mito

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Elias Valdez Luna

El Mito como construcción identitaria de occidente

El mito es una construcción humana para enseñar y significar la realidad, es

una argumentación ordenadora del cosmos, rasgo identitario de las

colectividades humanas, es la génesis del genero humano y de todo el entorno

que lo rodea, el mito crea al humano y es creado por él, este le proporciona

una explicación lógica de si mismo y de su devenir.

“Sociedades frías y calientes”

Las sociedades calientes son las sociedades occidentales en continuo

dinamismo, sociedades históricas, mientras las sociedades frías son

ahistóricas, petrificadas en el tiempo y por tanto alejadas del “progreso”.

Lo anterior tiene como consecuencia que las sociedades frías se normen bajó

estatutos propios del mito y las sociedades calientes se den pauta mediante el

paradigma del progreso y por lo tanto de la ciencia.

Una perspectiva etnocéntrica y colonialista como la antropológica a lo largo de

toda su constitución como ciencia, marca una dicotomía entre la historia como

algo verdadero y el mito como algo cargado de supersticiones y por ende de

falsedad, esta dicotomía establece la división tajante entre sociedades con

historia y sociedades sin historia (sociedades frías y calientes), mientras

occidente se constituye como el centro de la “verdad” y por lo tanto con

sociedades históricas, los “otros” son considerados inferiores, pueriles y sin

duda objetos de colonización, pueblos sin historia susceptibles de entrar en ella

solo a partir del proceso colonial, a través del progreso, sin embargo mito e

historia no son dos conceptos irreconciliables y sin interacción, sino que los

mitos en realidad están cargados de un devenir histórico y las sociedades

occidentales-calientes se gestan en un mito primigenio, de este mito se

afianzan para crear cohesión social y estabilidad política, con esto no pretendo

decir que la idea del progreso como algo ascendente sea algo deseable o algo

fáctico a todas las sociedades sino que la transformación de las sociedades en

su devenir histórico es algo multilíneal algunas veces progresivo o regresivo,

independientemente de que sean según la categoría de Levi Strauss

sociedades frías o calientes. 1

El mito del progreso

Considero que el progreso es desde el siglo XIX un punto de imbricación entre

el estado, la iglesia y esta génesis mitológica que parece ser olvidada o mas

bien rebasada por el aparato teórico conceptual de la ciencia, el progreso que

arranca de una idea unilineal y ascendente donde todo el pasado es erróneo y

desligado del presente, ese que soslaya a bienestar y relajación, según Marvin

Harris esta imagen ascendente solo es un espejismo de la materialidad, ya

que poniendo un ejemplo nos dice que el trabajo en estos días es aun mas

arduo de lo que fue en otros momentos y en otras sociedades, donde el ocio en

esta sociedad se remite solo a un par de semanas al año.2

Con lo difuso y profuso del progreso y la expansión capitalista donde la ciencia

ocupa un papel preponderante y la mitología religiosa queda relegada o exilada

al mero ámbito ascético de la iglesia, pareciera que la simbología que carga el

génesis bíblico queda coartada y sin ninguna relación con el devenir social,

creo que en la practica se da todo lo contrario.

Si dios le da al “hombre” el poder de enseñorear sobre todo lo que habita en el

mundo “Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre

los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre todo

cuanto vive y se mueve sobre la tierra.”3 Y esto mismo empata con las ideas y

premisas del capitalismo, no por esto procuro decir a partir de ello que el 1Según Roberto Pineda Camacho, la dicotomía entre mito e historia nace de la malinterpretación que se hace de la lectura de Claude Lévi Strauss. Pineda, Roberto. Lévi-Strauss y la historicidad del mito. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2010.

2 Harris, Marvin. Caníbales y reyes. Alianza Editorial. Madrid. 1987. pp. 7-13.

3 Nacar, Eloino y Colunga, Alberto. (Versión directa de las lenguas originales) Sagrada Biblia. Biblioteca de autores cristianos. Madrid. 1980. pp. 4.

capitalismo estableciera el mito bíblico, sino que el capitalismo es un sistema-

mundo que absorbe sistemas-mundo. Por lo tanto el capitalismo engulle a la

iglesia y a toda su cosmología y la utiliza para su perpetuación.

El génesis4

En el génesis se nos narra una visión explicativa de la creación del mundo “Al

principio creo Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las

tinieblas cubrían la haz del abismo, pero el espíritu de Dios se cernía sobre la

superficie de las aguas. Dijo Dios: “haya luz”; y hubo luz. Y vio Dios ser buena

la luz, y la separo de las tinieblas; y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y

hubo tarde y mañana, día primero.”5

Si creer en el dios o en este mito de la creación es un acto eminentemente

social, también es cierto que es un acto particular de fe, ya que frente a lo

desconocido y a la incertidumbre que proviene de la carencia de afianzamiento

a un origen y a un fin trascendental, según Mijaíl Bakunin se debe renunciar a

la razón y ceder su libertad por este fin, por lo tanto y siguiendo el mismo mito,

si dios aborreció el acto de comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del

mal y este hecho marco la pauta para el devenir del genero humano y su

relación con dios, el punto contradictorio y de sumisión del humano frente a la

autoridad superior y creadora acontece no ya en un acto metafísico o espiritual

sino en un acto eminentemente social y político, en un acto físico.

Si bien es cierto que existe un incrementado numero de sociedades

occidentales en las que el aparato estatal se fundamenta en premisas

supuestamente secularizadas, como nos dirá el mismo Mijaíl Bakunin,

históricamente dios y el estado están ligados “Siendo Dios el amo, el hombre

es el esclavo. Incapaz de hallar por sí mismo la justicia, la verdad y la vida

eterna, no puede llegar a ellas más que mediante una revelación divina. Pero

quien dice revelación, dice reveladores, mesías, profetas, sacerdotes y

4 Considero al Génesis como el mito fundacional de las sociedades occidentales, ya que en este pasaje de la biblia se nos narra la formación del mundo y es este mito lo que da la pauta de cohesión a muchas de estas sociedades que si bien son multiformes comparten una base cultural.

5 Ibídem. pp.3.

legisladores inspirados por Dios mismo; y una vez reconocidos aquéllos como

representantes de la divinidad en la Tierra, como los santos institutores de la

humanidad, elegidos por Dios mismo para dirigirla por la vía de la salvación,

deben ejercer necesariamente un poder absoluto.”6 Considero que dios es el

fundamento del paradigma político de las sociedades occidentales, parto del

principio de que el mito visibilizado en el génesis es el fundamento de la iglesia

y su conexión con el Estado legitima a este ultimo como guía social-espiritual

“secularizada” pero que deviene en el propósito de la iglesia misma “el Estado

es el que, finalmente, debe mostrarse digno de ser una Iglesia y nada más que

una Iglesia.”7Y que a su vez responde al sistema-mundo capitalista.

A partir de esto y sin pretender caer en juicios valorativos podemos decir que el

mito bíblico a pesar de ser profundamente seculares o pretender serlo, deviene

en nuestra cultura y que por lo tanto es una parte fundamental en nuestra

construcción identitaria, porque ha sido absorbido por toda una construcción

del mundo capitalista en la que nos encontramos inmersos.

Referencias Bibliográficas

6 Bakunin, Mijail. Dios y el Estado. Diario público. España. 2009. pp. 28.

7 Dostoievski, Fedor. Los hermanos Karamazov. Porrua. México. 1975. pp. 40.

Bakunin, Mijail. Dios y el Estado. Diario público. España. 2009.

Dostoievski, Fedor. Los hermanos Karamazov. Porrua. México. 1975.

Harris, Marvin. Caníbales y reyes. Alianza Editorial. Madrid. 1987.

Nacar, Eloino y Colunga, Alberto. (Versión directa de las lenguas originales)

Sagrada Biblia. Biblioteca de autores cristianos. Madrid. 1980.

Pineda, Roberto. Lévi-Strauss y la historicidad del mito. Universidad Nacional

de Colombia. Bogotá. 2010.

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