logored - mayo 2012
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Todo trabajo es digno. Esa es la cultura en la que me criaron. No hay actividad honesta que sea indigna. Lo escuché en mi casa, pero, fundamentalmente, lo per-cibí testimoniado por mis abue-los y mis padres. Era la llamada “cultura del trabajo”. Y en ella he intentado educar a mis hijos.
Pero también escuché que el tra-bajo dignifica a la persona. Sin embargo no estoy demasiado de acuerdo con esta sentencia. Fun-damentalmente porque nunca, nada, podrá estar por encima de la persona humana, al punto de dignificarla. Ella tiene en sí mis-ma una dignidad innegable.
Y, aprendiendo con Viktor Frankl, descubrí que es la perso-na la que dignifica cualquier ac-tividad honesta que realice. Sen-cillamente porque a través de es-ta, puede aportar algo suyo para el mejoramiento del mundo.
Los griegos hablaban de la poie-sis, concepto que aprendí con mi profesor de Deontología en la Fa-cultad, el Padre Cesáreo Cam-pos. Ellos opinaban que la natu-raleza es redimida (mejorada) por la sola presencia del hombre y
que tanto el arte que transforma un simple lienzo en una obra de arte, como el trabajo, que trans-forma un tronco de árbol en una mesa, ambas actividades, son poéticas. Porque poética es la presencia de la persona humana.
De los Maestros aprendí que el trabajo es un indicador de salud. Así lo plantea Sigmund Freud (trabajar y amar) y el propio Vik-tor Frankl (trabajar, amar y su-
frir); y de mis profesores, que el trabajo es un servicio, una entre-ga.
Y así es cómo he ido aprendiendo cosas respecto del sentido del tra-
bajo.
En celebraciones como la que ini-cia este nuevo mes de mayo, sa-ludarse entre los trabajadores es una manera de honrar la propia condición de co-creadores y res-ponsables de hacer de este mun-do algo mejor, vivible, acogedor para todos. Es también una ma-nera de reforzar el compromiso de hacerlo.
Más allá de todo, reconozco que descubrí cuál es el sentido del trabajo, gracias al testimonio de mi abuelo y mi padre, a las ense-ñanzas de los Maestros y Profeso-res, al encuentro con otros com-prometidos “poetas” y a una cul-tura que dignificaba la condición del trabajador.
Sin embargo, miro hoy a mi alre-dedor, percibo que aquella cultu-ra ha cambiado, que mucha gen-te está desocupada, que los sub-sidiados son abrumadoras cifras de personas que viven y transcu-rren sus historias sin trabajar, y pienso en aquellos niños que cre-cerán viendo que ni sus abuelos ni sus padres tienen una activi-dad laboral digna, sustentable, reconocida, y me pregunto, ¿qué será de ellos?, ¿qué expectativas tendrán respecto de sus propias vidas? , ¿qué significará para ellos, en el futuro, “trabajar”?
Sea tal vez esa, una urgente reali-dad por redimir.
EDITORIAL
Trabajo y Dignidad Por Claudio García Pintos
Nuestra portada
Estivadores a pleno sol (pág. 2-3)
PEDAGOGIA FAMILIAR ¿CÓMO SOBRELLEVO
EL LUTO POR MI
HERMANO MUERTO? (pp.4-5)
LLAMADA “DISLÉXICA”. Un ser más allá de la interpretación (pp.6-7)
REFLEXIONES EXISTENCIALES
¿TENER RAZÓN O SER
FELIZ? (pp.8-9)
LAS VOCES DE LA
CONSCIENCIA (pp. 10-18)
POST-FRANKL
DEL PSICODIAGNÓSTI-
CO AL LOGODIAGNÓS-
TICO (Parte 2ª) (pp. 20-23)
LOGOTERAPIA VINCULAR
EL MENSAJE EN LA BOTELLA: PONERLE MAGIA A LA VIDA (pp.24– 25)
UN HECHO INSÓLITO-Rescatado de Manila (pp.26-27)
SIN RECETARIO
LA MEDIANOCHE:
Vivir entre el ayer y el
mañana (pp.28-29)
CARTAS DEL DESIERTO
DESECHABLES (Pág.30-32)
ROMPECABEZAS.
Armando las piezas (pp.33-34)
ROMPECABEZAS:
El musical (pp.35-36)
Trabajo y dignidad EDITORIAL
LOGORED© es una publicación digital
mensual, de suscripción gratuita,
dedicada a difundir novedades y
reflexiones en torno a la Logoterapia
y el Análisis Existencial.
Director:
Claudio García Pintos
Secretario de Redacción:
Federico García Presedo
Colaboradores:
(en este número)
Enrique Adúriz (Argentina)
Analía Boyadjián (Argentina)
Carlos Garabal (Argentina)
Lucía Copello (Argentina)
Víctor Cárdenas (Ecuador)
Olga Lehmann (Colombia)
Iliana Hernández Silvera (Argentina)
El contenido de los artículos y colum-
nas es de entera responsabilidad de
sus autores.
El material contenido en esta publica-
ción puede ser reproducido, previa
autorización de su autor y citando la
fuente. Por fa-
vor, contactarse con los autores al mail
que figura en cada caso. Gracias.
Mail de contacto:
logored.arg@gmail.com
BB enito Quinquela Martín, es, posi-
blemente, el pintor más popular de la Argentina. Su vida, sus obras, su barrio y la gente hicieron del ar-
tista un personaje importante en la historia del arte argentino.
Nació el 1º de marzo de 1890 y falleció el 28 de enero de 1977. Su nombre era Benito
Juan Martín y su madre, soltera, lo aban-donó en la Casa de los Niños Expósito, ins-titución que albergaba a los niños huérfa-
nos. Posteriormente fue adoptado por la familia Chinchella, dueños de una carbo-nería y de allí tomaría su nombre como pin-
tor. Si bien no tuvo educación formal en las ar-
tes, era un autodidacta, su ideal fue el de fomentar el estudio de las artes y colaboró fundamentalmente (económicamente y ce-
diendo el espacio) para la fundación de la Escuela Museo Pedro de Mendoza en el ba-
rrio de La Boca. Su desarrollo artístico lo vincula inexora-blemente con el pintoresco barrio de La Bo-
ca. En el emblemático paseo conocido co-mo “Caminito” funcionaba su taller. Era en un tercer piso desde el cual podía observar
permanentemente el movimiento del puerto de Buenos Aires, los barcos, los astilleros y,
especialmente, los trabajadores portuarios. Ellos han sido inspiración permanente en sus obras.
Según cuenta la historia, ese bebé abando-nado en la Casa de los Expósitos, estaba
vestido con ropas de muy buena calidad, lo que hace suponer que su origen era bien posicionado. Permaneció su infancia vivien-
do en la zona de San Isidro (zona económi-ca y culturalmente asociada con la clase alta), para pasar a vivir posteriormente con
los Chinchella (“Quinquela” siendo caste-llanizado) en barrios humildes. Esto le per-
mitió desarrollar la virtud de codearse con unos y otros, con las clases altas y con las humildes, desarrollando una clara sensibi-
lidad para captar a las personas por detrás de su condición social y económica. Lo
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común en todas ellas.
Su trabajo ha sido objeto de críticas de distinto signo. En 1925, el presidente Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928)
lo envió a Francia para que sus obras fueran juzgadas en París. Lo consideraba un joven representante del arte nacional.
En Europa, conoció a Benito Mussolini, quien quedó fascinado con su trabajo y
compró más de una decena de cuadros. Incluso llegó a ofrecerle un cheque en blanco por su obra Crepúsculo, pero re-
chazó la oferta porque era su preferido. Sin embargo, otros pintores y personali-
dades de la época lo consideraban un comerciante del arte, y criticaban su obra tanto por su pictórica, como por su
temática repetitiva de barcos y astille-ros. El escultor argentino Enio Iommi in-
cluso llegó a decir que Quinquela no re-presentaba “la cultura pictórica sino el
populismo pictórico”; en cambio, Raúl Loz-
za –fundador del Perceptismo– habla del pintor de la Boca como del “primer paso hacia la pintura populista”. De todos modos, su obra siguió adelante conquistando cada vez más el gusto y la
sensibilidad del público, logrando un lugar destacado en el mundo del arte. Su obra ha dado espacio a lo cotidiano, al
esfuerzo del trabajo, a la dignidad del tra-bajador, como no se lo refleja en la obra de
ningún otro artista. Tal vez por eso, cual-quiera que se pare en una esquina de Bue-nos Aires y pregunte por el nombre de dos
o tres pintores argentinos, escuchará nom-brar a Benito Quinquela Martín. Su sello popular y, al mismo tiempo, subli-
me, lo destaca por sobre otros artistas. Por eso mismo, en el mes del trabajador, nada
mejor que un cuadro de Quinquela, para homenajearlos a todos ellos.
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La portada de este número incluye un fragmento tomado del cuadro del pintor argenti-
no Benito Quinquela Martín conocido como “Estivadores a pleno sol”
NUESTRA PORTADA
RELATO
Buenas tardes, tengo 19 años y hace una
semana mi hermano mayor, falleció en un grave accidente de tránsito que suce-dió en la vía a la costa, una camioneta doble cabina y sin placas se fue encima de mi hermano y su familia que viajaba en su taxi para pasar el fin de semana en
la playa.
Recién había cumplido 23 años, siempre hemos estado muy unidos, él se las arre-glaba para estar bien con todos, tenía un compromiso y un hijito de 2 años que aún está en el hospital con su mamá. Yo ten-ía una fiesta el sábado y por eso no me
embarqué.
Me apena mucho no poder hacer nada, veo a mi cuñada que no sabe cómo reac-cionar en el hospital, tuvo que dejar a su niño internado y grave todavía, para ir a enterrar a mi hermano. Ni se diga de mis padres que no tienen ganas de nada y no le encuentran explicación a esta situación que parece un castigo de Dios sin haber
hecho nada malo.
Me siento inútil, no se ha solucionado aun el problema con la Policía de tránsito, hay que pagar el patio donde está detenido el carro inservible, hay deudas por la mor-tuoria y no hay culpables, el chofer de la camioneta escapó a pesar de que todo el mundo vio cuando se pasó la luz roja,
después del choque se bajó y corrió.
¿Qué puedo hacer?
AA pesar de
que son los momentos alegres y festivos los que se quedan graba-dos en nuestra mente y en nues-
tra alma, Dios ha querido que sean los mo-mentos dolorosos de nuestras vidas los que nos permitan crecer como seres humanos y
apreciar la vida en toda su dimensión.
Es una pena muy grande el perder a un ser querido, especialmente en un accidente de
tránsito donde no solo se ve afectada la vi-da de la persona, sino también la dignidad
de la familia y de nuestros seres queridos ya que existió un abuso cuando alguien no fue responsable y lo que hizo mal, ocasionó
la tragedia.
Desgraciadamente en nuestro país las leyes no se respetan, y se burlan a las autorida-
des de tránsito que están llamadas a impo-ner el orden y la disciplina que tanta falta hace. Cuando pensamos en todas las tra-
gedias que no son atendidas y cuyos expe-dientes quedan guardados en los archivos
de la justicia, entonces entendemos que nos falta crecer mucho como sociedad y co-
mo pueblo.
Comento sobre la falta de cultura vial y de
soluciones a nuestros problemas sociales porque tiene que ver con la forma como en-
señamos a nuestros hijos a ser éticos, res-ponsables y respetuosos. Cada vez que nos quedamos callados frente a situaciones de
injusticia como las que nos acabas de rela-tar, estamos siendo cómplices de una si-
tuación que se hace invencible e insalvable.
Cada vez que engañamos al de la tienda de
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PEDAGOGIA FAMILIAR
¿CÓMO SOBRELLEVO EL LUTO POR MI
HERMANO MUERTO?
Por Lic.Víctor Cárdenas
Mail de contacto: vcardenas@centropedagogico.org
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la esquina y nos robamos un caramelo
que parece poca cosa, estamos robando y faltándole el respeto a nuestro herma-
no y a nuestro país.
Cada vez que mentimos a nuestros hijos
y decimos que los demás son tontos y nosotros más vivos porque nos pasamos
la fila para subir al bus, o la fila en el banco, estamos diciéndole a nuestros hijos que lo mejor es pasar por alto las
leyes y las normas de convivencia, des-truyendo toda la estructura social que
nos permite vivir con dignidad y respeto.
Las tragedias en las carreteras son más que una irresponsabilidad de un con-ductor, es una muestra de una sociedad
que se da el lujo de permitir que se ase-sinen en sus carreteras a miles de con-
ciudadanos a vista y paciencia de todas
las autoridades de control.
Hace poco se produjo escándalo, en las
oficinas de control del tránsito, pienso que hay que seguir el ritmo de las inves-tigaciones y castigar a los posibles cul-
pables, pero hay que preguntarse ¿Cuál es nuestra escala de valores en relación a la vida humana?, cuando con razón se
hace una denuncia muy sonada por asunto de corrupción, pero dejamos pa-
sar las muertes en las calles y carreteras que por ser noticia del día a día, ya esta-
mos acostumbrados.
Estimado amigo, el dolor que sientes no tiene precio en categorías humanas, el
valor sublime de la vida nos permite ra-zonar y actuar como seres humanos que han superado la etapa instintiva a través
de la educación, pero parece que no
siempre es así.
La muerte desnuda nuestro sistema de
valores en donde ponemos el acento en los bienes materiales y en el prestigio. Morir a corta edad sin haber conquista-
do el éxito es también sinónimo de dolor para muchos, sin embargo no debemos
olvidar que el dolor da sentido a la exis-tencia y purifica las situaciones porque nos hace más fuertes y resistentes a las
dificultades de la vida, nos enseña que todas
las cosas tienen un costo y que no podemos despreciar a nada ni a nadie porque todos somos valiosos. Probablemente eso es lo
que más extrañas de tu hermano, sin em-bargo él no se ha ido del todo, se quedó en la sonrisa de su hijito, en los recuerdos fa-
miliares y en las tardes compartidas contigo
jugando y soñando.
La falta de un ser querido nos deja muchas
enseñanzas, mañana será otro día y vere-mos como las negras nubes se han disipado,
cobrando la vida un nuevo significado, habrá otros intereses que nos movilicen y otras personas que sean sujetas de nuestro
cariño y amor que nos ayude a reconocer las bondades de la vida expresadas en una flor,
en un gesto o una sonrisa.
La vida nos plantea un desafío, la muerte nos muestra la realidad, como seres huma-nos buscamos vivir en la realidad plena de
sentido, no quedándonos en la memoria del familiar, ni en el mal sabor de la falta de
justicia, sino empujando el carro del com-promiso por la verdad, de la satisfacción por el emprendimiento en reflexiones éticas y
comunitarias, que nos muestran un panora-ma aún por descubrir, que seguramente co-mo ciudadano responsable, dará respuestas
a tus preguntas del para qué suceden las desgracias en nuestras vidas y del cómo es
posible que superemos estas situaciones límite.
Lic.Víctor Cárdenas
El Lic. Víctor Cárdenas es DIRECTOR del
CENTRO PEDAGÓGICO JOSÉ KENTENICH
(Guayaquil, Ecuador)
Los interesados en conocer el CENTRO pue-
den ingresar a www.centropedagogico.org
ra. El conflicto medular, es la identificación de las palabras escritas y la fluidez de la lec-
tura. Mara, poco a poco focalizó que tener dis-lexia, no es serlo; a los 11 años recuerda
cómo en sus primeros grados de escuela, aprende a leer pero muestra posteriormen-
te sus dificultades al presentarse un mate-rial más complejo. Entonces, comienza con alteraciones en el habla, le costaba soste-
ner expresiones precisas y comprender. Estas dificultades generalmente pasan des-apercibidas y a menudo, no son aparentes
para nadie del entorno (es lo que se deno-mina: trastornos sub-clínicos) pero arras-
tran serias dificultades a lo largo de los años de estudio y luego en el trabajo. Los efectos de la dislexia van mucho más
allá de la “dificultad para aprender a leer”, también afectan la imagen que el niño tiene
de sí mismo: “todos aprenden a leer y me-nos yo”, los niños se sienten y los tratan como poco inteligentes y la auto-estima de-
clina. De esta forma me planteé, qué pasa con la dimensión espiritual de esta perso-na? De qué forma tomar este sufrimiento
para plantear un tratamiento? El sufrimiento, según el Diccionario de Lo-
goterapia, es el padecimiento de orden exis-tencial que consiste en soportar y sostener un destino inalterable “en aras de qué su-
frir”; es decir, que el sufrimiento es entre-ga. Sufrir significa elaborar, progresar y
desarrollarse. Entendiendo por desarrollo el alcance de libertad interior a pesar de la
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HH ace unos años recibí una pacien-te demandando ser igual a otros niños. Una pequeña de 8 años,
por momentos enojada y en otras desorientada, por los tratamientos y las explicaciones recibidas sobre su difi-
cultad para leer. Los padres concurren in-dagando la posible cura y causas de la do-
lencia de su hija. Tener dislexia, en el círculo laboral, de amistades e incluso de los allegados, era una minusvalía que no
podían permitirse. Una historia familiar de títulos y profesiones para las que esta-ba destinada su pequeña luego de nacer.
Un arduo trabajo de investigación, con la familia y la escuela, llevó a un largo cami-
no de exploración. Sabemos que la dis-lexia no es una cuestión de inteligencia o de motivación, a partir de metodologías
adecuadas pueden aprender. Sin duda, el impacto que produce en cada persona de-
penderá de la rigidez, el sostén escolar y familiar, así como de la terapia adoptada. En los últimos estudios sobre dislexia, las
causas describen una falta de exactitud en estudios anatómicos y de imágenes ce-rebrales, ya que estas, muestran diferen-
cias en la forma del cerebro, en cuanto a desarrollo y funcionamiento.
En pruebas con dos estímulos sonoros, encuentro que los pacientes con dislexia tienen problemas para aislar los sonidos
que componen, es decir una palabra y aprender su forma, así como las letras
constituyen esos sonidos, se torna más complejo posibilitar el proceso de la lectu-
LLAMADA “DISLÉXICA”.
UN SER MÁS ALLÁ DE LA
INTERPRETACIÓN
Por Dra.Dides Iliana Hernández Silvera Mail de contacto: didesilianapsico@yahoo.com.ar
miento global y adaptado a sus posibi-
lidades; esto es único para cada pa-ciente. • El colegio debería implementar estra-
tegias diseñadas para su mejor rendi-miento escolar: exámenes orales, ad-ministración fragmentada de la infor-
mación, etc. • El colegio, el terapeuta y los padres
deberán buscar las estrategias conjun-tas más eficaces para el mejor desarro-llo posible del niño.
• El niño debe ser informado clara-mente de su condición de modo de que comprenda la especificidad de su difi-
cultad, que no es algo raro y que sobre todo no tiene nada que ver con la inte-
ligencia. En resumen, para ayudar en ese proce-so de salida entre el soy una dolencia y tengo una dolencia, actuar con sereni-dad es imprescindible, sin técnicas in-vasivas ni agresivas. Los procesos son más lentos que en otras técnicas. Lo primero que se intenta es que la perso-na aprenda a aceptarse para posterior-mente incidir en lo espiritual con el fin de que el paciente se descubra a sí mis-mo y trabaje en su estimulación cogniti-va junto al sentido de la vida.
( 1) Nota: Para más información sobre Dislexia,
la autora recomienda visitar el sitio www.neurologiacognitiva.com.ar
dependencia respecto de lo que parece
determinado. La capacidad de sufrimiento del ser humano se va adquiriendo en relación
con la vida, al irnos configurando, lo cual consiste en la renuncia a la configuración externa para ser libre en el modo de ser y
libre para ser de otro modo. Se dice que desarrollar una voluntad fun-
damental se logra cuando existe una razón para ello. Esta razón aparece cuan-do existe una relación estrecha entre sa-
crificios y los asombrosos caminos hacia el sentido de vida. Leí una vez, “Con las piedras que encuen-
tres en el camino sé delicado y llévatelas. Y si no las puedes cargar en hombros co-
mo hermanas, al menos déjalas atrás co-mo amigas” (Anónimo). El niño que padece de dislexia presenta
muchas veces, problemas de la lectura, con:
• Aprender a hablar • Organizar el lenguaje hablado
• Organizar el lenguaje escrito • Aprender las letras y sus sonidos • Memorizar números y secuencias
• Deletrear • Aprender una segunda lengua
• Realizar operaciones matemáticas. En tal caso, alrededor de los 6 y 7 años, existen algunas estrategias
sencillas para evaluar: • Recuerda secuencias simples: con-
tar hasta 20, días de la semana, reci-tar el abecedario? • Entiende la idea de las rimas: taco
y tapo riman pero gato y perro no? • Reconoce palabras que empiezan con la misma letra? Ej. mamá, ma-
no, masa, maní. • Aplaude fácilmente de modo rítmi-
co ante una canción o ritmo? • Usa palabras específicas para nom-brar objetos y cosas en vez de decir:
eso, esa cosa, esta?
No todos los niños que tienen problemas con estas habilidades, poseen dislexia.(1)
• El niño requiere recibir un trata-
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EE sta disyuntiva de origen ignoto
parece tener amplio alcance, pues así expresada, tanto puede ser el título de una canción de
una banda de rock (Las Pastillas del Abuelo), como haber sido vista a modo de graffiti en el puente de la avenida
Juan B. Justo y Córdoba, y por supues-to haberla escuchado más de una vez
en conversaciones cotidianas, general-mente como opción de ayuda para evitar peleas y conflictos, en particular los de
pareja.
Sin embargo, esta disyuntiva se las trae…y cala muy hondo, tanto como pa-
ra justificar alguna reflexión existencial, pues cuestiona en su mismo planteo na-da menos que la universal prevalencia
del objetivo máximo del ser humano: ¡ser feliz!
¿Habría algo tanto o más importante
que ser feliz?
Sí, ¡tener razón!
Dicho en frío parece absurdo, ¿a quién
se le ocurre? pero no hace falta ser muy perspicaz para advertir con cuanta fre-cuencia el obrar humano se ve atrapado
en esta (¿absurda?) opción, y que tener (la) razón sea más importante que ser
feliz.
Que la razón connote semejante poder viene de lejos, de cuando se le dio tal estatus, la omnímoda “Diosa Razón”, co-
menzando en el siglo XVII con Descartes y sus “ideas claras y distintas”, para
continuar en el siguiente (el Siglo de las
Luces) con el Iluminismo y la Ilustración.
Así entendida, paradigma de lo humano, “tener la razón” era pisar en terreno más que sólido y desde aquí ha devenido un va-
lor casi absoluto, acaso como un pasaporte
sino a la felicidad, al menos a la seguridad.
Por cierto, no pocos movimientos filosófi-
cos, artísticos y aún científicos, se ocupa-ron de desmentir este absolutismo racional,
y además, bien lo sabemos y lo experimen-tamos en “carne” propia, lejos está lo humano de reducirse a lo puramente racio-
nal y lógico, y basta evocar el famoso decir de Pascal “el corazón tiene razones que la razón desconoce” para recuperar una pers-
pectiva más plena y cabal del ser humano.
Dicho de otro modo, la disyuntiva que nos ocupa entre “¿ser feliz o tener razón?”, no es del todo ajena, al contrario, a las con-cepciones antropológicas que fueron influ-
yendo y prevaleciendo a lo largo de la histo-ria; antes bien las pensamos configurando
el telón de fondo del obrar humano.
Pero en la situación concreta de la vida co-
tidiana, ¿a qué remite esta opción?
Son tan sugestivos como esclarecedores
los dos verbos en juego, que en tanto tales ya remiten a dos posiciones existenciales
cualitativamente muy diferentes.
Ser y tener, ¿tener o ser? “¿To have or to be?” Con este texto en 1976, Erich Fromm
nos iluminaba con sólidos argumentos acerca de las diferencias profundas entre la orientación existencial del tener y la orien-
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REFLEXIONES EXISTENCIALES
¿TENER RAZÓN O SER FELIZ?
Por Lic. Enrique Adúriz Mail de contacto: eaduriz@fibertel.com.ar
tación existencial del ser.
El tener se refiere a las cosas, el ser a la
experiencia.
En la orientación del tener prevalece la apropiación de las cosas, y esto le cabe
a la misma razón, como un bien, como una cosa que se posee y que otorga en
su posesión seguridad y poder.
En la certeza y elocuencia del “¡tengo razón!”, no es difícil percibir cómo y cuánto se infla el Ego, al unísono de
haber vencido al otro en la disputa por
este preciado bien.
Complementariamente, el “tenés
razón” suele estar más o menos acom-pañado con la resignada claudicación de
una competencia perdida.
Va de suyo, obviamente, que en este re-gistro competitivo los contendientes no quieran recibir la razón porque sí, “como
a los locos”, maquillaje de una concesión tramposa. Se quiere ganar esta disputa
y además: ¡que conste!
Hay vencedores y vencidos…
Por el contrario, la orientación del ser que atiende especialmente a la experien-
cia, registra y acentúa otros aspectos y matices, más centrados en el encuen-tro, en la cooperación, en el dar (se), en
oposición al afán competitivo y de domi-nio que distingue la orientación del te-
ner.
La orientación del ser apunta directa-mente al sentido, haciendo por demás
evidente lo ya dicho en su día por Vik-tor Frankl: “Logos es más profundo que Lógica”.
El hombre, esencialmente un buscador de sentido, desde este Logos (expresivo de su condición espiritual) quiere por
sobretodo un fundamento para ser feliz, un sentido, pudiendo entonces optar en esta encrucijada de vida que estamos
considerando, por calar más hondo que confirmar la lógica de “tener (la)
razón”.
Que sea capaz de optar no hace más que
validar la inalienable libertad que lo consti-tuye, por ende cabe potenciar la concien-
cia (en todo tiempo y lugar que lo amerite), para que pueda decidir libre y responsable-
mente sostener la búsqueda de sentido pa-ra su vida, más que consumir ésta en la
afanosa búsqueda de “tener razón”.
Lo que va en juego en esta disyuntiva con su riesgo concomitante, bien lo podemos sintetizar en clave de comedia dramática
con un chiste gráfico a la vieja usanza.
Imaginemos el dibujo de la típica esquina en la que el ladrón, con su correspondiente
e infaltable antifaz negro, sorprende al dis-traído peatón, a punta de pistola, con la consabida (y decisiva) intimación: “¡la bol-sa o la vida!”
Nunca faltará el sujeto que, muy convenci-do, pueda contestarle “tome la vida, pero la
bolsa no se la doy…”
Cuidado, que la vida, en cualquier esquina de nuestro tránsito existencial nos puede
sorprender con esta interpelación.
Aferrados a la bolsa de “tener razón” resta-mos múltiples oportunidades de contribuir
a la felicidad propia y de nuestro prójimo.
Enrique Adúriz
Página 9
EE n una de las escenas iniciales de la obra de teatro escrita
p o r V i k t o r F r a n k l (“Sincronización en Birken-
wald”), queda planteada la pregunta
acerca de por qué el hombre vive tan mal. En la maravillosa adapta-ción que hiciera Chacho Garabal del
drama frankliano, ahora titulado “Buscando sentido”, uno de los per-
sonajes centrales, pone en boca de Sócrates la clave de la cuestión: “Caballeros, estoy muy preocupado. Miren cómo viven en la Tierra. La fe casi ha muerto. Ya nadie cree en na-da, en nadie. Ni siquiera en sí mis-mo. Y, lo peor de todo, ¡ya nadie cree
en una idea!
“Sincronización en Birkenwald” fue escrita por Frankl inspirado en la
misma necesidad que lo llevó ini-cialmente a escribir “Un psicólogo en el campo de concentración”, es decir, calmar su espíritu y aquietarlo des-pués de una terrible experiencia de
vida. Pudo intentar acallarlo, pero prefirió el camino de darle una voz
poderosa y reveladora. Y para ello necesitó creer. Quiero decir, nece-sitó creer en algo (su misión, el va-
lor de su testimonio para redimir su sufrimiento y el de tantos otros que sobrevivieron o no la misma expe-
riencia), creer en alguien (la perso-na humana), creer en sí mismo
(para asumir la responsabilidad de
hacerlo), y cre-
er en una idea (la vida tiene sentido siempre, bajo cualquier condición y cir-cunstancia) Y es desde su propia expe-
riencia y decisión, que nos cuestiona acerca de por qué el hombre vive mal.
La respuesta podría ser: porque no cree en nada ni en nadie, ni siquiera en sí
mismo.
Por otro lado, también podríamos pre-guntarnos cuáles asideros tendría el hombre para creer. El mundo muchas
veces parece desafiar nuestra más deci-dida intención de confiar, llevándonos a
una especie de anestesia de nuestra credibilidad en algo o en alguien. Y este
estatus desconfiado, esta existencia desconfiada –por llamarla de alguna manera- propone un estilo de vida cha-
to, sin profundidad y sn altura.
El curso de la obra de teatro propone
que el arte puede salvar al hombre, y es esa la respuesta reveladora que se ins-trumenta para comprobar finalizando el
drama, y en boca del mismo personaje (Sócrates) que “el hombre, aún en el in-fierno, nunca pierde su dignidad” Esta definición no es un planteo romántico o bohemio, apologético del arte, sino,
más bien, antropológico.
La voz de la consciencia
Página 10
LAS VOCES DE LA CONSCIENCIA
Por Dr.Claudio García Pintos
Mail de contacto: cavef @ yahoo.com
Si la cuestión es que el hombre nece-sita creer para no caer en una exis-
tencialidad desconfiada, expresión inmediata de una profunda vivencia de vacío existencial, y vive inmerso
en un mundo que lo defrauda, la
pregunta es ¿en qué/quién confiar?
A priori, pareciera ser que no es una pregunta de fácil resolución. La ma-yoría de las instituciones que deber-
ían darle seguridad y confianza, están atravesando un momento de particular crisis. En el ámbito de lo
social, ni la política ni la economía parecen alinearse en orden a respon-
der a las necesidades de las perso-nas, ofreciendo un marco de estable seguridad, sino todo lo contrario. En
el ámbito vincular, la superficialidad va ganándole terreno a la profundi-
dad, imponiendo la modalidad de vínculos fugaces, sostenidos en el impulso de la conveniencia o la nece-
sidad, más que en el sentimiento de la entrega y el compromiso. El indivi-dualismo y el colectivismo, son las
conductas que han desplazado a la autotrascendencia que plenifica la
identidad (mismidad) y la nostridad (el nosotros primordial) Entonces, ¿por dónde comenzar a recuperar la
fe, en qué confiar?
Considero que el camino más corto y
efectivo es comenzar por la propia naturaleza de la persona humana. Por aquello que nos hace ser perso-
na, el “ámbito de la dimensión perso-nal” como lo denomina Frankl. Pero para comprenderlo será necesario
hacer un breve y sobresimplificado
recorrido sobre otras ideas. Veamos.
Cuando la realidad del pensamiento consciente maravillaba a los pioneros que se ocuparon de estudiarlo y com-
prenderlo, aparece el aporte funda-mental (y fundante) del profesor Sig-
mund Freud que nos descubre la in-
abarcable realidad del inconsciente.
Usando la tradicional figura del ice-berg, deslumbrados por lo que apa-recía en la superficie del pensamiento
consciente, él nos anonada con la realidad, varias veces más deslum-brante de aquello que, hundido en la
profundidad, sostiene –precisamente-
lo que aparece en la superficie.
A partir de él comprendimos que la conciencia es el ámbito de la actuali-
dad, aquel en el que los datos del aquí y ahora nos permiten mantener contacto con la realidad. Pero tam-
bién pudimos comprender que existe un ámbito que llamó inconsciente,
verdadera raíz profunda de nuestra realidad. En esa profundidad intrap-siquica, se juegan los motivos profun-
dos de nuestros comportamientos.
Sobre la naturaleza de ese incons-
ciente pulsional, Freud mantuvo una posición muy estricta y definida: su naturaleza es sexual. Esto le signi-
ficó muchos enfrentamientos con pro-pios y ajenos, discípulos y detracto-res, pero nada le hizo cambiar su po-
sición. Uno de sus discípulos disiden-tes más reconocidos fue Alfred Adler
quien proponía ampliar esta mirada y concebir una teoría motivacional (creo que podríamos llamarlo así) que
no se circunscribiera exclusivamente a la libido sexual. En términos fran-
klianos, propuso que al margen de la “voluntad de placer” se admitiera una
“voluntad de poder”.
Más allá de discrepancias dinámicas, el modelo era compartido por ambos.
Lo profundo del hombre es un in-
consciente pulsional, personal.
Otro discípulo disidente de Freud, fue el suizo Carl Jung. Él también le cuestionó la rigidez (o lo que él en-
tendía como tal) de no admitir un in-consciente pulsional que no sea ex-
clusivamente definido por lo sexual. Pero sus observaciones (muy valora-
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das y respetadas por el Maestro) no fueron suficientes para convencerlo,
manteniendo su posición en procura de consolidar la nueva teoría psi-coanalítica. En el fondo, pareciera
ser que creía que ciertos replanteos debilitaría la teoría ante el embate de los críticos. Pero posiblemente el
punto de disidencia mayor entre ambos fue la mirada jungiana que
Freud condenaba por exceso de mis-ticismo. Varias veces le recomendó que las creencias deberían quedar
fuera del consultorio y fuera de la teoría, a lo que el discípulo se resis-
tió con la misma convicción (o em-pecinamiento) que el Maestro. La in-sistencia de Jung hizo más rígida
aún la posición del Maestro, y la
ruptura fue inevitable.
Ahora Jung nos plantea que más profundo que el inconsciente pulsio-
nal sexual y personal de Freud, existe un inconsciente colectivo, raíz ancestral de nuestra humani-
dad, poblado por arquetipos que de-
finen nuestros comportamientos.
Sumando su voz a este debate, más tarde aparece Viktor Frankl. Sin ne-
gar el valor fundamental de los aportes anteriores, él nos hace no-tar la existencia de otro nivel in-
consciente, clave y raíz no solo de la profundidad de la persona humana, sino también de su altura. Es así
que esta nueva profundidad incons-ciente, es de naturaleza espiritual y
personal.
Sin lugar a dudas, todos ellos han
partido de un concepto antropológi-co que justifica sus definiciones. El pensamiento ps icodinámico de
Freud, Adler y Jung, parte de un hombre (concebido individuo, sujeto
u objeto) inmanente; en el interjue-go de sus tres instancias psíquicas se resuelve su vida y situación. Muy
posiblemente ellos hayan sido sedu-cidos por el maravilloso universo in-
terior del hombre, que Frankl ha
ilustrado con la analogía de un calei-
doscopio. Quien mira dentro de un ca-leidoscopio, difícilmente pueda sacar su ojo de él, porque cada movimiento,
cada claroscuro, habilita imágenes fa-
bulosas.
Pero Viktor Frankl tiene un pensamien-to noodinámico, que se deriva de un
concepto de hombre (concebido perso-na) autotrascendente. En el interjuego entre su naturaleza espiritual y el afue-
ra plenificante, resuelve su existencia (el hombre arrojado en la existencia
confrontado por la nada), dinámica que ha ilustrado con la analogía del telesco-pio. La maravillosa ingeniería interior
del telescopio, tiene por sentido, habili-tar nuestro ojo para poder captar las
maravillas que están por fuera, más
allá de sí mismo.
Es así que el hombre freudiano hace centro en el inconsciente pulsional, en tanto que la persona frankliana lo hace
en el inconsciente espiritual. El hombre freudiano es impulsado por ese incons-
ciente, en tanto que la persona fran-
kliana es promovida por el suyo.
La conciencia, en el esquema psico-dinámico, funcionalmente se resiste an-te el inconsciente, fundamentalmente
porque éste la rebela, la conflictúa, la violenta, la conecta con lo oscuro; la
conciencia se enfrenta con el incons-ciente. Sin embargo, en el esquema noodinámico, cuando la consciencia en-
tra en diálogo con el inconsciente espi-ritual, conecta a la persona con lo lu-minoso, revela (ahora con “v”), ilumina,
libera, vigoriza; la consciencia confron-
ta a la persona.
Este rápido y muy suscinto recorrido por ideas centrales del pensamiento
psicológico, es necesario para precisar, entonces, a qué nos estamos refiriendo
cuando hablamos de “la voz de la cons-ciencia”. ¿Se trata de la conciencia freudiana o de la consciencia franklia-
na?
Para comprender mejor la distinción,
nótese que cuando me refiero al esque-
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ma psicodinámico, hablamos de “conciencia”, y cuando me refiero al
esquema noodinámico, hablamos de “consciencia” (con “sc”); una es la conciencia psicológica y la otra, es la
consciencia espiritual.
Llegado a este punto podemos definir
lo siguiente: el “ámbito de la dimen-sión personal”, es el inconsciente es-
piritual, clave y raíz de lo más pro-fundo y, al mismo tiempo, de lo más elevado de la persona humana; di-
mensión que faculta al hombre como persona, que le ofrece la posibilidad de una existencialidad libre, respon-
sable y significativa. Es el ámbito que le permite no ser sometido por los
condicionamientos sino someterlos. Según definición frankliana, no es susceptible de procesos de deterioro,
enfermedad ni muerte. Diría que es lo más sano, lo más noble, lo más vigo-
roso, lo más claro de la persona
humana.
Ciertamente, ¿no es suficiente para creer y confiar en esta naturaleza per-
sonal?
Las voces de la consciencia
¿Cuántas veces hemos oído hablar, o
nosotros mismos hemos hablado, de la “voz de la consciencia”? Segura-
mente muchas veces.
En ocasiones, esa voz es vivida como
persecutoria, imperativa. Sin embar-go, tiene por intención iluminarnos y recuperarnos de posibles errores.
Siendo esa su finalidad, ¿de dónde ha de provenir? ¿Proviene del incons-ciente pulsional o del inconsciente es-
piritual?
Si proviniera del inconsciente pulsio-nal, sería la voz de fuerzas primarias, expresión de la urgencia, de lo inme-
diato; fácilmente confundida con el imperativo del deseo, o el discurso de la voluntad de placer o de poder. De
ser así, conduciría al hombre a la
homeostasis, y no a la realización
personal (que no reclama distensión, sino la tensión necesaria para soste-
ner la intencionalidad que plenifica)
No. Creo que proviene del inconscien-te espiritual. Es expresión de una
fuerte apelación a la persona para que realice su deber-ser, que plenifi-
que la mejor-versión-posible-de-sí-mismo, que sostenga la tensión sufi-ciente entre su ser-actual y su deber-
ser, entre su ser-así-ahora y su llegar-a-ser, entre su actual-yo y su aún-no
-yo.
De tal modo que podemos afirmar: la voz de la consciencia no puede con-fundirse ni con el imperativo del de-
seo, ni con la urgencia de la homeos-tasis, ni con los mandatos superyoi-cos; no proviene de la dimensión psi-
cológica sino del ámbito de la perso-na (dimensión espiritual) Por eso
mismo es “la voz de la consciencia”
Voces
Cuando hablamos de este tema, es
casi inevitable identificar esta voz con un mensaje pronunciado desde
un “más allá”, con tono ceremonioso y grave, como saliendo de un supues-to altavoz que se encuentra siempre
por encima de nuestras cabezas. Co-mo si fuera la voz de un gendarme
que observa todo y no nos deja pasar nada por alto. Una voz persecutoria,
implacable.
En alguna ocasión utilicé el maravi-lloso cuento del no menos maravilloso
Edgar A. Poe, “William Wilson”, para ilustrar esta cuestión. Brevemente,
William Wilson era el único hijo de un matrimonio acaudalado y muy mayor que vivía en Inglaterra. Con-
sentido, caprichoso, maleducado, siempre fue un niño muy conflictivo y un adolescente terrible. Concurría a
un prestigioso colegio acorde con el nivel social de su familia. Un día, in-
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gresa al mismo establecimiento otro compañero presentando una coinci-
dencia increíble: se llamaba igual (William Wilson) y había nacido el mismo día. La única –gran- diferencia
era que este otro era un adolescente educado, respetuoso, generoso, noble, recto y estudioso. A partir de su in-
greso, pasó a ser la antítesis del otro y, en ocasiones, su rectitud era obstá-
culo para que aquel hiciera alguna de sus tropelías. Esto significó un con-flicto de envergadura porque se ge-
neró entre los dos una disputa perma-nente. Cuando aquel quería hacer al-
go incorrecto, en varias ocasiones este se lo impedía denunciándolo. Tan profundo fue el conflicto e insoporta-
ble, que un día, el consentido Wilson, decidió cruzar al continente y alejarse para siempre de su circunstancial ge-
melo.
Así recorrió Europa continental, esta-fando a cuanto pudiera, traicionando y viviendo de la mentira. Pero en va-
rias ocasiones, al momento de concre-tar alguna de estas maniobras, apa-recía casualmente el otro, y, como
había acontecido en la escuela, de-nunciaba la intención dando por tie-
rra y frustrando la estafa.
El consentido Wilson no podía creer
su desgracia. Presentía que por lejos que fuera, aquel siempre iba a cruzar-lo en alguna ocasión. Llegado a Ita-
lia, se hace amigo de un duque. Este, un hombre mayor, lo considera casi
como un hijo y le ofrece toda su con-fianza. Lo recibe en su casa y lo hos-peda. La duquesa era una mujer mu-
cho menor que el duque, una mujer muy atractiva. Las intenciones de Wil-
son eran seducirla, traicionando la confianza del anciano duque. En una fiesta de disfraces, elegantemente ata-
viado con un uniforme y una daga, co-mienza las maniobras de seducción. Cuando está a punto de convencerla a
la duquesa de retirarse a los aposen-tos en medio de la fiesta y a escondi-
das, aparece el otro Wilson, insólita-
mente ataviado con el mismo disfraz. Wilson no soporta ya más estas intro-
misiones de aquel, lo toma del brazo y lo mete violentamente en un cuarto que cerra con llave. Le expresa a los
gritos toda su furia, le reclama todas sus intromisiones, le demanda que lo deje libre y no lo persiga más y, agi-
tado por tanta violencia interna, to-ma su daga y la hunde en el pecho
del otro, como un intento desespera-do de matarlo y dar por terminada la
persecución.
El otro, quien había escuchado en si-lencio y actitud pasiva todo el discur-
so anterior, se toca el pecho sangran-te, y con un hilo de voz tenue le dice:
“matándome te has matado a vos mismo”, y cuando Wilson se mira en el espejo, descubre que está solo en
el cuarto y que él mismo ha hundido la daga en su propio pecho. Claro
está, el “otro Wilson” no era más que
su propia consciencia.
Esta versión del “otro” hablándonos, mostrándonos errores y desvíos del camino que nos lleva al cumplimiento
del deber-ser, es la primera imagen que tenemos de “la voz de la cons-
ciencia”. Una especie de “otro-yo” que acompaña (vigila) implacablemente lo que hacemos, que nos intercepta en
momentos especiales para hacernos ver lo que debemos y lo que no debe-mos hacer. Muchas veces es viven-
ciado como un otro antipático, san-turrón, entrometido, rígido; pero esto
es así en aquellas ocasiones en las que nos confronta con nuestras pro-
pias debilidades.
La voz de la consciencia, inicialmen-
te, asume la forma de un diálogo in-terno, un verse y estar confrontado por un “si-mismo” orientado al bien,
al valor. Un primer imperativo fran-kliano o logoterapéutico podría ser
que el hombre se salva, sana y reali-za, cuando cumple con su deber-ser. Esta voz es la principal brújula inter-
na para lograrlo. Porque esta voz
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nunca prov iene , entonces , de ningún “más-allá”, sino, por lo con-
trario, del más absoluto “más-acá” de nuestra persona espiritual. De la hondura de nuestro ser. Es lo “más-
yo” de mi persona, “soy-yo-mismo-realizado” que se anticipa a esa rea-
lización y me apela a lograrla.
Pero esa no es la única versión posi-
ble de esta voz. Es más, a la luz de los hechos (y de la propia historia de William Wilson), si solo se limita-
ra a ser esa voz, muchas veces transformada en un leve susurro ta-pado tras los ruidos de la propia
existencia, sería muy pobre su posi-bilidad de acompañamiento. Por
eso, asume en mi opinión otros for-matos, aquello que llamo “las voces
de la consciencia”
¿A qué me refiero? A otras formas
alternativas que asume la propia consciencia para cumplir con su ob-jetivo de ayudarnos a realizar nues-
tro deber-ser. Básicamente las iden-tifico como la culpa y el miedo. Vea-
mos.
La culpa: Todos hemos vivenciado alguna vez culpa. Viktor Frankl la
concibe como uno de los elementos propios de la Tríada Trágica (culpa-
muerte-sufrimiento) compuesta por los “inevitables” de la existencia. Todos sufriremos inevitablemente
por algo, todos nos moriremos un día y todos sentiremos culpa alguna vez. Circunstancias que viviremos
todos.
Lo curioso es que todos vivimos tra-tando de eludir lo ineludible, evitar lo inevitable. Tal vez, en términos
sartrianos, esa sea la pasión inútil
del existente humano.
Y en el intento de eludir la culpa, negamos nuestros errores, raciona-
lizamos nuestros comportamientos, proyectamos nuestra responsabili-dad, justificamos lo injustificable,
renunciamos a nuestros valores.
Aquellos que no pueden eludirla y que
fracasan en estos intentos, pueden terminar sometidos por la culpa, vi-viéndola como una carga abrumadora.
Son los culposos.
Entre esos extremos de “los que nunca
tienen culpa” y “los culposos”, se jue-ga un sinfín de modos personales para
vivir algo, siempre molesto, incómodo
y persecutorio.
Ahora bien, hasta acá una vivencia ca-si universal. Sin embargo, nos descon-cierta el propio Frankl cuando dice
que el hombre es el ser que tiene el privilegio de sentir culpa. ¿Privilegio?
Esa sensación persecutoria, incómoda, esa aduana sin posibilidad de contra-bando alguno, implacable, ¿es un pri-
vilegio? Evidentemente su afirmación justifica que nos cuestionemos, bien qué es un privilegio, o, qué es la cul-
pa. La noción de privilegio no necesi-ta aclaración alguna. Pues, cuestione-
mos entonces qué es –verdaderamente-
la culpa.
Para comprenderlo, recordemos la na-turaleza libre de nuestra voluntad. Esa misma que nos permite elegir qué
hacer ante cada hecho de nuestra existencia. El mismo Frankl nos ha
alertado que la libertad del hombre es limitada. Si fuéramos ilimitadamente libres, seríamos como ángeles; por su
parte, si fuéramos absolutamente de-terminadas, estaríamos sometidos a
las condiciones. Sin embargo, aclara, en el contexto de nuestras condicio-nes, en el escenario del inevitable des-
tino (biológico, psicológico y social), el
hombre es ilimitadamente libre.
Si el Yo personal abdica su condición libre en favor de los determinantes y
condicionamientos, tanto como si se quiere afirmar negándolos, en ambos
casos nos quedamos sin Persona.
Ser Persona significa estar facultado
por un noodinamismo, pero encarna-dos en una estructura bio-psíquica que, por su carácter limitado, limita
en parte las expresiones de aquello
que nos faculta. Es decir, que esa encarnadura marca la posibilidad
del error. Esa misma posibilidad es la que justifica que en el ejercicio del conocimiento nos equivoquemos
y que en lo existencial nos confun-damos. Esa confusión existencial significa, en el fondo, un manejo
equivocado de nuestra libertad. Y cuando ejerzo equivocadamente mi
libertad, puede surgir la culpa.
Tratando de explicarlo de otro mo-
do, lo plantearía de la siguiente ma-nera. Supongamos que María, mi amiga, aparece un día y me maltra-
ta, me insulta y me golpea. Le res-pondo dándole un golpe. Pasado el
hecho, siento culpa por haberla gol-peado. ¿Qué ocurre? Vamos a dra-matizarlo de la siguiente forma:
aparece la consciencia, me lleva a un aparte y me pregunta, “¿qué pasó?” Le relato el episodio, y ante mi sentimiento de culpa, me pre-
gunta, “¿qué otras respuestas pudis-te darle?”. “Bien, respondo, pude haberle preguntado qué le pasaba, pude haber sido comprensivo y reco-nocer que ella estaba mal, pude de-jar pasar el hecho y aclararlo des-pués… pude haber hecho otras co-sas”. “Correcto, diría la consciencia, ¿y consideras que tu golpe ha sido la mejor de todas las respuestas posi-bles?”. “No… por eso siento culpa”. “Bueno, entonces ahora puedes vol-ver ante María y disculparte, puedes hacer alguna de las otras posibilida-des que enunciaste y, ante un hecho similar que te acontezca en adelante, ya sabes todo lo que puedes hacer. Reconocer que has utilizado equivo-cadamente tu libertad al elegir qué hacer es muy importante, porque te permite utilizarla mejor de aquí en
más”.
Ese diálogo interno me ha confron-tado conmigo mismo, mi libertad y
mis equivocaciones, y tiene por in-tención ampliar el campo de mi consciencia para favorecer la reali-
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zación de mi persona espiritual. El
que elude la culpa de alguna manera, pierde este “privilegio”. El culposo, quien solo la carga como si fuera una
condena, también. El primero lo pier-de porque no aprovecha la culpa; el
segundo, porque no la comprende.
El miedo: El miedo es uno de los pa-trones naturales de respuesta. Sentir
miedo es absolutamente normal. Sano. Al igual que el dolor físico, nos prote-ge de males peores. Si no sintiéramos
dolor físico ante la emergencia de una caries, recién reconoceríamos afectada
una muela cuando ya es irrecupera-ble. La sensación del dolor nos alerta que algo funciona mal y nos convoca a
subsanarlo. Del mismo modo, el miedo nos alerta sobre un riesgo potencial, y
nos convoca al cuidado.
Podemos plantear tres patrones distin-
tos de miedo: el miedo al miedo, el miedo al mundo exterior, el miedo a sí mismo. El primero (miedo al miedo)
nos alerta sobre la posibilidad de re-iterar un error que nos ha ocasionado
un dolor o sufrimiento. Vulgarmente representado por el dicho popular “el que se quema con leche, cuando ve
una vaca llora”, es decir, tengo miedo de volver a quemarme. El segundo (miedo al afuera) nos alerta sobre peli-
gros existentes que pueden afectarnos de algún modo. Por ejemplo, un vehí-
culo puede atropellarme si cruzo una calle desprevenidamente. Finalmente, el tercero (miedo a sí mismo) implica
que aspectos propios o personales me generan una cierta inquietud o temor.
Por ejemplo, sabiendo que son impul-sivo, tengo miedo de discutir con mi jefe y decir algo inconveniente que
pueda derivar en perder el empleo.
Estas tres versiones de miedo son nor-
males y las vivimos todos. Cuando al-guna de ellas se establece como
patrón usual (casi único) de respues-ta, ya entramos en órbita del miedo patológico. Si quedo fijado en el mie-
do al miedo, posiblemente termine manifestando una neurosis de angus-
tia, angustia de expectación o una neurosis sexual (Frankl asocia este miedo con las neurosis sexuales, fun-
damentalmente). Si quedo fijado en el miedo al exterior, posiblemente ter-mine estructurando una fobia de
algún tipo. Si quedo fijado al miedo a sí mismo, posiblemente termine es-
tructurando una neurosis obsesiva compulsiva (los ritos TOC son modos
de cuidarme de mí mismo)
Pero sin entrar en lo patológico, en-tiendo a los miedos como una de las
voces de la consciencia. Tal como hicimos con la culpa, dramaticemos
cómo funcionaría este diálogo ante el miedo. Supongamos que tengo miedo de cruzar la calle por temor a ser
atropellado. Las resoluciones que se me ocurren podrían ser que alguien
“me cruce”, armar una vida “desde esa calle para acá” (resignándome a no cruzarla nunca), quedarme parado
en el cordón de la vereda, esperando “que pase algo” que modifique la si-tuación y pueda aprovechar para cru-
zarla. En ese momento, aparece la consciencia y me pregunta qué pasa.
Le comento la situación y dice: “si tie-nes miedo de cruzar, lo que debes hacer es ir hasta la esquina y hacerlo por la senda peatonal, no lo hagas por la mitad de la calle”. Si eso no me
convence, agregaría, “espera que el semáforo te de luz para cruzar”. Si eso
no me fuera suficiente, diría, “espera que todos los autos se hayan detenido ante el semáforo”. Si fuera insuficien-te aún, “cruza corriendo”. Si aún du-
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Si aún dudara, afirmaría: “mira, si cruzas por la esquina, por la senda peatonal, esperando que el semáforo detenga a todos los autos y te dé luz de cruce, y entonces cruzaras corrien-do, los riesgos son mínimos. Una vez que hayas cruzado, tu miedo no habrá desaparecido, pero ahora habrás aprendido que los miedos no tienen por intención detenerte sino llamarte a ser prudente. Seguirás teniendo miedo, pero ahora sabrás que con pru-dencia, puedes pasar a través de ellos. No es razonable que no cruces la calle por miedo. Debes hacerlo por-que tu vida reclama que continúes tu camino y no te detengas ante esta
avenida para siempre”
Así como la culpa nos remite a un error en el ejercicio de la libertad, el
miedo (normal) lo hace a un ejercicio incompleto de la responsabilidad. Así como el coraje es necesario para ser
libres (de ahí, tal vez, el concepto de Fromm sobre el miedo a la libertad),
la prudencia es necesaria para el ejercicio de la responsabilidad: el hombre prudente es el que dispone
los mejores medios para asegurar el fin. Si tengo miedo a cruzar la calle,
es irresponsable no hacerlo cuando debo hacerlo, tanto como hacerlo im-prudentemente, poniendo en riesgo
que lo logre. Lo responsable es aten-der mi miedo, entenderlo, y disponer todos los medios que considere nece-
sario (aún cuando parezca un exceso
de prudencia), para concretarlo.
La VOZ DE LA CONSCIENCIA Objetivo
DIÁLOGO INTERNO Conflicto en el orden del DEBER-SER
Ampliar
el campo de la
Consciencia Espiritual
CULPA Error (confusión) en el uso de la LIBERTAD
MIEDO Error (dudas) en el ejercicio de la RESPONSABILIDAD
¿Dónde reconocemos la voz de la cons-
ciencia?
Al margen de reconocerla en nosotros mismos, en nuestra propia vida, podría
decirse que hay tres ámbitos de la exis-
tencia en los cuales vemos a la conscien-
cia en acto pleno. Estos son la fe, el arte
y el amor.
En la FE, la vemos realizando valores de
actitud. Asume una posición ante lo in-evitable de la vida. Es la captación intui-
tiva de una instancia creadora, imposible
de ser abarcada por la razón. En un ma-
ravilloso dialogo entre Viktor Frankl y el
teólogo judío Pinchas Lapide, Víktor co-
menta que es imposible “hablar de” de Dios, porque para hacerlo deberíamos
poder conocerlo en su totalidad, cosa im-
posible para el limitado entendimiento
humano. Por eso mismo, sugiere que la
única manera posible de conocerlo es “hablar con Dios”. Ese diálogo es el que
se da entre El y nuestra consciencia, y
de ese diálogo, la fe es la resultante.
Por otro lado, podemos apreciarla en el AMOR. Aquí la descubrimos realizando
valores de experiencia o vivenciales.
También se trata de una captación inme-diata, intuitiva, del bien-del-otro, el bien
del amado. Al mejor decir frankliano, es
la experiencia de decirle a alguien “tú” e
inmediatamente después, “sí”. Decirle
alguien “tú” e inmediatamente después, “sí”. Decirle “tú” es captarlo en su valor
personal, captación que es intuitiva, no
discursiva, porque de lo contrario amar
sería el resultado de un casting. Es tan
así que sé que amo, sé a quién amo, pero nunca llego a saber precisamente, por qué
lo amo. Y ante ese bien-del-otro, no puedo
resistirme y por eso lo acepto diciéndole
“sí”. Frankl habla del amor como una re-
lación “del centro de la persona al centro de la persona”, es decir, un diálogo entre
mi consciencia y la consciencia del ama-
do.
Finalmente, la descubrimos en el ARTE. Podríamos entenderla como una captación
inmediata de la belleza, en sus diversas
formas. La consciencia tiene apetito de armonía, y por eso mismo busca, es atraí-
da por la belleza. En la misma obra de
teatro a la que hiciera referencia al inicio
del artículo, se plantea que el arte puede
salvar al hombre. Y que podrá hacerlo
aún cuando todo lo otro haya fracasado en el intento. Es así porque en el arte
descubrimos a la consciencia realizando
valores de creación, redimiendo el mundo,
dándole vuelo y profundidad.
La fe, el amor y el arte, expresiones ge-
nuinas del inconsciente espiritual.
Concluyendo
De modo tal, considero que la cons-ciencia se expresa de diversos mo-dos. A través del diálogo interno, a
través de la culpa y a través del mie-
do.
Tal como señala el cuadro anterior, el Diálogo Interno muchas veces es
rehuido porque nos aturdimos con los ruidos del afuera, que nos sedu-cen con la propuesta del “bien-
estar”; tememos su palabra compro-metedora con nuestro deber-ser
(“bien-ser”). La Culpa nos alerta so-bre los errores al elegir qué hacer (y,
por ende, quién ser). El Miedo pre-tende ayudarnos a cumplir con nues-
tra responsabilidad, prudentemente.
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sentido), es ayudarnos a ampliar el campo de nuestra Consciencia Espiri-
tual o, lo que es lo mismo, el desarro-llo más pleno posible de nuestra di-
mensión personal.
Muy posiblemente nuestra tarea como analistas existenciales, sea, precisa-
mente, la de ayudar a quienes nos consultan a “hacer consciente lo in-
consciente”, que en este caso no se circunscribe a ese inconsciente pul-sional, sino al espiritual. Dicho en
otras palabras, ayudar al hombre pa-ra que pueda realizar el proceso de convertirse en persona (parafraseando
el título del libro de Carl Rogers), haciéndose cargo libre y responsable
de toda su humanidad, sus recursos y posibilidades. Ayudarlo a ampliar el
campo de su consciencia.
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La Sociedad para el Avance de la Psicote-rapia Centrada en el Sentido- SAPS- invita al III Congreso Colombiano de Logotera-pia y Análisis Existencial “Encuentros con el Sentido de la Vida: Aplicaciones
hacia el Sentido” a realizarse el 1 y 2 de junio del 2012 en BOGOTÁ, con prestigiosos
Logoterapeutas nacionales e internacionales que expondrán los avances más recientes en esta área del saber, centrando sus aportes en una logoterapia joven e innovadora, que muestra resultados y aplicándose a la reali-dad, sin descuidar la profundidad teórica y la historia de una perspectiva de pensamien-to que día a día llena la vida de sentido.
Los temas del congreso:
Logoterapia Clínica, Organizacional, Educa-tiva, Social y Comunitaria, Preventiva, Logo-terapia y Sentido de Vida, Investigación en Logoterapia
INVITADOS DEL CONGRESO INTERNACIONALES (confirmados)
Dr. Stefan Schulenberg Ph.D, y Dr. Brandy J. Baczwaski Ph.D. (EEUU);
Dra. Adriana Sosa Terradas Ph.D, Dr. Clau-dio García Pintos Ph.D y MD. Gerónimo Ace-vedo (Argentina)
NACIONALES (Confirmados)
Dr. Efrén Martínez Ortíz Ph.D, Dra. Lucia Cuellar Ospina Ph.D, Dr. Luís Fernando Velásquez, Dra. Clara Martínez Sánchez, Dr. Juan Carlos Carvajal
AUTORIDADES DEL CONGRESO PRESIDENTE:
Dr. Efrén Martínez Ortíz Phd
COMITÉ CIENTÍFICO:
Dr. Efrén Martínez Ortíz Phd
Dra. Lucía Cuellar Ospina Phd
Dra. Clara Martínez Sanchez
SECRETARIA:
Juan Pablo Díaz del Castillo B.
El congreso tendrá cuatro tipos de presentacio-nes:
Ponencias Centrales: Las ponencias centrales serán desarrolladas en plenaria general siendo escogidas por invitación directa de las directi-vas del congreso y otorgadas a profesionales que por su trayectoria y experticia dispondrán de 30 minutos para presentar sus trabajos cen-trados en los temas del congreso.
Mesas de Trabajo: Las mesas de trabajo serán desarrolladas en plenaria general los partici-pantes serán escogidos por el comité científico, para desarrollar un tema de interés.
Talleres Prácticos: Los talleres prácticos serán desarrolladas en las aulas múltiples y los parti-cipantes serán escogidos por el comité científi-co, de los trabajos enviados para desarrollar un tema de interés.
Aulas Múltiples: Las aulas múltiples serán desarrolladas de forma paralela siendo escogi-das por evaluación de las directivas del congre-so entre las propuestas de trabajos que cum-plan los requisitos, las presentaciones seleccio-
nadas tendrán 20 minutos para mostrar sus trabajos centrados en los temas del congreso.
MAYORES INFORMES:
Secretaría del Congreso: Juan Pablo Díaz del Castillo B.
jp.diazdc@saps-col.org
http://www.saps-col.org/secpage.php?mod=noticias&item=53
III CONGRESO COLOMBIANO DE LOGOTERAPIA Y ANÁLISIS EXISTENCIAL 2012
Encuentros con el Sentido:
Aplicaciones hacia el Sentido
GACETILLA DE PRENSA
El encuentro como técnica. El vínculo como pronóstico y diagnóstico.
Hasta ahora les he dicho que tienen que improvisar, pero también en la terapia deben individualizar. No sola-mente tienen que individualizar en lo que respecta al paciente sino también en lo que se refiere a las terapias. No todas las terapias tienen el mismo éxito en cada uno de los casos, ni tampoco tienen el mismo éxito en ma-nos de distintos terapeutas. Un famo-so terapeuta de fines del siglo pasado dijo una vez que si se tratan dos ca-sos de la misma forma, por lo menos uno habrá recibido el tratamiento equivocado... Por supuesto no pode-mos dejar de lado las técnicas, no po-demos estar más allá de otras técni-cas, porque son necesarias (Frankl
1991).
LL a relación personal paciente-
terapeuta, el encuentro existen-cial, es crucial para el proceso de
cambio y de transformación del
paciente.
Afirma Yalom: La relación es la mercancía
curativa, y como ya sabemos, la búsque-da del conocimiento profundo y las exca-vaciones del pasado son tareas interesan-
tes, aventuras aparentemente provecho-sas en las que se mantiene distraída la atención del paciente y del terapeuta
mientras, por otro lado, está germinando el
verdadero agente del cambio, la relación
(1984, 485).
La Logoterapia nos plantea un Encuentro Terapéutico horizontal, se distingue de un
modelo vertical de intervención en tanto que no propone interpretar o modelar al
consultante en la relación terapéutica, sino mas bien pretende acompañarlo, para que este descubra los recursos que ya tiene y
desde ahí no sólo se cure, sino se sane.
“El acto de curar es ordenado y condu-cido por un tercero, mientras que el de sanar es ordenado y conducido por el propio individuo, quien termina siendo el agente mismo de su sanación”.
(Claudio García Pintos, 2009)
El modelo de intervención propio de la logo-
terapia parte de un principio: todas las per-sonas venimos con todo lo necesario para vivir en plenitud, nada nos falta para con-
seguirlo, lo importante es hacer uso de los recursos que tenemos para conseguirlo, que son esencialmente nuestros recursos
noéticos o espirituales.
El acompañamiento horizontal entiende que no es el terapeuta quien sana, sino la persona misma que busca ayuda la que se
sana, cuando esta hace uso de los recursos espirituales que tiene. Cuando una persona
asiste a una sesión de terapia es porque entiende que necesita ayuda y orientación,
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Post-Frankl
DEL PSICODIAGNÓSTICO
AL LOGODIAGNÓSTICO (Parte 2ª)
Por Lic.Lucía Copello
Mail de contacto: lucia_copello@yahoo.com.ar
Esta columna está dedicada a presentar propuestas y a reflexionar sobre conceptos desarrollados por diferen-
tes profesionales, que, tomando las bases de la teoría frankleana, se animan a proponer sus propias ideas y
así hacen crecer y madurar a la Logoterapia y el Análisis Existencial.-
que existe algún problema que lo angus-
tia y no sabe cómo manejarlo, intervenir con un modelo horizontal supondrá en principio aprender a escuchar, sin inter-
pretar para no simplificar su persona en
una teoría.
Escuchar sirve entonces para compren-der a la persona, esta escucha debe es-
tar acompañada de un alto grado de atención. Este es un primer paso para que sienta que está en un espacio donde
se la valora y para empezar a formar una relación de confianza que permita una
comunicación cada vez más profunda que revele su modo humano de vivir an-
gustia y sus posibilidades espirituales.
El primero que tiene la tarea de creer en
los recursos sanadores del consultante es el terapeuta, y con la confianza que comunica el consultante aprende tam-
bién a creer en él mismo, con esta acti-tud y con la confrontación que haga el
terapeuta, descubrirá las alternativas nuevas que tiene para la situación que lo aqueja. Es decir, la técnica que ayuda al
consultante a encontrar y ejercer las po-sibilidades sanadoras que tiene en sí mismo y de esta manera sea agente exis-
tencial, con libertad y responsabilidad, de su propia sanación, es el Encuentro,
y el Encuentro es esa relación existencial que se establece entre el terapeuta y el
consultante.
El acompañamiento, el encuentro, en de-
finitiva el vínculo es, en última instan-cia, lo que facilitará al otro a develar su sentido, al hacerlo responsable y liberan-
do su espiritualidad. El encuentro va más allá de ser una simple técnica, o
una técnica como es entendida en la psi-coterapia tradicional. El encuentro, en el caso de la logoterapia, supone un víncu-
lo, la aceptación de la unicidad de la per-sona acompañada. El encuentro supone, como técnica, y en última instancia,
hacer libre al otro.
“El acontecimiento del encuentro es el más decisivo terapéuticamente. Es
un acontecimiento no de simpatía ni empatía, sino de inclusión mutua, de estar dos en mutua presencia fecun-dante. Y esto ocurre en un doble plano: el de la acogida y en el de la donación al otro. Y esto de modo recíproco. Para ello, es necesario el descubrimiento del otro como persona, lo cual sólo ocurre cuando uno mismo es tratado como tal, y no como socio o como cosa.” (Xosé Manuel Domínguez Prieto y Ramón de la Fuente Cid)
Efrén Martínez considera que la personali-
dad del terapeuta casi podría mencionarse como la principal técnica en logoterapia. En su libro, Psicoterapia y Sentido de Vida
destaca que la logoterapia reclama de cada logoterapeuta “humanismo, creatividad,
sensibilidad, afán investigativo, formación profesional y humildad. Además de compe-tencia técnica –formación académica, inves-
tigativa, de habilidades y destrezas frente a la terapéutica a realizar y competencia de experiencia –referentes a las vivencias del
logoterapeuta-.
Guillermo Pareja Herrera propone que la función fundamental del logoterapeuta es
responder con toda su humanidad al en-cuentro con el paciente en vistas de acom-
pañarlo en su proceso de búsqueda, descu-brimiento y realización del sentido de su
vida. Como funciones específicas, destaca:
Comprender a la persona que acude como
un ser-en-el-mundo y por ello dar especial énfasis al encuentro humano que se facilita
con el empleo de algunos recursos técnicos.
Favorecer la corresponsabilidad en la rela-
ción donde lo importante es la dimensión humana del encuentro (iluminación de la
existencia). Favorecer la creciente autonomía de la per-
sona dado que el punto de partida es asu-mir que la persona ha de hacerse responsa-ble de su existencia por medio de sus op-
ciones libres.
Favorecer la libre y fluida expresión de los
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sentimientos, emociones, experiencias,
conductas y conclusiones de la persona que acude (a través de su proceso de au-toexploración y análisis) como un modo
de responder a las exigencias externas y a las internas. Estas respuestas han de brotar desde el centro de la persona, don-
de se construye el propio proyecto exis-tencial.
Cuando el logoterapeuta lo crea conve-niente puede compartir el núcleo de sus propias experiencias personales. Lo que sí
se espera del logoterapeuta es una acti-tud básica de apertura, cercanía, genuini-dad y respeto. Efrén Martínez comple-
menta este aporte y agrega algunos linea-mientos respecto al proceder del logotera-
peuta:
Debe basarse en conceptualizacio-
nes individuales evitando la ge-neralización que pueden dar los diagnósticos.
Debe trabajar conjuntamente los
objetivos planteados en compañ-ía del consultante, evitando la imposición de los mismos.
Es deber del logoterapeuta respetar
la libertad-responsable del con-
sultante, evitando movimientos que generen dependencia.
Debe autorreferenciarse constante-
mente en pro de una sana rela-
ción terapéutica.
Los movimientos terapéuticos del
logoterapeuta deben ser pruden-tes, siendo estos acordes al mo-
mento en el que se encuentre el consultante.
Debe tener introyectada su forma-ción técnica sin olvidar su ser
persona, para que pueda centrar-se en el consultante, evitando perder de vista a la persona que
tiene en frente por estar pensan-do en la pregunta o técnica ade-
cuada.
Debe reconocer sus propios límites
intentando no asumir que puede
saberlo todo o hacerlo todo.
Debe cuidarse a sí mismo, evitando el
burn out y la codependencia.
Debe trabajar sobre sí, pues es un ser inacabado, en continua construc-ción.
Es ante todo un ser humano, no un
héroe, ni un ser sobrenatural, con
derecho a sentir y a experimentar la soledad del cognoscente frente a
los límites impuestos por la vida.
Por otra parte, la Dra. Elizabeth Lukas desarrolla una serie de enunciados con-
tradictorios que sirven para definir el rol
del logoterapeuta, estos son:
El logoterapeuta tiene que ser pesi-mista y optimista: No negar la rea-lidad trágica del sufrimiento pero
disponerse a abordarlo desde la confianza y los recursos persona-les del paciente.
El logoterapeuta debe buscar las cau-
sas y debe saber ignorarlas, en pos de ayudar al paciente a que las descubra y descubra el sentido de
lo qué le pasa.
El logoterapeuta debe comprender a quien nunca ha tenido la oportuni-dad de una evolución sana, pero
también a las personas que la han tenido, pero no la han aprovecha-do. Cualquier “tipo” de sufrimiento
es digno de acompañamiento.
El logoterapeuta debe tener un siste-ma de valores propio, pero debe
respetar el de los demás.
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Una reflexión que sintetiza los conceptos
transmitidos en este punto es la siguiente de Binswanger.
“Una intervención psicoterapéutica sólo puede tener eficacia, y ustedes sólo pue-den atreverse a ella, si están con el enfer-mo en manifiesta, o mejor, tácita relación existencial de comunicación y confianza, en la que el enfermo les dispensa su con-fianza, cuando ustedes, en su ser y en su acción, se sienten llevados por la confian-za del enfermo. Esta confianza es el rega-lo que el enfermo hace al médico como con-dición indispensable de cada acto psicote-rapéutico, y que ustedes lo lograrán tanto menos cuanto más lo busquen, pues está, como el regalo de toda comunicación ver-dadera, más allá de la intención del medio y del fin, de la causa y el efecto” Importancia de indagar la vivencia del sentido de vida en la fase del diagnósti-
co y en el planteamiento de los objeti-vos de trabajo con el paciente
Desde la Logoterapia entendemos a la vo-luntad de sentido como la dinámica moti-vacional del ser humano; es decir ese in-
nato afán del hombre de encontrar un sentido singular y concreto a su existen-
cia personal.
Existe en el hombre, entonces, una espe-cie de apetito permanente, que definiría-mos como un apetito de sentido que se
sigue de su propia naturaleza espiritual o noética. Esa apetencia natural de sentido
es esencial y exclusiva del hombre. Cuan-do la apetencia de sentido no se da, no se satisface se produce en el hombre lo que
en logoterapia denominamos frustración existencial, es decir, un sentimiento de falta de sentido de la propia existencia.
Esta frustración existencial no necesaria-mente es patógena pero puede serlo, deri-
vando en una vivencia de vacío existen-cial manifestándose como desinterés, in-certidumbre, apatía, aburrimiento, falta
de iniciativa, desesperanza, cuadros de-presivos, suicidios, consumo abusivo de sustancia, adicciones, manifestaciones de
distintos actos de violencia, delincuencia,
entre otros.
El poder diagnosticar el grado de sentido
de la vida de un paciente al comienzo de las entrevistas diagnósticas me sirven co-mo punto de partida para el plantea-
miento de los objetivos terapéuticos. Como pudimos observar; esta cuestión existen-
cial, tiene estricta relación con el estado de ánimo, la salud psicológica, comporta-miento, actitudes, conductas de consumo
de sustancias, conductas antisociales, ideación suicida, entre otras lo que con-
vierte a la variable “sentido de vida” en una variable de relevancia clínica y predic-tiva en la vida de las personas que se acer-
can al consultorio.
Recomendaciones generales para el pro-ceso psicodiagnóstico
El éxito del proceso psicodiagnóstico es que el mismo se desarrolle en un proceso dialógico del que el consultante participa
aumentando su capacidad de autodistan-ciamiento.
El proceso psicodiagnóstico ya es de por sí interventivo, por ello debe considerarse que siempre ha de primar el bienestar del
consultante por encima del trabajo acadé-mico, investigativo o formal. Antes que te-ner como prioridad un caso bien formula-
do, lo importante es el bienestar del con-sultante que muchas veces no puede espe-
rar semanas enteras a que se dé una for-mulación completa. Vale la pena en este punto aclarar que
muchas de las solicitudes de ayuda hacen referencia a problemas de tipo existencial
que no son en sí mismo psicopatológicos (en el completo sentido de la palabra), siendo innecesario desarrollar una estruc-
tura psicodiagnóstica tan completa y ex-haustiva. Recordar que por encima del ser humano
no existe ningún recurso técnico y por lo tanto, más allá de la técnica, está la perso-
na. Lucía Copello
EE n la poesía uno puede encontrar
un mensaje que nunca supo ar-marlo, diseñarlo, y menos trans-mitirlo… y es ahí donde nos sor-
prende con el éxtasis del paladar de las palabras… Y recuerdo, en esta línea, al Cyrano y a Quijote, uno en Francia, otro
en España…y muchos otros en todo el mundo intentando ponerle magia a la vi-
da.
En “El Aleph” Borges nos susurra al res-pecto: “comprendí que el trabajo del poeta
no estaba en la poesía, estaba en la in-vención de razones para que la poesía
fuera admirable”.
Y el gusto por la buena poesía surge de
corazones ávidos por morder la vida, por encontrarle razones para justificar la
existencia y rendirle homenaje.
Enlazando la belleza de las palabras que llegan a lo profundo del alma, muchas ve-
ces me pregunto por qué en lugar de be-lleza tantas veces usamos la fealdad como manual para comunicarnos, sin preveer
que las personas serán más receptivas a
las primeras. Sabemos que ninguna idea es inmune a la transmisión, pero pronun-ciarla del modo y en el lugar equivocado y
de forma intempestuosa basta para disfra-
zar su verdad.
En materia de comunicación, esto significa
que cualquier idea, pensamiento o senti-miento puede ser comunicado, expresado, compartido, y llegará a buen puerto
(receptor) solo si el modo, la forma de hacerlo, el momento, el cómo y el cuándo
son bien elegidos. Esto parece una verdad por todos conocida, pero ¡qué difícil es po-der llevarla a la vida cotidiana de modo
ajustado! Porque si siempre pudiésemos lograrlo, las relaciones entre las personas serían mucho más fáciles y simples de lo
que son, y los conflictos y las distorsiones en la comunicación serían menos en canti-
dad y gravedad.
Juan, un esposo frustrado en su matri-monio, me contaba que en los últimos
ocho años los enojos con su mujer genera-
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AUTORES VARIOS, Consultor temático de Logote-
rapia y Análisis Existencial .Editorial San Pablo, 2007.
Frankl, Viktor. La psicoterapia y la dignidad de la existencia. Editorial Almagesto, Buenos Aires,
1991.
García Arzeno; Nuevas Aportaciones del psico-
diagnóstico Clínico. Editorial Nueva Visión, Bue-
nos Aires, 1997 Martínez Efrén; Psicoterapia y Sentido de Vida,
Ediciones Colectivo Aquí y Ahora, Bogotá, 2005.
PAREJA HERRERA, Guillermo, Víktor Frankl, co-
municación y resistencia, Col. NOESIS, Vol. 22, Ed San Pablo, Buenos Aires, 2006.
Sáenz Valiente, Sofía (coord.), Logoterapia en ac-
ción, San Pablo, Buenos Aires, 2009. Capítulo
Claudio García Pintos. Ser y Ejercer.
Xosé Manuel Domínguez Prieto y Ramón de la
Fuente Cid; ¿Qué es sanación? Nous Boletín de Lo-
goterapia y Análisis Existencial, Edición 2006.
BIBLIOGRAFIA (del artículo de Lucía Copello)
LOGOTERAPIA VINCULAR
EL MENSAJE EN LA BOTELLA: PONERLE MAGIA A LA VIDA
Por Lic.Analía Boyadjián
Mail de contacto: porlafamilia@yahoo.com
www.logoterapiavincular.blogspot.com
mente también soñó con lo que encontraría
allí escrito. Y esa ilusión, apuesto, no tiene nada que ver con ganarse un premio mate-rial sino más bien con encontrar un Aleph,
una clave para comprender la vida, la pista genuina y eterna de traducción de los por
qué y de los para qué…
Pues, si la búsqueda sigue firme, le propon-go abrir la botella y encontrar este mensaje: “la felicidad está en el calor de los vínculos, en contar con un pequeño pero profundo número de relaciones intensas y llenas de significados”. Y entonces vivir es más fácil. Porque el amor todo lo puede, todo lo so-porta. Y el sufrimiento adquiere sentido. Y
como comencé nombrando el mundo de la poesía, les dejo una que tal vez diga algo de
lo que acabo de decir pero en un formato más mágico si se quiere y se dispone el al-
ma…
“Amar la vida”
Que no se agote el deseo, que no se agote…
Que no cese el amor de florecer en la espuma del mar,
en la antesala del sueño…
Que no se agote la luz, que no desaparezcan las ganas
de ser, de ser algún día
cualquier creación
para luego: volver a empezar…
Que no se apague el sonido
del llanto amaneciente
que acusa la intuición de novedad.
Que no sucumba el sol
entre la noche obscura…
Que no me olvide de escribir poesía, que no me olvide,
porque hacerlo sería algo así como apagarme, como borrar la intención
de decir y acallar
lo más digno por decir…
A.B.
ron aislamiento y sentimientos de sole-
dad profundos, de los cuales le es difícil retornar. Llegaron a pasar semanas ofuscados, sin hablarse e incluso con
manifestaciones de ira a veces elevadas y destructivas. Cuando Juan culpa a su esposa de no haberse acercado en esos
momentos, le propuse reflexionar sobre sus propias limitaciones para haberse
acercado (¿por qué no él?) para propi-ciar el diálogo; y por otro lado, despeja-mos la ira y el enojo para ver que en el
fondo lo que apareció fue el sentimiento de soledad e indefensión, tan existencial por común a la especie de los mortales.
Ya Haidegger, también filósofo pero exis-tencialista, señalaba que la angustia
básica surge en el hombre como sustrato común por haber sido arrojado a la vida
sin haberlo pedido.
Pero si hay un camino que me sirve co-mo punto de encuentro para trabajar la crisis de Juan y de otros Juanes y Jua-
nas es el trabajo con los valores, con el camino que permite que uno vuelva a
encontrarse consigo mismo, con lo más puro y esencial. En este punto engarzo con la metáfora del “mensaje en la bote-
lla”.
Zygmunt Bauman, el sociólogo polaco que intenta descifrar los nudos de la
posmodernidad, lo recuerda (debatiendo el lugar de los intelectuales en nuestra vida) en una de sus obras: “Miedo líqui-
do” (Paidós, 2007, España) de este modo “la alegoría del mensaje en la botella im-
plica dos supuestos previos: uno es la existencia de un mensaje susceptible de ser escrito y suficientemente valioso co-
mo para tomarse la molestia de enviarlo con la botella; el otro es que, cuando sea hallado y leído (en un momento imposi-
ble de definir con antelación), el mensaje seguirá valiendo suficientemente la pena
como para que quien lo encuentre se to-me la molestia de extraerlo, estudiarlo,
absorberlo y adoptarlo.”
Si alguna vez usted soñó con caminar por alguna playa desierta y hallar una botella acogiendo un mensaje, segura-
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UU n hecho insólito. ¿Cuántas veces
los hechos insólitos nos sirven para
descubrir o develar cuestiones más
profundas? Me acaba de suceder
uno de esos sucesos impensados que nos
dejan reflexionando.
Un amigo me avisa a través de un mensaje
de texto que le ha llegado un mail extraño
desde mi casilla de correo electrónico, en el
cual se comenta una situación de urgencia,
motivo por la cual solicito ayuda económica.
Con el encabezado de “Triste Noticias Ayu-
da”, el texto del mail en cuestión decía lo si-
guiente:
Estoy escribiendo esto con lágrimas en los
ojos, lo siento, no informarle acerca
de nuestros días de viaje atrás de mi fami-
lia y yo hicimos un viaje de vacaciones sin
previo aviso a Manila, Filipinas, y por desgra-
cia, fue atacado y asaltado a punta de pisto-
la en el camino hacia el hotel donde nos alo-
jamos, todo en efectivo, tarjeta de crédito y
celulares fueron robados fuera de nosotros,
pero afortunadamente todavía tene-
mos nuestros pasaportes nos dejó. Nos
he estado en la embajada y de la Policía, pe-
ro no están ayudando a los problemas en ab-
soluto y nuestro vuelo de regreso sale en
cualquier momento a partir de ahora,
y que` estoy teniendo problemas de sedimen-
tación de las facturas de hotel y el gerente
del hotel no nos dejan salir hasta que llego a
un acuerdo los proyectos de ley.
Necesito su ayuda urgente.
(Respeto la sintaxis del original copiando el
texto tal como fue remitido)
Obviamente ese mail no era genuino y resulta-
ba de un ataque informático que vació literal-
mente mi carpeta de contactos y utilizó la infor-
mación para tratar de embaucar a alguien en
su buena fe.
Esta circunstancia generó un pequeño caos que
movilizó a muchas personas que se contactaron
conmigo ofreciendo dinero, plegarias, algún tipo
de ayuda. En distintos ámbitos de mi actividad
profesional hubo la misma movilización, una
respuesta masiva de solidaridad conmigo. Del
mismo modo, los contactos más personales vi-
vieron una cierta zozobra e intentaron organi-
zar estrategias de rescate y socorro. Recibí
mensajes de personas del exterior (Ecuador,
Perú, Colombia, Brasil) movilizadas por la mis-
ma preocupación.
La mayoría de ellas presentían que era falso,
sea por el tipo de redacción (incorrecto) o por la
circunstancia del lugar en el que supuestamen-
te me encontraba con mi familia. Convengamos
que Manila no es un destino frecuente para no-
sotros. De todos modos, más allá de las fuertes
sospechas de su falsedad, la gran mayoría ne-
cesitó cerciorarse de alguna manera y dejar por
claro su disposición solidaria incondicional.
Algunos de ellos, aún hablando conmigo por
teléfono, necesitaban que les asegure que real-
mente no necesitaba ayuda. Afortunadamente,
el único ataque y robo que sufrí fue
“informático”, estando cómodamente sentado
en mi casa. Queda ahora la paciente tarea de
recuperar la información perdida, reforzar las
medidas de seguridad y aprender de la expe-
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UN HECHO INSÓLITO:
Rescatado de Manila
Por Dr.Claudio García Pintos
Mail de contacto: cavef@yahoo.com
información perdida, reforzar las medidas de
seguridad y aprender de la experiencia. Pero
más allá del hecho que, posiblemente, sea
más cotidiano de lo que uno sospecha, me
queda como resultado la siguiente reflexión.
Muchas personas se dedican al mal. Lo hacen
utilizando sus mejores talentos, una creativi-
dad envidiable, una perseverancia casi vir-
tuosa. Con gran esmero van renovando sus
estrategias haciéndolas cada vez más efecti-
vas, contundentes, impactantes. Y logran
sus objetivos, porque dejan su huella de da-
ño, perjuicios, estragos.
Pero también es cierto que están los otros.
Aquellos que tienen vocación de bien. Los que
manifiestan silenciosa y cotidianamente el
espíritu bueno de la humanidad. Ellos tam-
bién logran sus objetivos, construyendo, cui-
dando, sosteniendo. Embaucadores y embau-
cados, estafadores y estafados. Como supo
decirnos Víktor Frankl, solo dos clases de
personas, los decentes y los que no lo son;
los mismos que, cuando se apasionaba
hablando, los denominaba los santos y los
cerdos.
Ahora bien, el impacto pernicioso de los inde-
centes ha sido grande. Preocupó a mucha
gente, estafó a algunos que le dieron crédito
al mensaje y trataron de enviar el dinero que
se pedía, robaron información de valor de mi
casilla, ocuparon nuestro tiempo cronológico
y vivencial con este tema, etc., etc., etc. No
puedo negar que me generó un gran trastor-
no este ataque y robo informático. Sin embar-
go, la respuesta de cientos de personas de
todas partes, fue, emocionalmente, mucho
más abrumadora que el ataque furtivo de
unos pocos. La solidaridad inmediata e ins-
tantánea de tantos, fue emocionante e inmen-
samente reparadora del daño que pudiera
haberme ocasionado el ataque en cuestión.
La caricia que significó para mi alma esa res-
puesta, supera el daño del cachetazo.
Y reflexiono: el daño es estridente, la acción
de los indecentes es ruidosa; sin embargo, la
construcción no lo es, la acción de los decen-
tes tiene el poder de la firmeza silenciosa. Las
cachetadas hacen ruido, las caricias no. Y el
mundo está sostenido por millones de caricias
que reparan las cotidianas cachetadas que re-
cibe.
Pero hay un tema: los indecentes se asocian, y
por ello ganan terreno. Los decentes, usual-
mente, no lo hacen. ¿Qué efecto tendría una
comunidad de decentes?
En una alocución bastante conocida, Víktor
Frankl decía que, aún cuando los decentes
fueran minoría, era un desafío el unirse a
ellos. Y es cierto. En este insólito incidente del
ataque informático quedó algo en claro: los
indecentes invirtieron mucho tiempo en la in-
geniería de la estafa, hasta que intentaron
efectuarla. Los decentes, dispuestos al bien,
instantáneamente pudieron desbaratarla res-
pondiendo solidariamente. Una verdadera
analogía del mundo y de la vida.
Desde el fondo de mi alma, agradezco toda la
solidaridad de aquellos que se conectaron con-
migo ofreciendo ayuda. Ciertamente no necesi-
taba ser rescatado de Manila, pero me rescata-
ron de la tentación de creer que el mundo es
un estiercolero (tal como lo afirmaba Aldonza o
Dulcinea al Quijote). No, el mundo no es un
estiercolero y ella estaba equivocada. El mun-
do no gira como debiera, impulsado por la su-
ciedad de los cerdos, sino por la silenciosa ta-
rea cotidiana de los santos.
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La FUNDACIÓN ARGENTINA DE LOGOTERAPIA
“Viktor E. Frankl”, tiene el agrado de informar la rea-
lización del XXII Congreso Argentino de Logotera-
pia “La Logoterapia ante los dilemas del mundo
actual. Abordajes interdisciplinarios”, los días
27,28 y 29 de septiembre de 2012 en la sede de la
Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la Univer-
sidad de El Salvador: Marcelo T de Alvear 1314, 1º
Piso, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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logocongreso2012@gmail.com, o en la Secretaría de
la Fundación, sita en Charcas 3151, de lunes a vier-
nes de 11 a 20 hs, Te (4822-9678)
EE l pasado es una pregunta a la
que a veces quisiéramos volver. En la ambivalencia del tiempo, repensamos—a veces en exceso,
historias que ya hacen parte de la me-moria, pero también sentimos curiosidad hacia aquello que no pudimos vivir. La
vida es un movimiento entre el deseo y la nostalgia de decidir, donde nuestro más
grande reto es precisamente aceptar la incertidumbre ante nuestra constante
elección de unas opciones sobre otras.
Hay días en los que el mundo se nos aparece como un no-lugar. ¿Y si nues-tra vida fuera otra, lejana del desasosie-
go que sentimos? Imaginar que la vida hubiese sido más bella en otra época, si bien puede conseguir que se nos escape
una sonrisa en medio de la nostalgia, poco o nada puede hacer para cambiar
el presente, en el que nos “toca” vivir.
Del pasado podemos amar muchas co-sas, y aferrarnos a ellas como un tesoro
que nadie nos puede arrebatar. De hecho, no nos aferramos sólo a nuestras vivencias, sino también a la historia fa-
miliar; a lugares como la casa de la in-fancia o la oficina; a personajes como ac-tores, cantantes o escritores; a objetos
que guardan un valor sentimental; o a rituales que existen desde mucho antes
que nosotros.
Así, nuestra existencia está afiliada de múltiples maneras a épocas anteriores.
Pero a veces la nostalgia por aquellas épocas que pensamos mejores es más
Página 28
SIN RECETARIO
LA MEDIANOCHE:
Vivir entre el ayer y el mañana
Por Olga Vanessa Lehmann Oliveros
Mail de contacto: olehmanno@gmail.com
atractiva que el día a día, convirtiendo este
deseo en evasión y refugio para el miedo de vivir el aquí y ahora. Este es el caso que ejemplifica la película “Media Noche en
París” escrita y dirigida por Woody Allen.
Sentir “carisma” por el pasado, nos invita a repensar la historia, pero también nos ayu-
da a no-pensar en el presente. Gil (Owen Wilson) es un guionista norteamericano que viaja a París, junto con su prometida y
sus suegros. El viaje, mientras lo distancia de la mujer que creía el amor de su vida, lo
acerca la París de los años 20, en la que siempre deseó vivir. Con un tinte surrealis-ta, Woody Allen pone en diálogo al protago-
nista con célebres artistas como Fitzgerald, Heminway, Dalí, Gertrude Stein y Picasso. A la vez, Gil conoce a Adriana (Marion Coti-
llard), una hermosa mujer con la que vive, entre otras cosas, diferentes formas de la
nostalgia por el tiempo que no nos pertene-ce, dándose cuenta después de que esto puede convertirse en un ciclo sin fin, pues
al hacer del pasado nuestro presente, la nostalgia por buscar algo más remoto hacia
lo cual dirigir nuestros anhelos, regresa.
Hablemos de las polaridades de la nostal-gia. Por un lado, ésta puede manifestar ca-riño por la incompletud que acompaña al
hombre y el anhelo de encontrar algo que inspire nuestro ser-en-el-mundo. La cons-
ciencia del ser, de la finitud, de las contin-gencias, de la culpa, del sufrimiento, nos posiciona ante una nostalgia que reclama
un querer ser, querer cambiar. Pero la nos-talgia también podría ser evasión; cierta-
mente es más fácil imaginarnos
OCTAVIO PAZ.
Página 29
“pertenecientes” a otra época, proyectan-
do nuestra alienación del presente.
La nostalgia es un plural; las nostalgias en cada polaridad, representan las posi-ciones existenciales ante la libertad. Las
nostalgias son también pequeñas muer-tes, aquellas que enfrentamos a diario, al
decidir. La nostalgia es singular, cuando nos fundimos en el llanto del universo y en el acto de comunión con el mundo,
sentimos un dolor nuestro. La nostalgia es singular, cuando somos conscientes de
nuestra fractura con el universo y en el acto de separación con el mundo, senti-mos un dolor personal. Cada nostalgia es
un diálogo, con lo eterno, con lo vacuo, con el otro, con los imaginarios: la nostal-
gia es un teatro de la psique, donde el sentido de lo trágico puede salvarnos, y la esperanza de lo divino, resguardar nues-
tro aliento.
Entre la noche y el día
hay un territorio indeciso.
No es luz ni sombra:
es tiempo.
Hora, pausa precaria.
Página que se obscurece,
página en la que escribo,
despacio, estas palabras.
La tarde
es una brasa que se consume.
El día gira y se deshoja.
Lima los confines de las cosas
un río obscuro.
La tarde
es una brasa que se consume.
El día gira y se deshoja.
Lima los confines de las cosas
un río obscuro.
Terco y suave
las arrastra, no sé adónde.
La realidad se aleja.
Yo escribo:
hablo conmigo
-hablo contigo.
Y es que nos dicen a diario, que el mundo
se muere, y que nosotros morimos, como muere el día y se entrega a la noche. En el tránsito de las horas, la media noche es el
refugio del tiempo. ¿A quién le pertenece la media noche, sino a sí misma? ¿Es la no-che que cae, el día que acaba, la noche
que llega o el día que nace? El pasado, el presente y el futuro son uno en los territo-
rios indecisos del tiempo: la media noche es un niño que corre y no se deja atrapar. En la oscura nostalgia se abren también
los caminos de la consciencia, y la cons-ciencia es también un niño que juega al escondite. La noche y la nostalgia antici-
pan la despedida, e invitan a vivir con apertura: estados llamados a reconciliar
la indecisión y el desasosiego, con la sen-
sación del estar aquí.
Estar aquí, en vilo, es caminar en una cita
a ciegas con la muerte, dándole un sí a la vida (García Pintos, 2003) y para balance-
ar nuestros pasos, la fe es esencial. La vi-da se basa en actos de fe para con lo que sigue, y lo que trasciende. En la película
“Conoces a Joe Black”, Joe (Brad Pitt) y el señor Parrish(Anthony Hopkins) le repiten la misma frase a Susan Parrish (Claire
Forlani), en lo que podría concebirse como un evento destino puesto que Joe, al mo-
rir, personifica la muerte y le otorga al pa-dre de Susan más tiempo, con el compro-miso de mostrarle los placeres de la vida.
Esta frase es: “Keep your heart opened, lightning could strike”, lo que en español
podría interpretarse como “manten tu co-razón abierto, el cielo puede abrirse”. La
nostalgia, en el corazón de la existencia, es
una puerta.
Referencias
Allen, W. (Director). (2011). Midnight in Paris. [Motion picture].
United States & Spain: Gravier Productions, Mediapro Brest, M. (Director). (1999). Meet Joe Black. [Motion picture].
United States: Universal Pictures, City Light Films.
García Pintos, C (2006). Cita a Ciegas, reflexiones sobre la im-
previsibilidad de la vida. Buenos Aires: San Pablo.
Paz, Octavio (2004). El fuego de cada día. Madrid, España: Es-
pasa. Cartas de creencia-Cantata I (Fragmento).
CARTAS DEL DESIERTO
de Guillermo Pareja Herrera
DESECHABLES
Por Sofía Sáenz Valiente
(CLAE, Argentina)
Mail de contacto: sofisava@yahoo.com.ar
El Dr.Guillermo Pareja Herrera nos tiene acostumbrados a sus mensajes vivificantes, ple-
nos de significado, volcados en publicaciones de obligada referencia para todo humanista
interesado en madurar un pensamiento consistente y comprometido con la persona huma-
na. Pero su obra no solo está restringida a libros académicos. Su sensibilidad se expresa
creativamente a través de sus “Cartas desde el Desierto” con la misma calidez y profundi-
dad que caracteriza su discurso científico. Mes a mes y con regularidad, vamos presentan-
do algunas de sus “Cartas”, breves reflexiones sobre la vida misma, las cuales son comenta-
das cada vez por algún colaborador de LOGORED. En esta oportunidad, el encargado de
hacerlo será Gastón Del Río (CLAE, Argentina)
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Desechables
La magia del café convoca, llama, atrae, seduce. Estuve junto a mi taza de café humeante preparando una conferencia y percibí que en la mesa de junto estaban dos muchachitos provistos como es usual de netbooks, teléfonos móviles. De pronto hicieron una pausa le dieron un sorbo y uno de ellos le contó a su amigos de sus quebrantos amorosos: ¡Que bruto fui, todo se lo puse a ella servido en bandeja de plata y mira lo que pasó, me mandó a vo-lar... por otro! El amigo lo escuchó larga-mente y como quien baja del cielo un co-meta de luz le hizo este comentario: Te comprendo, hay chavas que sólo saben co-
mer en platos desechables. Seguí sorbien-do mi café humeante mientras considera-ba que nuestro planeta lo hemos converti-do en un basurero gigante lleno de platos, vasos, tazas, frascos, botellas, latas, cajas desechables y en medio de esa basura se van amores desechados. Signo de estos tiempos. El café, este ritual humano sigue siendo el espacio para el encuentro, el des-ahogo, la confidencia, el chisme y el chiste,
el amor, las lágrimas y también mi mesa
donde les escribo estas palabras…
Reflexión
TT omando café una mañana en un bar me encontré con esta carta del desierto. Al leerla, hice una pausa y
dejé mi café humeando unos minu-tos mientras la releía dos o tres veces más.
Siguiendo la sintonía de la reflexión final de Guillermo Pareja Herrera, decidí ofrecer el ritual del café de esa mañana como es-
pacio de encuentro con ustedes… para que reflexionemos juntos en torno a esta realidad tan palpable, tan actuada, tan
sufrida y tan sostenida en la cultura ac-tual… la desechabilidad reinante en es-
tos tiempos; desechabilidad de la que cada uno de nosotros es autor, protagonista y
víctima, en mayor o menor medida.
Esta desechabilidad es un modo de vincu-larnos con nuestro entorno: objetos, per-sonas, oportunidades, experiencias, etc.
Parece fundarse en la creencia o convic-ción errónea de que aquello con lo que nos
etc. Parece fundarse en la creencia o con-
vicción errónea de que aquello con lo que nos relacionamos tiene un valor mo-mentáneo ¿o acaso desecharíamos algo
que sigue siendo valioso para nosotros?
No tendría sentido, sería contradictorio.
Pero es real que hoy se vive y se crece en
una cultura de lo “desechable”. Podemos decir que en los tiempos que corren es una “originalidad” conservar un auto de
los años 90 o mantener un mismo modelo de celular por el simple hecho de que fun-
cione y satisfaga nuestras necesidades de comunicación. Incluso, hasta es una hazaña tener una pareja estable o que un
matrimonio no termine en divorcio… hemos llegado al punto en el que, cuando esto sucede nos asombramos y nos gene-
ra, en el mejor de los casos, admiración.
Claudio García Pintos suele decir que vi-vimos en una cultura del “yayaísmo”
que se caracteriza por no tolerar la frus-tración, por requerir la satisfacción inme-
diata de nuestras necesidades; por querer todo “ya ya”. Considera, a su vez, que nuestra cultura es adolescente. Tende-
mos a querer todo, probar todo. Este comportamiento, estas conductas, dice el autor, son entendibles en los adolescen-
tes debido a que están viviendo una etapa en la que aún no han consolidado sus va-
lores y es por ello que debemos educarlos. El decir, entonces, que nuestra cultura es adolescente, equivale a decir que hoy los
valores no están suficientemente consoli-
dados.
Lo que explica, a su vez, esta ambición
adolescente y “yayaista” de querer TODO y quererlo “ya”, es la atrofia de dos gran-des capacidades que hoy tienen muy ma-
la prensa: la capacidad de postergar o esperar y la capacidad de elegir. Así co-
mo un músculo se atrofia y se endurece si no es usado con frecuencia, estas capa-cidades han quedado enquistadas y atro-
fiadas por falta de uso en la cultura ac-
tual.
¿Para qué postergar o esperar si puedo tenerlo ya?
No todo podemos tenerlo “ya”. Hay ciertas
cosas a las que hace falta dedicarle tiempo y estar dispuestos a esperar como, por ejemplo, ver nacer y crecer a un hijo, ad-
quirir conocimientos, realizarse como per-sonas, hacer verdaderas amistades (no sólo conocidos ni contactos de redes socia-
les), amar a alguien, realizar el sentido de
la vida.
Es más fácil estar dispuestos a esperar
cuando sabemos qué es lo que estamos esperando, cuando sabemos qué quere-
mos. Sospecho que hoy día nos cuesta es-perar o postergar, en gran parte, por no saber qué queremos realmente. Este ya-yaísmo nos lleva a vivir a una velocidad que podríamos decir que no nos deja mu-
cho margen para una conducta genuina, meditada, “elegida”… vivimos a un ritmo en el que tenemos poco tiempo para pen-
sar qué hacer y qué no hacer y, menos
aún, quién soy y quién quiero llegar a ser.
Mientras no sepamos hacia dónde quere-
mos dirigirnos, no sabremos hacia dónde dar el primer paso. Mientras no sepamos
qué buscamos, tenemos pocas chances de encontrarlo. Mientras no sepamos qué es-perar no nos dispondremos a hacerlo…
pero, mientras tanto, nos entretenemos con consuelos fugaces y “desechables”, con placeres intensos aunque no siempre
sanos y, menos aún, plenificantes. Todo esto es lo que podemos conseguir “ya ya”.
Esto explica el claro consumismo y el hedonismo que crece progresivamente en
nuestra cultura.
¿Para qué elegir si tengo todo a mi dis-
posición?
En la carta con la que abrimos esta re-
flexión, el amigo le dice al muchacho “… hay chavas que sólo saben comer en platos desechables”. ¡Que frase! Dura… pero fiel
reflejo de lo que está sucediendo hoy en las relaciones de pareja. Les propongo que
la tomemos como punto de partida para reflexionar en torno a la dificultad para
elegir que caracteriza a nuestra cultura.
Que “sólo sepan comer en platos desecha-bles” no significa que todo plato en el que
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Este sitio, dedicado a la
LOGOTERAPIA y el
ANÁLISIS EXISTENCIAL,
dirigido por
TERESA VANEK
es recomendado por LOGO-
RED.
elegir que caracteriza a nuestra cultura.
Que “sólo sepan comer en platos dese-chables” no significa que todo plato en el que hayan comido sea desechable de por
sí, sino que eligen desecharlo siempre y sin excepción. ¿Por qué quedarse con uno si pueden tener todos? Para estas
personas no depende del material del que estén hechos los platos ni del diseño
que tienen. Desechan porque no valoran, no valoran porque no saben lo que quie-ren y no saben lo que quieren porque no
se conocen ni han madurado lo suficien-
te.
Creo que estamos en una era en la que
la globalización y la hiperconexión (entre otros factores) llevan a perderse dema-siado en el “afuera”, en el “entorno”. Hoy
existe una hiperconexión con los demás (a través de los infinitos medios de co-
municación) pero la conexión con uno mismo, con las motivaciones más pro-fundas, con los valores, con la propia
identidad está gravemente empobrecida. En este escenario, hay preguntas funda-
mentales y básicas que hacen al proyec-to de vida de cada uno que quedan sin respuesta. Y el plano de las relaciones
interpersonales no es la excepción… ¿qué busco en una pareja? ¿Busco una pareja? ¿Quiero lograr una pareja esta-
ble? ¿Me relaciono con las personas con las que salgo como para lograrlo? O, si
ya estoy en pareja… ¿cómo quiero que sea
mi vínculo con él /ella? ¿Qué tipo de com-pañero/a aspiro a ser? ¿Estoy haciendo lo
necesario para que seamos felices juntos?
Debemos asumir que hoy existe una mar-
cada tendencia a tener relaciones fugaces, pasajeras y sin compromiso. Abundan las
relaciones “sexuales” pero escasean las re-laciones “amorosas”. Hay una tendencia notoria a evitar el compromiso amoroso con
una persona porque eso implicaría renun-ciar a estar con otras personas. Pero el re-
sultado final y evidente es un sentimiento de soledad y de vacío porque, a pesar estar en pareja con mucha gente, al fin y al cabo,
al no elegir, no tengo un compañero/a a quien amar. Como dice el refrán “Mucho
ruido y pocas nueces”.
Estas personas que no eligen, viven en una paradoja: creen que por no elegir, por no optar, tienen todo pero, en realidad, no tie-
nen nada.
Quien no elige nada… quien no se deci-de por nada, todo lo desecha y, así, no tiene nada. Quedan con las manos y la
existencia… vacías.
Lic. Sofía Saénz Valiente
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Cartas desde
el Desierto
Vols. 1-2 y Audioli-
bro
Editorial San Pablo,
Argentina
LL os juegos tienen ese gran conte-
nido transicional del cual varios autores han podido rescatar su utilidad para fines terapéuticos.
Sin embargo, los juegos parecerían pre-sentarse también como grandes símbo-los de los desafíos que nos propone la
vida cotidiana. En una ocasión, hablaba del ajedrez como un gran ejemplo de ese
juego constante que tenemos con la vida misma. Realizamos una jugada y damos respuesta a los movimientos de las pie-
zas con las que nos confronta la vida.
Al principio representaba a la alta socie-dad y los artesanos dedicaban todo su
empeño para superarse entre ellos. Con el fin de generar un pasatiempo educati-vo, nacieron los rompecabezas.
"Educativo" porque se usaba también para enseñarle a los jóvenes, geografía.
Sin embargo, consideremos no tanto las características antiguas sino las actua-
les.
Invito a la reflexión de lo que sucede cuando armamos un rompecabezas. Pa-ra aquellos que no lo han hecho, lo su-
giero como un desafío logoterapéutico. Podemos resaltar que el generar el arma-do de un rompecabezas de una cantidad
de piezas considerables, dentro del ámbito familiar invita a la reunión y a
un objetivo común. Si bien puede ser uno quien lo comience, no suele tardarse mucho tiempo en que los demás se su-
men a la aventura.
Cada uno arma los rompecabezas como
puede, como quiere y como debe. Casi
siempre es recomendable, juntar las fichas que marcan los límites del mismo. Tenemos que aprender a reconocer el marco que ro-
dea la figura entera, ya que dentro de estos límites, es donde ocurre la acción y el de-safío. Sin estos límites claros, el armado se
hace más complejo y más difícil de resolver. Sin reconocer nuestros propios límites, a
veces nos cuesta decidir nuestro camino.
Una vez que hemos podido "tomar cons-ciencia" de estos límites, podemos empezar
a resolver los problemas de las distintas secciones que forman parte de este gran re-
sultado final.
Las piezas no hay que inventarlas, están
disponibles. Y debemos buscarlas con pa-ciencia y con dedicación. Podemos ayudar y
permitir ser ayudados. Ya que la tarea se
disfruta más, cuando se hace en compañía.
Cuando sabemos "para qué" estamos ar-
mando las piezas, estas se empiezan a aco-modar con cierta facilidad. Requiere de nuestra voluntad y de nuestra entrega por
la tarea. Y como se notara antes, las piezas
están ahí, al alcance de la mano.
A veces, tomamos una pieza y no podemos
saber en donde va, donde encaja, cual es su lugar. Mas luego, cuando seguimos con la tarea, recordamos que esa pieza que ten-
íamos sin ubicación, se transforma en la gran pieza faltante para completar un peda-
zo del trabajo final.
¿Tan solo desafía nuestro intelecto? A lo mejor desafía nuestra capacidad de poder
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ROMPECABEZAS:
Armando las piezas...
Por Lic.Chacho Garabal
Mail de contacto: chachogarabal@gmail.com
que dar respuestas. Tenemos que ordenar
las piezas con nuestra voluntad. Las piezas
que van conformando nuestra vida.
El Dr. García Pintos, nos regaló un cuento sobre la magia que puede esconder un rom-
pecabezas. Y estos siempre me generaron cierta fascinación. A lo mejor, será esta ex-
traña "condensación simbólica", de que la vida es como un conjunto de piezas, que tenemos que ir armando como podemos. Y
habrá piezas que no sepamos donde van, todavía, pero si seguimos firmes en nuestra
tarea, nuestra conciencia nos ira orientan-do por donde buscar. Sera necesario reti-rarse por momentos y luego volver a arre-
meter. Sera necesario encontrar ayuda y poder darla. A lo mejor el rompecabezas es tan solo un enigma, que para cada uno ten-
ga un significado diferente. Los invito a compartir esta actividad en sus casas, con
quienes compartan la vivienda o en sole-dad. En definitiva, cada uno va armando su propio rompecabezas, con las piezas que va
descubriendo, para terminar de formar y cumplir con un gran desafío. Que es la
imagen de la tarea cumplida, una tarea trascendente que nos ubica como protago-nistas y como espectadores de nuestros
propios desafíos.
¿Tan solo desafía nuestro intelecto? A lo
mejor desafía nuestra capacidad de po-der trabajar por una tarea, junto a los que nos rodean. Al mismo tiempo, si mi-
ramos fijamente una sola parte del table-ro, si nos perdemos en un detalle y nos olvidamos de la totalidad del desafío, nos
encerramos tercamente y no podemos resolver nada más. A veces, necesitamos
tomar distancia del desafío.
De tanto mirar hacia un mismo lugar, por momentos sentimos la necesidad de
"respirar", de volver a la cotidianeidad, de dar unas vueltas por la casa y des-pués retomar el desafío. Aunque al vol-
ver, vemos que el desafío esta siendo continuado por otro integrante interesa-do en apoyar la causa del armado del
rompecabezas.
Sabemos los beneficios que otorga esta tarea a nivel intelectual, como facilita-
dor de la memoria en los niños, la coor-dinación viso-motora y nos muestran un
claro ejemplo de como nos posicionamos y nos confrontamos con los problemas a
solucionar.
Frankl le brinda a la vida un carácter
enigmático, de resolución y de respues-ta. Al mismo tiempo, cuando armamos
un rompecabezas, podemos utilizar cier-ta ayuda del dibujo que trae el empaque del mismo. Podemos observar "fuera" de
la figura, una ayuda para seguir avan-zando en la tarea. Cuando nos perdemos
mirando para dentro de la figura, la me-jor vía posible es volver a mirar para fue-ra y tomar algún consejo que nos brinde
el exterior. Y esto nos facilita el desarro-llo de la conciencia sobre nuestra tarea. Esta conciencia a la que Frankl caracte-
riza como intuitiva, creativa y vital.
En definitiva, un rompecabezas ayuda justamente a olvidarnos de nosotros
mismos por una tarea, poniendo en ejer-cicio nuestra capacidad de autotrascen-
dencia y de autodistanciarnos, al tiempo que la conciencia se manifiesta como la
encargada de orientar hacia el sentido.
La vida nos ofrece distintos rompecabe-zas, situaciones a las cuales tenemos
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SE ACERCA EL ESTRENO DEL MUSICAL PARA GRANDES Y CHICOS SE ACERCA EL ESTRENO DEL MUSICAL PARA GRANDES Y CHICOS
QUE INVITA A LA AVENTURA...QUE INVITA A LA AVENTURA...
UNA HISTORIA MARAVILLOSA EN DONDE LA FUERZA DE LOS UNA HISTORIA MARAVILLOSA EN DONDE LA FUERZA DE LOS
VALORES SUPERA LA ADVERSIDAD Y DERRIBA LOS MIEDOS!!VALORES SUPERA LA ADVERSIDAD Y DERRIBA LOS MIEDOS!!
La aparente tranquilidad de una aldea es sacudida y solo un grupo pequeño de habitantes tiene las
herramientas para hacer frente a la amenaza. Emprenderán un camino que les exigirá a cada paso
poner en juego todo aquello que llevan en sus corazones, donde cada decisión podrá torcer el rumbo
de la historia. Y así, se aventuran en las profundidades de un bosque misterioso,
lleno de magia y de extraños seres.
La obra presenta las vivencias de estos personajes entrañables, y con canciones y momentos realmente
emocionantes, nunca desprovistos del buen humor, invita a los espectadores a dejarse llevar.
tiene libro y dirección general de Chacho Garabal (Wojtyla, el musical, Buscando
Sentido), música original de Sixto Laconich, vestuario y escenografía de Pedro
Muñoz. El elenco esta conformado por Stella Maris Faggiano (Tita, Despertar de
Primavera), Brian Mancini (Dracula, La Corte del Faraon), Pedro Muñoz (Jorobado de Paris, Fantasma
de Canterville), NinnaFernandez( Las mil y una noches), Cecilia O´Grady( Buscando Sentido, Floralita),
Brian Da Cruz y Chacho Garabal.
El musical esta inspirado en el cuento homónimo del Dr. Claudio Garcia Pintos, quien se encarga
de la dirección pedagógica de la obra y supervisa el contenido del Programa Educativo en Valores
que se desarrolla post-función.
La presentación oficial de ROMPECABEZAS, fue llevada a cabo el día 15 de abril, en el marco de los
“Premios Hugo en la calle corrientes: Musicales al aire libre”,
siendo elegido como uno de los infantiles para ser nominados
en su entrega de premios en Agosto 2012.
El musical comenzará su gira por instituciones educativas en junio 2012.
Para mas información, via telefónica al (+5411) 15 6443 2501 y próximamente en www.rompecabezasmusical.com.ar
Ya llega el musical basado en
un cuento de
plantea la alternativa de cuáles actitudes asumimos cuando debemos enfrentar una crisis o
cualquier circunstancia de tránsito a través de una situación determinada… y el coraje que nos
reclama asumir la tarea de seguir el camino planteado por el sentido descubierto!!.
INFORMACIÓN recibida por LOGORED de parte del CENTRO DE LOGOTERAPIA DEL OESTE
Estimados amigos de la Logoterapia: Es para mi una gran alegría hacerlos partícipes del nuevo ciclo de en-cuentros de Logoterapia en una Universidad Pública, con las puertas abiertas a toda la Comunidad, de modo que no solo puedan conocerla y encontrar sentido a sus vidas los que llegar al consultorio, sino tam-bién los muchos más que están más allá del mismo, EL HOMBRE CO-MUN DE LA CALLE, según nuestro querido Paco Bretones. Este es el primer tramo de este año 2012, en el cual se harán otros más, destacando el "Valor de la VIDA, su dignidad y sentido". Les envío un fraterno abrazo Prof. Lic.Roberto Juan Mucci Centro del Logoterapia del Oeste "Por Amor a la Vida"
INFORMES:
extensión@unlam.edu.ar www.unlam.edu.ar 4-480-8937 / 4-651-3035
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