las tribus urbanas
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Las tribus urbanas
Representan los grupos receptores de estas inconformidades y esto lo hacen a través de la
música y sus ritmos afines con los que se identifican; motivo por el cual, se pasa a tocar el
tema que atañe a esta investigación, ya que este es el caldo de cultivo social en el que se
están desarrollando muchos ideales y pensamientos marginados.
El contexto de estos movimientos juveniles es global y abarca desde Europa, EU y
por supuesto nuestra Colombia. Conviene pues, realizar una breve reseña histórica no solo
global, sino nacional y por supuesto local, para tener idea de la magnitud del esta fuerza
juvenil y el arrastre histórico en el cual ha evolucionando, al igual que los patrones
comunes y permanentes, visualizados desde tiempos atrás y que siguen siendo vigentes en
las juventudes de cada época; convirtiéndose por decirlo así en un patrón recurrente y casi
generacionalmente genético, si es permitido decirlo así; pero que en la medida que avanza
en las nuevas generaciones pareciera se degrada mas. Empezamos pues con sus inicios
como tal en el ámbito internacional, pero por supuesto bordeando o delineando nuestra
Colombia, escenario de la investigación, ya que no debemos olvidar que lo local prima por
encima de las ideas internacionales, pues los individuos investigados son de origen
Vallecaucano y principalmente ciudadanos de Buga, “La ciudad señora”. En el libro
“Pobladores urbanos, en busca de identidad” de Julián Arturo (compilador) 1994, de la
Pág. 45 a la 67 encontramos una reseña bien clara de las influencias que han bombardeado
los grupos juveniles desde los años 20, hasta la fecha; y todo empieza con proceso
modernizador del siglo XIX, el cual hizo que la juventud ancestralmente participante de
guerras civiles, entrara en un ambiente más cotidiano, con gustos musicales, interacciones
culturales y sociales; el detonante crítico inició en la década de los veinte y al aparecer, fue
la radio la que difundió la cultura de las masas para las clases populares, pues las
oligarquías ya contaban con elementos de avanzada pero su aislamiento no les había
permitido al común tener acceso a la opinión y criterio personal, como siempre, el
contraste predominante de clases sociales y la discriminación tan propia en Colombia.
Con la música, se generan modos de comportamiento, de vestir, de pensar y de ser
parte de algo diferente al común denominador, al igual que impulsa la protesta social, en
cuanto permite ver otras formas de vivir, de amar y de ver. Los ritmos y letras emocionales,
elevaban la juventud a un ambiente propio surgiendo entonces, como un actor social y no
quedar más relegada a la subyugación del adulto. Aparece la industria cultural en donde los
jóvenes se incorporan a protestas culturales, protagonizan opiniones, competencias,
ideación de sueños y fantasías que por sí solas eran adictivas de esperanzas y posibilidades
sin fin.
La canción romántica lleva al individuo a una mirada introspectiva vislumbrando
una voz propia con identidad y fuerza que luego se vuelven masa social; esta voz nunca
habría podido salir de no haber sido a través de este arte. Por cuanto no morían tantos en la
guerra se da un crecimiento poblacional incontrolado y una crisis aguda de infraestructura
urbana, la migración rural era masiva creando una creciente ola de cambios a los cuales no
estaban preparados para asimilarlos. Llega el cine parlante en 1937 hace que las multitudes
se aumenten y se creen gustos populares, formas de pensar, de ver, de vestir, de
imaginarios.
Se crea una identidad popular latinoamericana, en donde la juventud viene a ser un
mercado potencial siendo entonces el objetivo, el consumo vs movimientos juveniles.
Creciendo una adoración por alguna persona de la farándula, sobre la cual recaían todas las
miradas y los prototipos. Las emisoras crean clubes, promueven cantantes juveniles,
organizan festivales y todo para un público cada vez más grande y juvenil. Se da en
definitiva un gran cambio generacional, con el cual se rompen los viejos tradicionales.
El movimiento que surge revela a una juventud desafiante de los valores, de las
pautas tradicionales y unos modos de manifestarse públicamente a través de sus presencias
callejeras. Pág. 53. Estos grupos juveniles eran conocidos como los coca-colos y kolcanas,
daban manifestaciones de peleas callejeras. En 1964 se presentan festivales organizados por
la emisora Radio 15 y muchos jóvenes en Bogotá, asaltan, rompen vidrios, vuelvan
recipientes de basura y corren por las calles mientras la policía los persigue (rebeldía
predominante y manifiesta e invadía la juventud).
El movimiento incontrolado del cuerpo en el baile al parecer los deja con deseo de
seguir en función de la energía transmitida. Las prendas de vestir evidencian ciertas partes
del cuerpo que alarman a la comunidad en general, la reacción de la prensa no se deja
esperar. Siempre una constante protesta por las condiciones sociales, económicas y
habitacionales las cuales eran muy deprimentes. Se forman entonces las llamadas
“pandillas” juveniles las cuales se autodenominaban “barras o cuadros”, agrupándose de
acuerdo al barrio y del mismo tomaban el nombre, se iban diferenciando por las
preferencias musicales, como modales y sociales, en donde la estratificación ya estaba
empezando a afirmarse. Se da inicio al Rock and roll y los jóvenes se concentran alrededor
de estos sonidos, el Rock pesado (mediados años 70) con Zeppelín, Deep Purple y los
Stones, se vuelven los ídolos del momento. Dos movimientos generacionales hacen
presencia en el país: El nadaísmo, movimiento de bohemios y poetas, inspirado en Sartre y
el hipismo quienes consumen marihuana iniciando la era sicodélica Pág. 55. La moda
hippie-criolla es un poco de esto y un poco de aquello, pero básicamente utilizando las
figuras propias de nuestra cultura sin dejar los ritmos musicales emergentes. Es aquí donde
se forman las bandas roqueras locales como los Speakers, los Flippers, los Apóstoles del
morbo, la Caja de pandora, la Banda del marciano, Génesis y otros cuya fuente era el
movimiento hippie. Tomaban un poco de los indígenas, de los afrodesendientes, creando un
mestizaje en la música. No pretendían pureza cultural sino, por contraste, la mezcolanza. La
dinámica anotada se caracteriza en las formas de expresión pág. 56. Los parques se vuelven
epicentros musicales, recitales poéticos los grupos juveniles, siendo muchos y girando
alrededor de las bandas locales pues las extranjeras difícilmente se veían. De la danza y la
rumba, se pasa a la frustración y al desafío colectivo. Luego viene la salsa, ritmo muy latino
aunque nacida en E.U. Los jóvenes reciben influencias culturales extranjeras pero se
apropian de un estilo que los identifica como generación con una nueva indumentaria de
vestir, caminar, pensar, etc.
La televisión se incorpora al interior de las familias y provee un lenguaje de
homogeneización. La juventud de esta época muestra un alto grado de politización al
militar en la política, ya existe más clases sociales no solo dos radicales sino otras
intermedias. Entra en auge el período universitario, la guerrilla, los partidos de izquierda.
Se defiende la injusticia social, la desigualdad, se reconoce al joven como agente activo
social, se rechaza el imperialismo y la música es de protesta social. La preocupación
didáctica desplaza la preocupación estética. Pág. 61. A finales de los 70 la música disco
llega a Colombia y en este ritmo los jóvenes se reencuentran con sus raíces rítmicas, se
origina dentro del movimiento Underground de las culturas Black y Gay de Nueva York.
Se forman grupos de baile para identificarse con John Travolta, Olivia Newton John y
Donna Summer, manifestando las expresiones corporales.
Durante los 80 el Rock se revitaliza y éste género se convierte en un espacio de
refugio en donde se escapa a censuras, los contenidos de la música encierran los modos de
pensar, ya no es más protesta social sino individual, también tienen como finalidad recordar
y resentir a los jóvenes quienes han nacido en medio de condiciones difíciles y olvido. Su
recepción es masiva, posibilitando un espacio de exteriorización de sentimientos y
participación. Integra penurias cotidianas, anhelos, amor y dolores. Revelan la presencia de
una crisis social y cuestiona los métodos tradicionales. Pág. 63. Sus formas de expresarse
son a través de imaginación, graffitis, pinturas callejeras, apropiación de espacios, actos de
repudio, etc. El sarcasmo, el humor y el contrasentido son predominantes. La cultura de las
masas es una forma de generalizar el movimiento. Luego viene la televisión a color, los
videos, el walkman, betamax, los restaurantes “fast-food” distribuyen a su modo formas,
ritmos, gustos. Los ochenta son una época de modas efímeras y mandatos fugaces, hay de
todo un poquito pero todo se termina pronto.
Llega en movimiento Punk y arrastra galladas de jóvenes que recorren las calles de
Bogotá. El Break dance se radica en las esquinas y el reggae y el Calipso se descubren
como nuevos grupos danzantes. Ya la música habita en lugares específicos para ella como
son las discotecas y minitecas. Nace el metal basura o el metal producción. Luego la banda
romántica, la cual informa a los hombres y mujeres como relacionarse, conquistarse, hacer
el amor, olvidar o deprimirse. Todo va y viene y los jóvenes crean, recrean y cambian
expresiones. Se da la esquizofrenia cultural. Entre tanto las calles, esquinas y parques
continúan albergando jóvenes como lo han hecho desde hace 30 años, creando un estilo
callejero juvenil que mantiene una identidad generacional definida.
Lo que parece enmarcar una peculiaridad subcultural es una dinámica particular de
apropiación de productos culturales y un modo diferente de definir su relación con el
mundo (nosotros-ellos). Estos jóvenes, aunque fascinados por las novedades tecnológicas,
las modas del desarrollo o las propuestas de movimientos radicales, aún mantienen y
activan en su quehacer expresivo la cultura paterna, las culturas populares. Una cultura
paterna que les provee ese universo sensible donde lo melodramático, lo romántico y el
pasado mediatizan las experiencias cotidianas. Nostalgia crónica con contradicciones de
fondo. Pág. 65-66.
El libro es muy interesante por cuanto nos permite visualizar el patrón de conductas
juveniles a través del tiempo y la función tan importante que ejerce la música, el entorno y
las condiciones socioeconómicas en el cual se desenvuelve el adolescente. Alejo Carpentier
en los Pasos perdidos menciona “...y es que detrás de esas caras cualquier apetencia
profunda, cualquier rebeldía, cualquier impulso es atacado siempre por el miedo”, al
parecer el miedo social, colectivo o el individual y de protesta, genera reacciones de cambio
algunas veces positivo y otras negativo.
Los grupos juveniles suplen sus necesidades de tener poder, sentir seguridad en un
medio que se percibe hostil por el miedo en ambas partes, impidiendo un desarrollo sano de
la personalidad. Además teniendo en cuenta que un 50 y 60% del Rock creó un mercado
juvenil basado en estas inconformidades y a su vez en el poder que genera el miedo en los
ambientes emergentes juveniles, pues al ser un movimiento revolucionario de izquierda,
absorbía las mentes inconformes o en algunos momentos implantaba necesidades y vacíos
que no existían en el momento, generalizando un dolor inexistente en muchos.
En términos generales el patrón común en esta investigación podría decirse que es la
música y la edad, determinados por cualidades que pueden ser estéticas o de identidad
sexual o una combinación de ellas, están en oposición a los valores del aspecto dominante y
frecuentemente asociados a gente con preferencias comunes en entretenimiento y símbolos
utilizados como expresiones sociales de comunicación y lenguaje, segmentados y
discriminados; su subcultura es principalmente simbólica y se necesita que exista mucha
afinidad y aspectos en común.
De acuerdo con teóricos importantes que han estudiado las subculturas como Dick
Hebdige, los miembros de una subcultura señalarán a menudo su pertenencia a la misma
mediante un uso distintivo y estilo. Por lo tanto, el estudio de una subcultura consiste con
frecuencia en el estudio del simbolismo asociado a la ropa, la música y otras costumbres de
sus miembros, y también de las formas en las que estos mismos símbolos son interpretados
por miembros de la cultura dominante. Los orígenes y uso del término subcultura es en
1950, con el teórico David Riesman quien distinguía entre una mayoría, «que pasivamente
aceptaba estilos y significados provistos comercialmente, y una "subcultura" que buscaba
activamente un estilo minoritario».
Una tribu urbana es pues un grupo de personas que se comportan de acuerdo a las
ideologías de una subcultura, que se origina y se desarrolla en el ambiente de una ciudad.
Algunos críticos y analistas dicen que el fenómeno de las tribus urbanas no es nada más que
la búsqueda de los jóvenes por aquella identidad tan añorada. Cuando un joven se junta a
una sociedad que posee las mismas tendencias, modas y pensamientos que él, este se sentirá
identificado tanto con el grupo como con sus símbolos y modas, algunas tribus son más
intolerantes que un grupo de tendencias opuestas, lo cual podría llevar a la violencia. La
identidad de cada una de estas tribus variará según su ideología y según la persona misma,
por ejemplo, “mientras que los skinheads son de tendencias violentas, los hippies no
rivalizan contra ningún grupo, pues son pacifistas y no hay grupo alguno que les sea
íntegramente opuesto”. Wikipedia.org.
La identificación por tanto, de éstos nuevos grupos afines a un ritmo, se construye
en pequeña escala (vecindarios, familia, entorno) y es aquí en donde la identidad que no es
definida, sucumbe al trasfondo musical de vaciedad, pues no existe una personalidad
fuerte, forjada por familias que poseen fortalezas comunicacionales y lazos familiares
afectivos; una personalidad débil se construye o asimila con el entorno, dejando al
individuo a merced de su vulnerabilidad y esto gracias a familias disfuncionales y carentes
en muchos aspectos comunicacionales. La historia muestra una contracorriente de poder,
inmerso en los tiempos cambiantes y la globalización, los cuales determinan formas de
identidad que pueden ser recicladas a través de la familia o el ámbito social; pero al estar
viciado de viejos patrones que no son transformados se cae en el inconformismo dejando a
la población más vulnerable en condiciones contradictorias e inapropiadas, con la difícil
tarea de una oposición con su entorno.
Pilar Riaño (2006) (en su libro Jóvenes, memoria y violencia en Medellín: una
antropología el recuerdo y el olvido, Medellín, Universidad de Antioquia), afirma que las culturas
juveniles se han formado en una dinámica en la cual conviven la seducción y las propuestas
comerciales los cuales están establecidos dentro de los patrones hegemónicos culturales.
Reducir a la juventud a un problema social es peligroso, pues les ubica en una esfera
superficial en la cual no son reconocidos como personas cambiantes con ideas posiblemente
válidas o no, pero que igual deberían ser escuchados. El vínculo de poder y reconocimiento
lo encuentran en sus pares, los cuales les proporcionan una identidad colectiva y temida
muchas veces, lo que les permite ser vistos y no permanecer más invisibles como en la
infancia en la cual la sociedad pretende encasillarlos y perpetuarlos. Este poder es pasajero,
mientras deja atrás la monotonía familiar y a su vez exorcizan angustias, miedos,
ansiedades, coqueteando un poco con todo lo temido por los adultos para demostrar que la
valentía es su energía vital, la cual no poseen los adultos por los condicionamientos sociales
quienes están en una pasividad aplastante como es la vida cotidiana limitando los espacios a
un ambiente monótono. Por tanto dentro de la pasividad, el contacto con el mundo exterior
es la música y la televisión los cuales les brindan una ventana a un mundo de las
posibilidades e influencias extranjeras con perspectivas diferentes por encima de la
ambigüedad normativa y supravalorada como lo describe Julián Arturo (el compilador)
1994. Las alteraciones de las conciencias juveniles son en su mayoría, cambios establecidos
en nuevas prácticas culturales ajenas a la nuestra, en donde se presume libertad absoluta.
Programados visual y auditivamente como mínimo 4 horas diarias que es poco, de
bombardeo televisivo y musical con opciones diferentes de vida, formas de ver, protestas,
rebeldía, opinión de izquierda o simple felicidad al vivir la vida en su plenitud, es imposible
que personas con todas sus capacidades físicas y mentales no entren en controversia al ver
la pobreza en la que viven o el ambiente contradictorio del que reciben normas difusas y no
acordes a la nueva realidad. Los padres o adultos dejan a cargo de éstas niñeras sus hijos,
porque prefieren tenerlos en casa para que no se corrompan y sean personas acordes a sus
preceptos establecidos y no se dan cuenta que los adolescentes actuales tienen en sus manos
la información que nunca hubo en las anteriores generaciones, información que muchas
veces es instructiva o sea, muestra pautas a seguir, como un manual o por el contrario
nocivas de patrones insanos de comportamiento y esta información no es depurada por los
adultos a cargo pues la consideran normal y el pan nuestro de cada día; no es pues tratada
como nociva. Estos espectadores pasivos entran en un remolino de imágenes, sonidos,
letras, mensajes, realidades alternas o fantasiosas, con doble moral, violencia y libertinaje
que es proyectada hacía el interior siendo esquematizada en patrones de comportamiento
los cuales son compartidos por poblaciones específicas dependiendo del tipo de afinidad
que tengan.
Es el caso de los adolescentes estudiados en esta investigación, quienes comparten
patrones familiares, personales y sociales acordes entre sí y por tanto se vuelven imanes
que se complementan acordes a sus necesidades o a sus irrealidades fantasiosas, en esto es
bien importante la presencia de héroes falsos como son los anime quienes proveen de
elementos de comportamiento e identidad, rechazando por tanto las imágenes paternales o
reales, creando en sus mentes desconexión con la parte humana y viviendo en un mundo de
mitos y leyendas, de vacíos emocionales, desarrollando así una cultura soterrada, marginal
que se diferencie del culto tradicional como lo visualiza Julián Arturo (1994).
El pensamiento mítico redefine una nueva vida, un nuevo nacimiento y cumple una
función catárquica con la cual liberan angustias existentes en la realidad o imaginarias. Por
supuesto la familia como institucionalización de la sexualidad humana y a su vez de
identidad, debe proveer los elementos de juicio claros, con normas y valores definidos que
delimiten las fantasías de la globalización y las irrealidades que supuestamente generan
poder como son la belleza, el dinero, la violencia. En esto juega la comunicación al interior
de la misma (familia) un papel vital que puede ser coercitivo a las entradas del exterior
como los emporios económicos y sociales determinantes de patrones irracionales. Esta
carga informacional desemboca un desnivel informativo sin patrones de juicio ni límites
entre la realidad y la falsedad, la luz y la oscuridad.
El oscurantismo se convierte en un coqueteo permanente pues es sembrado como
algo que deja atrás el miedo, el cual debe ser conjurado y así no temer a lo desconocido, y
permanentemente incitado por los anime quiénes son sus compañeros diarios de faena. Por
otra parte, la música es en sí el catalizador de esta juventud, la razón principal en la cual
confluyen sus vacíos y expresiones sociales y un sistema comunicacional muy amplio con
poderes propios de energizante social; estas armonías del universo cambian sentimientos,
alteran decisiones y transforman vidas; su influencia se determina en la combinación de
sonidos modulados según las leyes de la melodía, el ritmo y la armonía; este elemento se
encuentra en toda cultura y es global, trasciende fronteras, espacios y nos bombardea todo
el tiempo de nuestros días y de nuestras vidas, así no seamos parte de éste ambiente, a
través de ascensores, la calle, lugares de reunión, etc. La música encierra características,
ideas, costumbres, de las épocas y determina tendencias y formas de pensamiento cultural.
La influencia de la música es tan fuerte en el ser humano, al punto de determinar vidas,
mundos e historia. ¿Que tan determinante es la comunicación que se recibe a través de ella
y como los jóvenes de hoy día, a falta de alimento informacional y comunicacional en los
hogares caen en las redes de una comunicación que impacta emociones? Según Marx, la
idea de que “la masa es tonta y se rige por emociones” parece no tener límites en los seres
humanos, pues es confrontada con las escrituras en Prov. 4:23 “…del corazón mana la
vida” o sea de las emociones, las cuales son la forma en que un sujeto se siente a sí mismo
afectado por lo que experimenta, este cerebro límbico que determina nuestra forma de
proceder ante los agentes externos y determina en su fisiología el ciclo afectivo, cognitivo,
conductual y somático. Lo que en términos más sencillos podría conocerse como procesar
lo que entra por nuestros oídos, con factor emocional intenso y está inmerso en la música,
determinantes familiares y falencias sociales, esto es analizado por nuestro cerebro
racional, generando conductas acordes a la decisión mental y somatizando en el ser la
fragilidad, incapacidad, falencias, indefensiones acordes a lo establecido en últimas por una
tonada musical.
Las bases emocionales se ven envueltas en un cauce neuroanatómico de endorfinas,
dopamina, etc. Las cuales han sido detonadas por emociones que han llegado al corazón
herido, incomprendido o desorientado por la falta de comunicación o mala comunicación, y
luego definen formas de proceder, al punto de determinar incapacidades fisiológicas y
mentales de indefensión. Aquí cobra sentido el efecto poderoso de la música en los
adolescentes pertenecientes a estos movimientos juveniles, pues si vemos el proceso tal
cual se desarrolla ordinariamente en el diario vivir podemos entender porqué la música es
un detonante tan importante en ellos; pues al no depender del cerebro central (la razón) si
no ingresar directamente por el tálamo (estación alterna de todas las emociones,
sensaciones y sentimientos) ataca directamente el sistema nervioso pasando por alto el
cerebro. Así influencia a gran velocidad, el metabolismo como la producción de hormonas
sexuales, e igualmente el hipotálamo tiene un marcado efecto en la emisión de respuestas
autónomas producto del temor, la ira y otras emociones. Griffiths, Mary. Introduction
human fisiology. P. 474. Produciéndose en ocasiones el mismo tipo de alteraciones
encontradas en la esquizofrenia, que tiene efectos subliminales, que estimulan fuertemente
las emociones y disminuye la capacidad de razonar. La persona “siente” cada vez más y
“piensa” cada vez menos. Se asocia con inmoralidad, desobediencia civil y criminalidad,
siempre atrae la población adolescente por lo sugestivo de sus letras y baile, además que ha
invadido todos los espacios. Su poder radica en las palabras cantadas con un ritmo de
impacto, exaltando antivalores educando los adolescentes en un mundo que no conocían
por falta de buena comunicación e información apropiada por parte de los adultos
responsables. Sus mensajes al igual que el dado por las familias de los adolescentes es
ambivalente pues enviando paz, generan violencia, con el amor, viene la inmoralidad, dicen
amistad y llega el libertinaje, mencionan libertad, e impulsan degradación. Estas mentes
desorientadas por la poca, escaza o nula comunicación familiar son el epicentro en el que se
edifican fortalezas bien alimentadas por ideas infundadas y vacías con propósitos más bien
lucrativos para los emporios económicos o mentes enfermas que no tienen más que impartir
sus venenos amargos de desilusión y muerte, amoldan caracteres y educan mentes para
fracasar, dudar, temer, huir. Mentes indefensas y desesperanzadas sin futuro y sin razones
para vivir.
Los adolescentes más propensos son los que las actitudes de sus familiares les han
dejado muchos vacíos dejándolos permeables a menajes inocuos y dañinos, pues aunque la
música tiene gran fuerza, no determina en muchas personas comportamientos; pero quienes
no tienen bases sólidas de valores, principios o por el contrario tienen demasiados vacíos
mentales e incongruentes por su ambivalencia familiar, terminan siendo su nido preferido.
La música maneja un lenguaje propio que no tiene solo que ver con el escrito o entendible
sino con el ritmo, la filosofía del momento en el entorno al que se pertenece y la fuerza
motora de una nueva generación lleva más contenido implícito del que se percibe a simple
vista pues determina la forma de pensar de una población a fin en edad, emocionalidad,
ideales, sueños, rebeldías, etc.
La música revela pues la verdad radical del momento. Schopenhauer menciona que
si pudiéramos conocer la exactitud del contenido de la música entonces tendríamos una
explicación exacta del mundo. Filosofía de la escucha, David Pico Sentelles, 2005. Según
Nietzsche, la vida es más llevadera con la música, nos permite olvidar la vida, es una suerte
de narcótico o religión encubierta, refugio en otro mundo, cuya negación del nuestro nos lo
hace un poco más soportable, entonces se convierte en un refugio colectivo muy apropiado.
Al parecer la vida se comprende mejor con la música, es una pasión interpersonal a través
del cual se eleva un modo de pensamiento, al parecer el sonido se presenta como una
configuración de lo material a través de un estímulo nervioso, luego se vuelve imagen y por
último energiza dando vida a una irrealidad. Según Nietzsche “la vista es el sentido del
entendimiento, de la percepción intuitiva; el oído, la razón que piensa y concibe. Los
signos visibles interpretan imperfectamente los sonidos, el cual es captado por la mente
limitada y no percibe más que imperfección.
Pero podríamos decir, ¿porqué mencionar tanto la música, qué tiene que ver con
esta investigación? Pues es simple, la música es una forma de comunicación no explícita
que se ha introducido en la vida de las personas en general, invaden hogares, colegios,
niños, adolescentes, y ante esta comunicación perfecta de imperfección los elementos de
contención son insuficientes, aún con buenas bases familiares y sociales, ¡cuanto más en
ambientes no nutricios¡. Además los grupos juveniles estudiados manifiestan que su centro
y motivador es la música, se forman a partir de esta y son determinados por ella, entonces
sería imposible no haberla retomado como parte vital del supuesto conflicto investigado,
mas sabiéndola fuente subliminal de comunicación implícita. La historia habla claramente
de la influencia de la música no solo en Colombia como se mencionó anteriormente sino
también del mundo y esto queda bien claro pues desde los años 80 que emergieron los
grupos juveniles en cuestión, obviamente incipientes con otros nombres y otros
condicionantes, a través del tiempo se han ido configurando en nuevas formas juveniles.
Al parecer es a través de la música como forma de expresión, donde el hombre es
libre de manifestarse sin la recriminación social, con la aceptación de una gran mayoría
quienes aprueban dicha revolución dándole poco a poco fuerza a esta rebeldía emergente.
Concluimos pues que la música y la televisión son elementos determinantes y fuentes de
cambio representados en una pasión interpersonal y pasiva, bajo la cual se elevan
pensamientos acordes a la configuración mental establecida y asimilada por cada
adolescente de acuerdo a su entorno.
Entonces se podría determinar que los Emos están inmersos en esta corriente, la cual
viene perpetuada desde los Visual Key (en oriente) desde los años 80 salidos de los
Chemical (Ian Curtis) y a quienes se les atribuyen la originalidad de la moda Emo y las
inclinaciones sexualmente ambiguas de su ideología.
El pensamiento andrógino es una característica determinante de éstas tribus
urbanas, posiblemente originario del oriente, aunque quien lo mencionó por primera vez
fue Platón en “El banquete” siendo de origen griego y es la representación hermafrodita por
lo que no existe distinción sexual, es pues un ser físicamente intermedio, con rasgos
sexuales de hombre y de mujer o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma
clara el sexo al que pertenece.
En una fecha histórica la ópera de Pekín, considerada una de las más altas
expresiones de la cultura, estaba compuesta por cuatro personajes que eran tomados desde
edades tiernas y tenían que ser niños con voces angelicales, quienes eran entrenados
rigurosamente durante horas y eran castrados los que representarían las voces femeninas,
para que sus voces no se perdieran en la adolescencia, pero sus cuerpos se desarrollaban
bien por las horas intensas de entrenamiento; era muy popular la obra y creada para un
emperador quien tomaba como damas de compañía los personajes que representaban la
parte femenina aún en contra de su voluntad, y esto era desde la niñez, pues los niños eran
obligados a ser parte de esta representación sin opinión ni voluntad propia, luego sufrían
por ser obligados a hacer algo con lo que no estaban de acuerdo llegando incluso a ser
tomados como cortesanas; con el tiempo y por las prácticas inhumanas, la obra fue
cancelada desencadenando socialmente una protesta que llegó difusa y confusa a través de
los medios de comunicación en las modalidades de dibujos animados o inclusive sin ser
protesta como parte de la expresión típica de una cultura ancestral.
En las nuevas generaciones a través de los anime, fueron determinando patrones de
comportamiento y estilos personales de vida, con los que llevaban la contraria los
adolescentes a las anteriores generaciones, es decir rebeldía. Con la globalización los
medios de comunicación llevaron esta cultura andrógina a el mundo entero y en Colombia
por falta de información de los padres a los hijos, los niños asumen modelos de
comportamiento de los programas infantiles orientales, creyendo normal la ambigüedad
sexual y auto denominándose bisexuales o andróginos como algo perfectamente natural. El
poder de los medios es insospechado y no se le da mucha importancia, pero es un
determinante comportamental principalmente en los adolescentes.
Las culturas representan el ruido o interferencia en la secuencia ordenada que lleva
los acontecimientos y fenómenos reales a su representación a los medios de comunicación
es una forma de convergencia reinante ante una desorientación profunda. Su punto es el de
cultura de masas. Es necesario entender que los padres de los actuales emos son también
fruto de estas corrientes sociales que empezaron con la era rebelde de los años 60, algunos
en mayor o menor escala pero igual influenciados por esta corriente rebelde, personas con
ideales o ideologías utópicas pero sin bases históricas que validen la libertad o libertinaje
establecido en muchas ocasiones. Los padres de los Emos son fruto de esta corriente y al
parecer existe un antes y un después de la revolución musical dejando dos modelos en el
siglo XX, los nuevos adultos desecharon todo lo pasado creyendo idealizar una nueva vida
pero en el proceso dejaron en el camino aspectos buenos de crianza con los cuales fueron
educados como la disciplina, las normas, los valores, entre otros, incluyendo a Dios, a
quien lo dejaron por fuera de las aulas. Por consiguiente filtraron todo posible marco de
referencia que les permitiera una estabilidad sólida o cimientos firmes. Dejando ideales y
frivolidades como banderas o baluartes para las nuevas generaciones, desproveyéndolas de
pasado y cargándolas con sueños y oasis paradisiacos sociales que la realidad no les provee
ni visualizan. Los jóvenes de hoy día están desorientados y la pregunta es ¿Qué ocurre? Por
qué tanto vacío, tanta ideación de muerte, añoranza por el dolor, la soledad, el
oscurantismo, el coqueteo oscuro con lo dañino para sí mismo principalmente y por ende la
familia y la sociedad. No todo lo pasado fue mejor pero si se podría decir que existían
elementos buenos y rescatables, que complementados con las nuevas libertades y
oportunidades, hubieran dado buenos resultados. Padres que crecieron con la idea que nadie
nos gobierna, que el mundo gira alrededor de sí mismo, que todo es posible en la vida, pero
que niegan los elementos de semejantes ideales al consentir en exceso los niños, llenarlos
de ideales obtusos, de falsas creencias, o por el contrario dejan estas nuevas criaturas a su
merced por que la cultura yoica incrustada en el inconsciente les hace pensar todo el tiempo
que la vida del sí mismo es más importante y que siempre será víctima de la vida, girando
el universo entero alrededor de sí despreciando aún su propia cimiente como lo dicen las
escrituras en Eze. 5.10. Con esto lo que se pretende es dimensionar el efecto de vaciedad
que existe en las mentes actuales bombardeadas por tanta información a través de los
medios de comunicación que son imposibles pasar inadvertidos pues su compatibilidad
cultural es forjadora de patrones no acordes al entorno en el que se vive o se presenta.
En el libro El niño y los medios de comunicación de Patricia Marks Greenfield,
Morata, España, 1998. En el libro menciona que la incompatibilidad cultural está creando
una forma de imperialismo cultural, pues crea una cultura universal a partir de los medios,
barriendo con las tradiciones, debe considerarse que en las mentes expuestas a los medios,
generan conflictos culturales pues ve en su entorno un proceder y se sugiere permitido por
los padres el ver programas que determinan pensamientos modernos en situaciones
económicas estables de libertad social y económica y el algunas circunstancias con
oportunidades, entonces viene la comparación y los porqué, creyéndose redentores de esas
vidas o partes nacientes de esas oportunidades pretenden actuar como originarios de sus
imaginarios provistos por los medios, al igual que no solo proveen de ilusiones sino tan
bien de temores, dramas, terror, miedos. Existe un refrán que dice: “Confunde y reinarás” y
es bien sabido que si predomina el miedo, cualquiera que éste sean, entonces éste tiene el
poder.
Ángela Piedad Garcés Montoya. 2005. (libro Nosotros los jóvenes: polisemia de las
culturas y los territorios) nos permite concluir con sus palabras, que “…las culturas
juveniles urbanas se van configurando como espacios de identidad y socialización de
jóvenes para jóvenes y se fortalecen con el debilitamiento de los mecanismos de
integración tradicional (escuela, familia, trabajo, religión)…”
Escrito por: Yenny García Betancourth. Buga. Noviembre 2010.
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