
de
la
que
nos
quieren
hablar en este libro: hombres agresores y mujeres
víctimas. Esa es la norma,
pero
¿cuál es la explicación?
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 11/137
¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino
El
título del libro,
en
vez de ser una respuesta, es una pregunta: ¿por
qué víctima es femenino y agresor es masculino? La primera respues
ta que aparece es sencilla: porque
son
palabras que tienen distinto gé
nero
que recogen el papel de cada
género en
el comportamiento vio
lento. Respuesta insuficiente y quizás incluso errónea. Hay bastantes
cosas que añadir. Víctima es
un
sustantivo y agresor
un
adjetivo, gene
ralmente sustantivado. Ambas palabras
tienen
distinto
género,
aunque
las palabras no tienen sexo. Asociar el
género
del sujeto activo
en
el
acto violento, el agresor o la agresora, con el
género
del sujeto receptor
de la violencia la víctima) permite
un
análisis en varios dominios del
conocimiento
y, naturalmente, con resultados distintos dependiendo
del mismo.
Al menos
este análisis se plantea en cuatro niveles: el lin
güístico, el criminológico, el psicosocial y el político-cultural. Su combi
nación
sería
esperable que
aclarase
más
las causas
del fenómeno,
pero
la
desigualdad de sus
conclusiones
creemos que
complica
más
que so
luciona ciertas respuestas
que aparentemente son
sencillas y que hacen
referencia a la unidireccionalidad
de
la violencia
entre
el más fuerte y
el
más débil.
El
primer nivel de análisis es el lingüístico semiótico, se
mántico y pragmático),
que
da mucho
juego
por mor de analizar la re
lación
entre
la
denominación de
las
cosas
y su naturaleza. Agresor y
agresora son
dos
adjetivos
del
español que califican a
sendos
indivi
duos, de
sexo masculino y femenino,
que
ejercen o cometen una agre
sión. En cambio, víctima
es
un
nombre,
un sustantivo
de
género feme
nino,
que
se aplica a quien ha sufrido daños por
algún
suceso,
sea
hombre o mujer, incluso organismo
no humano.
El género
de
las palabras
es
algo que
va más
allá
de
la
idea
prosaica
de que
si termina en « »
es femenino
y si
termina
en
«o»
es masculino.
Existen casi
todas
las
combinaciones
posibles: sustantivos
que acaban
do
en
«o»
son femeninos, como
por ejemplo
la moto o la radio y sustan
tivos
que acabando
en
« »
son
masculinos,
como
el tema, el
problema
o el mapa. Es una simplificación excesiva identificar el género
de
las
palabras
con
la terminación
«o»
o « »
de
los nombres; además, ¿qué gé
nero
tienen
cuando terminan en otra voca l o letra? ¿Y qué pasa con los
adjetivos? Pues
hay para
todo: adjetivos con femenino regular que ter
minan de forma distinta según el género del sustantivo, como sucede
con el adjetivo agresor o agresora; invariables en masculino y femeni
no,
como, por
ejemplo, inteligente o amable; y otros,
por
fin, que son
femeninos irregulares, como
motora
o motriz.
Según el Diccionario de la RAE víctima
es
un sustantivo común de
género epiceno que puede designar seres de uno u otro sexo. Víctima
Prólogo
es
un
sustantivo y, a pesar de que la mayoría de los sustantivos sola
mente tienen un género masculino o femenino), existen otros que ad
miten una variación. Significa persona o animal ... sacrificado o des-
tinado
l
sacrificio que s expone que padece daño o que muere
.
por
culpa ajena o por causas fortuitas En
el
mismo plano terminológico
agresor -ra) es un adjetivo que califica al que comete una agresión.
Generalmente
se
trata
de
un
adjetivo sustantivado y
que,
por
tanto,
su
género coincide con el referente el hombre agresor o el agresor y la
mujer agresora o la agresora). Los adjetivos no tienen género, sino que
lo adoptan del sustantivo al que califican y acompañan.
Por tanto, el término «agresor» es masculino y disponemos de su for
ma femenina. Sin embargo, el término «víctima» solo
parece
tener forma
femenina. Pero,
en
relación
con
las palabras,
hay
más géneros que el
masculino y el femenino: existen el «común», el «ambiguo» y el «epice
no». El
género
«común» de
un
sustantivo, cuando está referido a las per
sonas,
no
diferencia el sexo al que
hace
referencia, sino que lo hace en
relación a los determinativos, como sucede en el
caso del término
«pa-
ciente». Los nombres con
género
«ambiguo»
pueden
ser
acompañados
indistintamente por determinativos masculinos o femeninos,
como
es el
caso del término «mar». Por último, los sustantivos
con género
«epiceno»
son aquellos inherentemente masculinos o femeninos que designan a
las personas sin diferenciar sexos, como es el caso del nombre «bebé».
El género
de
los sustantivos
también
marca una diferenciación
de
carác
ter sexual y así el masculino designa al
macho
y el femenino a la hem
bra; sin embargo, esta
no
es la
norma
y la mayoría de sustantivos
no
tienen relación alguna con el
sexo
del sujeto al que hacen referencia.
El
género
de
los sustantivos
es
sólo
una
marca gramatical, no
una esencia
de
los individuos
de
las
especies con reproducción
sexual y
sus
concor
dancias bio-psico-sociales.
En el análisis psicosocial
de
las diferencias
entre hombres
y mujeres
observamos
un panorama
complejo y sometido a constantes cambios.
Cuando hace unos
años parecía que la investigación psicológica había
resuelto el
tema de
la casi inexistencia
de
diferencias
entre hombres
y
mujeres Hyde, 1990), las cosas se han
vuelto a complicar a la luz
de
las
nuevas
e incesantes) investigaciones empíricas Hyde, 2007). Las
com
paraciones entre hombres y mujeres,
en
cuanto a sus características
psicosociales,
aparecen en muchos
planos y
sobre
todo
en
interacción
con otras variables
de
los
propios
individuos. Así, comparar hombres y
mujeres en,
por
ejemplo, el plano
de
la agresión está
directamente mo
dulado
por
la
edad de
los sujetos analizados. Las diferencias
entre hom-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 12/137
¿Por
qué
víctim
es femenino
agresormasculino
bres y mujeres
en
los niveles y la frecuencia de la agresión, física al
menos, son muy precoces y ya antes
de
los
24
meses aparecen de for
ma espontánea. Estas diferencias se mantienen a lo largo de la vida de
los humanos, aparecen más tarde
en
el formato de agresiones sexuales
y únicamente se difuminan
en
el formato de agresiones verbales en las
que parece no existir diferencias entre sexos. También el desarrollo
afecta
de
forma distinta a las diferencias
en
las capacidades verbales, las
disposiciones emocionales o las alteraciones psicopatológicas. Además
de la edad, podemos incluir otras variables, tales como el rol social, el
nivel socioeconómico, etcétera. Hemos de añadir que este panorama es
cambiante y tiene sus efectos
en
numerosos planos de la realidad social
y personal: escolar, educativo, laboral, sanitario, etcétera. Por tanto,
consideramos adecuada la afirmación según la cual hay más variabili
d d interindividual dentro de los grupos de hombres y mujeres que la
variabilidad intergrupal de hombres y mujeres. La individualidad psico
lógica importa más que la pertenencia a
un
grupo definido por el sexo
o por el género.
Lo
que es
un
problema para la explicación científica
de
las diferencias entre hombres y mujeres es el punto
de
partida para
la intervención profesional,
en
la
que
siempre, al ser
con
mucha fre
cuencia ejercida sobre individuos, debe primar la individualidad frente
a la pertenencia más o menos prototípica a
un
grupo de referencia. El
agresor no deja de ser individuo por más que pertenezca al grupo
«hombre» o la víctima tampoco deja de ser individuo un perteneciendo
al grupo
«mujer». Así no
tiene
por
qué sorprendernos que
no
todos los
hombre ejemplifiquen al arquetipo de los «hombres violentos» ni todas
las mujeres al arquetipo de las «mujeres plácidas» el lector puede hacer
el ejercicio de sustituir los adjetivos de los arquetipos y constatar la va
lidez de la afirmación).
En el análisis criminológico la diferencia entre hombres y mujeres,
en
lo
que
hace referencia a la distribución asimétrica
de
las prevalencias
delictivas, es un hecho más que consistente y es
un
problema a resol
ver. Los hombres son con mucha mayor frecuencia agentes de la vio
lencia, sobre todo
en
el seno de la pareja y especialmente, si hacemos
referencia a la violencia grave y también a la violencia de naturaleza
sexual. Esta afirmación la podemos generalizar a muchos otros tipos de
delitos. Por el contrario, las mujeres son las víctimas más prevalentes de
la violencia grave de pareja, doméstica o familiar y de la violencia
sexual. Aquí la asimetría es clara y muy consistente entre grupos de
edad, étnicos, culturales y socioeconómicos. Esta asimetría se observa a
simple vista en muchos indicadores criminológicos: tasa de hombres y
Prologo
mujeres encarceladas, comportamiento
de
hombres y mujeres
en
pri
sión, tasas diferenciales de reincidencia, etcétera.
Por último, en el análisis político-cultural, donde el que esto escribe
se mueve con más inseguridad, y debido a los cambios derivados de las
dinámicas sociales e ideológicas propias de las sociedades en constante
evolución, es donde, en nuestra opinión, los resultados de los análisis
acerca
de
las diferencias y semejanzas entre hombres y mujeres
son
más
variados y cambiantes. Un ejemplo de
estos cambios lo podemos ver
en
las distintas denominaciones que se d n al mismo fenómeno. Así la
violencia de género, en nuestra opinión, y a diferencia de lo que decla
ra la legislación vigente en España, agrupa t odas las formas de violencia
que se ejercen por parte del hombre sobre la mujer por su específico rol
de género en
la sociedad actual: violencia sexual, tráfico
de
mujeres,
explotación sexual, mutilación genital, acoso laboral, etcétera, indepen
dientemente del tipo de relaciones interpersonales que mantengan agre
sor y víctima, ya se n éstas de tipo sentimental, familiar, de vecindario
o, simplemente, inexistentes. Este término genérico convive con otros,
como el de «violencia doméstica» o .familiar» y no pocas veces son con
fundidos.
El
caso
de
la violencia contra la pareja,
en
el
que
la víctima es
la mujer y el agresor es el hombre, es el más representativo de la vio
lencia de género, principalmente por su prevalencia e intensidad y por
que combina elementos propios de la violencia de género, de la familiar
y doméstica, pero, sin embargo, cuenta con otros componentes especí
ficos
que
provienen
de
la particular relación, sentimental e íntima,
que
tienen o
h n
tenido los miembros
de
la pareja.
La
violencia contra la
pareja VCP)
es un de las formas que, junto con la violencia sexual so
bre la mujer en el seno de la familia, representan un intersección entre
la violencia de género y la violencia familiar Andrés-Pueyo, 2009). En
este sentido queremos hacer
un
reflexión.
El
concepto
de
violencia,
como estrategia
de
control y dominio
de
la pareja, agrupa varios tipos,
según su naturaleza, como son la violencia física, sexual, psicológica y
la violencia por negligencia. Conviene distinguir subtipos de acciones
violentas, tales como son, en el caso de la violencia física, las agresiones
físicas, desde las bofetadas, empujones y patadas hasta las lesiones con
arma blanca o de fuego y el asesinato por estrangulamiento o envene
namiento, así como las mismas amenazas graves de ejercer violencia
física muerte o lesiones físicas),
que
tienen idénticos determinantes
que
las acciones violentas. En el caso
de
la violencia sexual se incluyen di
ferentes acciones, que van desde la humillación sexual hasta la viola
ción sádica pasando por el acoso sexual. En el caso de la violencia psi-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por
qué víctim es femenino
agresor masculino
cológica, h y que distinguir también acciones tales como el acoso no
sexual stalking), la coerción y coacción, la humillación, las extorsiones
o amenazas y todas aquellas formas de control social y económico de la
mujer que la OMS (2005) identifica bajo la rúbrica de «violencia psicoló
gica o abuso emocional». Este último tipo de violencia reúne acciones
muy distintas entre sí y recibe varias denominaciones. El abuso, maltra
to o violencia psicológica ejercida sobre la víctima,
en
la
VCP
también
incluye un serie de acciones del agresor que, siguiendo a O Leary, po
demos distinguir en: menoscabo y d ño a la auto-estima y la imagen de
la pareja, amenazas explícitas o implícitas de muerte o lesiones, restric
ción
de
los derechos
de
la víctima y evitación pasiva o activa del apoyo
emocional o cuidados debidos a la víctima (Andrés-Pueyo, 2009).
El
convencimiento público
de que
la violencia, y especialmente la
sexual y contra la mujer, es un problema social de primer
orden
que
h y
que erradicar se observa
en
la intolerancia social que produce,
en
la re
clamación frecuente
de
intervención
que
los ciudadanos hacen a los
poderes públicos, sobre todo después
de que
se descubran crímenes
sexuales horribles o se conozcan casos de abusos familiares sobrecoge
dores, y en la voluntad convencida de que esta problemática
es
incom
patible con los avances sociales y la libertad personal hacia la cual tien
den
las sociedades desarrolladas. Este rechazo a la violencia, convertido
en
demanda, guía la acción de las Administraciones Públicas,
que
h n
puesto
en
marcha acciones para luchar contra la violencia
de
forma con
tinuada en los últimos años. Esta acción convencida cristaliza
en
la mo
vilización de recursos humanos y materiales que se destinan a la aten
ción de las víctimas, el control de los agresores y la prevención genérica
de la violencia. Estas políticas empiezan a d r sus resultados, pero están
afectadas
por
dos factores que,
en
nuestra opinión, limitan su eficacia.
El primero es la falta
de
experiencia profesional continuada
en
el tiempo
de
ejercicio
de
estas tareas, sobre
todo en
lo
que
hace referencia a la
violencia de pareja contra la mujer. Un buen ejemplo lo
podemos ver
analizando cómo se h realizado la puesta en marcha de programas de
atención a víctimas
de
la violencia de género
que
se h n ido desarro
llando y perfeccionando a la vez y a partir
de
diversas ofertas
de
servi
cios genéricos: sanitarios, sociales y otros similares
que
atendían a las
mujeres
por
razones diversas y que ahora
h n
ampliado sus servicios a
la atención de las mujeres víctimas de violencia. Quizá un ejemplo pa
radigmático es la formación de los técnicos de los servicios de gineco
logía de los hospitales generales
en
temas de violencia de género y
sexual. En esta situación también se
h n
encontrado, con menos proble-
Prólogo
mas obviamente, los servicios policiales y judiciales que, como es paten
te, sufren un enorme presión derivada de esta problemática. También
este mismo comentario se
puede
hacer extensivo a los servicios que
atienden a los agresores y
un buen
ejemplo lo tenemos
en
el diseño de
programas de reeducación para agresores contra la mujer
en
prisiones o
en otras actuaciones preventivas. Queríamos destacar
que
este cambio
en
ampliar los servicios está resultando eficaz,
pero
exigente
con
los
profesionales que deben aplicarlos, ya que la demanda
de
eficacia es
tan urgente como novedosos son los programas de actuación.
El
segundo factor tiene
que
ver
con
la fundamentación y sustenta
ción de estos programas.
La
urgencia
en
aplicarlos es inversamente pro
porcional a los conocimientos que los apoyan.
El
conocimiento cientí
fico, y las tecnologías que se derivan
de
él,
de
las causas de la violencia
no
es todavía muy amplio y sólido y,
por
tanto, las discusiones y alter
nativas
que
se
proponen
para combatirlas están todavía
en un
limbo
donde casi todo es compatible. Como resultado de esta situación, con
viven opiniones, propuestas, procedimientos e incluso legislaciones y
normas que
no
producen mucho consenso y son fuente de controver
sias, a veces intensas. Esta realidad que brevemente hemos descrito
quizá tiene más vigencia al hablar de la violencia contra la pareja que
de
la violencia sexual.
Para intervenir
en
el control de la violencia, como
en
cualquier otro
ámbito profesional, es imprescindible conocer las cosas con objetividad
y sin prejuicios. Y mientras que objetividad
no
hay mucha,
en
la medi
da
en
que el conocimiento riguroso
de
la violencia es escaso,
de
lo se
gundo,
en
el caso que nos ocupa, hay demasiado.
Los
conocimientos
rigurosos, contrastados y basados
en
la evidencia sobre la violencia in
terpersonal son escasos y es imprescindible aumentarlos para que la
intervención profesional sea eficaz. Este libro de Echeburúa y Redondo,
dos de
los más reconocidos especialistas
en
las aplicaciones psicológi
cas
de
la criminología al problema
de
la violencia sexual y de pareja,
está lleno
de
conocimientos rigurosos y de análisis concienzudos
de
la
realidad próxima de la violencia que serán
de
gran utilidad a los profe
sionales, sea cual sea su matriz formativa original, que se emple n a
fondo diariamente
en
la lucha contra las consecuencias de la violencia,
la re nserción de los agresores, la recuperación y fortalecimiento de las
víctimas y la prevención de esta lacra social de tan negativos e intensos
efectos. En este libro, y por razones
de
la temática de que se ocupa, los
autores se mueven
en
tres planos que,
en
el mejor de los casos, debe
rían converger: el de los derechos humanos (referente obligatorio
en
el
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 14/137
¿Por qué
víctim s femenino
y agresor masculino
tema del análisis
de
la actuación contra la violencia), el
de
la ciencia
(basándose en la evidencia) y el
de
la utilidad profesional
por
respon
sabilidad social). Complicada combinación,
pero
digna aspiración.
Barcelona, junio
de
2010
REFERENCI S
DR
D.
ANTONIO ANDRÉS-PUEYO
Catedrático
de
la Universidad
de
Barcelona
Andrés-Pueyo, A (2009). La predicción de
la
violencia contra la pareja. En Eche
bUfÚa
y otros (eds.),
Predicción del riesgo de homic idio y
de
violencia grave en
la relación de pareja
(pp. 21-56). Valencia: Centro Reina Sofía para el estudio
de
la violencia-Generalitat
de
Valencia.
Felson, R B. (2002).
Violence
nd
gender reexamined.
Washington, De.: APA
Hyde,
J
(1990). Meta-analysis
of
psychology
of
sex
differences.
Signs
16:
55-73
Hyde, J (2007). New directions in the study
of gender
similarities
and
differences.
Currrent Directions
in
Psychological SCience
16: 259-263.
INTRODUCCiÓN
Las
mujeres son víctimas frecuentes de diversas formas de agresión
y violencia.
De
partida pueden sufrir cualquiera
de
las formas de vio
lencia y delincuencia posibles,
como robos
violentos, lesiones y
ho-
micidios, al igual que también pueden
ser
víctimas de estos delitos los
hombres. Sin embargo, en
dos
modalidades
de
violencia las mujeres
suelen ser
víctimas especialmente propicias: el maltrato familiar y los
abusos
y las agresiones sexuales. Y
es 1
más frecuente
que
los auto
res
de
dichas agresiones
sean
hombres.
El
análisis
de
esta grave reali
dad
social es,
en
última instancia, la
razón profunda de
este libro.
Tanto el maltrato
como
los abusos y las agresiones sexuales
dañan
gravemente a un
número
importante de mujeres de distintas edades,
extracciones sociales y culturas en todos los países. Los organismos in
ternacionales,
como
Naciones Unidas y la Organización Mundial de la
Salud,
han
alertado universalmente acerca
de
este grave problema so
cial y
han
acordado diversas declaraciones y normativas para
su
detec
ción y prevención. En la actualidad existe
una
notable sensibilidad y
conciencia colectiva acerca
de
estas problemáticas
de
agresión a las
mujeres,
que se
refleja en los medios
de
comunicación y en la opinión
pública, en las leyes y en la justicia.
Dadas la magnitud
de
la violencia contra las mujeres y la urgencia
de
su
prevención y control,
no
es infrecuente
que
los análisis
de
este pro
blema y las propuestas formuladas para
su
prevención y control
pue-
dan
resultar, a
pesar de
sus
buenas
intenciones, precipitados y extre
mos. Algunos
de
los planteamientos actuales están alejados
de
los
conocimientos científicos e imbuidos más bien de consideraciones
ideológicas y formulac iones políticamente correctas».
La
explicación
feminista al
uso de que
toda violencia
que puedan
ejercer los hombres
contra las mujeres es
una
violencia universal de cariz machista cuyo
propósito es su sometimiento patriarcal es,
cuando
menos, expansiva y
sesgada. Es más ajustado al conocimiento científico, y sería probable-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 15/137
¿Por
qué
víctima
es femenino
y
agresor
mf sculino?
mente más útil para la prevención, analizar la violencia contra la pareja
a la luz de los diversos factores
de
riesgo existentes, tanto individuales
como sociales, entre los que también podría incluirse el «machismo»,
pero
desde luego
no
en exclusiva.
Es decir, para un análisis científico más completo del maltrato y de
la agresión sexual contra las mujeres
deben
considerarse tres compo
nentes: la peligrosidad
de
los agresores, la vulnerabilidad
de
las vícti
mas y las situaciones en
que
se producen las conduct as violentas. Así
hay
que
tener
en
cuenta las características
de
muchos agresores, tales
como su impulsividad, el maltrato y abuso infantil
que
muchos de ellos
recibieron, su exposici ón a modelos violentos en sus familias
de
origen,
su frecuente
abuso
del alcohol y
de
otras drogas, sus fuertes distorsio
nes de
pensamiento y justificaciones de la violencia
como
instrumento
de control, sus creencias sexistas y devaluadoras de las mujeres, las si
tuaciones
de
aislamiento familiar y social en
que
viven, los bajos niveles
culturales
de
muchos agresores y también
de
muchas víctimas, las ten
siones económicas a
que pueden
hallarse sometidos, etc. Hay asimismo
víctimas
de
riesgo, como las mujeres jóvenes, aisladas socialmente, de
pendientes económica y emocionalmente
de
sus parejas desde edades
tempranas o las mujeres consumidoras
de
drogas o frecuentadoras
de
ambientes marginales,
con
antecedentes
de
maltrato, que tienen
una
mayor probabilidad
de
sufrir la violencia. Y finalmente,
hay
situaciones
específicas, como la ruptura reciente
de
pareja protagonizada
por
la
mujer o las condiciones de
un
divorcio conflictivo en relación
con
el
régimen económico o la custodia y el régimen de visitas de los hijos,
que
propician la aparición
de
conductas violentas.
Lo fundamental
de
la perspectiva científica e integradora del conoci
miento
que
aquí
se
presenta es
que
son estos múltiples factores
de
ries
go, combinados en diversas formas, los
que pueden
favorecer
que
al
gunos
varones
opten por
comportamientos
de
abuso
y agresión
de
los
que serían víctimas frecuentes las mujeres. Üe aquí se deriva que la
prevención más eficaz
de
tales agresiones también
deberá atender
a los
diversos factores
de
riesgo
que puedan
concitarse en
cada
caso.
También
se
efectuará aquí un análisis crítico
de
las actuales prác
ticas jurídico-penales orientadas a la pura
denuncia,
al aislamiento y,
en
último término, al encarcelamiento masivo y prolongado de mal
tratadores, violadores, etc.,
como
base de la
prevención
y el control
de
estos
fenómenos
delictivos. Los autores
consideran que
dichas es
trategias punitivistas
son poco
realistas y resultan bastante ineficaces
si
se
atiende a sus escasos resultados.
De
hecho, y
pese
a su
empleo
ntroducción
intensivo, no han logrado reducir ni el número
de
asesinatos de mu
jeres o las tasas de denuncia por maltrato ni las agresiones sexuales
extra o intrafamiliares. Además, este planteamiento basado
en
el cas
tigo
ha
contribuido a un sistemático endurecimiento del sistema jurí
dico-penal, con los muchos inconvenientes que ello plantea,
como
son la masificación de las prisiones o
unos
gastos
en
vigilancia y se
guridad
que
resultan
desmesurados
y
que no han
mostrado ser
efec
tivos.
Así pues, este libro dirige su atención a los conocimientos rigurosos
actuales
en
torno a las principales manifestaciones
de
la violencia con
tra las mujeres como el maltrato
de
pareja, el abuso sexual y las agre
siones sexuales), de las que a menudo son autores los hombres. Asimis
mo
se
pondrán de
relieve las fenomenologías y las magnitudes
de
estas
agresiones, los daños
que
sufren las víctimas y las características más
típicas
de
los agresores. Se presentarán también los conocimientos y las
teorías científicas que, hasta
donde
se sabe actualmente, explican estos
fenómenos. Por último, en cada caso se atenderá tambi én a los sistemas
de
prevención, tratamiento y control de los anteriores delitos
con
el ob
jetivo
de
reducir su frecuencia y gravedad.
La
obra consta
de
nueve capítulos estructurados
en
dos partes
una
descriptiva y otra de propuestas
de
solución). En el primer capítulo
de
la parte primera se hace referencia a la delincuencia y a las conductas
violentas en función del sexo, tanto desde la perspectiva de los agre
sores como desde la de las víctimas. En el segundo se trata
de
buscar
una
explicación a este
hecho
con las distintas teorías propuestas. Los
siguientes capítulos
de
esta primera parte profundizan sobre tipos es
pecíficos de agresores y de víctimas
y
en concreto, sobre la violencia
contra la pareja y sobre los abusos y agresiones sexuales, tanto en la
infancia como en la vida adulta. Se detalla la descripción
de
estos fe
nómenos
violentos, así
como
sus explicaciones científicas. Y
en
la par
te se incluyen tres capítulos encaminados a la solución de los pro
blemas planteados en la primera parte. En concreto, se describen los
tratamientos psicológicos
de
las víctimas y de los agresores y, por últi
mo, se desarrollan las estrategias aplicadas en la actualidad, y otras que
podrían utilizarse, para la prevención y el control de estas modalidades
de
agresión.
El mayor deseo
de
los autores sería
que
esta obra contribuyera a
un mejor entendimiento social y a
una
explicación más certera
de
los
fenómenos de violencia contra las mujeres y, por encima
de
todo, a
una
mejora
de su
prevención.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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PRIMER P RTE
a violencia
de
los
hombres
contra
las
mujeres
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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1
¿HOMBRES AGRESORES
Y
MUJERES VíCTIMAS?
OS
ESTEREOTIPOS Y LA REALIDAD
El
título
de
este libro sugiere como argumento central
que
ser agre-
sor, y más ampliamente ser delincuente, es preferentemente un atributo
masculino y que ser víctima es una característica prioritariamente feme-
nina. El objetivo de este primer capítulo es clarificar esta cuestión nu-
clear.
Tanto el título del libro como su nomenclatura general utilizan el
término «agresor» y no «delincuente», ya que las agresiones y los compor-
tamientos violentos contra las mujeres constituyen la prioridad del aná-
lisis, y hay agresiones más o menos sutiles
que no
entran dentro del
ámbito
de
lo delictivo. Pese a ello también es necesario hacer una refe-
rencia más global a la delincuencia
de
hombres y mujeres. Desde ese
marco más general,
de
acuerdo
con
el objetivo del libro, se prestará
una
atención preferente a aquellas conductas violentas
de
las
que
los varo-
nes suelen ser autores principales y las mujeres víctimas frecuentes, lo
que incluye diversos delitos contra las personas lesiones, homicidio
..
);
pero, sobre todo, se analizarán el maltrato contra la pareja y el abuso y
las agresiones .sexuales.
Para iniciar este análisis
de
la delincuencia
de
hombres contra muje-
res conviene llamar la atención del lector sobre algo quizá obvio, pero
muy relevante a todos los efectos. Se trata sencillamente de la estructu-
ra básica
que
presentan todo delito y agresión,
que
incluye tres partes
imprescindibles tal y como se ilustra en la figura
1.1):
1.
Un
gresor
o agresores),
en
cierto grado motivado y dispuesto
para agredir.
La motivación antisocial de los agresores suele con-
cretarse en creencias y hábitos delictivos, así como en fuertes
explosiones de ira descontrolada.
2.
Una
víctim que
suscita el interés del agresor.
3. Una cierta
desprotección de
la víctima,
que
la
pone en
mayor
riesgo
de
sufrir la agresión. Dicha desprotección
puede
derivar
en unos casos del descuido de la propia víctima, que no toma las
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¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?
precauciones debidas, o
de
la falta
de
prevención
de
sus cuida-
dores y protectores naturales (familiares, amigos, vecinos .. ; en
otros,
puede ser
la consecuencia indeseada
de
fallos
en
los con-
troles formales, tales
como
la policía o los tribunales.
Los tres factores
mencionados
constituyen,
de
acuerdo
con
el cono-
cimiento actual, el ementos clave
de
todo
análisis
de
la agresión, y este
libro prestará atención a todos ellos. En este primer capítulo se atende-
rá a
una
descripción general
de
los
dos
primeros (agresores y víctimas,
con
especial atención a la cuestión central
de
si
se
trata preferentemen-
te
de
varones o
de
mujeres). Para ello
se
destinará
un
primer epígrafe a
analizar quiénes
son
los agresores más habituales
en
delitos violentos,
en maltrato contra la pareja y
en
materia
de abuso
y agresiones sexua-
les.
Lo
mismo
se
hará,
en
el siguiente epígrafe,
por
lo
que se
refiere al
análisis
de
quiénes
son
las víctimas prioritarias
de
los anteriores delitos,
es
decir, si
son
los
hombres
o lo
son
las mujeres.
El
capítulo finalizará
con
unas conclusiones generales al respecto
sobre
la violencia ejercida
o sufrida
por
los hombres y
por
las mujeres.
Figura 1 1 Interacción agresores-víctimas [adaptado a partir de Felson 1994
200B}
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas? Los estereotipos
y l
realidad
1 1 AGRESiÓN DELITO
La agresión suele
comportar una
acción mediante la que se ejerce
fuerza sobre otra persona que, como resultado
de
ello, sufre algún tipo
de
daño. Esta conducta acostumbra a interpretarse como violencia si se
entiende que es intencionada,
es
decir,
con
el objetivo
de
dañar a la
víctima.
Lo
más
común es que
los comportamientos violentos
estén
prohibidos
por
la ley y,
por
ello, constituyan delitos.
Los delitos
pueden adoptar
muy diversas formas, como los hurtos
en
que se sustrae discretamente una propiedad ajena, como podría
ser
un bolso o
una
cartera), las estafas, los
robos
tanto con fuerza (rom-
piendo la puerta
de
una casa) como
con
intimidación o violencia (ame-
nazando a la víctima
con un
arma o
golpeándola
para
que
entregue su
dinero), las lesiones, los abusos
de
menores, las agresiones sexuales y
la violación, el maltrato a los hijos o a la pareja, etc.
Además
de por
su objetivo o naturaleza, los delitos
pueden
ser cla-
sificados ta mbién en función
de
su gravedad. Los dos principales crite-
rios que
suelen
emplearse
para
establecer la gravedad
de
los delitos
son,
en
primer lugar, el
daño causado
a las víctimas y a la sociedad
en
su conjunto y, en segundo término, la magnitud económica de las sus-
tracciones o daños efectuados.
El modo más
inmediato
de conocer
cuántos delitos se
producen es
mediante
las
denuncias que efectúan
las
propias
víctimas o los posi-
bles testigos. En estos
supuestos
lo
más común es que
las
denuncias
hayan
dado
lugar a
procesos
legales e incluso a la
condena de
los
autores.
También puede
conocerse la
magnitud de
la delincuencia a
partir
de
fuentes
de
información denominadas no oficiales». Éstas
son
fundamentalmente dos: los estudios
de
autoinculpación y las en-
cuestas
de
victimización. En los análisis
de auto nculpación se
pre-
gunta,
de modo
anónimo,
a muestras representativas
de
la población,
generalmente jóvenes
de
ambos sexos, acerca
de
sus posibles con-
ductas ilícitas y antisociales. De
ese modo pueden
obtenerse
unos
índices, generalmente anuales,
que
se denominan de delincuencia
autoinformada». Su mayor ventaja
es que
permiten conocer
con
mayor
amplitud, a partir
del
testimonio
de
los
propios
autores,
qué conduc-
tas ilícitas y
con qué
frecuencia
se
llevan a
cabo en
el
seno de una
población. Su principal
inconveniente es que, mediante
los autoinfor-
mes,
es
difícil conocer
comportamientos
delictivos graves
que no
ha-
yan
sido denunciados,
como
podrían ser
incluso
una
violación o un
homicidio.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 19/137
¿ or qué víctima es femenino
y
agresor masculino
Un método inverso al anterior
son
las encuestas
de
victimización. En
ellas se pregunta, también
de
manera anónima, a muestras representa
tivas
de
la población sobre aquellos delitos
que puedan
haber sufrido
durante el período
de
un año, o bien a 1 largo
de
toda su vida. De este
modo asimismo es posible conocer muchos más hechos antisociales y
delictivos de los que acaban siendo denunciados. Entre sus inconve
nientes está el
que
algunas víctimas
puedan no
mencionar,
por
ver
güenza o temor, hechos delictivos graves, como maltratos o violaciones
sufridas en el hogar. Pese a todo, las encuestas
de
victimización consti
tuyen el mejor instrumento disponible
para
hacernos
una
idea lo más
veraz posible acerca de los hechos antisociales
que
realmente suceden.
Así pues, idealmente, para cada categoría
de
delitos podría disponer
se de dos fuentes fundamentales
de
información: la correspondiente a
la tasa anual de victimización, o los delitos
que
las víctimas dicen haber
sufrido, y la que se refiere a los delitos oficialmente denunciados ante
la policía y perseguidos
por
la justicia. Entre la primera, mucho más
amplia, y la cifra
de
denuncias, más reducida,
media
la conocida como
cifr negr de la criminalidad, constituida
por
los delitos ocultos que las
víctimas,
por
unas u otras razones, no denunciaron y que, por tanto,
no
han
sido objeto de persecución legal.
Con el telón
de
fondo
de
nuestro interés principal
en
este libro (la
violencia de los
hombres
contra las mujeres), a cont inuación se presen
tan distintas informaciones sobre el comportamiento violento y antiso
cial, utilizando para ello tanto cifras oficiales como, hasta
donde
nos sea
posible, datos no oficiales. En primer lugar se analizará la prevalencia
violenta y delictiva de hombres y
de
mujeres
en
cuanto agresores, tant o
de
modo general como, particularmente, en lo tocante al maltrato de
pareja y los delitos sexuales. A continuación se dirigirá la atención
al segundo término de la ecuación,· presentándose información sobre
las mujeres y los varones
en
cuanto posibles víctimas
de
agresiones y
delitos.
1 2
OS
AGRESORES
Con carácter general, los varones, de todas las edades y de todas las
culturas, efectúan más comportami entos antisociales y de agresión que
las mujeres. Esta característica más violenta de los varones parece inclu
so
ir más allá de las propias conductas ilícitas.
s
fácil observar
en
la
familia y en la escuela que, ya desde los primeros años de la vida, los
niños son más movidos, inquietos, impulsivos, exploradores del am-
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas Los estereotipos
y
l realidad
biente, asumidores
de
riesgos y peleones que las niñas. Por el contrario,
las chicas acostumbran a ser, también desde la infancia más temprana,
más tranquilas, autocontroladas y pr udentes.
Estas diferencias
de
conducta entre varones y mujeres se hacen más
notorias a partir de la adolescencia por 1 que se refiere a los compor
tamientos antisociales. Si se atiende a los auto nformes por cada chica
que
manifiesta
haber
realizado algún compor tamiento antisocial
de
en
tidad no muy grave (faltar al colegio, engañar a sus padres, hurtar en
tiendas, etc.) hay unos cinco chicos que dicen haber realizado dichas
conductas. Si se toman en cuenta datos oficales, relativos a denuncias y
detenciones, la anterior proporción se extrema, y por cada chica que
comete algún delito de mayor entidad (sustracción de vehículos robo
agresión, etc.) entre ocho y diez varones 1 hacen. En la edad adulta
estas diferencias se hacen evidentes a partir
de
los delitos
que son
le
galmente perseguidos
por
la justicia.
De acuerdo con datos de Inglaterra y Gales correspondientes a 2006,
una mayor proporción
de
hombres que
de
mujeres fueron detenidos e
inculpados en todas las categorías más graves
de
delitos. En concreto,
eran varones entre el 82 y el 94
de
los imputados por delitos violen
tos contra las personas, delitos por drogas, robos con violencia y robos
de
casas. Por 1 que se refiere a todos los condenados
por
delitos
sexuales, el 97 eran varones. En cuanto a los hurtos y robos, que fue
ron los delitos más frecuentes en conjunto, el 71 fueron cometidos
por hombres.
En la tabla 1.1 pueden verse las cifras totales de condenados en 2006
en España por distintos tipos
de
delitos, con los porcentajes
de
ellos
que corresponden a mujeres y a hombres.
Como
puede
verse, en todas las categorías delictivas incluidas en la
tabla el porcentaje
de
varones condenados es abrumadoramente supe
rior, oscilando entre
un
mínimo del 87,8
para
el caso
de
los delitos
de
torturas y contra la integridad moral y un máximo del 96,5 para los
delitos contra la libertad y para los delitos contra la libertad sexual. s
decir,
en
promedio,
por
cada mujer condenada
por
delitos, once varo
nes lo son. Esta relación se extrema para el delito
de
homicidio, en el
que
por
cada mujer condenada lo
son
quince hombres, y
aun
más para
el caso
de
los delitos sexuales, con veintiocho hombres condenados
por
cada mujer que lo ha sido.
Una constatación provisional
que puede
efectuarse a la luz
de
la ta
bla 1 1 es
que
la relación N hombres/1 mujer aumenta en función
de
la
violencia y gravedad
de
los delitos, así como de la connotación sexual
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por qué víctim es femenino
y
agresor masculino?
T BL 1 1
Personas
condenadas por sexo
y tipos de
delitos
seleccionados
España
2 6
TOTAL
Contra la seguridad colectiva (in-
cendios, salud pública, seguridad
del tráfico, energía nuclear .. )
,Contra el patrimonio (hurtos, ro-
bos, estafas, etc.)
Lesiones (daños, generalmen te fí-
sicos, a otras personas)
Contra la libertad (amenazas,
coacciones, secuestros)
Torturas y otros delitos contra la
integridad moral
Contra la libertad sexual (viola-
ción, agresión sexual, abuso .. )
Homicidio
y
sus formas (muerte
de
otra
persona)
142.746
42.512
36.238
23.429
3.657
2.238
1.322
570
fuENTE: A partir
de
estadísticas judiciales,
INE.
91,8
8,2
94,0
6,0
88,9
11,1
91,8
8,2
96,5 3,5
87,8
12,2
96,5
3,5
93,7 6,3
de
las agresiones.
De
este modo,
según
se
ha
visto, las diferencias entre
varones y mujeres en cuanto a su participación en la delincuencia se
agudizan en lo relativo a los delitos graves, tales como robos violentos,
lesiones, homicidios y asesinatos en general, agresiones sexuales y mal-
trato y asésinatos de la pareja.
Tres características distinguen
en
general los comportamientos vio-
lentos
de
las mujeres
en
contraste
con
los
de
los hombres):
1
sus com-
portamientos violentos suelen presentar menor
intensidad, incluyendo
más agresiones verbales e indirectas
que
físicas y directas; 2) tales con-
ductas se
producen
preferentemente
en
el contexto de las relaciones
íntimas, tanto familiares como de amistad, y 3) las víctimas de dichas
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas? Los estereotipos
y l
realidad
agresiones
son
prioritariamente otras mujeres. A
pesar de
las anteriores
características generales, existen ciertamente excepci ones
que pueden
ser documentadas mediante casos concretos
de
mujeres
que han
come-
tido graves delitos como asesinatos o terrorismo. Pero ello
no
invalida
las conclusiones globales a
que
se
ha hecho
referencia.
Una proporcionalidad hombres/mujeres paralela a la anterior
puede
también observarse
por
lo
que
se
refiere a las cifras
de
encarcelados.
Según
puede
verse en la figura 1.2, las mujeres en prisión representan
en torno al
8
del conjunto
de
la población penitenciaria española, lo
que
equivale aproximadamente a
que por
cada mujer encarcelada lo
están doce hombres.
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
O
2000 2001 2002 2003 2004
2005
2006
2007 2008
(8,5 )
(8 )
Figura 1.2. Población penitenciaria española {dependiente de la admini stración
central]
por sexo:
2001 2008 a
partir de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias .
Junto
con
la variable referida al sexo, la edad es el otro gran factor
que guarda la mayor relación
con
la prevalencia delictiva. Tanto en el
grupo
de los varones como en el
de
las chicas, un aspecto importante
de la delincuencia tiene que ver con las edades de los autores de los
delitos. En principio, los autores de actos antisociales y delictivos pue-
den corresponder a todas las edades, desde la adolescencia hasta la
tercera edad. Pese a todo, la prevalencia delictiva no es uniforme
en
distintas edades, sino que universalmente existe una gran concentra-
ción delictiva en sujetos adolescentes, jóvenes y jóvenes adultos. El pico
de edad de mayor participación delictiva suele situarse entre los 18 y
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino?
los
22
años. Transcendido este margen, la mayoría de los individuos
que cometieron algunos delitos en la juventud
a
veces incluso delitos
graves)
abandonan
la delincuencia. No obstante, un número reducido
de sujetos persisten activos en el delito a lo largo de bastantes años.
A pesar de que la participación delictiva se reduce
con
la edad, la
relación varones-mujeres parece mantenerse bastante estable para to
das las edades.
La
tabla 1.2 refleja
una
extraordinaria estabilidad,
no
sólo del claro predominio de los varones entre los condenados por de-
litos, sino también de la proporcionalidad varones-mujeres en los dis
tintos intervalos de edad desde la juventud hasta la tercera edad.
T BL 1.2
Personas condenadas según sexo edad: España 2 6
TOT L
127.099
91,8
11.288
8,2
De
18 a 20 años 4.810
91,4 450
8,6
De 21 a 25 años
17.391
92,2 1.478
7,8
De
26 a 30 años 19.686
91,9 1.729
8,1
De 31 a 35 años 18.319
92,1 1.580
7,9
De 36 a 40 años 16.915 91,4 1.585
8,6
De 41
a 50 años 21.511
92,0
1.876
8,0
De
51
a 60 años
8.171
92,6
657
7,4
De 60 y más años
3.338
91,4
315
8,6
No consta edad
16.938 91,3
1.618
8,7
FUENTE: A partir de estadísticas judiciales, INE.
Aunque la mayor prevalencia masculina en el delito es universal, las
cifras español as parecen especialmente extremas,
en
contraste
con
la
información internacional.
Así por
ejemplo, en los datos
de
la figu-
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas? Los estereotipos
y
la realidad
ra 1.3 correspondientes a las tasas británicas de varones y mujeres, la
distancia entr e hombres y mujeres es algo menor que la existente en los
dCltos
españoles de condenados recogidos en la tabla 1.2. En Inglaterra,
entre las edades de 10 y
15
años, por cada chica responsable de un
comportamiento antisocial o delictivo tres chicos lo son.
La
distancia
entre sexos aumenta a partir de los 16 años, con unos cinco varones
responsables
de
delitos
por
cada mujer.
700
600
500
400
300
200
100
O
10-15
16-24
25-34
Años
35 o más
Promedio de
todas las edades
Figura
1 3 Tasas por
cada 10 000 habitantes, de varones y mujeres responsables
de delitos en distintos intervalos de edad: Inglaterra y Gales,
2002
a partir delOffice
for National Statistics, Reino Unido .
1.3.
LAS
VíCTIMAS
Víctimas de
delitos
violentos
Al ser más los varones
que
cometen delitos, tanto globalment e como
delitos violentos en particular, cabría esperar
que
las víctimas
de
ta
les delitos fueran personas más vulnerables, especialmente
en
razón de
su menor fuerza física y
de
su menor agresividad. Desde este punto
de vista, las mujeres
podrían ser
en apariencia víctimas particularmente
propicias. La hipótesis implícita aquí sería que las
personas de mayor
fuerza física y más agresivas los varones lo son) tendrían mayor proba
bilidad
de
agredir a las personas
de
menor fuerza física y menor agre
sividad, como lo son las mujeres.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por qué
víctim s
femenino y agresor masculino?
En función
de
los datos internaciones existentes, la anterior hipó
tesis
no
se confirma
con
carácter general. Por el contrario, al igual
que
la mayoría de los agresores y delincuentes
son
varones, también
son
hombres la mayoría
de
las víctimas, especialmente
de
delitos vio
lentos. La excepción la constituyen los delitos sexuales y el maltrato
de
pareja,
en
los
que
las tasas
de
victimización femenina son clara
mente
superiores. En concreto, el
mayor
riesgo
de
sufrir delitos lo
tendrían los jóvenes varones
de
entre 16 y
25
años (intervalo
de edad
que también coincide con el
de
mayor participación delictiva).
La figura 1.4 corresponde al porcentaje
de
varones y de mujeres
mayores de 16 años que fueron
en
1999 víctimas de delitos violentos
en
Inglaterra y Gales. En conjunto, un 5,5
de
los varones fueron víc
timas de algún delito, frente a un 3,3 de las mujeres. En estas cifras
destaca el hecho del mayor riesgo
de
los varones
de
ser víctimas
de
agresores desconocidos (2,3
de
los varones frente al 0,7 de las mu
jeres). Sin embargo, el riesgo de varones y mujeres es más parecido
por
lo que se refiere a las agresiones
por
parte de conocidos que su
fren el 2
de
los varones y el 1,3 de las mujeres). La probabilidad
de
victimización claramente se invierte
en
lo concerniente a la violencia
doméstica, que habría sufrido el 1 de las mujeres frente al 0,5 de
los varones.
6
5
4
3
2
1
o
Violencia
doméstica
Agresor Agresor
conocido desconocido
Asalto
Total
Figura 1
4.
Porcentajes de varones y mujere s mayores de 6 años) víctimas de
diversos delitos violentos: Inglaterra y Gales,
1999 a partir
del Briti sh Crim e Survey.
Home Office, Reino Unido).
¿Hombresagresores y mujeres víctimas? Los estereotipos y l realidad
Según datos británicos correspondientes a 2006, la probabilidad
media de sufrir
un
delito fue del 3,2 . La probabilidad más elevada
de
ser víctima
de un
delito violento se situó
en
el intervalo
de
16 a 24
años,
aunque
el riesgo de victimización
por
parte
de
varones y muje
res fue muy desigual:
de
las chicas, el 6,4 experimentaron
un
delito
violento, y de los varones, el 13,4 . Para las edades de 25 a 34 años,
estos porcentajes
correspondieron
respectivamente al 3,3
de
las chi
cas y al 5,7
de
los varones. A medida
que
se asciende
en
edad, tan
to el riesgo global como las diferencias
en
el riesgo entre mujeres y
hombres se van acortando, hasta
que
a la
edad de
75 años o más, los
porcentajes
de
victimización
son de
0,2 para las mujeres y
de
0,3
para los hombres.
Es
decir,
en
materia de agresión y delincuencia, lo más frecuente
en
términos generales es que
un
varón agreda o violente a otro varón. Así
sucede a la luz de los datos de victimización disponibles tanto
por
lo
que se refiere a hurtos como a robos
con
fuerza y violencia, lesiones,
homicidios y asesinatos.
Las
agresiones más graves
que pueden
sufrirse
son
las
que condu-
cen a la muerte
de
las víetimas, los homicidios. En la figura 1.5 se
presentan, para el
año
2002, las tasas mundiales
de
homicidio
por
25
20
15
10
5
o
0-4
5-14
15-29
30-44
Años
45-59
>60
Total
Figura 1 5 Tasas mundiales, por cada
100 000
habitantes de varones y mujeres
víctimas de homicidio en distintos intervalos de edad: 2002 a partir del Informe
Mund ial sob re la Violencia y la Salud, de la Organizació n Mundi al de la Salud).
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 23/137
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
cada 100.000 habit antes, por intervalos
de
edad y sexo, de acuerdo
con
los datos
de
la Organización Mundial de la Salud. Quizá lo más
destacable en esta figura sea que en
edades
infantiles y hasta la ado-
lescencia (hasta 14
años)
las tasas
por sexos
prácticamente
se equipa-
ran, siendo víctimas de homicidio por igual las niñas y los niños en
una
tasa promedio de unas 3 niñas y
unos
3 niños por cada 100.000
habitantes). Sin embargo, la situación
cambia
radicalmente a partir
de
la edad
de
5 años. En el intervalo
de
edad
de
15 a 29 años,
son
víc-
timas
de
homicidio 19
varones
y 4 mujeres
por
cada
cien
mil habi-
tantes. En intervalos
de
edad
superiores se
va reduciendo paulatina-
mente la tasa
de
varones muertos por homicidio, hasta 13 por cada
cien mil habitantes. A pesar
de
ello, la tasa
de
mujeres víctimas
de
ho-
micidio,
aunque es
claramente inferior a la
de
hombres, permane-
ce bastante estable
en
torno a 4/100.000 en los distintos intervalos
de
edad).
En el marco de las informaciones precedentes,
no
dejan
de
sorpren-
der los datos españoles
que
se presentan a continuación, obtenidos de
las estadísticas
del
Ministerio
del
Interior en relación
con
las víctimas
de
algunos delitos seleccionados.
TABLA 1 3
Víctimas de algunos delitos seleccionados
según
el
tipo de delito
sexo
España 2006
TOTAL
DE
VÍCTIMAS
Contra
el
patrimonio: hurtos, robos, es-
tafas, etc.
Contra las personas: lesiones, homici-
dio, etc.
Contra la libertad sexual: abuso, agre-
sión, violación, acoso, etc.
Contra la libertad: amenazas, coaccio-
nes, secuestros, etc.
188.043
75.330
71.508
9.137
11.517
FUENTE A partir del Anuario Estadístico del Ministerio del Interior.
57,5
44,6
74,2
88,7
84,1
¿Hombres agresores y mujeres v[ctimas Los estereotipos y l realidad
Según los datos anteriores,
excepto
para los delitos contra el patri-
monio,
en
los
que
la mayoría
de
las víctimas
son
varones,
en
el resto
de
los tipos delictivos seleccionados (con tra las personas, contra la libertad
sexual, contra la libertad
en
general) las tasas más elevadas
de
victimi-
zación serían las
de
las mujeres. Por lo
que se
refiere a los delitos con-
tra la libertad sexual,
no cabe duda de
que, así
como
los varones
son
mayoritariamente los agresores, las mujeres
son
generalment e las vícti-
mas
en
la tabla anterior, el 88,7 del total,
es
decir,
por cada varón que
es
agredido sexualmente 78 mujeres lo son).
En lo relativo al conjunto
de
los delitos contra las personas, según
esta información, las víctimas serían
en un
74,2 mujeres
o
sea, tres
mujeres
por
cada hombre).
Es muy probable
que esta
desproporción
sea debida
a
que en
el conjunto
de
los delitos contra las
personas
se
incluyen también
muchos de
los correspondientes a violencia
de géne-
ro, de la
que son
víctimas prioritariamente las mujeres. Algo parecido
puede
especularse al respecto
de
los delitos contra la libertad,
en
los
que
se
computan
amenazas y coacciones, muchas
de
las cuales serían
denunciadas
por
mujeres
en
el marco
de
las relaciones
de
pareja. Pese
a ello, esta información estadística
sobre
denuncias está
probablemente
sesgada y
es
claramente incoherente
con
las cifras internacionales
de
victimización,
que
reflejan
una
mayor vitimización general
de
los varo-
nes,
con
las excepciones mencionadas del maltrato y las agresiones
sexuales.
Así pues, analicemos a contin uación
con
detalle el maltrato contra la
pareja y los delitos sexuales,
en
los
que
las mujeres
son
las víctimas
principales.
Víctimas de
violencia
contra
la
pareja
Las
mujeres
tienen una mayor
probabilidad
de
ser
víctimas
de
las
agresiones
que
se producen en el marco
de
las relaciones afectivas y
de intimidad: violencia
de
género y asesinato
de
pareja, y también abu-
sos y agresiones sexuales intrafamiliares. En todos estos supuestos lo
más frecuente es que los agresores sean los varones, y las víctimas, las
mujeres.
En la tabla 1.4 se presentan datos,
en
relación con diversas regiones
del mundo, sobre porcentajes de mujeres que declaran haber sido agre-
didas físicamente
por
su pareja masculina, ya sea durante el período
correspondiente al año precedente a la encuesta o bien en algún mo-
mento
anterior
de
su vida.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 24/137
¿ or qué víctima es femenino
y
agresor masculino
TABLA 1 4
Mujeres
(en
)
que en
distintas regiones
del
mundo declaran
haber sido
agredidas físicamente
por su
pareja masculina
según estudios de poblaciones seleccionadas (1982-1999)
África
Etiopía, Kenia, Nigeria, Su-
8
26,6
dáfrica, Zimbabwe.
América
del
Canadá, Estados Unidos. 2,1
25,5
Norte
América Lati Antigua, Barbado s, Bolivia, 18,2
21,6
na
y
el
Caribe
Chile,
Colombia, México,
Nicaragua, Paraguay, Perú,
Puerto
Rico, Uruguay.
sia y Pacífi Austral ia, Bangladesh, Cam- 14,5 31 ,8
co occidental boya, India, Filipinas, Papúa
Nueva Guinea,
República
de Corea, Tailandia.
Europa Noruega, Países Bajos, Re-
8,3 19,8
pública de Moldavia, Reino
Unido, Suiza.
Mediterráneo
Turquía, Egipto, Israel, Ri
30,8
46
oriental
bera Occidental y Franja de
Gaza.
FUENTE:
Estimación
propia
a partir del Informe Mundial
sobre
la Violencia la Salud,
OMS,2002.
Realmente impresiona constatar que, en relación
con
el último año,
entre un 2,1 Y un 30
de
mujeres declaraban haber sido agredidas
físicamente
por sus
parejas masculinas, y entre un 19,8 y un 46 ha
ber
sido agredidas
alguna
vez a lo largo
de
su vida. Estas cifras ilus
tran muy bien la envergadura social
de
este gravísimo problema de
agresión
que
universalmente sufren las mujeres en sus relaciones
de
pareja.
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas Los estereotipos
y
l realidad
Si los datos se analizan comparativamente por regiones del mundo,
la zona en que menos mujeres manifiestan haber sido agredidas por su
pareja es Europa con un 8,3 anual y un 19,8 alguna vez), mientras
que el área con mayor violencia marital contra las mujeres sería, a la luz
de estos datos, la del Mediterráneo oriental con un 30,8 anual y un
46 alguna vez). Vistas así las cosas, aunque hay diferencias relevantes
entre regiones, las tasas
de
agresión contra la pareja femenina
son ob-
jetivamente muy elevadas en todas ellas. Ciertamente, ninguna zona del
mundo
es ajena a este problema.
Aparte de las magnitudes globales de violencia contra la pareja ex
perimentadas por las mujeres, es necesario conocer con más detalle
cuáles son las formas específicas de agresión sufridas. En la tabla 1.5 se
analizan, para la realidad española, los delitos y faltas concretos oficial
mente denunciados como resultado de la agresión por parte de la pa
reja. Los datos corresponden tanto a mujeres como a hombres víctimas
de tales agresiones.
Como puede verse en la tabla, por lo que se refiere a agresiones
graves provisionalmente calificadas como delitos, las mujeres son las
víctimas principales, especialmente
de
los delitos más graves, tales
como asesinato y homicidio, lesiones, mutilación genital, malos tratos,
detención ilegal, secuestro, amenazas, coacciones, trato degradante,
allanamiento de morada, injurias, agresiones sexuales y violación, abu
sos sexuales, corrupción de menores y coacción a la prostitución. En
todos estos delitos denunciados, desde un mínimo del 73 hasta un
máximo del 100 , las víctimas
son
mujeres. En lo concerniente a las
infracciones m ás leves (las faltas),
aunque
el predominio de las víctimas
mujeres en general continúa, las distancias entre las proporcio nes de las
mujeres y los hombres se acortan.
Por otra parte, desde la perspectiva
de
la evolución
de
estos delitos,
en
el caso
español
las denuncias
por
violencia contra la pareja
han
au
mentado durante los últimos años. Aunque también se han incrementa
do las denuncias por parte de los hombres, han aumentado más las
correspondientes a las mujeres desde 43.313 en 2002 a 63.347 en 2007),
especialmente a partir de los diversos cambios jurídico-penales promo
vidos por la Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género,
de 2004 (véase figura 1.6).
De todas formas, debe recordarse aquí que lo anterior en absoluto
debe interpretarse como un aumento real de la violencia de pareja, sino
más probablemente como un incremento de la posibilidad de denun-
cia. Es decir, a resultas de la sensibilidad social actualmente existente
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 25/137
r
¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino?
¿Hombres agresores
y
mujeres víctimas? Los estereotipos
y l
realidad
acerca
de
la violencia
de
género y
de
los cambios legales a que ello
ha
dado
lugar, en la actualidad las mujeres que
puedan
ser víctimas de es-
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tos hechos tenderán, más de lo
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lo hacían en etapas anteriores, a
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analizan, a partir
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el 7,8 y el 39% manifiestan
haber
sido forzadas alguna vez
por
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a realizar el coito (sumados los casos consumados y las tentativas).
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 26/137
¿Por qué víctima
es
femenino y agresor masculino
TABLA 1 6
Mujeres que en distintas regiones
del
mundo declaran haber
sido agredidas
sexualmente,
según estudios de poblaciones
seleccionadas
1989-2000)
África
Botswana, Egip-
to, Sudáfrica,
Túnez, Uganda,
Zimbabwe.
mérica
del
Norte
mérica Argentina, Boli-
Latina
via, Brasil,
Co-
lombia,
Costa
Rica, Paraguay.
sia Mongolia,
Chi-
na, India, Indo-
nesia, Filipinas.
Europa
Albania,
Hun-
gría, Lituania.
Medite
rráneo
oriental
2 3
4 5
1,6
3,9
Zimbabwe.
25
Canadá, Estados 7,8
Unidos.
Brasil, México,
Nicaragua, Perú.
Indonesia, Ja-
pón, Tailandia.
Finlandia, Reino
Unido, Suecia,
Suiza.
30
19
12
Ribera Occiden- 39
tal y Franja
de
Gaza, Turquía.
FUENTE Estimación propia a partir del Informe Mundial sobre la Violencia
y
la Salud,
OMS
2002.
¿Hombres agresores
y mujeres víctimas Los
estereotipos
y la
realidad
Por regiones del mundo, las tasas más bajas se observan en América
del Norte, alguno s países europeos y también en Asia, mientras
que
las
más elevadas
se
hallan
en
el Mediterráneo oriental, África y América
Latina. En todo caso, nuevamente
debe
advertirse que ninguna región
del
mundo
es
ajena a este grave
problema
social y
de
violencia.
1.4.
CONCLUSiÓN
Aunque es evidente que la variable del sexo condicion a la prevalen
cia
de
los delitos y de las conductas violentas, en realidad tanto en va
rones como en mujeres es
pequeña
la proporción
de
personas que
lleva a cabo comportamientos violentos graves y reiterados. Lo anterior
quiere decir que, en paralelo, y más allá del factor del sexo,
son
las ca
racterísticas individuales las que finalmente condicionan el comporta
miento violento y delictivo. Ello lleva inexorablemente a la necesidad
de analizar los diversos factores
de
riesgo para la conducta violenta y el
delito, tanto personales como sociales, y en última instancia, a tomar
en
consideración las explicaciones teóricas
de
la delincuencia.
Diversos estudios
han
hallado
que
los varones
son
predominantes
en relación
con
las mujeres
en
cuanto a su participación en
robos de
casas, hurtos
de
coches,
robos con
violencia, conducción bajo los efec
tos
del
alcohol y otros delitos vinculados al consumo
de
alcohol y otras
drogas, así como en
posesión de
armas y delitos sexuales. En cambio,
aunque la participación de los varones sigue
siendo superior
a la de las
mujeres,
no
es tan
abrumadoramente
dominante en los delitos
de
frau
de, hurto, falsificación y apropiación indebida.
Hay
algunas diferencias entre hombres y mujeres en los estilos
de
delinquir. En relación
con
la edad, la
punta
de mayor prevalencia de
lictiva
de
los varones
es
algo superior
en
torno a los 18 años) que en
las chicas
alrededor
de
los 15 o 16). Asimismo
se
ha
indicado
que
los
varones
tienden a cometer delitos
que
podrían considerarse
más
típi
cos
de
los jóvenes lo
que
incluye el uso frecuente
de
violencia),
mientras
que las
chicas se muestran más proclives a cometer delitos
más propios
de
personas adultas hurtos, apropiación indebida, esta
fas, etc.).
Entre las diversas motivaciones que las mujeres manifiestan para de
linquir están las siguientes: carencia de recursos económicos, malas
compañías, consumo abusivo
de
alcohol y otras drogas, problemas fa
miliares y carencia de trabajo y
de
recursos
para
cubrir las necesidades
de sus hijos si los tienen). Algunas
de
estas motivaciones
son
también
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 27/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
referidas
por
los hombres para la comisión
de
delitos contra la propie
dad,
que pueden
implicar ciertos niveles
de
violencia.
Hay también diferencias importantes entre varones y mujeres en lo
que se
refiere a su participaci ón delictiva. Muchas chicas
que han
co
metido algunos delitos juveniles desisten
de
la delincuencia antes
que
los varones. Tanto las chicas jóvenes
como
las mujeres adultas come-
ten
más delitos contra la propiedad, generalmente
con
escaso
uso de
violencia; mientras
que
los varones tienen
una
mayor presencia en
delitos
que
implican más actos
de
fuerza,
amenaza
y violencia. Final
mente, en delitos grupales o
de
bandas, las chicas
suelen
asumir
pa-
peles más secundarios y preferentemente de colaboración con líderes
varones.
De acuerdo
con
las cifras revisadas, la conclusión evidente
es que
los varones
de
todas las
edades
y
de
todos los países participan más
en
la delincuencia y
cometen
más infracciones y delitos
de
cualesquiera
categorías que las mujeres.
Si
se trata de
edades
más jóvenes, como los
adolescentes, los niveles de participación delictiva de varones y de chi
cas
son
más próximos ent re ellos y
se
sitúan en
una
ratio
de
participa
ción delictiva
de unos
cinco varones
por
cada
chica. Pero
en
la
edad
adulta la distancia entre los sexos
en
cuanto a su participación delictiva
se
extrema, situándose en
unos
diez
hombres
delincuentes
por cada
mujer
que
comete delitos.
Otro tanto sucede con la victimización. De los datos revisados puede
concluirse
que
tanto los
hombres
como las mujeres
pueden
ser víctimas
de
los diversos delitos,
aunque
es más probable
que
lo
sean de unos
que de otros. Así, los varones son víctimas p referentes de delitos eco
nómicos (como hurtos y robos con intimidación) y de diversos delitos
violentos (como homicidios y lesiones), mientras que las mujeres lo son
más probablemente de delitos sexuales y de maltrato de pareja. A pesar
de
ello, tanto hombres
como
mujeres
pueden ser
víctimas
de
la mayoría
de
las categorías delictivas.
Por lo que al homicidio se refiere, se trata de un delito predominan
temente masculino. Asimismo, la mayoría de víctimas de homicidio son
varones. Las disputas por la pareja constituyen un móvil en el caso de
muchos homicidios. Por otro lado,
aunque
en conjunto
son
menos las
mujeres asesinadas que los hombres, la mayor proporción
de
ellas (casi
el 50 ) lo
son por
sus parejas masculinas.
Por
otro lado, las personas,
ya
sean
hombres
o mujeres,
presentan
muy diversos niveles de riesgo
para ser
víctimas de distintos delitos,
como
sufr'ir un robo personal o en su vivienda,
ser
agredidas y lesio-
¿Hombres agresores y mujeres víctimas os estereotipos y la realidad
nadas, padecer un
abuso
sexual o una violación, e incluso
para ser
víctimas de homicidio. En victimología se habla de los fenómenos
de la revictimiz ción y de la multivictimiz ción por referencia a
aquellas personas que son víctimas reiteradas de ciertos delitos, en
contraposición a quienes
apenas
o en absoluto experimentan tales
hechos.
Existe
una
diferencia notable entre mujeres y
hombres
por
lo
que
se
refiere a su preocupación por el delito. Según datos británicos corres
pqndientes a 2006, mientras que un promedio del 8 de los hombres
manifestaba temor a sufrir un delito, un 21 de las mujeres expresaba
preocupación y temor al respecto. El mayor porcentaje de mujeres pre
ocupadas por la delincuencia (el 28 ) se producía
en
el intervalo de
edad de 16 a 24 años, que realmente corresponde al de mayor riesgo
de
ser víctima
de
un delito.
Es
muy posible que, como resultado
de
esta
mayor preocupación
de
las mujeres acerca
de
su seguridad, la calidad
de vida
de
éstas se vea negativamente más afectada que la de los hom
bres, mostrando ellas mayor temor a salir solas, viajar, volver tarde a
casa, etc. Tendencias similares a éstas, en cuanto al mayor temor al de
lito
de
mujeres
que de
hombres,
se
observan también
en
España y
en
otros países europeos.
En síntesis,
de
lo dicho hasta
aquí
sobre la influencia en la probabi
lidad
de
agresión como agresor o
como
víctima) de la variable del
sexo, podrían sacarse algunas conclusiones provisionales. Por lo que
se refiere a los agresores, los varones
son con
carácter general más
proclives a utilizar la fuerza y la violencia que las mujeres,
aunque
sólo
una
proporción pequeña
de
varones desarrolla conductas de agresión
extremas. Que lo
hagan dependerá
fundamentalmente
de
que se con
citen en estos sujetos diversos factores de riesgo tanto personales como
sociales.
Por lo
que
concierne
a la
probabilidad
de ser
víctimas del delito, el
riesgo se distribuye también, a la vez que por sexos, en función
de
las
características individuales y sociales de las diversas personas. Sus
propias conductas y hábitos de vida
van
a contribuir de modo desta
cado
al mayor o menor riesgo de victimización que puedan experi
mentar.
Pese
a todo, las mujeres
presentan
con carácter general, se
gún hemos
podido
comprobar
y
es bien
conocido, un mayor riesgo
de ser
víctimas de
dos
tipologías delictivas particulares:
abuso
y agre
sión sexual, así
como
maltrato y asesinato de pareja. A estas dos for
mas de agresión sufridas por las mujeres se prestará particular aten
ción en esta obra.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por
qué víctim es femenino
y agresor masculino
LECTURAS
RECOMENDADAS
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lencia
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1
t
2 ¿PPR QUÉ SON OS
VARONES
MAS AGRESIVOS
QUE LAS MUJERES?
Los autores de esta obra son, como también lo son los lectores, pro
ducto de su propio tiempo. Y
en
el marco de la sociedad civilizada
en
la que viven creen con firmeza que son objetivos fundamentales e irre
nunciables tanto la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, en
todos los aspectos de la vida, como la erradicación
en
la mayor medida
posible de cualesquiera formas de fuerza y violencia de unos seres hu
manos sobre otros. En estas aspiraciones sociales compartidas constitu
yen propósitos particularmente significativos la erradicación del maltra
to a las mujeres y la desaparición del a buso y
de
las agresiones sexuales,
sean intra o extrafamiliares.
Sin
embargo, los anteriores objetivos no se lograrán por sí solos a par
tir de la formulación de un desiderátum social o de la regulación median
te leyes de los comportamientos correctos y esperables de los ciudada
nos. En estos asuntos sociales, al igual que en las restantes cuestiones de
las que se ocupa la ciencia, el mejor camino para mejorar las realidades
presentes en nuestro caso, los actuales problemas del maltrato de pareja
y de las agresiones sexuales) es conocer con la mayor objetividad posible
su naturaleza y los factores que se asocian a ellos, o, dicho de otra mane
ra, averiguar por qué sucede lo que sucede.
Así
un punto nuclear de lo
que
aquí nos ocupa es intentar dilucidar, desde el conocimiento científico
existente, por qué más varones maltratan a sus parejas femeninas que lo
contrario, y por qué más varones abusan y agreden sexualmente a muje
res que lo inverso. Se considera aquí que este conocimiento explicativo
general es necesariamente el punto de arranqueque puede permitimosuna
mejor comprensión de estos fenómenos y en consecuencia, una mejor
prevención y
un
control más eficaz de estos comportamientos violentos.
Agresión, violencia y delincuencia son términos que sugieren e in
cluyen comportamientos muy variados: uso de fuerza física, amenaza,
empleo de armas, robo, extorsión, secuestro, agresión sexual, maltrato,
etcétera. Siendo tan diversas las conductas de agresión y violencia, no
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 29/137
¿Por
qué víctima es femenino
agresor masculino
debe
sorprender
que
no haya
un
explicación única y sencilla
de
todas
estas manifestaciones. Con toda probabilidad la mejor explicación va a
requerir incorporar elementos de distintos niveles, tanto individuales
como sociales.
Quizá el factor individual más relevante asociado al comportamiento
antisocial y de agresión es el sexo al
que
pertenecen las personas.
El
sexo
en
cuanto diferenciación biológica hace referencia a factores que, como
la estructura y fortaleza física o las secreciones hormonales, distinguen a
hombres y a mujeres. Según la perspectiva biológica más tradicional, de
bido a la mayor fuerza física
de
los hombres,
y de
acuerdo
con
el cono
cimiento más reciente, a causa
de
las características particulares
de su
sistema endocr ino y específicamente a la mayor presencia
en
ellos
de
testosterona), los varones estarían mucho más predispuestos
que
las mu
jeres a llevar a cabo múltiples conductas antisociales y delitos, y especial
mente delitos
de
cariz violento. Estas diferencias sexuales y propensiones
antisociales, dada
su
naturaleza biológica, serían esencialmente estables
e inalterables, condicionando permanentemente la fenomenología dife
rencial
de
la conducta infractora y agresiva
de
hombres y mujeres.
Esta perspectiva biológica, sobre la
que
volveremos,
no
es
en
la ac
tualidad, sin embargo, la única visión existente sobre las diferencias
de
conducta entre mujeres y hombres, sino
que se h n
planteado diversas
teorías generales. Para la explicación
de
la agresión, la violencia y la
delincuencia violenta, cuatro ámbitos
de
factores y
de
perspectivas teó
ricas
son
en la actualidad especialmente relevantes:
1. Las hipótesis feministas sobre la agresión
de
los varones contra
las mujeres.
2.
Los conocimientos sobre psicobiología humana.
3. Las dimensiones
de
personalidad o los rasgos característicos
de
los individuos.
4. El aprendizaje social
de
las conductas de agresión y
de
violencia.
Veamos a continuac ión
con un
cierto detalle estos diversos plantea
mientos teóricos.
2 1 PERSPECTIVA FEMINISTA
La
perspectiva feminista
es
hoy,
por lo que se
refiere a la explicación
de
la violencia
de
los hombres contra las mujeres, el planteamiento más
difundido y aceptado socialmente. Desde esta formulación tales agre-
¿Por qué son los varones más agresivos que
las
mujeres
siones
son
denominadas «violencia de género», queriendo tal denomi
nación significar
que
constituyen manifestaciones del sometimiento an
cestral
que
las mujeres, y todo lo femenino
como
construcción social,
h n
sufrido
de
parte
de
los hombres y
de todo
lo masculino
como
construcción social).
Así
el concepto
de
«género» es recreado para ha
cer referencia a la división masculino/femenino, socialmente construi
da, y es contrapuesto al factor
«sexo»
de
origen y base biológicos,
en
los siguientes términos:
• Los roles masculinos y femeninos
son
considerados,
por
encima
de
un pur
diferenciación biológica automática e inalterable, el re
sultado
de
las definiciones sociales,
que son
culturalmente relati
vas y,
en
consecuencia, modificables.
•
Las
construcciones sociales
de
masculinidad y feminidad
son
la cla
ve
tanto para
comprender
diversas formas
de
control social
que
las
mujeres experimentan
como
los diversos tipos
de
agresiones
que
padecen, generalmente a manos
de
los varones.
• A pesar
de
los estereotipos tradicionales y
de
las cifras oficiales
de
la delincuencia,
que
llevarían a conclui r «erróneamente»
que
los va
rones sufren más delitos, «en realidad» serían las mujeres quienes
padecerían en la sociedad patriarcal actual la violencia más fre
cuente y grave. Ello se haría más evidente
cu ndo no
sólo se atien
de
a datos oficiales
de
denu ncia policiales, judiciales, etc.), sino
también a las agresiones físicas y psicológicas, así
como
a los abu
sos cometidos en el marco
de
las relaciones
de
pareja.
Desde las perspectivas feministas se h sugerido también la posibili
d d de efectuar un inversión de la pregunta más típica de
¿por
ué
de-
linquen menos las mujeres a la contraria: ¿por
ué
delinquen más
os
hombres
Se ha afirmado
que
esta transformación del prob lema vendría
a
poner
las cosas en
su
sitio, al conferir, en la narrativa delictiva, el «gé-
nero» a los hombres y no sólo, como es tradicional, a las mujeres). De
este modo, no es la menor agresividad femenina, sino la mayor agresi
vidad masculina la que no debe ser considerada «normal» y la que re
queriría, por tanto, un explicación suplementaria.
El planteamiento feminista se inició
en
los años setenta y ochenta en
Estados Unidos
como
un reacción frente a la frecuente inacción social
de los poderes públicos en relación con el maltrato y otras formas de
sometimiento de las mujeres, tanto
en
el marco de las relaciones fami
liares y
de pareja como en otros contextos sociales, como el del trabajo.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por qué
víctim s
femenino y agresor masculino
Desde un planteamiento científico, su g ran contribución
ha
sido poner
de relieve con carácter general que los roles sociales acerca de lo que
«debe
ser
lo masculino» incluida la tolerancia y justificación social del
uso de
la fuerza) y
de
lo
que
«debe ser lo femenino» la postergació n
tradicional y el sometimiento
de
las niñas y las mujeres ante la primacía
atribuida a los varones) no son
una
imposición indeleble
de
la natura-
leza, sino prioritariamente el resultado
de
desequilibrios históricos entre
mujeres y hombres.
Además, y lo que resulta más importante, el movimiento feminista
ha
sido el primer y más importante motor para sensibilizar a la sociedad
y a los poderes públicos acerca
de
diversos comportamientos
de
agre-
sión que, por acontecer en las relaciones íntimas, permanecían ocul-
tos. Esto
ha
ayudado a mejorar la prevención y el control
de
tales agre-
siones y especialmente, la ayuda a las víctimas
de
estas conductas
violentas.
A
pesar de
su con tribución científica y
de
sus notables méritos sen-
sibilizadores sobre la violencia en la pareja y sobre las agresiones
sexuales sufridas por las mujeres, ciertos sectores del
enfoque
feminis-
ta
han
extremado
su
planteamiento hasta el
punto de
dejar
de lado
y
negar
influjo alguno en la violencia del
sexo
biológico,
con
el objetivo
de afirmar la relevancia del
género
en cuanto construcción social
de
lo
femenino y lo masculino. Esta negación
de
la biología
de
la violencia
es, a todas luces, sesgada y acientífica. Tan radical e irrazonable sería
decir
que
la biología explica completamente la violencia
humana como
afirmar lo contrario,
es
decir,
que
exclusivamente los valores y cons-
trucciones sociales pueden
dar
cuenta de ella, sin que lo biológico in-
fluya en absoluto. Los excesos
han
sido frecuentes en la historia de las
ciencia, y no
han
escaseado precisamente en el ámbito de las ciencias
sociales.
Durkheim
pensador
extraordinario al que,
después
de haber
trans-
currido cien años, pueden serle atribuidos numerosos conocimientos y
conceptos de vigencia actual, como el de anomia o el funcionalismo
sociológico también formuló una tesis de más dudosa veracidad:
todo hecho
social sólo puede
tener
su origen en otros hech os sociales.
Este postulado es, a la luz del conocimiento sobre los seres humanos
completamente erróneo. Hay hechos sociales, como el cuidado
de
la
prole y las conductas
de
cooperación y altruismo, así
como
múltiples
reyertas entre seres humanos,
que
tienen su raíz en factores biológicos
y emocionales; y
hay
realidades biológicas, como ciertos caminos se-
guidos por la selección natural en los propios seres humanos por lo
¿Por qué
son
los v rones
más
agresivos que
l s
mujeres
que concierne a la autoselección de una progenie de elevada inteligen-
cia y altamente cooperativa, que con toda probabilidad habrían tenido
su
origen mediato
en
hechos sociales y culturales. En la ciencia actual
no tienen cabida ni modelos biológicos exclusivos, ni psicológicos, ni
sociales, como tampoco la tuvo en su día la separación del
cuerpo
y del
alma.
Es
algo así
como
si
hoy
la química pretendiera
que
todos sus proce-
sos y reacciones tienen origen exclusivo en la propia química, de espal-
das a las leyes de la física. Entonces no
se
trataría de la química cientí-
fica que hoy conocemos, sino de una especie de regresión hacia una
nueva alquimia. Así como la ciencia actual considera
que
la química
no
puede
contravenir, sino
que
necesariamente
ha de
acatar, las leyes, más
básicas, de la física, así también las proposiciones de la psicología y de
la sociología humanas
deberán
resultar coherentes con los principios
más inmedi¡ltos de la biología.
Ningún conocimiento actual, ni biológico, ni psicológico ni
tampoco
sociológico o cultural,
puede
dar cuenta
por
sí solo del comportamien-
to antisocial y violento. Por ello, todos constituyen piezas necesarias,
pero
incompletas,
de un
rompecabezas cuya resolución requiere
que
sean
armónicamente encajadas las diversas partes del conocimiento.
Veamos las que
nos
faltan.
2 2
SOCIOBIOLOGíA y AGRESiÓN
Sociobiología es
un
término
acuñado
a mediados de los
años
setenta
por el biólogo estadounidense Edward Wilson
para
hacer referencia al
estudio de las raíces biológicas del comportamiento social, siendo
un
aspecto d estacado el análisis de la agresión humana. En la actualidad la
denominación de sociobiología ha cedido parcialmente terreno a la más
actual
de
psicología evolucionista En
todo
caso,
una
y otra
hacen
refe-
rencia a
un
objeto de estudio semejante: la indagación de la intersec-
ción entre la biología y el comportamiento humano y, particularmente,
de los elementos biológicos que pueden estar
en
la
base
de las conduc-
tas de agresión y violencia.
Especie
humana
civiliz ción
La
historia de la humanidad ha transcurrido y se ha encaminado
hacia
un
proceso paulatino de civilización. En este proceso los grupos
humanos
han
sido
cada
vez
más
exigentes acerca de la cooperación y
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 31/137
¿Porqué
víctima
es
femenino
agresor masculino
ayuda mutuas, a la vez que más intolerantes con los comportamientos
de agresión y violencia de
unos
individuos hacia otros.
Sin embargo, durante milenios ello
no
fue
como es
ahora.
La
especie
humana
actual constituye un acontecimiento evolutivo
muy
reciente.
Los paleontólogos cifran en apenas 150.000 años la historia del
omo
sapiens nuestra especie,
yen
unos
cuatro millones de años los oríge
nes más remotos
de
las sucesivas especies
de
homínidos
que
nos
han
precedido. En el
pasado
no hace tanto tiempo-- muchos comporta
mientos agresivos y violentos, que hoy están prohibidos y son castiga
dos,
eran
la tónica habitual de las interacciones sociales. La vida y la
integridad
de
las personas tenían ciertamente un
menor
valor. En la ac
tualidad, desde la civilización y el control de la violencia
como sta tu
quo
asentado e imperante, es frecuente cuestionarse qué es lo que hace
que
se agreda y
se
violente a otros. Sin embargo, la pregunta pr obable
mente está formulada al revés de lo
que
requiere la naturaleza
de
las
cosas. Es decir, miles
de
años atrás,
cuando
todavía no había normas
que las prohibieran, ya hacían los seres
humanos
en términos
de
infrac
ción y violencia las mismas cosas
que
observamos ah ora (hurtar, robar,
herir, secuestrar, agredir sexualmente, emboscar, asesinar, guerrear...),
muchas
de
las cuales actualmente están prohibidas por las leyes. Por
ello, como han propu esto las teorías del control en criminología, es más
correcto plantearse
qué
es lo
que
hace que,
aun
en presencia
de
pro
pensiones agresivas e infractoras, la mayoría de los seres
humanos
no
infrinjan las normas e incluso eviten casi completamente los actos
de
violencia más graves y dañinos par a otros.
Es
bien conocido
que
el mecanismo fundamental
que ha
regido la
evolución es la selección natural. Ello significa
que
la vida
ha
sido con
ducida por el principio universal de la adaptación
de
los individuos a
su
medio. En el ambiente cambiante del planeta Tierra -sometido, a lo
largo
de
los ciclos, a catástrofes naturales, territorios y climatologías di
versos-, las especies
han
sido seleccionadas a partir
de
sus capacida
des para sobrevivir.
De
este modo, la selección natural ha preservado
las características
que poseen
las diferentes especies actuales, tanto físi
cas como
de
comportamiento. En este mismo contexto, el comporta
miento agresivo no constituye
una
excepción a esta regla universal.
Si
ha
sobrevivido y sigue presente en los repertorios del comportamiento
animal y humano, necesariamente
es debido
a
que ha
cumplido impor
tantes funciones adaptativas.
A
menudo
se
emplean
las expresiones
de agresión
y
violencia de
una
manera general,
como
si se tratara
de un
único comportamiento,
¿Por qué son los varones más agresivos que
las
mujeres
pero, en realidad, existen distintas formas agresivas
que
cumplen diver
sasfunciones
vitales. Según
puso de
relieve el aludido biólogo Edward
Wilson en
su
obra
Sociobiología
estas diversas formas
de
agresión
ope
ran a
modo de
un «plan de contingencias» biológicamente preinstaurado
que
puede favorecer respuestas de agresión ante dichas contingencias
o situaciones.
Entre las contingencias más destacadas
de
agresión,
en
las diversas
especies animales, se en cuentran las siguientes:
1)
la presencia
de
ali
mento u otro$ bienes semejantes en el caso
de
los humanos, propieda
des o dinero) que pueden ser tomados y acumulados,
1 que puede
suscitar comportamientos agresivos contra los sujetos
que
intenten im
pedir dicha acumulación; 2) los encuentros, fuera del grupo,
con
indi
viduos desconocidos; 3) en muchas especies animales, los machos ejer
cen
algunas formas
de
amenaza y agresión contra el resto
de
los machos
en competencia por las hembras o incluso contra las hembras para apa
rearse
con
ellas o para mantenerlas en alianza sexual; 4) las agresiones
disciplinarias
de
los padres en los procesos de protección y crianza de
los hijos (forzando a hacer algo o impidiéndolo, castigando, privando
de
gratificaciones, etc.), y
5
las situaciones
de
aglomeración (superpo
blación, masificación) en
que
los individuos muestran
un
claro incre
mento de las reacciones agresivas hacia sus congéneres en un intento
de marcar el territorio.
Debe
llamarse la atención del lector sob re el
hecho de que
muchos
delitos violentos, y algunos
no
tan violentos, cometidos
por
los seres
humanos (hurtos y robos, lesiones entre desconocidos y entre personas
conocidas, agresiones sexuales, maltrato infantil o de pareja, etc.) guar
dan una
notable analogía, salvadas las distancias,
con
las contingencias
de
agresión a que
se
acaba
de
hacer referencia.
Especial interés r equiere
en el
marco
de
esta obra la contingencia
de
agresión aludida consistente
en que
los machos
de
muchas especies
animales ejercen algunas formas suaves
de
amenaza y agresión contra
las hembras
con
el objetivo
de
aparearse
con
ellas o
de
preservar
su
alianza sexual. No se asuste na die ante esto. ¡Por supuest o
que
vivimos
en
una
sociedad
humana
civilizada,
de
mujeres y hombres a quienes se
considera libres y
con
plenos derechos sobre
su
vida y
su
sexualidad,
por
lo
que
resultan totalmente inaceptables cualesquiera conductas
de
fuerza o sometÚniento sexual Pese a todo, la arcilla evolutiva
de
la
que
estamos hechos es la
que se
acaba
de
mencionar
y,
para lograr las in
hibiciones del comportamiento
que son
requeridas
por
nuestros valores
y creencias civilizados, dicha arcilla
que
también incluye la posibili-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 32/137
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
dad en algunas ocasiones
de
agresión contingente al apareamiento
sexual-
debe
ser convenientemente moldeada, a través de una socia
lización intensiva y eficaz, en dirección al respeto recíproco y la no
agresión.
Nótese a este respecto, y sirva
como
dato positivo para el optimis
mo,
que
las sociedades humanas son en general mu y eficientes en di
cho
proceso
de
socialización. De este modo,
se
logra
que
la inmensa
mayoría
de
las personas funcionen
con
parámetros
de
creciente igual
dad
entre los sexos y de libertad sexual
de
hombres y
de
mujeres, inhi
biendo
los troquelados e impulsos ancestrales hacia un relativo control
sexual forzado.
Con gran frecuencia el comportamiento agresivo es presentado
con
carácter general como algo anormal o patológico. Frente a ello, el he
cho de
que, como se
ha
mencionado, haya sido seleccionado por la
evolución, especie tras especie hasta el hombre, refuta esta supuesta
nocividad» general
de
la agresión y afirma, por el contrario,
que
se tra
ta de un comportamiento que es, en principio, normal y adaptativo.
Otra cosa es que algunos individuos, en ciertas condiciones sociales y
de
interacción interpersonal, ejecuten comportamientos violentos exce
sivos y
que dañan
a otros seres humanos o menoscaban sus derechos,
y
que
tales conductas
deban
estar prohibidas por la sociedad y
sean por
ello legalmente castigadas.
En oposición a su supuesta nocividad general, las energías agresivas
son habitualmente canalizadas por las personas en dirección a compor
tamientos adaptativos, socialmente deseables y jurídicamente acepta
bles: el esfuerzo individual y colectivo, a veces empecinado y virulento,
para mejorar nuestras capacidades de proporcionarnos el sustento (ali
mento
y otros bienes); la defensa
de
nuestros derechos (nuestra inte
gridad física y moral, nuestro salario, nuestras propiedades, nuestras
opiniones y creencias) frente a quienes
nos
los quieren arrebatar; el
ejercicio libre y consentido, en tre perso nas adultas, de la sexualidad, o
la protección y crianza eficaces de nuestros hijos. Todas estas funcio
nes, a las
que
se dirigen las conductas más frecuentes y vehemente s (a
veces agresivas) de los seres humanos, han contribuido, debido a su
evidente valor adaptativo, a la selección
de
las capacidades
de
agresión
que poseemos.
Es muy posible que en la actualidad algunos potenciales agresivos
humanos que, en términos biológicos, tan útiles y provechosos fueron
hasta hace
poco
para la supervivencia se encuentren algo desorienta
dos» ante nuestro modo civilizado de vivir. Desde
unos pocos
milenios
¿Por qué
son los varones más agresivos
que
las
mujeres
para acá hemos ido construyendo un mundo
en
el que cada vez son
más importantes los valores cooperativos y en el que la protección y la
defensa de los individuos se han ido transfiriendo paulatinamente al
grupo social. En consecuencia, la agresión individual (ya
sea
para el
logro de objetivos materiales, ya sea
para
la propia defensa) es cada vez
más innecesaria y socialmente intolerable. Este funcionamiento, que es
parte nuclear del estado evolutivo
de
nuestra civilización, efectúa nue
vos requerimientos adaptativos a los seres humanos: uno de ellos, la
no violencia», es decir, el rechazo de la agresión dañina hacia los otros.
Aunque la adaptación y la evolución biológicas operan a largo plazo,
sería razonable esperar que, incluso
en
este plano evolutivo, los seres
humanos
vayan paulatinamente
adaptándose
a la
nueva
situación so
cial, en la cual la agresividad debe
desempeñar
prioritariamente
pape
les cooperativos y solidarios por ejemplo, en el ámbito del deporte), y
no
individuales y dañino s para otros.
Según los biólogos, este camino evolutivo no sería algo nuevo
en
los
seres humanos, sino que habría sido
emprendido
por los vericuetos
adaptativos de la especie
humana
desde hace milenios, habiéndose
promovido
cada
vez más el altruismo y la cooperación frente a la lucha
individual y tribal, sin que desde luego esto último sea ya ajeno a los
hábitos
de
los seres humanos.
sicología
evolucionista
Desde la perspectiva de la psicología evolucionista también se con
sidera que
en
los hombres y las mujeres se han establecido,
como
re
sultado de la selección natural, patrones algo distintos de interés y se
lección de parejas sexuales. En las mujeres predominaría, con carácter
general, una selectividad hacia parejas masculinas que tienen igual o
superior
edad que
ellas (lo
que
tendería a ir asociado también a
un
ma
yor desarrollo psicológico y personal de dichas parejas).
La explicación evolucionista que se da para esta pauta selectiva de
las parejas es que, evolutivamente hablando, habría sido más probable
que varones de más edad tendieran a contar también con un mayor es
tatus social en cuanto a mayores posibilidades de proveer alimento,
cobijo, bienes, ayuda a la prole, etc.), 1 que se habría traducido
en
una
mayor probabilidad de supervivencia y bienestar de la prole habida con
tales varones. En suma,
en
términos de la selección natural, las hembras
con
tal patrón de comportamiento d e preferencia por varones de ma
yor edad/estatus- habrían logrado
un
mayor éxito evolutivo
y
conse-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 33/137
¿Por
qué víctim es femenino y
agresor masculino
cuentemente, asegurado su progenie, que tendería a estar constituida
por hembras a su vez con ese mismo patrón de selección de parejas,
que sería la progenie de las mujeres actuales.
Por el contrario, los machos de la especie humana habrían conso
lidado un
patrón
diferente por lo que concierne a sus preferencias
en
la selección de las hembras. Ellos tenderían a elegir mujeres
en
un
rango de edades decreciente, que puede abarcar desde una edad se-
mejante a ellos mismos hasta la preferencia por mujeres más jóvenes,
incluida la edad de la pubertad. La explicación que dan los psicólo-
gos evolucionistas de esta preferencia
es
que
ése
habría sido proba
blemente
el camino mediante el que los varones habrían obtenido su
mayor éxito evolutivo. Cuanto más joven sea la pareja seleccionada,
mayor será a priori la probabilidad de asegurar una progenie más nu
merosa y saludable. De este modo tal
patrón
general de preferen-
cia por hembras jóvenes habría sido transferido, por vía genética a
partir de la selección natural, a la progenie actual de los varones de la
especie.
El precedente conocimiento evolucionista general no explica
desde
luego los comportamientos
de abuso
y agresión sexual, ni siquiera las
específicas elecciones
de
parejas afectivas y sexuales que efectúan las
personas. Frente a lo anterior caben, como es lógico, múltiples excep-
ciones, tanto aquellas en que un varón joven elige una pareja femenina
de mayor edad como aquellas otras en
que una
mujer
pueda
seleccio-
nar una
pareja masculina
de
edad inferior a ella. Sin embargo, este en-
foque sí que permite comprender un
poco
mejor las tendencias gene-
rales mostradas por hombres y mujeres en cuanto a los rangos
de
edades
de
parejas más probablemente elegidas
por
unos y por otras.
Según ello, las chicas pong amos de
unos
18 años) tenderán
en
pro-
medio a elegir varones de edad semejante o superior pongamos de 18
años
en
adelante). Nótese
aquí
y
éste es el
punto al que
se quería
venir a parar-
que
las interacciones afectivas y sexuales a
que
dichas
preferencias femeninas podrían
dar
lugar no incluyen, en el rango
de
edad preferido, v arones en edades
que
social o legalmente se conside-
ren
prohibidas a efectos
de
un contacto sexual.
Debe tenerse en cuenta
que
desde esta perspectiva en absoluto se
propone que
las mujeres hayan incorporado una preferencia por hom-
bres
de edad
avanzada, sino
por
varones jóvenes y adultos
de edades
algo superiores a las
que
ellas tienen. Adviértase a este respecto
que
durante los milenios ancestrales en
que
pudo evolucionar dicha carac-
terística
de
selección de parejas la esperanza
de
vida promedio era baja,
¿Por qué son los v rones más agresivos que
l s
mujeres
y los integrantes de los grupos humanos seleccionables como parejas)
raramente sobrepasarían la
edad
de cuarenta años.
Por el contrario, las preferencias naturales
de
los varones pongamos
de
18 años) incluirán un rango de edades posibles que también puede
abarcar chicas más jóvenes, incluso hasta
edades de
12 o 13 años. Se-
gún
esto, algunas
de
las interacciones sexuales a
que
dichas preferen-
cias
podrían
dar lugar,
de
llevarse a cabo, estarán legalmente conside-
radas como abusos o agresiones sexuales
y
por tanto, prohibidas. En
este punto,
con
tal
de
evitar estas relaciones, será fundamental
que
los
varones hayan adquirido las inhibiciones necesarias para excluir
de
sus
posibles elecciones sexuales a parejas preadolescentes.
Si
lo anterior se combina
con
la mayor propensión general de los
varones al us
de
la agresión, incluso en el contexto de las interaccio-
nes sexuales, a lo
que
ya se
ha
aludido, podría disponerse
de una
ex-
plicación evolucionista
de
la superior prevalencia de los varones en
comportamientos
de
abuso y agresión sexual, así como del mayor ries-
go de las mujeres, especialmente jóvenes, de sufrir dichos abusos y
agresiones.
Frente a los
precedentes
riesgos que,
por
razones
de
la evolución,
podrían derivarse
de
la propia naturaleza humana, la indicación funda-
mental
es una
socialización y educación adecuadas y
una
prevención
eficaz, así como el control de los casos más graves. Pero
para
ello es
necesario conocer, y no
pasar
por alto, las condiciones naturales de
partida, ya que éstas estarían presentes y producirían
sus
efectos tanto
si
se
las
toma en cuenta como
si
se
las ignora. Una perspectiva pura-
mente abstracta e ideologizada, que desconozca por completo o con-
sidere como inaceptables los anteriores conocimientos, sólo abocará a
la comisión de graves errores de acción. En relación con todo lo ante-
rior, resulta impresionante
ver
cómo a menudo la teoría darwinista de
la evolución,
que es uno de
los conocimientos más sólidos del conjun-
to del conocimiento científico, es ignorada, e incluso negada, en lo
concerniente a los asuntos humanos y jurídicos. Esto ocurre cuando,
por ejemplo, se prescinde de cualesquiera condicionantes biológicos y
de diferenciación entre mujeres y
hombres
al analizar
un fenómeno
como
la violencia de pareja o,
como
lo que
ahora nos
ocupa, la agre-
sión sexual.
Frente a ello, nuestra prescripción preventiva más firme es la si-
guiente: los varones deben ser
educados
intensivamente, de modo es-
pecial durante los años de la adolescencia, para integrar con solidez las
pautas sociales de conducta requeridas
en
materia de interacciones
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 34/137
¿Por
qué víctima
es
femenino
agresor masculino
sexuales, así como para inhibir sus posibles deseos
de
contactos
con
adolescentes y jóvenes en edades que se consideran social y legalmen-
te no viables a tales efectos.
Endocrinología del desarrollo
de
varones mujeres
Otro aspecto importante
de
las diferencias entre los sexos
en
la fre-
cuencia de conductas violentas y antisociales guarda relación con el
desarrollo y funcionamiento del sistema endocrino y del sistema nervio-
so
de las mujeres y de los hombres.
El sistema endocrino está integrado por un complejo entramado de
centros nerviosos, glándulas y hormonas, que regulan proc esos vitales
básicos, entre los que se encuentra la agresión.
Es
bien conocido que
existen diferencias sustanciales
en
la producción de ciertas hormonas
entre mujeres preferentemente
progesterona
y varones preferente-
mente testosterona .
Y está
bien
establecido que estas sustancias des-
empeñan un papel decisivo
en
la creación de diferencias anatómicas
entre los sexos, así como también
en su
distinta
propensión
para reac-
cionar mediante conductas agresivas
ante
las provocaciones y otros
estímulos ambientales de amenaza.
Según
se
conoce, el sistema nervioso humano es
preparado
durante
la gestación de
un
modo diferente
en
ambos sexos por lo que
se
refie-
re a la reactividad en las interacciones sociales. También duran te la ges-
tación se producen otras diferencias relevantes entre niñas y niños en
el grado de desarrollo del cerebro. El hemisferio izquierdo, que está
especializado
en
habilidades de aprendizaje y verbales que resultarán
decisivas
para
la socialización y la futura vida
social-, se
desarrolla con
más lentitud en los varones
que
en las chicas. Es posible
que
este
hecho
guarde relación
con
las mayores dificultades
que
suelen presentar los
chicos para los aprendizajes inhibitorios y normativos
y
en
consecuen-
cia,
con
sus más frecuentes conductas antisociales.
2 3
PERSONALIDAD DESARROLLO HUMANO
Otro conocimiento relevante para comprender la tendencia diferen-
cial al empleo de la violencia concierne a las diferencias individuales
entre las personas. Se trataría de
responder
a la cuestión de por qué
algunos varones muestran mayor frecuencia e intensidad de comporta-
mientos violentos y antisociales que otros expuestos a parecidas situa-
ciones ambientales de riesgo.
¿Por qué son los varones más agresivos que las mujeres
Una de las derivaciones actuales más importantes del análisis
de
las
diferencias individuales
es
la denominada «criminología del desarrollo» ,
que
estudia la evolución
de
las carreras delictivas y, en concreto, los
factores de riesgo y
de
protección relevantes para el inicio y la conti-
nuación de la actividad antisocial y delictiva. Especialmente significativa
en este
campo ha
sido la diferenciación de riesgos estáticos o inmodi-
ficables) y dinámicos
o
cambiables mediante intervenciones), que tie-
ne implicaciones importantes para la predicción y la prevención
de
la
violencia delictiva.
Sin entrar a fondo en el amplio
campo
psicológico de las diferencias
individuales, en la actualidad
se
sabe que existen algunos rasgos y ca-
racterísticas individuales que hacen a los jóvenes más o menos vulnera-
bles a la adquisición de hábitos violentos y delictivos.
Déficit en autocontrol
Una
de
las principales diferencias interindividuales tiene
que
ver
con
la mayor dificultad
que
algunos chicos manifiestan para regular y auto-
controlar
su
propia conducta.
Esta perspectiva --es decir, el bajo autocontrol
como
factor crítico
de
riesgo
para
la violencia y la
delincuencia-
cuenta con una múltiple y
sólida investigación y
con
diversos modelos teóricos en el ámbito
de
la
psicología criminal y
de
la criminología. Uno
de
estos planteamientos,
que
es el de mayor referencia actual entre las teorías científicas sobre el
delito, es la
teoría general de la delincuencia
o
teoría del autocontrol,
según la cual en algunos chicos se evidenciaría desde la primera infan-
cia un déficit para dirigir su propia conducta, por lo que, en consecuen-
cia, serían más fácilmente atraídos por los estímulos y situaciones ape-
tecibles de cada momento.
Es
decir, algunos niños y jóvenes presentarían
de
manera exagerada
una
tendencia a
obtener
gratificaciones fáciles e
inmediatas
en
lugar
de
esforzarse para lograr beneficios duraderos), a
realizar actividades excitantes y arriesgadas en lugar de conducirse
con
cierta prudencia y cautela), a actuar de manera impulsiva
en
vez
de
planificar sus acciones), a causar incomodidad y
daño
a otras perso-
nas
en
lugar
de
tener la sensibilidad y el altruismo necesarios para
no
hacerlo), a «resolver» sus prob lemas y conflictos
con
otros mediante
la agresión verbal o física
en
lugar de hablando o negociando
y
en
suma, a
no
tomar en consideración las consecuencias negativas
que
muchos
de
sus actos
pueden
acarrear a otras personas y a ellos mismos
sin reparar en tales consecuencias antes
de
actuar).
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 35/137
¿Por
qué vfctima es femenino
agresor masculino
Estas predisposiciones, como elementos y manifestaciones de la
falta
de
autocontrol, se mostrarían
en
algunos sujetos prematuramen
te desde los primeros años del desarrollo.
La
prescripción preventi
va directa
de
esta perspectiva
no
es otra
que
prestar una atención
educativa especialmente intensa a estos niños con déficit
de
auto
control.
éficits
ognitivos
Un aspecto que se ha conectado tradicionalmente con la mayor pro
babilidad
de
la conducta antisocial y delictiva son las escasas habilida
des intelectuales, especialmente por lo que concierne a las habilidades
verbales. Aunque,
en
efecto, se observa que muchos agresores mues
tran una menor inteligencia, actualmente se considera que la relación
entre un menor nivel intelectual y la delincuencia no es directa, sino
que estaría mediada por otros factores más directamente asociados al
comportamiento delictivo.
En concreto, se ha propuesto que las menores habilidades intelec
tuales podrían favorecer la conducta antisocial
por
tres caminos distin
tos aunque interrelacionados. En primer lugar, las bajas habilidades in
telectuales acostumbran a asociarse con dificultades escolares, algo que
puede conducir a la desvinculación de la escuela, lo cual es un factor
de riesgo para el inicio
en
la conducta delictiva.
En segundo término, una menor inteligencia suele traducirse en
que el sujeto presente mayores dificultades psicosociales en gene
ral, es decir, problemas diversos de comunicación y relación con
otras personas, lo que puede acabar llevándole a situaciones de agre
sión y violencia interpersonal. En este caso lo que falla es la inteligen
cia emocional.
Por último,
una
inteligencia reducida suele implicar también retraso
en el desarrollo de los procesos cognitivos superiores, tales como el
razonamiento moral, la resolución cognitiva de problemas interperso
nales, la empatía o el razonamiento abstracto, es decir, el comporta
miento de elección entre tipos de conducta que conducen a diferentes
consecuencias. De acuerdo con múltiples investigaciones,
el
retraso en
estos procesos cognitivos superiores pone a los individuos en especial
vulnerabilidad para el inicio de conductas delictivas.
Desde el punto de vista cognitivo, es habitual que muchos sujetos
con frecuentes comportamientos antisociales exhiban diversos pensa
mientos de justificación de dichos comportamientos. Suele denominar-
¿Por qué son los varones más agresivos que las mujeres
se a dichos pensamientos
distorsiones cognitivas en
cuanto
que
son
creencias erróneas o, cuando menos,
poco
realistas, usadas como una
estrategia para hacer más tolerable la propia conducta de agresión o
infracción normativa. También estas creencias han sido denominadas
técnicas de neutralización entre las que se encuentran muy a menudo
la negación
de
la agresión realizada,
de
su ilicitud o
de
la propia res
ponsabilidad al respecto; o su justificación a partir
de que
el comporta
miento llevado a cabo era necesario o inevitable, o bien
que
se tenía
derecho a hacerlo y que, en definitiva, todo el mundo hace lo mismo e
incluso cosas más graves.
Regulación emocional
Otro aspecto importante para una mejor comprensión del comporta
miento de agresión es el relativo al grado en que los sujetos logran o
no establecer una apropiada regulación de sus emociones, en cuanto a
una expresión emocional equilibrada, que conjugue la capacidad
de
afecto con
un
suficiente dominio de la ira.
Lo
anterior es debido a que
las emociones y la agresión
pueden
conectarse entre sí
por
dos caminos
antagónicos.
Como primer camino, gran parte de los episodios más graves
de
agresión (tales como homicidios, lesiones, violencia contra la pareja,
agresiones sexuales .. ) se a socian frecuent emente a
un
descontrol
emocional,
en
el
que
el individuo actúa bajo el influjo de una ira ex
plosiva.
Una segunda posibilidad, contraria a la anterior, es que
un
sujeto
presente una fuerte inhibición emocional
en
relación con el daño y su
frimiento causados a otros, es decir, que
no
se sienta mal si hace daño
a otras personas. A la capacidad de ponerse en la piel» de otros seres
humanos y
de
sentir compasión
por
ellos se la denomina empatía
mientras que lo contrario suele considerarse el rasgo más destacado de
la
psicopatía.
Se
ha puesto
de
relieve que existen tres fuentes de tensión que pue
den contribuir especialmente a estimular la ira agresiva.
La
primera sería
la descompensación entre las metas a las que una persona aspira de
relaciones, de estatus, económicas .. ) y los medios legítimos de que dis
pone para su logro. Si los medios lícitos (capacidad de comunicación,
relaciones personales, competencias laborales para obtener
un
empleo
digno )
no
son acordes con los objetivos, necesidades y deseos del
individuo, una posibilidad es que se precipiten emociones negativas y
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 36/137
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
de
tensión,
para
cuya liberación la agresión y la conducta ilícita
podrían
ser una
opción.
Una
segunda
fuente
de
tensión y posible agresión sería
ser
privado
de
gratificaciones
que se poseen
o a las que se aspira. Un sujeto
puede
experimentar tensión como resultado
de perder un empleo
o
ver
redu
cido su salario,
ser detenido
o maltratado,
ser abandonado por
su mu
jer, perder a sus hijos o su casa, etc.
Por último, la tensión y la ira agresiva
pueden
también precipitarse
cuando una persona se
ve sometida a situaciones aversivas
de
las que
no puede
fácilmente escapar. Sería el caso
de aquel
joven
que
es mal
tratado repetidamente
por
su
padre
o el
de
aquella mujer
que es
reite
radamente agredida y sometida
por
su marido o pareja.
Advierta el lector que muchísimas situaciones sociales cotidianas
pueden
corresponderse
con
tensiones
como
las aludidas,
que podrían
llevar a los individuos a experiencias
de
gran tensión y
en
último tér
mino, si
no han aprendido
a regular y aliviar su emocionabilidad, a re
acciones violentas.
Personalidad
Muchos
de
los elementos
que se han puesto de
relieve
en
este epí
grafe
se agrupan en eso que
se
denomina en
psicología la
personali-
dad. La
personalidad
hace
referencia a aquellas características más so
bresalientes del
modo de
ser
y
de
actuar
de
cada
individuo.
De acuerdo
con
el conocimiento existente, dichos rasgos serían parcialmente con
génitos,
como
resultado
de
la herencia, y parcialmente adquiridos a
partir
de
las experiencias habidas a
1
largo
de
la vida y
de
la
educación
recibida, especialmente durante los
años
infantiles. En diferentes mo
mentos
volveremos a referirnos a rasgos y características
de
personali
dad de
las personas violentas maltratadores familiares, agresores sexua
les, etc.).
Por
el momento, baste
mencionar que en
muchas
personas
que
muestran frecuentes conductas antisociales
suelen
evidenciarse
una
serie
de
rasgos típicos
que
algún
autor
ha
descrito
como
el
sín-
drome de conducta antisocial adulta
tal y
como
se presenta
en
la ta
bla 2.1.
Este
síndrome de co nducta antisocial adulta
que
fue
sugerido por
el
reconocido
psicólogo criminalista británico David Farrington, está
construido a partir
de
la
consideración de
los criterios
estándares del
trastorno antisocial de la personalidad según
el DSM-IV-TR
de
la
Asociación Psiquiátrica Americana) y los
del trastorno disocial de la
¿ or qué son los varones más agresivos que las mujeres
TABLA
2.1
Síndrome de conducta
antisocial
adulta tomando
en considera
ción los
criterios
del
trastorno antisocial
de
la personalidad
según
el
DSM-IV-R)
el
trastorno
disocial
de
la personalidad
de acuerdo
con la CIE-10)
• Impulsividad y falta de planifica
ción.
• Egoísmo y egocentrismo.
• Dureza emocional y falta de em
patía.
• Falta
de
remordimiento y
de
sen
timientos
de
culpa
por
sus con
ductas.
• Baja tolera ncia a la frustración.
• Alta agresividad.
FUENTE:
A
partir
de Farrington, 2003.
• Hurto y delitos violentos.
• Abuso
de
drogas y alcohol así
como
tabaco).
• Co nducción temeraria
y
en estado
de
embriaguez.
• Conductas sexuales
de
alto riesgo.
• Relaciones de pareja inestables.
•
Abuso/maltrato/abandono de
pa
reja e hijos.
• Desempleo crónico, deudas, jue
go y dependencia social.
• Mentira y engaño permanentes.
personalidad según
la
ClE-lO de
la Organización Mundial
de
la Sa
lud).
Al
igual
que se
hace actualmente en
la valoración
de
la psicopa
tía
se
diferencian características
de
dos entidades
diferentes
aunque
complementarias: A)
de personalidad
o más estructurales y profun
das,
incluyendo
rasgos
como
impulsividad, egocentrismo,
dureza
emocional, falta
de remordimiento
y
de capacidad de
culpa, baja tole
rancia a la frustración y alta agresividad; y B)
de
conducta
o
aspectos
más
observables,
como
los
comportamientos
de
hurto
y delitos vio
lentos, drogadicción,
conducción
temeraria,
conductas
sexuales
de
riesgo, relaciones inestables
de
pareja y maltrato
de
pareja e hijos,
desempleo
crónico y
dependencia,
así
como engaño permanente
a
otras personas.
2.4. VíNCULOS ANTISOCIALES APRENDIZAJE
DE LA VIOLENCIA
Para
que un
sujeto lleve a
cabo
acciones
violentas y delictivas, y
acabe desarrollando
hábitos
de
esta
índole,
se
precisan dos
condicio
nes que con toda probabilidad se habrán dado con
antelación:
1) que
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por qué víctima
es
femenino y agresor masculino?
el individuo se halle vinculado a otros sujetos con conductas y
con hábitos delictivos y, a contrario sensu que
cuente
con escasas
relaciones prosociales); y 2) que aprenda a realizar, valorar y justi-
ficar tales conductas. Se ha afirmado que los sujetos deben ha-
ber aprendido a valorar y justificar estas conduct as debido a que mu-
chos
delitos violentos no sólo
requieren
habilidades mecánicas
para
ejecutarlos
con
precisión, sino
que se
exige
que
los individuos
que participan en ellos
hayan
integrado sólidamente ciertos valores y
c t i t u d ~ s
antisociales, ya que de
otro
modo no
podrían
llevarlos a
cabo.
En realidad, muchas personas podrían contar con las habilidades
instrumentales necesarias para roba r un
banco
no es difícil aprenderlas
viendo televisión o cine),
pero
pocas, afortunadamente, son las
que
poseen
suficientes motivaciones, actitudes y valores para efectuar tal
delito.
Lo anterior
ha
sido recogido y elaborado por
dos
teorías de la delin-
cuencia que, dadas sus conexiones, a nuestros efectos se integrarán
en
una explicación conjunta. Una de las teorías fue formulada por el so-
ciólogo Travis Hirschi y
es
denomi nada «teoría
de
los
vínculos sociales»
la otra, «teoría del aprendizaje social del comportamiento delictivo»,
ha
sido desarrollada por Burguess y Akers a partir
de
trabajos previos
de
Bandura y otros psicólogos. Según estas perspectivas, la conduct a vio-
lenta yen general la delictiva) se aprende, sobre
todo
en
la adolescen-
cia y juventud, preferentemente en entornos cercanos,
como
el
grupo
de
amigos a quienes un sujeto se encuentra emocionalmente vincula-
do. Además, se
aprenden
no sólo las conductas mecánicas necesarias
para
la violencia y el delito, sino tamb ién los valores y las actitudes que
animan a tales comportamientos y los justifican. Estos aprendizajes sue-
len tener lugar a partir de cuatro procesos interrelacionados: 1) están
en
conexión
con
aquellos sujetos y grupos
con
los
que
los individuos
están asociados diferencialmente
o
sea, con los que mantienen un
contacto más estrecho y continuado); 2) se desarrollan a partir de reci-
bir gratificaciones o reforzamiento diferencial generalmente, social o
verbal, a partir
de
expresiones
de apoyo
y aquiescencia por parte de
los amigos por sus conductas antisociales); 3) el aprendizaje también
incluye la transmisión al sujeto
de
definiciones normativas sobre lo co-
rrecto y lo incorrecto, lo
adecuado
y lo inadecuado , etc., y 4) gran par-
te
de
este aprendizaje se
produce
a partir
de
la exposición a mode-
los de conducta, lo que facilita la imitación de los comportamientos
figura 2.1).
Asociación
diferencial
Reforzamiento
diferencial
¿Por qué son los varones más agresivos que
las
mujeres?
Definiciones
de conducta
Modelos
Figura 2 1 eoría del aprendizaje social del comp ortamient o antisocial
A partir
de
los procesos mencionados, estas teorías aprendizaje so-
cial y vínculos sociales) constituyen una de las explicaciones científicas
que mejor describe la adquisición y e l desarrollo de los comportamien-
tos violentos y antisociales.
A
pesar
de constituir
una
buena explicación del
proceso
de apren-
dizaje antisocial, el anterior modelo
no
da cuenta de
por qué
la socie-
dad o determinados grupos sociales son
como
son, en
cuanto
a los
modelos agresivos que muestran, ni de los valores y definiciones de
conducta
que
transmiten a sus miembros, así
como tampoco
de los
comportamientos
que
les refuerzan o premian. Si las conductas mos-
tradas, justificadas y premiadas son prioritariamente prosociales apro-
piado
funcionamiento familiar, implicación escolar, inhibición
de
la
violencia y del maltrato, comportami ento sexual
adecuado
-excluyen
do cualquier forma
de abuso
y agresión
sexual-,
realización
de
un
trabajo honrado, etc.), los aprendizajes también
serán
esencialmente
prosociales.
Si
contrariamente a ello, los comportamientos más fre-
cuentes
de un
contexto o
grupo
social
son
antisociales y violentos
agresiones frecuentes, robo,
consumo
de drogas, etc.), las conductas
aprendidas por los jóvenes
tenderán
a
tener
también
una
orientación
antisocial.
Lo anterior nos traslada nuevamente al ámbito de la sociedad a gran
escala, en la
que
se requiere
que sean
promovidos ambientes sociales
que
faciliten
que
los adolescentes y jóvenes adquieran pautas de com-
portamiento respetuosas
con
las normas de convivencia, e inhibitorias
de los comportamientos de agresión y violentos. Para ello es imprescin-
dible la mejora paulatina
de
la sociedad en los diferentes ámbitos de la
actividad humana.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿ or
qué víctima es femenino agresor masculino
2 5
FUNCIONALIDAD UTILITARIA
DE
LA AGRESiÓN
DEL
DELITO
De acuerdo
con
diversas perspectivas sobre la explicación delictiva,
también cabe un modelo victimológico sobre la funcionalidad utilitaria
del delito, como el presentado
en
la tabla 2.2.
TABLA 2 2
Modelo sobre
la funcionalidad utilitaria del
delito
Conductas violentas y
delictivas para la ob-
tención
de
beneficios y
gratificaciones.
Víctimas como bienes
de
interés del agresor,
o bien
como obstácu-
los o amenazas para
el logro de bienes de-
seados.
Las
personas tienen
di-
ferentes probabilida-
des de ser bienes atrac-
tivos u obstáculos
para
el delito, dependiendo
de sus características y
de
sus hábitos y ruti-
nas
de
vida.
Por ejemplo:
• Sustracción
de
dine-
ro o
de
una propie-
dad.
.•
Agresión a otro va-
rón
en
competencia.
• Agresiones
por
ven-
ganza.
• Satisfacción del im-
pulso sexual gene-
ralmente a partir
de
una mujer).
• Supresión
de una
amenaza
o fuente
de
tensión.
Según
puede
verse, el modelo aquí propuesto es estructurado a par-
tir
de
tres presupuestos:
1 uncionalidad
de
las
conductas
delictivas
Gran parte
de
las conductas violentas y delictivas tiene
como
objeti-
vo
la obtención
por
parte del agresor
de
beneficios, ventajas y gratifica-
ciones materiales y emocionales.
¿ or qué son los varones
más
agresivos que las mujeres
2 Las víctimas como bienes atractivos u obstáculos
para el delito
Las víctimas a
menudo son bienes de
interés del agresor venganza,
sometimiento, sexo, etc.) o
bien
constituyen obstáculos o amenazas
como testigos, guardianes, etc.)
para
el logro
de bienes deseados
di-
nero, propiedad valiosa, s ometimiento
de
otra persona, etc.).
Las
personas
varones y mujeres)
tienen
diferentes probabilidades
de
ser bienes atractivos u obstáculos
para
el delito
en
diferentes contex-
tos: trabajo, lugares
de
ocio, calle, hogar, etc.
l que una persona pueda ser
directamente
un bien
atractivo
para
el delito, o
bien
constituir
un obstáculo para
la
obtención de
un bien
atractivo,
va
a
depender tanto de
las
propias
característi-
cas
de
las
personas
lo
que
incluye
en
primera instancia si
es hom-
bre
o mujer) como
de sus
hábitos y rutinas
de
vida
tiempo que
pasa
fuera
de
casa, tipos
de
trabajo, tránsito
por
lugares
de
alto ries-
go, etc.).
3 Gratificación del delito:
obtención
de los
bienes
deseados
remoción de los obstáculos interpuestos
Por ejemplo:
• Sustracción
de
dinero o
de una
propiedad valiosa a
un
varón/mu-
jer que lo porta.
• Agresión a otro varón en competencia
por
una mujer, por una ven-
taja económica,
por una
mejora personal, etc.
• Agresiones
por
venganza contra
hombres
por
ejemplo, pelea) o
mujeres
por
ejemplo, maltrato).
• Satisfacción
del
impulso sexual generalmente a partir
de
una
mu-
jer,
pero
también
de
niños o
de
otros varones).
• Supresión
de
una amenaza o fuente de tensión por ejemplo, un
vigilante armado ,
una
pareja maltratadora, etc.).
Así,
de
acuerdo con
esta propuesta,
una persona
mujer u
hombre)
tendrá mayor probabilidad
de
ser
víctima
de
cierto delito
en
función del
grado en que
posee, o constituye
en
sí,
un bien
atractivo
para
el agre-
sor
posee
dinero o cierta
propiedad de
valor,
es un
objeto
de
vengan-
za,
de deseo
sexual, etc.). En la
medida en que
más
hombres que
mu-
jeres
pueden con
carácter general
poseer
bienes económicos
de
superior
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿ or
qué víctima es femenino agresor masculino
2 5 FUNCIONALIDAD UTILITARIA DE LA
AGRESiÓN
DEL DELITO
De acuerdo
con
diversas perspectivas sobre la explicación delictiva,
también cabe un modelo victimológico sobre la funcionalidad utilitaria
del delito, como el
presentado
en la tabla 2.2.
TABLA 2 2
Modelo sobre la
funcionalidad utilitaria del delito
Conductas violentas y
delictivas para la ob-
tención
de
beneficios y
gratificaciones.
Víctimas como bienes
de
interés del agresor,
o bien como obstácu-
los o amenazas para
el logro de bienes de-
seados.
Las personas
tienen
di-
ferentes probabilida-
des
de
ser bienes
atrac-
tivos u obstáculos para
el delito, dependiendo
de sus características y
de
sus hábitos y ruti-
nas
de
vida.
Por ejemplo:
• Sustracción
de
dine-
ro o
de
una propie-
dad.
. Agresión a otro va-
rón
en
competencia.
• Agresiones
por
ven-
ganza.
• Satisfacción del im-
pulso sexual gene-
ralmente a partir
de
una mujer).
• Supresión
de una
amenaza
o fuente
de
tensión.
Según
puede
verse, el modelo aquí propuesto es estructurado a par-
tir)de tres presupuestos:
1 uncionalidad
de
las
conductas
delictivas
Gran parte
de
las conductas violentas y delictivas tiene
como
objeti-
vo
la
obtención por
parte
del
agresor
de
beneficios, ventajas y gratifica-
ciones materiales y emocionales.
¿ or qué son los varones
más
agresivos que las mujeres
2 Las víctimas como bienes atractivos u obstáculos
para el delito
Las víctimas a
menudo son bienes de
interés del agresor venganza,
sometimiento, sexo, etc.) o
bien
constituyen obstáculos o amenazas
como testigos, guardianes, etc.)
para
el logro
de bienes deseados
di-
nero, propiedad valiosa, sometimiento
de
otra persona, etc.).
Las
personas
varones y mujeres)
tienen
diferentes probabilidades
de ser
bienes atractivos u obstáculos
para
el delito
en
diferentes contex-
tos: trabajo, lugares de ocio, calle, hogar, etc.
l que una persona pueda ser
directamente
un bien
atractivo
para
el delito, o
bien
constituir
un obstáculo para
la
obtención de
un bien
atractivo,
va
a
depender tanto de
las
propias
característi-
cas
de
las
personas
lo
que
incluye
en primera
instancia si
es hom-
bre
o mujer) como
de sus
hábitos y rutinas
de
vida
tiempo que
pasa
fuera
de
casa, tipos
de
trabajo, tránsito
por
lugares
de
alto ries-
go, etc.).
3 Gratificación del delito:
obtención
de los bienes deseados
y
remoción de los obstáculos interpuestos
Por ejemplo:
• Sustracción
de
dinero o
de una
propiedad valiosa a
un
varón/mu-
jer
que
1 porta.
• Agresión a otro varón en competencia
por
una mujer, por una ven-
taja económica,
por una
mejora personal, etc.
• Agresiones
por
venganza contra
hombres
por
ejemplo, pelea) o
mujeres por ejemplo, maltrato).
• Satisfacción del impulso sexual generalmente a partir
de una
mu-
jer,
pero
también
de
niños o
de
otros varones).
• Supresión
de
una amenaza o fuente
de
tensión
por
ejemplo, un
vigilante armado,
una
pareja maltratadora, etc.).
Así,
de
acuerdo con
esta propuesta,
una persona
mujer u
hombre)
tendrá mayor probabilidad
de
ser
víctima
de
cierto delito
en
función del
grado en que
posee, o constituye
en
sí,
un bien
atractivo
para
el agre-
sor
posee
dinero o cierta
propiedad de
valor,
es un
objeto
de
vengan-
za,
de deseo
sexual, etc.). En la
medida en que
más
hombres que
mu-
jeres
pueden con
carácter general
poseer
bienes económicos
de
superior
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¿Por qué
víctim
es
femenino
y agresor masculino
atractivo , llevar más dinero encima, poseer coches caros, propiedades
diversas, etc.) o pueden constituir amenazas u obstáculos directos para
la obtención de tales bienes económicos, los hombres tendrán mayor
probabilidad de ser víctimas de delitos de cariz económico, incluidos
también los delitos violentos.
Asimismo será más probable que, debido a la competitividad exis-
tente entre varones a distintos efectos económicos, de estatus, celos
en
relación con posibles parejas, etc.), más varones sean víctimas
de
deli-
tos violentos, incluidos el homicidio y el asesinato.
Por otra parte,
en
la medida en que más mujeres son, para eventua-
les varones agresores, atractivas para la expres ión de impulsos sexuales.
o constituyen obstáculos de diversas gratificaciones en las relaciones
familiares disponer de más dinero, imponer su voluntad, conseguir el
sometimiento control, obten er venganza ), las mujeres tendrán ma-
yor probabilidad de ser víctimas de agresiones sexuales y de maltrato
de pareja.
2 6
INTEGRACiÓN DEL
CONOCIMIENTO
EXPLIC TIVO DE
LA
AGRESiÓN Y EL DELITO
Para finalizar este capítulo se realizará, sobre la base de los diversos
conocimientos existentes sobre la conducta antisocial a que se ha he-
cho mención, una propuesta integradora o de síntesis. Sobre la agresión
y la violencia, y particularmente sobre la ejercida por varones contra
mujeres,
pueden
concluirse los siguientes principios explicativos gene-
rales:
>
En primer lugar, se considera que la igualdad de derechos entre
mujeres y hombres es
un
objetivo fundamental e irrenunciable,
lo
que
exige la erradicación, o al menos la reducción hasta don-
de sea posible, de todas las manifestaciones de fuerza y violencia
ejercidas contra las mujeres.
>
Para el logro de lo anterior, el mejor camino disponible es, al
igual que en el resto de los asuntos humanos, el conocimiento
científico. Particularmente, son fundamentales los conocimientos
existentes acerca de qué factores sociales, culturales, psicológi-
cos, biológicos ) se asocian al maltrato contra las mujeres y a los
abusos y las agresiones sexuales contra ellas.
>
De acuerdo con la información histórica disponible desde hace
milenios, las mujeres han estado en general supeditadas a los
¿Por qué son los v rones más agresivos que
l s
mujeres
hombres
en
todos los ámbitos
de
la vida social, lo que incluye la
familia, la educación, el trabajo, etc. Ello afecta también al con-
trol y a la violencia ejercidos tradicionalmente contra ellas.
Múl-
tiples formas de sometimiento y agresión han sido utilizadas para
mantener este papel
de
subordinación y obediencia
de
las mu-
jeres, algo que llega hasta nuestros días. Sin embargo, es te esta-
do de cosas
no
es una condición natural e indeleble, sino que
puede y debe ser cambiado en dirección a una plena igualdad
social de mujeres y de hombres.
>
Desde una perspectiva evolucionista, se considera que el com-
portamiento de agresión, como el resto de características es-
tructurales y
de
comportamiento, tiene también
en
la especie
humana una base evolutiva, habiendo sido seleccionado proba-
blemente debido a un valor adapta tivo primigenio. Ello signifi-
ca que, si constituye una pauta fundamental de nuestro funcio-
namiento, es debido a su contribución a la supervivencia de los
individuos y de la especie, promoviendo el esfuerzo personal y
grupal para defenderse
de
las agresiones, frente a los obstácu-
los y dificultades existentes
en
la naturaleza para recabar sus-
tento, abrigo, aparearse, etc.
>
Pese a lo anterior,
en
el proceso creciente de civilización que ha
tenido lugar durante los últimos milenios, las manifestaciones
agresivas que implican daño o menoscabo de los derechos de
otros como la sustracción
de
sus propiedades, la agresión, la
muerte ) han devenido cada vez más inaceptables. De ahí que,
en
general, estén prohibidas como delitos de hurto y robo, le-
sión, homicidio ) y sean legalmente castigadas. Ello hace que
ciertas propensiones agresivas «naturales» de origen biológico y
evolutivo) entren
en
abierta contradicción y colisión con expec-
tativas y normas sociales
que
actualmente prescriben
en
general
la resolución pacífica de los conflictos y de las disputas entre los
seres humanos.
>
Con todo, los procesos de educación y socialización existentes
en
todas las sociedades humanas son
en
general muy eficientes,
logrando que la inmensa mayoría de las personas aprendan a
controlar e inhibir sus impulsos agresivos más ancestrales, así
como
en
general los comportamientos ilegales.
>
En este marco, el principal reto de la explicación del comporta-
miento, ilícito y de agresión en la actualidad es saber por qué,
pese a todos los esfuerzos colectivos en contrario en general,
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 41/137
¿Por
qué víctim es femenino y
agresor masculino
bastante exitosos), algunos individuos continúan utilizando la
fuerza y la violencia contra otros seres humanos.
< >
A partir
de
la psicología evolucionista
se
ha
constatado
que
los
varones y las mujeres
presentan
«naturalmente»
con toda
proba
bilidad
como
resultado
de
patrones específicos
de
la selección
natural) pautas distintas
de
selección
de
parejas sexuales. En
concreto, los varones mostrarían
un patrón
general
de
selección
de
parejas femeninas jóvenes
en
un
rango
que
iría
desde
su mis
ma
edad
hacia
edades
inferiores), mientras
que
las mujeres pre
sentarían
un patrón
inverso
en
los márgenes
de
su propia
edad
hacia
edades
superiores). Se
ha
constatado cómo,
para
el caso
de
los varones jóvenes, la
pauta de
selección
de
mujeres más
jóvenes implica
de
entrada un
mayor riesgo general
de
implicar
se en interacciones afectivo-sexuales ilícitas. Lo anterior cierta
mente
no
constituye una explicación sobre los abusos o agresio
nes sexuales específicos,
pero
es un
factor general
de
riesgo
que
debe ser tenido en
cuenta.
< >
Otra diferencia importante
entre
mujeres y varones tiene
que ver
con
el desarrollo y funcionamiento distinto
de
su
sistema
endo-
crino, que regula las secreciones hormonales.
Los
varones
tienen
una
mayor presencia
de
testosterona hormona
preferentemente
masculina
que desempeña un papel
crucial
en
los comporta
mientos
de
agresión. Esta diferencia
entre
sexos constituye
per
se un
importante factor etiológico
de
la
mayor
prevalencia agre
siva
de
los varones frente a las mujeres.
< >
Más allá
de
las diferencias sexuales,
por
lo que concierne a la per
sonalidad y el desarrollo
de
los individuos incluyendo tanto a
hombres
como
a mujeres), se sabe
que
algunos factores persona
les
desempeñan un papel
especialmente relevante
en
cuanto al
mayor o
menor
riesgo
de
agresividad y violencia: la mayor impul
sividad frente a
un adecuado
autocontrol); los déficits cognitivos
en
razonamiento moral, resolución cognitiva
de
problemas inter
personales, razonamiento abstracto, etc.; las actitudes y pensa
mientos justificadores
de
las agresiones y comportamientos ilíci
tos, y
una
emocionabilidad desmedida y explosiva o, al contrario,
una
carencia grave
de
capacidad emocional
que
linde
con
rasgos
psicopáticos
de
insensibilidad frente al sufrimiento ajeno. Muchos
de estos factores de riesgo,
en
cuanto características frecuentes en
muchos sujetos
con
comportamiento antisocial persistente, se
han
agrupado
como un
tipo
de
«síndrome
de
conducta antisocial».
¿Por qué son los v rones más agresivos que
l s
mujeres
< >
Atendidos todos los condicionantes anteriores,
es un
conoci
miento
bien
establecido
que
los comportamientos
de
violencia y
delincuencia, y sus respectivas creencias justificadoras,
se
apren
den
generalmente
en
el marco
de
vínculos antisociales. Los me
canismos fundamentales
que
intervienen en dichos aprendizajes
son que un
individuo se halle asociado diferencialmente o prio
ritariamente, a personas
que
ya muestran dichos comportamien
tos antisociales, que le
harán de
modelos negativos, le ofrecerán
definiciones o justificaciones
de
tales conductas ilícitas y cuando
el sujeto las realice,
se
las reforzarán o recompensarán.
< >
Por último, se
ha
sugerido
que
el delito
en
general, y las agresio
nes
de
hombres a mujeres
en
particular,
pueden ser
también in
terpretados
como
comportamientos utilitarios. Ello quiere signi
ficar que los agresores realizan dichos comportamientos
en
la
expectativa
de
que las víctimas u otros objetivos del delito como
ciertos b ienes y propiedades) les reportarán diversas gratificacio
nes materiales o emocionales. Desde esta perspectiva, los agre
sores presentarán
un
mayor riesgo
en
la medida
en que
dispon
gan
de
menores repertorios
de
comportamiento lícito
para obtener
las gratificaciones que
buscan
materiales y económicas, emocio
nales y psicológicas, sexuales . .). En paralelo, las personas ten
drán
un
mayor riesgo
de ser
víctimas del delito
en
proporción al
grado
en
que constituyen posibles objetivos
de
gratificación ma
terial, emocional, sexual, etc.)
para
ciertos agresores.
Hasta
aquí se han presentado
algunas explicaciones generales
de
las
agresiones y los delitos,
con
interés particular
en
aquellas explicaciones
que pueden dar cuenta de
los delitos experimentados
por
las mujeres.
En los capítulos
que
siguen se prestará atención a describir y explicar
pormenorizadamente las modalidades
de
agresión sufridas
con
mayor
frecuencia
por
las mujeres
de
parte
de
los hombres.
LECTUR S RECOMEND D S
Andrés-Pueyo, A. 1999).
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Barcelona:
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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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¿Por
qué víctim
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3 LA
VIOLENCIA
CONTRA LA PAREJA
En el capítulo anterior se han presentado algunos aspectos generales
y comu nes a las distintas formas
en
que pueden manifestarse las agresiones
de los varones contra las mujeres. En los que siguen se analizarán una a
una las principales modalidades
de
agresión. Entre ellas figuran el maltrato
contra la pareja, las agresiones sexuales y el abuso sexual en la infancia.
En este capítulo se va a tratar la violencia contra la mujer cuando es
producida
por
el hombre con el
que
mantiene o
ha
mantenido una re
lación afectiva (violencia contra la pareja).
3 1 MUJERES
VíCTIMAS
La violenci
en
l
pareja:
una
patología
de
l convivenci
La
violencia en el hogar, al menos por lo que se refiere al número de
denuncias,
ha
experimentado un desarrollo espectacular en las dos úl
timas décadas. Se trata de un fenómeno epidémico que, al hilo de la
mayor competitividad de la sociedad actual, del nuevo rol de la mujer
y de la desaparición de los factores inhibitorios para la conducta violen
ta
de
tipo religioso y moral,
ha
crecido a un ritmo más rápido incluso
que los accidentes
de
coche, las agresiones sexuales y los robos. En
realidad, la familia es el foco de violencia más destacado de nuestra
sociedad. De hecho, en España, según el estudio realizado por el Insti
tuto de la Mujer en el año 2006 con una muestra de más de 32.000 mu
jeres, hay, al menos, un 3,6 de mujeres mayores de 18 años
que
se
declaran maltratadas (alrededor de 680.000). Sin embargo, en total hay
un 9,6 (alrededor de 1.800.000) que, co nsiderándose maltratadas o sin
considerarse como tales, sufren unas conductas vejatorias que
son
im
propias
de una
relación
de
pareja sana.
Por extraño
que
pueda parecer, el hogar
-lugar,
en principio, de
cariño, de compañía mutua y de satisfacción de las necesidades básicas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 43/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
para
el
ser
humano-
puede ser
un sitio
de
riesgo
para
las conductas
violentas, sobre todo cuando éstas
quedan
impunes. Las situaciones
de
cautiverio y a familia es
una
institución
cerrada-
constituyen
un
cal
do de
cultivo
apropiado para
las agresiones repetidas y prolongadas. En
estas circunstancias, las víctimas
pueden
sentirse incapaces
de escapar
del control
de
los agresores al estar sujetas a ellos
por
la fuerza física,
la
dependencia
emocional, el aislamiento social o distintos tipos de
vínculos económicos, legales o sociales.
Si
la violencia tiene
de por
sí
un
efecto destructivo y resulta siempre irracional, lo es
mucho
más
cuando
se
ejerce
en un entorno
la familia) del que
se espera
cariño y
apoyo mutuo.
No deja
de
ser curioso
que
las diferencias
de
sexo condicionen el
tipo
de
violencia experimentada. Cuando
un hombre
sufre
una
agre
sión, ésta tiene lugar habitualmente
en
la calle y suele estar asociada a
un
robo,
una
pelea,
un
ajuste
de
cuentas o
un
problema
de
celos. Las
mujeres,
por
el contrario, al
menos en
la mayoría
de
los casos,
cuando
son
víctimas
de
actos violentos,
suelen
sufrirlos
en
el
hogar
y a
manos
de
su pareja o ex pareja.
La
conducta violenta
en
el
hogar
supone un
intento
de
control
de
la
relación
en
forma
de. abuso de
poder. Así, los maltratadores
suelen ser
los hombres, y las víctimas
suelen ser
las mujeres, los niños y los ancia
nos,
es
decir, los sujetos más vulnerables
en
el seno
de
la familia. No
es
casual
que
el término
criminal sea
masculino y que el
de víctima sea
femenino.
La
violencia contra la pareja
no es una
forma
de
violencia más.
Es
una
conducta que
no
suele denunciarse, y si se denuncia, la víctima
frecuentemente
perdona
al agresor antes
de que
el sistema
penal sea
capaz de
actuar. Es, además,
una
conducta continuada
en
el tiempo.
El
hogar es
el escenario más frecuente,
pero
a veces el maltrato comienza
en
el noviazgo y
no
termina tras la ruptura
de
la pareja.
El momento de
la denuncia suele coincidir
con
algún
período
clave
incidente crítico)
para
el sistema familiar
por
ejemplo, la separación o la extensión
de
la
violencia a los hijos).
Más allá
de un
maltrato físico y
de
un maltrato sexual, fácilmente
identificables, existe
un
maltrato psicológico más sutil, que
genera unas
consecuencias
muy
negativas
en
la
salud
y el bienestar emocional
de
la
mujer y
que se
manifiesta
de
diversos modos: desvalorizaciones conti
nuas en
forma
de
críticas corrosivas y humillaciones: «te estás
ponien
do como una
foca», «eres
una
ignorante», «estás
muy
fea»; posturas y
gestos amenazantes; imposición
de
conductas degradantes a nivel
a
violencia contra la pareja
sexual,
por
ejemplo); intentos
de
restricción control
de
las amistades,
limitación del dinero, prohibición
de
las salidas
de
casa, etc.); conduc
tas destructivas referidas a objetos
de
valor económico o afectivo); atri
bución de
culpabilidad o
de locura
a la víctima, y,
por
último, conduc
tas
de acoso cuando
la mujer
ha
roto la relación.
La
violencia psíquica
puede comenzar por
excesos verbales
<<eres una
mierda;
no
vales
nada»), pasar a la violencia psíquica, continuar
con
la física y,
en
los
casos más extremos, llegar a la muerte.
No se
debe
confundir, sin embargo, la
violencia psíquica con
una
mala relación de pareja, que
se caracteriza
por
la desaparición del afec
to, las broncas más o
menos
esporádicas y el
deseo
de poner
fin a la
relación
de
pareja.
La violencia psíquica,
por
el contrario, es
mucho
más intensa y
permanente,
caracterizada
por
las conductas
ya
descritas,
y
genera además
consecuencias clínicas negativas
en
la víctima: proble
mas
de
salud, alteraciones
de
ansiedad, depresión, aislamiento social,
déficit
de
autoestima, etc.
Cualquier mujer
puede
ser
víctima
de
maltrato,
pero
hay
algunas
mujeres
que
son
más vulnerables,
como
las
que
se emparejan
muy
jó
venes,
tienen
un
nivel cultural bajo,
dependen
económicamente del
agresor,
han
sido víctimas
de
maltrato o
de
abusos
en
la infancia, mues
tran carencias afectivas, tienen baja autoestima o
son
débiles emocio
nalmente, se mueven en entornos marginales y cuentan con
una
red
limitada
de
apoyo
familiar y social.
Así,
por
ejemplo, las mujeres inmigrantes
pueden ser presa
fácil
de
la violencia
de
pareja
porque proceden
de una
cultura patriarcal,
con
muchos componentes
machistas,
tienen pocos apoyos
familiares y so
ciales y viven en un entorno cerrado, endogámico,
con
un fuerte con
trol sobre sus componentes. De hecho, las víctimas latinoamericanas
pueden
tener
reacciones
muy
explosivas y floridas,
pero perdonan
más
rápidamente a los agresores.
El papel
de
la cultura sobre la relación
de
pareja
es muy
importante
en
este caso.
¿Por qué aguanta
la
mujer
Una vez
que
ha
surgido el primer episodio
de
maltrato, y a
pesar
de
las muestras
de
arrepentimiento del agresor, la probabilidad
de nuevos
episodios y
por
motivos cada vez más
insignificantes-
es mucho
mayor. Rotas las inhibiciones relacionadas con el respeto a la pareja, la
utilización
de
la violencia como estrategia
de
control
de
la conducta se
hace cada
vez más frecuente.
El
sufrimiento
de
la mujer, lejos
de
cons-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 44/137
¿Por
qué
víctima
es
femenino
y
agresor masculino
tituirse en un revulsivo de la violencia y en suscitar una empatía afecti-
va, se constituye en un disparador de la agresión porque se valora
como una muestra de debilidad y de acusación velada al agresor.
Resulta, cuando menos, sorprendente la relativa tolerancia a los
comportamientos violentos en el seno del hogar. Una de las caracterís-
ticas singulares del maltrato contra la pareja es la cronicidad. Los este-
reotipos sociales y muy en particular la consideración de que la vio-
lencia familiar atañe sólo al ámbito
de
10
privado ( los trapos sucios se
lavan en casa» - desempeñan un papel importante en la minusvalora-
ción del problema, así como en el mantenimiento
de
una serie
de
creencias erróneas al respecto (tabla 3.1).
De hecho, la violencia contra la pareja todavía sale
poco
y tarde al
exterior. Las denuncias
son
escasas n o superan
ellO
o el 30
de
to-
dos los casos
existentes-
y además, tardías años después de sufrir
el maltrato-.
Tampoco
se
busca
ayuda externa (atención terapéutica,
servicios sociales, pisos
de
acogida, etc.)
de
forma generalizada.
Una víctima inmersa
en
una relación de pareja violenta se caracteriza
por
una ambivalencia dramática frente a la persona agresora y con res-
pecto
a las decisiones
que debe
tomar.
Se
puede
aguantar
mucho
tiem-
po porque los valores
de
una mujer estén empapados
de
la idea
de
mor
romántico: lo
bueno
es
d r
todo por la persona que amamos sa-
crificarnos por ella perdonarlo todo etc. Más en concreto, lo que frena
este proceso
de
ruptura
de
una situación intolerable
puede
ser atribui-
do
a diversas razones: económicas (la dependencia del marido); socia-
les (la opinión de los demás); familiares (la protección
de
los hijos); fí-
sicas (el agotamiento); psicológicas (la baja autoestima, la vergüenza, el
miedo, la resistencia a reconocer el fracaso
de
la relación, la dependen
cia emocional, etc.), y
de
temor al futuro (prec ariedad económica, falta
de
apoyo familiar y social, problemas
de
vivienda o porvenir incierto
de
los hijos).
La
respuesta emocional
de
la víctima a
una
violencia
de
pareja cró-
nica va a evolucionar con el transcurso del tiempo. En una primera fase,
al comienzo de la relación, si el maltrato surge
de
una forma sutil e in-
cluso imperceptible (gestos aislados
de
desprecio, desvalorizaciones in-
termitentes, condu ctas
de
control excesivo), cabe la posibilidad, sobre
todo si la víctima está enamorada,
de
un acostumbramiento progresivo
a la violencia, que se considera, hasta cierto punto,
una
servidumbre
de
la vida en pareja. Ahora bien, si la violencia se plantea
de
forma explí-
cita y descarnada ya
desde
el principio, sólo se puede mantener la re-
lación si la víctima, confiada en el poder persuasivo
de
su cariño, tiene
La violencia contra a pareja
TABLA
3 1
Errores y
verdades sobre
la
violenci
contra
la
pareja
Pegar una bofetada a su pareja
no
está prohibido
por
la ley.
Maltratar significa golpear a alguien
hasta
que
sangre o se le fracturen
los huesos.
El abuso de
drogas y alcohol
es
res-
ponsable
de
la violencia familiar.
Los
hombres maltratados
por
las
mujeres constituyen
un
problema
tan serio
como el de
las mujeres
maltratadas.
La
mayoría
de
las víctimas
de
la vio-
lencia
de
pareja
no
sufren heridas
serias.
Si una
mujer maltratada dejara a
su
pareja, estaría a salvo.
Si
se arrestase a los maltratadores y
se les metiera en la cárcel, la violen-
cia contra la pareja terminaría.
Una bofetada es una forma
de
mal-
trato. La ley especifica
que
un ata-
que
a otra persona, incluida
su
pa-
reja, es ilegal.
Maltratar significa causa r
daño
físico
o psicológico, independientemente
de que
haya heridas visibles o no.
Muchas personas
que
actúan vio-
lentamente contra
su
pareja
nunca
toman alcohol ni consumen drogas.
Otros
toman
alcohol o
consumen
drogas y
no
son
violentos.
De todos los adultos maltratados, el
95
son
mujeres. Es cierto
que
al-
gunas mujeres maltratan a sus pare-
jas,
pero
en la mayoría
de
los casos
las mujeres
son
las víctimas y
no
las
agresoras.
El
maltrato causa más lesiones a las
mujeres
que
el total
de
los acciden-
tes
de
tráfico, asaltos callejeros o
violaciones.
Las
amenazas, los acosos y las
agresiones generalmente aumentan
cuando
la mujer deja al agresor.
Este
momento
puede
ser el más pe-
ligroso en su relación.
El
arresto y la detención del agresor
no son por
lo general suficientes
para
que
éste deje
de
ser violento
para siempre.
Es
imprescindible so-
meterse a
un
tratamiento psicológi-
co y
médico
en
los casos precisos)
especializado.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 45/137
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
la firme esperanza
de
que
su pareja va a cambiar y
de
que,
por
tanto,
va a desaparecer la violencia. Esta frecuentemente
vana esperanza
puede
ayudar a la víctima a soportar la convivencia
con
el maltratador
durante meses e incluso años.
En
una segunda
fase,
una
vez establecida la violencia crónica
como
pauta
frecuente
de
relación,
se
ve entremezclada habitualmente
con
períodos
de
arrepentimiento y
de
ternura, lo
que
lleva a la víctima a
una
situación
de
dependencia
emocional. Pero esta situación, claramente
insana,
genera en
la víctima diversos síntomas psicopatológicos o estra-
tegias
de
afrontamiento defectuosas.
Es en
esta fase
cuando
la mujer, al
no
explicarse el
porqué de
la violencia,
puede
culparse a sí misma
de
provocarla,
de
no hacer todo lo posible para evitarla o
de no
saber tra-
tar
adecuadamente
a su pareja.
Por último,
en
una tercera fase, cuando la víctima se siente mal y se
percata
de
que
la violencia continúa e incluso
aumenta en
intensidad,
la percibe ya
como
incontrolable.
Por
ello,
puede
llegar a
perder la es-
per nz en que
las cosas
puedan
cambiar y a desconfiar incluso
de
su
capacidad para abandonar la relación. Es decir, la víctima ante su
desamparo
y
desesperanza
entra
en
una
especie
de
vía muena
que
la conduce a una mayor gravedad psicopatológica (depresión, trastorno
de
estrés postraumático, etc.) (tabla 3.2).
TABLA 3 2
Ejemplos de
distorsiones
cognitivas
en
función
de las
fases del maltrato
Negación o
minimi-
zación
del
problema
utoengaño y nega-
ción
de su victimi-
zación
ustificación de la
conducta violenta
"Tenemos nuestro s más y nuestros menos.»
»En
to-
das las parejas hay roces.»
"El maltrato es mucho más que recibir de vez en
cuando alguna patada, empujones o insultos.» ,Yo
no soy
una
de
esas mujeres maltratadas
como
las
que
salen
en la tele.»
"Mi pareja es
muy
pasional y a veces
se
deja llevar
por
el enfado.» "Su intención
no
era golpearme;
sólo quería hacerme ver
que
tenía razón.»
La violencia contra l pareja
TABLA 3 2 continuación)
Sobrevaloración
de la esperanza de
cambio en su
pareja
Sentimientos
de
culpa
Justificación de la
permanencia
en
la
relación y depen-
dencia emocional
Resignación
"Con el tiempo cambiará; hay
que
darle tiempo.»
"Algún día cambiará porque en el fondo es
buena
persona.» "Cuando nazca nuestro hijo,
se
tranquili-
zará.»
,,¡Me lo tengo merecido » ,,¡Seguramente no soy
todo lo buena esposa
que
debería » ,,¡Alguna vez
me ha dicho que lo provoqué , ¿será cierto?» ,,¡La
culpa es mía por haberme emparejado con
él »
"Por
un
momento malo
no
vamos a separarnos y
tirar por la borda cinco años de vida en común.»
"Si abandono a mi pareja, ¿qué será
de él?,
¿qué
será de nuestros hijos?, ¿qué será de mí?» "El matri-
monio conlleva sacrificio y esfuerzo.» "El amor lo
puede todo.»
"Si
no fuera violento, sería la pareja
ideal.» "Sigo con él porque es el amor
de
mi vida.»
"Lo que yo quiero es
que
usted le diga que
no
me
vuelva a pegar.»
"¡Qué le
vamos
a hacer ; la vida es así y
yo
elegí
casarme
con
él.» "Mi única alternativa es seguir
con
él;
no
tengo
otra opción.» "Aunque
me
pegue,
es mi pareja y debo cuidar de él.»
"Mi
marido pier-
de el control cuando bebe.»
En último término, el mantenimiento o la ruptura
de
la relación
de
pareja
por
parte
de
la mujer maltratada
dependen de
la edad, el nivel
cultural, la existencia
de
trabajo extradoméstico y
de apoyo
social, así
como de
las creencias religiosas y
de
las expectativas previas
en
rela-
ción
con
la pareja.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 46/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
l imp cto de la violencia en la s lud física
ment l
de la
mujer
La
violencia crónica contra la pareja trae consigo
un
deterioro
de
la
salud
de
las víctimas.
l daño
corporal incluye el resultado
de
las agre-
sione s lesiones y secuel as físicas) y
de
la respuesta física a
una
situa-
ción
de
estrés crónico.
Las
lesiones,
que suelen
registrarse
en
el rostro
y
en
la cabeza,
pueden ser
variadas hematomas, arañazos, heridas,
fracturas, etc.) y
de
diversa gravedad, pero,
en
cualquier caso,
suponen
una pérdida de
vida saludable
para
la mujer.
En una situación
de
estrés crónico, como la que viven las víctimas,
el organismo excreta niveles altos
de
cortisol. l cortisol es la hormona
que
modula el sistema inmunológico o defensivo del organismo. De
esta manera, el estrés,
que
suprime la respuesta inmunológica
en
pro-
porción
directa a la intensidad del
suceso
estresante,
puede
debilitar el
sistema inmunitario y hacerlo más vulnerable ante las infecciones pro-
cesos infecciosos respiratorios, resfriados
de
repetición, etc.), así como
generar otros problemas inespecíficos
de
salud: fatiga permanente, do-
lores
de
cabeza y
de
articulaciones, mareos, problemas gastrointestina-
les
como
el
colon
irritable) y alteraciones cardiovasculares.
De hecho, la casi totalidad
de
las víctimas aumentan las visitas a su
médico de atención primaria después
de
las agresiones,
aunque
el pre-
texto formal sea otro. Y los médicos tienen dificultades para hacer un
diagnóstico correcto
de
la situación
porque
las mujeres
no se
recono-
cen como
víctimas
por
vergüenza, miedo, incluso culpa) y los síntomas
aparecen
desligados
de
la situación vital
que padecen.
Por otra parte, en las víctimas hay
un
deterioro psíquico progresivo,
que
se agrava por la coincidencia
de
lesiones físicas y psíquicas, por la
repetición
de
los hechos y su carácter impredecible, por la alternancia
de
conductas agresivas y
de
afecto y
por
la incapacidad
de
la mujer
para afrontar adecuadamente esta situación. Por ello, el impacto psico-
lógico del maltrato crónico suele ser duradero. De
una
paliza
una
per-
sona
puede
recuperarse físicamente en
una
semana,
pero
las huellas
psicológicas
de
la violencia de pareja
pueden
durar toda
una
vida. Una
agresión física se
puede
curar porJuera,
pero
no es fácil
de
curar por
dentro.
A su vez, el maltrato psicológico
puede
resultar devastador
para
la
salud
de
la víctima. Este tipo
de
maltrato suele
ser
gradual y adquiere
múltiples formas
de
expresión: minusvaloración
de
las
opiniones de
la
víctima, imposición
de
relaciones sexuales, humillaciones públicas,
a violencia
contra
a
pareja
control de las conductas y
de
los ingresos, menos precio del trabajo, crí-
tica
de
la forma
de
vestir, mentiras e intimidaciones y, sobre todo,
celos
de
cualquier
persona
sea
hombre
o mujer, amigo o familia) o incluso
celos
de
las actividades emprendid as.
En concreto, las alteraciones psíquicas más habituales
en
las mujeres
víctimas
de
maltrato
son
las siguientes:
a) Trastornos de ansiedad.
Son el resultado
de una
situación
de
amenaza
incontrolable a la vida y a la seguridad personal.
La
vio-
lencia repetida e intermitente, entremezclada
con
períodos
de
arrepentimiento y ternura, suscita
en
la mujer
una
ansiedad ex-
trema y
unas
respuestas
de
alerta y
de
sobresalto permanentes.
Cuando se vive
con un
agresor, la mujer está sometida a
una
au-
téntica
ruleta rusa
emocional.
b
Depresión
y
sentimiento de baja autoestima. Son fruto
de
las hu-
millaciones recibidas y
de
la
percepción de
fracaso
de
la relación.
La
apatía mostrada
no es un
reflejo
de
conformidad
con
la situa-
ción vivida, sino
un
mecanismo
de
adaptación
para
evitar males
mayores. A su vez, los síntomas
de
depresión,
como
la apatía, la
pérdida de
la esperanza y los sentimientos
de
culpa, fomentan la
resignación y contribuyen a
hacer aún
más difícil la decisión
de
marcharse.
c)
Sentimientos de culpa. La
culpa deriva
de
haber
elegido
como
pa-
reja a este hombre,
de no haber
sabido reconvertirle o
de haber
llevado a
cabo
cierto tipo
de
conductas
para
evitar la violencia:
mentir, encubrir al agresor,
tener
contactos sexuales a su
pesar
por
miedo o
para
no
despertar a los niños si él se enfada), etc.
Cerca
de
la mitad
de
las mujeres
se culpan
a sí mismas
por 10
ocurrido
pensando
erróneamente,
como
consecuencia
de un
es-
tereotipo social,
que
quizá «ellas se lo
han
buscado».
Ahora bien, las mujeres
que
disculpan a los hom bres violentos
tienden
únicamente a hacerlo mientras dura la relación. Una vez
liberadas
de
las presiones sociales y
con una
cierta distancia, son,
por
lo general, capaces
de
ver quiép es
el verdadero culpable.
d
Aislamiento social
y
ocultación de
lo
ocurrido por la presión del
agresor
y por
la vergüenza social percibida). Esto lleva a
una
ma-
yor dependencia
del agresor, quien, a
su
vez, experimenta
un
au-
mento del
dominio a medida
que
se percata del mayor aislamien-
to
de
la víctima.
La
mujer
puede quedar secuestrada de
la vida
pública para quedar confinada a los límites del hogar.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 47/137
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
En realidad, algunas estrategias comunes a los maltratadores
son
aislar
familiar y socialmente a la mujer y menospreciar
todo
lo
que
hace, pien
sa o siente, lo
que
le lleva a
un
descenso brutal
de
su autoestima.
Por último, algunas víctimas
pueden
recurrir a estrategias
de
afronta
miento malsanas para superar el malestar emocional.
Así
por
ejemplo,
existe el riesgo
de
automedicación
de
ansiolíticos o analgésicos o incluso
del abuso
de
alcohol
como
medio
de
hacer frente a la soledad y al dolor.
epercusiones en los ijos
El
maltrato a la pareja
es
distinto
de
la violencia interpersonal
gene-
ral
porque se
trata
de una
conducta repetitiva
que produce
lesiones
fí-
sicas y psíquicas
en
las víctimas y
porque
afecta a personas que
no son
objeto directo
de
la agresión.
De
hecho, la violencia contra la pareja
afecta a los hijos,
bien en
forma directa niños maltratados o tratados
con
negligencia),
bien en
forma indirecta
por medio de
la interferencia
grave en su desarrollo emocional).
La violencia contra l pareja
Incluso aunque
no
haya
un
maltrato
dire to
contra los hijos, la con
vivencia
de
éstos
en una
atmósfera
de
miedo y
de
incertidumbre con
un
padre agresor y
una
madre maltratada es devastadora para su desarrollo
psicológico armónico. Un niño necesita crecer en un entorno
de
tran
quilidad y
de
apoyo, con la presencia de unos adultos protectores, que
garanticen al
niño
un estado
de
ánimo estable y unos hábitos
de
vida
regulares. Sin embargo, en este contexto
de
violencia conyugal el niño
puede
alejarse emocional y hasta físicamente del padre y establecer
unas relaciones insanas
con
la madre, bien
porque
ésta lo haga depen-
diente emocionalmente
de
ella para satisfacer sus propias necesidades
afectivas, bien porque
no
esté en condiciones psicológicas
de
propor
cionarle el cariño necesario.
En concreto, las reacciones emocionales negativas
de
los niños
que
viven en
un
ambiente
de
violencia parental incluyen
un
rendimiento
escolar defectuoso, conductas
de miedo
y ansiedad, problemas
de
sue
ño, sentimientos
de
culpa, baja autoestima y descontrol
de
sus emocio
nes. En la adolescencia
pueden
surgir otros problemas, como la altera
ción del ritmo escolar, los trastornos
de
la
conducta
alimentaria o la
dependencia
de
las drogas.
Las diferencias
de
sexo modulan las respuestas emocionales
de
los
niños ante la violencia
de
los
padres
entre sí. Así,
por
ejemplo, los niños
crecidos en el seno
de una
relación
de
pareja violenta
tienden
a mostrar
alteraciones
de
conducta; las niñas, problemas ansioso-depresivos y
de
inseguridad. En
uno
y otro sexos el fracaso escolar, el abuso
de
las re
des sociales en Internet y las dificultades
de
socialización
son
frecuen
tes.
Cuando se
llega a la adolescencia, suele haber una emancipación
e ~ o c i o n l de
los padres, que en los chicos
puede adoptar
la forma
de
vinculación a pandillas,
que
ofrecen el calor emocional
ausente
en casa,
y
de
consumo de alcohol y drogas; en las chicas,
por
el contrario, pue-
de manifestarse en forma
de
retraimiento social y
de
baja autoestima.
El estado psicológico de los niños
depende
del
tiempo de
exposi
ción a la violencia antigüedad del maltrato),
de
la gravedad
de
ésta,
de
si la sufre directamente y del vínculo afectiyo con el maltratador.
Además, el maltrato doméstico
puede
funcionar como
una
conducta
agresiva
que
se aprende de forma imitativa
por
los hijos y que se trans
mite culturalmente a las generaciones posteriores. En concreto, la ob
servación reiterada
por
parte
de
los hijos
de
la violencia ejercida
por
el
hombre a la mujer tiende a perpetuar esta conducta en las parejas de la
siguiente generación. De este modo, los niños
aprenden que
la violen
cia
es un
recurso eficaz y aceptable
para
hacer frente a las frustraciones
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 48/137
¿Por
qué
víctima s femenino agresormt3 sculino?
del hogar.
Las
niñas aprenden, a su vez, que ellas, al menos hasta cier-
to punto, deben aceptarla y convivir con ella.
En resumen, los niños son las otras víctimas de la violencia contra la
pareja, que ejerce
un
efecto devastador sobre ellos. Además de
un
ma-
yor riesgo de ejercer la violencia cuando sean mayores, tienden a ser
personas m enos empáticas, con
más problemas
de
relación e igualmen-
te
con
una mayor probabilidad de abusar del alcohol, de las drogas o
de
Internet. Por otra parte, la mujer maltratada suele carecer
de
recursos
psicológicos para proteger a los hijos adecuadamente de la violencia
del padre, cua ndo ésta se da.
No obstante, aun siendo muy importante la violencia en la infancia
como factor predictor de la victimización futura
en
el caso de las niñas
y
de
violencia futura en el caso de los niños, los antecedentes inmedia-
tos
de
la vida adulta adaptac ión a la vida cotidiana, calidad de la rela-
ción
de
pareja, estrés, autoestima, habilidades de comunicación y
de
solución de problemas, etc.) desempeñan
un
papel más importante que
los antecedentes de maltrato en la infancia.
3 2
HOMBRES
MALTRATADORES
¿Cómo
surge de
qué
forma se mantiene
la
violenci
en la
pareja?
Aunque en el capítulo precedente se presentaron algunas explicacio-
nes generales de la violencia, no es fácil responde r a la pregunta de por
qué los hombres se comportan de forma violenta precisamente
en
el ho-
gar un reducto de intimidad y de ternura) y con una persona con la que
han establecido voluntariamente
un
proyecto de vida
en
común basado
en el cariño mutuo. La violencia contra la pareja es resultado próximo de
un
estado emocional intenso l a ira-, que interactúa con unas actitu-
des
de
hostilidad,
un
repertorio
de
conductas pobre déficits
de
habilidades
de comunicación y de solución de problemas) y unos factores precipitan-
tes situaciones de estrés, consumo abusivo de alcohol, celos, etc.), así
como de la percepción de vulnerabilidad de la víctima. En la conducta
violenta intervienen, por tanto, los siguientes componentes:
a Una actitud de hostilidad. Ésta, según se ha visto con anteriori-
dad, puede ser resultado
de
estereotipos sexuales machistas en
relación
con
la necesidad de sumisión de la mujer, de la existen-
cia de celos patológicos o de la legitimación subjetiva de la vio-
lencia como estrategia de solución de problemas.
La
violencia contra la pareja
b Un estado emocional de ira. Esta emoción, que varía en intensi-
dad desde la suave irritación o molestia hasta la rabia intensa, y
que genera un impulso para hacer daño, se ve facilitada por la
actitud de hostilidad hacia la mujer y por unos estímulos, gene-
radores de malestar, ajenos a la pareja contratiempos laborales,
dificultades económicas, problemas en la educación de los hijos
y otras muchas posibles adversidades de la vida cotidiana).
c)
Unosfactores precipitantes directos. l
consumo abusivo
de
alco-
hol o de drogas, sobre todo cua ndo interactúa con las pequeñas
frustraciones de la vida cotidiana en la relación de pareja, contri-
buye a la aparición de las conductas violentas.
el Un repertorio de conductas pobre. Más en concreto, los déficits
de habilidades de comunicación y de solución de problemas im-
piden la canalización de los conflictos de una forma adecuada. l
problema se agrava cuando existen alteraciones de la personali-
dad,
como
suspicacia, celos, baja autoestima, falta de empatía
afectiva, necesidad extrema de estimación, etc.
e La percepción de vulnerabilidad de la víctima. Un hombre irrita-
do puede propender
a descargar su ira
en
otra persona a partir
del mecanismo psicológico
frustración-ira-agresión
, pero suele
hacerlo sólo
en
aquella que percibe como más vulnerable una
mujer, un niño o un anciano) y en un entorno
l a
familia- en
que es más fácil controlar la situación y ocultar lo ocurrido.
j Los logros obtenidos con las conductas violentas previas. Muy fre-
cuentemente el hombre maltratador ha conseguido los objetivos
deseados a través del empleo de comportamientos .agresivos, es-
pecialmente co n parejas anteriores.
s
decir,
ha
aprendido
que
la
violencia
puede
ser un método sumamente efectivo y rápido de sa-
lirse con la suya. A su vez, la sumisión de la mujer puede quedar
también consolidada
en
ella como pauta de conducta porque, me-
diante
un
comportamiento claudicante, consigue evitar las conse-
cuencias derivadas
de
una conducta violenta
por
parte
de
la pareja.
Todo ello explica, junto con otras variables Oa dependencia emocio-
nal y económica, la presencia
de
los hijos, la presión social o el miedo
al futuro), la perpetuación en el tiempo de tipos
de
relación claramen-
te insanos.
La
secuencia del comportamiento violento contra la pareja,
con
la
interacción entre los sucesos precipitantes, las atribuciones de culpabi-
lidad, la ira y la agresión, queda reflejada
en
la figura 3.1.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 49/137
1,1
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?
Atribución
externa de
culpabilidad
Ausencia
de
respuestas de
afrontamiento
adecuadas
igura 3 1 Secuencia del
comport miento
violento
Una característica del maltrato es la
negación de
esta conducta
por
parte del maltratador (tabla 3.3).
Cuando
una
conducta
genera
malestar
al
pensar fríamente en ella o es rechazada socialmente, se utilizan estra
tegias
de
afrontamiento
para
eludir la responsabilidad,
como buscar
excusas, alegar
que
se
trata
de
un problema
estrictamente familiar, ha
cer
atribuciones externas, considerar lo
que
ocurre
como norm l en
todas las parejas o quitar importancia a las consecuencias negativas
de
esas conductas para la víctima.
• Utilitarismo
• ustificación
Arrebato
• lvido
TABLA
3 3
Negación
del maltrato
Sólo
de
esta manera hace lo que deseo.»
Fue ella la que me provocó; es ella la que
tiene que cambiar.»
Los dos nos hemos faltado al respeto.»
,No me di cuenta en ese momento
de
lo
que
hacía.»
Ni me acuerdo
de
lo
que
hice.»
a
violencia contra
la
pareja
Tipos
de maltratadores
La
conducta violenta contra la pareja
puede
manifestarse esencial
mente de dos
formas:
a) Violencia impulsiva.
Se trata
en
este caso
de una
conducta agre
siva motivada
por
sentimientos
de
ira y
que
refleja dificultades
en
el control
de
los impulsos o
en
la
expresión
de
los afectos. Es fre
cuente
el arrepentimiento
espontáneo
tras
un
arrebato impulsivo.
b Violencia instrumental.
En este caso
más
grave
que
el ante
r ior la conducta agresiva
es
planificada, expresa
un grado
pro
fundo
de
insatisfacción y
no genera
sentimientos
de
culpa.
No todos los maltratadores
son
iguales. Los tipos
se pueden
estable
cer en
función,
por una
parte,
de
la extensión
de
la violencia y,
por
otra,
del perfil psicopatológico
presentado
(tabla 3.4).
Por
lo
que se
refiere a la extensión
de
la violencia, la
mayor
parte
de
los sujetos (hasta tres cuartas partes
de
ellos,
según
diversos estudios)
son violentos sólo en el hogar. Se
trata
de
personas
que en
casa ejercen
un
nivel
de
maltrato grave,
pero que
en
la calle
adoptan
conductas so
ciales adecuadas. En estos casos las frustraciones cotidianas fuera
de
casa, así
como
el
abuso
de
alcoholo
los celos patológicos, contribuyen
a
desencadenar
episodios
de
violencia
dentro
del hogar.
Por el contrario, los
violentos
en
general
(el 26
por
100 del total),
en
los
que
son
frecuentes las experiencias
de
maltrato
en
la infancia,
son
personas
agresivas tanto
en
casa
como en
la calle y
cuentan con
mu
chas ideas distorsionadas sobre la utilización
de
la violencia
como
for
ma
aceptable
de
solucionar los problemas.
En cuanto al perfil psicopatológico, hay personas
con déficits en las
habilidades interpersonales el55 por
100), es decir,
que
no
han
aprendido
unas habilidades adecuadas para las relaciones interpersonales debido a
carencias habidas
en
el proceso
de
socialización.
El
recurso a la violencia
suple la ausencia
de
otr() tipo
de
estrategias
de
solución
de
problemas.
Por otra parte, los maltratadores
sin control de
los
impulsos
(casi la mi
tad)
son
personas
que
tienen episodios bruscos e inesperados
de
descon
trol
con
la ira.
Si
bien pres entan unas habilidades sociales más adecuadas
y
son
más conscientes
de que
la violencia
no
es
una
forma aceptable
de
resolver los conflictos, se muestran incapaces
de
controlar los episodios
violentos,
que
surgen
en
forma
de
un trastorno explosivo intermitente.
En resumen, los maltratadores
no
constituyen
un grupo homogéneo.
Establecer clasificaciones es interesante,
no
sólo
desde un
punto
de
vis-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 50/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
Extensión
de la vio-
lencia
Perfil
psi
copatoló
gico
TABLA 3 4
Tipos de maltratadores
Violentos
sólo
en l hogar
Violentos en
general
Con déficit en
habilidades
interperso
nales
Sin control
de
los impulsos
74
26
55
45
• Ejercen la violencia sólo
en
casa.
• Desencadenantes
de
la violencia:
- Abuso
de
alcohol.
- Celos patológicos.
- Frustraciones fuera del hogar.
• Ejercen la violencia
en
casa y en
la calle.
• Maltratados
en
la infancia.
• Ideas distorsionadas sobre la
violencia.
• Carencias
en
el
proceso
de so
cialización que provocan déficit
en
las relaciones interpersonales.
• Emplean la violencia
como
es
trategia
de
afrontamiento.
• Episodios bruscos e inesperados
de
descontrol con la violencia.
• Poseen mejores habilidades in
terpersonales.
• Conciencia
de
la inadecuación
de
la violencia
como
estrategia
de
afrontamiento.
ta psicopatológico
por
ejemplo, a la
hora
de
hacer
predicciones) sino
principalmente desde
una
perspectiva clínica de cara al tratamiento.
Sólo así se podrán seleccionar
de una
forma más adecuada las estrate
gias terapéuticas más idóneas en cada caso.
Trastornos mentales alteraciones psicológicas
en
los
hombres violentos contra la
pareja
Los trastornos mentales en sentido estricto
son
relativamente
poco
frecuentes (cerca del 20 del total) en los agresores contra la pareja,
pero, sin embargo,
en
todos los casos aparecen alteraciones psicológi-
La violencia contra l pareja
cas en el ámbito del control
de
la ira, de la empatía y expresión de
emociones,
de
las cogniciones sobre la mujer y sobre la relación de pa
reja y de las habilidades
de
comunicación y de solución
de
problemas.
Trastornos mentales
A veces hay
una
cierta relación entre la violencia familiar y los tras
tornos mentales. En general, las psicosis,
en
función
de
las ideas deli
rantes de celos o de persecución, y el consumo abusivo de alcohol y
drogas,
que
pueden activar las conductas violentas en las personas im
pulsivas y descontroladas, son los trastornos mentales más frecuente
mente relacionados con la violencia contra la pareja.
Se suele observar
una
presencia abundante de síntomas psicopatoló
gicos
e n
menor medida, de cuadros clínicos
definidos-
en los hom
bres maltratadores. Así, por ejemplo, hasta el 45 de los maltratadores
estudiados puede presentar una historia psiquiátrica anterior, muy por
encima de la tasa de prevalencia del 15-20 en la población general.
Los motivos de consulta más frecuentes son el abuso de alcohol, los
trastornos emocionales (ansiedad y depresión) y los celos patológicos
(tabla 3.5).
TABLA 3 5
Tipo
de historia psiquiátrica anterior
Abuso
de
alcohol
37
Ansiedad 16
Depresión
16
Sin embargo, la constatación de este hecho no supone una explica
ción unidireccional del maltrato doméstico.
La
violencia contra la pare
ja
puede
ser parcialmente el efecto de un trastorno mental, pero
puede
ser ella misma también causante de alteraciones psicopatológicas, como
resultado
de
los sentimientos
de
culpa o del rechazo social.
Los factores predictores más habituales
de
comportamientos violen
tos entre los enfermos mentales
son
los siguientes: a el historial previo
de agresiones; b la negación de la enfermedad y el consiguiente recha-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 51/137
¿Por qué
víctima
es femenino agresor masculino?
zo del tratamiento; e) los trastornos del pensamiento (ideas delirantes
de persecución) o de la percepción (alucinaciones relacionadas con
fuerzas externas controladoras del comportamiento), con pérdida del
sentido de la realidad; el los daños cerebrales;
e
el maltrato recibido
en
la infancia, y
j
el consumo abusivo de alcohol y drogas.
onsumo
abusivo
de
alcohol
y
de
drogas
La agresión bajo la influencia directa del alcohol es muy variable y
oscila entre el 60 y el 85 de los casos. En estas circunstancias, el alco
hol e l peor cómplice de la violencia- actúa como
un
desinhibidor
que echa a pique el muro de contención de los frenos morales
en
los
que se ha socializado el agresor y tiene efectos facilitadores de la vio
lencia: pérdidas de memoria, accesos de ira, profunda suspicacia, actos
de crueldad, etc. En cualquier caso, el abuso de alcohol no explica
en
su totalidad la presencia de conductas violentas
en
los maltratadores.
¿Por qué, por ejemplo, se golpea o humilla a la mujer bajo el efecto del
alcohol y no se hace 1 mismo con el jefe o con
un
vecino?
Lo
que hace
el alcohol es activar las conductas violentas derivadas
de
unas actitudes
hostiles previas.
Por 1 que se refiere al consumo de drogas (cocaína y hachís espe
cialmente), las tasas de incidencia
en
los hombres violentos son meno
res, y oscilan entre el 13 y el
35
de los sujetos estudiados.
elos patológicos
Los celos patológicos constituyen un trastorno caracterizado por una
preocupación excesiva e irracional sobre la infidelidad de la pareja, que
provoca una intensa alteración emocional y que lleva al sujeto a desa
rrollar una serie de conductas comprobatorias con el objetivo de con
trolar a la otra persona. Lo
que
define la patología de los celos es la
ausencia de una causa real desencadenante, la intensidad despropor
cionada de los celos, el alto grado de interferencia
con
la vida cotidiana,
el gran sufrimiento experimentado y,
en
último término, la pérdida de
control, con reacciones irracionales.
En el contexto
de
unos celos exagerados e incontrolados,
en
los
que
éstos constituyen una idea sobrevalorada, tiene lugar una buena parte
de la violencia contra la pareja.
De
hecho, los accesos de celos son la
causa más frecuente de homicidios conyugales e incluso la fuente prin
cipal
de
violencia
por
parte
de
la mujer hacia su pareja.
a violencia
contra
la
pareja
Los celos pasionales surgen de la inseguridad de
perder
a la pareja
y del temor de que ésta pueda ser poseída por otro. La ansiedad expe
rimentada, en la medida en que afecta profundamente a la autoestima
del sujeto y
en
que produce obcecación, puede cargarse de agresividad
y de violencia.
Trastornos
de
personalidad
Asimismo algunos trastornos de personalidad pueden estar implica
dos
en
la adopción de conductas violentas contra la pareja. En concre
to, la psicopatía o trastorno antisocial de la personalidad), caracteri
zada por la manipulación, por la falta de empatía
en
las relaciones
interpersonales y por la ausencia de remordimiento ante el dolor cau
sado, propicia la aparición de conductas violentas y crueles. Cuando el
maltratador es
un
psicópata, habitualmente plantea exigencias irracio
nales, muestra un desapego hacia los hijos, suele
ser
un parásito, abusa
del alcohol o de las drogas, no tiene amigos y es un manipulador que
utiliza a los demás en
su
beneficio.
A
su
vez, el tras torno límite o
borderline,
en
el
que son
frecuentes la
impulsividad, la inestabilidad emocional y un
sentimiento crónico
de
vacío, propicia la aparición
de
conductas impredecibles
en
la relación
de pareja.
Por último, el trastorno paranoide,
en
el que la desconfianza y los
recelos están presentes de forma constante, y el trastorno narcisista,
en
el que el sujeto está necesitado de una estimación permanente, son al
gunos otros trastornos
que
entrañan
un
cierto riesgo
de
violencia
en
la
pareja.
lteraciones psicológicas
Las
alteraciones psicológicas
pueden
ser muy variables, pero, de una
forma u otra, y a diferencia
de
los trastornos mentales, están presentes
en todos los casos.
Falta
de
control sobre
la
ira
Los
maltratadores se caracterizan
por
la impulsividad, la pérdida de
control sobre la ira
y,
frecuentemente,
por una
tendencia agresiva ge
neralizada. Se puede hablar de una ira desbordada
cuando
se dirige de
forma desmedida a otros seres humanos,
cuando produce
consecuen-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 52/137
¿Por qué víctima es femenino agresor masculino
cias muy negativas para el bienestar
de
los demás y de
uno
mismo e
incluso cuando aparece a nte estímulos irrelevantes.
La ira viene acompañada
de
ciertos gestos físicos, como fruncir el
ceño, apretar los dientes, sentirse acalorado
heroir la sangre),
cerrar
los puños o hi ncharse la yugular. Prestar aten ción a estos cambios fisio-
lógicos
es
importante
porque
los gestos físicos funcionan, en relación
con
la violencia, como los precursores de los terremotos o
de
los vol-
canes. En estos casos la ira
es una
respuesta a
una
situación
de
malestar
(por
ejemplo,
de
estrés en el trabajo o
de
insatisfacción consigo mismo)
o
una
forma
inadecuada de
hacer frente a los problemas cotidianos (di-
ficultades
en
la relación
de
pareja, control
del
din.ero,
problemas
en la
educación de
los hijos,
enfermedades
crónicas, etc.).
Dificultades en l expresión de
emociones
Las dificultades
de expresión
emocional
están
en
el
origen
de
mu-
chos
conflictos violentos contra la pareja. Muchos
hombres han apren
dido a
no
expresar sus sentimientos,
porque
éstos «son fuente
de
debi-
lidad» y
«el
hombre
debe
ser
fuerte»,
ya
no
interpretar
adecuadamente
los sentimientos
de su
pareja. Los
hombres
violentos, sobre
todo
cuan-
do cuentan con una
baja autoestima,
tienden
a percibir las situaciones
como
amenazantes.
De
este
modo,
la inhibición
de
los sentimientos y
esta
percepción
distorsionada
de
la realidad
pueden
conducir a conflic-
tos que, al
no saber
resolverse
de
otra manera,
se expresan de
forma
violenta. Pero esta situación lleva a
un
círculo vicioso: la reiteración
de
la violencia
no hace
sino
empeorar
la baja autoestima
del
agresor.
El
aislamiento social y, sobre todo, emocional
es un
factor
que apa
rece
con
frecuencia
en muchos hombres
violentos.
Al
margen del ma-
yor
o
menor número de
relaciones sociales
-habitualmente peque
ño- 1
más característico
es
la dificultad
para
establecer relaciones
de
intimidad o
de
amistad profunda,
1
cual
es un
reflejo del analfabetis-
mo
emocional que
les caracteriza.
istorsiones cognitivas sobre l mujer
y l
relación
de pareja
Los
hombres
maltratadores
suelen
estar afectados
por numerosos
sesgos cognitivos, relacionados,
por
una
parte,
con
creencias equivoca-
das
sobre
los roles sexuales y la inferioridad
de
la muje r y,
por
otra,
con
ideas distorsionadas
sobre
la legitimación
de
la violencia
como
forma
de
resolver los conflictos.
a violencia
contra la pareja
Es decir, 1 importante es la concepción
de
la mujer como propie-
dad, como
una
persona
que debe
ser sumisa y a la
que
se
debe
contro-
lar, y la creencia
en
la violencia
como
una
estrategia
adecuada de
solu-
cionar problemas.
Todo
ello viene
aderezado
con una
desconfianza y
una
actitud
de
hostilidad
ante
las mujeres.
Además, tienden a
emplear
diferentes estrategias
de
afrontamiento
para eludir la responsabilidad
de
sus conductas violentas, como la ne-
gación u olvido del problema <<ni
me
acuerdo de 1
que
hice»;
yo
no he
hecho nada
de
1
que
ella dice ) o bien su minimización o justificación
<<los
dos nos hemos
faltado al respeto»). Asimismo, y
por
este mismo
motivo,
tienden
a atribuir la responsabilidad del maltrato a la mujer ( fue
ella la
que me
provocó; es ella la
que
tiene
que
cambiar»), a factores
personales
<<soy
muy nerviosq y ahora estoy pasando
una
mala racha»)
o a factores externos <<los problemas del trabajo me hacen perder el
control»; «había bebido bastante y al llegar a casa no pude controlarme.').
Déficits de habilidades de comunicación y de
solución
de problemas
Desde
la perspectiva
de
las relaciones interpersonales, los maltrata-
dores
tienden
a presentar unas habilidades
de
comunicación muy po
bres y
una
baja tolerancia a la frustración, así
como
estrategias inade-
cuadas
para
solucionar los problemas.
Todo
ello contribuye a
que en
muchas
ocasiones los conflictos y los sinsabores cotidianos
de
estas
personas,
que no tienen por qué
ser mayores
de
1 habitual, generen
un estrés permanente y actúen como
desencadenantes de
los episodios
violentos contra la pareja.
aja
autoestima
La
violencia
puede ser una
forma
desesperada de
intentar conseguir
una
estima
que no se
logra
por
otros medios. Se trata
de personas
inse-
guras, desvalidas,
que
están obsesionadas
con
controlar a
su
pareja y
que,
aun no
siempre deseándolo,
se
convierten
en
agresivas y en mez-
quinas.
Así, y al margen
de
los pretextos
para
la violencia contra la mujer
tener la casa sucia, no haber acostado
ún
a
os
niños, no tener la co-
mid lista, no estar en casa cu ndo él
h
llegado, etc.), los maltratado-
res, al carecer
de una
autoestima adecuada,
se
muestran
muy
sensibles
a
1 que perciben
como
una
afrenta a
su
dignidad: haberles llevado la
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 53/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
contraria, haberles quitado auto ridad delante
de
los hijos o de otras per
sonas, mostrar
una
forma de
pensar
incorrecta, etc. Es decir, la violencia
doméstica es
una
violencia por compensación: el agresor intenta supe
rar sus frustraciones
con
quien tiene más a
mano
y no le va a responder.
A
modo
de resumen, y desde la perspectiva
de
la prevención, se ex
ponen en la tabla 3.6 las señales
de
alerta
que
denotan la aparición
probable
de
episodios de violencia por parte del hombre en el hogar.
T BL 3 6
Perfil
del
hombre potencialmente violento contra la pareja
Distorsiones cognitivas
- Cree que la mujer
debe
estar siempre subordinada al hombre.
- Cree
que
los hombres son superiores a las mujeres.
- Piensa que la violencia es
adecuada para
solucionar problemas.
- Consi dera
que
sus
problemas
son
culpa
de
otros.
Personalidad y psicopatología
- Baja autoestima.
- Elevado nivel de celos y de posesividad.
- Se irrita fácilmente cuando se le ponen límites.
- Experimenta cambios bruscos
de
humor.
- No controla sus impulsos.
- Bebe alcohol en exceso.
Conductas violentas
- Comete actos de violencia
y
rompe cosas cuando se enfada.
- Ha maltratado a otras mujeres en otras relaciones
de
pareja.
3 3 ¿MUJERES AGRESORAS Y HOMBRES
VíCTIMAS?
La
violencia en el hogar es el reflejo
de una
situación
de
abuso
de
poder en que
la persona más fuerte y
con
más recursos
-habitual
mente el
hombre-
trata
de
controlar a
su
pareja, a la
que
percibe
como
vulnerable e indefensa, y
de
desahogar en ella sus frustraciones coti
dianas.
a
violencia contra la pareja
Sin embargo,
no
es insólito
que
haya
un
cambio
de
roles respecto al
esquema habitual de la violencia de pareja y se den casos de mujeres
agresoras y de hombres víctimas. Las mujeres jóvenes se están compor
tando
de
un
modo
crecientemente agresivo. Este tipo
de
violencia es,
sin embargo,
mucho menos
frecuente
que
la masculina.
Las
características más significativas
de
la violencia femenina contra
la pareja
son
las siguientes:
<= > Se
trata de
un
violencia
más
psicológica que física. Lo
que
la
caracteriza es la presencia
de
humillaciones abusos económi
cos, indiferencia afectiva, aislamiento al hombre
en
la familia,
etcétera) y de desvaloriZaciones generalizadas.
<= >
Surge más frecuentemente
en
situaciones asimétricas
en
la rela-
ción de pareja. En concreto, constituyen un factor
de
riesgo las
situaciones en las
que
el rol laboral o social del hombre es
o
se
ha vuelto--
inferior al
de
la mujer o
en
las
que
la mujer es mucho
más joven
que
el varón y esta situación plantea al hombre unos
niveles altos
de
exigencia y presión económica, personal y social.
<= > a
violencia física es infrecuente pero
cu ndo
estalla se
m ni-
fiesta de
form muy
intensa. Cuando la violencia emerge en for
ma
de
maltrato físico, aparece frecuentemente
como
respuesta a
los malos tratos repetidos, en casos extremos
de
defensa propia
o ante situaciones
de
miedo intenso,
en
las
que
irrumpe la vio
lencia
de
forma explosiva
como
consecuencia
de una
ira repri
mida durante
mucho
tiempo.
El
modo de
resolución
de
algunos divorcios puede ser
una
forma
de
violencia psicológica para los hombres, sobre todo
cuando supone
una
dificultad para mantener los vínculos afectivos con los hijos. En estos
casos, y siempre que el hombre perciba
como
prioritario el manteni
miento
de
los lazos paterno-filiales
- l o
que no
siempre
ocurre-
el
hombre puede sentirse objeto exclusivamente de obligaciones econó
micas, sin la contrapartida
de
los vínculos de
unión
con sus hijos.
Por último, son poco frecuentes los homicidios conyugales protago
nizados por mujeres. En estos casos el móvil más habitual suele
ser
una
defensa ante un ataque inicial de
su
pareja o, más frecuentemente, una
sensación incontenible de desesperación y de desamparo -resultado
generalmente de malos tratos reiterados y de una agresividad conteni
da- que lleva a la mujer a ver
en
el homicidio la única salida posible
para ella y sus hijos.
De
este modo, el miedo extremo
puede
funcionar
como
un detonante de los comportamientos agresivos.
De
hecho,
en
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 54/137
¿Pol qué
víctima es femenino y
agresor masculino?
circunstancias hasta cierto punto similares, el animal depredador herido
y el secuestrador acorralado adoptan con frecuencia conductas de vio
lencia extrema impulsados por el dolor, el miedo o el pánico.
3 4 ¿ES POSI LE PREDECIR
LA
VIOLENCIA?
La
violencia puede surgir en cualquier pareja, pero hay ciertos facto
res que la hacen más probable. Algunos tienen que ver
con
la situación
de la relación de pareja y otros con las características personales de los
agresores y de las víctimas.
Respecto a la situación de la relación,
haber
sufrido insultos verbales
reiterados, estar
en
trámites de divorcio,
haber
llevado a cabo la sepa
ración recientemente a iniciativa de la víctima o experimentar conduc
tas
de
acoso aumentan la probabilidad
de
conductas violentas
por
par
t
del agresor. Un aspecto muy significativo
es
la sobrerrepresentación
que tienen
en
las denuncias por violencia de pareja los agresores y víc
timas extranjeros inmigrantes sobre todo, latinoamericanos y africa
nos), que supone una tasa cuatro o cinco veces mayor
de
la que sería
esperable
en
función
de
su pe so demográfico
en
el conjunto
de
España.
La
mayor vulnerabilidad
de
las víctimas extranjeras puede estar ligada,
por un lado, a pautas culturales especialmente
en
el caso
de
las vícti
mas latinoamericanas) y religiosas en el caso de las víctimas musulma
nas) respecto al significado
de
la relación de pareja
en
sus países de
origen
y
por otro, a la falta de apoyo familiar y sociaL
En relación con el perfil del maltratador, los agresores contra la pa
reja tienden a ser celosos o posesivos, a sentirse humillados
por
la rup
tura
de
la pareja, lo que redunda directamente
en un
descenso
de
su
autoestima, y a consumir abusivamente alcohol o drogas, así como a
tener una red de apoyo social y familiar pobre y a depender exclusiva
mente
de
la pareja. Una característica importante en ellos es el historial
de violencia con otras parejas o
con
personas
de
su alrededor y el his
torial de tratamientos psiquiátricos inconclusos. Asimismo, tienden a
comportarse de forma desafiante y con crueldad, sin temor a las conse
cuencias punitivas de su conducta, y a atribuir sus propios males y la
responsabilidad del maltrato a la víctima.
En cuanto a las víctimas de la violencia, éstas surgen más fácilmente
en circunstancias de vulnerabilidad, como una edad muy joven, una
personalidad muy dependiente, una situación de enfermedad crónica o
de dependencia económica,
un
consumo de drogas o un entorno de
soledad. La red
de
apoyo familiar y social se constituye, por tanto,
a violencia
contra
/a pareja
como un factor protector
de
la violencia y como
una
medida efectiva
para evitar la retirada
de
las denuncias o la retractación del testimonio.
En cualquier caso, la violencia
no
surge repentinamente, sino que res
ponde a
un
proceso lento
en
el que se incuban actitudes y conductas de
hostilidad. Así por ejemplo, las víctimas pueden percatarse de ciertas se
ñales de alarma, como sentirse controladas continuamente
en
relación
con el tiempo libre, las amistades o el dinero; ser objeto de
humillaciones
y desvalorizaciones públicas; ser desautorizadas delante de los hijos; ser
acusadas de coquetear o de prestar más atenciones a otras personas que
a su pareja; ser responsabilizadas de los fracasos del agresor, etc.
LECTURAS RECOMENDADAS
.
Víctimas de malos tr tos
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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 55/137
4
MUJERES ASESINADAS
4 1 INTRODUCCiÓN
Los
casos
de
violencia grave contra la pareja se suceden a
un
ritmo
preocupante, sin que la mayor sensibilización social y las medidas
adoptadas
por
las Administraciones Públicas se muestren capaces
de
frenarlos. Todavía hay muchos hombres que consideran que la libertad
conquistada
por
las mujeres atenta contra la esencia de su identidad.
l
punto
de
máximo riesgo físico para la mujer suele ser el momen
to de la separación, cuando la mujer se rebela y cuando él se da cuen
ta
de que
la separación es algo inevitable.
l
riesgo
de
violencia extre
ma aumenta si ha habido con anterioridad violencia física y ésta ha ido
creciendo en intensidad, si se han producido agresiones o amenazas
con armas u objetos contundentes, si el hombre
no
acepta radicalmen
te la separación, si ejerce conductas de acoso, si consume alcohol y
drogas o si muestra alteraciones psicopatológicas celos infundados,
impulsividad extrema, dependencia emocional, depresión, etc.). Mu
chos
de
estos agresores tienen una historia previa
de
conductas violen
tas, bien con parejas anteriores, bien con otras personas por ejemplo,
compañeros de trabajo) o bien autoinfligida intentos
de
suicidio), y se
hallan
en
una situación social complicada por ejemplo, estar
en
paro).
En el caso
de
los homicidios contra la pareja, los malos tratos habi
tuales, el abandono
por
parte de la pareja y los celos o las conductas
controladoras extremas) constituyen
una
trilogía letal Por ello, en estos
casos la mujer
puede
requerir, con frecuencia, la ayuda
de
otras perso
nas o de mecanismos sociales protectores para cortar esos
lazos trau-
máticos
a ruptura
no
deseada
de
la pareja
puede
desencadenar
en
el hom
bre
un
dolor íntimo y una frustración intensa. En ese momento se abre
la puerta
de
las reivindicaciones y
de
la expresión
de
los agravios, al
hilo de la desintegración del proyecto
de
vida en común,
de
la pérdida
de la persona amada, de la posible infidelidad,
de
la mentira o del des-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 56/137
¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino
precio. A ello se añade a veces la tensión generada
por
el alejamiento
de los hijos, la privación del hogar, el
abono de
pensiones exageradas,
etcétera.
Todo
ello, percibido y valorado como
una
agresión injusta (sea
o
no
correcta esta percepción), invita a la venganza, sobre todo cuando
el agresor se siente humillado, carece
de una
red
de
apoyo social
que
pueda
ayudarlo y controlarlo) y tiene problemas económicos.
A veces las agresoras son las mujeres y las víctimas mortales los
hombres, pero esto ocurre sólo en un 5
de
los casos. El hombre tien
de
más, según se
ha
visto
con
anterioridad, a la respuesta agresiva física
y posee más eficacia homicida que la mujer. Por otra parte, existe
una
mayor tendencia
en
la mujer a la tolerancia de posibles agresiones su
fridas, mediatizada por una doble identidad individuo/familia que la
sitúa
en
una gran ambivalencia como víctima.
Con
el objetivo
de
prevenir los asesinatos
de
mujeres, se impone
una necesidad de valoración del riesgo porque los recursos disponibles
no son infinitos, porque no todos los casos son iguales y
porque
no
todas las mujeres maltratadas necesitan el mismo nivel de protección.
Esta valoración tiene que centrarse
en
estimar el nivel de riesgo que
presentan
los agresores (a partir
de
criterios
como
el
uso
previo
de
la
violencia como forma habitual de relación, la gravedad del trastorno
psicológico, el posible consumo de drogas, etc.) y en
ponderar
la vul
nerabilidad de las víctimas tomando en cuenta factores como una edad
muy
joven o
muy
mayor,
un
nivel de estudios y de trabajo bajo,
un
apo-
yo
social escaso, etc.), así
como en
el tipo de interacción entre
unos
y
otras.
4 2 ¿DENUNCIAR
O NO
DENUNCIAR?
Las denuncias por violencia contra la pareja han experimentado un
desarrollo creciente (alrededor de 120.000
en
España en 2008), pero,
aun así, constituyen la punta de un iceberg que no representa más allá
del 20-30
de
los casos. De hecho, por ejemplo, y por citar sólo el caso
más dramático
de
violencia contra la pareja (el asesinato
de
la mujer),
sólo el 23 de las mujeres asesinadas por sus parejas
en
2008 en Espa
ña
habían presentado denuncia con anterioridad, lo que quiere decir
que hay una enorme bolsa de maltrato oculto y
que
la mayoría de las
víctimas o no se atreven a denunciar por temor o subestiman el riesgo
que
corren.
Lo que frena a la víctima para presentar la denuncia es, entre otras
razones, el miedo a la venganza del agresor, la desconfianza
en
el sis-
Mujeres
sesin d s
tema
policial y judicial, el deseo
de
no perjudicar al agresor por la de
pendencia emocional hacia éste) y
de
no causar problemas a los hijos,
el temor a la desintegración
de
la familia o el sentirse parcialmente cul
pable del
fracaso
de
la relación.
Sin embargo, hay mujeres que
dan
el paso de acudir al sistema judi
cial. La denuncia
puede
venir
por una
conducta
que
las
despierta
la
extensión
de
la violencia a los hijos, la intervención
de una
amiga, el
apoyo de
la familia, etc. En este
momento
hay una
transición
desde
el
miedo
hacia el desprecio,
combinado
al mismo
tiempo con
la
percep-
ción de peligro.
Las ventajas de la
denuncia son
múltiples:
poner
fin al abuso y a la
humillación; adquirir confianza y
respeto de una
misma; recuperar el
control de la propia vida; rescatar a los hijos de
un entorno
de violen
cia; relacionarse con otras personas; evitar la impunidad del agresor;
recibir protección policial y judicial, etc.
Ahora bien,
una
denuncia, si
no hay una
protección efectiva
de
la
mujer y no se cuenta con un cierto apoyo social y familiar, puede ser
una mala decisión.
La
denuncia supone hacer trascender el problema
del
ámbito privado al público.
La
denuncia
es
así
una
amenaza
a la
identidad del agresor, que puede desatar
en
él una reacción visceral e
incluso precipitar
un
desenlace dramático para la víctima. Una denuncia
por malos tratos o el mero abandono del
hogar
suponen para el maltra
tador, acostumbrado a actuar en la impunidad y en el silencio, una ex
hibición pública de
su
condición
en un momento
histórico en que
sus
conductas ya
no
gozan de permisividad social.
4 3 MUJERES MUERTAS MANOS
DE SUS
PAREJAS
O
EX
PAREJAS
En España han fallecido como consecuencia de la violencia de pare
ja entre 50 y 74 mujeres anualmente
en
el período 2000-2009, lo que
supone una víctima cada 5-6 días y una cantidad total de 639 mujeres
asesinadas durante los últimos diez años (figura 4.1).
La Ley
de
Violencia de Género no
ha
conseguido frenar la sangría de
asesinatos y evitar la muerte de las mujeres a manos de sus parejas o ex
parejas despechadas, of uscadas o resentidas. a mayoría de las víctimas
mortales
no
se atrevió a denunciar, y se mantiene el muro de silencio
de vecinos y familiares. Asimismo, las órdenes de alejamiento no bastan
para frenar a todos los agresores empeñados en matar, y muchas veces
dispuestos a morir.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 57/137
¿Por qué víctima es femenino
y
agresor masculino?
80
70
60
50
40
30
20
10
o
2000 2001 2002 2003 2004 2005 20 06 2007 2008 2009
Figura 4 1 ujeres asesinadas
por
su pareja o ex pareja en España {2DDD 2009}.
Según el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, en 2007
hubo en
España
una
tasa
de
3,1 mujeres muertas
por
millón
de
habitan
tes. Esta cifra,
con
ser sumamente preocupante, está muy por debajo de
la media
de
otros países de nuestro entorno. Así, el norte
de
Europa,
en
contra de lo que sugeriría el tópico
de
un sur de sangre caliente
más
proclive a la agresión emocional, está claramente por encima: 5,8 mu
jeres muertas por millón en Dinamarca; 10,3 en Finlandia, y 5,3
en
la
superfeminista Noruega. Así, paradójicamente, las mayores tasas euro
peas
de
feminicidio
se
concentran,
con
la salvedad
de
Hungría 12), en
los países escandinavos. En el Reino Unido el índice es del 3,7, y
en
Suiza, del 6,5.
Las
víctimas son,
en
general, personas jóvenes, entre 30 y
45
años,
con una disminución de la prevalencia de víctimas a medida que au
menta la edad, y
de un
nivel socioeconómico medio-bajo o bajo.
Las
víctimas
de
violencia grave tienden a ser más vulnerables por razón
de
factores como
una
edad joven, la enfermedad, la soledad o la depen
dencia. Vivir
en
entornos marginales o consumir abusivamente alcohol
o drogas aumentan el riesgo
de
la víctima.
Muchas de las víctimas de asesinato, al menos
un
tercio
de
ellas, se
encontraban separadas recientemente o
en
trámites de separación. La
evolución actual muestra
una
disminución de los homicidios
de
parejas
actuales, ya sea
con
convivencia cónyuges o compañeros ) o sin ella
noviazgo), a la vez
que
un aumento del número de homicidios de ex
Mujeres asesinadas
parejas. En concreto, la violencia más grave tiene lugar cuando la pare
ja está separada o en trámites de separación, cuando el agresor no
acepta la separación impuesta
por
la víctima y cuando ha habido con
ductas
de
acoso durante las últimas semanas.
Respecto al método de agresión, el apuñalamiento o el uso de obje
tos contundentes son las formas más habituales de producir la muerte,
seguida
de
los golpes que pueden generar
un
traumatismo craneoen
cefálico), los estrangulamientos
con
manos o cuerdas y,
en
menor me
dida, el empleo
de
las armas
de
fuego generalmente limitado a poli
cías, militares y cazadores). Es decir, suele asesinarse de cerca, a golpes
y puñaladas. En general, hay una extraordinaria brutalidad, se emplea
el factor sorpresa y existe una situación de indefensión de la víctima.
Se
produce a veces también
un
uror homicida reflejado
en
la reiteración
de un
número de puñaladas innecesario para provocar la muerte.
En más del 60 de los casos las víctimas mortales tenían hijos, lo
que evidencia el efecto victimológico multiplicador que se produce
en
los casos de asesinato de pareja.
4 4
VíCTIMAS DE
ASESINATO
MUJERES INMIGRANTES
l
número de víctimas mortales se mantiene bastante constante a lo
largo de los últimos años, pero ha aumentado de forma considerable el
número de las víctimas inmigrantes. En 2008 la población inmigrante
en
España constituyó el 47 de las víctimas mortales es decir, casi la mi
tad de todas) y el 38 de los agresores. Se trata claramente de una so
brerrepresentación de este sector, cuando la población inmigrante se
sitúa en torno al 12 de la población española. Hay, pues, probable
mente una enorme bolsa de maltrato invisible que afecta a
un
grupo
doblemente vulnerable: las mujeres inmigrantes, que tienen de 3,5 a 6
veces más probabilidades
de
morir a manos
de
sus parejas
que
las na
cidas
en
España.
Las mujeres inmigrantes pueden ser presa más fácil porque suelen en
contrarse
en
inferioridad de condiciones, con una gran fragilidad econó
mica, jurídica, afectiva
y, en
algunos casos, lingüística. En concreto, cuen
tan habitualmente c on una red de apoyo familiar y social muy limitada,
proceden de una cultura patriarcal, con muchos component es machistas,
y suelen vivir
en un
entorno cerrado, endogámico, con
un
fuerte control
sobre sus miembros, como si viviesen
en un
pueblo.
l
peligro es mayor
en las inmigrantes que se hallan
en
situación irregular o que han llegado
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 58/137
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
al país tras un proceso
de
reagrupamiento familiar. A su vez, los hombres
abandonados
por
su pareja se
pueden
sentir especialmente humillados
frente a su círculo social y los agresores
no
se sienten tan inadaptados ni
censurados porque en su entorno no suele ser tan repudiable pegar.
Es
decir, el machismo en el hombre y la indefensión en la mujer, fruto
de
la
soledad de la inmigrante, constituyen un cóctel explosivo.
En algunos casos
puede haber una
adaptación asimétrica en las pa-
rejas
de
inmigrantes. Así la mujer
puede
trabajar
desde
el principio
en
el servicio doméstico o en la atención a niños, enfermos o ancianos),
mantener amigas
de
su nacionalidad y hacer amigas españolas nuevas.
Por el contrario, al
hombre
le
puede
costar más encontrar trabajo y
adaptarse al entorno familiar y social, lo
que puede
generar un cierto
desarraigo y un consumo abusivo de alcohol. Esta situación de estrés,
junto
con
los estereotipos machistas, puede propiciar la aparición de
conductas violentas graves.
4 5 VíCTIMAS DE FEMINICIDIO EN LA JUVENTUD
EN LA TERCERA EDAD
Los
asesinatos de la pareja tienen lugar en todas las edades, pero
presentan
algunas características específicas cuando suceden
en
la ju-
ventud
y
en
la tercera edad.
Víctimas jóvenes
a violencia en las parejas jóvenes es un precursor de la violencia en
las parejas adultas. En las parejas jóvenes la violencia suele se r psicológi-
ca, plantearse de forma sutil y ser menos grave que en las parejas adultas.
Por lo que se refiere a los agresores, la violencia es más frecuente cuando
hay ciertas variables de personal idad anómalas impulsividad alta, irasci-
bilidad, ausencia de empatía, baja autoestima), ciertas alteraciones psico-
patológicas abuso de alcohol y drogas, celos patológicos), actitudes favo-
rables a la violencia y experiencias previas de violencia en relaciones de
pareja anteriores. Respecto a las víctimas jóvenes, éstas tienen más pro-
babilidad de serlo si hay un emparejamiento temprano, si tienen ciertos
déficits psicológicos una baja autoestima, carencias afectivas o proble-
mas de asertividad), si carecen de una red familiar y social de apoyo, si adop-
tan conductas de riesgo y se mueven en un entorno de toxicómanos.
Como se señala en la tabla 4.1, hay ciertas señales de alarma que deno-
tan
un
riesgo alto de verse implicado en una relación de pareja violenta.
ujeres asesinadas
TABLA 4 1
Señales de alarma de una relación de pareja violenta
• Intenta reiteradamente controlar
la conducta
de
la pareja.
• Se muestra posesivo c on la pareja.
• Es extremadamente celoso.
• Aísla a la pareja de familiares y
amigos.
• Muestra conductas humillantes o
actos de crueldad hacia la víc-
tima.
• Recurre a las amenazas o a la inti-
midación como medio de control.
• Presiona a su pareja para mante-
ner
relaciones sexuales.
• Culpa a la víctima de los proble-
mas de la pareja.
• Minimiza la gravedad
de
las con-
ductas de abuso.
• Tiene cambios de
humor
imprevi-
sibles o accesos
de
ira intensos,
sobre todo cuando se le ponen
lí-
mites.
• Su autoestima es muy baja.
• Tiene un estilo
de
comportamien-
to violento en general.
• Justifica la violencia como una
forma de resolver los conflictos.
• Se muestra agresivo verbalmente.
• Responsabiliza a otras personas
de
sus problemas o dificultades.
• Manifiesta creencias y actitudes
sobre la subordinación de la mu-
jer al hombre.
• Cuenta con una historia de vio-
lencia con parejas anteriores.
• Tiene
un
consumo abusivo de al-
cohol
• Presenta cambios en el estado de
ánimo que antes no tenía.
• Muestra actualmente
una
baja au-
toestima .
• Se siente rara,
con
problemas de
sueño, nerviosismo, dolores de
cabeza, etc.
•
Se
muestra confusa e indecisa res-
pecto a la relación de pareja.
• Experimenta sentimientos de so-
ledad.
• Se aísla de amigos y familiares o
carece de apoyo social.
• Miente u oculta a sus padres o
amigos conductas abusivas de su
pareja.
• Muestra señales físicas de lesio-
nes: marcas, cicatrices, moratones
o rasguños.
• Le cuesta concentrarse
en
el estu-
dio o en el trabajo.
• Tiene conciencia
de
peligrosidad
temor a nuevos episodios de vio-
lencia).
• Ha sufrido violencia en relaciones
de pareja anteriores.
• Tiene un consumo abusivo de al-
cohol y drogas.
Respecto a la violencia más grave contra la pareja el asesinato de la
víctima), las mujeres con una edad comprendida entre 25 y 34 años
¿ or qué víctima es femenino
y
agresor masculino
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 59/137
fueron las que sufrieron más asesinatos a
manos
de sus parejas o ex
parejas (30,88 ) en España durante 2007.
Por
otro lado, el 18,3 de los
agresores varones) también eran
menores
de 30
años
Informe del
Centro Reina Sofía, 2007; Instituto de la Mujer, 2007) (tablas 4.2 y 4.3).
T BL 4 2
Víctimas
de
violencia
mortal por
intervalos
de edad
2007)
Entre 5 Y 24
años
4
5,88
Entre
25
34 años
21
30,88
Entre 35 Y años
5
22,06
Entre 45 Y 54 años
10
14,71
Entre 55 Y 64 añ os
7
10,29
Más de 64 años
11
16,68
Edad desconocida
4
Total
72
100
FUENTE:
Centro Reina Sofía.
T BL
4 3
Víctimas
y
agresores de violencia mortal
en parejas jóvenes 1999-2007)
1,58
5,61
4,15
3,32
2,85
2,53
3,66
Mujeres asesinadas
TABLA
4 3
continuación)
21-30
9 5
18 16 6
3
14
5 18
31-40 17 26 18
11
27
17 15
27 16
41-50
6
8
5
6 5
9
10
9 5
51-64
3
7
5
7 4
3
5 10
Mayor de 64
6
4 4
9
7
10 10 10
Desconocida
9
o
o 1 1 2 1
o O
Menor de 16 O
O O O
O
O O O O
16-17
O 1 O O O
1
O O O
18-20
O
1
O
O
O
2
O
3
O
21-30
7 7 9 10
7 14 14
9
3
31-40
19 19
17 14 24 17 14 24
20
41-50 9 14
9 11
6 13 2 14 16
51-64 8
6
5
5
6
4
6
9
Mayor de 64 4
7
6 11
7
5
9
12 2
Desconocida 7
8
4
3
5
4
5
O 1
<30
14,28 18 18,5 10 47,2 24,13 17,64 18,3
TOTAL
54 63 50 54 70 72 58
68
71
FUENTE: Instituto
de
la Mujer.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 60/137
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
Víctimas de
l
tercera
edad
Suele tratarse
de
homicidios
que no
tienen
un aviso
previo y
que
corresponden
a mujeres
de
más
de
60 años. Tras el asesinato, el agresor
acostumbra a mostrar
una
conducta pasiva
de
o huir.
Los agresores suelen ser hombres aquejados
de una
demencia que
atacan a sus mujeres,
que
son
sus cuidadoras únicas.
Puede haber
ha-
bido pequeñas
agresiones previas, atribuidas
por
la mujer a la patología
senil del agresor y a las
que no
conceden la importancia debida. Estas
mujeres consideran a sus maridos incapaces
de
hacerles daño, bien
porque
son
hombres educados y amables, bien porque cuentan
con
grandes limitaciones físicas
El deterioro cognitivo está asociado a la incontinencia emocional, la
rigidez
de
criterio, las quejas somáticas, la depresión, la agitación, etcé-
tera. Son personas que
aparentemente no
tienen fuerza
para
comportar-
se violentamente,
pero
que, sin embargo,
pueden
acumular la suficien-
te energía como para agredir y matar en un momento explosivo
con
un
martillo o con un cuchillo de cocina.
En otros casos se trata
de hombres
seniles
que
cuidan en solitario a
mujeres demenciadas,
con
gran discapacidad o
con pérdida de
expec-
tativas de vida (cánceres deteriorantes o patologías degenerativas). En
estas circunstancias los hombres, sobre todo cuando carecen de habili-
dades
como
cuidadores,
pueden
sentirse
desbordados
y cometer
un
homicidiopor compasión. Sin embargo, cuando
es
la mujer la cuidado-
ra,
no
se suele
dar
esta situación.
4 6 PERFIL DE
LOS
HOMICIDAS
Los hombres homicidas
pueden
mostrar
una
gran
dependencia
emo-
cional hacia su pareja
<<yo tengo
solamente
una
vida y mi vida sólo
tiene sentido
con
ella,.), estar obsesionados
por
ella
<<la
necesito junto a
mí,
no hago
más
que pensar en
ella y
debe
estar siempre conmigo, ) o
no
asumir la ruptura
,en
estos cinco
años
lo
he dado todo por
ella;
no
puede
ahora abandonarme»).
En la
mente
de
los futuros homicidas
se empiezan
a desarrollar, a
partir
de una
creencia fija, ideas obsesivas pr olongadas y pers everantes
que
suponen una
visión catastrofista
de
la situación actual
<<mi
vida ca-
rece
de
sentido»; «todo va
de
mal
en
peor»; «hay
que
acabar
con
esto») y
una
atribución
de
culpa a la mujer
<<mi
mujer
es
culpable
de
todo
lo
malo
que me
ocurre»;
«me
mira
con
malos ojos y
me
desprecia»; «quiere
Mujeres asesinadas
abandonarme»;
«me engaña con
otro»), sin ninguna
esperanza en
el fu-
turo (<<haga lo
que
haga,
todo
va a ir
de
mal
en
peor .).
Este
proceso
cognitivo
puede
expresarse
en
forma
de
explosiones
violentas parciales
pero
repetidas,
que
constituyen las señales
de
alar-
ma para
la víctima, o incubarse
de
forma silenciosa, a
modo de una
olla
de
presión,
que
está
en
ebullición
pero
que no se
manifiesta
en
forma
de
indicadores externos (condu ctas violentas). En este
segundo
caso
de
incubación silenciosa las ideas fijas están presentes, la respuesta emo-
cional
es muy
intensa y las conductas
de
la víctima se
perciben como
un
desafío
para
el agresor.
Lo único que se
observa
externamente
son
conductas
de
ensimismamiento,
de
desgana generalizada, de aislamien-
to
social o
de
auto destrucción
consumo
abusivo
de
alcoholo
de
fár-
macos).
El
resultado final
de
este
proceso
puede
ser
un
homicidio, a
modo
de
conducta explosiva, coincidente
con
el momento en el
que
el agre-
sor se siente ya desbordado
por
la situación
de
malestar y se muestra
incapaz
de
articular algún tipo
de
solución.
De
este
modo,
se genera
un
desequilibrio
profundo
y surge la convicción del
hecho
homicida
como
algo inevitable
<<ya
no
hay nada
que
perder,.).
La
probabilidad
de
un
feminicidio
es mayor cuando
el agresor pre-
senta
un
estilo de conducta violento o alteraciones psicopatológicas
(trastornos
de
personalidad graves, deterioro cognitivo en
personas
ma-
yores,
consumo
de
alcohol y drogas, etc.)
cuando
la víctima
es
vulne-
rable y
cuando
la interacción
entre ambos
está sujeta a
un
nivel alto
de
estrés (situación económica precaria, problemas
de
vivienda, hijos difí-
ciles, etc.).
4 7 SUICIDIO DE LOS AGRESORES
Los asesinos de
p ~ r e j
se suicidan en aproximadamente el 20
de
los casos y lo intentan, sin conseguirlo,
en
otro 10 . Es decir, los suici-
dios e intentos de suicidio en los homicidios
de
pareja
suponen
casi
un
tercio del total. Se suicidan frecuentemente
con
el mismo instrumento
usado
para
matar
no
necesariamente
con
el
menos
doloroso) y
no
sue-
le haber
notas explicativas del hecho.
El
suicidio
se da
más en los agresores más integrados familiar y so-
cialmente,
por
temor a las repercusiones negativas
de
la conducta rea-
lizada. Se trata en estos casos
de un
suicidio evitativo cuyo objetivo
es
huir
de
las consecuencias posteriores del homicidio (rechazo social y
castigo penal).
~ I '
'
¿Por qué víctima
s
femenino y agresor masculino?
ujeres asesinadas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 61/137
A veces puede darse el caso de
un
suicidio ampliado o de un homi
cidio por compasión. En estos casos
un
marido anciano compasivo, con
una motivación
piadosa
quiere acabar con el sufrimiento de su mujer
enferma y la mata, suicidándose él a continuación (sin embargo, no
suele ocurrir al revés). En cualquier caso, no hay que confundir este
tipo de suicidio en el que verdaderamente existe una preocupación,
aunque se dé
un
resultado letal, por el
bienestar
de la víctima) con el
feminicidio ordinario
que
es seguido
de
suicidio
en
el
que
suele existir
odio
hacia la víctima).
En otros casos los asesinos se entregan a la policía en más de
un
tercio de los asesinatos).
as
estrategias utilizadas son o bien no huir
esperando a
ser
detenido, o directamente
entregarse
a la policía. Se tra
ta
en
estas circunstancias de personas que se hallan en
situación de
shock
(es decir, que tienen una percepción confusa o inadecuada de lo
ocurrido,
como sucede
en
algunos casos de arrebato o de deterioro
cognitivo) o que perciben el asesinato como una respuesta justificada
(como ocurre, por ejemplo,
en
muertes homicidas que
responden
a una
justificación de origen psicótico).
En general, y a diferencia de otros homicidios vinculados al narco
tráfico, al terrorismo o al ajuste de cuentas, los hombres asesinos de sus
parejas no suelen intentar la huida, excepto
en
algunos casos de delin
cuentes con amplias carreras delictivas.
4 8 ¿S
PUEDE PREDECIR UN ASESINATO
EN
PAREJA?
En muchas ocasiones la violencia grave es el último eslabón de una
cadena de conductas violentas cuya frecuencia e intensidad han ido
aumentando. Sin embargo, hay veces en
un
25-40
de
los casos)
en
que
el asesinato
ha
sido
mucho
más impredecible debido a
que no ha
habido
un
aumento de los incidentes violentos ni de la gravedad de las
lesiones
en
las últimas semanas. Así pues,
en
relación con la posibilidad
de
predicción de
un
ataque letal, las dos situaciones posibles son las
siguientes: o hay una violencia grave cronificada y
en
aumento, que es
el perfil más habitual, o bien una violencia explosiva, que resulta
en
buena parte impredecible.
En función
de
lo anterior, existen algunos casos de asesinato
de
mujeres
por
sus parejas
en
que, pese a
que
la sociedad tuvo conoci
miento del riesgo corrido
por
la víctima,
no
se tomaron las medidas
más adecuadas para su protección en 2008
un
28,5 de los agresores
tenían antecedentes relacionados con la violencia de género); sin em
bargo, en
muchos
casos las autoridades no conocieron con anteriori
dad el riesgo que la víctima corría, ya que éstas no habían presentado
denuncia. ¿Qué ocurre para que sólo el 20-30 de las víctimas morta
les hayan presentado una denuncia previa y hayan podido, por tanto,
beneficiarse de una medida de protección judicial? as razones pueden
ser
diversas:
/ Falta de conciencia.
No hay agresiones previas que sirvan como
signos
de
alerta y las posibles señales
de
aviso
no
se han inter
pretado,
por
parte
de
la víctima, como situaciones
de
riesgo;
en
estos casos se trataría de
homicidios silenciosos.
. / Tolerancia a la agresión
o
subestimación del riesgo.
Ha habido
agresiones previas, pero la víctima las ha minusvalorado, bien
porque ha adquirido una cierta tolerancia a la agresión, bien por
que ha subestimado el riesgo futuro al pensar que no iban a ir a
más. Se trata de
un
mecanismo adaptativo para seguir soportan
do
agresiones,
pero
evita las medidas
de
autoprotección o
de
protección externa.
. / Miedo l agresor. a
víctima es consciente del peligro, pero tiene
miedo a denunciar.
En resumen, desde la perspectiva de la víctima, se plantean dos pro
blemas: a la falta de conciencia y la tolerancia a la agresión, que se
acompañan de una disminución de la autoprotección o de la búsqueda
de protección externa; y b la ambivalencia de la víctima (resultado de
la
doble identidad
de la mujer como persona y como madre),
cuando
ya se ha detectado el problema y ha tomado conciencia del riesgo. Esto
último puede llevarle a variar su posición de autoprotección o de bús
queda de
protección externa,
pudiendo
llegar incluso a
bloquear
las
medidas de protección ya adoptadas.
as actitudes ambivalentes de las víctimas, a lgo con lo que hay que
contar
en
el ámbito de la violencia de pareja, constituyen una dificul
tad añadida para su protección efectiva. Con el transcurso del tiem
po, hay víctimas que se n i ~ g n a declarar contra su pareja, otras que
mienten
<<me
di el golpe
en
la bañera .;
«no
recuerdo exactamente lo
que ocurrió porque estaba muy nerviosa .) y otras que, tras haber pre
sentado una denuncia, se retractan posteriormente de su testimonio
inicial.
ujeres asesinadas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 62/137
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
4 9
REFLEXIONES
FINALES
El
asesinato
de una
víctima
de
violencia
de
pareja
depende
de
mu-
chas circunstancias,
entre
otras
de
la
propia
vulnerabilidad
de
la vícti
ma,
de
las características del agresor (historial
de
violencia
en
rela
ciones anteriores, alteraciones psicopatológicas, deterioro cognitivo,
abuso de
alcohol y drogas, etc.), así como
del
tipo
de
relación existen
te
entre ambos
(existencia
de
agresiones anteriores, situación
econó-
mica, denuncias previas, trámites
de
separación,
conductas de
acoso,
etcétera.).
Hay algunos elementos
de
contención
que tienden
a inhibir esta se
cuencia
de
destrucción,
como pueden ser unos
valores morales sólidos,
el
apoyo
familiar y social recibido, la protección
de
la sociedad a la víc
tima y la ayuda terapéutica a los agresores.
La
prevención
es
el principal reto
en
el ámbito del homicidio
de
pa
reja. Hay
que
alertar a las víctimas
sobre
el peligro
de
subestimar el
riesgo
no presentando
denuncias) o
de
bajar la guardia
pensando que
el peligro ya
ha
pasado
y retirando las medidas
de
protección y
de
au
toprotección). En todos estos casos
hay
que
convencer
a la víctima
de
que
las agresiones
son
peligrosas y
de
que ellas necesitan ser prudentes
y cuidadosas tanto
para
autoprotegerse
como para pedir
la protección
externa
que
sea precisa.
Cuando
la incubación
del
homicidio
es silen-
ciosa en cuanto
a
que
el peligro
no es
advertido
por
un aumento
de
los episodios violentos,
se debe
prestar atención a los cambios
de
con-
ducta del agresor (depresión, aislamiento social,
abuso
de
alcoholo
fármacos, etc.) y darle la ayuda terapéutica necesaria, al mismo
tiempo
que
la víctima
debe adoptar
medidas
de
autoprotección.
Por último, los medios
de
comunicación
pueden desempeñar
y des
empeñan
un papel
positivo al destapar
un fenómeno
oculto, alertar
de
una
realidad inadmisible y contribuir a crear
una
conciencia social con
traria a la aceptación del maltrato. El papel negativo, sin embargo, es el
sensacionalismo y la reiteración,
que pueden
contribuir
en
primera ins
tancia a
promover
la emulación
de
algunos asesinatos y,
en
segunda, a
disparar la alarma
ciudadana
y el punitivismo extremos.
Por
ello, los
medios de
comunicación
deberían
autorregularse
un
poco
más a la
hora
de
abordar las noticias
de
violencia sexista, sin convertirlas
en una
mezcla
de
crónica negra
de
sucesos y
de
prensa del corazón.
Aunque no hay un estudio científico específico
que
demuestre
que
se esté produciendo un
mimetismo a la
hora de
matar, dicha relación
es
una
posibilidad plausible
que
puede
deducirse a partir del conocimien-
to sobre procesos
de
emulación simbólica
en
materia
de
delincuencia
juvenil y
de
suicidios. En
todo
caso, un objetivo social importante sería
evitar que
pueda
producirse
un
posible efecto imitación
en
potenciales
agresores. Así, convendría,
por
ejemplo,
no
informar sobre el
modus
operandi en
los casos
de
violencia sexista, ya
que eso puede dar
ideas
y crear
una
cierta escuela, favoreciendo la imitación
por
parte
de
otros.
Es
decir, aunque la representación mediática
no
sea
un
factor causante
probablemente
nadie decide asesinar sólo
por
verlo
en
la televisión),
sí
que
podría
tener un
cierto efecto desencadenante.
LECTURAS RECOMENDADAS
Cerezo,
A.
1 (2000).
El homicidio en la pareja: tratamiento criminológico.
Valencia:
Tirant lo Blanch.
Coba, J. A. (1999). anual de actuación sanitaria policial legal y social frente a
la violencia doméstica.
Barcelona: Masson.
Coba, J. A. (2009). Manual de autoprotección de las mujeres víctimas de violencia
en la relación
de
pareja. En E. Echeburúa et al. (eds.), Predicción del riesgo de
homicidio y de violencia grave
en
la relación de pareja
(pp. 137-148). Valencia:
Centro Reina Sofía
para
el Estudio
de
la Violencia.
Echeburúa, E. Fernández-Montalvo,
J.
y Corral, P. (eds.) (2009). Predicción del
riesgo de homicidio
y
de violencia grave
en
la relación de pareja.
Valencia: Cen
tro Reina Sofía
para
el Estudio de la Violencia.
Garrido, V. (2001). Amores que matan. Valencia: Algar.
Garrido, v. Stangeland, P. y Redondo, S. (2006). Violencia en la familia: la mujer
maltratada. En
Principios de criminología
(3. ed. ) (pp . 639-671). Valencia: Ti
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Lorente,
M.
(2004). l rompecabezas anato mía del maltratador. Madrid: Crítica.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 63/137
5 LAS
AGRESIONES SEXUALES
EN LA
VIDA
ADULTA
La delincuencia sexual suscita una gran preocupación y, por ello,
tiene gran actualidad social y mediática, no exenta de algunas percep-
ciones erróneas. Éstas
se
refieren,
en
primer lugar, a la frecuencia
de
los
delitos sexuales. A
pesar de que
se trata
de
conductas a
menudo
muy
graves, la frecuencia de los delitos sexuales denunciados es baja en
comparación
con
otras tipologías delictivas,
como
los robos o las lesio-
nes. También sue le existir una interpretación equivocada so bre las cau-
sas de la agresión sexual, que, aunque gran parte de la sociedad puede
atribuir o bi en a patologías irreversibles
de
los agresores o a propósitos
sexistas
de
sometimiento
de
las mujeres,
comprenden
factores diversos.
Y, por último, también
hay
diversas equ ivocaciones en lo concerniente
a qué medidas deben adoptarse pa ra prevenir la agresión sexual y con-
trolar la conducta de los agresores.
Lo
más extendido es considerar que
penas más duras reducirán y prevendrán estos delitos, lo que no suele
ser
cierto. En la tabla
5.1
se recog en diversos mitos o creencias sociales
erróneas acerca de la agresión sexual y, paralelamente, lo que serían
planteamientos más racionales y verídicos al respecto.
Un mito frecuente es que los agresores sexuales
son
siempre hom-
bres adultos, mientras que la realidad es que muchos abuso s y agresio-
nes son cometidos por adolescentes y jóvenes. También es frecuente
considerar
que
todos los delitos sexuales
son
conductas
muy
violentas,
cuando
la realidad es que en
su
mayor parte
son
comportamientos
de
abuso sexual
por
definición, sin violencia directa . Ot ro error
es
creer
que los delincuentes sexuales
son
individuos desconocidos por las víc-
timas,
cuando
la inmensa mayoría son conocidos e incluso familiares de
las víctimas. Otra eq uivocación es aventurar que la mayoría de los agre-
sores reincidirán en
el delito, cuando lo cierto es que las cifras de rein-
cidencia oficial de los agresores sexuales
son de
en torno al
20 ,
siendo
inferiores a las de las restantes tipologías delictivas. Suele considerarse
que los agresores sexuales
son
delincuentes especializados
que
sólo
¿Por
qué víctima es femenino y
agresor masculino
as agresiones sexuales en la vida adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 64/137
cometen
estos delitos), mientras
que en
realidad
son
versátiles o gene
ralistas
en
el sentido
de
que cometen distintas categorías de delitos, y
también delitos sexuales). Por último, también es frecuente interpretar
que
se trata
de
individuos mentalmente enfermos,
cuando
la realidad es
que cometen
abusos o agresiones sexuales personas
muy
diversas, ha
bitualmente
no
afectadas
por
graves patologías mentales.
TABLA
5 1
Mitos
conocimientos
sobre
la
agresión
sexual
Todos o la mayoría
de
los agresores
sexuales son
hombres
adultos.
Todos los delitos sexuales son de
cariz violento.
La mayoría
de
los abusadores y
agresores son desconocidos para las
víctimas.
La mayoría
de
los agresores reinci
den en l delito.
Los agresores sexuales
son
delin
cuentes especializados, es decir,
sólo cometen delitos sexuales.
Los agresores son enfermos menta
les e individuos anormales.
Muchos agresores son adolescentes
y jóvenes,
que cometen
hasta
l
40
de
los abusos sexuales y hasta
l 20 de las violaciones. También
en torno a un 10 de los abusos
son cometidos
por
mujeres.
La
mayoría consisten en abusos u
otros delitos sexuales que no impli
can violencia directa.
En
torno
al 80 son conocidos,
amigos o parientes
de
las víctimas.
La tasa promedio de reincidencia ofi
cial se sitúa en torno al
20 ,
aunque
es verdad que
hay un número
im
portante
de
delitos
no
denunciados.
Muchos son delincuentes versátiles,
lo que significa que
cometen
delitos
sexuales, pero también otros delitos
como hurtos, robos, lesiones, tráfico
de drogas ..
Existe una gran heterogeneidad
de
agresores, desde una mayoría que
no
tiene diagnósticos formales
de
enfermedad mental hasta algunos
que pueden mostrar diversas pato
logías.
Este capítulo se ocupará, desde el conocimiento científico,
de
estos
y otros aspectos relevantes de la delincuencia sexual y de los agresores
sexuales.
5 1 VíCTIMAS
CONOCIDAS DESCONOCIDAS
Aunque
también los niños, adol escentes y jóvenes (chicas y varones)
pueden
sufrir a
menudo
abusos y agresiones sexuales
de
lo
que se
tra
tará más adelante), este capítulo se
ocupará de
estas conductas cuando
sus víctimas
son
personas, generalmente mujeres, adultas. Tales com
portamientos
pueden adoptar
cuatro modalidades básicas: las agresio
nes sexuales
por
desconocidos, las que
cometen
algunos individuos
sobre víctimas a las
que
conocen, las que
se
producen
en
el marco
de
la relación
de
pareja
-matrimonios,
parejas
de
hecho, novios, et -
y las agresiones sexuales realizadas
en
grupo.
Desde
un
punto
de
vista jurídico, los episodios
de
agresión corres
pondientes a cada
una de
las anteriores categorías
pueden
ser objeto
de
una misma calificación legal
como
abuso, agresión, violación
..
). Sin
embargo, cabe establecer diferencias entre dichas categorías en, al me
nos, tres sentidos importantes:
1
el marco relacional o
de
interacción
en
que se
produce
la agresión
en
concreto, si existen o
no
conocimiento
y relación previos
entre
la víctima y el agresor); 2) la gravedad
que
pue
de
tener par a la víctima
una
u otra modalidad
de
agresión, y 3) la etio
logía más probable
de
cada tipo
de
agresión sexual y el nivel
de
riesgo
de
futuras agresiones
en
función
de
las diversas categorías aludidas.
En referencia al m rco rel cion l
de
la agresión, las
dos
posibilida
des existentes
-conocimiento
previo
entre
la víctima y el agresor
en un
caso; agresor desconocido
en
el otro--
son
claramente distintas. En
un
contexto
de
conocimiento previo agresor-víctima, y más
aún en una
situación
de
pareja, ya
sea
actual o previa, las partes sienten, o sintie
ron, algún
grado
de
confianza y afecto recíproco y, si se trata
de
una
pareja, tienen, o tuvieron
con
anterioridad, contactos y relaciones
sexuales consentidos. Sin embargo,
por
lo
que
concierne a la agresión
en
el
seno de
la pareja,
en
la actualidad el consentimiento
de una de
ellas, generalmente
de
la mujer,
no
ha
existido.
De ahí que
la fuerza
ejercida
por
parte del otro, generalmente el hombre, haya
producido
una
agresión sexual
en
toda regla. Pese a
que
la anterior conducta
sea
completamente intolerable y
merecedora de todo
el
reproche
social y
penal,
probablemente
las agresiones sexuales
por
desconocidos,
en
cuanto que son
ajenas a cualquier interacción previa entre víctima y
¿Por qué
víctima
es femenino y agresor masculino
as
agresiones
sexuales en
la
vida
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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agresor, pueden ser, en principio, mucho más brutales e intimidatorias
para las víctimas.
Según lo anterior, en relación con los efectos sobre la víctima, cabe
esperar que la agresión por un desconocido pueda resultar en principio,
y a igualdad
de
otros factores, más dañina y traumática. Aunque con ca-
rácter general ésa es la expectativa más razonable que puede tenerse, el
daño causado a las víctimas dependerá ciertamente
de
las circunstancias
de
cada caso, sobre
todo
de
la fuerza y violencia ejercidas
en
la agresión,
pero también
de
las características psicológicas y sociodemográficas
de
cada víctima, en relación con su mayor o menor vulnerabilidad personal
y el grado
de
apoyo social con el que pueda contar para superar la agre-
sión y normalizar su vida. No obstante, las agresiones sexuales provoca-
das
por
conocidos o
por
parejas o ex parejas, sin ser tan violentas, pue-
den
tener un efecto devastador y generar una depresión, sentimientos
de
odio y una desconfianza generalizada hacia los hombres, lo que
puede
inhibir la espontaneidad y la implicación en futuras relaciones
de
pareja.
Por lo
que
concierne a la etiología
de
los diversos tipos de agresión
sexual
de
los agresores conocidos o vinculados afectivamente a las víc-
timas y
de
los desconocidos
de
ellas),
en
el origen
de
una
y otra
moda
lidades
de
agresión sexual probablemente se hallan factores diferentes.
En los abusos y agresiones sexuales en el marco
de
relaciones afectivas
y
de
pareja
puede
haber implicados preferentemente sentimientos po
sesivos y
de
revancha, por lo
que
las agresiones sexuales
pueden
ser
más reactivas y esporádicas. En cambio, los agresores desconocidos
son
probablemente depredadores sistemáticos,
con
mayor planificación
de
sus delitos y
con
agresiones más frecuentes y repetidas hacia múltiples
víctimas. Por lo
que
respecta al nivel
de
riesgo
de
unos y otros, los da-
tos disponibles informan
de una
mayor reincidencia de estos últimos.
Los agresores conocidos, o
que son
o
han
sido pareja de la víctima,
pueden ser más fácilmente denunciados y detenidos, mientras
que
los
agresores desconocidos, que actúan
por
sorpresa contra víctimas
más
o
menos azarosas, pueden repetir sus agresiones durante mucho tiempo.
5 2
OS
DELITOS CONTRA
LA
LIBERTAD SEXUAL
Desde
una
perspectiva legal, los delitos sexuales
en
España)
son
los
siguientes véase una síntesis en la tabla 5.2):
• Agresión sexual cuando se atenta contra la libertad sexual de otra
persona usando para ello violencia o intimidación.
• Violación si
una
agresión sexual con violencia o intimidación) in-
cluye el acceso carnal, o penetración, por vía vaginal, anal o bu
cal, o bien la introducción de objetos por la vagina o por el ano.
• Abuso sexual cuando se atenta contra la libertad sexual de otra
persona sin su consentimiento pero sin el empleo para ello de vio-
lencia o intimidación. s el caso, por ejemplo, cuando el agresor
hace prevalecer su superioridad sobre la víctima. Se entiende que
existe automáticamente
abuso
sexual si la víctima
es
menor de
13
años o
padece
algún trastorno mental
que
le impide dar su con-
sentimiento para el contacto sexual; o bien cuando la víctima tie-
ne entre 13 y 16 años,
pero es
engañada.
• Acoso sexual cuando se
pretenden
favores sexuales en el marco
de una relación laboral, docente o de prestación de servicios, pro-
duciendo
con
ello a la víctima intimidación o humillación.
• Exhibicionismo obsceno ante menores o incapaces.
• Provocación sexual a menores o incapaces mediante material por-
nográfico.
• Inducción al ejercicio de la prostitución de
una
persona menor de
edad
o incapaz, o bien, mediante violencia, intimidación o enga-
ño,
de una
persona mayor de edad.
• Conupción de menores o incapaces mediante su utilización en es-
pectáculos exhibicionistas o pornográficos.
• Producción distribución o posesión de material pornográfico en
que
participen menores.
Todos los delitos anteriores admi ten distinta gravedad, que se tradu-
ce en la mayor dureza
de
las penas aplicadas, en base a las siguientes
circunstancias:
t
Intimidación o violencia ejercidas por el agresor.
t
Posible utilización
de
armas.
t
Intrusión corporal sobre la víctima, sobre
todo cuando
hay pene-
tración
t Minoría
de
edad
de
la víctima.
t Sometimiento y degradaci ón de la víctima.
t
Comisión del delito por parte de más de un agresor.
t
Existencia de parentesco con la víctima
t
Utilización de engaño a la víctima
t
Prevalencia de superioridad o primacía del agresor, ya sea fami-
liar, laboral, académica, etc.
¿Por qué
víctima
es femenino y agresor masculino
as
agresiones
sexuales
en la vida adulta
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TABLA 5 2
Delitos
contra la
libertad
sexual
en
el Código
Penal
español
• Agresión sexual
• Violación
• Abuso sexual
• Abuso sexual inclu
yendo acceso carnal
• Acoso sexual
• Exhibicionismo
• Provocación sexual
• Inducción al ejerci
cio
de
la prostitución
• Corrupción
de
me
nores o incapaces
• Producción, distri
bución
o
posesión
de
material
porno-
gráfico
Atentar contra la libertad sexual
de
otra
persona
mediante violencia o intimidación.
Agredir sexualmente incluyendo penetración.
Atentar contra la libertad sexual de otra persona
sin
emplear
violencia o intimidación. En
todo
caso, si la víctima
es menor de 3 años
o incapaz,
o tiene
de
13 a 16 años pero es engañada.
Abuso sexual que implica penetración.
Pretender favores sexuales
en
el marco
de una
relación laboral, docente o
de
prestación
de
servi
cios, produciendo a la víctima intimidación o hu
millación.
Mostrarse sexualmente
ante menores
o incapaces.
Incitar sexualmente a
menores
o incapaces me
diante material pornográfico.
Incitar a prostituirse a
menores de edad
o incapa
ces o, mediante violencia, a mayores
de
edad.
Utilizar a
menores en
espectáculos exhibicionistas
o pornográficos.
En el caso de
que
participen menores.
5 3 FRECUENCIA DE LAS
AGRESIONES SEXUALES
Los estudios internacionales realizados en años pasados reflejan
una
tasa promedio
de
victimización sexual anual
de
unas 3
de
cada
100 mujeres mayores
de
14 años, y un rango de entre 1 mujer
de
cada
100 para el caso
de
Francia y España) y 10 mujeres
de
cada 100 para
Argentina). Ciertamente esta inf ormación hace referencia a
una
mino-
ría
de
países,
que son
aquellos en
que
se realizan estos estudios. Se
carece
de
información precisa
por
lo que se refiere a regiones del
mundo
como el continente africano, Centroamérica, países árabes y
gran parte
de
Asia. Debe destacarse
que
justamente se obtuvieron tasas
más elevadas
de
agresiones sexuales según las informaciones facilita
das
por
las víctimas) en las pocas evaluaciones existentes en países
asiáticos, africanos y latinoamericanos, lo
que
lleva a pensar que, si se
conociera
más
información
sobre
ellos, los
promedios podrían ser
más
elevados. Contrariamente, las tasas europeas fueron
generalmente
las
más bajas.
En muestras españolas evaluadas en la comunidad autónoma de Ca
taluña se
han
obtenido tasas
de
entre 0,8 y 1,2 . Todas estas tasas
de
victimización anual
hacen
referencia a cualesquiera conductas
de
abuso
o agresión sexual experimentadas por las víctimas. Incluyen, por tanto,
un
amplio abanico
de
comportamientos, desde los
menos
graves, tales
como tocamientos indecentes o exhibicionismo (los más frecuentes),
hasta los de mayor gravedad para las víctimas, como agresiones sexua
les y violación menos frecuentes).
Como ya
se
ha
mencionado,
no
todos
los abusos y agresiones
son
denunciados por las víctimas. En la delincuencia sexual existe
una
im
portante
cifr negr
o desconocida,
que
en los países europeos podría
estimarse, para el caso de las violaciones, en un mínimo del equivalen
te a las
que
son denunciadas. En España se denuncian al
año
en torno
a 8.000 delitos sexuales, de los cuales unos 1.500 (casi el 20 ) corres
ponden a violaciones. En estudios británicos sobre prevalencia
de
vic
timización sexual se ha estimado que una de cada seis mujeres habría
sufrido a lo largo de su vida alguna violación y una de cada tres alguna
agresión sexual, mientras
que una
de cada siete mujeres podría
haber
sido violada por
su
pareja. Entre estudiantes universitarias se ha estima
do que una de cada diez podría haber sufrido una violación.
El
lector
se
preguntará
por
qué
muchas víctimas
de
delitos sexuales
no formulan una denuncia. Entre las probables razones para ello están
que las víctimas no desearían tener
que
rememorar y explicar reiterada
mente a la policía, a los forenses, a los jueces, etc., los detalles de la
agresión sufrida; asimismo, muchas desearían evitar atraer la atención
pública sobre lo que les ha ocurrido, de parte de unos medios de co
municación ávidos de sucesos violentos y morbosos; incluso algunas
víctimas temer ían que la denuncia y su posible publicidad pudieran ins
tigar futuros ataques sexuales o represalias
de
parte
de
los agresores o
de
su
entorno. Cuando las víctimas son menores o jóvenes, los padres
¿Por qué víctima es femenino agresor masculino?
as
agresiones
sexuales en la
vida adulta
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ji
podrían preferir la ocultación
de
lo sucedido para evitar
que
llegue a
conocimiento de familiares, amigos, vecinos, etc., y, de este modo, im-
pedir que las víctimas
puedan
padecer
una
victimización secundar ia en
forma
de
estigmatización y aislamiento social. Finalmente, para el su-
puesto
de
violaciones y agresiones sexuales conyugales, es posible
que
muchas mujeres, debido a su repetición o habitualidad, ni siquiera se
hagan conscientes
de
la ilicitud
de
estas conductas, o bien prefieran
aguantarse
con
lo
sucedido para
continuar
con
su relación
de
pareja o
evitar males mayores.
Del conjunto
de
todos los delitos denunciados
en
torno a un mi-
llón en España), menos del 1 corresponde a delitos sexuales unos
ocho
mil, como se
ha
mencionado), lo
que es
más o menos equiva-
lente al número
de
procedimientos judiciales
que
son instruidos por
esta t ipología delictiva. Por último, los encarcelados por delitos sexua-
les representan en torno a un 5 del total
de
los delincuentes en las
cárceles.
Las
largas condenas a que la mayoría
de
los delitos sexuales
dan
lugar
produce una
acumulación en prisión
de
sujetos encarcela-
dos por estos delitos, frente a delitos más leves, como hurtos, robos u
otros.
En la figura 5.1 se representa, mediante el símil
de un
iceberg, la
prevalencia de delitos sexuales ocultos o
no
conocidos y aquellos otros
que
son
denunciados y perseguidos
por
la justicia. Al igual
que
sucede
con
un iceberg en el mar,
en
que la mayor parte
de
su volumen
queda
bajo el agua, la mayoría
de
las conductas
que
podrían llegar a ser deli-
tos sexuales de haber sido oficialmente denunciadas) permanecen
ocultas.
Estos hechos pueden conocerse mediante estudios
de
victimiza-
ción, ya sean retrospectivos
que preguntan
a personas adultas acer-
ca
de
las posibles experiencias
de
victimización sufridas a lo largo
de
su
vida- ,
ya sean referidos al último año. En los estudios retrospec-
tivos
se
obtiene,
por
lo
que
a
España se
refiere,
que
unas
22.500
mu
jeres por cada cien mil mujeres mayores
de
catorce años manifiestan
haber
sufrido alguna situación de
abuso
o agresión sexual a lo largo
de
su vida (lo
que
podría cubrir un período temporal
de
entre un mí-
nimo de diez y hasta veinte o treinta años). En las encuestas anuales
la victimización autoinformada se situaría en torno a 10.000 mujeres
por cada cien mil.
Es
necesario mencionar que la mayoría
de
estos
casos serían episodios leves y aislados
de abuso
como tocamientos
en transportes públicos, acosos verbales, etc.) y no abusos o agresio-
nes violentas y prolongadas.
Una parte
de
los casos más graves es la
que
acaba dando lugar a
denuncias formales, que, según ya se
ha
mencionado,
son
unas 8.500
al año, lo
que
resulta más o menos coherente con los procedimientos
judiciales que se instruyen por delitos sexuales unos 8.900).
Las
denun
cias y los procedimientos judiciales suponen unos 40 por cada cien mil
mujeres.
Por último, tales procedimientos judiciales
dan
lugar a
que
más de
4.000 personas (la inmensa mayoría varones)
acaben estando
encarce-
lados, lo que equivaldría a una cifra relativa
de
12
encarcelados por
delitos sexuales
por
cada cien mil mujeres.
En prisión:
4.000 agresores
(5 de tocbs los
encarcelados)
Procedimientos judiciales:
8.900 (0,28 del total
de los procedimientos)
Denuncias por delitos sexuales:
8.500 (0,81 del
total de denuncias)
Por
cada
cien mil mujeres
12
40
1.000
22.500
igura
5 1 Prevalencia anual de abusos agresiones sexuales en España por
100 000
mujeres mayores de catorce años
Las
tasas, tanto no oficiales como oficiales, de delitos y delincuentes
sexuales que aquí están estimadas para el caso español) son próximas,
aunque
ligeramente inferiores, a las de otros países
de
nuestro entorno
social y cultural como Francia, Italia, Alemania o Gran Bretaña.
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino?
asagresiones sexuales
en
la vida adulta
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Si se atiende especialmente a los delitos sexuales denunciados, una
cuestión relevante es la evolución seguida
por
la delincuencia sexual a
lo largo del tiempo, y en concreto si dichos delitos aumentan o más
bien permanecen estables. En la figura 5.2 se presenta la evolución
que
han
seguido las denuncias
por
delitos sexuales durante el último dece
nio, con especificación
de
la serie correspondiente al conjunto
de
las
denuncias por cualquier delito sexual) y las relativas a las denuncias
por
abuso
sexual y violación.
10000
9000
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
o
1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
• Delitos sexuales • Abusos - Lineal (Violaciones)
igura 5 2 Evolución de las denuncias por delitos sexuales
durante el período
1998 2008.
Como
puede
verse
en
la figura 5.2,
durante
el último
decenio
se ob
serva
un
incremento
de
las denuncias, tanto globalmente
para
el con
junto
de
los delitos sexuales
como
específicamente
para
los delitos
de
abuso
sexual y violación. No obstante,
debe
señalarse que, a
pesar del
aumento
evidente
de
las cifras absolutas
de
denuncias, d urante los últi
mos años la
población española
también
ha aumentado
considerable
mente, sobre
todo como
resultado
de
los recientes procesos migratorios
desde
Latinoamérica, África y el este
de
Europa. Atendido lo dicho, las
tasas
de
prevalencia
de
agresiones y abusos sexuales
no han
aumenta-
do, sino
que han permanecido
esencialmente estables,
con
ligeras osci
laciones, durante la última década.
Por último, la figura 5.3 refleja la distribución porcentual
según
da
tos
de
2006)
de
las distintas tipologías
de
delitos sexuales. Como
puede
verse, la mayor parte
corresponde
a abusos sexuales (34 ), agresiones
sexuales (33 ) y violaciones (23 ).
Abuso
sexual
2.320; 34
Abuso con
penetración
262; 4
Acoso sexual
431;6
Violación
1.573; 23
Agresión
sexual
2.259; 33
igura 5 3 Delítos sexuales denunciados [seleccionados en 2006 [a partir del
Ministerio del Interior [nota: faltan datos de las polícías autonómicas de Cataluña y el
País Vasco, lo que sin duda afecta a las cifras absolutas, aunque probablemente poco a
la distribución porcentual
5 4 CARACTERíSTICAS GENERALES
Actualmente se dispone de diversas fuentes de información sobre las
personas que
han
sido
condenadas por un
delito sexual, consistentes
tanto
en
investigaciones específicas
como
en
datos judiciales y peniten
ciarios. Debe advertirse al lector
que
esta información cuenta
con
la
li-
mitación
de
que, como es lógico, s e refiere exclusivamente a agresores
que
han
sido identificados y condenados
por
delitos sexuales y que,
por
ello,
no
incluye datos sobre las características particulares
de
agre
sores sexuales desconocidos.
Con la importante salvedad efectuada que
no
es muy distinta
de
la
que debe hacerse en relación con todos los otros fenóm enos delictivos,
en los que la información científica
con
la que se cuenta siempre hace
referencia exclusivamente a la parte conocida
de
cada tipología delic-
¿Por qué
víctima
es
femenino
agresor masculino
Las agresiones
sexuales en
la
vida adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 69/137
tiva) , a continuación s e pre sent an las características generales de las
agresiones sexuales,
de
los agresores y
de
las víctimas.
aracterísticas de
las
agresiones
sexuales
mujeres
Las principales son las siguientes:
r > Los agresores y las víctimas suelen ser personas jóvenes (siendo
generalmente más jóvenes las víctimas, la mayoría
por
debajo
de
los 21 años).
r >
En aproximadamente la mitad
de
las agresiones sexuales y viola-
ciones los agresores son desconocidos para la víctima, mientras
que en
la otra mitad
de
casos son o conocidos o parientes
de
la
víctima, incluido el ser su pareja o
ex
pareja.
r >
Los lugares más frecuentes en
que
se consuman las agresiones
sexuales y violaciones son lugares apartados, como descampa'-
dos, la casa del agresor, la casa de la víctima o vehículos.
r >
La
mayoría
de
las agresiones
suceden
durante los fines
de
sema-
na (especialmente, los sábados), siendo la noche de los sábados
el período semanal en que se producen más agresiones.
r > Los meses del año en que se denuncian un mayor número de
agresiones y violaciones
son
mayo y noviembre. Sin embargo,
los períodos vacacionales (verano, Navidades) constituyen un
factor de riesgo.
r >
Aunque la mayoría
de
las agresiones sexuales son cometidas
por
un solo agresor, un tercio
de
ellas lo
son por
más
de
uno.
r >
La conducta sexual más frecuente
que
consuma la agresión es el
coito vaginal, que se produce en aproximadamente la mitad
de
las ocasiones.
r >
También en la mitad aproximada
de
los casos el agresor se sirve
de un arma para intimidar a la víctima, siendo lo más frecuente
el uso
de un
objeto punzante, como una navaja.
r >
En torno a un 50 de las víctimas suele ofrecer resistencia al
agresor.
r > Un tercio de las víctimas sufre alguna lesión física.
r >
La
gravedad y el traumatismo para la víctima parecen aumentar
con la edad del agresor (al
margen
de que los agresores sexua-
les
son en
general sujetos jóvenes,
con una
gran concentración
de ellos en la franja de
edad
de 16 a 25 años).
r >
La duración del episodio
de
agresión suele ser breve, de unos
pocos minutos, aunque tiende a ser mayor cuando intervienen
varios agresores, situación en la que puede durar incluso horas.
aracterísticas de los
agresores
Las características principales son las siguientes:
1
La
mayoría
de
los agresores sexuales
condenados
son
varones
(alrededor del 90 ) y tienen como víctimas principalmen te a chi-
cas jóvenes y a mujeres en torno al 80 ). La mayoría
de
las mu-
jeres condenad as por agresión sexual lo son por haber sido co-
operadoras en agresiones efectuadas
por
varones.
1 Aunque las edades más frecuentes de los agresores sexuales,
cuando cometen su primer delito sexual, suelen situarse en la
franja
de
16 a 25 años, la
edad de
su primera detención y conde-
na acostumbra a estar entre los 23 y los 30 años. Cuando los agre-
sores sexuales finalizan el cumplimiento
de
las penas
de
prisión
que les son impuestas, ya suelen tener 40 años o más (edad
de
finalización
de
penas
de
prisión
que
resulta claramente superior
a la
de
los delincuentes comunes
que no
son agresores sexuales).
1 Muchos delincuentes sexuales condenados
han
cometido exclusi-
vamente delitos sexuales (es decir, pueden ser considerados agre-
sores especializados , aunque algunos también han sido conde-
nados por otros tipos delictivos o sea, son delincuentes
versátiles ,
principalmente delitos contra la propiedad, como hurtos y robos
1 En torno al 40 de los agresores que son detenidos tiene ante-
cedentes penales, mayoritariamente por robo, por violación o
abusos sexuales, o por lesiones.
1 Muchos agresores, cuando cometieron sus delitos,
no
tenían pa-
reja,
aunque
algunos sí
que
la tenían e incluso estaban casados.
1
Una mayoría
de
agresores
no
tenía hijos cuando cometió el deli-
to o los delitos
1 Los agresores sexuales condenados suelen tener un nivel educa-
tivo bajo, no habiendo finalizado generalmente los estudios pri-
marios.
1
En consonancia con lo anterior, suelen contar
con
un nivel muy
bajo
de
ocupación y especialización laborales.
1 Un número significativo
de
sujetos
que han
cometido agresiones
sexuales tiene problemas
de
consumo abusivo de alcohol y otras
drogas.
¿ or
qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
Las agresiones sexuales en l vida adulta
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/ La mayoría
de
los agresores manifiesta como motivo
para
selec
cionar a su víctima el haberla percibido indefensa es decir, di
cen que la víctima constituyó
una
oportunidad fácil),
aunque
en
algunos casos señalan
que
el motivo
de
elección fue el atractivo
de
la víctima y el
deseo
sexual
que
ésta les produjo.
/
La
reincidencia oficial según datos conocidos) de los delincuentes
sexuales es,
en
conjunto, reducida,
no
superior al
20 . La
razón
de
esta baja tasa promedio
de
reincidencia
es
que,
aunque
algu
nos agresores sexuales tienen una elevada probabilidad
de
reinci
dir, el grupo más nume roso de ellos probablem ente no 10 haga.
/ Pese a ello, en estudios
de
autoinforme se ha
encontrado que
por
cada delito sexual oficialmente
detectado
podría haber
entre
tres y cinco delitos sexuales
no
conocidos.
/
En términos psicopatológicos formales
en consonancia con
las
nosologías al uso del DSM-IV-TR o
de
la
CIE-10), no puede
con
siderarse
que
los violadores sean
-salvo excepciones-
un gru
po
de perturbados
mentales
que
ignore el alcance
de
sus actos.
Ello
no obsta para que puedan
existir algunos casos clínicos,
con
patologías tales
como
retraso mental, trastorno esquizofré
nico
y
especialmente, trastornos
de personalidad
y psicopatía.
Características
de
las
víctimas
En términos generales éstas
son
las má s significativas:
/ Suelen ser chicas jóvenes,
de
entre 16 y 25 años.
/
En consonancia
con 10
anterior,
son
generalmente estudiantes,
con
una
frecuencia
mucho mayor que
mujeres
que
trabajen fue
ra del
hogar
o
que
amas
de
casa.
/
También habitualmente
son
solteras,
10 que hace
más
probable
una
mayor exposición a potenciales situaciones
de
riesgo,
como
vivir solas, volver solas a casa, salir
de noche
habitualmente los
fines
de
semana, viajar con mayor frecuencia, etc.
/
Las víctimas más jóvenes niñas y adolescentes)
suelen
ser agre
didas
en
el
propio
domicilio
de
la víctima o del agresor, ya
que
éste
es
frecuentemente un
miembro de
la familia.
/
Las víctimas algo más mayores
suelen ser
agredidas sexua1mente
en vehículos, descampados, portales u otros lugares públicos.
/
Las mujeres adultas
son
agredidas
más
frecuentemente
en
su
propio
domicilio.
5 5 FENOMENOLOGíA MODALIDADES
Agresiones
sexuales por desconocidos
Probablemente las agresiones sexuales
que
las mujeres
pueden
sufrir
de parte
de
agresores desconocidos
son
las más graves, intromisivas y
traumáticas. En
torno
a la mitad
de
las agresiones y violaciones
pueden
presentar este perfil.
La
mayoría
son
realizadas
por
agresores sexuales
en
serie, responsables
de
múltiples violaciones. La topografía básica
consiste en
un
ataque
por
sorpresa
de un
agresor contra
una
víctima
inadvertida. Puede ser
que
el agresor haya estado observando con an
telación a la víctima, controlando sus rutinas
de
vida o algunos
de
sus
comportamientos, o bien
puede
tratarse de víctimas accidentales que,
como
una
simple pieza de caza, pasaban o
estaban
en el mismo lugar
en que se hallaba apostado el agresor. Dicho lugar
tenderá
a ser
un
lu
gar apartado, oscuro o sin la presencia
de
posibles testigos.
Al
tratarse habitualmente
de
agresores sistemáticos, o en serie, lo
normal
es
que
tengan
un cierto estilo
de
agresión más o menos fijo,
por
lo que
se
refiere al
modo de
localizar y seleccionar a
una
víctima, abor
darla, atacarla, desplazarla a
un
ámbito aislado, etc. En
muchos
casos la
clave
de
esta conducta es
un
ataque
por
sorpresa y contundente, a me
nudo
auxiliado
por
la amenaza
de
un arma,
que no
deja
tiempo de
re
acción a la víctima.
La
expectativa
del
agresor
es que
la víctima, sor
prendida
y asustada,
ceda
con rapidez a sus deseos, pudiendo así con
sumar
con prontitud su agresión, abandonar a la víctima todavía en
estado de shock
y finalmente, huir del lugar
con
eficacia.
Durante los últimos años
ha
habido en España diversos agresores
de estas características: entre otros, los conocidos como
violador de
1 Eixample, violador del ascensor,
violador en serie
de
Málaga,
violador
de la
Val
d Hebron
y el llamado
segundo violador de l Eixample.
Estos agresores, al principio, cuando todavía son individuos
no
fi-
chados, suelen actuar
durante
algún tiempo, desde algunos meses has
ta varios años,
cometiendo decenas de
agresiones, hasta
que por
fin
son
detenidos.
La detención
es algo que, si
continúan
actuando, acaba
afortunadamente
sucediendo
más pronto
que
tarde.
Dada
la naturaleza sorpresiva y violenta
de
este tipo
de
ataques, las
víctimas
suelen
experimentar un gran impacto emocional,
por
lo que
van a requerir
un
rápido apoyo psicosocial y en
muchos
casos,
un
tra
tamiento especializado.
Quiénes sean las víctimas preferentes
de
esta categoría
de
agresiones
sexuales
por
parte
de
desconocidos va a depender,
en
buena medida, del
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
Las agresiones sexuales en l vida adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 71/137
modus
operandi típico de cada agresor. Los dos métodos más habituales,
que condicionan a su vez el tipo
de
víctimas más frecuentes, son o
bien
la actuación
en
las calles
de
uno o más barrios de la ciudad, o
bien en
conexión con lugares de ocio nocturno. En el primer supuesto
no
existen
en
general víctimas propicias» o
de
mayor riesgo, sino
que
éstas
pueden
ser
cualquier chica o mujer joven que se desplaza por la ciudad, que sale
de
su vivienda o regresa a ella, que va a su trabajo, que vuelve
de
efec-
tuar la compra, etc. Aunque
en
este caso
es muy poco
improbable ser
víctima, cualquier mujer joven podría
en
teoría serlo.
Por
1
que se refiere al segundo modus operandi, en
que
el agresor
actúa en relación
con
locales o contextos
de
ocio, tales como zonas
de
copas, discotecas, etc., serían
personas
con mayor riesgo
de
victimiza-
ción aquellas que se
encuentran
en o se desplazan
por
estos lugares,
especialmente en horarios más intempestivos, transitando solas
por
es-
pacios solitarios, etc. El riesgo
de
victimización
es
mayor si se ha con-
sumido alcoholo
drogas.
Aunque
el lector
entenderá
bien
1
dicho
sobre
el riesgo relativo
de
victimización, conviene insistir en que el hecho
de
que
una persona
tenga mayor riesgo
de
ser
víctima,
debido
a diversas circunstancias
de
sus características personales o
de
sus rutinas
de
vida, en absoluto sig-
nifica que
sea
en
grado
alguno responsable
de
la agresión sufrida. Des-
de
esta perspectiva, el único y exclusivo responsable es el agresor.
gresiones
sexuales
por
conocidos
Aunque
pueda tener
idéntica
gravedad
penal, la agresión sexual
que
puede
sufrir
una
mujer
de
parte
de un
individuo
conocido de
ella tiene
una
naturaleza distinta. Así, algunas agresiones sexuales, incluidas vio-
laciones,
acontecen en
el siguiente marco relacional:
una
mujer y
un
hombre
son
o
han
sido amigos,
compañeros de
estudios o
de
trabajo,
vecinos o conocidos del barrio;
debido
a ello
habrán
coincidido
en
di-
versas actividades (estudiar
en
el mismo centro o aula, trabajar
en
la
misma empresa, ir al cine o a
pasear en
pandilla, t omar algo
con
otros
amigos .. ) e i ncluso
pueden haber
tenido algún
grado modesto de
inti-
midad,
habiendo quedado para tomar un
café,
una copa
o cenar.
En muchas ocasiones
puede
ser
precisamente
en
este contexto
de
cierta proximidad
en
el
que acabe
precipitándose
una
agresión. Ello
puede
fraguarse
en
el bucle
de
interacciones
que dan
lugar a
un
mayor
acercamiento e intimidad entre ellos
quedar para comer
o cenar, tomar
una copa
juntos, subir a la casa
del
otro
..
),
pero que pueden no ser
interpretadas
por ambos de
la misma manera,
en cuanto
a
qué
implica
cada
paso
dado en
dirección al
deseo
y consentimiento
de
mantener
con
el otro
una
relación sexual.
Debe
recordarse
aquí que
sugerir a otra
persona
(a la
que se conoce
pero con
la
que
no
se tiene intimidad)
una
relación sexual, e interpretar
correctamente si dicha
persona desea
y
accede
a dicha relación, suele
comportar
niveles elevados
de
sutileza y perspectiva social. En tal pro-
ceso
de
interacción están implicadas expresiones verbales
que
no
tie-
nen por qué ser
completamente claras y explícitas), gestos, expresión
de
emociones, dudas, posibles caricias aceptadas o rechazadas, etc.
Además, los participantes
en
una
relación
de
estas características, gene-
ralmente integrada
por una
secuencia
de
pasos sucesivos
de mayor
in-
timidad,
pueden dar
su consentimiento
para
ciertos grados
de
intimidad
(tomarse la mano, acariciarse, besarse ..),
pero no
darlo
para
niveles
ulteriores (caricias genitales, masturbación recíproca o
consumar
una
relación sexual).
Es
decir, el
proceso
es,
como puede
verse, sutil y lábil,
lo
que
implica
que
los participantes
deben saber leer» adecuadamente
los sucesivos acontecimientos y
tener
la suficiente amplitud
de
miras y
tolerancia a la frustración para interrumpir sus comportamie ntos
de
ma-
yor
intimidad, si ello fuera necesario.
Téngase también
en
cuenta que,
en
la escena
que
se acaba
de
descri-
bir,
no
es
infrecuente
que
haya
un
cierto consumo
de
alcohol
por uno
o
ambos participantes. Sin necesidad
de que
exista
un
estado
de
embriaguez,
¿Por
qué víctim es femenino
agresor masculino
as gresiones sexu les
en
l
vid
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 72/137
haber consumido alcohol o alguna otra droga) puede, por
un
lado,
desinhibir las conductas de intimidad y los impulsos sexuales
y
por otro,
dificultar una interpretación ajustada de las recíprocas manifestaciones.
En
un
marco semejante al descrito
pueden
tener lugar diversas agre
siones sexuales entre personas que se conocen.
Distinto será el caso más parecido al de las agresiones sexuales
por
desconocidos)
en
que
un
individuo invita a una mujer a cenar, a salir
juntos, o a s u casa, con la intención premeditada
de
agredirla sexua1mente.
Sin embargo, este supuesto resulta aquí excepcional e infrecuente.
gresiones
sexuales
en la relación
de
pareja
La tercera categoría de agresión sexual a la que debe hacerse refe
rencia es la agresión
en
el contexto
de
las relaciones
de
pareja.
La
na
turaleza
de tales agresiones viene condicionada y fenomeno1ógicamen-
te definida
por
la existencia
de
una previa relación
de
intimidad entre
el agresor y la víctima. Ambos son o
han
sido pareja, novios, amantes o
matrimonio. Como resultado de ello, es probable que se enamoraran el
uno del otro, se declararan amor y se quisieran, se desearan y tuvieran
una relación
de
completa intimidad sexual.
Lo
más habitual es que tal
relación haya durado tiempo, incluso años. Además es posible que ha
yan formado una familia, hayan tenido hijos y también, que haya habi
do una
economía conjunta,
con
propiedades compartidas, incluida
una
vivienda en común.
En el contexto de una relación de pareja las relaciones sexuales de
seadas y consentidas son 10 habitual, sin que por 10 general ello com
porte situaciones de fuerza o violencia. Incluso los miembros de una
pareja llegan a interpretar las relaciones sexuales compartidas como
una rutina más entre otras, 10 que, en cierto grado, supone que, cuando
uno desea dicha relación, el otro tiene la «obligación» de satisfacerle. Sin
embargo, así como las parejas se forman, también en muchos casos se
deshacen. y es 10 más habitual que una ruptura de pareja no se produz
ca por
un
común acuerdo escrupuloso, sino que implique algún tipo de
desequilibrio entre las partes. Puede ser, y así
es
a menudo,
que uno
desee romper y el otro no. ue uno se haya desenamorado y el otro
continúe enamorado. ue uno tenga a otra persona y el otro no tenga
a nadie. ue uno se sienta frío en su relación y el otro se sienta celoso
y engañado. ue uno quiera tal o cual propiedad en el reparto y el
contrario desee 10 mismo. ue no haya acuerdo por la custodia y pen
sión de alimentos de los hijos... Son muchos los motivos posibles de
desacuerdo.
y
son también muchas las emociones que pueden verse
involucradas en todos estos desacuerdos y disputas.
Pues bien, aquí puede suceder, y sucede, que el consentimiento que
ambas partes dieron para sus recíprocas relaciones de intimidad y
sexuales sea negado y retirado por una de ellas, mientras que la otra
considera
que
sigue teniendo derecho al afecto y sexo del otro.
Si
10
anterior sucede en el sentido de que es la mujer quien niega dicho con
sentimiento, en ciertas circunstancias el varón puede pretender impo
ner una relación sexual, bajo la justificación de que, como son o fueron
pareja y sus relaciones sexuales fueron 10 habitual y normal entre ellos,
tales relaciones son una obligación debida, y no un mero acto volunta
rio y deseado. Si en el calor de una fuerte discusión, de turbios senti
mientos de celos, de ira o de venganza, o tras haber consumido alco
hol, la situación se extrema y el uso de la fuerza se precipita, ya
podríamos estar técnicamente ante una agresión sexual o una violación.
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino as agresiones sexuales
en
la vida adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 73/137
Este
tipo de
casos
se conecta
a
menudo con
el otro grave
proble
ma de
agresión analizado en este libro e l maltrato
de
pareja-, has-
ta el
punto de que
la violencia sexual
es una de
las manifestaciones
posibles
de
la violencia contra la pareja, junto
con
la violencia física
y la psicológica. Por esta razón los agresores serán preferentemente
sujetos
que hayan mostrado conductas de dominación
o
acoso
y
de
maltrato contra su pareja. Ello significa
que muchos
presentarán
los factores
de
riesgo y correlatos
de
conducta más
típicos
de
los
maltratadores, incluidos valores sexistas y fuertes distorsiones cog-
nitivas,
tendencia
al control
de su
pareja, celotipia,
expresiones de
ira, etc.
En contrapartida, las mujeres
que se
hallan
en
mayor riesgo
de
sufrir
agresión sexual
en
pareja son aquellas
que
ya experimentan
en
pareja
alguna forma
de
violencia física o psicológica. En la escalada del abuso
y el maltrato, la agresión sexual
puede
precipitarse como
un
episodio
más del sometimiento que están sufriendo.
gresiones
sexuales
por
un
grupo de agresores
No
es
infrecuente
que
algunas agresiones sexuales y violaciones, es-
pecialmente las realizadas
por
jóvenes, se
produzcan en
grupo. Se tra-
taría
de un fenómeno
prioritariamente
urbano
y correspondería a
una
de
cada tres agresiones sexuales juveniles denunciadas. Esta misma ten-
dencia gregaria aparece también
en
los jóvenes
cuando cometen
otros
delitos
no
sexuales,
como
hurtos,
robos
o lesiones. Actuar
en
gru-
po
contribuye a la desinhibición, permite
una
división
de
tareas y fa-
cilita el logro
de
los objetivos. También ofrece
apoyo
social a los
miembros, favoreciendo la conformidad social y neutralizando la res-
ponsabilidad individual.
Las
víctimas suelen ser chicas jóvenes,
de edad
semejante a la
de
los agresores, ya
menudo
chicas
conocidas pero no
siempre), siendo
frecuente
que hayan tenido
relaciones sexuales previas
con alguno de
los sujetos. Los agresores
suelen actuar en grupos pequeños de entre
dos
y
cuatro
individuos. En
algunos
estudios
se ha observado que
los
sujetos
presentan un
nivel
de
inteligencia
por debajo de
la media, así
como una
alta impulsividad. Suelen
acometer
a la víctima
de modo
sorpresivo,
amenazándola
con
algún
tipo
de
arma.
Lo
habitual
es
que
trasladen a la víctima desde el
lugar en que
la
abordan generalmente
un espacio más público)
hasta
otro en
el
que cometen
la agresión (ha-
bitualmente un
lugar aislado y oculto).
Al
igual
que en
las agresiones
sexuales en
general, la
conducta más
frecuente realizada
por
los agre-
sores
es
la
penetración
vaginal
de
la víctima.
La retención de
la vícti-
ma suele durar más tiempo que en
el
caso de
la agresión típica
de un
solo
agresor
e implicar agresiones
sexuales repetidas por
los distintos
participantes.
Las
agresiones grupales
tienden
a
ser
generalmente más graves
que
las individuales. El porcentaje
de
episodios
en que se consuma
la vio-
lación
cuando
se trata
de una
agresión grupal
es
claramente superior
(más del 80
de
los casos)
que cuando se
trata
de
agresores aislados
en que
la agresión
se
completa
en torno
al
50 de
las ocasiones). Tam-
bién
son
más graves
en cuanto
al
número
de
veces
en que
la víctima
puede
resultar herida y
en
el nivel
de
violencia ejercido contra ella. Ello
probablemente es debido
a
que
se favorecen fenómenos grupales, tales
como
la imitación
del
comportamiento violento
de
otros y la sensación
de
anonimato, así
como
la tendencia
de
los sujetos a «impresionar» a los
otros,
buscando
la aceptación del grupo. El nivel
de
violencia ejercido
sobre
la víctima
parece ser
tanto mayor cuanto más
numeroso es
el gru-
po de sujetos que participan en la agresión.
A
menudo
se trata
de
agresiones
no
planificadas,
aunque
en muchos
casos sí
que
los sujetos habrían
acordado tener sexo con
una
víctima,
pero
sin
pensar
y programar
cómo
sucedería
en
concreto.
Es
frecuente
que uno
de
los
sujetos del grupo, a
menudo
el
de
mayor
edad
o el más
destacado e influyente, actúe
como
líder
de
la secuencia
de
la agresión,
siendo los otros seguidores
de
los acontecimientos.
Es
más, algún suje-
to
puede
ni siquiera
haber
sido previamente informado ni
haber
adver-
tido
1 que
iba a
suceder
hasta
que
la agresión ya
ha
comenzado.
El
líder
puede
instigar la agresión alertando sobre posibles oportunidades,
alentando a la agresión y ofreciendo a los otros alcohol u otras drogas,
así como facilitando posibles armas. Mientras que cada sujeto arremete
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
as
agresiones sexuales
en
la
vida
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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sucesivamente contra la víctima, el
grupo
parece actuar como una es-
pecie de público y testigo de cada episodio de agresión.
Diversos autores han puesto de relieve que, en estos casos, el elemen-
to
sexual desempeñaría en realidad un papel secundario frente a otros
elementos principales, como serían el deseo de excitación y de aventura,
el ejercicio de la violencia y el
poder
sobre la víctima y entre los miem-
bros del grupo, la humillación de la mujer, la afirmación de la masculini-
dad, la camaradería entre los sujetos, etc. En
un
reducido número
de
casos de hasta el
1 ) puede
producirse la muerte
de
la víctima.
5.6.
ETIOLOGíA
DE
LA AGRESiÓN
SEXUAL
Excitación
ogni ión
competencia social
La investigación etiológica sobre agresión sexual se ha dirigido a iden-
tificar factores psicológicos, sociales y situacionales que se asocian ya sea
al inicio o bien al mantenimiento de este tipo de comportamientos. Para
ello se han estudiado tres aspectos principales: 1 la topografía de la
ex-
citación sexual
que presentan los agresores sexuales; 2)
sus actitudes
hacia las mujeres, así como
sus distorsiones cognitivas
y justificaciones, y
3
sus
posibles carencias en habilidades y
competencia social
para las
relaciones afectivas y sexuales consentidas
con
personas adultas.
En relación con el primer ámbito, diversos estudios han evaluado los
procesos de
excitación sexual
de los violadores. Para ello se han utiliza-
do medidas psicofisiológicas de su posible excitación
por
ejemplo, de
la erección del pene), a la vez que se les presentan diversas escenas
sexuales
de
contenido o bien normalizado o bien violento. De este
modo, es posible conocer
con
fiabilidad
qué
es lo
que
excita o no exci-
ta, y en
qué
grado, a estos sujetos,
en
comparación con muestras norma-
tivas, es decir, de varones
que
no son agresores sexuales. Estos estudios
condujeron a formular
una
hipótesis denominada defalta de inhibición
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
as agresiones sexuales
en
la
vida
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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según la cual, aunque violadores y
no
violadores podrían ser igualmen-
te excitados
por
escenas
de
sexo consentido, las escenas
de
violencia
sexual tenderían a inhibir la excitación de los varones no violadores,
pero, sin embargo, no inhibirían la excitación de los violadores.
De todas formas, las cosas
no son
tan simples como la anterior
disyuntiva podría sugerir (entre inhibición, ante escenas
de
sexo for-
zado,
de
los
no
violadores y desinhibición
de
los violadores). En rea-
li<;lad
el proceso
de
relación entre
dos
personas,
que puede dar
lugar
a su excitación y deseo sexual, acostumbra a ser complejo y sutil; im-
plica
una
secuencia
de
interacción entre ellas (a partir
de
miradas,
palabras, gestos, expresión
de
emociones, etc.) y, sobre todo, com-
porta la sucesiva interpretación
por
cada persona del significado
que
tienen las reacciones y conductas
de
la otra. Ello
supone
la existencia
de una
evidente mediación cognitiva en el proceso
que
conduce a
cualquier interacción sexuaL Tal mediación cognitiva requiere, para
que una
relación sexual se ajuste a la normalidad y, especialmente,
sea el resultado del recíproco consentimiento
de
las partes implicadas,
que
los participantes
en
ella efectúen interpretaciones y atribuciones
ajustadas a la realidad, y
no
contrarias a las manifestaciones y deseos
del otro.
Un aspecto importante
de
esta mediación cognitiva
son
las actitudes
de
los agresores y sus valoraciones sobre las mujeres y acerca
de
la
posible justificación del empleo
de
la amenaza y la violencia
en
las in-
teracciones sexuales. A este respecto, muchos agresores sexuales pre-
sentan actitudes devaluadoras
de
las mujeres,
no
considerándolas
con
los mismos derechos e igual autonomía
que
los varones para decidir
sobre su comportamiento sexual. Asimismo, algunos aprueban o dis-
culpan el uso del engaño, la fuerza y la agresión para el logro
de
con-
tactos sexuales.
También se ha estudiado la competencia psicosocial
de
los agresores
sexuales.
La
competencia social,
que
implica habilidades como la capa-
cidad de comunicación efectiva con otras personas, es una condición
generalmente necesaria para emprender
una
conducta sexual apropia-
da. De ahí que en algunos casos la violación o el abuso se hayan inter-
pretado como una
alternativa a la incompetencia social
de algunos
sujetos para lograr relaciones sexuales consentidas. Sobre ello
se han
obtenido resultados ambivalentes: mientras
que
algunos violadores
son
realmente menos capaces
de
comunicarse
con
otras personas y
de
ex-
presarles sus deseos (entre ellos, los sexuales), otros sujetos, en cam-
bio, no presentan carencias especiales al respecto.
n modelo comprensivo
de
los factores
de
riesgo
Con arreglo
al
conjunto de la investigación existente, se ha propues-
to
un
modelo comprensivo de la agresión sexual
que
prescribe la nece-
sidad de atender a los siguientes elementos:
1. Características biológicas de los varones. Debido a que las es-
tructuras neuronales y los sistemas hormonales (especialmente
por lo que respecta a la testosterona en los varones) que inter-
vienen en la conducta sexual y en el comportamiento agresivo
son muy parecidos, los varones deben aprender consistente-
mente a distinguir y separar ambos tipos de conductas, sin per-
mitir
que
se disparen
de
manera combinada. Por otra parte,
en
los seres humanos el impulso sexual tiene
una
relativa inespeci-
ficidad, lo que implica que también es necesario aprender qué
tipo
de
conductas, parejas, contextos, etc.,
son
los correctos
para la sexualidad
y a contrario sensu
cuáles no. Especialmen-
te,
por
lo
que
aquí nos concierne, los adultos
deben
haber
aprendido
que
toda interacción sexual requiere
una
pareja adul-
ta
no siendo posible niños) que además desee y consienta di-
cha interacción no siendo posible al efecto la coacción o la
agresión).
2.
Fracaso
de
la
inhibición. Los
agresores sexuales parecen
haber
experimentado, como ya se
ha
mencionado,
un menor
aprendi-
zaje inhibitorio
que
haga
que
su excitación y conducta sexual se
interrumpan
en situaciones de fuerza y violencia. Esta menor
capacidad inhibitoria
puede
ser el resultado
de
modelos pater-
nos agresivos,
de una
disciplina punitiva
pero
inconsistente, o
de haber
sufrido abuso físico o sexual
en
la niñez, entre otras
razones.
3
Actitudes socioculturales favorecedoras
de
la violencia sexual.
Estas actitudes
pueden
estar presentes
en
el entorno del sujeto,
sustentando el uso utilitario de la violencia y también favore-
ciendo valoraciones sexistas sobre las mujeres, incluidas las
creencias de que
en
realidad las mujeres desean ser sometidas
sexualmente o dicen
o
cuando,
en
realidad, quieren decir sí.
Piénsese
que
tales actitudes
pueden
mostrarse
no
sólo
de modo
directo, sino también, y posiblemente
de modo
más frecuente y
evidente al resultar aparentemente más ficticio, de manera sim-
bólica: en la televisión y
en
el cine, así como
en
la literatura.
¿Por qué víctima
es
femenino y agresor masculino?
as
agresiones
sexuales en la vida
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 76/137
4.
El uso de
pornografía
Ésta puede servir como instrumento
des nhibitorio de la agresión, una especie de manera de animar-
se al respecto.
5 Circunstancias próximas
facilitadoras de la agresión. Entre ellas
figuran especialmente la ingesta de alcohol o de otras drogas, o
también emociones de ira y venganza, estrés prolongado o una
intensa activación sexual previa.
6
Distorsiones cognitivasy justificaciones
Como resultado
de
algu-
nos de los elementos precedentes, el sujeto puede
haber
incor-
porado
diversas creencias distorsionadas y justificaciones a su
modo de ver las cosas en relación con las mujeres y con el uso
de la violencia. Tales distorsiones podrían ayudarle, llegado el
caso, a superar los controles internos contra
una
agresión sexual.
7. Disponibilidad de
oportunidades
Entre ellas figuran contar con
víctimas fácilmente accesibles, estar en lugares solitarios, etc. De
este modo, el delito puede quedar impune con más facilidad.
esarrollo de un agresor sexual
experiencia
yempatía
Como resultado
de
los anteriores factores,
en
la actualidad
se
consi-
dera
que
el proceso mediante el cual se desarrollaría y mantendría el
impulso sexual de agresión y abuso tendría su orig en más frecuente en
el inicio
de
la pubertad y adolescencia (véase
una
representación
de
este proceso circular
en
la figura 5.4).
En ese período del desarrollo personal algunos varones pueden ser
especialmente vulnerables para implicarse en conductas de abuso o
agresión sexual, como resultado de
haber
experimentado ellos mismos
abuso sexual o, quizá más frecuentemente, abandono familiar y recha,.
zo afectivo.
La
aludida vulnerabilidad se concretaría aquí en
que
el in-
dividuo presentaría una baja autoestima (ocasionada a partir del des-
afecto
por
parte
de
otros),
un deseo
apremiante
de
recibir afecto
de
otras personas (a menudo adultas)
y
también, una carencia de habili-
dades
de
comunicación y relación interpersonal. Todo lo anterior au-
mentaría en estos chicos el riesgo de sufrir abusos sexuales, si es que
no los
han
sufrido ya. En ese contexto vital extraordinariamente sexua-
lizado y
de
graves carencias afectivas es probable que dichos jóvenes
empiecen a utilizar el sexo (inicialmente la masturbación,
con
sus fan-
tasías acompañantes) como mecanismo general de distensión personal
y de afrontamiento
de
sus diversos problemas cotidianos
no
meramen-
te sus necesid ades sexuales).
Vulnerabilidad
Sexo
con
niños o forzado
• Abandono o abuso
• Modelado
y
práctica
• Pobres habilidades
• Fantasías y masturbación
• Consolidación de la preferencia
~ b k i O O
alcohol distorsiones)
y oportunidades
delictivas
igura 5 4 Proceso de desarrollo de un agresor sexual
Como resultado ya sea de las experiencias sexuales directamente
vividas
por
el individuo o
bien
a partir
de
la observación
de
modelos
en situaciones sexuales (modelos directos o simbólicos, mediante por-
nografía), es posibl e que algunas de las fantasías sexuales utilizadas en
sus masturbaciones impliquen conductas de humillación y agresión de
parejas imaginarias, o bien incluyan a niños
en
la interacción sexual.
Mediante un proceso de condicionamiento asociativo, la vinculación
repetida entre las fantasías antisociales (agresión, niños) y la excitación
sexual va a aumentar el deseo y la preferencia por tales situaciones
sexuales de cariz antisocial. Además, es muy probable que la imagina-
ción repetida de estas conductas sexuales ilícitas, pero excitantes, favo-
rezca
en
el sujeto su progresiva aceptabilidad y justificación. Y
en
este
punto un joven comenzaría a estar relativamente motivado para llevar
a
cabo una
agresión o
abuso
sexual reales, a partir
de
cuya imagina-
ción muchas veces se ha excitado, pero sin haberlos puesto todavía en
práctica.
A partir de ahora, para llegar a realizar aquello que tantas veces ha
imaginado y le ha excitado, sólo se requieren dos nuevos elementos
que reduzcan las inhibiciones que puedan frenarle: uno interno y el
otro externo. Internamente la inhibición puede decaer como resultado
del consumo abusivo de alcohol, de un estado de ánimo especialmente
negativo y molesto como depresión o ira) que el sujeto puede haber
aprendido a contrarrestar mediante el sexo, o bien a partir de haber
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
as agresiones sexuales
en
la vida adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 77/137
adquirido firmes distorsiones cognitivas y justificaciones de la agresión
o el abuso sexuales. El
último elemento requerido para la agresión fác
tica, a nivel externo, es que al sujeto se le presente una oportunidad
favorable (una víctima vulnerable porque está sola o bebida, un niño
desprotegido, etc.). También es probable, por supuesto, que un indivi
duo delictivamente motivado busque y favorezca intencionadamente
las oportunidades necesarias para sus delitos.
Si
finalmente, el joven
típico candidato a convertirse
en
agresor sexual, al
que
aquí se viene
aludiendo, comete su primer delito, las circunstancias de éste se incor
porarán probablemente a sus posteriores fantasías sexuales y las enri
quecerán y harán más excitantes, lo
que
muy probablemente consoli
dará y renovará (en el proceso circular descrito) su deseo
de
futuras
agresiones.
Se considera que un factor de riesgo importante para la agresión
sexual es un déficit en empatía. La empatía se refiere a la capacidad de
una persona para identificar estados cognitivos y afectivos en los de
más, ponerse en su lugar, compartir sus sentimientos y pensamientos y
responder a sus demandas en coherencia con ello. En lo que aquí nos
concierne, la carencia
de
empatía se concretaría
en
la incapacidad
de
un individuo para expresar compasión por las víctimas de hechos vio
lentos, y en concreto de una agresión sexual. No se considera que los
delincuentes sexuales carezcan de empatía en general, sino que más
bien serían precarios en empatía hacia sus propias víctimas.
La empatía puede ser doblemente interpretada como una caracterís
tica individual más o menos estable (integrante de la personalidad del
individuo) y, también, como un factor psicológico dinámico, que per
mite gradaciones y la posibilidad de un cierto entrenamiento.
La incapacidad de empatía de
un
sujeto podría estar condicionada
por
la experiencia de haber sido víctima de abuso sexual en la infancia.
Se
ha constatado que aquellos delincuentes sexuales que habían sufrido
abuso sexual
en
la infancia y exposición a pornografía infantil mostra
ban una menor empatía por menores en situaciones de abuso sexual y
declaraban haber cometido más delitos de abuso infantil. Asimismo,
quienes habían sido víctimas infantiles de agresión física y sexual mani
festaban una menor empatía por mujeres en situaciones de agresión y
confesaban haber cometido
un
mayor número de delitos de agresión a
víctimas adultas. Estos resultados son
coherentes
con
la constatación,
procedente de la investigación psicológica general, de la relación exis
tente entre las experiencias traumáticas sufridas y las secuelas emocio
nales y conductuales a medio y largo plazo.
Por último, desde la perspectiva del tratamiento
de
los agresores
sexuales, se considera necesaria y pos ible la mejora
de
la empatía como
condición pa ra reducir s u riesgo delictivo.
5 7 CONCLUSiÓN
En este capítulo se ha prestado atención al problema específico de
las agresiones sexuales contra mujeres jóvenes y adultas. Se
ha
consta
tado
que un
porcentaje relevante de ellas
son
cometidas
por
varones
adolescentes y jóvenes.
El
hecho
de que
las agresiones se produzcan o
no en un
marco de conocimiento previo entre víctima y agresor puede
condicionar tanto la etiología de la agresión y su riesgo futuro como la
gravedad que puede tener para la víctima.
Desde la perspectiva
de
la responsabilidad penal del agresor, las
agresiones
por
conocidos
pueden
tener
igualo
superior gravedad
que
las realizadas por desconocidos. Sin embargo, desde
un
punto de vista
victimológico las agresiones sexuales
de
varones a quienes
no
se cono
ce son susceptibles
de
tener inicialmente
un
mayor impacto sobre las
víctimas, pudiendo resultar más intimidatorias y traumáticas.
Respecto de la etiología
de
ambas modalidades
de
agresión sexual,
en las agresiones
que
se producen en
un
contexto
de
relaciones afecti
vas previas (como
puedan
ser
una
pareja, o entre amigos o conocidos)
es frecuente
que
estén implicados sentimientos posesivos y
de
revan
cha, y que el nivel de riesgo
de
repetición
de
las agresiones sexuales
sea más bajo. En cambio, los agresores desconocidos es más probable
que
sean depredadores sistemáticos,
con un
riesgo de repetición delic
tiva más elevado.
En la legislación penal española
(yen
general
en
todas las legislacio
nes penales) los delitos sexuales incluyen las agresiones sexuales y la
violación,
que
comportan haber ejercido fuerza o violencia sobre las
víctimas, y los abusos sexuales y otras formas menos violentas, como el
acoso, el exhibicionismo, etc. La gravedad de dichos delitos suele pon
derarse a partir del grado
de
violencia y degradación ejercicios sobre la
víctima, del uso
de
armas,
de
la intrusión corporal sobre la víctima (con
o sin penetración sexual),
de
la
edad de
la víctima,
de
la utilización
de
engaño, etc.
Los delitos sexuales constituyen
un
porcentaje muy reducido (del
1
)
del total
de
los delitos denunciados, aunque probablemente existe
una considerable cifra negra de abusos y agresiones sexuales. En algu
nos estudios internacionales se
ha
estimado
que una de
cada seis mu-
¿Por qué
víctima es
femenino agresor masculino
as
agresiones
sexuales en la vida
adulta
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 78/137
jeres sufriría a lo largo
de
su vida una violación, aunque muchas no la
denunciarían. En Espafta, la tasa relativa
de
los delitos sexuales denun
ciados
ha
permanecido esencialmente estable durante los últimos años.
Las víftimas de agresiones sexuales suelen ser chicas jóvenes (por
debajo de los 21 años), que
pueden
haber sido forzadas o bien
por
va
rones desconocidos o conocidos (distribuyéndose estos porcentajes
aproximadamente por mitades). El acto de agresión más frecuente es el
coito vaginal, y
en
torno a
un
tercio
de
las víctimas sufren alguna lesión
corporal.
El
mayor riesgo de sufrir una violación corresponde a chicas
jóvenes, generalmente estudiantes y solteras, población femenina cuyo
estilo de vida (pasar más tiempo fuera de casa, frecuentar zonas de di
versión, volver tarde, vivir solas, viajar solas .. ) puede comportar una
mayor exposición a posibles agresiones.
Como se ha mencionado, las agresiones sexuales
por
desconocidos
suelen ser las más intromisivas y severas. Acostumbran a ser realizadas
por agresores
en
serie que atacan a las víctimas de modo sorpresivo,
intimidatorio y contundente, con la expectativa de que la víctima se so
meta con facilidad a sus deseos. Por otra parte, las agresiones sexuales
por
conocidos presentarían
una
naturaleza diferente
en
cuanto
que
víc
tima y agresor tuvieron en el pasado algún grado de intimidad previo,
incluido el poder haber sido pareja sexual. En este tipo de situación el
agresor puede sentirse -con derecho» sexual sobre la víctima como re
sultado de que previamente la víctima había deseado y consentido tales
relaciones.
No es infrecuente que algunas agresiones sexuales se realicen
por
jóvenes que actúan en grupo, forzando a una víctima generalmente co
nocida de alguno de ellos. Esta modalidad de agresión suele compor
tar una mayor violencia contra la víctima, la cual acabará con mayor
probabilidad siendo violada y herida. Frente a las connotaciones más
sexuales que pueda tener la agresión
por
parte
de un
individuo aislado,
aquí primarían procesos grupales
como
la imitación
de
la conducta vio
lenta, el anonimato y su consiguiente dilución de responsabilidad en el
marco del grupo, y la búsqueda de aceptación grupal.
Por último,
en
relación con la etiología del comportamiento de agre
sión sexual, se ha destacado el papel que desempeñan al efecto los si
guientes factores: los procesos
de
condicionamiento de exitación sexual
ante estímulos y situaciones ilícitos (como parejas infantiles o el emple o
de la violencia), las actitudes y valoraciones favorables a dichas formas
de interacción sexual y la incompetencia social de muchos agresores
para entablar relaciones afectivas y sexuales consentidas, así como sus
déficits en empatía. También se
ha
puesto
de
relieve cómo las agresio
nes sexuales pueden verse favorecidas a partir de actitudes sociales
sexistas. Un formato particularmente dañino a estos efectos, que parece
desempeñar
un
papel destacado en la génesis individual
de
la motiva
ción para la agresión sexual, es la pornografía infantil y violenta.
LECTUR S RECOMEND D S
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s EL ABUSO SEXUAL
EN LA INFANCIA
6 1
CONCEPTO
FRECUENCIA DEL ABUSO SEXUAL
EN LA
POBLACiÓN
El buso
sexual
de
menores se refiere a cualquier conducta sexual
mantenida entre
un
adulto y
un
menor, en la
que
habitualmente existe
algún tipo
de
coacción explícita o implícita).
Las
conductas abusivas
pueden incluir un contacto físico genital, anal o buca l) o suponer un
utilización del
menor como
objeto
de
estimu1ación sexual del a gresor
exhibicionismo, proyección
de
películas pornográficas o
voyeurismo .
A diferencia
de 1 que
ocurre
en
la vida adulta, en
que
la agresión
sexual es habitualmente aislada, el
buso
sexual en la infancia suele ser
continuado. Esta característica lleva implícita la revictimización del me-
nor, 1 que implica un riesgo mayor de alteraciones psicopato1ógicas
en
la víctima.
Las conductas sexuales implicadas
pueden
darse sin relación física,
como en el caso del exhibicionismo,
de
la masturbación delante del niño
o
de
la proyección
de
películas pornográficas, pero
1
más frecuente es
que conlleven algún tipo de contacto físico tocamientos, masturbación,
relaciones bucogenita1es, etc.). Sin embargo, la penetración anal o vagi-
nal)
no
suele ser habitual, excepto en las edades próximas a la adoles-
cencia.
La
penetración, cua ndo tiene lugar en niños muy pequeños, sue-
le resultar traumática
por
la desproporción anatómica
de
los genitales del
adulto y del
menor
y
por
producir lesiones en los genitales o en el ano
de la víctima: erosiones, heridas, desgarros himena1es, etc.
Los abusadores no recurren generalmente a la violencia física. El gra-
do de influencia sobre la víctima; así como su capacidad de seducción
y el temor indu cido al
menor de poder
ser objeto
de
distintos tipos
de
repres,alias, suelen ser suficientes para doblegar la voluntad
de
la vícti-
ma y para mantener el acto en secreto.
No
es
fácil determinar la incidencia real
de
este
problem
en
la pobl ción porque ocurre habitualmente
en
un entorno privado
¿Por qué
víctima
es femenino y agresor masculino
l
abuso
sexual en
la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 80/137
l a
familia- y los
menores
pueden sentirse impotentes para reve
lar el abuso. Según la primera
encuesta
nacional de Estados Unidos
llevada a
cabo en
adultos,
sobre l
historia de abuso sexual,
un
27
de las mujeres y un 16 de los hombres reconocían retrospectiva
mente
haber
sido víctimas de abusos sexuales en la infancia. Según
estudios realizados en España con esta misma metodología, la fre
cuencia de los abusos, al
menos
en
un
sentido
muy
amplio del térmi
no,
puede
afectar al
20
de
la
población
(23
de
chicas y
15
de
chicos).
La tasa de prevalencia de abusos sexuales graves propiamente di
chos, con implicaciones clínicas para los menores afectados, es más
pequeña en torno al 4-8 de la población). Al margen de esta tasa de
prevalencia ya de por sí
muy alta-,
lo peor es que en el 44 de los
casos el abuso no se ha limitado a un acto aislado. Por otro lado,
aproximadamente el 15 de todos los casos confirmados de maltrato
infantil han incluido también abuso sexual.
6 2
¿QUIÉNES SON
OS AGRESORES
Y
QUIÉNES
SON
LAS
VíCTIMAS?
El abuso sexual en la infancia tiene lugar habitualmente en el ámbi
to
de
la familia o del entorno cercano al niño. Es decir, en la mayor
parte de los casos el abuso sexual infantil suele ser cometido por mi-
liares
(padres, hermanos mayores, etc.) e s el incesto propiamente
dicho- o
por
personas relacionadas
con
la víctima (profesores, entre
nadores, monitores, vecinos, etc.). En uno y otro caso, que abarcan del
65 al 85 del total y que
son
las situaciones más duraderas,
no
suelen
darse conductas violentas asociadas.
Los
contactos padre (padrastro)-hija
son
los más denunciados
y
ade
más,
son
los más traumáticos
por
lo que
suponen de
disolución
de
los
vínculos familiares más básicos.
El
incesto restante
puede
implicar a
hermanos, tíos, hermanastros, abuelos y novios que viven en el mismo
hogar. Sin embargo, el incesto madre-hijo es mucho menos frecuente y
se limita a aquellos casos en que la madre carece de una relación de
pareja, presenta una adicción al alcohol o a las drogas o cuenta
con
un
historial
de
abusos sexuales en la infancia.
La situación habitual incestuosa suele ser la siguiente: un comienzo
con
caricias;
un
paso posterior a la masturbación y al contacto bucoge
nital,
y
sólo en algunos casos,
una
evolución al coito vaginal, que pue
de ser más tardío cuando la niña alcanza la pubertad).
Hay veces, sin embargo, en que los abusadores son personas desco
nocidas o adolescentes que se aprovechan de la inferioridad
de
los meno
res para llevar a cabo conductas sexuales. Este tipo
de
abuso se limita a
ocasiones aisladas, pero, sin embargo, puede estar ligado a conductas vio
lentas o a amenazas de ellas. No obstante, la violencia es menos frecuente
que en el caso de las relaciones
no
consentidas entre adultos. Al margen
de
ciertas características psicopatológ icas
en
los agresores por ejemplo,
el sadismo sexual), lo
que
suele generar violencia es la resistencia física
de la víctima y la posible identificación del agresor. Sin embargo, los me
nores
no
ofrecen resistencia habitualmente y tienen dificultades - tanto
mayores cuanto más pequeños
son
para identificar a los agresores.
Las víctimas suelen ser más frecuentemente niñas
(58,9 )
que niños
(40,1 )
Y situarse en
una
franja
de edad
entre los
6
y
12
años, si bien
con
una mayor proximidad a la pubertad. Hay un mayor número de
niñas en el abuso intrafamiliar (incesto),
con una edad de
inicio anterior
(7-8 años), y
un
mayor número
de
niños en el abuso extrafamiliar (pe
dofilia),
con una edad de
inicio posterior (11-12 años).
En cualquier caso, el abuso sexual no es sólo un problema
de
niñas.
Al
parecer, los chicos se avergüenzan más y
son
más reacios a revelar
lo ocurrido que las chicas
porque,
al
ser
los agresores varones, se
pone
en cuestión más fácilmente su identidad sexual.
6 3 ¿ABUSADORES SEXUALES O PEDÓFILOS?
La pedofilia
es
un tipo
de
parafilia que consiste en la excitación y
placer sexual derivados de actividades o fantasías sexuales repetidas o
exclusivas con menores prepúberes en general, de 8 a 12 años).
Si bien
el pedófilo puede excitarse con ambos sexos, la atracción hacia las ni
ñas se
da
con bastante más frecuencia que la atracción hacia los niños.
No hay que confundir, sin embargo, la
pedofilia
con el
abuso sexual
infantil
que
representa
un
ámbito conceptual más amplio. Los pedófi
los abusan sexualmente de los menores (a excepción de algunos, que
limitan
su
actividad a las fantasías masturbatorias
con
niños), pero hay
abusadores
que
no son propiamente pedófilos. Se trata, en este último
caso, de personas que presentan una orientación sexual encaminada a
las personas adultas, pero que
en
circunstancias especiales de estrés, de
ira o de aislamiento llevan a cabo, a modo de actividades compensat o
rias, conductas sexuales con menores.
Los
pedófilos, como ocurre en la mayor parte de las parafilias, son
mayoritariamente varones. Sólo en un 13 de los casos el abuso es llevado
¿Por
qué
víctima
es
femenino y
agresor masculino
l
abuso
sexual en
la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 81/137
a cabo por mujeres. En estas circunstancias la situación más frecuente es la
de una
mujer maduraque mantiene relaciones sexuales
con
un adolescente.
Los abusadores
son
personas de edades medias, con apariencia nor-
mal,
de
estilo convencional,
de
inteligencia media y no psicóticos. La
aparente normalidad es la característica más señalada, si
bien
suelen
presentar rasgos marcados de neuroticismo e introversión, así
como
de
inmadurez emocional
en
forma
de
infantilismo, por ejemplo). No obs-
tante, la pedofilia
puede
aparecer junto
con
otra parafilia
e l
exhibi-
cionismo, por
ejemplo-
y estar asociada a otros trastornos,
como
el
alcoholismo o la personalidad antisocial.
Se trata en muchas ocasiones
de
familiares y conocidos
de
la víctima
amigos
de
la familia, vecinos, profesores, etc.), es decir, personas
que
tienen fácil acceso al
menor
y
con
quien mantienen
una
relación
de
con-
fianza anterior al incidente sexual. El perpetrador del abuso sexual sólo
en unos pocos casos es un completo desconocido para la víctima.
Los abusadores,
como
figura en la tabla 6.1,
son
fundamentalmente
de dos
tipos:
TABLA
6 1
Tipos de abuso sexual
Etiología
Ejecución
de
l conduct
p ercepci6n
de
l
conduct
Distorsiones
cognitivas
• Soledad.
• Estrés conyugal, fa-
miliar, laboral, etc.).
• Episódica.
• Impulsiva.
• Anómala.
Ante
el trata-
Buena
respuesta.
miento
FUENTE Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000.
• Orientac ión s exual dirigida
preferentemente hacia niños.
• Persistente.
• Compulsiva.
• Premeditada.
• Apropiada sexualmente.
• Atribución
de
la conducta a la
«seducción»
de los niños.
• Mera muestra de cariño.
• Carácter inofensivo de los
contactos sexuales.
• Falta
de
reconocimiento del
problema.
• Recaídas frecuentes.
Primarios
Se trata de sujetos con una orientación sexual dirigida primariamen-
te a niños, sin apenas interés por los adultos y
con
conductas compul-
sivas no mediatizadas por situaciones
de
estrés. Sus fantasías sexuales
tienen un carácter claramente pedofílico. Estos sujetos generalmente
poseen
un
campo
limitado
de
intereses y actividades, lo cual les lleva a
menudo
a
una
existencia solitaria. Estas personas son, en el sentido es-
tricto del término, pedófilos, que persiguen a los niños con ahínco. A
veces cuentan
con
ciertas estrategias de seducción simpatía personal,
comportamientos infantiles, sintonía
con
los intereses
de
los niños, en-
trega de regalos, etc.) y
son
buscadores
de
trabajos o practicantes de
ho ies
que
implican
una
cercanía a los menores. El nivel de reinciden-
cia
es
alto, y hay una falta
de
reconocimiento del problema,
con
ideas
distorsionadas acerca del ab uso sexual y acerca
de
los menores. Actual-
mente tienden a
ser
cada vez más jóvenes,
con
un arco
que
oscila entre
los 5 y los 35 años.
Desde
una
perspectiva cognitiva, los pedófilos consideran sus con-
ductas sexuales apropiadas y las planifican
con
antelación. No
son
in-
frecuentes
en
estos casos algunas distorsiones cognitivas,
como
atribuir
la conducta a la seducción
de
los menores o considerar
que
este tipo
de
comportamientos son
una
forma de educación sexual adecuada para
los niños. Por ello, no presentan sentimientos reales de culpa o ver-
güenza por sus actividades pedofílicas.
Los pedófilos primarios pueden mostrar
una
fobia o rechazo al
sexo
en las relaciones
con
mujeres e incluso
una
cierta aversión a las
características sexuales secundarias de las mujeres adultas,
como
el
desarrollo de los senos, el vello en el pubis, etc. Estos sujetos se ca-
racterizan por una hipersexualidad, que, sin embargo,
es
primaria y
regresiva.
El origen de esta tendencia anómala
puede
estar relacionado
con
el
aprendizaje
de
actitudes extremas negativas hacia la sexualidad o
con
el abuso sexual sufrido en la infancia, así
como con
sentimientos de
inferioridad,
con
falta
de
empatía,
con
fallos en los mecanismos de in-
hibición o controlo
con
la incapacidad p ara establecer relaciones socia-
les y heterosexuales normales. A
su
vez, la repetición reiterada
de
mas-
turbaciones acompañadas de fantasías pedofílicas tiende a mantener
este trastorno.
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
l
abuso sexual en la infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 82/137
os
pedófilos
boylovers
en
el argot)
h n encontr do en
Internet
un
medio idóneo p r
acceder a la pornografía infantil, así
como p r
intercambiarse información sobre sus gustos sexuales e incluso para
prestarse
poyo
psicológico y comprensión. Antes los pedófilos
debí n
buscarse la vida a las salidas
de
los colegios o
en
los cines.
Entre los pedófilos hay tres subtipos:
a) preferenciales:
personas
que
crecen desarrollando
un
atracción sexual hacia los niños,
que
se mantie-
ne
al hacerse adultos,
cu ndo
desarrollan la idea
de
hacer realidad sus
fantasías y llegan a hacerlo;
b) pasivos:
personas
que
se sienten atraídas
por
los menores,
pero que no
llegan a abusar
de
ellos e incluso
pueden
no
hacer acercamientos. Algunos
compr n
pornografía infantil y se mas-
turban
con
fantasías
de
este tipo, y c)
e
desarrollo:
no
sentían
en un
principio atracción sexual hacia los niños pero,
por
alguna razón, empie-
zan a experimentarla. Entre ellos están los consumidores
de porno
adulto
que
se encuentran
con
pornografía infantil y empiezan a sentirse atraídos
por
ella.
o
mismo ocurre
con
algunos usuarios
de
prostitución adulta.
Secundarios
situacionales
Son personas que tienen contactos sexuales aislados con mnos, y
éstos
son
reflejo
de un
situación
de
soled d
o estrés.
as
conductas
habituales de estos sujetos son relaciones sexuales
con
adultos, normal-
mente heterosexuales, unque
suelen
aparecer alteraciones en el curso
de
éstas, como impotencia ocasional, falta
de
deseo y algún tipo
de
tensión o conflicto
con
sus parejas.
A nivel cognitivo, suelen percibir este tipo de conductas como anó-
malas y las ejecutan de forma episódica e impulsiva más que
de un
modo
premedit do
y persistente. No
es por
ello infrecuente la aparición
posterior
de
intensos sentimientos
de
culpa y vergüenza.
as conductas
de
buso
pueden
ser
un
medio
de
compens r la au-
toestima deficiente del sujeto o
de
d r rienda suelta a un hostilidad
que
no puede
liberarse
por
otras vías. as situaciones
de soled d
y es-
trés, así
como
el
consumo
excesivo
de lcoholo
drogas,
pueden
inten-
sificar, a modo
de
desencadenantes, este tipo
de
conductas.
6 4 VíCTIMAS DE RIESGO
En
cu nto
al sexo,
ser
niña mujer) es
un de
las circunstancias
que
tradicionalmente se
h
considerado
como de
alto riesgo. Los diferentes
estudios coinciden
en
señalar la mayor incidencia
de
abusos sexuales a
¿Por qué
víctima es femenino
y agresor masculino
l abuso
sexual en
la infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 83/137
niñas
d e dos
a tres niñas
por
cada
niño- ,
especialmente
en
los casos
de
abuso
sexual intrafamiliar. Esta asociación
puede deberse
principal-
mente
al
hecho
de que
la mayoría
de
los agresores
son
varones
predo
minantemente heterosexuales.
Las edades de mayor riesgo
son
las comprendidas entre los 6 y 7
años,
por
un
lado, y los 10 Y 12,
por
otro. Parece
que
más del
doble
de
los casos
de
abusos sexuales a
menores
se
dan
en
la prepubertad. Se
trata
de
una etapa
en
la
que
comienzan a
aparecer
las muestras del de-
sarrollo sexual,
pero
los menores siguen siendo aún niños y
pueden
ser
fácilmente dominados .
Respecto a las características del propio menor, los niños
con
mayor
riesgo
de
victimización
son
aquellos
con
una
capacidad reducida
para
resistirse o revelarlo,
como
son
los
que
todavía
no
hablan
y los
que
muestran retrasos del desarrollo y discapacidades físicas y psíquicas.
Asimismo,
son
también sujetos de alto riesgo los niños que se encuen
tran carentes de afecto en la familia,
que pueden
inicialmente sentirse
halagados
por
la atención
de
la
que
son
objeto, al margen
de que
este
placer con el tiempo
acabe produciendo
en ellos
un profundo
senti-
miento
de
culpa. Asimismo los
menores
maltratados física o psicológi-
camente en el hogar constituyen
un
caldo
de
cultivo adecuado
para
los
abusos sexuales.
En cuanto al perfil
de
la familia, el
abuso sexual
a los niños surge
más
frecuentemente
cuando
hay problemas
de
pareja, la mujer
es
víc-
tima
de
maltrato y el agresor abusa
del
alcohol y recurre fácilmente a
la violencia. En este
contexto
de
falta
de
empatía
y
de amedrenta
miento
de
la madre,
que ha
perdido su capacidad
de escudo
protector
del
niño, el
abuso
sexual se hace mucho más probable. El incumpli-
miento
de
las funciones parentales, así como el
abandono
y rechazo
físico y emocional
del
niño
por
parte
de
sus cuidadores,
propician
que
los menores
sean
manipulados
más
fácilmente
con
ofrecimientos
interesados
de
afecto,
atención
y
recompensas
a
cambio
de
sexo
y
secreto. La
ausencia
prolongada
de
los padres biológicos, la incapaci-
dad, ausencia o enfermedad
de
la madre y los problemas
de
pareja
peleas, malos tratos, separaciones o divorcios), sobre
todo
cuan
do vienen acompañados
de
la interrupción de la relación sexual,
constituyen factores
de
riesgo
que aumentan
las posibilidades
de
vic-
timización. Son asimismo familias
de
alto riesgo las constituidas
por
padres
dominantes
y violentos, así como las formadas
por
madres
maltratadas.
6 5 ¿CÓMO SE
DETECTA
EL ABUSO SEXUAL?
Las conductas
incestuosas tienden a
mantenerse
en secreto. Sólo
un
2
de
los casos
de abuso sexual
familiar se
conocen
al tiempo en
que
ocurren. Existen diferentes factores
que pueden
explicar los mo-
tivos
de
esta ocultación:
por parte de la víctima
el
hecho de obtener
ciertas ventajas adicionales, como regalos, o el temor a
no
ser creí-
da, junto
con
el
miedo
a destrozar la familia o a las represalias
del
agresor; y
por parte del abusador
la
posible ruptura de
la pareja y
de
la familia y
el rechazo
social
acompañado de
posibles
sanciones
legales.
A veces la
m dre
tiene conocimiento
de
lo sucedido.
Lo que
le
pue
de
llevar al silencio,
en
algunos casos,
es
el
pánico
a la pareja o el mie-
do
a desestructurar la familia; y
en
otros, el estigma social negativo
generado por
el
abuso
sexual o el
temor de no ser capaz de
sacar ade-
lante
por
sí sola a la familia.
De ahí
que el
abuso
sexual
pueda
salir a la luz
de una
forma acci-
dental cuando la víctima decide revelar lo ocurrido a veces a otros
niños o a un profesor- o cuando se descubre
una
conducta sexual ca-
sualmente
por un
familiar, vecino o amigo.
El
descubrimiento del
abuso
suele
tener
lugar bastante
tiempo
después meses o años)
de
los prime-
ros incidentes.
En realidad, sólo
en
el
50 de
los casos los niños revelan el abuso;
únicamente el
15
lo
denuncian
a las autoridades, y
tan
sólo
el 5 se
encuentran
envueltos
en
procesos judiciales.
Al
contar los
menores
con
muchas limitaciones
para denunciar
los abusos sexuales y
no
presentar
habitualmente manifestaciones físicas inequívocas
debido
al tipo
de
conductas sexuales realizadas: caricias, masturbaciones, etc.),
ha
habi-
do en
los últimos
años un
interés creciente
por
la detección
de
los di-
ferentes signos
de
sospecha. Los indicadores más habituales figuran
señalados
en
la tabla 6.2.
Son
probablemente
los indicadores sexuales los
que
más están rela-
cionados
con
la experiencia traumática. En
todo
caso, las señales
de
alarma
deben
valorarse
de
forma global y conjunta,
ya que no se puede
establecer
una
relación directa
entre un
solo síntoma y el abuso.
De
hecho, lo más útil
puede ser
estar
pendientes de
los cambios bruscos
que tienen
lugar
en
la vida del niño.
Las
situaciones familiares
de mayor
riesgo
para
el
abuso
sexual están
expuestas
en
la tabla 6.3.
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
l abuso
sexual
en la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 84/137
TABLA 6 2
Indicadores físicos comporta mentales
de
tipo
sexual
en
los
menores víctimas
de
abuso
a
Indicadores físicos
• Dolor, golpes, que
maduras o heridas
en
la
zona
genital o
anal.
• Cérvix o vulva hin-
chadas o rojas.
• Semen en la boca,
en los genitales o en
la ropa.
• Ropa interior rasga-
da, manchada y en
sangrentada.
• Enfermedades
de
transmisión sexual
en genitales, ano,
boca u ojos.
• Dificultad para an-
dar y sentarse.
• Enuresis o
enco
presis.
b Indicadores com-
portamentales
• Pérdida
de
apetito.
• Llantos frecuentes,
sobre
todo en refe-
rencia a situaciones
afectivas o eróticas.
• Miedo a estar sola, a
los hombres o a un
determinado miem-
bro de la familia.
• Rechazo al padre o a
la madre
de
forma
repentina.
• Cambios bruscos
de
conducta.
• Resistencia a
desnu
darse y bañarse.
• Aislamiento y recha-
zo
de
las relaciones
sociales.
• Problemas escolares
o rechazo a la es-
cuela.
• Fantasías o conduc
tas regresivas (chu-
parse el dedo ori-
narse en la cama).
• Tendencia al secre-
tismo.
• Agresividad, fugas o
acciones delictivas.
• Autolesiones o in-
tentos de suicidio.
FUENTE:
Echeburúa Guerricaechevarría, 2000.
C.
Indicadores en la
esfera sexual
• Rechazo de las cari-
cias,
de
los
besos
y
del contacto físico.
• Conductas seducto-
ras especialmente
en niñas.
• Conductas precoces
o conocimientos
sexuales inadecua-
dos para su
edad.
• Interés
exagerado
por
los comporta
mientos sexuales de
los adultos.
• Agresión sexual
de
un menor hacia
otros menores.
• Confusión
sobre
la
orientación sexual.
TABLA 6 3
Características del abusador
de
la familia
en que
se
produce
el
abuso
sexual
a aracterísticas del
abusador
b aracterísticas de la familia
• Extremadamente protector o ce-
loso del niño.
• Víctima
de abuso
sexual
en
la in-
fancia.
• Dificultades en la relación de pa-
reja.
• Aislado socialmente.
• Abuso
de
drogas o alcohol.
• Frecuentemente ausente del ho-
gar.
• Con baja autoestima o
con
pro-
blemas psicopatológicos.
• Familias
monoparentales
o re-
constituidas.
• Familias caóticas y desestructura-
das, con situaciones
de
maltrato.
• Madre frecuentemente enferma o
ausente.
• Madre emocionalmente poco ac-
cesible.
• Madre con un historial de abuso
sexual infantil.
• Problemas
de
hacinamiento.
• Hijas mayores que asumen las
responsabilidades
de
la familia.
FUENTE:
Echeburú a Guerricaechevarría, 2000.
6 6
REPERCUSIONES PSICOPATOLÓGICAS
EN LAS VíCTIMAS
l abuso
sexual,
sobre todo
cuando se
da de
forma reiterada y
es
llevado a
cabo por
personas vinculadas afectivamente al niño,
supone
una
desestructuración
de
la
conducta
y
de
las emociones del
menor
y
en
ocasiones,
una
interferencia grave
en
su desarrollo evolutivo. Una
victimización continuada y la presencia
de
conductas
de
penetración
(anal o vaginal) constituyen factores
de
agravamiento adicionales.
Consecuencias a corto plazo
Al menos un
80
de
las víctimas sufr en consecuencias psicológicas
negativas.
Lo
que de
inmediato
aparece en un menor
objeto
de
abuso
sexual
es un
cambio nítido
en
sus conductas y emociones. Un
resumen
de
los síntomas más habituales, que, sin embargo,
pueden
variar
de
unos
casos a otros,
se
halla recogido
en
la tabla 6.4. En ella
se
seña-
lan las secuelas más comunes, así
como
el
período
evolutivo
en que
aparecen.
¿Por qué
víctima
es
femenino
y agresor masculino
l abuso
sexual
en la infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 85/137
T BL
6 4
Principales consecuencias corto plazo
del
abuso sexual
en niños adolescentes
Físicos
onductuales
Emocionales
Sexuales
Sociales
• Problemas
de sueño
(pesadillas).
• Cambios en los hábitos
de
co
mida.
• Pérdida del control
de
esfínteres.
• Consumo
de
drogas o alcohol.
• Huidas del hogar.
• Conductas autolesivas o suicidas.
• Hiperactividad.
• Bajo rendimiento académico.
• Miedo generalizado.
• Hostilidad y agresividad.
• Culpa y vergüenza.
• Depresión.
• Ansiedad.
• Baja autoestima y sentimientos
de
estigmatización.
• Rechazo del
propio
cuerpo.
• Desconfianza y rencor hacia
los adultos.
• Trastorno
de
estrés postraumá
tico.
• Conocimiento sexual
precoz
o
inapropiado para su edad.
• Masturbación compulsiva.
• Excesiva curiosidad sexual.
• Conductas exhibicionistas.
• Problemas
de
identidad sexual.
• Déficit
en
habilidades sociales.
• Retraimiento social.
• Conductas antisociales.
FUENTE Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia.
Adolescencia.
Adolescencia.
Adolescencia.
Infancia.
Infancia
y
adolescencia.
Infancia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia y adolescencia.
Infancia.
Adolescencia.
Infancia.
Infancia y adolescencia.
Adolescencia.
El alcance
del
impacto psicológico va a
depender
del grado
de
cul
pabilización del niño por parte de los padres, así
como
de las estrate
gias de afrontamiento de que disponga la víctima. En general, las ni
ñas
tienden
a
presentar
reacciones ansioso-depresivas; los niños,
fracaso escolar y dificultades inespecíficas de socialización, así
como
comportamientos
sexuales agresivos o
conductas
violentas en general.
En
uno
y otro
caso
hay un déficit
de
autoestima importante;
de hecho,
en
los casos más graves
se
pueden
llegar a sentir estigmatizados
para
siempre.
Respecto a la edad, los niños
muy
pequeños en la etapa de educa
ción preescolar), al contar
con
un repertorio limitado
de
recursos psico
lógicos, pueden mostrar estrategias de negación y de disociación en
forma de olvi os respecto a lo sucedido). En los niños
un
poco mayores
en la etapa escolar) son más frecuentes los sentimientos de culpa y de
vergüenza ante el suceso.
El
abuso sexual presenta una especial grave
dad en la adolescencia
porque
el padre puede intentar el coito, existe
un riesgo real de embarazo y la adolescente toma conciencia del alcan
ce de la relación incestuosa. No son por ello infrecuentes en la víctima
conductas
como
huidas de casa, consumo abusivo de alcohol y drogas
e incluso intentos de suicidio.
Consecuencias largo plazo
Los efectos a largo plazo son menos frecuentes y más difusos
que
las
secuelas iniciales, pero pueden afectar, al menos, al 30 de las víctimas
(tabla 6.5),
No hay en la vida adulta un único síndrome específico ligado a la
experiencia de abusos sexuales en la infancia y adolescencia. Los úni
cos fenómenos observados con mayor regularidad son las alteraciones
en la esfera sexual
-inhibición
erótica, disfunciones sexuales y menor
capacidad
de
disfrute,
especialmente-,
la
depresión
y el trastorno
de
estrés postraumático, así como un control inadecuado de la ira
en
el
caso de los varones, volcada al exterior en forma de violencia; en el de
las mujeres, canalizada en forma de conductas autodestructivas). En al
gunas ocasiones, se ha detectado a más largo plazo cuando las vícti
mas se convierten en padres) una actitud obsesiva e hipervigilante res
pecto a los hijos o, por el contrario, la adopción de conductas de abuso
o, cuando menos, de consentimiento. No deja de ser significativo que
un 25 de los niños varones abusados sexualmente se conviertan ellos
mismos en abusadores cuando llegan a ser adultos.
¿Por qué víctima s femenino y agresor masculino
l
abuso sexual
en la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 86/137
TABLA 6 5
Principales secuelas psicológic s en víctimas adultas de
abuso
sexu l en l infancia
Físicas
• Dolores crónicos generales.
• Hipocondría y trastornos
de
somatización
• Alteraciones del
sueño
pesadillas).
• Problemas gastrointestinales.
• D esórden es alimenticios, especialmente bulimia.
onductuales Intentos
de
suicidio.
• Consumo de drogas y/o alcohol.
• Trastorno disociativo
de
identidad personalidad múl
tiple).
Emocionales
Depresión.
Sexuales
Sociales
• Ansiedad.
• Baja autoestima.
• Estrés postraumático.
• Trastornos
de
personalidad.
• Desconfianza y miedo
de
los hombres.
• Dificultad para expres ar o recibir sentimientos de ternu
ra y
de
intimidad.
• Fobias o aversiones sexuales.
• Falta
de
satisfacción sexual.
• Alteraciones en
la motivación sexual.
• Trastornos
de
la activación sexual y del orgasmo.
• Creencia
de
ser valorada
por
los demás únicamente
por
el sexo.
• Problemas en las relaciones interpersonales.
• Aislamiento.
• Dificultades
en
la educación
de
los hijos.
FUENTE:
Echeburúa
y
Guerricaechevarría, 2000.
En las víctimas adultas
de
abuso sexual en la infancia el problema
puede
surgir cuando estas personas establecen
una
relación de pareja y
tienen dificultades para expresar sentimientos de intimidad y ternura,
así como para implicarse en conductas sexuales. No es infrecuente en
estos casos la aparición
de una
amnesia disociativa Se trata
de una
amnesia selectiva
que
ttstá caracterizada porque sin un
daño
cerebral
que la justifique y sin la posibilidad de atribuirla a las leyes naturales
del olvido, aparecen grandes dificultades para rememorar el abuso
sexual sufrido en la infancia. a amnesia psicógena, que es un síntoma
del trastorno de estrés postraumático y que dificulta el tratamiento, res
ponde a la tendencia natural del ser
humano
a olvidar 1 desagradable
y la vergüenza experimentada por 1 ocurrido, sobre todo cuando el
abuso
sexual
ha
tenido lugar
en
el
seno de
la familia.
Asimismo
puede haber una
impulsividad descontrolada en la vida
adulta como consecuencia de un
abuso
sexual grave en la infancia o en
la adolescencia temprana. Esta alteración
puede
reflejarse en problemas
bulímicos o
de
otra índole cleptomanía, ludopatía, etc.). En estos casos
la patología alimentaria
puede
funcionar como un mecanismo
de
super-
¿Por qué
víctíma
es femenino y agresor masculino?
l
abuso sexual
en la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 87/137
vivencia
para
escapar del
daño
emocional del trauma abrumador. Las
conductas bulímicas
pueden bloquear
la conciencia
de
la experiencia
traumática y hasta inducir un estado
de
anestesia emocional
que
permi
te evitar recuerdos o sentimientos relacionados con ella.
En otros casos, sin embargo, el i mpacto psicológico a largo plazo del
abuso
sexual
puede ser pequeño
(a
menos que
se trate
de un abuso
sexual grave
con
penetración) si la víctima
no
cuenta
con
otras adver
sidades adicionales,
como
el
abandono
emocional, el maltrato físico, el
divorcio
de
los padres,
una
patología familiar grave, etc. Es más, los
problemas
de una
víctima
en
la vida adulta (depresión, ansiedad,
abuso
de
alcohol, etc.) surg en
en un
contexto
de
vulnerabilidad
generado por
el
abuso
sexual
en
la infancia,
pero provocados
directamente
por
cir
cunstancias próximas
en
el
tiempo
(conflictos
de
pareja, aislamiento
social, problemas
en
el trabajo, etc.).
Desde
el punto
de
vista del trauma
en
sí mismo, lo que predice
una
peor
evolución a largo plazo
es
la presencia
de
sucesos traumáticos di
versos
en
la víctima, la frecuencia y la duración
de
los abusos, la posi
ble
existencia
de una
violación y la vinculación familiar
con
el agresor,
así
como
las consecuencias negativas derivadas
de
la revelación del
abuso
(por ejemplo, romperse la familia,
poner en duda
el testimonio
del menor, etc.).
Un menor
puede no
percatarse
del
alcance psicológico del
abuso
sexual hasta
años después de
ocurrido,
por
ejemplo
cuando
llega a la
adolescencia y
se
siente
bloqueado
al
tener
relaciones
con
personas
de
sexo opuesto. Por ello, a efectos
de
facilitar la
denuncia
del abusador,
el plazo
de
prescripción del delito comienza a contar a partir
de
la ma
yoría
de edad de
la víctima (art. 132.1
del
Código Penal español).
6 7 FACTORES MEDIADORES DE LOS EFECTOS
DEL ABUSO SEXUAL EN LA INFANCIA
No todas las
personas
reaccionan
de
la misma
manera
frente a la
experiencia
de
victimización, ni todas las experiencias
comparten
las
mismas características. Un 70
de
las víctimas
de
agresiones sexuales
en la infancia
presentan un cuadro
clínico a corto plazo,
pero
este por
centaje disminuye hasta
un
30 si
se toman en
consideración las reper
cusiones a largo plazo.
l no ser
despreciable el
número de personas
que no
quedan afectadas, especialmente a largo plazo, conviene deter
minar tanto los factores que resultan amortiguadores del impacto del
abuso
sexual
en
el desarrollo emocional posterior y contribuyen a me-
tabolizarlo
como
aquellos
que
propiC1an
una
mayor vulnerabilidad
psicológica y favorecen el desarrollo
de
consecuencias psicopatológi
caso
Todo
ello
queda
reflejado esquemáticamente en la figura 6.1.
Percepción
subjetiva
del suceso
} , ( e l lHL S
tnl ClloldOj S
igura
6.1.
actores mediadores
del
impacto
psicológico de la victimización sexual
en la infancia
La percepción subjetiva del suceso se
refiere a la valoración cognitiva
que hace
el
menor
de
lo ocurrido.
De
este
modo,
si el
abuso
es reitera
do
y si
es
obra, además,
de una persona conocida
y
supone, por
ello,
una
traición a la confianza del menor, la
decepción
y el sentimiento
de
rabia y
de
vergüenza
serán de mayor
alcance.
La
ed d
del niño puede ser una
variable significativa,
pero
que no
siempre resulta fácil
de
valorar. En general, los ni ños más
pequeños son
más vulnerables y
cuentan
con
un mayor
riesgo
de
padecer
síntomas
disociativos,
pero
tienen, sin embargo, la ventaja
de no
percatarse del
alcance del abuso. A su vez,
una
mayor edad
viene
acompañada de
una
mayor disponibilidad
de
recursos, pero,
en
el
aspecto
negativo, entraña
una
mayor conciencia
de
la víctima
de
lo ocurrido. Asimismo
aumenta
la probabilidad
de que
se lleve a
cabo
la
penetración
o
de que se
em
pleen
la violencia física o las
amenazas por parte del
agresor, lo
que
complica la evolución del
cuadro
clínico.
En
cuanto
al
tipo de conducta abusiva
la
gravedad de
las secuelas
está
en
función
de
la frecuencia y duración
de
la experiencia, así
como
del empleo
de
la fuerza y
de amenazas
o
de
la existencia
de una
viola-
¿Por
qué víctima s
femenino
y
agresor masculino
l
abuso
sexual
en la
infancia
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 88/137
ción propiamente dicha. De este modo, cuanto más crónico e intenso
es el abuso, mayor es el desarrollo de
un
sentimiento de indefensión y
de vulnerabilidad y más probable resulta la aparición de síntomas.
Respecto a la
relación de la víctima con el agresor
el impacto será
mayor si la víctima tiene una vinculación emocional estrecha con el agresor,
bien por relación de parentesco (padre, padrastro, abuelo, hermano ma
yor, etc.), bien por relación de familiaridad (profesor, vecino, entrenador,
etcétera.).
Las
repercusiones negativas se
pueden
agravar si la víctima
no
recibe apoyo de la familia o se ve obligada a abandonar el hogar.
La
mayor o menor intensidad del apoyo fami liar y social es una clave
fundamental para determinar la reacción del menor. En concreto, la reac
ción del entorno próximo al niño ante la revelación del abuso es un pun
to crítico. La sensación de ser creído
en
su testimonio y de sentirse pro
tegido contribuye a recuperar la normalidad del niño. Por el contrario,
poner en duda el relato del menor por parte de los seres queridos ensom
brece su proceso de recuperación. Así, la evolución del niño no es ajena
a las implicaciones de la revelación del abuso: deterioro de la relación de
pareja, salida del agresor o de la víctima del hogar, intervención de los
servicios sociales, implicación
en
un proceso judicial, etc. Respecto al úl
timo punto señalado, los juicios prolongados en el tiempo, las testifica
ciones reiteradas y los testimonios puestos en entredicho suponen una
victimización secundaria y ofr ecen un peor pronóstico.
Por último, las estrategias de afrontamiento disponibles por el menor
desempeñan
un
papel importante. Si se trata, por ejemplo, de una niña
abusada por el abuelo, una buena adaptación escolar en el ámbito aca
démico, social o deportivo) y
unas
relaciones adecua das con el padre
en
la infancia o con los chicos
en
la adolescencia, así
como
el
apoyo
de
unas amigas íntimas y, más adelante, de una pareja apropiada (incluso
de
un
trabajo gratificante), tienen
un
efecto positivo sobre la autoestima
y contribuyen a amortiguar el impacto de la victimización al constituirse
en
factores
de
protección.
6 8 REFLEXIONES
FINALES
El abuso sexual infantil puede llegar a alcanzar a un 15-20 de la
población (a un 4-8
en
un sentido estricto), lo que supone un proble
ma social importante, y afecta a uno y otro sexos (especialmente a ni
ñas). Los menores
no
son, sin embargo, sólo víctimas de las agresiones
sexuales, sino
que
también
pueden
ser agresores. De hecho, el 20
de
este tipo de delitos está causado por otros menores.
El
abuso sexual
no
es sino una forma más de victimización
en
la in
fancia.
Al
margen
de
algunas alteraciones específicas
en
las respuestas
sexuales, las secuelas de este suceso traumático son muy similares a las
generadas por otro tipo de victimizaciones (maltrato físico, abandono
emocional, etc.), que, además,
pueden
darse
en
algunos casos simultá
neamente. Por ello, los efectos psicológicos producidos
en
el menor
están referidos, como
en
los demás sucesos traumáticos, a la situación
de
desamparo
en que
se encuentra el niño.
El
único síntoma
que
dife
rencia específicamente a los niños abusados sexualmente es una con
ducta sexual inapropiada.
Las consecuencias de la victimización a corto plazo son,
en
general,
devastadoras para el funcionamiento psicológico de la víctima, sobre
todo cuando el agresor es
un
miembro de la misma familia y cuando se
ha producido una violación. Las consecuencias a largo plazo son más
inciertas, si bien hay una cierta correlación entre el abuso sexual sufrido
en la infancia y la aparición de alteraciones emocionales o de compor
tamientos sexuales inadaptados en la vida adulta. No deja de ser signi
ficativo que
un
25 de los niños abusados sexualmente se conviertan
ellos mismos en abusadores cuando llegan a ser adultos.
El
papel de
los factores amortiguadores
-familia,
relaciones sociales, autoestima,
etcétera-
en
la reducción del impacto psicológico parece sumamente
importante, pero está aún por esclarecer.
Desde la perspectiva de la evaluación, el diagnóstico precoz, por
un
lado, tiene una enorme importancia para impedir la continuación del
abuso sexual, con las consecuencias que ello implica para el desarrollo
del niño. Por otro, el análisis de la validez del testimonio desempeña
un
papel fundamental.
Las
implicaciones legales y familiares de este pro
blema, así como la corta edad de muchas de las víctimas implicadas,
requieren una evaluación cuidadosa, en la que se analicen con detalle
y mediante procedimientos múltiples- la capacidad de fabulación y
la posible distorsión
de
la realidad, así
como
la veracidad
de
las retrac
taciones.
Se echa
en
falta una mayor finura en los procedimientos de
diagnóstico actualmente disponibles.
Por último, un reto de futuro es ahondar
en
el papel mediador de
los factores de vulnerabilidad y de protección. Sólo de este modo se
puede
abordar
una
toma
de decisiones
adecuada
entre las distin
tas alternativas posibles y no necesariamente excluyentes: el trata
miento de la víctima, la salida del agresor del hogar, la s eparación del
menor de los padres, el apoyo social a la familia, la terapia del agre
sor, etc.
¿Por qué víctim es femenino y agresor masculino
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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LECTURAS RECOMENDADAS
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drid:
EOS.
SEGUNDA PARTE
¿Qué se puede hacer
Soluciones
para
la violencia
sexual de pareja
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 90/137
7 TRATAMIENTO DE LAS VíCTIMAS
7 1 INTRODUCCiÓN
La
biografía
de
las personas está salpicada
de
alegrías y
de
tristezas,
de
esperanzas cumplidas y
de
expectativas frustradas,
pero por
encima
de
todo ello sobresalen la
capacidad de
adaptación y el espíritu
de
su
peración. Sólo así
se puede
entender
que
personas
que han
tenido
que
habérselas
con
una vida llena
de
obstáculos y dificultades, tales
como
enfermedades
incapacitantes, divorcios,
desengaños
diversos o sucesos
traumáticos,
puedan
disfrutar
de
una vida productiva y rica en logros
personales y sociales.
En realidad, lo que resulta fundamental en los seres humanos son las
habilidades
de
supervivencia para hacer frente al estrés. Se trata
de un
conjunto de recursos que adquieren las personas
en
el proceso
de
sociali
zación para salir airosas de las dificultades y resistir los embate s
de
la vida,
sin
quedar
gravemente mermadas
en
el bienestar personal. Estas habili
dades
de
supervivencia van a
depender
del nivel intelectual, del grado
de
autoestima, del estilo cognitivo personal más o menos optimista) y del
tipo
de
experiencias habidas, así
como
del
apoyo
familiar y social.
Los sucesos traumáticos desbordan, con frecuencia, la capacid ad
de
respuesta
de una
persona, que
puede
sentirse
sobrepasada para hacer
frente a los requerimientos
de
la vida cotidiana. En estos casos las es
trategias
de
afrontamiento
pueden
volverse malsanas o fallidas; y las
expectativas, derrotistas.
La
frecuente aparición
de
emociones negati
vas,
como
el
odio
o el rencor, ante un
suceso
traumático
causado por
otros seres
humanos puede
complicar
aún
más el panorama. Como
consecuencia
de
ello, las personas, incapaces
de
adaptarse a la nueva
situación,
pueden
sentirse indefensas,
perder
la
esperanza en
el futuro
y encontrarse paralizadas
para
emprender nuevas iniciativas y
en
defi
nitiva,
para gobernar con
éxito su
propia
vida.
Lo que genera más daño
y sufrimiento a las víctimas
es
la
amenaza
a la
propia
vida o a la integridad psicológica
como ocurre
en las agre-
¿ or qué víctima es femenino
y
agresor masculino
Tratamiento de las víctimas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 91/137
siones sexuales) y la percepción del
daño como
intencionado.
El
su
frimiento generado suele
ser
mayor si las consecuencias del hecho
violento son múltiples,
como
ocurre, por ejemplo,
en
el caso de una
víctima de agresiones de pareja
en
el que la violencia
se
ha
extendido
también a los hijos, en el
de una
víctima
de una
agresión
sexual que
ha
sufrido también heridas,
daño
físico o amenazas
de
muerte o en el
de una víctima de abuso sexual en la infancia que ha visto rota la fa
milia.
Pero un trauma también se puede superar. De hecho, más del 90
de los hombres y casi el 80 de las mujeres expuestos a sucesos trau
máticos no desarrollan un cuadro clínico específico a largo plazo. Por
tanto, hay personas que consiguen sobreponerse a una agresión sexual,
a una relación de pareja violenta o a un
abuso
sexual continuado
en
la
infancia y descubren de nuevo, sin olvidar 1 ocurrido, la alegría de vi
vir. Lo
que
se observa es que, a nte los acontecimient os traumáticos, las
personas reaccionan de forma distinta, e igualmente
son
variables
de
unas a otras las estrategias de afrontamiento que emplean para superar
estas circunstancias adversas.
7 2 ASPECTOS
NUCLEARES DEL
TRAUMA
Un
suceso traumático
es un acontecimiento negativo intenso que
surge de una forma brusca, que resulta inesperado e incontrolable y
que, al poner en peligro la integridad física o psicológica de una perso
na, tiene consecuencias dramáticas para la víctima, especialmente de
terror e indefensión. Además, se trata de
un
suceso que no forma parte
de
las experiencias humanas habituales y que se diferencia nítidamente
de los cambios vitales negativos que resultan frecuentes a 1 largo de la
vida
por
ejemplo, un traslado a otra ciudad, la salida de los hijos del
hogar, las situaciones vitales de crisis, etc.). En la tabla 7.1 se muestran
algunos
de
los sucesos traumáticos más habituales.
Por otra parte, el
trauma
es la reacción psicológica derivada de un
suceso traumático
Cualquier acontecimiento de este tipo puede que-
brar
el sentimiento
de
seguridad
de
la persona en sí misma y en los
demás
seres humanos. El
elemento
clave
es
la pérdida de la confianza
básica Las
pérdidas pueden ser de muchos tipos: pérdida de la propia
dignidad personal, pérdida de la confianza
en
otras personas, pérdida
de creencias e ideales de toda la vida, etc. Se trata de
mucho
más que
de la pérdida de la dignidad: es la pérdida de la integridad del
propio
yo, de la propia persona.
TABLA 7 1
Sucesos
traumáticos
más habituales
• Agresiones sexuales en la vida adulta.
• Relación
de
pareja violenta.
• Terrorismo, secuestro y tortura.
• Abuso sexual
en
la infancia.
• Maltrato infantil.
• Accidentes de tráfico, choques
de
trenes, etc.).
• Catástrofes naturale s (terremotos, inundaciones, etc.).
FUENTE: Echeburúa, 2004
Lo que fractura
el
espíritu
de una
persona es la violencia intenciona
da e injustificada generada
por
otros seres humanos. Por eso, cuando
las
personas abominan
del mal,
1
hacen
del
que
causa el
ser
humano.
Frente a la devastación ciega de la naturaleza, las personas suelen resig
narse, pero
no
indignarse.
Hablando en cifras,
el
trauma
puede
estar presente en
el
15-20
de
quienes sufren un accidente o
una
catástrofe natural, pero este porcen
taje
puede
ser considerablemente más alto (hasta un 50-70 ) en quie
nes
han
experimentado un hecho violento, como es el caso
de
las víc
timas de violencia familiar o de agresiones sexuales.
Por último,
el
alcance del
daño
psicológico está mediado
por
la gra
vedad del suceso, el
daño
físico o grado
de
riesgo sufrido, la mayor o
menor vulnerabilidad de la víctima, la posible concurrencia
de
otros
problemas actuales (a nivel familiar y laboral,
por
ejemplo) y
pasados
(historia
de
victimización), el apoyo social existente y los recursos psi
cológicos
de
afrontamiento disponibles (tabla 7.2).
Consecuencias
psicopatológicas corto plazo
Uno de los aspectos vinculados a la gravedad del
daño
psicológico
es la proximidad temporal
con
respecto al acontecimiento traumático
vivido. Así, en las cuatro semanas posteriores al suceso puede presen
tarse una reacción emocional intensa, que desborda la capacidad de
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
ratamiento de las víctimas
Consecuencias psicopatológicas medio
y largo plazo
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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TABLA 7 2
Variables facilitadoras
del
trauma
• Psicopatología previa perso nal o familiar.
• Exposición previa a traumas.
• Personalidad vulnerable.
• Estrés acumulativo.
• Anclaje en l pasado.
• Hacerse preguntas sin respuesta o buscar explicaciones imposibles
de
obtener.
• Necesidad
de buscar
culpables.
• Negación cognitiva o emocional del suceso.
FUENTE:
Echeburúa,
2004
afrontamiento de la persona y
que
se caracteriza fundamentalment e
por
la presencia
de
síntomas
de
malestar emocional, como el embotamien-
to afectivo,
l
aturdimiento, la extrañeza respecto a la realidad y la in-
capacidad
para
recordar aspectos significativos del
suceso
traumático.
Asimismo, las
personas
afectadas
pueden
revivir involuntariamente lo
ocurrido en forma
de
imágenes, pensamientos o sueños, realizar con-
ductas de evitación y experimentar síntomas intensos
de
ansiedad
por
ejemplo, dificultades para dormir o problemas para concentrarse . Todo
ello genera
un
malestar clínico significativo e interfiere negativamente
en
su vida cotidiana.
Este
cuadro
clínico se desarrolla con más frecuencia en víctimas vul-
nerables,
pero
también
puede
aparecer
en
personas sin ningún factor
predisponente, sobre todo cuando el
suceso
resulta muy traumático. La
detección
de
las reacciones emocionales negativas en esta fase tempra-
na
posibilita la identificación de las
personas con
riesgo
de
padecer
un
trastorno
de
estrés postraumático ulterior, así como
l
establecimiento
de
unas estrategias
de
intervención profiláctica encaminadas a evitar la
cronificación del cuadro clínico.
Trascurrido más
de un
mes
del
acontecimiento traumático, aquellas
víctimas
que no
han
superado
el malestar emocional intenso
pueden
padecer l
trastorno de estrés postraumático caracterizado
por
tres nú-
cleos
de
síntomas persistentes: re experimentación
del
suceso, evitación
de
los estímulos asociados al acontecimiento ocurrido y
embotamiento
afectivo y aumento excesivo
de
la activación psicofisiológica.
De
este modo, las personas afectadas
tienden
a
revivir intensamen-
te
con
much
frecuencia y de form involuntaria el suceso experim.en-
tado
bien
en forma
de
pesadillas,
bien en
forma
de
recuerdos agobian-
tes y
de
sentimientos perturbadores,
que pueden
activarse ante cualquier
estímulo,
por
mínimo
que
sea,
como un
ruido inesperado,
una
imagen
súbita o
una
conversación relacionada indirectamente
con
l
tema.
Todo ello viene a reflejar
que
las imágenes
de
lo ocurrido quedan gra-
badas a fuego en la memoria icónica
de
la víctima. Es como si la me-
moria
se encasquillase
y
no pudiera dar
una
salida normal a las
expe-
riencias vividas.
Por otra parte, las
conductas de evitación desempeñan un papel
muy
importante
en
las limitaciones experimentadas
por
las víctimas.
¿ or
qué víctima s femenino y agresor masculino
Además rehuir las situaciones y los lugares relacionados directa o
Tratamiento de las víctimas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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I
de
indirectamente
con
el
suceso como
salir a la calle, tratar
con personas
desconocidas, viajar o
quedarse
a solas
n
casa), resulta
aún
más pro-
blemática para las personas afectadas la tendencia a evitar las conversa-
ciones
sobre
lo ocurrido, incluso
con
las
personas
más allegadas, y
hasta los pensamientos relacionados
con
el tema.
De este modo,
mu-
chas víctimas prefieren sufrir solas
estos
dolorosos
recuerdos
sin com-
partirlos
con
otras personas
como
consecuencia
de
la actitud evitativa y
del temor a la reexperimentación y
con
el temor de haberse convertido
n seres anormales o extraños.
Al
mismo
tiempo que
las conductas
de
evitación, la víctima
puede
sufrir
embotamiento afectivo -disminución de
su capacidad
de res
puesta,
es
decir,
una
especie de anestesia emocional--, qu
le dificulta,
entre
otros aspectos, la expresión
de
las manifestaciones
de
ternura, lo
qu supone un
obstáculo
n
las relaciones de intimidad.
El bloqueo
emocional es un caparazón, a
modo
de escudo, para protegerse de los
recuerdos
traumáticos. Por paradójico
qu
pueda
parecer, los síntomas
experimentados
por
la víctima
suponen
un
intento
(eso
sí, fallido)
de
adaptarse a la
nueva
situación. En concreto, la evitación y el embota-
miento emocional intentan prevenir futuros
daños
que
le
podrían
ocu-
rrir a la
persona
afectada si se implicase de
nuevo n una
vida activa y
recuperase la confianza
n las personas.
Además, las personas afectadas
se
encuentran permanentemente
en
un estado de alerta y sobresaltadas,
presentan dificultades
de
concentra-
ción
n
las tareas cotidianas,
se
muestran irritables y tienen problemas
para conciliar el sueño. Por ello, tienden a sentirse desbordadas
por
los
acontecimientos cotidianos y a estar persuadidas
de que
ya
nada
está
bajo su control. Un estado permanente de alerta lleva al agotamien to por-
que,
además
de
estar alterado el sueño, todos los sentidos
de
la víctima
están atentos sin descanso a los posibles peligros
de
la vida cotidiana.
Asimismo,
muchas
víctimas
de sucesos
traumáticos,
además
de
mos-
trar niveles altos
de
ansiedad,
presentan
una
elevada frecuencia
e
in-
tensidad de síntomas depresivos, tales
como
tristeza, llanto,
desgana
para
realizar actividades cotidianas o
para
relacionarse
con
otras perso-
nas o
pérdida de
apetito.
De
esta forma, las
personas
deprimidas
pue
den decirse
a sí mismas
de
forma reiterativa frases
como
las siguientes:
no
tengo
ganas
de hacer
nada»,
ya no
m
importa nada»,
me
siento
vacía»,
etc.
Por último, las situaciones especialmente traumáticas, sobre
todo
aquellas
n
que la víctima se
ha
sentido
degradada
y humillada,
tienen
efectos devastadores sobre su autoestima. La víctima
puede
verse a sí
misma
como
despreciable (incluso culpable) y, lo
que es
peor, sentirse
dañada de
forma irreversible.
Es
lo
qu ocurre
a
veces n
los casos
de
abuso
sexual n la infancia o de violencia contra la pareja.
7 3 FACTORES DE VULNERABILIDAD
DE
PROTECCiÓN
Hay sucesos
traumáticos,
como
las agresiones sexuales o la violen-
cia contra la pareja, que,
por
desgracia, afectan a
un grupo
relativa-
mente numeroso de personas. Algunas víctimas
quedan
marcadas de
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
por
vida
y
presas
del
rencor,
de
la amargura o, simplemente,
del
des
T
Tratamiento de las víctimas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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ánimo, llevan
una
vida anodina y sin ilusión; otras, tras
una
reacción
psicológica intensa,
son
capaces
de
hacer frente al dolor, de readaptar
se parcialmente a la situación y
de
atender a sus necesidades inmedia
tas; y hay otras,
por
último, que sacan fuerzas de flaqueza,
prestan
atención
a los aspectos positivos
de
la realidad,
por pequeños que
és
tos sean, y
son
incluso capaces
de embarcarse
en proyectos
de
futuro
ilusionantes.
Lo anteriormente
expuesto es un
reflejo
de
la variabilidad de las
respuestas humanas. No
hay una
secuencia fija
de
respuestas específi
cas ante estímulos determinados. Por decirlo en otras palabras, la es
tructura del
suceso
traumático explica los daños provocados
por
el
prim er golpe. Pero es la significación
que
ese
hecho
tiene en la persona,
así
como
el
apoyo
social recibido, lo
que puede
explicar los efectos
más o
menos
devastadores del segundo golpe
que es
el que realmente
provoca
el trauma.
Personalidades resistentes al estrés
Como
se
puede
observar
en
la vida cotidiana,
hay personas que se
muestran resistentes a la aparición
de
síntomas clínicos tras la experi
mentación
de un
suceso vital
muy
negativo. Ello
no
quiere decir que
no
sufran
un dolor
subclínico ni
que no tengan
recuerdos desagradables,
sino que, a
pesar de
ello,
son
capaces
de hacer
frente a la vida cotidia
na
y
pueden
disfrutar
de
otras experiencias positivas.
Las
personalidades resistentes al estrés
se
caracterizan
por
el control
emocional,
una
autoestima adecuada,
unos
criterios morales sólidos,
un
estilo
de
vida equilibrado,
unas
aficiones gratificantes,
una
vida social
estimulante,
un mundo
interior rico y
una
actitud positiva ante la vida.
Todo
ello posibilita
echar mano de
los recursos disponibles
para hacer
frente
de
forma
adecuada
a los sucesos negativos vividos,
superar
las
adversidades y aprender
de
las experiencias dolorosas, sin renunciar
por
ello a sus metas vitales
.
Este tipo
de
personalidad funciona
como
un
amortiguador o
como una
vacuna protectora
que
tiende a debilitar
la respuesta
de
estrés tabla 7.3).
Por otra parte,
con
el estado
de ánimo
ocurre lo
que sucede con
el
peso: que
es
bastante estable a lo largo
de
la vida. Por ello,
en
el caso
de
las
personas
optimistas que sufren
un suceso
traumático o
una
pér
dida,
tienden
a
mantener
el estado
de ánimo
positivo, más allá del
dolor
intenso,
pero
pasajero,
que un
acontecimiento
de ese
tipo
pueda
pro-
TABLA
7 3
Personalidades resistentes l estrés
• Control
de
las emociones y valoración positiva
de uno
mismo.
• Estilo
de
vida equilibrado.
• Apoyo social y participación
en
actividades sociales.
• Implicación activa
en
el proyecto
de
vida profesión, familia, actividades
de
voluntariado, etc.).
• Afrontamiento
de
las dificultades cotidianas.
• Aficiones gratificantes.
• Sentido del humor.
• Actitud positiva ante la vida.
• Aceptación
de
las limitaciones personales.
• Vida espiritual.
FUENTE:
Echeburúa,
2004.
vocarles.
Es
decir, mantienen la capacidad personal
de
dar sentido a sus
experiencias
en
el contexto
de
un
proyecto vital previo.
No resulta siempre fácil predecir la reacción
de un ser humano
con
creto ante
un
acontecimiento traumático. C onocer la respuesta
dada
por
esa persona ante los sucesos negativos vividos anteriormente ayuda a
realizar esa predicción. e este modo se
puede
averiguar si una perso
na es resistente al estrés o, en el extremo opuesto, si se derrumba emo-
cionalmente
con
facilidad ante las contrariedades sufridas.
Factores de vulnerabilidad al trauma
Hay
personas que son muy
sensibles
y por
ello, les afectan
de
forma
especial los
hechos que
les ocurren,
por
insignificantes que éstos sean.
Estas
personas están
predispuestas a
tener una
respuesta más exagera
da
e intensa
que
otras ante
una
misma adversidad. En este sentido, la
mayor o
menor
repercusión psicológica
de un
suceso traumático
en
una persona depende de
su vulnerabilidad psicológica
que
se refiere
a la precariedad del equilibrio emocional, y
de
su vulnerabilidad bioló-
gica que surge
de
forma innata y que está relacionada
con un menor
umbral
de
activación psicofisiológica. Ambos tipos
de
vulnerabilidad
pueden
amplificar, a
modo
de
caja
de
resonancia, el
daño
psicológico
de
las contrariedades sufridas.
En algunas
personas
la baja autoestima y
el
desequilibrio emocional
preexistente, sobre
todo
si
van acompañados de un
cierto aislamiento
social, agravan el impacto psicológico del suces o traumático.
e
hecho,
¿Por qué víctima s femenino y agresor masculino
ante adversidades similares unas personas presentan
un
afrontamiento
ratamiento de
las
víctimas
Pero los factores psicosociales
desempeñan
también un papel muy
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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adaptativo y
< >tras quedan
profundamente traumatizadas. En realidad,
ocurre
como
con los terremotos: las viejas casas
de
madera o
de adobe
se
desmoronan; sin embargo, en los edificios
de
cemento sólo
se
rom-
pen los cristales.
Desde una perspectiva psicológica, un nivel bajo de inteligencia so-
bre
todo, cuando hay un historial de fracaso escolar), una personalidad
poco
equilibrada y
una
mala adaptación a los cambios, así
como
una
sensación
de
fatalismo y
una
percepción
de
lo sucedido como algo ex-
tremadamente grave e irreversible, debilitan la resistencia a las frustra-
ciones y contribuyen a generar una sensación de indefensión y de des-
esperanza. Estas personas cuentan con muy poca confianza en los
recursos psicológicos propios para hacerse con el control de la situa-
ción. La fragilidad emoci onal
se
acentúa
cuando hay
un historial como
víctima
de
delitos violentos o
de
abuso,
cuando hay un
estrés acumula-
tivo,
cuando hay
antecedentes psiquiátricos familiares y cuando
hay un
divorcio
de
los padres antes
de
la adolescencia
de
la víctima.
TABLA
7 4
Factores de vulnerabilidad personal ante un suceso
traumático
• Historia
de
victimización en la infancia abuso
sexual, malos tratos, etc.).
• Antecedentes
de
otros sucesos traumáticos
en
el
pasado.
• Elevado
grado de
neuroticismo.
• Baja resistencia al estrés.
• Escasos recursos
de
afrontamiento.
• Mala adapta ción a los cambios.
• Inestabilidad emocional previa.
• Trastornos psiquiátricos anteriores trastornos
adictivos, del e stado de ánimo,
de
ansiedad, de
personalidad, etc.).
• Rigidez cognitiva o personalidad obsesiva.
• Falta
de
apoyo
familiar.
• Falta
de
apoyo social.
• Falta
de
apoyo institucional.
importante. Así por ejemplo, un
apoyo
social próximo insuficiente y la
escasa implicación en relaciones sociales y en actividades lúdicas difi-
cultan la recuperación del trauma.
El
principal antídoto contra la pena
es poder compartirla. Pero tambi én
es
importante la influencia del apo-
yo social institucional es decir, del sistema judicial,
de
la policía o de
los medios de comunicación tabla 7.4).
En síntesis, las estrategias
de
afrontamiento disponibles tabla 7.5),
junto con las consecuencias físicas, psicológicas y sociales del suceso
ocurrido, configuran la mayor o menor resistencia al estrés
de
la víctima.
TABLA 7 5
Estrategias de afrontamiento
ante
un suceso
traumático
• Aceptación del hecho y resig-
nación.
• Experiencia compartida del dolor
y
de
la pena.
• Reorganización del sistema fami-
liar y
de
la vida cotidiana.
• Reinterpretación positiva del suce-
so hasta donde ello es posible).
• Establecimiento de nuevas metas
y relaciones.
• Búsqueda de apoyo social.
• Implicación
en grupos
de
autoa-
yuda
o
en
ONG.
FUENTE:
Echeburúa, 2004.
• Anclaje
en
los recuerdos y plan-
teamiento
de
preguntas sin res-
puesta.
• Sentimientos
de
culpa.
• Emociones negativas
de
odio
o
de
venganza.
• Aislamiento social.
• Implicación voluntaria en proce-
sos
judiciales.
• Consumo excesivo
de
alcohol o
de
drogas.
• Abuso
de
fármacos.
7 4 ASISTENCIA PSICOLÓGICA
¿Cuándo se
requiere
tratamiento?
Hay personas
que han
sufrido un suceso traumático y que, sin em-
bargo,
no
necesitan un tratamiento psicológico ni farmacológico.
El
equilibrio psicológico previo, el transcurso del tiempo, la atenció n pres-
tada a los requerimientos
de
la vida cotidiana y el
apoyo
familiar y so-
cial contribuyen muchas veces a digerir el trauma. De este modo , estas
¿Por
qué víctima es femenino y
agresor masculino?
personas, aun con sus altibajos emocionales y con sus recuerdos dolo-
ratamiento
de
las
víctimas
ratamiento psicológico
posterior
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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rosos, son capaces de trabajar, de relacionarse con otras personas, de
disfrutar de la vida diaria y de implicarse en nuevos proyectos.
Por el contrario, otras personas se encuentran atrapadas por el suce-
so sufrido, no recuperan sus constantes biológicas en relación con el
sueño y el apetito, viven atormentadas con
un
sufrimiento constante,
tienen dificultades para controlar sus emociones y sus pensamientos, se
aíslan socialmente y se muestran incapaces
de
hacer frente a las exigen-
cias de la vida cotidiana, adoptando a veces conductas contraproducen-
tes, tales como implicarse en bajas prolongadas, beber en exceso, co-
mer más o menos de la cuenta o automedicarse. Son estas personas las
que, al sentirse desbordadas
por
el trauma, requieren
una
ayuda espe-
cífica psicológica
y en
algunos casos, también farmacológica.
Entre estas víctimas necesitadas de ayuda se encuentran especial-
mente aquellas
que
cuentan
con
antecedentes psicopatológicos, que
han
sufrido secuelas graves por ejemplo, tras
un
intento
de
homicidio
por
parte
de
la pareja),
que
se sienten solas,
que
tienen hijos
pequeños
a su cargo, que
quedan en
unas condiciones económicas precarias o
que son inmigrantes en una situación irregular o inestable.
ntervención
en
crisis inmediata
En los días posteriores al suceso traumático las víctimas pueden bene-
ficiarse de una intervención psicológica temprana, que puede ser pro-
porcionada
en
las Oficinas
de
Atención a la Víctima,
con
el objetivo
de
hacer
una
evaluación inicial y tomar las primeras medidas inmediatas.
En concreto, este tipo
de intervención tiene los siguientes objetivos:
a evaluación inicial del daño psicológico, de las variables facilitadoras
del trauma factores predisponentes, precipitantes y mantenedores), del
grado
de
resistencia al estrés,
de
las estrategias
de
afrontamiento y,
en
definitiva, del grado
de
vulnerabilidad ante el suceso traumático; b in-
tervención
en
crisis
que
permita hacer frente a los síntomas más inme-
diatos y establecer unas medidas de higiene psicológica, basadas en la
regularización
de
la comida y del sueño, en la recuperación
de
las ruti-
nas
de
la vida cotidiana y
en
la expresión compartida
de
los sentimien-
tos experimentados con amigos y familiares, y e derivación a aquellas
víctimas
que
muestren
una
mayor vulnerabilidad a padecer
una
cronifi-
cación
de
los síntomas a programas terapéuticos más especializados,
como,
por
ejemplo, los ofrecidos
por
los centros de salud mental.
De este modo, se
puede
prevenir, al menos en muchos casos, la apa-
rición o cronificación
de
trastornos mentales severos.
Más allá
de
la asistencia inmediata,
una
víctima de
un
suceso traumá-
tico sólo
debe
buscar ayuda terapéutica cuando las reacciones psicoló-
gicas perturbadoras duran más de cuatro a seis semanas, cuando hay
una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano fami-
lia, trabajo o escuela) o cuando la persona se siente desbordada
por
sus
pensamientos, sentimientos o conductas.
Otra indicación
de
la conveniencia
de
la terapia es la negativa
de
la
víctima a hablar con nadie del trauma y la carencia de
un
apoyo social,
bien porque sea ella misma la que se aísle por ejemplo, para evitar el
sufrimiento que le produce hablar de lo ocurrido, para no molestar a las
demás personas con sus problemas o porque su estado anímico se en-
cuentra bajo mínimos), bien porque las personas de su entorno la evi-
ten. En estos casos se corre el riesgo
de un
aislamiento emocional re-
laciones íntimas) y social red social de apoyo).
Sin embargo, muchas personas necesitadas de terapia pueden mos-
trarse reacias a buscar ayuda profesional. En cierto modo, recurrir a
un
tratamiento puede suponer para la persona afectada reconocer una
cierta debilid d personal.
El
cambio brusco
de una
situación
de
norma-
lidad habitual a ser víctima de
un
suceso traumático puede dificultar,
paradójicamente, la búsqueda de ayuda terapéutica, que, en cierto
modo, supone el reconocimiento de la incapacidad por sí misma para
superar unas circunstancias adversas.
bjetivos del
tratamiento
Los objetivos fundamentales de la terapia, que debe adaptarse a las
necesidades específicas de cada víctima, son proporcionar alivio inme-
diato a los síntomas más graves lo cual puede ser conseguido, a veces,
por los psicofármacos), hacer frente al trauma y restaurar
en
la víctima
el sentido básico
de
seguridad
en
el
mundo
y
en
las personas, así como
facilitar su reintegración social en el contexto comunitario.
El plan de tratamiento se debe diseñar de forma escalonada con
arreglo a una jerarquía de necesidades. En primer lugar, se trata de ha-
cer frente a los síntomas
más
graves, tales como el insomnio, las pesa-
dillas, la ansiedad intensa o el humor depresivo. En segundo lugar, hay
que
abordar el núcleo del trauma reexperimentación del suceso ocu-
rrido, conductas de evitación y reacciones de sobresalto). Y por último,
se trata de regular las emociones, de recobrar la autoestima y
de
recu-
perar la confianza
en
las demás personas.
¿Por
qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
personas, aun con sus altibajos emocionales y con sus recuerdos dolo-
ratamiento de las
víctimas
ratamiento psicológico
posterior
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rosos, son capaces de trabajar,
de
relacionarse con otras personas, de
disfrutar
de
la vida diaria y
de
implicarse
en
nuevos proyectos.
Por el contrario, otras personas se encuentran atrapadas
por
el suce-
so
sufrido, no recuperan sus constantes biológicas
en
relación con el
sueño y el apetito, viven atormentadas con
un
sufrimiento constante,
tienen dificultades para controlar sus emociones y sus pensamientos, se
aíslan socialmente y se muestran incapaces
de
hacer frente a las exigen-
cias
de
la vida cotidiana, adoptando a veces conductas contraproducen-
tes, tales como implicarse
en
bajas prolongadas, beber
en
exceso, co-
mer más o menos de la cuenta o automedicarse. Son estas personas las
que, al sentirse desbordadas por el trauma, requieren una ayuda espe-
cífica psicológica
y
en algunos casos, también farmacológica.
Entre estas víctimas necesitadas de ayuda se encuentran especial-
mente aquellas que cuentan con antecedentes psicopatológicos, que
han sufrido secuelas graves por ejemplo, tras
un
intento de homicidio
por parte de la pareja), que se si enten solas, que tienen hijos pequeños
a su cargo, que quedan en unas condiciones económicas precarias o
que son inmigrantes
en
una situación irregular o inestable.
ntervención
en
crisis
inmediata
En los días posteriores al suceso traumático las víctimas
pueden
bene-
ficiarse de una intervención psicológica temprana, que puede ser pro-
porcionada en las Oficinas
de
Atención a la Víctima, con el objetivo de
hacer una evaluación inicial y tomar las primeras medidas inmediatas.
En concreto, este tipo de intervención tiene los siguientes objetivos:
a evaluación inicial del daño psicológico, de las variables facilitadoras
del trauma factores predisponentes, precipitantes y mantenedores), del
grado de resistencia al estrés, de las estrategias de afrontamiento y,
en
definitiva, del grado de vulnerabilidad ante el suceso traumático; b in-
tervención
en
crisis
que
permita hacer frente a los síntomas más inme-
diatos y establecer unas medidas de higiene psicológica, basadas en la
regularización
de
la comida y del sueño, en la recuperación de las ruti-
nas de la vida cotidiana y en la expresión compartida de los sentimien-
tos experimentados con amigos y familiares, yc) derivación a aquellas
víctimas que muestren una mayor vulnerabilidad a padecer una cronifi-
cación de los síntomas a programas terapéuticos más especializados,
como, por ejemplo, los ofrecidos por los centros de salud mental.
De este modo, se puede prevenir, al menos
en
muchos casos, la apa-
rición o cronificación de trastornos mentales severos.
Más allá de la asistencia inmediata, una víctima de
un
suceso traumá-
tico sólo debe buscar ayuda terapéutica cuando las reacciones psicoló-
gicas perturbadoras duran más
de
cuatro a seis semanas, cuando hay
una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano fami-
lia, trabajo o escuela) o cuando la persona se siente desbordada por sus
pensamientos, sentimientos o conductas.
Otra indicación
de
la conveniencia
de
la terapia
es
la negativa
de
la
víctima a hablar con nadie del trauma y la carencia de
un
apoyo social,
bien porque sea ella misma la que se aísle por ejemplo, para evitar el
sufrimiento que le produce hablar de lo ocurrido, para no molestar a las
demás personas con sus problemas o porque su estado anímico se en-
cuentra bajo mínimos), bien porque las personas de su entorno la evi-
ten. En estos casos se corre el riesgo de
un
aislamiento emocional re-
laciones íntimas) y social red social de apoyo).
Sin embargo, muchas personas necesitadas de terapia pueden mos-
trarse reacias a buscar ayuda profesional. En cierto modo, recurrir a un
tratamiento puede suponer para la persona afectada reconocer una
cierta
debilid d
personal.
El
cambio brusco
de una
situación
de
norma-
lidad habitual a ser víctima de
un
suceso traumático puede dificultar,
paradójicamente, la búsqueda
de
ayuda terapéutica, que,
en
cierto
modo, supone el reconocimiento de la incapacidad por sí misma para
superar unas circunstancias adversas.
bjetivos del tratamiento
Los objetivos fundamentales de la terapia, que debe adaptarse a las
necesidades específicas de cada víctima, son proporcionar alivio inme-
diato a los síntomas más graves lo cual
puede
ser conseguido, a veces,
por
los psicofármacos), hacer frente al trauma y restaurar
en
la víctima
el sentido básico
de
seguridad
en
el
mundo
y
en
las personas, así como
facilitar su reintegración social en el contexto comunitario.
El plan de tratamiento se debe diseñar de forma escalonada con
arreglo a
una
jerarquía
de
necesidades. En primer lugar, se trata
de
ha-
cer frente a los síntomas más graves, tales como el insomnio, las pesa-
dillas, la ansiedad intensa o el humor depresivo. En segundo lugar, hay
que
abordar el núcleo del trauma reexperimentación del suceso ocu-
rrido, conductas de evitación y reacciones de sobresalto). Y por último,
se trata de regular las emociones, de recobrar la autoestima y de recu-
perar la confianza
en
las demás personas.
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
Asimismo,
hay
veces
en
que el objetivo prioritario inicial
puede
ser
Tratamiento de las víctimas
erapia
de
exposi ión a
los
re uerdos traumáticos
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 98/137
abordar
problemas actuales o condiciones vitales adversas
con
el fin
de
frenar la reactivación o exacerbación del trauma o de
hacer
frente a
estrategias defectuosas
para
superarlo
por
ejemplo, el abuso
de
alco-
hol). Otras veces adquieren una prioridad terapéutica otros trastornos
mentales relacionados que requieren una intervención inmediata,
como
ocurre
en
los casos
de depresión
grave,
con
tendencias suicidas,
de
al-
coholismo o
de
grave fractura familiar. Sólo
después de
conseguido
este objetivo al menos, parcialmente) se
puede
enfocar el trauma
en
sí
mismo.
jes del tratamiento
Un requisito previo a cualquier intervención terapéutica es garanti-
zar la seguridad
de
la víctima.
Cuando
el
suceso
traumático
es
prolon-
gado
y
perdura
actualmente
como
ocurre, frecuentemente,
en
los ca-
sos
de abuso
sexual
en
la infancia o
de
violencia contra la pareja), la
etapa
inicial del tratamiento consiste
en
establecer
un
marco
de
seguri-
dad
y
de
exención de riesgos. Sólo después
de que se
haya garantizado
esta premisa,
con
las medidas familiares, sociales o judiciales precisas,
puede
iniciarse
propiamente
el tratamiento psicológico.
En el tratamiento del trauma, y al
margen de
las técnicas concretas
utilizadas,
desempeña un papel
fundamental la capacidad empática del
terapeuta,
mucho
más
que en
otros
problemas
clínicos,
porque
de
lo
que se
trata
es de
restablecer
en
la víctima la confianza
perdida en
el
ser
humano y de
generar
una esperanza en el futuro.
Lo
fundamental
,
es
eliminar el resentimiento del
corazón porque,
si no,
una persona
vive tiranizada
por
el rencor. La
mordedura de
la serpiente
no
mata; lo
que mata
es
el veneno odio) que deja dentro.
Por
otra parte, cualquiera que
sea
el tratamiento utilizado, un ele-
mento
fundamental previo es el
componente
psicoeducativo. Se trata
de
mostrar a la víctima las respuestas psicológicas habituales ante un
suceso
traumático,
es
decir,
de
hacerle
ver
las reacciones emocionales
normales miedo, malestar emocional, pesadillas, etc.) que
suelen
sur-
gir ante
una
situación norm l suceso traumático).
A continuación
se comentan
las principales estrategias
de
interven-
ción dirigidas a la superación
de un
trauma. Sin embargo,
no hay que
olvidar que el tratamiento
debe
ir
enfocado
también a otras alteraciones
suscitadas
por
el
suceso
vivido
por
ejemplo, dificultades en la regula-
ción
de
emociones o problemas
en
las relaciones interpersonales).
El
aspecto más dolor oso del trauma es, sin duda, revivir intensamen-
te, con frecuencia y
de
forma involuntaria la experiencia sufrida. No se
trata
de un mero
recuerdo, sino
de unas
vivencias, a
un
nivel cognitivo
y emocional, que se agolpan
en
la
mente
y que
vienen acompañadas
de una
intensa excitación psicofisiológica. Por
mucho
que la víctima
se
esfuerce
por
apartarlas
de
su mente, las vivencias vuelven
una
y otra
vez,
con
más fuerza incluso.
En este sentido, la terapia
de
exposición a los estímulos traumáticos
es
la más adecuada
para
superar estos síntomas de reexperimentación.
De
esta forma, exponerse a las imágenes del suceso traumático bajo el
control del terapeuta
ayuda
a digerir emocionalmente el atracón
de
vi-
vencias que
una persona ha
sufrido.
Así
recordar y verbalizar lo ocurri-
do en un
ambiente
de
apoyo facilita la transformación
de
las imágenes
caóticas y fragmentadas del trauma, mantenidas en la memoria emocio-
nal
en
sucesos
ordenados
espacial y temporalmente bajo el control
de
la memoria verbal. En cierto
modo, se
trata
de poner nombre
a lo que
la víctima
ha
vivido y
de
guardar los recuerdos
en
el archivador corres-
pondiente para
que
la
persona
pueda
ejercer
un
cierto control sobre
ellos.
Es
en este
proceso de
transformación de las vivencias
en
recuer-
dos y
en
la integración
adecuada de
éstos, ya digeridos, en la biografía
de l
persona cuando la víctima
puede
experimentar un alivio
de
los
síntomas y una recuperación
de
la capacidad
de
control. Además, me-
diante la exposición correcta a los estímulos traumáticos, se logra des-
activar la estructura cognitiva del
miedo
y
aumentar
la habilidad de la
víctima
para
pensar y hablar sobre lo ocurrido.
La víctima recibe las siguientes instrucciones del terapeuta:
¿ or qué víctima
es
femenino y agresor masculino
Tratamiento de las víctimas
se
en
nuevos
proyectos, y,
por
ello,
tienden
a evitarlas sistemáti
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Sin embargo,
hay
víctimas
que
se resisten a llevar a
cabo
esta tarea
.
por
ejemplo:
«no
quiero volver a contar la misma historia>, porque,
en
algunos casos,
puede
resultarles
muy
dolorosa.
La
calidad
de
la relación
terapéutica entre terapeuta y víctima
desempeña un papel muy
impor
tante
en
este asunto. Comenzar la exposición en presencia del terapeu
ta contribuye a
~ e d u i r
el malestar
de
la víctima y a alejar las posibles
expectativas amenazantes.
La
confrontación
con
los pensamientos o imágenes temidos se reali
za
de
forma gradual,
de menor
a
mayor grado de
dificultad. Se comien
za
por
llevarla a
cabo en
el contexto seguro
de
la sesión terapéutica. En
primer lugar, se
expone
a la víctima a los estímulos cognitivos temidos
más simples
de
la jerarquía
de
situaciones aversivas
que
se
ha
estable
cido previamente
con
ella y se graba
en audio
la exposición,
que
sólo
termina
cuando se
reduce significativamente el
grado
de
malestar. Se
puede
a veces facilitar la evocación
de
los recuerdos
con
la exposición
en vivo
a estímulos relacionados,
por
ejemplo llevando la misma
ropa
que cuando
ocurrió la agresión sexual o
leyendo
o viendo la víctima
recortes
de
periódico,
en
el caso
de que
los haya, relacionados
con
el
suceso.
En resumen, mediante la terapia
de
exposición se intenta sustituir la
reexperimentación por
el
recuerdo no es
lo mismo
revivir que recor-
dar ,
se diferencia entre el
suceso
traumático y otros acontecimientos
que son similares,
pero
que
no son
peligrosos, y además se consigue
que muchos
de
los síntomas
de
hiperactivación disminuyan
en
frecuen
cia e intensidad.
ratamiento de
l s
conduct s de evit ción
Las víctimas
experimentan numerosos temores
a las situaciones
de
la vida cotidiana, como,
por
ejemplo, afrontar
problemas en el
tra
bajo, salir solas a la calle, relacionarse socialmente, viajar o implicar-
camente.
Como
resultado
del suceso
traumático, la víctima
puede
comenzar a
considerar
peligrosas circunstancias
que
incluso
no
es
tán
relacionadas directamente
con
el acontecimiento vivido. La evita
ción de unas
situaciones
que son
habituales
en
la vida
de
cualquier
persona
puede
ofrecer
un
alivio momentáneo a la persona afectada.
Sin embargo, esta evitación contribuye a mantener y
extender
las
con-
ductas
de
temor, a limitar la eficacia
de
las estrategias
de
afrontamien
to utilizadas y,
en
último término, a reducir la calidad
de
vida
de
la
víctima.
En estos casos la terapia de exposición en vivo
es
la más indicada
para superar
las conductas
de
evitación. Este tratamiento consiste
en
primer lugar,
en
detectar las conductas positivas evitadas
por
la víc¡ima
y,
en segundo
lugar,
en
enfrentarle
de
forma repetida y prolon gada a la
mayor parte posible
de
los
componentes de
la configuración estimular
ansiógena.
Una vez delimitado el perfil de evitación
de
la víctima, la práctica
gradual es
la forma más
adecuada de
llevar a
cabo
este tratamiento. Los
objetivos
de
la práctica
son
aquellas situaciones y estímulos
que
la víc
tima
teme
o evita y
que
le
crean
dificultades
en
su vida cotidiana. Las
tareas
de
la práctica
son
los pasos concretos
para
conseguir esos obje
tivos.
La
víctima comie nza practicando tareas sencillas,
que
le infunden
confianza
en
sí misma,
para
enfrentarse progresivamente
con
otras más
complejas.
ratamiento
de los síntom s de hiper ctiv ción
Los síntomas
de
hiperactivación
mantienen
a la víctima
en un
estado
de
alerta permanente e interfieren negativamente en su vida cotidiana.
Así, la víctima
puede
encontrarse sobresaltada constantemente, mos
trarse irritable,
tener
dificultades
para
dormir,
permanecer
vigilante ant e
cualquier estímulo,
por
insignificante
que
sea, y sentirse
en
la necesidad
imposible
de
controlar
todo
lo
que
está a su alrededor.
Muchos de estos síntomas
pueden
disminuir mediante la exposición
en vivo y en imaginación a los estímulos evitados, tales como pensa
mientos, imágenes, personas, lugares o incluso conversaciones vincula
das al suceso. Asimismo se
pueden
utilizar otro tipo de técnicas para
reducir la ansiedad,
como
son
el control
de
la respiración, la relajación
muscular y la relajación mental mediante la utilización
de
imágenes
tranquilizadoras.
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
or
otra parte, existen múltiples síntomas tanto
del
trastorno
de
es
TABLA 7 6
ratamiento de las víctimas
{continu ción}
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 100/137
trés postraumático disminución
del
interés
por
actividades
que
ante
riormente resultaban gratificantes, anestesia emocional o ira)
como de
otros cuadros clínicos sintomatología ansiosa y depresiva)
que pueden
requerir
una
intervención complementaria. En la tabla 7.6
se exponen
esquemáticamente los as pectos psicopatológicos y las posibles técnicas
que
se
pueden
emplear.
TABLA
7 6
Ejes principales del tratamiento
Recuerdos traumáticos.
Conductas
de
evitación y embota
miento afectivo.
• Terapia
de
exposición
en
imagina
ción a pensamientos, imágenes y
percepciones.
• Terapia
de
exposición en vivo a las
conductas evitadas p. ej., conver
saciones, actividades, lugares, per
sonas, etc.).
• Dar pasos graduados hacia el mun
do
exter ior p. ej., salir a la calle
regularmente, saludar a las perso
nas conocidas, hablar de sí mismo,
esforzarse
por
compartir las alegrías
colectivas, etc.).
• Expresar emociones
de
forma pro
gresiva, a partir
de un entorno
se
guro.
Sensación
de
acortamiento del fu- • Proyección hacia el futuro p. ej.,
turo. planificación realista
de
actividades
y
de
relaciones interpersona1es, vi
sualización
de
cambios positivos en
el
futuro, etc.).
Ansiedad e hiperactivación. • Control
de
la respiración.
• Relajación muscular y mental.
Ideas distorsionadas sobre la pro
babilidad
de
sufrir
de
nuevo el su
ceso traumático, miedo a la locura
o a perder el control, etc.
Control
de
la ansiedad/estrés y
de
la sintomato10gía depresiva.
Control
de
la ira.
Pérdida
de
la confianza personal e
interpersonal.
Déficit de autoestima.
FUENI E: Echeburúa, 2004.
• Reestructuración cognitiva.
• Información
sobre
las respuestas
psicológicas habituales ante un su
ceso
traumático.
• Exposición
en
imaginación y
en
vivo a los recuerdos, pensamientos,
sensaciones corporales, lugares,
personas, etc.
• Reestructuración cognitiva.
• Relajación.
• Implicación
en
actividades gratifi
cantes.
• Explicación del proceso
de
escala-
da de
la ira.
• Suspensión temporal.
• Distracción cognitiva.
• Entrenamiento
en
autoinstrucciones.
• Reeva1uación cognitiva norma lizar
los esquemas cognitivos automáti
cos y catastrofistas que se producen
tras las situaciones traumáticas).
• Atención selectiva a los recursos
psicológicos
que
la víctima posee.
• Autova10ración objetiva
en
diferen
tes áreas relaciones interpersona
les, salud, forma
de
ser, etc.).
• Autoaceptación.
• Implicación
en
metas realistas, etc.
7 5 INDICADORES
POSITIVOS
NEGATIVOS
DE RECUPERACiÓN
Indicadores positivos
En el caso
de que
la víctima haya recibido
un
tratamiento psicológi
co, la recuperación es más probable cuando hay
una
asistencia constan
te a las sesiones
de
tratamiento y
cuando se
llevan a
cabo
de
forma
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
regular las prescripciones terapéuticas. Ocurre, a veces, que las víctimas
Tratamiento de las víctimas
TABLA
7 7
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 101/137
con un
mejor funcionamiento completan el tratamiento, mientras
que
las que están más necesitadas
de
él lo abandonan.
Una primera señal de recuperación básica es
que
la persona recobre
las constantes biológicas en relación
con
el sueño y el apetito. Asimis
mo
un indicador positivo del proceso
de
mejoría
de
la víctima es cuan
do
se recupera la expresión verbal
de
los sentimientos y se
pone
orden
en
el caos
de
las imágenes y recuer dos del suceso traumático. A veces,
y más allá
de
las palabras,
l
reaparición
de
expresiones
de
afecto ges
tuales, como sonrisas, o físicas, como abrazos o besos, es
una
señal
de
recuperación.
Más allá de cambios espectaculares, la recuperación está presente
cuando la víctima
aumenta
la cantidad y calidad de las actividades gra
tificantes y se implica
en una
dieta regular
de
placeres y deleites sim
ples: una compañía agradable,
una
comida sabrosa,
una
lectura intere
sante,
un
paseo
por
el parque o al borde
del
mar, un espectáculo
entretenido, una música grata,
una
charla
amena
o
una
risa a pierna
suelta.
Todo
ello contribuye a imprimir
un
significado más positivo a la
vida
de una
persona.
De
este
modo
la víctima
comienza
a
recobrar
la
capacidad
de
sor
prenderse y a mirar lo de
siempre con
ojos nuevos, a
poner
interés
en
las actividades
que
se
hacen
cada día y a fijarse unas metas concre
tas
que es posible
conseguir. Ver el lado positivo
de
la realidad ayu
da a
una
persona a
desembarazarse de
las
espinas de
la vida cotidia
na.
El
objetivo
fundamental es aprender
a orregir la mirada para
centrarse en los recuerdos agradables y en la parte positiva
de
la rea
lidad.
Otra muestra
de recuperación es que
la persona
se
implique
en
conductas
altruistas y
de
ayuda a los demás. Este tipo
de compor-
tamientos, además
de
ser un medio para mantener relaciones afectuo
sas, comunicarse y convivir
con
otras
personas ayuda
a
aumentar
la autoestima y distrae a la víctima
de
su propio dolor,
con una
me
joría
en
otros síntomas, como
dormir
mejor o sufrir menos
de
an
siedad.
En definitiva,
un
trauma se
supera
cuando la persona, aun
con
dolor,
es
capaz
de
integrar el suceso traumático como algo
pasado
que forma
parte
de
su historia personal, sin la presencia excesiva de emociones
negativas como odio, rabia o impotencia),
es
capaz
de
vivir
con
nor
malidad el día a día y utiliza unas estrategias
de
afrontamiento positivas
tabla 7.7).
Indicadores positivos negativos
de
recuperación
ante
un suceso
traumático
/
Acudir con asiduidad a las sesiones
de
tratamiento y seguir las prescrip-
ciones terapéuticas.
/
Recobrar las constantes biológicas
en
relación
con
el
sueño
y el apetito.
/ Recuperar la expresión verbal de los sentimientos.
/ Reaparecer las expresiones de afectos gestuales.
/ Aumentar la cantidad y calidad de las actividades e implicarse en
una
dieta regular de placeres
y
deleites simples.
/ Recuperar la capacidad
de sorprenderse
y mirar lo
de
siempre con ojos
nuevos.
/ Poner interés en las actividades que se hacen cada día.
/ Fijarse
unas
metas concretas que sean posibles
de
conseguir.
/ Ayudar a los demás y tener conductas altruistas.
/ Mostrar inestabilidad emocional
con
anterioridad al
suceso
traumático.
/
Haber
estado
expuesto
a los estímulos traumáticos
de
forma intensa y
prolongada.
/ Mostrar respuestas
de
embotamiento afectivo.
/ Haber sido hospitalizado
por
heridas relacionadas con el suceso traumá
tico.
/
Haber padecido un
trastorno ansioso-depresivo grave.
/ Mostrar una mala capacidad
de
adaptación ante diferentes sucesos trau
máticos sufridos en el pasado.
/ Utilizar estrategias de afrontamiento negativas.
/ Haber sido revictimizado o traumatizado
en
un período crítico del desa
rrollo.
/ Padecer
sentimientos
de
rabia u odio, junto con intensos
deseos de
ven
ganza.
/
Hacer caso omiso
de
las prescripciones terapéuticas.
FUENTE:
Echeburúa, 2004
Indicadores negativos
En general, los factores más problemáticos para la recuperación
de
la
víctima
son
la inestabilidad emocional anterior al suceso y la duración pro
longada
de
la exposición a los estímulos traumáticos,
como
ocurre,
por
ejemplo,
en
las situaciones
de
abuso sexual intrafamiliar
en
la infancia.
¿Por qué víctima
es
femenino agresor masculino
Cuando ocurre un suceso traumático, el riesgo más alto
de
sufrir
una
ratamiento de las víctimas
minoría
de
las personas que se exponen diariamente a las pruebas más
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 102/137
cronificación
de
los síntomas es
cuando
las víctimas muestran respues
tas
de
embotamiento afectivo anestesia emocionaD. Aunque las con
ductas de sobresalto y de hiperactivación pueden ser las más especta
culares
en
los primeros momentos, 1 peor que le puede
suceder
a una
persona
afectada por
un
suceso de este tipo es que se encierre y
se
vuelva
como un zombi,
es decir, que pierda
su
capacidad de
atender
y
responder emocionalmente a su entorno habitual.
Son asimismo indicadores negativos de recuperación del trauma el
haber sido amenazada de muerte como ocurre
en
algunas violaciones
yen la violencia contra la pareja) u hospitalizada por heridas relaciona
das con el suceso traumático. Asimismo algunos factores que ensom
brecen la recuperación
de
la víctima
son haber
padecido un trastorno
ansioso-depresivo grave, haber sido victimizada anteriormente
por
ejemplo, por otras parejas en el caso de una víctima de violencia do-
méstica) y
haber
mostrado una mala capacidad de adaptación a las di
ferentes adversidades sufridas
en
la vida anterior.
Pero,
en
general, la evolución de la recuperación depende de las
estrategias
de
afrontamiento utilizadas para supera r el trauma. En con
creto, el pronóstico
es
más sombrío
cuando
la víctima,
en
lugar
de
en-
carar el problema adecuadamente,
adopta
estrategias de afrontamiento
negativas como beber alcohol
en
exceso, automedicarse con tranquili
zantes, evadirse mentalmente o volcarse
en
el trabajo de una forma
compulsiva), se refugia
en
el
pasado
o alienta sentimientos de odio.
Más en concreto, el fracaso del tratamiento psicológico puede es
tar ligado a factores diversos. A veces se relaciona
con
el trauma
en
sí
mismo: traumatización extrema, revictimización, cronicidad del suce
so traumático, traumatización
en un período
crítico del desarrollo, etc.
Pero otras veces el fracaso depende de otros factores más recientes,
como la aparición conjunta
de
diversos trastornos, la presencia
de
sen
timientos intensos
de odio
o
de
venganza, la aparición
de
circunstan
cias vitales adversas, tales
como
el divorcio o la pérdida de empleo, y
la inobservancia de las prescripciones terapéuticas.
7 6 CONCLUSIONES
Los sucesos más traumáticos dejan frecuentemente secuelas imborra
bles, limitan la capacidad de entusiasmo y hacen a las personas más
vulnerables a los trastornos ansioso-depresivos, al cambio de persona
lidad y a las enfermedades físicas. Pero no es menos cierto que sólo una
penosas de la vida enferman. Después de todo, la esperanza y el espí
ritu de superación forman parte del instinto de conservación y de su
pervivencia del ser humano.
Hay muchas diferencias
de
unas personas a otras en la forma
de
su
frir y
de
recuperarse del trauma. Hay quienes e stán afectadas profunda
mente durante años y sólo
con
dificultad consi guen llevar un tipo de
vida normal,
pero
muy
limitado. Otras sufren intensamente,
pero
du
rante un período corto de tiempo. Y por último, hay quienes superan
1 acontecido casi de inmediato y reanudan su vida en condiciones de
normalidad.
A un nivel predictivo global, la evolución
de
los síntomas a la remi
sión o a la cronificación puede depender de la existencia de un trastor
no
psicopatológico previo,
de
la percepción
de
control sobre los suce
sos negativos,
de
la intensidad y gravedad
de
los estresores,
de
la
presencia temprana
de
síntomas disociativos amnesia psicógena) y del
apoyo
psicológico y social recibido durante y después del suceso trau
mático.
En cuanto al tratamiento, la terapia de exposición
en
imaginación,
a los pensamientos invasivos;
en vivo,
a los estímulos evitados) parece
la más efectiva para hacer frente a este trastorno. No obstante, las per
sonas traumatizadas
con
niveles
muy
altos
de
evitación
son
muy reacias
a exponerse a los recuerdos traumáticos. En estos casos la motivación
para el tratamiento e incluso la implicación en tareas terapéuticas dolo
rosas, como la evocación y exposición a los sucesos traumáticos, sólo
pueden darse cuando la víctima tiene
una
plena confianza en el tera
peuta
y se siente preparada para ello.
La
escucha activa en un ambien
te tranquilo,
de
máxima confidencialidad, y la exp resión
de
emociones
desempeñan un papel especialmente importante.
Por muy terrible
que
haya sido la experiencia vivida, siempre cabe
la posibilidad
de
cerrar, total o parcialmente, la herida sufrida. No
se
trata
de
olvidar 1 inolvidable tarea, por lo demás, imposible), sino
de
no
sentirse atrapado como en
una
jaula por los recuerdos del pasado.
Lo
que
se pretende es recuperar la capacidad
de
hacer frente a las ne
cesidades del presente y
de
mirar al futuro
con
esperanza. Es decir, ser
capaz
de
atender a los requerimientos
de
la vida cotidiana, prestar aten
ción a los estímulos exteriores, disfrutar
de
lo que se tiene a
mano
en
las circunstancias actuales y hacer planes para el futuro,
aunque
sólo
sea para los días o meses inmediatos,
denotan
un camino claro de re
cuperación. En definitiva, recuperarse significa ser capaz
de haber
inte-
¿Por qué
víctima es
femenino y agresor masculino
grado la experiencia traumática en la vida cotidiana de haber transfor
ratamiento de
las
víctimas
Galiana, S. y Marianas, H. 1997). Intervención psicológica en víctimas de agresio
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 103/137
mado
las vivencias pasadas en recuerdos, sin
que
éstos sobrepasen la
capacidad
de
control
de
la persona ni interfieran negativamente en su
vida futura.
LECTUR S RECOMEND D S
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del
trauma
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8
TRATAMIENTO
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http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 104/137
DE LOS
AGRESORES
8 1
LOS
TRATAMIENTOS
PSICOLÓGICOS
CON DELINCUENTES
En el marco
que se h present do de
factores relacionados
con
el
maltrato
de
pareja y la agresión sexual,
un pregunt
importante es qué
efectividad se
puede esper r
de los tratamientos con los agresores ge-
neralmente psicológicos o psicosociales), aplicados en España y otros
países desarrollados,
p r
reducir su riesgo delictivo. En principio, y a
semejanza
de
lo que sucede en otros ámbitos delictivos,
es
razonable
confiar
en
que el tratamiento
pued
disminuir
un
parte del riesgo
de
reincidencia. Sin embargo,
no
debería tenerse
como
expectativa
que
los
tratamientos
pued n
erradicar completamente la reincidencia, ya que
los factores que propician el riesgo delictivo
son
bastante más amplios
de
lo
que
u tratamiento psicológico
por
sí solo
puede
atajar.
s decir, existen factores
de
personalidad,
como un
elevada impulsi-
vidad,
que pueden
ser modificados
por
el tratamiento sólo
de modo
par-
cial e imperfecto. También u sujeto
puede h ber
sufrido experiencias
traumáticas
en
su infancia y adolescencia,
como
maltrato o abuso sexual,
que, unque constituyen factores de riesgo para la comisión de futuros
delitos,
no
son, sin embargo, susceptibles de intervención retrospectiva
en
el
momento
presente, precisamente
porque
forman parte
de
las expe-
riencias pasadas, y
en
cierto grado indelebles, vividas
por
el individuo.
Por otro lado,
en
relación
con
las oportunidades delictivas, éstas requie-
ren su propia din,ámica preventiva, relativa a
l
mayor autoprotección de
las eventuales víctimas, el incremento de los obstáculos para el delito y
la prevención ambiental física iluminación de calles y barrios, barreras
de acceso a zonas infantiles, medidas adecuadas de protección
de
posi-
bles víctimas, etc.). Como es evidente, el tratamiento
de
los agresores
sexuales o
de
pareja poco podrá hacer
en
todas estas direcciones.
Pese a lo anterior, el tratamiento aspira a
poder
mejorar la
resistenci
de
los individuos,
de m ner
que
no
lleven a c bo agresiones, a
pes r
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
de que puedan presentárseles oportunidades para ello o verse envuel
ratamiento
de
los
agresores
de
utilidad
para
hacer frente a las limitaciones
de
estos agresores que,
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 105/137
tos en situaciones de mayor riesgo. Además,
debe
tenerse
en
cuenta
que los individuos agresiva y delictivamente motivados (ya sea para el
maltrato o para la agresión sexual) no esperarán pasivamente a que las
oportunidades se les presenten, sino que las buscarán de forma activa.
De ahí que el objetivo clave de los tratamientos será reducir la
motiva-
ción delictiva de los maltratadores y de los agresores sexuales, de modo
que
ni aprovechen las oportunidades
que
se
les presentan ni las bus
quen de
modo
intencionado y activo. Para ello, los tratamientos actua
les intentan desarrollar, entre otros aspectos, la capaci dad emocional
de
los individuos y su empatía
con
las víctimas, reducir sus distorsiones
cognitivas y justificaciones de las agresiones (pensamientos favorables
al
uso
de la violencia o devaluadores de la figura femenina), mejorar
sus capacidades generales de comunicación e interacción con otras per
sonas y fortalecer su capacidad de anticipar consecuencias negativas
como resultado
de
sus comportam ientos violentos.
En este capítulo se presentarán de manera sucesiva los tratamientos
psicológicos actualmente aplicados
con
los maltratadores de pareja y
con los delincuentes sexuales.
8 2 TRATAMIENTO
DE
HOMBRES VIOLENTOS
CONTRA
LA PAREJA
Necesidad de la
intervención
psicológica
El
tratamiento psicológico a los agresores contra la pareja es, junto
con
otras medidas judiciales y sociales,
una
actuación necesaria, a
pesar
de
las voces críticas
que se han
levantado a veces
en
contra
de
este tipo
de
programas. Ahora bien, tratar psicológicamente a un agresor no sig-
..
nifica considerarle o responsable
de
sus co nductas violentas.
Es una
falsa disyuntiva considerar al
hombre
violento
como
delincuente
en
cuyo caso merece las medidas punitivas adecuadas y
que todo
el
peso
, de la ley recaiga sobre él, o como enfermo necesitado entonces
de
un
tratamiento médico o psiquiátrico.
Muchos hombres violentos
son
responsables
de
sus conductas,
pero
presenta n limitaciones psicológicas importantes en el manejo
de
los im
pulsos, en el abuso
de
alcohol, en su sistema
de
creencias, en las habi
lidades
de
comunicación y
de
solución
de
problemas o en el control
de
los celos. Un tratamiento psicológico n o psiquiátrico, en el sentido
de
farmacológico,
que
sólo
en
algunos casos resulta
necesario- puede
ser
aun siendo responsables de sus actos, no cuentan, sin embargo, con las
habilidades necesarias para resolver los problemas de pareja en la vida
cotidiana. De 1 que se trata es de controlar la conducta actual para que
no se
repita
en
el futuro. De este m odo,
se
protege a la víctima,
se
me
jora la autoestima del agresor
y
lo que es más importante, se reduce el
riesgo de continuar maltratando a su pareja o a futuras parejas.
Tratar psicológicamente a
un
maltratador
es hoy
posible, sobre
todo
si el sujeto asume la responsabilidad
de
sus conductas y cuenta
con una
mínima motivación para el cambio. No se debe, por ello, considerar el
maltrato como inmodificable, como si fuera una bola de presidiario a la
que se está irremisiblemente enganchado. Es más, un mal pronóstico
no excluye el intento de un tratamiento. Si no, ello nos llevaría al crite
rio indefendible del mero almacenamiento
de
los sujetos en las cárce
les. Al margen
de
las diversas funciones que se atribuyen a las penas
-retributiva disuasora, reafirmadora de la norma y protectora de la
sociedad- no se
puede
prescindir
de
su función prioritaria
de
reedu
cación y reinserción social del infractor, según establecen el artículo
25.2
de
la Constitución española y el artículo 1
de
la Ley General Peni
tenciaria.
Es
más, la sociedad
debe
caer
en
la cuenta
de un hecho
ele
mental: todos los presos
que
están en la cárcel verán la calle antes o
después, por lo que es muy importante trabajar con ellos para reducir
su riesgo delictivo futuro.
Pero incluso desde la perspectiva
de
la víctima,
es
un error contra
poner la ayuda psicológica a la víctima
con
el tratamiento del maltrata
dor,
con
el argumento
de
hay que volcar todos los recursos sociales y
económicos en las víctimas. Una y' otra actividades son necesarias. No
puede olvidarse que, al menos, un tercio de las mujeres maltratadas que
buscan ayuda asistencial o interponen
una
denuncia siguen viviendo, a
pesar de todo,
con
el agresor. Asistir psicológicamente a la víctima y
prescindir
de
la
ayuda
al
hombre
violento es, a todas luces, insuficiente.
Pero hay más. Tratar al agresor es una forma
de
impedir que la violen
cia, más allá
de
la víctima, se extienda a los otros miembros del hogar
(niños y ancianos especialmente), 1 que ocurre en un 30 o un 40 de
los casos.
Si se aboga sólo por las medidas coercitivas
con
el agresor, se come
te otro error. Golpe ar o maltratar a la pareja de forma no habitual es un
delito que está castigado
con una
pena que oscila
de
tres meses a un
año de
reclusión (artículo 157 del Código Penal). A su vez, el ejercicio
de
la violencia física o psíquica habitual, según el artículo 173.2, es un
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
delito
que
está penalizado
con una
pena que oscila entre seis meses y
ratamiento de los
agresores
Si bien el nivel de rechazos y abandonos prematuros es todavía alto, los
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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tres
años
de prisión. Ello quiere decir que el malúatador,
por
lo general,
o bien
no
entra en prisión (las penas de menos
de
dos años impuestas
a
un
delincuente primario suelen
ser
objeto
de
suspensión condicional
de condena y muestra
una
irritación adicional por la pena, o, si resulta
encarcelado, lo es
por un
período corto. En uno y otro casos aumenta
el riesgo de repetición de las conductas violentas contra la pareja.
Una razón adicional para el tratamiento
de
los agresores es el carácter
crónico de la violencia contra la mujer. Se trata de
una
conducta sobre
aprendida
por
parte del maltratador,
que
está consolidada en su reper
torio de comportamientos por los beneficios logrados, especialmente la
obtención de la sumisión de la mujer y la sensación
de
poder.
Si
se pro
duce
una
separación o divorcio y el hombre violento se vuelve a empa
rejar con otra mujer, se puede predecir
que
va a haber, más allá del
enamoramiento transitorio,
una
repetición de las conductas de maltrato
con
la nueva pareja. Por ello, la prevención de futuras víctimas también
hace aconsejable el tratamiento psicológico del agresor (tabla 8.1).
TABLA
8 1
Razones
de la
intervención
psicológica
con hombres violentos en l hogar
• Riesgo de homicidio contra la ex
esposa.
• Acoso, hostigamiento y reitera
ción de la violencia.
• Relación obligada
de
la mujer con
el agresor,
por
diversos vínculos
(familiares, económicos, socia
les, etc.) que la
pone
en peligro
de
ser
maltratada.
• Posibilidad de reincidencia de los
malos tratos
con
otra mujer.
• Peligro de que el maltrato conti
núe o de que, si cesó anterior
mente, aparezca de nuevo.
• Alta probabilidad de que la vio
lencia
se
extienda a otros miem
bros de la familia (hijos, personas
mayores, etc.).
• Malestar psicológico del agresor,
de la víctima y del resto de las
personas que conviven
en
el ho
gar.
Hay todavía
una
razón más a favor del tratamiento. A diferencia de lo
que
se piensa en algunos sectores de la población y se transmite a me
nudo en los medios de comunicación, los tratamientos psicológicos de
hombres violentos contra la pareja ofrecen unos beneficios aceptables.
resultados obtenidos hasta la fecha son satisfactorios: se ha conseguido
reducir las conductas de maltrato y evitar la reincidencia, así como lograr
un mayor bienestar para el agresor y para la víctima (tabla 8.2).
TABLA 8 2
Resultados obtenidos en
los
programas
de
intervención
con hombres
maltratadores contra
la mujer
Dechner
et
al. 1986)
1 año Mejoría significativa.
Harris (1986)
Postratamiento Mejoría
en un
73 de los
casos.
Hamberger y Hastings Postratamiento
(1988)
Mejoría significativa.
51
de abandonos.
Edleson y Syers (1990) 6 meses Mejoría significativa.
68
de
abandonos.
Faulkner et
al.
(1992) Postratam iento Mejoría significativa.
Palmer et
al.
(1992) 1 año Mejoría significativa
en
rela-
ción con los maltratadores no
tratados.
Rynerson y Fishel (1993) Postratam iento Mejoría significativa.
Echeburúa y Fernández- 3 meses
Montalvo (1997)
48 de rechazos terapéuticos
al inicio del programa.
69 de éxito terapéutico con
los casos tratados.
Taylor et al. (2001) 1
año
Mejoría significativa.
Echeburúa
et
al. (2006) Postratamiento Mejoría significativa.
Echeburúa y Fernández- Postratamiento Mejoría significativa.
Montalvo (2009)
Echebl.,lrúa et
al.
(2009) 1 año
5 de rechazos terapéuticos
al inicio del programa.
3 de
éxito terapéutico
con
los casos tratados.
¿ or
qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
Por último, desde una perspectiva preventiva, en la medida en
que
Tratamiento de los agresores
Por ello, la eficacia
de
los tratamientos obligatorios, sin
una
implica-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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disminuya el número
de
hombres violentos en el hogar, también lo hará
la violencia futura. Se trata,
en
definitiva,
de
interrumpir la cadena
de
transmisión intergeneracional y el aprendizaje observacional por parte
de los hijos.
Motivación
para
el
tratamiento
La
falta
de reconocimiento
del
problema
o la
adopción de una
ac-
titud
soberbia de
autosuficiencia,
con un aparente dominio de
la situa-
ción, dificultan la
búsqueda de ayuda
terapéutica. Así,
es
frecuente
que no se acuda
a la consulta o
se haga en condiciones de
presión,
cuando por
ejemplo,
hay amenazas de
divorcio
por parte de
la
pare-
ja o
denuncias
judiciales.
El
agresor
cuenta habitualmente
con
el au-
toengaño de que
esta situación
de
violencia
nunc
más se va a volver
a repetir
Esta actitud es reflejo
de
la resistencia al cambio.
Si bien
el
temor
a
la pérdida
de
la mujer y
de
los hijos y la perspectiva
de
un
futuro
en
soledad, así
como
el
miedo
a las repercusiones legales y a
una pérdida
de poder
adquisitivo,
pueden
actuar
como un
revulsivo,
en
estos casos
no hay una
motivación
apropiada
y el compromiso
con
el cambio
de
conducta es escaso y fluctuante (tabla 8.3).
Utilitarismo
ustificación
rrebato
Olvido
TABLA 8 3
Negación
del
maltrato
Sólo
de
esta manera ella hace lo
que yo
deseo.»
Fue ella la que me provocó; es ella la que
tiene que cambiar.»
Los
dos nos
hemos faltado al respeto.»
No me di cuenta en ese momento de lo
que
hacía.»
Ni me acuerdo
de
lo que hice.»
FUENTE: Echeburúa
y
Corral, 1998.
ción
adecuada
del agresor, resulta muy limitada. En concreto, las tasas
de
éxito
en
sujetos derivados del juzgado y sometidos obligatoriamente
a terapia
son muy
bajas. En estos casos el maltratador
no
tiene
una
mo-
tivación auténtica
para
que
se produzca un
cambio sustancial
en
su
comportamiento y en su forma de relación con la pareja.
Motivación inicial
La
decisión genuina
de
acudir a
un
programa terapéutico se
adopta
sólo
cuando
se
dan
varios requisitos previos: reconocer
que
existe
un
problema, darse cuenta
de que
el sujeto
no
lo
puede
resolver
por
sí
solo y,
por
último, valorar
que
el posible cambio va a mejorar el nivel
de
bienestar actual.
El hombre
violento va a estar realmente motivado
cuando
llegue a percatarse
de
que
los
inconvenientes de
seguir maltra-
tando superan
a las ventajas
de
hacerlo.
El
terapeuta
debe
ayudar al
agresor a lograr
esa
atribución correcta
de
la situación actual y a descu-
brirle las soluciones a su alcance.
Es
preciso evaluar
en
el primer contacto
con
el agresor el nivel
de
motivación
para
el cambio, así
como
su
grado
de
peligrosidad actual,
porque
la protección
de
la víctima resulta prioritaria
en
este contexto.
En la actualidad se cuenta
con
escalas adecuadas
para
evaluar el riesgo
de
violencia grave contra la pareja, lo
que
permite
adoptar
las medidas
de
protección apropiadas.
En cualquier caso, la motivación inicial
para
el tratamiento
en
el mal-
tratador suele
ser
débil e inestable. Conviene,
por
ello, aprovechar cual-
quier insinuación favorable
para no
posponer
la consulta. Retener al
sujeto
en
el tratamiento posteriormente
puede
no
ser tan
complicado.
Motivación de mantenimiento
Una vez
que
el sujeto ha acudido a la consulta
por
vez primera (ha-
bitualmente por presión
de
su pareja o
por
mandato judicial), se trata
de mantenerlo en el tratamiento. Es decir, las consultas iniciales
no
ga-
rantizan la continuidad en
l
terapia. Una cosa es empezar un trata-
miento y otra
muy
distinta concluirlo.
De
hecho, los
abandonos
son
muy frecuentes en la terapia de los
hombres
violentos, especialmente
en las tres y cinco primeras sesiones.
Por ello, el objetivo inicial de la terapia es crear
en
el sujeto
una
mo-
tivación genuina para el cambio
de
conducta y del estilo
de
relación
de
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
pareja. Así, el terapeuta pretende implicar activamente al agresor en el
Tratamiento de los agresores
responsabilidad del maltrato, más
que
la culpabilidad debido a las im-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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proceso terapéutico
y
de
esta forma, aumentar la probabilidad de éxito
del tratamiento. En la tabla 8.4 se señalan algunas
de
las estrategias mo-
tivacionales comúnmente empleadas, así como algunas otras que están
en estudio debido a su utilidad potencial.
T BL
8 4
Estrategias
motivacionales para el
tratamiento
CTU LES
,/ Confidencialidad.
,/ Control de
las
emociones.
,/
Mejoría
del estado de ánimo
y
de la autoestima.
,/
Aprendizaje de habilidades de comunicación y de estrategias de solu-
ción de problemas.
,/ Elusión de los términos de maltratador de culpabilidad
,/ Tratamiento breve en horario compatible con el trabajo del sujeto.
EN ESTIJDIO
,/ Facilitación de la empatía con las víctimas.
,/ Tratamiento grupal con ex agresores.
FUENTE
Adaptación
de
Ech ebur úa Corral, 1998.
Se trata, en primer lugar, de establecer una relación terapéutica ba-
sada en la confianza, en la confidencialidad y en el deseo sincero de
ayuda por parte del terapeuta, lo que implica advertir al sujeto, en un
clima exento de juicios moralizante s sobre su situación real y sobr e los
riesgos de su conducta. Asimismo hay que persuadir al agresor acerca
de
las ventajas
de
un
cambio
de
comportamiento: sentirse mejor, apren-
der
a controlar sus emociones, establecer relaciones de pareja adecua-
das, mejorar su autoestima, evitar la actuación de la justicia y conta r
con
un reconocimiento social del
que
carece ahora.
También es preferible eludir los términos de maltratador o agresor
cuando el terapeuta se dirige al sujeto, debido a las connotaciones se-
mánticas tan negativas que contienen estos términos. Se puede hablar
en su lugar, de una forma eufemística, del tratamiento de las conductas
violentas o de hombres
con
dificultades, al menos en las primeras se-
siones. Además hay que crear un contexto terapéutico
que
fomente la
plicaciones judiciales negativas de este término).
Asimismo conviene
proponer
un tratamiento breve
en
torno a seis
meses de
duración- y
siempre
que
se pueda, en horario compatible
con
el trabajo del agresor. Y por último, hay
que
generar unas expec-
tativas de cambio realistas
en
el sujeto. Eliminar la ira o los celos
por
completo no es un objetivo alcanzable, pero sí lo es, en cambio, man-
tenerlos bajo control y canalizarlos de
una
forma adecuada.
Otras estrategias motivacionales están siendo en estos momentos
objeto de estudio,
como
pueden ser la facilitación de la empatía
con
las
víctimas de maltrato a través, por ejemplo, de la observación de vídeos
con testimonios de mujeres agredidas o de la redacción de una carta a
la víctima) y el tratamiento grupal de maltratadores dirigido conjunta-
mente por terapeutas y por ex agresores ya tratados con éxito. En este
caso, el papel desempeñado por estos últimos puede ser muy impor-
tante porque facilitan la identificación de los sujetos con ellos. Es decir,
pueden servir como modelos positivos, ya que han conseguido aban-
donar la violencia, y pueden enseñar a los agresores actuales estrategias
de solución de problemas más adecuadas para hacer frente a los con-
flictos interpersonales, a los estados emocionales estresantes o
de
ira o
a las dificultades habituales en la relación de pareja.
En resumen, la motivación para el cambio constituye el objetivo inicial
prioritario en el tratamiento de los hombres violentos contra la pareja. De
poco servirá comenzar una terapia para la que el sujeto no está motivado.
Por ello, el terapeu ta debe hacer énfasis en este punto, prestar atención al
grado de motivación actual de l sujeto y facilitar la transición de una fase
de negación del problema o de escepticismo sobre el cambio a una fase
de reconocimiento del problema y de implicación activa con dicho cam-
bio. En la tabla 8.5 figuran descritas brevemente las distintas etapas
por
las que suelen pasar los maltratadores desde esta perspectiva motivacional.
Tratamiento
psicológico
La intervención clínica puede llevarse a cabo en un entorno comu-
nitario, especialment e cuando la pareja sigue unida y cuando la violen-
cia
no
es excesivamente grave, o en un medio penitenciario, cuando el
agresor está recluido en prisión
y
especialmente, cuando está próximo
a la excarcelación. En este último caso, se trata de que el maltratador,
al que se considera responsable de los delitos violentos cometidos con-
tra su pareja, no reincida cuando recupere la vida en libertad. Téngase
¿Por qué
víctima es femenino y
agresor masculino
T BL 8 5
ratamiento de los
agresores
en
cuenta que haberse comportado de una forma violenta con una pa
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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Etapas del cambio
por t miento
violento.
Mostrar am- Interés
en
cam
bivalencia
biar, pero sin
dudar
entre desarrollar
un
cambiar o compromiso fir-
no). me
de
cambio.
por
otras más
adaptativas.
Presentar
un
estilo de vida
desvinculado
de
las con
ductas
vio-
lentas.
Compromiso
de
cambiar y torna
de decisiones
sobre
cómo
fa
cilitar el proce
so
de
cambio.
Cambio
en
la
conducta o
en
las condiciones
mbient l e s
que
afectan al
problema
con
el
fin
de
superarlo.
Eliminación
con
éxito
de
la con
ducta problemá
tica y esfuerzos
para prevenir la
recaída y conso
lidar las ganan
cias obtenidas.
-Lo que ella dice es falso.; -ella me
provoca todo el tiempo y
no me
deja en paz.; -la
que
tiene
que
cambiar y necesita tratamiento es
ella.; -ella también me maltrata
psicológicamente»; -yo
no tengo
problemas para controlarme.; -a
mí no me nada
-Cada vez me doy más cuenta de
que,
cuando me
enfado, hago
daño
a mi pareja.; -ahora veo
que
la violencia es un problema»; - creo
que
sería
bueno que me
enseña
ran a controlarme»; -el problema
es
que
ella nunca cede, pero
no
podemos
seguir asÍ».
-Desde
hace
dos semanas
no he
tenido problemas con mi mujer.;
-estoy decidido a venir a trata
miento y poner
de
mi parte para
estar
bien con
ella.;
«es
la última
oportunidad
que
me da».
-Aunque
no
resulta fácil,
todo
pa
rece ir bien»; «cuando mi pareja
me pone
nervioso, la evito yén
dome a otra habitación.; «cuando
me
agobio,
hago
lo
que
tú
me
di
jiste»;
«ahora, por lo menos, pode-
mos hablar
-Ahora
me
controlo mucho, pero
aún
tengo miedo
de
perder el con
trol.; -suelo evitar los conflictos y
discusiones porque
no
quiero alte
rarme·; -estoy mejor
que
cuando
inicié el tratamiento, pero no quie
ro confiarme»; -ahora entiendo me
jor a mi
mujer»; «ella
también tiene
derecho a decidir
fuENTE: Prochaska y DiClemente, 1983; adaptado.
reja en el
pasado
entraña un grave riesgo de comportarse de la misma
manera con otras parejas futuras, incluso aunque haya mediado un con
siderable período
de
tiempo entre unas y otras relaciones.
actores
básicos de la
terapia
Los agresores contra la pareja deben cumplir con
unos
requisitos
previos antes de comenzar propiamente con la intervención terapéuti
ca: reconocer la existencia del maltrato y asumir la responsabilidad
de
la violencia ejercida, así como del
daño
producido a la pareja, mostrar
una motivación mínima para el cambio
y
por último, aceptar los prin
cipios básicos del tratamiento, a nivelform l tales como la asistencia a
las sesiones o la realización
de
las tareas prescritas) y de contenido en
concreto, el compromiso
de
interrupción total
de
la violencia). Respec
to a este último punto, el agresor debe saber que, si se incumple el
compromiso de no agresión, su pareja o el terapeuta pueden tomar la
decisión de denunciarlo por
un
imperativo ético.
ntervención psicológica
El
tratamiento
con
hombres maltratadores
debe
ser directivo en el
marco
de
un contexto terapéutico cálido. Asimismo la terapia
debe
con
tar
con
objetivos concretos y realistas y atenerse a las necesidades es
pecíficas
de
cada sujeto, lo
que
implica hacer un programa individuali
zado a la medida del perfil de cada agresor.
ormato del tratamiento
La intervención terapéutica con agresores contra la pareja debe ser
individual
y
a
modo
complementario y siempre
que
sea posible
por
ejemplo, en
un
contexto penitenciario), grupal, sin desaten der
por
ello
las necesidades específicas
de
cada persona. Las sesiones grupales,
que
pueden
estar dirigidas
por
terapeutas junto
con
algún
ex
maltratador
que
actúe como modelo positivo, tienen como objetivo neutralizar los meca
nismos habituales de negación, minimización y atribución causal exter
na de las conductas violentas. Se trata asimismo de generar conciencia
del problema y
de
ayudar a asumir la responsabilidad propia, así como
de
hacer ver
que
el cambio es posible y
de
desarrollar estrategias
de
afrontamiento efectivas para abordar las dificultades cotidianas. Expresar
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
la necesidad de cambio -asumida como decisión propia y
no
como
Tratamiento de los agresores
El
terapeuta
debe
ser un psicólogo
con
la formación y el entrena
miento adecuados. Si bien en los primeros estudios los psicólogos han
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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resultado
de
las presiones
externas-
e interrumpir la cadena
de
la vio
lencia son los objetivos fundamentales
de
estos grupos terapéuticos y el
requisito imprescindible para ab ordar otras metas de mayor alcance.
Sin embargo, la terapia de pareja está contraindicada en estos casos,
al
menos en
las primeras fases del tratamiento.
La
presencia
de
la vio
lencia distorsiona la relación y la convierte en asimétrica,
de
tal forma
que no
es posible este tipo
de
terapia.
La
mujer estaría tan inhibida o
rabiosa en presencia de
su
pareja que no se obtendría beneficio de este
contexto terapéutico.
El
programa de intervención debe ser preferiblemente breve y bien
estructurado,
con
objetivos concretos y con un formato modular flexi
ble. Es decir, el programa
debe
contar con técnicas variadas, que se
aplican en cada caso
a la medida
del sujeto. No
debe
olvidarse que, al
margen del
punto
básico en común a todos los agresores l a conducta
de
maltrato-,
las motivaciones, los factores precipitantes y los aspectos
psicopatológicos implicados difieren de unos casos a otros.
En general, la intervención técnica debería contar
con
alrededor de
veinte sesiones, de una hora de duración, y con una periodicidad sema
nal tabla 8.6).
La
duración
recomendada
del conjunto
de
la interven
ción, excluidas las evaluaciones, sería de unos 6 meses. A efectos de
comprobar la consolidación del cambio de conducta, se debería llevar
a cabo un seguimiento de, al menos, uno o dos años con controles
periódicos a los
3 6
12, 18 Y 24 meses).
TABLA 8 6
Características de
la
modalidad terapéutica
Individual
Psicólogo clínico varón)
15-20
Semanal
1 hora
6
meses
20 horas)
1-2
años
FUENTE: Adaptación de Echeburúa
y
Corral, 1998.
sido varones, al
menos en
las primeras fases del tratamiento,
debemos
decir que, en función de nuestra propia experiencia y la de otros cole
gas, más
que
el sexo, lo
que
resulta más significativo es la calidad de la
relación establecida entre el sujeto y el terapeuta, sea éste hombre o
mujer.
ontenido del tratamiento
El
programa aquí recomendado, diseñado por Echeburúa y sus cola
boradores, está compuesto por diversas técnicas encaminada s al desa
rrollo de la empatía, al control de los impulsos violentos y al aprendi
zaje
de
las estrategias de actuación adecuadas ante los conflictos. En
concreto, se pone el énfasis inicialmente en la educación sobre el pro
ceso
de
la violencia y en el afrontamiento adecuado
de
la ira y
de
las
emociones negativas, así como en el control de los celos y en el consu
mo
excesivo de alcohol.
Se sigue posteriormente con la reestructuración cognitiva de las
ideas irracionales respecto a los roles sexuales y a la utilización
de
la
violencia como forma adecuada
de
resolver los conflictos,
con
el entre
namiento en habilidades
de
cómunicación y de solución
de
problemas
y
con
la educación sexual.
En la tabla 8.7 aparece un resumen de los principales aspectos psi
copatológicos tratados en el programa de intervención recomendado,
así como de las técnicas terapéuticas utilizadas para cada uno de ellos.
En una primera fase del tratamiento es conveniente ayud ar al sujeto
a desarrollar la empatía con la víctima por medio de diversos ejercicios
vídeos, relatos autobiográficos o testimonios) y técnicas de expresión
de emociones. Se trata de fomentar una
empatía emocional
es decir,
sentir lo que realmente le ocurre a la víctima) y una
empatía de acción
o
vínculo de compromiso
es decir, actuar positivamente a favor de la
víctima), no meramente una
empatía cognitiva
limitarse a comprender
lo que le sucede). En realidad, la empatía es la capacidad
de
ponerse
en el lugar de la otra persona para comprender mejor lo que piensa y
lo que puede originarle sufrimiento, así como para darse cuenta de sus
diversas necesidades sociales.
Asimismo resulta útil explicar al sujeto, desde un enfoque psicoedu
cativo, el ciclo
de
la violencia
de
pareja, es decir, lo
que
es el desarrollo
de
la tensión, la explosión o episodio de violencia aguda
y
finalmente,
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
TABLA
8 7
Tratamiento de los agresores
el arrepentimiento. También
es de
interés proporcionarle información
sobre la ira: el objetivo
no es
eliminarla lo que sería antinatural), sino
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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Programa de tratamiento y
diario
de sesiones
Aspectos motivacionales
y
empatía
SÍNTOMAS PSICOPATOLÓGICOS
• Exposición a imágenes audiovi
suales.
• Discusión racional y reestructu
ración cognitiva.
Primer nivel de intervención 5.
a_9
asesiones
Ira descontrolada
• Explicación del
proceso
del ci
clo
de
la violencia y
de
la esca
lada de la ira.
. • Suspensión temporal.
• Distracción cognitiva.
• Entrenamiento
en
autoinstruc
ciones.
Ideas distorsionadas sobre los roles • Educación sobre la igualdad de
sexuales y sobre la violencia como . los sexos.
forma
de
solución
de
problemas • Reestructuración cognitiva.
Ansiedad/estrés . • Relajación.
Segundo nivel de intervención 10. a-14. asesiones
Déficits
en
la autoestima
Celos patológicos
Consumo
abusivo
de
alcohol
. • Reevaluación cognitiva.
• Reestructuración cognitiva.
. • Saciación.
. • Programa
de
bebida controlada.
Tercer nivel
de intervención 15.
a lB.
a sesiones
Déficits de asertividad y comuni-
.
• Entrenamiento en asertividad y
cación habilidades de comunicación.
Déficits en la resolución
de
pro- . • Entrenamiento en solución de
blemas problemas.
Déficits
en
las relaciones sexuales .. Educación
sobre
la sexualidad
en
la pareja.
PREVENCIÓN DE RECAÍDAS 19 .
a
-20.
a
sesiones
Situaciones de riesgo
FUENTE Echeburúa
y
Corral, 1998.
• Entrenamiento en la aplicación
de
pautas
de
actuación urgentes.
enseñarle a controlarla y canalizarla
por
medio
de
conductas
no
proble
máticas. Se trata
de
ayudar al sujeto a que
aprenda
a identificar tempra
namente
los llamados pensamientos calientes reproches desmedidos a
la pareja
por una
conducta suya percibida
como
inapropiada, o
bien
por
injusticias o agravios pasados), los sentimientos
de
venganza o hu
millación) y las conductas chillidos o gestos amenazantes) que dispa
ran
la reacción
de
ira.
De
este modo,
se
va
aprendiendo
a frenar volun
tariamente, y a tiempo, la escalada
de un proceso
automatizado que
puede
llevar a la violencia descontrolada.
Más tarde, cuando la
persona es
ya capaz
de
detectar las situaciones
antecedentes facilitadoras
de
la ira, los pensamientos activadores y los
cambios fisiológicos como,
por
ejemplo, sentirse acalorado, fruncir el
ceño o cerrar los puños),
deberá emplear
la técnica
de
la suspensión
temporal
que
consiste
en
el alejamiento físico y psicológico
de
la situa
ción asociada
con
la ira hasta
que
los pensamientos calientes se
hayan
enfriado. En este contexto
de
ausencia temporal
puede
ser
de
interés
recurrir a otras técnicas complementarias,
como
la distracción cognitiva
y las autoinstrucciones positivas.
a
reestructuración cognitiva
de
las ideas distorsionadas sobre los
roles sexuales es decir, el papel
de
la mujer o el significado
de
la vida
en
pareja) y sobre la violencia
como
forma
de
solución
de
problemas
es asimismo una tarea necesaria.
En
una
fase posterior se
pueden
ensayar,
según
los casos, otras es
trategias terapéuticas,
como
la relajación, el entrenam iento
en
solución
de
problemas y la
enseñanza de
habilidades
de
comunicación,
que es
una
forma
de
canalizar la ira y resulta
ser un buen
antídoto contra la
agresión.
Asimismo,
un aspecto
psicopatológico
que no puede
eludirse
en
algunos sujetos y
que en
su caso requiere
una
intervención específica
es
el relativo a los celos patológicos,
que
resultan
muy
resistentes al
tratamiento y
que pueden ser
tratados,
con
resultados desiguales,
mediante técnicas
de
reestructuración cognitiva y
de
saciación.
a
re
estructuración cognitiva
se
orienta,
como
ya
se ha comentado,
a reem
plazar los
pensamientos exagerados
y
erróneos sobre
la infidelidad,
los celos, etc.,
por
otros más
prudentes
y realistas.
Por
su parte, la
sa
ciación consiste
en pedir
al sujeto
que
imagine
de modo
intensivo y
prolongado
sus temidas situaciones
de
infidelidad,
experimentando
abiertamente las
emociones
y sentimientos negativos
que
les
son
con-
¿Por qué
víctima s
femenino
y
agresor masculino
comitantes.
Se
espera que este proceso psicológico, de
ponerse
de
modo intencionado
y
reiterado en lo peor, acabe «saciando» al indivi
ratamiento
de
los
agresores
T BL 8 8
Guía de prevención de
recaídas
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 112/137
duo y contrarrestando y reduciendo sus pensamientos y emociones
involuntarios de celos.
El programa tiene generalmente un formato individual. No obstante,
algunas sesiones ---en concreto, las relacionadas con las habilidades de
comunicación
y
de
solución
de
problemas- se
pueden
realizar, en
una
fase avanzada
de
la terapia, con ambos miembros de la pareja cuando el
caso concreto lo requiera
y
sólo si el maltratador
ha
tomado plena con
ciencia de su problema, han cesado
por
completo los episodios de vio
lencia y el desarrollo del tratamiento hasta ese momento
ha
sido positivo.
revención
de recaídas
El
objetivo de cualquier intervención terapéutica es, como no
puede
ser de otra manera, consolidar el cambio
de
conducta a largo plazo. Las
recaídas
son
el reto más importante. Éstas
son
más frecuentes en los
. primeros meses tras la terminación d el tratamiento. Al cabo
de
1-2 años
de mantenimiento, las nuevas estrategias aprendidas suel en haberse in
corporado
de
forma estable al repertorio
de
conductas del sujeto.
En la prevención
de
recaídas se tratan diferentes aspectos
que
están
con
frecuencia asociados a la reincidencia, en concreto los déficits de
autoestima y el consumo abusivo
de
alcohol y drogas.
La
evitación
de
la recaída
supone
apreñder a identificar las situaciones
de
riesgo que
pueden llevar al descontrol
en
el comportamiento, así
como
a utilizar
estrategias de afrontamiento adecuadas
que puedan
incorporarse al re
pertorio
de
conductas.
Por lo
que
se refiere al consumo abusivo
de
alcohol, se corrige a
través
de
un programa
de
bebida controlada.
Si
se trata
de
un problema
de alcoholismo en sentido estricto, es preciso derivar al paciente a un
centro
de
salud mental.
Por
último,
se
orienta al sujeto hacia la creación
de un estilo
de
vida positivo,
con una
vida
tan
gratificante
como
sea
posible, lo
que
hace menos probable la
adopción de
comportamientos
violentos (tabla 8.8).
En cuanto a la aplicación concreta
de
este programa en un medio
comunitario, el lector interesado puede encontrar
una
información más
pormenorizada sobre la guía completa de evaluación
y
tratamiento en
el manual
de
Echeburúa y Corral 998) y, respecto a la aplicación en
un medio penitenciario, en el texto
de
Echeburúa, Amor y Fernández
Montalvo (2002).
Déficits en autoestima Reevaluación cognitiva.
Establecimiento de metas positivas.
Consumo
abusivo
de
alcohol y Programa
de
consumo
controlado.
drogas
Evitación de la reincid encia Identificación de situaciones de riesgo.
Aprendizaje de estrategias de afronta
miento.
Creación
de
un estilo
de
vida positivo.
FUENTE: Adaptación de Echeburúa, Amor y Femández-Montalvo, 2002.
esultados
obtenidos
Este programa completo ha sido evaluado recientemente con 196
hombres violentos contra la pareja tratados
en un
medio
comunitario.
Los
resultados obtenidos
con
los sujetos que
han
completado el progra
ma han mostrado una tasa de éxito del 88 al finalizar el tratamiento,
que se redujo, sin embargo, al
53
en el seguimiento de los doce me
ses.
El
éxito ha sido definido como la desaparición completa de la vio
lencia física
y
la reducción significativa de la violencia psíquica,
todo
ello considerado tanto desde la perspectiva del agresor como desde la
de la víctima.
En las variables psicopatológicas relacionadas con el riesgo de mal
trato, tales como celos, abuso de alcoholo irritabilidad, se ha producido
asimismo una mejoría significativa. Sin embargo, la tasa de rechazos
y
de abandonos ha sido alta. En concreto, del total de la muestra inicial
096 sujetos), un 45 (88 pacien tes) rechazó iniciar o
abandonó
pre
maturamente-
la intervención.
Los
abandonos se produjeron en las
tres
y
cinco primeras sesiones,
cuando
la relación terapeuta-paciente no
era todavía sólida
y
cuando
el sujeto no había visto aún con claridad las
ventajas del cambio de conducta.
Por tanto, los resultados obtenidos en la evolución comentada son
alentadores. Si
bien
no está resuelto el problema del alto grado
de
abandonos (cercano a la mitad), sobre
todo
al comienzo del tratamien
to (lo
que
exige ahondar más en las estrategias motivacionales), más de
¿Por qué
víctima es femenino
agresor masculino
la mitad de quienes finalizaron la terapia obtuvieron beneficios terapéu
ticos mantenidos a lo largo del tiempo. Estos resultados, sin
ser
conclu
ratamiento de los agresores
En la figura 8.1 se recogen
e s q u e ~ á t i c m e n t e
los principales fac
tores de riesgo que, de acuerdo con los conocimientos actuales, con
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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yentes, resultan, cuando menos, esperanzadores.
Según los diversos estudios sobre tasas de reincidencia
en
este tipo
de programas, el mero hecho de recibir un tratamiento reduce conside
rablemente la probabilidad de recaída. En general, las reincidencias
parecen
depender
más de las características personales de los maltrata
dores que del tipo de intervención recibida.
Actualmente está
en
marcha un programa terapéutico grupal de
hombres violentos contra la mujer
en
las prisiones españolas, basado
en
el tratamiento descrito
en
este capítulo y complementado
con
un
manual de autoayuda pa ra los presos. La evaluación inicial de este pro
grama
ha
sido satisfactoria,
pero
todavía no
hay
resultados disponibles
sobr e su efectividad a largo plazo es decir,
cuando
se haya producido
la excarcelación
de
los sujetos y éstos se hayan reincorporado a la vida
en
libertad).
8 3
TRATAMIENTO DE AGRESORES SEXUALES
La
agresión sexual y los agresores sexuales constituyen,
como
tam
bién
lo
son
el maltrato
de
pareja y los maltratadores, uno
de
los retos
más complejos y difíciles a los
que
se enfrenta la psicología criminal.
Ello es debido a que, como se
ha
mencionado, en el proceso
de
desa
rrollo
de
los jóvenes que acaban convirtiéndose en agresores sexuales
suelen confluir diversas problemáticas interrelacionadas ciertas carac
terísticas individuales - como baja autoestima y alta impulsividad-,
socialización inapropiada, experiencias
de abuso
infantil o de abando
no, fantasías sexuales desviadas, etc.)
que
se traducen en problemas en
tres diferentes ámbitos personales: el
de
la conducta sexual en sí, el del
comportamiento social más general y el de las cogniciones y emociones
que
están implicadas en las conductas sociales y sexuales.
Riesgos
para
l agresión sexual
Como se ha señalado,
debido
a la multifactorialidad etiológica del
fenómeno de la agresión sexual, no debería esperarse que el tratamien
to psicológico eliminase por completo el riesgo criminal de los agreso
res sexuales, sino
que
lo redujese en un cierto grado. Esta predicción
teórica coincide en
buena
medida, según veremos más adelante,
con
los datos empíricos sobre la eficacia relativa
de
los tratamientos.
tribuyen a favorecer los comportamientos que conducen a una agre
sión sexual. Los riesgos se han dividido
en
la siguiente estructura de
factores:
o:::> Estáticos relativos a aquellos aspectos o características del modo
de ser profundo del individuo ser varón, impulsividad, etc.) o
correspondientes a sus experiencias pasadas victimización
sexual infantil, precoc idad delictiva, etc.). Estos factores
de
riesgo
son estáticos
en
cuanto que no pueden ser directamente modifi
cados por el tratamiento, que, como es lógico, sólo puede incidir
sobre elementos actuales y en relación con el comportamiento
futuro del sujeto. Tales aspectos estáticos serían, utilizando una
metáfora terapéutica, la casa» es decir, aquello que el individuo
es y que difícilmente puede variar. Un principio terapéutico bien
establecido con delincuentes, y relativo a los factores estáticos, es
el denominado principio de riesgo»: su significado es que el tra
tamiento debería ser más estructurado o intensivo en proporción
directa a la magnitud global
de
los factores estáticos
de
riesgo.
o:::> Dinámicos referidos a aquellos riesgos que, como tener hábitos
delictivos, contar con amigos antisociales, carecer de vínculos
prosociales, abusar d el alcoholo de las drogas o mostrar creen
cias justificadoras de la agresión sexual, son susceptibles de ser
eliminados o reducidos mediante un tratamiento adecuado. En la
metáfora terapéutica aludida los factores dinámicos constituirían
los muebles», es decir, aquellos elementos personales actuales
cómo se comporta el sujeto, cómo piensa, con
quién
va, etc.)
que, al igual que los muebles
de
la casa, uno podría sustituir por
otros,
aunque
ello
deba
hacerse
poco
a poco y
con
el esfuerzo y
la ayuda necesarios. El principio terapéutico más importante, en
l tratamiento de todo tipo de agresores y delincuentes, denomi
nado de necesidad criminogénica», establece que los factores de
riesgo dinámicos directamente vinculados a la actividad delictiva
de un sujeto hábitos antisociales, justificaciones
de
la violencia,
déficits en habilidades sociales, falta de apoyo prosocial, etc.)
son
los objetivos principales del tratamiento.
o:::> Parcialmente modificables relativos a algunas características
del individuo que ni constituyen factores completamente está
ticos o inmodificables) ni totalmente dinámicos o modifica-
¿Por qué
víctim
es femenino y agresor masculino?
bIes . Entre éstos se encontrarían la dimensión de riesgo impul
sividad-autocontrol, la empatía, el
consumo
abusivo crónico
de
Tratamiento de los agresores
Un aspecto
de
actualidad es determinar
qué
papel podría desempeñar
en
esta reducción del riesgo delictivo la medicación inhibitoria del impul
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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alcohol y drogas, etc. En el símil propuesto,
podríamos
hablar
de
«las reformas
de
la casa»,
es
decir,
de
aquellos elementos
que
ni constituyen puramente paredes maestras
de
la casa,
que no
se
puedan
tocar, ni tampoco
son
meros muebles
que uno pue-
da reemplazar con rapidez
y
completamente. l
igual
que
en
una
casa
pueden
reformarse parcialmente
algunos tabiques de
distribución
de
las habitaciones,
cambiar
las
ventanas
y las
puertas o variar el
color de
las paredes, también las personas
pueden
efectuar
en su
vida, en
ese espacio personal intermedio
entre
lo
que uno es
y lo
que
la vida le
ha
dado, algunas refor
mas y ajustes
que
pueden mejorar
sus
posibilidades futuras.
Estos factores parcialmente modificables se
asocian
al
denomi-
nado
«principio
de responsividad
o individualización», lo
que
implica
que
las intervenciones terapéuticas deben adaptarse en
la
medida de
lo
posible
a las
peculiariedades personales de
los
sujetos tratados.
igura 8 1 Factores de riesgo para l agresión sexual
{adaptado
a
partir de Redondo 2008]
so sexual, lo
que
comúnmente suele denominarse «castración química».
Sencillamente, los fármacos antiandrógenos serían
un
posible método
más que, combinado con el tratamiento psicológico actual, podría contri
buir a reducir el riesgo
en
aquellos casos en que
un
impulso sexual irre
frenable fuera prominente
en
la etiología
de
la agresión sexual. En opi
nión
de
los autores, para la utilización terapéutica
de
medicación
inhibitoria del impulso sexual en el marco del tratamiento penitenciario
no sería estrictamente necesario reformar la ley, ya
que
la vigente Ley
Penitenciaria prevé el uso, para el tratamiento
de
los delincuentes encar
celados,
de
cualesquiera medios educativos, psicológicos, sociales o mé
dicos.
Los
fármacos inhibitorios
de
la sexualidad
son
ciertamente
un
mé
todo médico, por lo que su
uso
terapéutico,
con
las mismas condiciones
de
voluntariedad
que
para el resto
de
las técnicas
de
tratamiento, está
legalmente contemplado. Más allá
de
esto, las dudas
pueden
suscitarse
cuando,
en
lugar
de
tratamiento farmacológico
de
inhibición del impulso
sexual, se habla
de
«castración química». En este último caso el debate
sobre si está o
no
prevista legalmente adquiere tintes más nominalistas y
dramáticos. La aplicación
de
tratamientos psicológicos a los delincuen
tes sexuales
es una
estrategia relativamente reciente,
con apenas
tres
décadas de
historia. Además, la
proporción de
delincuentes sexuales
que
recibe tratamiento
es pequeña en
relación
con todos
los agresores
condenados.
Los programas
suelen ser
intensivos y
de
larga duración;
generalmente se aplican varias horas
por semana durante uno
o
dos
años. Estos programas incluyen técnicas dirigidas específicamente a
tres áreas problemáticas principales:
comportamiento
sexual desviado,
distorsiones cognitivas y justificaciones
sobre
el
abuso
y la agresión
sexual y funcionamiento social
del
sujeto
en un plano
más general.
Suelen intervenir
en
el tratamiento diversos terapeutas
con
frecuen
cia
un hombre
y
una
mujer
que
adiestran a los agresores sexuales
en
habilidades sociales específicas
con dos
propósitos complementarios:
primero,
que aprendan
a inhibir
con
firmeza las conductas
de
agresión
sexual, y segundo,
que adquieran
las habilidades
de
comunicación ne
cesarias
para
establecer relaciones sexuales adultas y consentidas.
lementos que favorecen
l
tratamiento
El
tratamiento psicológico aplicado
con
agresores sexuales, al igual
que
lo ya visto
para
los maltratadores, requiere
que
éstos
se
impliquen
¿ or qué
v í c t i m ~ e s
femenino y agresor masculino
y participen activamente en su desarrollo. Es decir, se necesita
una
cier
ta conciencia
de
la necesidad
que
tienen de mejorar algunos aspectos
Tratamiento de los agresores
vida, especialmente
por
1
que
concierne al aumento
de
su interés y
preocupación
por
las demás personas y a su consideración del futuro.
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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de su vida, así como la motivación necesaria para hacerlo. En esta di
r e i ó ~ se han señalado una serie de elementos que favorecerían la
adecuada aplicación y la eficacia de los tratamientos
con
agresores
sexuales.
Un requisito importante es que el individuo
se
haga consciente de
que tiene un problema y se sienta disconforme
con
los comportamien
tos
que ha
realizado,
deseando
cambiar
de
cara al futuro.
También es importante que el agresor caiga
en
la cuenta de que sus
conductas no han ocurrido
porque
sí, sino que existen diversos factores
(tales como ciertas creencias, fantasías, abu so de alcohol, explosiones de
rabia, etc.) que guardan una estrecha relación con el desencadenamien
to de sus agresiones. Asimismo se requieren algunas condiciones perso
nales facilitadoras, como que el individuo sea capaz de entablar relacio
nes afectivas, disponga de ciertas habilidades verbales y de comunicación
interpersonal y tenga cierta capacidad para aprender de la experiencia,
así como para controlar su conducta en alguna medida.
Es
un
indicador favorable para el tratamiento que no haya habido
violencia física
en
la realización
de
los delitos y
que
el sujeto
no
pre
sente psicosis o deficiencia neurológica grave.
Desde la perspectiva de los posibles factores sociales de protección,
contribuye al éxito del tratamiento, y a la postre a la reducción del ries
go delictivo futuro, que el individuo disponga de vínculos afectivos
prosociales en el marco de
su
propia pareja y familia, en el ámbito la
boral y
en
otras posibles áreas.
Por 1 que concierne a la motivación de los agresores para cambiar,
al inicio de los programas debería contarse con que ésta no será
todo
1 genuina y sincera que sería deseable. No obstante, ello no significa
que no se deba ni se pueda trabajar con estos sujetos. En
un
primer
estadio la motivación para el tratamiento puede ser concebida más
como
un objetivo del propio programa que
como
un requisito para el
inicio del tratamiento.
Una serie de factores susceptible de condicionar la motivación de los
agresores para cambiar son su edad y nivel de maduración y las transi
ciones vitales o momentos de cambio en que puedan hallarse (como
podrían ser haber roto
con
la pareja o tener una nueva pareja, haber
sido padre, haber sufrido la muerte reciente de un familiar o amigo, aca
bar
de recibir la comunicación de la sentencia condenatoria, etc.); tam
bién las narrativas subjetivas o interpretaciones que el sujeto hace de su
Algunos principios del trabajo motivacional
con
delincuentes serían
los siguientes: expresar empatía a los sujetos, desarrollar su percepción
de las propias inconsistencias, evitar la discusión
con
ellos, trabajar la
resistencia al cambio y a poyar
su
autoeficacia.
ngredientes
terapéuticos
Las primeras aproximaciones al tratamiento
de
los delincuentes
sexuales, anteriormente a los años ochenta del pasado siglo, considera
ban que la motivación sexual era el factor etiológico prioritario de di
chos delitos y, en consonancia con ello, los tratamientos se dirigían
exclusivamente a intentar recondicionar las preferencias sexuales de los
sujetos. Sin embargo, se vio que esto era insuficiente y se consideró
también necesario pla ntear el tratamiento en términos de normalización
de su vida sexual y social, adiestrando a los agresores
en
aquellas habi
lidades sociales y de interacción que son necesarias para poder mante
ner relaciones sexuales normalizadas y consentidas.
Asimismo se incorporó como objetivo de los tratamientos la erradi
cación
de
las distorsiones cognitivas» y justificaciones del delito. Y des
de principios de los años ochenta se incluyeron también estrategias de
prevención
de
recaídas, que,
aunque
procedentes del
campo de
las
adicciones, se adaptaron a la realidad de los agresores sexuales. Me
diante la prevención de recaídas se
enseña
a los sujetos a identificar y
anticipar posibles situaciones de riesgo
que
puedan presentárseles para
la reincidencia sexual, así como a afrontarlas más positivarriente. Más
recientemente los tratamientos han incorporado también ingredientes
para la mejora de la autoestima de los sujetos, para el incremento de su
capacidad de intimidad y para la mejora de su empatía con las víctimas.
En la actualidad el formato básico de la mayoría de los programas
que
se
aplican internacionalmente incluye los siguientes elementos te
rapéuticos:
1
Autoestima
Mediante este ingrediente terapéutico se intenta crear
un
clima que apoye y motive a los sujetos para considerar que tienen la
capacidad de cambiar y mejorar. También se intenta ayudarles a mejorar
su nivel educativo y sus habilidades laborales y la amplitud de sus acti
vidades sociales, así como su propia apariencia externa. Asimismo se les
anima a detectar sus características personales más positivas por ejem
plo, el
hecho de
ser trabajador, amigo leal, generoso, etc.). Una estrate-
¿Por qué
víctima
es
femenino y
agresor masculino
gia utilizada para ello
es que
identifiquen dichas características y las ano-
ten en una
cartulina
para poder
repasarlas
con
frecuencia durante el día.
ratamiento de los agresores
De modo
más concreto,
en
la tabla 8.10
se
muestran algunos ejem-
. plos
de
excusas
que son
habituales
en
los agresores sexuales, tal y
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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Diversos estudios
han comprobado que
estos procedimientos mejoran la
autoestima
de
los agresores sexuales, lo que a su vez aumenta sus posi-
bilidades
de
cambio
en
los restantes
componentes
del programa.
2
Distorsiones cognitivas.
Para trabajar
sobre
la erradicación
de
las
distorsiones cognitivas y
de
las justificaciones delictivas, se
pide
a cada
sujeto
que
describa el delito realizado
desde
su propia perspectiva. A
medida
que
lo hace, se cuestionan, mediante
un
formato
de
diálogo so-
crático, las valoraciones sesgadas
que
va
dando en
su descripción
por
ejemplo,
con
preguntas
como «¿estás
seguro
de que
ella pretendía pro-
vocarte?», «¿podrías
haber hecho
otra
cosa?»
etc. . Pos teriormente se
cuestionan también las actitudes y creencias favorables al delito
que van
emergiendo
en
distintos
momentos del proceso
del tratamiento. En la
tabla 8.9 se presentan diversos ejemplos
de
justificaciones y distorsiones
habituales
que
también
son
frecuentes
en
los agresores sexuales.
T BL
8 9
Distorsiones cognitivas frecuentes
Pensamiento «todo o nada»
Pensamiento catastrófico
Etiquetado negativo
Razonamiento emocional
siento qu es cierto)
Magnmcación/minimización
«Lectura
de
la
mente de
otro»
como prueba)
Sobregeneralización
Personalización de mala fe
«O la forzaba o todo el
mundo
diría
que
yo era un
mariquita.»
«Si
la hubiera dejado, me habría arruina-
do
la vida.»
«No tengo remedio, mi destino es éste.»
«Aunque
me
rechazaba, sentía
que
en
realidad l o deseaba.»
«Era
la mujer más hermosa
que
había
visto en mi vida. Nunca tendría
una
oportunidad como
aquélla.»
Sabía que, al igual
que
yo, ella también
lo estaba imaginando y deseando.»
Ya se sabe, todas las mujeres quieren
siempre lo mismo.»
«Van a por
mí »
como se
detallan
en
el programa
de
tratamiento utilizado
en
prisiones.
T BL 8 10
Ejemplos
de
excusas justificaciones
comunes
en agresores sexuales
/ No habría ocurrido si el niño
no
hubiese
preguntado
cosas sobre sexo.
/
Todo
lo
que
hicimos fue porque a ella le apetecía.
/ No la violé, hicimos el amor.
/ Ella
me
provocó
/ Esa tía lo estaba pidiendo a gritos
con
esos andares y
esa
forma
de
mirar.
/ No le hice tanto
daño
como dijo.
/ Sólo la amenacé,
pero
no le pegué.
/
Aunque
dijo
que
no, ella realmente tenía ganas
/ Llevaba
una
vida muy ligera
/ Mucha gente hace cosas peores
que
yo.
/ Tuve
una
mala noche.
/ Estaba como loco, fuera
de
í
/ Aunque
no
me
lo dijo,
yo
sabía
que me
deseaba
/
No soy perfecto
/ No
pude
hacer nada por evitarlo.
/ Me obligó a hacerlo.
/ No fue
para
tanto
/ Ella disfrutó tanto como yo.
FuENTE:
Redondo, 2008.
3 Empatía.
Como
ya se
ha
mencionado, los agresores sexuales
presentan una gran
dificultad
para reconocer
y sentir el
daño que han
causado
a sus víctimas,
por
lo
que
un
objetivo del tratamiento
es
sensi-
bilizarlos
sobre
el dolor
que
experimentan
las víctimas. Para ello el gru-
po
de
tratamiento elabora
una
lista
de
posibles consecuencias
de
la
agresión sexual y posteriormente,
se pide
a
cada
sujeto
que
considere
si tales consecuencias
podrían haberse producido en su propia
víctima.
Entonces cada participante
en el
programa,
asumiendo
el rol
de su
víc-
tima,
debe
escribir
una
carta,
que
hipotéticamente
su
víctima
le
dirige a
él. En ella el sujeto, en el
papel de
su víctima,
debe
manifestar el
odio
y la rabia
que probablemente
la víctima siente hacia él, la desconfianza
hacia los hombres, los sentimientos
de
inseguridad y
de
culpabilidad
¿Por
qué víctima es femenino y
agresor masculino
que
la agresión le generó, así
como
otros problemas emocionales o
de
comportamiento
que una
víctima podría manifestar. Este ejercicio se
Tratamiento
de los
agresores
4 Relaciones personales/aislamiento
En el tratamiento
se
utilizan
estrategias específicas
para aumentar
las habilidades
de
los sujetos
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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completa
después cuando
se
pide
al sujeto
que
escriba
una
hipotética
respuesta a la carta anterior. En ella el sujeto
debe
reconocer su respon-
sabilidad
por
el delito y aceptar la legitimidad
de
los sentimientos
de
la
víctima, así
como
comentarle los esfuerzos
que
está realizando
para
disminuir el riesgo
de
volver a agredir sexua1mente
en
el futuro.
Aunque el desarrollo
de
la empatía constituye la prioridad del entre-
namiento emocional
de
los agresores sexuales, también se presta la
debida
atención a la regulación
de una
serie
de
emociones
que
se con-
sideran imprescindibles
para una
vida social integrada y
no
delictiva. A
continuación se
presentan en
la tabla 8.11 algunas
de
las emociones
con
las que
se
trabaja mediante el programa
de
tratamiento
de
agreso-
res sexuales aplicado actualmente
en
las prisiones españolas.
TABLA 8 11
Emociones positivas
y
negativas cuya expresión
apropiada es enseñada
los
sujetos
Esperanza Alegría Ira Odio
Asombro
Compasión
Desilusión Dolor
Fascinación Felicidad Infelicidad
Nostalgia
Entusiasmo Gusto Envidia
Decepción
Satisfacción Amor Sufrimiento Nerviosismo
Sorpresa Placer Rechazo
Preocupación
Enamoramiento Diversión
Inseguridad Vergüenza
Atracción Pasión Tristeza Humillación
Alivio Ternura
Depresión
Remordimiento
Orgullo Euforia Miedo Arrepentimiento
FUENTE Redondo, 2008.
Como
puede
verse fácilmente, el anterior repertorio
de
emociones,
tanto positivas
como
negativas, forma parte
de
la experiencia compar-
tida
de
los seres humanos. Por ello,
es
muy
importante
que
también los
agresores sexuales,
que
a
menudo han
experimentado un proceso
de
embotamiento emocional, reactualicen sus capacidades emocionales y
reaprendan a sentir «con normalidad todas estas emociones ,
que son
fundamentales para orientar más correctamente su comportamiento, sin
abusar
o agredir sexua1mente a otras personas.
para
las relaciones personales y
de
este
modo,
reducir su aislamiento
y su
tendencia
a vivir o
pasear
de
forma solitaria. Para ello,
se
trabaja
sobre
aspectos tales
como
la
comunicación
interpersona1, los celos, la
sexualidad y el
miedo
a
no tener
pareja. En concreto, se
pide
a cada
participante en el
programa que
analice si los
problemas mencionados
aparecen en
su experiencia vital anterior. Se
espera que cada
sujeto
hable de
sus relaciones personales
pasadas con
el objetivo
de
ayudar-
le a identificar estrategias
de
relación y estilos
de apego
afectivo
po-
bres, superficiales e inapropiados. A partir
de
ello se orienta y
enseña
a los sujetos a estructurar caminos más efectivos
para
sus relaciones
interpersona1es.
5
Actitudes y preferencias sexuales Muchos delincuentes sexuales,
por
paradójico que
pueda
resultar,
son
bastante ignorantes
en
cuestio-
nes sexuales,
10
que dificulta aún más que
puedan tener unas
relacio-
nes sexuales satisfactorias con
personas
adultas. Unido a ello,
muchos
agresores
se
enfrentan a sus problemas
no
sexuales (aburrimiento, ira,
soledad) recurriendo al sexo como mecanismo preferente y casi exclu-
sivo
de
afrontamiento. Para solventar estos déficits se les ofrece
una
cierta
educación
sexual, a la vez
que
se les
enseñan
estrategias más
efectivas
para
enfrentarse a sus problemas.
y en
el caso
de
qlle los sujetos muestren fuertes preferencias y fan-
tasías antisociales
con
niños o con violencia),
pueden
utilizarse técni-
cas concretas, como el re condicionamiento masturbatorio, específica-
mente
dirigidas a reducir tales preferencias y fantasías desviadas y a
sustituirlas
por
otras socialmente aceptables.
6 Prevención de recaídas El uso de esta técnica presupone atribuir
al abuso y a la agresión sexual
un
cierto carácter adictivo. Es decir, se
consideran las agresiones sexuales como conductas
que
requieren
una
repetición periódica, que es incitada por diversos estímulos internos
(cambios fisiológicos, pensamientos, emociones, etc.) o acontecimien-
tos externos (pornografía, visión
de una
chica solitaria, etc.).
En la técnica de prevención de recaídas se
pide
a cada agresor sexual
que identifique la secuencia de elementos sucesivos
que
le
han
llevado
en el pasado a la comisión del delito y los factores que suelen ponerle
en situación
de
riesgo, como,
por
ejemplo, merodear
en
solitario a pie
o con el coche
por
zonas
poco
transitadas, consumir pornografía, tener
acceso a potenciales víctimas, sentirse deprimido, aislado, furioso o es-
tresado,
tener
dificultades
en
sus relaciones o, simplemente, utilizar
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
estrategias inefectivas
para
afrontar sus problemas. También se le
ayuda
a identificar las estrategias que pueden ser
más
adecuadas para evitar o
Tratamiento de los agresores
El
programa
actualmente aplicado, aunque
en
esencia
contiene
los
mismos ingredientes principales, introduce algunas variaciones en re-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 118/137
aminorar la influencia negativa de los riesgos
que
puedan presentarse
en el futuro y para afrontarlos adecuadamente
El
objetivo de estos procedimientos es que el sujeto caiga
en
la cuen-
ta e identifique los primeros
eslabones
o
pasos
de una secuencia que le
llevaría al delito. En estos primeros estadios puede resultar relativamen-
te fácil interrumpir la
cadena de conductas
que
va a concluir con una
agresión sexual. En el marco
de
esta técnica se
denomina fallo»
al he-
cho de dejarse llevar a la realización de una conducta que constituye un
eslabón o avance hacia el proceso de recaída en el delito. En la ta-
bla 8.12 se ejemplifican algunos fallos» típicos cometidos
por
los agre-
sores sexuales que
pueden
conducirles a una recaída en el delito.
TABLA 8.12
Ejemplos
de
«fallos»
más comunes
que pueden llevar
la
recaída en
la
agresión
sexual
1
Estar a solas con una posible víctima
1
Tener
fantasías sexuales de agresión o con menores.
1
Sentir
enfado
hasta el
punto
de estallar o querer hacer
daño
a alguien.
1
Sentirse desesperado creyendo que no existe posibilidad de evitar la
agresión
1
Experimentar
una
soledad intensa.
1
Mirar detenidamente el cuerpo de una mujer, o de un menor.
1
Estimularse con fantasías sexuales de agresión o con menores.
1
Comprar pornografía.
1
Charlar con una posible víctima
1 Pensar
en la posibilidad de estar a solas con un menor.
FUENTE
Redondo, 2008.
La mayoría de los programas de tratamiento con agresores sexuales
se desarrollan en España en las prisiones. Tanto la legislación
española
como las normas internacionales instan a las administraciones peniten-
ciarias a aplicar programas con delincuentes violentos y sexuales, así
como a tomar las medidas de control necesarias para facilitar su reinte-
gración social y evitar su reincidencia. Las primeras aplicaciones de
programas de tratamiento con agresores sexuales se iniciaron
en
las
prisiones españolas
en
1996.
lación con la estructura internacionalmente
aceptada
y ya comentada
En la tabla 8.13 se
presenta
de modo sintético dicho programa, que se
estructura en tres partes denominadas de la siguiente manera:
1
entre-
namiento
en relajación, 2 toma de conciencia y 3 toma de control. En
la tabla se presentan dicha estructura, así como sus
correspondientes
ingredientes terapéuticos y una sucinta descripción de éstos.
TABLA
8 13
Tratamiento de delincuentes sexuales en España
1. Entrenamiento
en
relajación
2.
Toma
de
conciencia
• Historia
personal
• Distorsiones
• Mecanismos de
defensa
3.
Toma de
control
• Empatía
• Prevención de
la recaída
• Distorsiones
cognitivas
Mediante técnicas de relajación muscular, se
enseña
al
individuo a controlar sus estados de mayor tensión.
Tiene
por
objetivo que el sujeto
adquiera
conciencia
sobre
sus actividades delictivas y los factores
que
pue-
den
precipitarlas
El sujeto efectúa un
repaso de su propia
vida
para
ad-
quirir conciencia de cómo ha ido orientándose hacia
el delito.
Se confronta al individuo con sus errores de pensa-
miento
acerca de su conducta delictiva
Se trabaja
sobre
las justificaciones y excusas más fre-
cuentemente utilizadas por los agresores sexuales
Su objetivo
es
que el sujeto
adquiera
y mejore paulati-
namente el control sobre su propia conducta.
Dirigida a mejorar la
capacidad para
darse
cuenta
y
ser
solidario con el sufrimiento
de
otras personas.
Se
enseña
a anticipar situaciones de riesgo de repeti-
ción del delito y a generar respuestas de afrontamiento
prontas, antes de que el riesgo se incremente.
Se profundiza
en
el trabajo
sobre
distorsiones cogniti-
vas,
ya
iniciado en la primera parte, acerca de sus
valoraciones
sobre
las mujeres, el
comportamiento
sexual y la justificación del uso de la violencia.
¿Por qué
víctima
es
femenino
y agresor masculino
TABLA 8 13 continuación)
ratamiento de los agresores
Control y
apoyo
comunitario
de
os delincuentes
sexuales
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 119/137
• Estilo
de
vida
positivo
• Educación
sexual
• Impulso sexual
Se instruye a los sujetos
para
programar mejor su vida
y rutinas cotidianas (horarios, objetivos, esfuerzo, per
sistencia, etc.).
Se les forma
en
relación
con
la sexualidad
humana,
especialmente por lo
que
se refiere a su concepción
como actividad de comunicación y respeto recíproco
de los deseos
de
otras personas.
Módulo opcional para ser empleado con aquellos su
jetos que muestran fuertes impulsos sexuales desvia
dos en lo tocante al empleo
de
la violencia o del
mantenimiento de contactos sexuales con parejas in
fantiles). Su objetivo es reducir dichos impulsos me
diante técnicas psicológicas específicas.
Fármacos
inhibitorios del impulso sexual
El
impulso sexual
puede
reducirse mediante la administración
pe
riódica (generalmente semanal)
de
medicación antiandrógena, que o
bien directamente
reduce
la secreción
de
testosterona o bien
bloquea
su acción
en
el nivel
de
los receptores nerviosos. Para ello se
han
em
pleado
dos
sustancias principales:
l
acetato de ciproterona -Andro
ur (ePA)
en
algunos países europeos) y el acetato de medroxi ro-
gesteron -Progevera - MPA)
sobre
todo en Norteamérica). Más
recientemente
se ha comenzado
a utilizar
un antiandrógeno
más
po
tente
y
de
efecto
prolongado, l
agonista análogo de la hormona libe-
radora de gonadotropina (GnRH),
que se
inyecta
una vez
cada 1-3
meses, elimina
completamente
-aunque
de modo reversible-
la se
creción
de
testosterona y, además,
presenta
mínimos efectos
secunda
rios. La administración a pedófilos
ha
logrado, al igual
que
los trata
mientos psicológicos más efectivos, reducir la reincidencia a tasas
inferiores al 10 .
Lo más habitual es que estos fármacos se utilicen
no de modo
aisla
do
sino como complemento
de
tratamientos psicológicos como los aquí
descritos.
La
legislación española prevé
una
figura jurídica (la libertad condi
cional) que permite aplicar tratamientos, asignar normas
de
conducta,
efectuar controles y seguimientos, favorecer planes
de
reinserción, et
cétera,
durante
el último cuarto del tiempo
de
cumplimiento
de una
condena de
privación
de
libertad,
cuando
el
penado se
halla todavía
bajo control
de
la justicia.
Para favorecer la reinserción
de
los agresores sexuales, y reducir
de
ese
modo
su riesgo delictivo,
desde una
perspectiva técnica resulta impres
cindible trabajar proactivamente sobre los apoyos y los controles sociales
informales que rodearán su vida cotidiana. Dichos controles incluyen las
familias, los amigos prosociales, los contextos laborales, etcétera, que,
para los delincuentes, al igual que para los
no
delincuentes,
desempeñan
un papel
fundamental para la ordenación y
l
control
de
las conductas.
En España una
de
las carencias más importantes en este campo está
precisamente
en
la ausencia
de
estructuras
de apoyo
y control comuni
tario que apliquen planes proactivos
de
reinserción
de
los ex delin
cuentes,
con
la finalidad
de
reducir sus posibles riesgos delictivos futu
ros. Éste es,
desde
nuestro
punto
de
vista,
uno de
los grandes retos
de
la prevención de casuísticas criminales
de
alto riesgo.
8 4
CONCLUSIONES SOBRE LA EFICACIA
DE LOS TRATAMIENTOS
CON
VARONES
AGRESORES
Las intervenciones con los maltratadores y los agresores sexuales
constituyen objetivos complejos y llenos
de
controversias. Son múlti
ples los sistemas implicados en la toma
de
decisiones
para
acabar con
l
ciclo
de
la violencia y el abuso sexual tanto en el hogar como,
de
modo
más amplio,
en
el
plano
social. Tanto
l
sistema
de
justicia,
por
un lado, como los profesionales
de
la salud mental,
de
los servicios so
ciales y
de
las nuevas profesiones criminológicas,
por
otro,
deben
diri
gir sus esfuerzos a encontrar métodos más efectivos
para
prevenir, tratar
y controlar estos problemas. Frente a posicionamientos más bien sim
plistas, el tratamiento psicológico
no
es propiamente
una
alternativa a
las medidas judiciales, sino más bien algo complementario. Por ello, lo
razonable es integrar
uno
y otro tipo de medidas con arreglo a las po
sibilidades
que
ofrecen las leyes.
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
De
hecho,
para
el caso de los maltratadores, la
suspensión
condicio
nal
de
la
condena en
los delitos
menos
graves
con una
pena
de
prisión
Tratamiento de los agresores
Para el caso
de
los maltratadores, la
heterogeneidad de
los programas
existentes y la variedad
de
las técnicas utilizadas hasta la fecha impiden
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 120/137
inferior a
dos
años) está condicionada al sometimiento del agresor a
un
programa
terapéutico específico.
La
entrada
de
la violencia doméstica
en
el sistema
de
justicia
puede ser
necesaria
para
la protección
de
la
víctima,
pero
resulta insuficiente
en muchos
casos para reducir el mal
trato de forma permanente. Por ello, es preciso
complementar
la acción
de
la justicia
con
los programas
de
intervención psicológica,
bien en
el
marco de
la prisión,
bien
en un
entorno
comunitario.
Desde una
perspectiva psicológica, el objetivo del tratamiento
debe
orientarse al control
de
la violencia, al
margen de
la posible reconcilia
ción de
la pareja, y
no puede
limitarse a la
mera detención
de la agre
sión física
con
alguna técnica
de
control de la ira.
De
hecho, lo
que
resulta más difícil de controlar
es
el maltrato psicológico,
que puede
continuar
aun después de haber cesado
la violencia física.
Un aspecto importante y
común
a todos los programas
de
interven
ción destinados a los hombre s violentos contra la pareja- es el alto nivel
de
rechazos y abandonos
de
la terapia, especia lmente
cuando
dichos pro
gramas se aplican
en
la comunidad. En este sentido, e l tratamiento resulta
un
instrumento útil sólo
cuando
el agresor es consciente
de
su problema,
asume su
responsabilidad
en
los episodios de violencia y se muestra mo
tivado para modificar
su
comportamiento agresivo. En estos casos existen
programas
de
tratamiento psicológico que han mostrado
su
eficacia
en
la
terapia
de
los hombres violentos,
con unos
resultados claramente espe
ranzadores si los sujetos implicados concluyen el programa propuesto.
Cuando
los programas de tratamiento se aplican
en
el marco de ins
tituciones
de
justicia,
como
las prisiones, aunque también se producen
abandonos, su
tasa es inferior. Ello
probablemente es debido
a
que
en
una situación de encarcelamiento, a menudo con la perspectiva
de
un considerable
número
de
años
de condena
por
delante, participar
en un
tratamiento psicológico,
en
relación cotidiana con los terapeutas
y
con
otras
personas con
problemáticas parecidas a la propia, puede
resultar
verdaderamente
interesante y atractivo. Asimismo
en un
con
texto penitenciario las rutinas y voluntades
de
los internos están,
como
es
lógico,
mucho
más influidas
por
las
propuestas
de tratamiento y de
otras actividades que allí se ofrecen, ya
que
la participación y el rendi
miento
en
ellas serán
tomados en
consideración a múltiples efectos ju
rídico-penitenciarios permisos de salida, régimen abierto, libertad con
dicional, etcétera). Pese a ello, incluso en estas circunstancias algunos
sujetos rechazan o abandonan el tratamiento que se les
propone.
obtener
conclusiones definitivas. Quiz á conve nga
en un
futuro
depurar
las guías de tratamiento
en
función de las diversas variables implicadas
modalidades terapéuticas, número de sesiones o formato individual o
grupal) y
de
los distintos tipos
de
maltrato y
de
maltratadores, así
como
de
los posibles trastornos mentales o
de
personalidad asociados.
A
un
nivel predictivo, los factores asociados al éxito terapéutico
son
la juventud del maltratador,
una
situación
económica desahogada,
el
comienzo
tardío
de
la violencia y la realización
de un mayor número de
sesiones
de
tratamiento.
Las
perspectivas
de
futuro se centran actualmente
en
la aplicación
de
un
tratamiento individual, ajustado a las necesidades específicas de cada
persona, intercalado con sesiones grupales de hombres violentos,
en
el
marco global de
un
programa para
toda
la familia, en
un
contexto preci
so
en
la comunidad,
en
prisión o bajo vigilancia judicial,
según
los ca
sos) y
con un
tratamiento psicofarmacológico, a
modo de apoyo
comple
mentario,
en
algunos casos de sujetos especialmente impulsivos o con
trastornos del estado de ánimo. El programa terapéutico debe ser prolon
gado
al menos,
de
seis/doce
meses) y
con unos
controles
de
seguimien
to
regulares y próximos que cubran
un período
de uno o dos años.
Por
último, la motivación
para
el tratamiento
es
el
motor
del cambio
y la
piedra
angular del éxito en
un programa
terapéutico con
todo
tipo
de
maltratadores. No
se
trata tan sólo
de
la motivación inicial
para
acu
dir al programa, sino de la motivación necesaria
para mantenerse en
el
tratamiento y cumplir adecuadamente con las prescripciones terapéuti
cas. Conseguir una mejora en la motivación es, sin duda,
uno
de los
grandes retos de futuro.
Por lo que concierne a la eficacia de los tratamientos con agresores
sexuales, se
dispone
en la actualidad de resultados que apuntan a una
efectividad relativa de estos programas.
De acuerdo
con
l
investiga
ción internacional, el tratamiento logra, como promedio, reducir la
reincidencia de los
grupos
tratados entre 5 y 10 puntos,
para
tasas
de
reincidencia sin tratamiento)
de
en
torno
al
20 .
Ello implica que,
si
de cada
100 delincuentes sexuales habitualmente reinciden 20, al
aplicarles tratamiento se consigue
que
entre 5 y 10
no
lo hagan. Ade
más, algunos programas, especialmente los de orientación cognitivo
conductual, como los aquí presentados, y
también
la combinación de
éstos con terapias hormonales, se traducen en una disminución todavía
mayor de
la reincidencia.
¿Por
qué víctima es femenino y
agresor masculino?
Hasta el momento en España se
ha
realizado una única evaluación
de
la eficacia del tratamiento
de
los agresores sexuales, correspondien
f
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McMurran, M (2002). ¿Es el agresor sexual un adicto al delito? En
S
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8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 121/137
te a
una
muestra
de
49 agresores tratados en prisión y
de
73 agresores
sexuales
no
tratados
de
los que se efectuó un seguimiento
de
cuatro
años, para comprobar si habían o no reincidido. Los resultados obteni
dos
por
el tratamiento
son
muy prometedores, ya
que
el
grupo
tratado
reincidió en un 4,1 frente a un 18,2 del
grupo no
tratado. Es decir,
mediante el tratamiento se logró rebajar la tasa de reincidencia sexual
en
14 puntos sobre el 18,2
que
sería esperable
en
ausencia
de
trata
miento.
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9 PREVENCiÓN
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 122/137
«Prevención» es
un
término más desgastado por usarlo indebida y
retóricamente que por hacerlo realidad mediante acciones concretas.
Con muchísima frecuencia es utilizado
para
hacer referencia a las me-
didas legales y penale s aplicadas a los agresores sexuales y maltratado-
res. Otras veces sencillamente se emplea
en
el marco de expresiones
pura mente mecánicas y vacías: «habría que hace r prevención»;
«más
vale
prevenir que curar» ..
Este capítulo final se propone dota r al t érmino «prevención» de con-
tenido real, es decir, de propuestas específicas de acción por lo que se
refiere a la violencia contra las mujeres ejercida
en
forma
de
maltrato y
de abuso y agresión sexual.
Hacer p revención significa emprender actuaciones de diversos tipos
educativas, sociales, de ayuda social y económica, de mejora urbanís-
tica, etc.) que tengan
como
objetivo, y log ren
en
alguna medida, dismi-
nuir las agresiones contra las mujeres. Esto último es muy importante:
las acciones preventivas no se identifican y se justifican por su mera
intención, sino por sus resultados, que deben poder ser evaluados. Des-
de esta perspectiva, sólo deberían calificarse como preventivas las ac-
tuaciones que verdaderamente han conseguido evitar algunas conduc-
tas violentas, las cuales
se
habrían
producido en
ausencia de las acciones
preventivas emprendidas.
En materia de delincuencia en general, es
mucho
más lo que se hace
para legislar las conductas correctas es decir, lo que debe o no debe
hacerse y para castigar a los infractores que para evitar que las trans-
gresiones y los delitos se produzcan.
i
lo anterior es así globalmente,
lo es más por lo que se refiere a los delitos de violencia contra las mu-
jeres que aquí nos ocupan. e invierten muchos más esfuerzos y se
gasta mucho más dinero en castigar a los infractores, y también afortu-
nadamente
en
socorrer y ayudar a las víctimas, que en disminuir la pro-
babilidad de las agresiones y sus correspondientes victimizaciones.
¿Por qué
víctima
es
femenino
y agresor masculino
Quizá las razones principales para 1 anteriormente dicho son
dos: la primera, el ensimismamiento punitivista que imbuye
toda
in
revención
9 1
PREVENCiÓN GENERAL
SOBRE VARONES
EN RIESGO DE
SER AGRESORES
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 123/137
tervención sobre la infracción y el delito, bajo la consideración,
tan
reiterada
como
ingenua, de que el castigo severo de los culpables
disuadirá a ellos mismos y a otros
de
acciones semejantes; y la se
gunda,
que
la prevención es un territorio más comp lejo y difícil
que
el castigo y, también, de resultados inciertos, que se producirán, en
todo
caso, a medio y largo plazo. Frente a ello, las medidas puniti
vas, que no
suelen
contar con
pruebas de
eficacia a largo plazo, tras
ladan
a la ciudadanía, en cambio, la inmediata apariencia a corto
plazo de que
se
están
tomando
medidas duras y urgentes, es decir,
que
se está
haciendo
algo radical para acabar con los delitos. En ello
reside probablemente su mayor atractivo y venta política a los ciuda
danos.
Hemos comentado
que
la prevención d ebería reducir las agresiones
sexuales y la violencia contra las mujeres. Sin embargo, ese logro gene
ral al que se aspira admite varios tipos de resultados parciales o medi
das específicas
de
eficacia. La efectividad más evidente sería
que
la
prevención lograra disminuir el
número de
delitos
que
se
producen
contra las mujeres, es decir,
que
se
redujera el
número
de
incidentes, o
la incidencia delictiva del maltrato y de los asesinatos de pareja, de los
abusos sexuales y de las violaciones.
Otro resultado importante que podría producir la prevención sería
disminuir el número
de
individuos
que
participan, como agresores, en
estas actividades criminales, a 1 cual se denomina
prevalencia delicti-
va.
Es
decir, constituiría
un
resultado muy satisfactorio de la prevención
lograr que cada vez
menos
varones se implicasen
en
actividades delic
tivas de maltrato familiar o de agresión sexual.
También sería posible evaluar la eficacia de cierto
plan
de preven
ción a partir de conocer
en
qué grado
se
producen
menos
víctimas de
estos ' delitos, o
menos
víctimas
son
revictimizadas, y también
en
qué
grado los daños producidos a las víctimas (físicos, psicológicos o eco
nómicos)
son
menores.
En este capítulo se propondrán,
sobre
la base de los conocimien
tos
tanto
generales
sobre
el delito como, específicamente, a partir
de lo que se sabe sobre las agresiones de los hombres contra las mu
jeres, algunas de las principales líneas y posibilidades de actua
ción
existentes para la
prevención del
maltrato y de las agresiones
sexuales.
Como se ha puesto de relieve a lo largo de esta obra, los varones
tienen mayor probabilidad de
ser
agresores que las mujeres, pero esta
probabilidad
no
es igual para todos los varones. En esta dirección se
ha
efectuado
una
diferenciación muy importante entre lo que se
ha
deno-
minado agresores y delincuentes limitados a la adolescencia» y persis
tentes». Estos dos grupos se han caracterizado atendiendo a los siguien
tes cuatro aspectos:
inicio
del comportamiento antisocial, presencia o
ausencia
de problemas especiales
en la infancia,
características
más tí
picas y
necesidad
o
no de
intervención especializada.
Por lo
que
se refiere al inicio, los agresores
limitados a la adolescen-
ci suelen ser jóvenes varones
que han
cometido algunas acciones anti
sociales,
pero que abandonan
tal comportamiento antisocial antes
de
los
diecisiete años. Por el contrario, los agresores
persistentes
suelen haber
cometido algunas acciones antisociales en la infancia, que son reiteradas
con
el
paso
del tiempo, y constituyen un
pequeño
porcentaje de en
torno al 5 )
de
todos los jóvenes
que han
cometido algún delito.
En lo relativo a si
han
experimentado o
no
problemas especiales
en
la infancia, los delincuentes
limitados a la adolescencia
no suelen ha
ber
manifestado problemas infantiles relevantes. En cambio, en el caso
de
los
persistentes
se observa
una
probable conexión entre déficits
neuropsicológicos y condiciones ambientales adversas durante la infan
cia. Se considera
que
los déficits neurológicos
conducen
a dificultades
en habilidades cognitivas, y éstas, a su vez, guardan relación
con
el he
cho
de que
un joven tenga un temperamento difícil. Es frecuente
que
en los mismos niños confluya
una
crianza inadecuada
con
lazos fami
liares rotos y
con
situaciones
de
pobreza.
En lo concerniente a sus características más típicas, en los
limitados
a la adolescencia
se observa
una
inconsistencia conductual entre situa
ciones,
en
el sentido de que los comportamientos antisociales suelen
aparecer sólo en aquellos contextos de amigos, en la calle, etc.) en
que
resultan útiles y fáciles. Sin embargo, en otros contextos (familia, escue
la o grupos deportivos) el joven muestra en general comportamientos
prosociales, sin que se observe incremento de la conduct a antisocial
en
gravedad. Por el contrario, los delincuentes persistentes suelen mostrar
de modo sistemático correlatos conductual es
como
los siguientes: em
pleo
precario,
deudas
constantes, ausencia de normas, conducción
en
condiciones
de
ebriedad, violencia frecuente, promiscuidad irresponsa-
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
ble, maltrato a parejas,
abandono
y abuso
de
hijos y trastornos menta
les.
Prevención
Con toda probabilidad muchos de los maltratadores y agresores
sexuales de mayor riesgo pertenecen al grupo de los delincuentes per
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 124/137
Por último,
en
lo referido a la posible necesidad de intervención téc
nica, los agresores limitados a la adolescencia
requieren
poca o ningu
na
intervención, ya que los procesos normales
de
socialización princi
palmente en la familia y en la escuela) producirán generalmente una
correcta integración social; por el contrario, los agresores
persistentes
requerirán la máxima intervención especializada.
TABLA 9 1
Agresores persistentes y limitados
la adolescencia
nicio Muchos jóvenes varones
han cometido
algunas
acciones antisociales.
Problemas
especia No.
les
en la
infancia
Características
picas
tí
Inconsistencia
conduc-
tual
de
los
comporta-
mientos antisociales:
aparecen
sólo en
aque-
llos contextos en que re
sultan útiles y fáciles.
No
incremento
de la
gravedad
de
la
conducta
antisocial.
Necesidad
de inter Requieren poca o nin-
vención guna
intervención.
FUENTE A partir de Moffitt, 1993.
Inicio
en
la infancia:
5
de
los jóvenes
que
han
cometido algún delito.
Conexión entre los défi
cits neuropsicológicos
que se relacionarían
con
dificultades cogniti
vas y temperamentales)
y las condiciones am
bientales adversas.
Frecuente confluencia
de
crianza
inadecuada
con
lazos familiares ro
tos y con pobreza.
Correlatos conductuales:
empleo
precario,
deu-
das, ausencia
de
nor
mas,
conducir
ebrio,
violencia, promiscuidad
irresponsable, maltrato a
parejas,
abandono
y
abuso de
hijos y trastor
nos mentales.
Requieren máxima inter
vención
especializada.
sistentes, reuniendo muchas de las características mencionadas. Ello
significa que en un número elevado
de
casos
son
personas que ya des
de la infancia han mostrado algunos signos de posible comportamiento
antisocial grave. Así pues, la prevención debería iniciarse en esas pri-
. meras etapas, especialmente en el marco de la familia y de la escuela,
y, cuando los casos sean especialmente problemáticos y graves, a partir
de servicios psicosociales especializados.
En los agresores persistentes suelen confluir, según se
ha
visto, tanto
déficits neuropsicológicos como condiciones ambientales desfavora
bles. Más allá
de
las específicas casuísticas particulares, existen circuns
tancias socioambientales adversas que pueden afectar a múltiples in
dividuos en riesgo de agresión y delincuencia, haciendo éstas más
probables. Son las siguientes: rechazo paterno, disciplina errática e in
consistente, abandono o abuso en la familia, experiencias negativas y
traumáticas en la escuela, relaciones problemáticas
con
amigos y com
pañeros, trabajos marginales, desempleo crónico, problemas
de
pareja,
fracaso en los objetivos trazados, victimización delictiva, residencia en
barrios
pobres
y privados
de
servicios, carencia
de
hogar, discrimina
ción
por
raza o sexo, etc.
Muchas
de
las anteriores fuentes
de
tensión social, que constituyen
factores de riesgo generales para el comport amiento antisocial y violen
to,
son
objetivos importantes
de
la prevención primaria y secundaria.
La
prevención primaria es aquella que efectúan con carácter general e
inespecífico los estamentos
de
socialización centros de educación y
de
salud) cuando prestan a los ciudadanos sus respectivos servicios.
La
prevención secundaria es la que debería realizarse, especialmente en
sujetos jóvenes, sobre aquellos casos y situaciones
de
violencia todavía
incipientes, antes de que se agudicen y consoliden.
Se
han
diferenciado cuatro etapas principales, correspon dientes a su
vez a cuatro ambientes del desarrollo infanta-juvenil, que
pueden
tener
un influjo prosocial/antisocial
en
el individuo dependiendo
de
las in
fluencias preponderantes etapas que,
por
ello, resultan especialmente
relevantes para la prevención primaria y secundaria):
>
tapa preescolar hasta la edad
de
unos 5 años): aquí tendría
una
clara prioridad sobre el niño su propia familia. De ahí que los
factores de riesgo o protección familiares tengan
una
gran signi
ficación en esta etapa.
¿Por
qué víctima
es femenino y agresor masculino?
>
Escuela primaria
(entre los 6 y 10 años): en esta etapa primaría,
sin dejar
de
lado el papel
de
la familia, la influencia del contexto
revención
ventiva primaria a nivel familiar y escolar, debería estar
basado en
los
siguientes puntos:
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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escolar, por lo cual
son
muy importantes las características
de
las
acciones escolares y del clima de la escuela.
>
Educación intermedia
de la edad
de 11
a
14
años): en ella sería
preponderante el entramado escuela/amigos, lo que confiere la
mayor relevancia a los modelos a
que
el joven se ve expuesto, .
así como a los posibles inicios experienciales en el consumo
de
alcohol drogas, etc.
>
Educación secundaria
(entre los 15 y los 18 años): en esta etapa
yen
estas edades se considera
que
las influencias riesgo/protec
ción ya están en
buena
medida establecidas, teniendo aquí la
mayor relevancia los factores
de
riesgo o protección
que pueden
contribuir al mantenimiento/elimi nación
de
las conductas antiso
ciales adquiridas.
En esta secuencia se consideran momentos críticos las transiciones
de
etapa a etapa, en cuanto
que
suelen
comportar
cambios
de
ambien
te,
con
nuevas condiciones, normas y estructuras. Estas transiciones sue
len
suponer
oportunidades
especiales
para
modificar el comportamien
to, tanto en
una
dirección positiva como negativa, dependiendo
de qué
factores e influencias
predominen
de protección o de riesgo).
Otro aspecto importante es
que
la prevención
debe
tener un cariz
sistémico o intercontextual, debiendo realizarse
combinadamente
en
los distintos lugares en los
que
se desarrollan los roles sociales. s decir,
existe
una
interdependencia
entre
aquello
que
se hace en la escuela, la
educación
en el marco
de
las familias y los mensajes
que
se
emiten
en
el medio social.
Una
de
las estrategias especializadas
más
prometedoras en
esta
di
rección
es la denominada
terapia multisistémica que
comporta el
trabajo simultáneo
en
varios escenarios (familia, escuela, amigos),
para el desarrollo, en sujetos y familias en riesgo, de habilidades intra
personales e interpersonales.
También
se
ha
mostrado como
una
es
trategia eficaz la educación específica a los
padres,
a la
vez que
se
realiza un cuidado material diario durante
unas
horas)
de
los
niños
en
riesgo, especialmente dirigido a su estimulación y enriquecimiento
cognitivos.
En general,
un
ambiente pobre
en
estímulos morales constituye
un
factor de riesgo crítico
para
la aparición de conductas antisociales y vio
lentas. Por ello, el control
de
la violencia, desde
una
perspectiva pre-
a Eliminar, en la medida
de
lo posible, todas las frustraciones inúti
les, privaciones, injusticias y castigos impuestos externamente. En
cierto modo, la violencia se produce
cuando
una persona no
puede
vivir
de
manera normal su necesidad
de
poder» (Rollo
May).
b
No reforzar más la
conducta
agresiva y
comenzar
a estimular la
conducta no agresiva (solidaridad, altruismo, etc.).
La
comunica
ción, por ejemplo, tiende a cerrar el
paso
a la violencia.
c) Hacer sentir a los hijos el efecto de sus malos actos de modo
que
se desarrolle en ellos un sentimiento de culpa normalizado no
exagerado o patológico) y,
en
definitiva, una conciencia moral.
el
Enseñar a los hijos a no hacer a los otros lo que no les gustaría
que les hicieran a ellos.
e Evitar que experimenten reiteradamente imág enes e historias que
representan brutalidad y crueldad. En concreto, la reducción de
la violencia infantil exige impedir en la mayor medida posible
que
los niños
sean expuestos
con
asiduidad a escenas
de
violen
cia gratuita.
j Darles y entrenarles
en
la
búsqueda
de alternativas a la violencia
física: discusiones razonadas, experimentación de sensaciones
gratificantes
en
el deporte, los viajes, etc. La sublimación de la
agresividad se puede producir a menudo a través del trabajo, la
creatividad y el deporte.
g Enseñar a los padres maneras de evitar el castigo físico. No se
puede enseñar a los hijos a que no agredan a otros golpeándo-
les a ellos cuando lo hacen, como no se puede enseñar a que no
griten gritándoles nosotros.
h Corregir en los niños conductas
de
brutalidad temprana (y no
alentarlas nunca) referidas al trato
con
los animales, a la destruc
ción de objetos colectivos o a la relación con niños indefensos.
i Limitar la disponibilidad y accesibilidad a los niños de armas y
otros objetos
de
agresión.
j Prevenir el consumo
de
alcohol y drogas, así como la margina
ción de grupos minoritarios.
k Corregir y eliminar los pensamientos xenófobos, racistas y ma
chistas en el proceso
de
socialización en la familia y en la es
cuela.
¿Por
qué víctima
s
femenino y
agresor masculino
)
Dar apoy o comunitario a las familias
con
dificultades y apoyo psi-
cológico y médico a los adolescentes
con
problemas.
m Generar los recursos comunitarios necesarios para resolver el fra-
revención
Así pues, seg ún lo come ntado hasta aquí, resultarían especialmente
relevantes los riesgos socioambientales derivados
de
inapropiados esti-
los
de
crianza parental. Por ello, debería realizarse un esfuerzo especial
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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caso escolar y proporcionar a los profesores técnicas
de
resolu-
ción de conflictos.
n
Establecer
una
educación compensada:
educar
al niño en los de-
rechos y en las obligaciones, es decir,
dar
amor,
pero
en un mar-
co de
significados y normas
de
respeto a los derechos
de
los
otros. Sólo así se
pueden
desarrollar correctamente la empatía,
los valores morales y el autocontrol.
o) Enseñar a los niños la expresión
de
emociones y estrategias
de
solución de problemas.
p Favorecer pautas educativas sanas
de
los padres para los hijos: 1)
apego
afectivo; 2) implicación
en
las actividades
de
los hijos; 3)
supervisión
de
los hijos,
con
establecimiento
de
normas, especial-
mente a partir
de
la preadolescencia, y 4) disciplina
no
punitiva
y consistente. Porque, en último término, el fracaso en los estu-
dios y el desapego importante
de
los valores prosociales
de
los
adultos
pueden ser
la antesala
de
la agresión y del delito, o
de
otras conductas asociadas a ellos,
como
el consumo adictivo
de
drogas y
de
alcohol.
En general, se considera
que
los programas preventivos más efecti-
vos
son
aquellos
que van
dirigidos a los niños durante los primeros
doce
años
de
vida, mientras existe la oportunida d
de
estimular el desa-
rrollo
de
la compasión, la tolerancia, el sentido
de
autocrítica y la em-
patía.
En lo
que
aquí
nos
ocupa, quizá el estamento más difícil
de
cara a
la prevención sea el familiar. Mientras que es mucho más probable que
, la escuela transmita mensajes apropiados
por
lo
que
concierne a
una
educa ción igualitaria entre niños y niñas,
de
respeto recíproco
y de no
violencia,
no es
tan seguro
que
ello ocurra así
en
tódas las familias.
De
ahí
que
un reto importante
de
la prevención
de
la violencia contra las
mujeres sea la promoción de dicha prevención desde el
propio
marco
familiar. Ello requeriría probablemente destinar muchos más recursos
,de personal especializado a esta tarea comunitaria
de
ayuda y asisten-
cia a las familias en riesgo.
Y
el camino más sencillo y eficiente es, en
opinión de
los autores, detrayendo dichos recursos
de
los estamentos
puramente represivos,
que son
altamente costosos a la
par que
inefec-
tivos.
orientado a la prevención en este contexto, tal y
como
se razona a con-
tinuación.
a clave
de
la prevención crianza
y
educación
en la familia
Como ya se ha señalado,
l
desarrollo
de
la personalidad individual
es promovido en
buena
medida mediante los procesos
de
crianza y edu-
cación, especialmente en el
seno
de la familia. Desde antiguo se
ha
ve-
nido pon iendo de relieve algo
que
hoy, a partir
de
la investigación social
moderna, se considera
un
conocimiento
bien
establecido.
Se
trata
de
que
en la crianza y educación infantil el resultado final en cuanto al de-
sarrollo psicosocial apropiado
de
un joven
depende
en
una
parte prin-
cipal
de
la adecuada combinación
de
los dos elementos siguientes:
1
el
afecto de
os
padres bacia el niño
en cuanto a
su
aceptación, la respues-
ta apropiada a sus demandas y necesidades y la dedicación parental al
niño (lo
que
implica prestarle atención, así
como
pasar tiempo y com-
partir actividades
con
él); Y 2) el
comportamiento de
os
padres por
lo
que
concierne al mejor equilibrio posible entre las normas y la respon-
sabilidad
que
se le inculcan
en
relación
con
la familia, la escuela o los
amigos) y el control
que
se efectúa
de su
comportamiento.
Como
puede
verse en la tabla 9.2,
cuando
ambos elementos i -
mensión afectiva y conducta paterna
de
exigencia y control- se com-
binan adecuadamente (sin
que
resulten excesivos ni irrealistas), se ob-
tienen los mejores resultados en el desarrollo psicosocial
de
los jóvenes,
que
adquirirán
de
este
modo
independencia, responsabilidad y autoes-
tima, a la vez
que
un apropiado control
de
la agresividad. En todas las
demás circunstancias de combinatoria educativa los resultados en el
desarrollo infantil
no
suelen ser
muy
halagüeños, tal y
como
se recoge
en la tabla 9.2. Tanto la crianza indiferente
como
la autoritaria o indul-
gente
producen
graves déficits en el desarrollo infantil
por
lo
que
con-
cierne a c r e n ~ i s en la internalización moral y en la estructuración de
los procesos cognitivos superiores, así
como
alteraciones en la expre-
sión de
una
impulsividad y agresividad
que
pueden manifestarse de
una
forma descontrolada.
De
ahí
que
sea tan importante
que
la educación y crianza familiares
combinen equilibradamente la expresión afectiva y los controles
de
¿Por
qué
víctima es
femenino
agresor masculino
TABLA
9 2
Crianza familiar
funcionamiento
psicosoci l juvenil
revención
necesario atender a la mayor propensión general que presentarán los
varones para utilizar la agresión en el marco de los conflictos y disputas
que puedan suscitarse, incluidos,
en
la vida adulta, los producidos en
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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Aceptación del niño, respuesta a sus demandas, dedicación a él
Padres con autoridad impli-
cada.
Desarrollo infantil caracteriza-
do por altas independencia,
responsabilidad y autoestima,
y
por baja agresión.
Padres indulgentes, permi-
sivos.
Desarrollo infantil caracteriza-
do por bajas independencia y
responsabilidad
y
por altas
impulsividad y agresividad.
Padres autoritarios.
Desarrollo infantil caracteri-
zado por déficits en internali-
zación moral
y
bajas compe-
tencia social y autoestima.
Padres indiferentes/no
impli-
cados.
Graves déficits en el desarro-
llo cognitivo
y
social de los
niños.
FUENTE
Adaptado a partir
de
Garrido, Stangeland
y
Redondo, 2006, sobre
una
pro-
puesta previa
de
Henggeler, 1989.
conducta, debido a la trascendencia que ello tiene para el desarrollo
infantil apropiado.
Se ha puesto de relieve que un mecanismo general de protección
frente al comportami ento antisocial es la generación de vínculos a una
unidad prosocial, tanto por 1 que concierne a adultos como a amigos
prosociales. Para que esta vinculación resulte efectiva en términos de
prevención se requieren tres condiciones imprescindibles:
1
deben
darse a los niños oportunidades para contribuir con
su
propio esfuerzo
y conducta en los ámbitos de su familia, su escuela, sus amigos y, más
ampliamente, en su comunidad social (grupos deportivos, culturales y
de ocio); 2) deben enseñárseles aquellas habilidades (motoras, verbales
y de comunicación) que necesitan para poder aprovechar las oportuni-
dades que se les presenten para efectuar tales contribuciones prosocia-
les, evitando de ese modo excesivos fracasos y
su
consiguiente frustra-
ción, y 3) deben series reconocidas e incentivadas sus contribuciones.
También es muy importante, de cara a una prevención adecuada,
tomar en consideración los condicionantes psicobiológicos de la propia
naturaleza humana. En concreto, según se vio al principio del libro, es
la relación de pareja. Esta mayor probabilidad general de agresión in-
herente a los varones debería contrarrestarse mediante su educación y
socialización intensivas en los contextos de la familia y la escuela, espe-
cialmente durante la infancia y la adolescencia. El principal objetivo a
este respecto debe ser
que
los niños y adolescentes adqu ieran habilida-
des adecuadas
de
comunicación,
de
resolución
de
problemas y
de
au-
tocontrol, así como
que aprendan con
firmeza a inhibir los impulsos y
reacciones agresivos.
En esta misma dirección desempeñarán un papel fundamental dos
tipos de entrenamientos complementarios. El primero hace referencia a
los déficits cognitivos,
que
a la postre acaban presentan do muchos agre-
sores, en razonamiento moral, resolución cognitiva
de
problemas inter-
personales y empatía con el sufrimiento
de
las víctimas
de
las propias
violencias y delitos. Pues bien, un objetivo preferente de la prevención
de la violencia en jóvenes varones
en
riesgo debería ser precisamente el
entrenamiento y mejora
de
estas dimensiones cognitivas
de
la vida so-
cial. Complementariamente,
en
el contexto
de
tales entrenamientos cog-
nitivos, debería n también erradicarse las denominad as distorsiones cog-
nitivas» o pensamientos justificadores del uso
de
la violencia.
El
segundo factor relevante para el desarrollo de un estilo de comu-
nicación no violento es el entrenamiento, dirigido a jóvenes en riesgo,
en la expresión adecuada
de
emociones
y
especialmente, en la regula-
ción emocional
de
la ira. Muchas agresiones graves,
que pueden
derivar
en delitos
de
lesión, maltrato, agresión sexual, e incluso homicidio, se
precipitan en el curso de experiencias muy estresantes para el individuo,
que
le suscitan fuertes reacciones
de
ira y agresividad. De ahí la impor-
tancia general
que
tiene ayudar a regular y controlar las expresiones
iracundas
de
aquellos sujetos especialmente proclives a tales reacciones.
Los entrenamientos a
que
se acaba
de
hacer referencia no constitu-
yen una
mera formulación teórica bienintencionada
pero
irrealizable.
Aunque algo así no se haga actualmente en España
con
carácter gene-
ral, la tecnología científica
que
lo avala es fundamentada y potente, y
existen experiencias prácticas parciales que se han llevado a
cabo
en
algunos lugares, como escuelas y centros de barrio,
con buenos
resul-
tados preventivos. La propuesta
que
aquí se realiza es establecer pl anes
preventivos generales de entrenamiento, de jóvenes en riesgo, en co-
municación no violenta. De ese
modo
se podría llegar a muchas más
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
personas
y producir
un
mayor impacto preventivo. Una estructura
de
prevención secundaria
como
la
expresada
podría
ser
bastante más eco-
nómica que las más habituales med idas reactivas y punitivas
de
deten-
Prevención
en el marco del abuso infantil,
de
graves problemas económicos o de la
humillación del castigo físico
que
frecuentemente
han
sufrido, así
como
a partir
de una
educación caracterizada
por
la glorificación
de
la violen-
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
http://slidepdf.com/reader/full/por-que-victima-es-femenino-y-agresor-masculino-enrique-echeburua 128/137
ción, internamiento
en
centros, etc.), podría resultar
mucho
más eficaz
a medio y largo plazo y sería, a todas luces, más civilizada y progresiva
que
la
pura
justicia retributiva.
revención específica con
varones
en riesgo
de
maltrato
de pareja
Cualquier
hombre
puede
ser potencialmente violento contra su pa-
reja,
pero
algunos
tienen
una
mayor probabilidad
de
serlo, lo
que
per-
mite prestar
una
especial atención a las señales identificativas y dedic ar
unos
esfuerzos específicos
de
prevención a los
hombres de
alto riesgo.
En concreto, los agresores contra la pareja
tienden
a ser celosos o
posesivos y a sentirse humillados
por
la ruptura
de
la pareja, lo
que
re-
dunda
directamente
en un descenso
de
su autoestima. Y también pro-
penden
a consumir abusivamente alcohol o drogas, así
como
a
tener
una
red
de
apoyo
social y familiar
pobre
y a
depender
emocionalmente
de
forma exclusiva
de su
pareja. Una característica importante
en
ellos,
a la
que
deben
prestar at ención las víctimas,
es
el historial
de
violencia
con
otras parejas o
con
personas
de
su alre dedor y el historial
de
trata-
mientos psiquiátricos o psicológicos inconclusos. Asimismo
tienden
a
comportarse
de
forma desafiante y
con
crueldad, sin
temor
a las conse-
cuencias punitivas
de su
conducta, y a atribuir sus propios males y la
responsabilidad del maltrato a la víctima.
A veces las decisiones judiciales
de
protección a la víctima
que pue-
den
implicar detención sorpresiva y retención
en un
calabozo policial,
deprivación sensorial, expulsión del domicilio conyugal,
pérdida
de
contacto
con
sus hijos, problemas económicos o laborales y estigmati-
zación social),
pese
a su mejor intención,
podrían
llegar a favorecer
respuestas explosivas
de
los agresores al provocarles
una
ruptura bio-
gráfica brusca, así
como un
elevado nivel
de
falta
de
expectativas
no
tener nada que
perder).
En resumen, para el caso
de
muchos maltratadores, la génesis y el
desarrollo
de
su violencia podrí an rastrearse
en
la interacción entre
una
personalidad vulnerable débil emocionalmente y
con una
baja autoes-
tima) y
un entorno
facilitador. En general, los maltratadores
no son
en-
fermos mentales ni deberían ser tratados
como
tales, sino
que
más
bien
son
individuos
con
rasgos
de
personalidad antisocial, a
menudo
forjados
cia. Las personas que
han
tenido estos problemas en la infancia están en
grave riesgo de
no
llegar a desarrollar una emocionabilidad apropiada
hacia el sufrimiento humano, mostrarse afectivamente insensibles y
no
contar con estrategias de afrontamiento adecuadas para hacer frente a
las contrariedades
de
la vida.
La
violencia
en
estos casos suele esconder
sentimientos profundos
de
rupturas y desafectividad,
todo
ello adereza-
do a menudo con grandes dosis
de
alcohol y drogas.
Por ello, frente a las más frecuentes proposiciones punitivistas, aquí
se
propone
dar también una salida a los maltratadores en el sentido
de
ofrecerles
ayuda
especializada
para
evitar futuras reincidencias con
otras parejas, siempre que sean conscientes del
problema
y tengan
una
mínima motivación para el cambio. Ello
no
excluye,
por
supuesto,
l
determinación de las responsabilidades penales que les correspondan
por
las agresiones realizadas.
revención
específica con
varones en
riesgo
de abuso agresión sexual
En
un
capítulo anterior
se ha razonado
el
proceso
de génesis y de-
sarrollo de
l
agresión sexual
en
ciertos individuos. En la figura 9.1 se
matiza y amplía lo ya dicho orien tándolo hacia objetivos
de
prevención.
l triángulo representado quiere reflejar la idea
de cómo
el comporta-
miento
de
agresión sexual surge habitualmente
de
experiencias sexua-
les antecedentes. Como se muestra
en
la figura,
en
la adolescencia po-
drían
tener
lugar múltiples episodios leves
de
interacciones sexuales
juveniles
que podrían
hallarse
en
el límite de lo antinormativo
en
con-
creto, que
pueden
implicar a adolescentes
en
contactos sexuales con
niñas/os, o bien en actos en que la voluntariedad o consentimiento
de
alguno de los participantes puede ser dudosa o confusa).
Durante el
período de
la
pubertad
y la adolescencia los jóvenes co-
mienzan a explorar la sexualidad adulta e inician sus primeras interac-
ciones sexuales; en este
proceso tienen
que aprender qué comporta-
mientos sexuales,
con
qué parejas y en qué circunstancias y lugares
son
socialmente correctos y viables, y cuáles están legalmente impedidos
el sexo
con
niños y el
sexo
forzado especialmente).
En el decurso
de
esta
etapa de
socialización sexual juvenil va a
ser
trascendental la
educación
familiar y escolar,
que
debería transmitir a
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino?
Jóvenes adultos
Predicción
del riesgo/control
Prevención
ten
en
una motivación delictiva elevada y
en
una carrera criminal
duradera. La prevención secundaria va a requerir una detección precoz,
generalmente en los contextos familiar y escolar, a la vez
que
una deci
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Adolescencia
Inicio
de
la
adolescencia
Derecho penal
(juvenil o adulto)
Tratamientos
Prevención secundaria
educación, atención
especializada)
Prevención primaria
(educación
y
control paterno)
igura 9 1 Incremento del riesgo de agresión sexual y prevención
los jóvenes los valores y pautas de conducta apropiados para sus posi
bles interacciones sexuales
con
otras personas. Todo este gran ámbito
de socialización,
que
implicará actuaciones generales sobre educación
en actitudes y valores, educación sexual, control
de
la conducta, etc.,
concierne a la denominada prevención primaria a la que ya se
ha
alu
dido. Como resultado
de
esta educación general,
no
especializada ni
específica, es esperable
que
la inmensa mayoría de jóvenes adquiera
con
normalidad las pautas de conducta sexual correctas, que incluyen
también las necesarias inhibiciones, especialmente en lo que
hace
refe
rencia a la evitación de toda violencia sexual y a contactos sexuales con
menores.
Pese a lo anterior,
en
la adolescencia pueden producirse casuísticas
en que
algunos jóvenes
ya
no
realicen ciertas conductas
de
abuso
o
fuerza
por
mera inexperiencia o desconocimiento, sino que las repitan
como algo realmente excitante y gratificante. En esta
etapa podrían
también producirse los primeros intentos
de
agresión o incluso agresio
nes sexuales consumadas,
aunque
muchos
de
ellos
no
sean denuncia
dos ni conocidos. En este
punto
nos hallaríamos en el territorio de la
denominada
prevención secundaria
que,
según
comentamos anterior
mente, se dirige a aquellos casos en que ya se han manifestado los pri
meros
episodios de comportamient o antisocial, antes
de
que se concre-
dida intervención educativa y en los casos más graves, una atención
especializada.
Por último, en esta secuencia de creciente agravación, se pro ducirán
algunos abusos o agresiones sexuales severos (abusos infantiles o agre
siones sexuales y violaciones) que requerirán, en primera instancia, la
intervención del
derecho
penal, ya sea juvenil o
de
adultos, y
en
se
gunda, la realización de los oportunos tratamientos con los agresores.
También, para los casos más graves de agresores en serie y repetitivos,
se requerirán evaluaciones de riesgo orientadas a la predicción de la
probabilidad de futuros delitos. En todos estos supuestos nos hallaría
mos en el marco
de
la llamada prevención terciaria
que
se orienta a las
casuísticas más graves para evitar su repetición.
Tal como vimos
con
anterioridad, en esta escalada en la carrera de
lictiva desempeñan un papel fundamental procesos y mecanismos psi
cológicos como la
imitación de modelos antisociales
por ejemplo, jó
venes de mayor edad o adultos abusadores), la
práctica reforzada
de
las agresiones sexuales (cuya gratificación dimanaría
del propio
placer
sexual y también del reforzamiento social por parte
de
otras personas)
y el
recondicionamiento
(mediante la asociación repetida entre con
ductas ilícitas y excitación/placer sexual). Todos estos procesos ten
drían lugar, o bien a través de las fantasías sexuales desviadas que se
conectan
con
la masturbación, o directamente a partir de interacciones
sexuales antisociales.
Dada la importancia que actualmente se atribuye a la predicción del
riesgo de agresión sexual repetida, se le prestará aten ción específica a
continuación.
redicción
de l
reincidencia
sexual
La reincidencia global de los delincuentes sexuales que se sitúa en
torno al 20-30 ) es menor que la
de
otras tipologías delictivas, como
delincuentes contra la propiedad que es de alrededor del 50 ). Pero
esto no es así en el caso
de
los delincuentes sexuales en serie o persis
tentes, cuyos porcentajes de reincidencia en diferentes estudios se ubi
can
en
un rango
de
entre el 35 y el 75 . Por categorías delictivas, sobre
estos porcentajes promedio los varones agresores heterosexuales pre
sentan tasas
de
reincidencia algo más bajas que los homosexuales. Por
¿Por qué víctima es femenino
y
agresor masculino
otro lado,
es menor
la reincidencia
de
los agresores intrafamiliares que
la
de
los extrafamiliares.
De
todos los delincuentes sexuales encarcelados
es
esperable
que
la
Prevención
embargo,
nuevos
delitos.
Quienes
sostienen la necesidad y
oportunidad
de
las predicciones técnicas
cuentan
también
con
datos
abundantes
so
bre
la mayor certeza
de
éstas
para
la estimación del riesgo
que
los pro
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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mayoría
no
reincidan, debido a razones diversas: porque su delito o
delitos anteriores fueron circunstanciales y dichas circunstancias por
ejemplo, disponibilidad
de
una víctima menor en la familia)
es
impro
bable que
se repitan; o
porque
la agresión se asoció a
una etapa
juvenil
de
su vida; o
bien debido
a
que
cometió la agresión bajo la influencia
de
amigos delincuentes o
de
una banda
delictiva
con
los
que
ya
no
está
en
contacto.
Los episodios
de
violencia y delincuencia graves a cargo
de un
indi
viduo específico
son muy
difíciles
de
anticipar
en razón de
su baja ocu
rrencia.
Es
más fácil predecir conductas cotidianas y frecuentes
que
comportamientos
de
baja frecuencia,
por
más
que sean
muy graves y
dañinos,
como
es el caso
de una
reincidencia sexual. Sin embargo, el
problema con
la reincidencia sexual grave es que,
aunque
es una
con
ducta
de
baja frecuencia y
por
ello
de
difícil predicción, es devastadora
para las víctimas.
Dicha dificultad
de
predicción se
debe
tanto a puras razones estadís
ticas relativas a la baja predictibilidad
de
lo infrecuente,
como
sería el
caso
de un
terremoto)
como
a la multifactorialidad causal
de
la agresión
sexual, lo
que
impide
conocer con
precisión todos los elementos
que
pueden
condicionar
una
agresión y ajustar
de ese modo
la predicción.
Es
decir, más allá
de
las tasas globales
de
reincidencia, los delincuen
tes sexuales
presentan
una gran variabilidad
en
sus específicas inci
dencias delictivas, con una mayoría
que
o
no
comete delitos
nuevos
o
comete muy pocos
y
un
reducido
grupo de
sujetos
con
elevada reinci
dencia. Esta diversidad en la probabilidad
de
reincidencia futura com
porta
que el sistema
de
justicia
penal
deba
ponderar
el riesgo existente
de
que cada agresor sexual
pueda
reincidir. Estas decisiones afectan
en
nuestro sistema
penal
y penitenciario a situaciones tales
como
la conce
sión
de
permisos
de
salida, del régimen abierto y
de
la libertad condi
cional.
Sobre este particular existen perspectivas opuestas.
Así hay
quienes
defienden
la necesidad y pertinencia
de
tales predicciones y quienes,
por
el contrario,
son
pesimistas acerca
de
la
capacidad
real
para
antici
par dicho riesgo. Podría considerarse
que
ambas posturas albergan
una
parte
de
verdad.
Quienes
afirman la inexactitud
de
la predicción
de
la
futura delincuencia encontrarán sobrados argumentos para ello
en
aquellos casos
en que
ante
una
predicción favorable se producen, sin
1-
nósticos intituitivos o el
puro
azar.
De
todas formas, la capacidad
de
predicción
debe
interpretarse co
rrectamente. En materia
de
delincuencia es imposible
hacer
prediccio
nes exactas sobre el comportamiento futuro.
Por
ejemplo,
no
se
puede
afirmar
con tot l segurid d que
alguien
no
cometerá nuevos delitos o
que
sí los cometerá, encontrará
un
trabajo o
no
lo hará,
abandonará
el
consumo
de
drogas o será adicto a ellas
de modo
indefinido, etc.
Las
ciencias sociales
y
también las naturales)
no pueden operar
sino
en
términos
de
probabilidades, y
en
materia tan compleja
como
la
que nos
ocupa, posiblemente
de
probabilidades modestas. En nuestro caso, so
bre
la
base
de
una
amplia información relacionada
con
las personas
-edad,
experiencias y aprendizajes previos, educación, conexiones fa
miliares y sociales, inteligencia y habilidades, actitudes, valores y sa
lud-,
puede
llegarse a conclusiones acerca del mayor o menor riesgo
de
que cometan
o
no
nuevos delitos,
encuentren
y
mantengan un
tra
bajo o
abandonen
las drogas;
pero no
a la seguridad
plena
de
si lo an
terior sucederá o no.
De acuerdo con
los resultados
de
investigaciones españolas e inter
nacionales,
de
cara a la predicción del riesgo de repetición delictiva,
puede
ser interesante tomar en consideración las siguientes característi
cas correspondientes a los «perfiles» más típicos
de
los agresores sexua
les reincidentes tabla 9.3),
Como
puede
verse, los sujetos reincidentes se diferencian
de
los
no
reincidentes
en una
serie amplia
de
factores
de
riesgo
estáticos o
inmo
dificables), característicos de su propia individualidad por ejemplo, edad
más joven, elevado perfil psicopático o alta excitabilidad sexual) o de su
experiencia pasada
por
ejemplo, mayor duración
de
la carrera delictiva,
trayectoria laboral inestable o agresiones anteriores a víctimas desconoci
das). También presentan diferencias importantes entre ellos
en
cuanto al
porcentaje que han recibido tratamiento casi la mitad de los que
no
re
incidieron lo habían recibido), lo que apunta a la relevancia de factores
de riesgo dinámicos o modificables), tales como las habilidades de co
municación, .el desarrollo emocional o la empatía, que son habilidades
entrenadas
en
el marco
de
los actuales tratamientos psicológicos
de
agre
sores, con la consiguiente reducción del riesgo de reincidencia.
Asimismo se dispone
en
la actualidad de instrumentos interesantes
para la predicción
de
la reincidencia sexual, como,
por
ejemplo, el Ma
¿ or qué víctima es femenino y agresor masculino
TABLA 9 3
Perfiles más
típicos
de
los
agresores
sexuales
reincidentes
Prevención
factores de riesgo individuales sexuales, de personalidad, de aprendi-
zaje e imitación
de
modelos,
o
de
otra índole). En cambio, en las agre-
siones sexuales cometidas
por
varios individuos primarían
más
los fe-
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CONDUCT A Y CARRERA DELICTIVA
• Uso frecuente de pornografía y de fantasías sexuales desviadas.
• Cometen los delitos siendo muy jóvenes.
• Sus carreras delictivas tienen larga duración, diez años o más
• Negación o racionalización persistentes de sus agresiones y delitos.
• Han llevado a cabo conductas excéntricas o rituales.
• Versatilidad delictiva: han sido condenados por diversos delitos tanto
sexuales como no sexuales.
• Incremento paulatino del uso de violencia para la comisión de los de-
litos.
• Sus víctimas han sido diversas mujeres jóvenes no niñas) desconocidas.
TRAYECTORIA PERSONAL
• Baja competencia interpersonal.
• En general carecen de una pareja.
• En general no tienen hijos.
• Abusan del alcohol y también de otras drogas.
• Estilo de vida inestable.
• Trayectorias laborales inestables.
mSTORI PENAL PENITENCIARIA
• Han ingresado varias veces
en
prisión, donde han pasado bastantes
años.
• Salen de prisión siendo todavía jóvenes, en torno a los 30 años de edad.
• Excitabilidad sexual desviada y posible diagnóstico de parafilia.
• Mayor probabilidad de presentar rasgos psicopáticos.
• Baja motivación para recibir tratamiento.
•
En
general no han participado
en
un tratamiento o lo han abandonado.
nu l
de valoración del riesgo de violencia sexual
que permite estimar
el nivel de riesgo de un individuo a partir de la valoración de 20 ítems
o informaciones sobre
sus
características personales,
su conducta pasa-
da y
sus
perspectivas de futuro.
Prevención
de las
agresiones sexuales
en
grupo
Según se vio, las agresiones sexuales cometidas en grupo
poseerían
una naturaleza algo distinta de las realizadas por un agresor que actúa
en solitario. En este último caso
pueden
tener un
mayor
peso causal los
nómenos
y dinámicas grupales, que
pueden
condicionar firmemente las
conductas de los diversos miembros. Entre tales fenómenos,
son
espe-
cialmente importantes los
procesos de
decisión y
presión
grupales, la
lealtad y búsqueda
de
identidad, el miedo a
ser
ridiculizado, el deseo
de estatus, el consumo colectivo de alcohol y drogas, el
anonimato
y la
dilución
de
la responsabilidad, así
como
también
el desarrollo
por
el
grupo de códigos morales alternativos que pueden
amparar
y justificar
las agresiones.
En función
de lo
anterior, dichos
procesos
grupales
deberían ser
tomados
en
cuenta
por
lo
que
concierne
a la
prevención de
las agre-
siones sexuales en grupo y a la intervención con
quienes
ya las han
cometido. Especialmente relevante
podría
ser, a efectos preventivos, la
detección temprana de
jóvenes en riesgo
de
tales agresiones por
su
pertenencia
a bandas juveniles, abandono traumático de la escuela, et-
cétera), así como la formación y el
entrenamiento
a dichos jóvenes
para
resistir la
presión
grupal.
9 2 PREVENCiÓN GENERAL CON
MUJERES
EN
RIESGO DE SER VíCTIMAS
Cualquier mujer puede ser
en
principio víctima
de
maltrato o de
abuso
y agresión sexual, pero hay
determinadas
circunstancias que
po-
nen
a una mujer en mayor riesgo de victimización. Algunos factores
que contribuyen
a
dicho
riesgo pueden
corresponder
a
características
de la persona,
como
el
propio hecho
de ser mujer, ser joven, ser inmi-
grante, vivir sola, carece r
de
recursos familiares y sociales, haber sufrido
una agresión anterior o padecer
una
discapacidad mental; otros, por el
contrario,
son
situacionales
como haber
consumido
alcohol o drogas
en
exceso
en lugares
nocturnos,
frecuentar entornos marginales o peli-
grosos o estar enamorada
de
un
toxicómano
o
de
un hombre violento.
En estos últimos casos el riesgo puede verse incrementado
como
resul-
tado
del comportamiento imprudente de la víctima.
La victimización
experimentada es
decir, el alcance psicológico que
pueda
tener para
la víctima la agresión sufrida)
puede ser
más o menos
intensa y grave en función
de
la vulnerabilidad
de
la mujer. En general,
la fragilidad
emocional se acentúa
cuando una persona ha padecido
¿ or qué víctima es femenino
y
agresor masculino
otros delitos violentos o
de abuso
anteriores,
cuando
experimenta
un
estrés acumulativo,
cuando cuenta con
antecedentes psiquiátricos fami-
liares y cuando,
para
el caso
de
niños y preadolescentes, se
ha produ-
Prevención
la violencia
de
pareja, constituyen
una
rémora
para
su protección efec-
tiva. Hay víctimas
que
se niegan a declarar contra
su
pareja, otras que
mienten ,me di el golpe en la bañera»; «no recuerdo exactamente lo
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cido el divorcio
de
los padres.
Ninguno
de
los anteriores factores
de
riesgo, u otros
que puedan
aparecer en
casos específicos, s uele
ser
causa única
de
maltrato o abu-
so. Sus efectos acostumbran a ser,
por
el contrario, acumulativos e inte-
ractivos,
de
modo
que, cuanto
mayor sea
el
número
de
factores
de
riesgo, mayor será la vulnerabilidad
de
la víctima hacia la posibilidad
de
sufrir maltrato, más
aún
si convive
con un
individuo a su vez
en
riesgo
de ser
maltratador.
revención específica con mujeres en riesgo
de sufrir maltrato de pareja
Según vimos anteriormente, la violencia
en
la pareja
no
suele surgir
repentinamente, sino que responde a un proceso lento en el
que
se in-
cuban actitudes y conductas
de
hostilidad. Así,
por
ejemplo, las víctimas
pueden
percatarse
de
ciertas señales
de
alarma,
como
sentirse perma-
nentemente
controladas en relación con el
tiempo
libre, las amistades o
el dinero;
ser
objeto
de
humillaciones y desvalorizaciones públicas;
ser
desautorizadas delante
de
los hijos;
ser
acusadas
de
coquetear o
de
prestar más atenciones a otras personas; ser responsabilizadas
de
los
fracasos de su pareja, etc.
Las
víctimas
se producen más
fácilmente en circunstancias
de
vul-
nerabilidad, como
una edad muy
joven,
una
personalidad muy
depen-
diente,
una
situación
de
enfermedad o
de dependencia
económica,
un
consumo
de
drogas o un
entorno de
soledad.
l
perfil
de
riesgo está
constituido
por una
mujer
con
antecedentes
de
maltrato tanto si
ha
sido víctima como, también, si
ha
sido testigo
de
violencia familiar) o
de abuso
sexual en la infancia,
con una
discapacidad o alteración psí-
quica o física,
con una
personalidad débil o
poco
asertiva,
con
baja
autoestima,
con
carencias afectivas,
con
aislamiento social y familiar y
con unos
roles sociales tradicionales
fuertemente
enraizados. Contra-
riamente, la
red de
apoyo familiar y social se constituye como un fac-
tor protector
de
la violencia y como
una
medida efectiva para evitar la
retirada de las denuncias o la retractación del testimonio por maltrato.
Respecto a la violencia más grave el feminicidio), las actitudes am-
bivalentes
de
las víctimas,
con
las que hay
que
contar
en
el ámbito
de
que ocurrió porque estaba
muy
nerviosa,,) y otras que, tras presentar
una denuncia,
se
retractan posteriormente
de
ella. Debe hacerse cons-
ciente a la víctima,
como
ya
se ha
mencionado,
de
que las agresiones
constituyen
un
peligro real y que
probablemente
necesitan la
ayuda de
otras
personas
o
de
mecanismos sociales protectores.
Desde el
punto de
vista
de
la
prevención
primaria,
hay
que
prestar
atención
a las chicas
adolescentes
y jóvenes.
l momento
clave
es
al
comienzo de
la relación,
cuando
todavía
se
está en la fase
de
explo-
ración mutua y
cuando
la mujer
tiene mayor
capacidad
de
elección. A
veces
la intuición
puede hacer
sonar la alarma e indicar a la joven
que
un
chico
no es trigo limPio.
s
entonces cuando puede
conocer, más
allá
de
los sentimientos y
de
la pasión
del
noviazgo
que
le
pueden
llevar a
no querer
ver
que
existe
una
realidad negativa al
margen de
sus
deseos), los principios y creencias más sólidos
que
muestra el chi-
co
con
el
que
está
empezando
a salir, para saber si
son
compati-
bles
con
los suyos. Más tarde,
cuando pasados
los
años
la relación
ya
es
una
realidad complicada, salir
de
la situación va a
ser
más difícil
debido a los
compromisos
adquiridos:
una
larga historia
de
rela-
ción de
pareja, hijos, dependencias económicas,
presiones
familiares,
etcétera.
Por
medio de
la intuición,
que
a
menudo
actúa
como una
especie
de
radar que predice el peligro
de
forma natural, y
de
ciertas señales
de
alarma
¿controla
continu mente tu
tiempo?; ¿te acusa de ser infiel
y
de
coquetear?; ¿controla
los
gastos y te obliga a
d r
cuentas?; ¿te
humill
frente a
los
demás?; ¿comete conductas de crueldad,
sin
arrepentimien-
to? ¿tiene accesos de cólera frecuentes?),
muchas chicas
pueden
estar
en
condiciones
de
detectar
en
los primeros pasos
de
la relación si
podrían
estar
adentrándose
hacia
un
futuro
de
maltrato y sufrimiento, para re-
plantearse dicha relación a
pesar
de
la
pasión
del
enamoramiento
ini-
cial. Se trata,
en
definitiva,
de
detectar al principio los
amores tóxicos
y
de obrar en
consecuencia.
y a un nivel de la prevención secundaria, cuando la víctima está ya
involucrada
en una
relación problemática y se siente
desbordada por
la
situación,
hay
que
saber
actuar
con
coraje,
pero
también
con
prudencia.
Ello
supone
buscar
ayuda en
su círculo familiar y social y recurrir,
en
los casos precisos, a los recursos comunitarios disponibles servicios
sociales,
ayuda
psicológica, justicia, etc.).
¿Por
qué
víctima es
femenino
y
agresor masculino
revención específica con mujeres
en
riesgo
de sufrir abuso y agresión sexual
revención
problemas de ansiedad y de depresión o de antecedentes temporales
próximos por estos mismos problemas), con una historia anterior de
victimización maltrato infantil o
abuso
sexual
en
la niñez, por ejemplo)
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gresiones
sexuales en
la vida
adulta
Respecto a las víctimas adultas de agresiones sexuales, éstas
son
frecuentemente chicas jóvenes,
de
16 a 30 años especialmente.
La
vul
nerabilidad
de
este
grupo
deriva del mayor atractivo físico
de
esta edad
y
de una
mayor exposición a situaciones
de
riesgo tipo
de
vida activo,
viajes frecuentes, salidas nocturnas,
búsqueda de
nuevas experiencias,
establecimiento
de
relaciones sociales amplias, etc.) y también de
una
percepción
menor de los riesgos a los que uno puede exponerse, que
se refleja en la facilidad
con que
se establecen relaciones espontáneas
y, en último término, en
una
mayor despreocupación respecto al en-
torno.
Hay ciertas circunstancias ambientales, como residir en un interna
do, estar recluida o recluido en
una
prisión, vivir en un ambiente de
aislamiento, etc., que pueden facilitar la agresión sexual y garantizar,
hasta cierto punto,
una
impunidad al agresor.
Desde
una
perspectiva psicopatológica
de
las víctimas, hay algunos
trastornos mentales,
como
el
abuso
de
alcohol y drogas y la discapacidad
mental, que, al ser limitativos de la capacidad de consentimiento,
pue-
den convertir a una
persona
más fácilmente
en
diana de una agresión
sexual.
Los
trastornos de personalidad
en
las víctimas constituyen tam
bién
un factor
de
riesgo. En concreto, los más problemáticos a este res
pecto son el trastorno límite por
su
tendencia a la impulsividad, el
histriónico por su propensión a llamar la atención, y el dependiente
por
su
escasa asertividad y
su
tendencia a plegarse en
todo momento
a
los deseos
de
los demás.
La aparición
y
en su caso, la intensidad del trauma que puede expe-
rimentar una víctima de agresión sexual van a depender de diversas
circunstancias. Algunas de ellas están vinculadas a la gravedad del he
cho
traumático
en sí:
la duración del acto, la existencia
de
penetración,
la posibilidad de quedar embarazada o de contraer el sida u otras infec
ciones graves, las heridas producidas por la agresión, la presencia de
armas, el miedo experimentado a
ser
asesinada, el ataque en
grupo
o
la doble victimización ser agredida sexualmente, golpead a y robada al
mismo tiempo).
Otros factores est án relacionados con el equilibrio psicológico de la
víctima, con su estado de salud y con
su
grado de adaptación actual a
la vida cotidiana. En concreto, las personas
con
baja autoestima y con
y con dificultades actuales
de
salud o de adaptación estrés laboral in
tenso, mala relación de pareja, etc.) tienen una mayor tendencia a que
dar traumatizadas tras una agresión sexual. Por último, otras variables
van a depender de la reacción del entorno. El tipo de apoyo familiar y
social recibido, así como la actuación de la justicia,
van
a contribuir a
metabolizar el impacto del suceso traumático o,
por
el contrario, a agra
varlo.
En síntesis, el grado de daño psicológico lesiones y secuelas) está
mediado
por la intensidad/duración del hecho y la
percepción
del su
ceso sufrido significación del hecho y atribución de intencionali
dad), el carácter
inesperado
del acontecimiento y el grado real de
riesgo experimentado, las pérdidas sufridas, la mayor o menor vulne
rabilidad de la víctima y la posible concurrencia de otros problemas
actuales a nivel familiar y laboral, por ejemplo) y
pasados
historia de
victimización). Asimismo, el apoyo social existente y los recursos psi
cológicos de afrontamiento de la
propia
víctima desempeñan un pa
pel
importante.
buso sexual
en
la infancia
Las niñas en mayor riesgo
de
abuso sexual en la infancia
son
aque
llas
con una
capacidad reducida para resistirse o revelarlo, como
son
las
que
todavía no hablan y las
que
muestran retrasos del desarrollo y dis
capacidades físicas y psíquicas. Asimismo presentan mayor riesgo los
menores
que
se encuentran carentes
de
afecto en la familia,
con una
situación familiar conflictiva o desestructurada, en la
que
el padre bio
lógico está ausente o
bien
en la
que son
frecuentes los malos tratos del
padre
o
padrastro) a la madre, o la mad re está enferma e impedida. Es
decir, el abuso sexual a los niños surge más frecuentemente
cuando
hay
problemas
de
pareja, la mujer es víctima
de
maltrato y el agresor abusa
del alcohol y recurre fácilmente a la violencia. En este contexto
de
falta
de empatía y
de
amedrentamiento
de
la madre,
que
ha perdido así su
capacidad
de
escudo protector del menor, el abuso sexual se hace mu
cho más probable.
Un suceso traumático en la infancia provoca siempre, como no po-
día
ser
menos,
una
reacción emocional inmediata en el niño. En cierto
modo, el trauma
que puede
derivarse
de
sufrir abuso sexual hace per-
¿ or qué víctima
es
femenino
y
agresor masculino
der
la inocencia
de
la infancia, así
como
la confianza y la capacidad
de
amar que brota
de
ésta.
La
gravedad e intensidad
de
las consecuencias
psicológicas
van
a
ser dependientes de
la mayor proximidad familiar o
Prevención
tificantes. Es decir, como sugiere el título
del
reciente libro de Boris
Cyrulnik,
Los
patitos
Jeas un
infancia in eliz no determina la vida
2002). se
puede
navegar en medio
de
tormentas y llegar, pese a todo,
8/18/2019 Por Que Victima Es Femenino y Agresor Masculino- Enrique Echeburua
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afectiva entre víctima y agresor,
de
la menor
edad de
la niña
o
niño) y
de
si ya
ha
experimentado traumas anteriores, debidos,
por
ejemplo, a
haber
sufrido separaciones afectivas o la
pérdida de un
familiar cerca
no.
La
reacción emocional también va a
depender
del comportamiento
que tengan
ante lo sucedido las
personas
signicativas
de
su entorno.
Asimismo los niños
son
más vulnerables al trauma si hay
una
desestruc
turación familiar.
En general, cuanto más joven
es
la
persona
afectada
por un suceso
traumático, más graves
son
los síntomas sufridos
porque es
menor la
percepción de
control sobre su vida. Los niños
son
especialmente vul
nerables a la destrucción
de
su
autoestima,
que
corre
en
paralelo
con
la
humillación sentida.
El
malestar emocional a veces surge o se acrecien
ta
en
la adolescencia,
cuando
el
menor
adquiere conciencia
plena
y se
percata del alcance
de
las conductas sufridas
años
atrás.
Sin embargo, lo que
pueda
ocurrir
en
el futuro,
es
decir, la posible
influencia
de
este
hecho
en
las alteraciones psicopatológicas
en
la vida
adulta,
es menos
frecuente
de
lo
que
cabría
esperar
y
en
todo
caso,
mucho
más difícil
de
predecir.
No se
puede negar que
la victimización infantil constituye
un
factor
de
riesgo importante
de
desarrollo psicopatológico
en
la vida adulta.
Pero, a
pesar
de
ello, el impacto psicológico a largo plazo del
suceso
traumático
puede
ser
pequeño
a
menos que se
trate
de un abuso
sexual grave
con
penetración) si la víctima
no cuenta con
otras adver
sidades,
como
el
abandono
emocional, el maltrato físico,
un
conflicto
familiar grave o
una
patología familiar severa.
Es
más, los problemas
de
una
víctima
en
la vida adulta depresión, ansiedad,
abuso de
alcohol,
etcétera), aunque
pueden
aparecer
en un
contexto
de
vulnerabilidad
que
tuvo su origen
en un
suceso traumático
en
la infancia,
suelen ser
provocados directamente
por
circunstancias próximas
en
el
tiempo
conflictos
de
pareja, aislamiento social o problemas
en
el trabajo).
Si
dichas circunstancias adversas
no
se
producen en
la vida actual
de una
persona, aun
habiendo
sufrido
en
la infancia
un suceso
traumático, pr o
bablemente
no
aparecerán problemas psicopatológicos.
Son múltiples los ejemplos
de cómo
muchas
de
las víctimas
de un
suceso
traumático antiguo logran
tener
una vida adulta saludable y ple
na. Estas personas transforman la tragedia
que
experimentaron
en
ener
gía creadora y
enriquecen
su vida
con
actividades sociales útiles y gra-
a
buen
puerto.
Desde una
perspectiva preventiva, se trata,
en
primer lugar,
de
de
tectar de forma
temprana
el
abuso
sexual en el menor y
de
evitar la
revictimización posterior, lo que
supone
alejar al agresor del menor,
desarrollar en
torno
a la víctima
un
escudo protector por medio
de
la
madre o los hermanos,
por
ejemplo) y ofrecerle
ayuda
psicológica si
resulta necesario. Asimismo
es
preciso en ocasiones
dar
apoyo a la ma
dre, reestructurar el conjunto familiar y ofrecer asistencia psicológica al
agresor, si se encuentra mínimamente motivado para ella. El objetivo,
en definitiva, es llevar a
cabo una
actuación integral
con
la familia y
observar de cerca el desarrollo emocional
de
la víctima
para
ofrecerle
las ayudas adecuadas.
9 3 CONCLUSIONES
El tema fundamental
de
este libro,
enunciado en
el
propio
título,
ha
sido la indagación
de
la violencia
de
los
hombres
contra las mujeres,
especialmente en forma
de
agresiones
de
pareja y sexuales. A lo largo
del texto se
han presentado
los principales conocimientos
de que pue-
de
disponerse
en
la actualidad
para una
mejor
comprensión de
este
fenómeno. También
se han expuesto
las actuaciones más relevantes
que se han
empleado para
paliar la frecuencia y los efectos
de
estas
agresiones, tanto asistiendo y tratando a las víctimas como intervinien
do para
reducir el riesgo
de
los agresores.
El lector
habrá
ya caído en la
cuenta
de que tanto los conocimientos
explicativos existentes
como
las intervenciones llevadas a cabo, a modo
de
piezas que intentan
componer un
complejo rompecabezas, forman
en
conjunto una imagen incompleta e imperfecta, requerida
de nuevos
elementos y futuros ajustes
de
las piezas actuales. Este capítulo final
sobre prevención
ha
tenido
como
propósito
esbozar
algunos de los in
gredientes
que podrían
ayudar a mejorar la imagen global
de
nuestro
conocimiento sobre el control
de
estos fenómenos delictivos. En con
creto, su propósito
ha
sido
apuntar
algunas ideas y líneas
de
actuación
en
materia
de
prevención
de
los comportamientos
de
maltrato y asesi
nato
de
pareja, así
como de
abusos y agresiones sexuales.
Sin embargo,
como
el lector
podía
imaginar desde el principio y ya
habrá
podido
comprobar, los autores
no disponen de una
solución
~
¿Por qué víctima es femenino y agresor masculino
drástica rápida para la erradicación
de
estos gravísimos problem as
de
violencia, solución
que
probablemente ni siquiera
pueda
existir
de
un
modo
absoluto.
La
disminución
de
la violencia
de
unos seres humanos
revención
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contra otros, también la
que puedan
efectuar los hombres contra las
mujeres, sólo
puede
ser el resultado, a la luz
de
la historia
de
la huma
nidad,
de un
progreso paulatino
pero
lento e imperfecto. Este libro tan
sólo aspira a constituir
una pequeña
y humilde contribución a esa tarea
común de paz
civilización crecientes.
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