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Los Sacramentos de Curación

Cristo, médico del alma ydel cuerpo, instituyó losSacramentos de la Peni-tencia y de la Unción delos enfermos, para forta-lecer y recuperar la vidacristiana que nos fue da-da en los Sacramentos dela iniciación cristiana.

Cristo ha querido que la Iglesia continuasesu obra de curación y de salvación median-te estos dos Sacramentos.

El Sacramento de la Penitencia y la Reconciliación

Este sacramento sellama:

Sacramento de la Peni-tencia, de la Reconci –liación, del Perdón, dela Confesión, de laConversión.

La vida nueva de la gracia, recibida en elBautismo, no suprimela debilidad de la na-turaleza humana.

Ni la inclinación al pe-cado ( concupiscencia ).

Por esto, Cristo instituyóeste Sacramento, parala conversión de losbautizados que se han alejado de Él.

El Señor resucitadoinstituyó este sacra-mento cuando latarde de la Pascuase mostró a susdiscípulos y les dijo:

“Recibid el Espíritu Santo. A quienesperdonéis los pecados, les quedanperdonados; a quienes se los retengáis,les quedan retenidos” ( Juan 20,22-23 ).

La llamada de Cristo a laconversión resuena conti-nuamente en la vida delos bautizados.

Esta conversión es unatarea ininterrumpidapara toda la Iglesia.

La Iglesia, siendo santa,recibe en su propio senoa los pecadores.

La penitencia interior es eldinamismo del “corazóncontrito” ( Salmo 51,19 ).

Movido por la gracia divina a responder al llamado mi-sericordioso de Dios.

Implica el dolor y el rechazode los pecados cometidos.

El firme propósito de no pecar más y laconfianza en la ayuda de Dios.

La penitencia puede tenerexpresiones diversas: el ayuno, la oración y la li –mosna.

Estas pueden ser practica-das en la vida cotidianadel cristiano.

En particular en tiempo deCuaresma y el viernes, díapenitencial.

Los elementos esenciales del Sacramento de laReconciliación son dos:

Los actos que lleva a caboel hombre, que se convier-te bajo la acción del Espí-ritu Santo.

Y la absolución del sacerdote, que concedeel perdón en nombre de Cristo y estableceel modo de la satisfacción.

Los actos propios del penitente son:

Un diligente examen de conciencia;la contrición ( o arrepentimiento ), per-fecta o imperfecta según sea movida porel amor a Dios u otros motivos;

la confesión, que consiste en la acusación de los pecados; la satisfacción, es decir el cum - plimiento de la penitencia que el confesor impone.

Se deben confesar todos los pecados graves aun no confesados que se re-cuerdan después de un diligenteexamen de conciencia.

Este es el único medio ordinario de obtener el perdón.

Todo fiel, que hayallegado al uso derazón, está obligadoa confesar sus peca-dos graves al menosuna vez al año, y antes de recibir laSagrada Comunión.

La Iglesia recomiendavivamente la confe –sión de los pecadosveniales.

Aunque no sea estrictamente necesaria.

Esto ayuda a formar una recta conciencia ya luchar contra las malas inclinaciones.

A dejarse curar por Cristo y a progresar enla vida del Espíritu.

Cristo confió el ministeriode la Reconciliación a susApóstoles, a los obispos ya los presbíteros.

Estos se convierten en instrumentos de lamisericordia y de la justicia de Dios.

Ellos ejercen el poder de perdonar lospecados en el nombre del Padre y delHijo y del Espíritu Santo.

La absolución de algunospecados particularmentegraves está reservada a laSede Apostólica o al obispodel lugar, o a los presbíte-ros autorizados por ellos.

No obstante, todo sacerdo-te puede absolver de cualquier pecado yexcomunión, al que se halla en peligrode muerte.

Dada la delicadeza y lagrandeza de este minis-terio y el respeto debidoa las personas, todo con-fesor está obligado a mantener el sigilo sacra-mental, es decir, el abso-luto secreto sobre los pecados conocidos enconfesión.

Sin ninguna excepción y bajo penas muyseveras.

Los efectos del sacramento de laPenitencia son:-La reconciliación con Dios,-la reconciliación con la Iglesia,-la recuperación del estado degracia,-la remisión de la pena eternamerecida a causa de los pecadosmortales ,-al menos en parte, de las penastemporales que son consecuencia del pecado,-la paz y la serenidad de conciencia,-el consuelo del espíritu,-el aumento de la fuerza espiritual para elcombate cristiano.

En caso de grave nece-sidad ( como un emi-nente peligro de muer-te ), se puede recurrira la celebración comu-nitaria de la Reconci-liación.

Con la confesión general y la absolucióncolectiva, respetando las normas de la Iglesia y haciendo propósito de confesarindividualmente, a su debido tiempo, los pecados graves ya perdonados deesta forma.

Las indulgencias son laremisión ante Dios dela pena temporal me –recida por los pecadosya perdonados.

El fiel la obtiene cumpliendo determinadascondiciones para sí mismo o para los difun-tos, mediante el ministerio de la Iglesia.

Ésta, como dispensadora de la redención,distribuye el tesoro de los méritos de Cristoy de los santos.

El Sacramento de la Unción de los enfermos

En el Antiguo Testamento, elhombre experimenta en laenfermedad su propia limita-ción.

Al mismo tiempo percibe queésta se halla misteriosamentevinculada al pecado.

Los profetas intuyeron que laenfermedad podía tener tam-bién un valor redentor de los pecados propiosy ajenos. Así la enfermedad se vivía anteDios, de quien el hombre imploraba la cura-ción.

La compasión de Jesús hacialos enfermos y las numerosascuraciones realizadas por Élson una clara señal de que con Él habia llegado el Reinode Dios.

Por tanto, la victoria sobre elpecado, el sufrimiento y lamuerte.

Con su pasión y muerte, Jesús da un nuevosentido al sufrimiento, el cual, unido al deCristo, puede convertirse en medio de puri-ficación y salvación para nosotros y los de-más.

La Iglesia se empeña en elcuidado de los que sufren,acompañándoles con ora-ciones de intercesión.

Tiene sobre todo un Sacra-mento específico para losenfermos, instituído porJesucristo mismo y atesti-guado por Santiago:

“¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame alos presbíteros de la Iglesia, que oren sobreél y le unjan con óleo en el nombre del Se-ñor” ( Santiago 5,14-15 ).

El Sacramento de la Unciónde los enfermos lo puederecibir cualquier fiel quecomienza a encontrarse enpeligro de muerte por en –fermedad o vejez.

El mismo fiel lo puede reci-bir varias veces.

La celebración de este Sacramento debeir precedida, si es posible, de la confesiónindividual del enfermo.

El Sacramento de la Unción de losenfermos sólo puede ser adminis-trado por los sacerdotes ( obisposo presbíteros ).

La celebración del Sacra-mento de la Unción de los enfermos consiste enla unción con óleo, ben-decido por el obispo, so –bre la frente y las manosdel enfermo.

Acompañado de la oración del sacerdote,que implora la gracia especial de esteSacramento.

El Sacramento de la Unciónconfiere una gracia particu-lar, que une al enfermo ala pasión de Cristo, por subien y el de toda la Iglesia.

Le otorga fortaleza, paz,ánimo y también el perdónde los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse.

Concede, a veces, si Dios lo quiere, la recupe-ración de la salud física.

Prepara para entrar a la Casa del Padre.

El viático es la Eucaristíarecibida por quienes es-tán por dejar esta vidaterrena y se preparanpara el paso a la vidaeterna.

Recibida en el momento del tránsito de estemundo al Padre, la Comunión del Cuerpoy la Sangre de Cristo muerto y resucitado,es semilla de vida eterna y poder de resu-rrección.

Presentación en POWER-POINT realizada por

Violeta Vázquezpara

www.oracionesydevociones.info

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