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UTN – LTE – Tecnología y Desarrollo Marta B. Menéndez
Licenciatura Tecnología Educativa.
Secretaría de Cultura y Extensión Universitaria. Facultad Regional Buenos Aires.
Universidad Tecnológica Nacional.
Tecnología y Desarrollo
Tema:
Serendipia, descubrimiento e investigación.
Casualidad y ciencia
Imagen obtenida en:http://pedablogia.wordpress.com/2011/02/18/creatividad-serendipia-y-esfuerzo/
“El descubrimiento consiste en ver lo que todos han visto
y pensar lo que nadie ha pensado”
Albert Szent-Gyorgy
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A partir de la lectura de la publicación de Jesús Duque Macías y María de los
Ángeles Mateos Vázquez: “ Descubrimientos de la Ciencia y la Tecnología que
sucedieron sin buscarlos. La SERENDIPIA. ”, relacioné inmediatamente la temática,
con el razonamiento del investigador basado en la “inferencia abductiva”. Si bien la
abducción nunca fue reconocida como método científico, es mediante la cual (con un
poco de ayuda de la analogía) se hicieron los más atrevidos y asombrosos
descubrimientos.
Tomando el concepto de estos autores: “Nuestra versión del concepto no
intenta ni pretende ser novedosa, se enmarcaría en la noción que se ajusta a
numerosos descubrimientos científicos, tanto teóricos como técnicos, que se producen
por casualidad, que se encuentran sin buscarlos, pero que no se habrían realizado de
no ser por la visión sagaz del investigador científico”1, trataré de establecer esta
relación y ampliar la ejemplificación con casos y conceptos.
“Serendipia” es un término que no figura en el diccionario de la R.E.A. y en la
actualidad aparece en muchísimos escritos, relacionados tanto con la ciencia como
con la literatura. Tiene su origen en antiguas historias orientales: se cita el reino de
Seréndip en Las mil y una noches, y en el cuento anónimo de “Los tres príncipes de
Serendip”. Enrique Mariscal, elige el nombre: Serendipidad para su Editorial,
haciendo una breve referencia a ese cuento:
“Serendipidad: proviene del antiguo nombre del territorio de Sri Lanka,
posteriormente conocido como el reino de Ceilán.
El monarca mandó a sus tres hijos a que recorriesen el mundo hasta conseguir
los objetos imprescindibles que necesitaba.
Los príncipes visitaron las aldeas, tuvieron notables experiencias, y regresaron
con hallazgos mucho más valiosos que los que les había pedido su padre. Así lo
cuenta magníficamente el escritor inglés Horacio Walpole (1717-1797)”2
En 1955, el término es adoptado como acepción técnica de referencia al
“descubrimiento científico causal” por la revista Scientific American. La Academia de la
Lengua Inglesa, lo incluye en 1974 en los diccionarios, como serendipidad: “facultad
de hacer un descubrimiento o un hallazgo afortunado de manera accidental”.
1DUQUE MACÍAS, J.
y MATEOS VÁZQUEZ, M. “DESCUBRIMIENTOS de la CIENCIA y la TECNOLOGÍA que
SUCEDIERON sin BUSCARLOS. La SERENDIPIA”. 2 Disponible en: http://www.enriquemariscal.com.ar/Editorial/Serendipidad.asp
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Una “serendipia” entonces, es un hallazgo afortunado, un descubrimiento
inesperado, fruto de la casualidad, que se produce cuando se está buscando otra cosa
distinta. No por eso debemos dejar de lado a la habilidad de un sujeto para reconocer
que ha hecho un descubrimiento importante aunque no tenga relación con lo que
busca, así lo haya descubierto por casualidad, coincidencia o accidente. La
creatividad, la curiosidad y la iniciativa, son cualidades que acompañan a estos
sucesos.
La historia de la ciencia, si la leemos detenidamente, está construida sobre la
base de frecuentes serendipias. Galileo Galilei, Isaac Newton y Albert Einstein son
claros ejemplos de investigadores que en busca de develar el secreto del Universo, del
movimiento y sus leyes, fueron armando sus teorías en función de sus observaciones,
que en algún momento y por un hecho fortuito, les permitieron descubrir la ecuación
que les permitió dar sus argumentos.
Haciendo un breve recorrido por la concepción del Universo desde los antiguos
hasta la Revolución Científica, encontramos que Aristarco en el siglo III a.C. había
llegado a la conclusión que la Tierra giraba sobre su propio eje y orbitaba alrededor del
Sol, pero toda esta teoría cayó en la oscuridad bajo el universo circular y divino,
dividido en dos regiones por Aristóteles. Y se mantuvo oculta y silenciosa hasta
principios del siglo XVI, donde el sistema tolemaico, sumamente complicado e
irracional ya no podía sostenerse. Es cuando Nicolás Copérnico, presenta su versión
heliocéntrica del universo, aunque imperfecta, acertada, publicada justo antes de su
muerte y dejando una multitud de problemas por resolver. Dice Leonardo Moledo3:
“Porque los científicos son así: ensayan respuestas con los recursos que tienen a
mano; no saben (o quizás sí saben) que más adelante, en el territorio que se
atrevieron, con mejor o peor fortuna a explorar, están las herramientas que permitirán
prender el fuego mediante el golpe inteligente de dos piedras de sílex”4
Y en este ensayo, prueban, observan y comparan, y por deducción, por
inducción o analogía arriban a sus resultados.
¿Qué papel juega entonces la serendipia? Por azar, accidente o casualidad, el
investigador se encuentra frente a algo nuevo y debe buscar la explicación a ese algo.
Si bien, hoy en día existen varias publicaciones (que utilicé como fuentes de consulta)
con listados de descubrimientos serendípicos, revisemos ahora, nuevos ejemplos.
Tycho Brahe (1546-1601), nacido en Dinamarca, llegó a convertirse en el más
grande de los astrónomos observacionales de su época, - antes de la llegada del 3 MOLEDO, Leonardo.(n. en la Ciudad de Buenos Aires en 1947) es un escritor, matemático y periodista
científico argentino. Además es docente universitario especializado en temas culturales y científicos. 4 MOLEDO, L y MAGNANI, E. (2006) .Diez teorías que conmovieron al mundo (I). Bs. As.: Capital
Intelectual, (pág. 29).
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telescopio - , por haber trabajado en la fabricación de instrumentos muy precisos y en
el registro de una gran cantidad de observaciones exactas; simplemente por el hecho
de haber observado en el cielo una noche de noviembre de 1572, una estrella más
brillante que Venus en un lugar donde nada había. Estrella que cada noche se volvió
más brillante hasta verse de día y luego de a poco desaparecer. Con mediciones
descartó que sea un cometa, pero desmoronó por fin con sus conclusiones, la
creencia del universo inmutable y eterno del mundo supralunar aristotélico. Aquello
que vio fue la explosión de una estrella (algo que no podía ni remotamente sospechar)
pero que por casualidad, cambió el rumbo de su vida y de la historia de la ciencia.
Porque además Tycho, puso todas sus observaciones acumuladas en manos de su
discípulo Johannes Kepler, quien pudo, - aunque a tientas- , romper con la maldición
del círculo perfecto. La Tierra no giraba en círculo alrededor del Sol, probó con óvalos
y todo tipo de recorridos, hasta casi dejar el intento, para por fin darse cuenta que las
fórmulas de sus mediciones correspondían a una elipse, y así todo encajó. Los
planetas recorrían una órbita que era una elipse perfecta. Una cadena de
descubrimientos a partir de un suceso fortuito: la observación de una nueva estrella
en una noche iluminada.
Pero no todo termina ahí, continúa la historia de una manzana…que da la pista
a Isaac Newton, sobre la caída de los cuerpos (sumando las ideas de Copérnico,
Galileo, Tycho y Kepler) y le permite enunciar la ley de Gravitación Universal
unificando por fin, la concepción del Universo.
Siguiendo en el campo de la ciencia veamos otros ejemplos. La serendipia
también hizo lo suyo ese día de 1895 en Alemania, cuando Wilhem Roentgen estaba
experimentando con descargas eléctricas en un tubo de vidrio, donde se había hecho
previamente el vacío. Esperaba que el tubo se iluminara con una luz fluorescente, pero
esta vez la luz que vio no estaba en extremo del tubo donde debía estar, sino estaba
en el otro extremo del laboratorio. Otras veces el fenómeno había ocurrido, siendo
observado y analizado como lo hizo J.J. Thomson al descubrir el electrón, o ignorado,
como lo hizo el físico de Oxford, Frederick Smith, cuando comprobó que las placas
fotográficas que estaban cerca de un tubo de rayos catódicos se velaban, y las
desechó. Lo importante es que Roentgen examinó de inmediato ese resplandor.
Comprobó que provenía de una lámina cubierta con platicianuro de bario, que estaba
sobre una mesa. El platicianuro de bario es un compuesto que fluoresce muy fácil
cuando sus átomos son excitados (tengamos en cuenta que en esa época se estaba
investigando sobre la luz fluorescente). Movió la placa, la dio vuelta y el resplandor no
cesaba. Curioso interpuso su mano entre el tubo y la lámina y vio algo borrosos a los
huesos de su mano. Por supuesto que ganó el primer Premio Nobel de Física en 1901,
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presentando unos extraños rayos que aparecieron fortuitamente, y que por extraños
los llamó: Rayos X.
Las investigaciones sobre la radiación pasaron a ser temas de tesis para los
estudiantes de ese entonces. Así lo fue para Marie Curie, quien decidió investigar
sobre las propiedades de la radiación descubierta por Becquerel, de naturaleza
desconocida y emitida por las sales de uranio. En sus trabajos en el campo de la
radioactividad, descubre dos elementos nuevos: el polonio y el radio. Buscaba
propiedades del uranio, y descubre sin buscarlos, a dos nuevos elementos que pasan
a completar dos de los varios lugares que Dimitri Mendeléiev había dejado vacíos en
la Tabla Periódica de los Elementos.
Siguiendo ahora con Mendeléiev… ¿por qué confeccionó dicha Tabla faltando
unos cuantos elementos? Porque consideró que las propiedades se debían relacionar
periódicamente, los clasificó por el peso atómico teniendo en cuenta la constante de
las diferencias; y porque se basó en un supuesto orden: “debajo del caos todo es
orden y estabilidad” pensó en 1869, y … ¡sin conocer a Prigogine!.
Ilya Prigogine obtuvo el Nobel de Química en 1977, - más de cien años
después -por su Teoría del Caos, o Teoría de las estructuras disipativas. Resalta en
sus investigaciones que: "El caos posibilita la vida y la inteligencia. El cerebro ha sido
seleccionado para volverse tan inestable que el menor efecto puede conducir a la
formación de orden". Habla de un caos determinista porque los sistemas son
predecibles, pero de repente, sin que nadie sepa muy bien por qué, empiezan a
desordenarse y caotizarse (período imposible de predicciones), pudiendo luego
retornar a una nueva estabilidad. Los estudios sobre el caos en las investigaciones
actuales se desarrollan en diversos campos. Hay dos ramas bien diferenciadas. Los
primeros destacan el orden oculto que existe dentro de los sistemas caóticos. La
segunda perspectiva más rica y polémica, considera el caos como precursor y socio
del orden, nunca como su opuesto, y además incluye el lugar del azar. En
consecuencia el planteo es investigar por qué el orden puede llevar al caos y el caos al
orden y, eventualmente, si “dentro del mismo caos hay también un orden”. Conjetura a
la que había arribado varios siglos antes este señor Mendeléiev.
Frente a este punto, considero necesario aclarar que también existen casos de
serendipias en obras literarias. Es cuando un autor escribe sobre algo que ha
imaginado y que no se conoce en su época, y se demuestra posteriormente que eso
existe tal como lo definió el escritor, con los mismos detalles. Ejemplos modelos fueron
Julio Verne y el recientemente fallecido Ray Bradbury, magníficos escritores de
ciencia-ficción. Son llamados por algunos “visionarios”, por lo tanto incluyo en esa
denominación a Mendeléiev.
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Como vemos la serendipia aparece en todas las disciplinas y en todos los
campos: física, química, medicina, tecnología, industria, etc. Un centenar de
descubrimientos serendípicos, centrados en la industria química están recopilados en
el libro Serendipia. Descubrimientos accidentales en Ciencia, de Royston M. Roberts,
publicado en 1989.
Tal vez el ensayo más completo sobre el origen y aplicación en biomedicina de
serendipia, fue escrito por el Dr. Ruy Pérez-Tamayo, quien lo define como: "la
capacidad de hacer descubrimientos por accidente y sagacidad, cuando se está
buscando otra cosa". En esta definición involucra la sagacidad del individuo que
realizó la observación casual, para percatarse de que realmente encontró algo valioso
y continuar o reorientar la investigación ante tal descubrimiento. Sin esta capacidad
podría haberlo dejado de lado o considerado irrelevante a un fenómeno no esperado,
tal es el caso relatado anteriormente sobre el velado de las placas fotográficas. No
todos tienen el entrenamiento ni la capacidad de insight para actuar ante la aparición
de algo nuevo, en un resultado diferente a lo esperado. O sea, “el hallazgo
relacionado con la serendipia puede haberle ocurrido a muchos, pero solo aquellas
mentes preparadas serán capaces de comprenderlo y explotarlo. De hecho, un
sinnúmero de avances de la ciencia se han descubierto de forma serendípica: la
penicilina, las sulfamidas, las cefalosporinas y la ciclosporina fueron descubiertas por
accidente. Muchos fármacos han sido encontrados por medio de la serendipia. Un
fármaco utilizado con un propósito se ha encontrado a menudo efectivo para otro
completamente distinto y, a veces, más importante”5. Y existen casos de serendipia
médica en un error de prescripción de medicamento, que permitió la cura de un
paciente por ese error involuntario.
Sabemos que la palabra “serendipia” se usó mucho en sus orígenes, pero fue
cayendo en desuso. Ha sido rescatada recientemente en una película del año 2001
titulada: Serendipity (Señales de Amor en Hispanoamérica) dirigida por Peter Chelsom
y protagonizada por John Cusack, despertando - por suerte - renovado interés
científico y cultural. La trama tiene un parecido a la novela Rayuela, en ella Julio
Cortázar nos habla de cómo una pareja se citaba a ciegas, sin quedar de acuerdo
dónde iban a verse… y sin saber cómo, se encontraban.
La realidad es que nos encontramos con una historia llena de descubrimientos
“serendípicos”, es decir, que la “serendipia” nos conduce a resultados importantes.
Casualmente como la “abducción”, responsable de los descubrimientos más atrevidos
e importantes para la sociedad.
5 FLORES-SANDÍ, G. “Serendipia médica en un error de prescripción: Un caso de denuncia por mala
práctica médica”. Chile: Scielo, Acta Médica Costarricense, v.48 n.2 ,
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Lourdes Martos Moreno en su monografía publicada en el Portal de cursos y
recursos de filosofía de la Organización Internacional Nueva Acrópolis, explica las
fases de este proceso:
existe un problema,
existe un sujeto con el problema,
el sujeto está buscando una solución,
el sujeto encuentra la solución por accidente,
por lo tanto se pregunta: ¿cómo sabe el sujeto que “eso” que ha descubierto es la
solución?, y se responde: “ El sujeto busca algo específico que encaje en el problema
como una llave en una cerradura. Esto supone que debe estar atento y alerta, y que
además sabe perfectamente qué falta, y lo espera. Por eso, la “serendipia” no es un
accidente, no es una casualidad, ni tampoco buena suerte, pero lo parece. Para quien
está fuera del problema, llegar a la solución es fruto del azar, un regalo de los dioses.
Quien está en el problema, en cambio, está atento, tenso, para cazar la respuesta al
vuelo cuando se le presente, y en este caso, llegar a la solución no es una casualidad.
La “serendipia” no es magia, pero en el proceso “serendípico” interviene la magia
porque la solución surge de modo inesperado y del rincón más oculto de nuestro ser”6.
En este proceso intervienen muchos factores: capacidad, saberes, prácticas,
experiencias, imaginación, creatividad, tenacidad… pero, por encima de todo, existe
sagacidad e intuición. Y este es el punto donde vuelvo a retomar la relación del tema
con la “abducción”.
Esther Díaz7 la define así: La abducción es una inferencia sintética en que
encontramos una circunstancia muy curiosa que podría explicarse por la suposición de
que es el caso específico de una regla general, y por tanto, adoptamos dicha
suposición.
Una inferencia es un modo de razonamiento, es la capacidad de expresar
mediante formas del lenguaje una abstracción, que de alguna manera tiene un modelo
lógico. Para poder interpretar los hechos es necesario un marco referencial, un corpus
teórico, es decir tener la información para poder hacerlo. Con observar no alcanza.
Frecuentemente se presentan hechos preocupantes, raros, diferentes,
“anomalías” que no se dejan explicar por ninguna teoría preexistente. Ha tenido lugar
6 MARTOS MORENO,L. “Serendipia”. Disponible en:
http://filosofia.nuevaacropolis.es/2011/serendipia/#.UCR_KKN9Org 7 DÍAZ; Esther (Ituzaingó, Provincia de Buenos Aires, 1 de diciembre de 1939) es una epistemóloga y
ensayista argentina. Cursó sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en donde también obtuvo el título de Doctora en Filosofía. Desde 1998, dirige la Maestría en Metodología de la Investigación Científica impartida en la Universidad Nacional de Lanús. Allí también se desempeña como profesora e investigadora.
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un acontecimiento “extraño” que obliga al investigador a formular hipótesis o
conjeturas.
Según los empiristas, la inducción es el razonamiento más apropiado. De
premisas particulares se llegan a conclusiones generales. Pero no es un razonamiento
válido justamente por ese salto lógico, posee limitaciones. Entonces, la inducción no
puede dar cuenta de hipótesis seguras.
Pero la inferencia deductiva tampoco puede dar cuenta de estas hipótesis,
porque la deducción garantiza la verdad de sus conclusiones pero sólo con la
condición de que las premisas sean verdaderas. En caso que desconozca la verdad
de las mismas, ya no puede dar cuenta de la verdad de la conclusión.
Charles Peirce8, en contraposición con quienes reconocen las dos formas de
inferencia (la inductiva y la deductiva) subrayó la capacidad operativa de la
“abducción” o “retrodeducción” en el descubrimiento de teorías.
Según Peirce, el razonamiento deductivo o analítico no es más que la
aplicación de una regla:
Regla + Caso = resultado
La inducción es un razonamiento que extrae la regla a partir del caso y del
resultado. Es decir:
Caso + resultado = Regla
Mientras que la inferencia abductiva consiste en que dada la regla y dado un
cierto resultado, se obtiene el caso. Este es el ejemplo de la inferencia abductiva:
Regla + resultado = Caso
Pone a la abducción al mando de los procesos cognoscitivos en general y
sobre todo del conocimiento científico, destacando el proceso multiplicador del
conocimiento, y su aptitud para el descubrimiento de hipótesis; que por más
provisionales que sean amplían la visión de lo real y amplían nuevos caminos de
experimentación.
Sintetizando y tratando de aclarar al lector que no ha incursionado en la lógica,
agrego:
“Los elementos estructurales de estos ejemplos son:
1) si tengo la regla y tengo el caso concluyo con el resultado:
R + C r
Ésta en la deducción.
2) Si tengo el caso y tengo el resultado obtengo la regla:
8 PEIRCE, Charles (Cambridge, Massachusetts, 10 de septiembre de 1839 - Milford, Pensilvania, 19 de
abril de 1914) fue un filósofo, lógico y científico estadounidense. Es considerado el fundador del pragmatismo y el padre de la semiótica moderna.
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C + r R
Ésta en la inducción.
3) Si tengo la regla y tengo el resultado obtengo el caso:
R + r C
Ésta es la abducción.”9
Que acepta también la variante:
r + R C
Aquí la hipótesis se infiere mediante un razonamiento distinto que consiste en
identificar a partir de rasgos o indicios el tipo de caso a que algo pertenece. Y si bien
como lo expresé en el principio del escrito, no es reconocida por la ciencia como
método es el modelo de investigación más sagaz y osado. Basta con leer cualquier
novela detectivezca para apreciar como Sherlock Holmes a partir de un simple indicio,
rastro o señal, llega a descubrir el caso y por supuesto: al asesino. La medicina y
especialmente la medicina forense se basan en este modelo para resolver los casos
que se le presentan.
Las abducciones científicas más significativas son para Peirce, aquellas en que
se debe obtener la regla junto con el caso. El hecho anómalo es sorprendente porque
no se deja explicar por ninguna teoría previa. Las anomalías son el punto de partida de
las abducciones más “creativas”. Johannes Kepler es para él un ejemplo eterno de
osadía creativa, prefiriró la elipse como forma más simple a otros tipos de curvas, con
los datos que le habían proporcionado Ticho Brahe y Longomontanus (1562-1647).
Por otro lado afirmó que las reglas no serían fruto de la adivinación, sino de
inferencias analógicas que la mente realiza al confrontar los hechos desconocidos con
los hechos conocidos. Así lo hizo en sus investigaciones Charles Darwin (1809-1882)
al advertir anomalías o descubrir nuevas especies. La analogía no se refiere a rasgos
meramente accidentales, sino a semejanzas de estructura entre el análogo y lo
analogado. Pero como bien afirmaba mi admirado Maestro Juan Samaja10, no hay
razonamiento que no se apoye en ella.
9 Díaz, E. (1998) La ciencia y el imaginario social. Bs. As.: Editorial Biblos, (Pág. 178)
10 SAMAJA, Juan ( 1941-2007) Profesor de Filosofía.Licenciado en Sociología y Diplomado en Salud
Pública en la Universidad de Buenos Aires. Doctorado en Ciencias en la Escuela Nacional de Salud Pública ( Fiocruz) de Río de Janeiro. Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Director de Investigaciones y Profesor Titular de Metodología de Investigación Psicológica en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Docente Invitado en maestrías y doctorados de universidades nacionales y países del área latinoamericana. Autor de siete libros y coautor de otros tantos.
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La serendipia está también en lo cotidiano. En múltiples acciones que
realizamos y recursos que utilizamos, basta con abrir la PC y explorar algún nuevo
programa. Seguramente algunos, son producto de un descubrimiento casual, en la
búsqueda de una determinada función aparece otra. Es interesante la lectura de este
gráfico, porque si lo analizamos, veremos que seguramente nos pasa.
Imagen obtenida en: http://www.noticiasdelcosmos.com/2009/09/serendipia-descubrimientos-fortuitos-en.html
Encontré entre la información publicada que se habla a veces de
«pseudoserendipia», en la cual el investigador, tras haber investigado mucho sobre
algo sin obtener resultados, consigue finalmente su objetivo, pero a causa de un
accidente fortuito o una revelación. Así lo vemos en muchas series de actualidad
como: Dr. House, donde Gregory House acaba resolviendo muchos de los casos
clínicos por una revelación, aunque después de mucho investigar. También se aprecia
en la película Volver al futuro donde el Doctor Emmett Brown obtiene la idea de cómo
construir el condensador de flujo. Por casualidad… noches atrás proyectaron una serie
española: Los misterios de Laura, donde la protagonista experta detective y ama de
casa, resuelve con su observación sagaz los casos de asesinatos que le derivan. La
serendipia se nos muestra a diario… y hasta en la televisión.
Concluyendo:
El azar y la casualidad por sí solas no generan el descubrimiento. Hace falta la
habilidad de un sujeto para interpretar y descifrar la información escondida en
un resultado inesperado.
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La intuición y la suerte pueden ir de la mano, pero puede que la intuición sea
un golpe de suerte.
El azar no es nada sin alguien que le otorgue significado con el conocimiento y
con capacidad creativa.
La serendipia es un descubrimiento o hallazgo afortunado. Teniendo en cuenta
la conectividad, el ambiente y las herramientas a las que tenemos acceso hoy
en día, puede ser una buena fuente de innovación11.
En cuanto a la propuesta de relacionar “serendipia” con “abducción”, puedo
afirmar que las fases del proceso de la serendipia enunciadas anteriormente, no
difieren de las fases que nos llevan a utilizar una inferencia abductiva, porque:
existe un problema,
existe un sujeto con el problema,
el sujeto está buscando una solución,
el sujeto encuentra la solución, pero no por accidente, arriesga un supuesto,
enuncia una hipótesis que corroborará investigando.
Si nos formamos y capacitamos, es probable que algún suceso serendípico se
cruce por nuestro camino y podamos reconocerlo.
Viene al caso lo expresado por Louis Pasteur:
"En los campos de la observación, el azar favorece sólo a la mente preparada".
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ICC, Sessión 16 febrero 2011, Coordinada por Trànsit Projectes. Mirador_CCCB.
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BIBLIOGRAFÍA:
CHALMERS, Alan. ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?.Bs. As., Siglo XXI, 2005.
CROFTON, Ian. 50 cosas que hay que saber sobre Historia del Mundo. Bs. As., Paidós, 2012.
DUQUE MACÍAS, Jesús, MATEOS VÁZQUEZ, María de los Ángeles. “DESCUBRIMIENTOS de la CIENCIA y la TECNOLOGÍA que SUCEDIERON sin BUSCARLOS. La SERENDIPIA”. Disponible en: http://www.upch.edu.pe/fapsi/rph/NUMERO/Serendipia.pdf DÍAZ, Esther. La ciencia y el imaginario social. Bs. As., Editorial Biblos, 1998.
DÍAZ, Esther. La Posciencia. Bs. As., Editorial Biblos, 2007.
FLORES-SANDÍ, Grettchen. “Serendipia médica en un error de prescripción:Un caso de denuncia por mala práctica médica”. Chile, Scielo, Acta Médica Costarricense, v.48 n°2 , San José junio, 2006, versión impresa ISSN 0001-6012. MARTOS MORENO, Lourdes. “Serendipia”. Publicado el 18 abril 2011. Disponible en: http://filosofia.nueva-acropolis.es/2011/serendipia/#.UCR_KKN9Org MEZA BORJA, Aníbal. “La serendipia en la creatividad literaria”. Disponible en: http://www.upch.edu.pe/fapsi/rph/NUMERO/Serendipia.pdf MOLEDO, Leonardo- RUDELLI, Máximo. De las tortugas a las estrellas. Una
introducción a la ciencia. San Pablo, A-Z Editora, 1994.
MOLEDO, Leonardo- RUDELLI, Máximo. Dioses y demonios en el átomo. De los rayos
X a la bomba atómica. Bs. As., Editorial Sudamericana, 1996.
MOLEDO, Leonardo- MAGNANI, Esteban. Diez teorías que conmovieron al mundo (I).
Bs. As., Capital Intelectual, 2006.
PEREZ-TAMAYO, Ruy. Ciencia, Paciencia y Conciencia. México, Siglo XXI, 1991.
PRIGOGINE, Ilya. El fin de las certidumbres. Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1996. QUEVEDO, Fernando. “Ciencia y casualidad. El don del descubrimiento fortuito: SERENDIPIA”. En el número de la Revista de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (vol VIII, Nro I, Ene-Jun 2005)
SAMAJA, Juan. Semiótica y Dialéctica. Bs. As., JVE ediciones, 2000.
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