importancia de la presencia religiosa el 9 de julio de 1816
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La crisis de 1815 es la primera crisis de fondo del régimen
revolucionario que ha vivido desde su iniciación en crisis
permanente. Antes de cumplirse los cinco años de su
accidentada vida, ha visto sucederse seis gobiernos y ha
experimentado cuatro golpes de Estado y revoluciones, sin
contar los motines militares y las conspiraciones frustradas, al
mismo tiempo que ha debido hacer frente con suerte variada a
las guerras del norte y del litoral.
“Fue la declaración de la independencia una obra,
por muchos conceptos, temeraria e incomprensible,
fruto más bien de la clarividencia y fe en Dios de
aquellos insignes varones, y no la consecuencia de
una situación reinante en el país ni fuera de él”
La elección de los diputados al Congreso, recayó casi
siempre en sacerdotes y abogados, todos hombres
de fe y públicos sostenedores de la religión católica.
Las provincias del litoral, bajo el influjo de Artigas, se
mantuvieron ajenas y no enviaron diputados a
Tucumán, pues en 1815 habían celebrado Santa Fe,
Corrientes y Entre Ríos, el Congreso de Oriente en
Concepción del Uruguay.
De los siete diputados elegidos por Buenos Aires,
dos eran sacerdotes:
el franciscano Fray Cayetano José Rodríguez
el doctor Antonio Sáenz.
FRAY CAYETANO JOSE RODRIGUEZ (1761-1823)
Diputado por Buenos Aires. Sacerdote. Poeta y periodista. Fue amigo y protector de Mariano Moreno. En 1810, mientras actuaba a favor de la Revolución, recibió el nombramiento de Provincial de la Orden Franciscana y la Primera Junta lo designó Director de la Biblioteca Pública. Fue el redactor del diario de sesiones de la Asamblea del Año XIII (entre 1813-1815) y del Congreso de Tucumán, que llevó el nombre de El Redactor del Congreso Nacional. Fue el autor del Acta de independencia en 1816.
ANTONIO SAENZ (1780-1825)
Diputado por Buenos Aires. Sacerdote, Abogado. Representó a la provincia de San Luis ante la Asamblea de abril de 1812. Participó del Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810, con su voto a favor de la soberanía popular. Desempeñó muchos cargos: miembro de la Junta de Observación en 1815, redactor del Estatuto Provisional, diplomático. Presidente del Congreso en 1819 y primer rector de la Universidad de Buenos Aires, cargo que le valió como título honorario.
Por Catamarca, los diputados fueron
sacerdotes:
Manuel Antonio Acevedo y
José Eusebio Colombres que fue obispo
de Salta en 1859.
MANUEL ANTONIO ACEVEDO (1770-1825)
Diputado por Catamarca. Se ordenó sacerdote en el Colegio de Montserrat.Se desempeña en los curatos de Cachi, Molinos y luego, en el de Belén (Catamarca).El 25 de marzo de 1816 pronunció la oración inaugural del Congreso de Tucumán en el templo de San Francisco. Presentó importantes propuestas relativas a la instrucción pública. Era presidente del Congreso cuando se disolvió en 1820. Fue diputado al Congreso General en 1825.
JOSE EUSEBIO COLOMBRES (1778-1859)
Diputado por Catamarca. Clérigo. Doctor en cánones por la Universidad de San Carlos, de Córdoba. Ministro varias veces en Tucumán, su provincia natal.Vicario capitular de la diócesis de Salta y finalmente, obispo designado. Se dijo de Él que venció³ la miseria en Tucumán contribuyendo al fomento de la industria azucarera.
Córdoba nombró cuatro diputados, entre ellos el
presbítero Miguel Calixto del Corro, que no
firmó el acta de la independencia por haberle
confiado el Congreso una misión ante Artigas.
MIGUEL CALIXTO DEL CORRO (1775-1851)
Diputado por Córdoba. Sacerdote, Doctor en teología. El 25 de Mayo de 1811 pronunció el primer sermón patriótico en la Catedral de Córdoba. El 13 de abril de 1816 con motivo de la unión entre los federales de Santa Fe y Artigas, el Congreso resolvió enviarlo como mediador con el gobierno de Santa Fe y la Liga Federal, razón por la cual no estuvo presente al momento de la firma del Acta de la Independencia.
Jujuy envió a Teodoro Sánchez de
Bustamante.
Mendoza, envió a Juan Agustín Maza y al
joven Tomás Godoy Cruz, hombre de
confianza de San Martín y su vocero en la
asamblea.
PEDRO IGNACIO DE CASTRO BARROS (1777-1849)
Diputado por La Rioja. Sacerdote. Predicó a favor de los ideales de Mayo. En el Congreso de Tucumán desarrolló intensa actividad. Fue rector de la Universidad de Córdoba, fomentó la imprenta, creó escuelas primarias. Hizo construir la Iglesia Matriz de La Rioja.Se desempeñó como sacerdote en Salta y San Juan. En 1832, fue perseguido y debió exiliarse en la Banda Oriental. Luego, pasó a Chile, donde murió.
Quedaron en la memoria especialmente los
representantes de San Juan:
Francisco Narciso Laprida y
Fray Justo de Santa María de Oro, futuro
obispo de San Juan.
FRAY JUSTO SANTA MARIA DE ORO (1772-1836)
Diputado por San Juan. Sacerdote. Doctor en Teología y Maestro en Artes. Colaboró en la formación y equipamiento del Ejército de los Andes. Tuvo destacada actuación en el Congreso de Tucumán. Fue elegido Provincial de la Orden de Santo Domingo, vicario apostólico de Cuyo y luego obispo. Se preocupó por la instrucción del clero y de la mujer. En la sesión del Congreso del 15 de julio, se pronunció contra la forma de gobierno monárquica, amenazando retirarse del Congreso si se adoptaba esa forma de gobierno sin consultar previamente a los pueblos.
Santiago del Estero estuvo representada por
dos sacerdotes:
Pedro León Gallo y
Pedro Francisco de Uriarte.
PEDRO LEON GALLO (1779-1852)
Diputado por Santiago del Estero. Sacerdote. Maestro en Artes. En 1821, durante la guerra civil entre las provincias de Salta, Santiago del Estero y Tucumán fue nombrado mediador obteniendo su cesación por el tratado de Vinará. Desempeñó un ministerio bajo el gobierno de Ibarra. Fue diputado provincial y vicario foráneo de Santiago.
PEDRO FRANCISCO URIARTE (1758-1839)
Diputado por Santiago del Estero. Sacerdote. Doctor en cánones. En 1811, fue designado diputado de la Junta de Gobierno. Se interesó por la instrucción pública y la difusión de bibliotecas populares. Representó a su provincia en el Congreso de Tucumán y en 1819, como constituyente en el Congreso Nacional.
PEDRO MIGUEL ARAOZ (1759-1832)
Diputado por Tucumán.
Sacerdote. Doctor en Teología.
Durante el año 1812, junto a sus hermanos
Bernabé y Diego, trabajó para reunir armas y
ganado para Belgrano en el ejército del norte.
Fue catedrático en el Colegio de San Carlos
y fundador del primer periódico de su
provincia: El tucumano imparcial.
JOSE IGNACIO DE THAMES (1762-1832)
Diputado por Tucumán.
Clérigo. Doctor en Teología.
Fue canónigo de la catedral de Salta y
diputado de la Legislatura tucumana
durante el gobierno de Aráoz.
El 13 de abril de 1816 se lo nombró
miembro de la comisión que redactó la
comunicación que el diputado Corro llevaría
a Artigas, solicitándole que se incorpore al
Congreso de Tucumán.
Por Charcas participó el presbítero Felipe
Antonio de Iriarte, que no firmó el acta de
la independencia por haberse incorporado
al Congreso sólo el 6 de septiembre de
1816.
Participaron también, Mariano Sánchez
de Loria, abogado entonces y sacerdote
después,
MARIANO SANCHEZ DE LORIA (1774 – 1842)
Diputado por Charcas. Doctor en Jurisprudencia y Cánones por la Universidad de Chuquisaca. Intervino activamente en las discusiones del Congreso y presentó gran cantidad de propuestas. Se trasladó junto con la Asamblea a Buenos Aires y continuó desempeñando su mandato. Cuando falleció su esposa, volvió a su tierra y allí ingresó al sacerdocio, alcanzando el canonicato de la Catedral de Charcas.
JOSE ANDRES PACHECO DE MELO (1779-1833)
Diputado por Chichas (Potosí).
Clérigo.
Fue condiscípulo y amigo de Güemes, y colaboró
con éste en la formación de ejércitos regulares y
partidas de gauchos.
En 1820, fue enviado a Córdoba en misión
diplomática.
Posteriormente, se desempeñó como ministro de
gobierno de Mendoza.
Como dejamos demostrado, importante fue la presencia sacerdotal, ya que fueron:
13 los sacerdotes17 los abogados1 militar1 médico1 sin profesión
Siendo el total de concurrentes:
33 congresales.
“al romper el alba, una salva de veinticinco cañonazos
anuncia su instalación próxima.
A las nueve de la mañana se reunieron los señores
diputados en la casa congresal, y de allí se dirigieron en
cuerpo al templo de San Francisco, donde asistieron a la
misa del Espíritu Santo, que se cantó para implorar sus
divinas luces y auxilios, protestando con esto el deseo del
acierto en sus deliberaciones”.
“¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la patria conservar y
defender la religión católica, apostólica y romana?
¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la patria defender el
territorio de las Provincias Unidas, promoviendo todos los medios
importantes a conservar su integridad contra toda invocación
enemiga?
¿Juráis a Dios Nuestro Señor y prometéis a la patria desempeñar fiel y
legalmente los demás deberes anejos al cargo de diputado al soberano
Congreso para que habéis sido nombrado?
Si así lo hiciereis, Dios os ayude, y si no, os lo demande”
“Se reunió la corporación en la sala del Congreso y se
dirigió por segunda vez a la iglesia de San Francisco,
precedido del gobernador – intendente y municipalidad,
del clero secular y regular y de la nobleza principal del
pueblo, por medio de la división militar que se extendió
en dos alas desde la casa congresal hasta el templo, y de
las milicias de la campaña”
“Se cantó la misa de acción de gracia al Dios de la patria,
soberano autor de tanto bien, y se dijo una oración
sagrada por el ciudadano doctor Manuel Antonio
Acevedo, representante de la ciudad de Catamarca, y se
concluyó esta solemne función con el cántico Tedeum
Laudamus”
“Desengañase los ilusos, que no el Congreso, sino
la mano visible del todo Poderoso será única y
exclusivamente capaz de remediar nuestros males”
(D. José Darragueira a D. Tomás Guido, Tucumán, 10-VI-1816).
¨Si querían que las provincias de la Unión fuesen una
nación libre e independiente de los reyes de España y su
metrópolis¨
Al acabar de pronunciarla, puestos de pie los señores
diputados en sala plena, aclamaron la independencia de la
Provincias Unidas de América del Sud, de la dominación
de los reyes de España y su metrópoli, resonando en la
barra la voz de un aplauso universal, con repetidas vivas y
felicitaciones al soberano Congreso.
“por Dios Nuestro Señor y esta señal de la cruz,
promover y defender la libertad de las Provincias Unidas
en Sud América y su independencia del rey de España
Fernando VII, sus sucesores y metrópoli, y toda otra
dominación extranjera”, y ”el sostén de estos derechos
hasta con la vida, haberes y fama”.
“Será peculiar distintivo de las Provincias Unidas la bandera
celeste y blanca de que se ha usado hasta el presente y se
usará en los ejércitos, buques y fortalezas”.
“por patrona de la independencia de América a la virgen
americana Santa Rosa de Lima, ocurriendo el Sumo
Pontífice oportunamente por la aprobación”.
“feriado”, es decir, “día de feria, día de trabajo”, con la
única demostración pública de las “tres salvas de
costumbre por la fortaleza, baterías y escuadra nacional,
con iluminación en la víspera y en el día”.
“En lo sucesivo, el día 9 de julio será reputado como festivo de
ambos preceptos, del mismo modo que el 25 de mayo; y se
celebrará en aquel, misa solemne con Tedeum en acción
de Gracia al Ser Supremo por los favores que nos ha
dispensado”
El Congreso de Tucumán “se halla definido por esos dos
rasgos fundamentales. Era patriota y era religioso, en el
sentido más riguroso de la palabra; es decir, católico,
como ninguna otra asamblea argentina”.
Los hombres del congreso: “se emanciparon de su rey,
tomando todas las precauciones para no emanciparse de
su Dios y de su culto… Querían conciliar la vieja religión
con la nueva patria”
Nicolás Avellaneda sobre el Congreso de Tucumán
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