lección 20 - tengo alguien a mi lado
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Lección 20: Tengo alguien a mi lado Hebreos 4.14-‐5.10
«No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado».
—Hebreos 4.15
Propósito El propósito de esta lección es con0nuar el tema de la oración de intercesión, recalcando el lugar que Jesús, en su rol como Sumo Sacerdote, intercede con0nuamente por la humanidad. Esta lección profundiza en la consideración del tema, tomando como base la epístola a los Hebreos, uno de los textos más diBciles de comprender del Nuevo Testamento.
Bosquejo de la lección I. Jesús, el Sumo Sacerdote compasivo que nos comprende (Hebreos 4.14-‐16). II. Jesús, el Sumo Sacerdocio superior a Aarón (5.1-‐10).
Vocabulario bíblico «SUMO SACERDOTE»: El sumo sacerdote era el máximo ponOfice de los judíos y el líder de la aristocracia sacerdotal. Gozaba de una gran autoridad civil y religiosa, hasta el punto de que, en ausencia del Rey, podía representar al pueblo ante los dignatarios extranjeros. En los 0empos de Jesús, presidía el Sanedrín, el parlamento judío, aunque la mayor parte de sus privilegios y deberes se relacionaban al funcionamiento del culto en el Templo de Jerusalén. Era consagrado mediante una unción con aceite especial, lo que se supone le invesOa de una san0dad única. Presidía el sacrificio co0diano y oficiaba en las grandes ceremonias, tales como la fiesta de la expiación, cuando entraba en el Lugar SanOsimo del Templo.
Hebreos 4.14-‐15
RVR 14 Por tanto, teniendo un gran Sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
VP 14 Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. 15 Pues nuestro Sumo sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo some0do a las mismas pruebas que nosotros; sólo que él jamás pecó.
Hebreos 4.16
RVR 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
VP 16 Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.
Hebreos 5.1-‐2
RVR 1 Porque todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres y cons0tuido a favor de los hombres ante Dios, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados, 2 él puede mostrarse paciente con los ignorantes y extraviados, puesto que él también está rodeado de debilidad,
VP 1 Todo sumo sacerdote es escogido de entre los hombres, nombrado para representarlos delante de Dios y para hacer ofrendas y sacrificios por los pecados. 2 Y como el sacerdote está sujeto a las debilidades humanas, puede tener compasión de los ignorantes y los extraviados;
Hebreos 5.3-‐4
RVR 3 por causa de la cual debe ofrecer por los pecados, tanto por sí mismo como también por el pueblo. 4 Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios, como lo fue Aarón.
VP 3 y a causa de su propia debilidad, 0ene que ofrecer sacrificios por sus pecados tanto como por los pecados del pueblo. 4 Nadie puede tomar este honor para sí mismo, sino que es Dios quien lo llama y le da el honor, como en el caso de Aarón.
Hebreos 5.5-‐6
RVR 5 Por eso, tampoco Cristo se glorificó a sí mismo haciéndose Sumo sacerdote, sino que fue Dios quien le dijo: «Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy.» 6 Como también dice en otro lugar: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec».
VP 5 De la misma manera, Cristo no se nombró Sumo sacerdote a sí mismo, sino que Dios le dio ese honor, pues él fue quien le dijo: «Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.» 6 Y también le dijo en otra parte de las Escrituras: «Tú eres sacerdote para siempre, de la misma clase que Melquisedec».
Hebreos 5.7-‐8
RVR 7 Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció́ ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente. 8 Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió́ lo que es la obediencia;
VP 7 Mientras Cristo estuvo viviendo aquí en el mundo, con voz fuerte y muchas lágrimas oró y suplicó a Dios, que tenía poder para librarlo de la muerte; y por su obediencia, Dios lo escuchó. 8 Así que Cristo, a pesar de ser Hijo, sufriendo aprendió́ lo que es la obediencia;
Hebreos 5.9-‐10
RVR 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen, 10 y Dios lo declaró Sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.
VP 9 y al perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fuente de salvación eterna para todos los que lo obedecen, 10 y Dios lo nombró Sumo sacerdote de la misma clase que Melquisedec.
Resumen -‐ 1 • A pesar de nuestros muchos pecados y de nuestras muchas faltas,
Hebreos afirma que Dios desea relacionarse con la humanidad. Como sugiere Hebreos 2, existe un abismo entre la humanidad pecadora y el Dios santo. La cruz es el camino o «puente» que salva la distancia y nos permite tener acceso a la presencia de Dios.
• En Jesús tenemos un ministro que intercede constantemente ante Dios por nosotros, es una «buena no0cia» que se acerca al corazón del Evangelio. Todas las personas de fe deben regocijarse por el ministerio de oración de Jesús, quien ora constantemente por nosotros porque nos comprende.
Resumen -‐ 2 • El Dios Misionero es quien ha enviado a su Hijo para salvarnos. • El Sumo Sacerdocio de Jesús es superior al de Aarón. • La Iglesia Primi0va iden0ficó a Melquisedec como proto0po de
Cristo, quien era «rey de jus0cia y de paz».
Oración Gracias, Señor, por Jesús y por el Espíritu Santo, quienes interceden constantemente por nosotros. Te damos gracias, Señor, por tu interés en nuestro bienestar, por tu deseo de salvarnos y por invitarnos a ser compañeros y compañeras en tu misión salvífica. Ayúdanos a perseverar en la fe, Señor, en el nombre de Jesús. Amén.
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