ley 13.645 reglamentación de los partidos políticos · 2020. 8. 26. · depto. de coordinación...

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Honorable Cámara de Diputados de la Nación Dirección de Información Parlamentaria Depto. de Coordinación de Estudios

LEY 13.645

Reglamentación de los partidos políticos

Iniciado en Diputados Consideración y aprobación 28 y 29-09-1949 Senado Consideración y sanción 30-09-1949 LEY 13645 Texto Sancionado: Publicación Boletín Oficial 24-10-1949

SALONSO.dip
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2426 CAMARA DE SENADORES DE LA NACION

círculos que quieren imponer su voluntad a lamayoría.

Asimismo, es necesario evitar esas disidenciascircunstanciales que muchas veces terminan enla formación de un partido político de vida tran-sitoria. Las agrupaciones se pueden dividir porideas, por normas de conducta, pero no por inte-reses del momento ni de hombres, y los partidospolíticos deben concurrir a la lucha electoral,luego de un proceso de depuración que afirmela existencia de una convicción que respondaverdaderamente a una necesidad nacional.

Debemos terminar con el abstencionismo elec-toral. Todo ciudadano de la democracia estáobligado a votar, porque no puede permaneceral margen de los problemas del país. La absten-ción es la negación de nuestro régimen político,y los partidos que no definan en forma clarasu conducta deben desaparecer antes que obligara no definirse a los ciudadanos que los integran.

Tales son algunas de las razones, señor presi-dente, que me llevan a apoyar el proyecto deley que está en discusión, firmemente conven-cido de que no es un ataque a la manera cíe sertradicional de nuestro país, sino la reglamen-tación y creación de un orden orgánico que con-vierta lo transitorio en permanente. Sólo asítendremos grandes fuerzas de opinión perfecta-mente definidas y orientadas dentro de la vidapolítica del país. Partidos fuertes que sirvanpara reemplazar el concepto de que la p líticaes «el arte de la conquista del poder», corno seve en muchas definiciones de los teóricos deesta disciplina, por el de que «la política es laciencia que sirve a través de los partidos a losintereses generales de la Nación». (¡Muy bien!¡Muy bien! Aplausos.)

Sr. Mendiondo. - Pido la palabra.En conjunción extraordinaria de inquietudes

hemos visto nacer, crecer y expandirse a estemovimiento revolucionario que es maravillosasíntesis política. No en balde acude lo multitu-dinario, que en este caso es expresión genuinade argentinidad. Alguna razón profunda debióexistir para que la voz revolucionaria tocase elcorazón y la razón de la ciudadanía nacional.Y no era simplemente la reacción contra el frau-de y los malos gobiernos: y no fué únicamentela inquietud económica; tampoco exclusivamenteel problema gremial, y no únicamente una re-acción contra el capitalismo endurecido detrásde su oro. No fué el problema del criollo quecontinuaba siendo gleba y paria en su propiapatria, cuyos límites supo trazar con noble ygeneroso heroísmo; no fué tampoco y únicamenteel temor a que se nos gobernase desde afuera,ni a que se nos impusieran doctrinas y sistemasforáneos, así de izquierdas como de derechas.Fué, señor, todo eso y mucho más. Fué el des-pertar de la conciencia del ser social argentinopuesto íntegramente en función política; y espor eso que, rebasando los limites de los viejos

partidos, pudo llegar nuestra ciudadanía poreste nuevo encauce filosófico, tan hermosamentecristiano y tan profundamente americano, aamoldarse en una doctrina política, sentida, com-prendida y defendida por niños, por hombres,por mujeres, por ancianos, por doctos y arte-sanos, y por agricultores y pastores. Hablo enmi carácter de presidente de la Comisión deAsuntos Políticos en este momento en que estu-diamos el trascendental proyecto sobre regla-mentación de los partidos políticos, pero antesquiero poner en conocimiento de los señores se-nadores cuál es el criterio que a mi juicio hainspirado la creación del Ministerio de AsuntosPolíticos, lo que ha motivado paralelamente lacreación de la Comisión de Asuntos Políticos,integrada por los senadores Viviani, Madariaga,Gómez Henríquez, Durand, Roldán y Scata-macchia.

Señor presidente: la creación del Ministeriode Asuntos Políticos configura, sin duda algu-na, uno de los más altos aciertos de esta tras-cendental reestructuración orgánica del Estado,en la que tenemos el patriótico orgullo de par-ticipar, y que es consecuencia de los principiosde la revolución peronista, plasmados ya en lasnormas de la nueva Constitución, a fin de ase-gurar a la nueva Argentina los medios necesa-rios a la realización de sus grandes destinos.Una certera concepción de los propósitos y finesde la política, que no son otros, en último aná-lisis, sino los propios del Estado, vale decir, losque en definitiva conducen su actividad haciaelbien común, es la que preside esta inquietudd stinada a atender cuando se refiere a la orien-tación, dirección y control de la política inter-na del país en todos sus aspectos.

Basta la enunciación de este cometido generalpara percibir la seriedad y hondura con que el

jefe del nuevo Estado argentino, este que ha

surgido de la revolución peronista y de la Cons-titución justicialista del 49, afronta las altasresponsabilidades de un gobierno cuya labor seha acrecentado de una manera gigantesca en lamisma medida que su égida rectora debe cubrir,para promoverla o para ampliarla, para diri-girla al bien de todos, las vastas . complejasactividades del ser social de nuestra República.Y porque toda conducción política, para sereficaz y alcanzar sus fines, debe adecuarse a larealidad, es que el conocimiento exhaustivo dela realidad de ese ser es condición indispensa-ble para dotar al Estado de todos los elementosnecesarios de un seguro comando, requisitoextraordinario de un planteo superior verdade-ramente renovador, digno de la magnífica ypoderosa voluntad de servir mejor al país queinspira integralmente la vida de nuestro líder.Se trata nada menos, señores senadores, que deuna auténtica jerarquización de los fines de lapolítica que, como ya enuncié, no son otros quelos del bien común, y se impone por ley de na-

Se

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