mi crónica tit@ (2)
Post on 21-Jan-2018
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¿Quién me metió en esto?
Luz Dary Moreira Ibarra
Esa es la pregunta que me hago ahora que me siento estresada con las
actividades académicas de finalización de año escolar y las del programa Tit@.
La respuesta es simple: yo misma. Yo quise estar en este programa. Desde que
me enteré que algunas de la instituciones del Distrito de Aguablanca habían sido
incluidas en una de las fases del programa Tit@, le pedí a la coordinadora que me
tuviera en cuenta para participar en él. Sentía que por fin se daba la inclusión que
tanto mencionan, pero que para las escuelas de estas comunas no se daba. Se
escuchaba cómo algunas de las instituciones públicas de prestigio estaban ya
terminando este programa, que ya habían recibido los computadores (hasta ese
momento no sabía que eran tabletas) y que ya se les había incluido en otras fases
como Tit@ Bilingüe. Por fin, pensé, nuestros estudiantes y nosotros recibiremos
el Programa Tit@ en nuestra institución.
Por lo tanto las expectativas eran grandes, así como el compromiso y el deseo de
aprender, porque hablar de una educación en la que se implemente en las aulas el
uso de la tecnología, no sólo para el área de Informática, sino también para las
otras áreas era poder acceder a todo ese mundo cibernético y digital para trabajar
con unos estudiantes que, como nativos digitales, lo demandan y lo necesitan para
desarrollar las competencias que este nuevo siglo les exige para ser los
profesionales, los ciudadanos y el futuro de un país como el nuestro, en vía de
desarrollo.
Al iniciar el programa en el curso 111 tuve problemas porque no me encontraba en
las listas, habían combinado mi nombre con los apellidos de un compañero, así
que fue necesario hablar y enviar un correo para aclarar el error. Ya la siguiente
semana estaba en la lista, ya era oficialmente una Maestra Estudiante del
Programa Tit@.
Inicialmente lo que llama la atención es entrar en esa aula del edificio Cree de la
Universidad del Valle, con una dotación increíble de computadores de pantalla
grande y tres grandes pantallas al frente, con acceso a internet de buena
velocidad. Cuando el Maestro Formador, Luis Enrique Vera, nos presenta el
programa, podía uno comprender que era un programa muy bien pensado y
diseñado; parecía distante esa fecha de culminación a finales de noviembre.
El primer momento de Contextualización, fue un acercamiento a nuestro yo
interior, a tomarse el tiempo para reflexionar en lo que ha sido nuestra vida, esos
momentos de la niñez que marcaron nuestras decisiones, nuestras relaciones con
padres antes y ahora que son lo que nos ha ido construyendo lo que somos
actualmente, con todo lo bueno y lo malo que hay en nuestras vidas o, para ser
más optimista, con todo lo que hay por continuar y mejorar. La mandala, la rueda
de la vida, el pentágono de competencias…todos fueron reflexiones personales y
momentos para pensar en uno mismo, reconocer quién soy en estos momentos e,
incluso, hasta por qué estaba ahí.
Asistir a los cursos de Tit@ es un esfuerzo que ha representado sacrificios que he
hecho para continuar en él. Primero, es lo que implica dejar en las tardes a mis
dos hijos que son aún pequeños y quienes necesitan el acompañamiento de su
madre para hacer sus tareas en la tarde, pero estaba dispuesta a hacerlo.
Igualmente, y en segundo lugar, había dificultad para llegar desde la escuela hasta
la Universidad del Valle a las 2:00 pm, porque terminábamos a las 12:30 y salir a
buscar un “pirata” que nos llevara hasta allá con mi compañera Gema no era fácil,
o esperar que algunos de nuestros compañeros nos acercaran un poco (lo malo
es que a veces había espacio para una de nosotras, pero no para ambas); y
tercero, pero no por último, buscar dónde almorzar porque no había tiempo de ir a
la casa;. En fin, esas hazañas podrían ser contadas en otro momento.
El Maestro Formador, Luis Enrique Vera, nos regaló en una clase una frase que
decía: “Quien se atreve a enseñar, nunca debe dejar de aprender” de John Cotton
Dana; frase que se aplica y se demuestra con esta experiencia. Porque son
muchos los aportes que este programa nos ha hecho a nuestra labor como
docentes, con un material de consulta muy bueno y con contenidos que hacen
parte de la actualización pedagógica que todos los maestros debemos estar
constantemente buscando. Igualmente nos permitió desarrollar algunas de
nuestras habilidades tecnológicas al tener que trabajar en nuestro blog, en el PID,
a desarrollar habilidades de autoaprendizaje y aprendizaje colaborativo porque
fueron muchas las veces que buscaba a mi compañera de tecnología, Gema Díaz,
para que me explicara como se hacía algo y cuando no podía preguntarle,
buscaba en internet tutoriales para completar la actividad.
Sé que los momentos que más disfrutamos como Maestros Estudiantes fueron
cuando tuvimos la oportunidad de conocer y manipular las tabletas y el proyector
interactivo y de cacharrear algunas de las aplicaciones, porque aún tenemos ese
algo de niños que nos permite asombramos ante lo nuevo, y como ellos nos gusta
aprender haciendo.
Recuerdo que el maestro formador incluía videos y reflexiones cortas para
dinamizar el trabajo y es un recurso válido y que nos hace reflexionar sobre
nuestro quehacer pedagógico, e igualmente recuerdo otras de las sesiones
donde se proponía trabajo colaborativo entre nosotros como cuando se
establecieron algunas definiciones de términos como próxemica, etología y
perspectiva ambiental de la educación, y cuando se escribieron en papelitos
amarillos algunos de los problemas que afectan a nuestro entorno escolar para
poder establecer sobre cuál problema desarrollaríamos nuestro ambiente de
aprendizaje; fueron actividades prácticas y requirieron de un trabajo en equipo,
aunque fueron menos de las que esperaba.
Pero no todo fue bueno, como Maestra Estudiante tengo derecho a expresar mis
opiniones y hacer algunas observaciones que le hago al Programa de Formación
Tit@ como aportes de para su continuo mejoramiento. La primera, es que
considero se deben programar actividades más prácticas aprovechando los
recursos disponibles en las aulas de la Universidad, que podamos trabajar con
algunas de las aplicaciones que trabajaremos con nuestros estudiantes en los
Ambientes de Aprendizaje, que se aplique con nosotros el Modelo TPACK, la
porque durante el programa fue más la teoría que la práctica, y creo que se
pudieron establecer mecanismos de trabajo y discusión más dinámicos, hacer más
activas las discusiones y el aprendizaje más significativo.
La segunda observación al Programa y con la que no estoy de acuerdo aún ya
casi finalizando, es que nos hayan impuesto un grupo de trabajo y que no tuvimos
la oportunidad de trabajar con nuestros compañeros de la misma Institución, como
lo hicieron los docentes de las otras fases, y creo que los argumentos para no
permitirlo no tenían suficiente peso porque esa misma interacción virtual se podría
haber dado con los mismos compañeros de la Institución creando los mecanismos
para ello. Sé que hubiese sido mucho más productivo el trabajo si cada Ambiente
de Aprendizaje estuviera realmente centrado en las características y necesidades
particulares y propias de cada institución. En la actualidad, lo que hay son
planificadores fraccionados. Cuando los docentes que formamos parte de la fase
5 de la Institución presentemos el Programa Tit@ en la semana de desarrollo
institucional, no llevaremos una propuesta unificada para la institución sino
fracciones de planificadores.
A pesar de lo anterior y del cansancio que siento porque coincidieron las
actividades de finalización de año escolar con las del Programa de Formación
Docente Tit@, exalto los aportes del programa, aunque sé que es sólo el
comienzo de un proceso transformador, que aún son muchas las inquietudes, lo
que falta por explorar y aprender, que el camino por recorrer es aún largo y no
necesariamente lleno de satisfacciones, en conclusión pienso: ¡Qué bien que me
metí en esto!
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