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Lirltlco

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.tura del discurso soy un merolico al quenadie entiende. pero en realidad notengo la intención de lavar cerebros; notrato de convencerlo a usted, pacienteescucha. de que disfrute esta poética, nique arrulle a sus niños cantándoles Lacoronilla del enano o La lombriz solitaria.Sólo quería abundar un poco acerca dela metafísica de esta fábula, donde Loreal es una cosa irreal por encima/ o pordebajo de los árboles. Lavín Cerda incubay da a luzun caballo que no es el mismoque vemos en los westerns ni en los hi­pódromos, sino que es un caballo quepiensa y es tan antiguo como el demo­nio: blasfemo el caballo de alma crítica, desabiduría oculta, de simulada perfeccióngeométrica, narcisista, de sangre fría, ca­ballo con máscara de gesto permanente.

Por último, un caballo lingüístico quese explica por sí mismo. por una teoríadiferente que corresponde a otra teoríade la evolución, a otro tipo de realidad:la realidad de la poesía.O

DUALISMOTRIÁDICO,EL ROSTRODEL DIOS

Hernán t.avín Cerda. Nueva teoría de la evolución.México. Dirección General de Difusión Cultural.UNAM. Colección Textos de Humanidades, 1985.156 pp .

Por María Andueza

El libro más polémico del pasado año,en México, fue sin duda Imagen de ná­toe (publicado por la Universidad Nacio­nal Autónoma de México, 1986), deRubén Bonifaz Nuño. gran poeta mexi­cano, latinista. y, al presente también,crítico del arte prehispánico que con suensayo abre nuevos caminos para lacomprensión de las esculturas mexicasy. por ende, del espíritu de quienes lascrearon.

Las piedras aztecas

Los aztecasdejaron esculpidas en la pie­dra el sentido de su vida, cultura. arte ehistoria. Rubén Bonifaz Nuño trata de re-

ralizantes de Federico Garcfa Lorca, Ra­fael Alberti, etcétera . En el Nueva Yorkde Lavín Cerda encontramos lo absurdocomo algo festivo. el goce de lo inespe­rado en cada esquina. en el rincón de laCatedral de los demonios, en Una nocheen Times Square, en el ombligo del zoo­lógico o en las entrañas de la ciudad.donde La lombriz solitaria es el gusano delsubway iluminándose/ a sí mismo. Luga­res en los que desde el rabillo del ojo dela mesura o la desmesura, podemos es­piar cómo El extranjero se convierte, cadatreinta minutos, en el chivo expiatorio deuna aguja hipodérmica, o cómo los ele­fantes se arrastran y solamente disfrutanla paz del cementerio, o cómo Elizabethse desnuda en el sótano del Aberdeen Ho­tel.

Habría que preguntarse: ¿Imita el NuevaYork de Lavín Cerda al geográfico, si­tuado al norte del continente? O acasoes al revés : ¿Imita aquella ciudad alNueva York de don Hernán? La res­puesta tendrá que ser la siguiente: sondos ciudades distintas, con afortunadasafinidades.

Y habrá que escuchar el ritmo, unritmo que combina el galope con eltrote. la repetición con pequeñas varian­tes, como sucede en el baile. en la gam­beta futbolística o en la danza de los pu­gilistas; el poeta expulsa de su saxofónuna música de [azz, que por su movi­miento vibratorio'; transmite luz y otrasformas de energía/ profundamente ambi­guas.

Seguramente el lector-espectador­auditor estará pensando que a esta al-

Por Héctor Carreta

LAVÍN CERDAEN LA POESÍAY LA COMEDIA

Haga usted el favor de tomar asiento.querida señora. Estimado caballero. de­sabróchese el sobretodo y cuelgue elbombín. Favor de guardar silencio. Notenqan miedo a que se apaguen las lu­ces sobre las butacas y se enciendan lasdel 'escenario. o -lo que es lo mismo­prenda la luz de su lámpara y abra cuida­dosamente las ' páginas de esta Nueva·teoría de la evolución, de Hernán LavínCerda. Frente a ese espectáculo. ustedpodrá sentir el embrujo de la excitación,del asombro - eso depende de su capa­cidad de inocencia- o, si se trata de unacadémico convencional o de una seño­rita de la caridad, seguramente quedaránprofundamente irritados.

El gesto de ' la quinceañera soñadorase cubrirá con el velo negro de la decep­ción al no encontrar en estos versos elsuspiro de las flores que se abren con eltoque de un beso,

Nada de eso en este volumen. Ya loseñalé: esta poesía es para un lector sinprejuicios , con la inocencia de quien vepor primera vez el mundo; la sorpresa dequien observa cada cosa como si fuesenueva. recién inventada. sin pre-texto.No recrea; más bien crea una naturalezaparalela . En 1914. Vicente Huidobrosiente la necesidad de fundar una crea­ción absoluta y escribe en su Manifiesto:" Hemos cantado a la naturaleza (cosaque a ella bien poco le importa). Nuncahemos creado realidades propias. comoella lo hace o lo hizo en los tiempos pa­sados. cuando era joven y llena de im­pulsos creadores" .

Del mismo modo. Lavín Cerda realizala puesta en escena de una comedia queproduce una sonrisa entre infantil y ma­cabra; creación de un espacio donde lasasociaciones no son las que común­mente conocemos. El poeta inventacausa y efecto. Descubre. una y otravez. Inventa una geograffa propia. unNueva York diferente. sin las cargas mo-

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H TO lA MEXICANA 141

d I libro a las que remiten, que sondigiosamente exacta s. De paso,mayor claridad, iré subrayando losgas recurrentes : " Aqul está la imagemdos enormes serpientes en conjunc'con un cuerpo humano" (p. 148); "entodas , las dos serpientes; la presen .humana en todas; en todas la uniónlos dioses serpentinos con el hombrepentino" (p.150); " y en ella (la PiedraSol) aparece también la figuración de •dosserpientes y de elementos indmente humanos " (p. 66) .

Otra im gen plástica que se reitera _la del " rosrro-garra ". slmbolo que ..pre nta d manera pertinaz en .m nte todas las piezas fundamde la e cultura azteca" (p. 51) copuesta por " un ojo redondo. unacompue ta de una suerte de labioríor, Jin I o constituido como banda, •

liendo d é te, hacia abajo, unad I rgo elementos. como agudo.torvo colmillo s" (/bld.). Repre eque .. n d termin das condiciones,a oc a la figurtl h UmlJnB. ya e tratecu rpo, y d I ro tro" (p. 52).

En um : Rub n Bonlt z Nul\o sutres m me cl v on las e cuazt :~ o sen» m« rostro~

sE

Elementos recurrentes

Coatlicue

Rubén Bonifaz Nuño ha ido examinandocuidadosamente hasta los más mlnimosdetalles de las representaciones plásti­cas aztecas y luego supo anotar rasgos"insistentemente repet idos" . Recopiloalgunas de sus descripciones y , ob ­servo, al compararlas con las láminas

M&1coz 7 000 pesosE.U.A. , canacu. Centroam~rlca ySudam~rlcaz 25 U.S. d ólares

Precio del ejemplar: 2 100 pesos Otros palscsz 34 U.S. d ólares

Artículos:Tres documentos pictográficos sobre tributaciónindígena del estado de Guerrero, siglo XVIXavier Noguez

La supuesta República del Río Grande josefinaZpraida Vázquez

La política del federalismo en Nuevo México(1821-1836) Martín González de la Vara

Pedro García Conde: el trazado de límites conEstados Unidos desde el punto de vista mexicano(1848-1853)josepb Richard Werne

Mayordomos, monjas y fondos conventualesAnne Staiples

Publicación trimestral de El Colegio de México

HISTORIA MEXICANA 141

cobrarlo. Los pueblos del Altiplano cen­tral de México-Tenochtitlan adoraron adioses , al parecer, entidades indepen­dientes: Coetticue, Yolotlicue, Tlalte ­cuhtli, Coyolxauhqui, el "Sol" del Calen­dario azteca y Tláloc. El caso es que lascitadas esculturas, aparentemente dis­tintas, no lo son tanto, ya que están uni­das por elementos comunes que el autorha ido observando cuidadosamente trasaños de paciente investigación: "Creoque no puede caber duda: las imágenesllamadas de Tláloc, Tlaltecuhtli, Coetlicue.Yototlicue, con sus elementos insistente­mente repetidos: la unión de las cabezasde serpiente, los colmillos -dientes deserpiente- en las articulaciones de bra­zos y piernas y en lugar de pies y ma­nos, la figura humana, constituyen ungrupo, un conjunto univoco e innega­ble." (pp.128-29). El autor completa lascuatro esculturas citadas con otras dos:" Pero no sólo en tales imágenes se en­cuentran esos elementos, hay otros dosprincipales donde se miran: la llamadaPiedra del sol y la gran Coyolxauhqui des­membrada" (Ibid.). Plurivalente simbo­lismo, único sentido: las piedras aztecas"Todas, sin remedio, significando lomismo" (p. 10).

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Si desea suscribirse, favor de enviar este cupón a El Colegio de México, A.C.,Departamento de Publicaciones, Camino al Ajusco 20, Col. Pedregal de Santa Teresa,

10740 México, D.F.

r í t.I e o

rra y figura humana. Ahora bien , el inves­tigador argumenta: " si el simbolismo esanálogo, análogos han de ser tambiénlos sign ificados: las imágenes tenidascomo de Tla/tecuht/i, de Tléloc, del 50/,de Coetticue. de Coyo/xauhqui, t ienenque ser, en el fondo, la imagen en quese plasmó un concepto único y básico"

(p. 66) .

Visión humanista de/ mundo náhuatl

¿Cuál será ese concepto " único y básico"que regulaba la plástica azteca? Del sim­bolismo mítico a la abstracción. RubénBonifaz Nuño propone su hipótesis hu­

manista : dos serpientes divinas que sólopor lo humano se encarnan, serpientes ycuerpo humano fundidos en una uni­dad, las imágenes son representacióndel poder de un dios , verdadero signifi­cado de la entidad. Los dioses se trans­formaron en serpientes por la figura hu­mana que tiene algo de serpentina; loimportante fue el contacto de las ser­pientes con el hombre: " Tres principiosaliados para la acción" (p. 150). El mundofue creado no sólo por los dioses, sinotambién por el hombre, motor y causade la creación del universo .

El dualismo serpentino más la presen­cia humana abre paso al concepto trini­tario . La part icipación del hombre en lacreación del mundo fue defin itiva: "Loque me importa aqui es el punto prec isode la unión, del contacto de las dos ser­pientes y la figura humana; de los diosesy el hombre" (p. 142). Las dos serpien­tes se encarnan en la figura humana conel rostro-garra para disponerse a creartodas las cosas : " nada se crea en elmundo sin la intervención del hombre"(p. 152). Los poderes divinos entran enacción por la presencia mediadora delhombre . Ya " El hombre no es un simplealiado. Es el motor de la fuerza creadoradel mundo" (/bid.). Abriendo sus brazosa la dualidad divina "El hombre centrar,y, junto a él, los contrarios divinos, queya dejaron de oponerse y, junto con él,han constituido la triada inicial de la cualtodo ha de tener nacimiento" (Ibid.). Lahipótesis deja paso a la tes is: al dua­lismo indigena tradicional de la religiónazteca sucede un nuevo concepto tri á­dico divino-humano. Esto es: la interpre­tación espiritualista frente a la cósmicade la materia . El oximoron dua/ismo-triá­dico parece ser la expresión verdaderade la concepción azteca del mundo.Dualismo divino integrado en el hombre,por el hombre y para el hombre . Para los

Piedra de Tizo c

que saben ver, la nueva cosmovisión delmundo náhuatl queda enriquecida con elrescate de su metafisica.

Reivindicación de los antiguosmexicanos

Imagen de T/á/oc rechaza engañosas in­terpretaciones de las piedras aztecas yevidencia lo incierto de las fuentes ma­nejadas hasta la fecha, los errados crite­rios vertidos ininterrumpidamente desdela Conquista al México moderno, por in­vestigadores internacionales y naciona­les que no supieron ver la escritura pétreay suplieron su deficiencia visual imagi­nando datos no comprobables en la ar­queologia del México antiguo. RubénBonifaz Nuño considera asimismo sos­'pechosos los textos hispánicos de laConquista y Colonia, ya que los infor­mantes coaccionados por el temor nopodian decir toda su verdad, y considerasólo verdaderos aquellos que puedencomprobarse con el arte prehispánico.Por ejemplo, el breve texto de la Histoy­re du Mechique que dio luz a su investi­gación y es clave textual del libro:

Y dijeron los dioses: " Hay necesidadde hacer la tierra." Y se transforma­ron en serpientes, y se llegaron alhombre de esencias serpentinas, yhaciéndose uno con él, transmután­dose en él, multiplicando, gracias aél, sus fuerzas inconmensurables, sepusieron a la tarea de crearla. (p.153)

Imagen de T/á/oc reivindica los saberesde los antiguos mexicanos, a los queconsidera no ya como " salvajes rudi­mentarios" (p. 12), sino con "cual ida­des de grandes matemáticos, astróno­mos, ingenieros, arquitectos, escultoresque, paradójicamente, les son reconoci­das de manera universal" (p. 11). Justoes que a la sabiduria de los indios azte­cas correspondiera la poses ión de unconcepto del mundo que hiciera honor asus conocimientos y ciencia. De hecho,los indigenas mexicas no eran adorado­res de las fuerzas naturales -la lluvia o elsol-, " preocupados sólo por la abun­dancia o pérdida de sus cosechas, por laposible fert ilidad de la tierra, sino que te­nian un conocimiento metafis ico de loexistente" (p. 10). Los nativos del Alti­plano de México tenían fe en ellos mis­mos, participantes de fuerzas div inas,creadores de un mundo que habrian deforjar con su inteligencia y esfuerzo. Porello, el hombre aparece en el origen delmundo "como el motor del motor,como la condición indispensable de laposibilidad actuante del dios" (p. 9). Larecuperación del derecho a pensar, larest itución de la fama perdida, la justarehabilitación de los indigenas mexicasprehispánicos con datos comprobados yescueta brevedad, atestiguan el valorcientifico y estético del ensayo sobre lasimágenes precortesianas del México an­tiguo .O

Rubén Bonifaz Nuílo. Imagen de Tláloc. México, Uni­versidad Nacional Autónoma de México I.I.E./I.I.F.1986. (Estudios de Arte y Estética, 27).

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