josé luis pardo estudia los orígenes del acto de pensar
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8/16/2019 José Luis Pardo estudia los orígenes del acto de pensar
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José Luis Pardo estudia los
orígenes del acto de pensar El ensayista publica 'La regla del juego'
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS Madrid 31 ENE 2005
'Sobre la dificultad de aprender filosofía' es el subtítulo que José Luis Pardo, ensayista y
profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ha elegido para su nuevo libro,
publicado por Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. A lo largo de casi setecientas
páginas, Pardo rastrea las tormentosas relaciones que, desde la Grecia antigua hasta la
globalización actual, se establecen entre la poesía, la política y el pensamiento.
Un explorador se propone establecer el catálogo de las reglas de un juego practicado por
unos nativos, reglas que antes de su llegada sólo existían como mera práctica. El
explorador cree que se está limitando a poner por escrito dichas normas, pero al hacerlo
ya está transformando el juego. Esta alegoría con la que Wittgenstein explicaba la tarea
de los filósofos fue la que sirvió a José Luis Pardo (Madrid, 1954) para encontrar el hilo
conductor de su nuevo ensayo, La regla del juego. "El problema de aprender -o sea, de
ser al final mejores de lo que éramos al principio- es el problema de pasar del juego de
los nativos (que se mueven en el terreno de lo implícito) al del explorador (que se
mueve en el de lo explícito)", explica Pardo. El problema es que no podemos ser sólo
nativos o sólo exploradores, subraya, aunque la gran tentación ha sido siempre
"subordinar la poesía a la política y viceversa; o pensar, erróneamente, que la filosofía
podía ser un tercer juego que englobara esos otros dos".
A rastrear esa tentación ha dedicado los últimos años el autor de títulos como Las
formas de la exterioridad, finalista del Premio Nacional de Ensayo en 1992, La
intimidad o Palabras cruzadas, este último fruto de sus intercambios por correo
electrónico con Fernando Savater. El resultado es una impresionante iniciación -"que no
introducción"- en la filosofía escrita con una claridad poco acostumbrada en un trabajo
de esta envergadura. En él, por ejemplo, la pura reflexión sobre el concepto de tiempo
convive con la teoría de la corrosión del carácter en el mundo laboral de hoy y los
diálogos de Platón alternan con las canciones de los Beatles. "Esto ilustra bien la
extraordinaria seriedad de este libro, que es capaz de enfrentarse a cuestiones como la
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diferencia entre lo culto y lo popular", afirma Félix de Azúa, que el pasado viernes
participó en la presentación de La regla del juego junto a Tomás Segovia y Miguel
Morey. Para este último, José Luis Pardo ha conseguido un estilo "de línea clara" que
tiene además algo de "relámpago durable", de síntesis entre la iluminación fragmentariadel aforismo y la continuidad de un discurso que parecía bajo sospecha desde la
moderna quiebra de los discursos de una sola pieza. Tomás Segovia se muestra igual de
rotundo: "Si este libro se hubiera escrito en alemán o en francés, no tardaríamos en
notar sus huellas en muchos otros libros de muchas otras lenguas". El poeta hispano-
mexicano destaca entre las aportaciones de este ensayo el hecho de que trace un
panorama de la cultura occidental señalando el carácter "infantil" de los más crédulos y
la tendencia "adolescente" de los más críticos. De ahí que, como señala Pardo en su
ensayo, en la política actual coincidan en su "rencor" contra el Estado de bienestar los
pensadores antisistema de la derecha posdemocrática -defensores de la tradición, la
jerarquía y el todo es verdad- y los de la izquierda predemocrática -defensores de la
rebelión, la diferencia y el todo es mentira-. Dos caras de la misma minoría de edad,
apostilla el filósofo: "Los niños confunden la realidad con la ficción y los adolescentes
identifican la ficción con la falsedad; los adultos, entre tanto, distinguen realidad,
ficción y falsedad". De ahí que a la ilustración le quede mucha tarea: "No sé si el Estado
de bienestar es insostenible fiscalmente, como nos dicen. Tengo mis dudas. Lo que sé esque eliminar las diferencias sociales es una muestra de progreso".
* Este articulo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de enero de 2005
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