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7/26/2019 Gentrificacin o urbanismo.pdf
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Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal
Sistema de Informacin Cientfica
GEORGE YDICEModelos de desarrollo cultural urbano: gentrificacin o urbanismo social?
Alteridades, vol. 18, nm. 36, julio-diciembre, 2008, pp. 47-61,
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
Mxico
Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista
Alteridades,
ISSN (Versin impresa): 0188-7017
alte@xanum.uam.mx
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa
Mxico
www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
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ALTERIDADE18 (36): Pgs
Modelos de desarrollo cultural urbano:gentrificacino urbanismo social?*
GEORGE YDICE**
AbstractMODELSOFURBANCULTURALDEVELOPMENT: GENTRIFICATIONORSOCIALURBANISM? In this essay we consider some cases ofthe model called Creative Cities, which were enthusi-astically implemented in cities of the developed world.It also examines some programs like Cultura Ciudadana(Citizens Culture) of Bogota, and Urbanismo Social (SocialUrbanism) of Medellin. The article concludes with some
recommendations to achieve a culturally sustainabledevelopment.Key words:
ResumenEste ensayo revisa ciertos casos del modelo de ci
creativas aplicado con entusiasmo en el mundo d
llado; luego examina los programas Cultura Ciud
de Bogot y Urbanismo Social de Medelln, para te
con algunas recomendaciones para un desarroll
ralmente sustentable.Palabras clave:
Ciudades creativas
* Artculo recibido el 11/04/07 y aceptado el 13/06/07.** Universidad de Miami.1 SoHo significa south of Houston, es decir, al sur de la calle Houston. Es el primer barrio al cual los corredores inmo
le pusieron acrnimo en los aos setenta. Desde entonces, surgieron NoHo, Tribeca, y hasta SoBro (sur del Bronx), trrios gentrificados luego de su revitalizacin por los artistas.
ranco Bianchini y Michael Parkinson explican que las primeras estrategias de revitalizacin urbatuvieron en cuenta polticas culturales se propusieron en la dcada de los setenta en Estados Unidos
5). Tras la desindustrializacin y los desrdenes urbanos de los aos sesenta y comienzos de los setenta, tica cultural local de las arts agencies, que sirvi en parte para apaciguar manifestaciones y motines, cocon proyectos de desarrollo para los centros deshabitados en muchas ciudades estadounidenses (Ydice
Los planificadores y promotores inmobiliarios(developers) recurrieron a museos y lugares de recreo y enimiento para atraer a las clases medias que haban abandonado los cascos urbanos y para dar valor a nproyectos de vivienda, oficinas y comercio. Irnicamente, el modelo surgi a partir de la experiencia de aque se haban instalado de manera ilegal en las recin desocupadas fbricas del barrio que se llamaray que tuvieron que mudarse cuando las nuevas clases medias las clases creativas que trata Richard (2002) invadieron el barrio en busca del cach dotado por el arte. Diez o 15 aos despus el valor de los ibles se haba multiplicado por un factor de 180 o 18 000 por ciento; un edificio de loftsque en 1968 se ven
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12 000 dlares, en 1980 se vendi de nuevo en 2 160 000
(Zukin, 1982). Esta experiencia coincidi adems conla revitalizacin de otras reas abandonadas: las zonasportuarias de ciudades postindustriales como Boston,Baltimore y Nueva York.
Cabe observar que Nueva York se transform deradicalmente a partir de su bicentenario en 1976 me-diante una estrategia de mercadotecnia que limpiara,por as decirlo, a la bohemia y al bajo mundo neoyor-quinos, a las mean streets(segn el ttulo de la pelculade Martin Scorsese), por las cuales tena fama e in-famia. Si rpidamente vemos 30 aos adelante puedeobservarse que la bohemia cultural, que tanto artis-ta famoso produjo, ha sido expulsada de Manhattan,
remplazada por zonas de mucho lujo, yuppiesy susdescendientes, y reas de entretenimiento familiarcomo la disneyficadacalle 42. Esta higiene urbana noslo ech a la bohemia, sino que desplaz a la jungla
asfaltada de las familias de bajos ingresos, ent
una mayora de puertorriqueos que viva en Manen el sudeste de Harlem (que, dicho sea de pasoperimentado su propio proceso de gentrificaciltima dcada). El proyecto ms reciente es el cocultural de Brooklyn, que tambin est desplazlos grupos que aportan el multi al culturaliscuyo nombre se legitiman estas obras.
A pesar del impacto meditico e ideolgico dticulturalismo en Estados Unidos hay ms secin hoy en da que en los aos sesenta, sobre tla medida en que las clases medias vuelven a ltros urbanos y los pobres deben mudarse a las peen Nueva York, Boston, Filadelfia, Chicago, Bal
Atlanta y otras ciudades. El multiculturalismcomo se proyecta en la televisin y el cine, podra pensar que existe mayor relacin entre los digrupos culturales, pero ms bien hay una desco
Distrito Cultural de la Brooklyn Academy of Music Theater for a New Audience
Atlantic Yards
El developer Ratnerconstruir 17 rascacielos eneste corredor cultural queincluye teatros, estudios dedanza, galeras, tiendas y unestadio de beisbol
2 500 m2, teatro de 300 plazas,espacio de ensayo con 50 plazas,oficinas, una pantalla de cine externa,
sobre la fachada que da al Este Diseado por Hugh Hardy y FrankGehry
TFANA administra el programa deteatro ms grande en el sistemaescolar pblico de Nueva York,especializndose en obras deShakespeare
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entre la manera en que la ciudad es imaginada mediante
la cultura (medios, artes, etctera) y la forma en que esvivida realmente, disyuncin que los estudios urbanosestadounidenses no han registrado. Predominan tantolos anlisis para la revitalizacin, que prometen mejorarla vida urbana pero invisibilizan a los pobres, como lascrticas basadas en economa poltica que adoptan unavisin macro, por lo general ms all de los imagina-rios. No se ha vinculado el imaginario generado por elimpacto fsico e institucional de los servicios avanza-dos, las industrias mediticas y, desde los aos noventa,los nuevos medios, con las imgenes producidas poresas mismas industrias y el modo en que los residentesde la ciudad las interpretan. Esta ceguera contrasta
con las investigaciones llevadas a cabo en el Programade Estudios sobre Cultura Urbana en la UniversidadAutnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa (UAM-I).Pero antes de referirme a ellas aludir al menos breve-mente a los estudios de polticas culturales urbanasen Europa.
En Europa occidental, las polticas culturales ur-banas surgieron a partir de la descentralizacin guber-namental hacia las regiones y los municipios en losaos setenta y ochenta. Bianchini y Parkinson (1993:6-7) explican que la creacin en los setenta de un siste-ma de gobiernos regionales con nuevas capitales re-gionales como Turn, Venecia, Gnova, Bolonia, Floren-
cia y Npoles en Italia, y nuevas capitales de regionesautnomas como Barcelona, Valencia, Santiago, Bilbaoy Sevilla en Espaa requiri la redistribucin de recur-sos nacionales, con un nuevo protagonismo cultural,la creacin o el fortalecimiento de consejos culturalesy la proliferacin de gestores culturales. Con su victoriaelectoral en 1981, los socialistas franceses emprendie-ron un vasto programa de descentralizacin en regio-nes, departamentos y municipios bajo la Direccin deDesarrollo Cultural, presidida por el ministro de Cul-tura Jack Lang. En el Reino Unido, la hegemona de losconservadores fren la descentralizacin, pero a finalesde la dcada de los ochenta se fortalecieron los Regional
Arts Boards, y luego de la victoria laborista en 1997 selogr, en parte con la plataforma de renovacin cultural,Cool Britannia (Britania padrsima), que en efecto hafavorecido al sector cultural, no slo duplicando el pre-supuesto sino adems incentivando la produccin yexportacin de cultura britnica, como ms adelantese explicar.
Si bien el uso de la cultura lleg a predominar paraproyectar una imagen glamurosa de las ciudades, in-cluso transformando a algunas como Frankfurt infa-me por sus efluvios cloacales en importantes centrosde cultura, y as elevar su posicin internacional en lanueva poca de competencia global, tambin es verdad
que los nuevos movimientos sociales y organ
nes de base han encontrado un medio de movilen la gestin cultural. Muy a menudo lo que triu
la retrica de la democracia ms que una transfor
real. El Plan de Revitalizacin para Bilbao, pro
por dirigentes polticos y empresariales locales
cupados por el desgaste de la infraestructura
dustrial en Bilbao y por el terrorismo, tena el pr
de transformar la infraestructura cultural para
a los turistas y sentar las bases de un complejo
mico destinado a los servicios avanzados, a la in
cin y a las industrias culturales. Invirtiendo en u
seo marcado por la grandiosidad estilstica de
Gehry, los dirigentes de la ciudad aportaron el imatraera aquellas actividades que dan vida, pa
plear la expresin de Manuel Castells: se ha ge
una extraordinaria actividad urbana en la que, j
trabajo de innovacin, se desarrolla el tejido so
bares, restaurantes, encuentros en la calle, et
da vida a este lugar. Realzar as la calidad de
permite a la ciudad interesar y retener a los innov
indispensables para la nueva economa creativ
tells, 2000). El conocimiento, la cultura, el a
contribuirn a catapultar a Bilbao a la lista sel
las capitales mundiales, observa el presidente
bao Metrpoli 30, una asociacin pblico-priv
funcionarios gubernamentales, empresarios, edres, directores de organizaciones no gubernamy ejecutivos de los medios de masas, cuyo prop
el desarrollo econmico de la ciudad (Jacobs, 199
Se trata de la creacin de una imagen-marca
ing) de la ciudad. Como referencia internacio
modelo Barcelona ha sido el ms exitoso a
de haber engendrado una serie de conflictos en
la gentrificacin y la prioridad de la puesta en va
suelo por encima del bienestar humano. Como
Carls Guerra (2007), la transformacin urb
Barcelona ha seguido las pautas de un modelo
dista, un modelo caracterizado por su capaci
movilizacin de las energas urbanas, con todaspectos inmateriales, intangibles y etreos s
zados en una representacin que circula globa
como reclamo para el turismo, puntal del sect
ciario. No obstante tiene antecedentes que se rem
al sigloXIX, el protagonismo actual del modelo a
con la construccin de la villa olmpica para rec
la Barceloneta y la zona portuaria adyacent
transformacin del Poble Nou como proyecto del
Universal de las Culturas en 2004, una suerte d
piada cultural, que gener gran oposicin de
que tena poco de cultura y participacin ciuda
mucho de intereses econmicos.
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El Museo de Arte Contemporneo de Barcelona(Macba) en el Raval gentrificado
La construccin del Museo de Arte Contempor-neo de Barcelona (Macba), diseado por el starquitectoRichard Meier, en la estela de la olimpiada a mediadosde la dcada de 1990, era parte del Plan del rea deRehabilitacin Integral (ARI) del barrio degradado delRaval. Adems de derribar numerosos edificios patri-moniales, el edificio del museo un enorme cubo blan-co desentonaba con su ambiente, y, como observanalgunos crticos, simboliza la limpieza social que elARIpromova.
El plan buscaba la rehabilitacin laboral de la po-
blacin excluida como parte de la estrategia de mejorarlas condiciones de vida en el distrito, afrontando prio-ritariamente las bolsas de marginacin y de pobreza(sobre todo de migrantes indocumentados) y la inse-guridad del Raval, pero su verdadero objetivo era susti-tuir a la poblacin marginal por otros de mayor poderadquisitivo y cambiar as la imagen del barrio [] Me-jorar las condiciones de vida en el distrito no significaexpresamente que los residentes vayan a vivir mejor,sino que sern an ms marginados, pero en otras zo-nas en donde no influyan tanto en la imagen para laciudad (Ccola, 2005: 10; vanse tambin Delgado,2007 y Ydice, 2008).
Es precisamente por estrategias como stDavid Harvey (1989) caracteriza las polticas culde revitalizacin urbana como una mscara valesca que encubre la reestructuracin en facapital privado local en alianza con el interna(Bianchini y Parkinson, 1993: 14). En este contcompetitividad constatamos un proceso dobuna parte, el ensanchamiento de la gestin auten lo poltico, econmico y social de los gobiernnicipales y consejos locales, y por otra el surgide nuevas formas de gobernabilidad urbana (
palo, 2004: 5). Y en ambas esferas la gestin ybernabilidad lo que prevalece son las alianzael sector pblico y el privado, las cuales se exta la escala internacional, en redes de ciudades,nera que cada vez ms stas van generando supias polticas externas y comerciales. Las nuevticas culturales van ms all de disciplinar o na los ciudadanos segn el anlisis foucaultianodido a las polticas culturales por Tony Bennettestudiosos angloaustralianos y se convierten eticas econmicas.
El modelo es el de las ciudades creativas, est reproduciendo alrededor del mundo. EnLa
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creativa: Una caja de herramientas para innovadores
urbanos, Charles Landry propone que la creatividadque infunde las artes y la cultura es el recurso ms im-portante de la ciudad, y que ya ha desplazado al carbn,al acero y al oro (Landry, 2000: 7). No se trata de unlibro analtico; es ms bien un evangelio para aplicarideas nuevas y flexibles a la complejidad propia de losproblemas urbanos. Ante ese panorama, Landry abogapor establecer ambientes creativos, redes y conglome-rados (clusters) de innovacin, aptos para enfrentarla.Elclustercreativo ejemplar es, desde luego, Silicon Va-lley, pero Landry seala ms de 30 casos, entre ellosCampeche, en Mxico, donde se introdujo una tarjetainteligente para simplificar los trmites burocrticos
de los que reciben asistencia del Estado (Landry, 2000:24); Belo Horizonte, en Brasil, donde los pepenadoresse organizaron no slo para protegerse ante el desdny a veces los agravios de la polica y los ciudadanos,sino tambin para poner en operacin un programa dereciclaje y as mostrar que aun la basura es un recursovalioso (Landry, 2000: 151); y Porto Alegre, tambin enBrasil, que instituy el presupuesto participativo (Lan-dry, 2000: 194). Estos ejemplos dicen poco acerca dela cultura en el sentido en que estamos acostumbradosa entenderla (artes e industrias culturales), pero en al-gunos otros que analizar se combina este tipo de inge-nio y la cultura en la acepcin ms tradicional.
Un primer caso es el de Miami, esa mancomunidadde 30 condados y ciudades en el sur de Florida que fuetransformada en los ltimos 20 aos por las industriasde la moda, el entretenimiento, las comunicaciones ylos nuevos medios. stos suministran el impulso queha conducido ya a caracterizaciones de Miami comouna ciudad global basada en las numerosas articula-ciones multinacionales que tienen lugar en el rea(Beaverstock et al.,1999 y 2000). Sin duda, la posibi-lidad de hacer esas articulaciones fue facilitada por losexilados cubanos con pericia en negocios, conexioneshemisfricas y su capital cultural, as como por otrosdos precedentes histricos. La industria de la msica,
promovida inicialmente por la empresa de Emilio yGloria Estefan y luego ampliada a partir del arraigo enMiami de las oficinas centrales de las majors, y lasredes televisivas Telemundo, Univisin, Cisneros Tele-vision Group que se vienen instalando all desde losaos ochenta junto con la industria editorial, fotogr-fica y de moda, y el auge de museos y galeras de arte,todo lo cual representa el motor del crecimiento econ-mico de Miami en este periodo.
Si bien el inicio de este proceso tuvo que ver
contingencias de la migracin cubana, ya en venta se dio una alianza de funcionarios pblicpresarios y ciudadanos para valorizar este cluscentivarlo y fomentarlo. A finales de esa dcadauna Coordinacin para la Industria del Entretento dentro de la Divisin de Desarrollo Econmitiene como funciones apoyar a empresas de mtelevisin/cable, cine, moda/revista y nuevos mreclutar y retener a empresas de entretenimientdinar todos los servicios dirigidos al sector y maun observatorio de investigacin e informaciste; facilitar la organizacin de congresos, exposindustriales, premios al sector y la creacin d
gramas televisivos; organizar viajes para periodvisitantes interesados en el medio y publicar unde hoteles para empresarios; resolver problemael sector y la burocracia municipal; y apoyar fuerzos del Consejo para la Produccin IndustMiami Beach.
Comparada con la mayora de las ciudades drica Latina, Miami ofrece estabilidad econmubicacin ms conveniente en todo el hemisferquienes viajan tricontinentalmente entre Amrtina, Europa y Estados Unidos; el ms bajo covida de las mayores concentraciones de latinos esnidenses (Los ngeles, Nueva York, Miami); exc
comunicaciones y servicios de correo; una masca de compaas productoras y servicios avanzproductor (contadura, publicidad, banca, aboetctera) y tecnolgicos a la produccin (estudioratorios, instalaciones de postproduccin y distribelevado capital intelectual y artstico (composarreglistas; productores; msicos; guionistas; ddores visuales, de interiores y de modas; tradumultilinges; universidades y centros de entrenaespecializado); locaciones atractivas para cine,fotografa; descuentos fiscales y otros incentivbernamentales para la produccin y el comerciocalidad de la vida cultural (restaurantes, bares,
nocturnos, galeras, museos, playas). Ademsmuchas personas que se han reubicado ah, tatmsfera de una ciudad latinoamericana sin lanalidad, la mugre y la disfuncionalidad infraesral y con todas las ventajas de una ciudad del Mundo.3
Pero si Miami siguiera la pauta de Landry nola tensin racial y de clases que la distingue. Emiente tambin la mirada aguda (insight) de R
2 Entrevista con Dennis Leyva en las oficinas de la ciudad de Miami Beach, 14 de marzo de 2000.3 Entrevista con Bruno del Granado, Miami Beach, 13 de marzo de 2000, y con Nstor Casonu, gerente regional de EM
Publishing, Miami Beach, 14 de marzo de 2000.
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Florida, en su estudio El auge de la clase creativa
(2002), cuyo argumento establece que la diversidad esen s un vivero para la creatividad y la innovacin y,por ende, para el desarrollo. En Miami, el reconoci-miento de la diversidad es ms bien retrico y se limitaa ciertos grupos. El nfasis en el uso de la cultura parael crecimiento econmico no resuelve el hecho de quela mayora de negros tenga dificultad para encontrarempleo, que los haitianos sean discriminados, y quealgunos blancos no latinos procuren declarar mediantereferndums al ingls como idioma oficial. Hay, pues,una disyuncin entre la imagen de Miami, sobre todopara clases medias latinas y latinoamericanas, y larealidad que viven ciertos grupos, entre ellos inmigran-
tes indocumentados pobres que se ocupan de limpiaroficinas y casas.
Cultura y comunicacinen la Ciudad de Mxico
Es evidente que la diversidad puede ser un factor defomento al conocimiento y al desarrollo, cuando haylazos de sociabilidad. Pero es justamente la dificultadde establecer estos vnculos en las megalpolis lo quelos investigadores del Programa de Estudios SobreCultura Urbana de la UAM-Ianalizan. No se trata slo
de lo inabarcable de la megalpolis que no deja ver es-tos lazos; ms bien, como indica Nstor Garca Canclinien la introduccin a Cultura y comunicacin en la Ciu-
dad de Mxico, las investigaciones recogidas en ese li-bro constatan y tratan de comprender la sensacin dedesorden incontrolable, la heterogeneidad deslocali-zada, las contradicciones de lo que antes se denominabadesarrollo desigual y combinado, y la segregacin so-cioespacial (1998: 34). No hay una red de seguridad enlas megalpolis latinoamericanas para el mar de pobre-za que Eduardo Nivn tasa de 40 a 50 por ciento desus residentes. Su inseguridad, dice, se traduce en lafragilidad de las relaciones sociales (Nivn, 2003). Las
migraciones, el crecimiento urbano, la informalidad, laexclusin, la disminucin de los espacios pblicos,la criminalidad, la precariedad, los embotellamientos,los sismos, el enmaraado bosque de signos y mensajesque brindan los medios; esta enorme complejidad laabordan los investigadores en redes multidisciplinarias,capaces de discernir las variadas escalas, tempora-lidades y formas de habitar de la megalpolis.
Cultura y comunicacin en la Ciudad de Mxicoseorganiza en cuatro escalas espacio-temporales simult-neas, recorridas por vectores locales, nacionales y tras-nacionales (Garca Canclini, 1998: 20). La primera, laciudad histrico-territorial, en cuyo centro se encuen-
tran patrimonios multitemporales, vendedore
bulantes, turistas, indgenas, espectculos py las reformas fachadistas y las disgregacion
estudia Ana Rosas Mantecn (1998). La segun
ciudad industrial y la metropolizacin, que se t
en la diseminacin de la mancha urbana ha
mrgenes, donde se instalan diversas maneras
chilango, con desigual acceso a bienes cultura
corresponden a distintos modos de imaginar y
la vida urbana y a una reorganizacin de las rela
entre lo pblico y lo privado, inscrita materialm
las viviendas verticales de la poca de la indu
zacin y en la autoconstruccin, que generan
cuencias funestas difciles de tramitar entre la
pblica y la bsqueda ciudadana de soluciones
Canclini, 1998: 28). La tercera ciudad, la com
cional, se caracteriza por la diseminacin de m
masivos y de imgenes que reconectan las par
seminadas en escalas de dimensin variablenacional, trasnacional, y que as aportan a los
conceptuales con que se interpreta la realidad
se vive.
Volver sobre este tema al tratar los casos
got y Medelln, los cuales creo que sintonizan c
aspecto comunicacional que genera mapas y m
imaginarios que el anlisis poltico-econmico, a
de Castells, Hall y Sassen, no logra discernir. Ldios tienen un impacto simblico y material que
paa y condiciona la experiencia megalopolita.
tres ciudades los investigadores superponen una
que interacta con ellas: la ciudad de la hibri
multicultural y la democratizacin. La multip
de escalas, desplazamientos, migraciones, inv
nes de lo pblico y lo privado, etctera, prod
desorden, escribe Garca Canclini, siempre
to de explotar (1998: 33). Seala que si bien e
litamiento de estructuras es liberador en los
desarrollados en esto consisten los ejemplos d
centralizacin y revitalizacin regional y mun
que rese antes donde adems la descentralha tenido efectos democratizadores (yo argume
que no del todo), en las megalpolis latinoamer
conduce a la ingobernabilidad, y el enmuralla
del que escribe Teresa Caldeira en su libro sob
Paulo. Su evaluacin de los centenares de man
ciones y actos en la calle es revelador de la frus
que sienten los manifestantes al no entrar en lo
canismos reales, institucionalizados, de repre
cin, ni en los medios de la simblica masiva (
Canclini, 1998: 36).
Cultura y comunicacin en la Ciudad de Mxic
un libro en el cual abunden recomendaciones
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diseo de polticas pblicas. Ms bien es el registro de
un laboratorio en el que se sopesa la complejidad delencuentro de ciudad, ciudadanos y comunicacin. En
otros textos y estudios se hacen recomendaciones
para establecer polticas pblicas. Por ejemplo, en Con-
sumidores y ciudadanos: conflictos multiculturales de
la globalizacin, Garca Canclini (1995) opta por una
visin continental, una suerte de confederacin de Es-
tados latinoamericanos, al parecer una extensin de
iniciativas como el Mercado Comn del Sur (Mercosur),
que ofrece una alternativa a la influencia de las indus-
trias culturales trasnacionales y estadounidenses. El
autor recomienda polticas para generar un espacio
meditico latinoamericano; crear mercados comunesde libros, revistas, cine, televisin y video en la regin;
estipular cuotas de 50 por ciento para la produccin y
distribucin latinoamericanas en cinematgrafos, clu-
bes de video, emisoras de radio, programacin televisiva,
etctera; instaurar una fundacin para la produccin
y distribucin de los medios masivos de comunica-
cin en Amrica Latina; regular el capital extranjero y
establecer polticas para fortalecer las economas lati-
noamericanas; as como fomentar el desarrollo de la
ciudadana concediendo ms atencin a una poltica
de reconocimiento acorde con una multiculturalidad
democrtica (Garca Canclini, 1995). En otros trabajos
propone, por una parte, legislacin y polticas culturalesy, por otra, polticas econmicas y desarrollo susten-
table para las industrias culturales, pues la produccin
y distribucin a partir de contextos latinoamericanos
que, dicho sea de paso, siempre son desde ciudades
y no simplemente nacionales asegura la diversidad y
contribuye a la promocin de una interculturalidad
creativa y solidaria (Garca Canclini, 2004).
Bogot y Medelln:cultura ciudadana y urbanismo social
Hay mucho ms que podra decirse de los apo
Garca Canclini y de los investigadores del Pro
de Estudios sobre Cultural Urbana, pero hay ot
sos que ofrecen perspectivas muy diferentes. En
lugar, la transformacin de Bogot y Medelln
dades caracterizadas por el conflicto de clase
ms altos ndices de homicidio en ciudades re
mente pacficas, con programas para mejorar la s
lidad. En ninguno de estos casos podra decirse
cambio se logr a partir del liderazgo cultural, p
iniciativas culturales se integraron a las estratecambio e hicieron aportes significativos. El caso
got inicia en el primer gobierno de Antanas M
1995-1997, con el Programa de Cultura Ciud
Ante la anomia y el desorden social, Mockus d
poner en prctica una ingeniera bastante senci
revertir la informalidad, el deterioro de lo pb
falta de respeto a la propiedad, el clientelismo,
deficiencias sociales y morales que impedan a
los lazos de sociabilidad. Este ejemplo sera di
ocupar todo un captulo del libro de Landry,
partir de una idea, a la cual Mockus da unos gir
formticos, se logra el objetivo. Cabe enfatizar qu
se ver, este programa tambin dependi en grdida de la comunicacin.
Para establecer la cohesin social de que tant
ca la capital, Mockus promovi la sociabilida
respeto de unos a otros mediante la armoniza
ley, moral y cultura.
En el cuadro exhibido, tomado de una presen
de Mockus (2007), se ve claramente la estrate
Sistemas regulatorios
REGULACINLEGAL
Admiracinpor la ley
u obligacin moralde obedecer la ley
Temor a lasancin legal
AUTORREGULACIN
Placer de laconciencia
u obligacin moralde atender criteriosmorales personales
Temor a la culpa
MUTUAREGULACIN
Reconocimientosocial
ConfianzaReputacin
Temor al rechazosocial
RETO:ARMONIZAR
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armonizacin por va afirmativa de los tres registros.
En contraste con la poltica de cero tolerancia asociadacon Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, Mockus
ha argumentado que el temor a la sancin por infrac-
cin (de la ley, de la moral o de las costumbres socio-
culturales) es poco conducente al bienestar social y es
ms caracterstico de sociedades autoritarias. Para
que no haya desencuentros ciudadanos, es decir, una
cultura ciudadana dbil que se comprueba al aceptar
comportamientos ilegales (Lpez Borbn, 2003: 59), el
ciudadano debe internalizar la ley, esto es, ser un su-
jeto moral. Y la mejor manera de inculcar esa moral es
mediante la cultura, ese conjunto de costumbres, ac-
ciones y reglas mnimas compartidas que generan sen-tido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y
conducen al respeto del patrimonio comn y al recono-
cimiento de los derechos y deberes ciudadanos.4A
partir de esa internalizacin cultural, el bienestar so-
cial se distinguira por el reconocimiento social (en la
dimensin sociocultural), el placer de la conciencia (en
la dimensin moral) y la admiracin por la ley (en la di-
mensin legal).
Para lograr esta meta, el Programa impuls la
coordinacin de acciones pblicas y privadas para
generar sentido de pertenencia y apropiacin de la ciu-
dad. Estas acciones consistieron en una serie de jue-
gos ciudadanos que constituiran un espacio pblicomediante la repeticin de unas reglas que iran armo-
nizando las normas ciudadanas. Por ejemplo, como
explica Liliana Lpez Borbn, un grupo de mimos
contratados por el Programa de Cultura Ciudadana
desarroll una intervencin artstica en algunos sem-
foros y cruces de calles ubicadas en el centro de la
ciudad. El propsito fue generar la autorregulacin de
un comportamiento de trnsito: el respeto al cruce pea-
tonal (las cebras) (2003: 79). El resultado fue 76.5 por
ciento de autorregulacin entre conductores y 72
por ciento entre peatones (Lpez Borbn, 2003: 80).5
Algo parecido se logr con el uso de la mano de apro-
bacin/desaprobacin (vase la siguiente columna),dibujada en tarjetas, que los ciudadanos se mostraban
cuando algo se haca bien o mal (Mockus, 2007). De
acuerdo con Lpez Borbn, plasmar este gesto para
propiciar y mejorar las condiciones de interaccin y re-
gulacin fue un acierto, pues los ademanes y gestos
se internalizaron como cdigo cultural.
Mockus y su equipo inventaron y pusieron e
racin muchas otras iniciativas, como la noch
mujeres, una vez al mes, que prohiba la sal
hombres a menos de que estuvieran acompa
de una mujer, o la organizacin de conciertos d
rap, salsa y recitales de poesa, etctera, con el o
de borrar la frontera entre moral y cultura. Tod
requiri no slo de visibilidad presencial sinoaparicin en los medios de comunicacin. De
casi todas las acciones del gobierno de Bogot
vertan en noticias; una cualidad imprescindi
que las polticas culturales casi nunca aparecen
peridicos y noticieros. Para que sea exitoso, cu
programa gubernamental necesita ser conocid
batido por el pblico.
Adems de lograr una considerable adhesin
grama de Mockus, los ndices de delincuencia y
cidios bajaron dramticamente, de ms de 80 h
dios por cada 100 000 residentes en 1993 a 18 e
(Mockus, 2007). Esta ltima fecha es important
seala que las mejoras alcanzadas en la adminisde Mockus continuaron en las de los siguientes a
(vase p. 55).
Si Mockus se preocup por la cultura ciuda
su sucesor Enrique Pealosa (1998-2000) aum
comunicacin ciudadana mediante un megapro
de mejora de la infraestructura, incluso en los b
4 sta es la definicin del Plan Formar Ciudad, citada por Lpez Borbn (2003: 61).5 Cabe apuntar que el alcalde Giuliani intent imponer multas a los peatones que no cruzaran la calle por el camino s
por las cebras. Si acaso hubiera recurrido al juego habra tenido mayor receptividad; pero el resultado fue lo contrneoyorquinos rehusaron seguir las instrucciones, casi como una demostracin de orgullo citadino. El neoyorquino de no ser disciplinado como peatn.
Corresponsabilidad (regulacin cultural
Tarjetas ciudadanas (350 000 distribuidas entrconductores de vehculos)
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Proteccin a la vidaTasa de homicidios por 100 000 habitantes
Colombia (S/B) Bogot
ms pobres de la ciudad: construy 52 nuevas escue-
las, reform otras 150 y aadi 1 400 computadoras
al sistema de educacin pblica; edific tres mega-
bibliotecas, equivalentes en calidad y equipamiento alas que podran encontrarse en las ciudades ms ricasdel mundo desarrollado, una de ellas en Ciudad Bo-lvar, uno de los barrios ms pobres de Bogot; cre elTransmilenio, sistema de transporte pblico rpido,que ayud a disminuir el nmero de carros y agiliz eltrnsito; expuls a los automviles de las aceras, recu-perndolas, aumentando su nmero y mejorando sucalidad; erigi o restaur 1 200 parques y sembr msde 100 000 rboles a lo ancho y largo de la ciudad; einstaur el sistema de ciclovas ms grande de todaslas ciudades en vas de desarrollo. Este nfasis en la in-fraestructura tena el propsito, segn l, de facilitarla comunicacin entre ciudadanos, sobre todo en es-pacios pblicos de alta calidad, donde podran encon-trarse ricos y pobres. No estaba en mi poder aumentarlos ingresos de los pobres, pero poda ofrecerles espaciospblicos de alta calidad, lo cual era otra manera de re-distribuir la riqueza.6
Luego de otro mandato de Mockus (2001-2003), enel que continu las iniciativas de su primer periodo yreforz las de su predecesor, Luis Eduardo Garzn(2004-2007) tambin prosigui los proyectos antes
mencionados y, como candidato de izquierda,un giro hacia la inclusin social. Sus programgot sin Indiferencia y Bogot sin Hambre reduj
pobreza y pusieron en la mira de sus polticas ay viejos, desocupados, discapacitados, gays e intes. En su mandato se fortaleci asimismo alcultural, orientndolo hacia los grupos de menogresos y de mayor vulnerabilidad, lo cual tambibien con su nfasis en promover la diversidad cuNo slo aument los fondos para las artes, sinampli la concepcin de la prctica artstica pcluir a muchos creadores que no caban en la deftradicional del arte. El fomento cultural se dirdesarrollo humano.
En Medelln, el alcalde Sergio Fajardo (2004puso en marcha una combinacin de polticas
jantes a las de los tres alcaldes bogotanos, ocupde infraestructura (la Empresa de Desarrollono, EDU, impuls el metrocable, sistema de tranmasivo que comunica los barrios marginalescentro; la construccin y ampliacin de andenesficacin y rehabilitacin de centenares de escuinstauracin en zonas perifricas de cinco parqbliotecas, de diseo y tamao de gran revuelolas construidas por Pealosa; etctera), de inclparticipacin (aunando un presupuesto partic
6 Enrique Pealosa, comunicacin personal, Bogot, 20 de marzo de 2003.
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y veeduras para monitorear la gestin pblica), y de
seguridad y cultura ciudadana (reintegracin de para-militares; aumento de policas; fomento de la armoni-zacin de ley, moral y cultura como en el programa deMockus). Igual que en Bogot, se redujeron los homi-cidios, en este caso de un mximo de 381 en 1991 a 26en 2007 (Alcalda de Medelln, 2007). Adems, se res-taur la confianza en el gobierno municipal y se vincu-l el desarrollo cultural al compromiso social.
Desde luego, la gestin de estos alcaldes ha teni-do fuertes crticas, tanto de derecha como de izquier-da. Se ha cuestionado el nfasis en la megainversinen infraestructura, con ganancias para los interesesinmobiliarios; as como los gustos arquitectnicos de
Fajardo y su equipo y el que haya puesto tanto intersen la arquitectura. Tambin se objeta que los gobiernosmunicipales no hayan puesto fin al conflicto entre pa-ramilitares y grupos comunitarios, o que la construc-cin sea una fuente de lavado de narcodlares (Hylton,2007). Fajardo ha declarado su compromiso en estosasuntos, pero tambin hay que reconocer que trascien-den el nivel municipal y son parte del conflicto nacional.Respecto al alineamiento de ley, moral y cultura, yomismo tengo reparos, no porque me parezca problem-tico que la cultura ciudadana sea criadero de cohesin,solidaridad y respeto por el otro, sino porque no se en-
fatiza con igual energa la cultura como labor
abierto de posibilidades, de manera que esa apvaya corrigiendo tal armonizacin que puede tosujecin inflexible y autoritaria en una ciudadcultural. Desde luego, la creatividad que han molos alcaldes y sus equipos en la resolucin de aproblemas tiene mucho que ver con esa experimen
El fomento de la creatividad para solucionar mas sociales por ejemplo, Bogot sin IndiferenGarzn, o Urbanismo Social, de Fajardo es lo ferencia la gestin econmica, poltica y culturatos alcaldes del modelo de ciudades creativas,convirti en moda en muchas ciudades del munsarrollado. En lugar de promover una mejora
condiciones urbanas mediante la expulsin de ses menos pudientes y su remplazo por la clastiva (ingenieros de software, diseadores, crede programas en los viejos y nuevos medios, etvase Florida, 2002), que conduce a una mayorgacin, la gestin en Bogot y Medelln ha bumejores condiciones urbanas para todos, ademfomentar el contacto y la comunicacin entre
El modelo de las industrias creativas tiene gen en el maridaje de concepciones tradicionlas artes y las industrias culturales (radio, pcine, televisin, msica) con los nuevos medios d
Sectores y subsectores de la economa creativa*
EDUC
ACIN
FORM
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VIDA
COMUNITARIA
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TOR
PRODUCTIV
ODE
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(TECNOLO
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SECTOR
TURISM
O
(CULTUR
Bellas artesy patrimonio material
teatro nacionalbandas, filarmnica y pera
artes visualesfotografaradio
industria musicalliteraturaeditorialesrevistasprensa
modatextilesdiseoarquitecturapublicidadsoftwareservicios entelecomunicaciones
Internetvideojuegos
Industriascreativas
Industriasculturales
TVTV a cablecine/video
Industrias deentretenimiento
parques temticosbares
restaurantes
Patrimonio intangible,cuerpo y cultura popular
fiestas localesferias
cultura tradicionalartesana
deportesconciertos masivosshows
Cuerpo yperformance
meditica
Espacio pblicoarte callejerointervenciones pblicareflexin y debate pb
Espacio pbliUrbanismoRevitalizacin de centhistricos
* Por George Ydice y Sylvie Duran, para Incorpore
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que aumentaron cada vez ms el empleo en diseo,
publicidad, moda, comunicacin, etctera. Y estas in-dustrias creativas a su vez fueron posibilitadas por lainnovacin en lahigh tech, nuevas tecnologas digitales,telecomunicacionales y biotecnolgicas en ciudades yregiones como Silicon Valley al sur de San Francisco,Seattle, Austin y Boston. Lo que permite agrupar a to-das estas industrias (culturales, novomediticas y high
tech) son los encadenamientos entre ellas y la posibi-lidad que ofrecen a los trabajadores creativos de circu-lar entre unas y otras. Pululan los estudios que mues-tran que industrias creativas pertenecen a un sectorque contribuye cada vez ms al producto interno brutoestimado en 7.3 por ciento en el Reino Unido (Jowell,
2007) y entre 6 y 11 por ciento en Estados Unidos, esel sector de crecimiento ms rpido, 8.7 por ciento en-tre 2000 y 2005 (UNCTAD, 2008). No obstante, hay enor-me variacin de lo que se mide: por una parte, algunoscalculan aquello que las industrias culturales comer-ciales (prensa, msica, audiovisual, etctera) aportana la economa; otros, lo que las artes e industrias cul-turales no comerciales contribuyen (Americans for theArts, 2007); unos ms, aquello que proporcionan las
industrias protegidas por derechos de propieda
lectual (Shapiro y Hassett, 2005; Siwek, 2005)mente, otros incluyen a un supersector compuelas artes, las industrias culturales, las industriativas, el turismo cultural y el patrimonio matermaterial. En el diagrama de la pgina anterior seva esta superposicin de subsectores.
El diagrama, adems de presentar los subsms relacionados con la comercializacin (indculturales, creativas, de entretenimiento), muesuperposicin, entre s y con las comerciales, dvidades y expresiones cotidianas con valor culotras de crtica (como el teatro callejero). La gcultural urbana debe tener en cuenta la ecolog
gral no slo del sector cultural sino de ste con stexto social, que incluye educacin, tecnologa, tuy otros sectores asociados con la vida cotidianaseguridad, etctera). La gestin cultural urbanadida podra representarse como se hace a continu
De regreso a la medicin del alcance econmla cultura, es evidente que los mtodos son muybles y que cada vez ms este complejo de inducreativas es fuente mundial de riqueza. Lo impo
Ciudades sustentables
Reduccin depobreza
Promocin dediversidad cultural
e inclusin
Promocin dedesarrollo cultural
Agua limpia ysalubridad
Sostenibilidaddel medioambiente
Reduccin devulnerabilidad
Expansin deoportunidades
de empleo
Promocin deoportunidadeseducacionalesReduccin de
mortalidadinfantil ymaterna
Expansin deacceso a
infraestructurabsica
Promocin deoportunidades
econmicas
Promocin deequidad de
gnero
Tratamiento deVIH/sida
Expansin deacceso a crdito
Asegurartenencia
Ciudadesculturalmente
creativas aportansoluciones
localesa problemas
globales
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es que el nivel de escolaridad es un factor determinan-
te de la capacidad del desarrollo de estas industrias(UNCTAD, 2008: 26), sobre todo de las que dependen dela creacin de propiedad intelectual (principalmentecopyright, para las industrias creativas, pero tambinmarcas registradas y denominaciones de origen; laspatentes y los secretos industriales son menos im-portantes en este sector). Esta observacin es crucial,adems de indiscutible, y no slo para la generacinde propiedad intelectual, sino tambin para los siste-mas de gestin necesarios al emplear tilmente la ac-tividad en otros subsectores como artesanas, artesescnicas, festivales y aprovechamiento del patrimoniotangible e intangible, en especial en el turismo cultural.
Tanto Bogot como Medelln han aumentado su ni-vel de escolaridad dentro de los parmetros de susprogramas de desarrollo. Reducir los conflictos y laviolencia tambin es crucial para la prosperidad de es-tas industrias. Y en ambas ciudades se tiene el plus deque las industrias creativas se estn desarrollando enun contexto que no genera segregacin, como sueleocurrir en las ciudades del mundo desarrollado. Al con-trario, las obras pblicas tienen como objetivo reunirgente y servir a los ms necesitados. Propiciar segre-gacin es una de las ms importantes crticas al mo-delo de ciudad creativa de Richard Florida, pues, comoen los casos de Nueva York y Barcelona mencionados
con anterioridad, el establecimiento de zonas creativas(v. gr., Silicon Alley en Nueva York; vase Ross, 2003)y zonas gentrificadas (la Barceloneta, la Villa Olmpica,Poble Nou y cada vez ms el Raval) produce polaridadsocial. Adase el fortalecimiento de las medidas deseguridad y de limpieza social para proteger a laclase creativa y a los turistas culturales. Las ciudadesde Amrica Latina ya llevan dcadas de polarizacin ylo que necesitan son programas integrales de rehabili-tacin urbana con inversin en capital humano. Deesa manera se aprovechar mejor la creatividad cultu-ral que tanto abunda.
Dada la importancia de la comercializacin de las
industrias creativas, y de forma creciente del comerciode servicios culturales, ningn pas puede correr elriesgo de quedarse atrs, pues cada vez ms las ga-nancias provienen de este sector. Teniendo en cuentala necesidad de un vnculo social, tanto en Bogot comoen Medelln se llevan a cabo experiencias interesan-tes en relacin con las industrias creativas. Bogot esla primera ciudad de Amrica Latina que adopt el ma-peamiento de industrias culturales del modelo aplicadoen el Reino Unido y presentado por el British Coun-cil en Colombia, con los respectivos ajustes al contextocolombiano (Departamento de Diseo de la Facul-tad de Arquitectura y Diseo y Centro de Estudios de
Desarrollo Econmico de la Universidad de los
y British Council, 2002).En los documentos del British Council, las
trias creativas fueron definidas como aquelldustrias que tienen su origen en la creatividad,bilidades y el talento y que buscan el bienestcreacin de trabajos a travs de la generacin yplotacin de la propiedad intelectual (DCMS, 201998, el gobierno britnico realiz un estudio gumostraba la contribucin directa de estas induen la economa del pas. Este documento fue actdo en 2001, poca en que se observ un constancimiento y desarrollo de la economa gracias alde este sector. Desde entonces se le da seguimi
sector con el fin de estimular la creacin de puetrabajo relacionados con las industrias creatiregeneracin urbana y rural y el combate a la exsocial. Asimismo, esta unidad se interesa por lacin con base en la creatividad.
El objetivo del Mapeo de las industrias creatBogotfue definir y medir el sector para contribal diseo de polticas pblicas, y fueron incluiquitectura, arte, artes escnicas, artesanas, video, diseo de interfaz, diseo de moda, grfdustrial y textil, fotografa, libros, folletos, pery revistas, msica, patrimonio, publicidad, televradio. Dado que no todos estos subsectores f
parte del encargo del Ministerio de Cultura, estatigacin, junto con Economa y cultura,del CoAndrs Bello cuyas recomendaciones se incorp
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al Plan Nacional de Cultura 2001-2010, fue un apor-
te importante para crear una cuenta satlite de culturaen Colombia con el fin de generar estadsticas confia-bles y comparables, conducentes al anlisis y evaluacineconmica de las actividades culturales, y el diseo depolticas pblicas y privadas.7
Existen otras iniciativas colombianas, como la In-cubadora de Empresas Culturales e Industrias Crea-tivas, PRANA, creada en 2003 por Inversiones Gaeta,Digare Design y British Council, y que se ha afianzadogracias a acuerdos, alianzas y proyectos con la Fun-dacin Interarts (Espaa), la Creative Industries De-velopment Agency CIDA (Reino Unido), el Fondo Cul-tural Suizo, y, en el nivel nacional, con instituciones
como el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo;el Instituto Distrital de Cultura y Turismo; as comovarias fundaciones, entidades acadmicas y privadas.PRANAforma parte del Sistema Nacional de Incubacinapoyado por el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena),constituido por 31 incubadoras en Colombia, y tieneel propsito de generar trabajo e impulsar empresassostenibles en el sector cultural y creativo. Ya se hanincubado 24 empresas y hay otras siete preincubadas.
Informalidad y bsquedade modelos locales de desarrollo cultural
A pesar de su carcter empresarial y comercial, lasempresas incubadas tambin reciben asesoramien-to en desarrollo comunitario. Esto es fundamentalpara el proyecto integral de las ciudades. Acaso los dosaspectos menos atendidos en el modelo de las indus-trias creativas, tal como opera en el mundo desarro-llado, son la sostenibilidad laboral y el compromisocon el entorno comunitario. En Amrica Latina, dondeel sector informal es persistente y quiz constituya lamayora de los emprendimientos en cultura, la creacin,apoyo y asesoramiento al trabajo sostenible es crucial.Hay nuevos modelos de produccin, circulacin y dis-
tribucin cultural para la msica y el medio audiovisualque tienen lugar casi exclusivamente en la ilegalidad.Por otra parte, casi la totalidad de la puesta en escenadel patrimonio intangible, sobre todo en el turismocultural, habita en la informalidad, la cual es endmicaen las ciudades latinoamericanas y repercute sobre-manera en los rditos. Los pequeos emprendimientoscaractersticos del sector informal no son estables y senecesitan asesoras y otros programas de apoyo paramejorar su rendimiento. Una de las recomendaciones
que se encuentra en casi todos los documentos c
y en otros estudios de alcance econmico (v. gdras, 2003), es fortalecer el cumplimiento de laque protegen los derechos de propiedad intelpues la reproduccin y venta no autorizada decompactos, DVDy libros tiene altos costos para cadena productiva.
En algunos casos, donde falla la industria ctradicional, se han creado nuevos modelos de nTres ejemplos son el tecnobrega de Belm (V2003), la champeta de Cartagena de Indias (ASoto, 2004) y la cumbia villera (Vila y Semn, El tecnobrega se consigue ante todo en discos cotos o en MP3 con los vendedores ambulantes o
fiestas de aparelhagens(grandes equipos de sdonde se presentan los msicos y tienen su manancia. Segn Vianna, estos msicos
parecen ser pioneros de vanguardia de la msic
tiempos posnapster. Las bandas del tecnobrega re
divulgacin en las radios, en losaparelhagensy m
los vendedores ambulantes para tener xito y ser c
dos para shows. De ah que sus grandes xitos s
tamedia: las msicas elogian aDJ, programas de r
yTV,aparelhagens, clubes de fanticos de losapare
(todava no escuch msica celebrando a los ven
ambulantes y los piratas). Y as todo el mundo en
su debido lugar en una nueva cadena productiva, to
te separada de la economa oficial (Vianna, 2003
Una innovacin es que muchos piratas se havertido en productores de discos compactos de lsicos de tecnobrega, pues, ms que en una tiediscos, es en los puntos de piratera donde losumidores acostumbran comprar msica. Estaformacin se debe, en primer lugar, a que la mde residentes en ciudades latinoamericanas nopagar los 15 o 20 dlares que cuesta un discpacto y, en segundo lugar, a que existe un mgrande para la oferta cultural local, a menudo
sada de los circuitos de distribucin por las gempresas globales o majors. Ilustro este probleuno de miles de ejemplos: en enero de 2008 ental director, Alberto Ziga, y a varios funcionala Asociacin de Compositores y Autores Mu(ACAM) de Costa Rica. Mi objetivo era tener unexacta de la distribucin de la msica en ese palas ganancias. Entre varias obligaciones,ACAMmoel tiempo de emisin radial para hacer pagos aciedades encargadas de distribuir las regala
7 Cuenta satlite de la cultura,Departamento Administrativo Nacional de Estadstica (DANE), disponible en [consultado el 27 de agosto d
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poseedores de derechos autorales. Pregunt al director
qu porcentaje de msica nacional se toca en las ra-dios costarricenses y me contest que ms o menoscinco por ciento. Por tanto, 95 por ciento de las rega-las las pagan a la Asociacin de Compositores, Autoresy Editores de Estados Unidos (ASCAP, por sus siglas eningls); a la Sociedad de Autores y Compositores deMxico (SACM); y a la Sociedad General de Autores yEditores (SGAE) de Espaa. sa es la regla en la msicay en el medio audiovisual: la mayora del lucro se pagaa los grandes conglomerados de Estados Unidos, Eu-ropa, Mxico y Brasil. Y, para asegurar ese fin, los con-glomerados utilizan estrategias como los bestseller, elstar systemy la mercadotecnia que saturan los circuitos
de distribucin, dificultando el xito de las micro, pe-queas y medianas empresas.
Qu tiene que ver esto con las polticas culturalesurbanas y el desarrollo urbano? Como en el ejemplo delaACAM, las acciones de las grandes empresas globalespueden restringir la produccin local, amenazandoas la posibilidad de fomentar la diversidad culturaly adems a unos sectores lucrativos de produccin ycirculacin locales que sobreviven mediante los con-ciertos en vivo, que animan a la ciudad y generan socia-bilidad, pero que podran tener un mercado ms ampliosi lograran acceso a la radio y la televisin. El accesomeditico y las polticas de fomento a dichas industrias
locales son necesarias para que stas tengan mayorpresencia y rentabilidad, cuestin que seala MicaelHerschmann en su reciente estudio del circuito culturalde samba y choro en el barrio de Lapa, en Ro de Janei-ro, punto de congregacin de diversas clases y gruposculturales. La multiplicacin de estos ncleos cultura-les ayudar a su vez a revertir el deterioro de los cascosurbanos y promover la sociabilidad (2007: 207).
Tales son las apuestas de los programas de rehabi-litacin de Bogot y Medelln en aos recientes. Con-trastan con iniciativas tomadas en Ro de Janeiro,Guadalajara y Monterrey, que buscan el efecto Bilbaoo Barcelona. El proyecto de construir un museo
Guggenheim en Ro de Janeiro fracas porque la ma-nera en que se iba a insertar en la ciudad pona enpeligro la ecologa cultural de su entorno. Cabe pregun-tar acerca de la viabilidad del Guggenheim y otros seiso siete edificios diseados por starquitectosen Guada-lajara (Ydice, en prensa). Y ya se vio tambin que elmodelo Barcelona, que pareciera haber adoptado Mon-terrey al auspiciar el Frum Universal de las Culturas,genera segregacin ms que sociabilidad.
Sin duda, hay muchos ms ejemplos de buenasprcticas orientadas al desarrollo cultural urbano sus-tentable. Es importante crear bases de datos de ellas,sobre todo de los casos en que no se ha seguido sim-
plemente un ejemplo exitoso del mundo desarr
sino que se han buscado soluciones innovadocolaboracin con las comunidades locales.
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