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UNIVERSIDAD SEMINARIO EVANGÉLICO DE LIMA Programa de Complementación Curricular en Ministerio Pastoral
Trabajo de Investigación
MODELO INSPIRADO EN EL LIBRO DE LOS HECHOS Y EN LAS CARTAS DE PABLO SOBRE LA PLANTACIÓN
DE IGLESIAS EN LOS TIEMPOS MODERNOS
Para optar el grado académico de Bachiller en Ministerio Pastoral
Presentado por:
JULIO CÉSAR LUGO CALLE
Lima, Perú, mayo 2020
ii
Índice
Portada i
Índice ii
Resumen iii
Abstract iv
Introducción 5
Capítulo I - Planteamiento del Problema de Investigación 6
Descripción de la Realidad Problemática 6
Preguntas de Investigación 9
Justificación de la Investigación 9
Objetivos de la Investigación 12
Viabilidad, Delimitación y Limitaciones de la Investigación 13
Capítulo II - Marco Teórico 15
Antecedentes 15
Bases Teóricas 18
La Dinámica del Iglecrecimiento de las Iglesias del Nuevo Testamento 18
La Dinámica del Funcionamiento de las Iglesias del Nuevo Testamento 22
La Dinámica del Establecimiento de las iglesias del Nuevo Testamento 30
Definición de Conceptos 38
Capítulo III - Metodología de la Investigación 42
Capítulo IV - Conclusiones y Recomendaciones 44
Referencias Bibliográficas 47
iii
Resumen
Importantes referentes, como Roland Allen (1912), han señalado la evidente
incompatibilidad de las formas existentes del ser y hacer iglesia con el modelo y los principios que
emergen del análisis del estudio del libro de los Hechos y las Cartas del Apóstol Pablo. La
maquinaria elaborada que existe al respecto no refleja ni la sencillez ni la eficacia que tuvieron las
iglesias del primer siglo.
En las últimas décadas, una gran cantidad de eruditos ha publicado numerosos estudios
acerca del contexto histórico-social de la iglesia neo testamentaria, proveyéndonos información
valiosa que ayuda a determinar la dinámica que hizo que su labor en el desarrollo de la Gran
Comisión fuera no solamente viable, sino exitosa, tanto en extensión como en influencia, en un
contexto que muchos señalan es muy semejante al mundo postmoderno de hoy.
Este trabajo ha examinado esta evidencia. Basado en un análisis del libro de Hechos y las
Cartas de Pablo, hemos procurado establecer el carácter determinante de los principios
fundamentales clave del crecimiento, funcionamiento y establecimiento de la iglesia del primer
siglo. Nuestro objetivo es que estos principios nos guíen en el desarrollo de un modelo
contemporáneo que conserve mejor su ADN en el mundo posmoderno de hoy.
Palabras clave: iglecrecimiento; plantación de iglesias; establecimiento y funcionamiento
de iglesias; liderazgo; casas-iglesia.
iv
Abstract
Important referents, such as Roland Allen (1912), have pointed out the evident
incompatibility of the existing forms of being and making church with the model and principles
that emerge from the analysis of the study of the book of Acts and the Letters of the Apostle Paul.
The elaborate machinery that exists in this regard reflects neither the simplicity nor the
effectiveness of the churches of the first century.
In the last decades, a large number of scholars have published numerous studies about the
social-historical context of the New Testament church, providing valuable information that helps
determine the dynamics that made her task of fulfilling the Great Commission not only viable, but
successful, both in expansion and influence, in a context that many point out is very similar to the
postmodern world of today.
This paper has examined this evidence. Based on an analysis of the book of Acts and the
Letters of Paul, we have attempted to establish the determining character of the key foundational
principles of the growth, functioning, and establishment of the first-century church. Our goal is
that these principles guide us in developing a contemporary model that better preserves its DNA
in today's postmodern world.
Key words: church growth; church planting; establishing and functioning of churches;
leadership, house churches.
5
Introducción
Durante los últimos años he sentido una urgente necesidad de abordar el presente tema.
Diversas razones particulares me impulsaban a ello. En principio, mi propia experiencia de vida,
a lo largo de treinta años en el ministerio, me ha hecho notar las profundas carencias de la iglesia
en Latinoamérica. Carencias que no tienen que ver necesariamente con falta de recursos materiales
y humanos en el quehacer eclesiástico, sino con la falta de un profundo conocimiento de lo que
significa ser y hacer iglesia en nuestra propia realidad, sin apartarse de los principios bíblicos y sin
apegarse a costumbres y modelos, tradicionales o modernos, que pesan sobremanera en la tarea,
al punto de llegar a ser asfixiantes, alienantes y enajenantes.
Ser y hacer iglesia representa siempre un reto para todo aquel que se sabe llamado al
ministerio pastoral, y hay que encararlo. Encararlo desde una base profundamente bíblica, pero
también a partir de una comprensión contextual que nos brinde una perspectiva fresca, auténtica y
autóctona, que encarne los principios innegociables de la esencia de la vida iglesia, ese ADN que
debe ser preservado a pesar de todo y por encima de todo. Lastimosamente, ese ADN muchas
veces es abismalmente distinto, mayor incluso que la distancia de tiempo y espacio que nos separa
de la vida de la iglesia primitiva.
Por tal razón incursiono en el tema, con el propósito de contribuir a preservar la sustancia
del ADN de la iglesia en nuestros tiempos y en nuestras latitudes, sabiendo que el Señor viene
pronto, y viene por su iglesia.
Espero que podamos mantenerla, así como Él la quiso y la quiere, “sin mancha ni arruga”.
6
Capítulo I
Planteamiento del Problema de Investigación
Descripción de la Realidad del Problema
David J. Bosch (2000) señala: “Las iglesias jóvenes plantadas en los campos de misión
eran réplicas de las iglesias en la tierra natal de la agencia misionera, bendecidas con todos los
bienes colaterales de aquellas iglesias” (p.20). A lo largo de los años, dentro de la Iglesia
Evangélica contemporánea, observamos carencias y problemas significativos en la forma de
constituir y establecer iglesias –lo que muchos llaman “plantación de iglesias”, para usar un
término más técnico–, siguiendo modelos misionales anglosajones muchas veces ya caducos y
descontextualizados, los cuales se perpetúan inapropiadamente en la transmisión de la
responsabilidad a las generaciones siguientes.
A este respecto, Jeff Reed (2017a) acota: “Durante los últimos 30 – 35 años ha empezado
una búsqueda por la iglesia histórica, en parte debido a la caída de Occidente y al desplazamiento
del cristianismo al Sur Global y en parte debido al cambio de una cultura moderna a una
postmoderna. Ha emergido una academia de eruditos, la mayoría de los cuales no son
evangélicos, que han dedicado sus carreras a estudiar el contexto social e histórico de las iglesias
primitivas, tratando de descubrir exactamente cómo fueron en realidad” (pp. 49-50).
Este esfuerzo está orientado no simplemente a satisfacer una curiosidad histórica, sino
sobretodo a poder encontrar principios y claves que hicieron de la Iglesia Primitiva una iglesia
eficaz en cuanto al cumplimiento de su misión. Es decir, una búsqueda del ADN de la iglesia en
su más pura esencia, que se pueda no solo preservar sino transmitir con integridad, a pesar de los
diversos contextos en los que las iglesias locales se sitúan y desarrollan. Claves, sobretodo, que
favorezcan de modo determinante su multiplicación y eficacia. Principios y claves que el propio
apóstol Pablo, artífice y protagonista de la dinámica de la iglesia neotestamentaria, sin duda
transmitió correctamente en su tiempo.
7
Hace más de un siglo, Roland Allen (1912) señalaba de modo enfático:
La gente ha adoptado fragmentos del método de San Pablo y ha tratado de incorporarlos a
sistemas importados, y el fracaso que resultó ha sido usado como argumento en contra del
método del Apóstol.... Cuando estos falsos y parciales intentos de imitar el método del
Apóstol han fallado, los hombres han declarado que el método apostólico fue un error y
enteramente inadecuado a las condiciones y circunstancias de las misiones del presente. La
verdad es que ellos ni han entendido ni ensayado el método del Apóstol en absoluto… El
método de San Pablo no está en armonía con el moderno espíritu occidental.... No podemos
imaginar un Cristianismo digno de ese nombre existiendo sin una maquinaria elaborada la
cual nosotros mismos hemos inventado. (pp. 5,6)
Simson (2003) acota: “Al redescubrir el evangelio de la salvación por la sola fe y la sola
gracia, Lutero empezó a reformar la iglesia a través de una reforma de la teología. En el siglo
XVIII, por el movimiento de la renovación pietista, sucedió una recuperación de la intimidad con
Dios, que llevó a la iglesia a una reforma de la espiritualidad, la Segunda Reforma. Ahora Dios
está tocando los mismísimos odres, iniciando una tercera reforma, la de las estructuras” (p.16).
Por otro lado, la falta de una robusta base bíblica, desarraigada además de la centralidad
del Evangelio de la Gracia, para el saludable crecimiento y funcionamiento de nuestras
comunidades cristianas, ha generado una iglesia completamente disfuncional con el propósito
inicial del propio Señor Jesucristo, quien la fundó para bendición nuestra. Keller (2012) lo
comenta así: “Con el tiempo, todas la Iglesias, no importa cuán solidas sean sus teologías,
tienden a perder la vista de la singularidad del Evangelio y caen en prácticas que se ajustan más a
otras religiones o a la irreligión” (p.60).
Estas aseveraciones evidencian paradigmas ajenos a la Escritura, paradigmas que han
generado la problemática que nos ocupa. Problemática que, además, se ahonda al considerar la
ineficacia e inefectividad de la iglesia en sus respectivos contextos. Mientras la Iglesia en
Latinoamérica crece a ritmo vertiginoso, paradójicamente, su falta de impacto se hace a la vez
más evidente.
8
La iglesia congregacional se convirtió en una “mentira estructural”, porque pinta el mensaje
correcto con los colores equivocados, mete el material correcto en formas erróneas, vierte
el agua de vida en botellas contaminadas, toma a los pecadores redimidos y les moldea en
una especie inofensiva de amables asistentes a la iglesia y participantes en programas. Hace
promesas celestiales, pero no las entrega en la tierra. Se olvidó de enfocarse en la familia
como el bloque de construcción del cristianismo, y se contentó con sentarse en templos
religiosos, más o menos ornamentados, recitando fórmulas de adoración en su pequeña
pero sólida parcela de cielo en la tierra. No es extraño que la sociedad en general siguiera
a la iglesia en este proceso, y comenzara a perder también el enfoque en la familia.
Resumiendo, la iglesia congregacional se convirtió en una estructura que se destruye a sí
misma, es su propio obstáculo, que crea los problemas que trata de resolver, frustrando y
quebrando los corazones de millones de personas que han buscado a Dios y han encontrado
una iglesia de tipo congregacional, una caricatura de la familia sobrenatural de Dios en la
tierra. (Simson, p.55)
En una breve y reciente entrevista a Francis Chan (2019), reconocido autor y
conferencista, pastor de una mega iglesia de seis mil miembros en California, que él mismo
fundara quince años atrás, señaló su propio cuestionamiento al respecto: “¿Soy yo parte del
problema?” Ésta era la pregunta que se hacía mientras revisaba su trabajo hecho a lo largo de ese
tiempo, y la que lo llevó a tomar una decisión determinante, a fin de corregir el rumbo de su vida
y ministerio, pero, particularmente, de su forma de ser y hacer iglesia.
Imagina que te encuentras en una isla desierta y lo único que tienes es una copia de la
Biblia. No cuentas con experiencia alguna en el cristianismo, y todo tu conocimiento acerca
de la iglesia provendrá de lo que leas en la Biblia. ¿Cómo te imaginarías que funciona una
iglesia? Cierra tus ojos por unos minutos y trata de imaginar la “iglesia”.
Ahora, piensa en tu iglesia actual. ¿Se parecen?
¿Puedes aceptar el resultado? (Chan, 2018, p11)
9
Preguntas de Investigación
¿Cuáles fueron los principios clave que determinaron la dinámica de la iglesia del primer
siglo y que le permitieron ser eficaz y eficiente en el desarrollo de su labor? ¿Son estos
principios determinantes en la formulación de un modelo de iglesia contemporáneo? ¿Qué
estamos haciendo mal? y ¿qué es necesario corregir? Son preguntas de fondo en el presente
trabajo. En tal sentido, el análisis de los escritos de Pablo y del libro de los Hechos de los
Apóstoles permitirá establecer estos principios clave, los cuales han de servirnos como
lineamientos rectores de un modelo o propuesta para mejorar la plantación de Iglesias en las
diversas situaciones de contexto en las que esta pudiera darse, así como la formación de un
liderazgo que responda adecuadamente a las demandas propias de la coyuntura que la
postmodernidad nos plantea. Consideramos que estos dos factores son determinantes en la
eficacia y efectividad de la iglesia.
Justificación de la Investigación
En nuestros días, la iglesia en Latinoamérica está experimentado un crecimiento
numérico excepcional. Wagenveld (2000, p.48), aporta los siguientes datos, en cuanto al
crecimiento de la población evangélica en América Latina durante el pasado siglo:
AÑO POBLACIÓN EVANGÉLICA
1900 50,000
1930 1 millón
1950 5 millones
1960 10 millones
1970 20 millones
1980 50 millones
2000 75 millones
A mediados de los noventa, David Miller (1996) reportaba: “Durante la última década, la
población de los protestantes en América Latina creció de 18.6 millones a 59.4 millones. . . un
aumento del 220 por ciento, nueve veces la tasa de crecimiento de la población general”.
10
El número de cristianos evangélicos está creciendo cuatro a cinco veces más rápido que la
tasa anual de crecimiento poblacional. Investigadores seculares calculan que cuatrocientos
latinoamericanos se convierten al cristianismo evangélico cada hora (Lugo, 2000, p.148).
Nunca como hoy ha habido entre los cristianos latinoamericanos una preocupación tan
generalizada por el desarrollo y el crecimiento de la iglesia. No se trata de la promoción de
una determinada teoría o estrategia de crecimiento numérico, sino de una auténtica
inquietud por ver la expansión integral del reino de Dios sobre la tierra... Es posible detectar
también un auténtico proceso de crecimiento y vitalidad en la mayor parte de las iglesias.
Muchas congregaciones que por décadas se contentaron con ser ‘un pequeño pueblo feliz’
se están proponiendo ganar miles de almas para Cristo... Hoy el Señor está dando a la
iglesia, en muchas partes del continente latinoamericano, un crecimiento como ésta no
conoció desde el día de Pentecostés. (Deiros, 1977, p.168)
El Informe Regional sobre el Cambio Religioso en América Latina de Llorrente &
Cuenca (2014) señalaba que en Latinoamérica y el Caribe el 20% de sus 600 millones de
habitantes eran evangélicos. Y en la actualidad, según estimaciones del investigador Sebastien
Fath (2020), Sudamérica tiene 123 millones de evangélicos, 47 millones de los cuales están en
Brasil.
Sin embargo, esta realidad, lejos de ser gratificante, resulta más bien preocupante, por
cuanto Latinoamérica sigue adoleciendo de las mismas taras que la mantienen postergada desde
siempre: miseria moral, corrupción social, pobreza económica, etc. De acuerdo al último reporte
de Transparencia Internacional (2020), 16 países en América Latina están en situación crítica. De
los 180 países evaluados, cuatro Latinoamericanos están entre los peor calificados. Lo
anecdótico de esto es que los países más evangelizados están en la lista de los más corruptos.
Guatemala es el país de más rápido crecimiento evangélico en Latinoamérica, 40% de su
población es evangélica y, sin embargo, es el tercer país más corrupto de la región, juntamente
con Nicaragua, que es el segundo, teniendo 37% de población evangélica, y Honduras, el cuarto
más corrupto, teniendo 41% de población cristiana evangélica.
11
Es decir, este exponencial crecimiento numérico no se traduce en un impacto social que
afecte efectivamente la maldad estructural imperante. De tal forma que uno tendría que
honestamente preguntarse si es que realmente estamos evangelizando América Latina, o,
tristemente, estamos más bien latinizando el Evangelio.
Las denominaciones e iglesias de larga data, o aquellas que, aunque más jóvenes son solo
grandes en número, no han logrado ni logran ser relevantes en sus respectivos contextos sociales.
Tan solo generan nuevas estructuras de poder al interior de ellas mismas. Y esto, como señala
Mangalwadi (2009) no debiera ser así: “Jesús prometió el poder del Espíritu Santo a sus
discípulos para que pudieran ser testigos. ¿Quién es un testigo, el que tiene poder o el que
conoce? La confusión a este punto ha supuesto que en algunos círculos cristianos la
espiritualidad haya cambiado de ‘conocer a Dios’ a ‘tener poder’” (p.173).
El único poder del que la iglesia primitiva hizo gala y evidenció sobremanera fue el poder
del Espíritu Santo, éste era el dunamis de Dios que les impulsó y les permitió llegar a ser
verdaderos “testigos” (del griego: martur, de donde viene nuestro término “mártir”) hasta lo
último de la tierra. La consecuencia natural del poder del Espíritu Santo, presente en la vida de la
Iglesia, eran vidas transformadas impactando su comunidad. Y, como consecuencia de ello, “el
Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hch. 2:27).
Paralelamente a esta realidad, un estudio publicado por The Gospel Coalition (2013)
señala que el 85% de las iglesias están siendo guiadas por pastores con poca o nula formación
teológica, puesto que solo uno de cada diez pastores tiene educación teológica formal. No es de
extrañar, entonces, que la carencia en la formación del liderazgo que las circunstancias requieren
se vea reflejada en el poco impacto que las congregaciones tienen en sus respectivos contextos.
Debemos prestar seria atención a este problema. “La calidad del liderazgo de la iglesia es
directamente proporcional a la calidad del discipulado. Si fracasamos en el área de hacer
discípulos, no debería sorprendernos que también fracasemos en el área de desarrollo de
liderazgo” (Hirsch, 2017, p.125).
12
Tertuliano (2018), en su Apología contra los Gentiles, ofrece un testimonio de primera
fuente respecto del estilo de vida de los primeros cristianos y del impacto que ellos tuvieron en
su momento, lo cual dice mucho de la forma de ser y hacer iglesia de aquellos primeros
discípulos. Admirados de la profunda relación que se entablaba entre ellos, los ajenos
murmuraban con envidia: “Mirad cómo se aman”, refiere el teólogo y padre de la Iglesia
(Apologético 39). Sin duda, aquellos primeros cristianos habían entendido muy bien las palabras
de Jesús en el último mandamiento (Juan 15:34-35), y la iglesia que formaron, con todo y sus
errores e imperfecciones, estaba fundada en esta concepción del amor y así se proyectaba en su
entorno, logrando expandirse con eficacia. Corresponde preguntarse, entonces, con espíritu
crítico y voluntad de cambio, si no habrá sido el abandono de esta concepción, por otra muy
ritualista y legalista lo que está también repercutiendo negativamente en nuestros días.
Objetivos de la Investigación
Objetivo General
Demostrar de qué manera el modelo inspirado en el libro de los Hechos y en las Cartas
del apóstol Pablo es determinante en la tarea de la plantación de iglesias en los tiempos
modernos.
Objetivos Específicos
1. Demostrar de qué manera el modelo inspirado en el libro de los Hechos y en las Carta
del apóstol Pablo es determinante en la dinámica de crecimiento de la Iglesia en los tiempos
modernos.
2. Demostrar de qué manera el modelo inspirado en el libro de los Hechos y en las Cartas
del apóstol Pablo es determinante respecto a la dinámica de funcionamiento de la iglesia en los
tiempos modernos.
3. Demostrar de qué manera el modelo inspirado en el libro de los Hechos y en la Cartas
del apóstol Pablo es determinante en la dinámica de establecimiento de la iglesia en los tiempos
modernos.
13
Viabilidad, Delimitación y Limitaciones de la Investigación
El tema planteado es muy accesible a la investigación, por cuanto sus fuentes primarias la
constituyen por una parte la propia Escritura, y, por otro lado, la realidad eclesiástica primitiva y
contemporánea.
Como ya se dijo, durante los últimos 30-35 años ha surgido una gran cantidad de eruditos
que se han avocado a estudiar el contexto histórico social de las iglesias primitivas y a tratar de
descubrir cómo eran y funcionaban estas.
La investigación de esta escuela de eruditos ha descubierto grandes cantidades de
averiguaciones sobre las iglesias primitivas que nunca antes se habían conocido. Arroja
grandes luces sobre nuestra búsqueda para revelar nuestras raíces en las iglesias primitivas
y en “La Manera de Cristo y Sus Apóstoles”. (Reed, 2017a, p.50)
Algunos de los principales referentes para el tema que nos ocupa son James Dunn, autor
de Beginning from Jerusalem [Comenzando desde Jerusalén], volumen dos de Christianity in the
Making [Cristianismo en Desarrollo]; Paul Trebilco, autor de The Early Christians in Ephesus
from Paul to Ignatius [Los Primeros Cristianos en Éfeso desde Pablo hasta Ignacio]; Paul
Lampe, autor de From Paul to Valentinus: Christians at Rome in the First Two Centuries [De
Pablo a Valentino: los Cristianos en Roma en los siglos I y II].
Adicionalmente, existen también importantes fuentes de consulta, colecciones tales como
The Book of Acts in its First Century Setting [El Libro de Hechos en su Escenario del Siglo I],
cinco volúmenes, teniendo a Bruce Winter como editor; First-Century Christians in the Graeco-
Roman Word [Los Cristianos del Primer Siglo en el Mundo Greco-Romano], de Winter, Blue,
Clark y Gilles, entre otros. El trabajo de Justo Gonzáles, en Historia del Pensamiento Cristiano,
y de Robert Banks, en La Idea de Comunidad de Pablo, constituyen también una importante y
obligada fuente de referencia.
14
Una premisa básica para nuestra investigación es el hecho de considerar que los
problemas que nos ocupan están resueltos en las Cartas Paulinas y en el libro de los Hechos de
los Apóstoles, puesto que lo que caracterizó a la iglesia cristiana del primer siglo fue su
efectividad y eficacia; no en vano se dijo de ella que había trastornado el mundo entero con el
mensaje del evangelio de Jesucristo y el testimonio de sus fieles seguidores (Hechos 17:6).
Nuestra tarea, pues, se avocará inicialmente a examinar el libro de los Hechos y las
Cartas del Apóstol Pablo dirigidas a las iglesias del primer siglo, con la finalidad de determinar
principios que contribuyan al establecimiento de un modelo de plantación de iglesias y
formación de liderazgo que sea relevante para la iglesia de nuestros días, particularmente en lo
que respecta a la dinámica del iglecrecimiento, funcionamiento y establecimiento de las
comunidades de fe. Sobre esta base consideraremos también, especialmente, experiencias
contemporáneas e históricas que sirvan de ejemplo para sustentar la validez determinante de los
principios en cuestión.
Un particular limitante de la investigación es la casi nula existencia de trabajos
efectuados desde nuestro contexto latinoamericano sobre el particular. En tal sentido, el presente
documento propone ser una herramienta para quienes deseen internarse en la problemática
planteada y en sus alternativas de solución en nuestras latitudes.
15
Capítulo II
Marco Teórico
Antecedentes
Una de las mayores contribuciones contemporáneas respecto del tema que nos ocupa
proviene de la mano de Jeff Reed, presidente y fundador de BILD International (www.bild.org).
A lo largo de los últimos cuarenta años, él ha venido promoviendo la necesidad de revisar
nuestro trabajo de plantación de iglesias y de formación de liderazgo, haciendo un serio llamado
a que retornemos a “la Manera de Cristo y sus Apóstoles”. The Paradigm Papers [Los
Documentos Paradigmáticos], escritos y entregados por Reed en un período de quince años,
constituyen en su conjunto una guía filosófica y estratégica para la iglesia del siglo veintiuno, a
fin de propiciar justamente el cambio de paradigma que él propone.
Por otro lado, otro importante trabajo de referencia es la colección de BILD Encyclicals
[Las Encíclicas de BILD], que pretenden servir como un conjunto moderno de documentos
destinados a circular ampliamente entre las iglesias, desafiándolas a regresar a los principios del
Nuevo Testamento –“a la Manera de Cristo y sus apóstoles”– en todos los aspectos de la
plantación y el establecimiento de iglesias en todo el mundo.
Cabe destacar que ambos trabajos son de carácter académico, y constituyen la base del
programa doctoral de la Escuela de Antioquía de Plantación de Iglesias y Desarrollo de
Liderazgo (www.antiochschool.edu), la Universidad de BILD International, un ministerio que
responde coherentemente al paradigma que promueve. Lastimosamente, como ya he señalado, no
he encontrado trabajos de carácter académico en el marco de nuestro contexto latinoamericano.
16
A pesar de lo anteriormente dicho, uno de los trabajos que debemos mencionar aquí es el
de Joel Comiskey (2000), quien se ha dedicado a investigar, escribir y promover el movimiento y
modelo de Iglesias Celulares en América Latina. Con base en su experiencia personal,
observación y estudio de las principales mega-iglesias de crecimiento celular en el contexto
latino, Comiskey ha delineado una serie de recursos teórico prácticos para quienes quieran
acceder a este tipo de trabajo y modelo en sus respectivos contextos (véase también Garrison,
2005, p. 120).
Aún cuando el modelo celular no es el enfoque de este trabajo, sí resulta significativo
destacar lo que él mismo señala como la razón principal por la que estos grupos celulares crecen
explosivamente, pues los datos que aporta son relevantes para nuestro trabajo:
Ante todo, creo que hay hambre en América Latina por volver al cristianismo del Nuevo
Testamento. Por demasiado tiempo, la religión latinoamericana ha sido dominada por la
forma del cristianismo de la edad media, que a su vez ha sido dominada por las instituciones
y el liderazgo jerárquico. La iglesia primitiva creció muy rápidamente enfrentando
dificultades aparentemente insuperables. Como una religión perseguida, no les era
permitido reunirse públicamente. Sin embargo, esto no redujo la vida vital del Espíritu de
Dios obrando a través de las reuniones de los grupos en las casas. El libro de Hechos nos
enseña que la iglesia primitiva se reunía en pequeñas reuniones en las casas.
Tanto esta estructura de la celebración como el formato celular se ve primero en la Iglesia
de Jerusalén después de Pentecostés. Hechos 2:46 declara: “Perseveraban unánimes cada
día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de
corazón …” El concepto de las reuniones en los hogares/públicas es respaldado por Pablo
cuando dice en Hechos 20: 20: “Y como nada que fuera útil he rehuido de anunciaros y
enseñaros, públicamente y por las casas”. John Mallison escribe: “Es casi seguro que todas
las menciones de una iglesia local o reunión, ya sea para la adoración o la comunión, es en
realidad una referencia a una iglesia que se reúne en una casa”. Esta estructura tanto de la
célula como la celebración se está usando con gran efectividad en la iglesia celular hoy día.
17
La iglesia institucional tradicional en América Latina, que se estableció hace quinientos
años, ha aumentado la separación entre el clero y los laicos. Los que estaban más arriba
realizaban varias ceremonias mientras los laicos quedaban sentados en silencio.
Hoy día, en América Latina, hay un nuevo aprecio por el sacerdocio de todos los creyentes
(Ap. 1:6; 1 Pedro 2:9). América Latina se está apartando de esos grilletes del pasado y está
experimentando una vida plena de ministerio e involucramiento laico. La iglesia en
América Latina hoy tiene hambre de experimentar el cuerpo de Cristo a través del uso de
los dones que Dios ha otorgado a cada creyente. El grupo celular brinda oportunidades
emocionantes para que todos usen sus dones. (Comiskey, 1999)
De igual forma, resulta muy importante su observación en cuanto a que el modelo de
reuniones en hogares crece porque es compatible (“coincide”, dice él) con importantes rasgos
culturales latinoamericanos, lo que establece un paralelo importante con los elementos
característicos de las iglesias del primer siglo que observaremos aquí. Estos rasgos se enumeran
a continuación:
- La Prioridad de las Personas. Hay una mayor facilidad para abrir la casa de uno e invitar
a otros para participar en la actividad grupal. Debido a que el rasgo más importante en
la cultura latina se centra en el desarrollo de las relaciones personales; se le da prioridad
a esta tarea.
- El Énfasis en la Familia Extendida: Es seguro decir que en América Latina no hay nada
más importante que la familia. Los latinoamericanos tienden a priorizar sus relaciones
familiares sobre todas las otras relaciones… La familia es un elemento importante en
la vida hispana, no la familia nuclear como en Norte América, sino la familia extendida.
(Comiskey, 1999).
Volver al cristianismo del Nuevo Testamento, la estructura de celebración dentro del
marco de los hogares, despojarse del ropaje institucional, el sacerdocio de todos los creyentes y
la prioridad del enfoque en las personas y la familia son factores valiosos a tomar en cuenta en el
trabajo de ser y hacer iglesia.
18
Bases Teóricas
La Dinámica del Iglecrecimiento de las Iglesias del Nuevo Testamento
El libro de los Hechos de los Apóstoles comienza señalando a un pequeño grupo de
discípulos disponiéndose a hacer lo que el Señor Jesús les indicó. La Iglesia que apreciamos en
su relato es una iglesia dinámica, creciente y saludable. Estos signos son la evidencia de una
iglesia viva, pues, “una iglesia muerta, es una contradicción de términos” (Jones, 2000, 212).
Esta dinámica de crecimiento puede apreciarse en la siguiente tabla:
2:41 bautizados… se añadieron como 300 personas 2:47 Y el Señor añadía cada día… 4:4 Creyeron… y el número… 5000 5:14 Y los que creían en el Señor aumentaban más 6:1 Como creciera el número de los discípulos 6:7 Y crecía la palabra del Señor y se multiplicaba 8:1 Esparcidos por todas partes (Judea y samaria) 8:4 Y las multitudes escuchaban 9:31 Las iglesias… se acrecentaban 12:24 Pero la palabra crecía y se multiplicaba 13:43 Muchos siguiernon a Pablo y Bernabé 13:38-49 La Palabra se difundía 14:21 Después de… hacer muchos discípulos 16:5 Aumentaban en número cada día 16:14 El Señor abrió el corazón de ella… y su familia 16:33 Se bautizó con toodos los suyos 17:12 Así que creyeron muchos de ellos 18:8 Y muchos de los corintios… creían… 18:10 “Tengo mucho pueblo en esta ciudad…” 19:20 Así crecía y prevalecía… la palabra del Señor 21:20 Millares de judíos hay que han creído
Autores como C.H. Turner (en Barclay, 1994, p.15), Gordon Fee y Douglas Stuart (1986,
p.85), señalan que la narración de Lucas al escribir el libro de los Hechos de los Apóstoles
evidencia claramente un sentido de “movimiento progresivo”. Este sentido de movimiento
permite subdividir el libro en seis secciones. Cada una con su respectiva “declaración de
progreso”:
19
1:1-6:7 Descripción de la primera iglesia en Jerusalén, su vida en común, crecimiento
integral y las primeras dificultades: “La palabra del Señor crecía y el número de los
discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes
obedecían a la fe” (Hechos 6:7).
6:8-9:31 Primera expansión geográfica llevada a cabo por los helenistas hacia los judíos
de la diáspora y los samaritanos. Se incluye la conversión de Pablo: “Entonces las
iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el
temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo” (Hechos. 9:31).
9:32-12:24 La primera expansión geográfica hacia los gentiles. Se narra la conversión de
Cornelio y la historia de la iglesia de Antioquía: “…la palabra del Señor crecía y se
multiplicaba” (Hechos 12:24 / RV 95).
12:25-16:5 Descripción de la primera expansión geográfica dentro del mundo gentil, bajo
el ministerio de Pablo. La Iglesia en Jerusalén, reunida en Concilio acepta a sus hermanos
gentiles: “Así que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día”
(Hechos16:5).
16:6-19:20 Se relata la extensión de la iglesia en Europa y la labor de Pablo en las
grandes ciudades gentiles, tales como Corinto y Éfeso: “Así crecía y prevalecía
poderosamente la palabra del Señor” (Hechos19:20).
19:21-28:31 Se narra la manera en que Pablo llegó con el evangelio a Roma, la capital
del Imperio, los sucesos de su encarcelamiento y los fallidos juicios a los que fue
sometido: “Predicaba el reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo,
abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:31).
20
Si tomamos como punto de partida el evento de Pentecostés, en el que se convirtieron y
añadieron a la iglesia como tres mil personas, particularmente judíos, el crecimiento de la iglesia
primitiva fue simple y llanamente explosivo (Hechos 2:41). Hacia el año 60 d.C. habría cien mil
griegos en la Iglesia por cada judío que fuera cristiano (Lugo, 2011, 148).
La iglesia del Nuevo Testamento era una iglesia que crecía, dice el Dr. Alan Kreider, y
desde la perspectiva de la historia sabemos que se mantuvo en crecimiento durante algún
tiempo más. De acuerdo a una epístola dirigida a Diógenos escrita al final del siglo
segundo, “los cristianos, crecen más y más cada día”. En la mitad del siglo tercero Orígenes
exclamó: “Multitudes de personas están viniendo a la fe”. Ramsay McMullen, profesor de
historia antigua en la-universidad de Yale, ha calculado que en cada generación unas
500.000 personas se añadían a la iglesia hasta la conversión del Emperador Constantino en
el año 312 d.C. cuando la iglesia finalmente llegó a constituir entre el 5 y el 8% de la
población del imperio romano. (Simson, 2003, p.65)
Un importante factor dentro de este escenario de iglecrecimiento es que no solo se trataba
de números individuales; es decir, no solo se habla aquí de incremento de gente que se
incorporaba a las filas de la cristiandad, sino que se multiplicaban las pequeñas comunidades de
fe en las que estas se congregaban, vale decir las iglesias. Nótese particularmente el verso 31 del
capítulo nueve: “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; eran
edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu
Santo”. Y el verso cinco del capítulo 16: “Así que las iglesias eran animadas en la fe y
aumentaban en número cada día”. El versículo 24 del capítulo 12 es también digno de ser
destacado, por cuanto marca un hito en el proceso de expansión de la iglesia hacia el mundo no
judío. Barclay (1994) lo traduce así: “el evangelio crecía en extensión e influencia” (p.524).
Era esta influencia la que finalmente terminó por “trastornar” al Imperio Romano, tal cual
lo refirió anticipadamente Lucas, al narrarnos el avance de la iglesia: “Estos que trastornan el
mundo entero también han venido acá” (Hch. 17:6). Las siguientes imágenes muestran
gráficamente cómo se dio este crecimiento explosivo y expansivo de la iglesia cristiana durante
los primeros tres siglos (tomadas de Eerdman, 2007).
21
IGLESIAS FUNDADAS AL FINAL DEL SIGLO I
IGLESIAS FUNDADAS AL FINAL DEL SIGLO II
IGLESIAS FUNDADAS AL FINAL DEL SIGLO III
Nadie puede negar que el cristianismo de aquel entonces fue no solamente eficiente sino
también eficaz en el cumplimiento de la Gran Comisión. En el complicado mundo en que les
tocó vivir, cumplieron el encargo con creces.
22
La Dinámica del Funcionamiento de las Iglesias del Nuevo Testamento
A la luz de lo que acabamos de referir en el punto anterior, donde se describe la
efectividad y eficacia de la iglesia primitiva, conviene esclarecer algunos aspectos fundamentales
que la caracterizaron, a fin de tomar nota de estos elementos clave y considerar su relevancia
para nuestro tiempo.
En principio, hemos de decir que no se trató de una sola iglesia, sino más bien de una red
de iglesias, y, particularmente, de iglesias en casa.
Los creyentes del Nuevo Testamento inmediatamente después se reunían literalmente en
iglesias en las casas, generalmente en la habitación más grande. Los historiadores de la
iglesia están de acuerdo en que raramente podrían llegar a reunirse más de 15 o 20 personas.
Una vez que la iglesia en la casa crecía más de esta cifra, se multiplicaba sencillamente
comenzando otra iglesia en otra casa cercana. Si no, este crecimiento causaba problemas
de forma inmediata. (Simson, 2003, p.65)
Bradley Blue (1994) acota: “La reunión de los creyentes cristianos en hogares privados (o
casas renovadas con el propósito de las reuniones cristianas) continuó siendo la norma hasta las
primeras décadas del siglo IV, cuando bajo el tutelaje de Constantino los cristianos empezaron a
erigir las primeras basílicas. Por casi 300 años los creyentes se reunieron en hogares” (p. 64).
Desde el nacimiento oficial de la iglesia en Pentecostés, el cual muy probablemente tuvo
lugar en el aposento alto de la casa de la madre de Juan Marcos (Barclay, 2006, p.279), la
historia de la iglesia se desarrolló fundamentalmente en las casas.
Véase a continuación el siguiente listado referencial (adaptado de Simson, 2003, p.105),
que evidencia bíblicamente que los cristianos se reunían regularmente en los hogares:
23
• Hechos 2:46: “Y perseveraron unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en
las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón”.
• Hechos 5:42: “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y
predicar a Jesucristo”.
• Hechos 8:3: “Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres
y a mujeres, y los entregaba en la cárcel”.
• Hechos 9:11: “Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y
busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso”.
• Hechos 12:12: “Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan,
el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando”.
• Hechos 16:40: “Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo
visto a los hermanos, los consolaron y se fueron”.
• Hechos 18:7: “Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de
Dios, la cual estaba junto a la sinagoga”.
• Hechos 20:20: “Y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros,
públicamente y por las casas”.
• Hechos 21:8: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea;
y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él”.
• Romanos 16:5: “Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado
mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo”.
• 1 Corintios 16:19: “Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que
está en su casa, os saludan mucho en el Señor”.
• Colosenses 4:15: “Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la
iglesia que está en su casa”.
• Filemón 2: “Y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y
a la iglesia que está en su casa”.
Fue esta la plataforma desde la cual la iglesia cristiana del primer siglo alcanzó su objetivo
con creces. La iglesia del primer siglo no supo de edificios ni de organización institucional para
desarrollarse y subsistir. Fue un movimiento sencillo, pero poderoso a la vez, de “comunidades
kerigmáticas” que encarnaban el mensaje que proclamaban (Reed, 2017a, pp.149, 184).
24
La rápida y amplia expansión de la Iglesia en los primeros siglos se debió en primer lugar
y principalmente a la actividad espontánea de los individuos... La Iglesia se expandió
simplemente organizando a estos pequeños grupos cuando se convertían, conduciéndolos
a la organización que ella había recibido de sus primeros fundadores. (Allen, 1960, p. 143)
De manera que la iglesia cristiana del primer siglo no solo fue exitosa por su crecimiento
numérico individual, sino más bien por la multiplicación espontánea de iglesias, las cuales se
desarrollaban en los hogares. A decir de muchos entendidos en el tema, éste fue un factor clave
importantísimo en el éxito del cumplimiento de la Gran Comisión durante los tres primeros
siglos de su existencia y, a la vez, la razón por la cual ésta ha perdido en la actualidad su
dinámica inicial.
La historia de este fatal alejamiento la refiere particularmente Simson (2003), y conviene
aquí citarla textualmente:
Cuando el Emperador Constantino se convirtió al cristianismo en el año 312 d.C., y en su
Edicto de Milán hizo del cristianismo la religión del estado, los creyentes, cansados por
siglos de persecución le proclamaron como un salvador, se relajaron y experimentaron el
que fuera probablemente el mayor descarrilamiento de la historia. Después del 312; en la
iglesia se hizo algo muy profesionalizado: se aprobaba a los sacerdotes y se les “autorizaba”
a celebrar bodas y otras funciones religiosas de forma pública cada vez más profesional, y
la iglesia experimentó la dudosa bendición de equiparse con una casta mediadora entre sí
y Dios. De esta forma, no solo surgió la gran división entre el clero y los laicos, sino que
fue aprobada, institucionalizada, sellada y protegida por el estado, un error que ha costado
la vida de millones de mártires hasta el día de hoy, asesinados a manos de soldados
seculares instigados por los defensores del cristianismo “organizado y registrado
apropiadamente”.
La Iglesia había aceptado de buena gana el cambio de una secta perseguida a una religión
prescrita por el estado, y perdió en el proceso su poder profético sobre las costumbres
sociales, culturales y los hábitos paganos porque ahora estaba casada con el sistema que
25
autorizaba y protegía todo esto. La iglesia perdió su identidad como contracultura profética,
sobrenaturalmente distinta de los patrones de este mundo, y se convirtió en una parte más
del sistema. Como resultado, tanto el estado como la iglesia estaban atrapados. El estado
perdió su dirección porque se había tragado el faro y la brújula, y la iglesia se emborrachó
del poder político.
En todo este proceso resalta un hecho muy particular: en el año 380 los obispos Teodosio
y Graciano ordenaron que solo debía haber una iglesia ortodoxa reconocida por el estado
y una sola norma de fe, el dogma ortodoxo. Se obligó a cada ciudadano romano a hacerse
miembro y aceptar la creencia en la “lex fidei”, la ley de la fe. Se prohibió cualquier otro
grupo o movimiento, incluyendo a los que se reunían en hogares. Esto significó el final
legal de las iglesias en las casas. Pero, a partir de 380, empezar una iglesia en una casa
significaba que se estaba quebrantando la ley y te convertía en un criminal. Había
comenzado una nueva era: la persecución de la iglesia en el nombre de la “iglesia”. (p.77)
Pero, más allá de los sucesos históricos, es sumamente importante entender qué hizo que
las reuniones en los hogares fueran tan eficaces, y sobre todo considerar si los elementos
resultantes de este análisis son o no determinantes en la elaboración de una estrategia de
plantación de iglesias en la actualidad.
Haciendo un particular análisis de 1 Corintios, capítulos 11 al 14, podemos ver que los
elementos descritos allí eran centrales:
1. Se reunían con el propósito de observar la Cena del Señor, término usado para
simbolizar a toda la reunión.
2. Antes de la comida partían el pan como símbolo del cuerpo de Cristo que fue partido
y el Nuevo Pacto, que ahora era operacional con las iglesias de Cristo.
3. La comida, aunque en esencia era una comida de benefacción para los pobres, no era
el tema principal pero era central para la comunión y la atmósfera familiar (hogares)
de las reuniones.
26
4. La comida también sirvió para formar un solo pensamiento en el grupo, fomentado la
armonía familiar por la experiencia, haciendo así que sus corazones se unan entre sí y
ante Dios mientras participaban en el diálogo en torno a la Palabra profética.
5. Cada persona debía considerar traer una contribución a la reunión: la enseñanza o la
exhortación de la Palabra, cantos, himnos, canciones espirituales, etc.
6. Se debía tener orden en el tiempo, y estar bajo el control de los líderes designados.
7. Los líderes usaban el tiempo para la comunicación de las inquietudes a la iglesia y a
la red de iglesias o para la comunicación de los ministros del evangelio que trabajaban
para el progreso del evangelio (Hechos 20:1–7).
8. La reunión estaba abierta a otros fuera de la iglesia local.
La comida era central en estas reuniones pequeñas y simples que sustentaron la expansión
espontánea de la Iglesia Primitiva –un concepto que empezó en Hechos 2:42 con la comunión y
la partición del “pan de casa en las casas”. El concepto de la comida se desarrolló plenamente en
la instrucción de Pablo sobre la “Cena del Señor” a todas las iglesias –lo que constituyó la
particular marca distintiva de las iglesias a nivel mundial (Reed, 2017a, pp.55 y 58).
La celebración de la Cena del Señor era el elemento kerigmático por excelencia en cada
una de las reuniones de las iglesias en los hogares. Tal como el propio Señor Jesucristo explicó y
el apóstol Pablo había indicado que fuera (Mt. 26:26-28 y 1 Cor. 11:26), la iglesia cristiana
“partía el pan de casa en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hch
2:46 BTX). Así es que, hablando de su funcionamiento al interior de ellas mismas, las iglesias en
casa operaban como una reunión amical, no formal (tampoco del todo informal), completamente
ajena al ritual del culto contemporáneo al que estamos acostumbrados a ver y participar.
Banks (2011) nos provee de información detallada y amplia respecto de cómo era la vida
de la iglesia en el primer siglo. En base a ella podemos afirmar que ir a la iglesia en el primer
siglo era como ir a visitar la casa de unos amigos, para departir y compartir con ellos un tiempo
realmente significativo, alrededor de la Cena del Señor y la Escritura, disfrutando juntos una
comida sencilla, en compañía de otros amigos e invitados especiales u ocasionales.
27
Este funcionamiento sencillo al interior de las iglesias en casa no debe llevarnos a pensar
que aquí se trata simplemente de abandonar lo complejo del paradigma eclesiástico en el que
estamos envueltos. Las iglesias en casa estaban, es cierto, estructuradas hacia el interior de ellas
mismas de manera sencilla, guiadas por un liderazgo pastoral nativo. Pero, al exterior de ellas
mismas, en cuanto a su contexto local y proyección, eran parte de redes complejas de
organización.
Para comprender la dimensión de la red de las iglesias primitivas, debemos en principio
entender que los hogares–iglesia se agruparon en y alrededor de ciudades estratégicas. Hechos
nos da la arquitectura de la red, y las Epístolas nos dan muchos más “detalles cualitativos”
(Reed, 2017a, p.74). Con esta información, podemos analizar cómo estaba estructurada la red de
iglesias. Antioquía, Éfeso y Roma fungieron como tres grandes centros en el desarrollo de la
iglesia del primer siglo, lo cual se evidencia plenamente en los relatos de los viajes misioneros de
Pablo.
Antioquía. Estaba situada a 25 Km. del Mar Mediterráneo, en la desembocadura del río
Orontes, y era el puente entre Oriente y Occidente. Era una ciudad cosmopolita y un centro
cultural, tercera en importancia, luego de Roma y Alejandría. Bernabé desarrolló allí un
ministerio muy bendecido y fructífero, con el apoyo de Pablo, quien vuelve a aparecer en escena,
luego de un largo anonimato. El ministerio en equipo, desarrollado por ambos, en el
establecimiento de la iglesia de Antioquía nos dejó un hermoso legado: ser llamados cristianos
por primera vez (Hch. 11:26). Antioquía se constituiría en la base de la expansión misionera de
la iglesia hacia Occidente. Sin duda, fue una iglesia que marcó la diferencia y la pauta para el
desarrollo y expansión del cristianismo, no solo en sus comienzos, sino incluso hasta hoy.
Además del éxito del evangelio en Antioquia (Hechos 11:21, 24), varios otros factores
hicieron de ésta una importante transición en la vida de la iglesia. Primero, Antioquia
surgió como el centro más importante del cristianismo después de Jerusalén. De hecho,
fue la primera ciudad principal del antiguo mundo en la cual el cristianismo ganó una
posición segura. Aquí está parte de la proyección de Lucas sobre la expansión del
evangelio ‘hacia los confines de la tierra’ (Hechos 1:8).
28
El cristianismo salió del seno de la iglesia madre y las áreas circundantes de Judea, Samaria
y Galilea y se estableció en una ciudad helenista principal. De muchas maneras, este fue
el primer movimiento principal para llevar el evangelio a otra cultura. (Patzia, 2001, p.99)
Éfeso. Sabemos por el relato de Hechos (Hch. 19:10) que Pablo pasó de dos a tres años
de su vida y ministerio allí, usando la escuela de un tal Tirano como plataforma para su
enseñanza. Como resultado de ello, varias iglesias se establecieron en los alrededores (Patzia,
2001, pp.122-131). La amplia investigación existente (Trebilco, 2007) ha logrado establecer que
hubo una serie de hogares-iglesia en Éfeso, bajo una cierta clase de organización. Fue la tercera
capital del cristianismo, con una población de un cuarto de millón de habitantes en tiempos del
apóstol Pablo, y la sede de la iglesia más influyente del mundo hacia finales del primer siglo, que
fungía con un centro estratégico conector en y entre la red de iglesias en aquel entonces
(Trebilco, pp.11-18).
Roma. En cierto modo, la ciudad fue el “gran centro conector” en el Imperio Romano.
Roma constituyó un destino especial en la estrategia de Pablo, pero fue también el lugar de
establecimiento de un grupo de redes de iglesias en casa, aunque Pablo se dirigiera a ellas como
una única iglesia.
La investigación convencional ha visto tradicionalmente tres hogares–iglesias, pero la
asombrosa investigación de Lampe en su libro From Paul to Valentinus: Christians at
Rome in the First Two Centuries, presenta un ejemplo convincente de que hubo siete islas
del cristianismo, quizás ocho, en el tiempo en que Pablo escribió su carta a los Romanos a
fines de noviembre, 56 A.D. (Reed, 2017a, p.80)
Todo este escenario configura una realidad mucho más compleja de lo que habitualmente
suponemos y de lo que, erradamente, la sencillez del funcionamiento básico de las casas-iglesia
nos podría llevar a pensar. Como señala Barabási (2002), “Pablo fue un maestro de los vínculos
religiosos y sociales del primer siglo, la única red al principio de la era moderna que pudo llevar
y expandir una fe” (p.5). A pesar de no ocuparse en su libro del tema que aquí se está tratando,
sino de aprender a ver a la sociedad como una red social compleja y comprender la pequeñez del
29
gran mundo en que vivimos, él afirma que el lector al final llegará a entender cómo y por qué
Pablo tuvo éxito; y cómo, a pesar de ciertas diferencias obvias, su contexto social fue similar al
que experimentamos hoy en día. No es de extrañar, entonces, que cuanto más nos acerquemos a
una estructura eclesiástica en red, no solo nos acercaremos más a las estructuras del pueblo de
Dios en el Nuevo Testamento, sino que nos daremos cuenta de que estaremos más cerca también
de nuestra verdadera expresión de ecclesia (Hirsch, 2017, p.242), y no meramente usando
terminología o métodos actuales.
Pero, ¿qué podemos observar nosotros hoy al respecto, siendo que vivimos en la era de
las interconexiones y en el universo de las redes sociales? La verdad de las cosas es que hemos
desarrollado estructuras y súper estructuras eclesiásticas complejas e ineficaces, irrelevantes en
nuestro entorno. Estructuras anquilosadas e institucionalizadas que nos tienen auto-atrapados,
cual odres viejos que no responden a la necesidad y a los desafíos de los tiempos que nos ha
tocado vivir. Y las consecuencias son lamentables.
La iglesia congregacional se convirtió en una “mentira estructural”, porque pinta el mensaje
correcto con los colores equivocados, mete el material correcto en formas erróneas, vierte
el agua de vida en botellas contaminadas, toma a los pecadores redimidos y les moldea en
una especie inofensiva de amables asistentes a la iglesia y participantes en programas. Hace
promesas celestiales, pero no las entrega en la tierra. Se olvidó de enfocarse en la familia
como el bloque de construcción del cristianismo, y se contentó con sentarse en templos
religiosos, más o menos ornamentados, recitando fórmulas de adoración en su pequeña
pero sólida parcela de cielo en la tierra. No es extraño que la sociedad en general siguiera
a la iglesia en este proceso, y comenzara a perder también el enfoque en la familia.
Resumiendo, la iglesia congregacional se convirtió en una estructura que se destruye a sí
misma, es su propio obstáculo, que crea los problemas que trata de resolver, frustrando y
quebrando los corazones de millones de personas que han buscado a Dios y han encontrado
una iglesia de tipo congregacional, una caricatura de la familia sobrenatural de Dios en la
tierra. (Simson, 2003, p.55)
30
La Dinámica del Establecimiento de las Iglesias del Nuevo Testamento
¿Cómo logró Pablo tener el impacto que tuvo con una estructura tan sencilla como lo eran
las casas-iglesia? ¿Qué elementos o factores clave le dieron el éxito en el proceso de establecer
iglesias hasta saturar el Imperio Romano con el mensaje del evangelio? ¿Tenía él una estrategia a
seguir? Y, si la tenía, ¿tiene carácter determinante para nosotros?
Nuestra respuesta a la pregunta ¿tenía Pablo una estrategia? determinará como
procederemos desde este punto. Si, como Michael Green parece creer, Pablo tuvo poca o
ninguna estrategia, y “el evangelio se esparció en una forma aparentemente fortuita
conforme los hombres obedecieron la dirección del Espíritu, y fueron a través de las puertas
que él abrió, entonces todo lo que podemos aprender es la dependencia sobre ese mismo
Espíritu. Si, por otro lado, Donald McGavran está en lo correcto cuando dice que mientras
Pablo estaba en Antioquía ideó una estrategia para alcanzar gran parte del mundo
mediterráneo con el evangelio, entonces también podemos aprender de la estrategia de
Pablo. (Hesselgrave, 2000, p.170)
Luego de un análisis de los viajes de Pablo en Hechos, Hesselgrave (2000) identifica y
enumera así los elementos de esta estrategia (ver dinámica en el gráfico):
1. Los misioneros se comisionan - Hechos 13:1-4; 15:39, 40.
2. La audiencia se contacta - Hechos 13:14-16; 14:1; 16:13-15.
3. El evangelio se comunica - Hechos 13:17ss.; 16:31.
4. La audiencia se convierte - Hechos 13:48; 16:14-15.
5. Los creyentes se congregan - Hechos 13:43.
6. La fe se confirma - Hechos 14:21-22; 15:41.
7. El liderazgo se consagra - Hechos 14:23.
8. Los creyentes se encomiendan al Señor - Hechos 14:23; 16:40.
9. Las relaciones [con las iglesias nuevas] se mantienen - Hechos 15:36; 18:23.
10. Las iglesias que envían reciben un reporte - Hechos 14:26-27; 15:1-4.
31
Ciclo Paulino de Hesselgrave (Tomado de Reed, 2001, p.173)
Como él mismo refiere, algo muy importante es que el ciclo debe verse tanto sincrónica
como diacrónicamente.
Es decir, mientras podemos pensar en progresar de la etapa de contacto a la de
comunicación, conversión, creyentes congregados y así sucesivamente, debemos también
recordar que mientras procedemos a través del tiempo a las más avanzadas etapas de
desarrollo, todavía debemos continuar las actividades de las etapas iniciales (o ver que se
continúen). Por ejemplo, debemos estar siempre haciendo nuevos contactos y trabajando
32
por nuevas conversiones aún cuando estemos confirmando a los primeros creyentes en la
fe. Al no hacerlo así, no estamos complaciendo a la Cabeza de la iglesia. Por lo tanto, no
deberían dibujarse líneas más obscuras entre los mayores elementos del ciclo. En un
sentido, son distintos y sucesivos. En otro sentido inciden el uno sobre el otro, y fluyen del
uno hacia el otro. (Hesselgrave, 2000, p.175)
Reed (2017b) plantea también la estrategia del apóstol Pablo de manera gráfica,
denominándola como El Ciclo Paulino, y la promueve como la forma particular de retomar el
camino correcto, aquella forma propia de la Escuela de Antioquía: La Manera de Cristo y Sus
Apóstoles.
(Tomado de Lugo, 2015)
El Ciclo Paulino está construido a partir de un cuidadoso estudio de los cuatro viajes
misioneros de Pablo en el libro de los Hechos. El centro de este modelo está basado en Hechos
13:1 al 14:28. Pablo comenzó su trabajo llevando el evangelio a ciudades estratégicas, aunque
quizá sería mejor referirnos a áreas estratégicas. Él predicó el evangelio y luego reunió a los
creyentes, alrededor de la enseñanza de Cristo, constituyéndolos rápidamente en una iglesia,
señalando líderes en cada iglesia. Luego se desplazaba a una nueva área, con la expectativa que
las iglesias llegaran a permear su entorno con el evangelio.
33
En los futuros viajes misioneros él enviaría cartas, hombres claves de su equipo, o los
visitaría personalmente, procurando establecerlos más firmemente en “la enseñanza”, a fin de
que lleguen a consolidarse. Una iglesia establecida no es una que cuenta con un pastor y un
edificio; sino una comunidad de creyentes con un liderazgo fuerte, arraigados en el evangelio y
“la enseñanza”, donde nadie pueda entrar y arruinar familias enteras con una enseñanza distinta.
El texto clave en el que puede verse este trabajo del apóstol en la dinámica de
establecimiento de las iglesias neo testamentarias es Hechos 14: 21-23: “Y después de anunciar
el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, volvieron a Listra, a Iconio y a
Antioquía, confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la
fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de
Dios. Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron
al Señor en quien habían creído”.
Examinemos ahora con detalle los tres elementos del Ciclo Paulino, y consideremos si
son o no determinantes en el proceso de plantación de iglesias.
Respecto del primer elemento, ¿tenía Pablo una estrategia de selección de los lugares en
los que iba establecer una iglesia? ¿Era esta estrategia suya o del Espíritu Santo? ¿Esta estrategia
es determinante para nuestros días?
Como señala Kistemaker (2001), su estrategia era “predicar en las ciudades importantes,
preferiblemente en los centros comerciales y administrativos, desde donde la Palabra de Dios
pudiera radiarse en todas direcciones” (p.623). Y es claro, por la propia narrativa bíblica, que el
Espíritu Santo era quien establecía la ruta a seguir (Hechos 16:6).
El paradigma misionero tradicional focalizaba su trabajo en el mundo no alcanzado,
especialmente rural o tribal. Las grandes ciudades no eran necesariamente su objetivo primario.
Sin embargo, el escenario demográfico ha cambiado sustancialmente en nuestros días.
34
Las ciudades están enmarcando el paisaje de las naciones, especialmente en América
Latina. 520 millones de personas viven en las Américas de habla hispana y portuguesa. 391
millones viven en 16 mil ciudades. América Latina es la región más urbanizada del mundo. Hay
51 ciudades con más de un millón de habitantes. Sudamérica es la región del continente más
urbanizada del mundo. Naciones Unidas señala que para el 2050, nueve de cada diez
latinoamericanos vivirán en una ciudad.
El paisaje urbano es el hogar de los más grandes segmentos de gente sin iglesia. Es claro,
entonces, que el enfoque de atención de la tarea de plantar iglesias debe estar orientado a los
grandes centros urbanos, lo cual de por sí plantea de antemano un reto extra particular, pues
vivimos en un mundo posmoderno. Sobre este particular, volveremos más adelante.
Veamos ahora el segundo elemento. ¿Qué de la tarea del establecimiento de la iglesia?
Como podemos observar, el concepto paulino de “establecer” iglesias dista mucho del concepto
contemporáneo y común de “plantar” una iglesia, como muchos lo llaman. Para Pablo, la labor
de establecimiento de una comunidad cristiana tenía que ver no solamente con la evangelización
y la incorporación de nuevos creyentes en una comunidad de fe naciente. Esto era parte
fundamental del proceso, pero su gran objetivo era consolidar su trabajo mediante el
establecimiento de un liderazgo local autóctono que diera continuidad segura a su trabajo y que
llevara a la naciente comunidad cristiana a tener un testimonio de fe que fuera de impacto en el
contexto en el cual se encontraba. Es decir, su labor comenzaba con la evangelización y
continuaba con el desarrollo de un proceso sostenido de consolidación, a fin de establecer a la
iglesia sólidamente en el evangelio, interna y externamente, haciendo de ella una comunidad
kerigmática.
El vocablo griego “sterizo” (Strong, 2002, G4741) da el sentido de fortalecimiento,
establecimiento, apoyo, estabilidad, en la labor que él realizaba. Considérese su uso en los
siguientes textos bíblicos: Hechos 14:1-23; 15:36–16:5; Romanos 1:8-15, 16:25-27; 1
Tesalonicenses 3:1-13, y especialmente, 2 Tesalonicenses 2:17. El resultado de su trabajo se ve
reflejado en la cita de Lucas: “Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en
número cada día” (Hechos 16:5).
35
En tercer lugar, respecto al elemento final, es sumamente importante notar que el trabajo
de consolidación de las iglesias que Pablo desarrolló no implicaba únicamente la ejecución de
una secuencia de enseñanzas, que sabemos bien existía –para mayor referencia, véase La
Didaché (Gonzáles, 2010)–. El objetivo fundamental de Pablo era “encargar” la tarea a un
liderazgo local bien entrenado. 2 Timoteo 2:2 lo dice claramente: “Lo que has oído de mí,
delante de muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar
también a otros”. Ésta era una ineludible y prioritaria labor en el proceso de establecimiento de
la iglesia. Pablo invirtió cerca de quince años en la tarea de mentoreo de Timoteo, y éste
desarrolló su aprendizaje en el contexto mismo del ministerio, es decir, aprendió haciendo y
viendo a su mentor hacer.
La instrucción de Pablo como mentor a su discípulo, y ahora también colega en el
ministerio pastoral, constituyó una saludable práctica en la iglesia cristiana del primer siglo, que
supo hacer de la dinámica de la enseñanza/aprendizaje un estilo de vida que le condujo a tener un
fuerte impacto en la comunidad (Hch. 2:42-47). Sin duda, éste es un importante principio a ser
tomado en cuenta a la hora de formar líderes para encargarles la conducción de las iglesias
plantadas, en cualquier tiempo y circunstancia. En tal sentido, es interesante notar lo que Pablo le
dice a Tito –otro de sus discípulos en el ministerio– al inicio de la carta que le escribe: “Por esta
causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada
ciudad, así como yo te mandé” (Tito 1:5).
Finalmente, retomando lo dicho anteriormente, vivimos en un mundo posmoderno. Como
señala Dellutri (2006), “la posmodernidad comienza cuando occidente llega a la conclusión de
que el proyecto moderno, acariciado y ensalzado durante tanto tiempo, no era válido porque no
cumplió ninguna de sus promesas. Esto que llamamos posmodernidad no es otra cosa que la
manifestación última del desencanto” (p.36). El mundo posmoderno, es uno en el cual la idea del
evangelio y la iglesia son parte de los grandes ismos del desencanto de la humanidad. En
consecuencia, el liderazgo que asuma y conduzca las iglesias debe no solamente ser consciente
de esta realidad, sino además estar adecuadamente preparado para encararla, bíblica, teológica e
instrumentalmente.
36
Una formación teológica integral que promueva el desarrollo del pensamiento crítico es
por ello urgente y necesaria. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta, decía Freire
(2013), pues siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores y
pastores contestamos a preguntas que los discípulos no han hecho, y los resultados saltan a la
vista.
Lo que nosotros necesitamos no es renovación, sino innovación. Toda la filosofía y la
estructura de la educación teológica tiene que rehacerse completamente... Si rehacemos el
ministerio y reestructuramos la capacitación del liderazgo junto con la base bíblica en el
Tercer Mundo, creo que veremos la liberación de una dinámica espiritual en las iglesias
que pueden llevar a un despertar por la evangelización del mundo. (Chao, 1976)
El apóstol Pedro instruía a la iglesia de su tiempo, diciéndole así: “Precisamente por eso,
esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio
propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios,
afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pe. 1:5-7 NVI). Debemos, entonces, entender qué
es la virtud, ingrediente básico fundamental en este camino descrito, que nos lleva al encuentro
del amor, expresión máxima de la esencia de la fe y de la naturaleza de Dios mismo, y por ende
de la iglesia. Phillips (2005) señala: “La virtud es cuestionarse las convicciones con la intención
de descubrir un propósito más elevado en la vida, perseguirlo para alcanzar una mayor
excelencia y, durante el proceso, inspirar a nuestra sociedad para que también lo haga” (p.13).
Formar discípulos y líderes que estén dispuestos, sobre la base firme de la fe, a cuestionarse las
convicciones en su proceso de crecimiento personal y desarrollo comunitario es fundamental.
Martha Cecilia Bernal (2015), Directora de Educación Ejecutiva de la Universidad de Los
Andes, refiere:
Partiendo del sentido inspirador del liderazgo, la transformación de América Latina hacia
un desarrollo sostenible y socialmente equitativo se va a dar en la medida que contemos
con organizaciones, gobiernos, comunidades y ciudadanos, con capacidad para generar
poderosas inspiraciones basadas en ejemplos positivos, coherentes, responsables, que
37
partan de un profundo convencimiento de la igualdad entre todos los seres humanos, sin
distingo, como reflejo de un sólido respeto por el otro, por los otros, por la naturaleza.
Es ésta la calidad de liderazgo y comunidades de fe que necesitamos desarrollar en
nuestro trabajo de plantación de iglesias si es que, en efecto, deseamos ser relevantes en nuestra
América Latina, tan carente y urgida de estos elementos.
El ex-presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, que salido de la prisión supo llevar a su
nación a una radical transformación integral, decía: “Un líder es como un pastor. Se queda detrás
del rebaño dejando que los animales más ágiles caminen adelante, mientras todos los demás los
siguen sin darse cuenta de que en realidad están siendo dirigidos desde la retaguardia”.
Interesante óptica. Una óptica que denota una filosofía excelente de un liderazgo realmente
protagónico y relevante, pero no egocéntrico. Un liderazgo que, salvando las distancias, nos hace
recordar las palabras del Señor a su círculo íntimo de discípulos, los apóstoles, poco antes de
partir: “En realidad, a ustedes les conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que
los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré” (Juan 16:7 TLA). Y,
entonces, partió, dejándoles la tarea de ser y hacer iglesia, bajo la dirección del Espíritu Santo, la
misma tarea que nosotros debemos continuar en nuestros días, encarando nuestros propios y
particulares desafíos, manteniendo los principios que hicieron de la iglesia primitiva un auténtico
modelo a seguir.
38
Definición de Conceptos
Comunidades Kerigmáticas
Hemos tomado el concepto de Reed (2017a), por considerarlo muy relevante y pertinente
para nuestro propósito, puesto que describe la esencia misma de las primeras comunidades
cristianas que se desarrollaron en las Casas-Iglesia.
He elegido llamar a estas iglesias comunidades kerigmáticas. Creo que esta es una elección
muy importante. La única forma en que sé cómo “renombrar la imagen” de las iglesias hoy,
en medio de todas las tradiciones occidentales confusas y moribundas, es mediante el uso
de un término bíblico, un término realmente utilizado por la Iglesia Primitiva. Al usar el
término kerigma, intentaré renombrar la imagen de todo el concepto de evangelismo.
(p.152)
Iglecrecimiento
El iglecrecimiento es la ciencia que investiga la implantación, multiplicación,
funcionamiento y salud de las iglesias cristianas, específicamente en lo relacionado a la
implementación de la Gran Comisión de “hacer discípulos a todas las naciones” (Mt.
28:19). Iglecrecimiento es simultáneamente una convicción teológica y una ciencia
aplicada, que trata de combinar los principios eternos de la Palabra de Dios con los
conocimientos contemporáneos de las ciencias sociales y la conducta humana. (Miranda,
1985, p.11)
Al referirnos a este concepto, no solamente aludimos a esta reciente ciencia, que naciera
con Donald Mc Gavran, sino simple y sencillamente a la forma cómo la iglesia neo testamentaria
creció y cómo crecen o debieran crecer las iglesias en la actualidad, basadas en los principios
determinantes de la iglesia primitiva.
39
La Didaché
El apóstol Pablo se refiere en sus cartas a la enseñanza que los Apóstoles entregaron con
estos términos: “la enseñanza”, “el depósito”, “la fe” o “la sana doctrina”. Hechos 2:42 se refiere
a este conjunto de enseñanza como la enseñanza de los Apóstoles, y todos en la iglesia se
dedicaron a ella. La iglesia primitiva llamó al sumario de esta enseñanza como “la didaché”. La
Didaché era, en esencia, un resumen de la enseñanza elemental de los principios básicos del
Nuevo Testamento. Durante La Reforma a esta enseñanza básica se le llamó “Catecismo”. Para
mayor referencia, véase a Justo Gonzáles (2010).
La Escuela de Antioquía
La Escuela de Antioquía es una de las tres principales tradiciones de la Iglesia Temprana,
que nos dejó un legado que debe servirnos como un prototipo para enfrentar los retos del siglo
XXI en el cumplimiento de la Gran Comisión. Esta tradición surgió del deseo de preservar la
enseñanza apostólica –el kerygma y la didaché– por parte de quienes habían sido entrenados por
los apóstoles, cuando intentaron pastorear sus iglesias, preservando su enseñanza para futuras
generaciones de iglesias, reconociendo y estableciendo líderes “a la manera de Cristo y sus
Apóstoles”. Para mayor referencia, véase a Justo Gonzáles (1989).
Dado que Palestina, Antioquía y Asia Menor son tierras donde muchos de los eventos
relatados en el Nuevo Testamento tuvieron lugar, los cristianos allí tuvieron un mayor
arraigo en la historia de la fe cristiana que los de Alejandría o Cartago. Para ellos, la esencia
de la fe no fue encontrada en una serie de verdades que habían bajado del cielo, sino en
ciertos eventos que habían tenido lugar allí mismo, entre aquellos de quienes habían
recibido la fe. Incluso siglos después del tiempo de Ireneo, esto puede apreciarse en los
historiadores de la tradición teológica como la llamada “escuela de Antioquía. (Gonzáles,
1989, p.11)
40
La Manera de Cristo y Sus Apóstoles
Esta frase encierra todo un concepto, el cual tiene que ver con la forma cómo hicieron el
trabajo de ser y hacer iglesia los primeros seguidores de Cristo, respecto de lo cual Pablo es
artífice y referente por excelencia. La frase es original de Roland Allen (1912), y es recogida y
usada ampliamente por Jeff Reed (2017a y 2017b) en toda su obra.
Liderazgo – Líderes
Los líderes son las personas clave que acompañan al pastor/plantador en la tarea de
establecer una congregación local, ya sea que hayan iniciado con él el proyecto, o que surjan del
propio contexto de la plantación y requieran ser entrenados y equipados para asumir
adecuadamente su rol, apoyando la tarea. Son aquellos que habrán de continuar la tarea, cuando
el plantador deje la posta. Para mayor referencia ver Reed, (2017b, pp. 11-26).
Lugar Estratégico
Con este concepto queremos hacer referencia al punto de ubicación geográfica y/o socio-
demográfico en el que se ha decidido llevar a efecto el trabajo de plantación por cuanto ha de
tener un impacto de repercusión (véase Reed, 2001).
Modelo de Iglesia
Cuando mencionamos la palabra modelo, queremos básicamente describir los elementos
clave que deben estar presentes en el tipo de comunidad que se ha de establecer, considerando
que estos elementos clave surgen del análisis de los principios encontrados en el estudio del libro
de los Hechos de los Apóstoles y de las Cartas de Pablo y son imprescindibles e innegociables.
No se pretende aquí establecer un modelo o patrón único, sino principios rectores que deben
guiar el modelo a desarrollar, el mismo que debe responder a las circunstancias propias del
contexto cultural, social, e incluso eclesiástico en el que éste vaya a funcionar como tal. Para
mayor referencia léase a Getz (1982, pp. 19-25).
41
Plantación – Establecimiento de Iglesia
Aunque en el uso regular del lenguaje plantar y establecer son conceptos sinónimos, en el
presente trabajo queremos delimitar la diferencia entre los mismos. Nos referimos con esto a la
tarea de establecer/afirmar sólidamente –no simplemente a iniciar (plantar)– comunidades
cristianas en campos blancos o zonas geográficas en las cuales no existe o donde simplemente se
desea iniciar una congregación local, por consideraciones estratégicas particulares, comenzando
el trabajo desde cero (Reed, 2001).
42
Capítulo III
Metodología de la Investigación
Diseño y Enfoque Metodológico
Esta investigación es de carácter cualitativa. Como sabemos, este tipo de investigación
busca comprender los fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor (Quecedo &
Castaño, 2003, p.7). En este caso, nuestro marco fenomenológico general es el mundo
eclesiástico latinoamericano y su contexto social contemporáneo.
Técnica e Instrumentos
Siguiendo una pauta inductiva, por la naturaleza del tema que nos ocupa e involucra,
nuestro principal instrumento de investigación ha sido fundamentalmente bibliográfico. Para este
trabajo se ha usado la Biblia, especialmente el libro de los Hechos de los Apóstoles y las
Epístolas Paulinas, comentarios altamente académicos, libros y artículos de misionología e
iglecrecimiento, diccionarios bíblicos teológicos, así como investigaciones y Papers
contemporáneos que abordan el tópico que nos ocupa en sus diversas aristas, particularmente
aquellos documentos que han sido escritos desde o considerando la perspectiva latinoamericana,
o la del Sur Global.
La modalidad técnica seguida en el proceso de investigación ha procurado también contar
con la opinión de expertos en los temas que se abordan, especialmente en los relativos a la
plantación de iglesias y formación de líderes en la región. Estas valiosas opiniones se adjuntarán
en un anexo aparte –cuando el presente documento sea presentado en calidad de Tesis– como
una serie de entrevistas hechas a manera de encuesta, las cuales estarán referidas en el posterior
trabajo.
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Cronograma de Actividades
Diciembre 2019:
Elaboración del anteproyecto
Enero 2020:
Uso de la Biblioteca, recopilación de fuentes y primer borrador.
Febrero 2020:
Segundo borrador y fortalecimiento del marco teórico.
Marzo 2020:
Tercer borrador y fortalecimiento del marco teórico.
Entrevistas Personales.
Abril 2020:
Cuarto borrador
Mayo 2020:
Levantamiento de observaciones del cuarto borrador.
Presentación del trabajo final
Aspectos Éticos
El presente trabajo, titulado “Modelo Inspirado en el Libro de los Hechos y en la Cartas
de Pablo Sobre la Plantación de Iglesias en los Tiempos Modernos” ha sido desarrollado desde
una perspectiva pastoral y académica, la misma que compromete al autor desde un punto de vista
ético y moral.
Toda la información aquí presentada, se ha citado o referenciado respetando las normas
legales internacionales de respeto a la propiedad intelectual y derechos de autor. En tal sentido,
declaro que el presente trabajo es de mi autoría.
44
Capítulo IV
Conclusiones y Recomendaciones
El modelo inspirado en el libro de Los Hechos y las Cartas de Pablo debe tomar en cuenta
que la dinámica de crecimiento de la iglesia tiene que ver con la expansión del evangelio en la
formación y plantación de nuevas iglesias (establecimiento), entendidas estas como comunidades
de fe, y no tanto con un crecimiento numérico individualista congregacional. Nadie que no esté
dispuesto a seguir este principio de crecimiento debería asumir la conducción de la tarea pastoral
si no ha entendido el reto que plantea este principio fundamental o no está dispuesto a asumirlo.
Esta dinámica de crecimiento no es solo numérica tampoco, sino que debe darse en extensión e
influencia (Hch. 12:24). La influencia particular de la que hablamos es el resultado de la fuerza
del amor, vivido y entendido tal cual el Señor lo estableció en su último mandamiento y se
evidenció en la iglesia primitiva (Jn. 13:34-35, Hch. 2:42-47).
La dinámica de funcionamiento del modelo de las comunidades de fe, hacia el interior de
las mismas, debe girar en torno a la celebración conmemorativa de la Cena del Señor como una
práctica kerigmática, espontánea, natural y fundamental dentro del marco de una comida regular
participativa. Toda forma de reglamentación respecto de la modalidad o periodicidad es ajena al
principio de la institución de la misma y a la práctica de la iglesia primitiva que el propio Pablo
instruía a seguir (Mt. 26:26-28; 1 Co. 11:23-26). En contextos religiosos, mayoritariamente
católicos, como resulta ser en su gran mayoría la América Latina, consideramos que esta práctica
tiende un puente de acercamiento con el participante no creyente, que se torna mucho más fuerte
aún con el que tiene desarrollado un sentido de reverencia por lo que el pan y el vino
representan, pero que aún no ha entendido lo que la participación consciente de los mismos
representa.
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La dinámica de crecimiento y de funcionamiento del modelo de las comunidades de fe,
hacia el exterior de las mismas, deben enmarcarse dentro de una red de conexiones geográficas
estratégicas que posibilite y potencie su extensión, fortalecimiento y eficacia. Este es un
principio estratégico que, en el mundo de hoy se hace muy necesario y viable a la vez, dadas las
posibilidades de interconexión que nos brinda el espectro de las redes sociales y la tecnología
contemporánea.
La dinámica de establecimiento del modelo de una comunidad de fe parte inicialmente
por la determinación del lugar, considerando no solo factores estratégicos de crecimiento
demográfico e impacto socio-económico y cultural, sino, sobre todo, factores estratégicos de
proyección en la expansión del evangelio, con miras a fundar nuevas comunidades de fe. Todo
esto bajo la guía soberana del Espíritu Santo, que es quien dirigía la estrategia de expansión de la
iglesia del primer siglo. Estas comunidades de fe deben considerarse como debidamente
establecidas únicamente en el momento en que exista un liderazgo local, debidamente entrenado
in situ, capaz de continuar la tarea. Este entrenamiento no solo debe ser local, sino en el
ministerio mismo, bajo la resonsabilidad primaria del propio plantador, a fin de garantizar la
adecuada transición intergeneracional del liderazgo.
La dinámica de establecimiento del modelo de una comunidad de fe debe privilegiar una
formación de liderazgo que haga posible el desarrollo del pensamiento crítico, como una forma
apropiada de crecimiento que encamine tanto al liderazgo como a los miembros de la comunidad
de fe a la obtención de la madurez, cuya expresión cúspide es la vivencia plena del amor. Una
formación meramente memorística o puramente devocional no contribuye a enfrentar los
desafíos que este objetivo particular demanda.
Finalmente, las circunstancias particulares y excepcionales en que este documento se ha
elaborado exigen un comentario y una seria reflexión final, a modo de recomendación, pues la
crisis que el mundo entero enfrenta, producto de la pandemia ocasionada por el COVID-19 ha
cambiado el escenario radicalmente. No es necesario aquí entrar en detalle de lo que esto
significa, pues ni siquiera tenemos una idea exacta de cuáles serán sus repercusiones reales en la
configuración de un nuevo mundo, con una nueva sociedad y nuevas reglas de juego.
46
Los templos están cerrados, los grandes y los pequeños. Toda la maquinaria propia del
hacer iglesia al que estábamos tan acostumbrados ha sido puesta en stand by y nadie sabe por
cuánto tiempo. La iglesia se ha vuelto a las casas, “como en el primer siglo”, dicen muchos. Pero
esto no es del todo cierto, pues es el modelo tradicional el que está siendo tratado de insertarse,
forzadamente, en este escenario nuevo. No es un vino nuevo. Por lo menos, no aún.
Los propios pastores, acostumbrados al púlpito, siguen centralizando la enseñanza y la
predicación en el mismo estilo de siempre. Lo único que ha cambiado para ellos es que su
audiencia es ahora televisiva. Y esto, pone de manifiesto de manera más notoria las carencias de
los mismos. El propio sistema educativo nacional evidencia estas mismas falencias.
La economía del sostenimiento de los edificios y de las planillas salariales, incluidas las
pastorales, está sucumbiendo, al igual que la economía global. Urge tomar medidas que
simplifiquen el gasto, reorientándolo en lo que es prioritario, de acuerdo con la Gran Comisión.
La enseñanza catequética de los niños en la coyuntura actual, nos ofrece una oportunidad
de oro para poner la responsabilidad en el centro mismo de cada hogar, encomendándosela a
quienes realmente corresponde: los padres, y para ello hay que entrenarlos y equiparlos
adecuadamente.
De igual forma, la enseñanza de adultos en los procesos de discipulado y desarrollo de
liderazgo nos confrontan con la necesidad de hacer de la educación cristiana un gran proyecto
atractivo, menos escolástica y más conectada con la vida misma, haciendo uso de la
multiplicidad de recursos que la tecnología pone a nuestra disposición.
La dinámica de la Iglesia de los primeros días del cristianismo hoy más que nunca
necesita ser revisitada. Las Casas Iglesia que sabemos tuvieron un impacto tremendo en el
tiempo del Imperio Romano tienen que ser repensadas, reinventadas y aplicadas
contextualizadamente, preservando innegociablemente los principios clave que hicieron de ellas
herramientas eficaces en la expansión del Evangelio, en extensión e influencia, principios de los
cuales nunca nos debimos haber apartado.
47
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Todas las citas bíblicas, a excepción de las que se indican en la propia referencia (NVI, Nueva
Versión Internacional; y BTX, Biblia Textual), han sido tomadas de la versión Reina Valera 1960.
Las cursivas son del autor, en aquellos textos que son de mayor relevancia para el presente trabajo.
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