la ultima noche de dostoievski
Post on 08-Jul-2018
222 Views
Preview:
TRANSCRIPT
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
1/11
Saul Sosnowski is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Hispamérica.
http://www.jstor.org
La última noche de Dostoievski: La escritura del deseo o el deseo de la escrituraAuthor(s): María Rosa Olivera-WilliamsSource: Hispamérica, Año 24, No. 71 (Aug., 1995), pp. 97-106Published by: Saul Sosnowski
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/20539856Accessed: 27-07-2015 17:23 UTC
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/ info/about/policies/terms.jsp
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of contentin a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship.For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=sosnowskihttp://www.jstor.org/stable/20539856http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/stable/20539856http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=sosnowskihttp://www.jstor.org/
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
2/11
La ?ltima noche
de Dosto?evski:
La
escritura del
deseo
o
el deseo de
la
escritura
MAR?A
ROSA
OLIVERA-WILLIAMS
Los escritores
son
ingenieros
de
almas,
es
decir
aqu?llos
que
ten?an
que
ver con esa
m?quina,
ese
ingenio,
complejo
y
apasionante
que
es
el
sentir,
el
desear,
y
enfrentarse
a
la
realidad,
el delirio
y
todas
sus
manifestaciones.
Cristina Peri-Rossi
La obra
literaria de
la
uruguaya
Cristina Peri-Rossi
(1941),
ya
sea su
prosa
de
ficci?n
como
su
poes?a,
descubre,
examina, cuestiona,
interpreta
los
deseos del individuo
contempor?neo
inserto
en
una
sociedad
que
desde siem
pre
se
ha
autodesignado
la
tarea
de
gobernar
esos
deseos
con
el fin de
permitir
la
convivencia
armoniosa
de la comunidad.
Sabido
es
que
el control
de los
deseos
margina
a
todo
aqu?l
cuyos
sue?os intentan saltar
las limita
ciones establecidas
por
el sistema
socioecon?mico
y
cultural.
En La
nave
de
los
locos
(1984),
el
personaje
Equis,
ser
que
carece
de
las caracter?sticas
estereotipadas
de
su
sexualidad
y,
por
lo
tanto,
carece
de
nombre,
ya que
el
suyo
es
el
signo
matem?tico
de
una
inc?gnita,
descubre
al
final
de
su
viaje
simb?lico por la cultura occidental ?viaje por los libros, el arte, el cine, las
tradiciones
populares,
y
la
historia
desde
la
perspectiva
del exilio?
que
"el
tributo
mayor,
el
homenaje
que
un
hombre
puede
hacer
a
la
mujer
que
ama,
Mar?a Rosa
Olivera
Williams
(uruguaya)
reside actualmente
en
los Estados
Unidos. Es
autora
de La
poes?a
gauchesca
de
Hidalgo
a
Hern?ndez
(1986) y
de
numerosos
art?culos sobre
narrativa
y
poes?a
hispanoamericana
contempor?nea.
Se
desempe?a
como
profesora
de literatura
latinoamericana
en
University
of
Notre
Dame
y
es
Fellow
del Helen
Kellogg
Institute
for
International
Studies.
97
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
3/11
98
LA
?LTIMA
NOCHE DE
DOSTO?EVSKI
es su
virilidad".1
La
virilidad,
origen
de
la
supremac?a
que
se
le
atribuye
al
hombre
por
el
poder
simb?lico de
su
falo,
ese
poder
que
ha
legitimado
s?lo
los deseos del
sexo
masculino
en
la
creaci?n de
naciones,
en
la
escritura
de
la
historia,
en
el
patr?n
de
la
conducta
heterosexual,
es
lo
que
debe
(re)examinarse
para que
los
deseos de la
otra
mitad del
mundo
tengan
asimismo
la
posibilidad
de
una
existencia
simb?lica
y
para
que
no se corra
el
riesgo
de
la
formaci?n
de
una
"contrasociedad,"
de
esa
a-top?a
de la
que
habla Julia Kristeva
en
"Women's
Time".2
En La ?ltima noche de Dosto?evski (1992), la novela m?s reciente de Peri
Rossi,
el
narrador,
un
periodista
cuarent?n
y
frustrado
con su
trabajo
en
una
gran
revista
sensacionalista,
encuentra
en
el
juego,
en
el
azar,
la libertad
de
los
deseos,
la
aparentemente
?nica libertad
en
el "desorden
del mundo"
cuyo
caos
reproduce
el
azar.
Por
ello,
juego, religi?n
y
eros
comparten
el orden
de
la
irracionalidad,
del
misterio,
de
la
fe. Veremos m?s
adelante
que
los
s?miles
usados
para
referirse
a
las salas
de
juego
son
templos
y
prost?bulos.
La
metaf?sica del
juego,
el misterio
de
los n?meros obsesiona al narrador. Pero
asimismo
es
atra?do
por
la seducci?n
amorosa
de
mujeres
liberadas
de
sus
roles tradicionales. Obsesionado
por
el
juego
y
el
amor,
el
narrador
se
ir?
autodescubriendo
y,
gracias
a una
psicoanalista,
ir?
encauzando
su
deseo
vital
hacia la
escritura,
una
escritura
que
como
la de
Dostoievski
y,
por
supuesto,
la de
Peri-Rossi,
se
vuelca hacia "los
sue?os,
el
delirio,
las
fantas?as",
o
sea,
hacia
el
interior del individuo.
En
estas
p?ginas
analizaremos c?mo
este
periodista/jugador, hijo
de
una
mujer
independiente
y
liberal,
y
de
un
padre
simb?licamente
desaparecido
en
la selva
americana
(desaparici?n
que
debilita
la
influencia
patriarcal
en
la
formaci?n
del
ni?o,
ya
que
este
hombre
quer?a
*
'fundar
un
peri?dico,
ganar
1. Cristina
Peri-Rossi,
La
nave
de los
locos,
Barcelona,
Seix
Barrai, 1984,
p.
196. Todas las
citas
posteriores
de la novela
pertenecen
a
la misma
edici?n.
2.
En
su
mirada
hist?rica
a
los movimientos feministas
europeos
Julia
Kristeva se?ala
que
hay
una
corriente
feminista
m?s radical
que
rehusa
la
homologaci?n
con
cualquier
papel
de
identificaci?n
con
el
poder
existente,
no
importa
cu?l
sea
este
poder,
y
as?
hace del
segundo
sexo
una
"contrasociedad".
Kristeva
explica:
"A
female
society
is then
constituted
as a
sort
of
alter
ego
of the official
society,
in
which all real
or
fantasized
possibilities
for
jouissance
take
refuge.
Against
the
sociosymbolic
contract,
both sacrificial and
frustrating,
the
countersociety
is
imagined as harmonious, without prohibitions, free and fulfilling. In our modern societies which
have
no
hereafter
[...]
the
countersociety
remains the
only
refuge
for
fulfillment since it
is
precisely
an
a-topia,
a
place
outside the
law,
Utopia's floodgate".
"Women's Time"
(Trad.
Alice
Jardine
y
Harry
Blake)
en
Signs:
Journal
of
Women in
Culture
and
Society,
vol.
VII,
n? 1
(1981),
p.
27.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
4/11
MAR?A
ROSA OLIVERA-WILLIAMS
99
una
guerra,
escribir
un
libro"3),
encuentra
en
otra
mujer
fuerte
y
ostentadora
del
poder,
la
psicoanalista/la
otra
madre,
el
veh?culo
para
la
sublimaci?n de
su
deseo.
Si el
amor
por
el
juego
era un
amor
alienado,
un
deseo
patol?gico
que
enajenaba
al narrador
en
su
magia,
el
psicoan?lisis
aparece
como una
forma de
amor
que
"conduce
a
la libertad
y
la
independencia
interior"
(p.
98).
El
tema
particular
de
La ?ltima
noche de
Dosto?evski
es
la
ludopat?a,
la
adicci?n al
juego
de
azar,
problema
que
seg?n
las ?ltimas
estad?sticas
publi
cadas en los peri?dicos europeos se hab?a puesto de moda. Sin embargo, el
gran
tema
de la novela
y,
me
atrever?a
a
decir,
de
toda
la
obra de
Peri-Rossi,
es
el
deseo,
las
pasiones
humanas. No
es,
por
supuesto,
?nicamente el
gran
inter?s actual
por
la
ludopat?a
que
afecta
a
un
elevado n?mero de la
pobla
ci?n de sociedades modernas
el
que
ha llevado
a
Peri-Rossi
a
interpretarlo
por
medio de
la
literatura,
sino
el inter?s
de
saber
si
hay
algo
en
com?n
en
todas las
pasiones,
en
la
pasi?n
amorosa,
por
ejemplo,
y
en
la
pasi?n
del
juego.
La
?ltima noche de Dosto?evski
atrajo
la
atenci?n
de
los
especialistas
dedicados
a
estudiar los s?ntomas de
la enfermedad del
juego
y
las
maneras
de combatirla.
En
la novela de
Peri-Rossi
se
nombran los deseos
ocultos del
jugador,
sus
ansias de
vencer
al
azar
(saltar
los
l?mites),
sus
remordimientos,
sus
planes
frustrados
de
abandonar
el
juego,
su
pasi?n
por
encontrar
la
libertad,
ya
que,
como
Dostoievski escribi?:
"S?lo
en
el
juego,
y
nada
m?s
que
en
el
juego,
nada
depende
de
nada"
(p.
116).
Peri-Rossi
dijo
en su
ponencia
para
el
"Congreso
nacional
de
asociaciones
y
t?cnicos
para
el
tratamiento
y
rehabilitaci?n
de
la
ludopat?a'
'
que
la
elecci?n
de la
ludopat?a
como
tema
de
su
novela
era
principalmente
un
inter?s
literario,
ya
que para
ella lo
que
la ha
llevado
a
dedicarse
a
la
literatura
es
"el
inter?s"
por
s?
misma y por los dem?s: "por saber qu?
es
esta
cosa rara
de sentir, de vivir,
de
tener
conflictos
y
de
estar
condenados, adem?s,
a
morirnos".4
El
protagonista,
Jorge,
es
un
hombre
especial
ya
que
su
historia familiar
tambi?n lo
es.
Se
podr?a
decir
que
Jorge
tiene caracter?sticas
femeninas sin
que
por
ello
se
trate
de
un
personaje
homosexual;
es
el
nuevo
tipo
de
3.
Cristina
Peri-Rossi,
La ?ltima
noche de
Dostoievski,
Madrid,
Grijalbo-Mondadori,
1992,
p.
80. Todas las citas
posteriores
de
la novela
pertenecen
a
la misma edici?n.
4. Cristina Peri-Rossi,
'
'Aspectos socioculturales, simb?lico-art?sticos y m?sticos-religiosos del
juego
de
azar".
Trabajo
a
publicarse
en
breve
en
las
actas
del
"Congreso
nacional de asociacio
nes
para
el
tratamiento
y
rehabilitaci?n
de la
ludopat?a'
'.
He
tenido el
privilegio
de
leer
este
trabajo gracias
a
la
generosidad
de
la
autora.
El
ep?grafe
de
este
trabajo
corresponde
a
dicha
ponencia.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
5/11
100
LA
?LTIMA
NOCHE
DE
DOSTOIEVSKI
hombre,
el
que
como
se
indica
al
final
de La
nave
de
los
locos,
no
cree
en
el
poder
f?lico ni lo
asume.
Michelle,
su
madre,
una
mujer
liberal, atractiva,
racional,
"librepensadora,
atea
y
feminista"
(p.
84),
en
otras
palabras,
un ser
sumamente
independiente,
es
mujer
antes
que
madre
por
lo
que
el
protagonis
ta
la llama
por
su
nombre
de
pila
y
no
por
el indicador de
su
papel
familiar:
"mam?"
o
"madre",
todo lo cual
no
implica
que
Michelle,
como
los deli
ciosos
aromas
de
sus
platos,
no
siga atrayendo
a
j?venes
que
buscan la
protecci?n
de
un amor
maternal.5
Tanto
Jorge
como su
madre
son
at?picos.
Son individuos que
se
atreven
a
ser
en un
mundo que
constantemente
ataca
la individualidad
o,
mejor
dicho,
la
libertad
individual,
y
que por
lo
tanto
dificulta
la
posibilidad
de
establecer
una
verdadera comunidad.
Michelle
parece
lograr
vivir
su
vida
en un
pueblo
fuera del
tiempo
y
del
espacio.
Es
"un
antiguo pueblo
del
Ampurd?n"
cuyo
aire
no
est?
viciado
y cuyo
ox?geno
puro
"aletarga,
adormece"
(p.
77)
al
protagonista
urbano.
Es
un
pueblo
alejado
de
los
sucesos
de las
grandes
ciudades;
las noticias
que
se
conocen
por
el
peri?dico
no
consiguen despertar
en
Michelle
el
mismo
inter?s
que
la
resoluci?n
de los
crucigramas.
Es
un
pueblo
que
permite
regresar, aunque
por
poco
tiempo,
al
para?so
de
la infancia.
Es,
por
ende,
un
pueblo
ut?pico.6
Para
Jorge
el
urbanita,
en una
gran
ciudad,
en una
gran
revista
que
en verano ven
de
"toneladas
de
carne
humana:
tetas
al
aire,
culos abiertos
por
peque?os
tri?ngulos
de
seda,
b?ceps
relucientes,
piernas
bronceadas"
y,
especialmente,
"ligues.
Ligues
publicitarios,
ligues
extraordinarios,
ligues
nobiliarios,
ligues
5.
Cuando el
protagonista
llega
a un
antiguo pueblo
del
Ampurd?n
donde est?
la
casa/restaurante
de
su
madre,
ve a
un
muchacho
"muy joven,
de
piel
cobriza
y
ojos
negros,
seguramente
extranjero"
(p.
71)
rondando
la
casa
de
Michelle. De
este
joven
dice el
protagonista:
"me
pregunt? cu?ntas cosas estaba dispuesto a perder, este extranjero, para ganar quiz?s una sola, la
protecci?n
amorosa
de
Michelle"
(pp.
72-3)
[el
subrayado
es
m?o].
6. La
tranquilidad
del
pueblo
en
el
bajo Ampurd?n,
donde
Michelle,
adem?s
de
crear
exquisitos
platos
en su
casa-restaurante
y
resolver
crucigramas,
se
dedica al
estudio
del
lenguaje
y
actividades
de los
animales,
subraya
la caracter?stica
atemporal
de
este
sitio,
reducto
ideal de
una
sobreviviente
de la
?poca
de
"Haga
el
amor,
no
la
guerra"
(p.
88).
Asimismo,
cuando
se
indica
que
Michelle
es
feminista,
"como
corresponde
a
una
mujer
que
todav?a
era
joven
en
los
70",
nuevamente
se
se?ala
que
su
postura
feminista
no
busca
ganarse
un
lugar
en
la
historia
lineal,
en
la vida
sociopol?tica
de
su
pa?s.
Kristeva escribe
en
el
trabajo
ya
citado: "...
to
the
younger
women
who
came
to
feminism
after
May
1968
[...]
linear
temporality
has
been
almost
totally
refused,
and
as a
consequence
there has
arisen
an
exacerbated distrust of the entire
political
dimension.
[...] Essentially
interested
in
the
specificity
of female
psychology
and its
symbolic
realizations,
these
women
seek
to
give
a
language
to
the
intrasubjective
and
corporeal
experiences
left
mute
by
culture in the
past" (p.
19).
De Michelle dice
su
hijo:
"Dio
algunas
batallas,
es
verdad:
un
comit?
pol?tico,
un
movimiento de liberaci?n
femenino,
pero
no
suele
hablar de
eso"
(p.
79).
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
6/11
MAR?A
ROSA
OLIVERA-WILLIAMS
101
cinematogr?ficos,
ligues
bancarios,
ligues
teatrales,
ligues
juveniles,
ligues
menopa?sicos,
ligues
pol?ticos,
ligues vulgares
y
ligues
ex?ticos.
Ligues
y
desligues" (p.
85),
el
deseo
de
independizarse
de
todo lo
que
no
le
permite
llegar
a
sentir
la
libertad de
ser,
lo
lleva
a
experimentar
el
deseo del
juego,
el
enfrentarse al
azar.
Antes de
entrar
al
tema
de
los
deseos,
nos
interesa
detenernos
en
el
otro
actor
del
tri?ngulo
familiar: el
padre.
Mi padre naci? aqu?, cerca de estos soportales. Emigr? a Aix, despu?s
de la
guerra,
con su
familia. Un
verano
[...]
conoci?
a
mi
madre,
y
en
un
mes,
se
casaron.
El
matrimonio
no
dur?
mucho
("El
amor
y
el matri
monio
son
incompatibles", opina
Michelle)
y
un
d?a
sin
saber
que yo
ya
hab?a sido
concebido
desapareci?
de
Aix,
rumbo
a
la
selva ameri
cana.
Quer?a
fundar
un
peri?dico,
ganar
una
guerra,
escribir
un
libro.
[...]
Mi
padre
se
esfum?,
y
mi
nostalgia
es
imaginaria
porque
no
lo
conoc?
(p.
80).
Este
padre
poseedor
de todos
los valores
que
la
cultura
patriarcal
deposita
en
el hombre ?fundador, conquistador/guerrero/revolucionario y escritor? de
saparece
de la
estructura
familiar
antes
que
el
hijo
nazca.
Por
consiguiente,
los valores
patriarcales
pierden
fuerza
en
el
per?odo
formativo del ni?o
ya
que
Michelle
ser?
madre
y
padre
y,
como
ya
lo
dijimos
anteriormente,
es
ante
todo
mujer.
Por
supuesto,
se
podr?a apelar
a
Lacan
quien
indic?
que
el
com
plejo
de
Edipo
puede
constituirse sin la
presencia
f?sica del
padre.7
Para
Lacan
el
padre
es una
funci?n
y
se
refiere
a
la
ley,
el
lugar
que
est?
m?s all?
del
eje
del
deseo.
En
una
lectura
lacaniana de la
novela
se
podr?a
entender
la
adicci?n
por
el
juego
del narrador
como
un
sustituto
del deseo
siempre
imposible
por
la
madre. Pero
hay
mucho m?s
que
eso.
La
desaparici?n
f?sica
del
padre
act?a en la novela de Peri-Rossi
simb?licamente,
subrayando
la
7.
Cuando Lacan habla del
concepto
de castraci?n
explica
que
el
deseo del
ni?o
por
la madre
no se
refiere
propiamente
a
ella
sino
a
algo
que
est?
m?s
all? de
ella,
a un
objeto,
el
falo,
cuyo
status
es
primero imaginario,
o
sea,
es
el
objeto
que
presumiblemente
satisface el
deseo de la
madre,
y
luego
simb?lico,
o
sea,
el reconocimiento
que
ese
deseo
no
puede
ser
satisfecho. Lacan
dice: "To
speak
of the
Name of
the
Father
is
by
no means
the
same
thing
as
invoking paternal
deficiency
(which
is often
done).
We know
today
that
an
Oedipus
complex
can
be
constituted
perfectly
well
even
if
the father is
not
there,
while
originally
it
was
the excessive
presence
of
the father which was held responsible for all dramas. But it is not in an environmental
perspective
that the
answer to
these
questions
can
be
found".
Jacques
Lacan,
"Les formations
de
l'inconscient",
Bulletin
de
Psychologie,
vol.
II
(1957-58),
p.
8.
Cf.
la introducci?n de
Jacqueline
Rose
a
Feminine
Sexuality: Jacques
Lacan and the
?cole
Freudienne,
Juliet Mitchell
y
Jacqueline
Rose, eds.,
New
York and
London,
W.W. Norton &
Company,
1983,
pp.
27-57.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
7/11
102 LA?LTIMANOCHE DE DOSTOIEVSKI
constituci?n del
deseo
en
el
narrador
que
en un
momento
se
materializa
como
la
nostalgia
por
el
padre imaginario
o
idealizado.
La
nostalgia
por
el
padre
es
imaginaria
porque
no
lo
conoci?,
pero
es
especialmente
la
nostalgia
por
el
so?ador,
por
el
que
se
fue
a
tierras desconocidas
en
pos
del
deseo de
una
revoluci?n
o
de las caderas sensuales de
una
india.
Es
la
nostalgia
por
quien
busca
aventuras
en
tierras desconocidas
o cruza
oc?anos
movido
por
las
flechas de
Eros.
Y,
a?n
m?s,
es
la
nostalgia
por
quien
quiere
escribir sobre
los deseos que animan la vida. ("?Qu? libro querr?a escribir mi padre?
?Cada
cual,
su
propia
novela? sentencia
Michelle,
luego
que
los clientes
se
han
ido",
p.
89).
Veremos
que
el
escribir,
el
poder
nombrar
lo
que
se
siente,
es
la ?nica
manera
de
conocerse,
de controlar
nuestras
pasiones
o,
mejor
dicho,
los
objetos
de
nuestra
pasi?n.
Hacia el final
de
la
novela
el
narrador
se
dispone
a
escribir el libro
que
quiz?
su
padre
nunca
escribi?.
Con la
desaparici?n
del
padre
que
no conoce
la existencia de
su
hijo,
el
narrador
ni?o
no
compite
por
el
objeto
de
su
deseo
?la
madre,
seg?n
el
dictum de Freud?
con
un
padre/rival.
Aunque,
como
ya
observamos anterior
mente,
la
desaparici?n
del
padre
no
impide
la constituci?n
del deseo
en
el
ni?o,
no es el deseo de
poseer
a la
madre,
sino el deseo de convertirse en lo
que
la
madre
desea,
lo
que
est?
m?s
all? de ella
misma,
el falo
en
el
sentido
lacaniano.
A
pesar
de cierto
coqueteo
ir?nico de
Peri-Rossi
con
la
idea del
enamoramiento
del narrador
con su
madre
?'
'Es
muy guapa
la
Michelle'
',
le dice
a su
psicoanalista
(p.
79);
piensa:
"soy
un
amante
que
viene
y
va,
Michelle"
(p.
89)?
el
narrador adulto
no
tiene
problemas
con
las
mujeres.
Podr?amos
decir
que
Jorge
es un
amante
no-f?lico,
sensible
y
apreciativo
de
las
mujeres.
La
relaci?n
amorosa con
Marta,
una
coleccionista de
antig?e
dades
y
esposa
de
un
hombre
de
negocios
muy
rico
y
sin
escr?pulos,
es
descrita
en
los
siguientes
t?rminos:
"mi
goce
secreto
es
mucho
m?s
lento,
m?s
minucioso
y
delicado:
consiste
en
prolongar,
en
rodear,
en
lugar
de
asaltar;
en
explorar,
en
lugar
de
invadir;
en
recrear,
en
lugar
de
violar.
[...]
como
los
pintores
que
no
quieren
dar
por
terminado
su
cuadro,
y
agregan
una
pincelada
aqu?,
una
all?,
para
m?
el
amor es una
obra
donde
lo m?s
impor
tante
no
es
el
desenlace,
sino
c?mo
se
llega
a
?l"
(p.
140).
No
podemos dejar
de
pensar
cuan
diferente
es
esta
descripci?n
del
goce
er?tico
de
la
que
por
ejemplo
nos
ofrece
George
Bataille,
quien
remont?ndose
a
la
antig?edad
explica
el
erotismo
como una
destituci?n/destrucci?n
que
relaciona el
acto
amoroso con
el
sacrificio.
Sacrificio
de la
participante
femenina
que
en
el
erotismo aparec?a como la v?ctima mientras que el participante masculino era
el
sacrificador,
"la
una
y
el
otro,
en
el
curso
de la
consumaci?n,
se
perd?an
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
8/11
MAR?A
ROSA OLIVERA-WILLIAMS
103
en
la continuidad establecida
por
un
primer
acto
de
destrucci?n".8
Los
verbos
"prolongar",
"rodear",
"explorar",
"recrear"
permanecen
todav?a
asociados
al
l?xico
b?lico;
como
recuerda
Octavio
Paz,
la historia de la
sensibilidad occidental
es
la
historia del
amor
cort?s;
nuestro
concepto
del
amor se
sigue
expresando
y
materializando
por
medio de las
im?genes
creadas
por
los trovadores
provenzales
en
la
Francia del
siglo
XII.9
Pero
ante
la destrucci?n er?tica
que
anula
a
la
participante
femenina
de la
que
habla
Bataille,
el
deseo
amoroso
del narrador
expresa
la
b?squeda
de la libertad
individual que para lograrse debe respetar la individualidad, la libertad del
otro/la
otra.
Volviendo
a
Paz: "el
amor
nace
de
una
atracci?n
involuntaria
que
nuestro
albedr?o
transforma
en
uni?n
voluntaria. Esto ?ltimo
es su
condici?n
necesaria,
el
acto
que
transforma
la servidumbre
en
libertad"
(p.
74).
Por ello el
goce
amoroso,
el
placer
en
el
amor
consiste
en
"rodear"
en
lugar
de
"asaltar",
"explorar"
en
lugar
de "invadir"
y
"recrear"
en
lugar
de
"violar",
ya que
"rodear,
explorar
y
recrear"
reconocen
la
existencia
de
la
otra
participante/deseante,
mientras
que
"asaltar,
invadir
y
violar"
la
anulan
transform?ndola
?nicamente
en
objeto
del deseo.
Jorge,
que
no
ha
sido
marcado,
o
por
lo
menos no
tan
fuertemente
con
las
deformaciones culturales
que
asignan papeles
a los individuos
seg?n
su
sexo,
clase,
educaci?n
e
ideolog?a,
y
a
la edad
de
cuarenta
a?os
en
la
que
"todo
est?
permitido
porque
tambi?n,
de
alguna
manera,
todo est?
perdido"
(p.
34),
tiene
que
encontrar
en
una
gran
ciudad
la forma
de
ser
libre,
de
desear,
de
saltar
l?mites. Si Michelle
vive
en un
pueblo
al
margen
del
tiempo
lineal,
pueblo
ut?pico
que
le
permite
ser
y
existir
como
un
ser-deseante,
de
ser
hombre,
hubiera
abandonado
a su
familia
en
busca
de la
satisfacci?n
de
sus
sue?os.10
Si el
padre
se
pierde
en
la
selva
americana,
espacio
asimismo
ajeno
al
tiempo
y
lugar
de
la
actualidad,
Jorge
no
puede
escapar
de
la
actualidad,
no
puede "respirar"
fuera
de la
ciudad,
es un
urbanita:
"Somos
la
actualidad,
no
hay
duda.
Pero la actualidad
me
parece
un
reverbero
putrefacto,
lleno
de
ruido
y
de
cascaras,
donde
se
liba
una
sustancia
pegajosa
pero
amarga,
como
el
veneno.
La
actualidad,
tan
sonora
como
hueca,
tan
8.
Georges
Bataille,
L'Erotisme,
Paris,
Minuit, 1957,
p.
25.
9.
Octavio
Paz,
"La dama
y
la
santa",
en
La
llama
doble:
amor
y
erotismo, Barcelona,
Seix
Barrai, 1993,
pp.
75-101.
10.
"Hay
un
enigma,
un
misterio,
en
las
muertes
precoces
y
en
las
desapariciones.
Mi
padre
se
esfum?, y
mi
nostalgia
es
imaginaria porque
no
lo
conoc?.
El
rencor
de
Michelle,
en
cambio,
es
ambivalente:
lo
detesta
porque
la
abandon?,
pero
cree
que
si ella
hubiera
sido
hombre,
habr?a
hecho
lo mismo'
'
(p.
80).
Si bien
el
padre
de
Jorge
se
esfuma
en
la selva
americana,
no
hay
conocimiento
de la escritura
del libro
(de
su
libro),
no
hay
un
registro
de la satisfacci?n
de
sus
deseos.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
9/11
104
LA
?LTIMA
NOCHE
DE
DOSTO?EVSKI
brillante
como
fatua.
Hay
que
ver
c?mo
cambia la actualidad cada d?a"
(p.
41).
El
reverbero
putrefacto
de
la actualidad
es
el mercantilismo.
En
la
actualidad
todo
tiene
un
precio
y
ese
precio
se
manifiesta
ruidosamente
en
la
revista sensacionalista
en
la cual
trabaja Jorge;
ah?
se
registra
el
precio
de lo
er?tico,
del
prestigio
social
y
pol?tico,
el
precio
del
aparentar
versus
el de
ser
que
recomienda
nuestra
sociedad.
Para
alguien
que
est? "en el
mundo",
que
vive "en la actualidad"
(p.
42)
controlado
por
el
poder
del
dinero,
el
juego
de
azar con sus
reglas r?gidas
e
incomprensibles,
con
la
magia primitiva
de
los n?meros
que
recuerda
los or?culos
oscuros
de
antiguas religiones,
brinda
la
posibilidad
de enfrentarse
al
dinero
y
despreciarlo.
Si bien todo
jugador
quiere
ganar,
no
busca ?nicamente
ganar
dinero
y
quiz?
ni
siquiera
lo
busque,
sino
probar
que
es
m?s
poderoso
que
el
azar
y
que
puede
vencer a
la fortuna.
Ese enfrentamiento
individual
con
el
azar
produce
goce:
"En
un
mundo don
de la utilidad
es
el
?nico
valor,
el
goce
es
lo
in?til,
lo
que
no
sirve
para
nada,
excepto
gozar
"
(p.
33;
el
subrayado
es
m?o).
Jorge juega
por
placer,
para
ser
por
un
instante
una
especie
de
dios,
para
superar
los l?mites
que
nos
se?alan
nuestra
condici?n
humana,
vulnerable, limitada,
mortal:
"?He
ganado
?He
vencido al azar
Ergo,
soy
sabio,
soy
Dios. Uno de los
pocos
instantes en
que
nosotros,
criaturas
vulnerables
sujetas
a
la
enfermedad,
a
la
muerte,
a
las
guerras,
al
empleo
o
al
desempleo,
a
las dictaduras de
uno
solo,
o
a
las
dictaduras de la
mayor?a,
nos
elevamos,
desde
nuestra
fragilidad,
a
la altura
de Dios"
(p.
116).
Si
por
un
instante
el
jugador
que
vence
al
azar se
siente
dios,
el
juego
de
azar
se
asemeja
a
la
religi?n,
al
amor.
El saltar los l?mites
es
experimentar
cierta
trascendencia,
es
superar
la
mediocridad de la
actua
lidad.
Y los
t?rminos
con
que
se
expresa
esa
experiencia
se
asemejan
a
los
t?rminos
con
que
se
trata
de
enunciar
el indecible
placer
er?tico
(el
orgasmo)
as?
como
el
tambi?n
inefable
placer
m?stico
(la
fusi?n
del alma
humana
con
Dios).
Si Octavio
Paz
reconoce
que
no
hay
muchas
maneras
de decir lo
indecible,
y
por
eso
los
poetas
m?sticos
y
los er?ticos
usan un
mismo
lenguaje,11
Peri-Rossi
descubre
que
todas
las
pasiones
tienen
caracter?sticas
similares,
siendo
quiz?
la m?s
importante
el deseo de
traspasar
nuestra
temporalidad,
nuestra
mayor
limitaci?n,
y
en
el
momento
del ?xito
en
el
11. Paz
observa:
'
'El
acto
en
que
culmina la
experiencia
er?tica,
el
orgasmo,
es
indecible.
Es
una
sensaci?n
que pasa
de
la
extrema
tensi?n
al m?s
complejo
abandono
y
de la
concentraci?n
fija
al olvido de
s?;
reuni?n
de los
opuestos,
durante
un
segundo:
la afirmaci?n del
yo y
su
disoluci?n,
la
subida
y
la
ca?da,
el all?
y
el
aqu?,
el
tiempo
y
el
no-tiempo.
La
experiencia
m?stica
es
igualmente
indecible:
instant?nea fusi?n de los
opuestos,
la
tensi?n
y
la
distensi?n,
la afirmaci?n
y
la
negaci?n,
el
estar
fuera de s?
y
el reunirse
con uno
mismo
en
el
seno
de
una
naturaleza reconciliable".
Op.
cit.,
p.
110.
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
10/11
MAR?A
ROSA
OLIVERA-WILLIAMS
105
juego,
como en
la uni?n
amorosa o en
la
m?stica,
vislumbrar
el
tiempo
continuo de la
eternidad,
ese
momento
en
el cual el
ganador
se
siente "a la
altura de Dios"
(p.
116).
Para
expresar
ese
momento
de
dicha
Peri-Rossi
tambi?n
tiene
que
recurrir
al
lenguaje
er?tico:
"en
el
triunfo,
el
narcisismo
sube,
como
el
falo.
En el
fracaso,
hay
derrumbe del
ego,
impotencia, postra
ci?n"
(p.
116).
Pero
en
Jorge
la
pasi?n
por
el
juego
de
azar se
da
como una
adicci?n,
como un
exceso,
como
el deseo de
sobrepasar
los l?mites. Si
todos
los
deseos
humanos tienen
algo
en com?n,
especialmente
el
lenguaje
con el cual se
expresan,
el
exceso,
el deseo de
sobrepasar
los l?mites
se
puede equiparar
al
est?mulo
freudiano.
En
la insistencia de
Jorge,
y
de todo
jugador,
por
seguir
apostando
y
tentar
al
azar,
lo
que
interesa,
al
igual
que
en
el
empuje
sexual,
es
el
proceso
y
no
su
logro.12
El
proceso
repetitivo
coloca
al
est?mulo
que
hace
que
el
jugador juegue,
o
que
lleva
al amante
al
v?rtigo,13
fuera
de
cualquier registro
de necesidad
y
m?s
all? de
una
econom?a del
placer.
Debido al
exceso
al
que
conduce
este
est?mulo,
Lacan habla de
jouissance,
con
lo
que
se
refiere
a
algo
que
supera
el
placer
y
muchas
veces
puede
conducir
a
su
ant?tesis.
Luc?a
coincide
con
Lacan:
"?Pero
cuando
se
superan
[los l?mites]
?refuta
Luc?a?
no
hay
ni
m?s
felicidad,
sino
todo
lo
contrario.
En
el
d?cimo
whisky,
no
hay
m?s
placer
que
en
el
noveno:
hay
malestar,
p?rdida
de
la
realidad,
de
la
salud
y
de la
conciencia. En el
sexto
orgasmo
continuo,
no
hay
m?s
placer
que
en
el
quinto: hay
abotagamiento,
cansancio,
dolor"
(p.
54).
La
superaci?n
de
los l?mites hace
que
el
objeto
del
deseo
llegue
a ser
indiferente
?Claudia,
la
amante
de
Jorge
es
sustituida
por
el
juego
de
azar?
y,
como
sentenci?
Freud,
el
est?mulo
puede
ser
sublimado.14
Dostoievski sublima
su
pasi?n
por
el
juego
en
la
escritura
y
lo mismo
har?n el narrador y Cristina Peri-Rossi. En este caso no me refiero a la
pasi?n
por
el
juego,
la cual
no
existe,
sino al
encauzamiento
de
todas
sus
pasiones
en
la actividad literaria.
La
escritura
se
da
para
Jorge
como
el
episodio
final de
un
largo
proceso
de autoconocimiento.
Ese
aprendizaje
de
s?
mismo
se
logra
por
medio de
la
participaci?n
de
una
figura
femenina,
atra
12. Ver "Introduction II" de
Jacqueline
Rose
en
Feminine
Sexuality,
op.
cit.,
pp.
31-5.
13.
Jorge
le
explica
a
Luc?a,
la
psicoanalista:
'
'?Jugar ?respondo?
es una
clase de
v?rtigo
que
s?lo conoc? con Claudia, en la cama: ninguno de los dos estaba dispuesto a ser el primero en
reconocer su
cansancio,
como
si
eso
fuera
una
humillaci?n. Como
si
yo
hubiera
pensado:
'Le
har? el
amor
hasta
que
diga
basta',
y
ella
hubiera
pensado:
'Le har? el
amor
hasta
que
diga
basta'. Nunca ocurri?. Cada
uno
quer?a
ser
m?s insaciable
que
el otro"
(p.
26).
14.
Sigmund
Freud,
Beyond
the Pleasure
Principle
(SE,
XVIII,
1920).
This content downloaded from 181.95.130.223 on Mon, 27 Jul 2015 17:23:19 UTCAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsphttp://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
-
8/19/2019 La Ultima Noche de Dostoievski
11/11
106
LA
?LTIMA
NOCHE
DE
DOSTO?EVSKI
yente
como
mujer
para
el narrador adulto
y
con
la
nostalgia
de
la
atracci?n
que
la madre
despertaba
en
el
ni?o
peque?o:
la
psicoanalista.15
Si
en
el
juego
se
deposita
parte
del deseo
libidinal,
el
hecho
que
la
psicoanalista
sea
una
mujer
atractiva
e
inteligente
que
ayuda
al
narrador
a
controlar
sus
deseos
d?ndoles nombre
facilita
la
traslaci?n de
la
pasi?n
del
juego
del
narrador
hacia
la
psicoanalista.
Atracci?n
l?gica
que
recuerda
el
deseo del ni?o
por
la
madre
y
cuya
satisfacci?n
se ve en
ambos
casos
obstaculizada
por
la
ley.
Si
en
t?rminos
lacanianos el deseo del ni?o
es ser
lo
que
la
madre
desea,
el falo
que imaginariamente satisfacer?a el deseo de lamadre, y que en su estadio
simb?lico
marca
la
imposibilildad
de
satisfacer
ese
deseo,
el deseo
del
narrador/hombre
va
m?s
all?
del
querer poseer
a
la
psicoanalista.
Como
en
el
caso
del
ni?o,
el narrador adulto
encuentra
un
falo
imaginario
?"la
fina
y
delicada
Waterman de broche de
oro
sobre los
papeles,
un
falo
en
reposo"
(p.
154)?
que
le
da
poder
a
la
psicoanalista
mujer
(ella
es
la
poseedora
de
la
pluma,
de
la
escritura,
de la
interpretaci?n).
Simb?licamente
esta
pluma
(re)crea
la
figura
del
padre
ausente
del narrador. Como el
padre,
Jorge
quiere
escribir sobre
sus
deseos,
ardua
tarea
ya que
la
mayor?a
de
los deseos "son
impronunciables".
Pero
el
nuevo
deseo del
narrador,
la
pasi?n
por
la escri
tura,
surge
luego
de
un
proceso
de
descubrimiento
ling??stico
(las
sesiones
con
la
psicoanalista),
que
al
permitirle
nombrar los deseos
vertiginosos
que
lo llevaban
al
juego
y
al
erotismo,
le
permite
tambi?n
controlarlos
y
cambiar
el
objeto
de
sus
pasiones.
Ahora
Jorge
puede
tomar
la
Waterman
en
sus
de
dos
y
sentir
su
delicado
tacto
"como los
pechos
de
una
mujer.
Como el
pene" (p.
158).
Muerte
de
un
deseo
y
aparici?n
de
otro
nuevo:
la escritura.
El
deseo
nunca
desaparece:
cambia
de
objeto
y
la escritura
es
el
deseo
sublimado.
Por
ella,
ya
sean
las
notas
de
la
psicoanalista
o una
novela,
el individuo
se
conoce,
se
autodescubre, y
conoce
a
los otros. La ?ltima noche de Dosto?evs
ki termina
con
una
muerte:
"Anoche,
anoche
dej?
de
jugar"
(p.
159)
y
un
nacimiento simb?lico:
el
narrador "arrellanado"
en
un
taxi,
como
si
estuviera
protegido
en
el ?tero
materno,
viaja,
est?
esperando
el
"parto"
hacia
la
escritura,
hacia
la
obtenci?n de
su
propia pluma.
[Luc?a]
"?Por el
momento,
laWaterman
es
m?a.
Creo
que
usted la ha
cogido
inadvertidamente.
Me
r?o.
En
efecto:
est?
en
el
bolsillo de
mi
pantal?n.
?Creo
que
debo
comprarme
una
?digo?,
y
se
la
entrego"
(p.
159).
15. Como
en
La
nave
de los
locos,
el
personaje principal
femenino
se
llama
Luc?a,
"luz"
en
lat?n,
y
en
ambas novelas las Luc?as vierten
luz
sobre
el
personaje
masculino
para
esclarecer
sus
ideas.
top related