plejanov, las cuestiones fundamentales del marxismo (1907), prefacio y notas de riazanov
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8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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L S C U E S T I O N E S
F U N D AM EN T A L E S
D E L M R X I S M O
diciones de l
tderaeión
e Maestros
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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Las uestiones
fundamentales del
m rxismo
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PREF CIO
as
Cuestiones fundamentales del marxismo, la
últ ima obra de 'Ple jan ov , que contiene un a exposición
sistemática del marxismo dialéctico, hizo su aparición en
1908 .es
decir, un cuarto de siglo después que Plejanov
lanzara a la publicación su célebre panfleto El socia-
l ismo
y
la lucha política, que inaugura la historia de la
social-democracia revo[ucionaria rusa.
Este folleto, publicado en 1833, significó
la rup
tura
completa con los viejos prejuicios de los narodniki.
Frente a la derrota sufr ida por el m o vi m ie n to reoolucio-
'ñario, su aparición señaló
una
nueva vía al término
de
la cual habría
de
llegar la oictoria, lenta pero seguramen-
te. Plejano-o aho nd ó en la m ás pr of un da realidad rusa
para mostrar el procem social y económico, que minaba
lentcrmente pero con tenacidad, el antiguo régimen. Pre-
dijo
qu
la clase obrera rusa, desarrollándose paralela-
mente
al
capitalismo, asestaría e go lpe m orta l a abso-
lu tis m o ruso y ocuparía el lugar que le correspondía en
las filas del ejército internacional idel protetariado.
Pero Plejanov
o s
ha limitado a la crítica &l vie-
jo
populismo
e
los narodniki . En
u
tratado, qv aun
conserva t o d o su valor, ha hecho l a exposición de las
cuestiones fundamentales del socialismo científico e in-
dicado que el m é to do del mciterialismo dialéctico es el
arma más eficaz en la lucha teórica
y
prdcticn.
¿Qué es el social'ismo cien tífico? Por tal entendem os
esta doctrina com unis ta que desde 1 8 4 0 com en z6 a des-
prenderse' del sociaCisrno utópico, bajo la fuerte influen-
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mía clásica, del ot ro ; que d ió por primera vez una
explicación real de todas las etapas del desenvolvitp~ento
de f
civil ización humana; que demolió
s n
piedad los
sofismas de los teóricos burgueses
y
que, "armado
de
t odo el saber de su siglo", se aprestió a la defensa del
proletariado. Esta doctrina demostró, no solamente con
una claridad perfecta to da la inconsistencia cientí fica de
los adversarios del socialismo, sino qu e, señalando sus
errores, dió al propio tiempo la explicación histórica de
dlos .
e
este m od o, com o dijera e n ot ro t ie m p o Heirn de
la fi lo so fía de Hegel, "ella unc ió a su carro de tr iunfo
cada un a de las op iniones sobre las qu e habí.a t riu nfad o" .
"Así como Darwin ha enriquecido
la
biología con
Ya teoría del origen de las especies, de asombrosa s impli-
cidad
y
de gran rigor cien tífico , del m is m o m o d o Tos
funda dore s del socialismo cie ntífi co h a n demostrado, en
la evolución
de
las fue rza s productoras y la fucha de
estas fuerzas contra las formas sociales retrasadas de pro-
ducción, el gran principio ,de la transformación de las
especies sociales .
Pero n o es com o u n "cliché" o un a "verdad de fin i-
t iva
y
sin apelación", que Plej an ov había recomenda-
a
los revo ucionarios rusos e sistema del socialismo cien-
tífi co . Se comp rende , desde luego, escribía, que la eoolu-
ción del socialismo científico no está todaoíp terminada
que efla n o puede detenerse en los trabajos de Engels y
de Ma rx, del mism o m o d o que la teoría de origen
de
las
especies n o podía considerarse co m o de fin itiv am en te coqs-
tituída con la aparición de las principales obras del bió-
logo inglés.
l
planteamiento de los principios fu nda m en -
tales de la nueva doctrina debe suceder el estudio deta-
llado de las cuestiones que
se
relgcionan con esta última,
estudio que de8e completar y llevar a su térm ino la revo -
lución realizada en la ciencia por los autores de l M ani -
fiesto
comunista. No
hay ninguna rama d e la sociología
ante la cual n o se hayan abierto nuevos horizon tes, de una
magnitud extraordinaria, a medida que cada una de ellas
ha id o asimilando las concepciones filosó ficas históricas
de aquella revolrtción,
La
influencia fecunda d e estas
concepciones se deja sentir actualmente
en
el dominio
d e
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la
hisforiu
del derecho y
de fo
que se ll m la
ciuiliza-
ción primitiva".'
Plejanov cree necesario subrayar la siguiente purti-
cularida
d e
la
doctrina marxista: " R e m n t a n d o
en
su
g~nealagía ,
entre otros,
a
Kant
y
a Hegel,
el
socialismo
científico se presenta como el
ás
encarnizado rauel
t o adversario del idealismo filosófico. DespZuza 4 e p
úl t imo re fugio a
fa
sociología, en donde los posirioistas
le habiun hecho tan ca urosa acogida. E2 socialismo cien
tíf ic o presupone la "concepción materialista de la histo-
ria", es
decir
que
explica la historia espiritual d e la
huma-
nidad gor Ia evolución de las relaciones sociales en el
seno
de
ésta (e n tr e otras, por
la
in f luencia de medio
ambiente)
.
Una
actividad incansuble en la actividad
del
parti-
do
retloíucionario del proletariado, la necesidad
de
aplicar
un método nuevo al estudio de la actualidad rusa, a la
exploración de
los destinos
del cupi tal isrn~
n Rusia ,
no
impedían, sin
embargo Plejanoo
trabajar en e l
"estudio detallado
de
las cuesriones fundamentales
del
mrxisrno . dedicando su atención
cada
vez
con mayor
in-
tensidad
la
historia
de
la filosofía, de
la
cioilización
y
del arte Al propio rietnpo que reaiizaba este trabajo es-
pecial de desarrollar las concepc io~es e
arx
y
e
Engels,
Plejanov
t o m ó para sí
l
turea
de
defenderlas
contra t os
diferenres representantes del revisionismo ruso e interna-
ciohal. DE esre revisionismo que ha pretendido
en
diver-
sas ocasiones "completas", "corregir" o "reemplazar" cier-
to s principios del m ar xis m o por viejos "dogmas" bur-
gueses, caducos desde hace
tnucho
t iempo.
Esta obra de Plejanoo está consagrada especialmen-
te al aspecto 'f i lo sóf ic o . Iíistórico del sociaEisrno cient í-
fico. Pura
Plejanov,
el
marxismo representa toda una
concepción del mundo. uno e indivisible, penetrado de
tu
unidad
d e una
idea
fundamental. P l e j a n o protesta con
tra las tíueoas tentat ivas
de
Bogdanov, Lunacharsky,
rsirrov, Fritsche,
de
separar, en esta concepción, los as
pectos
histórico
y
económico del fundamento
filosófico
en que se
apoya. Protesra
contra
todos los
ensayos
de
asentot-"
el
rnarxistno
sobre nuevas bases acopiúndofo
a
distintos sistemas
filosóficos
corno el neo-kantrsmo,
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el' machismo, el ernpiriocriticismo, etc., tentativas llevadas
a cabo, las
ás
de las
veces,
bajo la inf íuencia e
m
rrientes filosóficas puestas d e
moda, n
u n momento dado
entre los ideólogos de
la burguesía.
Según
la
opiniór?
de
Plejanov,
expresada por
pinle-
;a v e z c o n o casión
de una
polémica
con
Bernstein, el
material ismo de
Marx y
Enye ls deriva del spin ozis mo , al
que Feuerbach desembarazó
de
los elementos teológicos
que
pesaban
sobre
e .
Como
Feuerbach, los fundadores
del socialismo científico reconocen
que
existe unida d, pe-
ro
n o ident idad, entre el "pensar" y e "ser". Las recti-
ficaciones
que
Marx hiciera a la filosofía
de
Peuerbacb
consisten, principalmente,
en
que
las relaciones de.ucción
y
reacción recíprocas entre
el
obje to
y
el kujeto son apre-
ciadas
por
Ma rx , en
cttanto al sujeto se refieren,
en
u n
sentido acrivo: éste aparece omo un ser
actuante
y n o
solo contemplativo.
" 'Actuando sobre
la
naturaleza exterior y d i f i c i á n -
dola, el hom br e m od i f ic a
al
prop io t i empo su t~aturaleza".
Plejanov está
en la
verdad ccrando a f i r m a
que
Marx
.h a s ido fuertemente inf luenciado
por
un
artículo
e
Feuerbach, t i tulado Tesis preliminares para la reforma
de
la filosofía publicado
en
1843 en e l segundo ro o
de
la misma colección en d o n d e ha bía apa recid o ( ~ r i n w r
tomo un
artículo
de
Marx sobre la censura prusiana.
"El pensar
está
cond icionad o por el ser, pero no el
ser por el pensar. E l ser está condicio na do por
sí
mis-
mo...
el
ser t iene su fundarnento en
sí mismo .
Esta coii
cepcidn, agrega Plejanov, ha
sido
colocada por f i r x en
la base de la
interpretación materialista
de l a
historia
Esto n o
es
del
todo
exacto . Marx
h
m o d i f i c d o
radicalmente
y
comple tado ia tesis de Feuerbach.
que
es
t a n
abstracta
ta n poco fundad a en la histor ia, cq m o su
h o m b r e que
é
ha
colocado en el
lugar
de
ios y de
su
modif icación hrgeliana, a R a z ó n .
"La
esencia humana
no
es alg o abstracto, prop io
del
individuo considerado
c o m o
ta l .
E n su redidad, dice hfarx , en las conucidas
tesis sobre Feuerbacfi, esta' esencia
está
representada por
el co n un to d e las relaciones sociales".
or no
Itegar has-
ta
esta conclusión
s
qrre
Ferrerbach
se
ue obl igado
a abs-
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traerse del curso de la evolución histórica
y
partir de la
suposición del inditriduo abstracto, aislado .
E n
com ple to acuerdo co n esta crítich del ho m bre
abstracto de Feuerbach, M a r x m od ific a tam bién su tesis
fun da me nta l: N o es, dice,
c
conciencicr de los hombres
la que determina su manera de
ser
sino al contrario, su
manera de ser social l o que determina su conciencia . E l
error fu nd am en tal de tod os los sistemas f i losóficos que
pretenden explicar las relaciones entre el ser y el pensa-
m ie nt o, ha consistido en querer ignorar esta circunstancia
qu
Feuerbach no alcanzabá a ver, y especialmente el
hec ho de que el in di vid uo abstracto, analizado por ellos,
pertenece realidad a un a fo rm a determinada de
l
so-
ciedad.
Ya
en sus primeras obras, P le jano v había puesto
de relieve, m ns de u na v ez , la difereccia entr e el m éto do
dialéctico de Marx
y
Engels
r
la teoría vulgar de
lo
evolución, segUn la cual, ni
la
naturaleza, n i la historial
se
hacen por saltos, sino que en el m u n d o to d o se trans-
forma lenta
y
g r a d u a l ~ n t e .En su polémica con
T i k
ho m iro v, Plejanoo explica al nu ev o defenso r del abso-
lutismo
la ineluctabilidad de los saltos en la evolución.
Son
particularmente interesantes
en
la obra
de
~ l e i a n o vos capítulos sn que demuestra cómo los sabios
contem porán eos están, a mermcío sin saberlo, obligados
n
razdn del estado actual e la ciencia social a dar uoa
explicacidn materialista de los fenómenos que son objeto
de su estudio. Cada nuevo descubrimiento re?ativo a la
hisroria de la ciu ilización, a la *mitolog ía, al arte, trae
consigo nuevos argumentos en favor de la interpretación
materialista de
la
historia. las fuentes de do cum en ta-
ción que Ple jano v enum era a las cuales se refiere, ha-
bría podido agregar, para 1908, los trabajos de otros
tantos sabios burgueses n el dominio de las ciencias
históricas
y
sociblógicas. Sir? darse cuenta
de
elfo, estos
sabios emplean ur? lenguaje
y
acumulan piedra por pie-
dra materiales y hechos que c on fir m an la exactitud e
las concepciones filosóficas e históricas
tiel
marxismo.
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LASCUESTIONES FUNDAMENTALES
DEL
MARXISMO.
El marxismo es toda una concepción del mundo. Hablaii.
do con brevedad, el materialismo contemporiirrtro represen ta
actualmente el más alto grado de esta
coacepA6n del mudo
cuyas bases habían sido ya posttiladas en la antigua Helade,
por Dembcrito
y
los pensadores ionianos, sus precursores. Lo
que sc llama el h l l o z o ~o es, en efecto, otra cosa que un
inateriaíismo ingenuo. Es a Carlos Marx y a su amigo Fede-
rico Engels a quienes pertenece el merito principal de haber
formulado y desarrollado los principios fundamentales del ma.
terialismo moderno. Los aspectos histórico
y
econ6mico de
esta concepción del mundo, lo que se designa ordinariamente
con el nombre de materfalismo hlst6rica, así como el conjun-
to, estrechamente ligado
a
este, de las concepciones sobre
los
pmbkmas
l
método y
las
c a t e g d a i s de la
ecoaomia p i f f l c a~
sobre el &sarroUo ecom dco de la sociedad y mas particu-
larmente de la sociedad capitalista, son casi exclusivamente
a cbra de Marx y Engels. La contribución de sus predecesores
en este dominio no debe ser considerado mas que como un
irabajo preparatorio. Muchos
y
preciosos materiales habían sido
acumulados, pero no sisteihatizados, ni considerados a
la
luz
de un pensamiento general, Por esta razón no habian podido
ser utilizados ni apreciados en su exacta significación. Lo que
han hecho en este orden de ideas los adeptos de Marx y Engels
en Europa
y
América no es sino el estudio más o menos fe-
liz de problemas especiales, algunas veces, es verdad, de la
más alta importancia. Es por esto que generalmente no se en.
tiende por marxismo sino los dos aspectos ya mencionados
de la actual concepción materialista del mundo. Y esto ocurre,
no solamente entre el gran público , que no se h a elevado
todavía a la compensaci6n profunda de las doctrinas filosófi-
cas, sino tambiCn entre quienes se estiman discípulos fieles de
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Marx y Engels, tanto en Rusia como en el resto del .mundo
civilizado. Es tos do s aspectos se- consideran como algo inde-
pendiente del materialismo filos6fico , y hasta, en ocasiones,
como opuesto a este. Pero como ambos aspectos, separados
arbitrariamente del conjunto de las concepciones que les es-
tAn relacionadas y de las cuales forman la base teórioa, no
pueden permanecer suspendidos en el aire, quienes han reali-
zado tal separaci6n se sienten naturalmente en la necesidad
d e
:'apuntalar el marxismo , a ~ c o p l á n d o l ~ l o ás menudo en
la forma más arbitraria y bajo la influencia de corrientes filo-
$Micas pred~minanes entre los ideólogos burgu-a tal
o cual filósofo, a Kant, Mach, Avenarius y, en esfos Últimos
tiempos, a José Dietzgen. Es cierto que las concepcianes filo-
s6ficas de
J.
Dietzgen se han formado completamente libres
de influencias burguesas
y
que en cierto modo se emparentan
a las de Marx y Engels. Pero las de estos Últimos tienen un
contenido incomparablemente mAs rico y ordenado,
y
por ec-
ta sola razón no pueden ser c o r n p l e t ~ ino, cuando mas,
popularizadas, hasta cierto
punto,
por medio de
la
doctrina de
Dietzgen. H asta aho ra no se h a intentado completar a Marx
por medio de Santo TomAs de Aquino
(11).
Sin embargo,
no
seria imposible, a pesar de la reciente encíclica del Papa contra
los modernistac, que el mundo católico diera nacimiento un
penszdor capaz de esta proeza teórica.
Por lo general, quienes sienten la necesidad de comple-
tar el marxismo alegan que Marx y Engels no han hecho, en
ninguna parte,
l
exposicibn de sus concepciones filos6ficas.Pero semejrinte razonamiento es pwo convincente,
y
aun
si
fue-
ra valedero no constituiría una razón para reemplazar dichas
concepciones por las de cualquier otro pensador, y c o l o c i n d b
s frecuentemente en puntos de vista totalmente diferentes.
Es preciso tener en Cuenta que disponemos de
suficientes
datos
para formarnos una idea cabal de las concepciones de Marx
.y
de Engels (1) . Dichas concepciones han sido expuestas de
una manera, muy completa y en su aspecto definitivo, aunque
en forma polemica, en la primera parte del
libro
de Engels
(1)
El libro de VI. Verigo Manr
al9
P h i l ~ p h Berna.
y
Leip
zig
1904 está consagrado a la filosofía de
Marx
y Engels. Pero.
e
dificil imaginar una obra que satisfaga menos que hsta.
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Hcrrn Eugen Dtihrings Umwalzung de Wissenschaft
(del
cual
existen varias traducciones rusas). En el interesante folleto del
mismo autor, Ludwig Feuerbach und der Ausgang der
Plassischen Philosophie (folleto traducido al ruso por nosotros
y adicionados de un prefacio
y
notas explicativas), están
ex
puestas Las concepciones que constituyen la base filosófica del
marxismo, esta vez en forma positiva. Una característica breve,
pero brillante, de es tas mism as concepciones, h a sido dad a por
Engels en el prefacio a la traducción inglesa del folleto Socialis-
m o utbpico
y
soc ialism o científico (111). En cuanto respecta a
Marx, es prec iso señ alar, en primer término, como de gran ini-
portancia para la comprensión del aspecto filosófiico de su
docti-ina, la caractetistica de la dialbctica materialista, expuesta
por 61 mismo, en oposición a la dialdctica idealista de Hegel,
en el prefacio de la segunda edición del primer tomo del Capital,
y despues las numerosas obervaciones detalladas, consignadas
a
lo largo de la exposición de dicha obra. Algunas phginas
de la Miseria de la filosofía son igualmente, en ciertos aspecta,
de
la más alta importancia. Por último,
se
puede apreciar con
gr n
exactitud el proceso de la evolución de la s ideas filosóficas
de Marx y de Engels, en su s primeros escritos, publicados
recientemente por
F.
Mehring, con el título de Aus dem iitera-
ricchen Nachlass von Karl .Marx, Friedrich Engels und Ferdi-
fiand Lassalle, Stutgart,l902.
En si, tesis doctnral titulada Di rena der ~~4 íokritls-
chen
und
Cplkureischen
Naturphllmphie,
Io mismo que
er
ciertos
articulas
ic.p 'c~ducidos por Mehring, en el primer
to-
ino de la precitada ediii01i. el joven Marx aparece todavía co-
mo el idealista "pur san g" de l a escuela Iiegeliana. P ero en los
artIculos publicados primeramente en los Deustch-Frm zosdsche
Jahrbücher, e insertados ahora en el mismo primer tomo, Marx,
y con el Engels, que colabora igualmente en .los J ~ h r b ü -
cher,
se coloca y a firmemente en
el
punto de vista del
humanismo.de Feuerbach (V). En la obra titulada
ie
Heilige
Familie,
oder
Kritik dex kritischen P(ritik, publicada en 1845
y reproducida en el scgiindo tomo de la edici6n.de Meliering,
los dos autores,
es
decir, Marx
y
Engels, realizan algunos
ptogresos importantes en lo que se refiere al
desarrollo
de la
filosofía de Feuerbacli. Puede apreciarse la orientación del
trabajo que ellos habian emprendido en aquellas
once
Tesis
sobre
Peuerbrach,
que Marx habia redactado en la primavera
de
845 y
(lile .I.:ngels
habia
publicado en el anexo al follo'o
Ludvrig Feuerbach,
que hemos mencionado mhs arriba (VI).
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En una palabra, iio son rnateíiales los que faltan. Es secesa-
rio solamente saber servirse de ellos, es decir, estar prepara-
do coinprenderlos. Pero precisamente, los lectores actuales
no se encuenican eii tales condiciones, y por consiguiente, no sa -
ben aprovecharlos.
¿Por qué ocurre tal cosa? P or ~nhltiples razones. Una
de las mas importantes es que actualmente se conoce muy
nial, en primer lugar, la filosofía
hegeliana, sin la cual es
dificil poder asimilar el metodo de Marx, y en segundo, la
historia del inateriallshno, sin la cual no es posible formarse
una idea cabal de la doctrina de Feuerbach, que fue, en filo-
sofía, el predecesor inmediato de Marx y que ha suminis-
trado, c? gran parte, la base filosbfica de la concepción del
mundo de Marx
y
Engels.
De ordinario se presenta el "huinanisino" de Feuerbach
coni.1 una cosa muy confusa e indeterminada, F. A. Lange,
que ha con ribuido como pocos a propagar entre el "gran
piiblico" y cl mundo cientifico una idea completamente fal-
sa de la cs~nciadel materialismol y de su historia, niega com-
pletamente al "humanismo" de Feuerbach el carl c te r de doc-
trina materialista. u ejemplo
á
sido
.
seguido por la casi
totalidad de los que han escrito sobre Feuerbach, tanto en
Rusia como en el extranjero. P
A.
Berline, que describe cl
h;imanismo de Feirerbach como iina especie de m aterialis-
mo iio "puro" 1). iin
; t
podido tampoco sustraerse
a
la
influencia de
Larigc.
En cuanto
a
Fr. Mehringel, quizá el
único conocetlcr de la fi lo so fl~ entre los social-dembcra-
t a s
alemanes, declaramos no ver claramente lo
que 61
pien-
sa en este respecto. Por el contrario, nos es fficil darnos
cuenta
de
que Marx y Engels consideraban
a
Feuerbach co-
ino materialista. Es cierto que Engels pone de relieve
l a
i lccnsclziiensis u ( Feuerbach. Pero no deja por ello de re.
conocrr
que
los
principios
fun-tales
de
su
Filosofia
son ptirarnente ninieria'i,si:is
VII).
A esta misma conclii-
siórr ticne que Ilrgar quien quiera tomarse tra ja jc d cs.
tudlar a fondo la doctrina de Feuerbach.
Al dejar dicho lo que antecede nos damos perfecta
ciienta
de
que corremos el peligro de suscitar el asombro
1 )
Ver
su interesatite
libro
Alemania
n
vísperas
l
r~volu-
cibn
de 1848. San Pcrersburgo,
1906 págs. 228-229.
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8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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d e iiilmerosos lectores. Pero ello no debe ar re dra m cs , ya
que con razón decia el pensador antiguo que la adniiracibn era
e1 comienzo de la ciencia. Y a fin de q u e nuestras lectores no
se sientan así sbrprendidos, les recomendamos preguntarse,
antes que nada , que quería decir precisamente Feuerbach,
ciintido, esquematizando, pero de nianera muy característica,
su d c u l u m viiza? filosófico, escribía: Dios fu
mi primer
pensamiento. la raz6ii mi s?gundo y el hombre mi tercero y ú -
timo.
Nosotros afirmamos que esta cuestión encuentra incon-
tcsiableiiiente su soluci6n eii estas palabras muy significativas de
Fttuerbach mismo: En la discusión entre el materialismo
y
espiritualismo, se tra ta ..:. de la cabeza hum ana.... Una
vex
pilestos de acuerdo sobre la materia de que esta hecho el ce-
reIli-0, llegarem os facilmente a una conclusión cierta en lo
que se re.fiere a cualquiera otra materia, y por extensión, a la
iiiatcria general (1
).
Desde luego, Feuerbach declara que
s r antriopo~dgia,
es decir, s u humanismo, significa hnicamen-
t
que
Dios. . n o e s otra cosa que el ~zspirituhuinano tirima
2). Este punto de .vi sta antropológico, do hace notar F euer-
bach. no era
y a
extrafio 2 Descartes
(3) .
Pero, ¿quC signi-
fica. eso? Significa que Feuerbach habia tomado al hombre
c o d o
piicto
de partida de sus razonamientos filosóficos úni-
camente
porque
esperaba, partiendo de este punto, ,llega r
mas pronto al fin, que era dar una idea justa de la materia en
general, y
e
sus relaciones con el espiritii . Por consiguiente,
estamos en presencia de u11 procedimiento metodológico, cuyo
valor era condicionado por las circunstancias de tiempo y
de lugar,
es
decir, por los modos de razonar tan propios de
tos 'szbios .alemanes, o simplemente de los alemanes cultos
^de
la
epoca
(4),
pero que no dependía en
modo
alguno de
'una
Cotlaepci6n
particular del
mundo
(VIII).
r< .
Se ve y a por esta cita de las palabras de Feuerbach, a
pfapbsito
de
la cabeza humana , que en la epoca en que
las escribía la cuestión de la materia de que es ta hecho el
cercbro había sido resuelta en un sentido puram ente materia-
lista. Esta misma solución habian adoptado Marx y Engels.
( 1 )
Lfebe'r
Spiritualiemcs und Matcrialism~is, Obras, X pí
gina
129.
( 2 )
Obcis
V;
pág.
249
3
Ib ia pág. 249
( 4 )
Feuerbach mistno dice,
muy bien, que
cl principio
de
toda
filosof
ia stá
determinado- por
cl estado
precedente el pcnsrmipnto
fil jdfico.
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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Ella se convirtió en la base ae su propia filosofia, lo quc
resalt:. con la claridad m i s completa de Las obra s de Engels,
Ludwig
Feuerbach
y
Anti
Dükring, que hemos mencionado
ya.
He
aqui por quC nosotros debemos examinar esta solu-
ci6n de modo mAs penetrante, ya que, estudihndola, haremos
ai propio tiempo el estudio del aspecto
filosbfico
del
nnarxismo.
En su articulo titulado Vorlaufigc Thesen zur Reform der
Pbilosophie, publicado en
1642,
que ejercio una influencia
niuy grande sobre Marx, Feuerbach declara que las verda-
deras relaciones entre el pensar y el ser deben. ser expeaa-
das de la
mamera siguiente:
el sén
s
el sujeto y el
pensalii
s
d
atributo. El pensamiento esta condicionado por el ser, pe-
ro
nQ
el
ser
por el pensamiento.
El
ser est8 condicionado por
si niismo tiene
su
fundamerito en si mismo 1 ) .
Estas concepciones de las relaciones del ser con el pen-
samiento puestas por Marx y Engels en í base de la inter-
pretaci6n materialista de la historia, constituye el resultad6
mas iiiiportantc de esta critica del idealismo hegellano, que
en
SIIS
líneas priiicipales habia sido hecha por Feuerbacli mis-
mo
y
cuyas concl~sionespueden ser resumidas asl:
Feuerbach ha encontrado que la filosofia del Hegel habia
suprimido la cnntradicci6n existente ent re el se r
y
el pensar.
pero segun
él,
la h a suprimido m t e n i é n d o ~ c , in embargo ,
en el ititerior de
la
misma, es-decir, de uno de
los
eknaenfos
de esta coniradi(-ción, o sea el pensamiento. Según yegei el
pettsamiento es precisamente el
ser; al
, p m m i e n t o
es
suje-
to, el
dr es
atributo 2). Po: lo tanto,-y, en general el idea-
ilsmo -- no elimina la contradicción sino
por
medio d e l i su-
presión de uno de sus elementos constitutivos, o sea el sér,
es decir, la existencia de
l
materia, de la nahrralapza.
Pero
suprimir uno de los elementos constitutivos de esta contra-
dicc ibn, no significa, en modo alguno, resolverla.
La
doc-
trina de Hegel, según la cual la naturaleza es supuesta por
la idea, no representa mhs que la traducción
en
lenguale
filosófico, de la doctrina teológica, según la cual, la na-
turaleza es creada por Dios; la realidad, la materia, por un
sCr abstracto, inmaterial 3). Esto no s61o en cuanto se
refiere al idealismo absoluto de Hegel. El i d e a l h n a
iIrcas
1) Obras,
11 pág
2 6 3 Obras, edición e l Instituto arx y
Engels, t. 1. y6g. 7 1 .
2)
Ibid
11. pág.
261.
3 )
Obras,
11,
pág
2 6 2
-
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cendental
de
Kant
eegún el
cu l
el mundo exterior recibe
w
leyea
de la
Razón,
y
no inversamente
está leskrecha-
mente
emparentado
a
la
concepción
teolbgica,
se la
cual,
les rrtzdn divina
la
que dicta al mando las leyes que
lo
rigen
1).
El
idealismo
no
establ6ce la
unidad
el
sér
y
del
pensa@xto y no puede establecerla, sino que, al contrario,
p m e
El punto de partida de la filosoffa idealista
l
yo,
cbm o principio filosófico fundam ental, s totalmente
erróneo. El punto de partida de la verdadera filosofia debe
ser, no el yo, sino el yo y el tu. Solamente así se puede
llegar a u n a comprensión justa de las relaciones entre
e
pensamiento y el ser, entre
el
sujeto
y
objeto. Yo soy yo
para
mi
mismo
y
simult6neamente
tii
para
otro.
Soy,
al pro-
pio tiempo, sujeto y objeto. E s n e c e ~ r i o dem ás dejar
constancia que yo
n o es
el ser abstracto con el cual opera
la filosofla idealista; y o so y un ser rea l; mi cuerpo pertenece
a
mi
eseda;
aun
mAs mi
cuerpo considerado como un to-
do, es precisamente mi yo, mi verdadera entidad. No es el
ser abstracto el que piensa, sino precisamente este ser real,
este cuerpo. De ello resulta que, contrariamente a lo
que
afirman los idealistas, es el ser material, real, el sujeto y el
pensamiento, el atributo.
Y es
exáctamente en esto en
lo
que
consiste la iínica solución posible de esta contradiccihii
entre el se r y
el
pensar, que ha querido ser resuelta por
el
idealismo sin resultado. En el cas o que tratamo s no se
mprfme uno 3610 de los elementos de la contradiccidn; los
do
son conservados, poniendo de manifiesto su verdadera
unMad. "La
que para
mí, o
sea
subjetivamente, e s un ac to
pur-amente espiritual, inmaterial, no sensible en si e s o b j e
tivaminte
un
acto'
material sensible
(2);
r
. Notad bien que diciendo esto Feuerbach
se aproxima a
Bpinoza cuya
fiibsofía
exponla ya con tanta simpatía en la
epoca en
que
su propio divorcio con el idealismo apenas e
dibujaba, es decir, cuando escrlbfa su historia de la nueva
filosofla (IX). En
1843
hacia notar muy sutilmente, en sus
Omndsatze, que el panteisino es uii n~a terialism o teológico,
una aegacidn de la teohgía , negaciói~que se mantiene den-
tro
de un
puiito
de
vista teolbgico. Es en esta confusi6n
del
materialismo
con fa
teololgí a
en
donde residia la inconsecuen-
cia de Spinoza, lo que no
le
impide, sin embargo ,encontrar
1) Ibid.
pág. 295
(2)
Obras.
11,
p5g. 350
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la "expresi6n justa, por lo m c n o s en su tiempo, para los
conceptos materialistas d e l a & poca moderna". Asi, Feue rbach
llama a Spinoza "el Moises de los librepensadores y ma-
terialistas modernos". (1) En 1848, Feuerbach plantea la
siguicn:~
cues:ibii: ¿Qué es lo que Spinoza I ama,
16gica-
mente o metaflsicamente,
sustuincia
y teol6gicamente Dios?"
Y 61 respon de categó ricamente : "No. otra cosa qu e l a natu-
raleza". Señ ala como el principal error del spinozismo el
que
la esencia sensible, antiteolbgica, de la naturaleza to-
ma en el el aspecto de un ser abstracto, metaflsico".
Spi-
nosa h a suprimido el dualismo de Dios y la Naturaleza
porqu e 41 consid era los fenóm enos natura les como ac tos
de Dios. Pero precisaniente porque lo$ fen rneiios naturales
son ante sus ojos los actos de Dios, es que este permanece
como un sér distinto de la naturaleza
y
sobre el cual
esta
se apoya. Dios s e presenta como sujeto
y
la naturaleza cn-
mo atributo.
La
filosofIa que se haya emancipado definiti-
vamente de las tradicio nes teológicas tiene
que
suprimir
este error considerable de la filocofia, exacta en el fondo,
d e Spinoza. ')Abajo es ta contradicción ", exc lam a Feuerbach.
No Deua
slve natrua
sino Aut
deus
a u t
natuna~
Es aqui
donde esta la verdad 2).
Así, pues, el "humanismo" de Feuerbach apa rece siendo
nada mds que el spinozismo privado de su apendice teold-
g iw. es este spinozismo, desprovisto de su apéndice teo-
lógico, el
que
Marx
y
Engels adoptaron precisamente cuando
hubieron roto con el idealismo.
Pero desembarazar al spinozismo de su apkndice teolii-
gico significaba poner
de
relieve su verdadero contenido
materialista.
En consecuencia , el slpInozismo dn Mam y
EmgeIs mpmentaba precisamente el ma~ a l i smm8s
m
0.
Esto no es todo, sin embargo.
El
pensar
no
es
la.
causa
del
S , sino
s u consecuencia
o más exactamente, su propiedad.
Feuerbach dice: Foíge und Eigenschaft (consecuencia y prupie-
da d) . Yo siento
y
pienso, ng como un sujeto opuesto al ob
jefo, sino como un
sujeto-objeto
como un sér real, maferial.
Y el objeto es para mi
no
solamente
la
cosa que yo
siento, sino tambitn el fundamento, la condicidn indlspensa-
ble de
mi
sensación.
El
mundo objefivo no se encuentra so-
1)
Ibid.
pig.
291.
2)
Obras 11
pág. 350
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lamente fuera de mi; estA tambikn en ini misnio, en mi pro-
pia, piel
(XI).
El hombre
no
e s más que una parte e la na-
turaleza, una parte del-ser; es por ello que no hay luga r a
la contradlcci6n entre
su
pensamiento y su ser. El espacio y
el tiemp? no existen solamente para el pensamiento. Ellos son
igualmente formas del séf. Son formas de
mi
contemplación.Pero lo son Únicamente por la razdn de que yo mismo soy
un sér .viviente en el tiempo y en el espacio y que no per-
cibo, ni aieinto, mas que en tanto que soy un tal ser. De ma-
nera general las leyes del ser son al propio tiempo las leyés
del pensar.
Así s expresaba Feuerbach (1). Es igualmente lo que
decia Engels, aunque en otros terminos, en su polemica con
DUliring. e ve ya la parte importante de la filosofía
d e
Feuer-
bach, que ha pasado
a
la de Marx
y
Engels.
Si Marx ha comenzado la obra de s,u interpretaci6n ma -
terialista de la historia por la critica de la fflosofia
hegellana
del derecho no ha sido sino porque la critica de la fllomfia
especulativa
de Hegel ha sido hecha ya por Feuerbach.
A[in
criticatido
en sus tesis a Feuerbach, Marx desarrolla
y completa eri muchas ocasiones las ideas de aquel. He aqui
un ejemplo tohiado del dominio de la "gnoseologla". Según
Feuerbach, el hombre, antes de
pensar
en el objefo,
experimen-
ta sobre si su acción, lo contempla, lo siente.
Marx tiene en cuenta este pensamiento de Feuerbach
cuando dice:
El
principal error del materialismo nclu-
sive el de Feuerbach +onsistla has a ah ora en que no consi-
deraba la realidad, el mundo objetivo y sensible, sino bajo
la
form a del obje to o de la contemplación, no como ac-
tlvldad humana concreta, como ejercicio prlictico, lo que ex-
plica que Feuerbach, en su libro la Esencia del Cristimismo
no considere como actividad verdaderamente humana
m8s
que la (activiaad te6rica. De otros tCrminos, Feuerbach h a -
ce
resaltar el hecho de que nuestro ."yon conoce el ob jeto so-
te expoaténácm a su acci6n
21; sin embargo, Marx
replica: nuestro "yo" conoce el ob jeto actuando a su vez sobre
d El
pensamiento
de Marx es perfectamente justo; ya Paus-
to habla dicho: En un comienzo
era
la acci6nM.Es clerto
que para la defensa de Feuerbach.podfa alegarse
que
en el
( 1 ) O . 11. pág.
3 3 4 .
X .
págs.
184 -186 .
(2 ) E1
pensar
ice stí precedido
p o r
cl s i r : antes
de
pensar a calidad t4 r sientes . (Dbrao.
11
p i p . 253 ) ,
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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proceso de nuestra acddn sobre los objetos, nosotros no co-
noceinos sus propiedades sino en la medida en que ellos
ac-
túan a
su
turno sobre nosotros. En los dos casw, el
simiento
esta precedido
e
la msacibn en ambos experi-
mentamos en primer lugar, las propiedades de los objetos,
y
no es
sino, despues que
pensamos en
ellos. Pera Marx no
ne-
gaba tal cosa. Para el na se trataba del hecho Incontestable
de
que la sensacldn
precede
al
pensamiento
sliio de que el hom-
bre llega hasta el pensamiento principalmente por las sensa-
ciones que experimente en el proceso de su acción sobre el
mcndo exterior.
Y
como esta acci6n le es impuesta por la
lucha por la
existencla, la teorla del conoclmientb esta en
Mant estrechamente ligada a su concepción materialista de
la historia. No sin raz6n este mlsmo pensador, que habla
redactado contra Feuerbach la tesis a que hemos hecho re-
ferencia mAs arriba, ha escrito en el prinier lamo de su Ca
w Actuando sobre la nafuraleza., fuera de 01, el hombre
modifica al mlsmo tiempo su propia naturaleza . Esta fór-
mula no revela todo su profundo sentido mds que a la
iiz
de la teorja del conocimiento formulada pof Maarx. Y nos-
otros veremos más adelante Iiasta q u e punto esta teorfa es-
ta confirmada por la historia
de
la civlllzación,
y,
entre otras,
por la Iingtilstlca.
Es necesario, sin embargo, recmocer que la teoría el
conocimiento
de Marx proviene en linea recta de la de Feuer-
bach, o si se prefiere, es propiamente hablando,, la de Feuer-
bach, pero profundizada de una manera genial por Marx.
Agreguemos, de paso, que
este perfeccionamientq genial
habia sido sugerido por el espíritu d e la Cpoca . Esta
ten-
dencia
a
considerar dicha relación de accidn
y
de reaccibn
recfproca entre $1 ob jeto
y
el sujeto, precisamente del lado
en que el suje to juega un papel activo, era el refleja del es-
tado de espirltu de la sociedad
de
la Cpoca en que se pre-
cisa la concepclbn del- mundo de Marx y de Engels (XI11).
La revoliici
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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Hemos demoslrado en otra parte 1) que La Mettrie y DI-
[ieriit
hablan llegado-aunque, es necesario decirlo, po r -vlas
distintns-a una concepcibn del mundo quo er a "una c ~ p c
cle de spinoaismo", e s decir, a un spinozismo privado d e si
apéndice teol6gic0, que desfiguraba su verdadero contenido.
Seria 1Ac11 demostrar que en lo que concierne a la unidad
del
sujeto y del objeto, Hobbes esta igualmente muy próximo a
spinoza. Pero ello nos llevarla muy lejos. AdemAs,
no h a y
ningiina necesidad imperiosa de hacerlo. Ser6 vefdaderamen-
te mas interesante para el lector comprobar que actualmente
todo naturalista, a poco qu reflexione sobie
la
cuestión de
las relaciones entre el pensar y cl s2r, concluye en esta teo-
ría de su unldad que hemos encontrado en Feuerbach
Cuando
Huxley escribla: "En nue stro s dias, nadie que es
tb
al corriente de la ciencia contemporAnea
y
que
conozca
los hechos puede dudar de que es necesario buscar las b a -
s s de
la psicología en la fisiologia del sistema nerviosa
y
que lo que se llama la actividad del esplritu no es sino u n
complejo de
funciones
cerebrales" 2), expresaba preclsamen-
te lo que decia Feuerbach, s610 que 61 tenía concepciones mu,
cho .menos claras,
y
es
por esto que ha intcntads aliar su
manera de ver al escepticismo de Hume 3).
Asimismo, el "monismo" de Haeckel, esta doctrina que
hizo
tanto ruldo, no
es
otra
cosa
que una doctrina puramen-
te
iiiaterialista
y,
en el fondo, prbxima a la de Feuerbach so.
bre la unldad del sujeto
y
del objeto. Pero Haeckel conocii
muy
mal
la hlstoria del rnaterlalismo, y es por esto que
juz
ga necesario com batir su "carácfer uniIateraIM, cuando debid
h a k t s e da40 el trabajo d e estudiar la teoria m aterialista de
c.~nociiriientocn la forma que
hab a
tomado en Feuerbach
Mnrx. llo le Irabria preservado e
muchos
errores
y
de
op .
niones u ni la t~ ra le s que facilitan cbnsiderablemente la luch;
que tus adve rsa rio s sostienen contra 61 en el terreno filosi-
fico
(XW).
En sus diferentes obras, por ejeniplo, en el trabajo t i l lr
lado, Cerebro y
alma,
leido c i i
cl
LXVI Congreso Naturo 'stíl
y inédlcos alcmanes ieunidos
e i i
Viena
26
septiembrz
1;
1) er el artículo titulado ''Betnstein
y
el materialismo"
en.
nuestta
compilaci6n Crítica de nuwwqs crítitos (Plejanov. Obras to.
m XI .
( 2 )
Hume:
m vida,
SU filasofía.
Pág. 108.
O )
IbiQ,
pi e .
110.
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
19/97
1894), Augiisto Forel (1) se apxxima mucho al materialisiito
moderno, al materialismo de Feuerbach Marx Engels. En
alg un as ,p ri rf e~ , orel no solaiiitiite exp resa ideas muy seiiie-
jantes a Is de Feuerbach, sino que-hecho verdaderamente cu-
rioso-expone sus argum entos de la misma manera que &te.
SegMn Forel, cada dla se producen nuevas y convincentes
pruebas
dcl Iiccho de que la psicologla
y
la fisiología del ce-
rebro no .son más que dos maneras diferentes de considerar
ut?a s i ~ l a misma cosa . El lector no hab rá olvidado el pun-
to de vista idkntico de Feuerbach sobre esta cuestión, y que
hemos citado más arriba. Tal punto de vista puede .comple-
tarse por esta frase d e Feuerbach: Yo soy un ob jeto psico-
16gico pa ra mi mismo, pero un objeto' fisiolbgico par a o f rd '
(2 ) .
En
resumen, la idea principal de, Forel s e reduce a la
tesis de que la conciencia es un reflejo interior de la acti-
vidad cerebral
3). Y
ello es ya una concepcidn puramente
materialista.
Los idealistas y kantistas de toda especie y matiz ob-
jetan a los materialistas que no podemos conocer directa-
mente sino el único lado psíquico de los fen6menos, del que
se ocupan Forel y Feuerbach. Schelling habla
ya
formulado
esta objeci6n de una *manera ingeniesa. Decia que el espi-
ritu permanecerla siempre coino una isla a la que no podría
llegarse desde el oceano de la materia, a menos de Iiacer
uii
salto . Forel conoce es to perfectamente, pero pnie ba de una
manera'concluyente que seria imposible el progreso de la cieii-
cla si no quisiCramos traspasar los limites de' esa isla. Cada
hombre, dice, no tendría más que la psicologia de su subje-
tivlsmo
y
deberla positivamente poner en du da 'la existencia
del mdndo exterior, comprendida la de los otros hombres
4).
Pero .parecida duda constituye un abs urd o (XV). Las con-
clusiones deducidas por analogla, la inducci6n aplicada según
las ciencias naturales y flsicas, la comparacidn de la experien-
cia de nuestros cinco sentidos, nos prueban la existencia del
mundo exterior, así como la de nuestros semejantes
y
la de
----
1 ) Ver igualmente el tercer capítulo
de su libro
L'Ame et l e
Sy cirne nervenx,
Hygihne
e t Pathologie.
París 1906 .
2) Obrar
11
pdgs. 3 4 8 3 4 9 .
( 3 )
Die pyschischen Fahigkeiten
der
Ameisen,
e t c .
Muních,
1901, phg.
7.
4)
Die pyxhkchen Fahigkeiten
r
A n ~e i s zn , ~tc. Munich. 1901.
p ~ g s .7 y 8 .
-
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bu psicologkt. Asiniismo ellas rios demuestran que hay ~ i n a
pslcologla comparada, una psicologla de los animales. En fin,
nuestra propia psicologla seria para nosotros incomprensible y
llena de contradicciones si quisieramos considerarla fuera de
-toda relación con la actividad de nuesfro cerebro; sobre fodo,
que estaría en contradicción con la ley de conservaci6n de la
energia (1
:
Feuerbach tio se limita a poner de relieve las contradic-
ciones en que inevitablemente caen los que repudian el pun-
to de vista materialista; demuestra asimismo por qué camino
los idealistas llegan hasta su isla . Yo soy yo , escribe, pa-
ra mi mismo, y ú
para los otros. Pero yo n o soy tal, mas
-que como ser sensible, es decir, material. Mas la razdn abso-
luta aisla este ser para si mismo1' en tanto que sustancia,
'Atomo yo , Dios. Es por ello que no puede establecer más que
una manera arbitrar ia la relaci6n entre el ser par a sí mis-
.mo y el ser pa ra los otros . Lo que yo pienso sin sensi-
bilidad lo pienso fuera de toda relación
(2).
Feuerbach acom-
paila esta consideración extremadamente importante del aná-
lisis, del proceso de abstracción que. termina en el nacimiento
de la 16gica hegeliana en tanto que doctrina ontológlca
3 ) .
Si Feuerbach hubiera dispuesto de los conocimientos
que
suministra la etnologla actual, habría podido agregar que el
ide lismo
filos6flco procede histdricamente del anidarno pro-
-pio de las razas primitivas. Ello habla sido y a indicado por
E. Taylor 4)) y algunos historiadores de la filosofia (5) co-
mienzan a tenerlo en cuenta-aunque, por el momento,
más
(1) lbid,
págs
7
y
8.
2) bgs
11. pág. 322 .
3 )
El espíritu absoluto de Hegel no es otra cosa que e l espí-
ritu abstracto,
el
espíritu aislado de
sí
mismo, lo que
se
llama el
cspi-
ritu ,finito, del mismo modo que el ser infinito de la teología no es
otra cosa que el ser ab st ac to finito . (Obras,
'11.
pág. 2 6 3 ) .
(4)
La
civilization primitivo, París, 1876 , t. 11,
pdg.
1 4 3 . Es
necesariq, desde luego, haccr notar
que
Feuerbach ha tenido, a este
pro-
y6sit0, una intuicion verdaderamente genial. .pues dice:
El
concepto del
objeto . n o es primitivamen te otra cosa que el concepto de o tr o
yo .
49
así que
el
hombre, en la infancia, concibe todos los objetos como se-
ros
que actáan
libre
y
arbitrariamente: es por esto que el concepto
&l
objeto
nace,
en general.
p c r
intermedio del tú
que
es e1
y o
objecioo .
Reymqnd. Lansannc, 1905 ,
págin s
4 1 4 - 4 1 5 .
(5) Ver T. Comperz: es penseuas de la Grhde, traducido por
Aiigusto Reymond. Lausanne,
1905 ,
págs . 414-415.
-
8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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1
bien coiiío una cur1os;dacÍ que coino u n hecho de importancia
teórica considerable.
.Todas estas consideraciones
y
argumentos
de
Feuerbach
no solamente eran bien. conocidos de Marx y Engels, quienes
hablan reflexionado profundamente sobre ellos, sino
que
han
contribuido indudablemente en gran parte a formar su propia
concepción del mundo. Si después Engels manifestó el m6s
grande desprecio por la filosofla alemana posterior a Feuer-
bach, fué porque ella no hacia sino revivir los viejos errores
filosóficos que Feuerbach habia ya denunciado. Efectivamente,
ni uno solo de los criticos modernos del materialismo ha
ex-
puesto un argumento que
110
haya sido ya refutado por Feuer-
bach mismo, o, antes que él, por los materialistas franceses
XVI).
Para los crlticos de Marx -E. Bernstein,
K
Schmidt,
B. Croce y otros-la detestable panetela ecléctica de la
fi-
losofia alemana más moderna les parece un plato
t üy
nuevo;
al hacer su colación
y
viendo qtie Engels no encontraba
Gt l l
ocuparse de ello,
sc
imaginaron qu e este eludla el examen
de una atgumentaci6n que había analizado desde hace mucho
tiempo
y
declarado sin valor.
Es
una vieja historia, sin em-
bargo, siempre nueva. Las ratas no dejardn nunca de creer
que el gato es inucho ntas fuerte que el le6n.
Aun recono.ciendo la asombrosa semejanza
y
hasta, en
parte, la identidad de las concepciones de Feuerbach y Fo-
rel, hagamos notar, sin embargo, que si éste posee conoci-
míentos mucho nihs co,nsiderables en el dominio de las cien-
cias naturales, Feuerbach le era muy superior en el dominio
filosdfico. Es por esto que Forel comete errores que no en;
contramos en Feuerbach. Forel llama a la suya
feoda pdco-
fisiolbgica de la
identidad 1 ) .
A esto no, hay nasa que
ob
jetar, puesto que toda termin,ologia es algo convencional.
Pe-
ro como la teoria de la identidad estuvo
en
otro' tiempo en
l a
base de una filosofia idealista bien determinada, Forel habria
hecho mejor denom inando a su: doctrina , franca y valiente-
mente, una doctrina
materialista.
Sin embargo, como visible-
mente h conservado ciertos prejuicios contra el materialismo,
ha elegido por este niotivo otra denominación. Por esto en-
contramos necesario señalar que la
identidad, ea el sentido que
1 )
Ver su articulo titulado: Dip p~ycho ~h~io logkcMdm*
titastbeoric als
wi~enchafüiches
Pwtubt en
la coleccibn F ~ s c h n f t .
Ro~cutha l ,
Leipzig.
1906 . ? parte, p i g s . 1 19-132.
-
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le
d
no tiene nada de común con la identidad ea
santido ddista corriente.
Los crfticos
e
Marx ignoran esto igualmente. En la
polbmica que sostuvo con nosqtros K Schmidt atribuía a Los
materialistas la doctrina idealista de la identidad. En reali-
dad, el materialismo reconoce la unidad del sujeto y del ob.
jeto, pero de ningún modo su identidad. Era Feuerbach quien
lo habia explicado ya con toda lucidez.
Segun este, la unidad del sujeto
y
del objeto, del pensar
y
del ser, no tiene sentido sino en el caso de que el hombre
sea la base de esta unidad. Ello tiene todavla cierto aire de
humanismo , y la mayor pa rte
de
los que han estudiado a
Feuerbach no han creldo necesaria reflexionar seriamente so-
bre el
modo
c6mo el hombre sirve be base de unidad a
las
oposiciones que hemos indicado. Feuerbach lo comprende de
la siguiente manera: Solamente alli donde el pensamiento no
es un sujeto por si mismo, sino el atributo
de
un ser real (es
decir, material), allí solamerite no estd se par ad o del ser (1) .
Ahora bien; den quC sistem as filos&jicos el pensamiento
es
sujeto por
S
mismo , es decir, algo in'dependiente de la exis-
tencia corporal del individuo pensante? La respuesfa es cla-
ra: en los sistemas ichlistas
Las
idea listas .transforman pri-
mero el pensamiento en una entidad 'aut6nom a, independiente
del
hombre (en sujeto por sí ), pa ra declarar, en seguida,
qu e en es ta entidad-por tener una existencia distinta , inde-
pend ientes de la materia-se resuelve la contrad icci6n en tre el
ser y el pensamiento
XVII).
Y as¡ es, en efecto. P o r q u ~
¿que cosa es esta entidad? E s el pensamiento. Y este tiene
una existencia completamente independiente. Est a solución de
la contradiccidn no es sino puramente formal. Se llega a ella,
c o m o ,y a lo hemos dicho, únicamente porque se suprime uno
e
los elementos de la contradicci6n, s e a
el
ser, que
per-
mane.ce independiente del pensar. El .s er apa rece com o una
simple propiedad del pensar, y cuando decimos que tal objeto
existe, ello significa que existe s61o en nuestro pensamiento.
Tal era por ejemplo; la conceycitiii de Schslnng. Para el el
pensar era el principio absoluto,, de donde procedía necesa-
riamente el mundo real, es decir, la naturaleza y el espíritu
finito . Pero, ~ c 6 m o 3 Que significaba la existencia del mun-
do real? Nada ás que su existencia
en
el pensamiento Para
L :
1)
Obras,
11,
pág. 340.
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Schelling,
el
uníversq
no era qu
la auto-centempíadón
del espWtri absoluto Hegel pensaba de la misma manera. Pe-
ro Feuerbach
no se contenta c m semejante soluci6n, pura-
mente formal, de la contradicción entre el pensar y el ser.
Asl,
61
demuestra que no hay ni puede haber
pensamiento
in-
dependiente
del hombre
es decir, del ser real material. El
pensamiento es una actividad del cerebro. Pero el cerebro
no es el 6 rgano del pensamiento sino en t an fo que el se en -
cuentra ligado a una cabeza
y
a un cuerpo humano (1 ) .
Se ve por lo que queda dicho en ,que sentido Feuerbach
consideraba al hombre como la base de unidad del ser y del
pe-nsar. Es en este sentido que el mismo no es otra cosa que
un
ser material que tiene la facultad de pensar. Siendo tal
d r es claro que ninguno de los elementos
de
la contradic-
cibp
debe se r suprimido en e l; ni el S&, ni el pensar, ni la
materia , ni el esplritu ,
n
el sujeto, ni el objeto. Estos
elementos se unen en él exactam ente como en un
sujeto-
hj- Yo soy y yo pi en so .. únicamente como un sujeto-
objeto , dice Feuerbach.
Sér no significa existir en el pensamiento. En este as-
pecto la filosofia de Feuerbach es mucho mas clara que la
de Dietzgen. Pro bar que una cosa existe-dice Feuerbach-
es probar que ella mo existe dmpleqente
n
el @?nsiaanlento
( 2 ) . ' Es to
es
petfectamente justo. Pero qulere decir tambien
que la unidad del pansar y del
ser
ptoede dgnificar, en
modo alguno, su
identidad.
Es
este uno de 10s caracteres mhs importantes que dls-
tinguen el materialismo del idealismo.
Cuando se dice que Marx y Engels 'fueron du ran te al-
gUii tiempo adeptos de Feuerbach, se quiere dar a entender
con ello que su concepci6n del niundo se modificd después,.
diferenciandose completamente
de
la de Feuerbach. Es esto
lo que piensa K. Diehl, quien en'cuentra que generalmente se
exagera mucho la influencia ejercida por 'Feuerbach sobre
Marx 3). Tal juicio encierra un error formidable. Aun des-
puCs
que Mar3
y
Engels dejaron de seguir a Feuerbach,
con-
tinuaron participando en mucho de sus concepciones filosó-
1)
Obas, 11. págs. 3 6 2 y 363 .
2) Ibid.. X pág 187.
3)
Handwortkrbnchder
Staatswfssenschaftrn,
V.
pág 708.
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ficas. Esto se deduce claramente de las tesis de Marx sobre
.Feuerbach, las cuales no refutan las ideas fundamentales de
este fi16sof0, sln0 que Simplemente las modifican. Pero, sobre
todo, Marx pide en estas tesis que dlchas ideas sean apli-
cadas de manera más consecuente a la interpretación de Ir t
realidad que rodea al hombre, y particularmente a la de su
propia actividad. "No es el pensar el que determina al ser,
sino el ser quien determina el pensar". Marx y Engels colo-
.can este pensamiento, que se encuentra en la base de la
f i
losofla de Feuerbach, en la de la interpretación maferialistii
de la historia. El materialismo de Marx y de Engels es una
doctrina mucho más am plía que el m aterialismo de Feuerbach.
He
aquí por que estas concepciones,
y
particularmente su as-
pecto filos6fic0, no serhn completamente claras sino para quien
. s e d e el trab ajo de averiguar la parte considerable de la f i
losofia de Feuerbach que ha entrado en la concepcióln del
mundo de los fundadores del socialismo cientifico.
Y
s i v e l ~
a
alguien esforzarse por encoíitrar un "fundamento filosófico"
al materialismo,histórico; estad persuadidos de que en el sa-
ber
de este mortal hay, a pesar de toda su profundidad, una
gran laguna a este respecto.
as
dejemos a los espiritus profundos entregados a
si
trabajo. Ya en su tercera tesis sobre Feuerbach, Marx aborda
el problema más arduo de aquellos que debia afrontar en el
dominio de la "práctica" histórica del hombre social
y
resol-
ver con ayuda del justo concepto, elaborado por Feuerbach,
de la unidad del sujeto y del objeto. Esta tesis estd conce-
bida asi: "La doctrina materialista, según la cual los hom-
bres son el producto de las circunstancias y de la e d u c a c h .
no tlene en cuenta el hecho de que las circunstancias son pre-
clsamente modificadas por los hombres y que el educador de-
be
Ser 61 mismo educado". Resuelto es te problema, el "secre-
to' de l interp retac idn m aterialista de la historia Tia sido en-
contrado. Pero, precisamente, Feuerbach no podía resolverlo.
En el dom inlo de la historia 61 permanecla
iádist
XVIII)
- c o m o 1 6 mate -ialistas f ranceses del siglo
XVIII-
con los
cuales tenla, desde luego, muchos rasgos comunes. Ha si30
mecesa~io, en este punto, que M arx y Engels construyan to-
do
de nuevo, utilizando
el
-material tebrico acumulado hasta
entonces por la ciencia social y
particularmente por los histo-
riadores franceses de la epoca de la Restauración. En este
aspecto , igualmente, la filosofla de Feuerbach le suministró
gran nhmero de indicaciones preciosas. Feuerbach dice parti-
-
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cu/arnie iite: El arte , l religibn, la filosof[a
y
la ciencia no
son sino manifestaciones o revelaciones- de la esencia hu-
mana (1). De aqui se deduce que es necesario buscar en
la
esencia humana la explicacibn de todas las ideologlas;
es
decir, que la evolución de estas últimas esti determinada por
la de la esencia humana . Per o ~ q uC s la esencia huma-
na ? A ello responde Feuerbach. La esencia humana no re-
side más que en la comunidad, en la unidad del ho'mbre con
el hombre
2).
Esto
es muy
vago y constituye el llmite que
Feuerbach nunca ha traspasado XIX). Pero es justamente mAs
alla de este llmite que comienza el dominio de esta interpre-
tación materialista de la historia que Marx y Engels han des-
cubierto. Ella nos indica las causas que determinan, en
el
cur-
s de la evolución hum ana, la comunidad, la unidad del horn-
bre con el hombre , es decir, las relaciones mutuas q ue ' los
.hombres adquieren entre ellos. Este limite que
wp r
a Marx
de Feuerbach demuestra asimismo hasta que plinto estan pr
xhnm unb del otro.
Se lee en la sexta tesis sobre Feuerbach que esiend
humana s
el conjunb de tod s las relaciones soc ia la Esta
concepci6n, de mayor precisión que la de Feuerbach, revela
mas claramente que ninguna otra las relaciones estrechas que
exlsten entre la concepción del miindo de Marx y la filoso-
fla de Feuerbach.
Cuando Marx escribió esta tesis conocía ya,
no
solamen-
te la ruta en la cual era necesario buscar la wlucióii del pro-
blema, sino tambikn la solución misma. En su
IntroduccMn
l critica e l filom£h
U
derecho de Hegel habia demos-
trado que las relaciones de los hombres
en
soc iedad, las re-
laciones JurIdicas, lo mismo que las formas de Esfado, no pue--
den ser explicadas por ellas mismas, ni por 1ó que se llama
la
evoluci6n general del espíritu humano; que enas tienen sus
raices en las condiciones materiales de existencia, cuyo
CQn-
junto ha sido denominado saciedad civil po r Hegel, a ejem-
plo de los ingleses y franceses del siglo XVIII; que la ana-
torilla
dc la sociedad civil debe ser buscada en su econom[a .
No quedaba entonces por explicar sino el ~rlgen la evo-
lucibn de la economia para tener la solución completa del pro-
blema que el materialismo no habla podido encontrar durante
varios siglos. Es esta
la
explicacibn que ha sldo dada por Marx
y Engels.
1) Obras
U, pág.
343
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Cuando hablamos de solucfdn completa de este gran pro-
blema, se comprende que no tenemos en cuenta m i s qrie u
solucidn general, d@rlca aquella que el materialismo o lo.
gr6 encontrar por mucho tiempo. Se.comprende que hablando
de solución com pleta n o tenemos en cuenta 'la arltdtica .del
desarrqlio social, sino su
álgebra; o
l a
exflcadh de
las
causas
de los diferentes wiómk?noS, sino
la
del mo o córno hay
que proceder para descubrirlas. Esto significa que la interpre-
tación materialista de la historia tiene, sobre todo, un valor
a r e t o d o l ó g i ~ .Engels lo
emprendía
perfectamente asf, cuando
escribla:
Lo que nos hace falta no es tanto los resultados
brutos que estudia; estos nada significan sin el conocimiento
de la evi~luci6nque
a
ellos h a da do lugar (1): E s lo que no
comprenden, casi siempre, ni los
criticas
de Marx-a quie-
nes el Señor perdonar& como se dice-, ni algunos de sus
adeptos, que es peor todavla. Miguel Angel decla de S mismo:
Mis conocimientos engendraritn gr an -n úm er o de ignorantes .
Esta predicci6n se ha cumplido, desgraciadamente, en cuanto
s refiere al marxismo. Son las concepciones de Marx las que
en la actualidad engendran tantos ignorantes. La culpa no
es, evidentemente, de Marx, sino de aquellos mismos que di-
cen tantas tonterías en su nombre. Para evitar esto precisa-
mente es necesario comprender el vdur tnetodOl&gico del m
terialbma histórico.
Uno de los niás grandes méritos de Marx y de Engels
a
propdsito del inaterialismo es el de haber creado u n méto o
r
do Concentranao todos sus esfuerzos en la lucha contra el
.lemento especulativo
'de
la filosofía de Hegel, Feuerbach no
habla apreciado ni utilizado debidamente el elemento dialkc-
tico.
A
es te propósito él de cla rab a: La verdaderra dialectica
no es un monhlogo del pensador solitario consigo mismb; es
un diálogo entre el
yo y
el t 2).
En
primer ,lugar,
la
dia-
léctica no tenía en Hegel el valor de un monólogo del pen-
sador solitario consigo mismo , y, en segundo, la observación
de Feuerbach definió de manera justa
el
punto
de partida,
p5
m
o
metodo
de la
flloMa. Han sldo Marx
y
Engels
quic-
1 ) Obras
pústurnas.
1. pág.
477 .
2) Obras,
11 pág
345 .
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nes han llenado est laguna, habiendo coniprendido que, auri
combatiendo la filosofia especulativa de Hegel., era necesario
no ignorar u dialéctica. Algunos crltlcos afirman que desde
los primeros tiempos que siguieron a su ruptura con el idea-
lismo, Marx manifestaba una gran indiferencia ante la dia.-
léctica. Pero tal opinión, que parece exacta a primera vista,
se halla desmentida por el hecho señalado m6s arriba, de que
ya en los Deutsch-hamasfscbe Jahrbücher Engels se ocupa-
ba del metodo dialectico como del
alma misma del nuevo sis-
tema (1).
En todo caso, la segunda parte de la
Miseria
de l a F iio-
mfí
no deja ninguna duda sobre el hecho de que Marx, en
la kpoca de su polemica con proudhon, apreciaba perfecta-
mente el valor del metodo dialectico y sabía servirse
d e
el.
En esta discusi6n1 la victoria de Marx fu e la de un hombre
que sabia pensar dialecticamente sobre otro que no habia
sabido comprender la esencia de la dialdctica, ,pero que se ha-
bia esforzado, no obstante, por aplicar el inttodo dialectiico
al analisis de la sociedad capitalista. es ta misnia segu nda
parte demuestra que la dialéctica, que en Hegel tenia un ca-
rácter puramenfe idealista, qu e se conserva tambi&n en P rou -
dhon, en la medida en que este l había asimilado, habla si-
do colocada por Marx sobre un fundamento materialista
( XX) .
Mas luego, caracterizando su dialéctica rrtaiterialida, Marx
escribta: Pa ra Hegel, el proceso lógico, que 61 transform a aún
en un sujeto autónom o, denominándolo ,idea, es el dem iurgo
'de la realidad, la cual no
es
otra cosa que su manifestacida
externa.
Para
mi e s justamente lo con trario; el ideal no es
sino el material transformado
y
traducido en el cerebro hu-
mano . Esta caracteristica presupone
un
acuerdo completo con
Feuerbach, primero, en cuanto concierne a la opinibn sobre la
idea de Hegel, y, despues, en lo qiie se refiere las rela-
ciones entre el sér y el pensar. Sólo un hombre convencido de
la verdad del principio fundamental de la filosofia de Feuer-
bach: no es el pensar el que condicion al ser, sino el ser el
que condiciona el pensar, era capaz de poner sobre u pies
ta dialectica hegeliana.
1 ) Engels no tenía en cuenta u sola personalidad. sino que.
por lo genetal la de todos aquel los q u e tenían las mism s ideas: Non
hace falta. , dfcía. N o
hay
duda q u e arx era de los q c pensaban
coma. él.
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Muchas gentes confunden la dialectica con la doctrina de
L evoluci6n. La dlalkctica es en electo, una doctrina de la
evolución. Pero difiere esencialmente de la vulgar teorla de
la
evolución que descansa fundamentalmente sob re el prin-
cipio de que ni la naturaleza
nl la
historia
hacen saltos y que
to os
las
cambios
m
realizan
en
el
mundo
graduiciitmente
Ya
h'cgel había demostrado que comprendida asl, la teorla de
n
evolución era inconsistente
y
ridicula.
Cuando se quiere representar la aparición o desaparid6n
dc alguna cosa-dice Hegel en el primer tomo de su Jhgicak
iiu las representa ordinariamente como uria aparición o des-
aparicibn gradualh. Sin embargo,, las transformaciones del ser
no consisten solamente en el cambio de una cantidad en otra,
sino tambien en el de la cantidad en calidad, e inversamente;
cambio que , al suponer la sustitucibn de un fenbmeno por
otro, constituye una ruptura de la 44progpesividad'f1). Y
cada
vrz que hay
ruptura
de
la progresividad
se produce un salto
eii el curso del desarrollo. Hegel demuestra despues por una
serie de ejemplos con qué frecuencia se producen saltos en la
naturaleza, lo mismo que en la historia,
y
pone de manifiesto
el error ridiculo que sirve de ba se a la vulgar teorla de la
evc\lucibn . En la base de la doctr ina de la progresividad-
escribe-se encuentra la idea de que lo que su rge existe ya
efectivamente y permanece imperceptible Únicamente a causa de
su pequefiez. Lo mismo, cuando s e habla de desaparicibn g ra -
dual de un fenbmeno, se supoae que esta desaparición es un
hecho cumplido y que el fenómeno que ocupa el lugar del
precedente existe ya, pero que no son perceptibles todavla ni
uno ni o t r o . . Peco de esta manera se suprime de heclio toda
aparicibn y toda desaparición.. . Explicar estas fases de iin
fenbmeno dado por la progresividad de la transformacibn es
referir todo a una tautdogfa engorrosa, puesto que es coii-
siderar como realizado de antem ano , (es decir, coino ya apa -
recido o desaparecido) lo que esth en vías de aparecer o de-
saparecer .
(2).
Marx y Engels han adoptado enteramente esta concep-
clOn dialectica' de Hegel sobre la inevitabllldad de
lo8 saltos
.
1 ) Wissenschaft
der
Logik,
t.
1.
Nureinberg. 1812,
phgs. 3 1 3 -
314.
. 2)
En
lo
que
s
refiere
a la
cuestión de
los saltos . ver
nues-
tro trabajo El infortunio
del.
señor
Tlkhomjt'uv.
San Petersbargo,
edi-
ción
M . Maikh, pógs 6 - 1 4 .
-
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ii
el
proceso
del desarrollo. Engels trata de ella de una
ma-
nera detallada en su polhmica con Dilring,
y
en eeta ocasión
la pone sobre su s pies , e s decir, sobre una
base
mlterlalIsta,
Asi, por ejemplo, demuestra que el paso de una forma
de
energla
a
otra no puede cumplirse sino por medio de u salfo
(XXI). Encuentra, a este respecto, en la química moderna n
confirmación del principio dial6ctico de la transformación
de
la cantidad en calidad. En general, las leyes del pensamtento
diaídctico son confirmadas, según 61, por las
pmpiedacks da
ledicas
del ser. Aquí Wav ia , el ser condiciona el pensar.
Sin entrar en una caracteristica más detallada de la dialéc.
tíca maFrialista (sobre
u
relaciones con lo que se puede Ila-
mar la lógica elemental, paralelamente
a
la matematica elc-
mental, ver nuestro prefacio a nuestra traducción del folleto
Ludhvig euerbach
( l ) , . recordaremos al lector que la teoria,
que no vela en el proceso de la evo~luciónmás que modifica-
ciones progresivas,
y
que domin6 en el curso de estos Últimos
veinte años, ha comenzado a perder terreno, aun en el domi-
riio de la biología, donde era casi universalmente reconocida.
A este respecto, los trabajos de Armando Gautier
y
de
Hugo de Vries parecen marcar una epoca. Basta decir que la
teoria
de las mutaciones de Yries no es otra cosa que la
tewia
le laf lerduci6n de las especies altosi (V e r su obra, en
dos tomos, Dle Mutationsthede,
Leipzig,
1901-1903; su
in-
iorme DIe Nkitaticmen und die Mutaüomperioclen
be1
&r
Ents-
tehung dea Arten, Leipzig, 1901 asi como sus conferencias
en
fa Universidad de California, editadas, eii traducción alemana,
con el titulo de Arten
unid
Varletaten und thre Entstehang
durch
di ?
Miutaficm,
Berlín,
1906)
( n I 1 ) .SegSln la opini6n
d e
este eminente naturalista,
e l
lado
dbbn e la teoria de Darwin sobre el origen
de
las espedes es
precisamente la ideta de
qu
tal d g e n puede
s r
explic do POf
cambios 2) . Muy interesante y fusta es igulalmente
13.
observaci6n de
D.
Vries cuando comprueba que la teoría
de los cambios graduales que dominaba en la doctrina del ori-
gen
de las especies iia ejercído una influencia desfavorable
sobre el estudio experimental de las cuestiones de esta natu-
raleza
3).
-
1 )
Ver el
anexo Dialéctica y Lógica.
2 ) Dio Mutatiowm,
p b g a
7 -8 .
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Conviene agregar que en los niedios naturalistas modes-
tios, y muy particularmente entre los neo-lamarckianos, se ob-
serva iina difusldn rbplda de la tmria de la
materia animada,
considerada por algunos como en oposicidn directa con el
materialismo (ver, por ejemplo, el libro
de
R.
H.
Franch: Deir
Pieutige Stand der
Dawh'schm
Prage Leipzig, 1907 , que no
representn, en realidad,
si
es comprendida de manera justa,
sino la traducci6n en el lenguaje naturalista moderno, de la
doctrina materialista de Feuerbach, de la unidad del ser y dei
pensar, del objeto y del sujeto (1) . Se puede afirmar con
toda certidumbre
Que
Marx y Engels habrian demolstrado
el
mas
V VO interes por esta corriente que ,se manifiesta en la s
ciencias naturales,
y
que,
a
decir verdad, esta todavla, por
el
momen to,
muy
insuficientemente estudéuia
Alejandro Herzen dijo, con razón, que la filosofia de Hegel,
considerada por muchos como conservadora,
a
primera vista,
es una verdadera Algebra de la revolución (2). Sin embargo
en Hegel esta álgebra permanecia sin ninguna aplicacibn a las
cuestiones palpitantes de la vida práctica. El elemento espe-
culativo tenia necesariamente que introducir el q ' r i t u
de
congervadwtsmo
en
l
filosofla del gran idealista. Algo muy
diferente ocurre en cuanto a la filosofia materialista de Marx.
El
Algebra revolucionaria aparece allí en to da la potencia
invisible de su mtto do dialéctico. Marx dice: En s u forma
mistica, la dialectica se convirtib =en una moda alem ana , por-
que cubria de una aureola el estado de cosas existente. En
su forma racional, la dialectica no es, a los ojos de la burgue-
sIa
y
de sus teóricos, otra cosa que escándalo
y
horror, por-
que, ademhs de la comprensidn positiva
de
lo que existe, su-
pone igualmente la comprensión de la negacibn, de la desa-
pariclbn, ine~itabledel estado de cosas existente; porque coii-
sidera toda forma en u n aspecto de inovimiento, y, por ton-
siguiente, en su aspecto transito rio; porque no s e inclina de-
lante de nada,
y
es,
pos
SU esencia, critica y revoiucianaria .
S se considera la dialéctica materialista desde el punfo
de
vista de la literatura rusa, se puede decir gue ella fue' la
primera que suministró un metodo necesario
y
suficiente para
la solucibn de la cuestión del carfider raidonal de
todo lo que
1 )
Sin
hablar
de
Spinoza,
es
iietesario o olvidar que muchos
materialistas franceses
da
siglo
XIII. s
inclinaban
hacia
l a , teoría
de l a
materia animada .
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existe
cuestidn que tanto habia atormentado a nuestro genial
Blelinski (1). Sólo el metodo dialectico de Marx, aplicado al
estudio de la vida rusa, nos ha demostrado lo que había
de
real en esta Siltima y lo que solamente
parecía serlo.
Cuando intentamos la interpretacidn materialista de la
historia, la primera dificultad con que tropezamos, como
ya
lo hemos visto, se refiere a la cuestión de saber d6nde se en-
cuentran las verdaderas causas del desarrollo de las relaciones
sociales. Sabemos ya
que
la anatomia de la 'sociedad civil es
determinada por la economla de esta iiltima. ¿Pero que es lo
que determina esta economia?
A
ello responde Marx: En
la
producción social de su
vida, los hombres se encuentran ligados por ciertas relaclo-
nes indispensables, independientes de su voluntad, por relacio-
nes, que
wrmspmdm a un
gr do determinado de la evolud6n
de
sus
fuerzas Iprod~ctorasmaterides. El onjunto
de
stm re-.
ladones
de
producci6n
constituye la estructur
ecoai dca
de la
sociedad, el fundamento real sobre
el
cual se eleva la superes-
tructura juridica y polltica 2).
Esta respuesta de Marx reduce así toda la cuestión del
desarrollo de la economfa a la de las causas que condicionan
el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. Y bajo
esta Siltima forma, la cuestidq se resuelve ante todo por
la in-
dioaffibn de las
prgriedades
del medio geográfico.
Hegel señala y a en su filosofia de la historia el papel
importante de la base geográfica de
la
historia
universal .
Pero corno, según él,
l
causa de toda evolución
es,
en fin de
cuentas, la idea,
y
como no recurria
a
la
explicacibn materia-
lista
de
los
fen6menos
sino de pasada
y
en casos de secundaria
importancia, su concepcidn extremadamente justa sobre la
im-
portancia histórica del medio geogrdfico no podla
conducirle
a las fecundas conclusiunes que de ella se desprenden. Ellas
no han podido ser establecidas en toda su amplitud sino por
el rnateria4ista Marx (3).
1 ) Ver nuestro articulo Bielinski y la realidad racional en.
la
colección
Veinte
años
(Obras.
t.
X. .
2 ) .
Ver
e1 prefacio al libro Zur
Kritik
L r
Politischtn Oeko-
nodit.
( 3 ) Camo ya lo het110s dicho, Feuerbach no iba en este caso
más
lejos que
Hepul.
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8/20/2019 Plejanov, Las Cuestiones Fundamentales Del Marxismo (1907), Prefacio y Notas de Riazanov
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Las propiedades del medio geográfico determinan tanto el
carácter de los productos de la naturaleza que sirven a las ne-
cesidades del hombre, como los objetos que este mismo pro-
duce con el mismo fin. En donde no existieron metales,, las
tribus ab,o>rigenesno pudieron pasar, con sus propios medios
de los limites de lo que llam am os la eda d dlo piedra . Asi-
mismo, para que los pescadores y cazadores
primitivos
pu-
dieran pasar -a la cr ianza d e gan ado y a la ag r icul tura era ne-
cesario condiciones geo grh fica s apr op iad as, e s decir, una flora
y una faiiria ooarespondientes. L.
G.
Morgan hace notar que,
en el hemisferio occidental, la ausencia de animales suscep-
tibles de ser domesticados, asi como las diferencias que exis-
ten entre la s floras d e los dos hemisferios, explican el reco-
rrido muy diferente de la evoluciGn social de sus habitan-
tes (1).
,Waitz dice, a propósito de los Pieles-Rojas de la America
del Norte: Entre ellos hay au sencia com pleta de anima les
domCsticos. Este hecho es muy importantelFporqueconstituye
la razón principal que los mantiene en un b aj o nivel de desen-
volvimiento
2).
Schweinfurth relata que en Africa, cuando
una localidad s e encuentra superpo blada, u na pa rte d e la po-
blación emigra, y oCurre entonces qu e m odifica su' gen ero de
vida. según el medio geográf ico: ~ r i b u s ue hasta entonces
se ocupan
de
agricultura se dedican
a
la caza, otr as qtic
vivian de la crianza de animales pasan a la agricultura 3).
Según el mismo autor, los habitantes de una región rica en
hierro, que comprende una parte considerable del A.frica cen-
tral, se han puesto naturlalmente a extraer y a trabajar el
hierro.
Hay algo
mb s todavia. Ya en g ra do s 'más ba jo s de la
evoluciQn humana, las tribus entran en relaci6n unas con otras,
cambkando entre ellas algunos de sus productos. Ell'o tiene
por resultado ampliar los límites del medio geográfico, el cual
influye a su vez sobre el desarrollo de las fuerzas productivas
de cada una de estas'tribus, acelerando asi la marchar de este
desarrollo. Como se comprende, la facilidad, mhs o menos
grande, con que parecidas relaciones
S
realizan y se desa-
rrollan dependen de las propiedad es del medio ge ogr ifico .
1) Dic Urgesellschaft. Sttugart.
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