la iglesia católica en la actualidad con sus retos y perspectiva
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La Iglesia católica tiene su sede central en Roma, a la
que se denomina Sede Apostólica, relacionada con la
Sede esta el Estado de la Ciudad del Vaticano (Status
Civitatis Vaticanæ, en latín y oficialmente; Stato della
Città del Vaticano, en italiano), un enclave dentro de la
ciudad de Roma, en la República Italiana. El Estado
Vaticano es un estado independiente y reconocido
internacionalmente, que aunque estrechamente ligado a
la Sede Apostólica, son entidades distintas, ya que el
Estado Vaticano es un Poder Temporal, mientras que la
Sede Apostólica se entiende como poder Espiritual.
La Iglesia católica es la rama más grande del
cristianismo, y la que tiene una mayor organización.
De acuerdo con el Anuario de Estadísticas de la
Iglesia, el número de bautizados en el catolicismo a
nivel mundial a finales de 2004 era de 1.098.366.000 o
aproximadamente una de cada seis personas de la
población mundial.
El lider religioso es el Papa, que es el obispo de
Roma, quien recibe el trato honorífico de Su Santidad
(S.S.), y que en la actualidad ostenta Benedicto XVI,
nombre adoptado por el Cardenal electo Joseph
Ratzinger, de origen alemán.
El Papa (del latín "Petri Apostoli Potestatem Accipiens"
- El que sucede al apostól Pedro), y a su vez del
griego πάππας páppas: "padre" o "papá") es la cabeza
visible de la Iglesia Católica y el Jefe de Estado del
Estado de la Ciudad del Vaticano.
El rango de mayor autoridad de la Iglesia católica
apostólica romana es el papa, cuyas resoluciones
son decisivas en cualquier materia.
Al Papa también se le conoce como Obispo de
Roma, Vicario de Cristo y Sumo Pontífice.
La Iglesia católica se ha caracterizado en los últimos
tiempos por mantener posiciones inflexibles en
cuestiones polémicas. Desde la encíclica Rerum
novarum (1891) del papa León XIII, los pontífices han
denunciado la injusticia de las condiciones sociales y
económicas creadas por las sociedades industrializadas
modernas, y han propuesto soluciones. Han denunciado
la guerra nuclear, solicitado de modo reiterado el final de
la carrera armamentística e intentado detener la
explotación de las naciones pobres por las ricas. La
protección a los derechos humanos en el campo social,
económico y político ha sido la guía de estas
declaraciones.
A pesar de la secularización que no ha parado en la
historia mundial desde el renacimiento, y sobre todo
desde la ilustración, en numerosas cuestiones la
Iglesia se ha mantenido en posiciones
conservadoras. La prohibición de los métodos
artificiales de control de natalidad fue reiterada por el
papa Pablo VI en su encíclica Humanae vitae (1968).
Este documento levantó objeciones en círculos
teológicos e incluso episcopales, algo insólito para
el pontificado moderno. Aunque su importancia aún
se debate, es desde luego la afirmación más
autorizada al respecto dentro de la Iglesia católica,
cuya frontal oposición a las leyes de liberalización
del aborto ha provocado respuestas políticas en
contra de la voluntaria interrupción del embarazo
en algunos países occidentales.
Aunque la Iglesia permite que las mujeres
administren la eucaristía y realicen otras funciones
en circunstancias extraordinarias, prohíbe que sean
ordenadas sacerdotes o diáconos. Para los
sacerdotes del rito romano el matrimonio está
prohibido de forma taxativa.
El pontificado de Juan Pablo II no contribuyó a un
cambio de postura en estas materias.
La llamada teología de la liberación, articulada y
defendida por numerosos intelectuales católicos
latinoamericanos, ha intentado encajar estas
preocupaciones en un marco de análisis menos
tradicional, apelando incluso a ideas marxistas.
La Teología de la
Liberación es una
corriente teológica que
comenzó en Iberoamérica
después del Concilio
Vaticano II y la
Conferencia de Medellín
(Colombia, 1968). Sus
representantes más
destacados son los
sacerdotes Gustavo
Gutiérrez Merino,
(peruano), quien en 1973
editaría el primer libro
sobre el tema Historia,
política y salvación de una
teología de liberación, y
Leonardo Boff (brasileño).
La Teología de la Liberación intenta responder a la
cuestión que los cristianos de América Latina se
plantean cómo ser cristiano en un continente
oprimido. ¿Cómo cantar al Señor en una tierra
extraña? ¿Cómo conseguir que nuestra fe no sea
alienante sino liberadora? Uno de los máximos
exponentes de esta teología, el jesuita Ignacio
Ellacuría, fue asesinado a sangre fría. Muchos
sacerdotes y agentes de pastoral practican y aceptan
los supuestos de esta teología, en varios países de
América Latina.
Principales ideas
• La salvación cristiana no puede darse sin la liberación
económica, política, social e ideológica, como signos
visibles de la dignidad del hombre.
• Eliminar la explotación, las faltas de oportunidades e
injusticias de este mundo.
• Garantizar el acceso a la educación y la salud.
• La situación actual de la mayoría de los
latinoamericanos contradice el designio histórico de Dios
y la pobreza es un pecado social.
• Tomar conciencia de la lucha de clases optando siempre
por los pobres.
Principales ideas
• No solamente hay pecadores, hay víctimas del pecado que necesitan justicia, restauración. Todos somos pecadores, pero en concreto hay que distinguir entre víctima y victimario.
• Afirmar el sistema democrático profundizando la concienciación de las masas acerca de sus verdaderos enemigos para transformar el sistema vigente.
• Crear un “hombre nuevo” como condición indispensable para asegurar el éxito de la transformación social. El hombre solidario y creativo motor de la actividad humana en contraposición a la mentalidad capitalista de especulación y espíritu de lucro.
• La libre aceptación de la doctrina evangélica, es decir, primeramente procurar a la persona unas condiciones de vida dignas y posteriormente su adoctrinamiento evangélico si la persona quiere.
Principales Representantes
• Camilo Torres Restrepo, colombiano
• Enrique Dussel, argentino radicado en México
• Ernesto Cardenal, nicaragüense
• Fernando Lugo, paraguayo/ex obispo/Presidente de Paraguay
• Ignacio Martín-Baró, mártir español/salvadoreño
• Ignacio Ellacuría, mártir español
• Leonardo Boff, brasileño
• Manuel Jaques, chileno, Presidente de la Izquierda Cristiana
• Samuel Ruiz, obispo mexicano
Juan Pablo II y la Teología de la liberación
El Papa Juan Pablo II solicitó de la Congregación
para la Doctrina de la Fe dos estudios sobre la
Teología de la Liberación que fueron hechos en
sendos documentos en 1984 y 1986 donde se
consideraba básicamente que, a pesar del
compromiso radical de la Iglesia católica con los
pobres, la disposición de la Teología de la Liberación
a aceptar postulados de origen marxista o de otras
ideologías políticas no era compatible con la doctrina,
especialmente en lo referente a que la redención sólo
era posible alcanzarse con un compromiso político.
En ese momento el Prefecto de la Congregación era
el entonces Cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto
XVI), crítico de la Teología de la Liberación. Señaló en
dichos documentos lo que consideraba "errores de
algunas formas de la Teología de la Liberación",
que según conclusiones de la Congregación bajo su
dirección son:
• «Desde un punto de vista teológico, el análisis marxista no es una herramienta científica para el teólogo.
• El marxismo es, además, una concepción totalizante del mundo, irreconciliable con la revelación cristiana, en el todo como en sus partes.
• Esta concepción totalizante impone su lógica y arrastra las "teologías de la liberación" a un concepto de la praxis que hace de toda verdad una verdad partidaria, es decir, relativa a un determinado momento dialéctico.
• La violencia de la lucha de clases.
• La politización de las afirmaciones de la fe y de los juicios teológicos lleva a la aceptación de que un hombre, en virtud de su pertenencia objetiva al mundo de los ricos, es, ante todo un enemigo de clase que hay que combatir.
• La nueva hermenéutica de los teólogos de la liberación
conduce a una relectura esencialmente política de las
Escrituras y a una selectividad parcial y mendaz en la
selección de los textos sacros, desconociendo la radical
novedad del Nuevo Testamento, que es liberación del
pecado, la fuente de todos los males.
• También entraña el rechazo de la Tradición como fuente
de la fe y una distinción inadmisible entre el "Jesús de la
Historia" y el "Jesús de la Fe", a espaldas del magisterio
eclesiástico».
Los procesos y sanciones contra destacados teólogos
de la liberación como Leonardo Boff, a partir de 1985 o
Jon Sobrino en 2007, han concretado y continuado los
ataques contra la Teología de la Liberación.
Juan Pablo II. Misión unificadora
Juan Pablo II marcó nuevas direcciones dentro de la
Iglesia Católica, y una de las más especiales fue el
ecumenismo, el diálogo y el encuentro con las demás
iglesias cristianas y todas y cada una de las
confesiones religiosas, que tuvo gran importancia solo
desde su pontificado.
La proclamación de 2000 como año del Gran Jubileo
estuvo rodeada de algunos de los hechos vitales de
su pontificado.
El 18 de enero, durante la Semana de Oración por la
Unidad de los Cristianos, abrió la Puerta Santa de la
basílica de San Pablo Extramuros junto al metropolitano
Atanasio (delegado de Bartolomeo I, patriarca
ecuménico de Constantinopla y jefe de la Iglesia
ortodoxa) y George Carey (arzobispo de Canterbury y
jefe de la Iglesia anglicana), para que a continuación
la cruzaran representantes de otras 22 iglesias y ritos
cristianos.
Este acto, que simbolizaba la
reconciliación ecuménica de la
comunidad cristiana, culminó con unas
palabras de Juan Pablo II pidiendo
“perdón a Cristo por todo aquello que en
la historia de la Iglesia haya perjudicado
su proyecto de unidad” conocido como
su MEA CULPA.
El 12 de marzo de 2000, durante la celebración del
Jubileo del Año Santo, El Papa Juan Pablo II pidió
perdón por los pecados de la Iglesia en el pasado y
en el presente, y perdonó a su vez a los que
cometieron culpas contra ella y pronunció cinco
veces un histórico nunca más para afirmar un
compromiso de cambio.
MEA CULPA
“Nunca más contradicciones en el servicio de la
verdad; nunca más gestos contra la comunión de la
Iglesia; nunca más ofensas hacia cualquier pueblo;
nunca más recurrir a la lógica de la violencia; nunca
más discriminaciones, exclusiones, opresiones,
desprecio de los pobres y de los últimos”
Palabras de Juan Pablo II al concluir el rito en la
Basílica de San Pedro.
Las faltas de la Iglesia y los cristianos citadas
por Juan Pablo II fueron:
• Los pecados cometidos al servicio de la verdad, la
intolerancia y la violencia en contra de los disidentes,
guerras de religión, violencias y abusos en las
Cruzadas, y métodos coactivos en la Inquisición.
• Las faltas que han afectado la unidad del Cuerpo de
Cristo: excomuniones, persecuciones, divisiones.
• Los pecados cometidos en el ámbito de las relaciones
con "el pueblo de la primera Alianza", Israel: desprecio,
actos de hostilidad, silencios.
Las faltas de la Iglesia y los cristianos citadas
por Juan Pablo II fueron:
• Pecados en contra del amor, la paz, los derechos de los
pueblos, el respeto de las culturas y de otras religiones,
en concomitancia con la evangelización.
• Faltas en contra de la dignidad humana y la unidad del
género humano: hacia las mujeres, las razas, las etnias.
• Pecados en el campo de los derechos fundamentales de
las personas y en contra de la justicia social: los últimos,
los pobres, los que están por nacer, injusticias
económicas y sociales, marginación.
Bioética Católica
• La bioética, como una disciplina intelectual particular,
una subdisciplina de la ética, se ocupa de guiar las
decisiones morales en un contexto médico y de ofrecer
principios mediante los cuales se puedan resolver los
conflictos que surgen en el proceso de toma de
decisiones.
• Asume los valores provenientes de otras fuentes para
fundamentar dichas decisiones.
• La bioética católica, por su parte, acepta sus valores
de la fe católica vía reflexión teológica y enseñanzas de
la Iglesia.
El Aborto
• La Iglesia Católica condena el aborto. Es una posición
que se ha mantenido a lo largo del tiempo.
• El Vaticano promulga que la vida humana debe ser
respetada y protegida de manera absoluta desde el
momento de la concepción.
• Desde el primer momento de su existencia, el ser
humano debe ver reconocidos sus derechos de persona,
entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser
inocente a la vida.
• La Santa Sede ha afirmado la malicia moral de todo
aborto provocado.
EutanasiaSegún el Catecismo de la Iglesia Católica:
• La eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de
personas disminuidas, enfermas o moribundas. Es
moralmente inaceptable.
• Por tanto, una acción o una omisión que, provoca la
muerte para suprimir el dolor, constituye un homicidio
gravemente contrario a la dignidad de la persona
humana y al respeto de su Creador.
• El error de juicio en el que se puede haber caído de
buena fe no cambia la naturaleza de este acto homicida,
que se ha de rechazar y excluir siempre.
EutanasiaSegún el Catecismo de la Iglesia Católica:
• Aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a una persona enferma no pueden ser legítimamente interrumpidos.
• El uso de analgésicos para aliviar los sufrimientos del moribundo, incluso con riesgo de abreviar sus días, puede ser moralmente conforme a la dignidad humana si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, sino solamente prevista y tolerada como inevitable.
• Los cuidados paliativos constituyen una forma privilegiada de la caridad desinteresada. Por esta razón deben ser alentados.
Células Madre o Estaminales¿Qué dice la Iglesia al respecto?
La Iglesia católica rechaza el uso de células
estaminales extraídas de embriones humanos,
puesto que esto significa la muerte del embrión, es
decir, una vida humana.
Sin embargo este no es el único método de
obtención de dichas células, existen otros, de
abortos espontáneos, del cordón umbilical o de
personas adultas. Entonces no hay objeción moral.
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