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LAS PALOMAS NO SON BLANCAS
JUAN DAVID OLMOS REY
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE COMUNICADOR
SOCIAL
PERIODISMO
DIRECTOR: CRISTIAN SÁNCHEZ JARAMILLO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
BOGOTÁ
2016
ARTÍCULO 23
“La Universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus
trabajos de grado, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma y la moral
católicos y porque el trabajo no contenga ataques y polémicas puramente personales, antes
bien, se vean en ellas el anhelo de buscar la verdad y la justicia.”
AGRADECIMIENTOS
A Cristian por su constante apoyo, su excesivo optimismo y su ojo crítico, sin el cual
hubiera sido imposible darle forma a este trabajo.
A mi madre por su valiosa ayuda, por ser siempre mi primera lectora, por creer en lo que
hice.
A mi padre por la confianza eterna y acaso excesiva que me infundió siempre y gracias a la
cual hoy me embarco en empresas como esta.
Gracias.
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INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
1. Innovar: Un marco teórico
1.1. El lenguaje del cómic
1.2. Periodismo en cómic
CAPÍTULO II
2. La propuesta
2.1. El porqué del Proceso de Paz
2.2. Esbozo de un manual de estilo
2.2.1. Boceto
2.2.2. Imagen
2.2.3. Página
CAPÍTULO III
3. Las palomas no son blancas
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
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INTRODUCCIÓN
Este trabajo tiene como finalidad explorar un medio escasamente abordado en la
producción periodística y vislumbrar sus capacidades narrativas para contar la realidad
colombiana. Este medio es conocido por diversos nombres: arte secuencial, historieta,
novela gráfica, libro-álbum, cada cual enmarcado por ligeras particularidades en cuanto
a contexto y forma de publicación. Pero todos parte de una misma forma comunicativa,
esa que el historietista Scott McCloud definiría como: “imágenes pictóricas
yuxtapuestas en secuencia deliberada con el propósito de transmitir información y/o
producir una respuesta estética del lector” (1994) o, más sencillamente, cómics.
El cómic en sí siempre ha sido un medio de comunicación desprestigiado. Su mismo
nombre alude al carácter cómico y ligero de las primeras expresiones del cómic
moderno en tiras humorísticas del siglo XIX. De ahí el hecho de que se usen tantos
nombres de tonos eufemísticos para lo que al final es una misma forma de arte. Pero
como lenguaje comunicativo, tiene tantas propiedades únicas y específicas como la
palabra escrita o el lenguaje audiovisual. En muchos sentidos, de hecho, el cómic es un
punto medio entre ambos.
Sin embargo, culturalmente ha quedado tradicionalmente apartado a ser una forma de
expresión de nicho. Así, en el periodismo, por ejemplo, son limitados los casos de uso
deliberado de dicho lenguaje y no ha sido sino hasta los últimos cuarenta años que ha
aparecido en el mundo una forma de periodismo en cómic. De hecho, muchos de estos
exponentes nacieron sin la intención premeditada y explícita de hacer periodismo.
Ni qué decir del caso colombiano. Aquí los ejercicios de periodismo en cómic se
pueden contar con los dedos de la mano.
De ahí se enuncia el primer aspecto relevante del presente trabajo. Este es un esfuerzo
exploratorio por desarrollar un producto en cómic que cumpla con los requisitos del
texto periodístico, así como con la intención periodística de informar a la sociedad,
adaptando las características y propiedades comunicativas del cómic a las necesidades
del periodismo.
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En relación a esto, el presente trabajo también persigue el objetivo de experimentar
nuevas formas de narrar en este oficio. Innovar y experimentar nuevas formas
comunicativas siempre será una necesidad primordial –casi una responsabilidad- del
ejercicio periodístico, más aún desde el espacio académico. Pero quizás ahora, que el
mundo mediático tradicional ha sido sacudido por las nuevas tecnologías irruptoras, sea
más importante que nunca.
Hoy en día, no basta contentarse con las mismas formas de contar tradicionales. El
impacto del desarrollo tecnológico obliga a pensar ya no tanto en el ‘qué se cuenta’, que
con la democratización de los medios de comunicación pierde un poco el sentido, y más
en cómo se hace. Este trabajo pretende ayudar a abrir el debate sobre nuevas formas de
ejercer el periodismo.
Propiamente, la forma que aquí se propone es el cómic digital, dadas los alcances
comunicativos que el medio digital permite. Por supuesto, eso significa un lenguaje
muy particular, que no solo implica las características de lectura propias del cómic, sino
más específicamente las del cómic web.
Es siguiendo los requerimientos de estos lenguajes –por un lado el cómic, y por el otro
el contexto en Internet- que se desarrollan las estrategias narrativas de este cómic. Esto
con el objetivo de que dichas características sirvan para comunicar efectivamente el
contenido periodístico de este cómic, cuyo tema es el que fácilmente sea el tema del
año: El proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC. Más precisamente,
los acuerdos a los que han llegado en la Mesa de Conversaciones.
Dicho tema cumple con dos criterios que lo hacen oportuno para explorar el periodismo
en cómic y desarrollar la tesis del presente trabajo. Primero, su evidente relevancia. Las
Negociaciones de La Habana, de llegar a buen puerto (y así no lo hagan), significarán
un vuelco enorme en la vida política y social del país. No solo se trata de la eventual
desmovilización de la guerrilla más poderosa y antigua del país, sino que los acuerdos,
como van hasta ahora, pretenden un cambio grande en la política del país.
Por eso la lectura, difusión y comprensión del Acuerdo de Paz reviste de una
importancia vital. Más allá de los intereses políticos, el conocimiento de lo acordado es
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útil tanto para el que está como el que no está de acuerdo. No se trata de si es la
pretensión del gobierno o de un partido político. Por el contrario, el conocimiento a
conciencia del Acuerdo empodera a la ciudadanía para que decida adecuadamente en
ejercicio de sus facultades democráticas.
El segundo criterio es su contenido. La información densa de los acuerdos implica que,
a pesar de su relevancia, no sean tan leídos como deberían. Incluso el resumen
periodístico en los diarios puede ser demasiado ‘ladrilludo’ para las preferencias de la
mayoría de lectores. No es raro que muchos colombianos no se hayan leído las 134
páginas que ya suman lo acordado.
De ahí la importancia de explicar el Acuerdo y la oportunidad de aplicar las facilidades
ilustrativas del lenguaje del cómic para hacerlo. Contrario a lo que se podría pensar, la
lectura del cómic no es exactamente más “fácil” que la del texto escrito. Pero sí más
cautivadora y, bien llevada, puede ser también más clarificante, ambas cosas de las que
se podría servir un tema como el Acuerdo.
El cómic digital está compuesto por capítulos. Como conjunto continúa un mismo hilo
argumental, mientras cada capítulo se refiere a cada punto del Acuerdo. El punto 3 de la
Agenda General, referente al fin del conflicto, está siendo negociado al momento de la
presentación de este trabajo. Por ello, el quinto capítulo del cómic, que tratará de dicho
punto, todavía no ha sido desarrollado. Como el cómic está siendo lanzado por
capítulos, esto implica que aún está por concluir.
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CAPÍTULO I
INNOVAR: UN MARCO TEÓRICO
Este trabajo surge de la necesidad de innovar los modos de contar para el periodismo.
Cada vez más, es evidente la necesidad constante de renovar el quehacer periodístico
para acercarlo más a la gente. La razón es simple, cada vez la competencia es más alta.
No sólo por el hecho de que crezca el número de medios de comunicación que ofrecen
noticias o productos similares, sino porque, como afirma Clayton Christensen, las
noticias hoy compiten con todo el que le ofrece al lector una solución a la pregunta de
“tengo 10 minutos libres ¿Cómo los lleno?” (2012) (Christensen, 2012)
Esto es particularmente cierto para el medio digital, donde el periodista compite con,
esencialmente, todo lo demás. En Facebook, un sujeto tiene que decidir si abrir la nota
de El Tiempo o de la BBC o gastar su tiempo libre mirando un video de Vine o las fotos
de un amigo o cualquier otra cosa. Con todo eso competimos. La necesidad de innovar
es primordial por eso. En especial cuando es poca la cercanía de las noticias con los
lectores, al menos en relación en el resto de entretenimiento que Internet puede
ofrecerles.
Ahora, el gran problema es cómo innovar. ¿Cómo acercar más a la gente a las noticias y
atraer lectores? Por supuesto, la pregunta no tiene una sola respuesta ni es la única vez
que se ha formulado. A lo ancho del globo cientos de periodistas trabajan diferentes
acercamientos para resolver esa cuestión. El punto es que tampoco parece haber una
sola solución satisfactoria. Quizás el periodismo llegue de nuevo en los próximos veinte
años a su siguiente paradigma y entonces, en cierto modo, haya una o unas ciertas
maneras de ejercer bien el periodismo. Pero, por ahora, estamos en pleno cambio de
paradigma.
En ese sentido, vale la pena innovar por el mismo hecho de innovar. La exploración de
nuevas formas de ejercer el periodismo es un aporte fundamental en el proceso
exploratorio que es el desarrollo de la profesión en el país y en el mundo. Por supuesto,
tampoco puede ser gratuito. No es accidental la propuesta del presente trabajo. Existe
una razón de por qué el periodismo en cómic es una propuesta válida para acercar más a
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la gente a la información noticiosa de la realidad colombiana, en este caso particular. El
cómic es un medio rico en herramientas y bastante nutritivo para la labor del periodista.
1.1. EL LENGUAJE DEL CÓMIC
Erin Polgreen es una historietista, fundadora de una de las pocas revistas de cómic casi
exclusivamente periodísticas: Simbolia. Para ella, la gracia del cómic es que por su
forma “hace a los temas pesados íntimos y relevantes. Asuntos que están lejos se
vuelven personales para el lector. En un mundo de congestión de información, cómics
bellamente hechos proveen claridad y resonancia emocional”
Este es quizás uno de los principales valores agregados del cómic. El nivel de
implicación es bastante alto. Naturalmente, la imagen proyecta al lector a un escenario
visible y accesible del mismo modo en que lo hacen el video o la fotografía. Pero
además, el cómic requiere otro tipo de inmersión del lector. Para completar la
“canaleta”, el espacio entre viñeta y viñeta, y que tenga sentido, necesita un proceso
activo de imaginación. Este proceso se le llama cierre, y lleva también a una mayor
implicación del lector. “El cierre en los cómics genera una intimidad solamente
superada por la palabra escrita, un silencioso y secreto contrato entre el creador y la
audiencia” (McCloud, 1994).
Vale resaltar que este elemento del cierre implica un trabajo activo en el lector quizás
más fuerte que el que requiere la escritura, ya que el nivel de abstracción de la imagen
es menor y, por ende, requiere más trabajo completar la información. No en vano
Marshall McLuhan clasificó al cómic como un medio frío por excelencia. Por ello, la
concepción de que la lectura de cómic es intrínsecamente una lectura fácil es una
concepción errada. La paradoja radica en que a la vez que la imagen le agrega densidad
a la lectura, seduce más fácilmente al ojo, permite una mejor visualización de la
información. La imagen permite una información jerarquizada, contrario a lo que pasa
con las palabras. Así leer una infografía, por ejemplo, toma por lo general más tiempo
que leer la palabra escrita, dada la cantidad de información, su menor nivel de
abstracción y su ubicación yuxtapuesta y jerarquizada, justamente. Pero la comprensión
es mucho más fácil. De ahí que lo ojos de los lectores graviten hacia la infografía en los
artículos de periódico antes que a la palabra plana. La lectura de la palabra escrita puede
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ser más ligera, pero decodificar su información y comprenderla requiere un trabajo extra
que lleva a que, a la larga, economice más trabajo leer las que elocuentemente se llaman
‘ayudas visuales’.
Por supuesto el cómic no consiste en la sola imagen. Como ya se señaló, está el proceso
de cierre que demanda un trabajo de lectura mayor. Pero el cómic sí incluye la imagen,
y toma prestada esas mismas facultades comunicativas. Gran parte del valor
comunicativo del cómic radica en esa dualidad de “medio frío” donde hay una mayor
participación del lector y a la vez un mayor poder de atracción visual y jerarquización
de la información.
Ahora, los valores de medio frío-medio caliente, abstracción-representación,
complejidad-facilidad de la lectura, son muy variables y dependen de la ejecución de
cada cómic. Ahí entran en juego las herramientas comunicativas propias del medio
escrito (la metáfora, por excelencia, pero igual todas las figuras literarias) así como las
de la imagen pictórica: el valor de línea, la gama cromática, el estilo de representación.
De estos se desprende toda una gama de posibilidades en la construcción de la narrativa
del cómic, algunos más densos y con un mayor requerimiento de participación del lector
y otros más abstractos y ligeros.
Así, el cómic impreso tiende a tener un trabajo artístico más cargado y una narrativa
más pausada pues su vida social, como la del libro, es la de la inmersión total y solitaria.
Pero el cómic Web oriundo de Internet es mucho más abstracto y/o minimalista y su
lenguaje escrito completamente coloquial y sucinto, incluso muchas veces, del todo
ausente. (McLuhan, 1964)
Podríamos hablar, sin embargo, de algunos elementos que engloban el cómic casi
generalmente. Como ya se dijo la participación del lector es permanente. Pero no sólo
por el trabajo de cierre que tiene que desarrollar, sino por las mismas propiedades
narrativas de la imagen. Contrario a lo que pasa en el medio escrito, donde se puede
hacer una narración enteramente conceptual, el cómic tiende a ubicar al lector
espacialmente en algún lugar. De ahí la relevancia de un protagonista o varios que
lleven la historia en una ubicación espacio-temporal determinada. No pasa siempre,
claro. Algunos trabajos carecen de ubicación y personajes, como Unflattening de Nick
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Sousanis, que es más un ensayo llevado al lenguaje del cómic. Pero por lo general,
dado que tiene que haber una imagen y una continuidad, el cómic, como la crónica,
tiene una locación y unos personajes.
Respecto a estos últimos, el cómic tiene una particularidad. Desde los superhéroes hasta
Tintín, hay una fuerte voluntad de hacer al protagonista un personaje fácilmente
reconocible y en quien los lectores se puedan identificar. Esto está directamente
relacionado con la alta implicación del cómic. Por supuesto, varía mucho según el estilo
del dibujante, pero aplica para la gran mayoría de trabajos en cómic. Para McCloud, la
razón de esto es que, independientemente del nivel de abstracción y del estilo del
historietista, el dibujo del cómic está revestido siempre de cierto nivel de abstracción
icónica, en donde las figuras visuales se reducen a sus mínimas expresiones. Por
ejemplo, basta con un círculo, dos puntos y una línea para hacer una cara. De hecho,
muchos de los cómics web están hechos así, con ‘dibujos de palitos’. Véase, por
ejemplo, Poorly drawn lines y se entenderá que la tendencia de la historieta en Internet
es extremadamente simplista. La razón de esto es que a mayor nivel de abstracción
icónica, mayor la identificación del lector con el personaje. Un muñeco de palos puede
ser literalmente cualquier sujeto. “Cuando ves el dibujo realista de una cara o una
fotografía, ves a alguien más”, diría McCloud. “Pero cuando entras al mundo de la
caricatura, te ves a ti mismo” (1994).
1.2. PERIODISMO EN CÓMIC
¿Y esto, cómo se aplica al periodismo? Desde hace unas décadas existe cierta línea de
aproximación al periodismo en cómic a nivel mundial. Inicialmente, surgió
naturalmente del cómic de no ficción, de la narración personal biográfica del autor. ¿Por
qué empieza a ser periodístico? Fundamentalmente, por la temática, por su relevancia
mediática, por su voluntad informativa. Así sucedió con Maus de Art Spiegelman, y en
cierto sentido con las obras de Joe Sacco en Bosnia y Palestina.
De esto surge el hecho de que la narrativa del periodismo en cómic haya sido
principalmente autobiográfica. Como ya se dijo, es una característica heredada del
cómic mismo: su naturaleza visual lo acerca más a la crónica. No es de extrañar que los
primeros relatos de periodismo en cómic, así como sus exponentes más importantes,
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sean perfectamente adaptables a la crónica periodística; es decir, son crónicas
periodísticas llevadas al formato cómic.
Su sincronía funciona además por dos sentidos, pues si el cómic se sirve muy bien de la
narrativa en primera persona y el punto de vista de la crónica, la crónica,
particularmente de la guerra, se sirve muy bien de la capacidad de inmersión y la
representación visual del cómic.
Sin embargo, las posibilidades narrativas del cómic no se quedan ahí. La crónica se
adapta muy bien a sus características, pero otro género periodístico, como el reportaje,
se puede servir muy bien de las bondades de la historieta. Particularmente, en cuanto a
lo previamente enunciado sobre la implicación del lector, de un lado, y la fácil
comprensión jerarquizada, de otro. Temas de un fuerte contenido informático, que
generalmente provocan una escasa relación con el lector, más aún con el lector de
Internet, siempre propenso a distraerse, podrían complementarse muy bien con las
herramientas cómic.
Ese es el objetivo del presente trabajo.
La propuesta es, justamente, abordar un tema de alto contenido informativo, como lo
son los Acuerdos. La idea es que el lenguaje del cómic es perfecto para generar una
inmersión del lector en los puntos concretos del Acuerdo de Paz, que de tal modo 1.
Entienda en qué consiste cada punto de lo acordado y 2. Se genere un diálogo analítico
sobre lo que podrían ser sus consecuencias.
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CAPÍTULO II
LA PROPUESTA
2.1. EL PORQUÉ EL PROCESO DE PAZ
La idea de abordar el Proceso de Paz surgió, como es natural, del actual contexto
mediático colombiano. Es claro que el tema de mayor relevancia en el país desde hace
tres años es el de la Paz. Para bien o para mal. Sin embargo, a pesar de ser el tema más
relevante y de lejos el más abordado mediáticamente, existe un vacío en la sociedad y
en los medios: La discusión está enteramente politizada. Los medios, esclavos de la
agenda periodística del día, replican repetidamente las opiniones de los personajes de la
política nacional, opiniones que, aunque tienen un valor mediático evidente, no
necesariamente tienen uno argumental.
En los medios de comunicación, la explicación de lo acordado en La Habana ha sido
muy escasa, limitándose a algún resumen al momento en el que salió cada punto y a las
declaraciones oficiales. La opinión académica ha aparecido también muy poco. Y eso
en los círculos mediáticos; ni hablar en los círculos sociales, donde la discusión
escasamente se genera alrededor de la réplica que le hacen los medios a la opinión de
políticos de renombre. El grueso de la discusión del acuerdo al día de hoy es la réplica
de la réplica.
Es de imaginar, que una vez esté listo todo lo acordado los medios buscarán la forma de
comunicar más eficientemente los puntos del acuerdo. Pero la discusión debería darse
ya. De hecho, se está dando. El problema justamente es que se está dando con muy
pocos argumentos fácticos.
De ahí la necesidad de aprovechar en este tema en particular los elementos propios del
cómic, como lo propone éste trabajo.
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2.2. ESBOZO DE UN MANUAL DE ESTILO
Una vez definido el tema con el que se iba a desarrollar este trabajo de grado, lo
siguiente fue definir el cómo. El siguiente es el desarrollo del proceso conceptual en el
cual se fundó la ejecución del cómic digital.
2.2.1. Boceto
El primer paso en la construcción del cómic fue la elaboración del guión y el boceto de
todos los puntos. Para esto, era necesario desarrollar una narrativa propia del cómic, que
encadenara los respectivos capítulos, que a la vez funcionara como hilo conductor así como
herramienta de distensión de la narrativa típicamente densa y jurídica de los puntos del
acuerdo.
Esto se hizo inspirado en los ejemplos mundiales ya existentes sobre periodismo en cómic,
particularmente la obra de Guy Delisle y sus exquisitos relatos que mezclan una interesante
información política y cultural de países en conflicto, con un humor sutil y un toque
inteligente de juicio de valor.
De ninguna manera la intención del presente cómic fue hacer humor ni opinión de ninguna
manera. Pero sí manejar un equilibrio atractivo entre la información y la narrativa ligera.
Para esto se eligió una narrativa propia del cómic que enuncia mejor sus capacidades frente
a la comunicación periodística: la primera persona, con base en un personaje-narrador
principal con quien el lector puede identificarse, que se sitúa desde un punto medio
apolítico respecto al Proceso de Paz y cuyo objetivo es entender mejor qué se está
fraguando en la Mesa de Conversaciones. Así, su propio relato se combina con la
explicación de los puntos del Acuerdo, del mismo modo en que Delisle explica las
particularidades de la cultura norcoreana al caminar por las calles de Pyongyang, o Sarah
Glidden, el conflicto palestino-israelí mientras hace turismo por Jerusalén.
La elección de personajes consiste entonces en este protagonista-narrador, con una línea
sencilla y escaso detalle que, como se explicó antes, ayude a identificarse con el lector, y de
colores llamativos que contrastan con el fondo y los personajes secundarios. Luego, la
elección de un personaje secundario personificado por la paloma, una paloma de
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características caricaturescas que le dé una identidad al cómic y que sirva de símbolo con el
Proceso de Paz. No es la Paloma de la Paz, eso sí. Es una paloma gris, fea y corriente, como
las que se encuentran con tanta facilidad en las calles bogotanas y que, a su vez, sirve de
símbolo con lo que es la línea editorial del cómic: “Las palomas no son del todo blancas, ni
del todo negras”.
En concordancia con el lenguaje del cómic, el lenguaje escrito de Las palomas no son
blancas es bastante sencillo. Esto sigue dos lógicas; primero, una de forma: el espacio es en
los cómics es limitado, no solo para la escritura en los globos de texto, sino en todo el
producto en general. Por ello la necesidad de síntesis es fundamental en toda narración de
arte secuencial. Y la segunda es una lógica de fondo: el objetivo del presente cómic es
facilitar la comprensión de los Acuerdos y ello apelando a un público que naturalmente no
se ha leído los puntos, y que tiene, probablemente, escasa facilidad para ese tipo de lecturas
jurídicas.
En cuanto al contenido periodístico el objetivo fue informar sintetizada pero completamente
cada punto del Acuerdo, sin dejar nada de lado para que el lector pueda hacerse una opinión
completa y personal respecto a lo acordado. De apoyo se realizó investigación académica
sobre cada una de las problemáticas que abordan los puntos, además de entrevistas de
apoyo con personajes conocedores de la realidad colombiana.
2.2.2. Imagen
Visualmente el cómic sigue un estilo ligeramente reminiscente de la ligne claire cuyo
objetivo final es lograr la comprensión más clarificante posible de la narrativa y las viñetas.
Los fondos se mantuvieron con un valor de línea cargado y detallista, de tal forma que
recordara los paisajes típicamente bogotanos que se pretendía reflejar, pero en un tono muy
suave a forma de que no sobrepasaran el protagonismo de la narración de los Acuerdos.
Opuestamente, los personajes, particularmente los principales, mantuvieron una línea
simple y fácilmente identificable.
El proceso de elección cromática concluyó en variaciones opacas de los tres colores
primarios que se contrastan bien entre ellos y le dan al cómic en general una sensación de
continuidad visual fundamental en el desarrollo de un cómic, además de agregarle una
identidad única y una propuesta estética personal.
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2.2.3. Página
Terminado el proceso de definición de un estilo, tanto narrativo como pictórico-visual, se
prosiguió con la elaboración y divulgación de los capítulos del cómic por entregas
semanales en la página web www.laspalomasnosonblancas.com con su portada y su
descripción. Las entregas fueron divulgadas por redes sociales.
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CAPÍTULO III
LAS PALOMAS NO SON BLANCAS
Este es el cómic digital que pretende explicar los puntos del Acuerdo de Paz. Por su
naturaleza digital, la experiencia de lectura completa solo puede hacerse en la página
web. El lector puede encontrar el producto completo en el siguiente link:
www.laspalomasnosonblancas.com
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CONCLUSIONES
Del desarrollo efectivo de este cómic digital se concluye que es posible el uso del cómic
como medio para comunicar productos periodísticos en Colombia, a pesar de que hasta
ahora han sido pocos los experimentos en este sentido. Y no sólo eso, sino que funciona
también como producto digital, y que el cómic web también tiene un su nicho dentro del
contexto colombiano, a pesar del relativo desconocimiento que se tiene en el país por
esta forma de comunicación.
El cómic es un arte escaso y medianamente ignorado en Colombia. Pero por el presente
trabajo podemos concluir dos cosas: 1. Las capacidades comunicativas de cómic son
suficientes para narrar hechos de talante periodístico, con toda la seriedad que estos
requieren y 2. Que a pesar de su falta de popularidad de esta forma de arte, habrá un
público dispuesto a ver propuestas en cómic como la presente. La concurrencia de la
página fue moderada, con cerca de 1500 visitas en un mes. Pero este ya es un alcance
que podemos juzgar considerable, más para formas novedosas a las que el público no
está acostumbrado. De seguro, hay un espacio para seguir desarrollando propuestas
similares en el futuro.
Quizás lo más llamativo de todo este proceso fue encontrarse con el mundo de
posibilidades comunicativas que tiene el cómic. Como herramienta comunicativa es
quizás más rica en opciones que lo que es el mismo lenguaje escrito o los productos
para radio o video. Al combinar fragmentos de dichos medios, el cómic cuenta con
posibilidades que parecen ilimitadas, muchas que seguramente todavía siguen sin
explorar. Y no es porque no haya un largo bagaje de innovación en el cómic. Por el
contrario, este es quizás también uno de los medios más creativos.
En el caso concreto del periodismo, concluimos del desarrollo de este trabajo que tiene
mucho que aportar. En especial cuando su característica particular como lenguaje
implica una participación más activa y atenta del lector. Ambas cosas, consecuencias
de las que adolece en muchas ocasiones el periodismo contemporáneo. Además, el
cómic genera estas interacciones positivas sin desmeritar la atracción visual que suscita,
en parte por el componente de novedad que tiene ahora.
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Porque, aunque ha estado presente por siglos, hasta ahora parece que surge como un
espacio fuerte en la cultura tanto mundial como colombiana. Fenómenos como el
ComicCon, la reciente popularidad de la adaptación de cómics al séptimo arte, el bum
en la venta de libros en cómic y sobre cómic, sustentan esta afirmación. En el mismo
periodismo, el cómic no tiene más de 30 años. Es, dentro de sus géneros, bastante
novedoso.
Por esto me atrevo a decir que es este el momento de desarrollar este medio
inexplorado, apropiarlo para las crecientes necesidades de las salas de redacción, cada
día más necesitadas de contenidos novedosos y productos multimedia. En cierto
sentido, el cómic es eso, un medio ‘multimedia’.
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BIBLIOGRAFÍA
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Neufield, J. (2007). A.D.: New Orleans After Deludge. Smith Magazine Pérez, P. (2015). La Honda. El Retrovisor . Rall, T. (2002). To Afghanistan and back. New York: NMB. Sacco, J. (2001). Palestine. Seattle: Fantagraphics. Spiegelman, A. (2001). Maus. Barcelona: Editorial Planeta.
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