la economía de los mercados competitivos
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C a p ít u l o 1
La economía de los mercados competitivos, la eficiencia y las teorías del Estado mínimo*
La e c o n o m í a neoclásica dominante no se había preocupado por elaborar, al menos explícitamente, una teoría del Estado.
El modelo básico neoclásico de mercados competitivos no considera al Estado como una variable relevante, porque parte de dos supuestos, primero, los mercados competitivos permiten asignar eficientemente los recursos y, segundo, no es posible introducir un cambio en la asignación o distribución de los recursos sin perjudicar al menos a un individuo. Si estos principios son verdaderos, la intervención del Estado en la economía no es necesaria y, en consecuencia, no se requiere de ninguna teoría del Estado. En efecto, hasta hace poco tiempo, la visión del Estado de los economistas neoclásicos se había reducido esencialmente al análisis de los aspectos normativos de su intervención y de sus efectos en la distorsión de los mercados competitivos. En este sentido, el Estado debería intervenir sólo para mantener el orden institucional y legal, la defensa nacional y ayudar a remediar la situación económica de los individuos más pobres. La economía neoclásica ha
* Guía para el lector. En este capítulo se introduce al lector al estudio de los modelos que suponen al mercado como el único y más eficiente mecanismo de asignación y distribución-de recursos, i.e., el Estado no es tomado en consideración. El papel del Estado en la economía se reduce exclusivamente a garantizar el orden político y legal, la estabilidad social, la defensa nacional y la atención a los más pobres. Estos modelos, aunque son simplificadores de la realidad, fijan los “fundamentos microeconómicos” que permiten avanzar a modelos más realistas e incorporar temas relacionados con las elecciones económicas de los individuos en contextos en los cuales existen las instituciones, los costos de transacción, los derechos de propiedad, los contratos, las negociaciones, los conflictos distributivos, entre otros y, en consecuencia, el Estado se vuelve un factor relevante.
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comeoTWÍn a reconocer gradualmente que Tas políticas del gobierno son factores decisivos en el comportamiento de los individuos y en el equilibrio económico.
Los economistas neoclásicos, por supuesto, no comparten un punto de vista único sobre el Estado, por el contrario, coexisten distintas perspectivas analíticas y se han elaborado diferentes teorías y modelos. Entre estas teorías destacan las siguientes:
i) Las teorías esencialmente normativas, que asumen al Estado como un agente exógeno, o una variable dada, cuyas funciones son esencialmente éticas, jurídicas y políticas;ii) Las teorías positivas, que incorporan al Estado como un factor endógeno relevante, que incide significativamente en el comportamiento económico de los agentes, en la asignación de recursos y en el equilibrio económico;iii) Las teorías que mantienen el supuesto de que los mercados competitivos de equilibrio son el único y más eficiente mecanismo de asignación de recursos. Estas teorías sólo admiten la intervención del Estado en la economía en el caso de que el mercado produzca resultados socialmente inequitativos y/o éticamente inaceptables y,iv) Las teorías de los mercados imperfectos, según las cuales, los mercados no son perfectamente competitivos, no siempre tienen precios de equilibrio y por ende, sus resultados no son los más eficientes y sólo excepcionalmente conducen la equidad social. Para estas teorías, la función relevante del mercado consiste en transmitir, a través de los precios, la información relevante para que los agentes hagan elecciones económicas racionales. La información es el factor determinante para una asignación eficiente de recursos, y no la competencia por sí misma; en consecuencia, el papel del Estado consiste en facilitar la difusión de la información, a los costos más bajos posibles.1
'Varios autores han insistido en aplicar el instrumental neoclásico tradicional y sus nuevos desarrollos al estudio de la intervención del Estado en la economía y analizar sus mi-
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS - 61 £K*!tCUTIDAS í SSSUi
L a economía neoclásica descansa en el supuesto del individuo racional y egoísta. El individuo es la unidad fundamental de la estructura social. Las raíces intelectuales de este supuesto pueden rastrearse hasta Locke, quién ve al individuo como depositario último de todos los derechos y obligaciones de la sociedad. Para Locke, el Estado se crea por la voluntad de los individuos (existentes en un estado de la naturaleza, totalmente libres y dotados de un conjunto de derechos naturales) solamente para mantener sus derechos y propiedad. Desde esta perspectiva, el Estado como sirviente de los individuos que lo crearon, no tiene derecho para juzgar o alterar un resultado social determinado por el libre contrato entre los individuos, en tanto este resultado se alcanzó de una forma que no viola los derechos de nadie.2
Hobbes es un autor que es invocado repetidamente como uno de los liberales que más claramente sostuvo la concepción de la racionalidad instrumental y la naturaleza egoísta de la humanidad.Esta es una concepción reduccionista que no necesariamente corresponde a las ideas de Hobbes.’
Las teorías del Estado inspiradas en la economía neoclásica, coinciden, de una manera o de otra, en que el papel del Estado en la economía debe ser mínimo.4 El Estado es un dictador, impersonal y monolítico, dotado de poderes suficientes para intervenir en la economía, “desde fuera” del mercado, para imponer coercitivamente un conjunto de políticas a los agentes económicos y mejorar la coordinación económica. Estos, por su parte, admiten la coerción estatal y la restricción de su libertad individual, por
19°Rfs nr nentOS; Véanse al respecto los trabajos de Olson, 1965, Hamlin, 1986, Stiglitz,Eggertsson S199i°neS' ' 987’ KrepS’ 199° ’ Slarret' l988- Helm- I989’ Hodgson, 1988 y n eoriácí ° nL , ‘ *os textos de est°s autores se comparan las teorías que la economía
•>v ,a a esarr°Uado sobre el papel del Estado en la economía. ̂Vease Locke, 1960.
1995 caí) r,edescubrimiento c*e Hobbes y del liberalismo puede encontrarse en Holmes, e impulsiv 6 a¡'Uerd° C° n Colmes, Hobbes sostiene que los individuos son compulsivos
JOtra°vi ', a mi^mo tiempo criaturas de sus hábitos y víctimas de sus emociones, conorirlr, 1S1°n m° ema Astado mínimo se encuentra en Nozick, es el autor más re- onocido por su concepción del Estado “ultramínimo”.
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que esperan obtener las ganancias derivadas de la cooperación. Los individuos son los mejores jueces de su propio bienestar; en este sentido, los individuos establecen una relación contractual ética, política y jurídica con el Estado, si el Estado no cumple con los propósitos para los que fue creado, los individuos tienen el derecho de cambiar el gobierno (Locke). El aporta la idea del “Estado mínimo”, al sostener que los individuos tienen el derecho de mantener o quedarse con todo lo que han ganado y nadie debe expropiárselo a través de impuestos.5
Una visión menos simplista a la anterior, atribuye al Estado la capacidad de intervenir en la economía, a través de la asignación y distribución de recursos, equiparando su importancia con la del mercado. Por esta razón, es conveniente estudiar el comportamiento de los principales actores de la economía, dado que a través de su interacción los votantes, los políticos y los burócratas, conjuntamente, influyen en la asignación de recursos.6
Las elecciones sociales o colectivas, son cruciales para la asignación de recursos, porque son la expresión de las elecciones y preferencias individuales, de acuerdo a criterios racionales y egoístas. Dado que las preferencias de los individuos son las únicas que cuentan en la toma de decisiones sociales, entonces, estas deben agregarse.
El papel del Estado en la economía, puede analizarse por sus efectos en el comportamiento microeconómico de los individuos, en términos de sus elecciones de inversión, ahorro y trabajo, frente a distintas políticas de gasto e ingreso públicos que reflejan las elecciones colectivas, los procesos de negociación política y los mecanismos de elección pública de distinta naturaleza. Este enfoque asume la mayor complejidad inherente en los procesos de elección y las complejas mediaciones que se entablan entre la conducta microeconómica y social. La idea básica, es que las elecciones económicas y la posición relativa de los individuos en la
5 Véase Locke, 1960, op. cit.6Dado que las preferencias de los individuos son las únicas que cuentan en la toma
de decisiones sociales, entonces, éstas deben agregarse.
distribución del ingreso, cambian con la intervención del Estado en la economía. El monto del ingreso personal disponible, no es lo mismo antes o después de impuestos y transferencias del gobierno. Además, distintos niveles de gasto e ingreso públicos pueden alterar el equilibrio general de los mercados en la economía, esto es, la política fiscal elegida afectará los precios relativos que inicialmente se alcanzarían en condiciones competitivas y sin interferencias gubernamentales.7
Ambos grupos de teorías pueden calificarse como simplistas por su falta de realismo, y puede criticarse que dejen fuera muchas variables, que sus supuestos restrictivos eliminan, pero no cabe duda que sus capacidades analíticas son importantes, (sí se acepta que la economía neoclásica postula los modelos competitivos como un artificio analítico, útil solo para fijar “marcas de referencia” ideales para conocer hacia donde debería orientarse la economía, en el caso de que los supuestos efectivamente se cumplieran). En este sentido, los modelos competitivos no son una descripción de cómo son las cosas, sino una recomendación de cómo deberían de ser. Como ha escrito Phelps:
El teórico neoclásico prescribe, no supone, la igualdad del precio y el coste marginal, e indica formas de conseguir que ambos se aproximen. Pero reconoce también que existen elementos de monopolio en la economía, así como episodios de desequilibrio (Phelps, 1986, p. 383).
La economía neoclásica, ha dado lugar a la formulación de otros modelos más complejos, que los de competencia perfecta,
701son ha escrito que: “Hablando en general, los economistas que han escrito después de Wicksell han aceptado su análisis de los problemas básicos de la teoría del gasto público.” El enfoque wickselliano, que después retomó también Schumpeter en su clásico ensayo sobre la crisis fiscal del Estado, fue el punto de partida moderno a partir del cual la economía neoclásica introdujo:
i) Un enfoque “individualístico” sobre el Estado, en particular, la visión según la cual los contribuyentes fiscales son individuos que establecen una relación económica (no política) con el Estado y,ii) El análisis de la influencia del gasto e ingreso públicos en el equilibrio económico (véase Olson, 1965, pp. 100 y 101).
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que han contribuido a analizar, de un modo más realista, como funcionan el mercado y el Estado en la realidad. De la teoría de la competencia perfecta a la teoría de la elección pública existe una gran distancia. En el siguiente diagrama se ilustra esta evolución:
Competencia Competencia Economía del Fallas del Elección perfecta imperfecta bienestar mercado pública
La mano invisible
Estadomínimo
Estado de bienestar
Estadointerventor
Leviatán
E l m o d e l o d e c o m p e t e n c ia p e r f e c t a : e l E s t a d o u n a v a r ia b l e e x ó g e n a
Mercados competitivos
El modelo convencional de competencia perfecta, parte de los supuestos típicos de la economía neoclásica convencional:
i) La economía se encuentra en equilibrio, es decir, todos los mercados se encuentran en equilibrio para el sistema económico en su conjunto, y se verifica la determinación simultánea de los precios y cantidades de todos los bienes y servicios que se transan en cada mercado. Esto significa que los mercados, a esos precios, se vacían completamente (Ley de Walras), o bien que toda oferta crea su propia demanda (Ley de Say), ambas leyes se verifican siempre y cuando los precios a los cuales son intercambiados los bienes sean de equilibrio. Los precios de equilibrio, se alcanzan cuando la oferta y la demanda se equilibran en un punto en el cual, los costos marginales se igualan a los beneficios marginales. La curva de oferta representa los costos marginales y la curva de demanda la utilidad o beneficio marginal. En este punto, se verifica el criterio de Pareto y la asignación de recursos es eficiente;
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ii) La economía es perfectamente competitiva, es decir, los mercados son competitivos porque hay una cantidad muy grande de vendedores y compradores, de manera que ninguno puede influir en la fijación de los precios, i.e., no tienen poder de mercado y, en consecuencia, todos los agentes son tomadores de precios;iii) Todos los individuos que participan en el intercambio, conocen completamente toda la información necesaria sobre los precios presentes y futuros, así como la localización de los bienes y servicios en los mercados. La información económica es gratuita y cualquier individuo puede tener acceso a ella y,iv) Los agentes económicos (consumidores, productores, gobierno), se comportan racionalmente, i.e., son capaces de emplear toda la información disponible para maximizar su utilidad y/o beneficios, y además se comportan egoístamente, es decir, sólo les interesa su bienestar individual. Esto significa que dadas las posibilidades y restricciones económicas, son capaces de elegir entre varias estrategias posibles. La elección es maximizadora, porque los individuos eligirán aquella que les ofrezca el más alto rendimiento (utilidades, beneficios y ganancias). La estrategia es egoísta, en el sentido de que el individuo cuando elige, no tomará en consideración los aspectos éticos, sociales, políticos e institucionales, relacionadas con su decisión.8
Competencia y eficiencia
Una economía competitiva conducirá a una asignación de recursos tal que:
8E1 supuesto de la conducta racional de los individuos, es objeto de controversia entre los economistas. Para unos, el concepto de racionalidad exige que se verifiquen muchos supuestos poco realistas, i.e., que todos los individuos tengan la misma capacidad de cálculo y evaluación precisa y que no cometan errores, para otros, es un concepto demasiado restrictivo porque sólo alude a individuos egoístas y excluye otros comportamientos, no egoístas pero racionales, y para otros el comportamiento racional da lugar a comportamientos oportunistas (free rider): selección adversa y riesgo moral, que requieren la aplicación de regulaciones en el caso de información asimétrica y extemali- dades (Schotter, 1985).
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i) No existirá otra asignación de recursos capaz de aumentar la producción de un bien Y, sin reducir la producción de otro bien X, y,ii) La producción total no puede ser reasignada para generar un nivel más alto de bienestar, sin reducir el bienestar de algún agente.
Esta condición se conoce como la optimalidad de Pareto. El óptimo de Pareto, se define como el conjunto de condiciones marginales que se requieren para igualar las tasas marginales de transformación en la producción y las tasas marginales de substitución en el consumo.
La competencia conduce a la eficiencia, porque los individuos, cuando deciden qué cantidad deben producir de un determinado bien, igualan el beneficio marginal derivado del consumo de una unidad adicional y el costo marginal de comprarla, que es exactam ente el precio que tienen que pagar. Y las empresas, cuando deciden que cantidad deben vender de un bien, igualan el precio que cobran y el costo marginal de producir una unidad adicional. En consecuencia, en equilibrio los costos marginales sociales son igual a los beneficios marginales sociales.
De este modo, se alcanzan simultáneamente el bienestar individual y social. Este resultado surge de la conducta racional y maximizadora, tanto de productores como de consumidores. El comportamiento microeconómico (maximizador y egoísta) de los individuos conduce a la maximización del bienestar social. Adam Smith mantenía la idea, de que se sirve más al interés público, cuando cada individuo hace lo que considera que es más benéfico para él. Por lo tanto, el egoísmo es la conducta económica más consistente para organizar eficientemente a la sociedad.
Este último argumento se ha refinado añadiendo que la economía de competencia perfecta es eficiente, porque los mercados sometidos a la competencia conducen a la economía a una posición de equilibrio, más allá del cual es imposible hacer un cambio sin perjudicar a alguien. Es posible que, si se introduce un cam
bio en la distribución del ingreso o en la asignación de recursos, una persona o muchas mejoren, pero no sin que otras empeoren, en este sentido, no se cumple el principio del óptimo de Pareto. Este es quizá el argumento más poderoso por el cual los partidarios del libre mercado se oponen a la intervención gubernamental.
La competencia es un mecanismo de “selección natural” , en el sentido darwiniano del término, de las elecciones económicas ante las cuales sucumben las empresas, individuos y agentes que no se desempeñen de forma maximizadora y eficiente. Alchian sostuvo que, en la práctica, los individuos no tienen que hacer cálculos sofisticados para elegir racionalm ente, en realidad la competencia del mercado los obligará a tomar las decisiones más racionales.9
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Competencia imperfecta y mercados disputables
Otra vertiente de la economía neoclásica admite que los mercados no funcionan perfectamente y para subsanar esta deficiencia ha formulado m odelos de com petencia imperfecta. Las versiones más conocidas son: el modelo de mercados disputables y, el de información incompleta y asimétrica.
El modelo de mercados disputables (contestable markets) fue desarrollado por Baumol, para poner de relieve el poco realismo y aplicabilidad analítica de los modelos de competencia perfecta. Los mercados disputables, son aquellos mercados en donde hay libertad de entrada y salida, sin costos, para las empresas que disputan un lugar en el mercado. Los entrantes potenciales, pueden mgresar a estos mercados a cualquier nivel de tasa de ganancia sobre el nivel de la tasa normal. Los participantes pueden entrar y salir, y las empresas producirán hasta el punto en que los precios 'gualen a los costos marginales y estos igualan a los costos medios, i.e., la producción competitiva. En este sentido, los mercados
9En contra de este argumento existen evidencias experimentales que demuestran que los agentes económicos no maximizán consistentemente, en particular cuando existe mcerüdumbre. El ejemplo clásico es la paradoja de Aliáis. Para una breve exposición véase Varían, 1993, p. 192-194.
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oligopólicos pueden ser mercados competitivos. Este enfoque es m enos restrictivo que las formas idealizadas de com petencia perfecta y refleja mejor las estructuras oligopólicas de los mercados.
El modelo de mercados disputables, admite, en particular, la intervención del Estado a través de regulaciones y políticas adecuadas para prevenir el establecimiento de barreras a la entrada de las empresas al mercado y, en general, para evitar el establecimiento de prácticas monopólicas y, así crear condiciones para la existencia de mercados disputables. El enfoque de los mercados disputables, propone un modelo que se acerca más a la descripción de la realidad que el modelo de competencia perfecta, pero también admite que la existencia de mercados perfectamente disputables es excepcional.
El segundo modelo, de información incompleta y asimétrica, supone que la información que poseen los individuos, las empresas y el gobierno es incompleta y asimétrica, es decir, no está completamente disponible, está desigualmente distribuida entre los agentes, y el proceso de adquirirla y usarla es costoso. Ello impide que los mercados funcionen competitivamente. Los problemas de información en combinación con la conducta maximizadora de los agentes económicos puede frustrar la eficiencia del mercado.
El modelo admite dos soluciones posibles a los problemas de información:
i) Liberalizar los mercados y,ii) Favorecer prácticas competitivas por m edio de regulaciones estatales antimonopolio y antitrust.
La primera afirma, que las imperfecciones del mercado, derivadas de la información incompleta y del conocimiento imperfecto, que los agentes tienen sobre la economía, sólo pueden ser eliminadas por el mecanismo de los precios. Las intervenciones públicas son rechazadas porque se argumenta que contribuirían a agravar más la asimetría de la información y el conocimiento. Los argumentos en que se apoya la solución de la liberalización de los mercados son:
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-E l mercado es un mecanismo insustituible para lograr la más eficiente asignación de recursos y la maximización del bienestar, y no es necesario disponer de información completa sobre toda la economía. En una economía coordinada por el mercado, cada individuo sólo necesita saber los precios relativos de los bienes y servicios con los cuales está directamente relacionado, y no necesariamente deberá conocer todos los precios;-L a información y el conocimiento relevante para las elecciones económicas de los individuos pueden transmitirse a través del mecanismo de los precios, si los individuos adquieren la información relevante sus elecciones serán racionales y consistentes con su propio interés y maximización de su utilidad. En estas circunstancias, la economía logra el equilibrio competitivo porque los productores y consumidores ofrecerán y demandarán en el mercado de bienes y factores, sólo las cantidades que sean consistentes con los criterios de eficiencia económica; -E l sistema de precios relativos asignará los recursos de manera eficiente aún en el caso de satisfacer demandas conflictivas o competitivas. Las fluctuaciones de los precios relativos de los bienes, revelan los cambios en los grados de escasez y costos de los recursos individuales, lo que tiende a eliminar la sobreproducción y la escasez;-E l sistema de precios le dará a los individuos la información que requieren para tomar decisiones: los consumidores sólo necesitan conocer sus propias preferencias y no la de otros, los productores sólo necesitan conocer los gustos de sus posibles clientes, los individuos y las empresas sólo necesitan la información de los precios relativos involucrados en su actividad; cada agente económico sólo necesita conocer sus costos y los precios relativos, y así sucesivamente y,-E l mecanismo de los precios proporciona la información relevante que permite a los individuos hacer elecciones eficientes. El mercado impulsa la eficiencia y competencia lo que elimina a las empresas ineficientes que generan pérdidas a toda la sociedad.
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La segunda solución a los problemas de información, consiste en que el Estado promueva instituciones y mecanismos que aumenten y, abaraten significativamente, la información disponible, para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos.
Las conclusiones básicas del modelo de competencia imperfecta son las siguientes:
i) El mecanismo del mercado, puede operar incluso en condiciones de información imperfecta, y lograr resultados eficientes, éstos pueden no ser óptimos, pero si más eficientes que los que se alcanzarían en una econom ía excesivamente regulada por el gobierno;ii) En una economía planificada o con una fuerte intervención gubernamental, las autoridades tenderán a cometer muchos errores porque necesitan la información relevante para toda la economía, y esta es difícil y costosa de obtener, y en ciertos casos, es técnicamente inviable. Si el gobierno no dispone de toda la información sobre los precios relativos, entonces no podrá mejorar la eficiencia en la asignación de recursos y,iii) Una intervención moderada del gobierno, que permita mejorar la transmisión y difusión de información, puede ser una solución adecuada para mejorar la eficiencia y sin contradecir las soluciones del mercado.
Crítica a los modelos de competencia perfecta e imperfecta
El modelo de competencia perfecta ha recibido múltiples críticas dentro y fuera de la escuela neoclásica. Entre ellas destacan:
-Las condiciones o supuestos del modelo difícilmente se verifican en la realidad, es decir, se trata de un modelo ideal, que opera en una economía estática, sin instituciones, sin progreso técnico, sin cambios en la propiedad, sin modificaciones en las preferencias de los consumidores, entre otros aspectos importantes;
-E n el mundo real existen problemas de información, i.e., la información de los agentes es incompleta, su distribución asimétrica y el acceso a ella desigual lo que origina problemas de selección adversa y riesgo moral;-L as estructuras de mercado perfectamente competitivas son excepcionales, la regla es, que las desviaciones sobre las condiciones de operación ideales del modelo, se traducen en pérdidas de la participación de los productores en el mercado, es decir, pueden entrar nuevos productores y los consumidores cambiar sus preferencias;-N o todas las empresas son tomadoras de precios, existen monopolios con poder de mercado, i.e., capacidad para fijar precios y,-E l mecanismo walrasiano del “subastador” de precios, que vacía completamente los mercados, no se cumple en una economía que no alcanza el equilibrio competitivo.
Los supuestos del modelo competitivo son muy restrictivos y simplificadores, y las conclusiones a las que perm iten arribar, muy discutibles, porque en el mundo real el intercambio, las transacciones y las elecciones económicas están influidas por muchos factores, que tienden a hacer el proceso de intercambio difícil y costoso. Los mercados no son solamente precios y cantidades, son también instituciones extremadamente complejas, sujetas a normas, acuerdos y leyes, cuyo objetivo es justamente facilitar y bajar los costos del intercambio, que sin reglas, no solo sería mucho más costoso, sino incluso inviable. El ambiente económico real en el cual, los individuos intercambian, es muy diferente y más complejo al que se refiere el modelo de mercados competitivos.
Cada vez se acepta más que los siguientes factores tienden a encarecer y dificultar el intercambio y los esfuerzos de coordinación en los mercados:
-La información es incompleta, imperfecta y costosa, es decir, adquirir información involucra costos en términos de tiempo y recursos, y esto limita la cantidad de información que cual-
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La segunda solución a los problemas de información, consiste en que el Estado promueva instituciones y mecanismos que aumenten y, abaraten significativamente, la información disponible, para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos.
Las conclusiones básicas del modelo de competencia imperfecta son las siguientes:
i) El mecanismo del mercado, puede operar incluso en condiciones de información imperfecta, y lograr resultados eficientes, éstos pueden no ser óptimos, pero si más eficientes que los que se alcanzarían en una econom ía excesivamente regulada por el gobierno;ii) En una economía planificada o con una fuerte intervención gubernamental, las autoridades tenderán a cometer muchos errores porque necesitan la información relevante para toda la economía, y esta es difícil y costosa de obtener, y en ciertos casos, es técnicamente inviable. Si el gobierno no dispone de toda la información sobre los precios relativos, entonces no podrá mejorar la eficiencia en la asignación de recursos y,iii) Una intervención moderada del gobierno, que permita mejorar la transmisión y difusión de información, puede ser una solución adecuada para mejorar la eficiencia y sin contradecir las soluciones del mercado.
Crítica a los modelos de competencia perfecta e imperfecta
El modelo de competencia perfecta ha recibido múltiples críticas dentro y fuera de la escuela neoclásica. Entre ellas destacan:
-Las condiciones o supuestos del modelo difícilmente se verifican en la realidad, es decir, se trata de un modelo ideal, que opera en una economía estática, sin instituciones, sin progreso técnico, sin cambios en la propiedad, sin modificaciones en las preferencias de los consumidores, entre otros aspectos importantes;
-E n el mundo real existen problemas de información, i.e., la información de los agentes es incompleta, su distribución asimétrica y el acceso a ella desigual lo que origina problemas de selección adversa y riesgo moral;-L as estructuras de mercado perfectamente competitivas son excepcionales, la regla es, que las desviaciones sobre las condiciones de operación ideales del modelo, se traducen en pérdidas de la participación de los productores en el m ercado, es decir, pueden entrar nuevos productores y los consumidores cambiar sus preferencias;-N o todas las empresas son tomadoras de precios, existen monopolios con poder de mercado, i.e., capacidad para fijar precios y,-E l mecanismo walrasiano del “subastador” de precios, que vacía completamente los mercados, no se cumple en una economía que no alcanza el equilibrio competitivo.
Los supuestos del modelo competitivo son muy restrictivos y simplificadores, y las conclusiones a las que perm iten arribar, muy discutibles, porque en el mundo real el intercambio, las transacciones y las elecciones económicas están influidas por muchos factores, que tienden a hacer el proceso de intercambio difícil y costoso. Los mercados no son solamente precios y cantidades, son también instituciones extremadamente complejas, sujetas a normas, acuerdos y leyes, cuyo objetivo es justamente facilitar y bajar los costos del intercambio, que sin reglas, no solo sería mucho más costoso, sino incluso inviable. El ambiente económ ico real en el cual, los individuos intercambian, es muy diferente y más complejo al que se refiere el modelo de mercados competitivos.
Cada vez se acepta más que los siguientes factores tienden a encarecer y dificultar el intercambio y los esfuerzos de coordinación en los mercados:
-La información es incompleta, imperfecta y costosa, es decir, adquirir información involucra costos en términos de tiempo y recursos, y esto limita la cantidad de información que cual
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quier individuo posee o desea poseer. Los individuos racionales sólo adquirirán información, hasta el punto en el cual, los costos marginales y los beneficios marginales atribuidos a la adquisición de información se igualen;-E n el mundo real los riesgos e incertidumbres en cada actividad económica son importantes, es decir, la estrategia elegida no garantiza que el resultado que se alcance sea exactamente igual al que se predijo. Así, los individuos ajustan sus expectativas porque aprenden de su experiencia, pero el aprendizaje tiene un costo;-Las preferencias, gustos y elecciones de los individuos cambian en el tiempo, como resultado de las restricciones económicas e institucionales;-Por lo regular, los derechos de propiedad no están secularmente definidos, es decir, no todos los miembros de una sociedad o comunidad los aceptan como dados, entonces su cumplimiento no está completamente garantizado. En estas condiciones, el proceso de definición e intercambio de los derechos y la defensa de su exclusividad, es algo costoso y,-E l modelo neoclásico asume que las funciones de producción son fluidas y continuas, pero en realidad existen “indivisibilidades” de los factores de la producción. Un ejemplo burdo de estas indivisibilidades, es que un tractor o una cosechadora no se puede dividir a la mitad. La indivisibilidad puede causar problemas importantes en el proceso de producción, especialmente cuando no se alcanzan las escalas de producción adecuadas para usar, por ejemplo, un tractor en el cultivo de una parcela.
El modelo neoclásico es restrictivo porque no deja espacio para incorporar el papel de las instituciones; y es poco realista porque omite las instituciones y los costos de transacción involucrados en su operación, algo que evidentemente es muy difícil de ignorar. Su perspectiva es estrecha porque analiza los beneficios colectivos o sociales, que se derivan de la cooperación en él mercado, como si éstos se alcanzaran automáticamente y sin costos.
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En el siguiente cuadro se resumen las principales críticas al modelo de intercambio de la economía neoclásica:
CR ÍTICA A LOS SU PU ESTO S
Supuestos de la economía neoclásica
Equilibrio general: precios de equilibrio, los mercados se “vacían completamente” y toda oferta crea su propia demanda.Competencia perfecta.
Información completa.No existen costos de transacción.Las instituciones son variables endógenas.La asignación de recursos es óptima en el sentido de Pareto.
La maximización del bienestar social coincide con las elecciones racionales maximizadoras.
Crítica a los supuestos
El equilibrio general es excepcional, y los precios de equilibrio cambian, existen desajustes entre oferta y demanda, etcétera.Fallas del mercado: monopolios, bienes públicos, externalidades, entre otros.Información incompleta y asimétrica. Costos de transacción positivos.Las instituciones son variables exó- genas.La asignación de recursos requiere de mecanismos de coordinación institucionales.Discrepancia entre las elecciones individuales y el bienestar social.
E l c r it e r io d e P a r e t o
Y LA INTERVENCIÓN ESTATAL
Definiciones básicas
El criterio de Pareto es un concepto relevante para evaluar el impacto del papel del Estado en la economía, porque sirve para definir la asignación eficiente de recursos en el modelo competitivo de equilibrio. El óptimo de Pareto define como deseable un cambio de una política pública, o la introducción de una nueva, si socialmente permite que todos los individuos mejoren (definición débil del criterio de Pareto) o al menos algunos mejoren al mismo tiempo (definición fuerte del criterio de Pareto). Cuando las posibilidades de introducir un cambio en la política pública, mante
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niendo el criterio de Pareto, se agotan, entonces ya no es posible introducir un cambio sin perjudicar, al menos, a algunos individuos.
El criterio de Pareto tiene, ciertamente, límites:
a) No es absoluto, porque de acuerdo a su definición, se pueden evaluar los cambios que mejoran o empeoren el bienestar de todos; sin embargo, nada se puede decir acerca de un cambio político que mejore a algunos y empeore a otros. En la siguiente gráfica, se ilustran los posibles estados de utilidad que los individuos X y Y pueden obtener en distintos puntos de la curva de la frontera de posibilidades y,
X pierde y G anan X y YY gana
* E stado inicial
- - - O - -II| X gan a y
X y Y pierden | y pjer(je
III
U tilidad de X
b) Es un concepto limitado, porque para evaluar cada cambio es necesario comparar los incrementos de la satisfacción de los ganadores y la pérdida de satisfacción de los perdedores, es decir, la clasificación de los distintos estados de bienestar es incompleta, si se mantiene la exigencia de aplicar el criterio de Pareto, en la toma de decisiones, basado únicamente en la funciones de utilidad y, en cambio, se deja de lado la comparación de unidades y niveles de utilidad entre individuos, lo cual evidentemente es más difícil de hacer.
>-o-a-an
5
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La comparación de diferentes estados de utilidad perm ite obtener definiciones más precisas del criterio de Pareto. Cuando se compara la utilidad que puede reportar una política X o Y, y se encuentra que cada individuo con derecho a voto prefiere X a F . o es indiferente ante ellas, para este resultado, bastaría con que al menos algunas personas tengan una fuerte preferencia por X. Entonces, de acuerdo a los juicios de valor existentes, en esta hipotética sociedad, el bienestar social es más grande en X que en Y, en este caso X es definido como un estado de utilidad “Pareto-pre- ferido” a Y. Equivalentemente, un movimiento de y a X es una “mejoría en el sentido de Pareto” . Si cada uno de los miembros de la sociedad es indiferente entre X y Y entonces X y Y son estados de utilidad “Pareto-indiferentes” o “equivalentes de Pareto” . Si algunas personas prefieren X a Y, pero otras prefieren y a X, entonces X y Y son estados “Pareto no comparables” . En este caso, el criterio de Pareto no tiene nada que decir acerca del orden je rárquico en que se encuentran X y Y.
El criterio de Pareto, la competencia y la eficiencia
El criterio de Pareto, sólo se puede aplicar en una economía competitiva de equilibrio, que es la única que satisface el criterio de Pareto y la asignación de recursos que resulta de una economía perfectamente competitiva. Es evidente, que en este modelo, se hace caso omiso de las instituciones y los arreglos sociales que organizan a la actividad económica y que, generalmente, no son consistentes con las características ideales de una economía competitiva.
El criterio de Pareto no permite distinguir, cuando una asignación eficiente de recursos es en algún sentido, superior a otra, puesto que al menos un individuo perderá, si la economía se desplaza de un punto óptimo de Pareto en la frontera de posibilidades a otro. Esto es, un óptimo de Pareto no significa equidad, pero abre objetivamente el espacio para que un juicio de valor o una políti-
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ca pública sean los criterios disponibles para elegir entre distintas asignaciones eficientes en el sentido de Pareto, y no el mercado competitivo. En la siguiente gráfica se ilustra lo anterior:
Frontera d e posibilidades y la op im alidad en el sen tido de Pareto
La frontera de posibilidades muestra la utilidad máxima que puede lograr el individuo F, dado el nivel de utilidad alcanzado por y. El desplazamiento de / a I* es una mejoría en el sentido de Pareto. El desplazamiento de A a B es un movimiento a lo largo de la frontera de posibilidades de utilidad, ambos puntos son eficientes en el sentido de Pareto. El desplazamiento de / a A es un movimiento de un punto ineficiente (I) a uno eficiente (A), pero no es una mejora en el sentido de Pareto ya que empeora el bienestar de X. Los puntos a lo largo de la frontera de posibilidades son óptimos en el sentido de Pareto, económicamente hablando, pero no dicen nada acerca de la distribución del ingreso, ésta podría ser socialmente indeseable y moralmente repugnante. Este resultado, sin embargo, no significa que se deba prescindir de los mercados competitivos. Lo que se necesita es introducir políticas que redistribuyan el ingreso y que el mecanismo competitivo siga funcionando. Si bien las intervenciones del Estado se pueden justificar, porque aumentan la equidad, también habría que reconocer que las intervenciones redistributivas no cambian la distribución del
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ingreso, sino también alteran los precios relativos, y esto último puede producir situaciones socialmente injustas. Por ejem plo, controlar los precios a ciertos bienes y servicios podría significar un desabasto, porque los productores no tendrían incentivos para producirlos. Si se congelan las rentas de las viviendas, es probable que los inversionistas dejen de construir viviendas para renta, y la vivienda no solo escaseara sino que además tenderá a encarecerse por falta de una oferta adecuada. Así, la economía no es eficiente.
El criterio de Pareto es relativo, porque un conjunto de cambios puede constituir una mejoría en el sentido de Pareto, aunque cada cambio, visto por sí solo, pueda no serlo. Así, por ejemplo, la reducción del arancel a los automóviles podría no ser una mejora en el sentido de Pareto (los fabricantes nacionales saldrían perjudicados), pero si este cambio se acompaña de un ligero aumento a los impuestos de los automóviles importados, y si el aumento se dedica a subsidiar la modernización de las plantas automotrices nacionales, los fabricantes locales se beneficiaran, los compradores nacionales pagarán precios menores, atribuibles a la reducción del arancel, y los fabricantes extranjeros aumentarán sus ventas.
L a e c o n o m ía d e l b ie n e s t a r
Y EL PAPEL DEL ESTADO EN LA ECONOMÍA
Los teoremas fundamentales de la economía del bienestar
Los mercados competitivos y el criterio de Pareto, definen las condiciones bajo las cuales, el mecanismo de los precios permite alcanzar la eficiencia económica paretiana. El análisis de la eficiencia económica ha sido probablemente uno de los temas más importantes y controvertidos a lo largo de la evolución de la economía como ciencia. Este debate dio origen a la economía del bienestar, que como subdisciplina se ha preocupado por analizar estos temas. Los supuestos básicos de la economía del bienestar
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subrayan la importancia que tienen los juicios de valor en la toma de decisiones en las políticas públicas. Desde la perspectiva normativa, no es posible probar si diferentes “estados sociales” son correctos o incorrectos, porque se trata de decisiones, que reflejan los valores, las preferencias y los intereses de quienes las toman. La economía del bienestar se ocupa de recomendar políticas públicas, y explora algunas propuestas que ayudan definir bajo que condiciones el “estado social” A puede ser superior al “estado social” B. A partir de ello, el análisis del bienestar social puede ayudar a elegir, cuál tipo de política es recomendable, para alcanzar el “estado social” elegido. La economía del bienestar moderna, rechaza que la utilidad sea mensurable desde un punto de vista cardinal. La utilidad de un individuo, con respecto a la de otros, no puede compararse y, en consecuencia, jerarquizarse de acuerdo a un patrón común para todos los individuos. La economía del bienestar aplica el criterio de Pareto, para definir la eficiencia económica por medio de los dos teoremas del bienestar. Además, extiende la aplicación del criterio de Pareto para localizar la situación social deseable, que puede representarse por una curva de utilidad social o una función social de bienestar. Esta puede definirse, como la relación entre el bienestar de la sociedad como un todo y las variables que afectan el desempeño de la economía y los niveles de vida de los individuos.
El primer teoremade la economía del bienestar
El primer teorema del bienestar, sostiene que la economía competitiva alcanza siempre un punto a lo largo de la frontera de posibilidades de producción, dadas las restricciones económicas, este punto es eficiente en el sentido de Pareto, es decir, no se puede introducir un cambio que busque mejorar a un individuo sin perjudicar a otro.
En ese punto existe un equilibrio competitivo en la economía, en el cual todos los agentes, dem andantes y oferentes son to
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madores de precios. Los precios son los que son, sin importar las elecciones de los agentes, es decir, cada vendedor y comprador es demasiado pequeño para afectar los precios en alguna medida. Gráficamente se puede representar de la siguiente manera:
E Q U ILIB R IO CO M PETITIV O
En el eje horizontal se representa la cantidad producida de un bien y en el eje vertical su precio. La curva de la demanda, refleja los gustos de los consumidores y tiene pendiente negativa, porque se asume que los consumidores desearán más del bien, si los precios bajan. La curva de oferta refleja los costos de producción del bien, esto es, los vendedores ofrecerán más, si los precios suben.
Este teorema está basado en los supuestos convencionales del modelo competitivo. De entre ellos, destaca el supuesto según el cual, el equilibrio competitivo, que ocurre en un mercado aislado, se extiende a todos los mercados; lo cual es poco realista, porque en realidad los precios y cantidades de un mercado afectan a los precios y cantidades de otros mercados. En efecto, la generalización del equilibrio competitivo de un mercado, al conjunto de mercados en la economía, no es un supuesto que pueda ampliarse, Porque los excedentes de producción de diferentes bienes no se
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pueden agregar en la producción total, así, la posición de las curvas de oferta y demanda depende de la distribución inicial de recursos, y las curvas de un mercado son afectadas, necesariamente, por las transacciones en otros mercados. El otro supuesto importante es la ausencia de extemalidades.
A pesar de lo anterior, el teorema es una demostración de que el mercado puede ser autónomo, ello es importante porque significa que el mercado puede ofrecer bienes sin que nadie los demande; que los individuos egoístas y maximizadores cooperan espontáneamente en el mercado; que los agentes pueden tomar decisiones económicas sin necesidad de considerar a ninguna autoridad pública; y que cualquier agente puede entender cómo funciona toda la economía. El centro del teorema es la autonomía del mercado, sin la cual sería imposible que el liberalismo y laissez faire se mantuvieran.
El segundo teoremade la economía del bienestar
El segundo teorema afirma que una economía competitiva puede alcanzar todos los puntos de la curva de posibilidades, siempre y cuando la distribución inicial de los recursos sea la correcta. Quitando recursos a la persona X, y transfiriéndolos a la persona Y, se puede mejorar la situación de Y.
Una economía óptima en el sentido de Pareto, no indica, que tan buena o mala puede ser la distribución del ingreso. En una economía competitiva unos individuos podrían vivir en la opulencia y otros en la pobreza. Lo único que indica, una economía eficiente en el sentido de Pareto es que:
i) No se puede mejorar el bienestar de una persona sin empeorar el de otra y,ii) La economía se encuentra en su frontera de posibilidades. -
Este segundo teorema indica, que si se desea cambiar la distribución del ingreso que generan los mercados competitivos, no
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es necesario que se deje de utilizar el mercado como mecanismo de asignación. Lo único que se tendría que hacer, es redistribuir el ingreso inicial y dejar actuar sin interferencias a los mercados competitivos. Ello es así, porque cada punto a lo largo de la frontera de posibilidades de producción, corresponde siempre a una distribución inicial de los factores, que es consistente con la definición de eficiencia paretiana. El m ecanism o de los precios cumple el doble papel de asignar recursos, reflejando la escasez, y distribuir los bienes, esto es, cuánto compran los agentes de cada bien. Ambos problemas pueden separarse dejando al mercado la asignación y encargando al Estado el problema de la distribución.
La conclusión relevante del segundo teorema, es que la asignación eficiente en el sentido de Pareto, se puede conseguir a través de los mercados competitivos, sin la necesidad de la intervención del Estado o de algún otro mecanismo. La función del Estado, si se acepta como verdadero este teorema, se reduce únicamente a estudiar las distribuciones correctas de los factores y recursos y, proponer las políticas más deseables.
Cualquier proposición de política que afecte el equilibrio competitivo, debe tomar en cuenta las interacciones entre mercados para diferentes bienes y el inevitable conflicto de intereses entre los individuos sobre la distribución del ingreso. Las políticas públicas, pueden diseñarse para incrementar el ingreso de los más ricos y disminuir el de los pobres o viceversa; sin embargo, los resultados del equilibrio competitivo o cualquier otro resultado que produzca la intervención del gobierno en la economía, no nos dice cual es el mejor, porque no hay un punto único de equilibrio competitivo.
Este teorema también afirma, que el equilibrio competitivo es eficiente y no hay desperdicio de recursos. Ningún planificador o autoridad puede reestructurar la asignación de recursos y la distribución del ingreso y, lograr que todo el mundo obtenga ventajas. El gobierno puede hacer que alguien mejore a expensas del bienestar de otros, pero no mejorarían todos al mismo tiempo.
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Este segundo teorema es una afirmación sobre la búsqueda del bien común. Es útil para ciertos propósitos, por ejemplo, podría suponerse que cada individuo en la sociedad tiene las mismas preferencias y dominio de sus recursos privados, por extensión, las necesidades de consumo y demanda de satisfactores son iguales por todos los individuos en la sociedad, en la medida en que las políticas públicas o las instituciones existentes, no sean discriminatorias. Los individuos en el mercado no intentan cooperar espontáneamente, porque son egoístas y no están interesados en el bienestar de sus conciudadanos, pero es probable que las políticas favorezcan la cooperación, si los individuos perciben que las acciones propuestas por el gobierno son correctas, en el sentido que la cooperación permita aumentar el bienestar de todos. La ventaja de este supuesto es que permite una evaluación clara de las implicaciones (positivas y negativas) de las políticas públicas y de las instituciones para el bienestar de los individuos.
Las restricciones de los dos teoremas son indudablemente fuertes, pero si se relajan los supuestos en algunos puntos, los teoremas pueden resultar analíticamente útiles para el diseño de políticas públicas.
La función social del bienestar
La función social de bienestar, es uno de los criterios que se pueden utilizar para evaluar el desarrollo económico y los resultados a los cuales, pueden conducir las políticas y reglas que el gobierno aplica para corregir las fallas del mercado y distribuir el ingreso. La economía del bienestar supone que la única restricción que enfrenta el sector público para cumplir con esos objetivos es la “voluntad y disposición de pago” de los agentes económicos a la carga fiscal y a los precios que implica la provisión de los bienes y servicios públicos.
La función social del bienestar, consiste en la agregación de las funciones de utilidad de los individuos, de acuerdo a la cual, el bienestar social es una función de los niveles de utilidad de los
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individuos que forman la sociedad.10 Se pueden incluir otras variables: educación, salud y vivienda, entre otras, que reflejen la calidad de vida para ampliar el concepto de función de bienestar; sin embargo, en último término, su definición es un asunto un tanto arbitrario, porque depende de la voluntad y valoración de los agentes económicos, incluidos los políticos y los burócratas.11
Con respecto al grado de generalidad de la función de bienestar, convendría aclarar dos aspectos: primero, que la función social de bienestar no necesariamente refleja los objetivos de bienestar de la sociedad como un todo y, segundo, que el gobierno no adopta la función social de bienestar como el único criterio para diseñar y ejecutar las políticas públicas. La función de bienestar busca representar el “bien común”, lo cual es sin duda una noción ambigua, pero la función expresa, con mayor precisión, las metas de bienestar que el Estado y la sociedad definen de algún modo, además, las políticas públicas que aplica el gobierno pueden ser evaluadas porque permite comparar más rigurosamente vis a vis las metas con los resultados realmente obtenidos.
Los individuos y la sociedad obtienen de los bienes que consumen un cierto nivel de utilidad.12 La función de bienestar es un instrumento útil para estudiar la elección de algún “estado social” cuando se tiene que elegir entre favorecer a un grupo en perjuicio de otros. Es plausible analizar una curva social de indiferencia,
l0Para las elecciones de los individuos, Samuelson (1954) desarrolló una teoría sobre las preferencias reveladas, de acuerdo con la cual, no es necesario hacer supuestos acerca de la u tilidad o las preferencias explícitam ente. Supongam os dos conjuntos de bienes q = q, . . .q n y q ’ = q ’, . . q ’„tales que los precios y los ingresos de los consum idores pueden pagar el precio por cualquiera de los dos y el consum idor escoge q. Entonces q es revelado com o m ás preferido que q \ aquí la noción de preferencia es débil.
11 El concepto de función social de bienestar, fue introducido por Bergson como una afirmación de los objetivos de la sociedad en los cuales el nivel de bienestar social es representado com o una función del m odo en que los recursos están distribuidos y asignados, y con ello se evitó el problem a de las com paraciones interpersonales de utilidad.
l2La idea del consumidor racional de la econom ía neoclásica, que enfrenta un bien, definido su sistem a de preferencias, es solam ente una construcción analítica de los economistas, muy útil para fijar un orden en el com portam iento posible de los individuos en el Cercado, de acuerdo con ciertas preferencias y restricciones, pero no deberíam os engañarlo s de que en el m undo real, los consum idores, cuando eligen, consultan en su cuaderno
e apuntes sus curvas de indiferencia.
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que muestre las posibles combinaciones de utilidad entre las que es indiferente la sociedad. La sociedad puede estar dispuesta a intercambiar una cierta reducción de la utilidad de uno de los grupos, por un aumento de la del otro, como se muestra en la siguiente gráfica:
La curva de indiferencia individual es uu, que es la que reporta la máxima utilidad al individuo y las curvas de indiferencia social están representados por Ul U2 ...U„ . En la gráfica U2 genera un nivel de bienestar social superior al que genera U, El punto S, en la intersección de las curvas uu y U2 representa el nivel más alto atendible de bienestar social; conocido como el óptimo social. Este concepto se usa en la economía del bienestar paredaña, pero puede ser reformulado en términos de otro conjunto de objetivos menos restrictivo que el criterio de Pareto. La función social de bienestar sirve para ordenar cualquier asignación de recursos a diferencia del principio de Pareto, con el cual sólo podemos saber que situación es mejor que otra si todo el mundo está, al menos, igual y alguien está mejor. El problema consiste en identificar la función social de bienestar.13
13 Arrow estudió el proceso por medio del cual la función social de bienestar puede ser formulada a partir de las preferencias individuales y propuso cuatro reglas o condiciones:
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 103
Las políticas públicas que buscan cambiar la distribución del ingreso para mejorar el bienestar, tienen que evaluar sus consecuencias sobre diferentes grupos sociales, desde el punto de vista de la eficiencia y la equidad. Para ello, se identifican un conjunto de oportunidades y se analizan las disyuntivas entre eficiencia y equidad; el equilibrio que se elija representa la función social de bienestar. El ejemplo típico es que con más impuestos progresivos se puede mejorar la equidad, pero la eficiencia económica disminuye. Los sistemas tributarios mal diseñados pueden empeorar la eficiencia y la equidad, y los mejor diseñados, en cambio, pueden mejorarla.
La representación común de una función social de bienestar es U= m,+ u2+u3+...+u„. El problema que entraña esta definición, es que mide la utilidad total de la sociedad, o lo que es lo mismo, la utilidad de todos sus m iembros, pero no distingue entre los individuos pobres y ricos. Ello implica definir a quien debe buscar beneficiarse en la sociedad, a los más pobres o a todos los grupos. En el siguiente diagrama se ilustran los posibles criterios que se pueden aplicar para definir una función de bienestar.
La elección, sobre la base del interés personal o egoísta, conduciría a que las personas de mayores ingresos elijan una función de bienestar que se ubique en el cuadrante 1, en cambio, los de
i) R acionalidad colectiva que consiste en que la función de bienestar debe ser consistente con las elecciones individuales dadas las alternativas disponibles;ii) Respetar el principio de Pareto en el sentido de que si los individuos prefieren la situación A a la B entonces A es la que debe de incorporar la función de bienestar;iii) Indep en d en c ia de las a lte rn a tiv as no relevan tes, es decir, si las a lte rn a tiv as disponibles son la A y la B, entonces la C y la D son irrelevantes para form ular la función social de bienestar y,iv) La ausencia de dictadura, Le. ningún individuo puede im poner sus decisiones a otros.
El teorem a de la im posibilidad de Arrow consiste en que ninguna regla o procedimiento cum ple con los cuatro criterios. N o todos los econom istas aceptan el punto de vista de Arrow. A lgunos, por ejem plo Bergson, sostiene que se puede form ular una función social de bienestar sin atender necesariam ente al proceso de form ulación de la m ism a y que, en cam bio, es relevante contar con un referente social para que la sociedad y el Estado expresen sus preferencias.
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más bajo ingreso eligirían alguna alternativa del cuadrante 3. Los individuos, por si mismos tendrían grandes dificultades para llegar a acuerdos. Si el Estado fija unas reglas, aceptadas por todos los miembros de la sociedad, por medio de un contrato social y algún sistema de votación, es posible que las soluciones se inclinen hacia el cuadrante 4 y que la sociedad maximice el bienestar social, aunque algunos miembros pierdan algo de sus ingresos y otros lo ganen.
CRITERIOS D ISTRIBU TIV O S DE ACUERDO A DISTINTAS FU N CIO N ES DE BIEN ESTA R
5. Justicia distributiva de
I. Mercado: 2. Utilitarista: 3. Igualitario: 4. Mixto: Rawls:
-Recibir lo que -Maximizar el -Igualar el bie- -Establecer un -Mejorar la si-elindividuoga- bienestar so- nestar. mínimo de bie- tuación de losna en el mer- cial. -Igualar el bie- nestar. peor situadoscado. -Maximizar el nestar de los -D istribu ir el en la sociedad.-Recibir sólo el bienestar me- más pobres. ingreso paraingreso gana- dio. m axim izar eldo sin ninguna bienestar deayuda social o acuerdo al ni-estatal. vel definido por
la sociedad.
Desde una perspectiva utilitarista, habría que beneficiar a todos los miembros de la sociedad. En cambio, desde la perspectiva de la teoría de la justicia distributiva de Rawls, habría que beneficiar a los más pobres. Ciertamente, no existe ninguna manera satisfactoria de resolver esta disyuntiva, porque las curvas sociales de indiferencia no hacen más que reflejar los valores de la sociedad. De acuerdo a Rawls, el bienestar de la sociedad sólo depende del bienestar de los más pobres o los peor situados; la sociedad está mejor, si se mejora el bienestar de los pobres, pero no gana nada si no se mejora el bienestar de los pobres. En cambio, el utilitarismo valora por igual el incremento de la utilidad de
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cualquier persona, si se pudieran transferir recursos de unas personas a otras sin incurrir en ninguna clase de costos. La perspectiva rawlsiana supone, por definición, la transferencia de recursos de los ricos a los pobres, mientras se pueda mejorar la situación de los pobres, en cambio, la utilitarista no.
La función social del bienestar refleja los acuerdos a que llegan los miembros de la sociedad, sin embargo, es poco probable alcanzar estos acuerdos espontáneamente. Los individuos dominados por su conducta egoísta y maximizadora difícilmente aceptarían una “unión voluntaria” , en la cual sacrificaran parte de su utilidad potencial, para incrementar la de otros. En realidad los individuos requieren un conjunto de principios que orienten la organización, evitando la búsqueda de intereses egoístas, que se seguirían si cada uno de los individuos supiera de antemano qué posición ocupará en la sociedad. Este es conocido como el principio del “velo de la ignorancia” que ciega a las personas sobre el conocimiento de su posición social futura (condición necesaria para eliminar la búsqueda de posibles beneficios personales). Bajo el velo de la ignorancia todo el mundo desearía que la sociedad asumiera el principio de maximizar el bienestar de las personas más pobres. Este principio permite vincular el bien común con el interés personal. El ejemplo típico, es la aprobación y cumplimiento de leyes y regulaciones de la cuales probablemente nunca obtendremos provecho personal, pero percibimos el riesgo de que si no se aprobara tal ley, podríamos resultar gravemente perjudicados en nuestros intereses. El temor al futuro, restringirá la conducta egoísta de los individuos, porque en algún momento podrían sufrir perjuicios.
Es importante ilustrar con un ejemplo el principio del “velo de ' a ignorancia” : supongamos una sociedad con dos individuos, un cantante de opera y un cantante de rock (Caruso y Mick). El conjunto de distribuciones del ingreso posibles se encuentra representado en la gráfica siguiente. Sólo son posibles los puntos en el triángulo P-P. Supongamos que se alcanza el punto B, en donde cada cantante le corresponden 1,500 pesos, sin embargo, hay otr°s puntos más eficientes A, E y D.
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En el punto A, ambos agentes mejoran, pero aún hay oportunidades para maximizar el bienestar de cada uno (por ejemplo E). El criterio paretiano, que es neutral respecto a la distribución del ingreso, nos dice que cada punto sobre la recta P—P es un óptimo de Pareto, sin importar la equidad de esta distribución.
Por ejemplo el punto D representa una distribución del ingreso donde le toca todo a Mick y no a Caruso. Esto puede deberse a que la sociedad valora el rock muy por encima de la opera, y aunque Caruso tiene talento este no es comercializable. De acuerdo con el criterio de Pareto y los teoremas de bienestar, este resultado es óptimo y no debería alterarse.
De acuerdo con el segundo teorema del bienestar, el gobierno podría cobrarle impuestos a Mick, para transferirle ingresos a Caruso, pero entonces los incentivos de Mick para trabajar se redu-, cirían, ya no grabaría discos, ni emprendería giras mundiales y el producto total de la sociedad disminuiría (A).
Si a la sociedad se le diera a escoger entre los puntos A y D, Mick escogería D y Caruso A\ pero si Caruso y Mick no saben a que se van a dedicar, eligen bajo un “velo de ignorancia”, no saben si serán el cantante de opera o el de rock, entonces ambos unánimemente eligirán el punto A, es decir, el punto que maxi- miza el bienestar de la persona menos favorecida en la sociedad.14
l4Adaptado de Schotter, 1985, cap. 2, pp. 23-26.
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 107
La función social de bienestar puede enfocarse desde una perspectiva similar a la rawlsiana pero más realista. Los individuos, independientem ente de su condición social, perciben un riesgo (aversión al riesgo), pues no saben si serán pobres o ricos. El riesgo obligará a las personas a elegir una estrategia que les permita maximizar su utilidad media. El individuo cuando elige entre diferentes posibilidades de distribución del ingreso, por ejemplo, distintos programas de beneficio social, se comporta como si estuviera eligiendo entre diferentes riesgos (el velo de la ignorancia pues no sabe cual será su posición social en el futuro). Entonces, el impacto distributivo de la función social de bienestar, se evalúa mediante el criterio de la utilidad media que reportaría a los individuos un cierto programa de gasto.
Lo anterior lo podemos ilustrar con el siguiente ejemplo, supongamos que el gobierno ofrece dos programas de gasto: el primero, tendría un beneficio de 100.00 pesos por cada individuo; y el segundo, tendría beneficios por 200.00 pesos para cada uno.
El programa 1, tiene un 70 por ciento de probabilidades de apoyarse porque no existe un impuesto asociado a éste, aparentemente. El programa 2, entonces, se aprobaría con una probabilidad del 30 por ciento, ya que sólo esta cantidad del total de votantes está dispuesta a pagar el impuesto asociado al nuevo programa. El valor esperado de cada programa es:
Programa 1 0.7(100) - 70 Programa 2 0.3(200) - 60
Como se puede observar, el programa 1, brinda la mayor utilidad esperada.
La principal relación entre el velo de la ignorancia, para probar la función de bienestar, es fusionar la conducta altruista y la aversión al riesgo. Cuando el individuo asume la necesidad del sacrificio, detrás del velo de la ignorancia, en realidad expresa la voluntad de sacrificar una cierta cantidad de ingreso a cambio de
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un mayor grado de igualdad entre los miembros de la sociedad; ello es posible a causa de la aversión al riesgo o de la conducta altruista. Los individuos perciben miedo de quedar incluidos entre los pobres una vez que el velo de la ignorancia sea develado, o se pueden sentir muy mal con la pobreza, independientemente de que estos individuos pudieran llegar a ser pobres. La aversión al riesgo y el altruismo son conductas que conducen a reducir la brecha entre pobres y ricos.
Es factible representar a la función de bienestar en distintos niveles de complejidad. Para ciertos objetivos de análisis, puede ser representada adecuadamente por el ingreso nacional. La regla más conveniente para evaluar los resultados de la función de bienestar, puede ser aquella que nos permita aumentar más el ingreso nacional. Pudiera ser, que una condición necesaria para que todo mundo esté mejor, es que el ingreso sea mayor y no menor. Para que ello efectivamente ocurra, habría que considerar que las reglas y políticas aplicadas no afectarán significativamente los precios relativos, disminuyendo al mínimo las distorsiones; y cuando nadie pueda adelantar un juicio sobre quien saldrá beneficiado y quien perjudicado, con la aplicación de la política de que se trate. Por ejemplo, la política tributaria debe ser lo menos distorsionante y no debe adelantar los resultados que espera obtener. La representación de la función de bienestar se puede volver más compleja en la medida en que incorpore más variables económicas, políticas e institucionales. Idealmente la función de bienestar debería incluir un análisis costo-beneficio de las políticas públicas. Por supuesto, se mantiene el problema de elegir al grupo que habrá que beneficiar.
Una función social de bienestar más compleja debe incluir, no sólo el criterio de maximización del ingreso nacional, sino el de maximización del ingreso de los grupos de la sociedad que más lo necesiten, lo cual implica, inevitablemente, un juicio de valor. Evidentemente, se requieren diferentes reglas y políticas, las cuales tendrán efectos diferenciales sobre los grupos de altos, medianos y bajos ingresos.
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 109
La función social de bienestar es, ciertamente, un instrumento limitado, porque no existe un mecanismo aceptable que permita agregar las preferencias de los individuos y llegar a la función social de bienestar adecuada. Las reglas y políticas que aplica el gobierno no necesariam ente garantizan el bienestar. El sector público elige ciertos parámetros, tales como la progresividad del sistema tributario, para maximizar el bienestar, pero ello debe reflejar:
a) La restricción fiscal: desincentivos a ahorrar, invertir y trabajar;b) El efecto sobre el equilibrio económico y los precios relativos;c) Que las instituciones del gobierno y del mercado no son inmutables;d) Los efectos de las políticas públicas van más allá del limitado horizonte temporal para el cual fueron diseñadas; una cierta política fiscal no sólo tiene un impacto para el año fiscal de que se trate, sino también para los subsecuentes;e) Los cambios en los m ecanism os de votación afectan el poder relativo del voto de los distintos grupos sociales y,/ ) La conducta de los agentes económicos no sólo responde a la elección racional y maximizadora, sino también, existen otras conductas, la búsqueda de la renta, la aversión al riesgo y el daño moral.
La elección o diseño de una función de bienestar única es algo difícil de imaginar, podría pensarse que alrededor de un conjunto limitado de funciones de bienestar, se encuentra una que coincida mejor con las aspiraciones de la sociedad. Los políticos y los burócratas tampoco tienen la “regla de oro” para fijar la mejor función de bienestar, y en ello interviene decisivamente su propia conducto egoísta; sin embargo, son útiles para resumir los efectos de los cambios en las políticas públicas.
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A p é n d ic e : E l MODELO LIBERAL
d e E s t a d o d e H a y e k :LA CRÍTICA AL INTERVENCIONISMO ESTATAL
E n L A t r a d i c i ó n del liberalismo económico, Hayek, uno de sus más conspicuos representantes, desarrolló una crítica al modelo neoclásico de competencia perfecta y a la intervención del Estado en la economía, que se convirtió en una de las más impoi'tantes referencias, teórica y doctrinaria, en favor de la economía de mercado.15 Muchos autores reconocen que Hayek hizo importantes contribuciones en el ámbito de la información y la coordinación económica, si bien es cierto que no llegó a sistematizar una teoría completa.16
En la década de los treinta, el trabajo de Friedrich, A. Von Hayek consolidó la hipótesis de que el mercado es el mecanismo disponible más eficiente para procesar el cúmulo de información necesaria para coordinar el proceso de intercambio y asignación de recursos entre los agentes económicos. A partir de ello, propuso que la intervención del Estado en las economías capitalistas y/o en las llamadas economías mixtas, es un mecanismo altamente ineficiente, en comparación con el mercado para realizar la coordinación económica entre agentes. La planeación económica en los países capitalistas y socialistas, cancela la libertad individual, la competencia económica y la transmisión de información a través de los precios; todos ellos, aspectos esenciales para la eficiencia económica y el bienestar social. De igual forma, la creciente intervención del Estado en las economías mixtas de los países capi
l5Existe una amplia literatura de y sobre las ideas de H ayek acerca del papel del Estado en la economía. Una visión sintética del propio H ayek se encuentra en “La fatal arrogancia: los errores del socialismo”. Seguidores de la escuela austríaca Kirzner, 1989 y Lavoie. 1985. Para la visión hayekiana del Estado véase los ensayos de Gray, 1989 y Guillén, 1992. Nishiyama y Leube, 1984, presentan una recopilación de los principales aportes de este teórico austríaco.
l6De acuerdo con Stiglitz, Hayek contribuyó a crear una visión alternativa a la economía de mercado neoclásica. “Pero nunca tuvo éxito en articular y form alizar sus puntos de vista en una forma completamente satisfactoria y alternativa al paradigm a walrasiano’ (Stiglitz, 1994b, p. 6).
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 111
talistas, terminará también por conducir a los mismos resultados que la planificación socialista. Cuando el Estado tiene el poder de controlar las decisiones individuales de producción y consumo, se ha dado el primer paso en la instauración de un régimen sin libertad económica y política. Hayek desarrolló esta idea en su célebre texto El camino de la servidumbre.
Hayek no pensó que el mercado resolviera eficientemente la asignación de recursos, sólo señalaba que era un mecanismo superior al Estado. El mercado, según Hayek, no proporciona toda la información necesaria para lograr una adecuada coordinación económica, pero la com petencia en los m ercados, eliminando monopolios públicos y privados, es un mecanismo que permite ampliar, razonablemente, la información económica.
Hayek, centró sus preocupaciones en analizar tres aspectos básicos:
á) La inconsistencia del modelo de competencia perfecta;b) Los problemas de coordinación económica que surgen de los mercados monopólicos o de la intervención del Estado y,c) La influencia del intervencionism o estatal en la conducta y com portam iento de los individuos y su impacto en la asignación y distribución de recursos.
La crítica al modelo de competencia perfecta
Hayek criticó el modelo de mercados competitivos en equilibrio, porque los supuestos de información completa y competencia no se ajustan a la realidad.17 El modelo de competencia perfecta - s e gún Hayek- describe una situación en la que se supone que todos los hechos son conocidos, si ello fuera cierto, no habría lugar para la competencia. En esta economía no tiene sentido mejorar los
l7Para este autor la com petencia es un proceso de descubrim iento. A través de la competencia “se descubre” inform ación referente a la utilidad de las cosas, la urgencia ointensidad con que se dem andan los bienes, y la escasez de éstos, entre otros aspectos. Esta información es la que le brinda im portancia al m ercado, pero sólo se conoce en el proceso.
112 JOSÉ AYALA ESPINO
procesos productivos y los productos, la innovación técnica, la reducción de costos, la guerra de precios, la lucha por mercados, la publicidad y la diferenciación de los productos, las campañas de ventas, etcétera, porque son medios que, por definición, excluyen la competencia perfecta, por el contrario, lo común es la existencia de información incompleta. El modelo de competencia e información perfectas -era para H ayek- una ficción creada por los economistas. El Estado, como otros agentes en la economía, tampoco dispone de la información adecuada para asignar eficientemente los recursos; así, la planeación socialista en un extremo o el intervencionismo estatal en el otro, serán mecanismos de asignación de recursos inferiores al mercado.18
Hayek puso especial atención en la información que los agentes podrían llegar a obtener sobre la economía y, cuales podrían ser sus implicaciones para sus elecciones económicas. Su punto de partida, fue señalar que era imposible que algún agente, en lo particular, llegara a poseer el conocimiento e información necesarios para tomar decisiones económicamente eficientes.19 De acuerdo a Hayek, no es posible codificar completamente el conocimiento humano, entonces, la cuestión crucial es cómo la combinación de cientos de “piezas sueltas” de conocimiento, localizadas en miles de individuos únicos, pueden producir resultados consistentes, cuando no existe un planificador o subastador que pueda llegar a “pegar” esas piezas. Por ello, no aceptó la idea, según la cual, el
l8H. Guülén ha planteado que:
...para el economista austríaco, la com petencia perfecta es un caso excepcional, al cual sólo nos aproximamos en contadas ocasiones. Pero esto no im pide que la competencia, aunque “im perfecta” , constituya un resu ltado prefe rib le a todo lo que pudiera realizar cualquier otro método conocido, com o, por ejem plo, la dirección gubernamental. No se debe juzgar con base en las desviaciones entre la realidad y un resultado teórico irrealizable, sino más bien con base en la búsqueda de resultados de una cierta conducta competitiva que superará los resultados de cualquier otro método (dirección central) (Guillén, 1992, p. 90).
l9Los individuos poseen un conocim iento lim itado, debido a la existencia de una variedad infinita de dones y habilidades hum anas, un individuo ignora todo lo q u e saben los demás individuos en conjunto. La adquisición de inform ación es un procesó social. Hayek, “Individualism: true and false” , 1943, en N ishiyam a y Leube, 1984, pp. 131-159-
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 113
mercado guiaría siempre a los individuos a ser racionales.20 Por el contrario, él rechazó el supuesto dominante, en la economía neoclásica, según el cual, el comportamiento egoísta y calculador de los individuos conduciría a resultados económicamente eficientes y socialmente justos.
El papel del mercado: transmitir información
Hayek concibió el papel del mercado de una manera diferente a la economía neoclásica. El mercado -seña ló - no es únicamente un mecanismo de asignación de recursos, sino, sobre todo, una correa de transmisión de información, precios y costos indispensables para la coordinación de las elecciones y preferencias de los consumidores. La virtud del mercado es que actúa como el mecanismo económico, a través del cual, agentes dispersos intercambian información, sin necesidad de una coordinación explícita. El mecanismo del mercado es el más adecuado para promover el cambio económico, porque permite el logro de muchos propósitos individuales, que no son conocidos (como un todo) por ninguna persona en lo individual, ni tampoco por un grupo de personas relativamente pequeño. Hayek defendió la superioridad del mercado, sobre el Estado y el socialismo, en particular, no porque la competencia perfecta condujera a la eficiencia, sino porque los mercados libres pueden ampliar la información y el conocimiento económicos, y ésto convierte a las elecciones de los individuos en elecciones más racionales y económicamente más eficientes. El calificativo más es im portante, porque Hayek rechazó que las elecciones económicas de los individuos fuesen racionales por definición, este supuesto le resultaba muy restrictivo. La elección y el comportamiento racional de los individuos, no son fruto de
20 La escuela austríaca no ha sido la única en criticar a la econom ía neoclásica en cuanto suponer a los em presarios como racionales y m axim izadores de ganancias y que (Ttn^n C° n P 'ena inform ación económica. H. Simón subrayó en Administrative behavior
->) que les empresarios toman decisiones limitadas por carecer del conocimiento de las ecuencias (je sus decisiones, los em presarios tienen que contentarse con tomar las al- uvas más satisfactorias, ellos desean m axim izar sus ganancias pero tienen que con- arse con resolver los problemas m ás acuciantes que viven las empresas.
114 JOSÉ AYALA ESPINO
una conducta económica inherente, sino el resultado de la información disponible y del aprendizaje económico; si la información es incompleta e imperfecta, los individuos cometen errores que no corrige el mercado, por lo tanto, repetirán elecciones ineficientes, porque la información es inadecuada.21
Para Hayek, es una ilusión pensar que alguien, agente individual u organización social, pueda acceder a la información completa y al conocimiento perfecto. Es un error -arguye H ayek- pensar que:
...todos los hechos que se deben de tomar en cuenta están presentes en la mente de un mismo individuo y que a partir del conocimiento detallado de estos elementos reales es posible edificar un orden social deseable (citado por Guillén, 1992, p. 70).
Hayek defiende la competencia, no porque sea el mecanismo de asignación de recursos más eficiente, sino porque es el mecanismo que obliga a los individuos a actuar racionalmente. La conducta racional no se extiende, espontáneamente, a todos los miembros de la sociedad, los individuos más racionales obligarán a otros a ser también más racionales, porque compiten entre si.22 Los precios transmiten la información esencial acerca de la economía ya que encierran las señales que cada persona requiere para jugar su papel en el intercambio y para cooperar en la producción de una variedad infinita de bienes y servicios en la economía.23 Hayek escribió al respecto:
21 Según Hayek, la Razón humana, no existe de manera singular, en un solo individuo, debe concebirse com o un proceso inle/personal, en el cual cada contribución individual se prueba y corrige por las otras contribuciones individuales (Hayek, 1945, op. cit., p. 140).
22 Por ejem plo, en el caso de los países subdesarrollados Hayek argum enta que la com petencia liberará las potencialidades del desarrollo: “Sólo se lograrán los cambios requeridos en hábitos y costumbres si los pocos individuos deseosos y capaces de experim entar los nuevos m étodos, pueden obligar al resto a im itarlos y al m ism o tiempo, mostrarles el cam ino. El proceso requerido de descubrim iento (la com petencia) se verá impedido si la m ayoría de los individuos son capaces de confinar a los innovadores en los cam inos tradicionales” , Hayek, “Competition as a discovery procedure” , p. 263.'
23 Véase Hayek, 1945.
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 115
En general, no es que la racionalidad sea necesaria para que la competencia actúe, sino al contrario, es a partir de la competencia y de las tradiciones, que la hacen posible, que se derivará en un com portam iento racional (citado por Guillén, 1992, p. 93).
La visión del Estado de Hayek
Hayek concibió al Estado como una institución que forma parte de un orden primigenio, denominado por Hayek: orden espontáneo de la sociedad, creado sin la intervención consciente y planeada de los individuos. El Estado no es la institución más relevante, sino una más entre otras. Este orden espontáneo existe independientemente del Estado, e incluso sin el Estado, siempre y cuando existan unas reglas que acuerden libremente los individuos para preservar ese orden, sin necesidad de la coerción estatal. El individuo y no el grupo debe ser el depositario de los derechos y obligaciones. Así a los individuos se les debería permitir, con límites legales definidos, seguir sus propios valores y preferencias. Nadie, organización o individuo, debe imponer sus juicios de valor a otros individuos, cualquier imposición o interferencia con las elecciones individuales debe ser entendida como una violación al derecho innato de los individuos a la libertad. Esta contrasta marcadamente con las teorías contractualistas del Estado, que conciben al Estado como el resultado de un acto voluntario de los individuos. Hayek sólo admite como relevante un orden jurídico constitucional mínimo, porque la presencia creciente del Estado erosiona la libertad individual. La única intervención que se justifica es aquella que esté contenida en el acuerdo contractual de los wdividuos y el Estado, y las actividades no mercantiles. El Estado y el mercado son partes del orden espontáneo y no creaciones 0 construcciones de nadie.24
24H ayek po lem izó abiertam ente con Polanyi en su libro Im gran transformación (1975), en el cual, postuló justam ente lo contrario a Hayek, es decir, que el Estado y el pircado eran fruto de las acciones de los individuos que a lo largo de la evolución de la
s,°ria cristalizaban en unas instituciones y organizaciones (véase al respecto de esta P°lémica, Hayek, 1990).
116 JOSÉ AYALA ESPINOLA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS
Las instituciones esenciales del orden jurídico son producto de la evolución cultural y del orden espontáneo. Las instituciones surgen como un fruto del mercado, es decir, son el resultado no intencional de la acción individual. Los individuos no saben cuales son las instituciones que necesitan, sólo el m ercado puede guiarlos para establecer un mínimo de instituciones, justamente por ello son resultado de un orden espontáneo. Y, finalmente, los resultados benéficos de las instituciones, sólo pueden ser resultado de la competencia, porque ésta selecciona a las instituciones que sobrevivirán, eliminando a las otras. La competencia y su prerrequisito, la libertad, es el mejor medio conocido de coordinación económica sin coerción y sin la intervención de ninguna autoridad. La intervención del Estado en la economía es objetable no sólo porque es ineficiente, sino principalmente porque viola los valores fundamentales del individuo y del mismo contrato social.25
Hayek reconoció que el Estado es una organización indispensable para aplicar y vigilar el cum plim iento de las reglas restringiendo la libertad individual; sin embargo, lo verdaderamente relevante, no es el Estado y su poder, sino las leyes que le dan estabilidad al orden espontáneo de la organización de la sociedad y la economía. Las leyes deberían ser suficientes para garantizar el “autogobierno” de la sociedad. Los poderes coercitivos del Estado deben ser limitados y reducidos a su mínima expresión, de acuerdo al orden espontáneo. El imperio de la ley debe constituir un orden jurídico y moral que prevenga el fraude, la violación de los contratos, que garantice la propiedad y que favorezca el libre intercambio, estas son las funciones sustantivas del Estado.26
-■•Una crítica a la concepción del orden espontáneo hayekiano y a su explicación del surgimiento de las instituciones, se puede ver en Knight, 1992, p. 12. y cap. 4.
26Fitzgibbons ha rescatado las cartas entre Hayek y Keynes sobre el célebre texto “Camino a la servidumbre”, y hay una sorprendente coincidencia entre ambos en lo que se refiere a una cierta “visión platónica” de la sociedad y la política, y por supuesto, muy poca afinidad en lo que se refiere a sus visiones de la economía. A m bos acentúan el pr° blem a de un orden moral que guiará a los mejores individuos a! logro del bienestar, pe>'0 Hayek rechaza aún las buenas intenciones de la planificación, en cam bio K e y n e s pone relieve sus bondades (Véase Fitzgibbons, 1990, p. 178).
El Estado, es una institución inevitable de la vida moderna, pero debe estar sometida y subordinada al orden jurídico, social y moral, y nunca al revés. Hayek sintió repulsión por cualquier tipo de dictadura. Pero reconoció que la coerción (o la libertad negativa) no puede eliminarse completamente, porque el único modo de prevenirla es justamente a través de la coerción misma. La sociedad libre se ha enfrentado a este problema, transfiriéndole al Estado el monopolio de la coerción, al mismo tiempo que limitando el poder del Estado a través de instituciones, en todo lugar donde se requiera, justamente para prevenir la coerción y la violencia sobre las personas privadas.27
Hayek supuso que el “imperio de la ley” era lo único que podría restringir el crecimiento ilimitado del Estado. Ciertamente, reconocía que el régimen legal no era en sí mismo un mecanismo suficiente de control del poder, porque la “regla de la mayoría”, la regla de aplicación universal de la ley y la secularización del derecho de voto, dotaban al gobierno de un gran poder para forzar el cumplimiento de los derechos de otros, y en consecuencia, se restringía la libertad. Hayek admitía que el orden liberal del siglo xx, con todo y sus defectos, era un avance y en mucho se debía a la secularización de la ley y derechos, pero acotaba, que las leyes no deberían representar ordenes ad hoc para dotar de mayor poder al gobierno todo el tiempo, sino que deberían expresar principios generales que se aplicaran en un amplio rango de casos, para restringir los poderes discrecionales del gobierno que sirvieran para acrecentar su propio poder o el de las corporaciones privadas.
Hayek dijo muy poco sobre como mejorar y perfeccionar la organización del Estado y sus políticas, su preocupación eran los ordenes jurídico y moral, únicos que podrían controlar el poder del Estado y hacer más eficiente su intervención en la economía. Hayek asignó al Estado funciones mínimas en la economía; pero aceptó, tareas importantes en el mantenimiento de la autoridad, en la vigilancia del cumplimiento de las leyes, y en la defensa nacional. En este sentido, se ha reconocido que Hayek no es partida-
27 Hayek, The Conslilution o f liberty, 1960, p. 21 (citado por Ham lin, 1986, p. 74).
118 JOSÉ AYALA ESPINO
rio del Estado mínimo, i.e., nunca confundió el liberalismo con el anarquismo, por el contrario, concibió un amplio tipo de funciones en la provisión de ciertos bienes y servicios públicos, en la compensación de los efectos perniciosos asociados a algunas actividades económicas, principalmente, los efectos negativos de los monopolios para la eficiencia y el bienestar social, protección a la población contra los eventuales desastres naturaleza, y que promoviera la información sobre calidad, precios, características, riesgos, de los bienes y servicios, corrección de las rigideces en el mercado laboral.
Mención aparte merece el reconocimiento explícito de Hayek a la protección social de los grupos vulnerables de la población. Hayek escribió al respecto:
Puede considerarse (el mínimo de subsistencia) no sólo como una protección legitima contra el riesgo común a todos, sino también como un elemento necesario de la sociedad ampliada donde el individuo deja de tener crédito moral entre los miembros del pequeño grupo particular en el cuál nació (citado por Guillén, 1992, p. 86).
Sin embargo, no aprobaba las políticas de ingresos o de justicia social, ya que la situación de los grupos se derivaba de la competencia, por lo tanto, no debería alterarse.
Hayek desarrolló, a partir de su visión del Estado y el mercado su modelo de organización económica, política y social que debería privar en la sociedad moderna. El libre mercado y el Estado acotado por la ley, son las marcas de referencia para contener, y evaluar, los modelos de Estado fuerte, que comenzaron a proli- ferar desde los años treinta: el socialismo, las economías mixtas y los estados del bienestar, que reflejaban distintas formas y grados de centralización de procesos decisionales, de asignación de recur-' sos, de distribución del ingreso y de la administración pública. Sin embargo, aunque en grado variable, las organizaciones burocráticas son sinónimo de decisiones rígidas e ineficiencia y creciente
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LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 119
poder de los gobiernos en el control de la economía. En contraste, el libre mercado es un mecanismo más flexible para realizar los ajustes necesarios, sin burocratismo y con menos errores que las autoridades gubernamentales, el mercado rompe las jerarquías de las estructuras autoritarias rígidas e ineficientes de los regímenes económicos más o menos centralizados. Este último fue probablemente el mensaje más seductor de su “Camino a la servidumbre” .28
La crítica al intervencionismo estatal
Hayek construyó su crítica y visión sobre el papel del Estado en la economía a partir de las ideas anteriores. Su conclusión principal es que la planeación económica y las intervenciones del gobierno son mecanismos de coordinación muy inferiores al sistema de precios de una economía de mercado competitiva, aunque la competencia y la información sean imperfectas y, en consecuencia, las elecciones de los individuos ineficientes.
La visión crítica sobre la intervención estatal en la economía, descansa en dos supuestos:
a) El Estado carece de información completa y,b) Los mecanismos administrativos gubernamentales no pueden sustituir al mercado.
Las intervenciones públicas, más o menos centralizadas en las economías socialistas o mixtas, para ser racionales, y en este sentido eficientes, deberían de estar fundadas en el pleno conocimiento e información sobre precios, preferencias y gustos de los consumidores, tal como lo postula el m odelo de mercados competitivos; sin embargo, la información completa es una condición inaccesible, porque el gobierno no tiene la capacidad para reunir y procesar toda la información y conocimientos requeridos para tomar las decisiones más racionales.
28Véase Stigler, 1988, p.141.
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Las instituciones esenciales del orden jurídico son producto de la evolución cultural y del orden espontáneo. Las instituciones surgen como un fruto del mercado, es decir, son el resultado no intencional de la acción individual. Los individuos no saben cuales son las instituciones que necesitan, sólo el mercado puede guiarlos para establecer un mínimo de instituciones, justamente por ello son resultado de un orden espontáneo. Y, finalmente, los resultados benéficos de las instituciones, sólo pueden ser resultado de la competencia, porque ésta selecciona a las instituciones que sobrevivirán, eliminando a las otras. La competencia y su prerrequisito, la libertad, es el mejor medio conocido de coordinación económica sin coerción y sin la intervención de ninguna autoridad. La intervención del Estado en la economía es objetable no sólo porque es ineficiente, sino principalmente porque viola los valores fundamentales del individuo y del mismo contrato social.25
Hayek reconoció que el Estado es una organización indispensable para aplicar y vigilar el cumplim iento de las reglas restringiendo la libertad individual; sin embargo, lo verdaderamente relevante, no es el Estado y su poder, sino las leyes que le dan estabilidad al orden espontáneo de la organización de la sociedad y la economía. Las leyes deberían ser suficientes para garantizar el “autogobierno” de la sociedad. Los poderes coercitivos del Estado deben ser limitados y reducidos a su mínima expresión, de acuerdo al orden espontáneo. El imperio de la ley debe constituir un orden jurídico y moral que prevenga el fraude, la violación de los contratos, que garantice la propiedad y que favorezca el libre intercambio, estas son las funciones sustantivas del Estado.26
^ U n a crítica a la concepción del orden espontáneo hayekiano y a su explicación del surgimiento de las instituciones, se puede ver en Kriight, 1992, p. 12. y cap. 4.
26Fitzgibbons ha rescatado las cartas entre Hayek y Keynes sobre el célebre texto “Camino a la servidumbre”, y hay una sorprendente coincidencia entre ambos en lo que se refiere a una cierta “visión platónica” de la sociedad y la política, y por supuesto, muy poca afinidad en lo que se refiere a sus visiones de la economía. Am bos acentúan el pro blem a de un orden moral que guiará a los mejores individuos al logro del bienestar, pe‘° Hayek rechaza aún las buenas intenciones de la planificación, en cam bio K e y n e s pone relieve sus bondades (Véase Fitzgibbons, 1990, p. 178).
El Estado, es una institución inevitable de la vida moderna, pero debe estar sometida y subordinada al orden jurídico, social y moral, y nunca al revés. Hayek sintió repulsión por cualquier tipo de dictadura. Pero reconoció que la coerción (o la libertad negativa) no puede eliminarse completamente, porque el único modo de prevenirla es justamente a través de la coerción misma. La sociedad libre se ha enfrentado a este problema, transfiriéndole al Estado el monopolio de la coerción, al mismo tiempo que limitando el poder del Estado a través de instituciones, en todo lugar donde se requiera, justamente para prevenir la coerción y la violencia sobre las personas privadas.27
Hayek supuso que el “imperio de la ley” era lo único que podría restringir el crecimiento ilimitado del Estado. Ciertamente, reconocía que el régimen legal no era en sí mismo un mecanismo suficiente de control del poder, porque la “regla de la mayoría”, la regla de aplicación universal de la ley y la secularización del derecho de voto, dotaban al gobierno de un gran poder para forzar el cumplimiento de los derechos de otros, y en consecuencia, se restringía la libertad. Hayek admitía que el orden liberal del siglo xx, con todo y sus defectos, era un avance y en mucho se debía a la secularización de la ley y derechos, pero acotaba, que las leyes no deberían representar ordenes ad hoc para dotar de mayor poder al gobierno todo el tiempo, sino que deberían expresar principios generales que se aplicaran en un amplio rango de casos, para restringir los poderes discrecionales del gobierno que sirvieran para acrecentar su propio poder o el de las corporaciones privadas.
Hayek dijo muy poco sobre como mejorar y perfeccionar la organización del Estado y sus políticas, su preocupación eran los °rdenes jurídico y moral, únicos que podrían controlar el poder del Estado y hacer más eficiente su intervención en la economía. Hayek asignó al Estado funciones mínimas en la economía; pero aceptó, tareas importantes en el mantenimiento de la autoridad, en la vigilancia del cumplimiento de las leyes, y en la defensa nacional. En este sentido, se ha reconocido que Hayek no es partida-
27 Hayek, The Constitution ofliberty , 1960, p. 21 (citado por Ham lin, 1986, p. 74).
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rio del Estado mínimo, i.e., nunca confundió el liberalismo con el anarquismo, por el contrario, concibió un amplio tipo de funciones en la provisión de ciertos bienes y servicios públicos, en la compensación de los efectos perniciosos asociados a algunas actividades económicas, principalmente, los efectos negativos de los monopolios para la eficiencia y el bienestar social, protección a la población contra los eventuales desastres naturaleza, y que promoviera la información sobre calidad, precios, características, riesgos, de los bienes y servicios, corrección de las rigideces en el mercado laboral.
Mención aparte merece el reconocimiento explícito de Hayek a la protección social de los grupos vulnerables de la población. Hayek escribió al respecto:
Puede considerarse (el mínimo de subsistencia) no sólo como una protección legitima contra el riesgo común a todos, sino también como un elemento necesario de la sociedad ampliada donde el individuo deja de tener crédito moral entre los miembros del pequeño grupo particular en el cuál nació (citado por Guillén, 1992, p. 86).
Sin embargo, no aprobaba las políticas de ingresos o de justicia social, ya que la situación de los grupos se derivaba de la competencia, por lo tanto, no debería alterarse.
Hayek desarrolló, a partir de su visión del Estado y el mercado su modelo de organización económica, política y social que debería privar en la sociedad moderna. El libre mercado y el Estado acotado por la ley, son las marcas de referencia para contener, y evaluar, los modelos de Estado fuerte, que comenzaron a proli- ferar desde los años treinta: el socialismo, las economías mixtas y los estados del bienestar, que reflejaban distintas formas y grados de centralización de procesos decisionales, de asignación de recur-' sos, de distribución del ingreso y de la administración pública. Sin embargo, aunque en grado variable, las organizaciones burocráticas son sinónimo de decisiones rígidas e ineficiencia y creciente
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poder de los gobiernos en el control de la economía. En contraste, el libre mercado es un mecanismo más flexible para realizar los ajustes necesarios, sin burocratismo y con menos errores que las autoridades gubernamentales, el mercado rompe las jerarquías de las estructuras autoritarias rígidas e ineficientes de los regímenes económicos más o menos centralizados. Este último fue probablemente el mensaje más seductor de su “Camino a la servidumbre” .28
La crítica al intervencionismo estatal
Hayek construyó su crítica y visión sobre el papel del Estado en la economía a partir de las ideas anteriores. Su conclusión principal es que la planeación económica y las intervenciones del gobierno son mecanismos de coordinación muy inferiores al sistema de precios de una economía de mercado competitiva, aunque la competencia y la información sean imperfectas y, en consecuencia, las elecciones de los individuos ineficientes.
La visión crítica sobre la intervención estatal en la economía, descansa en dos supuestos:
a) El Estado carece de información completa y,b) Los mecanismos administrativos gubernamentales no pueden sustituir al mercado.
Las intervenciones públicas, más o menos centralizadas en las economías socialistas o mixtas, para ser racionales, y en este sentido eficientes, deberían de estar fundadas en el pleno conocimiento e información sobre precios, preferencias y gustos de los consumidores, tal como lo postula el m odelo de mercados competitivos; sin embargo, la información completa es una condición inaccesible, porque el gobierno no tiene la capacidad para reunir y procesar toda la información y conocimientos requeridos para tomar las decisiones más racionales.
28Véase Stigler, 1988, p.141.
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La descentralización de la intervención gubernamental, en varias industrias o actividades económicas, para cumplir con el supuesto (neoclásico) sobre la descentralización de los mercados, no es suficiente, porque persistiría la inconsistencia de las decisiones enti'e las actividades descentralizadas. En último término, es imposible lograr la coordinación económica del mercado a través de mecanismos meramente administrativos. Si la descentralización de las actividades estatales se extendiera ampliamente, ello tampoco evitaría la tendencia a crear mercados inestables. Ello crearía las condiciones para entrar en un círculo vicioso: si la inestabilidad persistiera o se incrementara, la incertidumbre económica se amplificaría y, entonces, las autoridades gubernamentales propondrían políticas más centralizadas con el propósito de controlar a la economía y así el intervencionismo estatal aumentaría progresivamente.
La información y el conocimiento son limitados para el Estado y el sector privado, esto significa que la eficiencia en la asignación de recursos y en el nivel de bienestar social es menor que el que potencialmente se podría obtener si se ampliara la información disponible. A pesar de las fallas del mercado para transmitir la información adecuada, el mercado es un mecanismo superior a la intervención estatal. Para Hayek el problema del Estado no es su eficiencia, pues aún en el caso de que la intervención del Estado fuera eficiente, no proporcionaría la información adecuada.
La economía hayekiana no requiere de ninguna teoría económica del Estado. El Estado debe estar fuera del mercado, su función económica esencial es ampliar la información para que los mercados funcionen mejor. A Hayek no le interesó que tan bien organizado o eficiente pueda ser el Estado o que tipo de reformas podrían mejorar la eficiencia del gobierno. El papel del Estado en el mercado, consiste en crear un clima de confianza y certidumbre para que los agentes económicos toirien decisiones más racionales i.e., plantear legalmente las condiciones que aseguren un grado de competencia necesario para guiar al mercado eficientemente. La conclusión evidente es que los sistemas des
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centralizados de mercado, si bien no son mecanismos perfectos, sí son superiores a los centralizados del gobierno, porque revelan información individual específica.
Hayek no fue partidario de un Estado ultramínimo, porque ello podría llevar a la sociedad a un sistema anárquico y caótico, por el contrario admitió que el Estado tenía importantes funciones que cumplir, pero siempre fuera del mercado: mantener un orden institucional, promover la competencia, garantizar los derechos de propiedad, y asegurar la provisión de ciertos bienes públicos asociados a monopolios naturales y técnicos.
Competencia, libre mercado, eficiencia y libertad política
La propuesta básica que se deriva del modelo liberal es, obviamente, fortalecer la presencia del mercado y estimular la competencia para lograr una coordinación más eficaz. El modelo postula que el libre mercado es el prerrequisito de la libertad económica, y en consecuencia, la existencia de una economía de libre mercado es la condición necesaria para la libertad.
Los liberales se oponen a las políticas intervencionistas porque violan la libertad individual y, en el extremo pueden conducir al totalitarismo. Esto se refleja en los siguientes cinco puntos:
-Los derechos de propiedad se violan a través de los impuestos distributivos;-L a variedad en el rango de los servicios públicos es limitado por la uniformidad;-E l Estado es paternalista y determina centralmente las elecciones individuales y sociales;-Las restricciones burocráticas son impuestas sobre los individuos y,-La cultura de un mínimo bienestar de las democracias modernas destruye incentivos individuales y la responsabilidad en la previsión personal.
122 JOSÉ AYALA ESPINO
En cambio, se argumenta que la intervención del Estado en la economía permite y favorece el establecimiento de monopolios, básicamente por dos razones:
i) Mantiene los monopolios públicos (ya sean naturales o técnicos) cerrados a la competencia, porque el Estado ha intervenido justamente para corregir fallas del mercado, por ejemplo, si el gobierno permite el ingreso de nuevas empresas a actividades monopolizadas por el Estado, podría presentarse una sobreproducción, o por el contrario una subproducción de bienes públicos, o bien se desarrollarían solamente las actividades más rentables y no las socialmente necesarias, por ejemplo, el servicio telefónico rural, la distribución comercial en áreas marginales, entre otras y,ii) No siempre es posible que el gobierno introduzca mecanismos de corrección a las distorsiones o imperfecciones del mercado, por ejemplo, subsidiar la participación de las empresas privadas en áreas de baja rentabilidad, en este caso los subsidios introducen distorsiones en el mercado y a la larga esta puede resultar una medida ineficiente e injusta.
Estas son las razones por las cuales el modelo liberal postula que la libertad económica es requisito indispensable para la eficiencia, y que deben evitarse las intervenciones públicas, aún las que supuestamente están orientadas a corregir las fallas del mercado. Este modelo concibe a la competencia como:
-M otor de la eficiencia en la asignación de recursos;-Factor que elimina las distorsiones del mercado (monopolios, regulaciones, controles, etcétera);-Favorece la comparación entre diferentes opciones de consumo, inversión, entre otros;-Provee de estímulos a los más aptos y eficientes y, -Prom otor de la armonía de intereses y en este sentido maxi- mizador del bienestar colectivo.
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 123
Sin embargo, este idílico mundo del reino de la libertad económica ha sido cuestionado por muchos economistas. En especial, se ha cuestionado la validez del axioma liberal, de acuerdo al cual, la libertad económica conduce al libre mercado y éste, a su vez, a la eficiencia económica, y ésta a la libertad política.
El modelo liberal deja de lado al menos tres aspectos importantes:
-E l mercado mismo es una institución social y no sólo un espacio de intercam bio de bienes por medio de precios. Los cambios en los precios relativos son, sin duda factores relevantes para la coordinación de las acciones y las elecciones de los individuos, pero también lo son las instituciones que organizan y coordinan al mercado. Por ello, para que el mercado, como institución social, funcione es necesario intervenir y establecer regulaciones;-E l mecanismo de los precios puede llevar a los individuos a un equilibrio entre bienes y preferencias. Esto sólo es posible si unos individuos no tienen poder sobre otros. El laissezfaire no es un estado de anarquía, y de esta concepción han buscado distanciarse muchos economistas neoclásicos. El mercado debe mantener neutralidad entre individuos y debe estar libre de interferencias gubernamentales, hasta aquí la lógica neoclásica se mantiene. Pero el laissezfaire, en tanto que orden institucional, requiere de reglas y éstas definirán el papel del Estado y también los límites de la competencia. El problema entonces, consiste en delimitar el marco de las reglas y vigilar que se cumplan limpiamente, es decir, dentro de un fa ir code de acuerdo a las instituciones existentes y,-L a experiencia histórica no avala urbi et orbe que las soluciones de mercado sean siempre las mejores para preservar la libertad individual, justamente, porque hay conflictos de intereses y desigualdad en distribución de la riqueza y el poder político. En la mayoría de las veces, los mercados funcionan más eficientemente porque son coordinados, no sólo por los
124 JOSÉ AYALA ESPINO
precios, sino también por la reglas institucionalmente establecidas que organizan la actividad económica.
Críticas a la concepción de Hayek sobre el mercado y el gobierno
Entre las principales críticas que la economía moderna ha realizado al trabajo de Hayek se encuentran:
Primero, no advirtió que no todos los procesos económicos pueden descentralizarse, debido a motivos políticos, técnicos o naturales; por ejemplo, los monopolios técnicos y/o naturales, las decisiones políticas relacionadas con la seguridad nacional, o la soberanía del Estado y,Segundo, desconoció la importancia de las fallas del mercado, como un factor que impide la asignación eficiente de recursos y la distribución del ingreso socialmente justa.
La idea de que el libre mercado es el camino para la eficiencia y la libertad política no es consistente. En efecto, Hayek identificó la libertad únicamente con ausencia de coerción por paite del Estado, pero no admitió que la ampliación del papel del Estado permitió ampliar la libertad de decidir y las oportunidades de participación política y organización social, cuestiones que justamente se usaron cada vez más en las democracias occidentales para defender la libertad y los abusos del poder. Un ejemplo, relevante es la masificación de la educación por parte del Estado, lo que sin duda se ha traducido en un incremento efectivo de la libertad.
Hayek negó que a pesar de la regulación de muchas y diferentes industrias, éstas pudieran llegar a sobrevivir, por el contrario, él enfatizó que los conflictos interindustriales y las inconsistencias gubernamentales forzarían la adopción de un plan único, centralizado y omnicomprensivo, que dejaría un espacio muy reducido a la elección individual. En la práctica, las economías mixtas, y reguladas, e incluso las planificadas, reflejan una diversidad de
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 125
inconsistencias económicas y de políticas públicas parciales. Ha- yek simplemente no aceptó la posibilidad de sobrevivencia de una economía caótica.29
El teórico austríaco, también, rechazó tajantemente la planificación económica, porque conduce a la esclavitud y dota de grandes poderes a los planificadores. Pero, ello es confundir la planificación como un instrumento o medio, con el logro de los fines morales que se fije una sociedad. Por ejemplo, Keynes pensaba que no había contradicción entre un capitalismo más planificado y, al mismo tiempo, más justo y libre. Keynes insistió en que habría que mejorar las técnicas e instrumentos de planificación, para alcanzar los objetivos morales de la sociedad. Hayek estaba moralmente en lo correcto, pero económicamente equivocado. Keynes sugiere que la planeación económica y la redistribución del ingreso pueden ser guías que conduzcan al “camino de la libertad” .30
S u m a r io
E n e s t e capítulo se presentan los postulados esenciales del paradigma dominante de la ciencia económica. Algunos autores lo denominan el paradigma competitivo, o neoclásico, o Walrasiano. Este paradigma formalizó la idea de Adam Smith de la mano invisible y proveyó de una de las bases más sólidas para depositar la confianza en el mercado.
Este modelo de mercados competitivos no considera al Estado como una variable relevante, pues los mercados competitivos permiten asignar eficientemente los recursos y es imposible introducir un cambio en la asignación o distribución de los mismos sin perjudicar al menos a un individuo.
' 9Stigler, también partidario del mercado, ha criticado los errores de Hayek (Stigler, 19 °8 , p. 14 7 )
El intercam bio de ideas entre H ayek y Keynes a propósito de la publicación de « f ^ " 10 a ' a servidum bre” es ilustrativo al respecto (véase Fitzgibbons, 1990, pp. 178 y
• K-eynes coincidía con los objetivos m orales y filosóficos propuestos por Hayek, la li- usted ^ '*kre elecci™ y e* rechazo al Estado dictatorial, pero Keynes decía: “No espere
que yo acepte todo lo que económ icam ente está contenido en su libro” (Carta de ynes a Hayek citada por Fitzgibbons. 1990, p. 178).
i*.
126 JOSÉ AYAI.A ESPINO
La poderosa influencia de este paradigma contribuyó a crear obstáculos al desarrollo de las teorías del Estado en el seno de la economía dominante.
El modelo postula:
-L a existencia de un amplio número de empresas maximiza- doras de beneficios que interactúan con consumidores racionales maximizadores de su utilidad;-E l equilibrio de la economía;-Los mercados son completos y perfectamente competitivos, para todos los bienes y todo el tiempo y,-L os agentes económicos tienen pleno conocimiento de los precios y demás características de los bienes, porque existe una amplia información, disponible para todos y sin costos.
Una economía competitiva conducirá a una asignación eficiente en el sentido de Pareto, ya que los recursos no pueden ser reasignados para aumentar la producción de un bien, sin reducir la producción de otro; la producción total no puede ser reasignada para generar un nivel más alto de bienestar, sin reducir el bienestar de otro.
La competencia asegura que las empresas ineficientes, serán expulsadas del mercado y sustituidas por otras más eficientes, con lo cual se alcanza el bienestar individual y social.
Existen otros modelos que dentro de la economía dominante han criticado el paradigm a de los m odelos com petitivos. Por ejemplo, el modelo de mercados disputables supone que:
-Existen costos para entrar en el mercado;-L a información es limitada y costosa y,-E l Estado puede intervenir para regular los monopolios y garantizar la competencia.
El paradigma competitivo ha sido criticado por las limitaciones analíticas que imponen sus supuestos:
LA E C O N O M ÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 127
-E l equilibrio general es excepcional;-L a s imperfecciones del mercado la regla;-L a inform ación incompleta y,-L o s costos de transacción son relevantes.
El crite rio de Pareto sólo se puede aplicar en una economía com petitiva de equilibrio, ya que omite las instituciones y los arreglos sociales.
La econom ía del bienestar convencional sólo permite definir políticas normativas.
Los teorem as de la economía del bienestar han sido el fundamento d e l paradigma competitivo:
-L a econom ía competitiva alcanza siempre la eficiencia (en el sentido de Pareto) en un punto a lo largo de la curva de posibilidades, dadas las restricciones presupuestarias y,-L a economía competitiva logra una distribución del ingreso eficiente, sin necesidad de intervención del Estado, siempre y cuando la distribución inicial de los recursos sea la conecta.
La función social de bienestar es la agregación de las funciones de utilidad de los individuos. Esta definición es limitada y sus posibilidades de aplicación para la elección social escasa debido a:
-Problem as de comparaciones interpersonales y,-L a imperfección de los sistemas de votación.
M uchos economistas han comenzado a reconocer que el paradigma competitivo no provee de una guía adecuada para tomar decisiones en aspectos centrales de la asignación y distribución de los recursos, y que sus recom endaciones normativas han sido aplicadas simplistamente, sin considerar problemas relevantes de información, organización económica y desanollo institucional indispensables para que las políticas de liberalización de mercados funcionen.
128 JOSÉ AYALA ESPINO
El paradigma competitivo enfrenta desafíos que no ha podido encarar satisfactoriamente:
-L a información es incompleta y asimétrica, en algunos mercados es un problema relevante;-L as fallas del mercado son la regla más que la excepción; -L a presencia de las instituciones es relevante en muchos mercados y,-L os problemas de organización económica significativos, en especial en la organización industrial.
La economía convencional subestimó la fortaleza y debilidad de las economías de mercado, y poco ha dicho sobre cómo puede mejorarse la operación del mercado.
En los últimos años la disciplina económica ha comenzado a responder desde distintas perspectivas a problemas dejados de lado por el paradigma competitivo: economía de la información, nueva teoría de la organización industrial, y nueva economía del bienestar.
N o t a b ib l io g r á f ic a
L a e c o n o m í a neoclásica comenzó a reconocer, hace ya algunos años, que la intervención del Estado en la economía era muy importante y no podía omitirse el estudio de su impacto (generalmente negativo) en el funcionamiento de los mercados. En efecto, desde los años sesenta, la literatura económica que se publica desde entonces ha reflejado las siguientes tendencias. Primero, un grupo de autores buscó desentrañar los “fundamentos microeco- nómicos” de la intervención del Estado. Un buen ejemplo de ello son los textos de Schotter (1985), Hamlin (1986), Cullis y Jones (1987), Starret (1988) y Person y Tabellini (1994). En estos textos se critica a los modelos de libre mercado o competencia perfec-. ta, se examinan las bases teóricas de la economía competitiva y se
LA ECONOMÍA DE LOS MERCADOS COMPETITIVOS 129
discuten las sutilezas de los argumentos lógicos y las raíces de las ideas económicas modernas sobre el intervencionismo estatal. Segundo, los libros de texto de micro y macroeconomía introductorios, intermedios y avanzados comenzaron a incorporar como un tema relevante los tópicos referidos a la intervención económica del Estado. Así, actualmente es común que esos textos contengan algún capítulo sobre la elección pública, la economía del bienestar, la política fiscal, etcétera, temas vinculados al papel del Estado. Algunos ejemplos ilustrativos son los textos de Stigler (1987), Phelps (1986), Holland (1987) y Stiglitz (1994). Tercero, los libros de texto que se publicaron sobre la economía del bienestar fueron cada vez más y mejor fundamentados. Ejemplo de ello son los textos que siguieron las huellas dejadas por los notables trabajos clásicos de Pareto y Pigou sobre la economía del bienestar. Entre ellos destacan Arrow (1963), la compilación de ensayos reunidos por Arrow y Scitovsky (1974), Graaff (1967), Mishan (1981), Usher (1992). Finalmente, la literatura sobre la economía pública, editada desde mediados de los años sesenta ha sido prolífica, sin embargo, a lo largo de la década de los años ochenta, recogieron buena parte de los avances sobre las bases microeconómicas de la intervención del Estado en la economía. Algunos ejemplos importantes al respecto son los textos de Barr (1987), Stiglitz (1988) Y Brown y Jackson (1990).
Una mención aparte merece la literatura referida a la escuela austríaca y, especialmente, de Hayek su pensador más influyente. Esta escuela contribuyó decisivamente en la discusión sobre el intervencionismo estatal y la planificación económica. La presencia ^e esta escuela, crítica de la economía neoclásica, se refleja en la reedición y divulgación de la obra de Hayek y Mises, así como en 0s textos introductorios de Lavoie et al., (1985) y Cordato (1992)
^Ue se han preocupado por introducir las ideas hayekianas en el ate actual sobre el papel del Estado. Una antología de los prin
cipales trabajos de Hayek pueden consultarse en Nishiyam a y e (eds.) (1984).
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